Isabel Consuegra López. TFG. 2018 2019

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 55

FACULTAD DE TRABAJO SOCIAL GRANADA

GRADO EN TRABAJO SOCIAL

TRABAJO DE FIN DE GRADO

EL ESTIGMA-AUTOESTIGMA EN MENORES CON


ENFERMEDAD MENTAL

Presentado por:
D./Dª.:
Isabel Consuegra López

Responsable de tutorización:
Dr./Dra. o D./Dª:
María Espinosa Espínola

Curso académico 2018/2019


EL ESTIGMA-AUTOESTIGMA EN MENORES CON ENFERMEDAD MENTAL

ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN

2. OBJETIVO DEL TRABAJO

3. MÉTODO DE LOCALIZACIÓN, SELECCIÓN Y EVALUACIÓN DE


ARTÍCULOS

4. ANÁLISIS DEL TEMA

a. Situación actual de los menores con trastorno mental


b. Contexto histórico
c. Marco político-económico
d. Recursos disponibles de la Salud Mental Infanto-Juvenil en España
e. Cómo afecta el estigma a los menores con trastorno mental

5. CONCLUSIONES

6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

7. ANEXOS
1. INTRODUCCIÓN

Las motivaciones que me ha llevado a elegir este proyecto son muy variadas,
pero sin duda la principal razón es gracias a mis prácticas realizadas en la
AGRAFEM (Asociación Granadina de Familias y Enfermos con Enfermedad Mental).
En este centro tanto las familias como los que poseen una EMG (enfermedad
mental grave).

Al principio de realizar las prácticas me encontré en una situación la cual no


conocía apenas nada sobre las personas que tienen este tipo de enfermedad. A
pesar de comenzar mis prácticas con mucha ilusión en el fondo sentía un poco de
respeto por lo que me iba a encontrar. Tengo que decir que este temor se pasó a los
cinco minutos de entrar por la puerta, debido al caluroso recibimiento que tuve tanto
de personas que trabajaban en la asociación, como de todos los usuarios. Estaban
encantados de que hubiera alguien nuevo para conocer. Apenas se centraban en
las tareas porque me preguntaban cosas continuamente y me contaban cosas de
sus vidas.

Tras el primer día, me sentí un poco avergonzada por haber tenido esos
sentimientos antes de conocerlos y me di cuenta que yo tenía los mismos prejuicios
que la mayoría de las personas y que era completamente ignorante sobre estas
personas. Existen muchísimo prejuicios y estereotipos que conocemos todos y que
nubla la realidad de estas personas negándose la posibilidad de conocerlos y que
ellos no tengan que desenvolverse en nuestra sociedad con tantas dificultades.

Poco a poco me fui dando cuenta que Las personas con trastornos mentales
han de enfrentarse en su día a día a lo que ha venido a denominarse la doble
enfermedad. Por un lado, experimentan los síntomas propios de su trastorno, y
por otro lado, deben hacer frente a los efectos del estigma social asociado a
dicho problema de salud mental lo que generalmente conlleva la propia
interiorización del mismo (autoestigma).

Isabel Consuegra López Página 3


El autoestigma es un problema añadido a sus problemas de salud mental.
Algunos menores con enfermedad mental pueden aceptar los prejuicios comunes
sobre la enfermedad mental, volverlos contra ellos mismo y perder la confianza y la
autoestima. Teniendo la consecuencia del ostracismo, invisibilidad y aislamiento.

Existe un gran desconocimiento de la enfermedad mental y un fuerte estigma


centrado en los estereotipos de peligrosidad e incompetencia de las personas que
padecen una enfermedad mental.

El año pasado en AGRAFEM vi cómo los usuarios se veían bloqueados en


las relaciones sociales por culpa del autoestigma y manifestaban verbalmente que
preferían estar con personas “como ellos” por miedo a ser incomprendidos.

Había un usuario que consiguió trabajo de médico y al final lo echaron por


miedo a posibles reacciones y a que no pudiera desempeñar su trabajo como
cualquier otro compañero.

Yo conocía personalmente a este usuario y no dudaría en que fuera mi


médico de cabecera, es una persona amable, trabajadora, atenta, minuciosa y muy
preparada para desempeñar su profesión. Pero a pesar de todo esto sólo veían a un
hombre con una enfermedad mental, una persona peligrosa que “cualquier día les
pega un susto”.

Al acompañarlos a diario en las distintas actividades te das cuenta de que


son estigmatizados por la sociedad. Por ejemplo, cuando salían a fumar había un
supermercado justo al lado el cual tiene un escalón perfecto para sentarse. a pesar
de que ellos son súper cuidados para no tirar las colillas al suelo, a diario las
personas que trabajaban en ese establecimiento les decía cosas como: “ya están
aquí los locos estos otra vez” ... y eso es lo más suave que escuche personalmente.

No todos los momentos fueron tan negativos, en una ocasión cuando íbamos
a dar charlas sobre salud mental y la relación que tenía con el consumo de drogas,

Isabel Consuegra López Página 4


propuse que nos acompañara algún usuario que se ofreciera voluntario para poder
explicar de primera mano su experiencia. Esta idea fue recibida con gran
entusiasmo todos, de hecho, sobraban voluntarios.

Elegimos para nos acompañara a un chico, que es un usuario del centro que
se explica muy bien, tiene 38 años, sufre esquizofrenia, y creíamos que su vida
podía ayudar a concienciar a los alumnos debido a que el detonante de la
enfermedad fueron una relación con una pareja que tuvo en la adolescencia y se
desarrolló debido al consumo de drogas y alcohol. Cuando le comunicamos a este
chico que lo habíamos elegido a él, se emocionó, porque alguien confiaba en él para
hacer algo positivo. Nos empezó a avasallar con preguntas para poder prepararse y
se puso a trabajar en su exposición al momento.

Cuando llegamos a la clase y nos presentamos solo dijimos el tema que


íbamos a tratar y nuestros nombres. Durante la exposición distintos alumnos nos
contaron experiencias o creencias que tenía acerca de las enfermedades mentales.
Al momento nos dimos cuenta que existe un desconocimiento generalizado tanto
por los propios alumnos como los profesores. Las creencias que tenía estaban
llenas de estereotipos, desconocimiento total de la enfermedad mental lo más
común es que lo confundan con trastorno del desarrollo intelectual o con una
enfermedad degenerativa tipo Alzheimer. Cuando pasamos el pre-test no fueron
capaces de escribir más de una enfermedad mental.

Uno de los alumnos contó una anécdota que a todos los niños les pareció
muy graciosa sobre un vecino que sufría esquizofrenia y se reía de él con unos
vecinos. Yo le pregunté que, si alguna vez había hecho algo peligroso, él me
contestó que no, que lo que tenía eran comportamientos extraños, los cuales no
supo explicarme.

En todas las charlas que dimos solo algunos alumnos se notaban que
estaban mucho más informados, pero al indagar un poco descubrirás que alguna
persona cercana había sufrido algún tipo de enfermedad la más común con la que

Isabel Consuegra López Página 5


se sentían identificados era la depresión. Incluso conocimos algunos chicos que
tenían algún tipo de problema, aunque no fuera diagnosticado por un psiquiatra.

Cuando terminamos la exposición dimos paso al usuario que nos


acompañaba en el taller, los alumnos pensaban que era nuestro jefe o algo así
debido a que estaba muy serio, muy atento a nuestra exposición y tenía más edad
que nosotros. Él se volvió a presentar y dijo que sufría Esquizofrenia, a los chicos se
les cambió el semblante al momento. el niño que había contado la anécdota se
notaba arrepentido por haberla expuesto con tanta mofa.

A medida que el usuario fue contando su experiencia de vida, los chicos/as


se fueron relajando. Cuando terminó de hablar preguntamos a los alumnos/as si
querían preguntarle algo. Al principio nadie dijo nada, quizás por miedo a decir algo
“estúpido” o algo que pudiera dañar al usuario.

Poco a poco los alumnos fueron haciendo preguntas, y de repente todos


tenían algo que preguntar o alguna anécdota que contar. De hecho se nos acabó el
tiempo y todavía había muchos alumnos con la mano levantada con ganas de
hablar con él.

De repente todos empezaron a aplaudir y una de las chicas fue a darle un


abrazo y al momento todos fueron a abrazar al usuario, él que es una persona que
no suele tener mucho contacto directo con otras personas pensé que se sentiría
incómodo, pero se emocionó mucho y la verdad que nos emocionamos todos por
ese momento tan espontáneo. La verdad es que me emociono al escribir todo esto.
Fue una ocasión de verdadera satisfacción y realmente pienso que esos todos
aprendimos algo valioso ese día.

Creo que el mayor problema que existe en estas ocasiones es el miedo a lo


desconocido, y la cantidad de ideas preconcebidas que tienes sobre estas
personas.

Isabel Consuegra López Página 6


Éstos son sólo unos poquísimos ejemplos de momentos en los que he visto
evidente que existía algún tipo rechazo, prejuicio o algún tipo de estigma, pero tengo
que decir que a diario presenciaban consciente o inconscientemente, directa o
indirectamente momentos así.

Todas estas personas deben de aprender a combatir estas situaciones


debemos sensibilizar a la población y dotar a todos de herramientas para poder
entender estas situaciones y que no sucedan. Y qué mejor momento para
intervenir con ellos que en la infancia y la adolescencia.

Para ello, me puse en contacto con el equipo de enfermería especialista en


Salud Mental Infanto-Juvenil de Castellón, para conocer de primera mano distintas
situaciones que ocurre en los menores que padecen una enfermedad mental. Sobre
todo, me interesaba el tema del estigma, si ya aparecía en estas edades y si eran
conscientes del problema.

