Dossier de Car Audio

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DOSSIER DE CAR AUDIO

CONCEPTOS BÁSICOS DE CAR AUDIO


Todo sistema de alta fidelidad consta de una serie de componentes que son
comunes, independientemente de la sala de escucha a la que vaya dedicada. De
una forma muy superficial podríamos decir que básicamente los elementos son:
una fuente de sonido, un amplificador, unos altavoces y un cableado encargado de
transmitir la señal entre todos ellos y otro que se encarga de suministrar la
electricidad necesaria para su funcionamiento.

Se puede decir, sin temor a equivocarnos, que la cadena es tan débil como el más
débil de sus eslabones. Es decir, para obtener un equipo que ofrezca un sonido de
calidad hay que escoger componentes de calidad, ya que uno que desentone puede
dar al traste con nuestras expectativas. Pero, sobre todo, hay que mantener una
coherencia y compatibilidad en la elección de los mismos y, lo más importante, una
instalación meticulosamente planificada y llevada a cabo.

De hecho, una de las premisas básicas en el mundo de la alta fidelidad es que un


buen sistema no es la suma de buenos componentes sin más: hay muchos coches
con equipos valorados en muchísimos miles de euros que tienen un sonido
mediocre y a la inversa. Esto anterior es válido tanto para el car audio como para
el hi-fi doméstico.

Es un fallo típico de muchas personas gastar mucho dinero en la fuente, incluso en


los amplificadores de potencia y luego descuidar la elección de unos altavoces
adecuados, de un cableado de calidad y, sobre todo, de una instalación correcta. Es
preferible, si tenemos un presupuesto limitado, repartir el mismo comprando un
autorradio de gama más baja (eso sí, dentro de una calidad mínima exigible) y
gastar más dinero en los altavoces, cableado, un instalador profesional
(imprescindible si no somos expertos), etc.

Es más, si tuviéramos que dar un listado de mayor a menor peso en el coste final
del sistema, sería el que sigue:
1.- altavoces
2.- amplificador
3.- fuente
4.- cableado

Bien entendido que un montaje profesional es imprescindible para obtener lo mejor


de lo anterior.

Volviendo a los componentes, lógicamente el diseño de los mismos variará en


función de las condiciones de instalación, ambientales, etc. en las que vaya a ser
disfrutado. Un altavoz para el automóvil tiene una forma, materiales, etc. muy
diferentes a los de uno doméstico. Es lógico, ya que el automóvil es un ambiente
hostil para la escucha, tanto por las condiciones a las que se ve sometido el
habitáculo (vibraciones, variaciones de temperatura, etc.) como por la gran
variedad de superficies, materiales y formas del mismo. Y, sobre todo, por las
restricciones de espacio y colocación que imponen.

Pero lo más importante: el objetivo de cualquier aficionado exigente a la música, es


conseguir la mayor pureza en la reproducción.

Con objeto de aprender a valorar, disfrutar y a la vez poder comparar la calidad del
sonido de un sistema, es necesario establecer una serie de conceptos
fundamentales: las características que definen una buena escucha. Éstas son
muchas, pero fundamentalmente nos gustaría señalar:

- A.- Imagen (imaging) y escena (soundstage):

El sistema de alta fidelidad ideal sería aquel que reprodujese la música tal como
fue grabada, es decir, que un oyente al escucharlo no pudiera decir si está delante
de una orquesta o de un equipo hi-fi. Para ello, debe tener la habilidad de recrear
todos los componentes de la citada orquesta (por poner un ejemplo), ubicados
claramente en el espacio inequívocamente e inalterados con las variaciones de
frecuencias. Eso es la imagen. Además, los altavoces deberían “desaparecer” o
“diluirse” y el oyente no debería ser capaz de darse cuenta de dónde proviene el
sonido. De esta forma crearán un área ocupada por el sonido, que es la escena.
Como en la realidad, esta escena deberá tener una anchura, profundidad y altura.

El objetivo de todo audiófilo es conseguir las mejores escena e imagen posibles


para su sistema. Esto es muy complicado y es habitual ver caros equipos con una
imagen pobre o una escena muy baja (o muy alta), etc.

Para conseguir una buena imagen es necesario entender bien cómo interaccionan
los altavoces con el entorno en el que están instalados. Primeramente, sabemos
que el oyente (el conductor, por ejemplo) se encuentra mucho más cerca del
altavoz izquierdo que del derecho, por lo que le llegará antes el sonido de aquel y
desvirtuará la imagen. Por tanto, habría que intentar conseguir una ubicación para
los altavoces tal que la diferencia de distancias de ambos a nuestros oídos fuese lo
menor posible (esto se puede hacer artificialmente con tratamiento de retardo de la
señal mediante procesadores).

