Sentencias Sobre Saneamiento Por Eviccion

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA 

PODER JUDICIAL 
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y de la Circunscripción Judicial del
Estado Anzoátegui, Extensión El Tigre. 
El Tigre, veintiuno (21) de Mayo de dos mil quince (2015) 
205º y 156º 

ASUNTO: BP12-R-2015-000023 

MOTIVO: CONFLICTO NEGATIVO DE COMPETENCIA.- 

PARTE ACTORA: Ciudadano MAIKEL JOSE CABEZA CEBALLOS,


venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad Nº 13.342.323,
domiciliado en la ciudad de Pariaguan, Municipio Miranda estado Anzoátegui.- 

APODERADO JUDICIAL: JOSE ANTONIO ARRIOJA, venezolano, mayor de


edad, Abogado en ejercicio, Inscrito en el Instituto de Previsión Social del
Abogado bajo el Nº 65.645 

PARTE DEMANDADA: GIANNY JOSE SABALLO, venezolano, mayor de


edad, soltero, titular de la cedula de identidad Nº 12.969.535, domiciliado en la
Ciudad de Cantaura, Municipio Freites, del estado Anzoátegui- 

-I- 
RELACION CRONOLOGICA DE ESTE TRIBUNAL 
Llegan los autos a esta alzada, provenientes del Juzgado Tercero de Municipio
Ordinario y Ejecutor de Medidas de los Municipios Simón Rodríguez y San José
de Guanipa de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, El Tigre las
presentes actuaciones contentivas del Conflicto Negativo de Competencia,
planteado por la ciudadana Jueza titular de ese Juzgado abogada LUISA
VILCHEZ GARCIA, con ocasión a la demanda que por SANEAMIENTO POR
EVICCION, presentara el ciudadano MAIKEL JOSE CABEZA CEBALLOS,
venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad Nº 13.342.323, a
través de Apoderado abogado JOSE ANTONIO ARRIOJA, inscrito en el
Instituto de previsión Social del abogado bajo el Nº 65.645, en contra del
ciudadano GIANNY JOSE SABALLO, venezolano, mayor de edad, soltero,
Titular de la Cedula de Identidad Nº 12.969.535, con domicilio en la ciudad de
Cantaura Municipio Freites.- .- Estimo su Acción en la suma de Trescientos
veintiún mil bolívares (Bs.321.000,00). Se da por recibido el siguiente
Expediente.- 

El Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la


Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, extensión El Tigre, En fecha
dieciséis (16) de diciembre de 2014 se declaró Incompetente para conocer de la
presente causa en razón de la CUANTIA, y declinó el conocimiento del asunto al
Juzgado Distribuidor de Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas de los
Municipios Simón Rodríguez y San José de Guanipa de la Circunscripción
Judicial del estado Anzoátegui fundamentó su decisión en lo siguiente: “… 
“…Por cuanto de la revisión del texto del escrito de la demanda se evidencia que
la parte actora estima la demanda en la suma de TRESCIENTOS VEINTIUN
MIL BOLIVARES (Bs. 321.000,oo) lo que representa en unidades tributarias la
cantidad de DOS MIL QUINIENTAS VEINTISIETE CON CICUENTA Y
CINCO (2.527,55) UNIDADES TRIBUTARIAS; y siendo que la competencia
por la cuantía, no excede de tres mil unidades tributarias, que le esta atribuida a
los Juzgados de Municipio, según Resolución Nº 2009-0006 de fecha 18 de marzo
de 2009 emanada del Tribunal Supremo de Justicia, publicada en Gaceta Oficial
de la Republica Bolivariana de Venezuela en fecha dos de abril de 2009, que
prevé: Los Juzgados de Municipio, categoría C en el escalafón Judicial,
conocerán en primera Instancia de los asuntos contenciosos cuya cuantía no
exceda de tres mil unidades tributarias (3.000 U.T.), es por lo que este Tribunal se
declara INCOMPETENTE para conocer de la presente causa, en consecuencia
administrando justicia en nombre de la Republica y por autoridad de la Ley
DECLINA LA COMPETENCIA POR RAZON DE LA CUANTIA, y acuerda
remitir el presente expediente al Juzgado Distribuidor de Municipio Ordinario y
Ejecutor de Medidas de los Municipio Simón Rodríguez y San José de Guanipa
de la circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, con sede en la ciudad de El
Tigre.- 
Es por lo antes expuesto en acatamiento de la Resolución transcrita que este
Tribunal en nombre de la Republica Bolivariana de Venezuela y por autoridad de
la Ley, se declara INCOMPETENTE EN RAZON DE LA CUANTIA, para
conocer del presente procedimiento y en consecuencia, acuerda declinar el
presente expediente al Juzgado Distribuidor de Municipio Ordinario y Ejecutor de
Medidas de los Municipio Simón Rodríguez y San José de Guanipa de la
circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, con sede en la ciudad de El
Tigre…..” 
En sentencia interlocutoria de fecha veintiséis (26) de febrero de 2015, el Juzgado
Tercero de Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas de los Municipios Simón
Rodríguez y San José de Guanipa de la Circunscripción Judicial del Estado
Anzoátegui, se declaró INCOMPETENTE en razón del Territorio para conocer
del presente juicio por DAÑOS Y PERJUICIOS DE SANEAMIENTO POR
EVICCION, en virtud de lo cual planteó el Conflicto Negativo de Competencia y
ordenó mediante oficio la remisión de las presentes actuaciones al Juzgado
Superior en lo Civil, Mercantil y Tránsito de esta Circunscripción, a los fines de
que resuelva el conflicto planteado y regule la competencia, en la referida
sentencia se dejo sentado lo siguiente: 
“….En el caso de marras, observa este Tribunal, que el juzgado Primero de
Primera instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del estado Anzoátegui se declaró Incompetente en razón de la cuantía
para conocer del presente asunto por cuanto: se evidencia que la parte actora
estima la demanda en la suma de TRESCIENTOS VEINTIUN MIL
BOLIVARES (Bs. 321.000,oo) lo que representa en unidades tributarias la
cantidad de DOS MIL QUINIENTAS VEINTISIETE CON CICUENTA Y
CINCO (2.527,55) UNIDADES TRIBUTARIAS; y siendo que la competencia
por la cuantía, no excede de tres mil unidades tributarias, que le esta atribuida a
los Juzgados de Municipio, según Resolución Nº 2009-0006 de fecha 18 de marzo
de 2009 emanada del Tribunal Supremo de Justicia, publicada en Gaceta Oficial
de la Republica Bolivariana de Venezuela en fecha dos de abril de 2009…… es
por lo que este Tribunal se declara Incompetente para conocer de la presente
causa, en consecuencia declina la competencia por razón de la cuantía. 
En este sentido, y por cuanto en la presente causa, se observa que el demandante
ciudadano Maikel José Cabeza Ceballos, venezolano, mayor de edad, titular de la
cedula de identidad Nº V-13.342.323, tiene su domicilio en la ciudad de
Pariaguan, Municipio Francisco de Miranda del Estado Anzoátegui y asimismo,
el demandado ciudadano Gianny José Saballo, Venezolano, mayor de edad, titular
de la cedula de identidad Nº V-12.969.535, tiene su domicilio en la ciudad de
Cantaura, Municipio Pedro María Freites Estado Anzoátegui. 
y aunado a ello, la celebración del contrato, de venta del bien objeto de la
presente acción, según se desprende del documento que en original y copia
fotostática fue acompañado con el libelo de la demanda, se efectuó por ante la
Notaría Pública de la ciudad de Pariaguan, del Estado Anzoátegui; de allí que este
Juzgado tomando en consideración tanto del domicilio de la demandada. Como el
resto de los factores de conexión por ella mencionados de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 60 del Código de Procedimiento Civil, según el cual la
incompetencia por el territorio debe ser declarada aún de oficio en cualquier
estado y grado de la causa, por lo que este Tribunal se declara incompetente por
razón del territorio para conocer de la presente causa en virtud de las razones de
hecho y de derecho antes expuestas, toda vez que a criterio de esta juzgadora el
competente para conocer y decidir de la presente causa, es el Juzgado de
Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas del Municipio Pedro María Freites de
la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, Sede Cantaura; y en
consecuencia de conformidad con lo establecido en el artículo 70 del Código de
procedimiento Civil, se plantea de oficio el conflicto negativo de competencia, y
se ordena remitir las presentes actuaciones al Juzgado Superior en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui,
quien es el Tribunal Superior y común a ambos Tribunales declarados
incompetentes, a los fines de que resuelva el conflicto planteado y regule la
competencia en la presente causa. Y así se declara. 
DISPOSITIVA 
Por todas las razones expuestas, este Tribunal Tercero de Municipio Ordinario y
Ejecutor de Medidas de los Municipios Simón Rodríguez y San José de Guanipa
de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, Administrando Justicia en
nombre de la Republica Bolivariana y por Autoridad de la Ley, se declara
INCOMPETENTE, en razón del Territorio para conocer del presente juicio por
DAÑOS Y PERJUICIOS DE SANEAMIENTO POR EVICCION incoada por el
ciudadano: Maikel José Cabeza Ceballos, venezolano, mayor de edad, titular de la
cédula de identidad Nº 13.342.323 y domiciliado en la ciudad de Pariaguan,
Municipio Francisco de Miranda del Estado Anzoátegui contra el ciudadano:
Gianny José Saballo, Venezolano, mayor de edad, soltero, Titular de la Cedula de
Identidad Nº 12.969.535, domiciliado en Cantaura Municipio Freites del Estado
Anzoátegui; y en consecuencia, de conformidad con lo dispuesto en el articulo 70
del Código de Procedimiento Civil, se plantea de oficio el conflicto negativo de
competencia, y se ordena remitir las presentes actuaciones al Juzgado Superior en
lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado
Anzoátegui, a los fines que resuelva el conflicto planteado y regule la
competencia en la presente causa. Y así se decide….” 

Por auto de fecha veinticuatro (24) de Abril de 2015, se admitió el presente


asunto y de conformidad con lo establecido en el artículo 73 del Código de
Procedimiento Civil, esta alzada resolverá el conflicto negativo de competencia
en un lapso de diez (10) siguientes al 24 de abril de 2015, fecha en que fue
recibido y admitido el presente recurso por ante este Tribunal Superior. 
DE LA COMPETENCIA DE ESTE TRIBUNAL 
Le corresponde a esta Juzgadora declarar su competencia, la cual le está
adjudicada por ser el Tribunal Superior de la Circunscripción Judicial del Juzgado
donde se planteó la Regulación, de conformidad con lo previsto en los artículos
70 y 71 del Código de Procedimiento Civil, y así se establece. 
-II- 
MOTIVOS PARA DECIDIR 
Este Tribunal a los fines de dictar sentencia en la presente causa previamente
observa lo siguiente: 
El presente juicio se contrae a la demanda por DAÑOS Y PERJUICIOS POR
SANEAMIENTO POR EVICCION, interpuesto por el ciudadano MAIKEL
JOSE CABEZA CEBALLOS, en contra del ciudadano GIANNY JOSE
SABALLO, todos plenamente identificados. Demanda que fue interpuesta por
ante el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de
la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, extensión El Tigre, el cual se
declaró Incompetente para conocer de la presente causa en razón de la
CUANTIA, y declinó el conocimiento del asunto al Juzgado Distribuidor de
Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas de los Municipios Simón Rodríguez
y San José de Guanipa de esta Circunscripción Judicial, correspondiéndole por
distribución al Juzgado Tercero de municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas de
los referidos municipios, el cual también se declaró incompetente para conocer
del presente asunto en razón del TERRITORIO. 

Planteado el Conflicto Negativo de Competencia corresponde a este Juzgado


Superior, establecer cual tribunal resulta competente 
Se observa de autos que la acción intentada es por Daños y Perjuicios de
Saneamiento por Evicción, intentada por el ciudadano MAIKEL JOSE CABEZA
CEBALLOS, en contra del ciudadano GIANNY JOSE SABALLO,, mediante la
cual se pretende una acción por Daños y Perjuicios de Saneamiento por Evicción.
La parte demandante alega que en fecha tres (03) de diciembre de dos mil doce
(2012), compró al ciudadano Gianny José Saballo un vehiculo, y que del referido
documento compra-venta el demandante ciudadano Maikel José Cabeza Ceballos
cumplió a cabalidad con todas las obligaciones contratadas con el vendedor, del
referido documento de compra venta las partes no fijaron domicilio procesal. 
Examinando las actas procesales que conforman el presente expediente, este
Tribunal a fines de pronunciarse respecto al conflicto negativo de competencia
planteado observa lo siguiente: 
El artículo 40 del Código de Procedimiento civil dispone lo siguiente: 
“Las demandas relativas a derechos personales y las relativas a derechos reales
sobre bienes muebles se propondrán por ante la autoridad judicial del lugar donde
el demandado tenga su domicilio o en defecto de éste su residencia. Si el
demandado no tuviere domicilio ni residencia conocidos, la demanda se
propondrá en cualquier lugar donde él se encuentre.” (Negritas y subrayado del
Tribunal). 
Al respecto se hace necesario traer a colación lo establecido por la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia Expediente Nº 12-083, de fecha
10-05-2012, quien ha dejado sentado lo siguiente: “… El artículo 40 del Código
de Procedimiento, como norma general, establece la competencia del Juez donde
el demandado tenga su domicilio en aquellas demandas que versen sobre
derechos personales y/o reales sobre bienes muebles. ….” 

En razón de ello, dada la naturaleza jurídica del caso bajo examen; debe
determinarse conforme las reglas de competencia establecidas en la Ley Adjetiva
Civil y al criterio jurisprudencial de la Sala de Casación Civil que rigen la
competencia en cuanto a la materia de bienes muebles; es decir que la acción
intentada debe dirimirse ante los Tribunales que resulten competentes en razón de
la materia, del territorio y la cuantía, conforme a las normas de derecho adjetivo
civil del derecho común, en razón que la presente demanda obedece a un reclamo
por Daños y Perjuicios de Saneamiento por evicción sobre un bien mueble, de
acuerdo a la interpretación de la norma anteriormente considera esta juzgadora
que se le debe atribuir la competencia al Tribunal de Municipio Pedro María
Freites por cuanto se evidencia de autos que el demandado Gianny José Saballo
sobre el cual recae la demanda tiene su domicilio en la Ciudad de Cantaura del
Municipio Pedro María Freites de la Circunscripción del estado Anzoátegui. Y así
se declara 
Por lo que debe concluirse que en base a la naturaleza del presente juicio ha de
tenerse como naturaleza Civil, tratándose el presente juicio de una demanda por
daños y perjuicios de saneamiento por evicción, el Tribunal competente POR EL
TERRITORIO para conocer de la presente demanda, le corresponde al Juzgado
Distribuidor de Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas del Municipio Pedro
María Freites de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, Sede
Cantaura, al lugar del domicilio del demandado de autos tal como será declarado
de manera expresa, positiva y precisa en la parte dispositiva del presente fallo.
Así se decide. 

-III- 
DECISION 
En consecuencia en base a las razones de Hecho y derecho antes expuestos, este
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial
del Estado Anzoátegui, Extensión El Tigre, administrando justicia en nombre de
la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la ley, declara:
PRIMERO: Que es COMPETENTE POR TERRITORIO, el Juzgado Distribuidor
de Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas del Municipio Pedro María Freites
de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, Sede Cantaura, para
conocer, sustanciar y decidir la demanda por daños y perjuicios de saneamiento
por evicción, intentada por el ciudadano MAIKEL JOSE CABEZA CEBALLOS,
contra el ciudadano GIANNY JOSE SEBALLO, supra identificados. SEGUNDO:
En consecuencia se Ordena, remitir copia certificada de la presente decisión a los
Juzgados Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, extensión El Tigre, que se
declaró incompetente para conocer de la presente causa y al Juzgado Tercero de
Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas de los Municipios Simón Rodríguez
y San José de Guanipa de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, El
Tigre, quien planteó el Conflicto Negativo de Competencia. Y así se decide.- 
Queda así regulada la competencia. Líbrese Oficio y Remítase el Expediente,
Cúmplase, Regístrese, Publíquese y Déjese Copia Certificadas.- 
Publíquese, regístrese y remítase el expediente al Juzgado Distribuidor de
Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas del Municipio Pedro María Freites de
la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, Sede Cantaura. 
Dado, firmado y sellado en la Sala de Despacho del Juzgado Superior en lo Civil,
Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, Sede
el Tigre, a los veintiún (21) días del mes de mayo del año dos mil quince (2015).
Años: 205º de la Independencia y 156° de la Federación. 
LA JUEZ SUPERIOR PROVISORIA, 

Dra. KARELLIS ROJAS TORRES LA SECRETARIA, 


Abg. AMARILYS CAIRO NARVAEZ 
En esta misma fecha siendo las once y cincuenta y seis (11:56 a.m.) minutos de la
mañana, se publicó y dictó la presente sentencia, previa las formalidades de Ley
LA SECRETARIA, 

Abg. AMARILYS CAIRO NARVAEZ 


BP12-R-2015-000023 - TSJ Regiones - Decisión
http://anzoategui.tsj.gob.ve/DECISIONES/2015/MAYO/1071-21-BP12-R-2015-
000023-BP12-R-2015-000023.HTML... 
http://jca.tsj.gob.ve/DECISIONES/2009/MARZO/1478-5-AP42-N-2006-000272-
2009-325.HTML
ttp://portuguesa.tsj.gob.ve/decisiones/2006/mayo/1125-30-14.666-.html

EPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA 


EN SU NOMBRE 
JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL 
Y DEL TRANSITO DEL PRIMER CIRCUITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN 
JUDICIAL DEL ESTADO PORTUGUESA GUANARE 

EXPEDIENTE 14.666. 

DEMANDANTE JOSÉ INOCENCIO GARCÍA ROJAS, venezolano, mayor de edad, titular de la


cédula de identidad N° 8.111.055. 

APODERADO JUDICIAL CESAR PIMENTELCASTILLO, abogado en ejercicio, inscrito en el Instituto


de Previsión Social del Abogado bajos el N° 108.035. 

DEMANDADA ARDENAGO DEL CARMEN PERDOMO PACHECO, venezolano, mayor de edad,


titular de la cédula de identidad N° 5.128.166. 

APODERADO JUDICIAL RICARDO OLIVIO GODOY, abogado en ejercicio, inscrito en el Instituto


de Previsión Social del Abogado bajos el N° 104.172. 

MOTIVO DEMANDA DE SANEAMIENTO POR EVICCIÓN EN LA VENTA. 

SENTENCIA DEFINITIVA. 
MATERIA CIVIL. 

