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SERAFÍN Y JOAQUÍN
ÁLVAREZ QUINTERO
DB LA RBAL ACADKMIA KSPAÑOLA

CABELLOS DE PLATA

ENTREMÉS

MADRID A

1932
CABELLOS DE PLATA
Esta obra es propiedad de sus autores.
Los representantes de la Sociedad de Autores Españoles
son los encargados exclusivamente de conceder o negar el

permiso de representación y del cobto de los derechos de


'

propiedad.

Droits de représentation, de traduction et de reproduclion


reserves pour tous les pays, y compris la Suéde, la Norvége
et la Holiande.

Copyright, 1923, by S. y J. Álvarez Quintero.


/

SERAFÍNY JOAQUÍN
ÁLVAREZ QUINTERO
DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

CABELLOS DE PLATA
ENTREMÉS

Estrenado en el Teatro del Centro


el 6 de Mayo de 1922

MADRID
1922
lí ADRID.— Imprcota Ciática Ripañola. Glorieta de Cbambefí.— Teléí. J. 43^
A IRENE ALBA, SIEMPRE TRIUNFADORA

SERAFÍN y JOAQUÍN
I
REPARTO
personajes: actores:

SETEFILLA Irene Alba.


M AGDALENO Juan Bonafí .

G0G393
CABELLOS DE PLATA

Modestísimo sotabanco de SetefiUa, vieja andaluza, en Ma-


drid. A la derecha del actor, puerta con cortina. A la iz-
quierda, puerta de entrada, con mirilla. Una mesa, dos o
tres sillas y un espejo. Es por la tarde.

Suena la campanilla de la puerta. Al instante sale


por la de la derecha SetefiUa, atribulada. Es vieja se-
tentona, limpia como el oro, y
cuya única gala actual
son sus abundantes cabellos de plata.
Setefilla. ¡Ay, Dios mío! Ca vez que suena la
campaniya me pega un vuerco er corasón. ¿Será ar-
gún parte.? ¡Hijo de mi arma! ¡Qué angustia! ¿Qué
será,Dios mío? Se asoma a la mirilla. No, pos no es
un parte. ¿Quién es?
Magdaleno. Dentro. Gente de paz.
Setefilla. Cerrando la mirilla de un golpe. ¡Con-
denao tipo! ¡No vales er susto que me has daol ¿Qué
querrá este hombre, que en toas partes donde me
encuentra no me quita ojo? ¿Será pintó y querrá re-
tratarme? ¡Ea, pos vamos a salí de la duda! Comer-
me, no me va a come. ¡A vé pa qué busca a esta
viejal
Abre la puerta y aparece Magdaleno, personaje ex-
travagante y desaliñado.
Magdaleno. Servidor,
I o Entremés
Buenas tardes.
Setefilla.
Magdaleno.
Buenas tardes.
Setefilla. ¿Que desea usté.!*
Magdalexo. Hablar con usted cinco minutos.
Setefilla. ¿Sinco minutos? Pase usté.
Magdaleno. Con permiso.
Setefilla. Ya podía u^té limpiarse antes de en-
tra los sapatos en la
esteriya, que está ahí fuera
pa eso.
Magdaleno, Tiene usted razón, señora mía; tie-
ne usted muchísima razón. Yo soy un artista
y no
echo cuenta...
Sale a complacer a Setefilla. Mientras, dice ella
para si:

Setefilla. [Ay, qué mala jorma tiene el artistal


Y ¡cuánta basura trae ensima el arrastrao! ¡Er jabón
le huye!
Magdaleno. Pasando al interior, satisfecho. Ya
está usted servida.
Setefilla. Pos tenga usté la amabilidá de sen-
tarse.
Magdaleno. Con permiso.
Setefilla cierra la puerta y
luego se sienta también.
El artista viene fumándose un chicote., huele a de-
que
monios, yque tiene dos o tres remiendos de papel de
seda. La vieja no disimula su asco.
Setefilla. ¡Uf!...
Magdaleno. ¿Le molesta a usted el humo, se-
ñora?
Setefilla. Me molesta er pesie del humo.
Magdaleno. ^El peste} Pues nada más lejos de mi
ánimo que molestarla a usted.
Apaga el cigarro refregándoselo sobre el pecho, y
luego se lo guarda en un bolsillo.
Setefilla. De asombro en asombro. Pero ¿yeva
usté en la chaqueta la lata e las coliyas?
Cabellos de plata ii

