Habitos y Responsabilidades
Habitos y Responsabilidades
Habitos y Responsabilidades
Objetivos específicos:
Que los participantes distingan los hábitos que tienen que tienen que desarrollar, que
conservar o eliminar para la consecución de sus metas.
Que los participantes jerarquicen los hábitos de mayor importancia e impacto en su vida.
Que los participantes establezcan un plan específico y detallado para el desarrollo de
hábitos positivos.
Características y logística:
Duración: 3 horas.
Presentación 15 minutos.
Despedida.
Distinción 01: ¿De dónde vienen los hábitos?
Si nos sentamos un momento a reflexionar y contamos los hábitos que llevamos a cabo todos los
días, nos sorprenderemos de la cantidad de comportamientos automáticos que tenemos:
Los hábitos son la guía de la vida y, a pesar de ello, es difícil darnos cuenta de su existencia porque
los hacemos en automático; son la forma en que el cerebro se ahorra el tener que pensar para
ejecutar una acción que debe realizar con frecuencia.
El mundo actual en el que vivimos nos ha obligado a buscar resultados inmediatos por encima de
todo lo demás, sin importar que el éxito o el bienestar verdaderos en realidad se construyen poco
a poco con el pasar del tiempo.
Por lo tanto, la mayoría de nosotros estamos estresados por alcanzar objetivos a corto plazo, en
lugar de concentrarnos en los pequeños procesos para realizarlos. Además, por nuestra felicidad,
deberíamos de convertir esos objetivos en metas a largo plazo.
El vuelo de un avión es una metáfora conveniente para comprender cómo solemos subestimar los
pequeños cambios a pesar de que nos conducen a grandes transformaciones. Los pasajeros a
bordo de un vuelo con rumbo a Tijuana desde Monterrey posiblemente no se darían cuanta si el
piloto se desviara tan solo tres grados hacia el sur.
Sin embargo, esos tres grados implicarían aterrizar en Hermosillo y no en el destino original.
No solo podemos comprender el impacto de los pequeños cambios a través de metáforas, sino
que contamos con el ejemplo real de un oficial militar iraquí a quien le encargaron poner punto
final a las revueltas violentas que sucedían en una de las ciudades del país.
El oficial pudo haber optado por implementar una medida inmediata a corto plazo, empleando la
fuerza militar contra los protestantes; en su lugar, decidió prohibir los puestos de comida en
puntos estratégicos.
¿Qué sucedió después? Las protestas se volvieron más cortas y menos violentas porque la gente,
hambrienta, prefería irse a sus casas a comer. Si los pequeños cambios pudieron cambiar una
ciudad, también pueden cambiar nuestra vida. Es por ello que, aunque no notemos resultados
inmediatos, es mejor salir a correr o caminar unos minutos todos los días en lugar de comer pizza
varias veces a la semana. Con el primer hábito no amaneceremos en forma al día siguiente,
mientras que con el segundo no tendremos sobrepeso de un día para otro.
No obstante, ¿cómo cambiaría nuestro cuerpo en uno, dos o tres meses? La clave del éxito está
en la paciencia, pues de otra forma no podremos permanecer constantes tras desilusionarnos por
no ver los resultados enseguida; el tiempo es el factor más elemental. Si queremos aprender
chino, por ejemplo, y comenzamos a estudiarlo con dedicación, no vamos a desanimarnos si
después de una semana todavía no sabemos todas las palabras necesarias, ¿no es cierto? En
cambio, podemos imaginarnos cómo lo hablaremos fluidamente dentro de dos años.
Una vez instaurados en nosotros, los hábitos funcionan de manera muy sencilla.
Los hábitos son regidos por cuatro leyes del comportamiento que son fáciles de identificar una
vez que somos conscientes.
Me siento mal, no estoy bien, estoy siempre enojado, me siento vacío, estoy angustiado, estoy
triste, mi vida no tiene sentido.
Quiero estar mejor, me quiero sentir bien, quiero ser feliz, quiero dejar el consumo.
Me pongo en acción, busco una solución, dejo de consumir, busco ayuda, me informo, hago un
plan.
