La Importancia de Congregarse
La Importancia de Congregarse
La Importancia de Congregarse
Tampoco debemos ser cristianos de eventos, es decir, cuando hay actividades especiales, cuando hay
predicadores invitados, cuando hay salmistas invitados, cuando hay rifas o premios. Tenemos que
comprender que todas esas actividades que se hacen son principalmente para que los inconversos
vengan a la iglesia, con un objetivo principalmente evangelístico. Nosotros como cristianos tenemos que
ir a la iglesia a buscar del Señor, a escuchar su palabra, a clamar y adorar a nuestro Dios (Marcos 2:1-2)
Siempre Dios ha establecido lugares donde su pueblo vaya y lo adore, lugares donde su pueblo tiene que
ir y buscarlo, y no hacer como a nosotros nos parece, sino hacer como nuestro ha dicho que hagamos
(Deuteronomio 12:4-8)
Congregarse era un peligro, corrían peligro de muerte, los judíos más radicales como lo fue Pablo se
enfurecían y querían agarrar a los cristianos para meterlos presos (Hechos 9:1-2). Hoy la mayoría de
cristianos no somos perseguidos, no somos llevados cautivos por reunirnos en la iglesia para adorar al
Señor, hoy los cristianos no queremos congregarnos porque somos cautivos de la COMODIDAD, DE LOS
AFANES, DE LA PEREZA ESPIRITUAL, DE LA SOBERBIA, ETC.
III) PARA CONOCER Y PRACTICAR EL AMOR FRATERNAL Y LA HOSPITALIDAD PARA CON NUESTROS
HERMANOS Y NUESTROS PRÓJIMOS (HEBREOS 13:1-2)
En la iglesia de Cristo cuando su pueblo se reúne el amor fraternal debe ser manifestado en el trato
entre los hermanos, cuando el pueblo de Dios se congrega no solamente aprendemos por medio de la
palabra que se nos predica en cada culto, sino que aprendemos a ser pacientes con las debilidades de
nuestros hermanos, aprendemos a no ser indiferentes ante las necesidades de los demás, sino como lo
dice la palabra a gozar con los que se gozan y a llorar con los que lloran (Romanos 12:15).
Nos congregamos para practicar la hospitalidad, para recibir con amor a los que vienen buscando al
Señor, para recibir al pecador, al huérfano, a la viuda, al necesitado, y a todo aquel que reconozca su
necesidad de Dios, es decir que nos congregamos para aprender a tratar a los demás como nos gustaría
ser tratados, sin hacer acepción de personas (Santiago 2:1-4)