Arata Cap. 6-2
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Arata Cap. 6-2
INSTRUCCIO
PÚBLICA
Nomals
LECCION 6
El oficio de enseñar: una cuestión de Estado
INSTRUCCO
PÚBLICA
Nomalodo ili
r
En esta lecciónpresentaremos una de las escenas clave de la historia de la educación
en la Argentina: la formación de maestros y maestras normales
impulsada y dirigida desde el
Estad nacional. Dicha escena es central para entender la elaboración y transmisión de la
tura en nuestro país. cu
Los maestros normales han sido
piezas fundamentales en la conformación y el desarro-
llo del sistema educativo argentino. A través de
ellos, el Estado desplegó su acción educadora
desde los grandes centros urbanos hasta las
regiones más alejadas de los lugares en los que
se fraguaba la vida política de la
Argentina. Ellos fueron la avanzada del proceso modernizadory
lievaron adelante la tarea de transformar a las nuevas generaciones en los futuros ciudadanos.
Armados de saberes y de fuertes convicciones, contribuyeron decisivamente en la construc
ción de la sociedad moderna argentina. Cuál fue el contexto histórico que hizo posible esa
empresa? Quiénes intervinieron para que fuera posible? Qué dispositivos estatales debieron
activarse para que el proceso se pusiera en marcha?
Sostendremos un argumento: la intervención del normalismo en la sociedad se vio po-
tenciada por el Estado, que impulsó a la educación como parte de su estrategia para favorecer
la construcción de un nuevo orden social. En ese marco, los maestros tuvieron una
posición
Subordinada dentro del orden que se estaba edificando, ya que el diseño politico y pedagógico
recayó en la elite intelectual y dirigente. Sin embargo, fueron ellos, en tanto agentes estatales,
quienes codificaron, ordenaron y moldearon las instituciones escolares y a sus sujetos. Lo hicie
ron provistos de una pedagogía que, entendida como ciencia y arte de enseñar, se convertiría
en una herramienta de civilización.
Las Escuelas Normales fueron creadas por el Estado como instituciones formadoras de
maestros y maestras. En ellas se configuró un discurso pedagógico que se difundió hacia el
Conjunto del sistema educativo. El concepto de discurso sera muy util para el recorrido de esta
lección; a través de él no sólo nos referimos a aquello que es dicho y escrito, sino a un conjunto
de ideas y prácticas que articuladamente son capaces de organizar un determinado sentido,
una forma de entender y de intervenir en el mundo. El discurso establece el espacio social
busca interpelar, promueve identificaciones capaces de constituir sujetos que "sintonicen" con
el orden que ese discurso construye. Diremos hasta aqui que el normalismo fue configurando
un discurso moderno sobre qué es y cómo se practica la educación.
El discurso normalista compitió con otros discursos que buscaban incidir en la educación,
Co0n el eclesiástico, por ejemplo, que la mayoria de las veces -aunque no exclusivamente- se
121
el seno de las
tamillas, o Con ios discursos adica
entrecruzaba con el que se desarrollaba en
comenzaban a llegar con los trabajadores inmie.
ajadores inmigrantes
dOos de anarquistas y socialistas, que
Ademas. el discurso del normalisn
y que interpelaban a los sujetos en términos clasistas. s ismo
no alcanzo una sutura.
ura. Es decir
Tueconstituyendo a sí mismo y, como todo discurso social,
produjo una pedagogía "cerrada". que postulara un sentido unico, estable y definitivo. Los
malistas coincidieron en que la educación era la herramienta de transformación social vausnor
que
Sin embargo, dentro de susf
escuela era la institución central para Ilevar a cabo ese objetivo.