Magdaleno. [Ja, jal No,


señora. En la chaqueta
llevo yo... ¡llevo una vuelta al mundo! ¡Si usted su-
piera todo lo que llevo yo en la chaqueta!
Setefilla. No me importa; no lo quiero sabe.
Magdaleno. Ni este cigarro es una colilla tam-
poco. Aun hay clases. Es un habano de primera.
Me
lo regaló hace tres días un eminente actor, y estoy
conservándolo todo lo que puedo. Soy un artista.
Pero ¡qué primor de sotabanco vive usted! ¡Qué lin-
deza! ¡El más bonito de Madrid!
Setefilla. Limpio, señó; limpio. Na más que lim-

pio. Yo
no soy una artista.
Magdaleno. ¡Ja, jal ¡Qué ocurrente!
Setefilla. Y usté me dirá.
Magdaleno. Sí, señora, sí. Yo le diré en seguida,
mi señora doña... ¿Su gracia?
Setefilla. Setefiya.
Magdaleno. ¡Ah! ¡Setefilla!
La patrona de Lora
del Río.
Setefilla. Eso es. Místela en ese cuadro.

Magdaleno. Consolación la de Utrera


y Gracia la de Carmona;
Virgen de la Setefilla,
dicen los niños de Lora.

Setefilla. ¡Ajajá! Esa copla cantan


en mi pueblo.
¿Ha estao usté arguna vez en mi pueblo?
Magdaleno. ¿Cómo no? ¡Yo he estado en todas
p"rtes! Soy un artista.
Setefilla. Pero... ¿usté no es de por aya abajo?

O han cambiao mucho las cosas desde que yo me
vinel
Magdaleno. ¡Ja, jal
En efecto, señora; yo soy
de terreno más alto que el de usted.
Setefilla. ¿De Despeñaperros?

I
12 Entremés
Magdaleno. Más alto aún: de Esteras de Aledina,
provincia de Soria.
Setefilla. ¡Huy, qué frío! Por lo que se cuenta.
Magdaleno. (Mucho, mucho frío!
Setefilla. Bueno, vamos al asunto: usté ¿qué es
lo que quiere de mí, don,., don...?
Magdaleno. Magdaleno.
Setefilla. jMadaleno? ¡Hasta er nombre tiene
usté rarol
Magdaleno. ¡Pues el de usted, no siendo en
Lora!...Pero esto es precisamente por algo.:. Ni us-
ted ni yo somos personas del montón... Verá usted,
amiga Setefilla... Perdóneme que la llame amiga.
Ustedes, los andaluces, son personas de corazón
abierto, y apenas hablan dos palabras con alguien,
ya le permiten todas las confianzas.
Setefilla. Escamada. Por si acaso, no se deje
usté i...
Magdaleno. No tema. Verá usted lo que aquí me
trae... Me habían dicho que alquilaba usted una ha-
bitacioncita...
Setefilla.¿Yo?
Magdaleno. Usted. Eso me habían dicho.
Setefilla. Pos si le han yevao argo por la no-
tisia, que le devuervan a usté er dinero. ¿Qué
voy yo a arquilá en este tabuco, señó, si casi no
pueo ni estirarme en la cama, porque doy con los
pies en la paré de enfrente? Ahí dentro, junto a la
cosina, no hay más que dos cuartitos como dos
griyeras, donde dormimos mi hijo y yo. Y pare usté
e contá.
Magdaleno. Pues nada, señora; mil disculpas. Me
han engañado los informes... La gente oye campa-
nas... ¿No sabe usted si más arriba...?
Setefilla. ¿En er tejao? No sé. No sé que se ar-
quile na en er tejao. Y lo que ya voy barruntando.
Cabellos de platea 13