Llegados a este punto es necesario recordar que las altas frecuencias (agudas) son
muy direccionales, se propagan en línea recta, mientras que las bajas (graves) son
omnidireccionales. Esta es la explicación de porqué los altavoces de subgraves
(subwoofers) pueden perfectamente estar instalados en el maletero y aun así el
oyente no ser consciente de dónde proviene el sonido. Esto es aplicable incluso a
los medios-graves (woofers), pero no con los tweeters (agudos), que deben estar
colocados siguiendo las pautas del párrafo anterior, sin obstáculos. Por eso los
altavoces de las puertas, a pocas pretensiones que tenga el sistema, deben ser de
vías separadas: unos coaxiales nos darían una imagen pobrísima (gran pérdida de
información en agudos) y escena bajísima. Lo ideal sería colocar un altavoz de tres
vías separadas, con el woofer (medio-grave) en las puertas, el mid (medios) en el
salpicadero y el tweeter con el mid o, como mucho, en los montantes de las
puertas.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que las tres vías del altavoz deberían estar
lo más cerca posible unas de otras para que fueran un punto único de emisión
(como los coaxiales) evitando una brusca transición entre frecuencias que alterarían
la imagen estéreo. Esto es contrapuesto a lo explicado en el párrafo anterior y
añade un elemento adicional de dificultad a la instalación en el automóvil.

De lo anterior se deduce, entre otras cosas, que la tendencia de muchas personas


de dar preponderancia a la parte trasera de su coche (bandeja) con grandes
altavoces y etapas de potencia, etc. es completamente contraproducente, ya que
no conseguimos más que “emborronar” el sonido (las ondas llegan a nuestros oídos
en momentos diferentes debido a las diferencias de distancias de los altavoces a
nuestros oídos, existen conflictos porque se reflejan y refractan en las superficies
del interior del vehículo, etc.) y destruir la imagen y la escena. Un buen consejo es
olvidarse de sonorizar la parte trasera (o a lo sumo colocar “altavoces de relleno”
que apenas sean audibles).

- B.- Clipping o distorsión:

Primeramente habría que distinguir entre

1.- la distorsión provocada por la etapa de potencia. es intrínseca a todo


amplificador; ocurre cuando a éste se le pide dar más potencia de la que está
diseñado para dar.

Un amplificador es un aparato que transforma una señal (entrada) en otra de


mayor voltaje (salida) consumiendo una energía eléctrica para ello. Pero,
lógicamente, hay unos límites que vienen impuestos por el diseño de los
componentes del amplificador (transistores, etc.)

Es decir, si a un amplificador le seguimos demandando potencia, llegará un


momento en que sus componentes entren en la zona de “no-linealidad” y no sea
capaz de dar el voltaje de salida exigido y llega el fenómeno del recorte o
“clipping”.

Si tomamos la señal de entrada como senoidal (no es cierto, pero se ve mejor así
para la presente explicación), la de salida debería ser idéntica pero “amplificada”.
Cuando ocurre el clipping, lo que hace el amplificador es “cortar” los picos de las
ondas de salida, las cuales se transforman en ondas “cuadradas”. Éstas se
componen de infinitas ondas senoidales de frecuencias superiores a la principal,
denominadas armónicos, que los altavoces reproducen llegando con ellas al
fenómeno de la distorsión. Además de ser desagradable, es muy nociva para los
altavoces, pudiendo llegar a destruirlos.

2.- la ocurrida en el altavoz: un altavoz al que se le suministra más potencia de la


que está diseñado para aguantar es forzado más allá de su límite físico. Es, a
grandes rasgos, una membrana de forma cónica (habitualmente) que vibra con una
determinada frecuencia, reproduciendo así el sonido. Esa membrana tiene un
borde superior de goma que es la suspensión y en la parte de abajo un centrador o
“araña”, que se encarga de que se mueva sólo en el eje vertical, como su nombre
indica.

En la parte inferior de la membrana se encuentra pegada una pequeña bobina


(bobina de voz), la cual está conectada a los terminales del altavoz. El imán del
altavoz es la pieza grande y pesada que todo el mundo conoce y se halla debajo de
aquélla, de tal forma que al llegar corriente a dicha bobina (señal del amplificador)
comienza a vibrar, con una amplitud proporcional a la potencia que le está
llegando.

Si la potencia sobrepasa un valor (normalmente mayor que la nominal del altavoz),


aparece la distorsión por la incapacidad de los elementos de manejarla (suspensión,
etc.). Si seguimos aumentando el volumen la “excursión” del cono será tal que la
bobina toque el imán y se produzca el fenómeno del “picado”, muy característico y
fácil de distinguir. Es la mejor manera de destruir un altavoz, así es que hay que
evitarlo a toda costa.

