(P5) Dolarización en El Perú (Armas)
(P5) Dolarización en El Perú (Armas)
(P5) Dolarización en El Perú (Armas)
3
Dolarización y desdolarización en el Perú
Adrián Armas∗
∗ Agradezco la asistencia de Zenón Quispe y Enrique Serrano en la elaboración de este capítulo. También
agradezco los comentarios de Fernando Vásquez. Las opiniones expresadas en este documento son de
exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la opinión del Banco Central de
Reserva del Perú.
61
62 Cápítulo 3: Dolarización y desdolarización en el Perú
3.1 Introducción
El presente capítulo analiza el proceso de dolarización parcial experimentado en el
Perú desde la década de 1970 y la reversión gradual, aún incompleta, de este fenómeno
durante el presente siglo. Discute, además, el conjunto de medidas puestas en marcha
con los objetivos de potenciar la efectividad de la política monetaria en una economía
donde coexisten dos monedas y propiciar, asimismo, la desdolarización financiera.
En la sección 3.2 se listan las condiciones que dieron origen a la dolarización
en nuestro país. Se destaca, además, que una vez superadas dichas causas, tras
la reducción de la inflación en la década de 1990, la dolarización parcial se
mantuvo (fenómeno de histéresis). La sección 3.3 describe los riesgos y costos de
la dolarización, especialmente aquellos vinculados con la dolarización financiera, que
persiste como una fuente importante de vulnerabilidad financiera y macroeconómica.
La sección 3.4 expone el conjunto de políticas (fiscales, monetarias y demás) que se
han implementado en el Perú con el propósito de reducir la dolarización y que, de
manera interesante, no solo alcanzaron a la dolarización de pagos y real, sino también
al tipo más difícil: la dolarización financiera. Finalmente, la sección 3.5 presenta las
conclusiones y perspectivas de la dolarización (o desdolarización) en nuestro país.
1 Como consecuencia de la Guerra de Independencia, el Estado peruano se había visto privado de los
impuestos por comercio exterior; el Libertador derogó el impuesto de la mita; y, finalmente, las minas
de plata estaban aún en poder de los realistas, limitando así la posibilidad de acuñación de monedas.
Adrián Armas 63
Es decir, los bancos quiebran y el público repudia los billetes bancarios, denominados
“billetes fiscales”. Luego, al estallar la Guerra del Pacífico en 1879, el gasto fiscal
aumentó sistemáticamente y se acudió al papel moneda de uso forzoso. No obstante,
con claridad por los líderes bancarios de entonces, quienes señalaban que solo cuando
haya más orden moral en el Perú podría usarse el billete:
moneda extranjera en los bancos y otras entidades financieras del país a depósitos
en moneda nacional, utilizando el tipo de cambio compra promedio del 15 de mayo
de 1970 (fecha de publicación de la norma), induciéndose así una “desdolarización”
forzosa.
No obstante, una vez levantada la prohibición, a mediados de la década de 1970, se
registra un alza considerable en la dolarización de la economía peruana. Ciertamente,
la tendencia creciente de la inflación que comenzó en este período, y que culminó
con una hiperinflación en el período 1988-1990, fue la causa fundamental de esta
transformación profunda en los hábitos de la población respecto al uso de la moneda
(véase el gráfico 3.5(a), líneas abajo).
Sin embargo, es cierto también que hubo países como Chile y Brasil que
enfrentaron altas tasas de inflación por períodos igual de considerables, y que hoy en
día no presentan el grado de dolarización financiera que tiene el Perú2. La explicación
de esta diferencia de resultados es que en nuestro país no se crearon mecanismos
alternativos de ahorro en moneda nacional que pudieran proteger a la población del
impuesto inflación, tales como instrumentos indizados a la variación del nivel de
precios. A ello se sumó un esquema de represión financiera con tasas de interés tope
que no se actualizaron al ritmo de la inflación y, por tanto, generaron tasas de interés
reales negativas3.