señó, es que to este palique no es más que un pre-


testo pa arguna otra cosa.
Magdaleno. ¡Qué disparatel
Setefilla. ¡Vayal Si no es así como se lo digo,
ya ha acabao usté de habla. Aquí na se arquila.
Ande usté con Dios, que por la puerta se va a la
caye. Y ya sabe usté dónde deja una casa limpia... y
una servidora.
Magdaleno. ¡Muy bien! ¡muy bienl ¡Esta perspi-
cacia de Lora del Ríol... En efecto, señora; no vengo
aquí a lo que he dicho antes...
Setefilla. ¡jNo, eh? ;Lo está usté viendo.'' ¡Pos
ahora es cuando se larga usté sin desí más palabra!
[No vendrá usté a na bueno cuando se tapa de de-
sirlo!
Magdaleno. Eso, usted lo verá. Permítame una
preguntita. ¿Cómo está su hijo?
Setefilla. ¿Conose usté a mi hijo?
Magdaleno. Sí, señora: ¡mucho! ¡Ya lo creo!

¡Juan Luis Gutiérrez!


Setefilla.Juan Luis.
Magdaleno. Cantero de mil flores. La piedra es
mazapán en sus manos. Vale, vale.
Setefilla. Sí, señó; eso disen. Pero tiene des-

grasia.
Magdaleno. La tiene.
Setefilla.¿Se ha enterao usté de la de ahora?
Magdaleno. ¿De cuál? ¿De la caída del andamio
en Burgos?
Setefilla. Cabalito.
Magdaleno. Ya ve usted si estoy enterado.
Setefilla, Temerosa. ¿Me trae usté quisas una
mala notisia? ¿Es a eso a lo que viene?
Magdaleno. ¡No, señora!
Setefilla. jNo me engañe usté!
Magdaleno. ¡Le digo a usted que no!
14 Entremés
Setefilla. ¡Es que como tiene usté pinta de ave
de mal agüero!...
Magdaleno. iJa, jal A pesar de ello, nada tema,
le repito a usted. ¡Estas supersticiones de Lora del
Río!... Mi intención ha sido tan sólo saber del mu-
chacho... Los artistas, aun sin tratarnos,, nos quere-
mos... Ytomé el pretexto del alquiler de la habita-
ción, por no alarmarla a usted mayormente si le
pregunto de manos a boca... ¿Qué noticias hay?
Setefilla. Buenas; grasias a Dios, son buenas.
Digo, si no me mienten. ¡Quién pudiera a verlo! i

¡Hijo de mi sangre! Esta mañana estuvo aquí un


señó, el arquiterto de aqueyas obras, según párese,
que venía de parte de é, de mi Juan Luis, pa desirme
que estuviera tranquila: que se cayó con suerte; que
no pase ningún cuidao... y que ayí lo curan unas
monjas .. Pero ¡póngase usté en mi iugá!
Magdaleno. ¡Me pongo! ¡me pongo! ¡No necesita
usted esforzarse! Yo tengo un hijo de siete años,
que también será artista... ¡Pues el menor batacazo
que da me quita el sueño! Soy así, señora, soy así:
un cordial, un cordial... Pero, volviendo a lo de us-
ted; a mí se me ocurre una cosa, Setefilla: ijpor qué
no va usted a ver a Juan Luis? ¿a darse y a darle esa
alegría?
Setefilla. ¡ Ay, señó! ¡Tiene usté preguntas de
forastero! ¿Usté se cree que si yo tuviera con qué i,i
no estaba ya a su lao? ¡Si vivo na más que pa ese'
hijo en este mundo! Toas mis alhajitas, toas mis
prendas de argún való, una tras otra han ido camino
der Monte, pa aliviarle ar pobresito mío er frío de
aqueyas tierras tan duras... Esta mañana he hecho de
tripas corasón pa no pedirle pa er viaje ar señó que «

