Prevencion de Recaidas
Prevencion de Recaidas
Prevencion de Recaidas
CURSO:
PREVENCIÓN DE RECAÍDAS
INDICE
Prefacio p. 2
Introducción p. 3
Anexos
Anexo 1: Cuestionario de seguridad en situaciones de riesgo de consumir p. 55
Anexo 2: Taxonomía de situaciones de alto riesgo para recaídas en la investigación de G. p. 62
A. Marlatt
Anexo 3: Factores de riesgo y señales de aviso p. 64
Referencias bibliográficas p. 67
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 2
PREFACIO
INTRODUCCION
En 1986, Maddux y Desmond escribieron que en la década de los años ’50 se afirmaba que muy pocos
individuos lograban recuperarse de sus adicciones; posteriormente en la década de los años ’60 se publicaron datos que
sugerían que alrededor de los dos tercios de los adictos a narcóticos se sobreponían a su adicción cuando tenían más
de treinta años. Esos autores indican que otros estudios de seguimiento señalaron que había algo de verdad entre esos
dos extremos de pesimismo y optimismo. Por ejemplo, respecto al alcoholismo, considerado en esa época una
enfermedad incurable, se demostró que muchos alcohólicos lograban extensos períodos de abstinencia, y a veces de
por vida.
A principios de la década de los años ’80, las investigaciones indicaban que los tratamientos para el abuso de
drogas eran efectivos y producían los cambios conductuales deseados; pero esos estudios tendían a apoyar el concepto
de la adicción como una enfermedad con recaídas crónicas. (Leukefeld y Tims, 1986).
Sin embargo, Leukefeld y Tims (1986) escribían que un número creciente de estudios indicaba que el
pronóstico en la recuperación parecía estar en función de variables como la permanencia en el tratamiento, el
compromiso para el cambio y el tipo y severidad de la psicopatología asociada.
Las recaídas y la recuperación de los drogodependientes continúan siendo un desafío para los investigadores,
para quienes implementan los tratamientos y los mismos usuarios. La elevada tasa de recaídas es un fenómeno
especialmente frustrante; los consumidores problemáticos de sustancia suelen mostrar conductas episódicas, con
períodos de abstinencia, reducción del consumo y recaídas con regreso al patrón de consumo inicial; y muchos de esos
sucesos son influenciados por factores externos, como la disponibilidad de drogas y la presión social (Tims y Leukefeld,
1986).
El presente trabajo tiene como objetivo colocar a disposición de los lectores una revisión del concepto de la
recaída y algunas de las teorías actuales que explican este fenómeno; y especialmente la descripción de modelos de
tratamiento psicoterapéuticos desarrollados para ayudar a los usuarios a hacer frente y prevenir los factores de riesgo de
la recaída.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 4
“Vuelta al consumo de la sustancia que era previamente objeto de dependencia” (Tejero, Trujols y Casas,
1993, p. 298)
“Retorno al comportamiento adictivo o al estilo de vida anterior, después de un período inicial de abstinencia y
de cambio de estilo de vida (como mínimo entre uno y tres meses)” (Graña y García, 1998a, p. 225).
Litman y sus colaboradores sugirieron en 1983 (en Graña y García, 1998a, p. 225) que la recaída podía
considerarse de cinco formas distintas:
“1. como un evento discreto que se inicia con la vuelta al consumo de drogas;
2. como un proceso que de forma insidiosa conduce de nuevo al consumo;
3. como el retorno al consumo de drogas con la misma intensidad;
4. como el uso diario durante un número específico de días, y
5. como una consecuencia del uso de sustancias.”
La definición de recaída de Chiauzzi y las formas de la recaída descritas por Litman, contradicen la concepción
que se tenía de las recaídas en los tratamientos tradicionales en adicciones.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 5
En el campo del tratamiento de las drogodependencias, tradicionalmente se pensó que el proceso de cambio y
recuperación del usuario debía ser lineal, y por lo tanto la presencia de recaídas indicaba siempre el fracaso del
tratamiento (Tejero, Trujols y Casas, 1993; Prochaska, Norcross y DiClemente, 1994), con la consiguiente frustración y
desmoralización de los terapeutas y los usuarios.
Sin embargo, este entendimiento de la recaída ha debido replantearse en la medida que los estudios de
Prochaska y sus colaboradores, y los de Marlatt han evidenciado lo siguiente:
(1) El proceso de cambio de los comportamientos adictivos raramente es lineal, sino que es muy dinámico
y debe ser concebido como una espiral; es decir, las personas en el proceso de cambio pueden
experimentar recaídas y retornar a los estadios iniciales del cambio, para retomar nuevamente sus
esfuerzos en pos del logro de la meta propuesta1. Asimismo, las recaídas son muy frecuentes y deben
ser incorporadas en el proceso de cambio como eventos esperables que pueden ser usados como
oportunidades de aprendizaje para el desarrollo del proceso terapéutico posterior (Tejero, Trujols y
Casas, 1993).
(2) El consumo aislado de una sustancia (desliz, caída o lapso [lapse]) no lleva obligatoriamente al nivel
de consumo anterior de la misma (recaída). Marlatt ha desarrollado un constructo cognitivo para dar
cuenta de cómo un lapso puede convertirse en recaía (relapse), el cual analizaremos más adelante.
Gorsky y Kelley (1996) han retratado del siguiente modo el proceso encubierto de la incubación de un proceso
de recaída en usuarios de alcohol:
1
Para un estudio en profundidad del Modelo Transteórico de Prochaska y sus colaboradores, se sugiere
consultar el texto Diagnóstico, motivación y alianza terapéutica. Curso Taller para ejecutores del programa
de tratamiento, Area de Capacitación y Proyectos/Area Salud y Tratamiento, CONACE, Santiago, 2004
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 6
Fase V: Inmovilización
1. Soñar despierto y pensamiento fantasioso
2. Sentir que nada puede resolverse
3. Deseos inmaduros de felicidad
Las fases del proceso que desemboca en una recaída descritas por Gorsky y Kelley (1996) colocan en
evidencia que este proceso no ocurre de la noche a la mañana, sino que se incuba progresivamente (Graña y García,
1998a) y, que por lo tanto, en el proceso de tratamiento, los usuarios, sus familias y los terapeutas deben estar atentos a
los sutiles cambios conductuales, físicos, cognitivos y afectivos que pueden llevar al usuario a un probable desliz y a una
probable recaída en su comportamiento adictivo; y actuar oportunamente para prevenirla.
En los capítulos que siguen, revisaremos someramente diversos enfoques teóricos acerca del fenómeno de la
recaída en el proceso de modificar el comportamiento adictivo; describiremos los distintos síndromes de abstinencia,
considerados junto al craving como potenciales factores de recaída; analizaremos en profundidad el modelo cognitivo-
conductual de recaídas de Marlatt; describiremos y analizaremos tres modelos de prevención de recaídas en el
tratamiento de adicciones; y finalizaremos con un breve análisis del papel de la familia en la prevención de recaídas.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 8
Respecto a los enfoques teóricos para entender y explicar el fenómeno de la recaída, y desarrollar estrategias
para su prevención, encontramos distintas formulaciones teóricas derivadas de la postura teórica de sus autores hacia el
entendimiento de la dependencia como un trastorno biológico (enfermedad) o como un complejo más psicosocial.
En términos generales, las teorías desarrolladas para explicar la recaída pueden clasificarse del siguiente
modo (Wesson, Havassy y Smith, 1986):
Teoría genética: La teoría genética postula que los individuos con padres adictos al alcohol heredan la
predisposición a hacerse adictos al alcohol.
También se postuló que los adictos a opiáceos tenían una insuficiencia inherente en la producción de
endorfinas, de modo que si usaran la sustancia descubrirían un efecto normalizador o euforizante en exceso
comparado con las personas sin la anormalidad, y esto los expondría a la dependencia y a serles difícil
permanecer abstinentes.
Las implicaciones de esta teoría de genética para el tratamiento son que la dependencia es una enfermedad y
que el usuario debe abstenerse totalmente de consumir la sustancia.
Teorías metabólicas: En los años ’60 se postuló que la exposición repetida a opiáceos ocasionaba cambios
perdurables en el funcionamiento neuronal. Investigaciones posteriores han tendido a apoyar esta hipótesis; y
ésta es la base para el tratamiento de sustitución con metadona en usuarios adictos a la heroína.
Desde una perspectiva psicodinámica tradicional, el énfasis en el tratamiento de adicciones estaba colocado en
la resolución de esos conflictos que se suponía eran la génesis de la adicción. Sin embargo, en las últimas
décadas se ha concebido a la adicción como el problema primario del usuario y sobre el cual se coloca el foco
terapéutico; a la vez que se ha dado una importancia cada vez mayor al diagnóstico y tratamiento de la
psicopatología dual.
Como el lector podrá haberse percatado, ninguna de esas teorías puede dar cuenta por si sola de un problema
complejo como es la recaída en el consumo de sustancias psicoactivas; parafraseando el cuento de los ciegos que
querían conocer a un elefante tocándolo con sus manos, hubo tantas descripciones de elefantes como las partes del
cuerpo que exploró cada ciego.
A continuación, analizaremos más extensamente cuatro teorías acerca de la recaída, por estar representadas
todas ellas en los tratamientos psicosociales actuales para la prevención de las recaídas.
Por lo tanto, en esta perspectiva, la recaída es “un proceso que se da al interior del paciente. Este proceso se
manifiesta en un patrón progresivo de conductas que reactivan los síntomas de una enfermedad o crean un estado
similar incapacitante en un paciente que ha experimentado previamente una remisión de su trastorno” (Tejero, Trujols y
Casas, 1993, p. 300).
De este modo, Saunders se aleja de la perspectiva de la recaída como una enfermedad y propone que se la
considere como incumplimiento de propósitos, definido como “un cambio tanto temporal como permanente, en la
resolución de cambiar” (Saunders, 1993, p. 48); es decir, cuando una persona decide cambiar un hábito se encuentra
constantemente enfrentada “con situaciones que le ofrecen la oportunidad de cambiar de idea y volver a adoptar la
antigua conducta” (p. 48)
Este investigador, basado en el análisis de diversas investigaciones acerca de las personas que abandonaron
el consumo sin ayuda profesional, así como de investigaciones que han estudiado el rol de los componentes cognitivos
en las recaídas, concluye que además de los diversos factores cognitivos que participan en el cumplimiento de los
propósitos (estrategias de afrontamiento, expectativas de resultados positivos para el cambio, vigilancia cognitiva,
confianza en el logro del cambio), existe un factor que trasciende a todos los factores psicológicos: “el de la calidad de
vida tras el cambio” (Saunders, 1993, p. 70; énfasis añadido).
Es decir, es más probable que el empeño por cambiar de una persona persista cuando perciba que mejorará la
calidad de su vida; “es necesario que el cambio aporte recompensas en lugar de problemas mayores” (Saunders, 1993,
p. 71)
Un método para el estudio del abandono del consumo de drogas ha consistido en investigar a aquellos
usuarios (especialmente a consumidores de opiáceos) que han decidido cambiar por si mismos, sin la ayuda de un
tratamiento especializado (Gossop, 1993).