Todo lo dicho anteriormente aplica a woofers y a tweeters, aunque es más fácil


dañar el primero por un exceso de potencia. De todas formas hay que decir bien
claro que es mucho mejor tener un amplificador cuyas especificaciones de potencia
nominal excedan a las del altavoz que al revés. Para un altavoz es más nociva la
distorsión provocada por una etapa poco potente o de baja calidad llevada a su
límite que un exceso de potencia en periodos de tiempos puntuales provenientes de
un amplificador potente y sin distorsión alguna.

- C.- relación calidad/ruido:

Es el ratio que refleja relación entre señal deseada y señal no deseada (ruido). Si
hablamos de soportes magnéticos, es evidente que existe una alta cantidad de
ruido proveniente de la propia forma de almacenamiento y de la lectura. Los
lectores de CD también introducen una pequeña cantidad de ruido en la señal,
tanto menor cuanto mejor sea el mismo y llegando a ser inaudible en la mayor
parte de ellos. Sin embargo los soportes analógicos (cassettes) son característicos
por este ruido de fondo.

- D.- presencia:

Nos referimos con esto a la correcta reproducción por parte del sistema de todas
las frecuencias, agudos, medios y bajos. No es raro ver equipos con unos agudos
muy presentes (incluso chillones) o unos bajos retumbones, y sin embargo carentes
de medios. Las voces humanas y muchos instrumentos se encuentran dentro de
ese rango de frecuencias que denominamos medios y que son las que el oído
humano mejor escucha, con lo que son fundamentales y muchas veces denostadas
a favor de los citados agudos y graves. Estos equipos están descompensados.

- E.- tipo de sonido:

Dependiendo del tipo de música que vayamos a escuchar deberemos escoger unos
tipos de componentes u otros. Es muy distinto diseñar (en términos de equipos) un
sistema de car audio para escuchar música clásica que otro para escuchar jazz o
música de baile, etc. Es más, seguramente uno que suene a la perfección
reproduciendo rock duro será mediocre cuando le pidamos que lo haga con soul.

Esto es cierto porque cada marca imprime a sus productos unas características que
los hacen más apropiados para la reproducción de un tipo u otro de música. Por
ejemplo, hay altavoces que tienden a enfatizar las frecuencias bajas y las altas
(efecto comúnmente conocido como “sonido americano” ), mientras que otros
tienen respuesta más “plana” (sonido “inglés”), es decir, fiel a la realidad.

- F.- Whine o gimoteo:

Es el típico ruido que depende de las revoluciones del motor, incrementándose con
éstas. Es una interferencia producida por el alternador y puede ser debida a
diferencias de potencial en las diferentes masas de los diversos equipos. También
puede existir otra causa: que el cable de alimentación de la batería a las etapas de
potencia pase en algún punto demasiado cerca del alternador.

La solución en el primer caso es asegurarse de que todas las masas de los


amplificadores (sobre todo) están bien efectuadas: bien apretadas y, si es
necesario, raspar la pintura del coche en ese punto para mejorar la conductividad.
Si no lo solucionamos habría que buscar y hacer una común para todos que no
provoque el molesto ruido. Si aún así no se solucionase el problema, sería
necesario “tirar” cable paralelamente al positivo para conectar al a masa de la
batería
En el segundo caso la solución es más sencilla, ya que basta con separar el cable
del alternador.

FUENTES DE SONIDO

La fuente es el punto de partida del sistema de audio. Por tanto, de la correcta


elección de la misma dependerá el éxito final de nuestra empresa.

Hay que reseñar que hoy en día casi todas las marcas de prestigio reconocido
(Alpine, Clarion, Blaupunkt, Rockford, Nakamichi) e incluso otras como Pioneer,
Kenwood, JVC, etc. que apuestan más por prestaciones que por calidad serían,
cada una con sus matices, capaces de satisfacer a un usuario medio.

Si lo que deseamos es ir ese “paso más allá” en el mundo del car audio, entonces
deberemos entrar en otras consideraciones que intentaremos cubrir en este
artículo. Dejaremos aparte los modernos sistemas multimedia (DVD,
sintonizadores de TV, GPS, consolas de videojuegos, etc.) para otro artículo debido
a la extensión del tema.

Una fuente incluye: un lector (CD, cassette, minidisc, mp3), un sintonizador de


radio y, opcionalmente, un CI (Circuito Integrado) amplificador. Este último no
existe en las fuentes de alto nivel, ya que éstas se emplean como “fuentes puras” y
los CI sólo “estorban” en estos casos.

Existen radio-cd, que son fuentes con capacidad para un CD (o incluso para varios
en una unidad DIN). También podemos escoger un cargador de 6, 10 o 12 CDs
que sea manejado por la unidad principal la cual, a su vez, puede ser un radio –
cassette o un radio-MiniDisc (y así tener varios formatos para leer en el coche).

Una vez decidido el tipo de fuente que escogeremos, debemos tener en cuenta qué
tipo de sistema queremos construir: básico, medio, avanzado o competición, a la
hora de fijarnos en las prestaciones y características de la misma.