Se expresaron disidencias sobre cómo entendian que debia organizarse el proceso de trans-
sm
Sion de la cultura. quiénes podian ser sus destinatarios, y quienes no, como se imaginaba la res
Cion entre sociedad civil y educación, cómo se vinculaba la cultura escolar con la cultura politica
En el marco de esa disputa, dentro de la trama discursiva del normalismo algunos sentidos se
impusieron sobre otros., aunque nunca de manera total y definitiva. La historia del normalismo
debe entenderse también como la historia de una identidad, atravesada por los conflictos. as
tensiones y las alternativas que se pusieron en juego a la hora de pensar la educación.
En esta iección vamos a adentrarnos en los orígenes del normalismo en la Argentina. Plar
tearemos el contexto histórico de su emergencia y las características de su etapa fundaciona.
Luego revisaremos la trama discursiva sobre la que se fue consolidando la cultura normalista.
Cuales fueron sus principales estrategias y cuáles sus disputas internas: finalmente planteare
mos la emergencia de los nuevos sujetos que se constituyeron en dicha trama.
122
ARLLII Elociode onsoiar..,
tiria en una herramienta privileglada para la formaclón do los sujetos de la nueva sociedad. La
escuela republicana tendría la responsablidad de enseñar los principios políticos y morales del
nuevo orden, medlante una educaclón unlversal y lalca a través de la razón y la ciencia, Si bien
los documentos de creaclón de las escuelas normales pueden remontarse al informe Condor
cet de 1791, es recién hacia 1811 que se sentaron las bases de un modelo de escuela norma
como el que se difundiría años más tarde en Amérlca.
Entre las referenclas que tuvieron una gravitación fundamental en el proyecto argentino, 1
decisiva la experiencia normalista norteamerlcana que levó a cabo Horace Mann, secretario de
Educación del Estado de Massachusetts. Él implementó el normalismo en su país, luego de tomar
contacto con la experiencia desarrollada en Prusia. En esa línea se debe sumar la incidencia que
tuvieron las docentes que Sarmiento trajo de aquel país, conocidas como las "65 valientes
El normalismo se forjó como una tradición pedagógica en un período nodal de la moder-
nización estatal argentina y en medio de los desafíos de su época. Se fue constituyendo dentro
de un tiempo atravesado por convulsiones políticas y crisis económicas, bajo el ímpetu moder-
nizador capitalista que instaló un imaginario de irreversibilidad del progreso. En el marco de
las transformaciones sociales que se estaban produciendo, los maestros y maestras normales
fueron interpelados como funcionarios del Estado nacional. La clase dirigente concebía a ese
Estado como propioy veía en esos docentes a su brazo ideológico para instalary naturalizar un
orden político conservador. Por su parte, las ideologías igualitarias surgidas en Europa, de fuerte
impugnación transformadora, impactaron en el clima social de la época, disputando poder y
produciendo nuevos sentidos sobre la educación. Las culturas inmigrantes fueron considera
das obstáculos para la construcción de una tradición nacional. Eso generó la producción de un
ante lo diferente, que era vislumbrado
conjunto de estrategias homogeneizantesy "defensivas"
Como una amenaza para el orden social y politico. Los maestrus navegaron en medio de esas
les daba la pedagogía con bases científicas.
aguas agitadas, provistos del instrumental que
Pero no nos adelantemos y veamos, primero, cuál fue el contexto político en el que se
123
Arata- Manño
127
TArata Mariño
Normales
Fundación de Escuelas
Mapa 2:
Normales 1870 >1395 ).
Creaciön de ^Es6uelae*
****
20
25
1870 12 29 22. Corrientoa
1. Parana maestro)
(profesores. nixta 23. Sansuan
1873 4 A
2.Concepoión dol Uryguy 11 22 24LRloja
(aaestras)
( maestros)
1874
3. Buenos Aires
14 1a 25.Jujuy
(profesores) stros)
1875 Z6 Meroede
4. Tucuain 16 18 mist)
(profesores) 27. Xzul
5.unos Aires 17 38 1 (ixt
28. Santia
profesores
1878. .1219 32 935 Estoro
6Mendoza-
(aaestras)
26 3l 29.Salta,
(aostros)
