14 El Angel y Los Dos Testigos
14 El Angel y Los Dos Testigos
14 El Angel y Los Dos Testigos
abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. 9Y fui al ángel,
diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre,
pero en tu boca será dulce como la miel. 10Entonces tomé el librito de la mano del ángel,
y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi
vientre. 11Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos,
naciones, lenguas y reyes.
1Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo:
Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. 2Pero el patio que
está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los
gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses. 3Y daré a mis dos testigos
que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
Apocalipsis 10
Este capítulo nos conduce al punto medio del período de la tribulación (véase
el bosquejo). De acuerdo a Daniel 9.27 este es el tiempo en que la bestia rompe su
pacto con Israel y revela su furia satánica. Note también que los dos testigos
ministran durante los primeros tres años y medio (11.3); Dios protege al remanente
judío durante los últimos tres años y medio (12.6, 14); la bestia tiene autoridad
mundial en los tres años y medio finales (13.5); Satanás es arrojado a la tierra por tres
años y medio de terrible persecución en contra de los creyentes (12.12); y Jerusalén es
hollada por los gentiles por tres años y medio (11.2). Notamos un paréntesis entre la
sexta y la séptima trompetas (10.1–11.14). La séptima trompeta dará inicio a las siete
copas de la ira de Dios y a los últimos tres años y medio de tribulación («la ira de
Dios»).
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símbolos que se usan aquí nos llevan de nuevo a la descripción del Cristo glorificado
que se da en 1.12–16. La nube y el arco iris se refiere a 1.16; los pies de fuego a 1.15; el
rostro como el sol a 1.16. La voz como de león ciertamente se refiere a 5.5; véanse
también Oseas 11.10 y Joel 3.16. Esta no es una voz de invitación de gracia; es una voz
que anuncia que el juicio viene. Tal vez la mejor evidencia de que este ángel es Cristo
está en 11.3, donde dice: «Y daré a mis dos testigos que profeticen». De modo que
aquí está Cristo, el Ángel del Señor, para anunciar que Dios está a punto de obrar
velozmente y concluir sus propósitos en la tierra.
El librito (v. 2) es un contraste con el rollo grande de 5.1. Este rollo está
abierto; el de 5.1 estaba sellado. Vemos por los versículos 9–11 que este es un libro de
profecía; el versículo 7 deja en claro que los profetas declararon el contenido del
libro. Puesto que los profetas del AT no hablaron las verdades de la Iglesia, estas
profecías deben referirse a Israel, los judíos y Jerusalén; este tema es exactamente lo
que hallamos en el capítulo 11 y subsiguientes. Tal vez este librito sea el mensaje
sellado de Daniel 12.4, 9; ahora se abre para que se cumpla.
El Señor reclama, como antes, toda la tierra y los mares al estar parado sobre
ellos. Léase Josué 1.1–3. No sabemos lo que Él dijo, ni lo que los truenos dijeron
(véanse 1 Samuel 7.10 y Salmo 29). Es inútil hacer conjeturas. A Juan se le dice que
selle (que no revele) las palabras de los truenos, la única revelación del libro que se
sella. Esta visión de Cristo deja en claro que Él está en control y que cumplirá los
propósitos de Dios y reclamará su herencia.
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Apocalipsis 11
En los capítulos 11–12 estamos definitivamente en terreno judío. Vemos el
templo judío (11.1–2), Jerusalén (11.8), el arca (11.19), el Cristo reinante (12.5), Miguel
(12.7) y la persecución de los judíos por parte de Satanás (12.17). Si espiritualizamos
este pasaje y aplicamos alguna parte del mismo a la Iglesia, estamos en serios
problemas. En este punto nos encontramos ya en medio de la tribulación.
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partir de aquí, todo lo que ocurre conduce al momento en que el Hijo de Dios toma
las riendas del gobierno y conquista a sus enemigos.
A esta profecía le sigue alabanza y los ancianos glorifican a Cristo por su
poder. Esta es la tercera de las alabanzas celestiales. En 4.10, 11 le alaban como
Creador; en 5.8–10 le alaban como Redentor; y aquí le alaban como Rey y Juez. Ahora
se contestarán tanto las oraciones de los mártires (6.9–11), como las del pueblo de
Dios: «¡Venga tu reino!»
El versículo 18 bosqueja lo que ocurrirá en los últimos tres años y medio del
período de la tribulación:
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y medio es un período de tribulación, pero los siguientes tres años y medio se les
conoce como «la ira de Dios» (14.10, 19; 15.7; 16.1).