Los Dermatofitos Amenaza Zoonótica 1ra Parte
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ARTICULO DE REVISION
a
Centro Nacional de Investigaciones Científicas. Ave. 25 y 158 No 15202. Cubanacán, Playa. Apartado Postal 6414, Ciudad de La Habana, Cuba.
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RESUMEN
Los dermatofitos constituyen una fuente de infección tanto para los animales como para el humano, representando una zoonosis.
El objetivo de este trabajo es realizar una revisión actualizada sobre las características generales de los dermatofitos, los aspectos
clínicos de cada especie animal infectada y su potencial zoonótico. Para ello se recopiló toda la información publicada que se
encontró disponible en la base de datos de PudMed. En esta revisión se describe la distribución mundial de la enfermedad causada
por los dermatofitos, el comportamiento zoonótico de la enfermedad, las características fisiopatogénicas, vinculada a la respuesta
inmune del hospedero y comportamiento del estrés oxidativo en la tricofitosis bovina. Por otra parte, se expone la clasificación de
los dermatofitos, los diferentes métodos de diagnóstico, las características macro y micro de las colonias de dermatofitos y su
diferenciación. También se aborda, la forma de transmisión de la enfermedad y los aspectos clínicos de la enfermedad en algunas
de las especies de animales, incluyendo al humano. Concluyendo que dermatofitos constituyen una zoonosis, de suma importancia
en la actualidad, por lo que, deben ser objeto de vigilancia epidemiológica considerando el término de una sola salud. Por otra
parte, es importante considerar, las pérdidas económicas que ocasiona la infestación en el ganado bovino específicamente.
ABSTRACT
Dermatophytes constitute an infection source for both animals and humans, representing zoonosis. The objective of this work was
carry out an updated review on dermatophytes general characteristics, the clinical aspects of each infected animal species and their
zoonotic potential. For this, all the published information available in PudMed database was compiled. This review describes the
worldwide distribution of disease caused by dermatophytes, the zoonotic behavior of the disease, the physiopathogenic
characteristics, linked to the host's immune response and oxidative stress behavior in bovine trichophytosis. On the other hand, the
dermatophytes classification, different diagnostic methods, the macro and micro characteristics of the colonies of dermatophytes
and their differentiation are exposed. It also addresses the form transmission of the disease and clinical aspects of disease in some
animal species, including humans. Concluding that dermatophytes constitute a zoonosis, of great importance at present, therefore,
they should be object of epidemiological surveillance considering the term of a single health. On the other hand, it is important to
consider the economic losses caused by the infestation in cattle specifically.
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Rev. CENIC Cienc. Biol.; Vol. 53. (1): 020-031. Año. 2022. e-ISSN: 2221-2450.
INTRODUCCIÓN
La dermatofitosis tanto en humanos como en animales es causada por los dermatofitos. Los dermatofitos,
son un grupo de organismos, que invaden el estrato córneo de la epidermis (Cruz et al. 2017). Las
infecciones por dermatofitos son un problema de salud humano y animal en todo el mundo. La infección
puede ser transmitida de animal a animal y de animal al humano, causando brotes entre las personas
expuestas (Agnetti et al. 2014; Dalis et al. 2018).
Se han descubierto aproximadamente más de 40 tipos de dermatofitos, que infectan la piel, el cabello y
otros tejidos, provocando la aparición de caspa, depilación, exudación, foliculitis, prurito y otros signos
clínicos (Xiao y Zhang, 2008; Yang et al. 2009). Los agentes causantes de las dermatofitosis, comúnmente
conocida como tiña (Papini et al. 2010), son los dermatofitos, que son clasificados en antropofílicos,
zoofílicos y geofílicos según sus reservorios primarios (Bassiri, 2013). Los antropofílicos se asocian
principalmente con los seres humanos y rara vez infectan a los animales (Chermette et al. 2008). Los
dermatofitos zoofílicos suelen infectar a los animales o están asociados con los animales, pero
ocasionalmente infectan a los seres humanos (Chermette et al. 2008) y los geofílicos pueden ser patógenos
tanto en humanos como en animales (Chermette et al. 2008).
La dermatofitosis que infectan al ganado vacuno son los que poseen mayor incidencia en la salud pública.
En particular, las infecciones causadas por Trichophyton rubrum que se presentan en los trabajadores que
se encuentran en contacto directo con el ganado infectado, suelen ser las más comunes (Papini et al. 2010).
Las principales infecciones del ganado bovino son causadas, por el Trichophyton verrucosum (T.
verrucosum), Trichophyton rubrum, Trichophyton mentagrophytes, Trichophyton simii y Microsporum
gypseum (Papini et al.2010; Hameed et al. 2017).
