Diversidad Sexual, Inclusión y No Discriminación Capitulo 1

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CAPITULO 1

Diversidad sexual, inclusión y no discriminación

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2. Mis cursos
3. Diversidad sexual, inclusión y no discriminación
4. Unidad 1. Conceptos claves
5. Introducción
Introducción

La sexualidad humana es el conjunto de expresiones afectivas, estéticas, eróticas, identitarias, que podemos
tener las personas. Incluye por ejemplo la forma en que nos vestimos y percibimos, cómo nos relacionamos,
nos enamoramos, también las funciones vitales como la reproducción aunque no exclusivamente. Todas las
personas ejercemos y vivimos nuestra sexualidad, todas las personas la vivimos de maneras diferentes.
Tradicionalmente se ha pensado que hay una sola forma de vivir la sexualidad y una edad indicada para ello.
La idea de una sexualidad homogénea se ha convertido en el parámetro para definir qué es lo bueno, lo
correcto, lo moral, lo deseado y lo normal en este ámbito.

Lo común es pensar que existen dos sexos: hombre y mujer. Estos sexos se asignan al nacer de acuerdo al
cumplimiento o no de un parámetro establecido, centrado en las características genitales, que define cómo es
el cuerpo de un hombre y de una mujer. Al crecer y en consecuencia con esa asignación, se espera que un
hombre y una mujer establezcan relaciones afectivas, eróticas y sexuales, en particular destinadas a la
reproducción, en el marco de una relación heterosexual. Cada sexo cumple unos roles sociales específicos
(roles de género) y debe expresarse corporal, estética y conductualmente acorde con la asignación al nacer y
con lo social y culturalmente aceptado u obligado.

Sin embargo, la realidad es que algunas personas al nacer no cumplen con los estándares corporales
definidos para la asignación del sexo. Otras personas modifican sus cuerpos de acuerdo a sus deseos y
expectativas. Algunas personas establecen relaciones afectivas, eróticas o sexuales con otras, diferentes a las
esperadas entre hombres y mujeres. También hay personas que no se identifican con lo que socialmente se ha
definido como “ser hombre o ser mujer”. Estas diversas vivencias de la sexualidad han existido
siempre Sin embargo, dependiendo del contexto social y cultural tienen más o menos posibilidades de
reconocimiento y expresión. 

Las distancias entre lo que se espera y lo que en realidad ocurre en el    ámbito de la sexualidad han
ocasionado que personas que viven de formas diversas su sexualidad, enfrenten situaciones de
exclusión,   discriminación y violencia. Este curso tiene por objeto identificar cómo la discriminación afecta
el goce de derechos de las personas identificadas o percibidas como sexualmente diversas, a partir de la
comprensión de la diversidad de orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género y características
sexuales, así como del marco jurídico vigente, con el objeto de favorecer prácticas incluyentes y
antidiscriminatorias.

Para cumplir con este objetivo el Conapred ha retomado las reflexiones en diferentes ámbitos, y de manera
particular las surgidas en el seno del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, del Grupo de expertos
que redactó y actualizó los Principios de Yogyakarta y del Sistema Universal de Derechos Humanos. Es
importante anotar que los avances en este campo, han sido producto de las acciones de personas de
estas diversidades en la lucha por que se les reconozca. Asimismo han sido los activismos de estas
diversidades las que han aportado a los avances normativos y a la comprensión sociocultural logrados hasta
ahora.

.1 La sexualidad: expresiones, características y diversidades

Las definiciones de la sexualidad han cambiado con el pasar de los años, son evidencia de un momento
histórico, social y cultural. También son el reflejo de posiciones disciplinarias. La psicología, la medicina, la
sociología, los enfoques de género y de derechos humanos, entre otras, han ofrecido diversos acercamientos
sobre la sexualidad.

A la fecha hay varias conceptualizaciones, todas ellas derivadas de los consensos y discusiones de
personas expertas en diferentes campos. Como toda definición, cualquier propuesta conceptual sobre la
sexualidad no es neutral o pura. Esto es importante mencionarlo porque toda concepto es resultado de
debates teóricos, políticos, sociales e incluso religiosos. De allí que muchas personas hablen por ejemplo de
visiones conservadoras o tradicionales y visiones progresistas sobre la sexualidad.

Para los fines prácticos y pedagógicos de este curso, es importante contar con un concepto base, un piso
común mínimo. Para ello nos disponemos primero a explicar, desde una visión tradicional, qué es la
sexualidad; paulatinamente, iremos introduciendo los conceptos y debates más recientes, hasta llegar a las
definiciones de la diversidad de orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género y características
sexuales.

La sexualidad, en términos generales, es un concepto usado para nombrar aspectos relativos a nuestra
condición de seres sexuados. Esta condición tiene que ver con la vivencia del placer, del erotismo y de la vida
afectiva. También se asocia con nuestra identidad, nuestras expectativas reproductivas y relacionales. Las
formas en las que expresamos la sexualidad incluyen, por ejemplo: “pensamientos, fantasías, deseos,
creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones” (Escobar., et., al, 2016: 275).

La sexualidad ha estado asociada a una realidad biológica: somos organismos vivos. Tenemos un
cuerpo con características anatómicas y fisiológicas. Tenemos características sexuales primarias como
testículos, pene, ovarios o vagina; y secundarias como vello, mamas o tono de voz. Nuestro cuerpo y sus
partes son una vía, de muchas para experimentar el erotismo, el placer y la afectividad. Nuestro cuerpo
también está directamente relacionado con el potencial reproductivo.

 Además de organismos vivos, somos seres sociales, culturales y políticos. La sexualidad, sus definiciones y
sus expresiones están mediadas por ello. La asignación del sexo al nacer, depende de una definición médica
usada por el personal de salud que revisa si el cuerpo del bebé presenta o no, unas características sexuales
que se han establecido como esperadas para definir si se trata de un hombre o de una mujer.   