Los hallazgos indican que a pesar que un porcentaje no despreciable de usuarios fueron capaces de
desintoxicarse por si mismos, la duración de la abstinencia fue más bien breve, y parecida a la de aquellos individuos
que han seguido un tratamiento ambulatorio.
Gossop indica que las razones dadas por los adictos a opiáceos respecto a su fracaso en sus intentos de
abandonar el consumo de la sustancia sin tratamiento incluían: las tentaciones debidas a la disponibilidad de drogas o el
fácil acceso a las mismas, ausencia de apoyo durante la desintoxicación, y la gravedad de los síntomas de abstinencia.
Ese autor afirma que “la presencia del síndrome de abstinencia representa un obstáculo que se presenta al
principio del intento de abandonar la droga […] y es poco frecuente que se otorgue la importancia adecuada al síndrome
de abstinencia en el proceso de recuperación” (Gossop, 1993, p. 12).
El uso continuado de la mayoría de las sustancias psicoactivas conduce al desarrollo de dependencia física;
la cual se define por la aparición de los síntomas de abstinencia (que pueden llegar a ser graves para algunas
sustancias) al suspender el consumo y el consiguiente retorno al consumo para aliviar dichos síntomas. (Babor, Cooney
y Lauerman, 1986)
La condición de dependencia sigue un curso de progresión que puede representarse en 3 niveles:
• Nivel Primario: Aumento de la tolerancia y dependencia de la misma.
• Nivel Medio: Pérdida progresiva del control.
• Nivel Crónico: Deterioro biopsicosocial y espiritual
Esta progresión en el desarrollo de la dependencia también se conoce como “ciclo adictivo”, en el cual se han
descrito varias etapas:
1. Gratificación a corto plazo
2. Dolor a largo plazo
3. Pensamiento adictivo
4. Aumento de la tolerancia
5. Pérdida del control
6. Daño biopsicosocial y espiritual
Es más probable que el usuario tenga una mayor probabilidad de éxito en el abandono y recuperación de su
consumo adictivo, si ingresa a un sistema de tratamiento. El Área de Tratamiento y Rehabilitación de CONACE (2004a)
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 14
han definido del siguiente modo las etapas de los tratamientos estructurados para consumidores problemáticos de
drogas2:
Puesto que se ha observado que en los primeros 3 meses de abstinencia los usuarios pueden caer en deslices
o lapsos (Graña y García, 1998a), es imprescindible que los ejecutores del programa de tratamiento estén atentos a las
señales de la presencia del síndrome de abstinencia.
El síndrome de abstinencia ha sido dividido en dos fases:
• Síndrome de Abstinencia Aguda: con una duración de entre 3 a 10 días después del cese del consumo;
y
• Síndrome de Abstinencia Post-Aguda: con una duración entre 10 días y un tiempo indefinido.
En el CIE-10 (OMS, s/f) se define la Dependencia, como la presencia en los últimos doce meses, en forma
continua o en algún momento, de 3 o más de los criterios que se describen a continuación:
2
Aunque los programas de tratamiento poseen diferente intensidad de contención y estructura (modalidad
ambulatoria y residencial), y se diferencian en su grado de contención, la progresión del tratamiento debe
considerar las mismas etapas.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 15
(1) fatiga
(2) sueños vívidos, desagradables
(3) insomnio o hipersomnia
(4) aumento del apetito
(5) retraso o agitación psicomotores
C. Los síntomas del Criterio B causan un malestar clínicamente significativo o un deterioro laboral o social,
o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
D. Los síntomas no son debidos a enfermedad médica ni se explican mejor por la presencia de otro
trastorno mental.
3
Véase más adelante el Programa de Tratamiento propuesto por Gorsky.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 19
Craving
El craving es otro obstáculo para el proceso de recuperación que debe ser tomado en cuenta en el tratamiento
con el fin de prevenir recaídas. Sánchez-Hervás, Tomás y Morales (2004) entienden al craving como “un deseo muy
intenso por una experiencia concreta de algún tipo, como comer, bailar o sexo. La realización del deseo se alcanzaría
con la consumación, el medio de alcanzarlo sería el acto consumatorio. El impulso se conceptualiza como la
consecuencia instrumental del craving, la intención conductual para verse implicado en una conducta consumatoria
específica. El objetivo último del impulso es reducir el estado que lo ha instigado (craving).” (p. 162)
Según esos autores, los craving y los impulsos tienden a ser automáticos y se convierten en autónomos; es
decir, pueden continuar aun cuando el usuario intente suprimirlos. Son uno de los factores más importantes del
abandono del tratamiento, y son causantes de los deslices (lapsos) después de largos períodos de abstinencia, porque
resurgen durante y después del tratamiento (Sánchez-Hervás, Tomás y Morales, 2004).
Graña (1998a) describe al deseo de consumo como un constructo multidimensional consistente en respuestas
cognitivas (pensamientos, imágenes y recuerdos de naturaleza impulsiva), activación fisiológica (aumento en la tasa
cardiaca, respuesta psicogalvánica, temperatura periférica), conducta motora y afectiva (euforia, tristeza, malestar, etc.).
Sánchez-Hervás, Tomás y Morales (2004) afirman que aunque hay diversos entendimientos de ese fenómeno,
todos tienen elementos en común: (a) el deseo o craving forma parte de la adicción, (b) el deseo se intensifica si el
usuario está expuesto a señales asociadas al consumo, y (c) es necesario enseñar a los usuarios a analizar, afrontar y
manejar sus deseos, y a observar cómo desaparece sin necesidad del consumo.
Marlatt y Gordon hacen una distinción entre urgencia de consumo y craving. Para ellos, la urgencia del
consumo es un impulso relativamente súbito para consumir; mientras que el craving es definido como el deseo subjetivo
de experimentar los efectos o consecuencias de un acto. Sin embargo, estos fenómenos pueden estar mediados por los
mismos procesos: (1) condicionamiento provocado por estímulos asociados con gratificación pasada (condicionamiento
pavloviano, Childress et al., 1993; Graña y García, 1998b), y (2) procesos cognitivos asociados con la gratificación
anticipada (por ejemplo, las expectativas del placer inmediato de los efectos de la sustancia).
Early (citado en Graña, 1998b) distingue distintos tipos de deseo de la sustancia:
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 21
c) el deseo debe analizarse en forma secuencial, ¿cómo se experimenta a nivel físico, cognitivo,
conductual y afectivo?;
d) ya que combatir el deseo con “fuerza de voluntad” es una batalla perdida, es necesario afrontar
activamente esos pensamientos, sensaciones y/o conductas.
Una vez superado el síndrome de abstinencia, se abordan el deseo y los recuerdos asociados al consumo de
la sustancia que suelen aparecer persistentemente durante los primeros meses de tratamiento. Se sugieren las
siguientes estrategias para ser usadas en los primeros 3 meses de tratamiento:
Autorregistro
El usuario lleva un registro en el cual anota los siguientes ítems cuando aparezca el deseo de consumo: hora,
situación, pensamientos, estado de ánimo, emociones, qué hace para superarlo y calificación de 0 a 10 de la intensidad
del mismo. El propósito es descubrir la existencia de una pauta común en esos episodios y las reacciones del usuario
ante la aparición de los episodios.
En la segunda fase, a partir de los primeros 2 a 3 meses de tratamiento, se aplican los procedimientos de
exposición a los estímulos condicionados que provocan la conducta de búsqueda y auto-administración de drogas. En la
aplicación de estas técnicas a usuarios adictos a la heroína o la cocaína, se sugieren los siguientes requisitos:
1) El usuario debe haber estado abstinente entre 1 a 3 meses (comprobado por medio del análisis de
orina),
2) Las sesiones de exposición a estímulos deben realizarse en un ambiente controlado (por ejemplo, la
sesión de terapia) para disminuir la probabilidad que se de un consumo provocado por la técnica
misma,
3) Los estímulos condicionados que se utilicen deben ser específicos para cada usuario; son
clínicamente más relevantes los estímulos reales que los preparados en un vídeo o una cinta de
audio.
1) Se identifican las señales provocadoras del deseo mediante la elaboración de jerarquías de estímulos; la
elaboración de la jerarquía implica pedirle al usuario que califique el deseo subjetivo que le produce cada
una de esas situaciones. Las sesiones de exposición deben durar alrededor de 45 minutos y no se
recomienda pasar al ítem siguiente de la jerarquía hasta que no se den señales evidentes de habituación,
es decir, el nivel de ansiedad del usuario debe ser menor que la que tenía al principio. Cada sesión se
finaliza con la aplicación de una técnica relajación antes que el usuario abandone la sesión.
Se puede aplicar la siguiente Escala para determinar la evaluación subjetiva del deseo de consumo:
4
La técnica en cuestión es la clásica “desensibilización sistemática” de Joseph Wolpe.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 23
___________
(5) ¿Echas de menos el consumo de heroína y/o cocaína?
___________
(6) Ahora mismo, ¿tienes deseos de consumir?
___________
(7) Ahora mismo, ¿encontrarías desagradable una o varias dosis de heroína y/o cocaína?
___________
Otra alternativa para la evaluación subjetiva consiste en usar una escala visual análoga para los distintos
ítems, la cual el usuario encierra en círculo el número que representa su sensación subjetiva:
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
___________________________________________________________
Ningún deseo Deseo moderado Máximo deseo
Un ejemplo de jerarquía de estímulos para el consumo de heroína de un adicto (Graña, 1998a, p. 168):
2) Es necesario definir qué respuestas del usuario se van a evaluar: de tipo subjetivo o mediciones “duras”
(tasa cardiaca, temperatura periférica de la piel o resistencia galvánica de la piel).
3) Una vez iniciado el descondicionamiento, éste debe realizarse en forma continuada, por ejemplo durante
una o dos semanas seguidas hasta que se produzca una disminución total o considerable en las
respuestas de deseo de consumo en sus distintas manifestaciones ante cada ítem de la jerarquía. En el
tratamiento ambulatorio también se sugiere prescribir tareas de exposición in vivo para realizar en el barrio
o en la casa (por ejemplo, acercarse a la calle donde compraba la sustancia, o llamar por teléfono al
proveedor; en estas tareas el usuario debe estar acompañado de un familiar entrenado previamente).
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 24
4) Se finaliza este procedimiento en una sesión en la cual el usuario simula administrarse la droga, haciendo
uso de los utensilios reales (se puede reemplazar la sustancia por tiza); este ritual se repite varias veces
durante la sesión, durante varias semanas.
5) Durante las sesiones de exposición el terapeuta indaga acerca de los elementos conductuales, cognitivos
y emocionales a través de la verbalización del usuario.