aquí ha estao. 1
Magdaleno ¡En el nombre del Padre y del Hijo!
Con humos de Fúcar. Setefilla, amiga Setefilla, si lo i
Cabellos de plata 15

que usted necesita es dinero, simplemente dinero,


¡no tiene más que abrir la boca!
Setefilla. Contemplándolo en son de burla. ¿Le
paese a usté er Rey Mago que me ha entrao por las
y es la estampa del Hambre?
puertas,
Magdaleno. ¿Sí, verdad? [Pues la estampa del
Hambre le da a usted lo que quiera pedirle por el
tesoro que lleva encimal
Setefilla. ¿Que yo y evo ensima un tesoro? ¿Se
va usté a burla de una pobre vieja?
Magdaleno. ¿Es de burla mi cara? ¿No me ve us-
ted lágrimas en los ojos, Setefilla? ¡La emoción de mi
artel
Setefilla. Sí, señó; es verdá. Se le han sartao a
usté las lágrimas. Ahora mismo se me figura que es
usté un cómico.
Magdaleno. Pues no lo soy. Estas lágrimas no
son fingidas. Pero entre ellos vivo, señora. Saca del
bolsillo su pañuelo para enjugárselas^ y tras él salen y
caen al suelo unas cuantas cosas, tales como un carre-
te^ un postizo de pelo un peine, un cabo de vela, etcé-
^

tera^ etc.
Setefilla. ¡Jesús! ¿Qué es eso?
Magdaleno. Agachándose a recogerlo todo. ¡Vál-

game Dios!
Setefilla. ¡Paese er fina de una mudansal
Magdaleno. ¿No le dije a usted que mis bolsillos
son un arca sin fondo? Y hoy vengo de etiqueta.
Cuando voy de trapillo llevo hasta galápagos.
Setefilla. ¡Ave María! ¡Un peine, una maraña e
pelos, un carrete!...
Magdaleno. Cosas de mi arte. Soy peluquero de
teatros. Mis pelucas llaman la atención siempre y son
famosas. No las hay más finas. Una actriz insigne
acaba de encargarme estos días una de cabellos de
plata, de cabellos blancos... Y
aquí del verdadero
i6 Entre mes
objeto de mi visita; y aquí del tesoro a que me he
referido: yo le compro a usted sus hermosas trenzas
y pago a buen precio.
las
Setefilla. a la vez indignada y atónita. ¿Eh?
¿Qué es lo que oigo? ¿Qué dise este hombre? ¿Qué
me propone este espantapájaros? ¿Mis pelos pa er
moño de una cómica? ¿Ande está la badila?
Magdaleno. ¿La badila?
Setefilla.¡Porque es lo más duro que tengo!
¿Ande está? ¡Pa darle a usté con eya en la cabesa!
¿Habráse visto? ¡Largo, largo de aquí, mursiélago!
Magdaleno. Setefilla, no se sulfure usted. La no-
vedad del caso tal vez justifica esa indignación...
Para usted es una cosa insólita... Pero fíjese bien, y
verá que es lo más natural de este mundo. En último
término, es un negocio que usted acepta o no, según
le acomode, y santas Pascuas.
Setefilla. ¿Quié usté cayarse, esarrapao? ¿Pos no
me lo dise tan serio? ¿Quién le ha contao a usté que

yo quieo morirme como una cabesa de ajo? ¡No es


na lo que quiere! ¡Mis pelos! ¡La gala e mi persona
desde que era mosital ¡Lo único que a la vejez se me
mantiene en eya! ¡Largo, largo de aquí! ¡Si quié usté
pelos blancos vaya usté a la vesina de enfrente, que
tiene una perra de aguas mu bonita! ¡O córtele usté
er rabo a una burra canal ¡Er demonio del hombre!
Magdaleno. Cálmese usted, por Dios, Sete-
filla.

