Tema 4 Oficinas Públicas
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TEMA
La protección de datos personales. Régimen jurídico. El Reglamento (UE) 2016/679,
En España, la Constitución española de 1978 (CE) prevé en su artículo 18.1 que se garanti-
za el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen y en el artículo 18.4
que el legislador limitará el uso de la informática para proteger los derechos fundamentales de los
ciudadanos.
Los derechos del artículo 18 de la Constitución española, al encontrarse en la sección 1.ª del capí-
tulo II del título I de la Constitución, están sometidos a reserva de ley orgánica (art. 81 de la CE), que en
todo caso deberá respetar su contenido esencial, y vinculan a todos los poderes públicos (art. 53.1 de la
CE), y, entre las garantías jurisdiccionales podrá recabarse la tutela de los tribunales ordinarios median-
te un procedimiento basado en los principios de preferencia y sumariedad y, subsidiariamente, la tutela
del Tribunal Constitucional mediante un recurso de amparo (art. 53.2 de la CE).
El derecho a la intimidad se vincula a la esfera más reservada de las personas, al ámbito que estas
siempre preservan de las miradas ajenas, aquel que desea mantenerse oculto a los demás por pertene-
cer a su esfera más privada (SSTC 151/1997, de 29 de septiembre), vinculada con la dignidad y el libre
desarrollo de la personalidad (art. 10.1 de la CE). De esta forma el derecho a un núcleo inaccesible de
intimidad se reconoce incluso a las personas más expuestas al público (STC 134/1999, de 15 de julio).
La intimidad, de acuerdo con el propio precepto constitucional, se reconoce no solo al individuo aisla-
damente considerado, sino también al núcleo familiar (SSTC 197/1991, de 17 de octubre o 231/1988,
de 2 de diciembre).
Por su parte, es nuestra Constitución, una de las primeras en introducir la protección de los datos
frente al uso de la informática, dado que es precisamente en los años de su redacción cuando comienzan
a apreciarse los peligros que puede entrañar el archivo y uso ilimitado de los datos informáticos. Nues-
tros constituyentes tomaron, en este caso, el ejemplo de la Constitución portuguesa, solo dos años ante-
rior a la española.
Una primera interpretación llevó a considerar este derecho como una especificación del derecho a
la intimidad, pero el Tribunal Constitucional ha interpretado que se trata de un derecho independiente,
aunque obviamente estrechamente relacionado con aquel (SSTC 254/1993, de 20 de julio y 290/2000,
de 30 de noviembre). El Alto Tribunal además señaló la vinculación directa de este derecho para los po-
deres públicos sin necesidad de desarrollo normativo (STC 254/1993).
En concreto, la STC 94/1988 señaló que nos encontramos ante un derecho fundamental a la pro-
tección de datos por el que se garantiza a la persona el control sobre sus datos, cualesquiera datos per-
sonales, y sobre su uso y destino, para evitar el tráfico ilícito de los mismos o lesivo para la dignidad y
los derechos de los afectados; de esta forma, el derecho a la protección de datos se configura como una
facultad del ciudadano para oponerse a que determinados datos personales sean usados para fines distin-
tos a aquel que justificó su obtención.
Este derecho se halla estrechamente vinculado con la libertad ideológica, pues evidentemente el al-
macenamiento y la utilización de datos informáticos puede suponer un riesgo para aquella, no solamente
por lo que se refiere a 'datos sensibles', entre los que se encuentran los de carácter ideológico o religio-
so sobre los cuales según indica el artículo 16 de la Constitución, nadie estará obligado a declarar, sino
también por su posible utilización ajena a las finalidades para los que fueron recabados (SSTC 11/98,
de 13 de enero; 44 y 45/1999, de 22 de marzo, entre otras, en relación con la libertad sindical), o la in-
clusión de datos sin conocimiento del afectado (STC 202/1999, de 8 de noviembre). Otro riesgo puede
provenir por efectuarse accesos indebidos a ficheros ajenos (STC 144/1999, de 22 de julio, en torno a
una indebida utilización por parte de una Junta Electoral de Zona de datos incluidos en el Registro Cen-
tral de Penados y Rebeldes).
Desde un punto de vista histórico, la primera mención al derecho a la intimidad fue realizada por
Lord William Pitt, Conde de Chatham en 1763 en un célebre discurso ante la Cámara de los Comunes
del Reino Unido en el que reclamó el derecho de toda persona por humilde que fuera su morada a ex-
cluir la entrada de extraños, incluidas «todas las fuerzas del rey» (en el caso aludido se refería a los re-
caudadores de la Corona, autoridades públicas con competencia para la recolección de los impuestos).
Se reconoce así el derecho a la intimidad y la inviolabilidad del domicilio que se recoge hoy en nuestra
Constitución de 1978 en su artículo 18.
Más tarde, en 1890 los juristas norteamericanos Samuel D. Warren y Louis Branden escribieron
un artículo titulado «El derecho a la privacidad» en el que reclamaban la existencia de un derecho «a
ser dejado en paz» o derecho a la exclusión de la atención de otros o a ser observado en sitios privados.
No es casualidad el hecho de que este derecho fuera especialmente recogido en las leyes de la Repú-
blica Federal Alemana puesto que la preocupación del poder judicial alemán por el derecho fundamental
a la protección de los datos personales tiene su origen en el hecho de que el régimen nacionalsocialista
alemán utilizó los datos personales de sus ciudadanos para determinar que personas debían ser detenidas
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o eliminadas en función de su ideología, religión o etnia. De ahí que estos datos personales tengan en la
actualidad la consideración de «especialmente sensibles» en casi todas las legislaciones nacionales o in-
ternacionales. Se reconoce así el derecho a la limitación de la intromisión que la informática puede pro-
ducir en el ámbito íntimo de los ciudadanos. Se trata pues del derecho a la protección de datos personales.
En la Alemania de los años 30 existía una legislación según la cual las confesiones religiosas de-
bían ser sostenidas económicamente por los fieles. Existía un también un Registro de Confesiones Reli-
giosas que recogía la identidad de las personas que hacían aportaciones a cada confesión y las cuantías,
con el fin de aplicar las leyes tributarias. El Régimen Nacionalsocialista solo tuvo que acudir a dichos
registros para determinar quiénes profesaban la religión judaica, lo que facilitó la persecución que llevo
al holocausto judío.
Dos años después de la Sentencia del Tribunal Constitucional Alemán reconociendo el derecho a
la autodeterminación informativa, el 1 de octubre de 1985, entró en vigor Convenio 108 del Consejo de
Europa para la protección de las personas con respecto al tratamiento automatizado de datos de carác-
ter personal. El Convenio hecho en Estrasburgo el 28 de enero de 1981 fue sometido al procedimiento
aprobación y ratificación y fue ratificado por España el 27 de enero de 1984. El convenio reconoce el
derecho a la intimidad y a la protección de datos respectivamente.
Ambos derechos son igualmente reconocidos en la Carta Europea de Derechos Fundamentales, in-
corporada al articulado del Tratado de Lisboa. Reconociendo que sus políticas podrían tener un impac-
to sobre los derechos humanos y en un esfuerzo para que los ciudadanos se sientan «más cerca» de la
Unión Europea, la Unión Europea proclamó en 2000 la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión
Europea (Carta). Esta Carta incorpora todos los derechos civiles, políticos, económicos y sociales de los
ciudadanos europeos y constituye la síntesis de las tradiciones constitucionales y obligaciones interna-
cionales que son comunes a los Estados miembros.
Los derechos descritos en la Carta se agrupan en seis secciones: dignidad, libertad, igualdad, soli-
daridad, ciudadanía y justicia. Aunque en su origen la Carta era únicamente un documento político, pasó
a ser jurídicamente vinculante como derecho primario de la Unión Europea (véase el art. 6, apartado 1,
del TUE) con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa el 1 de diciembre de 2009.
El derecho primario de la Unión Europea también incluye una competencia general de la Unión
Europea para legislar en materia de protección de datos (art. 16 del TFUE). La Carta no solo garanti-
za el respeto a la vida privada y familiar (art. 7), sino que también establece el derecho a la protección
de datos (art. 8), elevando explícitamente el nivel de dicha protección al de derecho fundamental en el
derecho de la Unión Europea. Tanto las instituciones de la Unión Europea como los Estados miembros
deberán respetar y garantizar este derecho, el cual también es aplicable a los Estados miembros cuando
apliquen el derecho de la Unión (art. 51 de la Carta).
Al haber sido formulado varios años después de la Directiva de protección de datos, debe enten-
derse que el artículo 8 de la Carta recoge la legislación de la Unión Europea preexistente en materia de
protección de datos. Por lo tanto, la Carta no solo menciona expresamente un derecho a la protección de
los datos en el artículo 8, apartado 1, sino que también hace referencia a los principios clave en materia
de protección del apartado 2 de dicho artículo. Por último, el artículo 8, apartado 3, de la Carta garantiza
el control de la aplicación de dichos principios por parte de una autoridad independiente.
La normativa de protección de datos en España comenzó en el año 1992 con la Ley Orgánica de
Regulación del Tratamiento Automatizado de los Datos de carácter personal (LORTAD). La ley tenía
por objeto desarrollar el derecho fundamental a la autodeterminación informativa reconocido en el art.
18.4 de la Constitución española.
Posteriormente, la Unión Europea aprobó la Directiva 95/46/CE del parlamento europeo y del con-
sejo de 24 de octubre de 1995 relativa a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tra-
tamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos. A ella siguió la Directiva 97/63 de
protección de datos personales en las comunicaciones electrónicas.
