Significado Libro Números y La Voz Del Desierto - Jashmal
Significado Libro Números y La Voz Del Desierto - Jashmal
Significado Libro Números y La Voz Del Desierto - Jashmal
comienza con un censo del pueblo de Israel, pero en hebreo es conocido como Bamidbar,
que significa literalmente: “en el desierto”.
Es fascinante notar que la raíz de la palabra hebrea para “desierto”, midbar, es daber, que
significa “hablar”, y uno de los temas recurrentes de este libro es justamente la lucha -los
diálogos y debates- permanente por el liderazgo que tuvo lugar durante los cuarenta años
que los judíos deambularon por el desierto.
Iaakov, Moshé y David eran líderes del pueblo judío que cultivaron su potencial innato de
líderes mientras cuidaban sus rebaños en el silencio meditativo del desierto. También
muchos profetas encontraron el silencio del desierto como un ambiente perfecto para la
experiencia profética.
Una alusión al silencio que precede y lleva al potente discurso de un líder está contenida
en la palabra más misteriosa de la Biblia, jashmal, utilizada por el profeta Iejezkel para
describir su pasmosa visión de la carroza: “Y miré y contemple un viento tormentoso
viniendo del norte, una enorme nube y una llamarada de fuego y un resplandor
había por encima, como jashmal, saliendo de en medio del fuego.”.
Jashmal se traduce a menudo como el “color del electrum” o el “color del ámbar”, pero los
sabios entienden que no era sólo un color sino una energía, y por cierto el hebreo moderno
lo traduce como “electricidad”. Dividiéndola en sílabas produce dos conceptos
contrapuestos: “silencio” (jash) y “palabra” (mal). Esto sugiere que el estado del habla
rectificada viene precedido de una preparación meditativa tranquila en silencio. En un nivel
más profundo, está describiendo un estado simultáneo de “silencio” en el hablar y de
“hablar” en el silencio.
Y he aquí, que Di-s iba pasando y un grande e impetuoso viento rompía los montes
y despedazaba las piedras ante Di-s, pero Di-s no estaba en el viento. Y luego del
viento, un terremoto, pero Di-s no estaba en el terremoto. Y después del terremoto,
un fuego, pero Di-s no estaba en el fuego. Y después del fuego, una voz suave y
silenciosa. Y cuando Eliahu la oyó cubrió su rostro con un manto y salió y se paró
en la entrada de la caverna. Y luego una voz le dijo: “¿Qué estás haciendo aquí,
Eliahu?”
Esta voz “silenciosa” es la manera en que Di-s le habla a cada uno, de acuerdo a la
preparación que tenga para escuchar Su mensaje personal.
Sus historias ilustran una importante faceta del liderazgo, el llamado a la acción. Dios
busca un líder para Su pueblo y lo desafía a liderarlo. En el caso de David, Dios le ordenó
el profeta Shmuel que encuentre un reemplazante para el rey Shaul, quien no había
seguido las órdenes de Dios respecto a la guerra con la nación de Amalek: Y Di-s dijo a
Shmuel: “Cuánto tiempo seguirás llorando por Shaul viendo que lo he rechazado
como soberano sobre Israel. Llena tu cuerno con aceite y ve, te enviaré a Ishai de
Betlejem, porque he provisto para Mí un rey entre sus hijos.”.
En el caso de Moshé, el diálogo frente a la zarza ardiente se considera como el ejemplo
supremo de Dios designando a un individuo que se resiste en principio a asumir un rol
público. “Ahora ve, te estoy enviando al Faraón, y traerás a Mi pueblo, los hijos de
Israel, fuera de Egipto”. Moshé le dijo a Dios: “¿Quién soy yo que debo ir al Faraón?
¿Soy capaz de sacar a los hijos de Israel de Egipto?”.
Esto, justamente, apunta a una paradoja más: el prototipo de líder judío es una persona
introvertida, que por naturaleza reniega, en su timidez, de tomar un rol central en la
escena. Y es precisamente este tipo de personas que no buscan la fama o la gloria a
quienes Dios elige para liderar. Cuando comparamos este modelo de liderazgo con el de la
sociedad moderna nos llenamos de sorpresa.
Hoy en día, se busca estudiar ciencias políticas para liderar, o ingresar a la política como
profesión, perfeccionando aquellas habilidades que permitan competir en el mundo del
dinero y el poder. En el pensamiento judío, el liderazgo es una responsabilidad que uno
debe asumir, pero nunca como un medio para satisfacer una necesidad de dinero y auto
engrandecimiento.
El nombre de nuestra sidrá, así como este libro, significa «en el desierto». La palabra midbar,
«desierto», tiene la raíz dalet-bet-reish, que comparte con el término hebreo que significa
«palabra».
El desierto es un lugar que nos puede permitir elevarnos a las máximas alturas de la misma
manera que nos puede hundir en la desesperación. La palabra «bemidbar» a menudo se
traduce como desierto. Esta traducción no captura el paisaje de la región bíblica en su
totalidad… Cualquiera que haya viajado en el sur de Israel sabe que la región «desértica” es
montañosa y cavernosa, a menudo golpeada por inundaciones repentinas y de color apenas
monocromático. Las imágenes de la naturaleza creadas por nuestros profetas confirman tanto
el peligro como las inquietantes sensaciones de estar en el desierto… Hay algo en la expansión
y simplicidad del entorno que hace que las personas sean contemplativas y conscientes de su
insignificancia. La enormidad del terreno resalta nuestra pequeñez y, a menudo, en lugar del
miedo, surge el sentimiento espiritual más profundo. La sabiduría, también, como una
primavera o una inundación repentina, se eleva donde menos se espera. Pero no es solo esta
crudeza espiritual que es posible en la inmensidad del desierto lo que conduce al
conocimiento. Es el deseo de poner orden en el caos, lo que lleva a la adquisición de la Torá.
