Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas 1918

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ANTIGUALLAS MEDICAS


La Hipocondría en el siglo X\7111

f.

(MANUSCRITO ANONIMO)


Documento inédito, que de­
bemos a la cultura y a la bon­
'

dad del Dr. Francisco Moreyra

y Paz­Soldán .

«l. La hipocondría es una enfermedad en que el espíritu pa­


«dece tanto y acaso más que el cuerpo. Suele acometer desde 25
• sasta ( 1) los 50 años, y de aquí arriba ya respira visos de maniaca

• •(2). A esta suelen agregarse la gota (3) y el escorbuto o quedan
( ( 1 ). Nos ha parecido conveniente mantener la ortografía del

hermoso original .
1
(2). Estos visos de maniaca, señalados por el autor anónimo,
aluden a la posibilidad de ocurrir, pasados los 50 años, accidentes
análogos a 'los accidentes hipocondríacos.
(3). La __gota mirada por el anónimo como factor etiológico
de la hipocondría: la idea es muy semejante a la de aquellos que
. se empeñan en patentizar siempre la asociación de una diátesis

artrítica a una diátesis neuropática . •

-

6 REVISTA

«por sucesores (4). Por la mayor parte los Hipocondriacos son gen­
ste de espíritu con invencible inclinación a la meditación, soledad
cy estudios profundos (5). Sus causas más ordinarias son: Dísposi­
ecíón hereditaria (6), contratiempos (7), pesadumbres, aplicación
«asidua a estudios profundos (8) y de pendencias serias: Vida seden­
etaria, pasiones de Espíritu, celibato forzado (9), voluntad
, repri­
«mida, Manía amatoria ( 10), supuraciones y evacuaciones desme­
didas ( 11 ), gonorrea y fluxos blancos envegecidos: Uso de alimen­

(4). La gota y el escorbuto, considerados como reliquia de


la hipocondría. Mirada la gota como enfermedad vinculada a re­
tardo del metabolismo, nada de particular que ella fuera, sino un
derivado inmediato, un efecto de la hipocondría, un estado mor­
boso que aprovechara para hacer su aparición solemne el estado
de deficiencia nutritiva concomitante o consiguiente al trastorno
nervioso producido en la hipocondría.
(5). Es de creer que el autor anónimo ha invocado estos es­
tudios profundos como un exponente de concentración atenta y
no como una verdadera inclinación fatal de los hipocondríacos a
semejante género de trabajo mental. Ha querido decir que los hi­
pocondríacos ofrecen, en ocasiones, el aspecto de personas que vi­
vieran dedicadas a profundos estudios y que a las veces, en la so­
ledad de su retiro, fijan la mirada en el espacio, como si en él halla­
ran escrita la clave del argumento que les preocupa.
(6). Los factores etiológicos de la hipocondría: la herencia.
El anónimo se anticipaba a la búsqueda de los antecedentes etio­
'
lógicos de la neurosis y consignaba uno de ellos, aceptado sin vaci­
laciones en la actualidad.
(7). Los contratiempos: es el equivalente anticuado de los
modernamente llamados traumatismos psíquicos.
(8). La aplicación a los estudios profundos sólo podía ser
considerada como factor etiológico de la hipocondría como un ele­
mento provocador de fatiga mental.
!9). Una alusión a la importancia del problema sexual en la
etiología, sintomatología y terapéutica de la hipocondría.
( 10).­­La manía amatoria etiquetaba muchas veces la incli­
nación sexual de la pubertad. Y el anónimo ha debido intentar
decir maniacos amatorios de aquellos sujetos que, en la primavera
de la vida, gustaban de las mozas que constituyen el mayor en­
canto de esa y otras edades humanas.
( 11 ). Las supuraciones estarían a representar procesos in­
fecciosos o tóxicos y no sería otra la representación de las evacua­

'



DE P�IQUIATRIA •

•tos piperinos y licores espirituosos, remedios activos: abuso de


«té café, tabaco y Chocolate (12): Cursos habituales (13), bolcillo
•vacío sin recurso, tales son el todo o parte de los principios
«en las enfermedades nervosas y de su conservacíóne.
«2. Envejecido el mal con sus sucesores la Hidropesía (14)
eatsrna (15), fiebre lenta, atrofia y marrasmo (16). Se ha observado
«que el fluxo de las venas hemorroidales ha facilitado felices termina
«cíones ( 17) a esta enfermedad; y así el provocarle es remedio muy
«aproplado. Dicen que los hipocondriacos son exentos de las enfer­
emedades epidemiales (18), yaún de la peste; pero que son incons­
«tantes, impertinentes y enfadosos aún a si rnísmos ( 19)

cienes repetidas. Y ambos factores tenían derecho a ser considera­


dos como tales en la etiología del afecto hipocondríaco.
(12). Toda una alusión a los tóxicos exógenos.
( 13). Idéntica interpretación que las supuraciones y evacua­
ciones a que hace referencia la nota 11.
(14). La Hidropesía sucesor de la hipocondría representa un
vestigio de la hipótesis hepatógena de la melancolía, a menos que
la acción ejercida por la hipocondría sobre la nutrición hubiera
sido causa lejana de ciertos estados anasárquícos,
( 15). Es la relación entre asma y neuropatía, cuya expresión
más intensa está constituida por el asma nerviosa.
(16). Hace alusión el anónimo a una verdadera caquexia,
· a la cual podría conducir incuestionablemente, una hipocondría
prolongada por mucho tiempo, el necesario para que el anóimo
tuviera derecho de hablar de un «mal envejecido».
( 17). Es la relación establecida entre neuropatía y hemorroi­
des. Todos los autores peruanos de la época colonial, síngularrnen­
se los profanos, hacen alusión a los trastornos nerviosos y psíqui­
cos a que daba orígen la supresión brusca de elas almorranas»,
como ellos llamaban a los hemorroides.
(18). Sólo hallamos una explicación a esta inmunidad en el
hecho de ser los hipocondríacos buscones de soledad y fugitivos
del contacto de los hombres: es, probablemente, en este alejamien­
to que debe buscarse el secreto de aquella resistencia a las enf er­
medades epidémicas y aun a la peste. Fuera de esta explicación
debiera haber sido más frecuente el hecho inverso, o sea la mayor
facilidad con la cual los hipocondríacos, sujetos debilitados por
acción nerviosa, contraían las enfermedades epidémicas y aun la
peste. .
( 19). Inconstancia, impertinencia y eníadosidad no sígní­
f ocan motivo legítimo para dudar de la naturaleza histérica de la


.
8 . REVISTA

\
<<3. Es tan vaga la infección vaporosa; y sus símptomas oca­
«síonan por lo regular ahogo en la garganta, dificultad de tragar,
«prívacíón de loquela, sofocación, sueño profundo, a veces repen­
«tínamente se privan y pueden equivocarse con un ataque apoplé­
«tico si no se· atiende al estado de las mandíbulas, que quedan con­
«vulsas en el Histerismo de las mujeres o en el afecto hipocondría­
eco en los hombres (20). Suele ofender la cabeza de varios modos.
«En las Mujeres aparenta la sensación de un clavo (21) hincado en
«ella. Algunas se quexan de batimientos de arterias, otras de frío
«en la mollera, silbidos de oídos, temores, dolor, estupor, lascitu­
«des, delirios, sopores, supresión, & y la melancolía, tristeza, flatos
<<y desconfianza, son siempre sus fieles e inseparables compañeros.
<<4. Es un vicio general o particular del género nervoso, pro­
«ducldo por el encojimiento o arrugación de las fibras 'nervosas.
«Se llama hystéríco en las mujeres porque se han mirado los diíe­
«rentes desórdenes del 'útero, por causa de estas enfermedades.
«Llárnase Hipocondriaco o 'Melancólico en los Hombres, porque
«asi mismo han establecido su causa en los hypocondrios, y visee­
«ras del vientre inf erior (22).
«Son tan varias las señales de esta enfermedad, que confun­
«den al más diligente observador. Algunas quedan insinuadas en

«el número 3; pero, así mismo se han observado las siguíentes: La


«respiración a veces es tal, que ni bambolea la luz de la vela, ni
«empaña al espejo (23). La frialdad del cuerpo suele a veces pre­

Hipocondría, cuya descripción del anónimo permite creer que


nuestros prácticos de la época colonial confundieron, bajo la co­
mún etiqueta de Hipocondría, la Histeria masculina, la neuras­

térua, la psícasténia y, por último, los estados hipocondríacos de


ciertas psicopatías.
(20). Confirmación de nuestra sospecha de la nota anterior:
el anónimo establece el diagnóstico diferencial del «ataque histé­
rico y del «ataque apoplético». En­ verdad que los ·modernos sólo
establecen la posibilidad de confusión del ictus apoplético con el
ataque epiléptico; pero, para justificar la confusión a que alude
el anónimo, debemos recordar que la separación neta entre histe­
ria y epilepsia no se había operado sodavía.
(21) El «clavo hístéríco»?
(22). Una explicación orgánica de la histeria, que, no desde­
ña la intervención uterina e hipocondríaca, aún cuando sólo la
admite como consecuencia de la arrugacion de las fibras ne, uiosas

y no como causa de la enfermedad.


(23). Método primitivo de espirometría: él ha quedado rele­
DE PSIQUIATRIA 9


«sentarse de tal modo que algunos con plaza de muertos han sido
«enterrados (24). Sin embargo hay algunos que oyen y entienden
«cuando se..habla y maniobra (25). .
·<<5. Parece que con lo insinuado y después de una competente
«relación de los enfermos, sobre el modo de vida, se sacarán suñ­
«cientes indicios para el conocimiento de la enfermedad y teniendo
«presente que en el número 3 se dejan enunciadas las causas que
«dan orígen a estas enfermedades y producen la evaporación del
«surco nervoso, y linfático: vendremos en conocimiento del porqué
ede tantos desórdenes en las funciones vitales, animales y natura­
«les de estos enfermos (26 ). •

<6. Sobre estos principios se establece por causa Inmediata al


«espasmo, eretismo, arrugacíón o acortamiento general o partícu­
«lar en los géneros musculoso y nervoso: cuya causa es la que se
«debe combatir, porque las demás que se suelen acusar, deben re­
«putarse por efectos. Así el útero en las Mujeres no tendrá más
«derecho que los vasos espermáticos en los Hombres. Es verdad
, «que alguna vez el útero, por razón de su estructura y uso de sus
«líquidos, será más incomodado. La obstrucción de cada víscera
' «del vientre inferior será producto y efecto de este espasmo, acor­
«tamíento o· arrugación y el curso irregular de los espíritus será
«efecto de la irritabilidad y excesiva sensibilidad del género nervoso
(27).
<<7. Examínense todos los símptomas y recórranse exquisita­
'
«mente las partes sometidas a esta disposición, y hallaremos que
«las partes musculosas nervosas y membranosas son siempre las
«más afectas; por lo que el estómago y vísceras de las hystérícas,
<<Y hypocondriacos, son los que primeramente padecen, como son
«las cardialgias, flatos regueldos (?), borborigmos, cólicos vórní­
«tos, &. 'Las Meninges también padecen vértigos y desvanecímíen­
«tos. El diafragma afecto lo presenta la suíocacíó n, y el toque del

gado a la constatación de la muerte y constituye número impres­


cindible de esta averiguación en la medicina doméstica. •

(24). Alusión a la frecuencia de la muerte aparente en los


histéricos.
(25). La conservación de la conciencia en el ataque histérico.
(26). 'Alusión al proteismo de los síntomas de origen neuró­
síco, de los trastornos neurósicos viscerales que, a título de tras­

tornos funcionales neurósicos, han sido tan admirablemente estu­
diados por ÜUBOIS, de Berna, por DEJERINE y otros.
(27). Ratificación de nuestras aseveraciones de la nota an­
terior.


10 REVISTA

«corazón, y pericardio, se · manifiesta por la palpitación (28).


«8. La vexiga afecta o retocada se conoce por la retensió n
1

sde orina: los cordones espermáticos en su retracción, el género


•musculoso y nervoso en los movimientos convulsivos y convul­
«ciones generales de toda la máquina: y en fín todas las partes, que
•sean sometidas a la potencia de los nervios, serán por consíguien­
«te sometidas al mismo bamboleo, al espasmo, al eretismo y al
«arrugamíento. Así mismo se hallarán los espíritus alborotados y
«desordenado su movimiento; porque los nervios que les conducen
«y conservan se hallarán irritados y eretizados.
«9. Para combatir y curar metódicamente a esta verdadera
«causa de las enfermedades vaporosas, se deberá apartar de la or­
sdinaría y común senda del uso de los remedios antíhystérícos y
''
«antiespasmdicos, con mira de entonar el systema nervoso y co­
srregír el vicio de los líquidos; porque la constante experiencia
«presenta muchos sucesos adversos de este método, al paso que
elos vemos muy felices y continuos por el método y uso de los hu­
«mectantes, refrigerantes, y diluyentes; v. g.; los baños domésticos
etibios o fríos: pediluvios, lavativas frescas de agua común y aún
«íe nieve, según los casos y urgencias fomentos, tisanas frescas,
eaguas de pollo o de ternera y sueros clarificados, o destilados.
«Caldos sencillos de pollo, galápago, de cuello de borrego, de rana.
•Bebidas dulcificantes, oleosas y mucilaginosas: y al fín aguas mi­
«nerales, ligeramente acídulas. Todo esto dirigido por el método
«que se especificará en cada una de las eníernedades, alguna san­
ti!�ría y rara vez purga; es quanto contiene todo el aparato de la
sexperímentada Therapéutíca, (29)
« 1 O. Estos son los únicos, y poderosos remedios que convie­ •

«nen a todo afecto, vaporoso, espasmódico, de irritación, sumo ca­


elor, &, y en caso que algunos de estos símptomas se complique con
«otras enfermedades se deberá hacer uso de los dichos remedios,
sin hacer caso de los pretendidos antíhystéricos.

