Corte Suprema de Justicia de la República

Sala Civil Permanente

SENTENCIA
CASACIÓN N° 6407-2019
CUSCO
Suspensión de Patria Potestad

SUMILLA:
Conforme al análisis previo, no se habría
acreditado la concurrencia de las causales
invocadas por la demandante a fin de
suspender la patria potestad del demandado.
Lo más conveniente en el presente caso, es
requerir a ambos progenitores procuren
mantener una buena relación de afinidad con
su hija y comunicación entre ellos; asimismo
reciban apoyo psicológico para superar los
conflictos que mantienen entre ambos y que su
mala comunicación no afecte el desarrollo y
desenvolvimiento de su hija.

Lima, catorce de diciembre

de dos mil veintiuno.-

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE

JUSTICIA DE LA REPÚBLICA, vista la causa número seis mil
cuatrocientos siete – dos mil diecinueve, con el expediente principal y el
acompañado, en audiencia pública virtual de la fecha, con los señores
Jueces Supremos Aranda Rodríguez, Salazar Lizárraga, Rueda
Fernández, Calderón Puertas y Echevarría Gaviria; y producida la
votación con arreglo a ley, de conformidad con el Dictamen del Fiscal
Supremo de Familia, emite la presente sentencia:

1. MATERIA DEL RECURSO:

Se trata del recurso de casación interpuesto por María Luisa Ericka
García Sifuentes de Santome, a folios trescientos treinta y cuatro, contra
la sentencia de vista de fecha once de octubre de dos mil diecinueve,
obrante en folios trescientos veinte, emitida por la Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Cusco, que confirmó la sentencia apelada, de

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fecha dieciocho de junio de dos mil diecinueve, obrante en folios

doscientos sesenta y ocho, que declaró infundada la demanda, en todos
sus extremos; en los seguidos por María Luisa Ericka García Sifuentes de
Santome, contra Gerald David Gamarra Paredes, sobre suspensión de
patria potestad.

2. FUNDAMENTOS DEL RECURSO

Esta Sala Suprema, mediante resolución de fecha once de junio de dos
mil veinte, obrante en folios setenta y tres - A del presente cuadernillo, ha
estimado declarar procedente el recurso de casación por las siguientes
causales:

i) Infracción normativa de los artículos II y IX del Título Preliminar

del Código de los Niños y Adolescentes. Refiere la recurrente que
la Sala Superior, ha emitido un fallo después de haber revisado el
contenido de los CD, que fueron aportados como medios probatorios
por ella y admitidos válidamente por el a quo, concluyendo que: “(...)
si bien se oyen gritos por la parte del demandado hacia su menor
hija, esto hechos datan del año 2015, no habiéndose acreditado en
autos que posterior a ello el demandado haya agredido física y
psicológicamente a la menor […] la actitud de ambos padres es la
que pondría en riesgo la estabilidad emocional de la menor, no
habiéndose acreditado en autos [que] únicamente sea el demandado
quien haya cometido actos de violencia física y psicológica, de
manera permanente […] debidamente probada, consecuentemente
al no haberse acreditado la pretensión postulada, es de aplicación al
caso en concreto lo dispuesto por el artículo 200 del Código
Procesal Civil […]”; sin embargo, sostiene que no se ha tomado en
cuenta la opinión de su menor hija, Camila Alejandra, quién fue

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entrevistada por la señora jueza en audiencia; tampoco tomó en

consideración el Informe Social número 344-2018, evacuado por el
equipo multidisciplinario del Poder Judicial, ni el informe psicológico
de su menor hija. Afirma además, que dichas omisiones no solo
generaron una infracción de los dispositivos legales contenidos en
los artículos II y IX del Título Preliminar del Código de los Niños y
Adolescentes, sino que además produjeron un grave perjuicio en su
menor hija y a su entorno familiar, toda vez que no se tuvo en cuenta
el principio del interés superior del niño, previsto además en el
artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño.