Otro método cognitivo es el de la sensibilización encubierta de Cautela, cuyo objetivo es la creación de una
nueva relación condicionada, basada en el uso de la imaginería y consistente en:
1) Elaborar escenas relacionadas con el consumo de la sustancia (especificando las señales
cognitivas, emocionales, sensoriales del consumo) y escenas de sensibilización (nausea o
reacciones emocionales negativas);
2) Asociar las escenas de consumo de sustancias y de sensibilización para crear un estado físico de
malestar;
3) Escapar a la escena de consumo mediante la imaginación de una conducta alternativa saludable,
después que el usuario experimente el malestar, y
4) Evitar la escena de consumo imaginando una alternativa saludable antes que el usuario
experimente el malestar físico.
Para la aplicación de esta técnica debe seleccionarse el estímulo aversivo apropiado para el usuario (ya sean
consecuencias corporales aversivas o castigo social). La técnica debe aplicarse varias veces durante la sesión y se
solicita al usuario que la practique en su casa.
Según Graña (1998a), este tipo de técnica posee la ventaja de ayudar al usuario a generalizar las habilidades
desarrolladas para afrontar sensaciones físicas y reacciones emocionales que son similares a las de la vida real.
Graña (1998b) sugiere el siguiente modo de abordaje del deseo de consumo en las sesiones grupales de la
drogodependencia:
a) Psico-educación acerca de los distintos tipos de deseo de consumo;
b) El grupo trabaja identificando las señales externas y los estados emocionales que desencadenan el
deseo de consumo; primero se trabaja en forma individual y luego se confecciona un listado grupal;
c) Análisis de los distintos tipos de señales desencadenantes a través de ejemplos prácticos de los
miembros del grupo, y clasificándolas;
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 25
Patología dual
Un factor muy probable de recaídas –independiente de los mecanismos fisiológicos del síndrome de
dependencia agudo y sub-agudo, y los craving– es la presencia de otros trastornos mentales en el drogodependiente,
que no son una consecuencia de la adicción, sino que existen con anterioridad al problema de dependencia de
sustancias (Graña y García, 1998a).
Los estudios indican que las personas con trastornos psiquiátricos tienen un mayor riesgo de desarrollar un
trastorno de abuso de sustancias. En Estados Unidos se encontró, por ejemplo, que los pacientes esquizofrénicos tenían
más probabilidad de abusar de sustancias que la población común, y que las personas con diagnóstico de trastorno
bipolar tenían una probabilidad cinco veces mayor de abusar de sustancias que la población común. (Mueser et al., s/f)
La presencia de trastornos psiquiátricos en drogodependientes se asocia con resultados negativos en los
tratamientos de adicciones, ya que presentan una mayor vulnerabilidad a las recaídas, una mayor tasa de
hospitalizaciones, depresiones, suicidio y no adherencia a los tratamientos farmacológicos. (Mueser et al., s/f)
Graña y García (1998a) mencionan entre los factores de riesgo de recaídas a la frecuencia con la cual estos
usuarios presentan estados de ánimo disfóricos, aunque se mantengan abstinentes, y es posible que ingieran
medicamentos psicoactivos no recetados por los médicos, y retornando al consumo de heroína y/o cocaína.
Asimismo, la frecuencia de recaídas aumenta en usuarios con trastornos de personalidad, especialmente en
los trastornos de personalidad limítrofe, personalidad antisocial y personalidad narcisista. (Graña y García, 1998a)
Sin embargo, la evidencia sugiere que si estos usuarios obtienen una remisión estable en su trastorno
psiquiátrico, su vulnerabilidad a los resultados negativos en el tratamiento de la adicción es menor (Mueser, et al., s/f).
La frecuencia de patología dual en los drogodependientes, obliga entonces a una evaluación diagnóstica
acuciosa del usuario, y a la implementación de tratamientos integrales para esta población; como el plan de
compensación de patología dual (CONACE, 2004a), “orientado a personas dependientes de drogas ilegales, con
patología psiquiátrica grave concomitante, con compromiso biopsicosocial severo, que no pudieron abstenerse del
consumo de drogas ni compensar su trastorno psiquiátrico grave en forma ambulatoria o en régimen residencial” (p. 53).
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 26
En este capítulo analizaremos en detalle el modelo que han desarrollado G. Alan Marlatt y J. Gordon para
explicar el fenómeno de las recaídas y en el cual se fundamenta su Terapia para la Prevención de Recaídas.
Dedicaremos más tiempo al estudio de este enfoque, por ser el más articulado y difundido en el campo del tratamiento
de las drogodependencias.
Originalmente, el modelo de Marlatt y Gordon se desarrolló en base a sus investigaciones en el tratamiento del
alcoholismo, pero tiene amplias aplicaciones en otras drogodependencias.
A diferencia de otros modelos tradicionales (dicotómicos) que suponen un solo resultado del tratamiento
(abstinencia ó recaída), el modelo de Marlatt y Gordon está basado en teorías cognitivo-sociales que dan énfasis a la
recaída como un proceso de transición, es decir, una serie de sucesos que se dan a través del tiempo (Larimer, Palmer y
Marlatt, 1999).
El modelo de Marlatt está basado en el supuesto que los comportamientos adictivos son adquiridos a través de
hábitos aprendidos a través de determinantes biológicos, psicológicos, sociales y sus consecuencias. El comportamiento
adictivo suministra una recompensa inmediata que aumenta el placer y/o diminuye el dolor; es decir, las personas
consumen para sentirse bien (aumentar el placer) o sentirse mejor (auto-medicación para el dolor), aunque ambos
motivos pueden coexistir al mismo tiempo. Las recompensas del consumo sirven para mantener su frecuencia excesiva,
su intensidad y duración, a pesar de las consecuencias negativas posteriores, las cuales pueden ser muy severas y
durar mucho tiempo. (Marlatt, Parks y Witkiewitz, 2002)
Este modelo supone que las causas del hábito adictivo y el proceso de cambio conductual de dicho hábito
están gobernados por principios diferentes. También supone que el cambio del hábito adictivo implica tres etapas
básicas (Tejero, Trujols y Casas, 1993):
• Etapa 1: Establecimiento de un compromiso y motivación para el cambio.
• Etapa 2: Instauración del cambio: consiste en el aprendizaje de una serie de estrategias de autocontrol
que al ser ejecutadas lleven a la abstinencia.
• Etapa 3: Mantenimiento del cambio a largo plazo: además de las estrategias de autocontrol se requiere
la adquisición y mantención de un nuevo estilo de vida para conseguir una abstinencia prolongada.
También se sugiere una “vigilancia cognitiva”, una actitud exploradora tanto de las situaciones de alto
riesgo que aparecen en la vida cotidiana, como de las “decisiones aparentemente irrelevantes” que
conllevan cambios conductuales que, si pasan desapercibidas, pueden llevar a un proceso de recaída.
Por tanto, el usuario está expuesto en la Etapa 3 a una serie de situaciones ambientales y emocionales que se
asocian potencialmente con las recaídas (situaciones de alto riesgo). Marlatt (1993, p. 141) expone este punto del
siguiente modo: “se admite que el individuo experimenta una sensación de control mientras se mantiene abstinente (o se
ajusta a otras reglas que gobiernan la conducta objetivo). La conducta está bajo control en la medida que no se produce
durante este período. Cuanto más largo es el período de abstinencia, mayor es la percepción de autocontrol que tiene el
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 27
individuo. El control percibido continuará hasta que la persona se encuentre en una situación de alto riesgo. Una
situación de alto riesgo se define en términos generales como cualquier situación (incluyendo las reacciones
emocionales a la situación) que representa una amenaza para la sensación de control del individuo y aumenta el riesgo
de recaída.”
En la investigación de Marlatt con bebedores problema, se encontraron las siguientes situaciones de alto
riesgo (Larimer, Palmer y Marlatt, 1999):5
• Situaciones de alto riesgo intrapersonales: Estados emocionales negativos, como la rabia, ansiedad,
depresión, frustración, aburrimiento. Esos estados pueden ser ocasionados primariamente por
percepciones intrapersonales de ciertas situaciones (por ejemplo, sentirse cansado o solitario después
de volver a casa del trabajo, o llegar a una casa solitaria), o por reacciones a sucesos ambientales (por
ejemplo, sentirse molesto por un problema en el trabajo).
• Situaciones de alto riesgo interpersonales: Situaciones que implican a otra persona o a grupos de
personas, particularmente a conflictos interpersonales (por ejemplo, una discusión con un miembro de
la familia) que dan como resultado emociones negativas y que pueden precipitar una recaída. Según
Marlatt, sus investigaciones han mostrado que estas situaciones de riesgo, junto a las intrapersonales,
son el gatillo de más de la mitad de los episodios de recaídas.
• Presión social: persuasión verbal o no verbal, y presión indirecta para el consumo (por ejemplo, estar
con personas que están bebiendo).
• Otro grupo de situaciones de alto riesgo son: Estados emocionales positivos (por ejemplo,
celebraciones), exposición a estímulos o claves asociadas a la sustancia (por ejemplo, avisos
comerciales, pasar frente al bar favorito, o la calle donde se adquiría la sustancia), puesta a prueba del
control personal (por ejemplo, probar la fuerza de voluntad), y cravings no específicos que podrían
precipitar recaídas.
Sin embargo, las situaciones de alto riesgo no son el gatillo inmediato de la recaída, sino que es la respuesta
de la persona a la situación la que determina si ésta experimentará o no un lapso (desliz). Es decir, las respuestas de
afrontamiento (coping) de la persona son críticas en este proceso. Las personas que ejecutan respuestas de
afrontamiento efectivas estarán menos propensas a recaer, comparadas con aquellas que no poseen esas habilidades.
Además, se presume que las personas que afrontan con éxito situaciones de alto riesgo experimentan un sentido
acrecentado de auto-eficacia; a su vez, las personas con baja auto-eficacia se perciben como poco motivadas o con falta
de habilidades para resistir consumir en las situaciones de alto riesgo.
Otro elemento importante, son las expectativas de resultados que posee la persona. La investigación ha
mostrado que las personas que consumen alcohol tienen expectativas elevadas respecto a los efectos de la sustancia y
sólo pueden anticipar las consecuencias positivas del consumo a la vez que ignoran las consecuencias negativas. Esa
expectativa positiva del resultado puede hacer que la persona espere que el alcohol lo ayude a afrontar las emociones
negativas o los conflictos, lo cual lo llevará a consumir.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 28
Un tercer elemento del modelo, es el Efecto de la Violación de Abstinencia (EVA) y que según Marlatt
establece una diferencia crítica entre la violación de la meta de la abstinencia (un desliz inicial, lapso) y el retorno al
consumo incontrolado de la sustancia o al abandono de la meta de la abstinencia. Marlatt (Larimer, Palmer y Marlatt,
1999) indica que aunque se piensa que un lapso aumenta mucho el riesgo de una eventual recaída, la progresión de un
lapso a la recaía no es inevitable.
