Articulo Ingles Gestion Humana Es
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El ámbito de la gestión estratégica de los recursos humanos (SHRM) comenzó con varios
documentos conceptuales que vinculaban la estrategia y las prácticas de gestión de los recursos
humanos (Baird y Meshoulam, 1988; Lengnick-Hall y Lengnick-Hall, 1988; Schuler y Jackson, 1987).
La estrategia de una empresa se deriva del análisis de las condiciones económicas a las que se
enfrenta, la estructura de su industria y las competencias distintivas que necesita para obtener
una ventaja competitiva a largo plazo en su producto o espacio de mercado. El supuesto implícito
en los primeros modelos de GRH es que cuando las prácticas de GRH "apropiadas" se ajustan a la
estrategia empresarial, el rendimiento de la empresa mejora. La investigación empírica en materia
de GRH trató de determinar las prácticas de GRH adecuadas como enfoques de "mejor ajuste" o
de "mejor práctica". Sin embargo, el enfoque para identificar las prácticas de GRH apropiadas llevó
a centrarse en el ajuste interno u horizontal, que buscaba garantizar que los componentes de la
GRH de la empresa fueran coherentes internamente al complementarse y apoyarse mutuamente.
Este enfoque interno no tiene en cuenta los retos del entorno que conforman la estrategia de la
empresa. Por lo tanto, la investigación sobre GRH hasta la fecha ha sido de naturaleza táctica, ya
que se asume la estrategia global de la empresa, lo que hace que la GRH sea reactiva y esté
subordinada a la formulación de la estrategia. En este artículo, analizo el papel de la GRH en la
formulación de la estrategia para elevar no sólo el enfoque estratégico en la investigación de la
GRH, sino también el papel estratégico del ejecutivo de recursos humanos (RRHH) en las sedes de
las empresas y los consejos de administración.
La forma en que las empresas responden a los cambios de su entorno define las prioridades y
preocupaciones en el ámbito de la estrategia. La estrategia implica la formulación de objetivos a
largo plazo para hacer frente a los retos del entorno, así como la ejecución de acciones mediante
la asignación de recursos corporativos para lograr una ventaja competitiva sostenida (Porter,
1980). La formulación de la estrategia especifica cómo va a competir la empresa, sus objetivos
empresariales (fines) y las políticas (medios) necesarias para alcanzar esos objetivos. Los factores
internos de la empresa, que determinan sus puntos fuertes y débiles en relación con los
competidores, son la cartera de activos físicos, financieros, tecnológicos y humanos, así como los
valores personales, las motivaciones y las necesidades de los principales ejecutivos y del personal
encargado de aplicar la estrategia elegida (Porter, 1998). En resumen, la estrategia competitiva se
formula para lograr un ajuste vertical entre las oportunidades del entorno externo y las amenazas
a las que se enfrenta una empresa en relación con sus recursos internos y las creencias de los
directivos. Las decisiones sobre los objetivos y las políticas pueden tomarse en tres niveles: el nivel
corporativo, el nivel de la unidad de negocio y el nivel funcional. Para las empresas con un solo
negocio, las estrategias corporativas y las de las unidades de negocio son las mismas. En el caso de
las empresas con múltiples negocios, la estrategia corporativa define el conjunto de sectores en
los que la empresa decide competir y la medida en que estos sectores están relacionados entre sí.
El equipo de alta dirección de una empresa (TMT) se encarga de formular la estrategia corporativa,
mientras que cada líder de la unidad de negocio y sus respectivos equipos definen la estrategia o
las formas en que competirán en el mercado de productos o servicios de su negocio. Las
estrategias funcionales son formuladas por los respectivos especialistas funcionales de marketing,
finanzas, recursos humanos o producción con los respectivos objetivos a corto plazo para apoyar la
estrategia de la unidad de negocio. Según Porter (1996), las estrategias funcionales implican una
mejora continua de la eficacia operativa. Sin embargo, no alcanzan el nivel de un programa
estratégico que defina la posición única de una empresa en el entorno externo donde se forja una
estrategia competitiva. Las estrategias funcionales son más bien tácticas. Así, siguiendo a Porter,
las estrategias de RRHH formuladas para mejorar el funcionamiento de la GRH, como la mejora del
ajuste interno u horizontal, no son estratégicas. En efecto, la reciente investigación sobre GRH que
se ha centrado en los enfoques de mejor ajuste o mejores prácticas se ha interpretado
erróneamente como estratégica. Una mejor descripción de dicha investigación es la de "gestión
táctica de los recursos humanos" (THRM). Entonces, ¿qué hace que la GRH sea estratégica?