En general, los agentes económicos buscan activos que les permitan proteger el
valor de sus recursos financieros. En América Latina, los agentes económicos eligieron
la indización o la dolarización, dependiendo de su disponibilidad en el mercado de
capitales y de sus costos. En Chile y Brasil, por ejemplo, países en donde existía un
mercado de activos indizados relativamente desarrollado, episodios de alta inflación
generaron indización. En Bolivia y el Perú, en cambio, países donde existía represión
financiera y los bancos no tenían capacidad para ofrecer instrumentos financieros
alternativos o indizados, los agentes optaron por dolarizarse.
2 Otros países en la región que se convirtieron en economías parcialmente dolarizadas, más o menos
al mismo tiempo que el Perú, fueron Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Los países andinos
Colombia, Ecuador y Venezuela no experimentaron tasas de inflación de tres dígitos.
3 Las tasas de interés de ahorros en moneda nacional a plazos de 31 a 180 días han sido inferiores a los
niveles de inflación durante casi en todo el horizonte temporal entre enero de 1976 y diciembre de 1989,
extendiéndose incluso hacia finales de 1992. Por ejemplo, en enero de 1976, la tasa de interés efectiva
de ahorros de 7,4 por ciento anual fue sustancialmente inferior a la tasa de inflación anual de 29 por
ciento. Cabe precisar que debido a la alta variabilidad al alza de la inflación, los bancos anunciaban
tasas de interés mensuales.
66 Cápítulo 3: Dolarización y desdolarización en el Perú
Es en este contexto que la dolarización surge como una forma de protegerse contra
los niveles altos de inflación, que reducen el valor real de activos nominales, como fue
el caso de los depósitos de ahorro en moneda nacional, cuyas tasas de interés tuvieron
una evolución muy lenta y menos que proporcional que la evolución de la inflación, lo
que se reflejó en tasas de interés reales muy negativas.
Finalmente, otra característica de la dolarización referente a la moneda nacional es
la pérdida de sus funciones dinerarias (medio de cambio, unidad de cuenta y depósito
de valor) a diferentes ritmos, como se discute enseguida.
Gráfico 3.2 Grado de intermediación financiera (crédito como porcentaje del PBI)
40
25
20
15
10
0
1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015
Notas: la información corresponde a las sociedades de depósito. La serie fue completada a partir de datos
del sistema bancario hasta 1991.
Fuente: Banco Central de Reserva del Perú.
pago se recuperó (para 1995 cerca de 2/3 de las transacciones ya eran denominadas en
soles), mientras que el efecto traspaso del tipo de cambio sobre los precios mostró una
tendencia decreciente. Entre tanto, la dolarización financiera se mantuvo alta (casi el
80 por ciento de los créditos se otorgaban en dólares).
En septiembre de 1988, el gobierno restituye la autorización a los bancos
comerciales a recibir depósitos en dólares del público residente en general. Sin
embargo, la alta desconfianza en la moneda nacional y el profundo proceso de
desintermediación sugieren la aparición y consolidación de una banca paralela
informal, que sustituyó la intermediación formal, y de un mercado paralelo de moneda
extranjera. Por supuesto, la elevada informalidad financiera fue reforzada por el intento
de desdolarización forzosa.
En la década de 1990, con un cambio de régimen favorable a la libre movilidad
de capitales externos, se recuperó la confianza en el sistema financiero local, por lo
que los agentes trasladaron sus depósitos y portafolio de inversiones desde el exterior
hacia depósitos en dólares a bancos locales. En tal sentido, el articulo 64.o de la nueva
Constitución de 1993, que establece la libre tenencia de divisas en nuestro país, se
origina precisamente para evitar medidas de desdolarización forzosa de la economía.
La sucesión de choques externos (crisis asiática de 1997 y rusa de 1998) e internos
(el fenómeno El Niño de 1998 y la crisis política de 2000) afectó seriamente la
economía, y la solvencia de empresas y entidades bancarias. Como resultado, las
empresas disminuyeron su apalancamiento, en particular en moneda extranjera. El
crédito como porcentaje del producto se redujo de 29,7 por ciento en 1999 a 17,6
por ciento del producto en 2006 (11,0 por ciento en dólares y 6,7 por ciento en
soles) con una dolarización menor (60 por ciento). A partir de dicho año, se revierte
esta tendencia con empresas menos apalancadas y recuperadas, registrándose cuatro
años de crecimiento consecutivo de entre 4 y 6 por ciento. Para el año 2014, el
crédito como porcentaje del producto alcanzó un nivel récord de 34 por ciento, con
un financiamiento en moneda nacional equivalente a 19,6 por ciento del producto, una
cifra similar a la registrada en la primera mitad de la década de 1970 (antes del inicio
de la dolarización masiva). El coeficiente de dolarización había disminuido a 40 por
ciento, nivel registrado a mediados de 1980.
