Informe de Adjetivos, Adverbios, Acentos y Oratoria
Informe de Adjetivos, Adverbios, Acentos y Oratoria
Informe de Adjetivos, Adverbios, Acentos y Oratoria
Y ORATORIA
CLASE: ESPAÑOL
FACHA: 20/05/2022
EL ADJETIVO
El adjetivo (del lat. adiectīvus 'que se agrega') es una parte de la oración
o clase de palabra que complementa un sustantivo para calificarlo;
expresa características o propiedades atribuidas a un sustantivo, ya
sean concretas (perceptible por los sentidos, como en el libro
grande o the big book) o abstractas (cognoscible por la mente, como
en el libro difícil). Estos adjetivos acompañan al sustantivo (libro, book)
y cumplen la función de especificar o resaltar alguna de sus
características.
En gramática tradicional se solía distinguir entre adjetivos
calificativos y adjetivos determinativos; sin embargo, actualmente para
estos últimos se suele usar la palabra determinante mientras que la
palabra adjetivo se reserva para los adjetivos calificativos.
Se distinguen dos funciones de un adjetivo respecto a un nombre: de
unos se dice que lo determinan, pues, al añadir un adjetivo por ejemplo
ya no se habla de cualquier libro, sino precisamente de un libro verde;
estos son los adjetivos especificativos o restrictivos. Por otro lado el
adjetivo puede utilizarse para describir al sustantivo pero sin
distinguirlo de otros, por ejemplo la verde hierba (si no se contrasta con
hierbas de otros colores); se habla en este caso de
adjetivo explicativo o no restrictivo; este tipo es más común en
literatura y poesía.
En las lenguas fusionantes, es común que el adjetivo tenga las
mismas flexiones que el sustantivo, tales como género, número o caso;
pero no siempre es así, por ejemplo, en inglés el nombre tiene número
(singular o plural) pero el adjetivo no.
Tipos
Los adjetivos según su función sintáctica
Se puede distinguir entre las siguientes funciones sintácticas:
adjetivos adjuntos, que van unidos al sustantivo, tanto antes como
después. como en noche oscura / oscura noche; comida rica / rica
comida; ejemplo siguiente / siguiente ejemplo; la noche oscura / la
oscura noche; etc.
adjetivos atributivos, ligados al nombre mediante un verbo copulativo
(ser, estar o parecer), por ejemplo: la noche era oscura; Pablo estuvo
diplomático cuando dio su discurso; El ambiente será familiar si sólo
estamos nosotros; etc.
adjetivos en función de complemento predicativo, Cuando entre el
adjetivo y el sustantivo hay un verbo no copulativo (aquí entra parecer,
pues no es un verbo copulativo puro), como en La casa parece verde; el
niño llegó feliz; Laura llegó cansada a casa.
adjetivos en función de aposición, cuando van coordinados al
sustantivo sin ir unidos, como en la casa, grande y bonita, estaba vacía.
Sintaxis
En cuanto a su sintaxis, el adjetivo desempeña habitualmente seis
funciones diferentes:
Adyacente de un sustantivo: cuando el adjetivo desempeña la función
de adyacente del nombre, los adjetivos pueden ser especificativos,
aquellos que además de aportar una cualidad, restringen la extensión
semántica del sustantivo y adjetivos explicativos, que no limitan la
extensión del sustantivo, sino que atribuyen una cualidad intrínseca del
nombre. ("Un buen libro grande".)
Atributo de un sustantivo cuando complementa al nombre a través de
un verbo copulativo ("Pedro es, está o parece sano".)
Complemento predicativo: hay mayor predisposición a funcionar como
predicativo en los adjetivos que pueden intervenir como atributo en
una oración copulativa con estar ("La mujer llegó cansada".)
Núcleo de un sintagma adjetivo: el adjetivo que funciona como núcleo
de la estructura es el único elemento que es obligatorio en un sintagma
adjetival. En caso de que Vaya acompañado de otras palabras que lo
modifican, estas pueden ser: Cuantificadores o intensificadores
("Muy próximo al barrio".)