El día 19 de Julio del 2005, este Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y
Tránsito del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, con sede en la
ciudad de Guanare, admitió demanda de Saneamiento por Evicción en la Venta incoada por el
ciudadano José Inocencio García Rojas contra el ciudadano Ardenago del Carmen Perdomo
Pacheco, alega el demandante que según documento de contrato de compra venta
protocolizado por ante la Notaría Pública de esta ciudad de Guanare, en fecha 04 de febrero
de 2005, inserto bajo el N° 03, Tomo 20 de los Libros de autenticaciones llevados por ante esa
notaría, el cual acompaña marcado “A”, adquirió unas bienhechurias ubicadas sobre un lote de
terreno Municipal, con las siguientes características: Una casa de bloque, techo de zinc, piso de
cemento, una habitación, una salsa, una cocina y árboles frutales, tales como: mango, coco,
tamarindo, etc., cercado con alambre de púas y estantillos de madera, cuyos linderos son:
Norte: Autopista José Antonio Páez con 39 metros y 50 centímetros; Sur: Calle Caja de Agua,
con 46 metros y 60 centímetros; Este: Avenida principal de Boconoito con 31 metros y 40
centímetros y Oeste: Ocupación de Alida Rojas con 34 metros y 50 centímetros; por un monto
de TREINTA MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 30.000.000,00), igualmente alega que su persona
cumplió a cabalidad todas la obligaciones contractuales con el vendedor, y a la vez entró en
posesión del bien adquirido, el cual esta de nulidad, por cuanto se encuentra ubicado al borde
de la Autopista General José Antonio Páez, es decir, dentro del derecho de vía a menos de la
distancia reglamentaria que es de cincuenta metros, desde el eje central de la autopista,
asumiendo el vendedor con la carga del saneamiento por evicción que prevé el Código Civil,
asimismo alega que el vendedor recibió como parte de pago, a su entera y cabal satisfacción
un vehículo con las siguientes características: Placa: SCA829; Modelo: Samuray; Clase:
Camioneta Marca: Toyota; Año: 1983; Motor: 2F748137; Serial de Carrocería: FJ60077275; el
cual acompaña marcado “B”, más SEIS MILLONES DE BOLIVARES (Bs. 6.000.000,00). 
Alega que en fecha 31/03/2005, se le hace llegar un oficio N° 00547, emitido por el Ministerio
de Infraestructura (MINFRA) el cual me hace saber que se requiere sea reubicada de esta
franja, las bienhechurias de su exclusiva propiedad, por cuanto las mimas están ubicadas en el
derecho de vía de la Autopista General José Antonio Páez, prog. 39 + 300 del Sector Boconoito,
oficio que anexa en copia simple marcado “D”, de igual forma alega que en fecha 31/03/2005,
se emite un oficio N° 00551, el cual se refiere a la inspección técnica efectuada por MINFRA, a
los efectos de dejar constancia de la buena visibilidad del terreno y por ende el óptimo estado
para la construcción de un sala de requisa para el comando de la Guardia Nacional y demás
autoridades de Tránsito Terrestre, el cual anexa marcado “E”, manifiesta el demandante que el
vendedor actúa con irregularidad, valiéndose de artificios y artimañas de la noble intención del
comprador y de sus escasos conocimientos, asesorado por el abogado asistente de ambos
documentos de ventas los marcados A y B, el cual induce a solicitud del vendedor el efectivo
traspaso de dichos bienes tanto de las bienhechurias como del vehículo, el vendedor
aprovechándose y procurando un beneficio propio y exagerado en perjuicio ajeno y a
sabiendas del eventual desalojo del área que ocupaba, actuando de mala fe, por todas estas
razones es que demanda al referido ciudadano, para que convenga en pagar o en su defecto
sea condenado a pagarle la cantidad de VEINTICINCO MILLONES DE BOLIVARES (Bs.
25.000.000,00), por concepto del vehículo dado en venta el cual le traspasó como parte de
pago en fecha 04/03/2005, así como la cantidad de SEIS MILLONES DE BOLIVARES (Bs.
6.000.000,00), entregados al demandado en efectivo, por concepto de cumplir con la
obligación de la venta, más las costas y costos del proceso, estima la demanda en la cantidad
de TREINTA Y SEIS MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 36.000.000,00). Solicita al Tribunal Medida
Preventiva de Embargo sobre bienes muebles del demandado, consistentes en un vehiculo con
las siguientes características: Placa: SCA829; Modelo: Samuray; Clase: Camioneta Marca:
Toyota; Año: 1983; Motor: 2F748137; Serial de Carrocería: FJ60077275. 
Admitida la demanda, el demandado se dio por citado el 11 de Agosto del 2005, y otorgó
poder apud acta a los abogados Joham Eli Quiñones y Heber Pérez Ariza, estos profesionales
del derecho renunciaron al poder el 21/09/2005, y el Tribunal acordó notificar al demandado
de esa renuncia, quien otorgó poder apud acta el 10/10/2005, al abogado Ricardo Olivio
Godoy, quien opuso cuestiones previas y las mismas fueron declaradas sin lugar y
posteriormente dio contestación a la demanda conviniendo que había celebrado ese contrato
de venta de las bienhechurias en la cantidad de TREINTA MILLONES DE BOLIVARES (Bs.
30.000.000,00) y recibió como parte de pago una camioneta que fue valorada en la suma de
VEINTICINCO MILLONES DE BOLIVARES (Bs. 25.000.000,00), tales hecho los niega y los rechaza,
ya que manifiesta que la compró al demandante según documento que acompañó éste
marcado “B”, y que el depósito del Banco Fondocomun por la cantidad de SEIS MILLONES DE
BOLÍVARES (Bs. 6.000.000,00), no prueba que se le haya dado como parte de pago la suma
referida, igualmente alega el demandado que el contrato de venta lo realizó con el
demandante de buena fe, quien lo aceptó en cada una de sus partes, rechazando y negando la
demanda por saneamiento, por evicción incoada en su contra. 
El 16 de Febrero del 2006, la parte demandante José García Rojas otorgó Poder Apud Acta al
abogado César Pimentel Castillo, vencido el lapso probatorio se fijó para presentar informes y
ninguna de las partes hizo uso de este derecho. 
MOTIVACIONES PARA DECIDIR 
El Tribunal para decidir lo hace previo a las siguientes consideraciones: 
El problema debatido en esta causa viene dado en que la parte actora alega que compró unas
bienhechurias por la cantidad de TREINTA MILLONES DE BOLIVARES (Bs. 30.000.000,00), al
ciudadano Ardenago Perdomo Pacheco, dando como parte de pago de esa venta una
camioneta Samuray, que fue valorada en la cantidad de VEINTICINCO MILLONES DE BOLIVARES
(Bs. 25.000.000,00), más SEIS MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 6.000.000,00) en efectivo, que
fueron retirados de la cuenta de ahorro el 04/03/2005, pero que posteriormente esa venta, el
inmueble que adquirió se encuentra ubicado en el derecho de vía de la Autopista General José
Antonio Páez, que según el Ministerio de Infraestructura debe ser reubicado, la parte
demandada se resiste a esa pretensión rechazándola y contradiciéndola en todas y cada una
de sus partes, manifestando que efectivamente se realizó esa venta, pero la camioneta no fue
recibida como parte de pago, ya que la misma fue comprada al demandante. 
Según el Artículo 1474 del Código Civil, la venta es un contrato por el cual el vendedor se
obliga a transferir la propiedad de una cosa y comprador a pagar el precio, y el vendedor tiene
dos obligaciones transferir y garantizar la propiedad u otro derecho al comprador quedando
obligado por saneamiento, por vicios ocultos de la cosa vendida o evicción para garantizar la
posesión pacífica y útil de lo vendido, así lo desarrollan los Artículos 1486, 1503, 1507, 1508 y
1518 del Código Civil, que establecen: 
…“Artículo 1.486. Las principales obligaciones del vendedor son la tradición y el saneamiento
de la cosa vendida. 

Artículo 1.503. Por el saneamiento que debe el vendedor al comprador, responde aquél:  
1º De la posesión pacífica de la cosa vendida. 
2º De los vicios o defectos ocultos de la misma. 

Artículo 1.507. Aunque se haya estipulado que el vendedor no queda obligado al saneamiento,
en caso de evicción deberá restituir el precio, a menos que el comprador hubiese tenido
conocimiento del riesgo de la evicción en el momento de la venta o que haya comprado a todo
riesgo. 

Artículo 1.508. Si se ha prometido el saneamiento o si nada se ha estipulado sobre él, el


comprador que ha padecido la evicción tiene derecho a exigir del vendedor: 
1º La restitución del precio. 
2º La de los frutos, cuando está obligado a restituirlos al propietario que ha reivindicado la
cosa. 
3º Las costas del pleito que haya causado la evicción y las del que hubiese seguido con el
vendedor para el saneamiento en lo conducente. 
4º Los daños y perjuicios y los gastos y costas del contrato. Si la restitución de frutos se
hubiese impuesto al comprador, como poseedor de mala fe, esará la obligación impuesta al
vendedor en el número 2º de este artículo. 

Artículo 1.518. El vendedor está obligado al saneamiento de la cosa vendida por los vicios o
defectos ocultos que le hagan impropia para el uso a que esté destinada, o que disminuya el
uso de ella de tal manera que si el comprador los hubiera conocido, no la habría comprado o
hubiera ofrecido un precio menor.”… 

Los supuestos de responsabilidades legales por vicios ocultos de la cosa vendida por parte del
vendedor, viene dado en primer lugar que se afecte cualitativamente la cosa, en segundo lugar
que la afecte para el uso al cual esta destinada, en tercer lugar la gravedad del vicio, que de
haberlo conocido el comprador no hubiera comprado la cosa o hubiera ofrecido un precio
menor, en cuarto lugar que el vicio sea oculto, que el vicio que exista para el momento de la
venta y que éste sea ignorado por el comprador. 
En el caso de marras, la parte actora acompañó un oficio distinguido con el N° 00547 de fecha
31/03/2005, emanado del Centro Regional de Coordinación del Estado Portuguesa, Ministerio
de Infraestructura (folio 12 y 13), donde se le informe al demandante que esas bienhechurias
que se encuentran en la Autopista General José Antonio Páez, prog. 39 + 300 del Sector
Boconoito, requiere ser reubicado fuera de esa franja, que será destinada a la construcción de
una sala de requisa corporal, esta documental guarda relación directa con las bienhechurias
que compró el demandante al demandado, según documento autenticado por ante la Notaría
Pública de Guanare, el 04/03/2005, ya que la misma se encuentra ubicada en el Barrio Nuevo
de Boconoito al lado de la Autopista General José Antonio Páez, en un terreno Municipal, este
contrato de venta fue admitido por el demandado el cual no es controvertido y el Tribunal
aprecia su eficacia y validez en cuanto al objeto vendido y al precio, y se aprecia igualmente los
oficios emanados del Centro Regional de Coordinación del Ministerio de Infraestructura
distinguido con los N° 00547 y 00551, para demostrar que el ente regulador del área de
derecho vía de la Autopista General José Antonio Páez, solicitó la reubicación de esas
bienhechurias que se encuentra dentro de la franja de la Autopista General José Antonio Páez,
en el prog. 39 + 300, entes estos que regulan todo lo referente a los espacios y distancias de
esa vía pública con respecto a las franjas que limitan a la misma, evidenciándose que cuando el
comprador actor adquirió las bienhechurias ignoraba que las mismas estaban fomentadas en
una franja prohibida para construir que pertenece al área de derecho de vía de la autopista,
por lo cual el vicio ya existía y el comprador lo ignoraba, siendo responsable el vendedor, ya
que estaba obligado, además de asegurar la posesión útil, garantizarle a éste que la misma
carece de vicios ocultos, en consecuencia se declara y aprecia que cuando el comprador
adquirió las bienhechurias lo hizo de buena fe y desconocía las prohibiciones que regula el
Ministerio de Infraestructura en cuanto al área de derecho de la vía de la Autopista General
José Antonio Páez, en el prog. 39 + 300, franja esta donde se prohíbe este tipo de
construcción. Así se decide. 
Determinado la responsabilidad del vendedor por vicios ocultos en las bienhechurias que le
vendió a la parte actora, se hace necesario por ser un hecho controvertido verificar la forma de
pago que realizó la parte actora, quien alega que para pagar la cantidad de TREINTA MILLONES
DE BOLIVARES (Bs. 30.000.000,00), que era el precio de las bienhechurias vendidas lo hizo en
dos formas de pago, la primera mediante al entrega o venta de una camioneta samuray por el
precio de VEINTICINCO MILLONES DE BOLIVARES (Bs. 25.000.000,00) y el saldo restante, fue
pagado en efectivo por la cantidad de SEIS MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 6.000.000,00), según
retiro de la cuenta de ahorro del cual es titular el demandante. En este sentido, el Tribunal
observa que según el documento autenticado por ante la Notaría Pública de Guanare, el
04/03/2005, Ardenago Perdomo Pacheco, aparece vendiéndole al demandante José García
Rojas, las bienhechurias que están infectadas de vicios ocultos por la cantidad de TREINTA
MILLONES DE BOLIVARES (Bs. 30.000.000,00), que declaró recibir en dinero efectivo y a su
cabal satisfacción, pero en ese mismo día el 04/03/2005, se firmó un documento donde José
García Rojas parte actora, le vende al ciudadano Ardenago Pacheco parte demandada, una
camioneta samuray por la cantidad de VEINTICINCO MILLONES DE BOLIVARES (Bs.
25.000.000,00), estas dos ventas que no se encuentran causadas, en virtud que en el
documento no aparece que cuando se vendió la camioneta se hizo como parte de pago para la
compra de las bienhechurias, pero sin embargo existe el indicio cierto y así lo ha afirmado el
demandante que dio como parte de pago la camioneta en referencia, lo cual demuestra que
efectivamente el vendedor recibió la camioneta como parte de pago y así lo aprecia este
Tribunal. 
La parte actora acompañó en copias la libreta de ahorro del Banco Fondocomun, donde es
titular José Inocencio García, en la misma se lee que el día 04/03/2005, retiró la cantidad de
SEIS MILLONES QUINIENTOS MIL BOLIVARES (Bs. 6.500.000,00), coincidiendo el día, el mes y el
año, cuando se suscribieron los contratos de venta de las bienhechurias y de la camioneta,
indicio que aprecia este Tribunal por el hecho conocido de los contratos de venta que se
efectuaron ese misma día, mes y año, en que la parte actora retiró el dinero de la referida
entidad bancaria, lo cual induce a este juzgador que efectivamente el vendedor recibió la
cantidad de SEIS MILLONES DE BOLIVARES (Bs. 6.000.000,00), como parte de pago de los
TREINTA MILLONES DE BOLIVARES (Bs. 30.000.000,00) que era el valor de las bienhechurias.
Así se resuelve. 
La parte actora acompañó con la demanda una inspección extrajudicial evacuada por el
Juzgado del Municipio San Genaro de Boconoito, la cual evidencia el estado en que se
encuentran las referidas bienhechurias como también su ubicación y linderos, que no fueron
impugnadas por la parte demandada adquiriendo todo su valor probatorio por ser evacuada
por un funcionario competente, teniendo las mismas pertinencia y conducencia con los hechos
controvertidos. Así se decide. 
La parte demandada durante la secuela de este proceso no promovió ningún medio probatorio
para enervar la pretensión del actor. 
DISPOSITIVA 
Por los anteriores razonamientos este Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y
Tránsito del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa,
Administrando Justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y Autoridad de la
Ley DECLARA: 1) CON LUGAR la pretensión de Saneamiento por vicios ocultos en la venta que
se realizó el 04/03/2005, por ante la Notaría Pública de Guanare, anotada bajo el N° 03, Tomo
20 de los libros de autenticaciones, y en consecuencia el vendedor Ardenago Perdomo
Pacheco, debe restituirle al comprador José Ignacio García Rojas, la cantidad de SEIS MILLONES
DE BOLIVARES (Bs. 6.000.000,00) que recibió, más la camioneta con las siguientes
características: Placa: SCA829; Modelo: Samuray; Clase: Camioneta Marca: Toyota; Año: 1983;
Motor: 2F748137; Serial de Carrocería: FJ60077275; que recibió como parte pago de
VEINTICINCO MILLONES DE BOLIVARES (Bs. 25.000.000,00) por saldo restante, según
documento autenticado por ante la Notaría Pública de Guanare el 04/03/205, anotado bajo el
N° 04, Tomo 20 de los libros de autenticaciones. 2) Se le condena a pagar la cantidad de CINCO
MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 5.000.000,00), por indemnización de los daños y perjuicios
causados al comprador. 
Se condena en costas a la parte demandada, por haber resultado totalmente vencido en esta
causa. 
Publíquese, regístrese y déjese copia certificada. 
Dada, sellada y firmada en la Sala del Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y Tránsito del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa.
Guanare, a los Treinta días del mes de Mayo del año Dos Mil Seis (30/05/2006). Años 196° de
la Independencia y 147° de la Federación. 

El Juez, 

Abg. Rafael Ramírez Medina. 


La Secretaria, 

Abg. Jakelin Urquiola 


En la misma fecha se dictó y publicó a las 03:00 p.m. 
JUEZ PONENTE: ALEXIS JOSÉ CRESPO DAZA 
Expediente Nº AP42-N-2006-000272 
En fecha 16 de junio de 2006, se recibió en la Unidad de Recepción y
Distribución de Documentos (URDD) de las Cortes de lo Contencioso
Administrativo, Oficio Nº 00-903 de fecha 2 de mayo de 2006, mediante el cual
el Juzgado Superior Primero en lo Civil y Contencioso Administrativo de la
Región Nor-Oriental, remitió el expediente contentivo de la demanda intentada
por “incumplimiento de contrato y daños y perjuicios” por las abogadas Carmen
Rita Tuttocuore e Ivette Izquierdo, inscritas en el Instituto de Previsión Social del
Abogado bajo los Nros. 52.993 y 78.093, respectivamente, actuando con el
carácter de apoderadas judiciales de la sociedad mercantil “PROMOTORA
AGUASANTA, C.A.”, inscrita en el Registro Mercantil Primero de la
Circunscripción Judicial del Estado Sucre en fecha 5 de marzo de 1999, bajo el
Nº 61, folios 195 al 198, contra el MUNICIPIO BOLÍVAR DEL ESTADO
ANZOÁTEGUI. 
Dicha remisión se efectuó en virtud de la consulta obligatoria ordenada conforme
al artículo 70 del entonces vigente Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la
Procuraduría General de la República –publicada en la Gaceta Oficial N° 5.554,
Extraordinario de fecha 13 de noviembre de 2001–, en concordancia con el
artículo 102 de la hoy derogada Ley Orgánica de Régimen Municipal –publicada
en la Gaceta Oficial N° 4.109, de fecha 15 de junio de 1989–, al haber declarado
el prenombrado Tribunal Superior con lugar la demanda interpuesta, en sentencia
de fecha 2 de febrero de 2005. 
El 22 de junio de 2006, se dio cuenta en esta Corte y se designó ponente al Juez
Alexis José Crespo Daza. 
El 23 de junio de 2006, se pasó el expediente al Juez ponente. 
Vista la incorporación del ciudadano Emilio Ramos González; en fecha 6 de
noviembre de 2006, se reconstituyó la Corte Segunda de lo Contencioso
Administrativo, quedando integrada su Junta Directiva de la siguiente manera:
Emilio Ramos González, Presidente; Alexis José Crespo Daza, Vicepresidente; y
Alejandro Soto Villasmil, Juez. 
El 7 de febrero de 2007, la apoderada judicial del demandante solicitó “(…) el
avocamiento (sic) de la Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo a los
fines de que se pronuncie sobre la presente consulta”. 
El 22 de febrero de 2007, esta Corte se abocó al conocimiento del presente
asunto y se ratificó como ponente al Juez Alexis José Crespo Daza. 
En fecha 13 de marzo de 2007, la Abogada Carmen Tuttocuore, actuando con el
carácter de apoderada judicial de la sociedad mercantil Promotora Aguasanta,
C.A consignó escrito en el que solicitó la improcedencia “de la Consulta
Obligatoria a favor del Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui”. 
El 29 de febrero de 2008, el abogado Raúl Miguel Ramírez Senia, inscrito en el
Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el Nº 67.032, actuando con el
carácter de apoderado judicial de la demandante, consignó poder original que
acredita su representación, y sustituyó el mismo en la abogada Sorbey González,
inscrita en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el Nº 104.877. 
En fechas 27 de marzo, 14 de abril y 19 de mayo de 2008, la abogada Sorbey
González, actuando con el carácter de apoderada judicial de la sociedad mercantil
Promotora Aguasanta, C.A., requirió a esta Corte se dicte sentencia en la presente
causa. 
El 4 de junio de 2008, la abogada Carmen Tuttocuore, actuando con el carácter
de apoderada judicial de la accionante, presentó diligencia mediante la cual
ratificó el escrito de alegatos presentado en fecha 13 de marzo de 2007, y solicitó
a esta Corte dicte la decisión correspondiente. 
En fechas 5 de junio, 10 de junio, 1º de julio, 10 de julio, 31 de julio y 16 de
septiembre de 2008, la abogada Sorbey González, actuando con el carácter de
apoderada judicial de la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., requirió
a esta Corte se dicte sentencia en la presente causa. 
El 21 de octubre de 2008, la abogada Carmen Tuttocuore, actuando con el
carácter de apoderada judicial de la accionante, presentó diligencia mediante la
cual ratificó el escrito de alegatos presentado en fecha 13 de marzo de 2007, y
solicitó a esta Corte dicte la decisión correspondiente. 
En fechas 22 de octubre, 10 de noviembre, 27 de noviembre y 15 de diciembre de
2008, la abogada Sorbey González, actuando con el carácter de apoderada
judicial de la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., requirió a esta
Corte se dicte sentencia en la presente causa. 
El 14 de enero de 2009, la abogada Sorbey González, actuando con el carácter de
apoderada judicial de la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., requirió
le fuera concedida una audiencia con el ponente de la causa, así como que esta
Corte dicte sentencia definitiva en la presente causa. 
En fecha 2 de marzo de 2009, la referida abogada, actuando con el carácter de
apoderada judicial de la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., requirió
a esta Corte se dicte sentencia en la presente causa. 
Examinadas las actas que conforman el presente expediente, esta Corte pasa a
dictar sentencia previa las siguientes consideraciones: 

DE LA DEMANDA INTERPUESTA 
A través de escrito presentado en fecha 27 de noviembre de 2002, indicaron los
apoderados judiciales de la demandante que el día 23 de julio de 1999, mediante
título de propiedad anotado bajo el Nº 161 del Libro de Registro de Títulos de
Terrenos llevado por el Concejo Municipal del Municipio Bolívar del Estado
Anzoátegui, “Promotora Aguasanta, C.A., adquirió del Municipio Bolívar del
Estado Anzoátegui” una parcela de terreno constante de veintidós mil
ochocientos sesenta y ocho metros cuadrados con noventa y nueve decímetros
cuadrados (22.868,99 mts²), identificada con el número catastral 03-51, ubicada
en la Avenida Intercomunal, Sector Las Garzas, Barcelona, Estado Anzoátegui. 
Así las cosas, expusieron que “(…) el bien vendido había sido recuperado por el
Municipio mediante un acto administrativo de fecha 13 de abril de 1999, que
luego sería declarado absolutamente nulo mediante fallos de este Juzgado
Superior de fecha 14 de agosto de 2000 y de la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo de fecha 20 de junio de 2002. Por consiguiente, en virtud de estos
fallos, el Municipio Bolívar no estuvo en capacidad jurídica de disponer
válidamente del bien vendido a mi representada, por lo que incumplió su
obligación principal de vendedor de transferir la propiedad a la compradora”.
(Resaltado del original). 
A tal efecto, señalaron que “(…) no es posible demandar la ejecución en especie
de la obligación de dar comprometida, pues el bien vendido no está ni estuvo en
el patrimonio municipal en el momento de la venta (…). Tampoco es posible
demandar el saneamiento por evicción, pues al versar el contrato presuntamente
sobre un ejido, dicha acción de saneamiento está prohibida por el artículo 127 de
la Ley Orgánica de Régimen Municipal. Por ende, es forzoso demandar la
resolución del contrato, por incumplimiento del vendedor, con los daños y
perjuicios causados (...)”. (Resaltado de los apoderados de la demandante). 
Con base en lo antes expuesto demandaron al ente municipal para que conviniera
en la resolución del contrato, “(...) así como en el pago de los daños y perjuicios
derivados de tal incumplimiento; o que, en defecto de convenimiento, el Tribunal
declare la resolución del contrato y condene al Municipio Bolívar del Estado
Anzoátegui, de conformidad con sus atribuciones, a lo siguiente: 
a) La devolución del precio pagado, esto es la cantidad de ciento catorce millones
trescientos cuarenta y cuatro mil novecientos cincuenta bolívares (Bs.
114.344.950,00); 
b) El pago de los daños y perjuicios, representados, conforme al art. 1.273 del
Código Civil, en primer lugar por la pérdida monetaria sufrida, esto es la
diferencia de valor de la moneda venezolana entre el momento del pago del
precio y la fecha de ejecución de la sentencia (…); y, en segundo lugar, por la
utilidad de que se ha privado a nuestra representada prudencialmente calculada
en el rendimiento que hubiera producido el precio pagado, de haber sido
colocado a plazo fijo, a la tasa promedio fijada por el Banco Central de
Venezuela, desde el día del pago del precio (22 de julio de 1999) hasta el día de
ejecución de la sentencia, todo lo cual solicitamos se fije mediante experticia
complementaria del fallo”. (Resaltado del escrito original). 
II 
DE LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA 
En la oportunidad de dar contestación a la demanda el apoderado judicial del
Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui negó de manera total y absoluta las
alegaciones realizadas por la demandante. En tal sentido, señaló que “(…) la
sentencia pronunciada por este mismo Tribunal, en relación con la acción de
nulidad interpuesta por la persona jurídica a quien le fue rescatado por el
Municipio Simón Bolívar, la identificada cabida o superficie (…) fue una
decisión a posteriori a la fecha del Contrato de Compra-Venta de dichos terrenos,
que esta decisión judicial constituye una condición sobrevenida que por su
naturaleza jurídica, es en esencia una CAUSA EXTRAÑA NO IMPUTABLE
que en forma específica constituye el HECHO DEL PRÍNCIPE, el cual no puede
ser rebatido ni impugnado cuando ha quedado definitivamente firme”. (Resaltado
del original). 
En otro orden de ideas, expuso que de conformidad con el artículo 127 de la
entonces vigente Ley Orgánica de Régimen Municipal –publicada en la Gaceta
Oficial N° 4.109, de fecha 15 de junio de 1989–, la demandante “sabía que en el
momento de la celebración del contrato de compra del identificado terreno; que
estaba comprando un inmueble de propiedad Municipal, y por tanto estaba
consciente de que compraba a riesgo del comprador (…), es decir que la ley no lo
amparaba, ni lo ampara en la reclamación de sus pretendidos daños y perjuicios,
por cuanto el propio dispositivo legal, niega absolutamente la existencia de daño
alguno, en estos casos donde el vendedor sea un Municipio, y el objeto vendido
sea un terreno de Propiedad Municipal”. 
En razón de lo anterior, consideró que “al Municipio Simón Bolívar del Estado
Anzoátegui no se le puede imputar en ninguna forma ni razón valedera el
incumplimiento del contrato celebrado con la hoy demandante sociedad
mercantil ‘PROMOTORA AGUASANTA, C.A.’ porque así lo dice la Ley, así lo
(sic) el artículo 127 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal; y finalmente
también lo confirman el artículo 1272 del Código Civil y el Artículo 1488, y
demás disposiciones sustantivas ejusdem”. (Mayúsculas del original). 
Por último, alegó la falta de cualidad de la demandante debido a que “no tiene la
parte actora ningún derecho para reclamar los presuntos daños y perjuicios que
señala injustificadamente en su escrito libelar”. 

