Aciela Karina Torales - EL ARBITRAJE COMERCIAL 11-8

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EL ARBITRAJE COMERCIAL DOMÉSTICO EN LA REPÚBLICA


ARGENTINA, CONFORME SU REGULACIÓN COMO CONTRATO EN
EL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN1

Por Dra. Graciela Karina Torales*

SUMARIO
I. Introducción 02
II. Generalidades 13
III. El Arbitraje como Contrato 18
IV. Corolario 53
V. Referencias Bibliográficas 54
VI. Legislacion y Fuentes Normativas 57
VII. Referencias Jurisprudenciales 60

Abstract: DOMESTIC COMMERCIAL ARBITRATION IN THE ARGENTINE


REPUBLIC, ACCORDING TO ITS REGULATION AS A CONTRACT IN THE NATIONAL
CIVIL AND COMMERCIAL CODE

In this paper, the author analyzes the regulation of Domestic Commercial Arbitration
in the Argentine Republic, paying attention to its special structure that arises from
the new Civil and Commercial Code of the Nation (CCCN. 2014), which introduced a
chapter for the Arbitration Agreement.

Notwithstanding the foregoing, in the Argentine Republic, Domestic Arbitration has


been regulated in almost all codes of civil and commercial procedure since long ago.

The central thing to keep in mind is that, given Argentinian constitutional structure,
the aforementioned procedural codes are in force.

1. Este Artículo se realiza sobre la base de un trabajo, también, de mi autoría publicado en el año
2015, bajo el título “Contrato de Arbitraje”, conforme la referencia que encontrarán al final de este
texto, en la bibliografía.
Se ha hecho una actualización de aquellos temas que lo requerían y, se ha modificado el sistema
de citas y referencias bibliográficas en consonancia con el sistema APA utilizado para trabajos de
investigación. Finalizado el 04 de marzo de 2022.

1
Dra. Graciela Karina Torales

Thus, the author will go through the Domestic Commercial Arbitration, presenting
outstanding notes on the articulation of these norms.

From the procedural point of view, she will focus on the Code of Civil and Commercial
Procedure of the Nation and on the one of the Province of Buenos Aires.

I. INTRODUCCIÓN

El Arbitraje es un método de resolución de controversias alternativo a la justicia


estatal. Las personas humanas o jurídicas pueden decidir someter la resolución
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

de sus conflictos a arbitraje cuando se trate de cuestiones vinculadas a derechos


patrimoniales disponibles y cuando, voluntariamente, se pongan de acuerdo al
respecto de este sometimiento, sea anteriormente al surgimiento del motivo de
disputa o, al momento del acaecimiento de éste.

De tal suerte, es por imperio de la autonomía de la voluntad que las personas


acuerdan llevar adelante un arbitraje y también es, por dicho imperio, que
ellas eligen, en forma directa o indirecta, a las personas físicas - árbitros- que
resolverán las cuestiones que les planteen.

Siendo el Arbitraje Comercial un acuerdo sobre una declaración de voluntad


común destinada a reglar sus derechos, tal cual la terminología referida al
concepto de contrato en nuestro derogado Código Civil de la Nación (artículo
1137. CCN. 1869)2, esto implica dos situaciones. Por un lado, una vez suscripto
un contrato de Arbitraje Comercial, la parte que considera que ha surgido una
cuestión controversial que requiere resolución, no puede concurrir a la justicia
estatal, sin que ésta rechace su petición (principio de colaboración del sistema
judicial con el arbitraje) y, por otro lado; una vez resuelto el conflicto, por los
árbitros, la parte perdidosa debe cumplir.

Sin embargo, resultando el Arbitraje de una convención entre las partes, o sea, un
contrato; cualquiera de las personas involucradas puede incumplirlo, desde ya,
ateniéndose a las consecuencias jurídicas correspondientes.

2. Puede verse el Código Civil y Comercial de la Nación vigente (artículo 957. CCCN. 2014)

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No obstante, lo expuesto, en el Arbitraje se dan algunas particularidades. En la


primera situación expuesta, como hemos advertido, el juez rechazará la demanda
al tomar conocimiento de la existencia de un contrato de Arbitraje por el cual
las partes han decidido hacer resolver sus conflictos mediante la intervención
de árbitros. En la segunda situación, si la parte perdidosa no cumple, la parte
vencedora podrá acudir a la justicia estatal para que ésta la obligue a hacerlo. La
particularidad de esta última situación se da pues, esa resolución de los árbitros
(laudo o sentencia arbitral), será ejecutada de la misma forma que si fuere una
sentencia judicial y siempre que se trate de un laudo arbitral doméstico, como
veremos más adelante.

La particularidad de esta última situación se da pues, esa resolución de los árbitros


(laudo o sentencia arbitral), será ejecutada de la misma forma como si fuere una
sentencia judicial, siempre que se trate de un laudo arbitral doméstico.

Con estas primeras ideas podemos conceptuar al Arbitraje como el método


alternativo de resolución de conflictos mediante el cual, las partes y por imperio
de la autonomía de la voluntad, someten sus conflictos a árbitros - que son
terceros independientes e imparciales - que resolverán los mismos; siendo esta
sentencia arbitral, en principio, obligatoria para las partes.

Complementariamente, en esta parte de la introducción, haciendo una relectura


de lo expuesto en los párrafos anteriores, podemos ver elementos que caracterizan
al Arbitraje Comercial.

Sin lugar a dudas es un método de resolución de conflictos heterocompositivo,


alternativo a la justicia estatal; que las partes acuerdan por imperio de la autonomía
de la voluntad y; por ende, ellas deben elegir a quienes resolverán los conflictos
en cuestión que; claro está, son terceras personas, independientes e imparciales.
La resolución tomada por los árbitros es obligatoria una vez firme y cuenta con
el apoyo de la jurisdicción estatal para que sea cumplida; antes de quedar firme,
esta resolución puede ser sometida a ciertos recursos irrenunciables, en virtud
de nuestra legislación procesal.

Las diferentes cuestiones, aquí mencionadas, serán desarrolladas a lo largo de los

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Dra. Graciela Karina Torales

comentarios a los artículos del Código Civil y Comercial de la Nación que regulan
el Contrato de Arbitraje e importantes temas vinculados.

Para comprender la importancia de la existencia del Arbitraje consideramos


imperioso esbozar algunas cuestiones sobre sus orígenes y, particularmente, su
vinculación con el ámbito mercantil.

Se ha dicho que “El arbitraje tiene orígenes y precedentes históricos que se


confunden con la historia del Derecho y de la humanidad” (Zappalà. 2010, p.196).
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

Así se lo encuentra en la mitología griega, a través del “Juicio de Paris”3. También


en La Biblia se encuentran, rudimentarias estructuras de Arbitraje, como por
ejemplo en el Genesis (Bernal Gutiérrez. 1993, p. 15). De igual manera, tal cual
lo expone Giovanni Battista Guzzetti en su obra L’uomo e gli altri uomini, se
encuentran rastros de estructuras de Arbitraje en el Éxodo Bíblico (Guzzetti.
1965, citado por Zappalà. 2010, p. 197).

A su vez, orígenes sobre el Arbitraje se encuentran en la Antigua Grecia, tal como


lo afirma Woolf: “Los Estudiosos de la historia del proceso jurisdiccional griego
generalmente sostienen que la administración de justicia se originó en el hábito
prehistórico de resolver disputas entre individuos, renunciando voluntariamente
a la autotutela y recurriendo al arbitraje” (Wolff. 2007, p.335).

Roma tampoco se mantuvo al margen del desarrollo del Arbitraje, coinciden los
autores en que ya en el año 451 a.C. la Ley de las Doce Tablas contenía disposiciones
relativas a los árbitros (Molina González. 1988, p.315). Concretamente, la Legis
Actio Per Iudicis Arbitrive Postulationem, admitida en la Ley de las Doce Tablas,
se trataba del nombramiento de un juez privado para que se pronunciase sobre la
controversia (Di Pietro, Lapieza Elli. 1983, p.171-172).

Sin necesidad de analizar una mayor cantidad de civilizaciones antiguas podemos


reafirmar lo dicho: El Arbitraje tiene sus orígenes en la historia de la humanidad,
nació como elemento de pacificación social siendo la alternativa primaria al uso
de la fuerza.

3. La asignación de la Manzana de Oro a la Diosa más Bella del Olimpo.

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No obstante, la extensísima historia de los orígenes del Arbitraje en las sociedades


ancestrales, nos interesa desarrollarla a partir de los albores del derecho comercial.

Este desenvolvimiento se produce a partir del siglo s. XII, en razón del quiebre
del sistema feudal4, cuando los campesinos buscan un nuevo horizonte a través
del desarrollo del comercio produciéndose un movimiento poblacional hacia las
renacientes poblaciones urbanas.

En aquel contexto feudal ya había comenzado a realizarse el intercambio de


bienes, principalmente agrícolas y productos de economía doméstica, en los
mercados locales situados en las villas del feudo5.

Como lo expresa Etcheverry, “a partir del siglo IX se abre en ellas el desarrollo y


progreso del sector terciario (actividades comerciales e intelectuales). Desde la
gran Venecia, que sigue creciendo, continúan su ejemplo Amalfi, Pisa, y Génova.
Hasta el siglo XVI, son las ciudades – puertos las que impulsan el comercio
medieval; sirven ellas de modelo para el resto de Europa en cuanto a regulaciones
jurídicas comerciales” (Etcheverry. 1988, p.15).

Se da un fenómeno que se repetirá en el tiempo y el espacio, avanzada la Baja Edad


Media. Los movimientos poblacionales de las zonas rurales a las zonas urbanas.
Nos situamos en una época en la que el ser humano, busca evolucionar, quiere
salir de su ligación a una porción de tierra y ser libre, trabajar en forma libre. Ese
espacio de libertad era la ciudad.

El campesino, comienza su evolución hacia el artesanado y hacia el comercio, en


variadas proporciones y extensiones. El comerciante – mercader – a través de la
creciente actividad que desarrolla adquiere poder de tales dimensiones que, en
su conjunto, los habitantes de las ciudades – burgos – generan la aparición de una
nueva clase, “la burguesía”.

4. El feudalismo desapareció durante el transcurso de la Baja Edad Media.


5. Paralelamente, otra realidad era la que se vivía en las ciudades – estado del Norte de Italia, el
comercio sigue desenvolviéndose a un ritmo creciente. En los comienzos se destacan Génova y
Venecia, fundamentalmente por su situación geográfica.

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Lo expuesto, a su vez, produce una nueva coalición social, política y económica,


y por supuesto jurídica, entre la pujante burguesía y el sistema feudal, que se
encamina hacia su declive.

Ya en el siglo XI, empezaron a renacer los mercados, los centros urbanos y el


comercio internacional.

El comercio, que hoy llamaríamos internacional, se desarrollaba entre las


ciudades – estado italianas y el Cercano Oriente. El ingreso de mercaderías
llegó a ser tan caudaloso que los mercaderes del Norte de Italia cruzaron los
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

Alpes para vender el excedente no consumido. Del Lejano Oriente (India y China)
también llegaban mercancías que ingresaban por los puertos de las ciudades –
estado de Génova y Venecia, también llegaban a Florencia. En el Norte Europeo,
ingleses y Flamencos comerciaban con los pueblos escandinavos, a través de los
Mares del Norte y Báltico.

El desarrollo de los mercados, ámbito en el cual se desenvolvían los mercaderes, y


la creciente circulación de bienes desembocaron en la creación de las ferias. Éstas,
a diferencia de la estabilidad temporal de los mercados, se celebraban con diversa
intermitencia. Las había anuales, o semestrales, o de diversa frecuencia. Allí se
reunían, entre otros mercaderes y banqueros florentinos y genoveses, tanto para
realizar el intercambio de mercancías como para arreglar las cuentas entre los
mercaderes. Dinamizaron el intercambio y contribuyeron al perfeccionamiento
de las técnicas crediticias.

Se considera que su inicio se da en Francia. A las particularmente famosas de


Champaña y Lyon en Francia, cabe citar la de Medina del Campo en España, la de
Fráncfort en Alsacia y la de Nijni-Novgorod en Rusia, entre otras (Halperín. 2000,
p.6, n. 2).

En las ferias no dejaron de intervenir los señores feudales (condes y duques),


que muchas veces estaban a cargo de su organización y también prestaban su
protección armada para brindar seguridad para que pudiera llevarse a cabo la
feria, contra el pago de un tributo.

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El escenario, como hemos dicho, ubicándonos en el siglo XII en adelante se


presentaba con una diversidad de mercaderes de distintas regiones – Lyon,
Milán, Bolonia, Génova – (cada uno con su “estatuto personal”), una importante
circulación de mercancías y por ende, una circulación del dinero de igual
magnitud, un creciente surgimiento del crédito, la búsqueda seguridad y celeridad
en las transacciones llevadas a cabo en este ámbito y por cierto, la existencia de
controversias, como en todo ámbito humano.

Desde allí se manifiesta la necesidad de unificar las reglas en pos de la seguridad


y del crecimiento de la próspera actividad mercantil. Así surge el derecho de los
comerciantes que se basa en el derecho bárbaro (consuetudinario), el derecho
romano aggiornado y en las costumbres que, a lo largo del tiempo, fue adoptando
este prominente sector social, el de los mercaderes.

De esta manera nos encontramos con instituciones jurídicas típicas de la


actividad comercial. Las mismas, como se ha dicho, no conllevaban la rigidez y
formalismo del derecho romano y se desarrollaban sobre la base de la eficacia del
consentimiento, imbuidos del principio de la buena fe y la equidad, en busca de la
simplicidad que asegure un comercio ágil, pero a la vez seguro. Juntamente con
las reglas jurídicas propias, se crearon tribunales especiales, conformados por los
mismos mercaderes, en donde se resolvían sus controversias.

Aquí, concretamente se da el origen del Arbitraje, del modo que expresáramos


precedentemente, de la mano del nacimiento del derecho mercantil y como
herramienta de los mercaderes para resolver sus conflictos, en un ámbito propio
y con la propia normativa que ellos se habían otorgado.

Los mercaderes a lo largo de la Baja Edad Media y, fundamentalmente en los


inicios de la Edad Moderna, llegaron a ser un fortísimo grupo de poder. De
vendedores ambulantes -por eso la expresión “pies polvorientos”- recorriendo
largos y peligrosos caminos, pasaron a ser el centro neurálgico del intercambio
de mercancías entre el productor y el consumidor.

De tal suerte y, como elemento destacado del origen del Arbitraje Comercial,
los mercaderes se congregan en corporaciones, para reglamentar su actividad.

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Dictaban sus estatutos, en sus comienzos la asociación a ellas era voluntaria,


pero, con el correr del tiempo para ejercer la actividad comercial se debía ser
miembro de la correspondiente corporación, delimitando las zonas o distritos
en donde podían desempeñarse y hasta prohibiendo el ejercicio de la actividad a
quienes no estaban autorizados por la corporación.