En el año 2016 se aprobó el reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo de
27 de abril de 2016 relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de
datos personales y a la libre circulación de estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/CE (Re-
glamento general de protección de datos) que entró en vigor el 25 de mayo de 2016.
Si bien, los Reglamentos europeos gozan de aplicación directa, se concedió a los países miembros
un periodo de dos años para su aplicación debido a su complejidad. Por tanto, si bien el Reglamento ge-
neral de protección de datos entró en vigor el 25 de Mayo de 2016, el mismo no ha sido de aplicación
hasta el 25 de mayo de 2018.
La adaptación al Reglamento general de protección de datos, según establece su artículo 99, reque-
ría, en suma, la elaboración de una nueva ley orgánica que sustituyera a la Ley Orgánica 15/1999, de
13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter personal y ello ha tenido lugar con la Ley Orgá-
nica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales.
Por tanto, el régimen jurídico actual en materia de protección de datos va a venir determinado por:
Esta ley orgánica consta de noventa y siete artículos estructurados en diez títulos, veintidós dispo-
siciones adicionales, seis disposiciones transitorias, una disposición derogatoria y dieciséis disposicio-
nes finales:
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haya adoptado todas las medidas razonables para que se supriman o rectifiquen sin dilación,
la inexactitud de los datos obtenidos directamente del afectado, cuando hubiera recibido los
datos de otro responsable en virtud del ejercicio por el afectado del derecho a la portabili-
dad, o cuando el responsable los obtuviese del mediador o intermediario cuando las normas
aplicables al sector de actividad al que pertenezca el responsable del tratamiento establezcan
la posibilidad de intervención de un intermediario o mediador o cuando los datos hubiesen
sido obtenidos de un registro público. También se recoge expresamente el deber de confi-
dencialidad, el tratamiento de datos amparado por la ley, las categorías especiales de datos
y el tratamiento de datos de naturaleza penal, se alude específicamente al consentimiento,
que ha de proceder de una declaración o de una clara acción afirmativa del afectado, exclu-
yendo lo que se conocía como «consentimiento tácito», se indica que el consentimiento del
afectado para una pluralidad de finalidades será preciso que conste de manera específica e
inequívoca que se otorga para todas ellas, y se mantiene en catorce años la edad a partir de
la cual el menor puede prestar su consentimiento.
• El Título III, dedicado a los derechos de las personas, adapta al Derecho español el princi-
pio de transparencia en el tratamiento del reglamento europeo, que regula el derecho de los
afectados a ser informados acerca del tratamiento y recoge la denominada «información por
capas» ya generalmente aceptada en ámbitos como el de la videovigilancia o la instalación
de dispositivos de almacenamiento masivo de datos (tales como las «cookies»), facilitan-
do al afectado la información básica, si bien, indicándole una dirección electrónica u otro
medio que permita acceder de forma sencilla e inmediata a la restante información.
• En el Título IV se recogen «Disposiciones aplicables a tratamientos concretos», incorpo-
rando una serie de supuestos que en ningún caso debe considerarse exhaustiva de todos los
tratamientos lícitos.
• El Título V se refiere al responsable y al encargado del tratamiento.
• El Título VI, relativo a las transferencias internacionales de datos, procede a la adaptación
de lo previsto en el Reglamento (UE) 2016/679 y se refiere a las especialidades relacionadas
con los procedimientos a través de los cuales las autoridades de protección de datos pueden
aprobar modelos contractuales o normas corporativas vinculantes, supuestos de autoriza-
ción de una determinada transferencia, o información previa.
• El Título VII se dedica a las autoridades de protección de datos, que siguiendo el mandato
del Reglamento (UE) 2016/679 se han de establecer por ley nacional. Manteniendo el es-
quema que se venía recogiendo en sus antecedentes normativos, la ley orgánica regula el
régimen de la Agencia Española de Protección de Datos y refleja la existencia de las autori-
dades autonómicas de protección de datos y la necesaria cooperación entre las autoridades
de control. La Agencia Española de Protección de Datos se configura como una autoridad
administrativa independiente con arreglo a la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen
Jurídico del Sector Público, que se relaciona con el Gobierno a través del Ministerio de Jus-
ticia.
• El Título VIII regula el «Procedimientos en caso de posible vulneración de la normativa de
protección de datos».
• El Título IX, que contempla el régimen sancionador, parte de que el Reglamento (UE)
2016/679 establece un sistema de sanciones o actuaciones correctivas que permite un am-
plio margen de apreciación.
• Finalmente, el Título X de esta ley acomete la tarea de reconocer y garantizar un elenco de
derechos digitales de los ciudadanos conforme al mandato establecido en la Constitución.
En particular, son objeto de regulación los derechos y libertades predicables al entorno de
Las principales materias que se abordan en el Reglamento de Protección de Datos son las siguientes:
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el Reglamento pretende adaptar los criterios que determinan qué empresas deben cumplirlo
a la realidad del mundo de internet.
Ello permite que el Reglamento sea aplicable a empresas que, hasta ahora, podían estar
tratando datos de personas en la Unión y, sin embargo, se regían por normativas de otras
regiones o países que no siempre ofrecen el mismo nivel de protección que la normativa
europea.
Asimismo queda bien definido que el Reglamento no será de aplicación a los datos de las
personas jurídicas. También queda comprendido en esta exclusión el supuesto de que la
persona jurídica contenga los nombres de una o más personas físicas (Por ejemplo. Fernán-
dez y Pérez Asociados S.L). Si bien hay que determinar la finalidad de los tratamientos de
datos: si a través de la dirección de una persona jurídica y los datos de sus socios incorpo-
rados a su denominación, se llegara a una persona física estaríamos hablando de tratamien-
to de datos personales.
2. Por lo que respecta a la transparencia, lealtad, licitud, consentimiento y categorías especia-
les de datos, ahora queda claro que el consentimiento debe ser explícito y que la persona
debe ser consciente de que está prestando este consentimiento. Y es que una de las bases
fundamentales para tratar datos personales es el consentimiento. El Reglamento pide que
el consentimiento, con carácter general, sea libre, informado, específico e inequívoco. Para
poder considerar que el consentimiento es inequívoco, el Reglamento requiere que haya una
declaración de los interesados o una acción positiva que indique el acuerdo del interesado.
El consentimiento no puede deducirse del silencio o de la inacción de los ciudadanos.
Las empresas deben revisar la forma en la que obtienen y registran el consentimiento. Prác-
ticas que se encuadran en el llamado consentimiento tácito y que son aceptadas bajo la ac-
tual normativa dejarán de serlo cuando el Reglamento sea de aplicación.
Además, el Reglamento prevé que el consentimiento haya de ser explícito en algunos casos,
como puede ser para autorizar el tratamiento de datos sensibles. Se trata de un requisito más
estricto, ya que el consentimiento no podrá entenderse como concedido implícitamente me-
diante algún tipo de acción positiva. Así, será preciso que la declaración u acción se refieran
explícitamente al consentimiento y al tratamiento en cuestión.
Hay que tener en cuenta que el consentimiento tiene que ser verificable y que quienes re-
copilen datos personales deben ser capaces de demostrar que el afectado les otorgó su con-
sentimiento. Por ello, es importante revisar los sistemas de registro del consentimiento para
que sea posible verificarlo ante una auditoría.
Además, ya no se prevé específicamente la comunicación o cesiones de datos, por lo que,
salvo que una ley lo prevea, habrá que analizar los supuestos caso por caso.
Se hace un especial hincapié en que cualquier información que se deba facilitar a los inte-
resados se haga en forma inteligible y utilizando un lenguaje claro, sencillo y adaptado a
los mismos y, de forma muy especial, cuando dicha información se dirija a los niños.
El Reglamento establece que la edad en la que los menores pueden prestar por sí mismos
su consentimiento para el tratamiento de sus datos personales en el ámbito de los servicios
de la sociedad de la información (por ejemplo, redes sociales) es de 16 años. Sin embargo,
permite rebajar esa edad y que cada Estado miembro establezca la suya propia, establecien-
do un límite inferior de 13 años. En el caso de España, ese límite continúa en 14 años. Por
debajo de esa edad, es necesario el consentimiento de padres o tutores. Así el artículo 7 de
la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de
los derechos digitales, establece que «el tratamiento de los datos personales de un menor de
edad únicamente podrá fundarse en su consentimiento cuando sea mayor de catorce años.
Se exceptúan los supuestos en que la ley exija la asistencia de los titulares de la patria po-
testad o tutela para la celebración del acto o negocio jurídico en cuyo contexto se recaba el
consentimiento para el tratamiento.
El tratamiento de los datos de los menores de catorce años, fundado en el consentimiento,
solo será lícito si consta el del titular de la patria potestad o tutela, con el alcance que deter-
minen los titulares de la patria potestad o tutela».
En el caso de las empresas que recopilen datos personales, es importante recordar que el
consentimiento tiene que ser verificable y que el aviso de privacidad debe estar escrito en
un lenguaje que los niños puedan entender.
3. Otra novedad es el llamado «derecho al olvido» en el que se trata de adaptar a la actual so-
ciedad digital global el tradicional derecho de cancelación de los datos personales así como
el derecho de portabilidad.
El Reglamento introduce nuevos elementos, como el derecho al olvido y el derecho a la por-
tabilidad, que mejoran la capacidad de decisión y control de los ciudadanos sobre los datos
personales que confían a terceros.