7. Mendoza
(aaestras) 26 4 straa
8. Catamarca.
20 xc umán
(aaestras ) 32(maestras)
1879 27 3I. Sn Nicolas
9 Rosario, nixta
(aaestras ) ,32. Do rores
10. San Juan (mixta)
(aaestras) 33. Ro Cuarto
1881 (mixta)
11. Santiag*-dek 2stero 1889
(1estras) 34. La Plata
1883 (1xta)
12. Catanar 1894
(aaestros) 35. Ro s ario
1 Salta
(aaestros)
(aaestras)
1884 . 36. Vi1lla Mercedes
14 La Rioj (aixta)
1895
(aaestris). 57. Buenos ALres
15Carrien
(aaestras) f (maestras)
16Cordob 1896
maestras) 38. Zsperan2.
1886
(mixta)
17. Co rdob»
(aaestras )
18. Santa Fo
taaestros ) . R
19. San Luis
aaestras)
20. Juj uy
stras)
21. San Luis
aestros)
Sin embargo, este proceso de expansión debió lidiar con problemas de diferente índole
como lograr la retencion de los alumnos y lograr que, una vez recibidos, el conjunto de los egre
Sados eligiera el magisterio como trabajo. De hecho, la cobertura de la enseñanza por parte de
los maestros y maestras normales fue un proceso lento. Los egresados normales no llegaban a
cubrir las necesidades educativas del país. Entrado el siglo XX, seguía existiendo un porcentaje
alto de maestros que no contaban con un título expedido por una Normal, o que ejercían la fun-
ción docente gracias a habilitaciones extendidas por los consejos de educación provinciales. Los
esfuerzos por hacer del magisterio una práctica reglada, una profesión acreditada y certificada
desde el Estado, se toparon con un déficit en la provisión de los maestros titulados que ese
mismo Estado podía ofrecer.
En los hechos, junto a las escuelas normales nacionales convivieron un conjunto de prac
ticesy de instituciones formadoras de docentes: las escuelas normales provinciales, creadasy
sostenidas con dificultad por las provincias. También estaban las escuelas normales populares,
surgidas por iniciativa de las Sociedades Populares de Educación. Según Pablo Pineau, para
el año 1915, éstas útimas llegaron a sumar un total de 37 en la provincia de Buenos Aires.
Asimismo, se buscó suplir la escasez de escuelas y cubrir la necesidad de maestros a través de
La
modalidades como cursos nocturnos en las escuelas y academias de verano. Para el caso de
Plata, por ejemplo, se encontraban, entre el cuerpo de profesores que los dictaba, pedagogos
se diluyeron a medida que la
como Victor Mercante y Rodolfo Senet. Pero esas experiencias
tendencia centralizadora del Estado nacional se fortalecía. Ese proceso llevó a la desaparición
En términos político-culturales
activamente ante la tarea de alfabetización
El normalismo se consolidó respondiendo
identidad nacional argentina de los futuros ciudadanos. Los
SIva y en la construcción de la
aspectos del ideario sarmientino
se reconocieron herederos
de Sarmiento. Pero que
aEstros
heredaban?
129
Arata Manno 1 SESA
En términos filosófico-pedagógicos
Dentro del normalismo se combinaron diversas de
tradiciones. Dos grandes corrie tes
pensamiento se destacaron: el pOsitivismo y el espiritualismo.
La filosofía espiritualista se difundió
principalmente en las cátedras de las nor
131
IArata - MariñoI
postulados del
positivismo,. izo identificando
lomando cComa
Cuando el Estado adoptó
los
principales
de la
humanidad.
como modelba
para el
progreso
nte a través de la
motor
educaciadrarón,a
principalmente.