Chakravarthy (1982) afirmaba que la esencia de la gestión estratégica consiste en hacer frente a
los cambios del entorno externo mediante la elección de una estrategia adecuada y, a
continuación, la aplicación de una estructura adecuada que proporcione a la empresa una ventaja
competitiva. La "adecuación" tiene su origen en el concepto de adecuación o alineación de los
recursos de la organización con las oportunidades y amenazas del entorno (Chandler, 1962). El
ajuste es un medio para crear una ventaja competitiva bloqueando a los competidores mediante
el ajuste del entorno y los recursos (Porter, 1980). Así pues, para que la investigación de la GRH
sea coherente con la visión clásica de la estrategia, tiene que abordar el entorno externo y la
noción de ajuste vertical, ya que estos factores repercuten en el valor a largo plazo de la empresa.
Las decisiones que implican la asignación de importantes inversiones de capital en tecnología,
finanzas, activos fijos y recursos humanos sólo pueden ser propuestas por el TMT y aprobadas por
el consejo de administración. Todo lo demás es táctico. En resumen, sostengo que la GRH es
estratégica sólo cuando un ejecutivo de RRHH puede influir de forma significativa en la
formulación de la estrategia a nivel corporativo que alinea los recursos estratégicos de capital
humano de la empresa con las oportunidades externas (ajuste vertical) para mejorar la estrategia
competitiva de la empresa. Los recursos estratégicos de capital humano son el cúmulo de
conocimientos, habilidades, destrezas y otras características (KSAO) de los empleados a nivel de
empresa o unidad (Ployhart, Nyberg, Reilly y Maltarich, 2013). Mientras que la investigación sobre
gestión estratégica se ha centrado en el TMT y en el consejo de administración (Hambrick &
Mason, 1984), la investigación sobre SHRM ha sido relativamente silenciosa en cuanto al papel de
los ejecutivos de RRHH en los escalones superiores, a pesar de que en el lugar de trabajo existen
puestos como el de vicepresidente de RRHH o el de director de recursos humanos (CHRO). Esto
contrasta con otros puestos ejecutivos de la C-Suite, como el director financiero (CFO), el director
de operaciones o el director de información, donde se ha investigado su papel en los resultados de
la empresa (Karahanna & Preston, 2013; Medcof, 2008). Los estudios sobre el papel del CHRO en
la toma de decisiones corporativas y el rendimiento de la empresa son casi inexistentes (Krishnan
& Singh, 2011). Los pocos estudios que han incluido la GRH en la investigación de la TMT se han
centrado en cuestiones de implementación más que en la formulación de la estrategia (para una
revisión, véase Steffensen, Ellen, Wang, & Ferris, 2019). Este vacío puede deberse a las prácticas
actuales. Por ejemplo, entre las 30 empresas del Dow, solo nueve (30%) de los CHRO tienen
formación empresarial formal en forma de título de negocios. Varios CHROs han señalado que
para que sean relevantes en la C-Suite, necesitan saber cómo su negocio hace dinero para que su
negocio "gane" al tener las habilidades, capacidades y talentos para hacer crecer el negocio
(Alziari, 2019; Steinbach, 2016). También necesitan una fuerte perspicacia empresarial para
entender qué impulsa el rendimiento de la empresa (Morris, 2016; Walling, 2016). Sin una
formación empresarial, es posible que los CHRO no hayan presentado soluciones de GRH
cuantificándolas con un enfoque empresarial de la forma en que, por ejemplo, lo haría un director
financiero sobre el impacto de sus iniciativas en los resultados de la empresa. Los directores de
recursos humanos tienden a ser reactivos y a esperar a que se les indiquen los temas en los que
deben trabajar para responder a los retos de la empresa (Cappelli, 2015; Sheehan, De Cieri,
Greenwood y Van Buren, 2013). La falta de enfoque empresarial puede ser una de las razones por
las que las empresas excluyen a los ejecutivos de RRHH en la formulación de la estrategia. Se trata
de oportunidades perdidas, ya que el director general (CEO) y otros ejecutivos operativos rara vez
son expertos en cuestiones relacionadas con los empleados (Cappelli, 2015). Tenemos que dar un
paso atrás para examinar cómo se puede argumentar, si es que se puede, que los ejecutivos de
RRHH participen en la formulación de la estrategia para dirigir la agenda de investigación en esa
dirección. En la siguiente sección, intentaré presentar este caso.
