Libro-Completo
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LEON CARLOS ALVAREZ SANTALO
CARMEN M~ CREMADES GRIÑÁN
(Eds.)
MENTALIDAD EIDEOLOGIA 1
EN EL ANTIGUO REGIMEN
11 REUNIÓN CIENTÍFICA
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA (1992)
VOLUMEN 11
LEÓN CARLOS ÁLVAREZ SANTALÓ
CARMEN Mª CREMADES GRIÑÁN
(Eds.)
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MENTALIDAD E IDEO LOGIA
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EN EL ANTIGUO REGIMEN
11 REUNIÓN CIENTÍFICA
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA
1992
VOLUMEN 11
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UNIVERSIDAD DE MURCIA
LOS ÁRBOLESY EL BOSQUE:
LA MAOUINARlA RITUAL
León Carlos Álvarez Santaló
Con frecuencia, en este palenque colorista y a las veces dramático-patético que se sugiere
como el campo promedio de la historia de las mentalidades, tropezamos con apodas, enarboladas
en objeción, todas las cuales dan la impresión de negar el estatus de categoría a lo vociferado
como anecdótico o, por el contrario, exigir la vitalidad de la anécdota, para «garantizar» el
realismo de la categoría estadística. No debería sorprender ni el recelo de los «espectadores»
(dedicados sin duda a menesteres historiográficos de declarada mayor enjundia) ni la pasión
ortodoxista de los que justan, reclamando no se sabe bien qué funcionalidades imprescindibles,
(sólo al alcance de las metodologías de cada quien) para el ansiado logm del esclarecimiento de
la preconducta social o de los ambiguos significados de la conducta misma'.
Lo que yo puedo percibir entre tanto árbol podría no ser ni correcto ni importante, pero, al
cabo, es de lo que tratarán estas páginas, reflexión en voz alta en mayor medida que propuesta
metodológica2. Y lo que percibo tiene siempre que ver con la c~eaibilidadde los «objetos»
analizados con respecto a la fábrica que los produce; de este modo, cada conducta aislada (en el
sentido que se aisla en la investigación biomédica y no en el de achiación sin conexiones) queda
bajo sospecha, bien en relación a su índice de represeutatividad respecto a un todo social
1 Para no cansar con polémicas harto citadas, sugiero rcleer la conciliadora rellenión, no exenta ni de lucidez ni
de amargura, de VOVELLE, M.: «Histoire sErielle oii case studies, vrai ou faux dilcmme en histoire des rnentiilités», en
Hirrnire sociole, sensihiiilér cnllecrives el rnenlalité~(MeiBnges Robert Mandrou), París, P. U. F., 1986, pp. 40-49.
2 Me parece opoituno alegar en mi defensa una sugerencia como la siguiente: «Los que se asombran de las
paradojas que hacen surgir la lógica y el discurso ordinarios cuando aplican sus divisiones a unas dimensiones
continuas, olvidan lo que puede tener de paradójico el hecho de tratar el lenguaje coma un puro itistrumento lógico y la
situación social en la que es posible unarelación de tal tipo con el lenguaje>; y también: «Incluso sin que sea necesario
recordar todo lo quc encubre la oposición -bien olvidada, por cierto, por los lógicos e incluso por los lingüistiis- entcc
el arte de convencer Y el arte de persuadir, cómo no ver goe el uso escolar es al uso que cl orador, el abogado o el
.
Madrid, 1988, p. 486. Dc cuánta utilidad resillte este recordatono se apreciwá en las pjginvs que siguen.
15
significativo, bien en relación a su capacidad, real, para transparentar el sustrato de valores que puede aceptarse como generalizada en campos de actuación rzo especificamente religiosos.
originanos que la genera o incluso por ambas carencias simultáneas. Por estas veredas dialécticas En el caso de que tal cosa suceda, la contaminación que en esos campos devenga, desde su
puede llegarse a conceptualizaciones tan enternecedoras y sofisticadas como esa ceccezione 1 modelo sacralizado, podría explicar o, al menos, ayudar a valorar la relación promiscua entre
normale» que acuñaba Guinzburg' y que constituye una inquietante puerta casi cósmica a mun- banalidad y transcendencia que, con alta frecuencia, subyace en los estudios de mentalidades
dos tan insospechados como el «promedio excepcional», la «parte total» y el «todo parcial». colectivas. Convendría, por ello, clarificar este punto, para evitar el abuso terminológico y
Hermosa teoría de espejos que reduce la bien organizada escolástica al respecto, de Umberto conceptual que se derivada de colocar a la «ntualización» en una especie de lecho de Procusto
Eco4, a un ejercicio escolar y consagra la paradoja como axioma. y descoyuntarla para que se adapte a nuestras «necesidades» explicativas; las extremidades
En otra ocasión sugerí algunas otras obviedades al respecto5 de modo que me limitaré, aho- superiores arropando, sin demasiada tensión, la muy estudiada organización de la sacralidad y
ra, a aplicar la lente de aumento sobre una de las previsibles interferencias entre las conductas las inferiores (ahora sí, con grave dislocación de articulaciones) cubriendo cualquier conducta
que disecamos y los valores que se suponen transparentar: la ritualización como conspiración repetitiva y normalizada, por banal que resulte. Precisamente porque la ritualización no es
preexistente en la que un individuo-parte social se implica. Semejante complicidad podría cualquier cosa, su potencia para modelar conductas concretas puede ser reveladora; si una
alterar la «necesaria» espontaneidad de la conducta (necesaria en tanto el historiador la exija conducta social es definida (o propuesta para ser definida) como ritualizada, el número de casos
como garantía de sus conclusiones) hasta niveles en que resultaría razonable preguntarse sobre exigible, en orden a «garantizar» la veracidad del diseño mental, podna resultar una cuestión
la capacidad de tal conducta para «probar» los diseños mentales a los que parece aludir menor, si no indiferente. Para ser más precisos, el número de casos debería avalar,prei~iamente,
inequívocamente. Si esta interferencia puede alterar tan decisivamente la inocencia de la relación la probabilidad de que tal conducta esté ritualizada, porque, después de tal confirmación, puede
conducta-diseño mental, quizás no resulte ocioso ocuparse de su maquinaria y gastar en ello tenerse la seguridad razonable de encontrarla idéntica, sustancialmente, tantas veces como se
algunas de las fuerzas que concentramos con exagerada unanimidad en los polos inicial y busque, manteniéndose costantes los parámetros iituales. Con seguridad tales situaciones distarán
terminal, el dato-valor y el dato-conducta. de este modelo simple pero, con todo, parece razonable indagar en esta maquinaria ritual a la
El tema alnde a la probabilidad de que un sistema ritualizado dé de sí gestos de forma que podrían reconocérsele tan fuertes capacidades de pulsióu sobre actos sociales aparentemente
semiautomática que pierden, por ello, su significado espontáneo individual porque responden a libres y espontáneos.
un código, prefijado, de obligado cnmplmiento; será pues el código y no el dato, el que dispone
de mejores posibilidades para ser examinado como el prodncto de ciertos valores previos. De
este modo, la lectura «ingenua» de datos de conducta como fsntos evidentes, podría resultar
gravemente ineficaz para tomar contacto con los diseños mentales y, por el contrario, debería
ser el ritual mismo el que fuese sometido a la indagación pertinente. Además y como parece Supongo que en una indagación sobre tales prácticas deberían tener vara alta las opiniones
razonable, tal hipótesis avisa de las celadas que acechan en el hecho de depositar una confianza de los antropólogos. Recientemente el Ministerio de Cultura ha publicado un libro con el
desmesurada (e incluso una simplemente normal) en el valor de los «casos» individualizados; la sugestivo título, para nuestro propósito, de «Rituales y proceso social»'. Contiene, en primer lugar,
iitualización no es un affaire personal sino el prodncto de una sistemática social. La «originali- un rápido, aunque denso, estado de la cuestión en el que J. Luis García describe el recomdo de
dad» de una conducta tendría que dejar paso a la de la red social de ritnalización y, esta última, los últimos veinte o treinta años hacia la «revisión» del concepto antropológico de rituales y su
debería ser tenida en cuenta como el resultado del juego de coacción-mimetismo-utilitarismo- ampliación, mayoritariamente y con pocas reticencias dirigidas a abrir, para el término, las
ideologización que parece subyacer en toda coustmcción ritualb. estrechas y trascendentes celdas de lo sagrado8. Para un inexperto lector de antropología, da-
Pero pastir de las anteriores premisas y aceptar los condicionamientos que imponen, exige ñado, además, por la incomprensión que el promedio de los historiadores ejercemos sobre su
una cuestión previa, a saber: si la ritualización es, efectivamente, una técrzica de conducta social temática y metodología, tal recorrido resulta sumamente útil y revelador.
Si no he entendido mal lo que he leído, parece haberse recorrido un largo y enrevesado
3 GINZBURG, C.: E l queso y los grrxonos, Barcelona, 1981. El trasfondo y la matización del concepto en p. 22. trecho desde Marcel Mauss y su Lo Sagrado y lo Profano hasta los trabajos recogidos por
4 ECO, Umberto: De los espejos y otros ensoyos, Barcelona, 1988. Schechner y Appel, sobre teatro y ritual, en 1990'. En realidad el camino debe haber sido más
5 Á L V ~ SANTALÓ,
Z L. C.: «La burguesía de negocios andaliiza: menlalidad y modo de vida», en La
largo qne eso y contener a Foustel de Coulanges, Diirkheim y William Jameslo.En cualquier caso
Biri-guesíade Negocios eii ia Ai~d<rlscia de la llirstiocióir, CSdiz, 1991, pp. 181-197.
6 Aunque más adelante tendremos ocasión de matizar, con mayor rigor, algunos de estos extremos, no será
y espigando en la selección del propio J. L. García podemos seguir el rastro de la evolución del
ocioso rccoidai., ahora, que, aunque se evite cuidadosamente el ténnino «ritual», «ritualiración», el problema está
aludido, con constancia, cada ves que se cuestiona el índice de .veracidad» que una conducta dad* presenta respecto a
7 GARC~AGARC~A,José Luis y otros: Riruales y Proceso Social. Estudio compor?lfiiio en cinco zonas e,ypa~
su mariantial de origen. Como simple reierencia, pueden servir las siguientes líneas de M. Vovelie: etout naNement, la
lisibilité de rcsultats qui dévoiietit des modulations significatives dans le temps, dans I'espace, Comme dans I'epaisseur ñolui, Madrid, 1991.
du tissu social, apporte une picmi&rereponse a I'objcction préalable que vvait eté presentée a cate histoire «sur traces»: 8 GARCÍA GARCÍA, J. L.: «Rituales con los que vivimos» en Rilsoles y Proceso Suciol, op. cit. pp. 9-23.
ceiie de ne pouvoii que refleter pauvrement la convention sociale, la croute la plus enterieure des comportaments 9 MAUSS, Marcel: Ohi-or, Barcelona, 1970; SCHECHNER, R. y APPEL, W. Eds.: By Means ofpe?foirnnnce,
collectifs ...la pression sociale, ou pas encore la convention notariale ...i'argument est transposable en tous domaines et Cambridge, 1990.
I'on peut aussi bien evoquer le peinne d'en-voto ...un tout autre domaine, celni <lessouiccs judiciaircs ...Ont croit saisir 10 La ciudad antijiua de FOUSTEL es de 1864, Las fornias elenrentales de lo vida i.eligiosn de DURI<HEIM, de
lri iealité des comportaments; ce que I'on houve, c ' e l le code moral et repressif d'uiie societé qui f a ~ o n n eses progres 1912 y La2 variedades de la e.rpr>ieiiciu religiosa de JAMES, de 1902; los nes tienen traducción española, los dos
ciiminels et dinquants et leur souffle jusqu'a leurs respoiisess. En Hisroire sérielle o', cose tudies, op. cit. pp. 42-43. primero en 1982 (Madrid) y cl tercero en 1986 (Barcelona).
tan formidablemente constructivo como el de los ritos de paso, se desliza, con fluidez, a expli-
concepto de rito. Marcel Mauss, en 1919, lo definía como «actos tradicionales eficaces que car cualquier paso, que es lo mismo que decir que entramos en pasos hacia el orden y pasos
versan sobre cosas llamadas sagradas»; a retener la finta sutil de ese «llamadas» que me he hacia el caos, ambos con rituales de tejer y destejer; o sea, una dialéctica de dos direcciones (o,
permitido subrayar y que podna abrir el ritual casi a cualquier acto con tal que...; por su parte al menos, eso es lo que interpreto) en la que las síntesis resultantes no siempre se convierten en
Durkheim, pocos anos después, proponía el rito como un motor de trascendencia social prácti- las nuevas tesis. Este telar de Penélope en el que se agita, en la supervivencia, una sociedad,
camente imprescindible: «Actos colectivos en los que recrea periódicamente (el rito) un ser puede ser definido, y lo ha sido, como un sistema-panorama dramático-lúdico (sociedad en
moral del que dependemos todos, la sociedad»; es evidente que tal «recreación» bien puede Drama, sociedad en Juego) ininterrumpido. Es bien sabida la importancia trascendente que
considerarse un «acto sagrado» pero lo sena en un sentido poético y con facilidad se puede antropólogos y sociólogos conceden a los conceptos de Drama y Juego como explicadores de
dirigir la atención en direcciones más duras. Hacia la mitad de la década de los sesenta, lo conductas'? nos interesa ahora fijamos en una de las nervaduras de tales bóvedas: el concepto
sagrado estaba deszrpareciendo, con cierta prisa, de la definición, al menos para ciertos sectores de «negociación», como la técnica de acomodar la heterogeneidad de los «jugadores» (confron-
(la llamada escuela funcionalista) y, así, para Beattie, el rito se reducía a «actos sociales tados, interdependientes, tradicionales y heterodoxos) en un proceso de tanteo-error o tanteo-éxito.
simbólicos», para D'Aquili ya se había concentrado en «el reflejo de la verdadera esencia de la Nos interesa porque no conviene perder de vista (y podna ser que por la torpeza del discurso así
condición humanav y para Tambiah (en 1981) en un «sistema». Por la mayor precisión, riqueza haya sucedido) que hablamos de rituales; en el modelo clasicista de Durkheim los rituales se
y utilidad, para mi propósito, me detendré en este último: «Ritual es un sistema culturalmente nos asemejaban a sillares sucesivos y complementarios, «levantando» el muro social; por el
construido, de comunicación simbólica... constituido por secuencias pautadas y ordenadas de contrario, en el telar de Penélope del Drama y el Juego más bien nos producen la sensación de
palabras y actos frecuentemente expresadas en medios múltiples, cuyo contenido y disposición una suerte de moneda de cambio para «acomodar» la vida y salir con bien, gracias a trueques
se caracterizan por grados variados de formalidad (convencionalidad), estereotipia (rigidez), ingeniosos o crueles, de la Babel de intereses en batalla. Curiosamente (digo curiosamente
condensación y redundancia (repetición)»". A retener estas tres estilísticas últimas que i-esul- respecto a mi propio discurso mental, por «evidente» o banal que pueda resultar para el
taran familiares a cuantos se han enfrentado con «coiiductas de mentalidad». Lo que pretendía antropológico) todo ello desemboca en un «Juego-Drama» con el que estoy relativamente bien
con este florilegio de pespuntes definitorios sobre el rito y la conducta ritual no era más que familiarizado, me parece, y al que he aludido en otras ocasiones (para «comprender» ciertas
confirmar que la antropología tiende a concederles, en principio, capacidad de cobertura para estilísticas de conducta social relacionadas, por ejemplo, con la religiosidad barroca): la difícil
conductas sociales no religiosas y no sagradas y, además, un papel determinante en la construc- y con frecuencia descarnada «negociación» respecto a la realidad vivida y la realidad
ción de la estructura social (completa o sectorial) y en la organización mental en la que tal «organizadotraducida» en modelos ideológico^'^. Al fin y al cabo resulta bastante creíble que
sociedad cristaliza su percepción del organigrama de sí misma. En palabras del propio J. L. los «rituales», ejercicio (no cartesiano, desde luego) de codificación simbólica, no sean sino
García (aceptando las tesis de Redcliffe-Brown, de 1952), «es la sociedad la que se entiende fórmulas de construir otra realidad, de acuerdo con otra interpretación del mundo, distinta e
instituida, constituida, conformada, reforzada, mantenida, cohesionada, integrada, diferenciada, interesada respecto de la experiencia inmediata. Supongo que es a eso a lo que se refieren
jerarquizada, articulada, removida, reactivada, conmovida, subvertida, transformada, regenera- algunas propuestas de análisis del ritual, cuando aluden a la capacidad de que disponen para que
da ... por los rituales»'2. La cita podría parecer tendenciosa, partiendo del supuesto de que parece, sus «actores» se ejerciten en fundii el mundo de la experiencia (vivido) con el ritualizado
sustancialmente, referida a sociedades «cnidas» y embrionarias pero, justamente, el problema a (pensado-construido) en un mismo todo-mundo pe~uliar'~. Puesto que mi experiencia del tema
tratar es si el párrafo es aplicable a sociedades elaboradas y completas; tengo la fundada
sospecha de que la antropología lo cree así y, por mi parte, es precisamente lo que estoy «La civilización no es racional y tampoco es ii-mcional sino que se pone y se mantiene ciegamente en marcha por
proponiendo: que cualquiera que sea el supuesto campo de acción (es decir de eficacia) del medio de la dinámica propia de una red de relaciones, por medio de cambios específicos en la forma cn que los hombres
ritual, su ve~daderolímite es la red social y que cuanto a ésta le acontezca, como vida, está están acostumbrados a vivir*, (p. 451).
escrito en clave ritual. Desde luego los antropólogos (y no se olvide que he dejado, por ahora, 14 Y no sólo ellos, a veces sc olvida la pequeña obra maestra de HüiZINGA, J.: Horno ludeiis (Madrid, 1973) pese
a haber superado ya el medio siglo: por lo que respecta al contenido conceptual al que aquí se alude, aspecíCicamente,
en sus manos la disección del tema) están convencidos de la enorme complejidad del sistema y,
me parece suficiente remitir a los distintos trabajos de V. TURNER; resultaran de epecial eficacia para nuestro tema El
así, de la armonía aparente del modelo durkheiniano, (en el que el ritual condensa la imprescindible proceso rituol, Madrid, 1989 y el Fi-om Ritirol to Tlteatre. The Hunian Sei.ioirsiress of Play, New York, 1982.
ascesis a través de cuyo conjunto de renuncias y disciplina se construye el orden social y 15 Vid., por ejemplo, ÁLVAREZ SAI'ALÚ, L. C.: <La religiosidad barroca: la violencia devastadora del
sobrevive), se pasa a la aceptación de una poderosa disolución de este clasicismo; en efecto parece modelo ideológicos en Gremios, Hemondades y CoSiudias, vol. 1, San Fernando, 1991, pp. 77-91; o también del
que hay ascesis para organizar pero también para desorganizar y ~ebelarse'~. Así, un concepto mismo autor: «El texto devoto en el Antiguo Régimen: el laberinto de la consolación» en Crónica Noiia, n V 8 , 1990.
Universidad dc Granada, pp. 9-35.
16 Vid., por ejemplo, VELASCO, H. M.: «Creer es poder. Un replanteamiento de 1s eficacia simb61iciin en A i i ~
11 Todas las deCininiones estbn tomadas, como ya adveiti, del trabaja ya citado de T. L. García, pp. 9-12. que
tropologia Social sinfionteius, Madrid, 1988, pp. 21 y SS. o BEATTIB, John: Otro2 Cult~iras,Méjico, 1972, especial-
aporta, igualmente, las reiereniias bibliográficas precisas: pp. 269-271 de Ritirales p Proceso Social, op. cit.
mente los capítulos dedicados al «campo del ritual»; o HOCART, Arthur: Mito, i-iriraly costumhi-e,Madrid, los iapí-
12 GARCÍA, J. L.: "p. cit., p. 10. La obra de R A D C L m - B R O W N aludida,Esti-ucfui-ayfirnción de 10 sociedad
tulos quinto y séptimo. Por otra parte, la capacidad eficaz de transmutar la realidad a través de los rituales (convertidos,
primitiva, ed. española, Barcelona, 1972.
13 Salvo clmor de percepción por mi parte y, esta vez, desde la sociologia retrospectiva que ericma NORBERT
EL~As,el proceso parece no mal ejemplificado en su Elproceso de 10 cii>ilii<~iún (Madrid, 1988), y muy especial-
mente en el resumen Cinal eri que propone una «teoría dc la civilizaciónr (pp. 449 y ss.). No estoy seguro de que su
pp. 55 y SS.
concepto de «mecanismo de relaciones colectivas» tenga que ver con ese juego de «renuncias y disciplinas» constmctivas
quc esgrimía DURKHEIM, pero, en cualquier caso, un párrafo como el siguiente merece alguna reflexión al respecto:
19
18
podría resultar contaminada por mi propia convicción, en la línea sugerida más arriba, terminaré 2. LOS MOTORES BE SIITUALIZACI~RI
este breve recorrido con una larga cita textual de quien hemos utilizado hasta ahora como guía i
en este aparente viaje a los «infiernos» de la conducta social: «Las concomitancias (de los dos Me permitiré partir de una cita de Norbert Elías cuyas posibilidades de desarrollo me
sentidos del «juego» que los antropólogos separan cuidadosamente, el play y el game) con los !/
parecen excelentes; el tiempo no las ha dañado, pese al más de medio siglo que soportan, a estas
rituales son evidentes y, a nuestro juicio, resultan reveladoras de la tensión entre realidad y alturas, e incluso creo que las ha reforzado. Dice así:
ficción, entre constricción y liberación que los define. Los rituales tienen la doble dimensión de 1
juego (play) y juego (game); de lo lúdico como tal y del juego de reglas. Son medios sociales «La estructura de los miedos no es más que la respuesta psíquica a las coacciones que
para procesos sociales, reglas para reflexiones sobre las reglas. Someten mundos construidos al los hombres ejercen sobre los demás, dentro de la interdependencia social. Los
juego de la constrncción y negociación de significados. Ponen a prueba y agitan la continuidad miedos constituyen una de las vías de nnión (y de las más importantes) a través de las
cuales fluye la estructura de la sociedad, sobre las funciones psíquicas individuales...
~
de la vida social enfrentando a los individuos con la incertidumbre de los cambios. Su eficacia
reside en hacer tradición jugando con los cambios periódica e indefinidamenten y, también, con harta frecuencia han creído y creen los seres humanos que los mandatos y las
definitivamente: «Hay tantas razones con las que insistir en la impresión de ficción que pueden prohibiciones que regulan su comportamiento recíproco, al igual que los miedos
causar los rituales, que tras numerosos intentos teóricos -habrá que reconocer que en parte correspondientes, son algo super-humano. A medida que se profundiza en las co-
fmstrados- por explicar la codificación simbólica, es decir los modos de recrear o transformar nexiones históricas, en cuyo curso se han constituido y transformado las prescripciones
realidad ... habría más bien que tratar de captar las múltiples sutilezas de la falsedad y el engaño y los miedos, va imponiéndose al observador una idea que es de gran importancia
en la dinámica de la vida social»". para la comprensión de nuestra conducta y de nosotros mismos ... (que) todos los
En conclusión, creo que podemos disponer de dos argumentos favorables para aceptar la miedos son suscitados directa o indirectamente en el alma del hombre por otros
existencia de conductas ritualizadas, en campos de conducta social no específicamente hombres; tanto los sentimientos de pudor como el miedo a la guerra, el temor de
sacralizante: primero el consenso de la antropología, sin graves dudas, (matices aparte) y las Dios, los sentimientos de culpabilidad, el miedo a la pena, a la pérdida del prestigio
más recientes líneas de investigación de los rituales como técnicas de «negociación vital»; social, a sí mismos y a ser víctimas de las propias pasiones. Su intensidad, su forma
segundo, que al explicar, así, la ritualización como una maquinaria-tipo de la forma en que la y la función que cumplen en la organización espiritual del individuo, dependen de la
sociedad se organiza y se percibe como organizada, (sin olvidar que cada «organización» estructura de su sociedad y del destino que éste tenga en ellabZ0.
sugiere, inmediatamente, proyectos para sustituirla y que, en este sentido, «desorganizar» no es
más que otra forma de constmir organigramas) coincidimos con parámetros que nos son Se disculpará la extensión de la cita y, muy probablemente, la imprecisión terminológica
familiares como los de modelo ideológico y realidad empírica y la ambigüedad paradójica en la que acompaña a una enumeración tan indiscriminada de situaciones, a cambio de retener el
resolución-fusión de ambo^'^. Parece pues posible retomar ahora el planteamiento inicial res- meollo de la cuestión: el miedo como motor de conductas; el papel preponderante que el juego
pecto al hecho de que la ntualización de las conductas atenúa adecuadamente su individualización, de coacciones sociales asume en el proceso de «negociación» y, en definitiva, de ritualización
tendiendo siempre a transmutarlas en sociocolectivas (pleonasmo no totalmente inadecuado si de conductas no necesasiamente sacralizadas. Hasta donde soy capaz de comprender tal motor,
se quiere sugerir que, cualquiera que sea el volumen de la colectividad será afectado justamente el problema no parece consistir en demostrar sobre qué conductas tienen eficacia sino, justamente,
en tanto que social y no en tanto que volumen) y disminuyendo, así, el nivel de espontaneidad; sobre cuáles no la tiene; o bien, si la eficacia aludida se refiere sólo a generar conductas o a
se trata pues de traer al proscenio la maquinaria de coacción-mimetismo-utilitarismo (en resu- generarritualizaciones. No sé si una cita, de nuevo antropológica, aclararía el tema: «...participar
men la del «juego» ideologización-experiencia) que puede ayudar a comprender el acto en los rituales significa aceptar el transfondo mismo que los posibilita como conductas com-
último-conducta, objeto de análisis. partidas y comprometerse en la aceptación de los principios básicos que los sustentan... se da
Me atendré, brevemente, a una reflexión sencilla (no exactamente ingenua) sobre una de las una i-eproducciónpor parte de cada uno de la experiencia exitosa de los demás y un rechazo del
dos cuestiones elementales respecto a dicha maquinaria: qué motores la ponen en marcha y qué desacierto reiterado ... cuando están en juego aspectos fundamentales de la vida social no sólo
«ruedas» fundamentales se le veni9.Será el tema de los motores al que me atendré por evidentes son respaldados por la sanción derivada de un estrecho control sino que pueden ser objeto de un
razones de espacio. tratamiento especial... pensamos que los rituales son conductas importantes en las que se
apuntalan estas renovaciones (las del proceso de «negociación»)~~'. Sugiero retener de esta cita
17 GARCÍA GARcÍA, J. L.: Rituales..., ap. cit. pp. 14 y 12 respectivamente para cada una de las dos citas. términos como «aceptar», «conductas compartidas», «comprometerse», «rechazo», «sanción»,
Sugiero poner en relación estos textos con el de M. VOVELLE, reproducido en la nota 6.
«control»; todos ellos y su contexto, apuntan al miedo, al menos en el sentido de «horror al
18 Me parece. al respecta, sumamente «probatorio» quc la historia de las mentalidades haya aclamado, nemine
discrepante, la interpretación de BAJTIN, cuando construye lodo la concepción de cirlruiu poprrlar con la maquinaria vacío». Efectivamente, la «negociación ritual» puede considerarse como el resultado del vértigo
ritual del carnaval, una técnica de concretar la visión del mundo en una cnegociiición~,no siempre regocijante, de
«drama» y «juego», valor y valor invertido. Vid. BAJTIN, Mijail: La culru>up~pi~lro. en la EdadMrdia y en elRena- 20 ELIAS, Norheit: El proceso de la civilización, Madrid, 1988, p. 528. La feclia de edición (en espaílol y veinte
ciniietiro, Barcelona, 1974. años antes, cn alemán) no deben despistar respecto a la de la redacción del texto.
19 Parecc obvio que el tipo de ritualización, al queme atengo, coirespondc al resultante del sistema ya aludido de 21 La cita de GARCÍA, J. L. op. cit., se inicia en la p. 19 y sigue en 1% 15 para concluir en la número 16; los
snegociaciónn y no, claro, al inicial sacro-mist6rico. En ese sentido, será de mayor utilidad retomar a TURNER o a distintos párrafos siguen Iri secuencia de una larga exposición sobre conductas sociales y la dimensión que en ellas
S C H o C W R y APPEL que a MARCEL MAUSS. Vid. citas de las notas 9 y 14. adquieren los riiuales como fórmulas «negociadorasr.
20
al aislamiento social y la pérdida del apoyo del «grupo» (toda la sociedad o partes significativas
de ella, siquiera sea en la opinión del individuo). El ritual garantiza a los participantes al menos 1 sino que produce lo negociado. Eso lo distingue de una mera metáfora y resultaría más fácil de
un éxito seguro: la complicidad colectiva; su ausencia puede significar (y parece significar) el i aproximar su «técnica» de trabajo sobre la conducta social a la estilística, perturbadora, de
fracaso «evidente» que toda exclusión comporta para el ser social. Cuanta espontaneidad y li algunos pintores manieristas del siglo XVI, que dieron obsesivamente en construir rostros o
libertad esté dispuesto el individuo a sacrificar para ser reconocido como interlocutor-cómplice,
en las distintas conductas problemáticas, constituye un problema de medida al que ahora no es
fácil atender. En opinión de Norbert Elías el límite parece largo: «ninguna sociedad puede
l figuras humanas con componentes exclusivamente vegetales, consiguiendo, así, que las metáfo-
ras resultasen «mágicamente» naturalistas; estoy refiriéndome a gente como A ~ c h i b o l d o La .
desproporción, en nuestro ejemplo, de los gestos rituales del triunfo, respecto al triunfo objetivo,
subsistir sin canalizar los impulsos y las emociones individuales, sin una regulación muy I debería avisamos de la voluntad desesperada del deportista de que el gesto ritual haga el triunfo
concreta del comportamiento individual. Ninguna de estas regulaciones es posible sin que los 11 y no meramente lo signifique; y si ello es así, la gesticulación no es el «producto de» sino que
seres humanos ejerzan coacciones recíprocas y cada una de estas coacciones se transforma en pretende ser «loprod~tcido»y, por ello, el verdadero motor es el miedo y la inseguridad. Quería
miedo de uno u otro tipo»". El propio autor, en otros párrafos del mismo trabajo, da la impresión subrayar, simplemente, que supuestos motores «evidentes» de conductas (sean rituales o sim-
de haberse excedido en la valoración del motor miedo pero, puesto que nosotros no lo estamos ples actos desconectados) tal vez puedan y deban ser leídos de otra forma y, en este caso, como
considerando como un motor único sino como uno de varios, el matiz no afecta a nuestra motoi-es-miedo.Se ha significado comúnmente, al respecto, la equivocidad de lo que perfecta-
valoración. mente podríamos considerar como rituales triunfalistas de exhibición de poder socio-religioso,
Es evidente que no estamos refiriéndonos, directamente, al MIEDO metafísico, consustan- en la crisis del X W , lo que puede leerse como un ejercicio duro de conciencia asumida del
cial al animal humano que se sabe mortal, sino a miedos más pequeños, miedos sociológicos privilegio y la seguridad de la ventaja puede, también, ser descifrado, sin descoyuntar las
que se refieren a situaciones de desestabilización y a pérdidas de prestigios y ventajas; en qué conductas, como una respuesta compulsiva a la angustia por la amenaza al status, el desvane-
medida unos y otros tienen magmas comunes no es el tema que nos ocupaz3. cimiento de la justificación del privilegio y el amago de «anonimación» (ya que no de
Para concluir con el miedo-motor (angustia-motor), una matización útil: recordar que múl- proletarización, avant la lettre) que se percibe como probable o incluso inminentez4.En efecto,
tiples conductas de apariencia activo-positiva (de reafirmación, celebración del éxito, manifes- el miedo a que se evapore el honor, lo que sucede si lo hacen los signos públicos con los que se
tación de superioridad y ejercicio de prepotencia) disponen, como mínimo, de un reverso honra, empuja a forzar los rituales en los que se garantice la complicidad de quienes debeiz
pasivo-negativo (huida hacia adelante, disfraz de inferioridad, remedio de autocompasión, realizar tales signos de reconocimiento; el grado de éxito o fracaso que los rituales propuestos
alivio por sortear el fracaso inminente, ... etc.). Un ejemplo de micro-ritual, banal, con el que, consigan, en la recluta de tal complicidad, es problema distinto y queda siempre el consuelo
sin embargo, estamos muy familiarizados, puede servir para puntualizar el matiz anterior. En cierto de que, realizado el ritual, éste garantiza, per se, (como líneas atrás advertíamos), el logro
efecto, el espectáculo, verdaderamente obsceno, (en el sentido que un griego clásico daría a la pretendido (independientemente de que, a los ojos de un espectador avisado, tal logro no se
palabra) de gesticulación desmesurada, con que deportistas profesionales «celebran» un triunfo, haya producido en absoluto).
para el público, suele ser leído como la explosión espontánea de la satisfacción (activa-positiva) Un segundo motor de ritualización, omnipresente, reside en lo que entiendo como una
por el éxito, la confirmación de la capacidad técnica, el valor y, con todo ello, comopropuesta compulsión clave del animal humano en el proceso de autoreconocimiento: alejarse conscien-
(del propio deportista y sus compañeros, en casos) de un liderazgo heroico (siquiera sea temente de las piuebas más obvias de su entidad animal. En forma esquemática (y, por ello,
ocasional); pero también podría leerse, sin excesivo retorcimiento, como el resultado de una probablemente caricaturesca) puede leerse como una obsesión, acuciante, de autoestima, si-
compulsión nerviosa que celebra la huida: del fracaso, de la opinión adversa, exterior y propia, tuándola, justamente, en el ser mús que el resto de la naturaleza; las afinidades naturales con el
o la amenaza de una pérdida de credibilidad profesional. Con toda probabilidad, el deportista ha resto de los animales que las comparten, serán consideradas como una servidumbre humillante.
aprendido que el desproporcionado mini-iitual gesticular es una garantía, dentro de unos El camino más expedito parece, en tal caso, dotar de alguna trascendencia a conductas que,
convencionalismos pactados, (entre los que se encuentran los prestigios de otras relaciones, experimeiztalmente, se evidencian como animales, en una suerte de trasvestismo hacia otra cosa
parecidas, entre otros deportistas y otros públicos) que por sí sola hace el éxito y no sólo lo u otro nivel. Ello afecta, desde luego, a casi toda la fisiología (salvo la del llanto que será, así,
acompaña. Porque, en efecto, al menos originariamente, el ritual no sólo actúa como trama de magnificado como naturaleza de superior calidad) y también al orden de los instintos,
símbolos sino que hace; no sólo construye el tablero de juego de la «negociación» y las reglas transmutados en pasiones y, entonces, (es decir cuando la transcendentalización se haya produ-
cido) elevados a la categoría de pilares grandiosos en el trayecto de superación de la base
22 ELIAS, Norbert: Elpincrro .., op. cit., pp. 528-529. Los límites largos creo que quedan reflejados pero, por si animal; a nadie puede escapársele la vasta operación de maquillaje transcendente que puede
acaso, añadir6 el final del texto citado: «No hay que hacerse ilusiones, la producción y reproducción continua de los realizarse (y se ha realizado) sobre la violencia, como manifestación de un instinto animal de
miedos humanos por medio de los hombres es algo inevitable e inexcusable, siempie que los hombres traten de convivir
dc una u otra forma, siempre que su anhelos y sus acciones se interrelacionen y a sea en el trabajo, en la convivencia o supeivivencia o sobre el instinto 1-eproductor.El nivel de ritualización exigido en semejantes
en el amor», (ibíd., p. 529).
23 Al miedo «dorsal», generalmente cristalizado en la compleja fenomenologia religiosa, ha dedicado lean
DELUMEAU dos extensos tratados, en 1978 y 1983: La Peirr- en Occideitr (XlVeX7/llld y Le péché et lo peirr
(XllIe-XVlIlej;como contrapartida ha dedicado un tercer estudio al erituai negociador», sacro-devocionai, mediante el 24 Parece ocioso c i t x al respecto a MARAVALL, J. A,: (La cirlnri-adelBairucu, Barcelona, 1975, cspecialmentc
que los cristianos han buscado la seguridad, en ltt complicidad con grupos prestigiosos de patrones y valedores. Vid. pp. 65-75; La liteiutrini picrirerca de.~dela Iiistoi-in social, Madrid, 1986, sobre todo, el capítulo tercero de ia primera
DELUMEAU, J.: Rassui-ei-elpi-otéger-.Le senliment de secui-ilé duns I'Occident d'auti-cfois, Paris, 1989. yate, el octavo de la scgunda y el noveno de la terccra; Poder. h o ~ i o r yéiifes eii ei~igIoXVI1,Madrid, 1979, justamente
en las pp. 68-79) en lo que se ha convertido casi en un lugar común de la comprensión del B m c o .
l obediente y, en tanto que tal, útil-adecuada. Toda la magia fáctica es sólo eso y la ideología
procesos es tan alto y tan evidente cuanto ponen de manifiesto los códigos educativos y los 1
exactamente igual. Independientemente del fracaso real de tales liturgias para alterar la natura-
paradigmas cultura le^^^.
El tercer motor fue ya evidenciado al hablar de la definición misma de ritual. Se trata pues
i
'! leza de las cosas; no debe olvidarse que semejante fracaso no tiene por qué percibirse como tal
i por los participantes en el ritual; disponen éstos (los rituales) de la necesaria resenra de
de la exigencia de acomodo de intereses contrapuestos que desemboca en la negociación; el
credibilidad capaz de absorber también el fracaso y volverlo a transmutar en otra cosa (que
'
acomodo aludido no se refiere sólo a intereses de la diversidad de grupos o individuos sino,
probablemente en primer lugar, al de la tensión misma entre las «reglas» y la «realidad-
experiencia». Ello explica rituales comparativamente «duros», en la medida en que se perciben
[ puede ir desde la denuncia por defectos del eshicto cumplimiento de lo regulado hasta la
evocación de un orden último de decisión que se define justamente por la imposibilidad de ser
obligado y por la incapacidad social para juzgarlo). Todo ritual se erige, así en un laberinto que
como realidad misma y otros, más «simbólicos», cuando es la realidad «objetiva» la que se
desemboca en sí mismo y que no puede vencerse sino sólo, destruirse; para hacerlo, con mucha
presiente como difícilmente manipulable. Pero, desde luego, además, está la imprescindible
probabilidad, se utilizará un nuevo ritual.
«negociación» de status de todo tipo y laya: diferentes-excepcionales versus comunes; élites
versus masas, integrados-marginados, ejercedores de poder-obedientes, exentos-obligados, Para concluir esta simple reflexión sobre las dudas razonables que suscita la conducta social
respecto a su espontaneidad, originalidad y la veracidad de la conexión aparente entre los actos
imprescindibles-prescindibles y todos ellos pactando-rebelándose en el campo de agravante de
y los motores, me parece útil aludir siquiera a las ruedas de la maquinaria ritual que debenan
la funcionalidad utilitaria o la invención cínica y descarada. Conio más fáciles y convincentes
atraer nuestra atención como analistas. Me limitaré a sugerir tres, tan elementales como, proba-
manifestaciones rituales de este motor, debemos recordar todos los festivos (cualesquiera que
blemente útiles para el disceniimiento de la conducta.
sea su matriz, religiosa, política, educativa, artística, lúdica) y una buena parte de los de
La primera, me parece sería la distribución de roles. Todo ritual exige una distinción entre
convivencia jerarquizada, si es que no son todos.
directores y simples participatites; tanto aquellos como éstos pueden, a su vez, subdividirse en
El cuarto y último que tendremos en cuenta es, a su vez, otra pulsión exacerbada en el
distintos esisatos, en función de su proximidad al protagonismo o su responsabilidad en la
humano, como individuo (presuntamente único e irrepetible) y como dovela social: la frecuente
eficacia del ritual. Ello aborda cuestiones nada simples: el papel de cada sección en la «inven-
situación de indefensión frente a una realidad, naturaleza pura o sociedad (que es una naturaleza
ción» del ritual y en su forniulación precisa; quién propone a quién y qué propone, quién
en telar). La dificultad básica de leer y asumir la realidad, con todas sus consecuencias y los
controla el nivel de adhesión-complicidad y con qué medios, quién establece los límites de la
presumibles riesgos inherentes a tal análisis (en muchos casos insuperables), ha mojado a los
eficacia ritual y también los de la participación".
hombres en los brazos de toda clase de rituales de transmutación. La ciencia y las artes, desde
luego, pero también la religión y la magia; magia gestual o simplemente ideológicaz6.Como ya La segunda, el organigrama de la realidad-vida, tal como ha sido «aislada» en la burbuja del
ritual. Este aislamiento, me parece, comporta una transposición de tiempo-espacio-naturaleza
hemos visto una de las más sólidas ventajas acordadas socialmente a la ritualiación es el
que condiciona la intensidad y claridad de las complicidades rituales. Gracias a ello el ritual, en
constituir un hallazgo eficaz (relativamente a poco costo) para transmutar materia; recordenlos
que el ritual hace y no sólo simboliza. La materia de la realidad (esa de la que suele decirse que tanto aceptado como eficaz, constituye un mundo aparte respecto a la experiencia de lo real y,
mientras sea así, se puede confiar (los cómplices, de grado-forzosos, pueden confiar) en que las
es insohornablemente terca, pero que nmca se puntualiza durante cwduto tiempo) vivida-vivible,
reglas del mundo «exterior»puedan quebrarse, eludisse y reinventarse ya que, en tanto ritualizados,
debena ser alquímicamente trdnsubstanciada por los rituales «eficaces» en otra, controlada,
no se está bajo el control de la realidad, digamos objetiva, sino de la acotada en lo que hemos
llamado burbnja ritual. Esta pérdida de realismo y las construcciones alternativas a que da lugar,
25 Rcsitlta inevitable una referencia, olra vez, a Norberl ELIAS; todo el capítulo segundo de Elpi.oceso de la
civilizacióir, op. cit. (así llamado, aunque es dudoso que más de 150 páginas respondan con propiedad a tal téirnino) está
dedicado precisamente a este tipo de situaciones (pp. 99-257); pcro también resulta clave ei epígrafe quinto del 27 Que esta operación de fijación de los roles no es tan fácil como parece, resultando en cualquier caso imprescin-
Resumeii final (pp. 482-499). igualmente resu1tai.á de io mas apropiado una selección de los capítulos quinto y sexto de dible, lo ponen de manifiesto algunos gruesos debates d c la histoiiografía sobre mentalidades; por ejemplo, y para no ir
su libro Lo sociedad coitesana, México, 1982, pp. 107-284. Desde otro punta de vista y para comprender el ingente demasiado iejos, el problema de una «cultura popular» (que supongo no habrá demasiadas dificultades en aceptar cama
una red de «rituales» mejor o peor ensamblados) inducida, c i ~ i r l a d oo dialécricri respecto a élites. No merece casi la
esfucrzo en el basamento de los códigos educativos. vid. GARÍN, Eugenio: La edrrcación en Europa, 1400~2600,
Barcelona, 1987, especialmente pp. 132-139 y 192-222; por último, los trabajas dc J. REVEL, O. RANUM, J. L. pena recordar, por conocido, que los pilares del debate pueden conseguirse en: MANDROU, R.: De la culturepop~rlai>r
#ir X V h elXVIIle silcles: laBibliorh3que bleu de Troyes, Paris, 1964; BOLLEIME, G.: ~Litterature populaire el litterahire
F'LANDRIN v J. GELIS cn el capítulo segundo . («Formas de ~rivatiración~) de la Hirloria de la vidu ol-ivado. Madrid,
de co1port;ige au XVILIe siécle» en Livre el socieré dan8 la Fmnce du XVIIIe siécle, VV. AA., Pxis, 1965; o también
1989, vol. 3, pp. 165-331.
26 La sutil distinción «clásica» de MAUSS entre ritos mágicos v rciieiosos. Lo Bibiorheqire Bleir: la lilleralurepopulaN.e en France du XVIe au XlXe siécle, Paris, 1971; LOMBARDI SATRIANI,
- . u . como se recordará. se fundamenta en
una supuesta diferencia de¡ agente responsable de la eficacia del rito: en los mágicos tal capacidad sc la moga el L. M.: Antr-opologia cirllurole e anolisi della culrirm suballerna, Rimini, 1974; GINZBURG, Carlo: El queso y los gusanos,
Barcelona, 1981 (ed. italiana en 1976); VOVELLE, M.: Ideologios y rnenlalidades, Barcelona, 1985 (ed. francesa en
mago-sacerdote, que dispone del poder y ei conocimiento para actuar directamente sobre la realidad: en el rito religioso,
1982). Pero esto no cs más que espuma, coma ponen de manifiesto las iistas bibliogáficas que pueden encontrarse en
el sacerdote aitúii como delegado de ciertas potencias-capacidades (Dios-dioses) eatcriores a61 y a la naturaleza. Yo no
aprecio una diferencia tan nítida. El mago se presenta, también, como partícipe de un sistema de fuerzas hermético las obras citadas y en otras de menor cuantía paradigmática; vid., por ejemplo, el clásico de BURKE, Peter: La culfura
respecto del cual está en condiciones de ejercer cierta manipulación; más que una capacidad pcr sc de alterar, se le u ?la Eui-"no Moderna, Madrid, 1991 (ed. inglesa en 1978) con una relación bibliopráfica de treinta páginas. La
~ o ~ r < len
supone e1 conocimiento suficiente para pmicipar en ei sistema de alteraciones que exisre previamente. El resultado
final, si sc me permite kt osadia de opinar sobre tales esquemas, me da la impresión de una diferente estilística y no de
una diferencia dc agente; el chamán-brujo parece disponer de un conocimiento que le permite chantiijeai. al sistema,
D. ROCHE, M. VOVELLE, R. ZUBER, R. VlERHAUS, etc. y ~ u l r r r r a s ~ ~ ~ u l L3rerettoos,
oros, conflicfos,divergen-
plegándolo a su interés, en tanto ei sacerdote se dispone a «negociarr los beneficios apoyándose cn las propias regias cias, Madnd, 1986, con trabajos igualmente pertinentes de J. REVEL. R. CHARTiER, A. REDONDO, J. C. SCHMTI',
supuestamente existentes. J. F. BOTREL, etc.
no sólo han sido capaces de producir modos de vida culturales harto sofisticados (recuérdese la
cultura provenzal o la caballaresca, el despotismo ilustrado y el romanticismo) sino ejercicios
de ordenación social bastante duros y exigentes (estamentalismo, el código del honor, la
limpieza de sangre, la exigencia de higiene racial...).
La tercera, la explotación de las pulsiones sicológicas hacia la integración-defensa y la
pereza-eficacia. Tales vectores creo que pueden considerarse constantes y lo suficientemente
profundos, en promedio, coiiio paia garantizar un cierto éxito como propuesta de ritualización
de conductas. El grupo protege y también diluye la responsabilidad individual de modo que,
como status de «consolación», resulta sumamente atractivo; por conisa, la marginación y el
aislamiento no sólo matan socialmente sino, con mucha probabilidad, físicamente, De otra
parte, la inclusión en la red ritual permite, con La mayor frecuencia, evitar el análisis (dado que
la «realidad» ritual es propuesta como una exigencia compartida .previametite, si se ha de
pertenecer al clan): ni hipótesis, ni confrontación experimental, ni conclusiones motoras. La
inercia, la obediencia a los códigos y la garantía de la complicidad colectiva, no sólo parecen
suficientes sino garantes de la ortodoxia y, con ella, de la ~verdadermrealidad, es decir la que
el ritual diseña.
Como puede comprenderse, la atención que se dedique a estas maquinarias no producirá, per
se, soluciones netas y cristalinas. De hecho cualquier anilisis en esta dirección conduce a una
sensación casi surroalista de «poner pueitas al campo». Equivaliendo toda ritualización (sobre
todo en el sentido amplio en el que aquí la estamos enfrentando) a la tarea de introducir el mar
en un agujero de la playa, con el cuenco de las manos, se advertirá la ambigüedad de los
resultados de su raciondlizdción; pero no hacerlo quizás supondría un descarrío mayor: negar la
existencia del mar, de la playa y de las manos.
no sólo han sido capaces de producir modos de vida culturales harto sofisticados (recuérdese la
cultura provenzal o la caballaresca, el despotismo ilustrado y el romanticismo) sino ejercicios
de ordenación social bastante duros y exigentes (estamentalismo, el código del honor, la
limpieza de sangre, la exigencia de higiene racial...).
La tercera, la explotación de las pulsiones sicológicas hacia la integración-defensa y la
pereza-eficacia. Tales vectores creo que pueden considerarse constantes y lo suficientemente
profundos, en promedio, coiiio paia garantizar un cierto éxito como propuesta de ritualización
de conductas. El grupo protege y también diluye la responsabilidad individual de modo que,
como status de «consolación», resulta sumamente atractivo; por contra, la marginación y el
aislamiento no sólo matan socialmente sino, con mucha probabilidad, físicamente, De otra
parte, la inclusión en la red ritual permite, con La mayor frecuencia, evitar el análisis (dado que
la «realidad» ritual es propuesta como una exigencia compartida .previametite, si se ha de
pertenecer al clan): ni hipótesis, ni confrontación experimental, ni conclusiones motoras. La EL USO CORTESANO DE LA «IMPROPORCBÓN~>
inercia, la obediencia a los códigos y la garantía de la complicidad colectiva, no sólo parecen
suficientes sino garantes de la ortodoxia y, con ella, de la «verdadera8 realidad, es decir la que BUFONESGA*
el ritual diseña.
Como puede comprenderse, la atención que se dedique a estas maquinarias no producirá, per Fernando Boura
se, soluciones netas y cristalinas. De hecho cualquier anilisis en esta dirección conduce a una Universidad Cornplutense de Madrid
sensación casi surroalista de «poner pueitas al campo». Equivaliendo toda ritualización (sobre
todo en el sentido amplio en el que aquí la estamos enfrentando) a la tarea de introducir el mar
en un agujero de la playa, con el cuenco de las manos, se advertirá la ambigüedad de los
resultados de su racionalización; pero no hacerlo quizás supondría un descarrío mayor: negar la Aunque no dispusieron de un lugar resenado en sus minuciosas etiquetas, la vida cortesana
existencia del mar, de la playa y de las manos. de la Casa de Austria en España no puede ser cabalmente entendida sin contar con la llamada
gente deplacer de palacio, el paralelo hispánico de esospiacevoli oplaisants, genéricamente los
que tienen por oficio la diversión, que encontramos en otros lugares de Europa durante los
primeros siglos de la Edad Moderna y con los que también se entusiasmaron los Habsburgo de
España, a imitación de sus antepasados borgoñones y siguiendo los elaborados modelos que
venían de las cortes italianas del Renacimiento.
En nuestro caso, pese a ser ya larga la tradición de estudios sobre esta extxaña caterva de
gente palaciega -la obra de D. José Moreno Villa, que sigue siendo imprescindible, fue
publicada en México hace ya más de medio siglo bajo el largo título de Locos, enanos, negros
y nitiospalaciegos. Geiites deplacer que tuvieron 1osAustria.s en la corte española desde 1563
a 1700'-, el interés por sus integrantes parece hallarse circunscrito, ante todo, a los campos de
la historia del arte y de la literatura, con algunas raras incursiones provenientes de especialistas
de la historia de la medicina.
La impresionante galena de retratos de enanos y bufones que nos han dejado los pintores del
siglo XVIi explica por sí sola el interés mostrado por los historiadores del arte; han sido ellos
los primeros en exhumar las fuentes de archivo para su estudio -en especial, del Archivo de
Palacio, donde Moreno Villa trabajó durante años- y lo han hecho guiados por la intención de
datar con precisión un cuadro o identificar un personaje. Por otra parte, la menor atención que
ha sido prestada hacia el mismo fenómeno en el siglo anterior, tan rico o más que el de
Velázquez en obras de arte relacionadas con lo bufonesco, se explica por la pérdida de muchos
* Estas páginas resultan de la reelaboración de distintos capítulos y pasajes del IibroLocos, enanos y honzbres de
placer en lo corre de los Austi.ias, Temas de Hoy, Madrid, 1991.
1 Ciudad de MCxico, 1939.
de los retratos de locos y enanos que poseyó Felipe 11 y que para él pintaron Antonio Moro y Uno de los calificativos con el que fueron conocidos los hombres de placer fue el de sa-
Alonso Sánchez Coello2. bandijas de palacio, un apelativo que fue usado para designarlos genéricamente. Referirse a
Por su p&e, ni que decir tiene que el esplendor alcanzado por la literatura bufonesca o de alguien con un nombre de animal era tanto como reducirlo a la biutalidad propia de las bestias,
locos en la España de los siglos XVI y XVIl justifica sobradamente que tal materia se haya seres imperfectos que se encontraban en un lugar inferior al hombre racional dentro de la gran
convertido en un lugar de referencia central dentro de los estudios siglodoristas, pues suministra cadena que daba orden y jerarquía a todos los hombres de la creación. Este extendidísimo
por sí sola mimbres suficientes para tramar una historia literaria que vaya desde Jhan del Enzina tópico de la cosmovisión altomodema insistía en que todas las realidades de la creación se
al loco Amaro deteniéndose en las sabrosas cimas del Bueno de don Alonso, Quijano y de ensamblaban, como eslabones de una cadena, en un único continuo que daba orden a lo creado
Lázaro de Toimes3. Con Francisco Márquez Villanueva a la cabeza, son muchos los historiadores desde la materia inerte a los bienaventurados que se encontraban al pie del trono de Dios. En esa
de la literatura de ficción bufonesca que se han acercado al mundo de los bufones de verdad, ese gran cadena no había interrupciones, pero sí formas de transición entre los distintos eslabones;
mundo que ahora nos interesa, aunque casi siempre lo han hecho, y éste no es el caso del i en el caso de racionales y brutos, el mejor de los animales anticipaba al hombre, el más
Profesor Márquez, para disponer de un contexto con el que anotar pasajes de las obras que desvalido de los humanos recordaba a las bestiass.
estudian. Llamar sabandijas y haber bautizado con muchos nombres de animales a las gentes de
Desde el campo de la historia social, en España, ha sido mucho menor la a t e n h n que se les place?. de palacio era una forma de marcar su diferencia, por otra parte, una forma habitual de
ha prestado y, sin embargo, dedicársela no me parece un mal ejercicio al menospara quienes se degradar lo ajeno. Algo parecido sucedió cuando los encomenderos del Caribe que pretendieron
interesen por la construcción de hábitos mentales colectivos. Es cierto que su número nunca fue que los indios eran bruta animalia y, consecuentemente, se les podía tratar y llamar como
muy grande, apenas sumarán un millar para los dos siglos de la Casa de Austria en España, animales (perro, cerdo)$.En la grosera argumentación contra la humanidad del indígena se llegó
pero, pese a ello, es interesante reflexionar acerca del proceso selectivo que los hizo distintos a decir que eran «incapaces de razón» por naturaleza; de donde se deducía que podían ser
porque es éste un proceso, extremado sin duda, en el que salen a relucir los modos privados de sus bienes y de la libertad de disposición sobre sus propios actos. Los aborígenes
antiguorregimentales de diferenciación y exclusión social. eran tratados, así, con el mismo rasero legal que en la Vieja Europa se daba a los disminuidos,
Como de costumbre, la definición de este grupo, heteróclito en el origen y en las caracteríslicas a los mentecatos (mente capti), a los locos - u n nombre que, por cierto, también se dio al indio
de sus miembros, se hizo a partir de su alejamiento del canon de la normalidad4.El único rasgo american-.
que compaaen entre sí los personajes reunidos en esta variopinta nómina palaciega es el de La relación entre el trato recibido por las sabandijaspalaciegas y por los indios americanos
haberse apartado todos y cada uno de ellos de lo que se consideraba ordinario de una u otra no terminaba en compartir desprecios o en suponer que todos ellos estaban más cerca de la
maneras. Son, por así decirlo, exponentes de lo no -normal y, por tanto, el resultado último y naturaleza que el resto de los seres humanos, condición que en el caso de los primeros se
la decantación de una tarea de autopercepción colectiva que quizá no había reflexionado sobre traducía en tenerlos por bobos o rústicos y en el caso de los segundos en creerlos salvajes. Es
lo que sí consideraba normal, pero que con toda exactitud y crudeza había distinguido a los que iinportante destacar que de este supuesto nacen dos de los mitos más duraderos de la moderna
eran ajenos a su norma, después los había separado y por último los había hecho objeto de su historia cultural europea; el del buen salvaje, que terminará glorificando la Ilustración, pero que
burla y de su menosprecio. hunde sus raíces en el siglo XVI, y el elogio erasmista de los inocentes que acertarían a decir la
En algunos casos, la diferencia que llevaba aparejada el convertirse en extraordinario era verdad sin atender a compromisos personales ni a intereses estamentales.
meramente física; así la excesiva grandeza del gigantón o del obeso, la pequeñez del enano o, Volvamos a la gente de placer de palacio. Durante los siglos XVI y XVII, casi todos a su
sin más, la negación del estereotipo habitual que adornaba, valga la expresión, a una mujer pesar, salvo los truhanes que habían elegido esta triste condición por voluntad propia, atrajeron
barbuda o a una niña crespa. En otros casos, su título de rareza venía de la ausencia de algo la atención de sus coetáneos de manera bastante generaliiada; hay noticias de su pi-esencia,
considerado esencial en el hombre, por lo general el juicio (locos naturales) o la inteligencia junto a otros prodigios o monstruos, en espectáculos de corrales o en ferias (enanos enseñados
(cretinos, inocentes). Por último, el grupo de los graciosos (truhanes, bufones, chocarreros) no en jaulas, monstruas obesas, volatines, hermanos siameses, etc.). Asimismo, no hay que olvidar
basaba su diferencia en la deformidad física o mental, sino, como sucedía también con los que la literatura de diversión, desde las novelas a los pliegos de cordel, encontró en ellos una
actores, ésta radicaba en su oposición a las convenciones de la moral cortesana, bien porque mina inagotable de personajes y motivos con los que satisfacer la curiosidad de un público que
hicieran alarde de un origen impuro (conversos, gente baja), bien porque su conducta fuera disfrutaba leyendo los cuentos de que eran protagonistas o, por lo general, víctimas. Pero, sin
contraria a los convencionalismos propios del hombre cortesano (fingimiento de locura, desacato, embargo, es en los séquitos de nobles y príncipes donde con mayor frecuencia aparecen y,
fisgas, muecas, etc.). obviamente, esto era por la sencilla razón de que sólo los poderosos podían permitirse el
mantener a aquellos seres tan particulares que los acompañaban quedando asimilados a sus
otros criados.
2 Cfr.Monslruos, enanos y bufones en la corte de l n Auwias. ( A propósito del Rehuto de rrn enano, de JUAN
Tal y como se presenta en España la teoría de la corte, en la larga estela que viene de
Van Der HAMEN), Museo del Prado, Madrid, 1986; y TiETZE CONRAT, Erica: Dwarfi andjeslers in ni?. London, 1957. Baldassare Castiglione y conduce a Baltasar Gracián, lo primero que hay que decir es que ni la
3 Véase. por todos, el número monogi&ficoque a la literatura bufonesca o del loco dedicó la Nireva Revirra de
Filología Espofiola (México) 34 (1985-1986). 5 TYLLIARD, E. M. W.: La cosmovisión isabelino (1943). México, 1984; y LOVEJOY, Arthur: The gr-eat chain
4 KAPPLER, Claude: Monstruos, demonios y ma>uvillasafine.7 de lo EdadMedio, Madrid, 1986: y TORT, Pah.ick: of beings, Cambridge, Mass., 1936.
Cordre et les monstms, París, 1980. 6 HANKE, Lewis: La lirclia por la,justicia en lo conqilista de América, Buenos Aires, 1949.
En buena medida, la gracia de truhanes y bufones surge, precisamente, de la evidente
risa ni las bromas estuvieron desterrados de palacio7. Podían y debían los cortesanos hacer gala paradoja de vivir haciendo gala de lo más infamante en un lugar que se consideraba a sí mismo
de buen humor, siempre, eso sí, que usasen las sales de la gracia con mesura y discreción como I el sancta sanctontm de la sangre bblasonada y de la galanura. Algunos de sus mejores golpes se
ordenaba la virtud de la euhapelia, el arte de divertirse y divertir con moderación. Su tipo ideal ! basaron en oponer brutalmente su infamia a los atributos del honor; así, la adopción de nombres
era el homofacetus, el hombre ameno, que hacía alarde de ingenio y reía con discreción sin caer linajudos como el de D. Juan de Austria, retratado, además, entre las annaduras del caballero, o
en lo que se llamaba la risafiia. Lafiialdad era, en cambio, el pecado de exceso en que incu- D. Francesillo de Zúñiga, que se adueña de un don que no le pertenece y del apellido de sus
m'an los graciosos profesionales que, indignamente, no tenían pudor alguno en vender la alegría amos; la costumbre de cubrirse en presencia del rey y llamarse sus primos; o campar por sus
-su oficio no era otro que el de hacer y soportar burlas- y eran equiparados a las mujeres respetos rompiendo todas las cortesías interpelando de vos a un grande de España. Son, por así
públicas, con las que compartían el verde como color distintivo. decirlo, especialistas en la antietiqueta, como nos muestra la carta que Magdalena Ruiz remitió
Uno de los ejercicios donde el gentilhombre había de poner a pmeba el decoroso humor que al Gran Duque de Alba en 1568 para prometer besarlo y llamarle Don Majadero (Texto ii).Con
era gala era dar muestras de rapidez e ingenio a la hora de dar motes a otros cortesanos! La propia todo esto, sería posible considerarlos un ejemplo de mundo al revés y no en vano están vincu-
Isabel la Católica pasó por ejemplo de acerada y ágil motejadora y las relaciones de hechos de lados a lo carnavalesco.
palacio y corte están llenas de cueutecillos en los que el asunto primordial es dar noticia a los A lo largo de los siglos XVI y XVII, no sólo la corte real, sino también las pequeñas cortes
corresponsales ausentes de los nuevos motes que han aparecido en la última semana o días. Por nobiliarias se abrieron como un escenario en el que representar a lo largo de todo el año este
ejemplo, valga ése que refiere Tomé P i e i r o da Veiga de un hidalgo vallisoletano a quien su mundo al revés. Enanos, locos y truhanes figuran en los séquitos de casi todas las grandes casas
mujer acompañaba a todas partes y «los llaman los Reyes Católicos, que no se nombra el uno de la nobleza (Alba, Medina Sidonia, Chinchón, Benavente, Frías, Arcos, Béjar, ...) y con sus
sin el otrong. titulares, van a la corte y allí aspiran a ganar el favor real, esto, claro está, sin rechazo alguno por
La facetia marcaba estrictamente los límites del decoro que debía presidir el humor de los parte de sus interesados patrones.
cortesanos, como en este diálogo entre el Cardenal Quiroga y el Conde de Chinchón que recoge La fortuna que alcanzaron algunas de estas gentes de placer junto a los reyes hacía más que
D. Diego de Córdoba en una de sus divertidas cartas a Hemando de Toledo y en el que todo gira conveniente que no se pusieran trabas a su, digamos, engrandecimiento. Francesillo de Zúñiga,
en tomo al mote de bermejo que la facción de los Alba había puesto al de Chinchón, apelativo que venía de la casa de Béjar, Agustín Profit, de la de Chinchón, Santervás y Perejón, de la de
con el que se aludía a un presunto origen converso de los Cabrera y a Judas Iscariote, el bermejo Benavente, son buenos ejemplos de estos intercambios y trasvases de hombres de placer entre
pelirrojo por excelencia (Texto 1). nobles y reyes (Texto 111).
Por el contrario, la gracia de la gente de placer era el resultado de la exageración en ade- De todos ellos, Felipe 11 y Felipe IV parecen haber sido los Austsias más favorables a este
manes y muecas, del exceso, de la torpeza, la inadecuación o la ineptitud. La imperfección de la 1\ tipo de compañías, en especial, contraviniendo los tópicos una vez más, el Rey Prudente que
que nacía la hilaridad que provocaban enanos o locos naturales es, tristemente, evidente, sin había pasado su juventud en una especie de corte juglaresca en la que reinaban Perico de
embargo la de los tmhanes exige una explicación añadida. Santemás y Pero Hemández de la Cruz, Perejón. Este último, el retratado por Antonio Moro,
Su indignitas no tenía que ver con una deformidad física o con la ausencia de inteligencia o llegó a ser denominado privado del rey por la familiaridad con la que éste lo trataba y, camino
razón, era, más bien, una indignidad moral. Triplemente moral: de origen, de oficio y de de Inglaterra, el propio Felipe II visitó su casa en Benavente, haciendo que el Duque de Alba
conducta. En primer lugar, todos ellos son denominados gente baja, es decir, no hidalga, y muchos fuera padrino de uno de sus hijos. Prueba de su estima es esa carta que, poco antes de partir del
tienen una clara ascendencia de cristianos nuevos de la que hacen alarde, empezando por don puerto de La Comña, redactó de su propia mano encomendando al bueno de Perejón a D.
Francesillo de Zúñiga que nunca negó su linaje judío; en segundo lugar, por oficio, han venido
a adoptar el de los locos naturales cuya locura fingen por propio deseo; y, por último, en tercer
lugar siempre se precian de una conducta cobarde, ambiciosa y contraria a todos los rituales y
~
1
i
Antonio de Rojas para que lo defienda de las iras del temible D. Carlos (Texto IV).
Quien ocupara, digamos, el valimiento de la diversión regia era regalado por los que querían
acercarse al monarca, porque si algo tenían en su favor las gentes de placer era, precisamente,
couvencionalismos de la corte. la posibilidad de acceder a la presencia regia con suma facilidad. Según Guzmán de Alfarache,
El mismo Francesillo escribía al virrey de Nápoles sobre la llegada de un nuevo gracioso a cuando se había hecho pasar por bufón de un gran señor en Roma, había sacado gran partido de
la corte de Carlos V que «si fuese cristiano viejo, le anularemos y quitaremos las necesidades y ser «la puerta principal para entrar en su gracia y el señor de su ~oluntadn'~. Un lugar de El
le haremos confeso, para que mejor pueda hablar y decir lo que quisiere»'O. Nada babía más pasajero de Cristóbal Suárez de Figueroa ilustra bien este punto; se trata de la dedicatoria
opuesto al ideal heroico o discreto que debía guiar al gentilhombre de corte que uno de estos ficticia que uno de sus personajes pergeña para solicitar un favor de Bonamí, famoso enano de
graciosos. Al respecto, escribe Cristóbal de Villalón que «para ser estimados y ganar de comer la corte de Felipe m,porque «con una palabrilla de las suyas, dicha entre los magnates de
se han de haber bobos e infames para sufrir cualquier afrenta que les quiseren hacer»". arriba, me pudiera hacer no sólo alférez o capitán, mas, con seguridad, maese de campo o
general de algún grueso ejército».
7 MORREALE, Marghetita: Castiglione y Borcáii: el ideal coi-lerano en elRenacinrieirfoespoñol, Madrid, 1959.
U JOLY, Monique: La houi-le et son inreipiélarion. Espspagiir 16'-17Esiecles, Lille-Touiouse, 1986.
1 La relación de Felipe TI con la bufonería parece haber sido especialmente intensa y muy
duradera. Nada menos que en la Ii?strucción de Palamós, esa guía para el buen gobierno del
9 PiNHEIRO da VEIGA, Thomé: Turpin, Fusiigimia, Lisboa, 1988. i
10 Curiosidades hihliogrdficas, B . A. E., XXXVI, Madrid, 1855, p. 60. Sobre su sange hebrea, SÁNCHEZ
PASO, José Antonio (ed.), zÚPSIGA, Francés de: Ciúnico burlesca del emperador Carlos V , Salamanca, 1989.
11 Diálogo de las ti-ansfoi'nmcionesde Pitágoms, NB4E, Vn,Madrid, 1911, p. 129.
1 12 ALEMAN, Mateo: Gunrnán de Alfaraclie, Za, 1, 2
príncipe que le había señalado su padre el emperador en 1543, encontramos algunas duras
referencias a la predilección que sentía por los divertidos loquillos: 1 Se podría explicar que su presencia se debía a la riqueza y magnanimidad de quienes tenían
la oportunidad de dar muestras de su liberalidad al permitirse mantenerse una pequeña mrtede
«No haréis tanto caso de locos como mostráis tener condición a ello, ni permitiréis
i entretenidos. En una sociedad del don, como era ésta, posiblemente la máxima largitio regia exigía
I ser el patrón de cuantos más seres desgraciados.
que no caigan a vos tantos como caían».
También sería una respuesta suponer que lo único que se buscaba con ellos era una fuente de
diversión en un lugar que, como la corte, estaba marcado por un ritmo que repetía sus acordes
El príncipe tenía entonces dieciséis años, empezaba a ocuparse de asuntos de gobierno y
hasta la saciedad; en apoyo de este planteamiento viene una explicación ya buscada en la época
debía abandonar a los que
según la cual los reyes conseguinan aligerar con risas la melancolía que era propia de su pesado
oficio, peso de la púrpura que debían soportar todos los hombres que, como ellos, eran superio-
«nunca entenderán sino en divertiros en placeres, así en justas, torneos, juegos de
res.
cañas, cazas, como en otras cosas por ventura aún peoresa.
Si la melancolía era fría y seca, quería la teoría de los humores que la risa fuera húmeda y
caliente con lo cual el mejor remedio para aliviar al melancólico, y el rey lo era por naturaleza,
Pese a lo que se le recomendaba en la Instrucción, el Príncipe desoyó semejantes admoni-
era reír. ¿Y de dónde venía la risa?
ciones y su padre tuvo que insistir, por medio de la coirespondencia que mantenía con Cobos y
Es en los tratadistas de poética que discuten el arte cómico donde encontramos una respuesta
con Zúñiga, en que fueran alejados de su lado los más perdidos, como Alonso Enríquez de
bastante perspicaz; Alonso López Pinciano se ocupa de la risa al hablar de las comedias en su
Guzmán, un pariente de los Guzmanes que había tenido que adoptar la locura como modns vivendi
Filosofia antigua y poética y llega a la conclusión de que «la risa está fundada en un no sé qué
para sobrevivir, según confiesa en el Libro de s u vida". Una vez rey, Felipe II siempre vivió
de torpe y feo». Torpeza y fealdad provocan la risa y el Pinciano pone por ejemplo de cosa
rodeado de su gente de placer y, muchos años más tarde, un embajador veneciano no se
ridícula por fea «un cuerpo o un rostro naturalmente feo y contrahecho» y de obra ridícula por
asombrará al describir sus pasatiempos durante unas cortes en Monzón entregado en jugar a los
torpe las palabras y razonamientos de los simples, que hacen reír naturalmente, y de los
dados con sus loquillos. Más tarde, quien haya leído el epistolavio que inicia con sus hijas en
hombres de placer, que «hacen mil descuidos artificiosos para que ellos sean reídosnk4.
1580 recordará cómo son multitud las alusiones que a ellos se hacen carta tras carta.
Pero esto no es suficiente para explicar por qué allí donde se ve al monarca suele aparecer en
Con la posibilidad de hablar al rey casi cuando quisieran, no es extraño que los hombres de
su estela el desmesurado cortejo de la gente de placer, y esto desde un auto de fe a una recepción
placer terminaran por servir a los intereses de las distintas facciones que había en la corte. Ya
de embajadores, desde el bautizo de un infante a una entrada real. No es suficiente para explicar
hemos dicho que todas las grandes casas tenían un gracioso a su servicio y, si éste era estimado
por qué se ha terminado por asimilar la imagen real a la imagen de rey con alguna de las
por el rey, tal cosa podía suponer una relación nada despreciable.
sabandijas palaciegas.
Asimismo, las alternancias e intrigas palaciegas tienen su repercusión en el mundo de las
Durante mucho tiempo, la única respuesta pasaba por la suposición de una perversión del
gentes de placer. Por ejemplo, cuando don Juan José de Austria llegó a Madrid para ocuparse de
gusto que malignamente hubiera afectado a los reyes de la Casa de Austria, sobre todo, a los del
los asuntos de su medio hermano Carlos II lo primero que hizo fue cambiar los bufones del rey,
siglo XVII, cuyo interés por lo bufonesco era el que mejor se conocía. Este gusto por lo grotesco
haciendo salir de palacio a Alvarado, que se consideraba del grupo de Valenzuela, y poniendo
habría sido una prueba, y una consecuencia, de la decadencia moral y espiritual que habría
en su lugar a Francisco Bazán, Ánima del Purgatorio, a quien había sacado del Hospital de la
corrido en paralelo a la enfermiza decadencia de la Monarquía.
Gracia de Zaragoza -lugar tradicional de reclutamiento de locos naturales-, y que estaba
Algo parecido a esto fue lo que sucedió con el contenido de las primeras colecciones o
dotado de una memoria prodigiosa, con lo que relataba a don Juan José todo cuanto hubiera
cámaras de las maravillas (las Wunderkammern) en las que se acumulaban, en una mezcla
dicho el rey o quienes lo visitaran.
aberrante, pinturas, esculturas, armaduras, y monedas con reliquias, idolillos, exotismos
La conveniencia o no de que el príncipe, o el joven noble, se rodeara de estas sabandijas
etnográficos, monstruos de la naturaleza y otros mil absurdos objetos que repugnaban y rompían
palaciegas fue materia recurrente en la literatura moralizante de los siglos XVI y X W , ocupando
todas las reglas museísticas modernas. Para estos extraños conjuntos se ha encontrado una
un lugar entre los capítulos que tratan de materia de diversión (juegos, naipes) y de gastos
explicación: el criterio sobre el que se había hecho su selección para pasar a engrosar las
(regalos, prodigalidad). Resumiéndola, podemos decir que sólo se consideraba admisible la
cámaras de maravillas no era nada equiparable a la calidad artística, por el contrario, la principal
presencia en su entorno de los deformes físicos y de los locos naturales, pero, sin embargo, se
razón por la que se encontraban allí era su rareza". Como escribió fray Andrés de V i l l a m a ~ q u e
atacaba a los truhanes o locos fingidos con enorme virulencia. En ellos, la verdad que bien podía
en 1675: «lo común engendra menosprecio» y «sólo lo raro, único y singular puede alcanzar el
hablar por la boca de los inocentes, verdadero y práctico elogio de la locura en palacio, no era
nombre de precioso, grande y lleno de e~timaciónn'~.
otra cosa que lisonja guiada por la ambición de conseguir cuantos más regalos
El mismo criterio debe aplicarse a la curiosidad sentida por las figuras grotescas de que se
Llegados a este punto, habrá que preguntarse ¿Cómo explicar su presencia tan cerca de la
nutrían cortes y palacios. Una belleza que debemos llamar monstruosa (teratológica), porque
majestad de los reyes?, ¿por qué aquel mundo trastocado se había asentado en palacio?
14 LÓPEZ PINCIANO, Alonso: Filosoflo antigiropoética, ed. de Pedro Muñoí Pena, Valladolid, 1984, p. 375.
13 KENISTON, Eloward (ed) Libro de la vida y cosrumhres de don Alonro Enríquez de Guzmán, BAE, 126, 15 Von SCHLOSSER, Julius: Las cámaras ai-tL7ricasy rnaruvillarar del maniei-isnro ladio, Madrid, 1988.
Madrid, 1960 16 Singrrlai-¡dad histdrico, lo mds peregrina y roya en .si< línea, Sevilla, 1675, fols. 2 r.-v. Cfr. BKUN, Jean: Le
presrige dir monstre, en CASTELLI GATTmAKA, Emiico (ed.): Le myrhe de la peine, Rome-Pans, 1967, pp. 301-322.
32
TEXTO 1
nzonstruo era, como ha explicado Claude Kappler, lo no semejante aristotélico, aquello «que va
contra la generalidad de los casos, pero no contra la naturaleza considerada en su totalidad^'^. Cal-ta de D. Diego de Córdoba al Prior D. Herrzando, Madrid, 14 de septiembre de 1575.
Enanos, gigantes, deformes, no eran considerados un error de la creación -Dios no podía
equivocarse- y, por tanto, había que buscasles una razón de ser. Desde La ciudad de Dios de e . . . Antes de ayer se juntaron en casa del Inquisidor General Chinchón, Conde de Lemos,
San Agzistín se afirmaba que el papel de los monstruos era demostrar, con su diferencia, la don García de Mendoza, don diego de Bohadiüa y otros de la casa a concertar al Conde de
diversidad y hermosura de la creación. Lemos con su yerno don García de Mendoza por haber querido el don Gascía fuese el Inquisidoi-,
El eco de estos razonamientos se dejará oír también en nuestro Siglo de Oro. El ya mencionado como obispo de Cuenca, el que hiciere el concie~tohecho y estando en conversación pasó este
Andrés de Villamamique acertó a resumirlos en su Sirzgularidad histórica, la más peregrina y coloquio que se sigue entre el inquisidor General, que cierto tiene gracia, y el Conde de
rara en su linea, un opúsculo en el que elogia la belleza singular de la calavera de un enano: Chinchón, que lo habernos gustado, aunque no sé si parecerá tan bien escrito como contado.
«...es grande hermosura de la natnralcza, semejante variedad de formas disformes y al Personas, Y por inquisidor, C por Conde. Preguntó el inquisidor al Conde fue su madre V. S.
pasecer defectuosas, porque así como la oscuridad de la noche es causa que adornen y hermo- gorda o flaca.
seenmás los resplandores del Sol y así como las sombras hacen sobresalir más las tintas y C, fue la más heimosa mujer que hubo en España
colorido diverso de la pintura, así lo disforme de estas formas impeifectas es causa que Y, no digo eso, si no si fue gorda o flaca
resplandezcan más las formas de toda perfección»18. C, siendo la más hermosa no sería gorda ni flaca
Así, atendiendo a tan pasticular estética de la paradoja, no extrañará que palacio acabara Y, por dónde le vino a V. S. lo bermejo
llenándose de prodigios. En el círculo ideal que era la coite, ordenada en teoría como si se C, m i abuela dicen que lo fue y por allí me debió de venir
tratara de un pequeño universo, había lugar para todo lo creado, su centro era el rey, giraban a Y, no creo fue, si no por los de la Cueva que hay muchos bermejos entre
su alrededor los nzeliores terrae, todos brillaban más por la oposición de los oscuros deformes. ellos
Más que una secuela de enfermiza decadencia, el porqué de la presencia en palacio de esta C, antes sepa V. S. son muy negros, porque ha habido entre ellos muchos
gente que era descoinunal por desmesura de exceso o defecto o por su palmaria negación de los que se llamaban don fulano de la Cueva el negro
ideales propios de la circunspección cortesana es un frnto de planteamientos como el que Y, también ha habido muchos que se llamaban Fulano bermejo
acabamos de exponer. En su Agudeza y arte de ingenio, Baltasas Gracián describe lo que él C, no sé en verdad
llama «agudeza de la improporción» como uno de los más sutiles recursos con que contaba la Y, cierto muy bermejo salió V. S.
retórica barroca. La agudeza consistía en argumentar un término propuesto mediante la oposi- C, no sé que decir a V. S. si no que su majestad se recata de decir cosa
ción del contrario que lo negabaIy. Trasladados a palacio, esta extraña gente de placer se con- bermeja delante de mí y V. S. me ha dicho bermejo siete o ocho veces
virtió en refuerzo y pmeba de todo lo que negaba su propia apariencia o su conducta inadecuada. Y, deseaba saber, viendo a V. S. tan bermejo, por dónde le podría haber
Así, de la misma forma que el principio de la excepción confúmaba la norma política, la venido
fealdad del enano podía mostrar la hermosura de los otros seres, aunque su imperfección la
contradijera; así, la necedad era irreconciliable con la prudencia del cortesano, pero sin ella no En esto se acabó esta plática que no debió ser mal espectáculo porque estaría más bermejo
hubiera tenido tanto sentido juzgas a nadie de discreto. En resumen, tras este uso cortesano de el beimejo, V. S. rompa luego este cuento no me meta con bermejos».
lo desproporcionado se puede encontrar también un hábito mental caracteiístico de la alta Edad
Moderna: la afirmación de una realidad por su negación, el establecimiento de la norma TEXTO 11
contando con los casos excepcionales que de ella se ayaltan.
Carta de Magdalena Ruiz a D. Fernando Áliiarez de Toledo, Madrid, 15 de agosto de 1568.
Amigo señor:
Yo me veo aquí en casa de don Diego de Córdoba y le he venido a visitar de ciesto trabajo
que pasa de un mal que os libre Nuestro Señor de él, porque yo os prometo que si me viésedes
andar como él anda que os riésedes de buena gana, porque tiene una abertura a un lado de su
persona, que de ella a la mía no hay dos dedos de diferencia. Duque mío de mi alma, Dios me
te deje ver como yo he soñado contigo que te veía, muy gordo y muy gentilhombre, y armado
como me lo han dicho. Si la Princesa [Juana de Austria] me dejai-ate iría a dar la norabuena con
mi persona tal cual es por la costa, aunque se me hiciere otra cosa como la de este bellaco de
17 KAPPLER, C.: Monstrrros, dentoirios .., p. 235.
18 Ul supro, nota 16. don Diego de Córdoba, porque he holgado tanto de la victoria que Dios ha dado, que si no fuera
19 VBasc nuestro «La cosmovisión del Siglo de Oro. Ideas y superticiones,,, en ALCALÁ ZAMORA, J. (ed.): Lo por este luto del Príncipe [Don Carlos], pensara salir a hacer cierta escaramuza con ciertos pajes
vida coiidiono en la Espana de Velázqi~z,Madrid, 1988, pp. 217-234.
que allá tenéis, que han sido míos. Encomendámelos por mi vida y muy mucho, que aún me los
tengo en antojo, y no se me pasa el brío, ni se me pasará hasta que vengáis, amor. La Duquesa
está muy buena y me hace mucha merced, que muchas veces como con ella, y algunas cena, con
deseo de veros más que de escribiros. Amigo, hágoos saber que de envidia que tengo de Miguel
os escribo ésta, que yo os prometo que así me lo ha mandado la Princesa. De acá no tengo que
decir sino que o me llevéis allá u os vengáis acá, que será el mayor contento que yo tendré. Una
amiga vía, que fue un poco vuestra, Sarmentico, os besa las manos y os lo hace saber, que si
pudiese subir a las nubes y caer allá lo haría harto mejor que don Diego, que anda de ladito; y
con esto acabo rogando a Dios se me cumpla mi deseo de daros cuatro besos en la frente o en
la mejilla, si está colorada, que vos no los queréis en la boca, porque hartas debéis besar allá,
¡amarga de mí!, según allá diz que se usa; que aunque yo no fuera flamenca, según vos sois, me
besárades en la boca, por vida del pie negro. Y déos Dios salud, vida y contentamiento, contra
vuestros enemigos, victoria, y no sería mucho que me enviásedes alguna cosa de allá, don
HIPÓTESIS Y REFLEXIONES: LA MVIINOR~A
Majadero, en pago de cuatro cartas que os tengo escritas. De Madrid, dia de Nuestra Señora de JUDEOGONVERSA EN LA HISTORIA BE ESPAPA
15 de agosto de 1568.
Jaime Contreras Contreras
Vuestra verdadera amiga Universidad de Alcalá de Henares
Magdalena Ruiz.
Carta de Felipe de Austrla al Conde de Benavente, Alcalá de Henares, 10 de marzo de 1548. 1. CONVERSOS "/ JUDAIZAMTES: UNA RELACIÓN DESIGUAL
Libros misivos de Felipe 11 Príncipe.
De ordinario, y no solamente entre personas poco iniciadas, se viene hablando de «judíos»
El Príncipe y «judaizantes» como si de una misma cosa se tratara. Convendna decir, desde el primer
momento, que ambos términos indican realidades diferentes por más que se pueda encontrar
Conde de Benavente algún punto común entre ellos.
El primero, el término «judío», remite a una concepción religiosa que define una deteirninada
Conde primo, Pero Hemández me dio vuestra letra con que holgué mucho y así con lo que etnia y que elabora, en tomo a sí misma, un amplio discurso cultural. Judío sería así el hombre
él me ha dicho de vuestra parte que tengo por cierto que es conforme a la voluntad que yo tengo creyente en la religión elaborada en torno a las leyes mosaicas. Judaizante, es otra cosa; con este
para os hacer merced y favor e hicísteisme mucho placer en enviármele que acá se pasa bien el término se quiere señalar aquel cristiano convertido, forzadamente o no, que en el secreto de su
tiempo con él y no es menester encomendáirnele que ya sabéis lo que yo huelgo con él y así vida familiar o personal se resiste tanto a abrazar su nueva fe como a abandonar sus antiguos
pienso llevarle conmigo esta jornada teniéndolo vos por bien. De Alcalá, a 10 de marzo de preceptos.
1548. Yo el Príncipe. Refrendado de Juan Vázquez. En ambos casos, los términos «judío» o «judaizante» están cargados de significación religiosa.
Precisa, en el primero y ambigua, confusa e imprecisa, en el segundo. Es por causa de esta
TEXTO IV inseguridad, propia del mundo judaizante, por lo que la historiografía ha tenido muchísimas
dificultades para ubicar este fenómeno.
Carta autrígrafa de Felipe de Austria a Don Antonio de Rojas, La Coiuña, 8 de julio de 1554. Así, según se pusiera la atención en uno u otro aspecto, los términos para definirlo afloraron
con profusión: «criptojudaísmo», ha sido un concepto empleado por quienes creían que se
Pero Hemández se vuelve con mi licencia y con harto miedo del Infante y para esto quiere trataba de un simple judaísmo practicado en la clandestinidad; «cristianos nuevos» es otro
esta carta. Vos tendréis cuidado de lo que le tocare y de mirar por él con comisión que vaya término usado con frecuencia por otros historiadores, principalmente portugueses, que,
adonde yo estuviere quando yo le enviare a llamar, que así queda conceaado con él, y porque él minusvalorando las viejas raíces religiosas de los convertidos, prefieren significar el aspecto
dirá las nuevas que más quisiérdes saber no digo más sino que anoche me dio don Beinaldo una novedoso de su cristianismo como elemento clave y justificativo de su marginación social,
carta vuestra a que no hay que responder. De La Cosuña, a 8 de julio 1554. política y cultural. Existe también otro término de uso muy frecuente: el término «mamano»; se
trata de una palabra clásica empleada ya en el siglo XV que se aplicó a los convertidos del
Yo el Príncipe. judaísmo como trato injurioso, significando aquello que, como el puerco, era ilícito y prohibido
que allá tenéis, que han sido míos. Encomendámelos por mi vida y muy mucho, que aún me los
tengo en antojo, y no se me pasa el brío, ni se me pasará hasta que vengáis, amor. La Duquesa
está muy buena y me hace mucha merced, que muchas veces como con ella, y algunas cena, con
deseo de veros más que de escribiros. Amigo, hágoos saber que de envidia que tengo de Miguel
os escribo ésta, que yo os prometo que así me lo ha mandado la Princesa. De acá no tengo que
decir sino que o me llevéis allá u os vengáis acá, que será el mayor contento que yo tendré. Una
amiga vía, que fue un poco vuestra, Sarmentico, os besa las manos y os lo hace saber, que si
pudiese subir a las nubes y caer allá lo haría harto mejor que don Diego, que anda de ladito; y
con esto acabo rogando a Dios se me cumpla mi deseo de daros cuatro besos en la frente o en
la mejilla, si está colorada, que vos no los queréis en la boca, porque hartas debéis besar allá,
¡amarga de mí!, según allá diz que se usa; que aunque yo no fuera flamenca, según vos sois, me
besárades en la boca, por vida del pie negro. Y déos Dios salud, vida y contentamiento, contra
vuestros enemigos, victoria, y no sería mucho que me enviásedes alguna cosa de allá, don
HIPÓTESIS Y REFLEXIONES: LA MVIINOR~A
Majadero, en pago de cuatro cartas que os tengo escritas. De Madrid, dia de Nuestra Señora de JUDEOGONVERSA EN LA HISTORIA BE ESPAPA
15 de agosto de 1568.
Jaime Contreras Contreras
Vuestra verdadera amiga Universidad de Alcalá de Henares
Magdalena Ruiz.
Carta de Felipe de Austrla al Conde de Benavente, Alcalá de Henares, 10 de marzo de 1548. 1. CONVERSOS "/ JUDAIZAMTES: UNA RELACIÓN DESIGUAL
Libros misivos de Felipe 11 Príncipe.
De ordinario, y no solamente entre personas poco iniciadas, se viene hablando de «judíos»
El Príncipe y «judaizantes» como si de una misma cosa se tratara. Convendna decir, desde el primer
momento, que ambos términos indican realidades diferentes por más que se pueda encontrar
Conde de Benavente algún punto común entre ellos.
El primero, el término «judío», remite a una concepción religiosa que define una deteirninada
Conde primo, Pero Hemández me dio vuestra letra con que holgué mucho y así con lo que etnia y que elabora, en tomo a sí misma, un amplio discurso cultural. Judío sería así el hombre
él me ha dicho de vuestra parte que tengo por cierto que es conforme a la voluntad que yo tengo creyente en la religión elaborada en torno a las leyes mosaicas. Judaizante, es otra cosa; con este
para os hacer merced y favor e hicísteisme mucho placer en enviármele que acá se pasa bien el término se quiere señalar aquel cristiano convertido, forzadamente o no, que en el secreto de su
tiempo con él y no es menester encomendáirnele que ya sabéis lo que yo huelgo con él y así vida familiar o personal se resiste tanto a abrazar su nueva fe como a abandonar sus antiguos
pienso llevarle conmigo esta jornada teniéndolo vos por bien. De Alcalá, a 10 de marzo de preceptos.
1548. Yo el Príncipe. Refrendado de Juan Vázquez. En ambos casos, los términos «judío» o «judaizante» están cargados de significación religiosa.
Precisa, en el primero y ambigua, confusa e imprecisa, en el segundo. Es por causa de esta
TEXTO IV inseguridad, propia del mundo judaizante, por lo que la historiografía ha tenido muchísimas
dificultades para ubicar este fenómeno.
Carta autrígrafa de Felipe de Austria a Don Antonio de Rojas, La Coiuña, 8 de julio de 1554. Así, según se pusiera la atención en uno u otro aspecto, los términos para definirlo afloraron
con profusión: «criptojudaísmo», ha sido un concepto empleado por quienes creían que se
Pero Hemández se vuelve con mi licencia y con harto miedo del Infante y para esto quiere trataba de un simple judaísmo practicado en la clandestinidad; «cristianos nuevos» es otro
esta carta. Vos tendréis cuidado de lo que le tocare y de mirar por él con comisión que vaya término usado con frecuencia por otros historiadores, principalmente portugueses, que,
adonde yo estuviere quando yo le enviare a llamar, que así queda conceaado con él, y porque él minusvalorando las viejas raíces religiosas de los convertidos, prefieren significar el aspecto
dirá las nuevas que más quisiérdes saber no digo más sino que anoche me dio don Beinaldo una novedoso de su cristianismo como elemento clave y justificativo de su marginación social,
carta vuestra a que no hay que responder. De La Cosuña, a 8 de julio 1554. política y cultural. Existe también otro término de uso muy frecuente: el término «mamano»; se
trata de una palabra clásica empleada ya en el siglo XV que se aplicó a los convertidos del
Yo el Príncipe. judaísmo como trato injurioso, significando aquello que, como el puerco, era ilícito y prohibido
para judíos y musulmanes. En consecuencia, este «marrano» debería ser i-echazado como
que se trataba de vivencias sentidas en el secreto de las conciencias, tres grupos s~isceptiblesde
impuro por la mayoría social formada por cristianos.
Sea cual fuere el acento que se ponga en caracterizar el fenómeno y el criterio para elegir el clasificar las innumerables actitudes religiosas de esta minoría:
término adecuado, lo realmente impoitante es que los convertidos del judaísmo, en todas sus a) Aquellos integr.ados, COII sinceridad y rectitud de conciencia, en la religión católica;
alguno de ellos emparentados por matrimonio con los cristianos viejos.
variedades y bajo las múltiples formas como fueron contemplados por la mayoría, formaron una
constante en todos y cada uno de los escenarios de la sociedad de los Reinos Hispánicos. b) En segundo lugar había también un gnipo muy significado, en el que era posible deducir
Desde principios del siglo XV hasta mediados del siglo XVIIT, durante esos casi trescientos falta de convicciones religiosas de todo signo o entidad. Entre ellos, un eclecticismo amplio se
extendía por sectores diversos de la comunidad, acompañado de manifestaciones ateístas,
cincuenta años, «criptojudíos», cristianos nuevos», «conversos», «judaizantes» o «marranos»,
han cruzado permanentemente por la historia dejando a su paso huellas profundas; porque, unas epicúreas o racionalistas. En este gmpo, igualmente, podía detectarse un alto grado de casuismo
veces por la fuerza de sí mismos y otras por el temor y el peso de sus enemigos, siempre que determinaba la adscripción religiosa en función de variables profesionales, económicas o
entablaron duras batallas cuyo desenlace fue asunto de preocupación para el conjunto de sociales: públicos judíos en Amsterdam y fieles cristianos en Castilla. Es posible también
poderes recurrentes que formaban aquella sociedad. e n m n t m aquí, eri este amplio gmpo, las manifestaciones más extremas y singulares.
Para estudiarlos es preciso rechazar, de entrada, la idea de uniformidad y homogeneidfd en c) Finalmente, escribe Revah, había otros en los que se podía detectar unos contenidos
esta minoría. Fuere cual fuere el prisma que el estudioso elija, siempre la diversidad,'^ la religiosos específicos y propios, lo que puede ser denominado como la religión «mairánica», un
ambigüedad aparecen dominando sobre el conjunto de este gnipo. conjunto de creencias disformes e inconexas, susceptibles, no obstante, de precisar dos ideas
Si, por ejemplo, el estudioso trata de buscar el lugar que este gmpo ocupó en el entramado fundamentales: el rechazo del catolicismo, al que consideran religión de idolatría y, en segundo
de las relaciones sociales de producción, le resultm'a imposible determinar nada con exactilud; lugar, sentimiento de pertenencia, en comunión con los judíos de la Diáspora, a la comunidad
«judeoconversos» o «cristianos nuevos» estarían desparramados por todo el circuito productivo. del pueblo elegido.
En la agricultura, aunque se les ve menos, aparecen al frente de sus tierras arrendadas o Desprovistos de sus raíces originarias, estos «marranos» vivían un credo religioso muy
subsistiendo con su pequeño rebaño de ovejas. «Judeoconversos» los hay, también, en el mundo siiigular, producto tanto de la influencia católica, que rechazabaii, como de la ortodoxia talmúdica
de las administraciones de rentas municipales o al frente de las haciendas nobles, dirigiendo la que desconocían. Ddbase entre ellos un proceso, pues, de aculturación por rechazo y por deseo
fiscalidad eclesiástica o participando, en ocasiones, del sistema impositivo de la Monarquía. que sitúa el problema de esta minoría bajo prismas analíticos dinámicos.
Grandes fortunas, los menos; pequeñas y frágiles economías, los más. Como cualquier otso No es posible pues emplear mecanismos ni estructuras estáticos para estudiar este grupo. La
cristiano, estos otros recién convertidos, no ocupan un lugai. fijo en aquel sistema productivo. versatilidad que lo caracteriza hace más complejo su análisis en tanto que es versatilidad
No podía ser de otra forma. cambiante. ¿Es posible, sin embargo, encontrar líneas de fuerza que fijen el problema para su
Obviamente, si es difícil encontrar en este campo definiciones genéricas, también resufia mejor comprensión? El cristiano nuevo, el mmano, vive en y para la sociedad circundante.
problemático precisar una formación social que los acoja'. Procedentes de una minoría prq- Cobijarse en ella o protegerse de ella son sus dos principales y contradictorias coordenadas de
gresivainente restringida y controlada por leyes y disposiciones intolerantes, muchos referencia. Aun cuando la minoría judía, que no la minoría conversa, vivía públicamente
judeoconversos, al pertenecer como cristianos de plenos derechos al gmpo mayoritario, adop- reconocida por las leyes de los Reinos Cristianos, la referencia al conjunto social mayoritaio
taron las mismas pautas sociales y culturales que regían en el conjunto del cuerpo social. Así fue siempre permanente y ello determinó su existencia.
buscaron protegerse buscando el honor hidalgo; intentaron ser caballeros; soñaron con títulos La necesidad de todo conjunto social de buscar en el otro la afirmación de su yo colectivo,
nobiliarios y, en fin, sus motivaciones individuales y colectivas en nada se diferenciaron de las obligó al grupo minoritario a situarse en constante relación con la dinámica social de la
de los demás ciistianos. Tampoco aquí es posible encontrar uniformidad ninguna. mayoría. Contra las tesis ahistóricas que explican las tensas relaciones entre unos y otros como
Todo esto parece fácil de ser compi-endido.Es lógico, se dice, que no hubiera uniformidades producto de rechazos estructurales y trans'cendentes, es necesario recobrar las señales de la
simplistas ni en lo económico, ni en el campo social ni tampoco en el campo político, porque lo propia histoiia, la historia de la mayoría y de la minoría, en su paso por los diversos tiempos.
que, de verdad, caracterizaba a este grupo no era su mundo exterior sino piincipalmente su En la época moderna de Ia historia de España, entre los siglos XV y XVIII, discurre el
secreto interior individual y colectivo definido por una vivencia religiosa común: los viejos problema converso como particular hecho diferencial respecto del tratamiento que las Monar-
preceptos de La Torá y la Ley del Talmud. quías Europeas dieron a la ciiestión judía. Sólo Portugal, y por conocida pi-esión de los Reyes
Sin embargo tampoco aquí existe uniformidad ninguna. J. Caro Baroja señaló, ya hace Hispanos, vio cómo, de su relacióii con la minoría judía, surgía un seguiido problema, el del
varios años, la tremenda diversidad religiosa que es posible observar en el grupo2. 1. Revah converso, con las mismas co~otacionesque en Castilla.
también, desde perspectivas más culturalistas, mostró la diferencia religiosa que encontró en los Aunque es posible encontrar notorios antecedentes, la historia del problema converso en los
llamados «cristianos nuevos»'. Veía Revah, después de señalar la fragilidad del asunto, puesto Reinos Hispánicos comienza, como se sabe, tras los fuertes y graves «pogroms» que sufrió la
minoría judía en torno a una fecha, desde entonces, importante: 1391'.
1 LAREDO QUESADA, M. A,: Los jsdeoco,i~~er.sosen la Casrilln del siglo XV adiiiidades pi-"fesionoles y En torno a aquel año ocumeron diversos motines populares que conducían a hombres y
relaciones poliricas. En prensa. Agradezco al autor la consiklta dcl original. mujeres del estado llano, excitados por las predicaciones incendiarias de diversos frailes y otros
2 CARO BAROIA, J.: Los jiidíos en la Espata Moderna p Coiifeilrpordnea. Madrid, 1978. Vol. I , pp. 294-295.
3 RoVAH, 1,: «Les miinanesr Reilue des Efudes J~rives.CXVIII. París (1959-1960), pp. 29-77. 4 WOLFF, P. 13.: «The 1391 pogoms in Spain. Social crisis or no[?».Parr onrlpreseni. Febrero 1971, pp. 4-18.
MACKAY, A.: «Popular movements in fifteenth century Castillen. Post ondPi-ese,rr. Número 55, 1972.
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Aragón com'an opiniones que ponían el acento en la unidad política y religiosa de los reinos
clérigos, hacia las juderías de diversas comunidades castellanas y aragonesas donde quemaban, cristianos. Una sola fe para una comunidad política, tal era el mensaje que, por otro lado,
violaban y asesinaban. Los sucesos comenzaron en Andalucía, donde el populacho, dirigido por satisfacía a la propia Corona. Sea como fuere, aquella malograda comunidad judía veía cómo,
la voz inflamada del Arcediano de Écija, arrasó la judería de Sevilla y la de Córdoba. Desde allí de sus aljamas, salían muchas familias para ser bautizadas y trasladarse, luego, a los barrios
la violencia se extendió por todas las ciudades del Reino provocando el pánico de la población cristianos.
judía. Fueron aquellos unos durísimos acontecimientos que significaron el fin de un período, un En un claro retroceso demográfico, con continuas y permanentes huidas de sus filas, los
período más o menos tenso, en el que las relaciones entre judíos y cristianos se desarrollaron judíos hispanos experimentaron, a lo largo del siglo XV, otra modificación sustancial. Su clara
entre cauces más pacíficos o menos violentos. y tradicional vocación urbana se deterioró paulatinamente iniciándose un lento proceso de
Explicar los acontecimientos de 1391, tal vez, requiera una reflexión atenta a razones de dispersión por el entorno campesino de las dos mesetas castellanas. Huyendo de las ciudades
carácter estructural, razones coordinadas en óptimas condiciones en aquella precisa coyuntura, donde txadicionalmente habían ocupado sólidas posiciones, dejaron en su lugar a muchos
más que recurrir a argumentos consabidos respecto del furor exaltado del vulgo y del bajo clero. parientes de sangre que, ahora ya convertidos, buscaban la oportunidad oara encaramarse a los
- - ~ ...
Hoy la mayosía de los historiadores no dudan en señalar los efectos de la profunda crisis
~~
lugares del poder político urbano; lugares y posiciones a los que, en este momento, podían optar
Bajo Medieval como la causa primera de los pogroms del siglo XIV. Un antisemitismo latente, con todo derecho.
habitando desde hacía ya mucho tiempo en la conciencia cultural de los poderosos, se extendió, Pocos judíos quedaron en las ciudades más urbanizadas del Reino. Proclamando la Corona
por efecto de la crisis, hacia los grupos populares y hacia sus dirigentes, fi-ailes y clérigos. la protección que ejercían sobre esta minoría, no le fue difícil aplicar medidas legislativas y
No se trata, obviamente, de un proceso unidireccional, sólo desde arriba hacia abajo; pero judiciales que posibilitaban su confinamiento y regulaban también sus actividades económicas.
parece evidente que, a pesar de todos los esfuerzos que los Reyes hicieron para mantener la Con todo este sistema, evidentemente, se obtenían beneficios precisos. Controladas, aquellas
identidad de la minoría judía, la Corona buscó para ellos un lugar de inferioridad jurídica y de comunidades, por agentes reales resultó sencillo aplicar sobre ellas un eficaz sistema impositivo
mayor dependencia respecto de la comunidad mayoritaria; mientras, por su parte, la Iglesia que algún historiador ha denominado como la «política de la esponjan7.
aumentaba la belicosidad de sus discursos y afinaba sus procedimientos penales. Por otro lado, las autoridades municipales cristianas, algunos de cuyos miembi-os eran ya de
En aquella coyuntura, en pleno proceso ascendente de la aristocracia trastámara, intentando origen converso, siguiendo el ejemplo regio, buscaron también extraer fiscalidad de unos
por todos los medios transferll sus bajos rendimientos a las masas campesinas y artesanas, y gmpos cada vez más controlados sobre el espacio urbano (enceisamientos y ghettos) o localizados
cuando la pequeña «burguesía castellana» había mostrado sus preferencias por un modelo social en las áreas mrales.
más abierto y menos feudalizado, entonces se extendió un sentimiento antisemita por todo el Fueron aquellos tiempos muy duros para la comunidad judía. Ésta es, sin duda, la visión que
cuerpo social que ha de ser entendido como «válvula de escapen de las masas cristianas se obtiene viendo cómo aquellas aljamas se iban desintepando paulatinamente. Es verdad que
afligidas por los efectos de la crisis. Instigados por frailes y diigidos por nobles y prelados, los algunos de sus líderes ancianos, intentaron reaccionar con decisión y trataron de aprender la
cristianos del pueblo llano «creyeron» ver en los judíos las causas de sus males. Como ha dura lección de los acontecimientos. La comunidad de Israel, decían, habría de reformarse
explicado J. Sartre, para otras circunstancias, aquel feroz antisemitismo, guiado por los efectos internamente, cohesionarse en toino de sí mismo y conseguir una definición precisa de cuáles
del «estereotipo», no era más que el «falso sueño de los mediocresn5. debían de ser sus relaciones con los cristianos y los poderes que los representaban. De este
Tales acontecimientos, asentados sobre un antisemitismo viejo que ahora había estallado modo surgieron los «Takkanotlz» de Valladolid de 1432, el último intento de reconstiucción de
fulgurante, tuvieron efectos transcendentales para la minona judía. Comenzaba así su inexora- aquella minoría. Pero para entonces el problema converso se había agigantado lo suficiente
ble decadencia. Los efectos no se dejaron esperar: comenzó un progresivo descenso demográ- como para sobreponerse al problema judío8,
fico de las comunidades judías, que, partiendo de niveles altos (6% de la población total de Sin embargo este asunto se sobredimensionó; y lo que no era más que un «problema
Castilla) descendió a menos de 100.000 personas en vísperas de la expulsión de 1492. controladon, se presentó como un grave asunto social. Por efecto de la beligerancia de predicadores
Naturalmente el descenso del número de judíos se correspondía con el aumento de cristianos la comprensión de tal cuestión fue falseada y hurtada a las masas populai-es a las cuales aquellos
nuevos convertidos, los llamados conversos que, desde entonces, tomaron el relevo del prota- discursos transmitían la idea estereotipada de una comlinidad considerada como el primero y
gonismo histórico. Domínguez Ortiz ha indicado una cifra: en vísperas de la expulsión de los principal enemigo para la convivencia social.
judíos la población conversa conjuntaba alrededor de unas 250.000 personas, un cuatro por Surgieron así tratados de polémica moral y de elevado rigor antisemita que aseguraban la
ciento de la población, aproximadamente6. superioridad teológica del cristianismo respecto de las creencias judías. En aquellas disputas, la
Sin duda, parece lógico, que estos recién convertidos, a quienes de inmediato se les recono- participación de elementos muy significados de la inteligencia conversa resultó decisiva para la
ció el disfrute de todos los derechos civiles, no fueran, desde el punto de vista doctrinal y propaganda oficial que no desconocía los efectos divulgadores que tenían las ideas de quienes
religioso, buenos cristianos. Ello no hubiera tenido importancia negativa si la Iglesia hubiera habían militado, con anterioridad, en el «otro bando». Personajes como Jerónimo de Salita Fe,
aplicado actimdes más comprensivas y tolerantes, pero entonces entre los clérigos de Castilla y
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el portavoz cristiano en la disputa de Tortosa de 1413-1414, o Alonso de Oropesay, eran pre- dos estamentos privilegiados. Naturalmente hubo muchas resistencias y muchas oposiciones
sentados ante cristianos y judíos como los nuevos «Pablo de Tarso», el primer converso, que tanto en el interior de las ciudades (iinajes excluidos y sectores populares) como por parte de los
siendo Saulo, un judío que soñó con la destrucción de la cristiandad, ahora sonaba y participaba estamentos dominantes, pero sin duda ambos procesos fueron irreversibles. Tal vez, la proximi-
de su triunfo'". dad entre el momento (1442) en que 17 ciudades, las más importantes del Reino se singularizaron
Desde entonces, mediados de siglo, se puso de manifiesto que el problema no era tanto de con representación en Cortes, y los acontecimientos de Toledo de 1449 con la Senterzcia-esta-
judíos como de conversos. Desde los «pogroms» de finales de siglo, las conversiones fueron tufo no sea un mero azar cronológico. Ya en 1450, a mediados del siglo XV, la presencia del
masivas, unas veces forzadas, y otras, las más, de carácter voluntario. Con todo, el hecho más mundo converso, aunque minoritaria en los concejos urbanos estaba asegurada.
significativo de los embates antisemitas de la mayoría fue que rompieron los mecanismos de Es preciso indicar además que esa fuerza política, respaldada por posiciones económicas
solidaridad interna de la minoría. Desde entonces judíos y conversos siguieron trayectorias privilegiadas, fue favorecida también por la propia Corona, quien no dudó en servirse de la
diferentes. Unas veces lograron coyunturalmente hacer coincidir sus intereses, otras por el experiencia administrativa y burocrática de estos recién convertidos a quien consideraba «agen-
contrario, se alejaron entre sí hasta hostigarse sin piedad. tes su mis os^'^.
La primera divergencia que parece api-eciarse, se desarrolló respecto de la política de Lógicamente hablamos de tendencias, lo que quiere decir de excepciones minoritai-ias,pero
asentamiento. Si la ciudad continuó siendo el habitar preferido por los recientemente converti- precisamente en la notoriedad implícita de ser minoría, es doiide radica toda su influencia. Por
dos, los judíos, sin abandonarla del todo, se ruralizaron en gran número. Tal divergencia, con supuesto que todos, o la mayoría de estos «agentes conversos» cerca del Monarca u ocupando
todos los matices que se quiera, resultó sei- importante. En una época en que el poder urbano altos puestos eii la jerarquía de la Iglesia, eran crislianos sincei-os;pero la realidad, a veces, no
pugnaba por dominar la comunidad de tier~ay, tambikn, imponerse sobi-e las comunidades concuerda con la percepción que se obtiene de ella. Cuando se divulgaban aquellos tratados de
populares que vivían en el interior de sus muros, algunas pocas familias conversas, las más teología y moral, todos ellos cal-gadosde violencia antisemita, no importaba demasiado discernir
significadas sin duda, no perdieron la oportunidad de auparse, cuando ello fue posible, al poder quienes, entre los conversos, judaizabail o no. Aquellos mensajes estaban concebidos para no
municipal cada vez más restringido y oligarquizado. discernir ni matizar sino para generalizar y englobar. Los estereotipos nunca son tan sutiles.
Si la Revolución Trastámara fue la revolución de los señores, el mundo urbano, desde Fue tal vez esta proximidad al poder regio y eclesiástico, lo que motivó que surgiera un
principios del siglo XV en adelante evolucionó hacia formas de oligarquización de su poder enconamiento social hacia el mundo converso propagado y dirigido por quienes habían padecido
político. En todas las ciudades, principalmente en aquéllas que pugnaban por conseguir repre- más su fulgurante ascensión. Miembros de la oligarquía tradicional de las ciudades, clérigos de
sentación en Coites, era posible detectar algún que otro intento de monopolizar el poder de los cabildos, frailes mendicantes, personas próximas al monarca, todos ellos tenían motivo para
Concejos por parte de diversas familias ubicadas en los aledaños del poder municipal. recelar; unos, los menos por razones más religiosas que sociales, y otros, los más, por motivos
Como ocurrió con la aristocracia castellana, que robusteció sus linajes con sangre nueva, la más sociales que religiosos. Todo es cuestión de cómo se percibían las cosas.
clase patricia de la ciudad, que entonces se iba definiendo, también encontró hombres nuevos. Allí, es verdad que los discursos dominantes fueron religiosos y también étnicos; los asuntos
No se trata de generalizar el proceso y pensar que los conversos fueron al copo de los regimientos de fe y también el asunto de la sangre, aparecían nombrados por doquier, pero no es posible
y juradunas de las ciudades, pero sí mostrar que, en algunos Concejos, las familias de algunos dejar de percibir un tufillo de intereses sociales adobado por rivalidades clientelares. Naturalmente
viejos regidores viéronse, de pronto, acompañados de nuevos linajes de conversos; éstos, sin fue ahí, en los límites donde unos y otros se rozaban donde, más aceptación tenían los discursos
duda, presionados por las olas antisemitas huían de las aljamas para integrarse en los viejos de fr-ailesy predicadores. Ahí surgió el rencor anticonverso, estruchlrado con la misma argamasa
claiies cristianos constituyendo un nuevo bloque de poder mucho más ágil y funcional. No que el odio antijudío.
puede generalizarse, cieitamente, pero las tendencias parecen claras. Se trata de un proceso
conocido en el que coinciden muchos autores, pero tal vez corresponde a F. Márquez Villanueva
el mérito de haber comprendido que fueron esos cristianos nuevos los que una vez consolidados 2. ESTATUTOS BE LIMPIEZW: LAS RmOIUES BE UN ESTEREOTlPO
en los olicios dirigentes del poder urbano, impusieron los criterios pai-a patrimonializarlos".
Coincide este fenómeno de «renovación» de la cúpula concejil con la pretensión de las Los sucesos que ocunieron en Toledo eii 1449 son, quizás, el ejemplo más expresivo donde
ciudades para ser reconocidas como el atercei-estadon en condiciones de igualdad con los otros confluyeron todas las tendencias anterior-es. Los hechos discun-ieron así: a comieiizos de 1449,
el «valido» Álvaro de Luna, en nombre del Rey, pidió un millón de maravedises a la ciudad de
9 Alonso de Oropesa autor del Lsntri, od i.evelorione>iigenriim,, sostenia la idea de que los verdaderos
Toledo en concepto de empréstito. Se nombró a Alonso de Cota, recaudador de prolesión y
cristianos habian de ser los judíos, porque al ser cl cristianismo la religión que continuaba y daba sentido al viejo cristiano nuevo, para que pel-cibiese esa cantidad negociando con el Concejo Toledano. Muy
testamento, niidic mejor que el mundo judío para diir sentido a tal proyección. SICROP, A,: Los E~folirtosde pronto se alzaron voces de protesta entre alguiios regidores que consideraron esta petición como
Limpieza ... op. cit. pp. 92 y ss. un abuso intolerable para las arcas de la ciudad. Se encresparon así los ánimos y hubo quienes
10 EDWARDS, J.: «The Conversos: A Theological Approiich». Birllrtiii of Hirl>onic siirdics. LXII, 1945, p. 41. propagaron la idea de que el silencio de los conversos ante la petición real, sólo podía explicarse
11 MÁRQUEZ VILLANL~EVA,F.: «Conversos y Cargos Cvnccjiles en el siglo XV» Re>aislod e Arclri~~os, Bi-
bliorecns y Mtisros. 63 (1957). pp. 503.540. Véase también, GUERRERO NAVARRBM, Y.: Oi-gairizocióily Go-
por el filojudaísmo de Juan 11 y ÁIvaro de Luna. Clérigos y frailes propagaron desde los
hieirio ei, H e q o s cli,i-aiiie el reinado de Eiii-;que IV de Caslillu. Madrid, 1986. BONACHlA HEICYANDO, J. A.: El
Co,icejo de Bcir8us ei? in Baja EdodMeiiia (13251426). Vdladolid, 1978. 12 MÁRQUEZ VII.LANUEVA, F.: «Los Conversos...», Art. cit. p. 509.
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púlpitos las clásicas monsergas antisemitas y, ocumó, que el pueblo se amotinó yendo hacia la privilegio otorgado «por el Católico y de gloriosa memoria Don Alfonso, Rey de Castilla y
caza del converso; Alonso de Cota, el recaudador, vio asaltadas e incendiadas sus viviendas y León», sin especificar de qué Alfonso y de qué rey se trataba. Con tales argumentos los rebeldes
sus demás inmuebles". de Toledo, acaudillados por Pero Sarmiento elaboraron La Sentencia-Estatuto, un documento
Acaudillando el movimiento . popular,
. Pero Sarmiento y el bachiller García de Mora, consi- sancionado por el Concejo que excluía a los conversos de todo oficio o cargo público: e . . .como
guieron imponer su voluntad en el concejo con el aplauso regocijado de las viejas familias y el el derecho los ha e tiene por infames, inhábiles, incapaces e indignos por haber lodo oficio y
silencio temeroso de los viejos conversos. beneficio público y privado en la dicha ciudad de Toledo y en su tierra, término e jurisdicción~'~.
La primera manifestación de aquella revuelta fue, sorprendentemente, de naturaleza política. Desde aquel momento se produjo un salto cualitativo en el discurso antisemita. Los conversos,
Decía el Concejo Toledano que la Corona no había respetado la autonomía de la ciudad, asimiladas como judíos, pasaron desde la intolerancia social a la intolerancia de derecho. La
autonomía que conllevaba, según antiguos privilegios, determinadas exenciones fiscales. El ley, sancionadora de la convivencia, había decretado la segregación racial; a ella, y sobre ella, se
poder monárquico, para ser reconocido, debía pararse en las murallas de la ciudad; como Álvaro imponía, ahora también, la exclusión social, económica y política.
de Luna y el propio Rey no habían respetado tales privilegios, la ciudad se sentía libre de su La Sentencia-Estatuto, fue el detonante dc una grave polémica que concluyó, al menos en su
obediencia al Rey y se declaraba vasalla del príncipe heredero: el futuro Emique IV. piimera parte, en el dccreto de fundación del Santo Oficio y en la expulsión de la minoría judía.
Explicaba, la ciudad, su sorpresa por la determinación real de nbligarles a votar el susodicho Se diría que, desde entonces, se abrió, con precisión, la fractura entre lo cristiano viejo y el
impuesto y, razonaban, que ese hecho sólo podía ser explicado teniendo en cuenta la posición mundo converso. Ni partidarios de unos, ni partidarios de otros, callaron en aquella ocasión.
proirealista de los conversos de la ciudad y el filojudaísmo que destilaban las actuacioties De entrada, todos los pronunciamientos oficiales parecían negar la validez de la Senterzcia-
reales. Fue así, de esta manera, cómo en el conflicto fiscal y político se introdujo el argumento Estatuto. El propio Papado, a través de la Bula «Humani Generis Inimicus~,lanzó la excomu-
antisemita. Se emplearon, para ello, razones demagógicas que repetían los mismos argumentos nión contra todos los segregacionistas y rebeldes, conminándoles a decretar su anulación. El
del conocido estereotipo antijudío: los conversos eran de la misma sangre que los judíos, sangre relator del Consejo Real, Fernán Díaz, declaró la ilegalidad de la Serztencia negando que los
perversa que conducía a realizar actos también perversos. cristianos nuevos fueran súbditos de segunda clase. üiversos teólogos, como Alonso de Cartagena,
No puede creerse, escribe el Bachiller García Mora, que los conversos hayan sido redimidos, autor de la Defensoi.ium Unitatis Chl.istianae arguyeron que la redención de Cristo también
de su mal originario, por el bautismo. Lejos de ello, todos continúan siendo judíos aparentando llegaba a los conversos por estar redimidos por el bautismo.
ser cristianos. Es lícito, en consecuencia, pensar, al menos, que «son sospechosos en la fe de Sin embargo, ese frente proconverso, aun teniendo la razón y el derecho de su lado, no pudo
Nuestro Señor et Redemptor Jesuchnsto»; y, por lo tanto, los conversos son reos de las leyes contrarrestar la enorme presión social que ejercían los partidarios de la segregación. Cada vez
humanas y divinas. era mayor el número de los que, impresionados por los medios difusores de los anticonversos,
Estaba así justificada la revuelta; era ésta, según decían los rebeldes, un movimiento decían creer que la herejía era una realidad en la mayoría de las familias conversas, y esta
sacralizado porque se había organizado para desterrar la herejía. En tal misión todo estaba creencia constituía una espesa cortina de desconfianza dirigida contra la minoría. Los ecos de la
justificado, incluso la rebelión política contra la soberanía real, porque, tanto la ley divina como posible herejía nunca mis se am~rtiguarían'~. Nacía así la limpieza de sangre que se extendería,
la ley civil, ordenaban perseguir al hereje. La Monarquía no había puesto, decían los rebeldes, desde entonces, por amplios estiatos sociales de los cristianos viejos.
mucho empeño en tal tarea. Desde entonces, la propia Corona, tradicional defensora de los conversos, actuó con criterios
Pasando desde argumentos teológicos tan elevados, al plano meramente civil, la Monarquía, ambivalentes. Aun cuando los acontecimientos de Toledo habían ido dirigidos contra la propia
pidiendo un empiéstito de tal naturaleza, había atacado, hasta ponerla en peligro, la propiedad Soberanía Real, ésta decretó una amnistía que exculpó de responsabilidades a la mayoría de los
de los vecinos y sus propios derechos. Ninguna norma del derecho positivo osaría dañar la inculpados, incluidas las poderosas viejas familias que los apoyaron. Llevado de un exagerado
propiedad considerada, por ser derecho natural, anterior y primera a toda formulación positiva. pragmatismo, que buscaba controlar el municipio de Toledo, Enrique IV hizo oídos sordos a las
Resultaba, por lo tanto, lógica y sujeta a todo derecho la rebelión política contra la Monarquía admoniciones de la dura Bula papal. Eso sí, tampoco sancionó la Sentencia, lo que, de hecho,
y sus aliados, los conversos de Toledo. Por ello, después de rechazar la soberanía de Juan TI, hubiera significado legalizar la revuelta. Enrique I V dejó hacer y optó por apoyar aquí o
debesían tomarse medidas contra ellos. Así, partiendo de un argumento estrictamente racial que restringir allá, llevado de un exagerado eclecticismo casuísta. Aquélla, empero, significaba que
equiparaba a los conversos con los judíos, por ser ambos del mismo tronco sanguíneo, los los conflictos quedaban abiertos para ser determinados por la fuerza de los contendientes.
amotinados de Toledo aplicaron a aquéllos las mismas reshicciones civiles que obligaban a El mundo urbano quedó a la intemperie de sus propias contradicciones, donde las luchas
éstos. entre bandos, alineaban a unas familias contra otras. No siempre las alianzas se hallaban
Ni Pero Sarmiento, ni el Bachiller García Mora, ni tampoco los viejos linajes de cristianos delimitadas, pero la frontera que separaba a conversos de ciistiaiios viejos fue, en muchas
viejos, aupados en el poder municipal, tuvieron escrúpulos en acudir al pasado histórico para, ocasiones el territorio en el que se manifestaban tensiones sociales. Desde entonces, y hasta la
forzándolo incluso, concluir en la segregación social. Se acudió, en consecuencia, a un olvidado instalación del Santo Oficio, el enojo hacia los conversos fue «in crescendo~.
pasaje del N Concilio Toledano («De his quae judaeis prohibeturn, de aquellas cosas que se En este punto, coincidían muchos intereses. Hubo gremios de oficios que decían defender
prohíen a los judíos), que Graciano recogió en sus Decreta; y se recurrió también a un
14 Ibídcrn, nota antciior, p. 22.
13 BENII'O RUANO, E Lor Oiigeiies del Problema , Barcelona, 1976 Cap 2, pp 41-83 15 M ~ R Q VILLANUEVA,
~ Z F.: «Los Conversos...», Art. cit. p. 513
ocultaron individuos de sangre manchada. Ocurrió un poco por todas partes; en Sevilla, en
sus pequeños intereses cuando acusaban a comerciantes conversos de practicar competencia Toledo, en Cuenca, donde por ejemplo, A. Mackay ha visto a ricos comerciantes, propietarios y
desleal. Hubo también cofradías y hermandades que ceiyaron sus filas, temerosas que, en ellas, conversos, llegar a ser cahuilems de cuantía, susceptibles de ser elegidos para los oficios de la
entIasen cristianos nuevos. Viejos clanes urbanos, que venían disfrutando sus regidurías desde ciudad. Esos mismos nuevos ricos, ennoblecidos ahora, fueron apresados, captados mejor, por
antiguo, miraban de soslayo a sus colegas cristianos nuevos, también regidores, desacreditándo- las relaciones de linaje y clientela, elementos estructurales básicos para constituir y organizar el
los. La nobleza, por su parte, ahíta de medrar a costa del realengo, enarbolaba la bandera sistema de bandos o facciones sobre el que se articula la vida social y política de la ciudadz0.
antisemita; y, finalmente, teólogos y re di cado res, como Alonso de Espina, elaboraban iracundos
discursos capaces de insuflar, en las capas populares, el odio anticonver~o'~.
Todo ello, se tradujo en continuos movimientos populares, movimientos sociales con una
tremenda carga anticonversa. En todos ellos, las masas «proletarias» de los cristianos viejos
protagonizaban el ruido de las algaradas, mientras que los grupos sociales más significados, Fue entonces cuando se puso de relieve lo que los poderosos de aquella sociedad creían: que
atrincherados en w s privilegios corporativos, apostaban con mucha firmeza a favor de extender los conversos judaizaban. Uii sislerria procesal bastante inicuo, que esgrimía el secreto como
por doquier los principios segregacionistas de la Serzterzcia-Estututo. arma procesal primera, y el encansamiento rápido y riguroso, determinaron que las cárceles de
Con todo ello el conflicto se iba extendiendo; si desde los «pogroms» de finales de siglo, del la inquisición se llenasen de conversos cuyo grado de judaísmo es difícil de precisar. Cayeron
odio antijudío se había pasado al furor anticonverso, ahora desde éste, se llegaba sin dificultad en sus redes muchos cargos y oficios concejiles con el beneplácito de viejos colegas y con la
a aquél. Para los dirigentes antisemitas más activos las diferencias jundicas y civiles, entre unos satisfacción del pueblo menudo, pelayres, altesanos, aprendices ... villanos en general, que ahora
y otros, no existían. La legalidad del derecho no podía detener la pasión que movía a los por fin veían funcionar una <<justiciarápida, severa e inflexible»21.
segregacionistas, y así, en la misma medida que se vituperaba al converso, se estrechaba el No cabe duda que así debieron pensar muchos en Castilla, sobre todo aquéllos ganados para
cerco respecto del judío. la causa proinquisitorial. Sin embargo no debe olvidarse que la mayor parte del sector converso,
Muchos predicadores clamaban desde los púlpitos recordando a los fieles que no era el más de 250.000 personas, ni judaizaban ili tampoco manifestaban ninguna otra disfunción social
derecho lo que diferenciaba a unos y a otros. Conversos y judíos tenían la misma perversa que no fuera la de procurar integrarse, en silencio y sin alharacas, en la extensión oceánica de la
sangre y eso sólo bastaba. No había más explicaciones. Teólogos como el General de los sociedad de cristianos viejos. Y así fue, principalmente.
Jerónimos, una de las primeras órdenes que impuso la limpieza de sangre entre sus miembros, La Inquisición, con toda su terrible violencia, que fue mucha e intensa, no llegó a tocar sino
escribía en su obra Lumen ad revelationenz gerztiunz que c... el principal problema, causa de a un sector minoritario de la franja conversa desgajada del judaísmo. Es de suponer que dicha
todo, era la mezcla que había entre judíos de la sinagoga y cristianos en algunos casos nuevos franja comprendía a todos ac~uéllosque, en su proceso de integración no habían sido capaces,
y en otros viejos»18. todavía, de separarse de las viejas y originarias creencias mosaicas. Cómo fue ese proceso y
Parecía ser verdad, según atestiguaban las investigaciones que había realizado el Arzobispo hasta qué nivelcs llegó, es algo que no puede determinarse. Por ello es preciso reconocer que a
Carrillo, Arzobispo de Toledo, acerca de los cristianos nuevos de Ciudad Real. El Arzobispo los afectados directamente por el Tribunal babna que aiiadir los que lo fuei-on indire~tamente~~.
decía que la mayoría de aquellos conversos, de aquella ciudad, judaizaban en secreto. Ello Pero el problema no es tanto de realidades cuanto de percepciones, y para el Santo Oficio, igual
confirmaba todo lo que los segregacionistas decíaniy.Era preciso poner un remedio. que para los sectores influyentes de aquella sociedad sin descaitar tampoco a la Corona, la
En 1478, los Reyes pedían al Papa que instituyese el Santo Oficio de la Inquisición. Corrían, obsesión era la herejía, la cual no debe entenderse sino desde una percepción cultural y
por Castilla, los últimos estertores de la guerra civil y los ánimos todavía estaban soliviantados. antropológica.
En aquellos momcntos, el simple anuncio de la creación del Tribunal debió excitar, aún más, los El problema no estaba en saber qué cosa era la herejía sino cómo ésta se manifestaba, dónde
ánimos de quienes destilaban una mayor beligei-ancia. En los concejos los ánimos se encrespa- y en quién. Ahí residía la cuestión principal: los herejes eran los conversos que hacían ritos y
ron y las antiguas rivalidades, ocultas durante años, se manifestaban ahora con vuulencia. Para ceremonias en honor de la Ley de Moisés. Naturalmente aquellos ritos, oraciones y ceremonias
muchos cristianos viejos había llegado así la hora de criticar y, aún perseguir, a varios de pertenecían a la religión judía, no tanto desde la percepción rabínica, cuanto desde la percepción
aquellos conversos que habían protagonizado ascensos sociales tan espectaculares. inquisitorial. Por lo tanto, desde el entendimiento del juez cristiano, sí había delito, un delito
Hubo muchas acusaciones y el fantasma de anteriores «pogroms» planeó entonces por muy cercano a La sangre aunque muchos conversos, la mayoría, lo hubieran aisancado ya de sus
encima. No puede olvidarse que, con el empuje de la riqueza hacia posiciones más altas, se conciencias. El problema, pues, se situaba, más que en la rcalidad de los hechos concretos, en la
16 Alonso de Espina escribió su Iiurlaliriirm Fidei, recordando que los conversos no eran otra cosa que judíos 20 MACKAY, A.: Sociely, Ecoi7on-i aitdReligioii iiiLare ~ J ~ d i e ~ ~ ~ l I C aLondon,
s l i l e . 1987, pp. 171-175. HEERS,
J.: Le Clriri Familioi air Moyeit Age. París, 1974. HUGHES, D. O.: «Urbim Growth and Family Structure Medicval
secretos, mucho más culpables que los judíos iecoiioiidos porque actuiiban dentro de la Iglesia corroyéndola. «Nadie
inquiere los enores de los hercges y entraron, ioh, Scñor! los lobos rapaces; porque POCOS son 10s verdildcros pastores Genoa». Posr ortd P i e s e l , núm. 66 (1975).
y muchos los mcrcenxios y porquc los que rnerccnarios son, no curan de apacentar sus ovejas sino de trasquilariasn, cit. 21 M Á R Q ~ ZVILLANUWA, F.: «Cociversos...D. Ait. cit. p. 537.
por SICROFP, A,: Los E.~roh~fus de Linipieiu..., Madrid, 1985, p. 101. Nota 49.
22 D o M Ú ~ G ~ XORTIZ,Z A,: Los jiideoconvei'os..., Madrid, 1992, p. 43 «...también resullaron víctimas los hijos
17 SU-z FERNÁNDEZ, L.: Los Dociiinei,los acerco de la expulsióir <lelos jridíos. Madrid, 1964. cuyos padres quedaron arruinados, los que llevaban el mismo apcliido, los descendientes todos, cuya inhmiii se
18 EDWARDS, J.: «The Conversos...», Art. cit. pp. 41-42. perpetuaba por la lradición local».
19 BEINART, H.: Los Conaeisos ni~leel 'Trih~inalde la Inqiiisición. Barcelona, 1983, pp. 92 y SS.
percepción de los mismos. Esa realidad indicaba que el problema religioso sólo afectaba a una Dos objetivos principales pues: interés regio por hacerse presente en el campo de la moral
minoría, pero se percibía, o se deseaba percibir, que el pecado existía y que su peligro radicaba abanderando el principio de la unidad de fe en el marco de la unidad política2', y, en segundo
en que se transmitía por la sangre. Por ello se entendía que había un riesgo de extenderse a toda lugar, instrumentalización del nuevo aparato, el inquisitorial, para conseguir territorializar la ley
la colectividad convei-sa.Tal fue el principio cultural más sustantivo. y el derecho común, armas principales de la realeza.
Por ello, respecto de la herejía, los inquisidores no fueron minuciosos. Aprovechando el A la altura de 1480, es verdad que los ánimos anticonversos se extendían a muchos sectores
complejo sistema de parentesco, que ligaba a unas familias y a otras, los oficiales del Tribunal sociales: nobles, eclesiásticos, concejos, gremios y cofradías. Pero resulta difícil comprobar la
tiraron de ellos como si de cerezas enredadas se tratase. Allí salían conversos que judaizaban y existencia, en aquellas manifestaciones, de indicios de conflicto social en los que el elemento
otros que apenas conseivaban sino sólo viejos reflejos rituales sin significado alguno; también converso se manifestase, como tal, parte en la lucha. Por sí sólo, no había formación social
cayeron muchos que no eran ni cristianos ni judíos o que tal vez pretendían las dos cosas. alguna que abanderase la causa conversa2'. Pertenecientes a los sectores populares de las ciu-
Aparecieron entonces escépticos averroístas, panteístas y, por último, por qué no, algunos dades, la mayoría de los nuevos convertidos, podían sentir la necesidad de defender al artesanado
conversos de tibio cristianismo. En verdad la Inquisición no distinguió muy bien entre unos y urbano con la misma intensidad que lo hacían los artesanos viejos. Otros conversos, mejor
otros. La herejía que perseguía no tenía límites teológicos ni jurídicos bien precisaclos porque instalados, identificaban sus posiciones sociales e ideológicas con las mismas del patriciado
aquel delito era concebido desde perspectivas culturales: se decía que nacía en el interior de una urbano2q;otros, en fin, manifestaban actitudes muy próximas a las que tenían los oficiales de la
etnia y podía trasmitirse por herencia con la intensidad del más tozudo de los genes. Monarquía. No había en conjunto, en todas aquellas tensiones, una militancia específicamente
Se iba así perfilando una cultura que, en ocasiones, se aproximaba a los límites del más conversa. Es verdad que los discursos eclesiales propagados desde los púlpitos calaban hondo
peligroso de los racismos. Nunca fue así, pero se bordeó esa frontera. Las restsicciones a la en las masas urbanas o en los campesinos que vivían próximos a las ciudades, pero no se puede
comunidad judía no eran cuestión de raza o etnia cuanto de religión. Dado que el cristianismo por eso afirmar que, en aquellas algaradas callejeras, se estaban enfrentando las capas populares
suponía la negación del judaísmo, por cuanto surgió desde sus fuentes, toda la «con~ivencia»~' de cristianos viejos y los ricos patricios, cristianos nuevos de los concejos. Es verdad, como
de las dos religiones durante la Edad Media se basó en la inferioridad judaica respecto de la cuenta el cronista Alonso de Palencia, que en algunos motines se gritaba contra los poderosos
cristiana. hferiondad que no excluía su reconocimiento, es decir, su legalidad y su legitimidadz4. urbanos llamándolos herejeslO,pero esto no indicaba otra cosa que la extraordinaria difusión de
El problema se tornó difícil cuando aquella minoría «de judíos» se disponía a insertarse en los estereotipos.
la sociedad mayoritaria para disfrutar de todos sus derechos y cumplir con todos sus deberes. El problema converso no era, esencialmente, un asunto de un grupo social, sino sólo en la
Pese a todas las advocaciones eclesiásticas para fomentar las conversiones, la iglesia se sintió medida en que su pretendida disfuncionalidad cultural, ponía en peligro la convivencia. Había,
superada ante la respuesta de la sociedad conversa. Podía desearse que los judíos se convirtie- ciertamente, conversos que judaizaban, pero el problema se sobredimcnsionó y eran realmente
ran, pero resultaba sospechoso que lo hicieran con tanto entusiasmo. Si la fe era el don más pocos los que lo hacían; sin embargo ello no iue obstáculo para instalar el Tribunal o decretar la
precioso de la vida. ¿Cómo era posible que aquellos judíos despreciaran tanto la suya? Por tal expulsión de los judíos.
razón la Iglesia abanderó desde sus principios las coirientes segregacionistas. La Inquisición, En ambos casos la percepción, más o menos interesada de la realidad, superó a la realidad
obra eclesiástica en su concepción originaria, siguió aquellas directnces2'. misma. Objetivamente no había problema religioso; si, como decían entonces muchos teólogos
Pero también, vinculada como estaba a la Corona, no podía aquella Institución mantenerse y juristas, la cuestión principal era que «la mayor parte de los conversos fueron y eran judíos
al margen de las necesidades de la Realeza y de los grupos que influían en ella. A este respecto secretos» un análisis más detenido de la situación, le hubiese indicado a la Corona, que la
cómo negar el interés regio para con el Santo Tribunal que, no sólo le posibilitaba tomar la supuesta confabulación religiosa entre conversos y judíos no tenían significación importante y,
iniciativa en el orden de la moral y de la ortodoxia, siguiendo modelos galicanistas, sino desde luego, no representaba ningún problema serio. La verdad era que los nuevos convertidos
también abanderar un nuevo orden penal suficientemente poderoso, con el que hacer frente a se hallaban inmersos en un proceso de asimilación progresivo que sólo necesitaba, para tener
tantos y tan dispersos fragmentarismos, particulares. El iuspenale inquisitivo se orientaba sobre éxito, de paciencia y de tiempo.
las mismas directrices que el iuspenale común. Potenciando uno se potenciaba también el otro De los judíos poco se podía temer, en realidad. Hostigados en las ciudades por los concejos
y, finalmente, la realeza conseguía su objetivo último: asentar su posición en medio de un
conjunto de fuerzas en equilibrio inestablez6. 27 S U ~ R E ZF~RNÁNDEZ,L.: «El máximo Religioso en la Expulsión de los Judíos». Historio de Españo de R.
Menéndez Pidol, vol. 17. Madrid, 1969, pp. 205-301.
28 ALCALÁ, A,: «Nuevas perspectivas en la Polémica sobre motivo real de la Inquisición». Crónica Nova,n\ 13.
21 STOW, 1<.: «Israel among theNations». R e i , Ha-Umma. 1984, pp. 10-19. Véase también HERSZLIKOWCZ, . Granada, p. 24. El autor pone el acento en que la raíz del Santo Oficio fue la aristrocracia de terratenientes feudales
M.: Plrilosophie de L'Airtiseniifisnie. París 1985. castellanos y la masa de labriegos cristianos nuevos que contemplan cómo un nueva clase media fundada cn el negocio
24 KRIEGEL, M.: Les,jtr¡fx d lafrn di, Moyen Age dans L'Eirrope Medirei-iuneenne. París, 1979. de ia mercaduiia, la pcqueña industria y el comercio, Ics iba desbancando de las @adicionalesparcelas de riqueza y
25 D O ~ G ORTIZ, ~ Z A,: Los ji,denconve>aos....Madrid, 1992, p. 26. e... en realiddd la Inquisición fue un poder en la estructura social y económica.
tribunal eclesiastico, mgido por eclesiásticos, basado en los principios del Derecho Canónico, y dedicado a castigar 29 HALICZER, S.: «The Castilian Urban Patriciate and thc Jewish Expulsion oC1480-1492r. Amei-¡con Hirroi-ical
delitos de religión». Review,:n 78, 1973.
26 TOMAS y VALENTE, F.: «El Proceso Penal». f1isluria 16. 1976, pp. 19-35. Véase también PEREZ MART~N, 30 PALENCIA, Alonso de: Crónica de Enrique 1V, 111. p. 231, cit. por HILGART, J. N,: Los Reyes Católicos.
A,: Lo Dol.tiina .l~ri.ídicoy ei Proceso Iirqrrisilofiai. En ESCUDERO, J. A. (rdit.): Perfiles Jiri-idicos de la hiquisición Barcelona, 1984. ili p. 80. «Ninguna pcrsona acomodada dudaba de que aquellos ladrones (los amotinados) declararían
Espspriiiola. Madrid 1989, pp. 279-322. hereges a cuantos ~onsiderasenopulentos».
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cristianos que les imponían impuestos arbitrarios, obligados a vivir en ghetos cada vez más
reducidos y aislados; chantajeados por muchos deudores cristianos que se negaban a pagar sus pulsión, muchos judíos corrieron a las pilas bautismales de los cristianos. No había otra cosa
préstamos alegando las reiteradas leyes contra la usura, otorgadas las últimas en las Cortes de que hacer sino seguir el camino, ya secular, de sus hermanos de raza.
Madrigal de 1476", la minoría judía pasaba por una coyuntura difícil. Ni siquiera podía decirse ¿Razón de Estado? Tal parece que así fuera. Razón de Estado manifestada en téirninos
entonces que manipulaban los arrendamientos de las fuentes fiscales de la Corona, como se les religiosos. Factor religioso convertido en aglutinante que amalgamó intereses contrapuestos,
había acusado en anteiiores coyuntura^^^. factor, en suma, estab~lizador.Obviamente todos estos factores pretendían una unidad de fe, es
¿,Dónde estaba, pues, el problema? ¿Por qué el Tribunal de la Inquisición? ¿Qué razones cierto, y una delimitada precisión ortodoxa, pero permitían también algo más. La vigilancia de
podían explicar la expulsión de los judíos? Sólo la «debilidad» de la propia Corona, obligada a la unidad de fe se ejercía aplicando un derecho uniforme, básico, convertido en antídoto contra
mantener constantemente el precario equilibrio de fuerzas que había logrado aunar tras de sí todo particularismo disgregador y disolvente. Tal vez iueran éstos, los particularismos, los
desde la guerra civil, previa a su reinado, parece a mi juicio comprender el problema. No es principales obstáculos de los Reyes; por ello deseaban ser la fuente del derecho y la base de la
posible explicar este acontecimiento desde la unilateral visión de una formación social. Repa- ley; ésta, en manos del Monarca, se presentaba sacralizada, totalizadora y exclusiva. Era
sando las «razones» de nobles, eclesiásticos, concejos y pueblo llano, todos esgrimían «argu- también la ley que se hacía universal, y al presentarse así no rompía la configuración social
mentos* antisemitas pero ninguno de ellos podía ser determinante de la decisión final3'. dominante, antes bien, la protegía.
Todos odiaban a los judíos y menospreciaban a los conversos; eso era una realidad incontes- De ahí que la Inquisición y la Expulsión fueran funcionales para todos: para nobles, Iglesia
table, quizás de las pocas que tenían los Reyes, aparentemente tan seguros de su pi-opio poder. y oligarquías urbanas; también para la Corona. Por tales razones argumentos tan ordinarios
La realidad era que la fuerza monárquica era el resultado de un complicado juego de intereses como e... anteponer el servicio de Dios nuestro Señor» dejan de tener el tono cansadamente
en el que los Reyes, con habilidad, fueron dando aquí y quitando allá. reiterativo, para definir un objetivo y un fin consustancial de la Monarquía Católica.
En aquel nuevo orden político todos tuvieron que renunciar a algo. La Monarquía tenía Desde esta óptica, la herejía era disfuncioual siempre; y no sólo porque indicaba cuál era el
crédito en la medida en que era considerada punto de referencia por unos y por otros. Las heterodoxo sino porque señalaba la existencia de excluidos y marginados. Estos tales, en sí
ciudades, al reconocer la superioridad regia; la nobleza, al aceptar su alejamiento del Consejo mismos, garantizaban la dualidad social entre dominantes y dominados. Por esa razón a la
Real; la Iglesia, permitiendo un mayor intervencionismo laico en sus asuntos internos; todos búsqueda siempre de la víctima expiatoria, la Inquisición no detuvo su actividad represora ante
cedían algo. En consecuencia el poder de los Reyes debería empero conceder, a cambio, el converso, continuó extendiéndola hacia otras confesiones religiosas y hacia otros sectoi-es
gratificaciones a unos y a otros, gratificaciones que pagaban servicios otorgados. sociales que manifestaban actitudes de resistencia o dudaban de la perennidad de aquel orden
Todos pues tuvieron que aceptar muchas cosas y renunciar a otras. Se crearon muchas social inmutable, asegurado por la Monarquía.
fmstraciones. Sólo reforzando los valores comunes podía apuntalarse el edificio recién ci-eado.
Si había algo común entre todos, ese algo era un extendido sentimiento antisemita, ahora
todavía más encendido y caldeado por los resultados que arrojaban los Autos de Fe. La cultura 4. LAS RELIQUIAS DE UNA MUEVA CREENCIA
antisemita explicaba que todos los males sociales procedían del otro; la víctima expiatoiia podía
prestar, otra vez más, un servicio a la Realeza. El ambiente de cruzada quc vivía el Reino Aunque los conversos procesados fueron una minoría, no cabe ninguna duda que la inter-
coadyuvaba, todavía más a creer que el exclusivismo religioso resultaba ser cada vez más vención del Tribunal de la Fe fue, entonces, dura, violenta e intensa. Aquel Tribunal, recién
necesario. La expulsión, pues, elevaría los espíritus y conformaría, aunque fuera por poco nacido, no dudó en definir que el delito en que incum'an los cristianos bautizados que regresaban
tiempo, todos los intcreses. Ninguna hacienda, ni la del Rey, se resentiría en nada. Salvo que la al judaísmo, era la herejía formal por antonomasia. Delito estmctural éste, capaz de movilizar
unidad religiosa se sintiese como necesaria, desde las perspectivas políticas, allí no hubo un siempre y en todo lugar las energías de aquella Institución.
problema estrictamente religioso. Todo viene a confirmar que los primeros inquisidores, los inquisidores dc los Reyes Cató-
Los judíos, salvo excepciones individuales, lejos de volver a recuperar a sus correligionarios licos, y de alguna manera también los que dirigieron el Tribunal hasta pasada la gueila comu-
antiguos, se sentían especialmente atraídos por todos los que habían dado el paso hacia el nera, todos por igual atacaron con durísimas embestidas a aquellas comunidades criptojudías
cristianismo. ¿QUEjudaizaban los conversos'!, tal vez; pero sólo una pequeña minoda. La que descubrían por toda la geografía de los reinos peninsulares. Datos cualitativos, los más, que
frontera religiosa había sido saltada por estos nuevos cristianos y eran los otros, los viejos, los nos hablan de hogueras, autos, edictos de fe y periodos de gi-a~ia'~; y datos cuantitativos, los
que ponían los obstáculos verdaderos3%Cuando en muchas aljamas se leyó el Edicto de ex- menos, que indican el grado de intensidad de aquella durísima represión.
En ambos casos, la impresión es la misma: aquel Tribunal nacía violento y manifestaba, en
su forma de procesar, un iigor sin duda desconocido. Fue una actuación sistemática, motivada
más por la ideniificación de la sangre que por la constatación dc herejía. Se intentó buscar al
31 BERNÁLDEZ, A,: Memorias ilelReiiindo de los Reyes Católicor. Maririd, 1962. Cap. XLI.
32 SUÁREZ FERNÁNDEZ, L.: Docunientos . . , op. cil. Véase doc. 8 y SS. hereje dando palos de ciego; no parecía importar demasiado porque, siguiendo las exigencias de
33 LAREDO QUFSADA, M. A.: *Los Judíos Castellanos del siglo XV en el arrendamiento de los impuestos los estereotipos, aquella herejía sólo podía nacer entre los hijos y nietos de judíos. Inclinados
reales». Cirodcrno~de Ilistoriu. Anexos <leIlispania. 6. (1975). pp. 417-419.
34 MONSALVO ANTÓN, J. M.: Teoría y Elioi~<ción de air conflicto social. El Aiirireniiri«no en lo Coruiio de
Cas@llaeii la Ruja Edad Medio. Madrid, 1985. 35 NETANYAIIU, B.: ?'¡te Marnitos of Spain Late 14th to Eaily 16117 Cenlirrj acodiirg lo Conten2poi.ai.y
tlcbrew Soiir~es.Ncw York, 1973.
hacia el pecado de los padres, los cristianos nuevos se sentían compulsivamente inclinados a Muy semejante resulta ser la actuación de los inquisidores en el amplio distrito regentado
judaizar; éste era el espíritu que animaba a los perseguidores y les fue difícil reconocer que, a desde Cuenca. Rafael Carrasco lo ha estudiado, también, con mucho detenimiento. Entre 1497
veces, ocunía lo contrario: que la ascendencia familiar notada de converso servía para vivir un y 1500 fueron procesados, sin contabilizar igualmente los «reconciliados» en el período de
cristianismo intenso, ortodoxo, místico, casi dogmático. En cualquier caso reconocer el error y Gracia, una cifra muy próxima a los 700 criptojudío~'~.Es una cifra que completa prácticamente
devolver los derechos civiles a quienes se les había usurpado no fue tarea fácil3" Más a pesar de toda la actividad del Tribunal Conquense. Obviamente, no se llegan a las cifras de Toledo pero,
todo la Inquisición, al obtener información, siempre salía ganando. igualmente, son los criptojudíos los que monopolizan la actividad del Tribunal.
Con todo podemos poner cifras a aquella durísima represión, cargada de intencionalidad y Es en Cuenca por donde primero comienzan; allí, en la cabecera del distrito, tienen lugar los
plena de tragedias vitales. J. D. Dedieu ha enseñado cómo los inquisidores de Toledo siguiendo primeros procesos y desde ahí se elevó la tensión entre familias y bandos rivales. Los inquisidores,
el modelo que habían empleado para Ciudad Real, empeñáronse, entre 1483 y 1520, en desarraigar aquí, siguieron el modelo toledano: primero se promulgan los Edictos de Gracia y a él se acogen
cuanta semilla de criptojudaísmo creyeron encontrar en su distrito. Dejando a un lado los muchos sospechosos que descargan su conciencia ante los jueces, llenando de información la
reconciliados en período de gracia, los que realmente sufrieron el rigor penal del Tribunal investigación que realizan. A cambio de ello, el Tribunal demuestra su «magnanimidad» con
ascendieron hasta los 2.500 procesados". Una cifra excepcionalmente alta, si se considera que leves penitencias espirituales. El sistema de procesamiento, pues, crecía viciado desde su
la mayor parte de todos ellos lo fueron por este delito en aquellos años. Entre 1485 y finales de mismo nacimiento. Imposible evitar que, hasta aquellos jueces investidos de poderes principa-
siglo, la crueldad fue muy alta. Dedieu anota con cuidado todos los detalles: los relapsos, los les, llegasen las rivalidades que cruzaban por los nervios de la sociedad conquense. En 1500
pertinaces, los sospechosos huidos y los sospechosos difuntos; explica «...cómo el 40% de los aquella «limpieza» ya había dado sus primeros frutos, los mismos que en otras ciudades del
reos juzgados en persona, fuera de los períodos de gracia, subían a la hoguel-adX. distrito; Huete, Uclés, Castillo de Garcimuñoz, Atienza, Cifuentes, Sigüenza y Molina de
Las comunidades criptojudías cayeron una tras otra. Primero, los conversos de Ciudad Real, Aragón.
luego los de Ocaka, Toledo, Puebla de Montalbán, Belalcazar, Daimiel, Talavera, Illescas y Luego, igual que en Toledo un período de silencio se extendió por toda la zona. Más en
Guadalajara. En todas las ciudades más importantes del distrito allí entró el Tribunal, y allí Cuenca muy pronto comenzó otra vez la represión del Tribunal. Aquí, otra vez los embates
husmeó lo más recóndito de las conciencias de los nuevos cristianos. fueron violentos y regulares, duros, con una incidencia muy particular entre diversas familias de
Fue una actividad frenética, ejecutada con rapidez, casi sumaria; cientos de procesados por la ciudad. Tras la muerte de la Reina Isabel en 1504, todos los frenos contenidos saltaron hechos
año; ¿podía exigirse, en esas condiciones, atención, cuidado y análisis minucioso de las causas? pedazos, y aprovechando la inestabilidad política subsiguiente, la guerra entre clanes, de la
Obviamente, no. ¿,Cómo concluir, con seguridad, que en aquellas hogueras se quemaba de oligarquía conquense estalló incontenible.
verdad la herejía? No hay respuestas certeras y por ello, precisamente, la sospecha se extiende Resultó difícil, imposible de todo punto, que los inquisidores se mantuvieran alejados de
ampliamente. ¿Podríamos decir, tal vez, que allí, en Toledo, en aquellos años, más que la aquellas tensiones; más bien ocurría que, con su actuación, hurgando en las conciencias de
herejía, se reprimía un proceso avanzado de asimilación de la minoría en la mayoría? ¿Cómo algunos sectores conversos instalados en puestos de relieve de la ciudad, crecían y se desarro-
entender, entonces sino, todas esas afirmaciones de que bastaban los rumores para ser enviados llaban otros intereses. Los inquisidores comenzaron a procesar y, aunque se emplearon con
al quemadero? ¿Cuántas tensiones sociales, cuántas rivalidades de familia, cuántos conflictos rigor, no cometieron la ligerezas de la etapa anterior. Es verdad que hubo mucha intencionalidad
entre bandos y parcialidades, cuántos saldaron entonces sus contenciosos particulares? No es en sus actuaciones, y al mismo tiempo que procesaban judaizantes en Cuenca y otros lugares de
posible, pues, alejar la sospecha, y parece posible entender que, entonces, los inquisidores de La Mancha, penalizaban con toda severidad a «...destacados miembros de la sociedad conversa
Toledo, con aquel riguroso proceder, que amparaba y protegía la Corona, equilibraron el orden por ostentar cargos públicos siendo inhábiles», o simplemente, por torpedear la actuación
social en las villas y ciudades de Castilla, un orden social necesario para la Razón de Estado. inquisitorial parcial a todas luces, según palabras de R. C a r r a s c ~ ~ ~ .
Después, iras aquella violencia, llegó por fin la calma. Desaxticulados aquellos núcleos Rafael Carrasco ha indicado todas las particularidades de este conflicto, que, si bien no llegó
principales, los inquisidores toledanos procesaron con mayor serenidad a aquellos otros sospe- a alcanzar las magnitudes desbordantes del Inquisidor Lucero en Córdoba'", sí tuvo, en Cuenca,
chosos que habían escapado de las grandes redadas anteriores. Algunos vecinos de Herrera, de manifestaciones particularmente tensas. Aquí los inquisidores, sobre todo la personalidad rígida
Alcázar, de Siruela, de Chinchón, etc.; sólo residuos, nada más. En víspera de las Comunidades, del Inquisidor Corro, tuvieron una incidencia real sobre la estructura política del Municipio.
ya nadie, al Sur de la Cordillera Central, por Toledo y la Mancha, hablaban de criptojudíos; ni Como consecuencia, un sector converso de la ciudad, el menos flexible para aceptar las duras
de conversos. Llegó, por fin, el silencio. condiciones de la integración, quedó definitivamente marginado y excluido de las cercanías del
poder ciudadano. Otros conversos, en cambio, más acomodaticios, quizá con distintos intereses,
36 Sobre este periodo fundacional pueden verse: 1.1. CH. LEA: Historia de la Inqirisicióii E.~poñnla.Madrid, 1983. más abiertos al entorno de la mayoría, consiguieron olvidar su memoria colectiva entre los
GARC~ACARCEL, R.: Origenes de lo Inquisición Española. E l Ti-ih~rnolde Valencia. 1478-15311.Barcelona, 1976. rincones de la élite urbana.
MESEGUER FERNÁNDEZ, J.: «El Período Fundacional, 1478-1517~.En PÉREZ VILLANUEVA, J. y ESCANDELL,
B. (edits.): Hirror-ia de la Inqr<isición en España y América. Madrid, 1985.
37 CANTERA BUXGOS, F. y LEON TELLO, P.: Jirdaizoi~lesdel Amohirpado de Toledo hobilitodor por la 39 DEDIEU, J. P.: «Los cuatro tiempos de la Inquisición». En BENNASSAR, B. (edit.): Inqirisición E.~poñola:
lnquisicih en 1493-1497. Madrid, 1969. Poder. Político y coi~lrolSocial. Barcelona, 198 1.
38 DEDIEU, J. P.: «Lcs Causes de Fai de L'hquisition de Tolede (1483-1820). Essai Statistique». Melanges de 40 CARRASCO, R.: «El Preludio al siglo delos portugueses. LaInquisición de Cuenca y los judairantes lusitanos
la Cosa de Vrlazqites. XIV. (1978). Véase también su libro. L'Adniinistration de la Foi: L'lnq~<isifio,tde Tnlrde (XVle- en el siglo XVI». Ilisponio. XLVIU (1987). pp. 503-559.
X l i l l e si4cles). Madrid, 1989. 41 lbídem nota anterior.
Sin duda ninguna, Valtodano, que no se había topado con ningún judaizante, pensaba en las
Luego, en el Movimiento Comunero, los conversos, más o menos asimilados, apoyaron las «juderías» que sus homólogos de Cuenca habían encontrado en la zona norte de su distrito, allá
tesis de la ciudad. Sin duda respondían con tal actitud a su identificación con el mundo urbano, arriba, en tierra de Atienza, Berlanga y Almazán, donde bastantes familias, en la clandestinidad
y defendían, representados como estaban en aquellos círculos de poder, los intereses de la más absoluta, continuaban reuniéndose en nombre del Dios de Israel para rezar cierias oracio-
oligarquíadz. Es v-dad que hubo mucha confusión y que no es posible descubrir actitudes nes y hacer algunos ritos exigidos por su Ley4'. Lo mismo parecía ocurrir, según algunos iu-
uniformes. En realidad las mismas contradicciones estructurales que se manifestasen en el mores que venían de más al sur, en Larca, y en algunas ciudades de Extremadura; eran los
conflicto aparecían calcadas entre los descendientes de judíos. El distanciamiento que hubo 1-esiduos de un judaísmo vernáculo.
entre las clases bajas y las familias palricias a medida que el conflicto comunero avanzaba, ¿,Por qué ahora, a mediados de siglo se descubrían tales pequeñas bolsas? No es posible
también abrió brecha entre los hombres conversos. No era aquel embate un asunto de sangre, ocultar las muchas tensiones que existían, entonces, bajo la epidermis de la sociedad castellana.
sino un conflicto social y político y por lo tanto, las percepciones sobre las diferencias de En el declive del reinado del Emperador a las tensiones sociales venían a añadirse otras nuevas.
religión o de etnia quedaron entenadas en el ardor de la guerra. La preocupación protestante era, entre todas la más importante. ¿Había que buscar otra vez la
Restablecida la paz, y una vez que las ciudades encontraron su acomodo en la política víctima expiatoria? Tal vez, ahora, fuera el momento adecuado porque muchos viejos cristianos
imperial, el mundo converso pareció desaparecer. Impulsados por la bonanza económica, mu- habíanse visto desplazados en el proceso de cambio social de aquellos años y creyeron que, en
chos de ellos mejoraron sus economías y ascendieron de rango en la escala social. En el proceso su desgracia, había competencia desleal. Pensaban que eran viejos cristianos, y además, limpios,
de asimilación en la mayoría de cristianos, éstos ocultaron sus orígenes y compraron calladamente ¿qué sociedad era aquélla que permitía el encumbramiento social y político de otros que no lo
ejecutorias de viejos cristianos. Algunos cambiaron de barrios, otros dejaron la atesanía y el eran?
comercio y se hicieron ricos labradores. Hubo quien optó por la judicatura o por los oficios de Entonces fue preciso hacer un esfuerzo y recordar. Recordaron los mis viejos del lugar, en
las ciudades y, finalmente, algunos entraron en la Iglesia. el Límite de su memoria, la procedencia de uno y otro, y entonces se llegaron a descubrir muchos
En aquellas décadas, entre 1530 y 1560, todo era posible porque en Castilla se vivía un orígenes que, hasta entonces, se habían estado ocultando celosamente. J. P. Dedieu ha descrito
proceso importante de movilidad social. Los conversos de entonces estaban dispuestos a olvidar un precioso caso, el de los Oviedo de Daimiel. Una familia hidalga que preguntada sobre su
el origen de sus padres o de sus abuelos. ¿,Dóndeestaban, por aquellos años, los criptojudíos? oiigen, explicaba ante los oficiales del Rey el orgulloso escudo de almas que presidía la fachada
No existen muchos datos, pero escudriñando los que hay se llega a la conclusión de que el de su casa: una cruz, los cuatro pilares de la fe, un águila que vigila desde las alturas, un lobo
silencio se había impuesto. Tal parece ser la sensación general por toda Castilla. Caro Baroja así que destruye la herejía, cuatro armiños símbolo de la pureza que los Oviedos tuvieron en todo
pareció apreciarlo cuando, desde su visión autropológica, recordó que las creencias judaizantes tiempo. Aquellas amas fueron otorgadas cuando el infante Don Pelayo conquistó España.
desaparecían lentamente en la medida que iban muriendo los hombres. Para la extinción del ¿Cabía linaje de mayor enjundia? Ahí estaba, reluciente, la vieja nobleza de los godos; no era
criptojudaísmo no era necesario tomar medidas serias, la misma naturaleza lo estaba entcrran- posible encontrar más prosapia; los Oviedo de Daimiel eran nobles, viejos y limpios. Y... sin
do". Era un asunto muy simple; aquellas viejas creencias, aisladas como islotes minúsculos, en embargo, no era cierto. Los Oviedos eran conversos descendientes de uno de los más famosos
el mar inmenso de la mayoría, morían asfixiadas y en silencio. La superioridad de aquel rabinos de la Mancha allá, por los años de la expulsión. Tenían ejecutoria de hidalguía qne
catolicismo de Estado era tan obvia que anulaba toda posible divergencia. habían obtenido tras ganar un pleito contra el Municipio en 1540. Su mayor mérito como
Igual que Caro Baroja, el profesor Dedieu ha encontrado el mismo silencio en el distrito cristianos fue ayudar a la Inquisición para desmantelar la comunidad morisca de Daimiel entre
inquisitorial de Toledo, lugar de obsemación de ambos. En 1553 el inquisidor Valtodano, de 1538 y 1545. Luego, gratificados con la hidalguía, los Oviedos crearon su propia mitología,
visita por el distrito, comprobaba satisfecho que, allí donde crecieron las más grandes sinagogas imaginación no les faltó. Sin embargo no pudieron snperar el recuerdo colectivo de muchos
de su circunscripción y donde había más descendientes de judíos, no se descubrió nada que viejos cristianos de D a i r n ~ e l Hasta
~ ~ . allí llegaba la memoria de muchos que se sintieron pos-
hiciese recordar la creencia en la vieja ley de Moisés de muchos conversos de la zona44. tei-gados.
Y sin embargo, los Eslatutos de limpieza de sangre, que seiliían para identificar la procedencia Sucesos como éste salieron a relucir en otsas comunidadcs. Eran reliquias del viejo judaísmo
judía de muchos cristianos nuevos, se encargaban de hacer caer sobre estos la sospecha de «castellano» arraigado en las entrañas de la sociedad que, entonces, fue desatticulado siguiendo
herejía que aquel inquisidor toledano no veía por ninguna parte. ¿Cómo entender tal paradoja? las pautas tradicionales. Así, en plena Contrmefoima, cuando la Corona y sus oficiales se
Sin duda Valtodano, de visita por el distrito estaba empeñado en descnbiir judaizantes y, hallaban inmersos en mil batallas, volvieron a relucir las mismas hogueras que, un siglo antes,
cieriamente, no los encontró; pero sí se encargó de propagar a los cuatro vicnlos un discui-so habían quemado a muchos conversos en trance de integración.
antisemita, estereotipado como siempre, que pedía a los cristianos viejos su colaboración para La geografía de esta represión ignorada, se fija preferentemente en zonas de la Submeseta
vigilar de cerca el comportamiento de sus vecinos cristianos nuevos. La sangre judía, explicaba, Sur y en localidades secundanas, donde la acción del Tribunal no había sido plena. Con
que com'a por sus venas podía, en cualquier momento, desviarse hacia la herejía; por ello dificultades para controlar el espacio, el Tribunal de la Fe, tras el impulso organizador del
debería practicarse la segregación que predicahan los Estatutos. Inquisidor General Valdés aprovechó la fiebre generalizada por la manía de la limpieza para
llegar al corazón de lo qne creía eran ocultas sinagogas judías.
42 AZCONA,T.: «La Inquisición Espanola procesada por la Congregación General de 1508~.En PEREZ
VILLANlioVA, J. (edil.):La Iirqiririción EspspnRola. Nueva visióri, i>irei,oshorizoiires. Madiid, 1980, pp. 89-163. 45 DEDIEU, J. P.: «Les Causes de Foi ...s Art. cit. p. 149.
43 GUTI~RREZ NIETO, J. 1.:«Los Conversos y el movimiento comunero». Hi.~po,iiaXXlV (1964). pp. 237-261. 46 CARRASCO, R.: «Preludio a los Portugueses...» Art. cit. p. 516.
M CARO BAROJA, J.: Los judíos en la España Modenfo...,"p. cit. pp. 468 y SS.
Y así, en la década de 1550, se dieron las primeras escaramuzas en Málaga, en Granada y en
Lorca. Los espectaculares resultados obtenidos en estas zonas animaron a los inquisidores
murcianos para continuar en la capital de distrito lo que habían iniciado en Lorca; por el mismo
tiempo, los inquisidores de Extremadura ponían cerco a las sinagogas que creyeron descubrir en
Albuquerque y Mérida.
En ambas zonas el rigor fue inaudito y la táctica empleada por los inquisidores puso al
descubierto sistemas de solidaridad internos en estas comunidades organizadas en linajes y
familias extendidas por vínculos de clientela hasta cubrir todo el espacio social urbano4'.
Tal nueva realidad, no prevista ni tampoco comprendida por el Tribunal de la Fe, «atrapó»
a la Inquisición en su propio sistema procesal y la enfrentó con la cúpula del poder urbano
llevando el conflicto basta límites cercanos a la mptura. En algunos casos hubo unarectificación
precisa de la propia Institución que, a trancas y barrancas, tuvo que esforzarse, por requerimiento
Real, para reconstruir el tejido social dañado.
¿Había realmente una profesión judaica en todos aquellos procesados? Una vez más parece
que el Tribunal, intérprete del pensamiento dominante, y también inspirador de él, llegó a Teófanes Egido
confundir la parte, una pequeña parte, por el todo. Y desde pequeños indicios se extrajeron Universidad de Valladolid
categonas generales. Así se decía que la herejía del judaísmo, una vez más, surgía por tierras de
Castilla y anidaba oculta en algunas ricas familias, en los bancos de los regidores de las
ciudades y en los sillones de los Cabildos Eclesiásticos. Todos eran nuevos hidalgos, los
hidalgos que se detenían en la vieja ley de Moisés, la Ley a donde su sangre, según se decía, les Deliberadamente evitaré entrar en el debate de la definición de mentalidad o, más exactamente,
inclinaba; eran los hidalgos de la vieja Ley, la ley cansada del Viejo Testamento; los reflejó así,
de mentalidades. Incluso dudo que se puedan definir: se trata de algo vivo, histórico, y, por lo
como «hidalgos cansados» Lope de Vega en su
mismo, difícilmente asible en definiciones, con su sabor a permanente escolasticismo. Por otra
Esto decía la propaganda de aquéllos que seguían creyendo que la sangre conducía al parte, tampoco veo claros sus contornos. Pero es una realidad profunda, explicadora de tantas
pecado, pero ... en rigor ¿dónde se hallaba la vertiente religiosa?, ¿dónde poder encontrar el
cosas, y sin la cual no se podría emprender hoy día un análisis histórico que quisiera ser
«marranismo»? Caro Baroja, al observar procesos de esta época, llegó a hablar de «antipatías de riguroso.
linajes o de profesión»"". No había pues demasiado contenido religioso; parece ser verdad, pero,
Por este motivo me centro en el mundo de las percepciones, que más bien son un efecto,
lo que tan sólo eran antipatías de linaje, resultó ser, ahora como antaño, un fuerte conflicto
quizá a veces una causa, siempre una manifestación privilegiada de los universos mentales, de
político y social que estalló en varios lugares entre distintas facciones que pugnaban, entre sí, en los horizontes a los que forzosamente se tenían que acomodar las gentes del Antiguo Régimen
los aledaños del poder municipal. Aquella lucha se justificaba por la fractura que, desde el
aunque sólo fuese por la sencilla razón de que no había más. Cuando se descubran otros, con las
discurso ideológico de la Limpieza se estaba abriendo entre el cristianismo viejo y el cristianismo
nuevas condiciones y exigencias, se estará en trance de transición. Eso sí, y dogmatismos
nuevo; se trataba de una fractura que, a medida que ahondaba en el tejido social, encontraba aparte, no es posible hablar de cambio profundo atendiendo sólo a los relevos o revoluciones en
siempre campo abonado donde hendiise más profundamente. He aquí la naturaleza interna del
lo económico, en lo social, en lo político, en lo cultural, si esto mismo no se produce en las
conflicto que se trata de explicar en las siguientes páginas.
mentalidades.
Desde estos planteamientos, es preciso buscar claves concretas de interpretación histórica
que expliquen el discurso mental con el que se corresponden los comportamientos en todas sus
manifestaciones, en sus presupuestos, en las actitudes. Y, desde mi punto de vista, y por lo que
a los tiempos que llamamos modernos se refiere, una clave -no única pero sí expresiva- de
interpretación, así como de actitudes, se cifra en la realidad sacralizada de la sociedad. Todo el
47 DEDIEU, J. P.: L'Admini,~lmrioirde la Foi ... Op. cit. pp. 333 y SS. universo, no sólo el mental, está imbricado en la presencia de lo sagrado. Las percepciones, por
48 CONTRERAS. J.: «Criptojudaísmo en la Espdna Moderna. Clientelismo y linaje». A~.eas.Revista de Ciencias tanto, están dominadas y condicionadas por estas presencias, por estas convivencias, por la
Socialer, 9 (1988). pp. 77-100. Igualmente puael análisis cuantitativo de esta represión puede consultase CONTRERAS, ausencia de fronteras entre lo natural, apenas valorado, y lo sobrenatural. No hay resquicios
l. y l+3NNWGSEN, C.: «Forty-lour Thousand cases of the Spanish Inquisition (1540-1700). Analysis of a Historical ajenos a la acción de lo sobrenatural.
Data Bank», en The 1,zquisiiion iit Early Modei-n Eirrnpe. HENNINGSEN, F. and TEDESCHI, J. (edil.): Chicago-
Dekalb, pp. 100-130. Fracasadas las iniciativas del Humanismo, exacerbada su realidad en el Barroco, en España
49 SILVERMAN, E.: «Los Hidalgos cansados de Lope de Vega». Es1irdio.s sobre el reo1r.o oniigiro hispánico y tardará en generalizarse la nueva epistemología, la autonomía de las fuerzas físicas, de las leyes
orroi enso~ios.Homenoje a W Fechlei-. Madrid, 1971, pp. 693-711. científicas, y esta constante entrará en crisis con la crisis del Antiguo Régimen, es decir, con los
50 CARO RAROJA, J.: Los judíos en la Esparia ... Op. cit. 1, p. 468. ilustrados, empeñados en diferenciar los espacios, en la valoración de las posibilidades y fuerzas
físicas y naturales, en introducir otra escala de valores: en definitiva, en desacralizar (no en
Y así, en la década de 1550, se dieron las primeras escaramuzas en Málaga, en Granada y en
Lorca. Los espectaculares resultados obtenidos en estas zonas animaron a los inquisidores
murcianos para continuar en la capital de distrito lo que habían iniciado en Lorca; por el mismo
tiempo, los inquisidores de Extremadura ponían cerco a las sinagogas que creyeron descubrir en
Albuquerque y Mérida.
En ambas zonas el rigor fue inaudito y la táctica empleada por los inquisidores puso al
descubierto sistemas de solidaridad internos en estas comunidades organizadas en linajes y
familias extendidas por vínculos de clientela hasta cubrir todo el espacio social urbano4'.
Tal nueva realidad, no prevista ni tampoco comprendida por el Tribunal de la Fe, «atrapó»
a la Inquisición en su propio sistema procesal y la enfrentó con la cúpula del poder urbano
llevando el conflicto basta límites cercanos a la mptura. En algunos casos hubo unarectificación
precisa de la propia Institución que, a trancas y barrancas, tuvo que esforzarse, por requerimiento
Real, para reconstruir el tejido social dañado.
¿Había realmente una profesión judaica en todos aquellos procesados? Una vez más parece
que el Tribunal, intérprete del pensamiento dominante, y también inspirador de él, llegó a Teófanes Egido
confundir la parte, una pequeña parte, por el todo. Y desde pequeños indicios se extrajeron Universidad de Valladolid
categonas generales. Así se decía que la herejía del judaísmo, una vez más, surgía por tierras de
Castilla y anidaba oculta en algunas ricas familias, en los bancos de los regidores de las
ciudades y en los sillones de los Cabildos Eclesiásticos. Todos eran nuevos hidalgos, los
hidalgos que se detenían en la vieja ley de Moisés, la Ley a donde su sangre, según se decía, les Deliberadamente evitaré entrar en el debate de la definición de mentalidad o, más exactamente,
inclinaba; eran los hidalgos de la vieja Ley, la ley cansada del Viejo Testamento; los reflejó así,
de mentalidades. Incluso dudo que se puedan definir: se trata de algo vivo, histórico, y, por lo
como «hidalgos cansados» Lope de Vega en su
mismo, difícilmente asible en definiciones, con su sabor a permanente escolasticismo. Por otra
Esto decía la propaganda de aquéllos que seguían creyendo que la sangre conducía al parte, tampoco veo claros sus contornos. Pero es una realidad profunda, explicadora de tantas
pecado, pero ... en rigor ¿dónde se hallaba la vertiente religiosa?, ¿dónde poder encontrar el
cosas, y sin la cual no se podría emprender hoy día un análisis histórico que quisiera ser
«marranismo»? Caro Baroja, al observar procesos de esta época, llegó a hablar de «antipatías de riguroso.
linajes o de profesión»"". No había pues demasiado contenido religioso; parece ser verdad, pero,
Por este motivo me centro en el mundo de las percepciones, que más bien son un efecto,
lo que tan sólo eran antipatías de linaje, resultó ser, ahora como antaño, un fuerte conflicto
quizá a veces una causa, siempre una manifestación privilegiada de los universos mentales, de
político y social que estalló en varios lugares entre distintas facciones que pugnaban, entre sí, en los horizontes a los que forzosamente se tenían que acomodar las gentes del Antiguo Régimen
los aledaños del poder municipal. Aquella lucha se justificaba por la fractura que, desde el
aunque sólo fuese por la sencilla razón de que no había más. Cuando se descubran otros, con las
discurso ideológico de la Limpieza se estaba abriendo entre el cristianismo viejo y el cristianismo
nuevas condiciones y exigencias, se estará en trance de transición. Eso sí, y dogmatismos
nuevo; se trataba de una fractura que, a medida que ahondaba en el tejido social, encontraba aparte, no es posible hablar de cambio profundo atendiendo sólo a los relevos o revoluciones en
siempre campo abonado donde hendiise más profundamente. He aquí la naturaleza interna del
lo económico, en lo social, en lo político, en lo cultural, si esto mismo no se produce en las
conflicto que se trata de explicar en las siguientes páginas.
mentalidades.
Desde estos planteamientos, es preciso buscar claves concretas de interpretación histórica
que expliquen el discurso mental con el que se corresponden los comportamientos en todas sus
manifestaciones, en sus presupuestos, en las actitudes. Y, desde mi punto de vista, y por lo que
a los tiempos que llamamos modernos se refiere, una clave -no única pero sí expresiva- de
interpretación, así como de actitudes, se cifra en la realidad sacralizada de la sociedad. Todo el
47 DEDIEU, J. P.: L'Admini,~lmrioirde la Foi ... Op. cit. pp. 333 y SS. universo, no sólo el mental, está imbricado en la presencia de lo sagrado. Las percepciones, por
48 CONTRERAS. J.: «Criptojudaísmo en la Espdna Moderna. Clientelismo y linaje». A~.eas.Revista de Ciencias tanto, están dominadas y condicionadas por estas presencias, por estas convivencias, por la
Socialer, 9 (1988). pp. 77-100. Igualmente puael análisis cuantitativo de esta represión puede consultase CONTRERAS, ausencia de fronteras entre lo natural, apenas valorado, y lo sobrenatural. No hay resquicios
l. y l+3NNWGSEN, C.: «Forty-lour Thousand cases of the Spanish Inquisition (1540-1700). Analysis of a Historical ajenos a la acción de lo sobrenatural.