ii) Infracción normativa del artículo 75 del Código de los Niños y

Adolescentes. Indica que interpuso la demanda de suspensión de
patria potestad, en contra del demandado, quien es progenitor de su
menor hija, con los fundamentos previstos en los literales c) y e), del
artículo 75 del Código de los Niños y Adolescentes, los mismos que
disponen que se puede suspender la patria potestad del padre de un
menor, por darles órdenes, consejos o ejemplos que los corrompan,
y por maltratarlos física o mentalmente a sus menores hijos. Indica
que si bien es cierto durante el decurso del proceso, el demandado
ha negado haber cometido actos de violencia física y psicológica en
contra de la menor, también es cierto que no ha presentado medios
de prueba que acredite que las agresiones tanto verbales como
físicas no se hayan producido. En ese contexto, agrega que está
probado que al emitirse la sentencia de vista, se ha vulnerado el
artículo 75 del Código de los Niños y Adolescentes y dejado de lado
el artículo IX del Título Preliminar, de dicha norma, asimismo se ha
apartado de la aplicación del Tercer Pleno Casatorio Civil, Casación
N° 4664-2010-Puno.

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iii) Infracción normativa del inciso 5 del artículo 139 de la

Constitución Política del Perú. Sostiene la recurrente que la Sala
Superior ha incurrido en una motivación aparente porque las
conclusiones a las que arribó carecen de toda aplicación racional,
toda vez que no es posible hacer una comprobación lógica de lo
decidido; habiéndose producido un apartamiento de las reglas de la
lógica y no respetándose las reglas de la experiencia. Asimismo,
señala que en el presente caso, se tiene un apartamiento inmotivado
de precedentes judiciales de observancia obligatoria, y se ha dejado
de lado el Tercer Pleno Casatorio Civil de la Corte Suprema de
Justicia, recaído en la Casación N° 4664-2010-Puno,
transgrediéndose con ello, el interés superior del niño. Indica que el
razonamiento que utiliza la Sala Superior, para confirmar la
sentencia emitida en primera instancia, radica en que la recurrente
en su condición de demandante, es quien genera un estado de
ansiedad en la menor, puesto que se habría evidenciado indicadores
de triangulación parental, por parte de los progenitores de su hija,
evidenciando con ello que es la actitud de ambos padres frente a la
menor que hace que la misma presente cuadros de ansiedad.
Asimismo, refiere que la Sala Superior señaló que su mejor hija en
algunos momentos tiene miedo a su papá, pero muestra cariño por
ambos padres, y recomienda que ellos se pongan de acuerdo para
llevar a la menor a terapias psicológicas pero con un especialista.
Sin embargo, dicho argumento es ambiguo por cuanto, por un lado,
la Sala Superior afirma que su menor hija le tiene miedo a su
progenitor y por otro lado, señala que no se acredita que el
demandado haya agredido a su menor hija en forma reiterada.

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3. CONSIDERANDO:

PRIMERO.- Previamente a la absolución del recurso de casación

interpuesto, es necesario hacer un breve recuento de lo acontecido en el
proceso. En tal sentido, se advierte que a folios catorce, María Luisa
Ericka García Sifuentes de Santome interpone demanda contra Gerald
David Gamarra Paredes solicitando como pretensión principal que se
suspenda el ejercicio de la patria potestad por parte del demandado,
respecto de la hija menor de ambos; y, como pretensión accesoria, se
restrinja el régimen de visitas a los días domingos, sin poder retirarla del
domicilio de la demandante, con supervisión de la referida demandante o
del equipo multidisciplinario. Como fundamentos de su demanda sostiene
que luego de haber nacido su hija Camila (el seis de octubre de dos mil
ocho), producto de la relación de convivencia con el demandado, contrajo
matrimonio con éste, el once de junio de dos mil diez; sin embargo, la
persona mencionada incurrió en actos de infidelidad, los cuales
ocasionaron el nacimiento de hasta dos (2) niños contemporáneos a su
hija Camila y ello originó procesos por alimentos. Tomó la decisión de
divorciarse del demandado, resolviendo los temas de tenencia y alimentos
en favor de su hija, permitiendo que el demandado mantenga una relación
estrecha con la niña; sin embargo, a la fecha la niña se ha mostrado
afectada, por lo que quiere evitar que sea víctima de maltratos físicos,
psicológicos y emocionales. Las causales para la suspensión de la patria
potestad son el maltrato mental hacia su hija, dado que ha observado
cambios de actitud que han motivado la evaluación psicológica que ha
concluido que su hija presenta indicadores de agresividad reprimida,
mostrando inseguridad y necesidad de apoyo, lo que se produce por
agresiones verbales o físicas del demandado, quien le propina manazos
en su cabeza o pellizcos y le profiere palabras intimidantes e insultos,

