Pregunta 2 de Clase Merca 4

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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMON

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


ADMINISTRACION DE EMPRESAS
COCHABAMBA – BOLIVIA

Preguntas de clase 2

ESTUDIANTE: SULLCA ALEMBERT YAKKOV

MATERIA : Mercadotecnia 4

DOCENTE : Lic. Navia Gustavo

GRUPO : Abscrita

Cochabamba – Bolivia
1. ¿Por qué es tan fluctuante el precio del barril de petróleo? ¿Por qué el petróleo
es la materia prima mas cotizada del mundo? ¿Qué país es el mayor productor de
petróleo?

El precio del petróleo siempre es noticia y no solo en las páginas salmón. No es de


extrañar; el llamado ‘oro negro’ sigue siendo la principal fuente de energía primaria
del planeta. Asume un papel crucial en la economía, ya que prácticamente todos los
sectores -directa o indirectamente- son sensibles a las variaciones en su coste, pero ¿de
qué depende el precio del crudo?
Mucho se ha hablado en los últimos tres años del bajo precio del petróleo Brent por el
exceso de oferta. También de cómo algunos países intentan corregir esa tendencia.
Ventajoso para unos, mala noticia para otros, lo cierto es que tanto las bajadas como
las subidas del coste del crudo copan titulares y afectan a todos los actores del
escenario económico mundial. Dichas variaciones, al contrario de lo que muchos
puedan pensar, no responden simplemente a decisiones arbitrarias.

Es cierto que el papel de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo)


es determinante. Sus estatutos dicen que su objetivo es “coordinar y unificar las
políticas petroleras entre los países miembros, con el fin de garantizar unos precios
justos y estables para los productores de petróleo, el abastecimiento eficiente,
económico y regular a los países consumidores y un rendimiento justo del capital de
los inversores”. Esto se traduce, en la práctica, en una gran influencia sobre el precio
de petróleo.

La OPEP controla algo más del 40% de la producción mundial de petróleo e influye
sobre su precio aumentando o reduciendo dicha producción. Para llevar a cabo este
mecanismo, desde finales de los 80 fija una cuota para cada uno de los países
productores socios de la organización.

Pero en el precio también intervienen otros factores y no hay que olvidar que hay
países productores de petróleo que no pertenecen a la OPEP, como Estados Unidos. El
precio del crudo depende especialmente de:
El efecto de los cambios en los precios del petróleo en las economías depende
crucialmente de la causa por la que se han producido. En el caso de un aumento del
precio del petróleo, pueden darse tres situaciones:

1. Cuando se debe a una limitación de la oferta de crudo, su precio aumenta y se


reduce la producción, afectando a la actividad global. Esta regla se da, por ejemplo,
cuando hay factores geopolíticos adversos en los países productores, ya que
habitualmente se limita la cantidad de crudo producida y suben los precios, teniendo
efectos negativos tanto para países exportadores como demandantes.
2. Si obedece a un aumento de la demanda global de petróleo, habrá un incremento de
la producción y también de la actividad global, por lo que es potencialmente positivo
en general para las economías.
3. Si la demanda del crudo crece por motivos precautorios, aumentarán tanto el precio
como la cantidad producida, pero no en este caso la actividad global.
Por otra parte, cuando el precio del petróleo cae:

Si se debe a un descenso de la demanda global de esta materia prima, los efectos serán
negativos para la actividad económica en general. En este caso, los países
exportadores podrían ver sus ingresos reducirse a cero.
Si es por exceso de oferta del crudo, los efectos del precio bajo serán positivos para los
países demandantes, pero no para los productores.

La demanda global: la regla de la oferta y la demanda se cumple con el petróleo al


igual que con el resto de bienes. Un incremento de la demanda, es decir, una mayor
necesidad de este recurso, puede superar la oferta y entonces hacer que la materia se
encarezca. En cambio, si la demanda se contrae, los productores tienen que bajar el
precio para vender la producción.
La demanda futura de petróleo como activo: cuando las empresas compran y venden
petróleo a futuro, el precio de la materia sube por dicho aumento de la demanda. Esta
demanda puede deberse a la necesidad de satisfacer un consumo futuro o a la
optimización de carteras de inversión, como activo refugio.
Situación geopolítica de los países productores: guerras, desastres climáticos, crisis
políticas… hay una alta correlación entre los precios del crudo y los acontecimientos
geopolíticos en los países exportadores. Ejemplo claro de ello han sido las crisis de
precios del petróleo provocadas por la inestabilidad política en Oriente Medio (como
sucedió con la revolución iraní en 1979 o la Guerra del Golfo en 1991).
Numerosas alarmas se encendieron esta semana cuando el petróleo superó por primera
vez en casi ocho años el precio de US$80 por barril.