(28). Alusión más amplia a los trastornos funcionales de la


neurosis.
(29). Este capítulo terapéutico constituye un exponente de
la terapéutica de transición entre las curas uterinas e hipocondríacas
di la Histeria y las curas químicas: el anónimo reacciona en contra
de la cura netamente antíhystéríca, consistentes en masajes fija­ •


• dores del útero y de los hipocondrios, en la aplicación de emplas­
tos y pomadas que procuraban la fijación de las vísceras ambula­
torias. Y recomienda. una medicación poco eficaz, pero en armonía
con el concepto etiológico de la arrugacíón de la fibra nerviosa. •

DE PSIQUIATRIA Il

El mutismo

O es nuestra intención ofrecer un estudio completo de 'este sín­


drome, harto importante por cierto: queremos, solamente, pre­
sentar algunos casos tres de los cuales, los primeros, por· su con­
junto, tienen un interés documental Indiscutible con ligero co­
mentario.
El mutismo que DEJERINE define como «la imposibilidad de
articular y de emitir un sonido» ( 1 ), es un estado que se debe, a
veces, a condiciones de orden orgánico, a veces, a causas puramen­
'
te funcionales. Su etiología y su patogenía son, por consiguiente,
múltiples. El mutismo puede ser consecutivo a la sordera congé­
nita o adquirida, principalmente en los niños, pues, como sabemos,
el centro auditivo es el primero que se desarrolla en la evolución
ontogénica del lenguaje y el que preside al funcionamiento de los
otros centros del lenguaje. 'Este sordo­mutismo puede ser causado
por afecciones primitivas del oído, por otitis determinadas por en­
fermedades infecciosas o por afecciones cerebrales que comprimen
o destruyen los centros auditivos; sin embargo, como dice DEJE­
RINE, «la anatomía patológica cerebral del sordo­mutismo está
muy lejos de haberse hecho». Según LACHEIT DE LAC:HARRIERE,
la mayor parte de casos de sordo­mutismo son adquiridos, y todo
niño que ensordece antes de los ocho afies' cae en el mutismo.
El Dr. H. V ALDIZAN ha tenido la bondad de suministrarnos
tres interesantes historias clínicas de sordo-mutismo familiar ho-

(1) DEJERINE, Semiologie des affections du syste1ne nerveux, París, 1914, p.161.
• •

12 ­ REVISTA

• •
mécrono, que no hemos encontrado señaladas en la bíblíografía que
poseemos.
Obs. N°. 1. Asunción Pingo, de 9 años de edad, natural del
Callao, solicitó los servicios del Consultorio de Enférmedad!es Ner-
viosas del «Hospital 2 de Mayo», el 28 de octubre de 1916.

Antecedentes familiares. El padre vive; ha sido escrofuloso
antes de su matrímonio: después ha sufrido enfermedades de la
piel, alopecía, dolores osteócopos, &. Tiene tremor y otros sínto­
mas de alcoholismo (también tiene tremor lingual).
El abuelo paterno murió de una cardiopatía; la abuela pater­
na murió de un ecólíco»: tenía una hernia umbilical Y ¿obstrucción
"
intestinal?). La madre padecía de «ataques» que le· daban cada
ocho días, cuando concibió a la primogénita. La madre ha tenido
nueve hijos: una muerta de «consuncióna a los' ocho meses; después
ha tenido un aborto; luego a Asunción; en seguida un varoncito
muerto de asfixia en momento de lactarlo; ' después un varón, que
tiene actualmente siete años y habla perfectamente; luego a Luz;
después un varoncito de cuatro años que habla bien; en seguida
una mujercita muerta con tos convulsiva a los seis meses, y, por
último, a 'Tomasa.
El abuelo materno es alcohólico; la abuela materna es convul­
sionaría. •

Sus tíos paternos han sido veintidos: el padre es el cuarto;


hubie on varios abortos violentos. Sus tíos maternos han sido die­
ciseís: doce viables y cuatro abortos.
Antecedentes personales. Su gestación fué llena de sinsabores.
Nació a término,
­,
muy diminuta. La lactancia materna duró hasta
los nueve meses. Sus primeros dientes aparecieron a los ocho me­
ses. Sus primeras palabras fueron emitidas a los nueve meses. Sus
primeros pasos después de doce meses.
Ha padecido de oftalmía purulenta; aún en la actualidad con­
serva trazas, pues la madre dice que amanece con «telitas blancas».
A los pocos meses de nacida, sufrió de sarampión y de enteritis; y
a los 18 meses de echupos» en la cabeza.
Hasta los dieciocho meses hablaba varias palabras y oía per­
fectamente. Fué consecutivamente a la aparición de los «chuposa
que perdió primero el oído y después las palabras. ·
Notas antropológicas. Peso: 48 libras. Estatura: 1 m.13 cm.
Vida vegetativa. 'µanglios cervicales abundantes, Pulso: 84.
Vida de relación. Motilidad y sensibilidad: Hiperreflexibidad.
Expresión. Aspera, ruda. .
_ Notas psicológicas. Afectiva, irritable. A veces voráz.
0Bs. • N°J 2. Luz Pingo, de 5 años de edad, natural del Callao,
• •


DE PSIQUIATRIA 13

solicitó los servicios del Consultorio de Enfermedades Nerviosas del


«Hospital 2 de Mayo» el 28 de octubre de 1916.
Antecedentes familiares. Los mismos que la anterior.
Antecedentes personales. Durante la gestación la madre su­
frió contrariedades. 'Nació pequeña.
Ha padecido de «fiebres» y del «estómago»; ha "Sufrido golpes
y «sustos».
Comenzó a hablar a los ocho meses y a caminar a los dos años
y medio. Como en la anterior, Asunción, a la edad de dieciocho meses
aparecieron «chupos» en la cabeza: perdió el oído.
Notas antropológicas. Sin importancia.
Vida vegetativa. Riqueza ganglionar como la anterior.
Vida de relación. Nada de particular. •

Expresión. Mamá, papá, babá. '


0Bs. N°. 3. Tomasa Pingo, natural del Callao, de dos años
de edad, solicitó los servicios del Consultorio de Enfermedades Ner-
viosas del «Hospital 2 de Mayo», en la misma fecha que las dos an­
teriores.
Antecedentes personales. Comenzó a hablar a los ocho meses,
decía: papá, mamá, dáme teta.
No ha tenido enfermedad alguna hasta que aparecieron «chu­
pos en la cabeza, en la misma época que las anteriores poco más
o menos; después perdió el oído y luego la palabra.
Estas tres interesantes observaciones nos obligan a hacer al­ .
gunas consideraciones. ¿Cuál ha sido el proceso mórbido que ha
determinado la sordera, y, como consecuencia fatal, el mutismo?
Ante todo, hay tres factores etiológicos muy importantes, que no
debemos perder de vista en este género de dolencias: el alcoholis­
mo y la lués del padre, clínicamente diagnosticadas; la epilepsia o
la histeria de la madre; la herencia atávica neuropátíca, pues la
abuela es una convulsionaría; y, por último, sobre estos tres fac­
tores, no debemos desdeñar la emoción (susto) que indudablemen­
te debe considerarse como un factor secundario muy importante,
pues, evolucionando sobre un terreno neuropático, la emoción en
gendra trastornos psíco­sensoriales. ¿Cuál de estos factores ha de­
terminado la sordera? Nosotros creemos que dada la alta virulen­
cia del gérmen sifilítico y la frecuencia de las manifestaciones here­
do­luéticas, sobre las cuales han insistido todos los derrnatolo­
gistas y sifilógrafos, no es de dudar que el treponema pallidum es el
responsable, en los tres casos, de la sordera aludida, Bajo la deno­
minación vulgar genérica de echupos» pueden ocultarse muchas •

manifestaciones externas de la sífilis. ¿ En nuestros tres casos, se


1

14 REVISTA

trata de una sifílide? Nosotros no tenemos suficientes datos para


afirmarlo; puede ser que se haya tratado de una simple íuruncu­
losis del cuero cabelludo, independiente de las lesiones sifilíticas
del centro auditivo o del aparato periférico que ha determinado
la sordera definitiva.
El mutismo puede presentarse en la alienación mental: en los
melancólicos se observa un largo mutismo y al mismo tiempo una
inmovilidad completa; igualmente, en la demencia precoz.
Los idiotas presentan a veces mutismo, y, como tales, entran
en la tercera categoría de la clasificación de los idiotas de
ESQUIROL.
En los grados más acentuados de la afasia motriz, y de la di­
sartria (anartría) se observa, también, el mutismo. El diagnóstico
se funda sobre los antecedentes del enfermo.
'De entre todas las modalidades de los trastornos de la palabra
en la histeria, el mutismo y la afonía son los más frecuentes.
El mutismo histérico ha sido observado desde los más lejanos
tiempos; y ha sido objeto de particular estudio por QJARCOT, 'CAR­
TAZ, J ANET, &.
El mutismo aparece generalmente a consecuencia de una emo-
ción o de un ataque histérico y reemplaza casi siempre a otra ma­
nifestación histérica: parálisis, contracturas, anestesias, &, &. Tam­
bién se estaiblece a consecuencia de un traumatismo o una lesión
1

local, o bien consecutivamente a una enfermedad laríngea o infec­


ciosa. Lo que caracteriza el mutismo histérico es la perfecta inte­
• gridad del juego del aparato laríngeo, coincidiendo con el mutis­
mo más absoluto. De la misma manera, los movimientos de los
labios, de la lengua y del velo del paladar están conservados, sin
que sea posible asociar sus movimientos para la articulación de
las palabras. Generalmente, están conservadas las diversas mani­
festaciones del lenguaje: no hay sordera ni ceguera verbales y rara
vez agrafia. : La inteligencia es conservada en perfecto estado; la
mímica se exalta y suple la pérdida de la palabra (integridad de
la intelígencía y de la mímica que contrasta con as manifestacio­
nes orgánicas de la afasia motora). Además, bajo la acción hipnó­
tica, el mudo histérico puede hablar durante el sueño, así como
durante la anestesia; 'J ACOB, citado por 1 BASTIAN ( 1 ), cita el caso
de un sujeto que bajo la anestesia etérea comenzó a hablar después
de cinco años de mutismo. Al despertar desapareció la afección.
No en todos los casos el mutismo es completo. Algunas veces
el sujeto puede pronunciar algunas sílabas o palabras. Otras ve­

(1) ALBUTT, Trattato delle malattie del siste1na nervoso, Torino, 1905, vol. II, p. 232.
DE PSIQUIATRIA 15

ces, más curiosas, el enfermo habla perfectamente durante algu­


nas horas del día fuera de toda simulación, como en el caso de MEN­
DEL, citado por DE'JERINE ( 1 ), que podía hablar de seis a nueve
de la mañana.
Así como el mutismo se instala, ya sea! pasando por las fases
de tartamudez, de afonía o súbitamente, de la misma manera tiene
lugar la curación': se inicia, ya sea por una de las fases menciona­
das, o bruscamente recupérase la palabra.
La patogenia del mutismo histérico ha sido objeto de estudio
de parte de CHARCOT­, MAuR�, W YLIE y BAST­IAN. Para CttARCOT­
1

el mutismo histérico sería el resultado de la incapacidad funcional


de la circunvolución de Broca. El diferenciaba el mutismo de la
'
afonía; esta última sería la consecuencia de una parálisis parcial
de los músculos abductores de la laringe. Para otros autores, como
WYLIE y F1ST­ER, el mutismo sería consecutivo a la falta de coor­
dinación de los mecanismos oral y laríngeo. El primero de los
autores citados dice que el trastorno funcional reside en el
centro de Broca, que él extiende hasta el pié de la cír­
cunvolucíón frontal ascendente. Nosotros sabernos hoy que los
movimientos de la laringe, de los labios y del velo del paladar
tienen una Iocalízación bilateral, como lo han demostrado hace
tiempo las investigaciones de Si·MON, HoRSLEY y' RvssELL. Ahora
bien, si el mutismo' fuera 'la consecuencia del trastorno o aniquila­
miento funcional de estos centros, deberíamos aceptar un trastor­
no bilateral, y la paralización de los movimientos de las cuerdas
vocales para otros actos distintos de la voz, asfcomo de los órga­
nos de la fonación: labios, Iengua.rvelo del paladar, que sabemos
se encuentrarl indemnes en el mudo histérico. Lo más probable es
que se trate de un trastorno de la representacion mental, como lo han
observado diferentes autores en la actual guerra; a una amnesia
que determina una disociación funcional como cree J ANET­; o, por
fin, a una psico-neurosis sensorio-motriz.
La patogenía del mutismo no siempre obedece a los dos me'."
canismos enunciados; fuera de toda acción local, sobre la cual no
insistiremos, las recientes observaciones de guerra sobre los tras­
tornos de la palabra, hechas, principalmente, por'BENON, GRASSET­, •

Gu1LLArN;· M'AIRET­,1 Roussv y LIEBAUL, revelan que al lado de los


trastornos por representación ·mental, y por lo que GRAS.SET­ llama
psiconeurosis sensorio­motriz, hay que añadir una tercera moda­
,
lidad patogénica muy frecuente: el trastorno motor, verdadera
discinesia [uncionai, según la expresión de BENON, que puede que­

( 1) DEJERINE Loe. cit. Pag. 164 y 165.