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todo lo cual ha ocasionado que su hija tenga temor de pasar tiempo con
su padre. Cuenta con referencias de la niña, en las que afirma que su
padre le ha dicho gorda, que prefiere tener un cerdo entre otras
expresiones, en las que el demandado actúa de forma agresiva con su
hija. Además, el demandado le da ejemplos a la menor, que la corrompen,
por cuanto, cuando está con ella le hace comentarios denigrantes sobre la
recurrente, de su condición de madre y de mujer, intentando
desprestigiarla, sobre lo cual también tiene audios en los que la niña le
pregunta sobre afirmaciones y calificativos que usa el demandado
respecto a su familia y condición económica, lo cual hace que su hija se
muestre confundida y reprimida, pese a que existe un pedido de la Sala
Civil que le solicita al demandado guardar respeto y no comportarse de
forma despectiva. Peticiona que el régimen de visitas que el demandado
ostenta sea restringido, en la vivienda de la recurrente, los días domingos
de las diez (10:00) a las trece (13:00) horas, en presencia de la recurrente
o un miembro del equipo multidisciplinario, para salvaguardar la integridad
de su hija.

SEGUNDO.- Tramitada la demanda según su naturaleza, el juez de la

causa, mediante sentencia de fecha dieciocho de junio de dos mil
diecinueve, obrante en folios doscientos sesenta y ocho, declara
infundada la demanda. Como fundamentos de su decisión sostiene que
expuestos los medios probatorios es necesario verificar si conforme lo
solicitado por la demandante se ha probado que el demandado ha
maltratado mentalmente a Camila Alejandra. A fin de acreditar dicha
afirmación la demandante se ha apoyado en el informe psicológico (folios
cinco y siguientes) que se habría efectuado a su hija; sin embargo, en
dicho informe no se advierte la existencia de daño psíquico, maltrato
psicológico u otro y que de ello el demandado sea el responsable;

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efectivamente, se advierte la existencia de sentimientos encontrados

respecto de su padre o que lo percibe como una figura castrante, sin
embargo, ello puede ser también resultado del ambiente conflictivo que
percibe entre sus padres, conforme se establece en el informe que la
demandante presenta, ello aunado a que el demandado también presenta
un informe psicológico en el que también se advierte conflicto con la figura
materna y que aparentemente la niña estaría recibiendo un tratamiento
psicoterapéutico que requiere de la intervención de ambos progenitores,
los cuales no permiten advertir que efectivamente exista algún tipo de
maltrato por parte del demandado, que haya sido determinado como tal y,
por ende, también se haya establecido la responsabilidad del demandado
en su comisión; tal es así que la demandante no ha efectuado la denuncia
correspondiente. La demandante ha presentado también una grabación
en el que se aprecia que el demandado grita a su hija y ella se encuentra
llorando; sin embargo, dicha grabación data de marzo de dos mil quince,
por lo que a la fecha no es posible determinar si lo sucedido generó en la
niña algún daño o perjuicio que a la fecha sea latente y justifique la
suspensión de la patria potestad del demandado, tanto más que
aparentemente ello no se habría repetido, dado que la niña refiere en sus
evaluaciones querer a su papá y querer a su mamá, refiere sí que hay
oportunidades en las que según ella se pone "histérico", sin embargo, ello
no acredita que en dichos momentos el demandado ejerza algún tipo de
maltrato o hechos de violencia sobre su hija. La demandante también ha
manifestado que el demandado le da ejemplos que corrompen a su hija,
manifestando que habría hecho afirmaciones negativas de ella, hecho que
no ha sido probado y si bien existe un audio por el que la niña refiere que
su papá le dijo que "Kike era negro" y que "la pareja de su papá la odia",
ello de por sí no acredita que haya sido el demandado quien profirió
dichas afirmaciones y si así fuera no se advierte el contexto en el que

