18 Masoneria y Pensamiento
18 Masoneria y Pensamiento
18 Masoneria y Pensamiento
Vall:. de Asunción Or:. del Paraguay a los 07 días del mes de setiembre del año 2017 e:.v:.
En el saludo inicial de la pagina web de nuestro taller, en el año que tuve el alto honor de dirigir, se
ponía a conocimiento de cualquier H:. que visitaba nuestra pagina, los Fines de la R:. Log:. Caridad
Nº 3, que eran los siguientes: La superación de los integrantes de nuestra logia en sus diferentes
ámbitos, mediante el fortalecimiento del conocimiento, con el desarrollo del contenido de educación
masónica en sus diferentes grados; pretendemos forjar en nuestro taller las facultades más nobles de
nuestros hermanos, para influir en la sociedad en general y contribuir para su mejoramiento a
través de nuestra formación individual como seres humanos. Fines estos comprometidos con las
nobles y altas metas y objetivos de nuestra Institución, la Gran Logia Simbólica del Rito de York en
Paraguay.
Mediante el acceso que nos permite Internet he podido conocer el pensamiento de algunos ilustres
HH:. que comparten estos pensamientos. La masonería sólo aspira a enseñar a los hombres a
pensar; porque actuar y luchar es importante, pero, por sobre todo y mucho más en estas épocas, es
más importante saber pensar. El hombre que es capaz de pensar, que adquirió la actitud de
reflexionar, está emancipado de presiones políticas, filosóficas o religiosas y es capaz de formar su
propio juicio sobre las cosas”.
“La masonería trata de conducir a sus miembros por los esquivos senderos de las inquietudes y
pensamientos humanos; plantea la antítesis entre lo dogmático y lo agnóstico. Analiza el ser, la
evolución, las grandes incógnitas de la metafísica y va escudriñando las profundidades de las
concepciones morales, sociales y éticas que tanto perturban y apasionan al espíritu humano”, estas
orientaciones conducen a la búsqueda de la verdad individual y universal a la vez, transitando
apoyados por la razón, la ciencia y la cultura, por senderos distintos a los de las afirmaciones
teólogo-filosóficas.
La masonería es, ante todo, una institución ecléctica que aspira al perfeccionamiento del hombre,
conociéndose a sí mismo, practicando el amor, luchando contra la naturaleza animal en la que
predomina la codicia, el egoísmo, la ambición y la egolatría; para que, una vez convencido de esas
virtudes y vencidos esos vicios, pueda proyectarse a sus semejantes, tratando de construir una
sociedad en la que reine la confraternidad y se permita convivir en paz”.
“La masonería es una institución filosófica, filantrópica, educativa, laica, progresista y por sobre
todo iniciática, condición esta última que le confiere una característica excepcional”,
En efecto, desde que la Masonería cambió el mundo de la piedra por el de las ideas en sus labores
cotidianas, es decir, cuando dejó de ser Masonería operativa para convertirse en Masonería
especulativa, su expresión trascendente abandonó la construcción de atrevidas catedrales y bellos
edificios para tomar forma en el ámbito de la producción intelectual en el más amplio sentido del
concepto.
Desde entonces, a los candidatos que solicitan el ingreso, además de las exigencias morales y
cívicas ya no se les pide una habilidad manual o una capacidad de razonamiento espacial. Ahora
más bien se les tiene en cuenta sus capacidades para comprender, razonar, elaborar sus propias
opiniones sobre las cosas y saberlas expresar.
No cabe duda que esto ha determinado decisivamente el tipo de trabajo que se realiza en los talleres
masónicos, tanto desde el punto de vista formativo como desde el productivo. Pero también ha
influenciado el espectro de las motivaciones que animan al masón: éste es una persona interesada
por conocer el mundo que le rodea, por entenderlo y por participar en su construcción diaria.
La razón pues se ha convertido en un principio regulador del espacio masónico, pero sería un error
reducir esta facultad, que representa la propia especificidad humana, únicamente a la capacidad para
adquirir conocimiento y utilizar éste siguiendo los procesos inferenciales. Desde luego el método
masónico no cae en este reduccionismo y vincula a esta facultad las dimensiones de la ética y de la
estética consustanciales del ser humano.
Unos se refieren a virtudes humanas, otros a conceptos cosmológicos o metafísicos, otros son
descriptivos del propio método. Desde su llegada le indican que cada uno de ellos tiene una razón
de ser, que nada está caprichosamente dispuesto en la Logia, y su trabajo consiste en observar,
investigar, reflexionar y meditar hasta conseguir desentrañar su significado más profundo.
Así por ejemplo descubre que el mazo o mallete que utilizan el Venerable Maestro y los Vigilantes,
y que es la herramienta con la que el cantero golpeaba el cincel para desbastar la piedra, representa
la fuerza, pero también la voluntad y la determinación, y al mismo tiempo la cadencia, el ritmo, la
resonancia intrínseca de las cosas, la distribución del esfuerzo en el tiempo, etc. Hasta que un buen
día cae en que la meditación acerca del mazo, que no es para que llegue a saber sólo que éste es
sinónimo de fuerza o voluntad, sino para que se dé cuenta que debe controlar el impacto que sus
actos causan en su entorno (causa y efecto).
Pero todo esto no pasaría de ser un simple juego intelectual de dudosa eficacia si al mismo tiempo
no estuviera poniendo en ejercicio una modalidad de pensamiento que se encuentra en la base
misma de la creatividad: EL PENSAMIENTO ANALÓGICO.
El pensamiento analógico, que ha sido ventajosamente desplazado por el discursivo o lógico en
cuanto a la eficacia de sus conclusiones, aventaja a éste en la riqueza de sus sugerencias y es el
asiento representacional inmediato de la intuición. Gracias a las analogías establecemos semejanzas
estructurales o funcionales entre distintos sistemas o campos de conocimiento las cuales brindan
soluciones inéditas, originales que serían “impensables” desde un punto de vista estrictamente
lógico.
La Orden Masónica conciente de que las verdades más altas, no serían en modo alguno
comunicables o transmisibles por ningún otro medio, y que estas se hacen tales hasta cierto punto
cuando están, si puede decirse, incorporadas en símbolos que sin duda las disimularán para muchos,
pero que las manifestarán en todo su resplandor a los ojos de los que realmente saben ver, las utiliza
como vía de transmisión de su Doctrina.
Como iniciados en todo momento y en cada uno de nuestros actos y emprendimientos debemos
tener siempre presentes, y ante todo, la rica simbología de nuestra orden, que contienen en sí
profundas enseñanzas de grandes sabios de remotas épocas (como también lo solía mencionar el
R:.H:. A:.T:.,), las que debemos utilizar para el trabajo interior de pulido de nuestra propia piedra
bruta, y que deben ser la base que nos impulse y manifieste en nosotros esa intención de llevar una
vida más profunda, activa y real, esforzándonos en la constante edificación y elevación de ideales,
pensamientos, palabras, propósitos y acciones, como el germen de trigo en dirección opuesta a la
gravedad.
En nuestra R:. L:. sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son iguales;
que han sido dotados de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida , la libertad , la
búsqueda de la felicidad y por fin supremo LA VERDAD.
La verdad y el amor son las fuerzas a las que se tienen que apelar para transformar al mundo, y
encaminarlo hacia la verdadera felicidad y la libertad plena; en el entendimiento que sólo con la luz
de la razón y el progreso del espíritu humano, se podrá percibir toda la realidad, liberando a la
humanidad de la esclavitud de los prejuicios y la ignorancia.
Isaac Newton
P:. V:.M:. – M:. M:. R:.L:. Caridad Nº 3