“Los menores que ingresan en la unidad de salud mental infanto-juvenil presentan


diferentes alteraciones de la salud. Los trastornos más comunes que tenemos ingresados
son: trastornos del comportamiento, trastornos alimentarios, trastornos psicóticos, trastornos
del estado de ánimo (como la depresión y la ansiedad), trastornos derivados del abuso de
sustancias tóxicas, trastornos personalidad y menores con riesgo de suicidio. La patología
es muy variada, pero hay una cosa que tiene en común, sufren un estigma relacionado con
su enfermedad, a nivel social, familiar y personal. Muchas veces este estigma agrava la
evolución de su enfermedad y su estabilización. Refieren sentirse mal con ellos mismos,
tienen conflictos a nivel familiar, con los iguales..., también esta situación la viven en el
entorno escolar, pues a menudo se siente excluidos y con tendencia al aislamiento. Hay
muchos mitos relacionados con las enfermedades mentales, desde la unidad de
hospitalización se intenta hacer ver a estos menores que lo que padecen es una
enfermedad, que no son diferentes a los que tienen una enfermedad orgánica, que tienen
que seguir un tratamiento y que entre todos tenemos que dar visibilidad a las enfermedades
mentales.”
Equipo Terapéutico de la Unidad de Hospitalización Salud Mental Infanto-Juvenil de Castellón

Isabel Consuegra López Página 7


Al realizar mis prácticas en AGRAFEM, y vivir con los usuarios sus
experiencias de primera mano despertó mis inquietudes para conocer cómo se
produce y afecta el estigma y autoestigma que sufren las persones con EM. Y
después de hablar con las enfermeras del Equipo Terapéutico de la Unidad de
Hospitalización de Salud Mental me animaron para que lo realizara sobre menores.
Creando en mí una serie de preguntas relacionadas con el tema:

¿Cuál es la situación actual sobre salud mental en menores? ¿Cómo afecta


el estigma a los menores? ¿Cuáles son las principales causas del estigma?
¿Hay suficiente información sobre el estigma-autoestigma en menores que padecen
enfermedad mental? ¿Hay suficientes recursos en salud mental infantil para abordar
el estigma en menores con enfermedad mental? ¿Cuál es el papel que desempeña
la familia en materia del estigma? A todas estas preguntas intentaré dar respuesta a
lo largo de esta revisión.

Con este proyecto de fin de grado quiero conocer el estigma y el autoestigma


en menores que sufren una enfermedad mental. En un primer lugar valoraremos la
situación actual que presentan los menores que tienen una enfermedad mental, y
los recursos disponibles con los que cuenta la Salud Mental Infanto-Juvenil en
España, cuál es el contexto histórico de la Psiquiatría Infanto-Juvenil y el marco
político-económico en el que se encuentra. Después, nos centraremos en cómo
afecta el estigma a este grupo social. Definiremos qué se entiende por estigma,
cuáles son las características más importantes, cómo se manifiesta, cuáles son sus
principales efectos, y cómo influye en los menores que padecen una enfermedad
mental.

Isabel Consuegra López Página 8


2. OBJETIVO DEL TRABAJO General

● Analizar el estigma asociado a la enfermedad mental en menores


que padecen patología mental.

Específico

● Analizar la situación actual en materia de Salud Mental en menores.


● Averiguar cómo se crea el estigma en los menores con enfermedad mental.
● Conocer cómo afecta el estigma-autoestigma en menores con
enfermedad mental.

Isabel Consuegra López Página 9


3. MÉTODO DE LOCALIZACIÓN, SELECCIÓN Y EVALUACIÓN DE ARTÍCULOS

Para la elaboración de este trabajo fin de grado se ha realizado una revisión


bibliográfica narrativa de artículos de calidad contrastada y basados en evidencia
científica, a través de las bases de datos y revistas científicas.

Las Bases de datos utilizadas han sido: Dialnet, psyNet, Elsevier, Scielo
España, PubMed, Cochrane, Preevid, Cuiden, INE (Instituto Nacional de
Estadística), y motores de búsqueda como Google Académico. Las Revistas
científicas visualizadas han sido: Azarbe, Portualaria, Alternativas, Gizarteratuz,
Zerbitzauan, Cuadernos de Trabajo social, Comunitaria. También se han consultado
libros y otras páginas web de interés.

La mayor parte artículos de revisión del tema han sido publicados entre los
años 2008 a 2018, sin que exista ningún tipo de restricción ni en el idioma ni en
cuanto al tipo de estudio. Asimismo, se incluyen una serie de artículos de fecha
anterior al año 2008 que, por su interés en el tema elegido, se han considerado
relevantes. Finalmente, la bibliografía consta de un total de 50 publicaciones, la
mayoría de tipo descriptivo. También se han revisado datos sociodemográficos en
páginas web oficiales.

Las palabras claves utilizadas han sido: Estigma, Autoestigma, Menores,


Salud mental (SM), Trastorno mental (TM).

Isabel Consuegra López Página 10


Para la redacción bibliográfica se ha utilizado la normativa de estilo APA.

Se han establecido una serie de criterios a la hora de clasificar las distintas


referencias, aplicando una escala dicotómica de “válido” o “no válido”, entre los que
encontramos los siguientes:

● Criterios de inclusión:

○ Que el material trate sobre la salud mental infanto-juvenil.


○ Que el material utilizado trate directamente acerca del tema del
estigma/autoestima en menores con trastornos mentales.

● Criterios de exclusión:

○ Material que no verse sobre el estigma/autoestigma, o sólo contenga


información sobre el riesgo a sufrir enfermedad mental.

○ El artículo se centre sólo en población adulta.

○ Documentos encontrados anteriores al año 2008. A excepción de


algunos artículos que eran referencia en temas de estigma-
autoestigma, y/o están citados en los artículos con fecha entre los
años 2008 y 2018.

Una vez realizada la revisión de los artículos se seleccionaron aquellos que


se consideraron adecuados a través de una lectura crítica ajustada a los objetivos
de este trabajo fin de grado.

Isabel Consuegra López Página 11


4. ESTADO DE LA CUESTIÓN.

A) SITUACIÓN ACTUAL DE LOS MENORES CON TRASTORNO MENTAL.

La infancia es un periodo de la vida muy importante que determinará parte de


la vida adulta. Tanto la infancia como la adolescencia se consideran etapas de
grandes transformaciones biológicas y psicosociales, muchas de ellas generadoras
de crisis, conflictos y contradicciones. En ella se produce un rápido desarrollo físico
así como profundos cambios emocionales, escolares o familiares que, aunque
pueden ser excitantes, no obstante también pueden resultar confusos e incómodos
tanto para el adolescente como para sus padres. La conciencia, el lenguaje, el
pensamiento, la afectividad, percepción, atención, juicio e inteligencia se encuentran
en pleno desarrollo. La rebeldía, el inconformismo y la crisis de identidad multiplican
los conflictos, dando lugar a un momento crítico del desarrollo en el que se pueden
exacerbar problemas psicológicos previos o que comiencen a cursar nuevos
trastornos. (Sierra, 2014; Pérez, 2009; Fornés, 2008).

Durante mucho tiempo se ha negado que los niños sufrieran trastornos


mentales o se ha minimizado su importancia. Se han considerado problemas
menores que podían ser resueltos por personas sin preparación y experiencia. Sin
embargo, la realidad es bien distinta, más de la mitad de los problemas de salud
mental en la población general se inician en la infancia, y hay una continuidad entre
éstos y los futuros problemas de salud mental en la edad adulta. (Castro, 2009).

Según Fornés (2008), la salud mental en la infancia tiene unos rasgos


propios: la expresión clínica depende de la edad y el momento evolutivo por el que
el menor está pasando. A diferencia de los adultos, es más complejo distinguir lo
normal de lo patológico. En el menor siempre hay que tener en cuenta el desarrollo
evolutivo, es decir, dos niños de la misma edad pueden ser completamente
diferentes y entrar ambos dentro de la normalidad.

Isabel Consuegra López Página 12


En la siguiente gráfica se puede analizar la variabilidad en las frecuencias de
probables casos de problemas de salud mental en la población de 12-18 años de
edad de 12 países de Europa:

Fuente: (Encuesta Nacional de Salud, 2012).

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2019), concluye que España es el único


país de la Unión Europea (UE) que no posee formación específica en Salud Mental
Infanto-Juvenil, y ésta es importante por diversas razones:

● La tasa de prevalencia de TM en niños y adolescentes se sitúa entre el 15 y


el 20 % de la población infanto-juvenil a nivel mundial, independientemente
de la cultura.
● Los TM son considerados uno de los factores de riesgo relevantes tanto de
enfermedades transmisibles como no transmisibles.

Isabel Consuegra López Página 13


● Estudios científicos demuestran que el 80 % de los TM de los adultos
tuvieron comienzo antes de los 18 años.
● El 22,1% de los niños entre 4 y 15 años presenta riesgo de mala Salud
Mental. El 24% de los niños y adolescentes sufrirá algún TM. En el año 2020
el 50% de la población infanto-juvenil a nivel mundial sufrirá un TM.
● La depresión está clasificada como la causa más importante de discapacidad
en el mundo, a menudo tiene su inicio en la adolescencia y está asociado a
un importante desajuste social y riesgo de suicidio. El suicidio es la tercera
causa de muerte en adolescentes y jóvenes. Una media de 800.000 personas
se suicida anualmente (los TM son una de las principales causas de suicidio).
La edad media de estas personas se sitúa principalmente entre los 15 y los
44 años.
● El 8% de los niños pueden padecer un Trastorno de Déficit de Atención e
Hiperactividad (TDAH). De estos, el 70% padecerá además otros TM. Los
Trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se están presentando cada vez
a edades más tempranas.
● El número de fracasos escolares cuyo origen es simplemente un trastorno
emocional o conductual es mucho mayor del que nos imaginamos.
● El consumo de alcohol y otros tóxicos crece sin cesar, estableciéndose los
primeros consumos incluso a las edades de 11 y 12 años. El 33% de los
adolescentes ha probado el cannabis.
● El estigma de los TM y la discriminación de los enfermos mentales provoca
resistencia en las personas afectadas a recibir tratamiento médico
especializado. Los niveles de estigma son mayores en las regiones y países
con un nivel de educación más elevado.
● Existe una elevada incidencia de denuncias por violaciones de los derechos
humanos de los pacientes psiquiátricos, entre las que destacan la agresión
física, la reclusión y la privación de las necesidades básicas.

El interés por el estudio de la salud mental Infanto-Juvenil (SMIJ) empieza


cuando al indagar sobre los inicios de la patología de adulto se observa que muchos
comienzan desde la infancia.

Isabel Consuegra López Página 14


B) CONTEXTO HISTÓRICO

Según la OMS (2013), la psiquiatría infantil es un área de la salud que implica


un conjunto de servicios y conocimientos. Su historia atiende a complejidad, estando
ligada a la historia de la infancia. Reconocer la infancia como un periodo particular y
distinto del desarrollo, es una condición necesaria para considerar la psiquiatría
infanto-juvenil como una disciplina.

