El documento proporciona criterios para evaluar un afiche sobre una dieta saludable para adolescentes, incluyendo identificar los alimentos de un plato saludable y 6 características de una alimentación saludable. El afiche debe tener un título, mensaje y dibujos para cada característica, ser creativo con buena letra y legible.
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El documento proporciona criterios para evaluar un afiche sobre una dieta saludable para adolescentes, incluyendo identificar los alimentos de un plato saludable y 6 características de una alimentación saludable. El afiche debe tener un título, mensaje y dibujos para cada característica, ser creativo con buena letra y legible.
El documento proporciona criterios para evaluar un afiche sobre una dieta saludable para adolescentes, incluyendo identificar los alimentos de un plato saludable y 6 características de una alimentación saludable. El afiche debe tener un título, mensaje y dibujos para cada característica, ser creativo con buena letra y legible.
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CRITERIOS DE EVALUACIÓN
Elaborar un organizador visual, sobre dieta saludable para adolescente.
Identifica los alimentos, que debería ir en un plato saludable. Identifica 6 características de una alimentación saludable. El afiche debe tener un título, mensaje y dibujos, por cada característica de una alimentación saludable. Debe ser creativo, con buena letra y legible.
La adolescencia, una etapa vulnerable
La adolescencia es una etapa de la vida especialmente vulnerable tanto desde el punto de vista físico como psicológico. En este periodo el individuo experimenta un pleno desarrollo de su organismo, así como una aceleración en su crecimiento. Los fenómenos de maduración que se desarrollan en la adolescencia afectan al tamaño, la forma y composición corporal. Es por ello, que una correcta nutrición es especialmente importante ya que son necesarios los nutrientes adecuados que van a facilitar el crecimiento y desarrollo óptimos, y en el futuro prevenir numerosas patologías. Cada vez son más los estudios que muestran una estrecha relación entre el estado de salud, una ingesta adecuada y suficiente y el crecimiento, así como una clara influencia de la nutrición en el entorno de la maduración ósea. Con el fin de evitar situaciones de carencia de nutrientes que puedan ocasionar alteraciones y trastornos de la salud, debemos hacer frente a la alimentación del adolescente conociendo de antemano los requerimientos nutricionales reales de este periodo, sabiendo elegir los alimentos que garantizan una dieta suficiente en energía y nutrientes. Por ello, es importante organizar y estructurar las comidas de forma adecuada para asegurarse de cubrir todas las necesidades en cualquier momento de la jornada. DIETA SALUDABLE PARA ADOLESCENTE La mejor manera de alcanzar un estado nutricional adecuado es incorporar una amplia variedad de alimentos principalmente frescos, de temporada y de proximidad a nuestra alimentación diaria y semanal, guardando un equilibrio energético entre lo que se ingiere y la actividad física que se realiza. La dieta deberá ser abundante en cereales, verduras y frutas; pobre en grasa total, grasa saturada y sal, y debe suministrar calcio, hierro y vitaminas en las cantidades necesarias para satisfacer los requerimientos de un organismo en crecimiento. No existe un alimento que contenga todos los nutrientes esenciales para nuestro organismo. Así, cada alimento contribuye a nuestra nutrición de una manera especial y cada nutriente tiene funciones específicas en nuestro cuerpo. Para gozar de buena salud, nuestro organismo necesita de todos ellos en cantidades adecuadas. La práctica de ejercicio físico varias veces por semana y un mínimo de actividad física diaria, asegurarán un buen balance energético, fomentando hábitos de vida saludables y evitando el tabaco y el alcohol37. La familia puede ejercer una influencia favorable en la dieta de los adolescentes, con el desarrollo de buenos hábitos alimentarios y patrones de conducta, favoreciendo un