Por último, en el ámbito regional se puede apreciar que la dolarización de créditos
y depósitos es heterogénea. Las regiones más vinculadas a las actividades mineras o
de turismo internacional tienden a presentar una mayor dolarización relativa, tanto de
depósitos como de créditos. Véase el gráfico 3.3.
Adrián Armas 69
Ayacucho
Madre de Dios
Lima
Ica
Tacna
Arequipa
Piura
Lambayeque
Apurímac
Huancavelica
Callao
La Libertad
Áncash
Pasco
Tumbes
Loreto
Cusco
Ucayali
Junín
Huánuco
Puno
San Martín
Amazonas
Moquegua
Cajamarca
(b) Dolarización de depósitos
51 Perú: 47,6
50 48
40 36 36 34
33 33 32 31
30 30 28 28
30 25 25 24
20 20 20 20 18
20 14
10 7 6 5
0
Puno
Ayacucho
Madre de Dios
Lima
Moquegua
Tacna
Piura
Arequipa
Cajamarca
Lambayeque
Ica
Apurímac
Huancavelica
Callao
La Libertad
Cusco
Loreto
Áncash
Pasco
Tumbes
Junín
San Martín
Huánuco
Ucayali
La dolarización real –esto es, la fijación de precios en moneda extranjera– sigue, por
lo general, a la dolarización financiera. En efecto, la siguiente función dineraria en
dolarizarse fue la unidad de cuenta, comenzando con los precios de bienes de consumo
duradero y de bienes de capital4. La dolarización de precios de activos coincide con la
práctica de los agentes económicos de cuantificar su riqueza en términos de dólares.
Los precios de los bienes importados denominados en dólares en mercados
internacionales, mantienen la denominación en esa divisa en el mercado interno
4 Un antecedente de la dolarización real surge en junio de 1897, cuando Nicolás de Piérola decreta que
los aranceles aduaneros sean pagados en libras esterlinas, la unidad monetaria de nuestro principal socio
comercial de entonces (BCRP 1999: 44).
70 Cápítulo 3: Dolarización y desdolarización en el Perú
de bienes intermedios. Por ello, persiste una alta dolarización real de los bienes
intermedios (el precio de alrededor del 57 por ciento se fija en dólares), por lo que
las empresas requieren contar con dólares para efectuar pagos de compra de insumos.
Es probable que ello sea una explicación de por qué la desdolarización de los depósitos
de personas jurídicas ha sido menor en relación con la de las familias en los últimos
diez años. Los precios de los bienes de consumo no duradero y las remuneraciones
(1 por ciento de dolarización) son los componentes que menos tienden a dolarizarse.
Véase el gráfico 3.4.
30
23
20
10 6 5
1 1
0
Remuneraciones Gastos Gastos financieros Compra de materias Otros
administrativos primas
5 El efecto traspaso, como indicador de dolarización real, es práctico pero imperfecto, al no capturar la
dolarización en el mercado de bienes intermedios y de inmuebles. Un segundo defecto es que un menor
efecto traspaso se puede presentar teóricamente en una economía con alta dolarización real y financiera,
si una depreciación fuerte genera una recesión que reduce la brecha del producto y la inflación.
Adrián Armas 71
163
68
24
17
12 13 10
5 6 6
1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010
243
86
59
44
29
16
1
1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010
Liquidez 64
32
Sistema de pagos 39
27 2001
2014
Efecto traspaso 20
10
0 10 20 30 40 50 60 70 80
Notas: la cifra de “sistema de pagos” reportada en 2001 es una estimación hecha para el año 2003. Por
su parte, la cifra del “efecto traspaso” para 2014 es el menor efecto estimado en BCRP (2015).
