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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO
SUBDIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO COORDINACIÓN GENERAL DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
GESTIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS EN EDUCACIÓN
Autora: Edelin Rojas Sánchez
En la actualidad las políticas y reformas educativas han concedido mayor
importancia a la escuela, destacándose la autonomía y la participación escolar como centro de una política educativa que pretende mejorar los resultados de la prestación del servicio educativo, expresados en términos de acceso, eficiencia y calidad. Sin embargo, es elevado aún el desconocimiento que persiste en nuestra sociedad sobre la manera en que este debe concebirse, el cual se expresa mediante las políticas del Estado; para alcanzar resultados y sobre la forma de diseñar e implementar planes de mejoramiento. Como lo planteado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que sustenta una política de Estado destinada a orientar y consolidar un cambio en los diferentes sectores involucrados en el desarrollo social del país, promoviendo alianzas estratégicas con los diferentes actores de la sociedad; a través de una cultura de participación socio política, de un trabajo en equipo y visión compartida de integración intersectorial. En este sentido el Estado venezolano a través de sus políticas públicas manifiesta como objetivo alcanzar la justicia social basada en la inclusión social, para disfrutar los derechos, disminuyendo las inequidades y priorizando necesidades sociales. Asimismo, lograr el bien común es un valor preeminente; los valores culturales, la interculturalidad, el deporte y recreación. Ética del trabajo, participación ciudadana, corresponsabilidad educativa, actualización y tecnología, identidad nacional y respeto a corrientes de pensamiento, las cuales son políticas emprendidas por el Estado en materia educativa. Para ello se ha ampliado la concepción de comunidad educativa, en lo atinente a los encargados de planear y organizar la prestación del servicio educativo desde la óptica local, regional y nacional, como a los rectores y maestros responsables de la relación directa con los educandos, así como también padres y representantes de éstos; llamados a integrar un todo, a la hora de revelar resultados notables en una sociedad, en proceso de avance, progreso y coordinación con las políticas educativas novedosas que se han están realizando en Venezuela en estos últimos años. En cuanto a las innovaciones o programas, en cada uno de los planes de la nación, se iniciaron y cristalizaron propuestas relacionadas con la administración, la reorganización del sistema educativo en general o de alguno de sus niveles, reformas curriculares, innovaciones pedagógicas, cambios o modificaciones en la estructura o diseño del sistema educativo o alguno de sus niveles y alternativas no convencionales, entre otras, las cuales han tenido o tienen en este momento como principal objetivo puntual y recurrente que incidan negativamente en áreas tales como, la cobertura, igualdad de oportunidades, pertinencia, coherencia y calidad de la educación en general . Sin embargo, la ausencia de continuidad y permanencia de las políticas públicas educativas por la carencia en algunos casos, de voluntad política y de decisiones consensuado para promover y desarrollar estrategias que impulsen una acción de gestión por encima de los intereses de grupos, ha contribuido al deterioro progresivo de la gestión y la instituciones escolares y por ende, ha repercutido en la calidad de la educación, en todos los niveles del sistema educativo venezolano en las últimas décadas. Esta situación hasta los actuales momentos no ha sido posible detener o minimizar, a pesar, de que los entes rectores de la educación en el país expresan en su retórica, que son inmensos los recursos económicos, materiales y humanos o que han sido y son destinados al sector educativo. Sin embargo, la realidad educativa que se percibe y visualiza y, que, en múltiples ocasiones se cuantifica a través de diferente in formes, estudios e investigaciones conduce a aseverar que hoy más que nunca es obligante hacer uso de nuevos enfoques, herramientas e instrumentos que hagan posible hacer confluir el deber ser, con el hacer diseñando y estructurando un programa direccional educativo integral, permanente y consensuado entre los diferentes actores sociales que permita alcanzar los niveles de calidad y pertinencia social educativa a la cual aspira y que además, merece la población venezolana. A hora bien en el presente debido a la situación de pandemia que está sacudiendo al mundo la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al COVID-19 como una emergencia de salud pública global de preocupación internacional el 30 de enero de 2020, así como una pandemia el 11 de marzo de 2020 (OMS, 