en el discurso
rso científico el
promovía,
positivista para contener V one
la Europa civilizada, el discurs marco
interpretativo
7 h e c h o
133
AArata -Mariño l IE
Sdlud dentro del ámbito educativo. Su cuidado se expresó muchas veces en terminos morales
prevención desde la medicina se cruzaba con la prevención moral yel ordenamiento Social
Lnigienismo se entronizó en despachos y aulas, copó las escuelasy se alrundlo tambien a través
ejecutar, cómo el maestro debía guiar la enseñanza, cómo orientar y controlar ese proceso. El
horario escolar, el uso eficiente del tiempo, la necesidad de crear hábitos, la disposición del
espacio escolar fueron objetos de reflexión en pos del control y la prevención el desorden. La
táctica también fue enseñiada a los maestros: formó parte de los contenidos de pedagogía
tro de las escuelas normales.
den
En el cruce de las grandes transformaciones sociales que se producían, se generaron sa-
beres que se desplegaron como claves interpretativas y como modos de intervención sobre esa
realidad cambiante. La pedagogia de base científica contribuyó en la profesionalización de los
maestros, legitimando sus intervenciones a partir de esos saberes que la constituían. La didác
tica fue concebida a partir de principios racionales y cientificos, se promovióla utilización de los
métodos deductivo e inductivo y los procedimientos analítico y sintético. La organización escolar,
la planificación, la evaluación y la disciplina fueron ejes configuradores de la tarea docente.
La tradición normalista se constituyó como una herencia -que al decir de un poeta fran-
cés-no estuvo precedida por ningun testamento. Lo heredado fue discutido y se expresó com0
un campo de lucha. Entre los maestrosy maestras normalistas surgió un malestar que fue
constitutivo de esa tradición pedagogicay que desafió
su núcleo normalizador. Así lo
registro
un grupo de maestros que tambien se habian formado en las escuelas normales. Frente a un
discurso que parecía imponerse, ese malestar se expresó como
disidencia, como una disonan
cia que cuestionó la representacion sin fisuras que buscaba
imponer el sentido pedagógico
dominante. Quienes alzaron su voz para senalar esa incomodidad se convirtieron en indicio de
las disputas que atravesaba la constituCIon del campo pedagógico. Con ellos se hicieron visibles
las luchas que recorrieron la formación del sistema cducativo, las tensiones que
los sentidos de la tarea de ensenar y las
se produjeron
Dor concepciones sobre los sujetos y sobre la educacion
que defendieron.
134
E l 0ficio de enserñar... IN.
Sería simplificador pensar que dentro del normalismo no se imaginaran alternativas dle
no se diseminaran sentidos que entraban en disputa. Como señalamos en
la in-
versas, que
coincidían en la
troducción de esta leccion, los maestros formados en las escuelas normales
Centralidad de la educacion y en la necesidad de alfabetizar; pero estaban todos imaginando
educacIon? Cómo pensaron los vínculos entre el Estado y la sociedad
un mismo sujeto de la
en los maestros una valorización unívoca respecto de las culturas
inmi-
civil? Acaso se planteo sentidos
os niños? Ciertamente no hubo homogeneidad, hub0
grantes que portaban consigo
en sobre la educación. Esta se fue desarrollando a través de múltiples prácticas que
disputa
expresaron tendencias diversas.
de la escuela estatal,
135
e institucionale que constituyeron a la trama normalista, tambien surgieron
se amplió la circulación de los nuevos saberes.
rgieron nuevos
nuevos OSófico-pedagógisujetoscas
En medio de la sintonia y fricción de tradiciones político-culturales, filosófico-Derdt
as
y
Temenina que creció como parte de la política de expansión educativa encarada por el Estad
ación
0,
El magisterio les habilitó a las mujeres oportunidades en el mercado laboral, lo
que im.
plico, para aquellas que pertenecían a los sectores medios y medio-bajos, una posibilidad
de
ascenso social y de ingreso al espacio público. Veamos algunas cifras que aportan Myriam Fal
dfeber y Alejandra Birgin: mientras para el período 1876-1880 egresaron como maestros de las
escuelas normales del pais 154 alumnos, de los cuales el 44,2% eran mujeres; para el periodo
1886-1890 egresaron 848 alumnos, siendo el 64,6% mujeres. En el período 1886-1900,
1.448
maestros recibieron su título, de los cuales el 76,8 eran mujeres, Sumando, para el
período
1906-1910, 3.267 maestros, de los cuales el 82% eran mujeres.