Por lo tanto, la historia de la psiquiatría infantil está entrelazada con nuestra


comprensión del desarrollo infantil, las prácticas de crianza de los niños y el lugar
que ocupan estos en la sociedad y campos no sanitarios, como la justicia juvenil y la
educación. Algunos historiadores datan los inicios de la psiquiatría infantil en
Estados Unidos (EEUU) a finales del siglo XIX. Existen pocas referencias anteriores
al siglo XIX sobre la psicopatología infantil. Esto no se limita a los TM infantiles; la
pediatría comenzó a emerger como especialidad médica a finales del siglo XVIII.
L'hôpital des Enfants-Malades, fundado en 1802 en París, fue el primer hospital
creado especialmente para el tratamiento de los niños enfermos (Rey, JM., et al,
2018).

Según el libro blanco de la Psiquiatría del Niño y el adolescente (Fundación


AK, 2014), la inclusión del área de conocimiento de la Psiquiatría del Niño y el
Adolescente en España se produce cronológicamente más tarde que en otros
países de la UE. Mientras que en Francia, Inglaterra o Alemania ya se habían
implantado actuaciones e iniciativas específicas para la SMIJ en la segunda mitad
del siglo XIX, en España no se consolidan hasta principios del siglo XX.

Las primeras iniciativas promovidas en España van dirigidas especialmente a


niños con trastornos del comportamiento y del aprendizaje, aunque el seguimiento
se realiza inicialmente en el ámbito educativo. Tras la guerra civil, se crea el
Patronato Nacional de Asistencia Psiquiátrica, gracias al cual se ponen en marcha
diversos centros de atención terapéutica. Estos centros, aunque no específicos, sí
reconocen entre sus pacientes a los niños y adolescentes con TM. Posteriormente,

Isabel Consuegra López Página 15


se construyen en Ciudad Real, Madrid, Teruel y Zamora cuatro hospitales
psiquiátricos para niños con deficiencias psíquicas graves. Tras esta iniciativa, se
irán creando y desarrollando unidades específicas de atención psiquiátrica y de la
SM de niños y adolescentes, inicialmente dependientes de los Servicios de Pediatría
y posteriormente de los Servicios de Psiquiatría.

Desde el desarrollo del Estado de las Autonomías, las competencias se han


derivado a las Comunidades Autónomas (CCAA), siendo cada una de ellas
responsables de la implantación de dispositivos de tratamiento de niños y
adolescentes con problemas psiquiátricos o de SM. De esta forma, en toda España
se puede ofrecer asistencia a niños y adolescentes, aunque ésta no se encuentra
homogeneizada en todas las CCAA. Adicionalmente, al no existir a día de hoy una
especialidad propia de Psiquiatría y SM del Niño y el Adolescente, la calidad de la
atención ofrecida en cada Comunidad Autónoma depende de la formación particular
de cada profesional, ya que el personal implicado en esta atención no ha recibido
normalmente una formación reglada y estandarizada en el campo infantil y juvenil.

Según Balash (2016), una de las explicaciones que emerge sobre las causas
del estigma en salud mental hace referencia a la pervivencia de la imagen del
trastorno mental propia de la época manicomial. Así, se explica que actualmente
aún esté muy extendida la percepción de la salud mental vinculada a los complejos
manicomiales, donde las personas afectadas se recluían de por vida. A pesar de
que la atención de la salud mental, los tratamientos y el modelo hospitalario actual
guardan importantes diferencias en relación con el modelo y la época manicomial,
esta percepción se ha conservado durante décadas y perdura en la actualidad. Esta
imagen sobre la salud mental nutre al estigma y la discriminación al asociar las
personas con TM con estos clichés provenientes de la época previa a la
desinstitucionalización.

Isabel Consuegra López Página 16


C) MARCO POLÍTICO-ECONÓMICO

Desde la Fundación Víctor y Grífols i Lucas, apuntan que el comienzo de la


crisis económica las políticas gubernamentales han respondido con medidas mal
llamadas de austeridad, pues estas han consistido en recortes presupuestarios y
privatización de los servicios. Todo ello ha supuesto un retroceso del sistema
sanitario y la exclusión de los grupos de población más vulnerables. Estos recortes
suponen que el gasto sanitario público ha sufrido una reducción del 6,5% al 5,1%
del PIB, mientras que, la inversión en protección de la infancia y la familia, que
había aumentado un 8% en el Estado español entre 2007 y 2010 disminuyó un 15%
en el año 2013. Algunos estudios han detectado un efecto negativo sobre la salud
infantil especialmente entre los menores de familias con menos recursos.

Las principales consecuencias y afectación de la crisis en la salud mental


infantil y adolescente serían:

Una mayor prevalencia a sufrir problemas de salud en general y salud


mental en particular. La situación de crisis ha comportado estados de angustia,
depresión y estrés dentro de las familias. Un malestar emocional que se ha
proyectado directamente a niños y adolescentes. También hay una saturación de los
recursos, una parte de la población que antes utilizaba la red privada de salud
mental, ahora no se lo pueden permitir y tiene que acudir a la pública.

Muchas familias, a raíz de las dificultades socioeconómicas, sufren


situaciones que les genera frustración, depresión, conflictos, etc. La desatención
de las necesidades infantiles para poder sustentar económicamente a la
familia supone un descuido del desarrollo infantil y juvenil y una mayor
soledad de los hijos debido a las obligaciones de los padres para conseguir
recursos económicos. En este sentido, las familias que no tienen cubiertas las
necesidades más básicas se caracterizan por el empobrecimiento de la atención
que dan a sus hijos, puesto que el estado emocional se descuida, disminuyendo la
calidad del vínculo afectivo que los adultos de las familias ofrecen a sus hijos o hijas.

Isabel Consuegra López Página 17


A pesar de las consecuencias negativas, algunos autores apuntan que se
han duplicado las familias que, a pesar de la merma de su poder adquisitivo, poseen
un buen banco de recursos personales y ofrecen a sus hijos un tesoro rico en
experiencias emocionales y relacionales que ayudan a prevenir la aparición de
ciertas patologías mentales.

Isabel Consuegra López Página 18


D) RECURSOS DISPONIBLES DE LA SALUD MENTAL INFANTIL EN ESPAÑA
(Lasa, et al 2014, MSSSI, 2018)

En cuanto a los recursos disponibles, se manifiesta una gran variabilidad y


desigualdad en la práctica clínica, tanto en los recursos asignados para esta
población y en su distribución geográfica, detectándose áreas con carencias
importantes.

Se ha realizado un análisis de la situación de los recursos disponibles en las


Comunidades Autónomas (CCAA) en el campo de la Psiquiatría del Niño y el
Adolescente, que ha puesto de manifiesto, en algunos casos, las diferencias son
significativas. Todas estas deficiencias del sistema de atención a la salud mental de
niños y adolescentes provocan un sufrimiento en sus familias, una peor evolución de
los trastornos y constituyen una carga para toda la sociedad.

Muchas CCAA tienen una red específica de atención a la salud mental de


niños y adolescentes poco desarrollada y con dispositivos insuficientes para las
necesidades de atención a este sector de la población. Sobre todo, existe una clara
deficiencia de dispositivos de hospitalización total y parcial, así como para
tratamientos prolongados.

También nos encontramos que todas las CCAA el número de profesionales


dedicados a la atención de niños y adolescentes con problemas de salud mental es
muy inferior a la recomendada. Los equipos multidisciplinares constituyen la
infraestructura básica del modelo de atención a la salud mental y la insuficiencia de
profesionales en los equipos dificulta ofertar una atención integral continuada y
adaptada a las necesidades de la población de niños y adolescentes.

El modo de acceso que tienen esto menores a los dispositivos de atención a


la salud mental son muy diferentes en las CCAA y se producen situaciones de falta
de equidad en ese rango de población entre CCAA e incluso dentro de la misma
Comunidad Autónoma. La Atención Primaria de Salud, como primer nivel de

Isabel Consuegra López Página 19


atención, debe ser el derivante directo y principal a las Unidades de Salud mental
de niños y adolescentes.

Nos encontramos con una falta de coordinación entre los sistemas sanitarios
especializados, además de claras dificultades de coordinación entre la red de salud
mental de menores y la de adultos. Tampoco se ha instaurado una coordinación
estandarizada de la red de salud mental de niños y adolescentes con los servicios
sanitarios especializados con competencias asistenciales a este rango de población.
En algunas CCAA están integradas las redes de atención a las drogodependencias
y la de salud mental, sin embargo, en otras muchas CCAA, no existe ningún canal
de coordinación.

Un inconveniente importante a tener en cuenta es que existe un desarrollo


mínimo de Protocolos y Guías de Práctica Clínica para los trastornos psíquicos de
niños y adolescentes de eficacia probada implantados en la red sanitaria de
atención a la salud mental.

No se presta suficiente atención al importante papel de las Familias y


tutores/cuidadores de niños y adolescentes con problemas de salud mental. Existen
pocos programas dirigidos al entrenamiento y mejora de las habilidades parentales,
así como de ayuda en las necesidades de las familias. En muchas ocasiones nos
olvidamos de la importancia de trabajar con su contexto social más cercano, pero
tanto las personas que padecen la enfermedad como las que conviven con ella
necesitan asesoramiento continuado de los profesionales si queremos que todos los
miembros puedan desarrollarse satisfactoriamente. Si trabajamos solo con el menor
no estamos abordando por completo el problema siendo mucho más difícil tanto el
desarrollo del individuo como el familiar.

Una atención integral y de continuidad de cuidados en salud mental de niños


y adolescentes es, por naturaleza, intersectorial necesitando la colaboración entre
recursos sanitarios, educativos, sociales y judiciales. Sin embargo, la atención
sanitaria especializada debe tener la responsabilidad terapéutica. En muchas CCAA

Isabel Consuegra López Página 20


no hay una coordinación regularizada con los recursos comunitarios con algún tipo
de prestación a la población de niños y adolescentes: Justicia (Protección y
Reforma), Servicios Sociales y Educación.

Son escasos los Programas interinstitucionales elaborados mediante la


cooperación entre sanidad, servicios sociales y educación y destinados a la
promoción de estilos de vida saludables desde un enfoque holístico.

El anexo 1 muestra los recursos materiales de Psiquiatría del Niño y el


Adolescente disponibles. Se hace referencia a la cantidad de dispositivos con los
que cuentan los profesionales de este campo de conocimiento para el desarrollo de
su actividad.