La cotización del West Texas lntermediate (WTI), el crudo de referencia en Estados


Unidos, cerró el lunes a US$80,52, confirmando una tendencia al alza que viene
registrándose desde hace meses.
Desde el inicio de la pandemia de covid-19 el tema del precio del petróleo parecía
haber dejado de ser de interés público, gracias a los bajos precios registrados durante
todo 2020 y parte de 2021.

Hace apenas un año, el WTI costaba apenas US$40 -un precio un 20% más bajo que
antes de la irrupción del coronavirus- por lo que llenar el tanque de combustible no era
un asunto de preocupación. Ahora, millones de automovilistas notan la diferencia en
su bolsillo.
La respuesta a esta pregunta, según los expertos, incluye no solamente factores
tradicionales -como la actuación de los países de la OPEP, o coyunturales -como la
pandemia del covid-19- sino también toda una nueva estrategia de las empresas
productoras de petróleo de esquisto (shale oil) en Estados Unidos.
Demanda reactivada, oferta controlada
"Creo que hay una enorme correlación entre la situación de la pandemia y el aumento
de los precios del petróleo", dice Mark Finley, investigador especializado en energía y
petróleo del Centro de Estudios de Energía del Instituto Baker de la Universidad de
Rice, a BBC Mundo.
El experto explica que así como en 2020 hubo una gran vinculación entre el embate
global de la covid-19 con el colapso de los precios del crudo, este año la recuperación
de ese colapso ha influido tanto en la demanda como en la oferta de petróleo.

"Ese es el principal factor. Por el lado de la demanda, estamos viendo una reactivación
de la economía y de la movilidad tras el impacto de la covid-19, por lo que luego de
haber vivido el año pasado la mayor caída registrada en la demanda de petróleo, este
año probablemente registraremos el mayor incremento que hayamos visto", señala.

"Por el lado de la oferta, hay una combinación de los recortes deliberados de


producción acordados por la OPEP y otros productores no OPEP, como Rusia; y de
una caída de la producción en Estados Unidos y en otros lugares debido a los bajos
precios que registró el barril el año pasado", agrega.

La OPEP, Rusia y otros productores mantienen un acuerdo para ir incrementando la


oferta de forma progresiva -agregando cada mes unos US$400.000 barriles diarios
adicionales-, con miras a eliminar completamente a finales de 2020 los recortes de
producción que aplicaron para hacer frente a la caída de la demanda por la pandemia.

Estos aumentos, sin embargo, no son automáticos pues cada mes se reúnen para
valorar el mercado y decidir su aplicación.
Un elemento novedoso que ha contribuido al aumento del precio del crudo es la
contención que han mostrado los productores de petróleo en Estados Unidos.

Se trata de una estrategia inusual para unas empresas que solían lanzarse a aumentar la
producción cada vez que los precios del crudo eran favorables.
"Una de las historias sorprendentes de este año en el mercado petrolero ha sido que los
productores en Estados Unidos han sido muy disciplinados y no han respondido al
aumento de precios con un incremento drástico de la extracción de crudo", señala
Finley.

"Ha habido un aumento, pero no está ni remotamente cerca de donde se ubicaba antes
de la pandemia cuando, por cierto, los precios eran menores que los que hay ahora.
Eso ha sido un gran cambio", agrega.

De acuerdo con datos de la empresa de servicios petroleros Baker Hughes, la semana


pasada había en Estados Unidos unos 533 taladros operativos, lo que representa un
incremento de 233 en relación con hace un año, pero mucho menos de los 1.580 que
estaban activos la última vez que el crudo alcanzó estos precios en octubre de 2014.