Nuestra identidad está determinada en gran medida por nuestras creencias espirituales o
religiosas, lo cual afecta directamente nuestros hábitos. A una persona que solo quiere bajar de
peso quizá le cueste trabajo dejar de desayunar tocino, pero una persona judía tendrá una
convicción diferente. Es por ello que, a veces, nuestra identidad personal es más fuerte que
nuestros objetivos al momento de crear o destruir hábitos. Si nosotros deseamos practicar la
meditación para reducir el estrés, quizá en un principio no tengamos la disciplina de un auténtico
budista. Si queremos reducir nuestro consumo de café para mejorar nuestra salud, probablemente
tengamos menos fuerza de voluntad que un mormón, cuya religió le prohíbe la cafeína.
Algunas investigaciones han encontrado que las personas religiosas, sin importar la fe que
profesen, son más exitosas en la creación de ciertos hábitos que requieren disciplina, como rezar o
asistir a los servicios correspondientes. Además, también suelen cultivar otros hábitos que
benefician a su comunidad, como hacer donaciones y voluntariados. Las personas religiosas están
más motivadas a crear algunos de estos hábitos no solo porque su culto las incentiva a hacerlo,
sino porque también hay en ellas un sentido de responsabilidad, ya sea ante Dios, su comunidad o
su familia, el cual las lleva a sentir que su identidad está bajo evaluación.
Estas son algunas de las preguntas que debemos respondernos para determinar nuestra identidad
y explorar los hábitos ligados a ella.
¿Propósito de Vida?
¿Quién soy?
Rueda de la Vida.
Hace miles de años, nuestros antepasados no debían preocuparse por metas a largo plazo como
crear una afore para su jubilación o seguir una dieta para prevenir la diabetes. Cuando el ser
humano todavía era nómada, sus preocupaciones eran solo inmediatas: dónde nos vamos a
refugiar hoy, cómo nos defendemos de los animales salvajes hoy, qué vamos a comer hoy. Es así
como el cerebro humano evolucionó para adaptarse a la búsqueda de recompensas inmediatas,
algo que la cultura occidental de la actualidad ha contradicho.
Por un lado, la sociedad o en nuestro trabajo nos presionan para ejecutar objetivos inmediatos,
pero, al mismo tiempo, tenemos que ir a la oficina todos los días aunque no recibamos nuestra
paga hasta el final del mes. Debido a esta razón evolutiva suelen surgir los hábitos negativos, los
cuales nos generan recompensas inmediatas, aunque a largo plazo producen resultados nocivos.
El hábito de fumar es uno de los mejores ejemplos: un fumador puede sentir el alivio inmediato al
encender el cigarrillo y calmar sus ansias de nicotina, pero dos décadas después podría estar en el
hospital con cáncer de pulmón.
Distinción 06: ¿Cómo empezar a eliminar los malos hábitos?
Por ejemplo, tomemos el caso de una pareja que desea adoptar una alimentación más saludable,
por lo que deben dejar de comer fuera para empezar a cocinar más en casa. Con el fin de quitarse
el mal hábito de comer fuera, la pareja decide motivarse al meter trescientos pesos en una cuenta
de ahorros destinada a viajes cada vez que evitan la tentación de ir a un restaurante. Así, con el
tiempo, no solo logran el hábito de comer saludable en casa, sino que cuentan con ahorros
suficientes para darse un buen viaje como recompensa.
Otro método para deshacernos de los hábitos negativos es aumentarles la fricción. Esto quiere
decir que debemos ponernos impedimentos para realizar ese mal hábito. Por ejemplo, si
desperdiciamos demasiado tiempo frente al televisor, podemos sacarle las baterías al control
remoto y guardarlas en una estancia lejana. También podemos penalizarnos a nosotros mismos si
recaemos en un mal hábito. Por ejemplo, si empezamos a faltar al gimnasio o interrumpimos
nuestras sesiones de ejercicio, podemos comprometernos a pagarle a un amigo cierta cantidad de
dinero por cada vez que cometamos una falta.
