Latín

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Latín

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Latín

Lingua Latina, sermo Latinus

Región Originalmente en la península itálica, luego en la zona


de influencia del Imperio romano y posteriormente en
aquellos estados europeos con presencia de la Iglesia
católica.

Hablantes 1 000

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Nativos

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Otros

Familia Indoeuropeo
Itálico
Latino-falisco
Latín

Escritura Alfabeto latino

Estatus oficial

Oficial en Ciudad del Vaticano

Santa Sede

Regulado
Pontificia Academia de Latinidad1
por
Neo-Latin Lexicon Organisation

Códigos

ISO 639-1 la
ISO 639-2 lat

ISO 639-3 lat

[editar datos en Wikidata]

El latín es una lengua itálica, perteneciente al subgrupo latino-falisco2 y a su


vez a la familia de las lenguas indoeuropeas3 que fue hablada en la Antigua
Roma y posteriormente durante la Edad Media y la Edad Moderna, llegando
hasta la Edad Contemporánea, pues se mantuvo como lengua científica hasta
el siglo XIX. Su nombre deriva de una zona geográfica de la península
itálica donde se desarrolló Roma, el Lacio (en latín, Latium).
Adquirió gran importancia con la expansión de Roma,4 y fue lengua
oficial del Imperio romano en gran parte de Europa, África
septentrional y Oriente Próximo, junto con el griego. Como las demás lenguas
indoeuropeas en general, el latín era una lengua flexiva de tipo fusional con un
mayor grado de síntesis nominal que las actuales lenguas romances, en la cual
dominaba la flexión mediante sufijos, combinada en determinadas veces con el
uso de las preposiciones, mientras que en las lenguas modernas derivadas
dominan las construcciones analíticas con preposiciones, mientras que se ha
reducido la flexión nominal a marcar solo el género y el número, conservando
los casos de declinación solo en los pronombres personales (estos tienen,
además, un orden fijo en los sintagmas verbales).a
El latín originó un gran número de lenguas europeas, denominadas lenguas
romances, como el español, francés, franco-
provenzal, friulano, gallego, istriano, istrorrumano, italiano, ladino, ligur, lombar
do, meglenorrumano, napolitano, occitano, piamontés, portugués, romanche, ru
mano, sardo, siciliano, valón, véneto, aragonés, arrumano, asturleonés, catalán
, corso, emiliano-romañol, y otros ya extintos, como el dalmático, panonio y el
romance andalusí. También ha influido en las palabras de las lenguas
modernas debido a que durante muchos siglos, después de la caída del
Imperio romano, continuó usándose en toda Europa como lingua franca para
las ciencias y la política, sin ser seriamente amenazada en esa función por
otras lenguas en auge (como el español en el siglo XVII o el francés en
el siglo XVIII), hasta prácticamente el siglo XIX.
La Iglesia católica lo usa como lengua litúrgica oficial (sea en el rito romano sea
en los otros ritos latinos), aunque desde el Concilio Vaticano II se permiten
además las lenguas vernáculas.5 También se usa para los nombres binarios de
la clasificación científica de los reinos animal y vegetal, para denominar figuras
o instituciones del mundo del Derecho, como lengua de redacción del Corpus
Inscriptionum Latinarum, y en artículos de revistas científicas publicadas total o
parcialmente en esta lengua.
El alfabeto latino, derivado del alfabeto griego (en sí derivado del alfabeto
fenicio), es ampliamente el alfabeto más usado del mundo con diversas
variantes de unas lenguas a otras. El estudio del latín, junto con el del griego
clásico, es parte de los llamados estudios clásicos, y aproximadamente hasta
los años 1970 fue estudio casi imprescindible en las humanidades. Hasta el día
de hoy, en países como Alemania, en los Gymnasien se enseña latín o griego
junto a lenguas modernas.
Índice