Las expectativas sobre el sexo están asociadas a muchas reacciones y acciones sociales, por ejemplo:

Muchas personas quieren saber cuál es el sexo de su bebé antes de nacer, para definir un nombre, los
colores de la ropa que compraran, la decoración que usarán o el tema de las fiestas de regalo, por ejemplo.
Es posible que antes del nacimiento de un bebé mucha gente esté muy feliz o muy triste por el “sexo” del
bebé. Esto se debe a que en muchas culturas vivir como hombres o como mujeres marcará sendas
diferencias.
Si bien hay una condición biológica con la que nacemos, está se ve definida, acotada y experimentada de
maneras diversas dependiendo del contexto donde nacemos, crecemos, envejecemos, y si es el caso, donde
nos reproducimos.

La asignación de un sexo u otro, define criterios de cuan femenina o masculina debe ser una persona,
esto es conocido como género. A ello, se asocian expectativas sobre lo que podemos    hacer o no como
hombres o como mujeres, lo que se conocen como roles de género. Conforme vamos creciendo la asignación
del sexo define las expresiones de género, es decir, como debemos hablar, vestirnos, relacionarnos, incluso
vernos.

Tradicionalmente se ha pensado que la asignación del sexo, las identidades y expresiones de género,
determinan a quién podemos amar y con quién podemos tener relaciones sexuales, afectivas  y eróticas. Si
nacimos mujeres se espera que tengamos una pareja hombre, y viceversa, es decir se espera que seamos
heterosexuales. A esta decisión sexual, erótica, afectiva y emocional se le denomina orientación sexual.
Veremos más adelante que entre lo que se espera y lo que en realidad ocurre hay una diversidad de
alternativas.

Somos seres vivos en contextos sociales que definen sentidos, significados, representaciones sobre la
sexualidad. Esto es importante recordarlo siempre, debido a que hace mucho tiempo  la biología dejó de ser
un determinante totalitario y único de nuestra sexualidad.

Cuando hablamos de sexualidad, hablamos tanto de las vivencias íntimas como de las interacciones públicas.
Hay elementos de la sexualidad que vivimos cotidianamente y de los cuales no podemos desprendernos, por
ejemplo: nuestro cuerpo o la forma en la que hablamos. Cuando caminamos de la mano o abrazamos a alguien
en un espacio público, estamos expresando una parte de nuestra sexualidad. Las expresiones de la
sexualidad son visibles y están sujetas a interpretación de quien nos observa. Esta interpretación está
mediada sobre todo por las expectativas tradicionales sobre un sexo u otro.

Por lo tanto, y como profundizaremos a continuación, la sexualidad no está acotada a la asignación de un sexo
al nacer y a las expectativas culturales sobre este. Conforme el debate sobre la sexualidad se ha expandido con
el paso del tiempo, se observa que son más importantes para la vida y el desarrollo pleno de las personas, la
auto-identificación y la autodeterminación sobre la sexualidad, que los cánones y normas.

Cada vez más personas eligen y deciden sobre su sexualidad más allá de un orden biológico, social y cultural
determinado e impuesto. Por lo anterior y a los fines de este curso nos interesa profundizar en tres
componentes centrales de la sexualidad: las características sexuales, las identidades y expresiones de
género y la orientación sexual (ver ilustración 2).

.1 La sexualidad: expresiones, características y diversidades

Las definiciones de la sexualidad han cambiado con el pasar de los años, son evidencia de un momento
histórico, social y cultural. También son el reflejo de posiciones disciplinarias. La psicología, la medicina, la
sociología, los enfoques de género y de derechos humanos, entre otras, han ofrecido diversos acercamientos
sobre la sexualidad.

A la fecha hay varias conceptualizaciones, todas ellas derivadas de los consensos y discusiones de
personas expertas en diferentes campos. Como toda definición, cualquier propuesta conceptual sobre la
sexualidad no es neutral o pura. Esto es importante mencionarlo porque toda concepto es resultado de
debates teóricos, políticos, sociales e incluso religiosos. De allí que muchas personas hablen por ejemplo de
visiones conservadoras o tradicionales y visiones progresistas sobre la sexualidad.

Para los fines prácticos y pedagógicos de este curso, es importante contar con un concepto base, un piso
común mínimo. Para ello nos disponemos primero a explicar, desde una visión tradicional, qué es la
sexualidad; paulatinamente, iremos introduciendo los conceptos y debates más recientes, hasta llegar a las
definiciones de la diversidad de orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género y características
sexuales.

La sexualidad, en términos generales, es un concepto usado para nombrar aspectos relativos a nuestra
condición de seres sexuados. Esta condición tiene que ver con la vivencia del placer, del erotismo y de la vida
afectiva. También se asocia con nuestra identidad, nuestras expectativas reproductivas y relacionales. Las
formas en las que expresamos la sexualidad incluyen, por ejemplo: “pensamientos, fantasías, deseos,
creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones” (Escobar., et., al, 2016: 275).

La sexualidad ha estado asociada a una realidad biológica: somos organismos vivos. Tenemos un
cuerpo con características anatómicas y fisiológicas. Tenemos características sexuales primarias como
testículos, pene, ovarios o vagina; y secundarias como vello, mamas o tono de voz. Nuestro cuerpo y sus
partes son una vía, de muchas para experimentar el erotismo, el placer y la afectividad. Nuestro cuerpo
también está directamente relacionado con el potencial reproductivo.

