Capítulo 6

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

Capítulo 6

-Dante, despierta…-
Dante abriría los ojos levemente. Escuchando una voz familiar para él, viendo
como estaría Mindy enfrente de él, sonriendo entre lágrimas.
-¡Mindy!- Expresaba el joven, intentando acercarse a ella pero entre más
avanzaba, más se alejaba la chica.
–Te…- La chica iba desapareciendo poco a poco, mientras el chico levantaría la
mano derecha hacia la chica.
-¡Mindy!- Dante exclama a su amada, despertando finalmente. Con confusión de
sus ojos miraba como se encuentra en su departamento, acostado en el sofá
mirando su lado pero vería que estaba Mindy, estando solo en el departamento.
Éste se levantaría, teniendo el torso y brazos vendados por el combate de ayer.
-Fue un combate espectacular.-
Dante voltearía para ver que todo este tiempo Gabriel estaba esperando a que
despertase, mirando el torso del humano y tirarla una mirada provocativa.
-No.- Diría fríamente Dante, poniéndose una camisa negra de botones, mientras
veía el suelo.
-Fue el primer pecado, estuviste sensacional. Se nota que sabes usar los listones;
todos estábamos observando tu combate, a tal punto que estábamos algo…
Asustados.- Decía Gabriel cordialmente, dándole elogios que despreciaba el chico
de cabellos azabaches.
-Fue sólo para ese momento, supongo…- Diría el chico aún adolorido y tocándose
los costados levemente.
-Puede que sí… Sin embargo, un humano como tú puede sorprender bastante…
Aunque solamente una tengo una pregunta… ¿Qué hace tan importante a Mindy a
tal punto de acabar con los siete pecados capitales y a Lucifer?- Esta preguntaría
a la ángel con algo de intriga y curiosidad, esto dejaría pensativo al chico que se
quedaría callado varios minutos, pero ante el silencio, Gabriel se retiraba sin haber
conseguido una respuesta, o eso pensaba ella.
-Cuando era niño, yo quería proteger a todos. Quería ser un héroe…- Diría Dante
mirando a Gabriel con una sonrisa. El ángel miraba esto y se quedaría ahí. –Yo
quería vivir con ese sueño.- La sonrisa de Dante cambiaría a una mirada perdida. -
¡Qué iluso fui! Empecé a crecer y me di cuenta que todos los humanos son peores
que los demonios… Mi sueño se iba destruyendo poco a poco por los mismos
humanos. Mi propia especie destruía mi único sueño. Finalmente, maduré y
entendí una cosa: No confíes ni en tu propia especie, las personas a tu alrededor.
No sabes que podían ser, pero desde día, también perdí el rumbo de mi vida.
Vagué y vagué por años, sin saber qué hacer. Quería morir, honestamente. No
quería vivir en un mundo así, no tenía esperanza alguna en querer vivir en algo
así. Hasta que un día, conocí a una chica asustada que me necesitaba. No podía
dejarla ahí, ella era el pináculo de mis sueños; la reencarnación de mi sueño. Sí
ella muriese, yo ya no tendría un motivo por seguir viviendo. Ella traerá paz a mi
existencia.- Dante se levantaría algo adolorido, pero mirando fijamente a Gabriel.
Todo esto dejaría a Gabriel sin palabras, comprendiendo los sentimientos del
muchacho. Pero en eso, rompiendo el momento, entrarían los gemelos que
estaban asombrados por el esfuerzo hecho por Dante y también por haberlos
salvado dos veces, cuando fácilmente pudo aprovechar ese momento para tomar
ventaja ante el demonio.
-¡Es increíble! ¡Usted acabó con un pecado con sus propias manos! ¡Un pecado…!
¡Y nos protegió!- Exclamarían los gemelos, sofocando al chico por tantos elogios
que estaría pasmado y estresado por dichas palabras.
-Sí… Muchas gracias.- Dice un irritado Dante ante los gemelos. -Necesito a
ustedes cerca de mí… ¿Pueden transformarse en objetos?- Preguntaría el chico
con curiosidad hacia los hermanos, quienes se veía mutuamente.
-¿Qué quiere?- Preguntaban los gemelos algo intrigados. Dante sonríe
satisfactoriamente.
Mientras tanto, en el castillo del infierno. Una poderosa llamarada destruye parte
del castillo. Lucifer estaría reunido con los restantes del pecado capital,
destruyendo parte del castillo de la rabia que poseía en esos momentos; se había
enterado de la derrota del demonio y estaba en cólera, destruyendo todo a su
paso, desmembrando a los demás pecados sin misericordia.
Mindy observaría todo con cara de asombro al saber que Dante había destruido a
un pecado con sus propias manos, la chica comenzaría a llorar de felicidad,
sabiendo que iría por ella.
-Dante…- Susurraría la chica con una sonrisa, limpiándose las lágrimas, soltando
una sonrisa de felicidad al saber que él había ganado. Estando a salvo.
