El documento resume investigaciones recientes sobre los nutrientes presentes en insectos comestibles. Explica que los insectos son fuentes de proteínas, ácidos grasos, vitaminas y minerales. El contenido de estos nutrientes varía según la especie e incluso la etapa de vida del insecto, pero en general los insectos proporcionan cantidades significativas de estas sustancias nutritivas. Además, los estudios indican que los insectos pueden ser alternativas saludables y sostenibles para abordar la seguridad alimentaria.
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El documento resume investigaciones recientes sobre los nutrientes presentes en insectos comestibles. Explica que los insectos son fuentes de proteínas, ácidos grasos, vitaminas y minerales. El contenido de estos nutrientes varía según la especie e incluso la etapa de vida del insecto, pero en general los insectos proporcionan cantidades significativas de estas sustancias nutritivas. Además, los estudios indican que los insectos pueden ser alternativas saludables y sostenibles para abordar la seguridad alimentaria.
El documento resume investigaciones recientes sobre los nutrientes presentes en insectos comestibles. Explica que los insectos son fuentes de proteínas, ácidos grasos, vitaminas y minerales. El contenido de estos nutrientes varía según la especie e incluso la etapa de vida del insecto, pero en general los insectos proporcionan cantidades significativas de estas sustancias nutritivas. Además, los estudios indican que los insectos pueden ser alternativas saludables y sostenibles para abordar la seguridad alimentaria.
El documento resume investigaciones recientes sobre los nutrientes presentes en insectos comestibles. Explica que los insectos son fuentes de proteínas, ácidos grasos, vitaminas y minerales. El contenido de estos nutrientes varía según la especie e incluso la etapa de vida del insecto, pero en general los insectos proporcionan cantidades significativas de estas sustancias nutritivas. Además, los estudios indican que los insectos pueden ser alternativas saludables y sostenibles para abordar la seguridad alimentaria.
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En 2020 Beverly Ramos elaboró un recetario donde incluye la preparación de
diferentes insectos con algunos platillos típicos de la gastronomía mexicana así
como también diferentes platillos internacionales entre los que destacan diferentes entradas, ensaladas, cremas, sopas, platos fuertes, postres, aceites, aderezos, salsas, panes, pastas, cocteles e inclusive maridajes; también recalca algunos datos importantes acerca de la entomofagia como información nutrimental. Martien et al en 2020 explicaron que algunos extractos obtenidos a partir de insectos comestibles en condiciones in vitro, como el gusano de la harina (tenebrio molitor) o el grillo doméstico (Acheta domesticus) son fuentes novedosas de compuestos bioactivos; en este estudio se demuestra como a partir de estos insectos es posible obtener extractos concentrados en compuestos de naturaleza química muy diversa. Tanto antioxidantes como inhibidores de la enzima responsable de la digestión de las grasas. La universidad de Colima en el 2020 presentó una investigación en la cual detalla que además de la proteína, el segundo componente más alto en insectos son los ácidos grasos, y el contenido de este varía dependiendo del tipo de insecto. En general, el contenido de ácidos grasos oscila entre el 13 y el 33% en grillos o saltamontes y larvas de escarabajos respectivamente. Sin embargo es importante recalcar que el mayor contenido de ácidos grasos se encuentra en las etapas larvales en comparación con las etapas adultas del insecto. Proteinsecta 2020 explicó que el consumo de insectos aporta al ser humano entre un 13.4% y un 33.4% de grasas buenas, sobre todo de ácidos grasos poliinsaturados; son ricos en minerales, como el hierro, calcio y algunas vitamina; si se comparan las grasas que aporta la carne con las grasas que se encuentran en los insectos, las segundas son consideradas grasas saludables, ya que no son grasas saturadas; por lo tanto el consumo de insectos, puede llegar a repercutir en la calidad de la ingesta de grasas, mientras que permite que se reduzcan los efectos nocivos de las grasas insaturadas, como los problemas cardiacos o el colesterol. (Proteinsecta, 2020) Akhtar e Isman, 2017 afirmaron en estudios recientes que el contenido proteico e insectos pueden variar de 13 a 77% con digestibilidad proteica de 76 a 98%, considerada la más baja en proteínas de animales, pero más alta que muchas de los vegetales (Akhtar e Isman, 2017); además de poseer un contenido de grasa de 10-50% (Mlcek et al., 2014). De este grupo los insectos acuáticos se consideran una fuente alternativa de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga. En cuanto al contenido de colesterol en insectos comestibles, se estima 105mg/100g en grillos domésticos y 65 66 mg/100g en escarabajos y langostas. En tanto al contenido de ácidos grasos, los insectos poseen ácidos insaturados de cadena larga denominados poliinsaturados, en contenidos comparables con el pescado y las aves de corral; lo que sugiere que los insectos pueden proporcionar mejores fuentes de energía, en comparación con los ácidos grasos presentes en la carne bovina y porcina; por lo general, algunos insectos proporcionan o acumulan niveles significativamente más bajos de colesterol, comparado con los niveles presentes en alimentos de origen animal (porcinos y bovinos), lo que los hace una fuente de alimento y saludable. Pulido et al en 2020 refirieron que los insectos son una fuente alternativa para abordar la seguridad alimentaria ya que son una fuente de proteína y se pueden obtener durante un periodo de tiempo corto debido a sus cortos ciclos de vida; los insectos no son un grupo nutricionalmente homogéneo, pues varían dependiendo de la especie. Zaragozano Fleta J, en 2018 explica que los insectos poseen una alta eficiencia nutricional, es decir la capacidad para transformar el alimento que consumen en peso de su propio cuerpo, además de que son ricos en vitaminas, especialmente las del grupo B, y con un alto contenido en minerales que no pueden ser sintetizados por lo cual deben ser ingeridos por medio de la dieta y algunos estudios han mostrado que la riqueza en estos aminoácidos supera el patrón establecido por la FAO.