 Además de organismos vivos, somos seres sociales, culturales y políticos. La sexualidad, sus definiciones y
sus expresiones están mediadas por ello. La asignación del sexo al nacer, depende de una definición médica
usada por el personal de salud que revisa si el cuerpo del bebé presenta o no, unas características sexuales
que se han establecido como esperadas para definir si se trata de un hombre o de una mujer.   

Las expectativas sobre el sexo están asociadas a muchas reacciones y acciones sociales, por ejemplo:

Muchas personas quieren saber cuál es el sexo de su bebé antes de nacer, para definir un nombre, los
colores de la ropa que compraran, la decoración que usarán o el tema de las fiestas de regalo, por ejemplo.
Es posible que antes del nacimiento de un bebé mucha gente esté muy feliz o muy triste por el “sexo” del
bebé. Esto se debe a que en muchas culturas vivir como hombres o como mujeres marcará sendas
diferencias.

Si bien hay una condición biológica con la que nacemos, está se ve definida, acotada y experimentada de
maneras diversas dependiendo del contexto donde nacemos, crecemos, envejecemos, y si es el caso, donde
nos reproducimos.

La asignación de un sexo u otro, define criterios de cuan femenina o masculina debe ser una persona,
esto es conocido como género. A ello, se asocian expectativas sobre lo que podemos    hacer o no como
hombres o como mujeres, lo que se conocen como roles de género. Conforme vamos creciendo la asignación
del sexo define las expresiones de género, es decir, como debemos hablar, vestirnos, relacionarnos, incluso
vernos.

Tradicionalmente se ha pensado que la asignación del sexo, las identidades y expresiones de género,
determinan a quién podemos amar y con quién podemos tener relaciones sexuales, afectivas  y eróticas. Si
nacimos mujeres se espera que tengamos una pareja hombre, y viceversa, es decir se espera que seamos
heterosexuales. A esta decisión sexual, erótica, afectiva y emocional se le denomina orientación sexual.
Veremos más adelante que entre lo que se espera y lo que en realidad ocurre hay una diversidad de
alternativas.

Somos seres vivos en contextos sociales que definen sentidos, significados, representaciones sobre la
sexualidad. Esto es importante recordarlo siempre, debido a que hace mucho tiempo  la biología dejó de ser
un determinante totalitario y único de nuestra sexualidad.

Cuando hablamos de sexualidad, hablamos tanto de las vivencias íntimas como de las interacciones públicas.
Hay elementos de la sexualidad que vivimos cotidianamente y de los cuales no podemos desprendernos, por
ejemplo: nuestro cuerpo o la forma en la que hablamos. Cuando caminamos de la mano o abrazamos a alguien
en un espacio público, estamos expresando una parte de nuestra sexualidad. Las expresiones de la
sexualidad son visibles y están sujetas a interpretación de quien nos observa. Esta interpretación está
mediada sobre todo por las expectativas tradicionales sobre un sexo u otro.

Por lo tanto, y como profundizaremos a continuación, la sexualidad no está acotada a la asignación de un sexo
al nacer y a las expectativas culturales sobre este. Conforme el debate sobre la sexualidad se ha expandido con
el paso del tiempo, se observa que son más importantes para la vida y el desarrollo pleno de las personas, la
auto-identificación y la autodeterminación sobre la sexualidad, que los cánones y normas.

Cada vez más personas eligen y deciden sobre su sexualidad más allá de un orden biológico, social y cultural
determinado e impuesto. Por lo anterior y a los fines de este curso nos interesa profundizar en tres
componentes centrales de la sexualidad: las características sexuales, las identidades y expresiones de
género y la orientación sexual (ver ilustración 2).

Ilustración 2. Componentes centrales de la sexualidad


Diseño: Conapred

Del esquema nos interesa señalar, que aunque los tres componentes permiten comprender lo qué significa la
sexualidad, cada componente tiene aspectos autónomos.

a. Características sexuales

Siguiendo los principios de Yogyakarta (1), las características sexuales incluyen “los genitales y otras
anatomías sexuales y reproductivas, los cromosomas, las hormonas y las características físicas secundarias
que emergen de la pubertad” (VAA 2, 2017; 6). Como ya hemos visto, los acuerdos de la medicina relativos a
estas características del cuerpo han RE el sexo. Más allá de un dato biológico “natural”, la idea que tenemos
sobre el sexo se construyó a partir de consensos entre profesionales de la salud reflejados en
conceptualizaciones médicas (CIDH, 2015: 30).

Algunas personas al nacer presentan características sexuales que se perciben como “ambiguas”; por lo que el
proceso de asignación del sexo no es inmediato o se define a través del consenso médico o familiar. A la
fecha se han identificado al menos 40 variaciones de las características sexuales. Las personas que nacen con
alguna de estas variaciones son identificadas como intersexuales, como hombres, como mujeres o como
ambos o como ninguno de los dos (CIDH, 2015: 31).

Las características sexuales han sido usadas para definir el género. Pero muchas personas construyen su
identidad y expresión de género, sin seguir las pautas establecidas por la medicina.

b. Identidad y expresión de género

La identidad de género es “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente
profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento incluyendo
la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a
través de medios médicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que la misma sea libremente escogida) y otras
expresiones de género, incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales” (VAA1, 2007: 6).

Si la persona se identifica desde el nacimiento hasta la muerte con el sexo que le asignaron al nacer se dice
que es una persona cisgénero. Hay personas que no se identifican con el sexo que les asignaron o con todos
los cánones o con los roles de género que cada sexo implica, estas personas son nombradas como trans. Una
persona clasificada al nacer como hombre puede identificarse con las identidades de género femeninas, a estas
personas se les denomina mujeres trans. Una persona clasificada como mujer puede identificarse con
identidades de género masculinas, a estas personas se les denomina hombre trans.

Debido a que el ideal para muchas personas trans, es identificarse con el sexo contrario al asignado, se
autoidentifican directamente con el género elegido y no con el asignado.