Puntos a tener en cuenta en la elección de una fuente de sonido:

Estética:
es lo más personal, pero hay que tener en cuenta que debemos escoger un aparato
que nos guste, ya que nos pasaremos mucho tiempo delante de ella. Es fácil
dejarse llevar por el impulso inicial de comprar una unidad con pantallas
deslumbrantes en cuanto a cantidad de colores y gráficos en movimiento, etc. En
pocos días corremos el riesgo de cansarnos de los mismos, por lo que hay que
valorar (atendiendo a nuestros gustos) opciones más discretas si es eso lo que nos
gusta más.

Ergonomía:
o facilidad de uso, tamaño de los botones, etc. Es muy importante, ya que muchas
veces hay que manejar la fuente con un mínimo de atención y no debemos desviar
la atención de la carretera.

Calidad constructiva:
es importante, antes de comprar la unidad, probar a tocar los botones y, si tienen
alguna expuesta, jugar con ella a bajar la carátula, etc., de tal forma que veamos la
sensación de robustez que transmite.
Especificaciones técnicas:
parte fundamental. Todo catálogo detalla exhaustivamente las principales.
Nosotros aconsejaríamos evitar basar la decisión en prestaciones como
potenciadores de graves, realzadores de agudos, etc. e ir directamente al tipo de
conversor D/A, calidad del sintonizador de radio, etc.

Si planeamos un equipo complejo con etapas de potencia, debemos exigir que


tenga 3 salidas RCA (previo de señal) para mandar la señal a los amplificadores.
Normalmente tendrá una salida RCA para los 2 canales delanteros, otra para los
traseros y otra para el canal de subgraves. Una unidad de gama medio-alta deberá
ser capaz de manejar la salida del subwoofer, su volumen, la frecuencia de corte,
etc. En cambio, si nuestras ambiciones son menores y no tenemos pensado
instalar amplificadores externos, el número de salidas de previo no debería ser un
elemento clave en la decisión.

Desde hace ya bastante tiempo las salidas RCA de las unidades a partir del nivel
medio-alto son de 4V o incluso más. De esta forma se consigue disminuir en gran
medida el ruido eléctrico inducido en el cable por el sistema eléctrico del coche y
mejorar por tanto la calidad del sonido.

Si deseamos un sistema avanzado o incluso de competición, será imprescindible


que, además de lo anterior, la unidad sea capaz de controlar un procesador de
señales.

Otras cosas a tener en cuenta dentro de las especificaciones técnicas son si el


aparato puede leer mp3 y cómo lo hace, su relación señal/ruido, etc.

Nuestro consejo al respecto es que, respetando los puntos anteriores en cuanto a


relación prestaciones/necesidades, concedamos a la inversión en la fuente unidad
principal la importancia que merece, es decir, ser coherente en la construcción del
equipo y no adquirir una fuente de alta gama y precio y luego adquirir unos
altavoces de calidad media, etc...

Instalación

Las dimensiones de las unidades están estandarizadas según la norma DIN,


habiendo aparatos DIN e incluso doble DIN. En el primer caso, los huecos de serie
de los automóviles son perfectamente válidos para instalar nuestra unidad. Por
otro lado, las fuentes actuales incorporan para conectar al mazo de cables del
coche un conector DIN (los coches modernos, salvo excepciones, también), con lo
que la conexión es muy sencilla. Hay que tener en cuenta que algunas marcas (por
ejemplo Volkswagen) ha intercambiado los cables positivo y negativo, algo que hay
que tener en cuenta si la instalación planeamos hacerla nosotros mismos.

Casi todas las unidades tienen dos cables de positivo, uno permanente (que debe
ir directamente a batería) y otro que debe ir conectado a la ignición del coche y que
dará corriente sólo cuando esté encendido. De esta forma conseguiremos que al
sacar la llave del clausor se apague el aparato.

Además de las conexiones anteriores, los autorradios incorporan también la salida


de los altavoces, las cuales se denominan “de alto nivel” porque ya están
amplificadas y llevan altos voltajes. En contraposición, las salidas de previo (RCA)
se denominan de bajo nivel y, como hemos dicho antes, sirven para conectar a
elementos externos tales como etapas de potencia, DSP (Digital Signal Processor),
etc.
ETAPAS DE POTENCIA

El proceso de reproducir un sonido que previamente ha sido grabado es fascinante:


primeramente hace falta un micrófono que traduzca las vibraciones de la voz,
instrumentos, etc. mediante los movimientos de una membrana, en una señal
eléctrica que queda registrada en un soporte (magnético=cinta, digital=CD, MD,
etc). Posteriormente, ese soporte será leído por una fuente de sonido, generando
otra vez la misma (idealmente) señal eléctrica que grabó el micro.