III 
DE LA SENTENCIA OBJETO DE CONSULTA 
En fecha 2 de febrero de 2005, el Juzgado Superior en lo Civil y Contencioso
Administrativo de la Región Nor-Oriental, declaró con lugar la demanda
interpuesta. 
A los fines de fundar su decisión, dicho Tribunal señaló en primer lugar, respecto
a la falta de cualidad aducida por el ente demandado, que “(…) existió una venta
de una parcela de terreno del Municipio para Promotora Aguasanta, C.A., esta
última alega haber sido objeto de incumplimiento en las obligaciones del
vendedor y se afirma titular del derecho a solicitar la resolución del contrato y a
pedir las indemnizaciones que juzgue convenientes por los daños y perjuicios que
pudiera haber sufrido, a reserva de que en la secuela del proceso logre probar
tanto el incumplimiento como la ocurrencia de los daños. Bajo estas premisas, la
actora si tiene cualidad e interés para demandar y así se declara”. 
Respecto al alegado hecho del príncipe, consideró que “(…) la defensa opuesta
por el representante del Municipio al expresar: ‘(…) que esta decisión judicial
constituye una condición sobrevenida que por su naturaleza jurídica, es en
esencia CAUSA EXTRAÑA NO IMPUTABLE que en forma específica
constituye EL HECHO DEL PRINCIPE el cual no puede ser rebatido ni
impugnado cuando ha quedado definitivamente firme’ no pasa de ser una
boutade (sic) o un malabarismo de palabras escritas, desprovista de todo
significado y por lo tanto, extraña a la materia del proceso”. (Mayúsculas del
original). 
Respecto a la aplicación del artículo 127 de la entonces vigente Ley Orgánica de
Régimen Municipal, expuso que “(…) la evicción no constituye un motivo para
deducir ninguna acción, al contrario es una situación de hecho regida por los
artículos 1.503 y siguientes del Código Civil, cuya ocurrencia legitima al
comprador para obligar al vendedor a cumplir con su obligación de sanear,
mediante su llamamiento o notificación de la demanda mediante la cual se
materializa esa evicción, en los términos señalados en el Código de
Procedimiento Civil, al punto de que según lo dispuesto en el artículo 1517 (sic)
del Código Civil, cesa esa obligación de sanear cuando el comprador no hace
notificar al vendedor de la demanda de evicción y el vendedor prueba que tenía
medios de defensa suficientes para ser absuelto de la demanda. Por lo tanto,
habiéndose demandado en el presente caso la resolución del contrato de
compraventa de la parcela de terreno, la respectiva devolución del precio y la
reparación de los daños causados, en fuerza debe declararse la imposibilidad de
aplicar el artículo 127 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal al presente
asunto”. 
Así, declaró que “(…) mediante la consignación de las copias certificadas de las
sentencias dictada (sic) por este mismo Tribunal el 14 de agosto de 2000 y de la
dictada por la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, que declaró sin
lugar la apelación interpuesta por el Municipio, realizadas el 22 de septiembre de
2004, accedieron a los autos pruebas fehacientes contra las cuales la
representación del Municipio no combatió en forma alguna, de que el 23 de julio
de 1999, el Municipio vendió a la actora una parcela de terreno (…). Que dicha
parcela fue objeto de un recurso contencioso administrativo de anulación
propuesto por ante este mismo Tribunal por la Empresa Territorial del Caribe,
C.A., declarado favorable a su pretensión en contra del Municipio Simón
Bolívar, mediante sentencia proferida el 14 de agosto de 2000, al declarar nulo en
forma absoluta el acto administrativo dictado por esa entidad federal el 13 de
abril de 1999, mediante el cual se pretendió rescatar una parcela de terreno que
tiene idénticas características, medidas, linderos y ubicación geográfica que la
que fue vendida a la actora por el Municipio. Que apelado como fue dicho fallo
por el Municipio, fue confirmado en todas y cada una de sus partes por la Corte
Primera de lo Contencioso Administrativo el 20 de junio de 2002”. 
En razón de lo anterior, señaló que “con esta declaratoria de nulidad absoluta, el
acto no podía surtir efectos ulteriores de ninguna naturaleza y que por lo tanto, el
Municipio, estaba en la imposibilidad física de cumplir las obligaciones que le
impone el Código Civil al vendedor, entre las cuales, en primordio cuenta la
obligación de hacer la tradición de la cosa poniendo en posesión de ella al
comprador”. 
Como consecuencia de lo expuesto, el Tribunal de la causa declaró con lugar la
demanda interpuesta, declarando en consecuencia con lugar la acción de
resolución de contrato y en consecuencia resuelto el contrato in comento, por lo
que ordenó al demandado: 1.- devolver el precio recibido, y 2.- pagar el monto de
los daños y perjuicios adeudados a la demandante en razón de no haber podido
disponer de la suma pagada desde el 4 de agosto de 1999 hasta el día del pago
efectivo, “y de los daños que se le ocasionaron a la actora por la pérdida del valor
adquisitivo de la moneda, igualmente desde el 4 de agosto de 1999 hasta la fecha
del pago efectivo”, para cuyo cálculo fue ordenada la realización de una
experticia complementaria. 