• 1Historia
o 1.1Períodos en la historia de la lengua latina
o 1.2Orígenes y expansión
o 1.3Estratos del latín
o 1.4Influencia sustrato
o 1.5Influencia superestrato
o 1.6Influencia adstrato
• 2Literatura latina
o 2.1Literatura temprana
o 2.2Literatura de la Edad de Oro
o 2.3Literatura de la Edad de Plata
• 3El latín tras la época clásica
o 3.1Edad Media
o 3.2Renacimiento
o 3.3Edad Moderna
• 4Gramática
o 4.1Sustantivos
o 4.2Verbos
o 4.3Sintaxis
• 5Fonética y fonología
o 5.1Sistema vocálico[11][12]
• 6Evolución del latín: el latín vulgar
o 6.1Cambios fonéticos
o 6.2Cambios morfosintácticos
▪ 6.2.1Declinación
▪ 6.2.2Deixis
o 6.3Determinantes
• 7Uso moderno del latín
• 8Véase también
• 9Notas
• 10Referencias
• 11Bibliografía
• 12Enlaces externos

Historia[editar]
Períodos en la historia de la lengua latina[editar]

La historia del latín comienza en el siglo VIII a. C. y llega, por lo menos, hasta
la Edad Media; se pueden distinguir los siguientes períodos:

• Arcaico: desde que nace hasta que la sociedad romana entra en la órbita
cultural de Grecia (helenización): VIII-II a. C. Autores destacados de este
período son Apio Claudio el Ciego, Livio
Andrónico, Nevio, Ennio, Plauto, Terencio.
• Clásico: en una época de profunda crisis económica, política y cultural, la
élite cultural crea, a partir de las variedades del latín coloquial, un latín
estándar (para la administración y escuelas) y un latín literario. Es la Edad
de Oro de las letras latinas, cuyos autores más destacados
son Cicerón, Julio César, Tito
Livio, Virgilio, Horacio, Séneca, Catulo, Ovidio. Esto ocurrió
aproximadamente en los siglos I a. C. y I d. C.
• Postclásico: la lengua hablada se va alejando progresivamente de
la lengua estándar, que la escuela trata de conservar, y de la lengua
literaria. Esta distancia creciente hará que de las diversas maneras de
hablar latín nazcan las lenguas románicas. Y la lengua escrita, que
inevitablemente también se aleja, aunque menos, de la del período anterior,
se transforma en el latín escolástico o curial.
• Tardío: los Padres de la Iglesia empiezan a preocuparse por escribir un
latín más puro y literario, abandonando el latín vulgar de los primeros
cristianos. A este período pertenecen Tertuliano, Jerónimo de Estridón (San
Jerónimo) y San Agustín.
• Medieval: el latín como se conocía ya no es hablado; por ende, el latín
literario se refugia en la Iglesia, en la Corte y en la escuela, y se convierte
en el vehículo de comunicación universal de los intelectuales medievales.
Mientras, el latín vulgar continuaba su evolución a ritmo acelerado. Ya que
las lenguas romances fueron apareciendo poco a poco, unas antes que
otras, y porque el latín seguía siendo utilizado como lingua franca y culta,
no se puede dar una fecha en la que se dejara de utilizar como lengua
materna.
• Renacentista: en el Renacimiento la mirada de los humanistas se vuelve
hacia la Antigüedad clásica, y el uso del latín cobró nueva
fuerza. Petrarca, Erasmo de Róterdam, Luis Vives, Antonio de Nebrija y
muchos otros escriben sus obras en latín, además de en su propia lengua.
• Científico: la lengua latina sobrevive en escritores científicos hasta entrado
el siglo XIX. Descartes, Newton, Spinoza, Leibniz, Kant y Gauss escribieron
sus obras en latín.
Orígenes y expansión[editar]

Región del Lacio (Latium) en Italia, donde surgió el latín.