Según Castro et al. (2009), numerosas comunidades autónomas tienen una


red específica de salud mental infanto-juvenil poco desarrollada y con una
dedicación de recursos muy por debajo de lo que sería necesario según los datos
epidemiológicos disponibles. El número de profesionales es insuficiente para
garantizar una atención de calidad, así como los dispositivos de hospitalización
parcial y las unidades de hospitalización para los menores de 18 años.

El Anexo 2, muestra los recursos humanos disponibles, los profesionales de


las Unidades de Salud Mental Infanto-Juvenil (USMIJ).

Isabel Consuegra López Página 21


E) ¿CÓMO AFECTA EL AUTOESTIGMA A LOS MENORES?

Según Balasch et. al (2016), casi la mitad de las personas con Trastorno
Mental (44,4%) manifiesta que la sociedad de las atribuido frecuentemente que su
enfermedad es crónica, es decir, que no remitirá. Los problemas de salud mental en
menores pueden conllevar problemas sociales entre ellos el estigma y autoestigma.
(Valera, 2013, Muñoz et al. 2009; Thornicroft et al., 2007; Arnaiz&Uriarte, 2007;
Sirey et. al, 2001)

Las personas con trastornos mentales han de enfrentarse en su día a día a lo


que ha venido a denominarse la doble enfermedad. Por un lado, experimentan los
síntomas propios de su trastorno, y por otro lado, deben hacer frente a los
efectos del estigma social asociado a dicho problema de salud mental lo que
generalmente conlleva la propia interiorización del mismo, el autoestigma.
(Cazzaniga&Suso, 2015)

¿Qué entendemos por estigma?

Según la RAE (Del lat. stigma, y este del gr. στίγμα, picadura), define estigma
como “marca o señal en el cuerpo” y “desdoro, afrenta, mala fama” en su primera y
segunda acepción. Es importante tener en cuenta que, en la actualidad, este término
es utilizado dentro del ámbito sanitario para explicar cómo determinadas etiquetas
diagnósticas, tales como las enfermedades de salud mental, generan rechazo,
estereotipos y prejuicios en la población general, provocando actitudes y
comportamientos sociales discriminatorios hacia las personas que lo sufren. (Muñoz
et al., 2009).

El término estigma es utilizado para hacer referencia a un atributo


profundamente desacreditador. Desde el punto de vista sociológico, entendemos
como estigma cualquier condición, atributo, rasgo o comportamiento que hace
que su portador sea incluido en una categoría social hacia cuyos miembros se

genera una respuesta negativa y se les ve como culturalmente inaceptable o


inferior. (Goffman, 1963; Cazzaniga&Suso, 2015)

Isabel Consuegra López Página 22


En el caso de la enfermedad mental, en los últimos años distintas
organizaciones internacionales han identificado el estigma producido por la
enfermedad mental como uno de los problemas más importantes relacionados con
la salud mental en nuestra sociedad. (Ochoa et. al, 2011)

Se distingue entre estigma público y autoestima. El estigma público se


refiere al que manifiestan los miembros de la sociedad hacia las personas con
enfermedad mental. El autoestigma sería el proceso de internalización de dicho
estigma por parte de la propia persona con enfermedad mental. Es decir, la persona
asume los estereotipos sociales acerca de la enfermedad mental, lo que genera la
aparición de prejuicios y reacciones emocionales negativas, y finalmente, origina
comportamientos auto-excluyentes. Este estigma percibido o anticipado se ha
diferenciado del estigma experimentado, es decir, de las experiencias
estigmatizadores que la persona ha vivido. (Muñoz et. al, 2013)

Desde un contexto socio-cultural, el autoestigma es un proceso subjetivo


que se caracteriza por sentimientos negativos (sobre sí mismo), comportamientos
desadaptativos, transformación de la identidad o aplicación de estereotipos
resultantes de una experiencia individual, percepción o anticipación de reacciones
sociales negativas derivadas de su enfermedad mental pudiendo influir
negativamente en el tamaño y calidad de las redes sociales y, por tanto, del
funcionamiento social. (Pérez et. al, 2014)

¿Cómo se crea el estigma?

Según la Fundación Pública Andaluza para la próxima Integración Social de


Personas con enfermedad Mental (FAISEM), el estigma sobre la enfermedad mental
y las personas que la padecen surge de muchas maneras, y hay muchas formas de
estigmatización casi tantas como enfermedades mentales existen:

Isabel Consuegra López Página 23


● Vivienda y empleo: En la sociedad occidental, las personas que padecen
una enfermedad mental están discriminadas en aspectos como el acceso a
una vivienda o el mantenimiento del empleo. En los países desarrollados, se
estima que un tercio de las personas con enfermedad mental crónica no tiene
ninguna amistad.

● Medios de comunicación: Los medios a menudo desarrollan, de forma


inconsciente y como parte de la sociedad que son, la labor contraria,
perpetuando las falsas creencias y los estereotipos. Y hay que tener en
cuenta que tienen una doble función como fuente de estigma: directa sobre
las personas con enfermedad mental y sus familiares e indirecta al reforzar
las concepciones negativas que tiene la sociedad. El Anexo 3 contiene una
noticia relacionada con cómo se estigmatiza a los enfermos mentales en los
medios de comunicación, desarrollada tras la entrevista al Presidente de la
Asociación AGRAFEM Baldomero Martos.

● Profesionales de la salud: Profesionales de la salud, y especialmente en


atención primaria y urgencias, son señalados por las personas con
enfermedad mental como fuente de estigma. En primer lugar, porque su
percepción de la enfermedad mental es parecida a la de la población general.

● Estigma institucional: En la mayoría de los países del mundo, los


programas de salud mental cuentan con muy pocos recursos económicos.

● Estigma familiar: La estigmatización que se asocia con la enfermedad


mental incluso puede proceder de los familiares, quienes a su vez la reciben
de la sociedad. Algunos reaccionan no hablando del trastorno con nadie
durante años, ni siquiera con las amistades más estrechas.

Isabel Consuegra López Página 24


En el caso de las actitudes vinculadas al estigma social, podemos distinguir
a ese respecto entre: estereotipo, prejuicio y discriminación (López et. al, 2004)

ESTIGMA PÚBLICO AUTOESTIGMA

ESTEREOTIPO Creencias negativas sobre Creencias negativas sobre


un grupo (peligrosidad, uno mismo (peligrosidad,
incompetencia, falta de incompetencia, falta de
voluntad) voluntad)

PREJUICIO Conformidad con las Conformidad con las


creencias y/o reacciones creencias y/o reacciones
emocionales (miedo, emocionales (baja
cólera) autoestima, desconfianza
sobre la propia capacidad,
vergüenza).

DISCRIMINACIÓN Comportamiento en Comportamiento en


respuesta al prejuicio respuesta al prejuicio (falta
(rechazo, negativa a de aprovechamiento de
emplear o alojar, negativa a oportunidades de empleo y
ayuda). alojamiento, rechazo a
buscar ayuda).
Componentes cognitivos, emocionales y conductuales relacionados con el
“estigma público” y el “autoestigma” en personas con enfermedad mental

La asociación de este complejo de actitudes a personas y grupos concretos


tiene lugar a través del denominado proceso de estigmatización que básicamente
supone un conjunto de pasos más o menos sucesivos:

a) La distinción, etiquetado e identificación de una determinada diferencia o


marca que afecta a un grupo de personas.

Isabel Consuegra López Página 25


b) La asociación a las personas etiquetadas de características
desagradables, en función de creencias culturales prevalentes.

c) Su consideración como un grupo diferente y aparte: «ellos» frente a


«nosotros».

d) Las repercusiones emocionales en quien estigmatiza (miedo, ansiedad,


irritación, compasión) y en quien resulta estigmatizado (miedo, ansiedad,
vergüenza), frecuentemente menospreciadas, pero de gran trascendencia en el
refuerzo del proceso y en sus consecuencias sobre la conducta, según los modelos
de atribución causal.

e) La pérdida de estatus y la discriminación que afecta consecuentemente a


la persona o grupo estigmatizado, dando lugar a resultados diferentes y
habitualmente desfavorables en distintas áreas.

f) La existencia de factores o dimensiones estructurales que tiene que ver en


último término con asimetrías de poder, sin las cuales el proceso no funcionaría o, al
menos, no con la misma intensidad ni con las mismas consecuencias para las
personas afectadas.

Según la Asociación Española de Neuropsiquiatría (2007), y los estudios


realizados por Obertament, la Universidad Autónoma de Barcelona (2016), el
estigma en salud mental es un fenómeno complejo y diverso que toma diferentes
formas según el contexto y las relaciones que se dan en él. Está constituido por
diferentes estereotipos negativos. Estos estereotipos negativos activarán y
operarán a la hora de relacionarse con las personas con un TM o al hacer
valoraciones sobre ellas. Un 76,6 % de las personas con un EM afirman que se les
ha atribuido frecuentemente alguna característica negativa por tener un TM. Los
estereotipos identificados son:

Isabel Consuegra López Página 26


Tendencia a considerar que las personas con EM se
INESTABILIDAD
encuentran permanentemente en estado de crisis o bajo los
PERMANENTE
efectos de un brote
Tendencia a pensar que las personas con EM pueden
IMPREDECIBILIDA
adoptar, de forma inesperada y sin previo aviso,
D
comportamientos socialmente inapropiados.

PELIGROSIDAD O Tendencia a vincular una EM a conductas violentas o

AGRESIVIDAD agresivas irracionales, sin móvil ni explicación coherente

Tendencia a considerar que las personas con EM, al no


regirse por las convenciones sociales, filtran la información
VAGANCIA
y los estímulos que reciben de formas inesperadas,
creativas e innovadoras.
Tendencia a considerar que las personas con EM, al no
regirse por las convenciones sociales, filtran la información
INTELIGENCIA O
y los estímulos que reciben de formas inesperadas,
GENIALIDAD
creativas e innovadoras.

Tendencia a considerar que las personas con EM están


APLANAMIENTO
ausentes, no expresan emociones y les falta resonancia
AFECTIVO
afectiva.
tendencia a considerar que las personas con EM, aunque
no manifiestan exteriormente ningún desequilibrio ni
FRAGILIDAD síntoma, se encuentran, en realidad, en un estado de
equilibrio precario y la más mínima afectación puede
hundirlas

INCAPACIDAD O Tendencia a considerar que las personas con EM no tienen

DEPENDENCIA suficientes competencias para gestionar y conducir su vida.