La reacción del usuario a la EVA puede influenciar si un lapso lleva a una recaída. Esta reacción implica la
respuesta emocional del consumidor al lapso inicial y respecto a las causas que éste atribuye al lapso. Las personas que
atribuyen los lapsos a su propio fracaso personal es probable que experimenten culpa y emociones negativas que, a su
vez, llevan a un aumento del consumo para evitar o escapar de los sentimientos de la culpa o el fracaso. Además, las
personas que atribuyen el lapso a factores estables, globales e internos que están más allá de su control6 es más
probable que abandonen el intento de abstinencia, comparados con aquellas personas que atribuyen el lapso a su falta
de habilidad para afrontar con éxito una situación muy específica. Estas personas se dan cuenta que pueden aprender
de sus errores y pueden, por lo tanto, desarrollar formas más efectivas para afrontar situaciones similares en el futuro.
Marlatt (Larimer, Palmer y Marlatt, 1999) también resalta que pueden encontrarse antecedentes encubiertos
de situaciones de alto riesgo. Estos son factores menos obvios que las situaciones de alto riesgo que pueden
determinar episodios de recaídas. Estos factores incluyen a: factores del estilo de vida, nivel de estrés general y factores
cognitivos que pueden iniciar una recaída (racionalizaciones, negación y deseo de una gratificación inmediata). Esos
factores pueden aumentar la vulnerabilidad de una persona a la recaída, ya sea aumentando su exposición a situaciones
de alto riesgo o disminuyendo la motivación para no consumir en situaciones de alto riesgo.
Los lapsos iniciales pueden ocurrir en situaciones de alto riesgo que son inesperadas y para las cuales el
adicto no está preparado; sin embargo un análisis más detallado permite identificar usa serie de decisiones encubiertas u
opciones, que han sido denominadas decisiones aparentemente irrelevantes, porque no pueden ser reconocidas
abiertamente en su relación con la recaída, pero que lo colocan en riesgo de recaída.
5
Véase el Anexo Nº 2 para encontrar una descripción detallada de la Taxonomía de los factores de riesgo
desarrollada por Marlatt en base a los hallazgos de sus investigaciones.
6
La teoría de los estilos atribucionales puede ser resumida del siguiente modo: Todos los seres humanos
estamos predispuestos a analizar e interpretar los sucesos que nos afectan en la vida. Les atribuimos causas
y les otorgamos significados acerca de nosotros mismos y el futuro. Esto es particularmente relevante en los
aspectos negativos de la vida, probablemente debido a que evolutivamente los eventos negativos amenazan
la existencia (no así los eventos positivos). Al analizar las diferentes explicaciones para los eventos vitales
negativos se destacan tres estilos explicativos:
• Estilo atribucional de personalización: Algunas personas creerán que la dificultad es su culpa
(interno), mientras que otras lo atribuirán a otras personas o a las circunstancias (externo);
• Estilo atribucional de duración: Algunas personas atribuirán la dificultad a una causa permanente
(estable), mientras que otras lo considerarán como algo pasajero (inestable); y
• Estilo atribucional de alcance: Algunas personas creerán que la causa de la dificultad afecta a casi
todas las cosas que hacen o experimentan (global), mientras que otras tienden a centrar los efectos
de la causa en un dominio estrecho de su experiencia (específico).
La aplicación de esta teoría en el estudio de consultantes deprimidos, muestra que en general éstos
presentan los siguientes estilos atribucionales para los eventos negativos de la vida: interno, estable y
global; mientras que los eventos positivos de la vida son significados como: externos, inestables y
específicos.
Seligman, M. (1999) Niños optimistas. Cómo prevenir la depresión en la infancia. Ed. Grijalbo, Barcelona
Shatté, A.; Reivich, K.; Gillhman, J. & Seligman, M. (1999) Learned Optimism in Children. In C. Snyder
(Ed.), Coping. The Psychology of What Works. New York: Oxford University Press, p. 165-181
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 29
Entre los antecedentes encubiertos, Marlatt y Gordon han destacado a los factores del estilo de vida. Estos
factores son los que se encuentran muy relacionados con el riesgo de recaída e implican el grado de equilibrio en la vida
de la persona entre las demandas externas percibidas (por ejemplo, “los debería”) y las actividades internamente
satisfactorias (por ejemplo, “los quiero”). Los autores ejemplifican esto del siguiente modo: una persona cuya vida está
llena de exigencias puede experimentar una sensación constante de estrés, la cual no solamente puede generar estados
emocionales negativos –y por consiguiente crear situaciones de alto riesgo– sino que también aumenta el deseo de la
persona por la obtención de placer y su racionalización que su indulgencia está justificada. En ausencia de otras
actividades placenteras exentas de alcohol, la persona puede ver el beber como el único medio para obtener placer o
escapar del dolor.
Otro antecedente encubierto son la urgencia de consumo y el craving. Marlatt (Larimer, Palmer y Marlatt,
1999) indica que a diferencia de otros modelos que consideran a la urgencia de consumo y al craving como un estado
primariamente fisiológico, su enfoque propone que esos fenómenos son precipitados por estímulos psicológicos o
ambientales. Los craving pueden erosionar el deseo del usuario de mantenerse abstinente y aumentan su deseo de
gratificación inmediata. Este proceso, afirma, puede llevar a la recaída o a un aumento de la vulnerabilidad del usuario
ante las situaciones de alto riesgo.
En la página siguiente se encuentran esquematizados los procesos centrales del modelo cognitivo-conductual
de recaídas de Marlatt y Gordon.
Saunders (1993) ha cuestionado la validez universal que parece desprenderse del modelo de Marlatt respecto
al Efecto de Violación de la Abstinencia (EVA). Puesto que Marlatt ha afirmado que la EVA aparece “cuando el individuo
está personalmente comprometido a mantenerse abstinente durante un período de tiempo concreto o indefinido y en el
curso de este período se produce un fallo” (citado por Saunders, 1993, p. 65), en el entendimiento de Saunders ese
concepto sólo puede explicar las recaídas en los programas cuya meta es la abstinencia total, y no podría ser usado en
los programas para el control del consumo de alcohol o los de metadona en el tratamiento de adictos a opiáceos.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 30
Prevención de recaída
Manejo de recaída
Situación de alto
riesgo
Efecto de
Autoeficacia violación de la
disminuida y abstinencia
expectativas (EVA) y efectos
Respuesta de positivas de los Lapso (uso positivos Aumento
afrontamiento no efectos de la inicial de la percibidos de la de la probabilidad
efectiva sustancia sustancia) sustancia de recaída
Figura 1: Modelo Conductual Cognitivo de Proceso de Recaídas de Marlatt y Gordon (Precipitantes inmediatos) (Tomada de Larimer, Palmer y Marlatt
[1999] y, Marlatt, Parks y Witkiewitz [2002])
Urgencia de
consumo y cravings
mediados por las
expectativas de los
efectos inmediatos
de la sustancia
Deseo para la
indulgencia o la
Desequilibrio en el Situaciones de alto
gratificación
estilo de vida riesgo
inmediata
Racionalización,
negación y decisiones
aparentemente
irrelevantes
Asimismo, Saunders reflexiona que si se aplica el mecanismo explicativo a través del cual funciona el EVA,
sólo los individuos muy comprometidos con la abstinencia experimentarían una recaída grave, mientras que los menos
decididos a la abstinencia no se verían afectados en una forma tan intensa y, en consecuencia, no recaerían tan
gravemente; lo cual, a su juicio, es ilógico. Desde el punto de vista de Saunders, el modelo de Marlatt no estaría
tomando en consideración otras variables que tienen relevancia en los procesos de recaída de los consumidores: el
enfoque de Marlat estaría enfocado fundamentalmente sobre variables psicológicas, prestando menos atención a los
procesos biológicos y al entorno psicosocial en el cual se encuentra inmerso el usuario.
Larimer, Palmer y Marlatt (1999) –en su revisión del Programa de Prevención de Recaídas de Marlatt y
Gordon– indican que se han realizado diversas investigaciones para evaluar la confiabilidad y la validez predictiva del
modelo. En una de esas investigaciones se evaluó la confiabilidad de las categorías de las situaciones de alto riesgo y su
capacidad para predecir futuros episodios de recaídas. Los resultados fueron los siguientes:
• La taxonomía original del modelo tenía una confiabilidad interna moderada, y la confiabilidad en las
categorías más generales era mayor (afecto negativo y presión social)
• La validez predictiva del modelo también fue modesta; pero en esa investigación –afirma Marlatt– no se
averiguó si el retorno al consumo después de un período de breve abstinencia correspondía a sujetos
realmente decididos en dejar de beber o no. Este hecho, a juicio de Marlatt, hace que esa investigación
no sea una puesta a prueba adecuada del modelo.
• Sin embargo, en ese estudio, la mayoría de los episodios de recaída después del tratamiento ocurrieron
durante situaciones que implicaban estados emocionales negativos (un factor de riesgo clave en el
modelo de Marlatt).
De acuerdo a un estudio realizado en 1996 (Larimer, Palmer y Marlatt, 1999), puede afirmarse que los usuarios
que tenían una mayor creencia en el modelo del alcoholismo como enfermedad y un mayor compromiso con la
abstinencia absoluta (y que por lo tanto experimentaban sentimientos de culpa acerca de la recaída), fueron los que
experimentaron con mayor probabilidad una recaída.
Este hallazgo de la investigación estaría dando apoyo a la crítica de Saunders (1993) descrita más arriba; lo
cual hace necesaria una revisión de los elementos esenciales del modelo de Marlatt. Al respecto, Marlatt, Parks y
Witkiewitz, (2002) indican que actualmente están trabajando en una nueva publicación en donde se actualizarán los
fundamentos teóricos y prácticos del modelo de Marlatt y Gordon, e indican que en lo medular los principios básicos del
modelo continúan siendo los mismos.
No cabe duda, entonces, que el problema complejo de la recaída requiere del desarrollo de distintas teorías,
cuya articulación pueda posibilitar una mayor comprensión del fenómeno y el desarrollo de acercamientos integrativos
para su prevención y manejo.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 32
Como hemos visto más arriba, existen diversos entendimientos de la recaída, dependiendo que los autores
otorguen más o menos relevancia a los factores biológicos o psicosociales implicados en el fenómeno. Puede
comprenderse entonces que los distintos modelos desarrollados coloquen énfasis en aquellos aspectos que se derivan
del marco teórico del cual provienen.
Dado que la adicción sigue un curso fluctuante e idiosincrásico (Graña y García, 1998a), cuando se considera
el promedio estadístico de los usuarios pareciera que el tratamiento fuera ser menos eficaz de lo que parece.
Por otro lado, los distintos modelos pretenden metas diferentes: mientras que algunos enfoques persiguen la
abstinencia total, otros optan por la reducción del daño. Esto trae dificultades a la hora de evaluar y comparar la eficacia
de dichos programas.
Asimismo, puesto que la dependencia a sustancias es un complejo biopsicosocial, es probable que en el
tratamiento de los usuarios sea aconsejable la integración de varios modelos de tratamiento para la prevención de las
recaídas. Dicho de otro modo: es probable que si los terapeutas conocen más de un modelo de tratamiento, podrán
diseñar un tratamiento individualizado recogiendo aquellos aspectos de los modelos que más se acomoden al usuario en
particular.
