El documento explica que aunque la crucifixión de Jesús sucedió hace miles de años, él murió por nuestros pecados, por lo que de cierta manera todos estuvimos presentes y contribuimos a ella.
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El documento explica que aunque la crucifixión de Jesús sucedió hace miles de años, él murió por nuestros pecados, por lo que de cierta manera todos estuvimos presentes y contribuimos a ella.
El documento explica que aunque la crucifixión de Jesús sucedió hace miles de años, él murió por nuestros pecados, por lo que de cierta manera todos estuvimos presentes y contribuimos a ella.
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¡YO TAMBIÉN ESTABA ALLÍ!
Normalmente cuando hablamos de la crucifixión de Cristo, pensamos en un hecho
lejano ocurrido hace miles de años, pero lo cierto es que nosotros también estuvimos allí. PRESENTES EN LA CRUCIFIXIÓN Rembrandt, el famoso artista holandés, pintó un cuadro de la crucifixión en el que captó de manera vívida la agonía de Cristo y su sufrimiento en la cruz. Las expresiones de los que contemplaban a Cristo reflejaban asimismo la crueldad y el dolor de la crucifixión. Una de las cosas más significativas del cuadro, aparte de la figura de Cristo agonizante, es el autorretrato de Rembrandt que figura entre los observadores en la penumbra. Esta era a manera de Rembrandt de decir: ¡Yo también estuve allí! Yo ayudé a crucificar a Cristo. Al igual que Rembrandt, nosotros también fuimos parte de la crucifixión de Jesús. EL PECADO DE TODOS NOSOTROS Si bien es cierto que la crucifixión de Jesús sucedió hace miles de años, Él también lo hizo por nosotros, para que pudiéramos ser redimidos de nuestros pecados y ser salvos. Isaías 53:6 Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el Señor puso sobre él los pecados de todos nosotros. POR TODOS NOSOTROS El sacrificio de Jesús fue para todos nosotros, para que pudiéramos tener vida eterna. Nadie hubiera sido capaz de salvarse por sus propios medios, necesitábamos la intervención de Dios. No hubo ni habrá amor más grande que el de Jesús, quien voluntariamente se entregó para que nosotros tuviéramos vida eterna. Si hubiéramos intentado hacerlo sólo en nuestras fuerzas hubiéramos fracasado. Romanos 5:6 Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso y murió por nosotros, pecadores. Debemos vivir de tal manera nuestras vidas que nuestro agradecimiento por tan grande sacrificio esté siempre presente en todo lo que hagamos, porque tú y yo estuvimos presentes en la crucifixión.