Si estamos conscientes de nuestros malos hábitos, pero nos parece abrumadora la tarea de
cambiarlos, no desesperemos. Para evitar sentirnos frustrados con el rumbo actual de nuestra
vida, debemos enfocarnos en la trayectoria que estamos intentando corregir y no en los
resultados que por el momento nos desaniman. Supongamos que una de nuestras metas es
acumular mucho dinero para ejecutar grandes planes. Si revisamos el estado de cuenta de nuestro
banco y la cantidad disponible es demasiado pequeña, no tenemos que sucumbir a la frustración;
al contrario, debemos confiar en que estamos tomando las medidas necesarias y en que esos
pequeños ahorros que depositamos cada mes en el futuro formarán la cantidad que
necesitamos. A veces, mantener esta esperanza es difícil debido a que nuestros cerebros no
son muy buenos para visualizar cómo seremos dentro de muchos años. Muchos de nosotros de
seguro no podemos ver con claridad a nuestro “yo” de sesenta años y, por lo tanto, somos
incapaces de mantener una trayectoria que favorezca el futuro y no solo el presente.
Recordemos que la mayoría de las veces necesitamos cambios muy pequeños para ajustar nuestra
trayectoria, por lo que no debemos sufrir demasiado. Es cuestión de cambiar hábitos clave que
generen una reacción en cadena.
Por ejemplo, cuando Juan dejó de fumar y empezó a correr para desahogar su ansiedad, esto
la llevó a estar más saludable y, como consecuencia, el sentirse bien consigo mismo la ayudó a
encontrar un mejor trabajo y saldar sus deudas.
Distinción 08: ¿Cuál es el primer paso para los buenos hábitos?
Las señales que percibimos de nuestro ambiente son el punto de partida que activa un hábito.
Nada más común y cotidiano que las señales de nuestro teléfono celular; ante el más mínimo
sonido o vibración, lo revisamos enseguida y sin pensarlo. Por lo tanto, el primer paso para
cambiar o implementar un nuevo hábito es reconocer las señales necesarias y manipularlas en
nuestro ambiente. Cambiar los estímulos en nuestro entorno está en nuestras manos y puede ser
bastante sencillo mediante pequeños dispositivos de compromiso.
Nosotros podemos planificar pequeños cambios o dispositivos que nos incentiven a adoptar un
nuevo hábito saludable: ¿queremos comer más frutas y verduras? No las dejemos entonces en un
cajón de “comida sana”, mejor pongámoslas a la vista de manera atractiva. ¿Queremos tocar
un nuevo instrumento? Dejémoslo en medio de la habitación para que no nos perdamos de su
señal.
A veces, aunque tengamos las mejores intenciones, fallamos en crear nuevos hábitos debido a que
no fuimos lo suficientemente específicos. Es por ello que cada una de nuestras intenciones
siempre debe ir acompañada de un plan de acción que indique qué, cuándo, cómo y dónde. Por
ejemplo, si nos gustaría adoptar el hábito de dormir mejor para ser más productivos, no basta con
decirnos a nosotros mismos que a partir de hoy dormiremos más.
Lo que debemos hacer es planear: empezaremos por acostarnos solo una hora más temprano.
Una hora, eso es todo. Si nos solemos dormir a las 11 pm, entonces nos acostaremos a partir de
hoy a las 10. Entre más específico sea un plan, más difícil es descartarlo. Una investigación
comprobó que el hecho de tener planes específicos aumenta por mucho las probabilidades de
cumplirlos.
Para lograrlo empleemos lo que sea que haga falta: modificar nuestro ambiente, poner señales o
usar herramientas como calendarios o programas. Si queremos salir a correr habitualmente, no
nos quedemos con intenciones vacías; pongamos la alarma, coloquemos los tenis donde los
veamos y determinemos los días en que saldremos a hacerlo.
IDENTIFICACION DE HABITOS
Distinción 10: ¿Por qué el cerebro nos empuja hacia un hábito?
Para los seres humanos la dopamina es fundamental, pues es la hormona que nos hace sentir
bien cuando nos alimentamos, cuando tenemos sexo o cuando realizamos cualquier actividad
placentera.