Setefilla.
¡No pueo carmarme, pajarraco! ¡No
me pueo carmá! ¡Así me miraba en toas partes!
¡Prendao de mi pelo! ¡Está usté listo! ¡Mis matas de
pelo vi a venderle!...
Magdaleno. Pues nada, nada; retiro lo dicho, Se-
tefilla: soy un equivocado... Yo
pensé que usted no
vacilaría... en el ansia de acudir al lado de su hijo
enfermo...

^
Cabellos d e p I a t a 17

SBTEifiLLA, Pero (lusté no sabe que si ími hijo me


ve entra pelona es cuando se muere?
Magdaleno. Basta. Cada uno tiene"; sus capri-
chos... su psicología... Yo en el caso de .'usted...
por
mi hijo...
Setefilla.
¿Se dejaba pela?
Maí.daleno. [Cincuenta veces!
Setefilla. Pero ¿va usté a compara mis matas de
pelo con ese nío de telarañas que yeva usté en la co-
roniya?
Magdaleno. ¡Ja, jal Aprecio y deploro la diferen-
cia, no crea usted que no. Si yo tuviese por milagro
los cabellos de usted, ¡me había
quedado ya como un
queso de bola!
Setefilla. jPa comérselo iba usté a está! ¡Golo-
so! Vamos,vamos... no vuervo de mi susto... ¡Las
cosas que tiene una que oí en esta vida!... ¿De mane-
ra que mis pelos habían de serví
pa...? ¡Jesús! ¡Ave
María Purísima! Caye usté, caye usté...
Magdaleno. Le advierto a usted, señora Sete-
filla...

Setefilla. No me arvierta usté na, don Longino.


Magdaleno. Magdaleno.
Setefilla. Madaleno; iguá tiene. ¡Yo sabía que
era cosa de Semana Santa! Usté no se carcula er di-
justo que iba a tomarse mi pobresito Juan Luis si yo
hago er disparate que usté quiere.
Magdaleno. Es que usted no ha reflexionado...
Usted se ha alborotado sin pararse a pensar... ¡El
ímpetu de Lora! Pero ¿de dónde saca usted que yo
pretenda que se quede como la palma de la mano?
Usted se imagina ya lo mismo que una cebolleta, y
no es eso.
Setefilla. ¿Cómo que no?
Magdaleno. ¡Como que no! Hasta me aventuro a
decir que su propio hijo no notaría la falta.
i8 Entre m é s

Setefilla, |N¡que fuera siegol


Magdaleno. Yo no había de cortarle a usted más
que los cabellos necesarios para mi labor... para el
encargo recibido... Una peluca no es una cabeza
real... es una ficción... Con poco se aparenta mu-
cho... Es cuestión de arte... Yo, aunque me esté mal
el decirlo, hago filigranas con cuatro pelos... Le abo-
naría a usted lo que me pidiese por una mata de ese
rico tesoro; haría usted un gran favor a este pobre
artista, y, ¡lo que no se paga con oro en el mundo!
se daría usted la satisfacción de volar al lado de su
hijo, que a estas horas la echará muy de menos.
Setefilla. ¡Hijo de mi armal Mirándose al espe-
jo: ¿Dise usté que no se notaría?
Magdaleno. ¡Yo le prometo a usted que no!
Setefilla. Comprenderá usté que no es por pre-
sumí por lo que me resisto...
Magdaleno. ¡Naturalmente! ^Ouién presume ya
con los cabellos blancos?
Setefilla. ¡Si los hubiera visto usté cuando eran
como el oro!... ¡Qué cosas me desían los hombres!
Pero ahora...
Magdaleno. Valgan lo que valgan, Setefilla, ¿a
quién va usted a sacrificárselos con mejor voluntad
que al hijo desgraciado? ¡Ay, quién tuviera melenas
más de cuatro veces!
Pausa. Al cabo pregunta:
Setefilla vacila.
Setefilla.¿Es desente la cómica?
Magdaleno. ¡Uh! ¡No tiene usted idea! ¡Orgullo
de su clase! ¡Una señora en toda la extensión de la
palabra!
Setefilla mira a Magdaleno perpleja^ triste. Después
se acaricia los cabellos y
suspira.
Setefilla. ¡Ay, Dios mío!
Magdaleno. Con las tijeras en la mano. Vaya, no
vacile usted más... ¡Animo y a ello! ¡Es un instante!
Cabellos de plata 19