El latín aparece hacia el año 1000 a. C. en el centro de Italia, al sur del


río Tíber, con los Apeninos al este y el mar Tirreno al oeste, en una región
llamada Latium (Lacio), de donde proviene el nombre de la lengua y el de sus
primeros habitantes, los latinos; sin embargo, los primeros testimonios escritos
datan del [[siglo VI a. C.]], como la inscripción de Duenos y otras similares.
En los primeros siglos de Roma, desde su fundación hasta el siglo IV a. C., el
latín tenía una extensión territorial limitada: Roma y algunas partes de Italia, y
una población escasa. Era una lengua de campesinos y pastores.
Así lo demuestran las etimologías de muchos términos del culto religioso,
del derecho o de la vida militar. Destacamos los términos stipulare ('estipular'),
derivado de stipa ('paja'), o emolumentum ('emolumento'), derivado
de emolere ('moler el grano'), en el lenguaje del derecho.
En este sentido, los latinos, desde época clásica al menos, hablaban de
un sermo rusticus ('habla del campo'), opuesto al sermo urbanus, tomando
conciencia de esta variedad dialectal del latín. «En el campo latino se
dice edus ('cabrito') lo que en la ciudad haedus con una a añadida como en
muchas palabras».6
Después del periodo de dominación etrusca y la invasión de
los galos (390 a. C.), la ciudad se fue extendiendo, en forma de República, por
el resto de Italia. A finales del siglo IV a. C., Roma se había impuesto a sus
vecinos itálicos. Los etruscos dejaron su impronta en la lengua y la cultura de
Roma, pero los italiotas presentes en la Magna Grecia influyeron más en el
latín, dotándolo de un rico léxico.
El latín de la ciudad de Roma se impuso a otras variedades de otros lugares
del Lacio, de las que apenas quedaron algunos retazos en el latín literario. Esto
hizo del latín una lengua con muy pocas diferencias dialectales, al contrario de
lo que pasó en griego. Podemos calificar, pues, al latín de lengua unitaria.
Después, la conquista de nuevos territorios fuera de Italia, llamados provincias,
empezando con las Galias por parte de César, hasta la Dacia (Rumania) por
parte de Trajano, supuso la expansión del latín en un inmenso territorio y la
incorporación de una ingente cantidad de nuevos hablantes.
Paralelamente a la expansión territorial de Roma, el latín se desarrolló como
lengua literaria y como lingua franca a la vez que el griego, que había tenido
estos papeles antes. Desde el siglo II a. C., con Plauto y Terencio, hasta
el año 200 d. C. con Apuleyo tenemos una forma de latín que no tiene ninguna
variación sustancial.7
Estratos del latín[editar]
El latín era una lengua itálica del subgrupo latino-falisco, lo que significa que la
mayoría de sus elementos gramaticales y la mayor parte de
su léxico provienen, por evolución natural, del protoitálico, el supuesto ancestro
de las lenguas itálicas.
El idioma original de los grupos latinos, al desarrollarse en la península itálica,
se vio influido por el contacto con hablantes de otros grupos lingüísticos
presentes en la Italia antigua, tanto indoeuropeos hablantes de otros subgrupos
de lenguas itálicas, principalmente de la rama osco-
umbra (oscos, umbros, samnitas, picenos…), como hablantes de lenguas
indoeuropeas no itálicas (mesapios, griegos, celtas…), así como hablantes
de lenguas preindoeuropeas (etruscos, ligures, nuragicos…). Suelen
distinguirse tres tipos de influencia sociolingüística:
• sustrato, debido al bilingüismo de pueblos que previamente a su adopción
definitiva del latín usaban también otras lenguas,
• superestrato, entendida como influencia de lenguas procedentes de
grupos que ocuparon territorios donde se hablaba latín, en el latín esta
influencia no fue muy considerable durante los primeros siglos, a diferencia
de lo que sucedería posteriormente con las lenguas románicas,
• adstrato, provocada por el contacto con otros pueblos y lenguas de
prestigio contemporáneas del latín.
Esta distinción, sin embargo, puede no resultar del todo operativa; por ejemplo,
el etrusco pudo haber sido a la vez substrato, adstrato y superestrato en
diferentes épocas.
Influencia sustrato[editar]
Los habitantes de las regiones de la antigua Italia en las que posteriormente se
difundió el latín eran hablantes nativos de otras lenguas, tanto indoeuropeas
del grupo itálico (como el latín), como de otros grupos de lenguas indoeuropeas
y preindoeuropeas, que al ser asimilados finalmente a la cultura latina
ejercieron cierta influencia lingüística de sustrato. A veces, para indicar estas
lenguas, se habla de sustrato mediterráneo, que proporcionó al latín el
nombre de algunas plantas y animales que los indoeuropeos conocieron al
llegar. Son lenguas muy poco conocidas, pues quedan solo unos pocos restos
escritos, algunos aún sin descifrar. Un sustrato del latín arcaico en la ciudad de
Roma y alrededores fue claramente la lengua etrusca.
En cuanto a la influencia del sustrato indoeuropeo osco-umbro, resulta
interesante el hecho de que prefigura algunas de las características fonéticas y
fonológicas que más tarde aparecerían en las lenguas romances