IV 
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR 
I. De la competencia de esta Corte: 
Como punto previo, esta Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo debe
verificar su competencia para conocer de la consulta de Ley, establecida en el
artículo 70 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General
de la República –publicada en la Gaceta Oficial N° 5.554, Extraordinario de
fecha 13 de noviembre de 2001–, aplicable al caso de marras de conformidad con
lo previsto en el artículo 102 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal –
publicada en la Gaceta Oficial N° 4.109, de fecha 15 de junio de 1989– (ambas
vigentes para la fecha en la que se dictó el fallo objeto de consulta), el cual
establece que toda decisión que resulte contraria a la pretensión, defensa o
excepción de la República debe ser sometida a consulta obligatoria ante el
Tribunal Superior Competente. 
En virtud de lo anterior y visto que dentro del ámbito de competencias de las
Cortes de lo Contencioso Administrativo, se encuentra el conocimiento de la
consulta de las decisiones dictadas por los Juzgados Superiores en lo
Contencioso Administrativo Regionales (Vid. Sentencia N° 2.271, de fecha 24 de
noviembre de 2004, de la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia, caso: Tecno Servicios Yes’ Card, C.A.); y según lo establecido en el
artículo 1° de la Resolución N° 2003-00033 emanada de la Sala Plena del
Tribunal Supremo de Justicia, en fecha 10 de diciembre de 2003, publicada en la
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 37.866, de fecha 27
de enero de 2004, según la cual esta Corte Segunda de lo Contencioso
Administrativo “(…) tendrá las mismas competencias que corresponden a la
Corte Primera de lo Contencioso Administrativo conforme a lo dispuesto en el
artículo 185 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia y el resto del
ordenamiento jurídico”, esta Corte resulta competente para conocer de la
presente consulta, como Alzada natural de las decisiones dictadas por los
Juzgados Superiores con competencia contencioso-administrativa. Así se
declara. 
II. De la procedencia de la consulta de Ley planteada: 
Determinada la competencia para conocer de la consulta prevista en el artículo 70
del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la
República (ahora establecida en el artículo 72 del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley de Reforma Parcial del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la
Procuraduría General de la República –Decreto Nº 6.286 de fecha 30 de julio de
2008–), pasa esta Corte a pronunciarse previamente sobre la solicitud formulada
en fecha 13 de marzo de 2007, por la apoderada judicial de la sociedad mercantil
Promotora Aguasanta, C.A., en la que requirió a esta Corte declarase
improcedente la “Consulta obligatoria a favor del Municipio Bolívar del Estado
Anzoátegui”. 
En la referida solicitud, la recurrente señaló que el Juzgado Superior en lo Civil y
Contencioso Administrativo de la Región Nor Oriental resolvió la petición
formulada por la representación judicial del Municipio Bolívar del Estado
Anzoátegui, de que se remitiera en consulta el fallo dictado por el citado
Juzgado, en vista que la sentencia definitiva le había sido adversa. Así, indicó
que el Juzgador de Instancia acogió favorablemente la invocación del artículo
102 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal, “vigente al dictarse la sentencia
y, en consecuencia, por aplicación del artículo 70 de la Ley Orgánica de la
Procuraduría General de la República, repuso la causa al estado de tramitar la
consulta obligatoria”. 
Igualmente, sostuvo que “al dictarse la resolución de reposición de la causa para
tramitar la consulta obligatoria, ya no estaba vigente el artículo 102 de la Ley
Orgánica de Régimen Municipal, pues dicha ley había sido íntegramente
derogada por la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, vigente desde el 8 de
junio de 2005”, indicando que la última de las leyes citadas no prevé la consulta
obligatoria razón por la que adujo que “no puede afirmarse que, después del 8 de
junio de 2005, los municipios gocen de los mismos privilegios y prerrogativas
que la legislación nacional acuerda a la República”. (Destacado del escrito). 
Ahora bien, con ocasión a la procedencia o no de la consulta obligatoria prevista
en el artículo 70 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría
General de la República –publicada en la Gaceta Oficial N° 5.554, Extraordinario
de fecha 13 de noviembre de 2001–, (ahora establecida en el artículo 72 del
Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma Parcial del Decreto con
Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República –Decreto Nº
6.286 de fecha 30 de julio de 2008–), resulta oportuno realizar las siguientes
consideraciones: 
La sentencia dictada por el Juzgado Superior en lo Civil y Contencioso
Administrativo de la Región Nor Oriental que declaró con lugar la demanda
interpuesta contra el Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui, fue dictada el 2
de febrero de 2005, fecha en la que se encontraba vigente la Ley Orgánica de
Régimen Municipal –publicada en la Gaceta Oficial N° 4.109, de fecha 15 de
junio de 1989–, la cual, respecto de las prerrogativas del Municipio en juicio,
establecía en su artículo 102 lo siguiente: 
“Artículo 102: El Municipio gozará de los mismos privilegios y prerrogativas
que la legislación nacional otorga al Fisco Nacional, salvo las disposiciones en
contrario contenidas en esta Ley. Igualmente, regirán para el Municipio, las
demás disposiciones sobre Hacienda Pública Nacional en cuanto le sean
aplicables”. (Resaltado de esta Corte). 
De la disposición transcrita se desprende que la misma constituye una cláusula de
aplicación extensiva, conforme a la cual las prerrogativas y privilegios que
acordaran las leyes nacionales al Fisco Nacional serían aplicables, por efecto del
artículo in examine, a los Municipios. De esta forma, se consideraba como propio
y aplicable a los Municipios el conjunto de privilegios y prerrogativas acordadas
por las leyes nacionales al Fisco Nacional, bastando la vigencia de dicho artículo
para considerarlos como extensibles a los Municipios. 
En idéntico sentido, y dado que, se reitera, la sentencia de primera instancia,
contraria a la defensa del Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui, fue dictada
en fecha 2 de febrero de 2005, esto es, encontrándose aún vigente la Ley
Orgánica de Régimen Municipal, es por lo que, ante tal circunstancia, debe ser
dicho cuerpo normativo el aplicable al caso de autos. (Vid. Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, sentencia N° 3839 de fecha 7 de diciembre de
2005, caso: Ilse Cova Reyes). 
De otra parte se tiene que el referido artículo 70 del Decreto con Fuerza de Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República –publicada en la Gaceta
Oficial N° 5.554, Extraordinario de fecha 13 de noviembre de 2001–, establecía
una prerrogativa procesal acordada a favor de la República (ahora establecida en
el artículo 72 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma Parcial
del Decreto Con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la
República –Decreto Nº 6.286 de fecha 30 de julio de 2008–), en los casos en que
recaiga una sentencia que resulte contraria a la pretensión, excepción o defensa
de la República, consistiendo dicha prerrogativa en que la sentencia recaída en el
asunto respectivo, deberá obligatoriamente ser consultada ante el Tribunal
Superior Competente. 
De esta forma, aprecia esta Corte que se ha establecido la figura de la consulta
obligatoria de todas las sentencias definitivas que resulten contrarias a la
pretensión, defensa o excepción de la República, lo cual constituye una
manifestación de las prerrogativas acordadas a los entes públicos en los casos en
que le corresponda actuar ante los Órganos Jurisdiccionales, prerrogativas que
encuentran su fundamento en la función que ejercen tales entes públicos, como
representantes y tutores del interés general y, en consecuencia, como protectores
del patrimonio que conforma la Hacienda Pública (Vid. Neher, Jorge Andrés.
Privilegios y Prerrogativas de la Administración en el Contencioso
Administrativo. En: Liber Amicorum. Homenaje a la Obra Científica y Docente
del Profesor José Muci-Abraham. Editorial Jurídica Venezolana. Caracas. 1994,
pag. 419 y sig). 
En este sentido se destaca, que en razón de los bienes y valores supremos que el
Estado personifica y está llamado a realizar, y con fundamento en las variadas y
complejas situaciones creadas por las crecientes necesidades de la comunidad
social y política, el legislador se ha visto obligado a sancionar normas
especialmente dirigidas a defender y a dar solícita protección a esos bienes y
valores cuando pertenezcan a la República, o a entes públicos, cuya peculiar
naturaleza, destinación y utilidad colectiva, así los requieran. 
De esta forma, en atención a ese elevado propósito de conservación y defensa de
los bienes y valores que pertenezcan a la República, el ordenamiento jurídico
contiene un conjunto de disposiciones sancionadas con el definido propósito de
amparar especialmente los derechos e intereses patrimoniales de la República,
ante lo cual resulta una obligación de los órganos del Poder Judicial darle
aplicación plena y efectiva a tales disposiciones, con el propósito de asegurar la
mejor y más cumplida realización de los fines del Estado, tal como se desprende
del mandato contenido en el artículo 65 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza
de Ley de Reforma Parcial del Decreto Con Fuerza de Ley Orgánica de la
Procuraduría General de la República (Decreto Nº 6.286 de fecha 30 de julio de
2008). 
En relación a ello, debe esta Corte resaltar el criterio sostenido por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia Nº 902 de fecha 14
de mayo de 2005, sobre la aplicación de la prerrogativa referida a la consulta
obligatoria de todas las sentencias definitivas que resulten contrarias a la
pretensión, defensa o excepción de la República, para el momento, establecido en
el artículo 70 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría
General de la República –publicada en la Gaceta Oficial N° 5.554, Extraordinario
de fecha 13 de noviembre de 2001–, en la cual se señaló lo siguiente: 
“(…) Al respecto debe advertirse que la consulta obligatoria prevista en el
artículo 70 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General
de la República, (…) debe ser efectuada sin excepción por los Tribunales
Superiores que sean competentes en cada caso (…) ya que la misma, así como las
prerrogativas a que alude el artículo 63 eiusdem, persiguen resguardar los
intereses patrimoniales de la República y que todos aquellos entes públicos sobre
los que aquella tenga derechos, no con el objetivo de evitar la responsabilidad del
Estado, sino de impedir afectaciones en el cumplimiento de sus fines
fundamentales establecidos en el ordenamiento jurídico, mediante el equilibrio
entre los derechos de las personas y las potestades y obligaciones de la República
(…)”. (Negrillas de esta Corte). 
De lo anterior, se evidencia la obligación en la que se encuentran los Órganos
Jurisdiccionales de aplicar las prerrogativas procesales acordadas por el
legislador a la República, pues, tal como quedó suficientemente explanado en el
presente fallo, tales prerrogativas tienen como propósito impedir afectaciones en
el cumplimiento de los fines fundamentales establecidos en el ordenamiento
jurídico, lo cual debe realizarse mediante el equilibrio entre los derechos de las
personas y las potestades y obligaciones de la República, (en nuestro caso del
Municipio). 
En virtud de lo anterior, es preciso concluir que es obligatorio aplicar en el caso
de autos las disposiciones contenidas en la entonces vigente Ley Orgánica de
Régimen Municipal –publicada en la Gaceta Oficial N° 4.109, de fecha 15 de
junio de 1989–, por tal razón debe aplicarse el artículo 102 del mencionado
cuerpo normativo, y en consecuencia la prerrogativa que para el momento se
encontraba dispuesta en el artículo 70 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica
de la Procuraduría General de la República –publicada en la Gaceta Oficial N°
5.554, Extraordinario de fecha 13 de noviembre de 2001–, (ahora establecida en
el artículo 72 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma Parcial
del Decreto Con Fuerza De Ley Orgánica De La Procuraduría General de la
República –Decreto Nº 6.286 de fecha 30 de julio de 2008–), por esta razón
resulta procedente la consulta obligatoria de la sentencia de fecha 2 de febrero de
2005, dictada por Juzgado Superior Primero en lo Civil y Contencioso
Administrativo de la Región Nor-Oriental, y en consecuencia forzoso para esta
Alzada declarar improcedente la solicitud realizada en esta instancia por la
representación judicial de la demandante. Así se decide. 
III. De la consulta de la decisión dictada por el Juzgado Superior en lo Civil y
Contencioso Administrativo de la Región Nor-Oriental en el presente caso: 
Determinada la procedencia de la consulta prevista –para el momento en que
dictó el fallo objeto de la misma– en el artículo 70 del Decreto con Fuerza de Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República (publicada en la Gaceta
Oficial N° 5.554, Extraordinario de fecha 13 de noviembre de 2001), aplicable al
presente caso de conformidad con el artículo 102 de la entonces vigente Ley
Orgánica de Régimen Municipal (publicada en la Gaceta Oficial N° 4.109, de
fecha 15 de junio de 1989), al haber declarado el Juzgado Superior en lo Civil y
Contencioso Administrativo de la Región Nor-Oriental, con lugar la demanda
interpuesta por la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C. A., contra el
Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui, en sentencia de fecha 2 de febrero de
2005; corresponde entonces verificar la conformidad a derecho de la referida
sentencia y a tal efecto se observa: 
Es preciso señalar que las apoderadas judiciales de la demandante exponen sus
argumentos en forma tal que hacen notar que estamos en este caso ante una
acción que tiene como objeto el cumplimiento de obligaciones derivadas de la
suscripción de un contrato de venta, además de la reclamación por daños y
perjuicios derivados del incumplimiento del mismo.
Así, del análisis realizado al escrito libelar, se tiene que la representación judicial
de la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., demandó en primer lugar
“la resolución del contrato, por incumplimiento del vendedor”, derivado de lo
cual, seguidamente requirió el pago de “los daños y perjuicios causados”. 
Indicaron los representantes judiciales de la demandante, que el Municipio
demandado incumplió las obligaciones que le correspondían como vendedor de
la parcela “(…) pues el bien vendido no está ni estuvo en el patrimonio municipal
en el momento de la venta”, ya que “el bien vendido había sido recuperado por el
Municipio mediante un acto administrativo de fecha 13 de abril de 1999, que
luego sería declarado absolutamente nulo mediante fallos de este Juzgado
Superior de fecha 14 de agosto de 2000 y de la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo de fecha 20 de junio de 2002”. 
Por otra parte, la representación del Municipio demandado, al momento de dar
contestación a la demanda, señaló que tal pretensión resulta improcedente, por
cuanto “la sentencia pronunciada por [el Tribunal de la causa] en relación con la
acción de nulidad interpuesta por la persona jurídica a quien le fue rescatado por
el Municipio Simón Bolívar, la identificada cabida o superficie (…) fue una
decisión a posteriori a la fecha del Contrato de Compra-Venta de dichos terrenos,
que esta decisión judicial constituye una condición sobrevenida que por su
naturaleza jurídica, es en esencia una CAUSA EXTRAÑA NO IMPUTABLE
que en forma específica constituye el HECHO DEL PRÍNCIPE, el cual no puede
ser rebatido ni impugnado cuando ha quedado definitivamente firme”.
(Destacado y mayúsculas del escrito). 
Sobre la resolución de contrato demandada, el Juzgado Superior Primero en lo
Civil y Contencioso Administrativo de la Región Nor-Oriental, luego de estimar
que el Municipio “estaba en la imposibilidad física de cumplir las obligaciones
que le impone el Código Civil al vendedor”, y de observar que el comprador
había pagado el precio pactado, de conformidad con lo establecido en los
artículos 1.167 y 1.273 del Código Civil, declaró con lugar la acción de
resolución de contrato y en consecuencia resuelto el contrato de compra venta
cuya resolución requirió la demandante, a la par de que ordenó al ente Municipal
demandado, la devolución del precio pagado y el pago de los daños y perjuicios. 
En virtud de lo anterior, esta Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo, a
fin de verificar la procedencia de la resolución de contrato demandada, estima
conveniente realizar las siguientes precisiones: 
La resolución de contratos, es un medio de terminación de contratos específico
de los contratos bilaterales, que supone forzosamente que ocurra el
incumplimiento culposo de una de las partes contratantes, terminación ésta que
tiene efectos retroactivos, es decir, el contrato terminado por resolución se
considera extinguido, no desde el momento en que la resolución se declara, sino
que mediante una ficción jurídica se considera como que si jamás hubiese
existido contrato alguno. (Vid. Maduro Luyando, Eloy: Curso de Obligaciones,
Derecho Civil III, UCAB, Caracas, 1997, p. 591-592). 
Ahora bien, el incumplimiento culposo se refiere a la inejecución de la
obligación motivada por un obstáculo o causa que es o se considera por el
legislador imputable al deudor, es decir, se trata del incumplimiento debido a
dolo (intención) y a culpa del deudor, como el debido a circunstancias o causas
que si bien en sí mismas son discutibles como imputables al deudor, el legislador
objetivamente las considera como tales en el sentido de que no dispensan al
deudor de responsabilidad alguna cuando por tales causas incumple su
obligación. (Vid. la obra citada en el párrafo anterior p. 95-96). 
Para que se considere verificado el incumplimiento culposo, deben observarse
dos (2) elementos a saber: i.- el incumplimiento, consiste en la inejecución total o
parcial de la obligación, o también de la inejecución permanente y definitiva o en
el retardo en el cumplimiento. Ambas formas están contempladas en el artículo
1.271 del Código Civil; y, ii.- la culpa, es decir, no basta con la existencia del
incumplimiento para que el deudor esté obligado a responder del mismo
ejecutando forzosamente la obligación o indemnizando los daños y perjuicios
causados, por cuanto resulta necesario que el incumplimiento se deba a la culpa
del deudor. (Vid. Maduro Luyando, en la obra ya citada, p. 95-96) 
Ahora bien, siendo que en el presente caso la sociedad mercantil Promotora
Aguasanta, C.A. demandó la resolución del contrato tantas veces identificado, y
advertido como ha sido que para que un contrato bilateral se extinga por el
referido modo de terminación debe verificarse el incumplimiento culposo de una
de las partes, resulta indispensable analizar como quedaba distribuida la carga de
la prueba de tal supuesto, para lo cual, se considera conveniente traer en actas las
apreciaciones realizadas por el autor Maduro Luyando en su obra arriba citada,
como sigue: 
Indica el autor, que el legislador establece en el artículo 1.271 del Código Civil
una presunción del carácter culposo en todo incumplimiento de una obligación
contractual, y que corresponde al acreedor demostrar el incumplimiento y al
deudor, para desvirtuar esta presunción, la demostración de que el
incumplimiento se debió a una causa extraña no imputable. 
Sin embargo, agrega, que la interpretación expuesta es modificada en parte por el
mismo legislador en lo que respecta a la prueba del incumplimiento por parte del
acreedor, ello de acuerdo a lo establecido en el artículo 1.345 del Código Civil, el
cual es del siguiente tenor: 
Artículo 1.354.- Quien pida la ejecución de una obligación debe probarla, y quien
pretenda que ha sido libertado de ella debe por su parte probar el pago o el hecho
que ha producido la extinción de su obligación. 
Respecto del contenido del anterior artículo el citado autor concluye que siendo
el incumplimiento, la no ejecución de la obligación, tratándose de un hecho
negativo, nuestro legislador exime de manera general al acreedor de la necesidad
de demostrar ese hecho, y sólo le impone la necesidad de demostrar la existencia
de la obligación, correspondiendo al deudor demostrar el cumplimiento o pago de
la misma o cualquier otro hecho que la haya extinguido. 
Concluye entonces señalando que al acreedor le basta con demostrar la existencia
de la obligación, sin tener que demostrar el incumplimiento, ni mucho menos su
carácter culposo, sólo tiene la carga de la prueba de la existencia de la obligación
y que demostrada ésta, opera contra el deudor una presunción legal de
incumplimiento culposo, es decir, verificada la existencia de una obligación, el
legislador presume con carácter de juris tantum que dicha obligación fue
incumplida culposamente por el deudor, y corresponde entonces a éste desvirtuar
esa presunción probando la causa extraña no imputable como causa del
incumplimiento o demostrando que cumplió la obligación o que ésta se extinguió
por los medios propios y aptos para extinguirla. 
Ahora bien, circunscribiéndonos al caso que nos ocupa, a fin de determinar la
procedencia en derecho de la resolución de contrato demandada, se tiene que: 
La sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., alegó la existencia de una
obligación por parte del Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui en virtud del
negocio jurídico efectuado entre ellos, plasmado en el contrato de compra venta
anotado bajo el Nº 161 del Libro de Registro de Títulos de Terrenos llevado por
el Concejo Municipal del Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui, el cual
consta en autos y fue reconocido por el Municipio demandado, razón por la cual
debe tenerse como demostrada la obligación alegada por la demandante. Así se
declara. 
Por su parte, el Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui arguyó que el
incumplimiento de la obligación a la cual se había sometido de acuerdo al
contrato cuya resolución reclama la demandante, se debía a una causa extraña no
imputable, por cuanto, la sentencia que declaró la nulidad del Acuerdo dictado
por el Concejo Municipal que había decretado el rescate de la parcela vendida,
había ocurrido con posterioridad a la celebración del negocio jurídico ocurrido
entre las partes en juicio. 
Así las cosas, debe esta Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo
relacionar parte de la documentación cursante en el expediente y a tal efecto
constata lo siguiente: 
En fecha 23 de julio de 1999 el Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui dio en
venta a la sociedad mercantil “PROMOTORA AGUASANTA, C.A.” (folios 20
y 21), “una parcela de terreno de origen ejidal identificada con el número de
catastro 03-51, ubicada en la Avenida Intercomunal, Sector Las Garzas,
constante de veintidós mil ochocientos sesenta y ocho metros cuadrados con
noventa y nueve decímetros cuadrados (22.868,99 mts²)”, cuyos linderos y
medidas son los siguientes: “Norte, con terreno de Caztor, en una extensión de
ochenta y nueve metros con cincuenta centímetros (89,50 mts); Sur, su frente,
Avenida Intercomunal, en una extensión de ciento nueve metros con cincuenta
centímetros; Este, con terreno de Ruben Silva Aguana, en una extensión de
doscientos veintisiete metros (m. 227,00); y Oeste, con la compañía Café El Inca,
en una extensión de doscientos veintidós (sic) (m 222,00)”. 
Asimismo, corre inserta en autos copia de la sentencia del 14 de agosto de 2000,
dictada por el Juzgado Superior en lo Civil y Contencioso Administrativo de la
Región Nor-Oriental, que declaró con lugar el recurso contencioso administrativo
de nulidad incoado –en fecha 8 de octubre de 1999– por la sociedad mercantil
Territorial del Caribe, C.A., y en consecuencia, la nulidad del “ACUERDO
EMANADO DEL CONCEJO MUNICIPAL DEL MUNICIPIO SIMÓN
BOLÍVAR DE ESTA ENTIDAD FEDERAL, fechado 13 de abril de 1999, que
resuelve rescatar una parcela de terreno constante de veintidós mil ochocientos
sesenta y ocho metros cuadrados con noventa y nueve centímetros (22.868,99
M), propiedad de la referida Sociedad Anónima”. Los linderos de la referida
parcela según el fallo comentado son: “Norte, terreno de Caztor en 94,50 mts;
Sur, Avenida Intercomunal Andrés Bello, en 109,50 mts; Este, terreno propiedad
de Rubén Silva Aguana en 227,50 mts; y Oeste, terreno de la Compañía Café El
Inca en 222 mts”. 
De igual manera se evidencia de los autos copia de la sentencia dictada por la
Corte Primera de lo Contencioso Administrativo de fecha 20 de junio de 2002,
por medio de la cual se declaró sin lugar la apelación ejercida por el Síndico
Procurador del Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui, contra la sentencia
dictada en fecha 14 de agosto de 2000 por el mencionado Tribunal Superior, por
lo que procedió a confirmar el fallo apelado. 
De acuerdo con lo antes expuesto, estima la Corte evidente que la demandante,
sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., no puede ostentar en la
actualidad la propiedad del inmueble que le fuere vendido por el Municipio
Bolívar del Estado Anzoátegui, al haber sido declarada la nulidad del Acuerdo
del Concejo Municipal que había acordado su rescate, y en consecuencia, haberse
restituido la condición de propietario a quien se le arrebató por medio del
mencionado Acto Administrativo, esto es, a la sociedad mercantil Territorial Del
Caribe, C.A. 
Efectuadas las precedentes apreciaciones y circunscribiendo el análisis al
presente caso se observa que, luego de haber el Municipio vendido el bien
inmueble a la demandante Promotora Aguasanta, C.A., el Juzgado Superior en lo
Civil y Contencioso Administrativo de la Región Nor-Oriental, declaró la nulidad
del Acuerdo dictado por el Concejo Municipal que había decretado el rescate de
la parcela vendida, decisión ésta confirmada por la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo, lo cual, como ya se explicó, trajo como
consecuencia que la propiedad del bien fuere restituida al propietario anterior, es
decir, la sociedad mercantil Territorial Del Caribe, C.A., situación que
evidentemente impidió a la demandante a hacer uso del derecho –que en
principio poseía– de gozar y disfrutar del aludido inmueble con posterioridad a la
venta que le fuere efectuada por el Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui. 
Ahora bien, observa esta Corte que el incumplimiento del Municipio demandado
de la obligación de entregar la cosa vendida a la sociedad mercantil Promotora
Aguasanta, C.A., derivó de la sobrevenida nulidad del Acuerdo dictado por el
Concejo Municipal que había decretado el rescate de la parcela vendida, siendo
que en el transcurso de la presente causa, y de la anterior síntesis de la
documentación cursante en autos, no se desprende que el Municipio Bolívar del
Estado Anzoátegui para el momento de la venta cuya resolución se pide, haya
tenido conocimiento de la demanda de nulidad contra el Acuerdo de rescate
ejercida por la sociedad mercantil Territorial del Caribe, C.A., por cuanto
claramente se observa que la parcela in comento fue rescatada en fecha 13 de
abril de 1999, y que el Municipio demandado vendió el referido bien inmueble a
la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., en fecha 23 de julio de 1999, y
fue más de dos meses después, esto es, el 8 de octubre de 1999, que la sociedad
mercantil Territorial del Caribe, C.A. interpuso el mencionado recurso de
nulidad, razón por la cual, concluye este Órgano Jurisdiccional que el Municipio
Bolívar del Estado Anzoátegui se ha visto impedido de cumplir con la obligación
adquirida ante la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., por causa
extraña no imputable al mismo. Así se declara. 
Así las cosas, siendo que la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A.,
requirió ante la instancia jurisdiccional la resolución del contrato in comento,
debe advertir esta Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo que tal medio
de terminación supone la extinción del negocio jurídico celebrado, en virtud del
incumplimiento culposo de una de las partes contratantes, y por cuanto quedó
demostrado que el Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui ha incumplido la
obligación adquirida ante la demandada por causa extraña no imputable al
mismo, es decir, el Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui no ha incurrido en
incumplimiento culposo, estima esta Alzada que la declaratoria de resolución de
contrato realizada por el a quo del contrato suscrito en fecha 23 de julio de 1999
entre la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., y el Municipio Bolívar
del Estado Anzoátegui, anotado bajo el Nº 161 del Libro de Registro de Títulos
de Terrenos llevado por el Concejo Municipal del Municipio Bolívar del Estado
Anzoátegui, no se encuentra ajustada a derecho. Así se declara. 
Aunado a lo anterior, no puede esta Corte dejar de precisar algunos aspectos
relacionados con el contrato de venta y la regulación dada por el legislador a las
principales obligaciones de cada una de las partes contratantes. Así, se tiene que
siendo la venta un contrato mediante el cual el vendedor se obliga a transferir la
propiedad de una cosa y el comprador a pagar el precio (artículo 1.474 del
Código Civil), surgen para el vendedor dos obligaciones primarias como son la
tradición y el saneamiento de la cosa vendida (artículo 1.485 Código Civil); y
para el comprador la carga de pagar el precio (artículo 1.527 Código Civil). 
El pago del precio se erige como la esencial obligación del comprador, lo que
explica que conforme al aludido artículo 1.527 del Código Civil parezca que se
tratara de una única obligación, cuando en realidad a ésta hay que agregarle que
el comprador también debe pagar ciertos gastos y recibir la entrega; en todo caso
a los fines del presente asunto, interesa saber si el pago en cuestión fue
debidamente realizado. Así, se evidencia del documento de venta de fecha 23 de
julio de 1999, que la sociedad mercantil demandante cumplió con la obligación
de pagar el precio, pues en el citado contrato, expresamente se señala que el
precio de dicha venta fue la cantidad de ciento catorce millones trescientos
cuarenta y cuatro mil novecientos cincuenta bolívares sin céntimos (Bs.
114.344.950,00), la cual fue pagada al Fisco Municipal, “conforme se desprende
de la planilla de liquidación N° 032949 de fecha 22 de julio de 1999”. 
En cuanto a las obligaciones del vendedor vale destacar que de acuerdo al
Código Civil (artículo 1.487), la tradición se verifica poniendo la cosa vendida en
posesión del comprador, diferenciándose de tal forma los campos de la
obligación de transferir y de hacer la tradición; no obstante, se ha criticado la
afirmación de que hacer la tradición consista exclusivamente en poner en
posesión al comprador; el vendedor, se afirma, debe hacer todo lo que esté de su
parte para poner al comprador en la situación de obtener la cosa y los beneficios
que normalmente puede retirarle su propietario y ello, según los casos, puede ser
más o menos que darle la posesión. Pero, en definitiva, la imposición de hacer la
tradición no viene a ser más que una obligación derivada de la obligación de
transferir (artículo 1.265 del Código Civil). 
El saneamiento, por su parte, ha sido entendido como la obligación que tiene el
vendedor de asegurar al comprador la posesión pacífica y útil de la propiedad o
derecho vendido; el saneamiento es la obligación que tiene el vendedor de
asegurar al comprador la posesión pacífica de la cosa respecto de todo hecho
anterior al contrato, así como de los vicios o defectos ocultos anteriores también
a la venta. En todo caso, la figura en cuestión implica la existencia de dos
obligaciones perfectamente delimitadas: a) garantizar “la posesión pacífica”
(saneamiento en caso de evicción); y b) garantizar “la posesión útil”
(saneamiento por vicios ocultos). 
Aquí, conviene hacer mención a que la Sala Político-Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, ha señalado que el vendedor debe abstenerse de realizar
cualquier hecho o de ejercer cualquier derecho que en forma material o jurídica
impida al comprador entrar en posesión de la propiedad o derecho vendido o lo
desposea de una u otro –saneamiento por hecho propio–, salvo la sola posibilidad
de ejercer aquellos derechos que la ley le reconoce al vendedor en su condición
de tal, o los que el mismo se haya reservado en el contrato; señalando que: 
“Esta obligación comprende la abstención tanto de las perturbaciones de hecho
causadas por hechos materiales (por despojo violento) o por actos jurídicos
(volver a vender la misma cosa), como las perturbaciones de derecho, es decir,
aquellas que involucran el ejercicio de un derecho contra el comprador (la
reivindicación de la cosa vendida intentada por uno de los herederos del
vendedor alegando que dicha cosa le pertenecía a él y no a su causante)”. (Vid.
Sentencia Nº 00325 del 28 de febrero de 2007). 
Ahora bien, no resultó un hecho controvertido entre las parte que el contrato cuya
resolución aquí se demandó (ya declarada improcedente), fue celebrado con el
objeto de realizar una transacción de compra-venta de un terreno de origen ejidal
consistente en una parcela de terreno constante de veintidós mil ochocientos
sesenta y ocho metros cuadrados con noventa y nueve decímetros cuadrados
(22.868,99 mts²), identificada con el número catastral 03-51, ubicada en la
Avenida Intercomunal, Sector Las Garzas, Barcelona, Estado Anzoátegui, en el
cual, el vendedor era el Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui. 
En el anterior sentido, siendo que el contrato in comento fue celebrado en fecha
23 de julio de 1999, se tiene entonces que la sociedad mercantil Promotora
Aguasanta, C.A., hoy demandante, quedó sometida a la prerrogativa de Ley que
establecía para el Municipio vendedor en el artículo 127 de la Ley Orgánica de
Régimen Municipal –publicada en la Gaceta Oficial N° 4.109, de fecha 15 de
junio de 1989, la cual mantuvo su vigencia hasta el 7 de junio de 2005–;
prerrogativa que ahora se encuentra dispuesta –en los mismos términos– en el
artículo 148 de Ley Orgánica del Poder Público Municipal, publicada en Gaceta
Oficial Extraordinaria N° 5.806 del 10 de abril de 2006. 
Continuando el orden de ideas, conviene entonces traer en actas el mencionado
artículo 127, el cual establecía: 
“Artículo 127.- La compra de terrenos que resulte de la parcelación de ejidos así
como de terrenos propios del Municipio, se hará a riesgo del comprador, quien
no podrá reclamar saneamiento por evicción”. 
Del anterior artículo, debe extraer este Órgano Jurisdiccional dos supuestos
claramente establecidos, referidos a que: 1.- la compra de terrenos ejidos así
como de terrenos propios del Municipio, se hace a riesgo del comprador; y 2.- el
comprador de terrenos ejidos así como de terrenos propios del Municipio, no
podrá reclamar saneamiento por evicción, es decir –según lo supra analizado–, no
podrá reclamar “la posesión pacífica” del terrero adquirido. 
Así, debe advertirse que del análisis realizado al escrito libelar, observa esta
Alzada que la sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., claramente señaló
que “ no era posible el saneamiento por evicción, por cuanto versaba el contrato
presuntamente sobre un ejido, y dicha acción de saneamiento está prohibida por
el artículo 127 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal; razón por la cual
concluyeron que les resultaba ‘forzoso demandar la resolución del contrato, por
incumplimiento del vendedor, con los daños y perjuicios causados”. 
Al respecto, igualmente debe destacarse que el Municipio accionado, al momento
de contestar la demanda interpuesta en su contra, argumentó que de conformidad
con el artículo 127 de la entonces vigente Ley Orgánica de Régimen Municipal,
la demandante “sabía que en el momento de la celebración del contrato de
compra del identificado terreno; que estaba comprando un inmueble de propiedad
Municipal, y por tanto estaba consciente de que compraba a riesgo del comprador
(…), es decir que la ley no lo amparaba, ni lo ampara en la reclamación de sus
pretendidos daños y perjuicios, por cuanto el propio dispositivo legal, niega
absolutamente la existencia de daño alguno, en estos casos donde el vendedor sea
un Municipio, y el objeto vendido sea un terreno de Propiedad Municipal”; por lo
que no se le podía imputar en ninguna forma ni razón valedera el incumplimiento
del contrato celebrado con la hoy demandante sociedad mercantil
‘PROMOTORA AGUASANTA, C.A.’ porque así lo dice la Ley, así lo (sic) el
artículo 127 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal; y finalmente también lo
confirman el artículo 1272 del Código Civil y el Artículo 1488, y demás
disposiciones sustantivas ejusdem”. 
Sobre este punto –referido a la aplicación del artículo 127 de la entonces vigente
Ley Orgánica de Régimen Municipal–, el Juzgado Superior Primero en lo Civil y
Contencioso Administrativo de la Región Nor-Oriental, resolvió que “la evicción
no constituye un motivo para deducir ninguna acción, al contrario es una
situación de hecho regida por los artículos 1503 y siguientes del Código Civil,
cuya ocurrencia legitima al comprador para obligar al vendedor a cumplir con su
obligación de sanear, mediante su llamamiento o notificación de la demanda
mediante la cual se materializa esa evicción, en los términos señalados en el
Código de Procedimiento Civil, al punto de que según lo dispuesto en el artículo
1517 (sic) del Código Civil, cesa esa obligación de sanear cuando el comprador
no hace notificar al vendedor de la demanda de evicción y el vendedor prueba
que tenía medios de defensa suficientes para ser absuelto de la demanda. Por lo
tanto, habiéndose demandado en el presente caso la resolución del contrato de
compraventa de la parcela de terreno, la respectiva devolución del precio y la
reparación de los daños causados, en fuerza debe declararse la imposibilidad de
aplicar el artículo 127 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal al presente
asunto”. 
Ahora bien, este Órgano Jurisdiccional –revisando en consulta el fallo emanado
del Tribunal de la causa–, observó (además de la improcedencia de la resolución
del contrato ya declarada) que respecto de la defensa opuesta por el Municipio
Bolívar del Estado Anzoátegui, referida a la imposibilidad de accionar en su
contra la reclamación interpuesta por la sociedad mercantil Promotora
Aguasanta, C.A., ello, por “prohibirlo” el artículo 127 de la Ley Orgánica de
Régimen Municipal, el Juzgado Superior Primero en lo Civil y Contencioso
Administrativo de la Región Nor-Oriental, se limitó a desestimar la mencionada
defensa analizando uno de los supuestos que establecía el mencionado artículo,
referido a que el comprador de terrenos ejidos así como de terrenos propios del
Municipio, no podía reclamar saneamiento por evicción, es decir –según lo supra
analizado–, no podía reclamar “la posesión pacífica” (saneamiento en caso de
evicción), del terrero adquirido, concluyendo que por cuanto se había demandado
en el presente caso la resolución del contrato de compraventa de la parcela de
terreno, la respectiva devolución del precio y la reparación de los daños
causados, era forzoso declarar la imposibilidad de aplicar el artículo 127 de la
Ley Orgánica de Régimen Municipal al presente asunto. 
No obstante lo anterior, debe señalar esta Corte Segunda de lo Contencioso
Administrativo que el tantas veces mencionado artículo 127 de la Ley Orgánica
de Régimen Municipal –tal como se analizó supra–, no sólo impide al comprador
reclamar saneamiento por evicción, sino que además le advierte que la compra de
terrenos ejidos así como de terrenos propios del Municipio, se hace a su riesgo;
es decir, que en materia de compra de terrenos ejidos, así como de terrenos
propios del Municipio, los adquirientes se someten –por Ley– a las llamadas
“cláusulas especiales de no garantía” o “exonerativas de responsabilidad del
vendedor”, las cuales pueden eximir al vendedor incluso de la obligación de
restituir el precio, y cuya única limitación que afecta su validez, se encuentra
circunscrita a la existencia de dolo o culpa grave por parte del eximido. (Vid.
Aguilar Gorrondona, José Luis: Contratos y Garantías, UCAB, Caracas, 2007, p.
253). 
Sobre tal validez, se ha argumentado que si las partes son libres para establecer o
no la obligación que las vincula, asimismo deben serlo para establecer algo
menor que ello, como lo es las consecuencias de su incumplimiento, siendo que,
tal idea no puede llegar hasta justificar que éstas concierten un pacto que sería
contrario al orden público y a la buena fe, como lo es la exclusión de su
responsabilidad cuando intencionalmente se causa daño a la otra parte. (Vid.
Mélich-Orsini, José; Doctrina General del Contrato, Academia de Ciencias
Políticas y Sociales, Caracas 2006, p. 550). 
En el anterior sentido, conviene señalar que de lo establecido en el artículo 1.506
del Código Civil se deriva que no es posible que el vendedor quede exonerado de
la responsabilidad proveniente de un hecho personal, o si procediere de mala fe.
Al respecto, el autor Aníbal Dominici, en sus comentarios al Código Civil de
Venezuela de 1942, señaló que “si había enajenado o hipotecado antes la cosa a
otra persona, Dar por válida la exoneración o disminución del saneamiento en
esos casos equivaldría a legitimar el dolo. Anúlase toda estipulación en contrario,
de lo que resulta que en semejante circunstancia el saneamiento es considerado
como requisito esencial. Para que la estipulación sobredicha fuese eficaz, sería
menester que la evicción se derivara de un hecho al cual sea extraño el
vendedor”. (“Comentarios al Código Civil de Venezuela”. Tomo Tercero,
Librería Destino, 1982). En este mismo sentido se ha firmado que la nulidad de
las estipulaciones que exoneran la responsabilidad por hecho propio se
fundamenta en que tales estipulaciones serían evidentemente contrarias a la
buena fe (Vid. Aguilar Gorrondona, José Luis, supra citado, p. 252). 
En el anterior orden de ideas, debe indicar esta Corte Segunda de lo Contencioso
Administrativo que el Código Civil establece que aunque se haya estipulado que
el vendedor no queda obligado al saneamiento –lo cual ocurrió en el presente
caso por disposición legal–, en caso de evicción el vendedor deberá restituir el
precio, a menos que se haya comprado a todo riesgo, situación que
evidentemente también fue asumida por la demandante en el presente caso. (Vid.
Artículo 1.507). 
Así las cosas, resulta necesario precisar que si bien es cierto la sociedad mercantil
Promotora Aguasanta, C.A. no reclamó ante esta vía jurisdiccional el
saneamiento por evicción, no lo es menos que lo que si requirió fue la resolución
del contrato celebrado con el Municipio demandado, la restitución del precio y el
pago de los daños y perjuicios causados, con lo cual, circunscribió su
reclamación al “incumplimiento de lo contratado” sin embargo, al margen de la
declaratoria de improcedencia de la resolución de contrato demandada, tal como
se vio, de acuerdo al análisis realizado, la demandante, al haber celebrado
contrato de compra venta con el Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui (a fin
de adquirir un terreno de origen ejidal), aceptó la exoneración de responsabilidad
que por Ley se reserva al mencionado vendedor, referida tanto al saneamiento en
caso de evicción, como a la restitución del precio pagado y demás reclamaciones,
al haber asumido la referida transacción a su riesgo, exoneración ésta que
conforme al análisis realizado, sólo puede tenerse como nula en caso de dolo o
culpa grave del exonerado, lo cual tampoco quedó demostrado en el presente
expediente. 
En el anterior sentido, se advierte que la sociedad mercantil demandante nunca
alegó y menos aún demostró que el Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui
haya incurrido en dolo o culpa grave, a efectos de desvirtuar la validez de la
clausula exonerativa de responsabilidad a favor del Municipio demandado; razón
por la cual, se impera a esta Corte señalar que la exoneración de responsabilidad
del Municipio vendedor por efecto del contrato mismo, mantiene su plena
vigencia y validez, y en consecuencia, no resultaba procedente el reclamo de la
sociedad mercantil Promotora Aguasanta, C.A., al Municipio Bolívar del Estado
Anzoátegui por esta vía de responsabilidad contractual aquí accionada. 
Así las cosas, aún observándose que (tal como lo estableció la Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia en fecha 7 de julio de 2005,
sentencia Nº 2005-4622) a la Administración –en principio– le correspondería la
reparación, tanto por su actuación ilegítima, lo cual resulta obvio, como también
cuando actuando en el ejercicio legítimo de sus cometidos ocasiona daños a los
administrados, siendo que en el negocio jurídico celebrado entre las partes la
compradora asumió –por disposición legal– la celebración de la transacción a su
riesgo, se insiste, nada puede reclamar al Municipio Bolívar del Estado
Anzoátegui por efectos del contrato celebrado, por cuanto, en el presente caso, el
mismo se encuentra exonerado de responsabilidad contractual, razón por la cual,
atendiendo a las reclamaciones realizadas por la demandante en el escrito libelar,
debe esta Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo señalar que
igualmente resultaban improcedente la devolución del precio pagado y el pago de
los daños y perjuicios reclamados por incumplimiento del contrato celebrado
entre las partes en juicio. 
Finalmente, sobre la base de los análisis realizados en el presente fallo, es
forzoso para esta Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo revocar la
decisión objeto de consulta, dictada por el Juzgado Superior Primero en lo Civil y
Contencioso Administrativo de la Región Nor-Oriental en fecha 2 de febrero de
2005, y en consecuencia declarar improcedente la resolución de contrato
requerida, y por ende, sin lugar la demandada que por resolución de contrato y
pago de daños y perjuicios incoara la sociedad mercantil Promotora Aguasanta,
C.A. Así se decide. 