Los estatutos de estas asociaciones que hoy conocemos con el nombre genérico
de corporaciones, pero que, dependiendo del tiempo, el espacio y el objeto se
denominaban, guildas, ligas, cofradías o hansas, constituyeron otro de los pilares
de la lex mercatoria.
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

El marco regulatorio generado por las normas surgidas en ferias y mercados, los
estatutos de las ciudades libres italianas y las reglas de las corporaciones debían
ser aplicadas rigurosamente por los tribunales especiales, ya mencionados, de los
mercaderes – Jurisdicción Consular – conformados por cónsules (comerciantes
prestigiosos). El resultado de la mencionada aplicación generó el ius mercatorum,
cuya aplicación obligatoria fue extendiéndose a individuos no comerciantes que
intervenían en alguna actividad mercantil.

Así las cosas, podemos agregar que el desarrollo de aquel derecho comercial
– derecho de los comerciantes – no puede ser escindido del desarrollo de
la Jurisdicción Consular. Claramente se produjo entre ellos una expansión
interdependiente reflejado en el marco regulatorio precedentemente indicado
del cual dan cuenta, entre otros documentos encontrados: el Libro del Consulado
del Mar, Les Rôles d’Oléron, las Leyes de Visby y Le Guidon de la Mer.

El Libro del Consulado del Mar, luego de discusiones doctrinarias se lo ubica en el


siglo XIV en Barcelona. Fue aplicado por los consulados Mediterráneos. Durante
varios siglos fue considerado como base del derecho marítimo común, de la
Europa Central. En España tuvo vigencia junto con las Ordenanzas de Bilbao,
hasta la sanción del Código Español de 1829.

Les Rôles d’Oléron; esta recopilación de sentencias (rôles) del siglo XII, de pequeño
tamaño se aplicó en la zona atlántica. Su contenido principal refería al transporte
y a cuestiones de obligaciones y derechos de la tripulación (Serna Vallejo. 2000).

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Las Leyes de Visby, o Derecho Marítimo de Gotland; Visby, puerto de la isla


de Gotland, en el mar Báltico, formó parte de la poderosa Liga Hanseática6.
Esta recopilación de sentencias y juicios de carácter marítimo se ocupan de
reglamentar las averías, el contrato de cambio o fianza, así como lo relativo al
fletamento. Se las ubica en el siglo XI.

Le Guidon de la Mer, esta recopilación privada data del siglo XIV,


fundamentalmente refería al seguro marítimo y es antecedente de la Ordenanza
de Derecho Marítimo de 1681.

Si bien nos ubicamos en el tema de “usos y costumbres marítimos” cabe recordar


que no sólo hubo recopilaciones sobre comercio marítimo sino también sobre
comercio terrestre, las primeras ordenanzas españolas (Burgos, Bilbao7) en el siglo
XVI y los ya mencionados estatutos de las ciudades italianas (Génova, Venecia)
(Halperín. 2000. p. 8).

Todos estos documentos normativos fueron de aplicación dentro de la Jurisdicción


Consular, piedra angular de Arbitraje Comercial actual.

Las Corporaciones Medievales y la Jurisdicción Consular, vivieron su esplendor


hasta el siglo XV – inicio de la Edad Moderna y, comenzaron su declive con
el avance de la conformación de los Estados Modernos en el silgo XVI. Cómo
adelantamos, las Corporaciones de Mercaderes, construyeron un enormísimo
poder al que – en aquel momento – comenzó a oponérsele, por fuerza de los
hechos, el desarrollo de estos Estados.

Los avances iniciados en el período bajomedieval son inminentes durante el


transcurso de los siglos XV y XVI y hasta el siglo XVIII, en todos los ámbitos, esto
incluye el comercio y el derecho mercantil.

6. La Liga Hanseática o Hansa Teutónica (hansa proviene del “alto alemán antiguo” y significa
“liga”) federaba ciudades del norte de Alemania y grupos de comerciantes alemanes que residían en
Holanda, Inglaterra y en la zona del mar Báltico. Se creó a mediados del siglo X y su esplendor puede
hallarse en el siglo XII, cuando estaba compuesta por alrededor de 80 ciudades. Su declive se inicia
a fines del siglo XV, contando sólo con la unión de 3 ciudades alemanas, que apenas mantenían algo
de la independencia política de la que habían disfrutado en el apogeo medieval.
7. Ordenanzas de la Ilustre Universidad y Casa de Contratación de la M.N.Y M.L. Villa de Bilbao,
aprobadas y confirmadas por D. Felipe V y D. Fernando VII. Con inserción de los reales privilegios,
y la provisión de 9 de julio de 1818 que contiene las alteraciones hechas a solicitud del mismo
consulado y comercio. (1834). Librería de Garnier Hermanos, Sucesores de D. V. Salvá, París.

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En términos de economía política, es la época del capitalismo mercantil,


caracterizado por la política económica del acopio de metálico (economía
monetaria).

Es la época de las grandes expediciones, de los descubrimientos, de la colonización,


de la subordinación de América, África y Asia, al poderío de las nacientes
monarquías centroeuropeas, que ganaban hegemonía sobre las ciudades –
estados medievales.

Como mencionamos precedentemente, es el nacimiento del Estado Moderno en


Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

Europa. En Francia, Luis XI y los Valois; en Inglaterra los Tudor; en España, los
Hamburgo y los Reyes Católicos (Etcheverry. 1998. p. 26).

El Estado Moderno es un nuevo cambio histórico que comienza a ver la luz.


Un reordenamiento general y de nuevos conceptos políticos que buscan
reafirmar una estructura permanente de relaciones o voluntades humanas.
Entre estos conceptos que circulan y se asientan en esta etapa, se destaca el
concepto de poder.

Es precisamente, en esta etapa histórica, donde se producen nuevos significativos


acontecimientos que influyen directamente sobre el campo del derecho mercantil.

La constitución de las monarquías mencionadas conlleva una modificación en las


estructuras de poder orientadas a la centralización.

Ahora bien, en esta búsqueda de la unión y de la hegemonía de poder, el comercio


se convierte en herramienta dilecta para generar las riquezas necesarias a fin de
lograr el fin buscado.

En este sentido el patrimonialismo era un requisito para la centralización territorial;


para la creación de las naciones. Es así que, la regulación del comercio pasa de
las manos de las corporaciones (estatutos), a las de los gobernantes (ordenanzas,
edictos, etc.). Nos encontramos, evidentemente, en la etapa imperante del
mercantilismo.

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El mercantilismo domina la arena económica, no solamente en España, Francia e


Inglaterra, sino también es pieza fundamental del progreso de Holanda y Portugal.

Como documentos jurídicos de este proceso de unificación nacional, en Francia


durante el reinado de Luis XIV, se promulgan las ordenanzas de Colbert. La
ordenanza de 1673 (en ella se encuentran los primeros rasgos de la objetivación
del derecho mercantil, que sucederá a partir del Código) sobre comercio terrestre
y la ordenanza de 1681 para el comercio marítimo. Ambas, a su vez son importante
antecedente del Código de Comercio de 1807 (Halperín. 2000. p. 8).

Por ejemplo, en el caso del tráfico comercial de España con las Indias, la
consolidación de las naciones se encuentra indiscutiblemente unida a la
expansión del comercio y a la empresa colonizadora. Las instituciones jurídicas
mercantiles evolucionan al compás de las necesidades que atañen a la mencionada
consolidación.

En tal sentido Levaggi afirma: “El comercio fue la fuerza determinante del
desarrollo económico y la acumulación de dinero metálico, su fin.” (Levaggi.
1991. p. 171).

A nuestro entender, la frase transcripta resume con calidad y precisión la


orientación seguida por el Estado Moderno en la búsqueda de su consagración
como Nación.

Asimismo, el traspaso de la regulación mercantil de manos de las corporaciones a


la esfera del Estado es resultado incuestionable de aquella realidad.

La necesidad de reunir sumas extraordinarias de capital para la gran empresa


colonizadora, generó una reglamentación estatal basada en el proteccionismo y
el monopolio para tráfico con las Indias.

En esta línea, la bula “Inter Caetera”, estableció el monopolio comercial de Castilla


en las Indias. En la misma se instituía la prohibición, de “llegarse a las tierras
descubiertas o por descubrir”, por cualquier causa, sin licencia especial otorgada
por los reyes.

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Fue profusa la legislación que reguló el comercio indiano durante los siglos XVI
y XVII.

Adicionalmente, los mismos teólogos justificaron este monopolio, es dos sentidos:


por ser favorable a la expansión de la religión cristiana; por otro lado, y en
atención a que los reyes católicos habían asumido los costos del descubrimiento,
consideraron que era justo que sólo ellos gozasen de los beneficios de tal empresa.

El control y gestión de las expediciones a las Indias, estuvo a cargo de la Casa de


la Contratación, creada en 1503 y cuyo asiento era Sevilla.
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

Entiéndase lo expuesto, a modo de ejemplo, como la influencia absoluta de


la creación de los Estados Modernos en la desaparición de las Corporaciones
Mercantiles y el consiguiente debilitamiento – casi total – de la Jurisdicción
Consular.

Este proceso de toma de control del Derecho Mercantil por parte de los Estados
Modernos logra su consagración con el dictado del Código de Comercio Francés
(Code du Commerce. 1807).

El Arbitraje se ve debilitado ante el establecimiento de la jurisdicción estatal


y, no será hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial que comenzará
a recuperar su espacio de la mano del flujo e intercambio no solo mercantil,
sino poblacional y cultural, con un profuso desarrollo normativo tanto en las
legislaciones nacionales como en tratados internacionales.

Por su parte también se produjo – y se encuentra en constante evolución y


perfeccionamiento – la creación y desenvolvimiento de instituciones, como el
Tribunal de Arbitraje General de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires8 o, el
Tribunal Arbitral del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (Comisión
de Arbitraje Nacional e Internacional del Colegio Público de la Capital Federal)
entre otras a nivel local; a nivel internacional es dable comenzar por mencionar

8. El arbitraje practicado en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires fue reglamentado con carácter
institucional en 1963, momento en que se lo dotó con árbitros permanentes que actuaban
exclusivamente como amigables componedores.

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a la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional9, la


función de UNCITRAL10, etcétera. Todas ellas colaboran con la mejora de la tarea
normativa a través de reglas, principios11, reglamentos y documentos afines y,
dentro de las cuales, también se brinda la Administración de Arbitrajes.

Cerrando esta introducción cabe concluir que, al igual que aquel Mercader de la
Baja Edad Media e inicios de la Edad Moderna, el Empresario actual – tanto local
como global – suele preferir dirimir sus conflictos dentro del marco del Arbitraje.
Las razones son varias, entre ellas, la posibilidad de pactar la confidencialidad
de la resolución del mismo, la posibilidad de elegir a las personas humanas que
llevarán a cabo el Arbitraje teniendo en cuenta cuestiones como sus especiales
conocimientos de la materia de que se tratare, como así también, las normas o
reglas aplicables al caso y, la posibilidad de convenir la sede del Arbitraje.

II. GENERALIDADES

Para avanzar en el estudio del Arbitraje en general, corresponde presentar algunas


de las clasificaciones que resultan útiles -siempre- para comprender distintos
aspectos operativos y sustanciales de este instituto jurídico.

Árbitros de Derecho y Árbitros Amigables Componedores

Esta clasificación atiende a la utilización de normas jurídicas para la resolución


de la materia conflictiva y; al rigor formal aplicado al trámite y al laudo arbitral.

9. La  Cámara de Comercio Internacional  es la  organización empresarial que representa


mundialmente intereses empresariales. Se constituyó en París en 1919 y continúa teniendo su sede
social en la capital francesa. En su seno funciona la Corte Internacional de Arbitraje, que es la
institución administradora de Arbitraje más reconocida en el mundo entero. www.iccspain.org
(consulta: julio de 2021).
10. La UNCITRAL (sigla en inglés para: United Nations Commission for International Trade Law):
Principal órgano jurídico del sistema de las Naciones Unidas en el ámbito del derecho mercantil
internacional. Órgano jurídico de composición universal, dedicado a la reforma de la legislación
mercantil a nivel mundial durante más de 40 años. La función de la UNCITRAL consiste en
modernizar y armonizar las reglas del comercio internacional. En lo que respecta al Arbitraje ha
elaborado la Ley Modelo y el Reglamento, documentos jurídicos ampliamente utilizados, la primera
como inspiradora de leyes de Arbitraje Nacionales y, el segundo, utilizado en una amplia variedad
de Arbitrajes locales e internacionales.
11. Los principios elaborados por UNIDROIT: Instituto Internacional para la Unificación del Derecho
Privado.

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Por ende, el Arbitraje es de derecho, cuando para resolver el conflicto se aplica


derecho de fondo y, para el trámite se debe utilizar un procedimiento. Asimismo,
el rigorismo formal rige en cuanto a la fundamentación del laudo arbitral.

En el Arbitraje de amigables componedores, también llamado arbitraje de equidad,


los árbitros laudarán según equidad y aplicando su “leal saber y entender”. De
alguna manera refiere al viejo principio que imbuía los pronunciamientos de los
cónsules; “verdad sabida y buena fe guardada”. Además, la sujeción a las formas es
menos rigurosa y, el laudo arbitral puede carecer de fundamentación.

Arbitraje Ad Hoc e Institucional


Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

Por otra parte, el Arbitraje puede ser “Ad Hoc” o Institucional.

Aquí el criterio de la clasificación atiende a la existencia o no, de una entidad


administradora del Arbitraje.

En el Arbitraje institucional, la entidad administra el Arbitraje y controla todo


el proceso dejando, por la especificidad normativa de su reglamento y demás
regulaciones, muy poco o nada de margen a la interferencia judicial en situaciones
que no requieran el necesario auxilio de los tribunales judiciales, como en el caso
de la ejecución de una medida cautelar.

La entidad administradora, provee a los interesados de toda una serie de normas


de actuación y, especialmente de un reglamento Arbitral, al que las partes se
someten al haberla elegido ejerciendo la autonomía de la voluntad, prorrogando
la jurisdicción en favor del tribunal que funcione dentro del marco de la entidad
administradora. En este caso, la forma designación de los árbitros también está
incluida en esta reglamentación. Además, algunas instituciones cuentan con un
tribunal arbitral permanente.

Algunas de las instituciones administradoras de Arbitraje más importantes y


reconocidas a nivel local e internacional son:

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El Tribunal de Arbitraje General de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires12, Cámara


Arbitral de la Bolsa de Cereales13, Tribunal Arbitral del Colegio Público de Abogados
de la Capital Federal14, Centro Empresarial de Mediación y Arbitraje (CEMA)15, la
Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional16, la
Asociación Americana de Arbitraje17, el Instituto de Arbitraje de la Cámara de
Comercio de Estocolmo18, etcétera.

Como puede verse, existen instituciones administradoras de Arbitraje que


específicamente se dedican a ello y otras que – teniendo un objeto distinto – por
la vinculación con la resolución de conflictos, han desarrollado su Reglamento
Arbitral y prestan el servicio de Arbitraje en el marco institucional, como es el
caso de Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, entre otros.