El derecho al olvido se presenta como la consecuencia del derecho que tienen los ciuda-
danos a solicitar, y obtener de los responsables, que los datos personales sean suprimidos
cuando, entre otros casos, estos ya no sean necesarios para la finalidad con la que fueron
recogidos, cuando se haya retirado el consentimiento o cuando estos se hayan recogido de
forma ilícita. Asimismo, según la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea
de 13 de mayo de 2014, Sentencia del TJUE, asunto Google vs. España que reconoció por
primera vez el derecho al olvido recogido ahora en el Reglamento europeo, supone que el
interesado puede solicitar que se bloqueen en las listas de resultados de los buscadores los
vínculos que conduzcan a informaciones que le afecten que resulten obsoletas, incomple-
tas, falsas o irrelevantes y no sean de interés público, entre otros motivos.
En este caso, el responsable de dicha publicación, además de suprimirlos de sus propios sis-
temas, adoptará todas las medidas razonables, incluidas las de carácter técnico, para infor-
mar a los terceros que estén tratando dichos datos de que deben suprimir cualquier enlace
a esos datos personales, o cualquier copia o réplica de los mismos.
Finalmente, se obliga a que el responsable ponga en marcha mecanismos adecuados que ga-
ranticen primero, la fijación de los plazos de conservación de la información y, segundo, los
mecanismos necesarios para asegurar que se respetan los plazos fijados para la supresión de
datos personales o, en su caso, la evaluación periódica de la necesidad de conservar los datos.
Por su parte, el derecho a la portabilidad implica que el interesado que haya proporcionado
sus datos a un responsable que los esté tratando de modo automatizado podrá solicitar re-
cuperar esos datos en un formato que le permita su traslado a otro responsable. Cuando ello
sea técnicamente posible, el responsable deberá transferir los datos directamente al nuevo
responsable designado por el interesado.
4. Dos elementos de carácter general constituyen la mayor innovación del Reglamento para
los responsables y, en su caso, encargados, y se proyectan sobre todas las obligaciones de
las organizaciones: el principio de responsabilidad proactiva y el enfoque de riesgo.
Para lo cual, el Reglamento introduce los siguientes mecanismos: registro de actividades de
tratamiento de datos, protección de datos desde el diseño y por defecto, medidas de segu-
ridad, análisis de riesgos, notificación de violaciones de seguridad de los datos, evaluación
de impacto sobre la protección de datos, y finalmente, la figura del delegado de protección
de datos.
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• Protección de datos desde el diseño y por defecto. La protección de datos desde el di-
seño exige al responsable, que implante desde los primeros momentos de concepción
de un nuevo sistema de información, las medidas y procedimientos técnicos y orga-
nizativos apropiados para garantizar su conformidad con la normativa de protección
de datos y, así, garantizar los derechos y libertades de las personas cuyos datos serán
tratados.
Igualmente, se deberá garantizar que, por defecto, solo se traten los datos personales
estrictamente imprescindibles para la finalidad o finalidades legítimas del tratamiento
y que no se conserven más allá del tiempo mínimo necesario para conseguir dichas
finalidades y, en particular, se garantizará que, también por defecto, los datos perso-
nales no sean accesibles a un número indeterminado de personas.
• En el apartado de medidas de seguridad, la novedad más llamativa es que se deja al
criterio del responsable o encargado del tratamiento el establecimiento de las medi-
das técnicas y organizativas necesarias. Para ello se establece la obligatoriedad de
llevar a cabo un análisis de riesgos de seguridad para determinar las medidas que se
deben de implantar.
A este respecto la Comisión Europea se reserva la posibilidad de establecer y espe-
cificar criterios y condiciones aplicables a las medidas de seguridad.
• Se establece la obligatoriedad de notificar las violaciones de la seguridad de los datos
personales –comúnmente conocidas como «quiebras de seguridad»– a la autoridad
de control en un plazo máximo de 72 horas desde que se tiene conocimiento de las
mismas. Asimismo, en determinados supuestos –entrañen un alto riesgo para los de-
rechos o libertades de los interesados– también se deberán notificar a estos últimos.
• También se introduce la obligación de llevar a cabo una evaluación de impacto rela-
tiva a la protección de datos cuando las operaciones de tratamiento entrañen riesgos
específicos para los derechos y libertades de los interesados en razón de su naturaleza,
alcance o fines. El contenido mínimo de esta evaluación incluirá una descripción ge-
neral de las operaciones de tratamiento previstas, una evaluación de los riesgos para
los derechos y libertades de los interesados, las medidas contempladas para hacer
frente a dichos riesgos, y las garantías, medidas de seguridad y mecanismos destina-
dos a salvaguardar la protección de datos personales y a probar la conformidad con
la legislación de protección de datos.
Si la evaluación de impacto indica que es probable que el tratamiento de datos per-
sonales de que se trate entrañe un elevado nivel de riesgo específicos para los de-
rechos y libertades de los interesados, será obligatorio consultar a la autoridad de
control independiente competente en materia de protección de datos, para garanti-
zar la conformidad del mismo con la normativa de protección de datos y, así, ate-
nuar los riesgos detectados. La autoridad de control de protección de datos también
podrá determinar la obligatoriedad de que se proceda a consultarle previamente, en
aquellas operaciones que considere potencialmente peligrosas para la privacidad
de las personas. Para ello, establecerá y hará pública una lista detallando los trata-
mientos de datos personales sometidos a este control previo.
Finalmente, también son un reflejo de la responsabilidad proactiva la obligatoriedad
de documentar adecuadamente las operaciones de tratamiento de datos personales;
y la regulación de la figura del delegado de protección de datos independiente cuya
designación será obligatoria, entre otras organizaciones, en las Administraciones pú-
blicas.
5. Se agrava el régimen sancionador y que además se aplica sin distinción a todos los respon-
sables y encargados de tratamiento.
6. Creación del Comité Europeo de Protección de Datos. Al Comité, que actuará con plena
independencia en el desempeño de sus funciones, le corresponde garantizar la aplicación
coherente del Reglamento, para lo cual emitirá dictámenes, directrices, recomendaciones y
buenas prácticas en los términos establecidos en el mismo. Además, le corresponde aseso-
rar a la Comisión en materia de protección de datos.
Una vez expuestos los principales puntos que regula el reglamento, pasaremos a hacer una mención
expresa del contenido de aquellos de sus artículos relativos a las materias solicitados en los epígrafes de
la convocatoria.
El Reglamento establece:
• Las normas relativas a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento
de los datos personales y las normas relativas a la libre circulación de tales datos.
• Protege los derechos y libertades fundamentales de las personas físicas y, en particular, su
derecho a la protección de los datos personales.
• La libre circulación de los datos personales en la Unión no podrá ser restringida ni prohibi-
da por motivos relacionados con la protección de las personas físicas en lo que respecta al
tratamiento de datos personales.
El Reglamento se aplica al tratamiento total o parcialmente automatizado de datos personales, así como
al tratamiento no automatizado de datos personales contenidos o destinados a ser incluidos en un fichero.
Si hacemos referencia a la Ley Orgánica 3/2018, excluye de su ámbito de aplicación, además de los
tratamientos anteriormente citados, los sometidos a la normativa sobre protección de materias clasifica-
das y los tratamientos de datos de personas fallecidas. No obstante, las personas vinculadas al fallecido
por razones familiares o de hecho así como sus herederos podrán dirigirse al responsable o encargado
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del tratamiento al objeto de solicitar el acceso a los datos personales de aquella y, en su caso, su rectifi-
cación o supresión, salvo que la persona fallecida lo hubiese prohibido expresamente o una ley establez-
ca que no se pueda acceder, ni solicitar la rectificación o supresión de los datos.
El Reglamento se aplica:
1. «Datos personales»: toda información sobre una persona física identificada o identificable
(«el interesado»); se considerará persona física identificable toda persona cuya identidad
pueda determinarse, directa o indirectamente, en particular mediante un identificador, como
por ejemplo un nombre, un número de identificación, datos de localización, un identifica-
dor en línea o uno o varios elementos propios de la identidad física, fisiológica, genética,
psíquica, económica, cultural o social de dicha persona;
2. «Tratamiento»: cualquier operación o conjunto de operaciones realizadas sobre datos perso-
nales o conjuntos de datos personales, ya sea por procedimientos automatizados o no, como
la recogida, registro, organización, estructuración, conservación, adaptación o modificación,
extracción, consulta, utilización, comunicación por transmisión, difusión o cualquier otra
forma de habilitación de acceso, cotejo o interconexión, limitación, supresión o destrucción;
3. «Limitación del tratamiento»: el marcado de los datos de carácter personal conservados con
el fin de limitar su tratamiento en el futuro;
4. «Elaboración de perfiles»: toda forma de tratamiento automatizado de datos personales con-
sistente en utilizar datos personales para evaluar determinados aspectos personales de una
persona física, en particular para analizar o predecir aspectos relativos al rendimiento pro-
fesional, situación económica, salud, preferencias personales, intereses, fiabilidad, compor-
tamiento, ubicación o movimientos de dicha persona física;
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17. «Representante»: persona física o jurídica establecida en la Unión que, habiendo sido de-
signada por escrito por el responsable o el encargado del tratamiento con arreglo al artículo
27, represente al responsable o al encargado en lo que respecta a sus respectivas obligacio-
nes en virtud del presente Reglamento;
18. «Empresa»: persona física o jurídica dedicada a una actividad económica, independiente-
mente de su forma jurídica, incluidas las sociedades o asociaciones que desempeñen regu-
larmente una actividad económica;
19. «Grupo empresarial»: grupo constituido por una empresa que ejerce el control y sus empre-
sas controladas;
20. «Normas corporativas vinculantes»: las políticas de protección de datos personales asumi-
das por un responsable o encargado del tratamiento establecido en el territorio de un Estado
miembro para transferencias o un conjunto de transferencias de datos personales a un res-
ponsable o encargado en uno o más países terceros, dentro de un grupo empresarial o una
unión de empresas dedicadas a una actividad económica conjunta.