Data Bank», en The 1,zquisiiion iit Early Modei-n Eirrnpe. HENNINGSEN, F. and TEDESCHI, J. (edil.): Chicago-
Dekalb, pp. 100-130. Fracasadas las iniciativas del Humanismo, exacerbada su realidad en el Barroco, en España
49 SILVERMAN, E.: «Los Hidalgos cansados de Lope de Vega». Es1irdio.s sobre el reo1r.o oniigiro hispánico y tardará en generalizarse la nueva epistemología, la autonomía de las fuerzas físicas, de las leyes
orroi enso~ios.Homenoje a W Fechlei-. Madrid, 1971, pp. 693-711. científicas, y esta constante entrará en crisis con la crisis del Antiguo Régimen, es decir, con los
50 CARO RAROJA, J.: Los judíos en la Esparia ... Op. cit. 1, p. 468. ilustrados, empeñados en diferenciar los espacios, en la valoración de las posibilidades y fuerzas
físicas y naturales, en introducir otra escala de valores: en definitiva, en desacralizar (no en
Regidores, Procuradores Síndicos y Curas Párrocos. Estos, los curas, estaban allí con las
descristianizar, si nos referimos a España), en secularizar la sociedad. Las pervivencias multi- partidas de nacimiento, es decir, con los libros passoquiales de bautizos y para garantizar con su
formes indicarán su fracaso momentáneo; la asunción de sus presupuestos y de sus conclusiones autoridad el proceder incoimpto de las tallas. Teóricamente son más fiables los datos procedentes
serán testigos de su éxito, minoritario, como minoritaria fue la Ilustración. de los quintos, medidos al centímetro, que los del Semanero de la Casa de Contratación.
Desde este punto de vista, me fijaré en algunos de los capítulos (aludir a todos sería ~Zósicamente,porque en la práctica, como se verá, era otra cosa. Las edades de la mayoría, eso
imposible) de este universo de las percepciones. sí, vienen a cossesponderse: en el clero predomina la edad de 21 a 40 años; en los quintos,
forzosamente, la edad de quintas: hijos y criados de 17 a 38 años.
Es más rica la gama de variedades, de tonalidades, que se despliega con los cuerpos
misioneros. Entre los más de 300 analizados, se anotan no sólo la estatura, los defectos, sino
también el grosor o la delgadez, los semblantes: predominan los de rostro blanco o blanco
En la llamada historia de las mentalidades hemos insistido tanto en la muerte que nos hemos sonrosado frente a los de color moreno, moreno claro, trigueño o cetrino; los carissedondos
olvidado algo de la vida; hemos tratado de medir y penetrar tanto determinados procesos sobre los de cara magra, cariaguileños, carilargos, carialegres, cariabultado, carienjutos; los de
ideológicos, religiosos, culturales, que corremos el riesgo de pasar por alto a las personas que cabello negro sobre los rubios, castaños, y no son infrecuentes los calvos; relación parecida a la
los forman o los sufren. Va tardando la historiografía española en sintonizar con la dimensión observada en la barba, en las cejas, en los ojos: éstos, negros la mayoría, seguidos de los azules,
de las percepciones, de las sensaciones. Y, entre éstas, la primera, casi hasta por orden cronológico, pardos y castaños; los ojos grandes andan a la par con los pequeños, y hay ojos garzos, saltones,
sería la percepción física, la percepci6r personal, previa a todo discurso posterior reflexivo. tiernos, melados, vivos y hundidos, muy pocos bisojos y bizcos (ningún tuerto); la nariz gruesa
¿Cómo se percibían (cómo eran en realidad es otra cuestión) aquellos españoles del Antiguo es mucho más frecuente que la afilada, la boca grande que la pequeña. El cuerpo clerical, en una
Régimen? sociedad sacralizada y clericalizada, no salía malparado. Luego veremos el por qué.
Los tópicos, que podían responder a la realidad, son de sobra conocidos. Aquellas sociedades En cuanto a los soldados castellanos de aquel siglo XVIII, recordemos que su reclutamiento
se componían de personas en buena parte y físicamente señaladas, conforme nos va demostrando se moderniza, que se regula con las Ordenanzas de Carlos 111, y recordemos también el escaso
la historia de la delincuencia y de la marginación: había numerosos herrados, maltrechos y entusiasmo de los españoles (en Cataluña hubo motines por este motivo por los años 70, en
malhechos, desde el Renacimiento hasta la Ilustración, empeñada ésta en la lucha contra la todos los sitios resistencias indisimuladas) hacia la milicia rasa. A pesar de ello se impusieron
tortura, desfigurante. Las taras físicas eran, por otra paste, consecuencia del estado de la cirugía, las razones de Estado y había que quintas para cumplir el servicio, un servicio, como es sabido,
capaz ella sola de surtir de cojos, tuestos, inválidos. Y no digamos nada de la historia de la de ocho años.
alimentación, de la higiene, de la obstetricia. Los llamados «monstruos» no extrañaban tanto Las fuentes son habladoras pero se fijan sólo en la estatura y en los defectos físicos por
entonces como extrañarían después. motivos obvios. Oya Ozores, en su Tratado cle levas, quintas y reclutas, Madrid, 1754, nos pone
La realidad tendría que ser comprobada y cuantificada. Y aunque en la historiografía en la pista del ideal de una milicia integrada por soldados altos y corpulentos: «en que sirven de
moderna española falte la historia del rostro, del cuerpo, no faltan fuentes para lograrla. Algunas confianza a los propios y terror a los enemigos, cuando no parece puede haber alma chica en
se van explotando. Son las fuentes de comparecencia anotadoras de los signos de identidad cuerpos grandes ni fuerzas necesarias para la guena en cuerpos chicos. Por eso, sin duda
persoilal, de los signos físicos (desde la estatura hasta el color de los ojos): Inquisición, estilaron los militares traer en las cabezas plumas, garzotas o penachos, que al paso que
matrículas de Universidades, fuentes judiciales con tantos testigos como van desfilando. Habría sirviesen de gala hiciesen más alta a la persona, y actualmente se practica en casi toda Europa
que insistir más en las fuentes gráficas, en los retratos directos o indirectos, con tal de tener en traer los granaderos y otros soldados birretinas o garras con pieles de extraordinaria altura».
cuenta la esencia propagandística (por tanto, engañosa) de buena parte de esta producción La realidad, por los resultados de las tallas, era muy otra en los mozos de a pie. Porque
pictórica, por lo general ceñida a las aristocracia. Hay que acentuar la importancia de la resulta que los de la nobleza eran más altos. En la talla realizada en Burgos, entre los 688 mozos
percepción de los cuerpos, de sus gestos y semblantes, en aquellos siglos en que la risa estaba que se alistan en 1794, un 57% de mozos pecheros no consiguen llegar a los cinco pies; en el
cuasicondenada y era rara la sonrisa puesto que la seriedad constituía una de las cualidades estado noble sólo acontece esto con un 8%.
fundamentales de los comportamientos. La talla en España se fijó en dos varas, o cinco pies cumplidos, sin calzado, menos de
Sólo como ejemplo me referiré a algunas conclusiones que pueden extraerse de dos tipos de 1,50 m según las equivalencias establecidas por Borreguero. Pues bien, según sus datos, en una
fuentes que han sido analizadas: las de los soldados (mejor dicho, los quintos), y las de los cuadrilla de Burgos, en varias localidades, en 1775, no hubo ningún mozo que diera la talla. En
misioneros. Hay que dejar en claro que se trata sólo de ejemplos, además de parciales algo otra cuadrilla, la de Sandoval, se logran reunir 102 mozos por las mismas fechas: sólo 13 dan la
tardíos porque se refieren al siglo XVLII. Las cualidades de los quintos las debemos a la historia talla mínima; los otros 89 no la alcanzan. En Sonsier-sa, al año siguiente, 69 mozos andan entre
del reclutamiento realizada por Cristina Boi~eguero;las de misioneros han sido analizadas por los 17 y 38 años: 69 el total: 3 son exentos, los otros 66 eran costos de talla. O sea, no hay
Pedro Borges en trabajos todavía inéditos. En ambos casos el espacio de los datos se reduce a ninguno hábil. Algo parecido acontece en Sosia que al parecer tiene los mozos más bajos de
Castilla. Y sólo a hombres, naturalmente. toda Castilla. O sea: que la estatura de los jóvenes castellanos era mínima, por no decir
A los frailes misioneros de las Indias los apreciaba (y digo los apreciaba porque no los raquítica.
medía) el Semanero de la Casa de Contratación antes de embarcar. A los quintos, desde Felipe La percepción de esta suerte de cuerpos tendría muchas explicaciones. Se ha afirmado una y
V, no sólo los medían, sino que también los tallaban los tribunales compuestos por Alcalde,
otra vez que antes las personas eran más reducidas que después; que quizá las condiciones tancias. Por defecto cosporal, y esto es lo que nos interesa ahora, son irregulares: «cui deest
alimenticias aclasasen todo ello, si no se esclarece por el régimen señorial, por la opresión del brachium, aut manus, ve1 reditta est manca, et inutilis ad opus, si pollicibus, aut pollice ve1
campesiilado, sometido a tantas cargas que los cuerpos no podían soportar y se achicaban, etc. indice careat quibus hostia levatur aut fi-angitur, ve1 in eis habeat notabilem deformitatem; ve1
etc. El citado Oya Ozores trataba de explicar estas anomalías por razones e imágenes con cierto lingua aut loquela ita ut non nisi valde difficulter verba possit proferre. Coeci, sive oculos erutos
sentido ecológico: «porque en levas generales, en que todos los pueblos contribuyen con habeant, sive tantum caseant visu. Surdus ex utraque aure. Qui casent nasu, qui uno oculo caret,
soldados, no es fácil sean todos de dos varas; porque como hay tierras donde las plantas son más absque dictis canonem legere non posset. Qui oculos nimis deformes habet. Qui caset auriculis,
ruines y desmochadas que en otras, así hay lugares que producen hombres menos corpulentos». nisi capillis tego aut disimulari defectus possit. Qui duo habet capita ve1 in uno brachio duas
Por fortuna la documentación nos aclara casi todo. No era tanto cuestión de estatura cuanto manus, non qui sex habet digitos in una manu; qui tremulas habet manus si defectus sit
de picaresca colectiva, en la que todos eran cómplices para librar a aquellos mozos de la notabilis. Claudus qui sine baculo aut ligneo pede non potest accedere ad altare; non quidem qui
ausencia forzosa durante tantos años. Médicos, cirujanos, curas, por ciaTo sentido de caridad o deformes habet pedes, aut crura distorta, quae vestibus teguntur», etc. etc.
a cambio, claro está, de corrupciones, contsibuían manipulando las varas de la talla, certificando Ya que estamos con las percepciones, en todo este laberinto de distingos es preciso fijasse en
enfermedades fingidas que hasta entonces no habían sido vistas en el pueblo. El Intendente de el énfasis puesto en la apariencia: se trata de evitas el ridículo en el estamento clerical, mejor
Segovia se quejaba amargamente al Rey: «Es tan grande el honor que tienen estas gentes a dicho, en el sector sacerdotal, y por ello el criterio de irregularidad fundamental es que se pueda
servir al Rey, que pasa evadirse aparentando males, se sirven de la medicina que creó Dios para disimular o no la tara física en cuestión.
cnrarles». Fuera de quintos, curas y frailes, a veces incluso entre ellos, el espectáculo que ofrece la
E interviene, cómo no, en la infancia de las quintas la picaresca. En Viloria sólo un mozo percepción física, como es bien sabido, en el Antiguo Régimen, estaba de acuerdo con las
salió quintado aquel año de 1775. Se quejó, naturalmente, alegando que «se habían dejado de condiciones sanitarias, con los retrasos de la obstetricia, con los modos de los algibristas
incluir ciertos mozos por no haber podido hacerlos llegar a la talla por la mala postura que (cisujanos), con la invasión de epidemias deformantes como las viruelas, fueran mayor o menor,
ponían». El Intendente mandó a un comisionado para el caso: nueva medición, y todos los con las condiciones laborales, etc.
mozos antes excluidos dieron la talla. Nubes en los ojos, llagas fingidas, autolesiones, sobre
todo autolesiones, eran recursos esgrimidos con generosidad para lograr la inutilidad certifica-
da. Cortarse los dedos era frecuente. Pero lo eran también otras alegaciones pintorescas que
pueden verse en la citada monografía.
O sea, que no sabemos cuál era la estatura real. Porque, además, la de los mozos contrasta El nombre era la otra percepción identificadora. Y no hay duda de que la identificación
con la de los clérigos: de los 3 19 «misioneros» destinados a las Indias y medidos en la Casa de primera era, después de la física y a veces antes que ella, la proporcionada por el nombre.
Contratación, la mayor parte tienen buen cuerpo, son altos, sobre todo medianos, y sólo en dos Es de sobra sabido cómo la enseñanza de pi-imeras letras (que casi siempre era también la de
ocasiones, con enorme extrañeza, el semanero anota que medían «dos varas» (que eran dema- las últimas) durante el Antiguo Régimen se llevó, casi siempre, por las elementales cartillas de
siado bajos). Valladolid, por los Catecismos de la Doctrina Cristiana. Y cómo desde fines del siglo XVI se
O sea: los mozos del común eran pequeñitos; los frailes (hemos visto también que los impusieron como manual de aprendizaje los catecismos de Gaspar de Astete y de Jerónimo
nobles, las clases privilegiadas), de buen ver. Pero tampoco esto es representativo. Desde antes, Ripalda. Modernamente, además de haber facilitado ediciones críticas de ambos textos, Luis
con más insistencia y eficacia desde Trento, se exigió una serie de cualidades morales para el Resines ha analizado hasta el influjo de los catecismos memorizados en el lenguaje corriente, un
nuevo clero; cualidades que tenían que reflejarse en la dignidad física: no se podía admitir a la lenguaje sacralizado (y como tenía que hablar del lenguaje, y no me va a dar tiempo a hacerlo,
ordenación ningún tarado físico, ningún deforme, ningún excesivamente feo, ningún manco, quede ahí esa tesis de su sacralización). Pues bien, el catecismo de media España, Ripalda,
ningún tuerto del ojo del canon. Las fuentes, en este caso, son numerosas, y la casuística no fue comienza así: «Del nombre y señal del cristiano», lo cual es ya indicativo de los signos de
menos abundante . identidad: nombre y cruz. Y se abre el catecismo memorizado: ((Pregunta: Decid niño, ¿cómo
Recojamos, resumiendo hasta lo grotesco, los amplios espacios que los moralistas atribuían os llaman? Respuesta Pedro, Juan o Francisco» (Y se añade por el catequista: «Encomiéndese el
a las condiciones pasa ordenasse los sacerdotes postridentinos. Lo hacemos acudiendo a uno de tener cada uno devoción con el santo de su nombre»). Páginas adelante, al aprender el bautismo,
los cursos más completos, conocidos y estudiados: los Salnlantic~.ensesnzo~.ales(en el tomo el texto añadido algo más tarde resume lo que imponía el catecismo de Trento: ((Pregunta:/,Por
segundo, Salamanca, 1753). Lo mismo que el resto de los moralistas pero con más detalle, y al qué dan nombre de algún santo al que se bautiza? Respuesta: Para que sea su abogado y le imite
igual que los cuerpos canónicos, recogen, discuten, someten a distinciones, probabilismos, en sus virtudes».
probabiliorismos y tuciorismos sin cuento las irregulasidades que pueden impedir las ordenaciones Aduzco el catecismo por aducir algo, puesto que se había convertido en connatural la
por defectos físicos, que los Salmanticenses reducen a cuatro referencias: por defectos de sexo, referencia nominal, ya cristianizada del todo en los tiempos modernos. Y lo aduzco como una
de edad, del cuerpo y de salud. En consecuencia, son irregulares, y no pueden acceder al especie de excusa vergonzante para llamar la atención sobre la importancia del estudio de la
sacerdocio (la casuística, empero, complica todo): los hermafroditos «ob monstruositatem, antroponimia como componente de los comportamientos colectivos, de la percepción de las
quam dicunt, ve1 ob indecentiam inde provenientem» por exigencias del primer capítulo; no lo personas. Porque no ha sido un capítulo excesivamente atendido éste del uso y abuso del
es, en cambio, «cui visilia amputata sunt» aunque haya que tener en cuenta múltiples ciscuns- nombre, hay que reconocerlo, a pesar de que se trate de un producto de primera necesidad,
compañero inseparable del bautismo, de la primera garantía de salvación en aquellas sociedades
que subordinaban todo a la vida eterna. decisiva en el XVIII, el nombre de José ha alcanzado ya el 12% con él pervivirá al menos hasta
No obstante, existen fuentes envidiables y expresivas. Christian Jr. en sus análisis 1983 según las estadísticas antroponímicas de López Pintor.
antropológicos del valle de Santander pudo establecer algunas constantes. Saborit ha hecho lo
mismo para la Pallancia valenciana. Existen encuestas históricas de Máximo García pasa Va-
lladolid ciudad y campo, de otros para algunas parroquias de Segovia, para pueblos como
Villasamiel, pasa Trasmiera. Los más detenidos, no obstante, sobre datos de padrones de
moneda forera, son los de M. del Carmen Ansón, en estudios comparativos de Oviedo y Esta protección, y esta sacralización, la convivencia de lo sobrenatural con lo natural, se
Zaragoza. Los libros de bautizos están reclamando análisis de este tipo, puesto que se dispone perpetúa a lo largo de la existencia tesrena. Incluso antes de nacer, aquellos matrimonios
de metodología y de aplicaciones, por ejemplo para Francia, donde ha llamado más la atención, contraídos sin amor engendran y conciben mucho menos en la cuaresma, a tenor de las indi-
trascendiendo de lo puramente folklórico. caciones del ritual, que parece influir tanto como los condicionantes estacionales, el ciclo
Pues bien, todo revela que este producto de primera necesidad disponía de un stock nuhido agrícola, incluso más que ellos.
de ofertas, pero de ofertas escasamente diferenciadas. Socialmente se comienza a percibir ya en Las primeras letras, las lecturas y los libros, están dominados por la dimensión religiosa. Los
el siglo XVII cómo los sectores privilegiados o mejor dotados acumulan más nombres, más medios audioorales, hasta que en la Ilustración vayan afianzándose púlpitos alternativos en las
seguridades por tanto. Me refiero a los nombres compuestos, que van pesando más a medida Sociedades Económicas de Amigos del País y similares, serán los propios del analfabetismo, y
que nos acercamos al final del Antiguo Régimen. Pero no aumenta la variedad del almacén señoreándolo todo el sermón, tan valorado y tan prestigiado. Incluso los albores de la ciencia
heredado de la Edad Media. Una decena de nombres sirven pasa el 80% de la población. Los moderna estarán mecidos en sus balbuceos por esa mezcolanza, presente en Copérnico, en
hay peculiares de la región, o del reino histórico; de la comarca; de la ciudad. Pero no son ICepler, en Galileo, antes en Pasacelso, en Newton, de la autonomía del razonar y la experiencia
excesivamente utilizados frente al predominio absoluto de María, Francisco/a, Antoniola, Juan, con tradiciones religiosas.
Pedro, Ana, Manuel, Josélfa, y pocos más. Después, una minoría de españoles se llaman de las No voy a insistir en esa invasión de lo religioso en el mundo laboral, protegido todo él,
formas más pintorescas a veces. desde la organización gremial, por cofradías obligadas a venerar al santo especializado en su
Lo uno y lo otro corresponde al horizonte sacralizado de la sociedad y de la vida, necesitada sector o subsector a cambio de la protección hacia una competencia que no era tal en economías
de protecciones. De hecho, no es difícil ver, y lo confirman pastoralistas de la época, cómo preindushiales.
desde el bautizo se establece una especie de relación feudal entre las criaturas y los protectores En consonancia con los santos protectores de los trabajos, en la modernidad ya había
sobrenaturales, obligados, éstos, a mirar a su vasallo, aquéllos, las criaturas, a venerar e imitar cuajado, y sólo se alterará levemente con incrementos y ajustes en el catolicismo, el cuadro
a su santo patrón. médico de los santos terapeutas, con sus especializaciones bien sabidas y socorridas. Lo mismo
Los dominios territoriales y personales se van extendiendo o reduciendo a tenor del empuje acontecía con el sector de la asistencia social, con el entramado de hospitales, que ni siquiera
de deteirninadas devociones. Las hay permanentes y que indican el instinto teológico popular, con las reformas y reducciones perdieron las dedicaciones sacras. Los humanistas fracasaron en
puesto que la imposición del nombre era atsibuto de padres y padrinos: la referencia cristrocéntsica sus ataques, a veces despiadados, contra este cúmulo de mediaciones, en la batalla entablada y
es la primordial, la mariana está relacionada con ella, y con ella se relaciona también la que sólo en parte ganarían los ilustrados.
predilección por los apóstoles (Pedro, Juan, más que Pablo). Los otros nombre predilectos No sólo el trabajo, la enfermedad, el ocio con las fiestas; el tiempo se percibe, se mide y se
provienen del peso social y sacro de las Órdenes religiosas, en pugna también por ganar devotos data, en su corta duración de todos los días y de todos los años, que era el tiempo que interesaba
a sus patriarcas fundadores (Francisco) a sus héroes más populares (Antonio). a los que lo vivían, con medidas litúrgicas y nomenclaturas del santoral. No interesaban tanto
Relacionadas con estas rivalidades y con estos instintos están las únicas novedades de la las exactitudes en sociedades, al parecer, no encarceladas todavía por las prisas. Por eso casi
Edad Moderna: desde el siglo XVII hacen acto de presencia, creciente en Castilla, Francisco nadie (de nuevo prescindimos de las aristocracias) sabía exactamente el año en que había nacido
Javier e Ignacio, Teresa, y sobre todo José, que tanto en Valladolid, en Zaragoza, en Oviedo, va (sí el día del santo del nombre), y casi todos tenían una edad fluida, casi siempre de años
invadiendo los territorios de los propios Antonio, Juan y Pedro. Las razones son sencillas. San redondos acompañados con «el más o menos». Véanse esas pirámides de edades que se han
José es un santo moderno, descubierto a fines de la edad media por Gersón y alguno más, pero podido reconstruir siguiendo no cohortes sino los años concretos: innumerables tienen edades
valorado con el Humanismo precisamente por su relación con Cristo en los evangelios de la que cuentan con cincuenta, sesenta, cuarenta años; muy pocos con cuarenta y uno, cincuenta y
infancia. Reducida su devoción en principio a las élites, bíblicas y espirituales, la molladora uno o sesenta y uno.
dimensión popular fue tarea fundamental de Santa Teresa y su orden femenina y masculina, No puedo detenerme en estos capítulos, incitantes para la historia de las percepciones. Me
extendida con rapidez ya a fines del siglo XVI y que lleva como algo familiar la devoción al fijaré en otros, no menos estimulantes, unos casi vírgenes, otros coilocidos pero que exigen
santo. El capítulo sexto de la Vida escrita por ella misma es un manifiesto del poder intercesor, nuevas perspectivas en su tratamiento. Materiales no faltan para ello; incluso se dispone ya de
terapéutico y taumatúrgico (muy por encima de los demás abogados celestiales) del que fuera alguna monografía orientadora. Me refiero a la percepción del espacio, del ambiente, de la
ayo de Cristo. No hay que olvidar que este libro de la Vida de Santa Teresa era uno de los más muerte, de esos otros tiempos y espacios más allá de la muerte, tan intensamente vividos en el
presentes en las bibliotecas de todo tipo desde el XVII. A finales de este siglo, y de forma Antiguo Régimen.
con más seriedad la realidad que alarmaba a este curioso personaje: el proceso de desacralización
4. LA PEREEP~IÓN DEL EWPAQIO
(no de descristianización) que se está registrando en el siglo XVIII.
Comenzaré por un par de perogrulladas. No se percibe lo mismo el espacio urbano que el
sural. Incluso las percepciones están condicionadas por el discurso de cada grupo, de cada
individuo (hay microcosmos peculiares, encerrados, como los de los monasterios, que se han
5. EL. AMBIENTE
fabricado sus tiempos, sus ritmos, sus espacios, hasta su lenguaje manual por señas, sus
También el ambiente, en su percepción, está determinado por el grado de cultura, por
silencios y sus menosprecios hacia los espacios de fuera). No era el mismo el espacio del
condiciones colectivas o personales. Ahora bien, en su inmensa mayoría, aquellas mentalidades
soldado, del aristócrata, del rey con sus sitios, del misionero abundante, del maragato o del
eran sustancialmente dualistas en su percepción del ambiente. Un ambiente que, a tenor de lo
carretero, que el del campesino. Eso sí, las ciudades son conventuales, y los campos y su
profundamente que ha calado el mundo de concepciones señoriales, se convierte en predio
producción se relacionan con el clima, con la voluntad de Dios y con los exorcismos y
disputado por los dos señores supremos, Dios y el diablo, a través, como es natural, de sus
bendiciones contra nublados y langostas, con santos protectores, con votos y con ermitas,
huestes de santos, de sus ángeles y de demonios, a los que, por otra parte, y desde la Edad
conocidos en parte por estudios que han seguido el modelo de Christian Jr.
El espacio externo, el de las ciudades, está referenciado por orientaciones religiosas: no son Media profunda, se ha jerarquizado con cierto sentido cortesano y militar. A las jerarquías
sedentarias o ambulantes de los ángeles responden esas otras, más tenebrosas, de los demonios
sólo las iglesias, conventos, instituciones sagradas, nomenclatura de las calles y plazas. Son
omnipresentes.
tantos cementerios, tantos lugares con el derecho de asilo precisamente por su sacralización
Es ésta otra de las dimensiones en que se registra esa penetración del cielo, el infierno y la
inviolable y que, como tantas cosas, comienzan a secularizarse con los obispos ilustrados fieles
a las directrices gubernamentales. Son esos rincones y puntos devocionales de altares, a veces tierra, sin fosos ni barreras. Se convive con estas realidades, con las hazañas milagrosas de los
verdaderos retablos, callejeros, estudiados por los historiadores del arte. Las calles mejor santos (de los que prescindimos ahora) y con demonios mayores o con los menores de duendes
cuidadas, hasta que vayan penetrando los programas urbanísticos de la Ilustración, serán las y trasgos. Lo mismo da que sea en Castilla, en Galicia, en Andalucía o en Sajonia. Porque estos
procesionales, con sus altares efímeros en tantas celebraciones como había y con la procesión demonios, caseros y no tanto, del Antiguo Régimen, son tan cordiales, que no acaban de
como integrante indefectible donde se exhibían tantas prestancias sociales, tantas emulaciones, desaparecer del mundanal tráfico ni con los intentos de racionalización de los ilustrados.
tantas precedencias entre unos y otros, sobre todo entre el clero. La tipología demoníaca, en efecto, es estereotipada. Quizá las incursiones constantes sean
El otro, el interno, cada vez se va desconociendo menos gracias a las tesis y trabajos sobre más clamorosas, son más clamorosas, en el barroco que en el humanismo, por supuesto que en
fuentes protocolarias que nos van desvelando la composición de la vivienda y, más indicador la Ilustración. Es posible que los demonios andaluces sean más locuaces que los castellanos.
para nuestro tema, la ornamentación de las casas. El predominio de pinturas, de estampas, de Pero todos son muy parecidos como podemos ver en las hagiografías. Toman todas las formas
motivos religiosos en el arte precioso o en el aste vulgar doméstico es sencillamente abrumador posibles para engañar, que en el fondo es lo que pretenden. A comienzos del siglo XVII, en
sobre los profanos. Una fuente cualitativa como el «Fray Gerundio de Campazas», al describir Medina del Campo, no hay perro, gato, animales de cualquier especie, que no personalicen a los
los grabados y estampas populares de la casa del rico del pueblo, reafirma con fuerza e ironía lo demonios que andan siempre detrás de Francisco de Yepes. Tienen preferencias, como las de
osos. Y también una especial predilección por la cama. Al mencionado Francisco de Yepes, una
que se conoce por las otras fuentes cuantitativas.
No fue el único que se quejó. Es explícita la lamentación de un reaccionario del siglo XVIII, de tantas noches, el demonio se le metió en el lecho como oso roncante. Francisco Gómez,
discípulo del Maestro Ávila, licenciado en teología, por Baeza, en su cama se lo encontró al ir
no demasiado conocido pero que dio mucho que hacer a los represores de la oposición, en este
caso ideológica, de los tiempos de Carlos DI. Me refiero a Francisco Alba, que hasta tuvo que a acostarse: «Hazte allá, que ambos cabemos», le dijo con cortesía que a nosotros nos sirve para
huir de España, cuya ruina explica muy a su modo. Sus palabras, algunas de sus palabras, medis la naturalidad con que vivían aquellas realidades tan propias de las sociedades precientíficas
porque escribió infolios intesminables y lacrimógenos, son más elocuentes que muchas reflexiones e imaginativas.
para contrastar el cambio de percepción del espacio intesior que se está produciendo. Después No obstante, las sociedades sacralizadas, familiarizadas con lo sobrenatural, no estaban
de dar contra las modas francesas, contra la penetración de libros y folletos (lloraba por 1770), desprovistas de defensas ni de antemurales contra este enemigo, que, recordemos, no era sólo el
deplora en su Verdad desnuda xenófoba y misoneísta los ataques contra «el fuerte muro de la único, sino que andaba cortejado con el mundo y con la carne. Entre estas defensas, la oficial,
religión de nuestra católica península desterrando de las domésticas habitaciones las sagradas clamorosa y en ocasiones convertida en espectáculo, contra el demonio o sus obras como las
imágenes con la infernal moda de adornar las piezas con fantásticas descripciones de inútiles tormentas o las plagas de langosta, estaban los exorcismos con sus rituales elementales en los
pinturas, pues que el demonio, autor de moda tan perniciosa, ha podido conseguir que aún misales y breviarios del clero, con auténticos tratados para los especialistas. Entre el clero
personas de la más elevada categoría desnuden sus salas y aposentos de las imágenes de Nuestro corrían, porque se editaban y se reeditaban y se encuentran en bibliotecas clericales, no sólo el
Señor Jesucristo, de su santísima madre y demás santos, y vistan sus cuadras de papeles multiplicador Adalleus maleficarum de Sprenger sino también volúmenes con colecciones de
franceses que no contienen sino madamas deshonestamente vestidas, jóvenes en acción de estas «Praxis exorcistarum» y «Flagelos de los demonios» con circulación abundante en el país
lascivos requiebros, unos tocando flautas, otros empinando botellas ..., dulce invitatorio a un de la Inquisición, que se quedó sin brujas pero no sin demonios posesores.
puro epicureísmo» . Había otras defensas más al alcance de las manos, más caseras, y no monopolizadas por los
Las monografías basadas en el conteo y análisis de testamentos, en inventarios, confirman ordenados como exorcistas, como eran las bendiciones, el manejo de las cruces, el agua bendita.
Santa Teresa era una entusiasta del último de los resortes disuasori. Lutero, que no podía excomulgados por la destrucción de un campanario, pena impuesta, por otra parte, en numero-
recui-sir a tales mediaciones, prefería que se comiese bien, la música, no entablar discusión con sos lugares a todo aquel que atentase contra las campanas, porque se trataba de una profanación,
tan hábil dialéctico que se disfrazaba sobre todo como ángel de luz, y que, decía, «aunque no mejor dicho, de un sacrilegio clamoroso.
sea doctor graduado, sí es muy expesto». Y recurre, sobre todo, a las propias armas del Y por ello también nos explicamos los intereses de los gobiernos ilustrados españoles por
demonio, a la palabra grobiniana, al gesto obsceno, coi-siente también entre los católicos bajo el convertir la campana y el campanario en regalía, es decir, por sacarlos de la jurisdicción
denuesto de las higas (Santa Teresa lloraba cuando se lo impusieron consejeros mediocres de eclesiástica para convertirlos en predio de la real. Baste con repasar la colección de alegaciones
Ávila). Lutero es más directo. En sus confidencias de sobremesa tienen abundantes referencias fiscales de Campomanes, o con leer algunas pastorales de Lorenzana sobre el mismo asunto,
al respecto: «Una noche, el demonio disputaba conmigo, y me acusaba de ser un ladrón por para darnos cuenta de ello.
haber expoliado al papa y a tantos monasterios. Yo no quería discutir con él. Y le dije: chúpame En cuanto a la percepción olfativa, predominaban los olores naturales de plantas, de hombres,
el culo. Entonces se va, porque si no, no hay forma de echarle». También aconsejaba la oración, de bestias. Aquí sí que había diferencias notables entre la percepción del olor rural y la del
«pero -añade- si la oración de ese estilo no basta, hay que acudir a otra: a tirarle un pedo para urbano, pero en sentido inverso a los de las sociedades postindustriales.
arrojarle de allí». Porque las ciudades tenían sus olores. Alberto Marcos, en trabajos llenos de interés, resalta
Volvamos a España, para decir que a partir de la Ilustración, aunque con retraso y con este aspecto del urbanismo del Antiguo Régimen. De él asumo lo siguiente: «Habría que
pervivencias posteriores al siglo XVIII, el ambiente demoniaco irá dejando de ser tan enrarecido estudiar las percepciones de lo urbano, ahondas en las sensaciones y en todo lo relativo a la
para ir dando entrada a la racionalidad y a la seriedad, tan de acuerdo con la dignidad religiosa recepción y elaboración de los datos proporcionados por los órganos del sentido, que en los
postulada por los ilustrados. ámbitos urbanos se desplegaba a través de un número casi infinito de registros. Mateo Alemán,
El ambiente se percibía por los sentidos, se oía. A veces, cuando el ruido era ensordecedor, al compararla con Madrid, adveitía en su Guznzát~de Alfar.ache que en Sevilla tenían «un olor
se expresaba recurriendo a la imagen del juicio final. Es frecuente esta expresión y esta de ciudad, un no se qué, otras grandezas». Y es que, sin duda, Sevilla olía a ciudad, a una gran
asimilación en algaradas, en proclamaciones de muchedumbres. Lo normal era que el ambiente, ciudad; sin embargo, al mismo tiempo, olía de forma diferente a otras ciudades, es decir, tenía
en lugar de estas sobresaltado por ruidos, estuviera tonificado por sonidos. Y, entre éstos, por el su propio olor, y, por tanto, esta percepción se nos aparece también como un elemento
de las campanas, que están reclamando reflexiones que valgan la pena. Algo se ha dicho para singularizador. Pero al margen de este elemento diferenciador, los olores en general -los
Valladolid y, mejor dicho aún, para Murcia por Antonio Peñafiel. Falta mucho por hacer, y, buenos y los malos olores-, las excitaciones luminosas y sonoras, los sabores o las múltiples
entre ello, el rescatar del predominio del folklore para la historiografía la presencia y la sensaciones táctiles. Se trataría, dicho con otras palabras, de conocer lo que se ve, lo que se oye,
prestancia ambiental de las campanas. Eran seres cordiales en aquellas sociedades que las veían lo que se huele, lo que se saborea en las ciudades en todas sus formas y direcciones; de
nacer al fundirse, celebraban su parto dichoso o lamentaban que a veces saliesen contrahechas aprehender las impresiones externas tal como eran sentidas por los contemporáneos; de captas y
(roncas o defectuosas); las bautizaban con sus nombres siempre sagrados; y discernían a las de traducir sus reacciones; pues ellas forman parte también de la historia, son, habría que decir
mensajeras de la fiesta, preanunciadoras de las desgracias, compañeras de las alegrías y de las con mayor propiedad, historia en sí misma».
tristezas, alejadoras de tempestades, siempre vecinas predilectas. Su tañido, desde que amanecía Pero no hay que caer en la idealización. Ciudades, ámbitos rurales, personas, vivían, al
hasta el toque de ánimas con que acababa el día, era constante, ritmaba los tiempos, envolvía la parecer, mecidos no por asomas sino por hedores durante gran parte del Antiguo Régimen. Sólo
jornada, porque había muchas campanas privadas y públicas. Por la noche, salvo las conventuales, determinadas y escuetas minorías hasta el siglo XVHI manifestaron otra sensibilidad. La historia
respetuosas, callaban. de la higiene, del agua, de la limpieza, del baño, mejor conocida para espacios y gentes de fuera
Precisamente por su protagonismo social estaba tan regulado su uso por las sinodales. Y que para España, manifiesta la naturalidad con la que se convivía con este ambiente, tan molesto
porque podía tornarse en estimuladora y alentadora de protestas, los poderes públicos las para la percepción posterior.
temían. Pocos motines populares estuvieron desprovistos del acompañamiento de las campanas. En la ciudad no es preciso insistir. La institucionalización del «agua va», las mareas ves-
Sanz Sampelayo exhuma documentos -y lo aducimos por citar algo de lo que era corriente- pertinas, las condiciones y dotaciones sanitarias, las acumulaciones de materiales evacuables, la
que indican cómo el motín granadino de 1748 se concitó precisamente al son de la campana de circulación tranquila de determinados animales, la intraurbana del paso de algunos ríos no
las Angustias y al grito de <<¡Vivala Virgen y mueran estos perros!» (jueces y ministros de la caudalosos convertidos en ciénagas, en focos de contaminación, y otras particulaildades fáciles
Chancillería). de recrear, habían formado aquel ambiente de olores peculiares, habituales y habituados. No es
Claro que el campanario granadino de las Angustias tiene especial significación. En su extraño que los partidarios de Madrid acusaran a Valladolid, a principios del XVII y pasa
reciente tesis doctoral sobre las cofradías de la ciudad, Miguel Luis López Muñoz narra cómo conseguir el retoi-no de la Coste, de maloliente con sus ríos sucios. Son más explícitas las
«la Cofradía poderosa poseía el derecho de campanas propias, incluso de uno de los campanarios campañas de limpieza de Madrid, acentuadas, como se sabe, en el XVIII, y las reacciones
de la iglesia con independencia de la parroquia». Y se quejaba el párroco, y con él se quejaban hostiles, misoneístas, que suscitaron entre la mayor parte de los madrileños en trance de
otros, porque la cofradía «usaba las campanas -para eso eran suyas- a su arbitrio, y aún amotinamiento, que luego se materializaría, contra ministros e ingenios italianos, empeñados en
repicando cuando las de la pmoquia doblan, con despotismo absoluto». la ocurrencia de «que Madrid se ha de limpiar, quitándonos de comer y dejando de cagar».
Por eso se explica el cuidado con que las autoridades eclesiásticas celaban su jurisdicción También la distribución de espacios y funciones domésticas nos hablan de los hedores
sobre los campanarios. En la diócesis de Albi, en la baja edad media, los canónigos fueron internos. U el sistema de enterramientos y de desenterramientos en los espacios del templo
explican la obsesión ilustrada por limpiar los lugares por excelencia de reunión pública, las Ahora bien, y como es de sobra conocido, el objetivo principal y masivo de la muerte en el
iglesias, en las que los inciensos no tenían sólo una función litúrgica. Antiguo Régimen eran las criaturas. ¿Cómo se percibía? Al parecer no se lamentaba demasiado,
Había, además, olores que se han perdido. Cuando Santa Teresa se ve precisada a introducir sobre todo si eran niñas. Estaban tan acostumbradas las familias a estos fallecimientos precoces,
la apología incómoda de la extraña solitaria Catalina de Cardona (por La Roda), lo hace de tal que más que accidentes eran un hecho cotidiano. Por otra paste, no hay que ser anacrónicos: la
forma que el lector avisado percibe inmediatamente su rechazo hacia un estilo de vida que se ternura hacia la infancia era inexistente, por lo general, antes del siglo XVIII. Como lo era el
basaba en la suciedad personal, cosa que no iba con el carácter de la Santa. Pues bien, después llamado amor matrimonial. Ni lo uno ni lo otro se veían afectados en cualqtiier caso; más bien
de describir sus mortificaciones, apunta que «olía a reliquias». se cumplían los objetivos sabidos de memoria por todos y aprendidos en el Catecismo de
Las fuentes literarias, bien explotadas, constituyen un centón envidiable para rastrear este Astete: «Pregunta: ¿Para qué es el sacramento del matsimonio? Resp~iesta:Para casar y dar gracias
capítulo. Y, entre las fuentes literarias, porque eso eran, una especie de subgénero de la a los casados con la cual vivan entre sí pacíficamente y críen hijos para el cielo». De hecho el
posterior novela, son habladoras las hagiográficas: El morir «en olor de santidad)) no era sólo ritual funerario de las criaturas era un ritual festivo, de gozo, con misa de gloria, de ángelis, no
una fórmula. Era, como veremos, un estereotipo, como el contrapunto del «olor de vida». de difuntos.
Es preciso profundizar en los estereotipos de la muerte en los otros, lo suficientemente
privilegiados como para dejar memoria escrita de su morir. Memoiia escrita por los vivos, claro
está, que distinguían la suerte o la desventura posterior del finado por los signos de su cadáver,
transfigurado para bien o para mal. Porque los estereotipos fundamentales, tal como se percibían,
No cometeré la osadía de aludir a la historia de la muerte. Es, por fortuna, una de las eran los de la muerte del réprobo y la muerte del santo.
dimensiones mejor y más rigurosamente afrontadas en la nueva y joven historiogsafía. Conta- Todos los católicos algo cultos sabían cómo había muerto Juliano el Apóstata o, por no ir
mos con modelos de comportamientos locales y regionales elaborados sobre trabajos denodados, tan lejos, Lutero, aunque, al menos el último, hubiera muerto de forma muy distinta a la
costosos, pero que han merecido la pena. Otros intentos en curso completarán el panorama. inventada por la apologética católica temprana. Los observadores curiosos, y fueron muchos,
Sin el menor ánimo de criticar lo que no es criticable, sino merecedor de agradecimiento, que merodeaban por las quemas de los autos de fe de Valladolid en mayo o en octubre de
quizá convenga animar al ataque de la otra dimensión que vaya más allá de los testamentos: la 1559 pudieron observar cómo no quedaban lo mismo los rostros de los reconciliados, de los
de la percepción de la muerte. Quiero insinuar, más que decir, que es posible que se vaya assepentidos luteranos o lo que fuesen, que los de los pertinaces, pocos a fin de cuentas.
llegando, en la tarea historiográfica, a la superación de la fase de contar por la de leer. Ya se van Numerosas relaciones de testigos presenciales insisten en cómo las monjas quemadas de
explorando, por Lorenzo Pinar y otros historiadores de las actitudes, fuentes, no sólo comple- Belén mueren «muy bien, muy razonablemente»; «quedó después de ahogada muy hermosa»,
mentarias, de otro tipo, sobre todo rituales, panegíricas, funerarias, encomendaciones de ánimas, lo cual indicaba su salvación. En contraste, fue trágica la muerte del pertinaz e ingenuo Juan
para sorprender toda esa escenografía que transcurre desde el viático hasta después del entierro, Sánchez, criado de Pedro Cazalla, saltando de palo en palo ardiente. Y fue peor aún la del
para traspasar esas horas o esos días o meses que median entre la redacción del cuasisacramental bachiller Heisezuelo. Este toresano fue invulnerable a todo. Cuando bajaba del tablado y topó
testamento y el momento de la muerte. O sea, se va pasando del testar al morir, pero al morir tal con su mujer arrepentida y con el sambenito de reconciliada, nos dice una relación, «la dio
como se adecuaba a los modelos y tal como se percibía por los demás. Y al morir también de los una coz con grande ira porque no moría como él». No se inmutó, cuentan otras relaciones,
que no testan, que son la mayoría. Muchos pobres, muchos santos que resultan ser monjas y «cuando recibió una pedrada en la frente de que le salió mucha sangre» ni cuando «un
frailes con voto de pobreza. alabardero le metió una alabarda por las tripas». Ante la quema en vivo nos dice Gonzalo de
Porque además de las muertes previstas de los que testan, las hay imprevistas, repentinas, Illescas en su Historia Pontifical: «Yo me hallé tan cerca de él, que pude ver y notar todos sus
violentas, de ajusticiados por delitos civiles o religiosos, por las Chancillerías y Audiencias e meneos ...murió con la más extraña tristeza en la cara de cuantas yo he visto jamás.Tanto, que
Inquisiciones, catastróficas (iglesias que se dessumban, inundaciones, tenemotos, no sólo el de ponía espanto mirarle el rostro, como aquel que en un momento había de ser en el infierno con
Lisboa). Por no aludir siquiera a las consecuentes a la peste o epidemias endémicas. su compañero y maestro Luterov.
Da la sensación de que el miedo a la muerte se cifraba más que en el morir en las formas de Como contraste estaba el otro estereotipo, el de la muerte de los santos. Sánchez Lora y
morir. Y había auténtico pánico a ser enterrado vivo (no fue Feijoo el único que abordó esta Rodríguez San Pedro han exhumado el filón de los santos, los libros de difuntos, las hagiografías,
cuestión más candente aún en el siglo XVILI). La vida, como se sabe, estaba subordinada a la del barsoco y de otros tiempos, contenidos en los conventos. En conclusión: todos los santos
muerte hasta que los ilustrados vayan descubriendo la autonomía del vivir. Ignoro si era excep- mueren igual casi de la misma forma porque el modelo estaba perfectamente forjado en las
cional el caso del hipocondriaco Conde de Gondomar, que iba a sus embajadas con la mortaja a colecciones de vidas de santos que circulaban con generosidad. Y esta muerte de los santos,
cuestas. Lo que no se puede cuestionar es el ambiente colectivo peculiar que se respiraba ante la transfigurados nada más morir, se percibía por todos los sentidos: cuerpos flexibles para el
presencia de la peste presentida. La decena de sermones del insigne predicador de la última parte tacto; luces asombrosas, cadáveres sonrosados o blancos como el alabastro para los ojos, porque
del XVII, el obispo Barcia y Zambrana, constituyen un testimonio singular del clima granadino y también la escultura funeraria opera en los tópicos, aunque en realidad los cuerpos fueran
se predican a todas las instancias desde el momento en que llega la noticia de la peste hasta que trigueños como el de San Juan de la Cruz; músicas especiales para los oídos; y olores más
pasa. De todas formas, le interesa más la conversión, la salvación eterna, que la liberación de la especiales aún para el olfato, que se veía compensado con este olor de santidad de tantos
peste, que, en definitiva, no era sino el castigo divino por los muchos pecados andaluces. hedores consustanciados. Cada muerte famosa de santos que encontraron hagiógrafos leídos iba
creando nuevos elementos incorporados al estereotipo. Varias monjas morirían después de Boneta se tituló C~Ysoldel ClYsol cle desengafios. Conzpeiidio adecuado del milagr~osolibro de
conocer la muerte de San Juan de la Cruz «para cantar maitines en el cielo». la Dferencia de lo t e n ~ p o ~yz lo
l etel.no. Dedicado al Verbo divino e~ical.tlado,Zaragoza, 1700,
Nos fijaremos, en el denuedo de los hagiógrafos por crear olores de santidad. Como tienen también con 19 ediciones). Lo cual nos indica el interés por estas realidades del más allá
que ser olores de cielo, se ven ante la impotencia de describirlos con referencias tenenas. Pero tangibles, sonoras.
no les queda otro remedio. Oigamos cómo lo narran en Alba de Tormes los acompañantes del El pordioseo de las ánimas no sólo se escuchaba sino que también se atendía. Porque había
cuerpo de Santa Teresa, molesta ella en sus últimos momentos por el mal olor de tanto emplasto sistemas de soco~sosperfectamente montados. No aludo a todos, ni siquiera a los más frecuentes:
como le aplicaban. Las monjas presentes a la hora del tránsito tenían que confesar su incapacidad a los días -la eternidad se medía con tiempos terrenos-, que podían llegar hasta millones,
descriptiva de tanto y tan maravilloso olor, «sin saber a qué lo comparar, diferente de los buenos indulgenciados que se robaban al purgatorio ni a todo el sistema sufragial. Circulaban otros
olores que hay en el mundo». Durante los oficios de cuerpo presente, unos a otros se comuni- remedios, más caseros quizá, pero creídos por muchos hasta la Ilustración (y por otros hasta
caban en la iglesia: «¿No notan este olor tan divino que sale de esta santa? Lleguen, lleguen y después de ella). Por ejemplo, la utilización de determinados objetos, especialmente poderosos,
huelan». Al reclamo llegó un criado del convento, besó los pies, alzó la voz, «y dando palmadas como agnus dei, reliquias, cuentas de Santa Juana, las de la Madre Luisa de Can-ión, de
con las manos dijo: válame Dios, señores, y cómo huelen los pies de esta santa a gamboas, a escapulario de la Virgen del Carmen, con sus gracias, que circulaban, todas ellas, catalogadas en
limones, a cidras, a naranjas y a jazmines». A junq~iillole olía a otra testigo. Otro, algo más hojas publicitarias abundantes.
letrado, «nunca pudo atinas a qué olía, porque el olor era tan suave y penetrante y confoitativo, En conclusión, aquel discurso sacralizado comenzó a quebrarse con el esfuerzo racionalizador,
que le pareció que el estoraque y el benjuí, algalia y almizcle y ámbar se quedaban muy atrás». neoerasmista, y secularizador de lo religioso, mirado con seriedad, de los ilustrados. El de la
percepción de los muertos fue un objetivo especialmente atendido. Su convivencia con los vivos
quiso regularse, precisamente por exigencias religiosas, litúrgicas, pero también sanitarias. Los
hedores cercanos y la calidad de vida se valoraron. Cuando Carlos ID, es decir, sus ministros,
determinaron la salida de los muertos fuera de las iglesias, puso como modelo lo efectuado en
Lo anterior revela que en aquellas sociedades sacralizadas se convivía con el más allá, se el sitio real de San Ildefonso. Sabemos que hasta entrado el siglo XIX no se consiguió casi nada,
hacía penetrar el cielo (o el infierno, o el purgatorio o, no con tanta intensidad, el limbo dadas las explicables resistencias, de todo tipo, a tales medidas, celebradas por los ilustrados,
cuestionado ya por los ilustrados) en la tiei-ra, en la vida cotidiana. contestadas por los antiilustrados. Uno de aquéllos lo hizo de forma especial: el poeta, muy
Más sencillamente formulado: los vivos y difuntos seguían conviviendo. De ahí lo necesario popular y hoy revalorizado, Francisco Gregorio de Salas. Con motivo de la Real Cédula de 1737
de penetrar en la percepción del más allá. Buenas pistas ofrece la Geog~.afi'ala eterllidad de escribió una octava muy copiada (también replicada) en que celebra la «providencia saludable»
Mastínez Alarcón. Es preciso seguir otras. Porque esta convivencia se siente sobre todo con el saneadora del culto, del decoro del templo, favorable a la vida, y que termina con el significa-
purgatorio, convertido en predio de jurisdicción y en instrumento de poder de las autoridades tivo y secularizador deseo: «Triunfen ya los inciensos primitivos, y no maten los muertos a los
eclesiásticas. Esto era lo que exasperaba a Lutero, al primer Lutero de las tesis contra las vivos».
indulgencias, indignado más que contra estos sufragios, contra la alevosía romana de penetrar
en territorios ajenos, en jurisdicciones divinas. Lo que para los cultos se convirtió en ocasión de
discusión teológica, para la inmensa mayoría era algo cordial, como la prolongación del más
acá: «el purgatorio -dice Le Goff- se convirtió en anejo de la tierra y prolongó el tiempo de
la vida y de la memoria». Los viandantes podía11 llegar allí con sus sufragios e indulgencias
porque las ánimas benditas no podían valerse por sí mismas, estaban como encadenadas por eso
de verse incapacitadas para merecer. La historia de las solidaridades tiene que trascender, en
aquellas sociedades sacralizadas, de los límites terrenos y fijarse en ciertos conceptos de
rentabilidad escasamente material.
Porque los intercambios eran frecuentes y casi connaturalizados. A la tierra llegaban las
necesidades de estos mendigos de ultratumba, a veces con acentos extremecedores, con voces
que no era posible desoir. La historia de las lecturas es expresiva, como ha constatado Álvarez
Santaló. Uno de los libros más usados fue precisamente el dedicado a registrar estas voces
penetrantes: el de José Boneta y Laplana (1637-1714), Gritos de1 pul.gator.io y medios para
acallal.los, aparecido en Zaragoza en 1639, con más de 45 ediciones rápidas en castellano, 14 en
italiano, al menos una en francés, otra en portugués y otra en chino, fue más conocido, leído y
escuchado que el otro, Gritos del infierno para despertar al mundo (1705), también con 17
ediciones y alguna traducción (hay que recordar que es el autor también de una especie de
adaptación de otra obra anterior, también un éxito editorial: la clásica del P. Nierenberg. La de
PERMANENCIA BE LA I B E O L ~ G ~ NOBIlLlARlA
A Y
RESERVA DEL MBNOR A TRAVÉS DE LOS
ESTATUTOS DE LIMPIEZA DE SANGRE EN LA
E S P A " ~MODERNA
~
Juan Hernández Franco
Universidad de Murcia
La existencia de estatutos -un instiumento de acción social como los catalogó M. Weber,
es decir un instrumento orientado por la acción de otros, que se fundamenta en unos valores y
persigue unos fines-' y la realización de informes sobre la pureza de sangre es un hecho aún
practicado hoy por un pequeño gnipo de la sociedad española. Para el acceso a las Órdenes
Militares se sigue exigiendo la limpieza de sangre. Asimismo, la obsesión de la limpieza de
sangre ha sido permanente en la sociedad española hasta bien adelantado el siglo XIX. En
concreto, y a manera de ejemplos que podrían multiplicarse, en el cabildo de Burgo de Osma se
hicieron las pruebas hasta 1835, en el de Tuy hasta 1851, y la Administración no abolió las
pruebas de limpieza para ingresar en la carrera del Estado hasta 1865. De otro lado, los sin
honor nobiliario, a través de sus asociaciones corporativas también continuaron valorando la
limpieza de sangre hasta fechas tardías. En 1815 el gremio de drogueros de Barcelona seguía
rechazando a «moros, jueus o qualsevols altra mala
34 Conforme indica J. Pitt-Rivers («La enfermedad...», p. 24) también puede identificarse con el honor-virtud
27 SCHOTTELER, P.: «Mentalitaten, Ideologien, Dislturse, Zur sozialgeschichtlichen Thematisierung der <dritten
representativo del aspecto ético del honor.
Ebene>», en LÜDTKE, A.: Alltagsgesckiclite, Z ~ t Rekoristriikriari
r historicher Erfaliritr~getiirnd Lebensi.r~eiseri,Francfort-
35 Citado por POSTIGO, M. E.: Honor y privilegio eri la corona de Costilla. El Corisejo de las Ór.derzes y los
Nueva York, 1989.
Caballeros de liábito eri el siglo W I I , Soria, 1987, p. 143.
28 BURKE, P.: Sociología e Historia, Madrid, 1987, p. 96.
grado similar al c a ~ t e l l a n oLa
~ ~sociedad
. francesa del Renacimiento y del Barroco37,la sociedad hegemónicas por rechazar la presencia en su seno de ideologías «extrañas» a la conducta que
costesana de los estados italianos38,la sociedad aristocrática inglesa39,o la sociedad principesca quieren estabilizar y reservar. Es evidente que nos encontramos ante lo que Mateo López Bravo
alemana, también registran general obsesión. El honor dentro del estamento nobiliasio sólo se llamó en su tiempo el «monopolio de honores» por paste del grupo p~ivilegiado~~.
reconoce y otorga a aquellos que asumen el compromiso de conservar el orden estamental. Por Un instrumento globalizador, coherente y unificado como es el estatuto y la conespondiente
tanto, el honor funciona como ha escrito J. A. Maravall, como un factor que psueba la integra- información -recordemos tan solo que por ejemplo el cabildo de Murcia llamaba a éste
ción en el estamento psivilegiado y asegura la primacía social del mismo. El cierre y el «Información de la calidad y limpieza, vida y costumbres...», o bien «Informaciones sobre la
endurecimiento que registra el estamento nobiliario europeo a partir de la segunda mitad del legitimidad, limpieza y nobleca...»- cuyo fin primordial es averiguar algo tan elemental como
siglo XVI, y más concretamente el castellano40,encuentra en la pureza de linaje, de cuna o de la «naturaleza» del informado y su ascendencia, queda cenado o determinado, aproximadamen-
nacimiento, el elemento de mayor prestigio y calidad, conservada al no admitir en el estamento te a partir de 1650. Las Órdenes Militares y los cabildo^^^ llevan a su punto extremo la reserva
a los que tienen un pasado plebeyo. Precisamente los estatutos de limpieza de sangre y sus estamental comenzada hacía casi siglo y medio por parte de ambas instituciones, aunque el
consiguientes informaciones lo que ponen de manifiesto es la existencia de una «ideología del estatuto catedralicio cumbre es el ordenado por el cabildo toledano en 1547 (que en la práctica
honor», o si se quiere como recientemente lo ha llamado M. Bush un «código del honor»41;con resulta como escribe Baltasar Posseño en 1608 un «Estatuto de limpieza de Linaje»47),y el
ese código se examina la «calidad» y la «naturaleza», es decir el sistema de valores y la posición Capítulo General donde se estatuyen y definen las calidades precisas para ser investido con un
social del informado a través del tiempo. Ahora bien, donde mejor se recoge esta ideología del hábito tiene lugar en 155048.A las normas establecidas entonces, como decimos, se agregan las
honor, no es a nivel de estamento propiamente dicho, sino en las corporaciones o instituciones definitivas a partir de 1650. Las Definiciones y Reglas de las Órdenes Militares primeramente y
que lo Las instituciones reservadas al estamento nobiliar: Cabildos, Órdenes Militares, posteriormente los estatutos de Cabildos Catedralicios -entre otros los de Tuy, Sigüenza,
Colegios Mayores, concejos, etc. plasmaron en sus constituciones, estatutos, reglas, definicio- S a n t i a g ~ León50
~ ~ , y Murcia, confirmados los tres últimos durante el benevolente papado de
nes y ordenanzas, códigos de honor intraspasables para aquellos que carecieran de un honor Clemente X- reflejan el endurecimiento o cier~ede la sociedad estamental y la exaltación del
noble, o bien no tuviesen los medios suficientes para atravesarlo recurriendo al dinero, al linaje y de las calidades estamentales. Reglas, Definiciones y Estatutos están indicando que se
conocimiento, o al patronazgo. El análisis resultante de los estatutos de dos instituciones en las está pasando por una clara etapa de refeudalización social; algo así -escribe R. Villasi- como
que el carácter nobiliaiio, incluso si se apura aristo~rático~~, alcanza mayor importancia: Órde- el triunfo de un mecanismo social que excluye la formación y desarrollo de cualquier fuerza
nes Militares y Cabildos Catedralicios -aunque en éstos, teóricamente, a diferencia de lo que social -ya sea grupa1 o individual- tendente a actuar de forma independiente en relación a la
ocurre en los europeos, no era preciso un origen noble-, nos sitúa ante un sistema de valores y primacía social nobiliaria5'.En esta acción la nobleza cuenta con el sólido apoyo de la Monarquía,
un ordenamiento social, propio exclusivamente de la nobleza de linaje de la sociedad cristiano- comprobable a través del pertinente refrendo de Felipe IV a los Capítulos de las Órdenes
vieja castellana, aquella que tenía su origen en la <<castanatural del reino», sin interrupción o Militares concernientes a «calidades» para obtener el hábito. El monarca toma la decisión de
mezcla de ningún tipo44.Nos sitúa ante el propósito que desarrollan las ideologías dominantes o invalidar una de las reformas iniciales de su reinado respecto a los estatutos: bastaban tres actos
o declaraciones positivas efectuadas por instituciones estamentales para acreditar la limpieza52.
A partis de 1652, Felipe IV dispone:
36 MOUSNIER, R.: Les Iiierachies sociales, de 1450 a tios joilrs. París, 1969. LABATUT, J.: Les noblesses
européenes de la fin dir XV siecle a la fi1i d~rXVIII siecle. París, 1978. BUSH, M.: Tlie eirropean nobility, vol. 11,
Manchester, 1988, pp. 104 y SS.Van DULMAN, R.: Los irlicios de la Europa Modertia, Madrid, 1984, pp. 121 y SS.
«Porquanto se han experimentado grandisimos inconvenientes de despacharse los
37 MOUSNIER, R.: Les institirtioris de la Fi.al~cesolrs la monarctiie absolire, vol. 1 (Société e/ Etat), París, 1974; hábitos de nuestra Orden (Santiago) con informaciones de solo actos positivos...
BILLACOIS, F.: «Llama barroca y brisas clásicas», en GAUTHERON, M. (Edt.): Opirs cit., pp. 69-81; JOUANNA, A.:
«La notion d'honneur au XVI sieclen, Rei~ited'Histoire Moderrie et Conternporaine, Tomo XV (1968), y Ordre social.
Mythés et hierarchies dans la Fi.ance di1 XVI siecle, París, 1977; y CHAUSSINAD-NOGARET, G.; CONSTANT, 45 Citado por MARAVALL, J.: Pode r..., p. 102
J. M., DURANDIN, C. y JOUANNA, A,: Histoire des elites en Frarice dir XVI air X X siecle. L'horinelrr-le niérite- , 46 Algo similar ocurre en otra institución paranobiliaria como son los Colegios Mayores. En concreto, por esas
l'argerit, París, 1991. mismas fechas, el Colegio de los españoles en Bolonia, al final de la edición estatutaria de 1648, incorpora unas
38 MOZARELLI, C.: «Onore, utile, principe e Staton, en La Corte e il cortegiario, Roma, 1980, y Faniiglia del informaciones sobre limpieza de sangre de características muy similares a las que poseyeron las de las Órdenes
principe e «famiglia» aristooatica, Roma, 1988. Militares y los Cabildos Catedralicios. Dichas informaciones (recogidas por CUART MONER, B.: Opus cit., pp. 75-76)
39 STONE, L.: La crisis de la aristocracia, 1588-1641, Madrid, 1976, pp. 33 y SS.y 111-113; y «The inflation of incorporan a los anteriores requisitos que lavaban el honor: ser hijo legítimo, no ser casado, no tener enfermedad
honours, 1558-1641», Past and Preserit, n" 14 ( 1 9 5 0 pp. 46-70. contagiosa y no haber ejercido el aspirante o sus descendientes oficios viles (PÉREZ MARTÍN, A,: Proles Aegediaria,
40 GERBERT, M. y FAYARD, J.: «Femeture de la noblesse et pureté de sang, dans les concejos de Castilla au 1979, pp. 48-49).
XV'"" siecle: a tvavers les procés d'hidalguían, La cirrdad hispánica, Madrid, 1985, pp. 443-477. 47 Biblioteca Nacional, Manuscrito 13.043. «Defensa del Estatuto de Limpieza que estableció en la Iglesia de
41 BUSH, M.: Opils cit., tomo 11, pp. 108 y SS.Opina este autor que está basado en la diferenciación respecto al Toledo el Cardenal y Arzobispo Don Juan Martínez Siliceo ...»
otro orden. Entre los aspectos más destacados están el nacimiento y el linaje, la conducta honorífica y las funciones 48 POSTIGO CASTELLANOS, M. E.: Opirs cit., pp. 133 y SS.;y MARAVALL, J. A.: Poder ..., pp. 102 y SS.
propias del estamento. 49 DOMÍNGUEZ ORTIZ, A,: «Documentos sobre estatutos de limpieza...», pp. 38-39.
42 VEYNE, P.: Conlo se escribe la Iiistoria, Madrid, 1976. 50 VILLANUEVA RODRÍGUEZ, T.: El cabildo de la catedral de León. Siglos XII-XIX, León, 1974, p. 21 1.
43 En las Difiniciories de la Orde~iy Cai>alleríade Calatraija..., se indica que la Orden acrisola la pureza nobiliaria 51 VILLARI, R.: Rebeldes y reforn~adores,Barcelona, 1981.
de las familias, distingue al principal del plebeyo, al honrado del vil (p. 128). 52 GUTIÉRREZ NIETO, J. 1.: «El reformismo social de Olivares: El problema de la limpieza de sangre y la
44 Ibídem. creación de una nobleza de mérito», en La Espafia del Conde-Duque de Olii~ares,Salamanca, 1990, p. 425.
revocamos y anulamos la premática (sic) por nos despachado que habla en razón de todo, a partir del cierre social que lleva a cabo la nobleza en la segunda mitad del siglo XVIs9.
los actos positivos ... Y mandamos, no se use pasa los despachos de los hábitos de esta Esto es así, porque la genealogía vincula poder y pasado60y permite, por tanto, verificar el sitio
Orden de Santiago de dicha premática, sin embargo de estas publicada y puesta entre que ocupa el infoimado dentro de la estratificación social y el honor que posee6'. Así como
las nuestras leyes de la Recopilación»53. comprobar mediante la herencia, mediante la sangre6', el enraizamiento dentro de un pasado
noble; constatable en tanto la memoria escrita no se extienda definitivamente, casi exclusiva-
Es una prueba más, como otras recogidas en los estatutos catedralicios, de la existencia de mente a través de la inclusión en un linaje.
un régimen monárquico-señorial -como lo denomina J. A. MaravallLs4,característico por sus
modos de reserva y de exclusión respecto a todos aquéllos que carecen de honor y privilegio. A) Filiación y ascendencia. Dos cuestiones enlazadas que pretenden un mismo objetivo,
M. Lambel-t-Gorgesha señalado los criterios de reserva empleados por las Órdenes Militares verificar el carácter nobiliario de los apellidos familiares, así masculinos como femeninos; es
para conceder los hábitosss. Nosotros por nuestra paste, nos hemos aproximado a los de los decir, la ascendencia cognaticia que converge en el informado. Es, pues, un seguimiento de su
Cabildos Catedralicios, empleando como modelo el estatuto de la catedral de Murcias6.Coin- árbol genealógico, aunque con especial atención tanto a éste en el pasado más remoto, como en
cidimos en piuebas de afiliación y ascendencia (linaje), limpieza de sangre, ortodoxia religiosa, su pasado más cercano (bigeneracional). Se pretenden obtener pruebas de carácter locativo («de
limpieza de oficios y buen nombre o reputación; la fuente utilizada por nosotros nos permite dónde son o fueron vecinos y naturales»), nomitativo («y si así se llamaron»), y familiares («y
agregas otras: lealtad al sistema monárquico-señorial y buenas costumbres de vida («si saven si fueron padres legítimos», «y si fueron legítimos abuelos...»), que permitan identificar la
que el dicho ... es honesto y recojido, de buena vida, fama y costumbres y exemplo, libre de toda legitimidad nobiliaria y familiar; sobre ésta última comienza a pesar la infamia del hijo natural
enfermedad contagiosa, mal de San Lázaro y si tienen hecho voto de religioso o si han y sobre todo del bastardo, acorde con los preceptos morales relativos al matrimonio que
profesado en alguna religión, o ha sido Novicio, o Padre de la Compañía de Jesús de primera desanolla la iglesia tridentina y acepta formalmente el grupo monárquico-señorial63.
profesión, y si le tiene por persona a propósito para vivir en comunidad»); buenas costumbres Una vez constatada la genealogía más próxima, en el caso exclusivamente de las catedrales,
en las que se estiman contra lo que es corsiente en el resto de la info~mación,valores individuales. se prosigue en el difícil proceso de identificación de los apellidos que fosman el árbol genealógico:
Lo importante, en todo caso, es que estamos ante una serie de criterios, de contenido netamente «Si saben o tienen noticia de los apellidos... de dónde son originarios, y si son únicos o muchos,
ideológico y simbólico, ante un rituaP7impuesto por el grupo nobiliario para controlar el acceso en quién se conservan y de quién se distingue»6! Difícil, pues es conocido y probado que las
de individuos a las instituciones pronobiliarias; con esos criterios, que adquieren unidad y genealogías se inventan o falsean a partir de la cuarta o quinta generación, y así ocurre
coherencia mediante el envoltorio: pruebas o informaciones sobre limpia de sangre, teóricamen- mayoritariamente a partir de la segunda mitad del siglo XVI, cuando en Francia, en los Estados
te se consigue averiguar la certidumbre del pasado nobiliario del informado y cómo se transmi- italiano^^^, o en Castilla se exijan para ingresar en el grupo nobiliario. No obstante, esta
ten esos valores o calidades a través de un linaje. verificación de la nobleza es importantísima de casa a las siguientes preguntas y a las conclusiones
El informante, el aspirante a honor, antes de someterse a la información, a petición de finales, ya que permite crear una memoria g e n e a l ó g i ~ ay~relacionar
~ al informado con ella.
la institución presenta sn genealogía. En el momento de entregarla, jura «ser dicha genealo- Resultaba bastante sencillo, debido a que hasta el siglo XIII los castellanos se identificaron
gía suya propia». La genealogía nos pone ante un acto de tipología nobiliaria. La genealogía mayoritariamente con patronímicos, lo que permite agregasse -aunque no exista descendencia
-aunque no sea exclusiva de la nobleza- se ha considerado en la nobiliaria sociedad cristiana biológica- a una rama patronímica, acomodarse pues dentro de un linaje, y descender de una
de Occidente como un medio probatorio para los que pretendían disfrutas de privilegioss8;sobre
59 BIZZOCCHI, R.: «Culture généalogique dans 1'Italie du seiziéme si$cle», Ant~alesESC, Amée 46 - N" (l991),
pp. 795-796.
60 Ibídem.
61 CAROSSO, M.: «La généalogique muette. Un cheminement de recherche sarden, A~irialesESC, Annee 46 - N"
53 RUIZ DE VERGARA ÁLAVA, F.: Regla y estableci~tzie~itos nirevos de la Orden y Cai~zlleríadel Glorioso
4 (1991), pp. 763-763.
Apóstol Santiago, cotfo~.nielo acordado por el Capítirlo Getieral, que se celebró eti esta Corte el a30 de niil y
62 JOUANNA, A,: Ordre social ..., passim.
seiscieritos y ci~iqiretitay dos y se feneció eti el de seiscieritos y ci~lqiretitay tres, Madrid, 1655, p. 62. Lo mismo ocuiTe
63 Opiniones similares han vertido al respecto MUCHEMBLEND, R. (((Famille, amour, mariage: les nobles
en la Orden de Calatrava (Difiriicio~les ..., pp. 138-139).
arteseins au temps de Philippe II», Rel~rie8Histoir.e Moderne et Coliteniporairie, n 9 2 (1975), p. 259), y LAMBERT-
54 MARAVALL, J. A,: Estado Modertro y wietitalidad socinl, Tomo 1, Madrid, 1986, pp. 301 y SS. Opinión
GORGES, M. (Les brevaire ... p. 195). Al respecto las Reglas de las Órdenes Militares son evidentes: «que los que
ampliamente compartida por otros especialistas del período como A. Domínguez Ortiz, M. Fernández Álvarez, N.
huvieren de tener el habito de nuestra Orden (Santiago) sean legitimos o naturales y los que fuesen bastardos, no lo
Salomón, F. Tomás y Valiente, etc.
puedan tener ... No lo puedan ser los bastardos, aunque sean de origen noble» (RUIZ DE VERGARA, F.: Regla ..., título
55 LAMBERT-GORGES, M.: «Le brevaire du bon enqueiltur, ou troi siecle d'infonnation sur le candidats a
primero, cap. 11).En la Orden de Calatrava sólo se concede hábito a los hijos nacidos legítimamente, explicándosenos
l'habit des ordres militaires», Melariges de la Casa de Velázquez. Vol. XVIII (1982), pp. 179-195.
la razón de porqué se realizan estas informaciones sobre los padres: conocer «si en los cavalleros que han de ser
56 HERNÁNDEZ FRANCO, J.: ((Estabilidad social, prestigio y movilidad individual en los cabildos eclesiásticos
recibidos al hábito, concurren las calidades <en sus antecesores que según Dios y Orden se requieren». (Difitiiciones...,
de la España Moderna. El cabildo catedral de Murcia y las pruebas de limpieza de sangren, II Congreso Hispatio-L~iso-
título sexto, caps. 111 y IV).
Itulia~lode Dertiografín Histórica, Savona, noviembre, 1992.
64 Archivo Catedral de Murcia (A C. M ). Pruebas de limpieza de Sangre.
57 LEACH, E. R.: «La ritualisation chez I'homme par rapport son developpement culturel et social», en Le
65 Ver citas números 49 y 50.
coniportenze~~t rituel clrez l'lionittie et l'ariimal (Edt. Sir J. Huxley), París, 1971, pp. 241-248.
66 ZONANBEND, F.: «Les territoires de la mémoire familiale. Généalogie et antioponymie», en FEDIDA, P. y
58 BURGUIERE, A,: «La mémoire familiale du burgesois gentilhomme: génealogies domestiques en France aux
GUYOTAT, J. (Edts.): Mét~lorres,tiansfeits, París, 1986, pp 69-80
XVII-t XVIIIe si?cles», Atl~lalesESC, 46 Année - N" (1991), pp. 771-772.
casa conocida por la calidad de su origed7. Se cumplía de esta manera con el requisito principal C) 0r.todoxia religiosa. La herejía o desviación respecto al sistema de valores espisituales de
de la ideología nobiliaria, un pasado noble ya que desciende de sangre de calidad. la cristiandad fue otro factor que determinó negativamente la reserva nobiliar. No sólo por la
fuerte impregnación religiosa de la sociedad, sino también porque el estamento social encargado
B ) Limpieza de Sangre. No encierra exclusivamente una discriminación racial. Va más allá de combatir la herejía: el clero, había tenido una activísima intervención en la estratificación; y
en sus contenidos y lo que verdaderamente encierra es una profunda reserva-diferenciación aunque existieron algunos solapamientos y diferencias en relación a la Monarquía, también
social, una separación clara entre estamentos, con la lógica reserva del honor-primacía social participó en la alianza monárquico-señorial que intentaba preservar el ordenamiento estamental.
para el noble. Esa limpieza de sangre persigue verificar la pertenencia tanto a la nobleza A ello, lógicamente hay que agregar la realidad del siglo XVI, profundamente afectada en lo
cristiana, como aquélla que lo es por nacimiento u origen. «Limpios, cristianos viejos, libres de que respecta a la csistiandad hispánica, tanto por sus confrontacionescon ohas unidades religioso-
raza alguna», y «personas hijosdalgos de sangre, según costumbre y fuero de España y no de culturales, como por la Reforma protestante, que amenazaba la propia unidad de la cristiandad.
privilegio» son las exigencias para acceder a Órdenes milita re^^^; «Chistianos viejos, limpios La conservación de ésta no fue posible por parte de la Monarquía Hispánica, empresa en la que
de sangre, sin mancha ni raza» en el caso de los cabildos69. contó con un amplio respaldo eclesiástico. Cuando aproximadamente a partir de 1550 sea urecupe-
Es evidente que, primeramente hay una exclusión cultural. El término cristiano acoge rable la unidad religiosa de la Cristiandad y la Monarquía Española oficialice una práctica religiosa
exclusivamente a los originarios de la Cultura de Occidente, excluyendo a los que tienen su reformada, aunque claramente intolerante respecto a ohas creencias y confesiones, se considerará a
origen espiritual y biológico en otras áreas culturales, a los cuales calificará de infieles o la herejía como un «crimen» o «delito»y a cualquiera de sus manifestaciones -a paste de desorden
herejes70. Así, pues, no son admitidos en la reserva nobiliar los de «raza de judíos, moros ni y desobedienciarespecto a la religión de Estado- como una infamia. Ésta detesmina, que solamente
herejes y si descienden de tales, y si son o han sido convertidos de otra secta nuevamente a la sospecha de herejía y su conocimiento por paste de la Inquisición sitúe a los afectados en la
nuestra Santa Fee Cathólica)); en la Órden de Santiago también se excluye a los descendientes condición de «no personas», excluidas de la vida ~omunitaria~~;y por consiguiente, aun siendo nobles,
de indios. marginados de las instituciones reservadas a la nobleza.
A esta exclusión cultural, acompaña el principio de reserva social, a favor de todos aquellos En el caso concreto de las Órdenes Militares, M. Lambert-Gorges ha expuesto la evolución
que son nobles de sangre. Posiblemente su enunciado difuso en algunos estatutos y la presencia, cronológica del criterio ortodoxia, apreciándose perfectamente como entre 1575 y 1600, hereje
a continuación, de la exclusión racial, ha hecho pasar por alto o no valorar suficientemente lo o sospechoso de tal y sus descendientes hasta cuarto grado se convertían en «inhábiles» e
que perseguían los estatutos de las diferentes instituciones estamentales7': el acceso en exclu- «incapaces» para obtener hábito7j.La infamia se persigue todavía un poco más en el caso de los
siva de los que poseen sangre noble y descienden de un linaje cristiano (originario de la cultura Cabildos Catedralicios, pues mientras que en las Reglas de las Órdenes se indica que la
cristiana). Creemos que el testimonio más esclarecedor lo aportan las informaciones de la Orden incapacidad afecta a los penitenciados públicamente, en el caso del estatuto del cabildo de
de Calatrava -testimonio que por otro lado debía suavizar discusiones vanales sobre nobleza y Murcia, se incapacita para acceder a beneficios a los que hayan sido también sentenciados por
cristianos viejos anobles, incluidos por supuesto los villanos-. Es del siguiente tenor: el Santo Oficio de forma «secreta».
«La bondad y nobleza de los antecesores, amonesta y necesita a los sucessores a vivir D ) Limpieza de oficios. El sistema de valores nobiliario encontró en la práctica totalidad de
y militar noblemente. Por ende estatuimos, y mandamos, que ninguno que no fuera la cultura europea uno se sus rasgos más distintivos en la función de~empeñada~~. Ésta la de-
noble, o generoso hidalgo, al modo de España, de aquí adelante sea recibido en esta terminaba el estrato al que se pertenecía, y en el caso de la nobleza, ocurrió que al surgir el
Orden y Cavalleria; y para declaración de esta definición, y por lo que se ha usado y Estado Moderno, la antigua función militar se desvaneció y cada vez fue más limitada su
acostumbrado, interpretando las dichas palabras, ordenamos y mandamos, que ninguna dirección de la actividad pública, a no ser en calidad de delegada o colaboradora de la Monar-
persona, de qualquier calidad y condición que fuese, sea recibido a la dicha Orden, ni quía. La función noble, en estrecha relación con el ser que caracterizaba a la sociedad estamental
se le de el habito, si no fuese hijodalgo al Fuero de España, de partes de padre y -aunque cada vez vaya adquiriendo más importancia la fortuna-, estaba relacionada con lo
madre, y de abuelos de entrambas partes, y de legítimo matrimonio nacido, y que no que hiciese posible la conservación y el acrecentamiento del honor76;es decir, con determinadas
le toque raza de judio, moro, hereje, ni villano...»72. actividades (servicio militar, oficios públicos, rentistas) que reportaban honor y permitían
situarse en una posición diferenciada y hegemónica, como al no ejercicio de oficios mecánicos
y viles. Al procederse al cierre social por parte de la nobleza europea a partir de 1550 aproxi-
67 CASEY, J.: Historia de la faniilia, Barcelona, 1991, pp. 50-60.
68 RUIZ de VERGARA ÁLAVA, F.: Opiis cit., p. 60.
69 A. C. M. Pruebas de limpieza de sangre.
70 BRUNNER, O.: Estriictzrra intertia de Occidente, Madrid, 1991, pp. 25 y SS. Para un tratamiento mucho más 73 CALLAHAN, W J «De la unidad a la pluralidad religión e iglesia*, en ELLIOT, J H (Edit ) E1 riilrrido
amplio de la civilización occidental y sus características véase TOYNBEE, A,: A stirdy of Iiistory, 10 vols., Londres, liispánico Barcelona, 1991, p 133
1934-1956. 74 LAMBERT-GORGES, M Opus crt , pp 189-190
71 DEDIEU, J. P.: («Limpieza, pouvoir et richesse. Conditions d'entrée dans le corps des ministres de l'inquisition 75 BUSH, M Opzrs cit p 109 Entre otros, los respectivos estudios de L Stone para Inglaterra, de R Mousnier,
(Tribunal de Tolede - XVI" XVII' sikcles) en Las societésfemées dans le nioiide iberiqzre (XVIr>""- XVIF"'e Siecles), J P Labdtut, Y Durand y A Jouanna para Francia, los de O Brunner y Zeeden para Alemania y los de C Donati pala
París, 1986, p. 172), recoge la misma premisa en los estatutos de acceso a las familaturas de la Inquisición. Italia, confirman la diferenciación que otorga la función desempeñada
72 Difiniciones ..., p. 137. 76 Van DULMEN, R Opirs cit , pp 125-126
madamente y estatuirse un sistema de exclusión y de diferenciación, la limpieza de oficios77fue la ideología y por más amplitud de la cultura y del sistema de creencias del grupo de poder82.A
uno de los elementos que integró la barrera ideológica que interpuso la nobleza entre ella y el tal fin -como se viene exponiendo- contribuyó la creación del Estado Moderno, que superaba
resto de la sociedad7x;quizá el de mayor alcance social, por cuanto como ha señalado Maravall, el antiguo orden medieval donde nadie era soberano y concretaba la soberanía - q u e según
estaba más extendida la vileza que la tacha é t n i ~ aEste
~ ~ .último autor y M. Lambert-Gorges han Bodin no es más que el poder absoluto y perpetuo de un Estado- en una sola persona: el reya3,
precisado que en las Órdenes Militares, la cualidad de la limpieza de oficios empezó a exigirse cuerpo viviente de la soberanía y con un poder absoluto perfectamente adecuado -al menos en
en algunas de ellas (Santiago y Alcántara) a partir de 1560; sin embargo, no fue hasta la década la Monarquía Hispánica- al derecho. Sin embargo, aunque el poder estuviera centrado en el
de los cincuenta del siguiente siglo, cuando la cualidad se exigió de forma rigurosa, extensa y rey, y la obediencia al mismo fuese básica pasa el funcionamiento del EstadoxJ,su dominación
sin excepción para aquéllos que no precedieran o no fuesen nobles de sangre. El filtro instalado no la ejerció en solitario sino en estrecha alianza con el estamento privilegiado, con la nobleza.
anteriormente habían tenido sus rendijas, de hecho los comerciantes al por mayor -especialmente La preseivación de este dominio, de este sistema de creencias por parte de los que eran grupo
en los inicios del reinado de Felipe IV, coincidiendo con la orientación mercantilista adoptada dominante y la imposición a los que no lo eran, requería evitar tanto la rebelión como la traición
por Olivares al principio de su mandato- habían obtenido sin dificultades hábitosx0.Para evitar contra el rey, tal como se exige en las pruebas de limpieza de algunos cabildos catedralicios a
esta gran «exhorbitancia», como la catalogó el diarista Barrionuevo, las Órdenes Militares partir de 1670: «y si saben o tienen noticia que todos los susodichos... han sido comuneros... o
(Calatrava y Santiago) dispusieran: «ordenamos y mandamos» que no se dé el hábito a los que traidores al rey y si descienden de tales»85.Estas infamias, como las restantes se heredan, y en
ellos o sus descendientes hayan desempeñado oficios viles. Posiblemente, y previamente ya lo el caso que nos ocupa encuentra su punto de partida, absolutamente relacionado con la propia
ha indicado J. A. Maravall, fue la orden de Santiago la que llevó el asunto de la limpieza de historia del Estado Moderno español en las Comunidades castellanas. Joseph Pérez ya ha dejado
oficios a un extremo más riguroso y excluyente. Otorgó el hábito, sólo a los descendientes de suficientemente aclarado, que en dicho movimiento, los conversos no participan como colectivo
noble cuna, pues además de negárselo a una amplia variedad de oficios viles y mecánicos, étnico-cultural, sino a título individuaP6;por tanto, no es una exigencia puesta pasa impedir la
también lo hizo a los «mercaderes de muy gsueso trato», pese a abstenerse del trabajo manual. presencia del converso, sino fundamentalmente como ha señalado Maravall, para consolidar un
Concretamente se dice en el capítulo cinco del título primero de la Regla de la Orden santiaguista: absolutismo que salió reforzado tras la derrota de Villalarx7y dejarle vía libre, hasta el punto de
constituirse en la clave de bóveda de un régimen social privilegiado. Por tales motivos el poder
«no se p~iedadas el hábito ha ninguno que haya sido Mercader, o Cambiador, o haya de la Monarquía entorpeció el desarrollo de las energías no privilegiadas,de energías disconformes
tenido oficio vil, o mecánico, o sea hijo, o nieto de los que han tenido lo uno, o lo con el absolutismo regio y el régimen señorial, como ocurrió con motivo de la revuelta caste-
otro, aunque pruebe ser hijo~dalgo»~'. llana; energías subversivas que intentaban vasiar la situación de dominio. Pero ese poder tenía
que mantenerse vigilante tanto frente a la rebelión como frente a la posible traición. De hecho,
En las décadas siguientes: en la de los setenta, los cabildos aprovechando la favorable en el siglo barroco tuvo que hacer frente a la acerada pluma de tratadistas, políticos e incluso
actitud del papa Clemente X hacia los estatutos, continuaron la línea trazada por las Órdenes e eclesiásticos, y al malestar social que hizo tambalease a la Monarquía, como ocurrió en la
incorporaron la calidad de la limpieza de oficios, aunque sin el rigor y extremosidad que éstas década de los cuarenta. Si bien es cierto que en la mayor parte de los casos no procuraban el
demostraron hacia la vileza. cambio político en su vértice, al menos sí lo es que mostraban sus iras, su hostilidad, su
profunda oposición, su resentimiento exclusivamente hacia el grupo dominante que apoyaba al
E ) Lealtad al sistema ~?lonárquico-seíio~.ial.
El sistema monárquico-señorial, vigorizado a lo monasca, probando a que dejaran de ser «dueños del gobierno»xs.
largo del siglo XVII, como ha escrito repetidas veces J. A. Maravall, encontró en la Monarquía La deslealtad al sistema monárquico-señorial proviene también de dos infamias que los
Absoluta tanto un «aparato represor» de todas aquellas ft~erzassociales que intentaban alterar la estatutos catedralicios incluyen en sus averiguaciones: «y si saben o tienen noticia que todos los
situación de dominio, como un instrumento para fostalecer y concretar sus resortes de control y susodichos y cada uno de ellos han sido brujos o hechiceros». Desde que se constituye la
de imposición ideológica; en síntesis, una organización política al servicio de la ideología que sociedad cristiana de Occidente, una sociedad estamental fundamentalmente aristocrática y
intentaba contener los movimientos renovadores de la sociedad, una organización al servicio de cristiana -siendo resultado de lo último un monoteísmo, que contrapone en el terseno teológico
los principios Dios-Diablo-, ésta efectúa una condena de la magia, en la que toman paste con
especial vigor la Iglesia y el Estado. En principio se la considera una dirección perversa de la
98
Europa moderna: su responsabilidad en el desairo110 y consolidación del a b s o l u t i ~ m o sus ~~,
presupuestos doctrinales, las leyes, recopilaciones y ordenanzas criminales, la jerarquía y - e n v d
ciertos casos- la superposición contenciosa de diferentes jurisdicciones competentes en el ejercicio durante la primera edad moderna. España no ha sido, en este sentido, una excepción50y --dehe-
de mero y nzixto inzperio,la naturaleza, fases y rigor de los procedimientos judiciales, el papel de la ch+- la reciente publicación de la tesis doctoral de José Luis de la Heras5',ha venido a demostrar
tortura judicial, la más que sobresaliente impronta del arbitrio judicial en las sentencias y apelacio- no sólo la vitalidad de esta línea investigación sino también el creciente interés de los historiadores
nes, el abanico sancionador y sus rasgos definitonos, la evolución del derecho penal y las reformas por materias anteriormente cultivadas sólo por juristas. Sin embargo, este imponente acervo
en la administración de la justicia criminal, los proyectos de codificación y las críticas refo~mistas historiográfico acaudalado durante décadas de investigación, si bien ha clasificado múltiples
de la Ilustración tardía4. Las diferentes iushistoriografías - e n Por-t~gal"~,Italia46,Francia4",Gran cuestiones, no ha dejado de abrir, paralelamente, intel~ogantesque condicionan nuestra compren-
sión de la fenomenología delictiva y su impronta documental durante la primera edad moderna.
43 STRAUSS, G.: Law, resistance arid tlie State. Tlie oppositioii to roniari laitj ir1 reforrriatioii Gerniariy. Princeton, El primero de los aspectos de los que quisiera ocuparme 110 cossesponde - e n sentido estricto-
1986. a este orden de cosas, sino más bien a la utilización descontextualizada y no exenta de cierto
44 La bibliografía general sobre el tema es abundante. Cfr. ÁLVAREZ ALONSO, C.: «Tendencias en la inves-
anacronismo de nuestras categoiias de análisis histórico respecto de la esencia y del papel de la
tigación del derecho penal histórico. Los casos de Gran Bretaña, Francia e Italia como excusan. Seso barroco y otras
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1979 (vol. 1. Le droit pénal; vol. 11. La procédirre criniinelle); MOUSNIER, R.: Les institirtions de la Frunce sozrs la época del absolutismo, si bien concluye que «tan erróneo sería, empero, postular la completa nitidez de la diferenciación
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Muchas son las metáforas que podrían describir la naturaleza de la justicia penal en el represeiltatividad social de la variada gama de fuentes criminales es mucho mayor. Entre sus
transcurso de la primera edad moderna, aunque una de ellas soprepuja a las restantes: la páginas descubsimos no sólo las peripecias delictivas y penales de pobres, vagabundos, prostitutas
«sujeción», el «gobierno del desorden». De ahí, el papel de intervención punitiva cotidiana y y bandidos sino también ciertos comportamientos lúdicos, sexuales y violentos de giupos
efectiva que Antonio Manuel Hespanha atribuye al sistema penal de las monarquías corporati- intermedios de artesanos, campesinos, pequeños propietarios, tenderos, mercaderes y hasta del
vas5" De ahí, también, que -en términos generales- podamos predicar del ejercicio de la clero y de la nobleza; demasiadas manifestaciones como para que -en suma- toda la sociedad
justicia criminal los mismos rasgos que atribuimos a la teoría y la praxis del gobierno político en no pueda verse representada en denuncias, procesos y sentencias(j2.
el Antiguo Régimen: p l a ~ t i c i d a d ~flexibilidad,
~, limitación i n ~ t r u m e n t a l ~desigualdad,
~, La apertura histórica de la modernidad supuso, entre otras muchas consecuciones, la confi-
policentrismo jurisdiccional, inspiración fiscal57.El derecho, la justicia y la sanción penal estu- guración de un derecho y de una justicia penal propiamente dichos, nociones éstas ajenas casi
vieron involucrados de una forma íntima, sustantiva e indisoluble con el arte del gobierno por completo al universo mental e ideológico del medievo donde la justicia aparecía concebida
durante el Antiguo Régimen. La justicia y el derecho criminal no podían ser, pues, ni indepen- como mero arbitrio entre partes en litigio. Este izrs puneiidi fue -además- el más fiel de los
dientes ni ajenos a las disectrices y las nuevas necesidades políticas de la primera edad moderna. compañeros del poder monárquico en el periplo que lo encumbró - d e hecho- en la cima de
En este sentido, y ello han sabido apreciarlo bien los historiadores italianos58,el estudio de la las jurisdic~iones~~. En realidad, su desai~ollo-como reconocen los especialistas- no obede-
justicia penal constituye un estadio crucial pasa el conocimiento de la historia política europea, ció tanto a un creciente problematismo social cuanto a una estrategia de gobierno, de mayor y
en la medida que revela una de las dimensiones concretas que adoptaron las relaciones entre más acabada intervención social de parte de la monarq~iía~~. Hasta el primer Renacimiento muy
gobernantes y gobernados durante la época moderna59. reducidas habían sido las acciones que daban pie al despliegue de la embrionaria maquinaria
Cierto es que, en un primer momento y bajo los efectos producidos por los sondeos en los penal monárquica: robos, homicidios y el menguado abanico de atentados -contra las regalías,
archivos judiciales de la Normandía francesa60,muchos historiadores creyeron que semejantes traición, herejía, sodomía- agrupados bajo la calificación de lesa majestad. Cualquier oho
fuentes documentales iban a permitir una aproximación sólo a los márgenes, a las manifestacio- contencioso era considerado asunto privado y civil, una causa que debía resolverse entre las
nes «patológicas» -y, por eso mismo, minoritarias- de la sociedad del Antiguo Régimen: la partes afectadas, con el concurso de un juez, si fuese necesario. La sociedad medieval gozaba de
miseria, el desarraigo, la desviación, la delincuencia6'. Actualmente sabemos que el grado de un amplio margen de autoi~egulaciónde sus tensiones, un rasgo, progresivamente enajenado
por la monarquía, que acaba confiriendo a las series de expedientes penales de las primeras
54 HESPANHA, A. M.: «Da iirstitia disciplina. Textos, poder e política penal no Antigo Regime». AHDE, LVII centurias de la modernidad ese carácter de registro de atentados violentos que los especialistas
(Madrid, 1987), p. 500. han corroborado. Desde entonces, el catálogo de las acciones -1itigiosas o no- en las que la
55 AMUSSEN, S. D.: «Crime, loi et justice rurale (...), pp. 47-69. figura simbólica del monarca podía interponerse como par-te interesada fue in ci~escendo,en-
56 TRINIDAD FERNÁNDEZ, P.: «Penalidad y gobierno de la pobreza en el Antiguo Régimen». Estirdios de sanchando el coto real, desarrollando los mecanismos y los órganos de acusación-inquisición
Historia Social, 48-49 (Madrid, 1989), especialmente, pp. 7-46.
57 PÉREZ GARCÍA, P.: «Consideraciones sobre el marco fiscal de la jurisdicción criminal en la edad moderna».
pública y ampliando, práctica y doctrinalmente, e l f i ~ c u s ~ ~ .
Estitdios en reciierdo de la profesora Sylvici Ronieu Alfnro. Valencia, 1989, pp. 735-746. La gestación y maduración de este singular método de gobierno real que fue el derecho y la
58 Muchos son los ejemplos que podrían aducirse, particularmente en el ámbito de la histonografía italiana, justicia penal provocó múltiples mutaciones que afectaron a todos los órdenes de la vida política
sensibilizada ante el tema debido a la matriz jurídica de muchos de sus investigadores. Destacaremos los siguientes del Renacimiento. Por lo que respecta a nuestro país, los cambios operados por la irrupción del
estudios: SBRICCOLI, M.: «Crinzeri lesae niaiestatis». Ilprobleitia del reatopolitico alle sogie della scieriza perialistica derecho penal en la primera edad moderna son conocidos, en sus líneas maestras, desde la
rnoderna. Milán, 1974; SCARABELLO, G.: Carcerati e carceri (...); COZZI, G. (ed.): Stato, societa e giirstizia (...);
publicación del texto clásico de Francisco Tomás y Valiente, El de?,echopenal cle la monai~quía
RUGGIERO, G.: Patrizi (...); COZZI, G.: Repitbblica cli Venezia e Stati italiarii. Politica e giitstizia da1 secolo XVI al
secolo XVIII. Turín, 1982; ALESSI PALAZZOLO, G.: Proila Iegale e pena. La crisi del sistenia tra Evo Medio e absolz4ta (siglos XVI-XVII-XVIII) en 196966.La sensibilidad histórica del profesor Tomás y
Moderno. Nápoles, 1984. Valiente evitó que su obra pudiese conveitkse en un tratado criminalista más, en la medida en
59 Cfr. LONNI, A,: «Dalla prassi alla norma. Criten di definizione e di repressione delle azioni proibite (secoli que su autor siempre persiguió incorporar a su análisis resultados y reflexiones fruto de su
XVIII-XIX)». Eniargirraziotie, criniirialita e de\~iaiiza i ~Italiafra
i '600 e '900. Problemi e indicazioiii di ricerca. Milán diálogo con fuentes archivísticas originales. Sin embargo, más de veinte años después, las
(a cura de PASTORE, A. y SORCINELLI, P.), 1990, pp. 85-101; QUETEL, C.: «Entre la faute et le délit: la correction
par lettre de cachet». Jitstice et répressiori de 1610 a nos joitrs. Acres du 1072 Corigr2s Natiorial des Sociétés Sai'arites.
Sectiori d2HistoireModerne et Coiitettiporaine. Brest, 1982. Paris, 1984, pp. 43-57; BAUDOT, M.: «La pratique de la asimismo, de enorme interés la compilación de anteriores trabajos realizada por Bronislaw Geremek. Cfr. La piedad y
lettre de cachet dans la seconde moitié du rkgne de Louis XIV». Jitstice et répression (...),pp. 31-42; COZZI, G.: «La la Irorca. Historia cle la miseria y de la caridad en Eirropa. Madrid, 1989.
difesa degli imputati nei processi celebrati col rito del Consiglio dei X». La «Leopoldina». Criniinalita e giirstizia criiiiinale 62 Cfr..PARESYS, L: «L'ordre en jeu: les autorités face aux passions ludiques des lillois (1400-1668)n. Rellire dir
rlelle rifornie del '700 eitropeo (Ricerche coordinate da Luigi Berlinguer). Milán, vol. 9 (Criniirie, giirstizia e societd Noid, L X M (1987), pp. 535-551. Sobre el grado de representatividad social de las diferentes fuentes, en este caso, de
veneta in etd »iodertia. (Luigi Berlinguer-Floriana Colao), 1989, pp. 1-87; VIGNANO, A,: «Istituzioni e politica del los archivos penales de la ciudad de Valencia he escrito en mi libro La conzpnrsa de los nialhecliores. Valencia, 1990.
diritto nello territoriale veneto del Quattrocento». La «Leopoldiria». Crimitialitd e giirstizia criniinale tielle rifor.nie 63 GONZÁLEZ ALONSO, B.: «La justicia», p. 380.
del '700 eirropeo (Ricerche coordinate da Luigi Berlinguer). Milán, vol. 9 (Criniirie, giirstizia e societd verieta in etd 64 ALONSO ROMERO, M- P.: Historia del proceso petial ordinario en Castillc~(siglos XIII-XVIII). Salamanca,
rtiodertia. (Luigi Berlinguer-Floriana Colao), 1989, pp. 309-356. 1979.
60 Cfr. nota l . 65 CLAVERO, B.: «Hispariusfiscits, persona ficta: concepción del sujeto político en la época barroca». Tantas
61 Un buen testimonio de las expectativas que, en este campo, despertaron las primeras prospecciones en los persoiias conio estados. Por irna antropología política de la historia eiri,opea. Madrid, 1986, pp. 53-105.
achivos judiciales europeos de la «criminalidad» es el artículo de Renzo Villa, «Su110 studio storico della devianza: note 66 Cfr. TOMÁS Y VALIENTE, F.: El derecho penal de la nioiiarq~ríaabsoliita (siglos XVI-XVII-XVIII). Madrid,
su alcuni aspetti storiografici e metodologici». Societd e Storia, 13 (Milán, 1981), especialmente, pp. 645-651. Resulta, 1969.
J. OldendospaO,Egidio BossiS1,Claude Battandiera2, Giulio Claroa3, Piesre Ayraulta4, Paolo
claves desveladas por Francisco Tomás continúan planteando no pocos intei~ogantesa la
Grillandia5,Francesco Casonio8" Flaminio Cartarioa7,Ippolito de Marsili, Filippo Wielant, J. A.
historiografía modernista española. Sin respuestas a las cuestiones que en su momento planteara
de NigrisS8,1. Mynsingera9,Joos DamhouderyO,Próspero FariiiaccioY',Hugo D ~ n e a uTiberio ~~,
el estudio de Tomás y Valiente, difícilmente podremos aspirar a un cabal conocimiento de la
D e ~ i a n o P.
~ ~B, i n ~ f i l e d J.
~ ~Z, a n g e ~ Francois
~~, H ~ t m a n E.
~ ~B, ~ c e r M
~ ~e n, o c h i ~ ~Benedict
~,
justicia penal durante el quinientos y el seiscientos. Veamos algunas de las cuestiones de mayor
C a ~ p z o v Anton
~ ~ , MatthesloO,C. le Brun de la RochettelO',Sigismondo ScacciaIo2,Charles du
relieve.
Moulinlo3,o Antoine Favrelo4.Está probado que la ideología penal de la primera edad moderna
Sabemos que el criminalismo, pensamiento impulsor del derecho penal en la Europa moderna,
no se gestó en las Universidades, sino en el foro, a partir -esencialmente- de las exigencias
nació en el seno del ius conzn~u~ze tardío, es decir, en el marco de la más importante tradición
prácticas que demandaba el ejercicio de la justicia. Los verdaderos creadores del criminalismo
jurídico-cultural europea, como una sueste de ejercicio dialéctico -no exento de motivaciones
fueron los juristas forenses, altos magistrados de los tribunales reales, oficiales al servicio de la
de orden práctico- en torno a la naturaleza de los ciimina, de las pruebas y de las sanciones
organización judicial de las monarquías corporativas, responsables de la modulación de la
penales67.Conocemos la responsabilidad de los canonistas, especialmente del Papa Inocencio
tradición textual, dogmática y doctrinal de las auctoritates universitarias medievales hasta for-
IV, Sinabaldo de Fieschi, y de sus Commental-in al Libel Extra (1250), en el proceso de dis-
mular el principio del arbitrio judicial, esto es, de máxima autonomía judiciallos.
cusión del garantismo procesal-penal de la baja edad media68.Ha podido ser reconstruida la
gran tradición del criminalisino jurídico entre los siglos XIII y XVII, un fenómeno de verdadera 80 Oldendorp es autor de Deprobatioiie dictorrritifacforirmqire apird iirclicetiipraestai~dis(cfr..Opera. Basilea, 1559).
difusión y discusión de la nueva ideología penal por toda Europa, entre cuyos cultivadores 81 BOSSI, E.: Vari fractutus. Venecia, 1562.
figuran profesores y juristas como Alberto G a n d i n ~Filippo~ ~ , Decio, y ya entre los siglos XVI 82 BA'PTANDIER, Cl.: Prasis cnirsarrrni critiiirialiioti. Venecia, 1567.
y XVII, Jean Millau7', Marco Antonio Bianchi71,Ludovico C a r e ~ i oFrancois ~~, le D ~ u a r e nJean
~~, 83 Giulio Claro es autor del famoso Liber V de Seriteritiae Receptae, publicado en 1568.
I m b e ~ tAndrea
~ ~ , A l c i a t ~Pietro
~ ~ , F o ~ e ~ iAndré
o ~ ~ T, i ~ a q u e a uJacopo
~ ~ , Novelli7', M. W e ~ e n b e c k ~ ~ , 84 La obra de Pierre Ayrault (1526-1601), L'oi.rli.e. fomialiré et instrirctioii iirdiciaire, doiit les aticieiis Grecs et
Roniains oiit rrsé ses accusatio~ispirbliqrres (si iion qir'ils aye~itconinieiicé a I'esecirtioii) corferé air stil et rrsage de
iiostre Fraiice (Paris, 1576), constituye un raro ejemplo de derecho procesal criminal comparado.
85 GRILLANDI, P.: De qiiaestioiiibirs et tortirra, publicado en la recopliación de Ziletti: Volirnie~iprecIarissiniic»i
67 TOMÁS Y VALIENTE, F.: El derecho (...), pp. 85-112; ALESSI PALAZZOLO, G.: op. cit., pp. 3-34. oni~iiirnihactaritm crimiiialiir~ri.Venecia, 1580.
68 ALESSI PALAZZOLO, G.: op. cit., pp. 45-54. 86 CASONIO, F.: De itidiciis et toi~nieiitistractatits dro, publicados en Volzrnie~i preclarissiniirrti onitiium tractatirm
69 Resulta esclarecedor constatar que durante el quinientos, coincidiendo con el nacimiento de la criminalística crirriiiialiirrri. Venecia, 1580.
europea, fueron editados múltiples tratados medievales, todavía manuscritos, entre los que destaca el Tractarits de »ialeJiciis 87 CARTARIO, F.: Ttieoi.ia et prasis iiirerrogat~doriinireoruiti libri qirattiror. Venecia, 1580.
de Alberto Gandino, publicado por Ziletti en la recopilación titulada Volumen preclarissiniirm omtiiirrri tractatiint 88 NIGRIS, J. A,: de Cortinieiitarii iri capitirla Regrzi Neapolitani. Venecia, 1582.
criniirialiuni (Venecia, 1580). 89 MYNSINGER, 1.: Iir tres libri II Decretaliir~tititirlos rle probatioriihirs, de testibrrs et attestatioiiibirs et de jide
70 Millau es autor de una Practica criininalis publicada en Venecia en 1549. iiistrirnieirtorirm coninieritarii. Halrnstadt, 1582.
71 Bianchi ostentó la cátedra de derecho criminal en Pádua entre los años 1543 y 1548 y, durante la primera mitad 90 DAMHOUDER, J.: Rerrrm cri~~iir~aliirni praxis en reriiiii cririii~~aliiini
prases et tractatrrs oniniirni riobiliorimi.
del s. XVI ya había compuesto su Tractatirs de itidiciis, publicado por primera vez en la recopilación de Ziletti Voluriieri Frankfurt, 1587.
preclarissii~~um oniniirm tractatirm criniirializr~ii(Venecia, 1580). 91 Próspero Farinaccio escribió en 1588 su Prasis et ttreorica crimiiialis, finalmente publicada en Lyon en 1616.
72 Ludovico Carerio escribió una Plzlctica nova cairsarirni criniiiialium publicada en Venecia en 1550. 92 Múltiples fueron los opúsculos y trabajos de Hugo Doneau sobre derecho penal, todos ellos publicados entre
73 Francois le Douaren (1509-1559) redactó, bajo la fonna de tractatirs, diferentes comentarios sobre temas pe- 1589 y 1596.
nales y criminales al Digesto, al Código y a las Pandectas justinianeas, finalmente publicados en la edición parisina de 93 El Tractatrrs crin~inalisde Tiberio Deciano fue compuesto en 1572, pero no llegó a ser editado liasta 1590,
sus Opera en 1550. fallecido ya su autor.
74 A mediados del quinientos Jean Imbert ya tenía compuesta su principal obra, La pratiqite iirdiciarie, taiit civile 94 BINSFILED, P.: Tractatirs de coiifesionibirs nialeficiorirni et sagaririri. Turín, 1596.
qrre criniinelle, recue et obseivépar toirt le Royairnte de Frunce, cuya mejor edición es la preparada en Lyon en 1661. 95 ZANGER, J.: Tractatirs de qirestioliibus seir tornientis reorir~~i. Frankfurt, 1598.
75 Alciato es autor de un Tractatus depraesirmptioriibits publicado en Lyon en 1551. 96 La principal reflexión de Francois Hotman sobre materia criminal, Scholae ili qrraniplirrinios tir~rlosDigestorirr~i
76 La obra de Pietro Follerio, Practica crimirialis (...) dialogice coritesta, secrrridurri dispositionem capitrrlorirni, et Codicis, adlribitri ad si~igiilasleges interpretatiorie, fue publicada en Ginebra en 1599.
constitirtiorirrni,prngmaticariini et ritirirni Regiii Neapolitani (Venecia, 1557), constituye una de las singulares e inte- 97 El Ti,actatirs de quaestiot~ibirsde Bocer fue publicado en 1607.
resantes fuentes históricas para el conocimiento de la praxis penal en el reino de Nápoles durante el siglo XVI. 98 Menochio es autor de un Tractahrs de praesiri~iptionibrrs,publicado en Venecia en 1617 y de De ai,birrariis
77 Tiraqueau, cuya vida y obra es suficientemente conocida gracias a la biografía preparada por Jean Bréjon iirdiciri>iqiroestioriibirs et carisis, editado también en Venecia e11 1624.
(cfr.. Aiidré Tiraqireair (1488-1558). Paris, 1937), es autor de uno de los más completos tratados jurídico-penales del 99 En 1635 apareció por primera vez la Practica nova ii~iperialissaxoiiica reriim criitiirralizrrti de Benedict Carpzov,
quinientos, el Tractarirs de poetiis (...), legzrnt ac consuet~rdinirnistatittorirmqire teniperandis, aztt etiaiu reitiittetrdis, mucho más apreciada, sin embargo, gracias a la edición de Leipzig de 1739.
publicada póstuma. Al parecer, las obras de Tiraqueau gozaron de gran predicamento entre las bibliotecas de los 100 Matthes (1601-1654), miembro de una célebre familia de juristas, fue profesor del Gimnasio y de la Universidad
miembros del Consejo de Castilla estudiadas por Janine Fayard. Cfi.. FAYARD, J.: Los niiembros del Corisejode Castilla de Utrecht. Compuso De criiriirrihus.Ad libr. XLVII et XLVIII Dig. Conz~rieritariirs, publicado en Amsterdam en 1644.
(1621-1746). Madrid, 1982, p. 469. 101 LE BRUN DE LA ROCHETTE, C.: Leprocés civil er crinritiel, conteiiant la niefliodiqrreliaisori dir droit et de
78 Las consideraciones jurídicas de Jacopo Novelli constituyeron, sin embargo, un intento de revitalizar los la pratiqire jirdiciarie, civile et criniiiielle. Lyon, 1654).
102 SCACCIA, S.: De serifetitia et re iirdicata. Venecia, 1669.
. del tradicional garantismo penal como lo demuestra su Tractatits airreits deferisiotiis or1tiiirrni reoritni ad~~ersrrs
principios
-
qitascrrntque accusatiories (Venecia, 1558). 103 La obra de Charles du Mouliil, Coninieiitarirrs in se,~pr.iores1ibi.o~Codicis, fue publicada en la edición parisina
79 Dos obras de Wesenbeck contienen reflexiones jurídico-penales dignas de mencióii; se trata de su Paratiila in de sus Opera de 1681.
libros riol~ei~rcodicis .Iiistiriiani repetitae praelectioi~is,escrita en 1565 y publicado en la edición veneciana de sus 104 Codex Fabria~lirsdefitiitioniirtiforerisiirr~iet rer.irni iri Sacro Sahairdiae Serrarir tractatiririti (...). Ginebra, 1765.
0pei.e en 1758 y sus Corisilia publicados en 1576. 105 Cfr..ALESSI PALAZZOLO, G.: op. cit., p. 72.
como la burocracia en su conjunto, no fue una maquinaria impersonal de funcionamiento actividad desplegada por jueces señoriales y coi~egidoresson escasas1". Cualquier investiga-
ordinario y sostenido, independiente del personal que desempeñase sus funcionesjurisdiccionales, ción futura acerca del peso específico de los tribunales reales inferiores, municipales, señoriales
sino -por el coiltrario- una institución íntimamente mediatizada por oficiales y magistrados. y especiales en el ámbito de la aplicación del derecho penal deberá tender, asimismo, al
Es más; incluso la misma jurisprudencia y hasta el ius comnzziize fueron discursos que el jurista conocimieilto preciso del cuerpo de sus magistrados, de su extracción social, formación e
pudo llegas a formulas autónomamente -si bien siempre dentro de un constante diálogo con la ideología142.
doctrina jurídica- en la medida en que primero aquélla y en segundo lugar éste se nutrían de El desarrollo del moderno penalismo, el despliegue de las coisientes de reflexión criminalista,
una constante discusión de casos prácticos. El derecho común fue un derecho jurisprudencial, sus manifestaciones jurídicas (dictámenes, decisiones, controversias), su valoración del orden
un derecho modulado por los magistrados, cuyas consecuencias jurídicas se manifestar011 a social y político y la impronta del ejercicio profesional de los juristas (jueces, fiscales, procu-
través de sentencias, esto es, actos solidarios de justicia y de gobierno. La realidad jurisprudencia1 radores y abogados) constituyen -sin duda- factores contextuales que el investigador no
del Antiguo Régimen, proclive a la burocratización y profesionalización de la justicia y al puede desconocer si aspira a alcanzar un conocimiento circunstanciado de la historia de la
incremento del arbitrio judicial, unida a las exigencias políticas de la monarquía absoluta, justicia penal y la criminalidad1". Su dete~minación,como acabamos de ver, viene a representar
originó una fuerte tensión legal, procesal y punitiva, cuya valoración matizará el peso que uno de los mayores problemas pendientes de este género historiográfico. Ahora bien, el pro-
habitualmente se atribuye a los detonantes sociales de las manifestaciones delictiva~'~~. cedimiento penal y sus exigencias formales, al cabo y al fin el registro archivístico textual que
Si las consecuencias que se derivan de la actividad profesional de los altos magistrados el historiador debe interpretar para reconstruir los caracteres esenciales de la contravención
letrados son tan importantes, no resulta menos transcendente el papel que han venido desempe- social y del ejercicio de la justicia, todavía presenta múltiples incógnitas. Muchos de los
ñando y todavía están llamados a realizar los magistrados de los tribunales reales inferiores, los problemas de cuantificación, evaluación cronológica, determinación tipológica de las causas,
jueces legos, magistrados de «capa y espada» o jueces «populares», los tribunales señoriales identificación de reos, clasificación sociológica de los inculpados y de sus posibles cómplices o
que ostentan el ejercicio del mero y mixto imperio o las numerosas jurisdicciones especiales que víctimas, análisis de los mecanismos y expedientes sancionadores con los que debe enfrentarse
surgen a comienzos de la época moderna139.La situación de las magistraturas intermedias re- el especialista, derivan de las mismas limitaciones que imponen las diferentes fuentes penales.
sulta mucho más comprometida que la de los tribunales superiores, ciscunstancia que explica Entre ellas encontramos denuncias, relaciones periciales o de testimonios para la apertura de
determinados rasgos de su praxis penali40.No obstante, todavía continúa siendo muy poco procesos, informes de cirujanos, citaciones, procesos, sentencias, libros de receptoría, perdones,
cuanto sabemos acerca de las magistraturas inferiores o de las jurisdicciones señoriales, a pesar paces, fianzas, visitas de prisión, etc. Cualquiera de estos registros documentales puede ser
de estudios como los realizados por Guilarte, Pli o Lunenfeld, en los que las referencias a la utilizado, alternativa o solidariamente, para abordar el estudio histórico del delito y de la justicia
criminal. Sin embargo, el historiador debe proceder a valorar en todo momento el alcance
informativo de sus fuentes y sus posibles condi~ionamientos~~.
g ~ i o 30 uprile
di stirdi in onore del giirrista faentiiio Aritoriio Gabi.iele Calderorii (1652-1736).Atti del c o ~ i ~ ~ e(Faeriza, La acción coercitiva de las magistraturas penales presenta dos grandes dimensiones, una de
1988). Faenza, Societh Torricelliana di Scienze e Lettere, 1989; ASCHERI, M. (ed.): Tribirriali, giirristi e istititziorii da1 carácter eminentemente gubernativo y otra de signo específicamente judicial, cuyas manifesta-
medioe~vall'eta moderna. Bolonia, 1989. Entre el 15 y el 17 de abril de 1988 el Istitirto Frcincese di Fireiize organizó ciones procedimentales y registro documental predefinen la morfología y resultados de la
un seminario bajo el título de Lo Stato e i dottor-i:XV-XVIII secolo, algunas de cuyas intervenciones (Waquet, Zorzi,
Gardi, Zenobi, Savelli, Fasano Guarini, Chittolini, Brambilla, Stumpo) fueron publicadas como número monográfico de
la revista Ricerclie Storiclie (Roma, 1989). EAD, 1.: «I giuristi e lo satato nella Toscana medicea cinquecentesca». 141 C ' . GUILARTE, A. M.: El rdginieri seríorial en el siglo XVI. Valladolid, 1987; PLA ALBEROLA, P.: Co~i-
Fireirze e la Tosca~iadei Medici t~ell'Europade1'500, I. Struriieriti e i~eicoliclella crrltirra. Relaziorii politielre ed j7ictos jirrisdiccioi~aleseri 1111 gratr serioifo valeticiario: el cotidado de Coce~~tairia
ante la cotisolidació~idel Absolirtisrt~o.
ecotioniiche. Florencia, 1983, pp. 229-247. «I giudici delta Rota di Firenze sotto il governo mediceo (problemi e primi Alicante, tesis doctoral, 1985; LUNENFELD, M.: Los corregidores de Isabel la Católica. Barcelona, 1989, especial-
risultati di una ricerca in corso». Corii~egriodi stirdi in onore del giiiristu faetltiiio Aiitot~ioGabriele Calderorii (1652- mente pp. 99-1 16. Por el contrario, para el siglo XVIII contamos con algunas monografías sobre el ejercicio de la
1736).Atti del cotiivgtio (Faenza, 30 aprile 1988). Faenza, Societh Torricelliana di Scienze e Lettere, 1989, pp. 87-1 17. justicia señorial, como la tesis de licenciatura de Juan Miguel González Fernández, titulada La j~rsticiaseiíorial eii la
«Per una prosopografia dei giudizi di Rota. Linee di una ricerca collectivan. Grandi tribirtiali e Rote proi>iticialiriel Galicia del siglo XVIII. El tribiriial del Asistetlre de Sarltiago la Arrdierlcia de Borrzas. Santiago de Compostela, 1984.
)J
tramorlto degli Antiriclii Regittii. Simposio celebrado en Macerata del 8 al 10 de diciembre de 1989 (en prensa); 142 En cualquier caso, entre las fuentes documentales que en un futuro próximo permitirán no sólo analizar los
PIASENZA, P.: «Juges, lieutenants de police et bourgeois h Paris aiix XVIIe et XVme siecles». A~irialesESC, XLV (Paris, factores esenciales que presiden la actividad judicial de los magistrados penales sino también la respuesta social ante el
1990), pp. 1.189-1.215; VERGA, M.: «Tribiinali, giudici, istituzioni. Note in margine ad un recente convegno». Qiraderrii ejercicio jurisdiccional así como la posible mediatización de la mentalidad popular en torno a la justicia de parte de los
Storici, 74 (Bolonia, 1990), pp. 421-444; PREST, W.: ((Judicial corruption in early modern Englaild~.Past & Present, mismos peritos en el derecho, se hallan los procedimientos de control de oficiales reales, como visitas y juicios de
133 (Oxford, 1991), pp. 67-95. residencia, pirrgas [le tairla, etc.
138 Cfr.. HESPANHA, A. M.: «Savants et rustiques. La violence douce de la raison juridiquen. Iiis Coiiin~irne,X 143 Mario Sbriccoli ha insistido en este aspecto al abordar el problema del incremento de la delincuencia patrimonial
(1983), pp. 1-48. durante la época moderna, para preguntarse si se trata de un aumento objetivo o más bien de la sensibilidad sancionadora
139 Cfr. CASTAN, N.: «La justice expéditive». A~iiialesESC, XXXI (Paris, 1976), pp. 33 1-361; LACCHE, L.: ( ( 0 1 . d ~ de los jueces y magistrados, portavoces de los grupos de propietarios. SBRICCOLI, M.: «Fonti (...)», pp. 499-500.
riotr sei.vatirs. Anomalie processuali, giustizia militare e specialia in Antico Régimen. Stirdi Slorici, 2 (Roma, 19% 144 La invalidación de los diversos expedientes penales como fuente de conocimiento de los comportamientos y
pp 361-384 las mentalidades populares realizada por Benoit Garnot en el trabajo que hemos citado resulta difícilmente aceptable
140 Por ejemplo, la marcada tendencia de los corregidores castellanos a aplicar indiscriminadamente la tortuia ante, por ejemplo, los resultados obtenidos por Robert Muchembled sobre la cultura de la violencia en el Artois rural de
iiidicial, con el fin de podei aplicar sentencias difícilmente apelables Cfi. TOMÁS Y VALIENTE, F. «Castillo de los siglos XVI y XVII, una violencia que constituye una verdadera forma ritualizada de expresión del honor socio-
Bobadilla. Semblanza personal y profesional de un Juez del Antiguo Régimen». Gobrei iio e institircrones en la Espalia personal y de un patrimonio xenófobo, tolerada y fácilmente perdonada, que se desencadena frecuentemente en centros
del Aritiguo Régrmeti. Madrid, 1982, especialmente pp. 238-244. de sociabilidad comunitaria durante los días feriados y los meses cálidos de distensión de los trabajos agrícolas.
108
duando fórmulas y grados de castigo/suplicio, vendría a manifestar una más o menos depurada
inve~tigaciónl~~. Mientras que la imposición de sanciones por vía gubernativa (multas y compo- tecnología de intervención social. Estudios y reflexiones posteriores han puesto de manifiesto,
siciones) aparece presidida por criterios patrimoniales y fiscales que, en buena medida explican, sin embasgo, otra forma de coherencia de la sanción penal durante la edad moderna152.La re-
el acomodo de las curvas de los delitos a la coyuntura económica'", la actividad judicial, pese presión penal durante el quinientos y buena parte del seiscientos estuvo fundamentada, como ha
a la impronta que puedan dejar los cuantiosos gastos procesales1", presenta una más acabada sabido aprecias Antonio Manuel Hespanha, en el binomio máximo rigor-máxima clemencia1j3.
voluntad de intervención social que aparecerá siempre mediatizada tanto por el grado de la El valor simbólico de la justicia penal se fundamentó, pues, en una estratégica combinación de
causa, habitualmente crímenes y delitos graves, cuanto por el rango jurisdiccional de la ma- castigos onerosísimos --que jamás fueron aplicadas sino a desarraigados y super-delincuen-
gi~tratura'~~. tes- y sanciones leves complementadas con una profusión de expedientes rutinarios de gracia,
Este último aspecto, unido al estudio -siempre arduo- de las dimensiones humanas y que convirtieron a la sanción penal un instrumento de escaso valor preventivo o disciplinario,
materiales de los tribunales penales debiera contribuir a matizar el grado de representatividad de aunque de máxima importancia en el plano de los ritos sociales al subrayas la imagen del
las fuentes judiciales como síntoma tanto de problemas sociales específicos cuanto reflejo de la soberano como máximo dispensador de clemencia y de misericordia. El ejercicio de la justicia
expresión o morfología -habitualmente ritualizada- de los mismos. Ni siquiera hoy en día penal durante la edad moderna temprana tendió a potenciar, pues, la aureola simbólica de la
resulta posible sustraerse al problema de las cz'fias negras cualquiera que sea el índice de monarquía, la visión, en suma, del soberano como padre, supremo legislador y juez magnánimo.
cuantificación que se utilice1". Sin embargo, es ésta una cuestión ciertamente secundaria. Inquirir Las estrategias punitivas fueron enormemente variadas y efectivas, crearon imágenes y repre-
sobre el grado de representatividad cuantitativa de los expedientes penales responde a perspectivas sentaciones de la autoridad real y lanzaron consignas que calaron en la mentalidad colectiva, si
de investigación que tienden a marginar el valor primordial de la fuente como reveladora de una bien, la escasez de medios humanos y materiales de la administración de justicia las hizo poco
dialéctica entre ritos jurídico-sociales desiguales, sostenidos por el juez, el reo y la misma creíbles en el plano
comunidad, que representan d e alguna manera, todos ellos- concepciones acerca del orden La función simbólica que Hespanha atribuye a la naturaleza de la sanción penal durante la
social15". primera edad moderna seria substancialmente modificada a lo largo del siglo XVIII. Sin abandonar
Otro tanto podría decirse de la importancia y el casácter de la sanción penal durante los su carácter simbólico, el castigo adquiere una dimensión netamente disciplinaria que se traduci-
siglos XVI y XVII. La obra de Michel Foucault introdujo en el seno de la hermenéutica rá en una modificación real de las líneas de orientación de la justicia penal. Los niveles y los
histórica dos nociones íntimamente vinculadas al papel de la sanción penal durante el Antiguo objetivos de control social por parte de la corona fueron redefinidos: los delitos comenzaron a
Régimen: disciplina y normalización15'. La economía sancionadora del absolutismo, pues, gra- ser considerados como ofensas al orden externo de la sociedad y su represión estuvo orientada
por la búsqueda de la mayor utilidad pública posible. Así dejason de ser mayoritariamente
perseguidos hechos que carecieran de manifestaciones externas que pudiesen perturbar el orden
145 He analizado ambas dimensiones y su evolución durante una cronología dilatada en mi estudio El Jirsticia criiniiial
(...), pp. 336-344.
público: la distinción entre pecado, vicio y delito queda mucho más nítidamente definida'j5 y, en
146 Cfr.. PÉREZ GARCÍA, P.: «Consideraciones sobre el marco fiscal (...)», pp. 741-746 y ALONSO ROMERO, buena medida, este cambio fue responsable de la inflexión hacia la punición de los atentados
M. P.: «Aproximación al estudio de las penas pecuniarias en Castilla (siglos XIII-XVIII». AHDE, LV (Madrid, 198% contra la propiedad que podemos observar en la documentación judicial del siglo XVIII. Por
pp. 9-93. otra parte, tendría efecto un redimensionamiento del alcance punitivo del derecho regio, que
147 Cfr. LALINDE ABAD~A,J.: «los gastos del proceso (...)», pp. 249-416. supuso el progresivo debilitamiento de las jurisdicciones punitivas periféricas y la reducción del
148 En líneas generales, los especialistas españoles en historia de la criminalidad y de la justicia penal han sabido
valorar adecuadamente la representatividad de sus fuentes según perteneciesen éstas a tribunales locales o regionales y
margen de arbitrio o probabilismo judicial que había presidio el desarrollo del derecho y de la
según la tipología del expediente sancionador que constituye la fuente de su estudio. Cfr.. COLÁS LATORRE, G. y SALAS justicia penal durante las primeras etapas de la edad moderna: la justicia criminal acaba conver-
AUSENS, J. A,: «Delincuencia y represión en Aragón durante el siglo XVI». Estlrdios del Departarizeilto de Historia
Moderna. Zaragoza, 1976, pp. 79-146; PIKE, R.: «Crime and punishment in Sixteenth-century Spain». Tlie Joii~.rralof
Eirropeari Ecorionzic Histoiy, 513 (Roma, 1976), pp. 689-704; RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, A,: «Inmoralidad y represión 152 Cfr. SHARPE, J. A.: «Le alternative alla pena capitale: uno sguardo all'Inghilterra del seicento)). Cheiron, 1
en Coria en el siglo XVI». Actas de las 11 Joriradas de Metodología y Didáctica de la Historia. Cáceres, 1983, pp. 451- (Brescia, 1982), pp. 109-1 19; BEE, M.: «Le spectacle de I'exécution dans la France d'Ancien Régime». Aiiriales ESC,
463; SERRA I BARCELÓ, J.: «Delinqüencia a Mallorca en el seglo XVII (1613-19)~.Bolletíde la Societat Arqitológica XXXVIII (Paris, 1983), pp. 843-862 y «Le bourreau et la société d'Ancien Régimen. Jrrstice et répressiorr de 1610 ci
Lirlliana, 43 (Palma de Mallorca, 1987), pp. 105-146; IBARS, T.: «La delinquencia a Lleida al segle XVIIn. Mar~irsuits, rios jorrrs. Actes drr 1076 Cotzgres Natioiial des Sociétés Savai~tes.Sectioir d'Histoi1.e Moderrle e / Coriteniporcri~ie.Paris,
7 (Bellaterra, 1988), pp. 167-188; COPETE, M. L.: «Criminalidad y espacio carcelario en una cárcel del Antiguo 1984, pp. 62-73; IGNATEFF, Michael.: «Historiographie critique du syslkme pénitentiairen. La prisori, le hagrie er
Régimen. La cárcel real de Sevilla a finales del siglo XVI». Historia Social, 6 (Valencia, 1990), pp. 105-125; I'lristoire (dir. Petit, Jacques G.). Ginebra, 1984, pp. 9-17; LIVA, G.: «Pena detentiva e carcere: il caso della Milano
ALMAZAN, 1.: «El recurso a la fuerza. Formas de violencia en el Vallés occidental durante el siglo XVI». Historia Social, «spagnola»». Eriiargiirazioiie, ci.inzirrnlita e dei~iairzaiii Italiafra '600 e '900. Problenri e irzdicrrzioiii di ricerca. Milán
6 (Valencia, 1990), pp. 89-103; QUINTANA TORET, F. J.: «De los delitos y las penas. La criminalidad en Málaga y (a cura de Pastore, Alessandro-Sorcinelli, Paolo), 1990, pp. 9-24; MATTONE, A,: «L'amministrazione delle galere nella
su tierra durante los Siglos de Oro». Estrrdis, 15 (Valencia, 1989), pp. 245-269; HERAS SANTOS, J. L.: «Indultos Sardegna spagnolan. Societci e Soria, 49 (Milán, 1990), pp. 513-545. estudio sobre forzados en parte. VÁZQUEZ
concedidos por la Cámara de Castilla en tiempos de los Austriasn. Stvdia Storica, 3 (Salamanca, 1983), pp. 115-141, GONZÁLEZ, M".: Las cárceles de Madrid en el siglo XVII. Madrid, tesis doctoral inédita, 1991.
«El sistema carcelario de los Austrias en la Corona de Castillan. Sh~diaStorica, 6 (Salamanca, 1988), pp. 523-559, «Los 153 Cfr. HESPANHA, A. M.: «Da irrstitia (...)», p. 525.
galeotes de los Austrias: la penalidad al servicio de la Armada». Historia Social, 6 (Valencia, 1990), pp. 127-138, La 154 lbirleni, pp. 526-530.
jirsticia penal (...),especialmente pp. 147-323. 155 Cfr.. RUGGIERO, G.: «Sessualita e sacrilegio». Stirdi Storici, 4 (Roma, 1981), pp. 751-765; TOMÁS Y VA-
149 Cfr. PÉREZ GARC~A,P.: «Una reflexión (...)», p. 31. LIENTE, F.: «Delincuentes y pecadores» y «Crimen y pecado contra naturan y CLAVERO, B.: «Delito y pecado. Noción
150 Cfr. SBRICCOLI, M.: «Fonti (...)», p. 497. y escala de transgresiones». Seso barroco y otras trarrsgresioiies yrenzoderirns. Madrid, 1990, pp. 11-31,33-55 y 57-89.
151 Cfr.. FOUCAULT, M.: Vigilar (...), pp. 108-136 y 175-198.
tida, esta vez sí, en una tecnología normativa, en un instrumento de propaganda ideológica y de sis160. De manera especial, el llamado «paradigma etiológico~,el «coyunturalismo», el
disciplina socialis6. cuantitativismo ingenuo o la contraposición violencia/delincuencia patrimonial integran, en
Los rasgos disciplinarios del derecho y de la justicia penal durante el «siglo de las luces» líneas generale's, el catálogo de teorías y principios que en mayor medida aparecen erosionados
contsastan, sin embargo, con el papel de la jurisdicción criminal durante los primeros siglos de merced a los avances de la investigación sobre historia del crimen y de la justicia penalL6!.
la modernidad. Las funciones disciplinarias descansaban entonces sobre instituciones sociales Resulta sencillo constatar que los planteamientos que acabamos de enumerar poseen un
como la familia, la parentela, la comunidad rural o urbana157o la iglesialS8.Todas estas células denominador común: todos ellos constituyen técnicas de trabajo e hipótesis específicamente
sociales debieran ser integradas en el análisis histórico del desorden y de la justicia penal no ya destinadas a abordar las manifestaciones delictivas del pasado. En general podría decirse que
por el hecho de ejercer una función socializadora evidente sino, fundamentalmente, porque su aquellos esquemas explicativos cerrados sobre sí mismos, aquellos modelos inmanentes sobre
capacidad de influir, modelar y restaurar el orden social podrá -tal vez- permitir explicar la la criminalidad histórica han sido y continúan siendo progresivamente arrinconados ante el
eficacia relativa de la sanción penal -pese a sus evidentes limitaciones- en el seno de empuje de nuevas propuestas interpretativas comprometidas con la crítica hacia la pura
organización social de la temprana edad moderna. El análisis documental de estas instancias, a fenomenología delictiva y con el estudio trascendente de las fuentes penalesi62.Sin ánimo de
las que podríamos denominar socializadoras y disciplinarias, siempre que no se convierta en un abordar exhaustivamente el alcance científico de las corrientes historiográficas más recientes en
elemento superpuesto al efecto del ejercicio de la justicia penal, podrá ofrecer una imagen torno a la contravencióil social y a la justicia criminal no quisiera dejar de señalar los motivos
mucho más acertadamente histórica de la cosmovisión, representación y conciencia del orden que parecen avalar su mayor solidez epistemológica.
social en los primeros siglos de la época moderna. Gran parte de las monografías en torno a la delincuencia y su represión publicadas hasta hoy
han representado, esencialmente, ensayos destinados a probar el significado y alcance
historiográfico de los diversos expedientes penales custodiados en los archivos j ~ d i c i a l e s ' ~
El~ .
3. PPROPUENTA "RARA UN ANÁLISI" INTEGRAL DEL DESORDEN, LA CRIMINALIDAD, LA descubrimiento de nuevas fuentes prácticamente inexploradas hasta comienzos de los años
DIXPLIIUA SOQAL Y $A JUSTIaIA PENAL EN LA " D A DODEWIUA EMVIPRANA sesenta, como denuncias y procesos criminales, libros de receptoría de las magistraturas pena-
les, registros carcelarios, sentencias, cartas de perdón, etc. contribuyó a enriquecer notablemente
A lo largo de las páginas antecedentes hemos intentado poner de manifiesto, en suma, que
la virtualidad de una historia de la criminalidad de los primeros tiempos modernos constituye
-todavía hoy- un problema abiertolS9.Los especialistas en este campo del conocimiento
histórico continúan debatiendo no sólo la posibilidad de reconstruir y analizar las realidades 160 Cfr. BILLACOIS, F.: «Criminalistes, pénalistes et historiensn. Ar~rialesESC, XXIV (Paris, 1969), pp. 91 1-914;
BEATTIE, J. M.: «The pattem of cnme in England, 1660-1800». Past & Preseiit, 62 (Oxford, 1974), pp. 47-95; SOMAN,
delictivas del quinientos y seiscientos, sino también las fórmulas de aprovechamiento, adecuada
A,: ((Déviance and criminal justice in westem Europe, 1300-1800. In search of a method». Colloqire de la Maison des
utilización e, incluso, la suficiencia de las diversas tipologías de fuentes penales. La empresa Scierices de I'Homnie. Paris, 1978; BAILEY, V.: «Reato, giustizia penale e autorith in Ingbilterra. Un decennio di studi
-sin duda alguna- merece semejante esfuerzo de discusión metodológica y de reflexión storicip. Qiraderrii Storici, 44 (Roma, 1980), pp. 581-602; SOMAN, A,: «La giustizia criminale nel passato: immagine
intelectual. Va en ello un proyecto ambicioso: alcanzar nociones mucho más perfiladas y ricas e realti. 11 caso dell'ilncien Régime francesen. Clieirori, 1 (Brescia, 1982), pp. 151-157; WEISSER, M. R.: Crirne arid
acerca del orden, de los valores, instituciones, ritos, cultura, mentalidad y conformación social pirriislimerit iri early rnoderri Eirrope. Bristol, 1982; STONE, L.: «Interpersonal violence in englisb society, 1300-1980~.
Past & Preserit, 101 (Oxford, 1983), pp. 22-33; BEATTIE, J. M.: Crinle arrd tlie coirrts iri Eriglar~d,1660-1800. Princeton,
y antropológica de la Europa moderna.
1986.
Comoquiera que se lo denomine, el estudio histórico de los crímenes, de la justicia penal 161 Cfr. SIMPLICIO, O. di.: «La criminalith a Siena (1561-1808). Problemi di ncercan. Qiraderrri Storici, 49 (Roma,
y de sus presupuestos sociales, doctrinales y políticos constituye un género historiográfico 1982), pp. 242-264; JOHANSEN, J. Ch. y STEVNSBORG, H.: «Hasard ou myopie. Réflexions autour de deux théories
extremadamente exigente. Las críticas vertidas contra determinados principios metodológicos de l'histoire du droit». Annales ESC, XLI (Paris, 1986), pp. 601-624; PASTORE, Alessandro: «Criminalith e giustizia
de aproximación a la dimensión delictiva de las sociedades de la primitiva modernidad, así in tempo di peste. Bologna, 1 6 3 0 ~Ernarginazione,
. criniirialita e deviariza ir1 Iialiafra '600 e '900. Prohlenii e irrdicaziorii
como a las tecnologías represivas arbitradas por los poderes jurisdiccionales, han puesto de di ricerca. Milán (a cura de PASTORE, A. y SORCINELLI, P.), 1990, pp. 25-31; GARNOT, B.: ((Quantitatifou qualitatif?
Les incendiaires au XVIII& si&cle».Revrie Historiqire, CCLXXXVI (Paris, 1991), pp. 43-52.
manifiesto - c u a n t o menos- la escasa trascendencia -aparte de su interés erudito- y 162 Una buena prueba de ello es la imponente monografía de Francois Billacois, Le dile1 daris la sociétéfrancaise
fragilidad epistemológica de los resultados obtenidos bajo semejantes perspectivas de análi- des XVI2-XVII? siecles. Essai de psycliosociologie historique. Paris, 1986.
163 Cfr. DEAN, M.: «Popolazione e territorio: la criminalith in un'area mezzadrile. Sugestioni e limiti delle fontin.
Qiraderni Storici, 46 (Roma, 1981), pp. 225-235; GEGOT, J. C.: «Storia della criminalith: le ricerche in Francia».
156 Cfr. HESPANHA, A. M.: «Da iirstitia (...)», pp. 531-537. Qiraderni Storici, 46 (Roma, 1981), pp. 192-211; WIRTZ, R.: ~Aspettidella storiografia tedesca sulla criminalithn.
157 Cfr. ZORZI, A,: «I fiorentini e gli uffici pubblici nel primo quattrocento: concorrenza, abusi, illegalitá». Quaderrii Storici, 46 (Roma, 1981), pp. 212-223; ALLEGRA, L.: «Oltre le fonti criminali: Chieri ne1'500n. Qiraclerni
Qiiaderrii Storici, 66 (Roma, 1987), pp. 725-751. Storici, 49 (Roma, 1982), pp. 265-274; SAURER, E.: «Dieci anni di studi austnaci di storia dellacriminalith e del diritto
158 Cfr. RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, A,: ~Moralizacióny represión en la España del siglo XVIn. Honieriaje a Pedro penalen. Qiiaderni Storici, 49 (Roma, 1982), pp. 217-225; ZORZI, A,: ~Rassegnadelle fonti e degli studi su istituzioni
Sairiz Rodríguez. Madrid, vol. 111, 1986, pp. 591-601. giudiziarie, giustizia e criminalith nell'ltalia del basso medioevo». Ricerclie Stoi.iclie, XX (Roma, 1990), pp. 127-129;
159 Aunque algo semejante podría predicarse de la historiografía penal durante la decimoctava centuria, es -sin VIGGIANO, A,: «Fonti e studi su istituzioni giudiziaire, giustizia e criminalith nel Veneto del basso medioevo».
embargo- cierto que la más acabada institucionalización de los mecanismos coactivos, disciplinarios, jurídicos, Ricerclie Storiclie, XX (Roma, 1990), pp. 131-149; VALLERANI, M.: «Le fonti criminali negli satati italiano di Antico
procesales y penales reducen, en cierta medida, las dificultades intrínsecas de los estudios históricos sobre la crimina- Regimen. Ricerclre Stor.iclie, XX (Roma, 1990), pp. 180-186; BELLONI, C.: «Le fonti giudiziaire nella storia italiana
lidad en el siglo XVIII. Cfr. HESPANHA, A. M.: «Da iitstitia (...)», pp. 530-538. del basso medioevo». Stirdi Storici, 4 (Roma, 1991), pp. 953-968.
la formulación de la historia social y la historia de las rnentalidade~'~~.La prospección siste- magistsaturas penaleP9. El ensanchamiento consciente de los objetivos de la historia de la
mática de las series penales pondría en evidencia, más adelante, la información potencial que criminalidad en los últimos años ha desatado un efecto revulsorio evidente. Nuevos plantea-
encei-saban las fuentes criminales. La historia económica'65,local, política, de las instituciones, mientos, nuevas perspectivas de investigación están contribuyendo a forjar una visión mucho
del derecho, de la religión166o de la cultural6"iban a verse, asimismo, beneficiadas gracias a las más compleja de los claroscuros de la sociedad del Antiguo Régimen.
consecuciones de la denominada historia de la criminalidad. Quienquiera que conozca, siquiera superficialmente, los archivos reales, municipales e,
Pues bien, frente a aquella etapa de la investigación en la que los conjuntos orgánicos de incluso, corporativos y eclesiásticos de los siglos XVI y XVII podría convenir que la dimensión
fuentes penales configuraron los límites epistemológicos y dotaron de cierta coherencia a la penal o disciplinaria se halla presente de alguna manera entre todas y cada una de sus series. He
historia de los delincuentes, los crímenes y las sanciones, actualmente es posible advertir una procurado indicar que la justicia penal durante esta etapa histórica constituye, de hecho, el más
clara tendencia hacia la definición y depuración previa de los objetivos historiográficos que alto grado de ejercicio del poder político y, en consecuencia, no es extraño que las nociones de
-a su vez- impregna cualquier selección de fuentes documentales capaces de dar respuesta a contravención y castigo impregnen todas y cada una de las formas que adopta el ejecicio del
los interrogantes planteado^'^^. El conocimiento de los principios políticos, doctrinales y mate- gobierno. Pragmáticas, rescriptos, cédulas y ordenanzas incorporan a menudo una variada gama
riales del derecho y la justicia penal durante la temprana edad moderna, el análisis de los de medidas sancionadoras destinadas a disuadir del posible incumplimiento de las órdenes
valores, comportamientos y ritos sociales entonces vigentes ha permitido precisar cuatro gran- pronunciadas y, en ocasiones, señalan el tribunal o el juez -muchas veces, un magistrado
des niveles o estadios íntimamente relacionados entre sí que -a nuestro juicio- han demostrado específicamente penal- competente en la substanciación de cualquier manifestación delictiva.
la insuficiencia del binomio delitolpena, principio hasta ahora inspirador de la historia de la Sin embargo, esto no es todo. Cualquier fosma organizativa o asociativa en que pueda estructurarse
criminalidad. la sociedad del Antiguo Régimen, corporaciones, oficios, gremios, colegios, artes, universida-
Desorden (delitoJpecado), criminalidad, disciplina social y justicia penal constituyen cuatro des, instituciones eclesiásticas y religiosas poseen sus propios mecanismos y expedientes disci-
objetivos hermenéuticos indisolubles, apropiados para el estudio de la contravención social, su plinarios, esto es, su propia versión del dominio de lo penal. Las comunidades vecinales'70,
morfología, sus códigos expresivos, su insti-umentalización, control y represión durante la edad especialmente la pai-soquia y la comunidad sural, ejercen peculiares métodos de control social y
moderna temprana. La consideración conjunta de estos cuatro niveles convierte, de hecho, a la mantienen eficaces herramientas de coerción/intimidación que, llegado el caso, pueden obtener
historia de la criminalidad en una preciosa herramienta de conocimiento del orden socio- resultados mucho más eficaces que cualquier disposición penal, ley o prédica171.La familia, por
antropológico de la primera modernidad, en la medida en que factores elididos hasta el momen- último, constituye un microcosmos social, cuya contribución al proceso de socialización y al
to, como la creación y circulación de valores sociales, las instancias de disciplina social y los sostenimiento de la cohesión comunitaria descansa, de igual modo, sobre procedimientos
complejos mecanismos de reconstitución del orden social perturbado, permiten contextualizar infrajudiciales, expeditivos y disciplinariosi7*.
el alcance de la criminalidad documentada, así como del control y de la proyección social de las En consecuencia, y aunque ello pueda parecer irónico, podría afirmarse que el estudio
histórico de la delincuencia y de la praxis punitiva y penal de la primitiva edad moderna ha
164 Cfr.. TRASELLI, C.: «Du fait divers k l'histoire sociale: criminalité et moralité en Sicile au début de I'époque venido dejando de lado, probablemente, el análisis de las formas de socialización y, en esta
modeme)). A~inalesESC, XXVII (Paris, 1973), pp. 226-246; LENMAN, B. y PARKER, G.: Crinie arid tlie law. Tlle
misma medida, de los más poderosos y efectivos instrumentos de control social. Semejante
social histoiy of crinie in Mesterti Eicrope sirice 1500. Londres, 1980; LANNETTE, Claude: «Les pratiques magiques
dans la vallée de la Risle sous Louis XIV; enquete et répression judiciaires)). Jirsrice et répressio~ide 1610 d 110sjor~rs. realidad histórica -creo- ha sido brillantemente resumida por Antonio Manuel Hespanha al
Acres dir 1072 Co~igl-6sNatiorial des Sociétés Saila~ites.Secriori d'Histoire Moderne el Conte~nporaine.Brest, 1982. Paris, señalar que en términos de normalización y de punición efectivas, el derecho y la justicia penal
1984, pp. 313-337; AIT, 1.: «Strade cittadine: atteggiamenti mentali e comportamenti a Roma nel XV secolo». Stirdi Srorici, de la corona se caracterizaron más que por una presencia efectiva, por una verdadera e l i p ~ i s l ~ ~ .
4 (Roma, 1991), pp. 877-888. Los dispositivos de aplicación del orden penal carecían de eficacia debido a la multiplicidad de
165 Cfr. FARCY, J. C.: «Les archives judiciaires et l'histoire rurale: l'exemple de la Beauce aux dix-neuvikme
jurisdicciones, a las complejas formalidades procesales, a las generosas fianzas y libramientos
sikclen. Revlre Historiqzre, 524 (Paris, 1977), pp. 313-352; GRESSET, M.: «Les "loups de bois" en Franche-Compté
aprks la seconde conquete, 1647-1679)).J~rsticeet répressio~ide 1610 a nos jours. Acres dlr 1076 Corigrks Natiorial des de presos y a los condicionamientos políticos y materiales entre los que debía desenvolverse la
Sociétés Sai~antes.Sectiori d'Histoire Moderne et Confer~iporairie. Bresr, 1982. Paris, 1984, pp. 189-206; COMBA, R.: aplicación de las penas.
«Apetifiis libidi~iiscolierceatur. Strutture demografiche, reati sessuali e disciplina dei comportamenti nel Piemonte
tardomedievale)). Srzrdi Storici, 3 (Roma, 1986), pp. 529-576; GRENDI, E.: «Falsa monetazione e strutture monetarie
169 Cfr.. GASPARRI, F.: Critnes et cli¿?lirrieri!seii Proi~errceair tenips dic roi Re~ié.Procédir~.~ air INe
crir~ii~ielle
degli scambi nella Repubblica di Genova fra cinque e seicenton. Qiradei.rii Storici, 66 (Roma, 1987), pp. 803-837;
siecle. Paris, 1989.
PEZZOLO, L.: «Sistema fiscale e conflittualitk nella Repubblica veneta in eth moderna». La «Leopoldii~a».Crirnirialild
170 ZORZI, A,: «Controle sociale, ordre public et répression judiciaire k Florence h I'époque communale: éléments
e giirstizia criminale rielle riforrne del '700 eirropeo (Ricerche coordinate da Luigi Berlinguer). Milán, vol. 9 (Criniirle,
et problkmes». A~inalesESC, XLV (Paris, 1990), pp. 1.169-1.187.
gizrstizia e societa ve~letai11 era moderna. (Luigi Berlinguer-Floriana Colao), 1989, pp. 185-237.
171 PAVAN, E.: «Police des moeurs, société et politique h Venise h la fin du Moyen Age». Rei~ireHisroriqire,
166 Cfr.. MARTLN, J.: «L'Inquisizione romana e la criminalizzazione del dissenso religioso a Venezia all'inizio
CCLXlV (Paris, 1981), pp. 241-288; MAZZI, M. S.: ~Cronachedi periferia dello stato fiorentino: reati contro la morale
dell'eth moderna)). Qirader~iiStorici, 66 (Roma, 1987), pp. 777-802.
nel primo quattrocentox. St~rdiStorici, 3 (Roma, 1986), pp. 609-635; PARISSINI, A,: «Pratiche extragiudiziali di
167 Cfr.. CHARTIER, R.: «Le monde comme réprésentation. Redéfinition de I'histoire culturelle». Arrrrales ESC,
amministrazione della giustizia: la "liberazione dalla morte" a Faenza tra '500 e '700». Qrrader7ii Storici, 67 (Roma, 1988),
XLIV (Paris, 1989), pp. 1.505-1.519.
pp. 147-168.
168 Un interesante estado de la cuestión en ROMERO SAMPER, M.: «Delito, policía, estado y sociedad.
172 Cfr.. FARR, J. R.: «Crimine nel vicinato: ingurie, matrimonio e onore nella Digione del XVI e XVII secolo».
Tendencias actuales de investigación y debate historiográficon. Ciradernos de Historia Moderria, 9 (Madrid, 1988),
Qiraderni Storici, 66 (Roma, 1987), pp. 839-854.
pp. 229-248.
173 Cfr.. HESPANHA, A. M.: «Da iltstitia ( . . . ) S , pp. 501-502.
Durante la primera etapa de la modernidad, los dominios jurídico y penal nunca llegaron a de los iushistoriadores, quedaría incompleto sin su confrontación con aquellas formas documen-
constituir, en el plano de los ritos sociales, un monopolio absoluto en manos de ninguna tales que Alfred Soman ha denominado infrajudiciale~'~~ y que nosotros venimos considerando
institución concreta. Bien al contrario, siempre existió una especie de equilibrio inestable entre fuentes potenciales de información no sólo acerca de los mecanismos de disciplina social, sino
instancias sancionadoras y disciplinarias, entre instituciones de intervención social y cuerpos de también testimonio de la recepción de la legislación y de la justicia penal entre los diferentes
control corporativo-comunitario que, esencialmente, deben aparecer involucrados en acciones cuerpos comunitarios. Nos referimos -claro está- a la documentación notarial, particularmente
conjuntas, pues ambos descansan sobre fundamentos políticos, sociales e ideológicos comple- a los acuerdos amistosos, paces y treguas, actos de perdón, etc., si bien no deben ser marginados
mentarios. Por lo general, la justicia real actuaba bajo E1 presupuesto de reforzar simbólica y de la investigación los procesos corporativos y profesionales, los expedientes de los organismos
materialmente su autoridad tratando de restaurar el frágil equilibrio social, aunque completa- de autorregulación y vigilancia ~ o m u n i t a r i a ' documentos
~~, de las cofradías dedicadas al socono
mente segura de la ineficacia de la acción penal sin el concurso activo de las instancias de de los presos, memorias y relaciones particulares17', visitas e informes pai~oquiales,sermonarios,
disciplina social: la comunidad, la corporación, la pat-roquia o la familia174. manuales de confesión, capítulos, sínodos, etc.
Uno de los mayores interrogantes, pues, que actualmente acucian a la historia de la crimi- Aunque los materiales documentales básicos para la recoilstrucción de los cuatro niveles
nalidad no radica tanto en el estudio del papel y de la dimensión sancionadora de los tribunales epistemológicos que venimos apuntando acaban de ser, en líneas generales, abordados, no
reales, señoriales o eclesiásticos, sino en la determinación documental del complejo juego de conviene marginar de la investigación histórica sobre la contravención y la justicia penal la
ritos y negociaciones sociales, jurídicas e ideológicas que determinan que el resultado público literatura moral, jurídico-política, el teatro o la novela de la épocalXO. La excelencia de deter-
de la justicia penal sea tan variado como -a la postre- efectivo175.Acometer este problema minadas obras, por ejemplo, el libro tercero de Concordia et discotzlia in hunlcrl~ogenere de Juan
supone no sólo compilar minuciosamente el contenido de los procedimientos penales, no sólo Luis VivesI8', la Visita de la cárcel del magistrado Cerdán de TalladalX2,la Política de Dios, La
reconstruir pacientemente cada una de las causas allí substanciadas y sus ciscunstancias histó- hora cle toclos o Los siielios de Francisco de QuevedolX3,el teatro de Calderón o el género pica-
ricas, sino también desentrañar el universo simbólico de las instituciones sancionadoras y resco, no debiera apartarnos de la consideración de la literatura como fenómeno social y
disciplinarias que modulan el discurso de la justicia penal, así como el diálogo y la circulación expresión formal de los valores, ritos y códigos morales de toda una época. La novela, el cuento,
de principios ideológicos y mentales entre los cuerpos judiciales y las instancias disciplinaria^'^^. los dietarios, las memorias, los papeles sueltos, especialmente aquella serie que Lüsebrink ha
El esfuerzo investigador que resta por realizar desde esta óptica de análisis -resulta fácil bautizado como «literatura del patíbulo»'8J,pueden representar un verdadero tesoro de referen-
comprenderlo- es abrumador. La historia de la criminalidad y de la justicia penal constituyen cias inestimables sobre la memoria colectiva de grandes hazañas y crímenes, sobre ciertos
géneros historiográficos condenados a carecer de frutos sazonados si su construcción no se héroes populares, pueden ser el reflejo de narraciones orales perdidas o construcciones literarias
hallase presidida por el estudio sistemático de fuentes documentales de muy diverso orden. Por inspiradas en acontecimientos reales cuyas series y variaciones permitirían al historiador
una parte, precisamos con urgencia la edición de los diversos cotpus legislativo-penales inédi- aproximarse a las manifestaciones de la sensibilidad popular. Finalmente, la iconografía, espe-
tos, muchos de los cuales reposan todavía en las estanterías de los archivos reales y municipales, cialmente el grabado y la pintura de los siglos XVI y XVII, puede constituir un magnífico
así como estudios monográficos que evalúen la evolución histórica de los gsandes grupos de
leyes penales, su vigencia, sus modificaciones y su derogación: disposiciones sobre delitos
patrimoniales, homicidios, m a s prohibidas, moralidad y salubridad públicas, disciplina carcelaria 177 SOMAN, A,: ((L'infra-justice 2 Paris d'apres les archives notariales». Histoire, économie et société, 111 (Paris,
y extradición de delincuentes, etc. Por owa parte, el carácter eminentemente jurispericial el ius 1982), pp. 369-375.
- -
cornnziltze tardío debiera impulsar a los investigadores al examen y a la publicación de colecciones 178 Cfr. PINTO, G.: «Controllo político e ordine púbblico nei primi vicariati fiorentini. Gli "Atti criminali degli
de expedientes penales, muy especialmente series coherentes y jerarquizadas de denuncias, ufficiali forensin». Qiraderi~iStorici, 49 (Roma, 1982), pp. 226-241; ROCKE, M.: ((11 controllo dell'omosessualith a
Firenze nel XV secolo: gli irfficiali di Iiotte». Qiraderni Storici, 66 (Roma, 1987), pp. 701-723.
citaciones, procesos, sentencias, recursos y perdones que permitieran analizar no sólo la traducción
179 Cfr.. HERRERA PUGA, P.: Sociedady deliiicire11cia en el Siglo de Oro. Madrid, 1974; GRECI, R.: 11 diario di
que en el plano social tuvieron las normas y disposiciones penales, sino también la consti-ucción ir11 (illiistre) carcei.ato della seco~idartieta del qirattroce~ito.Florencia, 1983.
simbólica del discurso penal a través de la historia: una especie de morfología, gramática, 180 Cfr. BERMEJO CABRERO, J. L.: ((Justicia penal y teatro barrocon y «Duelos y desafíos en el derecho y en la
sintaxis y semántica de la gracia y de la justicia criminal durante la edad moderna temprana. literat~ira)).Se,~obarroco y otras transgresiories pl.e~iioder~ias. Madrid, 1990, pp. 91-108 y 109-126.
No obstante, este amplio abanico de fuentes procesales y penales, que el historiador -pese 181 La capacidad de observación y de reflexión antropológica del humanista en torno a la violencia, sus detonantes
y siis manifestaciones permitiría, incluso, utilizar su obra como fuente para el estudio de aquella ehiografía de la vio-
a las limitaciones de su formación universitaria- no debiera considerar patrimonio excluyente
lericia que reclamaban Elisabeth Clavérie y Jean Jamin en 1984 (C.' Etirdes Rirrales, no' 95-96, pp. 9-21). Cfr. VIVES,
J. L.: Obras Conipletas. Madrid, vol. 11, 1948, pp. 132-195.
174 Aunque alejado de la época que estudiamos, el estudio de Elisabeth Clavérie, «De la difficulté de faire un 182 CERDÁN DE TALLADA, T.: Visita de la cdrcel y de lospresos, eri la crral se trato larganierite sirs cosas y
citoyen: les "acquittements scandaleux" du jury dans la France provinciale au début du XIXe si&cle»(Etirdes Rirrales, casos de prisióri. Valencia, 1574.
95-96 (Paris, 1984), pp. 143-165), constituye una magnífica ejemplificación del proceso de negociación ritual entre 183 QUEVEDO, F.: Política de Dios, govieriio de Cristo. Madrid, 1966. La liora de todos y la fortirria con seso.
magistrados e instancias de representación social. Madrid, 1987. Los suetíos. Madrid, 1991.
175 Cfr. RUGGIERO, G.: «"Pih que la vita caro". Onore, matrimonio e reputazione femminile nel tardo 184 Es éste un fenómeno común a casi toda Europa, que comprende manifestaciones como los harikelsarig, los carlti
Rinascimento)). Qirader~iiStorici, 66 (Roma, 1987), pp. 753-775. popolari, lanieriti della rtiorte, canzorie di peifidia, los tybui,ri neivs, scoirrdel verses, cowiplaints,pliegos y literatrtra de
176 Un excelente paradigma de la metodología histórica apuntada nos la ofrece Claiidio Povolo en un extenso coi.de1. C ' . LÜSEBRINK, H. J.: «La letteratura del patibolo. Continuith e trasformazioni tra '600 e '800)). Qiradei,~ii
artículo titulado «Proceso contro Paolo Orgiano e altrin. Stirdi Storici, 2 (Roma, 1988), pp. 321-360. Stor.ici, 49 (Roma, 1982), pp. 285-301.
motivo de reflexión histórica, según han puesto de manifiesto recientemente los trabajos de
Muchembled y van DülmenlX5.
El examen cuantitativo y cualitativo de la criminalidad y de la justicia penal exige, por
último, cierto orden y una jerarquización del trabajo investigador. Pese a que, desde la óptica de
la historia político-institucional, el estudio de las más altas magistraturas jurisdiccionales y de
su actuación constituye un objetivo prioritario, la historia social y la historia de las mentalidades
requieren la confección de monografías progresivamente ascendentes que se eleven desde los
circuitos locales a los segmentos comarcales, regionales y territoriales más amplios. En múlti-
ples ocasiones, los tribunales locales resultan ser instancias mucho más activas y eficaces que
las magistraturas superiores cuyos procedimientos y sentencias tan sólo dan cuenta de aquellas
causas de mayor gravedad penal o de las apelaciones de sentencias pronunciadas por los
tribunales inferiores. La misma reconsti-ucción de «biografías criminales» a través de los ex- LA HISTERIA RELIGIOSA DEL BARROCO EN LA
pedientes penales de diferentes magistrat~irasque reclamaba Carola Ghiara sería un objetivo
imposible si se desatendiese este orden de prior ida de^'^^. Hasta el momento presente, el género NORMA DE LA NISTOR1A DE LAS MENTALIDADES:
que hemos convenido en denominar historia de la criminalidad podría ser evaluado como un REFLEXIONES PARA UNA APERTURA
conjunto disperso de ensayos y consecuciones limitadas. Sin embargo, y ello es realmente
transcendental, los expertos son conscientes de que el estudio histórico de la contravención
José Luis Sánchez Lora
social no puede anclarse en el análisis de la delincuencia, sus orígenes, sus causas y su
Universidad de Sevilla
represión, sino que debe aspirar al conocimiento de la interacción ideológica y mental que
durante la edad moderna temprana se produjo entre los principios y tecnologías de la justicia
penal y las instancias y los mecanismos de disciplina social. Sin duda, este proceso de maduración
epistemológica de la historia de la criminalidad abre nuevas y esperanzadoras perspectivas para
Es indudable que la historia de las mentalidades está de moda. Hasta hace poco hubiera sido
el trabajo futuro.
impensable que un congreso atendiera a estos aspectos; hoy va siendo una sección obligada, con
tendencia a convertirse en un clásico. Momento de triunfo pues, que bien podría, o debería, ser
momento de revisión crítica. Y es que tengo la impresión de que este campo historiográfico que,
no lo olvidemos, empezó a conformarse como especie de g ~ ~arca t r ~de fugitivos, tierra de nadie
donde vinimos a confluir muchos escépticos procedente de los más variados ámbitos: historia
económica, política, demográfica, religiosa, social, literaria, de las ideas, ...etc., rompiendo
hormas reduccionistas, intentando, como diría Lucien Febvre, no rodearnos de muros, sino abrir
cancha a iniciativas y filones, sin verbosidad ni etiquetas; este campo, digo, me temo que esté
seriamente amenazado por algo que, por utilizar una expresión de Lawrence Stone, podríamos
calificar como un «nuevo dogn~atisn~o teó~.icoy un nuevo escolasticisn~onzetodolÓgic~»~. Caer
en ello es fácil cuando se olvida que ninguna opción historiográfica puede dar cuenta de todos
los problemas, que ningún método puede ir más allá del modelo que lo ha producido, y que,
como señala Pierre Vilar, cualquier modelo «y ninguno estb libre de discusión, sólo tiene validez
en el marco de sus hipótesi~»~. De ahí la necesidad de someter a constante revisión, a la par que
progresa la investigación, la validez de las teorías y métodos sobre los que se asienta esta
investigación. Y en este sentido va mi propuesta de enfrentar la histeria religiosa del Bai-soco
con la historia de las mentalidades. Pretendo comprobar si determinadas teorías y modelos,
dominantes hoy en esta disciplina, son capaces de dar cuenta de esta histeria. Se podrá pensar,
y yo así lo creía en principio, que tal comprobación es de las de Perogrullo: ¿cómo no va a ser
185 Cfr. MUCHEMBLED, R.: La violerrce (...) y DULMEN, R. van.: Tl~eatreof horror. Crinie arrdpuriislrmeilt iii
early moderrl Ger?rratry.Cornwall, 1990.
186 Cfi.. GHIARA, C.: «Le fonti criminali genovesi: sondagi seriali o culturali?». Qiraderrii Storici, 44 (Roma, 1980), 1 STONE, Lawrence: «La Historia y las ciencias sociales en el siglo XXn. En: Elpasado y el preserite, p. 60.
pp. 603-613. El estudio de André Zysberg, Les galérieirs. Vies et destiils de 60.000 forcats srrr les gal&r.esde Frarice, México, 1986.
1680-1748 (Paris, 1987), continúa siendo uno de los mejores modelos de biografía colectiva de malhechores, en este 2 VILAR, Pierre: «Crecimiento económico y análisis histórico)). En: Crecirriieritoy desarrollo, p. 25. Barcelona,
caso, de los condenados al remo. 1974.
motivo de reflexión histórica, según han puesto de manifiesto recientemente los trabajos de
Muchembled y van DülmenlX5.
El examen cuantitativo y cualitativo de la criminalidad y de la justicia penal exige, por
último, cierto orden y una jerarquización del trabajo investigador. Pese a que, desde la óptica de
la historia político-institucional, el estudio de las más altas magistraturas jurisdiccionales y de
su actuación constituye un objetivo prioritario, la historia social y la historia de las mentalidades
requieren la confección de monografías progresivamente ascendentes que se eleven desde los
circuitos locales a los segmentos comarcales, regionales y territoriales más amplios. En múlti-
ples ocasiones, los tribunales locales resultan ser instancias mucho más activas y eficaces que
las magistraturas superiores cuyos procedimientos y sentencias tan sólo dan cuenta de aquellas
causas de mayor gravedad penal o de las apelaciones de sentencias pronunciadas por los
tribunales inferiores. La misma reconsti-ucción de «biografías criminales» a través de los ex- LA HISTERIA RELIGIOSA DEL BARROCO EN LA
pedientes penales de diferentes magistrat~irasque reclamaba Carola Ghiara sería un objetivo
imposible si se desatendiese este orden de prior ida de^'^^. Hasta el momento presente, el género NORMA DE LA NISTOR1A DE LAS MENTALIDADES:
que hemos convenido en denominar historia de la criminalidad podría ser evaluado como un REFLEXIONES PARA UNA APERTURA
conjunto disperso de ensayos y consecuciones limitadas. Sin embargo, y ello es realmente
transcendental, los expertos son conscientes de que el estudio histórico de la contravención
José Luis Sánchez Lora
social no puede anclarse en el análisis de la delincuencia, sus orígenes, sus causas y su
Universidad de Sevilla
represión, sino que debe aspirar al conocimiento de la interacción ideológica y mental que
durante la edad moderna temprana se produjo entre los principios y tecnologías de la justicia
penal y las instancias y los mecanismos de disciplina social. Sin duda, este proceso de maduración
epistemológica de la historia de la criminalidad abre nuevas y esperanzadoras perspectivas para
Es indudable que la historia de las mentalidades está de moda. Hasta hace poco hubiera sido
el trabajo futuro.
impensable que un congreso atendiera a estos aspectos; hoy va siendo una sección obligada, con
tendencia a convertirse en un clásico. Momento de triunfo pues, que bien podría, o debería, ser
momento de revisión crítica. Y es que tengo la impresión de que este campo historiográfico que,
no lo olvidemos, empezó a conformarse como especie de g ~ ~arca t r ~de fugitivos, tierra de nadie
donde vinimos a confluir muchos escépticos procedente de los más variados ámbitos: historia
económica, política, demográfica, religiosa, social, literaria, de las ideas, ...etc., rompiendo
hormas reduccionistas, intentando, como diría Lucien Febvre, no rodearnos de muros, sino abrir
cancha a iniciativas y filones, sin verbosidad ni etiquetas; este campo, digo, me temo que esté
seriamente amenazado por algo que, por utilizar una expresión de Lawrence Stone, podríamos
calificar como un «nuevo dogn~atisn~o teó~.icoy un nuevo escolasticisn~onzetodolÓgic~»~. Caer
en ello es fácil cuando se olvida que ninguna opción historiográfica puede dar cuenta de todos
los problemas, que ningún método puede ir más allá del modelo que lo ha producido, y que,
como señala Pierre Vilar, cualquier modelo «y ninguno estb libre de discusión, sólo tiene validez
en el marco de sus hipótesi~»~. De ahí la necesidad de someter a constante revisión, a la par que
progresa la investigación, la validez de las teorías y métodos sobre los que se asienta esta
investigación. Y en este sentido va mi propuesta de enfrentar la histeria religiosa del Bai-soco
con la historia de las mentalidades. Pretendo comprobar si determinadas teorías y modelos,
dominantes hoy en esta disciplina, son capaces de dar cuenta de esta histeria. Se podrá pensar,
y yo así lo creía en principio, que tal comprobación es de las de Perogrullo: ¿cómo no va a ser
185 Cfr. MUCHEMBLED, R.: La violerrce (...) y DULMEN, R. van.: Tl~eatreof horror. Crinie arrdpuriislrmeilt iii
early moderrl Ger?rratry.Cornwall, 1990.
186 Cfi.. GHIARA, C.: «Le fonti criminali genovesi: sondagi seriali o culturali?». Qiraderrii Storici, 44 (Roma, 1980), 1 STONE, Lawrence: «La Historia y las ciencias sociales en el siglo XXn. En: Elpasado y el preserite, p. 60.
pp. 603-613. El estudio de André Zysberg, Les galérieirs. Vies et destiils de 60.000 forcats srrr les gal&r.esde Frarice, México, 1986.
1680-1748 (Paris, 1987), continúa siendo uno de los mejores modelos de biografía colectiva de malhechores, en este 2 VILAR, Pierre: «Crecimiento económico y análisis histórico)). En: Crecirriieritoy desarrollo, p. 25. Barcelona,
caso, de los condenados al remo. 1974.
capaz la historia de las mentalidades de dar cuenta, e integrar como ter-sitorio propio, de la historia de la mentalidad ... diferenciándola con bastante nitidez de las disciplinas paralelas ya
histeria barroca? Pues bien, no es capaz, o, mejor dicho, dejará de ser capaz en la medida en que cotisolidadas, como la historia de las icleas o la historia de la cultura»6.
aceptemos detesminados planteamientos reduccionistas que están haciendo fortuna, pero entremos Pero este planteamiento lleva implícito un segundo problema que lo complica mucho más.
en algunos de ellos. Como ha dicho Vovelle, «si se pasa de la historia del pensamiento rzíticlo o de las culturas a los
Uno de los problemas sustanciales viene planteado, a mi modo de ver, por la tajante nuevos ánzbitos de la historia de las nientalidades, ... el incoriscietite colectivo, el femps lo~zgse
sepasación que se pretende establecer entre el ámbito de las ideas y el de las mentalidades. impone de nianera innegable^^.
Como señala Vovelle, ha cambiado profundamente hasta la misma definición de la historia de Claro que es innegable. Si el inconsciente colectivo no forma par-te de la cultura, no se verá
las mentalidades, «que ha pasado de un erlfoque que seguía siendo, aunquefiwra niuy poco, el afectado por los cambios culturales, ni por el tiempo histórico en que tales cambios se producen.
de zrna historia de las cu1tu1.a~o del pe11saniiento claro, al dominio más secreto ... de las Las mentalidades tienen un movimiento tan lento que sólo es perceptible en una duración
actitudes colectivas que se expresan en actos, en gestos o simplei?ieiite en suel2os, reflejo multisecular. Pero hay aquí varias trampas. Decía al principio que ningún método puede ir más
iiiconscietite de i.epi.eseiztaciones ar~.aigadas»~. Desde este planteamiento, Vovelle descalifica, allá del modelo que lo ha producido. Naturalmente que la mentalidad es de movimiento lento,
como historiadores de la mentalidad, aunque admite que son precursores, no sólo a Lucien pero sólo si se la considera como se la está considerando, y se la reduce a los temas a que se la
Febvre y su Rabelais, sino a Robert Mandron, afirmando que sus enfoques permanecían está reduciendo; temas que, por evitar cualquier apreciación personal, reseñaré con palabras de
«eseticialniei7te en el rziijel de la cultui.~,o del pensamiento claro», mientras que hoy las men- Vovelle: «esto es lo que se inscribe masivamente en el auge de los nuevos ceritros de interés, el
talidades atienden «a una histoi.ia de las actitudes, de los compo~.tarnietztosy de las represen- niiío, la madre, la familia, el amor y la se,ulralidad ... la n~zrerte»~.
tacioiies colectivas ir~conscientes»~. Analizar el inconsciente en tales temas es tanto como remitirnos a las constantes más
No habría nada que objetar a este planteamiento si lo que se nos propusiera fuera, sencilla- ineludibles, profundas y casi biológicas de la naturaleza humana, y por tanto, decir que de tal
mente, la necesidad ineludible del extender el análisis a lo inconsciente, como elemento importante análisis se desprende que el movimiento de la mentalidad es casi imperceptible, salvo en la muy
de la mentalidad, pero no es eso. Lo que se nos viene a decir no es que lo inconsciente sea un larga duración multisecular, no deja de ser una evidencia previa toda investigación. Puestos así
componente de la mentalidad, sino la mentalidad misma, y es en esa exclusividad donde creo podríamos ir incluso más lejos, sin necesidad de una historia seriada de las mentalidades. Que
que radica el problema, al quedar la historia de las mentalidades reducida estrictamente al existen elementos invariables, en los temas señalados, es algo evidente mientras nos sigan
inconsciente colectivo, representaciones, imaginario colectivo. Pero, jacaso el compo~-tamiento, emocionando las lágrimas de Patroclo, la despedida de Héctor, el desamor en Garcilaso y la
cualquier comportamiento, puede entenderse desvinculado de las ideas claras?, jacaso las ideas muerte en Jorge Manrique, porque son constantes de la naturaleza humana, y por ello Homero
claras, adquiridas culturalmente, no son elementos configuradores de la mentalidad? Lo claro y sigue siendo un clásico. El énfasis puesto en la recurrencia de elementos inertes, y el análisis
lo inconsciente, jno se transmiten juntos, de forma indisociable, en cualquier proceso de centrado en la larga duración, están transparentando a Braudel y el estructuralismo. Tomemos el
aculturación, conformando ambos el núcleo de toda cultura? Cultura es todo aquello que se ejemplo de las permanencias culturales. La elección de factores hecha por Braudel le condujo a
aprende, con independencia de su naturaleza consciente o inconsciente. Si el inconsciente afirmar que el sistema cultural del Bajo Imperio se prolonga hasta el siglo XIV, «nutriéndose de
colectivo no se transmite por herencia biológica, lo cual sería absurdo y ahistórico, tendremos los misnios temas, las misnzas comparaciones y los nzismos lugares Es decir que no
que admitir que se aprende, y si se aprende es cultura, tal como ha establecido la antropología. ha cambiado nada sustancial, y lo mismo sucedería en la vida económica entre los siglos XIV-
Kroeber, tras analizar unas quinientas definiciones de cultura, nos da esta definición promedio: XVIII. Con todo, el mismo Braudel afisma que, junto a estas continuidades, «miles de rupturas
«La cultura consiste en patrones, explícitos e implícitos, de conzportamierzto y que rigen el y de conmociones i.eiiovaban la faz del m ~ t i d o » ' ~Por. ello, frente a las peimanencias, que
coniportamiento, adquiridos y tr.ansniitidos,... el núcleo eserzcial de la cultura se compone de siempre las hay, el historiador debería preguntarse siempre: json significativas?, jno es más
ideas ti~adicionales(es decis, históricamente obtenidas y seleccionadas) y sobre toclo de sus terreno del historiador el de esas rupturas que renovaban la faz del mundo? Como ha señalado
valores asociados; los sistemas cultzit.alespuede~i, por un lado, ser coi7siderados como pi.odzlctos Soboul: «Para el historiador, la estructzwa no es nunca estable, a causa de las tensiones y las
de la actzración y, por otro lado, corno elemeritos condiciorzarites de las actzracioiies nzi~mas»~. contradicciones internas... El atiálisis estructuralista da un privilegio a la noción de estabilidad,
Lo racional y lo issacional, lo implícito y lo explícito, los sistemas de valores, las ideas, las mientras que el análisis histórico lo reconoce a la noción de movimiento»".
conductas, todo ello es mentalidad. Reducir la cultura a sólo sus componentes racionales, claros Pero el movimiento es precisamente lo que esta forma de entender la mentalidad no puede
y distintos, creo que es ignorar al hombre, y a ello conducen propuestas como las de Carlo captas en modo alguno. No sólo, como hemos dicho, por la naturaleza de los temas propuestos
Ginzburg cuando caracteriza a la historia de las mentalidades por su interés en «la i.ecui.rericia y la manera de entenderlos, sino por las características de determinadas fuentes y métodos que
de elenzerztos inertes, oscur.os, inconscientes de uiia deteirninada i~isiónclel mundo. Las szrper-
ijiijencias, los ai.caísmos, la afectividad, lo irraciorzal, todo ello delimita de modo especijico la
6 GINZBURG, Carlo: El qireso y los grrsanos, p. 25. Barcelona, 1986.
7 VOVELLE, Michel: Op. cit., p. 214.
8 VOVELLE, Michel: Op. cit., p. 12.
3 VOVELLE, Michel: Ideologías y nientalidades, p. 87. Barcelona, 1985. 9 BRAUDEL, Femand: «La larga duración». En: La Historia y las cielicias sociales, p. 71. Madrid, 1968 (1-
4 Ibídem, pp. 12 y 39. edición, Annales, 1958).
5 KROEBER Y KLUCHOHN: «Culture: A critica1 Review of Concepts and Definitionsn. En Adamsori Hoebel: 10 Ibídem, p. 74.
Alitropología: El estirdio del hombre, pp. 17-18. Madrid, 1975. 11 SOBOUL, Albert: Las est~.icctirrasy los Iionibres, p. 118. Barcelona, 1969.
son incapaces de transparentar movimientos y cambios significativos. No entraré aquí en un Solanieilte os ruego qzre vengais a clarnze la extrenza uiición. Dixonte que si el izo ovie1.a
análisis de fuentes, que sería largo de tratar, pero sí me referiré brevemente a una que ha hecho confessado me toviera por gentil o pagano, pues tan poco caso Izazía de lo que los otros tenían
fortuna. Si de lo que se trata, como dice Vovelle, es de captar el «~.ejlejoinconsciente de re- por principal. .. y a la fin se fire medio
presentaciones m.raigadas», «que se expresmz en actos, en gestos o siinplenzente e17 s ~ ~ e í i o s » ' ~ , Pero Vovelle elude el problema afirmando que «siempre hay un fuero i~itemoy jquiérz
resulta contradictorio proponer para ello, y con tanto énfasis, el estudio de los testamentos. Se p ~ ~ e djactar.se
e de hube1 periet~,adoen su secreto?^'^. Ahora bien, jno se nos había propuesto
ha elegido, y no creo por casualidad, el documento más resistente al cambio, el de más inercia, penetrar nada menos que hasta el inconsciente, assancando a las fuentes confesiones involuntasias?
el más retardatario, y esto sencillamente por su naturaleza, que no es otra que la jurídica. Si junto con las ideas claras prescindimos ahora del fuero interno, entonces yo ya no sé lo que
Naturaleza que le convierte, de necesidad, no en expresión de la comunidad, menos aún del es una mentalidad. Es en el fuero interno donde radica la intencionalidad del acto, es en él donde
inconsciente colectivo, sino de un ordenamiento legislativo e ideológico político-religioso que se encuentran las ideas claras y el inconsciente, lo oscuro y lo irracional, y si lo eludimos
hace de él un instrumento legal, que como tal crea y recrea conductas jurídicas ideológicamente terminaremos quedándonos con una galería de gestos convencionales, de intencionalidad con-
deseables. De esta forma, no es que el testamento venga a recoger los tópicos de conductas vencional, y por tanto ambiguos, es decir, equívocos. Pero el problema de esta ambigüedad se
colectivos, sino que la conducta se hace tópica y colectiva por exclusión, porque no puede ser dobla cuando la sometemos a un análisis serial.
otra cosa una vez que se entalla en la tópica jurídica del testamento. Dicho de otro modo el El análisis serial puede ser muchas veces de gran utilidad, pero en ocasiones puede constituir
testamento, en cuanto orden jurídico que es, sólo puede proyectar conductas jurídicas, que por una trampa peligrosa cuando se maneja con cierta alegría, y esto por su propia naturaleza. La
ser jurídicas han de ser tópicas y colectivas, es decir, normalizadas. No olvidemos que, como serie tiene utilidad cuando se sitúa en el largo plazo, pero en un plazo cualitativamente homo-
nos recuerdan los manuales de escribanos, los testamentos sin invocación divina y profesión de géneo. Como ha dicho Witold Kula:
fe se harían muy sospechoso^'^. ¿Quién en la España católica del Antiguo Régimen asumiría el
riesgo del desvío ideológico en la práctica testamentaria? Pero, en cualquier caso, los gestos no «El método estadístico abre posibiliclcldes enoi.mespero en un marco cualitatiijamente
son unívocos, como pretende Vovelle. No necesariamente ha de haber con-elación «entre los invariable. Permite analizar la aparición cuantitativa de un elemento determinado ...
gestos de la pizíctica y la ficlelidad religiosa»I4, y de hecho podemos observar que con fre- en la escala de un período tan largo como el pei.íoclo en el cual la calidad de estos
cuencia no la hay. Como ha señalado Lawrence Stone, el que a partir de mediados del Siglo elementos sigue ir~ijariable»'~.