Fuente: Banco Central de Reserva del Perú.
Por su parte, existe una relación natural entre las funciones dinerarias de unidad
de cuenta y medio de cambio, debido a que resulta práctico efectuar las transaciones
a través de la moneda en la que se pactan los precios. Esta dolarización transaccional,
por tanto, se registró principalmente en operaciones vinculadas a bienes de consumo
duradero, bienes de capital y bienes intermedios. Las transacciones de bienes de
consumo no duradero y pago de remuneraciones continuó haciéndose principalmente
en la divisa nacional, excepto para el período de hiperinflación. En este último lapso,
los agentes económicos optaban por convertir sus intis a dólares apenas recibían sus
remuneraciones para evitar la pérdida diaria que tenía la moneda nacional.
En la experiencia peruana resalta el hecho de que la dolarización de transacciones
se ha reducido desde la década de 1990, aunque dicha reducción ha sido menor en
el presente siglo. Una forma de medir este fenómeno es mediante el porcentaje de
transacciones en la economía que se hacen a través del sistema de pagos dentro del
sistema bancario, una estadística calculada en el BCRP. En el gráfico 3.6, se puede
apreciar que: (i) la desdolarización de las transacciones respecto a la dolarización
financiera ha sido modesta; y (ii) la dolarización financiera, alrededor de 40 por ciento,
se ha aproximado a la dolarización transaccional.
Adrián Armas 73
financiera parcial6. Ello se da ya que los bancos en los Estados Unidos tienen acceso a
un prestamista de última instancia en dólares (la Fed), y lo mismo se puede decir del
BCRP con la provisión de liquidez en soles. Sin embargo, un banco peruano adolece
del acceso a la ventanilla de dólares de la Fed7.
En tal sentido, y dependiendo del contexto económico y financiero, el sistema
bancario podría encontrarse en situaciones en las que no disponga de liquidez de la
divisa extranjera (entiéndase retiro masivo de dólares, reducción del fondeo externo,
aumento de la cartera morosa en moneda extranjera, entre otras), por lo que se abren las
puertas a severas crisis financieras, tal y como se registró en los mercados financieros
de las economías emergentes tras la crisis rusa.
La respuesta regulatoria a este riesgo es establecer mayores requerimientos de
encaje y liquidez a la intermediación financiera en dólares. Algunas veces se confunde
una medida regulatoria de este tipo con una medida “proteccionista” hacia la moneda
nacional, cuando en realidad lo que se busca es suplir la ausencia de un prestamista de
última instancia en dólares. Por ejemplo, la tasa de encaje en los Estados Unidos era 25
por ciento en el siglo XIX (Ley de Bancos de 1863) para evitar corridas bancarias antes
del nacimiento de la Fed. No obstante, como se mencionó, el requerimiento de encaje
en dólares cumple las tres características deseables de una medida regulatoria: (i)
permite que los intermediarios financieros internalicen el riesgo de liquidez y aminoran
los problemas de riesgo moral; (ii) reducen la probabilidad de corridas bancarias, ya
que la banca cuenta con altos niveles de liquidez en dólares; y (iii) permiten enfrentar
con mejor pie una corrida bancaria al poder usar los fondos de encaje.
6 Como es sabido, los bancos centrales de nuestro continente (la Fed en 1913 y el Banco de Reserva del
Perú en 1922) fueron creados bajo el mandato de dar “elasticidad al circulante”.
7 Si bien el dólar es la moneda internacional, no existe un prestamista de última instancia internacional.
La Fed adoptó esta función durante la última crisis financiera internacional, al otorgar líneas de liquidez
en dólares a bancos centrales de países desarrollados y a cuatro países emergentes (Brasil, Corea del
Sur, México y Singapur) para que, a su vez, estos pudieran proveer de dólares a sus respectivos sistemas
bancarios. Sin embargo, no existen indicios de que esta línea de acción se pueda extender a otros países,
o que se pueda repetir dicha ayuda a los países emergentes antes mencionados.