-¡Quiero que todos vayan a sus dominios y se lleven un pequeño ejército de
wendigos! ¡Alguien arregle los desastres!- Exclamaría Lucifer saliendo de la sala
para luego entrar a su sala del trono.
La princesa del infierno secaría sus lágrimas, mostrándose determinada. Sí Dante
ha logrado derrotar a un pecado, entonces ella también puede escapar del
infierno.
Endola siempre escoltaba a la princesa hacia su alcoba. Lucifer seguía creyendo
que ella le era devota, pero la verdad, ella estaba ayudando a Mindy a escapar.
Siempre pasaban por la biblioteca, reconociendo el lugar y analizando su entorno.
Saber cuántos guardias reales la vigilaban y por cuanto tiempo.
Mindy trataba de imitar esa personalidad fría que tanto caracterizaba a Dante,
intentando conseguir su misma valentía para enfrentarse a todo sin rechistar.
No obstante, todo su esfuerzo no solo sería visto por Endola sino que una
máscara se mostraba desde el otro lado del pasillo, sabiendo perfectamente lo
que estaban tramando. Todo ese tiempo, Envy ha estado vigilándolas tratando de
encontrar el momento adecuado para sorprenderlas o intentar decírselo a Lucifer.
Pero, había un único problema con todo esto. El amor de Envy hacia Mindy le
tendría en duda. Podía decirle a Lucifer sobre sus acciones, pero a costo de ganar
el odio de Mindy por toda la eternidad.
En la sala del trono, Lucifer chasquearía los dedos apareciendo un torbellino de
oscuridad.
–Tráeme a Revenant… Quiero acabar con Dante sin tener que acabar con los
pecados.- Dice el rey del infierno, apareciendo un ser oscuro enfrente de él.
-Rey, ¿quiso hablar conmigo?- Preguntaría aquel ser hincado en señal del respeto
que le tiene al demonio superior.
-Quiero que elimines al asesino de demonios.- Ordenaría el rey hacia el ser que
abriría los ojos; ojos cristalinos rojos, parecían rubíes.
-¿Dante…?- Preguntaba Revenant con cierta duda sobre su presa.
-Sí…- Exclamaría el rey causando un fuego en la sala. -¡Haz lo que te ordené, de
prisa!- Diría el rey tirándole tres monedas de plata al ser oscuro, que los recogía y
se iría en ese torbellino de oscuridad.
-Será un placer…- Una voz rasposa, susurraría esto esfumándose mientras el
torbellino de oscuridad se desvanecía.
De vuelta con Dante, completamente recuperado gracias a los gemelos, caminaba
portando sus ropas oscuras y ahora, portando dos gemelos amatistas en sus
mangas, hasta finalmente llegar a los estudios de grabación; pero todo estaría
lleno de policía y periodistas ante la destrucción de los estudios ante la pelea
anterior.
-¿Qué sucedió?- Preguntaría Dante hacia un oficial, levantando una placa de
oficial.
-Detective. Al parecer hubo una especie de pelea entre algunos individuos,
aunque… No creo que hayan sido humanos.- Diría el oficial quitándose su
sombrero, sorprendiendo al ver el escenario del combate, incrédulo de quienes
hayan logrado causar todo este desastre.
-¿A qué se refiere?- Preguntaría Dante tratando de conseguir información.
-Ayer algunos oficiales y algunos testigos vieron como alguien peleaba contra una
bestia… Puede que sean ángeles y demonios.- Exclamaría el oficial,
persignándose tras decir esto.
-Está bien… Puede irse, oficial. Creo que está algo asustado.- Dice el joven,
entrando a la escena, viendo como varios oficiales tomaban fotos sobre algunos
charcos de sangre, sangre del chico que intentaría alejarse con cautela,
investigando por el lugar.
-¿Qué es eso?- Preguntaría uno de los gemelos, tomando la atención del chico.
-¿Qué?- Preguntaría el chico con curiosidad.
-Es un estudio de grabación.- Diría uno de los gemelos, haciendo que Dante
avanzara hasta dicho estudio.
-Pensé que habías destruido todos.- Dice el otro gemelo asombrado ante este
estudio intacto.
-Con la espalda, sí. Vayamos a verlo.- Dante se acercaría discretamente para
evitar llamar la atención por los guardias de seguridad y oficiales.
Finalmente, había entrado al estudio, notándose que una sola y débil luz que
parpadeaba en algunos minutos. El chico avanzaba lentamente por el lugar, hasta
que escucha susurros proviniendo de la oscuridad, finalmente Dante con sus
listones agarra una caja, lanzándola hacia la pared destruyendo parte de esta para
iluminar más; mostrando que había un muro lleno de fotos algo comprometedoras
de varios niños, esto lo vería el humano con tanto asco.