XVIII los testamentos de Provenza y París se dediquen exclusivamente a la disposición de los
bienes mundanos, no necesariamente se ha de interpretar como secularización. Puede serlo, Ya Akerman, algunos años antes, había visto el peligro: «Las series tenzpo~.alesque com-
pero igualmente «pudiei.a sel. que la natzri.aleza de la piedad se hubiera transforniado en otras p i ~ n d e nciento veinticinco aíios, no constituyen un ~naterialhomogéneo, ya que el contenido de
foi.mcts, más espi~.itzrales,las cuales no,figui.an en los testanzento~»'~.
De igual forma, podemos caclcr serie está modificado después del cambio de Ahora bien, si de entrada
decir que la contraria es igualmente válida: tras gestos religiosos pueden existir motivaciones afirmamos que la estructura no ha cambiado, y que no ha habido rupturas cualitativas, podemos
muy poco o nada religiosas. El mismo Vovelle admite el equívoco del gesto cuando reconoce constniir series mentales desde el siglo XIV al XIX, e incluso más largas. Kula aporta algunos
que en sus testamentos se encuentra «tanto un silencio jansenista como un silencio del liberti- ejemplos de estos peligros, aunque referidos a la historia económica, que creo expresivos. Si
110>>~~. construimos una serie para los siglos XVIII y XIX del consumo per cápita de productos
Recordemos que, testamentariamente hablando, la forma de morir en un eramista es similar harinosos, habrá que tener en cuenta que «durante todo este período izo dejaron de p~.oducirse
a la del ateo. Tal como aparece en Alfonso de Valdés, un eramista en el lecho de muerte cambios considel.ables en la forma de alintentarse. La media de 140 kilos anuales per cápita
respondería así a las propuestas del confesor: «Pi.eguntóme si quería manclar algo a su iglesia, sig~iificaen el siglo XVIII una cosa muy distinta, ya que aún prácticamente no se conoce la
o entre pobres y monasterios; respondíle que mientras ijiijía havía repartido aqlrello de que me patata, que en el siglo XIX, en que constituye un componente inipoi.tante de la dieta»21.
pa~.ecíapoder disponer ... y que no quería mostrar. de hazer servicio a Dios cori aquello de que La larga duración tiene este peligro, el de ocultar los cambios cualitativos. Ponemos el gesto
yo no podía gozar. Preguntónie qz~íntosdobles quería yo que diessen las campanas por mí y en serie, pero ese gesto puede significar cosas muy diferentes en el siglo XVI o en el XVII.
dixele que las camparzas no me Iiai~íande lleijar al paraiso ... Pi.eguntÓme dó~zdenze quería Como ha dicho Garin, los tiempos cortos se imponen «cuando lo que se persigue no es ya de-
entei.~m.,y dixele que el ánima desenva yo enzbiar a Jesu CIn.isto, que del cuerpo poco cuidado tectal.forrnas recurrentes, sino etapas 1,eaIes de las transformaciones históiicas de las cultu-
tenía ... Preguntónie quáritos enlutados quería que fuessen con mi cuerpo y quántas hachas y Y profundizando aún más en la historia cultural: «El errol. niás grave que se comete al
cirYos quería que ardiessen sobre mi sepultura y quántas misas n7e dirían el día de mi aceptar una historiog~~afía de tiempos largos es colocar en irn mismo plano tesis y textos
entel.ranlierzto, y con qué ceremonias y quántos treintenarios que~.íaque se di,~essenpor mi
ánima. Yo le di,xe: Padre, por amor de Dios que no nte fatigueis agora con estas cosas ...
17 VALDÉS, Alfonso de: Diálogo de Mercirrio y Crrró~~, p. 139. Madrid, 1971.
12 VOVELLE, Michel: Op. cit., p. 87. 18 VOVELLE, Michel: Op. cit., p. 33.
13 MELGAREJO, Pedro: Conipendio de contratos piíhlicos, p. 95. Madrid, 1689. 19 KULA, Witold: Proble~nasy ~llétodosde la Historia ecor~óniica,p. 303. Barcelona, 1973.
14 VOVELLE, Michel: Op. cit., p. 27. 20 AKERMAN, Johan: Estrircturas y ciclos econóniicos, p. 217. Madrid, 1962 (1' edición, 1944).
15 STONE, Lawrence: Op. cit., p. 280. 21 KULA, Witold: Op. cit., p. 306.
16 VOVELLE, Michel: Op. cit., p. 33. 22 GARIN, Eugenio: La revoliición cirltrrral del Renaci~iiiento,p. 48. Barcelona, 1981.
muchas veces sepai.ados entre sípor siglos, y en los que CI menudo la sinzilitud se reduce a una élites de poder. Así las cosas, conceptos como Reforma y Contrmefonna no tienen significado
cierta asona~zcia»~~. alguno en las mentalidades, son del dominio de la historia de la religiosidad. Igualmente
Puesta la historia de las mentalidades ante este planteamiento, la respuesta es inmediata y Renacimiento y Barroco no sólo dejan de ser conceptos que definen una estructura histórica
sumamente clarificadora. Se nos dirá que todo lo dicho vale para la cultura de élite, pero no para compleja, sino que desaparecen. Como ha dicho Vovelle, «desde fines del siglo X l V hasta el
la popular. Desde aquí empezamos a entender el énfasis puesto en reducir la mentalidad a sus corazón del XVII, sobre el fondo de cor~tirz~ridad apenas turbado por la cr.isis de la Refornla, se
elementos más inconscientes, oscuros y casi invariables, y el porqué del análisis en la larga instala lo que llanzai~ía,en el sentido más anzplio del término, el nzodelo de la muerte 'barr.oca':
duración. Todo ello es fundamental para defender el modelo teórico que pretende vertebrar esta e,~te~.ioi.izaciórz,
ostentacióiz ...»30. Un barroco de tres siglos y puesto entre comillas, en sentido
historia de las mentalidades, y que no es otro que la permanencia invariable de una cultura de 1 amplio y caracterizado en un sentido formalista y recui-rente, a la manera de Eugenio d'Ors. ¿Un
popular antagónica, y no sólo distinta, de la cultura élite. La cultura popular, dice Vovelle: «es desliz? En absoluto. Insiste: «se ti.ata de sabe1 si detrrís de los accidentes espectaculares del
sin duda la expresión nzás compleja, pero al mismo tiempo la inás fuerte, de la ~.esisteizciaal camino (el auge de lo nzacabro en el siglo XV), la ciispación del barroco ...) se dibuja toda una
cambio en forma de acultui~aciórziinpzlesta poi. las élites ... puede definirse corno un coipzrs de ei~olucióncorztin~raen las representaciones
creencias enterrarlas, ocultadas, pero capaces de reslrrgir con foi.nzas inesperadas ... que Conceptos históricos, digo, que quedan pulverizados o reducidos a accidentes espectacula-
constituyen un conjunto de mecanisnzos defensiiios y subiJersii~os para luchar contra las formas res. Así, ni místicos ni alumbrados pertenecen a las mentalidades, pero sí los beizandanti de Friuli
de acultumción mzctiladoras y nzistificadoras.. . los n u e ~ ~histoi.iadores
os analizan esas estructuras estudiados por Ginzburg. No nos interesa el proceso de Molinos, o el de María de Cazalla, pues
o esos procedimientos del rechazo que han perrlur.ado con obstirzacióii a ti.ai,és de la historia»24. son expresión de las élites, pero sí el de Menocchio. ¿Y Giordano Bruno y Thomas Münzer?,
Así, el calificativo colectii~o,aplicado a las mentalidades, queda vacío de contenido una vez ¿caeremos en la ironía cruel de afirmar que pertenecen a la opresiva cultura dominante?, ¿no
que expulsamos a las élites. Carlo Ginzburg, en el agresivo prólogo de su libro El queso y los pestenecen a ninguna cultura? Efectivamente, no pertenecen a ninguna cultura, pero como este
gusanos, afirma la necesidad de sustituir la expresión mentalidad colectiva por cultura popular: vacío es insostenible se acuña una nueva categoría donde entran todos los que no se adecúen a
«el clasismo genérico no deja de sel. en todo caso un gran paso adelante i.especto a1 la horma, son los intermediarios culturales, con los cuales la confusión es ya completa.
i~zterclasisnzo»~~.De esta forma, Menocchio no conespondería ni a la historia de la cultura, ni a Ya en otro lugar32me he referido al problema que plantea la aplicación radical del método
la de las mentalidades, sino a la cultura popular, y esto por dos razones. La primera porque, dice deductivo. Aquí tiene tal peso el modelo teórico que aplasta al objeto investigado, sesgando
Ginzburg, «i.educir el caso de Menocchio exclusii~anzenterrl ámbito de la historia de la men- siempre el análisis en el sentido de incluir en la pregunta la respuesta anticipada, como pusiera
talidad, significaría situar en segzcndo plarzo el acentuado componente izlciorzal... de su ilisión de relieve Akerman al referirse a la teoría m ~ n e t a r i s t a ~
Si~la
. pregunta no debe anticipar o
del mundo»26.La segunda, evidentemente, por el supuesto carácter antagónico que tiene esa condicionar la respuesta, no podemos preguntar en una investigación: Cuáles son los caracteres
visión del mundo. de la religiosidad popular, sino, más bien una vez contestados unos determinados comportamientos
Comprendemos ahora por qué Lucieil Febvre y su Rabelais han sido expulsados de las religiosos: ¿Se advierten diferencias religiosas sustanciales entre los distintos sectores de una
mentalidades, sólo vio, dice Vovelle, «improi~isacioizesde estudiantes o novatadas de mal gusto sociedad en un deteiminado tiempo y lugar? En caso afirmativo, jcuál es la cualidad de esas
en donde hoy se descifi-arz los resortes oczrltos de la Por tanto, el único Rabelais diferencias?, ¿cuál es la cualidad de lo que pueden tener en común? Pero el modelo del que
válido es el de Bakhtine, expresión de esa cultura popular que «se contrapone expresamente ... hablamos es incapaz de tales preguntas. Establece una sepasación antagónica previa toda in-
al dognzatisnzo y a la seriedad de la cultura de las clases dominantes. Sólo teniendo etz cuenta vestigación, y aunque ésta luego evidencie fuertes elementos comunes, se seguirá afirmando la
esta contraposiciórz resulta conzprensible la obra de R a b e l a i ~ » Sé~ ~ que
. plantear críticamente diferencia radical, si bien se dirá que en la diferencia hay circulacionismo por medio de los
esta cuestión puede significar excomunión historiográfica ipso facto irzcurrenda, ya que, como intermediarios culturales, y por eso Rabelais es portavoz de la cultura y religiosidad popular,
afirma Ginzburg, tras esta crítica puede ocultarse una exacerbada coizcierzcia de iliolerzcia más aún, campesina, como afirma Ginzburg. Ahora bien, ante Rabelais creo razonable formular
ideológicaz9.Aún así me atreveré a decir algo, siquiera sea una reflexión. He intentado hasta una pregunta: ¿Es portavoz de una subversión popular o simplemente timzsfolma en popular, como
aquí poner de relieve algunos de los elementos que están transformando a esta historia en una artificio literario, un antagonismo protagonizado y sistematizado por un sector de élite? No es
horma estrecha. Las élites no tienen mentalidad, sus ideas son siempre claras y distintas, este el lugar para un análisis del tema, pero al menos quisiera recordar un dato que creo
mutiladoi.as, mistificadoras y dogmáticas, y aunque la tengan no nos interesan, su estudio atañe revelador. En noviembre de 1532, unos meses antes de la publicación de Pantagruel, Rabelais
a la historia de las ideas, de la cultura o de la religiosidad. Nuestro campo de estudio tampoco escribe a Erasmo una carta en la que de forma expresa se declara discípulo radical del holandés.
sería lo colectivo, sino aquel sector de colectivo que mantiene actitudes beligerantes frente a las Dice entre otras cosas: «Salud perfecta en Jesucristo, Salvador nuest1.o... Coiz placer he cogido
por los cabellos esta ocasiórz y asido esta opoi.tunidad, padre mió humanísinzo, para significarte
23 Ibídem, p. 51.
24 VOVELLE, Michel: Op. cit., p. 253.
25 GINZBURG, Carlo: Op. cit., p. 26. 30 VOVELLE, Michel: Op. cit., p. 48.
26 Ibídem, p. 25. 31 Ibídem, p. 108.
27 VOVELLE, Michel: Op. cit., p. 88. 32 En Religiosidad popular: urt concepto eqrrívoco. En actas del simposio sobre Muerte, religiosidad y crr1tici.a
28 GINZBURG, Carlo: Op. cit., p. 17. popirlar, siglos XIII-XVIII. (Zaragoza, diciembre, 1990). (En prensa).
29 Ibídem, p. 18. 33 AICERMAN, Johan: Op. cit., p. 167.
co~zalgún grato servicio con cuán alegre voluiztad y con qué respeto te declaro mi amor y mi están los prelados ... los doctot.es y predicadoi.es de la fe, la luz del Ei~aizgelio...»39.Es decir,
l.evererzcia. Te llamé padre; llamaríate madre también si tu indulgente conzprensión nze 10 diríamos hoy, la tesis frente a la que alzar una antítesis, en caso contrario huelga la subversión.
consintiera. Aquello que cada día experimentanzos erz las nzadres gestatztes que alinzentan los Aunque sin alcanzar formulacioiles tan radicales, con frecuencia se suele definir la religio-
hijos que azírz no iu'eroti y los proteger1 de las inclemencias del aire, este fue también trabajo sidad popular como un conjunto de prácticas y creencias caracterizadas por un peso preponde-
tziyo; tú, qzie a mí, descorzocido de rostro y oscuro de nombre, de tal nzarzera me educaste y nze rante de las formas externas, ritualistas y sensoriales, con una fuerte confusión de elementos
criaste a tus pechos con la castísima leche de tu docti.itza, de arte que si no pt.egotiare que todo religiosos y profanos. Una religiosidad en que las formas simbólicas de lo sagrado adquieren
cuanto soy y cuarzto valgo te lo debo a ti,fuera el nzás ingrato de cz~antositzgratos son ahora y valor autónomo, con lo que se transforman en objetos y ritos casi mágicos o claramente
sei.6 en edades iletzideras. Salve, pues, padre anzatztísimo, honor y prez de la patria, asertor de mágicos, abriéndose en una galería de fetiches, portentos, milagros y espantos. Vovelle nos
las letras, de quien conjuras los datíos, y propugnador invictísinzo cle la ile~~clad»~~. habla de comportamientos mágicos, hechizados y hechizadores, exorcismos y conjuraciones, de
Pero, ¿qué es religiosidad popular?, ¿cuáles son sus caracteres definitosios?, ¿cuáles los antiguas acrópolis paganas de culto a la fertilidad que se mantienen en formas de cultos
específicos que hacen de ella un co~zjuntode nzecanisnzos defensivos y subi~ei.sivospara luchar marianos, de todo un olimpo de santos intei.cesores,taumaturgos celestes protectores en diferentes
contra las fornzas de aculturación mzitiladoras y mistificado~~as» impuestas por las élites? Mu- especialidades", situando esa religiosidad «en térnli?zosde dialéctica y aun de corzflicto». Pero,
chos historiadores no ven en lo popular, y no buscan más, como ha lamentado Delumeau, que ¿de qué conflicto y con quién?. ¿NO es esto lo que criticaba Erasmo? «La vida entera de los
«cultos satánicos y liturgias anticristiat~as»~~. ¿Podemos calificar de popular algo que no pasa cristialzos todos está tan llena de esta especie de delirios que los sacer.clotes los admiten y
de ser un epifenómeno, reducido a sectores minoritarios y en áreas geográficas marginales? fomer~tan»~'. O bien «estas cosas tatz estultas ... son, sin enzbai.go, aprobadas no sólo por el
Tomemos dos testimonio tempranos. Refiriéndose a la brujería, decía Pedro Ciruelo en 1538: vulgo, sino tanzbiétz por los que clecla~.atzla religiót~»~~.O bien «Es zina comzíiz pestilencia qzíe
«Está desterrada de todas las principales ciudades de España; aunque no del todo...»36.Me- atzcla entre todos los christiatios ... Ya lo sz~frit~ianios
poi i1entur.a que e1 vulgo lo hiziesse, si rzo
diado el siglo escribe Alonso de Castro: «En aquella parte de Cantabria que se llarna ahora iliésenzos una buena pcrrte cle los sacerdotes y maestros ... estar ~.ebueltosqzrasi todos y oczípa-
Navarra y Vizcaya, entre los habitantes de las nzontañas; se habían encontraclo entre ellos dos en este error»43.
como practicaelos el.l.ores diversos, nzuchas szípe~~sticiorzes, valias formas de idolati.ía, hasta tal Masa y jerarquía compartiendo una religiosidad común, pero si es común, ¿cómo calificarla
punto que verzerabarz al demonio nzisnzo en figura c a p ~ . i n a » Si
~ ~decimos
. que esta religiosidad de popular y cómo ver en ella subversión si la propia jerarquía la comparte? La subversión está
practicada por los montañeses es popular, por exclusión tendremos que decir que la religiosidad en el eramismo, precisamente una religiosidad de élite, y no caigamos en la falacia de identificar
practicada por el resto de la población, por la mayoría, es de élite, con lo cual asimilamos élites élite religiosa con jerarquía eclesiástica, enfrentado a unas prácticas religiosas altamente unifoimes
a masas, y popular a minoría marginal, lo cual nos conduce al absurdo. Pero hay más. Resulta y generalizadas que darán el tono hasta bien entrado el siglo XVIII. No será mal ejemplo, de
difícil ver en tales cultos satánicos esos «mecanisnzos defei~sivosy subversivos para luchar cuando decimos, recordar que mientras aún ardían las pisas de libros eramistas, se publicaba,
contra las formas de aculturación nzuti1ado1.a~~ como pretende Vovelle. En el caso español la como veremos luego, una de las obras teológicas más alucinantes y enloquecedoras, y por ello
zona geográfica donde se manifiestan esos cultos resulta ser, significativamente, la menos mismo uno de los mayores éxitos editoriales del siglo XVII, me refiero a las Disq~tisicio~~es
romanizada y cristianizada de la Península. Creo que para que exista subversión son necesarios Mágicas del jesuita Mastín del Río, obra plagada de brujas, magias, hechizos y horripilantes
dos polos dialécticos, si falta uno, ¿qué es lo que se subvierte? Como han señalado Barbero y portentos demoníacos; es decir, obra de época, exponente de una mentalidad y unas creencias
Gil, «testimonios arqueológicos y epigráficos confirman la conservación del pagatzisnzo indigerzu compartidas por masas y jerarquías, por cultos y por iletrados, por católicos y reformados: es el
entre los cárztabros afines del Inzpei.io Romano y durante la época ilisigoda ... La ct.istianización, Barroco, una cultura, y una mentalidad, histórica y colectiva.
que se extetzdió en las regiones de vida urbana inzportante de la Petzírzsula, llegó muy tarde a Reducir el Barroco a mero acciderzte o c~.ispaciónque da en formas de ostentación y
las zonas menos rornarzizadas, donde la vida urbana era inexistente, y donde se coriseri~abanlas recargamiento es escamotear el análisis de claves esenciales que hacen de la histesia barroca una
organizaciones sociales y la religión indígenas ... la parte metidional y oriental de estos terri- histeria histórica y no una histeria recurrente; pero, ¿cuántas mentalidades históricas y colecti-
tol.ios conzetzzó a ser cristianizada en el últinzo tercio del siglo VI»38.Así las cosas quizá habría vas habremos de anular en aras de un pretendido continuismo multisecular de las represeiztacioizes
que preguntar jsubversión o simplemente atavismo invencible? Malón de Chaide fijó claramente colectivas? Ahora bien, para entrar en ese análisis es necesario romper hormas y enfrentar sin
las diferencias cuando señaló: «Mucho va, seíiores, de ser uno ruin erz Ronla ó en una aldea de complejos el estudio masivo de una de las fuentes capitales para entender cuanto venimos
Sayago; que en el lugarejo clo no se sabe qué cosa es set.nzó~zen mil aíios, y que el cura rzo sabe diciendo en estas páginas, una fuente que hasta ahora poca o ninguna atención ha merecido por
leer aun en su brevario ... que alli seais vos pecador no es milagro; mas que en la ciudad donde parte de la mayoría de los historiadores de las mentalidades. Me refiero al enorme corpus de
literatura religiosa producido por la Contraireforma, y que tiene cuatro grandes puntales: Teolo-
34 ERASMO: Obras Escogidas, p. 1.891. Madrid, 1964. 39 FRAY PEDRO MALÓN DE CHAIDE La coni~ersrótide la Magdaleria, B A E , tomo XXVlI Parte 11, cap
35 DELUMEAU, Jean: El niiedo e11 Occidente, p. 580. Madrid, 1989. XIII, p 3 19
36 CIRUELO, Pedro: Reprobacióri de las sirpersticiones y Iiechicerías. Segunda parte, cap. 1, p. 53 (Edición 40 VOVELLE, Michel Op cit , pp 149-153
moderna, Barcelona, 1977). 41 ERASMO Elogro de la locitra Cap XLI, p 81 Madiid, 1983
37 FRAY ALONSO DE CASTRO: Fratis Alphowsi de Castro Zariiore~~sis ... (Lyon, 1546). Libro XV, p. 103. 42 Ibídem Cap XL
38 BARBERO Y VIGIL: Sobre los orígenes sociales de la Recoi~q~tista, p. 188. Barcelona, 1974. 43 ERASMO Errqiriiidion o nlarl~taldel caballero c~rstianoEd del C S I C Madrid, 1971, p 259
gía moral, hagiografía, sermonario y meditación realista. Es aquí donde encontramos las razo- serztir y viijii. la devoción de la época»46.Pero, insisto una vez más, nada de esto es entendible
nes que nos forzarán a afirmar que Erasmo tenía razón cuando hacía partícipes y responsables a sin un análisis masivo de la literatura religiosa, porque «la forma de ilivir, sentir y expl.esar la
maestros y jerarquías de eso que él llama delirios de la hoy pretendida religiosidad popular. religiosidad las gentes de la época se identifica totalmente con la o~.ientaciony serztido de la
Unos delirios que no son una constante, sino históricos, y que en el siglo XVII alcanzarán religiosidad que difindía la Iglesia a t~.aiiésde los libros de meditación y por nzedio de la
niveles no imaginados por los erasmistas. Y es que la histeria religiosa barroca no es separable predicación y hasta elz el consejo de la coilfe~ión»~'.
de una de las claves esenciales de la propia cultura del Barroco, me refiero al binomio miedo- Gustav Henningsen, que ha estudiado las causas del auto de Logroño de 1610 y las circuns-
violencia que, por utilizar la afortunada expresión de Delumeau, hacen de Europa una ciudad tancias que lo acompañaron, corrobora cuanto venimos diciendo sobre el decisivo impacto
sitiada. Podemos hablar de miedo, pero mejor de miedos; miedos reales, escatológicos o ejercido por el púlpito y los teólogos: «El revel.decei. del campo brzjeril se debe irzdudable-
cotidianos, mentalidad de miedo enraizada en una experiencia vital nada tierna que desde el mente a la simiente esparcida por los predicadores en la canzpaíía irziciada en el otoño de
último tercio del siglo XVI crece y sacude por igual a jerarquías y masas, dando lugar a una 1610»48.Da comienzo así un fenómeno que Henningsen denomina: ((epidemiaoníi.ica, causada
psicosis de pánico en la que a veces es difícil aislar el objeto del miedo, puesto que este es el por los sermones de g~.anfierzasugestiva que se pronunciaroiz durante la gran cruzada de los
miedo mismo. Como ha dicho Maravall: «Probablemente la ijiolencia real no fue mayor erz el predicadores. Mujeres y hombres, pero sobre todo ~ziños,soñaban que les sacaban de sus
XVII que eiz otras épocas anteriores, no menos duras, pero s i f i e más aguda la conciencia de la camas mientras dormían y les llevaban al aquelarre»49.Se genera de esta forma la brujomanía
violencia y hasta la aceptación del hecho de la misma, que llegó a inspirar una estética de la colectiva, y «puede decirse que fie la mezcla de las creencias eiz brujas, propias de la pobla-
Y es que el miedo engendra violencia y cuando el miedo es exacerbado la violencia ción rural, coi7 las teorías iiztelectuales que los teólogos espoizían sobre la b~,ujei.íalo que
alcanza a patología, pero patología colectiva. De la literatura de Avisos podríamos tomar causó el trastorno de las mentes de nziles de per.~onas»~~. Escritores y predicadores juegan con
múltiples ejemplos de cómo el miedo colectivo fermenta en violencia, aunque aquí citaré una todo el efectismo espantable, atroz y morboso capaz de sugestionar y anonadar el ánimo del
muestra tomada de las memorias del jesuita Pedro de León. lector o auditorio, y para ello se creó no una temática propiamente dicha, ni unos géneros, sino
Sevilla, junio de 1585. Ahorcan a un morisco por salteador. En el momento de ser empujado una técnica aplicable a temas y géneros ya existentes. Una técnica que ni es una constante, ni
por el verdugo, el reo llama a Mahoma. A partir de esto se desencadena una violencia colectiva recurrente ni multisecular, sino creación genuinamente barroca, que se caracteriza por enderezar
tan mórbida que sólo puede ser expresión de un miedo enfermo: el discurso no al oído, sino a los ojos, ya sean del cuerpo o de la imaginación desbordada, es el
hacer ver. Nunca se había sacado tanto del precepto horaciano: «No basta que una obra sea
«Al punto, pues, que el verdugo lo echó de la escalera, parece que lo estaba~zlos bella; ha de ser enternecedora y ha de poder Ileilar a donde quiera el áninzo del oyente ... Las
n~uchachoscon las piedras en las manos. Y llovió tarzta piedra merzuda sobre el cosas captadas por el oído afectan al árzimo más lentanzente que las expzcestas ante nuestros
desdichado nzorisco que no había quien parase por allí. Y sir? que nadie se lo ojos»51.ES la técnica del punto de vista y la composición de lugar. Pero veamos algunos
estorbase, ni pudiese, se subieron los muchachos en la horca y lo desataron, y lo ejemplos para apreciar las características y perfección alcanzada por esta técnica, y la importancia
llevaron, a~.rast~.ando medio vivo y nzedio muerto por esas calles hasta la noche, que que le damos en la configuración de eso que, a falta de mejor término, denominamos hisreria
dieron con él eiz la plaza de Arriba, y allí lo nzedio quemmoiz con los cestos de las religiosa del Bamoco, de la cual es causa a la vez que consecuencia.
vendedoras. Y después de bien socar~.ado,aunque mejor lo habrían socar7.ado en el Cuando el P. Nieremberg pretende llevar al ánimo de sus lectores la miserable cosa que es
irzjierizo, dieron con él en la puerta de T ~ . i a n a » ~ ~ . la vida temporal, no les dice que la vida temporal es miserable, sino que los enfrenta, con el más
morboso de los realismos, a la descripción de las más terroríficas epidemias de peste, y esto no
Esto duró horas, y no se opuso nadie. Ni el P. León está ajeno a esta violencia y califica a los a unos lectores intemporales, justamente se lo está diciendo a los del siglo XVII, ahitos de
muchachos como verdugos de la divina justicia: «Dios nos libre de las sentencias y castigos que hambres y muertes pestilentes. Fijémenos en la técnica. De una peste de Provenza dice: «La mayor
su Majestad hace, tomarzdo por instrumento y verdugo los muchachos, pues hemos visto que parte de los heridos al segundo día se bolvían fierzéticos, y se arrojaban en los pozos: otros de
con susflacasfuerzas contrastan las muy mayores que las suyas» (id.), con lo que se nos está las ventanas abaso: á otros daba uiz fluxo de sangre de narices, ... las pr.eñadas abortaban a los
dando a entender, a más, que tales muchachos eran más niños que mozos. El autor termina la cuatro meses, morian ellas, y sus criaturas, las quales hallaban cubiertos de tabardillo de colol.
narración calificando los acontecimientos como t7.agicómicos. por un lado azul, que parecía sangre desparranzada por el cuerpo ..., el remedio que esperaba
Hay mucha perversión en el Barroco, sobre todo por ser la expresión exacerbada de una el herido, era la muerte,... luego en sintiéndose het.idos, se cosian ellos mismos las nzoi.tajas, y
sociedad en crisis que pervirtió todos sus valores hasta la monstruosidad, y si lo religioso
expresa siempre lo humano, en cualquier medida, aquella religiosidad no podía escapar a la
impregnación morbosa de la cultura y de las mentes en que se desarrolla. Como ha dicho Emilio
Orozco: «Lo que ijenios en esa gesticulación y violenta manifestación de la religiosidad es la 46 OROZCO DÍAZ, Emilio: Itltrodircciót~al Barroco, vol. 1, p. 259.
fornza extremada, morbosa y desbordante, con espectaculaiidad hiriente, con que se llegó a 47 Ibídem, p. 265.
48 HENNINGSEN, Gustav: El ahogado de las Brujas. Brirjería ilasca e Iizquisición espaíiola, p. 196. Madrid, 1983.
49 HENNINGSEN, Gustav: Op. cit., p. 202.
44 MARAVALL, José Antonio: La cilltirra del Barroco, p. 332. Barcelona, 1975.
50 Ibídem, p. 346.
45 LEÓN, Pedro de: Grandeza y miseria de Atldalucía. Testimoriio de irna er~crucijadahistórica (1578-1616).
51 HORACIO: Ante poética. En Obras completas, pp. 335 y 339. Barcelona, 1986.
Edición de Herrera Puga. Granada, 1981, p. 43 1.
cabello suelto ... y sus cabezas Iastiniadas con coronas de espinas agudas ... Ibaiz algutzos
estaban diez mil vivos anioi~tajados... A todo esto está sujeta la vida huniaiia; para que teman,
desnudos, con decencia, ceñido el cuerpo tan fuertenzente col7 sogas asperas ... 0 t r . o ~vestidos
los que tienen salud y l.egalo, a lo que puedan
de esteras iriejas... encaradas las puntas azia el cuerpo desiiudo, de suerte que al fienipo de
Estas imágenes no son más que un catalizador convulsivo para remover los fondos de
desiiudarse este petiiterzte disfi-az, descubi.iemi todos sus cuerpos baiíados en sarzgre ... Otros
experiencias y sensaciones de muerte en el lector. Otro rico filón fácilmente reconocible, por
llevaban fimzos en la boca ... Otros se veian con uesos de muertos, atravesados en la boca y
cotidiano, para el lector, es el hambre, elemento idóneo para la sacudida enervante. De una
calaveras en las manos». Aquí no hubo muertos gracias a la «pi.udeizcia y caridad del señor
hambruna francesa dice: «Grandes conzpaiíías de honibi.es, y nzugeres, iziiíos, mozos y viejos, y
Obispo ... teniplaizdo su feivorosa devocióiz ... para que la penitencia no se convirtieixz eiz
de toclas las edades, arzdaban por las calles desnudos, amai~illosy tiritando de frio, los unos
tenzei.idad ... singula~~me~ite
en los que avia ya cinco oras que contiiiuaban etz azotarse con
hiriclicrdos, conzo atabales, de hidropesia, ot1.o~tendidos por el suelo tnedio muertos, daban las
cadei~as>>~~.
posti.eras boqueadas. De esta gente estabati llenos los establos y muladares ... tenzblando conzo
Miedo y violencia colectiva, en el predicador y en el auditorio. El miedo y la violencia
azogados ... Millares de madres flacas, deshechas, trnspasadas, cercadas, y cargadas de irfitii-
arman el sermón, así, Jerónimo López, como muchos otros, solía «corona?y darfin a sus ser-
dad de hijuelos del nlisnzo jaez ... (dos mujeres) coniierotz y se hai.taroti de cebollas albarranas ...
nzones de Misioii, con algun Exemplo, lleno de provechosa enseñanza ... y señaladamente, los
yerva ponzoiíosa, y con ella se emnpozoiíaron de tal niatiera, que todas sus e,~tremidadesde los
que encerravan tenlerosos castigos, e,vecutados por. la justicia de Dios en Pecadot.es rebeldes y
pies, y marzos se les pusieroiz verdes como pieles de lagartijas, y les salía materia, y ponzoiía
obstinados, para que a vista de estos sucesos trhgicos y tristes, abriesen los ojos, nplacasen la
por et1ti.e las uiías, y la carne ... a l f i l murieron ... Todas estas rriiserias que aúii rio caben etz el
ira de Dios»57.
petisan~iento,cabeiz en la vida h u n ~ a n a » ~ ~ .
Es decir, la misma ejemplaridad que la justicia secular pretende con las ejecuciones públi-
Nieremberg es sólo un ejemplo entre millares, pero con toda su maestría aún se queda corto,
cas. Nutridas colecciones de ejeniplos para estos fines fueron publicados en las obras hagiográficas
puesto que la palabra escrita no puede competir, ni en público ni en posibilidades, con el que fue
y en los manuales de predicadores. ¿Cómo no habían de terminar muchos sermones en gritos,
el gran instrumento didáctico de la Contrarreforma, el sermón. Su capital importancia radica en
lágrimas, sangre, e incluso muertes penitenciales, cuando el miedo es recreado y fomentado? En
dos factores. El primero, que aun utilizando los mismos elementos de la meditación realista, los
los ejercicios espirituales de Antonio de Molina, leemos sobre el infierno: «El hedor de este
amplifica hasta el límite con la utilización de elementos plásticos y efectistas mediante una
calabozo no se puede encarecer, ... por el sudor, y pestileiiciales 01oi.e~que salen de los cueipos
cuidada tramoya. El segundo es consecuencia del primero, al convertirse de esa forma en un
podridos y corrompidos de los condenados ... Este fitego debes imprimir niucho en la memoria ...
espectáculo arrastra al público en masa. En 1678 decía el jesuita Martín de la Naja que los
Terrible hedor ... no habrá cuerpo leproso, lleno de llagas, y podre, ni cuerpo muerto podi-ido,
únicos grandes espectáculos que acaparan más público eran: las comedias, toros, ejecuciones
y lleno de gusanos, que se le iguale ..., moi.dedura de serpientes, y otras niil sabandijas poti-
públicas y sermones54,y nos cuenta lo sucedido en los sermones de un novenario predicado en
zoñosas ... mordiendo y chupando las entrañas, e itichandolas de
la villa de Altura por uno de los grandes predicadores de la Compañía de Jesús, Jerónimo
Se podrá pensar, y es cierto, que la literatura ascética ya había ofrecido importantes muestras
López: «El concurso de la gente que acudió al Se~món,fcretan copioso, que no siendo capaz el
de realismo duro en la descripción del dolor, la violencia y la sangre, con anterioridad al
espacio de la Iglesia, se plantó el Púlpito a la puerta, ... y aún después ... se llenó la Plaza de la
Barroco, pudiéndose afirmar la existencia previa de una retórica de lo macabro. En mi opinión
villa de gente, de tal nzarzern, que asta las ventanas, y texados, se allavan ocupados. Dio
no se trata de una cuestión de creatividad o invención, el Bairoco inventó pocas cosas, sino de
principio el Seimótz ... y eran tales los geniidos y clamores... que davarz nzhs lugar a lagrinlas
grados, de umbrales de complacencia dolorosa, y en tal sentido he de corroborar, desde mis
que a discccrsos... Al menor amago del Predicador en orden a erirse el i.osti.o, respondía el
propios trabajos, lo que ya apuntaba Emilio Orozco, pionero en los estudios barroquistas, al
fervoi del auditorio, con rigurosos bofetorzes y fuertes puiíadas que se davan en la boca, en
referirse a esa preexistencia de la retórica realista, señalando que en períodos anteriores, «aunque
venganza de los juranzentos y pa1abi.a~ ofensivas ... El mido que despertaba la nzoción del
tios parezca estar en un punto extrenio de esa tenderzcia a detenerse en la desci,ipción de lo
pueblo, era tan grande que ~rvoque interi.unzpir el Sermón var.ias vezes ... muchos sacaron los
ojos encendidos y aun sangrientos de tanto 110 m...Murieron dos ombres de los fervorosos doloroso y sanguinario y eti la técnica a hacerla presente para conmove1,nos i.emovieiido
rzuesti.os sentiniientos, sin embai.go todo se potencia y desborda cuando esa niisnia escena -y
excesos de penitencia que 1legat.on a e x e c ~ l t a r » ~ ~ .
teniendo delante ese modelo- nos lo ofrecen los escritoi,es del período bai.roco, denzostizrndo
Lo sucedido en Altura es repetición de acontecimientos acaecidos unos días antes en Segorbe,
cómo se trata de una nueva sensibilidad que se recrea, casi rnorbosamerzte, en pintar lo
donde el sermón terminaba con una penitencia pública, «muchos disciplinarztes de sangre, que
a todo rigol ei.inrz incesantemente sus espaldas, y algunos, que con nzanojos de cadenas se violento, cruel y sat1guirzari0»~~.
azotavan sin lastinza. Iban delante nluchas doncellitas tiernas... cubiertos sus rostros con el Es la estética de la Contrarreforma, tal como se propuso en la Sesión XXV del Concilio de
Trento: había que instruir a los fieles, pero con ejemplos, y esto no de cualquier manera, sino
haciéndoles ver, ya sea componiendo el lugar con la imaginación, ya sea mediante la utilización
52 NIEREMBERG, Juan Eusebio: Difei.encia eritre lo teniporal y eterno y crisol de deserigaiios. Cap. VII, libro
El, p. 223. Barcelona, reedición de 1792.
56 NAJA, Martín de la: Op. cit., p. 282.
53 NIEREMBERG, Juan Eusebio: Op. cit., p. 227.
57 Ibídem, libro V, cap. XVIII, p. 551.
54 NAJA, Martín de la: El inisioriero perfecto. Dedircido de la vida, i~irtirdes,predicación y rriisiorres del V. y
58 MOLINA, Antonio de: Exercicios Espirit~rales,pp. 308-309. Barcelona, 1776 (IQdición, Burgos 1615). Parte
apostólico predicador, padre Gerónimo López, de la Cotilpaiiía de Jesiís ... Obra muy útil para luz y enseñanza de
11, tratado 1.
predicadores, confesores, misioneros y operarios de la viña del Señor. Libro V, p. 562, cap. XVIII. Zaragoza, 1678.
59 OROZCO DÍAZ,Emilio: Op. cit., vol. 1, p. 263.
55 NAJA, Martín de la: Op. cit., libro 111, cap. X, p. 283.
plástica que va a los ojos: «Salutaria exenipla oculisfideliu~nsubjiciuiitur», penetrándolos con Hay en del Río una obsesión, compartida por la generalidad de sus contemporáneos, de ver
el golpe de una estética acorde con los objetivos propuestos, y que son esencialmente dos: brujas y maleficios demoníacos por todas partes. Ya en el prólogo afirma que escribe esta obra
mudar conductas (vitan moresque suos componant) y excitar a piedad (exitenturque ad para poner remedio al «albañal Izor.ro~~oso de encantadores y maléficos» ..., «a la epidemia tan
adorandum...). Una excitación sometida a cánones, pero el canon es ya una propuesta de histeria inipi.esentable conio invasora de iienéficos y erzcantac101.e~que en este Últinio siglo se difinden
religiosa, como podemos obsewar en las reglas estéticas de uno de los más influyentes cada día n ~ Ú s . . . »¿Ve
~ ~ . fantasmas del Río?, ¿Hay tantas brujas y maleficios? Con toda seguri-
codificadores de la pintura bassoca, Vincencio Carducho. Para representar la ira y la furia dad no, al menos no en España. Este libro es un ejemplo entre miles de esa histeria de pánico,
aconseja: «intrépidos, sin orden, y firera de sí, la boca abierta y torcida, que rasga niienibros, sin tener esto en cuenta los planteamientos de del Río nos resultasán hoy absurdos e incoheren-
ó vestidos, ó cabellos de cabeza, ó barba con las manos, ó aprieta los dientes, mira fijo, y muy tes, parecerá que apunta a todas partes y golpea a ciegas, pero no es así. Como él mismo dice:
abiertos los ojos, y la boca cerrada, sacctrido la quijada de abajo más afuera que la alta; y tal «En realidacl, de ilerdad, izo se ti.uta de batirse con delirios de iliejas, o con insomrzios de
vez echado al suelo dando pzrfiadas en la tie1.1.acon g~.andesvoces, tiembla, echa espuma por la igriolmztes ... sino que ahora liemos de habernosla con los niisnios demonios...»66.El demonio
boca, y fuego de los ojos»60. no es sólo un concepto teológico, sino el supremo hacedor de espantos taumatúrgicos, el
El temor: supremo daño pensable e impensable. Es la atrocidad misma, pero nunca en abstracto. Se
presenta como encarnación y síntesis de todas las plagas que sacuden a la Europa del siglo
«Las acciones de temor, t~.épidas,sirz defensa pronta, descolor.ido, que vuelve las XVII. El es la sedición, la herejía, la guessa, el hambre, la peste, el infierno..., con lo cual el
espaldas, débiles posturas de piernas, brazos y cabeza voliliendola a una parte, y los demonio viene a ser la imagen del miedo sin más, y por tanto una de las claves fundamentales
ojos (abieifos) a otra, con los homb1.0~algo e~zcogidos»~'. de la histeria. Puesto que el demonio lo es todo, es evidente que habrá lecturas diferenciales;
pasa unos será el daño cotidiano esencialmente, como la pérdida de cosechas, incendios o
La locura: cualquier maleficio; para otros será, sin dejar de ser todo eso, antes que nada, la Reforma, la
herejía, como en el caso de Martín del Río: «Los demonios tienen casa en los herejes, como
«Las acciorzes que pide la locura, vanas y sin propósito, ridículas, voliliendo el otl.ora en los íclolos... Suelen los dernoriios para engañal. a los honzbizs usar de los herejes
cuerpo, niarzos y pielñns sin causa algurza, risa, burlas, saltos, voces disonarztes... conio ranieras hermosas ... Los r~rfiairlcuando una puta se aja, de la p~rtasacan celestina. Así
boca abierta, cejas a~.queadas»~~. los demonios cuando el prime1 aspecto de Lrna herejía se ha estropeado, de los herejes hacen
iilag~s>>~~.
Y el llanto: Las múltiples reediciones de la obra de Martín del Río indican que estos planteamientos
fueron ampliamente difundidos y aceptados. Vincular la demonomanía y bsujería del siglo XVII
«Los nzoviniierztos del llanto de bocas, ojos y carlillo, casi como los de la risa, sólo a la Reforma significa que en las mentes, de al menos un sector de la sociedad, la concepción de
se diferencian en la rigidez de las cejas; será apl.etatido las manos, entretegidos los estos temas no se nutrió exclusivamente de represerztaciones colectivas incoriscierztes y
dedos y ilueltos abajo ... los cabos de la boca irzclinados abajo, las cejas juntas multiseculares, sino de ideas claras y bien precisas, difundidas culturalmente en una concreta
haciendo arrugas en coyuntura histórica. Esas ideas claras introducen una variante que hace que la demonomanía
barroca no sea exactamente igual a la del XV o a la del XVIII. Baste recordar que tras la
En realidad es el infierno de Antonio de Molina, «donde no se oye otra cosa sino confisa brujomanía del XVII, defendida hasta la saciedad por los teólogos, el P. Echévez y Eyto dirá a
vocería de atornientadores, Ilarztos, gemidos, blasfemias, ahullidos, temblores, c~.uxil.de dien- mediados del sigo XVIII:
tes, y que el s~leloes un cieno de pestilencia1 olor, llerzo de sabandijas sucias y ponzoriosas»".
Lágrimas, temor, locura, histeria, jno es esa la estética de los muchachos sevillanos que «Se persuada al ilulgo, que á dos por t w s hace brujas en su ei.i.ada ffrnitasía, a
arrastran y queman al morisco, la del P. Wieremberg y sus espectros hambrientos y pestilentes, ni~rchaspob1.e~y abatidas iliejas, que quiza por pobres, hur?iillaclasy pacientes, son
la de los auditorios aterrados de los sermones, la de los muertos por excesos penitenciales...? es la parte más sana y deilota de la /.ep~íblica; ... infanian fácilmente a persorzas ino-
la misma estética-pánico que se transparenta en las Disquisiciones Mágicas de Martín del Río, centes;... pues en avel. alguri enfermo de largo tiempo, luego lo tienen por hechizado,
uno de los más notables especialistas en magia, bsujas, hechizos y demonios. La obra de este y dicerz que aquella erzfei.niedad procede de maleficio ..., se enojan, y aun se irritan
jesuita, editada en 1600, se reeditará no menos de catorce veces en el siglo XVII, cifra impor- coiitra los que conciben actores de su daño, y les desean i w ~ i g a n z a » ~ ~ .
tante aunque no alcanza a la Demononianía de Bodin, reeditada veinte veces en veinte años.
65 RÍO, Martín del: La Magia demo~iíaca(Libro II de las Disquisiciones Mágicas), pp. 101 y 103. (Edición
60 CARDUCHO, Vincencio: Diálogos de la pii~llfra.Diálogo VIII, p. 321. Madrid, 1633. moderna, Madrid, 199 1).
61 Ibídem, p. 322. 66 RÍO, Martín del: Op. cit., p. 103.
62 CARDUCHO, Vincencio: Op. cit., p. 322. 67 Ibídem,pp. 111-113.
63 Ibídem, p. 322. 68 FRAY FRANCISCO MIGUEL ECHÉVEZ Y EYTO: El niisio~leroinstruido. Vida y misiones del V.P. fray
64 MOLINA, Antonio de: Op. cit., p. 306, 11 parte, tratado 1. José Monteagudo, misionero insigne. Libro 11, cap. XI, p. 270. Madrid, 1741.
Otra vez las ideas claras marcando un cambio cualitativo en la mentalidad sobre el tema. Así
las cosas ¿cómo prescindir de ellas y pretender dar cuenta de la mentalidad? Se entenderá pues
mi prevención ante el protagonismo indiscriminado que se pretende dar al tenzps loizg y al
análisis serial; y termino con la cita de Witold Kula sobre las series: «abre posibilidades
enormes, pero en un marco cualitativamerzte invariable. Peimite analizai la aparición cuanti-
tativa de un elemento determinado ... en la escala de un per.íor1o tan largo como el pei.íodo en el
cual la calidad de estos elemerztos sigue
COMUNICACIONES
134
NOTAS PARA EL ESTUDIO DE LAS
MAWFESTACBIONES ~A6860-RELIGIOSASEN
GARTAMNA DURANTE EL ANTIGUO RÉGIMEN
Antoinette T. Alcaraz Hernández
Lo que sin duda nos sorprende al estudiar la mentalidad de los hombres del Antiguo
Régimen es la gran mezcla de ideas religiosas con toda una serie de supersticiones, materiali-
zándose en un conjunto de ritos específicamente religiosos. Podemos considerar a los siglos
XVI, XVU y gran parte del XVIII, como una época en la que la línea divisoria entre Religión y
Magia es tan estrecha que toda ella está inmersa en lo que se ha venido llamando mentalidad
mágica, aun cuando se tenga una clara conciencia de la diferencia existente entre la oración del
religioso y el conjuro del mago.
Ante la existencia de fuerzas, hechos o circunstancias que acaecen por causas que están más
alla de una explicación lógico-científica y que, por esa misma razón, necesitan de unos reme-
dios de esa misma naturaleza, habrá quienes den respuestas dentro del marco religioso; en
cambio, otros buscarán soluciones o explicaciones fuera de la religión. En uno y otro caso serán
atribuibles a seres o fenómenos que exceden de la explicación humana. Ante ello, el hombre
recurrirá o se refugiará en esos seres que poseen unas dotes extraordinarias, dotes que han ido
incentivándose con multitud de experiencias y adquisiciones que hacen elevarse a quienes las
poseen por encima de sus semejantes, en una escala de posibilidades que pueden ir desde las
más positivas hasta las negativas.
De lo que se trata, en definitiva, es de dominas todo cuanto la Naturaleza ofrece al hombre
y, en ese sentido, se manifiesta Theo Lobsackl cuando define a la magia como la manipulación
de fuerzas ocultas con el propósito de cambias lo terrestre dado. En esta misma línea insiste
Bronilaw Malinowski2 al afirmar que la magia despierta en cada uno de nosotros fuerzas
mentales escondidas, rescoldos de esperanza en lo milagroso, ciencias adormecidas en las
1 LOBSACK, Theo: Medicina Mágrca Fondo de Cultura Económica. México, 1980. P. 17.
2 MALINOWSKI, Bronilaw: Magra, Crei~cia,Relrgión Ariel Qutncenal. Barcelona, 1982. P. 81
misteriosas posibilidades del hombre. En parecidos términos se pronuncia Julio Caro Baroja3 cualquier suceso, por extraño que parezca, con tal que se circunscriba en la esfera de lo
para el que la magia es un conocimiento que enseña a hacer cosas extraordinarias y admirables, sobrenatural. Aparecerán personalidades como Villalobos, Laguna, Pedro Mexía y tantos otros
si bien ésta nada tiene que ver directamente con la Religión, ni con la Filosofía, ni con la que se esforzarán en hallar explicaciones puramente naturales para fenómenos de la misma
Ciencia, aunque entre los pueblos antiguos existiera un acercamiento entre todas estas áreas de naturaleza e incluso criticarán, como lo hace en su obra Huarte de San Juan, a aquéllos que
conocimiento y, en especial, con la religión. pretenden atribuir todas las cosas a Dios y quitarlas a la Naturaleza, estimando que quienes así
Así pues, como bien ha puiltualizado Caro Baroja, no es exclusiva la concomitancia entre piensan son impacientes, arrogantes y gente vulgar que creen honrar más a Dios atribuyéndole
mentalidad mágica y mentalidad religiosa. A pesar de ello, durante toda la Antigüedad podemos milagros en lugar de proceder al estudio de los efectos naturales7.
detectar prácticas religiosas en las que es difícil separar e intuir la ortodoxia de la superstición. Parece ser que nada sustancial cambió en la mentalidad de las gentes del siglo XVIII, por lo
Desde el principio, para los cristianos el único Dios verdadero era aquél a quienes profesan que la mentalidad mágica sigue haciendo acto de presencia en el discunir cotidiano del pueblo.
culto, y, en consecuencia, cualquier otra manifestación de práctica religiosa oculta resultaba El poder político, la jerarquía eclesiástica y, sobre todo, los ilustrados intentarán reformas
sospechosa de estar bajo la intervención de un poderoso personaje: el diablo. Satanás viene a ser exhaustivas de la religiosidad para librarla de supersticiones, fanatismos y expresiones mágicas,
un personaje, hasta cierto punto, necesario que los cristianos debían tener presente, dados los que no eran sino productos de las deformaciones que la piedad popular había sufrido desde
grandes infortunios y desgracias que un buen cristiano no podría atribuir directamente a la mano tiempos pasados. En sus intentos por modificar este panorama, elevarán sus ataques contra estas
de Dios. Todas las situaciones adversas serán interpretadas como un castigo divino por los desviaciones y les harán desde las pastorales, periódicas, libelos, ensayos o sátiras con el fin de
pecados de los hombres y ello adquiere tanto cuerpo que no se verá el pecado sino como una desenmascar la falsedad de los milagros, cuya explicación estaban en las leyes científicas y no
encarnación de Satanás. El cristiano tiene asumida la idea de que está en este mundo acechado en las sobrenaturales; asimismo, lucharán, contra las procesiones penitenciales, las rogativas
constantemente por el Mal y que, en su peregrinar por la tierra, tendrá que afrontar todo tipo de públicas, los exorcismos, los conjuros y otras manifestaciones similares. Su propósito no logró
sacrificios, hasta hallar la recompensa del Bien que se encuentra en el más allá4. todo el éxito que cabía esperar porque no se llegó a el-sadicar las prácticas mágico-religiosas y,
Lo que es evidente, pues, es que todos los cambios que surgen en la religiosidad y que, en en muchas ocasiones como veremos, se intensificarán y serán las autoridades máximas, tanto
algunos casos, harán que se aparten de los cánones más ortodoxos y en otros se intensifiquen las civiles como eclesiásticas, quienes propiciarán este tipo de celebraciones. Se advierte, incluso,
manifestaciones piadosas en las que se entremezclan religión y magia, no aparecen espontá- un deseo de la Iglesia de sacralizar las supersticiones dándoles un contenido aceptable, desde el
neamente en la época que nos ocupa, sino que vienen gestándose durante el período medieval. puilto de vista de la oi-todoxia, y sustituyendo el encantamiento mágico por la oración deprecatoria.
Es precisamente la Edad Media una etapa en la que la vida religiosa se impregna de una serie de En este sentido son muchos los ejemplos en los que observamos el modo de actuar las autori-
defectos o usos anómalos que desvían el sentimiento religioso de su objetivo principal, a pesar dades eclesiásticas que, en numerosas Constituciones Sinodales, marcan las pautas a seguir en
de que entre el pueblo existía gran apetito por lo divino. Este impulso hacia lo sacro podía situaciones de peligro o ante cualquier eventualidad, utilizando «exorcismos y conjuros aprobados
producir los mejores y peores defectos, como así ocur-sió.De un sola raíz brotaban las excrecencias por la Iglesia y no otros»8.
grotescas o funestas de la superstición y los frutos delicados de la vida espiritual. Todo ello se Cabse preguntamos cómo pudo penetrar tan profundamente en la sociedad española esta
traducirá en dos tipos de manifestaciones populares. Por una parte, la piedad religiosa se mentalidad que, si bien tiene una base religiosa, está salpicada de ritos y hechos mágicos y, por
manifestó en numerosas y variadas formas. La devoción eucarística contribuyó a renovar la tanto, se aparta de un credo verdadero y estríctamente religioso. El insistir en la sociedad
ceremonia de otros oficios; surgen las procesiones con toda clase de majestuosidad para poner nuestra y no en otra, se debe a que es ella misma la que se autodefinía como puramente católica
de manifiesto el poder de Dios. Se trataba de ejercer una fuerza máxima frente a la otra y pasaba por ser «el brazo asmado» de Dios pasa defender la fe, como lo había demostrado al
tendencia, los adoradores de Satán, que no cesaban de aumentar5. expulsar a judíos y moriscos o bien preservando la fe y la religión católicas en todos los frentes
Sin embargo, no deja de haber una honda preocupación para evitar que existiera contaminación europeos frente a la Reforma. La explicación, tal vez, haya que buscarla en la propia sociedad
en las ideas religiosas puras y ortodoxas, como muy bien ha puntualizado Caro Baroja6.Pero lo cuyo mayor porcentaje estaba representado por campesinos, en los que la concepción mágica de
que no pudo conseguir la institucion eclesiástica a lo largo del Antiguo Régimen fue evitar la la vida era una idea, largo tiempo, asentada, debido a su ignorancia y a sus constantes
tendencia que tenía el pueblo hacia los ritos supersticiosos. Durante el Seiscientos, la mentali- enfrentamientos a una naturaleza, no siempre «amiga», y sí dominada por fuerzas que no
dad mágica va calando e impregnándose en las diversas facetas de la vida y aunque frente a esa alcanzaban a comprender. En estas circunstancias, los hombres del Antiguo Régimen quedan
situación surgen mentes preclaras que intentan el conocimiento de todo mediante un riguroso absortos y, a su vez, absorbidos por lo maravilloso y si ese gusto por lo sobrenatural perdura y
análisis y experimentación, no son sino «islotes» en una sociedad que es capaz de aceptar se perpetúa se debe a que el hombre no ha logrado alcanzar la respuesta a los secretos que
encierra en sí el Universo que le rodea. Las gentes tienden a entrever fenómenos sobrenaturales
3 CARO BAROJA, Julio: De la Sirpersticiói~al Ateísnio. Meditaciones Antropológicas. Taurus Ediciones. Ma-
porque en ellos radica, en definitiva, la clave esperanzadora que les permite acallar los terrores
drid, 1974. P. 176.
4 CARO BAROJA, Julio: Las Formas Cor>iplejasde la Vida Religiosa (SiglosXVI y XVII). Sarpe. Madrid, 1985.
P. 147. 7 MARAVALL, J. A,: La Oposición Política bajo Los Airsti.ias. Ariel Quincenal Madrid, 1972, pp. 204-205.
5 RAPP, Francis: La Vida Religiosa en Occideiite, afines de la Edad Media. Nueva Clío. Editorial Labor. Bar- 8 DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antoiiio: Hechos y Figiras del Siglo XVIIl Espafiol. Siglo X X I . Madrid, 1973, pp. 126
celona, 1973. P. 101 y SS. y 127. Para una mejor visión de la actitud de los ilustrados frente a la religión, ver «Aspectos de la España de Feijoo»,
6 CARO BAROJA, Julio: De la Srrpersticióii al Ateísriio, p. 249. pp. 121-159. -
que les dominan y, hasta, justificar, ante sus propios ojos, la mezquindad y fsustración de su ponerse en marcha. En esta evolución, la Iglesia fue tolerante con esas expresiones de la cultura
transitorio, aunque inevitable, paso por la vida9. popular, porque lo que pretendía era su inserción en los principios del catolicismo con el fin de
El hombre en el Antiguo Régimen, al verse desbordado en muchas ocasiones por toda disciplinar al pueblo en el seno de la Iglesia, jerárquicamente organizada y a la que correspondía
suerte de penalidades, que se traducirán en enfermedades «misteriosas y terribles», epidemias la definición y difusión del mensaje cristiano. Reprimiendo, en unos casos, censurando, en
que asolarán poblaciones enteras, hambres, como consecuencia de la pérdida de cosechas y otros, o tolerando, en otros tantos, el fin de la autoridad eclesiástica no era otro que la depuración
animales de labor, buscará las causas en fuerzas que exceden de la comprensión humana. moral de las costumbres en función de una especie de ascetismo laico y, sobre todo, una más
Puede que la primera adversidad que preocupe al hombre sea la enfermedad y, al no comprender nítida separación de lo sacro y lo profano para evitar la excesiva familiaridad con las cosas
sus causas naturales y no hallar su remedio puntual, pensará en el maleficio o, como alternativa, santas, características de épocas anteriores. Para la vigilancia docti-inal y cultural así como para
la oración. Ya 110s hemos referido a que en la mente de las gentes del Antiguo Régimen existe la imposición de códigos de conducta adaptados a los valores morales, la Iglesia contó con un
un complejo de culpabilidad y, por ello, cuando una epidemia se extienda por campos y poderoso instsumento, los tribunales Inquisitoriales.
ciudades no tendrá, a juicio de la mayoría, su causa en la mala alimentación sino en los La labor desarrollada por el Santo Oficio, se centra, a partir de estos momentos, a erradicar
repetidos pecados que han cometido. De ahí que la oración sea un buen método para aplacar no ya las ideas heréticas, sino a controlar las costumbres de los cristianos viejos. Todo ello
las iras del cielolo. facilitará, en palabras de Guy Lemeunier14,el progreso de la cristianización, su penetración, sin
De este modo, entre la población surgirán dos grupos: Aquéllos que se contentarán con la que por ello suponga la aniquilación de la cultura popular. Al tiempo, esta situación conduce al
oración dentro del marco de la religión, los que no dudarán en imaginar milagros o hechos predominio de una religiosidad reducida a prácticas exteriores, en la que la artificiosidad y
tenidos por tales, obsei~adoscomo anuncios de Dios; Por su parte, estarán los que piensen que efectismo, la desmesura y ostentación parecen ser algunas de sus claves. Con tales elementos
tales acontecimientos son obra del diablo y que éste tiene el secreto que puede revelar a sus esta religiosidad barroca va concediendo una importancia cada vez mayor a la expresión
representantes en la Tierra. Persuadido, pues, de la existencia de fuerzas del bien y del mal que exterior y visual del sentimiento religioso, operando, pues un amplio viraje con respecto a las
dirigen su vida, no le qiieda otra opción que conciliarse con ella a través de medios mágicos". prácticas anteriores en el tiempo. Las ceremonias de culto se complican y se enriquecen, se
Esta actitud ambivalente se manifiesta, prioritariamente, en situaciones de hambre, terremotos, multiplican actos de piedad colectiva y las grandes solemnidades religiosas dan lugar a espec-
plagas porque como afirma Malinowski12 la magia y la religión surgen en momentos críticos taculares manifestaciones.
para el hombre, porque ambas van a ofrecerle soluciones por dominar lo sobrenatural, confun- Este último aspecto es el que queremos resaltar, haciendo puntuales referencias de algunas
diéndose, a pesar de sus diferencias, en la época objeto de nuestro estudio. No obstante, el de las manifestaciones religiosas populares en el Reino de Murcia y en el caso particular de
agradecimiento y la sumisión, que caracterizan todo sentimiento religioso, se van imponiendo, Cartagena. La fe popular cartagenera es inseparable de la cultura de este pueblo que viene
poco a poco, sobre el deseo y la voluntad, en donde opera, con mayor pujanza, el sentimiento condicionada por tres factores: el mar, el cielo y la tierra y que constituyen los elementos
mágico. Porque, aun cuando ambos se entrecrxizan y confunden en momentos de peligro, la esenciales en el discun-ir cotidiano, en el modo de ser y de vivir del cartagenero, proporcionán-
revelación, al satisfacer los últimos deseos, consigue desviarlos del terreno mágico e interpre- dole los medios adecuados para su existencia o, en muchas ocasiones, para sus desgracias15.No
tarlos en el conjunto de los religioso^'^. se tardará, pues en crear toda una serie de ritos y manifestaciones de socorro, ayuda, de
Respecto a la religiosidad popular, debemos constatar que la idea que tenemos de que en milagros, en suma, demostraciones que ayuden, en lo posible, y alivien en su vida, en su
España, durante el Antiguo Régimen, existía una uniformidad en las prácticas religiosas, quizá alimentación y en su muerte al cartagenero.
sea más aparente que real. Conocemos, con detalle, el funcionamiento y la estructura de la La expresiones piadosas van a girar, por lo tanto, en torno a rogativas, procesiones, exorcismos
Iglesia como iristitución, así como las diferentes pautas que impone tras el Concilio de Trento, o conjuros con el objeto de aplacar la ira del cielo o del mar, para agradecer determinados
pero lo que desconocemos, o conocemos poco, es la práctica y las vivencias de la religiosidad, favores con intervención de la Virgen o de los Bienaventurados o, simplemente, para exaltar los
que, sin lugar a dudas, debía mucho al contacto secular con el Islamismo y el Judaísmo o, principales dogmas de fe. Las celebraciones de estas manifestaciones es una constante a lo largo
incluso, con la tradición y el pensamiento mágico. Ante este panorma, la Iglesia hará un del Antiguo Régimen porque es evidente que los cartageneros, no son una excepción, creen y
esfuerzo por llevar a cabo un vasto programa de sometimiento, no ya sólo de la religión popular, confían ciegamente en el poder de la Iglesia, no tanto como institución cuanto como represen-
sino también de las propias expresiones de una más amplia cultura popular que englobaba a tante, en la tierra, del poder infinito de Dios, en cuyas manos parecen dejar sus vidas. Siempre
aquélla. Este proceso de aculturacióil, de imposición coactiva de los esquemas morales, religiosos que atisban un peligro acudirán a las potencias celestiales y el castagenero, muy a menudo, se
y culturales en sentido amplio, no empezó a ser efectivo y dar frutos mucho tiempo después de verá acechado por un sinfín de adversidades, con lo que su cita con el poder mágico de la
divinidad será incesante. Serán muy frecuentes las procesiones de rogativas y, si la for-tuna no le
es favorable, el cartagenero no cejará en su intento con la celebración de otras.
9 SÁNCHEZ BELÉN, J. A,: El Girsro por lo sobrenatirral etr el Reirlado de Carlos II Universidad Complutense Es obvio que sean estas últimas manifestaciones, las rogativas, las que con más frecuencia
de Madrid, 1982, p. 33.
10 SÁNCHEZ BELÉN, J. A,: Opus Cit., p. 10.
se celebrasen con gran acompañamiento de fieles en los momentos más graves para la super-
11 LEMEUNIER, Guy: M~rrciaerr el Siglo XVII: U~rasociedad en Crisis. Historia de la Región de Murcia. Tomo
VI. Murcia, 1980, p. 136.
12 MALINOWSKI, Bronilaw: Opus Cit., p. 105. 14 LEMEUNIER, Guy: Opus Cit., p. 137.
13 SÁNCHEZ BELÉN J. A,: Opus Cit., pp. 13-14. 15 HERNARES DÍAZ, Francisco: Sarr Gitlés de la Jara. Biblioteca Cartagenera de bolsillo. Madrid, 1988, p. 93.
mitad del siglo XV22,manteniéndose su culto bajo el dominio de los árabes. Hacia el año 1663,
vivencia a causa de pertinaces sequías, tormentas, plagas o situaciones similares. Para la el Concejo cartagenero eleva una petición por la que se insta a la aprobación de la fiesta de San
totalidad del Reino de Murcia, los estudios nos demuestran que los años denominados malos los Ginés el día 25 de agosto para todo el tei-ritorio del Obispado de C a ~ t a g e n aLa
~ ~culminación
. de
hallamos a lo largo de todo el período, pero son los años comprendidos entre 1591-1598, entre este proceso no llegará hasta el 27 de abril de 167724en que el Concejo nombra patrón de
1602-1615, entre 1647-1653 y 1672-168016 los años en los que las grandes sequías y otras Cartagena a San Ginés y acuerda celebrar cada 25 de agosto su día, con misa solemne, sesmón
situaciones críticas provocan el desabastecimiento de la población. Cartagena, además de verse y música sufragados con fondos comunales. Desde entonces, San Ginés será objeto de grandes
afectada al igual que todos los territorios de reino murciano en los años antes citados, va a sufrir festejos y será una imagen habitual en todas las procesiones de rogativas.
una serie de calamidades de las que destacamos las enormes sequías de los años 1599, 1612, La celebración de rogativas podía partir de la iniciativa de los representantes del Concejo,
1628, 1630, 1637 y 1640; las tormentas de 1604, 1619 y 1684; las epidemias de 1648 y 1676- caso más frecuente, o bien presionadas por algún giupo, hermandad o cofradía.
78 y, por último, las plagas de langosta de 1594 y 165017.Pero, tal vez, salvo los años en que se Este es el caso de la petición que en 1578 hacen los Mayordomos de la Virgen de los
producen las epidemias, la mayor crisis cerealística que más afectó a Cartagena fue la que tuvo Desamparados al Alcalde Mayor, con el fin de celebrar una procesión de rogativa por aguas, en
lugar en el período que abarca de 1605 a 161118. la que suplicanz5:
Serán, pues, los campesinos quienes sufrirán las peores consecuencias al hallarse con sus
campos secos, agostados y sin recursos económicos para poder salir de esa situación crítica. La «para más aumento de devoción, mande acompañarnos a la dicha procesión, y que la
adversidad del entorno, respaldada, no pocas veces, por las medidas administrativas, va a sumir imagen de Nuestra Señora la saquen cuatro caballeros regidores desde la iglesia de
a aquéllos en situaciones desesperadas que le harán adoptar medidas de resignación, a la vez San Leandro hasta salir de esta ciudad y, si hubiera lugar, a la vuelta sea allí
que de impotencia, y no les quedará más remedio que fijar su mirada al cielo y esperar de éste recibida».
lo que le niega la tierra.
Las causas principales por las que se solían propiciar las rogativas eran, ya se ha dicho, las Año considerado malo a nivel de todo el Reino de Murcia fue el de 1602 como consecuencia
peticiones elevadas al cielo para que éste intercediera en favor de las necesidades primarias; no del peligro que suponía la peste, originándose en Cartagena un cierta expectativa e, incluso,
obstante, las hay motivadas por muy distintos asuntos19.Caso frecuente era la demanda de salud polémica entre los regidores sobre el modo de abordar esta nueva oleada de peste que se cernía
o en acción de gracias por el restablecimiento de aquélla, como la que tuvo lugar, entre otras en los alrededores de la ciudad26.
tantas, el 22 de septiembre de 1572, en la que los cartageneros se manifiestan en acción de Pero sin duda, un año funesto f ~ el~ de e 1611 como consecuencia de una tremenda sequía.
gracias por haberse recobrado la salud tras una epidemia de terciarias. Para su celebración se Con el fin de paliar los efectos de esta situación anómala la sesión de Cabildo, celebrada el 22
dieron las oportunas instiucciones por parte del Concejo con el fin de que acudiera todo el de febrero27,aprueba celebrar dos procesiones: Una hasta la ermita de Santa Lucía con el
vecindario y concurriesen los pendones de los gremios y cofradías, so pena de 600 maravedíes20. traslado de la imagen del Cristo; la otra, considerada solemne y general, se haría hasta el
Dos años más tarde, otro acontecimiento adverso, aunque habitual, vino a intranquilizar a monasterio de San Ginés. En esta misma ocasión se propone oficiar 22 misas rezadas28.Todas
Cai-tagena. Se trataba de la sequía, que se agudiza de forma considerable en 1574, por lo que el estas manifestaciones con el mismo fin, la llegada del agua para los campos y, en consecuencia,
Cabildo celebrado el 5 de enero de ese año acuerda celebrar una solemne procesión a la que el abastecimiento y la supervivencia, fueron muy numerosas durante todo el año de 1611,
acudirían los pendones de las cofradías y gremios y en la que se llevaría la imagen del Sr. San porque la sequía persistía. Se intensifican las plegarias a las numerosas imágenes que se dan cita
Ginés a la ermita del Sr. San Julián, en donde tendrían lugar las nueve misas acostumbradas a la en estas procesiones: Nuestra Señora de los Remedios, Nuestra Señora de la Concepción,
Santísima Virgen de la Iglesia Mayor21.En esta procesión aparece la figura de San Ginés por el Nuestra Señora del Rossell y el Sr. San Ginés. Respecto a Nuestra Señora de los Remedios hay
que el pueblo de Cartagena sentía gran devoción que empieza e incrementarse hacia la segunda que subrayar que los cartageneros sentían una gran devoción, que iría en aumento tras los
hechos milagrosos que se le atribuyeron. Así en el Cabildo de 3 de marzo de 161829consta:
«puesto que Dios se ha servido enviar abundante agua para fertilizar los campos, el
jueves por la mañana, día de San Marcos, se vaya en procesión general con la mayor
solemnidad que se pueda y se haga misa cantada en hacimiento de gracias». 35 AMC. AA.CC. Sesión del 2 noviembre de 1630. Folios 198 y 198 v.
36 AMC. Ibídem.
37 AMC. AA.CC. del año 1631. Folio 331.
38 AMC. ibídem folio 348.
30 AMC.AA.CC. del año 1631. Folio 507 v. 39 AMC. Ibídem folio 359 v.
31 AMC. Caja 151-Expediente 9. 40 AMC. Ibídem folio 568.
32 AMC.AA.CC. Sesión del 5 de marzo de 1630. Folio 54 v. 41 TORRES SÁNCHEZ, Rafael: Aproximaciórt a las crisis deniogrdficas en la periferia penirisirlar.. La Crisis eii
33 AMC.AA.CC. del año 1630. Folio 57. Cariageria d~uatitela Edad Moderr~a.Ayuntamiento de Cartagena, 1990, p. 29.
34 AMC.AA.CC. Sesión del 23 de abril de 1630. Folios 66 y 66 v. 42 AMC.AA.CC. del año 1648. Folios 637 v-639.
«( ...) puesto que Dios Nuestro Señor ha servido de usar de su misericordia, aplacando aún en el Reino de Murcia, que sufre un cierto retraso en relación con los reinos del norte,
con las oraciones de sus vecinos y, sin duda, favorecida con las intenciones de la explicable por el hecho de haber sido reconquistado tardíamente, con la consiguiente separación
Virgen Santísima Nuestra Señora y los Bienaventurados Santos, sus connaturales de sus raíces cristianas. Todo ello determina que haya una carencia de restos de Santos y que se
patronos nuestros, ha dado, después de tanta peste, la salud de que tantos días ha se produzca, durante los siglos XVI y XVII, el fenómeno que Guy Lemeunier ha denominado
goza; conviene y es necesario mostrarse agradecidos, haciendo con demostraciones como «La reconquista sagrada», mediante la cual se crea un movimiento de sacralización del
públicas lo que encierran los corazones. Se acuerda que el día de San Miguel de este territorio cristiano por la adquisición de reliquias. Al mismo tiempo, los testimonios de milagros
presente año por la mañana la ciudad con su Cabildo en pleno, en la forma que se por intercesión de reliquias y de imágenes no cesan de proliferar en estos momentos, máxime
acostumbra, vaya a la Iglesia Mayor de ella, donde asista a la misa mayor con la cuando eran tiempos difíciles. Este es el caso referido por plena epidemia de 1676:
solemnidad y devoción posibles, disponiéndose todos los caballeros capitulares de
ella, oficiales y ministros para recibir públicamente el Santísimo Sacramento de la «que por cuanto hallándose la ciudad de Cartagena con la aflicción de la enfermedad
Eucaristía y que, a la tarde, desde su Cabildo, vuelva a la dicha Iglesia en forma de contagiosa que padece, un devoto, celoso de su salud, ofreció en su Ayuntamiento
ciudad y acompañe a la procesión general en hacimiento de gracias; se tiene que una reliquia de Santa Rosalía, con que se hallaba, abogada de este mal, con calidad de
hacer por las calles públicas, cantando el Tedeum Laudeamus, la dicha Iglesia y que se hubiese de votar fiestas; deseosa dicha ciudad de pasar a hacer rogativas para
religiosos de la ciudad, por las calles y plazas acostumbradas hasta el convento de que Nuestra Señora fuese servida de usar con ella la piedad por intercesión de esa
San Isidoro de la Orden de los Predicadores, para lo cual los caballeros comisarios de gran santa».
fiestas harán recado al señor Vicario de la parte de la ciudad, suplicándoselo para que
lo haga por bien y lo ordene para el dicho día, convidando para él a todos los prelados El siglo XVII acaba dejando en la memoria de los cartageneros el recuerdo de una gran
de los conventos y disponiendo las dichas iglesias donde se ha de asistir y hacer las borrasca y tormenta, «la mayor que hasta ahora se había visto», que tuvo lugar el 24 de
rogativas, con la mayor decencia que se pueda, para lo cual se da comisión en forma noviembre de 169446.Esta traería aparejada una serie de manifestaciones similares a las cele-
y para cualquier efecto si algo fuese necesario gastar, lo gasten. Y por cuanto este bradas por la carencia de aguas o por motivos de pérdida de salud.
acto no es de vanidad sino de verdadero agradecimiento por merced tan grande, se El cambio de siglo y de dinastía no van a suponer, en absoluto, un cambio de mentalidad
encarga a todos la devoción con que se ha de concussir, para que con su buen entre los castageneros y éstos seguirán poniéndose a merced de la Divinidad, que se hará
ejemplo, todos los vecinos y moradores que lo hubiesen, ayuden dando cada cual presente, en sí misma o a través de sus intermediarios, los Santos, en cualquier faceta de la vida.
gracias, que tan justamente son debidas». Los problemas que siguen preocupando a los cartageneros serán los habituales. La lluvia
escasea y, en consecuencia, la existencia peligra, por lo que las celebraciones de rogativas se
Sin en la primera mitad del siglo XII Cartagena padece gran número de problemas derivados suceden, celebrándose en 174647,en 174848o en 176449,entre otras. En la rogativa de 1764,
de-la falta .de lluvia o de salud, en la segunda mitad estos mismos factores se repiten. A la aparece, por primera vez, la Visgen de los Dolores, llamada popularmente Virgen de la Caridad,
carencia de agua se une un nuevo brote de epidemiad3.Esta nueva oleada asolará a Castagena patrona de Cartagena y cuya presencia será habitual, a partir de estos momentos. Parece ser que
desde el mes de junio de 1676 hasta el mes de mayo de 1677. En plena ciisis, el Concejo, en esta rogativa de 1764 obtuvo unos resultados muy positivos, a juzgar por el pronunciamiento
sesión,celebrada el 22 de julio de 1676, acuerdadd: del Concejo, en la sesión de cabildo celebrada el 11 de abri150:
«Votar la fiesta de Santa Rosalía y elegirla abogada para que, intercediendo acerca de «/.../ los repetidos beneficios que este público ha experimentado de la piedad divina
su Divina Majestad, se apiade de este pueblo y de sus vecinos en el siguroso contagio por medio y protección de Maria Santísima de los Dolores, en las oportunas y
que se padece». abudantes lluvias y nieves acaecidas en el presente año».
El Obispo de la Diócesis acepta la propuesta del Concejo de Cartagena y, a partir de estos El año siguiente de 1765 volvió a ser muy seco, calificándolo el Concejo como de «situación
momentos, queda Santa Rosalía como abogada de la peste. Es cui-ioso observar cómo en calamitosa», por lo que en la sesión del 6 de marzo5' se resuelve sacar en procesión y rogativa,
momentos de desesperación e impotencia, como los vividos por los vecinos, la piedad se desde la iglesia del Santo Hospital de Caridad a la Virgen de los Dolores hasta la iglesia de
intensifica y aparecen hechos naturales como sobrenaturales y haya, al mismo tiempo, un Santa María de Gracia:
intento desesperado por hallar objetos o reliquias de santos que sirvieran de bálsamo a los
afligidos castageneros, no teniendo éstos la capacidad de poner en duda la autenticidad o no de 45 Ibídem, pp. 123 y SS.
tales reliquias. Es la época, ciertamente, en la que hay un intensa búsqueda de reliquias y más 46 AMC. Caja 78-Expediente 11.
47 AMC. AA.CC. Sesión del 3 de mayo de 1748. Folio 33 v.
43 AMC.AA.CC. del año 1648. Folio 294. 48 AMC. AA.CC. Sesión del 31 de enero de 1748. Caja 476.
44 CASAL MARTÍNEZ, Federico: Dos Epidemias de peste hubónica eri Cartagena en el siglo XVII (1648 y 49 AMC. Caja 228-Expediente 1, Folio 53.
1676).y icila tei.rible de paludismo eri 1785. En De Historia Médica Murciana. Las Epidemias. Academia Alfonso X el 50 AMC. Caja 228-Expediente 1,Folio 60.
Sabio. Murcia, 1981, p. 122. 51 AMC. Caja 228-Expediente 1, Folio 85.
«en donde los días que se mantuviese en rogativa, se le cantase misa y asistiese a ella
la música de la parroquia1 pasa la mayor decencia y lucimiento».
Como quiera que la sequía persistiera, el 27 de mazo de ese mismo año de 176552,en un oficio
de la Junta de Propios y Arbitrios se hace constas que:
«No habiéndose logrado beneficio del agua, se acuerda bajar a los cuatro Santos
Pati-icios a la Iglesia donde estaba la Virgen de la Casidad y que se hiciera una
procesión general con la Virgen y los Cuatro Santos, hasta fuera de la puerta,
nombrada de Madrid, en donde el Clero de su Iglesia parroquia1 y comunidades de
sus conventos cantasen los Cuatro Evangelios y bendijesen los campos».
LOS ESTUDIOS SOBRE LA INQUBISICI~MDE LAS
Así pues, diremos, a modo de conclusión, que las rogativas se seguirán celebrando hasta
fechas muy tardíasS3,porque las causas de estas manifestaciones piadosas no desaparecen. Nada ISLAS CANARIAS. ESTADO DE LA G U E S T ~ ~YN
importaba que la humanidad, en su conjunto, hubiera evolucionado y se estuviera en la era PERSPECTIVAS
industrial. El hombre, como individualidad, seguirá confiando en el poder absoluto del más allá
y, pese a verse en muchas ocasiones vapuleado, permanecerá fiel a sus creencias y a las
prácticas de sus antepasados, porque, según Jean SanailhSJ,la gente es enemiga de todo cambio, Luis Alberto Anaya Hernández
piensa como siempre se ha pensado y no está dispuesta a una evolución progresiva. Francisco Fajardo Spínola
Todas las manifestaciones de la religiosidad popular propiciadas, en su mayor parte, por las
autoridades civiles y eclesiásticas, incidieron, desde nuestra particular óptica actual, de forma
negativa, porque dejándose llevar por la euforia mágico-mística del momento, recurrieron,
disíamos abusaron, de estas manifestaciones, que fueron realizadas por ver solucionados los
problemas que el entonlo les deparaba, en lugar de tomar medidas preventivas que, en muchos EL AARWHIVO DEL TRIBUNAL, DWAWIARIIAS
casos, habrían librado a las ciudades y sus habitantes de los estragos que se padecieron. En
suma, las clases dominantes locales catalizason, conscientemente, la religión popular y en esta El archivo de la Inquisición canaria, a diferencia de los de la mayoría de los distritos peninsu-
labor, fueron ayudadas por el Clero que controlará todas esas expresiones y ritos propiciatorios, lares, se conserva en buena medida; y ello a pesar de las vicisitudes por las que sus fondos debieron
que mezclan gestos prácticos y místicos, de dominante mágica o, propiamente, religiosa. pasar. Aunque no conocemos con precisión los detalles, parece que después de la desaparición del
Tribunal sus documentos pasaron, en algún momento, al Ayuntamiento de las Palmas, para
terminas en manos privadas. El marqués de Acialcázas se hizo con una impoitante cantidad de
documentos, una parte de los cuales, sobre todo los de interés genealógico, reseivó pasa su archivo,
cediendo el resto al Museo Canario1.Esta institución de Las Palmas, creada en 1879, terminó
albergando la mayoría de los documentos, y ha seguido recibiendo vasios legados de papeles
inquisitoriales que estaban en posesión de distintas familias de Gran Canaria.
Hacia finales del siglo XIX el marqués de Bute, aristócrata inglés que visitó las Islas,
adquirió, no sabemos de quién, una importantísima colección, que llevó a Inglater~ay fue
catalogada en 1903 por Gray Birch2.El Museo Británico poseía ya, al parecer desde 1850, otros
documentos de la Inquisición canaria3. Después de la muerte del marqués de Bute su aschivo
1 Esto es lo que escribe SERRA RÁFOLS, E. en una breve nota publicada con ocasión de la subasta de la
Colección Bute: «Los manuscritos Bute de la Inquisición de Canarias», Revista de Historia Carraria, La Laguna, T . XXUI,
11, 1957, pp. 158-160.
2 GRAY BIRCH, W.: Catalogire o f a Collectiori of Origitial Mai~uscl.iptsfo~nierlybeloriging to tlie Hoiy Offiice
of tlie Irrqirisitiori in Tlre C a r ~ a ~Islands,
y arrd rzoi.il iti tlie possessiorr of tlie Marqiress of Birte, witli a Notice of sorrie
52 AMC. Caja 228-Expediente 1, Folio 87-88. Ut~publisliedRecords of tlie sanle series ir1 the British Mitseiim, 2 vols. Edinburg and London, Blackwood and Sons,
53 AMC. Caja 228-Expediente 1, Folio 89, día 18 de marzo de 1783. 1903.
54 SARRAILH, Juan: La España Ilirstrada de la Segirrida Mitad del Siglo XVIII. Fondo de Cultura Económica. 3 BIRCH, en la Introdirction de su Catálogo (p. XXXIX) dice que los adquirió en esa fecha, procedentes de Mr.
México, 1974, pp. 67-68. H. Morand.
«en donde los días que se mantuviese en rogativa, se le cantase misa y asistiese a ella
la música de la parroquia1 pasa la mayor decencia y lucimiento».
Como quiera que la sequía persistiera, el 27 de mazo de ese mismo año de 176552,en un oficio
de la Junta de Propios y Arbitrios se hace constas que:
«No habiéndose logrado beneficio del agua, se acuerda bajar a los cuatro Santos
Pati-icios a la Iglesia donde estaba la Virgen de la Casidad y que se hiciera una
procesión general con la Virgen y los Cuatro Santos, hasta fuera de la puerta,
nombrada de Madrid, en donde el Clero de su Iglesia parroquia1 y comunidades de
sus conventos cantasen los Cuatro Evangelios y bendijesen los campos».
LOS ESTUDIOS SOBRE LA INQUBISICI~MDE LAS
Así pues, diremos, a modo de conclusión, que las rogativas se seguirán celebrando hasta
fechas muy tardíasS3,porque las causas de estas manifestaciones piadosas no desaparecen. Nada ISLAS CANARIAS. ESTADO DE LA G U E S T ~ ~YN
importaba que la humanidad, en su conjunto, hubiera evolucionado y se estuviera en la era PERSPECTIVAS
industrial. El hombre, como individualidad, seguirá confiando en el poder absoluto del más allá
y, pese a verse en muchas ocasiones vapuleado, permanecerá fiel a sus creencias y a las
prácticas de sus antepasados, porque, según Jean SanailhSJ,la gente es enemiga de todo cambio, Luis Alberto Anaya Hernández
piensa como siempre se ha pensado y no está dispuesta a una evolución progresiva. Francisco Fajardo Spínola
Todas las manifestaciones de la religiosidad popular propiciadas, en su mayor parte, por las
autoridades civiles y eclesiásticas, incidieron, desde nuestra particular óptica actual, de forma
negativa, porque dejándose llevar por la euforia mágico-mística del momento, recurrieron,
disíamos abusaron, de estas manifestaciones, que fueron realizadas por ver solucionados los
problemas que el entonlo les deparaba, en lugar de tomar medidas preventivas que, en muchos EL AARWHIVO DEL TRIBUNAL, DWAWIARIIAS
casos, habrían librado a las ciudades y sus habitantes de los estragos que se padecieron. En
suma, las clases dominantes locales catalizason, conscientemente, la religión popular y en esta El archivo de la Inquisición canaria, a diferencia de los de la mayoría de los distritos peninsu-
labor, fueron ayudadas por el Clero que controlará todas esas expresiones y ritos propiciatorios, lares, se conserva en buena medida; y ello a pesar de las vicisitudes por las que sus fondos debieron
que mezclan gestos prácticos y místicos, de dominante mágica o, propiamente, religiosa. pasar. Aunque no conocemos con precisión los detalles, parece que después de la desaparición del
Tribunal sus documentos pasaron, en algún momento, al Ayuntamiento de las Palmas, para
terminas en manos privadas. El marqués de Acialcázas se hizo con una impoitante cantidad de
documentos, una parte de los cuales, sobre todo los de interés genealógico, reseivó pasa su archivo,
cediendo el resto al Museo Canario1.Esta institución de Las Palmas, creada en 1879, terminó
albergando la mayoría de los documentos, y ha seguido recibiendo vasios legados de papeles
inquisitoriales que estaban en posesión de distintas familias de Gran Canaria.
Hacia finales del siglo XIX el marqués de Bute, aristócrata inglés que visitó las Islas,
adquirió, no sabemos de quién, una importantísima colección, que llevó a Inglater~ay fue
catalogada en 1903 por Gray Birch2.El Museo Británico poseía ya, al parecer desde 1850, otros
documentos de la Inquisición canaria3. Después de la muerte del marqués de Bute su aschivo
1 Esto es lo que escribe SERRA RÁFOLS, E. en una breve nota publicada con ocasión de la subasta de la
Colección Bute: «Los manuscritos Bute de la Inquisición de Canarias», Revista de Historia Carraria, La Laguna, T . XXUI,
11, 1957, pp. 158-160.
2 GRAY BIRCH, W.: Catalogire o f a Collectiori of Origitial Mai~uscl.iptsfo~nierlybeloriging to tlie Hoiy Offiice
of tlie Irrqirisitiori in Tlre C a r ~ a ~Islands,
y arrd rzoi.il iti tlie possessiorr of tlie Marqiress of Birte, witli a Notice of sorrie
52 AMC. Caja 228-Expediente 1, Folio 87-88. Ut~publisliedRecords of tlie sanle series ir1 the British Mitseiim, 2 vols. Edinburg and London, Blackwood and Sons,
53 AMC. Caja 228-Expediente 1, Folio 89, día 18 de marzo de 1783. 1903.
54 SARRAILH, Juan: La España Ilirstrada de la Segirrida Mitad del Siglo XVIII. Fondo de Cultura Económica. 3 BIRCH, en la Introdirction de su Catálogo (p. XXXIX) dice que los adquirió en esa fecha, procedentes de Mr.
México, 1974, pp. 67-68. H. Morand.
fue subastado y paso a la Colección de André de Coppet, de Nueva York. Tras su fallecimiento Los manuscritos de la Inquisición de Canarias que posee el Museo Británico son pocos, y la
fue de nuevo subastado en Londres, en 19574,encontrándose desde esa fecha en Las Palmas5. mayoría de ellos se refieren a la presencia de ingleses en el Archipiélago y sus choq~iescon el
El fondo antiguo del Museo Canario, menos conocido, de tal manera que algunos investiga- Santo Oficio. Contamos, para su consulta, con los catálogos de Gayangos, Birch, Benito Ruano
dores han creído que sólo subsistía11los manuscritos de la Colección Bute, es el más volumino- y Llamas9.
so. Se distribuye en 179 cajas numeradas, dentro de cada una de las cuales los documentos
tienen también un orden. Cuenta con un fichero, realizado por D. Néstor Álamo, que sigue una
ordenación cronológica. No hay ningún criterio para la colocación de los documentos en las LA OBRA DE AWST~N MILLARES TORRES
cajas y bastantes piezas documentales se encuentran fragmentadas en varios -a veces muchos-
legajos u hojas sueltas de diferentes cajas, dificultando las consultas. Aparte de esas cajas La primera obra escrita sobre la Inquisición de Canarias es también de momento el único
numeradas hay unas pocas más cuyos papeles no están clasificados ni inventariados. Para los estudio de conjunto que se ha publicado sobre la misma: la Historia de la Inqz~isiciónen las
primeros decenios del siglo XVI hay un catálogo con extractosh. Islas Canur.ias, de Agustín Millares Toneslo.
La Colección Bute está compuesta por 75 volúmenes encuadernados, entre los que destacan, Aunque su autor la considerara «un ligero ensayo», ya que la había escrito «antes de reunir
por su número, los libros de testificaciones; aparte de libros de relajados y reconciliados, «libros los curiosos documentos inéditos que he logrado»", continúa siendo hoy de indispensable
de la cárcel», «razones de los presos», «visitas de cárcel», procesos, libros de poderes, etc. El consulta. Millares leyó, copió y extractó una abundante documentación, en parte hoy perdida,
Catálogo de Birch es muy imcompleto, no se dice con qué criterio seleccionó los documentos de modo que es indudable su conocimiento de las fuentes12. Su metodología tiene como mé-
que menciona ni los que extracta, y la transcripción es a menudo inco~recta.Pero constituye una rito justamente la valoración y el respeto por las fuentes históricas; pero su posición ideoló-
guía útil y fue utilizado por los historiadores anglosajones que se ocuparon de la Inquisición gica -liberal progresista, anticlerical, cientifista, evolucionista- se hace presente en continuos
canaria. e improcedentes juicios de valor, exageraciones, visiones torcidas y un enfoque unilateral: se
El Archivo del Marqués de Acialcázar, en las Palmas, tiene sus fondos agrupados en trata de la lucha del progreso y la razón contra la esterilizadora intolerancia inquisitorial.
carpetas cuyos títulos nada tienen que ver con la tipología de los documentos, ni con la Millares presta mucha mayor atención a las primeras etapas -primeros inquisidores, cho-
clasificación que el Santo Oficio hacía. Carece de fichero, índice o catálogo. ques con otras instituciones y resistencias, autos de fe del siglo XVI- y a la represión del
El Archivo Diocesano de Las Palmas cuenta con algunos documentos inquisitoriales; el judaísmo y el protestantismo, en línea con la historiografía antiinquisitorial clásica. Menos
Archivo Histórico Provincial de Las Palmas guarda un Libro de Votos del siglo XVII; y el interés tiene por moriscos y renegados, y casi ninguno por otros delitos. Los conflictos juris-
Archivo Municipal de La Laguna tiene alguna documentación enviada desde el Tribunal, sobre diccionales ocupan en la obra un amplio espacio, aunque resultan contemplados en sus aspectos
todo relativa a nombramientos de familiares. externos y anecdóticos. No se trata, como puede comprenderse, la hacienda del Tribunal, pero
Después del Museo Canario, el otro gran archivo que encierra documentos de la Inquisicióil
canaria es el Archivo Histórico Nacional. Los fondos relativos a Canarias están constituidos por alegaciones fiscales de MORENO GARBALLO, N.: Madrid, A.H.N., 1977. El trabajo de RODRÍGUEZ VICENTE
documentación enviada por el Tribunal de Las Palmas al Consejo: cartas, relaciones de causas, volvió a publicarse en el V C.H.C.A., 1982, T. 11, pp. 201-386, en comunicación que, bajo el mismo título, presentó en
alegaciones fiscales, expedientes de visitas, de hacienda, informaciones genealógicas, copias de colaboración con M- Dolores Domingo Acebrón.
9 GAYANGOS, Pascua1 de: Catalogire of the Maiiitscripts in tlie Sparlish Laiigirage i ~ itlie British Library,
los procesos que se remitían a la Suprema y otros varios. Jorge Hernández Millares comenzó a Londres, 4 vols., 1875, reimpreso en 1976. Los documentos de la Inquisición canaria pertenecen a la colección Egerton.
publicar en 1935 un «Índice de los papeles de la Inquisición de Canarias en el Archivo Histórico BIRCH, en el Apéndice de su Catalogire, da cuenta de los que se refieren a ingleses y extracta varios de ellos. Nada
Nacional», labor que creemos que quedó inconclusa7. Encarnación Rodríguez Vicente selec- añaden, en lo que respecta a Inquisición, BENITO RUANO, Eloy: («Manuscritos canarios del Museo Británico»,
cionó las alegaciones fiscales y las informaciones genealógicas que se refieren a Canarias, y las A.E.A., n", 1955, pp. 549-575); ni, para el siglo XVI, LLAMAS, Enrique: Documentación inqitisitorial. Maiiirscritos
ha llevado a uno de los Coloquios de Historia Canario-Americana8. espaíioles del siglo XVI esisterites eii el Mlrseo Britáriico, Madrid, F.U.E. 1975.
10 Imprenta «La Verdad», Las Palmas, 1874,4 vols. LOBO CABRERA, M. y RODRÍGUEZ GALINDO, Aurina
4 Vid. POMAR, J. F.: «El Archivo de la Inquisición de las Islas Canarias vuelve a España», en Boletín de la tienen en prensa un estudio sobre la Inquisición canaria en la Historia de la Iriqirisición en Espaíia y Aniérica, PÉREZ
Direccióri General de Arclrivos y Bibliotecas, V I , 42, 1957, pp. 12-13. VILLANUEVA, J. y ESCANDELL BONET, B. (Dirs.).
5 RODRÍGUEZ DORESTE, J.: que intervino en la subasta en nombre del Museo, ha relatado la participación en 11 Carta de MILLARES TORRES a MENÉNDEZ PELAYO, de 10-111-1889, conservada en el Archivo MILLA-
la puja de un inglés desconocido, quien, por instigación del obispo de Las Palmas, pretendía impedir que estos RES SALL, A. y citada por MILLARES CANTERO, A. y SANTANA GODOY, J. R.: «Agustín Millares Torres y su
documentos retornasen a Canarias: Visión sesgada cle 1/11 gran obispo: el DOCTOR PILDAIN. 1890-1973, Las Palmas, obran, en Historia General de las Islas Canarias, de MILLARES TORRES, A., reedición, T. 1, Las Palmas, Edirca,
Mancomunidad de Cabildos, 1985, p. 31. 1975, XI.
6 La anterior archivera, D. Aurina Rodríguez Galindo, fue publicando un «Catálogo y extractos de la Inquisición 12 La propia Historia de la Iiiquisicióii ... tiene abundantes citas y apéndices documentales. Además, MI-
de Canarias» en varios números de la revista El Mirseo Cailario: XXVI-XXIX (1966-69), XXXI-XXXU (1970-71) y LLARES copió en 1875 un «Índice general de todas las personas que han sido quemadas, reconciliadas, penitenciadas
XXXVIU-XL (1977-79). absueltas y suspensas sus causas...» y una «Memoria de los sambenitos que se renovaron y añadieron ...en 1603»,
7 Conocemos el principio del trabajo, que vio la luz en la revista El Milseo Cariario, Año IV, n", pp. 54-66; y tomados de los libros originales hoy desaparecidos Esta copia esta en el aichivo del Museo Canario, al igual que
que continuó en el n" (1936), pp. 109-113, pero nada sabemos de la continuación que en este último número se anuncia. los veinte volúmenes de su «Coleccion de documentos inéditos para la Historia de Canarias», que comprende tanto
8 RODRÍGUEZ VICENTE, E.: «Fondos canarios en el Archivo Histórico Nacional de Madrid», IV C.H.C.A., documentos originales como transcripciones de otros, inquisitoriales y de otras procedencias M HERNÁNDEZ
1980, Tm. 1, pp. 417-503. Las informaciones genealógicas están tomadas del Catálogo de Informacio~iesGenealógicas SUÁREZ ha publicado el íildice de la Colección de docrrnieritos de Aglrsrín Mrllaies Tories, Las Palmas, Man-
depi~etendientesa cargos del Saiito Oficio, de Fuentes Isla, Valladolid, 1928. Las alegaciones fiscales, del Catálogo de comunidad de Cabildos, 1977
si hay algunas notas y citas útiles para su estudio. Pasa rápidamente por el siglo X W , casi sólo
con la referencia a algunos procesos notables y a monjas milagreras; para encontrar otra vez, en
el XVIJI, el tema de la lucha entre la luz y las sombras: libros prohibidos, procesos a nobles O
clérigos ilustrados, frenos a la difusión del saber. Diversas obras históricas canarias han utiliado los documentos inquisitoriales sin que cons-
Millares consultó la coespondencia mantenida entre los inquisidores canarios y el Consejo tituyeran propiamente estudios sobre la Inquisición. Así, investigaciones sobre el poblamiento y
de la Inquisición, y hace citas interesantes tomadas de ella. Incluye como apéndice de la obra la influencia poi-tuguesa18; el gran libro de Rumeu sobre las Piraterías19; la Historia de Santa
que comentamos una relación de los inquisidores y principales ministros del Tribunal a lo largo Cruz de Terzerife, de Alejandro C i o r a n e s ~ u ~
o ~varios
; de los trabajos de Lobo Cabrera sobre
de toda su historia; y da la cifra de relajados, reconciliados y penitenciados, tomada seguramen- comercio2'. Las visitas de navíos, especialmente en su vertiente económica, han merecido la
te de los índices que hemos dicho que copió. Su Historia ..., en suma, sigue siendo actualmente atención de varios historiadoresz2.
una primera aproximación y una guía; y para los historiadores de la Inquisición una obligada Mas desde la óptica de los estudios inquisitoriales abordó González de Chávez las visitas de
referencia. navíos, destacando los conflictos jurisdiccionales a los que daba lugar y su interés para los
La Historia de la Inquisiciói~de Millares fue inmediatamente conocida fuera de las Islas. De funcionarios del Santo Oficio por los ingresos que les proporcionaba; y señalando, correctamente
ella se hace eco, críticamente, G. Rodrigo, en un libro escrito desde posturas diametralmente a nuestro entender, que aunque valiosas por su información cualitativa, no sirven para elaborar
opuestas que fue publicado apenas dos años despuési3.Y el propio Millares, por lo que sabe- series, sobre todo por las lagunas existentesz3.
mos, puso empeño en darla a conocer14. Las relaciones entre Canarias y los archipiélagos portugueses del Atlántico, a través de los
documentos de nuestra Inquisición, han sido estudiadas también por Anaya y FajardoZ4.
Después de Millares Torres hay un dilatado espacio de tiempo sin estudios sobre la Inquisición
canaria realizados en Canarias. Fuera de nuestras islas, varias obras - q u e más adelante co- Para el estudio de esta minoría contamos con el extracto que hizo Wolf de los casos de
mentaremos- explotaron los documentos inquisitoriales del marqués de Bute, o al menos el judaísmo existentes en la Colección Bute, precedido de un extenso y desafostuanado prólogo.
Catalogue de Birch, y todas ellas utilizan más o menos ampliamente el libro de Millares: la Los errores de transcripción y su desconocimiento de la geografía y de la historia de Canarias y
propia b~troducciórzde Birch, crítico sin embargo de la subjetividad del historiador canario; The de España lo llevan a afirmaciones peregrinas e inexactas. En fechas recientes ha sido objeto de
Irzquisition in the Spanish Depetzderzcies, de Lea, que dedica un capítulo a nuestro archipiélagoi5; una incorrecta traducción, prologada por Oswaldo Brito, quien, al limitarse a tomar los datos de
el de Albesti y Chapman sobre los mercaderes ingleses en Canarias16;y el de Wolf sobre los la Introducción de Wolf, reproduce sus erroresz5.
judíos1". La más conocida de estas obras, la de Lea, carece casi de referencias documentales, 18 Vid. SERRA RÁFOLS, Elías: Los portirgireses eri Cariarias. La Laguna, Imprenta Curbelo, 1941; o PÉREZ
como no sea la cita del expediente de una visita de inspección realizada a Canarias en 1573, que VIDAL, José: «Esbozo de un estudio de la influencia portuguesa en la cultura tradicional canaria», Hon~eriujea Elías
consultó entonces en Simancas. No conoció directamente la Colección Bute, sino sólo a través Serra Ráfols, vols. 1, La Laguna, pp. 371-390. Ambos utilizan el Catálogo de Birch para hacer una nómina de
del Catálogo de Birch, y el resto de su información procede de Millares. portugueses establecidos en las Islas.
19 RUMEU DE ARMAS, Antonio: Piratería y ataqrres riavales contra las Islas Canar.ias,Madrid, C.S.I.C., 5 vols.
1947-50. El autor utilizó ampliamente la documentación inquisitorial madrileña, particularmente las relaciones de
causas, y trabajó también el archivo del Museo Canario.
20 CIORANESCU, Alejandro: Historia de Sarita Crrrz de Terrerife,4 vols., Santa Cruz de Tenerife, Caja General
de Ahorros, 1977-79.
21 Cfr., por ej., LOBO CABRERA, M.: El cor>rerciocanario errropeo bajo Felipe II, Funchal, 1988.
22 LOBO CABRERA, M. y TORRES SANTANA, E.: «Aproximación a las relaciones entre Canarias y Azores
13 Francisco Javier G. RODRIGO dedica dos capítulos de su Historia i~erdaderade la Diqirisición (Madrid, im- en los siglos XVI y XVII», Boletirn do Iristitrrto Histórico da Ilka Terceil-a, vol. XLI (1983), pp. 352-377. De la misma
prenta de A. Gómez Fuentenebro, (1876-77) al Santo Oficio de Canarias, «porque --dice- ha sido objeto de una profesora TORRES SANTANA: «Visitas de navíos extranjeros en Canarias durante el siglo XVII», V Coloquio de
historia cuyas apreciaciones réplica merecen», añadiendo: «nosotros debemos rectificar sus apasionados juicios, dete- Historia Canario-Americana (1982), T. IV, pp. 427-454; y «Las relaciones comerciales entre Madeira y Canarias en el
iiiéndonos en la historia de dicho Tribunal» (T. 11, pp. 447-448). Su información, sin embargo, creemos que procede primer cuarto del siglo XVIIn, 1 Coloquio Internacional de Historia da Madeira. 1986, Funchal, 1990.
toda de MILLARES, al menos la relativa a la Inquisición. 23 GONZÁLEZ DE CHÁVEZ MENÉNDEZ, Jesús: «Las visitas de navíos en el tribunal de la Inquisición de
14 Ya hemos mencionado más arriba su correspondencia con MENÉNDEZ PELAYO; y en el mismo Archivo Canarias. Siglo XVIIIn, VI1 C.H.C.A. (1986), T. 11, pp. 713-732.
MILLARES SALL hay una cara de José Amador de los RÍOS, de 18-11-1877,en la que agradece a MILLARES el envío 24 ANAYA, L. A. y FAJARDO, F.: «Relaciones de los archipiélagos de Azores y de la Madeira con Canarias,
de su libro: MILLARES CANTERO, A. y SANTANA GODOY, J. R.: op. cit., p. X. según fuentes inquisitoriales (siglos XVI y XVII)», 1 C.I.H.M. (1986), FUNCHAL, 1990, pp. 846-877. FAJARDO, F.:
15 Nueva York, The MacMillan Co., 1908, pp. 139-190. «Azores y Madeira en el Archivo de la Inquisición canaria. Nuevas aportaciones», II C.I.H.M. (1989), Funchal, 1990,
16 ALBERTI, L. de y WALLIS CHAPMAN, A. B.: Erzglish Merchants arid tlie Spariislr I~iqzrisitionili tlie Cariaries, pp. 663-684. Además del estudio de las visitas a los navíos que enlazaban los puertos de estos archipiélagos ibéricos del
Londres, Roya1 Historical Society, 1912. Atlántico, hemos recogido y analizado las denuncias y procesos de esos dos siglos contra madeirenses o azoreanos.
17 WOLF, Lucien: Jews iri tlie Cariary Islands. Beirzg a Calerzdal- of Jevt~iscases. Ex.tractedfiofri tlre Records of 25 WOLF, L.: Jildíos en las islas Canarias, La Orotava, J.A.D.L., 1988. Estudio preliminar de Oswaldo BRITO
Carral-ioteIrrqirisitiori ilr tiie Collectiori oftlie Marqrress of Birte, Londres, 1926. GONZÁLEZ.
La pobreza de las cuatro islas de señorío, las únicas que estaban conquistadas antes de 1478, ersóneas y hacer un buen análisis, especialmente del siglo XVII. Es asimismo autor de otro
y su propia condición señorial, las hacían poco atractivas. De ahí que la presencia judeoconversa trabajo sobre un fraile isleño que judaizó en Holanda35.
sea en ellas escasa y se limite a pocas personas y a la estancia esporádica de mercaderes, como Sobre conversos portugueses en el siglo XVII versa la memoria de licenciatura de Anaya,
ha expuesto A n a ~ a La ~ ~conquista
. de las tres islas de realengo, que eran y serían las más así como otro trabajo posterior, basados ambos en el estudio de sendos casos individua le^^^. Varios
pobladas, comienza con la de Gran Canaria en 1478 y concluye en 1496 con la de Tenerife. judeoconversos de este origen, exiliados desde Canarias a Inglaterra, han sido realzados por
Coincide, por tanto, con la fundación de la Inquisición en Castilla y con la etapa de mayor Wolf, Beinart, Roth y otros, ya que son los autores de la petición hecha a Cromwell de
represión contra los judeoconversos; especialmente los de Andalucía, región que centraliza los legalización de la comunidad judía3'.
contactos comerciales y militares con las Islas. Es también éste el período de la expulsión, y
.- Entre la documentación inquisitorial isleña sobresalen los denominados Libros de Genealo-
algunos de los retornados se instalarán en Canarias, como señala el mismo autorz7.De ahí que gía, que parece que no se han conservado para otros tribunales y que en principio tuvieron como
los conversos t~ivieranuna presencia importante desde los primeros momentos, como para objeto conocer a los <<inhábiles»38. Se confeccionaron entre 1524 y 1529 en las tres islas de
Tenerife ha demostrado Cioranescu2'. En Canarias La Inquisición no se instalará hasta 1505, y realengo y en La Gomera, comenzándose por Gran Canaria. Para ello convocó Martín Ximénez
actuará hasta 1524 de forma benigna. Ello favorecerá el asentamiento de colonos conversos, a todos los reconciliados o descendientes de ellos, así como a los cristianos nuevos. El siguiente
preferentemente de Sevilla y del Condado de Niebla, que jugarán un importante papel en la inquisidor, Luis de Padilla, llamó, durante su visita a las otras tres islas, a todos los conversos y
sociedad canaria29.A partir de la útima fecha, con la llegada del inquisidor Martín Ximénez, cristianos nuevos de judio. Además de permitimos extraer el porcentaje de población de este
anterior fiscal de Sevilla, la situación va a cambiar. Tras vencer una dura resistencia por parte de origen, los convocados suministran otros muchos datos de interés: procedencia, profesión,
los judeoconversos y otros sectores afectados por su actuación, que se agrupan en tomo al número de parientes sancionados, mezcla con cristianos viejos, «discurso de su vida» y otros 39.
gobernador, el converso Diego de Hersera, relaja a ocho supuestos judaizantes y sanciona a Estos libros se usarían posteriormente para la verificación de la limpieza de sangre, otro tema de
otros muchos. Estos hechos han sido expuestos en distintos trabajos por el anterior autor, quien interés a través de cuyo estudio es posible conocer el proceso de integración de al menos una
ha tratado también la cuestión de los tópicos antijudíos30. parte de los conversos.
Manuela Ronquillo ha estudiado en su memoria de licenciatura este tema, destacando en su
obra la cuantificación de delitos y penas3'. María Régulo es autora de un trabajo sobre semitismos
en la documentación inquisitorial y otros sobre conversos y judíos en el XV132.Estos últimos
adolecen del defecto de que utiliza como fuentes el Catálogo de Birch y el libro de Wolf, con lo
que reproduce sus errores; lo que también sucede con unas cortas reflexiones del profesor Juan Su escaso número, en relación con los colonizadores, el rápido proceso de i n t e g r a c i ó ~ ~,,.g,>*~ar
Régulo sobre el tema33.Haim Beinart ha analizado la obra de estos dos anglosajones, utilizando consideraciones religiosas van a motivar que, aún más que en el caso de los indígenas americanos,
también documentación isleña del A.H.N.; aunque no del archivo canario, del que incluso creía la Inquisición no actúe contra ellos. Los que resultaron procesados lo fueron por delitos comunes al
que había desapare~ido~~. Su gran conocimiento del tema le permitió subsanar interpretaciones resto de la población, como ha estudiado Lobo Cabrera40.Corrobora la ausencia de discriminación
que la Suprema, a instancia de los inquisidores canarios, los equiparara a cristianos viejos4I.
26 ANAYA HERNÁNDEZ, Luis Alberto: «Testificaciones y procesos inquisitoriales contra los judeoconversos
de Lanzarote y Fuerteventura», 111 Jomadas de Estudio sobre Fuerteventura y Lanzarote, Puerto del Rosario, 1987.
27 ANAYA HERNÁNDEZ: «Judíos expulsos en Canarias», A.E.A., n"3, 1988, pp. 43-50.
28 DE VIANA, Antonio: La conqilista de Te~ierife,edición de Alejandro Cioranescu, Aula de Cultura de Tenerife,
1978.
Esta minoría difiere de la peninsular tanto en su origen como en su evolución. Procedentes
29 Ver ANAYA, L. A,: «Los judeoconversos y la creación de la Inquisición canaria a través de un documento
inédito», Tebeto. A>iirariodel Archivo Histórico de Firerteilent~rm,1992.
30 ANAYA, L. A,: «La oposición conversa a la instalación de la Inquisición en las Islas Canarias)),1 Congresso 35 BEINART, H.: «The trial of Pablo Montañes, a canariote Augustinian Friarn, Honienaje a J. Canipo, Salamanca,
Luso-Brasileiro sobre Inquisicao, 1987, Lisboa, 1989, vol. 1, pp. 161-176. «Una comunidad judeoconversa de origen 1977.
portugués a comienzos del siglo XVI en la isla de La Palma», 11 Colóquio de história da Madeira, 1989, Funchal, 1990, 36 ANAYA, L. A.: «El converso Duarte Henríquez Álvarez, arrendador de las rentas reales de Canarias». A.E.A.,
pp. 685-700. «Los judeoconversos y los orígenes de la Inquisición canaria», Congreso Internacional sobre Judíos y n"7, 1981, pp. 345-424. «Proceso del Santo Oficio de Canarias contra el cristiano nuevo azoreano Diego Femández
Conversos en la Historia, Rivadavia, 1991. «Tópicos antisemitas en los documentos de la Inquisición en Canarias». Pereiran, Boletini do I17srituto Histórico da Illia Terceira, XLV, 1987, Angra do Heroismo, 1988, pp. 1.335-1.349.
Giririigirada,4, 1988, Las Palmas, pp. 7-17. 37 ROTH, Cecil: A history of tlie Jews ir1 Eliglarid, Oxford, 1978; Beinart: Tlie Jews ...;WOLF, L.: «The first English
31 RONQUILLO RUBIO, M.: Los orígenes de la Itiqitisición en Ca~iarias.1488-1526, Las Palmas, Cabildo In- Jewn. Trans. J.H.S.E., Londres, 1984.
sular de G. C., 1991. 38 Ver ANAYA, L. A.: «La problemática de los inhabilitados por el Santo Oficio de la Inquisición en las Islas
32 RÉGULO RODRÍGUEZ, María: «Semitismos en documentos de la Inquisición canaria», Horlieriaje a Elías Canarias», Ho~rierrajea la Dra. Mariitela Marrero, Universidad de La Laguna, 1992.
Serra Ráfols, Universidad de La Laguna, IV, 1973, pp. 269-284. «Judíos en la sociedad canaria del siglo XVI» 39 Ver ANAYA, L. A.: «Los judeoconversos andaluces a través de los Libros de Genealogías de la Inquisición
Miscelánea de Estudios Arabes y Hebmicos, Univ. de Granada, XXVI-XXVIII, 1977-79, pp. 399-410. Canaria», 11 Coloquio de Historia de Andalucía, Córdoba, 1991.
33 RÉGULO PÉREZ, J.: «Contribución de los judíos a la formación de la sociedad de las Islas Canarias», 40 LOBO CABRERA, M.: «Los indígenas canarios y la Inquisición», A.E.A., n" 29, 1983, pp. 63-84.
Miscelánea de Estudios ..., Universidad de Granada, XIV-XV, 1965-1966. 41 Ver ANAYA, L. A,: «Los estatutos de limpieza de sangre y su aplicación en Canarias», Agrrayro, Las Palmas,
34 BEINART, H.: «The Jews in the Canary Islands: a Reevaluation*, Transactions of the Jewish Historical 1978, pp. 10-13.
Society of England, Londres, 1977.
de la vecina África, algunos vinieron voluntariamente, pero la mayoría fueron capturados en el mente estos ataques; y también Anaya se ha ocupado de la «piratería menuda* y de las
curso de las cabalgadas que desde las islas se hicieron a partir del siglo XV. Los más pudientes consecuencias socioeconómicas de la última y más devastadora invasión de Lanzarote, la de
serían después canjeados por diversos productos y por esclavos negros, en operaciones deno- 1618, así como de los renegados durante el siglo XVIIJ9.Recientemente los Bennassar, en su
minadas «rescates»; los demás, esclavizados. Ricard y Rumeu de Armas estudiaron este tema y detenida investigación sobre los renegados europeos, han utilizado fuentes de la Inquisición
sus trabajos han servido de base a investigadores posterioresJ2.Lobo Cabrera trata minuciosa- canaria, así como la bibliografía antes citadas0.Hace años el profesor Bethencourt hizo un bri-
mente las condiciones jurídicas, sociales y económicas de los esclavos en los siglos XVI y llante estudio sobre un grupo de renegados de gran influencia en Marruecos que huyeron a
XVI143.Otros aspectos, como las vicisitudes de su proceso de integración, están siendo estudia- Canarias, apostando información acerca de la situación política de aquel reino a principios del
dos en fechas más recientes. Vistos como una quinta columna de sus correligionarios magrebíes, siglo XII5l.
al igual que sus homónimos peninsulares, se pidió, sin éxito, su expulsión", Lothar Siemens ha
investigado sobre su músicaJ5.Anaya ha estudiado las huidas a Berbería y la situación de los de
Lanzarote y Fuerteventura, islas en las que llegan a constituir la mayoría de la población y
donde, en un contexto físico parecido al de su país de origen, mantienen sus costumbres y
formas de vida, con la complicidad de los señores. La intervención de la Inquisición y de otras El libro de Alberti y Chapman ya citado es una selección de extractos de procesos de
instituciones, la huida de los más irreductibles y el cese de las cabalgadas facilitarán su marinos y comerciantes británicos juzgados y condenados en Canarias en las dos últimas
integraciónJ6.En 1609, a petición de las islas, son exceptuados de la expulsión, y poco después décadas del siglo XVI, período de máxima actividad del tribunal canario contra el protestantismo.
se les concede ser llamados «naturales» en lugar de rnoriscos, como habían ~ o l i c i t a d o La
~~. Los documentos extractados pertenecen a la Colección Bute, excepto uno que se conserva en el
cuantificación de la represión inquisitorial sobre esta minoría étnico-religiosa ha sido tratada Museo Británicos2.LOSprocesos copiados no son todos los que existen ni en la mencionada
por Acosta y por C a r r a ~ c o ~ ~ . Colección, hoy del Museo Canario, ni en el British Museum. Albeiti y Chapman - c a d a uno
por separado- hacen una breve Introducción, en la que trazan una historia de las actividades
comerciales de los ingleses en Canarias, su situación en las Islas y sus eventuales dificultades
por motivos religiosos. Las fuentes del primero son, casi solamente, Millares, Lea y Birch; el
segundo maneja preferentemente documentación inglesa manuscrita y relatos de viajes, como
La cuestión de los renegados, cuando se trataba de isleños cautivados en cabalgadas o los de la colección de Halduyt. En general, la imagen de la Inquisición que transmiten es la de
pesquerías, había sido ya abordada parcialmente por los autores citados. Menos estudiado, hasta una institución más moderada y benévola que lo que los relatos de la época y la mayor parte de
fechas recientes, ha sido el caso de los capturados en las invasiones berberiscas de Lanzarote, la literatura británica posterior habían difundido.
Fuenteventura y La Gomera, o en los frecuentes golpes de mano y piraterías que desde 1569 Thomas Nichols, mercader de azlicar, hispanista y hereje es el elocuente título que Ale-
hasta 1749 asolaron el Archipiélago. Rumeu, en sus Pimterías ..., había estudiado detenida- jandro Cioranescu puso a su estudio sobre ese factor inglés que vivió en Canarias, fue procesado
por la Inquisición en 1560 y escribió años más tarde una DescrYpción de las Islas Afort~ctzadas~~.
Se trata esencialmente de una biografía, un análisis de la labor de Nichols como traductor y un
42 RICARD, Robert: «Notas sobre los rnoriscos de Canarias en el siglo XVI», El Mitseo Canario, n", 1934, pp.
comentario sobre su Desc~.ipciórz;pero Cioranescu menejó con rigor la documentación inquisitoria
1-10, y ((Recherches sur les relations des Iles Canaries et de la Berberie an XVIe siéclen, Hesperis, XXI, París, 1935.
Estudia la vida de los rnoriscos en Canarias, utilizando fondos inquisitoriales del A.H.N. y del Museo Canario, donde y, aparte de extraerle cuantos datos contenía sobre el personaje en cuestión, reconstruye el tejido
trabajó en la década de 1930. RUMEU DE ARMAS, A.: Espaiia en el África atlútrtica, Madrid, 1956. de las relaciones de los mercaderes ingleses en Canarias, entre sí y con los naturales, la
43 LOBO CABRERA, M.: La esclaijititd en las Cariarias or.ientales en el siglo XVI (Negros, nioros y rnoriscos, actuación de la Inquisición y las gestiones de las autoridades británicas encaminadas a defender
Las Palmas, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1982. LOBO CABRERA, M. y DÍAZ HERNÁNDEZ, R.: «La población a sus súbditos en las Islas.
esclava de Las Palmas durante el siglo XVII», A.E.A., n" 30, 1984, pp. 157-316.
En otros dos trabajos aborda Cioranescu el tema del protestantismo. El primero es un breve
44 Ver PERAZA DE AYALA, J.: «Los rnoriscos de Tenerife y acuerdos sobre su expulsión», Homenaje a Elías
Ser1.a Ráfols, La Laguna, T. 111, 1973, pp. 109-128.
45 SIEMENS, L.: «Algunos datos sobre música de rnoriscos en Canarias», Honieriaje a Elías S e v a ..., T. IV, 1973, 49 ANAYA, L. A.: «Nuevas aportaciones a la historia de la piratería norteafricana en las Canarias orientales)), 1
pp. 381-389. Jomadas de Hist. de Lanz. y Fuert., Puerto del Rosario, 1983, pp. 121-137; «La invasión de 1618 en Lanzarote y sus
46 Ver, para todos estos aspectos, ANAYA, L. A,: «Huida de esclavos desde Canarias a Berbería en la segunda repercusiones socioeconómicas», VI C.H.C.A., 1984; «Repercusiones del corso berberisco en Canarias durante el siglo
mitad del siglo XVI», 1 Congreso Hispano-Africano de las culturas mediterráneas, Melilla, 1988; «La religión y la XVLI. Cautivos y renegados canarios», V C.H.C.A., 1982, T. 11, pp. 123-177.
cultura de los rnoriscos de Lanzarote y Fuerteventura a través de los procesos inquisitoriales», IV Symposium Intemational 50 BENNASSAR, Bartolomé y Lucile: Los crrstianos de AlÚ. La fascinante aventrrra de los rertegarlos, Madrid,
d'Etudes Morisques Túnez, 1990; «Primera visita inquisitorial a los rnoriscos de Lanzarote y Fuerteventuran, V Ed. Nerea, 1989.
S.I.E.M., Túnez, 1991. 51 BETHENCOURT MASSIEU, Antonio de: ((Canarias, Berbería e Inquisición (1570-1610). Aportaciones para
47 Ver LOBO CABRERA, M.: «Los rnoriscos de Canarias exceptuados de la expulsión», V S.I.E.M., Túnez, un estudios, Honlenaje a Elías Serra ..., 1970, T. 1, pp. 225-247. BENNASSAR, B. últimamente, ha vuelto sobre esos
1991. acontecimientos: «El Santo Oficio de Canarias observatorio de la política africana: el caso de las guerras civiles
48 CARRASCO, Rafael: ((Morisques et Inquisition dans les Iles Canariesn. Reilzte ú'Histoire des Religions, CLII, marroquíes (1603-1610)», VIIi C.H.C.A., 1988, T. 1, pp. 5-16.
1985, pp. 379-387. ACOSTA GONZÁLEZ, Andrés: «Mariscos e Inquisición en Canarias durante el siglo XVI», 52 Proceso de Bartolomé COELLO, en 1592, Egerton Ms. 1512.
Espacio, Tietripo y Fornia, 4, 1989, pp. 21-67. 53 El libro de Cioranescu se publicó en La Laguna, por el Instituto de Estudios Canarios, en 1963.
artículo acerca de la temprana presencia de extranjeros protestantes y de libros luteranos en el magia, manuscrito, incautado en Canarias (1527), que se conserva en la Colección Bute6'. Hace
ArchipiélagoS4.El otro, un estudio de la interesante personalidad y de la obra de Juan Bartolomé unas observaciones sobre la magia salomónica y sitúa dentro de ella el texto, que analiza.
Avontr~ot~ Cioranescu
~. disipa algunos errores y traza un acabado perfil de ese personaje El musicólogo Lothar Siemens ha querido ver en danzas canarias del siglo XX la supervi-
flamenco, mercader de éxito en Canarias, conocido propagandista calvinista que escribe memo- vencia de los bailes que, según él, ejecutan las brujas del Archipiélago en el siglo XVLF2.Se trata
riales a Felipe E
I y víctima mortal, finalmente, de la Inquisición de ToledoS6. de un trabajo serio pero discrepamos de sus tesis, porque no creemos que tales bailes haya
El título de «Creencias religiosas de los ingleses en Canarias (1587-1700)», de Moreno tenido lugar.
AlonsoS7,resulta demasiado pretencioso para lo que realmente encierra: el comentario de varios Folch Jou y Gil Esparza publicaron un artículo, con poco rigor histórico, sobre el curanderismo
procesos de protestantes ingleses; sin leer los documentos originales -excepto alguno del en Canarias en el siglo XVIII, centrado en la figura de un destacado curandero63.Anaya Hernández
British-, sino utilizando los extractos publicados a que hemos hecho referencia, cuando no y González de Chávez Menéndez escribieron un breve trabajo titulado «Inquisición y brujería
tomando simplemente las indicaciones del catálogo de Benito Ruano. «Contrabandistas flamencos en Canarias en el siglo XVIII», que estudia algunos procesos de hechicería de esa centuriaw.
en Canarias (1593-97)», de Wemer ThomasS8,constituye, en cambio, un valioso análisis del Helena Sánchez Ortega presentó una comunicación titulada «La hechicería en Canarias,
comercio que bajo falsos pasaportes e identidades realizaban con Canarias protestantes siglos XVI y XVIT. ¿Influencia africana o peninsular?», elaborada basándose en las relaciones
neerlandeses, en período de guerra. Thomas hace una lectura inteligente de los documentos del de causas del A.H.N.6S.Aunque correcta metodológicamente, la limitación de las fuentes utili-
Archivo Histórico Nacional, particularmente de la correspondencia del Tribunal canario con el zadas le impidió detectar influencas africanas que efectivamente existieron. Demetrio Castro, ha
Consejo. Creemos que sus trabajos en curso sobre los flamencos en España tendrán la calidad dedicado dos trabajos a la brujería canaria6(j.Valorando la agudeza de muchos de sus análisis, la
que esta muestra anuncia. falta de soporte documental le hace llegar a conclusiones falsas6'.
Por nuestra parte, uno de los autores de esta comunicación, Francisco Fajardo, estudió las Entre nosotros, Fajardo Spínola ha venido estudiando en los últimos años la hechicería y la
conversiones de protestantes, fenómeno que alcanzó en las Islas un particular relieve; y en brujería canarias y su conexión con las tierras vecinaP. Y recientemente, en su tesis doctoral,
general la actuación del Santo Oficio en relación con los extranjeros durante el siglo XVEIS9.Tiene ha hecho una lectura sistemática de toda la documentación existente y una interpretación global
en preparación una comunicación sobre las reducciones de protestantes en el siglo XVI160; y de tales fenómenos69.
trabaja, en general, el tema del protestantismo en Canarias.
61 LAMB, U.: «La Inquisición en Canarias y un libro de magia del siglo XVI», El Mirseo Canario, 85-88 (1963),
pp. 113-144. CARO BAROJA se hace eco del trabajo de la señora LAMB: Vidas niágicas e I~rquisición,T . 1 pp. 141-
143.
Millares, y Lea detrás de él, dedican unas pocas páginas a la represión de las creencias y
62 SIEMENS HERNÁNDEZ, L.: «Noticias sobre bailes de brujas en Canarias durante el siglo XVII. Supervivencias
prácticas mágicas, asunto que sin duda no les interesa. Sólo a partir de la década de 1960 actuales», A.E.A., n Y 6 , 1970, pp. 39-63.
encontramos algunos estudios -ninguno de conjunto- sobre la hechicería o la brujería cana- 63 FOLCH JOU, G. y GIL ESPARZA, A. M.: «La Inquisición y el curanderismo en Canarias durante el siglo
rias en la Edad Moderna. Úrsula Lamb transcribió y comentó el único ejemplar de libro de XVIIin, Ariales de la Real Acadentia de Farmacia, XXXVII, n", Madrid, 1971, pp. 71-85.
64 Ponencia presentada al 1 Congreso Iberoamericano de Estudios de FoMore, Las Palmas, 1981, inédito.
65 VI C.H.C.A., Las Palmas, 1984, T. 111, pp. 227-271.
66 ALFÍN, Castro: «Datos sobre la brujería en Canarias durante los siglos XVI, XVII y XVIIIn, Actas del II
Co~lgresoIberoanlericario de Atttropología, Las Palmas, 1983, pp. 609-624; y «Fuentes documentales y análisis
54 CIORANESCU, A,: «Discípulos de LUTERO en Canarias (1526-1529)», A~zirariode Estirdios Altáiiticos etnohistórico. Un estudio de caso: la brujería de Canarias de los siglos XVI y XVIIn, E.M.C., Las Palmas, XLVII (1985-
(A.E.A.), n"1, Madrid-Las Palmas, 1965, pp. 149-159. 87), pp. 237-247.
55 «Un visionario en la hoguera. La vida y las obras de Juan Bartolomé Avontrootn, A.E.A. 1190, 1974, pp. 543- 67 Así, la distribución espacial de los casos, la afirmación de que las fuentes son poco explícitas sobre acusadores
609. y testigos, datos incorrectos relativos a las fechas de actuaciones del S.O., la suposición de que la mayoría de las causas
56 De su figura se había ocupado ya, brevemente, MENÉNDEZ PELAYO, en la Historia de los Heterodoxos de superstición serían de brujería, las aseveraciones de que las acusaciones no se basan en hechos sólidos, y que a partir
esparioles, Madrid, C.S.I.C., 2 ed., vol. IV, pp. 188-190. De su obra se ocupó también, más ampliamente, MILLARES de 1650 disminuyen rápidamente las investigaciones, que no hay acusaciones contra parientes, y algunas más ..., son el
CARLO, D. Agustín: «Algunas noticias y documentos referentes a Juan Bartolomé Avontroot)), El Mirseo Canario resultado de haberse contentado con leer unos pocos papeles.
(E.M.C.), Año 111, 1935, n", pp. 1-26. 68 FAJARDO SPÍNOLA, F.: «Las Palmas en 1524. Hechicería y sexualidad», A.E.A., 31, 1985, pp. 177-275;
57 Fue una comunicación de Manuel Moreno Alonso presentada al VI Coloquio de Historia Canario-Americana, «Los procesos de hechicería de la Inquisición de Canarias (siglos XVI, XVII y XVIII)», VI1 C.H.C.A., Las Palmas,
Las Palmas, 1984, vol. II, pp. 11-47. 1986, T. 1, pp. 515-534; «Inquisición y hechicería en Canarias durante la Edad Moderna», 1 Congresso Luso-Brasileiro
58 Presentado al IX Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas, 1990. Aún inédito, lo conocemos por sobre Inquisicao, 1987, Lisboa, 1989, vol. 1, pp. 327-346; «La hechicería morisca de Lanzarote y Fuerteventuran, IV
gentileza de su autor, a quien manifestamos nuestro agradecimiento. Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura, Ai~ecife,1989; «La hechicería morisca y su represión por la
59 FAJARDO S P ~ O L A F.: , Reducciones de protestantes al catolicisnlo en Cnriarias durante el siglo XVIII: Inquisición de las Islas Canarias», V Symposium International d'Etudes Morisques, Túnez, 1991. Las relaciones y
1700-I812,Las Palmas, Cabildo Insular, 1977, y Extrarijeros arite la I~~qi<isición
de Cariarias erz el sigloXVIII, Las Palmas, semejanzas con Azores y Madeira las hemos estudiado en dos comunicaciones, ya citadas, presentadas al 1 y 11
Mancomunidad, 1981. Coloquios de História da Madeira.
60 «Un producto de las relaciones atlánticas: la conversión de protestantes en Canarias durante el siglo XVII», 69 FAJARDO SPÍNOLA, F.: Hecliicería y brujería erl Cariarias ert la Edad Moderna, Las Palmas, Cabildo In-
ponencia presentada al 111Colóquio de História da Madeira, sept.-1992. sular de G. Canaria, 1992.
3 -
LA INOU~%~"~NEN CIFRA" LLOWSTUDlOS CUANTITATIVOS narios, que obstaculizaban así las pretensiones de los f o r á n e o ~Los
~ ~ .cargos de oficiales, como
prueba el mismo autor, fueron monopolizados por familias isleñas que buscaban el prestigio
Acosta González ha abordado por primera vez, después de Millares, la neces&a tarea de social que implicaban, lo que resultaba posible porque las pruebas de limpieza no eran nada
hacer un estudio estadístico de la actuación de la Inquisición -número y distribución temporal estricta^^^.
de los procesos, sociología de los reos, tipología de los delitos y de las penas- en su memoria Otros aspectos de la Inquisición, como la adquisición y remodelación de su edificio, están
de licenciatura, sobre el siglo XVPO,y en su tesis doctoral, en la que compara el Tribunal de recogidos en una publicación de Alemán y El intento de traslado de esta institución
Canarias con los de Córdoba y Barcelona7'. La utilización exclusiva de los documentos del desde Gran Canaria a Tenerife, por la mayor importancia económica y demográfica de esta isla
Archivo Histórico Nacional, especialmente las relaciones de causas de fe, le supone obtener en el siglo XVII, lo trató Lobo7'.
datos incompletos; pero aún es peor la distorsión de los resultados que se deriva del hecho de Anaya y Fajardo han estudiado la documentación del A.H.N. sobre las tres visitas de
haber incluido en sus cifras a los castigados en el curso de visitas cuyos expedientes se inspección que entre 1574 y 1597 ordenó el Consejo, completando esas fuentes con documentos
conservan en Madrid, pero no a los de los que se encuentran en El Museo Canario. En todo caso del .archivo canario. Producto de esa investigación son dos artículos en los que se analiza la
debió haberse distinguido, por varias razones, entre las causas formales y los procesos abreviados, dinámica misma de esas visitas, la organización y medios del Tribunal de las Palmas, sus
sobre los cuales no se enviaba información en las relaciones remitidas periódicamente. La f~~ncionarios y Hacienda, la oposición al Santo Oficio, los conflictos jurisdiccionales y la
tipología de los delitos y de las sentencias nos parece discutible, y no hay una neta distinción de conupción de algunos de sus ministros78.Otros muchos datos nos aportan, además, sobre po-
los modos en que las causas se resuelven: suspensas o sentenciadas, reconciliación, penitencia, blación, epidemias, ataques piráticos, hambrunas, etc.
etc. Habría sido necesario haber tenido más en cuenta lo que Henningsen, Contreras y Dedieu
han hecho y escrito.
Fajardo tiene en elaboración un estudio sobre las víctimas de la Inquisición canaria en sus
tres siglos de existencia que incluirá una relación nominal de aquéllas, con algunos de sus datos
personales, sus delitos y sentencias. Los documentos conservados en Las Palmas permiten
completar la información suministrada por relaciones de causas y alegaciones fiscales con los
libros de votos, los libros de la cárcel, las visitas al distrito, los procesos originales e incluso las
testificaciones.
Para los años entre 1488 y 1526 la burocracia, los procedimientos y los ingresos y gastos del
Tribunal han sido bien tratados por Manuela Ronquillo, pese a las dificultades de las fuentes, en
su citada memoria de licenciatura.
El tema de la Hacienda del Tribunal entre 1550 y 1808 ha sido estudiado, en un importante
trabajo, por Martínez Millán, que demuestra que la Inquisición canaria fue deficitaria hasta
finales del siglo XVI, pero que a partir de entonces, gracias a la inversión en juros y censos del
producto de las confiscaciones de navíos extranjeros, disfrutó de un presupuesto equilibrad^^^.
74 MART~NEZMILLÁN, J.: «La venta de oficios inquisitoriales en Canarias durante el siglo XVII», VI
El tema de las canonjías del Santo Oficio, conflictivo en Canarias por ser de patronato real, ha
C.H.C.A., 1984, T. 11, pp. 689-696.
sido abordado por Rafael de L e r ~ i ~ ~ . 75 MART~NEZMILLÁN, J.: «La burocracia del Santo Oficio en Canarias durante e1 siglo XVIII», VI C.H.C.A.,
Las necesidades financieras de la Corona en el siglo XVlI condujeron a la venta de cargos 1984, T. 11,PP. 697-724.
- -
por el Tribunal. Martínez Millán revela que muchos fueron adquiridos por los mismos funcio- 76 ALEMÁN HERNÁNDEZ, R. y ANAYA HERNÁNDEZ, L. A.: «Las casas de la Inquisición en Gran
Canaria», N C.H.C.A., Las Palmas, 1980.
77 LOBO CABRERA, M.: «El Tribunal de la Inquisición de Canarias: intento de traslado a Tenerife)), Rei>istade
Historia de Catzarias, XXXVIII, 1984-86, vol. 1, pp. 107-114. En el mismo número de la Revista, ANAYA
70 ACOSTA GONZALEZ, Andrés: «La Inquisición de Canarias durante el siglo XVI (Una aproximación estadís-
HERNÁNDEZ, L. A. Y ARROYO D O N X I X , A.: «La peste de 1601-1606 en las Islas Canarias», pp. 175-201. ~1
tica)», en A.E.A., 1 1 9 2 , 1986, PP. 129-193. proyecto de trasladar el Tribunal, huyendo de la peste, aconsejó a los inquisidores hacer averiguaciones sobre la
71 ~ ~ tconlparado
~ ~ d de; tribirnales
~ inqziisitoriales (períodos 1540-1570 Y 1571-I621), Madrid, U.N.E.D., 1990. epidemia, cuyo resultado fue un informe a la Suprema base de este trabajo.
MART~&EZMILLÁN, J.: «La Hacienda del Tribunal de Canarias. 1550-1808», V C.H.C.A., 1982, T. 11, PP.
72 78 ANAYA HERNÁNDEZ, L. A. y FAJARDO SPÍNOLA: «Oposición a la Inquisición, conflictos y abusos
553-583. de poder a fines del siglo XVI (Las visitas de inspección a la Inquisición canaria))), El Mirseo Catlario, XLVII, 1985-
73 LERA GARC~A,R. de: «La canonjía del Santo Oficio en la catedral de Las Palmas)), C.H.C.A., 1gX8,T. 87, pp. 217-335; y «Las visitas de inspección a la Inquisición de Canarias. Siglo XVI», VI11 C.H.C.A. 1988, T. 11,
II, pp. 803-816. pp. 775-802.
2CONTlNUlDAD 8 CAMBIO? LA ENSEIÚANZA
SECUNDARIA EN GRANADA EN LA SEGUNDA
MITAD DEL SIGLO XV111
lnmaculada Arias de Saavedra
Universidad de Granada
I
Durante la segunda mitad del siglo XVILI en el panorama educativo español se produjeron
1 importantes cambios que pueden ser considerados de un doble signo. Por un lado se renovaron
las instituciones educativas existentes, adaptándolas a los nuevos tiempos y a las necesidades
sociales, por otro, se crearon ex novo instituciones educativas para responder a necesidades
nuevas y específicas. La capacidad de innovación de ambas vías no fue la misma. En general,
suele afirmarse que la resistencia al cambio en las instituciones ya existentes frenó el alcance de
las innovaciones, mientras que, a grandes rasgos, las nuevas fundaciones presentaron un mayor
dinamismo. De todos modos la casuística fue muy variada en los distintos niveles educativos y,
por supuesto, estuvo también muy condicionada por la realidad regional y local1. En esta co-
municación me propongo exponer una visión de la enseñanza secundaria en Granada para
analizar si estuvo marcada por la continuidad, o si por el contrario supo adaptarse a las
necesidades de una sociedad cambiante.
El segmento educativo que, sólo de forma aproximada, suele llamarse enseñanza secundaria
I comprendía un heterogéneo conjunto de instituciones y contenidos docentes que seguían al
aprendizaje de las primeras letras y que, en la mayoría de los casos preparaban para el acceso a
la Universidad. Dentro de ella el capítulo más importante lo constituía la enseñanza del latín,
pero no debe olvidarse la enseñanza en colegios y seminarios o en centros educativos nuevos2.
1 Para una visión general de la enseñanza en la etapa ver: AGUILAR P ~ A L F.: , «La política docente», en La
época de la Ilirstración, vol. 1, El estado y la cirltirra (1759-1808).Madrid, 1987, pp. 437-484; Edircacióri e Ilirstración
en Espada. III Coloqirio de Historia de la Edircación. Universidad de Barcelona, 1984; AA.VV.: La Edircación en la
Ilzrstración Espalíola. (Núm. Extr. de Revista de Edifcacióiz).Madrid, 1988.
2 Una visión de conjunto de la enseñanza secundaria en AGUILAR PIRAL, F.: <<Entrela escuela y la Universi-
dad. La enseñanza secundaria en el siglo XVIiI», en La educación erz ... o.c., pp. 225-243.
LAHSWUELAWDE LATINIDAD asegurar la continuidad de los hijos de campesinos y artesanos en las profesiones de sus padres.
En 1764 el Consejo de Castilla, por iniciativa de Campomanes, promueve un informe para
Durante la segunda mitad del siglo XVIII el latín seguía siendo, como en siglos anteriores, conocer la situación real de los estudios de latinidad y adecuarlos a las prescripciones reales.
la lengua culta por excelencia. Su conocimiento era imprescindible para cuantos se dedicaran a Aunque no se consiguió una información completa7, Kagan calcula que en Castilla estaban
la vida eclesiástica o aspirasen a entras en las Universidades, donde la actividad docente matriculados en las escuelas de latinidad en torno a 25.000 alumnos, cifra que demuestra que los
transcurría en esta lengua. En latín se impartían las clases, se hacían los ejercicios públicos y temores de la administración eran fundados, sobre todo en lo que se refiere a una concentración
estaban escritos los libros que utilizaban alumnos y profesores3. proporcionalmente excesiva en lugares de poca población.
No obstante el castellano iba ganando posiciones de foima progresiva, gracias a un estado de No se conoce la información relativa a Granada, pero la situación no debería ser muy
opinión cada vez más favorable a su uso4 y a las medidas políticas que obligaron a enseñar en distinta de la reflejada en la década anterior, con motivo de las averiguaciones del Catastro. En
esta lengua la gramática (R.C. de 23 de junio de 1765) y a utilizar como texto obligatorio en las 1752 Granada, sexta ciudad del país en cuanto a población, con un número de habitantes en
escuelas la gramática castellana elaborada por la Real Academia Española en 1781. Pero se torno a 50.000s, contaba con ocho preceptores de latinidad9. Una dotación bastante numerosa
trataba aún de victorias parciales y la primacía del latín no teiminaría completamente hasta la como correspondía a una ciudad marcada por la función burocrático-administrativa y por la
reforma general de la enseñanza tras la caída del Antiguo Régimen. presencia de importantes organismos civiles y eclesiásticos, como la Chancillería, la Universi-
En la segunda mitad del XVIII el aprendizaje del latín era todavía un requisito previo para dad, o la sede aszobispal. Salvo en el caso de la cátedra de gramática de la Universidad, que
proseguir estudios superiores y, en consecuencia, los estudios de latinidad proliferaban por toda estaba dotada de un sueldo aceptable y tenía una mayor disponibilidad de medios, no parece que
la geografía española, ya fuera en centros dependientes de las Universidades, de las comunidades la situación de estas enseñanzas fuera muy boyante. Los preceptores ejercían en centros pasticu-
religiosas, o a través de preceptores seculares, quizá los más numerosos, que ejercían la enseñanza lares, a cambio de sueldos bastante bajos, que rasa vez alcanzaban los mil reales anuales.
a cambio de un modesto salario, generalmente en escuelas situadas en su propio domicilio. El Consejo volvería a renovar la petición de información sobre estudios de latinidad en la
La enseñanza de la lengua latina había experimentado una considerable expansión en cuanto primavera de 1772". Se trataba de que los intendentes informaran de las cátedras de gramática
a centros y número de alumnos durante los siglos XVI y XVII, hasta el punto de provocar una que había en sus respectivos teisitorios, en qué pueblos estaban establecidas y qué vecindario
reacción de la administración que intentó su desaparición de los pueblos más pequeños. En tenían éstos, y sobre el origen de las fundaciones existentes y cuantías de sus dotaciones
1623 Felipe IV mandó limitar las escuelas de latinidad a una sola en las ciudades y villas donde económicas. Así mismo se consultaba a estos magistrados sobre qué dotación consideraban
había corregidores, permitiendo tan sólo la existencia de escuelas en poblaciones menos im- necesaria para las cátedras de gramática en cada provincia, de acuerdo con las diferencias
portantes cuando los centros contaran con una dotación superior a 300 ducados anuales, lo que socioeconómicas regionales y acerca de la conveniencia de agregas fundaciones mal dotadas en
no parece fuera muy frecuente. Bajo la prohibición subyacía una orientación educativa a favor los lugares más idóneos para su establecimiento. Por el tenor de las preguntas es fácil adivinar
de las artes manuales, los oficios mecánicos, la agricultura y otras ocupaciones útiles y encaminada el proyecto de creas una red de escuelas de latinidad en todo el tenitorio nacional suficientemente
a frenar el abandono de estas actividades por los sectores más dinámicos de la agricultura y el dotadas y ubicadas en los lugares más adecuados, frente a la situación hasta entonces existente,
artesanado, que emprendían el estudio del latín como un medio para acceder al desempeño de carente de todo tipo de racionalidad.
cargos eclesiásticos o administrativos y conseguir el ascenso social5. El intendente de Granada, Don Ignacio Bermúdez de Castro, dispuso lo necesario para
Todo parece indicar que esta política restrictiva no había sido totalmente efectiva, pues evacuar el informe a mediados de mayo1' y envió una circular a los pueblos de su jurisdicción
durante el siglo XVIII los borbones volvieron a insistir en las limitaciones establecidas por las para que «en concejo pleno, con asistencia de los diputados y procurador síndico, su notario y
leyes. Así Fernando VI, en 1947, recordó el decreto de Felipe IV y matizó que, en cualquier fiel de hechos» hicieran lo propio.
caso, no se peimitiiia ninguna escuela de latinidad en pueblos con menos de 300 vecinos6.Como En ninguna de las 73 villas y aldeas de la jurisdicción de Granada había escuelas de
puede observarse, los monarcas ilustrados continuaron teniendo una concepción de la enseñanza latinidad. Es más, en algunos de los pueblos no había siquiera escuelas de primeras letras, por lo
encaminada a favorecer la permanencia de las estsucturas sociales. La prohibición es coherente que las autoridades aprovecharon la consulta para solicitar se subsanara esta carencia. Aunque
con el fomento de las enseñanzas útiles, destinadas a proporcionar la mano de obra preparada casi siempre esto ocurría en pequeños pueblos, sorprende el caso de Lanjarón, que no tenía
que el desarrollo económico del país necesitaba. La iniciativa de 1747, así como las del reinado maestro de primeras letras, pese a contar con más de cuatrocientos vecinos.
de Carlos m, se inscribe dentro de una concepción muy selectiva de la enseñanza, que propugna
7 La documentación del infonne en A.H.N., Consejos, leg. 13.138. Contiene la correspondiente a 14 provincias,
la discriminación de los contenidos en relación con los diferentes grupos sociales, intentando la mayoría de la mitad norte del país. De Andalucía está la de Sevilla y Cádiz exclusivamente.
8 SAN2 SAMPELAYO, J.: Gi.aliada en el siglo XVIII. Granada, Diputación, 1980, p. 303.
3 El Real Decreto de 11 de septiembre de 1735 mantiene el uso del latín como lengua coloquial de las 9 Granada 1752. Seg~íiilas respirestas gerierales del Catastro de Erisenada. (Intr. Antonio Domínguez Ortiz),
Universidades (AGUILAR P ~ ~ A F.: L ,«La política», o.c., p. 451). Madrid, 1990, p. 101.
4 Grandes defensores del uso del castellano, entre otros, Feijoo, Sarmiento, Mayans, Forner, Jovellanos, etc. (Vd. 10 R.O. de 11 de abril de 1772. Hasta ahora sólo tia sido explotada la infotmación relativa a Córdoba (BERNAR-
LÁZARO CARRETER, F.: Las ideas lirigiiísticas de Esparía dirrante el siglo XVIII. Madrid, 1949). DO ARES, J. M.: «Las cátedras de gramática en los pueblos de Córdoba en la segunda mitad del siglo XVIIIn, en Actas
5 KAGAN, R.: a11 latino nella Castiglia del X W E XVIII secolo», en Rivista Slorica Italiana, 85 (1973), pp. del I Congreso de Historia de Aiidalircía. A~idalircíaModerira. Siglo XVIII. Córdoba, 1978, 1, pp. 93-98). El informe
297-320. Un resumen en la obra del mismo autor Uiiiversidad y sociedad en la Esparía Moderiia. Madrid, Tecnos, 1981, relativo a la jurisdicción de Granada en A.M.GR. Instrucción Pública, leg. 884,8.
pp. 86 y SS. 11 A.M.GR.,A.C.,libro 112,f"65.
6 Real Decreto de 21 de junio de 1747, recogido posteriormente en Nov. Rec., lib. VIII, tit. 11, ley 11.
En los lugases cercanos a la capital, como Maracena, los alumnos se desplazaban a las clases San Jerónimo no admita a otros que a sus colegiales». Aunque el Consejo pidió informe al
de latinidad de Granada sin mayores problemas. Otros pueblos, aunque habían tenido preceptores Ayuntamiento y a la Chancillería, no tomó ninguna iniciativa al respecto y los preceptores
particulares -como Alhendin- o cátedras de latinidad a expensas de municipio -como Santa continuaron impai-tiendo enseñanzas.
Fe- no tenían estudios secundarios en estos momentos, con la consecuencia de «reinas la Como puede observarse, pese a los deseos del gobierno, durante esta etapa no se soluciona
ignorancia de los jóvenes y que el padre que quiere educar sus hijos se ve precisado a conducirlos el problema de las escuelas de gramática, ni en Granada, ni en el resto del país. No es extraño
a Granada, con bastante dispendio»I2. que en este clima de abierta hospitalidad entre la Universidad y los preceptores fracasara la
La respuesta de la villa de Montefrío demuestra hasta qué punto estaban justificados los iniciativa de crear una academia latina que quizá podría haber supuesto un ciesto control y
recelos de la administración respecto a la enseñanza del latín, por la pérdida de brazos que podía mejora de la calidad de estas eseñanzas.
suponer a la agricultura y astesanado. En esta población había habido en otras etapas precepto-
res que cobraban a sus alumnos las enseñanzas y recibían una pequeña gratificación procedente
de los propios. Desde que estaba vacante el puesto se daba la negativa consecuencia, según el LA ACADEMIA LATBNA DE "RANADA
informe, de que los vecinos «que no tienen pasa dar estudio fuera de ella, se han visto y ven
precisados a aplicas a sus hijos al ejercicio del campo y otsos oficios». Propoiiía, en consecuencia, A principios de la década de los ochenta los preceptores de latinidad de la ciudad de
la dotación de una cátedra de latinidad con 200 ducados de sueldo anual, sufragada por los Granada intentaron asociasse y crear una academia de latinidad inspirada en la existente en la
propios de la villa, que permitiera a los vecinos el estudio gratuito del latín. corte, la Academia Latina de Madrid surgida en 1753 como un movimiento corporativo similar
Por último, el informe señala la existencia de una cátedra de latinidad en el lugar de las a la Hermandad de San Casiano de maestros de primeras letras. El consejo le había otorgado la
Albuñuelas, del valle de Lecrin, en el convento de Nuestra Señora de las Angustias, de los facultad de conceder titulaciones y licencias pasa enseñas latinidad en la capitalL6.
descalzos franciscanos de San Pedro de Alcántara. El arzobispo de Granada había participado En octubre de 1781 seis profesores de latín de la ciudad de GranadaI7solicitan al Consejo
coi1 fondos pasa la fundación, que había tenido lugar en 1725, obligando a cambio a los constituir una academia de latinidad «la que se ha de emplear en el trabajo de algunas obras
religiosos a mantener un aula de latinidad y otra de teología moral para enseñanza gratuita de útiles de la misma facultad, como en el mejor método de enseñanza y resolver qualquieras
los vecinos. Ambas habían funcionado «hasta que habrá tiempo de diez años que sin constarnos dudas que ocunan acerca de ella», presentando unas constituciones para su gobierno.
motivo o causa en contrario para ello se hallan suspendidas». La academia se llamaría Granada. En el caso de recibir la aprobación real, su constitución
En cuanto al informe de la capital, parece que no llegó a realizase. El ayuntamiento de formal se realizará ante el Presidente de la Chancillería y sus individuos prestarán juramento de
Granada nombró comisionados pasa este fin, pero, según las noticias recogidas en las actas lealtad al rey, obediencia al papa y defensa del misterio de la Inmaculada Concepción, así como
capitulares, encontraron dificultades para llevaslo a caboI3. de observancia a los estatutos.
Tampoco de esta información emprendida por el Consejo se derivaron consecuencias para el Del gobierno interno de la asociación se ocuparán el director -oficio anual que representa
estado de los estudios de latinidad en nuestro país. Y en el caso de Granada diez años más tarde a la academia, la dirige y convoca las juntas-, dos consiliasios -encasgados del gobierno
el número de preceptores había incluso aumentado. En 1782 el rector de la Universidad, Don económico, de duración bienal- y el secretario -cargo de duración trienal encargado de la
José Silvestre de Arquellada dirigía una representación al Consejo en la que se quejaba de la burocracia. Las elecciones se realizarán a finales de cada año, y las juntas se celebrarán al
existencia de nueve preceptores en la ciudad y proponía su reducción14.«Es tal el desorden que menos una vez al mesl8.
en esta parte se experimenta -decía- que apenas hay barrio en donde no haya un preceptor»15, Los aspirantes a ingresar en la academia serán admitidos «a pluralidad de votos», pero antes
lo que suponía un seno perjuicio pasa las aulas de latinidad de la Universidad. También los los consiliarios deben informarse «de la calidad de las personas». Los individuos tendrán
monjes de San Jerónimo admitían en su monasterio seglares que estudiaban latín. La situación obligación de asistir a las juntas y desempeñar cualquier función que se les encomiende, aunque
se complicaba aún más por la existencia de un número elevado de individuos que impartían los estatutos no son más explícitos acerca de en qué pueden consistir estas funciones. El
clases de latinidad en sus propios domicilios a aluinnos mejor dotados económicamente. Estos reglamento considera también la existencia de socios honorarios, aquéllos con quienes la
abusos impedían el florecimiento de los estudios generales, por lo que el rector propone al academia consulte con asiduidad.
Consejo «mande se ciesren en esta ciudad todos los estudios de gramática y que el colegio de Aunque en las constituciones no quedan totalmente definidos los objetivos de la academia,
lugar. Por último, tampoco vio con agrado la facultad que la academia se atribuía de proponer 21 El Colegio de Santa Cruz de la Fe fue también fundado en 1526 a consecuencia de la junta reunida durante el
verano en la capilla real con el fin de tratar el estado de la diócesis, una vez vista la conveniencia de promover centros
al Consejo medios para mejora de la enseñanza, lo que fue considerado una ingerencia en las
de enseñanza. Su vida corrió paralela a la de la Universidad o Estudio General, e incluso se ubicaron en el mismo
competencias municipales. Detrás del informe municipal no es dificil imaginar a la Universidad edificio. En él se impartían enseñanzas de lógica, filosofía, teología y cánones. Se les aplicaron dos prebendas de la
muy activa oponiendo su influencia pasa abortar cualquier iniciativa que potenciara otra instan- catedral y otras dos de la capilla real, así como la cátedra de gramática de la catedral y la de lógica de la ciudad.
cia educativa en este campo. (CALERO PALACIOS, C.: 0 p . cit., pp. 183-202).
Aunque este negativo informe se evacuó con celeridad, tardó año y medio en ser enviado a 22 Erigido en 1537, es también fundación real. Su promotor fue el obispo don Gaspar de Ávalos, por consejo de
Juan de Ávila. Dedicado a la enseñanza de la teología y cánones. En 1802 se fusionó con el de Santa Cruz de la Fe
Madrid. La práctica dilatoria podía ser un medio muy eficaz para desmontar iniciativas in-
(lbídei~~,pp. 209-235).
oportunas. En cuanto al informe de la Chancillería, no se sabe si llegó a realizarse, pero en 23 Los jesuitas se establecieron en Granada en 1554. Desde 1558 funciona el colegio de San Pablo de la
cualquier caso no se encuentra en el expediente del Consejo. compañía, destinado a la docencia de artes y teología con alumnos jesuitas y de fuera de la congregración. Protegido por
Todo parece indicas que la academia latina de Granada no llegó a funcionas, pues además de los arzobispos Guerrero y Méndez Salvatierra, se dedicó a la enseñanza de latinidad. En 1786 contaba con 350 alumnos
ser una iniciativa mal planteada y que auguraba pocas posibilidades de éxito, la oposición de la de latinidad, lo que lo convertía en el centro de enseñanza secundaria más importante de la región. Restaurados los
estudios de artes y teología, en 1612 firmó una concordia con la Universidad para que sus clases no interfirieran las de
Universidad y autoridades municipales impidió su realización.
ésta. Siguió enseñando artes y teología hasta la expulsión de la compañía en 1767. Sus locales fueron tranferidos a la
Universidad (OLIVARES, E.: La docericin de filosofía y teología erl el Colegio de Sari Pablo de Gralzada. (1558-1767).
Granada, 1989.
EL LT~N EN LOS WOLEGIOW EN LA UNIVERSIDAD 24 En 1608 el arzobispo don Pedro de Castro escribió las primeras constituciones y comenzó la construcción de
la Abadía del Sacromonte en el lugar donde habían tenido lugar los famosos hallazgos de las reliquias y de los libros
plúmbeos. Al año siguiente Pa~iloV otorgó la bula de erección de la Abadía. Anexo a ésta se creó el colegio seminario
Granada presentaba durante el siglo XVllI una intensa vida colegial, centrada en nueve colegios
de San Dionisio Areopagita que empezó a funcionar efectivamente en 1620. En 1621 Felipe iiI otorgó al colegio la
(incluido el de San Pablo de los jesuitas, desaparecido en 1767) que procedían en su mayoría del facultad de otorgar grados universitarios a los colegiales matriculados. Estaba destinado a la formación de los sacerdotes
siglo XVI. Buena parte de estos colegios habían evolucionado hasta convestirse en centros superiores e impartía enseñanzas de artes, filosofía y teología. (Vd. ROYO CAMPOS, Zótico: El ir~sigrreColegio-Senriirario del
Es lo que ocusría a los colegios de San Miguelz0,
pasa la enseñanza de filosofía, teología y cánonesL9. Sacro~~ionre y la Uiriversidad de Grar~ada,Granada, 1955; AA.VV. La Abadía del Sacroi~~olite. C,p
+ Y osicióii artístico-
ílocitnrer~tal.Estirdios sobre su significación y orígerzes. Universidad de Granada, 1974; M A R T ZVÑIGA,
~ Francisco:
«El Colegio de teólogos y juristas San Dionisio Areopagita del Sacro-Monte de Granada, 1752-1800», en Historia de la
Edircaciói~.Revista Interuniversitaria, núm. 3, 1984, pp. 89.108).
25 Vd. MARTÍNEZ LUMBRERAS, F.: Historia del Real Colegio de San Bar.toloi,ié y Sa~itiagodesde sus oríge-
19 Para una visión general del tema: CALERO PALACIOS, C.: La errseñanza y editcación en Granada bajo los
nes. Granada, 1913; El colegio Mayor de San Bartoloii~éy Santiago. Granada, Universidad, 1950; PALOMEQUE
Reyes Austrias. Granada, Diputación, 1978. Sobre la situación de éstos a fines del s. XVIII: AGUILAR P ~ A LF.: , «La
TORRES, Antonio: «Estampas del Colegio Mayor Granadino de San Bartolomé y Santiago durante el curso 1771-72»,
encuesta universitaria de 1789», en Hispania, XXXII, pp. 188 y SS.
en Boletín de la Unii~ersidad¡le Granada. 11, 1953, pp. 97-207; OSORIO PÉREZ, Mvosé: Historia del Real Colegio
20 El Colegio de San Miguel, fundado por Carlos V en 1526 y destinado a la enseñanza y catequesis de los niños
de Sar~Bartolonié y Santiago. Granada, Universidad, 1987.
monscos, comenzó a funcionar en 1530. Aunque en sus inicios era un colegio de primeras letras, bien pronto comenzó
26 MART~NHERNÁNDEZ, J. L.: Un setililrario español pr.etridei~tir~o. El Real Colegio Eclesicístico de Grarrada
gramática, lógica, y filosofía, admitiendo alumnos cristianos viejos. En el siglo XVIII se dedicaba a la enseñanza de
(1492-1842). Valladolid, 1960.
artes, teología y leyes y fue dotado de nuevas constituciones en 1768 por el obispo Ángel Berroeta. Ver: LÓPEZ, M. «El
27 Su fundación está unida a la erección de la Capilla Real, aunque el proyecto arranca de la época de Carlos V
colegio de niños moriscos de Granada (1526-1576)» en M.E.A.H., XXV, pp. 33-68 y CALERO PALACIOS, C.: Op. cit.
no se materializó hasta la Real Cédula de 11 de julio de 1758. (CALERO PALACIOS, Carmen: Op. cit. pp. 317 y SS.)
pp. 141-148 y 276-284.
latinidad al agregarsele, entre otras prebendas eclesiásticas, la cátedra de latinidad del obispado2'.
La provisión de esta cátedra provocó en ocasiones tensiones entre el cabildo episcopal y el
claustro de la Universidadm. En 1752 D. Diego Fernández, catedrático de gramática de la También se desarrollaron en Granada durante la segunda mitad del siglo XVIII otras ense-
universidad disfrutaba una renta anual de 4.400 reales anuales3'. ñanzas que podemos calificar de «secundarias», de carácter distinto y algo más innovadoras que
Durante el reinado de Carlos III la Universidad de Granada, como el resto de las del país, las de latinidad, ligadas casi siempre a iniciativas de instituciones privadas de carácter local.
experimentó un profundo proceso de reforma, que, aunque afectó fundamentalmente a las Una de estas instituciones fue la Sociedad Económica de la ciudad33.Es bien conocida la
enseñanzas universitarias propiamente dichas, produjo también importantes cambios en los atención prestada por las Económicas al fomento de la enseñanza útil como piedra angular en la
estudios de latinidad que tenía a su cargo. El nuevo plan de estudios instituido en 1776 amplió que sustentar el desarrollo económico del país. Todas las fundaciones, con mayor o menor
el número de cátedras de latinidad a cuatro3'. La enseñanza del latín, que seguía teniendo un fortuna, prestaron atención a las instituciones educativas existentes o crearon instituciones
carácter propedéutico, debía hacerse en castellano y durante tres o cuatro años. En la primera y nuevas. En el caso de Granada, dejando al margen su labor por promover la enseñanza elemental,
segunda cátedra, llamadas de mínimos y menores «que por la multitud de los discípulos hay que destacar su atención por la enseñanza profesional, observando la clásica dicotomía de
conviene sean en Granada dos clases distintas» se enseñaban los rudimentos de la lengua. En la las Económicas: enseñanza de ciertas labores textiles a las niñas y del dibujo a los niños.
tercera clase o de medianos se enseñaba la sintaxis, y se comenzaba la traducción con autores En los primeros años de funcionamiento se creó en el centro de la ciudad una escuela de
como Fedro, Cornelio Nepote, César, Suetonio, etc., «procurando siempre preferir para el uso hilazas de seda, lino y cáñamo, al tiempo que se promovían estas enseñanzas en los pueblos de
de esta clase a los historiadores, y entre ellos a los más fáciles». Por último, en la cuarta cátedra, la Vega (Maracena, Huetor Santillán y Cullar Vega). La actividad de estas escuelas no fue muy
o clase de mayores, se enseñaba prosodia, métrica y oratoria. Se reservaba a autores como boyante, a causa sobre todo de los problemas de dotación económica, pero alcanzó algo más de
Salustio, Tito, Livio, Tácito, algunas obras de Cicerón, los poetas Terencio, Ovidio, Virgilio, una década.
etc. También se iniciaría a sus alumnos en las técnicas de la retórica. Para los más aventajados En 1777 la Sociedad creó una Escuela de Nobles Artes, (arquitectura, pintura y e~cultura)'~.
los estatutos recomendaban las obras de autores modernos «que mejor trataron la lengua latina, Este centro no encajaba totalmente con las escuelas de dibujo promovidas por la administración
como Alvar Gómez, Mariana, el Thuano, Famian Estrada, Vannieri, las epístolas del dean de para proporcionar a los artesanos una habilidad imprescindible para el diseño, por lo que hubo
Alicante, las del señor don Juan de Miranda y Oquendo y don Gregorio Mayans». Como puede de enfrentarse a la oposición de la Academia de San Fernando. Sin embargo, conservó durante
observarse, un cierto grado de innovación se advierte, al menos en la letra del plan de estudios. toda su vida esta orientación, poco práctica si se quiere, encaminada a formar a los jóvenes en
No obstante, este vasto plan no sería cumplido en su totalidad. En 1800 el síndico personero el «buen gusto» necesario a toda buena sociedad, lo que demuestra como incluso los programas
de Granada, Pedro de Mora, dirige una representación al Consejo en la que, entre otros in- más renovadores del refoimismo ilustrado se veían con frecuencia matizados por el conserva-
cumplimientos del plan de 1776, denuncia irregularidades en la enseñanza de latinidad32.La más durismo local.
importante de todas era sin duda que la lengua seguía enseñándose en latín y por la «monstruosa La Económica de Granada no fue muy innovadora en cuanto a los contenidos de la enseñanza
gramática de Juan Luis de la Cerda». Sólo había tres cátedras, concentrándose en una sóla las de profesional por ella promovida. Tampoco creó una enseñanza profesional de carácter superior,
mínimos y menores. Las horas de estudio se reducían «a una por la mañana y media no cabal pero sabemos de su actitud opuesta a amparar la proliferación de más escuelas de latinidad u
por la tarden. Si este estado de postración puede detectarse a finales de siglo en el centro más otros centros, como un Instituto Filarmónico, amparándose en que estaba muy lejos de su
importante de todos, no es difícil imaginar lo que sería en los anteriormente reseñados. misión de fomentar la agricultura, industria y artes35.
La enseñanza de latinidad siguió en Granada, como en el resto del país, un camino de Quizá la iniciativa educativa más interesante de la Económica de Granada sea la creación en
declive progresivo, anclada en unos métodos continuistas y sin poner en práctica los contenidos 1797 de una Academia de Química y Botánica, que tuvo su germen en una tertulia científica
más innovadores de la investigación en esta disciplina. Aunque, dado su prestigio cultural, anteriormente existente. Aunque sus enseñanzas fueron sobre todo teóricas, redactó unas orde-
tardaría mucho aún en perder importancia en la enseñanza secundaria, el proceso de decadencia nanzas y comenzó sus clases y ensayos. Sin dotación oficial alguna, consiguió sobrevivir hasta
del latín en este ámbito era imparable. Una sociedad cambiante y cada vez más dinámica tenía 180736.
necesidades que una enseñanza de orientación predominantemente humanística no podía cubrir. Otra institución local que promovió la creación de centros educativos fue la Maestranza de
Por estas fechas se ensayaban ya enseñanzas nuevas, veamos sus contenidos. Caballería37.Su Academia de Matemáticas puede ser considerado un centro «secundario». No
es extraño que un centro privilegiado y elitista, como la Maestranza, creara una institución
educativa de carácter exclusivo para sus miembros, promoviendo la enseñanza de las matemá-
28 LÓPEZ, M. A.: «Cátedras de Teología, Cánones y Sagrada Escritura de la Antigua Universidad de Granada
anejas a prebendas eclesiásticas 1726-1776», en Arcli. Teol. Grari., 50 (1987).
33 Vd. CASTELLANO CASTELLANO, J. L.: Lirces y reforniisnzo. Las Sociedades Ecor~ónzicasde Aniigos del
29 MONTELLS Y NADAL, F.: Histot,ia del origen y firndación de la Utiivei.sidad de Granada. Granada, 1870,
pp. 222 y SS.
País del Reino de Granada eri el siglo XVIII. Granada, 1984, pp. 237 y SS.
34 Ibídem, p. 341.
30 Granada 1752, o.c., p. 101.
35 Ibídem, p. 259.
3 1 Real Proijisión de Sir Magestad y secores del Corisejo por la qile se establece el niímero de cátedras y método
de erlse5arizas y estildios que ha de haber desde sir publicacióti eri la Real Uriiijersidad de Grariada. Madrid, Imp. de 36 Ibídenz, pp. 262 y SS.
Blas Román, 1776, pp. 4 y SS. 37 Vd. ARIAS DE SAAVEDRA, 1.: La Real Maestrariza de Caballería de Granada eri el siglo XVIII. Granada,
1988, pp. 145 y SS.