Núcleo de un sintagma preposicional. este sintagma realiza la función
de complemento del núcleo del sintagma nominal, del sintagma
adjetival y del sintagma preposicional. ("Lo acusaron por tonto".)
Adjetivo en posición o función incidental: "Tristes por los malos
presagios, los dos chicos siguieron su camino".
Morfología
El adjetivo es, en español, una clase de palabra que funciona
ordinariamente como adyacente del nombre sustantivo, esto es, como
complemento nominal adjunto que se sitúa delante o después
del sustantivo al que se refiere, con el
cual concuerda en género y número.
En cuanto a su morfología, el adjetivo posee un accidente de género y
de número para concordar con el sustantivo del cual es adyacente.
Existen adjetivos de una terminación (fuerte, falaz, hábil, débil...) que
no experimentan variación de género, aunque sí de número, y de dos
terminaciones (bueno/buena, malo/mala, etc.).
ADVERBIO
Un adverbio es una parte de la oración que complementa a un verbo,
un adjetivo, otros adverbios e incluso oraciones. Los adverbios
expresan circunstancias, como pueden ser modo, lugar, tiempo,
cantidad, afirmación, duda, etc., respondiendo a preguntas
como ¿cuándo? ¿dónde?, ¿cómo?, ¿de qué manera?, entre otras. Esta
función es llamada función adverbial, y puede ser llevada a cabo por
palabras aisladas (adverbios) o por grupos de dos o más palabras
(locuciones adverbiales).
Algunas de las palabras consideradas por la gramática
tradicional precientífica como adverbios pueden considerarse en
categorías independientes. Por ejemplo, los adverbios de ubicación,
modo y cantidad parecen formar una clase natural, pero otros
adverbios («epistémicos», «adverbios de negación») parecen formar
desde el punto de vista sintáctico una clase aparte.
Es un tipo de palabra invariable que actúa como núcleo del sintagma
adverbial, complementando a un verbo, un adjetivo u otro adverbio.
Las funciones sintácticas del adverbio son, aparte de la de núcleo
del sintagma adverbial, las de complemento circunstancial del verbo, la
de cuantificador, grado o complemento del adjetivo («muy bueno»,
«recién hecho») y las de cuantificador de otro adverbio
(«bastante lejos»). Algunos adverbios pueden funcionar como
predicado dirigido hacia un sujeto y junto a una cópula verbal («está
divinamente»).
La palabra adverbio viene del latín adverbium, construida con el
prefijo ad- («hacia», «junto»), verbum («palabra», «verbo») y el sufijo
nominal -ium. El término implica que la función principal de los
adverbios es actuar como modificadores o complementos de un verbo
o frase verbal. Un adverbio usado de esta manera puede dar
información acerca del modo, lugar, tiempo, certeza, u otras
circunstancias de la actividad expresada por el verbo o frase verbal. A
continuación algunos ejemplos:
Lo dejamos aquí (aquí modifica el verbo dejamos, indicando lugar)
Yo trabajé ayer (ayer modifica el verbo trabajé, indicando tiempo)
Tú cometes errores frecuentemente (frecuentemente modifica la frase
verbal cometes errores, indicando modo)
Indudablemente él lo hizo (indudablemente modifica el verbo hizo,
indicando certeza)
Los adverbios también se usan como modificadores de adjetivos, y de
otros adverbios, generalmente para indicar grado. Ejemplos:
Esta paella está muy sabrosa (el adverbio muy modifica al
adjetivo sabrosa)
Mi casa está bastante lejos (el adverbio bastante modifica otro
adverbio – lejos)
ACENTOS
El acento gráfico o tilde (´) es un signo
ortográfico auxiliar diacrítico que, en español, se coloca sobre
las vocales (a, e, i, o, u) según las reglas de la acentuación gráfica del
idioma.
En algunas lenguas romances, como el español, el catalán o el francés, a
veces se utilizan acentos diacríticos para diferenciar unas palabras de
otras de la misma escritura pero con diferentes significados y usos en:
castellano, de (preposición) y dé (entregue); en catalán, Déu («Dios»)
y deu («diez»); en francés, du («del», artículo contracto)
y dû («debido»).