Debido a que la humanidad se siente dominada por el paisaje, tratamos de superar esta
impotencia construyendo estructuras de inteligencia humana.
El midrash nos dice: “Y condujo al rebaño al extremo más alejado del desierto (Shemot 3: 1),
en respuesta a la pregunta ¿Por qué se fue al desierto? Rabí Yojanan dijo: Él fue al desierto
porque previó que Israel sería exaltado a través del desierto, como está escrito: “¿Qué es eso
que sube del desierto, cual columna de humo sahumado de mirra y de incienso, de todo polvo
de aromas exóticos?» (Shir Hashirim 3: 6). El ascenso de Egipto fue a través del desierto; la
Torá fue dada en el desierto; el maná y la codorniz se disfrutaron en el desierto; el
Tabernáculo; la Shejiná; el sacerdocio; el pozo que “cavaron los señores; lo cavaron los
príncipes del pueblo”, las nubes de gloria; todo ocurrió en el desierto. Por lo tanto, condujo a
las personas al extremo más alejado del desierto.
Hay muchas caminatas hacia y en el desierto, las de Moshé, de Yitro, de Yrmiahu, de Eliyahu.
Ninguna es similar a la otra. No todas fueron fáciles. Pero, todas son inspiradoras.
Leemos esta parashá en tiempos muy difíciles en los que estamos buscando como
organizarnos asistencial, médica, laboral, familiar, comunitaria y nacionalmente. ¿Cómo hacer
para protegernos, cómo para avanzar? Llevamos semanas luchando con la amenaza de
enfermarnos, con la muerte de seres queridos, el impacto de la implosión económica y la
manera de mantener la educación judía formal e informal, judía. En muchos lugares, el miedo
y las preocupaciones inmediatas impiden elevarse para intentar ver lo que le espera al mundo
y a la gente en pocas semanas más.
¿Existe algo en nuestro núcleo interior que nos convencerá que debemos viajar juntos por este
desierto? ¿Tendremos la capacidad de rescatar lo aprendido en tan poco tiempo en este
espacio yermo del encierro? ¿Recibiremos las Tablas de la Ley, o las escritas por la mano del
Creador se deberán romper, porque en lugar de estar preparados para recibirlas nos
distraeremos nuevamente con la catástrofe del becerro de oro? ¿Cómo sobreviviremos a los
desafíos físicos y espirituales del viaje por el desierto? ¿De dónde sacaremos la motivación
para marchar, sin yerros, hacia lo desconocido?
A través del desierto, todas las tribus se organizaron alrededor del mishcán, para recordar que
la Torá debe estar en el centro. Metafóricamente, necesitaban protegerse contra el atractivo
idólatra de las culturas externas. Un equilibrio de asombro y pragmatismo rodeaba el manejo
del Mishcán que requería un toque humano para ser desmontado, levantado, transportado y
ensamblado. ¿Cómo hubieran sobrevivido a este desierto si no hubieran tenido el Mishcán en
el centro?
Realmente tenemos no solo el derecho a vivir según la Torá y buscar decisiones en el liderazgo
bajo su lente. El Talmud y los pensadores posteriores nos heredaron principios éticos sobre
gestión financiera y de personas. ¿Desarrollaremos una estrategia y filosofía financiera que sea
reconociblemente judía o meramente corporativa y buscaremos a los guías con los cuáles
podremos identificarnos?
En el desierto de nuestro tiempo, hay quienes creen que la prioridad es la utilidad económica
y, como resultado, consideran desechables para «la economía», muchas instituciones y a
aquellas personas como los más viejos que dejaron de ser útiles a la sociedad productiva. Son
quienes comparten la metafísica de ninguna certeza, la pseudo ciencia que pueda sostener la
eternidad fantasmagórica de ahora y de aquí. El darwinismo social, la ley de despoblación
maltusiana y la supervivencia del más apto ahora se han fusionado en una creencia existencial
en la nada.
Ningún aspecto de las luchas de la vida puede ser libre de Torá; cada decisión debe basarse en
la palabra de Dios. Todo el Libro de Bamidbar demuestra que nuestra supervivencia depende
de ello.
Saldremos indemnes de este desierto si sabemos cuál es nuestra meta histórica y nos dirigimos
a ella.
Midbar מִדְ ָּברen hebreo significa desierto (desierto o lugar solitario)(Botterweck, 8: 87 ss.).
Dabar ָּד בַרen hebreo significa hablar (2: 84 ss.) y es una palabra teológicamente preñada – se
utiliza a menudo para expresar el habla divina en el texto bíblico. Se puede ver la palabra
«dabar» en la palabra «midbar», aunque los eruditos nos dicen que no hay ninguna relación
etimológica entre las dos (2: 90). Pero tomándose libertades hermenéuticas -licencias poéticas,
si se quiere- me parece que hay al menos una conexión semiótica, si no teológica. A menudo
es en esos «lugares solitarios» donde Dios elige hablar a la gente.
Podemos ver «midbar» utilizado en Génesis 27: 6 para significar hablar «Y Rebeca habló a su
hijo Jacob, diciendo: He aquí que he oído a tu padre hablar a tu hermano Esaú diciendo»(KJV) «