21. «Autoridad de control»: la autoridad pública independiente establecida por un Estado miem-
bro con arreglo a lo dispuesto en el artículo 51;
22. «Autoridad de control interesada»: la autoridad de control a la que afecta el tratamiento de
datos personales debido a que:
24. «Objeción pertinente y motivada»: la objeción a una propuesta de decisión sobre la exis-
tencia o no de infracción del presente Reglamento, o sobre la conformidad con el presente
Reglamento de acciones previstas en relación con el responsable o el encargado del trata-
miento, que demuestre claramente la importancia de los riesgos que entraña el proyecto de
decisión para los derechos y libertades fundamentales de los interesados y, en su caso, para
la libre circulación de datos personales dentro de la Unión.
25. «Servicio de la sociedad de la información»: todo servicio conforme a la definición del ar-
tículo 1, apartado 1, letra b), de la Directiva (UE) 2015/1535 del Parlamento Europeo y del
Consejo.
26. «Organización internacional»: una organización internacional y sus entes subordinados de
derecho internacional público o cualquier otro organismo creado mediante un acuerdo entre
2 o más países o en virtud de tal acuerdo.
En los artículos 5 a 11 se precisan los principios o reglas a los que debe ser sometido el tratamien-
to, recogida y el contenido de los datos personales.
a) Tratados de manera lícita, leal y transparente en relación con el interesado («licitud, lealtad
y transparencia»).
b) Recogidos con fines determinados, explícitos y legítimos, y no serán tratados ulteriormen-
te de manera incompatible con dichos fines (el tratamiento ulterior de los datos persona-
les con fines de archivo en interés público, fines de investigación científica e histórica o
fines estadísticos no se considerará incompatible con los fines iniciales («limitación de
la finalidad»).
c) Adecuados, pertinentes y limitados a lo necesario en relación con los fines para los que son
tratados («minimización de datos»).
d) Exactos y si fuera necesario, actualizados; se adoptarán todas las medidas razonables para
que se supriman o rectifiquen sin dilación los datos personales que sean inexactos con
respecto a los fines para los que se tratan («exactitud»). En este sentido, la Ley Orgánica
3/2018 apunta que no será imputable al responsable del tratamiento, siempre que este haya
adoptado todas las medidas razonables para que se supriman o rectifiquen sin dilación, la
inexactitud de los datos personales, con respecto a los fines para los que se tratan, cuando
los datos inexactos hubiesen sido obtenidos por el responsable directamente del afectado,
cuando hubiesen sido obtenidos por el responsable de un mediador o intermediario, si fue-
sen sometidos a tratamiento por el responsable por haberlos recibido de otro responsable o,
por último, si fuesen obtenidos de un registro público por el responsable.
e) Mantenidos de forma que se permita la identificación de los interesados durante no más
tiempo del necesario para los fines del tratamiento de los datos personales. También, en
este caso, se permite su conservación durante periodos más largo con fines de interés pú-
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blico, fines de investigación científica o histórica o fines estadísticos («limitación del plazo
de conservación»).
f) Tratados de tal manera que se garantice una seguridad adecuada de los datos personales,
incluida la protección contra el tratamiento no autorizado o ilícito y contra su pérdida, des-
trucción o daño accidental, mediante la aplicación de medidas técnicas u organizativas
(«integridad y confidencialidad»). En este aspecto, la Ley Orgánica 3/2018 señala que esta
obligación de confidencialidad será complementaria de los deberes de secreto profesional
de conformidad con su normativa aplicable.
El responsable del tratamiento será responsable del cumplimiento de los principios relativos al tra-
tamiento y capaz de demostrarlo («responsabilidad proactiva»).
El tratamiento solo será lícito si se cumple al menos una de las siguientes condiciones:
a) El interesado dio su consentimiento para el tratamiento de sus datos personales para uno o
varios fines específicos.
b) El tratamiento es necesario para la ejecución de un contrato en el que el interesado es parte
o para la aplicación a petición de este de medidas precontractuales;
c) El tratamiento es necesario para el cumplimiento de una obligación legal aplicable al res-
ponsable del tratamiento. La Ley Orgánica 3/2018 apunta que este tratamiento solo podrá
considerarse fundado cuando así lo prevea una norma de Derecho de la Unión Europea o
una norma con rango de ley, que podrá determinar las condiciones generales del tratamien-
to y los tipos de datos objeto del mismo.
d) El tratamiento es necesario para proteger intereses vitales del interesado o de otra persona
física;
d) El tratamiento es necesario para proteger intereses vitales del interesado o de otra persona
física;
e) El tratamiento es necesario para el cumplimiento de una misión realizada en interés públi-
co o en el ejercicio de poderes públicos conferidos al responsable del tratamiento. En este
caso, la Ley Orgánica 3/2018 apunta que este tratamiento solo podrá considerarse fundado
cuando derive de una competencia atribuida por una norma con rango de ley.
f) El tratamiento es necesario para la satisfacción de intereses legítimos perseguidos por el
responsable del tratamiento o por un tercero, siempre que sobre dichos intereses no preva-
lezcan los intereses o los derechos y libertades fundamentales del interesado que requieran
la protección de datos personales, en particular cuando el interesado sea un niño. Lo dis-
puesto en este apartado no será de aplicación al tratamiento realizado por las autoridades
públicas en el ejercicio de sus funciones.
El Reglamento mantiene, por tanto, el principio ya recogido en la Directiva 95/46 de que todo tra-
tamiento de datos necesita apoyarse en una base jurídica que lo legitime, recogiendo las mismas bases
jurídicas que contenía la Directiva y la Ley 15/1999: Consentimiento, relación contractual, intereses vi-
tales del interesado o de otras personas, obligación legal para el responsable, interés público o ejercicio
de poderes públicos, e intereses legítimos prevalentes del responsable o de terceros a los que se comu-
nican los datos.
El Reglamento define el consentimiento del interesado como toda manifestación de voluntad, libre,
específica, informada e inequívoca por la que el interesado acepta, ya sea mediante una declaración o
una clara acción afirmativa, el tratamiento de los datos personales que le conciernen.
Las condiciones para el consentimiento son: que el responsable deberá ser capaz de demostrar que
aquel consintió el tratamiento de sus datos personales; que si se da en el contexto de una declaración
escrita que también se refiera a otros asuntos, la solicitud de consentimiento se presentará de tal forma
que se distinga claramente de los demás asuntos y que el interesado tendrá derecho a retirar su consen-
timiento en cualquier momento.
Los Estados miembros podrán establecer por ley una edad inferior a tales fines, siempre que esta
no sea inferior a 13 años. En España, la Ley Orgánica 3/2018 establece que el tratamiento de los datos
personales de un menor de edad únicamente podrá fundarse en su consentimiento cuando sea mayor de
14 años. El tratamiento de los datos de los menores de 14 años, fundado en el consentimiento, solo será
lícito si consta el del titular de la patria potestad o tutela.
Quedan prohibidos el tratamiento de datos personales que revelen el origen étnico o racial, las opi-
niones políticas, las convicciones religiosas o filosóficas, o la afiliación sindical, y el tratamiento de datos
genéticos, datos biométricos dirigidos a identificar de manera unívoca a una persona física, datos relati-
vos a la salud o datos relativos a la vida sexual o las orientación sexuales de una persona física.
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• Si el tratamiento es necesario por razones de un interés público esencial, sobre la base del
derecho de la Unión o de los Estados miembros, para fines de medicina preventiva o la-
boral, evaluación de la capacidad laboral de trabajadores, tratamiento sanitario o social, la
salud pública; fines de archivo de interés público, investigación científica o histórica o de
estadística, entre otros.
Si los fines para los cuales un responsable trata datos personales no requieren o ya no requieren la
identificación de un interesado por el responsable, este no estará obligado a mantener, obtener o tratar
información adicional con vistas a identificar al interesado con la única finalidad de cumplir el presen-
te reglamento.
El Reglamento consagra su capítulo III (arts. 12 a 23) a la regulación de los derechos de los inte-
resados.
En el artículo 12 se establecen las obligaciones generales que deberá observar el responsable del
tratamiento en el ejercicio de los derechos reconocidos al interesado.
A continuación, se regulan los distintos derechos: transparencia (art. 12), información (arts. 13 y 14),
acceso (art. 15), rectificación (art. 16), supresión o derecho al olvido (art. 17), limitación del tratamiento
(art. 18), portabilidad de datos (art. 20) y oposición (art. 21 y, en lo relativo a decisiones individualizas,
art. 22). La Ley Orgánica 3/2018 establece que los derechos reconocidos en los artículos 15 a 22 del Re-
glamento (UE) 2016/679 podrán ejercerse directamente o por medio de representante legal o voluntario.
Finalmente, este capítulo se cierra con el artículo 23, el cual permite que, a través de medidas le-
gislativas y por las causas tasadas en dicho artículo, se puedan establecer limitaciones al alcance de los
derechos reconocidos a los interesados.
Ahora bien, la regulación de los derechos de los interesados no se agota en dicho capítulo. Así, en
el capítulo VIII (arts. 77 a 84) se pone a disposición de los interesados mecanismos de reclamación ante
la autoridad de control y de tutela judicial contra una autoridad de control, además de reconocerles el
derecho a ser indemnizados por el responsable o encargado del tratamiento por los daños y perjuicios
sufridos como consecuencia de la infracción del Reglamento.
En este artículo se recogen un conjunto de obligaciones que deberá observar el responsable del tra-
tamiento en relación con los derechos reconocidos al interesado.