2020). Ciertamente, como muchos otros aspectos de la vida cotidiana elCOVID-19 han tenido un gran impacto en los estudiantes, docentes y organizaciones educativas de todo el mundo, provocó que escuelas, colegios y universidades de todo el mundo cerraran sus campus para que los estudiantes pudieran seguir las medidas de distanciamiento social para preservar la salud. En ningún otro momento de la historia se habían visto suspendidas las actividades de todos los niveles educativos, en el planeta entero En este contexto, la pandemia ha tenido un impacto significativo en el sector educativo. Según el informe de la UNESCO (2020), la misma ha afectado a casi el 68% de la población estudiantil total del mundo, según datos tomados durante la primera semana de junio de 2020. El brote por el nuevo coronavirus ha afectado a aproximadamente 1.200 millones de estudiantes y jóvenes de todo el mundo, ya que casi la totalidad de las instituciones educativas de todos los niveles debieron cancelar sus actividades presenciales al implementar el cierre temporal de las mismas En este sentido, las administraciones de escuelas, colegios y universidades optaron por conferencias y/o clases en línea como una forma alternativa de reanudar la educación. Aunque el aprendizaje en línea está resultando útil para salvaguardar la salud de los estudiantes y profesores en medio de la pandemia, no es tan eficaz como el aprendizaje convencional No obstante este tema actual ha dado motivos para generar discernimientos, enarbolando por supuesto, un juicio importante de que el aprendizaje en línea no puede producir los resultados deseados en países subdesarrollados como por ejemplo Venezuela, donde una gran mayoría de sus estudiantes no pueden acceder a Internet debido a problemas técnicos y monetarios. Ante la emergencia sanitaria por el COVID-19 se ha puesto de manifiesto las carencias y desigualdades tanto en la disponibilidad de dichos recursos como en la preparación de profesores y alumnos para transitar hacia las modalidades de la educación a distancia. La realidad de las instituciones educativas en Venezuela es que en su gran mayoría no cuentan con las competencias necesarias para asumir este gran reto, por lo que el sistema educativo de este país se ha visto enfrentado a la cruda realidad de tener que convertirse de la noche a la mañana, en centros escolares de “educación a distancia", algo impensado antes de la llegada de la pandemia. Actualmente, muchos de estos estudiantes tienen acceso limitado o nulo a internet y baja capacidad de banda ancha, por lo que es muy probable que sus oportunidades de aprendizaje en línea se vean drásticamente limitadas, especialmente en las áreas rurales. No sólo un número importante de estudiantes de bajos ingresos sino incluso hasta algunos profesores, carecen de computadoras o tabletas. nte los retos que el sector educativo ha tenido que enfrentar en esta pandemia, habría que preguntarse entonces lo siguiente: ¿La academia está transitando territorios desconocidos? ¿Todo el esfuerzo educativo que se está realizando durante esta contingencia pandémica se va a terminar una vez que la situación de emergencia culmine? Con base en esto, no se sabe cómo será el futuro. Si la economía, las relaciones, la educación, o la vida misma cambiarán cuando todo esto pase. Pero lo que sí es cierto es que hay que empezar a valorar lo que de verdad es importante y comenzar a construir y fortalecer un sistema educativo que acabe con las desigualdades y las injusticias ocupándose de los que más necesitan ante otra eventualidad que comprometa el equilibrio de la sociedad, una educación que “nos cuide”. Finalmente, y a modo de conclusión, la pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto las carencias y necesidades de las instituciones educativas en Venezuela en materia de infraestructura y de formación del personal académico para llevar a cabo de manera satisfactoria la educación en línea. También ha exhibido de manera clara las enormes desigualdades que existen entre la población estudiantil, las cuales hacen temer que la gran brecha digital del aprendizaje tecnológico virtual se pueda seguir ensanchando. Dado que la emergencia sanitaria no ha terminado, no es tiempo todavía de hacer un balance de los daños ni de las estrategias que se tendrán que desarrollar para recuperar lo perdido, principalmente en términos de los avances en el aprendizaje de los alumnos. Es primordial, progresar en el diseño de medidas a largo plazo que ayuden a enfrentar el regreso a clases una vez que pase la emergencia sanitaria por el COVID-19, en tanto los efectos de la educación a distancia se trasladarán a la experiencia educativa en las escuelas. De igual manera, hay que desplegar estudios recopilando información valiosa y experiencias que aporten con debida rapidez a la generación de políticas públicas en el sector educativo y medidas de apoyo orientadas contrarrestar tales limitaciones.