La incorporación de las mujeres a la docencia se justificó desde
algunas representaciones
tradicionales del imaginario masculino, que vinculaba a las mujeres con la maternidad ya ésta
con la docencia. Es decir, la aptitud y ventaja que tenían las mujeres, en tanto maestras, se
debía a que a través de esa profesión volcarían socialmente sus "condiciones maternales natu-
rales". También a que eran consideradas "trabajadoras baratas". El
poder masculino se ejerce
ría imponiendo sobre las mujeres que se desempeñaban como maestras-por
ejemplo-pautas
disciplinarias muy estrictas que, en ocasiones, llegaron hasta la recomendación del celibato.
Pero aun en medio del reforzamiento o de la resignificación de estereotipos sobre la condición
femenina, el ingreso a la docencia abrió una grieta. Con la formación e incorporación de las
maestras normales se produjo un doble proceso señalado por Silvia Yannoulas: la feminilizacion,
es decir, su crecimiento cuantitativo y la feminización, en otras palabras, transformaciones cual
tativas respecto de la condición femenina asociada al significado y valor de la ocupación laboral.
El proceso de feminilización tuvo distintos efectos sobre la educación. Por ello, junto con
establecer la intensidad de dicho proceso, hay que preguntarse, como
proponen Galván yLope
los distintos impactos que tuvo sobre la conformación del ethos educativo:
desde cuándo están las mujeres en la enseñanza?, cómo ingresaron al magistTerio.
con qué salarios, en que condiclones, con qué preparación?, cómo se integraron y
ticiparon en los sindicatos?, cuántas eran, qué enseñaban, en qué consistiarn las dife
problemas enfrentaron po
conquistar un espacio en la educación?, qué significados específicos aportan a su i abor
de maestras?
se
Entre las primeras mujeres que debieron enfrentar los prejuicios dentro de la socie d
encontraban las maestras norteamericanas convocadas por Sarmiento..Para Graciela Alonsd
136
e r yaIEloficio de enseñar.. I
Gabriela Herczeg, Belén Lorenzi y Ruth Zurbriggen, la presencia de estas maestras ponía en
evidencia los prejuicios de los criollos sobre el cuerpo femenino. Las mujeres norteamericanas
respondían a un modelo femenino ligeramente distinto del que se esperaba de una mujer en
la Argentina; se trataba de mujeres "independietes, desenvueltas y protestantes" a las que
"les gustaba fotografiarse, arreglarse, comprarse ropa" y, por si fuera poco, "venían a trabajar
en espacios públicos". Para la cultura masculina local, esta situación las ponía en contacto con
una infinidad de elementos "pecaminosos": "el dinero de los sueldos, la politica, los contenidos
de los libros, la vinculación cotidiana con hombres no familiares, las tentaciones de la calle".
El proceso de feminilización también mostró los limites que debieron enfrentar las mu-
jeres dentro del campo pedagógico y del sistema educativo en las primeras décadas del nor-
malismo. Así lo señala Morgade: "...en el pensamiento pedagógico argentino se verifica un casi
absoluto predominio masculino", mientras que "Las estadísticas muestran que hasta 1930 no
hubo mujeres inspectoras en la Argentina, ni obviamente miembros del Consejo Nacional de
Educación".