Estados Unidos tiene una gran capacidad de aumentar su producción con rapidez por
medio de la explotación del petróleo de esquisto, cuyos pozos pueden estar operativos
en un plazo breve y que no requiere de grandes inversiones a largo plazo.

En la actualidad, en torno a 65% de la producción de Estados Unidos es petróleo de


esquisto, de acuerdo con cifras de la Administración de Energía de ese país.

Aunque usualmente cada vez que los precios del petróleo han aumentado de forma
sustancial los productores de shalehan incrementado la extracción, esta vez no ha sido
así. ¿Por qué?

"Se debe fundamentalmente a los inversores", dice Mark Finley.

"Durante 10 años estas compañías han crecido rápidamente, pero sin entregar mucho
dinero a sus inversores, quienes ahora se han vuelto más cautos y han exigido que en
lugar de reinvertir las ganancias en abrir más pozos e incrementar la producción, las
empresas usen los recursos de manera más astuta y así puedan devolverles ganancias",
explica.
El frenazo económico que causó la pandemia de coronavirus afectó duramente a
muchas empresas petroleras en Estados Unidos, donde el crudo WTI llegó a cotizarse
brevemente en términos negativos. Es decir, que las empresas dueñas del petróleo
tenían que pagar a otras para que se hicieran cargo de este y así no tener que
almacenarlo.

"Eso no había ocurrido nunca antes y es, en parte, responsable de la precaución [en el
mercado]. Creo que esto sí tuvo un impacto. Puede ser una de las razones por las
cuales los inversionistas han cambiado su actitud de una forma tan dramática acerca de
cómo quieren que operen estas empresas petroleras", apunta Finley.

"La ironía es que con esta estrategia, la industria del petróleo de esquisto en Estados
Unidos probablemente obtenga este año los mejores resultados financieros de su
historia", agrega.

Así, la contención en la producción no solamente está beneficiando a los países de la


OPEP y sus aliados, sino también a las empresas estadounidenses.
Presiones inflacionarias
La rápida recuperación de la demanda tras el parón en la actividad causado por la
pandemia ha derivado en una situación económica compleja.

Los problemas en la cadena de suministros y el aumento de los precios de las materias


primas están derivando en una relativa escasez de cierto tipo de productos que está
alimentando presiones inflacionarias, a lo que ahora se suma el incremento del precio
del crudo.
"El aumento en el precio del petróleo contribuye a una subida en la inflación es porque
el petróleo es una materia prima para muchos productos, principalmente la gasolina y
el diésel, que es un combustible para transporte, pero que también se usa en muchos
casos combustible para generación de electricidad", señala José Valera, abogado y
experto petrolero del bufete Mayor Brown de Houston (Texas).

"Además, el petróleo también es un insumo para la industria petroquímica, donde se


usa en la fabricación de plásticos y otros productos que finalmente se venden al
consumidor", agrega.

En Estados Unidos, los conductores ya sienten el impacto del incremento del precio de
la gasolina, pues están pagando en torno a 40% más por galón que hace un año.
Valera explica que al subir el precio del petróleo, aumenta el costo para producir
gasolina y diésel, lo que se traduce en mayores costos para los productores y
transportistas que eventualmente serán trasladados al consumidor en forma de mayores
precios.

"Los productores y transportistas necesitan recuperar esos mayores costos para seguir
manteniendo sus márgenes de ganancia y así poder sustentar la permanencia de su
propio negocio. Así que esa es la manera en la cual un incremento en los precios del
petróleo se traduce en inflación", apunta.

Valera ve perspectivas de que el valor del barril de crudo siga subiendo o, al menos, no
baje de forma sustancial de sus niveles actuales.

"La recuperación de la economía luego del impacto de la pandemia del covid se están
manifestando con un crecimiento bastante sostenido en la mayoría de los países del
mundo, que como estamos viendo ahora se traduce en aumento del consumo de
energía y combustibles, lo que significa una mayor demanda de petróleo. Pero la
producción no necesariamente se va a incrementar al mismo ritmo", advierte.
El reto del cambio climático
Valera indica que, además de la estrategia de la OPEP y de otros países para mantener
limitada la producción de crudo, hay otro factor que está limitando la producción: el
hecho de que muchas empresas petroleras están invirtiendo menos en petróleo, con
miras a hacerlo en la producción de energías o combustibles renovables como parte de
la lucha global contra el calentamiento global y el cambio climático.
Mark Finley, por su parte, afirma esta es una tendencia mundial, pero que afecta más a
las compañías europeas que se están viendo forzadas por sus sociedades a hacer esta
transición más rápidamente.

