Trabajo Maraton de Lectura

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PROYECTO DE EDUCACIÓN

SEXUAL INTEGRAL

“IGUALES PERO
DIFERENTES”

DOCENTES: ARCE, Alejandra

ARRIOLA, Belén

FLORES, Rosana

MALDONADO, Deborah

PALMA, Dora

VICEDIRECTORA: OYOLA, Rogelia

GRADO: 2do A, B, C, D, E
AÑO: 2.022

FUNDAMENTACIÓN

El eje de este proyecto es incorporar la Educación Sexual Integral dentro de las


propuestas educativas orientadas a la formación armónica equilibrada y
permanente de las personas, asegurando la transmisión de conocimientos
pertinentes, precisos, confiables y actualizados.

Lograr la igualdad de trato y oportunidades entre pares.

Todos los trabajos y actividades se realizarán articulados y transversales con


las áreas de Construcción Ciudadana y Educación para la Vida y Lengua.

OBJETIVOS GENERALES

Promover y fortalecer el proceso de formación lectora de los alumnos, a


través del encuentro de maratón de lectura para potenciar su
creatividad, su sensibilidad y su pensamiento crítico.
Incorporar la educación sexual integral dentro de la propuesta educativa
orientada a la formación armónica, equilibrada y permanente de las
personas.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Generar espacios de construcción de conocimientos en los que se


descubra a la lectura como una acción placentera que contribuye al
desarrollo integral de los alumnos.
Fortalecer el buen trato y la autoestima individual y grupal.

CONTENIDOS
Escucha comprensiva del cuento “CUENTO CON CARICIAS”
Escritura asidua de palabras en colaboración con el docente.
La relación con la familia.
La relación con los compañeros y amigos.
ACTIVIDADES

LOS CUIDADOS QUE NECESITAMOS

1 - Observamos las siguientes imágenes:

2 - Escuchamos el cuento de: “CUENTO CON CARICIA”

CUENTO CON CARICIA


No sabía lo que era una caricia. Nunca lo habían acariciado antes. Por
eso, cuando el changuito rozó su plumaje junto a la laguna –
alisándoselo suavemente con la mano–, el tero se voló. Su alegría era
tanta que necesitaba todo el aire para desparramarla. – ¡Teru! ¡Teru!
¡Teru! ¡Teru! ¡Teru! ¡Teru! –se alejó chillando. El changuito lo vio
desaparecer, sorprendido. La tarde se quedó sentada a su lado sin
entender nada.

– ¡Hoy me han acariciado! ¡La caricia es hermosa! –Seguía diciendo


con su teruteru...
–¡Eh, tero! ¡Ven aquí! ¡Quiero saber qué es una caricia! –le gritó una
vaca al escucharlo. El tero se dejó caer: un planeador blanco, negro y
pardo, de gracioso copete, aterrizando junto a la vaca...

–Esto es una caricia... –le dijo el tero, mientras que con el ala
izquierda rozaba una y otra vez una pata de la vaca–. Me gusta tu
cuero, ¿sabes? No imaginaba que fuera tan distinto de mi plumaje...

La vaca no lo escuchaba ya. Pasto y cielo se iban mezclando en una


cinta verdeazul con cada aleteo del ave. Ni siquiera sentía las
fastidiosas moscas...

Con varios felices muuu... muuu... se despidió entonces del tero.


¿Caminaba o flotaba? ¿Soñaba? No. Era tan cierto como el sol del
atardecer, bostezando sobre el campo. Era verdad: ella sabía ahora lo
que era una caricia... Distraída, atropelló un armadillo que descansaba
entre unos matorrales:

–Cuidado, vaca, ¿no ves que casi me pisas? ¿Qué te pasa? ¿Estás
enferma?

–Este quirquincho no puede entender... –pensó la vaca–. Es tan


tonto... –y continuó caminando o flotando, mugiendo o cantando...
Pero el animalito peludo la siguió curioso, arrastrándose lentamente
sobre sus patas. Finalmente, la chistó:

–Shhh... Shhh... ¿No vas a decirme qué te pasa? Suspirando, la vaca


decidió contarle:
–Hoy he aprendido lo que es una caricia... Estoy tan contenta...

– ¿Una caricia? –Repitió el armadillo, tropezando con el nudo de una


raíz–. ¿Qué gusto tiene una caricia?

La vaca mugió divertida:

–No, no es algo para comer... Acércate que te voy a enseñar... –y la


vaca rozó con su cola el duro y espeso pelo del animalito. Su coraza
se estremeció. Tampoco a él lo habían acariciado antes...