DECISIÓN 
Por las razones anteriormente expuestas, esta Corte Segunda de lo Contencioso
Administrativo, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, declara: 
1. QUE ES COMPETENTE para conocer de la consulta de la sentencia dictada
por el Juzgado Superior en lo Civil y Contencioso Administrativo de la Región
Nor-Oriental en fecha 2 de febrero de 2005, que declaró con lugar la demanda
interpuesta por las abogadas Carmen Rita Tuttocuore e Ivette Izquierdo, ya
identificadas, actuando con el carácter de apoderadas judiciales de la sociedad
mercantil “PROMOTORA AGUASANTA, C.A.”, igualmente identificada al
inicio del presente fallo, contra el “MUNICIPIO BOLÍVAR DEL ESTADO
ANZOÁTEGUI”. 
2.- IMPROCEDENTE la solicitud de declaratoria de “inexistencia de la consulta
obligatoria a favor del Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui”. 
3. REVOCA la sentencia objeto de consulta. 
4. SIN LUGAR la demanda incoada, y en consecuencia: 
a) IMPROCEDENTE LA RESOLUCIÓN DEL CONTRATO de compra venta
de una parcela de terreno constante de veintidós mil ochocientos sesenta y ocho
metros cuadrados con noventa y nueve decímetros cuadrados (22.868,99 mts²),
identificada con el número catastral 03-51, ubicada en la Avenida Intercomunal,
Sector Las Garzas, Barcelona, Estado Anzoátegui, celebrado el día 23 de julio de
1999, anotado bajo el Nº 161 del Libro de Registro de Títulos de Terrenos
llevado por el Concejo Municipal del Municipio Bolívar del Estado Anzoátegui,
celebrado entre la Promotora Aguasanta, C.A., y el Municipio Bolívar del Estado
Anzoátegui. 
b) SE NIEGA la devolución del precio pagado reclamado. 
c) SE NIEGA el pago de los daños y perjuicios reclamados. 
Publíquese, regístrese y notifíquese. Remítase el expediente al Juzgado de origen.
Cúmplase lo ordenado. 
Dada, firmada y sellada en la Sala de Sesiones de la Corte Segunda de lo
Contencioso Administrativo, en Caracas a los cinco (5) días del mes de marzo de
dos mil nueve (2009). Años 198° de la Independencia y 150° de la Federación. 

El Presidente, 

EMILIO RAMOS GONZÁLEZ 

El Vicepresidente, 

ALEXIS JOSÉ CRESPO DAZA 


Ponente 
El Juez, 

ALEJANDRO SOTO VILLASMIL 

La Secretaria, 
YESIKA ARREDONDO GARRIDO 

AJCD/18 
Exp. N° AP42-N-2006-000272 

En fecha _________________ (____) de _______________de dos mil nueve


(2009), siendo la (s) _____________de la ______________se publicó y registró
la anterior decisión bajo el N° 2009-___________. 

1. de terreno Municipal, con las ...


2. TSJ Regiones - Decisión - DISPOSITIVA Por las razones
antes ...
http://jca.tsj.gob.ve/DECISIONES/2009/MARZO/1478-5-AP42-N-2006-000272-2009-
325.HTML

1. ontrato presuntamente sobre un .... se encuentra el conocimiento de la


consulta de las decisiones dictadas por los ...
2. 06-13583 - TSJ Regiones - Decisión
http://aragua.tsj.gob.ve/decisiones/2010/julio/223-26-06-13583-.htmlMOTIVO: SANEA
MIENTO POR EVICCIÓN Y SANEAMIENTO POR VICIOS OCULTOS. - I - ... Se
admitió la demanda, por auto de fecha 06 de noviembre de 2.006, .....
derecho sobre el bien vendido, teniendo la obligación de saneamiento su ..

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA 

JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, 


MERCANTIL, TRANSITO Y BANCARIO DE LA CIRCUNSCRIPCION JUDICIAL DEL ESTADO ARAGUA,
CON SEDE EN CAGUA 

EXPEDIENTE N° 06-13.583 

DEMANDANTE: MARÍA SOLEDAD MONTEROLA PACHECO, venezolana, mayor de edad, titular


de la cédula de identidad N° V-6.838.075. 

APODERADOS JUDICIALES PARTE ACTORA: MIGUEL ANTONIO MONTEROLA PACHECO,


MARCELO ENODIO BARROLLETA GONZÁLEZ, CARMEN ZOBEIDA VALERA y LUIS LUGO,
Inpreabogado Nros. 55.748, 16.047, 8.337 Y 145.330 respectivamente. 

DEMANDADO: H. MOTORES CAGUA, C.A., inscrita ante el Registro Mercantil de Estado Aragua,
en fecha 13 de julio de 1.994, bajo el número 42, Tomo 630-A. 

APODERADOS JUDICIALES PARTE DEMANDADA: JUAN CARLOS RUGGIANTONI PADRÓN y


JUDITH CARRERA DÍAZ de RUGGIANTONI Inpreabogado Nros. 29.769 y 52.118,
respectivamente. 

MOTIVO: SANEAMIENTO POR EVICCIÓN Y SANEAMIENTO POR VICIOS OCULTOS. 


- I - 

El presente juicio se inició mediante demanda presentada en fecha 01 de noviembre de 2.006,


por el abogado MIGUEL ANTONIO MONTEROLA PACHECO, titular de la cédula de identidad
número V-4.430.715, e inscrito con el Inpreabogado N° 55.748, quien actúa con el carácter de
apoderado judicial de la ciudadana MARÍA SOLEDAD MONTEROLA PACHECO, venezolana,
mayor de edad, titular de la cédula de identidad N° V-6.838.075; incoada contra la sociedad
mercantil H. MOTORES CAGUA, C.A., inscrita ante el Registro Mercantil de Estado Aragua, en
fecha 13 de julio de 1.994, bajo el número 42, Tomo 630-A; representada por el ciudadano
GUSTAVO HERRERA CAMARÁN, en su carácter de Presidente de la misma. Fundamentándola
en los artículos 1.503, 1.504, 1.508, 1.518, 1.520, 1.521, 1.522, y 1.270, del Código Civil
Venezolano. Aduciendo que en fecha 07 de diciembre de 2.004, adquirió un vehículo Marca:
Ford, Tipo Sedan, Modelo: Focus, año 2.005, color gris, serial de carrocería
8YPFDFWK858A21435, serial de motor: 5A21435, Placas: FAK-37M, adquirido en fecha 07 de
diciembre de 2.004, ante el concesionario H. Motores Cagua, C.A., a través de la modalidad
venta con reserva de dominio. Sin embargo, en fecha 13 de junio de 2.006, el mencionado
vehículo se accidentó siendo esto reportado a dicho concesionario, y en distintas ocasiones
presentó nuevamente problemas, por lo que en fecha 9 de octubre de 2.006, la accionante
tuvo que requerir una vez mas a H. Motores Cagua, C.A., la revisión del vehículo y desde dicha
fecha el mismo se encuentra en los talleres de la empresa antes señalada. 

Se admitió la demanda, por auto de fecha 06 de noviembre de 2.006, cursante al folio treinta
(30), ordenando la citación del demandado para que comparezca dentro de los veinte (20) días
de despacho siguientes a su citación. Así mismo, se aperturó cuaderno separado de medidas. 

En fecha 16 de noviembre de 2.006, compareció el apoderado actor y consignó escrito


constante de reforma de la demanda; el cual fue admitido en fecha 28 de noviembre de 2.006,
ordenando la respectiva citación del demandado. 

El Alguacil de este Juzgado, dejó constancia de haber recibido los emolumentos


correspondientes al traslado, en fecha 06 de diciembre de 2.006; Seguidamente, en fecha 13
de diciembre de 2.006, dejó constancia de haberse trasladado a los fines de practicar la
citación, sin embargo, no pudo lograrse en virtud de que el representante legal de la parte
demandada no se encontraba presente en el lugar. 

En fecha 13 de diciembre de 2.006, comparece el abogado Miguel Monterola, en su carácter


de autos, solicitando se realice la citación por carteles de conformidad con lo establecido en el
artículo 223 del Código de Procedimiento Civil; lo cual fue acordado mediante auto de fecha 19
de diciembre de 2.006. En fecha 16 de enero de 2.007, el abogado Miguel Monterola, antes
identificado, consignó los ejemplares de los diarios El Periodiquito y El Aragüeño, donde
constan los carteles publicados; los cuales fueron desglosados y agregados al expediente, en
fecha 18 de enero de 2.007. 

La parte actora en fecha 02 de marzo de 2.007, diligenció solicitando la designación de


Defensor Ad-litem. En fecha 07 de marzo de 2.007, el Juez Eulogio Paredes Tarazona, se
reincorporó a sus funciones y se avocó al conocimiento de la causa, ordenando la designación
del abogado Arturo Alejandro Castro Isculpi, Inpreabogado Nº 122.901, como defensor judicial
de la parte demandada. Se libró Boleta; la cual fue debidamente consignada en fecha 12 de
marzo de 2.007. 
En fecha 14 de marzo de 2.007, diligenció el abogado Juan Carlos Ruggiantoni, Inpreabogado
Nº 29.769, consignando copia certificada del Poder otorgado por la sociedad mercantil
demandada, dándose por citado, y solicitando se deje sin efecto la designación del defensor
judicial. 

En fecha 16 de abril de 2007, diligenció el abogado Juan Carlos Ruggiantoni, antes identificado,
y consignó escrito de contestación, admitiendo y reconociendo que la ciudadana María
Monterola, adquirió un vehículo a su mandante, admitiendo que el precio de la venta fue de
cuarenta y dos millones seiscientos quince mil bolívares sin céntimos (Bs. 42.615.000,00), lo
que se traduce en Cuarenta y dos mil seiscientos quince bolívares fuertes (Bs.F. 42.615,00),
que en fecha 07 de diciembre de 2.004 se realizó la entrega material del vehículo; e
igualmente que H. Motores Cagua, C.A., cedió a favor de la Caja de Ahorros y Previsión Social
de los Empleados y Obreros del Consejo Nacional Electoral (Capseoj), todos los derechos que le
correspondían como vendedora derivados de contrato de venta con reserva de dominio. Así
mismo, niega y rechaza que su mandante deba a la actora ningún tipo de daño y perjuicio
derivado del daño de la cosa; que se le impute inejecución de las obligaciones contractuales;
que los hechos alegados se encuentren encuadrados en el artículo 1.264 de código Civil; que se
haya dejado transcurrir el tiempo de garantía a través de subterfugios; que su mandante haya
actuado de mala fe, por lo que no está obligada a al pago de los daños señalados por la actora;
igualmente negó y rechazó que la suma a pagar sea la estimada por la actora; y que se haya
violado o incumplido la garantía emitida por el fabricante del vehículo vendido. Seguidamente,
realizó oposición a la medida solicitada, y propuso la excepción perentoria de caducidad de la
acción. Alega además que la actora intenta dos acciones distintas como lo son Saneamiento
por evicción, y Saneamiento por vicios ocultos. 

En fechas 14 de mayo de 2.007, comparecieron las partes, y presentaron sus respectivos


escritos de promoción de pruebas; los cuales fueron agregados y admitidos en fecha 17 de
mayo de 2.007. 

El tribunal en fecha 25 de mayo de 2.007, admitió los escritos de pruebas presentados por las
partes, por lo que se ordenó evacuar las testimoniales promovidas por la parte demandante,
por ante el Juzgado de los Municipios Sucre y Lamas de esta Circunscripción Judicial. Se libró
Despacho de comisión anexo a oficio número 07-0827. Así mismo, se fijó el quinto día de
despacho siguiente para el nombramiento de expertos, en virtud de la experticia promovida
por la parte demandada; En cuanto a la prueba de informes solicitada por la parte
demandante, se ordenó librar oficios a la empresa Mapfre La Seguridad, C.A., y al Instituto de
Tecnología Venezolana del Petróleo (Intevep). En cuanto a la Exhibición de documentos
promovida por la parte demandada, se Negó la misma, por cuanto cursa al folio 29, Póliza de
garantía de vehículo objeto de la causa, consignada por la parte actora y marcada con la letra
“H”. 

En fecha 04 de junio de 2.007, tuvo lugar el Acto de designación de Expertos, estando presente
la ciudadana María Soledad Monterola, asistida por el abogado Marcelo Barrolleta,
Inpreabogado Nº 16.047, y el apoderado judicial de la parte demandada, abogado Juan Carlos
Ruggiantoni, Inpreabogado Nº 29.769, convinieron la designación de un único experto, por lo
que el Tribunal designó al ciudadano Jorge Isrrael Alvarez Francia, titular de la cédula de
identidad número V-11.991.255, como Experto en mecánica, latonería y pintura, y co-
propiertario del taller mecánico denominado Cooperativa Ozanfra R.L., por lo que se ordenó
notificar al mismo mediante boleta. 

Mediante auto de fecha 04 de junio de 2.007, se ordenó realizar el desglose de los folios 137 al
143, dejándose copia certificada en su lugar, y remitirlos al Juzgado comisionado para tomar la
declaración de los ciudadanos Oberto Rangel y Yudetsy Carolina Fuentes, promovidos para el
reconocimiento en contenido y firma de los mismos. Se libró oficio número 07-0881.- 

En fecha 20 de junio de 2.007, el alguacil consignó boleta de notificación de ciudadano Jorge


Isrrael Álvarez Francia, quien compareció ante la sede de este tribunal en fecha 26 de junio del
mencionado año, a los fines de aceptar el cargo y prestar el juramento de ley, asimismo,
solicitó un lapso de veinte días calendarios para consignar el informe de experticia. 

Consta en autos, las resultas del informe solicitado a la empresa Mapfre La Seguidad, el cual
fue agregado a los autos en fecha 20 de julio de 2.007. 

En fecha 02 de agosto de 2.007, comparece el ciudadano Jorge Isrrael Francia, en su carácter


de autos, y presentó su escrito de informe de experticia realizada al vehículo objeto de la
presente causa. 

En fecha 17 de septiembre de 2.007, se agregó a los autos las resultas de la comisión enviada
al Juzgado de los Municipios Sucre y Lamas de esta Circunscripción Judicial.  

Diligencia el abogado Miguel Antonio Monterola en su carácter de autos, y sustituyó el poder


otorgado, al abogado Marcelo Enodio Barrolleta González, Inpreabogado Nº 16.047. 
En fecha 06 de febrero de 2.008, el tribunal previa solicitud de la parte actora, ratifica el oficio
número 07-0829, dirigido al Instituto de Tecnología Venezolano del Petróleo, (Intevep), y
remite nuevo oficio.- 

En fecha 26 de marzo de 2008, se agregó a los autos, la comunicación sin número procedente
de Intevep-Pdvsa. 

En fecha 14 de abril de 2008, compareció el abogado Miguel Monterola, en su carácter de


autos, Inpreabogado Nº 55.748, y presentó escrito de Informes constante de nueve folios
útiles.- 

El tribunal en fecha 17 de abril de 2.008, ordena aperturar Segunda pieza, en virtud del
volumen del expediente, la cual fue cerrada con doscientos ochenta y ocho folios.  
Se dictó auto en fecha 21 de abril de 2.008, diciendo vistos, y acogiéndose a lo establecido en
el artículo 515 de Código de Procedimiento Civil, a partir del día 16 de abril de 2008, inclusive.-  

Llegada la oportunidad para decidir este Juzgador observa a las partes en la presente causa,
por considerarlo necesario, las normas generales y especiales procesales, ha aplicar, de la
siguiente manera: 

PRIMERO: La litis queda planteada conforme a las alegaciones efectuadas por las partes, en las
oportunidades legalmente establecidas al efecto. Así, de conformidad con lo establecido en el
artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, el Juez debe decidir exclusivamente conforme a
lo alegado y probado en autos. 