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habría sido mencionado y si la intención del demandado era precisamente

la de generar un mal ejemplo en su hija, tanto más que aparentemente
habrían sido comentarios o afirmaciones efectuadas por el demandado o
escuchadas por la niña, más no consigna que el demandado haya
intentado enseñar a la niña para que actúe de determinada forma frente a
su progenitora o la familia de ella. Ahora bien, efectivamente se advierte
que Camila no se sentiría cómoda el tiempo que pasa con su abuela
paterna, dado que es con ella con quien convive mayor tiempo que con su
papá; sin embargo, ha referido también que quiere a su papá e incluso
que estaría de acuerdo con que su papá y su abuela paterna la visiten,
afirmaciones que permiten advertir que si bien Camila se encuentra bien
estando a lado de su progenitora no necesariamente quiere alejarse de su
papá y la familia paterna, por el contrario ello corrobora la existencia de
triangulación parental, que se origina por la actitud de ambos progenitores
y no necesariamente por el demandado, dado que al no poder
comunicarse entre ellos, han involucrado a Camila.

En ese sentido, si bien para un adecuado desarrollo emocional Camila

necesita tener una buena relación con ambos progenitores y sentirse
cómoda con ambos, suspender la patria potestad del demandado
originaría un motivo adicional para que no solo se pierda el vínculo
afectivo entre Camila y su papá, sino que pueda ocasionarle otro tipo de
afectaciones emocionales; por lo que, lo más conveniente es requerirle a
ambos progenitores procuren mantener una buena relación de afinidad
con su hija y comunicación entre ellos, reciban apoyo psicológico para
superar los conflictos que se mantienen entre ellos y que su mala
comunicación no afecte el desarrollo y desenvolvimiento de su hija. Cabe
precisar que, conforme al análisis previo, no se habría acreditado la
concurrencia de las causales invocadas por la demandante a fin de

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suspender la patria potestad del demandado; sin embargo, la demandada

de forma accesoria ha requerido también la restricción del régimen de
visitas del demandado, petición que fue admitida como tal, sin embargo, al
ser una pretensión accesoria conforme fue propuesta por la demandante
y al ser desestimada la pretensión principal de suspensión de patria
potestad, se advierte que la restricción o variación solicitada debe también
ser desestimada, teniendo en cuenta que la pretensión accesoria sigue la
suerte del principal. Ahora bien, cabe precisar que si bien la demandante
no ha expresado adecuadamente los fundamentos de dicha pretensión,
ya que no existe régimen de visitas en favor del demandado que sea
pasible de variación o restricción, sino por el contrario lo que se encuentra
vigente es un acuerdo conciliatorio en el que ambos progenitores ostentan
la tenencia compartida de su hija, debe ponerse en su conocimiento que
lo decidido en la presente resolución no enerva su derecho de requerir, si
lo cree conveniente, una variación de la tenencia acordada el año dos mil
doce y, por ende, se fije un régimen de visitas conforme las
particularidades que sean necesarias, en mérito a lo que se considere
más favorable a su hija.

