Skliar, Carlos. Juzgar La Normalidad, No La Anormalidad
Skliar, Carlos. Juzgar La Normalidad, No La Anormalidad
Skliar, Carlos. Juzgar La Normalidad, No La Anormalidad
Juzgar
Juzgar la normalidad, no la anormalidad.
Políticas y falta de políticas en relación a las
diferencias en educación1
Carlos Skliar
Resumen
El artículo introduce al lector en la problemática filosófica, epistemológica,
cultural y pedagógica, generada a raíz de las nuevas propuestas educativas orien
tadas a reformular la llamada Educación Diferencial. Los conceptos diferentes,
diferencias, inclusión, diversidad, integración, etc., entre otros, son analizados
de una manera crítica y “deconstructiva”. Se levantan preguntas fundacionales
que apelan no sólo a los actores del mundo educativo, sino que, además y, prin
cipalmente, a la sociedad en su conjunto. Concluye el artículo con un diálogo
desafiante con los docentes que integran alumnos que vienen de la educación
especial.
Summary
This article introduces the reader to the philosophical, epistemological,
cultural and pedagogical problematics generated by new educational propositions
oriented towards a reformulation of so-called differential education. The
concepts of different, differences, inclusion, diversity, integration, etc. are
analysed from a critical and ‘deconstructive’ standpoint. Foundational questions
are raised which appeal not only to the actors of the educational world, but
rather, furthermore and primarily to society as a whole. The article concludes
with a challenging dialogue among educators who integrate students who come
from special education.
Key words: Differential education - Normality - Diversity - Inclusion
del otro -que en verdad, como mencioné, acaba por ser sólo un lugar- no hay
sino la perversión del orden y el ejercicio de una ley estéril que persigue única
mente la congruencia.
Llamo perversión a la delimitación, sujeción y fijación espacial y tem
poral del otro en esa lógica. La consecuencia de esta lógica perversa es que
parece que sólo podemos entrar en relación con el otro de una forma fetichista,
objetualizando al otro o bien en términos de racismo -que es una de las moda
lidades más conocidas del diferencialismo- o bien en términos de tolerancia, de
respeto, etc. Y acabamos reduciendo toda alteridad a una alteridad próxima, a
algo que tiene que ser obligatoriamente parecido a nosotros, o al menos previsi
ble, pensable, asimilable. Así es que hacemos del otro un simulacro, un espec
tro, una cruel imitación de una no menos cruel identidad “normal”.
Por ello creo que el binomio exclusión/inclusión no nos deja respirar, no
nos permite vivir la experiencia de intentar ser diferentes de aquello que ya
somos, de vivir la diferencia como destino y no como tragedia, ya no como
aquello que nos lleva a la desaparición de todo otro que puede ser, como decían
Baudrillard y Guillaume (2000), radicalmente diferente de nosotros. De algún
modo en lo que estoy pensando es que el problema de la diferencia y la alteridad
es un problema que no se somete al arbitrio de la división entre escuela común
y escuela especial: es una cuestión de la educación en su conjunto; esto es: o se
entiende la educación como una experiencia de conversación con los otros y de
los otros entre sí, o bien se acaba por normalizar y hacer rehén todo lo otro en
términos de un “nosotros” y de un “yo” educativo tan improbable cuanto ficti
cio. Y no estoy sugiriendo algo así como una pedagogía del diálogo, de la armo
nía, de la empatia, del idilio con el otro. Más bien pienso en una conversación
que, como dice Jorge Larrosa (2002), sirva para mantener las diferencias, no
para asimilarlas.
Referencias
Baudrillard, J. & Guillaume, M. (2000). Figuras de la alteridad. México: Taurus.