Para formar hábitos nuevos, este es uno de los conocimientos más útiles que podemos
aprovechar. ¿Cómo lograrlo? Haciendo que la anticipación del nuevo hábito sea emocionante, que
nos impulse a seguir. Por ejemplo, supongamos que deseamos adoptar el hábito de ir al
gimnasio. Quizá a muchos les parezca imposible anticipar con emoción tener que ir a ejercitarse,
ya que es una actividad que no disfrutan. Pero, ¿cómo cambiaría su perspectiva si escucharan su
música favorita mientras hacen ejercicio? ¿O qué tal si se prometen a sí mismos recompensarse
con un buen masaje después de la sesión en el gimnasio?
La manera de usar la dopamina a nuestro favor y hacer que un hábito de apariencia desagradable
o difícil se vuelva atractivo, es emplear la técnica de la tentación de agrupamiento. En palabras
más simples, quiere decir que conectemos un hábito poco atractivo a otro que nos genere placer.
Otro elemento que no debemos olvidar para generar dopamina en nuestros nuevos hábitos es
enmarcarlos de manera positiva. Esto se logra dentro de nuestro propio pensamiento y en
nuestras conversaciones con los demás: si hablamos mal de nuestras nuevas actividades, jamás
lograremos verlas más allá de meras dificultades.
Tomemos el ejemplo en el que nos gustaría dormir más tiempo, si al acostarnos una hora más
temprano pensamos “no me gusta ver menos televisión antes de dormir” en lugar de “mañana me
sentiré más descansado y listo para mis reuniones”, entonces adoptar el hábito será
difícil. Además, podemos reforzar este marco positivo con pequeñas modificaciones: podemos
invertir en unas nuevas sábanas más suaves que nos motiven a entrar en la cama más temprano, o
podemos encender velas aromáticas antes de dormir y volverlo un ritual que esperaremos con
ansias cada día.
Si queremos comer más saludable, por ejemplo, podemos acomodar la cocina de nuestra casa
para que los alimentos azucarados o procesados queden ocultos a la vista y sean difíciles de
acceder, mientras que la comida saludable debe quedar visible y a la mano.
Imaginemos un mundo donde los jefes proveen a sus empleados con espacios adecuados que
incluso les permitan cuidar de su postura, donde hay mercados naturales que venden los
productos locales, donde la atención médica es accesible para todos y donde hay una cultura
prevalente de practicar ejercicio físico.
Contextos de positivos tienen el poder de cambiar incluso los hábitos más violentos y arraigados
que pueda tener una persona, como la drogadicción.
Muchas veces somos incapaces de adoptar nuevos hábitos debido a que administramos muy mal
nuestro tiempo y caemos en círculos viciosos difíciles de romper.
Una experta en organización explica por qué varias personas no pueden adoptar el hábito de
mantener sus hogares limpios debido a una mala gestión del tiempo. Después de dejar que la
suciedad se acumule en sus casas durante semanas, algunas personas realizan una sesión de
limpieza general larga y exhaustiva que los deja cansados. Entonces, sucede que vuelven a permitir
que sus hogares se ensucien justamente porque tienen el recuerdo de esa sesión de limpieza
tortuosa, y no se dan cuenta de que, si adoptaran pequeños hábitos de mínimo esfuerzo
para ordenar pequeñas áreas todos los días, su hogar se encontraría en buen estado siempre.
Ella ideó la solución 20/10 para estas personas: 20 minutos de limpieza diarios y después 10
minutos de descanso. Con invertir solamente media hora todos los días en el hábito de la limpieza,
nadie llega a sentirse cansado y la gente no se desmotiva para ordenar sus hogares. También
propone planear desafíos miniatura que consisten en invertir cinco minutos para limpiar un
espacio específico o acomodar cinco objetos desordenados o tirar cinco cosas a la basura. Por
medio de pequeños destellos de actividad útil, cualquier tarea que nos parezca demasiado grande
se puede fragmentar sin que nos consuma mucho tiempo. Otra técnica de tiempo que podemos
utilizar es la de los dos minutos, la cual es aplicable para cualquier hábito que queramos
incorporar a nuestra rutina. Si algún día queremos correr una maratón completa, podemos
empezar corriendo dos minutos el primer día. Si queremos llegar a leer un libro a la semana, no
nos frustremos y comencemos leyendo solo dos minutos al día. De esta forma, cuando queramos
empezar una nueva actividad, sabremos que no nos va a costar demasiado esfuerzo si sólo vamos
a llevarla a cabo durante dos minutos. Con el tiempo, incluso a los pocos días, es probable que
esos dos minutos de correr pronto se vuelvan diez, o que, si hemos pasado dos minutos de
lectura, pero lo historia se puso interesante, terminemos leyendo una hora. Lo importante es
empezar.