TERCERO.- Apelada la mencionada sentencia la Sala Revisora la

confirma, mediante sentencia de vista de fecha once de octubre de dos
mil diecinueve, obrante en folios trescientos veinte. Como sustento de su
decisión manifiesta, que revisado el contenido de los CD, que fueron
admitidos válidamente (folios doscientos veinte), se desprende que, si
bien se oyen gritos por parte del demandado hacia su menor hija, estos
hechos datan del año dos mil quince, no habiéndose acreditado en autos
que posteriormente el demandado haya agredido física y
psicológicamente a la menor. Por otro lado, se debe tener en cuenta que
en autos obra el informe psicológico N° 0352-2018-P S-EMD-CSJCU-PJ

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(folios ciento setenta y nueve y siguientes), el que se concluye que en la

menor se evidencia indicadores de triangulación parental por parte de sus
progenitores, en forma consciente e inconsciente, lo cual le genera
ansiedad, con lo que se evidencia que es la actitud de ambos padres
frente a la menor que hace que la misma presente cuadros de ansiedad.
El Informe Social N° 344-2018-SS-EMD-CSJC (folios c iento cuarenta y
uno y siguientes), concluye que la menor en algunos momentos tiene
miedo a su papá, sin embargo, muestra cariño por ambos padres,
recomendando que los padres se pongan de acuerdo para llevar a la
menor a terapias psicológicas, pero con una sola especialista, porque
ambos la llevan a diferentes especialistas y obtienen resultados al parecer
según su conveniencia. Conforme a lo señalado precedentemente, se
puede advertir que es la actitud de ambos padres la que pondría en riesgo
la estabilidad emocional de la menor, no habiéndose acreditado en autos,
que únicamente sea el demandado quien haya cometido actos de
violencia física y psicológica, de manera permanente en contra de la
menor, en consecuencia la causal demandada no se encuentra
debidamente probada, por ende, al no haberse acreditado la pretensión
postulada, es de aplicación al caso en concreto lo dispuesto por el artículo
200 del Código Procesal Civil. Asimismo la Sala Superior, formula una
Exhortación en el sentido que conforme a los hechos narrados se
concluye que son ambos progenitores quienes generan situaciones de
ansiedad en la menor, por lo que se debe recomendar a los sujetos del
proceso que eviten conflictos y agresiones que afecten a la menor; por
tanto, de advertirse por parte de los progenitores intolerancia, agresividad,
o conductas similares frente a la menor, sea durante el régimen de visitas
o se incurra en conductas idénticas en cualquier otro lugar público, se
advierta conductas obstruccionistas al cumplir el régimen de visitas, se
aplicarán las medidas coercitivas que el caso amerite; por lo tanto, se

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exhorta a la demandante y al demandado, reflexionen respecto a sus

conductas en salvaguarda de la menor.

CUARTO.- Conforme se ha anotado con anterioridad, el recurso de

casación ha sido declarado procedente por las causales de infracción
normativa de derecho procesal e infracción normativa de derecho
material, debiendo absolverse, en primer lugar, la causal de carácter
procesal, debido a los efectos que podría acarrear su estimación, en cuyo
supuesto debería producirse el reenvío a la Sala Superior, siendo
innecesario, en tal supuesto, el pronunciamiento respecto a la causal
sustantiva.

QUINTO.- En tal orden de ideas, analizaremos, en primer lugar, la

denuncia contenida en el apartado iii) anteriormente descrita, esto es, si
existe infracción normativa del artículo 139 inciso 5 de la
Constitución Política. Al respecto, el Tribunal Constitucional, en la
sentencia recaída en el Expediente 03433-2013-PA/TC, del dieciocho de
marzo de dos mil catorce, ha estimado que “el derecho a la debida
motivación de las resoluciones importa pues que los órganos judiciales
expresen las razones o justificaciones objetivas que la llevan a tomar una
determinada decisión. Esas razones, por lo demás, pueden y deben
provenir no sólo del ordenamiento jurídico vigente y aplicable al caso, sino
de los propios hechos debidamente acreditados en el trámite del proceso.
A mayor abundamiento, este Tribunal, en distintos pronunciamientos, ha
establecido que el derecho a la debida motivación de las resoluciones
judiciales es una garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y
garantiza que las resoluciones judiciales no se encuentren justificadas en
el mero capricho de los magistrados, sino en datos objetivos que
proporciona el ordenamiento jurídico o los que se deriven del caso”.