Los terneros pertenecientes a cualquier sexo, raza, edad en todo tipo de condiciones de la granja se
consideran altamente expuestos a la infección por T. verrucosum (Papini et al. 2010; Swai y Sanka, 2012).
Los terneros son más afectados que los adultos, pues aún no poseen inmunidad específica frente a la
exposición natural a estos hongos (Agnetti et al. 2014). La transmisión se produce a través del contacto
directo con animales enfermos, como transmisión indirecta, la de un ambiente infectado, la mala
alimentación que conduce a la desnutrición y el mal manejo en general del ganado, así como la falta de
rutinas de saneamiento, lo que conduce a facilitar la propagación de hongos (Agnetti et al. 2014). La
infección es común en aquellos países que tienen un clima cálido y húmedo. En las zonas templadas, el
pico de infección suele producirse en verano e invierno (Agnetti et al. 2014; Dalis et al. 2014).
En México, se ha comunicado una prevalencia de (12,5 %) en bovinos jóvenes (García et al. 2012). En
Cuba, se reportó una incidencia que oscila entre el 5,3-65 % en los bovinos (Peraza y Roudenko, 1976).
Un estudio realizado específicamente en una provincia Granma en Cuba, se determinaron valores de
incidencia (0,2 al 3%) del quinquenio (1993-1998) (Ramírez et al. 2001).
En Colombia, departamento de Córdoba, se reportó una incidencia de la enfermedad en bovinos (Bos
indicus) de hasta el 21.3%, situación que pudo ser favorecida por las condiciones agroecológicas de bosque
tropical lluvioso, propicias para la presentación de enfermedades micóticas (Cardona et al. 2013). Estudios
realizados y reportados por otros autores indican que la dermatofitosis es la segunda enfermedad
dermatológica más frecuente en bovinos del departamento de Córdoba (Cardona et al.2017; Buitrago et
al.2017). Esta enfermedad, se encuentra asociada a grandes pérdidas económicas, ya sea por el control de
esta, como por el retraso del crecimiento, la detención de flujo zootécnico, con la consecuente reducción de
la producción de carne y la devolución de las pieles por mala calidad. (Bofill et al. 2010; Agnetti et al.
2014; Dalis et al. 2019).
En relación a todo lo anterior, esta revisión, tiene como objetivo fundamental, demostrar de forma
actualizada, las características generales de los dermatofitos, los aspectos clínicos de cada especie animal y
su potencial zoonótico.
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adolescentes. Los agentes etiológicos varían dependiendo del clima, las características culturales y
socioeconómicas de cada población” (Ramos, 2020).
Estos procesos infecciosos en humanos al igual que en los animales, son de frecuente aparición en regiones
tropicales, sub-tropicales, incluyen países de ingresos bajos y/o medianos y están relacionados
directamente con las actividades agrícolas. Es importante destacar que los retrasos o las fallas en el
diagnóstico de esta infección micótica, conducen a la aparición de trastornos de la visión (ceguera), a
trastornos psicológicos y limitaciones en la capacidad laboral (Zurita, 2017).
La dermatofitosis es una infección micótica, que tiene como agente etiológico más frecuentes
Trichophyton rubrum. Como resultado de los cambios socio-culturales y de la globalización, emergen otros
agentes etiológicos que, con menor incidencia, pero deben ser considerados en la práctica clínica.
Actualmente, T. erinacei es un dermatofito zoofílico, patógeno del ser humano, que causa una infección
inflamatoria y pruriginosa grave (Abarca et al. 2017). En los últimos años, algunos casos de tinea corporis
han sido reportados relacionados con erizos, principalmente en Asia, (De Brito et al. 2019; Kim et al.
2018; Phaitoonwattanakij et al. 2019) otros países europeos (Kromer et al. 2018; Pierrer et al. 2015) y solo
un caso vinculado a un conejillo de indias en España (Duran et al. 2013).
Las especies zoofílicas de Trichophyton son esencialmente, patógenos de los animales cuyos huéspedes
incluyen mascotas, ganado y animales de vida libre (Čmoková et al.2020). La única especie claramente
antropofílica del complejo es Trichophyton concentricum, causante de la tinea imbricata (Tokelau) en
poblaciones indígenas rurales de las zonas tropicales (Bonikaz et al. 2004; Pihet et al. 2008). En el pasado,
Trichophyton verrucosum era la especie más conocida y estudiada de este complejo. Es un conocido agente
de dermatofitosis en bovinos y de infecciones zoonóticas, especialmente en trabajadores del sector
ganadero (Agnetti et al.2014; Ming et al. 2006). Pero, con la introducción de nuevos procedimientos
agropecuarios y la vacunación del ganado, la incidencia de esta micosis se ha erradicado en algunas
regiones (Kielstein, 1990; Lund et al. 2013). Si bien, la incidencia de dermatofitosis causada por T.
verrucosum en Europa, se redujo significativamente en las últimas décadas, el interés por parte de los
médicos veterinarios, se ha despertado por la aparición de infecciones por T. benhamiae, cuyo número de
infecciones se encuentra en ascenso, no solo en países de Europa, sino también en Japón (Sabou et al.