La importancia del ajuste vertical surge porque una organización es un sistema abierto que
sobrevive adaptándose a los cambios del entorno mediante el ajuste de su combinación de
recursos internos, capacidades o estrategias de asignación de recursos para adaptarse a las
demandas del entorno (Chakravarthy, 1982). Dado que el entorno es dinámico, la atención
temprana de los directivos a los estímulos ambientales es clave para alinear los recursos de la
empresa con las condiciones ambientales (Vergne y Depeyre, 2016). Los responsables de la toma
de decisiones tienen una capacidad cognitiva y de atención limitada debido a las restricciones de
recursos y de tiempo. Por lo tanto, reducen su atención a un conjunto limitado de alternativas. La
teoría conductual de la empresa (Cyert y March, 1963) postula que los responsables de la toma de
decisiones toman decisiones satisfactorias o "suficientemente buenas", en lugar de decisiones
maximizadoras u óptimas, porque operan bajo una racionalidad limitada, es decir, con información
incompleta. La visión de la empresa basada en la atención (ABV) (Ocasio, 1997) se basa en la teoría
conductual de la empresa para explicar cómo los responsables de la toma de decisiones buscan
información centrándose en estímulos que ya comprenden. El ABV ha sido influyente en la
investigación sobre planificación estratégica (Ocasio, 1997; Ocasio, Laamanen y Vaara, 2018).
Ocasio (1997) definió la atención como el hecho de notar, codificar, interpretar y centrar el tiempo
y el esfuerzo de los responsables de la toma de decisiones de la organización en cuestiones y
respuestas. Los temas son los problemas, las oportunidades y las amenazas a las que se enfrenta
una empresa y a los que los responsables de la toma de decisiones prestan atención. Las
respuestas son las soluciones, propuestas, rutinas, proyectos, programas y procedimientos que los
responsables de la toma de decisiones, a través de sus esquemas cognitivos, tienen en cuenta a la
hora de emprender acciones organizativas. Los argumentos centrales del ABV son que (a) los
responsables de la toma de decisiones eligen centrar su atención en un conjunto limitado de
estímulos (foco de atención) que, (b) son destacados en su contexto o situación particular
(atención situada), que a su vez (c) dependen de la forma en que los recursos y las relaciones
sociales de una empresa distribuyen y asignan actividades específicas para abordar los problemas
(distribución estructural de la atención). Para que una organización emprenda la adaptación,
primero debe ser consciente de los posibles estímulos del entorno que inciden en su actividad
(foco de atención). Cuanta más atención reciban determinados estímulos, más recursos y apoyo
de la dirección se destinarán a ellos. La asignación de la atención de los directivos se basa en tres
principios (Fu, Tang y Chen, 2019). En primer lugar, dada la limitada capacidad de atención y los
recursos de la empresa, los responsables de la toma de decisiones se centran en las cuestiones a
través de su lente parroquial, que suele estar determinada por su formación, experiencia
funcional, valores y comprensión cognitiva. En segundo lugar, los responsables de la toma de
decisiones evalúan la importancia de un asunto que perciben que puede ser apoyado por la
estructura y los recursos internos de la organización. Por último, el contexto en el que se
encuentra la empresa -por ejemplo, el grado de rivalidad competitiva- influye en la relevancia de
una cuestión específica y, por tanto, en la cantidad de atención que la empresa debe asignar a esa
cuestión (Ocasio, 1997 , 2011). Dado que los responsables de la toma de decisiones están
limitados por su bagaje funcional en lo que respecta a la plena comprensión de todos los estímulos