El término trans, también hace referencia a otras variaciones de género como transexuales, travestis o
transformistas. También es usado para hacer referencia a personas que se autoidentifican fuera del binario
hombre/mujer.

Una persona trans, con miras a lograr la vivencia plena del género con el que se identifica, recurre por
ejemplo a feminizar o masculinizar su cuerpo, su estética o ambos. También puede recurrir a
transformaciones corporales o el uso de hormonas que coadyuvan a la transformación del cuerpo acorde con
la identidad que eligen. No todas las personas trans recurren a modificaciones de su cuerpo para lograr la
vivencia del género elegido. Algunas personas solo varían sus expresiones de género, es decir la
manifestación externa de la identidad de género. Ejemplo de ellos son:

Las posturas, las formas de vestir, los gestos, las pautas de lenguaje, el comportamiento y las interacciones
sociales (…) los manierismos y las modificaciones corporales, (CIDH, 2015: 32-33)

Así como socialmente se cree que las características sexuales, determinan el género, se piensa que el género
determina la orientación sexual. Sin embargo, todas estas esferas de la sexualidad tienen cierto nivel de
autonomía. Veremos en el siguiente apartado las diversas orientaciones sexuales que existen.

c. Orientación sexual

Cuando hablamos de las orientaciones sexuales, hacemos referencia a “la capacidad de una persona de sentir
una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género diferente al suyo, o de su
mismo género o de más de un género, así como a la capacidad de mantener relaciones íntimas y sexuales con
estas personas” (VAA1, 2007: 6).

Hemos mencionado líneas arriba la heterosexualidad como una orientación sexual esperada o normativa, de
acuerdo con la cual un hombre solo dirige su atención sexual, erótica o afectiva hacia mujeres y viceversa,
esto muchas veces debido a que la sexualidad se ha asociado con la capacidad reproductiva de la especie. Pero
como hemos visto, la reproducción es solo una parte de la complejidad que entraña la vivencia de la
sexualidad. Existen orientaciones sexuales no normativas binarias, es decir orientaciones diversas a las
esperadas entre un hombre y una mujer.

Cuando un hombre se enamora de otro hombre, se dice que es homosexual o gay. Cuando una mujer se
enamora de una mujer, se denomina como lesbiana. Cuando una persona se enamora de personas de más
de un género se dice que es bisexual.

Estas orientaciones sexuales son no normativas debido a que no cumplen con lo esperado en relación a la
asignación del sexo, y son binarias debido a que se definen en oposición a un género.

También existen prácticas sexuales que no se asocian a ninguna de estas formas de nombrar la orientación
sexual. Tal es el caso de hombres que tienen sexo con hombres (HSH), pero que no se autoidentifican como
homosexuales o bisexuales. También es el caso de las mujeres que tiene sexo con mujeres (MSM), y no se
identifican como lesbianas o bisexuales.

Existen identidades y expresiones de género, así como orientaciones sexuales no normativas que trascienden
los modelos binarios. Es así que hay personas que definen el goce de su sexualidad cuestionando radicalmente
las diferenciaciones entre lo femenino y lo masculino. Este será el tema del siguiente apartado.

[1] Los Principios de Yogyakarta recuperan la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos
en relación con la orientación sexual y la identidad de género. Éstos fueron formulados en el marco de una
reunión de personas expertas convocada en Yogyakarta, Indonesia (noviembre 2016). El apartado 1.3
profundiza sobre la relevancia de los Principios de Yogyakarta.

1.2 Expresiones no binarias de la sexualidad


Las características sexuales, las identidades y expresiones de género y las orientaciones sexuales,
tradicionalmente han sido conceptualizadas en relación a los binarios hombre/mujer y femenino/masculino.
Sin embargo, como se muestra en la ilustración 3, existen diversidades sexuales que trascienden este
binarismo. (Mira las opciones que se presentan en el punto medio de cada línea).

lustración 3. La galleta del género.

(Traducción y consulta con fines educativos, de difusión y no lucrativos, los cuales pertenecen a sus
creadores/as).

Las diversidades sexuales no binarias, han sido documentadas en diferentes contextos. Ejemplo de estas son
las personas nativas de Canadá denominadas Dos espíritus, las personas Muxes (o Muxhes) de la zona
Zapoteca de Oaxaca o aquellas que se identifican como queer[1].

En el contexto de comunidades indígenas canadienses, las personas Dos Espíritus, tiene el espíritu tanto
masculino como femenino. Para estas personas el género es un continuo que incluye identidades,
orientaciones y roles diversos (CIDH, 2015: 28; Sam Killermann, 2011).

En la comunidad Zapoteca de Oaxaca, en el sur de México, las personas Muxe se comportan de acuerdo a la
identidad de género cultural y socialmente definida como femenina, aunque al nacer se les asignó el sexo
masculino. Estas personas son consideradas como un tercer género (CIDH, 2018: 29).

Las personas que se identifican como queer, plantean su identidad sexual más allá de las identidades
masculina y femenina. Por lo que su identidad no se nombra desde las categorías que hemos visto hasta el
momento. Sus expresiones de género son neutras, fluidas, ambiguas o andróginas[2], respecto a lo que se
considera tradicionalmente como femenino o masculino. Estas personas buscan, posicionar una idea de
diversidad sexual libre de etiquetas, como: homosexual, lesbiana, bisexual, trans, intersexual. Posicionan un
sujeto sexualizado libre de binarismos y reivindican la resignificación de la sexualidad, lo sexual, la identidad
y expresión de género.

Algunas personas no binarias, se nombran o autoidentifican como “varón-madre, no binaria, monstux,


hembro, andrógina”. Este es el caso de algunas personas que integran la plataforma Genero para Todes de
Ecuador (Ver ilustración 4).