Se establece, además, en el apartado f) de este artículo, que la información que deberá facilitarse a
los interesados en virtud de los artículos 13 y 14 podrá transmitirse en combinación con iconos norma-
lizados que permitan proporcionar de forma fácilmente visible, inteligible y claramente legible una ade-
cuada visión de conjunto del tratamiento previsto. Los iconos que se presenten en formato electrónico
serán legibles mecánicamente.
En lo relativo al ejercicio de los derechos que el Reglamento reconoce al interesado en sus artícu-
los 15 a 22, el responsable deberá:
La información facilitada en virtud de los artículos 13 y 14 así como toda comunicación y cualquier
actuación realizada en virtud de los artículos 15 a 22 y 34 serán a título gratuito.
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Ahora bien, cuando las solicitudes sean manifiestamente infundadas o excesivas, especialmente
debido a su carácter repetitivo, el responsable del tratamiento podrá cobrar un canon o negarse a actuar
respecto a la solicitud. El responsable del tratamiento soportará la carga de demostrar el carácter mani-
fiestamente infundado o excesivo de la solicitud.
4.2.1. Información que deberá facilitarse cuando los datos personales se obtengan
del interesado (art. 13)
De acuerdo con el apartado 1 del artículo 13 del Reglamento, el responsable del tratamiento, en el
momento en que se obtengan los datos personales, deberán informar al interesado de:
a) El plazo durante el cual se conservarán los datos personales o, cuando no sea posible, los
criterios utilizados para determinar este plazo.
b) La existencia del derecho a solicitar al responsable del tratamiento el acceso a los datos
personales relativos al interesado, y su rectificación o supresión, o la limitación de su trata-
miento, o a oponerse al tratamiento, así como el derecho a la portabilidad de los datos.
c) Si el tratamiento se basa en el consentimiento, su derecho a revocarlo en cualquier momen-
to, sin que ello afecte a la licitud del tratamiento basado en el consentimiento previo a su
retirada.
d) El derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control.
e) Si la comunicación de datos personales es un requisito legal o contractual, o un requisito
necesario para suscribir un contrato, y si el interesado está obligado a facilitar los datos per-
sonales y está informado de las posibles consecuencias de que no facilitar tales datos.
f) La existencia de decisiones automatizas, incluida la elaboración de perfiles, así como sobre
la importancia y las consecuencias previstas de dicho tratamiento para el interesado.
Lo previsto en este artículo no será aplicable cuando y en la medida en que el interesado ya dispon-
ga de esta información.
4.2.2. Información que deberá facilitarse cuando los datos personales no se hayan
obtenido del interesado (art. 14)
Asimismo, si los datos no se han obtenido del interesado será necesario facilitarle cierta informa-
ción, en un determinado plazo. Esta información coincide con la información prevista en el artículo 13.1
salvo el apartado d) –es decir, con la información a facilitar si los datos personales se recaban directa-
mente del interesado– debiendo, además, informarle de las categorías de datos personales de que se trate.
Asimismo, para garantizar un tratamiento de datos leal y transparente, el responsable deberá pro-
porcionarle la información relacionada en el subepígrafe (art. 13.2) anterior para el mismo fin, y además
informarle sobre la fuente de la que procedan los datos personales y, en su caso, si proceden de fuentes
de acceso público.
a) Dentro de un plazo razonable, una vez obtenidos los datos personales, y a más tardar dentro
de un mes, habida cuenta de las circunstancias específicas en las que se traten dichos datos.
b) Si los datos personales han de utilizarse para comunicación con el interesado, a más tardar
en el momento de la primera comunicación a dicho interesado.
c) Si está previsto comunicarlos a otro destinatario, a más tardar en el momento en que los
datos personales sean comunicados por primera vez.
Finalmente, también se recogen al final de este artículo, aquellos supuestos en que no habrá que fa-
cilitar esta información interesado (el interesado ya tenga la información, la comunicación resulte impo-
sible o un esfuerzo desproporcionado, en particular para el tratamiento de datos con fines de archivo en
interés público, fines de investigación o fines estadísticos, etc.).
El interesado tendrá derecho a obtener del responsable del tratamiento confirmación de si se están
tratando o no datos personales que le conciernen y, en tal caso, tendrá derecho de acceso a los datos per-
sonales –copia de los datos personales objeto de tratamiento– y a la siguiente información:
a) Los fines del tratamiento; categorías de datos personales de que se traten y de las posibles
comunicaciones de datos y sus destinatarios (en particular, destinatarios en terceros países
u organizaciones internacionales).
b) De ser posible, el plazo de conservación de los datos. De no serlo, los criterios para deter-
minar este plazo.
c) La existencia del derecho a solicitar del responsable la rectificación o supresión de datos
personales o la limitación del tratamiento de datos personales relativos al interesado, o a
oponerse a dicho tratamiento.
d) El derecho a presentar una reclamación ante la autoridad de control.
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Cuando se transfieran datos personales a un tercer país o a una organización internacional, el inte-
resado tendrá derecho a ser informado de las garantías adecuadas.
El responsable del tratamiento facilitará una copia de los datos personales objeto de tratamiento. El
responsable podrá percibir por cualquier otra copia solicitada por el interesado un canon razonable ba-
sado en los costes administrativos. Cuando el interesado presente la solicitud por medios electrónicos,
y a menos que este solicite que se facilite de otro modo, la información se facilitará en un formato elec-
trónico de uso común.
Al efecto del ejercicio de este derecho, la Ley Orgánica 3/2018 completa algunas cuestiones, tales
como las siguientes:
• Cuando el responsable trate una gran cantidad de datos relativos al afectado y este ejercite
su derecho de acceso sin especificar si se refiere a todos o a una parte de los datos, el res-
ponsable podrá solicitarle, antes de facilitar la información, que especifique los datos o ac-
tividades de tratamiento a los que se refiere la solicitud.
• El derecho de acceso se entenderá otorgado si el responsable del tratamiento facilitara al afec-
tado un sistema de acceso remoto, directo y seguro a los datos personales que garantice, de
modo permanente, el acceso a su totalidad. En este sentido, si el afectado elige un medio dis-
tinto al que se le ofrece que suponga un coste desproporcionado, la solicitud será considerada
excesiva, por lo que dicho afectado asumirá el exceso de costes que su elección comporte.
• Se podrá entender repetitivo el ejercicio del derecho de acceso cuando este tenga lugar en
más de una ocasión durante el plazo de seis meses, a menos que exista causa legítima para
ello. Si fuera repetitivo, el responsable del tratamiento podrá cobrar un canon o negarse a
actuar respecto a la solicitud.
El interesado tendrá derecho a obtener sin dilación indebida del responsable del tratamiento la recti-
ficación de los datos personales inexactos que le conciernan. Teniendo en cuenta los fines del tratamien-
to, el interesado tendrá derecho a que se completen los datos personales que sean incompletos, inclusive
mediante una declaración adicional.
En cuanto a la forma de ejercer el derecho, la Ley Orgánica 3/2018 recoge que el afectado deberá
indicar en su solicitud a qué datos se refiere y la corrección que haya de realizarse, debiendo acompañar,
cuando sea preciso, la documentación justificativa de la inexactitud o carácter incompleto de los datos
objeto de tratamiento.
Este derecho es una novedad introducida por el Reglamento, si bien, supone la evolución y adapta-
ción del derecho de cancelación recogido en la normativa anterior.
En virtud del mismo, y de acuerdo con lo establecido en el apartado 1 del artículo 17, el interesado
tendrá derecho a obtener sin dilación indebida del responsable del tratamiento la supresión de los datos
personales que le conciernan, cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes:
a) Los datos personales ya no sean necesarios en relación con los fines para los que fueron re-
cogidos o tratados de otro modo.
b) En el caso de que el tratamiento se base únicamente en el consentimiento del interesado –
artículo 6.1 a) o artículo 9.2 a)–, cuando el interesado lo retire.
c) El interesado se oponga al tratamiento con arreglo al artículo 21, apartado 1, y no preva-
lezcan otros motivos legítimos para el tratamiento, o el interesado se oponga al tratamien-
to con arreglo al artículo 21, apartado 2 (en el art. 21 se regula el derecho de oposición, en
concreto, en su apartado 2, cuanto el tratamiento tenga por objeto la mercadotecnia directa).
En este supuesto, la Ley Orgánica 3/2018 señala que el responsable podrá conservar los
datos identificativos del afectado necesarios, con el fin de impedir tratamientos futuros para
fines de mercadotecnia directa.
d) Los datos personales hayan sido tratados ilícitamente.
e) Los datos personales deban suprimirse para el cumplimiento de una obligación legal esta-
blecida en el derecho de la Unión o de los Estados miembros que se aplique al responsable
del tratamiento.
f) Los datos personales se hayan obtenido en relación con la oferta de servicios de la sociedad
de la información mencionados en el artículo 8, apartado 1 (consentimiento de menores en
relación con los servicios de la sociedad de la información).
Por su parte, se establece en el apartado 2 de este artículo que cuando haya hecho públicos los datos
personales y esté obligado, en virtud de lo dispuesto en el apartado 1, a suprimir dichos datos, el res-
ponsable del tratamiento, teniendo en cuenta la tecnología disponible y el coste de su aplicación, adop-
tará medidas razonables, incluidas medidas técnicas, con miras a informar a los responsables que estén
tratando los datos personales de la solicitud del interesado de supresión de cualquier enlace a esos datos
personales, o cualquier copia o réplica de los mismos.
