Numismatica Tarragona Còpia

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ACTAS

XVI CONGRESO NACIONAL


DE NUMISMÁTICA
Tesoros y hallazgos monetarios:
protección, estudio y musealización

Tomo I

Albert Estrada-Rius
Dirección científica

Maria Clua Mercadal


Edición

Barcelona/Madrid 2021
XVI CONGRESO NACIONAL DE NUMISMÁTICA
Tesoros y hallazgos monetarios: protección, estudio y musealización
Celebrado en el Museu Nacional d’Art de Catalunya
Barcelona, 28, 29 y 30 de noviembre de 2018

Organizan
La Sociedad Iberoamericana de Estudios Numismáticos y el Museu Nacional d’Art de
Catalunya

Comité Científico
Junta Directiva de la SIAEN: Marta Campo (Presidenta), Rafael Feria (Vicepresidente),
Julio Torres (Secretario), Manuel Abad (Vicesecretario primero), José María Pérez
(Vicesecretario segundo), Paloma Otero (Tesorera), Alicia Arévalo, Francisca Chaves,
Albert Estrada-Rius, Carmen Marcos y Pere Pau Ripollès (Vocales).
Museu Nacional d’Art de Catalunya: Maria Clua.
Ponente invitado: Fèlix Retamero.

Dirección Científica
Albert Estrada-Rius

Comité Ejecutivo y Secretaría Técnica


Albert Estrada-Rius, Norma Vélez y Maria Clua.

Organizan Patrocinan Colaboran

Successors de l’Antiga
Fàbrica de Medalles Ausió
SUMARIO

TOMO I

Presentación ....................................................................................................................... 9-10


Crónica del XVI Congreso Nacional de Numismática ....................................................... 11-19

Conferencia inaugural
Pere Pau riPollès, Estudio y divulgación de tesoros y hallazgos monetarios peninsula-
res. Realidades y retos desde una comparativa internacional ........................................... 23-45

Sesión I. Tesoros y hallazgos monetarios de la antigüedad

Ponencia
Francisca chaves TrisTán, Seis siglos de ocultaciones: del Tesoro de «Cerro Colorado»
(Benahavís, Málaga) al de «El Zaudin» (Tomares, Sevilla) .............................................. 51-76

Comunicaciones
José Miguel Puebla Morón, El monstruo de Hímera. Nuevos aspectos sobre su identifi-
cación y significado ............................................................................................................ 79-86
benJaMí cosTa ribas y sanTiago Padrino, Un cuarto de shekel forrado de oro de la
Segunda Guerra Púnica hallado en la isla de Ibiza .......................................................... 87-103
óscar caldés aquilué y Xavier sicarT chavarria, Nuevos hallazgos monetarios en el
yacimiento ibérico del Castellet de Banyoles (Ribera d’Ebre, Tarragona): una ceca del
siglo III a.C. ....................................................................................................................... 105-121
Francisco Jesús suárez de hoyo, Un tesorillo de denarios ibéricos hallado en Casanova
(Peñaranda de Duero, Burgos) .......................................................................................... 123-135
isabel rodríguez casanovas, De dracmas y tesoros monetarios del siglo XIX y su docu-
mentación ........................................................................................................................... 137-152

–– 5
Sumario

aleJandro Peña carbonell y Manuel gozalbes, El sistema de gestión NUMISDATA y


los hallazgos monetarios .................................................................................................... 153-166
luis aMela valverde, Denario bilingüe de Cleopatra y Marco Antonio ......................... 167-176
María José Pena giMeno, Los denarios de Palikanus (RRC 473) y los honores
concedidos a César ............................................................................................................ 177-190
MarTa caMPo y Maria clua Mercadal, Nuevos datos sobre el inicio de la circulación
monetaria en las Islas Baleares: los campamentos romanos de Son Espases y Sanitja .... 191-209
Juan Pedro bellón, M.ª Paz garcía-bellido e ignació MonTero, La moneda romana de
dos campos militares: la batalla de Baecula y el asedio de Iliturgi, 208-206 a.C. ............ 211-227
JauMe noguera, eduard ble, Pau valdés, Xavier sicarT, Joan enric vila y JudiT ralda,
Prospección electromagnética, posicionamiento GPS y SIG: análisis numismático del asen-
tamiento de Tres Cales (l’Ametlla de Mar, Tarragona) ............................................................... 229-245
alberTo aguilera hernández, Aproximación a la circulación monetaria en Burzau /
Bursao desde la etapa republicana hasta los julio-claudio ............................................... 247-266
ángela Marina cabello briones y ana isabel Pardo naranJo, Examen científico y
estudio numismático de un denario, falso de época, procedente de la ciudad romana de
Valeria (Cuenca) ................................................................................................................ 267-279
elena Moreno Pulido y alicia arévalo gonzález, La moneda en la ciudad portuaria de
Myrtilis ............................................................................................................................... 281-300
david MarTínez chico, Adversidades y problemas en los tesoros romanos imperiales de
Hispania ............................................................................................................................. 301-310
ToMás hurTado Mullor, Hallazgos numismáticos en una domus de Saguntum. La Casa
dels Peixos (c/ Valencia nº 2 - c/ Josefa Daroqui s/n, Sagunto, Valencia) ......................... 311-330
PePiTa Padrós MarTí, Un depósito monetario del siglo II d.C. hallado en la ciudad romana
de Baetulo (Hispania Tarraconensis) ................................................................................. 331-348
José ignacio san vicenTe gonzález de asPuru, Un tesorillo de sestercios del siglo III en
la colección numismática de la Diputación Foral de Álava (Bibat, Vitoria-Gasteiz) ....... 349-369
engracia góMez nicolás, Faustina I: recordando a una emperatriz en las colecciones
del Museo Arqueológico Nacional ..................................................................................... 371-384
María dolores gonzález velarde, Faustina II a través de la colección del Museo
Arqueológico Nacional ...................................................................................................... 385-402

6 ––
Sumario

Sesión II. Tesoros y hallazgos monetarios medievales

Ponencia
FéliX reTaMero, Monedas menudas medievales. Algunos problemas de interpretación .... 407-421