Si tienes oportunidad, ve el siguiente video para consolidar la información acerca del género no binario.

Las diversidades sexuales no binarias, han llevado a discusiones sobre la importancia de reconocer un “tercer
sexo”, “sexo neutro”, “género neutro” o “tercer género”, ya lo vimos el caso de las personas Muxe, también
hay otros casos como los que se exponen a continuación:

Australia impuso el género “neutral”, que aparece en los registros administrativos como “no específico.
Nueva Zelanda permite que en el registro de nacimiento se usen opciones como: “indeterminado,
intersexual o específico”. En Nepal y Pakistán las personas pueden especificar un tercer sexo. En
Bangladesh, se usa el término tradicional “hijra”, usado para hacer referencia a personas transexuales o
intersexuales. En India, las personas “hijra”, tienen la opción “otro”. Las alternativas en este sentido
incluyen el uso de una “X” como en caso de Canadá [y Nueva York]. Otros países como Maltan ha
resuelto aplazar la definición de género de aquellos recién nacidos que son percibidos con características
sexuales no normativas[3].
Versión estenográfica disponible

Asimismo, algunas personas no usan las categorías tradicionales lesbiana, homosexual o bisexual para hacer
referencia a su orientación sexual. Esto se debe a que dichas categorías no expresan o nombran a cabalidad
sus prácticas eróticas, afectivas y sexuales. Tal es el caso de personas cuya orientación sexual, es decir su
afectividad, erotismo y deseo lo dirigen hacia personas que no se identifican o nombran usando las categorías
de los binarios sexuales o de género. Por ejemplo:

Son personas que se pueden vincular sexual, afectivamente o eróticamente con personas trans que no se
reconocen como mujeres, hombres, transfemeninas o transmasculinas o con personas que se
autoidentifican como queer, no binarias, o de género fluido.

Otras orientaciones sexuales no binarias y no normativas, corresponden a personas asexuales o pansexuales.


Las primeras no sienten atracción sexual pero si pueden establecer relaciones afectivas con diversas personas,
las segundas sienten atracción hacia personas sin importar su género o sexo.

Los planteamientos y definiciones de los apartados 1.1. y 1.2. nos han permitido reflexionar brevemente sobre
cuáles son algunas de las formas de vivir la sexualidad. Tres cuestiones nos interesan resaltar de las ideas
vertidas hasta el momento:

i) La sexualidad se define más allá de la biología y de la reproducción de la especie humana. Se definen en los
ámbitos social, cultural, político y religioso;

ii) Más allá de las asignaciones biológicas y culturales, la vivencia de la sexualidad depende de la
autoidentificación y de la autodeterminación de las personas;

iii) Con independencia de cómo se autoidentifica una persona, las representaciones y discursos sobre la
sexualidad conllevan a una imagen esperada sobre la sexualidad. Por lo que puede ocurrir que personas que
no se autoidentifican como sexualmente diversas, pueden ser percibidas como tales (por ejemplo mujeres
masculinizadas de las que se afirma que son lesbianas).

 Estos tres puntos nos permitirán reflexionar sobre los derechos humanos de las diversidades de sexo, de
identidad y expresión de género y de características sexuales. En el siguiente apartado pretende responder a la
pregunta ¿Cuáles son los derechos humanos de las personas que se autoidentifican o se perciben como parte
de las sexualidades e identidades de género no normativas?

[1] En inglés la palabra se define como “extraño o poco usual”, el término es español es usado para hacer
referencia a una postura frente a la sexualidad más allá de los binarismos.

[2] El concepto tiene un origen mitológico referido a la unión de lo femenino y lo masculino en una
conjunción estética que no permite determinar a cabalidad si la persona es un hombre o una mujer de acuerdo
a los parámetros de las expresiones de género tradicionales.

[3] Información disponible en: https://www.dw.com/es/en-estos-pa%C3%ADses-se-reconoce-el-tercer-g


%C3%A9nero/a-41306656) página consultada el 22 de septiembre de 2018.
.

1.3 Derechos Humanos

Las personas que se autoidentifican con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género y
características sexuales diversas o que son percibidas como tales, tienen los mismos derechos que las personas
que se identifican con cánones tradicionales de la sexualidad.

El instrumento que ayuda a entender cómo definir y proteger los derechos de estas diversidades, son los
Principios de Yogyakarta, tanto en su primera versión del año 2007 como en su actualización una década
después. El documento incluye 38 derechos interpretados a la luz de los instrumentos internacionales e
inspirados en los conceptos que han sido expuestos en el apartado anterior; además, detalla las obligaciones
del Estado en la materia. Siguiendo el documento de los Principios de Yogyakarta estos fueron redactados
debido a que:

-       Las personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género y características sexuales
diversas o que son percibidas como tales, padecen obstáculos, exclusiones, discriminaciones específicas y
derivadas de su condición;

-       Tales personas han vivido vejaciones históricamente;

-       Los Estados están obligados a proteger, respetar, promover y garantizar los derechos humanos de las
personas de estas diversidades o que son percibidas como tales.

De los 38 derechos, destacaremos algunos para ejemplificar la especificidad en el ejercicio y la garantía de los
mismos. Te invitamos a revisar el documento completo de los Principios de Yogyakarta, en sus dos ediciones,
para estudiar el tema a profundidad.

En la siguiente ilustración verás algunos derechos a los que hace referencia los Principios de Yogyakarta.
Posteriormente, encontrarás una propuesta para comprender de mejor manera los derechos de las diversidades
sexuales y de género.
Ilustración 4. Derechos humanos de las diversidades de sexo, de género y de características sexuales
contenidos en los Principios de Yogyakarta.

Fuente: Conapred.