El modelo desarrollado por Gorsky (2000) está diseñado para prevenir el retorno al consumo inicial de alcohol y
otras drogas después de un tratamiento inicial.
Los fundamentos teóricos de este modelo fueron desarrollados por Gorsky a principios de los años 1970, e
integra los principios fundamentales de Alcohólicos Anónimos junto con la consejería profesional para acoger las
necesidades de los consultantes propensos a recaer.
Gorsky indica que el CMRPT fue descrito como la tercera vía7 en el tratamiento de drogodependencias, y que
integra el conocimiento de la adicción química en un modelo biopsicosocial, y de los principios de los 12 pasos de
Alcohólicos Anónimos con principios cognitivo-conductuales y de la terapia social para promover la recuperación primaria
y la prevención de recaídas de los usuarios.
Congruente con el supuesto que las sustancias psicoactivas ocasionan trastornos perdurables en la bioquímica
cerebral que desorganizan la personalidad, con la consiguiente alteración del pensamiento, los sentimientos y los actos
normales, que a su vez llevan a disfunciones familiares y laborales, la meta del programa es la abstinencia total, más un
cambio en la personalidad y en el estilo de vida de los usuarios.
7
La primera vía es Alcohólicos Anónimos; la segunda, la integración del modelo de Alcohólicos Anónimos con
el tratamiento profesional, conocida como el Modelo Minessota. (Gosky, 2000, p. 23)
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 33
Se considera que el síndrome de recaída es una parte integral del proceso adictnvo. Gorsky retrata a la adicción
como una navaja de doble filo: síntomas que se manifiestan en los episodios actnvos de consumo, y síntomas que
emergen durante los períodos de abstinencia. Los íntomas que aparecen en los períodos demas queas q íntai0.001 Tas
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 34
Desde el punto de vista teórico y técnico, Gorsky indica que su modelo ha recibido mucha influencia del
programa para prevención de recaídas de Marlatt y Gordon. Se diferencia del enfoque de Marlatt en que el CMRPT tiene
como meta la abstinencia total y es muy compatible con el programa de los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos.
Desde el punto de vista técnico, este programa tiene coincidencias con la Terapia Racional Emotiva de A.
Beck, y se diferencia de ella en que la terapia cognitivo-conductual se aplica directamente al problema de la adicción,
enseñando a los usuarios a cómo mantenerse abstinentes del alcohol u otras drogas. El CMRPT da énfasis a los
principios de la terapia afectiva, al centrarse en la identificación, etiquetamiento apropiado, comunicación y resolución de
sentimientos y emociones. Asimismo, se usa mucho la técnica de la imaginería guiada y el ensayo mental para la
integración cognitiva y emocional.
El modelo de tratamiento está dirigido hacia metas claras (determinadas en cada fase del mismo), y no
comparte la creencia que el desafío por si mismo de las ideas irracionales y que la catarsis emocional darán como
resultado un cambio cognitivo y conductual espontáneos. Asimismo, como técnica, se desaconseja el uso de la
confrontación agresiva.
El programa contiene sesiones individuales, sesiones grupales para la solución de problemas y sesiones
grupales bajo un formato preestablecido (con fines educacionales).
La terapia está dirigida primariamente hacia la identificación y el manejo de las señales de peligro de recaídas.
Se han desarrollado ejercicios estructurados, cuyo objetivo es guiar a los usuarios en la confección de señales de aviso
de recaídas y estrategias para el manejo de esas señales.
Cuando el usuario rompe algunos de los pasos del programa estructurado de recuperación, se considera como
una señal de aviso crítico de recaída, y se interviene apenas esas dificultades se hacen patentes. Se considera a la
patología dual como una señal de aviso de recaída, y se los trata específicamente en programas específicos junto a
otros usuarios que presentan una patología similar, o se los deriva a otro programa coordinado con el programa.
La familia también es incorporada al tratamiento; mientras el usuario asiste a sesiones individuales y de grupo
para tratar su adicción, los miembros de la familia (especialmente la esposa o la pareja) son invitados a participar en
terapia individual o grupal. Se trabaja con los miembros de la familia en entrenamiento en comunicación y solución de
problemas. Se da énfasis a la comunicación abierta respecto a las metas de la recuperación, a la identificación de las
señales de peligro y habilidades para el manejo de las mismas.
El modelo puede aplicarse en planes de tratamiento residencial o tratamiento ambulatorio intensivo; y es
compatible con grupos de auto-ayuda como Alcohólicos Anónimos.
Gorsky y Kelley (1996) han descrito una serie de principios de tratamiento (que se exponen más abajo) y han
propuesto estrategias relacionadas con cada principio para el manejo de recaídas:
Principio 2: Integración
“El riesgo de la recaída disminuirá en la medida de la comprensión y la aceptación de situaciones y sucesos
que han llevado a al aumento de recaída en el pasado.”
Se sugiere como estrategia una reconstrucción detallada de los problemas presentes que llevaron al usuario al
tratamiento, y la historia del uso de alcohol y drogas. La exploración de esa historia permite identificar los problemas
críticos que pueden provocar recaídas. Puede reconstruirse la historia de las recaídas confeccionando una lista de todos
los episodios de recaída e identificado los problemas que llevaron a recaídas.
Principio 3: Entendimiento
“El riesgo de la recaída disminuirá en la medida que aumente el entendimiento de los factores generales que
ocasionan recaídas.”
Se sugiere educar a los usuarios en los siguientes tópicos: modelo biopsicosocial de la enfermedad adictiva,
factores implicados en la recaída, identificación de señales de advertencia, estrategias de manejo de las señales de
advertencia de recaídas, planificación de un plan de recuperación efectiva.
Gorsky y Kelley (1996) advierten que los problemas asociados con la memoria asociados al síndrome de
abstinencia post-agudo pueden interferir con la comprensión y la retención de la información recibida.
Principio 6: Cambio
“El riesgo de recaída disminuirá en la medida que aumente la relación entre la recaída y las señales de aviso y
las recomendaciones del programa de recuperación.”
El plan de recuperación implica el desarrollo de un programa de actividades de recuperación que ayudará a los
usuarios a reconocer y manejar las señales de aviso en la medida que desarrollan la abstinencia. Esto se realiza
revisando cada señal de aviso y adecuando el programa de recuperación para considerar cada señal, es decir, cada
señal de precaución necesita ser vinculada a actividades específicas de recuperación.
Principio 7: Percatarse
“El riesgo de recaída disminuirá en la medida que aumente el uso del inventario diario de técnicas diseñadas
para identificar señales de aviso de recaídas.”
Se sugiere enseñar el uso de inventarios a los usuarios propensos a recaer. Los inventarios monitorean el
cumplimiento del programa de recuperación y verifican la emergencia de señales de aviso de recaídas. Se sugiere usar
una ficha para el día y otra para el atardecer, en esta última se revisará los progresos y problemas que ocurrieron
durante el día.
Se le indica al usuario que al levantarse por la mañana identifique tres metas primarias para lograr ese día, que
cree una lista de cosas para hacer que lo lleven a las metas, y programar el tiempo que usará. Al atardecer, el usuario
revisará el inventario de las actividades, y se sugiere revisar también la lista de señales de precaución y el plan de
recuperación, para determinar si al llevar a cabo las actividades programadas para el día el usuario experimentó señales
de precaución de recaída.
Los autores sugieren, además, que cuando sea posible, esta actividad debiera ser revisada por personas que
conozcan al usuario y que lo puedan ayudar a indagar acerca de la emergencia de pautas de problemas que podrían
llevarlo a recaer.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 37
Principio 9: Mantención
“El riesgo de recaída disminuye si el plan de prevención es actualizado con regularidad durante los primeros 3
años de abstinencia.”
Gorsky y Kelley (1996) indican que el plan de prevención de recaídas debe ser actualizado mensualmente en
los 3 primeros meses y periódicamente en los meses restantes de ese año; proponen que en el segundo y tercer año el
plan sea revisado 2 veces en el año; y cuando el usuario haya permanecido abstinente durante 3 años, el plan de
prevención debe ser actualizado una vez al año.
La razón para este plan de mantención es que es poco probable que el plan de prevención de recaídas
confeccionado al principio del tratamiento pueda predecir con éxito todas las variables que pueden provocar recaídas
con las cuales se encontrará el usuario en el futuro.
Los autores sugieren los siguientes tópicos para la revisión del plan de prevención:
• Revisión de la evaluación original: listado de señales de aviso, estrategias de manejo y plan de
recuperación.
• Actualización de la evaluación añadiendo los documentos que son significativos del progreso o de
problemas, desde la actualización previa.
• Revisión del listado de señales de recaída para incorporar señales nuevas que pueden haberse
desarrollado desde la actualización previa.
• Desarrollo de estrategia de manejo de las señales de aviso recientemente identificadas.
• Revisión del programa de recuperación para agregar actividades de recuperación relacionadas con
las nuevas señales de aviso y eliminar las actividades que ya no son necesarias.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 38
Saunders (1993) ha desarrollado un modelo basado en el principio que el alejamiento de la conducta adictiva
incluye un proceso de toma de la decisión inicial de cambiar, que se traduce en el despliegue de estrategias en relación
con ese compromiso. Supone, también, que el mantenimiento de ese cambio está influido por los factores de la calidad
de vida, especialmente la calidad del estilo de vida del usuario tras el cambio.
Ese autor ha esquematizado el modelo del siguiente modo:
Atributos pronósticos Toma de decisiones Habilidades para formular Evitación y estrategias de Plasticidad en el estilo de
objetivos a corto plazo afrontamiento vida
Propósitos firmes de cambio Valoración de las Apoyo familiar Cambio de estilo de vida
situaciones de alto riesgo
Planificación Refuerzo por el cambio Aumento de las relaciones
Confianza adecuada Alternativas conductuales
RECAIDA
Figura 3: Esquema del modelo de tratamiento propuesto por Saunders (Tomado de Saunders, 1993, p. 72)
Saunders (1993) ejemplifica la aplicación del modelo a través de la intervención con bebedores problema, en el
cual se usaron técnicas cognitivo-conductuales. En ese programa, los primeros pasos comenzaron con una intervención
motivacional, con el objetivo de desarrollar un propósito bien estructurado para cambiar (se usó la matriz de decisiones
de Marlatt y Gordon: pros v/s contras, a corto y largo plazo, de cambiar la conducta adictiva frente a continuar
consumiendo).
Luego se desarrollaron las capacidades de solución de problemas mediante instrucciones verbales y escritas,
modelaje y ensayo conductual. Posteriormente, esta técnica se aplicó a la identificación de situaciones de alto riesgo
para cada usuario, comenzando con las menos amenazadoras y progresando hacia escenarios más arriesgados,
asegurándose el desarrollo gradual de la auto-eficacia. Las soluciones generadas por los usuarios se ensayaron
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 40
conjunto. Una vez que la persona abandona el consumo y está preparada para funcionar en la vida cotidiana, es
necesario que sea acogida por la sociedad, con oportunidades reales y sin estigmas, para que el cambio logrado se
mantenga y perpetúe en el tiempo.” (p. 11)
Como lo dijimos más arriba, el modelo de prevención de recaídas de Marlatt es un modelo cognitivo-
conductual, y algunos de sus elementos son usados en otros modelos de prevención de recaídas.