Comunicaciones
iMMaculada TeiXell navarro y Francesc rodríguez MarTorell, Aproximación al
conocimiento numismático en contextos arqueológicos del siglo VII e inicios del VIII
de Tarracona ....................................................................................................................... 425-444
álvaro rodríguez Peinado, La circulación monetaria en el reino visigodo de Toledo .... 445-459
Jose anTonio alMonacid clavería, El Dinar de Qunka del año 428H (1037d.C) y tesorillos
araboconquenses ................................................................................................................. 461-476
Paula grañeda Miñón, Reexcavando en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid): Los
tesoros de Valencia del Ventoso (Badajoz) y Osuna (Sevilla) ............................................ 477-487

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XVI Congreso Nacional de Numismática (Barcelona, 28, 29 y 30 de noviembre de 2018), pp. 425-444

Aproximación al conocimiento numismático en


contextos arqueológicos del siglo VII e inicios
del siglo VIII de Tarracona
Immaculada Teixell Navarro* y Francesc Rodríguez Martorell**

Resumen
Las últimas excavaciones en el suburbio occidental de la Tarragona romana han evidenciado una des-
tacada fase constructiva y de uso de un conjunto de ámbitos de almacenaje y productivos de cronología
muy avanzada (siglos VII y VIII) ubicados entre el río y el mar Mediterráneo. El incipiente estudio cerámi-
co en curso, junto al análisis de las monedas exhumadas en las diferentes unidades estratigráficas de ori-
gen primario, acercan la investigación sobre el comportamiento económico de la moneda en un contexto
portuario como es el caso de Tarracona. Por otro lado, el estudio conjunto entre materiales cerámicos y
moneda permite entender y establecer mejores aproximaciones a las dinámicas económicas y comerciales
del día a día en los últimos siglos de la tardoantigüedad en uno de los puertos más importantes de la anti-
gua província de la Tarraconense.

* * * *

INTRODUCCIÓN

El conocimiento arqueológico de la ciudad de Tarraco-Tarracona ha tenido un crecimiento ex-


ponencial en los últimos decenios gracias, principalmente, a las múltiples excavaciones arqueológi-
cas realizadas en su parte baja, y más concretamente en las cercanías entre el río y el mar Mediterrá-
neo (Adserias et al., 2000; Pociña, Remolà, 2001; Macias, Remolà, 2000 y 2005; Remolà, Sánchez,
2010). En ellas se ha puesto de relieve un excepcional suburbio de aproximadamente 3 hectáreas de
superficie excavada, conectado al principal motor económico de la ciudad, esto es el área portuaria,
donde han podido evidenciarse un conjunto de ejes viarios bien planificados y estructuras arquitec-
tónicas de diversa índole y funcionalidad, con una cronología que arranca en el siglo II a.C. y que
evoluciona hasta prácticamente el siglo VIII d.C. (un estudio en profundidad en Lasheras, 2018).

* Museu Bíblic Tarraconense. [email protected]


** Institut Català d’Arqueologia Clàssica. [email protected]

–– 425
Immaculada Teixell Navarro y Francesc Rodríguez Martorell

El estudio numismático que presentamos a continuación se circunscribe a una excavación


llevada a cabo en la avenida Vidal i Barraquer núm. 27, dentro de esta rica área en estructuras ar-
queológicas (Fig. 1), cuyos resultados han permitido ampliar exponencialmente los datos que dis-
ponemos sobre el final de la Tarracona visigoda (Díaz, Roig, 2016). En el marco de los proyectos
“Parámetros analíticos-evolutivos de las técnicas constructivas del noreste de la Tarraconense en
época tardoantigua: homogeneización, criterios de representación y calibración” (I+D HAR2015-
64392-C4-2-P) y “El port de Tarraco a la desembocadura del río Francolí (siglos VII-VIII)”
(MIRMED-GIAC, ICAC/URV/UAB, 2017 SGR 970) ha podido establecerse un diálogo entre los
equipos de actuación arqueológica y los investigadores del Institut Català d’Arqueologia Clàssica
(ICAC), en el cual se ha analizado en profundidad toda la información arqueológica obtenida (Ro-
dríguez et al. 2020). Este hecho ha permitido constatar un conjunto de hasta 5 niveles u horizontes
crono-estratigráficos diferenciados, los cuales han proporcionado una secuencia ininterrumpida
entre los siglos VII y VIII, es decir, entre el final del reinado visigodo y la formación de al-An-
dalus.
Este estudio numismático analiza los tres primeros horizontes citados, sucesivos en el tiempo
y enmarcados en el ambiente suburbial de la ciudad, concretamente entre la segunda mitad del
siglo e inicios del VIII, cuando se alzaron los edificios de carácter productivo y doméstico. En
ellos, los trabajos arqueológicos han recuperado monedas posicionadas de manera dispersa en el
área de intervención, característica que debe asociarse, en parte, con pérdidas accidentales, sin
haberse documentado ninguna ocultación intencionada. Algunas de estas monedas se encontraban
en uso cuando entraron en los depósitos estratigráficos por lo que son ejemplo de la circulación
monetaria de las franjas cronológicas que nos ocupan. Esta afirmación conlleva una posición pri-
maria para estos ejemplares numismáticos recuperados.
Somos conscientes de la dificultad de distinguir las posiciones primarias de las secundarias,
pues dos de los contextos se interpretan como horizontes constructivos. Este tipo de estrato sue-
le asociarse a movimientos de tierras, acciones de relleno, nivelación y otros que necesitan del
abastecimiento de tierras cercanas o del mismo enclave, conllevando el uso de estas que, a su
vez, formarían parte de estratigrafía asociada a anteriores actividades antrópicas. Sin embargo,
el estudio detallado de estos conjuntos presenta diferencias entre ellos a pesar de que los dos pri-
meros horizontes responden a una misma naturaleza de formación e interpretación de los niveles
estratigráficos de los que provienen.
De este modo se han observado características para cada uno de los lotes de monedas estu-
diados, pudiendo tildarlas de evolutivas en la composición del volumen monetario recuperado,
quizás como reflejo de los distintos momentos cronológicos que representan cada uno de ellos, los
cuales son sucesivos temporalmente.
Intentaremos establecer esta secuencia a partir del examen de los tres conjuntos numismáticos,
donde destaca la preminencia de monedas acuñadas en el siglo IV d.C. junto a sus imitaciones
de época y la casi inexistencia de ejemplares fabricados en las siguientes centurias. El estudio de
estas monedas, tratadas como parte del registro estratigráfico y teniendo en cuenta como se creó

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Aproximación al conocimiento numismático en contextos arqueológicos del siglo VII ...

el depósito arqueológico y que relación establece la numismática con la cerámica, nos acerca al
grado de monetización del lugar y a la actividad económica existente en el espacio estudiado, a
través del uso de la moneda y de su circulación en los distintos momentos y lugares.

