Interacción de Farmacos y Alimentos
Interacción de Farmacos y Alimentos
Interacción de Farmacos y Alimentos
“Su gravedad dependerá del tipo de medicamento involucrado. Estas interacciones serán importantes por
tanto con aquellos fármacos que presentan un estrecho margen terapéutico, es decir, en los que su
concentración en sangre debe ser especialmente controlada ya que es fácil pasar de un nivel infraterapéutico
(no eficaz) a un nivel tóxico (similar a sobredosis)”, alerta.
Además del tipo de medicamento, otro factor a tener en cuenta, a su juicio, es la población, siendo los más
sensibles a estas interacciones los ancianos, embarazadas, mujeres en estado de lactancia y aquellas
personas en situación de malnutrición.
“No se le otorga la importancia que se merecen las interacciones entre medicamentos y alimentos”
Por otro lado, Valera Rubio señala que también se encuentran alteraciones en el sentido inverso, es
decir, alteraciones que son producidas como resultado de la alteración en la absorción, en el metabolismo, la
eliminación o la utilización de los nutrientes por el efecto de determinados fármacos administrados de forma
conjunta. “Un ejemplo de ello sería el uso de la ‘colestiramina’, una resina básica con actividad hipolipemiante
que fija las sales biliares e impide la absorción de múltiples nutrientes como caroteno, vitaminas A, B12, D, E,
K y ácido fólico, y calcio, hierro y zinc”, indica.
Con todo ello, enumera los principales alimentos que, de alguna manera, suelen producir alguna
interacción, y con según qué fármacos:
1.- Cítricos y zumos de frutas (alimentos y bebidas ricos en ácido cítrico y vitamina C), con los
hidróxidos de aluminio o antiácidos:
ya que se han descrito casos de reducción del efecto del fármaco tras una excesiva ingesta de
vitamina C.
con sales de hierro, reduciendo la absorción del hierro al formar complejos insolubles y poco
absorbibles a nivel intestinal.
4.- Cafeína:
con el ácido acetilsalicílico (aspirina, analgésicos) ya que aumenta la velocidad de absorción y los
niveles en sangre de la aspirina.
con la antiofilina (antiasmático), aumenta el efecto de la teofilina, pudiendo provocar intoxicación.
Los efectos sobre la teofilina son diferentes según los alimentos (por ejemplo los alimentos a la brasa
reducen el efecto)
con psicofármacos como benzodiacepinas y litio, ya que puede antagonizar el efecto hipnótico y
ansiolítico de estos fármacos, y reducir los niveles de litio, pudiendo en este caso producir efecto
rebote en caso de cesar el consumo de cafeína.
con el fenilpropanolamina (descongestionante), ya que el efecto hipertensor de la
fenilpropanolamina puede verse potenciado por la cafeína, además de incrementarse las
concentraciones plasmáticas de cafeína.
5.- Soja:
7.- Vitamina K (vegetales hoja verde como espinacas, coles de Bruselas o brócoli):
Los lácteos con los antibióticos de la clase de las tetraciclinas (como la doxiciclina y la minociclina,
que se recetan para tratar la neumonía bacteriana y otras infecciones) y la ciprofloxacina (de la clase
de las quinolonas, que también se prescribe para la neumonía y otras infecciones), el calcio de los
productos lácteos, como la leche, el queso y el yogur, podría inhibir la absorción del fármaco, lo que
podría comprometer la capacidad del medicamento para tratar eficazmente la infección.
Lo mejor es evitar los alimentos que contienen calcio una hora antes o dos horas después de tomar
uno de estos antibióticos, dice Brown. Con la toma de Flecainida (antiarrítmico), quinolonas
(antibióticos), tetraciclinas (antibióticos). Se podría reducir la absorción y efecto de flecainida.
Por acción del calcio interfiere también la absorción de ciprofloxacino y norfloxacino (no de
ofloxacino), y teraciclinas.
con Isoniazida (antituberculoso), antidepresivos tipo IMAO tradicionales. Pueden generar crisis
hipertensivas.