32 A.H.N., Consejos, leg. 5.447,45.
ticas que habían de proporcionar a la nobleza la base imprescindible «para emplearse en el real una mayor incorporación de la nobleza criolla en los puestos y prebendas españolas, para
servicio de la guesra y en el gobierno de sus casas y mayorazgos». prevenir así el espíritu de independencia naciente". En 1790 se adquirió para este fin el Colegio
Desde 1764 la Maestranza tenía permiso para tener un maestro de matemáticas y los de Santa Catalina, propiedad del Cabildo, pero más tarde se pensaría como lugar más idóneo en
estatutos del cuei-po, que este mismo año reciben la aprobación real, dedican el título VI1 a el Palacio de Carlos V que comenzó a acondicionarse en 1793 para albergar a doscientos
reglamentar lo relativo a la Academia3'. Destinada a los maestrantes exclusivamente, sus con- alumnos. Los estudios que habían de durar diez años comprenderían cuatro carreras: militar,
tenidos comprendían «aritmética inferior y superior, álgebra, geometría, trigonometría, eclesiástica, jurídica y política. Los alumnos habían de ser hijos de nobles españoles instalados
planimetría, esphera, geografía, cosmografía y arquitectura militar y civil». Los maestros eran en los dominios americanos, así como de ministros togados y oficiales militares nacidos en
considerados personal subalterno de la Maestranza y gozarían del fuero militar. Sus honorasios Indias, además de los hijos de la nobleza indígena. En mayo de 1795 se abandonó el proyecto.
procedían de una gratificación por cada nuevo maestrante que ingresara y por una cantidad Por último, el proyecto de crear un seminario de nobles en Granada sería de nuevo recuperado
satisfecha por los propios alumnos. La escuela comenzó a funcionar en 1770, celebrando a los por la Maestranza de Caballería, una vez concluida la guerra y ocupación francesa. Aunque se
pocos meses su primer certamen público3y,Permaneció en funcionamiento algo más de una trata de un intento tardío, el proyecto sigue moviéndose dentro de las coordenadas propias del
década, pero sucumbió ante los problemas económicos. En 1790 volvería a la actividad al reformismo ilustrado. En 1816 la Maestranza, a través de su hermano mayor recibe la aproba-
contar la Maestranza con fondos más seguros procedentes de la celebración de novilladas. ción real e imprime el reglamento de seminario que se utiliza como propaganda de promoción
Desde este momento hasta la invasión napoleónica funcionó con continuidad, mejor acondicionada para los futuros alumnos43.El seminario de San Carlos, destinado a jóvenes entre 10 y 16 años
y dotada en locales pertenecientes al Colegio de Santa Cmz primero y de la Económica después. «de lo principal de la provincia», impartiría las materias de «gramática castellana y latina,
Durante este período sus clases eran gratuitas y no se dirigían exclusivamente a los maestrantes, lenguas vivas, matemáticas, lógica, filosofía, religión, historia, dibujo, arquitectura civil y
sino también «a gentes distinguidas de la ciudad». El encargado de las enseñanzas durante todo militar», y comprendería también el aprendizaje de otras habilidades propias de la nobleza
este período fue Francisco Dalmau, de la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. El como esgrima, equitación o música. El centro quedaba bajo la supervisión de la Maestranza,
número de alumnos no fue muy elevado, la matrícula más numerosa apenas sobrepasaba la cuyos miembros se comprometían a asumir las clases que permitieran sus conocimientos,
docena de estudiantes, pero al menos las enseñanzas fueron continuas y de cierta altiira en contratándose profesores sólo para aquellas materias que ningún maestrante estuviera en con-
contenidos y material didáctico. Pasados los turbulentos años de ocupación francesa la Academia diciones de impartir. Su mantenimiento sería sufragado por la aportación de los alumnos hasta
sería restaurada en el reinado de Fernando VII. que la recuperación económica de la Maestranza permitiese otra cosa. Para comenzar el proyecto
Por último, no quedaría completa esta visión por la enseñanza secundaria granadina sin cada maestrante contribuyó con una onza de oro. Se buscó un local capaz de albergar treinta
aludir a los fracasados intentos de crear en la ciudad un seminario de nobles, dentro de la idea seminaristas. En el verano de 1817 se encontró la casa apropiada en Plaza Nueva y se realizaron
tan cara al reformismo ilustrado de crear centros de enseñanza específicos para educar a las obras de acondicionamiento por valor de 90.000 reales. Cuando todo parecía listo para que el
clases rectoras del país. La primera iniciativa es de carácter oficial y se produce a mediados de seminario empezara a funcionar se pierde la pista de esta iniciativa. Todo parece indicar que sin
la década de los ochenta. Tras debatirse en el consejo la falta de instituciones de este tipo sobre un medio de financiación seguro un proyecto tan ambicioso era inviable4.'. De haberse llevado a
todo en las ciudades andaluzas, se envía una consulta a las Sociedades Económicas para cabo, habría sido sin duda el centro educativo más moderno de Granada.
promover en las ciudades más importantes seminarios inspirados sobre todo en los centros de A modo de conclusión, y en vista de lo expuesto, puede afirmarse que la enseñanza secun-
Madrid, Vergara y Valencia que estuvieran bajo la supervisión de las económica^^^. La Eco- daria en Granada estuvo presidida durante la segunda mitad del siglo XVID por el signo de la
nómica de Granada comisionó a su censor Vaca de Guzmán quien presentó en 1788 un plan de continuidad. La enseñanza de latinidad pese a las intenciones de la administración apenas
fundación de seminario en el Colegio de San Bartolomé y Santiago, pero el plan no fue cambia, y el resto de las enseñanzas que podrían calificarse de secundarias no pasan en muchos
aceptado por exceso de asignaturas y por estar ocupado el edificio propuesto4". casos de ser experiencias fallidas que arrojan un escaso balance en cuanto a las realizaciones.
También fracasó el proyecto de crear en la ciudad un colegio de nobles americanos. Esta Será preciso que sobrevengan las convulsiones sociales de la primera mitad del XIX para
iniciativa surgida en la década de los noventa y ligada al conde de Aranda, en realidad tenía conseguir un tipo de enseñanza más adaptada a la realidad social, lo que aún no se logra con el
precedentes anteriores y hay que inscribirla dentro de un cambio de mentalidad que pretendía proceso de racionalización que el Despotismo Ilustrado intentó.
38 Estatirtos y ordenniizas de la Real Maestraiiza (le la ciiidad de Granacla, tonlarido por patrona a María 42 Vd. KONETZICE, R.: «Die Grünung des Real Colegio de Nobles Americanos der Stadt Granadan, en Hoi~le-
Sa~itísiniaen el nlysterio de sli Pirrísima Coricepcióii, erigida bajo la real protección del Rey Ntro. SI.. (qiie Dios riaje a Jofiannes Vincke, 1962, 11, pp. 647-654. OLAECHEA, J. B.: «El Real Colegio de Nobles Americanos de
girarde) y logrando el Iiorior de tener por Herniaiio Mayor al Serenísi~lioSefior dori Plielipe, i~ifa~ite
de Espaiia, dirque Granada)), en Missiorialia Hispáizica. XX, 1963, pp. 21 1-237. SAMOAYA GUEVARA, H. H.: «El Colegio de nobles
de Parrira, Plaserzcia y Gltasta/a. Madrid, Imp. Ibama, 1764. (Ed. facsímil, Granada, Ed. Albaida, 1986). americanos de Granadan, en A~it~apología e Historia de G l / a t e ~ ~ a XVII,
/ a . 1965, pp. 35-45. LUQUE ALCAIDA, E.:
39 Descripciórl del cei,tanieil acadéi~iico,matenirítico y de varia instrircción celebrado eii el día 6 de septienibre «Proyecto de un Colegio para nobles americanos en la España del siglo XVIII», en Revista EspaNola de Pedagogía, n"
de 17iil setecieritos setenta eii la escuela de mateniáticas de la Real Maestranza de la ciirdad de Grariada... sieiido 95, 1966, pp. 213-229. BAREA FERRER, J. L.: «El palacio de Carlos V en 1793 y el proyecto de su conversión en
director de ella el Sr. D. Pedro de Mora Salazar y CaNas, capitrí~ide @gata de la real armada. Granada, por Nicolás colegio militar de nobles americanos», en A~iztariode Historia Moderna y Coiiteniporá~lea,no' 4 y 5 (1977-78), pp. 27-
Moreno, 1771. 49.
40 Vd. AGUILAR PIÑAL, F.: «Los Reales Seminarios de Nobles en la política ilustrada española)),en Cirader~ios 43 Pla~ide i t ~ seniiiiario
i creado y sosreiiido por la Real Maestrariza de Grcl~iadapara ehtcar a la joi>e~i
riobleza
Hisparioarnericanos. t. CXIX, n" 356, pp. 356-349. de esta capital y srt provincia. Granada, Imp. Nueva, 1817, 27 pp.
41 Ibídem, p. 340. 44 ARIAS DE SAAVEDRA: o.c., p. 155.
ASPECTOS EN TORNO a LA ~ ~ u c ~ eDE
r nLAó ~
MUJER EN LA PEQUERA NOBLEZA URBANA
DEL SIGLO XVll
Pilar Bernabeu Navarret
Universidad de Alicante
La presente comunicación tiene por objeto ofrecer un adelanto de los contenidos de la tesis
de licenciatura sobre la mujer de la pequeña nobleza urbana en el siglo XVII español, dirigida
por el doctor D. Mario Martínez Gomis, que defenderé en breve plazo en la Universidad de
Alicante. He elegido entre los múltiples aspectos de la vida de este grupo femenino abordados
en mi trabajo el tema de la educación, cuyas principales características esbozaré a continuación,
no sin antes hacer unas reflexiones que nos permitan situar en el contexto social del crítico
Seiscientos español a las mujeres sobre las que he dirigido mi atención.
Un primer paso necesario en el estudio de la participación de la mujer en la historia es la
delimitación del espacio social en el que vamos a centramos, ya que hablar genéricamente de
mujeres induce al error de meter en el mismo saco todas las particularidades propias de los
muchos y diversos grupos que conforman el espectro social. La mujer no es ajena en absoluto a
las circunstancias peculiares de la época y el ámbito social en que vive. Muy al contrario, está
plenamente integrada e inserta en ellos y por lo tanto participa en la historia en la misma
proporción que el hombre aunque sea de forma distinta. Hablar de «la mujer en la Edad
Moderna» es, por ello, tan complejo como hablar de «el hombre en la Edad Moderna», además
de ser categorías tan amplias que difícilmente se pueden abarcar como campo de estudio.
Es precisa una acotación que en nuestro caso nos ha conducido al grupo de la pequeña
nobleza urbana. Los caracteres propios de la educación de estas mujeres, como se desprende de
las consideraciones que acabamos de hacer, difieren de los que podríamos aplicar a las mujeres
del estado llano o a las mujeres marginadas y sólo sirven parcialmente para las de la alta
nobleza, ya que los fines, métodos, materias y educadores en cada grupo social de los mencionados
dependen de las necesidades, posibilidades e intereses que tenga y éstos son, como se com-
prenderá, muy distintos.
La caracterización de la pequeña nobleza urbana responde a tres criterios diferenciadores:
175
nivel económico elevado, media o baja adscripción nobiliaria y radicación urbana. La interrelación rigida tanto hacia los hombres como hacia las mujeres de todos los estratos sociales por las
de las variables nobleza / riqueza da lugar a situaciones muy diversas, pero ubicadas dentro de élites de poder (monarquía-nobleza-Iglesia) y puesta al servicio de sus intereses.
unos parámetros comunes en cuanto a comportamientos, ideología y costumbres. Se da la Dentro de este contexto de la cultura barroca hay que situar la educación, tratada por un
circunstancia de que puede haber individuos en este gmpo que no tengan la hidalguía y a los que aluvión de preceptistas y moralistas que sumaron sus obras a las ya existentes clásicas, medievales
no podemos considerar propiamente nobles, pero sí podemos decir que siguen los mismos y renacentistas, proporcionando auténticos manuales de «cómo vivir» conforme a lo que se
patrones de comportamiento, siendo éstos los que en definitiva nos interesan. Consideramos que exigía a cada uno en el lugar social donde se encontraba. Fray Luis de León expresa claramente
pertenecen a la pequeña nobleza urbana las familias de regidores, corregidores, banqueros, en La perfecta casada la obsesión por poner a cada uno en su lugar consagrada en el Barroco:
grandes comerciantes, letrados funcionarios, militares y terratenientes enriquecidos, que una
vez bien establecidos en la ciudad tratan de hacerse con la hidalguía o, estando en posesión de «Al que teme a Dios, para que desee y procure satisfacer a sus estados bástale saber
ella, quieren aumentar su abolengo familiar con hábitos de las órdenes militares, matrimonios que Dios se lo manda, y que lo propio y particular que pide a cada uno es, que
ventajosos, mercedes reales por premio a sus servicios, cargos municipales... responda a las obligaciones de su oficio, cumpliendo con la suerte que le ha cabido,
Estamos ante el grupo social que mejor supo sobreponerse y aprovechar las ciscunstancias y que si en esto falta, aunque en otras cosas se adelante y señale, le ofende^^
críticas de su tiempo para conseguir un espacio cómodo en la sociedad desde el cual progresar
en la centuria siguiente en el prestigio social, el poder económico y la influencia política. Para Había -por supuesto- un modelo de mujer a imitar: frente al arquetipo de la Eva maligna,
llegar a él nuestra fuente principal ha sido la novela barroca, género todavía poco conocido, débil e inferior se oponía la imagen de la virgen María4. Es decir, lo que se suponía en la
hasta el punto de que los propios estudiosos de la literatura no se han puesto de acuerdo en una mentalidad misógina que era la mujer frente a lo que se suponía que debía ser. Junto a las
denominación concreta, llamándola novela corta romántica, cortesana o amorosa'. Esta confu- cualidades virginales, el modelo femenino tenía también unas funciones que desempeñar. El fin
sión no debe extrañarnos si tenemos en cuenta que se trata de un género bastante heterogéneo, de la educación era proporcionar a la mujer los conocimientos, actitudes y habilidades necesarios
pero que se ha revelado como una fuente extraordinaria para conocer la vida privada de la para cumplis a la perfección con sus deberes de esposa, madre y señora de la casa. Paralelamente
pequeña nobleza urbana, gmpo al que pertenecen sus protagonistas y sus lectores. a la enseñanza de los roles que le eran asignados la educación cumplía la función nada
No podemos, sin embargo, perder de vista que las fuentes literarias implican un riesgo que despreciable de hacer que la mujer los aceptase y se resignase a ellos hasta el punto de rechazar
hay que asumir trabajando con rigor. Nos conducen a un teneno resbaladizo en el que el los que se consideraban propios de los varones y que, por supuesto, le estaban vedados. Se
historiador debe extremar la precaución y fijarse bien dónde pisa. Los datos obtenidos no se trataba, por tanto, de producir mujeres «buenas» y conformes con serlo.
pueden cuantificar ni verificar como si fueran documentales, labor ardua pero que concede una Este planteamiento tenía, no obstante, diversos enfoques entre los propios moralistas, entre
gran seguridad. Pero si queremos adentrmos en el mundo de la mujer, ése que no aparece en los que se advierten ciertas discrepancias sobre la utilidad del estudio de las letras para formar
documentos oficiales, las fuentes literarias son rutas de paso obligado. Ellas ofrecen una buenas mujeres. Además de los diferentes matices con que los moralistas abordaban algunas
información que raramente aparece en otro tipo de fuentes y además en abundancia. En con- cuestiones hay que tener en cuenta que cabían diversos grados de aceptación y cumplimiento
trapartida, exigen un tratamiento riguroso y psudente por parte del historiador. Esta actitud se ha ante sus propuestas morales, que no siempre eran compartidas y seguidas pública o privadamente,
traducido en mi trabajo en el rechazo de los datos confusos, dudosos, aislados o contradictorios; lo que introducía factores diferentes en las costumbres y comportamientos, y por ende en la
la contextualización dentro del Barroco para detectar la concordancia o discordancia de los educación.
datos con los conocimientos que tenemos de aquella época; la matización en las conclusiones y La novela barroca, pese a que sirve también como instrumento del disigismo cultural,
la intención de ai-sojar luz sobre determinados temas antes que sentenciar sobre ellos; la crítica permite ver más allá de los meros preceptos oficiales porque su intención moralizante la lleva a
de los textos literarios teniendo en cuenta las circunstancias biográficas que condicionaban la cabo junto a la de entretener mostrando personajes buenos y malos en una ambientación realista
subjetividad del autor, las características del género literario y su intencionalidad según a quién y a través de diversas situaciones. Por eso, al referirse a las materias de la educación femenina
iba disigido. no se limita a repetir las fórmulas de los moralistas, como vamos a conocer a través de los
A la utilización de la novela bai-soca he añadido la información aportada por las obras de discursos de las propias protagonistas de los relatos:
picaresca, por los moralistas, los diccionarios y la consulta a una bibliografía tan amplia como
permite el actual estado de las investigaciones sobre vida cotidiana, historia social e historia de «Tuve por tío a un santo religioso, con que la falta de mi padre (que me faltó muy
la mujer. En estas fuentes se observa de forma patente el afán regularizador, moralizador y niña) no me hizo falta cuanto a la enseñanza de las buenas costumbre^.»^
conservador de la cultura bai-soca (analizada espléndidamente por José Antonio Maraval12) di-
«Criéme hasta llegar a los doce años entre las caricias y los regalos de mis padres;
que, claro es que no habiendo tenido otro de su matrimonio, serían muchos, ense-
1 RODRÍGUEZCUADROS, Evangelina: Novela corra marginada del siglo XVII espatiol. Univ. de Valencia,
Valencia, 1972; Id., Novelas arnorosas de diversos ingetiios del siglo XVII. Castalia, Madrid, 1988; GONZÁLEZ DE
AMEZUA, Agustín: «Formación y elementos de la novela cortesanan, en Opiíscirlos Iiistórico-literarios, 1, 1951, pp. 3 FRAY LUIS DE LEÓN: La perfecta casada, Atlas, Madrid, 1950, col. BAE, vol. 37.
124-279; la visión de conjunto más completa y reciente es la de RIPOLL, Begoña: Catálogo de riovela barroca del siglo 4 Ver RICART SAMPIETRO, Mana Dolores: «La Iglesia y el mundo femenino)),Historia I6,11"45, mayo 1988,
XVII, Salamanca, 1991, estando en preparación su tesis doctoral sobre el mismo tema. pp. 63-71.
2 MARAVALL. José Antonio: La cullirra del Barroco, Ariel, Barcelona, 1975. 5 LOZANO, Cristóbal: Soledades de la vida y deserigatios del rriirrido, (Madrid, 1658) Madrid, 1812, Soledad 1.
ñándome entre ellos las cosas más importantes a mi calidad. Ya se entenderá, tras las maneras y el comportamiento social, aspectos que, como ha demostrado NorberZ Elias9,fueron
virtudes que forman una persona virtuosamente cristiana, los ejercicios honestos de adquiriendo una importancia vital desde la época medieval. Los manuales de urbanidad también
leer, escribir, tañer y danzar, con todos los demás competentes a una persona de mis estaban muy difundidos, inspirándose en las líneas maestras definidas por Erasmo en su De
prendas, y de todas aquellas que los padres desean ver enriquecidas a sus hijaw6 civilitate morun1 puel.iliun1 libellus (1530), que a su vez recogía preceptos clásicos y medieva-
lesio.
«Ya se entenderá que siendo sus padres nobles y ricos la criarían y adoctrinarían Un segundo bloque lo constituían las labores y entretenimientos caseros en los que la mujer
bien, enseñándola todos los exercicios y habilidades convenientes, pues sobre los empleaba la gran cantidad de tiempo que le dejaba libre lo limitado de sus tareas domésticas.
caseros, labrar, bordar y lo demás que es bien que sepa una mujer para no estar Una mujer ociosa era presa fácil de la tentación, así que para eso estaban las labores, bordados
ociosa, fue leer y escribir, tañer y cantar a un arpa.»7 y vainicas:
Todos estos elementos de la educación femenina se pueden concretar en cuatro apartados: «Y así, mis mayores cuidados eran entonces ocuparme, después de la labor, en los
uno que atañe a la forma de ser y comportarse («buenas costumbres», «virtudes»);otro relacionado pueriles juegos de las niñas, hasta que me ví en edad de otros entretenimientos.»"
con actividades caseras («labrar», «bordar», «lo demás que es bien que una mujer sepa para no
estar ociosa»); otro referido a habilidades artísticas («cantar», «tañer», «danzar») y lectura y Las labores se enseñaban en cuanto las niñas eran capaces de sostener la aguja, ya que eran
escritura. la actividad femenina por definición. ¿Qué mejor actitud se podía pedir a una mujer que estar
Las virtudes y buenas costumbres que conforman el primer bloque, junto a los deberes que callada, recogida y centrada en una actividad honesta?
le correspondían en los distintos estados de su vida (doncella, esposa, viuda) estaban recogidos Si en cuanto a las virtudes, funciones domésticas y labores había una cierta unanimidad
en diversas obras: manuales de confesión, sumas de casos de conciencia, tratados sobre la entre moralistas y la novela barroca indica conformidad con sus planteamientos, no podemos
familia, tratados sobre el sacramento del matrimonio... Se trataba de obras que recogían la decir lo mismo sobre la lectura y la escritura y las habilidades artísticas.
tradición misógina sobre la maldad, inferioridad y debilidad de la mujer y le proponían el Estas últimas eran muy apreciadas y celebradas en el siglo XVII, en el que la vida social era
seguimiento de un modelo que le permitiese salvar su almas. Entre ellos destacan algunos títulos especialmente activa. Cantar, danzar, tocar algún instrumento, recitar versos y nairar eran
que podían servir perfectamente como guía en la educación, como por ejemplo: Instrucción de actividades que los moralistas, por el contrario, veían con muy malos ojos. Veamos lo que
la mujer cristiana (1524) de Juan Luis Vives; Reloj de príncipes (1529) de Fray Antonio de piensa Juan Luis Vives:
Guevara; Instrucción del estado del matrimonio (1566) del padre V. Mexia; La pelfecta casadu
(1583) de Fray Luis de León; Tratado del gobierno de las viudas y del estado de las doncellas «Otrosí, ¿qué diremos de las músicas y cantares, que son brebajes emponzoñados
(1603) del padre G. Astete; Espejo de la perfecta casada (1638) de A. Herrera... para matar el mundo todo? (...) Yo no permito ni es de mi voto que las doncellas
De la vigencia de este tipo de obras y del éxito que tuvo La perfecta casada es un buen aprendan música, ni menos que se huelguen de oírla en ninguna parte, ni en casa, ni
indicador la publicación un siglo después de esta obra de El espejo de la perfecta casada, en el fuera, ni a puerta ni a ventana, ni de día ni de noche y esto no lo digo sin causa.»'2
que su autor, basándose en la obra de Fray Luis de León, trata de hacer un compendio de los
quehaceres que debía desempeñar el ama de casa a lo largo del día. Las tareas domésticas de Sin embargo, el mismo autor tiene que reconocer que muchos padres no comparten su
una mujer noble no consistían en ocuparse personalmente de la cocina, la limpieza, la ropa, etc., opinión en la época en que escribe su libro, en el siglo XVI:
labores que llevaban a cabo los sirvientes. La señora de la casa los gobernaba y administraba el
dinero que le proporcionaba el marido para las necesidades domésticas, siempre con su anuencia. «Con la música y sones andan revueltas las danzas y bailes, de que las doncellas son
Además, la mujer podía dedicar una atención personal a procurar el bienestar de los miembros muy devotas, y sus padres las hacen enseñar con gran diligencia y primor muy
de la familia. singular, para que sepan ganar honra entre las otras danzadoras, y que ninguna les
Las virtudes que se exigían a la mujer en estas obras giran siempre en tomo a su posición de eche el pie delante.»13
inferioridad, subordinación y relegación a un ámbito de actuación restringido cuyos límites no
podía traspasar. Son virtudes como la humildad, modestia, recato, mesura, moderación, docilidad, Su apreciación es confirmada por la novela barroca para el siglo XVII. El aprendizaje de
compostura, discreción. Las virtudes se complementaban con el conocimiento de las buenas
«La muger no ha de ganar por el escribir y contar, ni se ha de valer de la pluma como «Y assí, en empezando a tener discurso las niñas, pónenlas a hacer vainillas, y si las
el hombre: antes así como es gloria pasa el hombre la pluma y la espada en la cinta enseñan a leer es por milagro, que hay padre que tiene por caso de menos valer que
así es gloria para la muger el uso en la mano y la rueca en la cinta y el ojo en la sepan leer y escribir sus hijas, dando por causa que de saberlo son malas, como si no
alm~hadilla.»'~ hubiera muchas más que no lo saben y lo son.»lg
La razón que esgrimía era una división del trabajo en la que a la mujer le tocaba una paste La mujer letrada, por el hecho de serlo, parecía ponerse en el camino de la perdición. Masía
en que la pluma estaba de más. Fray L~iisde León ya había utilizado ese argumento: de Zayas trata de desmontar este mito junto con el de la supuesta infesioridad intelectual de las
mujeres haciendo en sus Desengaños amorosos una enumeración de respetables señoras que
«Así como a la mujer buena y honesta no la hizo (Dios) para el estudio de las ciencias sobresalían entre sus contemporáneos por su amplia cultura, cosa que también hace Feliciana
ni pasa los negocios de dificultades, sino para un oficio simple y doméstico, así las Enríquez de Guzmán en su Tragicon~edirrde los jarzliizes y cavzpos sabeos20.También podemos
limitó el entender, y por consiguiente les tasó palabras y razones.»16 mencionar a la propia María de Zayas y a Masiana de Carvajal, otra novelista, conocidas y
admiradas ambas en las academias literarias de su época, en las cuales participaban las mujeres
Observemos cómo se refiere a la mujer «buena» y «honesta», de donde se puede deducir la regularmente.
idea de que el saber de letras ponía en peligro las virtudes de la mujer. Juan Luis Vives se refiere Tradicionalmente se había aducido la inferioridad de la mujer para apartarla de la cultura.
a esta actitud explícitamente. Por el contrario, para María de Zayas, la causa de su inferioridad residía en la falta de educación,
ya que estaba tan capacitada como el hombre para desarrollar todo tipo de conocimientos y
«Veo a algunos tener por suspectas a las mujeres que saben letras pareciéndoles que habilidades.
es echas leña al fuego dándoles a ellas avisos y añadiendo sagacidad a la malicia
natural que algunas tienen.»" <<iAh,flaqueza femenil de las mujeres, acobardadas desde la infancia y aviltadas las
fuerzas con eilseñarlas primero a hacer vainicas que a jugar a las
Sin embargo, frente a esta opinión él es partidario de que se permita a la mujer cultivar la
lectura. Pero notemos cómo aconseja seleccionar cuidadosamente los libros para evitar tales «Aunque las mujeres no son Homeros con basquiñas y enaguas y Visgilios con
moños, por lo menos tienen el alma y las potencias y los sentidos como los hombres.
14 CHARTIER, Georges: «Las prácticas de lo escrito», en ARIES, Philippe y DUBY, Georges (eds.): Histoi.ia de
No quiero decir el entendimiento, que aunque muchas pudieran competir en él con
la vida privada, vol. 5 , op. cit., p. 121.
15 ASTETE, Gaspar de: Trataclo del gobierrlo de 10 farl~ilia y estado de las dorrcellas (1603), citado por
HERNÁNDEZ, M Ángeles: op. cit., p. 179. 18 VIVES, Juan Luis: De officii n~aritii,(1529) citado por HERNÁNDEZ, ~"ngeles: op. cit., p. 178.
16 Citado en SÁNCHEZ ORTEGA, Elena: «La mujer en el Antiguo Régimen: tipos históricos y arquetipos 19 ZAYAS, M- de: La esclava de sil amante, en Deserigaríos alnorosos, (Barcelona, 1647) RAE, Madrid, 1950,
literarios», en FOLGUERA, Pilar (ed.): Nrrevas perspectivas sobre la nlirjer, Seminario de estudios sobre la mujer de la col. Biblioteca selecta de autores españoles, vol. IX, p. 176.
UAM, Madrid, 1982, p. 116. 20 Citado en VOLTES, Pedro y Mqosé: Madres y riiríos en la liistoria de Esparía, Planeta, Barcelona, 1988, p. 270.
17 VIVES, Juan Luis: Irrstrr<cciÓride la nilljer wistiaiia, 1524, fol. 4v. 21 ZAYAS, María de: La esclava de srr amante, en Deser~garíosunlorosos, op. cit., p. 29.
ellos, fáltales el aste de que ellos se valen en los estudios, y como lo que hacen no es o menos apreciado según el talante y las costumbres familiares. Algo parecido se puede decir de
más que una natural, fuerza es que no salga tan acendrado.»22 la cultura, aunque los casos de un cierto nivel cultural no son infrecuentes.
Vamos a conocer ahora la metodología que se utilizaba y los educadores que la llevaban a
«Si en nuestra crianza como nos ponen el cambray en las almohadillas y los dibuxos cabo. Sobre estos aspectos coincidimos con la opinión de Philippe Aries:
en el bastidor, nos dieran libros y preceptores, fuéramos tan aptas para los puestos y
las cátedras como los hombres, y quizá más agudas por ser de natural más frío, por «Puede decirse que la educación, durante muchos siglos, fue obra del aprendizaje,
consistir en humedad el entendimiento, como se ve en las respuestas de repente y los gracias a la convivencia del niño o del joven con los adultos, con quienes aprendía lo
engaños de pensado, que todo lo que se hace con maña, aunque no sea virtud, es necesasio ayudando a los mayores a hacerlo.»27
ingenio».23
Efectivamente, el principal método educativo que aparece reflejado en la novela barroca es
A pesar de estas protestas, la cultura se consideraba algo impropio de mujeres, como la imitación. Tengamos en cuenta que lo más importante que debía saber una niña o una
demuestra este fragmento de Gonzalo de Céspedes y Meneses: doncella lo podía aprender observando a su madre, su aya o su dueña. Las doncellas solían estar
acompañadas siempre por una de ellas, preferentemente por su madre, cuyos deberes hacia sus
«Tendría ya en aquesta sazón la graciosa Floriaiia catorce años, edad tan lucida y hijas (compañía, gobierno y vigilancia) facilitaban ese aprendizaje. Cuando faltaba la madre se
bien empleada que, dejando apai-te su peregrina y notable hermosura (dote por sí solo suplía su falta dando a la niña un modelo en que fijarse, como en este caso:
bastantísimo) no había gentileza, habilidad o estudio lícito a persona semejante que
no estuviera en ella muy aventajado y perfecto.»24 «Como amante te ruego y como padre te mando que mientras Teodora viva la visites,
la regales y la sirvas, tomando los consejos que te diere, aprendiendo en sus palabras
Al ensalzar la formación de la joven en estudios (lícitos, claro) pone por delante su hermo- y ejercitando sus obras. Témela como a señora, obedécela como a maestra y quiérela
sura, cualidad femenina por excelencia, a la que considera «dote bastantísirno» frente a lo como a madre; pues bien satisfecho estoy de que has de hallar en ella tanta doctrina
accesorio de las cualidades intelectuales, que s h e n más bien para realzar la hermosura. Más que no necesites de mis avisos y amonestaciones.»28
adelante se completa su retrato indicando un nivel cultural inusualmente elevado, pero insistiendo
en que a pesar de ello tiene también las virtudes competentes a una doncella, como si ambas La crianza y educación de los hijos era responsabilidad de la madre, aunque ésta solía
cosas fueran difíciles de compatibilizar: delegar esta función en personas del servicio, conservando en último término la supervisión de
su trabajo. Como es lógico, su interés y dedicación a su papel de educadora podía ser intenso,
«Sabía además no poca latinidad y retórica competente a su estado, y sobre tantas y dependiendo de su sensibilidad, afecto hacia sus hijos y sentido del deber. Según el Diccionario
tan generales excelencias, siendo honestísima era igualmente un perfecto retrato de de Autoridades el servidor encargado propiamente de la educación de la niña o doncella era la
compostura, recato y vergüenza de una doncella noble.»25 aya o el ayo, que es definido así:
Un curioso comentasio que aparece en una obra de Juan Pérez de Montalbán pone de relieve «La persona a cuyo cuidado está criar, educas e instruir algún niño en buenas
la oposición que existía en la mentalidad barroca entre la cultura y lo femenino: costumbres y modo civil. A las mugeres pertenece esta incumbencia hasta que llegan
los niños al uso de razón, y desde allí en adelante a los ayos.»29
«Era tan bien entendida que pudiera preciarse de fea, a no desmentirla las perfecciones
de su cara.»26 Notemos la falta de diferenciación de funciones en la persona que atiende al niño o la niña:
crias, educar, instruir son simultáneos y se llevan a cabo junto a la compañía y la vigilancia a lo
De los diversos contenidos de la educación femenina que hemos tratado se desprende su largo del tiempo que pasan juntos ayo y pupilo. Las dueñas y damas de compañía de las jóvenes
subordinación a los modelos y funciones que se establecían pasa la mujer. Lo fundamental eran tenían una función similar.
virtudes, comportamientos y deberes domésticos. Las habilidades artísticas eran un adorno más También el padre participaba en la educación de la hija velando por su comportamiento
honesto, ya que en sus manos estaba depositado su honor al igual que el derecho de co~rección.
Esa era su actuación: avisos, amonestaciones, castigos, etc. Por supuesto, él no entraba en la
22 ZAYAS, María de: La inoce~iciacastigada, en Deserigafios artiorosos, op. cit., p. 104.
enseñanza de las labores, ni música, ni nada parecido.
23 ZAYAS, María de: Novelas amorosas y ejertiplares, en REDONDO, Alicia (ed.): Tres noilelas aniorosas y
ejeniplares y tres deserlgafios anloi.osos (Zaragoza, 1637) Castalia-Instituto de la Mujer, Madrid, 1989, p. 48.
24 CÉSPEDES Y MENESES, Gonzalo de: El desdén del alameda (Zaragoza, 1623) Castalia, Madrid, 1950, p.
115.
25 CÉSPEDES Y MENESES, Gonzalo de: op. cit., p. 115. 27 ARIES, Philippe: El tiifio y la vida familiar en el A~ltigrroRégimen, Taurus, Madrid, 1987, p. 10.
26 PÉREZ DE MONTALBÁN, Juan: Lospi,inios amantes, (Madrid, 1624) Atlas, Madrid, 1950, col. BAE XXXIII, 28 LOZANO, Cristóbal: Soledades de la vida y deserlgafios del mrrrido (Madrid, 1658) Madrid, 1812, soledad IV.
p. 539. 29 Diccionario de Autoridades (Madrid, 1726.1739) Gredos, Madrid, 1979 (facs.).
183
Para completar la educación de la niña se contaba con maestros que instruyeran en ciertas
materias:
«Criáronse estas dos criaturas (los hermanos Pedro y Jacinta) creciendo en ellos el
amor al paso de la edad, y llegóse el tiempo de aprender urbanidades que deven saber
las personas principales. Les dieron maestros suficientes.»30
«Tuve maestros de cantar y danzar, porque tengo razonable voz, y estas dos cosas
supe con destreza.»31
Los maestros enseñaban urbanidades, canto, danza, lectura y escritura cuando estos conoci-
mientos no podían ser adquiridos de los padres o sirvientes o se trataba de darles una esmerada ECOS DE LA «QUERELLE DES FEMMESBBEEN LA
educación. De lo que no había maeshos era de labores ni de gobierno doméstico, tareas que se
suponían conocidas por la propia experiencia de la casa. No hemos encontrado en la novela ESPAÑADEL SIGLO XVII1
bairoca referencias al envío de doncellas a la escuela, costumbre que estaba lejos de generalizarse
a pesar de que ya había algunas escuelas para doncellas32.Las reticencias a sacar a la joven de Mónica Bolufer Peruga
casa tardarían aún en superarse, sobre todo entre la nobleza, que podía permitirse los precepto- Universitat de Valencia
res e incluso hacer ostentación de ellos.
No podemos olvidar la influencia de otro tipo de educadores: los sacerdotes. El púlpito y el
confesionario, lugares muy conocidos por las mujeres, servían de plataforma para su
adoctrinamiento en la fe y las leyes de la Iglesia, incluidos los esquemas misóginos que dejaban
tan mal parada la condición femenina. Recordemos que después de Trento el cumplimiento de A lo largo de los siglos en la literatura Europea la tradición misógina ha coexistido con una
los deberes sacramentales y la asistencia a misa se intensificó y se difundió la confesión producción que ha tomado como objetivo la defensa del sexo femenino de manera un tanto
frecuente, prácticas que las mujeres de la novela barroca hacen con asiduidad. estereotipada: se trata de los «champions des femmesx que dan título a una obra de Angenot'.
Nuestro objetivo en este trabajo es comentas una serie de obras circulantes en la España del
siglo XVIII, tanto originales como traducciones del francés (algunas de las cuales tendrían
también una resonancia y reelaboración en la prensa) situándolas dentro del debate sobre la
superioridad o inferioridad del sexo femenino conocido como la «querelle des femmesn2.De-
sarrollado entre la Baja Edad Media y el siglo XVIII, sus planteamientos, salvo algunas
excepciones, resultaban ya un tanto arcaicos en esta época. Frente a la postura misógina se
alinean los defensores de la superioridad femenina, posición que Darmon ha bautizado de
manera inexacta como «féminisme barroque» y ha caracterizado por la debilidad de sus argu-
mentos y el maniqueísmo en la representación de los sexos3.
Angenot ha llegado a calificar esta polémica como «le noyau idéologique des débats de la
classe privilégiée sous l'Ancien Régimen4. Aunque consideremos excesiva esta afirmación no
puede dejar de sorprendernos la profusión de tíh~los,tanto misóginos como apologéticos,
recopilados por este y otros autores, y especialmente el amplio corpus de escritos (franceses o
traducidos a esta lengua) que a lo largo de cuatro siglos han abogado por la excelencia
femenina5, menos conocidos que las obras misóginas, aunque Angenot los considera tanto o
1 ANGENOT, M.: Les clranrpioris des fenrmes. Examen dtc discoirrs sirr la sirpériorité fétninirle: 1400-1800.
Montréal, Presses Universitaires du Québec, 1977.
30 CARVAJAL, Mariana de La itrdrrst~ra i>errcedesdenes en Navrdades de Madr rd y iioclres eriti etenidas, (Ma- 2 Mantenemos en francés esta expresión, ya consolidada en la historiografía, en lugar de traducirla con algún
drid, 1663) Univ de Verona, Milán, 1988, p 135 término anacrónico como «polémica feministas.
31 CASTILLO SOLORZANO, Alonso del El drsjazado, (Zaragoza, 1649) Atlas, Madrid, 1950, col. BAE XXXITI, 3 DARMON, P.: Mytlrologie de la fenrme dans I'Aricierrne Frarrce. Paris, Seuil, 1983.
p 249 4 ANGENOT, M.: o.c., p. 25.
32 VOLTES, Pedro y María José. Madtes y ririios en la histolra de Espafia, Planeta, Barcelona, 1989; 5 Además de la exhaustiva lista que acompaña al estudio de Angenot pueden consultarse las recopilaciones más
HERNANDEZ, M" Ángeles: op cit. modestas de GEFFRIAUD-ROSSO, J.: «Pour une théorie de la femme: Traités et dissertations de 1600 h 1 7 8 9 ~en
Para completar la educación de la niña se contaba con maestros que instruyeran en ciertas
materias:
«Criáronse estas dos criaturas (los hermanos Pedro y Jacinta) creciendo en ellos el
amor al paso de la edad, y llegóse el tiempo de aprender urbanidades que deven saber
las personas principales. Les dieron maestros suficientes.»30
«Tuve maestros de cantar y danzar, porque tengo razonable voz, y estas dos cosas
supe con destreza.»31
Los maestros enseñaban urbanidades, canto, danza, lectura y escritura cuando estos conoci-
mientos no podían ser adquiridos de los padres o sirvientes o se trataba de darles una esmerada ECOS DE LA «QUERELLE DES FEMMESBBEEN LA
educación. De lo que no había maeshos era de labores ni de gobierno doméstico, tareas que se
suponían conocidas por la propia experiencia de la casa. No hemos encontrado en la novela ESPAÑADEL SIGLO XVII1
bairoca referencias al envío de doncellas a la escuela, costumbre que estaba lejos de generalizarse
a pesar de que ya había algunas escuelas para doncellas32.Las reticencias a sacar a la joven de Mónica Bolufer Peruga
casa tardarían aún en superarse, sobre todo entre la nobleza, que podía permitirse los precepto- Universitat de Valencia
res e incluso hacer ostentación de ellos.
No podemos olvidar la influencia de otro tipo de educadores: los sacerdotes. El púlpito y el
confesionario, lugares muy conocidos por las mujeres, servían de plataforma para su
adoctrinamiento en la fe y las leyes de la Iglesia, incluidos los esquemas misóginos que dejaban
tan mal parada la condición femenina. Recordemos que después de Trento el cumplimiento de A lo largo de los siglos en la literatura Europea la tradición misógina ha coexistido con una
los deberes sacramentales y la asistencia a misa se intensificó y se difundió la confesión producción que ha tomado como objetivo la defensa del sexo femenino de manera un tanto
frecuente, prácticas que las mujeres de la novela barroca hacen con asiduidad. estereotipada: se trata de los «champions des femmesx que dan título a una obra de Angenot'.
Nuestro objetivo en este trabajo es comentas una serie de obras circulantes en la España del
siglo XVIII, tanto originales como traducciones del francés (algunas de las cuales tendrían
también una resonancia y reelaboración en la prensa) situándolas dentro del debate sobre la
superioridad o inferioridad del sexo femenino conocido como la «querelle des femmesn2.De-
sarrollado entre la Baja Edad Media y el siglo XVIII, sus planteamientos, salvo algunas
excepciones, resultaban ya un tanto arcaicos en esta época. Frente a la postura misógina se
alinean los defensores de la superioridad femenina, posición que Darmon ha bautizado de
manera inexacta como «féminisme barroque» y ha caracterizado por la debilidad de sus argu-
mentos y el maniqueísmo en la representación de los sexos3.
Angenot ha llegado a calificar esta polémica como «le noyau idéologique des débats de la
classe privilégiée sous l'Ancien Régimen4. Aunque consideremos excesiva esta afirmación no
puede dejar de sorprendernos la profusión de tíh~los,tanto misóginos como apologéticos,
recopilados por este y otros autores, y especialmente el amplio corpus de escritos (franceses o
traducidos a esta lengua) que a lo largo de cuatro siglos han abogado por la excelencia
femenina5, menos conocidos que las obras misóginas, aunque Angenot los considera tanto o
1 ANGENOT, M.: Les clranrpioris des fenrmes. Examen dtc discoirrs sirr la sirpériorité fétninirle: 1400-1800.
Montréal, Presses Universitaires du Québec, 1977.
30 CARVAJAL, Mariana de La itrdrrst~ra i>errcedesdenes en Navrdades de Madr rd y iioclres eriti etenidas, (Ma- 2 Mantenemos en francés esta expresión, ya consolidada en la historiografía, en lugar de traducirla con algún
drid, 1663) Univ de Verona, Milán, 1988, p 135 término anacrónico como «polémica feministas.
31 CASTILLO SOLORZANO, Alonso del El drsjazado, (Zaragoza, 1649) Atlas, Madrid, 1950, col. BAE XXXITI, 3 DARMON, P.: Mytlrologie de la fenrme dans I'Aricierrne Frarrce. Paris, Seuil, 1983.
p 249 4 ANGENOT, M.: o.c., p. 25.
32 VOLTES, Pedro y María José. Madtes y ririios en la histolra de Espafia, Planeta, Barcelona, 1989; 5 Además de la exhaustiva lista que acompaña al estudio de Angenot pueden consultarse las recopilaciones más
HERNANDEZ, M" Ángeles: op cit. modestas de GEFFRIAUD-ROSSO, J.: «Pour une théorie de la femme: Traités et dissertations de 1600 h 1 7 8 9 ~en
más abundantes. Esta tradición apologética tiene a su parecer también cierto arraigo en la su influencia posterior se ha apuntado en autores inscritos en la querella, como Caffiaux,
literatura italiana, menor en la alemana o inglesa, y nuestra impresión es que tampoco resulta Puisieux o Thomas, así como en otros de mayor relieve, desde Choderlos de Laclos, Montesquieu
tan frecuente en las literaturas peninsulares. y Rousseau a Stuart Mill.
Aunque la polémica es más antigua, es a finales del siglo XV y principios del XVI, sobre Aunque entre las obras circulantes en la España del siglo XVIII que traten de forma
todo con la obra del humanista Comelio Agrippa de Nettesheim6,cuando se codifica un género polémica la cuestión de las capacidades femeninas no apreciamos una defensa que se sitúe de
apologético del sexo femenino cuyos moldes (entre ellos la lista esudita de mujeres célebres en modo abierto del lado de la excelencia o superioridad de las mujeres, pensamos que hay una
la Historia por sus capacidades o virtudes, elemento imprescindible de la argumentación hasta selle de escritos que pueden entenderse y valorarse de modo más preciso si se tiene en cuenta su
el siglo XVm) repetirán los autores posteriores. En los siglos siguientes, la querella experimen- vinculación formal o de contenido con esta tradición.
tará estancamientos o reactivaciones periódicas al ritmo del devenir político, económico y Comenzaremos por el conocido «Discurso en defensa de las mujeres» de Feijoo, escrito que,
cultural de la sociedad francesa. además de dar lugar a una de las múltiples polémicas que originaron las obras de este autor,
Pese a su gran difusión, los límites de este género resultan evidentes. En primer lugar influyó sobre escritores posteriores, fue reproducido y remodelado en la prensa (Diario curioso
destaca su carácter retórico, que permite a sus cultivadores hacer alardes de erudición y de de Tarazona, Diario de Valencia) y traducido al francés8.
habilidad dialéctica. Muchos autores no introducirán ninguna innovación, limitándose en buena Las frecuentes alusiones a este escrito en los estudios de la Historia de las mujeres, sean
medida a repetir razonamientos estereotipados y escasamente fundamentados, como absurdas visiones sintéticas o un análisis más detallado, han destacado sobre todo su lúcido rechazo de la
etimologías o interpretaciones bíblicas tan poco convincentes como las de sus oponentes. inferioridad femenina, especialmente en el plano intelectual, y su clarificación de los factores
No sólo los elementos formales sino también el contenido ofrece escasas innovaciones. La sociales que inhiben la manifestación de esas potencialidades de las mujeres9.La cronología de
incapacidad, en general de concebir las relaciones de género en términos no jerárquicos convierte su discurso, mucho anterior, por ejemplo, al debate suscitado en la Sociedad Económica de
la afirmación de la excelencia femenina en una inversión, igualmente arbitraria y esencialista, Madrid sobre la admisión de damas, y la comparación con la misoginia extrema de sus detractores
de las concepciones misóginas. El discurso se desarrolla casi siempre en un nivel abstracto, con (así como con la defensa formal y teñida de galantería de otros participantes en la polémica,
escasas referencias al contexto social ni a problemas concretos. La defensa radica en demostrar como Basco Flancas) conducen efectivamente a apreciar el carácter relativamente innovador y
la capacidad femenina (ejemplificada en numerosos casos de mujeres que han destacado en el abierto de sus planteamientos en España. No obstante, para valorar debidamente su pensamiento
campo intelectual, político o militar) para llevar a su máximo exponente cualidades que los conviene no retener exclusivamente los aspectos más modernos ni hacer abstracción de la
misóginos reservan de modo exclusivo a los hombres, sin que ello lleve pareja una propuesta de forma, de los recursos, razonamientos y ejemplos utilizado^'^. Así Feijoo deja de aparecer úni-
transformación concreta de la ordenación social vigente. La única reivindicación concreta es, en camente como precusor aislado de ciertas reivindicaciones más precisas de la segunda mitad del
algunos autores, el derecho a una educación más completa, y sólo en algún caso excepcional se XVIII y enlaza como una tradición europea anterior y coetánea que en buena medida supera.
plantea el acceso femenino a los cargos públicos: en general se asume que las mujeres mantengan La conexión se hace patente, en primer lugar, en la influencia de algunas obras francesas. El
su situación social y política desigual a cambio de preservar intacta su originaria superioridad mismo Feijoo reconoce su deuda con el abad de Bellegarde, uno de los «champions des
moral. femmes~franceses". Cita también a Lucrecia Marinella, autora veneciana cuyo libro dice haber
A pesar de este carácter en buena medida estereotipado del género apologético, sus estruc- vistoL2.Asimismo manifiesta su admiración por Mlle. de Scudéry, célebre escritora del círculo
turas, su lenguaje y algunos de sus argumentos fueron utilizados por autores que iban más lejos de las «Preciosas»'3. A su vez, el discurso de Feijoo, traducido al francés, pasaría a engrosar el
en sus planteamientos, como Marie de Goumay y sobre todo Poullain de la Basre7. Con la
aplicación del método cartesiano a «el más universal de todos los prejuicios» para llegar no a 8 Hemos manejado la 7- edición: FEIJOO, B.: Tlieatro crítico, T.I., disc. XVI. Madrid, 1742.
una arbitraria excelencia sino a una razonada igualdad, este autor hizo tabla rasa de los argumentos 9 ORTEGA, M.: «La defensa de la mujer en la sociedad del Antiguo Régimen: las aportaciones del pensamiento
ilustrado», en El Feniiriismo en Esparía: dos siglos de Iiistoria, pp. 3-28. Madrid, Fundación Pablo Iglesias, 1988.
de los misóginos, sin desdeñar tampoco entrar en su propio tesseno (la exégesis bíblica, las
BLANCO CORUJO, O.: Feijoo y la polémica ferniriista del siglo XVIII. Tesis de licenciatura inédita, Oviedo 1973.
doctrinas aristotélicas, etc.) para demostrar su poco fundamento a través de la reducción al VILLOTA, P.: «El siglo de la Ilustración y la capacidad intelectual de la mujer» y VILLAR GARCÍA, B.: «Los
absurdo. A pesar de la escasa recepción crítica que tuvieron en su momento sus tesis provocadoras, estereotipos femeninos del siglo XVIII. Límites de su evolución», ambas en Actas rle las VI1 Jornadas de lrii~estigacióri
interdisciplinaria. Mirjeres y 1iomb1.e~en la forniaciórr del perisaniiento occidental, vol. 11, pp. 185-196 y 197-208.
Etiides sur la fénliriité aiurXVll2nie et XVIII2rne sikcles. Pisa, 1983, pp. 163-211; ALBISTUR, M.; ARMOGATHE, D.: Madrid, 1989.
Histoire du féniiriisniefiaricaise. Paris, Editions des femmes, 1977. Algunos textos en MICHAEL, C. (ed.): Les Tr.act~ 10 Así por ejemplo, Villota margina estos aspectos al afirmar: «Su defensa del entendimiento femenino se va a
féniinistes air XVlII2me siécle. Ed. Slatkine, Geneve-Paris, 1986; ALBISTUR, M.; ARMOGATHE, D. (ed.): Le grief trazar en tomo a dos núcleos argumentales, aparte de otros de carácter físico que por lo trasnochado que nos resulta su
des feninies. Ar~thologiedes textes féniinistes dir Moyen Age 2 1848. Ed. Hier et Demain, 1978. terminología no he considerado oportuna su inclusión» (VILLOTA, B.: o.c., p. 186).
6 AGRPPA DE NETTESHEIM, C.: Sitr la noblesse et l'excellerice dzr sexe fémiriiri, de su préeriiirzerice sirr 11 MORVAN DE BELLEGARDE, Abbé: «Si les femmes sont inférieures aux hommes par le mérite de l'esprit»,
I'airtre sexe. C6té-femmes éditions, Paris, 1990 (publicado en 1573). en Lettres czr~.ieirsesde 1ittér.atirre et de nlorale. Paris, 1702. En GEFFRIAUD-ROSSO, J.: o.c., p. 202.
7 Este autor dedicó tres obras a la cuestión de las relaciones de los sexos. La más importante ha sido reeditada 12 MARINELLA, L.: La riobilitá e I'Eccelleriza delle Donrie con Dijfetti e Maricanienti de gli Hitomini. Venecia,
recientemente y se prepara su traducción al catalán. POULLAIN DE LA BARRE, F.: De l'égalité cles deiis sexes. Paris, 1601. Esta es la edición citada por Pyerre Bayle, quien en su Dictionriai~.eIristoriqire et critique recoge bajo la entrada
Fayard, 1984 (original de 1673, con cuatro ediciones más y una traducción inglesa en el siglo XVII). Entre 1% «Marinella» una serie de obras en la tradición de la excelencia.
bibliografía sobre este autor ver además de las obras generales citadas los artículos recopilados de la revista francesa 13 Autora, entre ohas obras, de Les fernrnes illirstres oir les Hararigires Iiéroiaires (1642). Paris, Caté-femmes éd..
Corpits n", 1985 con motivo de la reedición.
repertorio de defensas de las mujeres del que se nutrirían también las apologías francesas sumisión femenina, hace notar la no coincidencia de las versiones (utilizando una vez más un
postesiore~~~. recurso tradicional de los defensores de las mujeres), precisa que esta sujeción, al derivas del
El discurso de Feijoo prueba que ha asimilado paste de los argumentos tradicionales de la pecado, no existiría en el estado de inocencia2', y no se pronuncia sobre las razones de la pre-
excelencia femenina, aunque se distancie de esta línea al no pretender demostrar la superioridad eminencia del varón, remitiendo a la insondabilidad de «las divinas resoluciones».
sino la igualdad, primera y decisiva diferencia. Así lo afirma en diversos pasajes, aunque Pasando de la autoridad doméstica a la autoridad política, y también sin exceder los límites
reconoce que algunos de sus razonamieiltos podrían utilizarse también en aquel sentido: «Mi de la tradición de apología (superados en este aspecto por Poullain), Feijoo no formula ninguna
voto, pues, es que no hai desigualdad en las capacidades de uno y otro sexo. Pero si las mugeres crítica sobre la exclusión general de las mujeres del gobierno político. Explícitamente, manifiesta
para rebatir a importunos despreciadores de su aptitud para las Ciencias y Artes quisiesen passar que sólo aspira a convencer (mediante ejemplos históricos y antropológicos) de su capacidad
de la defensiva a la ofensiva, pretendiendo por juego de disputa superioridad respecto de los para ejercer tales cargos, y a instar a la conformidad y la obediencia a los pueblos regidos por
hombres, pueden usar de los argumentos propuestos arriba, donde (con) las Máximas Physicas una soberana: «Sin embargo, la práctica común de las Naciones es más conforme a la razón,
con que se pretende rebaxar la capacidad de las mugeres mostramos que con más verosimilitud como coi~espondienteal Divino Decreto, notificado a nuestra primera Madre en el Paraíso,
se infiere ser la suya superior a la nuestra»15. donde a ella y a todas sus hijas en su nombre se les intimó la sujeción a los hombres»24.
Su obra presenta asimismo otros rasgos formales propios de las obras de apología. Como El dualismo cartesiano se deja sentir en la nítida distinción entre alma y cuerpo. Las
otros defensores de las mujeres, comienza afirmando la dificultad de la empresa y el peso de la diferencias físicas quedan estrictamente reducidas a los órganos de la generación, sin afectar a
opinión contrariaL6.Al igual que Poullain, y superando en ello a otros autores, manifiesta su los del entendimiento, ya que «la Alma no es varón ni hembra»25.Coincide así Feijoo con el
desconfianza respecto a las autoridades, que casi unánimemente niegan el entendimiento femenino, célebre «l'esprit n'a pas de sexe» de Poullain y otros autores de XVII francés y se distancia de
y pretende recurrir a la razón como único rasero válido para deshacer el prejuicio de la las concepciones que dominarán en la Medicina y la Filosofía a partir del XVIII, preocupadas
iiiferioridad17.También como Poullain, manifiesta la dificultad de mantener la objetividad en un por mostrar la influencia de lo físico y de la diferencia sexual sobre la moral y el intelectoz6.
debate que afecta a los intereses de los participantes: «Lo cierto es que ni ellas ni nosotros Pese a desentrañar los factores sociales y de educación que frenan la realización de las
podemos en este pleito ser Jueces, porque somos partes, y assí se había de fiar la sentencia a los posibilidades intelectuales femeninas, Feijoo no deja de atribuir a los sexos unas cualidades
Angeles, que, como no tienen sexo, son indiferentes»18.Se inscriben también en la tradición de propias, naturales y fijas, aunque reconoce que pueden hallarse en ocasiones también en las
la «querelle» su denuncia de las indignas motivaciones de los misóginos19 y el omnipresente personas del sexo contrario: robustez constancia y psudencia en los vasones y hermosura,
catálogo de heroínas (bíblicas, clásicas y de la histosia europea y española reciente). docilidad y sencillez en las mujeres27.A esta contraposición simétrica viene a sumarse un atri-
Coincidiendo con la mayor parte de apologistas de la excelencia femenina, no rehusa utilizar buto exclusivamente femenino, el pudor, que desequilibra la balanza moral en favor de las
los mismos argumentos de los misóginos para llegar a conclusiones opuestas, aunque en su mujeres: «esta es la mayor ventaja que las mujeres hacen a los hombres. Es la vergüenza una
caso, como en el de Poullain, resulta claro que no comparte sus bases de partida. Es el caso de valla que entre la virtud y el vicio puso la naturaleza». Su carácter natural se corrobora con la
las teorías aristotélicas sobre los temperamentos, sobre las que manifiesta alguna duda20.Tam- tradicional anécdota de Plinio sobre las ahogadasz8.Las mujeres son, además, el «sexo devoto»
poco acepta la afirmación de P. Malebranche sobre la mayor blandura de las fibras del cerebro
23 Este aspecto aparece también en la E~iciclopedia(art. «Femme. Droit naturel») y en Poullain. Feijoo interpreta
femenino, aunque no desdeña considerarla para mostrar como puede llevar a demostrar lo
la sentencia del Génesis en su epígrafe XXIII.
contrario de lo que su autor pretende, es decir, el mayor entendimiento femenino2'. Trata asi- 24 Ibíd,. p. 345. Contradicción observada también por VLLAR GARCÍA, B.: o.c., pp. 198-199.
mismo otro argumento clásico de la misoginia, la interpretación del Génesis. Sobre la valoración 25 Ibíd., p. 363. La misma idea es expresada por Cubié (cap 1) y por BASCO FLANCAS: Apoyo a la defensa de
de la Caída coincide con la tradición de apología femenina al justificas a Eva por haber sido la rmljeres qlre escribió Feijoo y coiit1.a Laitreltcio Manco de Olii~ares.No obstante, en una carta a D%na M%oscoso
engañada por una criatura más sagaz22.Por lo que respecta al pasaje en el que Dios impone la de Prado Feijoo expresa su convencimiento de que de hecho existen diferencias en cuanto a genio, lo que invalida la
idea de absoluta igualdad intelectual: «Por otra parte de la agudeza e ingeniosidad estoy siempre firme en el concepto
de que no hay desigualdad alguna entre los dos sexos»; «No es así por lo común en cuanto a la energía, fuerza o valentía
14 FEIJOO, B.: (PREVOST, Abbé, trad.): Apologie des fenimes. s.1.n.d. (1755). GEFFRIAUD-ROSSO, p. 186. del numen, en lo que he observado hasta ahora: que aun en las obras mentales se siente el bello sexo de la debilidad de
Albistur y Armogathe citan otra traducción con el título de Défense ou Eloge des feninies (1743). su temperamento». Reproducido por MARAÑÓN, G.: «Las ideas biológicas del Padre Feijoo» en Obras escogidas del
15 FEIJOO, B.: o.c., pp. 391-392. Ver también comentarios en esta línea en las páginas 337 (sobre las capacidades P. Fray Benito Feijoo y Morite~iegi-o.B.A.E., t. CXLI, Madrid, 18961, p. CXVI, nota 32.
físicas) y 374. 26 FRAISSE, G.: o.c., p. 31. cita a otros ejemplos del XVII. HOFFMANN, P.: 0.c. y FRAISSE, G.: Mttsa de la
16 Ibíd., p. 331 (texto imitado por Cubié en su prólogo). Sobre la presencia de estos preámbulos en los xchampions razón. La democracia exclrtyente o la dfere~tciade los sesos. Madrid, 1991, señalan el cambio de concepción con el
des femmesn ANGENOT, M.: o.c., p. 153. siglo XVIII.
17 FEIJOO, B.: o.c., p. 355. 27 FEIJOO, B.: o.c., 111-V. La belleza era utilizada por los apologistas de la excelencia femenino, por influencia
18 Ibíd., p. 356. POULLAIN DE LA BARRE, F.: o.c., p. 52. neoplatónica, como prueba de superioridad espiritual, manifestación de cualidades morales y de presencia divina.
19 FEIJOO, B.: o.c., p. 332. Feijoo no extrae este tipo de conclusiones sino que se limita a negar que, como afirman los misóginos, la hermosura
20 Ibíd., epígrafes X m y XIV. femenina sea causa de grandes males.
21 Ibíd., ep. XV. Esta idea será desarrollada por la Filosofía y la Medicina del siglo XVm, que extraerá de la 28 Cita en ibíd., p. 340. La consideración del pudor como barrera natural frente al vicio solo será cuestionada por
supuestamente mayor impresionabilidad o sensibilidad femenina consecuencias limitadoras para el entendimiento de las los ilustrados más audaces, como los materialistas franceses, quienes lo valorarán como un comportamiento determina-
mujeres. HOFFMANN, P.: La feninle daris la pensée des Lirrnieres. Paris, 1977. do socialmente e incluso como un recurso para avivar el deseo. HOFFMANN, P.: 0.c. DIDEROT, D.: Sirpplénient ail
22 Argumento tomado de Cayetano, en FEIJOO, B.: o.c., p. 334. iloyage de Boirgairiville (traducido como El anioi- libre, Madrid, 1938). Anticipándose a estas consideraciones, Poullain
por excelencia, y los hombre son responsables de la mayor paste de sus posibles viciosz9. Estas ideas, junto con la apostación erudita de su catálogo, más completo que el de Feijoo, son
La conclusión sobre las cualidades respectivas es ambigua, ya que, si bien las cualidades quizás los únicos rasgos de interés particular de una obra por lo demás netamente inferior a su
morales otorgan cierta supesioridad a las mujeres en la línea de la defensa de la excelencia, el modelo.
csitesio ilustrado de utilidad pública, inusual en esta tradición, inclina pragmáticamente la balanza La obra de Thomas es conocida sobre todo por la crítica que de ella realizó Diderot, en la
en favor de los varones: «¿Quién pronunciará la sentencia en este pleito? Si yo tuviesse autoridad que le reprochaba fundamentalmente el tratamiento, a su parecer, excesivamente aséptico de un
para ello, acaso dasía un corte diciendo que las cualidades en que exceden las mugeres las conducen tema que debería suscitar emociones36.Puede ser significativo de su difusión el hecho de que
para hacerlas mejores en sí mismas. Las prendas en que exceden los hombres los constituyen fuera traducida al castellano al año siguiente de su publicación3'. Angenot lo considera «un des
mejores, esto es, más útiles para el público. Pero como yo no hago oficio de juez, sino de Abogado, derniers témoignages de la cohoste des zélateurs du s e ~ e » ~ ~ .
se quedará el pleito por ahora indeciso»30.Resulta significativa esta opción de Feijoo, clérigo, pero La dedicatoria de la edición castellana va destinada a una aristócrata, la duquesa viuda de
también ilustrado, entre una consideración de moralidad privada y otra de repercusión pública. Pópoli, atribuyéndole en tono lisonjero todas las virtudes que se ensalzan en el texto. El prólogo
Decenios más tarde, el bibliotecario real Cubié retoma la mayor parte de los argumentos de del traductor denuncia la hipocresía de los hombres que acusan a las mujeres de vicios de los
Feijoo, reproduciendo incluso frases y párrafos completos3'. Así, por ejemplo, su declaración de cuales ellos son responsables, así como el descuido de la educación femenina. Se muestra en
intenciones, la idea de que la sujeción establecida por Dios no implica inferioridad de entendi- dicho prólogo una concepción de las mujeres como seres débiles pero dotados de una mayor
miento, la justificación de Eva por haber sido engañada por una criatura más astuta, la crítica a disposición para las virtudes morales, idea que hemos visto reiterada, con ciertos matices, en los
la tesis aristotélica de que la naturaleza tiende a varón, o la afirmación de que el escaso número otros autores comentados. Refiriéndose a la sociedad española, deplora el abandono de las
de mujeres sabias no se debe a falta de capacidad, sino de dedicación. Cubié se muestra, no virtudes domésticas, los «excesos y devaneos» femeninos, aunque atribuyendo a los hombres
obstante, menos sistemático y menos decidido en la refutación de los argumentos tradicionales. gran par-te de la responsabilidad. Si esta última consideración, así como el término galante de
Algunas secciones de su libro que no aparecen en Feijoo son precisamente las menos convincentes, «sexo delicado» son rasgos característicos del denominado «feminismo paternalista» del siglo
como el capítulo IX, que pretende demostrar con razones históricas, físicas (aristotélicas) y XVII139,otra idea resulta más interesante y apunta hacia un punto nodal de la polémica de los
sociales que las mujeres están exentas de los vicios de la ira y la avaricia. sexos, la cuestión del poder:
En conjunto, pues, y a pesar de no declararlo explícitamente3', Cubié parece inclinarse más «los hombres nos hemos arrogado siempre el derecho de ser sus Legisladores y jueces,
en el sentido de una excelencia femenina ontológica (y retórica) que en el de una igualdad fundados en el mayorazgo de nuestra fuerza y audacia, y en la debilidad y rubor que es la
complementaria. Las mujeres cumplirían con todas las cualidades «masculinas» (entendimien- herencia del otro sexo: sin embargo de esto, hemos dado demasiado valor a la estimación y
to, constancia, prudencia, custodia del secreto), llegando incluso a superar a los hombre en su correspondencia de las mugeres, de donde resulta haberse alzado ellas con el imperio, siendo
propio terreno, además de brillar con los atributos propios de belleza, piedad y continencia y bien fácil decidir hoy día quál de los dos sexos es el que ignominiosamente ha cargado con la
estar exentas de los vicios mencionado^^^. esclavitud»40.Esta percepción de las relaciones amorosas o galantes como tiranía femenina
Por otra paste, es un aspecto interesante el planteamiento de las causas por las que la resulta clara en la literatura satírica, moral y costumbrista generada por la práctica del cortejo41.
legislación excluye a las mujeres de los oficios públicos, lógica consecuencia de la demostración Esta obra presenta, como hemos indicado, ciertos ecos de Poullain, si bien debilitados en sus
de su aptitud para tales cargos34.A diferencia de Feijoo, el seglar Cubié no recune como jus- implicaciones críticas y pragmáticas, por lo que se inscribe más bien dentro del «feminismo
tificación a la voluntad divina, sino a la preservación del pudor femenino y de la moralidad paternalista» basado en la noción de complementariedad desigual, manteniendo la jerarquización
general, argumento que será utilizado por los participantes en el debate sobre la admisión de las de cualidades y funciones4'. Así, por ejemplo, coincide con Poullain en la consideración
mujeres a la Sociedad Económica. En segundo lugar, Cubié indica que la debilidad física antropológica e histórica de la universalidad de la sujeción femenina y en su atribución a la
femenina proviene no de causas naturales, sino de crianza y hábito, idea apuntada por P ~ u l l a i n ~ ~ . imposición de la fuerza43,dibujando una «antropología climática» de las relaciones entre los
renuncia a considerar la castidad como ejemplo de virtud, manteniendo que la inconstancia es propia de la naturaleza sexos en las diversas sociedades de la esclavitud doméstica oriental a la mayor libertad de las
humana: ANGENOT, M.: o.c., p. 65. La anécdota de Plinio es una constante en todos los tratamientos naturalistas del mujeres en climas templados que, unida a una reflexión sobre los regímenes
- políticos, hallamos
pudor, desde Eiximenis o Agrippa a S. Antonio M" Claret.
29 FEIJOO, B.: o.c., p. 333.
36 DIDEROT, D.: «Sobre las mujeres», en SAVATER, F.(ed): Escritosfilosóficos. Madrid, 1975. Ambos coin-
30 Ibíd., pp. 341-342.
ciden, no obstante, en su conmiseración por la esclavitud biológica a la que la naturaleza somete a las mujeres a través
31 CUBIE, J.: Las miljeres i>indicadasde las calltniriias de los Iionibre. Con irri catálogo de las Espafiolas qire
de las molestias vinculadas al embarazo y el parto.
más se hari distingirido en Cie~~cias y Armas. Madrid, 1768.
37 THOMAS, A. (RUIZ DE P ~ A A., , trad.): Historia o piriritra del carácter, costir~nbresy talento de la nrirjeres
32 Al contrario, los títulos de sus capítulos insisten en la igualdad: «Que la perfección de la Muger es igual a la del
en los difere~itessiglos. Madrid, 1773.
Hombre» (Cap. 1), «Que la muger es igual a el hombre en el entendimiento» (Cap. V).
38 ANGENOT, M.: o.c., pp. 89-90.
33 A diferencia de Feijoo, Cubié excede la demostración de la igualdad de entendimiento al argumentar que
39 Ver ejemplo DARMON, P.: o.c., p. 4 para un comentario de este concepto.
Aristóteles les concede mayor ingenio (idea que el benedictino recoge, pero con intención puramente dialéctica) o al
40 THOMAS, A,: o.c., prólogo sin paginación.
afirmar que las mujeres que se dedican a las Ciencias superan a los hombres. Ibíd., pp. 23, 28-29, 38.
41 MARTÍN GAITE, C.: Usos amorosos del diecioclio en Espafia. Barcelona, 1981.
34 Ibíd., cap. VII.
42 Según ANGENOT, M.: o.c., pp. 89-90. Thomas desarrolla la noción de complementariedad presente ya en
35 Ibíd., cap. VI. No obstante, más adelante utiliza esta debilidad para argumentar en favor del mayor ingenio
BOUDIER DE VILLEMERT: L'ami des femnies. Paris, 1758.
femenino. POULLAIN, p. 91.
43 THOMAS, A,: o.c., p. 3. POULLAIN, pp. 19-20.
también en El espíritu de las leyes. Como él, solicita una revalorización de las funciones que XVI y XVII) se ven implicados en acciones cruentas, se quitan la vida por defender su castidad
cumplen las mujeres44. o dan muerte a los enemigos de la fe.
No obstante, estas concesiones no borran la impresión de una clara desigualdad de capacida- Como es habitual, el editor manifiesta su intención de que la obra sirva de ejemplo moral a
des que tiene su lógica consecuencia en la diferenciación de funciones. Thomas pretende las mujeres del momento y critica a «algunos tétricos y mal acondicionados que se figuran a las
distanciarse de la polémica en tomo a la superioridad o inferioridad y ofrecer un análisis mujeres de otra especie, que las creen incapaces de poder hacer otro papel del que representan
racional de las capacidades femeninas. Así, al referirse a la época renacentista tiene palabras ahora en el mundo, y que las tratan como si el señor se las hubiera dado como esclavas y no
duras para los defensores de la excelencia, de quienes ofrece un breve catálogo: «Suscitóse pues como compañeras»s1.A su vez, el traductor dedica la obra a la condesa-duquesa de Benavente
la importante qüestión de la igualdad o preeminencia de los sexos, y durante ciento y cincuenta equiparándola a las heroínas biografiadas.
años se vio una conspiración de escritores con el fin de asegurar la superioridad a las mugeres»; El discurso de Le Moyne presenta algunos ecos del discurso de la excelencia femenina. Así,
«entre todas estas obras hay bien pocas dignas de ser leídas (...) a cada paso se hace más uso de la fuerza del autocontrol frente al «placer voluptuoso» que domina a tantos hombres proporciona
la autoridad que de la razón»4s. Su análisis comparativo de los talentos y virtudes de ambos a las mujeres un primer rasgo de superioridad moral. En cierta contradicción con el carácter
sexos se basa en el principio pretendidamente natural de la mayor impresionabilidad femenina, cruento de los ejemplos heroicos presentados, el prefacio glosa la fuerza moral femenina,
producto de la delicadeza y debilidad de sus órganos y fibras y causa de una serie de limitacio- impulsada por la castidad, la constancia y la religión, que permite soportar la carga del matrimonio
nes en su capacidad reflexiva y creativa. El concepto de imaginación es el leitmotiv de toda su (del que ofrece una visión profundamente negativa) o superar las pasiones para vivir dignamente
elaboración, y sirve tanto para negar a las mujeres (salvo excepciones) la capacidad de gobernar la viudez, fuerza que opone ventajosamente a la fuerza «masculina», guerrera y políticas2.Se trata
y la de experimentar sentimientos que rebasen el marco doméstico (como los de equidad, amor de un autocontrol que tiene tanto más mérito cuanto que no implica, como en algunos defensores,
patrio o amor a la humanidad) como para delinear una compensación en aquellas cualidades que la consideración de la mujer como ser menos inclinado al deseo sexual, sino más capaz de
les son propias: la predisposición a la religión, la compasión, la docilidad, la ternura, la vencer este deseos3.
modestia. Las contradicciones y lugares comunes que subyacían a sus planteamientos Con múltiples argumentos se apoya la idea de que la mujer es también más fiel en el amo1
pseudocientíficos fueron captadas y certeramente criticadas por la ilustrada Mme. d'Epinay en conyugal: desde ejemplos históricos, interpretación bíblica (como creada del propio cuerpo de
una interesante carta46. Adán), recurso a la filosofía natural aristotélica, o a los argumentos más pragmáticos de su
Menor riqueza y complejidad de contenido ofrece la obra del agustino Alonso Álvarez, que mayor dependencia del masido, su ociosidad o la apreciación social de esta cualidads4.Además
se planteaba como primer tomo de una Historia de las españolas ilustres de la que no se llegó a de estos atributos propios, el autor parece complacerse en destacar que las mujeres pueden
publicar ningún otro volumen47.Su catálogo manifiesta intenciones de rigor científico al esta- superar a los hombres en su terreno, como cuando compara ventajosamente el gobierno de
blecer una diferencia cualitativa entre los historiadores y los simples apologistas de las mujeres, Débora con el del resto de los Juecesss.Finalmente, también en el tema de la utilidad respectiva
al explicitar sus fuentes (autores clásicos y castellanos) y al criticar como falta de fundamento la para la sociedad de las virtudes femeninas y masculinas resuelve Le Moyne, al contrario que
existencia de algunos personajes míticos o las afirmaciones de Vives sobre el gobierno de los Feijoo, en favor de las mujeres, mostrando que éstas en diferentes momentos de la Historia han
reinos peninsulares antiguos. A parte de estas consideraciones, cabe destacar el tono defensivo actuado en el ámbito público y, sobre todo, poniendo especial énfasis en su influencia moral en
frente a la misoginia (con influencia de Feijoo) de una supuesta carta al autor reproducida en el la sociedad a través de su ascendiente sobre sus hijos, marido y familia re^^^.
prólogo48y las motivaciones ejemplarizantes de Álvarez de cara a la moralidad e instrucción Por otra parte, se argumenta a favor de la igualdad prácticamente absoluta de capacidades.
femenina. Las mujeres, se afirma, son aptas para la Filosofía, tanto moral como especulativa (algo que,
Ya en las puertas del siglo XM, mencionaremos por último la tardía traducción de una obra como hemos visto, les niega Thomas en el XVIII); así lo indican el principio de igualdad de las
francesa del XVII, del jesuita Le M ~ y n e Se ~ ~trata
. de una relación de personajes femeninos almas, los ejemplos históricos y coetáneos y la no relevancia de las diferencias físicas sobre las
heroicos que Darmon califica como féminisme d'apocalypse por lo sangriento de los hechos funciones del entendimientos7.De ello deriva lógicamente su aptitud política, ya que: «No es la
narradoss0:en efecto, gran parte de los personajes (mujeres desde época pagana hasta los siglos fuerza, sino la razón y la prudencia lo que permite gobernar»". Participan al igual que los
hombres de las virtudes consideradas tradicionalmente masculinas: generosidad, prudencia,
44 THOMAS: p. 9. POULLAW, pp. 29,51. magnanimidad, valentía. Se defiende asimismo su capacidad militar aduciendo ejemplos histó-
45 THOMAS: pp. 105-106, 111-112. Entre los defensores de las mujeres cita Agrippa, Ruscelli, Pedro Paulo de
Ribera, Margarita de Navarra, Mlle. de Goumay.
46 EPWAY, Mme.: «Lettre 2 l'abbé Galiani)), 14 marzo 1772, en ALBISTUR, M., ARMOGATHE, D. (ed.): Le 5 1 LE MOYNE, P.: o.c., t. 1, prólogo, pp. VLII-M.
grief ... pp. 121-125. Un interesante comentario del ((sexisme scientifiquen característico del XVIII en ANGENOT, M.: 52 Ibíd., t. 1, prefacio, pp. XXIII-XXV. También en t. IV, pp. 16-32: «Si es menester más fuerza y más valor para
O.C., p. 74. formar un hombre valiente que para formar una mujer casta», o t. LII, p. 83.
47 ÁLVAREZ, A,: Memorias de la Mujeres Iiustres de España. Tomo 1. Madrid, 1798. 53 Ibíd., t. IV, PP. 21-22.
48 Ibíd., prólogo:
* - ((Razonamiento de una Dama a un Erudito del siglo XVIII sobre la necesidad de escribir las 54 Ibíd., t. 11, pp. 79 SS.
memorias de las Heroínas de España)). 55 Ibíd., t. 1, p. 38.
49 LE MOYNE, P.: Galería de Mugeres fuertes. Madrid, 1794. Publicada en francés en Pads, 1647: GEFFRIAUD- 56 ~bíd.,t. m, pp. 68-81.
ROSSO, J.: o.c., p. 196. Darmon cita una edición de 1660. 57 Ibíd., t. 1, p. 41 y t. 111, pp. 195 SS.:«Si las mugeres son capaces de la verdadera Filosofía)).
50 DARMON, P.: o.c., p. 4. 58 Ibíd., t. 1, pp. 39 SS.:«Si las mugeres son capaces de gobernar».
ricos y del comportamiento de las hembras de los animales y afirmando que la debilidad física
es más de la educación que de la naturaleza y puede corregirse con ejercicio59.
Esta erudita demostración de capacidades va acompañada de protestas expresas de no
intentar alterar el orden social. Así, Le Moyne acepta la sumisión al marido, fundamentada en el
derecho natural, reconociendo su mérito, pues requiere gran fuerza moral, y no pretende, pese a
manifestar creer en sus aptitudes para ello, que las mujeres vayan a la guerra ni se consagren a
la Filosofía, como resulta claro en este texto revelador de los límites de su discurso y el de
tantos otros autores: «Yo respeto los límites que nos separan, y mi qüestión se reduce solamente
a lo que pueden, no a lo que deben según están ordenadas las cosas por costumbres inmemorial
o por disposición de la naturaleza» (esta última expresión marca una contradicción esencial en
una obra dedicada en muchos pasajes a desmentir el carácter natural de muchas diferencia^)^'. UNA VISIÓN [LUSTRADA BE LA FIESTA
Como valoración global de la obra de Le Moyne, aplicable en mayor o menor medida al
conjunto de la tradición de defensores de las mujeres, cabe señalar su reconocimiento, con CORTESANA: L. DE CAHUSAC
vacilaciones y contradicciones, de una igualdad de capacidades que se desliza en ocasiones
hacia una afirmación de superioridad femenina pero que no pretende en general alterar las Juan A. Calatrava
relaciones de género vigentes. En algunos aspectos parciales, y pese al arcaísmo de ciertos ETS Arquitectura, Madrid
argumentos, esta tradición otorga a las mujeres mayores posibilidades, al menos teóricas, de las
que les concederá el «sexisme scientifique» del siglo XVIII.
Finalmente, conviene destacar que los discursos sobre la superioridad o igualdad de los
sexos no se limitan en el siglo XVITI a un reducido número de obras más o menos eruditas, sino
que tienen una plasmación en la prensa periódica, de circulación más amplia, al lado de otros El objeto de la presente comunicación es plantear, a partir del análisis de un caso concreto de
temas más característicos de la época, como la educación femenina, las críticas de costumbres reflexión histórica y estética, desde el seno de la cultura de las Luces, sobre el arte de la danza,
o la exaltación de la maternidad. A título de ejemplo, entre 1791 y 1792 el Diario de Valencia la fiesta y sus mecanismos, la profunda contradictoriedad y la tensión interna que el pensamiento
ofrece a lo largo de seis meses una sección que, explícitamente inspirada en Thomas y en de la Ilustración incluye como uno de sus componentes básicos. Son múltiples los casos que
Feijoo, se propone demostrar con intención polémica y mediante ejemplos históricos las apor- pueden aducirse como ejemplo para desterrar definitivamente la visión historiográfica trasnochada
taciones de las mujeres a la guerra, la política o la cultura. De Thomas recoge parte de su de unas Luces uniformemente revolucionarias y críticas contra todas las manifestaciones del
panorama histórico y sus críticas a la sociedad coetánea en el sentido de un retorno a las virtudes Estado absolutista, y algunos de estos casos los hemos estudiado en otros lugares'. Lo que ahora
domésticas y a una mayor diferenciación de espacios entre los sexos; no se utiliza, en cambio su nos proponemos es continuar esta línea de reflexión trayendo a colación un ejemplo más, no
análisis de las cualidades masculinas y femeninas, sino el de Feijoo. Los diaristas, bajo excesivamente conocido aunque en modo alguno ignorado, en el cual tales contradicciones se
pseudónimo femenino, añaden alguna afirmación en la línea de la excelencia femenina, de reflejan de una manera clamorosa.
carácter a mi parecer más retórico o provocador que con ven cid^^^. En otras ocasiones volverán La figura de Louis de Cahusac permanece aún en una relativa oscuridad, pese a su contri-
a aparecer biografías de mujeres célebres que se diferencian de las masculinas por la insistencia bución, entre otras obras, a la empresa emblemática de las Luces: la Encyclopédie de Diderot y
en su carácter e x c e p c i ~ n a lo~ se
~ , rebatirán de modo sumario y un tanto superficial los argumen- D'Alembert. Autor de una obra en verso, Epitre sur les dangeia de la poésie, de un largo Traité
tos misóginos, recurriendo a algunos razonamientos clásicos de la tradición de la ~uperioridad~~. Izistorique sur la dame (1754) y, sobre todo, de los artículos de la Enciclopedia dedicados a
temas de danza y de fiestas, la reflexión de Cahusac sobre el tema de los festivo resume muy
bien eso que se ha llamado la faceta poliédrica de las Luces.
Cahusac se muestra, en efecto, como pleno partícipe de las tesis básicas de la Ilustración en
cuanto a la estructuración global de su discurso histórico sobre la danza y la fiesta: el tema de
59 Ibíd t 11, p 185 ss la finalidad moral del arte, la idea del progreso, el tema de la búsqueda del origen, combinado
60 Ibíd, t ID, p 206 Otro texto interesante en esta línea, t E, pp 185-186, donde vuelve a caer en la con la cuestión de la ejemplaridad de los antiguos y los ecos tardíos de la querelle des Anciens
contrddicción al aluda a las costumbres establecidas por un parte como «una política tari antigua coi110 la natirlaleza))
y seguidamente como «la disposición de la natilraleza, del derecho y de la costumbre recibida»
et des Modernes, la defensa de la intervención de la philosophie en materia de bellas artes, la
61 D V , 18-1-1792, p 71 caracterización del genio artístico como mezcla y síntesis ponderada entre razón e imaginación...
62 En los tomos XXIX y XXX Oulio-diciembre 1797) aparece una sección semanal dedicada alternativamente a
la vida de hombres y mujeres ilustres
1 Cfr., por ejemplo, nuestro artículo «Federico 11 y losphilosophes: Voltaire, D'Alembert, Diderol», en Actas del
63 Comento con mayor detalle todos estos aspectos en una comunicación para el II Encueiitr o Iiitei discipliiiar de
111 Congreso de Profesores-h~ijestigadores,Huelva, 1986, pp. 69-79.
Estildros de la Mirle~ en Andalucía Málaga, 25-27 Junio 1992 «Máscaras femeninas en un periódico ilustrado el
Diario de Valencia».
ricos y del comportamiento de las hembras de los animales y afirmando que la debilidad física
es más de la educación que de la naturaleza y puede corregirse con ejercicio59.
Esta erudita demostración de capacidades va acompañada de protestas expresas de no
intentar alterar el orden social. Así, Le Moyne acepta la sumisión al marido, fundamentada en el
derecho natural, reconociendo su mérito, pues requiere gran fuerza moral, y no pretende, pese a
manifestar creer en sus aptitudes para ello, que las mujeres vayan a la guerra ni se consagren a
la Filosofía, como resulta claro en este texto revelador de los límites de su discurso y el de
tantos otros autores: «Yo respeto los límites que nos separan, y mi qüestión se reduce solamente
a lo que pueden, no a lo que deben según están ordenadas las cosas por costumbres inmemorial
o por disposición de la naturaleza» (esta última expresión marca una contradicción esencial en
una obra dedicada en muchos pasajes a desmentir el carácter natural de muchas diferencia^)^'. UNA VISIÓN [LUSTRADA BE LA FIESTA
Como valoración global de la obra de Le Moyne, aplicable en mayor o menor medida al
conjunto de la tradición de defensores de las mujeres, cabe señalar su reconocimiento, con CORTESANA: L. DE CAHUSAC
vacilaciones y contradicciones, de una igualdad de capacidades que se desliza en ocasiones
hacia una afirmación de superioridad femenina pero que no pretende en general alterar las Juan A. Calatrava
relaciones de género vigentes. En algunos aspectos parciales, y pese al arcaísmo de ciertos ETS Arquitectura, Madrid
argumentos, esta tradición otorga a las mujeres mayores posibilidades, al menos teóricas, de las
que les concederá el «sexisme scientifique» del siglo XVIII.
Finalmente, conviene destacar que los discursos sobre la superioridad o igualdad de los
sexos no se limitan en el siglo XVITI a un reducido número de obras más o menos eruditas, sino
que tienen una plasmación en la prensa periódica, de circulación más amplia, al lado de otros El objeto de la presente comunicación es plantear, a partir del análisis de un caso concreto de
temas más característicos de la época, como la educación femenina, las críticas de costumbres reflexión histórica y estética, desde el seno de la cultura de las Luces, sobre el arte de la danza,
o la exaltación de la maternidad. A título de ejemplo, entre 1791 y 1792 el Diario de Valencia la fiesta y sus mecanismos, la profunda contradictoriedad y la tensión interna que el pensamiento
ofrece a lo largo de seis meses una sección que, explícitamente inspirada en Thomas y en de la Ilustración incluye como uno de sus componentes básicos. Son múltiples los casos que
Feijoo, se propone demostrar con intención polémica y mediante ejemplos históricos las apor- pueden aducirse como ejemplo para desterrar definitivamente la visión historiográfica trasnochada
taciones de las mujeres a la guerra, la política o la cultura. De Thomas recoge parte de su de unas Luces uniformemente revolucionarias y críticas contra todas las manifestaciones del
panorama histórico y sus críticas a la sociedad coetánea en el sentido de un retorno a las virtudes Estado absolutista, y algunos de estos casos los hemos estudiado en otros lugares'. Lo que ahora
domésticas y a una mayor diferenciación de espacios entre los sexos; no se utiliza, en cambio su nos proponemos es continuar esta línea de reflexión trayendo a colación un ejemplo más, no
análisis de las cualidades masculinas y femeninas, sino el de Feijoo. Los diaristas, bajo excesivamente conocido aunque en modo alguno ignorado, en el cual tales contradicciones se
pseudónimo femenino, añaden alguna afirmación en la línea de la excelencia femenina, de reflejan de una manera clamorosa.
carácter a mi parecer más retórico o provocador que con ven cid^^^. En otras ocasiones volverán La figura de Louis de Cahusac permanece aún en una relativa oscuridad, pese a su contri-
a aparecer biografías de mujeres célebres que se diferencian de las masculinas por la insistencia bución, entre otras obras, a la empresa emblemática de las Luces: la Encyclopédie de Diderot y
en su carácter e x c e p c i ~ n a lo~ se
~ , rebatirán de modo sumario y un tanto superficial los argumen- D'Alembert. Autor de una obra en verso, Epitre sur les dangeia de la poésie, de un largo Traité
tos misóginos, recurriendo a algunos razonamientos clásicos de la tradición de la ~uperioridad~~. Izistorique sur la dame (1754) y, sobre todo, de los artículos de la Enciclopedia dedicados a
temas de danza y de fiestas, la reflexión de Cahusac sobre el tema de los festivo resume muy
bien eso que se ha llamado la faceta poliédrica de las Luces.
Cahusac se muestra, en efecto, como pleno partícipe de las tesis básicas de la Ilustración en
cuanto a la estructuración global de su discurso histórico sobre la danza y la fiesta: el tema de
59 Ibíd t 11, p 185 ss la finalidad moral del arte, la idea del progreso, el tema de la búsqueda del origen, combinado
60 Ibíd, t ID, p 206 Otro texto interesante en esta línea, t E, pp 185-186, donde vuelve a caer en la con la cuestión de la ejemplaridad de los antiguos y los ecos tardíos de la querelle des Anciens
contrddicción al aluda a las costumbres establecidas por un parte como «una política tari antigua coi110 la natirlaleza))
y seguidamente como «la disposición de la natilraleza, del derecho y de la costumbre recibida»
et des Modernes, la defensa de la intervención de la philosophie en materia de bellas artes, la
61 D V , 18-1-1792, p 71 caracterización del genio artístico como mezcla y síntesis ponderada entre razón e imaginación...
62 En los tomos XXIX y XXX Oulio-diciembre 1797) aparece una sección semanal dedicada alternativamente a
la vida de hombres y mujeres ilustres
1 Cfr., por ejemplo, nuestro artículo «Federico 11 y losphilosophes: Voltaire, D'Alembert, Diderol», en Actas del
63 Comento con mayor detalle todos estos aspectos en una comunicación para el II Encueiitr o Iiitei discipliiiar de
111 Congreso de Profesores-h~ijestigadores,Huelva, 1986, pp. 69-79.
Estildros de la Mirle~ en Andalucía Málaga, 25-27 Junio 1992 «Máscaras femeninas en un periódico ilustrado el
Diario de Valencia».
El tratamiento específico de todas estas cuestiones en la teoría artística de Cahusac hace de él, ftindamental, junto a los propios artistas, los espíritus «más ilustrados»: cumplen un fundamen-
sin ningún género de dudas, un genuino representante de la nueva estética de las Luces2. tal papel de guía en matesia de bellas artes, y el gusto degenera cuando «cada uno es su propio
En su Traité historique sul. la daiise lo veremos preocupado por fundamentar rotunda e oráculo y considera como una intromisión sobre sus derechos los cuidados caritativos que
inequivocamente la idea de utilidad del arte, de arte concebido no como mero divertimento, algunos Ciudadanos más ilustrados y mejor instr-uidosse toman a veces por ilustrarlo e instsuirlo8».
como simple agrenzeizt, sino más bien como poderosa palanca que puede contribuir a la trans- Planteada así la necesidad de la teoría del arte y de la insuficiencia de la sola práctica, el arte
formación de los sentimientos y de la moral de los individuos y, por ende, del conjunto de la concreto de la danza queda configurado, para Cahusac, como una actividad que requiere la
sociedad: tema, por tanto, nada ajeno a los intereses del hombre ilustrado. En el Prólogo de su combinación de lo físico y de lo espiritual, es decir, como talento que incluye no sólo el cultivo
Traité nos aclara, así, que, aunque no pretende hacer creer al lector que ni la danza en particular de una serie de destrezas físicas que requieren cuidados exclusivamente corporales, sino también
ni las bellas artes en general sean el asunto más importante ni la cosa más excelente, es y sobre todo una serie de disposiciones y de talentos de orden mental. Se trata, pues, de una
importante una reflexión desde el punto de vista del philosophe sobre tales artes porque nos actividad en la que se cumple la obsesión global de la estética de las Luces por la ponderación
procuran innumerables ventajas, son fuente de placer y sirven para prevenir males3.Y declara, entre teoría y práctica, entre lo físico y lo mental. Pero, al mismo tiempo, se trata de un arte en
al mismo tiempo, que su deseo no es escribir una obra placentera sino útil4. el que el predominio de las reglas racionales sobre la fantasía creadora del artista es absoluto,
Desde este punto de vista, no sólo se justifica sino que se exige la intervención delphilosophe, alineándose Cahusac de modo evidente al lado de quienes confían en la regla como garantía
del «espísitu ilustrado», no artista él mismo, en materias artísticas. Cahusac toma claro partido básica para evitar el desbordamiento de la imaginación, de lo individual.
en la polémica sobre la cuestíon de si el «hombre instiuido~,está legitimado para dar su opinion Y es muy significativo ver cómo, en este punto, la defensa de la rígida normativa estética
en materia de arte y tratar de marcar pautas en este sentido. Como es sabido, este es uno de los desvela con claridad sus implicaciones de orden político: la danza, sometida a leyes severas y
debates que atraviesan internamente a las Luces y que opone, por ejemplo, a hombres como estrictas, experimenta grandes progresos porque es como «...esos Estados que se hacen más
Voltaire, D'Alembert, el amateur de pintura Claude-Henri Watelet o el escritor y crítico Jean- florecientes cuando cesan de ser libresg».
Francois Marmontel, decididos partidarios de dar al philosophe atribuciones completas para La danza aparece así, de manera explícita, como un trasunto de la superioridad de la cultura
legislar en materias estéticas, y, por contra, quienes, como el gran escultor Etienne-Maurice sobre la naturaleza, de la elaboración artificial sobre la simplicidad natural, en un punto del
Falcolnet (autor, además, de artículos sobre escultura para la misma Encyclopédie), propugna- abanico ilustrado justamente opuesto al que, en el otro extremo, ocupará Rousseau. No es casual
ban la celosa conservación de tales pressogativas críticas en manos de los propios artistas y que Cahusac recurra a la metáfora de la comparación entre jardín y bosque para hacernos ver
desconfiaban de todo género de anzateula y connoisseurs5.La posición de Cahusac se encuentra esta superioridad de la cultura refinada. En una de las más rotundas formulaciones al respecto,
claramente en la línea del primer grupo. En sus reflexiones sobre el tema concreto de la danza, afirma: «Recoi-red el bosque más bello, ved solamente troncos deformes, tallos débiles,
elogia continuamente la figura del buen conocedor, describe los talentos diversos que han de languidecientes, inútiles, y reconoced la insuficiencia de la Naturaleza. Entrad en esos jardines
adornarlo y, sobre todo, legitima su intervención como legislador y como osientador de una plantados y cultivados por manos hábiles. Estos árboles os parecen todos de una belleza igual.
opinión pública que, abandonada a sí misma, sin el socorro de los espísitus más «ilustrados», no Cada una de sus ramas se eleva hacia el cielo; no hay ninguna que se arrastre sobre la t i e ~ ~ a .
generará más que confunsión, mal gusto y elogio de la pura novedad. Admirad el poder, los frutos y los milagros de un buen cultivo10».La danza y su consiguiente
El capítulo 1 del Traité se titula, sintomáticamente, «De la utilidad de la teoría en todas las adopción de reglas que constriñen los movimieiltos naturales del cuerpo humano queda así
artes», y está dedicado a plantear la insuficiencia del sólo genio natural sin unas reglas teóricas equiparada, en el elogio, al jardín clasicista francés de Le Notre, con su severa geometría,
que lo encaucen. La teoría «...será siempre la brújula de las artes» y «el hombre raro que reúne rechazándose de plano el modelo de jardín «naturalista» británico que, por entonces, gozaba ya
la teoría y el talento se eleva, con las alas del Aguila, hasta lo sublime6».La metáfora ilustrada de pastidarios en Francia".
por excelencia de la Luz se emplea por Cahusac para expresar la «luz» que la teoría, en forma Es de gran interés, igualmente, destacar las variadas implicaciones estéticas de la postura de
de historia razonada de las artes, aporta a los artistas: «Tienen, pues, necesidad de una historia Cahusac en cuanto a la cuestión de la licitud o ilicitud de la novedad en materia estética.
que fije sus incertidumbres, de una luz pura que les muestre sus errores, el peligro, el mal gusto Cahusac busca siempre situarse en un punto medio ponderado entre la apertura a lo nuevo, que
de sus hábitos; de un fondo lo bastante rico como para hacer útiles esos mismos caprichos que considera necesaria para evitar la esclerotización del arte, y el peligro de que dicha apertura
la ignorancia hace casi siempre nocivos»'. Y en la elaboración de una tal teoría tienen un papel degenere en una frívola aceptación de cualesquiera novedad no por su valor intrínseco sino por
el puro valor de lo nuevo. Así, por ejemplo, en su Traité historique slrr la clanse afirma que, para
que la poética sobre la danza que se propone escribir tenga efectos beneficiosos (siempre el
2 Para una Bibliografía sobre la estética de las Luces, vid. CALATRAVA, J. A,: La teoifa de la arqiritectirra y de principio de utilidad), hay que vencer el prejuicio que lleva a desconfiar por sistema de las
las bellas artes en la Ericyclopédie de Diderot y D'Alenlbert, Granada, 1992, y la bibliografía contenida en este trabajo.
novedades: «Con~ideramos,~sin embargo, desde el principio, como novedades peligrosas todo
3 Traité historiqire sirr la danse, La Haya, 1754, «Avant-Propos», pp. 1-11.
4 Ibíd., p. IV.
5 Vid. al respecto, por ejemplo, los trabajos de SAISSELIN, R. G.: «Amateur& connoiseurs and painters)), en 8 I b í d . , ~ .129.
Tlie Ari Quarterly, XXVII, 4, 1964, Taste iii Eigliieentli Ceniirry France. Critica1 reflectioils orz tlie origins ofAesilzetics 9 Ibíd.,p. 131.
or an Apology of Amateirrs, Nueva York, 1965. 10 Ibíd., p. 120.
6 Traité ...,p. 3. 11 CALATRAVA, J. A.: «Arquitectura y jardín en el siglo XVIII francés», IX Congreso de la Asociación
7 Ibíd., p. 9. «Hespérides», El Ejido (Almería), 1990, pp. 691-702 (con amplia bibliografía sobre la cuestión).
aquello que se aparta de la ruta comúnI2». Y, no obstante, en otros lugares de la misma obra
fustiga el frívolo afán de novedad del gran público, sobre todo en las grandes ciudades: «Hay del poder monárquico en sí mismo (recuérdese, por ejemplo, la fe de Voltaise en las posibilida-
tantas gentes limitadas y ociosas que todo lo que se sale un poco del orden conocido excita allí des de que un rey absoluto «converso» impulse de manera eficaz los progresos de la Razón), de
necesariamente una especie de fermentación ridícula13».La ambigüedad de la posición de Cahusac la defensa de una cult~iradominada por el predominio de lo racional y la regla, de la defensa de
es bien sintomática, y se nutre de la tensión entre el rigorismo rousseauniano y el entusiasmo la civilización y la politesse frente a los primeros avances del primitivismo naturalista, etc.
volteriano. Así, con su elogio sin resesvas de la fiesta cortesana, Cahusac se imbrica de manera evidente
La doble cara de lo nueilo desde el punto de vista artístico (por un lado, prejuicio contra el en otro de los grandes debates que dividen a los philosophes: la polémica sobre el lujo1' y la
que es necesario luchar pasa hacer posible el progreso; por otro, peligroso fetiche para el vulgo cuestión de si este es beneficioso o nocivo para la moral de los ciudadanos y pasa el progreso de
ignorante) va eshictamente asociada a la temática de la gran ciudad (gran ciudad que, personificada la sociedad. En este contexto, muestra una sintonía total con las tesis voltarianas de elogio sin
en París, comenzaba a provocar por entonces las críticas antiurbanas de Rousseau). Pasa reservas del lujo como factor de progreso de la sociedad y de goce individual. Es, de entre todos
Cahusac, si, por un lado, ésta es el lugar de la ociosidad fomentadora de todo tipo de vicios los enciclopedistas, el único que muestra sin rubor alguno y sin intento de justificación su
artísticos, por otro es descrita como el lugar donde la vida en sociedad hace posible los mayores entusiasmo por un lujo que, sin embargo, no es el lujo privado de los particulares (al que se
progresos de las ates: «Quizás sólo el francés ha conocido bien las ventajas, las dulzuras y las refería básicamente Voltaire), sino el lujo principesco de la fiesta cortesana.
delicias de la sociedad. Un simple particular en Pasís que sepa unir el gusto a la opulencia es En sus textos se transparenta una postura cultural nostálgica, de añoranza del fasto y de la
dueño de reunis en sí más comodidas, atractivos y placeres de lo que imaginaron la delicadeza magia de ese mundo banoco simbolizado en el ballet de la corte del Rey Sol y que tan
de Atenas o el lujo de Roma, y en este punto los pueblos más cultivados de Europa son todavía acertadamente ha sido descrito por ejemplo por Jean Rousseti8. Su concepto de lo festivo in-
respecto a nosotros lo que fueron los gsiegos y los romanos1J».Es evidente que, con estas re- cluye como un componente esencial los mecanismos costosos de la ma1z2villa. Complicados
flexiones, Cahusac toma también un tardío partido en la gran querelle des Anciens et des mecanismos teatrales, caros pero espectaculares fuegos artificiales, juegos de agua, decorados
Modernes, alineándose junto a quienes propugnaban en muy distintos aspectos la superioridad festivos de todo tipo minuciosamente concebidos, se combinan para el logro del objetivo último
de la sociedad francesa sobre la clásica15. de la fiesta: despertar los sentimientos del asonzb~.oentre aquellos que tienen acceso a un cú-
Así, pues, si se analiza el lugar específico ocupado por la estética de Cahusac en el amplio mulo de maravillas que sólo en el entorno del príncipe son posibles.
arco de las Luces, deja ya de parecer tan contradictorio el hecho de que, al igual que el Voltaire Este reino de la ilusión y de lo maravilloso tiene uno de sus lugares específicos de plasmación
de Le siicle de Louis X N y otros escritores enciclopedistas16, la crítica de Cahusac contra la en el mundo de la ópera. En cuanto a este tema, Cahusac muestra una total ausencia de interés
degeneración y cossupción de los momentos más recientes de la historia de Francia (la Regencia por el gran debate musical que comenzaba a dividir a la intelectualidad francesa: la querelle des
y el reinado de Luis XV), se resuelva no tanto en una propuesta de futuro cuanto en una B o ~ ~ ~ oComon s ~es~ habitual
. en él, lo esencial de sus reflexiones no atañe al arte contemporaneo
identificación nostálgica con la cultura del Grand Siicle y con la organización artística del sino al arte perdido que se mira con nostalgia. Y así, cuando habla de la ópera, se está refiriendo
reinado del Rey Sol, visto desde los nuevos pasámetros de las Luces como un ejemplo de la fundamentalmente a la ópera cortesana de Luis XIV y no a los desai-sollos coetáneos.
racionalidad perdida en medio de la frivolidad rococó. Y, en este sentido, lo mismo que Voltaise Cahusac dedica, sobre todo, algunos artículos de la Enciclopedia a la problemática operística.
elogia a los artistas y escritores del Gran siecle, la teoría de la fiesta propuesta por Cahusac se En el artículo «Enchantement», por ejemplo, insiste en que el carácter autenticamente definitorio
muestra escasamente anticipadora de los nuevos desarrollos que a lo festivo dará el período de la ópera francesa es la presencia de lo maravilloso: «Los dioses de la fábula desarrollan sobre
revolucionasio, e insiste sobre todo en la descripción elogiosa y nostágica de lo festivo cortesano este teatro todo el poder sobrenatural que la antigüedad les atribuíaz0».Afirma, desde luego, que
del siglo XVII y de algunas de sus manifestaciones específicas, como los fuegos artificiales, la cualquier tipo de «encantamiento» debe encontrar sus raíces en el tema mismo de la ópera y no
ópera mitológica, el ballet de corte o la danza. aparecer como algo superpuesto artificialmente. Pero su actitud queda clara sobre todo en el
En ello Cahusac asume con claridad una de las grandes actitudes globales que configuran el artículo «Décoration, Opera», en el que de nuevo define a la ópera como el espectáculo de lo
espectro de las Luces como un haz de tendencias mucho más que como una línea de pensamiento maravilloso y plantea en consecuencia los requisitos que deben regir los decorados operísticos.
unitaria. Se trata de las Luces moderadas, de la crítica de los excesos del absolutismo, pero no En síntesis, tales decorados deben estar dominados por la magnificencia pero también por la
ilusión. En ellos se reúnen una buena invención, el diseño y la pintura. y es importante señalar
12 T~.aité..., tomo 1, p. XXIII. cómo Cahusac postula la intervención del propio autor-poeta en este campo: el poeta no termina
13 Ibíd., p. 137. su misión cuando la ópera está escrita, sino que debe imaginas todo lo concerniente a la puesta
14 Ibíd., PP. 69-70. en ejecución de su obra. El papel de los decoradores profesionales es, desde luego, insustituible,
15 Sobre la polémica entre Antiguos y Modernos y sus implicaciones en el terreno de la estética, sigue siendo
indispensable el resumen de GILLOT, H.: La Qirer.elle des Ancieris et des Modernes en Frarice, París-Nancy, 1914 (reprint
Ginebra, 1968). 17 Vid. BORGUERO, C.: La polerriica sir1 lzrsso riel Settecerito fmr~cese, Turín, 1974. así como el resumen oue
16 Hemos analizado con especial detalle el caso de Jacques-Francois Blondel, redactor de gran parte de los textos ofrecemos en CALATRAVA, J. A.: «La Ilustración y la polémica sobre el lujo», en Historia 16, 125, septiembre de
sobre arquitectura para la Enciclopedia. Vid. CALATRAVA, J. A.: «Jacques-Francois Blondel y la teona de la 1986, pp. 94-102.
arquitectura en la Enciclopedia», en Academia. Boletín de la Real Acadeniia de Bellas Artes de San Fer~iarido,67, 18 ROUSSET, J.: Circe y elpni'o real. La literatiri~afiaticesadel Barroco, Barcelona, 1972.
segundo semestre de 1988, pp. 293-313; ID.: «Nacionalismo y arquitectura en el siglo XVIII francés. La obra teórica de 19 Sobre la qirer.elle des Boirfforrs la obra fundamental es la FüBINI, E.: Gli enciclopedisti e la wiusica, Turín, 1971;
Jacques-Francois Blondeln, en VIII Congreso Asociaciórl «Hespéi,ides», Baena, 1989, pp. 763-773. del mismo autor, La estética mirsical del siglo XVIII a nitestros [lías, Barcelona, 1971.
20 Etrcyclopédie, vol. V, p. 619.
embellecería la tiersa y dasía una especie de vida a todas las diversiones que el genio podía
pero su labor artística no es, por así decirlo, primaria, sino que su intervención comienza sólo a inventar; que el arte podía poner en movimiento a los objetos que hasta entonces se habían
partir de las líneas generales trazadas por el poeta. Por tanto, la puesta en escena de una ópera mirado como masas inmóviles, y que, a base de combinaciones y esfuerzos, llegaría al punto de
exige una íntima colaboración entre poeta y decorador, y al primero de ellos incumbe también, perfección de que es capaz».
como un debes de su oficio, la adquisición de los conocimientos necesarios para cumplir esta Y, sin embargo, en este contexto de plena reivindicación de las maravillas de la fiesta
tarea2'. cortesana, no deja de hacer su aparición el eco de la crítica ilustrada, al menos en un punto: sin
No obstante, a pesar de su sometimiento a las líneas generales marcadas por el autor de la concebir aún la posible existencia de una fiesta popular no grosera y con todos los caracteres de
ópera, el decorador operístico alcanza en la concepción de Cahusac una elevada estimación que la solemnidad, se reivindica, sin embargo, una mayor participación del pueblo en los eventos
se puede comprender a partir de la enumeración de sus talentos realizada por el mismo Cahusac cortesanos. Ese príncipe rodeado de magnificencia debe recordar siempre que el fasto de su
en el artículo «Décorateur»: «Hombre experimentado en dibujo, pintura, escultura, arquitectura Corte no tiene otro sostén que el pueblo, al que debe otorgar una parte mayor en la fiesta: «El
y perspectiva, que inventa o ejecuta y dispone obras de arquitectura pintada y toda clase de pueblo, del que falsamente se piensa que no sirve más que para hacer número [...] no deja de ser,
decoraciones, ya sea para teatro, fiestas públicas, pompas fúnebres, procesiones, etc2'». sin embargo, el verdadero tesoro de los reyes; es, por su industria y su fidelidad, esa mina
La importancia de los fuegos artificiales en las festividades cortesanas es también plenamente fecunda que provee sin cesar a su magnificencia; la necesidad lo reanima, el hábito lo sostiene
reivindicada por Cahusac. El artículo «Feux d'Artifice» de la Enciclopedia combina, como es y la obstinación de sus trabajos se convierte en la fuente inagotable de su fuerza, su poder y su
- habitual en la obra, la difusión poimenorizada de los conocimientos técnicos y la reflexión de grandeza. Deben, pues, darle una parte mayor en los regocijos solemnes, puesto que ha sido el
tipo ideológico. Así, traza Cahusac una historia «técnica» de los fuegos de artificio, desde su instrumento secreto de las ventajas que los causan». La postura de Cahusac ejemplifica así el
invención en China hasta su utilización en Europa en distintos tipos de eventos cortesanos, y difícil aquilibrio de un amplio sector de las Luces entre absolutismo y contractualismo, entre
describe los procesos técnicos de su elaboración, pero, al mismo tiempo, reivindica ya la despotismo paternalista y soberanía compartida, entre la brillantez pasada y añorada de las
utilización de los fuegos en todo tipo de fiestas públicas, incluyendo a modo de ejemplo la cortes absolutistas y la apelación a un futuro cargado de utopía.
descripción minuciosa de los empleados en una fiesta celebrada el 24 de enero de 173OZ3.
El artículo «FEtes, Beaux-A~-ts~~» es una compleja elaboración en la que se encuentra, por un
lado, la idea básica del desprecio aristocrático por la fiesta popular, tachada de falta de refina-
miento, y su sustitución por la maquinaria elaborada y reglamentada de un tipo de fiesta que
tiene como resorte principal el sentimiento de sopresa de los asistentes ante las sucesivas
invenciones inesperadas. Pero, por otro lado, es igualmente cierto que el sustrato básico ilustrado
presente en Cahusac aflora cuando se reclama un carácter más público de tales fiestas.
El ideal de una celebración festiva es, para Cahusac, el representado por la fiesta renacentista
y manierista italiana y por el posterior desmollo de ésta en la Francia del siglo XVII. La figyra
de Catalina de Médicis es considerada como puente fundamental de este proceso, pues fue ella,
según Cahusac, quien «...llevando a Francia el germen de las bellas artes que había visto renacer
en Florencia, llevó también el gusto por estas fiestas brillantes que después fue elevado hasta la
más soberbia magnificencia y gloriosa perfección».
Es esta fiesta refinada y elegante la que se presenta como alternativa a la fiesta grosera
marcada por el exceso y por el desbordamiento, con distribución al populacho de viandas y
vino, que incita a la embriaguez y al desenfreno y provoca la suciedad de las calles («... cuya
extrema limpieza debería ser, en esos momentos felices, una de las más grandes demostraciones
de la alegría pública»).
En lugar, pues, de una fiesta marcada por la isrupción de los más bajos instintos populares,
la fiesta propugnada por Cahusac insiste en el uso intelectual de las alegorías: «En las cortes de
los reyes se dieron cuenta, por este ejemplo, de que los matrimonios, las victorias, todos los
acontecimientos felices o gloriosos, podían dar lugar a espectáculos nuevos, a diversiones
desconocidas, a festines magníficos, que las más amables alegorías se animarían así con todos
los encantos de las fábulas antiguas; en fin, que el descendimiento de los dioses entre nosotros
Y MMBIOHEN
"RAD~~ ~N EL MODO DE VIDA ARISTOCRAT~CO
FUENTE: AHN, Osuna, cartas, legs. 454 y 485. í*) Comprende atención de viudas criados y sus hijos, jubilados y diversas personas que han
servido a la Casa.
diversos años del siglo XVIII. Si hacemos coi-responder el índice 100 con el gasto de 1714, el
FUENTE: AHN, Osuna, leg. 454.
resultado muestra un crecimiento bajo en la primera mitad de la centuria y luego un alza muy
notable m á s del doble- a fines del siglo. Estas cifras pueden completarse con las del cuadro 3,
que indican la relación entre los gastos totales de la Casa con los salarios de los criados en tres la pertenencia al séquito de una casa poderosa, la tradición familiar en el servicio y las
años del período 1780-1791. En un siglo se duplicó la carga salarial de una plantilla que, prestaciones sociales. En efecto, cuando la edad o la enfermedad impedían el trabajo, entraba en
además, no dejó de crecer en su número. De unas cien personas en nómina en 1714, se pasó a funcionamiento un sistema de asistencia del que podían beneficiarse los empleados. Pensiones,
más de ciento cincuenta en 179114. atención médica y otras formas de ayuda estaban comprendidas, aunque lo más importante era
Sin embargo, el crecimiento de la plantilla y el aumento de su costo no tuvo una repercusión continuar dentro de la red aristocrática, de la clientela. Además, como la protección se extendía
regular en los emolumentos de cada criado. Así, un cochero, que cobraba al mes, en 1714, 186 a las viudas y los hijos, el sistema de atención se prolongaba y tendía a perpetuar a las familias
reales, pasó a 198 en 1786; un lacayo, fue de 108 a 155 reales en los mismos años15. En suma, en el servicio. Oportunidades, promoción y carreras personales constituían, dentro del mundo
los sueldos no crecieron de forma apreciable. del servicio aristocrático, un modelo determinado de vida social. Este modelo estaba formado
La causa fundamental del alza de los costos de personal radicó en los capítulos encuadrados por relaciones formales -salariales- e informales -prestaciones y oportunidades- de
bajo el concepto de situaciorzes extraordina~.ias.Aquí cabían, básicamente, retribuciones para sociabilidad.
jubilados, viudas, hijos y protegidos diversos. Su número y el dinero dedicado a ellos aumen-
taron de forma continua en el Setecientos. Los resultados del cuadro 4 muestran que el porcentaje
más alto -38'85 %- correspondía a esta partida, superando incluso en más de cuatro puntos
al monto total de los salarios de los criados domésticos. En definitiva, era el capítulo de
previsión y atención social el que gravaba con más intensidad la hacienda aristocrática.
En conclusión, el servicio doméstico ocupó un papel fundamental dentro del modo de vida
aristocrático. Como en épocas anteriores, las grandes casas disponían de amplias plantillas de
criados, símbolos externos de su posición socioeconómica. El costo de mantener tantos servido-
res era elevado, pero en el horizonte mental del noble no cabían las economías en este capítulo.
Asimismo, con el tiempo, el servicio de los señores había constituido un ámbito social
propio, dependiente pero con amplias posibilidades para sus integrantes. Los sueldos en metá-
lico y otras retribuciones eran elementos fundamentales, pero no los únicos. Contaban, también,
14 AHN, Osuna, cartas, legs. 453 y 454. En los cómputos de criados que estamos manejando y en los cuadros,
están comprendidos tanto los servidores domésticos como el personal de oficinas.
15 AHN, Osuna, cartas, legs. 453 y 454, respectivamente.
REACCIONES PIADOSAS COLECTIVAS ANTE LAS
CALAMIDADES P~BLICAS EN LA MÁLAGA DEL
SIGLO XVBll. LA EPIDEMIA DE 1649 Y EL
TERREMOTO DE 1680
Federico Fernández Basurte
Universidad de Málaga
El objeto del presente trabajo es el de realizar una aproximación a la religiosidad del hombre
del Bassoco, a través del estudio de un aspecto concreto de la vivencia de la religión: las
reacciones de tipo devocional ante las calamidades públicas. En definitiva, se trata de una
aproximación a las actitudes colectivas ante la salud y la enfermedad, ante la vida y la muerte,
en el marco cronológico del siglo XVII malagueño. Es decis, se trata de hacer una aproximación
a las diferentes experiencias religiosas que se dan en una colectividad aparentemente homogé-
nea, pero que realmente contiene toda la variedad de matices y las considerables diferencias que
definen a cualquier sociedad1.En este caso en concreto nuestro interés se centra en cómo se vive
el hecho religioso ante las catástrofes que azotan a la Málaga del seiscientos.
Es bien conocido el hecho de que la ciudad de Málaga, durante las centurias de la Edad
Moderna, sufrió repetidas y frecuentes calamidades públicas, que si bien no fueron psivativas de la
urbe malacitana si que, por las circunstancias de ésta, resultason ser especialmente numerosas.
Hemos considerado válido tomar dos muestras lo suficientemente representativas para poder
extraer conclusiones de su estudio y const~uirnuestro trabajo sobre los elementos que nos
aporten, ilustrando igualmente las consideraciones de tipo general sobre las que desarsollaremos
el tema: se trata de la epidemia de 1649 y el terremoto de 1680.
Para abordar el estudio de las reacciones de tipo religioso en las circunstancias de los dos
casos que previamente hemos establecido, nos hemos servido de fuentes documentales de
1 CARO BAROJA, J.: Las fojmas con~plejasde la vida ieligiosa (siglos XVI y XVII), Sarpe, Madrid 1985. p. 29
primera mano contenidas en diversas colecciones del Archivo Municipal de Málaga. Hemos temor generalizado es una realidad, ya que tales calamidades son tan frecuentes que se van
analizado tanto relaciones de cuentas, concretamente la contabilidad de los hospitales en el caso sucediendo casi sin solución de continuidad, con las lógicas consecuencias para las víctimas.
de la peste, para comprobar las dimensiones de la catástrofe, así como la documentación seriada Podríamos señalar que durante el siglo XVII, en Málaga, prácticamente todas las décadas
que constituyen las Actas Capitulares, verdadero reflejo del pulso de la ciudad que nos permite contemplan alguna de estas catáshofes, sobre todo inundaciones y contagios epidémicos. En este
seguir los acontecimientos prácticamente a diario, aunque con la lógica precaución que se debe sentido se puede resaltar, por ejemplo, el hecho de que entre dos de las más graves pestes sufridas
mantener ante una información mediatizada por los intereses y la forma de pensar de la por la ciudad en su historia, tan sólo median los doce años que se extienden entre 1637 y 1649,por
oligarquía concejil. Asimismo hemos recurrido a otro tipo de datos, como los aportados por la lo que, cuando en la segunda fecha se empieza a desarrollar nuevamente con videncia la enfermedad,
literatura coetánea a los hechos analizados. En este sentido, hemos estudiado relaciones que el pánico propio que desata una circunstancia tal se multiplica a causa del recuerdo de lo recientemente
tienen toda la fuerza del impacto producido en sus autores por los acontecimientos, las cuales sucedido, como se pone de manifiesto en las continuas referencias que encontramos en la docu-
constituyen un interesantísimo complemento a la información proporcionada por la documentación mentación, ya que fueron muchos los que vivieron el anterior contagio.
«oficial». Así pues, se podría afirmar que ese sentimiento de inseguridad colectiva está alimentado por
Por último, hemos acudido a la histosiografía sobre el tema de las calamidades públicas el hecho de que prácticamente no hay una generación que no haya vivido, por ejemplo, el tenor
sufridas por la ciudad de Málaga, así como a otras obras de Historia local. En este punto es de de una peste, los rigores de una riada o las consecuencias desastrosas de un terremoto... sin que,
señalar la ausencia de estudios que aborden en profundidad el aspecto de estas reacciones de además, ningún estamento social haya quedado ajeno al padecimiento de tales calamidades.
tipo religioso. Es más, en artículos u otro tipo de trabajos publicados sobre epidemias, terremo- Dadas las circunstancias lo que está en el fondo de ese temor generalizado, lo que provoca una
tos, etc., en el marco espacio-temporal de la Málaga Moderna apenas si hay una breve referencia mayor angustia, es, en última instancia, el miedo a la muerte.
a esta faceta de la actitud y reacciones de la colectividad. Lo cierto es que en los casos de las calamidades susceptibles de ser controladas o a las que
se puede hacer frente -como sucede con las epidemias y con algunas inundaciones- existe
una conciencia más o menos claras, especialmente entre los sectores dirigentes de la comunidad,
1. CALAMIDADES PÚBLIWA"Y "NTIMIENTO DE INSGURIDAD "LECTIVA. LA REAC- sobre las posibles causas y las formas de afrontar dichas circunstancias adversas.
C I ~ MANTE LO INWMPRENSIBbE Sin embargo, no siempre se llegan a adoptar todas las medidas necesarias aunque las mismas
estén previstas o se conozca su posible utilidad: es el caso de los proyectos para encauzar y
El urbano es el medio conflictivo por antonomasia durante el siglo XV112.La ciudad sufre en controlar el Guadalmedina, que no son acometidos, así como las medidas de tipo sanitario tales
esta época, de un modo especial, las crisis de abastecimientos, los excedentes demográficos, las como cinturones, cuarentenas, aislamiento y cierre de comercios, hospitales especiales, etc., que
alteraciones de los precios... Padece en sus carnes las consecuencias de la guerra, de la recesión no son conectamente aplicadas las más de las veces porque ponen en peligro intereses pasticulares
económica generalizada, etc. A estos males vienen asociados una serie de hechos dramáticos y en juego. De todas formas, otras medidas que se adoptan para alcanzar la salud más que
circunstancias que asolan las urbes de forma espectacular, siendo el caso más repetido el de las favorecer la desaparición del contagio lo fomentan y agravan, como sucede, por ejemplo, con
epidemias o pestes, las cuales generalmente vienen unidas a hambres y a otras situaciones todo aquello que suponga una concentración de gentes, y en esto los actos colectivos de piedad
críticas. tienen mucho que ver.
Este modelo generalizado del que hemos apuntado su aspecto más dramático, pude aplicarse Sin embargo, todo ello escapa a la comprensión de la mayor parte de la gente. La realidad es
al caso malagueño, teniendo siempre en cuenta las características propias de esta ciudad; que el hombre común de la época no se plantea el hecho de las malas condiciones sanitarias o
enclave portuario, mercantil y militar. de la falta de previsión sobre el cauce del río, sino que se ve invadido de un temor existencia1
Málaga sufre con especial reiteración y violencia este tipo de calamidades que afectan de ante lo incomprensible, se siente impotente ante lo que se escapa a su capacidad mental. Desde
una manera colectiva a toda la población. Un somero repaso a los hitos de especial significación esta perspectiva, la única explicación que encuentra -la que está generalmente asumida y
--desde finales del siglo XV al X V I I nos ofrece el siguiente resultado3:pestes: 1493-94, 1522, extendida- es que todas estas calamidades son un castigo de Dios por los pecados de los
1580, 1597-1600, 1637, 1648-49, 1674, 1678; terremotos: 1494, 1581, 1680; hambre: 1606 (y hombres, una muestra de la ira divina que se manifiesta con tal contundencia sobre un pueblo
generalmente asociada a las pestes); riadas/inundaciones por desbordamiento del Guadalmedina: pecador. Esta consecuencia constituye al fin y al cabo, a nuestro entender, un recurso de tipo
1544, 1548, 1554, 1561, 1616, 1628,1635, 1661; además de los bombardeos en situaciones de psicológico para poder soportar estos continuos embates de incomprensible origen y dramáticas
guerra, ataques piráticos de los berberiscos, etc. consecuencias.
La reiteración de estas calamidades públicas y la contundencia de sus resultados tanto en
muertes como en pérdidas materiales, son los principales motivos de un fuerte sentimiento de Lo que más puede consolar en suceso tan prodigioso es ver que todos lo recibían
inseguridad colectiva, de vulnerabilidad ante tantas circunstancias críticas. Esta sensación de como castigo de nuestros pecados y procuran aplacar el enojo de Dios con públicas
penitencias, explicando el dolor de haberle ofendido
2 MARAVALL, J. A,: La cirltirra del Barroco, Anel, Barcelona 1986, p. 264. 4 ANÓNIMO: Relación verdadela eri qire da citenta de la Ritrria qire Iia cansado, el Teniblor de T i e ~ r aen , la
3 GUILLÉN ROBLES, F.: Historia de Málaga y sir proi>iricia(2 vols.), Málaga 1874, ed. facsímil Arguval 1983, Ciirdad de Málaga, y Lugares de srt Comarca, y n s í n ~ ~ s nlo
i o qire cairsó en Madrid, sitcedido el día ruteve de octrrbre,
vol. 11, pp. 469-484. este presente afio de 1680, Impr. Juan Francisco de Blas, Sevilla 1680, s/f.
213
En principio se estableció sólo un hospital especial para el internamiento de los apestados,
Así pues, aunque sobre todo en caso de epidemia son patentes los esfuerzos por contrarsestar situado a un cuarto de legua hacia el norte de la ciudad, junto al río, en el Molino de la Pólvora.
el mal con medidas que resultan ser más o menos adecuadas, existe la conciencia generalizada Este hospital se puso bajo la advocación de San Antonio de Padua. Sin embargo, cuando este
de que si lo que para ellos es una catástrofe viene de Dios, también de él ha de venir la solución
hospital - q u e hubo de ser ampliado con la construcción de unos barracones de madera- llegó
una vez que se intente corregir o mitigar el mal que le ha causado su enojo y hayan llevado el a tener ya unas 2.600 camas ocupadas, el Cabildo Municipal decidió abrir otro junto al humilladero
arrepentimiento y la penitencia a sus vidas. Como expresa Guillén Robles, movidos por «el de Zamarrilla. Este nuevo hospital, cuya asistencia espiritual va a estar a cargo de los capuchinos,
terror que dominaba por completo los corazones», se vuelve a Dios desesperando de los se pone precisamente bajo la advocación de San Félix de Cantaliciol0.
remedios humanos y pretendiendo neutralizar el mal con penitencias, novenarios y rogativas5.
No hay datos fiables respecto a la mortandad producida por este contagio, ni sobre las
Si, como afirma Caro Baroja, la ((voluntad del milagro» está en esta época a la orden del pérdidas sufridas por la ciudad en esta ocasión. Lo que sí se puede afirmar, a la vista de los
día6, ante estas situaciones la necesidad de la intervención divina y el desesperado deseo de
testimonios con los que contamos, es que esta epidemia afectó muy gravemente a Málaga, y que
soluciones de índole sobrenatural se convierten en una angustiada aspiración.
las muertes fueron bastante numerosas, contándose entre las mismas a miembros de todos los
Llegamos así al punto que realmente nos interesa; la reacción desde la vivencia religiosa en sectores sociales sin distinción.
las calamidades públicas, en el clima de inseguridad y la angustia colectivas. Lógicamente, esta El segundo hecho seleccionado es el terremoto que se produjo el nueve de octubre de 1680.
reacción no es homogénea, no es monolítica, como no lo es en sí la propia vivencia y práctica Este movimiento sísmico debió ser de una gran intensidad dadas las noticias que nos llegan
de la religión7.Junto a las manifestaciones «oficiales» -por diferenciarlas de alguna manera- acerca de la manera en que afectó no sólo a las comarcas próximas a Málaga, sino a otras partes
surgen otras formas espontáneas y populares, de hondas raíces y antiquísima procedencia. de la península, pues una relación anónima de lo sucedido -publicada en Sevilla en el mismo
Estas reacciones ponen de manifiesto una variedad de matices en la vivencia de la fe que las año-- nos habla de los espectaculares daños producidos en Madrid por el mismo temblor de
hacen dignas de estudio; distintos estamentos, grupos sociales con diferentes intereses y formación, tierra". Fuera o no de un alcance tan amplio, lo cierto es que para la ciudad de Málaga, el
promueven y participan en manifestaciones mostrando evidentes desigualdades. La reacción terremoto tuvo unas consecuencias bastante desastrosas. El relato de los hechos que se hace en
oficial y calculada frente a la reacción espontánea, las devociones de unos y de otros, son el Cabildo Municipal sólo tres días después de producida la catástrofe, se refiere a la destruc-
factores dignos de tener en cuenta.
ción de muchas casas, a la dispersión de los habitantes de la ciudad que han abandonado la
misma para vivir en los campos cercanos y en los barcos fondeados en la costa, a la gran
cantidad de muertos y heridos y a las pérdidas materialesi2.
Pero, a pesar de los daños causados por el teiTemoto en sí, el dato más significativo a resaltar
es que en estos momentos en que se produce, Málaga está saliendo de una nueva acometida de
peste bubónica, desatada a mediados 1678, traída por un barco procedente de Orán y extendida
Aunque ya durante 1648 se habían venido detectando algunos casos sospechosos, no será de manera virulenta por la negligencia que en un primer momento demostraron algunos sectores
hasta abril de 1649 cuando se reconozca la existencia en Málaga de una epidemia de peste de la oligarquía local, los cuales no estaban dispuestos a que un nuevo contagio declarado
bubónica8, sin que la procedencia del contagio esté muy clara. obligara al cierre del comercio privándoles de los beneficios de sus actividades mercantiles. El
Advertida la ciudad por la Corona del peligro de la peste y de la necesidad de establecer las retraso en la adopción de medidas de previsión dio lugar a su amplia propagación y a su
más imprescindibles medidas sanitarias, una vez ratificada la existencia del contagio por los prolongación durante todo el año 1679, persistiendo aún en la fecha del terremoto en algunas
médicos enviados por la Cancillería Granadina para comprobar el alcance del mal, se adoptaron zonas en torno a Malaga13. En esta ocasión la mortalidad fue también muy elevada, como
las prevenciones que con el tiempo y dada la experiencia de los continuos azotes epidémicos se elevadas fueron las pérdidas materiales y las consecuencias económicas negativas que tendrá
habían ido fijando: instalación de un retiro o especie de hospital para forasteros a las afueras de que afrontar la ciudad en los años inmediatamente posteriores a estas dos calamidades públicas,
la ciudad; establecimiento de un cerco o cordón sanitario; cierre del comercio, que conllevará tal y como lo dejan entrever las sucesivas medidas adoptadas por la Corona destinadas a liberar
situaciones de crisis de abastecimiento y consecuentemente de hambre para la población. El a Málaga de las cargas de las Rentas Reales a fin de que pueda recuperarse de los gastos que ha
Cabildo Municipal es el que va desarrollando estas medidas y organiza la lucha contra la tenido «con la epidemia, el hambre y el
enfermedad, distribuyéndose entre los regidores diferentes funciones. Se constituye una Junta Como antes afirmábamos, el hombre de la época sólo encuentra una explicación posible que
de Salud o de Sanidad, integrada por miembros de ambos Cabildos -Municipal y Eclesiás- justifique el motivo por el que se producen estos hechos catastróficos. Sin embargo, para salvar
tico-, además de algunos médicos, desde la cual se va siguiendo la evolución de la enfermedad
y se disponen las medidas que han de ser adoptadas9. 10 ARCHIVO MUNICIPAL DE MÁLAGA (A. M. M.), Col. Propios, censos, pósitos, contribuciones y repartos,
leg. 62, s/f.
GUILLÉN ROBLES, F.: op. cit., p. 478. 11 ANÓNIMO: Relación verdadera ..., s/f.
5
12 A. M. M., Col. Actas Capitulares (AA. CC), vol. 96, fols. 8 2 v . 4 3 ~ .
6 CARO BAROJA, J.: op. cit., p. 109.
DÍAZ DE ESCOVAR, N,: Décadas ..., vol. 1680-1689, 9/octubre/1680, 10/octubre/1680.
7 Ibídem, p. 30.
8 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Décadas nialague2as, vol. 1640-1649, mecanografiado, s/f., 23/abri1/1649. ANÓNIMO: Relación ver.dadera..., s/f.
13 DÍAZ DE ESCOVAR, N,: Las Epiden~ias,pp. 44-49.
9 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Las Epiden~iasde Málaga, Apii~itesHistóricos, Tipogr. «El Último», Málaga 1903,
pp. 29-33. 14 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Décadas ..., vol. 1680-1689, 18/enero/1681, 101 febrero/l681,23/septiembre/l681.
la incuestionable bondad de Dios y su amor hacia los hombres, ya que no cabría plantearse lo
contrario, antes de hacer tal atribución, se asume que, si bien el origen es la voluntad de Dios, esta ciudad tiene por bazaly aunque la noche ahuyentó los rayos/estos iris brillaron
la culpa o la causa, está en el pueblo en ,general, ya que son sus pecados, su apa~tamientode sin desmayo...la
Dios, el que produce su enojo y da lugar a su castigo por medio de estos azotes que afectan a la
colectividad. Así, en el caso de la epidemia de 1649, el Cabildo Municipal proclama que Hidalgo Bourman -como la gran mayoría de los que presenciaran el hecho- varía en este
«raro portento», el arco iris tras la tormenta, un signo de esperanza respecto a la mediación de
...conociendo que tal accidente es castigo de Dios por los pecados del pueblo para los dos santos.
aplacar su ira ha hecho muchas procesiones, sacrificios y rendidas devociones que Lo mismo sucedería con el cometa que pudo contemplarse cruzando el cielo malagueño
han resultado frutos de grandísimo con su el^...'^ durante los últimos días de septiembre de 1680. El pueblo, que está sufriendo las consecuencias
de una epidemia (1678-1679) y del hambre, contempla el cometa con gran alarma y crece en sus
Si el origen de la situación crítica se atribuye al castigo divino por los pecados de la supersticiones previendo una nueva catástrofe. El tessemoto que se produce unos días después
población, consecuentemente se considera que la solución del mal que ha sobrevenido, supone seguro que confirmó a los supersticiosos en sus creencias aumentando el terrorL9.
el levantamiento o suspensión del castigo por parte de Dios, a cuya misericordia se hace El signo que más se repite y que está presente casi sin excepción en todos los casos de pestes
entonces preciso recusrir mostrando arrepentimiento. Todo ello hace que también la solución que sacuden a la ciudad, es el de las nubes que cubren y oscurecen la ciudad durante la
esté en el propio hombre, ya que todo dependerá de un cambio de vida que agrade a la divinidad enfermedad, ocultando así el sol - e n este caso símbolo de la salud- y que desaparecen
y aplaque su iraI6. El hombre común de la época no va a cuestionar las acciones divinas, sino cuando cesa el contagio. Esto sucede, por ejemplo, en 1637, afirmándose que
que parece conformarse con asumir que «Dios [fue] servido por ocultos juicios suyos, que
padeciese la ciudad ... una violenta y contagiosa pestilencia»'". De buscar causas en forma de ...por cuya intercesión [de la Virgen de la Victoria y San Francisco de Paula] ha sido
pecado ya se encargarían los predicadores, quienes en estas circunstancias ven multiplicada su Dios [Ntro.] Señor servido de mitigar su ira dando salud a aquella triste y afligida
actividad con la pronunciación de numerosos sermones con ocasión de los abundantísimos actos ciudad que lo estuvo tanto en quince días no vio el sol claro, por ocasión de una nube
de piedad que tienen lugar. que poniéndosele delante eclipsó sus lucientes rayos...20
En el mismo sentido, aunque en otro orden de cosas, nos referiremos a la asociación que se
hace entre fenómenos incomprensibles o inalcanzables para el común pueblo. Así, prácticamente Una interpretación muy similar es la que se vuelve a hacer con ocasión de la peste de 1649
en todas estas ocasiones catastróficas podemos encontrar alguna referencia a algún fenómeno
natural, generalmente en el cielo, que es tomado como signo que se refiere a la situación que se Había tenido esta ciudad sobre sí más de siete meses un pabellón de densas y negras
vive. Se trata de signos más o menos espectaculares, que para el hombre de la época y en las nubes, careciendo de Sol, Luna y Estrellas, y padeciendo mucho frío y desde la hora
circunstancias de presión y temor en las que está viviendo resultan estar relacionados con la deste precioso hallazgo [el de la imagen del Cristo de la Salud], que fue en punto de
catástrofe de turno. las doce del día, se fueron con11sumiendo mostrándose el cielo claro y sereno, y
Es el caso del «raro portento» que se produce el día de la Ascensión de 1649, cuando salen minorándose el contagio por instante^...^^
simultáneamente, desde sus respectivos conventos, sendas procesiones con San Bernardo y San
Francisco de Paula, que habrán de confluir para llegar juntas a la Catedral, donde ambas Aparte de la posibilidad de la coincidencia de tiempo nuboso con el período de mayor
imágenes quedarán durante una temporada. Ese día -que se reconoce como día de grandes virulencia de ambas epidemias -10 cual por ejemplo en el caso de la de 1649 no sería nada
lluvias e inundaciones-, y en el momento de formarse las procesiones, se produjo el hecho que extraordinario pues el período de tiempo entre la declaración de la epidemia y la aparición del
relata así Andrés Hidalgo Bourman: Cristo de la Salud transcurre entre los meses de abril y mayo, siendo el primero especialmente
lluvioso en esta zona-, nos atreveríamos a aventurar otra explicación que nos parece más
...en el aire dos arcos se mirason/que a Málaga entre nubes rodearonla1 punto que coherente y lógica. Entre las medidas «sanitarias» que generalmente se adoptan para hacer
salió jraro portento!/el Mínimo divino de su casa/tuvo el arco primero nacimiento1 frente a la enfermedad en caso de epidemia, la que se lleva a la práctica de forma quizás más
mostrando el otro claridad no escasafiuego que se fonnó el ayuntamiento/de los que rigurosa es la de quemar toda la ropa y enseres de los afectados así como todo lo contenido en
las casas donde habitaran y en los hospitales, donde se queman continuamente ropas tanto de los
que allí ingresan como de todo el personal. También existe la costumbre de quemar romero y
15 A. M. M., AA. CC., vol. 65, fol. 131v.
16 «La ciudad dijo que hallándose como se halla padeciendo enfermedad de contagio mucho tiempo de que
resultan tanto perjuicios sus vecinos que se hallan sumamente afligidos y en medio de esta miseria no hay otra cosa a 18 HIDALGO BOURMAN, A.: Eset~iplarde castigos y piedades qire se experinientarorr eri la ciudad de Málaga,
que ocurrir sino es a la misericordia divina para que con oraciones y penitencias sea servido Ntro. Sr. de suspender su Impr. Juan Serrano de Vargas, Málaga 1650, p. 101.
castigo...», A. M. M., AA. CC., vol. 96, fols. 47v. 19 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Décadas ..., vol. 1680-1689, septiemhre/l680.
17 Relación anónima públicada en Antequera en 1637 sobre la epidemia en Málaga recogida por el bibliógrafo 20 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Las Epideniias ..., p. 23.
Duque T'Serclaes e incluida por Díaz de Escovar en su obra. 21 SERRANO DE VARGAS, J.: Atzacardina espir.itira1para conservar la 11iemoria de avisos, qzle la jitsticia
DÍAZ DE ESCOVAR, N,: Las Epidet~iias..., p. 21. divina (amoriestatido etimienda de ofensas) ha eiiviado a esta ciiidad de Málaga, desde qire se restarrró de los moros,
Iiasta todo el afio pasado de 1649. Impr. Juan Serrano de Vargas, Málaga, 1650, pp. 19v.-20.
una atribución generalizada y no privativa de Málaga; lo mismo sucede con San Nicolás de
enebro a fin de purificar el aire y resulta ser una medida tan asumida y tomada por beneficiosa, Tolentino, que goza de una gran fama de taumaturgo por los numerosos milagros que se le
que se reparte como una función más entre los capitulares en estas situaciones críticas de atribuyen; Santa Ana es objeto de una gran devoción por paste de la población malagueña,
contagio, de modo que hay dos regidores encargados de que se queme romero y enebro. Todo especialmente por las capas más altas de la sociedad -siendo significativo el fervor que
ello producisía considerables columnas de humo que oscurecerían el cielo y darían a la ciudad despierta entre los miembros de la oligarquía concejil-, y creemos que esta devoción hacia la
un aspecto de tristeza contrario al aspecto luminoso que comunmente tiene esta ciudad y que abuela de Cristo pueda verse potenciada localmente por ser la patrona del Hospital que lleva su
fácilmente puede ser asociado a la salud. nombre, en cuya capilla anexa la ciudad vota celebrar fiesta anual por su intervención durante
esta epidemiaz7;San Francisco de Paula es otro de los recursos tradicionales de los malagueños,
que generalmente le profesan una gran devoción muy ligada a la de la Virgen de la Victoria; la
3. LLOWATRRONOW YP0TEOTOREN"ELA "UDAD Y LA~ANIFE~TA~IOWE~DE devoción hacia San Miguel y Santiago es particularmente potenciada a lo largo de esta centuria
PIEDAD ANTEflOS DEWS"BRE S"OLECmIVOS -incluso por disposiciones de la Corona- dado su carácter guerrero, en relación con el clima
bélico en el que se está a menudo inmerso; el Ángel de la Guarda, por último, constituye un
Es una determinada imagen de un santo, una representación determinada de una advocación evidente recurso a la protección y a la seguridad personal.
cristífera o masiana, la que va a ser receptáculo de las súplicas y encomendaciones destinadas a Pero además de todas estas explicaciones hemos de tener en cuenta un hecho muy significativo.
aplacar la ira divina y conseguir la solución a la situación crítica que se vive. Unas imágenes son Esta lista de patronos o protectores reúne a los fundadores o a pilares fundamentales de las
consideradas más poderosas que otras; algunas efigies son «muy milagrosas»; este santo es el órdenes religiosas entre las numerosas establecidas en la ciudad que más activamente trabajan
mejor abogado en los casos de tal enfermedad y éste otro es el más indicado para las sequías... en la asistencia a los enfermos en los casos de epidemias y que son, por lo general, las que están
Son argumentos que están en el fondo de estos recursos colectivos y que impulsan la multipli- más cerca del pueblo y se ven más favorecidas por su consideración; San Francisco de Asís por
cación de manifestaciones de piedad en torno a determinadas representaciones plásticas. Ade- los franciscanos de San Luis el Real, San Sebastián por los jesuitas ya que a este santo está
más está la difusión de las supuestas intervenciones favorables, que atrae la atención hacia dedicada la iglesia del Colegio de la Compañía, San Nicolás de Tolentino por los agustinos y
determinado santo, tal y como sucede en el caso de la peste de 1649 con S. Bernardo2*,S. Ni- San Francisco de Paula por los franciscanos mínimos de la Victoria.
colás de TolentinoZ3o el propio Cristo de la Saludz4.En este último caso el Cabildo Municipal El hecho ya expuesto de la consagración como protector de aquéllos a los que se recurre
despliega lo que hoy llamaríamos una «campaña publicitaria» o de promoción, haciéndose colectivamente a través de la reiteración de este recurso por las sucesivas intervenciones
cargo -aún en plena epidemia- de la edición de una obra poética en alabanza al Sto. Cristo de atribuidas, puede quedar comprobado si repasamos la lista que la Ciudad confecciona, ahora
la Salud a la que se añade: el acuerdo adoptado por la Ciudad el día de su aparición, una relación con ocasión del contagio de 1649.
de los milagros que ha obrado, y un informe sobre lo que el Cabildo ha hecho con ocasión de la
peste recogiendo las medidas adoptadas. Para esta publicación el Cabildo acuerda que se gaste La ciudad dijo reconocida de las grandes mercedes que ha recibido y recibe de la
todo lo que sea necesarioz5. misericordia de Dios Nuestro Señor por medio de los benditísimos santos el Arcángel
El pueblo tiene por patrones o protectores especiales a algunos de estos intermediasios San Miguel, San Nicolás de Tolentino, San Francisco de Paula, San Bernardo, San
sagrados a los que considera veladores permanentes por la ciudad. Éstos llegan a ser considera- Julián y Señora Santa Ana, desde luego los elige por patronos juntamente con los
dos así porque repetidamente el pueblo acude a ellos, y a ellos se atribuye el fin del contagio o santos San Ciriaco y Santa Paula y con la obligación que tiene al bendito San
la solución de la situación crítica que sea. Por lo general, la elección de esta lista de protectores Sebastián
-que consagra una especie de categoría especial entre los «santos salladores» en el ámbito de
la ciudad- resulta del recurso espontáneo del pueblo, pero posteriormente es asumida por el Como se puede observar, respecto a la de 1637, de esta lista sólo han quedado fuera San
poder municipal que la «oficializa» de manera que es ya la Ciudad la que tiene a estos Francisco de Asís, Santiago y el Ángel de la Guarda, sin que esto signifique un abandono de
intercesores por sus especiales abogados y protectores. estas devociones, como lo demuestra el hecho de que en esta ocasión las procesiones de
En 1637 el pueblo eligió por sus abogados y protectores a San Cisiaco y Santa Paula, San penitencia sigan haciendo estación en el templo franciscano de San Luis el Realz9,o de que las
Bernardo, San Julián, Santa Ana, Santiago, el Ángel de la Guarda, San Miguel, San Francisco imágenes de Santiago y el Ángel de la Guarda acompañen a la de Santa Ana en las dos
de Asís, San Sebastián, San Nicolás de Tolentino y San Francisco de PaulaZ6.Las razones para procesiones que se organizan partiendo de su Hospita130.
la elección de estos santos no son difíciles de establecer: San Ciriaco y Santa Paula son los También parece haber caído de la lista «oficial» San Antonio de Padua, que si bien no estaba
patronos de la ciudad y su devoción está realmente arraigada, sobre todo a nivel «oficial»; San en la relación antes expresada, sí que su cuadro se coloca junto a los de San Bernardo, San
Julián y San Sebastián son tenidos por especiales abogados contra la peste, lo que constituye
27 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Las Epidemias , p. 26.
22 HIDALGO BOURMAN, A.: op. cit., pp. 100v.-105. 28 A. M. M., AA. CC., vol. 65,fols. 91v.-92.
23 Ibídeni, pp. 105-106. 29 HIDALGO BOURMAN, A,: op crt, [libro 111.
24 Ibídem, pp. 119-120. 30 SERRANO DE VARGAS, J : op crt , p 8.
25 A. M. M., AA. CC., vol. 65,fols. 159-159v. 31 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Las Epidemias , p. 26.
26 DÍAZ DE ESCOVAR, N,: Las Epidenzias ..., p. 19.
Francisco de Paula, San Francisco de Asís y San Julián, en el altar que la Ciudad dedica a los mismo como «el medio más eficaz que se puede tomar» para solicitar la misericordia divina y
intercesores en la peste de 1637 en la puerta de la Sacristía Mayor de la Catedral3'. Sin embargo, la suspensión del castigo a la ciudad37.
San Antonio de Padua es quizás el primer santo a quien se recurre en 1649, ya que bajo su Un papel fundamental en las manifestaciones de la religiosidad ante estas circunstancias
patrocinio se pone el primer hospital especial de los dos que se abren. críticas va a ser desempeñado por las capillas callejeras (englobando en esta calificación
Hay en esto cierto matiz rayano en la superstición e incluso en el fetichismo, ya que ante una generalizadora toda la suerte de retablillos, hornacinas, imágenes en las puertas de la ciudad,
nueva calamidad parece no poder dejarse de acudir a ninguno de aquellos a quienes se acudió en pequeñas ermitas, etc.). Juan Serrano de Vargas nos relata en su Anacarclirza Espir.itua1 cómo se
la ocasión anterior, ya que si en dicha ocasión anterior finalmente se alcanzó la solución hay que desarrollaban actos piadosos en torno a las muchas imágenes de la Virgen que se albergaban en
acudir a todos aquellos que pudieran haber intervenido favorablemente sin correr el peligro de estas capillas y altares.
dejar fuera a algún «intermediario válido». Por esto existe un cielto temor a olvidar los «favores» Se instalan con este motivo capillas nuevas, a fin de acercar al pueblo determinadas imágenes
de estos intercesores y a no cumplir con los votos hechos de celebrar sus fiestas en acción de a las que se rinde culto y se intercede por la salud. Además consideramos que se trata de incidir en
gracias por su intervención. Psueba de este sentimiento puede ser el acuerdo que adopta el la sacralización del espacio urbano, llevando a la propia calle, donde se respira el contagio, donde
Cabildo, aún antes de publicar definitivamente la salud, para hacer una tabla con marco dorado se sufre la calamidad que vive la comunidad, esos elementos sagrados que son las imágenes a fin
donde consten todos los nombres de los santos que la ciudad tiene nombrados por patronos y de buscar, una vez más, una intervención sobrenatural que les libre del mal que padecen.
tutelares y donde consten todas las fiestas a las que esté obligada, para que se cuelgue en la sala Así, en 1637, se erigen altares a la Virgen en las calles p~incipales~~, y en 1649 varios mi-
capitular del Ayuntamiento3'. nistros de las Reales Aduanas colocan, en la fachada de dicha casa, un ci-ucifijo «muy devoto y
Otro medio por el que se llega a la atribución de una intervención especial es el hecho de que de superior fábrica, ante quien cada día hacían rogativa, con mucha música y devoción, y
la solución de una situación crítica, e, incluso, de que la propia catástrofe coincida con su innumerables luces de cera blanca»39.
festividad. Es el caso del tei-remoto de 1680, cuándo se atribuye al santo del día, San Dionisio En estas ocasiones se puede comprobar cómo estas imágenes veneradas en capillas callejeras
Areopagita, el hecho de que los males no hayan sido mayores gracias a su intercesión, adoptándolo gozan de un gran «tirón» devocional, puesto que son las que están en contacto diario con la
la ciudad como especial protector y votándole fiesta gente, las que reciben cotidianamente las inquietudes de los fieles. Por ello en 1649, los vecinos
Pero además, hay otros recursos colectivos que no se recogen en estas relaciones «oficiales» de calle Granada bajan de su balcón y nicho a Ntra. Sra. de la Salud, ante quien se venían
de patronos y que surgen espontáneamente de la devoción de algunos sectores de la población. haciendo numerosas rogativas, y la llevan en procesión al hospital de San Félix, donde la entran
Es lo que sucede con el antiguo recurso a San Roque en los casos de peste, ya que se trata de un dentro, resaltando el testimonio de la época la acción taumatúrgica obrada con muchos enfermos
santo tradicionalmente asociado a los casos de contagio epidémico. En 1649 su imagen será a los que se asegura que sanó su presencia4'. Lo mismo sucede con la imagen de Ntra. Sra. del
colocada en el altar mayor de la Catedral. Buen Suceso, situada sobre la puerta de la Espartería, a la que sacan lo vecinos de la plazuela
Un objeto de devoción principal de los malagueños desde finales del siglo XV es la Virgen que se abre ante la puerta en una procesión de rogativa cuya descripción sorprende por el
de la V i ~ t o r i a que
~ ~ ,constituye la referencia devocional obligada en todos los casos en los que dramatismo que se imprime a estas manifestaciones. En esta misma línea podrían reseñarse las
cualquier suceso extraordinario es sacralizado. Así, victorias militares, acciones de gracias por dos procesiones -una de penitencia y otra de rogativa- que se celebraron con el cuadro de
algún beneficio de algún tipo alcanzado por la ciudad, o la propia celebración de la salud tras Ntra. Sra. de Atocha que se veneraba en el Hospital de Convalecientes y al aceite de cuyo farol
una epidemia, sin contar las estaciones en su templo que hacen las numerosas procesiones que se atribuían propiedades curativas de carácter milagroso. En la procesión de rogativa con la
se organizan, son algunas de estas ocasiones. En lo que sucede, por ejemplo, cuando tres días Virgen de Atocha se sacó además la imagen de San Diego Penitente, a quien también se tenía
después del terremoto de 1680 se hace procesión general desde la Catedral al Convento de la por abogado contra la peste4'.
Victoria, por orden del Obispo35. Por último, cenaremos este capítulo haciendo referencia al Cristo de la Salud, imagen que
En casos de calamidades públicas la Virgen de la Victoria se presenta como un recurso alcanza una importancia fundamental en el contexto de la epidemia de 1649.
seguro. En 1649 es ya a 10 de junio - c a s i a los tres meses de haberse declarado el contagio- El tema de la aparición o hallazgo del Cristo de la Salud merece un tratamiento particular e
cuando el Cabildo decide solicitar a los mínimos licencia para bajar en procesión la Virgen de incluso un estudio aparte, dadas las circunstancias que lo rodean así como el propio desarrollo
la Victoria desde su convento a la Catedral a fin de dedicarle allí un novenario por los dos posterior de su devoción. Contamos, afortunadamente, con dos relatos fundamentales acerca de
Cabildos y devolverla después a su templo36.Con la epidemia que se desata en 1678 ocuirirá lo esta aparición: el efectuado en el Cabildo Municipal y recogido en el acta de la sesión celebrada
el día después de sucedidos los acontecimient~s~~ y el que hace Juan Serrano de Vargas, testigo
de los hechos y relacionado personalmente con el origen de la imagen como titular de una
32 A. M. M., AA. CC., vol. 65, fols. 185-185v.
33 Ibídeni, vol. 96, fols. 82v.-83v. 37 Ibídeni, vol. 96, fols. 47v.-40.
34 FERNÁNDEZ BASURTE, F.: La deiioción a la Virgen de la Victoria el, la Málaga Moderna. Apro.~imación 38 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Las Eprdeniras , p. 19
a las r~ia~lifestaciorles
devociorlales en torno a la Virgei~de la Victoria ante las calamidades piíblicas en Rev. «VIA 39 SERRANO DE VARGAS, J.. op cit , p. 8v.
CRVCIS» del Servicio de Publicaciones del Museo Diocesano de Málaga, n", Málaga 1989, pp. 5-8. 40 Ibídeni
35 A. M. M., AA. CC., vol. 96, fol. 83v. 41 Ibídenl, p. 9.
36 Ibídem, vol. 65, fols. 126v.-127. 42 A. M. M., AA. CC., vol. 65, fols. 110-lllv.
cofradía de pasión43,aparte del recogido por Andrés Hidalgo Bourman en su obra Exemplal de
castigos y piedades44. la confianza en una intervención sanadora en medio de un clima de angustia y necesidad del
Sobre la aparición hay una práctica coincidencia en todos los relatos: el 31 de mayo al milagro, o bien porque todo estuviera previsto y la aparición no fuera sino un medio de disponer
mediodía, en plena visulencia de la epidemia, un carro tirado por una mula, que carga los de otra referencia devocional esta vez capitalizada por el municipal, que así ofrece un elemento
enseres de una familia que se muda de casa, se detiene el primero ante el Convento del Cister y de seguridad a la atemorizada población. Hay aún otro aspecto evidente: la aparición del Cristo
una vez más ante las casas de don Gaspar de Silva -conocido por su dedicación a los pobres- no concuerda con el inicio de la mejoría del contagio, la cual no se producirá hasta mediados de
para, finalmente, y ya sin poder moverlo, pararse ante las Casas Capitulares. Entre la multitud, junio o principios de julio, mientras que la publicación de la salud se verifica el último día de
la voz de un niño avisa de que en la carseta llevan a un Santo Cristo y tres escribanos públicos agosto.
que se hallan allí descubren la imagen de un Cilsto atado a la columna mezclado con los enseres Lo cierto es que el Cabildo Municipal asume la dirección de las reacciones y manifestacio-
que carga el carro y cubierto con telas. Lo sacan de allí y lo entran en las Casas Capitulares nes de tipo religioso motivadas por la epidemia, que pasan a centrarse todas ellas en la imagen
colocándolo en una habitación donde de inmediato comienzan a rendirle culto y a donde del Cristo de la Salud. La Ciudad empieza por dedicarle un novenario como toda solemnidad,
empiezan a acudir gentes que se postran ante la efigie implorando la salud. que es costeado con los fondos destinados exclusivamente a cuestiones de sanidad (atención de
Hasta aquí el relato de la aparición, Juan Serrano de Vargas es el único que nos da noticia de hospitales, manutención de los enfermos, medidas de aislamiento de la ciudad, e t ~ . )lo~ cual
~,
su procedencia al identificarla con la primitiva imagen titular de la cofradía del Cristo de la nos indica la consideración que tiene todo lo que se hace en torno al Cristo como una medida
Columna fundada en el Convento de la Trinidad, dando noticia de los avatares sufridos por la más dentro de la actuación municipal para acabar con la enfermedad. El Cabildo comienza a
misma hasta el mismo momento de su «aparición» en la plaza principal. Se sabe incluso que la labrarle una capilla en las Casas Capitulares, y la afluencia de fieles es tan numerosa que se
talló José Micael en 1635, aunque todas las relaciones se cuidan de no incluir este dato, organiza una capellanía con un capellán mayor y seis capellanes48que atienden al culto al
seguramente para mantener el halo de misterio que rodea a la imagen. tiempo que un regidor es diputado para que organice la recolección de limosnas y la celebración
Por lo tanto, la atribución milagrosa de la «aparición» está en el hecho de que la mula se de misas49.Tan sólo veinte días después de la aparición, la Ciudad llega a nombrar una comisión
parara justo delante de las Casas de Cabildo, lo que se interpreta como el ofrecimiento que Dios para que tome noticia de las numerosas intervenciones y milagros que se atribuyen al Cristo de
hace del remedio para la enfermedad que vive la ciudad. Además se considera - e n los relatos la Salud y las presente al Obispado para su comprobación y calificación como tales milagross0.
literarios de la Anacardina y de Hidalgo Bousman- que el niño que llamó la atención sobre el Por último, prácticamente todas las procesiones de rogativa y penitencia que se celebran
carro era un «ángel». desde este momento van a hacer estación ante el Cristo de la Salud. Su importancia como
Aparte de estas opiniones de los contemporáneos sobre el carácter sobrenatural de algunos referencia devocional tendrá continuidad en otras epidemias posteriores al convertirse en recurso
aspectos del suceso, lo cierto es que no tenemos bases documentales suficientes para asegurar si obligado para los malagueños en busca de la salud.
la «aparición» de la imagen, es decir, el hecho de que fuera transportada en una mudanza y se A nivel colectivo, se puede afirmar que las prácticas piadosas más generalizadas y repetidas
parase la mula ante las Casas Capitulares, fue fortuito, si fue un hecho preparado o, incluso, si en estos casos son las procesiones -tanto de penitencia como rogativas- y los novenarios.
al paso del cano por la plaza la imagen fue «requisada», por decirlo de alguna manera, por estos Las procesiones y los novenarios pueden tener un carácter «oficial» al estar organizados y
escribanos públicos, uno de los cuales era secretario del Santo Oficio y los tres eran los promovidos por el Cabildo Municipal, participando entonces sus miembros en representación
Mayordomos de la Cofradía de Ntra. Sra. de la Esperanza, que agmpaba a los escribanos y de la Ciudads1.En estas procesiones y novenarios solían participar ambos Cabildos, aunque el
funcionarios municipales en general y que se encargaba del culto de la imagen de la Virgen que Eclesiástico organiza también sus propios actos y protocolariamente acude sólo a la procesión y
se veneraba en el Ayuntamiento. De todas formas, algún autor local como Guillén Robles, tacha primer día del novenario.
de «leyenda popular» la aparición del Cristo de la Salud4s. Como decimos, el Cabildo Eclesiástico también organiza sus propios actos piadosos. En
Lo cierto es que la puesta al culto del Cristo de la Salud produce una reacción inmediata. Por
una parte una reacción devocional que es iniciada por los propios que hallaron la imagen en el
' principio puede ser que atiendan a un llamamiento del prelado, como cuando Fray Alonso de
Santo Tomás en 1680 ordena que se hagan procesiones y actos piadosos en todo el Obispado5'.
carro y que se continúa con una gran afluencia de gente que empieza a manifestar su piedad en
I
Tanto en 1637 como en 1649, los racioneros de la catedral acuden a la Virgen de los Reyes, en
torno a la imagen con llantos, oraciones, ofrendas diversas, besapiés ... pasticipando de esta torno a la cual tienen fundada una Hermandad, ofreciéndole un n ~ v e n a r i o ~ ~ .
reacción los miembros del Cabildo Municipal con el Corsegidor, el Marqués de Casares, a la
cabeza. Por otra parte la reacción oficial de la Ciudad, que al día siguiente del hallazgo, el 1 de
47 Ibídeni, fol. 124.
junio, ya expresa su convencimiento de la curación por la acción taumatúrgica del Santo Cristo
48 SERRANO DE VARGAS, J.: op. cit., p. 19v.
y le vota fiesta anual y procesión para cada 3 1 de mayo «en memoria del encuentro a dar salud 49 A. M. M., AA. CC., vol. 65, fols. 147-147v.
a Málaga»46.Esto último sólo se podría explicar bien por el impacto causado por el hallazgo y 50 Ibídeni, fols. 136-136v.
51 Ibídeni, fol. 131.
43 SERRANO DE VARGAS, J.: op. cit., pp. 18-19. SERRANO DE VARGAS, J.: op. cit., p. 9.
44 HIDALGO BOURMAN, A.: op. cit., libro VII. A. M. M., AA. CC., vol. 96, fols. 83-83v.
45 GUILLÉN ROBLES, F.: op. cit., p. 479. 52 DÍAZ DE ESCOVAR, N,: Décadas.. ., vol. 1680- 1689, 16/octubre/1680.
46 A. M. M., AA. CC., vol. 65, fol. 1l l v . 53 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Las Epidemias, p. 26.
SERRANO DE VARGAS, J.: op. cit., p. 9v.
Por otra parte se encuentran otro tipo de procesiones más populares: las que se organizan en
parroquias y conventos y las que surgen casi espontáneamente, frutos de un clima de exaltación
religiosa. Este último caso es el de las procesiones que nos ha dejado relatadas Juan Serrano de
Vargas. Estas últimas solían dirigirse a los hospitales para llevar a los enfermos las imágenes
consideradas milagrosas a fin de que se beneficiaran de sus acciones taumatúrgicas. Es el caso
de dos procesiones con una imagen de San Francisco de Paula de propiedad particular a los dos
hospitales partiendo desde los Mártires, o la de la Virgen de la Salud, llevada desde su capilla de
calle Granada hasta el hospital de San Félixs4.Por lo general, estas procesiones podían salir con
20 ó 30 personas y regresar con más de 600 fieles y más de 300 cirioss5.
Entre estas manifestaciones piadosas las que quizás llamen más la atención sean las proce-
siones de penitencia. Actos plenos de todo el dramatismo y la teatralidad que impregnan a la
cultura del Barroco, estas manifestaciones pretenderían conmover a la divinidad enojada y TRADICIÓN Y REFORMA DE LA ASISTENCIA EN
mostrar el público arrepentimiento y el dolor de haberla ofendido, con la evidencia del dolor
físico producido por la mortificación. Actos teñidos de una gran violencia generada por el LA MURCIA DEL SETECIENTOS: EL CORREGIDOR
miedo que siente la colectividad, integran incluso a los niños que participan en estas procesio- D. VICENTE CANO ALTARES
nes sufriendo en sus carnes la mortificación cargados hierros o cadenas. Los participantes se
desnudan de medio cuerpo arriba y se cubren la cabeza y el torso con ceniza. Hay quienes
José Jesús García Hourcade
cargan cruces y quienes van ceñidos con gruesas sogas. Los gritos y los lamentos que imploran
Universidad de Murcia
misericordia acompañan al cortejo, que va haciendo estaciones en las iglesias o ante las imáge-
nes de aquellos a los que se tiene por protectores o intercesores especiales.
Pero, sobre todo, lo más dramático es la presencia de los flagelantes o disciplinantes, que
van azotándose sus espaldas desnudas. Sobre este último aspecto en concreto un par de testimonios
nos podrían ilustrar respecto a las escenas de este tipo vividas en 1649
...las llevaron [a las imágenes de San Francisco de Paula y la Virgen de la Victoria] con
Estudiar la problemática de la pobreza, la asistencia y los intentos de reforma que sufre en
gran veneración por las calles y llegando al Convento del Señor San Francisco, poniéndose
España a lo largo del XVID a la luz de la documentación oficial (fundamentalmente leyes y
en oración la gente, fue tanta la sangre que derramaron disciplinándose, que fue menester
estatutos de instituciones caritativas) y de las obras señeras en la materia puede resultar enga-
echar gran cantidad de agua para quitar la sangre de que está llena la iglesia...56
ñoso. Obtenemos una información necesaria, indispensable, pero insuficiente: el discurso oficial,
...De mi S. P. S. Francisco salió una procesión de doce hombres, en hábito de (Anzano, Jovellanos, Ward, Cabamis, Campomanes, Sempere y Guarinos, Murcia, Arsiquibar,
Apóstoles, vertiendo arroyos de sangre...57
los miembros de las Sociedades Económicas...)'.
A nuestro juicio, es preciso descender a casos concretos para comprobar la validez de
Por último, quisiéramos señalar el hecho de la atribución de milagros concretos a algunos de
nuestros presupuestos, los límites de la acción ilustrada, las resistencias de las fuerzas tradi-
los protectores o intercesores en los casos de peste. Por estos milagros, que son rápidamente
cionales... De esta manera, entendemos que ganamos capacidad para adentramos en el debate
difundidos, se redobla la afluencia a las iglesias o conventos donde se venere dicha imagen,
que sobre la asistencia y la caridad se plantea en esta época.
multiplicándose en torno a ella las manifestaciones devocionales. En los tres casos que encon-
Es lo que hemos pretendido con el presente trabajo, escogiendo como centro de nuestra
tramos en lo que respecta a la peste de 1649, los ya refesidos del Cristo de la Salud y de la
investigación la ciudad de Murcia: una mediana población, de economía básicamente agrícola,
Virgen de Atocha, y el de San Nicolás de T ~ l e n t i n oel
~ ~medio
, para la curación es el aceite de
alejada de la Corte, y sin demasiada presencia de elementos ilustrados (al menos, sin personajes
la lámpara que alumbra su capilla.
muy destacados). Nos hemos basado en la actuación del corregidor D. Vicente Cano Altares de
Estas supuestas inteivenciones sobrenaturales vienen a reafirmar la voluntad de milagro
Almazán, quien con sus opiniones (expresadas por escrito y en sus iniciativas de reorganización
generalizada, la necesidad de la intervención divina, aunque sea por medios tan incomprensibles
como incomprensible es el propio mal que los azota.
1 Cf. SOUBEYROUX, J.: «El discurso de la Ilustración sobre la pobreza. Análisis de una formación discursiva»
54 Ibídent, p. 8v. Nireva revista de Filología Iiispánica, XXXIII. 1984, 1, pp. 115-132. CARASA, P.: «Cambios en la tipología del
55 Ibídeni, p. 9v. pauperismo en la Crisis del Antiguo Régimen» IH~'estigaciotiesIiistóricas, 7, 1987, pp. 131-151. La bibliografía acerca
56 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Las Epidemias ..., p. 23. del discurso oficial de la pobreza y del recopdcimiento oficial de la misma (pobres de solemnidad, vergonzantes, etc...)
57 SERRANO DE VARGAS, J.: op. cit., p. 8v. es ingente, por lo que remitimos a estos dos artículos, que vienen a representar un sumario utilísimo, así como a las
58 HIDALGO BOURMAN, A,: op. cit., pp. 105-106. notas bibliográficas que en ellos aparece.
Por otra parte se encuentran otro tipo de procesiones más populares: las que se organizan en
parroquias y conventos y las que surgen casi espontáneamente, frutos de un clima de exaltación
religiosa. Este último caso es el de las procesiones que nos ha dejado relatadas Juan Serrano de
Vargas. Estas últimas solían dirigirse a los hospitales para llevar a los enfermos las imágenes
consideradas milagrosas a fin de que se beneficiaran de sus acciones taumatúrgicas. Es el caso
de dos procesiones con una imagen de San Francisco de Paula de propiedad particular a los dos
hospitales partiendo desde los Mártires, o la de la Virgen de la Salud, llevada desde su capilla de
calle Granada hasta el hospital de San Félixs4.Por lo general, estas procesiones podían salir con
20 ó 30 personas y regresar con más de 600 fieles y más de 300 cirioss5.
Entre estas manifestaciones piadosas las que quizás llamen más la atención sean las proce-
siones de penitencia. Actos plenos de todo el dramatismo y la teatralidad que impregnan a la
cultura del Barroco, estas manifestaciones pretenderían conmover a la divinidad enojada y TRADICIÓN Y REFORMA DE LA ASISTENCIA EN
mostrar el público arrepentimiento y el dolor de haberla ofendido, con la evidencia del dolor
físico producido por la mortificación. Actos teñidos de una gran violencia generada por el LA MURCIA DEL SETECIENTOS: EL CORREGIDOR
miedo que siente la colectividad, integran incluso a los niños que participan en estas procesio- D. VICENTE CANO ALTARES
nes sufriendo en sus carnes la mortificación cargados hierros o cadenas. Los participantes se
desnudan de medio cuerpo arriba y se cubren la cabeza y el torso con ceniza. Hay quienes
José Jesús García Hourcade
cargan cruces y quienes van ceñidos con gruesas sogas. Los gritos y los lamentos que imploran
Universidad de Murcia
misericordia acompañan al cortejo, que va haciendo estaciones en las iglesias o ante las imáge-
nes de aquellos a los que se tiene por protectores o intercesores especiales.
Pero, sobre todo, lo más dramático es la presencia de los flagelantes o disciplinantes, que
van azotándose sus espaldas desnudas. Sobre este último aspecto en concreto un par de testimonios
nos podrían ilustrar respecto a las escenas de este tipo vividas en 1649
...las llevaron [a las imágenes de San Francisco de Paula y la Virgen de la Victoria] con
Estudiar la problemática de la pobreza, la asistencia y los intentos de reforma que sufre en
gran veneración por las calles y llegando al Convento del Señor San Francisco, poniéndose
España a lo largo del XVID a la luz de la documentación oficial (fundamentalmente leyes y
en oración la gente, fue tanta la sangre que derramaron disciplinándose, que fue menester
estatutos de instituciones caritativas) y de las obras señeras en la materia puede resultar enga-
echar gran cantidad de agua para quitar la sangre de que está llena la iglesia...56
ñoso. Obtenemos una información necesaria, indispensable, pero insuficiente: el discurso oficial,
...De mi S. P. S. Francisco salió una procesión de doce hombres, en hábito de (Anzano, Jovellanos, Ward, Cabamis, Campomanes, Sempere y Guarinos, Murcia, Arsiquibar,
Apóstoles, vertiendo arroyos de sangre...57
los miembros de las Sociedades Económicas...)'.
A nuestro juicio, es preciso descender a casos concretos para comprobar la validez de
Por último, quisiéramos señalar el hecho de la atribución de milagros concretos a algunos de
nuestros presupuestos, los límites de la acción ilustrada, las resistencias de las fuerzas tradi-
los protectores o intercesores en los casos de peste. Por estos milagros, que son rápidamente
cionales... De esta manera, entendemos que ganamos capacidad para adentramos en el debate
difundidos, se redobla la afluencia a las iglesias o conventos donde se venere dicha imagen,
que sobre la asistencia y la caridad se plantea en esta época.
multiplicándose en torno a ella las manifestaciones devocionales. En los tres casos que encon-
Es lo que hemos pretendido con el presente trabajo, escogiendo como centro de nuestra
tramos en lo que respecta a la peste de 1649, los ya refesidos del Cristo de la Salud y de la
investigación la ciudad de Murcia: una mediana población, de economía básicamente agrícola,
Virgen de Atocha, y el de San Nicolás de T ~ l e n t i n oel
~ ~medio
, para la curación es el aceite de
alejada de la Corte, y sin demasiada presencia de elementos ilustrados (al menos, sin personajes
la lámpara que alumbra su capilla.
muy destacados). Nos hemos basado en la actuación del corregidor D. Vicente Cano Altares de
Estas supuestas inteivenciones sobrenaturales vienen a reafirmar la voluntad de milagro
Almazán, quien con sus opiniones (expresadas por escrito y en sus iniciativas de reorganización
generalizada, la necesidad de la intervención divina, aunque sea por medios tan incomprensibles
como incomprensible es el propio mal que los azota.
1 Cf. SOUBEYROUX, J.: «El discurso de la Ilustración sobre la pobreza. Análisis de una formación discursiva»
54 Ibídent, p. 8v. Nireva revista de Filología Iiispánica, XXXIII. 1984, 1, pp. 115-132. CARASA, P.: «Cambios en la tipología del
55 Ibídeni, p. 9v. pauperismo en la Crisis del Antiguo Régimen» IH~'estigaciotiesIiistóricas, 7, 1987, pp. 131-151. La bibliografía acerca
56 DÍAZ DE ESCOVAR, N.: Las Epidemias ..., p. 23. del discurso oficial de la pobreza y del recopdcimiento oficial de la misma (pobres de solemnidad, vergonzantes, etc...)
57 SERRANO DE VARGAS, J.: op. cit., p. 8v. es ingente, por lo que remitimos a estos dos artículos, que vienen a representar un sumario utilísimo, así como a las
58 HIDALGO BOURMAN, A,: op. cit., pp. 105-106. notas bibliográficas que en ellos aparece.
del sistema asistencial del municipio murciano) pone de relieve el enfrentamiento entre dos
menthidades asistenciales poco reconciliables: tradición (municipio y población) y reforma (el
Corregidor Cano).
A fines del dieciocho, la ciudad de Murcia cuenta con un sistema asistencial apoyado
claramente en dos pilares destacados: el Hospital de San Juan de Dios, y Ia Real Casa de
Misericordia. En un segundo plano se encuentran el hospital de San Antón, centro sanitario
especializado en la atención a enfermedades cutáneas; y un grupo de pequeñas instituciones de
carácter asilar: la Casa de Recogidas, el Hospital del Pilar, y el hospital de Sacerdotes pobres.
Aparte, los centros benéfico-educativos (Colegio de Niños Doctrinos, Colegio de Huérfanos del
Cardenal Belluga ...), los hospicios de las órdenes religiosas, y la Casa de Expósitos fundada por
el Cardenal Belluga. Obas posibilidades asistenciales eran las cofradías, las obras pías (gene-
ralmente canalizadas a través de alguna de las instituciones mencionadas), y la limosna concedida
por los cabildos del Ayuntamiento y de la Catedral a aquellos necesitados que los solicitaban
mediante memorial.
Este conjunto asistencial, levantado a lo largo de toda la Edad Moderna2,llega a finales del
Antiguo Régimen en un estado de deterioro avanzado: los hospitales del Pilar y de Sacerdotes
Pobres son prácticamente inoperantes; la Casa de Recogidas acoge a un número de mujeres que
oscila entre 10-20 reclusas en el período 1770-17993;el hospital de San Antón trata a unos 45
enfermos al año4; sólo el hospital de San Juan de Dios y la Casa de Misericordia tienen una
incidencia real en el tratamiento de la pobreza murciana (cf. tablas y gráficos).
Sin embargo, el sistema falla cuando más se le necesita, contradicción inherente a todo el
planteamiento caritativo de la sociedad estamental. En efecto, a fines del XVIlI se llega a un
nuevo período de situaciones malthusianas5.El crecimiento de la población, si bien a partir de
1750 ha sufiido una ralentización de su ritmo, empieza a comprometer el gran avance de la
agricultura murciana6.A todo esto se añade una serie de calamidades naturales que contribuirán
a hacer de los últimos años del XVIII y primeros de XIX un período sumamente difícil.
2 Creemos útil ofrecer las fechas de fundación de las diversas instituciones: el Hospital de San Juan de Dios se
edificó en la segunda mitad del XVI, siendo cedido a la orden en 1617; el Hospital del Pilar fue fundado por el
Corregidor Pueyo en 1683; el de San Antón existía ya a finales del S. XV; el de sacerdotes pobres se fundó en 1701; la
Casa de recogidas se crea en la segunda mitad del XVII; el colegio de Doctrinos, en 1574, y la Real Casa de
Misericordia alcanza su establecimiento definitivo en 1752.
3 Archivo Municipal de Murcia (AMM), libro 239, ciientas de la Casa de Recogidas
4 Cf. AMM, Actas Capitulares, sesión de 13-5-1785, fol. 105.
5 Cf. PÉREz PICAZO, M".; LEMEUNIER, G.: El proceso de moderrzización de la región mlirciaria, Murcia,
1984, especialmente pp. 202 SS.,y cuadro en la p. 205.
6 PÉREz PICAZO, M".; LEMEUNIER, G.: op. cit.; AAVV Historia de la Región milrciana, vol. VII, pp. 20
SS.;PÉREZ PICAZO, M".; LEMEUNIER, G.: «Notas sobre la evolución de la población murciana a través de los
censos nacionales* C ~ ~ a d e i n odes ini~estigaciónHistórica, 5, 1980, pp. 5-37.
WAM JUAN DE DIOS
enfermos 1790-1804
TABLA II
IN"RE"O EN EN HOSPITAL DE W
AM JUAN DE DBOW'1798-18813
1798 99 1800 01 02 03
m ciyilps EXTI miiizweo
FUENTE: AAR, legs. 12, 23, 26, 27 y 28.