LOS DATOS DE LA ESTRATIGRAFÍA Y DE LA CULTURA MATERIAL


ARQUEOLÓGICA

Los horizontes estratigráficos en estudio se inician con el casi total arrasamiento de las estruc-
turas arquitectónicas de los siglos IV al VII y el acopio sistemático de un conjunto de rellenos a
modo de base homogénea para la construcción de tres nuevas edificaciones: un conjunto de espa-
cios de gran envergadura (ESP 1 y EI1), posiblemente asociados al servicio portuario y/o a tareas
productivas indeterminadas y una estructura dividida en dos ámbitos de posible carácter doméstico
(ED1) (Fig. 2a). La datación de esta primera fase (650/675-700 d.C) ha sido enmarcada gracias a
la cultura material cerámica documentada en el interior de las diferentes unidades estratigráficas
asignadas a la construcción de los tres edificios, rellenos constructivos, pavimentos y cerámicas
aparecidos durante las tareas de desmonte de los muros de opus caementicium, así como también
los rellenos y el pavimento de la plaza o recinto abierto entre el ESP 1 y EI1 (TVB27/1). En su
interior se documenta la cultura material cerámica de las últimas fases del período visigodo del
suburbio (véase un avance de estos en Rodríguez, Macias, 2016 y e.p.; Rodríguez et al. 2020),
con un destacado volumen de material importado del norte de África, el Mediterráneo central y
oriental (Rodríguez, 2020, 149-171). Estos materiales cerámicos encuentran su paralelo formal
en contextos como el pecio de Yassiada (moneda de Heraclio 610-641) (Bass, Van Doorninck,
1982); el depósito 30 de Saraçhane (monedas de Constante II 641-668, datado ceramológicamente
en el tercer cuarto del siglo VII d.C) (Hayes, 1992, 100-105); el depósito/vertedero de la Crypta
Balbi, datado en los últimos decenios del siglo VII (monedas de Focas, 602-601; Heraclio, 610-
641; Constante II, 641-668; Constantino IV, 668-685; y Justiniano II, 685-695) (Saguì, 1998); el
nivel de derrumbe del contexto de la Bourse/Periode 3 (moneda merovingia de Bayeux, 670-680)
(Bonifay, 1986, 271); o los depósitos cerámicos 21, 24 y 25 de Cartago (monedas de 668-673 y del
650-700) (Hayes, 1978, 43-47, 50-64).
Desconocemos la vida útil que tuvieron los edificios constatados en esta fase, pero atendiendo a
la estratigrafía, por encima de los mismos, evidenciamos un segundo horizonte de naturaleza cons-
tructiva, en el cual se documenta un excepcional conjunto de hasta 6 edificios de diferentes funcio-
nalidades (Fig. 2b). En esta ocasión, dividimos esta segunda fase en dos contextos diferenciados
(TVB27/2.1 y TVB27b/2.1) (Rodríguez, 2020, 172-222; Rodríguez, Macias, e.p.). Destacan, por
encima del resto, dos edificaciones en especial (EP1 y 2), un gran edificio rectangular (29,3 m de
longitud x 19,8 m, como mínimo, de anchura) destinado a la fundición y fabricación de objetos de
hierro y bronce y un taller o fábrica (20,8 m x un mínimo de 6 m) de producción de vidrio y objetos
suntuosos (Rodríguez et al. 2020). No obstante, también han aparecido otras 4 construcciones que

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Immaculada Teixell Navarro y Francesc Rodríguez Martorell

no podemos adscribirles por ahora una funcionalidad concreta, pero que también podrían albergar
tareas productivas y/o domésticas. Para el contexto TVB27/2.1, es decir los edificios septentrio-
nales (EI3, 4, 5 y EP2), la datación proporcionada por la cerámica no se diferenciaba mucho de
la fase precedente (650/675-700). No obstante, su posición estratigráfica por encima del anterior,
junto a la teórica fase de transición entre la vida útil de los edificios precedentes y la construcción
de estos y algunos marcadores diferenciados entre la cerámica común, fijaban la cronología del
contexto entre los años 675/700-715. Al igual que este, el contexto TVB27b/2.1 (edificios EP1
y EI2), guarda una coincidencia tipológica desesperadamente similar al contexto TVB27/1, aun-
que un indicador fundamental que marca una diferenciación clara es su posición estratigráfica.
A diferencia del anterior, pero, contamos con algunas informaciones complementarias al registro
cerámico. En la construcción más meridional (EI2), formada por un muro perpendicular de mam-
postería sobre banqueta de guijarros y una canalización con solera de imbrices, se documentó
una inhumación femenina de edad joven y enterrada en fosa simple. Este enterramiento cortaba
los grandes rellenos constructivos de dicho horizonte, pero no el pavimento de tierra compacta.
Por tanto, estratigráficamente, podemos situar el enterramiento contemporáneamente a la cons-
trucción del edificio y con anterioridad a su uso. La prueba radiocarbónica proporcionada por el
laboratorio dotaba al individuo de una edad radiocarbónica de 1344± 30, una cronología calibrada
según los intervalos mayoritarios entre los años 650-680 (55% calibración 1σ) y 644-705 (67,6%
calibración 2σ)1. La datación permite consensuar, por tanto, una escala transicional ajustada entre
los siglos VII y VIII, sin olvidar que existe un 13,3% de probabilidades que avanzaría la datación
hasta hasta el 747-758 (calibración 1σ) y un 27,9% de probabilidades entre el 738-774 (calibra-
ción 2σ). La combinación entre ambos indicadores, el carbono 14 y el registro cerámico, permite
ajustar la cronología definitiva de este contexto entre los años 675/700-715+.
El tercer horizonte compuesto por TVB27/2.2 y TVB27b/2.2 corresponde a una serie de refor-
mas y cambios en algunas de las estancias, especialmente en el edificio destinado a la fundición
de bronce y hierro (Rodríguez et al. 2020). La cronología de este contexto, inicios del siglo VIII,
se circunscribe principalmente a partir de su posición estratigráfica, contándose un volumen insu-
ficiente de material cerámico. No obstante, también pudo apreciarse la presencia de algún ejem-
plar inédito de ánforas globulares de fondo umbilicado, un individuo vidriado bizantino del tipo
Glazed White Ware I y el mantenimiento de algunas formas locales y/o regionales en cerámica
común.
Descritos los tres niveles analizados en este artículo, creemos conveniente citar el resto de
horizontes para plasmar una contextualización global del sitio arqueológico. La penúltima fase
se configura con la amortización y primeros derrumbes de los edificios. Estos están siendo es-
tudiados actualmente en el marco de una tesis doctoral en curso y, por tanto, los datos que aquí
aportamos deben ser entendidos como un estadio más en el conocimiento acumulativo realizado
estos años, en el cual navegamos entre conjeturas al no disponer como en otros yacimientos