Son excepciones a este derecho y no procederá, por tanto, la supresión de datos cuando el trata-
miento sea necesario:
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Como especificidad, destacar que la Ley Orgánica 3/2018, en relación con el derecho al olvido,
lo proyecta fundamentalmente en su título X, relativo a la garantía de los derechos digitales, pudien-
do ejercerse el citado derecho en búsquedas de internet y en servicios de redes sociales y equivalentes
(arts. 93 y 94).
El interesado tendrá derecho a obtener del responsable del tratamiento la limitación del tratamiento
de los datos cuando se cumpla alguna de las condiciones siguientes:
a) El interesado impugne la exactitud de los datos personales, durante un plazo que permita al
responsable verificar la exactitud de los mismos;
b) El tratamiento sea ilícito y el interesado se oponga a la supresión de los datos personales y
solicite en su lugar la limitación de su uso;
c) El responsable ya no necesite los datos personales para los fines del tratamiento, pero el in-
teresado los necesite para la formulación, el ejercicio o la defensa de reclamaciones;
d) El interesado se haya opuesto al tratamiento –haya ejercitado el derecho de oposición pre-
visto en el art. 21– mientras se verifica si los motivos legítimos del responsable prevalecen
sobre los del interesado.
Cuando el tratamiento de datos personales se haya limitado, dichos datos solo podrán ser objeto de
tratamiento, con excepción de su conservación, con el consentimiento del interesado o para la formulación,
el ejercicio o la defensa de reclamaciones, o con miras a la protección de los derechos de otra persona física
o jurídica o por razones de interés público importante de la Unión o de un determinado Estado miembro.
Todo interesado que haya obtenido la limitación del tratamiento, será informado por el responsable
antes del levantamiento de dicha limitación.
Además, en la Ley Orgánica 3/2018 se establece que cuando el tratamiento de los datos personales
esté limitado deberá constar claramente en los sistemas de información del responsable.
Junto con el derecho al olvido, es otra de las novedades más importantes, en lo relativo a los dere-
chos de los interesados, introducidas por el Reglamento.
El mismo implica que el interesado tendrá derecho a recibir los datos personales que le incumban,
que haya facilitado a un responsable del tratamiento, en un formato estructurado, de uso común y lectu-
ra mecánica, y a transmitirlos a otro responsable del tratamiento sin que lo impida el responsable al que
se los hubiera facilitado, cuando:
a) El tratamiento esté basado en el consentimiento o en un contrato con arreglo al artículo 6.1 b).
b) El tratamiento se efectúe por medios automatizados.
El interesado tendrá derecho a que los datos personales se transmitan directamente de responsable
a responsable cuando sea técnicamente posible.
El interesado tendrá derecho a oponerse en cualquier momento, por motivos relacionados con su
situación particular, a que datos personales que le conciernan sean objeto de un tratamiento basado en
lo dispuesto en el artículo 6, apartado 1, letras e) o f) (el tratamiento es necesario para el cumplimien-
to de una misión realizada en interés público o en el ejercicio de poderes públicos conferidos al res-
ponsable del tratamiento o que el tratamiento es necesario para la satisfacción de intereses legítimos
perseguidos por el responsable del tratamiento o por un tercero, siempre que sobre dichos intereses no
prevalezcan los intereses o los derechos y libertades fundamentales del interesado que requieran la pro-
tección de datos personales, en particular cuando el interesado sea un niño) incluida la elaboración de
perfiles sobre la base de dichas disposiciones. El responsable del tratamiento dejará de tratar los datos
personales, salvo que acredite motivos legítimos imperiosos para el tratamiento que prevalezcan sobre
los intereses, los derechos y las libertades del interesado, o para la formulación, el ejercicio o la defen-
sa de reclamaciones.
Cuando el tratamiento de datos personales tenga por objeto la mercadotecnia directa (convencer al
cliente para el consumo), el interesado tendrá derecho a oponerse en todo momento al tratamiento de los
datos personales que le conciernan, incluida la elaboración de perfiles en la medida en que esté relacio-
nada con la citada mercadotecnia.
Cuando el interesado se oponga al tratamiento con fines de mercadotecnia directa, los datos perso-
nales dejarán de ser tratados para dichos fines.
Cuando los datos personales se traten con fines de investigación científica o histórica o fines es-
tadísticos de conformidad con el artículo 89, apartado 1, el interesado tendrá derecho, por motivos
relacionados con su situación particular, a oponerse al tratamiento de datos personales que le con-
ciernan, salvo que sea necesario para el cumplimiento de una misión realizada por razones de interés
público.
Todo interesado tendrá derecho a no ser objeto de una decisión basada únicamente en el tratamien-
to automatizado, incluida la elaboración de perfiles, que produzca efectos jurídicos en él o le afecte sig-
nificativamente de modo similar.
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b) Está autorizada por el derecho de la Unión o de los Estados miembros que se aplique al res-
ponsable del tratamiento y que establezca asimismo medidas adecuadas para salvaguardar
los derechos y libertades y los intereses legítimos del interesado.
El derecho de la Unión o de los Estados miembros que se aplique al responsable o el encargado del
tratamiento podrá limitar, a través de medidas legislativas, el alcance de las obligaciones y de los dere-
chos establecidos en los artículos 12 a 22 y el artículo 34 (notificación de violaciones de seguridad al in-
teresado), así como en el artículo 5 (principios relativos al tratamiento), cuando tal limitación respete en
lo esencial los derechos y libertades fundamentales y sea una medida necesaria y proporcionada en una
sociedad democrática para salvaguardar:
b) La defensa.
c) La seguridad pública.
Las medidas legislativas adoptadas deberán recoger las disposiciones específicas previstas en el
apartado 2 de artículo 23.
Tal y como se ha indicado al inicio de este epígrafe, la regulación de los derechos no se agota en
el capítulo III.
Así, en el capítulo VIII (arts. 77 a 84) se recogen distintos derechos distinguiendo entre los dere-
chos reconocidos a los interesados -en los términos que el RGPD define interesado en su art. 4.1) - y los
derechos reconocidos, en general, a las personas.
• El derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control (art. 77), al margen
de otros recursos o acciones judiciales, si considera que el tratamiento de datos personales
que le conciernen infringe el Reglamento. En este sentido, la Ley Orgánica 3/2018 recoge
que el interesado podrá, con carácter previo a la presentación de una reclamación contra el
responsable o el encargado del tratamiento ante la Agencia Española de Protección de Datos
o, en su caso, ante las autoridades autonómicas de protección de datos, dirigirse al delegado
de protección de datos de la entidad contra la que se reclame. En este caso, el delegado de
protección de datos comunicará al afectado la decisión que se hubiera adoptado en el plazo
máximo de dos meses a contar desde la recepción de la reclamación.
• Derecho a la tutela judicial efectiva contra una autoridad de control (art. 78), bien contra las
decisiones jurídicamente vinculantes dictadas por esta autoridad, bien porque no dé curso
a una reclamación o no sea informado en el plazo de 3 meses sobre el curso o resultado de
la reclamación mencionada anteriormente (reclamación del art. 77).
• El derecho a la tutela judicial efectiva contra un responsable o encargado del tratamiento
(art. 79), al margen de otros recursos o acciones judiciales, incluida la reclamación regulada
en el artículo 77, cuando el interesado considere que sus derechos en virtud del Reglamento
han sido vulnerados como consecuencia de un tratamiento de sus datos personales.
Finalmente, el Reglamento reconoce con carácter general a las personas el derecho a la tutela ju-
dicial efectiva contra una autoridad de control anteriormente mencionado (art. 78) y el derecho a la in-
demnización y responsabilidad (art. 82). En virtud de este último derecho toda persona que haya sufrido
daños y perjuicios materiales o inmateriales como consecuencia de una infracción del Reglamento ten-
drá derecho a recibir del responsable o el encargado del tratamiento una indemnización por los daños y
perjuicios sufridos en los términos establecidos en el artículo 82.
Se encuentran reguladas en el capítulo IV (arts. 24 a 39) del RGPD. Este capítulo se estructura en
4 secciones, distinguiéndose así 4 categorías de obligaciones:
1. Generales.
2. Relativas a la seguridad de los datos personales.
3. Relativas a la evaluación de impacto y consulta previa.
4. Relativas al delegado de protección de datos.
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Se recoge la obligación general de que, en atención a la naturaleza, fines del tratamiento y riesgos
probables para los derechos y libertades de las personas físicas, el responsable del tratamiento aplique
las medidas técnicas y organizativas apropiadas a fin de garantizar y poder demostrar que el tratamien-
to es conforme con el presente RGPD. Estas medidas se revisarán y actualizarán cuando sea necesario.
Para demostrar el cumplimiento de sus obligaciones, el responsable podrá utilizar la adhesión a códi-
gos de conducta o mecanismos de certificación, que cumplan los requisitos establecidos en el Reglamento.
El responsable del tratamiento aplicará las medidas técnicas y organizativas apropiadas con miras
a garantizar que, por defecto, solo sean objeto de tratamiento los datos personales que sean necesarios
para cada uno de los fines específicos del tratamiento. Esta obligación se aplicará a la cantidad de datos
personales recogidos, a la extensión de su tratamiento, a su plazo de conservación y a su accesibilidad.
Tales medidas garantizarán en particular que, por defecto, los datos personales no sean accesibles, sin la
intervención de la persona, a un número indeterminado de personas físicas.
Cuando dos o más responsables determinen conjuntamente los objetivos y los medios del tratamien-
to serán considerados corresponsables del tratamiento. Los corresponsables determinarán sus responsa-
bilidades respectivas en el cumplimiento de las obligaciones impuestas por el reglamento, salvo, y en
la medida en que, sus responsabilidades respectivas se rijan por el derecho de la Unión o de los Estados
miembros que se les aplique a ellos. En este aspecto, la Ley Orgánica 3/2018 matiza que la determina-
ción de las responsabilidades se realizará atendiendo a las actividades que efectivamente desarrolle cada
uno de los corresponsables del tratamiento.