Dado que la membrana del micro es muy fina y pequeña para poder vibrar deprisa,
sus movimientos generarán una onda eléctrica pequeña, suficiente para ser
manejada por los grabadores, lectores, etc. De lo anterior se deduce, pues, que la
señal entregada por el lector será muy débil en términos de voltaje (y potencia por
tanto) como para mover un altavoz, el cual es el encargado de traducir otra vez la
señal eléctrica en ondas de presión mecánica (sonido), según podemos ver en el
artículo sobre los altavoces. Y es aquí donde entra en juego el amplificador, ya que
las demandas de potencia eléctrica en este último paso son muy grandes.

Para profundizar más en el tema de los amplificadores y entender sus


características, defectos, etc. deberemos comprender previamente cómo funcionan
en esencia estos aparatos.

Cómo funciona un amplificador:

Una etapa de potencia o amplificador es un aparato que recibe una señal de


entrada y la agranda varias veces para entregar a la salida la misma señal que a la
entrada (teóricamente) pero ampliada. Es muy importante reseñar que, dado que
el amplificador es la última etapa antes de los altavoces, este aparato se encarga
de “manipular” la señal tal como le viene, con todas las modificaciones que le
hayamos causado (sobrecarga de bajos, agudos, etc). Por eso, lo mejor es
entregarle la señal lo más pura posible.

El componente principal de un amplificador es el transistor. Un transistor es un


elemento electrónico activo que tiene tres electrodos: base, colector y emisor.
Emisor y base se conectan a la entrada y emisor y colector a la salida (altavoz).

El transistor se encarga de, consumiendo una corriente, entregar un voltaje en la


salida que es igual al original pero multiplicado varias veces según una relación
lineal dada por la curva propia del mismo. Dicha curva tiene una zona de linealidad
muy amplia, pero llega un momento en el cual se “satura” y por mucha intensidad
que le demos no será capaz de “amplificar” más la señal. En ese momento se dará
el fenómeno del “clipping” o recorte de la señal. De éste ya hablamos en el
apartado de los altavoces y dimos cuenta de lo nocivo que es para los altavoces.

Un transistor como el descrito anteriormente conforma una etapa de amplificación.


Por ejemplo, el amplificador de un teléfono tiene un solo transistor, pero una etapa
de car audio tendrá muchas; por lo tanto, tendrá transistores “en cascada”. Existe
un problema con esto, dada la gran cantidad de calor generado por los transistores
y que provoca la necesidad de grandes disipadores de calor y altas temperaturas de
funcionamiento.
Por otro lado, lógicamente, cuanto mayor sea la calidad (y, habitualmente, precio)
de los componentes de la etapa de potencia, mayor será la potencia que podrá dar
y además con un menor grado de distorsión.

En realidad, los modernos amplificadores no tienen este tipo de transistores


“prehistóricos”, sino transistores MOSFET (Metal Oxid Semiconductors Field Effect
Transistors), pero no es éste el foro indicado para entrar en tanta profundidad y
para nuestros propósitos nos valdrá con lo anteriormente explicado.

Necesidad de amplificación externa

- Amplificador interno de las fuentes (Circuito Integrado). Dado que el CI de


la fuente como máximo recibirá los 14,4V nominales que suele entregar la batería
con el coche en marcha (el alternador), ese será el tope que tengan los autorradios
a la hora de amplificar la señal que reciben.

Es por ello que la potencia que pueden entregar es muy limitada y siempre
provocan distorsión a unos 3/4 de su volumen máximo. El problema es que la
gente suele cometer el error de pensar que tiene que cambiar los altavoces cuando
lo que está fallando es la amplificación. Se puede decir, sin temor a equivocarnos,
que sonará mucho mejor un autorradio con amplificación externa y los altavoces de
serie (siempre dentro de un orden de coherencia en los W nominales de cada) que
el mismo autorradio de serie con unos altavoces excepcionales.

- amplificadores externos: los amplificadores o etapas de potencia externos


suelen incorporar el SMPS (Switching Mode Power Supply) que es básicamente un

transformador encargado de elevar el voltaje y poder, de esta manera, acceder a


niveles de entrega de potencia impensables en los anteriores.

Es por esto que estos componentes son imprescindibles cuando se desea un nivel
de potencia tal que se permita una escucha limpia y sin distorsiones a un volumen
interesante, o bien unos graves potentes (que requieren mucha potencia).

Descripción de un amplificador

- Canales: Una etapa de potencia puede tener desde 1 hasta 5 canales. Las
más normales son las de 2 (izquierdo-derecho) y las de 4 (izquierdo/derecho
delanteros e izquierdo/derecho traseros). Normalmente cada canal manejará un
altavoz, aunque en casi todos los amplificadores modernos también es posible
manejar un altavoz “puenteando” dos canales, obteniendo de esta forma un canal
cuya potencia es la suma de los otros dos.