(1) Muestra UF3/UE537, UBAR-1386. Edad Radiocarbónica: 1344±30 BP. Calibración (IntCal 20) 2σ (95,4%): cal
AD 644-705 (67,6%), cal AD 738-774 (27,9%); 1σ (68,3%) cal AD 650-680 (55%), cal AD 747-758 (13,3%).

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Aproximación al conocimiento numismático en contextos arqueológicos del siglo VII ...

de la Península Ibérica de marcadores cerámicos posteriores claramente fijados (Casal et al.,


2006; Amorós, 2018). Como en el horizonte constructivo de inicios del siglo VIII hemos divi-
dido otra vez en dos contextos el análisis estratigráfico de los distintos edificios (TVB27/2.3 y
TVB27b/2.3). A nivel ceramológico destaca el segundo con algunos tipos en cerámica común
evolucionados, como los recipientes con borde tetralobulado o con decoración incisa organizada
a partir de bandas o líneas paralelas en diagonal, de igual características a las documentadas en la
fase 3 del contexto barcelonés del Arxiu Administratiu (García Biosca et al., 2003, 372, lám. 4.22)
y los silos de época carolingia de la Plaça del Rei (Beltrán de Heredia, 2006, lám. 6, forma I.4
y lám. 9, forma I.12). También se evidencian algunas posibles innovaciones en el repertorio fun-
cional como la introducción del horno portátil (tannūr?) (cfr. Gutiérrez, 1990/1991). Si tomamos
en consideración estos indicadores cerámicos deberíamos circunscribir de manera preferencial el
contexto TVB27b/2.3, y con él la vida útil de los edificios EP1 y EI2, a mediados del siglo VIII,
con un posible mantenimiento hasta finales de la misma centuria o inicios de la siguiente. El resto
de formas documentadas en el contexto no deberían ser utilizadas con un criterio cronológico,
sino como formas ya amortizadas en el momento de la formación del contexto.
La última fase evidenciada dentro del sitio arqueológico corresponde a una serie de recortes de
espolio en busca de sillares inseridos a los muros de mampostería de los antiguos edificios, un hecho
que permite indicar la presencia de una población invisible arquitectónicamente en esta área de la
ciudad cercana al mar. Las faenas agrícolas que se han ido produciendo a lo largo de los años han he-
cho prácticamente imposible diferenciar estratigráficamente este último horizonte, donde se mezclan
materiales cerámicos de épocas antiguas, bajo-medievales y modernas (Rodríguez, 2020, 256-273).

LAS MONEDAS DE LOS NUEVOS EDIFICIOS PORTUARIOS (TVB27/1


Y TVB27B/1=LOTE 1) Y DE LOS EDIFICIOS PRODUCTIVOS/DOMÉS-
TICOS (TVB27/2.1 Y TVB27B/2.1=LOTE 2)

Estos conjuntos con cronología fijada en los intervalos 650/675-700 y 682/700-714 respecti-
vamente, ya fueron detallados en una anterior publicación (Rodríguez et al., 2020) pero creemos
oportuno describirlos, para poder establecer comparaciones con el lote de la fase 3.
El intervalo cronológico del primer grupo se ubica desde época ibérica hasta finales del siglo
IV d.C, datación establecida a partir del AE4 de Valentiniano II con el tipo de reverso vicToria
avggg acuñado entre los años 388 y 392 (Fig. 3.17), mientras que el lote 2 no presenta ejemplares
anteriores al Alto Imperio y cierra el intervalo con un medio follis de Focas de la ceca de Cartago
(Fig. 3.18) acuñada entre los años 602 y 603 (Cano, Rodríguez, 2006, 118, núm. 186), una de las

(2) En este sentido se han realizado dataciones analíticas mediante la técnica de la termoluminiscencia en una olla
de borde tetralobulada, fijando una cronología según la autora en el 822±183 (Beltrán de Heredia, 2005, 117).

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Immaculada Teixell Navarro y Francesc Rodríguez Martorell

