El documento condena la violencia contra la mujer y discute las estadísticas alarmantes sobre la violencia de género en Ecuador y en el mundo. Cita pasajes bíblicos que condenan la amenaza, la intimidación y la violencia dentro de la familia. Explica que el abuso físico y emocional contra la pareja no solo viola los derechos humanos sino que también perjudica a los niños que son testigos y aprenden patrones de conducta violenta.
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El documento condena la violencia contra la mujer y discute las estadísticas alarmantes sobre la violencia de género en Ecuador y en el mundo. Cita pasajes bíblicos que condenan la amenaza, la intimidación y la violencia dentro de la familia. Explica que el abuso físico y emocional contra la pareja no solo viola los derechos humanos sino que también perjudica a los niños que son testigos y aprenden patrones de conducta violenta.
El documento condena la violencia contra la mujer y discute las estadísticas alarmantes sobre la violencia de género en Ecuador y en el mundo. Cita pasajes bíblicos que condenan la amenaza, la intimidación y la violencia dentro de la familia. Explica que el abuso físico y emocional contra la pareja no solo viola los derechos humanos sino que también perjudica a los niños que son testigos y aprenden patrones de conducta violenta.
El documento condena la violencia contra la mujer y discute las estadísticas alarmantes sobre la violencia de género en Ecuador y en el mundo. Cita pasajes bíblicos que condenan la amenaza, la intimidación y la violencia dentro de la familia. Explica que el abuso físico y emocional contra la pareja no solo viola los derechos humanos sino que también perjudica a los niños que son testigos y aprenden patrones de conducta violenta.
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DIOS CONDENA LA VIOLENCIA
Este 25 de noviembre, se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer, fecha que busca principalmente llamar a la reflexión a todos los actores de la sociedad, para con acciones conjuntas (Estado y sociedad) poner fin a la vulneración de derechos de las mujeres. En Ecuador, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), 6 de cada 10 mujeres sufren de violencia de género. Este dato abrumador no está lejos de la realidad mundial, pues las Naciones Unidas asegura que 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual principalmente de su compañero sentimental. Miqueas 7:5-6 “No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca. Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa.”. Hay mujeres que están sufriendo el dolor, el rechazo, la vergüenza, la humillación, la violencia, el abuso, aún más todavía, el daño psíquico y físico que hacen con ellas sus esposos, y no solamente a ellas sino toda su familia, mujeres que no han podido poner límites y menos aún poner fin a ese maltrato familiar, sino que están llevando a sus hijos al sufrimiento, hijos que están siendo marcados por la violencia familiar, hijos que viven atemorizados por los golpes de su padre, o por la violencia que ejerce el padre contra la madre, hijos que en un futuro sufrirán las consecuencias de esta mala vida que les dan sus padres, muchas mujeres dirán: ¿Cómo encontrar la solución a mi problema?. Mi esposo es muy agresivo, no puedo hacer nada, esta es la cruz que debo cargar en mi vida; y cuantas excusas más podrán exponer estas mujeres, por no saber lo que ellas son en Dios, por no tomar la decisión de buscar ayuda, por acostumbrarse a esa vida de dolor y maltrato. la Biblia condena la amenaza y la violencia para intimidar o controlar el pensamiento de un miembro de la familia. Esos son actos repudiados severamente por Dios. Él desecha el abuso físico, que incluye cualquier asalto violento que cause daño corporal. El abuso emocional forma parte también de todo abuso físico, como por ejemplo el ridiculizar e intimidar, las amenazas de violencia, los gritos e insultos, la desatención y cosas semejantes. El abuso del cónyuge no es sólo terrible por ser una violación de los derechos de la persona, la seguridad y la dignidad que ella tiene, sino que es un foco de contaminación de la mente de los niños, que son influidos por un comportamiento erróneo, y esas fallas se convierten en pecados generacionales (Ex. 34:7 que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. El hecho de que los niños sean testigos es muy dañino, porque los patrones de conducta violenta son transmitidos y los hijos de cónyuges que abusan a menudo se convierten en abusadores. Lo lamentable es que no sólo se perpetúa la violencia en la familia, sino por ende en las calles y la sociedad. La violencia intrafamiliar no respeta religión, clase social, nivel educacional, raza o cultura; si no la combatimos, seguirá destruyendo.