del mercado, sólo prestan atención a aquellas cuestiones que perciben como factibles en la
capacidad de respuesta de su organización, y a la urgencia de las mismas (Dutton, Stumpf y
Wagner, 1990). En la medida en que los responsables de la toma de decisiones están limitados por
la atención selectiva a los estímulos, la vulnerabilidad organizativa -definida como el grado en que
las empresas no logran hacer frente a las perturbaciones de su entorno- aumenta cuando se
ignoran los estímulos externos (Ocasio, 2011). Por lo tanto, la estructura y la composición de los
miembros de un equipo directivo importan porque determinan los estímulos a los que los
directivos prestan atención. Sobre la base de este argumento, sugiero que el ABV proporciona una
buena base teórica para la investigación de la GRH sobre la participación de los ejecutivos de
RRHH en la formulación de la estrategia y el ajuste vertical. El ABV es especialmente adecuado
para describir el papel estratégico de los directores de RRHH en aquellas empresas que crean valor
principalmente a partir de su reserva de talento, como las empresas de servicios profesionales,
tecnología de la información y servicios al consumidor. Propongo el rediseño de dos estructuras
organizativas que cambiarían notablemente el enfoque de los investigadores y profesionales de la
gestión de recursos humanos hacia una visión de la formulación de la estrategia centrada en los
recursos humanos. Un miembro del TMT o ejecutivo de la C-Suite es un miembro de alto nivel del
equipo de liderazgo de una empresa. El TMT formula las estrategias, los objetivos y las políticas de
la empresa para obtener una ventaja competitiva. En la actualidad, aunque algunas empresas
afirman tener un ejecutivo de RRHH entre el TMT, muy pocas empresas tienen uno en sus
consejos de administración. Por ejemplo, en 2020, entre las 50 empresas de Fortune, 11 (o el 22%)
no tenían un CHRO en su TMT declarado.2 En el mismo periodo de tiempo, entre las 30 empresas
de Dow, sólo dos de los casi 350 directores de las empresas de Dow tenían experiencia en RRHH.
Como señaló el CHRO de American Express, hay muy pocos profesionales de RRHH en los consejos
de administración públicos, lo que limita su capacidad para liderar la búsqueda de consejeros o
directores generales debido a su falta de redes con los directores generales (Cox, 2018). Como se
ha dicho anteriormente, una de las razones podría ser el conocido déficit de formación
empresarial general entre los CHRO, y la consiguiente falta de perspectiva estratégica (Lee & Phan,
2000; Morris, 2016; Walling, 2016). Si el CHRO no participa en la formulación de la estrategia con
el TMT, será más difícil que participe en la formulación de la estrategia con el consejo. Entre las
empresas que tienen CHROs en el TMT, una revisión de la literatura profesional y académica
sugiere que a menudo desempeñan un papel de apoyo asociado con el desarrollo y la
implementación de estrategias y políticas de RRHH para apoyar la estrategia general de la empresa
(Abt & zu Knyphausen-Aufsess, 2017; Deloitte, 2006; SHRM, 2020; Wright, Nybert, Schepker,
Cragun, & Ulrich, 2016).3 Por ejemplo, los CHROs crean e implementan políticas de RRHH para
apoyar los objetivos estratégicos a largo plazo de la empresa, implementan políticas de gestión del
talento, llevan a cabo la administración diaria de RRHH y se aseguran de que las actividades de
RRHH de la empresa cumplan con las leyes y regulaciones. En resumen, los directores de recursos
humanos desempeñan un papel de apoyo que es táctico. Por lo tanto, mi primera propuesta es
que las empresas en las que la mayor parte del valor es creado por el capital humano den al CHRO
un asiento en la mesa de formulación estratégica. De este modo, la gestión de recursos humanos