2018; Kimura et al.2015; Hubka et al. 2018; Nenoff et al. 2014). En los seres humanos, T. benhamiae
suele ser el agente causante de la tinea corporis y la tinea capitis, transmitidas principalmente por los
conejillos de indias, entre otros hospederos como los perros, conejos y roedores (Čmoková et al. 2020).
Además de T. benhamiae sensu lato, el complejo incluye otro patógeno emergente asociado con los erizos,
Trichophyton erinacei, que se informa cada vez más en todo el mundo debido al creciente interés de las
personas por seleccionar a los erizos como mascotas domésticas (Huka et al. 2018; Barzic et al. 2021).
Las mascotas juegan un papel importante en la dinámica de la enfermedad, ya que son una fuente primaria
y directa de infección a otros animales y al humano (Betancourt et al. 2013). Las infecciones por M. canis,
en los últimos años, ha incrementado su incidencia entre la población pediátrica y adulta mayor (Miklic et
al.2010; Cruz et al.2017).
Tradicionalmente, los perros y gatos han sido las mascotas domésticas más populares en cuanto a la
transmisión zoonótica, sin embargo, esta realidad ha cambiado por completo en las últimas décadas (Riley
y Chomel, 2005). Los animales exóticos (conejillos de india, erizos) se han convertido en mascotas de
moda, y este hecho ha modificado el cuadro de patologías zoonóticas que encontramos en la actualidad
(Rivaya et al. 2020).
Un estudio realizado desde 1994- 2002, en una población mexicana, donde se estudió la frecuencia de
aislamientos de M. canis tanto en humanos como en los animales de compañía, se detectaron 1 339
cultivos positivos a dermatofitos, de los que en el 3,43%, se aisló el Microsporum canis. Mientras, que en
los perros investigados el 1,3% fueron positivos a dermatofitos; de estos 23 perros (4,98 %), en 21 se aisló
el M. canis y en los otros dos el M. gypseum y Trichophyton, respectivamente (Segundo et al.2004). En los
gatos estudiados, se encontró que el 11,76% fueron positivos a dermatofitos, de los cuales el 38,23% eran
positivos a la especie Microsporum canis (Segundo et al.2004).
Es importante destacar, que la erradicación de las infecciones dermatofíticas es de difícil manejo, en parte
debido al desarrollo de mecanismos resistencia por parte de los dermatofitos frente a los diferentes
fármacos antimicóticos y la prolongada duración de los tratamientos. Además, poseen seguridad limitada, a
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causa del potencial efecto hepatotóxico, ginecomastia e impotencia en el hombre y efecto antiandrogénico
al interferir con la biosíntesis de testosterona (Hay, 1994).
Patogenia
En el desarrollo de una infección por dermatofitos, se describen tres etapas, la primera involucra la
adherencia de las artroconidias a los corneocitos, la que ocurre entre las 2 y 6 h de la exposición a este
germen. La segunda etapa, se caracteriza por la adhesión específica de carbohidratos expresados en la a
superficie de los artroconidias, así como por proteasas secretadas por los dermatofitos como las
subtilisinas. Durante esta segunda etapa, se produce la germinación de las conídias fúngicas en la cual los
tubos germinales emergen de los artroconidios y luego penetran en el estrato córneo. El periodo de
infestación in vitro de corniocitos por trichophyton, ocurrio entre 4 y 6 h, completando el proceso de
infección en 24 h (Moriello et al. 2017). La tercera etapa, está determinada por la invasión de estructuras
queratinizadas, ocurre cuando las hifas de los dermatofitos invaden el estrato córneo y crecen en múltiples
direcciones, incluso en la unidad folicular para la mayoría de los dermatofitos encontrados en los animales.
Aspectos que demuestran que hay 7 días de incubación, las hifas comienzan a formar artroconidios,
completando el ciclo de vida fúngico. A partir de la ocurrencia de estas tres etapas, como etapas de
exposición, se presentan las lesiones en la piel entre una o tres semanas posteriores (Moriello et al. 2017).