El consumo de toronja o de jugo de toronja puede inhibir una enzima necesaria para el metabolismo de
las estatinas, advierte Qato. Como resultado, "el medicamento permanece en la sangre y se acumula;
esto aumenta el riesgo de efectos secundarios, como el dolor muscular".
La toronja también puede causar problemas cuando se mezcla con otros medicamentos. Entre ellos se
encuentran algunos ansiolíticos, como BuSpar, y ciertos corticoesteroides que tratan la enfermedad de
Crohn o la colitis ulcerosa, como Entocort EC y los comprimidos de Uceris (ambos son
budesonida), según la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) (enlace en inglés).
Las bananas y otros alimentos ricos en potasio, y los inhibidores de la enzima convertidora de
la angiotensina (IECA)
Si tomas IECA para reducir la presión arterial con alimentos ricos en potasio, como las bananas, los
aguacates, los tomates y los albaricoques secos, el nivel de potasio en el organismo podría elevarse, lo
cual puede provocar arritmias cardíacas potencialmente peligrosas, advierte Brown. Por eso es prudente
limitar el consumo de alimentos ricos en potasio cuando se toma un IECA. Se recomienda que algunos
IECA, como el captopril y el moexipril (cuyas marcas comerciales son Capoten y Univasc), se tomen al
menos una hora antes de las comidas.
Si estás tomando un antagonista del calcio (otro tipo de medicamento para la hipertensión), evita el jugo
de toronja porque puede quitarle eficacia al medicamento, dice Qato. Además, si estás tomando el
betabloqueante atenolol (Tenormin) o el inhibidor de la renina aliskiren (Tekturna), debes saber que el
jugo de manzana o el de naranja podría disminuir el nivel del medicamento en tu organismo.
El consumo de harina de soya, nueces y otros alimentos ricos en fibra puede reducir la eficacia de la
levotiroxina, un medicamento de varias marcas que se utiliza para tratar una glándula tiroidea poco activa.
Lo mismo ocurre si tomas digoxina, que se vende bajo varias marcas y se utiliza para tratar
la insuficiencia cardíaca. Los alimentos ricos en fibra pueden afectar la absorción del medicamento,
explica Qato, y por eso lo mejor es tomar la digoxina al menos dos horas antes o después de consumir
comidas o refrigerios con mucha fibra.
Cuidado con los alimentos fortificados
En un fenómeno que a menudo se pasa por alto, ciertos medicamentos pueden interactuar con las vitaminas y
los minerales que se añaden a los alimentos de consumo diario, como los cereales para el desayuno, el pan y
la leche, especialmente el calcio, el hierro, el magnesio y el zinc.
Y aunque "la etiqueta del medicamento recetado puede contener la advertencia de no tomar el medicamento
con calcio ni con hierro, no menciona los alimentos fortificados", donde a menudo se esconden estos
nutrientes, dice Brown.
El problema es que, si tienes una infección y tomas un antibiótico como la tetraciclina, la doxiciclina o la
ciprofloxacina, junto con jugo de naranja enriquecido con calcio o una barra energética, un cereal o un batido
superfortificados, los minerales pueden unirse al medicamento e inhibir su absorción en el organismo, explica
Brown. Esto aumenta las posibilidades de que el tratamiento falle o sea insuficiente para producir resultados
óptimos. Y si consumes varios alimentos enriquecidos en la misma comida, esto podría tener un marcado
efecto en la capacidad del cuerpo para absorber el medicamento.
Las mejores maneras de protegerse de este riesgo: si el prospecto de un medicamento te advierte que no lo
tomes con suplementos de calcio, antiácidos, suplementos que contengan hierro o productos lácteos, "eso es
una señal de alarma de que podría haber una interacción con los alimentos enriquecidos que contienen los
mismos nutrientes", dice Brown.