Setefilla. ¡Como si me fuera a mete monja!


Magdaleno. jLo mismo!
Setefilla. Rehaciéndose, rechazando toda debili-
dad. No, no; me arrepiento. En vez de un gusto va
a sé
un dijusto pa mi hijo... No, no, no... Prefiero pedirle
er dinero ar señó que ha estao aquí esta mañana.
Magdaleno. ¡Por Dios, Setefilla!
Setefilla. Na, na; lo prefiero. ¿Ande he puesto
yo su tarjeta? ¿Ande la he echao? ¡Ay, Jesús! ¡Qué ca-
besa la mía! ¡No vale na, más que por los pelos! Abre
el cajón de la niesita, y, revolviendo en //, encuentra
un billete de Banco., a la vez que la tarjeta que busca-
ba. ¿Eh? ¿Qué es esto, Señó.'' ¡Un biyete! ¡Si es un bi-

yete!
Magdaleno. ¿Un billete;?

Setefilla. ¡Místelo: de diez duros! ¡Este ha sío


er cabayero de esta mañana, que tuvo lástima de
oírme y me lo puso ahí con el achaque de la tarjeta!

¡Dios se lo pague! ¡Vaya una sorpresa bonita que me


ha dao! ¡Ahora sí que veo a mi Juan Luis! ¡Dios se lo
pague! ¡Dios se lo pague!
MagdaleíVO. Entonces...
Setefilla. ¿Entonses qué.í* ¡Ya pué usté yevá sus
tijeras ar Rastro si no habían de servirle na más que
pa corta mis canas! Y
vayase usté, Satanás, ¡que en
buena tentasión me ha puesto!
Magdaleno. Bien, bien. Me marcho, sí. Es bata-
lla perdida... por ahora.
Setefilla. ¡Y por siempre!
Magdaleno. La vida es larga... El dinero anda
por algún día tiene usted cualquier apu-
las nubes... Si
rillo... ya sabe...
¡Hay tijeras que salvan! Las de Mag
daleno, el artista. Le dejaré a usted también mi tar
jeta. Saca una de la badana del sombrero.
Setefilla.¡Este gorpe fartaba! ¡Mía dónde guar-
da las tarjetas er desastraol
20 Entre tu é s

Magdaleno. ¡Es que en los bolsillos se me pier-


den!
¿ETEFiLLA. Sin jurármelo se lo creo.
Magdaleno. Tome usted.
Setefilla. Tiene pringue pa ensendé una can-
dela.
Magdaleno. ¡Soy un artista! Y
como tal, señora,
aunque no me lleve
hoy por hoy sus cabellos de pla-
ta, comoquiera que usted ha estado a punto de des-

pojarse de ellos por su hijo, yo admiro ese gesto.


Soy un Buenas tardes. Se va.
artista.
Setefilla.Buenas tardes. Cierra la puerta y dice:
¡Anda con Dios, artistal ¡Y Er te dé pelos de ande
corta... siempre que no sean estos míos! Se vuelve a
mirar al espejo v exclama aterrada: ¡La picardía que
iba yo a hasél El arquiterto me ha sarvao. ¡Dios lo
bendiga!
¡Cabeyos de plata
que fueron de oro!...
La Virgen de Lora me guarde esta mata,
ya que es mi tesoro.

FIN

Madrid, abril, 1922.