Adrián Armas 75
reemplazó a la “buena” como medio de cambio, y la moneda buena se usó más como
depósito de valor. La división de las funciones dinerarias para dos monedas (plata y
oro) generó problemas financieros cuando el valor de la moneda usada para denominar
los préstamos (el oro) se elevaba respecto a la moneda usada para hacer transacciones
(la plata), como ocurrió en los Estados Unidos en la última década del siglo XIX.
Este riesgo se plasma cuando los agentes presentan un desalineamiento en sus
hojas de balance, es decir, cuando sus ingresos se denominan monetariamente en
una moneda distinta a la de sus deudas (egresos). La magnitud del efecto hoja de
balance dependerá tanto del grado de dolarización de la deuda como del coeficiente de
apalancamiento de la empresa.
Para ilustrar tal efecto, asuma que una empresa tiene activos por S/ 3 millones y
una deuda en moneda extranjera equivalente a US$ 500.000, y que el tipo de cambio se
ubica en 3 soles por dólar. Una depreciación de 30 por ciento reduciría su patrimonio
de S/ 1,50 millones a S/ 1,05 millones; y su ratio de apalancamiento (coeficiente de
deuda sobre patrimonio) se elevaría de 1 a 1,8. Si partimos de una situación con mayor
apalancamiento, deuda de US$ 800.000 y patrimonio de S/ 600.000 (apalancamiento
de 4), entonces una tasa de depreciación igual al caso anterior (30 por ciento)
ocasionaría una situación de insolvencia en la empresa, al obtenerse un patrimonio
negativo en S/ 120.000.
Para el primer caso, se aprecia que los indicadores financieros de la empresa se han
deteriorado, aunque esta continúa siendo solvente. Además, su capacidad de fondeo
de nuevos proyectos de inversión se ve afectada. En el segundo caso, se observaría
un aumento de la morosidad de los créditos, por lo que en un escenario en el que un
gran número de deudores incurren en estados de insolvencia, la estabilidad del sistema
financiero estaría en riesgo.
Es interesante notar que los trabajos empíricos a nivel microeconómico tienden a
mostrar que el efecto hoja de balance es relativamente moderado respecto a los trabajos
con datos agregados. Una razón de ello es que el segundo tipo de estimaciones captura
los efectos indirectos que un problema de morosidad de una empresa puede transmitir
a otras empresas, tales como a sus proveedores. En todo caso, los altos costos en
producto de caer en la trampa del efecto hoja de balance hacen que el criterio de la
autoridad monetaria sobre el mismo sea prudente.
Es difícil cuantificar el riesgo de descalces cambiarios, ya que no existe
información detallada de coberturas cambiarias o de estructura de activos y pasivos por
76 Cápítulo 3: Dolarización y desdolarización en el Perú
monedas a nivel de empresas, así como de sus respectivos flujos de caja y mercados
de venta. Se estima que la práctica de realizar coberturas cambiarias es reducida en
nuestro país. Una encuesta reciente, realizada por el BCRP en agosto de 2015, muestra
que de un total de 350 empresas corporativas, 74 por ciento reportan no utilizar ningún
tipo de cobertura. El resto de empresas reportan algún tipo de cobertura (15 por ciento
utiliza forwards; 6 por ciento, swaps; y 6 por ciento, otros instrumentos), pero se
desconoce si están completamente protegidas de riesgos cambiarios.
Otra aproximación es considerar la dolarización de pasivos por sectores
económicos. Para contar con una estimación más precisa, tomamos un concepto
amplio de financiamiento que no solo cubre la más conocida noción de crédito de los
intermediarios financieros, sino también agregamos el financiamiento vía el mercado
de capitales locales y la deuda externa privada no financiera. Los pasivos en moneda
extranjera bajo este concepto representan el 50 por ciento de los pasivos totales en
agosto de 2015, siendo pesca y minería los sectores con mayor concentración de
obligaciones en moneda extranjera, y que están vinculados al segmento exportador
(véase el gráfico 3.7). Sectores como comercio y servicios, cuyas ventas están más
orientadas al mercado interno, muestran también un alto grado de dolarización.