Hombres 552 579 517 814 87% 529
Mujeres 529 508 197" 534" 758 174"
Soldados 203 197 142 84 144 171
TOTAL. 1284 1284 856" 1432" 1780 874"
CASA DE MISERICORDIA
junio 1798-1803 FUENTE: AAR, San Juan de Dios, Libros de entradas de enfermos.
= año incompleto.
En esta complicada coyuntura, la figura del corregidor Cano destaca como representante de
las ideas reformistas emanadas desde los círculos de poder7. Y lo dejará notar muy especial-
mente en materia de asistencia benéfica.
Conocemos sus posiciones gracias, sobre todo, a dos obras: el Bando de buen gobieixo
(1794), y el Exhorto político-nzoral que el Coi.regidol-de la n2.n. y m.1. ciudad de Murcia hace
a su pueblo reconzendándole los establecinzientos de caridad y bzien gobierno (1795). También
se vislumbra su planteamiento en el empeño puesto en potenciar la Real Casa de Misericordia
como eje de la asistencia murciana, circunstancia especialmente visible en su afán por promover
7 D. Vicente Cano Altares de Almazán llega a Murcia (pendiente), finalizando su corregimiento en 1798. Su
talante reformista ha sido puesto de relieve por FLORES ARROYUELO, Fco.: Sociedad murciana e ihrstracióti, Murcia,
FUENTE: AAR, libros de entradas.
1977, pp. 47 SS.;y Luis Rubio, quien ha presentado el proceso a que fue sometido por la Inquisición, a resultas de la
instalación de dos estatuas supuestamente indecentes en un jardín público (esto sólo ya nos proporciona una buena tarjeta
de presentación de este personaje), cf. «Procesos de la Inquisición en Murcia (I)» Mzcrgetana, LVI, 1979, pp. 23-38.
229
en el Ayuntamiento un debate para incoiporar el Colegio de los Niños de la Doctrina a la Casa Ensalza la labor de la Casa de Misericordia en estos términos:
de Misericordia (1795).
Empecemos por un breve análisis de sus textos, en los que vamos a apreciar inmediatamente «En esta Real Casa Hospicio los vereis vestir con abrigo y limpieza: comer con
que Cano no es un innovador en el teirello de las ideas. Los puntos que defiende son prácticamente metodo, orden y sazón: dormir con comodidad; y suficientemente: ser asistidos en
los mismos que cualquier otro autor de la época, y en ocasiones sus propuestas se reducen a sus enfermedades con cuidado y caridad, terminando su carrera con quantos auxilios
tópicos8: inspira la humanidad cristiana, sin el peligro de que postren los últimos residuos de
Condena de la calidad indiscreta: sus fuerzas en un rincón de un mísero alvergue, o muladar, sobre unos pobres
andrajos, o baxo una escalera, sin asistencia corporal ni espiritual»'5.
«En cuyo supuesto se ve que no solo hay precision de hacer limosna, sino también de
distribuirla biem9. Recomienda las Juntas de Caridad y los Alcaldes de Barrio para los pobres involuntarios,
c..sometiendo de buena voluntad nuestro arbitrio a la conducta del Gobierno, para que no pueden recuperar su condición
que por medio de las personas publicas de caridad nombradas se logre una discreta y
precisa distrib~ción»'~. «y por la misma causa le siguen en la mendicidad las mujeres, e hijos, lo que es
«A este modo, si cebais con el mendongo u ochavo a los errantes mendigos, más motivo de su rela~acion»'~.
bestias que los paletos, y más puercos que los javalíes ¿cómo quereis ocurran a las
Juntas de Caridad con el peligro de que le sea examinada su aparente, o voluntaria Por oha parte, el Hospicio, además de corregir, acoge y da comida a los transeúntes que
necesidad? jcómo a buscar la Misericordia en un Hospicio, quando la encuentran en llegan debidamente provistos de pasaporte, a viudas y doncellas, y a ancianos impedidos:
vosotros acomodada al fomento de su libertinaje y vicios? ¿cómo a buscar primeras
materias en las Casas de los Diputados si les enseñáis el cómodo oficio de holgar?»". «Si en esta no se recibieran a los pobres ancianos habitualmente enfermos, e inaptos
absolutamente para todo trabajo, ¿dónde encontrarían estos la misericordia con que
Disciiminaciótz pobres verdaderos / pobres fingidos: deben ser tratados»17.
«debe el Gobierno, mediante el examen de los Hospicios señalar al público quienes Y como fundamento de todo ello, el argumento religioso, muy utilizado por los ilustrados
son los verdaderos pobres, y los que entre ellos deban ser preferidos»12. españoles, en favor de una fe y una caridad más verdaderas, alejadas de los recargamientos de
la piedad barroca:
Establecimientos de clases pobres:
«aquella verdadera caridad, no solo cimiento fundamental del Templo vivo de Dios,
Señala cuatro tipos13: que nos une en religión, mas también base principal de las sagradas leyes que nos
a) Los impedidos por edad o salud sostienen en sociedad...» l a .
b) Los que no quieren trabajar «No creais que solo los poderosos y pudientes son los obligados a hacer caridad:
c) Los temporales, aquellos que necesitan un tiempo y auxilio para recuperar el trabajo todos en general lo estamos, y vuestro Cosregidor mas particularmente».
(convalecientes, afectados por calamidades...)
d) Los niños huérfanos y abandonados Como se puede suponer a la luz de esta sumarísima exposición de las ideas vertidas por
Cano en su obra escrita, la verdadera incidencia viene por el cauce de la actuación. Y van a ser
Impulso a las itzstituciolzes correcciorzales y a la asisterzcia domiciliaria: las iniciativas de reforma patrocinadas por el corregidor las que 110s proporcionen un elemento
de evaluación del potencial reformista de la Murcia del XVIII.
«...mis providencias dadas para el establecimiento de Juntas de Caridad, colección de Para empezar, al corregidor se le debe la apertura en la Casa de Misericordia de dos
mendigos, Hospitalidad corsectiva de vagamundas y holgazanas, y educación de departamentos de Corrección, uno para hombres y otro pasa mujeres. Según la documentación
niños huérfanos y abandonados de ambos sexos...»14. conservada, la entrada en funcionamiento de estos departamentos se produjo en el otoño del año
8 Un buen resumen de los puntos de la reforma ilustrada de la caridad, en CARASA, P.: Crisis del Atiliguo Réginzen 1798, y en su registro de entradas se observa una actuación directa del corregido^^^, enviando
y accióri social etz Castilla, Madrid, 1988, p. 121. continuamente aquellos sujetos necesitados de corrección, y concediendo la salida a otros. Esta
9 CANO, V.: E,~liol-lomoral ..., op. cit., en el texto, Muicia, 1795, p. 19.
10 Ibíd., Ibíd., pp. 79-80. 15 Ibíd., Ibíd., pp. 38-39.
11 Ibíd., Ibíd., pp. 87-88. 16 Ibíd., Ibíd., pp. 50-5 1.
12 Ibíd., Ibíd., p. 22. 17 Ibíd., Ibíd., p. 75.
13 Ibíd., Ibíd., pp. 30-31. 18 Ibíd., Ibíd., p. 7-8.
14 Ibíd., Ibíd., p. 10. 19 AAR. Libros de entradas de hombre y mujeres en ia Casa de Misericordia, en proceso de catalogación.
iniciativa fue apoyada por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia, la cual otros puntos de la región. Ya en 1768 se había intentado unirlo a la Casa de Misericordia, sin
vio en marzo de 1797 un informe del miembro Juan Lozano sobre un expediente remitido por el que la reunión se llevara a efectoz4.
propio D. Vicente Cano, en el mencionado informe se realiza una apología de la labor del En 1795, como hemos dicho, renace la cuestión, esta vez impulsada por el corregidor Cano,
corregidor Cano presentándose los departamentos de corrección en estos términos: quien pretende de nuevo la incorporación de las rentas de los Doctrinos a la Casa de Misericor-
dia. A tal fin, encarga a los abogados un dictamen sobre la posibilidad de alterar las disposiciones
«La multitud (señores) necesita de freno que atormente los ímpetus de la pasión; pero testamentarias del fundador del Colegio, D. Pedro Carrillo, señor de Jabalí Viejo. La opinión de
vease con puntualidad este freno en la gran Casa de Coi-sección casa unida a la los abogados será en esta ocasión favorable a la fusión de ambas instituciones, basándose en que
Misericordia, y con puesta distinta, quien siendo prision (nada cruel) para las vivezas cualquier disposición puede ser alterada en función de la necesidad, más aún si se constata que
inconsideradas de una joven o anciana, las contiene y amedrenta: Pieza con sus en realidad no se está cumpliendo con los mandatos establecidos. Todo el informe es un duro
oportunas divisiones cozina, tinelo, salas de labor y Directora a la frente. Claustro en alegato contra la labor de los capellanes, mostrando el abandono de los niños, convertidos en
suma que separado lo vil de lo precioso conserva intacto el honor de tantas doncellas meros criados del rector, cargo que ha llegado a ser una prebenda muy apetecida por muchos.
irreprensibles y otras juiciosas: Separación en fin que hacen moderadas a las discolas Tras exponer estas ciscunstancias, pasan a describir la situación del Colegio en los términos
y blandas las sacudidas»20. siguientes:
Una segunda acción en que se concreta la actividad del corregidor Cano es la fundación de «el Rector creyendose Dueño de esta fundacion, y sus Rentas ha dispuesto
las Juntas de Caridad, si bien no parece que tuvieran un papel muy destacado en la sociedad despoticamente de la Casa, ocupando con su Persona y Amas la havitación pral.; ha
murciana. Conocemos únicamente la ayuda prestada a los pobres de las parroquias en el año alojado en los quartos vajos a unas sobrinas suyas, y ha destinado las Azoteas con
1795, y que aparecieron publicadas en el Correo de Murcia2'. Granos, y a los Pobres ynfelices Niños ¡Que compasión! los ha colocado ¿en donde?
Con respecto al hospital, no hay una especial dedicación a esta institución, si bien parece solo el imaginarlo causa honor: Estos infelizes havitan solamente un sotano, a la
que no la desdeñaba tan radicalmente como otros ilustrados del momento, asignándole un papel parte interior del segundo Patio, dentro del cual se halla el pozo y la Pila; por cuya
clave en la asistencia sanitaria (recordemos que la mentalidad hospitalaria de la época hace del causa es sumamente humedo y la pieza más ruinosa e incomoda de toda la Casa, con
hospital un centro cuyas funciones sobrepasan ampliamente la pura atención médica y sanitaria), diferentes abujeros, por donde entra la luz, sus Paredes descarcaradas, y sobre todo lo
criticando al comportamiento popular de huida de los hospitales, común en toda la Europa mas distante de la havitación del Capellan, y de todas las demas principales, siendo
moderna. Así, a propósito de la epidemia de tercianas de 1795, publica un bando en el que se así que por constitucion el Capellan debe dormir inmediato a los Niños. En esta
preocupa de la no asistencia al hospital de los afectados: hermosa sala tienen las camas, con igual magnificencia. Cinco de ellas se hallan
colocadas sobre una porcion de madera que custodia halli el Capellan, y la otra en el
sin que ninguna juiciosa ni casitativa persuasion les pueda combencer a dejarse
<c... suelo sobre una especie de tasima ¿Es este tratamiento el que quisieron los fundadores?
conducir a este Santo Hospital, por la renuencia bulgar e infundada que tienen...»22. Creemos que no, pero si acaso huviese alguno tan feroz, presentarlo ante aquel
espectaculo, y si no se enternece, borraslo del numero de los Hombres= No causa
y encomienda una averiguación a los Alcaldes de Barrio y Juntas. menos sentimiento el ver que no gozan mejor fortuna estas desgraciadas Criaturas en
Pero el ejemplo más claro del talante reformador de Cano Altares, y de la inercia en la que la Educación. Para demostrar esta verdad, no es menester recurrir a la Declaración y
vive la población murciana se presenta en 1795, con motivo del intento de incorporar el Colegio examen del Maestro de Primeras Letras D. Bartolome García Valladolid, por que
de los Niños de la Doctrina de la Casa de Misericordia. Sin duda ninguna, la motivación es podrá creerse que procedió con emulación del de la casa, basta solo ver lo que este
racionalizar la asistencia institucional en aras de una mayor efectividad, concentración de rentas ultimo dice. Confiesa el atraso que tienen los Niños, en tales términos que haviendo
y no duplicar instituciones cuyos fines son tan semejantes. uno de quatro años de asistencia, no save leer, ni aun deletrear ¿y qual es la causa? la
El Colegio de Niños de la Doctrinaz3,fundado en 1574, tenía como misión el mantenimiento poca asistencia ¿y por que esta poca asistencia? por que el Capellan no trata de
y educación de seis niños huérfanos y pobres de las parroquias de Murcia, y en ocasiones de cumplir sus obligaciones, sino de hacer que le sirvan los Niños en ir a la Plaza a
comprar, a la huerta a llevar y traer Ropa; y en las fatigas mugeriles de cerner arina,
para que sus Amas esten descansadas; que bella ocupacion, y que conforme a las
20 Archivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia Actas, II,23-3-1797, fol. 95 SS. miras de los fundadores»25.
21 Correo Literario de Mzrrcia, 15-12-1795, p. 242. Se presenta un estadillo de las ayudas prestadas por la Junta
hasta Octubre de 1795, con el siguiente resultado: pobres asistidos, 951, cantidad invertida, 14.803 rs. 13 mrs.; sufragios
para asistir a Baños y urgencias, 2.034 rs. para 134 personas.
22 AMM, leg. 410318.
23 Cf. ESTRADA LORCA, M.: «La primera institución de niños huérfanos en Murcia: el colegio de niños de la
Doctrina, Siglo XVI» Idealidad, 162, 1971, slp; GARCÍA HOURCADE, J. J. «Un aspecto olvidado de la asistencia
miirciana: el Colegio de Niños de la Doctrina» Actas Coloqrtio iriteri~acionalCal.los I l l y sic siglo, Madrid, 1991, vol. 24 AMM, AACC, 10-9-1768.
11, pp. 699-706. 25 AMM, AACC, 21-11-1795, fols. 341 SS.
del mal olor que respira la condicion de tales moradores, ni menos dejar de imprimir
Frente a esto, la Real Casa de Misericordia:
en los animos de las gentes una sombra de compuncion y de vergüenza para mirar
«Quien se cerque a examinar el floreciente estado del R1. Hospicio devido en la dicha casa con un cierto reparo y repugnancia... Por el contrario estilo se verifica en
mayor parte a las imponderables fatigas de nro. actual Sr. Corregidor, en que a un el Colegio de la Doctrina, en el que se mantienen en el dia seis hijos huerfanos de
mismo tiempo ha savido fundar la mejor educación cristiana, para en todas las edades honradas familias a quienes lleva el Rector todos los días en comunidad a la Iglesia
en los pobres infelizes desamparados que seguramente no la recivirían, por otro de su parroquia a que oigan y ayuden las misas y que bien asistidos de comida y
medio; el exterminio de la mendicidad y vagancia que tanto corrompe la República, vestido, e instruidos con perfeccion y solidez en las primeras letras, regularidad de
el hacerlos utiles a si mismos y a la Patsia, con su propia industria, que fueron los costumbres y doctrina cristiana, se proporcionen por este medio utiles artesanos
como que se cuentan por el libro del colegio de treinta años a esta parte hasta unos 87
objetos, que substancialmente se propusieron aquel zeloso Fundador y sus protectores,
es preciso que llegue a confesar consultando los sentimientos de humanidad Religion de estos niños, ya ser oficiales, ya de maestros aplicados y honestos menestrales, sin
otros muchos de ellos eclesiasticos y religiosos, pues como la buena educacion de los
y veneficio Patriotico que concurren y han sobrevivido causas graves justas y aun
hijos es el fundamento de la República, siendo este el principal objeto de su ereccion,
necesarias para la agregacion o incorporacion de aquel Colegio y sus Rentas al R1.
se convence de cuan ventajosa sera a la religion y a la patria dicho Colegio»28.
La misma argumentación aparece en las palabras del rector del Colegio, quien redacta una
defensa de la institución que dirige:
Del fenómeno de las Reliquias mucho se puede explicar y decir tanto de su influencia en el
mundo social, configurando a un tipo de mentalidad especial, como del hecho simbólico
supersticioso que representan. Partimos de la base que no hay ninguna ciudad que no posea o
haya poseído restos de sus santos fundadores que estuvieron ligados en algún momento a la
historia directa de los diferentes hechos trascendentales de las poblaciones, entre ellos el
incluirla dentro del mundo Cristiano, ser los primeros en la competición de antigüedad en
adhesión al Cristianismo supone la máxima condecoración divina, representada por los restos
más venerables de personajes bíblicos, aquellos que sufrieron martirio o que estuvieron ligados
de un modo directo a la vida de Cristo.
Es desde la Edad Media cuando este fenómeno experimentó un especial auge, los restos
sagrados de los santos o de personajes bíblicos fueron en todo momento reconocidos como
representantes de la divinidad, si sobre ellos descansa de hecho toda el orden social, por ser los
avales directos de Dios sobre la tierra, no es de extrañar que los reyes y clases privilegiadas se
sirvieran de ellas como medio de convicción y pronto de convirtieron en sus mayores acaparadores
después de la iglesia, que asienta sus bases en este tipo de símbolos incluso para mover a guerras
y reivindicaciones ten-itoriales. Fueron uno de los catalizadores de las peregrinaciones, y su
importancia que durante la Baja Edad Media fue tal que se convirtieron en arma fácil para la
Reforma protestante'.
1 DUBY GEORGES: El atio tnil. Una nireifay ddifeente visión de [al mon~etitocrrrcial de la historia. Barcelona
1988, pp. 60-64. Donde habla de diferentes historias referentes a las Reliquias y los reyes al igual que los fastos
dedicados a la cabeza de S. Juan Bautista. Sobre el tema de España, D O M ~ G U E ZORTIZ, A,: «Iglesia institucional y
religiosidad popular en la España Barroca» en Lafiesta, la Cerenrot~ia,el rito. Granada 1990, p. 10. Sobre los orígenes
de las Colecciones medievales en España donde se incluyen los relicarios. MORÁN, M. y CHECA F.: El colecciorlisttio
en Espatia. Madrid 1985, pp. 15-28. LANDÉS, R.: «La vie apostolique de Aquitaine en L'an mil Paix de Dieu, culte des
reliqiies, et communutks hkrhtiquesn. At~t~ales mai-juin 1991, n" 3, pp. 573-593, es un ejemplo de las varias publicacio-
nes que sobre el tema hay. En España entre otros ejemplos MADURELL MARIMÓN, J. M? Regesta docirmental de
Reliqirias y relicarios (siglos XIV-XIX), pp. 291-324.
expresión de las figuras de estos santos, entre ellos el primer obispo murciano, llegando a su
Ante los ataques de dicha Reforma, el Concilio de Trento en el decreto «De Invocatione et
figuración a la fachada de la catedral y si importante fue su traída a la Diócesis, también lo sería
veneratione Sanctomm» trató de atajar dicha crítica ya utilizada por Erasmo, Calvino y Lutero2.
la restauración de todos aquellos elementos que tuvieran que ver con su vida tersena, al igual
Unido a esto, la separación de Inglaterra con Enrique VIII y todo lo que significó la reforma,
que la fundación del nuevo seminario de S. Fulgencio, puesto bajo la advocación de este santo
que se aplicó con especial interés contra este tipo de manifestaciones, abandonando los relicarios
y la fundación de un templo en Castagena, recordemos su proyecto y actuación en lo que la
como instsumentos de utilización pública y arrebatándoles de todo su valor sagrado3.El Con-
tradición consideraba su casa en la ciudad de Cmagena6.
cilio asumió estas criticas exteriores apoyándose en la figura reconocimiento de las reliquias, en
Pero volvamos a la traída de estas reliquias a Murcia, su proceso fue arduo y largo, casi 2
las llamadas «autenticas»», las cuales sólo dan a entender que la autoridad eclesiástica hace
años hasta que estos restos pudieron entrar y aposentarse en la ciudad, durante este período las
suya la opinión de personas sabias y pizidentes en aquella época, sin otra implicación de fe,
castas y «memorandums» de su enviado a Madrid y Berzocana (Cáceres) son la mejor expresión
significó la nueva concepción de la de la devoción a las imágenes y las reliquias, y si las
de un modelo de mentalidad en tomo a ese fenómeno religioso y político que significaron estos
encontramos unidas es debido a que no deben desligarse, por una parte las imágenes en si mis-
restos sagrados.
mas representan la santidad divina o son expresiones materiales de personajes o hechos tras-
cendentales para la Cristiandad, los restos santos pertenecen al aspecto real de dichas imágenes, El encargado de llevar a cabo esta misión fue el franciscano Diego de Arce, que encontró
desde el primer momento dificultades para la realización de la misión, sobre todo por la
son partes de ellas, pero a su vez pueden actuar más directamente en este mundo terrestre ya que
pretensión del obispo de despojar a una diócesis de unos restos tan importantes como eran los de
están «in situ», su fuerza es mayor y además pueden aparecer revestidas de imagen, en sus
S. Fulgencio obispo de Sevilla y Sta. Florentina su hermana. Llegados desde Madrid trataban de
relicasios, alcanzando dichas manifestaciones el tratamiento de Santísimo Sacramento en persona.
conseguirlo tanto para la diócesis de Murcia como pasa el Escorial y así indica «quan mal
Los dos aspectos están íntimamente unidos, algo que Trento supo aprovechas perfectamente, no
recivida avia sido nra. pretension de los extremeños principalmente de los de Truxillo y
necesitan el rito de la consagración que en sí mismas consagran -recordemos los altares de las
Ber~ocana»~, llegando incluso a las amenazas e implorando a la clemencia real. La insistencia
iglesias con asas-, pero a diferencia de las primeras pueden obrar cualquier tipo de milagros
sin intercesión de la iglesia4, y sabiendo el Concilio que en la sociedad del momento esta en las cartas de este franciscano del concepto de «Debocion» hacía los restos sagrados - q u e ya
venía desde la Edad Media-, como hemos indicado, en este siglo donde había sufrido ataques
diferenciación era bastante difícil, consiguieron revalorizar lo que se denominó la piedad
popular, contrapóniendose a la cultura aristocrática dominante, a esa cultura popular dominada, desde todos los puntos posibles, tanto filosóficos con los escritores de Calvino, como materia-
diferencia que el profesor Domínguez Ortiz considera inexistente en España sobre todo para el les, debemos recordar el Saco de Roma de 1527 que se considera como una verdadera peregri-
tesseno religioso, por la fusión de clases que podían verse en el estamento eclesiástico, que nación a la inversa y un acto de profanación hacia todo lo que significaba el centro principal de
canalizaba en las reliquias toda una serie de supersticiones que ya estaban asentadas en la Edad la ciudad Santa, la devoción hacía todas las reliquias de los santos que se guardaban en las
iglesias romanas fueron el escarnio de los soldados, en su mayoría mercenarios de los países
Media5.
De esta forma, en el siglo XVI el culto a las reliquias alcanzó un auge desmedido, sobre todo germánicos y que después activaría un aumento de las supersticiones, con la recuperación de la
impuesto desde Trento y su Contrasseforma, y es el caso de Murcia tema central de nuestra mayoría de estas reliquias y el reforzamiento de la devoción eclesiástica8.Y fue en este mismo
comunicación varios hechos se unen en esta zona de España para asociarla a una implantación tiempo así como en los siglos posteriores donde dicha devoción alcanzaría sus más altas cotas
de este culto, tanto religiosa como política; será la llegada de Sancho Davila y Toledo obispo de expresión. Toda la teoría y hechos históricos adquieren en este caso la necesidad de la
desde 1592-1600 el que impulsará este tipo de devoción que se había encontrado desde muy trasmisión del culto de las reliquias, si el libro de Sancho Davila supuso una plasmación del
antiguo adormecido. El llamado «obispo de las Reliquias», es una figura fundamental dentro de hecho para ser su adquisición de una forma de culto, no hace más que continuar con la tradición
la historia religiosa del antiguo Reino de Murcia, con él las ideas Tridentianas y sus bases serán de los glosarios de vidas de santos que suelen terminar con los hechos milagrosos de sus restos,
impuestas de una manera tajante, a la traída de los Santos Castageneros fue uno de mayores
logros, de esa manera llenaba un vacío devocional, que se manifestará con el tiempo a una 6 Sobre la vida de D. Sancho Davila, CANDEL CRESPO, Fco.: Un obispopostr.identi>io:Doti Sancho Dai'ila y
toledo; (1546-1625). Ávila 1968. En donde trata de las diferentes sedes que ocupó este obispo y donde vemos como
destaca su labor en torno a las reliquias, Jaén, Sigüenza, Cartagena y Plasencia. Destacando como en sus diferentes
desplazamientos destaca el hecho de ir acompañado con un gran número de estos restos santos. En su propia obra
2 Para el Concilio de Trento las publicaciones Historia de la Iglesia en Espaiía, dirigida por GARCÍA-
Davila y Toledo, Sancho, De la verierución qire se debe a los cueipos de los Sarltos y a sirs reliqrrias y de la singirlar coi7
VILLOSLADA, R.: Tomo 111. BERNAL DÍAZ DE LUCO, J.: Soliloqirio y carta desde Trento. Barcelona, 1962. Sobre
qire se ha de adorar el Cirerpo de Jesucrliisro Nrrestro setíoi en el Sa~ltísirrioSacraniento. Madrid 1611. Del estudio
Erasmo, véase BATAILLON, M.: Erasnio y Espaiía (trad. esp.), México, Fondo de Cultura Económica, 1975, pp. 665-
detallado de este tratado separado y desgranado en sus diferentes partes el estudio de BOUZA ÁLVAREZ, José Luis:
668. BOUZA ÁLVAREZ, José Luis: Religiosidad Conrrar7efor.niista y cirlt~rrasimbólica del Barroco. C.S.I.C. Madrid
opirs cit. pp. 73-79, sobre su actuación en Murcia ver, GARCÍA PÉREZ, Fco. José: «La entrada de los santos patronos
1990, pp. 39-41. Sobre Lutero, ATKINSON, J.: Llrtero; y el naciniiento delprotestarltismo. Alianza Editorial. Madrid
en Murcia: siglo XVI». VIII Congreso Naciorial del C.E.H.A. Cáceres 1990. (en prensa). En una carta de Diego de Arce
1980. Sobre Calvino, Trait2 des reliqires s~rivide l'e,~cirsea Messieirrs les Nicodemites. París, Bossard, 1921. BOUZA
habla de la garantía que significó el tener de obispo a Sancho Davila diciendo c..q. en alcancar esto a tenido gran parte
ÁLVAREZ, J. L.: opits cit. pp. 29-32, en donde estudia el fenómeno adscrito a este reformador suizo.
aunq. también se abia tendido a la debocion de esa santa Yglesia y Cabildo de la ciudad...».
3 Para Inglaterra, PHILLIPS, J.: The Reforniatiori of Iniage~is:destructiori of Art in Eriglarid (1535-1660).
7 A.C.M. Leg. 543 11-03 año 1593.
Londres 1973, para los Países Bajos, FREEDBERG, D.: El poder de las Iniágenes. Madrid 1992, pp. 430-435.
8 CHASTEL, Andrk: El Saco de Ronla, 1527. Ed. Cátedra, Madrid 1986, pp. 113-121. En estas páginas podemos
4 FREEDBERG, D.: El Poder de las I~nágeries.Ed. Cátedra, Madrid 1992, pp. 108-116, en donde se pone de
encontrar las diferentes historias recogidas en torno a este Saco y sobre todo las barbaries que se hicieron en las iglesias
manifiesto la diversidad de dichos conceptos llevándolos desde la antigüedad a nuestros días.
romanas y en las reliquias más importantes.
5 DOMÍNGUEZ ORTIZ: opus cit. p. 12. BOUZA ÁLVAREZ, J. L.: sobre los antecedentes, oprrs cit. pp. 23-29.
pero también las historias escritas del descubrimiento de dichos restos como una forma de Fulgencio, era principalmente la necesidad de posesión de los santos protectores de la ciudad,
asegurar su autenticidad y antigüedad, o de los milagros atribuidos a imágenes sagradas de los que al igual que otro tipo de devociones, proporcionaba un seguro divino a los diferentes actos
cuales abundan en nuestra literatura9. Pero esta plasmación escrita no sólo es fruto del hecho cuyos orígenes hay que encontrar en la superstición popular, que con ellas se pudieran ejecutar,
devocional, sino que también es la base en muchas ocasiones de la reivindicación de estos hay que recordar los conjuros contra nubes y tempestades tan frecuentes en este período del
restos, en el caso de Murcia afirma Diego de Arce «...creio que verdad a aberiguado muchas siglo XVI y en los restantes del XVII y XVIII, en la catedral de Murcia podemos comprobar la
cofas deste sancto y allanado el aver sido obispo de Cartajena y desecho seys mentiras que un construcción de los «conjuratorios» en la torre, centro neurálgico de la ciudad y que se encuen-
ystoriado grave de nro. tiempo que con su autoridad a llebado muchos tras si a escrito en sus tran coronados por figuras de los cuatro santos cartageneros, a los cuales se subirían las
obras contra la antigüedad y autoridad de esa Sta. yglesia ...»lo, su conocimiento sobre este reliquias para augurar una acción efectiva13,unido a todo ese ritual mágico se suponen el uso de
asunto llevó al cabildo, después de su llegada a Murcia a encargarle una obra de la vida de los reliquias, estaba la necesidad religiosa que demandaba la ciudad. Como hemos indicado dicha
4 santos que realizaría nuestro literato Francisco Cascalesli. devoción fue canalizada por las jerarquías, hacia las reliquias, representadas sobre todo por la
De esa devoción tanto popular como culta dan buena cuenta estas cartas, las cuales insisten nobleza y la Iglesia14, que escondía una aceptación por parte de estas clases de la cultura
en ese punto como base primordial pasa conseguir dichas reliquias, así dice «...que teniendo tan popular, que necesitaba esos «tótemes» importantes que eran las reliquias. Recordemos cómo
grandes sanctos nacidos en Cartajena no tuviefe esa Sancta Yglesia patrones y llegase a esto que una ciudad como Granada, que unida la reino español, muy tarde, creó toda una superchería y
es una de las cofas que en este negocio mas espuellas me a puesto ... y por ver la gran debocion superstición en torno a los libros y huesos del Sacromonte, llegando incluso a la edificación de
que en esto tiene la Sta. Yglesia de Cartajena y ciudad de manera esto me a movido que a una Abadía y la consiguiente aplicación de devociones y nuevos santos, que la incluían en el
qualquier ombre querdo se moviera que no perdiese la esperanqa en lo que trataba...»12. La círculo de la ciudad cristiana desde antiguo, a pesar de haber sido el último reducto musulmán
pretensión en un principio de conseguir la cabeza de S. Fulgencio, paste principal del cuerpo y y poseer hasta el S. XVII gran número de conversos, que vieron peligrar su situación y según
considerada como centro neurálgico de todo el ser, sería con el tiempo sustituida por otra menor algunas teorías fueron los creadores de esta falsa devoción y de las reliquias del Sacromonte,
con la compensación de una pequeña paste del santo y de la también santa Florentina, contro- sobre todo con vistas a la aceptación de su colectivo en una sociedad cristiana15.
versia que suscitó el cuestionarse el mandato de este obispo en Cartagena base primordial para Pero sí importante fue este afán de «devoción» que tenía la ciudad y el cabildo de Murcia, no
la petición por parte del cabildo murciano. menos importante sería la intervención del rey Felipe 11 cabeza visible en toda la política
Pero si algún motivo movía al cabildo y a la ciudad a obtener dichas reliquias de S. religiosa en torno a las reliquias, y del cual encontramos su mejor expresión el monasterio en El
Escorial de lo cual también nos habla Diego de Arce «...que su magestad con tantas beras lo
amparava dandonos primero una carta pa los guesos y despues otra pasa la cabeza...)),también
9 HERNÁNDEZ, Miguel: Vida, niartyrio y Traslación de la gloriosa Virgen y Mártir Santa Leocadia. Toledo
solicitando dos reliquias más para su monasterio, aprovechándose de la misión de este cabildo
1591. TAMAYO, Manuel: Discirrsos apologéticos de las reliqirias de S. Borloso y Masiniiario y los deniás mártires qiie
se liallaroii e77 Arjorza y de los rililagros qire Dios a obrado por ellas antes y despirés de sir ini~ención.Baeza 1635. El y ayudándolo en su solicitudi6.
niisterioso apareciinierito de la Saiitísinza Cruz de Caravaca. s.a. PACHECO, Plácido: Sernión qire predico el padre...
e71 la fiesta qire se dedicó a este día al Reliqiiiario qire presentó a su niajestad la ciirdad de Mesina, de las reliqirias de 13 Sobre los conjuros y «conjuratorios» en diferentes partes de España véase DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Iglesia
S. Plácido Euticliio, Vitorino y Flaijia y sirs coinpafieros. Valladolid 1605. Libro qire coririene los instr-irnientosairtén- i~istitiiciorial... opus cit. p. 15. En los textos de Arce podemos comprobar dicha atención a estos hechos, «...por traer las
ticos de la aparicióri ]>iday niilagros qire haii obrado los gloriosos cueipos de los setíores San Firlgeticio y Sarita Reliquias de San Fulgencio pa que todos gocen dellas y para grandes vienes como fe veran si Dios nos ace esta merced
Floreiztina. Patroiies de este obispado de Plasencia. Compusose de orden y mandato del señor licenciado D. Alonso pa esa Sta. Yglesia y ciudad en Murcia y todo ese reyno ...» A.C.M. Leg. 543. n V 0 3 1 de mayo de 1593.
Moreno Montes cura rector de esta iglesia de señor S. Juan Bautista, año 1719. Berzocana Archivo Parroquial, códice 14 DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Las clasesprivilegiadas en el Aritigiro Réginien. Ed. Istmo. pp. 121-147 y 383-405.
en 104 hojas manuscritas. Son algunos de los ejemplos sobre todo los referidos a los santos murcianos. Vargas, Fray 15 HAGERTY, Miguel José: Los libros Pliínibeos del Sacroniote. Ed. Nacional Madrid, 1980. GÓMEZ DE
Alonso de. De la relacióri i~otivao danacia de la aritigiiedad de la imagen de Ntra. Sefiora de las Hirertas qire el rey LIANO, Ignacio: Los Jiregos del Sacrowiorite. Ed. Nacional Madrid, 1975. A.A.V.V. La abadía del Sacronionte;
Don Alonso el Sabio prrso y colocó en sir pi.inzer-a iglesia de la ciirdad de Lorca al tienzpo de sir conquista ... Granada exposición artístico docrrrnerital. Estiidios sobre sir sign$icacióri y origeries. Granada, 21 de noviembre-5 diciem-
1625. Relación de las vidas y triir~fosde los gloriosos mártires S. Sixto Papa Segiirido defe rionibre, S . Iiiocencio, Sta. bre 1974. BONET CORREA, A: «Entre la superchería y la fe: el Sacromonte de Granadan. Historia 16. n" mayo-
Flora virgen y S. Dionysio ... Murcia 1624. Como escritos más modernos tenemos AMORÓS PAYÁ, LEÓN. «Los agosto 1981, pp. 43-54.
Santos Mártires Franciscanos B. Juan de Pecusa y B. Pedro Saxoferrato en la Historia de Teruel. Rev Terirel, nV5-16. 16 A.C.M. Leg. 543 n"03 28 VI11 1593. También fue testigo este fraile de numerosas traídas de reliquias al
Zaragoza, 1955. Escorial «...la magestad del Rey Don Phelippe nro. sro. de aver buscado en todas partes del mundo a donde ay algunas
10 A.C.M. Leg. 543 n Y 0 3 1593. señaladas reliquias parte dellas para yllustrear enrequecer ermofear y fortalecer que todo esto hazen las santas Reliquias
11 Sobre esta obra solamente tenemos el encargo del cabildo a Francisco Cascales sobre la vida de los 4 santos, como dicen los sanctos al monasterio de San Lorenzco el Real no cesando en este sancto cuydado de tal manera que aun
aunque tenemos constancia de que existe un ejemplar manuscrito en la Biblioteca Nacional, sin número ni localización después que V. S- trata deste negocio que va para diez y seys meses se an trydo a San Lorenco muchas reliquias de fuera
en el fichero. De la noticia dice así, «confiriese sobre el particular contenido en la peticion del Lcdo Cascales dicho en del reyno y del reyno trujo el arcobispo de Braga una Reliquias de S. Pedro discipulo de S. Pablo primer obispo de
el cavildo pasado 6 de este mes del libro que con licencia del Cavildo le quiere dedicar q. atento de la antigüedad y aquella ciudad y este dia de S. Juan pasado entrego el rey nro. Sro. D. Francisco de Reinoso un pie de S. Lorenzo que
gravedad de esta Sta. Yglesia y de los gloriosos santos S. Fulgencio, Sta. Florentina S. Isidro y S. Leandro y otros avia quatrocientos años que estava aviendole traydo de Roma ...» Sobre la devoción de Felipe 11hacía estos restos véase,
prelados que en ella han sido y otras cosas antiguas ayudando con 200 ducados para la ympresion y se acordo que por SIGUENZA, Fray José de: Lafinidación del Monasterio de El Escorial. Ed. Tumer. Madrid 1986, pp. 160-168. Tam-
aora no ha lugar lo que dicho pretendo por hallarse el cavildo con muchos gastos y muchas obligaciones for~osasy bién hay todo un inventario de las reliquias de este monasterio. VON DER OSTEN SKCKEN, Comelia: El Escorial.
necesarias a que acudir...)) después se le encargaría dicho libro, sin saber si se llego a imprimir. A.C.M. B. 16 p. 169v. Estiidio Iconológico. Ed. Xarait. Madrid 1979, pp. 27-43. BOUZA ÁLVAREZ, J. L.: Opirs cit. pp. 34-39. Iglesia y
Vieines 9 de septiembre de 1639. nioiiarquía; la litirrgia. «IV centenario del Monasterio de El Escorial». Ed. Patrimonio Nacional V.V.A.A. Madrid
12 A.C.M. Leg. 543, n V 0 3 28 VI11 1593. 1986, pp. 50-52 «Su fin y su intento no fue sino que esta su casa y hechura suya fuese un sepulcro de cuerpos santos».
De esta forma en el año de 1594 assibarón las reliquias a Murcia en donde su entrada fue el solicita a la catedral de Toledo una parte del madero santo que estaba custodiada2', así se indica
motivo de una serie de manifestaciones festivas, donde lo que más destacó fueron las expresiones en una carta «...para que nos iciese favor de suplir tan gran falta y allandose V. Illma. sin ella
efímeras de grandes ascos de ti-iunfo y de una gran procesión, organizando durante 3 días toda nos es fuerca pedir a essa Sta. Yglesia nos haya merced de partir con nosotros si tiene alguna
una sesie de grandes representaciones artísticas y lúdicas. La reliquia toma de esta manera una parte porque aviendo de ser para la adoracion del pueblo no se puede esponer reliquia que sea
posesión simbólica de la ciudad a la que pertenece, esta hablara de la antigüedad de la ciudad, de menos original ni certeza...>>22. Debemos anotar la diferencia con la petición del S. XVI al
de su proximidad y aceptación del Cristianismo e incluso se incluirá de esta manera en una solicitar solamente una paste, tal vez la importancia de esta reliquia así como las enseñanzas que
concepción de la Jerusalén celestial que esta más próxima con los cuerpos sagrados, como de los tratados entre ellos el de Sancho Davila y el conocimiento de la posibilidad de veneración
ocur~irácon Granada y su Sacromonte. De una manera similar Murcia se presenta ante la mal enfocada hacia el objeto y no a la idea, recordemos la carta de Diego de Arce haciendo
entrada de sus nuevos restos, los cambios de nombres por los lugares que pasan consagrándolos referencia a la importancia de lo que representan y no lo que son, poniendo ejemplos diferentes
a los nuevos dueños de la ciudad, la nueva puerta de S. Fulgencio, antigua del Azoque o de la historias sobre dicho particular defendiendo la petición de un sólo fragmento23.
Sta. Florentina, no son más que muestras de esa devoción, de ese compromiso y de los honores Con esta nueva entrada, podemos comprobar como la veneración y devoción a las reliquias
que les deben rendir por la protección que les prometeI7. no terminó en el siglo XVI, sino que continuó con más arraigo durante el siglo siguiente a pesar
Pero si la entrada de dichas reliquias supone pasa la ciudad un evento muy importante -la de las distintas críticas que ya anteriormente habían sufrido estos restos del Padre M a ~ i a n ay~ ~ ,
enorme cantidad de dinero gastado en fiestas de recibimiento corrieron a cargo del Concejo de que continuaría durante los restantes años, pero la intimidad y humanización con Dios aparece
la ciudad-, no terminaría aquí la presencia religiosa de las reliquias desde un primer momento como algo evidente en el culto y representación de estos cuerpos santosz5.También podemos
se constituyeron en base principal de la Diócesis y de todas las ceremonias de la catedral que comprobar como en los inventasios de la catedral murciana el número de reliquias aumenta en
pretendieran el auxilio divino: rogativas, conjuros procesiones, etc..., así como su inclusión en años, sobre todo por las donaciones de obispos y particulares que perseguían ese precepto del
manifestaciones festivas o mortuorias, siendo muchas veces sustitutorias de las imágenes más coleccionismo, sobre todo de restos de santos en muchos casos «brandeas» -telas que han
importante^'^. Además de la petición expresa de la colocación y creación de una capilla relicario estado en contacto con el resto santo--, colecciones que vienen a engrosar el recién inaugurado
de la que la catedral carecía, no siendo posible hasta el siglo X W I y no precisamente con las «armario de la Gloria» que se encontraba detrás del retablo mayor de la catedral y que albergaba
reliquias de los santos patrones sino con otrasL9. todas las reliquias de la catedral, debemos tener en cuenta que en el altar de los Stos. Patrones
En el siglo XVII murciano las reliquias, siguen presidiendo la vida religiosa. Un nuevo solamente se hallaba la urna traída desde Berzocana y después sustituida por una de plata y que
traslado, además la instauración de varias órdenes religiosas en el reino de Murcia también las reliquias menores debían asentarse en otros lugares, en este caso el armasio o la sacristía.
propició este tipo de devociones, destacando en este punto como los más antiguos los Francis- Por otro lado la muerte de personas en «olor a su santidad» también propició la creación de
canos, pero siguiéndoles las demás órdenes religiosas, así hoy día podemos contemplar los nuevas reliquias, el caso de la Capilla de S. Andrés en donde se encontraron unos restos,
diferentes relicasios en casi todos los conventos de la ciudad y en la mayoría de las distintas hallándose en el Convento de Santa Catalina la «autentica original)), hecha en 1650 del Padre
ciudades de la Región Murciana20.Pero otro hecho que destacó en este siglo, para el asiento de Fray Mastín Pérez de Armenta religioso lego del citado convento, así como la muerte de Sor
este tipo de mentalidad devocional, fue el nuevo traslado de una reliquia, tan importante como Angela Astorch beatificada después cuyo cuerpo se conserva en el convento de Capuchinas de
los anteriores pasa la ciudad, el Lignum Ciucis, perdido durante la inundación de 1651 se esta ciudad o diferentes cuerpos de santos26,eremitas o frailes y monjas supuestamente en
contacto con la divinidad más directa.
Llenando su cama y su cuerpo de reliquias a la hora de sus muerte. DOM~NGUEZORTIZ, A,: Testatneritosde los Reyes
de la Casa de Alrstria. Ed. Nacional. Testamento de Felipe II, también aparece este hecho en otros reyes españoles y 21 A.C.M.B. 226 Testinionio del Ligiilrni Crircis... 1658 manuscrito, en este libro se van explicando al igual que
reinas que atribnían a estos restos hechos milagrosos de curación, véase VARELA, J.: La micerte del rey. Madrid, 1990. en el caso de los Santos Patrones todas las diversas solicitudes y demandas por parte del Cabildo de Murcia al igual que
17 GARCÍA PÉREZ, Fco. Jose: «La entrada...)) Oplrs cit. s/n. en donde se explican todas las realizaciones efíme- las manifestaciones de «deboción» y necesidad por parte de la ciudad. Completándose con la actas capitulares de estos
ras que realizó la ciudad de Murcia en estos días. ARCE, Diego de: Las fiestas y co~igrat~rlaciories que la ciudad de años que reflejan en este testimonio A.C.M. A.C. B 21 y SS. pp. varias.
Murcia hizo eti tionor a la eiitrada de las Reliqiiias de los gloriosos S. Firlgencio y Sta. Floreritiiia. Murcia 1594. Bi- 22 A.C.M. B 226 opiw cit. s/n.
blioteca de El Escorial, s/n. OROZCO PARDO, José Luis: Chi~istiat~ópolis Ed. Diputación de Granada. 1985, pp. 105- 23 Cuenta la historia de S. Agustín en la vida de S. Anselmo el cual dio una pequeña reliquia de un santo y el
108. monje entristeciendose le dijo dicho santo «Hijo esta damos contento con efo poco q. os dieron q. os certifico por todo
18 Desde el primer momento se instauro la fiesta de S. Fulgencio y Sta. Florentina, el mismo día que entraron en el mundo no dará Sta. Prisca esta pequeña reliquia fuya y si tubiere de con ella la devida reverencia y deboción
Murcia A.C.M. A.C. varios años 1594 como su inicio se mantiene en todos los años, unida a la celebración en honor al ygualmente lo aceptara la santa como si tubiefe des y honrra fe des todo fu cuerpo entero por grandiffimo teforo)).
rey Felipe 11. A.C.M. Leg. 543 n"03 1593. También la historia de Adnano Sexto. en la cual se demuestra que lo importante es la
19 A.C.M. A.C. B-9 el 9 de noviembre de 1593. «Tratose también que era necesario tomar la capilla de los Pereas devoción no el tamaño de la reliquia ni su contacto. DÁVILA Y TOLEDO, Sancho: De la veneración ... opus cit. p. 304.
para Relicario lo qual se cometió a los Sres D. Juan Horozco y doctor Alarcon para que hablen y traten con los dueños 24 BOUZA ÁLVAREZ, José Luis: optrs cit. pp. 59-79. En donde hace todo un desarrollo de la historia de este
de la capilla», esto desembocaría en un pleito que duraría casi un siglo. Solamente con la llegada del obispo Belluga y fraile. MENÉNDEZ PELAYO. Historia de los Heterodoxos espatioles. Tomo 11 pp. 247 y SS.
después cardenal, se instauraria la capilla de la virgen de las Lagrimas, también dedicada a relicario. A.C.M. A.C. 1728 25 A.A.V.V. Historia de la vida privada.-Del retiaciniieritoa la Ilirstraciól~.Ed. Taurus. Madrid, 1989, pp. 237-
21 de junio. La sentencia sobre esta capilla no se dio hasta 1602. A.C.M. A.C. B-10, pero no pudo llevarse a cabo por 238.
la continuación de dicho pleito por parte de la familia. 26 FUENTES Y PONTE, J.: Espatia nzariaria. Proviticia de Murcia. Lérida 1880-83. BLANCO, J. T.: Ave del
20 LEMEUNIER, Guy: «Una sociedad en crisis» en Historia de la Región de Mirrcia. Tomo VI, Ed. Mediterrá- paraíso, el venerable Fray Martín Pérez de Arnienta Religioso lego de N.P.S. Francisco en la Santa Proiji~iciade
neo, Murcia, 1980, pp. 154-162. Cartagena. Compendio de la prodigiosa vida y nticerte de extático varón. Valencia, 1739. C A M ~ A SF. , D.: Mystico
Aunque hemos hablado de las reliquias en Murcia no debemos olvidar otros puntos de reliquias en cinturones o medallones-. De la arquitectura sería largo enunciar toda la serie de
nuestra geografía que también disfrutaron y consiguieron esos restos necesarios e imprescindibles obras arquitectónicas que iban enfocadas a albergar reliquias, las capillas relicarios de las
en algunas ocasiones para la detención de una plaga o simplemente para la dignificación de sus diferentes catedrales, aunque la de Murcia tardara tanto tiempo en realizarse no sería un
iglesias o monasterios más venerados, el caso de Lorca o Jumilla; pero sin duda lo que más impedimento para la creación de la Capilla de los 4 santos de Cartagena y patrones de la
tradición poseía en cuanto a devociones milagrosas es la ciudad de Caravaca con su Vera Cruz, Diócesis, por otra parte en las capillas privadas era una forma de decoración muy usual, tanto en
que constituyó un continuo desde su aparición hasta prácticamente nuestros días, la construcción paredes como en retablos, de todas estas capillas la que más destacó por su grandiosidad y por
del templo así lo demuestra mandado a realizar bajo la protección real y que se encuentra en ser realizada bajo la advocación de la Inmaculada Concepción fue la del Trascoro de la
función a la ventana por donde la tradición indica que apareció la Cruz de Caravacaz'. Catedral, mandada a construir por D. Antonio de Trejo y Paniagua, obispo de esta Diócesis en
Las manifestaciones artísticas serán la mejor propaganda para este tipo de devociones y el siglo XVII y defensor del dogma de la Inmaculada, que le llevó a realizar una embajada a
representaciones, el recordar como la mayoría de los pintores de nuestro siglo XVII adquieren Roma para conseguir su aprobación, que no consiguió, en esta capilla podemos apreciar el
como tema más abundante la representación de santos y mártires debido sobre todo a encargos ejemplo de los retablos relicarios tan comunes en Castilla y Andalucía por su forma de pequeños
y a la temática que era más demandada por las clases dirigentes, sobre todo la iglesia que retablos en miniatura que albergó una distribución de las reliquias, con de una jerarquía estable-
encontraba en el arte la mejor expresión de la doctrina tridentinaZ8.Por otro lado los cuadros cida ya en los modelos de los retablos en madera con esculturas. La finalidad de la reliquia era
simbólicos y figurativos que representan trozos de dichas reliquias o restos de una manera que la de santificar un espacio arquitectónico que podía llevar a una confusión dentro del dogma que
hoy nos pudiera parecer macabra, en el momento de su realización se encontró una aceptación no estaba aprobado -aunque con maigo popular- como era la Inmaculada y que tuvo unas
mayoritaria, a veces la expresión del cuerpo del santo o de la historia de la reliquia sirve como repercusiones en todo el arte españolZ9.En la escultura ya hemos hablado de los retablos, las
simple pretexto para la enseñanza moralizante y dirigida de la iglesia del momento. El caso de esculturas de éstos se convierten en sostenes fáciles de relicarios, apareciendo los bustos
los relicarios encuentra toda una base de realización desde el romántico con las urnas relicario, relicarios y las esculturas en cuya parte, generalmente el corazón aparece un pequeño onfalo de
el Gótico, el Renacimiento, también tiene expresiones abundantes y variadas de los diferentes cristal que alberga reliquias sagradas, la trasposición de la imagen y la reliquia es conseguida de
tipos de relicarios, siempre sin perder su funcionalidad de guardar la reliquia y mostrarla de una esta manera, además su transporte para las procesiones o las distintas celebraciones donde
manera poco habitual a la mayoría del pueblo, pero desde Trento y durante todo el período del pudieran intervenir se realiza con más facilidad y mostrando al pueblo una imagen visible y
Barroco, el Relicario se convertirá en la excusa para colocar cualquier tipo de soporte artístico, comprensible30. El caso de un gran retablo como el de Jumilla en donde las esculturas no
su finalidad es santificar cualquier espacio en el que se encuentren, la motivación como expo- aparecen, sino simplemente los huesos de los santos, con un predominio de la arquitectura, o los
nentes de la mentalidad contrarreformista, es la lucha anticonoclasta. La representación de Dios armarios relicarios cuyo ejemplo lo podemos contemplar en el de la catedral de Orihuela con la
y de todos sus santos es permisible y necesaria para la comprensión de la mayoría del pueblo. profusión de oro y plata, seguramente podía dar una idea de lo que pudo ser el armario de
Todas estas premisas llevaron a las reliquias a encontrarse en cualquier soporte de representa- nuestra catedral.
ción: arquitectura, pintura, escultura, siempre sin abandonar en ningún momento las artes Muchos serían los ejemplos y bastante más describir los diferentes significados que escon-
suntuarias, pero incluyendo en las artes decorativas laicas en donde el coleccionismo realizó dían la mayoría de estas manifestaciones artísticas, cuyo fin era la propaganda de una idea
grandes obras, -recordemos la colección de sortijas relicarios, o las costumbre de llevar concestada en la veneración que se debía a los santos y a las imágenes de los mismos fue el
motor que impulso los grandes temas de martirioliogos y manifestaciones dogmáticas, para
candelero de oro... vida ...de sor Jirana de la Cruz.. en el monasterio de la E~icarnaciónde Descalzas ... en Mirla. Orihuela
convencer, que se pueden encontrar en todo el Barroco español, y que el mejor ejemplo lo
1704. CANDEL CRESPO, F.: Historia de ir11 colivento niirrciano. Murcia, 1977. CASCALES, F.: Disciri.sos Iiistóricos podemos encontrar en la fiesta, de la cual ya hemos hablado como expresión de esa cultura
de la ~tliry~iobley leal ciudad de Mirrcia. Reed. Murcia 1981 Acd. Alfonso X el Sabio. ZEVALLOS, L. 1.: Vida y dirigida, pero que no por ello dejó de lado las creencia más arraigadas en el pueblo, como hemos
ilirtirdes... de la i>e~ierable
Madre Jitana de la Encarnacióri religiosa del convento del Corpirs Cliristi en Mirrcia. podido comprobar en el caso de Murcia durante este período que corresponde a la entrada y
Madrid 1726. Vida y ilirtudes... de Sor Maria A~igelaAstorcli ... en Mirrcia ... Madrid 1733. asentamiento de las ideas Tridentinas que preconizó todo el Barroco.
27 VARGAS, Fray Alonso de: Relación de las vidas y triirnfos de los... opus cit. sobre la traída de las reliquias al
monasterio de Ntra. Señora de las Huertas de la ciudad. Para protegerse de la plaga de peste se pidió en esta ciudad la 29 STRATTON, Suzanne: La br~~iacirlada Concepción eri el arte espatiol. Ed. F.U.E. Madrid. 1989. Sobre el
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EL PAPEb DE LAS WELlQUlAS EN LAS PRACTICAS
RELIGIOSAS DE LOS SIGLOS XVII Y XV111
Domingo Luis González Lopo
Universidad de Santiago
1 LÓPEZ DE AYALA, 1.: E1 sacrosanto y ecirménico Corrcilio de Trento, traditcido al idioma castellatio por ...
Agrégase el testo latit~ocorregido seglín In en'ición arrté~~tica
de Roma p~íblicarlae111564. 3Qdición. Imprenta Real,
Madrid 1787. Sesión del 3 de diciembre de 1563. «Instruyan también a los fieles en que deben venerar los santos
cuerpos de los santos mártires, y de otros que viven con Cristo (...) de suerte que deben ser condenados (...) los que
afirman que no se debe honrar ni venerar las reliquias de los santos.» (pp. 356-357). ((Destiérxese absolutamente toda
superstición en la invocación de los santos, en la veneración de las reliquias y en el sagrado uso de las imágenes.»
(p. 359).
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1990, pp. 47 y SS.
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testigo y a aceptar con facilidad la existencia de milagros y hechos extraordinarios4,tenderá a enfermo y, como cuenta el doctor Olivares, médico de cámara del príncipe: «descosió el lienzo
valorar de forma superlativa cualquier resto u objeto que haya estado en contacto con lo santo, con que estaba amortajada la cabeza e rostro del glorioso santo, y dé1 se descubrió un poco la
de aquí que se multipliquen por doquier, y de forma más o menos legítima, estas partículas frente y el ojo izquierdo hasta la sien, y pidió su alteza le pusiesen en su cama el cuerpo santo
maravillosas. Ciertamente la Iglesia buscará depurar, como ya hemos dicho, los abusos que se (...) y sobre sus rodillas la cabeza del S., el cual con su mano tocó el rostro del S.»9.
habían introducido en épocas pasadas, y así se irá generalizando el uso de la auténtica que El ansia de poseer una reliquia no era patrimonio de ningún grupo social concreto, todos, del
garantizaba la validez del resto que acompañaba, al par que comienza a desarrollarse un cierto rey abajo, las perseguían y cualquier oportunidad para hacerse con ellas era aprovechada'O.
espíritu crítico que pretende superar la infantil candidez de otros tiempos. Sin embargo la Evidentemente el acceso a reliquias de importancia y en número considerable estaba reservado
codicia por atesoras restos santoa hará que la credulidad sea moneda corriente, y no siempre a las personas de mayor categoría dentro de la sociedad. Si Felipe TI llegó a formar en el
actuarán de forma desapasionada los propietarios de reliquias a la hora de juzgar lo legítimo de Escorial un impresionante lipsanoteca (507 relicarios con 7.422 reliquias) se debió a su gran
su procedencia; además el miedo a escandalizar o a ser tomado por un espíritu descreído, llevará influencia, tanto política como religiosa, en Europa y gracias a ello consiguió en 1567 un breve
a los críticos a moderar o a silenciar sus reservas5 so pena de atraer sobre sí graves censuras, de Pío V autorizándolo a extraerlas de cualquier lugar del mundo y colocarlas en el monasterio
como aquel jesuita que acabó excomulgado por negarse a aceptar las patrañas urdidas en el por él fundado". Así pudo obtener sagrados restos de prácticamente todos los lugares de nuestro
Sacromonte granadino6. Por otro lado tampoco irán siempre unidas auténtica y autenticidad ya continenteI2, sin olvidas la propia España cuyo norte fue rastreado a instancias suyas por
que aquellas suelen certificar más la presunción de la segunda que su verdadera legitimidad. Ambrosio de Morales entse 1572-73 con el fin de localizarlasi3.Reliquias que utilizó para ali-
De la importancia que en España se daba a las reliquias es buena prueba el testimonio de viar sus dolencias en más de una ocasión a lo largo de su vida, como por ejemplo en aquella que
viajeros que pasaron por nuestro país durante el Barroco y las Luces. Así la condesa de Aulnoy relata el reliquiero del Escorial, Fr. Martín de Villanueva, en carta al arzobispo de Granada y
que estuvo en la península a fines del XVII, y que comenta en la relación que hizo de su periplo que aconteció un año antes de su muerte, estando ya muy quebrantada la salud del Rey
la afición de españoles y españolas a usar medallas y relicarios hasta el punto de que «hay Prudente: C . . . y agora se está haciendo otro costosísimo y muy notable relicario para poner el
iglesias que no tienen tan tos^^. Todavía a principios de los años treinta del siglo XIX podía pedacito de velo de Nra. Sra. que su majestad hubo de esa santa Iglesia; el cual, cuando los días
escribir R. Ford al comentar las costumbres españolas que «casi todo el mundo usa con gran fe pasados su majestad estuvo tan peligroso, se lo puse en los ojos, boca y mano enferma, y yo
alguna reliquia, un rosario, un escapulario, o una medalla de la Virgen (...). Sea como quiera, es tengo para mí, y se lo he dicho, que desde aquel día no ha recaído, y ha tenido siempre
lo cierto que en España (...) los almacenes de reliquias están mucho más provistos de huesos y mejoría.»I4.
ensalmos que los museos anatómicos y las boticas»8. Por otra parte la cortesía y la diplomacia hacían que las demandas de los grandes fueran
La reliquia era el elemento tangible que ligaba al fiel con el más allá, algo que garantizaba satisfechas sin dilación. Así cuando en 1637 la reina de Francia, Ana de Austria, solicitó una
la actuación del santo, ya fuera en el terreno material o espiritual. De esta forma aquél ya no era reliquia de San Isidro, no sólo se le envió un dedo, sino que además «el aderezo en que va es de
un ser incorpóreo y lejano, sino que se hacía patente pudiendo así recibir de forma directa los las cosas grandes que se han visto>>'5. No tuvo tanta sueste aquella dama de Isabel la Católica,
ruegos y súplicas del devoto. Sólo de esta manera se comprenden prácticas tan morbosas y que aprovechando la visita que ésta hizo al santo en 1504 para agradecerle la salud que por su
repugnantes a nuestra sensibilidad actual como, por ejemplo, las llevadas a cabo con el cadáver intercesión obtuviera, le mancó con los dientes el dedo pulgar del pie derecho con el fin de
de San Diego cuando se intentó curar al infortunado príncipe D. Carlos, heredero de Felipe 11. poseer una reliquia suya. Los caballos de su casruaje se negaron a abandonar Madrid hasta que
En aquella ocasión se trasladó el cuerpo incorrupto del santo de Alcalá hasta la habitación del reparó la falta devolviendo lo hurtado16.Por fortuna no siempre respondían los santos de fosma
tan airada y se dejaban hacer, en ocasiones, auténticas carnicerías, como la practicada en 1589
4 CARO BAROJA, J.: Las formas conlplejas de la vida religiosa. (Religión, sociedad y carácter en la Espafia de por el general de los franciscanos en el cuerpo del recién canonizado Diego de Alcalá, al que
los siglos XVI y XVII). Akal editor, Madrid 1978, pp. 39-40. Véase también MARAVALL, J. A,: La cirltirra del Ba- «de la dicha pierna derecha desgobernó de la rodilla abajo una canilla grande y otra menor de la
rr.oco. Ariel, Madrid 1975, pp. 459 y SS. y SÁNCHEZ LORA, J. L.: Mujeres, coliventos y fornzas de la religiosidad
barroca, F.V.E., Madrid, 1988, pp. 309 y ss. 9 VARELA, J.: La mirerte del rey. El ceren~o~zialfirnerario de la moiiarqiría espaíiola (1500-1885).Tuiner, Madrid
5 El propio Ambrosio de Morales, en quien se unían la doble personalidad de un clérigo ortodoxo y de un 1990, pp. 70-71.
historiador serio y consciente, se expresaba así a la hora de referirse a las reliquias que a su juicio debenan trasladarse 10 Así el Conde de Gondomar, siendo embajador en Inglaterra, hará recoger los cadáveres de dos sacerdotes
al Escorial: «Ni tanlpoco ha de faltar del todo pía afecció~ien señalar lo que se ha de traer, pues si esta faltase, se daría católicos ajusticiados en Londres en 1616, que luego trasladará a la capilla del pazo familiar en Galicia, donde serán
en una incredulidad obstinada, que lo desvaratase todo y lo deshiciese. Por esto ha de ser prudente la consideración de venerados hasta nuestros días. Véase FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, F. de P.: «El Conde de Gondomar y las reliquias
los testimonios que hub'iere de las Reliquias para pesarlos bien, y jirnto cori esto Ira de Iiaber /rifapiedad y dei>ocióti de unos mártires ingleses.» Rev. del Museo de Pontevedra VI (1951), pp. 43-53.
blarlda en consultar y resolver que no cierre la puerta al acertar.» FLOREZ, E.: Viaje de Atribrosio de Morales por 11 BOUZA ÁLVAREZ, J. L.: Opus cit., pp. 35-36.
orden del rey D. Felipe 11a los reynos de León y Galicia y principado de Astirrias para reconocer las reliqiiias de los 12 En su afán acaparado1 de reliquias llegaría incluso a pretender trasladar al Escorial los restos del Apóstol
saritos, sepirlcros reales, y libros inaiiírscritos de las catedrales y nlonasterios. Dale lirz (...l. Antonio Marín, Madrid Santiago desde Compostela en 1589, Véase ROMERO POSE, E: El catnirio de Saritrago Eds. Encuentro, Madrid 1989,
1765, pp. 206-207. Ed. Facsímil, Oviedo 1977. p. 8.
6 SOTOMAYOR, M.: Cir1tzri.a y picaresca en la Granada de la Ilirstració~i.D. Jiran de Flores y Oddolrz. Univ. 13 FLÓREZ, E.: Viaje de A~~lbrosro de Moi ales p o ~or den de Felipe 11 , ctt.
de Granada y C.E.H.G. 1988, pp. 105-106. 14 Epistolario espatíol. Colección de cartas de esparíoles illrstres arztigltos y nioderrios. Biblioteca de Autores
7 LE JUMEL DE BARNEVILLE D'AULNOY, Ma C.: Relación del viaje por Espafia (1679). En GARCÍA Españoles (B.A.E.). Eds. Atlas, Madrid 1965. 11, p. 48.
MERCADAL, J.: Viajes de extranje~ospor Espafia y Portugal. Aguilar, Madrid 1959. 11, p. 1.016. 15 Epistolario espafiol... cit., 11, p. 354.
8 FORD, R.: Cosas de Esparía. Jiménez Fraud, Ed. Madrid sla. 11, p. 132. Véase también II, pp. 73 y 126. 16 VARELA, J.: Opus cit., p. 67.
pierna derecha, que dijo se quitaba al dicho santo para se la entregar a su majestad del Rey don ológrafo que el 9 de septiembre de 1662 redactaron Antonio Martínez de Somoza, archivero de
Felipe (...). Y ansí mesmo de la pierna izquierda le sacó otra canilla delgada, porque dijo era la catedral de Santiago, y su esposa Leonor Besmúdez de Castro, quienes relatan el siguiente
para la Emperatriz (...). Y con un cuchillo iba sacando alguna carne de las piernas del dicho caso referido a un fraile del convento franciscano de San Lorenzo de Trasouto: «... el P.
santo, porque dijo era también para dar al Príncipe (...) y para la infanta (...).17. Nanclares murió en opinión de santo, tanto que aunque está lejos el convento de la ciudad se
También los miembros del alto clero, muchos de los cuales habían pasado por Roma o halló a su entierro muchísima gente y le sacaron a pedazos su hábito.»23.El fervor que se des-
tenían allí los contactos necesarios, gozaban de una situación privilegiada para adquirirlas, en pertaba en estos casos era tal, y la codicia tan fuerte que ningún medio parecía ilícito con tal de
especial de los mártires procedentes de las catacumbas, y por su mediación los relicarios de las alcanzar el fin que se pretendía, como el que puso en práctica, según se relata en la vida de San
catedrales iban engrosando su contenido. Así la de Santiago recibiría a mediados del siglo XVIi Juan de la Cruz del Ros Sanctosum Rivadeneira, aquel religioso de otra orden que acercándose
el cuerpo de San Quirino, mártir, traído de Roma por su arzobispo D. Pedro Calsillo (que a besar el pie del santo con los dientes le arrancó una uñaz4.
también habría donado el de San Lucio a la catedral de Burgos, de la que fuera arcediano)''; y Los cadáveres incorruptos eran también fuente de estas reliquias que podríamos denominar
de la Ciudad Eterna llegaría también «en una urna adornada con figuras de bronce dorado» el menores, ya que la ausencia de grandes signos de descomposición era tenida entonces por señal
cuerpo de San Félix, mártir, ofrecido al cabildo por el canónigo D. José Valdivieso en su casi infalible de santidad, no en vano muchos de los grandes bienaventurados (San Francisco de
testamento de abril de 177719.Otro tanto puede decirse de la sede tudense, que según consta de Asís, San Isidro Labrador, San Diego de Alcalá, San Francisco Javier ...) habían gozado de este
un catálogo de sus reliquias impreso en 1838 recibió importantes donaciones a principios del raso p ~ i v i l e g i o De
~ ~ .la admiración y respeto reverencia1 que provocaba el descubrimiento de
siglo XVII. Así en 1622 el Licdo. Rodríguez Sequeiros le regaló las canillas de una de las Once uno de estos cadáveres tenemos multitud de ejemplos, como el que menciona Jerónimo de
Mil Vírgenes; y el mismo año el canónigo tesorero haría lo propio con huesos de los llamados Barrionuevo en uno de sus célebres Avisos, que lleva fecha de 19 de octubre de 1655: «En
Diez Mil Mártires, que en realidad pueden considerarse menores en comparación con el hueso Huesca abriendo una sepultura en Santo Domingo, donde estaba enterrado doce años hacía fray
del brazo de San Julián, ofrecido en 1617 por el canónigo de Sigüenza, natural de Vigo, Dr. Domingo Sanz, prior que había sido de aquel convento, no sólo le hallaron entero y tratable,
Figueroa; o los huesos de San Cosme donados por D. Clemente higo, pues aparte de ser santos sino que tirándole de un dedo por tenerlo por santo, para reliquia sin duda, le comenzó a correr
bien conocidos e identificados, gozaban de gran devoción en el área tudense. sangre de él, tan en abundancia como si no estuviese Pero no sólo los particulares
Los individuos que ocupaban las escalas inferiores de la sociedad debían, por el contrario, salían beneficiados por la invención de un cuerpo incorrupto, también la iglesia en la que se
conformarse con las menos importantes y de más dudoso origen, con frecuencia procedentes de encontraba se veía favorecida, ya que de este modo pasaba a custodiar en su interior un
personas vivasz0o, sobre todo, muertas con fama de santidad y cuyas ropas, cabellos o uñas eran auténtico cuerpo santo, posible origen de pingües beneficios en forma de limosnas y donativos
fmto de la rapiña de las masas enfervorizadas que se las encontraban, o que acudían a visitar el diversos. De aquí que en ocasiones se establecieran auténticas pugnas entre las iglesias o entre
cadáver antes de su sepultura. Así es frecuente que en la biografía de tales individuos, que órdenes religiosas por alcanzar el derecho de sepultar a estas personas muertas en olor de
proliferan entre los siglos XVI-XVII121,se haga referencia a esos actos de pillaje, que incluso se santidad al abrigo de sus muros2', o que la invención de un cuerpo incorrupto se registrara con
utilizan como argumento para demostrar el reconocimiento general de la santidad de su vida. todo cuidado en los archivos, como se hizo en el siguiente caso: «Nota curiosa. El día ocho de
Los ejemplos podrían multiplicarse, pero hay dos que resultan especialmente expresivos. El Julio de mil sietecientos quarenta y quatro con el motivo de demoler la Iglesia de el convento de
primero se refiere a Fr. Pedro de Santa María, dominico gallego que vivió la mayor parte de su San Francisco de esta ciudad para la nueva fábrica, se halló un cadáver de sacerdote entero e
vida en el convento de San Pedro de Sevilla, donde falleció hacia 1690 y cuyo cadáver expuesto inconupto vestido de hábito de San Francisco y vestiduras sacerdotales; trasladóse a la celda
públicamente «dexaron desnudo por dos vezes que lo bolvieron a vestir, cortándole hasta el Guardiana1 y el día diez de dho mes al capítulo de dho convento, y le sepultaron en su caja (...).
cerquillo en treinta i quatro horas que estuvo por enterrar»22.El segundo procede del testamento
23 A.H.U.S., pr. 1918, fol. 262.
17 VARELA, J.: Opus cit., p. 71. 24 RIVADENEYRA, P.: Flos saricto~~irni de las vidas de los santos, esci.ito por el (...) de la conipañía de JesMs
18 Archivo Histórico Universitario de Santiago (A.H.U.S.), protocolo 1945, folio 472, 1 de febrero de 1665. (...)aztmelitado de nzitchas por los PP J.E. Nieremberg y F. García, de la niisma conlpañía (...): aiíadido nuevanierite
19 A.H.U.S., pr. 7155, fol. 13. los comesporidierrtes para todos los días del año (...)por el M.R.P. Aridrés López Girerrero, de la orden de N.S. del
20 PONS FUSTER, F.: Místicos, beatas y alumbrados. Ribera y la espiritualidad valenciana del siglo XVII. Eds. Carnieri ( ) y en esta zílt/niaaddicroriada cori las vidas de algiriios sarltos aritigiros y niodei nos ( ) Joaquín Ibana, Madrid,
Alfons el Magnánim, Valencia, 1991, p. 102. Menciona el caso del franciscano Antonio Sobrino, al que, al acabar un 1761. m, p. 523. También tendría que soportar este santo en sus carnes un pío destrozo, pues ante la competencia
admirable sermón «toda la gente comenzó a aclamarle por santo, y como a tal a cortarle reliquias del ábito y manto: que surgida entre las ciudades de Segovia y Ubeda por la posesión de su cuerpo, «los prelados de la Religión (...) lo
para que no se le acabasen todo, fue menester que los compañeros y otros seculares le defendiesen.» Esto sucedía en compusieron dividiendo entre ellas el santo cuerpo. A Ubeda le cupo un brazo y las dos piernas; y a Segovia la cabeza,
Sueca en 1613. con lo restante.»
La condesa de Aulnoy (opus cit., pp. 1.070-1.071) refiere el estupor de un compañero de viaje, que al ser 25 De esta manera el buen estado de conseivación en el que se encontraba el cadáver de Carlos 1 en el reinado de
confundido con un santo varón gallego, fue acosado por la multitud que lo tocaban con sus rosarios y medallas, al Felipe N,fue tomado como signo evidente de la santidad de un hombre que tanto había luchado en pro de la Iglesia
tiempo que recortaban pedazos de su capa y traje. frente a los protestantes. VARELA, J.: Opus cit., p. 106.
21 CARO BAROJA, J.: Opus cit., p. 84. Aunque sin duda su mejor momento será el XVII. 26 BARRIONUEVO, J. de: Avrsos B.A.E., Eds. Atlas, Madiid 1968. Aviso CII, p. 208.
22 ANDRADE, T.P. DE: Conipendio breve de la prodigiosa vida y virtildes del venerable siervo de Dios el 27 PONS FUSTER, F.: Opus cit., pp. 91 y 168-169. También a la muerte del célebre misionero capuchino Fr. José
M.R.P. Pdo. Pedro de Sarita María Ulloa, de la esclarecida orderi de predicadores, hijo del religiosísinio corii>erifode de Carabantes, «todas las comunidades de la Villa de Monforte querían para sí este precioso tesoro». GONZÁLEZ DE
Sari Esteban de Salamarica y pro-hijado eri el Real Coriverito de Sari Pablo de Sevilla. Juan F. de Blas, Sevilla 1692, QUIROGA, D.: El riirevo apóstol de Galicia el V.P. Fr. José de Carabarites (...), sir vida, predicación, iiirtitdes y
p. 208. prodigios. Vda. de Melchor Áivarez, Madrid 1698, p. 482.
Conociéronle varios y dixeron era el cadáver de D. Juan de Sarria y Prado (...), que murió en reposaban los restos eran también objeto de la codicia popular. Así en 1683 y 1692 se entrega-
opinión de venerable y se trata de su canonización (...). Se le avía dado sepultura en dho ron por parte de las reinas de España MXuisa de Orleans y Mariana de Neoburgo (primera y
convento el día siete de Enero de mil sietecientos y onze (...). Y p"ue en lo futuro aiga algvuz segunda esposa de Carlos 11 respectivamente) nuevas mortajas para envolver el cadáver de San
de este caso, lo anoto y firmo. Dr. D. Francisco Fandiñ~.»~'. Isidro, sirviendo las viejas para hacer reliquiaP. También cuando recientemente se procedió al
El valor dado a la reliquia era tal que su estado, fuera el que fuese, no causaba ninguna estudio del cuerpo momificado de Inés Ruiz de Otalora, fallecida en 1607, tenida por santa a
repugnancia y se aceptaba sin ningún tipo de reparo. Así cuando Dña. Juana de Castilla, sobrina nivel popular en Mondragón (Guipúzcoa) por el hecho de no haberse descompuesto su cuerpo,
de los fundadores del colegio de los jesuitas del Villarejo de Fuentes, pidió al padre provincial pudo comprobarse como el forro de su ataúd estaba prácticamente consumido debido a la
de dicha orden «para su consuelo espiritual» la cabeza del P. Baltasar Álvarez, fallecido en costumbre de recortar pedacitos para la confección de escapularios que, todavía en época actual,
dicha casa con fama de santo el 25 de julio de 1580, aquélla le llegó trayendo «muchos de los se colgaban al cuello o cosían en los colchones37.
cabellos muy frescos, y dentro algo de los sesos, que aún no estaba del todo gastado», claro que Sin duda el mejor momento del culto a las reliquias fueron los años que van de finales del
<<contodo eso no traía mal olor alguno, como ni le tenía su santo cuerpo cuando recogieron sus siglo XVI hasta finales de la centuria siguiente, o principios del XVIII. La religiosidad des-
huesos en un arca, con no estar bien descarnados.»29.Y no se trata de un caso singular, ya que bordada que promoverá el espíritu de Trento, unida a la revalorización de la figura de la Virgen
en una carta que envió hacia 1625 Sor María de Agreda a la abadesa de un convento de su orden y los santos y su poder de intercesión, el redescubrimiento de las catacumbas de Roma, junto a
en Madrid acompañando unas reliquias, podemos leer: «... sólo escribo para enviarle a mi la labor desarrollada por Felipe 11 en el Escorial, que sería imitada por los miembros de la
carísima Madre un güeso, que yo estimaba mucho, y la cabeza de su cuerpo tengo en la celda nobleza (véase, por ejemplo, el caso de los Condes de Lemos en M~nforte)~', y de la jerarquía
yo. Es muy lindo, y aunque está con tierra y no tan blanco como los demás, no repare VWR-en eclesiástica, como el arzobispo de Valencia Juan de Ribera, quien desde su designación en 1568
eso, porque a mi petición le han sacado del sepulcro poco ha, y no está lavado como los demás, «fomentó una religiosidad milagrosista coleccionando reliquias de todos los santos de la iglesia^^^,
que todos lo están y éste no ha querido lo laven.»30. contribuyeron a esta sed de reliquias, de la que se hace eco en un tono crítico el P. Mariana en
Cuando no existía la posibilidad de conseguir un fragmento del cuerpo o vestido del santo, carta fechada en Toledo en 1597 y dirigida al segundo de los Felipes: «El día de oy reina en
o presunto santo, podía uno consolarse con la posesión de algún objeto que le hubiese pertenecido España un deseo extraordinario de hallar y aún con ligera ocasión forjar nuevos nombres de
o que hubiese estado en contacto con él. Así papeles escritos de su mano eran muy apetecidos, reliquias de santos (...). En particular estos años han venido de Roma a España, y han passado
y además el beneficio que por su intermedio podía conseguirse era igualmente efectivo. El a las Indias increyble número de reliquias sacadas de las catacumbas de San Sebastián (...)40. Una
jesuita P. Juan de Cárdenas cuenta en la biografía que escribe de D. Miguel de Mañara, como D. opinión en la que insistía en otra carta escrita el mismo año al canónigo García de Loaysa: «Un
Francisco de Madariaga, caballero de Santiago, hallándose «fatigado de un rezio dolor de negocio muy grave me fuerca a escribir a V.S. ésta, y que ocho años ha me tiene en cuydado.
cabeca (...) se acordó que tenía unos papeles o villetes de D. Miguel de Mañara, y con la mayor Yo veo en España un deseo muy grande de hallar y aver con ligera ocasión inventar nuevas
devoción que pudo tomó los papeles y se los puso en la cabeca. No huye más apriesa del reliquias de sanctos...B~'. Sólo a la sombra de este «deseo muy grande de hallar reliquias» puede
vencedor el enemigo vencido que huyó el dolor de cabeca a vista de los papeles de este siervo entenderse que prosperara hasta el delirio la superchería de los hallazgos de la Torre Vieja de la
de Dios»31.Las firmas eran especialmente codiciadas, y así en alguna de las cartas escritas por ciudad de Granada en 1588, que se completaron con nuevos descubrimientos a partir de 1595 en
el venerable P. Baltasar Álvarez, antes citado, consta faltar su firma cortada para servir de el después llamado Sacromonte, auténtico remedo histriónico de la invención en 1578 del
reliquia32.Son varios los testadores que, como Dña. Francisca de Estrada y Vaamonde, esposa cementerio paleocristiano de los Jordanes en Roma. La corona participaría del entusiasmo
de un procurador de S a n t i a g ~declaran
~~, tener una firma de Santa Teresa de Jesús guardadas en generado por las burdas falsificaciones que allí se exhumaron y que serían legitimadas por un
relicarios como el que posee la catedral compostelana en su capilla de las reliquias, colgada de concilio provincial reunido en 1600 bajo la presidencia del arzobispo granadino, al que
una preciosa imagen de la santa en la que se custodia, además, una de sus muelas34.Cuando murió asistieron representantes de toda España42.Se convirtió así el Sacromonte en un centro pri-
Sor M V e Jesús de Agreda su cuerpo quedó protegido por las rejas del coro de la muchedumbre vilegiado de distribución de reliquias que llegaron a puntos diversos de la península, como el
que acudió a verlo, pero los que podían acercarse a las religiosas les pedían que «les tocasen
rosarios y medallas al cuerpo de la que aclamaban por santa+. El sudario o la caja en que 36 VARELA, J.: Opus cit., p. 69.
37 Revista de Arqireología, 1199 (1989), pp. 7-1 1.
28 Archivo parroquia1 de San Juan Apóstol de Santiago. Libro 41, folio 62. In A.H.D.S. 38 BOUZA ÁLVAREZ, J. L.: Opus cit., p. 66.
29 PUENTE, L. de la: Vida del P. Baltasar Álvarez (1615).B.A.E., Eds. Atlas, Madrid 1958, p. 240. 39 PONS FUSTER, F.: Opus cit., p. 20. Bartolomé Joly, en su Viaje por Esparia (1603-16041, describe la
30 AGREDA, M". de: Epístolas. In Correspotidelicia eritre Sor M" de Jesiís de Agreda y Felipe IV. B.A.E., Eds. «multitud de hermosos relicarios» y menciona de forma específica la túnica inconsútil de Cristo y las espinas, dientes,
Atlas, Madrid 1958, p. 239. el cuerpo de uno de los Inocentes y «otras curiosas reliquias)) de la seo valenciana, Véase en GARCÍA MERCADAL,
31 CARDENAS, J. de: Breve relación de la Mirerte, Vida y Virtirdes del i>enerablecaballero D. Migirel de J.: Opus cit., 11, p. 73.
Mararia Vicetitalo de Leca, Caballero del Orden de Calatrava, Hermano mayor de la Sat~taCaridad, Escribióla (...)T. 40 BOUZA ÁLVAREZ, J. L.: Opus cit., p. 67.
López de Haro, Sevilla 1679, p. 169. 41 BOUZA ÁLVAREZ, J. L.: Opus cit., p. 67.
32 PUENTE, L. de la: Opus cit., p. 408. 42 SOTOMAYOR, M.: Opus cit., pp. 98-108. De todas maneras en Granada intervienen otros factores que
33 A.H.U.S., pr. 3581, fol. 6, 25 de marzo de 1713. explican el éxito de los descubrimientos y que no deben desdeñarse, como es el deseo de afirmar la antigüedad y el
34 Puede verse en el catálogo de la exposición Galicia no ternpo. Santiago 1991, p. 367. carácter de sede apostólica de la iglesia granadina. Véase MARTÍNEZ MEDINA, F. J.: Cirltlrra religiosa eri la Granada
35 Correspondeticia entre Sor M V e Jesiís de Agreda (...) cit., p. 384. renacetitista y barroca. (Estudio Crotiológico). Univ. de Granada, 1989, pp. 265-266.
Es~oi-ial~~e incluso Galicia, pues la catedral de Santiago contará con restos de los «mártires partimos y que, a nuestro juicio, señala el inicio de un cambio en su culto; esta desaceleración
ilip~litanos»~~. Ni siquiera la condena papa1 de 1682 serviría para acabar con el tinglado en el acopio de objetos santos se desprende tanto de los datos que anteceden, como de otros
granadino, aunque en otros lugares se actuó con más cordura45. indicios que apuntan en esa dirección; sirva en calidad de ejemplo el hecho de que sean de 1664
Será durante el XVII cuando se formen o aumenten de modo considerable, los depósitos de y de 1704 los testamentos en los que se declara poseer el mayor número de objetos que los
reliq~iiasen las iglesias catedralicias, parroquiales o conventuales. Sirva de ejemplo el caso del contienen (más de siete y nueve respe~tivamente)~~. También es del siglo XVII, agosto de 1652,
importante templo benedictino de San Martín Pinario, que de los cuarenta restos santos que el testamento de Alonso Vallejo, criado del arzobispo de Santiago, quien declara tener una cruz
custodió, veintinueve llegaron entre 1605 y 1661, y los once restantes en 1718, 1720, 1721 y de ébano con cincuenta vidrieras (veinticinco por cada lado) mostrando reliquias, aparte de
173846.Es también en los testamentos del siglo X W donde encontramos un mayor número de guardar en su poder tres bolsas conteniéndolas, la mayor concentración con la que hemos
referencias de posesión de reliquias: topado5'. Conforme nos acercamos a finales del siglo XVIII tal acumulación va desapareciendo,
y a.sí entre 1777 y 1810 en los nueve testamentos en los que se declara poseer reliquias (los de
Tuy incluidos), sólo se menciona un objeto que las contenga. Resulta también significativo que
sean los testadores del seiscientos los que en mayor proporción señalan que utilizan a diario las
medallas, cruces, cordoncillos, relicarios o bolsas que las encierran, normalmente llevándolas
colgadas del cuello:
De hecho es entre mediados del XVII y primeras décadas del XVIII donde se concentran la
mayor parte de las mencionadas de reliquias en Santiago:
53 A.H.U.S., pr. 3670, fol. 158. Testamento de D. Mateo A. de Prado; Archivo Catedralicio de Tuy (A.C.T.) s/n,
fol 4. Testamento del cánonigo D. Cayetato Figueroa; Archivo Catedralicio de Santiago (A.C.S.), n"67. Testamento
del canónigo D. José de Barremechea; A.C.T. n"3, fol. 11. Testamento del canónigo D. Juan de la Campa.
54 Archivo Histórico Provincial de Pontevedra (A.H.P.Po), 54-B, fol. 77. Testamento de M T e l m a Fernández, de
Río de Molinos (Tuy), de 28 de octubre de 1775. La reliquia que más abunda, sorprendentemente, el «lignum crucis». Erasmo y sus discípulos
55 Archivo Histórico Diocesano de Tuy (A.H.D.T.), pr. 5, fol. 24. 25 de febrero de 1786. primero, y Calvino después, habían afirmado que de reunir todos los restos de la santa cruz
56 Sorprende esta declaración por cuanto que Ambrosio de Morales en su viaje de 1572 declara haber visto en
dicha capilla tres cruces con fragmentos del «lignum crucisx en ellas. FLÓREZ, E.: Opus cit., p. 125.
podría cargarse un gran barco con ellos6>,la verdad es que eso casi se conseguiría con los
57 A.H.U.S., pr. 3866, fol. 21. fragmentos que circulaban por Galicia, como se desprende del siguiente cuadro, en el que
58 A.H.U.S., pr. 2633, Col. 449. también se incluyen los datos de Tuy:
59 Así en la visita que en 1739 se hace en la parroquia de San Cristóbal de Gondar (Santiago), puede leerse: «Hay
dos reliquias de San Blas (...) tiene auténtica de Roma del obispo Perusino, mandada poner en pública veneración por
el Sr. Traba en el año de 33. Otra de San Cristóbal de unos poquitos huesos con su auténtica de Roma del obispo Zamen,
que registrada por el Sr. Traba año de 34 mandó ponerla a la pública veneración.» Archivo Histórico Diocesano de
Santiago (A.H.D.S.), 1266. Arciprestazgo de Morafia. De modo similar actuó en Santa María de Cequeril, también en
Moraña, donde se custodiaban una espina de la corona de Cristo y un hueso de Santa Reparata. 62 CANUELO, L.: El cerisor, obra periódica (1781-1787).Ed. Facsímil. Univ. de Oviedo 1989, p 197 (734 del
60 En la visita efectuada en 1791 a la capilla del paz0 de Rosende se anota: «... en cuyo retablo había reliquias de original).
varios santos, de quienes exhibió las auténticas. Y una caja de madera con el cuerpo de San Felicísimo, del que hay 63 A.H.D.S., 1269. Arciprestazgo de Morrazo, fol. 19.
auténtica». A.H.D.S., 1272. San Martín de Calvos de Sobrecamino, arciprestazgo de Ferreiros. 64 A.H.U.S., pr. 2595, fol. 82, 12 de junio de 1694.
61 SOTOMAYOR, M.: Opus cit., pp. 125 y SS. 65 BOUZA ÁLVAREZ, J. L.: Opus cit., p. 30.
Es de destacar la importante proporción de eclesiásticos, que suponen prácticamente el 40%
NPTestamentos ídem Pos mencionen de los propietarios de reliquias. Por supuesto las más importantes y numerosas se encuentran en
manos de los poderosos, aunque hay excepciones, como el caso de Alberta Camboña, una
1641-1700 31 10 (uno declara tener dos) criada que en su testamento de julio de 1719 declara tener: «Un relicario de plata de buen
1781-1750 27 9 (tres declaran tener dos) tamaño lleno de reliquias, una cruz de plata maciza llena de reliquias de muchos santos, un
1751-1810 26 9 (uno declara tener dosI6" relicario grande de dos onzas de plata lleno de reliquias y por el otro lado un agnus con un
((lignum crucis» al pie, un corazón con su cerquillo de plata y un «nigrum crucis» (sic) en el
Naturalmente sólo en dos ocasiones, ambas de bien entrado el XVIII, puede el testador medio»70.Claro que sin duda esta situación se explica por haber estado al servicio de dos
afirmar que el suyo procede de Roma y que tiene su auténtica correspondiente. Esta prolifera- canónigos de cuyos ajuares, ya fuera por donación o por sustracción, debía proceder tan
ción de pequeños fragmentos de la vera cruz no es exclusivo de Galicia, pues el trabajo de A. importante colección.
Peñafiel sobre Murcia pone también de manifiesto la frecuencia con que aparecen en la docu- De estas reliquias confiaban sus detentadores obtener beneficios espirituales y, sobre todo,
mentación de aquella zona67.No cabe duda de que la importancia de tan sagrado objeto pro- materiales, por ello no es de extrañar que el canónigo de Tuy D. Ambrosio Piñeiro ruegue
vocaba la proliferación de sus esquirlas por doquier. Tampoco faltan otras reliquias excepcio- encarecidamente al sobrino que posee el mayorazgo familiar, que cuide el diente de San Telmo
nales, como unas gotas de la sangre del propio Cristo (por cierto que provistas de la correspon- que custodian «por los beneficios recibidos por la intercesión del santo»7'. Tales objetos se
diente auténtica), y un poco de la leche de la Virgen. Sin embargo la mayor parte son de santos, utilizaban como auténticos talismanes que protegían contra todo, ya fuese enfermedad, tormenta
siendo Teresa de Jesús la que aparece citada en más ocasiones (en concreto tres) mencionándose o acción del demonio, y a veces, a pesar de las prohibiciones tridentinas, en forma que rayaba
un total de cinco reliquias suyas; el caso más completo es el del canónigo de Santiago D. Álvaro la superstición. Conocido es el caso mencionado por J. Smailh de aquella duquesa que adminis-
de Zayas que, por su testamento de octubre de 1673, legó a su sobrina un relicario con un tró a su hijo enfermo «parte en forma de poción, parte en forma de lavativa, un dedo de San
fragmento de sudario, de carne y una firma de la santa de Ávilah~. Isidro reducido a p o l ~ ~O»el~ referido
~ . por J. Varela de Felipe 111, quien en 1602 para disipar
Como decíamos al principio, todos los miembros de la escala social aspiraban a poseer una una dolencia pasajera utilizó como medicina polvos de la tumba de San R a i m ~ n d o Claro
~ ~ . que
reliquia, pero serán los que ocupen los puestos más destacados de la misma los que tengan tal práctica no era exclusiva del rey (que, por otra parte no se desprendió nunca de una bolsita
mayores posibilidades para acceder a ellas: que desde 1619 llevaba al cuello con un dedo y tres dientes de San Isidro para protegerse de
enfermedades), pues su esposa Margarita tomaba en bebidas tierra de sepulturas de santos74.
Total
184"11700 "178%-"1558 17"-1810 Este valor taumatúrgico de las reliquias se veía complementado por toda una serie de objetos
que se citan con frecuencia en los testamentos, o que aparecen enumerados en los inventarios de
1 Ciudad l bienes, como esas sortijas con pedazos de uña de la Gran Bestia, o los pedazos de unicornio,
estañasangres y cuentas de «cabal0 marino», que se mencionan en unión de los «lignum crucis»
Grupo I y demás fragmentos de huesos de santos, formándose a veces una extraña mezcolanza en la que
Grupo II la diferencia entre lo sagrado y lo mágico debía de ser muy tenue, sino en la teoría, si en la
Grupo III práctica". Resulta no obstante significativo, que la última vez que aparecen asociados objetos
Grupo IV(a) tan dispares en nuestra documentación sea 1723, lo que abunda en nuestra idea de la revalori-
Grupo lV(b) zación que las reliquias y su función experimentan en la última parte del setecientos.
-
En Galicia el culto a las reliquias se reactivó en las últimas décadas del XVIII. Esto se debió
1 Campo
al envío desde Roma de nuevos santos catacumbales. En 1789 llegaría el cuerpo de San Vitorio
a la catedral compostelana, regalo del papa Pío VI, seguido en 1795 de San Campio a la
- 1 feligresía de San Orente de Entines, traído por el canónigo cardenal y arcediano de Trastámara,
Grupo I O 0 1 - de Santiago D. Javier Zelada, y en 1796 Santa Oricera al convento de clarisas santiagués. A
O
Grupo II O Q 0 - éstos seguirían otros que irán arribando durante la primera mitad del XIX (San Fidel en 1817,
- 2
Grupo III 0 O 2 San Pegerto en 1831, Santa Minia en 1848...), algunos de los cuales darán origen a santuarios
0 O 3 3 69
cuya importancia trasciende el período cronológico que abordamos en nuestro estudio. Esta
66 Obviamente no incluímos en este cuadro aquellos que pueden considerarse repetidos al ser mencionados por 70 A.H.U.S., pr. 3604, fol. 26.
herederos de anteriores poseedores. 71 A.C.T. nQ62 bis, fol. 39. 8 de noviembre de 1797
. .-
67 PENAFIEL RAMÓN, A.: Opus cit., pp. 113-114. 72 SARRAILH, J.: La Espana Ilustrada de la seglrr~damitad del siglo XVIII. F.C.E., México 1794, p. 659.
68 A.C.S. n"66. 73 VARELA, J.: Opus cit., p. 68.
69 El grupo 1 abarca a los sectores humildes del ámbito urbano (criados, artesanos...); el 11 a los acomodados 74 VARELA, J.: Opus cit., p. 68.
(comerciantes, funcionarios, profesiones liberales...); el IE a las élites; el IV(a) al bajo clero y el IV(b) al alto clero, 75 A.H.U.S.,pr. 3604,fol. 26, y A.H.U.S.,pr. 1776, fol. 122.
fundamentalmente el capitular. Ene el campo el grupo 1comprende al campesinado; el 11 alas élites y el III al clero.
renovación del culto a los restos santos presenta, no obstante, una diferencia con respecto a
épocas anteriores, ya que ahora no se Pata tanto de poseer algunos a nivel particular, cuanto la
de dirigir oraciones y limosnas hacia santos nuevos cuya particularidad estriba en su presencia
física, realzada además por su aspecto externo ya que sus restos venían embutidos en estatuas de
cera, que ante los ojos del vulgo pasarán por cuerpos incorruptos reforzando así su prestigio.
Esta reactivación presenta sin embargo un cierto cambio de matiz, y es que hasta entonces la
concentración y el culto a las reliquias había sido algo fundamentalmente urbano, salvo deter-
minadas excepciones como el caso de San Andrés de Teixido, a partir de ahora estos nuevos
cuerpos santos van a distribuirse a lo largo y ancho del mundo rural, incentivando aquí el
fenómeno de la veneración a las reliquias.
30 PICCOLOMINI, A,: De la iiistitirtiorie di firtta la vita de l'ironio riato riobile e iti cittb liber~a,libri X . . . , Venecia, 34 NOLA, Ruperto de: Libro de cozitia conipirestopor niaestre Rirperto de Nola coziriero qitefire del seretiissinzo
1549; FRIGO, D.: 11 padre di fariiiglia. Goi~ertiodella csa e goverrio civile riella tradizione dell'econoniica h.a Cinqrre sefior doti Hernando de Nápoles: de niirclios potages y salsa y qnisados para el tietiipo cartial y de la qiraresnia: y
e Seicerito, Roma, 1985. tiiarijares y salsas y caldos para dolierites de iiiiry gran sirstaricia y fr-irtas de surten y ii~azapáiiy otras cosas iriiry
31 Ibideni, p. 89. provechosas y del servicio officios de las casas de los reyes y grarides sefiot.es y cai~alleros:cada irtio conio a de servir
32 CAGGIO, P.: Icorioniica, Venecia, 1552. a sir cargo, y el triricliarrte corno a decor.tar todas iiiatieras de carnes y de aves y otms r~irrcliascosas en el afiadidas rtiiry
33 Sobre la tipología de las varias formas de corte, así como sobre la servidumbre doméstica y sus límites, no proi~ecliosas... Dirigido al sereriissimo rey dori Hernatido cie Nápoles. Coriipzresto por niaestiz Rirperto de Nola sir
siempre claros, con el funcionario o el simple «cortesano» vid. CATTINI, M.: «Le corte paralelle: per una tipologia cozinero ttiayor, publicado en catalán, en Barcelona, en 1520 y en castellano, en Toledo, en 1525, Edición de Madid,
delle corLi padane da1 XII al XVI secolo», en La Corte e lo spazio, vol. 1, pp. 47-48. Reflejo del proceso citado sería la 1969 (a cargo de C. IRANZO).
cada vez más abundante txatadística específica sobre cargos y oficios particulares, como, por ejemplo, BUONPIGLI DA 35 A.S.N., Camera della Sommaria, Notamentorum, n"2, fol. 167 v.
MONTE VARACHI, P.: Iirstriittioire a i f r i iiiaestro di casa di qiraliirzqire pricipe con il niodo di goverriare e aniiriistrare 36 «Movimiento di Tesoreria da1 1 Gennaio al 19 Novembre 1533», A.G.S., Est. Nap. 1025, 87, en CONIGLIO:
qirella iltirtto coi! ordirie di scrittzrra. Utilissiriia ad ogrii pr.incipe, Florencia, 1569. Una visión general se encuentra 11 Vicei.egtio..., 1, p. 28.
también en ROBB, N. A,: «The fare of princes. A Renaissance manual of domestic economy», ltaliari Stirdies, VII, 1952, 37 NOLA, R. de: Op. cit., p. 37, Cfr. EVITASCANDOLO, C.: 11 Dialogo del tiiastro di casa, Roma, 1598.
pp. 36-61. La culminación barroca de las experiencias precedentes aparece reflejada en el célebre trarado de FRIGERIO 38 Testariietito del virrey Pedro de Toledo (Pozzuoli, 8 de enero de 1552), Archivo Histórico Nacional, Osuna,
(di Ferrara), Bartolomero: L'ecorioi~~o przrdeiite, riel qirale cori I'autorita della Sacra Scr,ittura, d'Aristotele, e d'altri leg. 418, n 9 , fol. 26.
graiii scrittori si mostra I'arte irifallibile d'acqiristar e corise~.varla robba e la ripiitatiorie d'irria fairiiglia e tf'zrria corte, 39 Cfr. Citeritas del Tesorero Aiforiso Sáricliez, B.P.M., msc. II 1598, fol. 291v. Destaca los pagos por obras de
Roma, 1629. fortificación en el castillo, desde noviembre de 1552, «de ordine et parere del magnifico lope de mardones castellano/
linaje virreinal, que culminarían durante la campaña de Siena, como confidente y correo ante índole militar o económica45.La respuesta de García de Toledo refleja a su vez la fuerte con-
Cosme de Medici40. Partícipe en todas las actividades de la corte, aparece citado con los habi- cepción patrimonial del servicio y la variedad de cargos de la casa virreinal, los más apreciados
tuales elogios por los poetas áulicos del marqués de Villafranca, como Tansillo -«il vostro de los cuales parecen haber sido los relacionados con la cocina:
buon Mardon, di cui non scorgo/ nel mondo uom piu cortese ni?! pih saggio»; «Mardones, il qual
loda ognuno..J>~'- o Terminio, cuya dedicatoria final de su poema a consagrado a don Pedro «...de los criados del Virrey los que se quisieren venir a es-/tar conmigo yo los tendre
atestigua la labor de aquél como intermediasio en la difusión cultural y propagandística de la a todos, los que por mi como-/didad desseo son los dos trinchantes y el sobre coco/
imagen ~ i r r e i n a l La
~ ~ carta
. que García de Toledo le escribió desde Bruselas a finales de 1553, que v.m. hizo venir de Roma y a vicentio y desearial que me viniese a servir de
refleja el papel indispensable asumido por el Mayordomo en la administración de la hacienda y camarero Vallejos y todos los que/ tienen placas de continuos vengan aca a servellas
de los asuntos familiares, así como una notable familiaridad. Ante su presunta intención de que yo/ los tendre por hijos y si algun otro offiqial le pareciere/ a v.m. que me
abandonar el servicio del linaje, entonces sumido en los graves problemas de la herencia, García conviene tambien lo tomare, y todos los deas que no fueren obligados al servicio del
recuerda la confianza absoluta depositada en él por su padre: rreyl tendran mi casa abierta todo el tiempo/ que quisieren estar en ella tratandolos
como a hijos...»46.
«...bien creo que se acordara que antes que/ muriese mi padre yo le tome la palabra y
ansi me la dio de no/ tomar asiento con persona del mundo sino que entrambos bivie- A falta de una fuente detallada que nos permita reconstruir con exactitud el cuadro de la
/sernos juntos pues mi hazienda era bastante para poder su-/plir lo que falta a la de Casa de don Pedro de Toledo, sólo contamos con estas referencias y otros testimonios, como los
v.m. y en esto rrescevia yo merced y se/ dava contenta miento a los muertos y tanto poemas de Tansillo, para conocer los nombres y funciones de algunos servidores, aunque las
mas obligacion/ havia y ay de tener por bien y observar esta promesa porque/ influencias clientelares desarrolladas en torno a los oficios cortesanos ocuparon un importante
juntamente con ella se cumplia lo que se prometio al Virrey/ mi señor en su muerte papel en la estrategia de expansión familiar, como demuestran los casos mejor atestiguados en
que fue quando dexo a v.m. encomendadal mi señora la Virreyna, que estando relación con Florencia y los puestos más especializados de la corte, como médicos -entre los
ausente del Reyno mal se podra/ tener la quenta que se deve con ella y dexando esto que destacan Pedro Jacopo de Toledo y Filippo Ingrassia, tanto por sus tratados como en la
aparte havien-/do quedado testamentario de mi padre y estando el descar-/go de su aplicación de la política sanitaria del Virrey-, confesores o artistas. Junto a los cargos subal-
anima tan embaracado por tantas partes...»43. ternos mencionados en la cosrespondencia de don García, sólo conocemos el nombre de algunas
otras figuras destacadas de la corte, como Pedro de Tapia, que desempeñaba el cargo de
Ya en el reinado de Felipe 11 y siempre con el respaldo de García de Toledo, Mardones Camaremo del Virrey y que sería el origen de una gran familia de funcionarios y juristas47.
culminaría su carrera al ingresar en el «seggio» de Montagna y pasar a formar parte del Consejo Abundan los apellidos ligados al Bierzo o a los linajes afines, como Valcarcel, Pimentel,
Colateral, lo que le permitiría desempeñar una importante actividad política en la capital, en Benavente, Alcocer...48,todos ellos en diversos oficios de relativa responsabilidad, mientras los
estrecha relación con la casa de ~ i l l a f r a n c a Aunque
~~. excepcional por su éxito, esa trayectoria múltiples cargos inferiores aparecen asignados a napolitanos. Según se desprende del Inventario
no es un caso aislado, ni en cuanto al asentamiento de oficiales y funcionarios españoles en el de Bienes realizado a la muerte del Viney, un abundante número de sirvientes estaba a cargo de
reino, ni en lo referente a las estrechas relaciones de los distintos miembros de las casas sus diversas pertenencias o sectores de la casa en el palacio de Nápoles, así como en su villa de
nobiliarias con los señores. En la propia casa del Virrey los testimonios son abundantes, sobre Pozzuoli, mientras que otros acompañaban a don Pedro en sus desplazamientos y, por lo tanto,
todo en los momentos inmediatamente posteriores a la muerte de don Pedro en Florencia, se encontraban en Florencia en aquél momento. Muchos de ellos +aballerizos, guardarropas,
cuando muchos de sus criados y sirvientes se encontraron desvalidos allí o en Nápoles y coperos, despenseros...- recibirían diversas «limosnas» del Visrey, entre los bienes que custo-
recibieron la protección de García, a través del propio Mayordomo. Las cartas enviadas por éste
al hijo del Virrey -entonces en el campo de Siena- durante los primeros meses de 1553, ha-
cen referencia a los múltiples casos de criados de aquél que solicitan mercedes diversas, de 45 Vid., por ejemplo, la carta de Mardones «Al muy Illustre Señor Don Garacía de Toledon, de Florencia, el 23
de febrero de 1553: «Don Diomedes va a servir a v.s. como lo ha hecho hasta /agora al Visorrey mi señor. El qual queda
tan pobre como otros muchos / criados suyos. Se dezir a v.s. que mi Señora la duquesa supplico al/ Viney muy señor
por una compañía de las que estan en orbitello vacas/ y su Excelencia se la prometio quando se acordasen los soldados,
del ditto castello overo de la persona che il prescripto magnifico lope/ deputera in suo loco...», Ibidenl, 11-1597, fol. 328 el vá allá/ con esta esperanca yo lo supplico a v.s. por el servitio y pan que/ a comido en casa del Virrey mi señor que
y 11-1598, fol. 210 --correspondiente a1 16 de marzo de 1553-. este en gloria...», A.D.M.S., leg. 4.331, s.p.
40 Cfr. Ciientas de Alforlso Sánchez, B.P.M., msc. 11-138, fol. 36. 46 Don García de Toledo «al muy Magnífico Señor Lope de Mardones», 23 de febrero de 1553, A.D.M.S., leg.
41 TANSILLO: La Clorida, y Capitoli giocosi et satirici ..., Nápoles, 1870, «Capitolo XXIV: a1 Vicerh di Napoli» 4.331, s.p.
(hacia 1552), p. 378. 47 A.D.M.S., leg. 4.336, s.p. Sobre Egidio de Tapia, que sería Presidente de la Camara de la Sumaria y construiría
42 TERMINIO, N,: Trophaezrni tole tan un^, Nápoles, 9 de abril de 1551: dedicatoria final: «Don Lopsio Mardonio, un gran palacio en la nueva via Toledo, así como su hijo Carlo Tapia y sus otros descendientes, destacados juristas,
Caesarea Maiestatis fidelissimi summi Praesidis observatori, Equitis, perspicuo, ac generoso N. Terminius Contursinus.» miembros del Colateral y ennoblecidos con el título de marqueses de Belmonte, vid. CROCE, B., «Memorie degli
43 García de Toledo a Lope de Mardones, Bruselas, 16 de Noviembre de 1553, A.D.M.S., leg. 4331, s.n. Spagnoli nella citti di Napoli», Napolr Nobilissin7a, 111, p. 173.
44 Vid. MUTO: «Gestione politica e controllo sociale nella Napolispagnola», en DE SETA: Le citth capitali, Bari, 48 Por ejemplo, el pago efectuado en 1540 - e n t r e otros muchos que figuran en el mismo legajo- «Ad Joan
1985, p. 83. A su muerte en 1569, Mardones sería enterrado en una capilla familiar, por él fundada en la iglesia de San Lopes de alguzer creato del Illmo. Sor. Vicerh per lo olagio et mancanento/ notato in la partita ad epso posta in exito de
Giacomo degli Spagnoli. Cfr. D'ENGENIO, Napoli Sacra, Nápoles, 1903, p. 78. ducati 900...», A.S.N., Sez. Amministrativa, Tesoreria Antica, Cedole di Tesoreria, n"58, fol. 23 v.
diaban o senan citados en su testamento en deferencia a sus muchos años de servicio49.Entre ellos para culminar, más allá del círculo estricto del palacio y el jardín psincipescos que los acoge
destacaban figuras de relieve, como Maria Pimentel, Camarera de la 11marquesa de Villafranca, en la solemne celebración del Estado que son las Entradas y fiestas ciudadanas. A su vez,
que, además de residir en Florencia, junto a Leonor de Toledo, había estado al frente del organización de los cargos y la vida social de la coste transforman su propio ámbito físico,
personal femenino de la casa virreinal, «haviendo como a tenido cargo en mi casa de muchas donde también encontraremos una tipología «psivada» y otra «pública». La corte visseinal
cosas y de mucha parte de mi hazienda...» y aparece citada también con frecuencia en los asimila así el nuevo lenguaje clasicista para proponer una imagen coherente de triunfo sobre el
poemas de Tansillo y otros autores de la corte, como el propio Nicola Terminio, cuyo «Trofeo espacio y el tiempo a través de nuevos ámbitos residenciales que, según los tempranos recursos
Toletano» declara haber «tradotto in volgare [...] in servigio de la Eccellente Signora D. Maria manieristas procedentes de Roma y Florencia, definirá un espacio privado de poder -en las
Pimontella sua padrona osservanda», signo de una posición respetada e influyentes0. villas particulares adquiridas o levantadas por el Viney en Chiaia, situada a las afueras de la
En el nivel inferior de la Casa virreinal, confundidos entre los bienes materiales del señor, se capital y en la cercana Pozzuoli, de acuerdo con una política de expansión patrimonial del linaje
encuentran los esclavos, de acuerdo con las características habituales de la sociedades urbanas que culminará bajo García de Toledo-, así como un ámbito público, plasmado en la transfor-
mediterráneas. Son infieles, «moros», «turcos» o «negros», tal y como aparecen indicados en el mación de la antigua residencia real de Castel Nuovo, junto al que se traza un nuevo y extenso
Inventario: liberados al recibir el bautismo -caso frecuente-, se dedican a actividades me- jardín y un nuevo «Palacio Real», así como en la renovación total de Castel Capuano, al otro
nores, de jardinería, construcción -sobre todo en la «fábrica», aún inconclusa, del palacio real extremo de la ciudad, como nueva sede centralizada de todos los tribunales de justicia.
de Nápoles- o en las caballerizas. Su orígen se encuentra sobre todo en las contínuas «razzias» La corte, en sentido amplio, es el espacio creador de cultura por excelencia. En su análisis
de la flota de don García en África u Osiente, aunque también son objeto de un intenso tráfico -que desborda el propósito de esta aproximación- debe considerarse también un ámbito pú-
con otros nobles napolitanos del círculo virreinal, según una antigua tradición del país, ahora blico, en el que, por ejemplo, la actitud virreinal hacia la Universidad -sometida a creciente
revitalizada por la lucha contra los turcos, que llevaría a convestir a ferias como la de Lanciano, control- o las nuevas academias humanistas -suprimidas en 1 5 4 6 facilita ciei-tas claves para
bajo la directa protección del Virrey, en focos importantes del comercio de esclavos. En el comprender una política cultural cuyo pleno sentido sólo puede interpretarse a la luz del afán
Inventario de 1553 aparecen mencionados más de sesenta esclavos: algunos de ellos habían sido represivo de la disidencia intelectual y religiosa, a través de las primeras medidas de censura y
ya apalabrados para venderlos o eran ofrecidos como presentes a «criados» y amistades - c o m o persecución de la herejía, de acuerdo con la entonces naciente Contrmeforma. Más difícil aún
el propio Mardones-, otros se encontraban sirviendo como remeros en las galeras de don resulta delimitar el ámbito de un mecenazgo estrictamente privado, ya que todo cuanto hace el
García y de algunos se menciona que lograron escapar, mientras que unos cuantos habían sido Viney alcanza unas consecuencias públicas ineludibles. No obstante, cabría hablar de una
enviados a Villafranca para trabajar en las obras de la residencia señorial y otros desempeñaban intervención personal más directa, atendiendo a la protección prestada a figuras y empresas
distintas labores domésticas5'. individuales, al margen de las estructuras institucionales.Finalmente, los fmtos de esos contactos
1V.- Ámbito de la sociabilidad más refinada, con una relación ambivalente de dependencia plantean el problema de la creación de una imagen propia del poder, tanto artística -a través
y autonomía respecto a la itinerante y cosmopolita corte imperial, la estable corte virreinal del escultor Giovanni da Nola, el arquitecto Ferdinando Manlio o el pintor Pedro de Rubiales-
refleja la dialéctica de lo público y lo privado no sólo en su estsuctura, sino también en los como literaria -de la que Garcilaso y Tansillo son sus máximos exponentes poéticos- y cuyas
hábitos que la conforman y dotan de su sentido último. Si el juego, la galantería o el gusto por realizaciones más representativas ilustran las grandes empresas públicas del Virrey en la capital
los bufones forman parte de la intimidad del señor -atestiguada por múltiples referencias en el y en el conjunto del reinos2.
caso de los visseyes y, en concreto, de Pedro de Toledo-, otros elementos no menos cotidianos,
como los banquetes, la caza, los caballos o la moda sirven de intermediarios entre ese núcleo
particular y la presentación pública del poder, plenamente desmollada en los numerosos es-
ectáculos -del torneo, los toros o los juegos de cañas a la música, el teatro, las «pastorales»
los bailes y mascaradas, que acabarán produciendo diversos géneros típicamente cortesanos-,
49 I~iventariode Bienes del Marqirés de Villafra~zca,A.H.N., Osuna, leg. 425, n", y Testarnerlto..., donde, entre
las habituales reflexiones trascendentes, el Vii~eydeclarará: «a lo menos que de mi parte/ no haya avido falta de hazer 52 Entre la amplia y dispersa bibliografía sobre las realizaciones del Virrey, vid. PARRINO, D. A,: Teatro eroico
todo lo que mis fuerzas ayan/ bastado satisfaciendo a mis criados de sus servicios/ y fatigas como mejor padre ...» (fol. epolitico dei Vicer2 di Napoli, t. 1, Nápoles, 1692; PANE, G., «Pietro di Toledo, vicerk urbanista», Napoli Nobilissiiim,
12) y, por ejemplo, dejará una dote a una de sus esclavas: «a maria, que al presente es muchacha y esta en mi casa y XIV, 1, 1979, p. 81-95 y 161-182; VV.AA.: Napoli e la Toscatin rlei Medici riel '500, Nipoles, 1980; HERNANDO
esclavan (fol. 24 v.-25). SÁNCHEZ, C.: «Poder y cultura en el Renacimiento napolitano: la biblioteca del Virrey Pedro de Toledon. Criaderr~os
50 Testamento..., fol. 26 v. y TERMINIO: Op. cit., s.p. de Historia Modertia, n", 1988, pp. 13-33; «El virrey Pedro de Toledo y la Entrada de Carlos V en Nápolesn,
5 1 Vid. HEERS, J.: Esclavos y sir.vientes erl las sociedades niediterráneas dirrante la Edad Media, Valencia, 1989 Itivestigaciorles Historicas, n", 1988, pp. 9-15 y Política de Estado, clietltelas y cirltirra en Nápoles bajo el i~irre)~
(1" ed. París, 1981), cfr. BONGI, S., «Le schiave orientali in Italia)), Nirova Atitologia, 1866, pp. 215-246; P e h o de Toledo (tesis doctoral inédita), Universidad Complutense de Madrid, 1991. Sobre la trayectoria cortesana y el
RODACANACHI, E.: «Les esclaves en Italie du XIIIe a XVIe sikcle», Rei~ire des qzrestio~lsIiistol-iqzres, 1906; patronazgo de los virreyes de Nápoles pertenecientes a otro gran linaje español, desde finales del siglo XVI hasta la
VERLINDEN, Ch.: «L'esclavage dans le Royaume de Naples ?t la fin de Moyen Age et la participation des marchands centuria siguiente, donde se aprecia la evolución hacia las más complejas y conceptistas foimas rituales del Barroco
spagnols la traite», A~lirariode Histor.ia Económica y Social, 1, 1968, pp. 345-401. Cfr. MARCIANI, C.: «I1 commercio - c o n especial incidencia en la imagen caballeresca a través de los emblemas y empresas, como típica literatura de corte
degli schiali alle fiere di Lanciano nel secolo XVI», Arckii~ioStorico Napoletano, 1961, pp. 269-282. Iizi'entar.io...,- l. 58 a partir del maniensmo, a la que no fueron ajenos los Toled- vid. M A R T ~ DEL Z BARRIO, J. 1.: La casa de Osz~iia
v.-61, 72 v. y 83 v. en Italia: mecerlazgo y política cirltirral (tesis doctoral inédita), Universidad Complutense de Madrid, 1990.
LA HERMANDAD DE LOS CIENTO TRES
HERMANOS DE LA SANTA MILICIA: UN EJEMPLO
DE ASOCiACItONISMO COFRADE-MILITAR EN LA
MALAGA DEL SIGLO XVll
José Jiménez Guerrero
Universidad de Málaga
1 Debido a múltiples avatares históricos, fundamentalmente los sucesos de mayo de 1931 en Málaga, la
fragmentación archivística de cofradías y hermandades constituye una triste realidad. La desaparición de numerosos
documentos escritos sólo puede ser salvado, en una mínima parte, con los actos notanales conservados en el Archivo de
Protocolos.
2 Para captar la importancia de los gremios malagueños y su imbricación en el ámbito cofradiero ver: VILLAS
TINOCO, Siro Luis: Los gr eniios nzalaguefios (1700-1746), Málaga, 1982.
enterramiento sin, por ello, perder un ápice de su personalidad como estamento privilegiado en
variada gama de ornamentos que son incorporados no sólo a los enseres procesionales sino
la estsuctura social de su época3.
también a las propias imágenes9.
En el siglo XVm continúa esta vinculación entre ejército y hermandades, aun cuando las
I Del mismo modo, la presencia física de soldados y, sobre todo, jefes militares, conformando
«cofradías militares» del siglo XVII hubieran desaparecido. Así consta la relación existente
lo que se denomina «presidencia», conllevó algunas críticas destacando la que, en 1939, hace el
entre la «Muy Ilustre, Antigua y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Viñeros» con
obispo malacitano B. Balbino Santosio.
las guarniciones militares malagueñas (Regimiento Nápoles, Asagón ...)4.
A veces, con un objetivo propagandístico, se vincula la figura del General Franco con
El resurgimiento cofradiero de mitad de la centuria decimonónica marca, en la ciudad de
alguna cofradía o incluso con una imagen determinada. En este sentido, en el pueblo jiennense
Málaga, un nuevo punto de inflexión de la participación castrense en los actos que las hermandades 1
de Lopera, tras recibir la imagen de un Jesús Nazareno que habían encargado al escultor Gabriel
de pasión organizaban anualmente.
Borrás, la denominaron «Jesús del Caudillo» l l .
De hecho, se puede afirmar que la presencia de elementos de la milicia en las procesiones
En los años actuales, la participación castrense en los actos procesionales malagueños se
frie «masiva»5.
sigue manteniendo, aun cuando se dejen oír voces que parten de colectivos definidos, preconi-
Fue en esta época cuando se van a iniciar unos lazos vinculativos que, con mayor o menor
zando la desvinculación de los militases a las hermandades.
grado de incardinación, dependiendo de la situación política imperante, van a ser mantenidos
hasta la fecha6.
En nuestro siglo, con la fundación de la Agrupación de Cofradías de Málaga, la presencia de
elementos castrenses en los desfiles procesionales de los años veinte era notoria. La vistosidad
I1I. LA HERMANDAD DE LOW"BNW OIREWEWAN0S DE LA "M"$ AMBLIaBA
y atracción que ejercían así lo demandaban7.
Algunas cofradías establecen un maridaje con determinado cuespo militar con el claro
1, La bfwadía de Nuestra %e"ora de las Angustias: Hermandad Matriz
objetivo de que sólo participen en «su» desfile procesional consiguiendo una identificación
entre su denominación y la del cuerpo o arma castrense respectivo8.
Tras el paréntesis abierto en los años treinta, una vez finalizada la guerra civil, se va a Paralelamente al establecimiento en Málaga de la Orden de San Agustín" surge la Cofradía
producir un afianzamiento del binomio ejército-cofradía. La propia ideología del régimen lo de Nuestra Señora de las Angustias.
demandaba. La primera constancia documental de su existencia data de 1577 cuando D W a r í a de
La presencia de símbolos militares en las hermandades no se hace esperar surgiendo una Mendoza, viuda de D. Juan de Montealegre, en su testamento expresa su voluntad de ser
entenada en la Iglesia del Convento de San Agustín, así como la de que su cuespo sea
acompañado por las Cofradías de Ánimas y Angustias de donde es cofrade13. Sin embargo, la
escritura fundacional, así como las condiciones de su erección canónica y establecimiento en la
3 En la Málaga del siglo XVII existían dos hermandades militares: la de los «Ciento tres hermanos de la Santa
Milicia», llamada popularmente la de «las lanzas» y la de los «Arcabuceros». Ambas asociaciones constituyen el primer iglesia conventual agustina, data del 30 de marzo de 1589, siendo posteriormente ratificada el 5
caso documentado de asociacionismo militar-cofrade en la historia de las cofradías y hennandades de pasión de la de absil del mismo añoL4.
ciudad. Esta cofradía asticulaba su junta directiva en torno a dos hermanos mayores, dos diputados
4 PONCE RAMOS, José Miguel: La Milicia eri los desfiles pr.ocesiorrales. Revista Vía Crucis, n V 0 . Málaga,
septiembre de 1991, pp. 43 a 47.
5 MATE0 AVILÉS, Elías de: Liberalisn10 y ron~ariticisitro(1845-1874). En V.V.A.A.: La Seniaria Santo Mn- 9 Símbolos militares en los tronos, águilas bicéfalas en los escudos de las Hermandades, fajines en las imágenes
lagireñn a través de sic Iiistoria. Seiiraiia Satltu en Múlaga. Tomo IIi. Málaga 1987, p. 153. de la Virgen, medallas ganadas en acciones bélicas, elementos que recuerdan gestas militares ... constituyen una amplia
6 A este respecto señalar la presencia de elementos del Arma de Caballería (Compañía de soldados de los relación de elementos cuya presencia prolifera en estos años.
Cazadores de Navarra y una veintena de soldados a caballo del Escuadrón de Cazadores de África) en la primera salida 10 Diario SUR. Málaga, 2 de abril de 1939.
procesional documentada que la popular «Virgen de Zamai~illa»realizó en Málaga el Domingo de Ramos 13 de abril 11 «Gabriel Borrás, la más expresiva estampa del artista que lleva como cimera de sii arte el sombrero y como
de 1851. girón de la misma sus chalinas, recibió, no ha mucho, el encargo de hacer un Jesús Nazareno. Esto se lo confió Lopera,
Estos militares forman parte anualmente del desfile procesional de la «Real y Excelentísima Hermandad de N~testro pueblo adoptado por el Caudillo. Tal fue su acierto que la antedicha ciudad, al recibir esta imagen, la aclamó y la llamó
Padre Jesús del Santo Siiplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura (Zainai~illa)», el Jesús del Caudillo.» Revista FOTOS, n" 320. Semanario gráfico. Madrid 17 de abril de 1943. En Archivo Histórico
denominación actual de la antigua cofradía. JIMÉNEZ GUERRERO, José: Militar~sy Cofrzldías: La viiicitlacióii del de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga. Caja de Prensa año 1943.
Arrtia de Caballería a la Hei.motrdad de Zamarrilla. En prensa. 12 La Orden de San Agustín se instala en Málaga en 1575 ubicándose en una zona aledaña a los terrenos ocupados
7 CLAVIJO GARCÍA, Agustín: Lafrrirdacióri de la Agritpacióti de Cofradías: espleiidor y srrtrtuosidad err los por la Santa Iglesia Catedral. Pronto adquiere renombre en la ciudad, debido, fundamentalmente, a la devoción de sus
años 20. En V.V.A.A.: La Senlarta Santa Malagireña a través de sir Iiistoria. Setiratra Satrta en Málaga. Tomo 111. frailes. El Padre Andrés de Torrecilla, Prior Conventual de Coín, fue elegido Vicario de la nueva Casa de Málaga. La
Málaga, 1987, p. 195. fama de sus predicadores se extiende entre el pueblo destacando en este menester los Frailes profesos conventuales
8 Citar la «Pontificia y Real Congregación del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas y Nuestra Señora Padre Fray Alonso Jiménez y Padre Fray Diego de Cisneros, cuyos sermones eran seguidos por multitud de fieles.
de la Soledad», cofradía con sede canónica en la Iglesia de Santo Domingo de Málaga. Popularmente es llamada Archivo de Protocolos de Málaga. Escribanía de Juan de Lepe. Fols. 273 a 285.
«Mena» en alusión al insigne imaginero autor de la desaparecida imagen del titular y conocida por la de «los 13 Archivo de Protocolos de Málaga. Escribanía de Bartolomé de Escobar. Citado por LLORDEN, A. y
legionarios» debido a ia presencia de estos militares en los desfiles procesionales que esta congregación realiza SOUVIRON, S.: Historia doclrnzerital de las cofi-adías y heimatidades de pasióri de la ciitdad de Málaga. Málaga 1969.
anualmente. Esta vinculación se estableció en 1927. 4.64 y 65.
14 LLORDEN, A. y SOUVIRON, S.: Op. Cit., pp. 65 a 76.
y dos mayordomo^'^ y en breve se hace de un sitio de honor en el ámbito cofradiero malagueño. cuentra en el Convento de Santa Ana de las Religiosas Cistercienses de Málaga.
Este aspecto se constata, entre otros elementos, por las fuertes sumas que destinaba a la compra Con estas premisas iniciales podemos constatar la importancia que esta cofradía tenía en el
de cera para el acompañamiento litúrgico que, en la noche del Viernes Santo, hacía de la imagen ' 1
contexto general de las de la época de referencia. Bajo su amparo se van a crear hasta cinco
titular, así como en la amplitud de actos notariales en los que se vincula su denominación a hermandades filiales que, con el estandarte de las Angustias, hacían estación de penitencia en la
últimas voluntades de cofrades (enterramientos, donaciones, etc...). noche del Viernes Santo: eran las del Descendinfierzto de la Cruz, Santo Entierro, Santo Sudatio,
La Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, por lo que se deduce de la lectura de sus la del Triurzfo de la Muerte y Amor Divino y finalmente la Hermandad y Compañía de las
constituciones, cifraba en la procesión uno de sus principales motivos de existencia. La discipli- Lanzas que va a constituir el núcleo principal de nuestro estudio.
a
na, orden, esplendor, y religiosidad eran aspectos consustanciales con esta práctica religiosa. Todas ellas formaban un solo cortejo y estaban constituidas por «individuos que formaban
Del mismo modo no olvidaba el exorno de la capilla que ocupaba en la iglesia donde estaba asociación con el único y exclusivo fin de dar procesión a una imagen que la Cofradía matriz
canónicamente establecida. Así constan diversas mejoras ornamentales que se ejecutan a lo podía poseer por donación, pero que relegaba al no ser titular y no contar con suficiente peculio
largo de los siglos XVI y XVDi6. para el mantenimiento de su
Otra de las actividades propias de la cofradía radicaba en el tema de la previsión social de
seguro de enterramiento. La reglamentación que en las Constituciones y Escritura Fundacional se
hace, nos deja entrever una rigurosidad y una precisa organización en esta temática que tanto 2 . La Hermandad del "arito Entierro, luna filial o cotitaslar de !as Angustias? El «Paso» de
preocupaba al hombre de la época, así como demuestra una total imbricación en la mentalidad Acompañeinisnto
colectiva17.
La Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias va a adquiris un gran prestigio social, no sólo La constitución de la Hermandad del Santo Entierro filial de la Cofradía de Nuestra Señora
por su fuerza espiritual, sino también porque a ella se adscriben, como parte integrante primero y de las Angustias data, desde luego, de fecha anterior a 1649 en que se sitúa el primer documento
dirigente después, los escribanos y procuradores de la ciudadL8,lo que conlleva un auge inusitado, escrito que nos hace referencia a ella. Efectivamente, en el testamento de Da Jacinta de Argüello,
llegando a convertirse en una de las cofradías con más pujanza en el contexto de la época. viuda de D. Bernabé García, se expresa su última voluntad de ser enterrada en el Convento de
De su primitiva imagen titular no tenemos constancia alguna; no así de la que desde San Agustín, en la Capilla de Nuestra Señora de las Angustias, de cuya Cofradía es hermana y
mediados del siglo XVIII fue titular. La autoría de este icono fue otorgada, hasta época reciente, hermana también del Santo Sepulcro2'.
al imaginero granadino Pedro de Menalg,basándose para tal afirmación en los rasgos estilísticos Las propias Escrituras Fundacionales o las Constituciones de la Hermandad de las Lanzas,
y aproximativos a otras imágenes de clara adjudicación. Sin embargo, la aparición de la impresas en 1642, nos permiten retrotraer su fundación, como mínimo a 1640 ya que en estos
escritura de contrato, fechada el 18 de abril de 1749, entre los cofrades de las Angustias y el documentos notariales se señala como motivo esencial de la fundación de esta hermandad el de
imaginero Fernando Ortiz, asigna, de manera definitiva, la autoría al escultor malagueño2'. acompañar el «paso» del Santo Entierro.
Se trata de una imagen de vestir de las llamadas de candelero que, a pesar de los destrozos Sin embargo la existencia de la hermandad sufriría, al igual que la mayoría de las existentes,
sufridos durante los sucesos de mayo de 1931, tras una serie de restauraciones, conserva toda la períodos de esplendor junto con otros de silencio. Así entre los años 1670 y 1672 se suspendie-
impronta espiritual que su autor quiso transmitir al espectador2'. Actualmente la imagen se en- ron sus actividades por haber muerto la mayoría de sus componentes. Por fin, en 1683 se va a
reorganizar de una manera definitiva esta congregación que gozó de un auge inusitado en el
15 En 1859 los Hermanos Mayores eran Alonso Pérez y Juan Pérez Mayoral, los Diputados Diego González y ámbito cofradiero, por pertenecer a ella los artistas malagueños, fundamentalmente los es culto re^^^.
Rodrigo de Santarem y los Mayordomos Pedro Rodríguez y Agustín Velázquez. El motivo iconográfico del «Entierro de Cristo» viene a significar el mayor grado de paralelis-
16 La Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias ocupaba la capilla situada en el «tercer arco a la mano
mo entre la mentalidad barroca y la representación pasionista que constituye la procesión. El
izquierda». Allí se veneraba la imagen de un Crucificado junto a la de la Virgen de las Angustias, sobre fondo de retablo
pintado. En 1590 encargó al maestro-escultor Lorenzo de Medina la ejecución de una reja de madera de borne que, en efectismo barroquizante que genera la visión de Cristo yacente sólo puede ser comparado con el
1692 sería sustituida por otra de hierro cuya autoría se podría atribuir al maestro mayor de las herrerías y fundiciones contexto en el que va inmerso (sotanas negras, grandes hachones de cera, silencio, rezos...).
reales Francisco de Melgar. LLORDEN, A. y SOUVIRON, S.: Op. Cit., pp. 81 y 91. Como sucede en el caso de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias no se tiene
17 Para comprender la fenomenología de la relación cofradías-enterramiento ver: SÁNCHEZ LÓPEZ, Juan constancia de la primitiva iconografía, no así con la imagen que, juntamente con la titular de la
Antonio: Miterte y Coj7adías de Pasión en la Málaga del siglo XVIII. (La ir)zagen procesiorial del Barroco y srr
cofradía matriz, se le encarga al escultor Fernando O r t i ~ ~ ~ .
proyección eri las nlentalidades). Málaga 1990. Asimismo para captar la interrelación testamentos-cofradías consultar:
REDER GADOW, Marion: Morir eri Málaga. Testanieritos ~nalagilefiosdel siglo XVIII. Málaga 1986.
22 SÁNCHEZ LÓPEZ, Juan Antonio: «Coniportanlientos sociales y Cofradías de Pasió~ien la Málaga Barroca».
18 SOWIRON, Sebastián: ~Antigiiedady origen de nizrckas cofradías de pasióri. Hern~andadesgreniiales de
1 Congreso Internacional do Barroco. Actas 11 volumen. Porto, 1991. P. 362.
Málaga desdefíriales del siglo XV». En Guión. Revista anual de la Semana Santa Malagueña. Málaga, 1962.
23 Archivo de Protocolos de Málaga. Escribanía de Pedro Ballesteros. 30 de abril de 1649.
19 ORUETA, Ricardo de: Vida y obra de Pedro de Meria y Medrarzo. Madrid, 1914, p. 203.
24 A ella pertenecían entre otros los escultores malagueños Jerónimo Gómez, Juan de Mora, los hermanos Juan y
20 LLORDEN, Andrés: Escultores y eritalladores nzalagirefios. Ávila 1960. P. 285.
Antonio Gómez, Pedro Fernández de Mora, los discípulos de Pedro de Mena, Luis Francisco Bernalte y Miguel de
La escritura de contrato se encuentra en el Archivo de Protocolos de Málaga. Escribanía de Antonio Corbalán,
Zayas. A éstos habría que añadir, en la centuria decimoctava, a Fernando Ortiz.
n". 113. Fols. 606 y 607.
25 LLORDEN, A.: Escirltores y entalladores nialaguefios. Ávila, 1960, p. 285.
21 Para ampliar el tema de la obra de Fernando Ortiz, consultar: ROMERO TORRES, José Luis: Ferriando Ortiz:
La escritura de contrato se encuentra en el Archivo de Protocolos de Málaga. Escribanía de Antonio Corbalán,
apr.oximación a sil problemática estilística. En Revista Boletín del Museo Diocesano de Arte Sacro. Málaga, 1981.
n q . 1 1 3 . Fols. 606 y 607.
Números 1 y 2.
La talla del Cristo constituía el motivo principal de un Sepulcro sostenido por ocho arcánge-
les adornados con un grupo de catorce ángeles portadores de atributos de la pasión. Obra de
notable calidad artística siendo catalogada por algunos autores como la mejor salida de la gubia
de O ~ t i z Este
~ ~ . grupo escultórico fue destruido en el incendio que asoló el Convento de San
Agustín en los trágicos sucesos de Mayo de 1931 en Málaga.
Esta hermandad constituirá un caso atípico en el contexto de la Cofradía de Nuestra Señora
de las Angustias, ya que si bien las otras cuatro filiales desaparecen, ésta, por el contrario, se
afianza e incardina de tal modo en la cofradía matriz que nos lleva a teorizas que se constituyera
Id::q,
, 1%,M.-&N..D,~&.-]~- D.E-,-.LoS.
. , J.
en cotitular de la misma.
La importancia que en el ámbito cofradiero y ciudadano se le otorgaba a esta hermandad se Cicncol y t res l i c i . n a n 6 ~ i k l a $niita
constata con la presencia en el acto procesionista del Cabildo en pleno, adjudicando, de este
peculiar y simbólico modo, una aceptación y preeminencia sobre las demász7.
Milicia, p a r a icoil-ipañai. el Encic,i-!.o
d e ~ l i i i l k oS,:N.cyi la \ > r o c c r ~ i 6 n , ~ ~ i e
3. La Hermandad Militar de Aesmpañamients: la h ~ m p a s ' ade las Lanzas Jiizc IaCofadria:dc 1.7s A nguRias,lita
, .
Es en este contexto, y asociada a las dos congregaciones citadas con anterioridad, donde
c n c l Coiiueiico :ciEl L f i o r ' laii
tenemos que enmarcar la fraternidad instituida en Málaga a mediados del siglo XVII y que
constituye en sí misma un caso sugerente y diferenciado de los demás, no sólo por la propia
Ag(iltiridc:Maliga.
personalidad de sus componentes -militares- sino también por la especificidad de uno de los
móviles de su existencia: acompañar militarmente a un paso de misterio, el del Santo Entierro.
Efectivamente, esta hermandad militar se configura como filial de la de Nuestra Señora de
las Angustias bajo su patronazgo en base a la propia y específica personalidad que tal cofradía
poseía en la Málaga de la mitad de la centuria del XVII, pero a la vez establece una serie de
lazos vinculativos con la Hermandad del Santo Entierro, plasmados en el acuerdo de asistir con
una formación de compañía militar a la procesión por ellos organizada pasa dar escolta al paso
del titular.
Su fundación viene a responder tanto al deseo de sus integrantes de participar en el evento
que constituía el acto procesionista como lograr la obtención de las prebendas e indulgencias de
que gozaban los cofrades de la hermandad de las Angustias -v.gr.: Bula de la Santa Cruzada-
a la que se afilian y, por ende, asegurar su lugar y modo específico de enterramiento, circuns-
tancia expresamente señalada en la escritura fundacional.
Este documento notarial fue firmado en Málaga el 8 de abril de 1640 y en él se establecían
las primeras características formales y estsucturales que poseería la hermandad.
Llordén y Souvirón teorizaron con la posibilidad de una reorganización en base a la deno-
minación de «Hermandad nuevamente instituida» que aparece en su escritura. Sin embargo en
la que se puede consideras verdadera escritura de fundación -1 de abril de 1641- se indica
Las fuentes notariales se han convertido en fundamentales para el estudio de ese momento
crucial y último de la vida de los hombres que es la muerte'. Otro tipo de fuentes, no obstante,
aportan interesantes informaciones sobre la concepción de ese momento. Tal es el caso de la
literatura, sobre todo religiosa, tan abundante en la Edad Moderna, o de la documentación de
cofradías y hermandades, por cuanto la atención al hermano enfermo, moribundo y difunto
constituía una de sus principales finalidades. Precisamente en la importancia de las cofradías
tituladas de ánimas, en sus fundamentos y actos de culto, como mecanismos modeladores de la
concepción cristiana de la muerte entre los hombres, se centrará esta comunicación.
Por su misma advocación, el objeto de su culto son las ánimas del purgatorio. La aparición
del Purgatorio en el terreno espiritual corresponde al siglo XII, entendido como «un más allá
intermedio en el que algunos muertos sufren una prueba que puede llegar a acortarse gracias a
los sufragios -a la ayuda espiritual de los vivos-»2. El ((nacimiento del purgatorio» se sitúa
precisamente en un siglo en que «fue más fuerte la presión del folklore sobre la cultura erudita,
en el que la Iglesia estuvo más abierta a ciertas tradiciones que a lo largo de la alta Edad Media
1 La muerte es un tema de gran interés para la historia de las mentalidades colectivas, por ser un «momento
privilegiado de la existencia ... rodeado por toda una red de enmascaramientos, fintas, tabúes, y a la inversa, creaciones
fantasiosas o comportamientos mágicos)) (VOVELLE, Michel: Ideologías y mentalidades. Barcelona, 1985, p. 101). La
historiografía francesa fue pionera en esta senda. La producción española comienza a ser importante (vid. GARCÍA
F E R N ~ D E Z ,Máximo: «Actitudes ante la muerte, religiosidad y mentalidad en la España moderna. Revisión
historiográfica)), Hispania, no 176 (1990), pp. 1.073-1.090).
2 LE GOFF, Jacques: El nacinzietito del Pllrgator,io. Madrid, 1985, p. 14. Se trata de un más allá intermedio,
aunque desplazado en sentido ascendente, esto es hacia el Paraíso, como meta a conseguir, respecto alcual el Purgatorio
constituye la antesala.
ción de sus integrantes ante cualquier situación bélica en la que España estuviese inmersa, en un
estadio cronológico en el que el ejército se articulaba en base a los tercios, como fuerza
supranacional, y a las unidades nacionales.
En el siglo XVIII no se tiene constancia de la continuidad histórica de esta hermandad que
constiiuye, en lo que conocemos de ámbito cofradiero de la época, un caso atípico, diferenciado
y sugestivo de asociacionismo religioso.
Las fuentes notariales se han convertido en fundamentales para el estudio de ese momento
crucial y último de la vida de los hombres que es la muerte'. Otro tipo de fuentes, no obstante,
aportan interesantes informaciones sobre la concepción de ese momento. Tal es el caso de la
literatura, sobre todo religiosa, tan abundante en la Edad Moderna, o de la documentación de
cofradías y hermandades, por cuanto la atención al hermano enfermo, moribundo y difunto
constituía una de sus principales finalidades. Precisamente en la importancia de las cofradías
tituladas de ánimas, en sus fundamentos y actos de culto, como mecanismos modeladores de la
concepción cristiana de la muerte entre los hombres, se centrará esta comunicación.
Por su misma advocación, el objeto de su culto son las ánimas del purgatorio. La aparición
del Purgatorio en el terreno espiritual corresponde al siglo XII, entendido como «un más allá
intermedio en el que algunos muertos sufren una prueba que puede llegar a acortarse gracias a
los sufragios -a la ayuda espiritual de los vivos-»2. El ((nacimiento del purgatorio» se sitúa
precisamente en un siglo en que «fue más fuerte la presión del folklore sobre la cultura erudita,
en el que la Iglesia estuvo más abierta a ciertas tradiciones que a lo largo de la alta Edad Media
1 La muerte es un tema de gran interés para la historia de las mentalidades colectivas, por ser un «momento
privilegiado de la existencia ... rodeado por toda una red de enmascaramientos, fintas, tabúes, y a la inversa, creaciones
fantasiosas o comportamientos mágicos)) (VOVELLE, Michel: Ideologías y mentalidades. Barcelona, 1985, p. 101). La
historiografía francesa fue pionera en esta senda. La producción española comienza a ser importante (vid. GARCÍA
F E R N ~ D E Z ,Máximo: «Actitudes ante la muerte, religiosidad y mentalidad en la España moderna. Revisión
historiográfica)), Hispania, no 176 (1990), pp. 1.073-1.090).
2 LE GOFF, Jacques: El nacinzietito del Pllrgator,io. Madrid, 1985, p. 14. Se trata de un más allá intermedio,
aunque desplazado en sentido ascendente, esto es hacia el Paraíso, como meta a conseguir, respecto alcual el Purgatorio
constituye la antesala.
había destruido, ocultado o ignorado»3.La actitud papa1 vino a reforzar una creencia tan suges-
tiva. El primer pontífice que aceptó y divulgó sin reservas el purgatorio fue Inocencio 111 (1198-
1216), aunque habrá que esperas hasta Bonifacio VLiI para la concesión de indulgencias a las Un informe de los beneficiados de la cuidad de Granada, realizado durante el segundo
.+
ánimas del Purgatorio con motivo del afio jubilar de 13004. trimestre del año 1769 assojaba una cifra total de veinte hermandades de ánimas, radicadas
Atendiendo a sus implicaciones mentales, el purgatorio era una consecuencia inevitable del todas, con excepción de una sita en el convento dominico de Santa Cmz la Real, en iglesias
esquema premio-castigo aplicado al alma tras la muerte; y como tal una más de las obsesiones pa~~oquiales8. Su número total, sin embargo, ascendía a veintitrés, por lo que este gmpo suponía
humanas en torno a la muerte. Por eso se incosporó por la religión católica a las prácticas algo menos del 15 % de todas las cofradías de la ciudad. Su vitalidad era importante y sólo en
funerarias, pues desde la Edad Media, en Occidente «la muerte es una ceremonia pública y mes casos aparecía asociada a otras advocaciones o finalidades culturales: Hermandad del
organizada. Organizada por el propio agonizante que la preside y conoce su protoco10»~. Santísimo y Ánimas de la parroq~iiade San Cristóbal, otra de igual título en la parroquia del
Trento ~atificóla creencia como dogma, aunque obviando profundizar en asuntos tales como Salvador y Cofradía del Corpus Christi, Ánimas y Misericordia.
la localizacióri del purgatorio y las penas que en él se aplican a las ánimas: Muchas de ellas tenían rentas, aunque no de gran cuantía. Once cofradías de ánimas grana-
dinas figuran en el Catastro de Ensenada, obteniendo un total de casi 6.244 reales de ingresos
«Habiendo la iglesia Católica,... enseñado... que hay Purgatorio; y que las almas brutos anuales, lo que viene a suponer tan sólo el 6,7 % de los ingresos reseñados en el Catastro
detenidas en él reciben alivio con los sufragios de los fieles y en especial con el pasa todas las cofradías de la ciudad. La media que determinan esos ingresos (casi 568 reales
aceptable sacrificio de la misa; manda el santo Concilio á los Obispos que cuiden con anuales por cada cofradía de ánimas) puede resultar engañosa si no se consideran las notables
suma diligencia que la sana doctrina del Pulgatosio recibida de los santos Padres y desigualdades entre algunas cofradías de panoquias del centro de la ciudad y de la franja
sagrados concilios se enseñe y predique en todas partes y se crea y conseive por los periférica expansiva (la de San Gil con 1.455 reales; las de San Ildefonso, Santa Cruz la Real y
fieles cristianos. Exclúyanse empero de los sermones, predicados en lengua vulgar á San Cecilio en torno a los 800-900 reales) y las de la zona alta de la ciudad -Albaicín-
la ruda plebe, las questiones muy difíciles y sutiles que rzada corzducerz á la eclifico- (menos de 200 reales anuales en las de San José, San Juan de los Reyes o el Sal~ador)~. Sus
ción y con las que rara vez se aumenta la piedad. Tampoco permitan que se divulguen ingresos procedían principalmente de fuentes intermitentes, como se verá más adelante.
y traten cosas inciertas ó que tienen vislumbres é indicios de falsedad. Prohíbaii como El siglo XVIII fue, en todo caso, el siglo dorado para las cofradías de ánimas en toda
escandalosas y que sisven de tropiezo á los fieles las que tocan en cierta curiosidad ó España. En toda Andalucía, por ejemplo, de las 47 concesiones de indulgencias papales en favor
superstición, ó tienen resabios de interes ó sórdida ganancia»6. de cofradías en el período 1775-88, más de la cuasta paize eran para hermandades de ánimas,
que fueron las más beneficiadas en concesión de gracias espirituales en ese espacio de tiempolo.
Esa actitud no pudo desarraigar concesiones a lo imaginario, de las que fueron protagonistas Precisamente en relación con las gracias espisitules se concreta el papel de las cofradías de
las mismas cofradías de ánimas. Además la Iglesia extendió su poder, ejerciendo su influencia ánimas en la creencia del purgatorio: la posibilidad de contacto - e n forma de ayuda espiritual-
no sólo sobre la Iglesia militante, sino también sobre la llamada Iglesia purgante, con la entre los fieles que se encuentran a uno y otro lado de la muerte. Es un espísitu de ayuda, cuando
concesión de gracias espirituales e indulgencias, que se extendieron con notable profusión no de necesidad recíproca, que se halla en el oiigen de las hermandades de ánimas; una especie
durante la Edad Moderna. de pacto entre partes: los cófrades y las ánimas del purgatoi-io. He aquí la consideración al
En una sociedad sacralizada, imbuida de principios religiosos, comunes -incluso por respecto del preámbulo de las reglas de la Hermandad de Ánimas de la iglesia del Sagrario de
medio de la coacción- para todos los miembros de la comunidad, las cofradías de ánimas, Granada:
cuyos fundamentos espirituales se han esbozado, alcanzaron gran extensión y populasidad. Nos
ocuparemos de la visión del purgatorio que difundieron y del culto que ofrecieron a las ánimas, «Considerando las csueles penas que padescen las ánimas de los fieles difunctos en
dejando al margen aspectos tan sugestivos como la atención funeraria al hermano difunto7. purgatorio, y como ellas por sí mesmas no se pueden ayudas ni tienen otro remedio
3 En ibídem, p. 25. condicionada por los ritos post-mortemn (GONZÁLEZ CRUZ, David y LARA RÓDENAS, Manuel José: ((Actitudes
4 «Concedió a los peregrinos de Roma la indulgencia plenaria, la completa remisión de los pecados que hasta ante la muerte en los hospitales sevillanos. El Hospital de las Cinco Llagas (1700-1725)», en ÁLVAREZ SANTALO,
entonces no se había otorgado más que a los cruzados y extendió el beneficio de la indulgencia a los difuntos, es decir C.; BUXO, M" J. y RODRÍGUEZ BECERRA, S. (coords.): La religiosidndpopirlar. Barcelona, 1989, vol. 11, p. 299).
a las almas del Purgatorio», paso cualitativamente decisivo en la posibilidad para los vivos de liberar a las almas del 8 En A(rchivo de la) P(moquia del) Sag(rario), leg. 28. Los arzobispos acentuaron su carácter parroquia1 y así lo
purgatorio (ibídem, p. 379). comunicaron a Roma: «confratemitas pro Animabus Purgatoris, ad curanda earum sufragia tumulandaque defuiictorum
5 ARIES, Philippe: La miterte en Occidente. Barcelona, 1982, p. 25. Como queda de manifiesto en los testimo- corpora» (Relación ad liniiiia del arzobispo Ascargorta en 1699, en A(rchivio) S(egreto) V(aticano), S. Congr. Concilii,
nios de Aries, la casa del moribundo se convertía en un lrrgarpríblico, en el que convergían los familiares -incluso los Relationes, leg. 370 B).
niños-, amigos y hasta transeúntes. 9 En A(rchivo de la) R(eal) Ch(ancil1ería de) G(ranada), Catastro, Granada -Eclesiástico, libros 31 1 a 314. Una
6 En LÓPEZ DE AYALA, Ignacio: El Sacrosa~itoy Ecrrniénico Corrcilio de Trerito... Madrid, 1785, (2%d.), pp. elaboración de los datos que contiene la fuente catastral puede verse en LÓPEZ MUÑOZ, Miguel Luis: «las cofradías
472-473. y hermandades de la ciudad de Granada en el Catastro de Ensenada», Revista del Cenbz, de Estudios Históricos de
7 Las prestaciones funerarias fueron comunes a todas las cofradías. De hecho, las cofradías constituyeron Granada y srr Reino, Segunda Época, n" (en prensa).
«instituciones garantizadoras del tránsito al más allá» (vid. SÁNCHEZ LÓPEZ, Juan Antonio: Miterte y cofiadías de 10 Segtín un Statum Privit. Conceps. Confraternitatibus Congregationibus et Sodalitiis pro Missis ... en A.S.V.,
Pasióri en Malaga del siglo XVZZI. Málaga, 1990, pp. 58-61). Prevalecía, por tanto, «la creencia en una salvación Indulgencie et ReIiquie, Varia, Fasc. 6.
pasa salir de las penas en que están, si no es la sagrada Pasión de nuestro Señor Ihesu ocupación por las ánimas fue cada vez mayor: trescientas misas en favor de los difuntos en las
Christo y el thesoro de su preciosa sangre y de los méritos y plegarias que por ellas Coses de 1594, que se convirtieron en mil en las de 165514.
haze la sancta Madre Iglesia, madre nuestra, y las oraciones y obras pías que por ellas Ahora bien, la costumbre más popular en este sentido fue sin duda la de los altases privile-
hazen los fieles christianos. Y porque quando (h)ail purgado sus pecados van a gozar giados de ánimas, que se concedían por el papa para cada iglesia con renovación heptanual.
de la esencia divina en la compañía de los sanctos, (h)an este poder de sogas y ruegan Muchas cofradías lo obtuvieron de forma particular, como ocussió con la Hermandad del Santísimo
a Dios nuestro secoi. por todos en general y en pa~.ticularpor toclos aqzlellos que en Sacramento de la passoquia de San José, por gsacia de Benedicto XVI en enero de 1754:
este murzdo rogui.orz a Dios nz1estr.o seiíoi. por ellas»".
«Siempre que qualquier sacerdote, secular o regular, celebrase misa de defunctos en
Incl~isoa veces hicieron suyas las creencias más populares sobre las penas del purgatorio, el dicho altar en el día de la commemoración de ellos y en todos y cada uno de los de
como queda de manifiesto en el preámbulo de las reglas de la Hermandad de Ánimas de la su octava, y fuera de ella en un día de cada semana de todas las del año - c a d a lunes,
parroquia de San José (1692): según costumbre- ..., por el alma de cualquier hermano o hermana de la dicha
hermandad que huviere muerto en gracia de Dios, la dicha alma ... se libre de las
«Considerando las g~mzdesperznsy tormentos que padezen las Benditas Animas de el penas del purgatorio»i5.
Purgatorio, que según doctrina de todos los Sanctos son nzaiores que los tot.nzeiztos
que padecierori los mártires y los que padezerán hasta lafinal del nzz(?zdoy que ellas Para el conjunto de la ciudad, el privilegio papal fue continuo desde la segunda mitad del siglo
no se pueden valer ni socones por no estar en estado de merezer ni satisfazer, porque XVEi -iniciado por el arzobispo Bmoeta y Angel desde su llegada a la sede gsanatense-,
no son viadoras y que nezesitan de sufrajios y otros saconos y en especial de el concedido a las iglesias parroquiales y colegiales de Granada y su diócesis por el papa Clemente
inefable y sagrado sacrificio de la nzisa, a donde se ofreze a Christo, nuestro Señor, el XIII en el año 1760, y continuado después de siete en siete:
qual le es el más azepto en meritoria satisfación de aquellas culpas quepuiYj?ca elfiego
y que las esperanzas de los muertos pueden trocar en posesiones de gloria los vivos «En el citado Breve se Nos concede facultad pasa señalar por una vez en cada Iglesia
en oraciones, ruegos y limosnas y que esto depende de las que los fieles devotos de las referidas un Altar en el que, celebrando Misa de difuntos algún sacerdote
hazen»I2. secular o regular por el alma de cualquier fiel cristiano que haya muerto en gsacia de
Dios, consiga la misma alma indulgencia del tesoro de la Iglesia por modo de
La creencia en esa relación transaccional estaba muy extendida, gracias en parte a la sufragio, de suerte que sufragándole los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, de la
iniciativa papal, aunque la Curia era cautelosa en las concesiones, que por lo general se Beatísima Virgen María y de todos los santos se libre de las penas del Purgatorio~'~.
otorgaban sólo a título particular. Sacar ánimas del purgatorio se convirtió en cuestión de
conciencia y a veces de estado. Los reinos de Aragón y de Navarra gozaban desde antiguo de la Por lo general, se designaba a tal efecto el altas mayor de cada iglesia (donde solía celebrar
gracia de que cada fraile pudiese celebrar en el día de los difuntos tres misas y cada clérigo dos, sus f~~nciones la hermandad de ánimas), aunque el arzobispo se reservaba la designación de otro
sacando ánima en cada una de ellas. En 1664 la reina pidió imperiosamente a Roma la extensión distinto. El altar debía ostentar una inscripción o tablilla que hiciera constar su naturaleza de
de ese beneficio al reino castellano, punto considerado por el ministro de Su Santidad como altas privilegiado.
«materia sumamente dificultosa»'3. En las misas encargadas por las Cortes de Castilla la pre- Las condiciones pasa el correcto uso de dicho privilegio eran bastante estsictas. A los
sacerdotes se les recordaba que la misa podía celebrase cualquier día «de Rito doble, Domin-
gos, y Octavas cerradas, celebrándola conforme al rezo del día, y en los semidobles de
11 En B(ib1ioteca) N(acional), Matiitscritos, 18.451. En términos parecidos se expresa la regla de la Hermandad
de Ánimas de San Matías (1682): «para sólo el fin del bien y descanso de las Benditas Animas que padecen en las
Requiem, menos quando estubiese expuesto el Santísimo Sacramento, pues en este caso no
vigorosas penas del Purgatorio, empleándose con especialísimo cuidado todos cuantos hermanos en ella se alistaren en
procurar su alivio, llevando con todo cuidado y obediencia las cargas de dicha Hermandad para que por medio de los ración de los difuntos y los otros siete siguientes en la yglesia que su Magestad nombrase con cada misa se sacase una
santos sacrificios y sufragios que se (h)an de ofrecer, sean reservados de sus penas y llevados a gozar del eterno ánima de purgatorio y ... haverse acabado el tiempo desta yndulgencia (que sólo se concedió por diez años))),por lo que
descanso, donde como bienaventuradas, n~ostraiidosir agradecin~iento,pidan a la Divina Magestad perdone los pecados se pedía la correspondiente prói~oga,concedida el 1 de octubre de 1635 (A.G.S., Estado, 3.000).
de sus bien(h)echores y les dé su santa gracia, conservándolos en ella (h)asta el fin» (A(rchivo) E(clesiástico de la) 14 En un proceso ascendente desde los tiempos de Felipe 11 (EGIDO, Teófanes: «Religiosidad popular y Cortes
C(uria de) G(ranada), leg. 11 F(E), pza. 50). tradicionales en Castillax, en ÁLVAREZ SANTALO, C.; BUXO, M". y RODRÍGUEZ BECERRA, S. (coords.): La
12 Es ésta una declaración de principios sobre las ánimas del purgatorio en el ámbito de la religiosidad popular, religiosidad popitlar. Barcelona, 1989, vol. 11, pp. 99-100).
bastante acabada en relación con las citadas anteriormente y en contraste con la actitud cautelosa de la Iglesia, pues se 15 En A.P.S. José, leg. 31. No debe confundirse el altar privilegiado de ánimas con los populares retablos de
alude a la gravedad de los tormentos del purgatorio, a la naturaleza ígnea de los mismos, a la doctrina del doble juicio ánimas, por lo general callejeros, instalados para recordar al transeúnte la necesidad de orar por las ánimas (vid. algunos
y a los valiosos medios al alcance de los vivos para aliviar y poner fin a los tormentos. El texto puede verse en A(rchivo ejemplos sevillanos en PEDREGAL, Luis J.: «La devoción de las Ánimas, en Sevilla*, Archivo Hispaler?se,no 7 (1946),
de la) P(arroquia de) S(an) José, leg. 11 B. Las apariciones de ánimas fue un fenómeno muy extendido en las edades PP. 191-204).
Media y Moderna. Los ídeólogos pretendían que se interrogase a las ánimas sbre su identidad, estado en el purgatorio y 16 Según se contiene en edicto impreso, del arzobispo Álvarez de Palma de 22 de agosto de 1829 (en A.P.S. José,
sufragios necesarios para su purificación (vid. DELUMEAU, Jean: El miedo en Occiderlte. Madrid, 1989, pp. 125-126). leg. 24). Las renovaciones fueron continuadas; se conocen edictos correspondientes a las de 1781, 1816 y 1830. La
13 Carta fechada en 18 de agosto de 1664 (en A(rchivo) G(enera1 de) S(imancas), Estado, 3.037). Ya con prática se había hecho extensiva a la Iglesia universal por decreto de Clemente XIII fechado en 19 de mayo de 1759.
anterioridad, «a ynstancias de la Reyna nuestra señora concedió su Santidad el año de 1634 que el día de la conmemo-
podrá usarse de Ornamento negro, y deverá decirse la Misa del Santo del día>>I7. Además, el recogen todos los años por los hermanos de dicha Hermandad y de la piedad de los fieles de 24
celebrante debía estar en posesión de la bula de la Santa Cruzada. Esa práctica se popularizó a 26.000 reales. Costea en dicha iglesia misas de mayor estipendio en todos los días festivos del
entre las hermandades de ánimas, pero no fue la única. año, comenzando éstas a celebrarse desde las 3 de la madrugada en el verano y desde las 4 en
el invieino, hasta las doce del día, y en cada uno se celebran 40 misas poco más o m e i ~ o s > > ~ ~ .
El encargo de tantas misas y f~lncionesprecisaba de unos ingresos suficiente, que por lo
EL WLTO EN BAWHERMANDADEWDE ÁNIMAS DEL PURGAmRBO general provenían de demandas callejeras, tanto diurnas como -las más características de las
cofradías de ánimas- noctuinas. A éstas se les solía denominar demandas «de farol» (para
La nueva creencia del purgatorio vino a unirse a las prácticas y actitudes funerarias cristianas, distinguirlas de las diurnas o «de bastón»)24.También poseían una especie de monopolio sobre
manifiestas desde los primeros tiempos de la Iglesia, si bien con ciertos tintes paganos, como los la petición de aguinaldos durante el Adviento, lo que sancionaban las leyes del reino, privilegio
banquetes o los velatorios. La institucionalización de los ritos fúnebres por paste de la Iglesia se que defendían celosamente como se desprende este testimonio de 1819:
rastrea a partir del siglo X: «el abad Odilón de Cluny comenzó a celebrar la Corzmei~zo/~ación de
los fieles difirlztos, que muy pronto se extendió desde Francia a toda Europa, asentándose «Contra lo prevenido en las Leyes del Reyno han observado que vasios hermanos de
regularmente entre las celebraciones litúrgicas de la c~istiandad»'~. los Rosarios salen en perjuicio de las Animas a pedir por las calles los aguilandos con
Entre las cofradías de ánimas, la fiesta principal se celebraba en la festividad de Todos los instrumentos, apellidándose algunos ser Animas de la Parroquia... y en consideración
Santos, el día primero del mes de noviembre, o algún día de su octava, generalmente el a que esta regalía está permitida a aquéllas por quanto su producto y las limosnas que
domingo. Algunas constituciones explicitan con detalle la celebración: «sea la fiesta solemne, se recojen se invierten en las misas que celebran...»z5.
con diácono y subdiácono y que el sábado ante(s) se digan las vísperas de la dicha fiesta muy
solemnes>>'9,aconsejándose que se guardase respetuoso silencio. También era común que las Y es que las ánimas eran un buen señuelo para pedir. limosna. Con ellas costeaban las
celebraciones religiosas continuaran el día siguiente, dedicado especialmente al recuerdo de los hermandades el culto y, como elemento de éste, la cera, consumida en abundancia. En la
difuntos. Así, la función principal de la Hermandad de Ánimas del Sagrario consistía en vigilia Hermandad de Ánimas del Sagrario su precio se establece de foima fija: una libra de cera
cantada en la tarde del día de los Santos y al día siguiente misa cantada, en la que no faltaba la equivale a un real. La cera era ciertamente cara, pero necesaria, ya que coilstituía la «(h)azienda
simbología funeraria, en forma de tumbaz0. de las Venditas Ánimas, que (h)a de ir a más y no a menos». Por esta razón, en algunas
La proximidad de ambas festividades y el incremento del culto a las ánimas del purgatorio hermandades, los cargos salientes debían dejas cierta cantidad de cera de aumento, como ocurría
motivaron la aparición de la forma cultural más genuina de estas hermandades: el octavario de con las Ánimas de San José. La cera nueva solía estrenarse cada año en el octavario de ánimas.
ánimas (en el mes de octubre, de domingo a domingo), que en la práctica se convirtió en como hacían las hermandades de las parroquias de San Matías y de Santiago.
novenario, al culminar con la función del lunes siguientezi.Disputas diversas se generaron entre Poco quedaba ya de otras prácticas populares medievales en torno a las ánimas. Las proce-
cofradías, sobre todo las de San Matías y el Sagrario, por la fecha del octavario, especialmente siones de ánimas prácticamente se habían perdido, aunque se conservaban en algunos lugares,
cuando éste se solemnizaba con el Santísimo manifiestoz2. como las establecidas por las reglas del Hospital de Jesús Nazareno de Córdoba (1693):
También había cultos a las ánimas semanalmente: las misas de los lunes. Son una muestra de
la atención continua, como medio de aliviar las penas del purgatorio. Ya con la festividad de «Todos descalzos, llebando una ciuz cada uno sobre el hombro, una mordaza de un
difuntos, octavario y misas de lunes se ofrecían en toda la ciudad multitud de misas por las hueso de difunto en la voca o otra mortificación según su voluntad y una corona de
ánimas. Pero aún hay que añadis todas aquellas que la devoción de los cófrades y devotos espinas en la cabeza>>26.
costeaba a lo largo del año. Por ejemplo, la Hermandad de Ánimas de Sta. María Magdalena
encargó en 1763 la cantidad de 5.910 misas en sufragio por las ánimas; «para este efecto se En Granada sí se conservó alguna procesión por la nave de la iglesia con responso, como
17 En A.P.S. José, leg. 24. 23 LACHICA BENAVDES, Antonio de: Gazetilla ciiriosa o Senzatzero grariadino. Granada,1764, papel X X X I I ,
18 GIORDANO, Oronzo: Religiosidadpopirlar ew la Alta Edad Media. Madrid, 1983, p. 121 hoja 1.
19 Regla de las Ánimas del Sagrario; en B.N., Manilscritos, 18.451. 24 Sobre su utilidad hablan las constituciones de la Hermaildad de Ánimas de La Magdalena: «en la dicha
20 Según un capítulo añadido en 1541: «sean obligados a estar presentes aquel día a la misa y andar con la parrochia (h)ay todo el comercio de los mesones desta ciudad, donde a la dicha (b)ora están recoxidos los forasteros,
procesión hasta que se acaben los responsos y el día antes a las vísperas, encendiendo la cera a sus tiempos» (en B.N., que son los que principalmente ayudan para las misas; y así se practica en otras parrochias, como la de Ntra. Señora de
Manirscritos, 18.45 1). las Angustias y en otras ciudades, como en la de Sebilla,Toledo y Madrid»; en A.E.C.G., leg. 16F(A), pza. 3(2).
21 He aquí, como ejemplo, lo dispuesto por la Hermandad de Ánimas de San Matías: «Que en el mes de Comenzaba la colecta nocturna tras el toque de oración o de ánimas, recogiéndose mucho entre los forasteros, que
nobiembre, después del día de los finados, se (h)a de zelebrar un octavario de honras... que enpiece en el domingo solían encomendar sus viajes a las ánimas.
siguiente o el que pareciere al dicho rector y acave en otro domingo para que con la fiesta hordinaria del lunes siguiente 25 En A.R.Ch.G., 321-4373-15.
sea nobenario» (A.E.C.G., leg. 11F(E), pza. 50). 26 Era una procesión claustral, celebrada en la noche de los lunes en los tiempos de Adviento y Cuaresma
22 Durante el año 1816 ocho hermandades de ánimas participaron en la distribución del Jubileo Circular de las XL (A.E.C.G., leg. 94F, pza. 11). Vid. en LÓPEZ MUÑOZ, Miguel Luis: «La fundación del Hospital del Divino Pastor de
Horas: las de las parroquias de San Matías, Sagrario, Magdalena, Stos. Justo y Pastor y San Andrés en el mes de Ugíjar y su relación con el Hospital de Jesús Nazareno de Córdoba)), eii Actas del Congreso Iriterwacional «Cristóbal
noviembre; las de las Angustias, Salvador y San Nicolás en el de diciembre (A.E.C.G., leg. 139F, pza. 25). de Santa Catalitra y /as cofrad'ías de Jeslís Nnznrerio». Córdoba, 1991, vol. 1, p. 243.
hacía la Hermandad de Ánimas del Sagrario. En San Matías se celebraba todos los lunes, con al ser informado de que «muchas iglesias parroquiales de esta ciudad carecían de enterramientos,
visita al cementerio parroquial: y que aunque otras lo tenían, ocupavan sitios perjudiciales a la salud pública»3'.
La curia diocesana reaccionó con bastante lentitud ante la orden de construcción de nuevos
«Después, en forma de procesión, llevando los hermanos las dichas luces, se (h)an de cementerios extramuros de la ciudad, para lo que se habían señalado tres lugares apropiados: el
cantar dos responsos en la iglesia y otros dos en los zementerios, saliendo por una haza del Camero en el camino de Fajalauza, a la que se adscribirían los entenamientos de las
puerta y entrando por la pa~oquiasdel Albaicín y otras limítrofes (S. Luis, S. Gregario, S. Nicolás, S. Bartolomé, S.
Cristóbal, S. Miguel, El Salvador, S. Ildefonso, S. Andrés, Santiago y Stos. Justo y Pastor); el
En cada parroquia, la hermandad de ánimas ejercía una especie de monopolio espiritual sitio llamado de las Barreras, a espaldas del convento de los Mártires, para las parroquias más
sobre las ánimas de los difuntos enter-rados en el perímetro de su feligresía. Así se desprende de orientales de la ciudad (Sta. María de la Alhambra, S. Cecilio, Stos. Pedro y Pablo, S. Juan de
los Reyes, S. José, Sta. Ana y S. Gil), y los terrenos colindantes con la ermita del Santo
la petición de la Hermandad de Ánimas de la parroquia de las Angustias, en junio de 1690, para
Sepulcro en el cerro de los Rebites, para las feligresías más meridionales (Ntra. Sra de las
comprar un terreno en el callejón del Pretorio, donde, con motivo de las pestes de los años
Angustias, S. Matías, Sta. María Magdalena, el Sagrario y Sta. E~colástica)~~. Los dos primeros
anteriores, se habían enterrado muchos cadáveres. El pretexto era que el camposanto «estaba
lugares ya habían desempeñado el papel de cementerios con ocasión de las epidemias de peste.
yndezente y que en los hoios donde se enterTaron los difuntos se cometían muchos pecados y
Durante la ocupación francesa, la comisaría general apremió al cumplimiento de esa legisla-
que el dueño de dicha tierra la quería bender para ebitar10»~~.
Una vez adquirido el teireno, en 1693 se pretendía edificar un templo propio: ción. Un decreto de 25 de septiembre de 1810, por ejemplo, instaba a no ejecutar «exequias por
cadáver que no estubiere depositado en el cementeno», a la vez que a «mazizar con obra de
«La dicha hermandad con lizencia del antezesor de vuestra merced (h)a comprado el manpostería todas las embocaduras de las bóvedas de los templos»33.Ciertamente esa legisla-
sitio y tierras del Carnero, donde se (h)an enterrado los fieles difuntos en la epidemia ción vino a desnaturalizar a las cofradías de ánimas.
que esta ziudad padeció el año de setenta y nuebe, que está a espaldas del combento
de señor San Basilio, extramuros de esta ciudad, para zercarlo y emparejar los (h)oios
que (h)abían quedado abiertos y con efecto de dicha hermandad tiene zercado el A MODO DE CONWLUSIÓN
dicho canpo santo con el desi(g)nio de hacer una capilla»29.
Es evidente que el culto a las ánimas fue uno de los más populares. Las prácticas de las
El arzobispo don Mastín de Ascargorta concedió la licencia, aunque con algunas restriccio- cofradías de ánimas permiten profundizas en las creencias extendidas al respecto. Frente al resto
nes para preservar la jurisdicción ordinaria. de las cofradías, las de ánimas eran las únicas que no tenían por titular a persona revestida de
El cuidado de los cementerios de la feligresía -no sólo el parroquial- parece generalizado. santidad (Jesús, María y santos). Ello las hacía ligeramente diferentes de las demás. En muchas
La Hermandad de Ánimas de la parroq~iiade Santa Ana tenía todavía a comienzos del siglo XIX ocasiones se consideraron como santas las almas del purgatorio, al menos en potencia; de hecho
a , el cielo.
el purgatorio se encontraba espiritualmente desplazado hacia a ~ ~ i bhacia
la costumbre de visitar el cementerio de la Churra, con origen en una epidemia, y el lugar donde
se ajusticiaba en la Plaza Nueva; costumbre que defendió en 1817 frente a la contradicción del En ese sentido la relación de los cófrades con su titular, que por lo general puede definirse
teniente de cura de la p a ~ ~ o q u i a ~ ~ . en términos de alabanza-intercesión, en el caso de las cofradías de ánimas se convierte más bien
en una relación de socoiro-mediación, esto es de auxilio mutuo, permitiendo el aludido pacto
Las actividades de las hermandades de ánimas en relación con los cementerios hubieron de entre partes. La relación era más estrecha si se considera que las ánimas por las que se oraba
cambiar a tenor de la legislación ilustrada en esa materia. En Granada, el presidente de la Real habían convivido con sus intercesores, por lo que las relaciones de sangre y amistad, unidas al
deber de conciencia, harían tanto más efectiva la mediación final, de tipo espisitual: las almas ya
Chancillería, don Juan Mariño de la Barrera, decretó un auto fechado en 16 de abril de 1788 por
purificadas intercediendo por sus benefactores, tanto en vida como después de ella. Tales
el que creaba una comisión encargada de analizar la situación de los entenamientos parroquiales,
creencias comenzaron a desaraigarse en la segunda mitad del siglo XVIII.
El culto de las ánimas casaba mal con la religiosidad de los ilustrados, no ya por el
27 En A.E.C.G., leg. 11F(E), pza. 50. Los domingos del octavario se repetía la procesión, aunque solemnizada con
capilla de música.
distanciamiento de estas prácticas de los dominios de la razón, sino sobre todo por la vaciedad
28 A.E.C.G., leg. 108F, pza. 2. «Dentro del mundo parroquial, los difuntos, la otra mitad de la feligresía, de la
parroquia, de la cofradía, tenían un código preciso para comunicar con los vivos» (MANTECON MOVELLÁN, Tomás
Antonio: Coritrarreforma y i~eligiosidadpopiilar.eri Caritrabria. Santander, 1990, p. 98). A veces se ofrecían disciplinas
y otros sacrificios por las ánimas. 31 En A.P.S. José, leg. 28. El auto respondía a la real cédula sobre cementerios promulgada el 3 de abril de 1787.
29 A.E.C.G., leg. 108F, pza. 2. Apoyaba esa petición el clero parroquial, según lo manifestaron los beneficiados 32 Los informes se realizaron en 1805, tras la mortandad causada por la fiebre amarilla el año anterior. También
se estudió otro terreno en e1 Cercado Bajo de Cartuja. El cementerio de las Barreras es antecesor del actual, llamado de
don Antonio González y don Antonio de Morales Hondonero, en informe fechado en 31 de agosto de ese año.