En esta sección revisaremos los componentes de la RTP y describiremos algunas de sus técnicas.
8
Los fines que persigue esta estrategia son muy similares a los buscados en el Enfoque de Externalización
de la Terapia Narrativa de Epston y White. Para un análisis en profundidad de los efectos pragmáticos del
uso de un enfoque de este tipo sobre el consultante, se sugiere la lectura de los Capítulos 1 y 2 de Medios
Narrativos Para Fines Terapéuticos, de Michael White y David Epston, Ed. Paidós, Barcelona, 1993
9
Puesto que un desliz ya no es una indicación de una “personalidad adictiva”, y es probable que no lleve en
forma obligatoria a una recaída, el usuario no tiene nada que ocultar a su co-terapeuta; por el contrario,
podrán encontrar juntos los medios de afrontamiento para “derrotar” al problema (adicción) que le arruina la
vida.
10
Para un análisis en profundidad de este tópico, se sugiere la lectura de los siguientes artículos:
Seligman, M. (1995) The Effectiveness of Psychotherapy. The Consumer Reports Study. American
Psychologist, December, Vol. 50, No. 12, 965–974, http://www.apa.org/journals/seligman.html
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 40
conjunto. Una vez que la persona abandona el consumo y está preparada para funcionar en la vida cotidiana, es
necesario que sea acogida por la sociedad, con oportunidades reales y sin estigmas, para que el cambio logrado se
mantenga y perpetúe en el tiempo.” (p. 11)
Como lo dijimos más arriba, el modelo de prevención de recaídas de Marlatt es un modelo cognitivo-
conductual, y algunos de sus elementos son usados en otros modelos de prevención de recaídas.
En esta sección revisaremos los componentes de la RTP y describiremos algunas de sus técnicas.
8
Los fines que persigue esta estrategia son muy similares a los buscados en el Enfoque de Externalización
de la Terapia Narrativa de Epston y White. Para un análisis en profundidad de los efectos pragmáticos del
uso de un enfoque de este tipo sobre el consultante, se sugiere la lectura de los Capítulos 1 y 2 de Medios
Narrativos Para Fines Terapéuticos, de Michael White y David Epston, Ed. Paidós, Barcelona, 1993
9
Puesto que un desliz ya no es una indicación de una “personalidad adictiva”, y es probable que no lleve en
forma obligatoria a una recaída, el usuario no tiene nada que ocultar a su co-terapeuta; por el contrario,
podrán encontrar juntos los medios de afrontamiento para “derrotar” al problema (adicción) que le arruina la
vida.
10
Para un análisis en profundidad de este tópico, se sugiere la lectura de los siguientes artículos:
Seligman, M. (1995) The Effectiveness of Psychotherapy. The Consumer Reports Study. American
Psychologist, December, Vol. 50, No. 12, 965–974, http://www.apa.org/journals/seligman.html
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 41
Marlatt propone el desarrollo de un programa individualizado de técnicas, adaptadas a los usuarios o grupos de usuarios
en particular; escogidas de acuerdo a la evaluación inicial del usuario.
La adherencia al RTP se logra a través del fomento de la alianza terapéutica11, y la consecución de metas
pequeñas progresivas que posibiliten el logro de las mismas. Los autores indican que se fomenta la auto-eficacia a
través de un proceso gradual, en donde cada fase nueva del mismo es considerada como un paso en una progresión de
pasos.12
Ogles, B.; Anderson, T. and Lunnen, K. (1999) The Contribution of Models and Techniques to Therapeutic
Efficacy: Contradictions Between Professional Trends and Clinical Research. In M. Hubble, B. Duncan, and S.
Miller (Eds), The Heart & Soul of Change. Washington, DC: APA, p. 201-225
11
Véase Diagnóstico, motivación y alianza terapéutica. Curso taller para ejecutores de programas de
tratamiento, Area Capacitación y Proyectos/Area Salud y Tratamiento, CONACE, 2004
12
Existe un refrán muy apropiado para este principio: “Uva a uva el zorzal se come la viña”.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 42
Estrategias de intervención
Larimer, Palmer y Marlatt (1999) indican que el modelo incluye una variedad de técnicas cognitivo-
conductuales diseñadas para ser usadas en cada paso del proceso de recaídas. Están diseñadas para enseñar al
usuario a anticipar y afrontar la posibilidad de recaída.
Esas estrategias se dan dividido en Específicas y Globales, y se clasifican en cinco categorías.
identificar las situaciones de alto riesgo y otros factores de riesgo que aumentan la probabilidad de la
recaída.
¾ Técnicas para promover Insight/Percatarse (Awareness): estas técnicas están diseñadas para
suministrar al usuario creencias alternativas respecto a la naturaleza del proceso de cambio de
hábito; y para ayudarlo a través del auto-monitoreo en la identificación de sus pautas de emoción,
pensamiento y comportamientos relacionados con el proceso de cambio de hábitos.
¾ Entrenamiento en habilidades de afrontamiento: estas estrategias incluyen el aprendizaje de
respuestas cognitivas y conductuales para afrontar situaciones de alto riesgo.
¾ Estrategias cognitivas: usadas para introducir la imaginería de afrontamiento y la reestructuración
cognitiva para tratar con las urgencias y los craving, para identificar las decisiones aparentemente
irrelevantes y las primeras señales de aviso, y para reencuadrar las reacciones al lapso inicial
(reestructuración del EVA).
¾ Modificación del estilo de vida: estrategias diseñadas para fortalecer la capacidad de afrontamiento
del usuario para reducir la frecuencia y la intensidad de las urgencias y los craving que generalmente
son el producto del estrés y la ansiedad ocasionada por un estilo de vida desequilibrado.
Figura 4: Estrategias de Intervención Especificas y Globales (Tomada de Marlatt, Parks y Witkiewitz, 2002, p. 24)
Desequilibrio en el Deseo para la Urgencias y Racionali- Situaciones de Respuestas de Disminución de la Uso inicial de Violación del
estilo de vida indulgencia craving zaciones, alto riesgo afrontamien-to auto-eficacia y alcohol o drogas Efecto de
negacio-nes y ineficaces expectativas de (LAPSO) Abstinen-cia y
decisiones resultados efectos
aparente- positivos percibidos
mente
irrelevan-
tes
Estrate-gias
Manejo del de evitación
deseo (“desliza- Entrena-miento
miento” por el en habilidades de
deseo) Eliminación de mitos y
afronta-miento
efectos placebo
(entrena-miento Reestructuración
(educación acerca de
Aumento del en relajación, cognitiva
Análisis y los efectos inmediatos
Estrategia percatarse de manejo del (descripción del
descripción de v/s posteriores del uso
Global señales de peligro estrés) y ensayo lapso o una
fantasías de de alcohol, uso de una
de recaídas de recaídas recaída como un
recaídas matriz de decisiones)
(decisiones error, no como un
aparentemente fracaso)
Estrategia
irrelevantes,
Específica
expectativas de
resultado)
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 45
Es imprescindible evaluar el estadio del cambio en el cual se encuentra el usuario, porque las estrategias de
prevención y manejo de recaídas implican acciones para mantener la abstinencia a través del tiempo.
Marlatt y sus colaboradores (2002) sugieren usar cuestionarios para evaluar la motivación para el cambio; por
ejemplo, la Escala de Evaluación de la Universidad de Rhod Island, de E. McConnaughy, J. Prochaska y W. Velicer
(véase Diagnóstico, motivación y alianza terapéutica. Curso taller para ejecutores de programas de tratamiento, Area
Capacitación y Proyectos/Area Salud y Tratamiento, CONACE, 2004).
Otro método que puede ser útil para evaluar esa motivación es indagar a través de la conversación acerca de
los procesos de cambio que ha venido colocando en práctica el usuario.
Volver a consumir Placer automático; reducción del Sentirse débil por entregarse a la Conservar a los compinches; Posible pérdida de la familia y el
estrés y la ansiedad; no sentir bebida; riesgo de accidentes y habilidad para beber mientras se trabajo; deterioro de la salud y
dolor ni apesadumbrarse con los vergüenza; rabia de la esposa y la miran los partidos de fútbol; no muerte prematura; pérdida de los
problemas; disfrutar de los familia; llegar tarde o perder el tener que tratar con la esposa y la amigos que no beben o que beben
deportes y beber con los trabajo; malgastar el dinero. familia al estar fuera de la casa poco; ridiculizado por otros y baja
compinches. bebiendo. autoestima.
El propósito de esta técnica es identificar las situaciones de alto riesgo y obtener una línea base de la
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 47
2) Control de estímulos: Esta técnica es útil en las primeras fases de la mantención del cambio de
hábito, antes que se haya desarrollado auto-eficacia y habilidades para manejar las situaciones de
alto riesgo. Las claves situacionales y fisiológicas que se han asociado previamente con beber o
ingerir drogas son usadas para crear craving, deseo y tentaciones para retomar la pauta anterior de
comportamiento. La primera opción es la evitación de esas situaciones de alto riesgo que se han
evaluado previamente como los mayores problemas potenciales. Hay muchas situaciones y estados
internos que pueden ser evitados con algo de anticipación y vigilancia. Cuando la evitación no es
posible o cuando la situación de alto riesgo parece ocurrir en forma inesperada, la mejor opción es
el escape. Puede ser necesaria alguna preparación para habilitar al usuario con planes para las
situaciones de alto riesgo más probables. Si no se puede escapar de la situación, puede usarse el
retraso de la acción para interrumpir una secuencia de pensamientos automáticos y desadaptativos.
Esta técnica puede aplicarse a través de imaginería, como en el procedimiento de la sensibilización
encubierta de Cautela (descrita en el capítulo 3).
3) Entrenamiento en habilidades de afrontamiento: Una vez que se han identificado las situaciones de
alto riesgo, se enseña al usuario a responder a esas claves situacionales como si fuera un estímulo
discriminativo (señales en la ruta) para el cambio de comportamiento. La evaluación de las
situaciones de alto riesgo y el entrenamiento en las habilidades de afrontamiento pueden ser
usadas para indicar áreas que requieren entrenamiento especial o atención durante el
entrenamiento en habilidades de afrontamiento. En algunos casos, la habilidad de afrontamiento
puede consistir en la evitación, mientras que en la mayoría de los casos las situaciones de alto
riesgo o los estados psicológicos no pueden ser evitados, y el usuario debe apoyarse en
habilidades de afrontamiento o estrategias alternativas para pasar por la situación sin recaer. Si las
respuestas de afrontamiento del usuario están bloqueadas por el miedo o la ansiedad, el terapeuta
necesitará desinhibir el comportamiento por medio del uso de un procedimiento de reducción de la
ansiedad, como la desensibilización sistemática o el entrenamiento en relajación. En el caso de
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 50
14
Véase también Graña y García, 1998a, p. 258-259
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 49
6) Manejo del estrés: Existen una serie de procedimientos que pueden implementarse con los usuarios
para el manejo del estrés, como las técnicas de relajación y la meditación.