En el Arbitraje “ad hoc”, la situación es totalmente inversa. Las partes involucradas


en el Arbitraje deberán establecer todas las normas para el trámite del Arbitraje y
la forma de elegir los árbitros.

Esta elección puede incluir la de cualquier reglamento arbitral preexistente total


o parcialmente19, de libre disposición. Todo ello, sin perjuicio del respeto debido
a la legislación pertinente, como ser el código procesal civil y comercial de la
Nación (CPCCN. t.o. 1981) y demás códigos procesales provinciales, según sea el
caso.

Suele desaconsejarse el Arbitraje Ad Hoc, ya que, si las partes no han sido lo


necesariamente meticulosas en la redacción del acuerdo o, no han decidido
utilizar un reglamento de arbitraje emanado de algún organismo reconocido,
presentándose situaciones no regladas y a falta de acuerdo de las partes, éstas

12. http://www.bcba.sba.com.ar/tribunal/tribunal.php
13. http://www.cabcbue.com.ar/camara/index.php?option=com_content&task=view&id=467.
14. http://www.cpacf.org.ar/serv_com.php?sec=ta_inicio
15. http://www.medyar.org.ar Esta Asociación Civil utiliza el Reglamento de Arbitraje de UNCITRAL.
16. http://www.iccspain.org/index.php?option=com_content&view=article&id=47:la-camara-de-
comercio-internacional-icc&Itemid=54
17. https://www.adr.org/aaa/faces/home
18. http://www.sccinstitute.com
19. Reglamento de Arbitraje de UNCITRAL (revisado en 2010) artículo 26. http://www.uncitral.org/
pdf/spanish/texts/arbitration/arb-rules-revised/pre-arb-rules-revised-s.pdf

Sumario
15
Dra. Graciela Karina Torales

deberán resolverlas judicialmente, con la consecuente dilación temporal y pérdida


de la buscada efectividad que puede brindar el Arbitraje.

Arbitraje Doméstico e Internacional

Esta clasificación resulta ser una de las más complejas de analizar ya que, si bien,
podemos decir que la distinción estriba en la existencia o en la inexistencia de
elementos de internacionalidad, lo complejo es determinar qué es un elemento
de internacionalidad.
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

Realizaremos un breve repaso del tema, partiendo de un trabajo de Julio C. Rivera,


al respecto (Rivera. 2007. p. 20-34).

Básicamente existen dos criterios: uno objetivo y otro subjetivo.

El criterio objetivo plantea que habrá elementos de internacionalidad, cuando


estén comprometidos los intereses del comercio internacional. Podemos ver que,
aquí también se necesita determinar qué o cuáles son estos intereses.

Este criterio se ha desarrollado a partir de la jurisprudencia francesa que, desde


1927, tiene establecido que es suficiente que las cuestiones sometidas a arbitraje
hayan tenido nacimiento en un negocio desarrollado en más de un Estado, para
calificarlo de internacional.

No obstante, y dada la sofisticación de algunos negocios mercantiles, la


determinación de la existencia de intereses del comercio internacional puede ser
aún más compleja que lo ante dicho.

El criterio subjetivo, se ha desenvuelto a partir del artículo 176 de la Ley Federal


de Derecho Internacional Privado de Suiza sancionada el 18 de diciembre de
1987, modificada y vigente desde el 1° de enero de 2021. Este artículo encabeza el
capítulo doce que trata sobre Arbitraje Internacional y, establece que -en lo que
atañe a este tema- si al momento de concluirse el acuerdo de arbitraje, por lo
menos una de las partes no tiene su domicilio o su residencia habitual en Suiza,
serán aplicadas las normas allí establecidas.

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Finalmente, en la realidad legislativa de un importante número de países, ambos


criterios han sido combinados, adoptándose un criterio mixto. La ley modelo de
UNCITRAL ha adoptado este criterio (Ley Modelo. 1985-2006. Artículo 1 incisos 3
y 4) y de esta forma, ha tenido considerable influencia en lo expuesto, ya que son
muchos los países que siguen su texto; entre ellos, la ley de Arbitraje Comercial
Internacional de la República Argentina (LACI. 2018).

La necesidad de distinguir si un Arbitraje es doméstico o internacional, radica


-sustancialmente- en la determinación de la normativa aplicable.

Otro criterio para establecer si un Arbitraje es doméstico o internacional es el de


la Localización del Arbitraje. El concepto de Localización se refiere a la situación
espacial de la sede del Arbitraje, o sea, si un Arbitraje tiene su sede en la República
Argentina – para nosotros – será un Arbitraje doméstico. Contrario sensu, será
extranjero.

Como adelantáramos, en esta distinción gravita la cuestión de la normativa


aplicable.

En sintonía podemos decir que todo Arbitraje se encuentra ligado a un sistema


normativo nacional, que por regla general es la de la sede de éste. Ese sistema o
conjunto normativo – lex arbitri – está conformado, en general, por las normas de
fondo sobre Arbitraje, las normas procesales respectivas, cualquier otra legislación
de fondo que por algún motivo quede vinculada a determinado Arbitraje, lo que
incluye tratados y convenciones internacionales que formen parte del derecho
del país.

En esta brevísima introducción al tema del Arbitraje Internacional, además de


las tesis a través de las cuales se determinan los elementos que le dan o no,
carácter internacional a un Arbitraje, podemos agregar que los diferentes países
regulan el Arbitraje Doméstico y el Internacional de diversas formas. Por ejemplo,
la Ley Federal Suiza sobre Derecho Internacional Privado, contiene un Capítulo
Específico sobre el Arbitraje Internacional y; por otro lado, ese país, también
tiene legislación separada para el arbitraje doméstico. En cambio, por ejemplo, la
Ley de Arbitraje de Perú, trae normas que definen al Arbitraje Internacional, pero,

Sumario
17
Dra. Graciela Karina Torales

dentro de un texto único, al igual que Bolivia, Brasil, entre otros.

A su tiempo, como hemos adelantado, la República Argentina legisla el Arbitraje


Internacional en texto separado mediante la Ley de Arbitraje Comercial
Internacional (LACI. 2018).

Por otro lado, también en la República Argentina, en la legislación procesal, se


admite en forma expresa la prórroga a árbitros que actúen fuera de la República
Argentina, en asuntos de índole internacional y patrimoniales. Siempre y cuando,
los tribunales argentinos no tuvieren jurisdicción exclusiva y la prórroga no
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

estuviese prohibida (artículo 1. CPCCN. to 1981).

No obstante, la República Argentina ha suscripto y ratificado importantes


tratados sobre la materia en análisis, a saber: la Convención de New York de
1958 sobre reconocimiento y ejecución de sentencias (Ley 23.619); la Convención
Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional de 1975 - Convención de
Panamá - (Ley 24.322); Los Tratados de Derecho Procesal de Montevideo (de 1889
y 1940); el Protocolo de Cooperación y Asistencia Jurisdiccional en Materia Civil,
Comercial y Administrativa del Mercado Común del Sur (Ley 24.578); el Acuerdo
sobre Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur firmado el 23/07/1998 (Ley
25.223).

III. EL ARBITRAJE COMO CONTRATO

Comentario Preliminar

El Arbitraje Comercial es un instituto jurídico de naturaleza jurídica mixta:


contractual y jurisdiccional. Nace de un acuerdo de voluntades y se desarrolla
– en caso de surgir un conflicto - como un procedimiento que tiene función
jurisdiccional. La doctrina local y la doctrina en el derecho comparado coinciden
en el carácter mixto asignado a la naturaleza jurídica del Arbitraje Comercial.

Sin embargo, el Arbitraje en la República Argentina fue regulado, exclusivamente,


como legislación de forma y, ya se encontraba regulado en el Código de
Procedimientos de la Capital que, en realidad era el Código de Procedimientos

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Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires, promulgado por ley el 29 de


agosto del año 1880 y que entró en vigencia en la Capital Federal por imperio del
Art. 318 de la ley N° 1893, de organización de los Tribunales de la Capital, del 12 de
noviembre de 1886.20

Corresponde recordar que, los mencionados códigos procesales argentinos


tuvieron como fuente a la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC. 1855), normativa
española. De allí, entendemos, que nuestros códigos procesales locales adoptaron
el formato utilizado para regular el Juicio Arbitral (Alsina. T VII, p. 20. 1965).

Sin perjuicio de lo dicho, el gran procesalista argentino -Hugo Alsina- nos


recuerda que el Reglamento de Justicia de 1813, artículo 7, autorizaba a los jueces
a someter a la decisión de amigables componedores, las cuentas complicadas.
(Alsina. T VII, p. 20. 1965)21.

De tal suerte, la legislación arbitral argentina vigente inspirada en aquellas Leyes


Procesales Españolas de mediados del siglo XIX y en la Codificación Napoleónica,
conserva la regulación del Arbitraje con una fuerte dependencia y control
judicial que se incompatibiliza con su finalidad y esencia, impidiéndole desplegar
su potencialidad que aparece en forma inmediata con la adopción de nuevas
regulaciones como lo demuestra la experiencia de la mayoría de los países del
mundo.

Lo aquí remarcado, resulta ser solo uno de los aspectos anacrónicos que presenta
la regulación del Arbitraje Comercial en la República Argentina, en el esquema
procesal presentado. A título de ejemplo, la regulación dual sobre Arbitraje de
Derecho y Amigables Componedores que ya ha sido ampliamente superada en el
derecho comparado, se mantiene dentro de nuestra legislación procesal.

20. Esta información fue obtenida de la obra Recopilación de Códigos de la República Argentina.
Buenos Aires: Establecimiento Gráfico Rodríguez Giles, en Buenos Aires, careciendo de la fecha de
edición (cfr. Torales, 2007, p. 15, nota 26).
21. Actualmente. LIQUIDACION EN CASOS ESPECIALES - Art. 516. - Siempre que las liquidaciones
o cuentas fueren muy complicadas y de lenta y difícil justificación o requirieren conocimientos
especiales, serán sometidas a la decisión de peritos árbitros o, si hubiere conformidad de partes, a
la de amigables componedores. […] (CPCCN. to 1981)

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19
Dra. Graciela Karina Torales

El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN. 2014), con la regulación


del Contrato de Arbitraje regula, acertadamente, la faz convencional del Arbitraje
Comercial. Es indiscutible que el eventual procedimiento por el cual se resolverá
el conflicto sometido a Arbitraje Comercial encuentra su razón de ser en un
acuerdo de voluntades. Es por la autónoma de la voluntad de las partes que con
anterioridad o, al momento de acaecimiento de la situación conflictiva, éstas
acuerdan dirimirla a través de Arbitraje. De tal suerte, sin contrato de Arbitraje no
se abre la instancia a la que llamamos, por su función jurisdiccional, procedimiento
o proceso arbitral.
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

Es cierto que, como hemos dicho, históricamente y en la regulación en el derecho


comparado en general, se ubica al Arbitraje Comercial dentro del derecho público,
en atención a su faz procesal, pero, no es menos cierto que el mismo surge
indefectiblemente de un contrato. Esto ya había sido delineado por prestigiosa
doctrina clásica argentina (Alsina. T VII, p. 23, 32 y 40. 1965).

Es así que, Alsina, en su atemporal obra Tratado Teórico Práctico de Derecho


Procesal Civil y Comercial, Segunda Edición, T VII juicios especiales –
procedimiento ante la justicia de paz – índices generales, actualizado por el Dr.
Jesús Cuadrao, nos explica: “Llámase compromiso, porque las partes se obligan
a pasar por lo que decidan los árbitros, y es, por lo tanto, como ya hemos dicho,
un contrato regido en cuanto a sus requisitos (consentimiento, capacidad, objeto)
por el código civil…” (Alsina. T VII, p. 40. 1965).

Doctrinarios argentinos actuales como Rivera (Rivera. 2007), Caivano (Caivano.


2012) han continuado el desarrollo precitado, al igual que ha sucedido en el
derecho comparado (doctrina, legislación, convenciones internacionales).

Por eso, hemos considerado que la regulación del Contrato de Arbitraje vino a
llenar un vacío legislativo, mejorando sustancialmente la legislación local al
respecto. No obstante, los comentarios que hacemos en esta nueva edición de
este trabajo.

La historia misma del Derecho Mercantil – la cual se liga indiscutiblemente al


origen del Arbitraje Comercial actual – se encuentra imbuida, como hemos visto,

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por la autonomía de la voluntad. No existían los Estados en el sentido moderno


y actual, cuando aquellos mercaderes crearon su derecho; un derecho mediante
el cual no solo regulaban sus relaciones jurídicas, sino que servía para dirimir
los conflictos que – entre ellos – surgían. Luego, por las razones históricas que
hemos esbozado en nuestra Introducción, el Derecho Mercantil quedó subsumido
– también – dentro de la órbita Estatal y el Arbitraje Comercial fue regulado en su
faz procedimental.

Por su parte, nuestra Corte Suprema de Justica de la Nación (CSJN), en


innumerables ocasiones ha reconocido la función jurisdiccional del Arbitraje y
lo ha hecho desde el siglo XIX, como indica Rivera, citando el fallo “Bruce v. De
las Carreras”, Fallos 22:371 del año 1880 (Rivera. 2007, p.65, n.150) pero, nunca en
desmedro de su naturaleza jurídica contractual22.

Ahora bien, en la primera edición de este trabajo, consideramos que la introducción


del Contrato de Arbitraje en el derecho argentino mejoraba ampliamente el
desarrollo del Arbitraje Comercial en el país pues, lo moderniza y no lesiona – en
principio – ningún Principio Constitucional.

En líneas generales, seguimos pensando en sintonía con lo expuesto, pero, también


vamos a destacar aquellos puntos -de la regulación del Contrato de Arbitraje-
en donde vemos un avance por sobre la legislación procesal. Ello, más allá de lo
que pudiere quedar justificado por la postura de la CSJN que mencionamos en
los próximos párrafos y de aquello que ha caído en desuetudo por imperio de
décadas de jurisprudencia y, por imperio del desuso, propiamente dicho.

Ahora bien, volvemos a destacar que la prestigiosísima Federación Argentina


de Colegios de Abogados (FACA) en su documento “Observaciones al Proyecto
de Unificación de los Códigos Civil y Comercial” de marzo del 2012, se opuso
fuertemente a la legislación del Arbitraje Comercial desde su naturaleza jurídica
contractual. Entre otros comentarios que realizó, expresó que la introducción

22. Conforme: CSJN, 06-11-63, Banco Sirio Libanés del Río de la Plata, Fallo 257:105, “La garantía de
los jueces naturales y el principio según el cual la defensa en juicio supone la posibilidad de ocurrir
ante un tribunal de justicia, no es óbice a la jurisdicción arbitral con fundamento convencional”. Fallos
citados en el precedente mencionado, 250:61, 87 y 408. CSJN, 31-05-99, Rocca, J.C. c/ Consultara
S.A. s/ ordinario, Fallo 322-1100, donde indirectamente también se reconoce el origen contractual.