16 REVISTA

dar localizado a los grupos motores respiratorios y fonadores. Así,


LIEBAUL, ha podido comprobar en multitud de casos de mutismo
una acinesia de los músculos glóticos y una disminución consi­
derable de la 'capacidad respiratoria. Según la naturaleza de estos
trastornos discinésicos será el carácter que presente el trastorno
de la palabra. Estas discinesias, desde luego, se producen, en suje­
tos neuropáticos .. La terapéutica instituída (gimnasia respiratoria,
educación de los resonadores, educación laríngea, &), ha dado re­
sultados sorprendentes.
Nosotros hemos tenido la oportunidad de observar algunos
casos de mutismo histérico, que tenemos el agrado de ofrecer.
OÍB·s. N°. 4. Fe'lipa B., de dieciseis años de edad, natural de
Ayacucho, ingresó al «Hospital de Santa Ana» el 28 de Julio de
1917, y ocupó la camaNv: 14 de lj sala de «San Miguel».
Antecedentes hereditarios. El padre murió de neumonía; la
madre falleció de «verrugas». Han sido cuatro hermanos; todos han
muerto, uno de ellos de «verrugas», como la madre.
Antecedentes personales. A la edad de cuatro años padeció
de «verrugas» .. El 27 de Julio del año 1917 tuvo un «ataque», prece­
dido de «temblores», como «tercianas», con pérdida del conocimien­
to y convulsiones. Atribuye este ataque a la pena originada por la
muerte del padre, acaecida el 5 de 'Julio del año en referencia. An­
tes de esa fecha tuvo grandes contrariedades, por aislamiento en el
hospital, en calidad de sirvienta, donde cobró gran afecto por una
hermana de caridad que la quería mucho. Refiere que en su tierra
natal tuvo varias crísis nerviosas, acompañadas de profuso llanto;
además, dice que cuando quiere «contener el llanto que le oprime
el corazón» le dan «ataques». El día de su ingreso al «Hospital
de Santa Ana» tuvo un nuevo «ataque» con pérdida de la palabra:
mutismo. Mutismo absoluto en el cual permaneció tres días; cuando
se le exigía que hablara, respondía por medio de movimientos mí­
micos, de los labios y de la cara (mímica de esfuerzo). Después
del tercer día, comenzó a hablar, haciendo grandes esíuenzos, al­
gunas palabras: estas eran emitidas en forma eexplosiua». En esta
condición permaneció varios días. Fué sometida al tratamiento
antiespasmódico.
ExAME'N DE LA ENFERMA. Notas antropológicas. Ligera
asimetría facial; sistema piloso desarrollado; pabellón auricular
izquierdo implantado más adelante que el derecho.¡Tubérculo dar­
winiano izquierdo, implantación viciosa de los incisivos inferiores,
bordes escotados. Paladar normal. Aumento apreciable del cuerpo
tiroides.' Lengua escotada en la punta, muy manifiesta en la pro­
pulsión.
DE PSIQUIATRIA 17

E'!xpresión. 'Mímica agresiva, desconfiada, recelosa. Est ílo


cortado, francés.
Sensibitidod y reñedioidad. Sensibilidad tactil disminuida.
Reflectividad normal.
Este caso es sumamente interesante porque nos prueba, f eha­
cientemente, el rol de la emoción en un terreno neuropático franco
(histeria), y con estigmas antropológicos de cierta importancia.
Respecto al mecanismo de la emoción la mayoría de los auto­
res están de acuerdo. Las excitaciones emotivas pueden ser de dos
clases: de origen externo e interno. En el caso que nos ocupa pode­
mos prescindir, por el momento, de las emociones exteriores.
La emoción de origen interno puede provocar manifestacio­
nes inmediatas o tardías. En el caso que nos ocupa ha habido un
período de incubación, que caracteriza a muchas manifestaciones
histéricas; esta manifestación también es propia de la emoción in­
terna, pues ésta está en estrecha relación con la mentalidad del
sujeto; un acontecimiento cualquiera, para el cual no está suficien­
temente adaptada la vida intelectual y, principalmente, sentimen­
tal del individuo provocará trastornos más o menos serios, en
relación con la capacidad de adaptación progresiva del sujeto. En
otros casos, «un hecho, causa de emoción, puede ser al principio
aceptado por el sujeto, como un simple hecho de conocimiento,
para no convertirse sino tardíamente en hecho causal de emoción.
Hay una adaptación primitiva al hecho mismo, y es solo más tarde
que el conocimiento profundo del hecho, por el choque interior
que causa, se convierte en factor emotivo» ( 1) Tal sucede en las
diversas manifestaciones histéricas, dentro de las cuales hay que­
considerar el mutismo. ,
La emoción no sólo actúa en el estado de vigilia, sino también,
en el estado onírico. MAURY, T AINE, FERE, .D·E SANC�IS, GRASSET­,
So'LIER, 'REGIS y HESNAR·D (2) &, &, han estudiado el rol patogé­
nico de la emoción durante ef sueño. ¿Cómo la emoción experímen­
tada durante el sueño puede realizar efectos patológicos que no
habría producido al estado de vigilia? se preguntan Rzbts
y HESNARD. ¿se debe a qué la emoción onírica está aban­
donada así misma _y no existe nada que pueda refrenarla como al
estado de vigilia,?, ¿o es porque en todos los histéricos la vida onírica
es más fecunda en emociones intensas o actuantes que la vida real,

{1) DEJERINE et GAUCKLER, Les manifestatíom fonctionnelles des Ps71chone­


vroses, 1911, p. 346.
(2) REGIS et HESNARD, Un cas ll'aphonie 1iysterique d'ortgine emouoe. Le role
pathogene des emotions oniriques. •Journal de Psychologíe normale et pathoísgíque,
1913, p. 177.

1
18 REVISTA

y, por consiguiente, el histérico se emociona más en el sueño?. Es


indudable que durante el ensueño la emoción generada en el estado
de vigilia o en el mismo ensueño, abandonada así misma, desor­
ganiza la vida sentimental profunda del enfermo. 'De otra manera
no se explicaría los· casos de afonía y de mutismo instalados duran­
te el sueño en sujetos de temperamento histéríco., VASCHI'DE (1)
ha estudiado este problema. Para este autor, «la emotividad' sería
la característica dominante del ensueño». Durante el ensueño, dice,
se realiza un fenómeno psicológico en el cual la sensibilidad se de­
sencadena automática y expontáneamente, haciendo estallar las
trabas sociales é individuales para convertirse en imágenes de­
finitivas», En los niños,en los cuales el poder f renatriz del centro
psíquico superior no está desarrollado, se explica facilmente este
desencadenamiento emotivo que constituye los terrores nodurnos.
Por otra parte, C HARCOT, P ITRES y otros observadores han insis­
1 1

tido sobre la influencia más o menos inconciente del ensueño sobre


las ideas, sentimientos y actos conscientes de la vida ordinaria dél
histérico.
En nuestro sujeto, es indudable que la emoción de pena o de
disgusto.o ambas a la vez, han sido incubadas durante algún tiem­
po en el estado de vigilia y durante el ensueño, que como sa­
bemos y lo revela el psíco­análisis, se constituye con los elemen­
tos psicológicos de la vida en vigilia. Efectivamente, la crísis se
operó meses después de su separación del 'hospital y pasados va­
rios días de la muerte del padre, acontecimiento que parece ha ju­
gado un papel muy secundario en la vida emocional de la enferma.
OB·s. N°. 5. Oiga" O. B., de cuatro afies de edad, natural del ­
Callao, ingresó al «Hospital de Santa Ana» en noviembre de 1917,
y ocupó la cama'Nv. 36 de la sala de «San j osé».
Antecedentes familiares. El padre es sano; la madre
de constitución débil, anémica; ha tenido cuatro hijos. La tía abue­
la, que la ha criado, ha sido muy enferma desde pequeña; siempre
fué calificada por los médicos de emuy neruiosa». Desde hace 22
años padece de «ataques al corazón» acompañados de crisis de pal­
pitaciones. Refiere que antes del ataque sentía en los miembros
hormigueos y que «todo el cuerpo se le aflojaba». Estoa ataques se
repro <lucían a consecuencia de alguna emoción. El primer ataque
le <lió con motivo de unos amores contrariados y poco tiempo después
le repitió con motivo de la muerte de su sobrinito. El día del falleci­
miento de la madre tuvo un nuevo ataque acompañado de risa
espasmódica. A veces, estos ataques se hacían subintrantes, prece­

(1) VASCHIDE Le sO'Tlimeil et les reves, París, 1911.

DE PSIQUIATRIA 19

didos o seguidos de risa y llanto. Hace tres años con motivo de la


• muerte de su sobrino, cayó en mutismo absoluto durante tres
días; no podía pronunciar una sola palabra.
Actualmente tiene hiperestesia en los miembros inferiores.
Anestesia faríngea. Anorexia. El olfato y la vista están en buenas
condiciones.
Antecedentes personales. Lactancia mercenaria hasta la
edad de ocho meses; después lactancia artificial y alimentación
mixta.
No hay datos res ecto a su dentición.
Comenzó a dar sus primeros pasos et la edad de un año: en la
misma fecha se inició el lenguaje.
Hace nueve meses tuvo dos ataques, con pérdida del conoci­
miento y convulsiones tónicas y clónicas, sobre cuya naturaleza es
muy difícil pronunciarse.
En el mes de Mayo fué atacada de «perniciosa», enfermedad
de la cual curó merced al tratamiento quínico. Hace poco más o
menos c·uatro meses tuvo un nuevo ataque que trajo como conse­
cuencia la pérdida de la visión, del oído y de la palabra. Después
de algunos días recuperó la visión, luego la audición, y, en último
término, la palabra pero no en su integridad funcional pues ado­
lece de dos vicios de pronunciación: la dislalia y el tartajeo; es de­
cir, cierta debilidad en la pronunciación y cambios de una letra
por otra, como por ejemplo la r por la l, la t por la s y la z, ya se
encuentre al comienzo o al fín de la palabra.
Así dice, por ejemplo:
lata por rata
pelo por pero
santo por tanto '

saco por taco


ca beta por cabeza.
Después del ataque mencionado, ha tenido otros, cuyo carác­
ter no hemos podido precisar, Además tiene varios «tics». Es de
carácter muy alegre, y hasta locuaz, apesar de su palabra difícil.
¿Se­ trata de una histeria infantil, en uno de cuyos ataques ha
sufrido una parálisis de su aparato _psico­sensorial? Es muy pro­
bable pues es demasiado raro que este síndrome (?) se presente en
la epilepsia. Estas manifestaciones psíconeurósícas se han produci­
do bajo la influencia de diversas emociones, principalmente en la
guerra actual; psiconeurosis sensorio­motriz, sobre la cual ha in­
sistido GRASSET en repetidos artículos. Parece que la marcha y
evolución de los síntomas se efectúan como en nuestro caso: pér­


20 REVISTA

dida simultánea de la visión, del oído y de la palabra; y retorno su­


cesivo de estas funciones en el mismo orden de su desaparición.
Abona nuestra opinión a favor de la histeria la herencia; pues
desde BR1IQUET se sabe que etoda histérica procede de otra histérica»
y, por otra parte, el no escaso número de niños histéricos entre no­
sotros.
Algunos autores creen que en caso de histeria el retorno de la
palabra es ead integrum», pero observaciones numerosas han pro­
bado la existencia de balbucie, tartamudez u otros defectos de la
palabra durante un tiempo más o menos indefinido.
0Bs. N°. 6. Rosa T, v. de J., natural de Lima, de cincuenta
y dos años de edad, ingresó al «Hospital de Santa Ana» el 28 de
Julio de 1917 y ocupó la cama N°. 30 de la sala de «Sta. Isabel».
Antecedentes hereditarios. El padre murió cuando ella estaba
en la infancia; tenía hábitos alcohólicos. La madre murió de neu­
monía, y, como el padre, era también alcohólica y abusaba del
café; no recuerda nada respecto a las enfermedades que adoleciera
la madre.
Ha tenido seis hermanos; dos de ellos han muerto: uno <<se dió
al licor» por la pena de la muerte de la madre, y una hermana «be­
bía mucho» a consecuencia del dolor que le produjo la muerte del
esposo. Los que viven son sanos, lo ·­
mismo que los hijos de éstos.
Anteceden tes personales fisiológicos. Nació a término; la lac­
tancia materna íué muy corta, de cinco meses poco más o menos.
A partir de esta edad, la madre le daba «cucharaditas de café con
leche». Sus primeras palabras según refiere la enferma, fueron emi­
tidas a los siete meses'{P) decía: mamá, papá. Durante su infancia
no ha padecido de trastornos de la dicción.
Se inició su pubertad a los catorce años. Sus menstruaciones
eran dolorosas (dismenorrea); en veces se suspendían (amenorrea).
Ha tenido trece hijos; dos han muerto. Ha tenido un parto
prematuro (seis meses y medio); esta hija «sufre mucho de la cabe­
za», La cuarta hija padece de cefaleas acompañadas de náuseas y
vómitos ( ¿jaqueca?).
Antecedentes personales patológicos. En la infancia ha sufrido
de sarampión; niega haber tenido en su juventud enfermedad al­
guna. La hija refiere que ha tenido accesos convulsivos cuya natu­
raleza no es posible precisar.
El 13 de octubre fué operada de histerectomía. Es a partir de
esa fecha que se acentuaron los accesos convulsivos.
Enfermedad actual. El domingo 27 de julio de 1917, sufrió
un gran «susto» con motivo de un choque entre dos carros eléctri­
cos. Al llegar a su domicilio, en estado casi de choc, experimentó
DE PSIQUIATRIA 21

un traumatismo psíquico: una nietecita, que hacía días se encon­


traba enferma, agonizaba­ y pocos minutos después fallecía. Re­
pentinamente sufrió una terrible cefalea de intensidad insólita, y,