La impedancia de un altavoz de car audio suele ser de 4 Ohmios (salvo casos


puntuales de subwoofers con doble bobina que pueden alcanzar 2 Ohmios) y
normalmente las etapas de potencia suelen soportar cargas (impedancias) de hasta
2 Ohmios estéreo y 4 Ohmios mono. Algunas, de alta gama (p.ej, Orion) y
especialmente indicadas para mover baterías de subs y entregar altas intensidades,
pueden manejar hasta 1Ohmio mono, con lo cual es posible conectar 4 subs en
paralelo a la etapa de 1 canal. Hay que indicar que, según disminuye la impedancia
conectada al ampli, aumentará la intensidad que éste entrega y por tanto la
potencia. Pero también aumenta la distorsión THD (Total Harmonic Distortion) que
generará.

- ganancia: he aquí uno de los conceptos más desconocidos y controvertidos


del mundo del car audio. Mucha gente considera la ganancia como un “volumen” y
cree que con la misma puesta a tope conseguirá la máxima potencia del ampli.
Bien, eso es falso.
La ganancia no determina el máximo voltaje (potencia) que puede alcanzar un
amplificador, sino que sirve para ajustar los voltajes de la salida RCA del autorradio
y de salida del ampli.
Dado que actualmente hay autorradios con salidas de previo con voltajes desde 1V
hasta 4V (y algunas hasta de 9V), los amplificadores deben tener un ajuste de
“sensibilidad” para la señal de entrada para llegar al voltaje máximo para el que
están diseñados. Pongamos un ejemplo: un amplificador con el ajuste de ganancia
marcado entre 1V (máx) y 4V (mín). Es importante darse cuenta de que la
ganancia (“sensibilidad”) estará al máximo para entrada de 1V y a la inversa.
Si a ese amplificador le conectamos una unidad con salida de 1V con la ganancia al
mínimo, y subimos el volumen al máximo, no será capaz de dar la máxima potencia
que podría. No habrá distorsión, pero estaremos desaprovechando potencia.
Si a ese mismo ampli le conectamos una unidad con salida de 4V y dejamos la
ganancia como está, el voltaje entregado a la salida al máximo volumen del
autorradio (y por tanto la potencia) será mayor y alcanzará la máxima potencia que
es capaz de dar. Si no modificamos la señal de entrada con realces de graves
desde la unidad, o loudness, etc. no habrá distorsión.

Y a la inversa, si colocamos la ganancia al máximo (menor sensibilidad de entrada)


y le conectamos la unidad de 1V, lo más probable (si la señal de entrada es plana)
es que al 100% del volumen no haya distorsión y el ampli esté entregando la
máxima potencia, que será la misma que en el ejemplo anterior con la de
4V. Al conectar la unidad de 4V, la “sensibilidad” del ampli es muy grande e
intentará dar un voltaje a la salida tal que los transistores entrarán en su zona de
no linealidad, con lo que el voltaje de salida será recortado, apareciendo el temido
efecto “clipping”, totalmente perjudicial para los altavoces, y que no es lo mismo
que la distorsión.

Por eso nunca de debe poner por defecto la ganancia al máximo, por la creencia de
que la etapa dará más potencia, sino investigar qué voltaje de salida tiene nuestro
autorradio para el máximo volumen y empezar probando con ese ajuste en el
ampli,
Como hay otros parámetros que influirán en que haya distorsión (loudness
conectado, mucho grave con el ecualizador, etc), deberemos posteriormente
ajustar finamente la ganancia de la siguiente forma: Subir el volumen del
autorradio hasta 2/3 del volumen máximo. Subir la ganancia hasta que notemos
distorsión, en ese momento bajamos un punto la misma. A partir de ese punto,
iríamos subiendo el volumen y bajando la ganancia intentando mantener ese punto
de no distorsión, hasta llegar al volumen máximo. Hay gente que recomienda no
llegar hasta el volumen máximo, pero particularmente yo en mi coche lo tengo así y
puedo llegar al tope de volumen sin un ápice de distorsión audible.
En realidad, a nivel profesional y competición, este proceso debe hacerse con
osciloscopios, etc.
- filtros: los amplificadores suelen llevar incorporados filtros activos o
crossovers. En una etapa de 4 canales suele haber un filtro para los delanteros y
otro para los traseros. Un filtro tiene 3 posturas: pasa altos (HP), pasabajos (LP) o
inactivo. En la primera posición, dejará pasar todas las frecuencias superiores a
una determinada por una rueda ajustable que está al lado. Este tipo de filtros se
utiliza para altavoces que no sean de subgraves, con un corte en aprox. 100-
150Hz, de forma que al subir mucho el volumen los altavoces de 5,5” o 6,5” no
tengan que reproducir frecuencias para las que no están preparados (<100Hz) y así
evitar que distorsionen. La pendiente de corte suele ser de 12 dB/octava, aunque
los de mayor calidad pueden incorporarlos hasta de 24dB/oct.