"Creo que empresas como Shell, Total o BP intentan destinar más recursos hacia
nuevas formas de energía. Algunas compañías estadounidenses como Chevron y
ExxonMobil también han dicho que están buscando la forma de reducir las emisiones
de dióxido de carbono de sus operaciones", señala.

Finley destaca que el aumento del precio del crudo se produce en un contexto de un
incremento también del costo del carbón y de la electricidad en muchos lugares.

"Parte de lo que ocurre es que ha habido un ajuste del panorama energético tradicional
y es importante recordar que, aunque todos queremos transitar hacia un futuro bajo en
[consumo de] energías fósiles, estás aún atienden el 85% de la demanda energética
mundial", dice.

"El desafío clave para nosotros como sociedad, para los políticas y para las compañías
es ¿cómo sigues proveyendo energía confiable y económica para mantener la
economía funcionando hoy, mientras al mismo tiempo inviertes y planificas la
transición hacia un futuro bajo en combustibles fósiles?", pregunta.

"Hay algo que sí quedó claro de la experiencia de la covid-19. El año pasado vimos la
mayor caída en las emisiones de CO2 de la historia, pero nadie quiere repetir esa
experiencia porque fue impulsada por la mayor caída de la economía mundial desde la
II Guerra Mundial. Esa no es la forma de reducir el CO2", concluye.
ambién denominadas ‘commodities’ en inglés, son elementos básicos que pueden crear
otros bienes y alcanzar una alta producción. El comercio de estos bienes primarios
existe desde tiempos inmemoriales y en la actualidad son un valor cotizado en muchos
mercados de todo el mundo. Suelen ser estables, con márgenes de ganancias no tan
grandes; no obstante, también podemos encontrar algún valor volátil como el cobre o
el petróleo.

Las materias primas pueden ser minerales, donde se incluyen los recursos naturales
extraídos de yacimientos y minas (crudo, gas natural, oro,…), o agrícolas (maíz, trigo,
soja, …), obtenidas a través del cultivo.

En comparación con metales preciosos de origen natural como el oro o la plata, el


crudo es relativamente nuevo. Conocido popularmente como el “oro negro”, su
demanda es muy alta en todas las partes del planeta porque al refinarse puede
convertirse en combustible y en petroquímicos usados para la elaboración de plásticos,
entre otros usos. Es una de las materias primas más caras negociadas.

El oro es uno de los valores más estables. En el año 2020 su valor llegó a alcanzar un
récord histórico, superando los 2 000 dólares por onza, mientras que al finalizar el
ejercicio se revalorizó más de un 25 %, registrando la mayor subida de los últimos
diez años. Es un valor refugio que suele atraer a los inversores en épocas de crisis, y
durante esta pandemia sanitaria y económica se ha confirmado este extremo.

Las materias primas pueden estar afectadas por muchos factores, entre los que se
encuentran los cambios producidos por el clima, las infraestructuras, los hábitos de
consumo, las políticas gubernamentales, la situación económica, la cotización de las
divisas o los niveles de reserva.

Los dos índices de materias primas más grandes del mundo son el S&P GSCI, que
controla la evolución de los 24 productos básicos más vendidos, y el Bloomberg
Commodity Index, integrado por 23 contratos negociados en la Bolsa sobre materias
primas físicas como son el maíz, gas natural, aluminio o el crudo.