Una vez establecida la infestación, los dermatofitos invaden la queratina del pelo y la piel. Las artrosporas
fúngicas pueden producir diversas enzimas, como proteinasas, queratinasas y manasas que facilitan la
penetración de los mismos en la queratina. Esto provoca tanto una respuesta inmune humoral como celular
(Mecklenburg et al.2009).
Los componentes de los dermatofitos que pueden provocar reacciones inmunológicas, incluyen los
carbohidratos de la pared celular (quitina y mananos), las proteínas de la pared celular (glucoproteínas) y
las queratinasas secretadas. Los individuos con mayor intensidad de la infestación, desarrollan respuestas
inmune humoral y celular, frente a las glucoproteínas y queratinasas fúngicas (Miller et al. 2013 a).
Respuesta inmune
La respuesta inmune que desencadena el huésped frente a la infestación por dermatofitos, se inicia con la
interrelación entre la célula de Langerhans y el dermatofito. Las células de Langerhans, se origina en la
médula ósea y es una de las principales células presentadoras de antígenos de la piel, junto con los
macrófagos (De Soschin, et al. 2000). Al entrar en contacto, los dermatofitos con las células de Langerhans
(presentadoras de antígenos), esta procesa los antígenos por la vía endocítica, englobando e internalizando
los antígenos para unirlos a los lisosomas. A partir de aquí, se produce degradación del material, que va a
resultar en la formación de un péptido antigénico que pasa al retículo endoplásmico rugoso, donde son
sintetizadas moléculas del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH) tipo II (Abbas et al.2000a).
Una de estas moléculas es adicionada al péptido, para finalmente ser expresado péptido y HLA II en la
superficie de la célula de Langerhans (Abbas et al. 2000a). En este momento la célula de Langerhans ya
está preparada para dejar la piel y migrar al ganglio linfático por la vía aferente, donde se alojan linfocitos
que no han estado en contacto previo con ningún otro antígeno. En ese sitio la célula de Langerhans
presenta el péptido antigénico al linfocito. La unión entre el linfocito T y la célula de Langerhans se hace
básicamente por medio del receptor del linfocito T o del TCR-CD3, y el péptido antigénico, junto con el
HLA 11 que tiene en su superficie la célula de Langerhans. En esta comunicación intercelular se requiere
además de receptores como las moléculas de adhesión intercelular (ICAM) y el antígeno de función
linfocitaria (LFA) (Abbas et al.2000b).
Posterior a la identificación de la presencia del agente infeccioso, por pate de las células inmunes de
primera línea, se produce la migración de otras células (polimorfo nucleares neutrófilos y los macrófagos)
al tejido. Estos últimos liberan radicales libres derivados del óxido nítrico, que lesionan las estructuras
micóticas; sin embargo, los mananos que forman parte de la pared celular son capaces de inhibir la
fagocitosis (Nelson et al. 2003).
Los neutrófilos son leucocitos polimorfonucleares (PMN), son las principales células fagocíticas
encontradas en sangre periférica; correspondiéndose con un 50-70% del total de células de la serie blanca
(Lakshman y Finn, 2001). Se les considera la primera línea de defensa contra infecciones bacterianas y
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fúngicas (Barbieri et al.2005). Los hongos establecen mecanismos de entrada en el huésped, por su
localización en el exterior de la célula, la pared es el primer lugar de interacción con el hospedador,
jugando un papel muy importante en el desarrollo de la acción patógena fúngica (Nimrichter et al. 2005).
Los componentes (ß-glucanos y los mananos) de la pared celular fúngica, como componentes antigénicos,
generan la formación de anticuerpos que poseen utilidad diagnóstica al detectarse en pacientes con
infección (Pazos et al. 2006). Esta respuesta humoral, se produce en los estadios de la infestación fúngica.
Los anticuerpos (inmunoglobulinas (Ig) (IgG e IgM)), se producen frente a los antígenos naturales de los
dermatofitos como son los polisacáridos, las queratinasas, los polipéptidos, el ácido ribonucleico y las
glucoproteínas. Otros anticuerpos que se han encontrado elevados son las lgA e lgE, los cuales en general
se ha informado que, como respuesta frente a los dermatofitos, son ineficaces para erradicar el hongo de la
piel (De Soschin, et al. 2005).
Diagnóstico de la dermatofitosis
El diagnóstico clínico se realiza de forma fácil en algunas especies, pero en todos los casos es necesario
tener en cuenta las características de las lesiones (circunscritas, costrosas y fácilmente sangrantes), su
localización y los antecedentes del caso (Cardona, 2016).
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