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21
Dra. Graciela Karina Torales

del Arbitraje como Contrato desconocía la raigambre publicística y procesal del


Arbitraje, ampliando los límites de la autonomía de la voluntad –más restringidos
en el marco procesal- y que desnaturalizaba no solo sus orígenes y tradición
jurídica sino su finalidad y esencia. También apuntó que, la legislación sobre la faz
privatista del Arbitraje, eclipsaba el interés público. No había negado la existencia
de elementos contractuales (cláusula, compromiso, pacto, acuerdo, convenio o
convención) en el Arbitraje, pero, no consideró adecuada su regulación como
contrato típico, sustentando su desacuerdo – sobre este punto – en las numerosas
convenciones internacionales (ya mencionadas) suscriptas por el país. Así afirmó
que el nuevo CCCN, solo podría legislar sobre la Definición y la Forma. Por ello
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

consideró que se aprovechaba la reforma (nueva codificación), para “privatizar el


arbitraje” “dejando de lado la experiencia de la gran mayoría de las legislaciones
del mundo dictadas a partir de la Ley Modelo UNCITRAL (1985) que han optado
por una regulación legal específica e independiente de los Códigos”.

En párrafos anteriores a la presentación de la postura de la FACA ante el proyecto


de Contrato de Arbitraje, ya hemos presentado nuestra opinión sobre algunos
puntos, otros comentarios surgirán del análisis del articulado propiamente dicho.

Aquí nos toca hacer varias reflexiones. En aquel momento indagamos sobre la
eventual regulación legal y específica a nivel Nacional del Arbitraje Comercial – lo
que seguimos considerando ideal – y, algunas cuestiones conexas.

Por un lado, si pensamos – siguiendo las observaciones de la FACA – que el Arbitraje


Comercial es una institución, exclusiva o prevalentemente, de carácter procesal y
publicístico, definitivamente, cualquier proyecto de ley nacional al respecto sería
rechazado por inconstitucional, toda vez que en nuestra Constitución Nacional,
las Provincias se han reservado todo el poder no delegado en la Nación y esto
debe ser respetado por el Congreso Nacional, conforme los artículos 5, 75 inc. 12
y 121 (CN to 1995).

Como postura contraria, si consideramos que la naturaleza jurídica contractual


del Arbitraje tiene el peso que venimos sosteniendo, nada obsta a la regulación –
como se ha hecho – del Contrato de Arbitraje.

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Adicionalmente, también la Constitución Nacional le ordena al Congreso Nacional,


“reglar el comercio con las naciones extranjeras, y de las provincias entre sí”
(artículo 75 inciso 13 CN to 1995). Una interpretación extensiva enfocada en la
realidad mercantil actual de la República Argentina también puede sustentar una
postura contraria a la anterior (sobre la inconstitucionalidad de una Ley Nacional
de Arbitraje) como también, sin dudas, sostiene la regulación del Contrato de
Arbitraje.

Lo expuesto fue una reflexión a la que llegamos en el año 2015, cuando se escribió
la primera versión de este trabajo. Hoy, habiéndose aprobado la Ley de Arbitraje
Comercial Internacional (LACI. 2018), por el Congreso de la Nación Argentina se
nos abren nuevos interrogantes y vemos que hay ciertas cuestiones, como una
ley federal de arbitraje comercial doméstico e internacional, encontraría sustento
suficiente en el texto constitucional argentino conformando un plexo normativo
que -definitivamente- apuntale el necesario desarrollo comercial, empresarial e
industrial de nuestra República Argentina. Todo ello en total coherencia con el
espíritu de nuestros “Padres de la Patria”.

Por supuesto, sin perder otro constante norte que es el de transformarnos


en un escenario propicio para la resolución alternativa de conflictos tanto
internacionales, como locales.

Otra arista no menos importante, como también destaca la FACA en el documento


mencionado (FACA. 2012) es “que según la jurisprudencia de la CSJN la facultad
de las provincias en el dictado de normas procesales no es absoluta, habiéndose
reconocido por excepción las facultades del Congreso [de la Nación] para dictarlas
cuando sea pertinente establecer ciertos recaudos de esa índole a fin de asegurar
la eficacia de las instituciones reguladas por los códigos de fondo o en las leyes
comunes.”23

Esta arraigada doctrina de nuestra CSJN, permite la inclusión de normas


procesales en la legislación de fondo, como sucede – entre otros – en el caso de
la regulación sobre “Intervención Judicial” en la Ley de Sociedades Comerciales;
hoy Ley General de Sociedades (LGS. 19.550, to 1984).

23. Conforme: Fallos 136:154; Fallos 137:307; entre otros.

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Dra. Graciela Karina Torales

Finalmente, queremos cerrar esta Introducción al análisis del articulado del


Contrato de Arbitraje, coincidiendo con la opinión de Rivera -como lo hicimos
en 2015- quien ha expuesto: “esto no va en desmedro de las atribuciones de las
provincias; ellas conservan la atribución de regular el juicio de integración del
tribunal arbitral cuando las partes no consigan hacerlo por los modos convenidos,
de establecer el alcance de la cooperación judicial en el desarrollo del juicio
arbitral, de la ejecución del laudo y de los recursos contra él, materias típicamente
procesales y que por ello quedan sujetas a la legislación local. Negar la facultad del
Congreso de la Nación para legislar sobre el contrato de arbitraje en sus aspectos
de capacidad, forma, efectos, es reducir el arbitraje a un mero procedimiento,
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

cuando en realidad es claramente una convención causada en la autonomía de la


voluntad y herramienta indisolublemente ligada al comercio.” (Rivera. 2007. p. 17).

No obstante, las palabras de Rivera, que transcribimos en el párrafo anterior,


deben interpretarse en el contexto de los nuevos hechos que hemos presentado.

Análisis del Articulado del Contrato de Arbitraje

En primer lugar, según han expresado los miembros de la Comisión Redactora


del Anteproyecto: “La fuente del articulado es el código civil de Quebec, La
Ley Modelo UNCITRAL y el contemporáneo a nuestra reforma decreto francés
N° 2011-48 del 13 de enero de 2011, aunque los principios que recoge son hoy
prácticamente universales” (Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y
Comercial de la Nación. 2011).

CAPÍTULO 29

Contrato de Arbitraje

ARTÍCULO 1649.- Definición. Hay contrato de arbitraje cuando las partes deciden
someter a la decisión de uno o más árbitros todas o algunas de las controversias
que hayan surgido o puedan surgir entre ellas respecto de una determinada
relación jurídica, contractual o no contractual, de derecho privado en la que no
se encuentre comprometido el orden público.

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Concretamente, este artículo define el objeto de este contrato, que es el


sometimiento de controversias provenientes de una relación jurídica contractual
o no contractual donde no se comprometa el orden público. Todo ello en
consonancia con el objeto de los contratos (artículo 1003. CCCN. 2014)

En líneas generales las legislaciones fuente, como fue la Ley de Enjuiciamiento


Civil (LEC. 1855) de España, establecían que el objeto del Arbitraje era toda
cuestión susceptible de transacción. No obstante, actualmente, han abandonado
dicha referencia.

Nuestro código procesal de la Capital Federal (CPCCN. to 1981), el de la provincia


de Buenos Aires (CPCCBA. 1968), entre otros, mantienen la referencia a la
transacción.

No obstante, seguimos considerando que una forma clara de referirnos al objeto


del Arbitraje resulta ser la mención a los derechos patrimoniales disponibles,
provengan de una relación jurídica contractual o no.

En esa línea, el Arbitraje, en las últimas dos décadas, ha experimentado


una expansión en la interpretación de las cláusulas arbitrales – por parte
de los Tribunales Arbitrales – comprendiendo dentro de estas cuestiones
extracontractuales (Blackaby Nigel. 2008. p. 187 a 199).

En cuanto a la posibilidad de que las partes acuerden someter un conflicto a


Arbitraje Comercial, aún después de su acaecimiento, se mantiene la concepción
tradicionalmente receptada en los antecedentes locales como ser el artículo 736
(CPCCN. to 1981) y el artículo 774 (CPCCBA. 1968), entre otros; como así también
en el derecho comparado y en la Ley Modelo de UNCITRAL.

Por otro lado, suele utilizarse la terminología “clausula compromisoria” cuando


se establece el sometimiento a Arbitraje en forma previa y, “compromiso arbitral”
cuando las partes acuerdan llevar adelante un Arbitraje, luego de acontecida la
situación controversial. De todas formas, como muestra el artículo siguiente
podemos referirnos a este contrato, independientemente, del momento en que
se suscriba como: acuerdo arbitral, contrato de arbitraje, también.

Sumario
25
Dra. Graciela Karina Torales

La mención al orden público, dentro de la definición del objeto, luce -cuanto


menos- excesiva teniendo en cuenta que estamos frente a derechos patrimoniales
disponibles dentro del derecho privado. Es decir, la arbitrabilidad se define por la
mencionada disponibilidad de derechos patrimoniales.

No obstante, lo expuesto, legislaciones modernas como la de Bolivia, mantienen


la mención (artículo 4. Ley 708. 2015).

Por otra parte, como se establece en los Fundamentos del Anteproyecto del
CCCN, el texto tiene como fuente la Ley Modelo de UNCITRAL (Ley Modelo.
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

1985-2006) que en su artículo 7 establece: […] El “acuerdo de arbitraje” es un


acuerdo por el que las partes deciden someter a arbitraje todas las controversias
o ciertas controversias que hayan surgido o puedan surgir entre ellas respecto
de una determinada relación jurídica, contractual o no contractual. El acuerdo de
arbitraje podrá adoptar la forma de una cláusula compromisoria incluida en un
contrato o la forma de un acuerdo independiente.

En similares términos, la Convención de New York en su artículo II – punto 1, se


refiere a las diferencias que pueden someterse a Arbitraje.

ARTÍCULO 1650.- Forma. El acuerdo de arbitraje debe ser escrito y puede


constar en una cláusula compromisoria incluida en un contrato o en un acuerdo
independiente o en un estatuto o reglamento. La referencia hecha en un contrato
a un documento que contiene una cláusula compromisoria constituye contrato
de arbitraje siempre que el contrato conste por escrito y la referencia implique
que esa cláusula forma parte del contrato.

De la letra de nuestro artículo 1650 surge, sin lugar a dudas, que el acuerdo arbitral
debe ser escrito y, que debe constar en determinados documentos, a saber: puede
estar incluido en el contrato base o, puede conformar un contrato “materialmente”
separado. También, puede incorporarse en estatutos o reglamentos.

Que el acuerdo deba estar escrito es una característica central y tradicional de


importancia tal, que ocupa un lugar en la Ley Modelo de UNCITRAL, en su artículo
7, incisos 2 a 6. (Ley Modelo 1985-2006), como así también en la Convención de
New York, en su artículo II, punto 2.

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Otro tema que trae este artículo es la inclusión normativa de la expresa posibilidad
-que no se encontraba prohibida- de incorporar acuerdos arbitrales en estatutos
o reglamentos, como ser: estatutos de consorcios de propiedad horizontal24,
asociaciones civiles, sociedades, entre otras.

Finalmente, y en consonancia con el punto 6, del art. 7 de la Ley Modelo de


UNCITRAL,

En su última parte, el artículo comentado contempla la “incorporación por


referencia”. La Ley Modelo de UNCITRAL en su artículo 7, punto 6 se refiere a
esto expresando que “la referencia hecha en un contrato a un documento que
contenga una cláusula compromisoria constituye un acuerdo de arbitraje por
escrito, siempre que dicha referencia implique que esa cláusula forma parte del
contrato”

Sobre la norma del CCCN, Parodi, comenta: “… no debe ser confundida con la
mera “referencia”. Es por ello que aquélla exige dos requisitos: que el contrato
(y por lo tanto la referencia en él incluida) conste por escrito y que la referencia
citada implique que la cláusula arbitral forma parte del contrato en el cual se
hace referencia. La incorporación por referencia adquiere utilidad en especial en
aquellos supuestos en que el contrato arbitral carece de ciertos elementos que
sí se encuentran en el documento referido, lo cual implica una mayor celeridad
y una forma clara de evitar eventuales conflictos”. Adicionalmente, expresa: “En
la doctrina arbitral se ha debatido acerca de las dos clases de incorporación por
referencia: general a un documento o especial, esto es específica a la cláusula
arbitral en él contenido. Nos inclinamos por la primera de dichas opciones,
considerando que dicha interpretación resulta más consistente con la permanente
evolución que ha sufrido la doctrina y la legislación internacional en este punto,
en pos de agilizar el arbitraje y ampliar su ámbito de aplicación […]. Sin embargo,
no es posible soslayar que la incorporación por referencia resulta una figura que
puede generar controversias, razón por la cual el pragmatismo propio del tráfico
mercantil lleva a recomendar la utilización de una cláusula arbitral institucional
simple, evitando las remisiones mencionadas.” (Parodi. 2015. p. 855-856).

24. Hoy, personas jurídicas privadas, por imperio del art. 148 - CCCN

Sumario
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Dra. Graciela Karina Torales

ARTÍCULO 1651.- Controversias excluidas. Quedan excluidas del contrato de


arbitraje las siguientes materias:

a. las que se refieren al estado civil o la capacidad de las personas;

b. las cuestiones de familia;

c. las vinculadas a derechos de usuarios y consumidores;

d. los contratos por adhesión cualquiera sea su objeto;


Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

e. las derivadas de relaciones laborales.

Las disposiciones de este Código relativas al contrato de arbitraje no son aplicables


a las controversias en que sean parte los Estados nacional o local.

Al respecto de las expresas exclusiones contempladas, los autores del Anteproyecto


han manifestado lo siguiente: “Este instituto se ha desarrollado en muchas
materias diferentes: hay arbitrajes en materia laboral, conflictos en las relaciones
de consumo, comercial, y otros. Sin embargo, cabe tener en cuenta que cada uno de
ellos responde a principios y reglas muy disimiles y no es posible aplicar un modelo
único. Por esta razón, el contrato de arbitraje, que es una expresión de la autonomía
privada se aplica, fundamentalmente en los conflictos comerciales y en aquellos de
naturaleza civil de contenido patrimonial. En cambio, no es posible autorizar que,
por vía de contrato, se someta a los consumidores a un arbitraje que podría afectar
gravemente sus derechos. Por las razones aludidas, se aclara expresamente que
no pueden ser sometidas a arbitraje las controversias que recaen sobre el estado
civil, las cuestiones no patrimoniales de familia y la capacidad de las personas ni
tampoco es aplicable a las relaciones de consumo y laborales.” (Fundamentos del
Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación. 2011).

El Arbitraje en materia de derecho del trabajo se encuentra regulado, en la Capital


Federal, por la ley de procedimiento laboral en sus artículos 149 a 154 (Ley 18.345
to 1998) y, hasta el momento no ha tenido un desarrollo considerable. De todas
formas, debe tenerse presente que se trata de un Arbitraje muy particular que

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tiene como eventuales árbitros al juez o al secretario del juzgado en que se trámite
la causa. Aún menor es el desarrollo que ha tenido el Arbitraje contenido en la Ley
de Instancia Obligatoria de Conciliación Laboral de la Capital Federal, regulado
en su título IX, artículos 28 a 32.