dos únicas monedas posteriores al siglo IV d.C. que se han hallado en todo el yacimiento (el otro
ejemplar, un medio follis de Constantino IV de la ceca de Ravenna (Fig. 3.19) se recuperó de los
niveles de reconversión agrícola). Este rango temporal no tiene en cuenta la presencia de moneda
de imitación de época, tan constante y asidua en los contextos a partir de la segunda mitad del
siglo IV d.C. en los circuitos monetarios de Tarraco. De nuevo topamos con la falta de evidencias
contrastadas para establecer el origen y las fechas de acuñación de este numerario de necesidad
(ver un apunte en Teixell 2008a,75-78), circunstancia que no nos permite conocer su cronología
inicial de aparición, pero queda bien constatada su aparición/reaparición y su pervivencia en con-
textos posteriores a la fabricación de los tipos imitados durante el siglo IV d.C. (Teixell, 2008b y
2010).
El lote 1 está compuesto por 63 monedas de las cuales 18 son frustas y 45 han podido ser re-
conocidas en distintos grados: todas ellas son de bronce (incluimos para ambos contextos, los an-
toninianos sin trazas visibles de plata) y todas ellas son de adscripción romana, mayoritariamente
acuñadas durante la cuarta centuria. Por su lado, el segundo contexto lo configuran 122 monedas,
88 con algún tipo de adscripción tipológica y 34 irreconocibles.
Los ejemplares del Alto Imperio de los rellenos constructivos de los nuevos edificios portua-
rios son 3 ases y 1 sestercio partido, a los que se suma un único ejemplar de antoniniano. A este
elenco de moneda “más antigua” se le suma 1 triens republicano y 2 ases ibéricos, uno de ellos
partido. El comportamiento en las monedas del lote 2 sigue el mismo patrón por lo que se refiere
a las acuñaciones altoimperiales: 2 ases, medio sestercio y 2 antonianos. En ambos casos no se
documentan grandes bronces, al menos con su valor original ya que los dos ejemplares aparecen
partidos.
Los grupos más representados de moneda corresponden a las piezas acuñadas durante el siglo
IV d.C: 26 piezas, 57,7% del total del lote 1 y 52 ejemplares con un porcentaje del 59,1% para el
conjunto 2. En todos ellos, las imitaciones de prototipos del siglo IV d.C. se posicionan en el se-
gundo lugar: 11 y 30 monedas respectivamente, con porcentajes del 24,4% y 34,1% del total. Pero
si solo se consideran los bronces clasificados como moneda regular, obviando aquellos que no han
otorgado criterios suficientes para atribuirles un origen regular o de imitación, la proporción resul-
tante es de 1 moneda oficial por 1 de emisión irregular (Cuadro 1), quedando patente la equidad
numérica de ambas (11 regulares y 11 imitaciones para el lote 1, y 35 y 32 en el segundo caso).

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90

80

70
30
60

50
61
40

30 52

20
11
10
11 15
0
Lote 1 Lote 2 Lote 3

Oficiales Imitaciones

Cuadro 1.- Comparativa entre monedas oficiales del siglo IV e imitaciones.

En ambos lotes el módulo más representado es el AE4 (Cuadro 2), y la autoridad emisora
más identificada Constancio II. En referencia a las cecas, en un número exiguo de ellas han sido
reconocidas, pero se observa la preminencia de las cecas galas de Arelate y Lugdunum (9 de 15
reconocidas). Por su lado, las imitaciones no han conservado ninguna evidencia que permitan
reconocer el origen de la moneda falsificada a excepción de un ejemplar de Fel TeMP reParaTio-ji-
nete caído (Fig. 3.9) que parece copiar a un tipo de Arelate y a otro de reverso gloria eXerciTvs
-un estandarte de la ceca de Siscia (Fig. 3.2), uno y otro aparecidos en el lote 2.

XVI Congreso Nacional de Numismática (Barcelona, 28, 29 y 30 de noviembre de 2018), pp. 425-444 –– 431
Immaculada Teixell Navarro y Francesc Rodríguez Martorell

40

36
35

30 29

25

21
20
20 19
17
16
15

11
10
10
8 8

1
0
AE2 AE2 AE2 AE2

Lote 1 Lote 2 Lote 3

Cuadro 2.- Valores nominales de las monedas del siglo IV d.C. e imitaciones.

En referencia a los reversos más recurrentes en las monedas regulares se aprecia en el lote 1 la
preeminencia del tipo gloria eXerciTvs-un estandarte con 4 ejemplares (Fig. 3.1), seguido con 2
muestras del siempre presente reParaTio reiPvb. El período de emisión del siglo IV d.C. con más
representación recae en el período de los años 335-348, doblando los ejemplares acuñados en los
períodos 348-364 y 381-395/403 (Cuadro 2). En relación al contexto 2, el 36,7% de reversos iden-
tificados como reParaTio reiPvb –10 monedas– (Fig. 3.14), superan a los 4 ejemplares del grupo
vicToriae dd avgg q nn (Fig. 3.5), mientras que los tipos Fel TeMP reParaTio-jinete caído (Fig. 3.7)
y las series conmemorativas presentan 3 individuos en cada uno de ellos (Fig. 3.4 y Cuadro 4).
De este modo, el período de emisión más representado se adscribe a finales de siglo IV e inicios
del V d.C, despuntando aquellas monedas que provienen de la reforma monetaria del bronce que
realizó el emperador Graciano el año 381, momento en que apareció la nueva denominación de
AE2 tallada a 1/60 por libra.

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Cuadro 3.- Comparativa de los tipos de reversos del lote 1 entre monedas oficiales del siglo IV e imitaciones.

Cabe destacar del grupo de monedas oficiales del siglo IV d.C, la identificación de recursos de
alteración física de las monedas para adaptar los pesos y los módulos a las necesidades del mo-
mento. Se han evidenciado recortes, cercenaduras y monedas partidas (8,1% en el lote 1 y 6,1%
en el grupo 2), revelando el uso generalizado de estas prácticas ante la falta de aprovisionamiento
de divisores que cubrieran las necesidades para transacciones de bajo valor. Estos hábitos no sólo
se observan en las monedas de origen oficial sino también en el 5,4% del lote 1 y en el 4,9% del
lote 2 de ejemplares de imitación, donde se cuenta con monedas con signos de cercenamiento y
particiones resultando 1/2, 1/3, 2/3 o 3/4 del original. Avanzándonos al lote 3 del siguiente apar-
tado, los porcentajes son similares: 7,9% de las emisiones regulares y 3,9% de las imitaciones. Si
analizamos las alteraciones atendiendo todos los ejemplares del siglo IV d.C. y sus imitaciones,
indistintamente a su origen oficial o irregular, los porcentajes se asemejan en los tres contextos
tratados: 13,5% del lote 1, 11% del lote 2 y 11,8% del lote 3.
Abordando la categoría de imitaciones, en el lote 1 destaca la preferencia por el módulo AE4
(un solo minimi ha sido identificado) y los tipos más imitados son los reversos Fel TeMP rePara-
Tio-jinete caído con 5 piezas (fig. 3.10) y gloria roManorvM con 2 (Fig. 3.12 y Cuadro 3). Por
lo que se refiere al lote 2 se han identificado 32 ejemplares de los cuales 15 son A4 y aumenta
considerablemente, en relación al anterior conjunto, la presencia de minimi hasta un total de 10
monedas (Cuadro 2). El tipo más imitado vuelve a recaer en el Fel TeMP reParaTio-jinete caído
(Fig. 3.9), 11 numismas que son seguidos por el grupo vicToriae dd avgg q nn –5– (Fig. 3.6) y por
el de reParaTio reiPvb –4– (Fig. 3.16 y Cuadro 3).