Isabel Consuegra López Página 27


Tendencia a considerar que las personas con EM no se
ajustan a los códigos y normas sociales que regulan la
interacción y la comunicación, lo que ocasiona que tengan
EXTRAVAGANCIA
comportamientos extraños, un estilo comunicativo poco
empático y ausencia de capacidad para conectar con los
demás.
Tendencia a considerar que las personas con EM tienen
DÉFICIT dificultades para aprender, para hacer razonamientos
COGNITIVO abstractos o para comprender aspectos de la vida cotidiana
correctamente.
Tendencia a considerar que el hecho de que las personas
con EM vivan en una realidad desordenada y caótica
CONTAGIO conlleva arriesgarse a sucumbir a este «otro mundo»
desorganizado y desarrollar unA EM.

Tendencia a considerar que la EM es el principio explicativo


FALACIA DE LA de todos los aspectos de la persona, cognitivos,
CAUSA ÚNICA conductuales y actitudinales.

¿Cuáles son las características más importantes del estigma que afecta a
la enfermedad mental?

Se mantiene gracias a creencias y prejuicios muy arraigados en la población,


por lo que conlleva una fuerte resistencia a la argumentación lógica. La ignorancia
respecto a la naturaleza de los problemas, y su simplificación sesgada contribuyen a
la génesis y mantenimiento del estigma.

Los medios de comunicación contribuyen poderosamente a su


mantenimiento. Y por lo mismo son una oportunidad para contribuir a contrarrestar
la dimensión del problema.

Isabel Consuegra López Página 28


El estigma que pesa sobre los enfermos mentales afecta de forma muy
negativa a sus posibilidades de recuperación. La tendencia a la negación de que se
puede padecer una enfermedad mental suele propiciar el rechazo a la petición de
ayuda profesional y en consecuencia retraso en la detección, diagnóstico e inicio del
tratamiento.

Una consecuencia de la estigmatización es la discriminación. La


discriminación promueve la aparición de barreras en diferentes ámbitos de la vida
de las personas que padecen una enfermedad mental, lo que contribuye en su
recuperación y en la normalización de su vida diaria. (López et. al, 2008).

¿Cómo se manifiesta el estigma?

El estigma se manifiesta en una serie de estereotipos negativos (mitos o creencias


no contrastados), que a su vez producen una serie de prejuicios (actitud emocional
de distanciamiento social) sobre un determinado colectivo que comparte una
característica personal, y que normalmente devienen en actitudes discriminatorias
(conductas de rechazo). (Cazzaniga&Suso, 2015)

A través de un proceso de estigmatización, se genera actitudes discriminatorias


cuyas consecuencias pueden clasificarse en objetivas y subjetivas.
(Cazzaniga&Suso, 2015)

Las consecuencias objetivas tienen como resultado la imposibilidad del


ejercicio de la ciudadanía plena de las personas que acarrean el estigma. Esto se
traduce en conductas de rechazo, menosprecio y distancia social por parte de la
población general. Existe una gradación de la tolerancia social de las enfermedades
mentales: existe una mayor tolerancia respecto de las enfermedades socialmente
más frecuentes (como la depresión, ansiedad, etc.), así como una menor aceptación

Isabel Consuegra López Página 29


de los trastornos más graves y más relacionados con la típica imagen de la locura,
como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.

Las consecuencias subjetivas tienen que ver con los que se denomina el
autoestigma, que no es otra cosa que la interiorización de los estereotipos y
prejuicios generalizados. Como si se tratara de un “espejo”, las personas se “miran”
a sí mismas a través del estigma que la sociedad les atribuye, llegando a asumirlo e
interiorizarlo. En el caso específico de las personas con enfermedad mental, esto
tiene importantísimas consecuencias tanto para sus relaciones sociales como para
el devenir de su tratamiento.

El autoestigma se manifiesta en la autolimitación en el trabajo, la no


asistencia a la rehabilitación, el rechazo al problema, la baja autoestima y la
carencia de expectativas de recuperación. Hay quien acaba viéndose a sí mismo
como inferior y fracasado, y se muestra inseguro. Esto provoca un empeoramiento
del autoaislamiento, lo cual refuerza la dificultad al establecer relaciones sociales y
laborales. (Dossier tercer sector, 2013).

¿Cuáles son los principales efectos del estigma?

Entre los principales efectos del estigma se ha señalado su papel en las


dificultades de acceso a la educación e, incluso, en el acceso a la sanidad. La visión
subjetiva del que padece la enfermedad en cuanto a cómo es percibido por los otros
y sobre su enfermedad, influirá directamente en su interacción en la comunidad en
todos los niveles. (Ochoa et. al, 2011). Por otro lado, el estigma no sólo afecta a las
personas con una enfermedad mental, sino también a aquellos que se encuentran
estrechamente relacionados con ella, lo que se conoce como estigma de
asociación, el cual afecta fundamentalmente a familias e incluso a los profesionales
que trabajan con personas con enfermedad mental. (Muñoz et. al, 2013)

En una situación de confrontación con alguien que está delante de nosotros y


demuestra ser dueño de un atributo poco común o raro y que lo vuelve diferente del

Isabel Consuegra López Página 30


otro, dentro de los patrones de referencias determinados por lo social, lo
convertiremos en alguien menos deseado y, en situaciones extremas, en una
persona mala y peligrosa; dejamos de verlo como una persona corriente y la
reducimos a una persona no sólo diferente, sino disminuida de su totalidad como
persona, es decir, que la persona es la representación de un estigma social. (Melo,
1999)

El estigma social hacia las personas con trastorno mental grave tiene
consecuencias a muchos niveles, en unos casos comunes a las de otros grupos
estigmatizados y en otras lógicamente más específicos. Y también aquí, aunque el
análisis debe diferenciar aspectos y factores, en la vida cotidiana, las interacciones,
mayoritariamente negativas son habituales. (López et. al, 2008)

Si consideramos globalmente las consecuencias directas, hay evidencia


abundante del efecto de barrera que el estigma juega en el ejercicio de derechos y
en el acceso a servicios, agravando considerablemente los efectos de la
enfermedad (síntomas y discapacidad). Así, en distintas sociedades y aunque no
siempre resulte fácil separar unos efectos de otros, se constata la discriminación
directa en el acceso a la vivienda, al empleo, así como a distintos tipos de relaciones
sociales significativas: pareja, redes sociales, etc. . Y también, aunque no siempre
resultan tan evidentes, las discriminaciones de tipo legal o el efecto sobre el nivel de
servicios sanitarios y sociales para estas personas que tiene el estigma, a la vez
resultado y refuerzo, en el ámbito de las políticas públicas, de los estereotipos y
prejuicios sociales así como de su reflejo en las imágenes de los medios de
comunicación. (López et. al, 2008)

Las legislaciones específicas para enfermos mentales en aspectos como la


capacidad o incapacidad civil o los tratamientos involuntarios, juegan así un papel
de refuerzo del estigma que tendría que tenerse en cuenta a la hora de intentar
regular esos aspectos, en beneficio de las personas con trastornos mentales y no
sólo de la familia o el entorno social. Y también que la atención sanitaria y social a
este tipo de problemas se sitúa, prácticamente en todos los lugares y a pesar de las

Isabel Consuegra López Página 31


obvias diferencias internacionales, por debajo de los estándares habituales de
atención a otros problemas sanitarios y sociales. Pero, además, hay dificultades de
atención en servicios generales tanto sanitarios como sociales, educativos, de
empleo, etc. A ese respecto no se tienen en cuenta habitualmente aspectos como el
uso indebido de los diagnósticos o el trato desigual y poco respetuoso, sin olvidar la
discriminación pura y simple que se da en muchas ocasiones con y sin apoyo de la
ley. Así, aunque las restricciones legales al uso de determinados servicios generales
vayan disminuyendo sigue habiendo todavía, como todos sabemos,
discriminaciones efectivas en la atención sanitaria no especializada en salud mental
o en el acceso a servicios sociales generales, educativos, legales o de empleo,
discriminaciones que hunden sus raíces en la visión tradicional del Hospital
Psiquiátrico como espacio exclusivo y universal para la atención a las personas con
este tipo de problemas.(López, et al. 2008)

Para los estigmatizados, la sociedad reduce sus oportunidades, esfuerzos y


movimientos, no atribuye valor, impone la pérdida de su identidad como ser
individualizado y determina una imagen deteriorada, dentro del modelo que
conviene a la sociedad. Es decir, lo social anula la individualidad, determina el
modelo que interesa al mantenimiento de los patrones de poder y anula a todos los
que rompen o intentan romper con el modelo social. Lo diferente pasa a asumir la
categoría de “nocivo” y se añaden todavía los atributos de estar al margen de la
sociedad, de no pertenecer a ella. (Melo, 1999)

La visibilidad del estigma constituye un factor decisivo, la importancia de lo


que dicen acerca de la identidad social de un individuo aquellos que lo rodean en su
vida cotidiana. Otro punto a distinguir en una situación de un individuo portador de
un estigma visible es determinar hasta qué punto interfiere en la interacción con el
medio social (Melo, 1999)

Según Ochoa et. al (2011), las personas que padecen algún trastorno
mental grave son uno de los grupos más estigmatizados de nuestra sociedad,
sobre todo las que padecen esquizofrenia. La enfermedad mental ha estado

Isabel Consuegra López Página 32


vinculada a una serie de prejuicios sociales que determinan al enfermo como
agresivo, raro, impredecible en su conducta, débil, vago e improductivo.

Este estereotipo del enfermo mental conlleva a una percepción de


peligrosidad y un miedo en la relación que se ha generado como consecuencia del
desconocimiento y la falta de información, algo reforzado por los medios de
comunicación.

La estigmatización de las personas que padecen un trastorno mental tiene


una influencia negativa en cuanto a encontrar trabajo, vivienda o mantener
relaciones sociales con amigos o pareja. Por otro lado, estas consecuencias
comportan un empeoramiento de su situación, llevándolos a una desadaptación
social, una baja autoestima, depresión y un aumento de la carga familiar. Lo cual
dificulta y, a veces, impide una reinserción real en la comunidad, no facilitando el
objetivo principal que marca la rehabilitación psicosocial.