San José (vid. por extenso en DÍAZ GUERVOS, Mqsabel y DÍAZ GARCÍA, Amador: «Notas sobre la historia del
30 A.E.C.G., leg. 14F(A), pza. 27. La costumbre se justificaba principalmente por la ejemplaridad ante los fieles
cementerio de Granadan, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, Segunda Época, n" (1988),
de la pai~oquia:«es indispensable sostener la devoción y que ... contribuya en gran manera que los feligreses vean los
pp. 177-195, y también AL-GARNATHI: «Los cementerios de Granadan, La Allian~bra,1902, pp. 1.047-1.051).
actos di: piedad y sufragios que se dispensan a las almas de sus hermanos difuntos y con esta única idea sin otro deseo
que el de que no decaiga el fervor». 33 En A.P.S. José, leg. 24.
el blanco de los decretos del arzobispo Álvasez de Palma, con la intención de evitar que muchos
de que adolecían34.La acerada crítica de Blanco White no pudo pasar por alto una creencia tan sacerdotes celebrasen la misa con precipitación, en menos de veinte minutos:
arraigada como la de las ánimas del purgatorio:
«Lo cual no puede hacerse sin culpa gsave, según la doctrina más fundada de los
«En tanto que los otros astículos de la fe son demasiado abstractos pasa las almas teólogos; porque ni la pronunciación de las palabras, ni la egecución de las ceremo-
infantiles, su espíritu tieino y afectuoso -de los creyentes españoles- asimila con nias pueden desempeñarse en tan breve tiempo con la integridad, exactitud, modestia
interés la idea del fuego del purgatorio. Pensar que un padre o un hermano, todavía y magestad correspondientes a tan grave, sagrada y misteriosa función»40.
bueno para con ellos desde el otro mundo, está padeciendo penas terribles que
pueden ser alividas, acortadas o definitivamente terminadas con nuestros sacrificios y Los más radicales abogaron por la abolición de las cofradías de ánimas. He aquí el razona-
oraciones es algo que se adapta perfectamente a la mentalidad infantil»35. miento del conde de Aranda: «si a los sufragios de la Iglesia se reconoce el infinito valor que se
nos enseña, ociosas serán las cofradías de ánimas»4'. De hecho, la Real Resolución de 2.5 de
También la jerarquía eclesiástica comenzó a ordenas algunas prácticas abusivas en tomo a junio de 1783, siguiendo las directrices marcadas por el informe de los fiscales del Consejo, no
las ánimas, primero tímidamente bajo el arzobispo Barroeta. Por ejemplo, en 1473, reclamaba mencionaban a las hermandades de ánimas entre las que debían perdurar (como las sacramentales).
mayor atención de los mayordomos y hermanos mayores para evitar que en entierros y funcio- Sin embargo, el criterio de los ordinarios se impuso en este terreno, ya que siempre se asimilaron
nes de difuntos se acercasen continuamente jóvenes «guíados de la codicia de recoger la cera a las sacramentales por su carácter parroquial.
que se destila de las ( h ) a ~ h a s »Tres
~ ~ . años antes, había prohibido las representaciones de Wtra. Los bienes de las cofradías de ánimas se vieron afectados también -aunque en muy corta
Sra. de la Luz (en «estampas, pinturas y medallas, que... en acción de sacar una alma de la boca medida, como en general ocurrió con las hermandades granadinas- por la llamada «Des-
del Dragón Infernal se hallaren, y las Novenas, Devocionarios y otros Libros alusivos a seme- amortización de Godoy», emprendida en 1798. Así, las casas de las Ánimas de San José (tres en
jante acción»), que en Granada se veneraba con hermandad propia en la iglesia parsoquial de total, con una renta mensual de 24 reales cada una, producto destinado «para las misas y
San Luis, siguiendo un decreto de la Congregación de Ritos de 27 de enero de 174237. sufragios que la Hermandad aplica por las Ánimas») se hallaban sin enajenas a fines de 180542.
Ya en 1779 el arzobispo Jorge y Galbán prohibía una de las costumbres más curiosas entre Por otro lado, dmante la ocupación francesa, el comisario de policía decretó en 26 de diciembre
las cofradías de ánimas para recaudar fondos: la rifa de ánimas, pues «ha llegado la iniquidad al de 1810 la entrega de imágenes y todo tipo de enseres y alhajas de las cofradías a los respectivos
doloroso estremo de rifar abrazos de hombres a muge re^»^^. En 1787 prohibía en un edicto el párrocos, una vez extinguidas todas las hermandades.
montaje de lujosos túmulos «con armas y adornos de vanidad», por parte de cofradías y Sin embargo, por su carácter parroquial, se contaron las de ánimas entre las cofradías
particulares, extremo que sólo se reservaba a las personas reales. Además prohibía las demandas restauradas, por iniciativa de las autoridades eclesiástica y civil, una vez consolidado el dominio
en el interior de los templos, ya fueran pasa las ánimas, ya para otras cofradías39. napoleónico sobre la ciudad, como se desprende del decreto del Comisario General de Policía,
Las misas de difuntos en general, y las de las hermandades de ánimas en particular, fueron don Antonio Falces, con fecha de 8 de agosto de 1811:
«Haviendo cesado las circunstancias políticas y militares que obligaron a fixas algunas
34 Recuérdense, por ejemplo, los versos de un ilustrado, no precisamente radical, como Fomer: «Quizá ya no se
restsicciones, pueden restablecerse en las iglesias pasroquiales las cofradías sacramental
oponen los delitos / al servicio de Dios, y tal vez éste / pide en la religión sólo los ritos .../ Así un logrero suspender
procura / los rayos del Criador: dos velas bastan / ¿Roba? Para eso alumbra a una pintura» (cit. en CORONA y de ánimas baxo la dirección y presidencia del párroco, admitiendo indistintamente
BARATECH, Carlos E.: «La Ilustración», en Historia General de España y América, Barcelona, 1983, vol. X-1, p. 49). a todos los feligreses que solicitasen plazas de cofrades, celevrando las funciones del
35 BLANCO WHITE, José: Cartas de España. Madrid, 1972, p. 146. culto según costumbre, pero en el interior del templo, sin mezclar anuncios ni
36 Con fecha de 2 de abril de ese año (en A.P.S. José, leg. 24). aparatos exteriores y profanos»43.
37 Con fecha de 14 de agosto de1770 (A.P.S. José, leg. 24). Su aplicación, habida cuenta de los casi treinta años
transcurridos desde el citado decreto de la Sagrada Congregación, no responde a deseos de ortodoxia doctrinal, sino a
la intención de borrar todas las huellas jesuíticas en la sociedad hispana, ya que fue esa orden la propagadora del culto
a María bajo la advocación de la Luz (vid. detenidamente en DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio: «Campomanes, los 40 Edicto fechado en 14 de enero de 1818 (en A.P.S. José, leg. 24). Por otra parte, sancionaba la solemnidad
jesuitas y dos hermandades madrileñas)), en Arlales del I~lstitirtode Estirdios Madrilefios, III (1968), pp. 219-224). La «barroca» de las funciones de culto, autorizando «las más expresivas señales exteriores de fervor y piedad, consiguientes
confianza de la mediación de la Virgen en asuntos del purgatorio estaba muy arraigada. La Virgen del Carmen, por al aparato magestuoso de las ceremonias, prescritas por la Iglesia como signos visibles por cuyo medio los fieles se
ejemplo, se erigió en abogada principal de las ánimas del purgatorio, según consta en las palabras que le dirigió exciten y eleven a la comtemplación de las altísimas cosas invisibles contenidas en tan augusto Sacrificio». Según los
personalmente al Papa Juan XXII en 1327, y que leemos en una patente de su Orden Tercera en Granada: «Yo, Madre datos ya citados, la Hermandad de Ánimas de La Magdalena debió encargar en 1763 una media superior a 16 misas
de Misericordia y de Piedad, ofrezco asistir a los Religioso, del Carmen y a sus Hermanos y Cofrades que trajeren mi diarias.
Escapulario y con especial protección ayudaré a sus almas que fueren al Purgatorio, para que el Sábado despirés de la 41 Representación presentada al Consejo de Castilla en 9 de agosto de 1773; en Archivo Histórico Nacional,
niirer.te de cada itno salgari y sea11 libres de las perlas de él, y las Ileiiaré al Morlte Sarito de la Gloria, para qire sean Consejos, leg. 7.090.
colocadas eri la Bieriai~erlturanza»:en B(iblioteca de la ) U(niversidad de ) G(ranada), C-19-36, pza. 35. 42 Según informe del párroco don Salvador de Reyes, de 7 de diciembre de ese año (en A.P.S. José, leg. 28).
38 Decreto de 14 de septiembre de 1779 (en A.P.S. José, leg. 24). La costumbre se describe con viveza en el 43 A.P.S. José, leg. 21. La decisión se completó con el reglamento promulgado por el gobernador eclesiástico de
artículo «Los bailes de los abrazos», en AFÁN DE RBERA, Antonio Joaquín: Fiestas popiflares de Gmnada. la diócesis, don Pablo Andeyro y Aldao, en febrero de 1812, que organizaba el funcionamiento de las cofradías
Granada, 1885, pp. 179-184. sacramentales y de ánimas (en B.U.G., C-19-42, pza. 7).
39 Fechado en 30 de enero de ese año (en A.P.S. José, leg. 24).
Durante la primera mitad del siglo XIX tuvieron una nueva etapa de esplendor, pero más
tarde entraron en la crisis definitiva que las llevaría hasta la desaparición. Un menor interés del
clero parroquia1 y un cambio de concepción o de tolerancia de la Iglesia respecto a la creencia
de las ánimas parecen haber influido en ello.
A través del presente trabajo pretendemos dar continuidad a una serie de estudios que hemos
iniciado sobre el devenir histórico y cotidiano de los conventos femeninos de la ciudad de
Zamora'. En concreto trataremos la división de oficios y las tareas dentro del ámbito monástico
centrándonos fundamentalmente en el convento de Nuestra Señora de la Concepción. También
nos acercaremos a los aspectos consuetudinarios, a los que transgredían la norma y a los que
entraron dentro del campo de las vivencias sobrenaturales.
La vida de las religiosas en los conventos femeninos durante la Edad Moderna estuvo
mediatizada en parte por el nivel económico familiar. Las posibilidades monetarias de la
novicia marcaban en gran medida el tipo de labor o la actividad que iba a desarrollar dentro de
la institución. Las de escasos medios monetarios debían conformarse con lo que se conocía
como monjíos de «velo blanco» o de «medio velo». Este tipo de religiosas compensaban al
monasterio la reducción de su dote con trabajos domésticos o de enfermería.
Las religiosas de velo blanco siempre se mantuvieron numéricamente por debajo de las de
velo negro -monjas de coro que poseían voz y voto en las deliberaciones conventuales- y
probablemente rara vez supusieron más allá de un tercio del colectivo de los centros2.Respecto
1 LORENZO PINAR, F. J.: «El Convento Zamorano de Nuestra Señora de la Concepción en la Época Moderna:
siglo XVII». 1 Coligreso Ir~ternacior~al
de la Ordeii Concepcionisfa. Vol. 1. León. 1990, pp. 287-298; ((Profesiones
religiosas femeninas zamoranas en el siglo XVILI». El Morlacato fetnenino en Espaiia, Porflcgal y América (1492-
1992). Congreso It~ternacional.León. 1992 (en imprenta).
2 Hemos hallado casos en los que algunas monjas admitidas para velo negro carecieron de voz y voto por
ejemplo doña Emereciana Martín de León, quien desempeñó en el convento de Santa Marina el oficio de refitolera y
campanera.
Archivo Histórico Provincial de Zamora (en adelante A.H.P.Za). Protocolo 2446. Felipe Pacheco y Quintas. 6-11.
1749. Fols. 29-30.
Durante la primera mitad del siglo XIX tuvieron una nueva etapa de esplendor, pero más
tarde entraron en la crisis definitiva que las llevaría hasta la desaparición. Un menor interés del
clero parroquia1 y un cambio de concepción o de tolerancia de la Iglesia respecto a la creencia
de las ánimas parecen haber influido en ello.
A través del presente trabajo pretendemos dar continuidad a una serie de estudios que hemos
iniciado sobre el devenir histórico y cotidiano de los conventos femeninos de la ciudad de
Zamora'. En concreto trataremos la división de oficios y las tareas dentro del ámbito monástico
centrándonos fundamentalmente en el convento de Nuestra Señora de la Concepción. También
nos acercaremos a los aspectos consuetudinarios, a los que transgredían la norma y a los que
entraron dentro del campo de las vivencias sobrenaturales.
La vida de las religiosas en los conventos femeninos durante la Edad Moderna estuvo
mediatizada en parte por el nivel económico familiar. Las posibilidades monetarias de la
novicia marcaban en gran medida el tipo de labor o la actividad que iba a desarrollar dentro de
la institución. Las de escasos medios monetarios debían conformarse con lo que se conocía
como monjíos de «velo blanco» o de «medio velo». Este tipo de religiosas compensaban al
monasterio la reducción de su dote con trabajos domésticos o de enfermería.
Las religiosas de velo blanco siempre se mantuvieron numéricamente por debajo de las de
velo negro -monjas de coro que poseían voz y voto en las deliberaciones conventuales- y
probablemente rara vez supusieron más allá de un tercio del colectivo de los centros2.Respecto
1 LORENZO PINAR, F. J.: «El Convento Zamorano de Nuestra Señora de la Concepción en la Época Moderna:
siglo XVII». 1 Coligreso Ir~ternacior~al
de la Ordeii Concepcionisfa. Vol. 1. León. 1990, pp. 287-298; ((Profesiones
religiosas femeninas zamoranas en el siglo XVILI». El Morlacato fetnenino en Espaiia, Porflcgal y América (1492-
1992). Congreso It~ternacional.León. 1992 (en imprenta).
2 Hemos hallado casos en los que algunas monjas admitidas para velo negro carecieron de voz y voto por
ejemplo doña Emereciana Martín de León, quien desempeñó en el convento de Santa Marina el oficio de refitolera y
campanera.
Archivo Histórico Provincial de Zamora (en adelante A.H.P.Za). Protocolo 2446. Felipe Pacheco y Quintas. 6-11.
1749. Fols. 29-30.
a las que no hemos determinado su tipo de profesión, posiblemente estuvieron encuadradas en
el grupo de las de velo negro ya que la mayoría de ellas sabían firmar, circunstancia propia de La vicaria sustituía a la abadesa cuando la ocasión lo requiriese y la maestra de novicias
las monjas de coro3.Parece que la proporción entre ambos tipos de religiosas cambió en algunos enseñaba a las postulantes durante un tiempo de dos años las ceremonias y tareas humildes del
conventos en la segunda mitad de la centuria. La muestra manifiesta un incremento general de convento, no permitiendo durante el pei-íodo de aprendizaje que las novicias permaneciesen
monjas de velo blanco, llegando en el caso de San Bemabé y Corpus Christi a superar a las de juntas excepto para actos de caridad.
velo negro. Sospechamos que este fenómeno puede deberse a una distorsión de la realidad por La multiplicidad de oficios obligaba en ocasiones a que una misma persona desarrollase
parte de la muestra al contar con sólo 8 y 3 documentos para cada monasterio respectivamente. varias labores a la vez. Los libros de visita insertan memorias con la elección de oficios
mostrándonos un elenco de las diversas ocupaciones asociadas a tareas de recepción (celadoras,
porteras, torneras, hospederas); de vigilancia (guardas de hombres, escuchas de locutorio,
guardas de vistas, guardas de rejas, cesradoras del cerco); de culto (vicarias de coro, sacristanas,
CONVEQUITO 1" MITAD DEL SPGLO 2" MITAD DEL SIGLO capilleras); de administración (provisoras, graneras, depositarias particulares y de comunidad,
archiveras, contadoras de los archivos, cobradoras y papelistas); educativas (lectora de la casa
V.M. V.Bm S.D. V.N. V.B. S.D.
de labor, lectora de la casa de oración); morales (pacificadoras); hospitalarias (enfermeras);
O/o Yo O/o O10 O/o O/o
domésticas (cantarera,cocinera, refitolera, panadera, candeletera); o de otra índole (~ilenciadoras)~.
En el caso de las concepcionistas el Matl~ralde las Monjcrs descalzas determinaba las la-
CONCEPCI~N
bores propias de cada religiosa. La correctora dirigía el oficio divino en el coro y trataba de
SANTA $AULA
mantener el silencio durante las ceremonias, en el dormitorio y en el refectorio. Vigilaba para
SANTA CLARA
que las hermanas no descuidasen el rezo, ayudaba a entonar a las cantoras cuando no lo hacían
SANTIAGO
adecuadamente y tomaba las lecciones. La celadora inspeccionaba las faltas de las religiosas y
SANTA MARINA
las transmitía a la abadesa.
SANTA MARTA
Entre las responsabilidades de la saci.istana estaba el aseo y la limpieza del confesionario,
SAN PABLO
de los ornamentos o de la ropa del culto; además del tañido de la campana y de la campanilla
SAN BERNABÉ
indicando a través de ellas los diferentes eventos rutinarios; el cuidado de las llaves; la prepara-
LAS DUEQAS
ción de los altares en la enfermería; o la ayuda al revestimiento del sacerdote y al levantamiento
CORPUS CHRISTI
de los velos cuando las demás religiosas iban a tomar la sagrada forma.
SAN JUAN
Las pol.tel.as conseivaban en su poder una llave de la puerta principal junto a la vicaria para
En lo que respecta a los oficios, los cargos de dirección estuvieron reservados a las monjas vigilar la entrada de personas y asegurar, mediante el toque de campanilla, cuando hubiese
de velo negro. A la cabeza del convento se situaba una priora, abadesa o presidenta, ayudada de visitas, el recato y modestia de las monjas. La tornera tenía a su cargo la compra de lo necesario
una subpriora o vicaria y de una maestra de novicias encargada de la formación de las futuras para el sustento de las hermanas y la transmisión de los recados y papeles que debían transferirse
religiosas. Para el nombramiento de abadesa eran necesarias tres votaciones debiendo obtener la a la madre abadesa. Además concertaban las labores de hilo con las personas que comisionaban
a'spirante la mayoría absoluta de los votos. Durante el proceso de elección el Obispo o el trabajos al convento.
Superior de la orden no entraban en el claustro sino que oían o tomaban los votos ante la La redera acompañaba a las religiosas que tenían visita al locutorio y escuchaba las conver-
ventana de los canceles. El concilio tridentino estableció como condiciones para la candidata el saciones, exhortándolas a que hablasen bajo. La previsora se ocupaba de la provisión y de la
tener una edad superior a los cuarenta años y al menos ocho años de profesión. Los manuales llamada a la comida así como de mantener silencio en la cocina. La etzfeimera proveía a los
hablan de otros requisitos como el haber nacido de legítimo matrimonio o el ser virgen, aunque enfermos de ropa blanca de cama, de medicinas, agua y alimentos y daba los recados al doctor7.
el Papa estaba facultado para dispensar esta última restricción5. La r.ope1.a limpiaba las prendas para que cada sábado las religiosas tuviesen hábitos aseados,
además de coserlos y remendarlos. La laborera tenía a su cargo el mantener ocupadas a las
3 Los datos son similares a los de Concha Torres para el siglo XVII salmantino. En el convento de las Dueñas de monjas ejerciendo labor. La r.efito1er.a preparaba las mesas, mientras que la capitulera limpiaba
esta ciudad las legas suponían un 12,8% y en el Carmelita el 7,1%. el capítulo y los claustros y ornamentaba el altar y los frontales ante la llegada de algún prelado.
TORRES, C.: La clai/s~cra femenina en la Salan~ancadel siglo XVII. Doniinicas y Carnielitas descalzas. Salamanca.
1991, p. 71.
4 El cuadro ha sido elaborado a partir de 401 exploraciones de voluntad que se encuentran en el Archivo 6 A.H.D.Za. Sección García Diego. Leg. 160. Visitas de los conventos de Santa Marta y San Pablo. 1704-13;
Histórico Diocesano de Zamora (en adelante A.H.D.Za) Sección García Diego. Legs. 448-49, excepto para el convento Leg. 442. Visita a los conventos de Santa Marina, Santa Marta y San Bernabé. 1790.
de la Concepción acudiendo en este caso al libro de entrada de monjas. 7 El oficio de enfermera debía ser uno de los más onerosos a tenor de las declaraciones que encontramos en las
V.N.= Velo Negro; V.B.= Velo Blanco; S.D.= Sir1 deternlinar. cartas de monjío ya que solía asignarse a las monjas nuevas trasladando a la antigua enfermera al oficio de cocinera,
5 LÓPEZ DE AYALA, 1.: El sacrosanto y ecirrnér~icoConcilio de Trento. Barcelona. 1848. Sesión XXV. Cap. campanera, refitolera o para entonar los fuelles del órgano. Si ascendía a velo negro entonces se la buscaba un «oficio
VII, p. 294; MACHADO DE CHAVES, J.: Perfecto corrfesor y cura de ab~las.Madrid. Ed. Melchor Sánchez, 1665. de comodidad)).
Lib.V. Part. 111. Trat. IV, p. 343. A.H.P.Za. Protocolo 2697. (San Pablo). Carta de Monjío de Doña Ioaquina Feinández. 1-V-1799. Fols. 204-5;
Protocolo 2680-B. (Santa Marina). Carta de Monjío de Doña Manuela Llorente. 30-M-1796.
Existían además cuatro hermanas discretas las cuales acompañaban a la prelada y vicaria a los vez determinaban la vestimenta concepcionista que encerraba un gran contenido simbólico. La
actos y firmas de las escrituras de la comunidad. blancura de su hábito constituía un testimonio de la pureza virginal de su alma y cuerpo, y el
A las noijicias competía el echar el agua bendita en la pila del coro y en las celdas todos los manto de estameña o paño basto de cielo representaba el alma de la Virgen. Tanto el manto,
domingos y limpiar los candeleros. Si eran de velo negro servían personalmente en los oficios situado sobre el hombro derecho, como el escapulario, entre los pechos, llevarían una imagen de
regulares de sacristía y mayordomía, aunque en ocasiones podían excusar del servicio mediante la Virgen cercada de un sol con sus rayos, coronada de estrellas en la cabeza. Al igual que los
pagos. frailes menores iban ceñidas con una cuerda de cáñamo y el vestido se completaba con una toca
La jerarquización social de los conventos hallaba uno de sus más claros exponentes en la blanca de lienzo que cubría la frente, las mejillas y la garganta, colocando sobre ella un velo
asignación de los deberes más arduos a lasfieylas y en el espíritu de sumisión con el que habían negro. El calzado constaba de alpargatas, zapatos, zuecos o corchos. La abadesa era la única
de realizarlos. Sus labores de apoyo en la cocina, el fregar o el sacar agua del pozo estaban facultada para dispensar algún cambio en la indumentaria.
consideradas por las monjas como oficios hunlildes de casa y debían ejecutarse si11 réplica ni El contacto con el mundo exterior quedaba muy limitado. Para recibir objetos tenían un
p o f l s ; pues no están allipara hacer su volctntacl, sino la agerla ni dar conseio, rlin governar.; torno y una ventana con dos llaves, utilizada exclusivamente cuando lo recibido no entraba por
n ~ á sdexarse governar con nzansedumbre8. Estas monjas de velo blanco comían en una mesa el tomo. Existía también un locutorio con redes de hierro y la religiosa tenía que llevar el velo
apai-te para poderse levantar con mayor comodidad a desarrollar sus ministerios. puesto para no ver ni ser vista. El velo sólo se alzaba en la iglesia para recibir el Santísimo
En los conventos bajo la filiación episcopal la duración de estos cargos solía ser por tres Sacramento. Las ventanas del coro de la iglesia también estaban enrejadas y cubiertas con un
años. En algunos casos de monjas de velo blanco hemos podido apreciar la interinidad en el lienzo negro.
desempeño de un oficio hasta que quedase vacante la plaza de la titular sin que pudiese Las únicas personas a las que se permitía la entrada, además del personal de servicio
participar durante ese período de las propinas o de los derechos de las demás religiosas, doméstico del convento, eran los visitadores, confesores, médicos y oficiales necesarios para las
limitándose simplemente a recibir su ración9. reparaciones, los cuales siempre irían acompañados de la abadesa y de la portera de escalera
Además de las monjas, los conventos contaron entre su nómina con personas seglares y quien tocaba una campana anunciando la presencia de extraños. Al sonido de esta campaña las
religiosas que suponían un nudo de contacto con el mundo exterior. Entre éstas destacan los monjas se retraían y colocaban el velo sobre la cara ya que no debían ser vistas sino de su es-
confesores, vicarios, sacristanes y capellanes, para las tareas de culto; las demandaderas o poso Iesú Christo.
demandaderos, procuradores, agentes, escribanos, abogados y mayordomos, para las adminis- En la vida de la religiosa la oración jugaba un papel importante al calificarla como un
trativas; boticarios, cirujanos y médicos, para las hospitalarias y lavanderas, aguadores, criadas, instrumento colaborador en el logro de la salvación y un ejercicio adecuado para la perfección
caseros y pastores, para las domésticas. del amor hacia el prójimo. Las monjas de coro estaban obligadas a decir el oficio divino y las
otras el Padrenuestro en un número de veces que oscilaba entre cinco y veinticuatro en función
2. .LA VIDA CONVENTUAL del período del día: maitines, laudes, prima, tercia, nona, completas o vísperas. No faltaba
tampoco el rezo diario por las difuntas".
La vida en el interior de los conventos estaba sujeta a las normas y actividades marcadas por El ayuno constituía otro de los elementos inherentes a la vida conventual. Además de las
las diferentes reglas. La mayoría de los monasterios zamoranos pertenecían a la Tercera Orden ocasiones en las que era practicado de manera voluntaria, las Constituciones lo fijaban para los
de San Francisco (Santa Paula, Santa Marta, Santa Marina y San Bemabé). El convento de la días de Cuaresma, desde la Presentación de Nuestra Señora hasta la Natividad de Cristo, todos
Concepción se regía por la regla otorgada por el Papa Julio II en 1511; el de San Juan de las los viernes del año y días preceptuados por la Iglesia. Numeraban a su vez una serie de fiestas
Comendadoras y el de San Pablo por la regla de San Agustín; los de Santa Clara y Corpus extraordinarias en las que se habían de confesar privadamente y comulgari2.Existía además una
Christi por la de Santa Clara y los de las Dueñas y Santiago por la de Santo Domingoio. confesión pública ante la comunidad dirigida por la abadesa.
Para delimitar el marco vital del devenir monástico hemos elegido en este estudio las Los manuales marcaban igualmente los tipos de mor-tificaciones para las religiosas, divi-
Constituciones de Julio 11 conferidas a las monjas concepcionistas, aunque también aludiremos diéndolas en ordinarias y extraordinarias. Entre las ordinarias estaban el besar los pies a las
a los libros de visita e informaciones de otras instituciones. El documento está compuesto por demás hermanas y tenderse en el suelo en forma de ciuz en medio del refectorio o a la puerta
una docena de capítulos que hacen referencia tanto a los requisitos de admisión como a las para que pasasen las demás monjas por encima. Las extraordinarias estaban impregnadas de una
normas por las que se habían de gobernar. Esta normativa debía ser leída a las religiosas cada mayor dureza y la refitolera se encargaba de tener los aparejos preparados para el caso.
vez que los visitadores, vicarios generales o provinciales realizasen la inspección anual. Destacan entre las penitencias la de pedir bofetón, llevar una cruz al hombro, un palo en la boca,
Las Constituciones imponían a la monja los votos de obediencia, castidad y clausura. A su
8 Archivo del Convento de la Concepción de Zamora (en adelante A.C.C. Za.) Cajón 4. Marillal del Coni'ento y 11 Según Concha Torres a las monjas analfabetas se las imponía rezos repetitivos más largos que a las demás.
ceretnonias de coro, capítlrlo, refitorio y dorniitoi~ioy oficios. 1744, p. 166. CONCHA TORRES: Op. cit. pp. 110 y 160.
9 Este es el caso de Josefa de Ocaña, monja de cocina en San Juan de las Comendadoras. 12 Éstas eran el día de la Concepción de Nuestra Señora, el de su Natividad, Purificación, primera semana de
A.H.P.Za. Protocolos. 1110. Diego Álvarez de Losada. 2-IX-1637. Cuaresma, Anunciación, Semana Santa, Resurrección de Cristo, Asunción de Nuestra Señora, Natividad de Cristo, San
10 Así lo expresa el vecindario de 1715. Francisco y Todos los Santos. Estaba considerada como preceptiva la confesión mensual.
A.H.D.Za. Sección García Diego. Leg. 108. A.C.C.Za. Cajón 4. Cotistitiicio~zesde Jirlio 11. 1511.
esteras en los ojos, sogas, o comer en medio del refectorio; mostificaciones que no podían Si la vida no era igual para todas las religiosas tampoco la forma de celebrar su fallecimien-
superas el número de cuatro por comidai3. to. Las diferencias jerárquicas de las monjas en vida afloraban también a la hora de su muerte.
También las religiosas se reunían cada viernes para escuchar de la abadesa algún «razona- El libro de sepulturas del convento de la Concepción correspondiente a esta centuria no aprecia-
miento espisitual)),y sus exhortaciones a la perfección y a la observancia de la regla. Había una mos distinciones respecto al lugar de enterramiento ya que se inhumaban bajo una misma lápida
confesión pública de culpas. La celadora estaba encargada de manifestar las infracciones que monjas de velo negro y blanco, llenándose las fosas por un orden numérico a medida que las
hubiese observado y nombrarlas, excepto aquellas que ya había corregido la abadesa, para religiosas fallecían. Esta igualdad en la lápida no afectaba a otros ámbitos del funeral. En otros
posteriormente imponer las oportunas penitencias. Las faltas cometidas por la prelada no eran conventos observamos cómo los gastos fúnebres variaban según se tratase de una monja pobre
expuestas ante las demás monjas para no minar de este modo su autoridad espiritual. o una pudiente. En el caso de las monjas de San Bernabé, al entierro de la monja más pobre
En ocasiones el Obispo peimitía la entrada de algún religioso a los conventos para la solían asistir cuatro sacerdotes, el capellán comunitario y todas las hermanas, portando un cirio
celebración de ejercicios espirituales que impulsasen a las monjas a la confesión particular y a cada una. Acompañaban 6 hachas y 76 velas y se oficiaban las tres misas de indulgencia.
una comunión general. Durante ese tiempo se guardaba el mayor silencio y retiro hasta el punto Cuando la religiosa era de mediana categoría asistían de doce a catorce sacerdotes y se celebra-
de evitar las conversaciones entre las hermanas y cerrar las puestas de las gradas y de las ban cien misas. Si la hermana contaba con un gran expolio se llamaba a las comunidades de
vistasi4. Santo Domingo y San Francisco, se decían más de doscientas misas y se entregaban dos velas
Había otra serie de normas tendentes a suprimir la ociosidad considerada como un vicio a cada religiosai8. Otra de las diferencias encontradas en los conventos de filiación episcopal es
enemigo del alma. De este modo las religiosas doimían con el hábito ceñido y con una lámpara que a las religiosas de coro se le ponían seis velas en el altar y doce hachas mientras que a las
encendida durante toda la noche. Guardaban durante el día varios períodos de silencio pues de obediencia sólo cuatro velas y seis hachas.
pensaban que de la mucha palabre~ianacía el pecado. Observaban silencio papa1 en el coro, Para averiguar el caudal de cada monja, el día que la religiosa tomaba el viático debía
claustra y refectorio; desde la hora de completas hasta la de prima y a la hora de dormir desde entregar a la abadesa un memorial firmado de lo que poseía renunciando a sus alhajas. El
el día de la Resurrección hasta Santa Cruz de septiembre. La conversación sin licencia con entierro, honras y cabo de año respondería a la categoría y liquidez de la religiosa. Cuando el
personas del exterior estaba prohibida, y siempre había de efectuarse con una escuchaderai5. expolio no llegaba para sufragar los dispendios, los cubría el convento no permitiendo en
El manual del convento designaba un toque de matraca a las dos de la madrugada con una algunos casos gasto alguno a los parientes de la fallecida.
visita por las celdas para que las mojas elevaran alabanzas a Dios. A las dos y media comenzaban Las contiendas y desavenencias surgidas por cuestiones económicas o jurisdiccionales en
los maitines, descansaban hasta las cinco de la mañana y a las seis se llamaba a oración. Asistían los entierros, habituales entre curas párrocos y frailes, también aparecieron en los conventos
al coro entre nueve o nueve y media, dependiendo de la época del año. La colocación de las femeninos. Un claro ejemplo lo tenemos en la protesta de las marinas por la apropiación por
hermanas en el coro se efectuaba conforme a la calidad del hábito y a la antigüedad, situándose parte del cura de San Torcuato de los derechos de cera, sepultura y ofrenda de una seglar, doña
las novicias en los últimos lugares y tras ellas las de velo blanco. Para abandonar el coro había María Josefa, la cual vivía en el convento en compañía de su hija religiosa, perteneciendo tales
que hincarse de rodillas delante de la abadesa y besar el escapulario. En el caso de querer derechos a otro p á r r o ~ o ' ~ .
simplemente atravesarlo bastaba con una venia al altar. Tras la misa regresaban a sus celdas y se La vida conventual no siempre transcurrió en una completa armonía. Las visitas efectuadas
volvían a juntar para un examen de conciencia. Por la tarde, después de la comida, continuaban por los prelados eran un buen momento para dejar notar las quejas y hacer patente el descontento
con el rezo de Salmos y efectuaban una procesión en silencio. Tras la bendición, disfrutaban de ante ciertas situaciones. Desgraciadamente carecemos de estos libros para el convento de la
una hora de descanso y después recibían una lección. A las doce de la noche se retiraban a sus Concepción, sin embargo la existencia de estas fuentes documentales en otros monasterios
celdas manteniendo de nuevo silencio. Como se puede observar el ritmo de vida marcado por la pueden ofrecernos una idea generalizada de cuáles fueron las críticas más frecuentes.
regla pretendía dejar el menor tiempo posible para la ociosidadi6. Las monjas manifestaban su repudio a la asignación de labores que no eran de su competencia,
Diversas fiestas anuales de carácter religioso, además de los mencionados convites ofrecidos como por ejemplo el que la organista, oficio de gran prestigio, asistiese al torno. Otras veces se
en las tomas de hábito, rompían la monotonía consuetudinaria. En el caso de las concepcionistas quejaban de que la dirección del convento parecía no recaer en la abadesa sino en otras monjas
estaba la fiesta de su patrona -a la que asistían los músicos de la Catedral-, el día octavo de como la portera. En otros casos percibimos un ambiente de ruptura de la unión que debiera
la Purísima --que contaba con la presencia de la comunidad masculina de San Francisco- y la presidir la vida monástica de modo que alguna de las religiosas intersogadas llega a solicitar que
función de Ánimasi7. se viva y coma en comunirladlO.
Los libros de visita destacan las dificultades que existían a la hora de disolver un convento
e integrarlo en otro aunque fuese de la misma orden o siguiese la misma regla. Las monjas del
13 A C C Za Cajó~i4 Op crt p 140 monasterio disuelto tendían a perpetuar su identidad y la manera de hacerlo patente estribaba en
14 A H D Za Seccróri García Diego Leg 442 Carta del Obispo don Jorge Galván a la comunidad de San Pablo
para que permitan al Guardián del Colegio de Capuchinos de Toro impartii ejercicios espiiituales 18-XI-1770
no aceptar las órdenes de la abadesa de la institución a la que habían sido trasladadas. Esto
15 Ibídenl
16 A.C.C.Za. Cajón 4. Ma~liraldel Co~ii~erito y cer.enio~ziasde coro, capítlrlo, refitorio y clolo17?1itorioy oficios. 18 A.H.D.Za. Seccióri García Diego. Leg. 442. Documento sin fecha, inserto entre otros de finales del siglo
1744. XVIII.
17 Entre los actos oficiados a favor de los difuntos estaba la celebración de una profesión cada lunes alrededor del 19 Ibídeni. Visita al monasterio de Santa Marina. 23-1-1793,
claustro al igual que otras comunidades religiosas masculinas y femeninas. 20 Ibídem. Visita secreta al monasterio de San Pablo. 5-XII-1790.
sucedió con las monjas de Santa Paula. Las marinas se lamentaban de su desobediencia y exterior en ciertas ocasiones señaladas fue motivo de escándalo para el Obispo. Éste recriminó
desafecto ante los visit~dores~'. al Bailío que las religiosas en algunas fiestas del año, así como en los actos de admisión y
También salen a relucir momentos de relajación patentes en la escasez de obras pías profesión de las novicias, celebrasen dos días de bailes profanos con los individuos del pueblo27.
efectuadas o en el abandono de la lectura de la regla, conminándose a que fuera leída cada En cuanto al coro, se demandaba una mayor presteza de las convalecientes de las enferme-
primer día de mes, los viernes de cada semana, Adviento y Cuaresma y a que las novicias la dades para que acudiesen a él; el silencio, y el cierre del tomo y de las rejas para evitar molestias
aprendiesen antes de profesar22.Tampoco se cumplía con la media hora de examen de concien- y distracciones durante en tiempo que las religiosas estuvieran celebrando allí los oficiosz8.
cia que disponía la regla tras los maitines.
Los libros reflejan la negligencia de las enfermeras, los dilatados períodos sin confesar de
las enfermas o sus largas convalecencias; así como el incumplimiento de los ayunos al comer
lacticínios los días de Cuaresma sin haber pagado la bula ni tener prescripción médica para ello.
Hacen énfasis en la mala administración al no elaborar recibos de las escrituras extraídas del Bajo este epígrafe pretendemos acercamos a las vivencias espirituales de dos monjas
archivo, no justificar algunos gastos y no permitir la fiscalización de las religiosas en la concepcionistas durante la última centuria de la Edad Modema. Evidentemente no fueron las
intervención de cuentas. únicas, pero pueden servirnos de paradigma para aproximarnos a un mundo de experiencias que
Estas protestas aparecen en un contexto en el que algunos conventos habían visto mengua- en unos casos encontraron gran aceptación mientras que en otros suscitaron críticas. Sánchez
das sus rentas y se veían obligados a tomar medidas extraordinarias y a reincidir en el cumpli- Lora ofrece como causas explicativas a estos fenómenos extáticos la entrada en clausura a una
miento de las ordinarias. Entre estas medidas encontramos la ampliación del ayuno a todos los temprana edad y una prolongada vida de encierro intramuros. Las obras de arte religioso de los
viernes y sábados del año además de los de Adviento y Cuaresma o l~ restricción de gastos en conventos, claros exponentes de una cultura gestual, las lecturas hagiográficas y la desbordada
las fiestas y sermones. Respecto a éstos últimos se limitaría su solemnidad disminuyendo el sensibilidad de algunas monjas indujeron a una reproducción real de lo leído u observado. Se
número de misas, de velas en los altares y las colaciones a las religiosas. La ración de las monjas intentaba dar un sentido a la clausura mediante la aprehensión de historias maravillosas ofrecidas
sería reducida a una libra de pan y media de camero suprimiendo los extras de los días para ligarse a la vida religiosa o para buscar una huida ilusoriaz9;sin embargo, en el caso de las
solemnes. La abadesa controlaría semanalmente los gastos y la provisora realizaría una cuenta dos monjas concepcionistas, no encaja alguna de estas motivaciones ya que su entrada en el
diaria. Además la abadesa, al cesar en el cargo, entregaría un inventario de bienes de la convento fue tardía y respecto a una de ellas no encontramos indicios de lecturas hagiográficas.
comunidad23. Estas religiosas achacaron sus vivencias a una especial vocación religiosa surgida desde su más
Las protestas más frecuentes plasmadas en las visitas se centraron en aspectos relacionados tierna infancia.
con la posible violación de la clausura y con la asistencia al coro. El alquilar las huertas Las dos monjas son Sor Isabel de la Encarnación (1704-1771) y Sor María Antonia de Jesús
conventuales a particulares fomentaba el contacto de las monjas con seglares, circunstancia mal (1727-1799). Sobre la primera se conserva un amplio manuscrito redactado en 1776 por Fray
vista por algunas de las hermanasz4.Los visitadores demandaban el cese de las conversaciones Lucas de Santa María, prior de los jerónimos. Su vida ha sido el centro de estudio de algún
desde las vistas del convento, desde las rejas y desde los coros bajos de las iglesias, y que las artículo30.Sor Isabel de la Encarnación, hija de un comandante de artillería ejecutado durante la
religiosas poseedoras de llaves no saliesen a la callez5.El ataque a las vistas o miradores estaba Guerra de Sucesión, nació en Barcelona pero pasaría su vida religiosa en Zamora. Su persona
fundamentado en el hecho de que los mozos acudían a este lugar para besarse26. estuvo indiscutiblemente ligada a la imagen del Santo Niño que actualmente se conserva en el
En el caso de las monjas de San Juan de las Comendadoras, el contacto con el mundo convento zamorano de la Concepción. Según su cronista a la edad de 7 años vio descender a la
Virgen entre Santo Domingo y San Francisco trayendo una imagen de un niño en una almohadilla
21 Ibídeni. Visita secreta al convento de Santa Marina. 1793. color ceniza. Los patriarcas que acompañaban a la Virgen la vistieron con la túnica blanca y el
22 Ibídetn. Leg. 160 (2) Visita al convento de Santa Marta. 1704.
23 Ibídeni. Visitas al monasterio de Santa Marta. 1704-13.
manto azul atándole un cordón, y la transportaron a un convento de la Purísima Concepción3'.
24 La consecución de un estado de clausura rígido que evitase al máximo la entrada de hombres fue un caballo de Desde aquel instante quedó ligada a la vida religiosa. Hasta los 11 años no volvió a tener este
batalla constante de las visitas monásticas en diversas ciudades.
MORGADO GARCÍA, A,: «Los conventos de monjas concepcionistas en el Cádiz del siglo XVIIIn. 1 Congreso
hiternacional de la Orden Coricepcionrsta. Vol. 1. León. 1990, p. 308. 27 El Obispo esgrimió como argumento para rebatir esa actitud su incongruencia con la determinación de su
25 El asomarse a los muros constituyó otra de las irregularidades a corregir en algunos conventos hispanos al igual patriarca (San Juan) quien era venerado por dar la cabeza al oponerse a 1r11 baile.
que la falta de silencio, las divisiones internas o la ausencia de lectura de las reglas. A.H.D.Za. Sección García Diego. Leg. 442. 1767.
A.H.D.Za. Sección García Diego. Leg. 160 (2). Visitas a los conventos de filiación episcopal (San Bemabé, Santa 28 Ibídem. Visita al convento de San Pablo. 24-XI-1791.
Marta, San Pablo, SantaPaula y Santa Marina). 1704-5; GONZÁLEZ GARC~A,M. A.: «El convento de la Concepción 29 SÁNCHEZ LORA, J. L.: Op. cit. pp. 239, 241 y 458.
de Ponferrada en 1789n. 1 Congreso Internacional de la Orde~iCoricepcioriista. Vol. 1. León. 1990, pp. 427-38. 30 ESPÍAS SÁNCHEZ, M.: «El Santo Niño de las Lágrimas, una tradición y devoción zarnorana». En El Cor.reo
26 Sánchez Lora alega que desde finales del siglo XVII este tipo de amonestaciones para que las religiosas no se de Zamora. 31-XII-1988, p. 9.
aproximasen a los miradores a ciertas horas pasaron a un segundo plano al preocuparse más los visitadores por 31 La vestimenta de hábitos por seres celestes viene a ser una característica propia de otras monjas visionarias, por
problemas organizativos y agrarios. Tal circunstancia no parece darse en Zamora, donde esta admonición ocupó todavía ejemplo el caso famoso en su tiempo de Manuela María de Jesús.
un primer plano entre las diversas advertencias a las monjas en el siglo XVIII. A.C.C.Za. Cajones 9 y 10. Documentación referente a Sor Isabel de la Encarnación; IMIRIZALDU, J.: Morijas beatas
SÁNCHEZ LORA, J. L.: Miyeres, conventos y formas de religiosidad barroca. Madrid. 1988, p. 160. y embaircadoras. Madrid, 1978, p. 75.
índole muy d i f e ~ e n t eSe
~ ~le
. aparecía un monstruo negro y en algunas ocasiones sentía como si
tipo de visiones. En 1731, durante su estancia en Alicante, en uno de sus trances un joven
fuese lanzada escaleras abajo, de modo que no se podía mover a la mañana siguiente. Su
hermoso le entregó la imagen que había visto en su primera visión. Desde 1739 la reliquia fue
infancia estuvo rodeada de acontecimientos trágicos como la pérdida de su madre y la de su
colocada en una urna de plata en el convento y rodeada de alhajas. Las hermanas de la abadesa
hermano, fraile en San Francisco, la crudeza de su padre en el trato tras el fallecimiento materno
promocionaron su culto, iniciado dos años después, con el ofrecimiento de una dotación3'.
o el sufrimiento de diversos dolores de hígado y estómago. Durante aquellos años mostró una
Sin embargo el aspecto que más nos interesa resaltar es la forja de su vocación religiosa y su
gran vocación hacia el Santísimo Sacramento acompañando siempre al viático. A los catorce
experiencia visionaria. El relato de su vida alude al carácter piadoso de sus padres y a su
años su padre la quiso casar pero rehusó prometiendo ante un altar de la Virgen mantener el
ceguera que desaparecería el día de su bautizo al colocarla en el altar de la Virgen. Posterior-
voto de castidad. A partir de este momento tuvo en sus sueños fuertes tentaciones en contra de
mente y siendo una niña recibió visiones como la anteriormente citada en las que fue trasladada
la castidad que combatió con una comunión frecuente y con los consejos de su confesor. El
al coro de una comunidad religiosa (en concreto la de Zamora aunque vivía en Barcelona)
padre logró convencer a éste para que la indujera al matrimonio pero un vecino la llevó a servir
sintiéndose llamada a ese tipo de vida. A pesar de contraer matrimonio, forzada por su tía, con
a casa de un caballero y salvó la situación momentáneamente.
un cisujano del regimiento, mantuvo de común acuerdo con su marido el voto de castidad que
Comenzó un período de abstinencia de alimentos suplicando a la Virgen que le permitiera
había prometido en su juventud, viviendo la pareja como l ~ e ~ m a n oTras
s ~ ~el. fallecimiento de su
entrar en religión. Durante esta etapa veía en sueños a su madre fallecida y a la Virgen o era
marido en 1738 ingresó en el convento concepcionista zamorano.
trasladada al purgatorio para observar el padecimiento de las almas36.De aquí nacería su vo-
En la vocación de esta monja se aprecian como factores decisivos a la hora de marcar su
cación hacia esos seres penitentes.
inclinación por la vida monástica la influencia de las vivencias religiosas paternas, la existencia
De vuelta al hogar encontró un cambió de actitud paterna tratándola con mejores modales.
de familiares en órdenes monásticas masculinas, las experiencias sobrenaturales y la exalta-
Declara que en ese tiempo mantuvo soliloquios con la Virgen y visiones de ella con su hijo en
ción del estado de celibato. No apreciamos por parte de sus compañeras tratos vejatorios ni
brazos. Afirma que sus oraciones y sus visiones desarrolladas en un cuarto de la casa donde
críticos hacia sus vivencias, sino una plena aceptación de su persona por las sanidades y
poseía un Ecce Hommo le hacían olvidar la falta de comida. Se dedicó, con permiso de su
beneficios económicos que la diminuta imagen -de unos cinco centímetros- reportó para el
confesor, al cuidado de los enfermos en los hospitales logrando devolver la vista a una paciente
convento.
afectada por el tabardillo. También vestida con el hábito del Carmen visitaba a los vecinos que
La cara opuesta de la moneda la protagonizó otra monja coetánea a la anterior, Sor María
sufrían padecimientos curando a varios de ellos. Esta labor de mediación por los eilfermos la
Antonia de Jesús. Su confesor, quien revisaría su historia y la ampliaría incluyendo ciertas
continuaría dentro de su clausura siendo varias las personas, a tenor de los informes de su
sanidades efectuadas por su intercesión, afirmaba que Sor María sufrió continuos sinsabores y
confesor, que recuperaron la salud. Solía padecer dolores de cuerpo, de cabeza y calenturas
persecuciones de algunas religiosas que la trataron nzal de palabras3! Los padres de esta monja
cuando la persona sanaba, como si el mal echado fuera repercutiese en su cuerpo.
tuvieron el sentimiento de que no la criarían para las cosas de este mundo. Desde su infancia
A través de estas visiones se vieron confirmadas sus expectativas religiosas al afirmarle el
experimentó signos premonitorios de su futura inclinación religiosa hasta el punto de saltar de
Señor que la tenia preparada para ser su esposa y entrar en clausura. En 1754, a los 26 años de
alegría en misa cuando el sacerdote levantaba la sagrada forma. De pequeña los vecinos
edad, tomó el hábito como monja de medio velo en el convento de la Concepción de Zamora
intentaron convencer a su madre para que la otorgase mayor libertad sin que la sometiese a tanta
trabajando en tareas de cocina y de refectorio. Su confesor resalta sus muchos ejercicios
s~ijeción.Alega que su diversión estaba en la asistencia a la iglesia y no en los juegos. Recibía
espirituales sin que jamás se apaitara de las obligaciones de comunidad. Se levantaba a la una o
en la escuela malos tratos por falsas acusaciones de sus compañeros los cuales soportaba con
a las tres de la mañana para dedicarse a la oración hasta la hora de asistir a coro. Se disciplinaba
paciencia pensando en que los sufrimientos de Cristo habían sido mucho mayores.
con silicios y con temporadas de ayuno de veinticuatro en veinticuatro horas37.Su período de
Al igual que la religiosa anterior experimentó visiones desde su niñez, algunas de ellas de
noviciado no fue nada grato al ser tachada por algunas religiosas de beata e hipócrita; ser
32 En el testamento de doña María Magdalena del Campillo y Rueda, viuda de don Cristóbal de Aranda, ayudante
35 Los casos de monjas visionarias, tanto las autentificadas por la Iglesia Católica como las fraudulentas, solían
General, se nombra al Santo Niño como sucesor de un mayorazgo en Quintanilla del Olmo (Villalpando) de 11.000
mostrar este tipo de comportamiento centrado en una religiosidad temprana acompañada de múltiples sueños.
maravedís de renta anual con el propósito de financiar en su honor una ofrenda anual y de sostener el coste del
MORGADO GARCÍA, A,: «El convento de monjas Concepcionistas en el Cádiz del siglo XVIII». 1 Congreso
alumbramiento de sus lámparas. La relevancia de la fiesta posteriormente vendría marcada por la asistencia del
hitertiaciorial de la Orden Concepcioriista. Vol. 1. León, 1990, p. 310; IMilUZALDU, J.: op. cit., pp. 34-35 y 65; BROWN,
Ayuntamiento y de las gentes de pueblos limítrofes.
J. C.: Afectos vergorlzosos. Sor Beriedetta: entre sarlta y.lesbiana. Barcelona. 1989, pp. 35 y 40.
A.C.C.Za. Cajón 10. 8-X-1760; ESPÍAS SÁNCHEZ, M.: art. cit. p. 9.
36 De nuevo nos encontramos con otros aspectos afines a las monjas visionarias y de gran aceptación en la
33 La validez de este tipo de votos tal vez hallaba su justificación en pasajes bíblicos como los de Números 30,4- mentalidad popular: las visiones de difuntos y las visitas al purgatorio. Fueron varias las monjas que dijeron liaber
9. Romeo de Maio alega que la Iglesia promovió ese acercamiento al estado virginal durante la época renacentista,
tenido este tipo de experiencias, desde Santa Teresa a las embaucadoras como Sor Magdalena de la Cruz, quien afirmó
incluso para las mujeres casadas. La iconografía y la Teología contribuirán a cimentar la idea de la castidad marital.
incluso traer impresos en sus pies el fuego del purgatorio.
ROMEO DE MAIO: Mujer y Renacimieiito. Milán. 1988, pp. 239-240.
JESÚS, Santa Teresa de: Libro de sir vida. Barcelona. Planeta, 1984, pp. 246-47; IMIRIZALDU, J.: Op. cit., p. 59.
34 La exposición del relato recoge de manera autobiográfica las vivencias de la religiosa a diferencia de otras
37 La práctica del ayuno, habitual entre las monjas, tomaba un especial relieve en las visionarias. Favorecía en
narraciones sintetizadas y resumidas por los confesores de la religiosa, tal es el caso de Francesca Busa, Vid PAPA, C.:
ocasiones la creación de un halo de santidad y sólo los interrogatonos inquisitoriales sacaban a la luz la veracidad de la
«Tra il dire e il fare: Búsqueda de identidad y vida cotidiana». En Religiosidad Femeniria: Expectativas y realidades.
abstinencia procesada por la religiosa.
(SS. VIII-XVIII). Madrid. 1991, pp. 73-92. IMIRIZALDU, J.: Op. cit. p. 56.
A.C.C.Za. Cajóri l . Documentación perteneciente a Sor María Antonia de Jesús.
acusada de estar engañada por el demonio y registrársele la cama repetidas veces. Comenta que tal vez jugaron un papel importante sus largos períodos de ayuno acompañados de un arduo
estas cortapisas a su vocación las veía compensadas con apariciones de la Virgen o de Cristo trabajo, un constante castigo y disciplina corporal y un escaso reposo al robar horas de sueño
quien le llegó incluso a permitir meter su mano en sus llagas para fortalecerla. Entre sus para la oración40.
visiones destaca aquellas que situaban al Niño en su regazo, lo acariciaba, las que veía a la Sin entrar a valorar la veracidad de estos relatos, parece evidente que las vivencias espiritua-
Virgen con los brazos abiertos y especialmente las del crucificado. Las conversaciones mante- les extrarregulares podían convertirse en un arma de doble filo que conducía a la exaltación o a
nidas en estos arrebatos solían versar sobre la ingratitud de las criaturas hacia el Creador, sobre la difamación. Hubiéramos necesitado del crisol de un interrogatorio inquisitorial, como el
los padecimientos de Cristo o sobre lo que le agradaba a Dios la oración por los pecadores y por aplicado a otras monjas visionarias, para aquilatar el grado de certeza de unos hechos que no
el estado sacerdotal. Tras el disfrute de estas experiencias sufría fuertes dolores de cabeza y de siempre resultaron verídicos41.
costado. En otras ocasiones las visiones le causaban congojas mortales, fatigas y lágrimas pues
una bestia fortísima le disparaba flechas siendo protegida por San Francisco, Santo Domingo y
un ángel. Otras veces al comulgar quedaba fuera de sí de modo que tenía que ser transportada
desde el coro a su celda por una compañera de confianza, la cual recelaba de que «no hicieran
con ella alguna tropelíap. Durante este acto litúrgico experimentó un fenómeno sobrenatural
propio de otras monjas visionarias: una sagrada forma caída fue hasta su boca cuando se
agachó. Una de sus vivencias más llamativas fue la pérdida de su corazón entregado a Dios sin
el cual anduvo algún tiempo alegando que no lo sentía.
Como podemos observar las experiencias de ambas religiosas concepcionistas mantuvieron
ciertas concomitancias: una vocación religiosa temprana, visiones desde la niñez, trabas para
conservar el voto de castidad, apariciones de los patriarcas, etc; sin embargo, el tratamiento y la
aceptación del mismo fenómeno fue diferente en un caso y en otro, hasta el punto de que la
segunda religiosa solicitó que el relato de su vida fuese enterrado con ella. ¿Temió el que
pudiera conllevar su difusión un proceso inquisitorial a pesar de contar con la aquiescencia de
su confesor; o el que su testimonio quedara difuminado por la figura y vivencias de su compañera
Sor Isabel pareciendo su relato una imitación? ¿Pensó simplemente que su modelo de com-
portamiento, menos restrictivo para su espíritu que la regla no tenía una aplicación para la
colectividad religiosa y que solamente acarrearía incomprensión? Desgraciadamente no podemos
deducir las motivaciones a través de los indicios que nos ofrece la fuente documentaP8.
Lo que sí parece más claro es que su experiencia religiosa tuvo como prototipo la figura de
Cristo. Como Él mostró desde su niñez una gran sumisión paterna sin que ello impidiera,
utilizando las palabras de los Evangelios, dar prioridad a los «negocios de su padre» (celestial)
e inclinarse por la vida religiosa; cuando recibía castigos asociaba su sufrimiento personal al de
Cristo; las congojas y temores que experimentó al entrar en clausura le recordaban el sufrimiento
del Maestro en el huerto, deseaba sufrir su crucifixión; llevó en su cuerpo las enfermedades de
otros; sus molestias en el costado y sus fuertes dolores en el peine del pie donde tenía un
moratón del tamaño de un real de plata el cual le salía en tiempo de Semana Santa, rayaron el
terreno de la estigmatizaciÓn3'. En lo que respecta a estas visiones y pérdidas de conocimiento,
38 La divulgación de vivencias místicas, milagros y apariciones por parte de las monjas podía conllevar una 40 La posible conexión entre la aparición experiencia visionaria y el ayuno ha sido apuntada por diversos
reputación de santidad y ascenso en el escalafón conventual hasta conseguir la categoría de priora como lo lograron especialistas del tema. Layna Serrano hablaba hace décadas de alucinaciones y éxtasis nacidos de la aneniia cerebral
ciertas religiosas visionarias en los siglos anteriores. Tal sucedió con Sor María de la Visitación, monja lisboeta, o con caitsada por ayioios, itisort~riiosy voluntarias tortiiras de la carrie.
Benedetta Carlini, abadesa del convento de la madre de Dios. Sin embargo una demosti.ación de fraude o de intervención LAYNA SERRANO, F.: Los converitos antigiios de Gitadalajara. Madrid, 1943, p. 442; BROWN, J. C.: Op.
demoníaca degradaba a la religiosa al último lugar del convento y le podía acarrear la cárcel y el destierro. En el caso de cit., p. 60.
esta religiosa concepcionista, al no ser una monja de velo negro, no corría el riesgo de perder la precedencia en el coro. 41 Estos interrogatorios solían poner en evidencia si las apariciones habían sido simples imaginaciones persona-
IMIRIZALDU, J.: Op. cit., pp. 17, 158, 189 y 196; BROWN, J. C.: Op. cit., p. 33. les; si los arrobos habían sido fingidos; si las monjas habían transgredido los ayunos; si las llagas habían sido pintadas
39 La estigmatización también apareció con frecuencia en las monjas visionarias de épocas anteriores. Se trataba o efectuadas intencionalmente; si los resplandores salían de algún brasero de la celda; si las elevaciones eran facilitadas
de un símbolo más de aceptación divina fácilmente exteriorizable, como demuestran algunas falsificaciones que por la colocación de un chapín sobre otro o si las curaciones respondían a verdaderos poderes terapéuticos o dependie-
lograban crear efectos similares gracias a la pintura o al punzamiento de la cabeza y las manos. ron de la fe de los sanados.
IMIRIZALDU, J.: Op. cit. pp. 55, 127 y 131; BROWN, J. C.: Op. cit., p. 76. IMIRIZALDU, J.: Op cit pp. 102, 104, 187, 190 y 191.
INJURlA, HONOR Y' COMUNIDAD EN LA
SOCIEDAD NAVARRA DEL S. XVI1I
Carlos Maiza Ozcoidi
Alumno 3a ciclo de la U.N.E.D.
Toda sociedad rige su funcionamiento por una serie de nomas y valores a los que ha de
amoldasse el comportamiento y la mentalidad, o al menos el primero, de todos sus miembros.
En la aceptación de esos preceptos por parte del individuo y el reconocimiento de ello por la
comunidad a la que pertenece estriba la obtención del honor necesario para ser admitido en elIa,
entendiendo el concepto de «comunidad» como «...la sociedad de menor tamaño que el hombre
puede concebir y sentir de manera inmediata, el ambiente elemental que tiñe su comportamiento»'.
El presente artículo versa sobre los mecanismos de reacción de una comunidad ante el deshonor
de alguno de sus integrantes debido a la certeza o la simple duda de inclumplirniento de alguno
de sus principios rectores.
El deshonor de un individuo hace peligras el mantenimiento de los vínculos que lo unen a su
medio social, por lo que todo delito que atente contra el honor es considerado de extrema
gravedad: «...hirieron en su crédito con palabras de grande injuria, que es mayor delito que si los
hubiesen agraviado en sus vidas y haciendas...»'.
Como asevera Maravall: «Para la sociedad tradicional, el principio del honor responde a un
planteamiento heterónomo, en el que la sociedad juega su papel e impone al individuo el patrón
al que ha de atenerse. . . » 3 . Sin embargo, la función de la sociedad no se reduce únicamente a
encauzar la conducta de sus componentes, sino que también ejerce una labor de vigilancia para
que sus pautas sean respetadas. Esta tarea no es desempeñada exclusivamentepor las instituciones,
sino que es realizada principalmente por los propios miembros de la sociedad.
Durante el siglo XVIII, en Navarra la gran mayoría de los núcleos de población son
municipios con escaso número de habitantes4, en los que imperan las relaciones cara a casa, y
1 A&S, P.: El tiempo de la Iiistoria. Ed. Paidós, Buenos Aires 1988, p. 55.
2 A.G.N. sec. Procesos, Aldunate, sala 2, 1706, fajo 1, núm. 2.
3 MARAVALL, J. A,: Poder-, honor y élites en el siglo XVII. Ed. Siglo XXI, Madrid, 1989, p. 74.
4 En poblaciones más extensas el bairio hace las veces de pequeña comunidad rural.
donde el anonimato es prácticamente imposible, por lo que cualquier individuo está peimanen- pasaje donde la asistencia de público sea considerable, como la plaza o el mercado; así, se pide
temente expuesto a que sus acciones sean observadas por sus convecinos y al juicio que éstos castigo riguroso para Fermina de Estillarte y Graciosa de Olaberri por haber ultrajado a Lorena
emitan. La lucha por el honor va a estar mediatizada por este hecho, ya que «Uno de los Zozaya, acusándole de haber abortado cuatro veces «...porque este delito es gravísimo en
cimientos del honor reside en el continuo estas frente a frente de las familias y de las comuni- circunstancias de casada, plaza pública y a vista de mucha gente^^.
dades, en una indistinción entre vida privada y vida pública»5. Por otra parte, en una sociedad Por otra paste, además de la publicidad, también interviene otro factor a considerar, como es
donde prácticamente la única vía de comunicación es la palabra hablada, ésta se convierte en un el de la situación en que la injuria se produce, agravándose el delito por el hecho de ser
peligro constante que compromete la inestable posesión del honor -no es de extrañar que entre proferida en acontecimientos en los que la comunidad participa conjuntamente: romerías,
las amenazas habituales en cualquier disputa figure entre las más corrientes la de cortar la auzolanes, procesiones... La injuria expresada durante un concejo público reviste una trascendencia
lengua-. especial, ya que el deshonor queda de manifiesto en un acto que representa pasa el individuo el
La dificultad para que cualquier acción pueda permanecer ignorada por la comunidad reconocimiento de su capacidad legal y aptitud personal para poder pai-ticipar en la administra-
motiva que la notoriedad se convierta en premisa necesaria para que cualquier hecho adquiera ción de su propia comunidad.
carácter de autenticidad. Verdad se hace equivalente a «voz común»; así, un testigo afirma El honor es pieza clave en cualquier tipo de relación cotidiana que un individuo entable en
sobre el temperamento de Juan de Gainza y Andueza, vecino de 0110, que «...es amigo de dar a su medio social, ya que «El particular se contrapone a «otros» que pertenecen a un mundo o
cada uno lo suyo, y ha socorrido a los pobres con limosnas, y quiere se hagan las cosas rectas y mundos similares al suyo. La lucha cotidiana de los hombres está completamente impregnada
derechamente, sin daño a terceros, y si así no hubiera sido lo hubiera sabido por la cortedad del de la lucha por sí mismos, que es al mismo tiempo una lucha contra otros»'0. Sin embargo, no
lugar y saberse las cosas con facilidad»'j. podemos calificas la sociedad navarra del siglo XVIII como una sociedad estrictamente com-
En contrapartida, la ignorancia de algunos aspectos de la vida de un individuo ocasiona que petitiva, en el sentido que la lucha por el honor no se establece como confrontación deliberada
su honor esté continuamente en entredicho, ya que ese desconocimiento impide a la comunidad con la finalidad de obtener un realce del propio honor a costa de la pérdida del mismo por parte
emitir un juicio definitivo, por lo que la duda de un hipotético deshonor puede enturbias las de otra persona.
relaciones del individuo con su entorno social. Ésta es la causa por la cual los miembros de una La gran mayoría de las injurias ocurren en el transcurso de disputas habituales en la vida
comunidad integrados en ella tardíamente están doblemente expuestos a la injuria. Fermina cotidiana de una comunidad, y suelen ser proferidas como primera reacción, fmto de «la ira y
Ochoa, vecina y natural de Cirauqui, afirma que Rosa Amecua, también vecina de Cirauqui, cólera» del momento. Esta circunstancia es aducida por los acusados en procesos por palabras
pero que había llegado a esa villa tras su matrimonio «...había llevado el desverguenzo a de injuria para intentar paliar su culpa y la pena correspondiente: «...el haber dicho aquellas
Cirauqui, pues no se conocía ni se sabía en aquella villa lo que era desverguenzo hasta que fue palabras fue a primer momento, sin haberlo premeditado, sin ánimo de ofenderla...»". Asimis-
a ella Rosa Amescua de quien se ignoraba de donde hera, ni de que gentte... y si se blasona de mo, la intención de agraviar es negada si las palabras en cuestión son dichas «...en tono de
buena cuna, sus padres (de Fermina Ochoa) son conocidos y del pueblo ...»7. zumba y pasatiempo, sin otro ánimo que el de entretener la ocio~idad»'~.
Como podemos obser~as,el que una injuria pueda causas deshonor depende del propósito de
quien la expresa, pero también, a pesar de que se sostenga que «...no habiendo ánimo de injuriar
falta la injuria^'^, del efecto que pueda causar en quien la sufre, por lo que la comunidad se erige
en el juez que debe dictaminar si el honor de uno de sus miembros ha sido o no ultrajado.
Si la publicidad es una de las características esenciales de la vida cotidiana en cualquier
comunidad de la sociedad navarra del siglo XVIII, es también condición necesaria pasa que la
injuria pueda originar deshonor. El agravio debe ser observado por testigos que actúen como M LIMPIEU DEL HONOR PE"1DO
representantes de la comunidad, ya que es a ésta a quien corresponde tomar las medidas que
juzgue oportunas ante la pérdida del honor de uno de sus miembros. Si no hay constancia Si existe acuerdo de que el deshonor se ha producido, el individuo que ha sido ofendido
pública de la injuria, el honor está a salvo. Hay que diferenciar el honor vivido por una persona tiene la obligación de responder con la finalidad de restaurar su honor y retornar a la situación
y el reflejo que de dicho honor percibe la sociedad, ya que «...el individuo no era lo que era, sino anterior a la injuria.
lo que aparentaba, o más bien lo que conseguía aparentar...))'. Dicha respuesta puede adquirir la forma de una nueva injuria, que, a diferencia del agravio
Por ello, la gravedad de una injuria y la magnitud del descrédito que ocasiona no dependen inicial, es juzgada con benignidad por la comunidad, ya que es proferida en defensa del propio
tanto de la naturaleza de la injuria como de las circunstancias en que es proferida. El enclave honor que ha sido puesto en entredicho: «...viéndose tan gravemente ofendida, caso negado le
físico adquiere una importancia trascendental, acrecentándose la deshonra al sufrirla en un
9 A.G.N. sec. Procesos, Istúriz, sala 3, 1718 y 1719, fajo único, núm. 6.
5 ARIES, P.; DUBY, G. y otros: Historia de la vida privada, tomo 6 , Ed. Taurus, Madrid, 1991, p. 192. 10 HELLER, A.: Sociología de la vida cotidiana, Ed. Península, Barcelona, 1987, p. 30.
6 A.G.N. sec. Procesos, López, sala 2, 1719, fajo único, núm. 2. 11 A.G.N. sec. Procesos, Ayerra, sala 1, 1704, fajo único, núm. 3.
7 A.G.N. sec. Procesos, Ochoa, sala 2, 1784, fajo único, núm. 17. 12 A.G.N. sec. Procesos, Barricarte, sala 1, 1781, fajo único, núm 7.
8 ARIES, P.; DUBY, G. y otros: Historia de la vida privada, tomo 6 , Ed. Taurus, Madrid, 1991, p. 13. 13 A.G.N. sec. Procesos, Ayerra, sala 1, 1710, fajo único, núm. 25.
hubiese dicho las palabras de injuria que se le imputan, fue movida por el justo sentimiento y encubris este móvil. Pedro Alfaro no tiene reparo en afirmar públicamente que «...les había de
dolor de hallarse ofendida»14. hacer gastar la heredad que tenían para castigarles sus malas lenguas»20;esto puede llevarse a
Sin embargo, este tipo de réplica personal y directa presenta el inconveniente de que puede efecto debido a los elevados gastos que supone hacer frente a un pleito de estas caracte~ísticas~~.
servir de justificación para que el ofensor se querelle contra quien, en principio, había sido la Anterionnente hemos mencionado que en los acuerdos privados orientados a zanjar cuestiones
víctima de la afrenta. Por otra parte, el beneplácito inicial del resto de la comunidad puede sobre el honor es premisa indispensable que el ofensor se desdiga públicamente, con la humi-
desaparecer, ya que al responder a una injuria con otra se corre el peligro de dar comienzo a una llación que ello puede representar; cuando se acude a las instituciones judiciales no sólo se
cadena de agravios que podrían provocar «quimeras y disensiones» que perturbaran la incesan- pretende lavar el honor perdido, sino también infligir deshonor al contrario. Se solicita que el
temente invocada «paz y tranquilidad» del lugar. acusado sea castigado con las penas más rigurosas posibles, no contentándose con sanciones
Para mantener la referida «armonía» en las relaciones cotidianas de los miembros de una meramente económicas, sino que se pretende que éstas se ejecuten sobre sus personas: «...pide
comunidad, ésta presiona a los implicados para que alcancen un acuerdo personal, que implique los acusados sean presos, pues Pedro Jaúregui no queda con la satisfacción que le corresponde»22.
tanto la retirada de la ofensa como el perdón de la misma. En esta tarea cobra gran trascendencia Aunque hemos afirmado que la comunidad pretende que las querellas concernientes al
la labor de individuos cuya honorabilidad esté, en principio, fuera de toda duda -habitualmente honor se resuelvan en su seno, sin llegar a instituciones ajenas a ella, tampoco se opone a que en
personas del estado eclesiástico o que estén ejerciendo cargos de gobierno municipal- que ciertos casos se haga así, dado el carácter de ejemplaridad que se pretende tengan las penas
actúan como mediadores entre ambas partes. impuestas por delitos de esta clase, puesto que «...sirviendo las penas correspondientes como
Si, como hemos afirmado, el deshonor sólo puede ocasionarse por la existencia de publici- castigo a éstos, se abstengan otros de cometer semejantes excesos»23.Si la comunidad se
dad, la reparación del honor también la reclama; el ofensor es obligado a desdecirse ante cierto muestra impotente para conservar la «paz y tranquilidad» se confía su mantenimiento a las
número de personas que representan a la comunidad, Diego Fermín de Orbara no acepta las instituciones.
disculpas de Juan Félix de Lorena retractándose de haberle acusado de ser hombre vil e infame, Si las sanciones que la justicia impone a los culpables de haber proferido palabras de injuria
puesto que «...quería se desdijese en la plaza y que sólo lo había hecho en un cuarto de casa»15. suelen ser económicas y, en casos extremadamente graves el destierro o galeras, la comunidad
Con ello se logra que la comunidad esté informada de que la afrenta ya ha sido reparada. posee su propio código de castigo para aquellos que considera han perdido su honor. Común-
No obstante, a pesar de la afirmación de Pitt-Rivers de que «...acudir a la ley es la demos- mente, este castigo adquiere la fosma de exclusión de los actos o congregaciones que sean
tración de la vulnerabilidad propia, poniendo el honor en entredicho...»16la recuperación del honor reflejo de la sociabilidad de la comunidad. A Francisco López, vecino de Legarda, se le impide
mediante procedimientos pa~ticularesno garantiza que la totalidad de la comunidad considere ocupar los cargos de gobierno de la villa y no es llamado a los concejos públicos, a pesar de
que el deshonor haya desaparecido, por lo que se requiere una sanción oficial. Martín de cumplir con los requisitos necesarios, llegando incluso a ser expulsado de una cofradía. El
Esparza afirma sobre Pedro Pomares, ambos vecinos de Tiebas, que «...no quería tener comercio motivo para haber adoptado tales resoluciones es que Francisco López no había negado un
con personas a quien otras habían llamado agote y no había dado satisfacción por justicia a su rumor que le imputaba haber hecho cesión de bienes para hacer frente al pago de una deuda, lo
buen crédito y calidad»'", a pesar de que teóricamente la deshonra había sido subsanada mediante que además de ser infundado era absolutamente legalz4.Este distanciamiento premeditado hacia
disculpas públicas. En este caso el deshonor no radica tanto en la acusación de ser agote, como aquellos que no han sabido defender su honor puede llegar al extremo de que los demás
en la de no haber sabido hacer frente a un ultraje. miembros de la comunidad eviten todo tipo de relaciones personales, sosteniendo, por ejemplo,
El hecho de que tras padecer una injuria el individuo que se considera ofendido solicite a las que «...no se habían de juntar más de tertulia... y no quieren ir a divertirse a su casa ni juntarse
personas que hubiesen estado presentes le sirvan como testigos demuestra, tanto la importancia con él»25.
del amparo de la comunidad para reivindicar el honor perdido, como la tendencia a renunciar a
lavar el honor personalmente, delegando la responsabilidad en las instituciones judiciales.
Francisco Mai-tínez de Eraso prefiere retirarse «...disimulando y sufriendo dichas injurias con el EL HONOR WOM OFAnTO RE DIFEREN"I]A"~NWCBAL
seguro de que Vuestra Real Justicia los castigará con el rigor corre~pondiente»'~.
Esta actitud se debe, además de a la pretensión de obtener una sanción oficial que demuestre Como podemos observar en el caso anterior, la comunidad puede establecer normas de
sin lugar a dudas que la deshonra ha desapare~ido'~, a la presencia de un factor consubstancial conducta propias, distintas a las que son impuestas por las autoridades. En principio, la premisa
a todas las disputas referentes al honor: la venganza. La misma decisión de querellarse puede
20 A.G.N. sec. Procesos, Huarte, sala 1, 1782, fajo 1, núm. 26.
21 Como hemos afirmado, la defensa del honor descansa en gran medida en el apoyo de la comunidad; este hecho
14 A.G.N. sec. Procesos, Segunda serie, 1702, núm. 4.780. motiva que en este tipo de pleitos se procure presentar el mayor número de testigos posible, lo que origina que el coste
15 A.G.N. sec. Procesos, Barricarte, sala 1, 1781, fajo 1, núm. 7. económico de dichos pleitos aumente. Este elevado gasto es la causa de que buen número de querellas por palabras de
16 PITT'-RIVERS, J.: Horlor y categol.ía social, incluido en el volumen dirigido por PERISTIANY, J. G.: El injuria no lleguen a ser sentenciadas porque las partes implicadas prefieren alcanzar un acuerdo personal que ponga fin
concepto del Iiotior. en la sociedad mediterránea, Ed. Labor, Barcelona, 1968, p. 30. al dispendio económico que el proceso origina.
17 A.G.N. sec Procesos, Egúzquiza, sala 3, 1706 y 1707, fajo único, núm 11. 22 A.G.N. sec. Procesos, Aldunate, sala 2, 1717, fajo único, núm. 24.
18 A.G.N. sec. Procesos, Villanueva, sala 3, 1716 y 1717, fajo único, núm 2. 23 A.G.N. sec. Procesos, Egúzquiza, sala 3, 1704, fajo único, núm. 43.
19 Los tribunales de justicia lavan el honor del ofendido declarando por «falsas y maldichas» las palabras de 24 A.G.N. sec. Procesos, Ayerra, sala 1, 1715, fajo único, núm. 21.
injuria, y «no caber» en su estimación. 25 A.G.N. sec. Procesos, Barricarte, sala 1, 1781, fajo 1, núm. 7.
imprescindible para que un individuo sea reputado como persona de honor es que sea «obedien- rige el honor en las relaciones que se entablan entre sus miembros. El mismo hecho de injuriar
te a Dios y a la Real Justicia», es decir, que cumpla con los preceptos impuestos tanto por la demuestra que la igualdad de honorabilidad es una ilusión, ya que una persona sólo actúa así
autoridad religiosa como por la autoridad civil. No obstante, la comunidad no se limita a asumir con otro cuando lo considera de inferior reputación y, por lo tanto, menos honorable»30.
pasivamente unas pautas de comportamiento decretadas por poderes supracomunitarios, sino Pero la diferencia de honor no se basa simplemente en actitudes subjetivas, sino que se
que también es capaz de elaborarlas. cimenta principalmente en fundamentos mucho más tangibles.
Estas normas no escritas están orientadas a reforzar los lazos de solidaridad comunitaria, Entre la gama de factores que contribuyen a establecer desigualdades honoríficas entre los
pudiendo entrar en ocasiones en conflicto con los preceptos institucionales. Vicente Tarragual y miembros de una misma comunidad sobresale la trascendencia, por su escasa flexibilidad, de
Masía Francisca Laiumbe se querellan contra José de Goñi por haberles achacado ser «espías los relativos al régimen jurídico que determina la estructuración de la sociedad navarra.
pierde gente»; en este caso podemos observar con claridad la oposición entre la norma legal, Así, la posesión de la vecindad es premisa indispensable pasa que un individuo pueda
que en principio debiera proporcionar honor a quien colaborara con la justicia, y la norma desempeñar los cargos de gobierno municipales, que, sintomáticamente, son denominados
comunitaria que censura dicha cooperación. El propio procurador de los querellantes afirma que «cargos honoríficos». El honor que confiere ocupar los «oficios de república» se debe a que
«...el tratamiento de espías en esta materia lo estima el público por cosa fea y contra el honor y «...ha de establecerse un sistema de atribuciones y deberes, y correlativamente de compensacio-
estimación de cualquier individuo, por lo que es visto el exceso del querellado, sobre todo nes o «retribuciones» por el ejercicio de las diversas actividades en servicio de todo el grupo,
cuando mis defendidos no son confidentes ni delatores de ningún género prohibido»26. que derivan de aquellas f~nciones»~'.
Por otra parte, cuando un individuo es acusado de haber desobedecido algún auto u orden de La significación que adquiere la ocupación de dichos empleos se debe, en gran medida, a su
su ayuntamiento, la deshonra que puede alcanzarle no se debe tanto al hecho de haber incum- carga simbólica. El individuo que ostenta el puesto de alcalde o regidor de un municipio no sólo
plido una disposición legal, como a que con su conducta podría originar perjuicios a los demás está realizando una mera labor de gobierno, sino que asume una función representativa de toda
miembros de la comunidad. Ésta premia con el reconocimiento del honor a quien antepone los la comunidad. La injusia proferida contra una persona que esté ejerciendo alguno de estos
intereses comunitarios a sus intereses particulares; la conducta de una persona honorable debe cargos, aunque sea expresada en situaciones que no tengan ninguna relación con dichas funcio-
dirigirse siempre a «mirar el bien común». nes, es de singular gravedad, ya que no agravia únicamente al individuo como particular, sino
Esta preocupación por procurar el beneficio de la comunidad está estrechamente vinculada que ofende a toda la comunidad en él representada, por lo que aquél que comete tal delito «...es
a la existencia de un consenso general para ofrecer una imagen de ella como un ente homogéneo reo de gravísimas penas para que sisviéndole de castigo se abstengan otros de cometer semejantes
y sin fisuras, en el que prevalece la igualdad de honor entre todos sus miembros. Cuando excesos contra el respeto y autoridad que se debe tener a los que ejercen oficios de república por
Saturnino Bélez sostiene que su propuesta presentada en el concejo público de la villa de Carcar la representación que tienen»32.
había sido rechazada por número de votos, pero había recibido el apoyo de las personas más La referida función representativa posee, asimismo, otra vasiante que puede convertir a la
notables de la villa, se le replica que «...son de igual estimación y honra los que se mantuvieron, injuria, no sólo en un peligro para el honor de los individuos, sino en un amenaza para el
y por tales se han tenido y tienen en el pueblo ... y esas palabras han tenido a dar motivo de mantenimiento de la sumisión a un sistema social establecido, puesto que «La injuria deshace el
discordia y disensiones por contemplarse agraviados y tenerse por de igual estimación y honra sistema de valores, intentando poner en entredicho mediante difamación, calumnias o burlas el
sin ninguna excepción»27. natural o consensual acuerdo que los individuos establecen entre sí en sus relaciones de de-
La defensa de una supuesta uniformidad de honores tiene por objeto mantener la calma pendencia»33.El cargo de gobierno municipal simboliza la autoridad de la justicia, por lo que
aparente en las relaciones entre los miembros de una comunidad; cualquier tentativa de quebrantar cualquier ofensa a la persona que lo ostenta se convierte en una afrenta directa al poder civil.
esta regla por parte de un individuo motiva la respuesta de sus convecinos en forma de deshonra Gracias a esta equiparación se logra enaltecer extraordinariamenteel ejercicio de dichos empleos.
para aquel que se haya atrevido a anteponer su honor al del resto del giupo. Esta réplica se hace Durante un auzolan de la villa de Legarda uno de sus regidores reprende a Francisco López,
más necesaria, si cabe, cuando el honor se pretende realzar mediante distintivos no quien le responde irónicamente «mire Vuestra Merced que Duque de Alba», pero inmediatamente
sistema tiza do^^^. Diego Fermín de Orbara es censurado porque «...se presentó en público con uno de los vecinos le reprocha dicha contestación, afirmando que «...en representación aún era
vestidos muy costosos y lo mismo su mujer, hijos, cuñado y hermana, y aún se jactó que sacaría más, pues era regidor del lugar»34.La referida exaltación lleva aparejada la recompensa honorí-
uno cual no lo había en dicha villa»29.Para que la apariencia, e incluso la ostentación, sean fica correspondiente, de la que quedan excluidos todos aquellos que, por razones legales, no
factores que confieran honor es condición necesaria contar con la aquiescencia de la comunidad, tienen posibilidad de acceder a los cargos de gobierno.
ya que en caso contrario el efecto puede ser contradictorio. La hidalguía es otro elemento de carácter jurídico que favorece la jerarquización de honores.
Sin embargo, la aparente conciencia igualitaria que parece imperar en una comunidad, Sin embargo, a diferencia de la vecindad, cuyo comportamiento es análogo para toda Navma,
cuando ésta es estudiada globalmente, desaparece si analizamos los mecanismos por los que se
30 CAMPBELL, J. K.: El horror.y el diablo; incluido en el volumen dirigido por PERISTIANY, J. G.: El corlcepto
26 A.G.N. sec. Procesos, San Bartholome, sala 2, 1789, fajo único, núm. 21. del hotzor. erz la sociedad nlediterráriea, Ed. Labor, Barcelona, 1968, p. 135.
27 A.G.N. sec. Procesos, Ayerra, sala 1, 1710, fajo único, núm. 5. 31 MARAVALL, J. A.: Poder., Izoizor. y élites eii el siglo XVII, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1989, p. 16.
28 Distintivos como el escudo de armas, el blasón ... no son puestos en duda por la comunidad, ya que están 32 A.G.N. sec. Procesos, Egúzquiza, sala 3, 1706 y 1707, fajo único, núm. 53.
comprendidos en el sistema legal de reconocimiento de honores. 33 ARIES, P.; DUBY, G. y otros: Historia de la i~idapriilada,tomo 6, Ed. Taurus, Madrid, 1991, p. 196.
29 A.G.N. sec. Procesos, Barricarte, sala 1, 1781, fajo 1, núm. 7. 34 A.G.N. sec. Procesos, Ayerra, sala 1, 1715, fajo 1, núm. 21.
el efecto que la hidalguía produce en la asticulación de las relaciones que se establecen con hidalguía no es puesta en duda en ningún momento, Vicente Zabaleta consideraba a Mathias
respecto al honor depende, ante todo, de la presencia o no de la hidalguía universal. Cuando un Zavaleta de inferior estima al acusarle de que «...era un hombre que anda llenando la tripa en las
individuo se vanagloria del ser hidalgo, si reside en un m~inicipiodonde no existe la hidalguía casas de los oficiales de la villa, revolviendo la república y perdiendo su casa»38.La respuesta
colectiva aclara que en dicho lugar «...además del estado de hijosdalgos también hay el de de éste asegurando que su hacienda valía más que cuando se la habían entregado sus padres
labradores». demuestra que el deshonor no lo había causado tanto las acusaciones referentes a su conducta
Además del factor económico, insepasablemente unido al disfrute de la hidalguía debido a personal como la concerniente a su inferior situación económica y su falta de aptitudes para
los privilegios que lleva aparejados, sobresale asimismo el factor ideológico, que crea un cumplir con las obligaciones heredadas.
sentimiento de s~iperioridadhonorífica basado en el orgullo de la sangre heredada, ante aq~iellos El elemento económico como factor diferenciador en la escala honorífica no solamente
que no pueden jactarse de ello. Este sentimiento no sólo debe ser vivido por la propia persona, impone su presencia en aquellas comunidades donde la jerarquía de honores no se evidencia con
sino que debe ser percibido y aceptado por el resto de miembros de la comunidad para que el claridad mediante fundamentos jurídicos, sino que ejerce su influencia en todos los ámbitos y en
hidalgo pueda colocasse en una situación de preeminencia. Esta situación debe reflejarse en todos los medios sociales. Pedro Alfaro considera que José Gutiérrez no tiene derecho a
todos los actos de la vida cotidiana, incluso en aquellos donde tal superioridad pueda entras en propalar que él había estado en prisión, ya que «...tenía heredad, mientras que José Gutiessez
conflicto con la ley o la costumbre, como sucede en los concejos públicos, donde todos los sólo tenía para su oficio una puerca azuela y una mala
vecinos, sean hidalgos o no, tienen derecho a voz y voto en un plano de teórica igualdad. La existencia de esta serie de factores de desigualdad honorífica ocasiona el fraccionamiento
Durante un concejo de la villa de Allo, Francisco Montoia, perteneciente al estado de labradores, de la sociedad navarra, con respecto al honor, en dos grandes grupos: el formado por aquellos
reprocha a Pedro Mathias de Toires, hidalgo, que por su culpa la villa debía hacer frente a que, por razones jurídicas o económicas, pueden aspirar al honor que Pitt-Rivers denomina «de
muchos pleitos, por lo que es acusado por éste de haber ofendido su honor, siendo la injuria precedencia»40y quienes deben contentasse con el honor que podríamos designar «de supervi-
«...más grave por el puesto y la calidad de la persona ofendida y del ofensor...», añadiendo los vencia».
testigos que «...siendo Francisco de Montoia, sin ánimo de injuriarle, del estado de labradores El honor de precedencia se cimenta en el disfrute de cargos o privilegios que lleven
tiene la obligación de tratas con atención a los del estado de h i j o ~ d a l g o » ~ ~ . implícito un reconocimiento honorífico que sitúe al individuo que los disfluta en una posición
No obstante, si bien la hidalguía puede determinar diferencias de honorabilidad de tipo de preferencia en el seno de su comunidad. A diferencia de éste, el honor de supervivencia es
ideológico, no es suficiente pasa que dicho honor sea reconocido por toda la comunidad. La aquél que se asienta simplemente en la posesión de una serie de virtudes morales y sociales y
superioridad de honor debe ser refrendada por otros atributos, comúnmente materiales, que que, como afirmábamos, es imprescindible que un individuo pueda permanecer en la comuni-
confirmen la preeminencia honorífica del hidalgo. Josef y Gregorio Laspeñas, vecinos de Allo, dad. No obstante, no debemos pensar que ambas categorías son excluyentes. Si bien las personas
se vanaglorian de su hidalguía ante Andrés Assoguia de Osés, también hidalgo de dicha villa, que sólo pueden pretender el reconocimiento de su honor de superviveilcia difícilmente podrán
haciendo hincapié que en ella existe estado de labradores, pero éste les replica «...qué hidalgos acceder a la posesión de las condiciones que les permitan gozar del honor de precedencia, a no
eran que no llovía Dios en cosa suya»36.En este caso podemos obsewar una evidente contra- ser mediante compra o matrimonio, los individuos comprendidos en esta última categoría
dicción entre el honor sentido y el reflejo que de él se reconoce por los demás individuos; ello necesitan que la comunidad reconozca su acatamiento de los valores por ella asumidos.
es debido a que «...el prestigio social se compone también de ciei-tos atributos material es^^^. El honor de supervivencia es indispensable pasa poder alcanzar el honor de precedencia, ya
Este es el motivo por el cual la hidalguía, en comunidades donde ésta es colectiva, no s h e que las desigualdades honoríficas no son tan grandes como para que la inmensa mayoría de los
como factor de diferenciación honorífica. No debemos pensar que en las localidades con miembros de la sociedad navarra pudiera prescindir de la aquiescencia de su comunidad.
hidalguía universal todos los vecinos disfsutan de un honor semejante por el hecho de compartir
este atributo honorífico; simplemente, la diferenciación de honores se cimenta sobre otros
factores. Entre éstos sobresale el elemento económico. Cuando Vicente Zabaleta y Mathias
Zavaleta, vecinos de Leiza, se disculpan en público por las injurias que recíprocamente se
habían dirigido, lo refrendan con el gesto simbólico de estrecharse la mano en presencia de
varios vecinos. De este acto y de las palabras de Mathias Zavaleta retractándose de haber
insinuado que la casa y bienes de Vicente Zabaleta estaban manchados por la infamia: «...tampoco
sus bienes tienen ni han tenido nota alguna, y son de nobles y no de pecheros, porque no los hay
en esta villa...», puede deducirse que la hidalguía compartida por ambos actúa como agente
nivelador. Sin embargo, la disputa que habían mantenido nos muestra que, aunque la referida
35 A.G.N. sec. Procesos, B-carte, sala 1, 1781, fajo 1, núm. 7. 38 A.G.N. sec. Procesos, Huarte, sala 1, 1789, fajo 2, núm. 6.
36 A.G.N. sec. Procesos, Bamcarte, sala 1, 1782, fajo único, núm 7. 39 A.G.N. sec. Procesos, Huarte, sala 1, 1782, fajo 1, núm. 26.
37 CAMPBELL, J. IC.: El honor.y el diablo; incluido en el volumen dirigido por PERISTIANY, J. G.: El concepto 40 PITT-RIVERS, J.: Horior y categoría social; incluido en el volumen dirigido por PERISTIANY, J. G.: El
del honor eri la sociedad nzediterrríriea,Ed. Labor, Barcelona, 1968, p. 131. cotlcepto del liorlor. en la sociedad t~lediterráriea,Ed. Labor, Barcelona, 1968.
HIESTA OFICIAL E DBEOLOG~A
DEL PODER
MQN'BRQUICOEN LA P R Q C L A M A G ! ~DE bU1B I
EN VALEMClA
MTilar Monteagudo Robledo
Universidad de Valencia
1 GIESEY, Ralph E.: Le roi 11enzeurt jamais, Flammarion, 1987; VALENSISE, Marina: «Le sacre du roi: stratégie
symbolique et doctrine politique de la monarcliie francaise», A~itlales,41%nnée, ng 3 (mayo-junio 1986), pp. 543-577;
KLAPISCH-ZUBER, Christiane: «Rituels publics et pouvoir d ' é t a t ~ VV.AA.,
, Cirltrrre et ideologie datu la genése de
1'État Moderne, Roma, 1985, pp. 135-144. Por citar sólo algunos ejemplos.
2 LISON TOLOSANA, Camelo: La inlagetl del rey. Monai.qiría, realeza y poder. rittral eri la Casa de Austria,
Madrid, 1991; PÉREZ SAMPER, M" Ángeles: «El poder simbólico y el símbolo del poder. Fiestas reales en Madrid al
advenimiento al trono de Carlos m»,Coloqirio interriacional Carlos 111y sn siglo, Madiid, 1988, pp. 377-393 ....entre
otros.
del pueblo, a la multitud, más bien coto cerrado para una minoría privilegiada representada en
Cortes.
dad de difundir su ideología, su concepción de la monarquía y su poder con el objeto de atraer En este aspecto la proclamación de Luis 1 va a suponer un cambio en la forma en que la
a sus súbditos, integrándolos en el sistema de valores que configuran la base ideológica de su dinastía borbónica entiende la monarquía y en la manera de representar su papel como poder
estructura política. máximo y absoluto, con el consiguiente adoctrinamiento de los súbditos en la ideología de un
En este sentido tienen un papel destacado las fiestas de proclamación de un rey puesto que poder que se le presenta cubierto de oropeles y magnificencia, grandioso y atractivo hasta el
suponen la primera toma de contacto del soberano con su pueblo3 y el momento oportuno para punto de hacer que se sienta orgulloso de pertenecer a esa monarquía, haciendo propios sus
expresar lo que de continuidad o cambio pretende tener el reinado que comienza con respecto al valores e integrándose en el marco ideológico, asumiendo cada cual su posición en el esquema
que ha finalizado. Y la proclamación de Luis 1 en Valencia es especialmente significativa al político-social propio de la monarquía absoluta.
respecto ya que es la ocasión en la que se introduce el modelo de ceremonial de proclamación El acto de proclamación de un rey, algo desconocido para los valencianos, era una práctica
castellano tras la abolición de los Fueros valencianos en 1707. En ella centraremos nuestro propiamente castellana que se impuso en el Reino de Valencia amparada en el proceso de
discurso. sometimiento de los reinos de la antigua Corona de Aragón a las leyes y costumbres de Castilla
Con fecha de 29 de enero de 1724 llegó a la ciudad de Valencia una carta real en la que Luis tras la abolición del derecho fosal.
1anunciaba la abdicación del gobierno de la monarquía de su padre Felipe V4 y mandaba que se El modelo que siguió la ciudad de Valencia en el primer acto de proclamación de un
le proclamase como rey levantando los pendones en su nombre. monarca al trono -Luis 1, 1724- fue el ceremonial practicado por la ciudad de Sevilla6.
Este acto político de proclamación de un nuevo rey era algo ajeno a la costumbre valenciana. Ajustándose a éste, los primeros preparativos se encaminaron a la corifeccióii de u11 pendón
En el Reino de Valencia, así como en el resto de territorios que configuraban la ya en el siglo con el que ejecutar la proclamación y tres tablados decorados donde realizar los actos corres-
XVm extinta Corona de Aragón, la ceremonia, el ritual de acceso de un monarca al trono se pondientes. Estos tablados se colocaron en tres lugares muy significativos de la ciudad: el llano
desarrollaba en el marco de las respectivas Cortes territoriales y consistía en el intercambio de del Real donde se encuentra ubicado el palacio del rey, residencia del capitán general de la
juramentos entre el Rey y el Reino representado en Cortes. Aquél juraba respetar los fueros y ciudad y reino de Valencia, máximo representante del rey en el territorio valenciano; la plaza de
costumbres del reino y éste, a cambio, le juraba obediencia como soberano. la Seo en la que confluían la iglesia metropolitana, la capilla de la Nuestra Señora de los
Según el marco legal fora15,cuando se producía un cambio del titular de la soberanía debían Desamparados, patrona de la ciudad, y las casas capitulares; y, la plaza del Mercado, centro
convocarse Cortes dentro del primer mes de su reinado para proceder a este juramento. Sin económico y de reunión del pueblo. Estos lugares en los que se iba a levantar el pendón por Luis
embargo, este requisito fue sistemáticamente incumplido por los monarcas de la dinastía aush$aca. 1eran representativos de los distintos niveles de poder que coilfiguraban la sociedad valenciana:
Y no solamente en lo que respecta al tiempo sino también en lo relativo al lugar de celebración el nivel superior encarnado por el capitán general, representante del poder central en Valencia;
de las Cortes y a la presencia del soberano en ellas. En el caso de Valencia, al igual que en el el nivel intermedio representado por los poderes locales -los cabildos civil y eclesiástico- y
resto de territorios de la Corona de Aragón, las Cortes debían celebrarse en Valencia y para el el nivel inferior ocupado por el pueblo. Y cada uno de ellos con un papel que representar en la
Reino de Valencia, lo que suponía la presencia real en la ciudad y el juramento del monarca en dinámica del ritual y, por tanto, en la difusión de la ideología del poder.
la catedral, marco incomparable para desarrollar el ritual de una monarquía tan católica como la Además de los inshumentos ilecesasios pasa realizas la ceremonia se necesitaba u11 entorilo
hispánica, envuelta por un halo mesiánico. escenográfico especialmente preparado para la ocasión. Y éste se presentaba en forma de calles y
Todo ello nos encauza a un doble planteamiento: por lo que respecta al sentido político de la casas ricamente engalanadas y adoinadas con todo tipo de oropeles a cargo tanto de los ciudadanos
monarquía pactista habsburgo, se está produciendo un progresivo avance del absolutismo en los de a pie como de corporaciones religiosas y civiles y personalidades notables de la ciudad.
territorios con una legislación propia que, teóricamente, pone cortapisas al desairo110 absolutista Para que todo este engranaje se pusiese en funcionamiento se nombró a unos comisarios
de la monarquía. Por lo que respecta al ceremonial propiamente dicho da la impresión de que encargados de organizar todo lo necesario para que los festejos resultasen un éxito. Estos fueron
está dotado de un carácter sobrio pero mayestático, presenciado por pocos en un ámbito espacial el conde de Carlet, D. Vicente Despuis, el marqués de Misasol, D. José de Ribeia y Borja y el
concreto y cerrado y, por ello, exclusivo y, en cierto grado, excluyente; poco abierto al conjunto conde de Castellar.
La Ciudad de Valencia acordó que el real pendón sería amado y bendecido el día 18 de
febrero de 1724 en la capilla de las casas capitulares permaneciendo bajo dosel y junto al retrato
3 Si no tenemos en cuenta el juramento en Cortes como Príncipe de Astunas del futuro soberano. Para un análisis del rey en la antecapilla hasta el día 19 en que se haría la proclamación en las calles de Valencia.
sobre la suceqión al trono vid. GIBERT, Rafael: «La sucesión al trono en la monarquía española», La moliocratre, El cabildo eclesiástico, por su parte, eligió el día 20 para las ceremonias propiamente religiosas
Bruselas, 1969, pp. 447-546.
4 El 10 de enero de 1724 Felipe V abdicaba en favor de su hijo primogénito y príncipe jurado de España, D. Luis.
Las razones que alegó para justificar su acción fueron el desengaño de la política y el deseo de salvar su alma, pero en 6 El relato histórico que sigue ha sido elaborado a partir de la siguiente documentación:
el ambiente flotaba la sospecha de que la finalidad última de Felipe V era aspirar a la corona de Francia. Sobre esta A.M.V., Libro capitirlar. ordiiiario y de actas y Libro de irrstrirnreritos, D-35-36 (1724); Cartas nzisiijas, g3-65;
dualidad interpretativa y, por tanto, sobre la sinceridad o no de tos argumentos justificativos del monarca vid. HIDAL- Pregones y cridas, xx-10.
GO, Jacinto: «La abdicación de Felipe V», Hispania, T. XXII, n%LXXXIII (1962), pp. 559-589. A.R.V., Real Acirerdo, Libro 19 (1724).
5 SALVADOR ESTEBAN, Emilia: «Poder central y poder temtorial. El virrey y las Cortes en el Reino de A.C.V., Deliberaciones y uciieixios del cabildopor rzoturios. Joarr Clai>er.,3.205 (1724); Libro de joi.riadas del coro,
Valencia)), Estildis, 12 (1985/86), pp. 9-28. 5.532 (1718-1725).
El programa de fiestas se completaba con luminarias durante las tres noches y un castillo de
de misa y procesión general de gracias. D. Nicolás Felipe de Castelví y Vilanova, conde de
fuegos artificiales en la noche del 23. Así mismo, se solicitó la colaboración de la Audiencia,
Castellar, en calidad de regidor decano, fue elegido para alzas el real pendón y proclamar a Luis
que contribuiría con luminarias, y del capitán general pasa que facilitase el apoyo de la bopa y
1como rey, al no existir en Valencia la figura del alférez mayor, cargo nombrado por el rey para
la artillería encargados de hacer las salvas de honor en el momento de la proclamación.
realizar tal ceremonia.
Llegó el día 22, preámbulo de los grandes festejos que iban a celebrarse en la ciudad7.En este
Como en toda función de carácter oficial, perfectamente ritualizada, ningún elemento se
día y con la solemnidad que requiere un ceremonial de estas características se procedió a
dejaba a la improvisación. Todo estaba perfectamente establecido, desde el vestuario del cuerpo
depositar en el arca que la ciudad tiene en sus casas capitulares las piezas del real pendón que
del Ayuntamiento, que debía asistir en pleno al acto con traje negro y adornos de oro y plata,
debía armarse al día siguiente: por un lado, el paño de restaño de plata con las armas reales
hasta los jaeces de los caballos que debían ser blancos y rojos sin ningún adorno metálico.
bordadas a ambos lados ocupando la parte central y las de la ciudad de pequeño tamaño
También se determinó la carrera que debía seguir la comitiva desde las casas capitulares
emplazadas en los ángulos del mismo; y, por otro, la celada, corona y murciélago, armas de la
hasta cada uno de los lugares donde estaban emplazados los tablados pasa la proclamación. El
ciudad y reino de Valencia, que seivirían como remate.
primer acto se haría en la plaza de la Seo, el segundo en el llano del Real y el tercero en la plaza
El día 23 pasó el cuerpo de la Ciudad a la sala antecapilla de sus casas capitulares donde se
del Mercado. Empero, este acuerdo se convirtió en elemento de discordia, muestra del conflicto
procedió a armar el real pendón. Armado éste, el corregidor de la ciudad se lo entregó al conde
de intereses y enfrentamiento entre los distintos poderes de la ciudad. Acordado por el cabildo
de Castellar, regidor decano que hacía las funciones de alférez mayor, bajo el juramento de
civil el orden de los actos de proclamación, se visitó al capitán general, Príncipe de Campoflorido,
pleito homenaje, según uso y fuero de Castilla, de que lo devolvería a la ciudad, encargada de
para ponerle al corriente de tal decisión. Este no se mostró de acuerdo con que el primer acto se
custodiarlo, cuando hubiese proclamado con él a S.M. El regidor decano dijo por tres veces
hiciese en la plaza de la Seo ya que consideraba que debía hacerse en el llano del Real donde se
cumplirlo así y le fue entregado. Este lo colocó sobre un pedestal plateado y bajo un dosel a la
encuentra ubicado el palacio de S.M., sede de la Audiencia, foco difusos de las órdenes reales y,
espera de que llegaran los pavordes de la metropolitana convocados para bendecirlo. Cuando
por tanto, símbolo del monarca, centro de irsadiación del poder en el Antiguo Régimen. Por su
éstos llegaron así como los capellanes de la ciudad, la música de la catedral y una compañía de
parte, la Ciudad, amparándose en el modelo sevillano, argumentó que ella era la institución
infantería del regimiento de Zamora que se repartió por las salas de las casas capitulares, por
encargada de llevar a cabo la proclamación y, por tanto, debía hacerse el primer acto en el lugar
otra parte, ricamente engalanadas, se procedió en la capilla a la ceremonia de bendecir el
que mejor le representase.
estandarte. Este fue entregado al pavorde D. Felipe Domenech que lo sostuvo en sus manos
Así, el conflicto surge entre un poder central que quiere para sí todo el protagonismo de la
mientras D. Esteban Dolz del Castellar procedía a bendecirlo siguiendo las ceremonias corres-
ceremonia puesto que se considera fuente absoluta de todo el poder, siendo éste el momento
pondientes al ritual prevenido por la iglesia para tales asuntos. Concluido el acto se entonó el Te
adecuado para evidenciarlo ante todos, y un poder local que lucha por mantener las riendas de
Deum y el real pendón se colocó en el pedestal a la vista del público, custodiado por cuatro
un protagonismo que el desarrollo del absolutismo le está arrebatando, en un intento por
regidores, dos pavordes y dos cadetes que se iban turnando en la guardia. Era numeroso el
conservar algo, aunque sólo sea en la faceta más teatral, aparente y simbólica, de su status, de
concurso de gente que entraba y salía para ver lo que representaba a su nuevo monarca. Un
las glorias de otros tiempos, los forales.
soberano físicamente ausente pero simbólicamente encarnado y rodeado por una serie de
Este desacuerdo obligó a escribir al rey solicitando una solución al conflicto. Tanto la
elementos -luces, adornos, música, repiques de campanas, salvas de artillería, tapices, retra-
Ciudad como el capitán general escribieron sendos pliegos en este sentido. Mientras se esperaba
tos ...- que ensalzaban su majestad, su autoridad, su poder.
la respuesta real se paralizaron todos los preparativos. Gremios, comunidades religiosas y
Empero, el momento en el que el soberano se convierte en auténtico protagonista de la fiesta
particulares detuvieron sus trabajos encaminados a la transformación de la ciudad en algo
tiene lugar el día 24, asignado para la real proclamación. El rey, representado por el pendón,
mágico, fastuoso y lejano a la realidad cotidiana.
sale de las casas capitulares, sede del poder local valenciano, rodeado por su corte territoilal, los
La resolución real llegó de manos del marqués de Miraval, presidente del Consejo de
regidores de la ciudad, con todo el boato imaginable y se pasea por las calles de Valencia
Castilla, con fecha de 16 de febrero. Como era de esperar, la pugna entre los dos poderes se
completamente transfiguradas para la ocasión, adornadas, iluminadas y cubiertas por unas
resolvió en favor del avance del absolutismo. El rey ordenó que el primer acto de la proclamación
arquitecturas efímeras que pretenden ocultar lo feo para dar al monarca su mejor imagen,
de su persona se hiciese en el llano del Real dejando plena libertad a la Ciudad para que
ensalzándose a sí misma para ensalzar al rey.
dispusiera el orden de los otros actos. La decisión real fue acatada.
La comitiva seguía un estricto orden protocolario porque ante la presencia del rey, aunque
La paralizacióil de los preparativos supuso un retraso en las fechas inicialmente previstas
para los festejos. El nuevo calendario quedó de esta forma: la bendición del real pendón sería el
23 de febrero, la proclamación el 24 y el 25 la fiinción de iglesia y la procesión. A ésta debían 7 La documentación anteriormente mencionada se completa a partir de este punto con dos obras impresas
asistir las parroquias, comunidades regulares y gremios con sus banderas, estandartes, cruces, custodiadas en la B.U.V.:
tabeináculos y canos triunfales así como danzas, gigantes y enanos. Para animar a la participación Piriltiral y verdadera e.vpresión del solei?~neacto coir qire execirtó la nliry iioble, magrrijFica y j e l ciirdad de Valencia
la realproclari~acióiiy lei~ar~taniiento cie peiidói~por el rey nrrestro seilor D. Luis Pri~llero(que Dios girarde) el día 24
y para elevar el nivel de calidad de todas estas obras se h d a n públicos una serie de premios.
de febrero delprese~itealío 1724. En Valencia por Antonio Bordazar, Var. 193(5).
Así se anunció al pueblo valenciano por medio de un pregón el 20 de febrero en el que también Relación indiitditul de la célebrefiriición qrre celebró la nnry ilirstre y fldelissinla ciirdad de Valeircia en la jiira
se daba noticia de todos los festejos que iban a realizarse con motivo de la proclamación de solenrire qire el día 24 de febrero lrizo a la »lagestad de nirestro rey y sefior D. Liris Prin~ero(el Deseado) y de la
S.M. D. Luis 1. solenniíssin~aprocesióii de gracias qrie se Iiizo en esta cirrdad el día sigrrieiite 25. Ms. 17(38).
sea simbólica, cada uno debe ocupar el lugar que le corresponde en la escala social y la mayor porque siempre está por encima, marcando su superioridad sobre el resto que, por oha parte, no
o menor proximidad a la figura real es signo de prestigio y status. A una partida de caballería es considerado como algo uniforme sino con gradaciones que se manifiestan en las posiciones
ligera seguían tres timbaleros, tres clarineros, cuatro ministriles, los alguaciles a caballo, los que ocupan en toda la ceremonia. El capitán general, como representante del poder central,
escribanos públicos también a caballo, los tenientes de la escribanía mayor del Ayuntamiento, el preside el primer acto de proclamación junto a los miembros de la Real Audiencia, el más
archivero, el escribano de cartas de pago y dos subsíndicos. Tras éstos, seis vergueros - d o s que importante tribunal de justicia del reino. Esto nos pone de manifiesto quién es la máxima
actuaban como tales y los otros cuatro que lo hacían como reyes de armas-, dos capellanes a autoridad -el rey- y de qué manera -un rey absoluto, no pactista-. El poder local, la
caballo, el escribano del Ayuntamiento, los abogados y los regidores, ordenados según su Ciudad, se encuentra en un nivel inferior aunque próximo al rey puesto que es la que en forma
antigüedad. Presidía el real pendón en manos del regidor decano que llevaba a su izquierda a D. de «corte ten-itorial» acompaña al soberano y le proclama, pero no en un plano de igualdad
Luis Antonio de Mergelina y Mota, intendente-corregidor, como cabeza del Ayuntamiento de la como pudiera, al menos parecer, con la dinastía austriaca y el régimen foral. En el siglo XVIII
ciudad. Cerraba el desfile una compañía de caballería ligera. y con la dinastía borbónica, la ciudad se encuentra inmersa en el marco de un desarrollo
La comitiva siguió el curso de la carrera prevista8 hasta el llano del Real donde habían político, el absolutismo, que va acabando con los privilegios y las particularidades. Así se
emplazado un gran tablado adornado con una espaciosa escalera donde se apearon los vergueros expresa en la fórmula de la proclamación: «Castilla y Valet~ciaporel rey ....».Valencia ha perdido
y reyes de armas, el escribano, el corregidor y el conde de Castellar. Los cuatro reyes de armas su representatividad, su singularidad y se ha visto enganchada al carro de un absolutismo que es
ocuparon las cuatro esquinas del tablado mientras se colocaban en el centro del mismo el más europeo que castellano pero que en los tenitorios de la Monarquía borbónica está representado
regidor decano con el pendón real y, a su lado, el corregidor acompañado del escribano. Todos por un centro que es, además de geográfico, político: Castilla, modelo de leyes y costumbresi0.
estaban situados frente al real palacio ricamente adornado y con un retrato de S.M. bajo dosel, Y, por último, la posición del pueblo en estos actos es la de mirar hacia lo alto un estandarte, un
flanqueado por la Real Audiencia presidida por el Príncipe de Campoflorido, capitán general. soberano que está muy por encima de ellos y, por tanto, sublimado, deificado.
Tras saludar al real pendón, los reyes de armas gritaron por tres veces: «Silencio, sileiicio, Por otro lado, esta forma de entender y presentar la monarquía se sigue desarrollando en el
silencio, oíd, oíd, oícl» para hacer callar al numeroso concurso de gente que se había congregado marco de la religiosidad de la que participan tanto el pueblo como los gobernantes. Y buena
en el lugar. Tras esto, el conde de Castellar proclamó al nuevo rey con estas palabras: «Casfilla muestra de ello son las funciones de iglesia que se celebraron el día 25. En la mañana de este día
y Valeizcia por el rey nuesti.o selíol. D. Luis P/.iniei.o que Dios guai.de nz~rchosy felices aiíos», tuvo lugar en la catedral una misa solemne ante la imagen original de la patrona de la ciudad,
levantando, al mismo tiempo, el real pendón. Esta fórmula se repitió dos veces más. El pueblo Nuestra Señora de los Desamparados, las reliquias de los santos patronos y Cristo Sacramentado,
respondió con vivas al nuevo monarca, confundiéndose sus voces con el disparo de las salvas de oficiada por D. Gregorio Monsoriu. En la misma predicó el sermón el canónigo Vicente
artilleila. Gregorii' que habló del origen divino de la monarquía y de la labor del soberano encaminada a
Concluido este primer acto la comitiva reemprendió la marcha para dirigirse, en primer defender la Iglesia, la religión católica y la paz.
lugar, a la plaza del Mercado9 donde se hizo el segundo acto de proclamación siguiendo el Por la tarde tuvo lugar la procesión general de gracias por el acceso de Luis 1 al trono de
mismo ritual que en el primero ante un numeroso concurso de gentes que aclamó al nuevo España. La comitiva procesional estaba encabezada por las banderas de la ciudad y las de los
monarca entre salvas y repiques de campanas. En tercer y último lugar se llegó a la plaza de la gremios que fueron desfilando por orden de antigiiedad con sus maestros y oficiales, estandartes
Seo recoi~iendolas calles de la Bolsería, Tosal y Caballeros. La plaza estaba ocupada por un y luces, danzas y torneos así como carros triunfales con alegorías al asunto desde los que se
tercer tablado de igual factura que los dos anteriores donde se proclamó por tercera y última vez lanzaban al pueblo poesías y muestras de sus trabajos. Seguían a los gremios los gigantes y
a Luis 1como nuevo rey, siguiendo el mismo esquema ceremonial. enanos y las comunidades regulares con sus luces y sus santos patriarcas sobre adornadas andas;
Finalizado el acto, la comitiva entró en las casas capitulares y colocó el real pendón en el tras ellos las comunidades seculares con sus cruces de plata ornamentadas con flores y vistosas
balcón para que pudiese ser visto por todo el público. Le rodeaban todos los elementos necesa- perspectivas así como los santos de su advocación sobre engalanados tabemáculos. A continuación
rios para glorificar y ensalzar su significación: un retrato de Luis 1, que le ponía rostro a la desfilaban los timbaleros, clarineros y ministriles de la ciudad seguidos de la cruz y el clero de
realeza simbolizada por el estandarte, un dosel de damasco carmesí, un pedestal de plata, las la catedral con sus músicos y santos, y tras ellos el cabildo eclesiástico precediendo la imagen
luminarias, los guardias, el repique de campanas y las salvas de artillería que sonaron de nuevo. de Nuestra Señora de los Desamparados. Cerraba la procesión la ciudad con sus vergueros,
Todo el ritual de la proclamación está cargado de mensaje ideológico, es decir, es la escribano,regidores y corregidor al que acompañaba el capitán general, Príncipe de Campoflorido,
representación plástica de una ideología, de una concepción del poder monárquico. Toda la con su guardia de caballería ligera. La procesión que salió de la catedral se encaminó al
ceremonia se realiza en la calle, de cara al público, en espacios abiertos y especialmente convento de San Agustín donde hizo estación ante la imagen de Nuestra Señora de Gracia para
significativos por las personalidades o instituciones que los circundan. Por lo tanto, se pretende
dar la imagen de una monarquía visible, asequible, comunicativa, próxima aunque lejana 10 Esta misma idea de dominio de Castilla, símbolo del centralismo, sobre Valencia y de la pérdida de la
representatividad política de ésta tiene su plasmación gráfica en el real pendón en el que las armas de Castilla de g a n
8 Desde las casas capitulares, pasando por la casa de la Diputación del Reino, a la plaza de San Bartolomé, calle tamaño ocupan la parte central dejando un pequeño espacio en los ángulos para las de Valencia.
de Serranos, plaza de San Gil hasta la casa de la Inquisición, San Salvador, Alhondiga, calle del Temple a la de la 11 Sermón eir la soler~~ne acción de gracias qire se celebró err la satrta n~etropolitanaiglesia de Valerlciapor la
Religión de Montesa, pasando por el portal del Cid a la puerta del Real y desde ésta al llano del mismo nombre. proclaniación de riirestro catliólico rnoriarca el serior D. Liris Pril~iero,rey de Espaiía, qire Iiizo la r~iilyilustre, leal y
9 Se siguió la siguiente ruta para llegar hasta allí: puerta del Real, plaza de Santo Domingo, calle del Mar, plaza cororrada cirrdad rle Valerrcia, pi.edicole el Dr. Vicente Gregori. En Valencia por Antonio Bordázar, año de 1724,
de Santa Catalina, San Martín, calle de San Vicente y Poichets de la Meiced hasta la plaza mayor del Mercado. B.U.V., Var. 363 (4).
volver hasta la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados donde quedó depositada la avisos que se le hicieron. Empero, llegados a este punto, la ciudad decidió no faltar al obsequio
patronal2. debido a Dios y al rey y entró en la iglesia atenta a que se le avisase de la llegada del
Esta procesión disculrió por calles y plazas adornadas con tapices, pinturas, altares ..., toda comandante para salir a recibirle. Cosa que no se produjo.
una escenografía para la representación de la comunicación entre monarca y súbditos propia de Este pequeño altercado dice mucho sobre la mentalidad de la época y sobre la importancia
toda fiesta oficial a través de la cual el soberano trata de adoctrinar a sus vasallos haciéndoles que en ella tienen el protocolo y el ritual porque ambos son muestras del poder, son una forma
partícipes de la magnificencia y grandiosidad de la monarquía y su poder pero de una forma de simbolizarlo, de representarlo y, por tanto, una manera de expresar su ideología. En este caso
sutil, emotiva, embaucadora. Y, por su parte, los súbditos aprovechan la ocasión para transmitir concreto, el hecho de que la máxima autoridad del reino, representante del poder central, no
al soberano su lealtad pero también la imagen de un pueblo próspero. De ahí que gasten su estuviese presente en el momento de dar gracias a Dios por el nuevo rey y, lo que es más
dinero en adornar la ciudad y en desfilar con todo aquello que les da lustre y esplendor: luces, importante, que fuese la ciudad, el poder local, la que adquiriese el protagonismo en este acto es
personajes, imágenes, cruces, carros. Es una foima de conjugar la grandeza de la monarquía con algo que una monarquía que quiere dar la imagen de absoluta y ser considerada como tal no
la del pueblo integrado en ella. puede tolerar.
Por otra parte, las funciones religiosas de este día nos aproximan a la mentalidad colectiva. El ritual, representación plástica en el marco de la fiesta oficial de la ideología del poder
En una España católica en la que el pensamiento político sigue considerando que el poder de los monárquico, determina perfectamente el lugar que cada uno de los poderes, instituciones,
reyes tiene un origen divino, que los monarcas son vicarios de Dios en la tierra, estableciéndose personalidades y pueblo ocupan en el complicado engranaje de la monarquía. Una monarquía
una estrecha relación entre religión y monarquía, fruto de esta visión teocéntrica del poder, es que refuerza su absolutismo y en la que Valencia se integra de la mano de Luis 1como una pieza
lógico que la sociedad manifieste su agradecimiento al Todopoderoso asistiendo a una misa y más de un complejo ceremonial que desborda las particularidades para erigirse en escenario en
sacando a sus santos en procesión. Pero 110 duda en mezclar lo sagrado con danzas, enanos y el que se representa una nueva concepción de la monarquía.
carros triunfales porque en la sociedad del siglo XVIII lo civil y lo religioso se unen como
partes integrantes de una misma realidad.
Las fiestas por la proclamación de Luis 1 en Valencia tocaban a su fin. Si la ceremonia de
armar el pendón preludió los festejos, el ritual de desarmarlo puso punto final a los mismos. En
la noche del 25 de febrero el conde de Castellar tomó el real pendón, que había permanecido
todo el día expuesto en el balcón de las casas capitulares a la vista de todos los valencianos, y
se lo entregó al corregidor a cambio de la liberación del juramento y pleito homenaje que hizo
al recibirlo. D. Luis Antonio de Mergelina y Mota lo tomó y, en nombre de la ciudad, lo
desaimó y guardó.
Acabados los festejos se produjo el intercambio de correspondencia entre la ciudad y el rey.
Aquella le escribió para darle buena cuenta de todo lo practicado en su exaltación al trono y de
la lealtad que Valencia profesaba a su nuevo monarca. Este le respondió agradeciéndole las
celebraciones y congratulándose por el celo y fidelidad demostrados por los valencianos.
Pero este intercambio de sonrisas entre la ciudad y el rey no impidió que aquella fuese
duramente reprendida por el fiscal del Consejo de Castilla que en carta de 8 de marzo de 1724
le acusó de haber adelantado el oficio religioso sin avisar al capitán general y, por consiguiente,
haber asistido a la misa sin la presencia del Príncipe de Campoflorido, primera autoridad del
reino, con el desaire que esto suponía para un acto tan importante como era la proclamación de
un rey. La ciudad, en carta de 14 de marzo, elevó al Consejo un informe en el que explicaba la
realidad de los hechos argumentando que efectivamente se había adelantado una hora el reloj
porque las funciones del día se preveían muy largas pero se había dado aviso al capitán general,
al que la ciudad esperó sin entrar en la iglesia y, por tanto, sin asistir al traslado de la Virgen de
su capilla a la catedral y a la exposición del Sacramento, procediéndose incluso a retrasar el
comienzo de la misa por si el Príncipe de Campoflorido daba respuesta a alguno de los cinco
12 El recorrido de la procesión fue el siguiente: catedral, miguelete, calle de Campaneros, plaza de Santa Catalina,
calle de San Vicente al convento de San Agustín. Calle de Gracia, plaza de la Merced, plaza del Mercado, calle de la
Bolsería al Tosal, calle de Caballeros y plaza de la Seo, donde se puso fin a la procesión entrando en la capilla de * La investigación que ha originado este estudio ha sido realizada disfrutando de una beca de investigación de
Nuestra Señora de los Desamparados. Consejería de Cultura, Educación y Ciencia de la Generalitat Valenciana.
EL CONSUMO ART~ST~CO E N EL C~PB-IZ
DE LO8
SIGLOS XVll Y XV111
Arturo Morgado Garcia
Universidad de Cádiz
En una sociedad básicamente analfabeta como lo era la del Antiguo Régimen, la imagen
jugaba un papel fundamental en cualquier proceso de aculturación, y de ello fue sumamente
consciente la Iglesia católica, que, a raíz del concilio de Trento, potenció enormemente el valor
de la imagen devota como medio de aleccionamiento doctrinal de los fieles. Pero todavía nos
encontramos con grandes lagunas informativas sobre todos estos aspectos, ya que, frente a la
abundante información que poseemos sobre el coleccionismo artístico practicado por los grupos
de élite durante el Antiguo Régimen español', las referencias existentes sobre los demás sectores
de la sociedad, por el contrario, brillan casi por su ausencia2.Ciertamente que no faltan fuentes
para ello, ya que los inventarios post-mortem recogen una detallada información acerca de estos
aspectos, si bien en el caso gaditano la documentación al respecto es muy reducida, y estas
fuentes además ofrecen un problema suplementario, que radica en el hecho de que el inventario
suele confeccionarse especialmente en aquellos casos en los que el fallecido goza de un cierto
nivel económico.
La única alternativa existente era acudis a la documentación sobre fallecimientos abintestato
conservada en el Archivo Diocesano de Cádiz. La misma ofrece, empero, algunos problemas:
frente a un cierto elitismo ofrecido por la práctica testamentaria3, la inmensa mayoría de los
fallecidos abintestato, por el contrasio, destaca por su penuria económica, perteneciendo casi
1 Entre otros, BROWN, J.: «Felipe IV, Carlos 1 y la cultura de coleccionismo en dos Cortes del siglo diecisiete»,
La Espafia del Conde Di<qite de Olivares, Valladolid, 1990; FAYARD, J.: Los r~iierrihrosdel Corisejo de Castilla,
Madrid, 1982; VILLAR GARcÍA, M. B.: Los extranjeros eti Málaga en el siglo XVIII, Málaga, 1982.
2 El único trabajo de cierta entidad, MARTÍN MORALES, F.: «Aproximación al mercado de cuadros en la
Sevilla Barroca (1600-1670)», Archivo Hispalerise, 210, 1986.
3 De hecho, se trata de un fenómeno frecuente, pero no masivo (Cfr. PASCUA SÁNCHEZ, M. J.: Vivir la
tnrrerte eri el Cádiz del Setecietitos, Cádiz, 1990) y en algunos casos tiende a una progresiva elitización (Cfr. RlVAS
LÓPEZ, J.: Miedo y piedad. Testanieiitos sei~illariosdel siglo XVIII, Sevilla, 1985).
siempre las únicas excepciones a eclesiásticos que carecen de herederos, y ello provoca una geográficas o sociales, y solamente podemos determinas que en el estamento eclesiástico la
cierta pobreza de las colecciones localizadas. Hay que añadir además el elevado grado de media es de 18,s cuadros por inventario (la media sevillana pasa este grupo social es de 16,8,
desorden que presentan estas fuentes al no estar clasificadas, al contrario que los protocolos una cifra muy semejante a los valores gaditanos)I2,y que en el caso de las mujeres el valor
notasiales, de un modo serial, lo que ha obligado a su total vaciamiento. medio, algo más reducido, es de 13,6. En algunas ocasiones, no obstante, los escasos individuos
Sea como fuese, la consulta de vasias docenas de legajos4nos ha permitido la localización de de los que nos consta fehacientemente su pertenencia a estratos sociales medios o altos son
102 inventarios con obras artísticas fechados entre 1638 y 1787, 30 pertenecientes al siglo XVII propietarios de una colección mayor: así, el regidor perpetuo Carlos Pesenti, fallecido en Cádiz
y el resto al XVIII, si bien la mayor paste de los mismos se sitúa cronológicamente entre 1650 en 1678, poseía un total de 69 pinturas13. Por lo que se refiere a las variaciones geográficas,
y 17505.Una buena parte de los inventarios (un total de 90) se refiere a vecinos de la urbe señalar que la media es de 17 cuadros en Cádiz, 14 en Puerto Real, 8 en Tarifa, 5 en Chiclana
gaditana, correspondiendo las excepciones a dos isleños, dos tarifeños y cuatro vecinos de y 4 en San Fernando, pero ante el reducido volumen de la muesha no nos atrevemos a formular
Chiclana y Puerto Real. Su procedencia social nos es ignorada en gran medida, y solamente ninguna conclusión en este sentido.
sabemos al respecto que 22 eran eclesiásticos, 35 mujeres, 17 pertenecían a otros grupos
sociales6y de los 28 restantes desconocemos por completo este dato.
2,EL VALOR ECON~MICQ
Conocemos el precio de un total de 457 cuadros que importan la suma de 17.664 rs. y 17 ms.
de vellón, lo que hace una media de 38 reales por cuadro. A medida que el tamaño de la
Los 102 inventarios consultados recogen un total de 1665 cuadros, láminas o lienzos, lo que colección aumenta también lo hace el valor medio de las pinturas, ya que en cuatro colecciones
da una media de 16 por inventario, ascendiendo la misma a 22 en el siglo XVII frente a tan sólo con menos de cinco obras de arte el precio medio por cuadro es ligeramente superior a los 9
13 en el XVIII, cifra muy inferior a los 30 cuadros que por tésmino medio ofrece Martín reales, en tanto que en los cinco inventarios con más de 30 cuadros de los que conocemos este
Morales para la Sevilla de 1600-16707,si bien hay que tener en cuenta que en este caso se dato esta cifra sube hasta los 52. La explicación de estas variaciones es bastante evidente, ya que
recogen numerosas colecciones de miembros de los sectores más pudientes de la sociedad, lo el volumen de la colección está en función de la riqueza, y las mayores posibilidades económi-
que tiende a aumentas el valor de las cifras medias. Las variaciones existentes, empero, son cas permiten la adquisición de cuadros de mejor calidad y por ende más caros.
bastante grandes, ya que 27 individuos tienen menos de 5 cuadros, 22 entre 5 y 9,25 de 10 a 19, Pero estos datos nos indican que en muchas ocasiones el cuadro no era un producto de lujo
10 de 20 a 29 y 18 poseen más de 30 cuadros, cossespondiendo la mayor colección a Alonso de y que sus precios lo hacían asequible a gmpos sociales muy amplios, siendo difícil, en este
la Siessa Vasgas Machuca, fallecido en Cádiz en 1661 y que era propietario de un total de 87 sentido, sustraerse a la tentación de comparar su costo con el de los libros: en la Lorca del siglo
pinturas8 aunque esta cifra resulte in-isoria comparada con otras colecciones de las que tenemos XVII, por ejemplo, frente a los 80 reales en que estaban valoradas obras de enjundia como las
noticia, como las del prelado Asmengual de la Mota9, el comerciante Sebastián Martínezlo o el Partidas o los libros de Sor María de Agreda, por tres reales se podía adquisis un libro de
anticuario Pedro Alonso O' Crouleyl1. romances, por dos las fábulas de Esopo y por uno una docena de pliegos de cordel14.Los cua-
La escasez de información nos impide establecer si el número de pinturas conoce variaciones dros, al igual que los libros, estaban disponibles a todos los precios: el maestro sastre Diego
Vicar, fallecido en Cádiz en 1724, era propietario de una docena de cuadros y seis láminas
valorados en 36 realesi5,lo que supone un precio medio de dos reales por unidad. Pero es obvio
4 A(rchivo) D(iocesan0) de C(ádiz), Varios, leg. 19, 29, 104, 136, 162, 339, 385, 436, 457, 509, 590, 598, 621, que a tan bajos precios corresponderían obras de muy baja calidad, seguramente láminas
803, 809, 810, 818, 834, 842, 869, 900, 907, 917, 924, 929, 1.018, 1.045, 1.077, 1.094, 1.160, 1.172, 1.203, 1.204, fabricadas casi en serie, y que los psivilegiados estarían en posesión de obras de un mayor nivel
1.236, 1.261.
artístico, y por ende más caras, y en las que el valor de lo irrepetible y lo único jugaría un papel
5 Un inventario está fechado en la década de 1630,2 en la de 1640, 1 en la de 1650,6 en la de 1660,8 en la de
1670,4 en la de 1680,8 en la de 1690, 17 en la de 1700,6 en la de 1710, 14 en la de 1720, 13 en la de 1730, 13 en la más importante: el ya citado Alonso de la Sieixa Vargas Machuca, cuyas pinturas valían por
de 1740, 3 en la de 1750, 5 en la de 1760 y 1 en la de 1780. término medio 121 reales cada una, era propietario de un cuadro de San Francisco apreciado en
6 El elenco de profesiones es muy variado: un contador, un regidor, un escribano, un panadero, un colector de 240 reales, y de otras diez láminas valoradas en un total de 1560.
entierros, un sargento mayor, un cirujano, un médico, dos sastres, un notario de la Audiencia, un músico, un procurador, Por término medio el monto económico total de estas colecciones es bastante reducido: en
un mayordomo de cofradía, un zapatero, un alcaide de la Puerta de Sevilla y un almacenero.
los 22 casos de los que tenemos noticia la media asciende a 802 reales, pero de nuevo las
7 MARTÍN MORALES, F.: op. cit., p. 144.
8 ADC, Varios, leg. 336. variaciones son de gran entidad, ya que si diez colecciones están apreciadas en menos de cien
9 MORGADO GARCÍA, A.: Iglesia y sociedad eri el Cádiz del siglo XVIII, Cádiz, 1989, pp. 53-54. reales de vellón, y otras siete oscilan entre los cien y el millar de reales, encontramos cinco que
10 Su colección estaba formada por 752 cuadros (GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, A,: Libro y cirltura bur-
gires" eri Cádiz. La biblioteca de Sebastiári Mal tínez, Cádiz, 1988, p. 34). Un análisis de la misma en PEMÁN, M.: «La
colección artística de Don Sebastián Martínez, amigo de Goya», Arcliii'o Espafiol de Arte, 201, 1978. 12 MARTÍN MORALES, F.: op. cit.
11 ANTÓN SOLÉ, P.: «El anticuario gaditano Pedro Alonso O'Crouleyn, Ar.clrivo Hispalense, 136, 1966. En una 13 ADC, Varios, leg. 1.045.
carta escrita a Antonio Ponz en 1791 le relataba cómo era propietario de 200 pinturas, contándose entre ellas obras de 14 CERDÁ DÍAZ, J.: Libros y lectzrras en la Lorca del siglo XVII, Murcia, 1986, p. 29.
Alonso Cano, Ribalta, Aníbal Carracci, Murillo y Rubens. 15 ADC, Varios, leg. 1.172.
superan esta última cirra, entre las que cabe señalar nuevamente la de Alonso de la Sierra
Vargas Machuca, cuyas pinturas fueron valoradas en 10.542 reales.
Pero la proporción que representa en el total de las fortunas el cuadro es bastante reducida
por término medio, aunque ello no es un fenómeno exclusivamente gaditano. En Antequera, por XVlU Xkllll TOTAL 1
ejemplo, en todos los grupos sociales el porcentaje del valor de las obras de arte en relación al
monto global de la riqueza es inferior al 0,25%16,en la nobleza sevillana solamente es del 0,5%17, l . Devociones
en el seno de los consejeros de Castilla oscila entre el 0,9% de los consejeros de Felipe IV y el 2. Advocaciones de santos
3,2 de los del reinado de Carlos III8,y en el de Sebastián Martínez llega casi al 4%, si bien en 3. Vida de Jesucristo
este último caso nos encontramos ante un hombre apasionado por el coleccionismo'9. 4. Advocaciones de la Virgen
Los valores gaditanos, a pesar de la parquedad de la información disponible, se sitúan en 5. Hechos y personajes bíblicos
esta linea: la colección artística de Vargas Machuca suponía tan sólo el 1,1% de una fortuna
5 bis. Otros temas religiosos
valorada en 883.734 reales, en tanto que en los casos de Joseph Roxas (muerto en Cádiz en
6. Países
1671)20,el ya citado Diego Vicar y Doña Úrsula Anastasia Ximénez (finada en nuestra ciudad
en 1725)21,los porcentajes ascienden al 0,2%, el 0,4% y el 6,4% respectivamente. Como objeto 7'. Hechos y personajes históricos
relativamente poco costoso, el cuadro no representa en ninguna ocasión una parte considerable 8. Alegorías
del potencial económico del difunto: en el caso de los desheredados por tratarse de ejemplares 9. Varios
de un reducido valor pecuniario y artístico, en el de los privilegiados porque su monto se diluye 10. Bodegones
entre los bienes inmuebles, joyas, mobiliario y dinero en metálico. 11. Retratos
12. Mitología
13. Cuadros
14. Láminas
15. Lienzos
Poseemos una mayor cantidad de información sobre este aspecto, ya que los inventarias
suelen ser relativamente precisos en lo que toca a este punto. De un total de 1665 cuadros,
Temática religiosa
láminas o lienzos localizados (cuadro l),563 son de tema religioso (el 33,8%), 416 de temática
profana (el 24,9%) y los 686 restantes son de tema desconocido (el 41,2%). Las variaciones Temática profana
cronológicas son bastante importantes, ya que si en el siglo XVIl es la temática de carácter Temática indeterminada
profano la que predomina (ante la gran importancia de los «países») y los temas religiosos se
ven relegados al último lugar, en el siglo XVlII casi la mitad de los cuadros son de tema Total
indeteiminado, en tanto que las pinturas de carácter religioso han experimentado un considerable
avance porcentual, resultado, quizás, de una creciente presencia de lo devocional como conse- Eclesiásticos
cuencia de las incesantes prédicas eclesiásticas que conllevaría a una transformación del gusto
artístico: en la segunda mitad del siglo XVII el tema predominante será el de los países, en la Temática religiosa
primera mitad del siglo XVIII lo serán las advocaciones de santos. Temática profana
Este comportamientogaditano no es en ningún modo original: frente a una Sevilla del Seiscientos
Temática indeterminada
que conoce un cierto equilibrio entre temática religiosa y profanazz,en otros medios el peso de lo
Total
religioso será mucho mayor, como entre los comerciantes extranjeros malagueñosz3,los testadores
Mujeres
16 PAREJO BARRANCO, J. A.: Antequera en el siglo XViII, Málaga, 1985, p. 163.
17 ÁLVAREZ SANTALO, L. C. y GARCÍA BAQUERO, A,: «La nobleza titulada en Sevilla 1700-1834»,
Hisjoria. I~~stituciones.
Docirrnet~jos,7, 1980. Temática religiosa
18 FAYARD, J.: op. cit., pp. 358-359. Temática profana
19 GARCÍA BAQUERO, A,: op. cit., p. 30. Temática indeterminada
20 ADC, Varios, leg. 1.045.
21 ADC, Varios, leg. 1.172.
Total
22 MART~NMORALES, F.: op. cit., p. 152.
23 VELAR GARCÍA, M. B.: op. cit., p. 225.
ast~rianos'~ o los comerciantes y artesanos parisinosZ5,representando los retratos las únicas excep-
Sevilla son mínimas, y la única significativa radica en el hecho de que en la urbe del Guadalqui-
ciones a esta omnipresencia de lo devoto.
vir los cuadros dedicados a la Virgen de Guadalupe tienen una importancia muy reducida.
Nos es prácticamente imposible establecer diferencias temáticas entre los distintos gmpos
El desinterés del consumidor gaditano hacia los temas bíblicos es manifiesto, y tan sólo las
sociales. Sabemos que entre los eclesiásticos el peso de la temática religiosa y profana sigue un
figuras de ángeles alcanzan cierta relevancia.
comportamiento inverso al del resto de los gaditanos (descenso de la temática religiosa y
La temática profana ofrece una escasa variedad, tratándose en la mayoría de las ocasiones de
aumento de la profana en el XVIII, aunque la primera siempre es hegemónica), y cómo en las
paisajes y bodegones, que son los únicos casos en los que se obtienen porcentajes similares a los
mujeres la proporción de temas profanos, reflejando el proceso seguido por el conjunto de la
hispalenses. La presencia de pinturas históricas, mitológicas (exceptuando algunos cuadros
población gadicense, se delrumba en el siglo XVIIi. Los resultados obtenidos, empero, son
representando los trabajos de Hércules o las Sibilas), alegóricas o retratos es despreciable, lo
bastante engañosos, ya que la importante proporción existente de cuadros de temática desconocida
que no hace más que reflejar el bajo nivel social de los propietarios de las colecciones artísticas
puede alterar todo este panorama de raíz.
localizadas, ya que en los estratos elevados de la sociedad hispalense la presencia de estos temas
Dentro de la temática religiosa tres grupos dominan plenamente, siendo éstos, por este
es mucho mayor.
orden, los temas hagiográficos, inarianos y cristológicos, frente a una Sevilla dominada por los
Por lo que se refiere a las obras de tema indeterminado apenas hay nada que destacar, ya que
temas de «devoción»26y una Málaga donde el predominio de la iconografía mariana es abruma-
los elevados porcentajes obtenidos cosresponden tan sólo al descuido con que fueron confeccio-
dor''. La temática es bastante variada, aunque la misma no hace más que reflejar las grandes
nados muchos de estos inventarios como consecuencia del escaso valor económico y artístico de
devociones existentes en el Cádiz de la época: por lo que se refiere a las advocaciones de santos,
las pinturas poseídas.
encontramos un elenco muy variopinto en el que están representados tanto los apóstoles como
Todo parece indicar que la demanda artística de las clases populares gaditanas se orientará
los santos del mundo medieval como los nuevos santos de la Contrarreforma, aunque algunos
cada vez más hacia las obras de carácter religioso, consecuencia evidente del creciente grado de
temas ofrecen un claro predominio, como las advocaciones de los Apóstoles, San Francisco,
sacralización experimentado por la sociedad de nuestra ciudad durante los siglos XVIi y XVIIi.
San Antonio, San José, San Pedro y San Juan Bautista, que asimismo son las más frecuentes en
La cuestión que debemos planteamos es si las capas altas del Cádiz barroco orientaban sus
la Sevilla del Seiscientos, aunque en esta última la Magdalena y la Verónica conocen una mayor
preferencias hacia otro tipo de géneros, y parece que podemos responder afismativamente a esta
difusión que en CádizZ8,en tanto que en Málaga San José y San Francisco de Paula llevan la voz
hipótesis, tal como revelan los casos ya conocidos de Sebastián Martínez3'o el prelado Asmengual
cantanteZ9,lo que nos indica cómo nos encontramos ante el multiforme mundo de las devociones
de la Mota3'.
locales.
En cuanto a la Vida de Jesucristo, el tema rey es el de la Pasión, seguida de escenas de la
Vida de Cristo, el Niño Jesús, Jesús Nazareno y pinturas de ciucifijos. Las diferencias con la
ciudad hispalense son importantes, ya que en la misma la Pasión de Cristo ocupa un lugar muy
secundarlo (aunque es necesario tener en cuenta que en Cádiz esta iconografía solamente
aparece en el XVIII, lo que puede reflejar una piedad en la que los temas del dolor, el
sufrimiento y la muerte juegan un papel cada vez mayor) y no se encuentran referencias ni del
niño Jesús ni del Nazareno, advocación esta última que suscitó un gran fervor en el Cádiz del
Ba~roco~~.
Los principales temas iconográficos marianos son la Vida de Nuestra Señora (una novedad
del Siglo de las Luces gaditano y que en Sevilla no aparece), Nuestra Señora de Guadalupe
(reflejo de las frecuentes y constantes conexiones entre Cádiz y el mundo colonial, siendo muy
significativo que la mayor difusión de esta advocación se dé en el siglo XVIII), Nuestra Señora
del Pópulo y Nuestra Señora del Rosario. Estas dos últimas contaron con sendas iglesias
dedicadas en Cádiz, en tanto que la impoitancia de la Inmaculada Concepción no hace más que
reflejar la creciente devoción que esta advocación suscitará en España. Las diferencias con
Nuestra imagen de los gnipos aristocráticos, como otras muchas referidas a la Cataluña de los
siglos XVI y X W , permanece adherida a una serie de clichés estereotipados: la castellanización, el
empobrecimiento, su vinculación con actividades fuera de la ley o el enfrentamiento sistemático
con los ministros de la corona. Muchos de estos arquetipos requerirían cuanto menos una revisión
que contribuya a matizarlos ya que en conjunto la nobleza catalana de la Época Moderna apenas ha
reclamado en los últimos años la atención de los historiadores'. Este desinterés resulta sorprendente
1 La carencia de estudios globales sobre la aristocracia catalana continúa haciendo imprescindible el breve
artículo de Elliott cuya importancia queda reflejada en el hecho de que hasta la fecha se hayan realizado tres ediciones
del mismo: «A provincial Aristocracy: the catalan ruling class in the sixtheenth and seventheenth centuriesn en
Honieriaje a Jairrne Viceris Vives, I1, Barcelona, 1967; versión catalana en L'Avelic, 40, julio-agosto, 1981 y versión
castellana en Elliott, J. H., Esparía y sir nzirndo (1500-1700),Madrid, 1990, 99-122. Ciertamente, desde la aparición de
dicho estudio se han llevado a cabo algunos progresos importantes: gracias a Armand de Fluvia y a Morales Roca
estamos en mejores condiciones para identificar a los miembros de la aristocracia. Fluvii i Escorsa, A. de: «Relación de
los protectores del brazo militar en el Principado de Cataluña)) en Hiclalgiría, XVII, 1969 y «Títulos nobiliarios conce-
didos a familias catalanas» en Docirtt~eritsi Est~rdisdelltisfitiitMirnicipal d'Histdria, XVI, 1966. MORALES ROCA, F.
J.: «Privilegios nobiliarios del Principado de Cataluña)) en Hidalpiría, X X m (1975), XXIV (1976), XXV (19781, XXVII
(1979) y XXVIII (1980) y Próceres lrabilitados eri las Cortes del Principado de Cataliriia, siglo XVII, 2 vols., Madrid
(1983); el trabajo de Jordi Vida1 nos ha permitido comprender su comportamiento durante la r.ei~oltade 1640 (VIDAL
1PLA, J.: Gilerra dels segadors i crisi social, Barcelona, 1984); la publicación de algunos diarios personales, por parte
de Antoni Simón Tarrés - c o n quien tengo contraída una deuda de gratitud por haberme permitido consultar la
transcripción de los textos antes de su publicación- nos ha ayudado a penetrar en la visión del mundo de algunos
cai>allersdel siglo XVI (sIMÓN TARRÉS, A,: Cai~allersi ciirtadaris a la Cataliriiya del cin-cerits, Barcelona, 1991); el
estudio de Xavier Torres sobre el bandolerismo ha iluminado nuevos espacios del mundo de la conflictividad aristocrá-
tica (Els Batidolers, Vic, 1991) y, sobre todo, tras las investigaciones de Eva Serra sabemos bastante más acerca del
funcionamiento del régimen señorial (SERRA 1PUIG, E.: «Evolució d'un patrimoni nobiliari catala durant els segles
XVII i XVIII: el patrimoni nobiliari dels Sentmenatn en Recerqires, 5, 1975 y Pagesos i setiyors a la Catalrrtiya del
segle XVII, Barcelona, 1988). Aun con todo, seguimos careciendo de monografías sobre individuos y familias concretas
cuyos resultados contribuirían con toda seguridad a modificar muchos de nuestros actuales puntos de vista.
si tenemos en cuenta que durante todo el imperio de los Austrias la nobleza siguió ocupando un LA EVOLUQIÓM NUMÉRIW DE LA NOBLEZA
lugar central en el escenario de la vida social y política del Principado. Ciertamente, a lo largo
de dicho período los aristócratas debieron enfrentarse con serios problemas algunos de los Desde la segunda mitad del siglo XVI uno de los principales objetivos del estamento
cuales afectaban directamente a su pervivencia como grupo social: contemplaron, no sin cierta consistió en conocer el número exacto de sus componentes, pero ésta parecía una hazaña más
impotencia, el fortalecimiento de una clase urbana enriquecida con las actividades comerciales; difícil que la de hacer pasar a un camello por el ojo de una aguja6.La falta de un registro ac-
debieron luchar con denuedo para mantener su presencia en los centros neurálgicos de la tualizado y fiable era motivo de constantes discrepancias entre los nobles y los ministros del
administración donde su función tradicional como consejeros reales se vio seriamente cuestio- rey. En 1564, con motivo de la estancia de Felipe II en Barcelona un cai1allei., Perot de Vilanova,
nada, tuvieron que mantener un difícil equilibrio entre la lealtad al rey y el servicio a la tierra y, calculaba que más de 400 nzilitars habían desfilado ante el monarca para rendirle homenaje7.El
sobre todo, vieron como sus recursos se veían menguados de forma alarmante y su economía dato no tendría nada de particular si no fuera porque unos meses antes el gobierno central había
quedaba presa de un progresivo endeudamiento. En Catalunya, además fueron severamente calculado que la cifra total de nzilitcrrs no superaba los 275 individuos8.Al menos sobre el papel
castigados en sus propiedades y privilegios durante la década de 1640. Al llegar la segunda la responsabilidad de mantener la nómina al día correspondía al Consejo de Aragón pero sus
mitad del siglo XVII todo parecía dispuesto para la liquidación del viejo orden social sustentado oficiales dieron muestras de un desorden que facilitaba muy poco las cosas de modo que las
en los valores nobiliarios. Y sin embargo, lejos de ser así, durante el reinado de Carlos 11 se dudas sobre la pertenencia al estamento de determinadas familias planearon sobre ellas durante
produjo una aristocratización de la sociedad como no se había visto desde hacía mucho tiempo. varias generaciones: los herederos de Miquel de Puiggarí, que había obtenido una patente de
En los momentos más difíciles los nobles fueron capaces de sacar fuerzas de la debilidad dando nobleza de manos de Carlos V en 1533, no consiguieron que su nombre fuera incluido en el
a entender al mundo que los fundamentos de su poder eran mucho más sólidos de lo que las registro del Consejo hasta 15999;en 1586 una serie de discrepancias entre la Generalitat y los
apasiencias permitían esperar2. Oliver de Boteller, unos de los mayores propietarios en la desembocadura del Ebro, animaron a
Como resulta bien sabido la aristocracia catalana estaba formada por tres clases de hombres los diputados a investigar sus credenciales comprobando que estas presentaban tantos puntos
organizados de acuerdo con una división que guardaba muchos puntos de semejanza con otras oscuros que poco faltó para que éstos se vieran apeados del rangolo. Este tipo de situaciones
élites europeas3:en la base del escalafón se hallaban los cavallers o militars, la mayoría de ellos resultaban tan frecuentes que en cada una de las reuniones de Cortes había que reservar varias
pequeños propietarios sin jurisdicción señorial; en el plano superior los nobles propiamente semanas para intentar poner un poco de orden y decidir quién podía entrar en las reuniones del
dichos o barorzs que a diferencia de los anteriores habían heredado un conjunto de privilegios brazo. Pero no sería justo cargar todas las culpas sobre los oficiales del Consejo: ciertas
feudales que les otorgaban un amplio poder sobre sus vasallos4 y, en la cima, un reducido clan medidas, como la tomada por Felipe 11 en 1592 al mandar borras del registro todos los nobles
de familias tituladas algunas de las cuales, como la de los duques de Cardona y los marqueses que habían obtenido el privilegio de forma issegular, contribuían muy poco a facilitar su
de Moncada eran propietarias de amplias extensiones donde habían establecido un sistema de trabajo"; de hecho, cuando los propios dirigentes del estamento decidieron por su cuenta
gobierno similar al de los dominios reales5.Todos ellos formaban en conjunto el estanzerzt o brac esclarecer las cosas, la gestión se saldó con un fracaso absoluto12.
militar. Pero como las clases y grupos bien definidos existen muy pocas veces en la realidad El desconcierto queda reflejado en las diferentes listas elaboradas por el Consejo de Aragón
esta organización no pasaba de tener un carácter formal; salvo algunos magnates importantes el con motivo de cada reunión de Cortes, listas que, por otra paste, constituyen la fuente más fiable
resto de los nobles -muchos de los cuales estaban íntimamente relacionados con las élites y completa de que disponemos para conocer la evolución numérica del estamento militar13.Sin
urbanas- apenas se diferenciaban entre sí en cuanto al aspecto económico y sus opciones duda alguna el dato más llamativo de estas relaciones lo constituye el hecho de que entre 1519
políticas. Ello no significa en modo alguno que fueran un grupo cohesionado; más bien al y 1626 -años de la primera y última de las Cortes celebradas por los Austrias- el cuerpo de
contrario, la división interna y la desorganización fueron durante estos años unas de sus cartas la aristocracia catalana experimentase un salto tan brusco como el de pasar de 497 a 780
de presentación. miembros. Lo que ocuil-ió entre ambas fechas constituye un capítulo aparte en el que no siempre
resulta fácil distinguir. la frontera entre los cambios sociales y los er-rores administrativos. De
entrada todo da a entender que las cifras de 1519 se hallaban desmesuradamente infladas ya que
6 Como se indicaba en el capítulo segundo de los estatutos de la Cofradía de Sant Jordi redactados en 1602 una
2 JAGO, Ch., en ELLIOTT, J. H. ed.: Poder y Sociedad eti la Esparía cle los Austrias, Barcelona, 1982,248-251. de las principales funciones de la institución debería ser precisamente la de llevar al día el registro de sus miembros.
3 También la aristocracia inglesa estaba dividida en tres grupos, los sqirires o pequeña nobleza de los condados, ACA, Llibre Verd, G-225,4.
los ktiights o barones y la alta jerarquía formada por los pares del reino. STONE, L.: La crisis de la aristocracia, 7 PEROT DE VLLANOVA: Metndrias per a senipre, notum 27, edición a cargo de Antoni Simón Tarrés.
Madrid, 1976, 42. 8 Un estudio completo de la evolución numérica de la nobleza en La práctica del gobierno eri Catalilrrya,
4 En realidad el término barón era utilizado para designar tanto a los nobles como a todos los grandes propietarios apéndice documental.
agrarios. Con el objeto de distinguir la parte del todo utilizaremos el término barón para designar a los nobles strictir setisir 9 ACA, CA., 264, 93.
y el de nobles, señores, magnates o aristócratas para hablar del conjunto de los miembros del estamento. 10 ACA, CA., 267, 34
5 Sabemos todavía muy poco acerca de la administración de las propiedades de la alta aristocracia catalana, pero 11 ACA, CA., 261, 39.
algunos estudios realizados sobre la nobleza de Castilla de este período revela como los nobles copiaron en buena 12 El ejemplo más claro es el de la Cofradía de Sant Jordi cuyos responsables, después de varios años de intentar
medida el modelo del gobierno real. Ver, ATIENZA, L: Aristocracia, poder y riqueza en la Esparía nioderna: la casa poner el registro en orden, hubieron de abandonar el intento. ACA, Llibre Verd, G-225, p. 3.
de Osirtia, siglos XV-XIX, Madrid, 1987 y CARRASCO MARTÍNEZ, A.: El régimen seríorial ett la Castilla nioderna: 13 Aunque contienen algunos errores de transcripción después de analizarlas con cierto detalle considero que en
las tierras de la casa del ltlfar~tadoen los siglos XVII y XVIII, Madrid, 1991. lo fundamental resultan las más fiables.
353
comprobar como «en una matinada se publicaren 8 comtes (...) que non feu mes Carlo Magno
(...) també se k creat un vescompte de nou que es lo baró de Joc (...) y mes de 80 nobles y altres
tants de cavallés»16.Al doblar el siglo, la cúspide de la nobleza titulada se había visto ensancha-
da con siete nuevos condes: Perelada (Rocabertg, Vallfogona (Canet) Guimerk (Evol), Santa
Coloma (Queralt), Savalla (Boxadors), Montagut (Cruilles) y Erill más un vizconde, el de Joc
(Parapeilusa) y eso sin tener en cuenta que casi todos los cawllei~sfueron elevados a la cate-
goría nobiliaria17. Atrás quedaban los tiempos duros de Felipe II. Ahora había motivos para
pensar que no volverían a repetirse escenas como la de 1564 en que una vez concluida la
ceremonia de clausura de las Cortes, los más de 50 candidatos que esperaban ser armados
caballeros se quedaron atónitos cuando inopinadamente el rey decidió abandonar.la sala negándose
a conceder ni un solo privilegioIx. En conjunto el reinado de Felipe 111 supuso una total trans-
formación de la base numérica del estamento militar, que pasó nada menos que de los 225
miembros que aproximadamente tenía en 1599 a los 780 que asistieron a las Cortes de 1626 de
los cuales más de un tercio, 264, eran barones y títulos. Hizo falta esperar más de medio siglo,
GRÁFICO 1: Evolución numérica de la nobleza catalana: hasta las décadas posteriores a 1650 en que Carlos 11 creó 100 nuevos nobles y más de 150
1519-1926. caballeros, para asistir a una explosión similar de generosidad real19.
Como norma general, los Austrias practicaron una política consistente en buscar el respaldo
de lo contrario resulta muy difícil explicar la desaparición de casi 200 individuos en la década de los grupos sociales elevados otorgando un elevado número de mercedes durante su presen-
que separa esta fecha de la de 1528. Por otra parte, el ritmo descendente se mantuvo durante tación oficial en el Principado para, a continuación, ir cerrando la espita provocando un paulatino
toda la primera mitad del siglo hasta tocar fondo en 1547 con tan sólo 184 convocados. Tres descenso de la población nobiliaria diezmada por los altos índices de mortalidad. Felipe 11, que
lustros después, en 1565, esta cifra se había elevado hasta 272 manteniéndose prácticamente bastante antes de 1590 había ya decidido «no conceder más privilegios militares en Cataluña»20
estable hasta 1599 cuando la magnanimidad de Felipe 111 introdujo un elemento definitivo de fue especialmente riguroso en la aplicación de este principio en la línea de lo que estaba siendo
distorsión sobre cualquier tendencia regular14. la actitud de otros soberanos europeos en la segunda mitad del siglo XVI y cuya mejor
representante no era otra que su principal rival Isabel 1de Inglaterra. Ambos monarcas convii-tieron
los últimos años de sus reinados en un áspero erial para todos aquellos que esperaban obtener el
favor de la corona. Consecuentemente no tiene nada de extraño que cuando subieran al trono
Aunque no hay que despreciar el papel de los imperativos biológicos ya que muchas Felipe 111 en España y Jacobo 1 en Inglaterra, los nombramientos nobiliarios se dispararan por
familias demostraron una sorprendente incapacidad de procreación, en último término los los aires. En ambos casos esta conducta se debía a algo más que a la prodigalidad de unos
motivos de dichas alteraciones hay que ir a buscarlos en la política de la corona que d~irante monarcas dispendiosos. Los dos sucedían a viejos monarcas sólidamente asentados en el poder
todo el siglo XVI estuvo encaminada a limitar el acceso a los escalafones superiores -nobles y y celosos de su autoridad; ambos estaban dotados de una personalidad mucho menos acusada
títulos- reservando toda posible modificación numérica del estamento al campo de los cnvul1ei.s. que la de sus predecesores, necesitaban ganar el favor de sus súbditos activando al máximo su
La idea de que una aristocracia numerosa podía constituir un serio contrapeso para su autoridad capacidad de patronazgo y, además, llegaron al poder en un momento en el que la relación de la
-ya que «cuantos más son los militares tantos más impedimentos pueden poner en Cortes»- monarquía con las aristocracias locales estaba experimentando un proceso de aguda transfor-
encontró fiierte arraigo en la mentalidad tanto de Carlos V como de Felipe 11 para qtiienes la mación.
sombra de los acontecimientos de la guerra civil de 1462 resultaba todavía demasiado Felipe 111rompió la circunspección de su padre, pero mantuvo la tradición familiar de evitar
amenazante15.De ahí que, si durante el reinado del emperador la cúpula nobiliaria permaneció la venalidad de mercedes. A diferencia de otras monarquías europeas donde los reyes delegaron
estable alrededor de los 50 miembros en el de Felipe 11no hizo sino disminuir de modo que en
1585 el total de barones y títulos apenas alcanzaba las 40 personas. Al llegar al final del siglo 16 FEDERIC DESPALAU: Memories, 107r. edición a cargo de Antoni Simón Tarrés.
XVI, el vértice de la aristocracia resultaba verdaderamente angosto: el duque de Cardona, el 17 El impacto emocional que produjo la actitud de Felipe IíI queda reflejado en la multitud de comentarios,
papeles y documentos sobre el tema conservados en diferentes archivos catalanes. A modo de ejemplos pueden
marqués de Moncada y apenas tres vizcondes, Rocabertí, Canet y Evol. Pero todas las cautelas
consultarse, ACA, CA, 264 y AHB, ms. B-87, Nonih1.e de a qrrierzes la Magestad del Rey Plielipe III coridecoró cori el
se vinieron abajo durante el viaje a Catalunya de Felipe que fue capaz de sorprender incluso títiilo de r~obleseri las Cortes del aiio 1599.
las previsiones de los más optimistas. Don Federic Despalau no podía salir de su asombro al 13 PEROT DE VILANOVA: op. cit.: notum 32.
19 MORALES ROCA, F.: «Privilegios nobiliarios del Principado de Cataluña. Dinastía de Austria. Reinado de
14 Debido a la rapidez con que fueron reunidas, en las Cortes de 1599 110 se confeccionó una relación formal de Carlos 11 (1665-1700)» en Hidalgicía, 153, 1979, 177 y SS.ICAMEN, H.: La Espaiia de Carlos 11, Barcelona, 1981, 418
convocados. Para una exposición más detallada del proceso seguido en la elaboración de las cifras ver, PALOS, J. L.: y SÁNCHEZ MARCOS, F.: Cafaliiría y el gobierrio ceritral tras la girerra dels segadors 1652-1679, Universidad de
La práctica del gobierrio erl Caialicr~ya,tesis doctoral, UAB, 1990, pp. 50-54. Barcelona, 1933, 9.
15 ACA, CA, 261, 39. 20 ACA, CA, 266,75.
en sus favoritos la facultad de conceder patentes de nobleza, provocando con ello una degrada- se reseiven semejantes mercedes»27.Efectivamente, unas semanas después de la conclusión de
ción del estamento que amenazó por momentos con trastocar el orden social establecido, los cada reunión de Cortes el Consejo entraba en el estudio de las «cosas de gracia» entre las que
Austrias españoles asociaron siempre esta potestad al ámbito de sus atribuciones personales ya figuraban un verdadero aluvión de peticiones nobiliaria~~~. En consecuencia, cualquier aspirante
que, como recordaba el Consejo a Felipe Ií hacia 1590, «esta preheminencia es propia de la sabía que éstas ofrecían una posibilidad que en modo alguno cabía desperdiciar de modo que «el
persona Real de V. Md. para honrar familias y remunerar Para que ello fuera así, la aver servido en las Cortes con mucha satisfacción de los ministros del rey» acabó convirtiéndose
corona tuvo que hacer oídos sordos a las peticiones de los virreyes que una y otra vez insistieron en una coletilla que figuraba en un buen número de solicitudes como las de Pere Vila en 1600,
con el objeto de que les fuera concedido el poder de administrar las «cosas de gracia». Claro que don Galceran de Cardona en 1603 o el conde de Erill en 160!fiZ9.
una cosa eran las intenciones y otra los hechos: Barcelona estaba todavía demasiado lejos de Si bien las reuniones de Cortes y especialmente aquellas que coincidieron con la primera
Madrid para hacer posible el control estrecho de unos hombres que en contra de las indicaciones estancia real en el Principal fueron ocasiones especialmente propicias para ingresar en el cuerpo
recibidas utilizaron la prerrogativa de gracia como un instrumento habitual de gobierno contri- de la nobleza, como demostraba la experiencia, una cosa era ingresar y otra muy distinta echar
buyendo así a aumentar la confusión ya existente y, sobre todo, provocando las iras del raíces: entre 1519 y 1626 formaron parte de la al-istocracia catalana no menos de 700 familias
soberano al descubrir en 1594 el «abuso que ha habido por armarse por los virreyes muchos distintas de las cuales 293 ni siquiera fueron capaces de transmitir su conquista a la segunda
caballeros y teniendose por cosa de muy gran inconveniente que esto no se ataje y remedie»22. generación30. En contrapartida, únicamente 78 de las que asistieron a la reunión de 1519
Tras este enfado, nada tuvo de extraño que, cuando en 1602 los canónigos de Elna solicitaran el continuaban presentes en 1626 constituyendo el auténtico esqueleto sobre el que se apoyaba el
privilegio de poder vender cuatro títulos de militars para sufragar los gastos del traslado de la estamento (ver cuadro l)31.Con el paso del tiempo, algunas de ellas habían logrado un grado de
catedral a Pei-pinya, la respuesta que obtuvieran fue una rotunda negativaz3.Todavía en 1604 el implantación que les aseguraba su pervivencia por varias generaciones: a pesar de constituir el
Consejo de Aragón afirmaba como «seria de muy mala consecuencia introducir que las milicias 10% de los clanes del estamento aportaron casi el 44% de los individuos que participaron en las
se den por dineros sino por méritos y servicios»24.Esta no era en absoluto una frase hecha sino 11 reuniones de este período. Atendiendo al número de individuos que cada una de éstas
que se ajusta plenamente a la práctica habitual. aportaron en las distintas Cortes se encontraban en primer lugar los Cardona y Boixadors con 49
Conociendo dichas directrices cualquier aspirante debía saber jugar sus cartas adecuadamente miembros cada una, Copons con 44, Fer-rer con 40, Vilanova con 37 y Rocabertí con 31.
y para ello resultaba imprescindible atinar con la idea que en Madrid se tenía de lo que podían Todos estos cambios indican como entre principios del siglo XVI y el primer cuarto del
considerarse como méritos y servicios. Desde el punto de vista de la coite, el principal seivicio XVII se produjo una profunda mutación de la base social de la nobleza catalana que se mostró
que los catalanes podían prestar al rey consistía en defender sus intereses desde las esferas del como un gl-upo social con enormes dificultades para autoperpetuarse y por lo tanto necesitado
gobierno local y provincial. Claro que en este tipo de planteamientos resultaba muy difícil de la inyección periódica de sangre nueva que evitase su extinción. Los imperativos biológicos
discernir donde acababa la lealtad y donde comenzaba el interés personal en el sentido más se estaban convirtiendo en el principal enemigo para la consolidación de muchas familias. En
estricto del término. Así, cuando en mayo de 1600 el doctor Jaume Cordelles, a la sazón los últimos decenios del siglo XVII, cuatro de los clanes más prominentes, Cardona, Moncada,
diputado eclesiástico, solicitó un título de cai~allerel parecer del Consejo fue que convenía Queralt y Rocabei-tí quedaron sin descendencia masculina y sus patrimonios y títulos fueron
diferir la concesión hasta que terminase la legislatura para asegurarse su fidelidadz5.Lo que la incorporados a ramas colaterales de origen castellano. Pero aún con todo éstos podían considerarse
monarquía esperaba de los candidatos no era tanto la adhesión teórica a unos principios gene- orgullosos de su capacidad generativa. Otros, como los Requesens, Destoi~ent,Durall, Olmeda,
rales cuanto la colaboración con sus agentes en Catalunya de ahí que ya desde el último cuarto Santjust o Centelles, tras varias centurias de intensa participación en la vida política y social del
del siglo XVI resultaba coi-riente que los dipcrtats y oidors de la Generalifat que destacaban por país, no lograron superar la barrera del siglo XVI. Un siglo XVI que no solamente asistió a
su actitud colaboracionista fueran premiados al término de su mandato con un privilegio. Un cambios intensos en la composición de la ai-istocracia sino también en su distribución geográ-
viejo conocedor de los circuitos oficiales como don Joan de Queralt, apenas dejó pasar unos fica y a su estilo de vida.
días después de concluir su trienio como cliputat militar para escribir al Consejo explicando Especialmente las pilmeras décadas fueron años de intensa movilidad para los aristócratas
como «siendo diputado en la Diputación respaldó al rey lo cual le ha reportado muchos catalanes muchos de los cuales abandonaron sus propiedades agrarias para instalarse en las
agravios» y solicitar en consecuencia una merced nobiliariaZ6.La disposición a colaborar con el ciudades o, simplemente, abandonaron el Principado para buscar el cobijo de la Corte. En esas
virrey desde los altos cargos de la Diputación resultaba vital para los intereses de la corona pero
donde de verdad ésta esperaba una férsea disposición de servir era en las reuniones de las Cortes 27 ACA, CA, 267,99.
hasta el punto de que como aconsejaba el secretario del Consejo de Aragón al joven Felipe IJI 28 ACA, CA, 261, 115. En los meses posteriores a la reunión de 1585 el Consejo estudió un total de 35 peticiones
de las cuales decidió rechazar 13, informar en sentido positivo de 14 y proponer una investigación más detallada de las
en las cuestiones de nombramientos nobiliarios «no se debe abrir la puerta sino que para Cortes
8 restantes.
29 ACA, CA, 266,5, menlorial de do11Pedro Vilo Clnsqrrerí,21 de errero de 1600. ACA, CA, 267, 12, rt~eniorinl
)J
21 ACA, CA, 261, 39. de dotl Gulcerzrii de Cnl.doiia y ACA, CA. 268. 95. tirenioriol de dori Felipe de EEll, I de febrero de 160.5.
22 Ibídeiii. 30 En total aportaron 3.287 individuos distintos. Sobre los problemas para la identificación de algunos linajes y la
23 ACA, CA, 266, 138. grafía de los nombres, ver PALOS, J. L.: op. cit., 53 y apéndice documental.
24 ACA, CA, 267, 99. 31 Este grupo puede reducirse todavía más si tenemos en cuenta que únicamente 19 clanes estuvieron presentes en
25 ACA, CA, 267, 36. todas las reuniones celebradas entre 1519 y 1626. Estos eran: Cardona, Boixadors, Castellbell, Castro, Clariana, Codol,
26 ACA, CA, 266, 61, abril de 1591, niemor.in1de don Jouil de Quernlt Copons, Corbera, Doms, Ferrer, Fivaller, Gralla, Gualbes, Guimerh, Merlés, Salbh, Tamarit y Terré.
"Amo 1 ciscunstancias, resulta difícil confeccionar un inapa indicativo de su disti-ibucióil geográfica.
LA E ~ E N S I Ó N BIOLÓG!" DE LA NOBLEZA WWALANA: FAMILIAWBRE"ENTEHEN Además, muchas familias mantuvieron una doble residencia según las épocas del año. Gracias
LAS BOX"ONVQCATBWIAHEXTREMAS DE WORTES (%5"B9-16"6) Y "TAL DE INDIVI- a algunas convocatorias de Cortes podemos intentar seguir la pista de su localización. La
DUW QUE APORTARON EN EL CONJUNTO DE LAMEUNIONES tendencia a instalarse alrededor de las pri~icipalesciudades del Principado parece plenamente
consolidada hacia 1520 cuando casi dos tercios del estamento residía de forma habitual entre
Barcelona, Gisona, Cervera y Perpinyh3'. Aunque más inoderadamente estos desplazamientos
1 Cardona Clariana continuaron durante toda la primera mitad del siglo eii que el papel de Barcelona como casal de
2 Boixadors Fivaller la aristocracia no hizo sino consolidarse: sólo entre 1519 y 1528 el porcentaje de nobles
3 Copons Cassador residentes en la ciudad condal, que en ese último año acogía a la mitad del estamento, prácti-
4 Ferrer Olmeda camente se duplicó. Si este flujo es explicable por el atractivo que ejercía la presencia de los
5 Vilanova Sorri bes organismos de gobierno no lo es tanto en el caso de Cervera; la capital de la Segai-ra, no sólo
6 Rocabei-tí Torres mantuvo su poblacióil ilobiliaria sino que fue aumentándola de forma progresiva. A pesar de
7 Peguei-a Vallgornera todos los desplazamientos, la Catalunya Vella siguió siendo la zona con mayor concentración
8 Erill Codol ilobiliaria de modo que ciudades como Tortosa, Tarragona o Lleida nunca sobrepasaron en
9 Doms Besper conjunto más del 8% del total de los nobles catalanes. Coino era de esperar todas estas
10 Ponc Monrodón m~itacionesno podían realizarse sin un cambio en los planteamientos ilobiliarios. Las exigencias
11 Argensola Xammar iinpuestas por el estilo de vida urbano, por u11 sistema de gobierno progresivamente burocratizado
12 Cruilles Cenespleda y por un tipo de relaciones sociales basado en el refinamiento eran otros tantos motivos para que
13 Guirnera Castellví la vieja aristocracia agraria fuera abandonaiido algunos de sus hábitos ancestrales.
14 Salba Molner
15 Corbera Oliver
16 Malla Toralla
17 Altarriba Aymerich
18 Castro Cartella A comienzos de la Época Moderna el ideal de la iiirt~isnobiliaria estaba sieildo objeto de una
19 Carriera Comte profunda transformaciói~en toda Europa de modo que muchas etiquetas permanecían pero los
20 Alemany Gort contenidos estaban cambiando. Una legión de escritores, tratadistas o dramaturgos, se empeñasoil
21 Foixa Lordat eil llenar cantidades ingentes papel con el único objetivo aparente de domesticar a la aristocracia"'.
22 Centmenat Margarit El ideal de la cultura parecía dispuesto a abrirse camino como fuera eil u11 mundo dominado por
23 Terre Marimón el orgullo de la estirpe y el prestigio de las armas. Pero las nuevas ideas se tomaron su tiempo
24 Gualbes Meca en pasar de la letra impresa a infoi-mar el comportamiento de los hombres: ni todos los nobles
2% Merlés Rey uesens asimilaron estas coil-ientes ni todos lo liiciero~~ con la misma rapidez. Corporativameiite la
26 Torl Soler aristocracia sintió la clara necesidad de una redefinición que les pe~nlitieramantener la hegemonía
27 Montserrat Vilafranca en la sociedad. Buena parte de los estudios sobre la ilobleza del Antiguo Régimen se encuentran
28 Yvorra Vilamala marcados por el deseo excesivamente racionalista de querer subsumirla eil uilos esquemas
29 Lupia Desvalls rígidos que nada o casi nada tienen que ver coi1 una dinámica nlucho más espontánea de lo que
39 Queralt Fluvia el histosiador deseasía y que se niega a verse atrapada en un conjunto de leyes generales. Por
31 Palau Jossa otra parte, el influjo de cierta historiografía ecor-iomicista l-ia dado lugar a estudios basados
32 Pinós Llull exclusivamente en las condiciones materiales de los grupos superiores olvidando que si bien el
33 Planella Malars dinero era el medio de adquisii. y mantenerse en el rango no constituía la esencia del mismo: la
34 Santcliment Montagut piedra de toque era el tenor de vida, concepto que incluía otros muclios factores: ser noble
35 Tamaril Olzinelles suponía ante todo una manera de estar eil el mundo y de entender la relación con el resto de los
36 Agulló Segner mor tale^'^. El1 cualquier momento de la historia, el comportamiento de aquellos hombres que se
37 Blanes Vilaplana
38 Cas'cellbell
32 Vei un estudio mis detdllado de los datos eii PALOS, T L op trr , 50-54
33 AMELANG, J . La fori~rncróirde lrrrn t l n ~ edriiseiite Barcelorrrr 1490-1714, Barcelonn, 1986 107 y w
34 STONE, L. op crr 42
sienten siiperiores a los demás ha estado guiado por dos objetivos básicos, consolidar sn Pero si la Cofradía no sii-vió para mejorar la organización de los nobles al menos peilnitió
superiosidad y mostrar al mundo su hegemonía. intensificar su presencia en la sociedad gracias a los numerosos festejos con que sazonaron
Como la mayoría de las clases elevadas, la nobleza catalana demostró estar formada por todas las celebraciones urbanas. Claro que su ai~aigono fue el mismo en todas las ciudades: en
gentes altamente individualistas y eso nos obliga a ser muy cuidadosos al intentar establecer Lleida, los puers se las vieron y se las desearon para que los cavcrllers se decidieran a organizar
patrones regulares de conducta. Si había una casacterística que distinguía a la aristocracia de las justas previstas en honor de Sant Jordi, hasta el punto de que, como se lamentaba en 1602 el
otros gr~ipossociales ésta no era otra que su radical incapacidad pasa constituir la más mínima pcrer en cap, «es cert se ha de venir a perdre lo exercisi militar en L l e ~ d a »En
~ ~cualquier
. caso,
organización que les permitiera defender sus intereses co~porativosa la manera como en su día la f~lnciónde los nobles como factores de las fiestas ciudadanas era algo que iba mucho más allá
lo habían hecho los esfamentos urbanos. Esta incapacidad propició un clima de notable confu- de una actividad meramente folclórica ya que formaba parte del proceso de reubicación social
sión en una época en la que la articulación interna resultaba fundamental para mantener las de la aristocracia en toda Europa.
propias posiciones. Las funestas consecuencias fueron percibidas por bastantes miembros del
estamento que, en distintas ocasiones tratason de impulsar las actividades de la Cofradía de Sant
Jordi que tras el intento frustrado de 1555 redactó, diez años después, sus primeros estatutos35. LA FIESTA Y LA R E P R E S E M T A ~ ~DEL
N ORDEN SOaBAL
Pero la operación más seria para impulsar su actividad tuvo lugar en 1602 de la mano de don
Aleix de Alentoin. En las ordenanzas compuestas en esa ocasión don Aleix y sus amigos En 1516 Baltasar de Castiglione formulaba en El libro del Cortesai~ouna propuesta disigida
reflejaban su preocupación «per la falta de statuts y ordinations», razón por la que según ellos a la nobleza septentrional italiana cuya confianza en sí misma había encajado un nido golpe tras
«les persones del dit brac han patit grans treballs per sustentas les prei-sogativesde son e s t a m e n t ~ ~ ~ . la invasión francesa de 1494; ya que no podía seguir manteniendo su posición hegeinónica,
Presos de las mejores intenciones los nuevos dirigentes decidieron confeccionar una nómina de argumentaba, al menos podía asumir una nueva función social basada en el espectáculo y la
sus miembros y dotar a la Cofradía de una organización formada por una asesoría jurídica, un pública ~ s t e n t a c i ó nIndudablemente,
~~. las ciudades ofrecían para ello un escenasio inmejorable.
equipo para los asuntos financieros y un órgano consultivo, todos ellos dirigidos por un presi- En Catalunya este mensaje fue asimilado con sorprendente rapidez por una asistocracia dispuesta
dente o protector del brazo militar cuyo cargo debía renovarse bienalmente el 3 de mayo, a abrisse camino en unos municipios que le negaban el paso a las magistraturas locales.
festividad de la Invención de la Santa Cruz. Pero todo eso era pedirle demasiado a unos Efectivamente, ya desde los primeros aEos después de su fundación, nadie podía identificar a la
liombres poco habituados a someterse a los dictados de autoridad alguna de modo que, final- Cofradía de Sant Jordi con algo más que una institución destinada a la organización de recep-
mente, no parece que el organismo sirviera para algo más que para organizar festejos caballe- ciones, banquetes y festejos caballerescos. La llegada de personajes ilustres y de modo especial
rescos en las fechas más señaladas del año, intensificar los enfrentamientos con los gobiernos las visitas de los reyes se convirtieron en pruebas de fuego en las que los nobles estaban
locales y convocar periódicamente tumultuosas asambleas que con frecuencia terminaban en obligados a forzar al máximo sus posibilidades si querían seguir ocupando los primeros puestos
algo más que palabras. A este respecto, la opinión de los consols de Peipinyi difícilmente podía en el convite social.
resultar más negativa: Barcelona era una de las pocas ciudades peninsulares que poseía una tradición de pompa
monárquica en la que las entradas reales ocupaban el papel más destacado40.En 1630 un me-
«...y en la vila de Peipinyii de pochs anys enssh es feta erigida una nova cofradia de nestral barcelonés que había admisado las fiestas organizadas pasa agasajas a la reina de
personas inilita~.ssots invocatió del glorios Sant Jordi ...la qual encara que en los Hungría no podía menos que reflejar en su diario la honda impresión que le produjeron las
primers principis sie estada instituida per augmentar lo us y exercisi de l'art militar y «luzidas» car-sozas construidas por los nobles4'. Este tipo de celebraciones formaba parte de un
per altres fins bons y loables, empero en lo discurs y la varietat del temps mes se antiguo ritual a través del cual los espectadores apiñados en las estrechas calles de la ciudad
empleen en periudicar la universitat de dita vila y republica de Perpinyh de la qual veían desfilar ante sí a toda la sociedad ordenada según el modelo impuesto por las clases
ells son membres y en repugnar contra de aq~~ella yntentant y suscitant controversies elevadas: el rey bajo palio asistido por sus principales funcionarios, la nobleza y los cavallers;
y pretensions ambicioses...y en los avanssos de llurs patrimonis pasticulars y en el clero representado por los obispos, las dignidades y las órdenes religiosas y el tercer estado
propis grangeries y en mercadear sobre las vitualles per laument dels preus de constituido por los ciutadans, los rnercaders y los gremios. Esta era una procesión medieval que
aquelles de que a de viure y a de esser sustentat lo poble que no en lo exercisi militar. el renacimiento y el barroco conservason en sus aspectos esenciales añadiéndole los elementos
Per quant si en hun any fan algun exercisi militar es de molt poch moment y aquel1
fan a despesses de les pecunies de la Generalitat de Cathalunya com sie itista cosa
que a ses propies despeses y de dita cofradia ho han de fem3'. 38 A(rxiu) de la P(aería) de L(érida), A. 726, fol. 140.