Además, es conveniente que le preguntes al farmacéutico o al médico si debes evitar ciertos nutrientes cerca
de la hora en que tomas el medicamento. Para estar seguro, lo mejor es tomar el medicamento una o dos
horas antes de tomar un jugo enriquecido con calcio, un cereal enriquecido, o una barrita o bebida energética
ricas en nutrientes, o esperar tres horas después de consumir la comida o la bebida para ingerir el
medicamento. De este modo, "tu cuerpo tendrá tiempo suficiente para absorber el medicamento", dice Brown.
En un estudio reciente sobre las visitas a las salas de emergencias, se descubrió que los
medicamentos para la diabetes y los anticoagulantes, que ayudan a prevenir los coágulos, son los
principales medicamentos de venta bajo receta que hacen que las personas mayores acudan a las
salas de emergencias con problemas como efectos secundarios adversos o interacciones
farmacológicas involuntarias.
"Puede que el uso de ciertos medicamentos sea más seguro cuando eres más joven, pero ahora que
eres mayor, estos medicamentos pueden ser potencialmente más peligrosos y causar efectos
secundarios", explica la doctora Ula Hwang, profesora y vicepresidenta de investigación del
Departamento de Medicina de Emergencia de la Facultad de Medicina de Yale, en New Haven,
Connecticut.
Esto se debe a que los adultos mayores suelen tomar más medicamentos que los pacientes más jóvenes
y a que los medicamentos pueden interactuar de forma perjudicial. Los adultos mayores también
metabolizan los medicamentos de manera más lenta y pueden ser más sensibles a ellos que las
personas más jóvenes, dice.
Hwang afirma que el elevado número de visitas a las salas de emergencias indica que los médicos
deben tener más cuidado a la hora de recetar estos medicamentos.
La elevada tasa de adultos mayores de Estados Unidos que acuden a las salas de emergencias por
problemas relacionados con la medicación destacó cuando los investigadores la compararon con las
visitas a las salas de emergencias de pacientes más jóvenes en el estudio, que se publicó en la revista
JAMA (en inglés) el 5 de octubre.
El estudio analizó los datos de los historiales médicos de 60 departamentos de emergencias de Estados
Unidos desde el 1.º de enero del 2017 hasta el 31 de diciembre del 2019. Los investigadores
descubrieron que casi el 96% de las visitas a las salas de emergencias de los pacientes de 65 años o
más eran debidas a daños causados por la medicación que se utilizó con fines terapéuticos (en
contraposición a, por ejemplo, un mal uso intencionado con fines recreativos).
Los anticoagulantes han significado una auténtica revolución para las personas con riesgo de sufrir un
infarto o un derrame cerebral debido a trastornos del ritmo cardíaco, como la fibrilación auricular, o por un
coágulo en una vena profunda. Sin embargo, los investigadores descubrieron que el uso de
anticoagulantes también causaba cerca del 20% de las visitas a las salas de emergencias entre los
adultos de 65 años o más.
"Todos los anticoagulantes suponen un riesgo para los pacientes de edad avanzada", dice Hwang. "Estos
fármacos pueden interactuar con otros medicamentos, y en el caso de los adultos mayores, que son los
que corren un riesgo más alto de caídas, tomar un anticoagulante aumenta su riesgo de hemorragia por
cualquier traumatismo". Los anticoagulantes también pueden provocar hemorragias gastrointestinales.
Para reducir el riesgo de sufrir daños a causa de los anticoagulantes, evita las actividades que puedan
causar hematomas o hemorragias. También hay que limitar ciertos alimentos, por ejemplo, las verduras
de hoja verde, como la col rizada, las espinacas y las coles de Bruselas. Pueden interferir en la
coagulación de la sangre, dice la doctora Seema Bonney, médica de la sala de emergencias del Centro
Médico del VA de Filadelfia.
Subidas y bajadas del azúcar en la sangre causada por los medicamentos para la diabetes
Los medicamentos para la diabetes, que se recetan habitualmente a uno de cada cuatro adultos mayores
de Estados Unidos que padecen la enfermedad, fueron la segunda medicación más problemática, según
el estudio de JAMA. Provocaron alrededor del 11% de las visitas a las salas de emergencias relacionadas
con daños causados por la medicación en pacientes de 45 años o más.