Cabe señalar que fue a partir de la renovación de los enfoques historiográficos de los
últimos años, que se comenz a reparar en el perfil de las maestras, su desempeño y los cam-
bios que
promovieron-muchas veces, librando grandes luchas- en el ámbito de la cultura y
laeducación. Como expresión de una línea de investigación que surge en los últimos años,
Galván y López sostienen que, entre los
grandes cambios historiográficos de los últimos 20
años, se cuenta el "desplazamiento de los temas políticos tradicionales hacia la búsqueda de
conocimientos históricos acerca de sujetos anteriormente olvidados: las
mujeres, los niños y las
niñas los nuevos protagonistas de la historia". Si bien todavía es
son
muy pronto para saber qué
relecturas sobre los procesos educativos ofrecerán estas narrativas emergentes, los
ha realizado ya la perspectiva de aportes que
género nos exigen pensar la presencia y el desempeño de las
mujeres en los ámbitos educativos, dejando en suspenso el
imaginario que la cultura masculina
construyó sobre el perfil de la mujer como educadora. Sin duda, como plantea Elsie Rockwell:
"las vidas de las maestras nunca coinciden
completamente con una época", por lo que es siem-
pre interesante "resaltar aquellos aspectos de las vidas de las
a formar- los
mujeres que reflejan -y ayudaron
contornos de las tensas relaciones que les tocó vivir".
Inspectores y saberes
Durante el período de expansión y consolidación de la
ema
educación, otros sujetos del sis-
jugaron un rol fundamental: los inspectores nacionales, dependientes del
nal de Educación. Consejo Nacio-
A medida que la educación se extendía, el
gobierno del sistema educativo se compleji-
zaba, a partir de la creación de las escuelas normales y de la sanción de la
ley de subvenciones
nacionales a las provincias, se produjeron dos simultáneos:
de un
procesos por un lado, la formación
campo del saber pedagógico que prescribía la enseñanza y, por otro, la
Campo de saber burocrático desde el formación de un
que los inspectores intervenían para regular la
Cion y el
gobierno de la educación. En ese marco, como afirma Myriam Southwell, los escolariza-
Se
Convirtieron en un cuerpo especializado que en la práctica iba a combinar inspectores
mativa con la intervención "la regulación nor
pedagógica", partiendo de la evaluación y de la observación directa
137
en particuiar por la ausencis
ids esCuelas. Preocupados por los procesos de escolarización, a
de maestros calificados, los inspectores consideraron que, mientras las escuelas no estuvieran
dotadas de docentes formados en la ciencia pedagógica, debían acercary promover los aportes
metodologicos legitimados cientificamente. Hasta tanto no se pudiera estabiecer lo que con.
SIderaban "educación verdadera", trataron de potenciar o subsanar lo que se generaba en el
Contexto de la "educación posible". Se convirtieron en articuladores entre el Estado central y las
del saber pedagógico
esCuelas alejadas de los grandes centros y fueron pasadores culturales
Las situaciones que encontraron distaban de lo deseable según los parametros sociales y peda-
8OEICOS modernos. Eso los obligó a desarrollar una mirada estrábica: si por un lado no dejaban
de buscar lo deseable, leyeron con atención sus teritorios, interviniendo sobre las dificultades
y generando nuevos saberes.
Ademas de controlar, los inspectores desempeñaban un rol vinculado a la capacitación,
irin Legarralde señala que, para hacer frente a la escasez de maestros normales, "los inspec
tores implementaron en cada provincia ciclos de conferencias pedagógicas, como instancias de
formación para maestros que ya se encontraban al frente de las escuelas". Las conferencias se
centraban fundamentalmente en cuestiones vinculadas con la metodología de la enseñanza, con
la disciplina y con el "carácter y condiciones morales" que debía reunir un maestro de escuela.
Las conferencias pedagógicas eran espacios de formación, de compensación y de cir
culación de saberes. A través de ellas se buscaba neutralizar las diferencias y amortiguar las
deficiencias, fraguándolas en clave estatal. Las autoridades educativas del gobierno nacional,
por ejemplo, se preocuparon por extender esos encuentros y controlar que efectivamente se
desarrollaran. Veamos algunos de los temas que en 1901 se proponían a todas las escuelas
normales de la Nación. Varios se expresaban como interrogantes: "Debe limitarse la acción
directa de rectores, directores y profesores al recinto del establecimiento? Dentro de este qué
medios de educación moral debe emplearse? Cuáles fuera de é1?" Y también: "2qué modifica-
ciones conviene introducir en el sistema de clasificaciones y exámenes vigente?"