39 Ver, AMELANG, J.: op. cit., 110.
40 Desgraciadamente este tipo de festejos todavía iio han sido estudiados a pesar de la abundante y prolija
información que se conserva. La importancia que la ciudad concedía a estas celebraciones se refleja en el volumen de
páginas consagradas a su descripción en el Dietari del Corrsell y en elevado riúmero de testimonios conservados en la
35 Sobre la fundación de la Cofradía de Sant Jordi ver, DURAN 1 SANPERE, A,: Barceloria i la seva historia, colección de Firllets Bor~sorizsde la Biblioteca de Catalunya.
vol. 1, Barcelona, 1973, 194. 41 Parets, «Sucesos», vol. 20, p. 50, cit. por AMELANG, J.: op. cit., 138; BC, Fullets Bonsoms, 212, SEUGON,
36 ACA, Llibre ilerd, G-225, 3. Rafael: El nlagestrroso recibin~iei~to
y faniosasfiestas qire en la irisigne ciirdad de Barcelona se liar1 Iiecho a la magestad
37 A(rxiu) Mcunicipal) de P(erpinyA), R. AA-13, ítem 11. de la reirra de U~igría,doíia María de Airstria, 1620.
de teatralidad al gusto de la época4'. Dichas ceremonias empleaban un vocabulario iconográfico dispuestos a organizar. En las jornadas posteriores, 10s actos en honor clel soberano absorbieron
y visual pe~fectarnenteinteligible para los hombres que las conteinplaban: el rey entraba en la su pensamiento con mayor intensidad que los trabajos de las Cortes: los torneos celebrados en
ci~idadcomo Cristo en la nueva Jerusalén; a través de una cornpleja tramoya de arcos, represen- la plaza del Born, los largos desfiles y las interminables recepciones, los bailes, pasacalles,
taciones y alegorías los grupos dirigentes rememoraban tanto las glorias del soberano como sus representaciones teatrales y los grandes banquetes eran otras tantas fornias que la élire tenía para
obligaciones con los súbditos. recordar a sus coiltemporáneos que ellos seguían sierado diferentes.
Felipe 11hizo su primera entrada solemne en Barcelona como monarca a la una del mediodía El tosneo fue un legado transmitido incólume por la sociedad medieval a la renacentista. Ni
del domingo 6 de febrero de 1564". Previamente la ciudad había sido decorada con arcos, torres los nuevos avances militares de los collc1otrier.i italianos ni el advenimiento de las armas de
y castillos que simbolizaban los triunfos de la corona. En el pol-tal de Sant Antoni, recubierto fuego oscurecieron este tipo de ejercicios que fueron considerados con absoluta seriedad como
por un inmenso mural que recordaba la genealogía del rey, éste fue recibido por nn coro de el mejor entrenamiento para la guer-ra hasta bien entrado el siglo XVII. Aunque el torneo como
ángeles que «cantant ab molt bolles veus uns versos a sa Magestatn descendieron de lo alto de expresión de la caballerosidad cortés fuera una forma de festival propia de la Europa septentrionai,
sus muros para hacerle entrega de la llave de oro de la ciudad. Una vez cruzada la muralla, la con metáforas iilspiradas en las leyenclas artúricas y los libros cabi-illerescos, liubo también ~ i n a
comitiva enfiló el carrei del Hospital y las Ramblas en disección a las Drasanes. Pero antes de vigorosa tradición meridional que desde Italia frie transportada a Barcelona, una de las pocas
llegar esperaba una nueva sorpresa ya que el municipio había hecho levantar un nuevo «portal ciudades donde este tipo cle celebraciones acabaron por convertirse en un elemento integrante
molt gentil, de taulés molt be11 pintats, de pinzell, ab uns gegants [que] y travesave de part a part de la fiesta urbana4< Hasta bien avanzado el siglo XVII, el b r a ~r?~ilitoi.
coiltintió celebrancto sus
de la Rambla». Tras mostrar su admiración por la ingeniosa construcción el cortejo entró en el torneos anuales en honor de Sant Jordi en la plaza clel Born previamente cancelada para poder
cases Ample para terminar el desfile en la plaza de Sant Francesc cubierta por grandes velos y cobrar entrada a todos los espectadores. De las tres naodaliciades tradicionales del torneo -la
presidida por una trib~inadonde el rey subió para jurar las constituciones y contemplar el desfile justa, la nielée o to~ri.tzoiy el combate de a pie- fue la primera, que reflejaba mejor que ningrti-ia
de los gremios cada uno de los cuales fue representando distintas escenas alegóricas entre las el nuevo énfasis en la exhibición indivicliial, la que más anaigo tuvo entre los cai~cl1le1.s
que no podían faltar las imágenes de bosques y campos granados de frutos simbolizando la catalanes. Las justas pronto acabaron f~iricliénclosecon el anhelo renacentista de la fania: el
fertilidad que los súbditos esperaban de su reinado. Cuando el rey pudo retirarse a descansar cai~aller.que rompiese el nlayor i~úmerode lanzas recibiría el premio y la co~isicleraciónde
caía ya la noche cerrada44. todos sus compaiíeros. En 1585 el galardón para los vencedores consistió en la nada despreciable
A lo largo del siglo XVI este tipo de festejos fueron objeto de una notable transformación: cantidad de 500 lliures4'. Aunq~ieel clesideiatum que reflejaban los torneos pe~mailecióinalteraclo,
mientras en 1564 su organización recayó todavía en los magistrados y los gremios, tanto en durante el siglo XVI se adaptó a las exigencias cambiantes del comportainienfo aristocrático de
1585, fecha de la segunda llegada de Felipe 11, como en 1599 con la entrada de Felipe 111, los modo que el nuevo estilo de vida del aristócrata rirbano se refle.jó en aspectos cotno los atuendos
nobles lucharon por apropiarse los mejores planos de la escenaA5.En este último año la co- cada vez más sofisticados de los concursantes. UJI asistente al torneo orgariizado en 1585 en
misión de fiestas estuvo formada por cuatro aristócratas: don Berenguer de Peguera, don honor de Felipe TI 110 pudo menos que anotar en su diario la I-ionda impresión que le produjeron
Federic Despalau, don Plegamans de Marimón y don Miquel de Alentorn. La cabalgata del los paramentos de terciopelo negro con chapería de plata que vestían los justadores o la
pregón, presidida por don Federic Meca, oidor militar de la Generalitat, se abría con un enano guarnición de oro lucida por los padrinos"! Las posibiliclades de lucimiento que las justas ofre-
-elemento imprescindible en el desfile bai~oco- portando un cartel en el que se anunciaba el cían eran una tentación lo suficie~lten~ente fuerte con10 para que nadie se negase a intervenir. El
programa para los días siguientes; muy al gusto de la época no podían faltar las representaciones cartel de 1599 presentaba lo más granado de la sociedad del momento, desde los condes de Erill
de realezas exóticas, así que don Federic iba acompañado de cuatro reinas, de Hungría, Moscovia, y Rocabertí al duque de Cardona e incluso el virrey duque de Feria. Pero el torneo no era más
África y la India, ataviadas cada una a la usanza del país que representaban, subidas sobre sus que la manifestación diul-na de la fiesta aristocrática que continuaba por la tarde y hasta bien
carrozas tiradas por caballos, leones, camellos y elefantes y custodiadas por su cortejo de más entrada la noche con las meriendas, entrega de premios, saraos, festivales y jolgorios en los
de mil jinetes y hombres de a pie disfrazados con llamativas vestimentas. Engalanadas para la salones palaciegos.
ocasión, las principales calles de la ciudad fueron también recubiertas con arcos que conme- Durante la estancia real de 1564 el conde de Aytona fue capaz de sorprender a toda la ciudad
moraban los triunfos de la monarquía. A pesar de que éstos no pudieron ser acabados, dada la organizando en su palacio una fiesta de máscaras que se prolongó durante varios días y que
premura con que fue anunciada la llegada del rey, nadie pareció dudar de que «en tot foren de estuvo honrada con la presencia del propio inonarca4? Pero en Catalunya había pocos condes de
tanta mayestat que ni los de Mil&,ni los de Valencia ni de Aragó y los de Madrit no n'i Zi ningú Aytona capaces de soportar los gastos que acarreaba u11 jolgorio de este calibre de modo que los
[que] s'eyguale». Pero todo esto no era más que el preámbulo de lo que los aristócratas estaban nobles preferían las celebraciones colectivas que siendo más asequibles ofrecían unas posibili-
dades semejantes de luciiniento. La modalidad más tradicional era la de las «meriendas de
dames» concebidas como un ágape presidido por el rey en el que sólo las esposas de los
42 STRONG, R.: Arte y Poder, Madrid, 1988, 22-24.
43 Sobre e1 recibimieilto y las fiestas organizadas por la ciudad con motivo de la entrada real de 1564 ver, aristócratas, tanto de la tierra como cortesanos, tomaban asiento para que sus hijos y esposos
COMES, P. J.: Llibre cle algirties coses nserlyalades. Libiz n/: con1 eiiti.d el! Barcelo~icilo setiyol. Rey doti Plielip per.
,jirrar.y de les grotisfestes que liforeli feles, 584 y SS.Edición de P. Puiggarí, Barcelona, 1978. 46 Cfr. STRONG, R.: op. cit., 27-30.
44 Descripción de la ceremonia en PEROT DE VnANOVA: op. cit., notum 17-18. 47 FEDERIC DESPALAU: op. cit., fol. 107 r. Eri 1599, el premio ascendía ya a 600 11.
45 La descripción de 1564 en PEROT DE VILANOVA: op. cit., notum 19 y la de 1585 y 1599 en FEDERIC 48 Ibid. fol. 91u.
DESPALAU: o p cit., 164~1. 49 PEROT DE VILANOVA: op. cit., iioturn 19.
pudieran servirles en una manifestación que entraba dentro de los moldes más ortodoxos de la lograban ganasse el apoyo de la aristocracia su lucha contra el bandolerismo podía resultar
caballerosidad gentil. Desde los años ceiitrales del siglo XVI, estas meriendas constituían el mucho más eficaz. Claro que para ello primero debían apartas a los nobles de las actividades
acto central del programa de actividades lúdicas diseñado por los nobles durante las visitas bandoleras. En 1605 el propio don Felipe de Erill contaba entre sus hazañas las de haber
reales. En 1585, tuvo lugar en el palacio de la condesa de Palamós y en ella «molts cavallers organizado una expedición que entró en Francia para capturar al Vidriet -un conocido delin-
jovens y ben adressats, tant cortesans com de la terra serviren a les dames»; al final «volgué lo cuente gascón que había asaltado con su cuadrilla el monasterio de Montserrat-, haber hecho
rey no dansasen sinó les dames de la terra» quienes lo hicieron con tanta destreza que nadie diligencias para localizar a Antonio Pérez o de haber echado el guante a muchos malhechores
dudó de que aquella «fou una de les mayós meriendes que.s fos dada en Espanya de molt temps que se dedicaban a la rapiña en años de pestes5.Comportamientos como el del conde de Erill
a esta part)9O. A la de 1599, que se celebró en elpati dels tal.orzge1.s del palau de la Getieralitat dicen mucho acerca de la idea que los nobles tenían de sus obligaciones: ellos eran la autoridad
asistieron «més de 150 senyores ben adresades que no.ls aportaven aventaye les de Valencia en y no podían permitir que nadie se tomara la justicia por su mano. En las ciudades, donde los
gales ni ab ben dansar [...] lo rey y reyna se asagueren y menyaren; y les dames de Palacio ab altercados resultaban frecuentes, la presencia de la «policia nobiliarias demostraba una eficacia
les de la tema davant ses Magestats feren lo matex, lo que n o s féu en Valencia, que la menyasen muy superior a la de los alguaciles y guardas municipales. Las páginas del Dieta1.i del Consell
los de la guarda y a l t r e ~ » ~ ' . de Barcelona son en este sentido un fiel reflejo del clima imperante en las calles de la ciudad
Independientemente de su capacidad para superar a sus colegas valencianos, los aristócratas donde la presencia de los nobles resultaba decisiva para apaciguar los ánimos de una población
catalanes necesitaban convencerse de que sus fiestas superaban en esplendor a las organizadas predispuesta a tomar las armas para zanjar la menor diferencia. Un incidente nassado por don
en otros lugares de la monarquía. En ello les iba su prestigio y consideración como representantes Federic Despalau resulta ilustrativo de esta mentalidad. Los hechos tuvieron lugar una mañana
naturales del Principado. El concepto que los nobles tenían de sí mismos guardaba muchas de junio de 1588 en que un vidriel. se insubordinó ante don Galceran de Armengol que patsu-
reminiscencias de los tiempos medievales de ahí que, más allá de las instituciones de gobierno, llaba con unos cuantos hombres por la muralla del mar. Cuando don Galceran desenfundó la
ellos asumieran la obligación de actuar como anfitriones siempre que algún personaje ilustre jineta para castigar al insolente se armó un revuelo que rápidamente se extendió por todo el
ponía los pies en suelo catalán. Esta responsabilidad comportaba hospedarles en sus residencias, barrio marítimo y si el asunto no fue a mayores se debió a la intervención de xalguns cavallers
acompañarles en los desplazamientos y velar por su seguridad. Don Joan de Cardona contaba que.s trobaven en la muralla» y que «veent que volien entras per lo pont del viirey ab molta
entre sus principales méritos el de haber acompañado a personajes tan relevantes como la reina vallor, se posasen a detenirlos, [diciéndoles] que no fessen tal cosa perque.11~mata~-ien»~~. En
Margarita de Austria cuando vino a España para casarse con Felipe 111 o al duque de Saboya a realidad los nobles no tenían ningún interés especial por hacer cumplir las leyes sino que lo
su paso por Barcelona para embarcar hacia Italia5'. Cuando en septiembre de 1595 ciuzó Catalunya único que les importaba era mantener su prestigio; incidentes como éste les brindaban en
el príncipe cardenal Alberto de Austria, cuñado y sobrino de Felipe 11 e hijo del emperador bandeja la ocasión de demostrar que no estaban dispuestos a tolerar que nadie les pasara por
Maximiliano, el barón de Erill que ya tenía experiencia en estas lides por haber acompañado delante y esto nos obliga una vez más a reflexionar sobre la compleja psicología de unos
meses antes al sobrino del Papa, organizó un cortejo de más de 60 nobles y cai1allel.s para re- hombres que, junto a la defensa del orden, no dudaban en incun-ir ellos mismos en los más
cibirle en el Rosellón y acompañarle hasta la frontera aragonesa53.Este tipo de servicios eran burdos enfrentamientos callejeros con compoi-tamientos propios de matones de baja estofa. Los
una de las mayores galas que un c a i ~ a l l epodía
~ incorporar a su historial y constituían una sólida ejemplos aparecen constantemente en la documentación: en una discusión el joch de la pilota
base para obtener el favor del rey. El propio Erill solicitaba unos años más tarde una ayuda Tomas de Monrodón le asestó una puñalada por la espalda a don Guispert de Guimera que «allí
económica argumentando los muclios gastos que hubo de afrontar en la organización del cortejo lo agueran per mort sinó fos per uns cavallers que lo g~ardaren»~"; en la noche del 28 de no-
de 1595 donde debió superar no pocas dificultades; el conde recordaría entonces como al llegar viembre de 1592, dos jóvenes cai~alle1.sde Girona que apenas tenían 18 años, Marc Antoni
a las inmediaciones de Martorell se encontró el camino obstruido lo que le obligó a trabajar Cartella y Perot de Rajadell, mantuvieron una discusión callejera con Leandre Samsó en el
durante toda una noche al frente de un equipo de 300 gastadores para abrir una senda a través de curso de la cual lo asesinaron de un tiro de pedreñal. La noticia provocó consternación en toda
la montaña por la que pudiera transitar a la mañana siguiente la comitiva que acompañaba al la ciudad «pesque tots ells éran amics y.s parlaven y jugaven junt~»~'. Cuando el Consejo de
príncipe Albertos4. Aragón recabó informes sobre don Galceran de Erill y de Cardona que solicitaba el privilegio de
un hábito militar fue informado de que sobre el solicitante pesaba al menos cuatro muertes
pendientes de ser esclarecida^^^. La violencia de los nobles catalanes llegó a ser tan proverbial
entre los ministros del rey que un pasado limpio de altercados podía constituir la mejor carta de
presentación pasa promocionar en el estamento como se comprobó en el caso de los hermanos
Esta misma concepción de sus responsabilidades empujaba a los nobles a salir. en defensa Pau y Dionis Corder, de Tortosa, cuyo trampolín para dar el salto a la condición nobiliaria era
del orden público siempre que lo reclamaba su sentido del honor. Los virreyes sabían que si
55 ACA, CA, 268,95, y 264, 109,IS de abril de 1599.
50 FEDERIC DESPALAU: op. cit., fol. 91 u. 56 FEDERIC DESPALAU: op. cit., fol. 46r.
51 Ibid.: 107r. 57 JERÓNIM PUJADES: Dietai.i, edición a cargo de Josep María Casas Homs, Barcelona, 1975-76., vol. 1,
52 ACA, CA, 267, 12. 265-266.
53 FEDERIC DESPALAU: op. cit., fol. 52r. 58 JERONI SACOROMINA: Menldries, fol. 40u., edición a cargo de Antoni Simón Tairés.
54 ACA, CA, 268, 9 5 , I de febrero de 1605. 59 ACA, CA, 265,62.
casi exclusivamente el hecho de «no ser personas de las que suelen andar ynquietas por aquella eran más que la punta del iceberg de dos poderosos clanes: del primero formaban parte don
ciudad»60.Para los ministros reales había un siiifín de buenas razones para indagas en el pasado Gelabert de Cruilles, don Gispert cle Guimerk, los hermanos Joan, Bernat y Carles de Lupia, don
de los candidatos a la nobleza. Galceran de Sentmenat y don Fernando de Ortash, mientras que el segundo, menos numeroso
Efectivamente, las reacciones más ruines y rastreras, más infantiles e impulsivas resultaban pero igualmente decidido, contaba con el respaldo de don Joan y don Ramón de Vilanova, don
absolutamente normales entre las clases elevadas; Don Berenguer Doms no tenía ningún tipo de Antón Giginta y Francesc de LupiP.
recato en explicar como había tenido que amenazar a su sobrina, hija de doña Ana de Sentmenat, El alineamiento en alguna de las clientelas secularmente enfrentadas entre sí constituía una
para conseguir que accediera a sus solicitaciones carnales61. Estos hombres vivían habitual- característica de la alta sociedad catalana mucho más arraigada que el mensaje fraternal de la
mente en un estado febril y tanto las dietas como el sistema de vida y la educación que habían Cofradía de Sant Jordi. Al parecer, lo primero que le explicaron al diplomático italiano
recibido contribuían muy poco a controlar los impulsos y a fomentar las actitudes sosegadas. Guicciardini cuando en 1512 visitó Catalunya era el enfrentamiento entre los Agullana y los
Cuando en 1593, a la edad de 83 años murió el gobernador de Catalunya don Pedro de Cardona, Sai~ieray como un miembro de este último clan, que además era el batlle general, había ase-
Jerónim Sacoromina, que había tenido ocasión de tratarle durante su etapa como diputado de la sinado recientemente al jefe del primero67.Claro que este tipo de antagonismos no eran en la
Generalitat, no pudo menos que recordar la crueldad de su carácter62.Pero los modales toscos y mayoría de los casos más que ediciones renovadas de ancestrales guerras privadas disputadas
las reacciones abruptas eran tenidos como señal de distinción entre las clases altas de manera por la aristocracia desde los siglos medievales y cuyos orígenes resultaban más inextricables
que la reacción violenta ante la provocacióil más insignificante era todavía, hasta entrado el cuanto más hondas fueran sus raíces. Algunos, como los que dividían a los Pujades y Sentmenat,
siglo XVII, patrimonio común de la nobleza en toda Europa63.Un cui~ullelcomo Federic Despalau, los More11 y Voltor o los Marimón y Alentorn habían adquirido un carácter institucional que los
tan apreciado por diferentes visseyes por su carácter afable y sus dotes diplomáticas aplaudió hacía rebrotar periódi~amente~~. La conducta de estos hombres -también en el terseno políti-
con entusiasmo la reacción de don Joan de Erill cuando lanzó por las escaleras de la Diputación co- resultaría incomprensible si no tuviéramos en cuenta la existencia de conflictos que
al funcionario responsable del cobro del e s c ~ s a d oLa
~ ~ii~itabilidad
. estaba a flor de piel: en una condicionaban su comportamiento de la cuna a la sepultura. Por supuesto, las resonancias de
sociedad más preocupada por el rango social que por el dinero, situaciones en apariencia estas luchas resultaban tanto más peligrosas cuanto más altos se enconhasen los contendientes
insignificantes inflamaban pasiones que a menudo sólo se calmaban con el derramamiento de en la pirámide de la sociedad, de modo que si las diferencias entre el conde de Aitona y el duqtie
sangre. Una afrenta al hoilor de la familia, la usurpación de un derecho señorial o el litigio por de Cardona marcaron el curso de las Cortes de 1565, las que mantuvieron el propio duque de
la repartición de una herencia podían ser otros tantos motivos que hicieran prender el fuego de Cardona y el conde de Santa Coloma contribuyeron decisivamente al fracaso de las negociaciones
las hostilidades, máxime teniendo en cuenta que en los círculos nobiliarios el enfrentamiento en el brnc nzilitu~en 1626 69. Precisamente esta institucionalización de la violencia fue una de
armado era siempre preferible a los largos procesos legales entablados en la coste de la Audiencia. las cosas que más sorprendió a Guicciardini q~iienpudo anotar en su diario como «la raó
A menos que entendamos estos presupuestos psicológicos no podremos comprender muchas de d'aquest desordre consisteix en el fet que molts cavallers y gentilshomens de Catalunya estan
las reacciones de la aristocracia. La sociedad de los siglos XVI y XVII, ii~clusoen las altas enemistats y mantenen continues lluites entre uns i altres cosa que per un antic privilegi que té
esferas, no era en conjunto más agresiva que la nuestra pero en ella la violencia adquiría formas el Regne poden fer lícitament~~'.
mucho más explícitas por menos sofisticadas. En su manifestación más descarnada ésta se Las consecuencias de estos conflictos resultaban especialmente graves teniendo en cuenta la
encontraba en cada recodo del camino constituyendo un elemento inseparable de su actitud ante facilidad con que traspasaban el ámbito estrictamente doméstico y entroncaban con el problema
la vida. más amplio del bandolerismo. La conexión de algunas familias aristocráticas con las redes del
A pesar de las disposiciones del Concilio de Trento prohibiendo la práctica de los duelos delito que operaban en el Principado resultaba clara para cualquiera que conociera mínimamente
éstos continilaron siendo moneda de cambio habitual entre los nobles. En el verano de 1590 don la realidad social catalana. El problema no era tanto detectar el fenómeno como extirpar sus
Garau de Cruilles desafiaba a Tomás de Banyuls con el fin de «averiguar alguiles coses con una raíces: hasta las primeras décadas del siglo XVII las gueiyas privadas aristocráticas constituyeron
espasa y capa». Finalmente, si la sangre no llegó al río fue gracias a la intervención del uno de los principales incentivos para la actividad de los forajidos que hallaron en los castillos
gobernador de los condados que consiguió ponerlos de acuerdo para firmar una tregua de seis de los nobles el mejor r e f ~ ~ gpara
i o protegerse de la justicia real. Para los señores, la participación
meseP. El problema para las autoridades, y especialmente para los ministros reales responsa- en actividades al margen de la ley tenía poco que ver con su situación económica que aun siendo
bles de garantizar el orden, era que en Catalunya estos enfrentamieiltos casi nunca tenían un un factor importante no resultaba en modo alguno decisivo. Familias como Cardona, Rocabertí,
carácter unipersonal. Una compleja red de alianzas hacía que cada individuo pudiera contar con Centelles, Montagut, Guimera o Sentmenat, estuvieron involucradas en el bandolerismo durante
el respaldo de un amplio grupo de personas dispuesto a batirse cuando lo requiriera el honor y largos períodos del siglo XVI a pesar de que su situación financiera no resultara en ese período
b~iennombre de la familia. Como pronto pudo comprobar el virrey, don Garau y don Tomas no
66 ACA, CA, 266, 14.
60 ACA, CA, 266,2. 67 GUICCIARDINI, F.: Diario del vinggio irr Spagrra, Florencia, 1932. Versión castellana, Valencia, 1952,
61 ACA,CA,261,81. 39-40.
62 JERONI SACOROMINA: op. cit., 42u. 68 TORRES, X.: Els Bal~dole~.s, Vic, 1991, 72.
63 STONE, L.: op. cit., 117. 69 Para las Cortes de 1565 ver, PEROT DE VLLANOVA: op. cit., notum 27 y para las de 1626 ELLIOTT, J. H.:
64 FEDERIC DESPALAU: op. cit., fol. 80 u. La rebeliórr de los catalarres, 217.
65 ACA, CA, 266, 14. 70 GUICCIARDINI: op. cit., 40.
especialmente acuciante7'. El bandolerismo nobiliario catalán constituía un problema social de palabras subidas de tono por paste del conde de Santa Coloma para que el duque de cardona
carácter antropológico cuya solución iba mucho más allá de las medidas estrictamente represi- desenvainase la espada y ambos, seguidos de sus respectivos partidarios, se enfrascasen en una
vas. tumultuosa refriega que sólo pudo ser contenida por la intervención de los funcionasios reales
En cuanto se fueron trasladando a las ciudades, los magnates llevason al ámbito urbano presentes en la sala79.
buena parte de la conflictividad del mundo agrario72.De esto sabían bastante los consols de Ante este tipo de situaciones las posibilidades de intervención por parte de la justicia real
Perpinyh que pudieron constatar como «los barons dels presents comtats causan grans y continus resultaban verdaderamente limitadas, sobre todo teniendo en cuenta que casi ninguno de sus
disgusts de quiscum dia als homes de Perpinyh [que] segons nos es estat referit resten molt principales funcionarios eran ajenos a los conflictos y que muchos aristócratas estaban esperando
agraviats de opresions y vexacions quels f a n ~En ~ ~la.misma Barcelona, el elevado número de la oportunidad de ocupar un puesto de responsabilidad en la administración para vengarse de
nobles que pasaban largas temporadas atraídos por la presencia del gobierno, habían convertido sus enemigos de siempre. Además, los i~oblesnecesitaron mucho tiempo para asimilar la
la ciudad en un avispero especialmente agitado, de ahí que en 1602 el duque de Feria propusiera obligación de respetar a la autoridad pública que en su sistema de valores se encontraba muy por
trasladas su corte fuera de la capital de forma que «resultará otro gran beneficio que todos los debajo de la lealtad individual. Por su paste la corona encontró serias dificultades para invertir
cavalleros inquietos y que levantan estas polvaredas [...] se q~iedaranen Barcelona desampara- este orden de prioridades e inculcarles un nuevo código moral en el que el servicio al rey y el
'
d o ~ »Como
~ ~ . era de esperas el comportamiento de los nobles acabó chocando con la autoridad respeto a las leyes sustituyera al empleo sistemático de la violencia. Pasa ello era necesasio
de los gobiernos miinicipales. El juicio de los co~zsolsde Pe~pinyhal respecto resultaba tajante; asociar a los nobles con un proyecto político que ampliara sus expectativas pero ésta era una
para ellos la elevada presencia nobiliasia en su ciudad era la causa de «irreparables danys, tarea lenta y algunos virreyes no tuvieron la paciencia necesaria para esperar que llegaran los
discordies y dissentimentsn y su dedo acusador señalaba directamente a los principales minis- fmtos; en 1602 el duque de Feria aconsejaba actuar con contundencia con los magnates más
tros del virrey «co es lo portantveus del general governador, lo noble don Guillem de Sinisterra, díscolos, de modo «que se haga con ellos lo mismo que hizo el prior don Fernando, virrey de
lo procurador reial, lo noble don Luys de Lupia y lo jutge de batlle micer don Joan Ros y lo Cataluña que por cierto desacato hizo dar un garrote a un cavallero conque amedrentó a los
advocat fiscal de les corts reals micer Francesc Vida1 D e ~ c a m p s » ~ ~ . otros de manera que por muchos dias no osason buscar r~ydo»~O. El duque de Feria, como tuvo
El clima de violencia generalizada acabó reportando nefastas consecuencias para el propio ocasión de demostrar a lo largo de su visseinato, era un hombre partidario de la fuerza para
colectivo nobiliasio como bien se dieron cuenta los dirigentes de la Cofradía de Sant Jordi para apaciguar los ánimos aristocráticos. Pero es dudoso que este tipo de soluciones produjeran
quienes la gran cantidad de «enemistats, pleitos y questions» se estaba convirtiendo en causa de resultados satisfactorios. En la raíz de muchos comportamientos nobiliarios se encontraba un
«la ruina de les conciencies, haziendes, auctoritat y calitat de dites persones»76.Desde co- tipo de educación que lejos de controlar los impulsos más bien los fomentaba.
mienzos del siglo XVII fueron cada vez más numerosas las voces que clamason por la necesidad
de poner coto a la violencia nobiliaria: «iquanta majos razón ay para borrar de la de los de este
Principado el apellido de niassos y cadells» clamaba en Francesc de Gilabert77;pero no pasece
que el suyo fuera más que un grito en el desierto. Todas las iniciativas de la Cofradía para que
los trapos sucios se lavaran en casa sin necesidad de llegar ni a las almas ni a los tribunales de En la segunda mitad del siglo XVII floreció en Catalunya un nuevo género literario, las
justicia cayeron una y otra vez en saco roto. Pero ¡qué se podía esperar cuando las asambleas del oraciones fúnebres, destinado a perpetuar la memoria de los aristócratas más prominentes8'. En
estamento eran las primeras que acostumbraban a terminar en broncas monumentales! Las dos estos extravagantes ejercicios de ingenio sus autores, habitualmente clérigos contratados, se
reuniones celebradas en 1601 acabaron de forma similar: en la del 28 de abril «se mogué tal veían obligados a estiujar la imaginación para componer el florilegio de virtudes que adornaban
avalot que per temor no vinguessen a les mans y siguis algun sinistre, hi hagué de anar lo a los homenajeados y entre las que ocupaban un lugar dominante las que se referían a su
governador ab aguazils»; pocos meses después, el 11 de julio «hi hagué grans crits, avalots y inclinación por la cultura. Si aceptamos la sinceridad de sus autores, cuanto menos deberemos
paraules i n j u r i o s e s ~La
~ ~facilidad
. pasa mostrar las armas resultaba especialmente nefasta en las convenir que esto constituía una auténtica novedad en el comportamiento de los nobles cuyas
Cortes donde las sesiones del b l q militar alcanzaban con diferencia las mayores cotas de tendencias pocas décadas antes en modo alguno hacían presagiar tal transformación. Efectiva-
agresividad. En pleno fragor de las discusiones, durante la reunión de 1626, bastaron unas mente, en las Cortes de 1585, el representante de Vic no pudo menos que esbozar una sonrisa
burlona al comprobar las dificultades de muchos aristócratas pasa moverse en el intrincado
71 TORRES, X.: op. cit., 113. Las razones que impulsaron el bandolerismo nobiliario catalán han constituido el mundo de los papeles y textos legales: «los mi1itar.s no y entenen en res que tot lo poder tenen
tema de una larga polémica en la que han participado entre otros Vicens Vives, Regla, Vilar, Elliott y Sales. UII balance donat al brac eclesiastic y real»". Desgraciadamente sabemos muy poco sobre la clase de
de las diferentes posturas en TORRES, X.: op. cit., 21-26.
educación que recibían los nobles catalanes. Algunos monasterios tenían una sección dedicada
72 SERRA 1 PUIG, E.: «Tensions i ruptures de la societat catalana en el procés de formació de l'estat modern.
Una reflexión, en Marlirscrirs, N - V , 1987, 73. a la formación de los vástagos de las buenas familias; hacia 1560 los monjes de Montsessat
73 AMP, BB-23, Testarner~tdel coiisols, 1608-1609, ítem 2. contaban entre sus alumnos apellidos tan ilustres como Requesens, Monrodón, Erill, Pinós o
74 ACA, CA, 267, 62,28 de octlrbre de 1602.
75 AMP, R. AA-13, ítem 11. 79 ELLIOTT, J. H.: La rebelióri de los catalarles (1598-I640), Barcelona, 1982, 217.
76 ACA, Llibre Verd, G-225, 14. 80 ACA, CA, 267, 62,28 de octirbre de 1602.
77 GILABERT: Discirrso sobre la,fireiite de la verdadera nobleza, Lleida, 1616, 23. 81 Sobre las oraciones fúnebres ver, AMELANG, J.: op cií , 121-123.
78 JERÓNIM PUJADES: op. cit., vol. 1, 90. 82 A(rxiu)M(unicipal)V(ic), Joan Ponsich al Consell de Vic, 23 de octubre de 1585.
Queralt además de los hijos de varios ciutan'crris honi.ats de Barcelonag3.En casi todas las po- Acaclen~iadels Descorfiats que en el año 1700 reunía en el palacio Dalmases del barcelonés
blaciones, incluida la propia capital, el municipio asumía la responsabilidad de contratar profesores carr.er. Moi~caclaa personajes tan ilustres como los condes de Erill, Savallk, Damius, o el
que se dedicasen a la instrucción de los jóvenes; pero ésta no era una empresa fácil. Tras una marqués de Moya entre otrosy1.
búsqueda infmctuosa el corisell de Balaguer llegó a la conclusión de que en Catalunya apenas La tardanza en hacer suyo el interés por la cultura parecía tener una lógica explicación en
había personas preparadas para cumplir este cometido. Aunque la conclusión de los magistrados unos hombres pasa los que su condición de propietarios agrarios seguía siendo la principal seña
de Balaguer fuera exagerada resultaba un síntoma de la frágil estructura educativa catalanaa4.En colectiva de identidad. Ésta era una consecuencia lógica en un país donde una gran parte del
Barcelona, los jesuitas se hicieron cargo en 1632 del Colegio fundado por Jaume de Cordelles tei-sitorio estaba en manos privadas.
en el tercer cuarto del siglo anterior y esta institución estuvo destinada durante las décadas
siguientes a constituir el paradigma de la formación de los jóvenes aristócratasu5.Por lo demás
en el Principado solamente había una universidad, el Estudio General de Lleida. En conjunto no LA SBTUACIÓN EWMÓMIMA:
I. LA DISTRIBU~IÓWB DEL WELO
era mucho para elevar el nivel cultural de unos cai~a1ler.sque por otra parte se mostraron más
bien reacios a cruzar las fronteras para is a estudiar a las universidades castellanasa6.Aún faltaba Tradicionalmente, los dominios de la corona en Cataluña habían sido más bien reducidos y
mucho tiempo para que la costumbre del Grarzcl Tour. assaigara entre ellos. Desde luego, Francesc aunque esta situación se vio afectada en parte tras la guerra civil de 1462, que le permitió
de Gilabert tenía todos los motivos para lamentarse de cómo era «cosa digna de llorar, pero apoderarse de los territorios del condado de Empuries y el vizcondado de Castellbó, en lo
dificil de creer, pues es contra la inclinación de naturaleza, despreciar el dominio como le sustancial permaneció inalterada durante la Época Moderna. A finales del siglo XVI la jurisdic-
desprecia la nobleza con ignorar las ~ciencias>>~'. ción del rey llegaba a poco más de un tercio de los llocl7s lo cual significaba que extensas zonas
Es posible sin embargo que estas lamentaciones acabaran produciendo algún efecto en la del país vivían todavía bajo la autoridad señorial. De hecho, las posesiones reales únicamente
actitud de los nobles hacia el mundo de la cultura. El mismo Gilabei-t se nos muestra como un superaban a las de la nobleza en la ileguer.ía de Girona mientras que en las comarcas del interior
hombre familiarizado con los principales autores clásicos, tanto griegos -Heráclito, Sócrates, como Lleida, Cervera, Agramunt, Montblanc, Balaguer o el condado de Rosellón ésta señoreaba
Platón, Asistóteles- como romanos -0vidi0, Tito Livio, Séneca o Cicerón-. Aunque de la mayoría de las poblaciones. Además, si la guerra civil había contribuido a ampliar la zona de
forma tardía el influjo del humanismo acabó llegando también a aristócratas catalanes. En la influencia de la corona, también había ensanchado los dominios de algunas familias como la de
mayoría de ellos el principal motivo para zambullirse en las aguas de las letras radicaba en la los Moncada que incorporaron a sus posesiones una buena parte de las propiedades de los
necesidad de abrirse paso hacia los puestos de gobierno. Los nobles podían llegar a aceptar que Cabrera obligados a refugiarse en sus tierias italianas del condado de Basy2;pero sin duda al-
un clérigo de baja extracción social ocupara cargos de responsabilidad en la administración pero guna, los grandes beneficiarios del conflicto fueron los Cardona quienes no solamente ensancharon
les resultaba intolerable verse superados en la carrera hacia el poder por la burguesía de las de forma notable sus propiedades rústicas sino que además obtuvieron de Ferran 11la dignidad
ciudades. Esta asociación entre cultura y poder hizo que el campo de las leyes fuera el más ducal hasta entonces reservada a los miembros de la familia real.
frecuentado por los aristócratas de modo que entre 1551 y 1703 casi el 15% de los abogados Los efectos de la debilidad territorial del rey estaban mitigados por la intensa fragmentación
catalanes eran de extracción nobiliaria8! En este sentido, una de las carreras más rutilantes fue del suelo. Según los cálculos de don Luis de Peguera a finales del siglo XVI el ter-sitorio catalán
la de don Lluis de Peguera que durante los años del cambio de siglo logró convertirse, gracias se hallaba dividido en 2.270 llochs de los cuales 1.666 eran de jurisdicción señorial: en conjunto,
a sus tratados de leyes, en uno de los letrados más prestigiosos del Principado lo que le permitió los eclesiásticos con 516 llochs, la nobleza titulada con 528 y los nobles o bai.ons con 537
desplegar una dilatada cai-sera política en la que ocupó prácticamente todos los cargos de la podían considerarse los grandes terratenientesy3.
administración relacionados con la esfera jurídica8! Aunque mucho más modesta, la carrera de En Catalunya los grandes terratenientes eran del todo excepcionales. El caso más destacado
Perot de Vilanova resulta il~lstrativade las inquietudes de un sector de la pequeña nobleza: antes era sin duda el de los Cardona que según las apreciaciones del visitador Pedro de Marca, quien
de dedicarse plenamente a la dirección de sus propiedades en Flix, Perot había estudiado más de en 1640 inventarió sus bienes antes de ser expropiados, poseían casi la sexta parte de Cataluña9-'.
doce años en el Estudio General de Lleida - o c h o de leyes, tres de gramática y uno de lógica- Es muy posible que el celo expropiador de La Marca le llevara a exagerar las cosas pero, en
y practicado durante un breve tiempo la abogacía en Bascelonago.Pero aun siendo indicativos, cualq~iiercaso, a finales del siglo XVI, los Cardona eran señores de 239 lugares seguidos a
éstos no pasaban de ser casos aislados. Al comenzar el siglo XVII todavía faltaba mucho para bastante distancia por los Moncada con 93, el conde de Erill con 50, el de Perelada con 27, el de
que se reunieran los ingredientes que permitiesen fundar un foro aristocrático como el de la Santa Coloma con 21 y el de Vallfogona con 20. Pero esto no puede hacernos perder de vista
97 SERRA, E.: «El regim senyorial: recomposició del sistema feudal» en L'Avelic, X r N I , abril 1980, 37. Los
capbreirs se acostumbraron a renovar cada 30 años por término medio constituyendo una de las principales armas de
control en manos de la nobleza puesto que a través de ellos se pretendía cercenar de raíz cualquier pretensión de los
Al final de la Edad Media la potestad de los nobles sobre sus vasallos se vio sensiblemente pagesos a reclamar el dominio útil de la tierra.
limitada por las disposiciones de la Sentencia Arbitral de Guadalupe aunque ello no fue 98 El excusado, un impuesto para financiar la lucha contra la herejía que Felipe 11 alcanzó del pontífice Pío V,
consistía en la apropiación por parte de la monarquía del diezmo procedente de una finca de cada parroquia y que debía
95 STONE, L.: op. cit., 81. ser la tercera en orden de importancia.
96 Por otra parte, como han demostrado algunos estudios recientes, debemos estar prevenidos contra la tentación 99 FEDERIC DESPALAU: op. cit., fol. 80 u.
de medir el poder económico de los nobles tomando como único punto de referencia sus propiedades rurales e 100 DURAN 1PUJOL, M.: «L'Evolució de l'ingrés senyorial a Catalunya (1500-1799)», en Recerqires, XVII,
inmuebles teniendo en cuenta la enorme importancia que entre su fortuna tenían los valores en oro, plata y demás 1985, 10.
objetos domésticos. Ver, JAGO, Ch.: «La «crisis de la aristocracia)) en la Castilla del siglo XVII» en ELLIOTT, J. H. 101 DURAN 1 PUJOL, op. cit., 8 y Vilar, P.: Catalirnya diris I'Espanya riioderrza, 4 vols., Barcelona, 1964, vol. DI,
(ed.): Poder y Sociedad eri la Espaiia de los Airstrias, 255-257. 533 y SS.
102 DURAN I PUJOL, M.: op. cit., 17.
preocupado por el rendimiento de sus tienasln3.Pero las circunstancias requerían algo más que invirtiendo alrededor de 2.500 11. en la adquisición del término de Bovera y unas décadas más
el simple interés por la percepción puntual de las rentas. Un señor diligente debía ser capaz de tarde, en 1630, el «onz&»de Nalenclo9.Por otra pai-te, el ejemplo de los Banyuls pone de mani-
controlas una multiplicidad de factores tales como la fluctuación de la demanda, los índices de fiesto como ésta no era una situacióil excepcional. A pesar de encontrarse económicamente
precios o la reilovación de las técnicas lo cual exigía una dedicación a los negocios y una eiltrampados a finales del siglo XVI los barones de Nyer desai-rollaron una política activa y
preparación técnica de las que frecuentemente los nobles casecieroil. Esto afectó de manera einpreildedora basada en la compra-venta y arsendamientos de fraguas, moliiios, minas y
especial a los magnates con tienas muy dispersas en manos de administradores descuidados bosques que a la postre se mostró mucho más rentable que la tradicional percepción de los
cuando no clasamente estafadores. Es posible que los pequeños feudos de los tniiitui~s,de cuya
rentabilidad dependía directamente su sustento, estuvieran explotadas de forma más inteligente. Pero no todos los magnates demostraron el mismo espísitu emprendedor de los Guimerá o
Perot de Vilanova se nos presenta a través de las páginas de su diario como un caiwllei~ Banyuls y otros que, como los Lupia y los Alemany demostraron actitudes igualmente empren-
esmerado, trabajador y buen administrador de sus bienes: lleva sus cuentas al día anotando con dedoras"'. Para los que simplemeilte se dedicaron a esperar tiempos mejores, el endeudamiento
meticulosidad cada una de las entradas y salidas, se mantiene perfectamente informado de la se coilvistió en una losa cuyo peso resultó insopoi-table. El primer encargo recibido por P a ~ i
evolución de los precios en el n~ercadode Barcelona, introduce reformas constantes en su finca, Claris al poco de ser nombrado embajador del cabildo de la catedral de Urge11 en Barcelona
estudia los tipos de cultivos, aumenta el número de cabezas de ganado y se encarga personal- consistió en poiler todos los medios para cobrar las 1.500 11. que don Diego de Alentorn
mente del cobro de todos los aiseildamientos. adeudaba al capítu10'~~; pasa pagar las suyas, don Felipe de Erill tuvo que vender varias po-
A comienzos del siglo XVII eran muy pocos los nobles que estaban dispuestos a considerar blaciones de su propiedadLL3; los Meca, Cassador y Rocabertí hubieron de empeñar buena parte
el comercio como una alternativa a compensar su déficit presupuestario de manera que los de su pat~irnonio"~; don Felip de Toralla tuvo que ver cómo sus bienes eran subastados en el
esfuerzos de las Cortes de 1626 al reconocer la nobleza de determinadas actividades mercantiles «eilcant p u b l i c l ~ " ~mientras
, que a la viuda de don Francesc de Sentmenat no le quedó más
tuvieron una acogida inuy limitada".'. En este sentido, el comportamiento de los aristócratas remedio que el de declararse in~olvente"~. Los centenares de expedientes que se acumularon en
catalanes estaba todavía muy alejado del de sus homónimos ingleses para quienes el comercio los despachos del consejo de Asagón solicitando la ayuda real nos sitúa ante el drama de una
coiistituía ya durante estos años una de sus principales f~ientesde ingresos. Hizo falta una clase social económicamente desarmada y sin capacidad de reacción para encarar sus problemas.
profunda renovación del estamento en los años siguientes a 1652 para que las cosas comenzaran Situaciones de este estilo no podían producirse sin importantes consecuencias psicológicas para
a cambiar aunque no fue hasta las últimas décadas del siglo XVLI cuando la reluctailcia Linos hombres habituados a un comportamiento altanero y dispendioso.
comenzó a disolverse: en 1690, don Bernat de Aymerich se convertía en representante de la
recién fundada Compañía de Santa Cruz dedicada al tráfico de productos textiles; poco después,
eil 1692, don Manuel de Lupiá y don Josep Cartellá se hallaban entre los miembros fundadores
de la Jiinta de C o m e r ~ i o ' ~Pero
~ . tampoco conviene lanzar las campanas al vuelo: por esas
mismas fechas, Josep Aparici, uno de los más estrechos colaboradores en la empresa refoimadora
La psicosis de empobrecimiento se encontraba sólidamente implantada en la mentalidad de
impulsada por Narcís Feliu de la Peña, aún se quejaba amargamente de «la falta mayor de
m~ichosnobles ya a comienzos del siglo XVII momento en el que estaban encontrando serias
aquesta nostra terra, que la nobleca no vol apadrinas lo públich c o m e ~ p ) ' ~ ~ .
dificultades para mantener el ritmo de vida que habían llevado hasta entonces. En 1605 los
Al referisnos a los problemas económicos de la nobleza debemos distinguis siei~~pre entre el
nuevos estatutos del b1.a~nzilitur invitaban a un drástico recorte de las partidas destinadas a
empobrecimiento absoluto y el relativo. Los aristócratas siguieron poseyendo tierras con un
importante valor riominal pero estas mostraban incapaces de proporcionarles la liquidez nece-
109 SERRA, E.: «Els Guimeri, una noblesa de la ten.a» en Recerqiies, 23, 1990.
saria para satisfacer no solamente sus exigencias de lujo sino incluso algunas de las ilecesidades
110 SALES, N,: «El senyor de Nyer sense els nyerrosn en Seiiyors bandoler.s, nliqiielets i boiifle~r,Barcelona, 1984,
más perentoria^'^'. En las últimas décadas del siglo XVII el «cos de eredat» de los Sentmenat 10-101.
estaba tasado en casi 150.000 Iliures lo cual no era óbice para que estos años coincidieran con 111 TORRES, X.: op. cit., 111.
los de mayor endeudamiento de la familialo8.Pero el endeudamiento no siempre era sinónimo de 112 A(rxiu)C(apitular)U(rgell), Carres Tranieses 12 de agosto de 1637.
empobrecimiento y menos aún de ruina. A comienzos de la centuria la deuda acumulada por los 113 ACA, CA, 268, 95, 1 de febrero de 1605.
114 SERRA, E.: «Evolució d'un patrimoni nobiliari catali durant els segles XVII i XVIII: el patrimoni nobiliari
Guimera, barones de Abella y Ciutadilla, suponía aproximadamente el doble de sus ingresos
dels Sentmenatn, 49.
señoriales pero a pesar de ello la familia, lejos de encogerse, optó por una política expansiva 115 Ibidern, de acuerdo con los cálculos efectuados por la propia Sena los principales acreedores de la nobleza se
podrían agrupar de la siguiente manera: 42% la Iglesia, 40% la propia nobleza y 18% particulares (desde clérigos a
103 BERTAUT, F.: dourna1 du voyage d'Espagne, 1659», Revire Hisparliqile, 47, 1919; cit. por JAGO, Ch.: notarios asando por campesinos o ciirtadctrls horirats). Según la autora el llamativo peso de la Iglesia y la propia
op. cit., 224. nobleza en el papel de acreedores podría interpretarse como un proceso de cambio de manos de los patrimonios
104 MOLAS RIBALTA, P.: La birr.giiesía 17iercarltileri España, Barcelona, 1985, 139. señoriales mucho más que de una enajenación de los mismos, cfr. p. 57.
105 AMELANG, J.: op. cit., 82. 116 En 1674 la viuda de Francesc de Sentmenat alegaba unos ingresos netos de 1.874 11. anuales, cantidad muy
106 KAMEN, H.: op. cit., 139. alejada de las 7.927 que calculaban sus acreedores. Teniendo en cuenta que el montante total de las deudas de los
107 Una situación similar se produjo en Castilla, ver, JAGO, Ch.: op. cit., 258-260. Sentmenat alcanzaba las 84.150 11. cabe pensar que, en cualquier caso iba a necesitar mucho tiempo para nivelar sus
108 SERRA, E.: «Evolució d'un patrimoni nobiliari catala durarit els segles XVII i XVILI: el patrimoni nobiliari finanzas. Ver, SERRA, E.: «Evolució d'un patrimoni nobiliari catala durant els segles XVII i XVIII: el patrimoni
dels Sentmenatn en Recerqiles, 11, 1975, 47. nobiliari dels Seiltmenat)), 47 y 52.
gastos suntuarios a los que no dudaba en calificar de «excesius, superfluos y insuportables». En la mayoría de los casos, la apelación al infortunio no era más que la manera de ocultar la
Estas orientaciones constituían todo un incentivo pasa cambiar el estilo de vida, «mudant y endeblez de algunas economías; de otra forma sería difícil entender situaciones como la de don
ajustant segons la concurrencia dels temps [en consonancia con] la modestia y vestigis de Joail de Queralt quien en 1605 aseguraba haberse quedado en la ruina únicamente por los gastos
nostres antecesors». Para que nadie se llevase a engaño sobre las intenciones del mensaje éste que tuvo que afrontar para defenderse de un falso testimonio levantado contra éliz2.
concretaba un conjunto de indicaciones sobre el modo de vestir, instando a la moderación en el
uso de adornos innecesarios, en la utilización de las prendas de seda y cuero así como los
hilados de oro y plata; se recomendaba que los coches no estuvieran ni pintados de oro ni con
asientos de seda y, finalmente, descendía a detalles tales como los excesos en los banquetes
limitando los gastos a 30 1li~li.e~
en los normales y a 100 ducados en los de bodasii7.Estas re-
Parece claro que entre las cualidades que los nobles decidieron activar para salir de la crisis
comendaciones podían entenderse sin duda como un programa de contención de gastos aunque,
no se encontraba precisamente la imaginación pero éste era un comportamiento lógico en unos
en muchos sentidos, no era más que la reacción de la vieja casta aristocrática ante el nuevo hombres habituados a vivir de sus rentas. El problema estuvo en que casi nadie entendió que la
rumbo que estaban tomando las cosas en el seno del propio estamento. Efectivamente, la
rentabilidad de las tierras exigía algo más que la pura extorsión de los vasallos hasta extremos
política de Felipe 111 permitiendo la entrada en el cuerpo a un elevado número de familias
tan salvajes que lo único que consiguieron fue inaugurar una nueva etapa de agitación en el
procedentes de los sectores urbanos enriquecidos con la práctica de los negocios estaba amena-
campo que alcanzó su punto culminante durante los levantamientos antiseñoriales de 1640.
zando con trastocar el orden nobiliario establecido. Como resulta habitual, los recién llegados
Bastante antes de dicha fecha la mayoría de los señores, tanto laicos como eclesiásticos, se
necesitaron consolidar su nueva posición social mostrando al muildo su capacidad para el lujo y habían convertido en unos seres odiosos pasa sus súbditosiZ3.Cuando el 10 de julio de 1603
la vida dispendiosa y esto suponía un duro latigazo para unos nobles incapaces de competir en
murió en Barcelona, siendo entonces vicrey, el arzobispo Joan Terés,
la canera por la con~ideración"~. Con el siglo XVII pasecía llegado el momento en que muchos
tuvieron que experimentas en sus propias carnes las advertencias de Esteve Gilabert, acerca de «la vila de Valls, camp y archidibcesi de Tarragona, saluda la mort de [...] llur senyor
y de qui ells eren vasalls, feent un acte lo mes detestable y barbaro que may nació ni
«la inconstancia de lo que el mundo da, y como se sirve de pelota de cada qual de poble haya fet. Que en lloch de fer obsequies a son senyor feen fochs, alimaries,
nosotros, jugando con ella, dandole ya al derecho, ya al revés, subiendola en lo alto, grans tirs de pedrenyals y molt galejar, alegrantse de la mort de son senyor (...)
echandola a lo baxo, rebatiendola en la pared del trabajo, inchandola con el viento de ingratitut y fealdat no mai vista ni prou encasida que no sols provoca als homes a
la prosperidad, y la que mas bien librada queda de sus manos, es la que dexa en la red despit, pero encara provoca la ira de Deu a punir-los de tal maldat»124.
del desengaño, porque no acabe de romperse»ii9.
La reacción de los habitantes de Valls podía parecerle deleznable al doctor Jeroni Pujades
La intervención de la diosa de la fortuna en los avatares de la vida arraigó muy hondo en la
pero suponía la explosión de un inconsciente colectivo que debería haber hecho reflexionar a
forma de ver las cosas de algunos aristócratas catalanes. Al conde de Santa Coloma se le abrió
una aristocracia muy poco sensible a la situación de los campesinos. En 1680 un juez de la
el cielo el día que descubriera yacimientos de oro, plata y cobre en sus propiedades; pero
Audiencia, Bonaventura Tristany, tuvo ocasión de visitar los feudos del conde de Rocabertí en
decididamente, la fortuna no estaba aliada con el conde y todo quedó en un chasco decepcio-
la baronía de Perelada. En el informe que redactó de regreso a Barcelona, Tristany recogía
nanteiZO.La evocación hecha por el doctor Pujades de la carrera del conde de Villalonga, a quien
escandalizado los malos tratos que tanto aquél como su madre dispensaban a sus vasallos; según
en 1607 le fueron confiscadas todas sus propiedades por no poder pagas sus deudas, refleja a la
el testimonio del juez, en Perelada imperaba una verdadera ley del silencio sobre la conducta de
pei-fección la idea del noble empobrecido y maltratado por el destino:
los señores y los campesinos vivían aterrorizados por la crueldad de los castigos; durante sii
estancia se enteró de cómo entre 1670 y 1680 se habían cometido en la basonía no menos de 34
ccaygudes del mon, que de pobre cavaller jove practicant de notari en Barcelona, se delitos de sangre, entre ellos 22 homicidios, sin que nadie se hubiese atrevido a dar parte a la
n'ana a cort a servir al secretari Gassol, y avia passat per escrivh de registre, aprés de justiciaiz5. Este tipo de comportamientos despóticos resultaron del todo habittiales entre los
manament, aprés secretasi del Consell de Valencia, y a protonotari, y a noble y a nobles catalanes. Cuando en 1584 los síndicos de Granera pretendieron negociar con su señor
secretari del Consell de Estat y del rey y de la reyna, y a abit de Montesa, y a conte, don Anton Despalau, fueron recibidos por éste con toda clase de amenazas pero como a pesar de
y a no rés>>i21. ello decidieran mantenerse firmes en sus peticiones así que salieron del castillo decidió llevarlas
a la práctica dando señal a sus hombres para que persiguieran a los síndicos hasta darles muerte
i-----
142Las ayudas de costa consistían en una cantidad fija que se entregaban para solucionar un problema
138 GIRALT 1RAVENTÓS, E.: «Família, afers i patrimoni de Jauine de Cortada, mercader de Barcelona, baró de determinado.
Malda» en Estildis d'Histdria Agraria, VI, 1987, 277. 4 de
143 ACA, CA.: 266, 128, 12 de marzo de 1602 y ACA, CA, 266, 194, nlewlorinl de dtía Violante Qzrinta~~a,
139 Ibídem, 278. jitnio de 1600.
140 Cifras extraídas del Dietari de Jeroni Sacoromina. 144 ACA, CA, 266, 61.
141 SERRA, E.: «Evolució d'un patrimoni nobiliari catala durant els segles XVII i XVIII: el patrimoni nobiliari 145 ACA, CA, 268,95.
dels Sentmenatn, 35-36. 146 ACA, CA, 261, 119.
147 ACA, CA, 264, 84, i~oi>ier~ibre
de 1598.
clandestino de caballos1". El conde de Erill tras exponer su larga lista de servicios, aseguraba
de asegurar buenos oficios para sus hijos pero sus casos fueron la excepción"'; la inmensa rnayo~ia
que para poderlos llevar a cabo había tenido que vender dos poblaciones por 18.000 ducados'49;
se fueron a la otra vida dejando a la viuda y descendiente en ésta con poco más que lo puesto.
los servicios prestados al rey por don Galceran de Cardona llegaban al extremo de asegurar que
El que había sido gobernador de los condados, don Guillem de Sinistelsa acabó sus días
había «consumido toda su vida en serville» por lo que carecía de lo imprescindible «para poder
habiendo gastado «todo el patsimonio que tenia» y «dejando su casa tan pobre y empeñada» que
remediarse y pagar sus deudas»150,y algo similar le ocui-sía a Joan de Setantí, a quien después de
la viuda no tuvo más remedio que solicitar la conservación de la renta de 600 11. de que su
una vida gastada en defender a su rey en los campos de batalla no le quedaba sino «los 200
marido disponía; claro que su situación no era peor que la de doña Mariana, viuda del que había
ducados de renta que su Magestad le había concedido»151.
sido poi.tani)ess gerlei.al, don Pedro de Cardona o doña Sicilia de Ycart, viuda del batlle general.
Resulta difícil sustraerse a la tentación de pensar que estas historias fueron artificialmente
Todas ellas tuvieron que recurrir a los expedientes de auxilio a la corona para poder afrontar las
infladas para acentuar el patetismo de las situaciones descritas. Y sin embargo es muy posible
deudas legadas por sus esposos156.A pesar de que todas ellas acabaron obteniendo cantidades
que en lo sustancial, al menos en aquellos casos en que las solicitudes fueron efectivamente
situadas muy por debajo de las que habían solicitado, podían considerarse afortunadas. El
atendidas, respondieran a la realidad. Esto se debía a que el dinero destinado a sufragar las
sostenimiento
- - - ..
--- de estas damas tenía un interés muy relativo para la monarquía que finalmente
ayudas debía salir de las arcas reales en Catalunya y, como muy bien sabían los consejeros, «ay
' optó por atender únicamente las peticiones de las viudas de los funcionarios.
que mirar mucho lo que se concede por lo poco que ay en esta tes~reria»l'~. Efectivamente, las
rentas del rey en el Principado estaban tan castigadas que ningún monarca podía pensar en
aprobar mercedes alegremente hasta el extremo de que cuando en agosto de 1604 Felipe III
LA REWPUEgTB REAL
decidió insensatamente conceder a don Jaume de Mitjavila una renta de 150 ducados anuales,
tuvo que escuchar la reconvención del Consejo recordándole como «la renta que V. Magt. tiene
Ciertamente, la corona no andaba muy sobrada de recursos con los que amortiguar las
en Cataluña es tan poca cosa que casi no basta para pagar los cargos ordinarios y si algo sobra
pretensiones de los nobles catalanes pero, afortunadamente pasa ella su triste situación hizo que
sirve pasa el reparo de los castillos que ay en aquella Más consciente de las limi- éstos se conformaran con poco. Los imperativos del patronazgo constituyeron un problema que
taciones, su padre había instaurado un procedimiento mediante el cual todas las solicitudes
con mayor o menor intensidad se plantearon todas las monarquías europeas en los primeros
debían estar avaladas por un informe personal del viney garantizando la veracidad del contenido;
siglos de la Época Moderna. En aquellas regiones donde los conflictos religiosos habían dividi-
el Consejo de Aragón una vez estudiados sendos memoriales debía dar su parecer al monarca
do a la población, los monarcas triunfadores dispusieron de las propiedades de los vencidos para
indicando de forma expresa, en caso de que éste fuera favorable, la partida de la cual se iban a
contentar a sus favoritos; esto lo pudieron hacer Enrique VIII e Isabel 1 de Inglaterra tras la
deducir los fondos destinados al solicitante. Todo ello hacía que los monarcas no solamente se
incautación de las propiedades monásticas y episcopales o el emperador Fernando 11 gracias a
lo pensaran dos veces antes de aprobar una ayuda sino que en la medida de lo posible intentaron
las expropiaciones practicadas a los husitas en Bohemia1'". En Catalunya la monarquía dispuso
que ésta no afectara directamente a sus finanzas de modo que cuando en 1600 don Pedro Vila y
de tienas pasa distribuir después de la guerra de 1462 de manera que todavía en 1599 podía
Clasqueri solicitó una renta y un hábito de las tres órdenes el Consejo recomendó que se le
hacer entrega a los Cardona del antiguo condado de Empuries; pero ésta fue una situación
concedieran los hábitos pero que se le negaran las rentas por falta de dinero154.Aunque no po-
aislada que además benefició a un grupo muy reducido de familias. Esta situación no se pudo
demos descartar la posibilidad de que algunos nobles lograran ocultar el estado real de sus
repetir con las expropiaciones efectuadas en 1652 tan poco considerables que apenas sirvieron
cuentas hay que aceptar que en la mayoría de los casos las concesiones eran el resultado de una
para reparar los daños de la guei-raliX.La exigüedad de los recursos propios hizo que las rentas
min~iciosainvestigación por parte de los ministros y de la constatación de la pobreza de los
y encomiendas eclesiásticas se convirtieran en una de las fuentes más socoisidas por los
interesados.
ministros reales lo que explica el hecho de que las abadías más lucrativas fueran ocupadas en
Por lo general, la generosidad de la corona produjo el efecto de fomentar la pasividad de los
momentos diversos por ilustres representantes de la aristocracia como don Alfons de k a g ó y
beneficiados lo que a la larga supuso una verdadera desgracia para las economías familiares. Es
don Enric de Cardona, abades comendatarios de Sant Cugat, don Enric de Agullana y don
cierto que algunos como don Galceran de Cardona o el marqués de Aytona tuvieron la precaución
Bernat de Santcliment de Sant Joan de les Abadesses o don Gaspar de Vallgomera, don
Francesc de Ponts y don Pau Tristany de Sant Pere de Rodesli9. Los recursos monásticos aun
148 ACA, CA, 266, 61, abril de 1591. Una exposición detallada el proceso a don Joan de Queralt en, FEDERIC con ser impodantes no fueron ni mucho menos los únicos que la organización eclesiástica
DESPALAU: op. cit., fol. 4%. El proceso a don Joan planteó en su momento un grave problema jurisdiccional ya que
éste pretendió que como funcionario real sólo podía ser juzgado por la Audiencia cuyos jueces a su vez aprovecharon
ofrecía. El derecho de patronazgo que el rey tenía sobre las diócesis catalaiias contemplaba que
la ocasión para entrar en un terreno que tradicionalmente pertenecía a la Diputación. Sobre esta cuestión ver, LALINDE
ABADÍA, J.: La itrstitircióri i~ir.reitialetr Cataliríia (1471-17161, Barcelona, 1964, 253, 278, 289 y Dieta1.i de I'Atitich
Cotrsell Bnrceloní, vol. VI, 56 y SS. 155 Don Galceran de Cardona solicitó para su hijo Josep el puesto vacante de comendador de Herrera, ACA, CA,
149 ACA, CA, 268, 95. 267, 12, el marqués de Aytona, maestre racional de la casa y corte de S. M., gestionó para el suyo de 11 años el puesto
150 ACA, CA, 267, 12. adjunto á dicho oficio ACA, CA, 267, 33.
151 ACA, CA, 261, 37,27 de rio1~ieir1br.e de 1582. 156 ACA, CA, 266, 153, espedierite de doíin Mnr.iaria de Cardotin.
152 ACA, 265, 27. 157 STONE, L.: op. cit., 200 y EVANS, R. J. W.: La nrorinrqzcía de los Habsbirrgos, 1550-1700, Barcelona, 1989.
153 ACA, CA, 267, 9. 158 Las propiedades de don Josep Margarit fueron arrendadas por 4.212 11. Ver, SÁNCHEZ MARCOS, F.: op.
154 ACA, CA, 266, 5. cit., 119.
159 Ver abaciologios correspondientes en Gran Enciclopedia Catalana.
en los períodos vacantes las rentas episcopales debían revertir directamente sobre la corona, de ~ , Doms el de gobernador general de los ondad dos'^^. Fuera de esto apenas que-
~ i p a d o ' y~ los
ahí que tan pronto como se difundía la noticia de la muerte o traslado de un obispo se formaran daba nada. Además, esta misma situación se reprodujo en la administración real inferior donde
largas colas de pedigüeños hambrientos de saciarse con las migas procedentes de la mesa a nadie parecía importarle demasiado que una familia como la de los Banyuls, públicamente
episcopal. Tanto en 1599, durante los meses en que el obispado de Lleida estuvo desprovisto conocida por sus implicaciones en las redes del bandolerismo de la frontera, ocupara a lo largo
por el fallecimiento de su titular don Pedro de Aragón, como en 1604 cuando se produjo la de varias generaciones el puesto de iieguela de C e ~ d a n y a ' ~
En~ .estas condiciones el císculo se
vacante de Tarragona, se formó una relación de solicitantes entre los que se encontraban el iba cerrando y las posibilidades siendo cada vez más escasas. Ésta no era una situación exclusi-
barón de Erill, don Jerónim de Asgensola, don Gaspar de Muntaner, don Jerónim Terca, don va de Catalunya aunque en otras provincias de la monarquía la penuria de cargos podía ser
Francesc Cassador además de toda una reata de viudas ilustres como doña Violante Quintana, compensada con la concesión de hábitos de las órdenes militares, hábitos que también escasea-
doña Mariana de Oms o Ana de Ciurana i de Bellafillai60. ban en el Principado siendo, a juicio del Consejo, una de las razones por la que los caballeros
Pero éstas no dejaban de ser situaciones esporádicas ya que ni las guerras ni las vacantes se estaban tan de sujeto^»'^^.
producían cada año y mientras tanto los ministros tenían que agudizar el ingenio para encontrar
mercedes debajo de unas piedras que más bien deparaban pocas sorpresas. Lógicamente, una de
las posibilidades más asequibles consistía en emplear a los nobles en la administración virreinal
cuyo atractivo radicaba más en el prestigio que proporcionaba que en la cuantía de los salarios.
Como reconocía el propio Consejo de Aragón, un cargo como el de gobernador de Rosellón, a Parecía lógico pensar que esta misma escasez de prebendas acabaría por empujar a muchos
pesar de ser «el más preeminente de aquellos condados» tenía una asignación tan extremadamente nobles a buscar fortuna más allá de las fronteras del Principado. Sabemos muy poco acerca de
baja -176 escudos anuales- que solamente podía desempeñarlo con dignidad quien tuviera la la participación de la aristocracia catalana en la administración del imperio y sin embargo es
hacienda suficiente para mantenerse por su cuenta16'. En 1591 don Gabriel de Lupia se declara- posible que ésta resultara mucho mayor de lo que con frecuencia se ha pensado; la carrera de
ba incapaz de cumplir con sus obligaciones de procurador de los condados mientras no le don Luis de Requesens al servicio de Felipe II como gobernador de Milán y los Países Bajos es
subieran el sueldo de 175 ducados'62,y unos años después el Consejo tuvo que aprobar una una de las más conocidas pero ni mucho menos la única. Ya desde las últimas décadas del siglo
prima especial para don Joan de Queralt dada la imposibilidad obvia en que éste se encontraba XVI, cuando ocuparon los visreinatos de Valencia y Cerdeña, los Aytona empezaron a tener una
para mantenerse con su asignación de gobernador general'63.Pero a pesar de todo había diversos activa participación en la coi-te española. En abril de 1621, don Gastón de Moncada, segundo
motivos por los que un aristócrata podía sentirse afortunado si llegaba a ocupar alguna de estas marqués de Aytona, fue promovido para un puesto en el Consejo de Estado desempeñando un
responsabilidades. En primer lugar, constituían un verdadero seguro de vida ya que en Catalunya papel decisivo en la reanudación de las hostilidades en los Países Bajos; su hijo, don Francisco
existía la costumbre, común en otras monarquías europeas, consistente en la concesión de una de Moncada, conde de Osona y tercer marqués de Aytona fue una de las figuras centrales en la
pensión vitalicia a todos los altos cargos que cesaban en sus funciones; además, cualquiera sabía diplomacia de Olivares en las costes de Viena y Bruselas durante la guei-sa de los Treinta
pesfectamente que el trabajo en la administración ofrecía algo más que el atractivo de un Añosk7'.El afán por hacerse un lugar al amparo de la administración central llegó también hasta
misérrimo salario ya que llevaba emparejado un conjunto de privilegios como la inmunidad la pequeña asistocracia. En 1552 un cai~cillerde Flix, Barthomeu de Vilanova, concertó con
judicial o la posibilidad de ingresos adicionales más o menos ocultos que, como reconocía en Francisco de España, receptor general de las penas y maestre de cámara del rey, un plan para la
1604 el propio gobernador del Rosellón, Jerónim de Asgensola, contribuían muy poco a man- educación en la corte de Gaspar, el mayor de sus hijos. En el contrato se establecía que
tener la imagen de integridad exigible a los funcionario^'^^. Francisco de España se encargaría, a cambio de una cantidad en metálico, de la formación del
Pero también en este terreno, la escasez era la principal enemiga de la corona que en joven cailnlle~..Diez años más tarde Gaspar era nombrado gentilhombre de la casa de Aragón
conjunto disponía de un número muy limitado de cargos que ofrecer. Por si esto fuera poco, los con una ayuda de costa de 150 ducados; al año siguiente entraba al servicio de don Luis Méndez
Habsburgos cometieron el eiror de asociar varios de los puestos más atractivos a determinadas de Haro y, cuando se retiró su protector, se hacía con el puesto de receptor general comprándolo
familias que los ocuparon de forma hereditaria con lo que consiguieron desmotivar al resto de al precio de 3.000 Iliures. Pero su prometedora car-rera se vio bruscamente truncada en 1569
candidatos que veía como el pastel se consumía sin que ellos tuvieran parte en el convite. Para cuando fue desalojado de sus cargos, según le pareció entender, por el simple hecho de «ser
hacernos una idea de hasta qué punto esto era así, basta tener en cuenta que durante todo el siglo catalb. La familia Vilanova fracasó en el intento de colocar a uno de sus miembros en un buen
XVI los Ycart controlaron el cargo de batlle los Lupia el de procu~~adoifiscalde los puesto en la corte pero qué duda cabe de que al menos lo intentó por todos los medios'72.En
condados166,sendas ramas de los Cardona los de gobel.izador y po~.tani)eusgenerales del Prin- cualquier caso este tipo de aventuras siguen constituyendo un punto oscuro en el campo de las
160 ACA, CA, 264, 90 y ACA, CA, 267,48, 71, 72,73,74, 96. 167 ACA, CA, 264, 84 y CA, 266, 153, i~ien~orinl de dona Mariarla de Cardorin.
161 ACA, CA, 267, 13. 168 ACA, CA, 261, 119.
162 ACA, CA, 266, 68, do11 Gabriel de Lrcpiá al Cor~sejode Arngórz, 30 de marzo de 1591 169 SALES, N,: Els segles de la decad~rrcia,en Histdrici de Cataliirlya, i~ol.IV, dirigida por Pierre Vilar, Barce-
163 ACA, CA, 266, 61. lona, 1989, 49.
164 ACA, CA, 267, 78,12 de junio de 1604. 170 ACA, CA, 268, 135.
165 ACA, CA, 266, 143. 171 ELLIOTT, J. H.: El Corrde Dirqlre de Olivares, Barcelona, 1990, 262.
166 ACA, CA, 266, 68. 172 PEROT DE VILANOVA: op. cit., notum 11, fol 8r y 12r.
ambiciones políticas de la nobleza catalana: jcómo alcanzó el hijo de don Lluis Llull de el oficio de la secretaria del reino de las dos Sicilias, en 1566 era nombrado secretario de
Boxadors el cargo de inquisidor del tribunal de Murcia en la década de 1630?173; ¿cuál fue el Catalunya del Consejo de Aragón, cargo al que va añadiendo otros de carácter honorífico como
itinerario seguido por don Guillem de Santcliment hasta obtener el puesto de embajador de el de guardia y conservador del palacio de Cossenza en Calabria, el de maestro de ceremonias
Felipe 11en la corte imperial en Praga?'74;¿y el de don Garau de Spes hasta ser embajador en de Salerno, en el reino de Nápoles o el de administrador del sello en la batllia general de
Londres a finales de la década de 1560 en un momento crucial de las relaciones de España con Catalunya; su carrera culminó en 1598 con el nombramiento como protonotario del Consejo de
Is~glaterra?'~~.
En diciembre de 1584 otro noble catalán, Joan Baptista de Tassis fue enviado por Asagón, puesto que en realidad ejercía desde 1591 cuando murió su antecesor Mateo Vázquez
Felipe 11 a Francia para negociar con el duque de Guisa la ayuda española a la Liga católica en de Lecca, lo que le peimitió entrar en la selección de consejeros personales del monarca.
un momento en que estaba pendiente el espinoso asunto de la sucesión al trono francés176.Estos Aunque no hay duda de que Gasol debió ser un hombre de valía personal capaz de inspirar
ejemplos se refieren a algunas de las historias más exitosas ya que para casi todos los que lo confianza en las altas esferas del poder, parece claro que su carrera registró un impulso decisivo
intentaron la conquista de la corte fue un auténtico salto en el vacío. En su carrera hasta alcanzar cuando se casó en 1581 con la hermana de Mateo Vázquez. Pero el ejemplo de los Gasol pone
el puesto de secretario real el conde de Villalonga había comenzado, siendo un simple cuwllei., de manifiesto una vez más las enormes dificultades que la élite catalana encontró para amigar
como notario en Barcelona desde donde se trasladó a Madrid para servir a las órdenes del en la corte. A pesar de las influencias de su tío, Joan Gasol fue incapaz de adaptarse al ambiente
protonotario Gasol cuyas recomendaciones le auparon hasta ocupar la secretaría de Valencia en de la capital de manera que después de una corta experiencia en 1588 estaba dispuesto a hacer
el Consejo de Aragón y ser posteriormente ascendido al Consejo de Estado lo que le permitió, las maletas y regresar nuevamente a Tremp: «...yo estava determinado de bolverme a aquessa
además de obtener la dignidad condal y un hábito de la orden de Montesa, entrar en la camarilla tierra -escribía entonces al canónigo Jaume Gasol- sino fuera por lo que V.M. me scrive de
de los ministros más próximos al monarca; pero su intensa dedicación a la política le impidió al que no me mueva sin licencia del secretario mi señor»179.
conde atender sus asuntos personales y su carrera se vio súbitamente frustrada cuando, acosado
por sus acreedores, tuvo que vender la casi totalidad de sus bienes177.Mucha más suerte fue la
que tuvo su primer mentor en la corte, Jeronim Gas01l~~. Perteneciente a una familia de cava1lel.s
de Tremp, Jerónim había salido de su ciudad natal en 1547 con apenas 400 11. en el bolsillo
después de haber renunciado a sus derechos sobre la herencia paterna en favor de su hermano Por razones que no son fáciles de adivinar cierta historiografía ha acentuado con insistencia
menor. Cincuenta años más tarde, en 1596, obtenía poderes del rey para fundar un mayorazgo el apartamiento de las empresas imperiales por parte de la aristocracia catalana. Esta forma de
estimable en más de 150.000 11. y, ya casi al final de su vida, en 1605, obtenía un título de ver las cosas resulta sorprendente si tenemos en cuenta que hace ya bastantes años Reglá
nobleza. Entre ambas fechas, Jeroni había descrito una carrera que al principio resultó meteórica: explicó como uno de los cauces habituales para la redención de la nobleza bandolera era la
en 1547 entró al servicio del emperador participando en diversas expediciones a Flandes y prestación militar180;iy no por bandoleros dejaban de ser nobles! Al menos desde 1569, cuando
Alemania; en 1556 obtenía un puesto de letrado en la Cancillería de Aragón, dos años después las exigencias del ejército del duque Alba en los Países Bajos así lo requirieron, en Cataluña
funcionó de fonna regular el reclutamiento administrativo mediante el cual los nobles locales
173 ELLIOTT, J. H.: La rebelióii de los catalaries, 311. asumieron la mediación de compañías de soldados del Principado. Parece que sólo en 1587 se
174 FEDERIC DESPALAU: op. cit., fol. 103r. Don Guillem de Santcliment fue embajador español en Praga formaron diez de estas compañías y tras ello fue normal que cada año se reclutaran al menos dos
durante las décadas de 1580-1590, años en los que desempeñó una importante y eficaz tarea diplomática con el objetivo o tres. A finales de la década de 1580 y durante toda la de 1590 el gobierno central realizó
de aunar los intereses de las dos ramas de los Habsburgo solamente comparable a la de Bemardino de Mendoza en París
y el conde de Olivares en Roma. Santcliment constituye una pieza fundamental en el tablero diplomático de Felipe 11
frecuentes ofertas a los nobles catalanes para que dirigieran levas en sus territorios. Y estas
jugando un papel decisivo en la formación de un partido católico en la corte del emperador e interviniendo intensamente ofertas fueron aceptadas en la mayoría de los casos a pesar de las dudas del Consejo de Guerra
en los asuntos de Polonia. Ver ELLIOTT, J. H.: La Europa dividida, 1559-1598, Madrid, 6"d. 1988, 391-392. sobre la lealtad de los fautores181.
175 PARKER, G.: EspaNa y la rebelión de Flarides, Madrid, 1989, 122. La familia de Spes había tenido una Ante requerimientos de este tipo, el dilema para la aristocracia local resultaba de fácil
participación más bien moderada en los asuntos del Principado. Algunos de sus miembros fueron convocados a las solución: frente a un panorama de escasas posibilidades el ejército continuaba siendo una de las
Cortes desde 1528 pero no se conoce de ellos ninguna intervención señalada. Todo parece indicar que don Garau había
ascendido en la corte de la mano de Ruy Gómez, príncipe de Eboli. Al menos a partir de 1567 nos lo encontramos en
vías más firmes por las que atacar la escalada hacia la cumbre de la sociedad de modo que
Londres donde juega un papel determinante como defensor de la causa católica animando la acción de los partidarios de muchos nobles sin futuro decidieron hacer la carrera militar comenzando como «particulares»
María de Escocia y participando directamente en algunas intentonas para expulsar del trono a Isabel 1 como la -es decir, simples soldados rasos que se mantenían a sí mismos- con la esperanza de
encabezada por el duque de Norfolk o la oscura conjura de Ridolfi. Desde el punto de vista de Alba, Spes era uno de los progresar y ocupar puestos de mayor responsabilidad. El ejército de Flandes contó siempre con
diplomáticos más ineptos de Felipe 11. Desde luego su actuación hizo muy poco para facilitar las buenas relaciones entre un buen número de cavu1le1.sen busca de una vía de promoción y un atractivo para sus vidas1".
España e Inglaterra durante la crisis de 1568-70. La sospecha de que Spes era el principal agente católico y por lo tanto
un constante peligro para la monarquía inglesa hizo que fuera sometido a arresto domiciliario y finalmente expulsado de
La actividad desplegada en este sentido por un amplio sector de la aristocracia rompe en buena
la isla en 1572. Ver, MALTBY, W.: El Gran Dlrqire de Alba. Uri siglo de Espatia y de Eirropa (1507-I582),Madrid,
1983, 225-247. 179 Cit. por SERRA, Eva: ibid, 52.
176 ELLIOTT, J. H.: La Ezrr.opa dividida, 314. 180 REGLA, J.: Felip II i Catalirqa, Barcelona, 1956, 62, 146, 165.
177 Jerótiim Pirjades: op. cit., 41-42. 181 THOMPSON, 1. A. A.: Girerra y decadencia. Gobierrio y ahiiriistracióii en la Espaiia de los Airstrias (1560-
178 Todos los datos sobre la carrera política de los Gassol proceden de SERRA, E.: «Els Gassol. De cavallers de 1620), Barcelona, 1981, 146-149.
Tremp a protonotaris del Consell d'Aragó», en Pedralbes, 7, 1987, 43-77. 182 PARKER, G.: El ejército de Flatides y el ca>niiioespafiol, 1567-1659, Madrid, 1976, 158.
manera el estereotipo de una nobleza replegada sobre sí misma y desentendida de los asuntos ~ortugal'~ donde
~ , también se hallaba don Francisco de Erill después de haber servido en
del imperio. Dos de los tres militares con poderes plenipotenciarios delegados por Carlos V en Nápoles y Sicilia a las órdenes de don Joan de Cardonalg0;don Lluis de Queralt consiguió por
1526 para firmar la paz con Francisco 1 de Francia, Hugo de Moncada y Joan Alemany, eran su cuenta y riesgo una hazaña tan memorable como la de reclutar un tercio de bandoleros y
catalanes. Poco antes Hugo de Copons y Dimas de Requesens habían intervenido en la defensa marchar hacia Flandes donde sino alcanzaron gloria al menos obtuvieron popularidad ya que
de Rodas, por esos mismos años Felip de Cervelló participaba en la conquista de Tolón como sus hombres eran conocidos como el tercio de los papagayos por la semejanza entre su modo de
general de las galeras españolas, Lluis Oliver en las campañas de Italia y en 1529 don Galceran hablar castellano y el sonido de dicho animal'91;don Gabriel de Lupia después de Lepanto se
de Cardona, Joan Bosca y Jeroni Agustí en la defensa de Viena contra los turcosig3.Contraria- trasladó a Po~tugalcon una galera propia que había heredado de su tío el abad L ~ p i i i ' estando
~~;
mente a lo que a veces se ha pensado muchos aristócratas catalanes continuaron estando sirviendo en Flandes, don Miquel de Req~iesensy de Cruilles fue nombrado representante del
presentes en los diversos campos de batalla europeos durante la segunda mitad del siglo XVI y monarca en el sínodo de Dordrecht a donde acudió pagando todos los gastos de su haciendaig3;
los primeros años del XVII. Francesc de Gilabert, el caballero leridano que más tarde escribiría Felip de Alentorn, descendiente de un reputado linaje de señores bandoleros podía recordar en
su tratado sobre la nobleza, había servido a la corona durante su juventud en las tropas de 1632, cumplidos ya los 63 años, como había pasado siete entre Nápoles y Lombardía y otros
ultramar tanteando posteriormente, aunque con poco éxito, la carrera cortesana. Algunas familias doce como capitán de batallón en el propio Principado, había perdido en el campo de batalla a
mantuvieron inintei-l-umpidadurante mucho tiempo la tradición militar como era el caso de la de un hijo que pasó 16 años en Flandes y otros tantos en Lombardía mientras que otro llevaba ya
Joan de Setantí: su padre había sido comisario de guerra y de los castillos de la frontera durante seis enrolado en Milánlg4.A comienzos del siglo XVlI don Galceran de Cardona explicaba
los primeros años del reinado de Felipe 11, su hermano Francisco había muerto combatiendo en como había participado prácticamente en todas las operaciones navales en el Mediterráneo a las
Italia, Carlos, su otro hermano, había intervenido en la batalla de Lepanto tras lo cual marchó a órdenes de don Juan de C a r d ~ n a ' por
~ ~ ;esas mismas fechas don Alexis de Ma~lmónaseguraba
Flandes donde sirvió como alférez en la compañía mandada por otro catalán, don Miquel de haber estado 17 años sirviendo en Flandes y Francia como capitán de infantería mientras que su
Cardona, enrolándose más tarde en la escuadra del marqués de Santa Cruz, muriendo en 1582 hermano, don Juli, había permanecido 6 en Lombardía y había acudido en 1596 al socorro de
en la batalla de las Azores contra las tropas del prior de Crato; su primo Joaquín se había Cádiz atacado por la escuadra inglesa del conde de Essex, donde estuvo también el padre de
incorporado en 1566 a los tercios del duque de Alba en los Países Bajos y él mismo había estado ambos, el capitán de infantería don Francisco de Marimóil, que acudió a la defensa de su rey con
a las órdenes de un antiguo virrey de Cataluña, don García de Toledo, en la toma del Peñón de una compañía propialg6.Evidentemente resultaría mucho más ilustrativo proceder a la inversa,
Vélez en 1561, en el socono de Malta en 1565 y en la represión de la revuelta de las Alpujarras señalando el número de aristócratas catalanes presentes en cada una de las campañas empren-
en 15681a4.Los Setantí no constituían ni mucho menos un caso aislado: para don Jaume de didas por la monarquía pero desgraciadamente para nuestros propósitos es ésta una información
Mitjavila la tradición familiar de servir a la corona en asuntos de guerra se remontaba nada de la que no podemos disponer. En cualquier caso, la lectura de estos memoriales, redactados
menos que al año 1260 cuando un antepasado suyo fue enviado a Babilonia para traerse el por la mayoría de los afectados en el otoño de sus vidas apenas pueden ocultar un amargo
cuerpo de Santa Bárbara; como no podía deshonrar tan augustos ancestros don Jaume inició su descorazonamiento: tras largos años en los frentes de guerra casi todos acabaron regresando a
carrera militar participando en las operaciones navales de protección de la costa andaluza sus casas con poco más que la triste esperanza de alcanzar una renta real que les permitiera
durante la sublevación morisca de 1569 donde sufrió un naufragio que no fue obstáculo para sobrevivir el resto de sus días. A la vista de estos datos resulta difícil seguir negando la
continuar con una intensa, y en muchos sentidos frustrante, actividad que le llevaría en 1571 a participación de la nobleza catalana en las empresas del imperio al menos hasta bien entrado el
intervenir en la batalla de Lepanto, en 1573 en el fallido intento de conquistar Túnez, en el siglo XVII; todavía en 1638, don Lluis Llull de Boixadors tenía un hijo sirviendo en Milán y
verano de 1574 en el igualmente fallido socorso de la Goleta, en 1578 en el desastre de otro en los dragones19'. Estos relatos 110 son inás que una pequeña muestra de la multit~idde
Alcazarquivir, donde perdió la vida el rey Sebastián de Portugal, para dirigirse posteriormente ellos contenida en los archivos del Consejo de Aragón. Por su misma naturaleza resulta impo-
a Flandes y acabar su carrera en las tropas de NápoleslS5.Por su parte, don Miquel de Requesens sible realizar un estudio completo -ya que las fuentes solamente recogen aq~ielloscasos eil los
y de Cruilles había luchado en Milán y en Flandes a las órdenes de su pariente don Lluis de que los interesados recurrieron directamente a la ayuda real- y obtener en consecuencia unas
Requesenslg6;don Enrique de Cardona, antes de ser gobernador general de Catalunya, estuvo cifras fiables que permitan establecer una comparación con la conducta de la aristocracia en
presente en las batallas de Orán y LepantoiS7;don Joan de Pinós aseguraba haber servido en la oeas provincias de la monarquía. De ahí que la valoracióil acerca de la mayor o menor
campaña de apoyo a los rebeldes irlandeses de 1596 como alferez del capitán don Bernat de participación nobiliai-ia en las campañas militares de los Austrias deba ser necesariamente
Pinós que tiempo después murió combatiendo en Francia contra las tropas de Enrique IV de parcial y subjetiva. Por otra parte, es muy posible que los móviles que impulsaron a estos
Navarralag;don Ramón Doms había estado con la escuadra del marqués de Santa Cruz en
189 ACA, CA, 264, 96, abi.il de 1599.
190 ACA, CA, 266,48, 4 de septienibre de 1590.
183 Datos procedentes de G A R C CÁRCEL,
~ R.: Historia de Catalirría, S XVI y XVII, 2 vols. Barcelona, 1985,
191 CODOIN, LXXXIII, 320-322, cit. por PARICER, G.: El ejército de Flarides y el cat?iinoesparíol, 1567-1659,84.
vol. 1. p. 72.
192 ACA, CA, 266, 58, 30 cle 11iarzo de 1591.
184 ACA, CA, 261, 37, Joan de Setantí al Consejo de Aragón, 27 de noviembre de 1582. 193 ACA, CA, 261, 19,19 de abril de 1584.
185 ACA, CA, 267, 9. 194 ACA, CA, 503, cit. por TORRES, X.: op. cit., 107.
186 ACA, CA, 261, 119, don Miquel de Requesens al Consejo de Aragón, 19 de abril de 1584.
195 ACA, CA, 267, 12.
187 ACA, CA, 264, 84, nol*ie~,lbrede 1584. 196 ACA, CA, 267, 86, 11 de dicienlbre de 1604.
188 ACA, CA, 264,51, enero de 1603. 197 ELLIOTT, J. H.: La rebelión de los catalar~es,31 1.
hombres a enrolarse en el ejército tuvieran poco que ver con su identificación con los grandes de 1599 don Felipe de Erill tuvo la osadía de solicitar la dignidad de marqués su petición fue
planteamientos del imperio; para la mayoría no pasaba de ser una vía de escape para unas vidas desoída por el Consejo, pero al menos obtuvo el título de conde y una renta a cargo de la
planas y sin alicientes. GeneralitatZo7.Ésta era una actitud que iba más allá de la generosidad de cada soberano ya que
Todos estos ejemplos nos sitúan por otra parte ante una realidad frecuentemente soslayada: respondía al deseo de evitar indisposiciones con las aristocracias provinciales. Resulta claro que
hasta los años centrales del siglo XVII la aristocracia catalana continuó manteniendo viva la las relaciones entre los Habsburgo y los nobles catalanes no siempre fueron una balsa de aceite
tradición guerrera. En 1597 los nobles dieron muestras de su espíritu militar en la que constituyó pero es posible que el interés de algunos historiadores por acentuar las dificultades que en
una de las movilizaciones más impoitantes para defender la frontera ante la amenaza francesa: momentos determinados surgieron, haya desfigurado nuestra visióil sobre dichas relaciones.
en el ejército armado durante el mes de agosto a instancias del duque de Feria bajo la dirección Tanto unos como otros eran plenamente conscientes de su mutua dependencia y de que resul-
de don Federic Meca figuraban no menos de 52 nobles y 50 nzilitaia que se unieron a los cuer- taba muy difícil que una sola parte triunfara por separado. La corona necesitaba que la asisto-
pos dirigidos por don Galceran de Armengol en Salses, don Ramón d'Oms en Elna, don cracia actuara como correa de transmisión de su política en el gobierno del Principado mientras
Galceran de Sentmenat en Colliure, don Batista Terré en Bellver de Cerdanya, don Bemat que ésta requería el respaldo del monarca pasa mantener sus amenazadas posiciones sociales.
d'Oms en Tahull y el duque de Cardona en C a ~ ~ e Don t l ~ ~Julio
. de Marimón afiimaba en 1604 En los momentos más delicados de sus relaciones con el Principado, el gobierno de Felipe IV se
que la fortuna de su padre, capitán de infantería, se había disipado por completo en la defensa vio obligado a recuri-ir a los seivicios del decano de los nobles catalanes, el duque de Cardona,
fronte~iza"~; hacia 1580 don Gabriel de Lupia era capitán de la guardia en la frontera france- cuyo prestigio había llegado al extremo de que, como aseguraba una pequeño cai~nller«encara
sazo0,don Pedro Vila i Clasquerí había sido capitán de infantería en RosellónZoi.Don Felipe de que diguera flastomes (blasfemias) les prenien per beiledictions (...) tots los cavallers seguien al
Erill ac~idióal sitio de Arsequell con una compañía fonnada por sus propios vasallos, defendió almirant, y crec que si el1 hagués volgut empendre qualsevol cosa en Catalunya, en aquella hora
el Pallars frente a un ejército formado por 5.000 franceses a los que también expulsó del lo hagueren ~ e g u i t » *La
~ ~oposición
. a la corona durante las primeras décadas del siglo XVII fue
R ~ s e l l ó n ~Don
~ * . Miquel de Requesens explicaba como la tradición familiar en la defensa de la sólo en muy pequeña paste obra de la nobleza. El estudio de los participantes en las Juntas de
frontera arrancaba de la época de su bisabuelo, Bernat Doms, quien durante el reinado de Brazos convocadas por la Diputación, el principal núcleo de la resistencia política al gobierno
Joan 11 participó en la reconquista de Perpinya y Elna donde fue capturado y decapitado por los central, revela como ésta estuvo organizada básicamente por la facción más radical de los
franceseszo3.A pesar de residir habitualmente en Barcelona, los Setantí estuvieron permanente- canónigos respaldados por un grupo de familias ciudadanas de Barcelona y un reducido número
mente relacionados con la defensa de los condados como comisarios de guerra y gobernadores de cai~alle~~sque se sintieron marginados en el reparto de mercedes pero que, en modo alguno
de los castillo^^^. En definitivas cuentas, la constante presión francesa sobre los condados hizo representaban al conjunto del estamentozo9.Por el contrario, la mayoría de los aristócratas de-
que la aristocracia catalana tuviera que organizarse para defender la integridad del territorio mostraron, tanto antes como después de los acontecimientos de 1640, una actitud sumisa a la
como no tuvo que hacerlo ninguna otra aristocracia peninsular haciendo que fueran pocos los corona; incluso de un personaje tan preocupado por sus intereses personales como don Joan de
que a lo largo de su vida no tuvieran alguna responsabilidad militar en la frontera. Queralt el virrey podía afirmar que siendo portanveus había servido «con muy gran vigilancia y
cuidado cinco años en dicho officio que trahe consigo hartos trabajos y gastos con efectos muy
dignos de A pesar de todas las objeciones puestas por la Diputación en 1639 los
ENTRE LA TIERRA Y EL ~ E L O nobles acabaron acudiendo en masa a la defensa de la frontera y murieron por su rey en el
campo de batalla2"; además, tras la ruptura de Catalunya con Madrid colaboraron abiertamente
Muchos nobles tuvieron motivos para pensar que los problemas que les afectaban no eran con el gobierno de Felipe IV organizando en sus dominios una verdadera contrai~evolución~'~.
suficientemente comprendidos por sus monarcas y sin embargo hay razones para pensar de que Resulta evidente que la monarquía no tenía ningún interés especial en reducir el poder social
éstos hicieron serios esfuerzos por contentar a todos los que a ellos se dirigieron. Como norma de la nobleza ya que si así lo hubiera deseado no tenía más que dejarla languidecer en sus
general la corona practicó una política que consistía en atender el mayor número posible de dificultades económicas. Lejos de esto salió siempre en su ayuda ya que en Catalunya como en
solicitudes con el mínimo desgaste de sus limitados recursos lo cual le obligó con frecuencia a tener el resto del imperio, necesitaba a los magnates para asegurar la estabilidad de los gobiernos
que rebajar las pretensiones de los solicitantes. Don Gabilel de Lupia que solicitó una renta de locales y provinciales y, en este contexto el auxilio a los nobles arruinados formaba parte de un
200 ll. anuales se tuvo que confoimar con 100205;las 600 11. de ayuda de costa que el Consejo había plan de acción que tenía como objetivo identificarlos con sus proyectos globales. En este
aprobado concederle a don Joan de Queralt fueron reducidas a 500 por Felipe PO6;cuando eil abril sentido, la situación del rey en Catalunya no constituía ninguna excepción; si quería que se
respetara su autoridad estaba obligado a utilizar las redes clientelares de los magnates fueran
198 P x a estos últimos datos, FEDERIC DESPALAU: op. cit., fol. 9811.
199 ACA, CA, 267, 86.
200 ACA, CA, 266, 58,30 de tiiarzo de 1591. 207 ACA, CA, 264, 109.
201 ACA, CA, 266, 5 , 2 1 de etiero de 1600. 208 PEROT DE VILANOVA: op. cit., notum 24.
202 ACA, CA, 268, 95, 1 de febrero de 1605. 209 Sobre este aspecto ver, PALOS, J. L.: op. cit., capítulo 6.
203 ACA, CA, 261, 119,19 de abril de 1584. 210 ACA, CA, 267, 121, El duque de Monteleón al Consejo de Aragón, 8 de octubre de 1608.
204 ACA, CA, 261, 37,27 de enero de 1582. 211 ELLIOTT, J. H.: La i.ebelióri de los catalaties; en la campaña de 1638-39 durante el asedio de Salses murieron
205 ACA, CA, 266, 58,30 de rriarzo de 1591. alrededor del 25% de los nobles que participaron. Para una relación de los nombres ver, ACA, G, caja 21.
206 ACA, CA, 266, 61. 212 VIDAL 1 PLA, J.: op. cit., 47-48.
perquk u digués al estament, sino per via de amistad y que el1 era bon testiinoni del que havian
estos los Cardona, Aytona, Rocabeití o Erill. Pero la propia división de la sociedad hacía que
servit a sa Mage~iad»*'~. Algunos, como el propio duque de Cardona, alcanzason una conside-
este juego fuera especialmente arriesgado ya que el apoyo excesivo a cualquiera de estos clanes
rable pericia en este arte de lo imposible pero la inmensa mayoría se encontraron sumidos en un
podía suponer automáticamente la enemistad con los demás. El conocimiento del terreno y la
estado de desorientación que acabó por granjearles la desconfianza de los ministros de la corona
habilidad de los visreyes eran elementos imprescindibles.
y la impopularidad entre los propios catalanes.
Pero esta operación implicaba una cirugía mucho más compleja de lo que a primera vista
Si el siglo XVII fue un período de obligada definición para los nobles todo hace pensas que
pudiera pasecer. En primer lugar exigía la modificación de una estructura mental fuertemente
al acabas la centuria el monarca había ganado claramente la batalla: en las oraciones fúnebres
consolidada toda vez que a comienzos de la Época Moderna eran muy pocos los aristócratas que
redactadas a la muerte de los nobles la fidelidad al rey era resaltada como una de las principales
pensaban que la corona tuviera que constituis una de sus lealtades naturales. El dilema entre la
lealtad al rey y la defensa de los privilegios de la tiei~aprovocó un verdadero desgaiso en la joyas que adornaban su corona de Indudablemente para esas fechas se había conso-
lidado un importante cambio en su mentalidad.
conciericia de muchos nobles obligados a una toma de posición que afectaba a la esei~ciamisma
de su papel en la sociedad catalana. Todavía en 1626 el conde de Rocabertí expresaba s ~ i dudas
s
al presidente del estamento, el duque de Cardona, asegurando «que el1 por su rey perderia la
vida y hazienda... pero que de ninguna manera vindria be ques tsactás del servey de sa Magestad
que primer no tinguesin asiento las cosas de justicia com sempra se a c o s t ~ m a »El~ ~estigma
~.
más doloroso para un noble que se preciara de serlo consistía en verse acusado de servilismo
ante los requerimientos de la corona en contra los intereses de la tiersa. En 1564 uno de los más
prominentes magnates, el conde de Aytona, vio como su prestigio se iba por los suelos cuando
decidió respaldar todas las pretensiones de Felipe 11en las Cortes que se estaban celebrando en
Barcelona. En palabras de un cni,nller asistente a las sesiones, el conde
«y tots sos sequaces es tengut en mala opinió. No misava per lo be comú y de tota la
tei-sa, ans be feye en tot lo contrari per complaure, deyen, a don Garcia de Toledo (el
virsey y promotor de los intereses reales) y pensant-ne fer servey al rey. Per sos
respectes de que fos totstemps malmirat de tots los catalans fins a tractas-lo de
traydor, y de quan deye, encara que fos com l'evangeli, no ese cregut per lo bras
nostre militar. Mal per el1 y a tots sos fillsn214.
La postura de Aytona le permitió ganarse el favor del rey pero le supuso la animadversión de
la inmensa mayoría de sus compañeros de estamento y esto era algo que un noble difícilmente
podía soportar. Bueilos vasallos del rey y defensores de la tierra: he aquí el difícil equilibrio que
los nobles se vieron obligados a practicar. La confrontación que mantuvieron don Bernat de
Boxadors y el virrey duque de Feria en abril de 1601 resulta ilustrativa de la difícil situación en
que se hallaban muchos aristócratas forzados a servir al mismo tiempo a Dios y al diablo. A
pesar de haber sido uno de los más directamente beneficiados por la magnanimidad de Felipe Ill
en 1599 obteniendo el condado de Savallh, don Bernat se encontraba ahora entre los cabecillas
del frente organizado por la Dipuiación para oponerse a la publicación de las nuevas constihl-
ciones emanadas de las Cortes ya que en ellas se ignoraban algunas de las promesas más
importantes arrancadas al soberano. En el fragor de las discusiones al duque de Feria no se le
ocurrió nada mejor que recordarle absuptamente al conde como «no le ha honsado su Magestad
para que vuestra merced le persiguiese». Este simple comentario bastó para encender el fuego
de la ira provocando la protesta del estamento militar en pleno que no podía permitir que se
tratara de esta manera a tan fieles vasallos de su señor. La reacción llegó al extremo de que el
vii-sey tuvo que someterse a una rectificación pública aclarando que «el1 no u avia dit al comte
Hace algunos años, en su obra pionera sobre la muerte en París, en un capítulo que dedicaba
a la teoría general sobre la muerte moderna, P. Chaunu afirmaba «on peut aussi mesurer les
pensées sur la moi-t ii travers le destin du corpsnl, pensamiento que se nos antoja especialmente
oportuno y atinado ahora que queremos reflexionar sobre la importancia que la localización y la
espacialización del cadáver tiene cuando se intenta profundizar en la concepción de la muerte
para el hombre del barroco y en los cambios que en ella se producen en las décadas finales del
Setecientos. Evidentemente esto es así porque la expresión más directa o perceptible de la
mentalidad de una sociedad está, sin duda, en sus gestos. Lenguaje codificado y controlado por
las instancias ideológicas y políticas de la comunidad que constituye, junto al lenguaje oral, el
utillaje mental de un colectivo. Gestos explícitos e implícitos, gestos pasivos..., no podemos
aspirar, como afirma Le Goff, a la reproducción, «tal cual» de los gestos de los hombres del
pasado, pero sí podemos a través de las formas de expresión, aproximarnos a las imágenes que
esos hombres se hacían de la vida y de sus congéneres2.Sin embargo, los gestos se materializan
con y en i.elaciórz a u11 espacio y aunque la muerte, como hecho cotidiano inevitablemente
ensartado a la vida, comparte el espacio vital, hay también un espacio específico para la muerte
que ha sido cultivado y recreado por el hombre a lo largo de su historia. Este además de haber
enriquecido el legado artístico de la humanidad como pusiera de manifiesto hace algunos años
James S. Curl en su trabajo sobre arquitectura funeraria3, constituye la expresión más signifi-
cativa de la inquietud constante del hombre por el lugar en el que descansarán sus despojos,
pudiendo informarnos a partir de las cualidades que este hombre exige de «ese» lugar, de lo que
1 CHAUNU, P.: La r7ioi.t 2 Pai.is 16e, I7e, 18e. Paris, Fayard, 1978, p. 246.
2 LE GOFF, J.: «Los gestos de San Luis. Enfoque de un modelo y de una personalidad», en Lo nr~r.~i~illoso lo
cotidiaiio eri el Occidente Medieijal. Barcelona, Gedisa, 1985, pp. 52-60 passim.
3 CURL, J. S.: A celebi~atioriof deatlr. Aii ii7tr.odi~ctiorilo sonie o f tlie birildiiigs iiionrrnier~tsar~dsettiiigs of
,'irrier.ary ar-cliirect7rr.ein the 1t~estert7Elrropeaii traclitioi7. Londres, Constable, 1980.
sierite y piensa sobre la vida de ultratumba. Es, por otra parte, en este espacio para la muerte aparece como un tiempo-estado manipulable desde este mundo a través de las indulgencias, la
donde va a producirse a finales del siglo XVIiI un cambio de trascendental importancia, que penitencia y los sufragios, traduce un cambio profundo en la mentalidad del mtindo occidental
pone fin a un largo período de convivencia entre vivos y muertos: la expulsión de los cadáveres que ha sido definido como la traslación de la moral del comerciante y de las nuevas artes de
de las iglesias y del interior de las ciudades, hecho que nos permitirá penetrar en la significación contar al más allá''. En esta ocasión, no obstante, no vamos a detenemos en esta «contabilidad
y simbología del mismo. del más allá», en los miles de misas, memorias y legados que el hombre de los siglos XVII y
Hay varios espacios para la muerte, aunque quizá podrían destacarse tres. Primero, aquel en XVIü dispone para conseguir una vida eterna feliz, sino en cómo imagina ese más allá y más
el que se desarrolla la misma, espacio polivalente, de cambios y significaciones abundantes. La concretamente en el papel que atribuye al cuespo en la «vida perdurable».
propia casa, en la propia cama, en un espacio doméstico, donde muere el hombre medieval y A menudo se olvida que la inmortalidad del alma es un concepto pagano, y que la buena
moderno, protagonista de su muerte, o en un hospital, donde todos los elementos se conjugan nueva de la religión cristiana es la resuisección de la carne". Lo auténticamente revulsivo del
para evitar una muerte consciente -por tanto escandalosa-, como es habitual en nuestra mensaje de Cristo es la posibilidad de resucitar, de vivis un más allá verdaderamente consisten-
civilización avanzada4.También la muerte puede sobrevenir en un cadalso público como ocurre te, plagado de sensibilidades. La capacidad de movilización de este mensaje fue muy fuerte,
con los condenados a muerte, o en un espacio «personalizado» ya sea público o privado, como especialmente según Chaunu, entre los medios populares a quienes el mensaje de la inmortalidad
el que elige cada suicida. En ambos casos habrá una ideologización del espacio. En el primero, del alma podía satisfacer, y la práctica y el ritual de la muei-te se va a organizar en el mundo
el cadalso se convertirá en el símbolo del poder de la justicia y del orden, todo el conjunto será cristiano alrededor de la Re~urrección'~.Según el citado autor esta primera escatología dominada
una magnífica advertencia para el público5. Una vez que el reo ha pagado su deuda con la por la Resurrección, va a ir dando paso lentamente, entre los siglos XIV y XV, a una nueva
comunidad, su cadáver o lo que queda de él (los cuartos), podrá compartir el suelo sagrado escatología en la que la Resurrección ya no es la pieza clave y en su lugar el juicio particular y
destinado al descanso postrero; no así el suicida, cuyo acto de rebeldía para con Dios, estigmatiza el Purgatorio van a llenar la larga espera hasta el final de los tiempos. Ph. Aries también
tanto el espacio donde ha cometido su pecado como el que recibirá su cuerpo6. coincide en estas variaciones en lo que él llama «la naturaleza de la sobrevida)).A lo largo de la
No menos imporlante que el espacio donde se desarrolla el óbito, es el lugar elegido como segunda Edad Media, el hombre, o mejor dicho su destino, se desdobla: de una parte el cuerpo,
sepultura. Es en este espacio destinado al cuespo sobre el que vamos a reflexionar: un espacio de otra el alma y será el alma, desde entonces, la que represente al individuo en su historia y en
polivalente, un espacio trascenderzte y, en fin, un espacio jerarquizado. Hay un tercer escenario su destino13.Para Chaunu en este deslizamiento de una escatología de la Resui~eccióna la del
relacionado directamente con la muerte y que constituye el argumento religioso de ese segundo Juicio Particular el problema se plantea con el cuerpo muerto. La teología del alma separada,
al que acabamos de mencionar: el espacio del más allá, espacio en el que, a decir de un gran única protagonista de ese Juicio Particular, ha hecho su aparición, y en las representaciones
especialista en el tema, J. Le Goff, la sociedad del occidente cristiano de la Segunda Edad artísticas hace irsupción el «tránsido», señalándonos la dicotomía destino del alma (Juicio,
Media va a realizar una gigantesca operación organizadora7. Hasta el siglo XI, las representa- Purgatorio, Gloria) destino del cuerpo (corrupción) que se ha levantado. Desprovisto el cuerpo
ciones del más allá son confusas, dominando una concepción binaria según la cual el más allá se de la dignidad que le otorgaba la Resurrección, la sensibilidad occidental -y el arte así lo
repartiría entre el Cielo y el Infierno. Durante el siglo XII, la cartografía del más allá se pei-fila refleja-, descubre que la carne es sólo corrupción, y una realidad - e l aspecto exterior de la
y enriquece con la aparición del Purgatorio como un lugar-estado-tiempo con personalidad muerte- conocida desde siempre es ahora por vez primera promocionada en las artes plásticas
diferenciada en el mundo de ultratumba. Independientemente de que la concreción o localización occidentales durante los siglos XIV y XVI4. Después de este paroxismo de podredumbre, el
del Purgatorio sea un proceso tal cual expone Le GofP, y de su conclusión definitiva hacia 1254, destino del hombre será siempre el destino de su alma, el cuerpo ha sido olvidado y la
fecha de su psimera definición pontificia9, la difusión de la creencia en ese tercer lugar que Resunección también. Aunque con matices, J. Delumeau comparte esta hipótesis con Chaunu y
Ari&sl5,conviniendo con ellos en que los cristianos terminarán olvidando la más profunda
4 El artículo de Ph. Aries «La mort inversée. Le changement des attitudes devant la mort dans les sociétés
occidentales», aparecido en 1967, e incluido en los Essais sirr l'liistoire de la iiiort eir Occiderit di1 Moyeri Age a 110s
originalidad de su pensamiento: la Re~urrección'~.
joirrs, ed. du Seuil, 1975, pp. 178-210, insistiendo en cómo la sociedad moderna ha privado al hombre de su propia
muerte, ha tenido una gran trascendencia en la nueva historiografía de la muerte.
difuntos en este mundo, ((Purgatorio Particolare e ritorno dei morti tra Rifoma e Controrifonna: L'area italiana)),
5 RODR~GUEZ,A,: señala que el escenario de la muerte de los condenados extremeños constituye un conjunto
Qiiaderiii Siorici, 50, (1982), pp. 466-487. Por otra parte, la teoría del doble Purgatorio se encuentra expuesta en los
expresivo y señalizador, produciendo intimidación, Morir en E,~treiizadirra.La riiirerte eii la Iror.ca afiriales del Aiitigiro
devocionarios de los siglos XVIII y XIX.
Régimen, 1792-1909. Cáceres, El Brocense, 1980, pp. 56-57.
10 LE GOFF, J.: El riacinziento..., op. cit.
6 SCHMITT, J. C.: destaca cómo la casa del suicida, escenario de la muerte en la mayoría de los casos, se
11 CHORON, J.: La inor./ et la perisée occiderrtale, París, Payot, 1969, p. 74.
convierte en un espacio maldito que debe ser destruido o herméticamente cerrado, «Le suicide au Moyen Agen Aiiriales
12 CHAUNU, P.: op. cit., p. 85.
E.S.C., 1, (1976), pp. 10-11. También GUIANCE, A. insiste en la justificación ideológica del espacio del suicidio, «El
13 A&S, PH.: El Iioi,ibre aiite la niirerte, Madrid, Taurus, 1983, p. 502.
espacio del suicidio en la España medieval)), Teriias niedieijales, 1 (1991), pp. 127-141.
14 La nior/ a Paris, op. cit., pp. 244-248.
7 El riaciniiento del Purgatorio. Madrid, Taurus, 1985, p. 13.
15 Entre Ph. Aries y P. Chaunn existe un matiz distinto en la interpretación de este fenómeno, mientras que Aries
8 Ph. Aries considera, por otra parte, que Le Goff ha concedido excesiva importancia al fenómeno de
sugiere una pastoral que sigue imponiendo el dogma de la Resui~eccióna una sensibilidad colectiva extraña a él (El Iioiiibr.e
espacialización del Purgatorio. Según el citado autor si atendemos al Purgatorio estado de espera su presencia, aunque
difusa, en la escolástica antigua es evidente, «Note critique: Le Purgatoire et la cosinologie de I'au d e l b , Aiirrales E.S.C.,
ciiite la rliirerte, p. 502), Chaunu reserva el protagonismo de este deslizamiento hacia la teología del alma separada a la
pastoral de la iglesia (La iiiort a Paris, pp. 243-248).
38, p. 154.
16 DELUMEAU, J.: Lapéclie e/ lapeilr. La cirlpabilisatioii en Occi&irtXllle-XVIIIe siecles, París, Fayard, 1978,
9 G. Zarri ha puesto de manifiesto cómo la creencia en un purgatorio particular, bajo dispensa divina, sigue
pp. 102-105.
vigente en la Italia del Quinientos, respondiendo a la necesidad de salvar la creencia antigua en la presencia de los
Pero, ¿realmente la Resurrección se aleja tanto de la sensibilidad del hombre cristiano? o, de cuatro localidades gaditanas elegidas por ser representativas del mundo urbano (Cádiz y puerco
otra forma ¿consigue imponer la Iglesia una imagen del cuerpo negativa, apuntalada sobre la de Santa María) y del mundo rural (Medina Sidonia y Alcalá de los Gazules) provincial, la
sospecha de una carne pecadora, cor-rupta y fuente de todo mal? A pesar de que los medios que elección del lugar donde ha de ser enterrado el propio cuerpo está presente en más del 90 por
la Iglesia posee para la difusión de la misma son poderosos (sermón, ic~nografía)'~, intuimos que cien de los casos. Aunque el Setecientos se inaugura -de forma inequívoca en la capital- con
el mensaje no fue asumido por completo, quizá porque su contenido era ambiguo y contradicto- un cambio de tendencia que acabará haciendo desaparecer esta cláusula del testamento, para
rio. La Iglesia postridentina va a insistir en la idea del cuerpo como fuente del mal; los héroes todo el periodo (1675-1800), la muestra de testadores que elige (entre el 56 por ciento de Cádiz
y santos del barroco llevarán al paroxismo este desprecio de la carne, martirizándola y y el 90 por ciento de Alcalá), es lo suficientementerepresentativa para evidenciar la preocupación
doblegándola pero ¿acentuandohasta el límite este desprecio no están otorgándole, contrai-iamente por el lugar de reposo postrero y permitir penetrar en el mundo de las significaciones.
a sus objetivos, una importancia excepcional?, jes en realidad una negación del cuerpo o El espacio destinado a los cadáveres está en esta época dentro de las ciudades, o próximo a
exacerbación del mismo como instiumento de placer/dolor? J. L. Sánchez Lora ha descrito muy las casas habitadas, en las huertas de conventos y hospitales, en los atrios de los templos o en el
bien esta «estética de la violencia»18y L. C. Álvarez Santaló ha sintetizado magistralmente la interior de ellos". Es, pues, un espacio compartido entre vivos y muertos, testigo de una
morbosidad que caracteriza a la religiosidad contrmef~rmista'~. La ambigüedad respecto al valor vecindad escandalosa en ciertas ocasiones y, cada vez más, sentida como higiénica y sanita-
del cuerpo se aprecia también en la imagen de la muerte, donde más que al desarrollo de un riamente peligrosa. Pero además de un espacio urbano y/o habitado, el espacio reservado a las
discurso completamente «incorpóreo» sobre el destino del hombre, asistimos a la constante sepulturas dentro de las ciudades y templos no es uno: cada parroquia, cada convento, cada
alusión en el mismo -muchas veces no directa- a un cuerpo útil -antes y después de la hospital tiene su propio cementerio, de ahí que se pueda elegir, obviamente con condiciones, el
muerte- para sumar sufragios e indulgencias. Esta permanente presencia del cuerpo en el lugar destinado al reposo postrero. Son estas elecciones las que nos permitirán perfilar las
discurso religioso, bien sea con otro valor, permitirá que se mantenga viva esa otra concepción características más íntimas de ese espacio compartido entre vivos y muertos y múltiple dentro
del cueipo contra la que la Iglesia luchaba, a saber, la vieja concepción naturalista de la de la red urbana de las ciudades del Antiguo Régimen. Indudablemente la nota dominante de
existencia según la cual el individuo no es más que un eslabón en una cadena de solidaridades este espacio va a ser su carácter sagrado o, el menos, religi~so*~. Para proteger esos cuerpos
que unen a toda la especie en un ciclo vital del que la muerte también forma parte20.Concepción muertos que están a la espera de la Resurrección, el fiel ha buscado la proximidad de los santos
que estará presente en la práctica funeraria barroca a través de la elección de sepultura junto a y se ha hecho enterrar dentro de las iglesias; aunque cuando no puede acceder a la misma se ha
los ancestros, en la tierra que le vio nacer, o junto a los compatriotas cuando las dos circunstancias de conformar con descansar en el cementerio que se acondiciona junto a los muros de las
anteriores no son posibles y que sobrevivirá, permitiendo en amplios sectores sociales y en iglesias que, generalmente, es cercado y convenientemente señalizado (un altar o una cruz en el
localidades concretas que se establezca, sin problemas, la separación entre vivos y muertos con centro del recinto sirve comúnmente para este efecto). Cuando el hermano mayor de la Hermandad
el traslado de los cementerios fuera de las iglesias y de poblados a finales del Antiguo Régimen. de la Santa Caridad de Cádiz pide al Ayuntamiento, en 1768, un sitio para enterrar a los
Pero, vayamos por partes. Intentaremos aproximarnos al tema de cómo se organiza el espacio cadáveres de los ajusticiados porque en la ermita de Sta. Catalina, donde hasta entonces se
para la muerte y qué símbolos guarda, con los datos de que disponemos para el medio geográfico habían enterrado, ya no se consentían los entenamientos, solicita la explanada al lado del
y temporal en el que habitualmente nos movemos: Cádiz y su provincia en los siglos XVLI y baluarte de los Mártires «al pie del altarcito por más decente y separado de la comúil huella», o
XVm. Nos serviremos para ello de los testamentos, auténtico barómetro para medir la presión bien frente a la propia ermita «al pie de la cruz»23.Un altar con un retablo que harán traer de
de la preocupación por la sepultura y el cuerpo muerto y los cambios que en ella se producen, Génova coronará el cementerio que se ofrecen a constniir los hermanos de San Juan de Dios, si
pero utilizaremos, también, un buen número de expedientes consei-vados en el Archivo Diocesano el Regimiento gaditano les proporciona espacio para elloz4,y un cercado y una cruz colocada en
de Cádiz relativos a derechos de sepultura y cementerio. Los testamentos reflejan la normalidad 21 Desde el siglo V hasta el siglo XVIII, la fe en la resurrección de los cuerpos asociada al culto de los antiguos
de una inquietud que se impone con la fuerza de las cifras. Cuando acaba el Seiscientos, en mártires vencerá la tradicional repugnancia que en el mundo antiguo sentía por la presencia de sepulturas en las
ciudades, y durante estos siglos la cohabitación de vivos y muertos será la nota dominante en el mundo occidental (El
17 Hoy no sólo conocemos la fuerza de transmisión de este mensaje a través de la predicación, sino también cómo Irombre arlte la nliterte ... op. cit., p. 35).
el discurso oficial y los distintos arquetipos ideológicos fueron difundiéndose merced a la labor de los copleros y de la 22 Desde 1742 hasta 1748, el cabildo eclesiástico de Cádiz pide un pasillo al Ayuntamiento a fin de ampliar el
literatura de cordel en general, donde se «copia» los ejemplos dados por los predicadores y se siguen los patrones cementerio destinado a los pobres que la Catedral tenía frente a la muralla, lo que se le concede así como licencia para
ideológicos expresados por aquellos. Así se aprecia en los trabajos de M T r u z GARCÍA DE ENTERRIA, especialmen- que lo cerque, para que, según argumenta un prebendado, «este sitio no sea hollado como sagrado que es» y evitar
te en «El cuerpo entre predicadores y copleros», Le corps darls la société espagriole des XVIe et XVIIe si2cles. París, «varias ocurrencias de las carnalidades que tienen allí lugar» (Arcliivo Municipal de Cádiz - e n adelante A.M.C. Actas
Publications de la Sorbonne, 1990, pp. 233-244. Capitulares, no' 98 y 104. Cabildos correspondientes al 28 de septiembre de 1742, 15 de marzo de 1748 y 31 de agosto
18 Mitjeres, corlijerifos y for.rnas de la religiosidad barroca. Madrid, 1988. del mismo año). Por otra parte, en el Informe que elabora el coadministrador de la diócesis de Sevilla dando cuenta de
19 «... la morbosidad sugiere un par dialéctico de audaz nervadura, del tipo atracción-repulsión, exaltación, los problemas que plantea el nuevo cementerio en 1802, se dice: «Aun entre los gentiles se ha reputado por religioso el
arrasamiento -presencia, ausencia-. Ejercicio de filo de navaja era natural que produjese bastante sangre y alguna lugar donde ha cabido algún difunto, ultimándose fuera del comercio de las gentes y teniéndose por libre de todos los
locura. Desde luego los cadáveres agusanados con coronas imperiales pero también las vánitas en las que se despanama efectos a que estaba sujeto cualquiera otro» (Arcliivo Diocesano de Cádiz -en adelante A.D.C.- Sección Secretaría
la sensorialidad del lujo más refinado; desde luego los tormentos y las disciplinas, las carnes en tenazas y las parrillas de Cámara, L. 57).
al rojo, pero también las calnaciones añoradas de Sebastianes, Magdalenas o Egipciacas. Tentaciones minuciosas, 23 Memorial de Gerónimo de Ariscun, hermano mayor de la Santa Caridad, en el cabildo de 10 de febrero de 1768
penitencias sospechosas...». «La religiosidad barroca: la violencia devastadora del modelo ideológico», en Greniios, (A.M.C.: Actas Capitulares, n"24, fols. 25-27. El Ayuntamiento se lo negará, sugiriéndoles que los entierren en su
Helnrarrdades y Cofradías. San Fernando, Fundación Municipal de Cultura, 1992, p. 83. propia Iglesia como hace la hermandad de la Caridad de Sevilla.
20 Ver GELIS, J.: «L'Eglise et la consciente du corps en Occidentn, Notre Histoive, 50, (1988). 24 A.M.C. Actas Capitulares, 11-89, cabildo de 16 de diciembre de 1733, fol. 494 v.
el centro bastará, según el Ayuntamiento, para poner en pie los nuevos cementerios en los iglesia), de comunidad nacional (junto a los lazos de la creencia común los de la patria comúil,
pueblos que no cuenten con muchos fondos25.El vallado, tapia o cerca que se convieste en que unirá en una misma capilla a los naturales de un mismo lugas) y, reforzador de la comL,ni-
preocupación constante cuando las sepulturas están fuera de los muros de las iglesias y ya a dad familiar.
comienzos del XIX con los nuevos cementerios extramuros, tienen como motivación expresa la El sentido de «ecclesia» está, sin duda, presente en la obligación que cada pailoquia tiene de
necesidad de proteger los cadáveres de los animales pero tambien la obligación de aislarlos de recibir a sus fieles a la hora de la muerte, y en el cuidado que pone para que no se vulnere
otro tipo de profanaciones como puede ser el simple paso. Se trata, obviamente, de separar un pre~sogativa~~, pero también está en la inquietud que muestra por el mantenimiento de esos
espacio sagrado del espacio profano que lo circunda26.La simbología de la cruz es de naturaleza lazos, prohibiendo que compartan este espacio los que no son hermanos en la fe. En octubre de
más concreta aunque no menos universal. La cruz que para el cristianismo es signo de resussec- 1786 se e n t i e ~ ~ena la catedral de Cádiz al griego Felipe Jorge, precediendo una investigación
ción y de vida, hace suyo el viejo símbolo del Árbol del Mundo o de la Vida, fuente de la somera sobre su confesión religiosa; como ésta no había quedado suficientemente explícita el
regeneración perpetua. El Ásbol de la Vida sirve, según la leyendaz7,para hacer la cruz del provisor reabre el caso, comenzando una investigación exhaustiva sobre la religión del mismo.
Redentor, asociando a todos los que creen en él a su triunfo sobre la muerte, a su propia Se toma declaración a amigos, compatriotas, criados e incluso al cónsul de Rusia bajo cuya
resu~~ección. Nada más efectivo, pues, para coronar un espacio destinado a la muerte que la bandera estaban los griegos, concluyendo la investigación con la averiguación de que, como
potencial capacidad transformadora de este símbolo. ortodoxo, no tenía derecho a estar sepultado con los católicos romanos, ordenándose finalmente
Pero es la estructuración del espacio para sepulturas en el interior de los templos lo que la exhumación del cadáver y su traslado a otro sitio. No importaba que el difunto fuera, según
constituye, por excelencia, una geografía de lo sagrado. Dentro de ellos se ubicarán las sepul- su criada, un hombre bueno y caritativo, que tenía en su alcoba una lámpara constantemente
turas en la puerta de entrada y junto a la pila del agua bendita -las más humildes-, en las encendida a la Santísima Trinidad y un libro de oración con las imágenes de la pasión de Cristo,
capillas colaterales, o cerca del altar mayor -las privilegiadas-. El altar mayor, ubicado en la no era hijo de la iglesia romana y, por tanto, había profanado el suelo sagrado bajo el que había
confluencia de las dos naves principales del templo, reúne cuatro símbolos fundamentales: el permanecido sólo unas horas por lo que se imponía, tras su exhumación, una reconciliación ad
ceritrz, identificado con lo absoluto, el cí~,culu,en la bóveda o cúpula que corona el centro, el cautélam del panteón donde había sido enterrado33.La hermandad en una misma fe y en una
cuad~.adoy la todos ellos asociados a la regeneración, a la Vida y a la inmortalidad, por práctica ortodoxa se convierten en un requisito indispensable para compartir ese espacio y las
lo que no es extraño que sea elegido como sepultura por los más poderosos y que sea el lugar de infracciones en este sentido son vistas como una confusión i n t ~ l e r a b l e Ahora
~ ~ . bien, junto a
la iglesia donde cuesta más caro entessar~e~~. T. Egido mostró hace ya algunos años, sobre un estos lazos de carácter espiritual, otras fidelidades se manifiestan en la localización de la
plano de la parroquia de San Miguel de Valladolid, los precios de las sepulturas en el año 1766 sepultura.
que vasiaban en función de la ubicación, oscilando ésta desde los 800 reales que costaban las En las ciudades de Cádiz y El Puerto de Santa María, la pertenencia a una hermandad y la
más cercanas al altar mayor hasta los 11 reales que era el precio de la sepultura junto a la elección de la capilla-entierro de la misma es el argumento más frecuente a la hora de localizar
puerta30. Casi 1.000 reales paga el capitán Antonio Izquierdo de Quirós por su sepultura en el la sepultura. En Cádiz, además, esta circunstancia se vuelve más decisiva conforme avanza la
altar de la iglesia conventual de Ntra. Sra. de la Merced de Rota, según las cuentas del quinto de centuria, hasta el punto que si entre los años 1675 y 1750 la elección de la capilla de alguna
su inventario de bienes3'. No obstante, no es sólo un sentido trascendente el que posee el espacio hermandad se sitúa en torno al 55% de la muestra, el porcentaje ha aumentado en 1800 al
destinado a la propia sepultura. Aunque hemos comenzado por su significado más declarado en 78,5%. En El Puerto también esta realidad es importante (alrededor de un 20% de los testadores
las solicitudes de los testadores, es preciso subrayar la polivalencia de este espacio pasa la que eligen), mientras en el medio rural, en Alcalá y Medina, es raro encontrar esta elección. La
muerte y la importancia de su carácter reforzados del concepto de comunidad. De comunidad difusión de esta práctica en el espacio urbano, un mundo de desarraigados es preciso ponerla en
sagrada (clérigos y laicos unidos en la fe, si bien separadamente, compartirán el espacio de la relación, más que con la devoción por una determinada advocación que es titular de la hermandad
o cofradía, con el concepto mucho más amplio de «sociabilidad»35y, concretamente, con la
25 Ibídem, ng 158, cabildo de 28 de julio de 1804. necesidad de superar la lejanía de la familia y la soledad estableciendo otro tipo de lazos. Estos,
26 M. Eliade encuentra la cerca de piedras o muro entre las estructuras arquitectónicas más antiguas que sirven
para consagrar el espacio, en Tratado de Historia de las Religioi~es.Morfología y diriániica de lo sagrado. Madrid, Ed.
como se ha comentado, no tienen por qué ser estrictamente devocionales, aunque obviamente
Cristiandad, 1981, pp. 372-373. pueden serlo, y sí jugar un papel alternativo a vacíos familiares, especialmente importante
27 Ibídem, p. 300.
28 SEBASTIÁN, S.: Espacio y Síi7zbolo. Córdoba, 1977, contiene un análisis del simbolismo del templo y sus
diferentes zonas.
29 «El altar pone en comunicación los diferentes pisos o niveles del mundo y su relación con el cielo está clara,
ya que el ábside en su elevación es una especie de ciborio amplificado y su cúpula un reflejo de la cúpula celeste. En el
altar se guardan las reliquias de los santos, cuyas almas están en el cielo. Por esto mismo, el altar está en comiinicación
con el mundo de los muertos ... El altar es un mundus que pone en relación lo subterráneo, lo terrestre y lo celeste»,
Ibídem, p. 52.
30 «La religiosidad colectiva de los vallisoletanos», Valladolid eri el siglo XVIII, tomo V ,Historia de Valladolid.
Valladolid, 1984, p. 229.
3 1 Archivo Histórico Provincial de Cádiz -n adelante A.H.P.C.- Sección protocolos. Cádiz, Libro 10 Bis, año
1675, fols. 500-707.
cuando la posibilidad de encontrar a los ancestros en la sepultura es nula. En Medina Sidonia y
la experiencia individual o compartida de un hombre concreto. Es preciso acudir a lo que los
Alcalá de los Gazules, en cambio, el escaso arraigo de las hermandades, al menos a la hora de
sociólogos contemporáneos y los historiadores de las mentalidades llaman el «imaginario
la muerte, contrasta con la fuerza de la petición de sepultura propia o familiar (39 por ciento y
social»: ese ámbito en el que afloran junto a viejos fantasmas y miedos, nuevas inquietudes. Las
70 por ciento de los testadores que eligen en Alcalá y Medina respectivamente) lógico, por otra
ataduras a la tierra donde están enterrados los ancestros forman parte de este imaginario social,
parte, si tenemos en cuenta que los testadores de ambos núcleos son naturales de los mismos
y reposa sobre la consciencia de una continuidad cósmica casi natural que nos hace tributaiios
mayoritariamente.
de aquellos que nos precedieron4".Buscando esa continuidad entre la muerte y la vida, y entre
En relación con este tema destaca en Cádiz, con una abundante población foránea3'j, la
los muertos y los vivos, las familias con posibilidades económicas adquieren comúnmente el
preocupación común en las distintas naciones por compartir capilla funeraria con los compatriotas.
derecho a sentar banco en la propia capilla funeraria; desde este banco oían los oficios y
Los franceses tenían su propia capilla, bajo la advocación de San Luis, en la iglesia conventual
participaban en la liturgia. Este deseo de acercamiento físico entre los vivos y los muertos de
de San Francisco Casa Grande, muy próxima a la capilla de la nación flamenca y alemana que
una misma familia es asociado por Ph. Aries, a la voluntad de abandonar el anonimato en las
estaba, bajo la advocación de San Andrés, en el mismo convento. También en San Francisco tumbas y, por tanto, de individualizarse a través de la Lo cierto es que las discu-
poseía otra capilla la nación flamenca, esta vez con el título de la Inmaculada C ~ n c e p c i ó nEn
~~.
siones sobre propiedad de asiento, escaño y sepultura entre herederos son relativamente frecuentes
la Catedral tenían la suya los genoveses, al lado del Evangelio, y los florentinos en la iglesia de
y de ello dan cuenta los pleitos conservados en el Archivo Diocesano de Cádiz", constituyendo,
San Antonio -capilla de Sts. Magdalena de Pacis-; en el convento de Santa M" en la capilla
sin duda, la evidencia de que la posesión de entierro y banco era un signo de distinción social y
de Jesús Nazareno, se enteiraban los armenios, mientras los vizcaínos y navarros tenían entierro
un bien preciado. Aunque también dentro de esta posibilidad había matices. Se puede disponer
común en la capilla del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, en el convento de San
de un par de asientos, como es el caso del capitán Francisco H e ~ n á n d e z o~ ~se, puede gozar de
Agustín, a cuya hermandad pertenecían muchos de ellos. Los cántabros disponían su sepultura
una tribuna como es el caso del marqués de Atalaya Bermeja45.Este afán de distinción social o
comúnmente en el convento franciscano descalzo de San Diego, en la bóveda de la hermandad
el lugar de enterramiento como refrendo del estatus social de una familia, nos da la pauta para
de Nuestra Señora de la Cabeza. De esta forma, la dimensión espacial que tiene la sociabilidad
insistir en una de las características más llamativas del espacio para sepulturas y es, según
-el lugar proporciona unos hábitos comunes a quienes viven en él- es perpetuada en otro
indicábamos, su carácter de espacio jerarquizado. La ciudad de los muertos reproduce la ciudad
lugar3*,en este caso el destinado a entierro. En algunos casos, sin embargo, esto no es suficiente
de los vivos, como dirá P. Chaunu" o, lo que es lo mismo, los criterios de jerarquización que
y el deseo de que el cueipo retorne a la tierra que lo vio nacer es evidente. El marqués de
verticalizan el orden social sirven también para estructurar los espacios de la muerte. Así, lo
Villacampo solicita, para el caso de morir fuera de Cádiz, se deposite su cadáver en un convento
mismo que en la sociedad viva la dicotomía rico-pobre se ha impuesto a la rígida ordenación
franciscano hasta que pueda trasladarse al de San Juan de la orden de Ntro. Padre San Benito de
estamental, también las sepulturas se veitebrarán de forma vertical, en función de la mayor o
Burgos, donde posee una capilla39.Más significativa es la disposición del conde de Cartago,
menor riqueza del difunto. Persisten no obstante, algunas separaciones clásicas; concretamente
contenida en su testamento redactado mientras espera «la muerte de cuchillo en público cadal-
aquella que separa a los clérigos de los laicos, pero tampoco ésta es general. Si bien es frecuente
so» a la que ha sido condenado por asesinar a su esposa. Quiere que su cuerpo se deposite en la
que los clérigos se entierren en la bóveda de la hermandad de San Pedro4', en este espacio tienen
bóveda de Nuestra Señora del Carmen del convento de Santo Domingo, y pasado un año, que
entrada asimismo los parientes laicos y, por otra parte, otros sacerdotes prefieren entessarse en
sus huesos se trasladen al convento de la Victoria de El Puerto de Sta. M5, a excepción de «las
capillas propias, bajo alguna devoción partic~laf'~ o simplemente con los pobres49.Fuera de esta
dos costillas principales del pecho sobre mi corazón que se llevarán al convento de Ntra. Sra. de
separación «por fuero» o estado, la principal dicotomía se establece entre pobres y ricos,
Guadalupe» (Perú), su patria de origen".
Pero ¿qué es lo que se busca al compartir este espacio con familiares, compatriotas o
41 MAFFESOLI, M.: op. cit., p. 18. Lo mismo que el humus favorece la nutrición y el crecimiento de las raíces,
amigos, o bien regresando a la patria de origen para ser inhumado allí? Para la significación de
los muertos necesitan de la plétora biológica y los excesos orgánicos de los vivos. Para ambas relaciones en el mundo
este gesto creemos que es preciso situarse en un horizonte más amplio que aquel que resulta de de lo imaginario social ver cap. «Los muertos y las simientes)), en Eliade, M.: Tratado de Historia de las i.eIigiories,op.
cit., PP. 351-354.
42 Ph. Aries parte de la tesis de que la consciencia de la muerte corre pareja a la consciencia de sí, a la consciencia
36 Los testadores naturales de Cádiz son el 24% frente a un 74% que procede de fuera, en nuestro trabajo Vivir la
individual, El Ironibre arite la rriiierte, op. cit., p. 243.
rlirrerte eri el Cácliz del Setecientos, 1675-1801, Cádiz, Fundación Municipal de Cultura, 1990, p. 51.
43 A.D.C. Sección Varios, legajo 743.
37 El flamenco Daniel Sloyer, hombre de negocios avecindado en Cádiz, poseía sepultura en el convento de San
44 Ibídem.
Francisco, bajo el altar llamado de la Concepción «chica», en esta sepultura se enterraron algunos amigos de Sloyer,
45 A.H.P.C. Sección Protocolos (El Puerto de St" MM-), L. 748, año 1782, fol. 705.
como el cónsul de las ciudades hanseáticas en Cádiz, Joaquín Shart y Crebs, pero además existía otra capilla dedicada a
46 «La mort et I'histoire», Le Figa1.0, 17-XII-1983.
la Purísima Concepción levantada por flamencos, a saber, la fabricada por el capitán Pedro de la O, quien la ofreció como
entierro común a flamencos y navegantes (DE LA PASCUA, M. J.: «La devoción a la h a c u l a d a Concepción en Cádiz 47 A veces, como en El Puerto, la hermandad de San Pedro tiene bóveda en la capilla de Ntra. Sra. de los Milagros
durante el Setecientos)), Actas del 1 Congreso Ir~leriiaciorinlde la Orderi Coricepcionista, León, 1990, vol. 2, pp. 613. en la Iglesia Prioral, compartiendo así el espacio con sepulturas particulares.
48 El presbítero Domingo Manuel Rendón desea como sepultura la bóveda inmediata al altar de los Stos. Reyes
38 Este hecho es casi una regla sociológica observable en las colonias de emigrantes que tienden a compartir
espacio y hábitos en el país que los acoge. Ver MAFFESOLI, M.: ~L'espacede la socialitén, en Espnces et Itringiriaire, Magos (capilla mayor de la iglesia conventual de Sta. María) para lo que tiene licencia de su patrono (A.H.P.C. Sección
Grenoble, Presses Universitaires de Grenoble, 1979, pp. 15-17. Protocolos Cádiz, L. 4471, año 1742, fols. 857-864).
49 El sacerdote asidonense Alonso Matías de la Barrera elige una sepultura de la fábrica de la parroquia, junto a
39 A.H.P.C. Sección Protocolos (Cádiz), L. 3582, año 1697, fols. 9-32.
la puerta que, además, servirá para los pobres que se entierren de caridad, según su expreso deseo, y ello a pesar de
40 Ibídem, L. 4246, año 1699, fol. 265v.
disponer de sepultura familiar (Ibídem, Medina Sidonia, L. 460, año 1675, fols. 432-433.
reflejada en un espacio desdoblado (exteriorlinterior del templo). Aquellos que no pueden pagar
derechos de sepulturas se entierran fuera de la iglesia, en el cementerio común, o en los huertos ~lcántara'~. Sin embargo en el entielso en la capilla familiar y en la voluntad de trasladar a la
y patios de los hospitales; dentro del templo aquellos otros que pueden sufragar los costes de ,epultura los distintivos propios de un «status>>,las motivaciones según creemos están más en la
una sepultura. El interior del templo tampoco es un espacio socialmente horizontal, la misma línea de perpetuar la memoria de la familia y respetar los lazos familiares tras la muerte, que en
dicotomía se lleva a su interior, y así el altar y el coro, según se ha tenido ocasión de comentar, esa voluntad de individualización que aprecia AriBs. Esta última es, más perceptible desde
destacan como lugares privilegiados en los que sólo unos pocos tienen derecho a entieno; por nuestro punto de vista, a través de las demandas de humillación. Las peticiones de humildad en
contra, las sepulturas más pobres se localizan junto a la puerta y la pila del agua bendita. Dentro 10s funerales y en las sepulturas y la renuncia a la ostentación rompen con el esquema general
de las capillas colaterales también hay una jerarquía de valores, dependiendo de la devoción que de comportamiento y manifiestan un deseo de «notoriedad>> por la vía de la humillación pública.
suscite su titular: la capilla de Ntra. Sra. de los Milagros en la iglesia priora1 de El Puerto, la de Están en esta línea las peticiones de sepultura terriza, junto a la pila del agua bendita o a la
la Inmaculada Concepción en el gaditano convento de San Francisco, o las de las Animas de entrada de la iglesia -lugar donde es frecuente el p a s e , por parte de aquellos que pueden
Santiago (Medina) y San Jorge (Alcalá), son todas ellas capillas muy demandadas, y en las costear otra sepultura, como refleja la disposición de C~istóbalIgnacio de Cevallos y Cárdenas,
cuales no era fácil conseguir sepultura. Estas capillas colaterales eran cedidas a hermandades y señor de Aguas Hediondas que quiere una sepultura a la entrada de la iglesia de San Antonio,
particulares que hacían de ellas el entierro general de sus cofrades o la sepultura familiar. En cerca de una de las pilas de agua bendita «para que allí sea mi cuerpo hollado de todos por la
este último caso el espacio aparece como símbolo de poders0,existiendo una auténtica «ocupa- mucha altivez que en este mundo he tenido»60.Tampoco tiene desperdicio la solicitud de una
ción» de las iglesias conventuales por capillas nobiliarias. En Cádiz, en el convento de San gaditana en 1750:
Francisco Casa Grande tenían capilla propia el marqués de Campo Fuerte (bajo la advocación
de Jesús Na~areno)~', y el marqués de Campo Real (capilla mayor)52,entre otros, y en el con- <<aefecto de mostrar toda la humildad que en vida he padecido y tener el consuelo de
vento de Santo Domingo poseía capilla el marqués del Pedroso bajo la advocación de San que sea abatida cualquiera ira o soberbia que en el mundo haya tenido, logrando por
Pedros3y el marqués de Casa La Iglesias4.Este lugar privatizado y personalizado por la dedi- este medio el alivio de que todos los feligreses que entrasen y transitasen en dicha
cación al entierro de una misma familia, se adorna con una serie de signos externos que iglesia me tributen algún sufragio con la memoria de mi humillación en semejante
subrayan su preeminencia social. A pesar de la prohibición que repite la Iglesia de colocar sobre sepulcro en que quiero hacer perpetua morada para ser pisada y humillada para
sepulturas escudos y emblemas identificativos, algunos no se privan de hacerlo. El conde de castigo de mis culpas»6'.
Louvignes quiere que sobre la lápida que cubra su sepultura se esculpan sus armas, y se sitúe
sobre la pared inmediata a la misma un cuadro con sus armas, nombre y título, tal y como se Pero algunos no se contentan con ser pisados y quieren para siempre memoria de esa
estila en su tierra fland de^)'^. Una disposición semejante se recoge en el testamento de Martín humillación, como el capitán Juan de Manurga que en su sepultura, a la entrada, junto a la pila
de Vanmarcke de Lummen y de la Bye, marqués de V a n m a ~ c k ey~ en ~ , el del marqués de Casa del agua bendita, quiere un rótulo en el que se lea: ( A q u í yace Juan Pecadoi-, ruegire~za Dios
Estrada, quien disponía de bóveda propia en la capilla de Ntra. Sra. del Camino, con el escudo por él))62.Un poco más allá va el sevillano, también capitán, Pedro Díaz de Arenas que desea
de sus armas57.La capilla se adorna con imágenes de la devoción de sus poseedores y, a veces, una lápida con el epitafio siguiente: «Ayiii yase el niayor pecador que iiasió en el miiiido.
con magníficos retablos. La capilla funeraria del conde de las Cinco Torres en el Oratorio de riiegiien o Dios por él))". Junto a ellas, otras cuya rotundidez manifiesta una mayor sinceridad:
San Felipe Nesi, realizada en mármol genovés está presidida por un magnífico crucificados8y la la del mercader armenio Diego Juan, que dispone para su lápida un doble rótulo, en armenio y
que Ensique de Fletes compra a la Venerable Orden tercera de San Francisco en 1693, fue castellano del tenor siguiente: <<Aquíestá etiterr~adoel cuerpo de Diego Jzian, Air~ieaio))~'.
adornada con un retablo de madera dorado, en el que se colocó la imagen de San Pedro de Juan el Armenio ha matizado que allí está enterrado su cuerpo, sin embargo esta precisión
no es habitual. En el resto de los epitafios el cuerpo, y por tanto el lugar donde éste descansa,
parece ostentar la personalidad completa lo que nos hace intuir que el mensaje de un hombre
completamente escindido entre alma y cuerpo no ha conseguido imponerse. El cuidado, la locali-
50 LABROT, G. ha estudiado este aspecto entre la aristocracia napolitana, observando cómo sus capillas gentilicias
zación del cadáver nos muestra, al contrario, a un individuo que se identifica, también, aunque no
son un símbolo de dominio del espacio («Le comportement collectif de I'aristocratie napolitaine du Seizikme au dix-
huitikme siecle», Revite Historique, 523, (1977), p. 68), también VISCEGLIA, M. A. recoge este hecho («Corpo e
sólo, con su despojo material. La ubicación de éste se convertirá en un signo a través del cual el
sepoltura nei testamenti della nobilta napoletana (XVI-XViII secolo», Qltadertii Storici, 50, (1982), pp. 583-614. difunto aparece como miembro de una comunidad. Si nos quedamos con las características más
51 A.H.P.C. Sección Protocolos. Cádiz, L. 5084, año 1741, fols. 130-131. aparentes que este lugar tiene -espacio compartido, habitado y múltiple-, corremos el riesgo de
52 Ihídem, L. 2387, año 1705, fols. 1.053-1.063.
53 Ibídem, L. 2369, año 1692, fols. 1.212-1.219.
54 Ibídem, L. 411, año 1799, fols. 646-655. 59 Esta capilla será vendida en 1710. al pasar los herederos de Enrique de Fletes a vivir a Sevilla, y el precio de
55 Ibídem, el Puerto de St*. M$ L. 509, año 1725, fols. 499-510. venta será de 400 pesos escudos de a 10 rs. de plata, que es lo que consideran sus propietarios costó la fábrica del retablo
56 Desea que la comunidad franciscana permita sobre su sepultura una lápida de mármol, donde se graben sus y sus imágenes, Ibídem, L. 3592, año 1710, fol. 373.
dictados y su escudo de armas, Ihídem, L. 718, año 1775, s.f. 60 Ibídem, L. 4454, año 1725, fols. 270-274.
57 Ihídem, Cádiz, L. 3611, año 1734, fols. 315-332. 61 Ibídem, L. 4959, año 1750, fol. 103.
58 Fotografía en DE LA PASCUA, M. J.: Actititdes aiite la niiierte eii la priniera mitad clel siglo XVIII. Cádiz, 62 Ibídem, L. 3734, año 1675, fol. 1.560.
Diputación Provincial, 1984, p. 145. 63 Ihídem, Medina Sidonia, L. 552, año 1718, fols. 209-210.
64 Ihídem, L. 3587, año 1702, fols. 331-335.
mutilar a este hombre del banoco; hemos de profundizar hacia su carácter de espncio social a los fieles del mismo, diseñando el propio cura un plan de construcción de cementerio.
para penetrar en su significación más decisiva. En él se refuerzan los lazos de Ia comunidad (de También en este caso las dificultades económicas fueron invencibles al negarse el Consejo de
los vivos y de los muertos): familia-patria/comunión de los santos, y como tal es un espacio Castilla a que la ciudad impusiese sobre el vino un nuevo arbitrio que sufragase el coste del
socialmente significntii~o,al situar al allí entei~adoen relación a los otros miembros de la cementerio7'. En el resto de las poblaciones de la diócesis gaditana, los cementerios extramuros
comunidad, señalando las diferencias de estado y posición y los lazos de pertenencia a una se construirán a partir de la epidemia de fiebre amasilla que se inicia en 1800, en consonancia,
familia o clase concreta. El desplazamiento de los cadáveres fuera de las iglesias y ciudades, de nuevo, con la Real Cédula de 1787 que preveía el comienzo de la constiucción de éstos,
rompiendo una vecindad de siglos entre vivos y muertos, se impondrá sin excesivos problemas primero, en los lugares especialmente castigados por las epidemias. Esta dilación de tiempo no
porque en los cementerios extramuros se mantiene una idea-fuerza del imaginario colectivo: la puede interpretarse, en todo caso, como una generalizada oposición, entre otras cosas, porque
componente de «sociabilidad» que tiene el espacio para sepulturas. Solidaridad con el pasado los problemas que la convivencia con los cadáveres planteaba eran sentidos desde hacía tiempo
(búsqueda de los ancestros), solidaridad con el presente (patria, passoquia, familia). por la población. En la provincia de Cádiz sólo es observable una cierta dejadez por parte de las
Cuando B. Goldman analiza lo que él llama la «generalizada oposición a la orden carolina autoridades civiles y eclesiásticas a la hora de poner en marcha el plan de nuevos cementerios;
de 1787 sobre enter~amientosextramuros», sugiere como hipótesis explicativa el que los nuevos apatía favorecida por el carácter ambiguo de las propias leyes, que no daban un plazo concreto
cementerios equivalían a enterramientos pasa todos iguales, algo que repelía a ciertas capas de para la finalización de los mismos y por la problemática financiación de éstos por parte de unas
la población española65.Desde luego el proyecto de construcción del nuevo cementerio de parroquias con escasa capacidad económica y una haciendas municipales muy esquilmadas
Cádiz no contiene ninguna pretensión de este tipo. Cuando el Ayuntamiento designa a una durante el último cuarto del Setecientos. En cualquier caso, la apatía fue vencida por el rigor de
diputación para que se encargue del tema impone unas reglas generales a las que ésta debe la epidemia finisecular y los nuevos cementerios, aunque con muchos problemas se pusieron en
ajustarse, y que bajo el epígrafe «que los cadáveres se entiei~ensegún sus clases y facultades», marcha. En ellos, desde un primer momento, se respetó la dicotomía pobres/iicos (fosas comunes/
hacen referencia básicamente, a la necesidad de que existan «fosas de entierros comunes y de nichos para individuos «de distinción»), y el lugar, aunque fuera del poblado, conservó su
pobres» y «que puedan adjudicarse lugares a familias que quieran conservar la memoria de carácter sagrado, al adosarse en casi todos ellos capillas72o situarse junto a ermitas o restos de
donde existen reliquias de sus antepasados por medio de lápidas, y aun para las que quieran antiguas capillas7'. Con el tiempo, además fueron convenientemente separados del espacio
construir mausoleos con las precauciones de que domine en éstos la sencillez y el buen gusto»66. circundante con la construcción de cercas y tapias protectoras. Es este tema, a saber, la
También en la real orden de 26 de abril de 1804 se hace referencia a los distintos espacios que desprotección en que los cadáveres entenados estaban, expuestos a ser presa de los animales y
reunisían los cementerios (espacios pasa párvulos, para sacerdotes, para personas disting~lidas)~'. profanados el que angustia a la población, según se remite en los informes que manejamos.
Si bien se nos puede objetar ¿y hasta entonces? Hemos tenido ocasión de estudias el cumplimiento Sobre todo, en los primeros años del ochocientos, cuando la epidemia de fiebre amaillla está en
de las disposiciones carolinas sobre cementerios en la diócesis de Cádiz y no hemos encontrado su mayor fragor y los despoblados destinados a entierros no han sido aún convenientemente
oposición por parte de ningún sector social ni en ninguna población, antes bien, toda una serie vallados74.Y es también esta preocupación por el despojo humano y su conseivación la que nos
de dificultades económicas que desde nuestro punto de vista, junto con la propia ambigüedad de invita a reflexionas sobre la supuesta identificación del hombre y su destino con el alma y la
la Real Cédula de 178768,fueron las causas de que el proyecto se demorara tanto. En el mismo escasa sensibilidad por el cuerpo y su fin en la escatología moderna. Cuando el cura de Los
año 1787 y conforme «a lo dispuesto por el monarca», se comienza la construcción de un Bari-ios, Luis Meléndez informa al Obispo de Cádiz sobre la necesidad de tapiar el cementerio
cementerio en Medina Sidonia, entendiéndose, por parte de la ciudad, que podía situarse en un de esta población se expresa en los siguientes términos:
gran descampado que había junto a la iglesia p a i ~ o q u i a l En
~ ~ .el mismo año se comienza tam-
bién el cementerio de Vejer, pero en este caso se interpreta como obligado trasladarlo fuera de «No me era posible mirar sin honor y estremecimiento el que los cuerpos donde
poblado, y se empieza a edificar en un sitio que llaman San Miguel, aunque no pudo terminarse habitaron unas almas chsistianas que acaso serían ya bienaventuradas, y que en algún día
por falta de arbitrios70.En Algeciras la iniciativa corsesponde al cura párroco, quien al tomar con reunión a las mismas habían de resucitar para recibir de la mano de Dios los
posesión de la pai-soquia algecireña, observó que las sepulturas en el interior del templo retraían honssosos dotes de gloria y brillar a su vista eternamente en el cielo, como el sol en su
mayor magnificencia, honor y grandeza se viesen aora acá en la tier-ra con una sueste de
65 GOLDMAN, P. B.: «Mitos liberales. mentalidades burguesas e historia social en la lucha en pro de los ignominia e inhumanidad vilipendiosa igual a la que ctipo tal vez en el mundo únicamente
cementerios municipales», Homenaje a Noel Salorr~oti. Ililsti.acióti espariolu e Iirdeperrdellcia de At~lérica.Barcelona, 1979, a los más infames, y delincuentes de él en pena de sus atrocissimos delitos...»75.
pp. 81-93.
66 A.M.C. Sección Actas Capitulares, n V 5 6 , cabildo de 1 de diciembre de 1800.
67 Ibídem, cabildo de 28 de julio de 1804. 71 Ibídem.
68 «El cumplimiento de las disposiciones carolinas sobre enterramientos extramuros en la Diócesis de Cádiz, 72 Al cementerio de Cádiz pronto se le adosa una pequeña capilla.
1787-1810», IV Er~cireritrosde ILI Ilirstrncióri al Romariticisr11o,Cádiz, 1989, en prensa.
73 En Paterna se elige para cementerio un liigar junto a los vestigios de la emita de San Sebastián (A.D.C.)
69 La real cédula de 3 de abril de 1787 ordenaba «que se construyesen cementerios fuera de las poblaciones Secretaría de Cámara, 1, 55 bis). En Puerto Real, después de un primer momento en que los cadáveres se entierran en La
siempre que no hubiere dificultad invencible o grandes anchuras dentro de ellas, en sitios ventilados e inmediatos a las Esparraguera, un bienhechor construye un pequeño cementerio junto a una capilla titulada de San Benito (Ibídem, L. 62).
parroquias y distintas de las casas de los vecinos ...» Noi~isil~za Recopilacióri de 10s Leyes de Espana, Madrid, s.i. 1805. 74 Así en el de La Eritaña, el más famoso de Sevilla, según el informe ya citado «se reduce a una empalizada
Boletín Oficial del Estado. Libro 1, tit. E, ley 1. como para encerrar ganadon (A.D.C. Secretaría de Cámara, 1. 57).
70 A.D.C. Sección Secretaría de Cámara, l. 67. 75 Ibídem, Infoime de 16 de julio de 1806.
En términos parecidos nana Juan Acisclo de Vera, coadministrador de la diócesis de Sevilla,
en julio de 1802, el hoi-sor de los sevillanos ante el cementerio de la Eritaña, fundamentado, Iglesia, era una de esas «cuestiones dudosas» sobre las que resultaba preferible no ophar, pero
según él, en el miedo a la profanación de los cadáveres de sus mayores y en el miedo al la trascendencia que la polémica tuvo y la capacidad de movilización de este mensaje, muestra
ol~ido'~.Pero además de estas noticias indirectas sobre el culto al cuerpo, tenemos la fortuna de que el destino del cuerpo no era ajeno a la sensibilidad de esta época.
contar con un expediente que hace referencia a una disputa que sobre el tema de la Resurrección Aquí simplemente hemos querido reflexionar sobre la importancia que el cuerpo y los gestos
tiene lugar en Cádiz, en abril de 1804, y que pone de manifiesto la sensibilidad general hacia el que él propicia tienen en el ritual bmoco de la muerte, advirtiendo de la trascendencia que la
destino último del cuerpo. La polémica comienza por una simple discusión, entablada en la espacialización del cadáver tiene en el mismo. Todo ello a partir de un gesto: la inhumación,
sacristía de la Iglesia parroquia1 de Santiago entre el párroco de la misma, Pedro Gómez Bueno condicionado por la imagen que este hombre tiene de su entorno y de la vida de ultratumba, y
y fray Pedro de San José, religioso mercedario descalzo y calificador del Tribunal de la que constituye un pilar básico en este ritual funerario. Los cambios que se operan en este
Inquisición quien, después de oír el sermón donde el párroco había prometido a sus fieles la espacio a finales del siglo XVIII, y que se concretarán en la salida de los cadáveres de las
resun-ección final, y en presencia de algunos de éstos, contradijo al cura afirmando que la ciudades y su localización posterior en un cementerio extramuros, común para todo el vecindario,
resursección no era una verdad de fe. Lo que se pudo haber quedado en una simple disputa suponen la culminación de un proceso en el que el ánimo colectivo occidental ha ido tomando
teológica, se propagó por la ciudad, siendo motivo de escándalo y de multitud de comentarios. consciencia de la peligrosidad que resulta de la tradicional vecindad entre vivos y muertos. En
En el informe que los curas páirocos remiten el Obispo afirman que el pueblo gaditano se ha este sentido asistimos, fundamentalmente, a una preocupación creciente por la higiene pública y
dividido en bandos, opinando unos que no es de fe la resurrección, y otros que el cura es un la sanidad. El nuevo cementerio conservará algunas de la características de los antiguos espa-
ignorante, aquellos que el religioso está loco y finalmente «están los que toman el partido cios, su carácter religioso, su virtualidad reforzadora de las solidaridades y su condición de
medio, pero de perjudiciales resultas, exclamando que los clérigos y frailes son árbitros para espacio jerarquizado. La conservación de una naturaleza «cuasi» sagrada se debe, no sólo a que
añadir o quitar al símbolo lo que gusten»77.El perjuicio que está causándose -según los pá- se adosen a los nuevos cementerios capillas, o a que éstos se establezcan sobre los restos de
rrocos- a su ministerio es claro, y a toda la Iglesia puesto que «los sectarios, los naturalistas, ermitas abandonadas, sino también a que el hombre de todos los tiempos siente un especial
los protestantes, los incrédulos y libertinos en que abunda esta plaza, han encontrado en el respeto por el lugar donde ha sido entenado un cuerpo, siendo éste el que sacraliza una tiena.
suceso un nuevo motivo para satirizar a ambos cleros y burlarse de su creencia», máxime Por todo esto, en algunas zonas, como es el caso de Cádiz, no asistimos a una oposición
porque fray Pedro repite, propaga y desafía a cuantos quieran contradecirlo, afirmando que no sistemática ante el establecimiento de los nuevos cementerios; sin embargo, el nuevo espacio
es preciso estar con La Vulgata en este punto y que Trento no exige la fe en este dogma sino que aunque no impide sí enfría algo que era notorio en las inhumaciones en los templos, a saber, la
sólo la recomienda. Siguen diciendo los curas: comunión entre los despojos del fiel y la vida de ultratumba. El carácter trascendente de este
espacio, su vinc~ilacióncon el más allá, será menos evidente en el nuevo cementerio que en la
«Cádiz está alborotado con este lance: todos hablan de él y no siendo todos capaces iglesia donde los cuerpos esperaban y el alma se beneficiaba de los sufragios de los fieles. Es
de decidir en su materia, el resultado es que el dogma corre mezclado y confundido este miedo al olvido, el que expone Juan Acisclo de Vera, coadministrador de la diócesis de
con la opinión por las barberías, por los cafés, por las tertulias, sin que haya quien se Sevilla, y en el que se apoya la oposición de los sevillanos a ser enterrados en la Eritaña, lugar
atreva a separarlo...»78. donde «no es tan fácil presentarse sus deudos y que la muda presencia de las suyas recuerden y
fuercen aun a los más desmemoriados la necesidad en que se halla de sus oraciones aquel a
La disputa se da por zanjada con la intervención del obispo, quien el 8 de mayo del mismo quien debieron su ser, o crianza, fortuna o particulares respetos»8o.La insistencia de la pastoral
año hace público un edicto, donde manda a los curas párrocos que sigan enseñando esta de la Iglesia en la salvación del alma y en el juicio inminente, habían alejado del horizonte la
doctrina, según recomienda el Manual, y a los eclesiásticos, así seculares como regulares, y a esperanza de la resurrección. E1 tema no está completamente olvidado a comienzos del XTX,
los fieles de la diócesis que se abstengan de contradecir esta creencia en púlpito o fuera de él, ya según hemos visto, pero también es evidente que es un aspecto sobre el que existe confusión
sea de palabra o por escrito7'. Sin duda el tema, después de años de actitud ambigua de la dentro de la misma Iglesia, y que acabará perdiendo su naturaleza de pieza clave dentro del
esquema de la vida de ultratumba. El nuevo espacio para la mueste que conserva su consideración
de espacio sagrado, dif~imina,en cambio, su cualidad de «lugar de espera» para el más allá, o a1
76 «Estos, que en su vida han visto depositarse las cenizas de sus mayores al pie de los altares y donde
permanecen libres de toda profanación, quieren más, teniendo por menos desastre la muerte misma que verse privados
menos para un más allá con las características concretas que tiene para la fe cristiana.
de igual dicha ..., conducidos -los cadáveres- en unos infelices carros con la más graduada vileza, azinados una
multitud de cadáveres de diferentes sexos y estados, y entregados a un infeliz carrero... que tal vez se iba divirtiendo con
los trofeos de la muerte, que conducía y tal vez, y sin tal vez, ¡que horror! zebaba su pasión en los mismos cuerpos que
habiendo muerto en el ósculo del Señor esperan la Resurrección más gloriosa ... (Ibídem, Informe de Juan Acisclo de
Vera, Secretaría de Cámara, L. 57).
77 Ibídem, L. 67 bis. Informe de los curas del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de 30 de abril de 1804.
78 Ibídem. corazón hemos sido avisados e informados que, divulgado este suceso por tertulias, paseos, cefés y otros pardges
79 Previamente en su Edicto el Obispo hace una descripción de los acontecimientos, corroborando lo informado públicos ... se suscitan partidos, debates, dudas y questiones sobre otros puntos y artículos de fe, con escándalo y mal
por los curas, «...esperábamos que sofocada en su origen mismo -se refiere a la polémica- no habría tenido más exemplo, y aún parece se dedican algunos a escribir sobre ello papeles o disertaciones», Edicto de D. Francisco Xavier
resultas que las de una confidencial y casual disputa entre religiosos instruidos, más con mucho dolor de nuestro Utrera, obispo de Cádiz y Algeciras, de 8 de mayo de 1804 (A.D.C. Secretaría de Cámara, L. 67 bis).
80 Ibídem, L. 57.
LOS JUDAIZANTES Y EL SANTO OFlClO DE
GRANADA ( 1 550-í 600)
Mqsabel Pérez de Colosía Rodriguez
Universidad de Málaga
Los judaizantes del reino nazasí fueron objeto, en el siglo XVI, de sucesivas persecuciones
llevadas a cabo por el Santo Ofico de Granada. No obstante, poseemos escasas referencias
acerca de los confesos que pasaron por el tribunal granatense desde su instaiiración hasta el año
1550'. A partir de esta fecha encontramos más información referente a la diáspora en los
diferentes autos de fe celebrados en la segunda mitad del siglo XVI, etapa en la que nos hemos
centrado2.
Un análisis cuantitativo de los sentenciados en dicho período, nos pone de manifiesto la
presencia de criptojudíos en los obispados de Almería, Granada y Málaga, aunque tenemos el
problema de que en algunas relaciones no aparece el motivo por el que f~ieronjuzgados los reos.
A pesar de tal inconveniente, podemos llevar a cabo una valoración muy aproximada sobre los
judaizantes del reino granadino, gracias a los datos aportados por la documentación, si bien nos
hemos basado sólo en aquellos autos de fe donde quedan registrados de forma explícita los reos
condenados por judaizar3. En el gráfico n" reflejamos globalmente el peso específico de los
confesos que salieron en dichas ceremonias punitivas, los cuales suponen un 15% de las
sentencias recopiladas, en este caso, de todas las relaciones de los autos corsepondientes a la
segunda mitad de la centuria4.
En el gráfico nQ1 es interesante comprobar que, a mediados del siglo XVI, escucharon sus
1 GARCÍA FUENTES, J. M.: La I~ryirrsiciórreri Granada en el siglo XVI. Fireriles para su estudio, Diputación
Provincial, Granada, 1981.
2 PÉREZ DE LA COLOSIA RODRÍGUEZ, M 1. y GIL SANKJAN, J.: «Málaga y la Inquisición (1550-1600)»,
en Jábega, n"8, Diputación Provincial, Málaga, 1982, Monográfico.
3 Catorce son los autos de fe donde la presencia de los judaizantes es fehaciente, los cuales corresponden a los
siguientes años: 1550, 1552, 1560, 1567, 1571, 1575, 1576, 1577, 1582, 1583, 1586, 1590, 1593 y 1595. Englobamos
en una sola fecha de los dos celebrados en febrero y noviembre de 1560.
4 El dato global ha sido tomado del aportado en la obra de J. M. GARCÍA FUENTES, sirpra, pp. XXXI-XXXII.
condenas un elevado porcentaje de judaizantes durante los juicios inquisitoriales celebrados en
1550 y 1552. En los años siguientes decae su número para volver a ascender, espectacularmente,
en la última década de la centuria, con exactitud, en 1593 y 1595. Respecto a las penas que les
fueron impuestas, sustanciadas en el gráfico n", observamos que los reconciliados ocuparon,
númericamente, un primer lugar, seguidos a distancia de los penitenciados y relajados.
Durante la etapa analizada sólo hubo 29 condenas a relajar, dictadas en cinco autos, y los
que sufrieron en persona tal castigo, escucharon sus sentencias en 1550 y 1593, abundando los
malagueños en la primera fecha, en tanto que en la segunda predominaron los granadinos. El
resto de dichas sanciones, en un 48% fueron ejecutadas en estatua, unas veces porque los
acusados pudieron huir antes de caer en las redadas inquisitoriales, otras debido a que murieron
en las cárceles del Santo Oficio y quemaron sus restos mortuorios junto con sus efigies.
De los últimos mencionados, es de destacar el caso de Beatriz Pérez, cuyos restos mortales
acabaron en la hoguera en 1575. La rea, esposa del sedero Juan Luque que estaba avecindado en
Granada, fue condenada por practicar ritos mosaicos, entre los que predominaban el ayuno y no
tomar ciertos alimentos. Fue votada a recibir tormento pero, por estar enferma, no se le aplicó el
castigo. Una vez encarcelada, cayó en una depresión tal que la llevó al suicidio. Intentó q~iitarse
la vida de diversas formas: primero dejó de alimentarse, posteriormente decidió cortarse el
cuello y las venas con los «vidrios de un orinal que quebró», pero ante ambos fracasos, acabó
m IO-O-IMC~ m .iaso-~asa m 1--o-larg
ahorcándose con la trenzadera de su faldellín. Dejó seis hijos y una precaria situación económica
a la familia, dado que sus bienes fueron decomisados por el Santo Oficio5. m 35ao-15ee I-Qo-1-gQ
En la memoria de los gastos ocasionados por el susodicho auto, efectuado el 24 de mayo de A.H.N., Sec. Inquisición
1575, se incluyen dos partidas donde se hace relación a Beatriz Pérez. Una corresponde a los 20 Legs. 1.953, 2.602, 2.603 y 4.760
reales que costó «la caja» y la angarilla donde se trasladaron sus restos al cadalso, en tanto que
en la otra se asientan los 5 reales que supuso desenteri-ar los restos mortuorios y ponerlos en el
mencionado féretro6. GRÁF~CO 2
Los judaizantes eran perseguidos, fundamentalmente, por la práctica de las ceremonias o "NTEMCOAS EMITIDAS CONTRA kOH"OMVERSO"(1580-1880)
costumbres más características de su religión, en las cuales se basaban sus conciudadanos para
delatarles ante el Santo Ofico7. Dichos actos los encontramos descritos en varias relaciones de
los autos de fe, pero la información más relevante se recopila en la conespondiente al de 1590,
pues en ella quedan sintetizados, a lo largo de quince puntos, las creencias que los procesados
por judaizar declararon ante el tribunal inquisitoria18.
Entre las manifestaciones de tipo dógmatico se cuentan la negación de la Santísima Trinidad,
la llegada del Mesías, la redención del hombre por la muerte de Jesucristo, así como los
sacramentos de la Eucaristía y Confesión, admitiendo en cambio el matrimonio, pero sólo
contraido según el ceremonial de la ley de Moisés.
En cuanto a los ritos, los más característicos consistían en celebras la festividad del sábado
y, principalmente, en los ayunos que tenían lugar en las siguientes fechas: lunes, jueves y todos
5 Archivo Histórico Nacional (A.H.N.), Sec. Inquisición, leg. 1.593. Auto de fe celebrado el 24 de mayo de
1575. Cfr. PÉREZ DE COLOSIA RODRÍGUEZ, M' 1. y GIL SANJUÁN, J.: «Los métodos disuasivos de la Inquisición»,
en Jábega, $334, Diputación Provincial, Málaga, 1981, pp. 48-49.
6 A.H.N., Sec Inquisición, leg. 1.953. Relación de gastos del auto de 1575. Es interesante analizar los costos que
suponía la realización de una auto de fe, pues nos pone de manifiesto una faceta muy diferente a la que generalmente se
estudia de estos grandiosos actos. Cfr. PÉREZ DE COLOSIA RODRÍGUEZ, M2 1.: «Los gastos en el auto de fe
inquisitorial~,en Baetica, n", Facultad de Filosofía y Letras, Málaga, 1984, pp. 263-277.
7 CONTRERAS, J.: E1 Satito Oficio de la Itiquisiciórr de Galicia (poder, sociedady crrltitral), Akal, Madrid, 1982,
Cfr. BLÁZQUEZ MIGUEL, J.: Iriqrrisición y criptojitdnisn~o,Kaydeda, Madrid, 1988. A.H.N., Sec. Inquisición
8 A.H.N., Sec. Inquisición, leg. 1.953. Auto celebrado en la Iglesia de Santiago el domingo, 25 de marzo de 1590. Legs. 1.953, 2.602, 2.603 y 4.160
los días primeros de la luna; los tres días de la reina Esther guardados en el mes de julio; y en GRÁF~CO w
marzo la Pascua del Cordero. Durante estas celebraciones era imprescindible que el pan cenceño DISTRIBUUIÓN POREENTUAL POR SEXOS (15"0-1"00)
estuviera en sus mesas.
Respecto a las comidas, les estaba vedada la perdiz, liebre, conejo, tocino, etc. al igual que
la came del animal ahogado, pudiendo sustentarse tan sólo la de aquellos que hubiesen sido
degollados y desebados a su usanza. Tampoco podían alimentarse de pescado sin escamas,
como el cazón, anguila, tollo, raya, jibia, etc.
Por último, dentro de sus constumbres es de destacar la prohibición de que las mujeres,
durante la mestsuación rezasen, mirasen al cielo, pernoctasen con su esposo, etc. Una vez
finalizados los días de la regla, habían de bañarse, vestisse con ropa limpia y mudar las sábanas
de la cama. Los lavatonos se efectuaban también con los difuntos, a quienes con anterioridad de
ser amortajados, se les lavaba las extremidades y debajo de los brazos9.
Uno de los temas más interesantes que nos aportan las fuentes inquisitoriales es la condición Hombres
socioeconómica de los procesados. La información sobre las profesiones ejercidas por los 28%
criptojudios nos señala cuál era su campo de acción en el terreno profesional, a pesar de
encontrainos con el problema de que, en algunos casos, no constan los trabajos ejercidos por los A.H.N., Sec. Inquisición
conversos. No obstante, en los datos consignados se refleja un amplio espectro laboral que Legs. 1.953, 2.602, 2.603 y 4.760
abarca diferentes profesiones, entre las cuales destacaban los funcionarios, comerciantes, arte-
sanos, jornaleros, etc. En las relaciones tenemos anotados escribanos, pagadores de gente de
guerra, administradores de los habices, mayordomos, plateros, arrendadores, boticarios, tejedores
de terciopelo, mercaderes, mercaderes de hilo, mercaderes de lienzos, especieros, cossedores de
lonja, guarda del almojarife, calceteros, confiteros, cereros, cedaderos, curtidores, odreros,
cordadores, picheleros, etc., profesionales que, en líneas generales, veremos repetidas al anali-
zar el entorno familiar de las féminas judeoc~nversas~~.