Por su parte, queda clarificado por los fundamentos expuestos por los autores
del Anteproyecto que, el Sistema de Arbitraje de Consumo, no se encuentra
afectado por esta exclusión, aventando toda duda sobre su eventual desaparición,
sin alterar la vigencia del artículo 59 de la Ley de Defensa del Consumidor (Ley
24.240. 1993).

El artículo en análisis, también, excluye a los contratos de adhesión.

Hoy, a seis años de la entrada en vigencia del CCCN, ha quedado clara la pretensión
de la ley. No obstante, consideramos que requiere una revisión.

La prohibición del artículo 1651 inciso d (CCCN. 2014) cuyo texto reiteramos: “los
contratos por adhesión cualquiera sea su objeto” trasluce ciertos desaciertos,
como lo es desconocer la autonomía del contrato de arbitraje (artículo 1653.
CCCN. 2014).

Veamos. Los contratos por adhesión a clausulas generales predispuestas regulados


en los artículos 984 a 989 de CCCN, tal cual lo expone la comisión redactora
(Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación. 2011)
se enfocan en la idea de adhesión.

Asimismo, los contratos por adhesión a clausulas generales predispuestas


deben su existencia al fenómeno binominal acuñado como “empresario fuerte-
empresario débil” por el gran maestro de derecho comercial argentino el Doctor
Jaime L. Anaya25.

Ahora bien, el fundamento de la descripción y regulación de los contratos


por adhesión subyace en la existencia de un poder de negociación desigual

25. Esta es una idea volcada en varias de sus obras.

Sumario
29
Dra. Graciela Karina Torales

entre los contratantes. El desequilibrio del poder de negociación encuentra


su principal componente en el conocimiento del objeto de la contratación o,
en la carencia de él.

Lo expuesto, nos permite mostrar la diferencia existente entre la negociación del


contrato base y la negociación del contrato sobre la jurisdicción arbitral.

Es claro que estamos hablando de empresarios, más allá de la posición de fortaleza


de una parte basada en el conocimiento del objeto de la contratación.
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

¿Por qué asumiríamos que el contrato de arbitraje vinculado a un contrato de


adhesión también es adhesión? Como hemos dicho, esto implicaría desconocer
el carácter autónomo del contrato de arbitraje en relación con el contrato base
y, denota una mirada negativa hacia el contrato de arbitraje, incompatible con la
finalidad de la norma.

Por otra parte, las cuestiones referidas al estado civil o la capacidad de las
personas (inciso a) y; las cuestiones de familia (inciso b), no conforman derechos
patrimoniales de libre disposición. En el caso de las cuestiones de familia,
ciertamente, existe una faz patrimonial que – por tal motivo – había sido
contemplada en el texto del Anteproyecto.

Finalmente, en consonancia con el carácter de derecho privado del Contrato de


Arbitraje aquí regulado, las disposiciones de este Código no son aplicables a las
controversias en que sean parte los Estados nacional o local.

En cuanto a la incorporación de exclusiones en leyes generales como es este nuevo


CCCN transcribimos – en su parte pertinente – la exposición de motivos de la ley
de Arbitraje española, en donde se estable un parámetro de técnica legislativa
contrario al nuestro con el cual, de algún modo, coincidimos: “El artículo 2 regula
las materias objeto de arbitraje sobre la base del criterio de la libre disposición,
como hacía la Ley 36/1988. Sin embargo, se reputa innecesario que esta ley
contenga ningún elenco, siquiera ejemplificativo, de materias que no son de
libre disposición. Basta con establecer que la arbitrabilidad de una controversia
coincide con la disponibilidad de su objeto para las partes. En principio, son

Sumario
30
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cuestiones arbitrables las cuestiones disponibles. Es concebible que por razones


de política jurídica haya o pueda haber cuestiones que sean disponibles para las
partes y respecto de las que se quiera excluir o limitar su carácter arbitrable. Pero
ello excede del ámbito de una regulación general del arbitraje y puede ser objeto,
en su caso, de disposiciones específicas en otros textos legales.” (Ley Nº60. 2003)

ARTÍCULO 1652.- Clases de arbitraje. Pueden someterse a la decisión de


arbitradores o amigables componedores, las cuestiones que pueden ser objeto del
juicio de árbitros. Si nada se estipula en el convenio arbitral acerca de si el arbitraje
es de derecho o de amigables componedores, o si no se autoriza expresamente a
los árbitros a decidir la controversia según equidad, se debe entender que es de
derecho.

Con una redacción, ciertamente, alambicada este artículo recepta la histórica


clasificación del Arbitraje en: árbitros de derecho y árbitros amigables
componedores o de equidad; sobre la que ya hemos discurrido en las
GENERALIDADES de este comentario.

Aquí, corresponde agregar algunas particularidades que surgen del texto de la


norma analizada.

En primer lugar, el artículo utiliza el vocablo “arbitradores” – reinsertando en


una norma moderna – un viejísimo conflicto semántico expuesto ya por Lisandro
Segovia en su mítico comentario al Código de Comercio de 1889 (Segovia. 1892.
T1º). Allí, y si bien se refiere a la particular regulación de la pericia arbitral, expone
que el término “arbitradores” – siendo un portuguesismo – refiere a peritos y
no, a árbitros (Torales. 2007. pp. 54-55). Consideramos que la inclusión de este
vocablo debía haberse evitado, en este contexto.

En segundo lugar, la norma recepta la sostenida tendencia en el derecho


comparado – hace varias décadas – y dentro de los Reglamentos de Arbitraje –
tanto locales como internacionales – de establecer como norma supletoria ante
la falta de establecimiento expreso por las partes, la actuación de los árbitros
como árbitros de derecho”.

Sumario
31
Dra. Graciela Karina Torales

Además, las legislaciones más modernas también han abandonado la terminología


“amigables componedores” por entender que puede llevar al error de pensar que
éstos actúan como una suerte de mediadores. Sin embargo, por su universal
conocimiento en el mundo hispanoparlante, la Ley Modelo de UNCITRAL (Artículo
28, punto 3. Ley Modelo 1985-2006), aún la conserva.

Corresponde comentar que la legislación procesal local de la Capital Federal


(artículo 766. CPCCN. to 1981) y la legislación procesal de la provincia de Buenos
Aires (artículo 804. CPCCBA. 1968), entre otros, conservan la norma supletoria
tradicional. Es decir, que, ante el silencio de las partes, el Arbitraje se lleva a cabo
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

por amigables componedores.

ARTÍCULO 1653.- Autonomía. El contrato de arbitraje es independiente del


contrato con el que se relaciona. La ineficacia de este no obsta a la validez del
contrato de arbitraje, por lo que los árbitros conservan su competencia, aun en
caso de nulidad de aquél, para determinar los respectivos derechos de las partes
y pronunciarse sobre sus pretensiones y alegaciones.

Con respecto a la Autonomía del Contrato de Arbitraje, están contestes tanto la


doctrina como la jurisprudencia local e internacional y así, ha sido receptado por la
legislación de muchos países como ser la Ley de conciliación y arbitraje de Bolivia.
N.° 708 de 2015; Ley Peruana de arbitraje – Decreto Legislativo N°1071/2008; Ley
Española de arbitraje, N°60/2003 con todas sus modificaciones que encontrarán
en el texto consolidado que referimos en la bibliografía; entre tantas otras y; por
supuesto, en diversos reglamentos arbitrales.

Por supuesto, esto también se recepta en la Ley Modelo UNCITRAL (artículo 16.
Ley Modelo 1985-2006).

La separabilidad o autonomía de la cláusula arbitral implica que ésta debe


considerarse un acuerdo independiente de las demás condiciones del contrato
base, en el cual se encuentra asentada o vinculada. Por ende, toda decisión del
Tribunal Arbitral por la que se disponga que el contrato sea nulo no comportará
de pleno derecho la nulidad de la cláusula compromisoria.

Sumario
32
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Debe tenerse presente, aunque alguna legislación se refiera al contrato base


como “contrato principal”, esto no significa que el Contrato de Arbitraje sea
jurídicamente accesorio.

Complementariamente, el artículo también se ocupa del principio “Kompetenz-


Kompetenz”26 el cual tiene un extendido reconocimiento en el Arbitraje
Internacional, como veremos en el artículo siguiente, donde el CCCN lo trata en
forma específica. Este principio les otorga a los árbitros la potestad de decidir
sobre su propia competencia.

ARTÍCULO 1654.- Competencia. Excepto estipulación en contrario, el contrato


de arbitraje otorga a los árbitros la atribución para decidir sobre su propia
competencia, incluso sobre las excepciones relativas a la existencia o a la validez
del convenio arbitral o cualesquiera otras cuya estimación impida entrar en el
fondo de la controversia.

Como adelantamos, el artículo comentado recepta el principio “Kompetenz-


Kompetenz” ya incorporado en legislaciones de otros países y en convenciones
internacionales.

La Ley Modelo de UNCITRAL, en su artículo 16, inciso 1) contempla este principio,


juntamente con el principio de la autonomía de la cláusula compromisoria, como
hemos visto en el comentario al artículo anterior y, en su Nota Explicativa (4.
Competencia del tribunal arbitral, a) Facultad para decidir acerca de su competencia
- 25.), expone que el principio “… implica que el tribunal arbitral podrá decidir
independientemente acerca de su propia competencia, incluso sobre toda
excepción que se haya opuesto contra la existencia o a la validez del acuerdo de
arbitraje, sin tener que recurrir a un tribunal estatal” (Ley Modelo. 1986-2006).

Como señala Rivera, este principio fue deducido del principio de autonomía
del acuerdo arbitral y; lo que establece no es la exclusividad de los tribunales
arbitrales, sino una prioridad para que éstos decidan sobre su propia competencia.
Esto, a su vez, implica la posibilidad de juzgar sobre la validez o no del Contrato
de Arbitraje (Rivera. 2007. pp. 406-407).

26. Competencia de la Competencia.

Sumario
33
Dra. Graciela Karina Torales

Explica Gaillard, “…el principio competencia-competencia […] otorga al árbitro,


cuya competencia se discute, la facultad de decidir sobre su propia jurisdicción,
sin que sea oponible el argumento de que sería ilógico que lo hiciera al no saber
aún, en este estadio, si es o no competente. Este principio no supone que los
tribunales estatales carecen de vocación alguna para pronunciarse sobre la validez
y el alcance del convenio arbitral del que deriva la competencia de los árbitros.
Siempre que exista la apariencia de un convenio arbitral, esta regla simplemente
otorga al árbitro prioridad en el tiempo para pronunciarse sobre su jurisdicción,
sujeto al control posterior de los tribunales estatales llamados a decidir sobre el
reconocimiento del laudo arbitral en sus respectivos ordenamientos jurídicos. En
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

cuanto se refiere a los árbitros, el principio competencia-competencia despliega


un efecto positivo que les permite proseguir su misión; cuando se invoca ante los
tribunales estatales, el principio produce un efecto negativo que insta a dichos
tribunales a abstenerse de decidir sobre las materias que aparecen prima facie
cubiertas por el convenio arbitral, de tal manera que faculta a los árbitros para
pronunciarse en primer lugar sobre la validez y el alcance de ese” (Gaillard. 2010.
pp. 99-100).

Por ello, en caso de que una de las partes se presentare ante la justicia estatal
realizando un planteo sobre la competencia del Tribunal Arbitral, los jueces
deberían abstenerse de pronunciarse (efecto negativo), si antes no lo ha hecho el
propio Tribunal Arbitral (efecto positivo). A menos que, surja en forma palmaria,
la nulidad o inaplicabilidad del acuerdo arbitral (Rivera. 2007. p. 408.)

Como se ha destacado, el alcance del principio depende de las leyes locales. Antes
de la existencia de la norma analizada, nuestro derecho nada regulaba al respecto
del principio competencia-competencia. La CSJN, había establecido que era
aplicable – al caso de conflicto positivo de competencia entre tribunales arbitrales
y tribunales judiciales – el decreto-ley 1285/1958 sobre Organización de la Justicia
Nacional que establece que ella conocerá de las cuestiones de competencia que
se planteen entre jueces y tribunales del país que no tengan un órgano superior
jerárquico común que deba resolverlos (Rivera. 2007. pp. 420-422).

La potestad de los árbitros para decidir sobre su propia competencia no implica


que la misma quede absolutamente exenta de supervisión judicial. Esta supervisión

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judicial podría ejercerse, si los árbitros se expidiesen sobre su competencia como


cuestión previa, en forma inmediata: a través de un sistema estricto que evite que
sea utilizado como planteos dilatorios. En caso de que los árbitros se pronunciasen
sobre su competencia al dictar el laudo (definitivo), podría solicitarse la revisión
judicial de su competencia mediante un planteo de nulidad. La Ley Modelo de
UNCITRAL contempla ambas situaciones en los artículos 16 inciso 3, en el artículo
34 y, en el artículo 36 (Ley Modelo. 1985-2006).

ARTÍCULO 1655.- Dictado de medidas previas. Excepto estipulación en contrario,


el contrato de arbitraje atribuye a los árbitros la facultad de adoptar, a pedido de
cualquiera de las partes, las medidas cautelares que estimen necesarias respecto
del objeto del litigio. Los árbitros pueden exigir caución suficiente al solicitante.

La ejecución de las medidas cautelares y en su caso de las diligencias preliminares


se debe hacer por el tribunal judicial. Las partes también pueden solicitar la
adopción de estas medidas al juez, sin que ello se considere un incumplimiento del
contrato de arbitraje ni una renuncia a la jurisdicción arbitral; tampoco excluye
los poderes de los árbitros.

Las medidas previas adoptadas por los árbitros según lo establecido en el


presente artículo pueden ser impugnadas judicialmente cuando violen derechos
constitucionales o sean irrazonables.

Dos son los aspectos fundamentales que consideramos deben remarcarse en


torno a este artículo. El primer aspecto refiere al dictado de medidas cautelares
por los árbitros. El segundo, a la posibilidad de que este aspecto de las medidas
cautelares forme parte del plexo normativo de derecho fondo, dentro del derecho
privado, tal cual lo recepta esta norma.

Históricamente en nuestro país, y así lo ha plasmado la legislación procesal de la


Capital Federal (artículo 753. CPCCN to 1981) entre otras, el árbitro se encuentra
vedado de dictar medidas cautelares, aunque, la prestigiosa doctrina procesalista
clásica local supo encontrarse parcializada en su opinión al respecto; por un lado,
Colombo (Colombo. 1969. TIV p. 856) y Fassi (Fassi. 1973. TIII p 489) manifestados
en contra de la potestad de dictarlas; por otro lado, Anaya (Anaya. 1994. p. 89

Sumario
35
Dra. Graciela Karina Torales

y siguientes) y, nuevamente Colombo pero, actualizado por Kipper (Colombo-


Kipper. 2006. p. 723), manifestados a favor.

