Atonia Uterina
Atonia Uterina
Atonia Uterina
Definición:
Se define como la incapacidad del útero
de contraerse tras el alumbramiento, lo
que conlleva una falta de hemostasia
del lecho placentario, con la
consiguiente hemorragia excesiva en el
postparto inmediato (más de 500 ml de
sangre tras parto vaginal o más de 1000
ml tras cesárea en las primeras 24
horas). Constituye una verdadera
emergencia, ya que este sangrado está
asociado a clínica, originando
hipovolemia, inestabilidad hemodinámica y shock. Siendo la principal causa de
muerte materna en todo el mundo, especialmente en países subdesarrollados o en
vías de desarrollo.
Es esencial que las fibras musculares se contraigan en forma estrecha sobre estas
arterias y venas para controlar la hemorragia y deben mantenerse contraídas, porque
basta que tan solo se relajen durante algunos segundos para ocasionar una
hemorragia repentina y copiosa. Deben permanecer bien contraídas, porque la
relajación continua y ligera produce un escurrimiento continuo de sangre, una de las
formas más engañosas de la hemorragia postparto.
En un estudio realizado durante el transcurso de 9 años en el estado de California se
descubrió que de 56 muerte maternas debidas a hemorragia en relación con el
embarazo, 19 fueron resultado de atonía uterina. La mayoría de estas mujeres
falleció cuatro horas después del parto, posiblemente antes de que se reconociera la
gravedad de su hemorragia. Estas pacientes eran en su mayoría multíparas de
mayor edad con partos espontáneos de término. Muchas de las muertes pudieron
haberse evitado si se hubiese diagnosticado la hemorragia antes y se hubiese
administrado el tratamiento adecuado a tiempo.
Factores Predisponentes
Existen algunos factores que predisponen a la hemorragia postparto, de modo que
en gran parte de los casos es posible anticiparlos.
La hemorragia por atonía uterina puede participarse después de partos en los
que hubo excesiva distensión del útero y que esta no pueda regresar a su
forma normal y capacidad de contracción (macrosomía, gemelos,
polihidramnios), en los que se utilizó anestesia profunda, y en los que las
contracciones fueron vigorosas o hipotónicas.
Edad avanzada de la mujer.
La paridad elevada o pacientes con muchos partos (a partir del sexto parto
aumenta el riesgo) y una hemorragia postparto anterior también exponen a la
paciente de mayor riesgo de hemorragia por atonía uterina.
Padecer enfermedades en las que se producen alteraciones de la coagulación
de la sangre (coagulopatías adquiridas o congénitas, etc), o que se produzca
una muerte fetal dentro del útero, son otros posibles factores que pueden
influir en el desarrollo de esta patología.
El parto de un niño grande, los fórceps medios o de rotación, la manipulación
intrauterina y el parto posterior a cesárea son ejemplos de situaciones en las
que el traumatismo tiene posibilidades de ocasionar una hemorragia
postparto, posiblemente debido a las laceraciones del útero o del canal de
parto.
Los intentos por apresurar el alumbramiento durante la tercera etapa del parto
también pueden ocasionar hemorragia. Cabe mencionar que una mujer
pequeña no puede tolerar tan bien la pérdida de sangre como una mujer de
tamaño promedio o más grande puesto que es más probable que la primera
tenga menor volumen de sangre.
Otras veces es por una fatiga del músculo (por ejemplo, en un parto que dure
mucho), o que exista una alteración de la anatomía de este, como miomas, o
de su funcionamiento que le dificulte la contracción, o que tras el parto,
queden restos de la placenta o grandes coágulos dentro del útero.
El uso de fármacos tocolíticos (inhibitorios de las contracciones uterinas)
pueden producir que finalmente haya una atonía uterina.
Cuadro Clínico
La hemorragia profusa que causa un traumatismo del canal del parto o por placenta
retenida puede suscitarse durante la tercera etapa de parto, pero es más frecuente
que ocurra en algún momento después de la salida de la placenta. Aunque esta
hemorragia temprana es en ocasiones torrencial, con expulsión de grandes
cantidades de sangre y de coágulos, la enfermera debe estar informada de que la
hemorragia puede aparecer como un goteo continuo de minuto a minuto.
Tratamiento
Las intervenciones médicas en caso de la mujer que sufre una hemorragia postparto
dependen de la causa de la hemorragia. Si el sangrado es producto de una placenta
retenida, el medico puede juzgar necesario extraer la placenta en forma manual.
La hemorragia postparto temprano debido a atonía uterina se trata con
masajes del fondo uterino y oxitócicos. Si la hemorragia es consecuencia de
laceraciones o retención de restos placentarios, quizá debe regresarse a la
paciente a sala de expulsión para curación o evacuación uterina.
Si el tratamiento antes mencionado resulta inadecuado para contener la
hemorragia, el medico puede comprimir el útero de manera bimanual,
tratamiento que suele ser el medio más eficiente para comprimir el sitio de la
hemorragia.
En la actualidad pocas veces se recurre a colocar compresas de gasa en el
útero, procedimiento que alguna vez se consideró útil para promover la
hemostasis en estos casos, pues muchos lo consideran un tratamiento
inadecuado que además puede producir infección.
En caso de hemorragia continua entre las intervenciones farmacológicas
adicionales que incluyen oxitocina o prostaglandinas en el miometrio. La
intervención quirúrgica puede llegar a ser necesario algunas veces. A menudo
se intenta ligar las arterias uterinas o hipogástricas antes de optar por la
histerectomía para prevenir la pérdida de sangre continua y potencialmente
fatal.
Cuidados de Enfermería
Dar masajes intermitentes hasta que el útero quede firme y conserve su tono.
Durante el masaje del fondo uterino la Enfermera debe anotar la cantidad de
hemorragia.
Cuando la hemorragia no produce una contracción adecuada en un lapso
corto, o si la hemorragia abundante continua a pesar de que el fondo se sienta
firme, la enfermera debe notificar al médico de inmediato, ya que la
hemorragia continúe.
La enfermera debe indicar a las mujeres la manera de valorar la altura y
firmeza del fondo uterino porque a su egreso ellas deben de vigilar el proceso
de involución.
Enseñarle a la paciente la manera de reconocer signos de desviación del
patrón normal por ejemplo que la altura del fondo no varíe, que se sienta
suave esta adolorido, que el sangrado persista o se observa sangre fresca, de
color rojo brillante, y que los loquios tengan mal olor.
Se le explica la importancia de solicitar atención si ella percibe alguna
desviación.
Vigilar pérdidas de líquidos
Mantener vía IV permeable y flujo de líquidos constantes para evitar la
hipovolemia.
Disponer de líquidos sanguíneos para la transfusión sanguínea si procede.
Vigilar signos vitales.
Extracción de sangre para el control de coagulación.
Administración IV de analgésicos para el dolor según pauta médica.
BIBLIOGRAFIA
Enfermería Materno infantil. 17ª. Edición REEDER MARTIN, KONIAK. Página
639, 976-978.
ATONÍA UTERINA
https://www.saludsavia.com/contenidos-salud/enfermedades/atonia-uterina