Servicios 60
44
Comercio 48
60
Construcción 34
28
Manufactura 39
50
Minería e 21
Hidrocarburos 63
Pesca 35
68
Agropecuario 66
56
0 10 20 30 40 50 60 70
Otras fuentes Pasivo total
Notas: las barras oscuras muestran los pasivos en moneda extranjera como porcentaje del total de pasivos,
mientras que las barras claras muestran el porcentaje de pasivos en moneda extranjera proveniente de
otras fuentes como crédito de proveedores, crédito de empresas relacionadas, entre otros.
Fuente: encuestas del Banco Central de Reserva del Perú a 350 empresas corporativas.
Adrián Armas 77
Por su parte, por tamaño de empresa se observa, en el cuadro 3.1, una mayor
dolarización en los segmentos corporativos y una baja dolarización en los segmentos
de microempresa. Esta distribución del grado de dolarización aminora el riesgo, ya que
típicamente las unidades económicas pequeñas son las más vulnerables.
Gráfico 3.8 Boom del precio del cobre (estrategia “lean against the wind”)
(a) Precio del cobre (US$ por libra) (b) Reservas internacionales (% PBI)
450
400
400 35
361 33
342 33 33
350 332 32
323 316 31
305 311 31
30
300
29 29
257
234 27 27
250
27
26
200 25
167
150 23
130
21
100 81 20
19 19
19
17
50
17
0 15
2003 2005 2007 2009 2011 2013 2015 2003 2005 2007 2009 2011 2013 2015
400
3,25
Tipo de cambio (soles por dólar)
200
3,10
0
2,95
-200
2,80
2,65 -400
2,50 -600
2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Compras netas de dólares Tipo de cambio
son los sectores de menores ingresos los que usan más intensivamente el circulante y
también los que se perjudican más con el impuesto inflación. Al respecto, es interesante
notar cómo la demanda por circulante creció 50 por ciento en términos reales en
1994, cuando la inflación alcanzó tasas de 15 por ciento, luego de 18 años con tasas
superiores al 30 por ciento (incluyendo tres años de hiperinflación).
Sin embargo, una inflación baja e incluso menor que la que se registraba antes
del inicio del proceso de dolarización no es suficiente para recuperar la función de
depósito de valor que solía tener la moneda nacional inicialmente. La Ley de Gresham
se mantiene bajo la forma de una alta dolarización financiera: el público usa más
para transacciones la moneda percibida como débil (el sol), y para ahorrar, la moneda
percibida como más fuerte (el dólar).
La desdolarización voluntaria es, por tanto, un tremendo desafío para una nación.
Antes de la dolarización, la economía utilizaba masivamente la moneda nacional a
pesar de que la inflación era mayor que la de los países desarrollados con tasas de un
dígito. Una vez que se cruza el umbral donde los agentes económicos se adecuan a
usar dos monedas, es bastante difícil revertir el proceso (histéresis). Los ciudadanos se
acostumbran a usar el dólar como depósito de valor y la moneda local como moneda
transaccional. Como resultado, se desarrolla un sistema de pagos bimonetario con red
de cajeros, compensación de cheques, entre otros. Por estos motivos, a la fecha no
se ha registrado un país que, partiendo de una alta dolarización financiera (más de
70 por ciento) por un tiempo prolongado (más de cinco años), haya revertido este
fenómeno de manera voluntaria (digamos, reducción de la dolarización a menos del
20 por ciento). Sin embargo, países como Bolivia y el Perú han mostrado un avance
significativo en la desdolarización financiera.
La moneda nacional tiene que competir, además, con una moneda que: (i) es divisa
internacional, por lo que es fácilmente convertible a cualquier otra moneda; (ii) tiene
una alta reputación que mantendrá su valor en el tiempo (expectativas de inflación de
largo plazo en los Estados Unidos de 2 por ciento o menos); y (iii) tiene una curva de
rendimiento que sirve de referencia para la formación de tasas de interés para todos los
plazos, sobre todo de largo plazo. Así, la estrategia de desdolarización en el Perú se ha
basado en los principios de: (i) proveer al público una moneda que pueda competir con
el dólar en todas las funciones dinerarias; y (ii) establecer mecanismos de coordinación
para modificar hábitos o regulaciones que impidan dicha competencia y perpetúen el
uso del dólar.