Aumento de la auto-eficacia
La motivación y la auto-eficacia del usuario son factores importantes en el éxito de la RPT: para llevar a cabo
comportamientos de afrontamiento en situaciones de alto riesgo se necesita estar motivado para desempeñar esas
conductas y sentirse capaz de poder hacerlo.
Marlatt et al. (2002) afirman que mientras el usuario no esté expuesto a una situación de alto riesgo, el deseo y
las tentaciones serán mínimos; y cuando ocurra una situación de alto riesgo, existirá un conflicto entre el deseo de
mantener el control y la tentación opuesta a entregarse al impulso. En lo que aquí respecta, la auto-eficacia es la
habilidad percibida por el usuario para llevar a cabo una respuesta de afrontamiento para tratar con la situación de alto
riesgo (es decir, no es la capacidad de ejercer fuerza de voluntad ni la de resistirse a la tentación); y la probabilidad de
una recaída en esas situaciones disminuye en la medida que el elevado nivel de auto-eficacia es mayor. Cuando el
afrontamiento es exitoso, el nivel de auto-eficacia aumenta y hace más probable ese afrontamiento en situaciones
similares.
Además de las estrategias in vivo para el desarrollo de la auto-eficacia (tanto en terapia individual como de
grupo), también pueden usarse técnicas basadas en la imaginería:
Imaginería para aumentar la eficacia: Esta es una técnica de imaginería guiada en la cual se le sugiere al
usuario imaginar estar afrontando en forma exitosa una situación de alto riesgo y permanecer abstinentes.
Al igual que en las otras técnicas de imaginería propuestas más arriba, la terapeuta estará atenta a las
señales corporales del usuario para verificar su estado emocional, y se conversará acerca de lo que está
sintiendo y pensando el usuario durante el ejercicio, lo cual posibilitará poner en práctica estrategias de
reestructuración cognitiva.
Afrontamiento de lapsos
1) ¿Qué hacer cuando ha ocurrido un lapso?: Marlatt et al. (2002) indican que un lapso no debiera ser
visto ni como un suceso benigno ni como un suceso catastrófico que dará lugar a una recaída.
Durante el episodio del lapso, el período más peligroso es el que sigue inmediatamente al suceso.
Anticipando esas ocasiones, el terapeuta puede indicar al usuario que redacte una carta que le sirva
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 50
14
Véase también Graña y García, 1998a, p. 258-259
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 51
15
Esto significa reconstruir la secuencia del acontecimiento, revisando la situación de alto riesgo y los
comportamientos, pensamientos y sentimientos experimentados por el usuario.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 52
Marlatt (Marlatt, Parks y Witkiewitz, 2002) define al equilibrio del estilo de vida como el grado de equilibrio que
existe en la vida cotidiana en la variedad de actividades que desempeña una persona y en los efectos que esas
actividades tienen en el nivel de salud y bienestar.
El equilibrio en el estilo de vida tiene relación con el monto de estrés en la vida cotidiana de la persona,
comparado con las actividades reductoras de estrés, como el apoyo social, el ejercicio, la meditación y otras actividades
amortiguadoras de estrés. También está relacionado con la dieta, las relaciones sociales y la espiritualidad.
“En el sentido más global, el equilibrio del estilo de vida está basado en la moderación” (Marlatt, Parks y
Witkiewitz, 2002, p. 38)
El modelo teórico de Marlatt predice que a mayor desequilibrio en el estilo de vida del individuo, en el cual hay
más factores negativos que positivos, habrá mayor deseo de complacerse.
Analizando cómo muchos adultos abusan del alcohol o las drogas, Marlatt reflexiona que un individuo cuya
vida diaria esté fuertemente marcada por todo tipo de exigencias, es probable que al final del día quiera equilibrar las
cosas y dé un cauce excesivo a los “quiero”, incluyendo el uso de alcohol y otras sustancias.
Debido a que el desequilibrio en el estilo de vida puede llevar al usuario a exponerse a situaciones de alto
riesgo, Marlatt sugiere que los primeros pasos en la aplicación de las intervenciones globales de la RPT es evaluar la
calidad de la vida del usuario, indagando acerca de las fuentes de desequilibrio en el estilo de vida, información que se
obtiene al indagar acerca de las situaciones de alto riesgo.
1) Afrontamiento del deseo de complacerse: Se sugieren estrategias que podrían ser placeres
sustitutos no dañinos ni adictivos, pero que a través de la práctica repetida podrían convertirse en
adaptativos y suministrar el mismo placer y disfrute que los comportamientos adictivos, pero sin los
costos a largo plazo.
Glasser (citado en Marlatt, Parks y Witkiewitz, 2002) ha descrito como “adicciones negativas” a las
adicciones (drogas u alcohol) que inicialmente producen bienestar, pero que producen daño a largo
plazo; y “adicciones positivas” a actividades que en el corto plazo producen incomodidad e incluso
dolor, pero que llevan a beneficios a largo plazo en la salud física y el bienestar psicológico (como
trotar, escalar, meditar, etc.).
Marlatt indica que las adicciones positivas facilitan que el usuario obtenga maestría en ellas y las
busque como fuente de placer y olvide los efectos de las adicciones negativas. Asimismo, a
menudo esas adicciones positivas tienen asociadas el desarrollo de nuevas habilidades y relaciones
sociales que pueden aumentar la auto-eficacia del usuario y ayudar a crear redes sociales que
modelan y apoyan un estilo de vida más equilibrado.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 53
2) Afrontamiento del deseo de consumo y los craving: El deseo de complacerse no inicia por si solo
una recaída, sino que ésta también es iniciada por un proceso afectivo y cognitivo que enmascara
las verdaderas intenciones de la persona y la acerca a situaciones de alto riesgo. Desde el ámbito
de los afectos, el deseo de complacerse puede ser experimentado como una urgencia de consumo
y craving por la sustancia; estos estados son experimentados por la mayoría de las personas como
estados somáticos, emociones fuertes e impulsos no verbales.
Marlatt describe una serie de técnicas para afrontar los craving y el deseo de consumo (para una
descripción de las técnicas, véase el apartado “Técnicas para el manejo y extinción del craving”, en
el capítulo 3 de este volumen).
Irving, Bowers, Duna y Wang publicaron en 1999 un estudio de meta-análisis acerca de la eficacia de las
técnicas de la RPT en el mejoramiento del abuso de sustancias y los resultados psicosociales. Se analizaron 26 estudios
que representaron una muestra de 9.504 sujetos, en tratamientos de uso de alcohol, tabaco, poli-adicción y cocaína. Se
demostró que la RPT era una intervención exitosa para reducir el abuso de sustancias y mejorar la adaptación
psicosocial. La RTP fue más efectiva en el tratamiento del alcohol y el poli-abuso que en el tratamiento del consumo de
cocaína17 y el tabaquismo. También fue igualmente efectiva en diferentes modalidades de tratamiento (individual, de
grupo y tratamiento de pareja), aunque todos los métodos fueron más efectivos en el tratamiento del uso de alcohol.
La investigación de Irving y cols. indica, también, que la combinación de la RTP con medicamentos (por
ejemplo, disulfirano o naltrexona) mejora los resultados al ser comparada con la aplicación de la RTP o los
medicamentos solos.
16
Para una lectura complementaria a las ideas de Marlatt, se sugiere la lectura de W. Miller y S. Rollnick
(1999), La entrevista motivacional. Preparar para el cambio de conductas adictivas. Ed. Paidós, Barcelona
17
Marlatt et al. (2002) indican que esos resultados deben ser interpretados con cautela, debido al pequeño
número de estudios que evaluaron el consumo de cocaína.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 55
ANEXO 1:
CUESTIONARIO DE SEGURIDAD DE SITUACIONES EN
RIESGO DE CONSUMIR
(Adaptado de Tejero y Trujols, 1998, p. 36-40, 43)
A continuación encontrarás una serie de situaciones o acontecimientos en los que algunas personas acostumbran a consumir drogas.
Imagínate que ahora te encuentras en cada una de esas situaciones. Indica a partir de la escala que encontrarás a continuación el grado
de seguridad que tú tienes de poder resistirte al deseo de consumir droga en esas situaciones, y por tanto enfrentarte a ella sin tomarla.
Encierra en un círculo el “100” si ahora mismo tienes un 100% de seguridad de que podrías resistirte al deseo de tomar droga en esa
situación. Encierra en un circulo el “80” si tienes el 80% de seguridad, o el “60” si tienes el 60% de seguridad de poder no tomar droga en esa situación.
Si estás más inseguro que seguro, encierra en un círculo el “40” para indicar que sólo tienes el 40% de seguridad de poder resistirte al deseo de tomar
droga. Encierra en un círculo el “20” si tienes un 20% de seguridad, o encierra en un círculo el “0” si no estás seguro de poder resistirte a ese deseo de
tomar droga.
CLAVE DE CORRECCION
CUESTIONARIO DE SEGURIDAD DE SITUACIONES EN RIESGO DE CONSUMIR
Emociones desagradables:
Ítems 1, 4, 11, 14, 21, 24, 31, 34, 41, 44
Malestar físico:
Ítems 2, 12, 22, 32, 42
Emociones agradables:
Ítems 3, 13, 23, 33, 43
Comprobando el control:
Ítems 5, 15, 25, 35, 45
El sistema de categorías de situaciones de alto riesgo para la recaída tiene su origen en la investigación sistemática en adictos al alcohol
que se sometieron a terapia aversiva. Se entrevistó al 74% de los pacientes (en una muestra de 65 sujetos) que habían tenido al menos un consumo
de alcohol durante los tres meses siguientes a la terapia aversiva, a quienes se les hicieron las siguientes preguntas:
1) Me gustaría que describiera brevemente los rasgos importantes de la situación que lo llevó a su primer trago. Complete esta frase en
sus propias palabras: “Cuando tomé mi primer trago, la situación era la siguiente…”
2) ¿Cuáles diría usted que fueron las razones principales para tomar su primer trago?
3) Describa sus pensamientos internos o sentimientos (cosas dentro de usted como persona) que provocaron su necesidad o el deseo
de tomar su primer trago.
4) Describa las circunstancias particulares o conjunto de sucesos, las cosas que le sucedieron a usted en el mundo exterior que
provocaron su necesidad o deseo de tomar un primer trago.
Las respuestas a esas preguntas abiertas que probaron ser determinantes para el lapso inicial fueron clasificadas y asignadas a una
tipología de ocho categorías basadas en el método de análisis de contenido. La confiabilidad del sistema de categorías fue evaluado solicitando a dos
investigadores independientes que asignaran 20 descripciones a la categoría apropiada; el porcentaje de acuerdo entre los dos investigadores fue de
un 95%. Este sistema inicial de categorías fue revisado y expandido en estudios posteriores que incluyeron otros comportamientos adictivos como uso
de tabaco y heroína agregados al uso de alcohol. En la versión final del sistema de categorías, las descripciones de los lapsos iniciales (el primer uso
de alcohol o droga después del tratamiento) fueron clasificadas en dos clases principales: Determinantes intrapersonales-ambientales (cuando el
episodio de lapso implicó una respuesta a sucesos primariamente psicológicos o físicos); y Determinantes interpersonales (aplicados cuando el
episodio de lapso incluyó la influencia significativa de otros individuos).