mayor consumo de vegetales y productos ricos en calcio y menor de fritos y refrescos azucarados. Pan, cereales, arroz y pasta: Los cereales suelen constituir una parte destacada de nuestra alimentación, proporcionando hidratos de carbono complejos (almidones), vitaminas, minerales y fibra y en este sentido, nos proveen de una importante fuente de energía. Los cereales más importantes en nuestro entorno son el trigo, el maíz, el arroz, la avena y el centeno. Frutas: Las frutas frescas aportan agua, azúcares, vitaminas A, C y carotenos; minerales como potasio y selenio; y cantidades variables de fibra, siendo pobres en grasas y sodio. Es recomendable el consumo preferente de frutas enteras, ya que los zumos aportan sólo vitaminas y minerales y una cantidad importante de azúcar, pero carecen de la mayor parte de la fibra que aporta la fruta entera, por lo que no se debería consumir más de un vaso de zumo de fruta natural al día. Verduras: Las verduras y hortalizas son una importante fuente de vitaminas (sobre todo A, C y folatos), minerales (como hierro y magnesio), fibra y antioxidantes, siendo pobres en grasas, aconsejando un consumo diario. La mejor manera de aprovechar todas sus vitaminas y minerales es tomarlas en crudo, solas o en ensalada, sin mucho aceite y evitando la adición de mantequilla, mayonesa y otros aderezos. Leche, yogur, queso: Los productos lácteos proporcionan proteínas, vitaminas y minerales y son excelentes fuentes de calcio. Un adolescente debe consumir de 2 a 4 porciones de lácteos cada día. En la práctica se debe diversificar los alimentos de este grupo, consumiendo sobre todo leche y yogur descremado, evitando quesos grasos y helados cremosos. Pescados y mariscos: Los pescados son una buena fuente de proteínas de elevada calidad, vitamina D y yodo, especialmente los pescados azules. Los ácidos grasos poliinsaturados w-3 son esenciales, es decir, que nuestro cuerpo no puede producirlos, por lo que debemos ingerirlos en la dieta. Los encontramos principalmente en el pescado azul (atún, arenque, sardina, caballa, salmón, anguila, bonito, etc.), en las nueces, semillas de chía y en algunos alimentos enriquecidos. Huevos: Son un alimento de gran interés nutricional que nos aporta proteínas de elevada calidad, vitaminas (A, D y B12) y minerales (fósforo y selenio). Los huevos aportan además nutrientes esenciales en las etapas de crecimiento y recordar que el color de la cáscara de los huevos (blanco o rubio) no condiciona su valor nutricional. El consumo de 3 a 5 huevos a la semana incluso más, es una buena alternativa nutricional a la carne y al pescado, alimentos con los que comparte cualidades nutritivas. Legumbres: Las alubias, los guisantes, los garbanzos, las habas y las lentejas nos aportan hidratos de carbono, fibra, vitaminas, minerales y diversos fitocomponentes. Son una buena fuente de proteínas y, si mezclamos las legumbres con cereales y verduras, el aporte proteico es de mayor calidad. Se recomienda consumir al menos de 2 a 4 raciones (60-80 g/ración en crudo, (150-200 g/ración en cocido) a la semana de legumbres, preferiblemente acompañadas de verduras de hoja verde. Agua: El agua es imprescindible para el mantenimiento de la vida, ya que todas las reacciones químicas de nuestro organismo tienen lugar en un medio acuoso. El consumo recomendado es de uno a dos litros al día, en función de la edad y situación personal. Es fundamental mantener una correcta hidratación, sobre todo ante un ambiente caluroso o con la práctica deportiva, aumentando la ingesta de líquidos. Además, un adecuado aporte de agua ayuda a prevenir el estreñimiento y a normalizar el tránsito intestinal. Actividad física: Sería importante practicar diariamente ejercicio físico moderado y ajustar la ingesta de alimentos y bebidas de acuerdo al nivel de actividad física habitual, para mantener el peso corporal saludable y reforzar aquellas otras actividades de la vida ordinaria como caminar, subir y bajar escaleras, entre otras. Evitar el consumo de cualquier bebida alcohólica en la adolescencia, incluso en pequeñas cantidades.