.al mismo tiempo, se le <ttrabó la lengua»: hizo grandes esfuerzos para


hablar y no pudo: ha:bía caído en el mutismo. Al mismo tiempo
veía el a biente «nublado», y diversas lucecillas amarillas y verdes.
Una gran laxitud le invadió el cuerpo y quedó postrada. Tal es el

cuadro que hemos 'escuchado de labios de la enferma. .
Después de algunos días no precisa el número comenzó a
hablar «enredado», y luego tartamudeando. Cuando quería pedir
un objeto le daba distinto nombre: «decia una cosa por otra».
Exámen clínico de la enferma. Mujer de constitución mediana,
de peso regular, de aspecto triste y pensativo.
Vida vegetativa Nada de particular.
Vida de relación. ­a) Motilidad; astenia nervo­muscular, re­
flejes disminuídos; b) Sensibilidad: anestesia faríngea; hipoestesia
laríngea; la sensibilidad tactil disminuída; las demás formas de
sensibilidad no ofrecen nada que consignar; e) Lenguaje: ecolalia.
Las palabras largas y las esdrújulas las balbucea: in­du­da­ble­
men-te, naú-fra-go, &1 &.
Afasia amnésica. : no recuerda el nombre de los objetos fa­
miliares. Recuerda a veces por asociación, por ejemplo, el botón,
señalándole el ojal, &.
Esta observación es, sin duda, la más compleja que hemos
hecho. Se trata de una' enferma de antecedentes alcohólicos y de
herencía francamente neuropática; pues dos de sus hermanos no
han podido adaptarse a las condiciones ordinarias de la vida: dé­ •
biles a la influencia del dolor, han caído víctimas del alcoholismo;
y para mayor abundamiento, han trasmitido esta tara a su descen­
dencia. Además, es lógico creer, que apesar de sus cincuenta y dos
años, la operación que probablemente le ha ocasionado la pérdida
de los ovarios, ha determinado trastornos endocrln icos a consecuen­
cia de la falta de suplencia de las glándulas vasculares sanguíneas,
• encargadas de mantener el equilibrio del metabolismo orgánico .
No de otra manera se explica la frecuencia de los accesos convul­
s.vos» después de la intervención quirúrgica.
En cuanto a la naturaleza de los trastornos de la palabra y del
lenguaje en general es indudablemente su naturaleza histérica,
fenómenos que se han desarrollado con ocasión del choc emotivo.
El mutismo histérico, en este caso, ha reemplazado al «gran
ataque» puesto que no ha habido ninguna manifestación convul­
siva. Además, es de notar, como muy curioso, los trastornos de
orígen central y periférico del aparato del lenguaje verbal: amne­
22 REVISTA

sía y parafasia de origen central; espasmos de la lengua, tartamu­ ·


dez y balbucie de origen periférico.
O'Bs. N°. 7. J ustina N. de dieciseis años , de edad, natural
1

de Caravelí (Arequipa), ingresó al «Hospital de Santa Ana» en oc­


tubre de 1917, y ocupó la cama N°. 15 de la sala «San Miguel».
Antecedentes hereditarios. Sus padres fueron sanos. La madre
murió sepultada por el terremoto de Caravelí el año 1913. Ha te­
nido nueve hermanos; dos de ellos han muerto de viruela, los
otros son sanos.

Antecedentes personales. Su infancia no ofrece nada de par­ ,
ticular. El año de 1913 se encontraba en el pueblo de Carave lí,
cuando ocurrió el terremoto que asoló la débil población. La casa
que habitaban se derrumbó y la madre fué sepultada por los es­
combrost como consecuencia de este accidente falleció la madre.
Refiere la enferma que sufrió un conato de ataque, pero del cual
se repuso rápida·mente. Trasladada a otro lugar, el recuerdo del
desgraciado suceso no la abandonó, y crísis de llanto frecuentes
entristecían sus existencia. lTenía ensueños terroríficos, y, al des­
pertar, se hallaba intensamente emocionada.
El 29 de Julio del año 1915 tuvo el primer ataque, con moti­
vo de la muerte de una tía muy querida, que le trajo el recuerdo
de la muerte trágica de la madre. El día anterior al ataque, día
en que falleció la tía , fué presa de inefable angustia, «tenía el
llanto reprimido en el pecho»; sentía, además, la extraña sensación •
de una bola que de la región epigástrica ascendía hasta el cuelio.
El ataque del día 29 fué precedido de llanto; luego comenzó a
ver animales (Zoopsia) y a escuchar ruídos lejanos; después no
recuerda nada; dice haber oído que se puso rígida y le dieron con­
vulsiones. El ataque duró cerca de 20 segundos.
Después de esta gran crísis la enferma experimentó un cam­
bio notable en su vida mental. Ideas suicidas, con tenacidad obse­
sionantes, la perseguían; y a cada rato lloraba inconsolable.
El segundo ataque tuvo lugar meses después, con motivo de
una molestia con el marido; y otro ataque ocho días después, pre­
cedido de gran aburrimiento.
Cuenta¡ la enferma que sufría en esa época de dolores al ovario
que la obligaron a un tratamiento loco dolenti.
Antes de estallar el último ataque, tuvo cefalea, vómitos y
gran agitación, con logorrea. En la noche de aquel día de octubre
en que ingresó al hospital, J ustina Navarro fué víctima de un gran
ataque, que durante el día se había incubado: perdió el conocimíen­
to súbitamente; luego, se desencadenaron contracciones tónicas y
'
clónicas, grandes movimientos de extensión y flexión de los miem­
23

DE PSJQUIATRIA

bros y de bilateralidad de la cabeza, realizando la fase clásica


del clown ismo,
Al llegar al hospital, el interno de guardia constató el ataque,
pues este fué de larga duración. Al exámen clínico comprobó una
gran dilatación pupilar (midriasis); movimientos de los miembros,
&. Después del ataque, la enferma entró en coma ( coma histérico)

en el cual permaneció durante tres días consecutivos. Al tercer día


de esta crísis extraordínaría, recobró completamente el conoci­
miento, pero estaba muda': se había instalado el mutismo. La en­
ferma daba pruebas de perfecta inteligencia dentro de este estado,
y respondía por una mímica muy expresiva las preguntas que se
1e hacían, lo mismo que por medio de la escritura. Al exárnen se
comprobó la integridad de las imágenes motrices de la palabra y
la conservación de los movimientos de los labios, lengua, velo del
paladar, &. No habían signos paralíticos de lado de los miembros.
La enferma, el día que la vimos por vez primera, nos refirió
por medios hipermímicos, un ensueño, que se lo traducimos ver­
balmente, y que, más tarde, cuando recuperó el uso de la palabra,
nos contó detalladamente, relato que coincidió con nuestra inter­
pretación.
Nos refirió, igualmente, la enferma que durante su mutismo
shabiaba en sueños», prueba irrecusable de la conservación de las
imágenes kines tésícas de la palabra.
Al término de quince días la enferma recuperó la palabra
gracias a los ­íelíces ensayos de hipnotismo y sugestión del interno
del servicio, el Sr. FELI'PE CHUECA, a quien agradecemos su bon­
dadosa e inteligente colaboración en esta historia clínica.
Del mutismo la enferma pasó a la locuacidad. La hipermimia
se redujo a los límites naturales de la expresión facial.
Sometida a un examen prolijo, pudimos anotar los siguientes
datos:
Vida vegetativa. Nada anormal.
Vida de relación. a) Motricidad: ligera paresia de los miem­
bros; reflejos exagerados. b) Sensibilidad: hiperestesia alternando
con zonas de anestesia errática.
Aparatos sensoriales. 'Normales. No hay discromatopsia.
No se investigó el campo visual.

¿Qué comentarios nos sugiere el caso que acabamos de des­


cribir? Ante todo, debemos declarar que nos hallamos en presen­
cia de un caso típico de histeria, de la forma calificada por CHAR­
cor con el nombre de epileptoidea ( 1 ), pués al lado de los síntomas

(i) CHARCOT, Maladies du systeme Nerveaux, T. l. p. 491.


24 REVISTA

descritos, netamente pitiáticos,para usar la expresión de BABINSKir


presenta otros que bien pueden encuadrar dentro del marco de·
la epilepsia.
En esta enferma no podemos. desde luego, hacer jugar papel
importante a la herencia como factor principal, determinante de·
la histeria, sobre el cual ha insistido la escuela de la Salpetriere,
pero no obstante hacemos hincapié sobre la emccion, y su papel
patógeno probable en el estado onírico, evolucionando y desarro­
llándose en un terreno francamente neuropático. Por último, como
prueba categórica de la naturaleza histérica de sus diversos tras­
tornos, tenemos la curación por medio del hipnotismo y la suges­
tión. Tuvimos ocasiones frecuentes de asistir a varias sesiones de·
hipnotismo y comprobar, cuando la enferma volvía a recuperar la
conciencia, sus benéficos resultados. No vamos a discutir, porque·
no nos incumbe, el valor terapéutico de' este procedimiento cuyos
peligros no ignoramos; solo hacemos mención de él para demostrar
e1 carácter pitiático de la dolencia, ya que como dice BABINSKI,«la
histeria es una enfermedad que nace por sugestión y cura por per­
suacíón». Esta persuación se lleva al enfermo en el estado subcons­
ciente, introduciendo en su mecanismo psicológico ideas nuevas
destinadas a destruir asociaciones peligrosas para la vida mental
del individuo.
La curación de esta enferma por el método aludido nos obliga,
pues, a calificar este caso de mutismo histérico.

Luis D. Es?EJO .

'

' •

• •

DE PSIQUIATRIA 25

..

tlcerca del I nf anti I ismo


' RESENTAMOS cinco casos de «Iníantíltsmos. Pobre es la contribu­


ción al estudio de entidad nosográfica que cuenta con una tan
rica literatura; pero, entre los casos presentados, hay algunos que
ofrecen un particular interés y proyectan alguna luz respecto al
origen' endocrínico de los infantilismos. Pese esta consideración en
el ánimo de quienes lean.
0Bs. 1. 'L. A., de 21 años de edad; de raza blanca, nacido en
Lima, empleado.
Padre luétíco, con accidentes secundarios anteriores a la con­
cepción de L. A. y modificados por una cura mercurial intensiva;
con IR. W. positiva· en el mes de marzo de 1916, o sea veinte años
después de' la infección y siete después de abandono de todo trata­
miento. Hace actualmente una cura neosalvarsánica.
Madre «nerviosa», prematuramente reglada (a los ? años de

edad) con períodos menstruales dolorosos, irregulares y· precedidos
y seguidos de intensa irritabilidad. Ha tenido tres embarazos, el
primero y tercero de los cuales terminaron por aborto.
Abuelos paterno y materno alcohólicos.
Un tío paterno paralítico general. •

Una tía materna monja.


Gestación normal, alumbramiento normal. Lactancia al seno
\

materno y hasta los IS meses de edad del­lactante.


Aparecieron en época normal los primeros dientes y tuvieron

lugar, en época normal, los primeros intentos válidos de marcha .
Las primeras palabras fueron pronunciadas tardíamente (a los
27 meses).