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SEXTO.- Analizadas las alegaciones que sustentan este extremo del

recurso, se aprecia que, concretamente, la recurrente denuncia: a) no
existe pronunciamiento alguno respecto a los actos de violencia del
demandado sobre la menor; b) por un lado, la Sala Superior afirma que su
menor hija le tiene miedo a su progenitor y por otro lado, señala que no se
acredita que el demandado haya agredido a su hija en forma reiterada; c)
la Sala Superior, no consideró la propia declaración de la menor
efectuada frente a la señora jueza que dirigía el proceso.

SÉTIMO.- Respecto al ítem a), contrariamente a lo sostenido por la

recurrente, sí existe pronunciamiento sobre los actos de violencia que se
imputaron al demandado (padre de la menor) en la demanda; en tal
sentido, la Sala Superior, en el numeral 23 de la sentencia de vista
impugnada ha sostenido que “se puede advertir que es la actitud de
ambos padres la que pondría en riesgo la estabilidad emocional de la
menor, no habiéndose acreditado en autos [que] únicamente sea el
demandado quien haya cometido actos de violencia física y
psicológica, de manera permanente, en contra de la menor, en
consecuencia la causal demandada no se encuentra debidamente
probada”. Por su parte, sobre el particular, el juez de la causa, en el
punto 7 de la sentencia de primera instancia, ha establecido: “La
demandante ha presentado también una grabación en el que se aprecia
que el demandado grita a su hija y ella se encuentra llorando; sin
embargo, dicha grabación data de marzo del dos mil quince, por lo
que a la fecha no es posible determinar si lo sucedido generó en la
niña algún daño o perjuicio que a la fecha sea latente y justifique la
suspensión de la patria potestad del demandado, tanto más que
aparentemente ello no se habría repetido, dado que la niña refiere en

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sus evaluaciones querer a su papá”. Respecto al ítem b), el Colegiado

Superior ha determinado (ver punto 22 de la sentencia de vista): “El
Informe Social N° 344-2018-SS-EMD-CSJC concluye que la menor en
algunos momentos tiene miedo a su papá, sin embargo, muestra cariño
por ambos padres, recomendando que los padres se pongan de acuerdo
para llevar a la menor a terapias psicológicas pero con una sola
especialista, porque ambos la llevan a diferentes especialistas y obtienen
resultados al parecer según su conveniencia”. Es decir, las instancias de
mérito concluyen que el miedo que pueda manifestar la menor a su papá,
no implica que no lo quiera, ni que tal miedo pueda significar la existencia
de hechos de violencia. Finalmente, respecto al ítem c), no es cierto
(como sostiene la recurrente) que las instancias de mérito no hayan
considerado la opinión de la menor recabada en la audiencia de fecha
once de octubre de dos mil dieciocho, cuya acta obra en folios doscientos
diecinueve y siguientes, toda vez, que el juez de la causa ha establecido
(en el punto 9 de la sentencia de primera instancia) que: “se advierte que
Camila no se sentiría cómoda el tiempo que pasa con su abuela paterna,
dado que es con ella con quien convive mayor tiempo que con su papá;
sin embargo, ha referido también que quiere a su papá e incluso que
estaría de acuerdo con que su papá y su abuela paterna la visiten,
afirmaciones que permiten advertir que si bien Camila se encuentra bien
estando a lado de su progenitora no necesariamente quiere alejarse de su
papá y la familia paterna, por el contrario ello corrobora la existencia de
triangulación parental, que se origina por la actitud de ambos progenitores
y no necesariamente por el demandado, dado que al no poder
comunicarse entre ellos, han involucrado a Camila. En ese sentido este
Despacho considera que si bien para un adecuado desarrollo emocional
Camila necesita tener una buena relación con ambos progenitores y
sentirse cómoda con ambos, suspender la patria potestad del

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demandado originaría un motivo adicional para que no solo se pierda

el vínculo afectivo entre Camila y su papá sino que pueda
ocasionarle otro tipo de afectaciones emocionales”. Por tanto, no se
advierte infracción alguna del artículo 139 inciso 5 de la Constitución
Política, invocado en el extremo del recurso de casación bajo análisis.