dejaría de ser una función táctica reactiva para convertirse en una función estratégica proactiva,
en la que la consideración de las inversiones en capital humano ocupe un lugar central en cada
ciclo de planificación estratégica. Los directivos de RRHH contribuyen a la formulación de la
estrategia (a) centrando la atención en la reserva de talento de la empresa como motor para que
la empresa compita en su mercado, (b) proporcionando análisis para orientar las inversiones en la
reserva de talento de la empresa, y (c) dando forma a los objetivos empresariales a largo plazo
según las capacidades de su reserva de talento existente. El desarrollo de la reserva de talentos de
una empresa implica inversiones a largo plazo en la dotación de personal, la formación y el
desarrollo profesional, por lo que es similar a otras decisiones estratégicas de acumulación de
capital que toman los directivos de las empresas. Por lo tanto, un paso necesario para un CHRO
sería desarrollar una forma fiable de medir el valor del capital humano de la empresa. Las
preguntas de investigación que los estudiosos de la GRH podrían generar en colaboración con sus
homólogos de contabilidad, finanzas y sistemas de información podrían convertirse en una agenda
de investigación activa y principal para los estudiosos de la GRH (Casio, 1991; Fitz-Enz, 2009). El
consejo de administración supervisa la gobernanza en nombre de los accionistas, determina la
visión y la misión de la empresa y establece las políticas generales y los objetivos estratégicos de la
misma. Además, el consejo desempeña algunas funciones de gestión de recursos humanos, como
la revisión del rendimiento del director general y del equipo directivo, la determinación de la
remuneración de los ejecutivos, así como el establecimiento de planes de sucesión de los
ejecutivos y del director general (Wright et al., 2016). Contar con un ejecutivo de RRHH en el
consejo de administración proporciona a este la experiencia necesaria para dotar de personal,
evaluar e incentivar al CEO y al TMT para que alcancen un alto rendimiento, así como para
formular y evaluar mejor las estrategias a largo plazo a la luz de la reserva de talento de la
empresa.
Los deberes típicos de un consejo de administración incluyen (a) asesorar al director general y al
equipo de gestión de la empresa sobre la dirección estratégica y las oportunidades de la empresa;
(b) proporcionar recursos para la empresa; (c) seleccionar, supervisar, revisar y controlar el
rendimiento del director general y del equipo de gestión de la empresa en nombre de los
accionistas; y (d) establecer la compensación y desarrollar planes de sucesión para el director
general y la alta dirección (Johnson, Schnatterly y Hill, 2013). Para asesorar sobre cuestiones muy
complejas relacionadas con el aprovechamiento de las oportunidades externas y la determinación
de la dirección estratégica de la empresa, los miembros del consejo de administración deben tener
un alto grado de comprensión de los valores y la cultura organizativa de la empresa, así como de
sus capacidades, fortalezas y debilidades internas. La calidad del asesoramiento depende de los
KSAO de los miembros del consejo, que se derivan en gran medida de su formación y experiencia
profesional, así como de su capacidad para procesar grandes cantidades de información. Sin
embargo, la capacidad limitada de la junta directiva restringe el conjunto de cuestiones a las que
se puede prestar atención. Una junta directiva que incluya a un ejecutivo de RRHH, que aporta la
llamada experiencia en RRHH de la junta (Mullins, 2018), centra la atención en los asuntos
relacionados con los RRHH que, de otro modo, podrían haber sido ignorados o malinterpretados.