'

26 REVISTA

Desde la época de pronunciación de las primeras palabras


• •

llamó la atención de la familia la lentitud del crecimiento del niño,


que íué interpretada por el médico como orígínada por «debilidad
orgánica» que se procuró' combatir mediante preparados a base de
fósforo y de aceite de bacalao.
A pesar de este tratamiento y a despecho de una verdadera '
sobrealimentación a que el niño fué sometido, la familia observó
que los contemporáneos de L. A. le «dejaban atrás» y crecían rápi­
darnente en tanto que el pequeño parecía no ganar en estatura.
L. A. ingresó a la 'Escuela a los seis años de edad: fué un esco­
lar mediocre; pero hizo, sin dificultades insuperables, los cursos
correspondientes a la Instrucción Primaria y a la Comercial, que los

padres del sujeto eligieron por razón de brevedad. Terminados
sus estudios, hace hoy cinco años, se colocó en la empresa comer­
cial a la cual presta sus servicios.
La antropometría de L. A. permite colocarle como viviendo
una edad co.mprendida entre los 13 y 14 años de las tablas de QuE­
a:ELET­, más adaptables a nuestra raza que las cifras de Bowo1T­CH,
KoT­ELMANN, Rusow, CoNCET­T­I, MoNT­I, PoRT­ER (para sujetos
normales) y que aquellas de C1AMP1­V J._LDIZAN(para frenasténicos).
El examen de los órganos y funciones de L. A. no ofrece datos
dignos de especial mención.
El examen psicológico permite constatar una cierta movilidad
de atención y una cierta pobreza asociativa. Memoria mediocre.
Afectividad casi exclusivamente orientada hacia sus padres y ha­
cia su 'casa, así como también hacia un perrillo que es objeto de las
mayores devociones del sujeto. La vida de L. A. es de una mono­
tonía ejemplar: su ocupación, en cuyo desempeño es escruploso
hasta la exageración; el arreglo de «sus cosas», como él llama a las
mil chucherías de las cuales es coleccionador infatiga'ble; y la edu-
cación del perrito, que lleva a cabo con el mayor empeño. Tales
son los números constituyentes del programa de vida, programa
invariado desde hace cinco años, que vive el joven L. A.
El joven L. A. supera airosamente las pruebas DE SANCT­IS
para la medida de la insuficiencia mental. A los reactivos B1NET­
S1MoN, para la medida de la inteligencia, aparece L. A. como su­
jeto de 15 años netos.
L. A. tiene sus órganos genitales bien desarrollados. Refiere
haber tenido algunas erecciones y una sola eyaculación, ocurrida
en la noche, en el curso de un sueño cuyo contenido dice no recor­
dar. L. A. mantiene relaciones de amistad con algunas señoritas
que visitan la casa de sus padres y es con ellas amable y obsequio­

• •

'
DE f'SIQIATRIA 27

so, pero no manifiesta hacia ninguan de ellas inclinación sexual


apreciable.
L. A. ha practicado dos cuaras bien regladas: una cura mer-
curial que le fué impuesta hace cinco afies, con motivo de una der­ •

matosis a la cual el médico tratante consideró como de naturaleza


sifilítica y una cura tiroidiana que se prolongó por espacio de un
año y no produjo beneficio alguno al enfermo.
Nosotros hemos instituído una cura a base de hormonas com­
binadas, hace unos seis meses: no nos permitimos aventurar opi­
níón respecto a algunas apreciaciones subjetivas de bienestar
que nos han sido comunicadas.
Oas. 2. J. C. de 18 años de edad, natural de Lima, estudian­
te. Padres consanguíneos. El padre alterna su voz de persona adul­
ta normal con verdaderos períodos de voz eunucoide, que le con­
trarían visiblemente. 1Dos hermanos del sujeto, a uno de los cuales
'
se refiere la observación I I I, han sufrido, al inicio de la pubertad,
crísis albuminúricas post­infecciosas que se han prolongado por
• espacio de dos y tres años: que se han caracterizado por una ver­
dadera suspensión de desarrollo y que no han dejado otra reliquia
que la alternativa de voz gruesa y de voz eunucoide que dejamos
señalada en el padre de los sujetos.
J. C. nació a término, en alumbramiento fácil y después de
tranquila y sana gestación. Nació en buenas condiciones de peso y
de esta tura y se desarrolló normalmente. Primeros dientes, pri­
meros pasos y primeras palabras en época normal. Hasta los 10
años los médicos sólo vieron en J. C. un niño débil, sujeto al cual
obsequiaron el epíteto de «constitucíón grácil»; pero respecto a cu­
yo buen desarrollo no abrigaron la más leve sospecha.
A los 10 años sufrió J. C. una tifoidea grave, con posterioridad
a la cual se presentó una verdadera suspensión de desarrollo esta­
tura}. La madre del sujeto, aleccionada por el médico, cuidaba de
tomar las cifras mensuales de peso y estatura y recuerda que tras­
currían cinco o seis meses sin que la cifra de estatura experimenta­
se la más leve variación, en tanto que la cifra de poso oscilaba leve­
mente.
Hácia esa época se constató en el sujeto la presencia de una
albuminuria que se ha mantenido durante cinco años, con oscila­
. ciones cualitativas vinculadas a las alternativas de sujeción al
• régimen alimenticio y de abandono de este régimen y . que no ha
,
beneficiado de las curas habituales de la albuminaría.
Nosotros hemos examinado al sujeto durante el año último
de su albuminaría: J. C, no representaba más de 12 años de edad
'
y ya había cumplido 15, si bien la familia ocultaba la verdadera


28 REVISTA

cifra de sus años a sujeto cuya inteligencia hubiera podido preo­


cuparle vivamente respecto del hecho fácilmente constatable de
la suspensión de desarrollo.
Desde el punto de vista . físico J. C. no ofrecía de particular
nada más que su ,. pequeña estatura y la deficiente pilosidad de
los tegimentos. Organos genitales bien desarrollados. Tiroides no
palpable.
La voz de J. C. ofrecía el contraste de voz ronca y de voz eunu­
coide, 'la cual comparecía imperiosamente bajo la ínfluenca der cier­

tos estados emotivos y cada vez que el sujeto cambiaba, la inflex­
cíón vocal.
J. C. producía la impresión de un niño precoz: su atención
fácilmente gobernable e intensa, sus asociaciones rápidas, su me­
moria muy eficaz, 'causaban la más grata impresión en los médicos
que creían hallarse en presencia de un sujeto de 12 años. Superó
airosamente y en períodos de tiempo singularmente rápidos las
pruebas de· B1NET­S1MON correspondientes a su verdadera edad de
15 años.
J. C. no tenía, en aquella época, una historia sexual: tenía
adquiridas algunas nociones tomadas a préstamo a la erudición
de alagún camarada; pero eran nociones de fé y ninguna de ellas
era propia .


A los 16 años, época en la cual el sujeto sólo hacía una cura a
base de glicerofosfatos, se suprimió la albuminuria; J. C. · comenzó
a «crecer», entrando en un período de rápido «alargamientos. Al
mismo tiempo inició J. C. su vida sexual y su voz eunucoide co­
menzó a tener una menor participación en su expresión fonética.
O'Bs. 3. E. C., de 23 años de edad, natural de Lima, de raza
blanca, estudiante. Hermano mayor del sujeto de' la segunda ob­ •

,. ,
servacion.
E. C.' tiene una historia clínica que no ofrece interés alguno
hasta la intervención de una escarlatina seguida de albuminuria,
la cual hizo presa en el enfermo cuando contaba 15 años de edad.
Durante dos años disminución considerable del ritmo ­ de desarro­
llo físico, predominio de la voz eunucoide, abolición de una sexua­
ídad ya en vigencia al inicio de la infección escarlatinosa. Cura
reconstituyente, a base de glicerofosfatos. '·A los 17 años extinción
de la albuminuria, retorno al .rítmo normal �e desarrollo esquelé­
tico, disminución de la voz eunucoide, retorno a la vida sexual.
0Bs. 4. R. A., de 18 años de edad, de raza mestiza, natural
de Cerro de Paseo, estudiante.
Padre alcohólico, fallecido por hemorragia cerebral. Madre
viviente, sujeta a crisis del hipoovarismo que le han sido mitiga­


'

DE PSIQIATRIA 29


das merced a la administración prolongada de productos ovaria­
nos y pluriglandulares (Hormotone).
Una hermana, mayor que el sujeto, ha sufrido, a la aproxima­ ,,
1

ción de sus primeras reglas, crisís nerviosas intensísimas, que hi­


cieron necesario el aislamiento en una Clíníca y que desaparecie­
ron sin dejar reliquia apreciable, al establecimiento del catamenio.
Un hermano, menor que el sujeto, adenoideo, que había sido
considerado por algunos médicos como un frenasténico poco edu­
cable, ha sido operado de sus vegetaciones y ha realizado muy li­
sonjeros progresos educativos, mejorando, al mismo tiempo, sus
. '
condiciones· físicas y psíquicas.
R. A. ha desarrollado suficientemente bien hasta los 11 años
de su edad: en esta época sufrió una enteritis a evolución lenta
que se prolongó por espacio de cinco meses y que lesionó hondamene­
te la nutrición. Al abandonar el lecho, R. A. había ganado en esta­
tura; pero había perdido en «inteliegncía» y en «vivacidad» de ca­

rácter. Durante el 12°. años de su vida, R. A. creció mínimamente;
pues el crecí iento alcanzó la modesta cifra de 30 milímetros. El
año siguiente este aumento fué un tanto mayor, ya que alcanzó a
la cifra de 40 milímetros; pero al siguiente año, 14°. de edad del
enfermo, la estatura se mantuvo estacionaria. Al mis o tiempo,
la incapacidad mental del sujeto se hizo tal que en los exámenes
finales del año fué desaprobado en la mayoría de sus cursos, que
debió repetir.
En el 15° año de su vida, 1R. A., presentó una alteración de su
carácter, que la familia atribuyó al éxito desventurado de sus exá­
menes; el médico llamado a verle constató que el sujeto ofrecía
una taquicardia cuya naturaleza no le fué posible establecer con
seguridad. Los antecedentes de familia y el hecho sospechable de
la alteración tiroidea del sujeto, decidieron al médico al empleo
de la tiroidina: después de seis meses de cura, el sujeto consiguió
readquirír su perdida capacidad para el trabajo, volvió a su buen
humor primitivo y el desarrollo estatura} se verificó en condicio­
. nes satisfactorias;pues el sujeto ganó cincuenta milímetros en
. sólo seis meses de .tratamiento. Desde entonces el sujeto ha ofre­
cido alternativas de hipertrofia y de disminución de volúmen d e
la tiroides, coincidiendo la primera con crisis pasajeras de taqui­
cardia y de «mal humor»,
La vida sexual de R. A. se ha iniciado tímidamente a los 16
años: sus órganos sexuales están poco desarrollados.
La cara de R. A. es redonda y llena de arrugas que le dan un
cierto aspecto de senilidad; los labios son gruesos las cejas escasas.
El vientre es voluminoso .


30

REVISTA

Atención espontánea deficiente; al comando, mediocre. Po­


breza asociativa. Memoria mediocre, hipoafectividad. Sugestiona­
bilidad. I mpulsibidad.
R. A. sometido a las pruebas de DE SANCTIS es un insufi­
ciente mental de leve grado.
0 Bs. S. F. Z. de 56 años de edad, natural de Lima, de raza
1

blanca, rentista.
Hijo de padres nerviosos,' tiene una hermana mística y ha te­
nido un hermano f renasténico.
Retardado en su marcha, iniciada a los 4 años de edad, no
hay en su historia anamnéstica nada de particular: ha conseguido
llevar a cabo sus estudios de 'instrucción Primaria y Media.
El examen físico del sujeto sólo ofrece de notable un acentua­
dísimo proñatismo inferior. Organos y funciones en buen estado.
La expresión mímica del sujeto tiene algo de sardónico que
se acentúa sobremanera cuando se hallaen presencia de personas
a las cuales �conceptúét como ocupando una posición social inferior.
""
La expresión gráfica es perfectamente infantil: son caracteres
muy grandes para los cuales parece pequeño el campo virgen de
la· hoja de papel; caracteres imprecisos en cuyo conjunto se ad­
vierte la falta de una disciplina motriz': algunas letras ofrecen ras­
gos de amaneramiento.
La exptesión fonética es ligeramente declamatoria. Voz eu�
nucoide.
La atención es móvil pero ella se constituye fácilmente y se
prolonga por tiempos apreciables cuando e estimulante interesa
al; sujeto, cuando se trata de asunto que puede perjudicarle o serle
fuente de un benefició o da una satisfacción.
Las asociaciones son pobres y lentas: predominan en el sujeto
las asociaciones fonéticas. .
La memoria es buena, singularmente la retrógada; ta anteró­
grada se ejercita en buenas condiciones respecto a imágenes muy
íntimamente relacionadas con el yo del sujeto.
• La capacidad .de crítica es modesta; ejércese dentro de un cír­
culo bastante estrecho de nociones; pero, el sujeto se defiende de
esta pobreza crítica ocultándola bajo la máscara de una discreción
exagerada con la estereotipía de frases como ésta: «en boca cerra­
da no entran moscas». No es un refranero.
La afectividad de F. Z. es de un egoísmo perfectamente infan­
til: dícese un altruista y, .en ciertas ocaciones solemnes, habiéndose
•••

visto obligado a improvisar, ha explotado facilmente el argumento


de su amor al prójimo. Pero nada más falso que este amor, ni más
sujeto a taxativas de índole egoísta: F. Z. quiere a su hermana, que
DE PSIQIATRIA 31

Ie sirve de verdadera madre, pero no _vacilaría en sacrificarla a la


satisfacción de una necesidad. cualquiera.· Este su egoísmo es tal·
que le escuché, durante un viaje, expresar el deseo de que naufra­

gara el bote que llevaba a su abordo a unos niños que le eran rivales
en el consumo de dulces y pasteles a la mesa.
F. Z. es un «pagado de si mismos.corno reza la familiar expresión,
y esta su egofilia es tal que no toma muy en broma la alusión que

se hace a su probable designacion a cargos públicos de una cierta


importancia. Se cree hábil ·y hermoso, fuerte y noble y mira con
desden a sujetos que tributan, en presencia suya, mayor homenaje
.a otras personas.
F, z. es un' onanista y es, no sabemos sí teórica y practicamen­
.te o sólo en teoría, un· homosexual. Le hemos visto tambien, du­
rante un viaje, en actitud francamente erótica a la vera de un niño
de pocos años.
F. Z. pasa tranquilamente en la vida, sin que su déficit psíquico •

llegue a impresionar desfavorablemente a un observador,� superfi­


cial: él tiene bastante con lo que tiene para defenderse ypasar
·­
como

un mediocre, como el eternamente venturoso «uno de tantos», cu­
yas debilidades psíquicas constituyen un secreto para los más,