Adrián Armas 81
3.4.1 Creación de una moneda que compita con el dólar como depósito de valor
por ciento. A inicios de 2007, la meta de inflación fue reducida a 2,0 por ciento, con
un rango de tolerancia de 1,0 a 3,0 por ciento.
La elección del público del dólar como medio de ahorro de largo plazo obedece
a la percepción de que la moneda que perderá valor en el tiempo va a ser la moneda
nacional porque históricamente la inflación en el Perú ha sido más alta que en los
Estados Unidos. Por ello, una meta de inflación de 2 por ciento –además de permitir
cumplir mejor la función de depósito de valor– permitiría que el sol pueda competir
en similares condiciones frente al dólar.
El argumento a favor de adoptar el dólar como moneda oficial era que con tal
medida se eliminaría el desorden monetario. La apuesta en el caso de nuestro país, de
fortalecer la institucionalidad del BCRP y la implementación del esquema de metas de
inflación, ha conseguido tasas de inflación incluso más bajas y estables que en aquellos
países que optaron por dolarizarse. Evidencia de ello se muestra en el cuadro 3.2.
0
1920 1924 1928 1932 1936 1940 1944 1948 1952 1956 1960 1964 1968 1972
20
0
1975 1977 1979 1981 1983 1985 1987 1989 1991 1993
3,5
3,0
2,5
2,0
1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012 2014
Notas: miles de millones de soles. Los bonos privados incluyen bonos corporativos y bonos titulizados
en moneda nacional y VAC. *Las cifras de 2009 corresponden al saldo hasta abril de ese año.
Fuente: Banco Central de Reserva del Perú.
Gráfico 3.13 Composición por moneda de los bonos del sector privado
90
80 Soles nominal
Soles indexado
70 Moneda nacional
Moneda extranjera
60
50
40
30
20
10
0
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
En los gráficos 3.12 y 3.13 se aprecia que desde el año 2003 se ha venido
dinamizando rápidamente el mercado de bonos en soles, situación que se extendió
posteriormente al mercado de bonos del sector privado. Asimismo, la madurez de los
bonos emitidos para 2006 había alcanzado los 20 años, aunque en el mismo período
el ratio de dolarización de los créditos hipotecarios ascendía a 95 por ciento. Después
de ello, se inició un marcado proceso de desdolarización del crédito, cuyo ratio cayó a
38 por ciento en 2013. Asimismo, el fondeo de largo plazo en soles para los créditos
hipotecarios fue posible debido a la nueva función del sol como reserva de valor.
Miles de pensiones
60 30
Porcentaje
50 Pensiones en dólares 25
40 20
Pensiones en soles
30 15
20 10
10 5
0 0
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
El uso generalizado del dólar en los contratos pareciera reflejar hábitos originados
por la experiencia inflacionaria del pasado. Asimismo, podría poner en evidencia la
intención de hacer más atractivos los proyectos a concesionarios con financiamiento
internacional. Sin embargo, como se mencionó, dista de la práctica de nuestros países
vecinos de utilizar su moneda al definir sus tarifas, con lo cual protegen a su población
de las fluctuaciones cambiarias. Por otro lado, fijar las tarifas en dólares no elimina
el riesgo cambiario del concesionario con financiamiento en dólares, toda vez que
un elevado porcentaje de los costos de inversión y operativos se realizan en moneda
nacional. Un ejemplo de ello son las redes viales en el Perú, cuyas tarifas se fijan en
dólares y se reajustan por el IPC de los Estados Unidos.
En general, desde una perspectiva macroeconómica, no es conveniente fijar en
dólares los ingresos de servicios públicos que son de naturaleza no transable. Ello
genera descalces cambiarios y puede afectar el cumplimiento de contratos. El cuadro
3.4 presenta la estructura de indización y mecanismos de ajuste en la fijación de precios
de servicios públicos en el Perú. Se concluye que existe aún mucho camino por recorrer
en el fomento de la desdolarización en el país.
Notas: en el caso de la Línea 1 del Metro de Lima, la tarifa puede ser modificada por el concedente. En
el caso de la Línea 2, la tarifa se actualiza al tipo de cambio del 1 de febrero de cada año.
