Habilidades Gerenciales

La importancia de la comunicación

La comunicación es una herramienta básica del ser humano y utilizada en cada momento del
diario vivir. Quizás se generaliza “comunicación” con la expresión verbal de algo. Sin embargo,
existen múltiples maneras de hacerlo y sistemas que guían el modo en que la información se
entregará. En definitiva, la comunicación es un conjunto de herramientas que consiguen un sólo
objetivo.

En todo momento estamos recibiendo señales; tanto verbales, como no verbales. Éstas tienen un objetivo claro, ya
sea entregarnos una información, o bien, realizar un proceso comunicativo como tal.

¿Cuál es la diferencia? La diferencia está en la cantidad de participantes durante el acto y el modo de participación de
cada uno de ellos, ya que informar es un trabajo unidireccional, donde el emisor quiere entregar un tipo de
información sin la necesidad de recibir una respuesta. En cambio, la “comunicación” como tal, es un proceso mucho
más completo y participativo, porque se busca un intercambio de información, donde se manifiestan ideas, actitudes y
emociones.

Por ejemplo, cuando estamos en una reunión de amigos la comunicación es multidireccional, existe una
retroalimentación entre todos o la mayoría de los presentes, eso es comunicación; sin embargo, cuando estamos en
una convención, las posibilidades de interacción con el interlocutor son mínimas y se da de forma unidireccional,
porque a quien está comunicando lo que le interesa es entregar una información específica y no requiere del
conocimiento u opinión de los demás.

Existen diversas tesis sobre la comunicación en sí. No obstante, es un proceso que está presente desde el momento
en que se nace, e incluso se manifiesta desde que un individuo se encuentra en el vientre de su madre. Por ello,
universalmente se ha reconocido que la comunicación es parte de la naturaleza del ser humano y una actividad
irremplazable.

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La realización de un acto comunicativo puede responder a diversas finalidades:

a. Transmisión de información.

b. Intento de influir en los otros.

c. Manifestación de los propios estados o pensamientos.

d. Realización de actos.

e. Lograr la autorrealización.

Existen diferentes maneras de esquematizar el proceso comunicativo. Tradicionalmente se ha hablado de que para
que exista comunicación deben existir una serie de elementos e interacciones que resumimos a continuación:

• Emisor: Es quien produce el acto de comunicación, es el primer eslabón de la cadena comunicativa.

• Código: Es el conjunto de signos, relacionados entre sí, a disposición del emisor y del receptor.
• Mensaje: Resultado de la codificación, portador de la información o conjunto de informaciones que se transmiten.
• Canal: Medio físico por el que circula el mensaje.
• Receptor: Sujeto que decodifica y recibe el mensaje.

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Asimismo, existen elementos secundarios de este proceso como:

1. Referente: Es el objeto real al que alude el mensaje comunicativo. Es el mensaje como tal, sin interpretaciones.

2. Contexto: Conjunto de factores y circunstancias en las que se produce el mensaje y que deben ser conocidas,
tanto por el emisor como por el receptor. Podemos distinguir distintos tipos de contexto:

- Situacional: Circunstancias espaciales y temporales en las que se produce el acto comunicativo.

- Socio-histórico: Conocimiento de la época en la que se producen los mensajes.

- Lingüístico: Lo dicho antes o después de un enunciado puede condicionar la interpretación.

3. Ruido: Perturbaciones no predecibles que pueden destruir o alterar la información.

4. Redundancia: Elementos innecesarios que aparecen en un mensaje y que sirven para combatir el ruido. De todas,
su irrupción afecta a la entrega adecuada de información.

La comunicación envuelve una serie de acciones que son relevantes para que los demás entiendan el mensaje tal
como se pretende. En ello, las señales no verbales juegan un rol fundamental ya que si sabemos identificar los
gestos, movimientos o cualquiera que sea el signo, podremos lograr comprender de la misma forma cómo lo entiende
quien esté entregando la información.

Para que el proceso comunicativo ocurra deben existir los siguientes elementos: Emisor, Código, Mensaje,
Canal y Receptor.