• ­­­·­­­

El sujeto de la primera observación no merecía la etiqueta


clínica de raquitismo que le fuera adjudicada: su suspensión de de­
sarrollo físico, que la familia había constatado comparando el rit­
­
mo de desarrollo en L. A. y en los contemporáneos d� éste, movía
más a pensar en el infantilismo distrófico deÍANDRAL y LASEGUE,
erí ­�quel déficit estatural que venía considerado como obra dístró­
t._ . • \

fica de las causas más diversas,


L. A. es, indudablemente, un infantil de la estatura; pero es
también un infantil psíquico, puesto que en él hay retardo del de­
. sarrollo psíquico y por consiguiente, supervivencia de caracterís­
ticas psíquicas correspondientes a una edad en algunos años infe­
rior a la edad del sujeto: 1Y a estos dos hechos, infantilismo estatu­
ral e infantilismo psíquico, agrégase el elemento ofrecido por la
vida sexual del sujeto: en posesión de órganos genitales· bien desa­
rrollados, en ausencia de toda anomalía o vicio brgánico capaz de
justificar una falta de iniciativa funcional de dichos órganos, el
sujeto no ha iniciado todavía la satisfacción de necesidades sexua­
les que no han hecho aparición en �l. Hemos inquirido prolijamen­
te. un orígen psíquico 'consciente a esta anafrodisia y no nos ha sido
posible constatarlo. Dice el sujeto que, así como no ha aprendido
­

32 REVISTA •

a fumar viendo fumar a sus compañeros de Oficina, no les ha apren­


dido tampoco sus aficiones eróticas traducidas en el relato placen­
tero de aventuras más 9 menos picantes. Sabe de estas aventuras
pero no tiene deseo de ir a ellas: la <<voz de la especie» de SHOPEN­
HAUER no 'ha hablado todavía en L. A. Y este sujeto' )vive sus 21
años de vida, época en la cual nuestros precoces y aún nuestros
modestos normales ya han saboreado las amarguras de un amor
romántico o las incomodidades de algún contagio venéreo.
Los dolorosos privilegios de la heredolues de L. A. se han deja­
do sentir 'prematuramente: el sujeto ha sido un «atrazado» de la
palabra y un atrazado de su desarrollo esquelético atribuído por
el médico que le asistía a «debilidad orgánica». Y es en este factor
heredoluético que debemos buscar el orí gen de este injantilismo,
No es fácil de establecer si la heredoluesha actuado inicialmente
sobre la tiroides, como pretende HERTOGHE en la explicación del
infantilismo· distrófico, o si la tiroides 'ha sido atacada con poste­
rioridad al compromiso de alguna otra glándula endocrina, arras­
trada en �l trastorno por solaridaridad funcional .. 'Respecto al in­
suceso de la cura tiroidea, él, 'sólo es susceptible de dos explicacio­
1

nes: o las lesiones luéticas de la glándula son irreparables, lo cual


armonizaría con el fracaso anteriormente obtenido con la cura
mercurial intensiva, o el compromiso glandular es· más amplio, 'y
la actitud opoterápica debe ser 'más ampliamente ejercida, hipó­
tesis esta última en cuyo sentido hemos iniciado nuestra cura a
base de hormonas asociadas.
'El caso de L,. A. encuadra bien en la descripción clínica del
infantilismo completo: hay en él los .elementos requeridos para
formular categóricamente un diagnóstico de infantilismo comple­
to: desarrollo físico+inferior
.
a la . edad del sujeto, retardo del
.
desa­
rrollo psicoséxual, mentalidad infantil.
L. A. es, en resúmen, un infantil heredoluético, distrófico;
un infantil completo de la clasificación de mi sabio maestro el
Prof. DE SANC'PIS. Es un infantil heredo luético, distrófico, ge­
neral, de la clasificación de' 'ANTON, posterior a la del maestro de·
Roma.
R. A., el sujeto de la cuarta observación, es miembro de una
familia muy interesante: Sin llevar mis sospechas hasta el extre­
mo de creer en el orígen endocrínico de la hipertensión que deter­
minó la hemorragia cerebral de que fué víctima el padre del

sujeto, 'hallo en la familia de R. A. una verdadera predisposición


familiar a. los trastornos endocrínicos: madre hípoovariana, y ma­
dre de tres hijos ninguno de los cuales escapa a la tara maternal:
hija hipoovariana, hijo adenoideo, hijo tiroideano.
DE PSIQUIATRIA 33

Los antecedentes familiares, el tipo de evolución del desarro­


llo del sujeto, los beneficios obtenidos con la cura tiroideana, auto­
rizan a justificar las sospechas del médico tratante, orientadas en
el sentido de un mixedema frustrado.Y autorizan asimismo, a incluir
el caso en el grupo de los 'íníantílismos completos, mixedematosos
de BRISSAUD, mixinfantilismos de .DE SANCTIS.
F. Z. el sujeto de la quinta observación, sujeto al cual he co­
nocido y tratado durante dieciseis años y acerca del cual he reco­
gido informaciones que me han autorizado a incluirle entre mis

sujetos de infantilismo, no ofrece, como los sujetos de las obser­


vaciones primera y • cuarta, los caracteres de un infantilismo com­
pleto: hay en, el un infantilismo psíquico, psícosexual y aún vocal;
pero el desarrollo físico del sujeto se ha llevado a cabo normalmen­
te y, por tanto, falta el elemento dependiente de la estatura infe­
rior a la estatura correspondiente

a la edad del sujeto .
El infantilismo

de F. Z. es preferentemente psíquico: atención
movil, 'pobreza de los contenidos asociativos, emocionabilidad
considerable y considerable .sugestíonabílidad, mitomanía perpe­
tua y frecuente caída en contradiciones vinculadas al olvido de las
mentiras anteriormente formuladas. Hay en F. Z. la mitomanía
de los infantiles psíquicos de Dui::>RE y toda la egcíília y todo el
egoísmo de los infantiles de LEVT.
Son casos de infantilismo incompleto, como el anterior, aque­
llos a los cuales corresponden las observaciones segunda y tercera.
Son casos que caben bien dentro de las combinaciones de infanti­
lismos parciales que pueden presentarse.
Llama la atención en el caso de los hermanos C. el episodio
fa miliar deuna verdadera crisis del ritmo de desarrollo:
En el caso de J. C. (Obs. I I), con posterioridad a la infección
eberthiana, se establece una suspensión de desarrollo, principal­
mente físico, coincidiendo con una albuminúria rebelde a todo tra­
tamiento y levemente tributaria de las severidades dietéticas. En
J � 1C. el desarrollo psíquico no sufre menoscabo alguno: el ritmo de
desarrollo psíquico no se hace solidario de la perturbación llevada
sobre el ritmo. de desarrollo físico. La sexualidad retarda su apari
ción y la voz eunucoide familiar se hace predominante. Y todo este
cuadro de infantilismo incompleto incompleto por ausencia de
deficiente desarrollo psíquico compañero de la albuminuria re­
belde, desaparece con esta, sin dejar huella alguna de su paso,

exceptuada la presencia de la voz eunucoide que subsiste, aunque
muy atenuada, en J. C., como en su hermano y en su padre.
E.e: (Obs, fI I I ), hermano del anterior, es sorprendido por el
episodio de infantilismo, si me es permitido llamarlo así, en un mo­
34 REVISTA

mento más avanzado de su desarrollo; cuando el sujeto se había


iniciado en las satisfacciones de la heterosexualidad. Y se opera en
él, coincidiendo con la misma albuminuria, reliquia de una escar­
latina, una suspensión de desarrollo físico, con abolición de la acti­
vidad sexual y cori predominio de la voz eunucoide familiar en la
expresión fonética del sujeto. Y, como en el caso anterior, a albu­
minuria ida, todo vuelve a su curso normal: el sujeto crece, vuelve
a su actividad sexual y la voz eunucoide viene a menos.
Es, precisamente, el hecho de este retorno a la normalidad de
su vida sexual, unido al de la no existencia de atrofia testicular y

al de la no entrada en escena de una atenuación de otros caracte­
res sexuales secundarios, el que permite establecer una diferencia­
ció n entre el caso de E. C. y el infantilismo reversivo de GANDY.
En estas dos observaciones falta el elemento psíquico para la
integración de la fórmula clínica del infantilismo completo: los her­
­
manos C. son, pues, dos intantiles incompletos o parciales (DE S.�NC­
TIS, ANTON).
Estos dos casos son particularmente interesantes. El hecho de
la albuminúria no nos sorprende tratándose de sujetos sobrevivien­
tes a procesos infecciosos en los cuales es tan frecuente la albumí­
núria; pero no deja de llamar la atención la circunstancia de coin­
cidir en tres .míernbros de una misma familia, en tres hermanos,
la desaparición de esta albuminuria con la cesación de lo que he­
mos llamado, no sabemos si indebidamente, un episodio de infan-
tilismo.
¿Cómo interpretar estos 'hechos?
¿La albuminúria y el. infantilismo coexistentes han constitu ­
do una mera coincidencia?
¿Han tenido una causa única o dos causas diversas?
Es posible admitir el hecho de ·uri proceso ínteccíosocorno fac­
tor etiológico único de dos series fenoménicas independientes: una
relativa a la albuminúria y una relativa al compromiso endocrí­
níco. Y aún sería posible aceptar el mecanismo único del daño in­
feccioso, aceptando, como hay tendencia· a aceptar, una función
endocrínica renal. En este caso, los hermanos C.'\habrían ofreccido
una albumínúría, _ signo ostensible de un trastorno pluriglandular
a iniciación renal.
Pero aún sin aceptar la función endocrínica renal aún en
discusión cabe una explicación al hecho interesantísimo de los
hermanos C. Sa hiendo, como sabemos, que las cápsulas suprarre­
nales son, al mismo. tiempo que eficaces reguladoras de la presión
sanguínea, poderoso elemento destructivo de las sustancias tóxi­
cas fabricadas en el organismo, durante el trabajo muscular, no
DE PSI QUIA TRIA 35

habría argumento formal que oponer a la hipótesis de haber sido


suprarrenal el inicio del trastorno pluriglandular, de los hermanos C.


La albuminúria habría constituido un verdadero toxícémetro y
habría desaparecido cuando el organismo hubiera logrado, merced
a labor prolongada y eficaz.sustraerse a la acción nociva de los agen­
tes tóxicos debidos­a la tifo idea y a la escarlatina.
Siendo tan frecuente como es en la tifoidea, como en la escar­
latina, el compromiso esplénico que algunos autores han invocado
como copárticipe, cuando no como responsable primario, de los
trastornos endocrínicos del infantilismo, nada de particular que
en los hermanos C. hubiera sido esplénico el inicio de los intere­
santes fenómenos que en ellos han tenido lugar.
En apoyo de la acción autodesíntoxícante está el hecho de
haberse operado la cesación de la albuminúria y extinción de los
fenómenos de infantilismo, en época en la cual los sujetos hacían
una cura de glicerofosíatos que, en rigor de verdad, 'traducía las
incertidumbres del médico tratante frente 'a frente de los acciden­
tes que presenciaba.
El. carácter episódico de estos dos casos de infantilismo es,
quizá, _la clave de muchos accidentes de orden psíquico y de orden
sexual que suelen hacer molestosa aparición con posterioridad a
infecciones e intoxicaciones de üna cierta gravedad y que vienen atri­
buidas a legados de estos procesos. Si estas sospechas se confirman,
el porvenir aconsejará al médico ofrecer a sus enfermos •
los benefi­
cios de una opoterapia profiláctica: en presencia de una infección
o de una intoxicación, el médico deberá pensar en llevar un apoyo
válido al dinamismo de aquellas entidades endocrinas que hayan
sufrido más rudamente la acción del daño de los agentes tóxicos o
infecciosos.

HERMILIO VALDIZAN
Catedrático de Psiquiatría en la Facultad de Medicina,
Médico Residente del Asilo­Colonia de la Magdalena .



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'
'

'

'


DE PISQUIATRIA 37

'

La nueva faz de la psicología

normal 'l el ínica


/

N el momento presente se comenta con amargo escepticismo la


­ multiplicidad! <le criterios que reina en el estudio de la psiquis;
se abomina de la discordancia babélica de las doctrinas y de las
miras de las diversas escuelas; ­·§e lamenta la esterilidad de tanta
investigación sistemática y de _tanta· publicación pedantesca; se

habla, en fin, dé una crisis de la psicología. Todo ello con harto
fundamento; pero, si en verdad son tan desoladoras como legíti­
mas las primeras actitudes de espíritu, la última, la constatación
de la crisis, no es menos alentadora que real. Hay, positivamente,

una crisis, una crisis que es eficaz y fecunda, pues que de ella se ve
­
nacer la orientación hacia el verdadero dominio de la ciencia de la
vida mental: en efecto, en medio del desconcierto, se vuelve la cara
en dirección al objetivo fundamental del conocimiento del alma
humana.
La reacción es poligénica, aparece en diversos puntos del ho­
rizonte científico, al lado de las particulares diferenciaciones dog­
máticas; pero, no obstante su diversidad de orígenes, ella tiene ten­
dencias que considero que la definen perfectamente como movi­
miento general. La vida psíquica contemplada en su unidad íun­

cional integral, dinámica y evolutiva: tal es lo que encuentro en la


psicología y en la piscopatología de hoy como característica nueva
de importancia basal.
Y no es, sin duda, el concepto dinámico­evolutivo privativo
de la renovación de la psicología; parece, por el contrario, que co­
rresponde a un fenómeno general en la evolución de las diversas