OBRAS DE LOS MISMOS AUTORES
JUGUETES CÓMICOS
(PRIMEROS ensayos)
Esgrima y amor.
—Belén, principal.—
12,
—La media na-
Gilito.

ranja.

El tío de la —Las casas de cartón.
flauta.

COMEDIAS Y DRAMAS
EN DN ACTO
La reja.
— La pena.
— La azotea. —Fortunato. —Sin palabras.—
Pedro López.
EN DOS ACTOS
La —El patio.—El nido. —Pepita Reyes.—El amor
vida íntima.
que pascu — El niño —
prodigio. La vida que vuelve.
—La escon-
dida senda. — Doña Clarines. — La rima eterna. — Puebla de las
— —
Mujeres. La consulesa. Dios —El huésped. — As
dirá. ilustre
se escribe —Febrerillo loco. —Pasionera.
la historia. el

EN TRES o MÁS ACTOS



Los Galeotes. Las flores. — La —La
dicha ajena. —La zagala.
casa de García. La musa— loca. — El — Las de
genio alegre.
Caín. — Amores y amoríos. — El centenario. — La de vida. — flor la

Malvaloca. —Mundo, mundillo... — Nena Teruel. — Los Leales. —


El duque de — Cabrita que
Él. monte... — Marianela.—
tira al
—Don Juan, buena persona. —La calumniada. —El mundo
Pipióla.
es un pañuelo. — Ramo de locura. — La — Antón Caballero.
prisa.

saínetes y pasillos
La buena sombra. —Los borrachos. —El traje de luces.—El
motete. —El género ínfimo. —Los meritorios. — La reina mora.—
Zaragatas.
— El mal de amores.—Fea y con gracia.—La mala
sombra.—El —Isidrín o Las cuarenta nueve provin-
—Los marchosos.—La del Dos de Mayo. y
patinillo.
cias.

ENTREMESES Y PASOS DE COMEDIA


El ojito derecho. — —
El chiquillo. Los piropos. El flechazo. — —
— —
La zahori. El nuevo servidor. Mañana de sol. La pitanza. — —
Los chorros del oro. Morritos. — —
Amor a oscuras. Nanita —
nana...—La zancadilla. —La bella Lucerito.— A de — la luz la luna.

El agua milagrosa. Las buñoleras. — —
Sangre gorda. Herida de
— — —
muerte. El último capítulo. Solico en el mundo. Rosa y Ro-

sita. —
-Sábado sin sol. Hablando se entiende la gente. (A —
— —
quién me recuerda usted? El cerrojazo. Los ojos de luto.—
Lo que tú quieras. — Lectura y —La cuerda sensible. —
escritura.
Secretico de confesión. — La Niña de Juana o El descubrimiento
de América. — El corazón en mano. — La — La moral de
la sillita.

Arrabales. — La en — La
flor el —El mal ángel. —El
libro. seria.

cuartito de hora. — La quema. — Cabellos de plata.


Z ARZUELAS
EN ÜN ACTO
Eí peregrino. — El estreno. — Abanicos y panderetas o ¡A Sevi-
llaen el
botijo!
—El amor en —La patria chica. —La muela
solfa.

del rey Farfán. — El amor bandolero. — Diana cazadora o Pena de


muerte Amor. —La casa de enfrente.
al

EN DOS o MÁS ACTOS


Anita la Risueña. —Las mil maravillas.—Los papiros.
MONÓLOGOS
Palomilla. —El hombre que hace reír. — Chiquita y bonita. —
Polvorilla el —
Corneta. La historia de Sevilla. —Pesado y medido.
VARIAS
El amor en — La contrata. —La aventura de los ga-
el teatro.
leotes. — Cuatro palabras. — Carta a Juan Soldado. — Las hazañas
de Juanillo de Molares. — Becqueriana. —Rinconete y Cor-
el

tadillo.— Castañuela, arbitrista.