El filtro pasa bajos hace lo contrario: deja pasar sólo las frecuencias hasta una
frecuencia dada por la misma rueda de antes. Esta configuración se utiliza cuando
se va a conectar a esos canales un subwoofer y el corte se pondrá, dependiendo de
los gustos de cada uno, en 60, 80, 100 o 120Hz. Cuanto mayor sea la frecuencia
de corte, mayor será la cantidad de bajos, más profundos y menos controlados.
Cuanto menor ser dicha frecuencia, más secos serán los graves, más “controlados”.

- bass boost: muchos amplificadores suelen tener un control de realce de


bajos (bass boost). Recomendamos desde aquí dejarlo siempre al mínimo por
defecto, aunque en algún sistema en particular pudiera ser necesario ajustarlo
apoyándose en éste.

- Potencia: Hay que tener cuidado con las especificaciones de potencia de


ciertos fabricantes, ya que es muy típico ver algo del estilo “Potencia Max. 200W”.
Esta potencia máxima es lo que se denomina potencia de pico. Sin entrar en más
detalles, diremos que al ser la señal asimilable a una onda senoidal, la potencia
máxima sería la que se alcanza en el pico de la onda. Es obvio que esta potencia
máxima no es una característica fiable, entre otras cosas porque depende mucho
de las condiciones en que se mida, y cada fabricante sigue estándares distintos
(favorables a ellos).

Existe una magnitud denominada W RMS (Watt Root Mean Square) o “valor medio
eficaz” que nos da una medida más exacta de la potencia máxima que puede
mantener el amplificador en el tiempo. Además, al ser un estándar, nos sirve para
comparar unos amplificadores con otros, ya que un W RMS es el mismo en Pioneer
que en MTX.

THD (Total Harmonic Distortion): Es la distorsión que todo amplificador introduce en la


señal. Los modernos amplificadores, si son de calidad, hablan de distorsiones de un 0,08% o
menos, a una determinada frecuencia de referencia y a una determinada potencia. Parece
ser que niveles de distorsión menores de 0,1% son inaudibles para el oído humano, así es
que cualquier especificación por debajo de ese valor, en principio, es válida.

Elección de un Amplificador

Dependiendo de las necesidades, deberemos centrar nuestra búsqueda en unos u


otros tipos. El primer parámetro a dilucidar es el número de canales. La pregunta
que nos debemos hacer es ¿qué tipo de sistema queremos?. ¿Cuántos altavoces
quiero amplificar?. ¿Voy a poner subwoofers?. ¿Cuántos?.

Una vez resueltas estas dudas, sabremos si necesitamos 2, 4 o más canales. Desde
aquí recomendaríamos una etapa de 4 canales antes que 2 de 2. Un sistema típico
llevaría una etapa de 4 canales para alimentar los 2 altavoces delanteros y los 2
traseros (no lo recomendamos) y una etapa de 2 para el sub, puenteada.
La segunda pregunta es: ¿qué cantidad de potencia necesito?. En este apartado es
mejor no escatimar, pues siempre es mejor que sobre a que no que falte.
Ajustándose a nuestro presupuesto, lo mejor es ir a marcas de prestigio (MTX,
Xtant, Rockford Fosgate, Orion, Alpine V12, etc.) cuyas especificaciones de potencia
suelen ser más “verídicas” que las de otras menos prestigiosas en este campo.

ALTAVOCES

Los altavoces son el eslabón final de la cadena. En definitiva, su misión consiste en


traducir las señales eléctricas que reciben del amplificador en señales acústicas
“comprensibles” para nuestros oídos.

¿Cómo lo hacen?. Muy sencillo: en esencia un altavoz es una membrana o cono


que se mueve y desplaza el aire creando así ondas (sonido). En el esquema
podemos ver que el cono está unido en su parte inferior a una bobina (de voz) la
cual, a su vez, está conectada al amplificador por medio de los terminales. Esta
bobina se encuentra en el interior del imán (que tiene forma de anillo), de tal forma
que cuando el amplificador manda las señales eléctricas éstas recorren la bobina y
actúan las leyes del electromagnetismo, haciendo que la membrana se mueva hacia
adentro y hacia fuera.

Hay un elemento que se encarga de que el movimiento se realice en el eje vertical,


ya que de otra forma se dañaría el altavoz: es el centrador o araña y suele ser de
color anaranjado. Éste, conjuntamente con la suspensión, conforman la
“amortiguación” del sistema, la cual no debe ser demasiado rígida para permitir que
con poca potencia de mueva la membrana (a bajos volúmenes no se escucharían) y
tampoco demasiado blanda porque entonces la bobina “picaría” contra el imán
fácilmente (con poca potencia), llegando incluso a la destrucción del mismo.