­
38 REVISTA

disciplinas: se presenta como una fase de la historia contemporá­


nea del pensamiento científico. En efecto, en física, en biología y
en sociología se siente la misma influencia. El átomo, no es consi­
derado ya como partícula indivisible e inmutable, sino como foco·
de energía, como centro de incesante quinetismo, que tiene histo­
ria, que se transforma indefinidamente en virtud de sus determi­ •
nantes internos. De otro lado, el ser vivo, deja de ser un tipo fijo,
petrificado, de organización concebida según un plan regido por·
leyes de una morfología geométrica trascendental, para ser estu­
diado como plástica unidad funcional, de estructura condicionada
por la evolución ancestral. Asimismo, las instituciones sociales
cesan de ser concebidas desde el punto de vista estático: cada vez
se da mayor importancia al sentido genético, al poder formador
derivado de las acciones pasadas, a las fuerzas históricas: más que
la composición y estructura del organismo social actual, interesan
ahora los factores determinantes de su devenir. Pero volvamos a
nuestro asunto.
El criterio psicológico que caduca, debe su esterilidad a la
voluntaria limitación de su materia de estudio, que lleva a no to­
mar en cuenta sino aspectos parciales de la actividad psíquica,
desadvirtiendo lo esencial, lo que a esta da su cualidad genuina.
Realmente, el estudio sistemático de sensaciones, recuerdos, ideas,
emociones, voliciones, etc. que tiene indiscutible pero limitada
importancia , como dirección exclusiva, como fin último de la
psicología, es causa del vicio de simplificación artificial, de indivi­
dualización de cosas que no son más que elementos disgregados;
vicio que acarrea otro peor: la incapacidad de descubrir y compren­
der la naturaleza del conjunto que dichos elementos integran. La
naciente y ya vigorosa tendencia que señalo, se endereza a corre­
gir tan lamentable aberración, probando la necesidad de apode­
rarse de la realidad psicológica importante, tomando los particu­
lares fenómenos mentales únicamente como medios para su con­
secución. El centro de gravedad del interés de la piscología se des­
plaza, pues, del fenómeno mental puro,· desarticulado, a la vida
mental substantiva.
La técnica del estudio integral de la actividad psíquica, re­
quiere otro camino que el estrecho que ofrece el método matemáti­
co de la psicología experimentalista, ya que tiene que operar con
valores cuantitativos; pues no se trata sólo de computar objetiva­ •

mente coeficientes 'de relaciones inmediatas entre el indívíduo y


el mundo exterior. El elemental, antiquísimo y hasta el presente
no bien explotado procedimiento de observación subjetiva, es el
que, permitiendo la autoespectacíón de la conexión actual íntima ,.


DE PSIQUIATRIA 39

de la sinergia funcional vivida, dará acceso a la conquista de las


leyes del trabajo psíquico. 'En este terreno, ya puede hablarse de
labor realizada: los estudios de la escuela de ·KuLPE, los de Srux­
PF, los de HUSSERL, y, más abiertamente, los de R1GNANO y CLA
PAREDE, sobre la psicología del razonamiento y de la inteligencia,
encarnan aproximaciones apreciables; pero es, indudablemente,
en el futuro que dará sus mejores frutos esta psicología natural,
de cuyo advenimiento recién se toma conciencia.
Si para el estudio de los procesos psicológicos en conjunto,
como unidad actual articulada, es importante atender a su, cone­
xión, tórnase este cuidado en condición previa absoluta cuando
se trata de apreciar el significado de la existencia psíquica indivi­
dual; pues es en su continuidad coherente donde asienta lo verda­
deramente irreductible del cosmos subjetivo. La personalidad se
difine por su historia; y, en la historia, no son las motivaciones
exteriores de cada instante el factor decisivo de sus episodios: son
condicionamientos endógenos fruto de la peculiar estructura
nativa y de la experiencia adquirida los que conforman la orga­
nización y el desarrollo de la individualidad a través de toda la
existencia; organización y desarrollo, que es lo concreto y natural,
y� por ende, el conocimiento más humanamente necesario e impor­
tante. La razón del interés de la investigación de la sucesión y tra­
bazón de los fenómenos mentales, radica, además, en que con sus
averiguación se consigue la mayor aproximación de la fundamental
unidad íntima del quid sintético que constutuye la clave de la eco­
nomía de la psiquis, lo que es, en el terreno científico, el objetivo
cenital de la psicología. 'Y todo esto, que, como digo, debería ser
la materia principal de esta disciplina, si se la quiere empírica, ha
sido apenas considerado por los investigadores, que tanto tiempo
han permanecido empantanados en el jaral de las nimiedades,
víctimas del exclusivismo que se podría llamar merofilia.
Sólo varios años 'después que DILTHEY señalara la necesidad
de ver la vida subjetiva con criterio histórico, es que ha nacido
la orientación eficaz en tal sentido. JAMES, por su concepción de la
corriente de la conciencia; SoMMER, que favorece la iniciación del
análisis de las características psicológicas personales; BE�GSON,
con la estimación del poder compulsivo de la experiencia
adquirida; STERN, que se esfuerza por dar las bases metodo­
lógicas de una psicología diferencial aplíacada: la psicografía;
BECHTEREW, que, con su modo de comprender la psicología como
reflejología, da peso al principio del determinismo psicológico au­
tónomo, explicando la actividad espontánea presente como resul­
tante necesaria de procesos psicológicos iniciados en el pasad;o
40 REVISTA

HoFFDING, con su hipótesis tíe trabajo de la energía psíquica laten­


te: así, estos psicólogos, en forma más o menos diferente, han con­
tribuído a fraguar la nueva vía de los estudios del alma humana.
Pero, son, sin duda, los psicoanalistas quienes han llevado al más
alto grado de desarrollo este magnífico método, que erige la com­
prensión del sistema dinámico persona en soberano motivo
de la investigación psicológica; por esto de ser los psicoanalistas
los más representativos, y porque sus descubrimientos tienen su
principal importancia en la piscopatología, será aparte, al termi­
nar este artículo, que me ocuparé de ellos. Antes quiero cont em­
plar otro punto tributario de la nueva faz, el cual se relaciona ínti­
mamente con el de la continuidad individual, o sea el· punto de
vista filogenético.
Las funciones psicológicas, no sólo son inconcebibles como
puros productos anhistóricos, sino que el venero de causalidad
endógena no se limita a la historia personal, antes bien, tiene sus
más profundas raíces en el terreno de la antigüedad remota de la
actividad mental del género humano. La fuerza viva del pasado,
que es como ley de gravedad en el dominio general de la biología,
se manifiesta en la esfera psíquica en forma· precisa, no como vago
influjo, sino como prehistoria escrita, estructuralizada, capaz de
expresarse reactualizando los diversos períodos de su recorrido iti­
nerario, pues es la' psiquis, a la vez, caminante y camino. La expe­
riencia de cada momento, en la larga sucesión de generaciones, ha
ido substanciándose, convirtiéndose en positiva arquitectura inter­
na, pero de suerte que, por las necesidades inmediatas de adapta­
ción, no todas las substanciaciones han podido coexistir igualmen­
te activas u ostensibles: por el contrario, han tenido que sobrepo­
nerse unas a otras, entrai�ndo más o menos las de nueva adquisi­
ción a las primarias, más no destruyéndolas.
Esta nueva perspectiva, la paieopsicologia, según la adecua­
da expresión de J ELLIFFE, es ya más que columbrada por los psi­
cólogos de larga vista. No es posible hoy por hoy una psicología
que no· sea genética; y, como bien lo ha patentizado INGENIEROS,
es del método genético del que hay razón para esperar los resul­
tados más valiosos y completos. Recién, con la adquisición de este
punto de mira, la ciencia de las funciones mentales se hace explica­
tiva, como se hace descriptiva con el método dinámico­integral. La
conducta humana resulta un jeroglífico sin clave si se desconoce la
dinamogénesis ñlétíca y las vías profundas del desarrollo ontogenético
del yo. ¿Cómo, por ejemplo, se podrá comprender el significado de
. las peculiares inclinaciones de los niños, si no se acepta, con LAM­

PRECHTi1 ST­ANLEY HALL y KRET­ZSCHMAR,· que la ley de recapitu­

'
I DE PSIQUIATRIA 41

lación ontogenética de la evolución f ilétíca se verifica en piscolo­


gía con valores psicológicos, como en biología con manifestaciones
fisiomorfológicas? ¿Cómo explicar, tampoco, el valor psicofisio­
lógico de las emociones que para la psicología que crepuscula no
son más que meras sensaciones esplácnicas cómo explicar el va­
lor psicofisiológico de las emociones si no se piensa que son reví­
viscencias abortivas de acciones que se realizanban completas en
remotos antecesores puesto que, según la figura de CRILE, como
civilizados vivimos en autocautiverio ? ¿Cómo, en fin, dar cuenta
del contenido y de la causalidad de productos mentales como los
ensueños, las neurosis y las psicosis funcionales, sin admitir la ley
de continuidad psicológica onto y filoge nética?
Este último interrogante me da pié para significar la invalo­
rable contribución que con sus descubrimientos y doctrinas han
prestado J ANET­ y FREUD a la renovación de la psicología y a la
fundación de la psiquiatría psicológica. Pues el psicoanálisis. es la
encarnación genuina y completa de los conceptos de integralídad,
de coherencia dinámica y de sentido genético. Empero, como quie­
ra que la escala de valores qbe ha revelado que da cabida a todas
las cuestiones de importancia solar de la fisiopatología mental es
radicalmente original con respecto a la de la psicología tradicional,
y a pesar de su base clínica intachable, no ha tenido la acogida
que merece, ni se ha juzgado con serenidad la inmensidad de sus
alcances. Pero se explica: un descubrimiento que ex abrupto, des­
truyendo dogmas y creando problemas, cambia de organización
a una ciencia y pone en claro la insignificancia de los progresos
antes realizados en ella, un descubrimiento que tiene tales coeíec­
tos representa demasiado para merecer de los espíritus misoneistas
la exención del triunfo inmediato.
Es integral por excelencia la orientación dada por FREUD a la
psicología, ya que toma en cuenta, no solamente todos' los elemen­
tos y factores de la conciencia, con la compleja urdimbre de sus
relaciones propias, si que también todo el sistema de estructuras
y fuerzas psíquicas sobre que ella asienta; pues, con J ANET­, ha
dado base real a la doctrina de la subconsciencia que para la ma­
yoría de los psicólogos todavía no es más que, o un pasivo reser­
vorio mnemónico, o acaso un meto nombre aplicado a las condi­
ciones fisiológicas de la actividad mental ;de donde nace la faci­
lidad de la comprensión causal, científica, de procesos que antes
se creía sin ley. A la luz de la doctrina freudiana, aparece el psi­
quismo como un sistema heterogéneo cuyos elementos, en incesan­
te conflicto, se dividen en dos campos antagónicos, con contenido .
propio: el campo de la conciencia, donde priman los valores de­
42 REVISTA

pendientes de la realidad exterior contemporánea, y el más vasto de


la subconsciencia, en cuya reconditez se debaten las tendencias
egoárquicas concupiscentes; cuyo conjunto implica un equilibrio
global de la parsonalida.d, variable con el tiempo, ya que se trata
de un mecanismo en marcha.
Es también fundamentalmente genética esta nueva discipli­
na, tanto respecto al desarrollo individual, como a la evolución de
la especie. Es característica relevante de las investigaciones de
FREUD haber reconocido de portentosa entidad fenómenos de apa­
riencia somera. Un caso partícular de esto se verifica en el descu­
briniento del incontrastable valor prospectivo de las impresiones
inf ansiles, de' ·las de la prehistoria personal, que no siquiera se vis­
lumbraba, antes bien, se consideraba los acontecimientos psico­
lógicos de esta época de la vida como pura vanidad. En efecto, ha
puesto en claro el psicoanálisis que las primeras experiencias del
niño tienen el carácter de graves perturbaciones del equilibrio de
adaptación del sujeto; de suerte que el estado inicial es el de mayor
estabilidad, y por ende el que incesantemente tiende a reintegrar­
se: de aquí que la primeras imágenes y las primeras impulsiones,
que son substancial y cronológicamente las más afines al equili­
brio 'primordial, tengan, durante toda la vida, el poder de canali­
zar la actividad psíquica del individuo, y que esta actividad sea
en buena parte un retorno· a las primeras actitudes subjetivas.
Los ensueños, los procesos neurósicos y psicósicos funcionales
resultan ser consecuencias de la hegemonía de los equilibrios ori­
ginarios, conservados en la subconsciencia, sobre las necesidades
conscientes mesológenas (particularmente sociógenas): lo que equi­
vale a decir que tales manifestaciones psicológicas son productos
de la mentalidad infantil. Semejantes hechos justifican la hipóte­ ·
sis heurística del libido, o sea el principio de psicoenergética según
el cual nuestra vida interior implica una corriente que se genera
sin cesar y' que se deriva, o por la vía de la actividad consciente,
en el estado eupsíquico, o se acumula interiormente, retornando
por los canales profundos, abandonados ya, que siguiera en la in­
fancia, cuyos mecanismos dinamiza, lo cual sucede en los estados
dispsíquicos.
En este terreno del determinismo psicológico en la historia
del individuo, es AoLER, discípulo de FREUD, quien ha encarado
con mayor resolución la cuestión de la unidad funcional biográfica,
que presenta como condicionada por líneas directrices, sojuzga­
doras de todos los procesos de la actividad espiritual del hombre,
aun los que parecen accidentales. Exalta, pues, el fundador de la
psicología individual comparada, la trascendencia de la causali­

'
DE· PSIQUIATRIA 43
dad endógena en la vida mental y la intercoherencia de todos sus
fenómenos, que no serían otra cosa que elementos de la persona­
lidad o instrumentos a su servicio.
Y, por último, desde el punto de vista del valor de las influen­
cias paleogénicas, los estudios de los psicoanalistas, particular­
mente los de J UNG, ABRAHAM y SPIELREIN, marcan un sentido
tan genético, que para dar idea de él basta decir que han consta­
tado prácticamente que el contenido de la subconsciencia del
hombre de hoy ofrece en abundancia material propio de la psico­
logía étnica, no habiendo desemejanza ninguna entre ciertos deli­
rios, por ejemplo, y mitologías protohistóricas. Tal hallazgo es, en
verdad, la más palmaria de las demostraciones de la ley de para­
lelismo onto­filogenético. El psiquismo individual resulta no ser
propiamente tal individual sino en parte, el resto pertenece por
completo al pasado de la raza: en el fondo de la subconsciencia,
como en un relicario, duermen organizadas las actitudes subjeti­
vas arcaicas, en desarmonía ya con la experiencia social del presen­
te; pero que, no obstante, intervienen como concausas ocultas, in­
tangibles para el observador superficial, como concausas de la ac­
tividad mental normal, y que se reactivan de manera más franca
cuando los conflictos interiores, entre estos motivos preexistentes,
filetógenos, y los imperativos del momento, terminan por la inca­
capcidad de estos últimos, corno sucede en los accidentes psico­
páticos funcionales, según dije antes.
En conclusión: caracterízase la psicología normal y mórbida
de hoy, por orientarse en el sentido de la mayor estimación de la
conexidad de los fenómenos psicológicos, tanto en su aspecto actual,
como mecanismo funcional integral, cuanto, en su aspecto temporal,
como unidad histórica coherente. Tiende, pues, a hacerse realidad
el anhelo profético de N1ET­ZSCHE: una psicología de las profundi­
dades como «Morí ología y evolucionismo de la voluntad de dominan.