Lo apuntado implica que aquellos hechos que no han sido debidamente alegados por las
partes en las respectivas oportunidades procesales que están previstas en la Ley para que las
partes aleguen, AJUSTADO A DERECHO, no pueden ser demostradas válidamente durante el
proceso; pues éste, ciertamente esta sometido a los principios de la preclusión y de la
seguridad jurídica y atenta contra el derecho a la defensa el cual se manifiesta igualmente en
las probanzas. 
Este notado aspecto del proceso judicial, en la cual inciden decisivamente las cargas procesales
de las partes, no puede ser obviado por este Juzgador y es tenido en cuenta para esta Decisión,
por lo cual la misma se ajustará exclusivamente a aquellos hechos que han sido oportuna y
debidamente alegados por las partes y posteriormente probados de modo válido en el proceso
y a los hechos que de alguna manera estén demostrados en los autos, ambas conforme a los
Principios Procesales de la Comunidad de la Prueba y de la Adquisición de la Prueba. 

SEGUNDO: De conformidad con lo establecido en el artículo 12 del Código de Procedimiento


Civil, la Sentencia debe decidir lo alegado y probado en autos, es decir, lo que oportunamente
ha sido alegado y probado por las partes en el curso del proceso, y ello implica que las
alegaciones deben preceder a las probanzas, pues, de lo contrario se violaría el derecho a la
defensa en todo estado y grado de la Causa, establecido en el artículo 49 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela. 

Así el proceso judicial patrio está sometido al Principio de la Preclusión y por consiguiente las
oportunidades procesales para la realización de los actos del procedimiento dentro del
proceso judicial, realizados o no dichos actos, no es posible pretender realizarlos. Así pues el
Tribunal hace acotamiento que las oportunidades que respectivamente tienen conforme a la
Ley son el acto de interposición del Libelo de Demanda y el acto de Contestación a la
Demanda. Recuerda este Tribunal que la reiterada realización de alegaciones extemporáneas
por las partes: a) atentan contra la buena marcha del proceso y lo entorpece; b) las partes
tienen la obligación de efectuar sus alegaciones y demás actuaciones procesales conforme a
una adecuada técnica jurídica, lo que infine redundaría en el propio beneficio de ellas.  

TERCERO: Las alegaciones deben ser efectuadas circunstancialmente, las partes al hacerlo
deben explanar las circunstancias de tiempo, lugar y modo atinente a los hechos, pues el
mundo del proceso es reconstructivo y en consecuencia, en la demanda y en la contestación se
deben indicar todas aquellas alegaciones que luego en las oportunidades probatorias,
legalmente establecidas al efecto, deberán evidenciar para llevar a la intima convicción al
Juzgador de su concurrencia. En consecuencia, aquellas alegaciones que en sus oportunidades
procesales se realicen en forma genérica, sin indicar el tiempo, lugar y modo en que
ocurrieron, no podrán ser objeto de Pruebas, ya que atentaría contra el derecho al debido
proceso en el cual esta implícito el derecho a la defensa y en amparo de estos derechos, no
serán apreciadas a favor ni en contra de ninguna de las partes, pues al ser derechos
constitucionales son de orden público, a pesar de que por el principio de exhaustividad de la
Sentencia, deban analizarse y juzgarse. 

CUARTO: De conformidad con lo establecido en el artículo 1.354 del Código Civil y 506 del
Código de Procedimiento Civil, reguladores de la carga de la prueba, corresponde al que afirma
hechos, el demostrarlos. Solamente los hechos negativos absolutos quedan exceptuados de su
prueba, por parte de quien niega, por distribución de la carga probatoria y los hechos notorios.
Así los hechos controvertidos deben ser objeto de las probanzas y estos son aquellos en los
que las partes no están contestes. 

QUINTO: El Principio Procesal de la Comunidad de la Prueba, implica que toda aquella prueba
realizada válidamente produce efectos en el juicio, con independencia del sujeto procesal que
la haya producido. 

SEXTO: La apreciación de las pruebas se hace conforme a la regla de la Sana Crítica, salvo
aquellas en que la misma tenga alguna regla de valoración especial expresamente establecida
en la Ley, tal como ocurre en el caso de documentos públicos y en el de la confesión judicial y
extrajudicial. 
SEPTIMO: El pago de las costas de un proceso incluye, los costos del juicio y honorarios del
Abogado. Las costas procesales son un efecto del proceso, dependiendo su condena del
vencimiento total en un juicio o en una incidencia en el mismo. Y así se aclara.-  

Observadas las reglas procesales que se aplican en la presente causa, se pasa a decidir de la
siguiente manera: 

- II - 
ESTABLECIMIENTO DE LA PRETENSIÓN DEDUCIDA 

Del estudio exhaustivo del escrito de Demanda y su Reforma, se desprende que la parte Actora
solicita: el Saneamiento del contrato de venta con reserva de dominio, suscrito en fecha 07 de
diciembre de 2.004 y subsidiariamente los Daños y Perjuicios, o en su defecto sea condenado a
pagar la suma total de Ochenta millones de bolívares, lo que equivale actualmente a Ochenta
mil Bolívares (Bs.80.000, °°), determinados de la siguiente manera: 

1) La cantidad de diez mil bolívares (Bs.10.000,°°), por concepto de pagos realizados por
traslados a la ciudad de Caracas, Maracay, Valencia e Higuerote, desde junio de 2.006, debido
al desperfecto del vehículo Marca: Ford, Tipo Sedan, Modelo: Focus, año 2.005, color gris,
serial de carrocería 8YPFDFWK858A21435, serial de motor: 5A21435, Placas: FAK-37M,
adquirido en fecha 07 de diciembre de 2.004, y vendido por el concesionario H. Motores
Cagua, C.A., antes identificada; por lo que consigna documento en copia simple de Venta con
Reserva de Dominio. 

2) La cantidad de Trescientos bolívares (Bs.300,°°) por concepto de transporte escolar de su


hijo menor, desde hace tres meses. 

3) Al pago de la cantidad de treinta y un mil doscientos veintinueve bolívares con veintiséis


céntimos (Bs. 31.229,26) debido a la deuda restante con la caja de ahorros y previsión social de
los empleados, obreros y jubilados de Poder Electoral (CAPSEOJ). 

4) Las costas y honorarios profesionales que se generen durante el proceso, calculados por el
demandante en la cantidad de Veinticuatro mil bolívares (Bs.24.000, °°). 

La parte demandada, en su escrito de contestación, admite y reconoce la compra-venta y


fecha de venta de vehículo objeto de la litis, el precio de la misma, así como que su
representada cedió a favor de la Caja de Ahorros y Previsión Social de los Empleados y Obreros
del Consejo Nacional Electoral (CAPSEOJ), todos los derechos que le corresponden como
vendedora; y que hasta la fecha de la entrega del vehículo, vale decir el día 13 de junio de
2.006, la accionante utilizó y disfrutó el mismo, sin que presentara ningún tipo de falla.
Igualmente negó, rechazó y contradijo que su representada deba pagar por daños y perjuicios;
que deba imputársele la inejecución de sus obligaciones contractuales; que los hechos
señalados por la actora estén encuadrados en el artículo 1.264, 1270, 1.503, 1.504, 1.508,
1.518, 1.520, 1.521 y 1.522 del Código Civil; que H. Motores Cagua, C.A., haya pretendido dejar
transcurrir el tiempo de la garantía, a los fines de que la actora no tenga nada que reclamar;
que su representada haya actuado de mala fe; así mismo, que la demandante haya sufrido los
daños y perjuicios señalados en el escrito libelar; así como la cantidad indicada; así como el
alegato de la actora referente a la comunicación de la Ford Motors en la cual se señalaba que
la gasolina venezolana daña la bomba de gasolina de vehículo Focus; e igualmente que su
representada haya incumplido o violado la garantía emitida por el fabricante de la unidad
vendida. 
Así mismo, alegó como punto previo la Excepción Perentoria de Caducidad de la Acción, ya que
manifiesta que la actora alegó la obligación de saneamiento por vicios ocultos, además de
saneamiento por evicción, invocando el artículo 1.525 del Código Civil, el cual limita el plazo
para intentar la acción. Además señala, que no existe indicio alguno de que haya operado la
evicción del bien objeto de la venta, ya que no existe dispositivo o fallo a favor de un tercero
que prive al demandante del uso y posesión del vehículo, por lo que la acción intentada no es
la idónea. 

- III- 
PUNTO PREVIO 
LA EXCEPCIÓN PERENTORIA DE CADUCIDAD DE LA ACCIÓN OPUESTA POR LA PARTE
DEMANDADA 

Es preciso que este juzgador como punto previo se pronuncie respecto a la Excepción
perentoria de caducidad de la acción, propuesta por la parte demandada, alegando el plazo
breve según lo establecido en el artículo 1.525 del Código Civil Venezolano, el cual limita el
plazo para intentar la acción, y aduciendo que la actora pretende accionar mucho tiempo
después de consumada la misma, ya que su lapso era de tres meses contados a partir de la
entrega del vehículo, cuya fecha es 07 de diciembre de 2.004, por lo que solicita se declare la
caducidad de la acción. 

Ahora bien, en el presente caso se aprecia que ciertamente el artículo 1.525 del Código Civil
Venezolano, establece: 

El comprador debe intentar la acción redhibitoria que proviene de vicios de la cosa, en el


término de un año, a contar desde el día de la tradición, si se trata de inmuebles; si se trata de
animales, debe intentarse dentro de cuarenta días, y si se trata de otras cosas muebles, dentro
de tres meses: en uno u otro caso, a contar desde la entrega. 

La acción redhibitoria, en las ventas de animales, no es procedente sino por los vicios
determinados por la Ley o por los usos locales. 

La acción redhibitoria no es procedente en los remates judiciales. 

Sin embargo, cabe resaltar lo establecido en el artículo 1.526 del Código Civil, que establece: 

En los casos en que el vendedor haya garantizado el buen funcionamiento de la cosa vendida
durante un tiempo determinado, el comprador que advierta un defecto de funcionamiento
debe, bajo pena de caducidad, denunciarlo al vendedor dentro del mes de descubierto e
intentar las acciones correspondientes en el plazo de un año a contar de la denuncia, en caso
de inejecución de la obligación del vendedor. 

Ahora bien, observa este Juzgador, que el comprador (actor) interpuso la demanda el primero
de noviembre de 2.006, y el vehículo fue adquirido en fecha 07 de diciembre de 2.004; es
decir, transcurrió un lapso de Un (1) año, diez (10) meses y veinticuatro (24) días, tiempo
excedente al establecido en el artículo 1.525 del Código Civil, el cual es de tres (3) meses
contados a partir de la entrega del bien mueble; sin embargo, en el presente caso, existe una
garantía del vehículo por parte del concesionario, tal y como se desprende del documento
cursante al folio 29 de la primara pieza del presente expediente “póliza de garantía”, expedida
por H. Motores Cagua, C.A., signada con el N° 2079368, el cual señala en su segundo párrafo lo
siguiente: “El período de garantía de este vehículo, es de 40.000 kilómetros ó 24 meses, lo que
ocurriere primero, contados a partir de la fecha de adquisición de vehículo por parte del
primer comprador” (subrayado del Tribunal), es decir, en el presente caso, sería a partir del 07
de diciembre de 2.004, situación que encuadra con lo indicado en el artículo 1.526 ejusdem, ya
que para la fecha de interposición de la demanda, el vehículo se encontraba aun en garantía, y
por cuanto el actor participó ante el vendedor (demandado) la avería del mismo, en junio de
2.006, este Juzgador declara Sin Lugar la Excepción Perentoria de Caducidad de la acción,
intentada por la parte demandada. Y Así se decide.- 

-IV- 
DE LA VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS EN APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE EXHAUSTIVIDAD 

Cursa a los folios 14 y 15 documento autenticado por ante la Notaria Pública de Cagua
Municipio Sucre del Estado Aragua, poder otorgado al abogado MIGUEL MONTEROLA
PACHECO, por parte de la ciudadana MARIA SOLEDAD MONTEROLA PACHECO, con lo cual
acredita su representación. 

Cursa a los folios (16-21) fotocopia de documento de Venta con Reserva de Dominio,
autenticado por ante la Notaria Pública de Cagua, en fecha 07 de diciembre de 2007, en el que
se valora como fidedigno de documento autenticado, que hace plena prueba entre las partes
respecto a la veracidad de las declaraciones, la fecha y firma de su autenticación, del cual se
desprende que H. Motores cagua, C.A. le vendió con reserva de dominio a la ciudadana MARIA
SOLEDAD MONTEROLA PACHECO, el vehículo automotor objeto de juicio y la cesión realizada a
la Caja de Ahorro y Previsión Social de los Empleados, Obreros y Jubilados del Poder Electoral
(CAPSEOJ), obligándose al saneamiento de ley. Y así se valora. 

Cursa a los folios 22 y 23 de la primera pieza, documento privado emanado por la empresa H.
Motores Cagua, C.A., Departamento de Servicio, contentivo de Historial del vehículo objeto de
la litis, presenta sello húmedo y firma del Gerente de Servicio Frank Meneses, por lo que se
valora como documento privado que al no haber sido desconocidos por la parte que se le
oponen, vale decir, la demandada, queda legalmente reconocido, en consecuencia con valor
probatorio en la presente causa, para demostrar que el vehículo Ford Focus, Placas PAK-37M,
se le realizaron diversos trabajos y reparaciones, entre ellos tenemos: “… 13/12/2004
APERTURA DE PUERTA (TRABAJO DE LATONERIA)… 06/09/2005 CUADRATURA DE MARCOS
GARANTIA… 07/06/2006 PRUEBA DE FUGA D/M TANQUE DE GAS GARANTIA KM. 21091…
14/06/2006 PROGRAMACION PCM REV. SENSOR GARANTIA KM. 21595 (VEHICULO
ACCIDENTADO EN GRUA)…11/08/2006 (VEHICULO ACCIDENTADO EN GRUA) REVISADO Y NO
PRESENTO NINGUN TIPO DE FALLA…13/08/2006 REV. DE BORNES DE BATERIAS SULFATADO.
KM 25009(VEHICULO ACCIDENTADO EN GRUA). Y así se declara. 

Cursa al folio 24 de la primera pieza, Informe Técnico de fecha 16 de junio de 2006, dirigido a
la ciudadana MARIA MONTEROLA, presenta sello húmedo y firma del Gerente de Servicio
Frank Meneses, por lo que se valora como documento privado que al no haber sido
desconocidos por la parte que se le oponen, vale decir, H. Motores Cagua, C.A., queda
legalmente reconocido, en consecuencia con valor probatorio en la presente causa, en el cual
se señala: “entro en nuestras instalaciones para realizar las siguientes revisiones: FALLA DE
ENCENDIDO, FALLA DE FLOTANTE. RUIDO DE CORREA UNICA DE MOTOR. Se procedió a la
revisión del vehículo con el equipo de diagnostico WDS presentado código de avería SISTEMA
DE COMBUSTIBLE (MEZCLA POBRE EN EL SISTEMA). CÓDIGO DE AVERÍA DEL FLOTANTE… Luego
se realizó borrado de códigos de fallas y se reprograma el módulo del motor PCM, quedando el
vehículo en optimas condiciones…”. Y así se valora y aprecia. 
Cursa al folio 26, Informe Técnico, emanado del Departamento de Servicio de la empresa H.
MOTORES Cagua, C.A., de fecha 9 de octubre de 2.006, con sello húmedo y firma del Gerente
de Servicio Frank Meneses, donde la demandada informa haber realizado nueva revisión al
mencionado vehículo, sin que presentara ningún código de falla. Y así se valora. 

Cursan a los folios 25, 27 y 28 documentos privados consignados en copias simples, los cuales
se valoran como fotocopias simples de documentos privados, en consecuencia sin valor
probatorio en la presente causa. Y así se desecha. 

Cursa al folio 29 de la primera pieza, documento privado consistente en Póliza de Garantía de


la Concesionaria 333 H. MOTORES CAGUA, C.A., a favor de la compradora ciudadana MARIA
MONTEROLA, presenta sello húmedo y firma autorizada, signada con el N° 2079368, en el cual
se señala: 

“…LA CONCESIONARIA VENDEDORA garantiza que, cada pieza (exceptuando lo estipulado más
adelante) del vehículo nuevo registrado en esta póliza, esta protegido contra defectos de
material y/o mano de obra, siempre que tal vehículo haya sido operado bajo condiciones
normales y haya recibido el mantenimiento y cuidado periódico establecido en el
correspondiente “Manual del Propietario. 
El período de garantía de este vehículo es de 40.000 kilómetros ó 24 meses lo que ocurriere
primero, contados a partir de la fecha de adquisición del vehículo por parte del primer
comprador. 
La reparación o reemplazo de la (s) pieza (s) defectuosa (s) y la reparación de los defectos de
mano de obra están cubiertos por esta garantía, la cual no cubre en modo alguno posibles
consecuencias ocasionadas por el defecto, tales como: demora, pérdida, daños y perjuicios,
gastos de: grúa, hospedaje, alimentación, transporte, comunicación), lo cual el comprador
acepta expresamente ser de su responsabilidad y cargo. El tiempo que el vehículo permanezca
en dicha reparación de garantía no se computará a los efectos de la misma…” 

Por lo que se valora como documento privado que al no haber sido desconocidos por la parte
que se le oponen, vale decir, H. Motores Cagua, C.A., queda legalmente reconocido, en
consecuencia con valor probatorio en la presente causa. Y así se valora y aprecia. 
Cursa a los folios 46 y 47 de la primera pieza del expediente, documento privado emanado de
la Caja de la Caja de Ahorro y Previsión Social de los Empleados, Obreros y Jubilados del Poder
Electoral (CAPSEOJ), suscrita por la ciudadana MARY MOSCHIANO NAVARRO, en su carácter de
apoderada judicial de la misma, tal y como se demuestra de las copias simples del documento
protocolizado por ante el Registro del Municipio Libertador del Distrito Capital, donde se
evidencia que la ciudadana Mary Moschiano, tiene el poder de representar la caja de ahorro
ut-supra mencionada. Que al no ser impugnada ni desconocida, se valora como un documento
privado emanado de tercero, que para surtir valor probatorio en el presente juicio debe ser
ratificado mediante la prueba testimonial conforme las previsiones del artículo 431 del Código
de Procedimiento Civil. En consecuencia, forzoso es desecharlas. Y así se desechan.  

Cursa a los folios 98 al 102 documento autenticado por ante la Notaria Pública Quinta de
Maracay del Estado Aragua, poder otorgado a los abogados JUAN RUGGIANTONI y JUDIH DIAZ,
por parte de la empresa H. MOTORES CAGUA, C.A., debidamente representada por el
ciudadano CARLOS HERRERA en su carácter de Vicepresidente de la misma, con lo cual
acredita su representación. 

Cursa a los folios 119 al 121, 144 al 146, Acta de Conciliación, realizada en fecha 16 de
Noviembre de 2006, por ante por ante la Alcaldía del Municipio José Antonio José de Sucre del
Estado Aragua, con sede en Cagua, Oficina Municipal para la Defensa y Educación al
Consumidor y al Usuario (OMDECU), donde comparecieron H. MOTORES CAGUA, C.A., FORD
MOTOR DE VENEZUELA, S.A. y MARIA SOLEDAD MONTEROLA PACHECO, manifestando: “…a los
fines de llegar a una conciliación… se ofrece al denunciante de autos el reemplazo de la bomba
de combustible, limpieza y descontaminación del sistema de combustible, la realización de
todas y cada una de las pruebas necesarias para la verificación del optimo estado del
funcionamiento de la unidad, todo ello sin ningún costo para el denunciante, igualmente en
nombre de mi representada nos comprometemos en solicitar en este estado a extender la
garantía del vehículo por un término de seis (6) meses adicionales a la cobertura original
establecida en el certificado de garantía. Por lo que respecta a la falla presentada por el
vehículo ratificamos la posición de que la misma no es inherente al producto, ya que se origina
por un factor externo, el cual se pudo determinar como contaminación del combustible
utilizado…”. Por la otra parte comparece previa citación el ciudadano MIGUEL ANTONIO
MONTEROLA PACHECO…APODERADO JUDICIAL de la ciudadana MARIA SOLEDAD MONTEROLA
PACHECO…quien actúa en este acto como denunciante… Rechazamos en todo y cada uno de
sus partes la exposición efectuada por el profesional del derecho y el representante de la
Sociedad Mercantil FORD MOTOR DE VENEZUELA, S.A., por considerar que no se ajusta a lo
referente de la obligación de la garantía de saneamiento, establecida en el Contrato de Venta
de fecha 03/11/2004… consideramos que no es H MOTORES CAGUA y FORD MOTOR DE
VENEZUELA, S.A., quienes certifiquen la contaminación o no contaminación del combustible
venezolano (gasolina) dado que existe en nuestro país un organismo específico como lo es
PDVSA o INTEVEC, para determinar si nuestro combustible es apto o no…”. Dichas actuaciones
administrativas a pesar de no encajar en rigor en la definición que del documento público da el
artículo 1357 del Código Civil, tiene de todos modos el mismo efecto probatorio de los
documentos públicos, en razón de que emanan de funcionarios públicos que cumplen
atribuciones que les ha conferido la Ley y contienen, por tanto, una presunción de certeza que
el interesado en lo contrario, debe desvirtuar en el proceso judicial, situación que no se
presenta en el presente caso, toda vez que ambas partes consignaron las actuaciones up-
supra, las cuales están dotadas de una presunción desvirtuable de veracidad y legitimidad de
su contenido, en razón del principio de ejecutividad y ejecutoriedad que le atribuye el artículo
8 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, y por tanto deben considerarse
ciertos hasta prueba en contrario. Por lo que se le otorga todo el valor probatorio.  

Cursa al folio 136 de la primera pieza del expediente, documento emanado del Gerente de
Servicio de la empresa H. MOTORES Cagua, C.A., de fecha 03 de noviembre de 2.006, con sello
húmedo y firma del ciudadano Frank Meneses, dirigido a la ciudadana MARIA MONTEROLA,
participándole que la garantía del vehículo placas PAK-37M, fue rechazada, por cuanto la falla
presentada es producto de factores externos (combustible contaminado), no imputable al
producto. Por lo que se requiere aprobación de presupuesto de reparación, caso contrario
deberá retirar el vehículo de las instalaciones de H. Motores Cagua, C.A., dicho documento
privado no fue impugnado ni su firma desconocida en el plazo señalado legalmente, por lo que
surte plenos efectos en la presente causa para demostrar lo anteriormente expuesto. Y así se
valora y aprecia. 