XVI Congreso Nacional de Numismática (Barcelona, 28, 29 y 30 de noviembre de 2018), pp. 425-444 –– 433
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Cuadro 4.- Comparativa de los tipos de reversos del lote 2 entre monedas oficiales del siglo IV e imitaciones.

Por último, y tal como se apuntó en el artículo citado (Rodríguez et al., 2020), se da relevancia
a la constatación de apéndices sin recortar en algunas de las monedas estudiadas: “Se trata de los
excesos de los apéndices que unían las piezas, los cospeles anexados en ristras o planchas, sobre
los que se acuñaba (Cores et al., 2010, 365-366) y, seguramente, después se individualizaban
las monedas. Son restos de canales de interconexión entre alveolos a los cuales no se le ejecutó
correctamente la acción de recortarlos para eliminar el exceso. En algunos casos también se
aprecia un tramo recto en el borde de la moneda, producto de un corte recto quizás ejecutado
con cincel para recortar el sobrante. En ambos casos no se aprecia un cuidado con el objetivo
de lograr un contorno de calidad. Si tenemos en cuenta la interpretación de Crawford (1974,
753) para la ristra de ases de L. Piso Frugi conservada en el British Museum, donde indica que
la fabricación en ristra correspondería a un recurso con el fin de incrementar la productividad,
las evidencias en los ejemplares de Tarraco podrían interpretarse como un signo de necesidad
de moneda que conlleva a un aumento de la producción de moneda, donde no importa el aspecto
final del ejemplar” (Fig. 3.10 y 3.17).

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Aproximación al conocimiento numismático en contextos arqueológicos del siglo VII ...

LAS MONEDAS DE LOS CONTEXTOS DE USO Y REFORMA DE LOS


EDIFICIOS PRODUCTIVOS (TVB27/2.2 Y TVB27B/2.2=LOTE 3)

En este contexto de inicios del siglo VIII interpretado como un horizonte de uso y reforma de
los edificios destinados, entre otros, a la fundición de bronce y hierro se han recuperado un total
de 102 monedas, de las cuales 76 son emisiones del siglo IV d.C. o imitaciones de estas. En este
caso no se detecta numerario anterior, ningún ejemplo ibérico, republicano ni altoimperial que se
redepositara o volviera a introducirse en el circuito numismático, como sí ocurre en los contextos
constructivos descritos más arriba.
Entre los numismas, todos de bronce, el ejemplar más antiguo es un AE3 de la serie conmemo-
rativa consTanTinoPolis de la seca de Arelate acuñada el año 336 (Fig. 3.3) mientras que el más
avanzado recae en una emisión de Magno Máximo de la ceca de Lugdunum fabricado entre los
años 383 y 388 (Fig. 3.15). Estos ejemplares forman parte de las 15 monedas oficiales que repre-
sentan el 19,7% del total de monedas identificadas ante el 67,1% de monedas (51) que han sido
clasificadas como imitaciones de prototipos del siglo IV d.C. (Cuadro 1). Las 10 monedas res-
tantes no otorgan más datos para poder ser reconocidas como emisiones oficiales o de imitación.
Vemos como la proporción entre moneda oficial e irregular ya no es casi equitativa como en los
contextos constructivos, ya que el patrón se altera y los ejemplares de imitación se convierten en
el grupo más numeroso: por cada moneda de origen regular se hallan 3,4 ejemplares de moneda
no oficial en el circuito monetario.
El emisor más identificado es, otra vez, Constancio II y entre los valores nominales, el minimi
se afianza como el grupo más numeroso con 29 ejemplares configurando el 38,1% del total del
lote 3 (Cuadro 2). Se evidencia un cambio de tendencia respecto a los contextos constructivos
analizados donde el AE4 era el protagonista. Además, por lo que se refiere al nominal AE2 se
posiciona en segundo lugar con el 25%. Esta pauta ya es patente en el contexto del lote 2, donde
el AE2 sigue al AE4, con 20 piezas (24,4% del total).
Por lo que se refiere al reverso más representado en este contexto corresponde al tipo reParaTio
reiPvb con 8 monedas (Fig. 3.13) seguido por el grupo de 3 ejemplares del Fel TeMP reParaTio-ji-
nete caído (Fig. 3.8), siendo el período de emisión entre los años 378-395/403 el más abundante
exclusivamente con el reverso de mujer arrodillada ante el emperador. En alusión a las cecas iden-
tificadas solo se han podido determinar en 5 monedas con una representación variopinta: Arelate,
Siscia, Lugdunum, Roma y Tesalónica.
Por último, queda describir el grupo de moneda fraudulenta de época del lote 3. De las 51
monedas se han identificado diferentes tipos de reverso en 28 piezas, entre los que destacan numé-
ricamente las 10 monedas de reParaTio reiPvb así como los 8 ejemplares de Fel TeMP reParaTio-ji-
nete caído, (Fig. 3.11 y Cuadro 5) sobresaliendo la predilección del minimi y del AE2 (Cuadro 2).