Los inspectores complementaron la estrategia de organización de conferencias con la pu
blicación gratuita de material pedagógico. Algunos incluso llegaron a editar versiones locales de
El MonitorHa revista del Consejo Nacional de Educación-. En tanto representantes del Estado,
los inspectores se concibieron a sí mismos "como fuente de un saber que podía ser difundido
mediante una publicación especializada". El carácter prescriptivo de la tarea que asumieron fue,
en muchos casos, consecuencia de la desconfianza que les generaba la autonomía de parte de
la docencia que no había forjado su oficio dentro de la ciencia pedagógica normalista
Cabe señalar que los inspectores ocuparon también un lugar privilegiado como intelectua
les del Estado y simbólicamente prestigiado dentro del escalafón docente. Varios de ellos han
tenido una labor destacada y han contribuido a la formación politico-pedagógica de comienzos
del siglo XX. Tales son los casos de Victor Mercante, Pablo Pizzurno, Raúl B. Diaz, Horacio Ratier
y Leopoldo Lugones, por citar algunos ejemplos.
LOs saberes pedagógicos también encontraron efectivos canales de reproducción y Cir
culación a través de la publicación de revistas especializadas. La prensa educativa argentina
fue de gran vitalidad y favoreció la constitución de diversos públicos lectores que, según los
casos, contribuyeron a la consolidacion de la protesion docente, acompañaron e impulsaron la
vida asociativa de los maestros y enriquecieron a la esfera pública a partir de la transmisión e
intercambio de temas y debates pedagogicos. Como señala Silvia Finocchio, la revista Anales
138
El oficio de enseña.. ED
Fducación
de Eo Común (1858-1875), fundada por Sarmiento y dirigida por Juana Manso, estuvo
Hastinada al público en general; el Monitor de la Educación Común fue editado por el Consejo
Nacional de Educacion y estuvo dirigido a los inspectores y funcionarios escolares.
Además, surgieron publicaciones elaboradas por los propios docentes, como El Monitor.
Periódico mensual de educación y enseñanza primaria, fundado en 1873, La Asociación Nacio
nal de Educación, creada en 1886, editó el periódico quincenal La Educación, bajo la dirección
de José B. Zubiaur, CarlosVergara y M. Sarsfield Escobar. La Revista Pedagógica Argentina co-
menzó a publicarse en 1888 promovida por la Unión Normalista. La Nueva Escuela fue fundada
por Alfredo Ferreira y Pablo Pizzurno en 1893. La Escuela Positiva se editó a partir de 1895,
también bajo la dirección de Ferreira, fundador del Comité Positivista Argentino y de la Revista
de Instrucción Pública creada en 1898 y dirigida por Pizzurno. Lectores ciudadanos, lectores
pedagogos, Iectores docentes. La sociedad se transformaba con el avance de la cultura escrita,
a la vez que incluía a la educación como una de las cuestiones a debatir.
No podría pensarse la formación de la Argentina moderna si no se incorpora al norma-
lsmo (su trama discursiva, sus disputas internas, sus sujetos y saberes) como uno de sus ejes
constitutivos. A través de sus 100 años de historia, la Escuela normal gestó hombres y mujeres
desde
dispuestos a llevar Ios conceptos, valores y costumbres prohijados por la modernidad
muchos confirmaron los
Jujuy a Tierra del Fuego y desde Misiones hasta Mendoza. En ese viaje,
otros tomaron contacto con culturas,
Juicios que se habían formado en la Normal, mientras que
en su ser docente, reformulando lo apren-
saberes, estéticas y sensibilidades que impactaron
la tradición normalista en que la habían sido
Gido, recreándolo o, en ocasiones, rechazando
hombres los que le dieron forma, volumen
Tormados. En todos los casos, fueron esas mujeres y
yespesuraa la cultura escolaren la Argentina.
139