OCTAVO.- Respecto a la denuncia casatoria de carácter material,

contenida en el apartado i), sobre infracción normativa de los artículos
II y IX del Título Preliminar del Código de los Niños y Adolescentes.
Este último tiene su correlato en el artículo 3 numeral 1 de la Convención
sobre los Derechos del Niño, del veintiséis de noviembre de mil
novecientos ochenta y nueve. Sobre el particular “es posible señalar que
la disposición del artículo tercero de la Convención constituye un
‘principio’ que obliga a diversas autoridades e, incluso, a instituciones
privadas a estimar el ‘interés superior del niño’ como una consideración
primordial para el ejercicio de sus atribuciones, no porque el interés del
niño sea un interés considerado socialmente como valioso, o por cualquier
otra concepción del bienestar social o de la bondad, sino que, y en la
medida que, los niños tienen derechos que deben ser respetados, o dicho
de otro modo, que los niños tienen derecho a que antes de tomar una
medida respecto de ellos se adopten aquellas que promuevan y protejan
sus derechos y no las que los conculquen. En este punto es posible
afirmar que lo que aquí provisionalmente denominamos ‘principio’,
siguiendo a Dworkin, podemos también denominarlo, en el caso
específico del interés superior del niño en la Convención, como ‘garantía’,
entendida ésta última ‘como vínculos normativos idóneos para asegurar
efectividad a los derechos subjetivos’. Ensayando una síntesis podríamos
decir que el interés superior del niño en el marco de la Convención es un

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principio jurídico garantista”1. Analizado el contenido de esta denuncia

casatoria observamos que, en realidad, se circunscribe a las siguientes
alegaciones: a) no se ha tomado en cuenta la opinión de su menor hija, al
ser entrevistada por la señora jueza en audiencia y tampoco se tomó en
consideración el Informe Social N° 344-2018; b) en autos existe suficiente
caudal probatorio que acredita que su menor hija ha sido víctima de
agresión física y psicológica por parte del demandando; no se entiende
cómo después de tres años, la menor siga teniendo miedo a su
progenitor, prefiriendo callar por temor y desconcierto.

NOVENO.- Absolviendo la denuncia casatoria en mención, se aprecia

que, no obstante haber invocado la vulneración de dos normas de
carácter material (artículos II y IX del Título Preliminar del Código de los
Niños y Adolescentes), la recurrente incongruentemente pretende la
revaloración de la cuestión fáctica y probatoria del proceso, lo cual no es
viable en sede casatoria, resultando, además, alegaciones reiterativas,
puesto que son las mismas que se han absuelto en el considerando
sétimo de la presente resolución; en cuanto al ítem a), considerando
octavo, es decir, que no se habría tomado en cuenta la opinión de la
menor: nos remitimos a lo dicho en dicho considerando sétimo, parte final.
Por otro lado, tampoco es cierto que las instancias de mérito no hayan
valorado el Informe Social N° 344-2018-SS-EMD-CSJC, tal como también
hemos desarrollado en el considerando sétimo. En cuanto al ítem b)
considerando octavo, es decir, que existiría suficiente caudal probatorio
que acredita que su menor hija ha sido víctima de agresión física y
psicológica, tal como se ha desarrollado antes (en el considerando
sétimo), contrariamente a lo sostenido por la recurrente las instancias de
1 CILLERO BRUÑOL, Miguel, en:
http://www.iin.oea.org/cursos_a_distancia/el_interes_superior.pdf. Página 8.

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mérito han concluido que las causales demandadas no se encuentran

debidamente probadas y que, en todo caso, suspender la patria potestad
del demandado originaría un motivo adicional para que no solo se pierda
el vínculo afectivo entre la menor y su papá, sino que podría ocasionarle
otro tipo de afectaciones emocionales. Razones por las cuales, no se
aprecia infracción alguna de los artículos II y IX del Título Preliminar del
Código de los Niños y Adolescentes.