La experiencia en RRHH de la junta directiva también señala la atención y el interés de la junta por
los temas de RRHH y aumenta la legitimidad de las políticas, los objetivos y las decisiones de
inversión de capital en RRHH (Abt & zu Knyphausen-Aufsess, 2017). En concreto, la experiencia en
RRHH del consejo de administración podría dar voz y peso a la relevancia de las iniciativas de GRH
que implican la búsqueda de oportunidades de mercado por parte de la empresa en consonancia
con sus talentos. Además, tener un ejecutivo de RR.HH. en el consejo aumenta la oportunidad de
obtener el apoyo de otros miembros de la TMT en las iniciativas de GRH y amplía el acceso del
consejo a la información relevante de RR.HH., que a menudo está ausente en las discusiones del
consejo. La importancia de la experiencia en RR.HH. en el consejo de administración también
ofrece la oportunidad de que una empresa gire su agenda estratégica. Por ejemplo, la experiencia
en RRHH del consejo centra la atención de éste en las decisiones de RRHH relacionadas con la
evaluación del rendimiento del CEO y del TMT, la compensación de los ejecutivos, la planificación
de la sucesión y la selección y orientación de los ejecutivos (Wright et al., 2016). La toma de
decisiones sobre los cambios de los miembros de la C-Suite influye en los planes estratégicos y el
rendimiento de la empresa. En particular, cuando un ejecutivo de RRHH forma parte del comité de
retribución del consejo, que influye en los paquetes de retribución del TMT, la recomendación de
recompensas basadas en el rendimiento podría influir en la naturaleza y la dirección de la agenda
estratégica de la empresa.
APLICACIÓN
Con respecto al papel del ejecutivo de RRHH en la TMT y la junta directiva, el ejecutivo de RRHH
necesita ejercer la voz y emitir la venta a la dirección (Ocasio et al., 2018). Expresar cómo explotar
las oportunidades externas a través de la reserva de talento de la empresa llama la atención sobre
la importancia de la GRH en la formulación de la estrategia. Desde la perspectiva de la atención, el
grado de esfuerzo y la fuerza de la venta de temas realizada por el ejecutivo de RRHH puede influir
significativamente en la atención del TMT o del consejo de administración a cuestiones
estratégicas que de otro modo no habrían considerado (Ocasio, 1997, 2011). Hay dos actividades
previas a la presentación del ejecutivo de RRHH que son fundamentales para mejorar la atención
de los líderes a las agendas de la GRH (Lin & Shih, 2008). En primer lugar, cuanto más preparado
esté el ejecutivo de RR.HH. para ayudar a la dirección a entender cómo se pueden alinear las
oportunidades externas con los recursos de capital humano de la empresa, más probable será que
las cuestiones de GRH se mantengan en primera línea de las deliberaciones del equipo. En
segundo lugar, cuanto más se adapte la información de GRH al repertorio cognitivo del equipo de
liderazgo, más probable será que el ejecutivo de RRHH preste mayor atención a los temas de GRH.
Al "empaquetar" las cuestiones relevantes de la GRH en términos estratégicos -es decir, cómo
afectan al valor y al rendimiento de la empresa- el directivo de RRHH puede aumentar la atención
de los líderes a las cuestiones de la GRH (Ocasio, 1997). Así, el alcance de la voz, la venta de temas
y la creación de un perfil aumentan la atención a las cuestiones relacionadas con los RRHH durante
la formulación de la estrategia. El directivo de RRHH también debe ser consciente de que las
ventajas de la diversidad del equipo deben equilibrarse con la posibilidad de conflictos
interpersonales (Finkelstein, Hambrick y Canella, 2009). La composición de las características del
TMT o la demografía del equipo (valores, personalidad y experiencias, como la antigüedad y la
formación académica) afecta a la integración conductual y social (O'Reilly, Caldwell y Barnett,
1989), que a su vez influye en la atención. Los miembros del equipo integrados conductualmente
comparten recursos e información de forma libre y abierta para resolver problemas (Hambrick,
1994). Colaboran bien y se apoyan mutuamente en la toma de decisiones conjuntas. En relación
con esto, un equipo socialmente integrado tiene una fuerte identidad de equipo, lo que motiva la
cooperación, reduce la supervisión y promueve un logro más rápido del consenso y la
promulgación (Lin & Shih, 2008). Los equipos o consejos de administración con una alta
integración social procesan la información más rápidamente porque sus miembros tienen
interpretaciones y descodificaciones coherentes de las señales del entorno. El directivo de RRHH
debe gestionar las relaciones interpersonales con el equipo de gestión empresarial o el consejo de
administración para que la atención a los diversos puntos de vista no erosione el nivel de
integración social o de comportamiento en el equipo.
CONCLUSIÓN