Si tienes dudas sobre qué materias primas son las más cotizadas, en la siguiente galería
de imágenes te mostramos las ocho más negociadas en diversos mercados.
Petróleo WTI.
El West Texas Intermediate es la clase de crudo que se toma como referencia para
América y que cotiza en el Mercado de Nueva York (Nymex). Es ligero de alta
calidad, con un contenido de azufre y densidad menores que el Brent.
Petróleo Brent.
Extraído del Mar del Norte, tiene un bajo contenido en azufre y poca densidad, lo que
facilita su refinado y conversión en productos finales. Otra de sus ventajas es su
facilidad para transportarlo por todo el mundo por su proximidad a la costa.
Gas Natural.
Está de manera cercana en nuestras vidas, empleado como fuente de energía para la
calefacción, la cocina, generación de electricidad, combustible o para la producción de
plásticos.
Soja.
Esta materia prima, empleada en la elaboración de gran variedad de productos
alimenticios, es un activo de bolsa especialmente volátil y cuya producción tiene un
coste relativamente bajo.
Maíz.
Es uno de los cultivos más extendidos en el mundo, utilizado en la producción de
alimentos para animales y etanol. Su precio depende fundamentalmente de la demanda
de piensos animales y biocombustibles, la fortaleza del dólar y los cambios en el
clima.
Oro.
Considerado como uno de los activos más seguros, se emplea principalmente en el
sector de la joyería, así como también es un activo de inversión y un componente clave
en la producción de elementos electrónicos. Su cotización suele mantenerse o crecer
en tiempos de crisis políticas y económicas.
Cobre.
Un gran conductor de electricidad que tiene amplio uso en la industria electrónica y
que es resistente a la corrosión y al agua. Su precio puede fluctuar bastante.
Plata.
Este metal precioso, objeto de comercio desde la antigüedad, es un sensacional
conductor eléctrico y térmico. Puede utilizarse para la producción de paneles solares y
películas fotográficas, además de para una gran variedad de aplicaciones industriales.
El primer semestre del año ha resultado ser a grandes rasgos muy rentable para la
mayoría de inversores de renta variable. Pero cuando se analizan las categorías de
fondos más rentables en esta primera mitad de 2021 quizá sorprenda que dos de las
tres que mejor comportamiento han tenido tengan relación con el sector energético, tal
y como se ve en este artículo, con ganancias medidas superiores al 30%.

La causas de que la energía haya pasado de estar a la cola de rentabilidad en 2020 a la


cabeza en este 2021 son varias. La principal es la reapertura de la economía, lo que ha
normalizado la demanda y ha puesto en el tablero también esa demanda reprimida que
dejó 2020. Pero además, se ha producido con una oferta que no ha crecido de la misma
manera. Y a juzgar por la última reunión de la OPEP de esta semana, parece que así se
mantendrá al menos a corto plazo.

"Emiratos Árabes Unidos rechazó una propuesta de prórroga de ocho meses de los
límites de producción. El efecto más inmediato de la ruptura es que la OPEP y sus
aliados no incrementarán la producción para agosto y esto privará a la economía
global de suministros adicionales vitales a medida que la demanda se recupera,
situación que elevará temporalmente el precio del barril", explican desde Portocolom.
De hecho, esa falta de acuerdo es lo que ha llevado al Brent a situarse por encima de
los 75 dólares el barril y al West Texas a rozar también ese nivel.

La duda está en si el petróleo, que acumula solo este año una subida cercana al 50%
puede seguir subiendo a corto plazo o si ha tocado ya su techo. Y ahí la respuesta no
está clara ya que una desaceleración económica, sobre todo si las nuevas variantes del
Covid acaban por impulsar nuevas restricciones, podría impactar nuevamente en la
demanda a la baja y, por tanto, en su precio. "Creemos que las perspectivas de los
precios del petróleo son a la vez más volátiles y más equilibradas. Cualquier repunte
más pronunciado sólo aumentaría la gravedad de un siguiente retroceso", advierte
Norbert Rücker, responsable de economía y Next Generation Research de Julius Baer.