Otra manera de entender el proceso comunicativo, parte del reconocimiento del lenguaje como esencia de lo
comunicacional. Se entiende, por supuesto, que en este caso el concepto de lenguaje no se limita a sus
manifestaciones orales y escritas, sino que incluye toda la gama de expresiones gestuales y comportamentales que
configuran una dinámica comunicativa.

Es más, desde estas perspectivas, el lenguaje resulta ser un elemento fundacional de lo humano. Dicho en palabras
sencillas, somos lo que somos porque somos seres en el lenguaje, somos lo que nos permite nuestra manera de
comunicarnos.

Concebida de esta forma, resulta posible enriquecer la aproximación centrada en los elementos ya mencionados
(emisor – código – mensaje – canal – receptor) con otra en la que el énfasis está en el sujeto o sujetos que se
comunican, y no en la estructura misma del proceso como sucede en el esquema ya planteado.

A continuación presentamos el esquema que refleja estas aproximaciones:

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Según esta concepción, la comunicación tiene como propósito la construcción de un contexto compartido (un
entendimiento de la realidad) entre los sujetos que se comunican, que pueden ser dos, tres o más. Ese compartir, a
su vez exige que los sujetos que se comunican estén efectivamente atentos y presentes en el momento de
comunicarse. De ahí la sentida molestia que experimentamos cuando tratamos de comunicarnos con alguien que no
nos presta atención, cuando tratamos de hablar con una persona que no separa su vista (y su presencia) de la
pantalla del ordenador o de su celular, problema tan común en estos tiempos. En estos casos, el acto comunicativo,
como unidad básica del proceso, no se realiza.

Esta conceptualización de la comunicación parte de la etimología esencial de esa palabra. Comunicar viene del
griego “comunicare” que significa “participar con”. Una manera sencilla de entender este concepto es pensar en el
sentido que tiene el acto de la “comunión” como parte de la liturgia cristiana. Al comulgar lo que se hace es, de
forma simbólica, participar de la última cena, junto a Jesús y sus apóstoles.

Comunicar entonces implica una participación activa y comprometida de, al menos, dos sujetos; cada uno de los
cuales ejerce su potencial comunicador a partir del contexto personal que lo caracteriza. Es decir, cada persona se
comunica como reflejo de lo que ha sido su formación, de lo que ha sido su historia de vida. Esto explica el porqué de
los acentos entre personas que comparten una misma lengua. El chileno habla con una entonación y “cantadito” que
lo distingue del mexicano o del colombiano, y así entre todos los grupos humanos que configuran una comunidad
lingüística.

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Otro de los aportes de esta aproximación está en el reconocimiento de que los sujetos están en el acto comunicativo,
como unidad básica del proceso, no sólo como personas racionales, sino esencialmente como individuos
emocionales. De esta forma, todo mensaje, toda acción comunicacional, está dotada de una connotación emotiva que
resulta, -con frecuencia condicionando cuando no determinando- del resultado global del proceso. Esa es la razón por
la cual los padres que intentan comunicarse con sus hijos, o jefes que tratan de dejar un mensaje en sus
colaboradores, no lo logran. La calidad de la comunicación no depende entonces de la calidad del mensaje, el código
y el canal, sino que será el resultado de la habilidad que tengan los sujetos que se comunican para poner en un juego
compartido las emociones que ellos expresan en el lenguaje, cualquiera que este sea.

El acto de la comunicación requiere de la participación activa y comprometida de, por

lo menos, dos actores. Estos sujetos actúan y se comunican en razón de su carácter.
Cada uno, al comunicarse, refleja lo que ha sido su formación como persona, su
historia de vida.

Tal vez valga la pena cerrar esta parte de la clase, indicando que uno de los padres teóricos de estas
aproximaciones, que gozan hoy del aplauso y el reconocimiento mundial, es un chileno extraordinario. Nos referimos
a Humberto Maturana Romecín, investigador, académico, gestor de nuevas aproximaciones sobre el tema de la
comunicación, en las que pone como eje del proceso al lenguaje y a los sujetos que a través de él interactúan. En
internet es posible consultar la nutrida bibliografía de este interesante autor.

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