Cursa a los folios 137-139, 181-183, facturas emitidas por la Cooperativa de Transporte
BOLIVARIANOS DEL SUR 212 RL (Rif. J31336341-3), suscritas por el ciudadano OBERTO
RANGEL, titular de la Cédula de Identidad N° 10.517.902; Siendo ratificadas mediante la
prueba de testigo por ante el Juzgado de los Municipios Sucre y Lamas del Estado Aragua, en
fecha 27 de junio de 2007, manifestando como suya la firma plasmada en las facturas
marcadas B-2 y C-3 del escrito de promoción de pruebas promovidas por la parte actora, por
un monto de diez millones de bolívares y la otra por trescientos mil bolívares,
respectivamente. En virtud de haberle prestado a la ciudadana María Monterota y a su hijo,
servicio de transporte. El cual se valora como documento privado emanado de tercero, que al
ser ratificado mediante la prueba de testigo, conforme a los previsiones del artículo 431 del
Código de Procedimiento Civil, se le otorga pleno valor probatorio en la presente causa, para
demostrar que la ciudadana María Monterota, tubo un gasto de diez mil trescientos bolívares
por concepto de servicio de transporte. Y así se valora. 

Cursa a los folios 140-143, 184-187, documentos emanados de MAPFRE La Seguridad, suscritos
por la ciudadana YUDETSY CAROLINA FUENTES, analista integral cajero. Que se valora como
documento privado emanado de tercero, que al no ser ratificados mediante la prueba de
testigo conforme al artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, sin valor probatorio en la
presente causa. Y así se desechan. 

Cursa al folio 147, constancia emitida por la Oficina Regional Electoral del Poder Electoral del
Estado Aragua, de fecha 25 de Octubre de 2006, suscrita por su directora, ciudadana NEIRA
LOPEZ DE GUZMAN, en la cual deja constancia que la ciudadana MARIA MONTEROLA, es Fiscal
revisora adscrita a la Oficina Nacional de Supervisión del registro Civil e Identificación, Oficina
Cagua, teniendo que trasladarse a varios sitios por motivos de trabajo desde el día 01 de enero
de 1.990. El cual se valora como documento público administrativo, donde se demuestra que
el parte demandante debido a su empleo, debe trasladarse a diferentes ciudades del país. Y así
se valora y aprecia. 

Cursa a los folios 164 y 165, resultas de informes provenientes de la empresa aseguradora
MAPFRE VENEZUELA, recibido en este Juzgado en fecha 17 de julio de 2007, donde comunican:
“…se pudo evidenciar reportes de siniestros, a saber: En fecha: 13/06/2006. Reporte de
siniestro N° 75003100600131. Relato de evento: Falla no prende, requirió traslado a H.
Motores Cagua. Maracay. Estado Aragua. En fecha: 12/09/2006 Reporte de siniestro N°
75003100600234. Relato de evento: Falla no prende, requirió traslado a Concesionario H.
Motores Cagua. Maracay. Estado Aragua. En fecha: 13/09/2006 Reporte de siniestro N°
75003100600238. Relato de evento: Falla no prende. No indican el sitio donde se va a trasladar
el vehículo. En fecha: 11/10/2006 Reporte de siniestro N° 75003100600263. Relato de evento:
Falla no prende, cauchos en buen estado, requirió traslado a Concesionario H. Motores Cagua.
Maracay. Estado Aragua. 

Cursa al folio 167 Informe consignado por el ciudadano JORGE ISRAEL ALVAREZ FRANCIS, en su
carácter de experto en mecánica, latonería y pintura, co-propietario del taller denominado
Cooperativa OZANFRA, R.L., de fecha 20 de julio de 2007, arrojando las siguientes
conclusiones: 
“1) Prueba de Recorrido. 
2) Fuerza de Arranque. 
3) Prueba de Encendido. 
4) Presionar de bomba gasolina. 
5) Prueba de chispa de corriente. 
En consecuencia el resultado y pruebas del vehículo son normales…”. Otorgándosele pleno
valor probatorio. 

Cursa a los folios 174-175, 176-177, declaraciones rendidas en fecha 27 de junio de 2007, los
ciudadanos RITA DEL VALLE LUNA y ALEXON ORLANDO ZAPATA GUILLEN, venezolanos,
mayores de edad, titulares de las cédulas de identidad Nros. V-6.393.161 y V-16.850.482
respectivamente, por ante el Juzgado de los Municipios Sucre y Lamas del Estado Aragua,
declaraciones que se valoran conforme lo dispuesto en el artículo 508 del Código de
Procedimiento Civil, y en las cuales los mismos quedaron contestes en que: conocen de vista,
trato y comunicación a la ciudadana María Monterola, parte actora en el presente juicio, que
es propietaria de un vehículo Ford Focus color gris, el cual presenta fallas de funcionamientos.
Por lo que se le otorga pleno valor a las declaraciones de dichos testigos por cuanto no existe
contradicción en sus dichos, fueron sometidos al control de la prueba y quedaron contestes en
el interrogatorio. Y así se valoran. 

Cursa a los folios 201 y 202, resultas de Informe provenientes de la Sociedad mercantil
INTEVEP, S.A., filial de Petróleos de Venezuela, S.A., de fecha 14 de marzo de 2008, suscrita por
su Directora ciudadana JOSEFINA SALAZAR DE ACUÑA, en el cual concluye: “…En términos
técnicos INTEVEP, S.A., responde por la calidad de las gasolinas de PDVSA, en cumplimiento a
las especificaciones nacionales exigidas a través de las normas venezolanas COVENIN 764:2002
“Productos Derivados del Petróleo”…”. Anexos a dichos informes Registro Mercantil de la
empresa INTEVEP, S.A., Poder de Representación y normativa de Covenin 764:2002. 
-V- 
MOTIVACIÓN 

Sostiene la demandante ciudadana MARÍA SOLEDAD MONTEROLA PACHECO, venezolana,


mayor de edad, titular de la cédula de identidad N° V-6.838.075; que en fecha 07 de diciembre
de 2.004, adquirió un vehículo Marca: Ford, Tipo Sedan, Modelo: Focus, año 2.005, color gris,
serial de carrocería 8YPFDFWK858A21435, serial de motor: 5A21435, Placas: FAK-37M, a la
sociedad mercantil H. MOTORES CAGUA, C.A., inscrita ante el Registro Mercantil de Estado
Aragua, en fecha 13 de julio de 1.994, bajo el número 42, Tomo 630-A; representada por el
ciudadano GUSTAVO HERRERA CAMARÁN, en su carácter de Presidente de la misma, a través
de la modalidad venta con reserva de dominio a favor de la Caja de Ahorro y Previsión Social
de los Empleados, Obreros y Jubilados del Poder Electoral (CAPSEOJ). Que en fecha 13 de junio
de 2.006, el mencionado vehículo se accidentó siendo esto reportado a dicho concesionario, y
en distintas ocasiones presentó nuevamente problemas, por lo que en fecha 9 de octubre de
2.006, la accionante tuvo que requerir una vez mas a H. Motores Cagua, C.A., la revisión del
vehículo y desde dicha fecha el mismo se encuentra en los talleres de la empresa antes
señalada. Instaurando demanda en contra de la mencionada concesionaria, por saneamiento
en fecha 01 de noviembre de 2006, fundamentándola en los artículos 1.503, 1.504, 1.508,
1.518, 1.520, 1.521, 1.522, y 1.270, del Código Civil Venezolano. 
Por su parte sostiene el demandado que no existe indicio alguno de que haya operado la
evicción del bien objeto de la venta, ya que no existe dispositivo o fallo a favor de un tercero
que prive al demandante del uso y posesión del vehículo, por lo que la acción intentada no es
la idónea 
Al respecto este Tribunal observa: 
Establece el artículo 1.503 del Código Civil: 
“Por el saneamiento que debe el vendedor al comprador, responde aquél 
1º. De la posesión pacífica de la cosa vendida. 
2º. De los vicios o defectos ocultos de la misma”. 
Por lo que entendemos que el saneamiento tiene dos obligaciones: garantizar la posesión
pacífica (saneamiento por evicción) y garantizar la posesión útil (saneamiento por defectos o
vicios ocultos). 

Ahora bien, para emitir opinión sobre el fondo del asunto planteado, es necesario en primer
orden, dar solución en este fallo, sobre la determinación de la existencia de los presupuestos
procesales que deben verificarse para obtener una sentencia favorable en casos como el de
autos, es decir, la satisfacción de la pretensión de saneamiento por evicción o por vicios
ocultos; en este sentido se observa que la evicción tiene lugar cuando se priva al comprador en
todo o en parte de la cosa vendida, siendo que dicha privación necesariamente debe provenir
de una causa anterior al contrato de venta y efectuada por un tercero que alega un mejor
derecho sobre el bien vendido, teniendo la obligación de saneamiento su fundamento en el
deber que tiene el vendedor de garantizar al comprador la posesión legal y pacifica de lo
vendido. 

Los presupuestos procesales para la procedencia del saneamiento por evicción son los
siguientes: 
1.-) Que el comprador quede privado total o parcialmente de la cosa adquirida o que se le haya
impedido entrar en posesión de la misma. 
2.-) Que la causa que la produjo sea anterior al contrato de venta y derive de un tercero que
demuestre un mejor derecho sobre lo vendido. 
3.-) Que la privación se haya establecido mediante una sentencia firme. 

En el caso de autos, de las actas procesales no hay evidencia de la existencia de sentencia


definitivamente firme que determine la consumación de la evicción, faltando en consecuencia,
uno de los presupuestos procesales para considerarla así, sin embargo, en el ámbito jurídico
existe discusión sobre la obligatoriedad del mencionado requisito para la procedencia del
saneamiento por evicción. 

El tratadista venezolano Enrique Urdaneta Fontiveros, en su obra Saneamiento y Evicción, hace


referencia a la existencia de ésta en los siguientes términos: 

“Etimológicamente la palabra evicción deriva del verbo “evincere” que significa vencer. De las
diversas acepciones de la palabra evicción, quizás la más genuina es aquella según la cual
evicción significa “quitar alguna cosa a alguno en virtud de sentencia”. Por ello se afirma que
evicción quiere decir el acto de ser vencido en juicio. 
La evicción propiamente dicha es la desposesión ordenada por sentencia judicial. En sentido
estricto, presupone que el comprador haya sido condenado a la pérdida total o parcial de la
propiedad o derecho vendido, por causa de un vicio en el derecho del transmitente y por
efecto de una sentencia recaída en un juicio contradictorio. 
Supone una sentencia definitivamente firme que condene al comprador a la perdida,
desposesión o imposibilidad total o parcial, de ejercer un derecho sobre la cosa (Infra, Cap. VII,
Nº III). Si el comprador, en razón de la evicción, debe desprenderse de la cosa o derecho
vendido, tal desprendimiento sólo puede ser ordenado por un juez a través de una sentencia;
nadie, ni el tercero ni el vendedor, pueden obligar al comprador a dejar la cosa si este decide
defenderse. Por consiguiente, la regla es que para que haya evicción, la privación debe ser
ordenada por sentencia. Así por ejemplo, cuando una sentencia declara que el comprador no
es el propietario de la cosa vendida la cual pertenece a un tercero que la reivindica, o cuando
el comprador es desposeído en virtud de la ejecución de una hipoteca que afecte el inmueble
vendido. 
No obstante la doctrina admite que, excepcionalmente, puede haber casos de evicción sin que
exista una sentencia que desposea al comprador. Esta situación se presenta cada vez que la
desposesión se realiza en condiciones tales que hagan inútil todo procedimiento ulterior. Así,
por ejemplo, cuando el comprador a fin de evitar un juicio abandona voluntariamente la cosa,
por ser evidente el derecho del verdadero propietario que la reclama; o cuando el comprador
perseguido por el acreedor hipotecario conserva la cosa pagando al acreedor; o cuando el
comprador conserva la cosa por un título distinto del contrato de venta como ocurre cuando
se ha vendido la cosa ajena y el comprador sucede al verus dominus en el dominio de la cosa
vendida, puesto que en tal caso si se retiene la cosa no es como comprador, sino ex alia causa;
o cuando el comprador sin haber entrado en posesión de la cosa intenta la acción
reivindicatoria contra un tercero poseedor y la acción respectiva es declarada sin lugar. 
Desde luego en los casos antes señalados, el comprador para conservar su derecho al
saneamiento deberá actuar con suma prudencia y no consentir, sin la aquiescencia del
vendedor en el reclamo del tercero tendiente a la evicción. No hay que olvidar que la primera
obligación del comprador en caso de amenaza de evicción, es citar en saneamiento a su
vendedor (arg. ex art. 1.517 del Código Civil). Solamente cuando la evicción sea inevitable, ella
compromete la responsabilidad del vendedor aun sin que medie sentencia judicial, puesto que
en tal caso carece de sentido obligar al comprador a sostener un pleito a todas luces inútil. 
Se considera en todos estos casos, aunque no medie sentencia, que ha habido evicción puesto
que el vendedor no ha cumplido con su obligación de transferir el dominio de la cosa, ya sea
porque el comprador no conserva dicha cosa, o por que si la conserva, es por un título nuevo o
en razón de desembolsos suplementarios a los cuales no estaba originalmente obligado. Por
consiguiente, para que exista evicción no es absolutamente necesario que el comprador haya
sido desposeído total o parcialmente de la cosa vendida en virtud de sentencia dictada en
juicio promovido en su contra.” Pág. 45,46 y 47. 

De la doctrina trascrita se desprende que la regla para la procedencia del saneamiento por
evicción, es la necesidad de que exista sentencia previa y firme que determine la ocurrencia de
la evicción, sin embargo deja abierta la posibilidad de obviar excepcionalmente dicho requisito
en casos muy puntuales. De lo transcrito anteriormente se considera como requisito primario,
la necesidad de la existencia de una sentencia previa que declare la evicción para así reclamar
su saneamiento, pero deja claro que en casos excepcionales y por la naturaleza de la
pretensión, no se requiere el antecedente de la sentencia que declare la evicción; ahora bien,
quien aquí juzga, observa que el caso de autos, no constituye uno de los casos que
excepcionan al demandante para que no consigne la sentencia que declare la evicción, toda
vez que según el propio actor, alega que no quiere saber nada mas del vehículo ya que ha
fallado su funcionamiento en diversas fechas, y por lo que “…solo exige dos (2) vías de arreglo,
1) el cambio del vehículo por uno nuevo. 2) la devolución de dinero con los intereses y daños
causados…”; En consecuencia, este Juzgador observa que en el presente caso, no se han dado
los presupuestos procesales necesarios para la procedencia del saneamiento por evicción, a
saber: 1.-) Que el comprador quede privado total o parcialmente de la cosa adquirida o que se
le haya impedido entrar en posesión de la misma; 2.-) Que la causa que la produjo sea anterior
al contrato de venta y derive de un tercero que demuestre un mejor derecho sobre lo vendido.
3.-) Que la privación se haya establecido mediante una sentencia firme, constituyendo así en el
caso de autos, un requisito SINE QUA NOM, la necesidad de consignar junto al escrito libelar, la
sentencia que declare la evicción, para así legitimar activamente el ejercicio de la acción de
saneamiento por evicción, por tanto, es forzoso y obligante para este Tribunal, declarar
Improcedente la pretensión de Saneamiento por Evicción, por falta de cumplimiento de los
presupuestos procesales para ejercer la misma. En consecuencia, la presente causa sólo se
sentenciará conforme a los presupuestos legales referentes al Saneamiento por Vicios Ocultos.
Así se decide. 

Ahora bien, por otra parte tenemos que el saneamiento por vicios ocultos puede ser a su vez
por dos causas: a) que el uso para el cual el bien fue adquirido, lo haga impropio; y b) o
disminuya su uso, y que de haber sido conocidas por el comprador, éste no hubiese celebrado
el contrato o hubiera ofrecido un precio menor. 
Así las cosas, tenemos que dispone el artículo 1518 del Código Civil: 
“El vendedor está obligado al Saneamiento de la cosa vendida por los vicios o defectos ocultos
que la hagan impropia para el uso a que esté destinada, o que disminuya el uso de ella de tal
manera que si el comprador los hubiera conocido, no la habría comprado o hubiera ofrecido
un precio menor”. 

Por su parte el Artículo 1.521 ejusdem dispone lo siguiente: 


“En los casos de los Artículos 1.518 y 1.520, el comprador puede escoger entre devolver la cosa
haciéndose restituir el precio, o retenerla haciéndose restituir parte del precio que se
determine por expertos”. 

Y el Artículo 1.520 del Código Civil sanciona lo siguiente: 


“Es responsable el vendedor por los vicios ocultos, aunque él no los conociera, a menos que
hubiese estipulado no quedar obligado en este caso al saneamiento”. 

Pues bien, en el presente caso la compradora alega en su demanda que: 

1) Existen vicios ocultos en el bien vendido (vehículo automotor), desconocidos por la


compradora en el momento de la venta, toda vez que los mismos se produjeron a partir del día
13 de junio de 2006, siendo que hubo que trasladar el vehículo a la concesionaria en varias
oportunidades, quedando el mismo aparcado en la empresa H. MOTORES CAGUA. C.A., desde
el día 09 de octubre de 2006. 

2) Exigen el cambio del vehículo por uno nuevo en virtud de los vicios, defectos y fallas y/o la
devolución del dinero con los intereses y subsidiariamente los daños y perjuicios causados.  

3) Demandan las costas y honorarios profesionales. 

Los supuestos de responsabilidades legales por vicios ocultos de la cosa vendida por parte del
vendedor, viene dado en primer lugar que se afecte cualitativamente la cosa, en segundo lugar
que la afecte para el uso al cual esta destinada, en tercer lugar la gravedad del vicio, que de
haberlo conocido el comprador no hubiera comprado la cosa o hubiera ofrecido un precio
menor, en cuarto lugar que el vicio sea oculto, que el vicio que exista para el momento de la
venta y que éste sea ignorado por el comprador. En el caso sub judice, la parte actora
acompañó documento de compra venta del vehículo objeto de litis, debidamente notariado,
donde la vendedora se obliga al saneamiento de Ley, igualmente consigno Informes Técnicos
de la empresa H. MOTORES CAGUA, C.A., donde se verifica que el vehículo Ford Focus, placas
PAK-37M, ingresó en varias oportunidades a esa empresa por presentar fallas, adminiculado al
Acta de fecha 16 de Noviembre de 2006, levantada ante la Alcaldía del Municipio José Antonio
José de Sucre del Estado Aragua, con sede en Cagua, Oficina Municipal para la Defensa y
Educación al Consumidor y al Usuario (OMDECU), donde comparecieron H. MOTORES CAGUA,
C.A., FORD MOTOR DE VENEZUELA, S.A. y MARIA SOLEDAD MONTEROLA PACHECO,
manifestando los denunciados: “…a los fines de llegar a una conciliación… se ofrece al
denunciante de autos el reemplazo de la bomba de combustible, limpieza y descontaminación
del sistema de combustible, la realización de todas y cada una de las pruebas necesarias para
la verificación del optimo estado del funcionamiento de la unidad, todo ello sin ningún costo
para el denunciante, igualmente en nombre de mi representada nos comprometemos en
solicitar en este estado a extender la garantía del vehículo por un término de seis (6) meses
adicionales a la cobertura original establecida en el certificado de garantía. Por lo que respecta
a la falla presentada por el vehículo ratificamos la posición de que la misma no es inherente al
producto, ya que se origina por un factor externo, el cual se pudo determinar como
contaminación del combustible utilizado…”. (Subrayado del Tribunal). Incurriendo la parte
demandada en una confesión espontánea que se valora conforme lo dispuesto en el artículo
1401 del Código Civil, sobre los hechos alegados por la ciudadana MARIA SOLEDAD
MONTEROLA PACHECO, en cuanto a que el vehículo desde el mes de junio de 2006, presentó
falla al punto de ameritar su traslado a las instalaciones de la empresa H. MOTORES CAGUA,
C.A., para su reparación. Tales hechos o circunstancias fueron apreciadas por los ciudadanos
RITA DEL VALLE LUNA y ALEXON ORLANDO ZAPATA GUILLEN, venezolanos, mayores de edad,
titulares de las cédulas de identidad Nros. V-6.393.161 y V-16.850.482 respectivamente,
quienes quedaron contestes en que conocen que la ciudadana Maria Monterola es propietaria
de un vehículo Ford Focus color gris, el cual presenta fallas de funcionamientos por cuanto lo
presenciaron personalmente al observar que el carro era llevado en grúa en diferentes días y
lugares. Aunado al hecho los informes recibidos por la empresa de seguridad
MAPFRE/VENEZUELA, donde comunica al Tribunal que efectivamente en diferentes fechas, la
ciudadana María Monterota, solicitó el servicio de grúa por siniestros ocurridos al vehículo
objeto de este juicio, siendo requerido el traslado del mismo hacia H. MOTORES CAGUA, C.A.  

Por otra parte se observa que cursa al folio 136 de la primera pieza del expediente
comunicación emanada de la empresa demandada, donde le informa a la ciudadana María
Monterota que la garantía de su vehículo fue rechazado, y deberá pasar por la empresa para la
aprobación del presupuesto de reparación, por cuanto la falla presentada es producto de
factores externos (combustible Contaminado) subrayado del tribunal. Entonces tenemos que
aunado a esto, se reciben resultas de Informe provenientes de la Sociedad Mercantil INTEVEP,
S.A., filial de Petróleos de Venezuela, S.A., de fecha 14 de marzo de 2008, suscrita por su
Directora ciudadana JOSEFINA SALAZAR DE ACUÑA, en el cual entre otras cosas señala: “…En
términos técnicos INTEVEP, S.A., responde por la calidad de las gasolinas de PDVSA, en
cumplimiento a las especificaciones nacionales exigidas a través de las normas venezolanas
COVENIN 764:2002 “Productos Derivados del Petróleo”…”. Anexos a dichos informes Registro
Mercantil de la empresa INTEVEP, S.A., Poder de Representación y normativa de Covenin
764:2002. Por lo que este Tribunal concluye, que siendo INTEVEP, una filial de Petróleos de
Venezuela, empresa del Estado, tal y como se estableció en el Capítulo de la Valoración de las
Pruebas, se le da pleno valor probatorio a dicho informe, por consiguiente la falla presentada
por el vehículo en cuestión no es externa (combustible contaminado), sino que el vicio ya
existía, por causas propias del vehículo, siendo responsable, además de asegurar la posesión
útil, garantizarle a éste que la misma carece de vicios ocultos, en consecuencia se declara y
aprecia que cuando la compradora adquirió el vehículo lo hizo de buena fe y desconocía las
posibilidades de daño, que le pudieran ocurrir al vehículo, toda vez de estar adquiriendo un
vehículo nuevo, y garantizado a través de una póliza de garantía, suscrita por las partes y
cursante al folio 29, donde responde por los daños ocurridos sean dos años o cuarenta mil
kilómetros y en el caso ut supra no ocurrió ninguna de las dos condiciones. 