Independientemente de los términos del acuerdo, los interesados podrán ejercer los derechos que
les reconoce el Reglamento frente a, y en contra de, cada uno de los responsables.
Cuando sea de aplicación el artículo 3, apartado 2 (El Reglamento se aplica al tratamiento de datos
personales de interesados que residan en la Unión por parte de un responsable o encargado no estableci-
do en la Unión, cuando las actividades de tratamiento estén relacionadas con ciertas circunstancias que
se describen en el precepto), el responsable o el encargado del tratamiento designará por escrito un re-
presentante en la Unión. Se regulan supuestos de no aplicación.
Cuando se vaya a realizar un tratamiento por cuenta de un responsable del tratamiento, este elegirá
únicamente un encargado que ofrezca garantías suficientes para aplicar medidas técnicas y organizati-
vas apropiados, de manera que el tratamiento sea conforme con los requisitos del presente Reglamento
y garantice la protección de los derechos del interesado.
El encargado del tratamiento no recurrirá a otro encargado sin la autorización previa por escrito, es-
pecífica o general, del responsable. En este último caso, el encargado informará al responsable de cual-
quier cambio previsto en la incorporación o sustitución de otros encargados, dando así al responsable la
oportunidad de oponerse a dichos cambios.
El tratamiento por el encargado se regirá por un contrato u otro acto jurídico con arreglo al derecho
de la Unión o de los Estados miembros, que vincule al encargado respecto del responsable y establezca
el objeto, la duración, la naturaleza y la finalidad del tratamiento, el tipo de datos personales y categorías
de interesados y las obligaciones y derechos del responsable. En este sentido, la Ley Orgánica 3/2018
establece que el responsable del tratamiento determinará si, cuando finalice la prestación de los servi-
cios del encargado, los datos personales deben ser destruidos, devueltos al responsable o entregados, en
su caso, a un nuevo encargado.
5.1.6. Tratamiento bajo la autoridad del responsable o del encargado del tratamien-
to (art. 29)
El encargado del tratamiento y cualquier persona que actúe bajo la autoridad del responsable o del
encargado y tenga acceso a datos personales solo podrán tratar dichos datos siguiendo instrucciones del res-
ponsable, a no ser que estén obligados a ello en virtud del derecho de la Unión o de los Estados miembros.
Están exentas las empresas y organizaciones que empleen a menos de 250 trabajadores, a menos que
el tratamiento que realicen pueda entrañar un riesgo para los derechos y libertades de los interesados, no
sea ocasional o incluya categorías especiales de datos o datos relativos a condenas o infracciones penales.
La Ley Orgánica 3/2018 establece que cuando el responsable o el encargado del tratamiento hubie-
ran designado un delegado de protección de datos deberán comunicarle cualquier adición, modificación
o exclusión en el contenido del registro. Además, para sujetos tales como órganos constitucionales o con
relevancia constitucional, órganos jurisdiccionales, la Administración General del Estado, Administra-
ciones de las comunidades autónomas, entidades que integran la Administración Local o las autoridades
administrativas independientes, entre otros, tendrán que hacer público un inventario de sus actividades
de tratamiento accesible por medios electrónicos en el que constará la información prevista en el artícu-
lo 30 del RGPD.
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Al evaluar la adecuación del nivel de seguridad se tendrán particularmente en cuenta los riesgos que
presente el tratamiento de datos, en particular como consecuencia de la destrucción, pérdida o alteración
accidental o ilícita de datos personales transmitidos, conservados o tratados de otra forma, o la comuni-
cación o acceso no autorizados a dichos datos.
El responsable y el encargado del tratamiento tomarán medidas para garantizar que cualquier per-
sona que actúe bajo la autoridad del responsable o del encargado y tenga acceso a datos personales solo
pueda tratar dichos datos siguiendo instrucciones del responsable, salvo que esté obligada a ello en vir-
tud del derecho de la Unión o de los Estados miembros.
En caso de violación de la seguridad de los datos personales, el responsable del tratamiento la no-
tificará a la autoridad de control competente de conformidad con el artículo 55 sin dilación indebida y,
de ser posible, a más tardar 72 horas después de que haya tenido constancia de ella, a menos que sea im-
probable que dicha violación de la seguridad constituya un riesgo para los derechos y las libertades de
las personas físicas.
El responsable del tratamiento documentará cualquier violación de la seguridad de los datos perso-
nales, incluidos los hechos relacionados con ella, sus efectos y las medidas correctivas adoptadas. Dicha
documentación permitirá a la autoridad de control verificar el cumplimiento de lo dispuesto en el pre-
sente artículo.
Cuando sea probable que la violación de la seguridad de los datos personales entrañe un alto ries-
go para los derechos y libertades de las personas físicas, el responsable del tratamiento la comunicará al
interesado sin dilación indebida.
Cuando sea probable que un tipo de tratamiento, en particular si utiliza nuevas tecnologías, por su
naturaleza, alcance, contexto o fines, entrañe un alto riesgo para los derechos y libertades de las perso-
nas físicas, el responsable del tratamiento realizará, antes del tratamiento, una evaluación del impacto de
las operaciones de tratamiento en la protección de datos personales. Una única evaluación podrá abordar
una serie de operaciones de tratamiento similares que entrañen altos riesgos similares.
La autoridad de control establecerá y publicará una lista de los tipos de operaciones de tratamiento
que requieran una evaluación de impacto relativa a la protección de datos. La autoridad de control co-
municará esas listas al Comité Europeo de Protección de Datos.
a) Una descripción sistemática de las operaciones de tratamiento previstas y de los fines del
tratamiento, inclusive, cuando proceda, el interés legítimo perseguido por el responsable
del tratamiento.
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c) Una evaluación de los riesgos para los derechos y libertades de los interesados.
d) Las medidas previstas para afrontar los riesgos, incluidas garantías, medidas de seguridad
y mecanismos que garanticen la protección de datos personales, y a demostrar la conformi-
dad con el presente Reglamento, teniendo en cuenta los derechos e intereses legítimos de
los interesados y de otras personas afectadas.
Cuando la autoridad de control considere que el tratamiento previsto a que se refiere el apartado an-
terior podría infringir el presente Reglamento, en particular cuando el responsable no haya identificado
o mitigado suficientemente el riesgo, la autoridad de control deberá, en un plazo de ocho semanas desde
la solicitud de la consulta, asesorar por escrito al responsable, y en su caso al encargado, y podrá utilizar
cualquiera de sus poderes mencionados en el artículo 58, entre ellos, prohibir el tratamiento.
Dicho plazo podrá prorrogarse seis semanas, en función de la complejidad del tratamiento previsto.
La autoridad de control informará al responsable y, en su caso, al encargado de tal prórroga en el plazo
de un mes a partir de la recepción de la solicitud de consulta, indicando los motivos de la dilación. Estos
plazos podrán suspenderse hasta que la autoridad de control haya obtenido la información solicitada a
los fines de la consulta.
Esta figura, conocida popularmente como DPO (en inglés, Data Protection Officer), constituye uno
de los elementos claves del Reglamento, y un garante del cumplimiento de la normativa de la protección
de datos en las organizaciones, sin sustituir las funciones que desarrollan las Autoridades de Control. Es
decir, al Delegado de Protección de Datos, que deberá contar con conocimientos especializados del dere-
cho, y obviamente en protección de datos, que actuará de forma independiente, se le atribuyen una serie
de funciones reguladas en el artículo 39 del Reglamento, entre las que destacan informar y asesorar, así
como supervisar el cumplimiento del Reglamento por parte del responsable o encargado.
• El Reglamento no exige que deba ser un jurista, pero sí que cuente con ese conocimiento
en derecho anteriormente citado.
• El DPO podrá ser interno o externo, persona física o persona jurídica especializada en esta
materia.
a) El tratamiento lo lleve a cabo una autoridad u organismo público, excepto los tribunales que
actúen en ejercicio de su función judicial.
b) Las actividades principales del responsable o del encargado consistan en operaciones de
tratamiento que, en razón de su naturaleza, alcance y/o fines, requieran una observación ha-
bitual y sistemática de interesados a gran escala.
c) Las actividades principales del responsable o del encargado consistan en el tratamiento a
gran escala de categorías especiales de datos personales con arreglo al artículo 9 y de datos
relativos a condenas e infracciones penales a que se refiere el artículo 10.
Un grupo empresarial podrá nombrar un único delegado siempre que sea fácilmente accesible desde
cada establecimiento.
En el caso de los organismos públicos, se podrá asimismo designar un único delegado, en función
de su estructura organizativa y tamaño.
Según lo establecido en la Ley Orgánica 3/2018, también deberán designar delegado de protección
de datos, entre otras, entidades como los colegios profesionales, los centros docentes, los establecimientos
financieros de crédito o las entidades aseguradoras y reaseguradoras (resto de supuestos en el art. 34 de la
Ley Orgánica 3/2018). Por su parte, los responsables y encargados del tratamiento comunicarán en el plazo
de 10 días a la Agencia Española de Protección de Datos o, en su caso, a las autoridades autonómicas de
protección de datos, las designaciones, nombramientos y ceses de los delegados de protección de datos.
En relación con la designación del delegado de protección datos, el artículo 37 del Reglamento es-
tablece lo siguiente:
En el artículo 38 del Reglamento se regula la posición del delegado de protección de datos. Así, en
virtud de lo establecido en dicho artículo, el responsable o encargado del tratamiento:
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Los interesados podrán ponerse en contacto con el delegado de protección de datos por lo que res-
pecta a todas las cuestiones relativas al tratamiento de sus datos de carácter personal y al ejercicio de
sus derechos.