Pompas y honores, capricho literario en verso. Fernando Fe,


Madrid.
Fiestas de amor y poesía, colección de trabajos escritos ex pro/e-
so para tales fiestas. Manud Marín, Barcelona.
La madrecita, cuadros de costumbres. Biblioteca Nueva, Madrid.
La mujer española, una conferencia y dos cartas. Biblioteca His-
tania, Madria.
Ruido de faldas, pasos y entremeses escogidos, con un prólogo
sobre el trabajo de la mujer. Enciclopedia, Madrid.

EDICIÓN ESCOLAR:
Doña Mañana de sol, Editea with introduction, no
Clarines y
tes and vocabulary by S. Griswold Morley, Ph. D. Assistant Pro
fessor of Spanish, üniversity of California.
— Heath's Moderi
Language Series. —Boston, New York, Chicago.
TRADUCCIONES

AL ITALIANO:
I Galeoti. — patio.—
II I fiori (Lasfiores).
— —
La pena. L'amore
che passa. —La Zanie (La Zagala), por Giuseppe Paolo Pac-
CmEROTTI.
Anima allegra (El genio alegre), por Juan Fabré y ülivir y
LüIGI MOTTA.
Le fatiche di Ercole (Las de Caín), por Juan Fabré y Oliver.
I fastidi della celebritá (La vida intima), por GiULio de
Medici.
La casa di García. —Al chiaro di luna. —Amore al buio (Amor
a oscuras), por Lüigi Motta.
II centenario, por Franco Liberati.
Donna por Giülio de Frenzi.
Clarines,
Ragnatelle d'amore (Puebla de las Mujeres), por Enrico Te-
deschi.
Mattina di solé.—L'ultimo capitolo. — flore della — Mal-
II vita.

valoca.—^Jettatura (La mala sombra). —Anima malata (Herida de


muerte).
— Chi mi ricorda (dA quien me recuerda usted?) —
leií

Cosí si scrive la storia, por Gilberto Beccari y Lüigi Motta.

AL VENECIANO:
Siora Chiareta (Doña Clarines), por GiNO Cucchetti.
El paese de le done {^Puebla de las Mujeres), por Carlo Mon-
ticelli.

AL ALEMÁN:
Ein Sommeridyll in Sevilla (5/ /aíwj. —Die Blumen {Las Jíe^
res).
—Die Liebe geht vorüber {El amor que pasa). —Lebenslus
{El genio por el Dr. Max Braüsewetter.
alegre),
Das fremde Glück {La dicha ajena), por J. Gustavo Rohde.
Ein sonniger Morgen {Mañana de sol), por Mary v. Haken.
Begegnung (Mañana de sol), poi Franziska Beckkr y S. Gra-
FENBERG.
AL FRANCÉS:
Matinée de soleii {Mañana de
sot), por V. Borzia.
La fieur de la vie {La flor de la
vida), por Georges Lafond y
Albert Boucheron.
Le patio.— Le chouchou (El ojito
derecho), por Maurice Coin-
DREAU.

AL HOLANDÉS:
De bloem van het leven {La
flor de la vida), por N. Smidt-
Reineke.

AL PORTUGUÉS:
O genio akgre.—Mexericos {Fuebla de las
AfuJeres).~UalyA-
loca, por JoAo Soler.
Marianela.—Assim se escreve a historia.—
Segredo de con-
fissfio, por Alice Pestaña (Caíel).
A Dama Branca (Doña Clarines).~0
ceiítenario, por Alberto
DE MORAES.

AL INGLÉS:
A morning of sunshine {Mañana de sol), por Mrs. LüCRETIa
Xavier Floyd.
Malvaloca, por Jacob S. Fassett, Jr.
By their words yeshall know them
{Hablando se entimde la
^ente\ por JohxN Garrett Underhill.
I

í
•138-

librería «FERNANDO FE»


PUBRTA DEL SOL, I
5

SOCIEDAD DE AUTORES ESPAÑOLES


PRADO, 24

precio: una peseta

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