(ciertas palatalizaciones y monoptongaciones), pues muchos hablantes
de lenguas itálicas al romanizarse conservaron ciertos rasgos fonéticos
propios, incluso (marginalmente) dentro de las lenguas románicas.
Fenómenos de este tipo son la influencia céltica a la que se atribuye la lenición
de las consonantes intervocálicas o la [y] francesa, el vasco (o alguna lengua
parecida), al que se atribuye la aspiración de la /f/ española en /h/, o el
influjo eslavo, responsable de la centralización de las vocales rumanas.
Sustrato etrusco: La influencia del etrusco en la fonología latina se refleja en
el hecho de desarrollar algunas aspiradas (pulcher, 'hermoso') y la tendencia a
cerrar -o en -u. Las inscripciones etruscas muestran una tendencia a realizar
como aspiradas oclusivas sordas previamente no-aspiradas, y poseía
un sistema fonológico de solo cuatro timbres vocálicos /a, e, i, u/, teniendo este
último una cualidad entre [o] y [u] que habría influido en la tendencia del latín a
cerrar algunas /*o/ en [u].
Además los numerales latinos duodeviginti ('18') y undeviginti ('19') son
claramente calcos lingüísticos formados a partir de las formas etruscas esl-em
zathrum ('18') thu-nem zathrum, '19' (donde zathrum es la forma etrusca para
'20', esl- '2' y thun- '1'). También es un hecho de sustrato del etrusco en latín el
sufijo -na en palabras como persona, etc.
Influencia superestrato[editar]
Durante un tiempo, Roma tuvo importantes contingentes de población de
origen etrusco, por lo que el etrusco fue tanto una lengua substrato como una
lengua superestrato, al menos durante el período que abarca la monarquía
romana y, en menor medida, la república romana. La influencia del etrusco es
particularmente notoria en ciertas áreas del léxico, como la relacionada con
el teatro y la adivinación. Roma también sufrió invasiones de los galos
cisalpinos, aunque no parecen existir importantes indicios de influencia celta en
el latín. Sí existen algunas evidencias en el vocabulario de préstamos léxicos
directos de lenguas osco-umbras, que constituyen la principal influencia de tipo
substrato en el latín clásico.
Por otra parte, si bien desde antiguo los romanos tenían contactos con pueblos
germánicos no existen fenómenos de influencia léxica en latín clásico. A
diferencia de lo que sucede con las lenguas románicas occidentales que, entre
los siglos V y VIII, recibieron numerosos préstamos léxicos del germánico
occidental y del germánico oriental. Esto contrasta con la profunda influencia
que el latín ejerció en el predecesor del alto alemán antiguo. Igualmente,
existen abundantes rastros de la administración romana en la toponimia de
regiones que hoy son de habla germánica, como por ejemplo Colonia. Los
elementos germánicos en la Romania occidental proceden del período del Bajo
Imperio, y constituyen el principal superestrato en latín tardío. El flujo no se
interrumpió en la formación de las lenguas románicas. Las influencias de los
pueblos godo, alemánico, borgoñés, franco y lombardo en las lenguas
románicas se da mayoritariamente en el campo de la toponimia y
la antroponimia. Aparte de estos, el número de préstamos es bastante
reducido.
Influencia adstrato[editar]
Es la debida al contacto con pueblos que convivieron con los latinos sin
tenerlos dominados ni depender de ellos. Este tipo de influencia se nota más
en el estilo y el léxico adquiridos que en los cambios fónicos de la lengua. Los
adstratos osco, umbro y griego, son responsables del alfabeto y sobre lo
relacionado con la mitología, pues los romanos tomaron prestados los dioses
helenos, aunque con nombres latinos.
Adstrato griego: la entrada masiva de préstamos y
calcos áticos y jónicos puso en guardia a los latinos desde tiempos muy
tempranos, encabezados por Catón el Viejo en el siglo III a. C. Pero en la Edad
de Oro de la literatura latina los romanos se rindieron ante la evidente
superioridad del idioma griego antiguo. Bien pueden resumir este sentimiento
los famosos versos de Horacio: «Graecia capta ferum victorem cepit et artis /
intulit agresti Latio» («La Grecia conquistada conquistó a su fiero vencedor e
introdujo las artes en el rústico Lacio»).8
Esta entrada masiva de helenismos no se limitó a la literatura, las ciencias o las
artes. Afectó a todos los ámbitos de la lengua, léxico, gramatical y estilístico, de
modo que podemos encontrar el origen griego en muchas palabras comunes
de las lenguas románicas.
Después de la Edad Clásica, el cristianismo fue uno de los factores más
potentes para introducir en la lengua latina hablada una serie de elementos
griegos nuevos. Ej: παραβολή > parábola. Encontramos esta palabra dentro de
la terminología retórica, pero sale de ella cuando se usa por los cristianos y
adquiere el sentido de parábola, es decir, predicación de la vida de Jesús. Poco
a poco va adquiriendo el sentido más general de «palabra», que sustituye en
toda la Romanía al elemento que significaba «palabra» (verbum). El verbo que
deriva de parabole (parabolare, parolare) sustituye en gran parte de la
Romanía al verbo que significaba «hablar» (loquor).