Por último, en el artículo 39 se regulan las funciones mínimas del delegado de protección de datos,
estableciendo lo siguiente:
• Informar y asesorar al responsable o al encargado del tratamiento de las obligaciones que les
incumben en virtud del Reglamento y de cualquier otra normativa, nacional o de la Unión
Europea, en materia de protección de datos. Supervisar el cumplimiento de la normativa
indicada.
• Supervisar la implementación y aplicación de las políticas del responsable o del encargado
del tratamiento en materia de protección de datos personales, incluida la asignación de res-
ponsabilidades, la formación del personal que participa en las operaciones de tratamiento,
y las auditorías correspondientes;
• Ofrecer el asesoramiento que se le solicite acerca de la evaluación de impacto relativa a la
protección de datos y supervisar su aplicación.
• Cooperar con la autoridad de control. En este aspecto, la Ley Orgánica 3/2018 señala que
el delegado de protección de datos actuará como interlocutor del responsable o encargado
del tratamiento ante la Agencia Española de Protección de Datos y las autoridades autonó-
micas de protección de datos.
• Actuar como punto de contacto de la autoridad de control para cuestiones relativas al tra-
tamiento, incluida la consulta previa a que se refiere el artículo 36, y realizar consultas, en
su caso, sobre cualquier otro asunto.
Con el objetivo de ofrecer seguridad y fiabilidad a las empresas y entidades que van a incorporar
esta figura a sus organizaciones, la Agencia Española de Protección de Datos ha desarrollado un esquema
de certificación de los delegados de protección de datos. Ahora bien, esta certificación no es obligatoria
para poder ejercer como delegado de protección de datos y se puede actuar como tal sin estar certificado
bajo este o cualquier otro esquema. En este sentido, la Ley Orgánica 3/2018 apunta que el cumplimiento
de los requisitos establecidos para la designación del delegado de protección de datos, sea persona física
o jurídica, podrá demostrarse, entre otros medios, a través de mecanismos voluntarios de certificación
que tendrán particularmente en cuenta la obtención de una titulación universitaria que acredite conoci-
mientos especializados en el derecho y la práctica en materia de protección de datos.
6.1. INTRODUCCIÓN
La existencia de una autoridad independiente que vele por el derecho a la protección de datos está
prevista en el Convenio 108 del Consejo de Europa de 1981, el primer texto internacional sobre la mate-
ria, y obtiene su configuración más acabada en la Directiva 95/46/CE, relativa a la protección de las per-
sonas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de esos datos:
«La creación de una autoridad de control que ejerza sus funciones con plena independencia en cada uno
de los Estados miembros constituye un elemento esencial de la protección de las personas en lo que res-
pecta al tratamiento de datos personales» (Considerando 62 de la Directiva 95/46).
El artículo 28.1 de la directiva prevé que «estas autoridades ejercerán las funciones que le son atri-
buidas con total independencia».
En España se adoptó el criterio organizativo y funcional propuesto en el Convenio 108 y que luego
pasaría a ser un rasgo esencial del modelo europeo: la atribución de la función de velar por el cumpli-
miento de la normativa de protección de datos a una autoridad independiente.
Así, a través del título VI de la derogada Ley 5/1992, de 29 de octubre, de regulación del tratamiento
automatizado de los datos de carácter personal (LORTAD), se reguló la creación de la Agencia Española
de Protección de Datos como ente independiente, con presupuesto propio y plena autonomía funcional,
encargada de velar por la máxima eficacia de sus disposiciones.
Las mismas ejercen las funciones de control respecto de los ficheros de datos de carácter personal
creados o gestionados por las comunidades autónomas y por la Administración local de su ámbito terri-
torial. Los ficheros privados de estas comunidades autónomas son competencia de la Agencia Española
de Protección de Datos.
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La agencia es un ente de derecho público, con personalidad jurídica propia y plena capacidad públi-
ca y privada, que actúa con plena independencia de las Administraciones públicas en el ejercicio de sus
funciones. Se relaciona con el Gobierno a través del Ministerio de Justicia. Su denominación oficial, de
conformidad con lo establecido en el artículo 109.3 de la Ley 40/2015, será «Agencia Española de Pro-
tección de Datos, Autoridad Administrativa Independiente».
Tendrá la condición de representante común de las autoridades de protección de datos del Reino de
España en el Comité Europeo de Protección de Datos.
La Agencia Española de Protección de Datos, el Consejo General del Poder Judicial y, en su caso,
la Fiscalía General del Estado, colaborarán en aras del adecuado ejercicio de las respectivas competen-
cias que la Ley orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, les atribuye en materia de protección
de datos personales en el ámbito de la Administración de justicia.
El marco normativo de la Agencia Española de Protección de Datos está constituido por las siguien-
tes disposiciones:
• Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016,
relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos
personales y a la libre circulación de estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/
CE (Reglamento general de protección de datos).
• Ley orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de protección de datos personales y garantía de los
derechos digitales.
• Real Decreto 389/2021, de 1 de junio, por el que se aprueba el Estatuto de la Agencia Es-
pañola de Protección de Datos.
• Supletoriamente, en cuanto sea compatible con su plena independencia, se regirá por las
normas citadas en el artículo 110.1 de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de régimen jurídico
del sector público.
En primer lugar, en lo relativo a las funciones, la Agencia Española de Protección de Datos ejerce
las siguientes:
• Controlar la aplicación del RGPD y del resto de la normativa de protección de datos, así
como proceder a que se apliquen.
• Promover la sensibilización del público y su comprensión de los riesgos, normas, garantías
y derechos en relación con el tratamiento. Las actividades dirigidas específicamente a los
niños deberán ser objeto de especial atención.
• Asesorar, con arreglo al derecho de los Estados miembros, al Parlamento nacional, al Go-
bierno y a otras instituciones y organismos sobre las medidas legislativas y administrativas
relativas a la protección de los derechos y libertades de las personas físicas con respecto al
tratamiento.
• Promover la sensibilización de los responsables y encargados del tratamiento acerca de las
obligaciones que les incumben en virtud del presente reglamento.
• Previa solicitud, facilitar información a cualquier interesado en relación con el ejercicio de
sus derechos en virtud del presente reglamento y, en su caso, cooperar con tal fin con las
autoridades de control de otros Estados miembros.
• Tratar las reclamaciones presentadas por un interesado o por un organismo, organización
o asociación e investigar, en la medida oportuna, el motivo de la reclamación e informar
al reclamante sobre el curso y el resultado de la investigación en un plazo razonable, en
particular si fueran necesarias nuevas investigaciones o una coordinación más estrecha con
otra autoridad de control.
• Cooperar, en particular compartiendo información, con otras autoridades de control y pres-
tar asistencia mutua con el fin de garantizar la coherencia en la aplicación y ejecución del
presente reglamento.
• Llevar a cabo investigaciones sobre la aplicación del presente reglamento, en particular ba-
sándose en información recibida de otra autoridad de control u otra autoridad pública.
• Hacer un seguimiento de cambios que sean de interés, en la medida en que tengan inciden-
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• Tutelar los derechos y garantías de los abonados y usuarios en el ámbito de las comunica-
ciones electrónicas, incluyendo el envío de comunicaciones comerciales no solicitadas rea-
lizadas a través de correo electrónico o medios de comunicación electrónica equivalente
(spam).
• Recibir las notificaciones de las eventuales quiebras de seguridad que se produzcan en los
sistemas de los proveedores de servicios de comunicaciones electrónicas y que puedan afec-
tar a datos personales.
• Cooperación con diversos organismos internacionales y con los órganos de la Unión Euro-
pea en materia de protección de datos.
• Representación de España en los foros internacionales en la materia.
• Elaboración de una memoria anual, presentada por el director de la agencia ante las Cortes.
En segundo lugar, en lo relativo a los poderes, la Agencia Española de Protección de Datos tendrá:
• Poderes de investigación:
• Poderes correctivos:
– Sancionar a todo responsable o encargado del tratamiento con una advertencia cuan-
do las operaciones de tratamiento previstas puedan infringir lo dispuesto en la nor-
mativa de protección de datos.
– Sancionar a todo responsable o encargado del tratamiento con apercibimiento cuan-
do las operaciones de tratamiento hayan infringido lo dispuesto en la normativa de
protección de datos.
– Ordenar al responsable o encargado del tratamiento que atiendan las solicitudes de
ejercicio de los derechos del interesado en virtud del presente RGPD.
– Ordenar al responsable o encargado del tratamiento que las operaciones de tratamien-
to que se ajusten a las disposiciones de la normativa de protección de datos, cuando
proceda, de una determinada manera y dentro de un plazo especificado.
– Ordenar al responsable del tratamiento que comunique al interesado las brechas de
seguridad de los datos personales.
– Imponer una limitación temporal o definitiva del tratamiento, incluida su prohibición.
– Ordenar la rectificación o supresión de datos personales o la limitación de tratamien-
to y la notificación de dichas medidas a los destinatarios a quienes se hayan comuni-
cado datos personales.
– Retirar una certificación u ordenar al organismo de certificación que retire una certi-
ficación u ordenar al organismo de certificación que no se emita una certificación si
no se cumplen o dejan de cumplirse los requisitos para la certificación.
– Imponer una multa administrativa, además o en lugar de las medidas mencionadas
en el presente apartado, según las circunstancias de cada caso particular.
– Ordenar la suspensión de los flujos de datos hacia un destinatario situado en un tercer
país o hacia una organización internacional.
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