El papel de la transición energética


Además, hay que tener en cuenta que esta subida del crudo se produce en un momento
en el que se están sentando las bases para esa transición energética de la que hablan
cada vez más inversores y eso puede repercutir en la anulación de algunos proyectos
de extracción de crudo por parte de las grandes petroleras. Desde Portocolom citan
dos ejemplos. El primero, la decisión de un tribunal de los Países Bajos ordenando a
Royal Dutch Shell que redujera un 45% sus emisiones de gases de efecto invernadero
durante la próxima década. Y el segundo, la decisión del Banco Europeo de
Reconstrucción y Desarrollo (BERD) de dejar de invertir en proyectos de petróleo y
gas. "Estamos ante una industria bajo presión, en proceso de transformación y con una
elevada incidencia en el escenario económico global", concluyen en la agencia de
valores.
El petróleo domina todos los aspectos de nuestras vidas: es el combustible de nuestros
autos, se usa para producir objetos de plástico, la electricidad de nuestros hogares y
fábricas y puede incluso encontrarse en el fertilizante para la tierra en la que crecen
nuestros alimentos.

Por ello, nuestro mundo está dominado por la necesidad de controlar el petróleo. A
menudo es la causa de las guerras. Puede hacer a las naciones extremadamente ricas,
mientras que su escasez puede poner a la economía de rodillas.

Pero, ¿cómo llegó esta sustancia negra y pegajosa a impregnar de esta manera nuestro
mundo?
El crudo que había brotado a la superficie era usado por los pueblos antiguos de Medio
Oriente. Los babilonios -los antiguos habitantes de la actual Irak- lo usaban para
impermeabilizar sus botes y como argamasa en la construcción. Los egipcios lo
usaban en la preparación de las momias, para ayudar a preservar los cadáveres.

No obstante, pasaría mucho tiempo antes de que el verdadero potencial de esta


misteriosa sustancia negra fuera entendido y explotado.
1859: Nace la industria petrolera moderna
La industria del petróleo como la conocemos empezó a mediados del siglo XIX, con el
descubrimiento del primer pozo de petróleo comercialmente viable en Estados Unidos.

Sucedió en un momento en el que la tecnología emergente creó nuevos productos a


partir del petróleo. Uno de ellos, el queroseno, se hizo muy popular como combustible
limpio y barato para iluminar los hogares.
Unos años más tarde, fue creado el primer pozo comercial estadounidense en
Titusville, Pensilvania, cuando se estrenó la nueva técnica de usar una tubería para
recubrir los hoyos, lo que permitió perforar más profundamente.

El éxito del pozo junto con la alta demanda de queroseno disparó una fiebre de
petróleo que dio inicio a una gran industria.

1885: Combustible para autos


La demanda de petróleo se aceleró realmente con la invención del automóvil.

El ingeniero alemán Karl Benz inventó el primero en 1885. Su nuevo vehículo


funcionaba con un subproducto barato de la producción de queroseno llamado
gasolina.

La demanda de gasolina creció dramáticamente después de que Henry Ford cumplió


con su promesa de crear un auto que todo el mundo pudiera comprar, con el Modelo T
en 1908.

1908: Descubrimiento de petróleo en una nación árabe


Con la proliferación de los automóviles, la demanda de petróleo para hacer gasolina
para usarla como combustible aumentó. Fue entonces también cuando se descubrió
petróleo en Medio Oriente.

Poco después de la primera, otras reservas fueron halladas en toda la región. Las
naciones mediorientales carecían de la tecnología y conocimientos para extraer el
petróleo, lo que llevó a que fueran compañías occidentales la que se ganaran los
derechos de exploración y explotación por precios relativamente bajos.

La producción de Medio Oriente se desarrollaría hasta proveer más del 60% del
suministro mundial.

1914-1918: Primera Guerra Mundial y el petróleo


Con el estallido de una guerra global, se hizo evidente cuán importante era el petróleo
para la defensa de las naciones. Era necesario para los tanques, camiones y barcos de
guerra.

En la víspera de la Primera Guerra Mundial hubo una carrera armamentista entre las
dos superpotencias mundiales, que buscaban modernizar y expandir sus armadas. Los
buques de guerra modernos empezaron a usar gasolina en vez de carbón pues eso les
permitía moverse más rápido y permanecer en el mar por más tiempo.