En tal sentido, si reconocemos que los árbitros tienen la potestad de conocer


(notio) y de resolver (judicium), dictando una sentencia arbitral que, en su caso,
será ejecutada en los tribunales de jurisdicción estatal, único con la potestad de
compeler (imperium), deberíamos aplicar igual criterio para el caso de las medidas
cautelares. Enfáticamente, nadie mejor que el árbitro conoce el conflicto y su
alcance, estando – por tal motivo – facultado para resolver acerca del otorgamiento
o negativa de una medida cautelar solicitada por alguna de las partes.
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

Así la jurisprudencia recogía las enseñanzas del Doctor Jaime Luis Anaya,
a saber: “El Tribunal de Arbitraje puede disponer medidas cautelares, bajo
responsabilidad y otorgamiento de contracautela por el solicitante,
por ello las medidas cautelares pueden ser dispuestas en todo momento,
incluso antes de correr traslado de la demanda arbitral. Es así que el régimen
arbitral de la Bolsa de Comercio: 33 confiere a los árbitros disponer estas
medidas, aunque su cumplimiento queda reservado al “brazo secular” de
los Jueces Estatales. Por otro lado, si bien es cierto que el cpr: 753 niega
expresamente que los Árbitros puedan disponer medidas de ejecución, no es
menos cierto que tal atribución se puede establecer expresamente por las
partes, o implícitamente por la remisión a un Reglamento (Bolsa de Comercio)
como acontece en el caso (v. Anaya, Jaime L., “El Arbitraje en la Bolsa de
Comercio de Bs. As.”, en “UNCITRAL y el futuro Derecho Comercial”. Ana I.
Piaggi - Direc., Bs. As. 12994, Depalma, pág. 89 y ss). (Soletanche Bachy Arg.
SA c/ Victorio Américo Gualtieri SA s/ Medida Precautoria. 2002.)

Así también podemos citar lo siguiente: “Empero, la regla general que los árbitros
no pueden decretar medidas compulsorias ni de ejecución (art. 753 Cpr), no
importa un menoscabo de la amplitud de su jurisdicción: si tienen competencia
para resolver sobre el fondo de la disputa, también debe reconocérseles su
potestad para determinar si se dan las condiciones que justifiquen la adopción
de una medida cautelar” (Banco de Servicios y Transacciones SA c/ Appiani Jorge
Humberto y otro. 2010)

Sumario
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En la actualidad, tanto la doctrina como la jurisprudencia están contestes en el


sentido apuntando precedentemente. Por eso, vale citar los siguientes párrafos
del fallo que a continuación se indica: “Una solución contraria importaría tanto
como haber habilitado una jurisdicción y las vías para acceder a ella, para luego
impedir la ejecución de las decisiones allí arribadas […]. De tal modo la aludida
prórroga de la jurisdicción -firme- opera para todas las consecuencias y efectos
jurídicos del proceso tramitado en sede arbitral y el embargo aquí implementado
es claramente una secuela de dicho expediente.” (Tribunal Arbitral del Colegio
Público Abogados Capital Federal s/Medida Precautoria. 2020).

En las legislaciones en el derecho comparado, como ser la Ley Peruana de arbitraje,


Ley de conciliación y arbitraje de Bolivia, Ley federal de arbitraje de Brasil, entre
otras, encontramos el mismo criterio favorable a la potestad de resolver de los
árbitros, también; en las convenciones internacionales como el Acuerdo sobre
Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur en su artículo 19 y; en reglamentos
arbitrales tanto locales como internacionales, vgr. el Reglamento de Arbitraje de
UNCITRAL en su artículo 26, el Reglamento de Arbitraje de la Corte Internacional
de Arbitraje – CCI en su artículo 28, y; el Reglamento del Tribunal de Arbitraje
General de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, en su artículo 33.

Sobre la posibilidad de que este aspecto de las medidas cautelares ingrese en


el ámbito contractual, ya ha sido reconocido por nuestra jurisprudencia, al
aceptar que el texto del citado artículo 753 CPCCN, podía ser modificado por
el ejercicio de la autonomía de la voluntad de las partes, sea en forma directa o
por vía del sometimiento a un reglamento de alguna Entidad Administradora de
Arbitraje, tal cual lo hemos mencionado supra. Esta construcción doctrinaria y
jurisprudencial, también nos permite afirmar que el aspecto no coercitivo de las
medidas cautelares, puede formar del contrato de Arbitraje, en los términos del
CCCN.

Finalmente, las partes pueden solicitar las medidas cautelares al juez. Esto no
produce ninguna alteración del contrato de Arbitraje, manteniendo los árbitros
su plena jurisdicción. Esta facultad de las partes, plasmada en el nuevo Contrato
de Arbitraje, también ha sido receptada en la jurisprudencia local anterior. (conf.
Torales. 2015. p. 208. n. 222)

Sumario
37
Dra. Graciela Karina Torales

ARTÍCULO 1656.- Efectos. Revisión de los laudos arbitrales. El convenio arbitral


obliga a las partes a cumplir lo estipulado y excluye la competencia de los
tribunales judiciales sobre las controversias sometidas a arbitraje, excepto que el
tribunal arbitral no esté aun conociendo de la controversia, y el convenio parezca
ser manifiestamente nulo o inaplicable. En caso de duda ha de estarse a la mayor
eficacia del contrato de arbitraje.

Los laudos arbitrales que se dicten en el marco de las disposiciones de este


Capítulo pueden ser revisados ante la justicia competente por la materia y el
territorio cuando se invoquen causales de nulidad, total o parcial, conforme con
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

las disposiciones del presente Código. En el contrato de arbitraje no se puede


renunciar a la impugnación judicial del laudo definitivo que fuera contrario al
ordenamiento jurídico.

Este artículo se ocupa de los efectos del Contrato de Arbitraje; de la revisión


judicial por Nulidad y, de la prohibición de la renuncia previa a la impugnación
judicial del laudo definitivo que fuera contrario al ordenamiento judicial.

Su primera parte representa la esencia misma de este Contrato. Las partes


voluntariamente deciden someter sus potenciales conflictos a Arbitraje y, como
bien establece la norma, esto implica la exclusión de la competencia de los
tribunales judiciales, con las salvedades establecidas.

Corresponde recordar que estos efectos del Contrato de Arbitraje, receptados por
el artículo han sido, históricamente, aceptados por la doctrina local especializada
(Alsina. 1965. TVII. p. 17-18) y, se encuentran regulado en el derecho comparado
que venimos analizando, a saber:

Ley de conciliación y arbitraje de Bolivia. N.° 708 de 2015; Ley Peruana de arbitraje –
Decreto Legislativo N°1071/2008; Ley Española de arbitraje, N°60/2003 con todas
sus modificaciones; entre tantas otras; también en convenciones internacionales
como ser en la Convención de New York, citada, artículo II – punto 3.

Adicionalmente, abonando la manifiesta exclusión de los tribunales judiciales, el


artículo introduce la regla interpretativa del favor arbitri, es decir, al interpretar

Sumario
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un acuerdo arbitral debe tenderse a su más amplia validez y eficacia. Este principio
confirma el de competencia-competencia previamente analizado.

Seguidamente, el artículo ingresa en el tema de la revisión judicial de las sentencias


arbitrales recogiendo el principio casi universal sobre la irrenunciabilidad al
planteo de causales de nulidad o anulabilidad, contra éstas. Las causales de
nulidad que podrían plantear son las establecidas en este CCCN.

Ahora bien, son varias y complejas las cuestiones a analizar. Primeramente, el


Anteproyecto elaborado por la Comisión Redactora no contenía este párrafo de
neto corte procesal. Si superaremos este conflicto producido con las normas
procesales sobre el cual ya nos hemos expedido, entraríamos en otro; las distintas
causales de nulidad establecidas en el CCCN no receptan las específicas causales
de nulidad o anulabilidad reguladas, en nuestro CPCCN, como ser: el recurso
de nulidad del artículo 760 (CPCCN. to 1981) o la acción de nulidad del artículo
771 (CPCCN to 1981). En el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Buenos Aires ubicamos las normas expuestas en el artículo 798 (CPCCN. to 1981)
y la acción de nulidad en el artículo 809 (CCPCCBA. 1968). Las legislaciones en el
derecho comparado, también se estructuran estableciendo específicas causales
de nulidad o anulación. Como ejemplo mencionamos nuevamente a las leyes de
Arbitraje de Bolivia, España y Perú, como así también la Ley Modelo de UNCITRAL
(Ley Modelo. 1985-2006) que en su artículo 34 establece la petición de nulidad
como único recurso contra un laudo arbitral.

La última oración del artículo comentado, “En el contrato de arbitraje no se


puede renunciar a la impugnación judicial del laudo definitivo que fuera contrario
al ordenamiento jurídico.”, ha traído mucha confusión. Cuando el artículo se
refiere a la invocación de causales de nulidad, lo hace expresando que “Los
laudos arbitrales […] pueden ser revisados ante la justicia”, o sea, no otorga la
categoría de irrenunciabilidad que nosotros hemos expresado valiéndonos de la
última oración que aquí analizamos, en el contexto casi universal sobre el planteo
de nulidad del laudo arbitral pues, dice “pueden”. A su vez, utiliza el vocablo
“revisados” sin establecer si nos coloca frente a un recurso o a una acción. Ahora,
en esta última oración establece la prohibición de renunciar a la impugnación
judicial, generando la gran duda de si se está refiriendo a la “revisión” por causales

Sumario
39
Dra. Graciela Karina Torales

de nulidad o, si se está extendiendo al recurso de apelación; teniendo en cuenta


que el vocablo “impugnación” – en sentido lato – comprende a todos los recursos
judiciales.

Otro aspecto confuso en lo aquí analizado aparece ante la cuestión de


temporalidad emanada de la oración que establece la prohibición de renuncia
– en el Contrato de Arbitraje – a la impugnación del laudo definitivo que fuera
contrario al ordenamiento jurídico: ¿Cómo podría conocerse al momento de
la suscripción del Contrato de Arbitraje que el laudo arbitral definitivo va a ser
contrario al ordenamiento jurídico, para que aplique la prohibición de renuncia a
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

impugnarlo?

Asimismo, si el concepto de impugnación judicial de este artículo abarcare al


Recurso de Apelación, estaríamos retrocediendo varios siglos en lo que atañe al
desarrollo del Arbitraje, yendo contra nuestro propio derecho y, definitivamente,
atentando contra la pretendida modernidad que se le ha querido dar a éste al
regularlo como contrato.

Ahora bien, no hemos querido alterar el texto desarrollado en 2015 sobre este
artículo pues, seguimos considerando lo expuesto.

Simplemente, agregamos que la jurisprudencia local ha ordenado el sentido del


conflictivo segundo párrafo de este artículo a partir del fallo “Olam c/ Cubero”
de diciembre de 2015. Ha entendido que el sentido que debe dársele al concepto
“impugnación judicial” es el de planteo de Nulidad27, en consonancia con la
legislación procesal (CPCCN. to. 1981), sosteniendo la idea en la finalidad de la
norma (artículo 2. CCCN. 2014), desarrollada en nuestra legislación desde hace
más de cien años. (Torales. 2020.)

ARTÍCULO 1657.- Arbitraje institucional. Las partes pueden encomendar la


administración del arbitraje y la designación de árbitros a asociaciones civiles
u otras entidades nacionales o extranjeras cuyos estatutos así lo prevean. Los

27. Sobre el Recurso de Apelación, nuestro CPCCN establece la irrecurribilidad en el arbitraje de


Amigables Componedores, en su artículo 771 y; la posibilidad de renunciar a él en el Arbitraje de
Derecho, en su artículo 741.

Sumario
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reglamentos de arbitraje de las entidades administradoras rigen todo el proceso


arbitral e integran el contrato de arbitraje.

Previamente, hemos expuesto las cuestiones generales sobre el Arbitraje


Institucional. Por lo que aquí, solo interesa destacar que con esta norma queda
claramente establecida la relación contractual entre las partes y la Entidad
Administradora elegida, produciéndose consecuentemente la integración del
Reglamento de Arbitraje al Contrato de Arbitraje aquí regulado.

La validez y eficacia de la convención por medio de la cual las partes de un


contrato base deciden someter sus eventuales conflictos a Arbitraje Institucional
se encuentra aceptado en el derecho comparado en las mencionadas leyes de
arbitraje de Bolivia, Brasil, Perú y España; convenciones internacionales como el
ya citado, Acuerdo sobre Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur, en sus
artículos 11 y, 12 punto 1, como así también en la Ley Modelo de UNCITRAL.

ARTÍCULO 1658.- Cláusulas facultativas. Se puede convenir:

a. la sede del arbitraje;

b. el idioma en que se ha de desarrollar el procedimiento;

c. el procedimiento al que se han de ajustar los árbitros en sus actuaciones.

A falta de acuerdo, el tribunal arbitral puede dirigir el arbitraje del modo que
considere apropiado;

d. el plazo en que los árbitros deben pronunciar el laudo. Si no se ha pactado

el plazo, rige el que establezca el reglamento de la entidad administradora del


arbitraje, y en su defecto el que establezca el derecho de la sede;

e. la confidencialidad del arbitraje;

f. el modo en que se deben distribuir o soportar los costos del arbitraje.

Sumario
41
Dra. Graciela Karina Torales

El aporte de posibles cláusulas a ser incorporadas en el Contrato de Arbitraje acentúa


la naturaleza jurídica contractual del Arbitraje, siendo ellas fundamentalísimas,
en especial, dentro del Arbitraje Ad Hoc.

La consideración dentro del Contrato de Arbitraje de las cláusulas facultativas,


siendo la enumeración del artículo comentado meramente enunciativa, conduce
a la mayor efectividad del procedimiento arbitral que pudiere abrirse en caso del
surgimiento de un conflicto. Es decir, cuanto mayor sea la especificidad de la
redacción del acuerdo arbitral, menor será la posibilidad de quedar sujetos a la
interferencia judicial dentro del Arbitraje en cuestiones que pueden ser pactadas,
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

con antelación, por las partes.

La sede o lugar del arbitraje:

Ya nos hemos referido a la vinculación de la sede del arbitraje con determinada


lex arbitri, es decir, la sede va a vincular al Arbitraje con un sistema jurídico
determinado que puede ser más o menos favorable a la autonomía de la voluntad
que lo sustenta.

Tanto las legislaciones de otros países, las convenciones internacionales y los


propios Reglamentos de Arbitraje -como ser el Reglamento de UNCITRAL (revisión
2010) en su artículo 18, y la Ley Modelo de UNCITRAL (Ley Modelo. 1985-2006) en
su artículo 20, contienen normas sobre la elección de la sede.

En cuanto a otros países, vemos la ley Brasileña de Arbitraje N.° 9307/96 y sus
modificaciones en su artículo 10 establece como obligatorio “el lugar en donde
será dictada la sentencia arbitral”; la Ley Boliviana N.° 708/2015 en su artículo
54 establece el concepto de sede del arbitraje vinculándolo con la “nacionalidad”
de la sentencia arbitral, a diferencia de la ley anterior que hablaba de “lugar del
arbitraje”; la Ley Peruana de Arbitraje – Decreto Legislativo N.° 1071/2008 en su
artículo 35, utiliza el léxico “lugar del arbitraje” y; la Ley de Arbitraje Española
N.° 60/2003, 23 de diciembre y sus modificaciones en su artículo 26, también se
refiere al lugar del arbitraje.