Fuente: Banco Central de Reserva del Perú.
nominales o VAC, sin incurrir en riesgo de descalce cambiario, pues sus ingresos
estarían indizados al IPC. Además, con la profundización del desarrollo de los bonos
en soles, se permitiría mejorar las opciones de jubilación de los pensionistas del
Sistema Privado de Pensiones.
Según la SBS, a agosto de 2015, las AFP (5,9 millones de afiliados) representan
una fuente importante de financiamiento interno, cuyo fondo asciende a 19,8 por
ciento del PBI, del cual el 60 por ciento está colocado en títulos de emisores locales,
y diversificado en varios sectores económicos. Cabe mencionar que la parte de las
inversiones de las AFP en el sector infraestructura viene reduciéndose, de un 15,5
por ciento del total del fondo en diciembre de 2007 a 10,4 por ciento en agosto de
2015. Por ello, habría un margen para generar demanda por títulos en soles asociados
a concesiones, principalmente con fondos de las AFP.
Sin embargo, el nivel de dolarización del crédito aún constituye una fuente de
vulnerabilidad macroeconómica, por lo que el BCRP implementó un esquema de
encajes adicionales para el crédito en dólares. El programa se inició en febrero de
2013 con los créditos hipotecarios y vehiculares, y en septiembre de 2013 se extendió
al total de créditos (excluyendo comercio exterior).
Gráfico 3.15 Crédito en US$ de las empresas bancarias (miles de millones de US$ )
(a) Hipotecario y vehicular (b) Total
5,0 25
Requerido a dic-2015: Requerido a dic-2015:
85% de feb-2013 24 90% de sep-2013
23
4,5
22
21
4,0 20
19
18
3,5
17
16
3,0 15
2013 2014 2015 Oct Sep 2014 2015 Oct
25
20 Sustitución
Expansión
15 Regular
10
0
ene 2014 abr 2014 jul 2014 oct 2014 ene 2015 abr 2015 jul 2015
6
5 5 6
4 5
2
2 2 2 2
0
2012 2013 2014 2015
8 En el caso de los depósitos CTS, la dolarización se ha reducido de 91 por ciento en 2001 a 39 por
ciento en 2014. En el caso de los créditos hipotecarios, la reducción se inició a mediados de la década
pasada con el surgimiento de tasas referenciales para plazos de más de 15 años por parte de los bonos
soberanos, pasando de tasas de dolarización de 94 por ciento a 39 por ciento hacia finales de 2014.
94 Cápítulo 3: Dolarización y desdolarización en el Perú
Esta dinámica es resumida por García-Escribano (2011), quien encuentra que los
principales determinantes de la desdolarización en el Perú han sido la estabilidad
macroeconómica, los mayores requerimientos de encaje en dólares y el desarrollo del
mercado de capitales en soles.
Adicionalmente, el diseño de la política monetaria se complementó con medidas
orientadas a reducir los riesgos de inestabilidad financiera, tales como altos
requerimientos de encaje para aminorar ciclos crediticios y para reducir riesgos
de liquidez (en especial, en el caso de la intermediación en moneda extranjera),
intervenciones cambiarias para disminuir la excesiva volatilidad del tipo de cambio,
y operaciones monetarias de mayor plazo para enfrentar situaciones de estrés en los
mercados financieros.
Referencias
Alzamora, L. (1932). El Billete de Banco en el Perú. Librería e Imprenta Gil, Lima.
BCRP (1999). El Banco Central: Su Historia y la Economía del Perú 1821-1992, volumen 1.
Banco Central de Reserva del Perú, Lima.
BCRP (2015). Tipo de cambio e inflación (Recuadro 8). En Reporte de Inflación. Panorama
Actual y Proyecciones Macroeconómicas 2015-2017, volumen Mayo. Banco Central de
Reserva del Perú.
Hausmann, R., Panizza, U., y Stein, E. (2001). Why do countries float the way they float?
Journal of Development Economics, 66(2):387–414.
Miller, S. (2003). Estimación del pass-through del tipo de cambio a precios: 1995-2002.
Revista Estudios Económicos, 10. Banco Central de Reserva del Perú.
Winkelried, D. (2014). Exchange rate pass-through and inflation targeting in Peru. Empirical
Economics, 46(4):1181–1196.