**De acuerdo el principio 33 de los Principios de Yogyakarta +10 (2017), “Toda persona tiene derecho
a estar libre de penalización y cualquier forma de sanción que surjan directa o indirectamente de la
realidad sexual percibida de esa persona u Orientación, identidad de género, expresión de género o
características sexuales” [traducción libre] (p. 11) Disponible en: http://yogyakartaprinciples.org/wp-
content/uploads/2017/11/A5_yogyakartaWEB-2.pdf, página revisada el 4 de octubre de 2018.*

Sin importar nuestras características sexuales, las identidades y expresiones de género y la orientación sexual,
todas las personas tienen el derecho a que se les garantice, proteja y reconozca todos los derechos humanos.
Como veremos en las unidades II y III esto no ha sido siempre obvio e, incluso, todavía se duda de esta
afirmación. Por ejemplo:

- En muchos contextos las personas sexualmente diversas o de identidades no normativas, sean estas binarias
o no, son consideradas personas enfermas o anormales que deben ser curadas y “arregladas”. Desde estas
posturas difícilmente se reconocerá su derecho a todos los derechos.

- Se observa por ejemplo que muchas personas viven procesos de discriminación por su orientación sexual,
siendo víctimas de agresiones físicas y verbales en el espacio público. Las personas trans pueden enfrentar
situaciones de discriminación en los servicios de salud debido a su apariencia física.
Frente a estos contextos, la intención es proponer una estrategia que sirva para pensar cuál es la forma más
adecuada para que las personas con sexualidades no normativas puedan ejercer sus derechos. En la siguiente
sección ejemplificaremos cómo pensar los derechos humanos en clave de diversidades sexuales, usando
ejemplos de la vida cotidiana.

La estrategia[1] que proponemos también nos servirá en la unidad VI para reflexionar qué implica
implementar políticas públicas desde un enfoque de derechos de las diversidades sexuales. Las acciones,
mínimas pero indispensables que proponemos, son:

-Indagar, aceptar y reconocer la forma en la que las personas se autoidenfican en relación a su orientación
sexual, su identidad de género y de sus características sexuales, partiendo siempre del respeto al derecho a la
privacidad.

-Considerar las necesidades específicas de las diversidades sexuales y de género, desde la experiencia de las
personas;

-Superar visiones centradas en lo biológico, lo reproductivo, lo religioso o lo moral para definir qué es una
sexualidad válida o no.

Pensar los derechos humanos en clave de diversidad de orientaciones sexuales, identidades y expresiones de
género y características sexuales
Los protocolos médicos y los registros administrativos – como el acta de nacimiento- exigen registrar un sexo
al nacer. Todo recién nacido debe pasar por ese proceso de clasificación: es hombre o es mujer. Sin embargo,
cuando una persona recién nacida tiene características sexuales, percibidas como “ambiguas” (pertenecientes
a una persona intersexual), la decisión médica debería permitir que no se le asigne sexo de hombre o de
mujer. Lo deseable es que esta persona intersex, conforme va creciendo y va desarrollando una identidad y
expresión de género, decida y defina con qué se siente más conforme. Al mismo tiempo que este proceso
ocurre, la persona debe recibir toda la orientación e información que le permita atender cualquier eventualidad
que pueda poner en riesgo su salud o su sobrevivencia.

Las personas intersexuales han luchado porque sus cuerpos “no sean sometidos a procedimientos médicos
invasivos o irreversibles que modifiquen las características sexuales sin su consentimiento libre, previo e
informado, a menos que sea necesario para evitar daños graves, urgentes e irreparables a la persona.” [2]
(VAA2, 2017: 10). Esta demanda busca sobre todo la protección de los derechos a la vida, integridad personal,
a la salud, a la libre autodeterminación y al disfrute de la sexualidad.

Todas las personas tenemos derecho a la identidad. Algunos componentes de este derecho son el nombre, el
sexo y el género. Muchas personas viven con su nombre, sexo y género asignados al nacer, esto se debe a que
están conformes con ellos. Las personas sexualmente diversas, pueden no estar conformes con su nombre,
sexo o género, de allí que decidan cambiarlo. Esta elección debe respetarse y reflejarse en sus documentos de
identificación legal (INE, actas de nacimiento, ID o cédula de ciudadanía, licencia de conducir, pasaporte, por
ejemplo) y otros documentos conexos (libreta militar, actas de grado o contratos). Veamos algunos ejemplos:

Si Juan es asignado al nacer como hombre, y durante su adolescencia se identifica como mujer, y además
adopta una identidad de género femenina, quizás quiera cambiarse su nombre a Juana. Juan tendrá derecho
a que sus documentos legales sean cambiados para que digan Juana. También tiene derecho a usar una foto
que refleje su expresión de género actual y a cambiar su género de hombre a mujer, debido a que los mismos
no corresponden con su documentación.
El derecho a la identidad es un derecho llave, esto quiere decir que con la garantía plena del derecho a la
identidad podemos acceder a otros derechos, por ejemplo:

-       Sigamos con el caso de Juana. Si ella vive su proceso de transfeminización, pero no hace el cambio de
nombre y sexo en la identificación oficial, su identidad y expresión de género no se verán legalmente
reconocidas en su documentación oficial. Esta situación conllevará a que Juana, por ejemplo enfrente
diferentes obstáculos: como no poder abrir una cuenta de banco, rentar una casa, acceder a un trabajo,
inscribirse en una institución educativa e incluso no podrá subirse a un avión. Todo ello porque la
documentación legal que debe presentar para todos estos trámites no se corresponde con sus expresión e
identidad de género. Dicho de otra forma ella se autoidentificará y presentará como Juana en tanto que su
documentación dirán que es Juan.