En cuanto a las convenciones internacionales mencionamos, nuevamente, al

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Acuerdo sobre Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur, en este caso en


su artículo 13, se ocupa de la sede y del idioma.

En tal sentido podemos señalar que en primer término la elección de la sede


queda en manos de las partes, pero, en caso de no haberlo hecho o de así decidirlo,
ésta puede ser elegida tanto por la Entidad Administradora como por el mismo
Tribunal Arbitral electo.

Queremos recordar que, siendo la localización del Arbitraje en determinada


sede o lugar, una vinculación jurídica, no implica que las diferentes audiencias o
deliberaciones de los miembros del tribunal deban realizarse obligatoriamente en
el territorio de dicha sede o lugar.

El idioma en que se ha de desarrollar el procedimiento: la determinación del


idioma en la que se llevará a cabo el Arbitraje es de suma importancia cuando nos
encontramos frente a un Arbitraje Internacional. En el caso de uno doméstico, la
lógica indica que se llevará en idioma nacional.

Distintas legislaciones en el derecho comparado también brindan normativa para


la determinación del idioma, como ser, las citadas, Ley Boliviana en su artículo 9,
la Ley Peruana en su artículo 36 y, la Ley de Arbitraje Española en su artículo 28.

Cabe señalar que, también puede pactarse que el Arbitraje sea llevado en más de
un idioma. El único punto conflictivo de ello es el tema de las traducciones.

El procedimiento al que se han de ajustar los árbitros en sus actuaciones: ya nos


hemos referido a la libertad contractual de las partes para establecer, entre otras
cuestiones, todo lo atinente al procedimiento, cuando analizamos el Arbitraje
Institucional y el Ad Hoc y, luego, en el comentario al artículo 1657 sobre Arbitraje
Institucional.

A todo evento es clave recordar que el límite a la autonomía de la voluntad es, la


garantía del debido proceso legal establecido por nuestra Constitución Argentina
el artículo 18.

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Dra. Graciela Karina Torales

Las distintas formas en que se va a manifestar el cuidado de esta garantía en el


Arbitraje aparecen desarrolladas en el artículo 1662 y allí, las analizaremos.

Los plazos: claro está que el laudo arbitral debe ser dictado dentro de un plazo
y, este plazo debe estar expresamente establecido en el Contrato de Arbitraje.
La razonabilidad en la extensión del plazo dado debe analizarse a la luz de la
complejidad del caso sometido a Arbitraje. Asimismo, y para que no se vea frustrado
el procedimiento, debería acordarse las modalidades para conceder y peticionar
la prórroga de los mismos. Debe tenerse presente que el incumplimiento del plazo
para dictar el laudo o sentencia arbitral da lugar al pedido de nulidad o anulación
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

del mismo.

La confidencialidad del Arbitraje: (Fernández Rozas. 2009. pp. 335-378) dentro


del Arbitraje Comercial la confidencialidad resulta ser un elemento atractivo
para optar por la jurisdicción arbitral ya que, a través de los acuerdos de
confidencialidad, se logra prohibir la divulgación de los distintos aspectos del
Arbitraje. No obstante, lo expuesto, varias son las aristas a analizar sobre este
“principio” del cual se suele pensar que es inherente al Arbitraje Comercial y,
como vemos, sigue requiriendo de un especial acuerdo entre las partes dentro
del Contrato de Arbitraje para que pueda ser invocado. Se busca, esencialmente,
salvaguardar los intereses de las partes y las relaciones comerciales presentes y
futuras. Acordada la confidencialidad, o establecida legalmente, ésta se convierte
en una obligación para las partes de no divulgar el procedimiento arbitral, los
documentos o materiales que puedan ventilarse dentro del mismo e, inclusive la
sentencia arbitral. Como veremos, para los árbitros es una obligación que surge
de la normativa de este CCCN.

La publicidad, inherente a la jurisdicción estatal, puede producir efectos


perjudiciales en materia mercantil. Por ejemplo, en el caso de secretos técnicos
o ciertas prácticas comerciales merecedoras de protección. También, la
confidencialidad preserva la imagen frente a los competidores. Ciertamente,
mientras no quede involucrado el interés público, la confidencialidad es un
derecho de las partes que puede alcanzar a todos los participantes del Arbitraje y
que, puede ampliarse a los eventuales testigos.

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Las leyes que venimos comparando de Bolivia, España y Perú establecen,


claramente, la obligación de confidencialidad o privacidad. De igual manera lo
hacen algunos Reglamentos de Arbitraje.

Las partes y sus letrados deben asegurarse que los términos, en los cuales se
expresan estas normativas, abarquen todas sus necesidades contra la posible
circulación de la información que consideraren sensible, en cada caso en
particular.

A salvo queda la relación de cada una de las partes con sus abogados quienes
debemos guardar secreto profesional en virtud de la legislación que regula la
matricula. No obstante, suele estar legislado como en los casos anteriormente
referenciados.

Distribución de Costos: si bien tanto los montos como la distribución de Costos,


suelen estar específicamente establecidos en los Reglamentos de Arbitraje, por
ejemplo, en el Reglamento de la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara
de Comercio Internacional en sus artículos 37 y 38 o el Reglamento de Arbitraje
de UNCITRAL (revisado en 2010) en su artículo 40, entre otros; corresponde
contemplar el tema dentro de las clausulas facultativas más importantes, sirviendo
este artículo como guía en los casos de Arbitrajes Ad Hoc que no adopten
Reglamentos preexistentes. Sin perjuicio de lo expuesto, las legislaciones de otros
países también contemplan la determinación de los costos del Arbitraje, sea que
quede en cabeza de las partes en forma directa o refiriéndose a los reglamentos
arbitrales o; que sea el Tribunal Arbitral que se expida al dictar el laudo arbitral,
como se legisla en las leyes de arbitraje que venimos referenciando -de Bolivia,
Brasil y Perú- por mencionar legislaciones destacadas de la región.

ARTÍCULO 1659.- Designación de los árbitros. El tribunal arbitral debe estar

compuesto por uno o más árbitros en número impar. Si nada se estipula, los
árbitros deben ser tres. Las partes pueden acordar libremente el procedimiento
para el nombramiento del árbitro o los árbitros. A falta de tal acuerdo:

a. en el arbitraje con tres árbitros, cada parte nombra un árbitro y los dos árbitros

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Dra. Graciela Karina Torales

así designados nombran al tercero. Si una parte no nombra al árbitro dentro de


los treinta días de recibido el requerimiento de la otra parte para que lo haga, o si
los dos árbitros no consiguen ponerse de acuerdo sobre el tercer árbitro dentro
de los treinta días contados desde su nombramiento, la designación debe ser
hecha, a petición de una de las partes, por la entidad administradora del arbitraje
o, en su defecto, por el tribunal judicial;

b. en el arbitraje con árbitro único, si las partes no consiguen ponerse de acuerdo


sobre la designación del árbitro, éste debe ser nombrado, a petición de cualquiera
de las partes, por la entidad administradora del arbitraje o, en su defecto, por el
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

tribunal judicial.

Cuando la controversia implica más de dos partes y éstas no pueden llegar


a un acuerdo sobre la forma de constitución del tribunal arbitral, la entidad
administradora del arbitraje, o en su defecto, el tribunal judicial debe designar al
árbitro o los árbitros.

En la designación de los árbitros subyace otro de los vínculos de naturaleza


jurídica contractual conforman el Arbitraje.

El artículo comentado pone a tono la legislación local con la internacional (leyes,


convenciones28 y también reglamentos29) en cuanto establece la necesidad de
número impar de árbitros.

Las cuatro legislaciones extranjeras que venimos analizando -Bolivia, Brasil, Perú
y España- establecen la idea de número impar. Algunas con mayor precisión, como
ser la ley boliviana en su artículo 61 donde establece la obligación de número
impar, al igual que la ley brasileña en su artículo 13 y la ley española en su artículo
12. En cambio, la ley peruana, en su artículo 19, deja librado a la libertad de las
partes la determinación del número de árbitros y solo establece que a falta de
acuerdo o en caso de duda, serán tres árbitros.

28. Acuerdo sobre Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur, citado, artículo 12 punto 2.
29. Reglamento de Arbitraje de UNCITRAL (revisado en 2010), citado, artículo 7: número de árbitros.
Reglamento de la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional, citado,
artículo 12: número de árbitros.

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Del mismo modo el Reglamento de Arbitraje de UNCITRAL (revisado en 2010) en


su artículo 7 se refiere al árbitro único o al nombramiento de tres de árbitros y;
por su parte, el Reglamento de la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara
de Comercio Internacional en su artículo 12 establece que las controversias serán
resueltas por un árbitro único o por tres árbitros.

La claridad del artículo 1659 despeja las divergencias doctrinarias surgidas en


virtud de la regulación del Árbitro Dirimente en nuestro CPCCN, artículo 757. Así
Morello, se refería a “la obsesión a lo impar” cuya necesidad no veía necesaria en
virtud de la existencia del Árbitro Dirimente y de la inexistencia de voto calificado
para el Presidente del Tribunal, en caso de no lograrse la mayoría para emitir un
laudo arbitral válido y eficaz. (Morello et al. 1999. T° IXB, p. 18).

Asimismo, establece como norma supletoria la cantidad de tres (3) árbitros, las
reglas generales supletorias para la elección de los árbitros, reconociendo el
concepto de Autoridad Nominadora y, deja en última instancia la posibilidad de
acudir a los tribunales judiciales para que realicen el nombramiento.

ARTÍCULO 1660.- Calidades de los árbitros. Puede actuar como árbitro cualquier
persona con plena capacidad civil. Las partes pueden estipular que los árbitros
reúnan determinadas condiciones de nacionalidad, profesión o experiencia.

El Arbitraje Comercial es una institución del Derecho Mercantil creada por los
mercaderes para dirimir sus conflictos. Por ello, podemos decir que esencialmente,
es un Derecho Profesional: el derecho mediante el cual, empresarios locales o
globales, grandes o pequeños, resuelven las controversias que pudieren surgir de
sus relaciones negociales.

En este orden de ideas, concordamos con la incorporación normativa expresa


sobre la libertad de las partes para elegir árbitros de cualquier nacionalidad,
experiencia y, específicamente, profesión ya que sobre este punto se han suscitado
discusiones doctrinarias acerca de que solo podíamos ser árbitros los abogados.
No desconocemos que en los Arbitrajes de Derecho suelen nombrarse más
abogados, pero, no es menos ciertos que existen Arbitrajes de alta complejidad
técnica, en los cuales también se nombran profesionales de otras áreas.

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Dra. Graciela Karina Torales

Por su parte, existen tribunales arbitrales exclusivos de una profesión, como, por
ejemplo, el Tribunal Arbitral del Consejo Profesional de Ciencias Económicas o el
de la Cámara de Cereales. (Parodi. 2015. p. 882).

Los preceptos sobre calidad de los árbitros se encuentran incorporados en el


derecho comparado en las leyes que venimos mencionando: en la Ley Brasileña
en su artículo 13, en la Ley Boliviana en el artículo 57, la Ley Peruana se ocupa
del tema en el artículo 20 y en el artículo 22 punto 2, norma española lo trata en
el artículo 13. La Ley Modelo de UNCITRAL en el artículo 11 punto 1: dentro del
Nombramiento de Árbitros, establece que las partes pueden optar por árbitros de
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

cualquier nacionalidad.

ARTÍCULO 1661.- Nulidad. Es nula la cláusula que confiere a una parte una
situación privilegiada en cuanto a la designación de los árbitros.

Cualquier elemento que desestabilice la condición de trato igualitario entre


las partes, desestabiliza la ínsita neutralidad que debe gobernar un Contrato
de Arbitraje y, su eventual puesta en funcionamiento ante el acaecimiento de
divergencias en el contrato base.

Esta específica nulidad del acuerdo arbitral es coherente con la garantía del
debido proceso legal que veremos en el artículo 1662 sobre las obligaciones de
los árbitros.

La mayoría de las incorporaciones normativas que ha realizado este nuevo CCCN,


receptan las diversas construcciones normativas en el ámbito internacional.

Por ejemplo, la Ley Modelo de UNCITRAL (Ley Modelo. 1985-2006) se ocupa


del trato equitativo de las partes en el artículo 18; en el Reglamento de la Corte
Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional se trata en el
artículo 12; el Acuerdo sobre Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur, a su
tiempo, lo regula en el artículo 16, punto 4.

La Ley Brasileña lo trata en el artículo 21, parágrafo 2; en la actual Ley Boliviana


estas ideas se regulan en el artículo 128 sobre principios; la Ley Peruana de

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Arbitraje en el artículo 26 prohíbe el privilegio en el nombramiento estableciendo


la nulidad de la cláusula que así lo estipule; la Ley de Arbitraje Española trata el
tema en su artículo 24 sobre principios de igualdad, audiencia y contradicción.

ARTÍCULO 1662.- Obligaciones de los árbitros. El árbitro que acepta el cargo


celebra un contrato con cada una de las partes y se obliga a:

a. revelar cualquier circunstancia previa a la aceptación o que surja con


posterioridad que pueda afectar su independencia e imparcialidad;

b. permanecer en el tribunal arbitral hasta la terminación del arbitraje, excepto


que justifique la existencia de un impedimento o una causa legítima de renuncia;

c. respetar la confidencialidad del procedimiento;

d. disponer de tiempo suficiente para atender diligentemente el arbitraje;

e. participar personalmente de las audiencias;

f. deliberar con los demás árbitros;

g. dictar el laudo motivado y en el plazo establecido.

En todos los casos los árbitros deben garantizar la igualdad de las partes y el
principio del debate contradictorio, así como que se dé a cada una de ellas
suficiente oportunidad de hacer valer sus derechos.

Como bien expresa la norma contenida en el artículo 1662, nos encontramos


con la tercera relación de naturaleza jurídica contractual que le da vida a este
Contrato de Arbitraje. Cuando el árbitro acepta el cargo asume las obligaciones
que pueden clasificarse en tres grupos (Parodi. 2015. p. 887):

- Obligación de independencia e imparcialidad;

- Obligación de dirección y diligencia y;

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Dra. Graciela Karina Torales

- Obligación de observancia del debido proceso legal.

Los tres grupos de obligaciones se encuentran incorporados en las legislaciones


de otros países, como los que venimos analizando, a saber: Ley Brasileña de
Arbitraje lo trata en el artículo 21, parágrafo 2; la Ley Peruana de Arbitraje en su
artículo 28 sobre motivos de abstención y de recusación, punto 3. Ley de Arbitraje
Española N.° 60/2003, 23 de diciembre, modificada por la Ley N.° 11/2003, 20 de
mayo, citada, artículo 15, punto 6, artículos 17 y 18.