En lo que respecta al informe consignado por el ciudadano JORGE ISRAEL ALVAREZ FRANCIS,
en su carácter de experto en mecánica, latonería y pintura, co-propietario del taller
denominado Cooperativa OZANFRA, R.L., de fecha 20 de julio de 2007, donde arrojó las
siguientes conclusiones: “1) Prueba de Recorrido. 2) Fuerza de Arranque. 3) Prueba de
Encendido. 4) Presionar de bomba gasolina. 5) Prueba de chispa de corriente. En consecuencia
el resultado y pruebas del vehículo son normales…”. Experticia esta realizada en las
instalaciones de la empresa demandada H. MOTORES CAGUA, C.A., toda vez que el vehículo en
cuestión se encuentra aparcado en la misma, desde el día 09 de Octubre de 2006.
Evidenciándose que existe contradicción entre el resultado del proceso y lo establecido en el
juicio pues durante el iter procesal se demostró que el vehículo objeto de litis presentaba
diversas fallas y habría de hacerle varios cambios -según lo sostuvo los apoderados judiciales
de la empresa H. MOTORES CAGUA, C.A, y FORD MOTOR DE VENEZUELA, S.A- en Acta
levantada en la Oficina Municipal para la Defensa y Educación al Consumidor y al Usuario ante
la Alcaldía del Municipio Autónomo Sucre del Estado Aragua, aunado a los informes emanados
de la empresa demandada, donde manifiesta que el vehículo perteneciente a la ciudadana
MARIA MONTEROLA, presenta desperfectos mecánicos que amerita reparación (a pesar de
que esto no quedó demostrado en la experticia del vehículo). Por consiguiente, la prueba
carece de eficacia y este juzgador conforme al sistema de la sana crítica le resta valor a la
misma por haberse realizado con posterioridad a los hechos narrados y suficientemente
valorados y apreciados. 
En lo que respecta a los daños y perjuicios demandados, causados por gastos de traslado y
transporte escolar, este Tribunal observa que dispone el artículo 1.159° del Código Civil: “Los
contratos tienen fuerza de Ley entre las partes. No pueden revocarse sino por mutuo
consentimiento o por las causas autorizadas por la Ley”. 

Cursa al folio 29 documento privado consistente en Póliza de Garantía de la Concesionaria 333


H. MOTORES CAGUA, C.A., a favor de la compradora ciudadana MARIA MONTEROLA, suscritos
por ambos contratantes en el cual se señala: 

“…La reparación o reemplazo de la (s) pieza (s) defectuosa (s) y la reparación de los defectos de
mano de obra están cubiertos por esta garantía, la cual no cubre en modo alguno posibles
consecuencias ocasionadas por el defecto, tales como: demora, pérdida, daños y perjuicios,
gastos de: grúa, hospedaje, alimentación, transporte, comunicación), lo cual el comprador
acepta expresamente ser de su responsabilidad y cargo. El tiempo que el vehículo permanezca
en dicha reparación de garantía no se computará a los efectos de la misma…”

Existiendo la garantía convencional del buen funcionamiento durante el término de dos años o
cuarenta mil kilómetros, es motivo para que este Juzgador debe declarar sin lugar los daños y
perjuicios demandados por la ciudadana MARIA MONTEROLA, contra H. MOTORES CAGUA,
C.A., ya que en el contrato de de Póliza de Garantía, las partes establecieron de común
acuerdo que los gastos generados por las reparaciones efectuadas al vehículo (como daños y
perjuicios: gastos de grúas, hospedaje, alimentación, transporte, comunicación) correrán a
cuenta del comprador quien expresamente lo acepto. Y así se decide. 

Ahora bien, la demandada en su escrito libelar solicita 1) el cambio del vehículo por uno nuevo
ó 2) la devolución del dinero con los intereses y daños causados. 

La doctrina ha establecido que el comprador en principio, puede optar entre ejercer la acción
redhibitoria o la acción estimatoria. 

Si escoge la acción redhibitoria, procede la devolución recíproca de la cosa vendida y del


precio. Variando las obligaciones del vendedor según la buena o mala fe, según que en el
momento de la venta haya ignorado o conocidos los vicios. En principio la buena fe, debe
presumirse, así tenemos, si el vendedor ha actuado de mala fe: debe restituir el precio e
indemnizar los daños y perjuicios sufridos por el comprador. Por otra parte si el vendedor
actuó de buena fe: debe restituir el precio y rembolsar al comprador los gastos hechos con
ocasión a la venta. 

Si el comprador opta por la acción estimatoria o quantis minoris, el vendedor esta obligado a
restituirle la parte del precio que se determine por expertos, quienes deberán tener en cuenta
sólo la disminución de valor que objetivamente produce la existencia del vicio y no los daños y
perjuicios que éste haya causado al comprador; si el vendedor para el momento de la venta
ignoraba los vicios, además de la restitución solo tendrá que rembolsar la porción que
corresponda de los gastos hechos en ocasión a la venta. 

En el caso sub judice, observamos que la parte actora solicita la acción redhibitoria más no la
estimatoria, toda vez que solicita el cambio del vehículo por uno nuevo ó en su defecto la
devolución del dinero con los intereses y daños causados. 

En conclusión, este Tribunal considera que ciertamente el vehículo objeto de saneamiento


presenta falla reiterada, que impide su uso cotidiano, quedando demostrado su repetido
ingreso en grúa al concesionario por defecto en el encendido, lo cual es producido por
problemas con la bomba de la gasolina, sin que se haya logrado comprobar la responsabilidad
del Estado Venezolano en la producción del combustible por contaminación del mismo, por lo
que, se arriba a la conclusión de que el vehículo posee un vicio oculto en el sistema que nutre
al vehículo de combustible que ocasiona fallas para su encendido y uso cotidiano, a esto se
suma el notorio malestar que ocasiona en el propietario las repetitivas fallas del vehículo, pues
es evidente que esto ocasiona el impedimento de dirigirse al destino prefijado, la llamada,
utilización y espera de grúa, así como la necesaria utilización de vehículos de transporte
público o taxi, lo que en definitiva ocasiona sin duda un malestar e incomodidad, más aún si se
ha comprado un vehículo nuevo, que se supone debe cumplir la finalidad para la cual fue
adquirido. 

En consecuencia la demanda por saneamiento por mal funcionamiento o vicios ocultos (acción
redhibitoria) del vehículo Marca: Ford, Tipo Sedan, Modelo: Focus, año 2.005, color gris, serial
de carrocería 8YPFDFWK858A21435, serial de motor: 5A21435, Placas: FAK-37M es
procedente por las razones que anteceden y que de conformidad con lo establecido en el
artículo 1521 del Código Civil, que establece que el comprador puede escoger entre devolver la
cosa haciéndose restituir el precio (acción redhibitoria), o retenerlo haciéndose restituir la
parte del precio que se determine por expertos, más las costas y honorarios (acción cuanti
minoris). En consecuencia, este juzgador evidencia que la pretensión de la Actora fue la acción
redhibitoria para cuyo efecto solicita en el primer párrafo del folio 05 de la demanda dos vías
posibles: 1) el cambio del vehículo por uno nuevo, o 2) la devolución del dinero con los
intereses y daños causados, siendo que el segundo supuesto se subsume perfectamente en las
previsiones del mencionado artículo 1521 ejusdem, asimismo en el quinto párrafo del folio 10
la parte actora manifiesta “Artículo 1521 En los casos de los Artículos 1.518 y 1.520, el
comprador puede escoger entre devolver la cosa haciéndose restituir el precio…
efectivamente esto es por lo que optó mi representada (devolver la cosa)”. Por tal motivo
procedente resulta condenar a la parte demandada, es decir H. MOTORES CAGUA, C.A.,
Sociedad Mercantil ubicada en la ciudad de Cagua, inscrita en el Registro Mercantil Primero de
la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, en fecha 14 de junio de 1982, bajo el N° 34, tomo
48-B, a la devolución del precio del vehículo, incluyendo todos los gastos a la ciudadana MARIA
SOLEDAD MONTEROLA PACHECO, quien debe devolver el vehículo en las condiciones que se
encuentren a la demandada, la cantidad a reintegrar es de CUARENTA Y DOS MIL SEISCIENTOS
QUINCE BOLÍVARES (Bs. 42.615.000,°°), con sus respectivos intereses desde el momento de la
compra del vehículo hasta el momento del cumplimiento de lo aquí ordenado. Y así se decide.  

En relación a los daños y perjuicios este juzgador evidencia que la parte actora en su petitorio
señaló “procedo a demandar como en efecto demando en nombre de mi representada MARIA
SOLEDAD MONTEROLA PACHECO, a la firma mercantil H MOTORES CAGUA C.A., por
incumplimiento del saneamiento del contrato de venta con reserva de dominio, suscrito con
mi representada en fecha 07 de diciembre de 2004 y subsidiariamente por los daños y
perjuicios”. En este sentido, la actora no determinó los daños y perjuicios en la forma exigida
por el legislador, a saber: “Artículo 340.- El libelo de la demanda deberá expresar:.. omissis …7º
Si se demandare la indemnización de daños y perjuicios, la especificación de éstos y sus
causas”. En este sentido, la actora no dio cumplimiento cabal a lo indicado por dicha norma y
no especificó el tipo de daño, ni la cuantía de los mismos, requisito indispensable para acordar
toda indemnización. 

En este sentido y respecto a la indemnización por daños y perjuicios es preciso analizar de


manera preliminar la noción de culpa así como sus elementos constitutivos, de tal forma de
precisar si ellos se cumplen en la presente reclamación. 

En este orden de ideas y tal como lo ha establecido la doctrina, para que proceda la
responsabilidad civil extracontractual es necesario que estén dadas una serie de circunstancias
(vid. Henri, Léon y Jean Mazaud y F. Chabas, Leçons de Droit Civil, Obligations, París, 1991, pp.
395 y ss.; Eloy Maduro Luyando, Curso de obligaciones, Caracas, 1993, pp. 129 y ss.; José
Melich Orsini, La responsabilidad civil por hechos ilícitos, Caracas, 1994, tomo I, pp. 37 y ss., cf.
tamb. C.E. Acedo Sucre, La función de la culpa en la responsabilidad por hecho ilícito en el
Derecho venezolano, Caracas, 1993). 

Para empezar es necesario que exista una falta o culpa, es decir, un hecho ilícito. Luego, se
requiere la presencia de un daño, el cual debe a su vez tener un carácter cierto y un carácter
personal. Finalmente, el accionante debe demostrar la relación causa efecto o relación de
causalidad, pues no basta que un particular haya sufrido daños, sino que es necesario también
que tales daños puedan atribuirse al hecho ilícito predeterminado, esta relación de causalidad
puede además romperse en presencia de circunstancias exoneratorias, a saber: falta de la
víctima, fuerza mayor, caso fortuito y hecho de un tercero. 

Sobre el daño señala G. Viney, "es la indemnización de daños lo que es considerado como el
objeto esencial de la responsabilidad" (La responsabilité: conditions, LGDJ, París, 1982, N° 36),
daños que, como regla, el demandante debe probar "tanto en su existencia como en su
consistencia" (Y. Chartier, La réparation du préjudice, Dalloz, París, 1983, p. 1). Es así, "en un
proceso de responsabilidad, la víctima, es por definición toda persona que ha sufrido un daño:
sin perjuicio, no hay responsabilidad" (J. Moreau, La responsabilité administrative, PUF, QSJ,
París, 1986, p. 80). En definitiva, en todo caso de responsabilidad "de lo que se trata es de
obtener una reparación, lo cual supone necesariamente que exista un daño que reparar. El
daño es el elemento que da interés al acreedor para ejercer la acción de responsabilidad..." (J.
Melich Orsini, La responsabilidad civil por hechos ilícitos, Caracas, 1994, t. I, pp. 37 y 38). 

En cuanto a la relación de causalidad, se trata simplemente de vincular los otros dos


elementos de la responsabilidad extracontractual, es decir que el daño efectivamente
ocasionado sea responsabilidad del sujeto imputado como autor del hecho ilícito. 

Concretamente en lo que respecta a la culpa extracontractual, en especial en materia civil, la


jurisprudencia se ha encargado de especificar, conteste con lo postulado por la mejor doctrina,
cuáles son las condiciones de procedencia en la materia. En primer lugar, puede citarse la
decisión de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, expuesta en sentencia de
12 de febrero de 1974 y ratificada en fallo de 02 de diciembre de 1987 en amteria de daño
moral (Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, Oscar R. Pierre Tapia. Año 1987,
volumen 12), en donde el máximo Tribunal de Justicia del País, se expresa en los siguientes
términos: 

"...para declarar la procedencia del daño moral debe previamente, estudiarse detenidamente
los hechos y circunstancias relacionadas con el asunto en cuestión, analizar la importancia del
daño, el grado de culpabilidad del autor, la conducta de las víctimas, sin cuya acción no se
hubiera producido el daño y la llamada escala de los sufrimientos morales, valorándolos, pues
no todos tienen la misma intensidad, por las distintas razones que puedan influir en ellos, para
así arribar a una indemnización razonable, equitativa, humanamente aceptable"
(Jurisprudencia de los Tribunales de Ultima Instancia, Oscar R. Pierre Tapia. Año 1993, volumen
I, páginas 194 y 195) 

En el mismo sentido, puede ubicarse la sentencia emanada de la Sala de Casación Civil en


sentencia de 14 de marzo de 1990 con ponencia del Magistrado Dr. Carlos Trejo Padilla, según
la cual es pacífica la doctrina de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia en
materia de daño moral al sostener que para la procedencia del mismo debe existir una
valoración que debe analizar la importancia del daño, el grado de culpabilidad del actor y la
denominada escala de sufrimientos morales para que pueda existir condena del daño moral.
Este criterio de casación sostenido en fallo de fecha 2 de diciembre de 1987 en el juicio de Raúl
Osuna contra Centro Italiano Venezolano ha sido reiterada por el Máximo Tribunal.
(Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, Oscar R. Pierre Tapia, año 1990, volumen 03,
página 312)". 

En consecuencia la forma en que la accionante de autos peticiona la indemnización de daños y


perjuicios, es totalmente improcedente, pues esta ha debido circunstanciar en tiempo lugar y
modo, los daños de que fue objeto, especificando el tipo de daño sufrido y cuantificándolo,
acompañando al efecto las probanzas relativas a los mismos, lo cual no hizo sino que de modo
genérico estima en conjunto con la acción redhibitoria en la cantidad de OCHENTA MIL
BOLÍVARES, por lo que preciso resulta desechar tal pretensión, que además se ejerció de forma
subsidiaria. A este respecto establece el artículo 78 del Código de Procedimiento Civil que “No
podrán acumularse en el mismo libelo pretensiones que se excluyan mutuamente o que sean
contrarias entre sí; ni las que por razón de la materia no correspondan al conocimiento del
mismo Tribunal; ni aquellas cuyos procedimientos sean incompatibles entre sí. Sin embargo,
podrán acumularse en un mismo libelo dos o más pretensiones incompatibles para que sean
resueltas una como subsidiaria de otra siempre que sus respectivos procedimientos no sean
incompatibles entre sí” (Negrillas adicionadas). Siendo que el caso sub judice la pretensión de
saneamiento y la de indemnización no resultan incompatibles como para demandarla una
subsidiaria de la otra, pues perfectamente se podían demandar ambas sin la subsidiaridad a
que se hace referencia la accionante, no obstante quien juzga considera prudente realizar
pronunciamiento expreso sobre la pretensión de indemnización, al establecer que la solicitud
de subsidiaridad no fue clara, ni razonada, ni cumple con los extremos de ley para peticionarse
de forma solidaria. Y así se decide. 

En relación a lo peticionado por la actora en los particulares PRIMERO y SEGUNDO de su


petitorio ambos por conceptos de daños emergentes este Juzgador debe declarar sin lugar los
daños emergentes demandados por la ciudadana MARIA MONTEROLA, contra H. MOTORES
CAGUA, C.A., ya que en el contrato de de Póliza de Garantía, las partes establecieron de común
acuerdo que los gastos generados por las reparaciones efectuadas al vehículo (como daños y
perjuicios: gastos de grúas, hospedaje, alimentación, transporte, comunicación) correrán a
cuenta del comprador quien expresamente lo acepto en los siguientes términos: “…La
reparación o reemplazo de la (s) pieza (s) defectuosa (s) y la reparación de los defectos de
mano de obra están cubiertos por esta garantía, la cual no cubre en modo alguno posibles
consecuencias ocasionadas por el defecto, tales como: demora, pérdida, daños y perjuicios,
gastos de: grúa, hospedaje, alimentación, transporte, comunicación), lo cual el comprador
acepta expresamente ser de su responsabilidad y cargo. El tiempo que el vehículo permanezca
en dicha reparación de garantía no se computará a los efectos de la misma…”. Y así se declara. 

En relación al particular TERCERO de su petitorio en el que pide la cantidad de TREINTA Y UN


MIL DOSCIENTOS VEINTINUEVE BOLÍVARES CON VEINTISIETE CENTIMOS, por concepto de
deuda restante con la Caja de Ahorro y Previsión Social de los empleados obreros y jubilados
del Poder Electoral (CAPSEOJ), este juzgador releva a la parte demandada de toda
responsabilidad con la mencionada institución, pues se trata de obligaciones dinerarias
contraídas por la accionante, que no atañen a la demandada, quien sólo responde del
saneamiento ante el comprador según las previsiones del mismo Código Civil, suficientemente
analizadas, y no ante instituciones financieras o personas jurídicas que hagan sus veces, como
en el caso de la Caja de Ahorros supra referida. Y así se declara. 
Finalmente las costas peticionadas por el actora, son un resultado del proceso y dependen del
vencimiento total o no en la contienda. Y así se decide. 
VI 
DISPOSITIVA 

Por las razones de hecho y de derecho antes expuestas, y suficientemente analizadas y


apreciadas las pruebas en la presente Causa, este Juzgado de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, con sede en
Cagua, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por
autoridad de la Ley, DECLARA: PARCIALMENTE CON LUGAR la demanda incoada por la
ciudadana MARIA SOLEDAD MONTEROLA PACHECO, venezolana, mayor de edad, titular de la
cédula de identidad N° V-6.838.075, contra la empresa H. MOTORES CAGUA, C.A., inscrita ante
el Registro Mercantil de Estado Aragua, en fecha 13 de julio de 1.994, bajo el número 42, Tomo
630-A; representada por el ciudadano GUSTAVO HERRERA CAMARÁN, en su carácter de
Presidente de la misma. En consecuencia se declara: PRIMERO: SIN LUGAR la pretensión de
SANEAMIENTO POR EVICCIÓN por no existir los presupuestos legales para ella, SEGUNDO: CON
LUGAR la pretensión de SANEAMIENTO POR VICIOS OCULTOS en la venta que se realizó el
07/12/2004, por ante la Notaría Pública de Cagua, anotada bajo el N° 56, Tomo 275 de los
libros de autenticaciones, y en consecuencia el vendedor H. MOTORES CAGUA, C.A., inscrita
ante el Registro Mercantil de Estado Aragua, en fecha 13 de julio de 1.994, bajo el número 42,
Tomo 630-A; representada por el ciudadano GUSTAVO HERRERA CAMARÁN, en su carácter de
Presidente de la misma, TERCERO: SIN LUGAR la pretensión de INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y
PERJUICIOS, no especificados ni en su cuantía, ni en su causa, CUARTO: SIN LUGAR la
indemnización de daños emergentes peticionados en los particulares SEGUNDO y TERCERO de
la demanda, QUINTO: SIN LUGAR la pretensión de cobro de la cantidad de TREINTA Y UN MIL
DOSCIENTOS VEINTINUEVE BOLÍVARES CON VEINTISIETE CENTIMOS, por concepto de deuda
restante con la Caja de Ahorro y Previsión Social de los empleados obreros y jubilados del
Poder Electoral (CAPSEOJ), SEXTO: Como consecuencia del particular segundo se condena a la
parte demandada a reintegrar a la actora la cantidad de CUARENTA Y DOS MIL SEISCIENTOS
QUINCE BOLÍVARES (Bs. 42.615,°°), con sus respectivos intereses, SÉPTIMO: A los efectos del
cálculo de los intereses acordados en el particular que antecede, se ordena la realización de
una experticia complementaria del fallo conforme las previsiones del artículo 249 del Código
de Procedimiento Civil, cálculo que se hará a la rata del 1% mensual según lo previene el
Código Civil, desde el momento de la compra del vehículo hasta el momento en que se efectúe
el pago definitivo, tomando como base la cantidad de CUARENTA Y DOS MIL SEISCIENTOS
QUINCE BOLÍVARES (Bs. 42.615,°°), OCTAVO: Por no haber vencimiento total no hay
condenatoria en costas, según lo previsto en el artículo 274 del Código de Procedimiento Civil. 
Por cuanto la presente decisión fue dictada fuera de término, se ordena la notificación de las
partes conforme lo establecido en el artículo 251 del Código de Procedimiento Civil. 

Dado. Firmado y Sellado en la Sala de Despacho del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, con sede en
Cagua, a los veintiséis (26) días del mes de julio de dos mil diez (2010). Años 200° de la
Independencia y 151° de la Federación. Regístrese y Publíquese.- 
EL JUEZ PROVISORIO, 

ABG. EULOGIO PAREDES TARAZONA 


EL SECRETARIO, 

ABG. CAMILO E. CHACÓN HERRERA 


En esta misma fecha se publicó la anterior Sentencia, siendo las 10:30 a.m.- 
EL SECRETARIO, 
Exp. 06-13583 
EPT/Camilo/b.  

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