XVI Congreso Nacional de Numismática (Barcelona, 28, 29 y 30 de noviembre de 2018), pp. 425-444 –– 435
Immaculada Teixell Navarro y Francesc Rodríguez Martorell

SELECCIÓN DE MONEDA Y ASIGNACIÓN CRONOLÓGICA

El análisis conjunto de la numismática y de los datos estratigráficos y ceramológicos parece


reafirmar una sucesión temporal a partir de unos parámetros de comportamiento, a veces sutiles,
pero que conjuntamente evidencian unas particularidades propias e individualizadas.
Es manifiesta la distinción cronológica entre la acción de construcción de nuevas estructuras
entre el 650/675-700 con la erección de las edificaciones productivas y/o residenciales a caballo
entre los siglos VII y VIII, datación corroborada por el incremento de producciones tardías en el
conjunto cerámico y por la datación radiocarbónica de la inhumación exhumada. Por lo que refie-
re al tercer contexto, el de uso y reforma de los espacios productivos, debe ser sucesivo temporal-
mente al anterior y plenamente ubicado en el siglo VIII. Así lo indica el estudio cerámico y el tipo
de formación e interpretación de sus niveles estratigráficos los cuales difieren de la pauta de los
estratos constructivos, singularidad que facilita la incorporación de un mayor numero de monedas
en posición primaria. Esta disección en tres niveles puede ayudarnos a entender el comportamien-
to monetario para cada uno de los horizontes, estableciendo unos parámetros que, en un futuro,
deberían ser revisados por comparativas con nuevos datos y ejemplos estratigráficos (revisiones
de depósitos ya excavados y de nuevos hallazgos de la ciudad de Tarragona).
De este modo, los tres conjuntos monetarios descritos plantean una serie de diferencias entre
ellos que ponen en relieve unas características propias de la circulación monetaria para cada uno
de los horizontes crono-estratigráficos. Las diferencias básicas entre ellos recaen en la “elección”
de los valores nominales más usados, en la proporcionalidad del uso entre monedas oficiales e
imitaciones y en la relación de los tipos de reverso elegidos y usados. Estas pautas diferenciadas
entre ellas parecen confirmar que el contexto 2 actúa como fase de transición entre los otros dos
horizontes, insinuando las pautas que se confirmarán en el modelo compositivo del lote 3.
En otras palabras, los valores más usados en la moneda oficial son, en este orden el AE4 y
el AE2 en los lotes 1 y 2, afianzándose el segundo módulo en la segunda posición en todos los
horizontes y presentando un mayor número en el lote 2 respecto al 1. El AE4, en el lote 3, es
sustituido por el uso generalizado del minimi (interpretado como imitación a partir de la compa-
ración de sus pesos con los ejemplares detectados como tal), valor que ya empieza a destacar en
el lote 2 (Cuadro 2). Parece que hay una “necesidad” de ciertos módulos que funcionan a la par:
el más reducido, AE4 o minimi, y el AE2, como valor más alto. Además, la relación proporcional
del uso de moneda regular y de imitación es de 1:1 en los lotes 1 y 2, aunque las imitaciones del
segundo conjunto aumentan respecto al primero con más variedad en los tipos imitados y en más
número por lo que se refiere a prototipos del último cuarto del siglo IV d.C. El lote 3 se diferencia
completamente mostrando el predominio de piezas imitadas con una proporción 1:3,4 (Cuadro
1). En este sentido también, los tipos de reversos más presentes son los originarios del intervalo
de emisión 348-364 para los lotes 1 y 2 y la mayoría de modelos provienen de emisiones propias
de la primera mitad y de mediados del siglo IV. En el contexto 2 destaca una mayor variedad, así
como un aumento de ejemplares de monedas con el tipo reParaTio reiPvb así como de modelos

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Aproximación al conocimiento numismático en contextos arqueológicos del siglo VII ...

procedentes de emisiones de la segunda mitad del siglo IV. El lote 3 reafirma la preeminencia de
estas emisiones más avanzadas de la cuarta centuria (Cuadros 1-3).

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Cuadro 5.- Comparativa de los tipos de reversos del lote 3 entre monedas oficiales del siglo IV e imitaciones.

Ante esto creemos intuir una posible selección de moneda antes de ser reincorporada en el
circuito monetario, adaptando el numerario y haciéndolo válido para las nuevas demandas de
intercambio. Recordemos que nos ubicamos en un espacio de vital importancia para la ciudad, el
centro económico de primer orden en la urbe, el sector portuario. En este sector se documenta un
urbanismo dinámico, con un empleo de técnicas constructivas no evidenciado en otros sectores
de la ciudad, y con una posición geoestratégica como lugar de distribución de mercancías cerámi-
cas y de otra índole dentro del sistema de comercio de larga distancia entre oriente y occidente.
No debemos olvidar que, además, aunque no hayamos podido documentarlo arqueológicamente,
Tarracona podría haber albergado instalaciones públicas de fiscalización, control y gestión de las
mercancías (teloneum), junto a un posible mercado (cataplus), identificado mediante las fuentes
tardías visigodas donde la necesidad de “numerario rápido” pudiera ser un instrumento más para
ejecutar los intercambias de productos entre la población autóctona y los comerciantes orientales
(Rodríguez, 2018).

XVI Congreso Nacional de Numismática (Barcelona, 28, 29 y 30 de noviembre de 2018), pp. 425-444 –– 437
Immaculada Teixell Navarro y Francesc Rodríguez Martorell