En los reglamentos. En convenciones internacionales como el Acuerdo sobre


Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur que se ocupa de esta temática en


el artículo 16, punto 3.

En documentos de la importancia de la ley Modelo de UNCITRAL que en su Artículo


12, punto 2, se ocupa del tema estableciendo como causales de recusación a la
falta de independencia y a la imparcialidad.

En líneas generales, todas estas obligaciones se encuentran elevadas a la categoría


de principios inherentes al Arbitraje, contemplados normativamente.

La independencia se relaciona con el concepto de no intervención. En la especie,


una autonomía de pensamientos, criterios y formas de actuar. En cambio, la
imparcialidad se relaciona con el no tomar partido por alguna de las partes. No
obstante, esta distinción semántica, se los trata y regula conjuntamente pues, se
evidencia su íntima relación.

La obligación de dirección y diligencia refleja la necesaria disponibilidad que debe


tener el árbitro para cumplir el compromiso asumido con las partes al aceptar el
cargo.

Finalmente, la obligación de garantizar el debido proceso legal fue receptada en


el último párrafo del artículo comentado.

“Como contenidos propios de la garantía del debido proceso – relevantes a los


efectos de la materia que estamos tratando –, […] la igualdad de tratamiento, el

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derecho a ser oído y a probar los hechos en que se funda su pretensión o defensa
y a una sentencia con fundamentos serios.” (Rivera. 2007. p. 318).

ARTÍCULO 1663.- Recusación de los árbitros. Los árbitros pueden ser recusados
por las mismas razones que los jueces de acuerdo al derecho de la sede del
arbitraje. La recusación es resuelta por la entidad administradora del arbitraje o,
en su defecto, por el tribunal judicial.

Las partes pueden convenir que la recusación sea resuelta por los otros árbitros.

Si bien las causales de recusación de los jueces (artículo 17. CPCCN to.1981) se
vinculan con la falta de independencia e imparcialidad, hubiéramos preferido que
se regulasen causales específicas del Arbitraje como lo hacen las leyes extranjeras,
las convenciones, los reglamentos y la Ley Modelo de UNCITRAL, según hemos
citado al analizar el artículo anterior (1662).

Como incorporaciones que modernizan nuestra legislación en la materia,


destacamos la posibilidad de que sea la Entidad Administradora la que resuelva
la recusación, con prioridad a los tribunales judiciales. Como así también que las
partes puedan pactar que la recusación la resuelvan otros árbitros,

ARTÍCULO 1664.- Retribución de los árbitros. Las partes y los árbitros pueden
pactar los honorarios de éstos o el modo de determinarlos. Si no lo hicieran, la
regulación se hace por el tribunal judicial de acuerdo a las reglas locales aplicables
a la actividad extrajudicial de los abogados.

El derecho a los honorarios de los árbitros se encuentra regulado, en todas las


legislaciones sobre esta materia en el derecho comparado. En la Ley Boliviana el
Artículo 73 se ocupa de honorarios y gastos del Arbitraje y; en la Ley Peruana de
Arbitraje el artículo 71 trata los honorarios del tribunal.

En los reglamentos de Arbitraje, por supuesto, se regula este tema. Entre otros,
en el Reglamento de Arbitraje de UNCITRAL (revisado en 2010) en el artículo 41
de honorarios y gastos; en el Reglamento de la Corte Internacional de Arbitraje de
la Cámara de Comercio Internacional en el Apéndice III se regula el tema costos

Sumario
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Dra. Graciela Karina Torales

y honorarios; en el Régimen Arbitral de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el


tema se trata en los artículos 78 a 85; destacamos el artículo 82 que puntualiza
sobre los Honorarios de los Integrantes del Tribunal, a saber: Los honorarios de
los árbitros permanentes y la remuneración del secretario estarán a cargo de la
Bolsa de Comercio y serán determinados periódicamente por el Consejo.

Queda claro entonces que debe asegurarse a los árbitros su retribución, como
a las partes el conocimiento previo de los parámetros arancelarios a los que se
están sometiendo.
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

En primer término, el artículo comentado, establece – en consonancia con


la autonomía de la voluntad imperante en la materia – que las partes y los
árbitros pueden pactar los honorarios de éstos últimos o establecer el modo de
determinarlos. Dentro de esta última opción, puede incluirse la regulación de
honorarios por los propios árbitros.

Así las cosas, dentro de lo expuesto quedan incluidos los casos que se sometan
a Arbitraje en el marco de una Entidad Administradora, la cual, en general tiene
parámetros arancelarios preestablecidos de acuerdo al monto de la controversia.

ARTÍCULO 1665.- Extinción de la competencia de los árbitros. La competencia


atribuida a los árbitros por el contrato de arbitraje se extingue con el dictado
del laudo definitivo, excepto para el dictado de resoluciones aclaratorias o
complementarias conforme a lo que las partes hayan estipulado o a las previsiones
del derecho de la sede.

Se extingue la competencia de los árbitros una vez dictada la sentencia arbitral


definitiva y las posibles resoluciones aclaratorias o complementarias en virtud
del cumplimiento de lo acordado por las partes o lo establecido en las normas del
derecho de la sede.

La extinción de la jurisdicción de árbitros en esta instancia es derivación lógica


de la naturaleza jurídica contractual del Arbitraje. Cumplido el objeto del contrato
que es la resolución de la divergencia surgida, los árbitros pierden su jurisdicción.

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A partir de esto momento, de no darse el cumplimiento espontáneo del perdidoso,


la parte vencedora deberá acudir ante los tribunales judiciales competentes para
ejecutar la sentencia arbitral definitiva y firme, en virtud del art. 499 de CPCCN.

Por otra parte, previamente a que la sentencia arbitral definitiva quede firme, el
perdidoso podrá impugnarla, entendiendo que solo está habilitado para realizar
un planteo de nulidad en virtud de lo que hemos expuesto al comentar el artículo
1656.

IV. COROLARIO

Considerando la naturaleza jurídica mixta del arbitraje, las disposiciones


constitucionales enunciadas, la posición de nuestra CSJN en cuanto a la posibilidad
de introducir normas procesales en la legislación de fondo, los ejemplos habidos
– sobre esto último - en nuestro derecho y, fundamentalmente, la voluntad de
convertir a la República Argentina en sede de arbitrajes internacionales; este
Contrato de Arbitraje podría convertirse en el concreto antecedente de una Ley
Nacional de Arbitraje.

Lo expuesto, como ya hemos dicho, también fue una reflexión a la que llegamos
en el año 2015, cuando se escribió la primera versión de este trabajo. Hoy,
habiéndose aprobado la ley de Arbitraje Comercial Internacional (LACI. 2018), por
el Congreso de la Nación Argentina se nos abren nuevos interrogantes y vemos que
hay ciertas cuestiones, como una ley federal de arbitraje comercial doméstico e
internacional, encontraría sustento suficiente en el texto constitucional argentino
conformando un plexo normativo que -definitivamente- apuntale el necesario
desarrollo comercial, empresarial e industrial de nuestra República Argentina.
Todo ello en total coherencia con el espíritu de nuestros “Padres de la Patria”.

Por supuesto, sin perder otro constante norte que es el de transformarnos


en un escenario propicio para la resolución alternativa de conflictos tanto
internacionales, como locales.

En relación directa al texto del CCCN sobre el Contrato de Arbitraje, como


hemos visto, la jurisprudencia hay ido afianzando los temas como el del dictado

Sumario
53
Dra. Graciela Karina Torales

de medidas cautelares y, entendemos que ya ha consolidado temas conflictivos


como el tratado por el segundo párrafo del artículo 1656.

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Acuerdo sobre Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur firmado el 23/07/1998.


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1853 con las reformas de los años 1860, 1866, 1898, 1957 y 1994). B.O. 10/ene/1995
Número: 28057.

Código Civil y Comercial de la Nación, Ley N.° 26.994, B.O. 08/oct/2014. Numero:
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Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, Ley 17.454, B.O. 07/nov/1967


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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires, Decreto Ley


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Code du commerce suivi d’une table alphabétique et des matieres cinquième


édition - conforme a l’édition officielle. (1807). Chez Léopold COLLIN Libraire, rue
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Convención de New York de 1958 sobre reconocimiento y ejecución de sentencias.


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Sumario
57
Dra. Graciela Karina Torales

Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional de 1975 –


Convención de Panamá. Ley Nº24.322 04/may/1994.

Comisión de Arbitraje Nacional e Internacional del Colegio Público de la Capital


Federal. https://www.cpacf.org.ar/mobile/noticia/6007

Decreto Francés N° 2011-48 del 13/ene/2011.

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Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

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reforma-del-codigo-civil-mendez-a-abogados.html

Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación -


Comisión Redactora integrada por los Doctores Ricardo Luis Lorenzetti, como
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Presidencial N° 191/2011.

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Ley de Arbitraje Comercial Internacional, Ley N°27.449, B.O. 26/jul/2018 Número:


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Ley de Enjuiciamiento Civil de 1855 http://fama2.us.es/fde/ocr/2006/


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Ley Española de arbitraje, N°60/2003 - BOE núm. 309, de 26/dic/2003 y sus


modificaciones. https://www.boe.es/buscar/pdf/2003/BOE-A-2003-23646-
consolidado.pdf

Ley federal de arbitraje de Brasil. N.° 9307/96 23/set/1996 y sus modificaciones.


http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/leis/l9307.htm

Ley de conciliación y arbitraje de Bolivia. N.° 708 – GOB N.° 770NEC, 25/jun/2015.

Sumario
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En http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/edicions/view/770NEC.

Ley de Defensa del Consumidor N.° 24.240. B.O. 15/oct/1993 Número: 27744
Página: 34. http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=638

Ley General de Sociedades Nº19.550, T.O. 1984 - (Denominación del Título


sustituida por punto 2.1 del Anexo II de la Ley N.° 26.994 B.O. 08/oct/2014
Suplemento. Vigencia: 1° de agosto de 2015, texto según art. 1° de la Ley N°27.077
B.O. 19/dic/2014) - Sección XIV – artículos 113 a 117 http://servicios.infoleg.gob.
ar/infolegInternet/verNorma.do?id=25553

Ley de Instancia Obligatoria de Conciliación Laboral N°24.635. B.O. 03/may/1996


Número: 28387. http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.
do?id=36739

Ley Modelo de la UNICTRAL sobre Arbitraje Comercial Internacional 1985 con las
enmiendas aprobadas en 2006. https://uncitral.un.org/sites/uncitral.un.org/
files/media-documents/uncitral/es/07-87001_ebook.pdf

Ley de Organización y Procedimiento de la Justicia Nacional del Trabajo N°18.345.


B.O. 24-sep-1969 Número: 21773. Texto Ordenado por Decreto N°106/1998 - B.O.
30/ene/1998 - PAG. 1 http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.
do?id=45628

Ley Peruana de arbitraje – Decreto Legislativo N°1071/2008 – 01/


sept/2008. http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/
488DA732CA72637705257D0800548587/$FILE/DL_1071_ley_norma_arbitraje.
pdf

Protocolo de Cooperación y Asistencia Jurisdiccional en Materia Civil, Comercial


y Administrativa. MERCOSUR. Ley Nº24.578 25/oct/1995 B.O. 27-nov-1995
Número: 28279 Página: 1

Proyecto de Ley de Arbitraje Interno e Internacional: Derogación del Libro


VI y del Artículo 519 bis Código Procesal Civil y Comercial De La Nación, Ley

Sumario
59
Dra. Graciela Karina Torales

17.454 y Modificatorias. Diputados Expediente: 3301-D-2011 - Reproducido por


Expediente 4093-D-13. https://www.hcdn.gob.ar/comisiones/permanentes/
cacym/proyectos/proyecto.jsp?exp=3301-D-2011

Reglamento de Arbitraje de UNCITRAL. https://uncitral.un.org/es/texts/


arbitration/contractualtexts/arbitration

Reglamento del Tribunal de Arbitraje General de la Bolsa de Comercio de Buenos


Aires, https://www.bcba.sba.com.ar/institucional/tribunal/regimen-arbitral/
Aclaración: Los trabajos de doctrina que se publican en el CIJur no representan necesariamente ni comprometen la opinión de la Institución.

Reglamento de Arbitraje de la Corte Internacional de Arbitraje – CCI. Vigente


al 1º de enero de 2021. https://iccwbo.org/content/uploads/sites/3/2021/05/
icc-2021-arbitration-rules-2014-mediation-rules-spanish-version.pdf

United Nations Commission for International Trade Law (UNCITRAL). http://


www.uncitral.org/uncitral/es/index.html

VII. REFERENCIAS JURISPRUDENCIALES

Banco de Servicios y Transacciones SA c/ Appiani Jorge Humberto y otro s/


oficio ley 22172. 15/07/2010. CNCOM – SALA F.

Dong Won SA c/ Compañia Petrolera Petroleum World SA s/ Medida


Precautoria.16/12/05. CNCOM – Sala B.

Olam Argentina S.A. c/ Cubero, Roberto Martín y otro s/Recurso de queja (OEX).
22/12/2015. CNCOM – Sala E.

Soletanche Bachy Arg. SA c/ Victorio Américo Gualtieri SA s/ Medida Precautoria”.


20/11/2002. CNCOM – Sala B.

Tribunal Arbitral del Colegio Público Abogados Capital Federal s/Medida


Precautoria (86525/2015). 11/09/2020. CNCOM – SALA B (Juzgado N.° 7 -
secretaria N.° 14).

Sumario
60
www.cijur.mpba.gov.ar/doctrina

*Abogada. Doctora en Ciencias Jurídicas y Sociales. Postítulo de Profesora


Universitaria por la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA). Certificación
Internacional en Neurociencia Cognitiva Aplicada a las Organizaciones (BINCA).

Profesora Titular de Grado y Posgrado (UMSA). Profesora Asociada de Grado


(UK).

Coordinadora Académica del convenio UMSA con la Escuela de Posgrados del


Colegio Público de Abogados de esta Capital Federal (CPACF). Directora Académica
de las Diplomaturas dictadas en el mencionado convenio.

Directora de tesis y miembro de tribunales evaluadores de tesis de doctorados,


maestrías y otros.

Investigadora de Doctorado (UMSA)

Secretaria Adjunta de la Comisión de Arbitraje Nacional e Internacional (CPACF).


Miembro Titular del Instituto de Derecho Comercial (CPACF).

Miembro del Comité Legal de la Asociación Argentina de Marcas y Franquicias


(AAMF).

Miembro de la Asociación de Mujeres Juezas Argentinas (AMJA).

Miembro del Grupo Empresarial de Mujeres Argentinas (GEMA).

Autora de artículos y capítulos de libros sobre Derecho Mercantil y Arbitraje.

Titular del Estudio Jurídico Torales Abogados especializado en Asesoramiento


Comercial y Empresarial (Sociedades Comerciales, Contratos Comerciales y
Empresariales, Franquicias, Marcas, Defensa del Consumidor, Arbitraje Comercial
y Pericia Arbitral).

Correo electrónico: [email protected] [email protected]

Sumario
61

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