¿De modo que ese contacto tan lindo era una caricia? Para ocultar su
emoción, cavó rápidamente un agujero en la tierra y desapareció en
él. La noche taconeaba ya sobre los pastos cuando el armadillo
decidió salir. La vaca se había ido, dejándole la caricia... ¿A quién
regalarla? De pronto, un puercoespín se desperezó en la puerta de su
grieta. Era la hora de salir a buscar alimentos.

– ¡Qué mala suerte tengo! –Exclamó el armadillo–. ¡Encontrarte


justamente a ti!

– ¿Se puede saber por qué dices esa tontería? –gruñó el puercoespín,
dándose vuelta enojado.

–Pues... porque tengo ganas de regalar una caricia... pero con esas
treinta mil púas que tienes sobre el cuerpo... voy a pincharme...

– ¿Una caricia? –Le preguntó muy interesado el roedor–. ¿Te parece


que mis dientes serán lo suficientemente fuertes para morderla? ¿Es
dulce o salada?
–No, amigo, una caricia no es una madera de las que te gustan
tanto...ni una caña de azúcar... ni un terroncito de sal... Una caricia es
esto...–y frotando despacito su caparazón contra la única parte sin
púas de la cabeza del puercoespín, el armadillo se la regaló.

¡Qué cosquilleo recorrió su piel! Un gruñido de alegría se paró en la


noche. Su primera caricia...

– ¡No te vayas! ¡No te vayas! –alcanzó a oír que el armadillo le gritaba


riendo. Pero él necesitaba estar solo... Gruñendo feliz, se zambulló en
la oscuridad de unas matas. La mañana lo encontró despierto, aún sin
desayunar y murmurando:

–Tengo una caricia... Tengo una caricia... ¿A quién podré dársela?


Ninguno me la aceptará... Tengo tantas púas...

– ¿Estás loco? –le dijo una perdiz. – ¡Se ha emborrachado! –aseguró


una liebre. Y ambas dispararon para no pincharse. El puercoespín se
enroscó. Su soledad de púas lo molestaba por primera vez...Ya era
tarde cuando lo vio, recostado sobre un tronco, junto a la laguna. El
changuito sostenía con sus piernas la caña de pescar. Un sombrero
de paja le entoldaba los ojos. Dormitaba...

El puercoespín no lo pensó dos veces y allá fue, llevándole su caricia.


Su hociquito se apretó un momento contra la rodilla del chango antes
de escapar –temblando– hacia el hueco de un árbol. El muchachito ni
siquiera se movió, pero a través de un agujerito de su sombrero lo vio
todo.
– ¡El puercoespín me acarició! –se dijo por lo bajo, mirando de reojo
su rodilla curtida–. Esto sí que no lo va a creer mi tata... –y su silbidito
de alegría rebotó en la laguna.

– ¿Dormita el chango? ¿Sonríe? ¿Pesca o silba? –se preguntó la


tarde. Y siguió sentada a su lado sin entender nada.

3 – Conversamos sobre lo leído:

-¿Qué les pareció el cuento? ¿Les gustó?

-¿Se animan a nombrar a los personajes?

-¿En qué orden aparecen en el cuento?

-A ustedes ¿Les gustan las caricias?

-¿Quién les hace caricias en casa?

-¿A quién les gustaría regalarle una?

-¿Se imaginan acariciar un «Puerco espín»?

4 - Les propongo que primero escriban cómo puedan el nombre de los


personajes de esta historia. (Como puedan, significa sin copiar, como a cada
uno le parezca que se escriben)

5 - Piensen en alguien que quieren mucho y en una hoja pueden hacerle un


dibujo, escribir su nombre y cómo puedan, escribir algo que le quieran decir.
6 - Escribimos el nombre de cada animal:
CERRAMOS NUESTRO PROYECTO

-Para difundir lo trabajado realizaremos un pequeño LIBRO, el que contendrá


una recopilación de todos los temas trabajados durante el proyecto.

EVALUACIÓN

• Observación directa y registro de la participación de las clases diarias.


• Trabajos en los cuadernos.
• Utilización de palabras específicas.
• Desempeño en las actividades diarias.
• Valoración de los aprendizajes.
• Ejemplos de situaciones alusivas a los temas trabajados.
• Participación activa en la clase.
• Expresión de opiniones personales.
• Respeto por las opiniones ajenas.
• Manifiesto de actitudes acordes a los acuerdos de convivencia del aula.

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