En la evaluación del estigma autopercibido por los usuarios/as cabe destacar:


peligrosidad, culpa, pérdida de roles sociales, miedo al rechazo. El hecho de
identificar qué aspectos son los que preocupan más a las personas con
esquizofrenia y en general, con trastornos mentales graves, resulta de utilidad para
implementar estrategias que favorezcan la reducción del estigma social en la
comunidad y en las propias personas que lo padecen.

¿Cuál es el rol de la familia con respecto al estigma?

Según FAISEM, el impacto en la familia es muy alto y no siempre fácil de


llevar. Algunas actitudes negativas de la familia que recibe la persona con
enfermedad mental son:

● Comentarios despectivos
● Consejos desalentadores

Isabel Consuegra López Página 33


● comportamientos de rechazo
● No dar consejos prácticos
● La persona con enfermedad se siente ignorado
● Le hacen sentir culpable
● Sobreprotección

La familia también es objeto de discriminación y estigma. La discriminación


por el hecho de tener un TM se extiende, por asociación, a todo el núcleo familiar, lo
que se conoce como «contagio social». Esta situación se da sobre todo cuando la
persona con TM es menor de edad. (Balach, 2016).

La familia debe ser un lugar de convivencia estable, donde se cubran las


necesidades básicas, afectivas y educativas del niño, se le proteja contra las
situaciones agresivas del medio en que se desarrolla y reciba cuidados adecuados.
Si se produce alguna alteración en la interacción del niño con el medio durante el
proceso de desarrollo básico, estaríamos ante menores en riesgo psicosocial, por
ejemplo, casos de maltrato, abandono, abusos, o en su caso, niños
institucionalizados. En caso de menores con trastornos mentales graves estaríamos
hablando de factores intrínsecos, aunque también serían menores en riesgo
psicosocial. (Moreno et. al, 2010). Todos ellos constituyen un grupo con alto riesgo
de estigmatización.

En los familiares también están presentes los prejuicios hacia la enfermedad,


en donde surgen conductas de vergüenza y de secretismo ligados a un sentimiento
de culpabilidad hacia la causa de la enfermedad, causando aislamiento. (Ochoa et
al., 2011)

El impacto emocional en las familias tiene una relación directa con esta
percepción estigmatizada puesto que el efecto grave del estigma es la
internalización de las valoraciones negativas de los otros. Por ello es interesante

Isabel Consuegra López Página 34


evaluar el estigma autopercibido, autoestigma, ya que a priori tendrá consecuencias
negativas en el proceso de rehabilitación. (Ochoa et al., 2011)

¿Cómo afecta el estigma y/o es autoestigma en los menores?

Según Balasch (2016), el 29,5% de las personas con un TM ha sufrido trato


discriminatorio por parte de los compañeros/as del entorno educativo. En los
entornos educativos, pueden surgir actitudes de miedo, inseguridad y dudas a la
hora de tratar a los alumnos con TM en el aula.

El profesorado puede percibir a estos alumnos como una carga añadida que
les obligará a salir de su zona de confort. El 18,9 % de las personas con TM han
recibido trato discriminatorio dentro de los centros educativos por parte del
profesorado. Los comportamientos discriminatorios más habituales son: La evitación
y el rechazo: un 8,1 % del alumnado ha sido evitado o rechazado por parte del
profesorado, por ejemplo, siendo excluido de las dinámicas docentes que realizan
sus compañeros de curso. La sobreprotección y el control: el 15,2 % de las
personas con TM han sufrido sobreprotección o control por parte del profesorado. El
5,2 % del alumnado ha recibido burlas, ha sido culpabilizado, despreciado o
ridiculizado por comportarse de forma diferente del resto.

Los comportamientos más habituales son la evitación y el rechazo, el 14%


perciben que los compañeros les alejan o les impiden participar en actividades
escolares grupales. Un 10,8% comentan que reciben insultos y burlas; los
comentarios despectivos empeoran cuando se extienden a rumores basados en los
estereotipos negativos asociados al trastorno mental. Además, un 10,8% apunta que
han experimentado sobreprotección o control por parte del grupo de iguales.

Según FAISEM, los problemas de salud mental aquejan a una parte


importante de población adolescente y sin embargo, un porcentaje cada vez mayor
no recibe la atención adecuada y esto se debe principalmente a la conciencia del
estigma ligado a la enfermedad mental y al miedo al rechazo de su grupo de iguales.

Isabel Consuegra López Página 35


Las actitudes negativas hacia la enfermedad mental son ya visibles en la etapa
adolescente, incluso en la infancia.

Basándose en las propias vivencias de los jóvenes, existe una preocupación sobre
“ser etiquetado. Esto puede llevarles a un mayor aislamiento social y a la
estigmatización.
Les preocupa que su identidad quede dañada por el proceso estigmatizador y por
las intervenciones psicofarmacológicas a las que son sometidos.

Los menores a menudo sufren invisibilidad social entendiéndolo como una


sensación de no pertenecer a nada ni a nadie. Hay que destacar que la
socialización durante niñez y la adolescencia puede estar directamente asociada
con el desarrollo del menor y disminuir la probabilidad de tener conductas
antisociales futuras.

Las conclusiones de varios estudios alojados en el banco de preguntas


PREEVID (2018), muestran que las chicas tienen actitudes menos estigmatizantes
que los chicos y que cada enfermedad tiene un estigma diferente. También que
cada enfermedad tiene un estigma diferente, mientras que convivir con una persona
con enfermedad mental supone actitudes menos estigmatizantes.

El último estudio sobre estigma y discriminación en salud mental que se


realizó en Cataluña en el año 2016, definió una serie de características atribuidas a
las personas que tiene una enfermedad mental (EM):

El ANEXO 4, muestra un conjunto de características que socialmente suelen


atribuirse a las personas que tienen una enfermedad mental. Un 76% de las
personas encuestadas afirman que les ha atribuido frecuentemente algunas de
estas características por el hecho de tener un trastorno mental. La inestabilidad, la
pereza, la peligrosidad o la agresividad y la negatividad son características que se
atribuyen sobre todo a los más jóvenes.

Isabel Consuegra López Página 36


El ANEXO 5, muestra en qué grado las personas que tiene un trastorno
mental interiorizan y se atribuyen a sí mismas las características que socialmente se
les suele atribuir por el hecho de padecer una enfermedad mental. La atribución de
la cronicidad, la fragilidad, la inestabilidad o el aislamiento, son los estereotipos que
aparecen con mayor frecuencia cuando las personas se definen a sí mismas.

A nivel general podríamos extraer las siguientes conclusiones extraídas de la


última encuesta Nacional de Salud (2014):

Podemos deducir que el estigma está directamente relacionado con la edad


(a mayor edad mayor estigma), el lugar donde residen los menores y el nivel de
conocimiento (a mayor nivel de conocimiento menor estigma).

Las reacciones y estereotipos que encontramos se centran más en unas


enfermedades mentales más que en otras. Podemos observar que la depresión es
una de las condiciones de salud que lleva asociado un menor estigma. Sin embargo,
según algunas opiniones de muchas de las personas allegadas directamente en el
tema, el estigma sobre psicosis es menor que el existente respecto a otras
condiciones, como adicción a cocaína o SIDA, y muy similar al que se asocia a la
discapacidad intelectual, lo que demuestra de nuevo la confusión entre ambas
condiciones.

Si nos fijamos en el tratamiento que dan los medios de comunicación


respecto a la enfermedad mental, se manifiesta que existe un limitado seguimiento
del tema, aunque podemos ver que la información normalmente no es imprecisa o
errónea, en general tiene un tono negativo. Una cuarta parte de las noticias
centradas en enfermedad mental, incluían contenidos estigmatizadores, siendo los
estereotipos que más encontramos los de peligrosidad e impredecibilidad.

También hay que decir que otros medios han realizado el tratamiento correcto
y esperado de profesionales informados y conscientes de la delicada

Isabel Consuegra López Página 37


situación que vivimos respecto a la imagen de la enfermedad mental: que un grupo
de enfermedades que pueden afectar a una de cada cuatro personas a lo largo de
su vida, lo que en la práctica afectaría a todas las familias, siga envuelta en un
manto de ignorancia, prejuicios, miedo y desprecio. La evidencia científica nos dice
que las personas con trastornos mentales graves no son más violentas que las
demás. Al contrario, suelen ser víctimas y no agresoras. Su enfermedad las
convierte en objeto de desprecio, burla y violencia, una situación que no se da en
otras patologías.

Isabel Consuegra López Página 38


5. CONCLUSIONES

A pesar de que en los últimos años se ha estado trabajando en políticas


antiestigma en los enfermos mentales (sobre todo la población adulta y familia), a
día de hoy, todavía los recursos son insuficientes para abordar el estigma, tanto en
pacientes con problemas psicosociales como los que están en riesgo de padecerlos.

Con los datos existentes no es fácil dibujar un cuadro preciso de la situación


de la atención a la salud mental de los niños y los adolescentes en España. Y sin
ese conocimiento es imposible tomar medidas para mejorarla. Existe un acuerdo
muy general en que el tratamiento y la prevención de los trastornos mentales en
niños y adolescentes y la promoción de su bienestar se logran de un modo más
eficiente cuando se actúa en el marco de una estrategia específica. De acuerdo con
la Organización Mundial de la Salud (OMS) los países deben elaborar planes de
acción en este campo que sirvan de referencia a los organismos e instituciones
relacionadas con la infancia. Estos planes contribuyen a mejorar la salud y bienestar
de los niños e introducen criterios de equidad, justicia, rigor y eficacia. Los
beneficiarios son los niños, las familias, las comunidades donde viven y la sociedad
en general. Así como las enfermedades pediátricas fueron el gran desafío del siglo
XX, los trastornos mentales de los niños y adolescentes son, sin duda, el gran
desafío sanitario del siglo XXI. Un 10-20% de los niños y adolescentes sufre
trastornos psiquiátricos y sólo una quinta parte son correctamente diagnosticados.
Pero además hay que destacar que existen otros niños y jóvenes, en número nada
despreciable, que tienen problemas que no cumplen los criterios diagnósticos de un
trastorno mental, pero que son fuente de sufrimiento. Estos niños también deben
recibir ayuda y beneficiarse de una evaluación rigurosa y de medidas y
recomendaciones apropiadas.