-Ese maldito…- El asesino de demonios vería las fotos, mostrándose con tanto
odio. -¡Estúpido pedófilo!- El chico utilizaría su listón corto para intentar hacer
fricción y hacer una chispa, finalmente, lograba quemar todo eso. Al terminarse de
quemar todas las fotografías, un espíritu saldría de las cenizas que se dispersa y
la pared detrás se quemaba también mostrándose un aro de piedra con runas
alrededor.
-¿Qué es eso?- Preguntaría uno de los gemelos.
-Es un portal antiguo. Un portal al infierno.- Esto sorprendería a los tres tras
escuchar que Gabriel estaría detrás del trío.
-¿Un portal? ¿De verdad?- Preguntaba Dante mirando al ángel con intriga.
-Parece que Pride escondía secretos, incluso hasta para Lucifer.- Gabriel se
acercaría al portal. –Les voy a ayudar, crearé una cubierta que cubra este estudio.
Este portal debe de ir directo al castillo de Lucifer. Pero, primeramente necesito
que acabes con todos los pecados, ya venciste a uno… ¡Sólo quedan seis! Y un
rey del infierno…-
-¿Por qué él quiere que yo acabe con todos los pecados capitales?- Preguntaba
Dante, mirando a Gabriel con una mirada amenazadora.
-Supongo que no confiarás en nosotros sí no te contamos la verdad…- Decía
Gabriel, cansada del comportamiento evasivo del joven. –Tú no eres un humano
común y corriendo, posees una energía completamente diferente a la energía
luminosa u oscura. Queremos saber que eres y sí eres una amenaza para éste
mundo.- Respondía Gabriel, dándole la verdad al joven; quien analiza las palabras
de la mujer.
Sabía perfectamente que estaba mintiendo, pero no sabía que tanto estaba
mintiendo. Ignoraba esto finalmente, viendo las runas que decoraban el portal,
dándole una idea sobre el portal.
-Usaré la sangre de los pecados capitales para poder activarlo. Iré a por Mindy y
por Lucifer. Tengo que ir por los hijos de cada uno, deben de decirme los dominios
de cada uno.- Dante iría caminando fuera del estudio de grabación; mientras, un
manto lo cubriría por completo, transformándose en parte más del terreno.
En los próximos días, Dante entrenaría más y más, aumentando ligeramente su
masa muscular; yendo en la búsqueda de cada uno de los hijos de los pecados
capitales, desde pelear en una fábrica de juguetes hasta un prostíbulo donde
todos se drogaban hasta morir; interrogándolos y acabando con ellos, marcando
cada vez más ventaja en comparación de Lucifer que seguía haciendo rabietas y
dándoles más poder a los pecados para la hora del encuentro con el asesino de
demonios. Dante estaba hecho una bestia, como un demonio mismo, entrenando
hasta que los músculos le exploten, literalmente; teniendo a los hermanos puede
aprovecharlo para estas ocasiones. Encontrando finalmente la ubicación de los
dominios de los pecados restantes.
Un mes después, el chico había acabado con el último de los hijos, consiguiendo
la ubicación de cada pecado. Caminaba con normalidad, alejándose del cuerpo
del demonio; cuando de repente, se detenía mientras se tocaba la espalda por
encima del hombro. De entre la oscuridad saldría aquel ser oscuro, Revenant.
-No eres el único que sabe esconder sus huellas.- Expresaba aquel ser oscuro
con voz rasposa aparecería siendo un ser esquelético con grandes ojos rubíes,
con una túnica negra adornada con monedas de plata alrededor de ella.
-No las escondiste bien, logré oírte.- Dice Dante sin mirarlo, sacudiendo los
brazos.
-Lo mismo digo…- Revenant estaría acercándose hacia el chico. -¿Cómo logras
hacer que todos los hijos del señor Lucifer se alíen contigo?- Preguntaba el
esqueleto intrigado.
-Yo me pregunto: ¿Cómo un esqueleto puede pronunciar algunas palabras que
usan los labios? Pero no hago esas clases de preguntas. Deberías hacer lo mismo
que yo.- Dijo el asesino de demonios, girando la cabeza mostrando sus ojos rojos
intensos.
Un destello rojo se vería en cada ojo de Revenant, mostrando su postura ante el
chico, que estaba de pie enfrente de él sin inmutarse un poco. Mirando al cazador
demonio como sí otro demonio fuera.
-¿Revenant, no? Oí sobre ti. Eres el demonio mercenario. Un alma resucitara por
Lucifer para convertirse en su fiel perro. Las leyendas dicen que nadie ha
sobrevivido a una batalla contra ti.- Dante empezaría a acomodarse su corbata y
anteojos.
-Asesino de demonios… ¿Puedes demostrarme porque te llaman así?- Pediría
Revenant con suma elegancia.
-Será un placer.- Dante giraría completamente, liberando sus listones y lanzando
aquella brisa, moviendo su cabello.
El cazador demonio contra el asesino de demonios, un combate más empezaría.

También podría gustarte