En varios idiomas, el acento ortográfico tiene algunas variantes, tales
como el acento agudo (´), el cual es el más frecuente, el circunflejo (^) o
el grave (`). Cada tipo de acento puede recaer en diferentes tipos de
vocal; por ejemplo, en las lenguas romances, el acento grave aparece
generalmente en vocales tónicas abiertas —aunque
en lombardo ù indica la vocal anterior redondeada ü indicada en
el AFI como [y]—. En español, el acento agudo es el único que puede ir
sobre una vocal. En francés, el acento circunflejo se usa a menudo para
indicar la pérdida de una -s implosiva (isle en francés antiguo, hoy
día île), aunque en portugués el mismo acento circunflejo tiene el
objetivo de indicar el grado de abertura de la vocal. En griego,
en guaraní y excepcionalmente en castellano («Aýna») existe
la y con acento agudo (ý).
Usos del acento agudo (´)
En español, el acento ortográfico solo se emplea para marcar algunas
de las vocales tónicas, es decir, aquellas que según ciertas reglas
ortográficas normativas deben estar marcadas para evitar
ambigüedades y facilitar la lectura. Así, podemos diferenciar:
ánimo (sustantivo), animo (verbo en presente) y animó (verbo en
pasado), así como
círculo (sustantivo), circulo (verbo en presente) y circuló (verbo en
pasado).
Pero en otras lenguas, el acento agudo tiene la función de marcar otras
características fonológicas, como apertura, acento fonológico, cantidad
vocálica o el tono.
Apertura
En algunas lenguas, como el francés, el que una vocal esté marcada con
acento agudo significa que esta es una vocal fonológicamente cerrada.
Acento fonológico de intensidad
En español, portugués y otras lenguas románicas, el acento agudo se
usa para denotar algunos acentos fonológicos de intensidad. De
acuerdo con ciertas reglas ortográficas concretas, su uso es obligatorio
en ciertos contextos y, en otros, el acento fonológico no se marca
explícitamente.
Cantidad vocálica
En húngaro, en irlandés, en checo e incluso de forma marginal en
algunos escritos en latín clásico, el acento marca la cantidad vocálica.
Articulación palatalizada
En polaco, el acento agudo se usa sobre cinco letras (incluyendo signos
consonánticos). Sobre las consonantes, el acento indica que estas
tienen un sonido palatalizado, como en la palabra sześć /ʃɛɕʨ/ ‘seis’.
Este uso del acento agudo en polaco es similar al uso
del háček en checo y otras lenguas eslavas. Tipográficamente, este
«acento» del polaco o kreska es algo más vertical que el acento agudo
convencional, y se coloca algo más a la derecha del centro. Sobre la
vocal o (ó), en cambio, indica una pronunciación en u (históricamente,
el acento indicaba la posición de una vocal larga).
Acento diacrítico del español
Artículo principal: Acentuación del idioma español
Además del marcado de la vocal tónica de la palabra, en español existe
el llamado acento diacrítico, que permite diferenciar palabras que
suenan iguales o casi iguales: cuando él escriba (cuando esa persona
registre por escrito) se diferencia con un acento diacrítico de cuando el
escriba (cuando el amanuense).
Códigos de caracteres
Tanto el signo (´), como las vocales con tilde, se encuentran presentes
en varios de los códigos de caracteres usuales. A tales efectos, esos
códigos asignan un número a cada carácter, necesario para poder
representarlos correctamente.
Debido a que ASCII no cuenta con letras con tilde, entre otros
caracteres necesarios para escribir lenguas occidentales, se crearon
varias extensiones como CP850 e ISO 8859-1, incompatibles entre ellas,
diseñados exclusivamente para algunos lenguajes occidentales. Con el
propósito de crear un estándar único se establece Unicode, el cual
extiende ISO 8859-1, agregando soporte a varias letras acentuadas
como: ά, ǽ, ć, ḉ, έ, ǵ, ή, ί, ḱ, ĺ, ḿ, ń, ό, ǿ, ṕ, ŕ, ś, ẃ, ύ, ź.
ORATORIA
Se llama oratoria al arte de hablar con elocuencia. En segundo lugar, es
también un género literario formado por el discurso, la arenga,
la disertación, el sermón, el panegírico, entre otras.