REFLEXIÓN ENTORNO A LA MONEDA “RESIDUAL” DEL SIGLO IV Y


SUS IMITACIONES

Las monedas de bronce del siglo IV y de sus imitaciones de los contextos analizados se man-
tienen en la circulación de los distintos intervalos cronológicos, con alteraciones físicas y un
grado de desgaste acusado. No parece importar su aspecto (cuños desplazados, malos recortes de
los cospeles y otros signos de dejadez en las monedas oficiales y las de emisión irregular) porque
impera la necesidad de moneda, de divisores para intercambios de bajo nivel adquisitivo.
Así, en el material numismático recuperado de los tres contextos analizados abundan estas
monedas romanas, siendo las más numerosas los bronces bajoimperiales del siglo IV, así como
sus imitaciones. Tradicionalmente se ha tratado esta moneda como residual pero actualmente el
análisis de niveles estratigráficos de los siglos V a VIII de la ciudad de Tarragona constata su uso
y pervivencia en circuitos de cronología avanzada. La constatación de esta prolongación en la
Península Ibérica ya fue indicada por Teresa Marot (2002) en contextos del siglo VI y parte del
VII y debe ser ampliada hasta en fases islámicas en ciertos enclaves peninsulares, como en el
complejo episcopal de El Tolmo de Minateda en Hellín (Albacete), donde se hallaron ejemplares
en los niveles de uso y derrumbe del barrio islámico (Doménech et al., 2016, 694).
Aunque la metrópoli tarraconense fue ceca de forma casi ininterrumpida desde Liuvigildo
(572-586) hasta Agila II (710-713) (Pliego, 2008, 120), en el propio asentamiento urbano no se
cuentan con hallazgos contextualizados arqueológicos de monedas de estos emisores, a pesar de
haberse producido una intensa actividad arqueológica en las últimas décadas del siglo XX e ini-
cios del siglo XXI. Sobra decir que se cuentan con tesoros hallados en sus proximidades como el
tesoro tardovisigodo de La Grassa (Constantí), de mediados del siglo VII, el pequeño tesorillo de
divisores de plata del período visigodo descubiertos junto a tremises de imitación “pseudo-impe-
riales” a nombres de Justiniano I que fue hallado en la propia Tarragona (Crusafont et al., 2016,
258) o, recientemente, la aparición del hallazgo de un denario merovingio datado a finales del
siglo VII (González, Martínez, 2019) pero que, aunque aptos para el estudio numismático, no nos
refleja la naturaleza de intercambio y de uso de la moneda en un área suburbana como la que nos
ocupa. Además, Barral (1976) ya insistió, en su estudio de los hallazgos del siglo XIX e inicios
del siglo XX, la concentración de los conjuntos monetarios en contextos rurales y la ausencia de
estos en las urbes, circunstancia que legitima maneras de intercambio con moneda tardoantigua.
Ante el vacío de otros tipos de bronces (exceptuando los dos ejemplares bizantinos que se citan
en este artículo), de la ausencia de divisores visigodos (en circulación al menos hasta el siglo VII
en la Península Ibérica [Pliego, 2016, 140]), de la inexistencia de tremises u otras monedas de oro y
plata, las monedas del siglo IV y sus imitaciones conforman el circulante mayoritario de la Tarraco-
na de finales del siglo VII e inicios del VIII, al menos para las pequeñas transacciones del día a día.
La casi exclusividad del uso del bronce tardorromano en los circuitos monetarios avanzados
aleja el sitio arqueológico de la antigua Tarraco del comportamiento detectado en otros puntos
de la Península Ibérica donde, en algunos casos, se documentan los bronces tardorromanos con

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Aproximación al conocimiento numismático en contextos arqueológicos del siglo VII ...

pequeños divisores visigodos, probablemente acuñados en centros urbanos de la zona meridional


peninsular (Fernández et al., 2013). Quizás, simplemente, no era necesario. La gran cantidad de
moneda “residual” visible y accesible en la urbe (¿organización en y para su recogida y su rein-
troducción en el circuito monetario?) o el conocimiento extensivo de la tradición numismática en
la ciudad que legitimaría la existencia de oficinas activas que acuñaran moneda de “tradición” ro-
mana para los circuitos de los siglos VI, VII e inicios del VIII (¿existían? ¿activas desde cuándo y
cuánto tiempo?), solventaban la demanda de pequeños nominales para el intercambio a baja escala.

BiBliogRafía

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XVI Congreso Nacional de Numismática (Barcelona, 28, 29 y 30 de noviembre de 2018), pp. 425-444 –– 441
Immaculada Teixell Navarro y Francesc Rodríguez Martorell

Figura 1.- Situación de la excavación en el contexto de la ciudad romana (a partir de Macias et al., 2007).

442 –– XVI Congreso Nacional de Numismática (Barcelona, 28, 29 y 30 de noviembre de 2018), pp. 425-444
Aproximación al conocimiento numismático en contextos arqueológicos del siglo VII ...

Figura 2.- Planta de la excavación con los distintos ámbitos documentados en el horizonte I (2a)
y en el horizonte 2 (2b).

XVI Congreso Nacional de Numismática (Barcelona, 28, 29 y 30 de noviembre de 2018), pp. 425-444 –– 443
Immaculada Teixell Navarro y Francesc Rodríguez Martorell

Figura 3.- Monedas de la excavación en la avenida Vidal i Barraquer núm. 27: 1. AE4 de Constantino I, núm. inv. TVB-27-
09-31095-3; 2. AE4 de imitación, tipo glorIA eXerCITVS-un estandarte, núm. inv. TVB-27-09-1002-1; 3. AE3 de Constantino
I, núm. inv. TVB-27-09-31042-69; 4. AE4 de Constantino I, núm. inv. TVB-27C-14-33-2; 5. AE4 de Constancio II, núm. inv.
TVB-27C-14-539-1; 6. AE3 de imitación, tipo VICTorIA DD AVgg q NN, núm. inv. TVB-27C-14-715-1; 7. AE2 de Constancio II,
núm. inv. TVB-27C-09-649-3; 8. AE3 de Constancio II, núm. inv. TVB-27-09-31042-32; 9. AE4 de imitación, tipo Fel TeMP
rePArATIo-jinete caído, núm. inv. TVB-27-09-31028-13; 10. AE4 de imitación, tipo Fel TeMP rePArATIo-jinete caído, núm. inv.
TVB-27-09-31119-17; 11. Minimi tipo Fel TeMP rePArATIo-jinete caído, núm. inv. TVB-27-09-31042-34; 12. AE4 de imitación,
tipo glorIA roMANorVM, núm. inv. TVB-27-09-31030-8; 13. AE2 de Graciano, núm. inv. TVB-27C-14-521-4; 14. A2 de Magno
Máximo, núm. inv. TVB-27C-14-540-5; 15. A2 de Magno Máximo, núm. inv. TVB-27C-14-521-6; 16. AE2 de imitación, tipo
rePArATIo reIPVb, núm. inv. TVB-27-09-31125-1; 17. AE4 de Valentiniano II, núm. inv. TVB-27C-14-711-8; 18. Medio follis de
Focas, núm. inv. TVB-27-09-31123-9; 19. Medio follis de Constantino IV, núm. inv. TVB-27C-14-9-4.

444 –– XVI Congreso Nacional de Numismática (Barcelona, 28, 29 y 30 de noviembre de 2018), pp. 425-444

Sumario

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