Continuemos con la reflexión sobre los derechos. Se cree que las personas trans, son en su mayoría adultas
que deciden hacer procesos de feminización o masculinización. Sin embargo, ahora se sabe que la
identificación con un género y otro ocurre antes de los 10 años, y que ello como mencionamos antes, no
siempre está en concordancia con el género asignado al nacer. Su identidad y su expresión de género también
deben ser respetadas. Para muchas familias este proceso puede ser confuso e inexplicable. Esto se debe a que
lo esperado es que tu nena crezca como mujer y tu nene como hombre. Las familias no están informadas y
capacitadas para comprender esta situación.

Por ello en el caso de niños, niñas y adolescentes trans (NNA trans), es importante que las familias e
instituciones se informen sobre la diversidad de identidades y de expresiones de género. La protección de la
identidad, de la libre autodeterminación y de la autonomía de estos NNA Trans, recae fundamentalmente en
sus familias, en la escuela, en los servicios de salud y cualquier otro al que NNA tengan acceso. Es importante
que busquen acompañamiento especializado, que se comuniquen de manera franca y amorosa, con sus hijos o
hijas. Pero sobre todo que reflexionen sobre sus concepciones sobre la sexualidad. La angustia que se genera
en estas situaciones, se debe sobre todo a que las familias no están informadas adecuadamente. En
consecuencia con este desconocimiento las familias pueden equivocarse de las siguientes maneras por
ejemplo:

-Con castigos físicos para “corregir” a su NNA Trans. Presionar al NNA Trans a realizar actividades
consideradas “de hombre” o “de mujer”. A la eliminar del entorno doméstico objetos, juguetes, prendas de
vestir relacionadas con el género que su hija o hijo ha elegido.

- La angustia de la familia puede llevar al aislamiento social de los NNA trans. Algunas personas incluso
acuden a “tratamientos o terapias correctivas de la desviación que perciben en sus hijos o hijas”.

- Es frecuente que las NNA trans sean expulsadas de sus hogares o centros educativos debido a que sus
familias y contextos no cuentan con los habilidades y conocimientos, para entender las realidades trans.

Cuando una familia está informada adecuadamente, tiene más herramientas para proteger los derechos de sus
hijos o hijas. Incluso tendrá más recursos emocionales e intelectuales para exigir su respeto en las
instituciones educativas protegiendo su derecho a la educación. Podrán también favorecer la inclusión social
en el ámbito familiar extenso o en el ámbito barrial. Estarán mejor capacitadas para acompañar los procesos
de autodeterminación y transición de sus NNA Trans.
La diversidad de orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género y de características sexuales,
debe ser considerada en el ejercicio de todos los derechos, veamos su aplicación en relación a los derechos a
la salud, el trabajo, seguridad social y la justicia.

En la siguiente ilustración tenemos una breve descripción de tres personas sexualmente diversas. Hemos
incluido algunas características como su orientación sexual (asexual, no binaria, heterosexual), su identidad
(Hombre trans, persona queer, intersexual) y expresión de género (masculino, femenina, andrógina) y algunas
de sus características sexuales (útero, mamas o pene). Asimismo, se ha señalado una condición relacionada
con la reproducción (embarazo).

Ilustración 5. Ejemplos de personas de orientaciones sexuales e identidades no normativas. 

Fuente: Conapred.

En los tres casos la forma en la que estas personas serán percibidas en un servicio de salud puede
corresponder o no con estas autoidentificaciones, y dependerá de las precepciones del personal de salud.

El personal de salud debe atender a las tres personas considerando las características detalladas líneas arriba.
De esta forma deberá preguntar por el nombre que la persona usa e indagar cuál es la forma en la que esta
persona prefiere que le nombren. Las preguntas sobre los motivos de consulta deben realizarse de manera
clara, precisa e imparcial, como ante cualquier otra persona. Se debe brindar información sobre los exámenes
físicos, paraclínicos o químicos que pueda requerir. En particular el personal de salud debe evitar juicios o
comentarios que cuestionen las autoidentificaciones de cada caso. Por ejemplo:

-La persona queer deberá recibir información sobre los motivos de consulta que refiera. De no solicitar algo
en particular el personal de salud deberá brindarle la información lo más amplia y completa posible. De ser
necesario se deberá realizar el papanicolau evitando opiniones sobre su apariencia o su orientación sexual.
- El hombre trans, deberá ser tratado en masculino o femenino según exprese, también pueden referirse a
esta persona con el nombre con el cual se presenta. Deberá recibir todos los controles de acuerdo al mes de
gestación en el que esté. En ningún caso se deberá cuestionar, juzgar o “regañar” a la persona por su
condición. Será necesario profundizar sobre las recomendaciones médicas necesarias para proteger su vida
y la del producto.

-La persona intersexual, deberá ser tratada con el nombre que refiera. Asimismo, será indispensable que se
realicen los examen paraclínicos y físicos necesarios para prevenir enfermedades o complicaciones
asociadas con su condición.

En relación al derecho a la salud, más allá de la atención en casos de enfermedad, se debe garantizar que las
personas que se autoidentifican o son percibidas como sexualmente diversas gocen del más alto bienestar
físico y emocional. Esto incluye recibir atención médica acorde con la autoidentificación de las personas.

Sigamos con los tres ejemplos de la ilustración anterior. Ahora pensemos que las tres personas llegan a una
entrevista de trabajo, como docentes en un colegio, como recepcionistas en una oficina pública, o para el
ingreso en un área de ventas de una empresa. Las preguntas durante la entrevista deberán estar enfocadas a las
habilidades, conocimientos y experiencia previa requerida para el trabajo al que postulan. Indagaciones o
cuestionamientos sobre su identidad y expresión de género o sobre su orientación sexual deberán evitarse en
los tres casos.