El Santo Oficio de Granada encausó a un elevado número de mujeres -un 72% frente a un
28% de varones representados en el gráfico n q - entre las cuales predominan las casadas.
Casadas 80 49,08
Solteras 41 25,15
Viudas 33 20,25 A.H.N., Sec. Inquisición
N o consta 9 5,52 Legs. 1.953, 2.602, 2.603 y 4.760
Totales 163 100,QO
Muchas de las esposas fueron encarceladas junto a sus maridos e hijos y, en bastantes familia salían en diferentes autos de fe, celebrados en fechas anteriores o posteriores, según se
ocasiones, en unión a otros parientes más o menos lejanos". A veces, varios miembros de la hubieran sucedido las delaciones, ya que cuando un acusado ingresaba en las cárceles del Santo
Oficio, las vueltas de torniquete hacían fluir de sus labios las más diversas denuncias, siendo las
personas cercanas al reo las primeras en ser delatadas. De esta forma, las redes inquisitoriales se
9 CARO BAROJA, J.: Los jrrdíos en la Espana Moderiia y Cotiteniporáriea, 3 vols., Istmo, Madrid, 1978 y
BLÁZQUEZ MIGUEL, J.: Iiiqirisiciór~y criptojirdaisnio, Kaydeda, Madrid, 1988. iban cei~andocada vez más sobre los císculos de confesos.
10 DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: La clase social de los coriilersos en Castilla eii la Edad Moderiia, Servicio de En la mayor parte de los casos, la categoría social de elemento femenino era elevada, según
P~tblicacionesde la Universidad de Granada, 1991, pp. 139-154.
11 PÉREZ DE COLOSIA RODRÍGUEZ, 1.: «La mujer y el Santo Oficio de Granada durante la segunda mitad pp. 55-69. y *La documentación inquisitorial como fuente para el estudio del estatus)) laboral femenino)). en Actas de
del siglo XVI», en Actas rle las N Jornadas de Iili~estigación1riter.disciplinaria: «Orderianiietito jzrrídico y realidad las VI Jorriadas de Irii~esrigacióriIriterdiscipliria~.iasobre la niirjer: «El trabajo de las n1rrjer.e~.Siglos XVI al X X » ,
social de las niirjeres. Siglos XVI al XX», Seminano de Estudios de la Mujer. Universidad Autónoma de Madrid, 1986, Universidad Autónoma de Madrid, 1987, pp. 32-39.
415
constatamos por el porcentaje (48%) de mujeres que detentaban el título de doña, status dis- xenofobia, unida a la animadversión de los cristianos viejos contra la diáspora, así como las
fsutado tanto por las solteras como por las casadas. Es de notar que dicha información prolifera riquezas y el poder que iban acumulando, hiciesen que la Corona tomara cartas en el asunto y
en los autos de 1593 y 1595, lo cual indica que durante estos años el Santo Oficio tuvo un «sugiriese» al Santo Oficio una mayor presión sobre los seguidores de la ley de Moisés.
marcado interés en agudizar las redadas contra las altas esferas del colectivo judaico, tal vez por A finales del siglo XVI, exactamente en 1593 y 1595, será cuando un mayor número de
haberse reciudecido contra ellos la opinión pública, o porque en esos momentos tal persecución confesos salgan en las famosas procesiones punitivas. La razón de tal hecho lo tenemos en que
se encuadraba en un programa de mercado por los intereses del EstadoL2. el año de 1591 fue descubierto un importante brote de judaismo en Granada, coyuntura que
Al analizar las profesiones de padres y esposos de las mujeres sentenciadas en los citados ocasionó unas persecuciones masivas y, como consecuencia, quedaron abassotadas las cárceles
juicios inquisitoriales constatamos que en su mayoría pertenecían al funcionariado o al rniindo inquisitoriales.
de los negocios, como ya hemos apuntado. Entre los primeros tenemos ejecutores de la Hacienda La mayoría de los procesos fueron disimidos en 1593, donde los judaizantes llegaron a
del rey en Granada; procuradores, abogados, relatores y secretarios de la Chancillería;receptores, alcanzar ub 84% del total de las causas, viéndose involucradas y apresadas familias enteras,
procuradores y abogados de la Audiencia de granadina; escribanos reales y públicos; doctores y pertenecientes a la burocracia y oligarquía granadina, decapitando así el Santo Oficio a la
licenciados; un administrador de los habices y un pagador de la gente de guerra del reino de influyente y poderosa diáspora local.
Granada; jurados y alguaciles de espada... En tanto que en el segundo grupo predominaban los En esta ocasión, la Inquisición quiso dar un catigo que sirviera de ejemplo a la sociedad y,
mercaderes, seguidos de los hiladores de seda, tejedores de terciopelo lenceros, calceteros, así sobre todo, a las minorías disidentes, por lo cual dispuso un auto de fe tan fastuoso que resultó
como mayordomos y un administrador de las salinas. A los englobados en ambos apartados hay ser el más costoso de la segunda mitad del siglo XVI, ascendiendo lo gastos a 117.584 m s .
que añadir varios capitanes y un médico. Estos datos amplían los ya aportados anteriormente, Todo ello hizo que hubiera una expectación fuera de lo común y, como resultado, muchas
cuando enumeramos las actividades laborales desempeñadas por los hombres de la diáspora, personas se desplazaron desde los puntos más distantes de la comarca para contemplar el
debido a que el número de mujeres procesadas era bastante superior. grandioso ceremonial, resaltando los inquisidores como la multitud daba gracias a Dios porque
Respecto a la distribución espacial de los judeoconversos procesados, verificamos que en su se había descubierto la «profesión de la ley de Moisés que tan encubierta estaba»''. En este
mayoría se encontraban avencindados en Granada, Málaga, Ronda, Loja y Guadix, además de documento se resalta el enfrentamiento entre cristianos viejos y judaizantes, puesta de manifies-
otros núcleos de población de menor impoltancia, pero siempre con el denominador común de to en la conducta de los espectadores durante los actos de este famoso auto público.
que hubiese un movimiento económico más o menos notorio, según el lugar de que se tratara". El elevado porcentaje de criptojudíos encarcelados hizo que las causas de muchos de ellos
En el auto de 1550 muchos confesos sufrieron la represión inquisitorial, ya que suponen un no pudieran dirimirse hata 1595, por tanto podemos considerar a este auto como una prolonga-
40% del total de los sentenciados. de los cuales el 59% estaba avecindado en Málaga y de ellos ción del de 1593. A pesar de lo cual, fue muy nuhido el grupo de confesos que salieron en la
los inquisidores tenían una pésima opinión, pues los tachan de ser «muy versutos», razón por la dramática procesión de 1595, donde llegaron a representar el 76% del total de los reos.
cual les dieron mucho trabajo en sus procesosL4.Sobre los criptojudíos recayó el castigo de No obstante, ser considerable el número de judaizantes sentenciados en los autos de fe
mayor dureza, dado que a esta diáspora pertenecían los nueve ejecutados en el quemadero y analizados, siempre estará muy por debajo de los enjuiciados en el siglo XVII, centuria en la
procedían de tres ciudades importantes, puesto que cinco eran malagueños, tres granadinos y que sufrirán más duramente las redadas inquisitoriales, de forma especial en Málaga. La causa
uno 10jeño'~. la tenemos en que en esta ciuad habían fijado su residencia muchos judeoconversos, fundamen-
El año 1552 es otra fecha en la que los malacitanos engrosaron los listados inquisitoriales, talmente debido a sus condición portuaria, circunstancia que conllevaba un fuerte movimiento
pero en esta ocación estarán en las mismas proporciones que los granadinos, y sumados todos mercantil en el cual participaban de foima activa. La mayor parte de los miembros de la
los encausados por judaizar representan el 18% de los sentenciados16.Posterio~mente,hasta 1590, diáspora se habían asentado en tierras malacitanas gracias a la protección del Conde Duque,
hay un lapsus de tiempo en que la presión inquisitorial sobre los conversos no se hace notar, quien propició el paso de los mal.raiios a España en función de su programa de política eco-
pero a partir de dicho año kan in crescendo, siendo Granada quien habría de llevarse la des- nómica, en el cual también se contemplaba una reactivación comercial en la que sin duda
afortunada «palma». alguna, los judíos eran maestros consumadosL9.
Hemos de hacer la salvedad de que en 1590 el protagonismo lo ostentarán los portugueses,
pues todos los judeoconversos procesados eron oriundos del país vecino que se habían estable-
cido en la antigua capital del reino iiazarí, los cuales suponen un 48% de los reosL7.Tal vez la
12 A.H.N., Sec. Inquisición, leg. 1.953. Ambos autos fueron celebrados en la granadina plaza de Bibarrambla; 27
de mayo de 1593 y 15 de octubre de 1595.
13 Por orden alfabético son los siguientes: Almuñécar, Archidona, Baza, Estepa, Hita y Puebla de don Fadrique.
14 A.H.N., Sec. Inquisición, leg. 2.602. Carta dirigida por los inquisidores del tribunal de Granada a la Suprema,
datada el 14 de noviembre de 1550. Cfr. PÉREZ DE COLOSIA RODRÍGWZ, M" 1.: «Malagueños sentenciados por el
Santo Oficio de Granada en 15508, en Baetica, n"0 Facultad de Filosofía y Letras, Málaga, 1987, pp. 293-307.
15 A.H.N., Sec. Inquisición, leg. 2.602. Auto celebrado el 9 de noviembre de 1550. 18 Ibídem, leg, 1.953. Carta del 28 de mayo de 1593 incluida en la relación de causas de ese año.
16 Ibídem. Auto celebrado el 18 de septiembre de 1552. 19 PÉREZ DE COLOSIA RODRÍGUEZ, M".: Arito iriqirisitorial de 1672: el criptojirdaisnio en Málaga, Di-
17 D O M ~ G U E ZORTIZ, A,: Los Jiideocoiii;eijos en Espafia y Aniéi,ica, Istmo, Madrid, 1971. pp. 61-77. putación Provincial, Málaga, 1984.
416 417
TEMOR ANTE LA MUERTE:
LA EXPERlENClA DEL REGlDOR VELENO.
ANTONIO MORANTE PIEDROLA
María del Pilar Pezzi Cristóbal
La historia de las mentalidades, difusa e inconcreta, sin una metodología específica dema-
siado asentada que intenta captar el estrato mental, es sin duda una de las opciones más
atrayentes para las nuevas generaciones de historiadores. Por su propio objeto de estudio, es una
parcela histórica extensa' que recoge todos los aspectos de la vida humana, a un nivel genérico
y globalizador.
Dentro de los muchos campos que ésta abrió en la investigación histórica2,la muerte fue uno
de los más significativos y pioneros. Este campo cuenta en España con numerosos estudios que
siguen la metodología y la estructura que para Francia plasmaron M. VOVELLE, F. LEBRUN,
P. CHAUNU y P. ARIES3, iniciados esencialmente a partir de las 1 Jornadas de Metodología
Aplicada a las ciencias históricas de Santiago de Compostela en 1975, que encontraron una
fértil continuación en las 11 Jornadas. celebradas en 198z4.
1 Según apuntaron P. Nora y E. Le Roy Ladurie, recogido por ARIES, P.: «La historia de las mentalidades» en
La ~zirevahistoria, Bilbao, 1988, p. 475.
2 Recordemos la larga lista de epígrafes que en una reflexión sobre la cultura del siglo XVI introducía el
desaparecido AVILÉS F E R N ~ D E Z ,M.: «El siglo XVI en España: Cultura», en el Corigreso Nacional Jeróninlo Zirrita.
Si1 época y sir escitela, celebrado en Zaragoza del 16 al 21 de mayo de 1983.
3 TENENTI, A,: «Ars moriendi. Quelques notes sur le problkme de la mort 2 la fin du XVe sikclen en Arinales
E.S.C. 6, 1951, pp. 433-446; VOVELLE, A,: Pieté bai.roque et déchris tia~iisatio~i, Paris, 1970; LEBRUN, F.: Les Izonznies
et la niort en Arijoitarrs 17' et 1¿Icsi2cles. Essai de dén~ograpkiehistoriqires, Paris, 1971; CHAUNU, P.: «Mourir Paris
(XW-XVIIe-XVIIIe sikcles)»,Ar~rialesE.S.C., 1, 1976, pp. 29-50; y ARIES, P.: El honibre ante la mirerte, Madrid, 1983.
4 Desde BARREIRO MALLÓN, B.: «El sentido religioso del hombre ante la muerte en el antiguo régimen. Un
estudio sobre los archivos parroquiales y testamentos notariales, en Actas de las I Jor~iadasde Metodología aplicada de
las Cierzcias Históricas, Santiago de Compostela, 1975, y La nobleza astirriarza ante la niirerte y la vida; GARCÍA
CÁRCEL, R.: «La muerte en la Barcelona del Antiguo Régimen (aproximación metodológica)»; GONZÁLEZ L o P o ,
D.: «La actitud ante la muerte en la Galicia Occidental de los siglos XVII y XVIII»; BENNASSAR, B.: «Los
inventarias post-mortem y la historia de las mentalidades»; y E R A S ROEL, A,: «Las élites urbanas de una ciudad
En nuestro caso, dentro de una investigación centrada en la Ciudad Moderna, y en sus ciudad. Tras la cesión de su padre el 16-6-1710, ya que el tetamento del mismo nos indica que
ámbitos de poder, el estudio de la mentalidad religiosa del conjunto de los regidores, como aún vivía en 1718, Antonio le sucederá en el casgo en 9-8-1710, comenzando una brillante
representativos del poder municipal y organizadores de las actividades lúdicas, nos ofrecerá una carrera política que le llevó a ocupar puestos de responsabilidad y desempeñar numerosas
visión más rica y colorista de esa vida urbana en el setecientos. comisiones a lo largo de su ajetreada trayectoria personal6.
Dentro de este amplio proyecto de estudio, se nos ofrece un caso específico en la docu- Antonio de Piedrola nació en Vélez-Málaga el 14 de febrero de 1687, y se desposó el 9 de
mentación capitular, el que protagoniza el regidor Antonio de Piedrola, que consideramos febrero de 1727 con Isabel Coronado y Navas. De este modo siguiendo la política matrimonial
susceptible de un análisis más detallado. Esta documentación nos va a plasmar de forma clara de su padre elegirá como esposa a la hija de Julio Coronado Tello de Guzmán, Capitán de
uno de los aspectos más importantes y significativos del universo mental humano: el miedo a la Caballería del Regimiento de la Costa y Comandante de las Armas de Vélez, cuyos hermanos
muerte, que ha sido estudiado generalmente a través de los productos notariales. eran militares y regidores del Cabildo.
Veremos pues como un regidor se plantea, ante la posibilidad de una muerte inminente, la Así, también en este caso, las alianzas matrimoniales se mostrarán como una de las estrate-
necesidad de prepararse a «bien morir» y saldar todas sus deudas para así poder superar ese gias básicas para la reproducción social de las clases dirigentes. El matrimonio es utilizado pasa
«Juicio individual» que trae consigo su tránsito al más allá, a través de un memorial de reforzar el linaje, y concentras el poder y el honor de los cargos públicos en un reducido grupo
descargo, y no del tradicional recurso testamentario. Para efectuar este estudio he utilizado de familias, que harán primar sus intereses individuales en las actuaciones políticas del Cabildo.
esencialmente la documentación de las Actas Capitulares del Cabildo de Vélez-Málaga que se Junto a él aparecerá también su hermano Alonso que ejercerá otro oficio de regidor durante la
hallan en su Archivo Municipal, y a las que nos iremos refiriendo a lo largo del presente trabajo. minoría de edad de Rodrigo José de Orozco, su propietario, desde el 2-1-1714 hasta su muerte
De igual modo, la existencia de un informe en el Archivo Histórico Nacional, referente a su en 3 1-5-17187.A Antonio de Piedrola le sucederá su hijo Juan, sobre el que la ciudad informará
hijo Juan Morante y Piedrola Coronado, aspirante a la concesión de la Orden de Carlos LII, nos favorablemente a la Real Cámara, y que fue recibido en el cabildo el 3-7-1755j8,ostentando este
ha ofrecido numerosos e interesantes datos sobre la familia Morante Piedrola. cargo hasta bien entrado el siglo XIX. Posteriormente el 16-3-1790 será aprobado su expediente
de ingreso en la Orden de Carlos 1119, llegando la familia Piedrola con este miembro a su más
alto grado de reconocimiento social y político.
UNA FAMYIILIA DE REGIDORE" LO-ORANTE REDROLA
Antonio Morante y Piedrola es el sucesor de una familia dedicada a la política, iniciada por
su padre Juan Morante Piedrola, cuando consigue su título de regidor el 17-12-1692, sucediendo
a Pablo Zelis de Estrada en virtud de ser este cargo renunciable, según se especifica en el título5. Desde los primeros días de su «recibimiento» como regidor se convertisá en uno de los
Juan Morante Piedrola nació en Arjonilla el 24 de noviembre de 1641, siendo recibido como miembros más activos del Cabildo proponiendo numerosas actuaciones que son siempre acep-
hijodalgo en aquella ciudad el 11 de junio de 1668. Éste llegó a Vélez-Málaga ya viudo de su tadas por el conjunto de la ci~idad'~.
primer matrimonio con Catalina Alonso, desposándose poco después con Isabel Pardo Lasso de En 1714 comenzará a ejercer un casgo electivo,la Procuraduría Genesal", que poseía un salario
la Vega, que había nacido en Canillas de Aceituno el 4 de octubre de 1652. definido, y que obligaría a un continuo trasiego de papeles, pasa una mejor defensa de los
Isabel era hija de Bartolomé Pardo Camacho, que fue Teniente de Conegidor en Canillas de pleitos de la ciudad. Ello conllevaba también un manejo de dinero para pagar a los diferentes
Aceituno, y de María Lasso de la Vega, hija a su vez del regidor veleño Francisco Lasso. De procuradores de cada una de Las instancias superiores, Granada, Madrid, y ocasionalmente
este modo Juan Morante Piedrola llega a Vélez entroncando rápidamente con la oligarquía de la Sevilla para asuntos militares. Mantendrá su cargo, hasta 171512 en que por su prolongadas
ausencias en la corte, siempre por asuntos de su comisión, se nombrará a otro que se ocupe de
tradicional: Santiago de Compostela a mediados del siglo XVIII», todos ellos en Actas del II Coloqirio de Metodología organizas desde e1 Cabildo la actividad judicial de la ciudad.
Histórica aplicada, Santiago de Compostela, 1982, hasta los más recientes estudios sobre las mentalidades ante la
muerte de ÁLVAREZ SANTALO, L.: La religiosidad popirlar, Barcelona, 1989; REDER GADOW, M.: Morir e11
Málaga, Málaga, 1986; PASCUA SÁNCHEZ, M. J. de la: Vivir la niuerte en el Cádiz del setecientos (1675-1801), 6 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-20, 35 Cabildo 9 agosto 1710, ff. 86-88.
Cádiz, 1990; RIVAS ÁLVAREZ, J. A.: Miedo y piedad: testanze~~tos sevillanos del siglo XVIII, Sevilla, 1986; 7 A.M.V.M., Col. A. C., Recibimiento de Alonso de Piedrola como regidor y título. Sig. 11-1-20, 5" Cabildo 2
GONZÁLEZ CRUZ, D. y DE LARA RÓDENAS, M. J.: «Piedad y vanidades en la ciudad de Moguer. Un modelo de enero 1714, ff. 89-92. Referencia a su rnuerte Sig. 11-1-21, 2" Cabildo 31 mayo 1718, f. 44v.
mentalidad religiosa y ritual funerario en el Barroco del 1 7 0 0 ~en Hirelifa erz sir Iiistoria, Huelva, 1988, el primero de 8 A.M.V.M., Col. A. C. Sig. 11-1-29, 1" Cabildo 3 julio 1755, f. 69.
los cuales acaba recientemente de leer su tesis doctoral sobre el tema; CEREZUELO REQUENA, N,: «Testamentos 9 Archivo Histórico Nacional, Estado, Carlos DI, 1.723, Exp. 400.
femeninos en la Granada del siglo XVI», comunicación presentada al Congreso de JÓló,>enes Histoi.iadores celebrado en 10 En 1710 lo vemos sugiriendo recobrar el derecho del 25% sobre todos los artículos que se cargaban por el
Alicante 1990; RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, A.: Morir eri Extremadirra. (La niuerte eri la horca a finales del A~itigiro puerto de la ciudad, privilegio que había dejado de usarse, sin que se puedan especificar las causas. No conocemos si su
Régi~ne~r1792-I909),Cáceres, 1980; TESTÓN NÚÑEZ, 1.: «El hombre cacereño ante la muerte: testamentos y formas labor consiguió esa recuperación, pero si las gracias que le da el Cabildo por su expresado y reiterado interés en favor
de piedad en el siglo XVII», Norba, IV, Cáceres, 1983; VALVERDE SAINZ, R. M.: La niirerte erl cuatro riiícleos rlrrales del bien común. A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-20, 3" Cabildo 10 septiembre 1710, f. 90v.
cacereríos durante el siglo XVII, Memoria de licenciatura inédita; por no salir específicamente de nuestro ámbito 11 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. E-1-20, 5" Cabildo suertes 17 agosto de 1714, f. 145, es una libranza de los 30
andaluz, aunque también se está trabajando intensamente sobre el tema en las restantes zonas del país. ducados de salario por su cargo de Procurador General.
5 (A)rchivo (M)unicipal de (V)élez-(M)álaga, Colección (A)ctas (C)apitulares, Signatura 11-1-17, Libro 3" 12 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, l", Cabildo 2 diciembre de 1715, f. 8v, es la primera mención de Juaii de
Cabildo de 17 diciembre 1692, ff. 215-216v. Igualada como Procurador General.
En 1715 aparece su primera mención como comisario en la corte13donde estaba vigilando el
desarrollo de una prónoga de los arbitrios ordinarios, solicitada por la ciudad, de una facultad
para sembrar la dehesa baja, como medio de poder sufragar los continuos gastos de alojamiento
y cuai-tel de tropas, y del pleito con la ciudad de Málaga por el embarque de frutos, antes del El 18 de mayo de 171822,apenas cinco meses después de su regreso de la corte, nuestro
rompimiento del precio, privilegio que ostentaba la ciudad de Málaga, y que subordinaba tanto personaje se halla en la cama, gravemente enfermo y según parece al borde de la muerte,
a Vélez-Málaga como a la comarca de Marbella, evitando su c~mpetencia'~. aquejado por unas fiebres de tabardillo. Sin embargo no tenemos constancia de que la zona de
Aunque en 1716, solicita ser excusado de esa comisión por hallarse enfermo y desear volver la Axarquía se vea afectada por ninguna epidemia en estas fechas.
a su casal5,no sólo le fue denegada la petición, sino que junto a estos cometidos iniciales, se le La gravedad de la enfermedad será un revulsivo, ya que la muerte le planta cara a este
irán agregando otros colaterales, que prolongarán aún más su estancia en la Corte. Entre ellos regidor, y le hará sin duda recapacitar largamente sobre el discurrir de su vida y sus actos. La
estará la remisión del costo de los Donativos, contribución «voluntaria» que se había iniciado en muerte, fenómeno intrínseco a la naturaleza humana, se afirmará ahora con un valor ejemplar y
1707 para costear la Guer~ade S u ~ e s i ó n 'pero
~ , que se mantuvo para sufragar los gastos de los específico para cada individuo, es la «muerte vivida», inexorable e i n ~ a r i a b l e ~ ~ .
enfrentamientos contra la Cuádruple Alianza y prevenir los ataques ingleses en el litoral espa- Será pues en este momento clave, cuando el regidor Antonio M. Piedrola se halla ante las
ñ0117. puertas de la muerte, cuando se plantee la posibilidad profundamente sentida de ese «juicio
Para el seguimiento de todas estas dependencias, se le irán continuamente remitiendo fondos individual» que espera a todo cristiano, en el que tiene que dar cuenta de sus actos tenenales,
a la corte1*,donde permanecerá hasta finales de 1717, aunque remitirá antes una relación jurada, para dirimir de ese modo su acceso a la gloriaz4.La idea de «juicio final», que según AFUES en
que será reconocida y aprobada por los regidores Juan de Estrada y Alonso Paez el 13 de Francia ya había perdido su popularidad en el siglo X W 2 5 ,pervive en el Reino de Granada,
octubre de 171719. concretamente en Vélez a principios del siglo XVIII, como lo demuestra la actuación de este
Será en el Cabildo del 8 de enero de 1718 cuando el regidor Antonio Morante y Piedrola, ya regidor.
de regreso en el Cabildo veleño, haga balance de su estancia en Madrid y rinda cuentas ante el Asesorado seguramente por un religioso, que tal vez por su nivel social podría ser incluso su
ayuntamiento, aunque la asistencia de sus miembros será muy reducida, sólo 7 caballero^^^. Hace confesor particular, Antonio de Piedrola decidirá confesar sus faltas y descargar su conciencia,
patente sus resultados en todos los asuntos que le habían encargado, consiguiendo favorables logrando su absolución. Para lo que también precisaba el perdón de aquellos a los que había
resultados para la ciudad, y sobre todo una Real Facultad por la que se prorrogaban los arbitrios injuriado de palabra y de obra. Esta tradición de los ritos de reconciliación a través del pago de
ordinarios. Posteriormente, en el cabildo del 15 de enero del mismo año, dará cuenta de sus deudas y reparación de daños, que VOVELLE ve casi diluida en su estudio sobre la muerte en
gastos, con un saldo deudor de la ciudad que asciende a 21.821 reales, por lo que ese mismo día Provenza en el siglo XVIL126,se manifiesta de forma clara en los testamentos malagueños durante
se le libran 24.129, en los que también se incluirían, seguramente, sus salarios personalesz1. esta época, y se puede detectar fácilmente en el presente.
La cantidad total de los gastos efectuados en Madrid durante su comisión no se especifican Consta una muestra notable de los cargos que este regidor consideró en el momento de su
con exactitud, pero las libranzas se deduce que ascendieron a 71.201 reales. Una cantidad muy muerte, en un memorial escrito de su puño y letsa, somero y claro, del que existe un traslado2'
considerable, dada la escasez que por la guerra y la consiguiente reducción del tráfico marítimo, dirigido al Cabildo, solicitándole ese ansiado perdón.
presentaban las arcas de la ciudad, abastecida esencialmente a través de los derechos de En él, el regidor se declaraba responsable de haber sustraído determinadas cantidades de los
embarque de los frutos de su jurisdicción: vino, pasa y limón. caudales públicos durante sus continuadas comisiones y dependencias en Madrid, sin especifi-
Como vemos la labor del «Comisario en la Corte», como es denominado en la documenta- car cantidades, ni conceptos exactos de los que habían sido disipados, pero si que habían sido
ción capitular, es aprobada e incluso aplaudida, Antonio Morante se encuentra en uno de sus usadas en asuntos particulares.
mejores momentos dentro del Cabildo veleño, cuando sus opiniones son solícitamente aceptadas Debido a su escasez de medios para la devolución de esas apropiaciones indebidas, solicita
por el resto de los capitulares. Pero desgraciadamente los acontecimientos le demostrarán lo además del perdón, la exoneración de la cantidad sustraída. Se podría pues deducir que en este
efímero de la gloria. caso no se muestra un arrepentimiento real, pues al no considerar necesario la devolución de lo
disipado para la obtención del perdón, se resta importancia al hecho mismo de la falta.
13 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-20,55 Cabildo 18 febrerode 1715, f. 211 v.
14 PONCE RAMOS, J. M.: La Hei.mandad y Montepío de Viríei.os en la Edad Moderna, Memoria de licenciatura
inédita.
15 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, 1 5 Cabildo 22 junio 1716, f. 84v.
22 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, 2" Cabildo 18 mayo 1718, ff. 38-42, por su especial importancia está
16 KAMEN, H.: La Guerra de Sncesión en Esparia, 1700-1715, Barcelona, 1974, pp. 240-241.
transcrito en el apéndice documental.
17 VOLTES BOU, P.: Felipe V , Madrid, 1991.
23 VOVELLE, M.: Ideologías y riie~italidades.Barcelona, 1985, p. 101.
18 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, 15 Cabildo 16 marzo 1716, f. 60v. 12.000 reales; Cabildo 16 octubre 1716,
24 Esta idea se ve plasmada en las invocaciones de los testamentos que para Cádiz y en este marco temporal
f. 113v. 16.000 reales; Cabildo 26 abril 1717, f. 163 v. 8.622 que parece se le adeudan; y Cabildo 25 agosto 1717, f. 206,
específico ha estudiado PASCUA SÁNCHEZ, M. J. de la: Actitudes anre la mite1 te en el Cádiz de la pl-inzer.a mitad del
10.450 reales. siglo XVIII, Cádiz, 1984.
19 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, 1%Cabildo 13 octubre 1717, ff. 231v. 25 ARIES, P.: El hombre ante la mirerte, Madrid, 1983, p. 95.
20 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. E-1-21, 1" Cabildo 8 enero 1718, f. 249v.
26 REDER GADOW, M.: Morir en Málaga. Testamentos rnalagueiíos del siglo XVIII, Málaga, 1986, p. 188.
21 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, 1" Cabildo 15 enero 1718, f. 259v.
27 Apéndice Documental.
de D. Antonio M. Piedrola a los ayuntamiento^^^, y de las diferentes libranzas para su mante- Piedrola vuelve enseguida a hacerse cargo de pagos y cobranzas de altas cantidades, obteniendo
nimiento, aunque no exista ninguna mención expresa del curso del mismo en las Actas. además los títulos de Familiar y Alguacil Mayor del Santo y llegando incluso a ejercer
Meses después, aparece una petición de D. Antonio, presentando una Real Provisión por la como Teniente de Corregidor en enero de 173543.
que se le permite reintegrarse al Cabildo, mediante una fianza de 16.000 reales, en vistud de la Pero aún más significativo de la buena fama que seguirá manteniendo este regidor en el
cual ofrecerá las posesiones de Alonso Paez, depositario general y miembro activo del propio grupo municipal, será la referencia a él inserta en 1740, en una discusión sobre otro capitular,
C a b i l d ~La
~ ~ciudad
. nombrará comisarios para reconocer el memorial de fianzas, pero el asunto que tras estar de comisasio en la coi-te se muestra reacio a das las cuentas, retrasándolas durante
no era visto de igual manera por todos los capitulares, y se provocará un movido pleno3', en el tres meses:
que se presentó incluso dictamen del abogado.
En este pleno no se debatirá directamente el reintegro del regidor, sino cuestiones de «... en el tiempo que paso el S. D. Antonio de Piedrola a la corte estuvo mas tiempo
competencias anejas a los requisitos legales para la misma. No se pondrá en duda que debe ser de tres años (en dependencias de importancia de esta ciudad que ejecutorio y consiguio)
admitido, sino si la decisión debía ser tomada por los regidores, con las consecuencias que de y restituido a esta ciudad inmediatamente dio quenta de sus encargos, exivio los
ello podían derivarse a nivel local, o debía ser privativa del Corregidor, evitando de este modo Reales despachos conseguidos, su relacion jurada de los gastos que importaron mas
el deterioro de la imagen municipal que supondría la readmisión de un regidor públicamente de siete mil1 ducados y pidio se le nombrasen cavalleros comisarios para su recono-
denostado por sus apropiaciones. También se pondrá en duda la validez de la real Provisión que cimiento el que ejecutaron sin la presencia de dicho S. Antonio...»".
el regidor presenta, al no poderse seguir la misma causa en dos tribunales distintos: de un lado
la Chancillería de Granada, donde la ciudad había interpuesto el pleito, y de otro el Consejo, Esta referencia hace implícitamente un juicio de valor sobre la comisión, que es considerada
donde se seguía la apelación de Antonio Morante y Piedrola. modélica, tanto por la consecución de sus objetivos, como por su exactitud y puntualidad en el
En todo caso, como señalaran algunos regidores, lo que estaba en juego no era la aprobación desassollo de la misma. Ciertamente una valoración extraña de un acontecimiento tan polémico
de unas fianzas, sino la pérdida del prestigio de un miembro de esa élite rectora local; por lo que y significativo de las prácticas políticas de la época, pero lógico dentro del sistema social
ese sector rechazará no sólo el dictamen del abogado, sino también la propia continuación de imperante.
ese pleito, por ser su único sustento «un memorial sin firma». En este caso debemos pensar que Las consecuencias que podríamos inferir de esta nueva y sorprendente integración en la élite
la defensa del regidor que ha quedado públicamente en entredicho, se basa más en un honor ciudadana no son extrañas, ya que no debemos olvidar el honor gizipal del conjunto de la
gsupal, en una defensa de ese conjunto de ciudadanos dirigentes para evitar un cuestionamiento ~ i u d a d "que
~ , preferiría seguramente reinsertarlo y restar impoi-tancia al hecho como una forma
global, que en una creencia sincera en la inocencia de D. Antonio. de impedir un cuestionamiento global del gsupo, que manejaba grandes cantidades de dinero
No obstante esa Real Provisión para su reinserción, no será presentada en el Cabildo en estos público siempre susceptible de utilización particular.
momentos, aunque si fue aceptada por la ciudad el 24 de diciembre de 171g3*,sin perjuicio del De otra parte, en el caso de que hubiera conseguido ganar el pleito, y se decidiera no aceptar
derecho que tenía a cobrar esos 16.000 reales, continuando el pleito en Granada. Al año por lo tanto su propia confesión, quedasía en entredicho la opinión docta del Padre Lector
siguiente se solicitará desde la Chancillería el memorial y los autos originales para el juicio39,y Jubilado. Éste expresaba la veracidad de esa confesión postrera, que al ser realizada a las
comenzarán una serie de libranzas de la ciudad para esos gastos, que importaron en total 3.500 puertas de la muerte, antes de ir a saldar cuentas con Dios, dejaba fuera de dudas su certeza,
reales40. fueran cuales fueran las circunstancias.
Así pues, un año después de dar a conocer el memorial, Antonio de Piedrola se encuentra Este hecho curioso nos introduce sin embargo algunos detalles que no podemos dejar de
repuesto en su oficio de regidor, como un miembro más del cabildo, con una gran actividad. Sin señalar, para el regidor la apropiación indebida sólo cobra importancia ante la inminente
que tengamos más constancia del pago de sus deudas con la ciudad que una mención en mayo muerte, reflejando un ambiente cotidiano que no pareció ver con malos ojos esas actitudes,
de 1718 de que se halla preso y enfermo4'. incluso después descubiertas, como nos refleja la actitud del Cabildo.
Se podría pensar que este capitular fue marginado o relevado de materias de importancia También debemos señalar que no vuelve a hacerse referencia a este asunto posteriormente
política o especialmente económica, como castigo a esa apropiación indebida, pero curiosamen- en las Actas Capitulares D. Antonio Morante y Piedrola no hizo personalmente testamento, sino
te la lectura de las actas capitulares siguientes nos demuestra todo lo contrario. Antonio de a través de su mujer el 28 de marzo de 1737 ante Fernando de Ortega, por lo que se nos priva
la posibilidad de contrastar si en la verdadera última voluntad el regidor siguió manteniendo
este cargo en su conciencia.
35 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, 25 Cabildo 1 septiembre de 1718, f. 87v.
36 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. E-1-21, 2" Cabildo 25 noviembre de 1718, f. 135.
37 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. E-1-21, 25 Cabildo 2 diciembre de 1718, f. 138. 42 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, 2" Cabildo 1 agosto de 1732, f. 388v.
38 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, 2" Cabildo 24 diciembre de 1718, f. 143v. 43 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. E-1-21,2", Cabildo 10 enero de 1735, f. 31 v., hastael Cabildo 29 octubre de 1735,
39 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, 2", Cabildo 1 febrero de 1719, f. 167. f. 81v.
40 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. E-1-21, 2", Cabildo 3 febrero de 1719, f. 168, se libran 2.000 reales de los efectos 44 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. E-1-21, 25 Cabildo 5 agosto de 1740, f. 71v-74.
más prontos. Cabildo 19 abril de 1719, f. 207v. 400 reales de arbitrios. Y Sig. 11-1-22, 1" Cabildo 21 agosto de 1719, 45 Entendiéndose honor como prestigio social clasista, independiente del honor individual de cada regidor, tal y
f. 1, 100 ducados de los efectos más prontos. como nos señala MARAVALL, J. A,: Poder, honor y élires en el siglo XVII, Siglo XXI, ed. Madrid, 1984, a lo largo de
41 A.M.V.M., Col. A. C., Sig. 11-1-21, 25 Cabildo 31 mayo de 1718, f. 44v. toda su obra.
No podremos nunca saber a ciencia cierta si el memorial fue realmente una confesión, comisarios; dixo que el presente escrivano copie el memorial a la letra en / el archivo; y en
muestra extraordinaria de una conciencia escrupulosa, o un simple y extsaño producto de unas atencion a lo referido por los cavalleros comisarios cuia clausula ultima del Padre Guardian es
fiebres de tabardillo. La conclusión será pues distinta dependiendo de la posición que adopte- que si viviese Don Antonio de Piedrola y sanasse de su enfermedad quedaba con el reato de
mos, para el Cabildo es más que aceptable la segunda opción que justifica un desliz impresentable siempre que tenga o pueda satisfacer a esta ziudad las cantidades de mrs que manifiesta su
de uno de sus miembros, mientras que para el común sería más aceptable la primera, por reflejar memorial y no siendo expezificadas en el y para el assumpto que se va y ser necesario el
la certeza de unas prácticas cotidianas en el ejercicio del poder. saverlo; acordo que el escrivano de aiuntamiento pase en seguimiento de la referida justificazion
en tiempo que Don Antonio de Piedrola este en pasaxe que ninguna cosa de dependencia le
pueda molestar y que los cavalleros comisarios cuiden estando en pasaxe el enfermo de que se
haga esta diligencia =
Ap6sadi-e documental
Una de las parcelas mas caracteristicas de la Historia de las Mentalidades es la que contempla
el tema de la muerte y su parafemalia inherente. En efecto, sigue constituyendo para mí uno de
los temas más sugestivos de estudio, y si bien hasta ahora los objetivos prioritarios de mi
investigación lo había constituido la muerte, a lo largo del Antiguo Régimen, de sujetos que
formaban parte del entramado social malagueño -desde los marginados, delincuentes, co-
merciantes, burgueses y escultores, hasta la élite local-, surgen ahora nuevas perspectivas que
escapan al ámbito local, pero que son el fiel reflejo de las actuaciones en otras ciudades del
Reino de la aplicación de las órdenes emanadas del poder central. Primordialmente a través de
los testamentos y de otra documentación complementaria, he podido valorar las actitudes ante la
proximidad de la muerte y las pautas colectivas que automáticamente se ponían en marcha
cuando fallecía uno de los miembros de la comunidad malagueña. Estos complejos mecanismos
sociales adoptaran claves que paulatinamente he ido desentrañando, pero que quedarían in-
completas, sino las trasladara a otras esferas superiores tanto en el orden social como en el
mental.
Así, el tema de esta comunicación va a girar en torno a la muerte de las personas reales
próximas al máximo dirigente del Estado: el Rey. Con esta comunicación reconstniyo una
parcela del sistema de vida -o muerte- dentro de la Historia local asumida a su vez por la
Historia regional andaluza. Porque, como indica García Baquero «al descender a conjuntos más
reducidos en los que las relaciones estructurales se apreciaban con mayor constancia y tenían un
determinado sentido respecto al propio medio físico en que se realizaba»'.
La etiqueta cortesana en tomo al máxime dirigente político tiene su ceremonial perfecta-
mente definido y así mismo, a nivel local, se puede observar esa correspondencia con los
miembros de la familia real. Si bien la muerte de un individuo afectaba principalmente a los que
1 GARCÍA BAQUERO, A.: «Andalucía en el siglo XVIIIn en FERNÁNDEZ, R. ed.: Esparía eri el siglo XVIII.
Hon~eriajea Pierre Vilar, Barcelona, 1985, Ed. Crítica, pp. 342-413.
lo rodeaban, incluso en primera instancia al propio sujeto que consciente de su fin biológico
Los mecanismos inherentes a la realización de estas celebraciones que se pondrán en marcha
tiende a un autoanálisis o reflexión de su comportamiento a lo largo de su existencia para
mostrarán esos largos períodos de las respuestas del colectivo inconsciente que destacará
entresacar aquellas situaciones comprometidas en donde su actuación no ha sido acorde con las
Braudel ya que observamos una continuidad a lo largo de dos centurias imponiéndose sobre la
directrices establecidas por la Iglesia otorgando su testamento y reconciliándose con su conciencia.
corta duración. Pautas estereotipadas que se mantendrán vigentes, inamovibles a lo largo de
Pero hay otros fallecimientos que afectaban no sólo al ámbito familiar y al local sino que
varias centurias sin que se puedan entrever cambios. Desde el monarca Felipe IV hasta Carlos
tendrán una repercusión masiva en todo el territorio nacional que comprende la monarquía
española. Será la muerte de la principal figura nacional: el Rey y por extensión, a las personas
m se repiten miméticamente el ceremonial fúnebre por orden real6.
reales que afectan a su círculo familiar: esposa, padre, madre, hermanos o hijos.
La muerte del Rey afectaba directamente a todos los componentes del Estado como bien
expresa la carta de doña Mariana de Austria al dirigirse al cabildo malagueño notificando la
muerte del monarca Felipe IV2. La respuesta del municipio malacitano manifestando a la Reina
Si el objeto específico de las honras y exequias era conseguir la presencia de un gran número
el profundo dolor que sentía, tanto por el afecto y amor que tenían a Su Majestad como
de individuos que integrasen el cortejo fúnebre elevando sus oraciones por la salvación del alma
del difunto, la posibilidad de que se constituyeran numerosos séquitos y cortejos en todas las
«la mucha falta que ha de hacer su real persona a estos Reinos y consiguientemente
ciudades del Reino, dada su privilegiada situación, redundaría indudablemeilte en beneficio del
a la cristiandad3».
ánima del finado real. En efecto, las exequias regias o ceremonial fúnebre no sólo tenía lugar en
la Corte o donde residía el monarca o un miembro de su familia, «de córpore insepulto», sino
Se comprende que la muerte del monarca repercuta en el destino del país y en sus relaciones
que también se organizaba en las principales ciudades del Estado español con un ritual
con otras potencias europeas, ya que se abre una interrogante sobre el nuevo monarca que subirá
prestablecido. Las exequias reales emanaban del poder político aunque con inequívoca carga
consecuentemente al trono. El futuro de los vasallos dependía de los aciertos políticos, sociales,
religiosa en la que participaban toda la población urbana uniéndose a ella la de los pueblos
económicos del nuevo monarca y de sus colaboradores. Y en este caso concreto, la subida al trono
aledaños, Iglesia y Estado contribuían con sus recursos y participación a dar el máximo esplendor
de Carlos 11, niño de costa edad, preocupaba seriamente a la clase dirigente local malagueña4.
a este proceso de comunicación de un modelo ideológico religioso común, cuyos simbolismos
También la muerte de las personas allegadas al monarca abren una serie de inte~rogantes
permite diversas lecturas acomodables a los múltiples matices de los espectadores. La Iglesia a
sobre el dolor del Rey por la pérdida de su madre, esposa, padre o hermano como en el estudio
través de las exequias regias trataba de transmitir. el triunfo de la fe, de la fragilidad de la vida
presente, la necesidad de que éste contraiga un nuevo matrimonio, la conveniencia política
humana y de la muerte inevitable inherente a toda condición humana y a todos los estratos
sobre la elección de una nueva reina, etc. que se cierne sobre los súbditos. Aunque estas
sociales, incluso al Rey.
reflexiones no se expresen fielmente en la documentación se puede percibir entre líneas en los
Los ritos de la muerte estaban dominados por el duelo de los supervivientes y por los
folletos propagandísticos, seirnones, relaciones poéticas; o bien, se conoce la respuesta colectiva
honores que rendían al difunto. Por eso participaba toda la población urbana incrementada con
de los vasallos ante esa coyuntura luctuosa a través de las manifestaciones populares, y la de sus
los visitantes de los pueblos de sus alrededores. El acompañamiento en los séquitos reales sigue
representantes.
un riguroso protocolo ya que el lugar de cada integrante está perfectamente precisado siguiendo
En este estudio, basado esencialmente en documentación municipal: actas capitulares, co-
las Oirlenanzas y Etiquetas de Felipe I r . La procesión solemne del séquito se convirtió en
lección de originales y escribanía de cabildo, abordaré no sólo las actitudes mentales colectivas
imagen simbólica de la mue~tey de los funerales.
del municipio malagueño y de su repercusión social ante la recepción del Real Despacho
Así pues, las exequias regias con sus túmulos, jeroglíficos e iluminación con el que iban
a~iunciandola muerte de un personaje real, los dispositivos que inmediatamente se pondrán en
emparejados tanto el componente político como el religioso, constituían uno de los elementos
marcha sino también el soporte económico básico para el desarrollo de los actos de proclama-
más representativos de las fiestas sagradas del Barroco puesto que las honras fúnebres de los
ción, honras y exequias que habían de celebrarse en su honor. Estos actos de representación real
monarcas suscitaban un enorme respeto entre el pueblo.
gravaban enormemente las, de por sí, mermadas arcas municipales por lo que si bien constituye
Pero además en el ceremonial que voy a exponer, va implícito otro mensaje ideológico que
un deber y obligación del gobernador, del alcalde mayor y de los caballeros regidores anunciar
contribuiría a la consolidación de la dinastía borbónica. La muerte del Gran Delfín Luis, servirá
al pueblo la desaparición del monarca, de la reina o de uno de los miembros de su familia, como
de pretexto para imbricar, a mi entender, el ceremonial fúnebre austracista con el borbónico.
en este caso, el aparato propagandístico que sirve de soporte a las ceremonias mortiiorias
Estos actos litúrgicos serán realizados tomando como ejemplo las honras y exequias de doña
aumentará considerablemente el déficit económico capitular5.
Mariana de Austria, madre del último monarca de la Casa Austria, Carlos 11.
En efecto, el 16 de abril de 1711 muere el Gran Delfín de Francia, padre de Felipe V, duque
2 CALDERÓN, E.: El Rey ha niirel to (Cómo y de qlré niurieroii los reyes de Espana, desde Ferrrando el Católico
hasta Aifo~isoXII), Madrid, 1991, Ed. Cirene, pp. 67-82. de Anjou. Al año siguiente mueren los duques de Borgoña, Luis y María Adelaida de Saboya,
3 A(rchivo) M(unicipa1) de M(álaga), Colec. Actas Capitulares n" 101, fol. 362.
4 KAMEN, H.: La Espana de Carlos II, Barcelona, 1987, Ed. Crítica, p. 519. 6 VARELA, J.: La witierte del Rey. El ceremonialfitnemio de la Moriar.qiría espafiola (1500-1885),Madrid, 1990,
5 Con motivo de la muerte de la reina M q u i s a de Orleáns, en 1689, el Municipio malagueño solicita del Consejo Turner Libros S.A. p. 63.
de Castilla que se desembargue parte de los bienes de Propios para afrontar los costos de las honras y exequias reales. 7 SOTO CAVA, V.: «Los Cortejos en los funerales reales del Barroco: Notas a su origen y configuración», en
Boletín de Arte n V 0 , Universidad de Málaga, 1989, pp. 121-140.
delfines franceses. Las relaciones personales del monarca español, lejos de la corte de Versalles,
Tal como se desprende de la documentación manejada entre el rey y el pueblo se establece-
con su padre debían ser las paterno-filiales características de la familia real francesa. Sin
rán dos puntos de contacto: la religiosidad, que tanto uno como otro profesaban con profunda y
embargo, nunca llegaron a la intensidad, a la estrecha unión existente entre el duque de Borboña
sincera devoción y el concepto de la dignidad. Son numerosas las manifestaciones del monarca,
y el duque de Anjou. El primogénito, duque de Borgoña, había acompañado a su hermano hasta
y en diferentes circunstancias, afirmando estar dispuesto a derramar su sangre por defender la
la frontera cuando éste se encanimó a España a ocupar el trono español. Los dos hermanos se
Corona hispana".
comprometieron en su despedida a mantener una relación epistolar que la muerte tsuncó inevi-
Por tanto, nos encontramos en un nivel de larga duración en donde la evolución de las
tablemente. Las cartas entre ambos hermanos son tan numerosas que según Pedro Voltes su
estructuras mentales apenas vasían, se mantienen inalterables, sin cambios perceptibles a lo
edición ocupa dos tomoss. En éstas no sólo se van plasmando los sucesos familiares, de la coi-te
largo de dos centurias12.
y de la política que acontecen en Versalles sino que también abundan los consejos políticos
animando a su hermano a que se compenetre mejor con el pueblo español, que lo intente amar
cumpliendo así con su deber. En momentos eufóricos no faltan las felicitaciones efusivas por la
DESAWROLLO DEL EEREMOMIIAL FUMEMARBO
victoria de Almansa.
Se desconocía, por lo tanto, los posibles logros políticos del futuro monarca francés y para
El 18 de mayo de 1711, el regidor don Pedro Bourman informó al municipio malagueño,
la población eran personajes desconocidos ante la falta de difusión de cuadros que representaran
reunido en cabildo, la llegada de un Real Despacho procedente de Zaragoza en el cual el rey
su imagen.
informaba del fallecimiento de su padre el Serenísimo Delfín de Francia. El monarca Felipe V,
Por tanto surge una interrogante ¿qué interés podía mover al municipio malagueño llevar a
al tiempo que manifestaba su dolor por tan sentida pérdida ordena a las autoridades municipales
cabo estas exequias si no era la lealtad y obediencia a su monarca sumándose a su dolor por la
que dispongan de las honras y exequias tradiciones, las mismas que se ejecutaron por la muerte
pérdida de su padre y hermano? Además, era preciso hacerlo con mayor ostentación rivalizando
de la reina doña Mariana de AustriaI3.
con otras ciudades del Reino, por ser puerto de mar «dónde concurrían diferentes naciones
Una vez conocida la misiva se inician las gestiones para cumplir el mandato real. Se
extranjeras».
desencadena la puesta en marcha del ritual mortuorio real. Surgen las primeras dudas en torno
En efecto, como representante del gobierno central el municipio malagueño también tenía,
a la formalidad del luto si había de ser de bayeta o paño, de militar o político debido al incierto
como otra obligación más, que participar en los acontecimientos de la Corona: en los festiiios,
momento bélico en que estaba inmersa la ciudad. Los regidores habían sustituido el traje de
como el nacimiento de un príncipe, el enlace matrimonial de una infanta, la gestación de la
golilla por las casacas militares por lo cual se cuestionan qué vestimenta era la adecuada para
Reina o el triunfo en el campo de batalla o en los luctuosos como el fallecimiento del Rey o de
manifestar el sentimiento luctuoso por la muerte del Serenísimo Delfín ante el vecindario con la
un miembro de la familia real9.
lealtad y el celo debido y, sobre todo, siguiendo el ceremonial protocolario establecido en el
Los españoles, por lo general y los malagueños en particular habían recibido con fervoroso
libro de ceremonias. El traje de golilla era, no obstante, incompatible con las armas. La
entusiasmo al nuevo monarca con tal de conservar su integridad territorial y recuperar el antiguo
ritualización del luto a través del vestido tenía un valor importante.
prestigio perdido. Así lo manifestó el deán de la Iglesia mayor de Málaga al informar acerca de
En efecto, los malagueños estaban en alerta militar, acampados en las playas bajo las
la llegada de Felipe V a Madrid, proponiendo elevar un «Te Deum» y una misa de gracias, al
órdenes del Capitán general de la costa, con las armas al alcance de la mano aguardando en
igual que se había realizado en otras iglesias del Reino. Efectivamente, el día 14 de abril de
cualquier momento el toque de rebato. El 17 de abril el emperador José había fallecido dejando
1701 entró el duque de Anjou, como Felipe V, en Madrid; y el 8 de mayo las Costes le juraban
la Corona a su hermano el Archiduque Carlos. Por lo tanto, las acciones militares quedaban
en la madrileña iglesia de san Jerónimo el Real, fidelidad y lealtad que los castellanos no habían
sometidas a las decisiones que se adoptasen en los círculos diplomáticos europeos14.Y si bien
de desmentir jamás.
no había amenaza en una confrontación bélica inminente las milicias urbanas y las tropas
Aunque la Guerra de Sucesión al trono español fue en realidad un enfrentamiento bélico
acuarteladas estaban en alerta ante cualquier eventualidad. Efectivamente, aunque la guerra en
europeo que duró 12 años, los españoles se vieron implicados además en una guerra civil entre
la Península se ve reducida de forma muy considerable su campo de operaciones, sin embargo,
partidarios de uno y otro pretendiente. A esta esperanza contsibuyó, sobre todo, el que para los
no supuso la reducción de efectivos ya que en las mismas fechas se pedía una nueva aportación
partidarios de Felipe V, este enfrentamiento bélico tomase carácter de csuzada, puesto que los
de caballo^'^.
integrantes de las tropas aliadas eran, en su mayoría, protestanteslo.
Inicialmente, los regidores no llegaron a un acuerdo en torno a la vestimenta por lo cual
8 VOLTES, P.: Felipe V,jirrtdador de la Esparía Conteniporár~ea,Madrid, 1991, Espasa-Calpe, p. 92. fueron manifestando su opinión en toino a esta cuestión. El regidor don Luis de Olmedo
9 REDER GADOW, M?: Municipio-religión-cztltitra, Aprosin~acióiia la religiosidad Y al com~ortamieritn
socioculrioal de los regidores nialagireríos erl el Aritiglro Régimen, comunicación presentada al Congresso
11 REDER GADOW, M": ((Repercusión de la toma de Gibraltar en la documentación malagueña», comunicación
MUNICIPALISMO E DESENVOLVIMIENTO NO NOROESTE PENINSULAR, celebrado en Marco de Canavese
presentada al 11 Congreso Internacional «El Estrecho de Gibraltar», celebrado en Ceuta, noviembre de 1990.
(Portugal), marzo de 1992.
12 VOVELLE, M.: Ideologías y vieritalidades, Barcelona, 1985, Ed. Ariel, p. 12.
10 A(rchivo) C(abildo) C(atedralici0) de M(álaga), Actas Capitulares n" 38, fol. 28v. Donativo al Rey, Nh. Sr. de
13 A.M.M. Actas Capitulares n V 1 4 , fol. 138v.
400 ducados.
14 ICAMEN, H.: La Guerra de Sircesióri en EspaAa (1700-1715),Barcelona, 1974, Ed. Grijalbo, p. 34.
«Y siendo preciso acudir a la defensa de la Monarquía como de la religión en las invasiones enemigas que se 15 CALVO POYATO, J.: Guerra de Sucesión de Aridalucía. Aportacióri al corlflicro de los pueblos del sirr de
recelan, solicitan un donativo de 400 ducados».
Córdoba, Córdoba, 1982, Diputación Provincial, p. 160.
435
propuso que se vistieran con paño ya que en la ciudad no se hallaba la cantidad de bayeta
requerida. Y que además de Flandes, Milán y otros reinos se imponía el paño a otro cualquier en torno al día, lugar dónde se debía ubicar el túmulo, asistencia de los caballeros regidores en
género textil para dicha ocasión. fonna de ciudad, etc. Un primer acercamiento acordó que se celebrasa el día 1 y 2 de junio,
El regidor don José de Gama cuestionó esta proposición ya que en la orden real se expresaba después del domingo de Trinidad y antes de la fiesta del Corpus Christi por indicar el Rey que
claramente que se hiciesen los mismos actos luctuosos que por la muerte de doña Mariana de ft~esecuanto antes.
Austria, madre del rey don Carlos Ií,las cuales se hicieron siguiendo la pragmática de 1691, en Sin embargo, en esta ocasión las relaciones entre ambas instituciones se encontraban altera-
cuyo capítulo 22 se describe como debe seguirse el ceremonial por la muerte del rey o de una das, deterioradas de antemano, por lo que al no llegar a un acuerdo común peligraba la
persona real. Por tanto, hasta el día de las honras propone que se vistan con capa larga y celebración y con ello el cumplimiento real de dichas honras y exequias. Al no poderse
enagüilla hasta los pies. establecer un diálogo entre las comunidades civil y religiosa tuvo que intervenir el obispo, Fray
No obstante, el regidor don Martín Bastante propuso aligerar el luto ante la proximidad del Manuel de Santo Tomás, como mediador, amonestando a ambos cabildos por el mal ejemplo
verano y «el ardentísimo clima» de la ciudad malagueña. Proposición que rebate el edil don que estaban ofreciendo a los vecinos y que este comportamiento contribuiría a que perdieran el
Luis de Córdoba aludiendo a que el clima poco había variado, desde la muerte de la reina respeto de los fieles a ambas instituciones. La presencia de tensiones era cons~istanciala los
Mariana de Austria, al que ahora padecíani6. acontecimientos festivos fuesen del signo que fuesen. Y la rivalidad entre regidores y el cabildo
Otra propuesta fue la de don Juan Suárez que, ajustándose a la pragmática de 1691, propone eclesiástico afloró inoportunamente.
que tres meses recurran al traje militar de bayeta y los otros tres de paño, proposición aceptada Ante esta coyuntura fueron designados otros dos regidores más como sus representantes,
finalmente por la totalidad de los regidores. don Luis Velázquez y don José de Gama, para entrevistarse con el deán y decidir la fecha
Don Pedro de Mateos alegó además que para afrontar el coste de los lutos se les libre por definitiva de la celebración fúnebre. Estos se encaminaron, acompañados del clasín y maceros a
cuenta de sus salarios. En efecto, la situación económica del concejo malagueño era similar al la catedral, concretamente a la Puerta de las Cadenas, donde fueron recibidos con toda solem-
de los municipios andaluces según se expresaba en las actas de sus capítulos municipales. La nidad por todos los miembros del cabildo eclesiástico cubiertos con sus sobrepellices. Desde allí
mayor parte de los ayuntamientos adeudaban cantidades importantes motivadas por los donativos fueron acompañados a la sala capitular ocupando los sitios reservados según su categoría y
de los años precedentes, del reparto de paja, del servicio militar, etc. Y el de Málaga no era antigüedad. Tras una breve exposición de los diputados municipales en la que manifestaron su
excepción1'. necesidad de llegar a un acuerdo sobre la fecha de dichas exequias fueron de nuevo acompañados
Se nombraron diputados a don Luis de Córdoba y a don Bernardo de Valcárcel para que hasta los coches con el mismo protocolo que a su llegada.
iniciaran las gestiones siguientes: A los dos días fueron los representantes del cabildo eclesiástico los que correspondieron a
esta visita de cortesía siendo recibidos con el mismo ceremonial preestablecido en las casas
1"- escribir al nzor7al.cn expresándole su condolencia por la muerte de su padre, el consistoriales que éstos habían dispensado a los ediles, acordando que los días 15 y 16 de este
Serenísimo Delfín. mes se celebrarían las honras y exequias por el Serenísimo Delfín de Francia. En adelante, y
-2: publicar el Real Despacho para que todos los vecinos tuvieran conocimiento de la para evitar situaciones tan comprometidas en las embajadas, funciones públicas y en todos
muerte del progenitor del rey, y en su cumplimiento se vistieran de luto. Los hombres en traje aquellos lugares donde acudían conjuntamente los dos cabildos era preciso renovar y establecer
militar de bayeta y las mujeres manteles del mismo género o lanilla con veas y mantos delgados, una concordia que sirviera de ejemplo edificante a los vecinos y a los fieles. En este acuerdo
siguiendo la pragmática del 26 de noviembre del año 1691. se definirían las prerrogativas de las dos instituciones, civil y eclesiástica, que obsenarían en
3"- gestionar la planta del túmulo, su decoración con jeroglíficos así como la cera que adelante en las embajadas, procesiones, estandares, fiestas y funciones públicas en los lugares
debía alumbrarlo. en que concurrieran tal y como se estilaba en otras ciudades del Reino.
4".- y por último, cumplir con el trámite de transmitir al deán y a los representantes del La documentación silencia la configuración del túmulo, los emblemas o jeroglífic~s'~ que
cabildo catedralicio la orden real y deternzinar coi7juiztaiizerzte, tal como se había hecho con normalmente lo adornaban con la misión específica de glorificar al difunto, exaltando sus
anterioridad, el día en que se debían celebrar las honras y exequias en honor del Serenísimo virtudes y aludiendo a la muerte universal para todos los hombres con independencia de su
Delfín, amén de otros requisitos previstos, tomando como modelo las honsas y exequias de la posición sociallP.Su ubicación en el templo, las modificaciones que había que llevar a cabo en
Reina madre doña Mariana de Austria, tal como lo indicaba el monarca. su interior, como quitar la reja del coro, así como el aumento de bancos para las comunidades y
parroquias presentes a los actos l i t ú r g i c ~ sTampoco
~~. se alude al texto del contenido del sermón
En efecto, según una concordia entre el cabildo catedralicio y el municipal precedían una comentado por un predicador escogido por sus dotes oratorias, ni a su posterior impresión, que
serie de formalidades en dichas visitas protocolarias para determinar las diversas formalidades sin embargo sí t w o lugar en las honras y exequias de Luis XIV y que se enviaron a los
El coste de las exequias reales por el Serenísimo Delfín, padre del monarca Felipe V
ascendió a 7.232 reales y 22 maravedíes. Armar y vestir al túmulo con todos sus elementos más
precisos supusieron 354 reales para las arcas municipales. Ahora bien, el gasto de velas, hachas
y hachetas superó con creces a otros conceptos, alcanzando los 5.811 reales. Y es que la
iluminación del túmulo, del cortejo funerario y de los espectadores constituía un elemento
esencial en las exequias reales.
Parecido será el ceremonial litúrgico por los delfines, los Duques de Borgoña, Luis y 21/1'"
Adelaida de Saboya, fallecidos víctimas de una epidemia de viruela, en fechas posteriores.
21 A.M.M. Actas Capitulares n" 16, fol. 421. En las honras y exequias del monarca Luis XIV se manda imprimir
por el municipio el texto del sermón y se distribuye entre los diferentes obispos como lo demuestran las cartas de
agradecimiento y de felicitación por el contenido del sermón.
22 SOTO CABA, V.: ((Maquinaria efímera dieciochesca: persistencia barroca y reiteraciones en los monumentos
funerarios granadinos», en Bolerín de Arte, n", Universidad de Málaga, 1988, pp. 119-133.
APENDHCE DOCUMENTAL CUENTA JURADA Y FIRMADA QUE DAMOS DON LUIS FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA
~ D O N ~ SANTANDERVALCÁRCELDELADIPUTACIÓNQUEHANTENIDOA
~ ~ ~ ~ ~ D O
CARTA DE SU MAJESTAD EN QUE DA NOTICIA DE LA MUERTE DEL SEREN~SIMO SU CARGO PARA LAS HONRAS DEL SEREN~SIMOSEÑOR DELFÍN DE F'I¿ANCIAj ES LA
SIGUIENTE. Archivo Municipal de Málaga. Colección Actas Capitulares, no 114, fol 173. Cabildo
DE FRANCIA. Arcllivo Municipal de Málaga. Colección Actas capitulares, 114,
fol 138v. 22 de junio de 1711.
Cabildo del 18 de mayo de 1711.
Cargo de gastos
En este cabildo se leyó el Real despacho de S. M. en que se sirve participarle el falleci-
miento del Serenísimo señor Delfín de Francia, su padre, que original se pone con este cabildo - Prin~erameiltese pusieron en el túmulo 16 hachas de a cinco libras cada
y su tenor a la letra es el siguiente: una. Montan 80 libras ............................................................................................... 0.080
- Más, se pusieron 20 hachetas de a dos libras y media, que hacen 50 libras ........... 0.050
El Rey:
- Más, se pusieron 20 hachetas de a tres libras, que hacen 60 libras ......................... 0.060
- Más, se pusieron 12 hachetas de a tres libras y media, que hacen 42 libras .......... 0.042
Concejo, justicia, regidores, caballeros, jurados, escuderos, oficiales y hombres buenos de - Más, se pusieron 288 velas de a tres cuarterones, que hacen libras 231 y media ..... 0.213, 112
la ciudad de Málaga. La funesta, cuanto sensible, noticia que he tenido el día 25 de abril - Para el cabildo eclesiástico 90 velas de a libra .................................................... 0.090
próximo pasado de que fue nuestro Señor servido de pasar de esta a mejor vida el Serenísimo
- Para ministros de la Iglesia 62 velas de a libra ........................................................ 0.062
Delfín, mi padre, que ha ocasionado el justo dolor que corresponde a semejante falta y
- Para los colegiales 62 velas de a libra ................................................................... 0.062
- Para las comunidades y parroquias para tarde y mañana 1.500 velas de a seis en
pérdida, en que por el amor de mis vasallos los considero igualmente interesados en el
libra que hacen 250 libras ........................................................................................ 0.250
sentimiento. Y siendo tan debida la manifestación de él os he querido advertir de ello para que
- Para los beneficiados, prelados y maestros jubilados, curas y sacristanes
como tan buenos y leales vasallos dispongáis que en esa ciudad se hagan las demostraciones
mayores 90 velas de a media libra que hacen 45 libras ........................................... 0.045
correspondientes en las homas y exequias que en tales casos se acostumbra. Y las mismas que
- Para el altar y ciriales de la Iglesia catedral 2 mudas, 14 libras .............................. 0.014
se ejecutaron por el fallecimiento de la Serenisima Reina doña Mariana de Austria, que en
ello me serviréis.
De Zaragoza, a 4 de mayo de 171 1 - Que dichas partidas montan novecientos y sesenta y ocho Cera
libras y media de cera, a precio de seis reales cada libra,
Por mandato del Rey, Nuestro 0.968 112 libras
Señor que montan cinco mil ochocientos y once reales.
Las 868 compradas a Lorenzo Marín y las 100 libras y
Don Francisco de Quincoces media que se compraron a Juan García.
Valor a 6 reales libra
Y visto y entendido por esta ciudad, el dicho Real despacho, lo obedeció con el acatamien- 5.811 reales
to y reverencia debida, con el quebranto que c o ~ ~ e s p o n da esu obligación y acordó se guarde, - De los renuevos de las 968 libras y media de cera a seis cuartos
cumpla y ejecute. Y en cuanto a la formalidad de los lutos si ha de ser de bayeta o paño de cada una montan 683 reales y 22 maravedís.
militar o político. 0.683
- Por armar y vestir el túmulo a toda costa a Francisco Gil, 330 reales .................... 0.330
- Por traer y llevar los bancos para las comunidades, 30 reales ................................ 0.030
- Al peón de la Iglesia por mudar la reja, 16 reales ................................................... 0.016
- Por trece varas y tercia de bayeta para las ropas de los porteros, a 15 reales la vara,
200 reales .................................................................................................................. 0.200
- Por la hechura de dichas ropas al maesuo de sastre, 24 reales ...............................
0.024
- Por la hechura de las gol-ras de los porteros, 14 reales ............................................ 0.014
- Por cuatro varas y media de velillo negro para vestir las mazas de plata, a 4
reales la vara, 18 reales ............................................................................................ 0.018
- Por un estado de armas del Serenísimo Señor Delfín, que se puso en el túmulo,
24 reales .................................................................................................................... 0.024
- Al cochero por las veces que se fue a convidar al predicador y a las comuni-
dades y parroquias, 45 reales ................................................................................... 0.045
- Al clarín por las dos veces, 15 reales ....................................................................... 0.015
- A los ginoveses de traer y llevar la cera en las arcas y al pesrero que asistió a
repartir la cera en la puerta de la Iglesia, 24 reales ................................................ 0.024
pación de Cofradías-hp. Salcedo, Málaga, 1986, UD. 72-75. 70v., cit., fol. 69, Comunicación de 5 de octubre de 1734.
A A
5 LLORDEN SIMÓN, A.: Historias de Málaga. Aiiales del Cabildo eclesiástico n~alagirefio.Colegio de ((Los 8 SÁNCHEZ LÓPEZ, J. A,: «Los Estatutos de 1863 de la Archicofradía de la Vera-Cruz de Málaga: Análisis
Olivosn, Málaga, 1988, p. 79. historioeráfico
----
"
- - - ~ v crítico» en Hosa~itian", Cofiadía de Jesús Nazareno a su Entrada en Jerusalén-Delegación Municipal
6 SANTO THOMAS, FR. A. de: Co~lstit~rcio~res Sit~odalesdel Obispado de Málaga heclios y oderiadaspor el de C~iltura,Ayuntamiento, Marbella, 1991, PP. 59-69, cit., p. 60.
Ilt~io.y Rnio. Sr. D. Fr. AIor7so de ... Obispo de Málaga del Consejo de szt Majestad erl la S~jriodoqrte ce1ebr.ó en sic S. 9 Archivo Hermandad de Jesús de la Fuente del Cedrón (A.H.P.C.M.), Secc. «Autos», Auto 4 de julio de 1725.
Iglesia Catliedl-al el día 21 de Novienlbre de 1671. Imp. Viuda de Nicolás Rodríguez, Sevilla, 1674, Ley 3. Título 15: 10 A.C.M., Actas Capiridares, vol. 38 (1701-1704), fols. 291v.-293v., Cabildo 11 de agosto de 1704. Véase
De las Cofiadías y Hemiaridades, fols. 488-490. también: PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ, M".: ((Málaga y Melilla durante la transición de los Austrias a los
Borbonesn, Ponencia dictada en Prese~ciaespaiiola en el Norte de África, Melilla, 1991 (en prensa).
coyunturas concretas como la del Sacramental de San Juan, cuya custodia-ostensorio y demás
plata fueron puestas a buen recaudo en Antequera por los propios hermanos". En otras oca-
siones, las hermandades y el clero malacitano participarían conjuntamente en la organización de
las grandes solemnidades litúrgicas que invaden el devenir cotidiano de la ciudad del Barroco,
tal como aconteció en 1755 con motivo de la celebración de la festividad del Patrocinio de Nuestra
Señora, sin duda una de las más expresivas de la cosmogonía sacra que informa la existencia del
hombre medio de la época.
En efecto, la consideración de María como Mediatrix Omnium Grafiaruvz responde al in-
terés de Felipe IV por conseguir una definición papa1 sobre el misterio, lo que le indujo a
dirigirse en 23 de septiembre de 1655 a los Cabildos de las Iglesias de España, para solicitar su
adhesión a un anhelo finalmente ratificado por Alejandro VII, a través de una Bula pontificia
expedida en Roma el 28 de julio del año siguiente, en la que no desaprovechaba la ocasión para
instar a rogar «a Dios por la paz entre los Príncipes Cristianos, extirpación de la herejías y
exaltación de la Santa Madre Iglesia»'2.
Las secuelas psicológicas que el célebre terremoto que azotó Andalucía en 1755 dejó en la
sensibilidad de las áreas afectadas, provocarían que el evento se revistiera entonces de un
aparato sin precedentes en Málaga donde, tras el canto del Te-Deum, se organizó una procesión
en la que tomarían parte las Comunidades, clero y ambos Cabildos siendo las Cofradías las
responsables de portar las andas con las imágenes de la Virgen de los Reyes y las de los
patronos de la urbe, los mártires Ciriaco y Paula; invitación que fue cursada por el propio
maestro de ceremonias de la Basílica, en cuyo Altar mayor fueron entronizadas las efigies al
concluir la ~eremonia'~.
De ahí que en una época como en la que nos movemos, pletórica en actitudes contradicto-
rias, resulten harto sintomáticas las posturas que algunos personajes vinculados con la Iglesia
malagueña esgrimirán al trasladarse a otras poblaciones, como consecuencia de su ascensión en
el culaus honorum eclesiástico.
En concreto, hacemos alusión al cardenal Francisco de Solís Folch de Cardona, arzobispo de
Sevilla y deán de la Catedral de Málaga entre 1744-174914,y Lorenzo Armengual de la Mota,
obispo de Cádiz entre 1717-173015. El primero, de fuerte carácter autoritario, protagonizaría,
durante su período como arzobispo coadministrador de la archidiócesis hispalense (1749-1752),
uno de los incidentes más sonados del siglo, cuando al encontrarse enfermo en 1751, pretendió
modificar el itinerario procesional de las cofradías para poderlas contemplar desde un balcón de
22 FERNÁNDEZ BASURTE, F.: «Nobleza y Cofradías. Aproximación a la mentalidad nobiliar malagueña del
siglo XVIIIx en Jábega, n"4, Diputación Provincial, Málaga, 1989, pp. 27-37, cit., pp. 31-33. Añadir, que al contrario
de lo acostumbrado eii otras ciudades donde la nobleza tendió a concentrarse en una sóla cofradía, en Málaga dicho
estamento copará la cúpula organizativa de todas ellas, valiéndose de distintos mecanismos de integración que han sido
estudiados por el autor citado.
23 GALLEGO, J.: Visióti y Síttibolos eti la Pilltirra Espatiola del Siglo de Oro, Cátedra, 1984, p. 128.
24 Archivo Museo de Artes Populares de Málaga (A.M.A.P.M.), Caja n V 4 3 , pieza 2-4. Un avance al estudio de
este documento lo proporcionamos en SÁNCHEZ LÓPEZ, J. A.: «Comportamientos sociales y Cofradías de Pasión en
la Málaga Barroca», Actas del I Cot~gresoI~itertiaciorialdo Barroco, 11 volumen, Uiiiversidad, Porto, 1991, pp. 351-
374, cit., pp. 357-358. FIGURA 2.José de la Cerda, Capilla ccrllejei.ii cle la \/ii.get, de la Saliid, s. XVIII, 14 x 20 cm., A.M.A.P.M.:
25 Véase nota 3 y CASTELLANOS GUERRERO, J.: «Las Cofradías de Semana Santa de Málaga ante la Salud,
"Bandejas d e grabados", Mueble 1, Batea 6, A-17.
la enfermedad y la Muerte. Nota para su estudio» en Jábega, n V 9 , Diputación Provincial, Málaga, 1985, pp. 36-43.
"ABRO 2 febrero de 1791, instando a las dos cofradías a presentar los cossespondieiltes recursos de
RENmS S BIENES DECLARADOS POR LAMERMANDADES DEL ROURIO Y VCONGRE- apelación por separado. No obstante, ya con anterioridad a esta fecha, el mismo Juan José Ruiz
GAaONES DE GLORIA DE M ~ L A G AA LA M N T R ! B U ~ ~ GENERAL
N DE 1795 EN de Cobos con gran clarividencia, había llegado a ser coilsciente de la efervescencia
REALES V E L L ~ N- MARAVED~ES.QUINQUENIO 1"O-1794 desproporcionada que los acontecimientos iban alcanzando, reconociendo tácitamente, colno
velada crítica, que el conde era, de hecho, secsiildado por el Fiscal de Obras Pías, el verdadero
HERMBNDWDICONGR. culpable de la disputa al
Rosario (S. Juan) torno al «problema» de la Cofradías palidece en comparación con la praxis políiica ile la
Ros.-Remedios Mártires monarquía borbónica, absolutamei~teidentificada con las aspii,acioiles clel Ilaínado «Estado--
C. José (Carpinteros) Providencia». Será, a partk del reinado de Carlos III, cuarido la Corona e:jtimule todo tipo de
Aurora Espír. Sto. iniciativas de interveilción fiscalizadora que tiendan a eliminar la resistencia planteada por
S. A n t V b a d (S. Pablo) cualqciier intermediario capaz de obstruk su vincr~lación«urnbilical» con el resto de sus slíbdítos;
Corazón Jesús (S. Juan) algo en lo que el aparato eclesiástico y sus instituciones adláteres podían darse por aludidos.
Dulce Nombre M.i Entre el torrente de serias advertencias que a ~ ~ g ~ i r a el
b asombrío
n pailorarna que se avecinaba
Stas. Justa-Rufina (1794) es muy significativa la Real Ckdula de 20 de febrero de 1777 yile arsemetía contra la presencia
Corazón de María (1794) de disciplinantes, ernpalados y penitentes en las procesiones; costumbre que, según el informe
Remedios Puerta Nueva (1794) que la Real Audiencia de Sevilla dictó, en 1806, a requeriuniento de la Herrnaildad hispaiense de
Capilla V. Cabeza la Coroilacióri cle Espinas, «ilitio a pto.¿/i erz que sólo uria io!erwicia de tienipos poco ilusrr~aclos
Capilla V. Salud c l Granada los irzt~.odi!joy qiie plrecle ~-efo~.illcr~.se
citailclo coizveriga». Por ende, el texto precitado perrniie
Hdad. Caridad N. Sr, Jesucristo vislrtmbrar entre líneas la toma de posición que Aranda, Campomanes, Olavide y otros perso-
Misericordia para socorro enfermos najes del fin de siglo habían adoptado en relación a la crítica hacia las cofradías, pues
36 FERNÁNDEZ BASURTE, F.: «La devocióii a la Irimaculada en Málaga (Siglos XVI-XVIII)» en 1% C~.iicisn"
7, Revista del Museo Diocesano de Arte Sacro, Málaga, 1990, pp. 33-39; LLORDEN SIMON, A,: «La ciudad de
Málaga y la devoción a la Irimaculada Concepció~ide la Virgen María» en Gihiulfai~ono'. 4-5. Instituto de Estudios
Malagueños, Málaga, 1954, pp. 219-271 y SÁNCHEZ LÓPEZ, J. A,: «Estandarte de la Inmaculada» en AA.VV.:
Parrit~ioriioArtístico y Mo~iirr~ier~tal,
Ayuntamiento, Málaga, 1990, p. 275.
37 A.R.CH.G., Gabina 321, Secc.: «Cofradías», Leg. 4.373, pieza 1, fols. 3r.-3v-
38 Ibídeni, fols. 70r.-70v.
39 Ibídem, fol. 73v.
40 Ibídem, fols. 74v. y 78r. FIGURA 3. J o ~ Navas
é Parejo, Jeslís Nn;cri,e~lotitillaclo "el Rlco", 1939, recreacióii de la
41 CUENCA TORIBIO, J. M.: «La Iglesia andaluza en la Edad Moderna» en AA.VV.: Historia cle A~lidahicía: primitiva talla destruida en 1931.
Los iiiic.ios del capiralisrr~o(1621-1778) (vol. V ) ,Cupsa Edit. Planeta, Barcelona, 1983, pp. 101-130, cit., pp. 111-1 12.
CUADRO 3 pujantes en otro tiempo, como la de Jesús Nazareno de Viñeros confiesa una dramática situa-
RENTAS Y BIENES DECMRADOWOR LAS HERMANDADEmE AMIMAS Y ción acent~iadapor el agravante de no haber qziel.iclo cont~.ibui~. los hel.n~anoscon aqzrella tara
SACWMENTWbES DE MUGA A U COIVTWIBUAI~WI
GENERAL DE '1795EN REALES DE qcre u cada u110 se le estubu seríalada para el culto de la Ynlageiz Soberanct, lo que la situaba,
VELL~N-MARAVED~ES.
QUlNOUEMlO % 790-1794 prácticamente, al mismo borde de la extinciónw. Por su parte, la mayoría o subsistía en estado
de vida latente o habían desaparecido, como la prestigiosa Cofradía de Nuestra Señora de las
Ingresos por Parte Ingresos por Parte Angustias del Convento de San Agustín, titulas del Número de Escribanos y Procuradores de
iluminaiias, proporcional rentas y proporcional Málaga4'.
limosnas y anual censos estipulada En este sentido, la indiferencia y la apatía se habían hecho tan generalizadas que otras
otros w.-mvs. estipulada corporaciones como la Soledad y Traspaso de la Merced y la Esperanza de Santa Lucía no
vacilan en denunciar tan desfavorable situación afirmando que se hallan «quasi perdida y si11
Ánimas (Sagrario) fotlclo 117 canda1 a l g ~ r z o »ya
~ ~que
, .ni los I~er~mm~os
contl.ibuyerl col1 los indultos que so12 de su
Obra pía de Gonzalo Chacón obligació~~»~~.
a Ánimas (Sagrario) La otra cara de la moneda es la representada por el relativo auge de las Hermandades de
Jesús Ánimas (S. Juan) Ánimas, Sacramentales y de Gloria, instaladas en casi todos los templos de la capital. De entre
Ánimas (Santiago) este heterogéneo conjunto, descuellan las Congregaciones del Rosario que, surgidas por «gene-
S. Pedro Osorio agregada a ración espontánea» y multiplicado su número durante el siglo XVIII, acogerían en su seno a
Ánimas Santiago grupos de vecinos de los barrios que se reunían en torno a retablos o capillas callejeras, en las
Ánimas (Mártires) que se veneraba, generalmente, una imagen de la Virgen a la que honraban con fiesta y función
Sacramental (S. Juan) principal en los días señalados4" Conformaban, de esta manera, un núcleo «corporativo» de
Sacramental (Santiago) 1794 base popular que contaba para su gobierno con unos principios de organización de cariz básico
Cortina del Smo. Santiago y rudimentario, y en el que la «moda» de determinadas devociones dieciochescas como la de la
Sacramental (Mártires) Virge~lde la Azirora encontraría uno de sus más eficaces canales de expansión en los núcleos
Esclavitud Sacramental S. Pablo rurales de fuerte base agraria, sobre todo. Sin embargo, la embestida estatal se hacía sentir con
ldem por lo que hace a los toda su virulencia y así nos encontramos con alguna de estas Hermandades, como la de la
cirios para enfermos Concepción y Remedios de la Parroquia de los Mártires, que había quedado reducida, únicamente,
Sacramental Sagrario 1794 a una asociación de devotos que se juntaban a rezar el Rosario y salir por las calles, a tenor de
la creencia común que veía en el ejercicio de esta devoción un método infalible para acceder a
FUENTES: Véase Cuadro 1. la salvación eterna, y de ahí su apogeoJ9.Mientras que otras como la que se había ocupado del
cuidado de la capilla de la Virgen de los Remedios de Puerta Nueva, se limitaba ahora a la
persona de Nicolás Francisco Torreblanca que declara que no teniendo «esta Sobe~.anaYmagen
En esa fase «protodesamortizadora» brotan ciertas reacciones muy significativas como el
otra cosa que la renta de dos reales dia~ios,y ninguna otra linzosrza y sienclo ~~ecesario para su
decreto de 28 de septiembre de 1770 por el que se pedía la relación de los Gremios, Herman-
dades y Cofradías que celebraban más de una fiesta, en aras a controlar sus gastos, y la inclusión
de todas estas confraternidades en las declaraciones quinquenales contribuyentes a las Reales
Gracias de los Subsidios; motivo por el que estaban obligadas a presentar, esta vez, los libros de
contadurías y las relaciones juradas de cuantas rentas y posesiones contaran. De entre todas, la
Contribución General correspondiente al año 1795 m o j a nueva luz sobre variadas facetas
44 Ibídem, fol. 88r.
concernientes a sus homólogas malacitanas, ya que, gracias al documento mencionado, sabemos
45 Otras, como las cofradías estrictamente gremiales seguirán el mismo camino. Cfr.: LLORDEN SI
que las 67 Cofradías de Pasión existentes a mediados del siglo XVIII en MálagaJ2, habían «El Gremio de carpinteros y la Capilla de San José (Notas históricas)» en Gihralfciro n V 1 , Instituto de Estudios Ma-
quedado reducidas en dicho año a tan sólo 35, en virtud de los datos que nos aporta la nómina lagueños, Málaga 1969, pp. 45-72.
que antecede a la toma de declaraciones que hemos sintetizado, a modo de cuadros comparati- 46 A.C.M., Leg. 215, pieza 6, fols. 96v.-97r.
vosJ3.De ellas, unas habían quedado confinadas a sus ermitas públicas a la par que otras tan 47 Ibídem, fols. 95v.-96r.
48 Las Cofradías del Rosario fueron fundadas en el siglo XV por el Maestro General de la Orden de Redicadores,
Alano de la Roche. Cfr.: ROMERO MENSAQUE, C. J.: El Rosario en Sei>illa.Religiosidadpopitlar y herrtiandades de
Gloria, Eco-21 Comunicación e Imagen, Sevilla, 1990; FERNÁNDEZ DE PAZ, E.: Religiosidad poplrlar sevillar~a(i
42 SÁNCHEZ LÓPEZ, J. A.: op. cit., p. 137.
través de los Retablos de Cirlto callejeros, Diputación Provincial, Sevilla, 1987 y PALOMERO PARAMO, J. M.:
43 A.C.M., Leg. 215, pieza 6: «Justificación de la Rentas y Bienes Eclesiásticos contribuyentes a las Reales
Ciztdad de Retcihlos. Arte y Religiosidarlpopitlar, Monte de Piedad y Caja de Ahorros, Sevilla, 1987.
Gracias de Los Subsidios de Málaga, Alhaurín de la Torre, Churriana y Torremolinos. 1795», fols. 20r.-21v.
49 A.C.M., Leg. 215, pieza 6, fol. 99r.
culto y el Sta. Maiia Magdaleiia. iizús de ciizco irales tengo coi1 este irlotii~oque srrpli~por
devoción lo que falteso.
Crisis institucional, económica y de conciericia religiosa definen, como puede compmbarse,
el opaco espectro de unas corporaciones que hubieran quedado aniquiladas por completo, de no
contar con el apoyo incondicional de las masas populares que le dieron vida.
Todo parece indicar que durante los primeros años de vida de la Universidad, el Humanismo
permaneció al masgen de sus aulas. En la presente comtinicación haremos una breve recopila-
ción de una serie de indicios que permiten afirmar que el Humanismo no inumpió en la
Universidad de Valencia hasta 1515-1520 y, sobre todo, a partir de la segunda mitad de los años
veinte, coincidiendo con los inicios del rectorado de Joan de Celaya.
El estado actual de las investigaciones nos lleva a pensar de este modo, aunque todavía hay
que realizar trabajos más profundos.
Un camino para llegar a esta conclusión es la escasa importancia concedida a las disciplinas
tradicionalmeilte humanísticas en ella, concretamente cuatro cátedras (Docti.ina1Majo?.,Doctrinal
Menor., Parts y Poesía e Art 0ratoi.i~).Otro es la existencia de una serie de gramáticas que se
encuentran en la Valencia en los primeros años de vida del Estudi General.
Los inicios del Estudi Geriei.al son muy poco conocidos. No se han hecho estudios profun-
dos sobre ninguno de los catedráticos de esta época, si exceptuamos el caso de Alonso de
Proazal.
Hasta 1504 ocupan las cátedras, denominadas h~imanísticas:
Docti.iiza1 Mujoi.: Domingo Onziando (1500 y 1501); Anthoni Losa (1502); Joan Ferrer
(1503 y 1504).
Doctrinal Merlor: Joan de Tristany (1500); Jaurne (blanco) (1501); Jaume Ramon (1502);
Ja~imeFer~andiz(1503); Onofre Capella (1504).
Poesía e Art 01.utoria: Joan Partheni (1500); Francesc Ros (1501 y 1502); Joan Partheni
50 Ibfdenl, fol. 6 2 . Sobre la integración de estas capillas callejeras en el urbanismo sacralizado en la ciudad del (1500-1504).
Barroco Y , en especial, en el tejido de Málaga veánse CAiVlACHO MAR?WEZ, R.: «La Arquitectura de las cofradías: Pal.ts; Bachiller Tristany: mestre Ramon. Desaparecen el año 1503.
Ti~ologfas específicas. Capillas devocionales del Bai~oco,nuevas sedes de cofradías» en AA.VV.: patrii,lorrjo~ , . ~ j , ~ ~ i ~ ~ D~ entre todos estos únicamente destaca11 Joan Partheni y Onofre Capella. T ~ n e m o smuy
10s C@'ad;gs, Arg~~val, Málaga, 1990, pp. 26-33 y PEREZ DE COLOS~ARODR~GUEZ,M".: x ~ a puertas s de la pocos datos sobre ambos. El primero es sevillano, aunque en las Constituciones, se le
ciudad de Málaga (siglos XVI-XVIII)))en AA.VV.: Honreilnje n D. Frarrcisco Bejoi.allo,Real Academia de ~ ~~~t~~ l l ~ ~
de San Telmo, Málaga, 1991, pp. 57-81.
1 D. W.: El hii»iarrista espafiol Aloriso de pro.onza, Valencia, 1961.
MAC ~~-IEETERS,
culto y el Sta. Maiia Magdaleiia. iizús de ciizco irales tengo coi1 este irlotii~oque srrpli~por
devoción lo que falteso.
Crisis institucional, económica y de conciericia religiosa definen, como puede compmbarse,
el opaco espectro de unas corporaciones que hubieran quedado aniquiladas por completo, de no
contar con el apoyo incondicional de las masas populares que le dieron vida.
Todo parece indicar que durante los primeros años de vida de la Universidad, el Humanismo
permaneció al masgen de sus aulas. En la presente comtinicación haremos una breve recopila-
ción de una serie de indicios que permiten afirmar que el Humanismo no inumpió en la
Universidad de Valencia hasta 1515-1520 y, sobre todo, a partir de la segunda mitad de los años
veinte, coincidiendo con los inicios del rectorado de Joan de Celaya.
El estado actual de las investigaciones nos lleva a pensar de este modo, aunque todavía hay
que realizar trabajos más profundos.
Un camino para llegar a esta conclusión es la escasa importancia concedida a las disciplinas
tradicionalmeilte humanísticas en ella, concretamente cuatro cátedras (Docti.ina1Majo?.,Doctrinal
Menor., Parts y Poesía e Art 0ratoi.i~).Otro es la existencia de una serie de gramáticas que se
encuentran en la Valencia en los primeros años de vida del Estudi General.
Los inicios del Estudi Geriei.al son muy poco conocidos. No se han hecho estudios profun-
dos sobre ninguno de los catedráticos de esta época, si exceptuamos el caso de Alonso de
Proazal.
Hasta 1504 ocupan las cátedras, denominadas h~imanísticas:
Docti.iiza1 Mujoi.: Domingo Onziando (1500 y 1501); Anthoni Losa (1502); Joan Ferrer
(1503 y 1504).
Doctrinal Merlor: Joan de Tristany (1500); Jaurne (blanco) (1501); Jaume Ramon (1502);
Ja~imeFer~andiz(1503); Onofre Capella (1504).
Poesía e Art 01.utoria: Joan Partheni (1500); Francesc Ros (1501 y 1502); Joan Partheni
50 Ibfdenl, fol. 6 2 . Sobre la integración de estas capillas callejeras en el urbanismo sacralizado en la ciudad del (1500-1504).
Barroco Y , en especial, en el tejido de Málaga veánse CAiVlACHO MAR?WEZ, R.: «La Arquitectura de las cofradías: Pal.ts; Bachiller Tristany: mestre Ramon. Desaparecen el año 1503.
Ti~ologfas específicas. Capillas devocionales del Bai~oco,nuevas sedes de cofradías» en AA.VV.: patrii,lorrjo~ , . ~ j , ~ ~ i ~ ~ D~ entre todos estos únicamente destaca11 Joan Partheni y Onofre Capella. T ~ n e m o smuy
10s C@'ad;gs, Arg~~val, Málaga, 1990, pp. 26-33 y PEREZ DE COLOS~ARODR~GUEZ,M".: x ~ a puertas s de la pocos datos sobre ambos. El primero es sevillano, aunque en las Constituciones, se le
ciudad de Málaga (siglos XVI-XVIII)))en AA.VV.: Honreilnje n D. Frarrcisco Bejoi.allo,Real Academia de ~ ~~~t~~ l l ~ ~
de San Telmo, Málaga, 1991, pp. 57-81.
1 D. W.: El hii»iarrista espafiol Aloriso de pro.onza, Valencia, 1961.
MAC ~~-IEETERS,
como italiano, Justo Pastor Fuster piensa que fue el maestro de Onofre Capella, elegido catedrá- que «después de 1490 sin duda acreció la admiración por Nebrija y la pemeabi]idad al
tico de Merzora en 1504. Vives se refirió a él. El retrato que Vives, demasiado joven aún, dejó humanismo ostensible en el Conzper1di~rn»~.
de su maestro sevillano Partheni Tovas, confirmaría esta impresión, pues lo hizo hablar de los Junto a éstas encontramos la gramática de Bernat Vilanova, conocido como mestre Navarro,
historiadores y le atribuyó - c o n esa facilidad de la época para los elogios hiperbólicos- Notes ordenades sezl r.udiri1enta artis granlmutice, (Valencia, 1500). Para González tiene las
((quaerlamplarie 1,omanu e l o q u e ~ ~ t i aFue
» ~ . catedrático de Poesía y Oratória hasta 1512, proba- mismas características que otras de su época.
ble fecha de su muerte. De Capella se pierde todo rastro después del curso 1504-1505. De Vilanova conocemos algunos detalles de su vida. Aparece estrechamente vinculado a los
Ambos parecen haber presentado, «al menos en principio, una nueva tendencia en la ense- primeros años de vida universitaria. Todo parece indicar que fue uno de los artífices del intento
ñanza del latín»3.Pero no queda ningún rastro conocido que permita afianzar esta creencia. Tan de reforma que la Facultad de Artes experimentó los años 1503 y 1504. Fue catedrático de
sólo los testimonios antes citados. Filosofía Moral los años 1550, 1501 y 1502. En 1503, en la elección de profesores de la
El estudio de las gramáticas que aparecen en la Valencia de la época nos va a permitir Facultad de Artes hecha por el Municipio, y luego ratificado en la designación realizada por la
conocer el grado de penetración del espíritu humanista en la Universidad, pues éstas revelan la propia Facultad, es iiombrado lugasteiliente del rector en esta Facultad y es elegido examinador
concepción que tenían acerca del estudio del latín los textos con los que se impartía esta de Artes. En 1504, con el fracaso de la reforma, Bemat Vilanova desaparece y deja de aparecer
disciplina. «Las aspiraciones de Nebrija y Barbosa a una renovación de los saberes por medio en las fuentes municipales.
del exacto conocimiento del lenguaje técnico en que se habían codificado en sus orígenes La gramática la dedica a Jaime Esteve, al que alaba una serie de calificativos halagadores.
venían a subordinar, en cierto modo, el derecho y la teología a los dictámenes del gramático, «Bernurdus Villarzoim Iacobo Stephallo orilatissinio ac literatissinzo ili~.o»~. Este personaje fue
como conocedor de los significados coiTectos de los términos y practicante de una actividad catedrático de Lógica hasta el año 1512, excepttiando el curso 1503/1504 en el cual se realiza la
crítica depuradora de las adhereilcias y deformaciones acumuladas en los textos y por el reforma de Artes, disciplina que ya impartía en la ciudad den 1493, cuando junto al impresor
descuido o la ignorancia se~ulases»~. Joan Joffse imprimieron la Lógica de Mestre Bois y Esteve se quedó con sesenta ejemplares de
A principios del siglo XVI en Valencia encontramos varias gramáticas. La abundancia de las esta obralo. Fue nombrado junto con Vilanova examinador de la Facultad de Artes en la
mismas nos lleva a pensar, en primer lugas, que probablemente las nuevas ideas se van intro- reforma, aunque éste sale reforzado después de ella, ya que tiene la posibilidad de elegir la
duciendo lentamente. En general se puede afirmar que predominan las viejas doctrinas sobre las cátedra que desee impartir", y Vilanova desaparece de la escena universitaria. Habría que
gramáticas, pero que se empiezan a conocer las nuevas. estudiar porque sucede esto. Uno sale reforzado, el otro desaparece. Si no piensan de la misma
El hecho mismo de la existencia de éstas responde a unas nuevas ideas, que probablemente forma, ¿por qué le dedica su obra y lo alaba de ese modo?.
provengan de las que subyacen en las obras de Valla: dominar el latín, como paso previo al Vilanova expone al principio de su obra una definición de Gramática. «Grrrmmcrtica est ars
conocimiento de cualquier ciencia. «El latín -explicaba en el p r ó l o g e educó a las gentes en recte loqueiidi, recte scriberldi recteque escriptan~szrrlt pro~zunciar~di: estque initiunz et
las artes liberales, en las leyes, «iiar?z eisclenl crcl onzrlein sapie~ltianlmz~nivit»,y redimió a los fzrizckrmerztunz onl~ziunldisciplinai.ztn~:poetar.unz et autorunz lectioizibzrs obse~.iiata»'~.
Estas fra-
pueblos de la barbarie. En latín se hallan todas las disciplinas dignas del hombre libre: cuando ses recuerdan la definición que da Bei-tomeu Mates acerca de la gramática «sentencia ser la
el uno florece, florecen las otras, y declinan ellas cunado él declina^^. En las gramáticas cono- gramática ~scientiagi1ai.u recte scribencli, recte loquendi», y apostilla que «hec deffiizitio est
cidas se da una curiosa amalgamación de «básbaros» y «doctos». Conocen a autores humanis- Pet1.i Helie, que perfecte contiizet ~zecessci~~ia»»'~.
No es una definición que proponga un estudio
tas, pero no han sabido comprender que es lo que defienden. del latín en sí mismo, haciéndolo el núcleo de todo el saber. Aunque deja ver la influencia de las
Una de estas gramáticas es la de Daniel Sisón que lleva por título G~zlnzn~crticale Con1peizdiztm, nuevas tendencias en la parte final; la gramática es el inicio y fundamento de todas las disciplinas.
editada en 1490. No sigue a los autores clásicos sino a los autores del latín tardío. Utiliza tanto Hace falta investigaciones más profundas, con un acceso directo a la obra, pasa conocer la
a unos como a otros. Desde la gramática del denostado Alejandro o Focas hasta los humanistas filiación de esta gramática.
Perotto o Petrasca. Como dice Francisco Rico «el Coniperzclizrni es un zurcido de retratos (...). Si La otra gramática que nos hemos propuesto estudiar es la publicada en 1502 en la ciudad de
la definición de la disciplina -por no ir más lejos- reproduce la de Nebrija, la etimología que Valencia por Jeronim Amiguet, Sirzorzirila i>ariationunzsenteiztialwm eleganti stilo corlstralcta e s
se asigna a la voz gimnn~áticaes la difundida por Uguccione ... y con justicia decretada por italico ser~zorzein i~alentinunzi.edactcr. Es otro personaje enigmático. Mayans piensa, citando a
Nebrija propia de iizdocti. Ni le duele a Sisón iniciar un capítulo al a~+imode Antonio y acabar610 Escolano, que Nebrija fue introducido en la Universidad de Valencia en 1507. Amiguet, según
con el dictamen de Pehvs Helins el C a t h ~ l i c o n »Sisón
~ . vive inmerso en la confusión. Pero es esta historia se debió oponer y obligó a Juan Luis Vives a escribir unas declamaciones contra
receptivo a las nuevas ideas. «Se advierte que Sisón no se siente cómodo con e1 mero i~aclemécuín Nebrija.
ad proi~er~i~iandunl, al uso hispánico del siglo XV, y busca otros horizontes»'. Rico dice de él
8 Ibídem, p. 122.
9 Ibídem.
2 GONZÁLEZ, ENRIQUE: Jiran ¿iris Vives. De la escolásrica al liiin~ariisnio,Valencia, 1987, p. 11 1. 10 GALLEGO SALVADORES, JORDAN: «La Facultad de Artes de la Universidad de Valencia desde 1500
3 GONZÁLEZ, ENRIQUE: Jilan Liiis Vives..., p. 111. hasta 1525», en Escritos del Vedat, 10 (1980), pp. 228 y 229.
4 GIL FERNÁNDEZ, LUIS: Pariomma social del /iirr,laiiisnio espafiol (1500-1800),Madrid, 1981, p. 246. 11 Archivo Municipal de Valencia, Manual de Consells, A-51, fol. 334v".
5 RICO, FRANCISCO: Nebrijafi.en/e a los bárbaros, Salamanca, 1977, p. 23. 12 No he tenido acceso directo a la obra. Parece que sólo se conserva un ejemplar en Sevilla. Cfr. HAEBLER, K..
6 Ibídem, p. 104. Bibliografía ibérica del siglo XV, La Haye-Leipzig, 1904.
7 Ibídem, p. 105. 13 RICO, F.: Nebrija @ente..., p. 31.
El episodio es falso. Amiguet no fue catedrático de la Universidad ni parece haber noticias capascendanz ti.adzrxi: (...) qzie celei.r.inze et facillinze pe~ficereadoles // cerztes poterunt: qui ad
de que haya enseñado a Vives14.Pero sí que aparece relacionado con el Estudi. En la reforma de eloqueiitianz aspir.ant. (...) In quo stzidiosi pueri et adolescentes se pr.oficere cogizosceizt ut //
Artes de 1503/1504 fue elegido collecto~de la Facultad de Artes. Al margen de esto aparece pa17)otenzporesi pe1.disce1.e et n~enzoriernundare i)olue~int:deposita onzni // Ioqzlerzdi ba~.barie
relacionado con personajes con un papel protagonista en la historia del Estzrcli Gerzel.ul. Sn eloquentes ei~asurisi~~t»~O. Pero sólo un estudio más profundo nos podrá revelar el verdadero
Gramática se la dedica a Jerónimo Dasio Catedrático de Derecho Cánonico y Rector de la contenido de esta gramática.
Universidad durante un año. Es él quien subvenciona la publicación de un libro de Fr. Thomas Detectamos cierto aire humanista. Conoce, aunque 110 parece haberla comprendido en su
Durán, primer catedrático de MatemáticasI5. totalidad, las nuevas ideas procedentes de Valla y otros autores del Renacimiento italiano.
Esta obra es una adaptación de la obra de Stephano Fieschi o Flisco. Este libro circulaba Existe pues una relación entre Amiguet y la Universidad y es, según todos los indicios, más
manuscrito en 1462 y con la imprenta fue adaptado al bajo alemán, holandes, francés. Nebrija lo intensa con los miembros del Estudi General que participaron en la reforma de la Facultad de
adaptó al castellano en 1495. «Amiguet, por su parte -¿por qué no a partir de un ejemplar del Artes en 1503.
propio Nebrija?- preparó la versión catalana»I6. No parece que estos años estuvieran dominados por la doctrina humanística. Pero tampoco
Unos años más tarde publicaría en Barcelona una introducción a la gramática de Nebrija; parece un centro donde la barbarie campara sin resistencias. En la Valencia de Vives el
Ysagogica vio hoc est introductoria (Barcelona, 1514). No estaba pues muy alejado de las Humanismo no había hecho todavía su aparición. Es cierto que existen rasgos que permiten
concepciones más avanzadas de esta disciplina. afirmar que ya ha comenzada la introducción de las nuevas ideas. Pero no han hecho su
En su gramática hace una serie de dedicatorias (al Papa, Obispos, Pastores...). Una de ellas apiición, ni mucho menos, en la joven Universidad.
es para los gramáticos, dentro de la que hace una mención especial a Bernat Vilanova (también No hizo su entrada hasta la designación en 1515 de Juan Andrés Strany como catedrático de
conocido como mestre Navarro). «Iizfi.onte 11 autenz ei~tsepistole sic incipienz~rsHier.onymus A. Filosofía Moral, formado en París y Alcalá. Pero su consolidación y período de esplendor no se
Berna~doNavar.~.olit // terar.ie discipline intelpreti disertissinzo aczt~atissinzoque.Irz nze // dio dará hasta el período posterior a las Germanías, concretamente durante el rectorado de Juan de
ver0 epistole hzrrnanitatem elegantianz: eloqzrentianz: doct~.inanz:excel // lentiani: ~zobilitateriz: Celaya.
pr.estatianz: integritatemque dicenzus. Cui talis irz // litte~.a~.uni tergo titulzis dabinzus Bei.nardo Además no hay que olvidar que hasta 1511 el latín se siguió impartiendo en dos cátedras
Nava~.i.outriusque // liízgue n~odei~ato~.i tan? hunzaizissimo qunm o~~rzatissiino //»17. Colma de (Doct~.inalMajor y Doctr~innlMenor); que hasta 1515 las cátedras de Art Orató~.iay Poesía
elogios a Bemat Vilanova. Indudablemente conocía su gramática. Aún sin un profundo estudio continúan unidas y que no es hasta la segunda mitad de la década de los años cuando se
de ambas gramáticas 110s atrevemos a decir que las dos se encuentran dentro de la misma línea. consolidan varias cátedras dedicadas al estudio de las lenguas clásicas. Ello no invita a creer que
Lo alaba como un gran gramático. Esto puede muy bien hacernos suponer que debían participar las disciplinas humanísticas tenían un papel importante en el naciente Estzrdi Geneizll.
de una misma concepción sobre la gramática, que no estaría muy lejos del Humanismo. Varias tendencias tratan de imponer su hegemonía en la Universidad durante estos años.
«(...) qui ad eloquerztiam aspimzt( ...) deposita anzrzi loquendi barbarYe eloqueiztes ei)asuri Comparada con otras el Humanismo carece de fuerza para enfrentarse con ellas. La reforma de
sint( ...)» 1 8 . Realiza esta gramática para que los estudiantes de latín puedan escapar de la barbarie. la Facultad de Artes durante el curso 1503/1504 para Jordán Gallego sería el intento frustrado
Su título (Sinónima) proviene del sistema que adopta. Frases en latín y su correspondiente de lo que él ha denominado «nominalismo como corriente cultural» por imponer el plan de
traducción en valenciano. El libro está dividido en varias partes. «Corztinet // libei. iste sex estudios de la Universidad de París, no con el fin de instaurar el nominalismo, sino con él de
pastes. Primo sirióízinza exordiarunz. // Secundo ?za~.rationenz.Tertio dii)isionunz. Qzrarto // sacar a la Facultad de Artes del grado de postración a la que estaba sometida2'.
corlfirnzatio~zzrnz.Quinto consutatio~nim.S~A-to con // clusiorz~rmo»'~.En cada uno de esos apar- Pero triunfa lo que Gallego Salvadores ha llamado «tradición cultural valenciana», que para
tados propone una serie de modelos. él es una reafirmación del espírit~iclásico. «(...) Valencia, sin Universidad, logra en aquel siglo
Al principio de la gramática escribe una epístola directiva. En ella, tras dedicar el libro al las más altas cotas culturales de la península. Prueba de ello es que el XV es el siglo de oro de
rector de la Universidad Geronim Dasio. dice haberla compuesto para facilitar el estudio de la los valencianos. El lógico, pues, que se afessen a su cultura y tradición frente al fueite giupo de
lengua latina pasa los jóvenes y adolescentes. valencianos formados en París que en aquellos momentos quieren implantar en Valencia el
Es más, la existencia de estas gramáticas permiten afianzarnos en esta posición. Parece que método y espíritu parisiense, en aquellos momentos nominalista. Sinceramente creo que aquel
es en la obra de Jeronim Amiguet donde estas doctrinas han cuajado más claramente al referirse rechazo, aunque sea difícil separarlo, fue más por ser de París que por ser nominali~ta»~*.
a la búsqueda de la elocuencia y el rechazo de la barbarie. Como dice en la Epístola Directiva: Es muy aveilturado decir, basándose únicamente en Schott, que los que intentaron la refor-
«(...) in // izostram lingzranz verrzaculanz ad utilitatem adulesceiitorzmz et ad Iatinitateni ma de Artes habían estudiado en París. Es muy difícil explicar como es posible que los hechos
acaecidos en 1503 tratan de implantar el nominalismo de la Universidad de Valencia cuando
14 Cfr. GONZÁLEZ, E.: .Jirari Liiis Vii~es ..., p. 109. quienes abortan esa posibilidad son convencidos nominalistas. Y no basta hablar del «nominalismo
15 El libro lleva por tít~iloPreclar.issiri~~rri~mntlren~aricarirmopirs in qrro corrtirientirrperspicacssiiiii ri~atheniatici
Tlioriie Brai~arcli~irri
..., Valencia, Joan Joffre, 1503. 20 AMIGUET, J.: Siiióiiima ..., fol Ivs.
16 GONZÁLEZ, E.: Jirnri Lrris Vives..., p. 109. 21 Cfr. GALLEGO SALVADORES, Jordán: «El nominalismo en la Universidad de Valencia durante la primera
17 AMIGUET, JERONIM: Siriónima variationirri~..., Valencia, 1503, fol. LXVI vg. snlri~antir~os
mitad del siglo XVIn, en Clrcide~.r~os de Filosofía, 2 (1975), pp. 273-310. Concretamente las páginas 286 a
18 AMIGUET, J., Sir~óiiiii~a, fol Ivo. la 291.
19 Ibídem, principio. 22 GALLEGO, J.: «La Facultad de Artes...», p. 230.
como movimiento cultural» sin definir exactamente sus características y líneas ideológicas
principales.
Habría que estudiar más a fondo el papel que tuvo el movimiento cultural que parece que
existió en Valencia en el siglo XV, llamado el siglo de oro de la cultura valenciana, en la
fundación del Estudi General. ¿Cómo es posible que un ambiente cultural aparentemente tan
rico dio lugar a unos primeros años de vida de la Universidad tan pobres?
Conocemos muy poco esos primeros años de vida universitaria. Estamos en una época
donde la imprecisión es la tónica que domina. No creo posible, en el estado actual de los
conocimientos, delimitar de forma clara y precisa la línea de separación entre el Humanismo y
el pensamiento medieval. Claramente se vislumbran caracteres humanistas, pero con contornos
borrosos, nada delimitados. Sólo investigacionesmás profundas podrán darnos respuestas seguras
a todos los interrogantes que actualmente se nos plantean. LA WNDACBÓM DEL REAL COLEGlO DE NÁUTICA
DE SAN TELMO B E M ~ L A G A
María Soledad Santos Arrebola
Universidad de Málaga
La mentalidad ilustrada del siglo XVIII propugnaba la educación del pueblo a fin de
conseguir el mejor rendimiento en el trabajo y la felicidad de los ciudadanos. Una de las
plasmaciones de este pensamiento viene representada en la fundación del Real Colegio de
Náutica de San Telmo de Málaga, porque los ilustrados españoles fueron defensores a ultranza
de la educación y de extender la instrucción a todas las clases sociales. Ya que su idea de
felicidad en el hombre tenía que ser social y no se concebía de ninguna de las maneras una
felicidad individual. Jovellanos, su representante máximo, al igual que para otros muchos
coetáneos, opinaban que el fin supremo de la cultura era la eficacia ya que de esta forma se
podía beneficias a todo el pueblo. Así mismo Cabar~úspide que se enseñen «sólo cosas precisas,
útiles y prácticas», que tengan un buen fin en la sociedad por lo que las ciencias utilitarias serán
las que triunfen en aquella época'. Carlos 111 junto con sus ministros va a intentar poner en
práctica estas teorías dentro de las posibilidades económicas y sociales que existían en este
período histórico. Porque era el Estado el que únicamente podía, en esos momentos, promover
una enseñanza cualificada y gratuita para los ciudadanos ya que solamente éste disponía de los
medios precisos para resolver los problemas que planteaba la difusión de estas ideas2.
Por lo tanto, era la monarquía la orientadora de la cultura, ante todo porque la tarea era de tal
envergadura que solamente el Estado, representante máximo del despotismo ilustrado, podía
llevarlo a buen término. Y además era éste quien podía realizar la necesaria reforma en la
enseñanza, la cual se encontraba anquilosada y atrasada, tanto en la infraestructura como en la
preparación y método de los profesores. Estas deficiencias las podemos constatar en el ínfimo
1 IGLESIAS, M. C.: ((Educación y pensamiento ilustrado», en Actas del Corigreso hrter~laciorialCarlos /lI y la
ihrstración, Madrid 1989, p. 6.
2 REDER GADOW, M.: «Datos acerca de la enseñanza femenina en la Málaga Ilustrada», en Bnética n v l ,
Facultad de Filosofía y Letras, Málaga, 1988, p. 435; cfr. Utin iiistitllció~idocerite t~talagiteríaclel siglo XVIII: Los tiiríos
de la Providencia, en Bnética, n" 8, Facultad de Filosofía y Letras, Málaga, 1986, pp. 405-415.
como movimiento cultural» sin definir exactamente sus características y líneas ideológicas
principales.
Habría que estudiar más a fondo el papel que tuvo el movimiento cultural que parece que
existió en Valencia en el siglo XV, llamado el siglo de oro de la cultura valenciana, en la
fundación del Estudi General. ¿Cómo es posible que un ambiente cultural aparentemente tan
rico dio lugar a unos primeros años de vida de la Universidad tan pobres?
Conocemos muy poco esos primeros años de vida universitaria. Estamos en una época
donde la imprecisión es la tónica que domina. No creo posible, en el estado actual de los
conocimientos, delimitar de forma clara y precisa la línea de separación entre el Humanismo y
el pensamiento medieval. Claramente se vislumbran caracteres humanistas, pero con contornos
borrosos, nada delimitados. Sólo investigacionesmás profundas podrán darnos respuestas seguras
a todos los interrogantes que actualmente se nos plantean. LA WNDACBÓM DEL REAL COLEGlO DE NÁUTICA
DE SAN TELMO B E M ~ L A G A
María Soledad Santos Arrebola
Universidad de Málaga
La mentalidad ilustrada del siglo XVIII propugnaba la educación del pueblo a fin de
conseguir el mejor rendimiento en el trabajo y la felicidad de los ciudadanos. Una de las
plasmaciones de este pensamiento viene representada en la fundación del Real Colegio de
Náutica de San Telmo de Málaga, porque los ilustrados españoles fueron defensores a ultranza
de la educación y de extender la instrucción a todas las clases sociales. Ya que su idea de
felicidad en el hombre tenía que ser social y no se concebía de ninguna de las maneras una
felicidad individual. Jovellanos, su representante máximo, al igual que para otros muchos
coetáneos, opinaban que el fin supremo de la cultura era la eficacia ya que de esta forma se
podía beneficias a todo el pueblo. Así mismo Cabar~úspide que se enseñen «sólo cosas precisas,
útiles y prácticas», que tengan un buen fin en la sociedad por lo que las ciencias utilitarias serán
las que triunfen en aquella época'. Carlos 111 junto con sus ministros va a intentar poner en
práctica estas teorías dentro de las posibilidades económicas y sociales que existían en este
período histórico. Porque era el Estado el que únicamente podía, en esos momentos, promover
una enseñanza cualificada y gratuita para los ciudadanos ya que solamente éste disponía de los
medios precisos para resolver los problemas que planteaba la difusión de estas ideas2.
Por lo tanto, era la monarquía la orientadora de la cultura, ante todo porque la tarea era de tal
envergadura que solamente el Estado, representante máximo del despotismo ilustrado, podía
llevarlo a buen término. Y además era éste quien podía realizar la necesaria reforma en la
enseñanza, la cual se encontraba anquilosada y atrasada, tanto en la infraestructura como en la
preparación y método de los profesores. Estas deficiencias las podemos constatar en el ínfimo
1 IGLESIAS, M. C.: ((Educación y pensamiento ilustrado», en Actas del Corigreso hrter~laciorialCarlos /lI y la
ihrstración, Madrid 1989, p. 6.
2 REDER GADOW, M.: «Datos acerca de la enseñanza femenina en la Málaga Ilustrada», en Bnética n v l ,
Facultad de Filosofía y Letras, Málaga, 1988, p. 435; cfr. Utin iiistitllció~idocerite t~talagiteríaclel siglo XVIII: Los tiiríos
de la Providencia, en Bnética, n" 8, Facultad de Filosofía y Letras, Málaga, 1986, pp. 405-415.
nivel cultural existente entre los españoles de aquella época, y que fue denunciado en los Dentro de este marco histórico, es fundamental estudias la figura del ministro de Indias del
escritos del P. Feijoó y Jovellanos. Estos pensadores, al mismo tiempo que rechazaban el monarca Carlos 111, el malagueño José de Gálvez, ya que sin su participación en los aconteci-
sistema educativo vigente, ofrecían una serie de ideas y recomendaciones para poder resolver el mientos de la vida local no hubiera sido posible la realización de muchos proyectos9.Él fue el
grave problema de la enseñanza española3. promotor entre otras, de la Ley del Libre Comercio con América del 12 de octubre de 1778
donde se abrían al tráfico marítimo una serie de puertos españoles con las Indias, entre ellos el
malacitano. Y precisamente dentro del mismo decreto se contemplaba la fundación de un
Consulado del Mar para favorecer a los comerciantes locales de los foráneos muy en auge en
ese momentolo.
Siguiendo esta línea de preparación de los ciudadanos, con el objetivo de alcanzar un grado Al poco tiempo se fundó en Málaga el Real Consulado del Mar, y pronto se comprobó como
de formación profesional elevado y resolver parte de los grandes problemas planteados en la su labor fue decisiva porque la finalidad de este proyecto era beneficiar y proteger el comercio
sociedad española se encuentra la fundación del Colegio de Náutica de San Telmo de Málaga y de los productos agsícolas malagueños y a sus comerciantes. También en el mismo se recogía en
la renovación del existente en Sevilla4.Porque su creación, viene avalada por la voluntad de los uno de sus artículos la posibilidad de la creación de los colegios de Náutica, como se puede
hombres ilustrados para la especialización de los estudiantes en las profesiones elegidas, como comprobar en la cláusula número LIV donde se dictamina que «el Consulado acordará los
en este caso la Náutica. Tanto en el fondo como en la forma recoge el espíritu de las Luces, medios más conducentes al establecimiento de Escuelas de Comercio, Pilotaje, Agricultura y
alejándose de los planteamientos tradicionales, y plasmándose en un plan de estudios moderno Dibujo»". El Consulado quiso cumplir inmediatamente lo que se le señalaba en el dicho artículo
y ambicioso, muy de acuerdo con la mentalidad de la época5. y al poco tiempo comenzaron los trámites de material, profesorado y local para que se creara
En la lectura de las Ordenanzas, se refleja la buena voluntad del equipo ilustrado de Carlos una escuela de Náutica, que sería el precedente de lo que posteriormente fue el Real Colegio de
111 en llevar a cabo una escuela profesional donde la teoría fuera unida a la práctica y al estudio Náutica de San Telmo. Estas clases en dicha escuela duraron muy poco tiempo, porque el
de las lenguas vivas europeas. Y al mismo tiempo conseguir que el alumnado procediera de las Consulado malagueño realizó todas las gestiones pertinentes para que se hiciera realidad la
clases humildes ofreciéndole así la oportunidad de poder elevar el nivel cultural y económico de apertura del centro de enseñanza de náutica. De esta forma podemos comprobar cómo Málaga
los españoles6. También, es interesante resaltar, cómo al profesorado se le exigía una elevada a finales del siglo XVIII, se va a ver favorecida por una serie de leyes muy beneficiosas para sus
preparación relacionada con su especialidad y cómo pasa obtener la plaza tenía que superar ciudadanos, tanto en lo económico como en lo cultural, y que se plasmarán en otros centros
exámenes muy duros. Pero lo más interesante es comprobar cómo se fomentaba la investigación como será El Real Colegio de San Telmo, la Sociedad Económica de amigos del País1*,el
entre los enseñantes remunerando a los profesores que lo realizasen con un aumento de salario. Acueducto de San Telmo etc.
Por lo tanto el colegio de San Telmo de Málaga va a ser el modelo de plasmación de la Por Real Cédula de S.M. fechada en el Pardo a 16 de marzo de 1787 y comunicada por el
mentalidad ilustrada en nuestra ciudad, y continuará hasta bien entrado el siglo XIX7.Ahora bien, marqués de la Sonorar3se notificaba a la ciudad de la erección en Málaga de un Colegio Náutico
a fin de poder estudiar este centro docente tan prestigioso en su momento es necesario analizar denominado de San Telmo, «en iguales privilegios, exenciones y preeminencias que el de
muy someramente la situación económica en la que se encontraba la ciudad a finales del siglo Sevilla»'! En ella se recogía los motivos que habían dado lugar a dicha fundación, que entre
XVIII. Málaga y provincia va tener un floreciente desarrollo económico y comercial basado en otros era la ventajosa situación de su puerto y el floreciente comercio existente en él. La
la expansión de la agricultura vitivinícola. Estos productos pronto se exportaron a otros lugares finalidad del mismo era preparar a los alumnos que lo deseasen en las fac~iltadesnáuticas,
de Europa del Norte y América, por lo que el comercio terreshe y sobre todo marítimo va a economía civil, así como en los importantes conocimie~itosde dibujo y prácticas de navegación
tener un importante auge. Su puerto tuvo una capacidad de maniobra hasta ese momento donde podían alcanzar los grados de pilotines y de pilotos. De esta manera se lograba una
desconocida, y como consecuencia, benefició a todos los ciudadanos y también, y muy especial- mejora en la calidad de las tripulaciones que frecuentaban el tráfico con América. Las plazas
mente, a la colonia de extranjeros afincados en ella8. eran de ciento cincuenta, repartidas, cien entre los huérfanos de familia sin recursos económicos
teniendo preferencia los hijos de pilotos o aquellos que tuviesen alguna preparación básica; y las
3 SARRAILH, J.: La Esparía Ilustrada en la segirnda niitad del siglo HTIII, Fondo de Cultura Económica,
Madrid 1974, p. 182.
4 HERRERA GARCÍA, A,: Estirdio Iristórico sobre el Real Colegio Seminario de San Telino de Sevilla, Archivo 9 SANTOS ARREBOLA, M. S.: Las repiclrliri-íaseii el siglo XVIII: el caso de los Gáli~ez,
Congresso Municipalismo
Híspalense, 1958. e desenvolvimiento no noroeste peninsular, Facultad de Letras de Porto, marzo 1992, (en prensa).
5 MADOZ, P.: Diccior~nriogeográfico y estadístico de España y s~rsposesioriesde Ultraniar, Madrid, 1848, v., 10 Ibídem, M. S.: José de Gáli~ezy el Consulado del Mcrr eri Málaga, 11 Congreso de Andalucía, (en prensa).
Málaga. 11 Real Cédula expedida por S.M. para la erección de un Consulado Marítimo y terrestre comprensivo eri esta
6 REDER GADOW, M.: «Aproximación a una institución docente femenina: el colegio de huérfanas ciudad y pueblos de su Obispado, Imp ... de D. Félix de Casas y Martínez, Málaga 1785.
Nuestra Señora de la Concepción de María Santísima», en Baética, Facultad de Filosofía y Letras de Málaga, 1984, 12 LÓPEZ MARTÍNEZ, A.: La Sociedad Ecorióviica de Ariiigos del País de Málaga, Servicio de publicaciones
n" 7, p. 291. de la Diputacióri Provincial de Málaga, n"7, 1987.
7 VICO MONTEOLIVA, M. y SANCHIDRIAN BLANCO, C.: El Real Colegio Náirtico de eSari Telino A de 13 José de Gálvez secretario de Estado del Despacho Universal de Indias fue nombrado por Carlos 111, marqués de
Málaga, (287-1849),Publicaciones del Departamento de Educación Comparada e Historia de la Educación, Universi- la Sonora.
dad de Barcelona, 1984, pp. 576-588. 14 (A)rchivo del Caudal del (Ajcueducio de (S)an (T)elmo de (M)álaga, Legajo, n", Real Cédula 01-iginalde S.
8 VILLAR GARCÍA, M. B.: «Ciudad y comercio. Reflexiones sobre Málaga en la segunda mitad del siglo M. expedida en el Pardo a 19 de Marzo de 1787 para la fundación de este Real Colegio de San Telrno y señalamiento
XVIiIn, en Baética, n" 1, Facultad de Filosofía y Letras, Málaga, 1988, p. 480. de la consignacióil de 290.000 reales de subsistencia.
cincuenta restantes entse los hijos de la de clase acomodada que quisieran realizar dichos
estudios y alcanzar los grados de pilotínes y pilotos15.
Tanto la puesta a punto como el mantenimiento de dicho colegio se iba a financiar según Las ordenanzas que a continuación vamos a estudiar son un modelo de cómo el gobierno
venía recogida en las Ordenanzas con los 250.000 reales de vellón de cada año sobre el uno por ilustrado español quiere por todos los medios elevar el nivel cultural de los súbditos por medio
ciento de la plata que llegara de Indias, además del producto de ciento noventa y cuatro accioiles de la educación teórica y práctica. Estas son muy parecidas tanto en el fondo como en la forma
impuestas por la Real Compañía de Filipinas y otras ciento veinte en el Banco Nacional de San a las ya entregadas al colegio de Sevilla en 1786, aunque no son exactamente iguales19. Las
Carlos, además se contaba con el sobrante de los caudales que produjera el Acueducto de San ordenanzas se encuentran estructuradas en 26'7 artículos coisespoildientes a 48 materias. De
Telmo de Málaga, con los molitlos, lavaderos, y otras dependencias. Esta obra pública, muy éstas una gran pai-te coisesponden estrictamente a los alumnos, sistema de estudios, profesora-
necesaria para el abastecimiento de agua a la ciudad, fue promovida a instancias del obispo do, prácticas, disciplina escolar, etc; así mismo se incluyen otros apartados dedicados a la
Molina Lario y construida por el arquitecto Martín de Aldehuela16. selección de profesores. El resto versa sobre temas de diversa índole, como el gobierno económico
Como dii-ectordel nuevo centro fue nombrado el presbítero José Ortega y Momoy, siendo él del centro, alimentación, vestido, atribuciones de los distintos empleados, etc.
el encargado de realizar todas las gestiones necesarias para su apertura; y como juez conservador El colegio de San Telmo estaba capacitado para admitir a ciento cincuenta alumnos, repar-
fue elegido Ramón Vicente Monzón, arcediano de Ronda. El diecinueve de marzo de 1787 tidos cien entre los huérfanos de familia sin recursos económicos teniendo preferencia los hijos
fueron publicadas las Reales Ordenailzas la cuales, y enseguida se pusieron en vigencia debido de pilotos o que tuviesen alguna preparación en las primeras letras; y las cincuenta restantes,
a la premura del tiempo, ya que el monarca ordenaba que fuera la inauguración el uno de junio. llamados porcionistas, pertenecían a la clase acomodada, los cuales tenían que abonar cuatro
El edificio adjudicado para impartir las clases y residencia de alumnos era la antigua escuela reales diarioz0.La edad estaba comprendida entre los ocho y los catorce años y pasa poder
de los expulsos jesuitas situada en la calle de la Compañía. Allí fue necesario realizar una serie acceder a la plaza cuando hubiese una vacante tenía que ser anunciado en todo el arzobispado de
de obras de acondicionamiento que para poderlas costear, Ortega y Monroy pidió se le abonase Granada. Sin embargo, los treinta primeros alumnos fueron elegidos por el director debido a la
la cantidad establecida en la Real Cédula al presidente de la Contratación de Cádiz, tal como premura del tiempo. A continuación presentamos un listado con el nombre del colegial, edad, y
venía estipulada porque no contaban con ningún fondo. Al poco tiempo le fue notificado el pago lugar de nacimiento. Es de resaltar que todos ellos per-teilecían a Málaga o su provincia,
de los doscientos cincuenta mil reales de vellón en la depositaria general de ellas por tercios habiendo nacido dos en Macharaviaya de donde era natural Gálvez. La edad estaba comprendida
anticipados con fecha de diecinueve de marzo, comenzando de esta forma los preparativos1'. entre los ocho y los trece años, como a continuación podemos comprobar en el cuadro de la
Los primeros estudiantes del centro fueron treinta alumnos elegidos por el director dentro de página siguiente.
la ciudad de Málaga y su provincia ya que apremiaba el tiempo. Fueron nombrados seguida- En las Ordenanzas se recoge que los estudiantes tienen el derecho <<ala educación y
mente los profesores, el personal 110 docente y de servicio que eran necesarios para llevar a cabo enseñanza, a los alimentos y demás subsidios de la Casa, contraen obligación de servir en la
la marcha y furicionamiento del colegio. Una vez resueltos todos los requisitos, se procedió a la Marina Real y Comercio a Indias»'l. Todos ellos podían permanecer en el centro diez años,
inauguración el uno de junio, con la suntuosidad propia de finales del barroco. El acto fue siendo la edad mínima de ingreso los ocho, y la máxima los catorce. El curso comenzaba a
celebrado con unos oficios religiosos en la Catedral de Málaga donde el juez conservador primeros de septiembre y terminaba a finales de junio, aunque en verano también se impartían
pronunció un discurso de apertura haciendo una breve histoiia de los colegios de náutica y clases por la mañana, excepto a partir del catorce de agosto que comenzaban las vacaciones.
ensalzando a la monarquía, dentro de una clara propaganda políticala. Posteriormente se realizó El sistema de estudios estaba formado por dos partes; en la primera se impartían las clases
una procesión desde la iglesia mayor hasta el colegio, en ella participaron las autosidades de primeras letras, donde se enseñaban a los alumnos la educación elemental y básica. U una
malacitanas y los alumnos de San Telmo. También se adornaron los balcones capitulares, y vez superadas éstas se pasaba a la segunda y fundamental donde se impartían las asignaturas
finalmente se organizó un concierto en honor al monarca Carlos IJIy al ministro de Indias José específicas de la caisera, a saber: las Facultades Náuticas, la Ciencia del Comercio, las Matemá-
de Gálvez y familia. ticas Puras, el Dibujo y los Idiomas Francés, Inglés, Italiano y Alemán.
Los más adelantados comenzaban las clases de Francés en el primer período, pasando
posteriormente a los siguientes idiomas. A las clases de Dibujo asistían todos los colegiales que
hubiesen aprobado la primaria, y que por una serie de circunstancias no iban a realizas los
estudios de Náutica. Estas abarcaban el dibujo lineal y artístico, y lo más importante aprendían
a levantar y levar planos. También estudiaban muy profundainente la Economía Política del
15 A.A.S.T.M.: Foriiiaciórr del Real Colegio de Ndrrrica de Sari Telrtro y del Sr. Protector, año rle 1787, vol.,
n". Comercio, las relaciones del Comercio con el Gobieino; con la Agricultura, las Artes y la
16 DAVO DÍAZ, P.: El Aciiediicto de Sari Telnro, Servicio de publicaciones de la Diputación Provincial de Má-
laga, n"9, 1986. 19 MENA GARC~A,C.: La erisefiaiiza del Colegio de San Telnio a través de los Oi,derinrizasde 1786, Actas del
17 A.A.S.T.M.: Copiador de Orden de S. M. y del Sr. protector, año de 1787, vol. n". 1 Corigreso de Aiidalrtcía, Arrdalrtcía Moderria (Siglo XVIII), tomo 11, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de
18 (A)Archivo (M)Municipal de (M)Málaga, Disciirso ii~nirgrrialqire eri la solei~rrieapertirrri del Real Colegio de Ahorros de Córdoba, 1978, p. 21.
San Telino de Mblagrr celebrado err 1 de jirriio de 1787 d[io el doctor. D . Ranróir Vicente y Morizóir, Arcediano de Rorrda, 20 A.A.S.T.M.: Foimación del Real Colegio de Náutica de San Telmo y del Sr. Protector, año de 1787, vol. n" 9.
digtzidad y carióriigo de la Sarita Iglesia de Málaga juez conseri~ado~~ del riiisnio colegio. En la imprenta de la viuda 21 Ordenanzas Para el Real Colegio de San Telmo de Málaga, Madrid, en la Imprenta de la viuda de Ibarra, afio
de Ibarra, hijos y Cía.: año 1787. de 1787, artículo n".
La tercera clase la impartía el menos antiguo de los dos catedráticos y gozaba del título de
Noinbre AAos de edad Lugar de nacimiento Cosmógrafo de Málaga. Su programa incluía entre otros conocimientos la Mecánica en todas
sus partes, aplicándola especialmente a los usos, máquinas e instrumentos náuticos; a la cons-
Luis Pizarro y Galván 8 Málaga trucción y movimiento de diversos buques, etc. A fin de enseñar experimentalmerite todos los
Francisco Morales 8 ídem conocimientos anteriores había una sola con todos los materiales necesarios pasa su estudio
Francisco Herrera y López 8 ídem práctico. Exístia en esta clase modelos de embarcaciones tanto de mercancías como de artillería,
Joaquín de Galvez y Hern 9 ídem siempre con fines didácticos. Entre ellas se encontraba una corbeta de pozo dellominada así
Feliciano del Castillo 9 ídem porque sus catorce cañones por banda iban colocados en el puente de cubierta. Esta nave ha sido
Jos6 García y Trigueros 9 ídem encontrada recientemente y se ha realizado un estudio en profundidad sobre la misma22.
Francisco Vilchez y Gallero 8 ídem El cuarto curso era impartido por el catedrático más antiguo, llamado Piloto Mayor de
Nicolás Cano y Reynecio 8 ídem Málaga y en el programa se incluía la trigonometría esférica, seguida de las Instituciones
Andrés Fernández Navarro 1O ídem Con~pletasde Navegación. También y a cargo del mismo Piloto disponía de un observatorio
José Marín Espinosa 10 ídem astronómico con los inslrumentos más necesario^^^. Los alumnos que hubiesen superado los
Onofre Rodríguez 11 ídem exámenes de los cuatro cursos de Matemáticas y Facultades Náuticas se incosporaban a las
José Senés 11 Ídem clases prácticas de la náutica en los bajeles de la Real Armada y del Comercio de Indias en
Manuel Salvador Godoy 11 ídem calidad de meritorios y agregados al rancho de pilotines. El director enviaba al capitán o
Pedro Meléndez y Buenmeñor 11 ídem comandante de cada buque los colegiales con su cur.~.ici~luii~ coi~espondiente;al mismo tiempo
José Mendoza 12 ídem procuraba que cada alumno hiciera, al menos dos viajes de prácticas. U así, una vez finalizados
Francisco Luminari 13 ídem los estudios y travesías, estaban ya obligados a seguir la profesión de pilotaje en la Marina Real
Pedro del Pino 12 Antequera o Mercante. Pero antes tenían que superar el examen de pilotines, y mientras no lo hubiesen
Francisco de Mena y Groseí 13 Vélez I
aprobado continuaban bajo la tutela del director del colegio.
Francisco Valenzuela y Sánchez 11 ídem Los exámenes de pilotines eran bastante duros ya que tenían que pasar por dos pruebas una
Félix Ser y Ojea 8 Estepona de mecánica con aplicacioiles a la constiucción, maniobra y artillería naval, y otro de navega-
Antonio Sanchez 11 Macharaviaya ción. También y era requisito imprescindible entregar los diarios de navegación, demostrando
José Sánchez 11 Ídem de esta forma sus tres viajes a las Indias. Eran examinados por los cuatro Catedráticos de
José Pérez y Martínez 8 Colmenar Matemáticas, Facultades Náuticas, el Piloto Mayor y el Cosmógsafo; y un piloto examinado si
José y Tirado 8 Alhaurín lo hubiere a la sazón en Málaga. Estos mismos ejercicios servían para alcanzas el grado de
Antonio Martín y Suarez 8 Benalmadena piloto aunque con un nivel y profundidad mucho mayor24.
Francisco Millán y Reyes 8 Churriana Las ordenanzas tenía en cuenta a aquellos colegiales que físicamente no estaban capacitados
Antonio Domínguez y Luna 9 ídem para la profesión náutica y que tenían una inteligencia singular. Estos podían realizar los
estudios de Comercio o de Literatura en las clases de Humanidades agregadas al Colegio y
FUENTE: A.A.S.T.M., vol. ne9. Formación del Real Colegio de Náutica de San Telmo, Copiador de posteriormente se le podían continuar mediante becas en la Universidad de Granada. Sin
Orden de S. M. y del Sr. Protector, atio de 1787. embargo, aquellos estudiantes que después de tres o cuatro años no habían aprobado las
asignaturas, bien por falta de interés, capacidad o enfermedad, eran separados de los estudios,
previa certificación del director, y según su preparación se les buscaba un oficio conforme a
Navegación. Su estudio iba relacionado con la demografía, estudiando particularmente los
ello. Muchos de estos colegiales se pudieron colocar en el Arsenal de la Real Armada, y otros
problemas del reino de Granada y más concretamente la provincia de Málaga. También otros
en la construcción de bajeles mercantes de Málaga.
jóvenes que no podían alcanzar la ciencia necesaria para el pilotaje, se destinaban al aprendizaje
Tanto en las Ordenanzas como en reales Órdenes que se dieron posteriormente, se contem-
de la construcción, la maniobra, la artillería naval, y otros ministerios concernientes a la Marina.
plaba el interés y el comportamiento de los estudiantes. Así aquellos que tuvieran una mala
La canera de Náutica comenzaba con los estudios matemáticos y náuticos y su objetivo conducta reiterada se le destinaba como castigo a los servicios de navíos. Y como al poco
principal era la de proveer de pilotos hábiles a la Marina Real y el Comercio con América. Los tiempo comenzaron a darse casos de estudiantes que desertaban, el rey dio un aviso donde se
cursos de estudios náuticos se daban en cuatro años, y lo impartían cuatro catedráticos, cada uno
en su especialidad. Los dos catedráticos más modernos enseñaban en dos años las Matemáticas
Puras, auxiliándose de los materiales didácticos existentes en el colegio. En el programa del 22 PÉREZ DE COLOSIA RODRÍGUEZ, M. 1.: Uti tiiodelo de enibarcacióti confínes didácticos en el siglo XVIII,
primer curso entraba la Asitmética y la Trigonometría plana y los colegiales que lo superaban Actas del Sitnposio Naciorial de Hisroria del Arte, Málaga-Melilla 1985, pp. 176-178.
pasaban a la segunda clase donde comenzaban con los conocimientos de Algebra, Cálculo 23 A.A.S.T.M.: Ordenanzas...: Artículos 212-216.
Infinitesinial y posibles aplicaciones a la Geometría. 24 Ibídem, Artículos 251 y siguientes.
exponía que éstos fueran buscados, y una vez aprehendidos los pusieran a disposición del PERWONAL NQ DOCENTE
Capitán General de la Real A m a d a y sentenciados a un año. El castigo consistía en un año de
campaña en clase de vagos, en buques amados o en el arsenal, cargándoles los gastos de la El gobierno pleno del centro c o d a a cargo del director cuya misión era vigilar el nivel de la
prisiónz5. Pero fuera de estos casos, a ningún alumno se le permitía la separación del colegio enseñanza en los alumnos y el cumplimiento de las ordenanzas por paste de los subalternos. Su
antes de la finalización de los estudios, a no ser que algún familiar lo solicitara, y en este caso tenía nombramiento f ~ realizado
~ e por el monarca y tenía que reunir los requisitos morales y profesio-
que abonas todo el tiempo que había residido en el centro, a razón de cuatro reales cada día. nes necesasios para el cargo. El primer disector fue, como liemos comentado anteriormente el
presbítero José Ortega y Momoy quién se ocupó de poner en mancha el colegio y de nombrar a
los profesores, aluinnos y personal subalterno. En las ordenanzas venía estipiilado que en el
caso de que alguno faltara reiteradamente a su obligación era suspendido de sus funciones y
sueldo; ilotificándole posteriormente el monarca por vía de la Secretaría del Despacho de
Como se ha podido desprender de la lectura, el claustro de profesores estaba compuesto de Indias. Era también el encargado de supervisar la parte económica del centro tanto diaria como
cuatro catedráticos de Matemáticas, Facultades Náuticas, y Comercio, un maestro de primeras semanalmente, dando al mayordomo las órdenes convenientes.
letras con su ayudante, un maestro de Dibujo, y los profesores de Lengua Francesa, Inglesa, Otra figura fundamental para el buen gobierno del colegio era el contador, el cual, hacía
Italiana y Alemana. Pasa ser nombrados catedráticos tenían que reunir una serie de requisitos, también las funciones de secretario. Su cometido era llevar la parte ecoilómica, controlando las
aunque tenían preferencia los hijos de pilotos, los antiguos alumnos y demás oficiales de marz6. entradas y salidas y realizando un inventario anual de los enseres y útiles del centro, y fue
Los primeros profesores fueron nombrados a dedo por el disector, pero ya en las siguientes, nombrado Francisco Cid de Vivar3'. A fin de poder ayudar al contador en todas las funciones se
cuando se producían vacantes, venía recogido en las Ordenanzas que se hiciera pública la plaza contemplaba la figura del oficial de contaduría quién le sustituía en caso de ausencias. Otra
a fin de poderla cubrir. En dicho aviso se contemplaba las condiciones y requisitos necesarios figura imprescindible era la del mayordomo porque era psácticameilte el administrador de las
para el puesto. Una vez pasado el plazo de dos meses comenzaban unas duras oposiciones entre fincas y el encargado del cobro de las diferentes rentas que poseía el colegio, y de las men-
los pretendientes donde el opositor tenía que pasar por tres ejercicios, siendo uno de ellos una sualidades de los porcionistas. También se ocupaba de controlar el abono del uno por ciento de
«encerrona». Las oposiciones, según la cátedra vacante, o del maestro de primeras letras, la plata procedente de las acciones que a favor del mismo se impusieron en la Real Compañía de
variaba, aunque en conjunto podemos decir que eran muy similares. El tsibuilal que los examinaba Filipinas y en el Banco Nacional. Al mismo tiempo estaba encargado de la alimentación del
estaba formado por miembros de elevada preparació~~ dentro de las materias específicas de cada personal del centro y del mantenimiento del mismo. Como primer mayordomo fue nonibrado
opositor. Finalmente, una vez elegido al candidato, las notas eran enviadas al monarca quién Antonio Soler y Mesías, natural de Guercar, Granada, antiguo cadete del regimiento de la reina
daba el visto bueno; en caso de empate era el rey quién decidía. y fiel de romana de carnes.
A fin de incentivar al profesorado se contemplaba en las mismas ordenanzas gratificas con La gestión económica venía bastante detallada en las Ordenanzas ya que en ellas se recogía
ayudas económicas a aquellos catedráticos que sobresalieran en la preparación de sus alumnos. su funcionamiento. El mayordomo era quién hacía la contabilidad mensual, y posteriormeiite
Tanibién y muy interesante para su época se premiaba las investigaciones realizadas por los pasaba a ser analizado por la junta económica, la cual estaba compuesta por el director, el
profesores según sus especialidades. Así si el catedrático de Matemáticas publicaba nuevas capellán, el contador y los tres catedráticos de Matemáticas más antiguos. En dicha reunión se
observaciones o perfeccionara algún instrumento o máquinas, o si se escribiera algún libro de trataba, del estado de las cuentas, los gastos y las necesidades del centro y a su vez se pagaba a
texto, manual práctico para las asignaturas, por ellos impartidas se gratificaba con una ayuda los empleados. Los salarios oscilaban desde las 11 .O00 reales de vellón del disector, hasta los
económica, que oscilaba según la importanciaz7. ayudantes de cocina que tenían un sueldo de 1.100 reales, con un gasto total de 95.150 reales3'.
El maestro de primeras letras, aparte de cubris las horas dedicadas a la enseñanza se tenía Otra junta anual se celebraba a primero de enero y en ellas se examinaban las cuentas del año
que ocupar de acompañar a la com~inidadsiempre que hacían visitas extraescolares. El primer vencido, y una vez revisadas era pasada al juez conservador para que diese el visto bueno.
maestro fue Gabriel Cobo i Ruiz y fue nombrado por el Marqués de Sonora, al igual que su Como hemos podido comprobar el rey Carlos 111, en la Real Cédula de erección había
ayudante a Vicente Ferrer de Gonzaga2! La f ~ ~ n c i ódeln ayudante letras era sustituirle en las dejado muy detallado la financiación y mantenimiento del ~ o l e g i o ' ~Durante
. los primeros años
ausencias, al mismo tiempo que tenía que asistir a los colegiales en las labores del internado. hubo un cierto desahogo económico lo que le permitió al centro adquirir una serie de propiedades,
Los cuatro catedráticos de Matemáticas y Facultades Náuticas eran los encargados de impastis como viviendas para profesores y casas pasa la ampliación del edificio. También fueron adquiridos
las clases y responsables de mantener el nivel cultural de los alumnos. El primer catedrático dos molinos harineros y una finca en los arenales de la boca del río Guadalhorce dedicada al
nombrado fue el piloto jubilado Antonio Rodríguez, ya que como se recogía en las Ordenanzas cultivo de la berza, la cual era destinada a la alimentación de los alumnos, posteriormente fue
tenían prioridad los pilotos por sii experiencia en el campo de la cambiada por tres huertas ubicadas en el parque del Cardial. A continuación liemos realizado un
cuadro con las viviendas, propiedades del colegio de Saii Telmo en sus primeros años:
25 Ibídern. Leg.. n", Sección Administración.
26 Ibídem, artículo 51. 30 Ibídem, Copiador de oficios y contestaciones a la superioridad y al señor protector, vol. n" 8.
27 Ibídem, artículos 242 y siguientes. 31 Ibídem, artículo 122.
28 A.A.S.T.M.: Reales Órdenes expedidas en 1787, Leg. 11". Sr. Protector, año de 1787. 32 MENA GARCÍA, M. C.: «Las propiedades del Colegio Seminario de San Telmo en el siglo XVIID, en
29 Ibídem, Foiniación del Real Colegio de Náutica de San Telrno. Copiador de Orden de S. M. Atidnlircícr y Ai~iéricnen el siglo XVIII, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, C.S.I.C.: Sevilla, 1985, pp. 325-340.
"SA" da su andadura en 1845 cuando la reina fundó en Málaga el Instituto de Enseñanza Media y
hacía depender el Real Colegio de Náutica a dicho organismo. El motivo fue que con la
N" Domácilio Fecha de compre precio en reale desamortización este edificio quedó clausurado, eligiéndose como nuevo centro la casa de los
f i l i p e n ~ e sque
~ ~recientemente había sido desamortizada. De esta forma se habilitaron las clases
5 Cobertizo de los Mártires 17 abril 1787 en el antiguo centro de Teología y allí se impartieron las enseñanzas de Náutica y de Bachiller.
Callejuela de la Reales Sin embargo, las autoridades malagueñas no aceptaron este decreto y enviaron un expediente
3 Escuelas 350.000 pasa sobreexceptuar y conseguir que el antiguo edificio de la calle de la Compañía continuara
1 ídem 45.940 como Escuela de Náutica. Se aludía en el mismo, que el edificio era de servicio público y estaba
1 Callejuela sin salida 20 junio 1787 55.700 destinada a la beneficencia. Al poco tiempo por medio de un Real Decreto, la escuela volvió a
1 Calle Beatas 90.000 separarse del instituto abriéndose nuevamente su antigua sede. Y aunque no llegó a alcanzar su
antiguo esplendor si tuvo momentos de auge como lo comprobamos en la inauguración del
FUENTE: A.A.S.T.M., Imposiciones, Configuraciones y demás ramos de Hacienda perteneciente al curso 1860-613', hasta que definitivamente desapareció.
Real Colegio de San Telmo de Málaga, Libro, nQl . Finalmente, queremos destacar la importancia que tuvo este centro en nuestra ciudad, ya que
sus Ordenanzas tanto las de 1786 como las de 1788 son un modelo de buen hacer. El ideal del
español ilustrado se ve reflejado en ella tanto en el campo de la pedagogía como del funciona-
Con respecto a la sanidad y al buen mantenimiento higiénico del centro, se contaba con un miento interno del centro. En un momento en que la enseñanza de la escolástica se encontraba
equipo formado por un médico, un cirujano y un enfermero. Este último dependía del mayordo- todavía afenada en algunas universidades españolas, el Colegio de San Telmo dio un avance en
mo y era el responsable de mantener la salud de los colegiales y de la higiene del centro. El el estudio de las ciencias útiles, incentivando la investigación y preparando a los estudiantes
primero de ellos, fue el cirujano José de Reina nombrado por Gálvez en mayo de 1787, como para que llegaran a ser buenos profesionales, tanto en el grado de pilotines como en el de
médico cisujano fue designado Juan de Ribera33.Tenían la obligación de visitar el colegio pilotos. Y en sus viajes de navegación al Nuevo Mundo dieron ejemplo de preparación y
diariamente el médico y el sangrador, y eran también los encargados de realizar la revisión de destreza. De esta forma la Ilustración Española vio cumplida una realidad que fue modelo en su
los colegiales al tiempo de admisión3".La alimentación que tenían los alumnos, según se des- época.
prende de la lectura de las dichas ordenanzas era de una dieta bastante equilibrada y variada,
donde entraban todos los nutrientes necesarios pasa mantener un buen estado físico.
Al ser un colegio de grandes dimensiones y a fin de que hubiese una buena organización y
funcionamiento, se necesitaba un personal de servicio sobre todo, teniendo en cuenta el internado.
Este estaba compuesto por el ropero, el cocinero y el ayudante del mozo de cocina. Y para la
mejor custodia de los alumnos siempre vigilaban la puerta una guardia, fosmada por un sargento
y dos soldados del cuerpo de inválidos. El Consejo de Indias era el protector del colegio y el
encargado de supervisas las ordenanzas, reales cédulas; y todo lo que aconteciere en el mismo
cometido del juez conservador. Debía de asistir a todas las reuniones y juntas celebradas y en el
caso que se cometiera una anomalía en el colegio tenía la obligación de comunicárselo al
monarca inmediatamente.
El ministro de Indias, José de Gálvez, falleció en julio del mismo año de la fundación y en
el ministerio se produjo una reestsuctusación pasando todos los asuntos del colegio a la secre-
taría de Marina a cargo de su nuevo ministro Antonio Váldes. Al año siguiente, en 1788 se
realizaron unas nuevas ordenanzas en los colegios de náutica de Sevilla y Málaga, que aunque
si bien variaron en pocos artículos ya que lo fundamental continuó en vigencia, si se suprimieron
las clases de inglés y de comercio; como así lo expresaba el nuevo rey Carlos IV con estas
palabras, <<ysiendo mi real voluntad se anegle a ella a todo lo compatible al colegio de
Málaga»35.
De esta forma el centro comenzó una andadura con peiiodos de apogeo y otros de decaden-
cia muchos motivados, sobre todo, por problemas económicos. Finalmente, el centro vió cerra- 36 SANTOS ARREBOLA, M S La MálagaIlirstiada y lorj~lrperiser,Universidad de Málaga y Cajas de Antequera
y Málaga, 1989
33 Ibídem, Reales Ordenes expedidas en 1787, Leg. n". 37 Menror ra leída en la Escrrela pr ofesronal de Náirtrca al i~errficar se la soleniire aper trri a del ciu ro acadénrrco
34 Ibídem, artículo 115. 1860-1861, por D Eduardo María de Jáuregui, establecimiento literario de D Franci~code Moya, librero de la Escuela
35 Ibídem, Libro de Ordenanzas del Real Colegio. piofesional de Náutica
ILEGITIMIDAD, POBREZA Y MENTALIDAD EN EL
ANTIGUO RÉGIMEN: LAS GÉDULAS DE LOS
ruiNoc EXPÓSITOS DE ÚBEDA (1665-2788)
Adela Tarifa Fernández
Entre 1665-1788 ingresaron en la Inclusa de la ciudad de Úbeda 6.417 niños. Algo más del
13 % de ellos sobrevivió lo suficiente para ser adoptado o recuperado por familiares, todos los
demás, «criados» por cuenta de la Cuna, murieron sin superar las primeras edades de la
infancia. Dicho de otro modo: La «Gloriosa Hermandad del Patriarca Sr. S. Joseph» de Úbeda
no logró salvar ni una sola vida de los expósitos que acogía en estos años.
El fenómeno de la exposición y muerte prematura de niños, aunque adquiere en Úbeda tintes
especialmente dramáticos, no es en modo alguno exclusivo de esta ciudad. Más bien forma
parte de lo usual en los comportamientos demográficos del Antiguo Régimen. Por ello pre-
guntamos sobre las causas que lo provocan constituye un reto apasionante.
¿Por qué se abandona a un recién nacido? Opinamos que el fondo que subyace en esta
cuestión, aunque con matices diferentes, no es tan radicalmente opuesto entre pasado y presente:
marginación, ilegitimidad y pobreza, son hoy como ayer, las baneras que separan a los niños
deseados de los que no se quieren. Porque en realidad la condición humana no cambia radicalmente
y los modelos socio-ecoi~ómicosdel pasado tampoco son hoy ineconocibles. Así lo que nos separa
es más bien la categoría, la dimensión del problema. No el problema en sí mismo.
Para aproximarnos a estos temas hemos elegido las cédulas de los niños expósitos de Úbeda.
No para cuailtificar o cualificar causas de abandono, sino como reflejo de la mentalidad de la
época, intuida en su literat~ira,generalmente parca y exculpatoria.
La cédula, ese peq~ieñotrozo de papel con caligrafía tortuosa, fue posiblemente el ÚItimo
acto de afecto que recibieron unos cuantos peq~ieñosantes de ser depositados en la Inclusa.
Aunque no negamos a la cédula su importancia como elemento identificador del niño, trabajo desde otra óptica: el tratamiento que se da al tema de la expósitos en los datos que
opinamos que es poco útil para acotar las causas de la exposición, y lo creemos así por varias ofrecen. Pese a todo consideramos necesario partir de estas cifras anteriores puesto que reflejan
razones. En primer lugar, son muy pocos los niños que traen cédula; en segundo lugar, no de modo global un hecho importante. Ellas vinculan la historia de la Cuna y los expósitos con
estamos seguros de que el mayordomo escribiera siempre sus datos en el libro de Asiento, o la historia misma de una ciudad en crisis estos siglos.
cuando menos, no lo hizo textualmene. Creemos además que muchas cédulas debieron perderse ¿Qué cuentan las cédulas? Digan la verdad o no son valiosos documentos para conocer la
en el proceso de trasladar al niño y cambiar sus ropas. Por último, pensamos que son escasamente forma de pensar de la época. Su interpretación nos sitúa ante los grandes temas del pensamiento
fiables los datos que ofrecen por cuanto pretenden obtener trato de favor hacia el niño y, para colectivo: mentalidad religiosa y conservadurismo. Así Bautizo, justificación el abandono por
conseguirlo, sus autores arriesgan poco y se gastan menos. Por lo tanto desde todos los puntos razón de honra, actitud exculpatoria basada en promesas de rescate o compensación económica,
de vista, los datos obtenidos sobre volumen y evolución de niños que llevan cédula poco ayudan son los pilares básicos en el contenido de las cédulas, con escasísimas excepciones.
a cualificar al expósito en función de las causas que motivan su abandono. Conociendo cómo La mentalidad religiosa de quienes exponen niños con cédula destaca por encima de
funcionaba la Obra Pía de San José de Úbeda, los argumentos que exponemos adquieren más cualquier argumento: cristianar al infante e implorar caridad son temas repetidos hasta la
peso. ¿Hasta qué punto era útil al síndico transcribir el contenido esas ilegibles cédulas, cuando saciedad. Naturalmente nos interesa el hecho y queremos analizarlo con más detalle.
le constaba que de su esfuerzo no iba a resultar beneficio alguno? Se sabía ya que a la Cuna El ceremonial religioso del bautismo ocupa para muchos expósitos casi la totalidad del
nunca llegaban los donativos prometidos, como se sabía que nadie o casi nadie cumplía la espacio de su ficha de asiento: ingresó, fue bautizado y murió «desabiado», podrían simbolizar
palabra de volver a recuperar el expósito, y si así sucedía, ¿quién hubiera protestado por una el arquetipo medio de estas fichas, solo ilustradas a veces con descripciones de las ropas que
cédula perdida? Ni una referencia a esta cuestión hemos encontrado a lo largo de casi dos siglos. traen.
Todavía tenemos un argumento más: la noticia más creíble de la cédula pudiera ser la relativa al Como expuso Philippe Asies, «la apasionante historia del Bautizo» tuvo un momento crucial
bautizo. Sin embargo, éste no interesó porque los párrocos nunca se fiaron de tan sospechosa a partir del siglo XIV. Si hasta entonces la ceremonia se retrasaba y los adultos mostraron poca
fuente de información para asunto de tanta importancia. El expósito fue rebautizado ante la preocupación por el tema, en adelante se aceleran los trámites por iniciativa del clero, como si
menor duda. la Iglesia descubriese «el alma de los niños antes que su cuerpo»*. El bautizo se convierte así,
Por todo ello, opinamos que estas piezas de papel fueron molestas e inútiles para la Cofra- desde los albores de la modernidad, en la presentación oficial del niño y en el acto más
día: siempre reclamaban privilegios y no ofrecían nada a cambio. Ignorarlas fue lo más sencillo transcendental de su incierta existencia: con un sencillo acto se igualaba por primera y última
e incluso lo más lógico, máxime cuando los mayordomos de Úbeda no brillaron precisamente vez a todos los seres humanos, garantizándoles felicidad eterna por encima de edad o sexo. Era
por su eficacia burocrática y camparon por sus respetos, libres de todo control. idea más que gratificante en una sociedad fundamentada precisamente en las desigualdades.
Aún admitiendo estas consideraciones generales creemos conveniente tener en cuenta los Pese a esta monótona insistencia en el bautizo del expósito, nos preguntamos hasta qué
casos en que consta la existencia de cédulas. Pueden ser de gran utilidad para inteipretar no punto ello indica religiosidad auténtica. Creemos que no debe confundirse esta práctica bautismal
tanto lo que decían sino lo que querían decir quienes las escribieron. En definitiva, nos ayudan con espiritualidad profunda de quienes escriben las cédulas. Compartimos así las opiniones
a conocer la mentalidad de la época. expresadas por el profesor Álvarez Santaló: si solo un 14 % de niños traen cédula, aún
Para sistematizar el estudio de las cédulas optamos por agruparlas en función de los datos admitiendo que todas mencionasen el bautismo, tendríamos que suponer un 86 % de padres a
que aportan, independientemente de que los creamos o no. Como podemos comprobar en el los que no les preocupó el asunto lo suficiente como para insistir por escrito en él. Naturalmen-
cuadro 1, calculamos el total de niños con cédula respecto al total de ingresos. Entendemos por te, el argumento cae por su propio peso. Quien expone al niño puede hacerlo bautizado, con más
«compleja» aquella que tiene cierta riqueza informativa, no circunscrita sólo al nombre y o menos ortodoxia y no advertirlo. Por otro lado, era fácil suponer que quien encontrase a un
bautizo. Cuando así sucede la llamamos «simple». expósito se ocuparía del bautizo antes que de otra cosa. Es más, opinamos que para muchos el
De los 6.417 expósitos ingresados en esta Inclusa, 119 traen cédula compleja y 784 simple. bautizo no suponía más que un acto de religiosidad i-utinaria, difícilmente separable de otras
El resto (5.514 niños) vienen sin identificación: el 85,92 % del total. prácticas mágicas. Como advirtió Álvarez Santaló, en la medida que el bautismo forma parte de
Un análisis más detallado de la distribución de niños con cédula nos permite constatar por «un mecanismo de salvación automática con ningún esfuerzo, es de esperar que, incluso los que
otro lado la tendencia recesiva de esta práctica en Úbeda. Basta observar el valor porcentual poseen un más bajo índice de religiosidad 110 dudaron en utilizar una fórmula que, a tan poco
medio para el período (14,07 %) y compararlo con las tasas medias anuales: sólo 46 años de los costo, ofrecía tales posibilidades ...n3.
113 estudiados superan la tasa media, de ellos 26 corresponden al reinado de Carlos LI y 2 a la La lectura de las cédulas nos inclina a pensar que muchas veces las alusiones al bautizo
segunda mitad del siglo XVIII. Este ritmo indica una creciente pérdida de interés por identificar pudieron ser argumentos para diferenciar al expósito y obtener así un trato preferente en la
a los expósitos o salvar su vida, circunstancia constatable por otro lado en cualquier parámetro Cuna: proceder de familia cristiana era un buen pasaporte en el marco de una época que no
que utilicemos1. había abandonado procesos contra judaizantes, moriscos o desviaciones heréticas. Así se explica
Aunque estos datos sean interesantes no nos detenemos en ellos por cuanto enfocamos el
1 TARIFA FERNÁNDEZ, Adela: Los izilíos expósitos de Úbedn (1665-1788). Tesis Doctoral. Microfilm. Ser- 2 ARIES, Philippe: El riilío y la vida faniiliai. en el Ailtiguo Réginien, Madrid, 1982, pp. 21-22.
vicio de publicaciones de la Universidad de Granada, 1992. 3 ÁLVAREZ SANTALÓ, León Carlos: Mnrgii~nciórrsocial y Mei~talidnd:Expósitos en Sei'illa (1613-1910).
Sevilla, 1980, p. 244.
WUADR O (Continuación)
X ~ A ~ IDENTIFBWC~ÓN.
D E "ÉDULA.
487
parte de un proceso, fechado en Baeza el 24 de enero de 1740: Moza soltera denuncia a varón,
también soltero, acusándole de abandono y engaño. El resultado fue un nuevo expósito en la
Inclusa:
c..y que siendo doncella honesta y recogida, el dicho Domingo Quintana se dió a solicitar-
me y requerisme con amores con el fin de casarse conmigo y valiéndose de la ocasión de vivir
en casa contigua a la de mi morada discurrió frecuentar dicha mi casa, entrando y saliendo con
mucha frecuencia de día y de noche. Con la mucha comunicación se pasó a tener algunas
llanezas conmigo y en tres noches llamó a la puerta de la casa de mi morada y... se introdujo en
la sala donde yo dormía y a las instancias y persuasivas que me hizo y bajo la palabra que me
dió de que se iba a casar conmigo deje que biolara mi virginidad, de que quedé embarazada y el
día de San Juan Evangelista próximo pasado parí un niño y por ser muy pobre mujer huéi-fana
de padre y madre se echó en la cuna de esta ciudad y habiendo reconvenido al dicho Domingo
Quintana sobre que me honre casándose conmigo... se niega a ello y es llegado a mi la noticia
se quiere ausentar y dejai-me burlada y con la honra perdida ...»lo.
La claridad del documento ilustra sobre cuántos expósitos llegarían a las Inclusas por «honra
perdida» y cómo la Cuna era salida casi única para situaciones similares a ésta. Casar a la criada
de la que se abusó con un mozo «tolerante» era solución posible y debió recuil-irse también a
ella: el proceso seguido con la niña expósita Masía Gervasía del Santísimo en 1783 descubre
sólo lo que sería la punta del iceberg y el riesgo que suponía utilizar procedimientos como éste:
«... que la dicha María Bernasda Brabo, quien de su libre i espontánea boluntad se me
presentó en esta dicha Iglesia y vajo de juramento que ante mi hizo declaró que su padre de la
recussió a ella para obtener un niño, varón «...que había de tener los brazos bajados...», en
dicha Baptizada havía sido D. Fernando de la Cueba, clérigo de Prima Tonsura de esta dicha
ziudad, hijo de D. Joseph de la Cueba i Ortega, Conde que fue de Guadiana, i de Doña Manuela sustitución de la hija muerta a los pocos días de nacer. La madre utilizará al ilegítimo como
Sánchez, por cuia solicitud la hubo i concibió estando la declarante en serbicio de la dicha su método para salvar su honsa y asegurarse estabilidad económica y prestigio social".
merced i la dió a luz el día 19 de Junio de este año... al mes y 15 días de casada con el dicho D. Creemos que casos similares resultasían extraños en la mentalidad del siglo XVII y XVIII.
Ilegítimos ricos o pobres terminaban sus días en las Inclusas porque no había lugar para ellos en
Vicente Fernández por haber sido su desposorio en el quatro de Febrero... y bajo el mismo
juramento expresó que en el tiempo de soltera no tubo comerzio alguno con el expresado su la sociedad, exculpando la propia Iglesia el fenómeno de la exposición: «... también pecan los
marido, cuia declaración jurada dijo la expresada María Vernarda Brabo la hazía en descargo de padres que a sus hijos echan en puertas agenas pasa que los alimenten, nzetios czicrrzdo estospuclres
SU conciencia...»".
no echándolos: que eii estos casos no pecan ...»14.
Sol? pobres o czralido son i7lfa~~zaclos
En las cédulas que declaran el factor de ilegitimidad como móvil de exposición, encontra-
El trato hacia los hijos ilegítimos y sus derechos dentro de la familia pueden ser otro factor
a considerar. Al parecer existen claras diferencias al respecto entre civilizaciones occidentales y mos bastantes diferencias: desde información clara y contundente hasta el uso de fórmulas
el Islam, donde el «hijo pertenece a la cama donde nace»12.También en la Península Ibérica los ambiguas, los matices son múltiples. Posiblemente influye en ello el estado anímico de la madre
ilegítimos tuvieron mejor acogida antes del siglo XVTI, influyendo esta actitud en la posibilidad en el momento del abandono y las circunstancias especiales que acompañan a cada caso.
de crianza de algunos niños habidos fuera del mati-imoniopor su propia madre, especialmente si Nosotros solo podemos intuírlas parcialmente en el lenguaje utilizado.
Algunas cédulas son duras, crueles, indiferentes y acusatorias; la honra perdida tiene nom-
se trataba de varones, hijos de padres nobles. Nosotros hemos podido constatar este hecho de
forma directa a través de un proceso criminal incoado sobre reconocimiento de un niño, bre y apellidos: María José (8 de septiembrede 1667) depositada en domicilio privado y con esta
ilegítimo a finales del siglo XVI: la madre, Luísa de la Tobilla «... doncella honesta e recogida ... escueta nota «... esta es yja de D. Juan de Rivera...». Un caso parecido encontramos en 1771:
«... este niño que ha caído esta noche se ha de llamar Joseph Francisco Sacerdote... cuio nombre
con la qual había tratado ...» Don Pedro de Segura, obtiene de este Caballero K... hijosdalgo
descendiente de los contenidos en la sentencia arbitraria...», el reconocimiento del hijo. El niño se le puso...».
recibe no solo los bienes vinculados (valorados en 20.000 ducados), sino las prerrogativas del Es más frecuente recurrir a fórmulas ambiguas que puedan generar duda a los encargados de
linaje familias, sin que nos conste mediasa contrato de matrimonio. Los turbios manejos que se la Cuna y a las personas a quien se nombra. Así sucede por ejemplo con Isabel María (1665):
declaran en el proceso tienen la Casa-Cuna como telón de fondo, pues Luísa de la Tobilla
13 A.H.M.U. Sección Judicial. (S.C.). Real Provisión sobre nombramiento de Juez comisionado en causa criminal
10 A.H.D.J. Sección Judicial. Matrimoniales de Baeza. (23 enero, 1740). Transcripción realizada por Ana Olivares del Santi Espíritus.
Moreno. 14 ÁLVAREZ SANTALÓ, L. C.: «Anormalidad y códigos de conducta de la Familia en el Antig~toRégimen:
11 A.H.M.U. (L.A. 1783). , Familia y Sociedad en el nrediterro~ieoOcciderlt~~l.
Doctrina religiosa sobre el abandono de niños», en C H A C ~ NF.:
12 CASEY, James: Historia de la Faniilia, Madi-id, 1990, p. 166. Siglos XV-XIX Murcia, 1987, p. 63. Procede de una Suma Mora1 de Fray Bernardo de Pacheco (1760) (El Silbrayado es
nuestro).
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«... Si-. D. Antonio Salido una mujer de bien se vale de V. M. pasa que cuide de esta niña que
al tiempo se le pedirá cuenta...», o con Inés (1695): «... Sr. Maestro D. Luís de la Peña, hoy que
se quenta 21 de Enero, a las 4 y media de la tarde le nació esta niña a quien v.m. sea serbido de
patrocinar y ponerle ole0 y crisma y por nombre María...». Francisca de S. Pedro (1695):
«... Esta niña nació el 27 de Febrero, día de la cátedra de S. Pedro, se ha de llamar Francisca de
S. Pedro, no tiene agua y se encarga el hermano Juan de Alvarado de hacerla Xtiana, y así eso
como todo lo demás lo hallará en la presencia de Dios...». Rosa María (1695), se la echaron al
capellán mayor de Santiago: «... no va cristiana, se servirá el capellán mayor encargárse de que
tengan cuidado con ella ...»15.
Estas sutiles advertencias no impresionaron a la Cofradía, habituada al falso lenguaje de la
cédula. Cuando indagan ocasionalmente sobre la veracidad de sus informes se encuentran con
mentiras palpables: María Josefa (Vilches, 23 de diciembre de 1707), «...Jesús, María y Joseph,
sabrá la piedad de Vuestra Merced cómo por párrocho de aprobación a sido bautizada María
Josepha y si gusta aberiguarlo escriba a la villa de Vilches a D. Miguel Baquero, cura de ella,
quien sabe la conbeniencia que es, para no poder criar su madre a la pobrecita... y encargo un
piadoso afecto a su cuidado en tomas razón de asistir y como entró el día 23 de enero del año
1707 del nacimiento de iluestro csiador ... y advierto que escribí al dicho D. Miguel Baquero y
no he tenido respuesta alguna...»; Antonio Juan del Espíritu Santo (diciembre de 1711): c...Este
niño nació día 4 a las cuatro de la mañana, pídasele a D. Antonio Monrreal, canónigo de Ubeda,
que por amor de Dios lo saque de pila y se le ponga Antonio por su compadre y Juan por el Sr.
D. Juan, prior de este lugar, que bien saben de él y teniendo este niño estos dos siervos de Dios
por compadres... que lo asistirán...». Ninguno de los dos clérigos tenía conocimiento del caso ni
actuaron de padrinosk6.
Si exceptuamos los contadísimos casos en que la ilegitimidad del niño se declara de forma
inequívoca en la cédula, su condición más bien la intuimos. Desde luego no son muy frecuentes
cédulas como estas: c...Ba cristiano, soy yjo de la tiei~a,críenme con cuidado que algún día me
buscarán...)) (1668), «... soy hijo de la Iglesia y estoy christiano...» (1687), s... nació este niño
30 de septiembre, de padres no conocidos, se a de llamar Jerónimo y no tiene agua ...» (1709),
«... El día uno de diciembre llevaron a la cuna este niño con una cédula que decía se a de llamas
Antonio Manuel y que nació en octubre y que en el capítulo del bautismo no se había de poner
hijo de la Iglesia, porque habia de quedar en blanco hasta mejor ocasión...». Sin embargo, en la
práctica poca diferencia encontramos con otras cédulas en que la ilegitimidad queda enmasca-
rada, aunque se afirme condición de legítimo. ¿Cómo interpretaríamos estos casos?: «... Seño-
res, me llamo Juan Bentura, estoy Baptizado el 12 de este mes y soy de padres nobles» (1688),
«... esta niña ba chistiana según orden de nuestra Santa Madre Iglesia ... nació día de San
Gerónimo y tiene padres propios de lexitimo matrimonio y christianos» (1708), «... cuidado con
ella, es hija de buenos padres y algún día pareceremos y no perderá nada la Obra Pía» (1713)".
Nosotros nos pregutamos, ¿si los padres eran «buenos», «Cristianos», «nobles» y además
l
matrimonio, por qué abandonaron a sus hijos? Pero sí sabemos que ninguno de estos niños fue
reclamado ni la Hermandad recibió los doilativos prometidos. Tampoco esperaban los respoilsa-
bles de la Cuna que sucediese lo contrario. Buena psueba de ello es que no dispensó tratos de
favor a los niños que traían estas cédulas. Pero los padres encontrarían sin duda cierto alivio al
15 A.H.M.U. (L.A.).
16 Ibid.
17 Ibid.
escribirlas, tratando de ignorar la evidencia: sus hijos acabasían, como todos los demás, en una
fosa común y anónima. En la misma que fué entenado el 1719 Francisco Javier, aunque en su
cédula se encargara a los comisasios de la Cuna que «... Pongan todo cuidado... pues se mirará
y cuidará con sus mercedes, y se pagará al ama que lo tuviese ... y cuidado que de su chistiandad
se espera tratarán a este niño por Dios, y se acudirá con otro papel semejante, y cuidado que no
ha mamado.»
Mucho más raras son las cédulas en las que consta de forma expresa la condición de
ilegitimidad de los expósitos. Los testimonios más claros en este sentido los encontramos entre
la documentación de los niños foraneos, de los que llegan informes difesidos por los mayordomos
o encargados en distintos pueblos. La lejanía de los padres pudo liberar al Síndico de Úbeda de
usas términos más o menos ambigüos en defensa de honor y hoiira: e . . . fue conduzida de la villa
de Cazorla de orden de la Real Justicia... y nazió día 7 de dicho mes y es hija, adulterina de
Joseph Ayala y Juliana Marín, por cauas criminal que ha pasado en el Juzgado» (1785), «... en
25 de agosto entró esta niña de la villa de Quesada... y le puso por nombre Maria de Tíscar, hija
de Isabel Aranda, de estado libre y de padre no conocido» (1724), «... y entró este niño con unos
autos de la justicia(si1es) y 4 ducados y dicen es hijo de Maria Romero, viuda, y de un mozo
forasrero que fue a trabajar a la villa» (1723).
En ocasiones no consta la ilegitimidad de forma clara, pero puede intuirse. Más facil resulta
conocer los casos en que la cédula explica otras razones de abandono de niños legítimos, por
enfermedad, muerte o extrema pobreza: «... lo trajo N. Martinez de la villa de Beas ... es ijo de
Isabel Maria Gutiessez, viandante que murió en el hospital, y dijo ser de la ciudad de Murcia, a
la parrochia de S. Antolín, y que era casada...», «... Este niño se llama Marcos Corral, se echo
en la cuna por estar sus padres enfermos y pidiendo limosna, agase caridad... y tiene 7 meses...»
(1723, 1698).
En todo caso, exceptuando casos como éstos, nos inclinamos a pensar que la mayoría de
niños que ingresan con cédula en Úbeda son ilegítimos y de osigen social medianamente
acomodado: cuando actuen juntos miseria e ilegitimidad sería muy raro recurrir a procedimientos
tan refinados como la escritura, en época de analfabetismo generalizado. Serían esos los Hijos
de algunos «devotos anónimos» que envían esporádicos donativos a la Inclusa, de las criadas
seducidas por clérigos o hijosdalgos, que prestaron la pluma para consolas a la madre, aquellos
que se abandonan con más dolor o remordimiento, pero para siempre. Si disminuyen en Úbeda
los niños con Cédulas es porque en esta ciudad se abandonan cada vez más ilegítimos pobres.
Pasa ellos no hay otro lugar y estaban condenados a morir desde que nacieron. Son los hijos «de
la tierra», «de La Iglesia» o «de Dios», son los de todos y los de nadie, porque no es fácil
delimitas responsabilidades. Como afirmó Álvarez Santaló K... el número de responsables
disectos va extendiéndose como una mancha de aceite. Bien entendido que no se trata ahora de
ejercer una acusación contra tal o cual sociedad o su sistema de valores, sino únicamente de
defender el postulado de que en el abandono de niños está implicada la mentalidad social (en
parte, por supuesto) de un gran sector de la misma y no se trata de un «affaire» marginal para
eruditos»'8.