Petróleo era uno de los pocos recursos que el Imperio Británico no producía, así que el
acceso al de Medio Oriente se tornó en una prioridad estratégica. Las naciones rivales
se apresuraron a asegurarse sus propias fuentes de la preciada sustancia.
1944: El cincelado de Medio Oriente de la posguerra
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los líderes de la posguerra eran muy
conscientes de que el petróleo era una mercancía preciosa. Su control había sido clave
para ganar la guerra.
Desde antes de derrotar a la Alemania nazi, Theodor Roosevelt y Winston Churchill ya
le habían apuntado a las crecientes reservas mediorientales. En agosto 8 de 1944 se
firmó el Acuerdo Petrolero Anglo-Americano, que dividía el petróleo de Medio
Oriente entre Estados Unidos y Reino Unido.

Roosevelt dijo: "El petróleo persa... es suyo. Compartiremos el petróleo de Irak y


Kuwait. Respecto al de Arabia Saudita, es nuestro".

No obstante, el acuerdo no tuvo en cuenta a la gente de los países involucrados.

1956: La crisis del Canal de Suez


En los años 50, el equilibrio del poder cambió, cuando Medio Oriente empezó a ser
consciente de su poder. Este cambio se hizo aparente durante la Crisis del Canal de
Suez.

El Canal de Suez era una ruta importante para el petróleo medioriental. Cuando Egipto
recuperó el control del canal, no sólo fue un golpe al orgullo de los antiguos imperios
sino que implicó que estos tenían que pagar más por el valioso combustible.

Otras naciones productoras de petróleo empezaron a ejercer su influencia.

A medida que crecía la dependencia de las naciones occidentales en el petróleo, los


países de Medio Oriente se fueron dando cuenta de la fuerza de su posición y
renegociaron contratos existentes con compañías petroleras occidentales para quedarse
con una mayor proporción de las ganancias.

1973: La primera crisis de petróleo mundial


Los productores árabes ostentaron su poder aún más cuando usaron su control del
petróleo para influir en asuntos políticos.

En 1973, la Organización Árabe de Países Exportadores de Petróleo instigaron un


embargo de petróleo contra Occidente por el apoyo de EE.UU. a Israel en la Guerra de
Yom Kippur, cuando ese país fue atacado por Egipto y Siria.

El suministro de petróleo escaseó y los precios casi se cuadriplicaron. Las economías


de todo el mundo fueron afectadas y los gobiernos occidentales empezaron a explorar
otras fuentes de petróleo para evitar que Medio Oriente mantuviera el dominio de un
bien tan crucial.
1990: La Guerra del Golfo
Occidente todavía era muy dependiente del petróleo de Medio Oriente, como se
evidenció cuando Irak invadió Kuwait y capturó sus pozos petroleros.
Una larga disputa entre Irak y Kuwait por territorio y pozos petroleros llevó a Irak a la
invasión en agosto de 1990. Las fuerzas de ocupación iraquíes le prendieron fuego a
700 yacimientos petrolíferos.

Tras el fracaso del diálogo diplomático con los líderes iraquíes, una coalición de
fuerzas encabezada por EE.UU. intervino en Kuwait.

Mantener el petróleo fluyendo era el objetivo estratégico principal.


1998: La revolución de la fracturación hidráulica en EE.UU.
Occidente siguió buscando nuevos métodos de extracción de petróleo y una técnica en
particular -fracturación hidráulica- se ha convertido en un desarrollo importante.
Bombear fluidos a presión en fracturas del subsuelo permite la extracción del petróleo
o gas alojado en las rocas.

Alentada por fondos gubernamentales y altos precios del petróleo, esta industria se
volvió rentable. La producción de petróleo en EE.UU. floreció y trajo consigo una
caída en la importación de este bien de Medio Oriente. Otras naciones están
explorando sus opciones para utilizar esta técnica en sus campos.

2015: El precio del petróleo colapsa


Con la caída del precio del petróleo, las naciones de Medio Oriente lo están usando de
nuevo: esta vez en una guerra comercial para perjudicar a otros países productores.
La recesión global disparó una caída en la demanda de petróleo. En vez de reducir el
suministro, las naciones árabes han mantenido los niveles de producción, lo que llevó
a una baja en el precio.

La intención era perjudicar a productores rivales -como los de fracturación


estadounidenses, Rusia y Europa-, la mayoría de los cuales dependen de los altos
precios del petróleo para ser rentables.

Al final de 2014, el precio había caído en más de un 40% y las compañías occidentales
estaban ya disminuyendo la cantidad de nuevas inversiones.

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