Este segundo sentido más amplio se aplica a todos los procesos
literarios que están planteados o expresados con la misma finalidad y
con propósito persuasivo. Esta finalidad de persuadir al destinatario es
la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales.
Del mismo modo que la finalidad de la didáctica es enseñar y la de
la poética deleitar, lo que pretende la oratoria es convencer de algo. La
persuasión consiste en que con las razones que uno expresa oralmente
se induce, mueve u obliga an otro a creer o hacer una cosa. Ahora bien,
no es su única finalidad. El propósito de la oratoria pública puede ir
desde transmitir información a motivar a la gente para que actúe, o
simplemente relatar una historia. Los buenos oradores deberían ser
capaces de cambiar las emociones de sus oyentes y no solo informarles.
La oratoria puede ser una poderosa herramienta que se usa para
propósitos tales como la motivación, influencia, persuasión,
información, traducción o simple entretenimiento.
Consejos
Tener confianza en nosotros mismos. Por mucho que nos cueste,
debemos tener en cuenta que, con una adecuada preparación,
cualquier persona es capaz de vencer el miedo a quedarse bloqueada
delante de un grupo de personas que le están mirando mientras habla.
Aunque no dominemos completamente el tema, hemos de dar la
sensación de seguridad ante situaciones imprevistas o posibles
preguntas incómodas.
Saber exactamente lo que vamos a decir. Aunque siempre podremos
improvisar en algún detalle o ejemplo, lo ideal es llevar bien preparado
el discurso. Y seguir el mismo orden que hayamos establecido
previamente. No es mala idea ensayar nuestra intervención delante de
algún amigo o familiar que nos haga comentarios críticos para mejorar.
Mostrarnos relajados. Es normal sentir cierto nerviosismo antes de
comenzar a hablar, pero hemos de controlar nuestros nervios para que
no se evidencien en forma de temblor de manos o de voz. Para ello
debemos respirar de manera profunda y pausada.
Mirar a las caras de los asistentes. No debemos bajar la mirada y
refugiarnos en los papeles, ni mirar al infinito sin fijar la vista en nada ni
en nadie. Si queremos ganarnos al auditorio, tenemos que mirarles
directamente, paseando la vista por cada uno de los miembros del
público.
Vestir adecuadamente, sin llamar la atención. El público se hará una
idea inmediata de nuestra capacidad para exponer desde el momento
en que nos coloquemos delante, por lo que es mejor dar una buena
impresión desde el primer minuto. Si nuestro atuendo resulta
llamativo, distraeremos al auditorio del mensaje que queremos
transmitir
Errores a evitar
Empezar nuestra intervención cuando todavía hay personas del público
hablando o tomando asiento.
Comenzar a hablar sin saludar y sin presentarse.
No apagar previamente el teléfono móvil ni recordar al auditorio que
haga lo mismo.
Adoptar una postura corporal no adecuada. Por ejemplo, permanecer
de pie y no moverse demasiado... o sentarse hacia atrás de manera
informal.
Confesar al auditorio que hay incomodidad o nerviosismo.
Dirigirse al auditorio de manera demasiado coloquial o con excesiva
formalidad.
No mirar a las presentes a la cara.
Hablar en un tono demasiado bajo, muy rápido o muy despacio, o no
pronunciar correctamente.
Quedar inmóvil, gesticular en exceso o limitar mucho los movimientos
(tipo robot).
Repetir gestos o tics a causa del nerviosismo (meter y sacar las manos
en los bolsillos, caminar hacia delante y hacia atrás, rascarse, guiñar).
No concluir una frase o idea que se ha comenzado.
Hacer pausas silenciosas demasiado largas.
Dirigir la mirada al reloj cada pocos minutos.
Desviarse de la cuestión perdiendo el tiempo en digresiones poco útiles
e interesantes.
Usar excesivas muletillas o repetir expresiones sin justificación.
Leer alguna cita de manera muy mecánica o sin levantar la vista del
papel.
Utilizar una presentación de diapositivas como texto básico de la
intervención en lugar de como apoyo para completar el discurso oral.
No beber agua cuando se lleva un rato hablando y la boca está reseca.