A continuación se presentan 8 categorías de situaciones de alto riesgo para recaídas:
Determinantes intrapersonales-ambientales
A) Afrontamiento de estados emocionales negativos: Determinantes que implican afrontar un estado emocional, ánimo o sentimiento negativo
(displacentero).
(1) Afrontamiento de frustración y/o rabia: Los determinantes implican una experiencia de frustración (reacción ante el bloqueo de
una actividad dirigida hacia un objetivo) y/o rabia (hostilidad, agresión) en términos de si mismo o algunos eventos ambientales no
personales. Aquí se incluyen la culpa y las respuestas a exigencias (irritantes) de fuentes ambientales que es probable que
produzcan rabia.
(2) Afrontamiento de otros estados emocionales de rabia: Los determinantes implican afrontar estados emocionales distintos a la
frustración/rabia que son desagr
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 63
C) Aumento de estados emocionales positivos: Uso de la sustancia en una situación interpersonal primaria para aumentar los sentimientos de placer,
celebración, excitación sexual y libertad. Estos determinantes son distintos a las situaciones en las cuales la otra persona está usando la
sustancia antes que el individuo la use primero.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 64
1. Actitudes negativas:
Graña y García indican que durante los dos primeros meses de abstinencia el usuario experimenta una serie de consecuencias
positivas, antes que lo afecten los problemas y el estrés de la vida diaria; en esa especie de “luna de miel” el usuario niega la
existencia de cualquier problema o incluso la posibilidad de recaer. En este período el usuario encuentra difícil admitir que las
dificultades surgirán nuevamente. Este es un factor de alto riesgo para consumir nuevamente.
Asimismo, describen una serie de pensamientos y actitudes negativas que confiablemente dan lugar a la recaída:
7. Problemas sexuales y de relación (tal como lo describen los autores, este indicador se relaciona con el género masculino)
Los problemas sexuales pueden ser desencadenadores de una recaída. Por ejemplo, en los consumidores de cocaína se produce
generalmente una pérdida temporal del deseo sexual después de dejar de consumir, que puede durar semanas o varios meses. Este
efecto fisiológico puede ser considerado erróneamente por la/el compañera/o como una señal de rechazo, y generarse dificultades
interpersonales.
Graña y García indican que cuando los usuarios no han tenido relaciones sexuales sin drogas durante períodos de tiempo
prolongados, acostumbran a tener reacciones de miedo y de ansiedad de desempeño, que pueden dar lugar a incapacidad de
erección transitoria o eyaculación prematura. Los autores sugieren que para prevenir recaídas, es importante que el usuario aprenda a
disfrutar de los sentimientos relacionados con la sexualidad y la intimidad sin necesidad de consumir drogas.
2. Conductas impulsivas.
Estas conductas se refieren a comportamientos resultantes de las dificultades de control de impulsos en el usuario, como por ejemplo
en sus reacciones a la frustración, el manejo de la rabia u otras emociones, etc.
2. Eventos vitales
Cambios importantes de índole negativa e inesperada en la vida del usuario, que generan una reacción de estrés exagerada y pueden
dar lugar a una recaída. Esos eventos también pueden ser naturaleza positiva (por ejemplo, ascensos laborales, nacimiento de un
hijo, iniciar una nueva relación).
4. Permisividad familiar
El círculo familiar puede facilitar la recaída al relajar las normas de convivencia e ignorar las posibles señales de recaída del usuario.
Como es obvio suponer, aquel usuario que no ha tenido consecuencias familiares negativas por haber recaído antes, es probable que
vuelva a recaer.
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 67
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
American Psychiatric Association (1995). DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Ed.
Masson, Barcelona
Babor, T.; Cooney, N. and Lauerman, R. (1986) The Drug Dependence Syndrome Concept as an Organizing Principle in
the Explanation and Prediction of Relapse. In F. Tims and C. Leukefeld (Eds.), Research Monographs 72, NIDA,
pp. 29-44
Childress, A.; Hole, A.; Ehrman, R.; Robbins, S.; McLellan, A. y O’Brien, C. (1993) Reactividad ante estímulos en la
dependencia de la cocaína y de los opiáceos: Visión general de las estrategias para afrontar los deseos
irresistibles de droga y la excitación condicionada. En M. Casas y M. Gossop (Eds.) Tratamientos psicológicos en
drogodependencias: Recaída y prevención de recaídas. Ediciones en Neurociencias, Barcelona, p. 191-222
CONACE (2004a) Lineamientos Técnicos. Tratamiento y rehabilitación de personas con consumo problemático de
drogas. Santiago
CONACE (2004b) Abriendo puertas. Programa para la Integración Socio ocupacional de personas drogodependientes.
Santiago
Gorsky, T. (2000) The CENAPS Model of Relapse Prevention Therapy (CMRPT). In National Institute of Health,
Approaches to Drug Abuse Counseling. Washington, D.C.: National Institute on Drug Abuse, p. 23-38
Gorsky, T. and Kelley, J. (1996) Counselor's Manual for Relapse Prevention With Chemically Dependent Criminal
Offenders (www.treatment.org/backup7-6-04/taps/tap19/TAP19.html)
Gossop, M. (1993) El tratamiento en su entorno circunstancial. En M. Casas y M. Gossop (Eds.) Tratamientos
psicológicos en drogodependencias: Recaída y prevención de recaídas. Ediciones en Neurociencias, Barcelona,
p. 1-43
Graña, J. (1998a) Intervención conductual individual en drogodependencias. En J. Graña (Ed.) Conductas adictivas.
Teoría, evaluación y tratamiento. Ed. Debate, Madrid, p. 141-190
Graña, J. (1998b) Intervención conductual grupal en drogodependencias. En J. Graña (Ed.) Conductas adictivas. Teoría,
evaluación y tratamiento. Ed. Debate, Madrid, p. 191-222
Graña, J. (1998c) Evaluación conductual de las drogodependencias. En J. Graña (Ed.) Conductas adictivas. Teoría,
evaluación y tratamiento. Ed. Debate, Madrid, p. 97-140
Graña, J. y García, A. (1998a) Prevención de recaídas en drogodependencias. En J. Graña (Ed.) Conductas adictivas.
Teoría, evaluación y tratamiento. Ed. Debate, Madrid, p. 222-259
Graña, J. y García, A. (1998b) Teorías explicativas de las drogodependencias. En J. Graña (Ed.) Conductas adictivas.
Teoría, evaluación y tratamiento. Ed. Debate, Madrid, p. 46-95
Larimer, M.; Palmer, R., and Marlatt, G. (1999) Relapse Prevention. An Overview of Marlatt’s Cognitive-Behavioral Model.
Alcohol, Research & Health, Vol. 23, Nº 2, 151-160
Luekefeld, C. and Tims, F. (1986) Relapse and Recovery: Some Directions for Research and Practice. In F. Tims and C.
Leukefeld (Eds.), Research Monographs 72, NIDA, pp. 194-199
Prevención de Recaídas en el Tratamiento de Adicciones 68
Maddux, J. and Desmond, D. (1986) Relapse and Recovery in Substance Abuse Careers. In F. Tims and C. Leukefeld
(Eds.), Research Monographs 72, NIDA, pp. 58-80
Marlatt, G. (1993) La prevención de recaídas en las conductas adictivas: Un enfoque de tratamiento cognitivo-
conductual. En M. Casas y M. Gossop (Eds.) Tratamientos psicológicos en drogodependencias: Recaída y
prevención de recaídas. Ediciones en Neurociencias, Barcelona, p. 137-159
Marlatt, G.; Parks, G., and Witkiewitz, K. (2002) Clinical Guidelines for Implementig Relapse Prevention Therapy.
Addictive Behaviors Research Center, Department of Psychology, University of Washington
Mueser, K.; Drake, R. and Miles, K. (s/f) The Course and Treatment of Substance Use Disorder in Persons With Severe
Mental Illness
(www.drugabuse.gov/pdf/monographs/Monograph172/086-109_Mueser.pdf)
OMS (s/f) Trastornos Mentales y del Comportamiento de la Décima Revisión de la Clasificación Internacional de
Enfermedades. Organización Mundial de la salud, Ginebra
Prochaska, J. y Prochaska, J. (1993) Modelo transteórico de cambio para conductas adictivas. En M. Casas y M. Gossop
(Eds.) Tratamientos psicológicos en drogodependencias: Recaída y prevención de recaídas. Ediciones en
Neurociencias, Barcelona, p. 85-136
Prochaska, J.; Norcross, J., and DiClemente, C. (1994) Changing for Good. New York: Avon Books
Sánchez-Hervás, E.; Tomás, V. y Morales, E. (2004) Un modelo psicoterapéutico en adicciones. Trastornos Adictivos,
6(3), 159-166
Saunders, B. (1993) Conductas adictivas: Una visión de conjunto. En M. Casas y M. Gossop (Eds.) Tratamientos
psicológicos en drogodependencias: Recaída y prevención de recaídas. Ediciones en Neurociencias, Barcelona,
p. 45-84
Tejero, J. y Trujols, J. (1998) El modelo transteórico de Prochaska y DiClemente: Un modelo dinámico del cambio en el
ámbito de las conductas adictivas. En J. Graña (Ed.) Conductas adictivas. Teoría, evaluación y tratamiento. Ed.
Debate, Madrid, p. 1-43
Tejero, A.; Trujols, J, y Casas, M. (1993) Prevención de recaídas; Su aplicación en un contexto clínico. En M. Casas y M.
Gossop (Eds.) Tratamientos psicológicos en drogodependencias: Recaída y prevención de recaídas. Ediciones
en Neurociencias, Barcelona, p. 295-333
Tims, F. and Luekefeld, C. (1986) Relapse and Recovery in Drug Abuse: An Introduction. In F. Tims and C. Leukefeld
(Eds.), Research Monographs 72, NIDA, pp. 10-13
Tobeña, A.; Fernández, A.; Escorihuela, R.; Zapata, A.; Núñez, J.; Ferré, P. y Sánchez, Rosario (1993) Límites de la
habituación e inestabilidad de la extinción para los tratamientos basados en exposición a “señales de drogas”. En
M. Casas y M. Gossop (Eds.) Tratamientos psicológicos en drogodependencias: Recaída y prevención de
recaídas. Ediciones en Neurociencias, Barcelona, p. 223-244
Wesson, D.; Havassy, B. and Smith, D. (1986) Theories of Relapse and Recovery and Their Implications for Drug Abuse
Treatment. In F. Tims and C. Leukefeld (Eds.), Research Monographs 72, NIDA, pp. 14-28