Literatura latina[editar]
Artículo principal: Literatura en latín
El cuerpo de libros escritos en latín, retiene un legado duradero de cultura de
la Antigua Roma. Los romanos produjeron una extensa cantidad de libros
de poesía, comedia, tragedia, sátira, historia y retórica, trazando arduamente al
modo de otras culturas, particularmente al estilo de la más madura literatura
griega. Un tiempo después de que el Imperio romano de occidente cayese, la
lengua latina continuaba jugando un papel muy importante en la cultura
europea occidental.
La literatura latina normalmente se divide en distintos períodos. En lo que
respecta a la primera, la literatura primitiva, solo restan unas pocas obras
sobrevivientes, los libros de Plauto y Terencio; se han conservado dentro de los
más populares autores de todos los períodos. Muchas otras, incluyendo la
mayoría de los autores prominentes del latín clásico, han desaparecido,
aunque bien algunas han sido redescubiertas siglos después.
El periodo del latín clásico, cuando la literatura latina es ampliamente
considerada en su cumbre, se divide en la Edad Dorada, que cubre
aproximadamente el periodo del inicio de siglo I a. C. hasta la mitad
del siglo I d. C.; y la Edad de Plata, que se extiende hasta el siglo II d. C. La
literatura escrita después de la mitad del siglo II es comúnmente denigrada e
ignorada.
En el Renacimiento muchos autores clásicos fueron redescubiertos y su estilo
fue conscientemente imitado. Pero sobre todo, se imitó a Cicerón, y su estilo se
ha apreciado como el perfecto culmen del latín. El latín medieval fue
frecuentemente despreciado como latín macarrónico; en cualquier caso,
muchas grandes obras de la literatura latina fueron producidas entre la
antigüedad y la Edad Media, aunque no sea de los antiguos romanos.
La literatura latina romana abarca dos partes: la literatura indígena y la imitada.