HONORIO F. DELGADO.
/

..
44 REVISTA

Libros y evístas

FRANCO DA RocHA:Hospicio e Colonias de juquery. Un folle­


to de 72 páginas, con 36 grabados, Tipogr. Brazil, Rothschild &
Co., Sao ·Paulo, 1912.
El cultísimo y laborioso director del Hospicio y de las Colo­
nias de J uquery ha sintetizado, en un precioso volumen, los diver­
sos problemas médico­sociales de la asistencia de alienados en el
estado brasilero de Sao Paulo.
Inicia el doctor RocHA su interesante estudio haciendo la
historia de la evolución operada en la asistencia de alienados del
Brasil durante los últimos veinte años, desde la época en la cual el
Autor fuera llamado por el Gobierno para desempeñar el cargo de
asesor técnico en la reforma de la asistencia de los enfermos de
mente: la elección de la sede del nuevo Hospicio, el plan de cons­
trucción de éste, la forma como fueron llevados a cabo los trabajos,
la organización de los diversos servicios que comprende el nuevo
Instituto, todo ello está expuesto clara y elegantemente.
La colonia agrícola de :J uquery fué inaugurada en 1898, con
un personal de 180 enfermos; en el año 1901 fueron trasladados al
Hospicio los 200 enfernos varones que hasta entonces continuaban
asilados en el viejo Hospicio de Sao Paulo. Las enfermas sólo fue
ron trasladadas dos años después.
El doctor da :RdcHA puede estar satisfecho de la obra por él
realizada en el progresista estado de Sao 'Paulo: ha sido merced a
él que se ha operado una radical reforma en la asistencia de aliena­
dos, hasta llegar al término de perfección alcanzado en el Hospicio
y Colonias de J uquery, que nada tiene que envidiar a los asilos­
colonias mejor organizados del 'Viejo Mundo, y en el cual se lle­
van a cabo los modernos procedimientos de curación y de a­
sistencia de los enfermos de mente.
El doctor da RocHA ha empleado veinte años de su laboriosa
existencia en la obra práctica, en la obra médico­social de la asís­
tencia de alienados: y es solamente ahora cuando comienza a es­
perar los beneficios de la labor científica. Debemos esperar que
ella será jugosa y abundante y nos lo auguramos.
DE PSIQUIATRIA 45

Fublicaciones recibidas

Los libros y revistas que reciba la Redacción de nuestra Re­


vista, serán anunciados en esta sección, consignándose su sumario
o índice, cuando el espacio lo permita. Sólo serán analizados los
artículos originales de las Revistas y los libros enviados en doble

copia.

• ,•

'


46 •
REVISTA

rsicopatografías del tlsilo-Colonia


de la Magdalena
>­ ­­===� )

.. SUf'LEMENT­0 DE LA (<·REVISTA DE PSIQUIAT­RIA Y DISCIPLINAS


CONEXAS». N°. I Julio de 1918.

LOS AM,ORES DE UN POETA.


L. P., de 38 años de edad, natural de
Lima, mecánico, ingresó al Asilo en 13
I de setiembre de 1915.
Diagnóstico: Demencia paralitica .
• Esf,ado presenie: Disociación intrapsi­ •

quíca; tono sentimental sujeto a fuertes


y rápidas oscilaciones; abolición de la
autocrítica. Megalomanía a contenido
erótico.
Trastornos paralíticos muy acentua­
dos: Disartria muy intensa, disgrafia
casi agráfica. •
En la producción de L. P. hay reminis­
cencias de poesía (?) popular.
'
A ROSA.

Bien venida, novia mía, ·


Consuelo de mi prisión.
Y o te adoro, amor mío,
Con todo mi corazón.

Comprendieras mi sufrir •

Si supieras tu mi amor.
Mucho tiempo lloro yo
Sin poderlo remediar
• Esperando tu venida

Para tener libertad .
DE PSIQUIATRIA 41

Tu esposo contento está,


Ya tiene su libertad
Y te abraza con amor
.
El Ingeniero Pomar .

Preso con locos estoy •



Sin tener ningún delito

Por una papaya verde


Que quiere mi malcriado pajarito .

En lo profundo del mar


Suspiraba una ballena
Y en sus suspiros decía:
Quien tiene amor, tiene pena.

En este bello jardín,


Cuidado por un doctor,
Me dicen que hay florecitas
Para curar mal de amor.
Su existencia es positiva,
• Su curación es realidad;
Pero falta que lo riegue
Esa gran novia del Ingeniero Pomar. •

''

PENSAMIENT­0

•Cuando la divinidad sucumbe, no importa que la humanidad


se bambolee».

IMFROVISACION

Este joven tan formal me divertía de noche y no me dejaba


dormir oyendo una gran flauta que tocaba no medejaba dormir y
siempre le preguntaba sigue sigue la flauta ....
,,48 REVISTA


LAS IRAS DE UN SOCIALISTA.


J. T., austriaco, de 49 años de edad,


mecánico, ingresó al Asilo el 1 Y de agos­
,to de 1916.
1
Diagnóstico: Paranoia expansiva.
• Antecedentes y estado actual: En el año
de 1915 ha realizado un atentado contra
el Consul alemán en Iquitos: armado de
dos revólveres, de docientos proyectiles
envenenados con curare, de 11n puñal
también envenenado y de una lata de
petróleo, con propósitos incendiarios. Ha
subido las escaleras de la casa de su víc­
tima de elección, anunciando sus propó­
sitos de muerte, que no ha logrado rea­
lizar.

En la actualidad, un tanto olvidado de
sus enemigos de juera, limita sus protes­
tas al mal trato de los enfermeros y del
personal de asistencia.

•Al señor Hompler:

«Hacen algunos días que usted me quería cobrar en plena calle


la pequeña deuda que tengo con usted.
«Y estos dos pesos quería usted cobrarme sabiendo exactamente
que yo había sufrido tanta desgracia de intento por los alemanes y
que no había 'ganado un solo centavos desde el 12 de marzo.
«Cuando yo trabajé donde Wesche, el cuñado de Borne en con­
junto con el borrachón crónico Wilhelm (Fundidor y espía de la
Oficina) enfurecían todos los obreros contra mí, utilizando y defor­
mando mi criterio referente a los peruanos. Pero el cuñado de Bo­
rne a pesar de todo se hacía odioso con todos, así que todos los
obreros convenían entrar en huelga si no se le despachaba a él,

porque el contaba todo lo que sucedía a su cuñado. •

(Refiere en seguida, haber redactado el memorial y haberlo


hecho traducir al castellano por Anders; refiere, asimismo, la ne­
gativa de los obreros a firmar el documento, como ya lo había he­
cho Tetzlaff. Da cuenta, después, del inicio de sus labores foto­
gráficas y hace este comentario:)
­Bome y su cuñado contaban a todos los alemanes ytambién
a los peruanos que mis fotografías no valían nada y que no las que­
rían ni regaladas». .
DE PSIQUIATRIA • 49

(Refiere el episodio de la negativa del ingeniero Reuthe,de la


estación radiotelegráfica, y dice.j­Pero apesar de tener mi dirección,

contrató a un borrachón crónico para montar su maquinaria, segu­
ramente porque Strassberger, Borne y su cuñado me habían reco-
mendado mucho.
(Aludiendo a la negativa de Lewín para formar parte de la
sociedad explotadora de la fábrica de cerveza, dice):
«Este aceptó todo pero visitó antes a Hintze y después de la
visita se enjrio, me consoló de un día a otro que yo noté que ya no
quería saber más, por consiguiente Hintze le había desaconsejado.
(Refiere el episodio de la negativa del italiano dueño de un ne­
gocio en la calle «Próspero» y dice):

«Pero antes de llegar a cerrar el contratoHintze sabía de la his-
toria y al momento le desaconsejó a este hombre, el italiano se reti­
ró porque él no podía hacer un negocio con un hombre del cual le
.uesaconsejaron
. . .
sus mismos paisanos.
(Inmediatamente después de este párrafo vienen los siguientes:)
«Estos son los patriotas de la muerte alemanes, los cuales en el
día del cumpleaños del Kaiser lanzan discursos patrióticos de la
unión del pueblo alemán y escriben y hablan al respecto del buen
carácter del «Deutschen Míchel» y los que en cada almuerzo qui­
sieran comer una media docena de socialistas ingleses, franceses y
americanos.
« pero los alemanes, como verdaderos traidores (Ju das es)
se van donde los extrangeros y me deshonran.
« en el discurso fúnebre llamó (se refiere a D. Federico Ste­
phan) a su Dios, 4 días después apareció el diablo en él, un verda­
dero jesuita. Y, este bribón aún quería el aparato fotográfico de
August para venderlo en plaza y para crearme una competencia,
para obligarme de este modo a salir de Iquitos, porque no había tra­
bajo suficiente ni para un aparato. Además este vagabundo aún
hubiera aconsejado al comprador de hacer los retratos por la mitad
del precio para hacerme salir de aquí lo más pronto posible. Nunca
ha querido enseñarme la ley que le obligaba a proceder de este modo,
a pesar de haberle suplicado yo dos veces, y no podía recibir yo de
él una liquidación teniendo yo el derecho más grande para exijirla.
<<Que nación tiene un Strassberger que por un motivo insignifi-
cante (se refiere a la redacción del memorial) da la orden de despa­
charme?
«Un espíritu de casta domina entre los alemanes llenos de
preocupaciones que cualquiera oficial de la guardia alemana ten­
dría su mayor alegría si lo pidiera ver como estos escritorcitos,
autorcitos y comerciantillos se portan aquí.

'

'
50 REVISTA

tPorque se matan los alemanes constantemente en tiempos de


revoluciones? Primero por que siempre están al lado de la reacción;

• segundo, no pueden adquirir estima porque se mezclan con las mu-
jeres de razas inferiores de las indígenas; tercero, se deshonran re­
cíprocamente ante los indígenas, de donde puede venir la estima?
«Sí un obrero alemán se presenta donde un patrón alemán para •

pedir trabajo, entonces lo interroga como un policía y le da trabajo


sólo si no puede encontar a un indígena y seguro le ofrece el suel­
do menor posible y lo trata como un verdugo prusiano a sus reclutas.
(Hace, en seguida, el elogio de los ingleses y de los norteameri­
canos, de quienes dice que no interrogan al obrero cuyos servi­
cios contratan y que se toman el cuidado de salvar al hombre si
está empantanado.Después continúa la carta en la siguiente formar)
«Porqué tiene Alemania el mayor número de procesos de espías
en los cuales alemanes son enjuiciados por traición de la patria?
Porque el alemán se puede comprar muy rápido con dinero y con bue­
nas palabras, sólo hay que invitarlo a tomar un vaso de cerveza
y se le tiene a su disposición como una puta vieja, él no tiene sen-
timiento interior de derecho, esto se 've en mi caso, nadie tiene una
palabra de crítica contra estos 3 bribones de patente Str asseberger,
Stephan y Hintze que me han arruinado, al contrario ellos son de-
fendidos de todos lados porque se espera de cualquier modo conse­
guir una ventaja y si no es más que un vaso de cerveza, porque el
alemán no tiene sentimiento de honor, pero a todos los alemanes
les deseo, los que defienden a estos tres judases y no les piden ex­
plicaciones sobre el crimen cometido conmigo que les crezca un
rabo de perro bien largo como señal de sujeción a qué raza pertenecen.
«Una proposición mía es: cambiar el nombre de Club del .. Pa­
litroc en «Club de patriotas alemanes de la muerte, borrachones,
Judases, Ladrones, etc, etc». Sólo se acepta como socio a los que
tienen todas estas cualidades y las proteje. No hay que pagar cuo­

ta ninguna, porque hay por lo pronto las t. 13 del carpintero y
además .r,. 30 de Juan· Tetzlaff. La bandera tiene los colores de la
raza de Israel. Viva Guillermo 1 J l»

J. T. (*)

( *). La letra cursiva corresponde a un subrayado nuestro y no del autor de


la carta.

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