En la situación asistencial de atención hacia la patología mental grave en los


servicios de salud mental de niños y adolescentes del Servicio Nacional de Salud y
en el mapa de los recursos asistenciales destinados a ella, se manifiesta una gran
variabilidad y desigualdad en la práctica clínica, en los recursos asignados para esta

Isabel Consuegra López Página 39


población y en su distribución geográfica, detectándose áreas con carencias
importantes. En algunas comunidades sí se ha iniciado el desarrollo de planes y
programas específicos para la atención asistencial (tratamientos ambulatorios
intensivos; centros de día) que esta población necesita, con una adecuada dotación
y financiación de recursos destinados a ella. Consecuentemente, una primera
recomendación sería generalizar las experiencias que hayan confirmado su
viabilidad y buenos resultados y que permitan establecer protocolos de actuación
medibles, comparables y evaluables, que orienten sobre las medidas y mejoras a
implantar y desarrollar.

Se observa una tendencia a psiquiatrizar los problemas de la vida cotidiana.


Hay que limitar el uso de etiquetas diagnósticas y mejorar el diagnóstico en cuanto a
precisión y necesidad de este; esta es la clave a la hora de seguir un tratamiento
concreto y correcto, y evitar problemáticas crónicas o de más gravedad. Las
etiquetas falsas pueden comportar procedimientos perjudiciales y enmascarar el
problema real. La sobremedicación, en ocasiones, no está complementada con un
trabajo terapéutico suficiente. La estigmatización: a menudo la intervención consiste
en “des-etiquetar” a niños y jóvenes. Es preciso, además, traspasar el tabú de la
salud mental, así como las reticencias a pedir ayuda y acceder a los recursos
necesarios. (Camí, A., 2017)

Hay muy poca información sobre el estigma y autoestigma en los menores de


edad, y menos en aquellos que sufren un trastorno mental. Los problemas existen,
pero hay poca bibliografía sobre ello, y en consecuencia, poca información para
poder evitar que este estigma/autoestigma exista. Casi todos los estudios sobre el
estigma se basan en mayores de edad.

Muchos profesionales no tienen concienciación contra el estigma, ya sean


especialistas o no. La forma de combatir este problema es con la formación en este
tema. Los profesionales que atienden a esta población deberíamos ser los primeros
en derribar los muros del estigma y no fomentar los mitos, prejuicios ni estereotipos.

Isabel Consuegra López Página 40


En repetidas ocasiones se ha señalado el papel de los medios de
comunicación como agentes estigmatizadores de gran repercusión y difusión social.
Hay estudios que muestran una utilización abusiva e incorrecta de terminología
relacionada con los trastornos mentales en los contenidos informativos de prensa,
radio y televisión, mientras que el seguimiento real del tema es escaso y se aleja de
un tratamiento formativo óptimo. De hecho, una cuarta parte de las noticias
analizadas incluían contenidos estigmatizadores, siendo los estereotipos con mayor
frecuencia de aparición el de peligrosidad e impredecibilidad. Son los medios de
comunicación los que favorecen el estigma de las enfermedades mentales ya que
las vinculan a crímenes y violencia. Muy raras veces la enfermedad mental se
muestra como una circunstancia más de la persona.

Es clave que se aporten y se publiquen historias en positivo, de recuperación


social, superación, integración y vida en la comunidad. Que exista presencia de
personas con enfermedad mental en los medios de forma positiva.

Para concluir señalar que el estigma es un fenómeno complejo con múltiples


factores que lo determinan. Combatirlo resulta complejo, es responsabilidad de
muchos, y los medios de comunicación pueden jugar un gran papel. En general, se
estima que la población recibe el 90% de la información sobre salud mental a través
de los medios de comunicación. Todo ello hace necesaria la puesta en marcha de
iniciativas de sensibilización social y erradicación del estigma, con el fin de favorecer
la integración y el bienestar de las personas que sufren algún trastorno mental.

El estigma les convierte en víctimas. Uno de los objetivos esenciales del plan
de salud mental debe ser evitar el estigma y discriminación de los niños y
adolescentes. Los problemas psiquiátricos o mentales siguen siendo motivo de
vergüenza para las familias y mucho más aún para los niños y los jóvenes que
disponen de menores recursos intelectuales y emocionales para enfrentarse con la
crítica y el desprecio. Las campañas de educación, el apoyo a las familias y la
integración en el Sistema Nacional de Salud, como el resto de los pacientes y
especialidades sanitarias, son medidas fundamentales para evitar la discriminación.

Isabel Consuegra López Página 41


Fomentar estrategias para promover y cuidar la Salud mental de los menores
es fundamental para su desarrollo social e individual. No hay Salud si no hay Salud
Mental, y no puede esperarse un adulto sano si no ha lo ha sido en la infancia.
(OMS, 2013).

No debemos olvidar nunca que, aunque a veces, situaciones adversas


parezcan lapidar la capacidad de resurgir de niños y adolescentes, son
semillas, y todo es posible todavía para ellos.

Los jóvenes poseen la mayor capacidad de resiliencia.

Isabel Consuegra López Página 42


ANEXO 1 Los recursos materiales de Psiquiatría del Niño y el Adolescente
disponibles hacen referencia a la cantidad de dispositivos con los que cuentan los
profesionales de este campo de conocimiento para el desarrollo de su actividad

Nº de USMIJ/
Comunidad programas de Población menor Ratio de población por
Autónoma atención SMIJ (hasta 16 años inc) USMIJ

Andalucía 14 1.550.717 110.765

Aragón 8 206.065 25.758

Asturias 7 128.383 18.340

Baleares 6 188.180 31.363

Canarias 16 355.156 22.197

Cantabria 2 86.524 43.262

Castilla y León 11 346.924 31.538

Castilla La Mancha 7 366.232 52.318

Catalunya 71 1.280.699 18.038

Com. Valenciana 19 856.769 45.093

Extremadura 3 184.583 61.527

Galicia 8 366.802 45.850

Comunidad de Madrid 36 1.098.596 30.516

Murcia 9 288.005 32.000

Navarra 1 108.704 108.704

País Vasco 10 321.585 32.158

La Rioja 1 51.952 51.952


Número de centros o servicios de salud mental infanto-juvenil por
comunidad autónoma y población general aproximada a la que atienden

Isabel Consuegra López Página 43


ANEXO 2. Los recursos humanos disponibles: Profesionales de las USMIJ

Comunid Psiquiat Psicólo Diplom Trabaj Tera Auxiliar Admin Otro


ad ras gos ados adore peur es de istrati s
Autónom clínicos Enferm s as enferme vos
a ería Social Ocup ría
es acion
ales

Andalucí Sin
a 0,42 0,38 0,58 0,15 0,15 0,42 0,20 datos

Sin Sin Sin


Aragón 0,85 0,77 0,54 0,08 datos datos 0,19 datos

Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin


Asturias datos datos datos datos datos datos datos datos

Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin


Cantabria datos datos datos datos datos datos datos datos

Sin Sin Sin


Madrid 0,73 0,83 0,15 0,22 datos 0,04 datos datos

Sin Sin Sin Sin


Murcia 0,86 0,79 0,57 0,22 datos datos datos datos

Sin
Valencia 0,49 0,64 0,33 0,21 datos 0,04 0,21 0,04

Castilla la Sin
Mancha 0,66 1,01 0,66 0,25 0,05 0,20 0,35 datos

Castilla y Sin
León 0,69 0,36 0,20 0,04 datos 0,10 0,12 0,02

Isabel Consuegra López Página 44


Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin
Cataluña datos datos datos datos datos datos datos datos

Extremad Sin Sin Sin Sin Sin


ura 0,28 0,28 0,28 datos datos datos datos datos

Sin Sin
Galicia 0,43 0,40 0,01 0,14 datos 0,07 0,22 datos

Islas Sin Sin Sin


Baleares 0,92 0,82 0,39 0,39 datos datos 0,39 datos

Islas Sin Sin Sin


Canarias 0,30 0,94 0,30 0,10 datos 0,79 datos datos

Sin Sin Sin Sin Sin


La Rioja 0,32 0,65 0,32 datos datos datos datos datos

Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin Sin


Navarra datos datos datos datos datos datos datos datos

País Sin Sin


Vasco 0,93 1,07 0,09 0,33 datos datos 0,33 0,05

Tasas por 100.000 habitantes

Isabel Consuegra López Página 45


ANEXO 3. NOTICIA SOBRE EL ESTIMA EN MEDIOS

Isabel Consuegra López Página 46


Isabel Consuegra López Página 47
ANEXO 4. CARACTERÍSTICAS ATRIBUIDAS A LAS PERSONAS QUE
TIENEN UNA ENFERMEDAD MENTAL (EM)

Fuente: Datos obtenidos del estudio realizado por Obertament y la Universidad Autónoma de Barcelona (2016)

Isabel Consuegra López Página 48


ANEXO 5. CARACTERÍSTICAS QUE SE SUELEN ATRIBUIR A SÍ MISMAS
POR EL HECHO DE PADECER UNA ENFERMEDAD MENTAL (EM)

Fuente: Datos obtenidos del estudio realizado por Obertament y la Universidad Autónoma de Barcelona (2016)

Isabel Consuegra López Página 49


6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Arnaiz, A. Uriarte, JJ. (2006). Estigma y enfermedad mental. Norte de Salud


Mental. 2006; 26: 49-59.
2. Asamblea General de las Naciones Unidas. (2006). Unicef. Convención de
los Derechos del Niño. Disponible en:
https://www.un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pd
3. Asociación Española de Neuropsiquiatría. (2006). Guía de Recursos de la
Salud Mental Infanto-juvenil hospitalarios y ambulatorios de la Sección de
Salud Mental Infanto-Juvenil de la AEN.
4. Asociación Española de Neuropsiquiatría. (2007). Consenso sobre la
promoción de la salud mental, prevención del trastorno mental y disminución
del estigma de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Cuaderno
Técnico Nº 8
5. Asociación Española de Neuropsiquiatría. (2007). Cuaderno Técnico Nº 8.
Consenso sobre la promoción de la salud mental, prevención del trastorno
mental y disminución del estigma de la Asociación Española de
Neuropsiquiatría.
6. Balasch, M. et al. (2016). La percepción de la salud mental en Cataluña.
ISBN: 978-84-617-3984-4
7. Boletín Oficial del Estado. Núm. 190. Miércoles 6 de agosto de 2104. Sec I.
Pág. 63130. (citado 12 enero 2019). Disponible en: https://www.boe.
8. Camí, A. (2017). Crisis económica y efectos sobre la salud mental infantil y
adolescente. Cuadernos de la Fundación Víctor Grifols i Lucas. ISBN 978-84-
697-4240-2-0
9. Castro, J., Escandell, I. (2016). Informe sobre la Salud Mental de Niños y
adolescente. Cuadernos Técnicos, 14. Asociación Española de
Neuropsiquiatría. Madrid, 2009. [citado 7 de enero 2016]. Disponible en:
http://www.aen.es/docs/CTecnicos14.pdf
10. Cazzaniga., J, Suso, A. (2015). Estudio “Salud mental e inclusión social.
Situación actual y recomendaciones contra el estigma”. [Internet]. 1ª Edición.
Madrid. Disponible en: https://consaludmental.org/publicaciones/Salud-Me