De acceder al trabajo, deberán ser afiliadas a la seguridad social. Algunos derechos asociados con esta
afiliación son: el ingreso en caso de enfermedad (temporal o permanente), o su ingreso de retiro cuando sean
personas adultas mayores. Otro de los beneficios, de contar con seguridad social, es que si la persona vive en
pareja o con dependientes económicos, estos podrían acceder a la pensión (o afore) en las situaciones
previstas en la ley (fallecimiento o enfermedad, por ejemplo).

Una de las condiciones para que la pareja o la familia de una persona sexualmente diversa, reciba estos
beneficios, es que se reconozca el derecho que tiene una persona sexualmente diversa a tener una pareja o una
familia. Existen diferentes tipos de familia. Piensa por ejemplo en los tipos de familias que pueden formar un
hombre y una mujer cisgénero :

-Un papá, una mamá con hijos e hijas, adoptados o concebidos por ellos.

-Un papá que vive solo con sus hijos o hijas.

- Una mamá que vive sola con sus hijos o hijas.

-Una familia integrada por un hombre y una mujer, y los hijos e hijas de una unión anterior.

- Un hombre y una mujer sin hijos o hijas, entre otras.

Las configuraciones familiares de personas sexualmente diversas, también pueden ser infinitas, por ejemplo:

-       Dos mujeres que se autoidentifican como lesbianas que viven en familia con la hija de una de ellas.

-       Dos hombres que se autoidentifican como homosexuales que no tienen hijos.
-       Un hombre trans y una mujer trans, que conciben un bebé que será parido por el hombre trans.

-       Una pareja queer que vive sin hijos.

-       Una mujer trans que vive con un hombre cisgénero, y sus respectivos hijos e hijas, entre otras.

Como hemos visto en los ejemplos, la garantía de los derechos humanos de personas sexualmente diversas,
más allá de su reconocimiento legal o normativo, se verá favorecido si en lugar de imponer una visión del
mundo, miramos al otro con respeto e indagamos, aceptamos y reconocemos la forma en la que las personas
se autoidenfican en relación diversidades de sexo, de género y de características sexuales.

También hemos visto que se lograría la garantía de los derechos si se consideran las necesidades específicas
de las diversidades sexuales y de género desde la experiencia de las personas, y no desde las visiones
centradas en lo biológico, lo religioso o lo moral.

Los ejemplos sobre cómo pensar los derechos humanos en claves de diversidad sexual y de género, no los
podemos agotar en el tiempo destinado para este curso, entre otras cosas porque pueden ser tantos como
realidades existan. Por eso te invitamos a que continúes con estas reflexiones revisando las actividades de
repaso de esta unidad. Líneas abajo podrás encontrar algunas recomendaciones de libros, videos o películas
para profundizar sobre estos temas. 

[1] Por estrategia entendemos una serie de acciones encaminadas hacia un fin.

[2] Traducción libre de la versión original en inglés. 

Comenzado en Friday, 4 de September de 2020, 15:07

Estado Terminados

Finalizado en Friday, 4 de September de 2020, 15:08

Tiempo empleado 1 min 6 segundos

Puntos 7/7

Calificación 10 de un total de 10 (100%)

Pregunta 1
El género (masculino o femenino) es definido por los valores, costumbres o ideas
de una sociedad.

Seleccione una:

a.

Verdadero
Correcto. El género es una construcción social que cambia con el tiempo y es
distinto en cada lugar, por lo que los valores que hoy se establecen como
normales podrían cambiar en el futuro drásticamente.

b. Falso 

Pregunta 2
La diversidad sexual y de identidades se refiere, entre otras cosas, a las distintas
formas de manifestar la sexualidad.

Seleccione una:

a. Falso 

b. Verdadero 

Correcto. La diversidad incluye las diferentes expresiones e identidades de


género, diferentes orientaciones sexuales, así como las diferentes característica
sexuales posibles. 

Pregunta 3
La sexualidad es sinónimo a una identidad de género que es válida en todo lugar
o momento.

Seleccione una:

a. Falso 

Correcto. La sexualidad tienen diferentes manifestaciones. Existen diferentes


identidades de género, unas relacionadas con ser hombre o mujer. Asimismo,
existen diferentes identidades que no se clasificación con dichos géneros, como
es el caso de las personas queer o trans.

b. Verdadero

Pregunta 4
La reproducción es la dimensión más importante de la sexualidad humana.

Seleccione una:

a. Falso
Correcto: La sexualidad tiene múltiples dimensiones y ninguna es más
importante que otra. Depende de cada persona qué elemento de su sexualidad es
más importante o prioritaria según su proyecto de vida y libre autodeterminación.

b. Verdadero

Pregunta 5
La heterosexualidad es la única orientación sexual válida en las sociedades
democráticas.

Seleccione una:

a. Falso 

Correcto. En las democracias actuales se defiende la libertad a decidir sobre la


propia sexualidad. La orientación sexual como cualquier elemento de la
sexualidad representa, puede ejercerse libremente. La heterosexualidad hace
parte de las diversidades sexuales.

b. Verdadero

Pregunta 6
La orientación sexual es el elemento menos importante de la sexualidad es solo
una práctica que no define a nadie.

Seleccione una:

a. Falso.

Correcto. La orientación sexual es uno de muchos los elementos de la


sexualidad. Tienen relación con la manera en la que nos relacionamos afectiva,
erótica y sexualmente. 

b. Verdadero 

Pregunta 7

Todas las personas tienen derecho a decidir cómo ejercer su sexualidad .

Seleccione una:

a. Verdadero
Correcto. Todas las personas personas tienen derecho a decidir de manera
autónoma cómo ejercer su sexualidad. El ejercicio de la libertad implica el
respeto de muchos derechos, como la identidad, la privacidad o la libre
autodeterminación. 

b. Falso 

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