DÉCIMO.- En cuanto a la denuncia de carácter material descrita en el

apartado ii), sobre infracción normativa de artículo 75 del Código de
los Niños y Adolescentes, del examen de su contenido se aprecia que,
de modo incongruente con la norma invocada, la recurrente postula las
siguientes alegaciones: a) si bien es cierto, durante el decurso del
proceso, el demandado ha negado haber cometido actos de violencia
física y psicológica en contra de la menor, también es cierto que no ha
presentado documento alguno que acredite que las agresiones tanto
verbales como físicas no se hayan producido; b) la tacha realizada por el
demandante en contra de las pruebas contenidas en los discos
compactos que contienen evidencias de los maltratos propinados por el
demandado en agravio de su menor hija fue declarada improcedente.

DÉCIMO PRIMERO.- Absolviendo el ítem a) descrito en el considerando

precedente, tenemos que: de conformidad con el principio contenido en el
artículo 196 del Código Procesal Civil, aplicable supletoriamente al caso
concreto, salvo disposición legal diferente, la carga de probar corresponde
a quien afirma hechos que configuran su pretensión; es decir, de acuerdo
a este principio, correspondía a la demandante (ahora recurrente)
demostrar que el demandado cometió actos de violencia física y/o
psicológica en contra de la menor, lo cual, conforme a lo determinado por

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 Corte Suprema de Justicia de la República
Sala Civil Permanente
SENTENCIA
CASACIÓN N° 6407-2019
CUSCO
Suspensión de Patria Potestad

las instancias de mérito, no ha logrado. Cabe precisar, que para el caso

concreto la ley no ha previsto la inversión de la carga de la prueba, razón
por la cual resulta errado que la recurrente exija que sea el demandado
quien acredite que las agresiones verbales y/o físicas no se han
producido. Asimismo, respecto al ítem b) del considerando precedente,
esto es, la tacha postulada por el demandado, no se aprecia en qué
consistiría el agravio para la recurrente, o el modo en que lo resuelto por
las instancias de mérito incidiría en el sentido de sus fallos, si se tiene en
cuenta que dicha cuestión probatoria fue declarada infundada y los
medios probatorios cuestionados fueron valorados por los jueces de
mérito, de acuerdo al principio establecido por el artículo 197 del Código
Procesal Civil. Cabe precisar que, la desestimación de la tacha no implica
que necesariamente los medios probatorios cuestionados deban ser
valorados en consonancia con los intereses de la parte demandante, sino
que deben serlo de acuerdo al principio de la sana crítica, contenido en
dicha norma (artículo 197 del Código Procesal Civil). Razones por las
cuales este extremo del recurso de casación tampoco puede prosperar.

4. DECISIÓN:
Por las consideraciones expuestas, de conformidad con el Dictamen del
Fiscal Supremo de Familia, y en aplicación del artículo 397 del Código
Procesal Civil:
4.1. Declararon INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por
María Luisa Ericka García Sifuentes de Santome, a folios
trescientos treinta y cuatro; en consecuencia, NO CASARON la
sentencia de vista de fecha once de octubre de dos mil diecinueve,
obrante en folios trescientos veinte, emitida por la Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Cusco, que confirma la sentencia
apelada, de fecha dieciocho de junio de dos mil diecinueve,

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SENTENCIA
CASACIÓN N° 6407-2019
CUSCO
Suspensión de Patria Potestad

obrante en folios doscientos sesenta y ocho, que declara infundada

la demanda, en todos sus extremos.
4.2. DISPUSIERON que se publique la presente resolución en el diario
oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos por
María Luisa Ericka García Sifuentes de Santome, contra Gerald
David Gamarra Paredes, sobre suspensión de patria potestad; y los
devolvieron. Intervino como ponente la señora Jueza Suprema
Aranda Rodríguez.-

SS.

ARANDA RODRÍGUEZ

SALAZAR LIZÁRRAGA

RUEDA FERNÁNDEZ

CALDERÓN PUERTAS

ECHEVARRÍA GAVIRIA

FAC/jd

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