• La literatura latina romana indígena ha dejado muy pocos vestigios y solo


nos ofrece fragmentos verdaderamente arcaicos e intentos de arcaísmo
deliberado que proceden fundamentalmente de tiempos de la República, de
los emperadores y principalmente de los Antoninos.
• La literatura latina romana imitada ha producido composiciones en que la
inspiración individual se junta a la imitación más feliz, obras numerosas y
elegidas que nos han llegado enteras. A veces, se han confundido las obras
de origen italiano, producciones más toscas del genio agrícola o religioso
de los primitivos romanos (que ofrecen un carácter más original), con las
copias latinas de las obras maestras de Grecia, que ofrecen un encanto,
una elegancia y una suavidad correspondientes a una civilización culta y
refinada. En este último aspecto señalamos la tendencia de dos escuelas
retóricas de origen griego que tuvieron gran influencia en Roma:
el asianismo y el aticismo. Desde los tiempos de Cicerón estas dos
tendencias estilísticas del griego entraron de lleno en latín y perduraron
durante varios siglos en la literatura latina.
Literatura temprana[editar]

Busto de Marco Tulio Cicerón.

• Poesía: Ennio
• Tragedia: Pacuvio, Lucio Accio
• Comedia: Cecilio, Terencio, Plauto
Literatura de la Edad de Oro[editar]
• Poesía: Lucrecio, Catulo, Virgilio, Horacio, Ovidio, Tibulo, Propercio, Lucan
o
• Prosa: Cicerón, Julio César
• Historia: Salustio, Livio, Nepote, Tácito, Suetonio
Literatura de la Edad de Plata[editar]
• Poesía: Estacio, Marcial, Manilio
• Prosa: Petronio, Quintiliano, Apuleyo, Séneca, Asconio
• Teatro: Séneca
• Sátira: Persio, Juvenal
• Historia: Tácito, Suetonio

El latín tras la época clásica[editar]


Edad Media[editar]
Tras la caída del Imperio romano, el latín todavía fue usado durante varios
siglos como la única lengua escrita en el mundo posterior al estado romano. En
la cancillería del rey, en la liturgia de la Iglesia católica o en los libros escritos
en los monasterios, la única lengua usada era el latín. Un latín muy cuidado,
aunque poco a poco se vio influido por su expresión hablada. Ya en el siglo VII,
el latín vulgar había comenzado a diferenciarse originando el protorromance y
después las primeras fases de las actuales lenguas romances.
Con el renacimiento carolingio del siglo IX, los mayores pensadores de la
época, como el lombardo Pablo el Diácono o el inglés Alcuino de York, se
ocuparon de reorganizar la cultura y la enseñanza en su imperio. En lo que se
refiere al latín, las reformas se dirigieron a la recuperación más correcta de
forma escrita, lo que le separó definitivamente de la evolución que siguieron las
lenguas romances.
Luego, con el surgimiento de las primeras y pocas universidades, las
enseñanzas dadas por personas que provenían de toda Europa eran
rigurosamente en latín. Pero un cierto latín, el que no podía decirse que fuera la
lengua de Cicerón u Horacio. Los doctos de las universidades elaboraron un
latín particular, escolástico, adaptado a expresar los conceptos abstractos y
ricos en elaborados matices de la filosofía de la época. El latín ya no era la
lengua de comunicación que fue en el mundo romano; todavía era una lengua
viva y vital, todo menos estática.
Renacimiento[editar]
En el siglo XIV, en Italia, surgió un movimiento cultural que favoreció un
renovado interés por el latín antiguo: el Humanismo. Comenzado ya
por Petrarca, sus mayores exponentes fueron Poggio Bracciolini, Lorenzo
Valla, Marsilio Ficino y Coluccio Salutati. Aquí la lengua clásica empezó a ser
objeto de estudios profundos que marcaron el nacimiento, de hecho, de
la filología clásica.
Edad Moderna[editar]
En la Edad Moderna, el latín aún se usa como lengua de la cultura y de
la ciencia, pero va siendo sustituido paulatinamente por los idiomas locales. En
latín escribieron, por ejemplo, Nicolás Copérnico e Isaac Newton. Galileo fue de
los primeros científicos en escribir en un idioma distinto del latín (en italiano,
hacia 1600), y Oersted de los últimos en escribir en latín, en la primera mitad
del siglo XIX.

Gramática

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