Aunque los medicamentos orales e inyectables para la diabetes pueden proporcionar un control duradero
de los niveles de azúcar en la sangre, este puede subir o bajar de forma peligrosa dependiendo de la
dosis y de lo que se coma durante el día, dice Bonney. Para evitar estas subidas y bajadas
potencialmente peligrosas —que pueden causar desde confusión hasta un coma— Bonney sugiere a los
pacientes que adopten lo que ella llama un enfoque más seguro: consultar con educadores en diabetes o
nutricionistas para aprender a controlar los niveles de azúcar en sangre siguiendo una dieta saludable
siempre que sea posible.
El estudio también descubrió que las visitas a las salas de emergencias debidas a daños causados por
los antibióticos terapéuticos eran, en general, casi tan elevadas como las provocadas por los
medicamentos para la diabetes.
"En innumerables ocasiones, oigo a la gente decir cosas como: 'Tomé antibióticos que estaban por ahí'",
dice Bonney. Si tomas prestados los antibióticos de otra persona con la esperanza de evitar una visita al
médico, corres el riesgo de tener una reacción alérgica, señala.
Y aunque no te lleve a la sala de emergencias, tomar antibióticos sobrantes no recetados puede causar
resistencia a los medicamentos y también afectar a la salud intestinal al eliminar de forma innecesaria las
bacterias buenas, dice.
Los medicamentos de venta libre, como los antiinflamatorios no esteroideos, los analgésicos no opioides,
los antihistamínicos y los medicamentos para la tos y el resfriado, fueron responsables de alrededor del
10% de las visitas totales a los departamentos de emergencias en todos los grupos de edad, según el
estudio.
Muchos de estos medicamentos pueden causar mareos y delirios en las personas mayores y provocar
caídas, dice Hwang. También pueden elevar la presión arterial y provocar dolores de cabeza y de pecho,
dice Bonney.
Otro problema importante de estos medicamentos son los llamados errores de duplicación. "Si un
paciente está tomando ibuprofeno y luego toma un antiinflamatorio que también tiene ibuprofeno como
ingrediente activo, estará tomando demasiado, lo que puede tener consecuencias para los riñones", dice
Bonney.
Para frenar la sobrecarga de recetas para los adultos mayores, los expertos de la American Geriatrics
Society desarrollaron lo que se conoce como los Criterios de Beers, un inventario de medicamentos que
no se recomiendan para personas de 65 años o más porque pueden causar confusión y otros efectos
secundarios.
Sin embargo, en un estudio (en inglés) reciente, los investigadores descubrieron que a uno de cada cinco
adultos de 65 años o más le recetaron medicamentos de esa lista. Muchos de los daños causados por la
medicación surgen porque "hemos sido muy arrogantes a la hora de recetar medicamentos", afirma
Bonney.
"Cuanto más aboguen por sí mismos los pacientes y examinen lo que toman, más seguros estarán",
afirma la doctora Ula Hwang, profesora y vicepresidenta de Investigación del Departamento de Medicina
de Emergencia de la Facultad de Medicina de Yale, en New Haven, Connecticut. Sus consejos:
Consulta con la persona que emita la receta cuando empieces a tomar un nuevo medicamento.
Pregunta por los riesgos del fármaco y asegúrate de que el médico está al tanto de todos los demás
medicamentos que tomas. Pregunta también por otros medicamentos con los que podría interactuar
el nuevo medicamento, en caso de que tu régimen de medicamentos cambie en el futuro. También
puedes preguntar a tu farmacéutico sobre las posibles interacciones.
Durante tu cita, pregunta a tu médico si necesitas tomar tantos medicamentos y si sería posible
eliminar alguno.
Utiliza pastilleros que indiquen claramente cuándo debes tomar tus medicamentos.
No utilices medicación sobrante o la de otra persona.
“Por todo esto, conocer las posibles interacciones de los fármacos con los alimentos nos permitirá
optimizar su utilización en cuanto a efectividad y seguridad, facilitando también el cumplimiento del
tratamiento por parte de los pacientes”, señala la especialista de la SEFH.