ALINEANDO
Dimensión Física: supone cuidar efectivamente nuestro cuerpo físico, comer el tipo correcto de
alimentos, descansar lo suficiente y hacer ejercicio con regularidad. No se necesita ningún equipo
especial.
Dimensión Espiritual: es nuestro núcleo, nuestro centro, el compromiso con nuestro sistema de
valores, un área muy privada de la vida, de importancia suprema. Algunos obtienen una
renovación en la gran literatura o la gran música. Otros la encuentran en una lectura cotidiana de
las Escrituras, y otros con solo estar con la naturaleza.
Dimensión mental: en gran parte, nuestro desarrollo mental y nuestra disciplina para el estudio
provienen de la educación formal. Es importante seguir leyendo, adquiriendo conocimiento,
escribir, reflexionar.
Dimensión social/emocional: las dimensiones social y emocional están ligadas entre sí, porque
nuestra vida emocional se desarrolla (primordialmente pero no exclusivamente) a partir de
nuestras relaciones con los otros y en ellas se manifiesta
EMOCIONAL –SOCIAL
FISICA
Generar empatía,
Ejercicio, alimentación, seguridad
eliminar los tóxicos, los
Servir
excesos.
Cumplir metas
ESPIRITUAL
MENTAL Clarificación de valores
Leer Compromiso con los
Visualizar valores
Planificar Congruencia
Escribir Estudio, oración,
meditación.
El hacerse cargo de las acciones, conductas, resultados, desenlaces y consecuencias nos hace ser
más libres y conscientes de los alcances que tenemos al realizar nuestras vidas.
Por eso es muy importante reflexionar bien y estar claro en lo que es nuestro sentido de vida para
no perder el tiempo, abandonarnos al azar y a las circunstancias o culpar a otros de nuestras
propias decisiones.
Considere:
1) Identifica 8 a 12 áreas en tu vida que para ti sean las más importantes y dales un número
según la importancia en tu vida, siendo 1 la más importante, 2 la siguiente y así sucesivamente.
2) Califica cada una de las áreas según el grado de felicidad o satisfacción que tengas en estos
momentos.
Identifica los hábitos que tienes durante el día desde que levantas hasta que te duermes.
En la columna 2 califícalos con un + si los consideras positivos y con un “-“ si los consideras
negativos, y en la columna 3 le asignas la frecuencia (que tanto los ejecutas en el día o la semana).
Tabla 2:
Lee de nuevo tus respuestas de la actividad 1 y revisa las respuestas de la actividad 2 acerca de tus
hábitos.
OPORTUNIDADES
FORTALEZAS
Son todas las
Son todas las áreas
consecuencias
importantes en tu
favorables que
vida en las que
puedes obtener en
obtuviste un puntaje
trabajar tus áreas
alto
con puntaje bajo.
AMENAZAS
DEBILIDADES
Son todas las
Son todas las áreas
consecuencias
importantes en tu
negativas que
vida en las que
puedes obtener en
obtuviste un puntaje
trabajar tus áreas
bajo
con puntaje bajo.
Compara los resultados y llena la siguiente tabla.
En función a tu propósito y metas en la vida marca los hábitos que favorecen a que esta se realice
y que tienes que conservar, marca los hábitos que son obstáculos y tienes que eliminar, y descubre
que hábitos necesitas desarrollar y que no tienes aún para lograr tus metas y propósito de vida.
https://www.youtube.com/watch?v=0b7G30btz-0
Después del ver el video reflexiona y llena las columnas E (Estrategia) y R(Resultado) de la
actividad anterior.
La estrategia es el plan que deberás seguir para lograr tu meta como es el tiempo y frecuencia que
le dedicarás a la generación o conservación del hábito positivo.
¿Cómo te sientes?
¿Cómo me reconozco?
Fuentes: