Piel Radiante Intestino Sano - Whitney Bowe
Piel Radiante Intestino Sano - Whitney Bowe
Piel Radiante Intestino Sano - Whitney Bowe
Whitney Bowe
Con Kristin Loberg
URANO
Argentina – Chile – Colombia – Ecuador – España
Estados Unidos – México – Perú – Uruguay
Título original: The Beauty of Dirty Skin – The Surprising Science of Looking and Feeling Radiant
from the Inside Out
Editor original: Little, Brown and Company, New York
Traducción: Silvia Alemany Villalta
PARTE I
La reacción del intestino frente a una piel radiante
PARTE II
Resplandece con tu intestino
6 Alimenta el cutis
Recomendaciones dietéticas para tener una cara más luminosa
9 Recarga tu piel
Date una vuelta por el pasillo de los complementos y los probióticos
PARTE III
Resumiéndolo todo
11 Recetas
Comidas y mascarillas para conseguir tu Luminosidad Bowe
Agradecimientos
Sobre la autora
Introducción
Aprende a querer a tus microbios buenos
Pérdida de peso.
Aumento de la energía.
Sueño de calidad y disminución del insomnio.
Reducción del estrés y mejores mecanismos de gestión.
Alivio del mal humor, de la ansiedad y la depresión.
Mejora de las enfermedades gastrointestinales, del estreñimiento
crónico y la hinchazón.
Disminución o incluso inversión de los trastornos metabólicos, como
la resistencia a la insulina y la diabetes.
Mayor claridad mental.
Fortalecimiento del sistema inmunitario y disminución de la
autoinmunidad.
Aspecto más juvenil.
Y todavía hay más…
2. J.L. St. Sauver et al., «Why Patients Visit Their Doctors: Assessing the Most Prevalent Conditions
in a De ned American Population», Mayo Clinic Proceedings 88, núm. 1 (enero de 2013): 56-67.
4. J.G. Muzic et al., «Incidence and Trends of Basal Cell Carcinoma and Cutaneous Squamous Cell
Carcinoma: A Population-Based Study in Olmsted County, Minnesota, 2000 a 2010», Mayo Clinic
Proceedings 92, núm. 6 (junio 2017): 890-98.
S olo con verlo podemos reconocerlo. Fíjate en esa mujer que entra en una
sala y atrae la atención de todos. Una fuerza gravitatoria rodea su
presencia; tiene un je ne sais quoi que la hace preciosa. Pero su belleza
trasciende lo físico. Todo en ella habla de atracción mientras irradia salud,
gracia, fuerza, vitalidad y con anza. Su radiante piel re eja toda esta noción
universal de bienestar. Y además, vive la vida a tope.
Si estás leyendo estas páginas, será por algo. Y es porque has elegido cuidar
mejor de ti misma. Con el plan que te propongo en este libro, aprenderás a
hacerlo de tal modo que conseguirás tener una piel más suave, limpia y
hermosa que nunca. Y, como resultado, tú también puedes convertirte en la
mejor versión de ti misma; en una persona con una mayor con anza en sí
misma, más extrovertida y aventurera. E incluso con más éxito. Algo en tu
interior te dice que existe un poder oculto que te permite tener una piel
preciosa. Y tienes razón.
Desde la ventaja que me ofrece la perspectiva de ser alguien que ayuda a los
demás a cuidarse para que tengan una piel maravillosa, no necesito ningún
estudio cientí co que me diga que sentirse satisfecha del aspecto de una
misma tiene un poder transformador. Ya sabes que, cuando te sientes
encantadora, todo es posible. Pero lo que quizá no sepas es que lograr esa piel
maravillosa requiere un «trabajo interior», y que ese trabajo se re eja en un
bienestar general. Deja que comparta contigo algunos hechos poco conocidos
que te preparen para ese viaje hacia una piel más saludable y un cuerpo más
sano, empezando por hablarte de unas estadísticas alarmantes. Esto, amiga
mía, te ayudará a comprender que no estás sola.
Si padeces una enfermedad cutánea, te cuentas entre la amplia mayoría de
gente. Decenas de miles de personas en Estados Unidos viven con
enfermedades cutáneas crónicas, y eso ha ido al alza en estas dos últimas
décadas (junto con las enfermedades autoinmunes y crónicas que no están
causadas por un germen o un patógeno). Sesenta millones de
norteamericanos, incluyendo personas adultas, tienen acné (un 85 por ciento
más o menos hemos tenido acné en algún momento de nuestra vida).6 Treinta
y cinco millones de individuos padecen eczema, llamado también dermatitis
atópica: una enfermedad crónica que provoca escozores y hace que tengamos
la piel rojiza, seca y quebradiza. La psoriasis, otra dolencia cutánea crónica
pero autoinmune, afecta a 7,5 millones de estadounidenses. Y al menos
dieciséis millones de personas padecen la rosácea, que es común en los adultos
y se caracteriza porque en el cutis tenemos rojeces y los capilares son visibles.
Existen más de tres mil enfermedades de la piel que los dermatólogos pueden
tratar. Y estas cifras son tan enormes que dejan de tener signi cado. La
mayoría pasamos por la vida sin que nos diagnostiquen una enfermedad poco
común, pero ninguno alcanzamos la edad adulta sin padecer al menos una
dolencia cutánea, sean granos, sarpullido o una quemadura super cial o solar
(uno de cada cinco americanos desarrollará un cáncer de piel a lo largo de su
vida, y en gran parte debido a una sobreexposición al sol). Además, no hay
nadie que escape al curso del tiempo sin envejecer, tanto si lo hace de manera
gradual y natural como si envejece de una manera rápida y prematura (me
re ero al típico comentario: ¿A qué se deben estas arrugas?, ¿qué me está pasando?)
Soy una dermatóloga que está acostumbrada a tener diversas
responsabilidades, como son dar conferencias a otros colegas de profesión,
tratar a los pacientes y salir en los medios de comunicación con cierta
periodicidad para hablar de todo lo que tiene que ver con tu piel y con los
signos externos del envejecimiento; y por eso intento mantenerme al día sobre
las últimas novedades en los tratamientos de las enfermedades cutáneas.
Nunca se habían vivido tiempos tan excitantes para la dermatología como los
que estamos viviendo ahora: los conocimientos sobre nuestra piel, sus
propiedades y su conexión con el resto del cuerpo se están extendiendo con
rapidez. El hecho de que pueda detectar una amplia variedad de enfermedades
por el simple hecho de mirar la piel de una persona dice mucho de la
interconexión del cuerpo humano, desde sus recovecos más profundos hasta
sus capas más super ciales. He identi cado un número incalculable de
dolencias en pacientes que han venido a verme por un supuesto tema cutáneo
tópico; y hablo de dolencias como el lupus, los trastornos de la tiroides, ciertos
cánceres (incluyendo el de pulmón), enfermedades cardíacas congénitas y
defectos de nacimiento, la enfermedad arterial periférica, la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica (COPD o en sema), la cirrosis (enfermedad del
hígado), la anemia, el alcoholismo, el síndrome de Cushing, la enfermedad de
Addison, el síndrome de ovario poliquístico, la diabetes y el linfoma. Sin duda
alguna, la piel no es un órgano solitario y aislado que funcione por sí mismo.
Depende muchísimo de lo que está sucediendo en otras zonas muy alejadas de
nuestro cuerpo, allí donde el sol no luce.
Mis pacientes me han enseñado muchas cosas a lo largo de todos estos años.
Sus enfermedades son una pieza muy pequeña de la totalidad que representan.
Y yo me brindo en cuerpo y alma para trabajar con ellos y ayudarlos a sentir
que tienen el poder. Es un trabajo en equipo. Como mencioné en la
introducción, al principio de mi formación veía a diario que había una
desconexión entre lo que aprendía en mis libros de texto y las clases y lo que
veía y vivía de primera mano, tanto respecto a mi propio cuerpo como a las
señales y los síntomas de mis pacientes. ¡A Dios gracias, escuché atentamente
a mis pacientes y seguí mis instintos!
En la actualidad puedes elegir la rapidez con que vas a envejecer, tanto si
pre eres recurrir a remedios caseros y combinarlos con esos productos más
económicos que venden en los hipermercados como si quieres seguir el
camino de mis pacientes famosos, que usan métodos punteros en la o cina y
los combinan con un so sticado régimen diario para cuidarse la piel. Te
preguntarás de dónde saco tanta seguridad para hablar de todo esto. A diario
soy testigo de la transformación de mis pacientes, y la mayoría se enfrenta a
enfermedades de la piel que tienen muy arraigadas. Entre ellos, muchos
empiezan a ver cambios realmente signi cativos cuando recurren a estrategias
muy prácticas que todos podemos utilizar. Sencillamente, trabajan del interior
al exterior, y sanan esos lugares recónditos más ocultos y profundos del
cuerpo para conseguir estar radiantes.
Para esas pacientes que tienen una piel extremadamente sana, yo recomiendo usar un
exfoliante muy suave solo un par de veces a la semana a lo sumo, y además aconsejo
que lleven escrito en la agenda del teléfono móvil los días en que toca hacerlo para
controlar bien el tratamiento y no pasarse de la raya. Eso suele pasarles mucho a mis
pacientes, y arreglarlo es muy fácil (y además, te ahorras dinero).
EL EJE INTESTINO-CEREBRO-PIEL
Es como si ya adivinara tu pregunta: para conseguir una piel sin defectos y que
todos se den cuenta, ¿qué hay que hacer? ¿Qué tengo que comer? ¿Qué tengo
que evitar y cómo debería cuidarme la piel? Para responder a estas cuestiones,
primero tenemos que contestar a otra pregunta: ¿qué es lo que causa más
problemas cutáneos en la actualidad?
Respuesta: un eje intestino-cerebro-piel disfuncional o débil. Nada más y
nada menos. Tus intestinos, tu cerebro y tu piel mantienen una relación
profunda: todos ellos están conectados de una manera poderosa y
sorprendente. Piensa en tus intestinos y en tu piel como si fueran los
eslabones de una cadena y el cerebro fuera el que une todos los eslabones
entre sí. Si hay algún retorcimiento en algún punto de la cadena (un
desequilibrio que altera este delicado eje encadenado) experimentarás una
dolencia física, que pueden ser problemas intestinales o incluso enfermedades
cutáneas. Cuando consigas mantener esta alianza en equilibrio, empezando
por los intestinos, podrás ver resultados por fuera… y sentirlos por dentro.
Explicaré con mayor detalle la naturaleza de este eje en el capítulo siguiente,
pero por ahora te avanzaré el mecanismo que relaciona el estado de los
intestinos con el hecho de tener una piel fantástica.
La ora intestinal y de la piel: son las bacterias simbióticas que viven de manera natural
en el intestino y en la piel. Una relación simbiótica es aquella en la que dos especies
(p.ej., las bacterias y los humanos) conviven de una de estas tres maneras: (a) las dos
especies se bene cian (simbiosis de carácter mutualista); (b) una se bene cia y la otra
no resulta perjudicada (simbiosis de comensalismo), o (c) una se bene cia y la otra
termina perjudicada (simbiosis de parasitismo).
Disbiosis: es un desequilibrio microbiano en el cuerpo o dentro de él (p.ej., la
disbiosis intestinal, la disbiosis cutánea).
Microbioma: es el conjunto de microorganismos que viven en un entorno particular,
como el cuerpo humano o una parte de él (p.ej., el intestino, la piel, la boca, la nariz, los
genitales o el tracto urinario). Hay microbiomas en la naturaleza, en el fondo marino,
en los bosques e incluso en los animales.
Microbiota: es una comunidad ecológica de microorganismos comensales,
simbióticos y patógenos (potencialmente dañinos) que se encuentra en todos los
organismos multicelulares, tanto en su interior como en su exterior.
EL MITO DE LA BELLEZA
Tu aspecto exterior va más allá de tu epidermis. Uno de los mitos más
extendidos, y que no me canso de desmentir, es la noción de que la salud de la
piel es un fenómeno aislado, un problema que solo está en la super cie,
cuando es justo todo lo contrario: es el resultado de una miríada de
interacciones complejas y muy reglamentadas que tienen lugar en el cuerpo y
a las cuales todo les in uye, desde la conducta de tu genoma hasta la del
microbioma y la relación que este mantiene con todos los sistemas de tu
cuerpo, incluidos los ritmos hormonales.
Otra noción que circula como circulan los rumores falsos es que una piel sin
defectos se debe a la herencia genética. Piensa que no estás destinada
genéticamente a parecerte a tu madre o a tu padre. Sí, es cierto que los genes
forman parte de la ecuación, pero no es tan simple. El ADN que gestionas tan
solo es una pequeña parte de ti. Eso signi ca que puedes hacer muchas cosas
para asumir el control de tu salud y de tu aspecto. Aunque todavía estamos
empezando a comprender el microbioma humano y la relación que existe
entre él y nuestra salud física, incluyendo el aspecto de nuestra piel, cada vez
tenemos más pruebas que nos dan nuevas «pautas» sobre cómo protegerla y
potenciarla. Es más, en este libro te presentaré un programa de tres semanas
de duración que he diseñado y que te ayudará a conseguirlo.
En el futuro estoy segura de que seremos capaces de identi car los «per les»
microbianos de las personas propensas a desarrollar ciertas enfermedades
cutáneas y a mejorar los tratamientos preventivos. En la Universidad de
California en San Diego, epicentro de la investigación más puntera que se
realiza sobre el microbioma, el doctor Louis-Felix Nothias-Scaglia estudia el
per l biológico de la piel de personas con psoriasis, que es una enfermedad
que se considera desencadenada por un sistema inmunitario hiperactivo.
Como explica el doctor Nothias-Scaglia, si las moléculas (metabolitos)
generadas a partir de determinadas bacterias se detectan al inicio de un brote
en lugar de hacerlo cuando la piel no tiene psoriasis, podemos predecir,
observando estos cambios microbianos, cuándo se manifestará la dolencia. Y,
basándonos en estas moléculas, podemos elucidar cuáles son los
medicamentos más aptos para la enfermedad o bien para prevenirla. Este
conocimiento predictivo ayudaría a los pacientes a gestionar perfectamente su
psoriasis y a limitar el uso de medicamentos inmunosupresores, que son muy
fuertes y tienen efectos indeseados. El doctor Nothias-Scaglia trabaja en el
laboratorio del doctor Pieter Dorrestein, que usa la espectrometría de masas
para «espiar las conversaciones moleculares que mantienen entre sí los
microbios en su mundo».18 Al identi car los microbios amistosos y sus
derivados, espera poder esbozar un retrato más acertado del modo en que los
microbios forman comunidades e interactúan entre ellos y con su entorno
(p.ej., con nosotros). Me imagino el día en que pueda hacer un frotis de la piel
a mis pacientes, analizar y encontrar el per l de sus microbiomas y extenderles
una «receta» a medida para curarles una enfermedad cutánea o, sencillamente,
sacar el máximo partido de su yo más hermoso y radiante. Secuenciar el
microbioma será un proceso rutinario en las consultas de los médicos cuando
empecemos a crear grandes bases de datos que documenten y comparen los
microbiomas basándonos en la edad, el tipo de piel y otros datos
demográ cos. Estas bases de datos nos ayudarán a los médicos a obtener
información para tratar a los pacientes de enfermedades cutáneas. Con
iniciativas como estas, nuestra recompensa será poder cosechar los frutos de
una medicina (de precisión) más personalizada.
Los cientí cos están trabajando para comprender mejor nuestros
microbiomas y así poder manipularlos con el objeto de lograr los resultados
deseables. Imagínate ser capaz de corregir tu per l microbiano y que eso te
ayude a perder peso sin ningún esfuerzo, que eso sea capaz de erradicar la
diabetes tipo 2, de limitar el riesgo de sufrir una depresión, una demencia o un
cáncer y de potenciar la salud de la piel. Del mismo modo, imagínate que
puedes cambiar las características microbianas de la piel para combatir los
sarpullidos de acné, bloquear la luz ultravioleta y prevenir el cáncer de piel,
disuadir a los mosquitos (hay estudios que demuestran que los microbios de
nuestra piel in uyen en el hecho de que nos piquen o no) y terminar logrando
esa tan codiciada y saludable luminosidad. Esta es la promesa que nos está
ofreciendo este apasionante campo de la medicina. Y ya es hora de que
vayamos preparándonos.
CONÓCETE ANTES DE VERTE LUMINOSA:
ANALÍZATE A TI MISMA
Ya se empiezan a ver en el mercado unos kits microbianos para el usuario que
permiten recoger muestras de la piel (de las heces o de la boca) y enviarlas a
una empresa para que establezca el per l. Pero se necesita tiempo para que
estos análisis (y los datos cientí cos que se desprenden de ellos) vayan calando
en los centros de investigación antes de que puedan darnos datos realmente
útiles a nivel individual. No existe ningún análisis infalible en la actualidad que
pueda decirnos con exactitud cuál es el estado preciso de tu microbioma, pero
sí que puedes encontrar claves muy valiosas si respondes a unas cuantas
preguntas. Eso también te ayudará a comprender las experiencias de tu vida
que han afectado a la salud de tu microbioma, tanto durante la juventud como
en la madurez. Te propongo que hagas la autoevaluación que encontrarás más
abajo.
No te alarmes si descubres que respondes «sí» a la mayoría de las preguntas.
Están pensadas para valorar el riesgo que padeces de tener una siología
disfuncional que podría afectar a tu salud en general y a la salud y al
funcionamiento de tu piel en particular; y desmiti car los problemas más
inmediatos es el primer paso para resolverlos.
Quizá te preguntes sobre la relación que existe entre algunas de estas
preguntas y la salud que pueda tener tu piel, pero no tardarás en
comprenderlo a partir de las lecciones que encontrarás en este libro. Y si
alguna pregunta en concreto te lleva a plantearte otras cuestiones, ten por
seguro que encontrarás la respuesta en los capítulos siguientes. Por ahora,
limítate a contestar lo mejor que puedas y a tomar nota de cuáles son las
preguntas a las que has respondido a rmativamente.
Recursos en Internet
7. C. Pontes Tde et al., «Incidence of Acne Vulgaris in Young Adult Users of Protein-Calorie
Supplements in the City of Joao Pessoa, PB», Anais brasileiros de ginecologia 88, núm. 6 (noviembre-
diciembre de 2013): 907-12: C.L. LaRosa et al., «Consumption of Dairy in Teenagers with and
without Acne», Journal of the American Academy of Dermatology 75, núm. 2 (agosto de 2016): 318-22.
8. M.G. Domínguez-Bello et al., «Partial Restoration of the Microbiota of Cesarean-Born Infants
via Vaginal Microbial Transfer», Nature Medicine 22, núm. 3 (marzo de 2016): 250-53; M.J. Blaser y
M.G. Dominguez-Bello, «The Human Microbiome befote Birth», Cell Host Microbe 20, núm. 5
(2016): 558-60.
9. T.C. Bosch y M.J. McFall-Ngai, «Metaorganisms as the New Frontier», Zoology ( Jena) 114, núm. 4
(septiembre 2011): 185-90.
10. H.E. Blum, «The Human Microbiome», Advances in Medical Science 62, núm. 2 (julio de 2017):
414-20; A.B. Shreiner, J.Y. Kao y V.B. Young, «The Gut Microbiome in Health and in Disease»,
Current Opinion in Gastroenterology 31, núm. 1 (enero de 2015): 69-75.
11. M. Levy et al., «Dysbiosis and the Immune System», Nature Reviews: Immunology 17, núm. 4
(abril 2017): 219-32; M.M. Kober y W.P. Bowe, «The E ect of Probiotics on Immune Regulation,
Acne, and Photoaging», International Journal of Women’s Dermatology 2, núm. 1 (abril de 2015): 85-
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12. A.K. DeGruttola et al., «Current Understanding of Dysbiosis in Disease in Human and Animal
Models», In ammatory Bowel Diseases 22, núm. 5 (mayo de 2016): 1137-50.
13. J.I. Gordon et al., «Gut Microbia from Twins Discordant for Obesity Modulate Metabolism in
Mice», Science 341, núm. 6150 (septiembre de 2013): 1079; J.I. Gordon, «Honor Thy Gut Symbionts
Redux», Science 336, núm. 6086 (2012): 1251-1253: J. Xu y J.I. Gordon, «Honor Thy Symbionts»,
Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America 100, núm. 18 (2003):
10452-10459; P.J. Turnbaugh et al., «The Human Microbiome Project», Nature 449, núm. 7164
(2007): 804-10; P.J. Turnbaugh et al., «An Obesity-Associated Gut Microbiome with Increased
Capacity for Energy Harvest», Nature 444, núm. 7122 (2006): 1027-31.
14. P.C. Arck et al., «Neuroimmunology of Stress: Skin Takes Center Stage», Journal of Investigative
Dermatology 126, núm. 8 (agosto de 2006): 1697-1704; A.T. Slominski et al., «Key Role of CRF in the
Skin Stress Response System», Endocrine Reviews 34, núm. 6 (diciembre de 2013): 827-84.
15. C.L. Ventola, «The Antibiotic Resistance Crisis: Part 1: Causes and Threats», Pharmacy &
Therapeutics 40, núm. 4 (abril de 2015): 277-83; C.L.Ventola, «The Antibiotic Resistance Crisis: Part
2: Management Strategies and New Agents», Pharmacy & Therapeutics 40, núm. 5 (mayo de 2015):
344-52.
16. W.P. Bowe y A.C. Logan, «Acne Vulgaris, Probiotics, and the Gut-Brain-Skin Axis: Back to he
Future?» Gut Pathogens 3, núm. 1 (enero de 2011): 1; D. Sharma, M.M. Kober y W.P. Bowe, «Anti-
Aging E ects of Probiotics», Journal of Drugs in Dermatology 15, núm. 1 (enero de 2016): 9-12.
17. S. Vandersee et al., «Blue-Violet Light Irradiation Dose Dependently Decreases Carotenoids in
Human Skin, Which Indicates the Generation of Free Radicals», Oxidative Medicine and Cell
Longevity (2015): 579675.
18. P. Tullis, «The Man Who Can Map the Chemicals All Over Your Body», Nature 534, núm. 7606
(junio de 2016).
2
La nueva ciencia de la piel
Comprender la conexión intestino-cerebro-piel
A ndrea, como muchas mujeres que suelen venir a mi consulta, era una mujer
preocupada por la belleza que se esforzaba por superar sus enconadas dolencias
cutáneas con un sinnúmero de preparados caseros que encontraba en Internet. A sus
treinta y cinco años padecía erupciones persistentes, manchas y rojeces, y su tono de
piel era desigual. Los productos con que intentaba aliviar sus problemas eran agresivos
para su cutis y le provocaban descamaciones. Andrea creía que hacía las cosas bien:
comía alimentos orgánicos bajos en grasas, usaba un limpiador «puri cante» con
enzimas botánicos para limpiarse la cara dos veces al día y se preparaba limpiezas a
base de zumos durante el n de semana para, según sus palabras, «quitarse las toxinas»
que le estaban arruinando el cutis. Sus limpiezas a base de zumos también eran un
intento para perder peso, porque Andrea esperaba bajar los catorce kilos que había
ganado desde los veinte años. No podía entender en qué se estaba equivocando, hasta
que empecé a plantearle preguntas que pretendían indagar de lleno en sus hábitos
nutricionales y de limpieza del cutis.
Andrea pensaba que estaba comiendo de manera saludable, pero con su dieta
saboteaba la capacidad que su piel tenía de curarse a sí misma. La mayor parte de los
días comía una barrita energética, o tomaba un batido de proteínas con leche
descremada para desayunar, compraba al vuelo un café con hielo con chocolate al lado
del despacho para tomárselo a media mañana y, por la tarde, cambiaba la fórmula por
una Coca-Cola Light. Para almorzar solía comer una ensalada con un aliño bajo en
calorías o un bocadillo con mayonesa light. Y tenía siempre a mano unas galletitas de
arroz y unos pretzels bajos en calorías para ir picando. La felicité cuando me dijo que
hacía ejercicio con regularidad (a Andrea le encantaban las clases de spinning y la
gimnasia); sin embargo, no se hacía ningún favor, dados los desequilibrios que se
observaban en su tabla de ejercicios. Como la mayoría de mis pacientes, Andrea hacía
ejercicio siete días a la semana, se centraba en practicar una tabla de cardio de alta
intensidad y olvidaba los ejercicios de exibilidad y de toni cación. Tenía la impresión,
además, de que llevaba una vida muy atareada como abogada de un gran bufete y que
no paraba nunca; por eso el estrés también tenía que ser un factor determinante en su
vida. Tenía el cuerpo (y la piel) quemados.
«Tienes la piel in amada porque tus intestinos están in amados —le dije—. De
hecho, es probable que todo tu cuerpo sufra de in amación. Y tu manera de cuidarte la
piel por la mañana y por la noche complica aún más las cosas.»
Le comenté que existe una conexión entre la salud intestinal y la salud de nuestra
piel, y las ventajas de tener una piel sucia, por decirlo de alguna manera. Le con squé el
gel para la limpieza de manos que llevaba en el bolso, le di unas directrices en cuanto a
la dieta y al ejercicio que debía seguir y le propuse un programa para cuidarse la piel
pensado a medida para alimentar su microbioma. Como ya sabes, nuestra piel alberga
colonias microbianas que in uyen en la salud y el funcionamiento de nuestra piel como
las propias células cutáneas. Cuando Andrea (o cualquier otra persona) se lava la cara
por rutina con limpiadores cáusticos y esponjas abrasivas, de hecho está matando las
bacterias buenas que se necesitan para tener una piel radiante. Además, corre el riesgo
de comprometer la barrera natural de la piel. La combinación de su nueva rutina para
el cuidado de la piel, que consiste en un limpiador diario suave y un exfoliante ocasional,
más los cambios en la dieta y un enfoque más equilibrado en lo que respecta al ejercicio
(sustituir dos días de cardio de elevada intensidad por yoga o Pilates) ayudó a Andrea a
disminuir todo aquello que le exacerbaba la piel.
Al cabo de dos semanas pudo constatar los resultados, que re ejaban un eje intestino-
cerebro-piel más saludable y un microbioma más equilibrado en la piel. El tono de su
cutis se intensi có, las rojeces y las manchas desaparecieron y los brotes que padecía
fueron menguando de manera signi cativa. Además, perdió dos kilos. Y, por si fuera
poco, se sentía fantástica. A partir de ese momento empezamos a trabajar para que
disminuyeran sus niveles de estrés generalizado, que por supuesto sabía que era lo que
in uía en que su cuerpo fuera un caos y en que tuviera la piel irritable. La animé a
dedicarse más tiempo a sí misma paseando por el bosque y observando lo que había a
su alrededor, o bien a pasar de treinta minutos a una hora durante el n de semana
haciendo algo que la relajara, como leer por puro placer, hacerse una pedicura o charlar
con una amiga.
LA SUCIA VERDAD
La experiencia de Andrea no es algo extraño en sí. Como ya he mencionado antes, cada
día pasa por mi consulta una amplia variedad de pacientes con problemas de salud que
se traducen en trastornos cutáneos, pero cuyo problema fundamental reside sobre todo
en el intestino: en esos delicados pliegues del intestino en los que colonias de microbios
se esfuerzan en in uir en nuestra siología. El microbioma corporal ejerce una enorme
in uencia en nuestra biología. Tanto es así que se cree que puede in uir en nuestra
salud incluso más que los genes que heredamos de nuestros padres. Y mientras Andrea
pensaba que estaba «condenada a ser gorda» porque sus padres tenían sobrepeso, yo le
expliqué que los nuevos descubrimientos cientí cos demuestran que la comunidad de
gérmenes amistosos del cuerpo tiene la capacidad de in uir en su metabolismo e
incluso de hablar con su propio genoma, y así cambiar el funcionamiento de este
último. Las bacterias, cuya información genérica eclipsa a nuestro propio ADN en
volumen, pueden activar o desactivar nuestros genes. Estas bacterias son uno de los
controles remotos de nuestro cuerpo: nos ayudan a determinar si ganamos o perdemos
peso y si tenemos una piel fantástica u horrorosa. Nadie se ve necesariamente
«condenado» por los genes que ha heredado. Ni muchísimo menos.
LA HISTORIA SE REPITE
Sorprendentemente, el descubrimiento del vínculo que existe entre la salud intestinal y
la salud de nuestra piel no surgió por chiripa en el siglo . Ya en la década de 1930
hubo investigadores que sospechaban que existía una conexión, pero las herramientas
cientí cas con que contamos en la actualidad nos han permitido nalmente con rmar
la importancia de esta relación, que depende del equilibrio de las bacterias que hay en
nuestro intestino así como de la salud de nuestra pared intestinal.
Durante la primera visita de Andrea de inmediato me puse a pensar en qué estado se
encontraría su microbioma. Sospechaba que estaría mal, plagado de bacterias
perjudiciales. Su pared intestinal probablemente debía de tener «fugas». Uno de los
temas clave que las bacterias intestinales ayudan a controlar es la permeabilidad del
intestino. Si una anomalía microbiana causa problemas con la integridad de las células
que revisten el intestino, eso in uirá en el paso de los nutrientes del tubo digestivo al
cuerpo. Una pared intestinal con pérdidas o fugas no logrará vigilar de manera
adecuada lo que debería entrar (los nutrientes) y lo que debería expulsarse (los
patógenos que desencadenan una respuesta inmune y una in amación).
El concepto de «hiperpermeabilidad del intestino» surgió a partir de una dudosa
teoría propuesta por investigadores y médicos, pero ahora existe un número
impresionante de estudios muy bien estructurados que han demostrado repetidas veces
que, cuando la barrera intestinal resulta dañada, eso puede generar que prolifere una
ora intestinal dañina incapaz de proteger la integridad del revestimiento intestinal. Y
eso nos hace susceptibles a todo un espectro de desafíos y retos que se le plantean a
nuestra salud, sobre todo a los trastornos de la piel. También puedes tener una «piel
con fugas», dolencia por la que la barrera natural de la piel se rompe. Como puedes
imaginar, el papel fundamental de la piel es actuar de muro: es lo que se encuentra
entre nosotros y el mundo exterior. A la vez que nos protege de muchas clases distintas
de amenazas externas, como de las sustancias dañinas, la luz ultravioleta y los agente
patógenos, también nos ayuda a impedir que perdamos esa agua tan valiosa que
tenemos en el cuerpo. Si esta barrera se ve comprometida de alguna manera, las
sustancias dañinas pueden penetrar a través de las capas de la piel. En las personas que
tienen rosácea y eczema, por ejemplo, una barrera cutánea alterada conlleva una
pérdida de hidratación (la piel no puede conservar la humedad); esta combinación de
factores capacita a los alérgenos y a los agentes irritantes del entorno a penetrar
profundamente en la capa exterior y a desencadenar una in amación. Las
investigaciones demuestran que la barrera de la piel también resulta dañada por el
estrés, tanto psicológico como físico (es lo que un cientí co denominó «crisis nerviosa
de la piel»).19 Es decir que, tanto si estás luchando contra una enfermedad como
viviendo un divorcio doloroso o recuperándote de una operación quirúrgica, tu cuerpo
registra eso como si fuera estrés y eso in uye en tu cerebro, tus intestinos y, a su vez, en
tu piel.
TU PIEL SE ESTRESA
En 2011 colaboré con una de las principales revistas cientí cas para dar a conocer el eje
intestino-cerebro-piel, sobre todo en lo que respecta al acné.20 Pero nuestros
conocimientos del eje intestino-cerebro-piel empiezan en 1930, en un estudio que
contemplaba los efectos de una clase en especial de estrés en el cuerpo: el estrés
psicológico, o emocional. Dos reverenciados dermatólogos estadounidenses, John H.
Stokes y Donald M. Pillsbury, de la Universidad de Pensilvania, fueron los primeros en
sugerir una explicación gastrointestinal para describir la relación que existe entre el
estado de la piel de un individuo y diversas enfermedades psicológicas como la
depresión y la ansiedad.21 En esa época, en el terreno de la medicina había un creciente
interés por estudiar y documentar los efectos de las emociones y de los estados
nerviosos en la función corporal. Cuando estos esclarecidos doctores se pusieron a
investigar los efectos que tenía en la salud de la piel, que era su especialidad,
establecieron la hipótesis de que los estados emocionales podrían cambiar la ora
normal del intestino, aumentar la permeabilidad intestinal (desencadenando pérdidas
en los intestinos) y contribuir a extender la in amación (que, como ya sabes, llega hasta
la piel). Algunos de los remedios que propusieron fueron los cultivos de Lactobacillus
acidophilus, un probiótico común y corriente que se encuentra en los yogures y en otros
alimentos fermentados.
El vínculo que existe entre la mente y la piel viene de lejos. El contacto de la piel
entre un recién nacido y su madre seguramente forma parte de estas raíces. Recuerda
que el cerebro y la piel crecen a partir de la misma capa embriónica del feto cuando este
se desarrolla. Y eso, por sí mismo, dice mucho ya del vínculo intrínseco que existe entre
estos dos órganos y sistemas en apariencia tan dispares. De hecho, es este mismo
vínculo el que nos proporciona una de las interfaces más básicas para relacionarnos con
el mundo: el sentido del tacto. En realidad no debería sorprendernos que nuestras
emociones afecten tanto a nuestra piel: tienen una relación íntima e intrincada a partes
iguales.
Desde los estudios de Stokes y de Pillsbury, la asociación entre las enfermedades
crónicas de la piel y los trastornos mentales han sido recogidos en la bibliografía
médica, sobre todo la idea de que la micro ora intestinal, las enfermedades
in amatorias de la piel y los síntomas psicológicos como la depresión están
entrelazados siológicamente. Pero solo a partir de nales de la década de 1990
aproximadamente nos hemos centrado en interpretar la interacción que existe entre el
cerebro (y el sistema nervioso en general) y las enfermedades de la piel. La
psicodermatología, o medicina psicocutánea, es una nueva subespecialidad en medicina
que surge de la combinación de la psiquiatría y la dermatología.22 Mientras que en la
psiquiatría uno estudia y trata los procesos mentales que se mani estan internamente,
en la dermatología en general se estudian y tratan las dolencia de la piel que se
mani estan exteriormente. (No pierdas de vista el hecho de que podemos estar ante
una profecía autocumplida: tener un trastorno cutáneo puede desencadenar ansiedad y
depresión por los efectos desagradables o des guradores que cambian o empeoran el
aspecto de uno mismo.)
Todos hemos «sentido» la conexión intestino-cerebro-piel: piensa en la última vez que
estuviste sometida a un gran estrés, que estuviste más nerviosa, asustada o angustiada
de lo habitual incluso, o que te sentiste muy incómoda. Quizá tenías que entrevistarte
con un jefe potencial, quizá fuera porque tropezaste delante de una multitud de
personas o mientras caminabas por el pasillo central que conduce al altar el día de tu
boda. De repente sientes esa comezón en el estómago o, si te han humillado, notas que
te ruborizas. Recuerda esos momentos en que se te puso la carne de gallina o sentiste
escalofríos, o cuando tuviste una repentina sensación de calor o sudor porque ibas a
enfrentarte a tu miedo a las alturas dispuesta a lanzarte al vacío con una tirolina. Estas
pruebas no son cientí cas (solo una anécdota), pero sirven para explicar el vínculo que
existe entre el intestino y el cerebro (¡sin olvidarnos de la piel!) Estos poderosos
vínculos funcionan en múltiples direcciones. Así como el cerebro puede hacer que
sientas mariposas en el estómago y te suba la sangre a la cabeza hasta ruborizarte, tus
intestinos pueden hacer que su estado de alarma o de tranquilidad dependa de tu
sistema nervioso y, en último término, que cambie el aspecto de tu piel. Deja que te
explique algunas de las conexiones directas que se dan en este punto.
Tu sistema nervioso comprende algo más que tan solo el cerebro y la médula espinal.
Además de este sistema nervioso central, tienes un sistema nervioso intestinal, o
entérico, que forma parte del tracto intestinal. Como mencioné anteriormente, estos
dos sistemas se generan a partir del mismo tejido durante el desarrollo del feto. El
nervio vago, que abarca desde el bulbo raquídeo hasta el abdomen, es el canal principal
de información que existe entre millones de células nerviosas (un número que oscila de
doscientos millones a seiscientos millones) de tus sistemas nerviosos central y entérico.
El nervio vago es el más largo de los doce pares de nervios craneales y a veces se lo
llama nervio craneal X, porque está alineado en la décima posición de los pares de
nervios craneanos. Además, también forma parte del sistema nervioso que controla
muchos procesos corporales que no necesitan la intervención del pensamiento
consciente, como la digestión y la frecuencia cardíaca.
Como el sistema nervioso entérico depende de las mismas clases de neuronas y de
neurotransmisores que se localizan en el cerebro y en la médula espinal (sistema
nervioso central), se tiende a llamarlo el «segundo cerebro». Cuando las neuronas que
revisten el tracto digestivo notan que la comida ha penetrado en el intestino, estas
neuronas emiten una señal a las células musculares para que inicien una serie de
contracciones musculares que hacen que la comida circule. Y cuando eso sucede, la
comida se rompe en nutrientes que se absorben o en desechos que deben expulsarse. El
sistema nervioso entérico también usa neurotransmisores como la serotonina
(elaborada por los microbios del intestino) para comunicar e interactuar con tu sistema
nervioso central.23
Para la mayoría de mis pacientes, la importancia de gestionar el estrés como el
camino para lograr una mejor salud cutánea signi ca comer mejor, establecer una
rutina para el cuidado de la piel que sea adecuada y tomar los medicamentos más
óptimos para las enfermedades. De hecho, a veces me pregunto si controlar el estrés
con éxito no tendrá el mismo efecto en la salud de nuestra piel que conservar buenos
hábitos en nuestra dieta. La mente y la piel están íntimamente entrelazadas, concepto
que veremos con mayor profundidad en el capítulo 3. Este tema merece un capítulo
propio: mi objetivo ahora solo es darte una visión general y de primera mano del eje
intestino-cerebro-piel, sobre todo en lo que respecta a la psicología.
Muchos trastornos de la piel (el acné, la rosácea, el eczema, la psoriasis, la alopecia o
la pérdida del cabello y la despigmentación) surgen o se originan en la psique. Cuando
tienes la mente en calma, tu piel está en calma. En general, el desencadenamiento de la
angustia («¡Me han parado por exceso de velocidad!») o el nerviosismo en un momento
dado («¡No voy a poder dar este discurso!») pueden ser muy molestos, pero eso no daña
particularmente el microbioma o la piel. El estrés destructivo, por otro lado, es
incesante y continuo, y eso puede tener consecuencias más graves en el intestino y en la
piel. Para comprender bien estos efectos, te conviene saber lo que es la SIBO: un
exagerado crecimiento de las pequeñas bacterias intestinales.
No ➠ Sí
* Hablaré de la importancia de los alimentos hipoglucémicos en el capítulo 6. Son alimentos que no hacen
que suba el azúcar en sangre de una manera signi cativa. Por desgracia, en la actualidad los alimentos
hiperglucémicos se encuentran por todas partes. No solo se encuentran en los alimentos procesados y
envasados (incluyendo las tortitas de arroz bajas en calorías y los pretzels que tanto le gustan a Andrea), sino
que también aparecen en lo que parecen alimentos inocuos, como los melones, el cuscús, el arroz, las pasas
y las habas.
20. W.P. Bowe y A.C. Logan, «Acne Vulgaris, Probiotics, and the Gut-Brain-Skin Axis: Back to the Future?» Gut
Pathogens 3, núm. 1 (enero de 2011): 1; D. Sharma, M.M. Kober y W.P. Bowe, «Anti-Aging E ects of
Probiotics», Journal of Drugs in Dermatology 15, núm. 1 (enero de 2016): 9-12; W. Bowe, N.B. Patel y A.C. Logan,
«Acne Vulgaris, Probiotics, and the Gut-Brain-Skin Axis: From Anecdote to Translational Medicine», Bene cial
Microbes 5, núm. 2 (junio de 2014): 185-99.
21. J.H. Stokes y D.M. Pillsbury, «The E ect on the Skin of Emotional and Nervous States: Theoretical and
Practical Consideration of a Gastro-Intestinal Mechanism», Archives of Dermatology and Syphilology 22, núm. 6
(1930): 962-93.
22. Para estudiar el campo de la psicodermatología, véase G.E. Brown et al., «Psychodermatology», Advances in
Psychosomatic Medicine 34 (2015): 123-34.
23. «Stress and the Sensitive Gut», Harvard Mental Health Letter, agosto de 2010, Harvard Health Publishing.
24. Hoy en día existen análisis clínicos para diagnosticar la SIBO. Estos análisis, la mayoría de los cuales
consisten en analizar el aliento durante varias horas, tienen sus limitaciones y no nos informan de la causa
especí ca del problema. Si presentas los síntomas clásicos de la SIBO, como gases crónicos, hinchazón, dolor
abdominal / rampas y diarrea, te conviene ir a la consulta de un gastroenterólogo para que te ponga un
tratamiento, además de usar el programa que te explicamos en este libro. Fíjate que la SIBO puede hacer que
sus síntomas se solapen con los de muchas otras enfermedades gastrointestinales, sobre todo el IBS.
26. R. Katta y S.P. Desai, «Diet and Dermatology: The Role of Dietary Intervention in Skin Disease», Journal of
Clinical and Aesthetic Dermatology 7, núm. 7 (julio de 2014): 46-51; R. Noordam et al., «High Suero Glucose
Levels Are Associated with a Higher Perceived Age», Age (Dordrecht) 35, núm. 1 (febrero de 2013): 189-95.
27. H. Zang et al., «Risk Factors for Sebaceous Gland Diseases and Their Relationship to Gastrointestinal
Dysfunction in Han Adolescents», Journal of Dermatology 35, núm. 9 (septiembre de 2008): 555-61.
28. J. Suez et al., «Arti cial Sweeteners Induce Glucose Intolerance by Altering the Gut Microbiota», Nature
514, núm. 7521 (octubre de 2014): 181-86; G. Fagherazzi et al., «Consumption of Arti cially and Sugar-
Sweetened Beverages and Incident of Type 2 Diabetes in the Étude Épidémiologique Auprès des Femmes de
la Mutuelle Générale de l’Éducation Nationale – European Prospective Investigation into Cancer and
Nutrition Cohort», American Journal of Clinical Nutrition 97, núm. 3 (2013): 517-23.
29. B. Chassaing et al., «Dietary Emulsi ers Impact the Mouse Gut Microbiota Promoting Colitis and
Metabolic Syndrome», Nature 519, núm. 7541 (marzo de 2015): 92-96; S. Reardon, «Food Preservatives Linked
to Obesity and Gut Disease», Nature.com, 25 de febrero de 2015.
3
La mente está por encima de los asuntos de
la piel
La in uencia del cerebro en el cuerpo, por dentro y por
fuera
El aspecto no engaña
Otra manera de ver el vínculo que existe entre el cerebro y la piel es observar a las
personas que tienen trabajos de una gran exigencia, que asumen grandes riesgos y
siempre están bajo el punto de mira del público (por ejemplo, los candidatos a jefes de
Estado). Si comparo fotos de cuando todavía no habían asumido el cargo con otras
tomadas mientras están ejerciendo el mandato, el resultado es muy revelador. El pelo
se les vuelve grisáceo y más ralo; las marcas de expresión se convierten en arrugas y les
salen ojeras. Son cambios que aparecen relativamente pronto, si comparamos estos
individuos con sus colegas. Y estos cambios no se deben tan solo a los efectos de un
envejecimiento cronológico. También son los efectos a largo plazo de un estrés y una
angustia prolongados que se mani estan en la piel, el pelo y las uñas. En resumidas
cuentas, el estrés continuado e implacable desencadena una in amación crónica que
puede provocar numerosas enfermedades de piel.
Los factores estresantes: de los antiguos a los nuevos. El signo de los tiempos.
Los factores estresantes de nuestros bisabuelos eran muy diferentes de los que nos
afectan a nosotros. Por ejemplo, ellos tenían que ir con cuidado de no contraer
enfermedades infecciosas que podían aniquilarlos de una manera fulminante, mientras
que nosotros somos más proclives a sucumbir a las enfermedades lentamente, con el
tiempo, porque las dolencias que desarrollamos tienen más que ver con el
envejecimiento y no son tan contagiosas. Son enfermedades cardíacas, enfermedades
cerebrovasculares, demencia y las distintas clases de cáncer. Estas enfermedades
tienden a ir en aumento desde hace varias décadas y a manifestarse cuando nos
sentimos vulnerables físicamente o cuando, sencillamente, nos debilitamos a causa de
la edad.
El eje HPA
Ante el estrés se da una cadena de acontecimientos clara y bien de nida.
Primero, el cerebro envía una señal de inquietud a las glándulas suprarrenales,
que liberan adrenalina, también llamada epinefrina. La velocidad cardíaca
aumenta y la sangre no irriga tanto (la digestión, por ejemplo, entre otras
funciones), y se encamina más bien hacia los músculos, por si es necesario
planear una huida. Si este aumento repentino de adrenalina es lo bastante
signi cativo, disminuirá la irrigación de sangre en el rostro y también en la
piel. Cuando la amenaza se disipa, esta reacción también desaparece, y el
cuerpo termina recuperando sus niveles normales. Si el peligro persiste y la
reacción al estrés aumenta hasta un punto en que parece que no vaya a tener
n, tu cuerpo entra en un estado en el que un equipo especializado de
hormonas es llamado a las para ayudarlo a gestionar bien las cosas. Esta serie
de acontecimientos tiene lugar en lo que se llama el eje HPA (hipotálamo,
hipó sis y glándulas suprarrenales).
El hipotálamo es una región que rige el cerebro, pequeña pero fundamental,
y que desempeña un papel vital en el control de las distintas funciones
corporales, incluyendo la liberación de hormonas desde la glándula pituitaria,
que tiene el tamaño de un guisante y se aloja en el interior del cerebro. El
hipotálamo es el que alberga las emociones porque se encarga en gran medida
de nuestro procesamiento emocional. En el momento en que nos sentimos
nerviosos, angustiados o desbordados, el hipotálamo libera un componente
químico llamado hormona liberadora de la corticotropina (CRH), e inicia una
reacción en cadena que naliza cuando la cortisona pasa a incorporarse al
riego sanguíneo procedente de las glándulas suprarrenales (también se liberan
otras sustancias, incluyendo las citocinas in amatorias, pero pre ero
simpli car las cosas).
Ahora que ya estás familiarizado con el cortisol, la hormona principal del
estrés, que colabora en la famosa reacción «huye o lucha», te diré que, como es
responsable de protegerte en épocas de estrés, también controla la manera en
que tu cuerpo procesa los carbohidratos, las grasas y las proteínas. El cortisol
puede hacer que aumente tu apetito, contribuir al almacenamiento de grasas y
fragmentar los materiales que pueden convertirse en una fuente rápida de
energía. Por esta razón, estar expuesto a un exceso de cortisol durante mucho
tiempo puede hacer que aumente la grasa del vientre (que es la peor que
pueda tenerse), que sufras una pérdida ósea, que tu sistema inmunitario se
deprima, te sientas fatigada y corras el riesgo de ser resistente a la insulina, de
padecer diabetes y de sufrir enfermedades coronarias.33 El cortisol también
tiene mala prensa porque rompe ciertos tejidos, incluido el colágeno de la piel,
y además altera la regeneración cutánea y hace que la piel sea más na y
quebradiza.
El colágeno es la proteína que abunda más en el cuerpo. Comprende una
tercera parte de nuestra proteína total, da cuenta de las tres cuartas partes del
peso en seco de la piel y es el componente prevalente de la matriz
extracelular.34 Como podrás imaginar, el colágeno sufre constantemente un
ciclo de regeneración (que incluye fragmentación y reestructuración). De
hecho, es lo que hace que nuestra piel y nuestros músculos, que también son
ricos en colágeno, sean especialmente aptos para restaurar las células después
de los daños. Piensa en la última vez que tuviste un tirón muscular o te
quemaste la piel. Al cabo de unos días el tejido dañado empezó a iniciar una
reestructuración completa mientras la fábrica de recambios del cuerpo se
ponía a trabajar. A esta maquinaria de recambios, sin embargo, con los años
empiezan a saltarle las chispas. Y eso signi ca que nos volvemos más
vulnerables a sufrir daños en los tejidos, y que la recuperación puede ser más
lenta. Y cuando el cuerpo vive este estrés, te expone a unos mayores niveles de
cortisona. A pesar de que el papel del cortisol al dar prioridad al cuerpo para
que se de enda por sí mismo de esta agresión sería maravilloso si la amenaza
no durara demasiado y pudiera resolverse fácilmente, la agresión que
comporta nuestro estilo moderno de vida es imparable.
El cuerpo contraataca
Nuestra piel puede tener una reacción casi alérgica a los factores estresantes. La piel
contiene células que se llaman mastocitos: una cierta clase de glóbulos blancos que
cuando se activan por el estrés liberan hormonas relacionadas con el estrés, como las
histaminas. Las histaminas, que se localizan junto a las terminaciones nerviosas y a los
vasos sanguíneos, desempeñan un papel fundamental en las alergias y las
in amaciones. Son los catalizadores que subyacen a enfermedades como el asma y la
ebre del heno. Además, también están implicadas en muchos trastornos y
enfermedades de la piel. Son muchos los agentes bioquímicos que pueden activar los
mastocitos, pero el que más llama la atención es la CRH (la hormona que libera la
corticotropina). De hecho, los mastocitos pueden ser la fuente más rica en CRH que
tenemos fuera del cerebro. Y eso, porque los mastocitos… ¡pueden fabricar CRH por su
cuenta!
Cuando estos mastocitos se disparan bioquímicamente, pueden estimular
reacciones que terminen generando diversas enfermedades de la piel, o bien pueden
agravar las que ya existen. El desencadenante originario puede ser cualquier cosa que
para el cuerpo represente un estrés: la exposición a la contaminación o a la luz
ultravioleta, una emoción fuerte, el dolor, los radicales libres o las temperaturas
extremas. No olvides que las señales que se transmiten entre tu piel y tu cerebro
pueden circular en los dos sentidos, y que por eso un problemilla en la piel (p.ej., la
picadura de un mosquito o una quemadura solar leve) podría mandar el mensaje a tu
cerebro de que es necesario elevar los niveles de estrés, y eso signi caría quedarte
atrapado en un ciclo de in amación e irritación. Y odio tener que decirte esto, pero
cuando el estrés provoca una in amación en la piel, la piel genera un mayor número
de bras nerviosas, y eso la hace más sensible todavía. Y, como verás, ¡ya tenemos el
círculo vicioso!
Espero personalmente que te des cuenta de que los problemas de tu piel van
mucho más allá de lo que es la propia piel. Pero hay una buena noticia: así
como la mente puede actuar como una arma poderosa y causar estragos en el
cuerpo, asimismo, con la debida información, puede ser una importante
herramienta para revertir enfermedades y estimular la piel para darle
luminosidad. Hablaremos de las herramientas para transformar la piel a través
de la mente en la segunda parte de este libro, pero, por ahora, tratemos la piel
en su vertiente tópica.
30. Hans Selye, «A Syndrome Produced by Diverse Nocuous Agents», Nature 138 (julio de 1936):
32; S. Szabo, Y. Tache y A. Somogyi, «The Legacy of Hans Selye and the Origins of Stress
Research: A Retrospective 75 Years after His Landmark Brief “Letter” to the Editor of Nature»,
Stress 15, núm. 5 (septiembre 2012): 472-78; S. Szabo et al., «Stres' Is 80 years Old; From Hans Selye
Original Paper in 1936 to Recent Advances in GI Ulceration», Current Pharmaceutical Design (junio
de 2017).
31. «Walter Bradford Cannon (1871-1945), Harvard of Physiologist», Journal of the American Medical
Association 203, núm. 12 (1968): 1063-65.
32. B.S. McEwen y E. Stellar, «Stress and the Individual: Mechanisms Leading to Disease», Archives
of Internal Medicine 153, núm. 18 (septiembre de 1993): 2093-2101.
33. S. Cohen et al., «Chronic Stress, Glucocorticoid Receptor Resistance, In ammation, and
Disease Risk», Proceedings of the National Academy of Sciences 109, núm. 16 (abril de 2012): 5995-99.
34. W.P. Bowe y A.C. Logan, «Acne Vulgaris, Probiotics, and the Gut-Brain-Skin Axis – Back to the
Future?» Gut Pathogens 3, núm. 1 (enero de 2011): 1.
36. J.M.F. Hall et al. «Psychological Stress and the Cutaneous Immune Response: Roles of the HPA
Axis and the Sympathetic Nervous System in Atopic Dermatitis and Psoriasis», Dermatology
Research and Practice 2012 (2012): 403908.
4
El valor del cutis
Todo lo que sabes del cuidado de la piel es falso
T engo que confesarte una cosa. No tengo una piel perfecta, ni la tenía a
los veinte años. Ya sabes que me encanta estar al aire libre. Bueno, pues
no siempre he sido de las que se apuntan a lo de «toma el sol con protección».
A veces salía habiéndome puesto aceite para bebés para conseguir el
bronceado que tenían algunas amigas. Si me preguntas si me funcionó, te diré
que no, porque soy clarita de piel, rubia, con ojos azules y… ¡además, me salen
pecas! Por otro lado, de pequeña no sabía muy bien lo que eran los ltros
solares y mi madre tampoco, pero tras sufrir algunas quemaduras en el cuero
cabelludo empecé a lucir sombreros, a ponerme un ltro solar de óxido de
zinc con una base de color y a ponerme una camiseta de manga larga por
encima del bañador.
Muchos años después, siendo ya una mujer más sabia y experimentada, dejé
de ponerme aceite para bebés. Ahora sé que una camiseta blanca te da una
protección solar de factor 5, y que esa tampoco es la solución. Pero he
conseguido mantener un equilibrio entre mi pasión por el sol y mi empeño
por tener una piel saludable. Yo practico con el ejemplo. He tenido que
enfrentarme a un prematuro envejecimiento de la piel por haberme expuesto
tanto al sol, así como a la psoriasis y a unos intermitentes brotes de acné que
sufrí ya de adulta, y he podido controlarlo todo gracias a los principios que
expongo en este libro. ¡Te aseguro que me cuido la piel siguiendo las mismas
directrices que encontrarás en estas páginas!
El camino desde mis años de jovencita sedienta de sol hasta mi forma actual
de tratarme la piel a diario ha sido largo. La mayoría de mis pacientes se
sorprenden cuando les digo que no se laven tanto la cara, que tiren las
esponjitas exfoliantes y que nunca más se froten con un gel antimicrobiano las
manos, aunque estén en un lugar público donde los gérmenes proliferan. La
mayoría, cuando viene a verme, no aprobaría un examen sobre cuidados de la
piel. Pero tú, por otro lado, aprobarás con nota cuando llegues al nal del
capítulo. Daré al traste con los mitos y te contaré el secreto que necesitas saber
para cuidar bien de tu piel.
Se calcula que, antes de 2020, el valor del mercado global para el cuidado de
la piel alcanzará los 179.000 millones de dólares.37 Entre las fuerzas impulsoras
que se citan, una de las más relevantes es la conciencia que tenemos del
cuidado de la piel. Las personas (tanto las jóvenes como las ancianas) están
bien informadas sobre la importancia de cuidar de la piel, sobre todo en una
era en la que el índice de casos de cáncer de piel está empezando a dispararse y
en unos momentos en que las sel es son lo que se lleva. Gracias a los avances
cientí cos, el cuidado de la piel ya no se basa tan solo en limpiadoras e
hidratantes tópicas, sino también en probióticos tópicos y sueros que protejan
el microbioma de la piel.
Como irás viendo, la piel es mucho más que una barrera física. Sirve de
termostato, de sombrilla, de amortiguador, de aislante, para curar las heridas,
y es una parte fundamental de nuestro sistema inmunitario. Este faceta es
crucial: cuando pensamos en nuestro sistema inmunitario, tendemos a pensar
en glóbulos blancos y en el tejido linfático, pero son muchos los que empiezan
a aceptar que las especies bene ciosas de microorganismos que se encuentran
en la super cie y en las capas más profundas de la piel están integradas en el
sistema inmunitario. Y cuando el equilibrio de estas colonias se desquicia, o
cuando la barrera de la piel queda comprometida, vienen los problemas. (Así
como la pared intestinal puede sufrir «pérdidas», la piel también, y entonces se
in ama, y el sistema inmunitario empeora.)
Como también sabrás, la piel humana es un auténtico ecosistema que
comprende formas de vida que no pueden verse a simple vista, incluidas las
bacterias, los hongos y los virus. La mayoría de estos microbios son
bene ciosos o inocuos, pero algunos se vinculan con enfermedades de la piel
como el acné, la rosácea, la psoriasis y el eczema. Investigar la variación de las
comunidades microbianas en distintos puntos de la piel ha sido clave para
comprender, por ejemplo, por qué la psoriasis tiende a afectar las zonas secas y
a la vista como codos y rodillas, mientras que el eczema se desarrolla, por lo
general, en zonas húmedas como son los pliegues de los brazos y las piernas.
La piel también es una fábrica que produce, además de sudor, vitamina D,
hormonas, aceites, cera y pigmentos: sustancias todas ellas que necesitamos
para la supervivencia.
La piel es un órgano único en el sentido de que tiene múltiples
responsabilidades. Es, con diferencia, el órgano más dinámico y esforzado de
todos, y por esta razón potenciar y conservar el eje intestino-cerebro-piel es
crítico. Todas las cremas del mundo no servirían de nada si no corriges lo que
no funciona desde el interior. Y eso no disminuye para nada la importancia
que tienen las limpiadoras y las hidratantes, o la utilidad del servicio de los
dermatólogos y los productos que se dispensan con receta si es necesario. Por
mucho que quiera cuidar de tu piel desde el interior, también quiero que tú la
trates bien por fuera. Es la única manera de que alcances el objetivo y consigas
tener una piel verdaderamente hermosa.
Antes de sumergirnos en nuestro programa para el cuidado de la piel,
observemos con mayor detalle su constitución: sus capas y estructuras
fundamentales, su funcionamiento, lo que necesita para curarse y regenerarse
y la razón de que sea fundamental para nuestra supervivencia.
El sótano de la fábrica
En la base del «edi cio» de tu piel hay una capa de grasa. La llamamos grasa
subcutánea (que está por debajo de la piel), y hace de almohadilla protectora,
nos aísla del frío y del calor y almacena energía. Durante el proceso natural de
envejecimiento, la capa de grasa de la piel se reduce, y por eso los ancianos
notan tanto el frío y el calor, mucho más que los jóvenes, y tienen las mejillas
más hundidas.
La capa basal de la piel también es el lugar donde empiezan las glándulas
sudoríparas y desde donde se rami can hasta llegar a la super cie. Nuestras
glándulas sudoríparas ayudan a ltrar el agua y electrolitos como la sal.
Forman una parte fundamental de tu sistema personal de aire acondicionado y
funcionan para que no nos sobrecalentemos. Cuando se evapora el sudor, el
cuerpo puede enfriarse y recobrar su nivel de temperatura ideal (36,6 ºC).
Los vasos linfáticos y sanguíneos también se encuentran situados en la base
de la piel. Estos importantes vasos desempeñan distintos papeles, desde la
transmisión de mensajes y la entrega de nutrientes hasta la eliminación de
desechos y el transporte de sustancias que son necesarias para encauzar
problemas como las heridas abiertas, las llagas y las infecciones.
38. E. Shklovskaya et al., «Langerhans Cells Are Precommitted to Immune Tolerance Induction»,
Proceedings of the National Academy of Sciences 108, núm. 44 (noviembre de 2011): 18049-54.
39. E.A. Grice y J.A. Segre, «The Skin Microbiome», Nature Reviews: Microbiology 9, núm. 4 (abril de
2011): 244-53; M. Brandwein, D. Steinberg, y S. Meshner, «Microbial Bio lms and the Human Skin
Microbiome», NPJ Bio lms and Microbiomes 2 (noviembre de 2016): 3.
41. P.L. Zeeuwen et al., «Microbiome Synamics of Human Epidermis Following Skin Barrier
Disruption», Genome Biol. 13, núm. 11 (noviembre de 2012): R101.
42. E. Barnard et al., «The Balance of Metagenomic Elements Shapes the Skin Microbiome in Acne
and Health», Scienti c Reports (2016).
43. «An Unbalanced Microbiome on the Face May Be Key to Acne Development», Medical Xpress,
6 de abril, 2017, https://medicalxpress.com/news/2017-04-unbalanced-microbiome-key-
acne.html.
45. D.P. Strachan, «Hay Fever, Hygiene, and Household Size», British Medical Journal 299, núm.
6710 (noviembre de 1989): 1259-60.
46. M.M. Stein et al., «Innate Immunity and Asthma Risk in Amish and Hutterite Farm Children»,
New England Journal of Medicine 375, núm. 5 (agosto de 2016): 411-21.
Cuando se trata de la salud de tu piel en general, los probióticos, sea por vía oral o por
vía tópica:
LA REVOLUCIÓN VENIDERA
EN LA MEDICINA DE LA PIEL
En 2015 publiqué un artículo con mi colega, la doctora Mary-Margaret Kober,
que presentaba un resumen de lo que sabemos sobre la e cacia de los
probióticos en el tratamiento de diversos trastornos cutáneos, así como del
envejecimiento.52 El estudio se sumó al creciente número de novedosas e
increíbles investigaciones sobre cómo podemos hacer uso del poder de los
probióticos para tratar la piel. Los experimentos clínicos con humanos y los
estudios con animales han aportado datos su cientes sobre los efectos de los
probióticos en el plano molecular para elaborar de una manera sólida y
convincente el papel que desempeñan en el tratamiento de una amplia
variedad de enfermedades de la piel, a la par que para retrasar los signos de la
edad… ¡tanto por fuera como por dentro! Hay cadenas que incluso parecen
ofrecer resultados muy prometedores con respecto al acné, la rosácea y las
rojeces, y también la piel seca y el eczema.
La cuestión en que la ciencia intenta centrarse en la actualidad es cuál sería
la mejor manera de usar los probióticos. En otras palabras, ¿debería
recomendarse la vía oral, la vía tópica o una combinación de ambas? ¿Qué
cadenas son las más e caces? ¿Es ideal crear una fórmula con probióticos y
otros ingredientes que potencie la función barrera de la piel? Tal y como está
por ahora la investigación y el camino que esta está tomando, creo que es más
inteligente emplear probióticos por vía oral y por vía tópica, de las dos
maneras. Veamos en qué consiste esta nueva ciencia tan prometedora, y
vamos a empezar con los probióticos tópicos.53
49. M.G. Domínguez-Bello et al., «Delivery Mode Shapes the Acquisition and Structure of the
Initial Microbiota Across Multiple Body Habitats in Newborns», Proceedings of the National Academy
of Sciences 107, núm. 26 (junio de 2010): 11971-75; para una lista de la publicaciones de la doctora
Domínguez-Bello, consulta su página web en https://med.nyu.edu/faculty/maria-dominguez-
bello.
50. I. Cho et al., «Antibiotics in Early Life Alter the Murine Colonic Microbiome and Adiposity»,
Nature 488, núm. 7413 (agosto de 2012): 621-26.
51. L.M. Cox et al., «Altering the Intestinal Microbiota During a Critical Developmental Window
Has Lasting Metabolic Consequences», Cell 158, núm. 4 (agosto de 2014): 705-21.
52. M.M. Kober y W.P. Bowe, «The E ects of Probiotics on Immune Regulation, Acne, and
Photoaging», International Journal of Women’s Dermatology 2 núm. 1 (abril de 2015): 85-89.
53. Dado que el volumen de las citas y los estudios que cubren esta ciencia de probióticos y la
salud de la piel es demasiado para incluirlo aquí, consultad mejor el artículo que publiqué en 2015
(véase la nota anterior), que incluye más de sesenta referencias.
54. J. Benyacoub et al., «Immune Modulation Property of Lactobacillus paracasei NCC2461 (ST11)
Strain and Impact on Skin Defenses», Bene cial Microbes 5 (2014): 129-36.
55. B.S. Kang et al., «Antimicrobial Activity of Enterocins from Enterococcus faecalis SL-5 Against
Propionibacterium acnes, the Causative Agent in Acne Vulgaris, and Its Therapeutic E ect», Journal
of Microbiology 41 (2009): 101-9.
56. N. Muizzuddin et al., «Physiologic E ect of a Probiotic on the Skin», Journal of Cosmetic Science
63, núm. 6 (2012): 385-95.
58. J.R. Tagg, «Streptococcal Bacteriocin-Like Inhibitory Substances: Some Personal Insights into
the Bacteriocin-Like Activities Produced by Streptococci Good and Bad», Probiotics and
Antimicrobial Proteins 1, núm. 1 (junio de 2009): 60-66.
60. R. Gallo et al., «Antimicrobials from Human Skin Commensal Bacteria Protect Against
Staphylococcus aureus and Are De cient in Atopic Dermatitis», Science Translational Medicine 9, núm.
378 (febrero de 2017).
61. A. Zipperer et al., «Human Commensals Producing a Novel Antibiotic Impair Pathogen
Colonization», Nature 535, núm. 7613 (julio de 2016): 511-16.
62. K. Benson et al., «Probiotic Metabolites from Bacillus coagulans GanedenBC30 Support
Maturation of Antigen-Presenting Cells in Vitro», World Journal of Gastroenterology 18, núm. 16
(2012): 1875-83; G. Jensen et al., «Ganeden BC30 Cell Wall and Metabolites: Anti-In ammatory
and Immune Modulating E ects in Vitro», BMC Immunology 11 (2010): 15.
64. L. Di Marzio et al., «E ect of the Lactic Acid Bacterium Streptococcus thermophilus on Ceramide
Levels in Human Keratinocyte in Vitro and Stratum Corneum in Vivo», Journal of Investigative
Dermatology 133 (1999): 98-106.
65. M.C. Peral, M.A. Martínez y J.C. Valdez, «Bacteriotherapy with Lactobacillus plantarum in
Burns», International Wound Journal 6, núm. 1 (febrero de 2009): 73-81.
66. S. Gordon, «Elie Mechniko : Father of Natural Immunity», European Journal of Immunology 38
(2008): 3257-64.
67. A.C. Ouwehand, S. Salminen, y E. Isolauri, «Probiotics: An Overview of Bene cial E ect»,
Antonie Van Leeuwenhoek 82 (2002): 279-89.
68. I.A. Rather et al., «Probiotics and Atopic Dermatitis: An Overview», Frontiers of Microbiology 7
(abril de 2016): 507.
69. A. Gueniche et al., «Lactobacillus paracasei CNCM I-2166 (ST11) Inhibits Substance P-Induced
Skin In ammation and Accelerates Skin Barrier Function Recovery in Vitro», European Journal of
Dermatology 20, núm. 6 (2010): 731-37; A. Gueniche et al., «Randomised Double-Blind Placebo-
Controlled Study of the E ect of Lactobacillus paracasei NCC 2461 on Skin Reactivity», Bene cial
Microbes 5 (2014): 137-45.
70. I.A. Rather et al., «Probiotics and Atopic Dermatitis: An Overview», Frontiers of Microbiology 7
(abril de 2016): 507.
71. H.M. Kim et al., «Oral Administration of Lactobacillus plantarum HY7714 Protects Against
Ultraviolet B-Induced Photoaging in Hairless Mice», Journal of Microbiology and Biotechnology 24
(2014): 1583-91.
73. Y. Ishii et al., «Oral Administration of Bi dobacterium breve Attenuates UV-Induced Barrier
Perturbation and Oxidative Stress in Hairless Mice Skin», Archives of Dermatological Research 305,
núm. 5 (2014): 467-73.
75. F. Marchetti, R. Capizzi y A. Tulli, «E cacy of Regulators of Intestinal Bacterial Flora in the
Therapy of Acne Vulgaris», La Clinica Terapeutica 122 (1987): 339-43; L.A. Volkova, I.L. Khalif, y
I.N. Kabanova, «Impact of Impaired Intestinal Micro ora on the Course of Acne Vulgaris»,
Klinisches-kaia Meditsina (2001): 7939-41; J. Kim et al., «Dietary E ect of Lactoferrin-Enriched
Fermented Milk on Skin Surface Lipid and Clinical Improvement in Acne Vulgaris», Nutrition 26
(2010): 902-9.
76. G.W. Jung et al., «Prospective Randomized Open-Label Trial Comparing the Safety, E cacy,
and Tolerability of an Acne Treatment Regimen with and without a Probiotic Supplement in
Subjects with Mild to Moderate Acne», Journal of Cutaneous Medicine and Surgery 17, núm. 2 (2013):
114-22.
77. G. Jensen et al., «Ganeden BC30 Cell Wall and Metabolites: Anti-In ammatory and Immune
Modulating E ects in Vitro», BMC Immunology 11 (2010): 15.
78. O.H. Mills et al., «Addressing Free Radical Oxidation in Acne Vulgaris», Journal of Clinical and
Aesthetic Dermatology 9, núm. 1 (enero de 2016): 25-30.
PARTE II
Resplandece con tu intestino
B ienvenido a la fase transformadora de este proceso en que cultivarás una
nueva versión de ti misma más hermosa. Ahora que tienes una vista
panorámica de la conexión que existe entre intestino-cerebro-piel, ya es hora
de que nos dediquemos a desarrollar la forma y manera de poder cultivar la
salud y el funcionamiento perfectos de tu piel, por dentro y por fuera. En este
apartado revisaremos en profundidad cuáles son los hábitos que propician que
tengas un aspecto radiante, y que son la dieta, el ejercicio, la relajación, rebajar
el estrés y el sueño. También me ocuparé de darte ciertas normas para el
cuidado de la piel y te diré cómo reforzarla con unos cuantos consejos sobre
los complementos que hay que tomar para «favorecer tu luminosidad».
En esta parte II me gustaría que te sintieras libre de ir a tu propio ritmo
aplicando mis estrategias y haciendo los cambios más oportunos en tu estilo
de vida. Te daré un programa detallado en la parte III que se basa en la
información que te he presentado en la parte II, pero sospecho que la mayoría
los pondréis en práctica tan pronto como los conozcáis. Cuanta más prisa os
deis para seguir mis recomendaciones, antes notaréis, y veréis, los resultados.
Ah, y recordad: no solo pretendemos que mejore nuestra piel. Vamos a hacer
mucho más: incrementaremos nuestra energía, tendremos menos
enfermedades crónicas, como problemas gastrointestinales, rebajaremos los
niveles de ansiedad, dormiremos mejor y tendremos una cintura más na.
Todas esas ventajas repercutirán en otras cosas buenas, como lograr hacer más
cosas, sentirte más realizada y, sencillamente, disfrutar más de la vida.
¿Preparadas?
¿Listas?
Pues brillemos… ¡ya!
6
Alimenta el cutis
Recomendaciones dietéticas para tener una cara más
luminosa
NORMATIVA ALIMENTARIA
PARA UNA LUMINOSIDAD BOWE
Cada vez que doy una conferencia (sea para la comunidad médica, para el gran
público o para los pacientes de mi consulta) destaco cinco normas dietéticas
que son simples y muy prácticas, todas ellas respaldadas por la ciencia. No te
preocupes, porque guiaré tus pasos mientras te explico cada una de ellas:
Tenemos más de cincuenta nombres para denominar el azúcar, y entre ellos podemos
citar los siguientes:
Cebada
Remolacha
Cristales de zumo de caña
Caramelo
Jarabe de maíz
Fructosa cristalina
Azúcar de dátil
Dextrano
Dextrosa
Zumo de caña evaporado
Fructosa
Zumo de frutas
Jarabe de maíz de alto contenido en fructosa
Azúcar invertido
Malta
Maltodextrina
Maltosa
Jarabe de arroz
Jarabe de sorgo
Sacarosa
Acesulfamo de potasio
Aspartamo
Neotamo Sacarina
Sucralosa
El efecto bene cioso de los probióticos en la piel puede explicar que los productos
lácteos pasteurizados y sin fermentar, como la leche de vaca, se asocien al acné, pero
los productos lácteos fermentados, como el yogur, el ké r y el requesón, no. Recuerda
que los lácteos fermentados contienen de manera natural bacterias bene ciosas, y
que, por consiguiente, son una fuente natural de probióticos.
Según los últimos hallazgos, parece que los radicales libres y el estrés oxidativo
desempeñan un papel muy concreto en la aparición del acné.100 Ya hemos podido
documentar que las personas con acné tienden a tener un nivel bajo de antioxidantes
celulares y presentan muchas señales de haber sido dañadas por la oxidación.
Históricamente nos han enseñado que el acné sigue la secuencia de eventos
siguiente: primero se obstruyen los folículos, luego las bacterias se insertan en ellos y,
nalmente, surge la in amación. Sin embargo, hay estudios recientes que sugieren que
la in amación, en realidad, podría ir por delante en esta secuencia de eventos. De
hecho, la presencia de indicadores in amatorios es una de las primeras cosas que
aparecen cuando el acné se desarrolla. Una teoría es que el daño que in igen los
radicales libres a los aceites naturales de nuestra piel, o sebo, parece ser la cerilla que
prende el proceso in amatorio. La reacción causada por estos indeseables radicales
libres se llama peroxidación lipídica u oxidación sebosa. Basándonos en esta idea,
recomiendo a los pacientes proclives a padecer acné en concreto que intenten
incorporar muchos antioxidantes a su dieta, y que se apliquen un suero con
antioxidantes antes de ponerse el ltro solar por la mañana.
El Bar de la Belleza
Yo era adicta a una marca en particular de té helado sin azúcar. Empecé con
uno al día y luego pasé a tomarme un par o tres a diario, con las mismas ansias
con que otra persona desea un café. ¡Era como si lo necesitara! Además,
también me gustaba terminar la velada con un refresco light. Bebía agua a
toneladas, e incluso té verde; por eso nunca creí que unos cuantos refrescos
«sin azúcar» tomados a lo largo del día me harían daño. De todos modos,
siempre me notaba un poco hinchada y tenía molestias en el vientre, pero
entraba en pánico si pensaba que podía perderme mi dosis de té helado. Daba
el primer sorbo, y luego soltaba ese conocido suspiro de satisfacción que a
todos nos resulta familiar. Hasta aquí, todo normal.
En una ocasión fui a Suecia a dar una serie de conferencias, y el horario tan
ajustado que tenía, combinado con la cultura de la salud que, en general, se
practica allí, hizo que me resultara imposible que encontrara algo light que
llevarme a la boca. Durante los dos primeros días eché mucho de menos mi té
helado. Sin embargo, al tercer día descubrí que había empezado una nueva
rutina. Saciaba mi sed con agua mineral y con agua con gas, ¡y antes de que
terminara aquel viaje, ya había superado el síndrome de abstinencia! Mi
cuerpo ya no acusaba las ansias por el azúcar de pega. Descubrí que estaba
menos hinchada y me sentía menos quejicosa. Un día me desperté con el
vientre plano, y la sensación duró todo el día. Me sentí al mando, como si ya
no fuera esa bebedora empedernida de refrescos sin azúcar esperando que
llegue la hora de comer para tomarse su refresco light. Cuando llegué a casa,
me prometí a mí misma que nunca volvería a recaer, y hasta el día de hoy me
he mantenido el a mi promesa.
Te animo a que bebas agua mineral ltrada, agua con gas o té kombucha, o
que intentes prepararte mi receta de agua desintoxicante. Evita los refrescos
sin azúcar y todo lo que lleve edulcorantes arti ciales. Recuerda que los
edulcorantes arti ciales cambian las bacterias de nuestro intestino de una
manera muy peligrosa: hacen que aumente el riesgo de que padezcamos
obesidad, diabetes y enfermedades de la piel. ¡Ni te imaginas la de veces que
he terminado con los problemas de alguna paciente que luchaba por superar
su sobrepeso consiguiendo que dejara los azúcares arti ciales!
Si bebes café, tómate un par de tazas por la mañana, preferiblemente solo y
orgánico, y luego pásate al té. (Tomar café normal cada día podría afectarte el
sueño.) Si bebes alcohol, tómate una copa de vino tinto durante la cena. No te
pases con el alcohol: es el típico malo de la película que va a por tu piel,
porque, entre otros, tiene un efecto deshidratante e in amatorio. Sin embargo,
el vino tinto tiene la capacidad de resaltar tu belleza si lo consumes con
moderación, porque contiene un antioxidante que combate el envejecimiento,
es saludable para el corazón y es anticancerígeno. Se llama resveratrol. El
resveratrol detiene la glicación, el proceso por el cual las moléculas de azúcar
bombardean tus células. Y si este proceso va lento, también tardarán más en
salirte arrugas. El vino blanco y el vino rosado, de todos modos, no ofrecen la
misma protección.
Lácteos
Fruta
Verduras
Pescado
Nueces y semillas
Las almendras tostadas o crudas y sin sal, las nueces, las avellanas y
los pistachos tienen un alto contenido en bra, proteína y ácidos
grasos omega-3. Las nueces de Macadamia tienen muchas grasas
monoinsaturadas, y los anacardos, mucha vitamina E (un poderoso
antioxidante). Mis favoritos son las semillas de calabaza, porque
tienen zinc, y las semillas de girasol, porque llevan vitamina E.
Además, y como un extra, la grasa que llevan los frutos secos ayuda al
cuerpo a absorber los nutrientes del producto que estás consumiendo.
Yo llevo siempre conmigo una bolsita de plástico con frutos secos vaya
donde vaya, y me encanta añadir frutos secos y semillas al yogur para
que resulte más crujiente.
Las semillas de chía son potentes agentes contra el envejecimiento.
Contienen aceites omega-3, antioxidantes y propiedades
antiin amatorias que conservan la piel y el cabello fuertes y sanos.
Además, tienen las mismas características que los prebióticos porque
contienen una bra soluble que nutre la ora intestinal.
Otros ingredientes
80. R. Katta y S.P. Desai, «Diet and Dermatology: The Role of Dietary Intervention in Skin
Disease», Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology 7, núm. 7 (julio de 2014): 46-51.
81. L.A. David et al., «Diet Rapidly and Reproducibly Alters the Human Gut Microbiome», Nature
505, núm. 7484 (enero de 2014): 559-63.
82. A. Manzel et al., «Role of “Western Diet” in In ammatory Autimmune Diseases», Current
Allergy and Asthma Reports 14, núm. 1 (enero de 2014): 404.
83. R. Katta y S.P. Desai, «Diet and Dermatology: The Role of Dietary Intervention in Skin
Disease», Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology 7, núm. 7 (julio de 2014): 46-51.
84. W.P. Bowe, S.S. Josh y A.R. Shalita, «Diet and Acne», Journal of the American Academy of
Dermatology 63, núm. 1 (julio de 2010): 124-41.
85. S.N. Mahmood y W.P. Bowe, «Diet and Acne Update: Carbohydrates Emerge ads the Main
Culprit», Journal of Drugs in Dermatology 13, núm. 4 (abril de 2014): 428-35.
86. D. Zeevi et al., «Personalized Nutrition by Prediction of Glycemic Responses», Cell 163, núm. 5
(2015): 1079-94.
87. A veces te encontrarás el término «carga glucémica» (CG) en lugar de «índice glucémico». La
CG es otro medidor desarrollado para que actúe como un factor en el contenido de carbohidratos
por ración, porque hay alimentos que parecen tener un elevado IG y que, en realidad, no contienen
los carbohidratos su cientes por ración para elevar de una manera signi cativa el azúcar en
sangre. La sandía es uno de estos alimentos. Tiene un elevado IG, de 80, pero su CG es baja. La
chuleta que verás en mi página web te aclarará este punto, y no tendrás que memorizar tantos
números.
88. Ministerio del Servicio de Investigación de Economía y Agricultura de EE. UU, «Food
Availability and Consumption», 2016, en https://www.ers.usda.gov/data-products/ag-and-food-
statistics-charting-the-essentials/food-availability-and-consumption/.
89. El doctor Robert Lustig, de la Universidad de California en San Francisco, lleva años
disparando la alarma sobre los azúcares, en especial sobre la fructosa procesada, tal y como detalla
en numerosas publicaciones cientí cas y en su libro Fat Chance: Beating the Odds Against Sugar,
Processed Food, Obesity, and Disease (Hudson Street Press, Nueva York, 2012).
90. Q. Zhang et al., «A perspective on the Maillard Reaction and the Analysis of Protein Glycation
by Mass Spectometry: Probing the Pathogenesis of Chronic Disease», Journal of Proteome Research 8
(2009): 754-69.
91. J. Uribarri et al., «Diet-Derived Advanced Glycatin End Products Are Major Contributors to the
Body’s AGE Pool and Induce In ammation in Healthy Subjects», Annals of the New York Academy of
Sciences 1043 (2005): 461-66; M. Negrean et al., «E ects of Low-and High-Advanced Glycation
Endproduct Meals on Macro-and Microvascular Endothelial Function and Oxidative Stress in
Patients with Type 2 Diabetes Mellitus», American Journal of Clinical Nutrition 85 (2007): 1236-43.
92. E. Baye et al., «E ect of Dietary Advanced Glycation End Products on In ammation and
Cardiovascular Risks in Healthy Overweight Adults: A Randomised Crossover Trial», Scienti c
Reports 7, núm. 1 (junio de 2017): 4123.
93. T. Goldberg et al., «Advanced Glycoxidation End Products in Commonly Consumed Foods»,
Journal of the American Dietetic Association 104 (2004): 1287-91; J. Uribarri et al., «Advanced Glycation
End Products in Foods and a Practical Guide to Their Reduction in the Diet», Journal of the
American Dietetic Association 110 (2010): 911-16.
94. M. Yaar y B.A. Gilchrest, «Photoageing: Mechanism, Prevention and Therapy», British Journal of
Dermatology 157, núm. 5 (2007): 874-87.
96. C. Pontes Tde et al., «Incidence of Acne vulgaris in Young Adult Users of Protein-Calorie
Supplements in the City of Joao Pessoa, PB», Anais brasileiros de ginecologia 88, núm. 6 (noviembre-
diciembre de 2013): 907-12: C.L. LaRosa et al., «Consumption of Dairy in Teenagers with and
without Acne», Journal of the American Academy of Dermatology 75, núm. 2 (agosto de 2016): 318-22.
97. R. Katta y D.N. Brown, «Diet and Skin Cancer: The Potential Role of Dietary Antioxidants in
Nonmelanoma Skin Cancer Prevention», Journal of Skin Cancer (2015).
98. M. Furue et al., «Antioxidants for Healthy Skin: The Emerging Role of Aryl Hydrocarbon
Receptors and Nuclear Factor-Erythroid 2-Related Factor-2», Nutrients 9, núm. 3 (marzo de 2017);
S.K. Schagen et al., «Discovering the Link between Nutrition and Skin Aging», Dermato-
Endocrinology 4, núm. 3 (julio de 2012): 298-307.
101. Para revisar con más detalle los ácidos grasos y la relación que guardan con la salud de la piel,
acude al Centro de Información de los Micronutrientes del Instituto Linus Pauling de la
Universidad del Estado de Oregón y lee «Essential Fatty Acids and Skin Health», en
http://lpi.oregonstate.edu/mic/health-disease/skin-health/essential-fatty-acids.
102. G.M. Balbás, M.S. Regaña y P.U. Millet, «Study on the Use of Omega-3 Fatty Acids as a
Therapeutic Supplement in Treatment of Psoriasis», Clinical, Cosmetic, and Investigational
Dermatology 4 (2011): 73-77.
7
Date tiempo para recuperarte
El poder del ejercicio, la meditación y el sueño
C uando Danielle, a sus cuarenta y dos años, vino a verme para tratarse un
acné y una rosácea que se le habían descontrolado (y que nunca había
padecido de adolescente) y a consultarme sobre sus arrugas y manchas, al
instante supe que lo que tenía era algo más que los efectos secundarios del
envejecimiento, aun considerando la exposición solar a que se había sometido,
la mala dieta que llevaba y la mala praxis que había seguido en el cuidado de
su piel. Me quedó muy claro que Danielle estaba viviendo unos momentos
muy complicados de su vida, y que eso se le notaba en la cara. Incluso le caía
el pelo más deprisa de lo normal. «Saco mechones enteros del cepillo y del
desagüe», me comentó. «La gente no para de preguntarme si me encuentro
bien… Debo de parecerles que estoy enferma, o que no me saco el cansancio
de encima.» Cuando le pregunté cómo gestionaba el estrés o si se dedicaba un
tiempo a sí misma, se quedó completamente en blanco. No se esperaba esa
pregunta de una dermatóloga.
A pesar de que es bien sabido que el estrés que no remite puede ser tóxico
para el cuerpo, las personas no se dan cuenta de que muchos hábitos
cotidianos pueden exacerbar ese estrés, y eso perjudica el equilibrio de los
microbios bene ciosos para la piel del cuerpo. Muchos de mis pacientes, por
ejemplo, no tienen ni idea de que la falta de ejercicio y de sueño y las
adicciones a la tecnologías pueden in uir en la piel, y también en el cuerpo
entero. Cuando les doy consejos y les digo: «Eleva la frecuencia cardíaca cada
día durante veinte minutos», «Aprende a meditar» y «Céntrate en los hábitos
que sigues antes de irte a dormir», muchos se sorprenden.
Pero es así: si no te das tiempo para recuperarte de los factores estresantes
de tu vida cotidiana, no tendrás una piel radiante y saludable. Y eso actúa a un
nivel muy profundo, en el microbioma. Ya habíamos hablado largo y tendido
de la biología del estrés y de los efectos que tenía en la piel en el capítulo 3; y
ahora, en este capítulo, vamos a investigar la biología del descanso y la
recuperación en nuestra búsqueda por solucionar los problemas de la piel.
Argumentaré el poder increíble de tres simples intervenciones que podemos
realizar en nuestro estilo de vida, y que son mucho mejores que cualquier
crema, loción o tratamiento dermatológico. Me re ero al ejercicio físico, a la
meditación y al descanso. Los cientí cos están desentrañando el misterio y
revelando que estas tres actividades tienen el poder de potenciar no solo el
equilibrio hormonal del cuerpo y su maquinaria biológica, sino también su
microbioma, que a su vez propicia que tengamos una piel hermosa. La
explicación cientí ca que encontramos tras estos hábitos te deja sin aliento.
Se ha demostrado cientí camente que el ejercicio nos bene cia.105 Fíjate en que la
mayoría de las recompensas que obtienes gracias al ejercicio guardan relación con
sufrir un menor riesgo de trastornos de la piel, porque esta depende de que nuestro
metabolismo sea óptimo y tengamos una buena salud intestinal y un equilibrio
hormonal. El ejercicio también reduce los niveles de in amación, que es una de las
formas más potentes de evitar problemas cutáneos.
Los seres humanos están diseñados para ser activos. Pero la tecnología
moderna nos ha otorgado el privilegio de una existencia más sedentaria. Hay
estudios que, de hecho, empiezan a demostrar que estar sentado mucho rato
puede ser muy malo.106 Pone en entredicho la salud de nuestro metabolismo y
aumenta el riesgo de padecer una muerte prematura… ¡independientemente
de la edad, del peso corporal o de la cantidad de actividad física! En otras
palabras, una larga sesión de una hora en una máquina de ejercicios no
necesariamente nos compensa de los daños que nos causa tener el trasero
pegado a una silla durante el resto del día (delante del ordenador, conduciendo
o mirando la televisión). Por eso es tan importante no solo comprometerse a
hacer ejercicio, sino también a levantarse y a moverse durante el resto de la
jornada. No hay que pasarse las horas sentado con los músculos anquilosados
y la circulación mermada.
Se han escrito (y se siguen escribiendo) muchos libros sobre el modo en que
el ejercicio físico estimula la siología corporal y, a su vez, la psicología. Ten
presente que en el cuerpo se desencadenan muchos fenómenos biológicos
cuando bailamos, hacemos una clase de spinning o caminamos deprisa. Si no
estás siguiendo un programa de ejercicios, este capítulo te motivará para que
empieces y para que encuentres la manera de estar más activa durante el día.
Yo te prometo hacerlo posible, a ti y a los que no son nada partidarios de hacer
ejercicio. No tienes que entrenar para una maratón ni apuntarte a un gimnasio
CrossFit. Lo cierto es que solo tienes que descubrir lo que te gusta para que te
apetezca practicarlo con regularidad. Lo ideal es que el ejercicio que elijas te
ayude a esculpir y a conservar la masa muscular magra, la exibilidad y lo que
sería tu estado cardiorrespiratorio. Eso signi ca que tus sistemas circulatorio y
respiratorio están tan bien que te proporcionan combustible y oxígeno
durante una actividad física continuada.
Un programa de ejercicios comprensivo que realce el cuerpo para que esté
sano y destaque su belleza incluirá un trabajo cardiovascular, ejercicios para
reforzar la musculatura y unos estiramientos. Cada una de estas actividades
in uye de manera positiva en tu metabolismo y longevidad y te ofrece unas
ventajas que son únicas, y que tu cuerpo necesita para estar completamente en
forma. Hay muchas actividades que cumplen con este propósito, desde las
clases convencionales que se dan en el gimnasio hasta los deportes más
clásicos, como nadar, ir en bicicleta y correr siguiendo alguna rutina en casa,
sea mirando un vídeo o por Internet. Eso sí, asegúrate de no pasarte si todavía
no tienes tu rutina de ejercicios. Si intentas ir rápida y hacer demasiadas cosas
eso se volverá en tu contra, porque podrías acabar quemada y terminar
practicando sofaning otra vez. Empieza despacio, quizá caminando unos
treinta minutos al día, y luego ve aumentando el esfuerzo de una manera
progresiva hasta completar la rutina; por ejemplo, haciendo sesenta minutos
de un ejercicio entre moderado y fuerte durante varios días a la semana y
practicando con pesas un par de días a la semana.
La mayoría de las veces las ventajas del ejercicio son acumulativas. Puedes ir
haciendo pequeñas tandas a lo largo del día (y eso te ayudará a que el tiempo
que pasas sentado pase más rápido), o bien puedes comprometerte a dedicar
una hora o más a una rutina que te permita practicar casi todos los días de la
semana. Ahora bien, si dedicas una franja horaria a practicar ejercicio, no
vayas a volverte sedentaria el resto del día. Te ayudaré a esbozar un plan a
medida con el resumen del programa que incluyo en el capítulo 10.
PRACTICA EL OM O EL ING
PARA CUIDAR MEJOR DE TU PIEL
Si te pareces a como yo era hace unos años, estarás deseando saltarte esta
parte. ¡Pero no lo hagas! Hace años, no muchos en realidad, cuando alguien se
ponía a contarme las ventajas de practicar yoga o meditación, desenchufaba
para no oírle. Yo era una de esas mujeres que hacen muchas cosas a la vez, una
personalidad de tipo A con mucha fuerza. Era de esas a las que les gusta sudar,
correr y saltar de un trampolín, no de las que practican la respiración
profunda. ¿Relajación? ¡Menuda palabra! Esa sí que no entraba en mi
vocabulario… Sin embargo, las personas que hacen muchas cosas a la vez con
una e cacia de locura en realidad son las que precisamente necesitan leer este
apartado. Prometo no ponerme en plan «pues a partir de ahora, solo zen y
granola crujiente». Ahora bien, esto es importante de verdad, porque la
meditación es el atajo que podemos tomar para conseguir tener la mente en
calma y, a su vez, tener la piel relajada. Yo intento meditar una vez al día.
Al comienzo de este libro planteé que existe una conexión mente-piel, una
relación que nos ha llevado a desarrollar un campo llamado
psicodermatología, o medicina psicocutánea. Para que sirva a nuestros
propósitos, diré que la meditación tiene el objetivo de desencadenar lo que se
llama una respuesta de relajación, término que ya popularizó el doctor
Herbert Benson, de la Facultad de Medicina de Harvard. Su objetivo era
describir el éxito que tenía la meditación y ayudar a difundir sus ventajas
cientí cas en el mundo occidental.107 Su in uyente libro La relajación: la terapia
imprescindible para mejorar su salud, se publicó por primera vez en 1975, y sigue
editándose hoy en día. Durante la relajación, el cuerpo libera unas sustancias
químicas y emite unas señales al cerebro que alivian la tensión muscular,
disminuyen el ritmo con que funcionan tus órganos y aumentan el riego
sanguíneo que va al cerebro. Esta reacción puede reducir el dolor, la
incomodidad y la ansiedad que a menudo aparecen asociadas a enfermedades
de la piel (entre otras cosas). Los cientí cos teorizan diciendo que los
acontecimientos biológicos que tienen lugar durante la respuesta de relajación
impiden en esencia que el cuerpo convierta las preocupaciones psicológicas en
una in amación física. La experiencia de la relajación parece cambiar las
conexiones celulares de ciertas áreas del cerebro asociadas a las reacciones que
nos provoca el estrés. Y la buena noticia es que, si perfeccionamos nuestra
práctica diaria para conseguir esta relajación, podremos enfrentarnos mejor a
estos factores estresantes de la vida que persisten o incluso se vuelven más
importantes.
Sin embargo, la meditación tradicional no es el único camino para
desencadenar la respuesta de la relajación. De hecho, una de las misiones que
se propuso el doctor Benson profesionalmente fue popularizar otras técnicas
que generasen la misma respuesta, técnicas que van más allá del estereotipo de
entonar el Om y encender unas velas. El yoga, la relajación muscular
progresiva, el taichí, la repetición de plegarias, la respiración consciente y la
visualización guiada son prácticas que pueden desencadenar la relajación. Una
de las razones por las que la respiración lenta y profunda, por ejemplo, es tan
e caz es que desencadena una respuesta del nervio parasimpático en lugar de
una respuesta del nervio simpático. Cuando percibes el estrés, el sistema
nervioso simpático entra en acción y genera un aluvión de hormonas del
estrés, concretamente de cortisol y adrenalina. El sistema nervioso
parasimpático, por otro lado, puede activar la relajación. Respirar hondo,
cuyos efectos notas al cabo de tan solo unos segundos, es el medio más rápido
de cambiar el chip y pasar de un estado de mucho estrés a un estado de
relajamiento y recogimiento mientras el cuerpo empieza a calmarse en
muchos sentidos.
Entre los estudios que analizan los efectos de la relajación profunda en
general, y en la meditación en particular, destacaré uno de 2005 en el que unos
investigadores del Hospital General de Massachusetts publicaron varias
imágenes escaneadas que demostraban que la meditación favorece el estado de
relajación: la práctica provoca un cambio de la actividad cerebral, y esta se
desplaza de una zona del córtex a otra.108 Los escáneres muestran que las
ondas cerebrales situadas en el núcleo de estrés del cerebro (el córtex frontal
derecho) se trasladan a una zona más tranquila (el córtex frontal izquierdo).
Este desplazamiento de la actividad cerebral hacia zonas asociadas a la
relajación puede explicar por qué los meditadores son personas más tranquilas
y satisfechas cuando ya han alcanzado el estado meditativo. Investigaciones
más recientes nos dicen que la meditación puede activar genes que son
antiin amatorios por naturaleza.109 Y ya sabes que todo lo que reduce la
in amación, en general, va bien para la salud de la piel.
Recuerda que puedes meditar (comprometerte a hacer una actividad que
desencadene la respuesta de relajación), sencillamente, deteniéndote durante
unos instantes para estar presente con tu respiración (ser plenamente
consciente) mientras controlas la inhalación y la exhalación. Respirar
profundamente es algo que puede practicarse en cualquier lugar y en
cualquier momento. Si nunca has meditado, practicar un par de veces al día la
respiración profunda te pondrá en marcha y te dará una base para que luego
trabajes con técnicas más avanzadas. En este programa te pediré que te
reserves unos minutos al día, preferiblemente por la mañana, para hacer unas
cuantas respiraciones profundas. Lee los siguientes destacados, porque aquí
hay un ejercicio de respiración profunda que me gusta mucho y es muy fácil
de aprender.
104. J.D. Crane et al., «Exercice-Stimulated Interleukin-15 Is Controlled by AMPK and Regulates
Skin Metabolism and Aging», Aging Cell 14, núm. 4 (agosto de 2015): 625-34.
105. El volumen de bibliografía sobre los bene cios del ejercicio podría llenar toda una biblioteca.
Puedes consultar sin problema una gran variedad de estudios en línea tan solo yendo a Google y
escribiendo «bene cios del ejercicio», o yendo a las páginas web de organizaciones como la Clínica
Mayo (www.MayoClinic.org) y el departamento de edición y comunicación Harvard Health
Publishing (www.Health.Harvard.edu).
106. N. Owen et al., «Too Much Sitting: the Population Health Science of Sedentary Behavior»,
Exercise and Sport Sciences Reviews 38, núm. 3 (julio de 2010): 105-13.
107. Si quieres conocer más datos sobre la respuesta de la relajación, incluyendo las guías paso a
paso que se necesitan, ve a www.RelaxationResponse.org. También puedes ir a la página del
Instituto Benson-Henry, que está en www.BensonHenryInstitute.org.
108. S.W. Lazar et al., «Meditation Experience is Associated with Increased Cortical Thickness»,
Neuroreport 16, núm. 17 (28 de noviembre de 2005): 1893-97.
109. I. Buric et al., «What is the Molecular Signature of Mind-Body Interventions? A Systematic
Review of Gene Expression Changes Induced by Meditation and Related Practices», Frontiers in
Immunology 8 (junio de 2017): 670.
110. Para una lista completa de referencias y fuentes útiles sobre el poder de dormir bien, visita la
página web de la Fundación Nacional para el Sueño en https://SleepFoundation.org/.
111. K. Spiegel et al., «Brief Communication: Sleep Curtailment in Healthy Young Men Is
Associated with Decreased Leptin Levels, Elevated Ghrelin Levels, and Increased Hunger and
Appetite», Annals of Internal Medicine 141, núm. 11 (7 de diciembre de 2004): 846-50.
112. C.A. Thaiss et al., «Microbiota Diurnal Rhythmicity Programs Host Transcriptome
Oscillation», Cell (diciembre de 2016).
113. M.R. Irwin et al., «Sleep Loss Activates Cellular In ammatory Signaling», Biological Psychiatry
64, núm. 6 (septiembre de 2008): 538-40.
114. A.M. Chang et al., «Evening Use of Light-Emitting Ereaders Negatively A ects Sleep,
Circadian Timing, and Next-Morning Alertness», Proceedings of the National Academy of Sciences 112,
núm. 4 (enero de 2015): 1232-37.
P ara mí no hay nada mejor que ayudar a la gente a sentirse y a verse bien
con lo que la medicina moderna tiene que ofrecer para conseguir estos
objetivos, sobre todo cuando se trata de tener una piel hermosa y sana. Al
margen de mis experiencias infantiles, que ya conté al inicio del libro, otros
factores in uyeron en la decisión que tomé de hacerme médica. Al principio
me sentí atraída por el campo de la medicina porque mi familia era especial.
Mi padre, que ya ha fallecido, fue sordo desde los tres años. Mi madre, que
siempre se sintió fascinada por la belleza del lenguaje de los signos, decidió
matricularse en la Universidad de Nueva York y hacer un máster sobre el
lenguaje de los signos. ¡Adivina quién era uno de los profesores del programa
de estudios de mi madre! Sí, mi padre, un hombre carismático y siempre de
buen humor que estaba haciendo el doctorado en la universidad en esos
tiempos. Allí fue donde ambos se conocieron.
Como pareja se brindaron apoyo mutuo y lucharon por un sueño: sacar el
tema de las discapacidades a la luz pública y demostrar al mundo que detrás de
toda discapacidad siempre hay una persona de valía. Mi padre se convirtió en
un líder que trabajaba en defensa de los derechos de los discapacitados, y mi
madre empezó siendo maestra para sordos y luego se convirtió en terapeuta
de niños con necesidades especiales, a los que enseñaba el lenguaje de signos.
Los amigos de la familia eran un grupo ecléctico y muy divertido formado por
padres e hijos tanto normales y corrientes como con necesidades especiales.
Por eso a mí no me ha costado nunca pasar por encima de la discapacidad y
ver la persona que hay en el interior del discapacitado.
Pero mejor volvamos al presente. Mi historia personal in uye en mi visión
como dermatóloga, que es única. Mi capacidad de lograr que con mi trabajo
los demás se sientan fuertes me da energía y me motiva cada día. El
tratamiento puede transformar mucho a mis pacientes, y no solo físicamente,
a medida que su piel va mejorando, sino también en la esfera emocional,
mental e incluso profesional. Yo estoy encantada…, casi tanto como ellos.
En la facultad de medicina los estudiantes podíamos observar el trabajo de
los profesionales durante nuestro tiempo libre para tener un primer contacto y
decidir la especialidad por la cual nos sentíamos más atraídos. Como ya habrás
adivinado, yo pasé muy buenos ratos en el departamento de Dermatología, y
me sentía especialmente atraída por lo que en la Universidad de Pensilvania
llamaban la clínica del acné. Mientras observaba el trabajo de uno de mis
mentores en esta clínica en concreto, vi gente con graves problemas de acné.
Algunos pacientes tenían cicatrices causadas por lesiones que les habían
des gurado la cara, y otros, la mayoría, cicatrices de cariz emocional; sin
embargo, a medida que su piel iba mejorando, comprendí que su personalidad
había iba evolucionando y que empezaban a con ar más en sí mismos, y eso
me marcó mucho. Esos adolescentes que se escondían tras gorras de béisbol y
tupidos equillos, reacios a establecer contacto visual, se fueron
transformando durante el tratamiento. Salían del caparazón, quedaban con
chicas, se apuntaban para hacer deporte en equipo o participar en la obra de
teatro de la escuela, y su rendimiento académico mejoró. Estas experiencias
me conmovieron, y mucho. No existía ningún otro campo que pudiera
ofrecerme algo así. Y luego, al juntar la pasión que sentía por la microbiología
con mi inmersión en los descubrimientos cientí cos que se estaban haciendo
sobre el microbioma humano, me obsesioné con el estudio de la in uencia
que el microbioma tiene en la piel y en la aplicación de esos conocimientos a
mi trabajo.
Los dos objetivos principales para cuidar de la piel correctamente deberían
ser conservar su microbioma natural y darle todo lo que necesita para que se
conserve sano y juvenil a pesar del envejecimiento cronológico y el causado
por las condiciones medioambientales. En el capítulo 4 leíste que los cuidados
de la piel tenían una base cientí ca, y que eso guardaba relación con lo que se
está descubriendo sobre el microbioma. Te daré unas cuantas normas para que
puedas seguir una pauta en los cuidados de tu piel, y eso te ayudará a
establecer una rutina (te mostraré unas listas con lo que hay que hacer a diario
especí camente, mañana y noche, en el capítulo 10, y también un guion del
programa). El objetivo de este capítulo es darte las bases fundamentales para
que cuides bien de tu piel y la información que necesitas para cuando busques
productos o quieras prepararte tratamientos caseros. También incluyo una
conversación sobre la manera más adecuada de exfoliar y experimentar con
ingredientes como los retinoides, que tienen fama de solventar todos los
problemas cutáneos que los adultos vamos teniendo y que son especí cos de
cada década. Dado el volumen de información que aparece en este capítulo, te
recomiendo que lo leas atentamente antes de plani car tu programación
diaria, semanal y mensual. Y luego usa la información de este capítulo junto
con el protocolo matutino y nocturno que describimos en el capítulo 10.
Hemos de tener en cuenta que cada uno de nuestros microbiomas es
absolutamente único. Los microbiomas son como las huellas digitales: no hay
dos personas que tengan la misma comunidad microbiana. Aunque nos
veamos limitados por una cierta predisposición genética a sufrir enfermedades
de la piel, nuestros microbiomas reciben mucha más in uencia del medio
ambiente. Su salud y composición están relacionadas con nuestros hábitos y
entorno. Es como dar una vuelta de tuerca a la clásica relación que existe entre
lo innato y lo adquirido: cuando se trata de nuestros microbiomas, tenemos la
oportunidad de asumir el control. No estamos condenados a desarrollar lo que
esté programado en nuestros genes. Nuestros colaboradores microbianos
pueden in uir en nuestra expresión genética y, en último término, en nuestra
salud. Y una de las maneras de poder asumir el control es estableciendo la
rutina más adecuada para el cuidado de nuestra piel, una rutina que respete,
honre, nutra y favorezca la vida de los amigos de tamaño microscópico que
tiene nuestro cuerpo. Cambia los objetivos de tu tratamiento tópico, que
consisten en acosar o aniquilar ejércitos de bacterias, y pasa a potenciar la
salud de tu piel.
Una nota sobre las marcas que existen para el cuidado de la piel
y los procedimientos dermatológicos
Queda fuera del alcance de este libro entrar en detalle y revisar todos los tratamientos
que están a nuestra disposición en la actualidad, tanto si hablamos de recetas, de
productos que se despachan sin receta, como si nos referimos a los tratamientos que
se realizan en la consulta del dermatólogo. Es más, las tecnologías cambian con suma
rapidez, y mientras estás leyendo este libro puede que ya haya salido al mercado una
nueva medicación o una innovadora terapia para tratar las enfermedades de la piel. Te
recomiendo que visites mi página web (www.DrWhitneyBowe.com) para ponerte al
día en cuanto a mis consejos personales y sobre lo que pienso respecto a
determinados productos y tratamientos. Además, también incluyo una lista actualizada
de mis marcas preferidas en la página web con el nombre de «La selección de la
doctora Bowe».
Plantéate ir una vez al año a la consulta de un dermatólogo para controlar que no
tengas cáncer de piel y hablarle de cualquier enfermedad o preocupación que puedas
tener y que requiera el o cio de un dermatólogo. Si aplicas los consejos que te doy en
este libro y los combinas con la ayuda dermatológica que precisa tu piel en particular,
vas a conseguir unos resultados fenomenales.
Usar ltros solares es tan importante que, aunque no te pongas nada más en
la piel, esta práctica diaria te ahorrará un montón de problemas y
enfermedades cutáneas, sobre todo el envejecimiento prematuro.
Los AHA y los BHA, y también los retinoides, pueden hacer cosas sorprendentes en tu
piel. Pero yo los veo como tratamientos especiales. No puedes usarlos a voluntad y
cada día, sobre todo si los usas conjuntamente. Si te los aplicas con demasiada
frecuencia o en concentraciones que la piel no está dispuesta a tolerar, pueden
hacerte daño. Es como todo en la vida: la moderación es la clave. Si no, te arriesgas a
una reacción biológica inevitable y agresiva.
Puedes exfoliarte la piel un par de veces a la semana, pero la manera de exfoliarte tez,
cuello y pecho tiene que ser mucho más suave que cuando te exfolias el cuerpo, sobre
todo en zonas ásperas como codos, rodillas y plantas de los pies. Aunque un azúcar
exfoliante casero puede ser demasiado agresivo para el rostro de la mayoría, a mí me
encanta esta manera de exfoliar las zonas del cuerpo que son mucho más gruesas. Mi
receta favorita se compone de dos ingredientes: azúcar morena y aceite de almendra.
Mezcla media taza de azúcar morena con media taza de aceite de almendra y aplícate
la mezcla con las manos en las zonas ásperas (recuerda que siempre te digo que
extremes la precaución con las esponjas vegetales para el cuerpo o las piedras pómez
y demás instrumentos de exfoliación). Frota suavemente en sentido circular durante un
minuto o dos. Y luego aclara y date unos golpecitos antes de ponerte la hidratante.
Fíjate que el azúcar no entra en tu dieta, pero va perfecto si lo usas como un agente
exfoliante en codos, rodillas y pies.
Lactobacillus plantarum
Enterococcus faecalis SL-5
Streptococcus salivarius
Lactococcus sp. HY449
Lactobacillus paracasei
Las cadenas que sirven para aliviar las pieles sensibles y secas son:
Streptococcus thermophilus
Bi dobacterium longum
Bacillus coagulans
Las cadenas de Lactobacilli (p.ej., L. plantarum)
Streptococcus thermophilus
Hay empresas que están elaborando fórmulas propias, y no hay nada malo
en ello. Los probióticos usados por vía tópica pueden combinarse con los
probióticos orales (véase el capítulo siguiente). Recuerda que algunos
productos contienen cultivos vivos, mientras que otros contienen
sobrenadantes o extractos. Algunas fórmulas incluso pueden contener
ingredientes prebióticos, que favorecen el crecimiento de cadenas sanas
porque actúan como «alimento» para las bacterias buenas que ya viven en tu
piel. Ninguno de estos preparados ha demostrado ser superior a los demás. La
e cacia tiene que ver con el grado de rigor cientí co que cada compañía
utiliza para analizar sus fórmulas.
Con los años, una gran parte de los medicamentos de marca que se aplican vía tópica
han ido siendo sustituidos por genéricos. Y eso ha sucedido sobre todo en las terapias
tópicas contra el acné. Una de las más conocidas, y que los dermatólogos siempre
recetan, es un producto que contiene dos ingredientes clave: el peróxido de benzoílo y
un antibiótico (como la clindamicina o la eritromicina). Si el fabricante ha incluido
ambos en el mismo producto, los ingredientes suelen tolerarse bien. Los dermatólogos
te dirán que si usas solo antibióticos por vía tópica (que no vayan en combinación con
peróxido de benzoílo) ofrecerás resistencia a ese antibiótico. En otras palabras, el
medicamento dejará de funcionar, y las cadenas bacterianas multirresistentes que no
son saludables invadirán tu piel. Ahora bien, si el producto también contiene peróxido
de benzoílo habrá muchas menos probabilidades de que presentes esa resistencia.
Sin embargo, lo que ocurre en la vida real es lo siguiente: el médico extiende la
receta (que es electrónica y la introduce en un sistema informático que conecta con la
farmacia) y luego, cuando el paciente va a comprarlo, se entera de que es más barato
comprar el genérico del antibiótico tópico y el peróxido de benzoílo por separado. Y
ahí está el problema: el peróxido de benzoílo genérico tiene fama de irritar la piel. Y
cuando el paciente acusa la reacción (p.ej., se le pone la piel escamosa, le pica o le
salen rojeces), la persona deja el tubo y usa tan solo el antibiótico. Y esta es la trampa
que crea resistencia y nos da problemas. Podemos evitar la situación asegurándonos
de usar un solo producto que contenga tanto peróxido de benzoílo como antibiótico.
Si el seguro no te cubre la combinación de ambos en un solo producto, pide una
receta contra el acné que no lleve antibiótico. Algunos dermatólogos evitan recetar
productos con antibióticos para no complicarse tanto la vida, y actualmente hay
muchas opciones que no llevan antibiótico y dan muy buen resultado.
A los veinte. El ltro solar es clave… cada día, tanto si luce el sol como si no.
Si no haces nada más durante esta década, comprométete a usar un ltro solar
diario. Además acostúmbrate a usar productos que contengan antioxidantes
como las vitaminas C y E. Los ltros solares y los antioxidantes te protegerán
contra los radicales libres. Ha llegado el momento de proteger y prevenir.
Considera añadir ácido glicólico y/o salicílico a tu rutina, bien en forma de
productos caseros como compresas presaturadas con estos ingredientes (sí,
pueden usarse conjuntamente) o bien aplicándote algún peeling suave en la
o cina (no es una pérdida de tiempo, el proceso solo requiere cinco minutos).
Recuerda que estos ingredientes exfolian la piel, la mantienen suave y
consiguen que los poros respiren. No te pases con la exfoliación. Si padeces
acné, quizá te interese empezar a probar con los retinoides.
A los treinta. Añade un retinoide a la rutina de tu piel si aún no lo estás
haciendo. En esta década empezarán a formarse pequeñas arrugas, y quizá
tengas que enfrentarte al acné en la edad adulta. Es un momento fenomenal
para preguntarle a tu dermatólogo si te conviene un tratamiento con láser,
como el de las microagujas, que conserve tu piel rme, tersa y sana. El médico
también puede recurrir al láser para reepitalizar, y utilizar herramientas no
invasivas y rea rmantes que empleen ultrasonidos y ondas de radiofrecuencia.
Estos instrumentos estimularán la producción de colágeno, y cuanto más
colágeno tengas de reserva, mejor preparada tendrás la piel en un futuro. Es
como llenar el depósito con gasolina extra antes de emprender un largo viaje.
Si eres proactiva, podrías empezar a usar toxinas botulínicas a los treinta para
evitar que con el tiempo se te marquen las arrugas.
A los cuarenta. Intenta usar más los retinoides y póntelos cada noche (si aún
no lo haces), o bien pídele a tu dermatólogo que te recete algún preparado (si
no tienes ninguno). Valora si no deberías añadir más antioxidantes tópicos a tu
rutina, tanto por la mañana como por la noche, cambiando de suero. Busca
productos que contengan péptidos, factores de crecimiento y otros
ingredientes que potencien el colágeno para que la balanza se incline a favor
de la producción de colágeno e impida que se destruya. Dales ventaja a esas
células alimentándolas con ingredientes que favorezcan la producción de
colágeno por dentro. Muchas mujeres, a pesar de haberse esforzado
cuidándose la piel con remedios caseros, empiezan a ir al dermatólogo a los
cuarenta para hacerse unos «retoquitos». Las almohadillas de grasa caen y se
repliegan como resultado de la gravedad, y entonces forman el efecto
«mandíbula» caída, que es la pérdida de de nición que se advierte en la
mandíbula. Los ojos tienen un aspecto cansado porque las almohadillas de
grasa van cayendo. Pero si cuidamos bien de nuestra piel en casa, y
combinamos eso con algún tratamiento en la consulta del dermatólogo
durante el año, podremos conservar una piel rme, tersa y suave y mantener
el tono.
De los cincuenta en adelante. Es el momento de utilizar unas hidratantes más
fuertes y unos productos más enriquecidos, además de recurrir a ingredientes
que estimulen el colágeno para poder lograr que aumenten los niveles de
hidratación en la piel (piensa en las ceramidas, en el ácido hialurónico, en el
aceite de coco y en la dimeticona). A medida que nos hacemos mayores, la piel
pierde la capacidad de conservar la humedad, por eso se deshidrata con mayor
facilidad que en el pasado. Cuídate la piel aplicándote los productos por capas
(primero un suero y, por encima, una crema nutritiva de noche), o incluso
añade unas gotas de aceite a tu nutritiva. En esta etapa deberías empezar a
combinar una mascarilla hidratante de vez en cuando con algunos remedios
caseros para que los ingredientes para el cuidado de la piel penetren bien. Hay
mascarillas faciales nutritivas que sacan un gran provecho de lo que los
dermatólogos llaman oclusión. Estas mascarillas de algodón de un solo uso
van embebidas de sueros muy hidratantes. La mascarilla crea una barrera
oclusiva sellando los sueros activos y ayudando a que penetren en la piel.
También se están descubriendo otros recursos caseros adicionales que
favorecen su penetración en la piel. Se han inventado unas bandas adhesivas,
por ejemplo, repletas de unas microagujas indoloras que disuelven la grasa y
llevan una gran cantidad de ingredientes que combaten el envejecimiento.
Estas bandas sirven para que estos ingredientes penetren en las capas más
profundas de la piel, donde pueden demostrar su e cacia. La nanotecnología y
las microesferas son otras tecnologías nuevas que usan los creadores de
fórmulas para estimular la penetración de ingredientes activos. Los preparados
caseros que aprovechan diversas formas de energía calorí ca e incluso la
terapia del micromasaje también servirán para que los ingredientes activos se
liberen en la piel. El obstáculo más importante que te impide ver el resultado
de haberte aplicado productos para el cuidado de la piel cuando pasas de los
cincuenta es, sencillamente, que los productos se quedan en la super cie y no
logran penetrar en la piel. Cuando combinas la tecnología adecuada con los
ingredientes adecuados es cuando se obra la magia. Es un campo en desarrollo
que promete lo increíble. Y, por supuesto, también puedes echar mano de
algún producto que puedas ponerte en el despacho.
Usa el manos libres. Usa la opción manos libres o ponte auriculares cuando
vayas con el teléfono móvil. Los móviles no solo tienen bacterias (y no me
re ero a esas bacterias bene ciosas de las que hemos estado hablando), sino
que además provocan la aparición de acné al entrar en contacto con tu cara.
Ten presente que, solo por mirar el teléfono, se te pueden formar arrugas en el
collarín, unas arrugas horizontales que se forman cuando te quedas mirando
jamente durante mucho rato la pantalla. Cuando uses el móvil, intenta no
mirar hacia abajo, y lleva unos auriculares contigo para que ese aparato tan
sucio no te frote la cara.
Vigila con los medicamentos. Millones de personas usan productos
farmacéuticos para tratar o curarse enfermedades que son una amenaza para
la salud. Sin embargo, hay muchos medicamentos (orales o tópicos) que
también pueden causar efectos secundarios en la piel de los que el médico (o el
farmacéutico) no habla. Por ejemplo, algunos corticosteroides, medicamentos
para el dolor de cabeza, el consumo de estupefacientes e incluso algunas
formas de métodos anticonceptivos (la minipíldora e implantes como
Norplant) pueden disparar el acné. Hay medicamentos, incluyendo la
combinación de píldoras anticonceptivas (que contienen estrógenos y
progesterona) e incluso ciertos antibióticos y pastillas para controlar la tensión
arterial, que pueden volver tu piel más sensible al sol y provocarte quemaduras
solares o manchas oscuras tras su exposición. También hay medicamentos que
causan ampollas y que se te pele la piel, te caiga el cabello y tus uñas sean
quebradizas. Hay medicamentos que pueden provocarte urticaria o granos de
pus, o incluso hacer que te salgan puntitos oscuros en el blanco de los ojos.
Incluso los medicamentos sin receta médica que en apariencia son inocuos,
como las típicas pomadas antibióticas (Neosporin o la bacitracina) o los
vaporizadores contra las quemaduras solares (benzocaína), pueden provocar
unas erupciones que pican y producen rojeces, y que se llaman dermatitis
alérgicas por contacto.
Sería demasiado prolijo dar una lista con todos los medicamentos que
pueden causar enfermedades en la piel (y, además, terminarías muerta de
aburrimiento). Si te digo todo esto es para que recuerdes que hay que tener
cuidado con los medicamentos que se toman. Mira las etiquetas y lee cuáles
son los efectos secundarios en potencia.118 Si tienes alguna enfermedad de la
piel que aparece en las precauciones escritas en el envoltorio (p.ej., «puede
resultar perjudicial para el acné»), coméntalo con el médico y pregúntale
cuáles son las alternativas para curar tu dolencia sin que eso in uya en tu piel.
116. M. Randhawa et al., «Daily Use of a Facial Broad-Spectrum Sunscreen Over One Year
Signi cantly Improves Clinical Evaluation of Photaging», Dermatology Surgery 42, núm. 12
(diciembre de 2016): 1354-61.
118. Como un recurso en línea donde consultar los medicamentos y cuáles son sus efectos
secundarios potenciales, ve a www.RxList.com.
9
Recarga tu piel
Date una vuelta por el pasillo de los complementos
y los probióticos
En general podemos obtener todos los nutrientes, incluidas las vitaminas, los
minerales y los probióticos, de la dieta (y eso debería ser lo deseable). Los
nutrientes se absorben mejor tomando alimentos enteros o integrales. Pero
tenemos que ser sinceros: alcanzar los niveles óptimos solo a partir de la dieta,
y además a diario, no es que sea una perspectiva muy realista (¡al menos para
mis pacientes y para mí!) Siempre andamos con prisas, y las opciones que
tenemos para comer pueden quedarse cortas, a pesar de nuestros esfuerzos.
No quiero que confíes en los complementos para satisfacer las necesidades
nutricionales de tu cuerpo (y si sigues mi protocolo dietético, no te hará falta),
pero harías muy bien en valorar tomarte algunos de tu elección en nombre de
la salud cutánea.
He simpli cado mi menú de complementos para que te resulte más fácil.
Los artículos que cito a continuación no son muy caros, y todos pueden
comprarse en la farmacia de tu barrio sin receta. (De todos modos, consulta
con tu médico si ya estás siguiendo un tratamiento o tomas complementos
nutricionales, y que te dé el visto bueno antes de añadir más cosas.) En la
mayoría de supermercados, sobre todo los de las grandes cadenas nacionales,
los venden. Los que he elegido yo para comentarte son las vitaminas y los
complementos más útiles para lograr dos objetivos importantes: primero,
potenciar el eje intestino-cerebro-piel alimentando el microbioma intestinal, y
segundo, darle al cuerpo lo que necesita para conservar una piel sana (y,
debería añadir, un cabello y unas uñas sanos). Muchos de estos ingredientes
aparecen en los complementos multivitamínicos, pero no en los niveles que
recomiendo. No quiero que te extralimites en la dosis (tomar más productos
no signi ca necesariamente que lo estemos haciendo mejor), o sea, que vale
más que te atengas a las instrucciones que te doy en cuanto a las dosis. Ahora
bien, también puedes elegir tomar un complemento multivitamínico si lo
deseas, sobre todo para que puedas contar con tus minerales traza (que te
detallaré a continuación). Con todas estas dosis nos estamos mostrando
conservadores, o sea que añadir un complemento multivitamínico no te hará
ningún daño. A mí me gusta pensar que estos complementos (a excepción del
probiótico diario, que creo que todos deberíamos tomar) son añadiduras
opcionales a tu rutina diaria. Recuerda: siempre es mejor ingerir tu ración de
vitaminas con la comida, y si sigues mi protocolo dietético, eso es
precisamente lo que harás. Te daré unos cuantos consejos para que estos
complementos te aporten luminosidad:
Los minerales traza: los minerales más esenciales para la salud cutánea son
el zinc, el cobre y el selenio. Si comes siguiendo mi plan dietético terminarás
con la carencia de estos minerales. (Nota: búscalos en los complementos que
ya te he recomendado, porque suelen ir añadidos. Y, al revés, cómpralos por
separado en las dosis que te propongo a continuación o, sencillamente, añade
un producto multivitamínico que incluya estos minerales traza a tu régimen,
en cuyo caso no necesitarás tomártelos por separado.) Ahora bien, quiero que
seas consciente de cómo in uyen en la salud de tu piel.
Los probióticos (10-15 trillones de CFU cada día): es ideal obtener probióticos
de alimentos fermentados y de bebidas como la kombucha, pero no hay nada
malo en tomar un suplemento probiótico. Por encima de todo, tal y como
recordarás, los probióticos controlan el desarrollo del sistema inmunitario, a
menudo cambiando la respuesta inmune a las condiciones regulatorias y
antiin amatorias. Esta capacidad de modi car los estados crónicos
in amatorios signi ca que los probióticos pueden desempeñar su papel en el
tratamiento de enfermedades in amatorias crónicas, que van desde la
enfermedad intestinal in amatoria hasta el acné, la rosácea, el eczema y el
envejecimiento prematuro que resulta de los estragos de la radiación de luz
ultravioleta. Como ya sabes, puedes obtener probióticos consumiendo
alimentos como el yogur hecho con cultivos vivos, el sauerkraut, el kimchi y
bebidas fermentadas como el ké r y la kombucha. Sin embargo, vale la pena
recalcar que, cuando consumes un yogur, en realidad no puedes saber cuántos
«cultivos activos» estás ingiriendo. Los cultivos vivos y activos suelen
cuanti carse (y etiquetarse) en términos de número de CFU (unidades que
forman una colonia) por dosis. Las CFU se utilizan para medir cuántas
bacterias contenidas en los probióticos son capaces de dividir y formar
colonias. Va muy bien pensar en las CFU como si se tratara de una bacteria
distintiva y única. Las etiquetas de CFU se encuentran por lo común en los
suplementos probióticos, pero no así en los alimentos y las bebidas ricas en
probióticos. Para asegurarte de que la cantidad que consumes sea óptima,
tomar alimentos y bebidas ricos en probióticos, además de tomar un
suplemento, es lo mejor que puedes hacer.
La industria de probióticos está en auge, y en plena expansión. Estoy segura
de que, con el tiempo, identi caremos nuevas especies de organismos útiles
que se abrirán paso entre los distintos preparados probióticos que se compran
sin receta.
Lactobacillus plantarum
Lactobacillus acidophilus
Lactobacillus rhamnosus
Lactobacillus paracasei
Bi dobacterium bi dum
Bi dobacterium breve
Bacillus coagulans
A veces verás números y/o letras detrás de los nombres de las bacterias en
las listas de ingredientes. Por ejemplo, podrías ver algo así como «L. acidophilus
DDS-1». Estos números y letras, sencillamente, signi can que la cadena ha
sido patentada. Por ejemplo, el DDS-1 (en este caso, «DDS» hace referencia a
las siglas en inglés del departamento de ciencia de los lácteos de la Universidad
de Nebraska, que es donde la bacteria se descubrió) es una cadena de
acidó los que ha sido aislada, caracterizada genéticamente y luego registrada
de manera o cial en la o cina de patentes americana. Una cadena patentada
de Bacillus coagulans, por citar otro ejemplo, se llama BC30. No es necesario
que aparezcan estos números para estar segura de que tu producto es de
buena calidad, pero intenta comprar probióticos que hayan sido veri cados
por ConsumerLab, NSF International o la Convención de Farmacopea de
Estados Unidos (USP). Estas organizaciones son independientes y tienen una
buena reputación y un largo historial de certi caciones de productos para el
bienestar. Estas organizaciones no pueden garantizar que un producto tenga
valor terapéutico, pero su sello es una buena indicación de que el producto
contiene la cantidad de ingredientes que aparecen en la etiqueta, y de que no
está contaminado con sustancias peligrosas como, por ejemplo, el plomo.
Circunstancias especiales
Para las personas que no consumen carne roja, tocino, aves o cantidades
abundantes de marisco: recomiendo un complemento diario de hierro de
hasta 30 miligramos al día. Si notas efectos secundarios, como el
estómago trastornado, náuseas o diarreas, tómate el hierro con un
suplemento de vitamina C o con cítricos para aumentar la absorción.
Asimismo, intenta reducir la dosis o busca un producto de liberación
retardada.
Para las personas que comen pescado de aguas frías menos de un par de veces
por semana: toma un complemento de mil miligramos diarios de un
ácido graso omega-3 que contenga ácido docosahexaenoico (DHA) y
ácido ecosapentaenoico (EPA). De todos modos, hay una cierta
preocupación, y bien documentada, sobre la calidad de los
complementos omega-3. Busca alguno que cuente con la certi cación
del Programa de los Estándares del Aceite de Pescado (IFOS). Te
ayudará a estar segura de que estás comprando y consumiendo la
cantidad de ingredientes activos que pone en la etiqueta, así como a
evitar productos contaminantes como el mercurio. Los veganos y los
vegetarianos deberían buscar un aceite de pescado certi cado por el
IFOS que sea un derivado de las algas marinas.
Para las personas que tienen poco pelo y/o las uñas quebradizas: intenta
añadir un complemento de biotina a tu dieta. La biotina es una
vitamina B que puede mejorar la infraestructura keratínica (una
proteína básica que reconstituye el pelo, la piel y las uñas). Las
carencias son fenómenos aislados. La provisión diaria que se
recomienda de este complemento en la actualidad es de treinta
microgramos. Puedes tomarte un suplemento de treinta microgramos
cada día, y luego doblarlo a sesenta microgramos al día al cabo de un
mes hasta aumentar nalmente a cien microgramos diarios cuando ya
haya transcurrido otro nuevo mes, si los siguientes alimentos no
forman parte de tu dieta habitual: huevos, frutos secos, judías, cereales
enteros, plátanos, coli ores y setas. (Nota: el límite superior correcto
es de cinco mil microgramos al día. Por eso, no extralimites la dosis si
tomas cien microgramos al día. Las personas con riesgo de tener unos
niveles bajos de biotina son las que se han sometido a un tratamiento
antibiótico a largo plazo, que, como ya sabes, es común en el
tratamiento del acné y la rosácea. Lee las etiquetas con atención. Los
microgramos [mcg] no son lo mismo que los miligramos [mg]. Cien
microgramos equivalen a 0,1 miligramos. ¡Ahora no vayas a pasarte
con las dosis tomándote centenares de miligramos! A dosis muy
elevadas, como 300 miligramos, el suplemento puede interferir en
algunos análisis de laboratorio… y dar falsos positivos o negativos. Y
hablo de análisis tan diferentes entre sí como los del embarazo y del
cáncer. Cuéntale al médico que te estás tomando complementos de
biotina cuando vayan a hacerte un análisis.)
119. S.K. Chagen et al., «Discovering the Link between Nutrition and Skin Aging», Dermato-
Endocrinology 4, núm. 3 (julio de 2012): 298-307; para un breve resumen de la vitamina E y de su
papel en la salud de la piel, consulta el Centro de Información de Micronutrientes que se
encuentra en el Instituto Linnus Pauling de la Universidad del Estado de Oregón y lee «Vitamin E
and Skin Health», en http://lpi.oregonstate.edu/mic/health-disease/skin-health/vitamin-E.
120. Para un breve resumen de la vitamina C y el papel que desempeña en la salud de nuestra piel,
ve al Centro de Información de Micronutrientes que se encuentra en el Instituto Linnus Pauling
de la Universidad del Estado de Oregón y lee «Vitamin C and Skin Health», en
http://lpi.oregonstate.edu/mic/health-disease/skin-health/vitamin-C.
121. Para un breve resumen de la vitamina D y el papel que desempeña en la salud de nuestra piel,
ve al Centro de Información de Micronutrientes que se encuentra en el Instituto Linnus Pauling
de la Universidad del Estado de Oregón y lee «Vitamin D and Skin Health», en
http://lpi.oregonstate.edu/mic/health-disease/skin-health/vitamin-D.
122. J.F. Scott et al., «Oral Vitamin D Rapidly Attenuates In ammation from Sunburn: An
Interventional Study», Journal of Investigative Dermatology (mayo de 2017).
Ojo con los alimentos en cuya etiqueta pone «sin gluten». La mayoría (no
todos, claro) tan solo son productos procesados, y el gluten que contienen ha
sido reemplazado por ingredientes como la maicena, la harina de maíz, el
almidón de patata, el almidón de arroz y el almidón de tapioca. Solo porque
en el paquete diga «sin gluten» no signi ca necesariamente que lo que
contiene sea un alimento natural e integral.
Quiero que esta primera semana sea fácil y divertida para ti en la medida de lo
posible. Por eso un objetivo fantástico para empezar es prepararte tú misma
las comidas en tu «nueva» cocina para responsabilizarte de tu nutrición y de tu
nueva misión. No tardaremos en decirte cuándo puedes ir a tu restaurante
favorito. La clave es empezar tu propio camino y procurar no distraerte, evitar
tentaciones y combatir las ansias mientras estás entrenando el cerebro y el
cuerpo (y vas saboreando brotes). Si te preparas tú misma la comida durante
esta primera semana, terminarás dominando el protocolo alimenticio. Te
resultará más fácil hacer incursiones fuera de tu cocina, y que esas incursiones
terminen siendo toda una aventura para ti.
Seguramente ya habrás oído hablar de los bene cios de «hacer la compra
por el perímetro exterior» del supermercado. Y así es: ahí es donde se
encuentra la comida para conseguir esa luminosidad que buscamos. Los
pasillos interiores son zonas muertas, lugares donde los alimentos se venden
metidos en cajas, bolsas y latas. No te servirán de ayuda, ni a ti ni a tu piel.
Aléjate de allí (a menos, claro, que busques aceite de oliva virgen extra o
mayonesa de aguacate). Si compras algún producto con una etiqueta que
informe de los ingredientes (la mayoría de productos frescos como el pescado
y la carne no llevan ninguna), vete acostumbrando a leerla con atención. Busca
cuáles son los ingredientes que están bajo sospecha, como el azúcar añadido,
los aceites parcialmente hidrogenados (a ver si encuentras las palabras
parcialmente hidrogenado, hidrogenado y manteca) y los productos químicos que
ignoras o te cuesta pronunciar. Márcate como objetivo consumir menos de
treinta gramos de azúcares en total al día.
Durante la semana 1 céntrate en controlar bien tus nuevos hábitos
alimenticios. Como sucede con el resto del plan Bowe, puedes acomodarlo a
tu medida y a tu estilo de vida. La buena noticia sobre este protocolo dietético
es que se autorregula de una manera sorprendente: no comerás en exceso ni
andarás a la caza de las barritas de caramelo que guardas en el fondo del bolso;
además, te sentirás completamente satisfecha durante horas antes de volver a
tener hambre.
Cuando vas fatal de tiempo y no tienes acceso a esa cocina propia donde tú
puedes llevar la batuta, prepara tus comidas con antelación y llévatelas en una
ambrera. Te irá de perlas tener a mano comida precocinada o alimentos
sabrosos y ya preparados. Y lo mismo puede decirse de tentempiés
superconvenientes como son las porciones individuales de frutos secos y
semillas. También puedes visitar mi página web si quieres ver cuáles son mis
recetas preferidas, que son un combinado energético, y anotarte las comidas
que son fáciles para llevar. Llena tu ambrera con una ensalada verde (no te
olvides de que puedes estimular el poder de los prebióticos si le añades unas
hojas de diente de león) y ponle verduras crudas y troceadas de colores
distintos, pollo a daditos o un huevo duro rico en omega-3. Aderézalo todo
con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y ya puedes comértelo. Suelo
llevar aliños para la ensalada en tamaño viaje que preparo los domingos por la
noche para que me duren toda la semana, por eso nunca caigo en la trampa de
tomar un aliño que rebose de azúcares o de productos químicos. Pongo la
medida de una cucharada de aceite de oliva y dos cucharadas de vinagre
balsámico en cada uno de los potecitos, los agito bien y los meto en una
bolsita que se cierra con cremallera para que no traspase ni una sola gota. ¡Ah,
y no infravalores el poder de las sobras! Muchas de las recetas de este libro
pueden prepararse el n de semana (haciendo una doble ración) y así tienes
cubiertas las comidas de la semana. Piensa por adelantado cuando plani ques
tus comidas y prepares la lista de la compra.
En las últimas décadas ha habido un cambio fundamental en la variedad de
comida que tenemos disponible en el mercado. A menos que vivas en una
remota zona rural, puedes comprar toda clase de ingredientes en tan solo
cuestión de minutos, tanto si eso signi ca ir al pasillo de comida orgánica de tu
supermercado habitual como si se trata de aventurarte a ir a comprar al
mercadillo del granjero de tu zona. Conoce a tus tenderos: ellos te dirán
cuáles son los productos frescos que acaban de llegar y de dónde proceden los
comestibles. A continuación voy a darte algunos consejos adicionales:
Lleva un diario en el que anotes lo que comes: verás que es útil llevar un diario de
lo que comes mientras estás siguiendo el programa, sobre todo durante la
primera semana. A mí me encanta usar la aplicación MyFitnessPal que llevo en
el smartphone, pero a los que no os van las aplicaciones, escribid lo que tomáis
en cada comida, porque eso ya os servirá. Toma nota de las recetas y los
ingredientes que más te gustan, los alimentos que contribuyen a iluminar tu
piel (p.ej., cuando comes salmón salvaje para cenar, al día siguiente tienes una
piel resplandeciente), y los que crees que pueden causarte problemas (p.ej.,
cuando comes carbohidratos, aunque sean carbohidratos de grano entero, te
sientes hinchada y como si fueras a explotar).
Haz una dieta superbaja en carbohidratos durante una semana: hay estudios
recientes que demuestran que las intervenciones dietéticas a corto plazo
durante varios días seguidos pueden alterar signi cativamente el microbioma
del intestino. Eso signi ca hacer una dieta muy baja en carbohidratos, una
dieta que mezcle toda clase de harinas y panes y solo admita los carbohidratos
procedentes de las verduras y las frutas con un bajo contenido en azúcar,
como los aguacates, los pimientos morrones, los tomates, los calabacines y las
calabazas. Inténtalo, y fíjate a ver si mejora tu piel. Luego puedes ir
incorporando a tu dieta algunos carbohidratos bajos en IG, como la avena, la
quínoa, la cebada y el pan de multicereales y ver qué aspecto tienes y cómo te
sientes. Si tu piel se vuelve quebradiza o te sientes rara, piensa que debes de
tener mucha sensibilidad a estos alimentos y necesitas ser más restrictiva con
tus carbohidratos.
Busca lo que sea brillante y abundante: cuantos más colores haya en tu plato,
mejor. Las frutas y las verduras de colores intensos son claves para asegurarte
de que en tu dieta hay su cientes antioxidantes (busca productos locales, de
esos que no están muy limpios y llevan un poco de tierra, tanto en el colmado
como en el mercadillo del granjero que vende en tu zona).
No temas a las grasas: la grasa no es el enemigo a batir. No te sientas culpable
si consumes grasas saludables como las del aguacate, los frutos secos y las
mantequillas de frutos secos. Asegúrate de que los únicos ingredientes que
contengan sean frutos secos únicamente, quizá con un poco de sal marina
(¡basta ya de añadir azúcares a las mantequillas de frutos secos, por favor!) Y,
recuerda, cualquier fruto seco o mantequilla de frutos secos es mejor para ti y
para tu piel que los cacahuetes y la mantequilla de cacahuetes.
Sé exible con los horarios: no te apures siguiendo esas normas antiguas y
obsoletas, que además son una auténtica tontería, sobre el horario de las
comidas. No es necesario que debas comer durante las primeras dos horas
después de despertarte, por ejemplo, ni que luego comas cada dos o tres horas.
Los nuevos hallazgos cientí cos demuestran que a tu metabolismo le va muy
bien espaciar las comidas, dejar que el cuerpo experimente un miniayuno que
le dé a todo un acelerón positivo, ¡desde el metabolismo hasta nuestra manera
de pensar! Si te ciñes a mi plan, no sentirás esos bajones de azúcar en sangre
cuando haya pasado un determinado número de horas, y no entrarás en
pánico pensando qué es lo que tienes que comer. Serás capaz de espaciar las
comidas con más facilidad sin sentir punzadas de hambre ni sentirte fatigada.
La única excepción a esta regla es cenar al menos dos horas antes de acostarte.
Eso sí te lo recomiendo. Puedes tomarte un postre media hora antes de irte a
la cama, pero intentar dormir después de una comilona puede afectar tu ciclo
del sueño, y dormir bien es crucial para tener la piel bonita.
Toma un tentempié: va muy bien tomar un tentempié entre comidas.
Asegúrate de combinar un poco de proteína con bra y grasas saludables.
No tomes calorías líquidas en el café: no, y no. Rotundamente no. Aparta de ti
los mocaccinos y los cafés con leche y una puntita de caramelo, y
acostúmbrate a tomar el café solo, con un poquito de leche que no sea de
origen animal y estevia, si lo necesitas. Dado el caso, es como si te tomaras un
dónut glaseado, dada la cantidad de azúcar que se encuentra en esas bebidas.
No abandones los aceites puros: si puedes, cocina con aceite de oliva virgen
extra, aceite de aguacate, aceite de coco, mantequilla de vacas que pastan en
libertad o ghee (mantequilla clari cada). El aceite de coco, el aceite de
aguacate y el ghee van mejor que el aceite de oliva para elaborar recetas que
precisan de altas temperaturas de cocción (con un punto de humeo entre los
190 ºC y los 200 ºC). Cuando saltees verduras, intenta usar aceite de oliva
virgen extra mezclado con un poco de ghee. Evita los aceites procesados y los
aerosoles para cocinar, a menos que sean de aceite de oliva extra virgen. (Una
precisión sobre el aceite de coco: existe un gran debate sobre el aceite de coco;
hay quien dice que es bueno a pesar de los altos niveles que tiene de grasas
saturadas, mientras que otros cuentan una historia diferente y piden
precaución en su consumo. Por desgracia, la investigación no aclara
demasiado las cosas. Si quieres saber mi opinión, te diré que para mí está bien
consumir aceite de coco con moderación, sobre todo si sigues mi protocolo y
no lo usas con demasiados carbohidratos. El aceite de oliva virgen extra
debería ser tu producto de primera necesidad, pero no hay nada malo en
utilizar aceite de coco si lo pide la receta o cuando cocinas a altas
temperaturas.)
Mete un buen puñado de verduras en el horno un par de veces por semana: yo meto
en el horno un buen montón de verduras tres noches por semana, y luego las
conservo en la nevera. Las incluyo en el revuelto del desayuno, las añado a las
ensaladas del almuerzo o me las tomo para cenar como guarnición. Además,
les he puesto nombre: Primeros Auxilios para una Luminosidad Bowe. No hay
nada más sencillo que cortar unos trozos de brócoli, de pimientos (de todos
los colores), espárragos, coles de Bruselas, setas y cebollas y ponerlo todo
junto en dos grandes bandejas para el horno. A continuación trituro un poco
de ajo, lo mezclo con aceite de oliva y vierto la mezcla encima de las verduras.
Luego lo aso todo a 180 ºC grados durante unos cuarenta y cinco minutos,
hasta que las verduras quedan crujientes por fuera. Puedes sustituir el ajo por
otras especias (p.ej., la cúrcuma) en función del día y de tu estado de ánimo; a
veces espolvoreo un poco de albahaca seca o de orégano, o pongo unas
ramitas frescas de romero encima de las verduras, en función de lo que me
apetezca.
Lo que hay que beber
Un par de veces por semana, prepara una jarra de «agua desintoxicante»
añadiendo antioxidantes que desintoxiquen el agua corriente en forma de
rodajas de limón, hojas de menta, moras y rodajas de pepino. Luego comienza
el día bebiendo un gran vaso de este elixir. Si vas mal de tiempo por las
mañanas o no te gusta beberte un vaso de agua justo al levantarte de la cama,
llévatelo al baño y ve haciendo sorbitos mientras te preparas para la jornada. A
mí me gusta alternar los sorbitos de café con un vaso helado de esta agua. Es
mi versión personal del bebedor que lleva una copa en cada mano: me encanta
el modo en que la temperatura y los sabores se complementan entre sí cuando
lo tomo a primera hora de la mañana.
Sin embargo, el agua no es la única bebida del menú. ¿Has oído hablar de la
leche dorada, del kombucha o del rooibos? He reservado unas cuantas delicias
para ti (mira el menú que te propongo a continuación si quieres verlo con
mayor detalle). Como la hidratación es tan fundamental para tener una piel
sana, el pilar sobre el que lo cimiento todo es, sencillamente, agua ltrada, o
mi versión particular de agua para desintoxicar. ¡La hidratación no tiene por
qué ser aburrida! He descubierto que lo que a uno le gusta, se lo bebe. Pero
recuerda que debes mantenerte al margen de esos refrescos light bajos en
calorías y con edulcorantes arti ciales. ¡No sacarías el aprobado en
Luminosidad Bowe! A continuación, te describiré sucintamente lo que podría
ser tu plan de hidratación diario.
Levántate y brilla: si tomas café, hazlo por la mañana, como hago yo,
pero no lo cargues de azúcar ni de leche de origen animal. No tomes
más de dos tazas de café orgánico al día y tómalo solo, con una punta
de canela si puedes, o añádele leche de almendra sin edulcorar. El té
también es una buena alternativa al café. Antes solía beber una mezcla
suave y gustosa de café con un sobrecito de Equal y una cucharada de
leche en polvo de avellana sin azúcar; «¡cuanto más dulce, mejor!»,
pensaba yo. Pero cuando me enteré de los efectos que tenían los
edulcorantes arti ciales en el intestino, me obligué a tomar el café solo.
El día 1 lo pasé fatal, pero antes de que llegara el día 2 empecé a
apreciar el aroma amargo, y decidí seguir. Probé los tuestes oscuro,
medio y claro, y, por primera vez en mi vida, saboreé el café de verdad.
Luego, al cabo de una semana, cuando añadí leche de almendra y
canela a mi taza de café, encontré increíble que me encantara ese
dulzor natural. No hace mucho tomé un sorbito de café como el que
antes solía hacerme y… ¡tuve que escupirlo! Sabía a productos
químicos, y era asquerosamente dulce. Mi cuerpo dio como un
respingo de disgusto.
La locura de mediodía: si quieres tomar cafeína en cualquier otro
momento del día, tómate un té, y preferiblemente que sea un té verde,
que es rico en antioxidantes, o un té oolong. Durante el almuerzo, o
con el tentempié que te tomas a media tarde, ponte creativa y tómate
un té kombucha rico en probióticos. Yo me tomo una botella de
kombucha al día en lugar de un refresco light o de un té helado sin
azúcar. Por suerte, puedes comprar té kombucha embotellado de muy
buena calidad en la mayoría de tiendas de comestibles, porque no es
una bebida que aconseje preparar en casa. Cuando te pases a los tés sin
cafeína, prueba el rooibos, que es antiin amatorio.
La delicia de la cena: recuerda que puedes tomar una copa de vino tinto
con la cena, pero asegúrate de beber también agua.
La preparación antes de acostarnos: antes de meterme en la cama, a mí
me encanta tomar una taza de manzanilla o de rooibos. Si dispongo de
unos minutos, me gusta mucho prepararme una taza caliente de leche
dorada.
Unas cuantas ideas para los tentempiés
Un puñado de frutos secos crudos (mis preferidos para la piel son las
almendras, los anacardos, las pecanas y las nueces).
Verduras crudas cortadas en julienne (p.ej., el apio, las zanahorias, los
pimientos morrones, el brócoli, el pepino, los rábanos) y mojadas en
dos cucharadas de guacamole, olivada, hummus, mantequilla de frutos
secos o yogur cremoso de aguacate
Una barra proteica hecha de proteína vegetal y con menos de cuatro
gramos de azúcar.
Una manzana mediana, cortada y remojada en una cucharada de
mantequilla de almendra.
Una rebanada de pan de cereales untada con aguacate, con un chorrito
de aceite de oliva por encima y espolvoreado con una pizca de sal.
Cuatro rodajas de pavo frío, de buey asado o de pollo untadas con
mostaza.
Uno o dos huevos duros.
Un cuenco de frutos del bosque con trocitos de chocolate (lo mejor es
que lleve un 70 por ciento de cacao).
Verduras lactofermentadas como la coli or, las zanahorias y los
pimientos morrones encurtidos acompañados de leche dorada
Una ración de yogur estilo griego con cultivos activos vivos mezclado
con pepitas de chocolate, semillas de lino o frutos secos troceados (y
unas gotas de estevia de vainilla para darle más sabor, si se desea).
Un batido de frutas proteínico hecho con una sola cucharada de
proteínas vegetales, leche de almendra sin edulcorar, medio plátano y
hielo.
LUNES
MARTES
MIERCOLES
JUEVES
Desayuno: una porción de unos 170 gramos de yogur estilo griego con
nueces troceadas y un chorrito de miel, más una rebanada de pan de
multicereales untado con medio aguacate y un poquito de sal.
Almuerzo: ensalada verde tipo mezclum con verduras crudas, trocitos
de salmón a la plancha o hervido y aderezado con un puñado de
pistachos, aceite de oliva y vinagre balsámico.
Tentempié.
Cena: revuelto para la cena generoso en verduras con una
guarnición de media taza de quínoa.
Postre: mousse de aguacate.
VIERNES
SÁBADO
DOMINGO
No pares de moverte
Lo siento, pero imagino que ya lo veías venir. Si todavía no practicas ejercicio,
ya es hora de que empieces. Basta de padecer el síndrome del sofá. Ya no hay
excusa posible: no te saltes el ejercicio. Si has llevado una vida sedentaria,
empieza practicando a intervalos de alta intensidad que duren de cinco a diez
minutos (treinta segundos de máximo esfuerzo seguidos de noventa segundos
de recuperación), y termina haciendo unos veinte minutos en total
(alternando una intensidad alta y baja), al menos tres veces por semana. Hay
muchas maneras de hacerlo: caminando por la calle y cambiando de velocidad
y de niveles de intensidad (sobre todo cuando hay subidas), poniéndote el
equipo clásico de gimnasia o siguiendo algún vídeo en Internet para hacer la
rutina desde la comodidad de tu casa. Sé creativa en este punto… ¡y diviértete!
Es el factor más importante para lograr que te muevas. Si la elíptica te hace
suspirar de pavor, oye, pues elige otra cosa que te motive. Tan simple como lo
oyes.
No me cansaré de repetirlo: si los gimnasios convencionales no te van,
tienes otras oportunidades para practicar ejercicio; o sea que no tienes excusa.
Me da igual la actividad que elijas, ¡pero elige una! Saca la agenda y programa
tus actividades físicas.
Prográmate moverte más durante el día, sobre todo si en tu jornada no te
queda tiempo para el ejercicio convencional. Piensa en la manera de dedicarte
unos minutos de actividad mientras estás en el trabajo o en casa. Todos los
estudios indican que los bene cios que tiene para la salud practicar tres tandas
de ejercicio de diez minutos cada una son parecidos a una sola tanda de
ejercicio de treinta minutos de duración. Por eso, si un día en concreto te falta
tiempo, divide tu rutina en ratitos. Piensa en la manera en que puedes
combinar el ejercicio con otras tareas: por ejemplo, plantéate celebrar esa
reunión que tienes con un colega de trabajo caminando al aire libre, o mira de
noche la televisión mientras haces una tanda de estiramientos en el suelo. Si es
posible, limita el tiempo que pasas con el trasero pegado a la silla. Da un par
de vueltas, si puedes, mientras hablas por teléfono; sube por las escaleras en
lugar de usar el ascensor, y aparca lejos de la puerta principal de tu casa o del
despacho. Cuanto más te muevas a lo largo del día, más se bene ciará tu
cuerpo… y también tu piel.
Si ya haces tness, trata de aumentar los ejercicios a un mínimo de treinta
minutos cada día durante cinco días a la semana. Podrías intentar algo
diferente, como ir a clase de baile, meterte en una sala de Pilates o llamar a
una amiga que sabes que es una fanática del ejercicio para que aporte ideas y
te ayude. Es importante que tus rutinas diarias estén equilibradas y que varíes
de ejercicios en general para que todos los músculos de tu cuerpo, que son
muchos, reciban tu atención. El cuerpo también responde muy bien cuando se
le sorprende. Cuando te acostumbras a practicar una única forma de ejercicio,
el cuerpo se adapta. Y eso no te bene cia tanto, a menos que aumentes la
intensidad (¡cosa que la mayoría no hace!) Cuanto más varíes la rutina, más
verás y notarás que tu cuerpo se vuelve más fuerte, tiene más tono y más
salud.
Hazte la siguiente pregunta: ¿practicas cada día la misma rutina de una
manera monótona? ¿Tu corazón está fuerte porque te encanta el cardio que
practicas pero te falta fuerza en los músculos? Mira, yo era «la reina del
cardio». Estaba convencida de que, si no acababa chorreando al nal de mi
tanda de ejercicios, aquello no contaba para nada. Estaba delgada, pero mi
tono muscular no era bueno, y no me sentía muy fuerte. Lo peor de todo era
que estaba agotada mentalmente y muy dispersa, y además me volvía loca por
los productos que no son nada recomendables para la salud solo para recargar
pilas y lograr terminar el día (las magdalenas y los productos de panadería y
bollería me llamaban a voces cuando entraba en una cafetería. Bueno, no era
que gritaran exactamente, pero era como si saltasen y gritasen a la vez:
«¡Whitney, míranos!») Y fue justo a tiempo: sufrí una lesión de rodilla que me
obligó a rebajar mis tandas de cardio y a intentar otras cosas, incluyendo el
Pilates. Cuando me di cuenta de lo poderosa y centrada que me hacía sentir un
ejercicio que no era cardio, empecé a investigar y a probar con toda suerte de
disciplinas.
Te voy a explicar con detalle los ejercicios que practico (nota: quizá los habré
cambiado ya cuando leas este libro, porque siempre voy probando cosas
nuevas). El mensaje que quiero transmitirte debería de ser obvio: variedad y
equilibrio.
Ahora practico el yoga los viernes por la tarde, ¡y no veas cómo paso la
semana esperando el momento de que llegue! Termino mis sesiones de yoga
practicando unos minutos de shavasana, una postura de yoga que también es
una forma de meditación. Los viernes solía llegar a casa más muerta que viva.
Ahora, en cambio, llego fresca como una rosa y deseando pasar un fabuloso
n de semana con mi familia. La nueva diversidad de ejercicios que practico
me mantiene fuerte y equilibrada. Tengo bien el corazón (gracias a los dos
días en que practico cardio), unos músculos fuertes y poderosos (gracias al
entrenamiento muscular), y me siento alta, esbelta y exible, y muy reforzada
gracias al Pilates y al yoga. No digo que tú tengas que hacer lo mismo. Solo
digo que optes por el equilibrio y la variedad. Tu cuerpo y tu cerebro
reaccionarán mejor que si practicas los mismos ejercicios cada día.
Serénate
Como ya te expliqué en el capítulo 7, la meditación es como magia para tu
cuerpo: te calma rápidamente e induce lo que se llama la respuesta de la
relajación. Sin embargo, no tienes que hacer una meditación clásica para
lograr los mismos efectos. Puedes practicar la respiración profunda, el taichí o
el yoga Kundalini, que es un estilo de yoga que contiene una parte de
meditación. Tu objetivo es encontrar un momento cada día en el que apretar
el botón de Pausa y desencadenar esta respuesta de relajación. Al menos,
intenta establecer una práctica diaria a la misma hora cada día de la semana.
Quizá a primera hora de la mañana, después de almorzar, a las 3 en punto
(ponte la alarma en el móvil) o antes de acostarte. No importa. ¡Lo que
importa es que lo hagas!
Saca del baño las limpiadoras agresivas, y también los jabones, las
esponjitas que rascan, los exfoliantes para el cuerpo, las esponjas y los
productos cosméticos viejos. Sustitúyelos por productos nuevos que
coincidan con mis directrices (mira el capítulo 8 y ve a mi página web,
donde verás los consejos que doy sobre las marcas).
Tira los jabones donde ponga «antibacteriano» en la etiqueta.
Limita el uso de los desinfectantes para las manos, y úsalos solo cuando
no tengas a mano agua y jabón.
Tira los tónicos que contengan alcohol o sean astringentes.
Si has estado tomando un antibiótico por vía tópica (como la
eritromicina o la clindamicina) porque has tenido una enfermedad en
la piel, asegúrate de que también estás utilizando peróxido de benzoílo
por vía tópica para limitar la resistencia bacteriana. Mejor aún, pídele a
tu dermatólogo que te recete algo por vía tópica que no contenga
antibiótico o te aconseje cualquier otro producto alternativo que no
precise receta. Con suerte, si sigues las directrices de este libro, verás
que pronto dejarás de necesitar recetas. Ahora bien, de alguna manera
necesitas la ayuda de un dermatólogo para llegar a ese punto.
Si has estado tomando un antibiótico vía oral cuando has tenido una
enfermedad cutánea crónica, asegúrate de estar también tomando un
probiótico por vía oral (deberías de haber empezado durante la
primera semana, o sea que esto tan solo es un recordatorio). Además,
¡asegúrate de no usar antibióticos orales durante más de tres meses! Si
tu enfermedad no ha mejorado signi cativamente después de haber
estado tomando durante tres meses un antibiótico oral, busca con tu
dermatólogo una estrategia alternativa.
Compra al menos un producto tópico embebido de probióticos y
empieza a usarlo esta semana siguiendo las instrucciones del
envoltorio. Ve a mi página web y verás cuáles son las marcas que
aconsejo y se adaptan mejor a la problemática de tu piel. Además te
recomiendo que dediques un día de esta semana a aplicarte en el cutis
una mascarilla rica en probióticos. Y busca otro día para ponerte una
mascarilla de aceite de coco..
Adquiere estos productos para el cuidado de la piel:
En una botella que cierre herméticamente, coloca dos tazas de agua ltrada. Luego
añade dos cucharadas de aceite de oliva. Agita la mezcla antes de usarla. Aplícatela a
tu rostro con unos discos de algodón.
Todo aquel que tenga una enfermedad de la piel visible, como el acné, la psoriasis, la
rosácea o el eczema, debería probar con una aplicación tópica de aceite de onagra
vespertina. Este aceite es muy rico en ácido linoleico, un ácido graso bene cioso que
puede reducir la in amación de la piel. Aplícatelo entre el suero y la crema nutritiva
que te pones por la noche.
Si vives en algún lugar donde los inviernos son tan fríos que te dejan la piel
seca, usa una crema para el contorno de ojos o ponte aceite de coco durante
estos meses (hay personas a quienes les gusta usar crema para el contorno de
ojos durante todo el año, sin importar dónde vivan; y a mí me parece muy
bien). Puedes ponerte aceite de coco en las piernas, desde la rodilla hasta los
talones, porque allí no hay demasiadas glándulas sebáceas. De noche, cuando
tengas más tiempo, intenta probar con una mascarilla facial adecuada a las
necesidades de tu piel.
Mezcla todos estos ingredientes en una batidora hasta que la masa adquiera una
consistencia pastosa. Debería quedar algo espesa. A continuación, espárcela por la piel,
cuando esté limpia. Deja que actúe unos 3 o 5 minutos, y luego aclárate con agua
templada.
Si sufres una enfermedad cutánea que no has podido curarte todavía al nal
de la semana (o no estás satisfecha del resultado que te ha dado en tu piel),
pide hora para ir al dermatólogo. ¿Cómo encontrar al dermatólogo ideal?
Empieza preguntando a tus amigas y a tus compañera de trabajo y deja que te
aconsejen. O bien pide referencias al especialista en medicina interna.
BEBIDAS
Batido de frutos del bosque para una Luminosidad Bowe (1 RACIÓN)
2/3 partes de una taza de leche de almendra sin edulcorar
1 cucharada de polvo de proteína de colágeno marino o polvo de proteína vegetal
½ aguacate pelado y deshuesado
2 o 3 dátiles deshuesados
½ taza de frutos del bosque congelados
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 cucharada de canela
Un puñado de cubitos de hielo
Coloca todos los ingredientes en una batidora hasta obtener una mezcla na (tardarás unos
45 segundos). Añade más cubitos de hielo en el batido si no está lo bastante frío o espeso.
Coloca todos los ingredientes salvo la canela en una batidora y mézclalos hasta que todo
quede suave y esponjoso (unos 45 segundos). Vierte la mezcla en un vaso alto y
espolvoréalo con canela.
Combina todos los ingredientes, salvo la canela, en una sartén de tamaño mediano y
caliéntalos a fuego medio. Bate hasta que la mezcla quede esponjosa. Luego redúcela a
fuego lento. Baja el fuego y deja hervir hasta que los aromas se mezclen o durante unos 15
minutos. Viértelo en una jarra y espolvoréalo con canela. Puedes conservar la leche dorada
en la nevera unos 4 días.
DESAYUNOS
Avena remojada la noche anterior con plátano y fresas (2 RACIONES)
1 taza de copos de avena
1 cucharada de semillas de chía
2 cucharaditas de jarabe de arce puro
¾ tazas de leche de almendra sin edulcorar (véase nota)
¼ taza de leche de coco sin edulcorar (véase nota)
1 bola de polvo de proteína vegetal (vainilla o sin aroma)
½ taza de fresas naturales cortadas a rodajas
½ plátano cortado en diagonal
Un puñado de almendras leteadas
Una pizca de canela
Mezcla la avena, las semillas de chía, el jarabe de arce, la leche de almendra, la leche de coco
y la proteína en polvo en un cuenco pequeño. Divide la mezcla en dos frascos. Tápalos y
déjalos reposar toda la noche en la nevera. Por la mañana, remueve bien la mezcla hasta
que sea agradable y cremosa. Aderézala con fresas, plátanos, almendras leteadas y canela.
Nota: Puedes sustituir la mezcla de leche de coco y leche de almendra por alguna de las dos
leches por separado si así lo pre eres.
ENSALADAS Y ALMUERZOS
La gran ensalada completa (1 RACIÓN)
Para la ensalada
2 tazas de judías verdes
1 tomate en rama maduro y cortado
½ pepino pelado y leteado
1 pimiento morrón rojo o verde sin las semillas ni las venas y cortado a letes
1 taza de ores de brócoli
2 higos frescos cortados
85 gramos de pollo asado orgánico cortado a láminas o de pescado cocido que no sea
de piscifactoría
Un puñado de frutos secos o semillas crudos
Mezcla los ingredientes de la ensalada en un gran cuenco. Para hacer el aliño, bate el
vinagre, el ajo, la chalota, la mostaza, el romero, el zumo de limón, la sal y la pimienta en un
cuenco mediano, y luego añádele un chorrito de aceite de oliva sin dejar de batir. Añade de
2 a 3 cucharadas de aliño a la ensalada y remueve. Guarda en la nevera la vinagreta sobrante
en un potecito que cierre bien.
CENAS
Revuelto para la cena generoso en verduras (1 RACIÓN)
1 cebolla pequeña cortada a dados
1 pimiento morrón despepitado y sin las venas cortado a dados
1 taza de espinacas mini frescas y cortadas
¼ de taza de setas cortadas nas
4 claras de huevo
1 huevo entero
Sal y pimienta negra en grano al gusto
1 cucharadita de pesto o de salsa (opcional)
Cubre una sartén de tamaño mediano con aceite de oliva virgen extra en aerosol. Saltea la
cebolla hasta que se ablande, unos 2 minutos. Añade las verduras sobrantes y saltéalas
hasta que queden tiernas y crujientes, unos 5 minutos. Bate las claras de huevos y el huevo
entero en un cuenco pequeño, y luego añádelo a las verduras. Revuélvelo todo hasta que
los huevos estén completamente cocinados. Aderézalo y cúbrelo todo con el pesto o la
salsa, si así lo deseas.
Para el pollo
2 pechugas de pollo deshuesado y sin piel cortadas en dados de 3 centímetros.
½ piña natural pelada, sin el corazón y cortada en trozos de 3 centímetros.
1 pimiento morrón grande amarillo despepitado, sin venas y cortado en trozos de 3
centímetros
1 cebolla roja grande cortada en trozos de 3 centímetros
4 brochetas de bambú
En un cuenco mediano mezcla el zumo de limón, la sal, la pimienta negra y las hojuelas de
pimiento rojo, y luego bátelo todo hasta que los cristales de sal se disuelvan. Añade la piel
de limón, el ajo, el perejil, la albahaca y el eneldo. Ve batiendo gradualmente y añadiendo el
aceite de oliva.
Coloca el pollo en una bolsa de plástico con cierre y añade el marinado. Cierra la bolsa y
sacude con suavidad para que se mezcle todo. Déjalo enfriar al menos una hora o durante
toda la noche.
Empapa las brochetas de bambú en agua durante unos 25 minutos.
Precalienta la parrilla a temperatura media.
Ensarta y ve alternando en cada brocheta los trozos de pollo, piña, pimiento morrón y
cebolla. Ásalo en la parrilla de 4 a 5 minutos por cada lado, o hasta que el pollo esté cocido
y las verduras, tiernas y crujientes. Al mismo tiempo, pon a calentar el grill del horno. Dispón
las brochetas ensartadas en una bandeja y ásalas a unos 10 centímetros de distancia de la
fuente de calor durante 4 o 5 minutos por cada lado. Sirve inmediatamente.
Pollo asado con miel, naranja y limón (1 RACIÓN)
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
¼ de taza de miel
¼ de taza de zumo de limón recién exprimido
Unos puñaditos de sal marina o de sal rosa del Himalaya
1 cucharadita de piel de limón rayada muy na
Una pizca de pimienta negra molida
4 pechugas de pollo deshuesadas y sin piel
4 rodajas de naranja
En un cuenco grande, mezcla todos los ingredientes salvo el pollo y las rodajas de naranja.
Coloca el pollo en una bandeja de horno plana y vierte el marinado por encima. Tápala y
ponla en la nevera al menos durante 2 horas o durante toda la noche.
Precalienta el horno. Saca las pechugas de pollo de la bandeja, reserva el marinado y
coloca las pechugas sobre una bandeja resistente al calor. Dispón las rodajas de naranja por
encima. Ásalo al grill, a unos 10 centímetros de distancia de la fuente de calor, durante 10
minutos, y luego extiende con un pincel el marinado que habías reservado, dale la vuelta a
las pechugas y ásalas 10 minutos más. Sigue asándolas hasta que el pollo empiece a
dorarse, unos 5 o 10 minutos más, o bien hasta que lo pinches con un tenedor y no salga
jugo. Cuela el marinado caliente sobre el pollo y sírvelo.
TENTEMPIÉS
Para mojar en un yogur de aguacate (2 RACIONES)
1 aguacate maduro pelado y deshuesado
½ taza de yogur griego natural
¼ de taza de hojas de cilantro
1 cucharada de cebolla blanca cortada
1 cucharada de zumo de lima recién exprimido
Una pizca de sal
¼ cucharadita de pimienta negra en polvo
Haz un puré con todos los ingredientes en una batidora. Sírvelo con verduras frescas como
si fuera un aperitivo o un tentempié.
Precalienta el horno a 180 ºC. Corta unos 2 centímetros la parte superior de la cabeza de
ajos y envuélvela en papel de aluminio. Mezcla los ingredientes restantes en un cuenco
grande y agita bien. Dispón las verduras en una plancha y añade la cabeza de ajos. Ásala
durante unos 25 minutos o hasta que las verduras estén tiernas. Estruja la pulpa de los
dientes de ajo asados por encima de las verduras y mezcla bien. Recti ca de sal y pimienta
según cuáles sean tus preferencias.
POSTRES
Mousse de aguacate (1 o 2 RACIONES)
1 aguacate grande y maduro, pelado y deshuesado
¼ de taza de cacao en polvo sin edulcorar
¼ taza de leche de almendra o leche de coco sin endulzar
2 cucharadas de estevia
1 cucharada de extracto de vainilla
Un puñado de bayas o 30 gramos de pepitas de cacao
Mezcla el aguacate en una batidora hasta que quede una pasta suave. Añade el cacao en
polvo a la leche y líalos bien; a continuación añade el aguacate. Añade también la estevia y
el extracto de vainilla y remueve. Luego dispón la mousse en unos cuencos de servir.
Enfríala durante 30 minutos. En el momento de servir, ponle por encima unos frutos del
bosque o unas pepitas de cacao.
Mezcla todos los ingredientes en una batidora y bátelos hasta que la masa resultante quede
suave.
Ricas trufas de aguacate (SALEN UNAS 10 TRUFAS)
100 gramos de chocolate negro que contenga al menos un 70 por ciento de cacao
cortado groseramente
1-2 aguacates maduros, pelados, deshuesados y machacados
Una pizca de sal
2 cucharadas de cacao en polvo sin edulcorar
Derrite el chocolate en un cuenco resistente al calor que habrás sumergido en un pote con
agua hirviendo. Retira el cuenco de la fuente de calor y añádele el aguacate y la sal.
Mézclalo todo bien; la mezcla debería quedar bastante espesa. Tapa el cuenco y deja enfriar,
1 hora aproximadamente, hasta que puedas formar bolitas. Espolvorea el cacao en polvo
sobre una hoja de papel encerado. Usa el cortador de bolitas de melón o una cuchara
redonda para helados y da forma a las trufas. Hazlas de unos 2 centímetros. Pasa las trufas
sobre el cacao en polvo y disponlas en una sola capa sobre una bandeja de servir o en un
plato. Resérvalas en la nevera hasta el momento de servir.
En un cuenco pequeño, mezcla el aceite de jojoba y la miel sin re nar. Abre las cápsulas de
probióticos, vacía su contenido en el cuenco y mezcla bien. Aplícatelo todo a la piel seca y
déjalo reposar entre 15 y 20 minutos, y luego aclara con agua templada y una toallita suave.
Date unos golpecitos con la yema de los dedos hasta que la piel se seque. Hidrata
inmediatamente después con un aceite que equilibre tu piel, como el aceite de semillas de
rosa mosqueta.
En un cuenco mezcla el yogur, el café y el aceite de coco, si lo deseas, y líalo todo con un
tenedor hasta que obtengas una pasta. Aplícatelo a la piel seca con unos movimientos
circulares suaves. Deja que se asiente durante 20 minutos, y luego aclara con agua templada
y una toallita suave. Date unos golpecitos hasta que la piel se seque.
2 bolsitas de té verde
Agua templada
3 cucharadas de miel
1 cucharada de aceite de coco (opcional)
Abre las bolsitas de té y vacía su contenido en un cuenco pequeño. Añade unas gotas de
agua y mézclalo todo con un tenedor para que se humedezca. A continuación, añade la
miel y el aceite de coco, si lo deseas, y mézclalo bien con el tenedor. Aplícate la mascarilla
con la piel limpia. Deja reposarla unos 15-20 minutos, y luego aclara con agua templada y
una toallita suave. Date unos golpecitos hasta que la piel se seque.
En un cuenco pequeño, chafa el aguacate con un tenedor. Mézclalo con el aceite de coco y
la nuez moscada hasta formar una pasta. Aplícatela a la piel seca y déjatela puesta unos 10 o
15 minutos. Acláralo todo con agua fría y date unos toquecitos con los dedos hasta que se
seque la piel. Hidrátate luego como tengas por costumbre.
Agradecimientos