Isabel Consuegra López Página 50


11. Comisión de las Comunidades Europeas. (2005). Libro Verde: Mejorar la
salud mental de la población. Hacia una estrategia de la Unión Europea en
materia de salud mental. Bruselas.
12. Comisión para Reducir las Desigualdades Sociales en Salud en España
(CRDSSE). (2012). Propuesta de políticas e intervenciones para reducir las
desigualdades sociales en salud en España. Gaceta Sanitaria. 26(2): 182-9.
13. Dossiers del tercer sector. Estrategias de lucha contra el estigma en salud
mental. [Internet] (2013). Disponible en:
http://www.tercersector.cat/sites/www.tercersector.cat/files/dossier_estrategia
s_de_lucha_contra_el_estigma_en_salud_mental.pd
14. Félix Mateo, V. (2007). Conceptualización del comportamiento disruptivo en
niños y adolescentes. Valencia.
15. Federación de Euskadi de asociaciones de familiares y personas con
enfermedad mental. FEAFPEEM. (2012). Guía de estilo: Cómo abordar la
Salud Mental de los Medios de Comunicación. Álava.
16. Fundación Alicia Koplowitz (Fundación AK). (2014). Libro Blanco de la
Psiquiatría del niño y el adolescente. Madrid.
17. Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con
Enfermedad Mental. FAISEM. Disponible en: http://www.1decada4.es/
[Consulta: 7/01/ 2016]
18. Fundación Víctor Grifols y Lucas (2017). Crisis y salud mental en niños y
jóvenes: ¿causa o consecuencia? ISBN 978-84-697-4240-2-0
19. Fornés Vives, J., Gómez Salgado, J. (2008). Principales problemas de Salud
Mental e intervención enfermera. Madrid: enfo ediciones para FUDEN.
20. Garro, L. (2008). Estigmas y emblemas. La constitución de identidades
juveniles en condiciones de pobreza. Revista Herencia, 21(2): 91-109.
21. Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica de Intervenciones
Psicosociales en el Trastorno Mental Grave. (2009). Guía de Práctica Clínica
de Intervenciones Psicosociales en el Trastorno Mental Grave. Plan de
Calidad para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y
Política Social. Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud-I+CS; 2009. Guías
de Práctica Clínica en el SNS: I+CS Nº 2007/05.

Isabel Consuegra López Página 51


22. Grupo de trabajo de la Guía Clínica sobre el ciberacoso para profesionales de
la salud. (2015). Guía Clínica de ciberacoso para profesionales de la salud.
Plan de confianza del ámbito digital del Ministerio de Industria, Energía y
Turismo. Hospital Universitario La Paz, Sociedad Española de Medicina del
Adolescente, Red.es. Madrid.
23. Hidalgo Vega, A. (2009). La asistencia sanitaria en Salud Mental Juvenil en
España. Revista de estudios de la juventud. doc. 10. 2009: 84; pp. 179-194
24. Hoyo, PS de., Rodríguez, LJS. (2004). Hijos de padres psicóticos. Revisión
bibliográfica: implicaciones preventivas, de apoyo y terapéuticas. Revista de
psicopatología y salud mental del niño y del adolescente. (4): pp. 99-108.
25. Janin, B. (2013). Los adolescentes y los estigmas. Rev. Ruedes. Año 2 (4):
13-28. Disponible
en:http://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/4978/2janinruedes4.pdf
26. Lasa et. al. (2014). Evaluación de la calidad asistencial en el S S de los
trastornos mentales graves en la infancia. Estudio en Salud ental Infanto-
Juvenil. inisterio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Servicio de
Evaluación de Tecnologías Sanitarias del País Vasco. Informes de
Evaluación de Tecnologías Sanitarias: OSTEBA.
27. López, M., et al. (2008). La lucha contra el estigma y la discriminación en
salud mental. Una estrategia compleja basada en la información disponible.
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 18(101): 43-83.
28. Lysaker, PH., et al. (2011). La relación entre el estigma y los síntomas
positivos y de malestar emocional en la esquizofrenia. Salud y ciencia. 2011;
18 (2): 147-150.
29. Manrique, E., Bravo, F. (2004). Estigma y cognición social: Estrategias para
promover el cambio personal y social. Rev de psiquiatría y salud mental
Hermilio Valdizan. 5(2). 3-16.
30. Melo, Z. (1999). Los estigmas: el deterioro de la identidad social. Revista
Symposium 3(1): 45-50.
31. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI). Encuesta
Nacional de Salud. España 2011/12. (2014) Serie Informes monográficos nº
2. Salud mental y calidad de vida en la población infantil. Madrid.

Isabel Consuegra López Página 52


32. Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI). (2014). Difusión
de la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud y
formación a profesionales. Madrid. Disponible en:
http://publicacionesoficiales.boe.es
33. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e igualdad (MSSSI).
Recomendaciones para la promoción de la salud mental de menores de la
red Europea de la Promoción de la Salud Mental; [citado 10 enero 2019].
Disponible
en:http://www.msssi.gob.es/ciudadanos/proteccionSalud/adolescencia/ganar
Salud/recomendaciones.htm
34. Muñoz, M., et al., (2009). Estigma y enfermedad mental. Análisis del rechazo
social que sufren las personas con enfermedad mental. Madrid. Editorial
Complutense S.A. 2009. Disponible en:
http://biblioteca.ucm.es/ecsa/9788474919806.pdf
35. Muñoz, M, et al., (2013). La lucha contra el estigma de la enfermedad mental:
razones para la esperanza. Rehabilitación Psicosocial. 10(2):10
36. Ochoa, S., et al. (2011). Estudio cualitativo sobre la autopercepción del
estigma social en personas con esquizofrenia. Revista Asociación Española
Neuropsiquiatría; 31(111): 447-489.
37. Organización Mundial de la Salud (OMS). (2013). Plan de Acción sobre la
Salud Mental. [Internet] Ginebra, Suiza. Disponible
en:http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/97488/1/9789243506029_spa.pdf
38. Organización Mundial de la Salud (OMS). (2004). Prevención de los
trastornos mentales: intervenciones afectivas y opciones de políticas, informe
compendiado. Ginebra.
39. Pérez Brenes, L, et al. (2014). Influencia del Autoestigma o Estigma
Internalizado en el Funcionamiento Social y Apoyo Social en pacientes con
Enfermedades Mentales atendidos en la Comunidad Terapéutica de Salud
Mental. Nure Investigación [Internet]. octubre de 2014;(72). Recuperado a
partir de: http://www.nureinvestigacion.es/OJS/index.php/nure/article/view/29
40. Pérez Camarero, S., et al., (2009). La Salud Mental de las personas jóvenes
en España. Revista de estudios de juventud. 84(marzo 09):226

Isabel Consuegra López Página 53


41. PREEVID. Región de Murcia C de S y PS. (2014). ¿Existen evidencias
científicas que demuestren el apoyo social como un factor de rehabilitación
en el enfermo con trastorno mental grave?. Biblioteca virtual. [Internet].
Recuperado a partir de:
http://www.murciasalud.es/preevid.php?op=mostrar_pregunta&id=19836
42. PREEVID. Región de Murcia C de S y PS. (2015). Estigmatización (riesgo de
exclusión) en niños con trastornos de la conducta. [Internet]. Recuperado a
partir de:
http://www.murciasalud.es/preevid.php?op=mostrar_pregunta&id=20785&ids
ec=453
43. PREEVID. Región de Murcia C de S y PS. (2015). Las personas con TMG,
integrantes de asociaciones de enfermos mentales, obtienen mayor
empoderamiento en relación a los que no tienen apoyo de iguales? Biblioteca
virtual. [Internet]. Recuperado a partir de:
http://www.murciasalud.es/preevid.php?op=mostrar_pregunta&id=20380
a
44. Real Academia Española. (2014). Diccionario de la lengua española (23.
ed.). Disponible en http://dle.rae.es/ [Consulta: 7/01/2016]
45. Rey, JM,. et al. (2018) Manual de Salud Mental Infantil y Adolescente de la
IACAPAP. Ginebra: Asociación Internacional de Psiquiatría del Niño y el
Adolescente y Profesiones Afines 2018. [Internet]. [citado 5 de septiembre de
2018]. Disponible en: http://iacapap.org/wp-content/uploads/J.10-Historia-
Psiquiatr%C3%ADa-Spanish-2018.pdf
46. Sierra, CP. (2014) Propuesta educativa para la promoción del desarrollo
humano y la prevención de problemas psicosociales en los colegios,
Institución Educativa Empresarial y Agroindustrial los Andes “Inseandes”,
Institución Educativa Silvestre Arenas, Colegio Técnico en Administración
microempresarial Ciudad del Sol, mediante habilidades para la vida.
Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD.
47. Sirey, J., et al. (2001). Perceived stigma and patient-rated severity of illness
as predictors of antidepressant drug adherence. Psychiatr Serv 2001; 52:
1615-20.

Isabel Consuegra López Página 54


48. Soutullo Esperón, C., Mardomingo Sanz, MJ. (2010) Manual de
psiquiatría del niño y del adolescente. Médica Panamericana, DL. Madrid.
49. Thornicroft, G. (2007). Elementos para combatir la discriminación de las
personas con enfermedad mental. NORTE de salud mental [Internet]; 28: 16-
22. Disponible en:http://documentacion.aen.es/pdf/revista-norte/volumen-
vii/revista-28/016-elementos-para-combatir-la-discriminacion-de-las-personas-
con-enfermedad-mental.pdf
50. Thornicroft, G., et al. (2007). Stigma: ignorance, prejudice or discrimination?
Br J Psychiatry 2007; 190: 192-3.

Isabel Consuegra López Página 55

También podría gustarte