Garantias Mobiliarias Sobre Propiedad Intelectual
Garantias Mobiliarias Sobre Propiedad Intelectual
Garantias Mobiliarias Sobre Propiedad Intelectual
La ley 1676 de 2013 regula las garantías que pueden constituirse sobre bienes
muebles. En el marco de esta normativa, el legislador identificó expresamente
la posibilidad de constituir garantías sobre P.I. En relación con lo anterior, el
artículo 6 de la LGM, indica que el garante podrá constituir garantías
mobiliarias sobre derechos patrimoniales derivados de la P.I. En tal sentido,
existe una autorización legal expresa, frente a la posibilidad de utilizar los
derechos patrimoniales de marcas, patentes, derechos de autor, diseños
industriales, esquemas de trazados de circuitos integrados, entre otros, como
garantía de obligaciones.
Pero la ley va mucho más allá pues define qué se considera derecho de P.I. en
su artículo 8. En la mencionada norma, lista los derechos de P.I., las normas
que los regulan y enuncia de manera no taxativa algunos derechos
patrimoniales
derivados de P.I. como las licencias y las sublicencias.
Frente a este último punto, la norma consagra que “las garantías mobiliarias
sobre los derechos patrimoniales derivados de la P.I. incluyen las licencias y
sublicencias otorgadas sobre los mismos.” Ahora bien, esta norma si bien
resulta útil para fundamentar la viabilidad legal de la constitución de garantías
sobre activos de P.I., posee algunas imprecisiones y omisiones que podrían
generar discusiones en relación con su aplicación a algunos activos intangibles
y la forma de constituir estos tipos de garantías, las cuales se explican a
continuación.
Constitución.
Para que los derechos de P.I. garanticen una obligación, es necesario que se
celebre un contrato entre acreedor y deudor en el cual se identifiquen las
partes, el monto máximo cubierto por la garantía, la descripción del activo de
P.I., así como las obligaciones a garantizar. Lo anterior, de conformidad con
los artículos 9 y 14 de la LGM.
De otro lado, el artículo 3 de la LGM exige que los bienes que se den en
garantía deben ser susceptibles de valoración, lo que impone un requisito que
legitima el uso de estos activos como colaterales de operaciones de crédito
otorgadas por entidades financieras. Es importante resaltar que los sistemas de
administración de riesgo del crédito instan a las entidades financieras a tomar
medidas que les permitan conjurar el riesgo de impago de las obligaciones de
las cuales son acreedoras entre las cuales se encuentra la obligación de valorar
las garantías de una operación de crédito. En línea con lo anterior, el artículo
1.3.1.4 del capítulo 2 de la Circular Básica Contable y Financiera (en adelante
CBCF) índica que como parte de las políticas de riesgo de crédito se deben
fijar condiciones en relación con la exigencia, aceptación y valuación de las
garantías de operaciones de crédito.
Frente al punto anterior, el artículo 2.1.2.1.3 del D.U. indica que las garantías
admisibles deben cumplir con las siguientes características: 1) que la garantía
tenga un valor definido con criterios técnicos y que cubra el valor de la
obligación, 2) que ofrezca un respaldo jurídico eficaz, al otorgar preferencia o
mejor derecho a pagar la obligación.
La garantía mobiliaria basada en P.I. cumple con estos requisitos, pues puede
ser valorada a través de medios técnicos y objetivos. Frente a este punto, es
preciso anotar, que existen metodologías internacionalmente aceptadas para
valorar estos activos, las cuales se han utilizado en múltiples países al
momento de estructuras operaciones cuyo subyacente es la P.I.
Adicionalmente, la P.I. tiene la capacidad de cubrir el valor de una obligación,
pues al poder determinarse su precio es fácilmente identificable su capacidad
para cubrir el valor de la obligación. Finalmente, otorga un mejor derecho
pues la inscripción de la garantía sobre un activo de P.I. le otorga al acreedor
garantizado ventajas en cuanto a la ejecución de esta y a la prelación de su
obligación debido a la existencia de un registro 22 público. Aunado a lo
anterior, el literal j del artículo 2.1.2.1.4 de la norma antes citada clasifica las
garantías mobiliarias como una tipología de garantías admisibles.
Operación.
Durante la vigencia de la obligación garantizada, el registro sobre el activo
intangible debe permanecer inscrito, por lo que el contrato de garantía debe
incorporar una duración acorde con la duración de la obligación. Ahora bien,
las normas de garantías mobiliarias exigen que cuando el deudor sea quien
tiene la posesión sobre el bien que garantiza la acreencia, posee ciertas
obligaciones contenidas en el artículo 18 de la LGM. En particular los
numerales 2, 4 y 5 de la anterior norma consagran la obligación de cuidar del
bien dado en garantía, así como asumir el riesgo de destrucción del bien y los
gastos e impuestos generados por el bien en garantía. A continuación, planteo
las principales obligaciones especiales que debería asumir el deudor en la
vigencia de la garantía, las cuales son propias de los activos de P.I.
La mayoría de los activos de P.I. (excepto los derechos de autor), surgen con
la concesión del registro del derecho por parte de una autoridad estatal, la cual
los otorga a través de un acto administrativo. Teniendo en cuenta lo anterior,
existe el riesgo de que el derecho sea cuestionado en Nulidad ante el Consejo
de Estado, por lo que el deudor garantizado deberá asumir la defensa judicial
del derecho de P.I. Adicionalmente, dependiendo el tipo de derecho de
propiedad industrial se 23 deberán pagar anualidades para mantener vigente
una patente o renovaciones cada diez años para evitar la caducidad del registro
de las marcas.
Liquidación.
Este punto es de trascendental importancia, en la medida en que es el que
brinda seguridad al acreedor en relación con la preferencia en la ejecución de
la garantía en caso de un impago o le garantiza al deudor titular de los activos
intangibles los mecanismos para levantar el gravamen una vez se satisfaga la
obligación.