Esto anterior se puede cuantificar mediante un parámetro que se denomina


“sensibilidad” del altavoz, medido en dB/W/m. Valores de hasta 91 indican un
altavoz “duro”, apto para ser utilizado con amplificadores externos con los cuales
podrán dar gran presión sonora porque aguantarán mucha potencia. Si los
intentamos mover con el amplificador de un autorradio (CI), nos encontraremos
con una deficiente presencia de bajos porque la intensidad que entregan no es
físicamente capaz de vencer la resistencia opuesta por el conjunto membrana-
suspensión.

Por el contrario, valores por encima de 91 dB/W/m nos muestran un altavoz


“blando”. Con pocos W obtendremos una buena cantidad de dB (presión), ideales
para combinarlos con los CI de las fuentes. Sin embargo, si probamos a
conectarlos con un potente amplificador, lo más probable es que el cono “se salga
de excursión”, es decir, que distorsione e incluso podremos llegar a dañarlo si nos
pasamos con el volumen.

Cuanto mayor sea la potencia eléctrica que suministre el amplificador (corriente),


mayor será el desplazamiento de la membrana y por ende la presión sonora que
procure el altavoz (volumen). El desplazamiento máximo es una característica
definida por el fabricante y da una idea de la presión sonora máxima que será
capaz de entregar un altavoz dado.
Físicamente existe una relación entre el tamaño de la membrana o cono y la
cantidad de aire que puede desplazar al vibrar. El altavoz ideal tendría un infinito
número de ellas, cada una vibrando a una velocidad para reproducir una
frecuencia. Como esto no es factible, se llega a un punto de equilibrio.

Dependiendo del rango de frecuencias que reproduzcan podemos diferenciar los


siguientes tipos de altavoces:

Subwoofer: Grandes membranas (>8” y hasta 18”) e imanes. Son apropiados


para reproducir las frecuencias ultrabajas (<80Hz). Necesitan gran cantidad de
corriente (obligatorios amplificadores externos) y unos recintos o cajas bien
estudiadas (foto de la derecha) para ayudar a la suspensión propia del altavoz.
Éstas suelen ser decisivas a la hora de obtener un grave de calidad, seco y
controlado.

Woofer: altavoz de medios-graves (5.5 a 6,5” o incluso 6”x9”), para frecuencias de


80 a 1000Hz. Suelen ir ubicados en las puertas o bandejas, utilizando como caja
de resonancia (recinto) la puerta o el maletero (no es tan crítica como en los
anteriores).

Mid-woofer: los denominados medios. Por su tamaño, 4” o 4”x6”, son ideales para
ubicarlos en el salpicadero. Reproducen especialmente bien las frecuencias entre
1000Hz y 4000HZ, justo donde se encuentran las voces humanas y gran parte de
instrumentos de cuerda, etc.

Tweeter: Son altavoces pequeños (1” a 2”), con pequeñas membranas e imanes
que permiten la reproducción de las altas frecuencias (3000Hz a 20000Hz) por la
gran rapidez de vibración que permiten. Los hay de cúpula de seda, de neodimio,
etc. Los primeros son más naturales en la reproducción y los segundos más
metálicos, chillones. Como las frecuencias altas son muy direccionales, estos
altavoces deben estar colocados apuntando al oído del oyente y sin obstáculos.

Aunque se pueden comprar cada uno de los anteriores por separado, lo normal es
comprarlos en sets: dos o tres vías, coaxiales o separadas. Los altavoces coaxiales
son aquellos que tienen el woofer y el tweeter en el mismo eje; llevan los filtros
incorporados y no se ven a simple vista. En los de vías separadas el filtro suele ser
una caja externa de mayor calidad (importante detalle de cara al resultado final).
Normalmente (aunque hay excepciones, desde luego) los altavoces de vías
separadas suelen ser de mayor calidad que los coaxiales.

Del amplificador vienen todas las frecuencias las cuales, lógicamente, debemos
separar y enviar cada una al altavoz adecuado. Para realizar esta tarea existen los
filtros divisores de frecuencias, los cuales pueden ser activos (necesitan de
electricidad para funcionar, por ejemplo los filtros de los amplificadores,
procesadores de señal, o bien filtros activos propiamente dichos) o pasivos, que
consumen electricidad (condensadores, bobinas, resistencias, etc)

Hemos comenzado diciendo que el altavoz es el eslabón final de la cadena de la alta


fidelidad. Añadiríamos ahora que es, quizás, el más importante. De ellos depende
la fiel reproducción del sonido, gran parte de la imagen, etc.
A la hora de escoger un altavoz para nuestro sistema hay que tener en cuenta
muchas variables: tipo de música a escuchar y preferencias musicales (graves
secos o retumbones, agudos chillones o naturales, etc), características de nuestra
fuente, amplificación externa a la fuente o interna, ubicación, etc. No nos
equivocaremos si escogemos marcas de calidad reconocida como MB Quartz,
Boston Acoustics, Hertz, JL Audio, Rockford Fosgate, MTX, Polk Audio, Infinity, JBL
(gama alta), etc.

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