SCP 0914 2014 Art 234 4
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denuncia como violatoria a la libertad del imputado, debiendo éste solicitar su
traslado a otro recinto penitenciario.
En complementación y enmienda, el Tribunal de garantías, respecto a la
denuncia del accionante sobre la aplicación analógica al proceso penal de las
normas sobre las clases de resoluciones previstas en el Código de
Procedimiento Civil, de ningún modo se afirmó que se deba realizar esta
aplicación, “sino que ha referido que al no existir una disposición expresa en el
CPP que establezca el tipo o forma de las resoluciones de alzada,
tradicionalmente se va resolviendo, confirmando o revocando de manera
parcial o total, a semejanza de lo que ocurre en el Procedimiento Penal, lo que
no implica que se haya expresado que se deba aplicar de manera analógica las
normas del CPC” (sic). En cuanto a la aplicación del principio de favorabilidad,
el mismo no fue planteado a los efectos de conceder la cesación de la detención
preventiva, no correspondiendo evaluar su aplicabilidad.
II. CONCLUSIONES
De la atenta revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en el
expediente, se establece lo siguiente:
II.1. Mediante Auto de aplicación de medidas cautelares de 18 de octubre de
2013, el Juez Tercero de Instrucción en lo Penal del departamento de
Cochabamba dispuso la detención preventiva de Juan Antonio Urquidi Bellido,
por concurrir los presupuestos procesales del art. 233 del CPP, bajo las
previsiones de los arts. 234.1, 2, 4, 6, 8 y 10 y 235.1 y 2 de la misma norma (fs. 2
y vta. y 20).
II.2. La Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de
Cochabamba, en apelación incidental contra el aludido Auto de 18 de octubre
de 2013, declaró “parcialmente procedente” el recurso de apelación formulado
por el imputado por concurrir los dos presupuestos del art. 233 del referido
Código, con relación únicamente a los peligros procesales de fuga del art. 234.4
y 6 del CPP y de obstaculización previstos en el art. 235.2 del citado cuerpo
normativo; determinando en consecuencia que no concurren los peligros de
fuga establecidos en el art. 234 numerales 1,2,8 y 10 del CPP y el riesgo de
obstaculización previsto en el art. 235.1 del CPP (fs. 20).
II.2.1.Con relación a la aplicación del art. 234.4 del CPP, la Sala Penal Primera
desestimó el fundamento esgrimido por el Juez a quo “en sentido de concurrir
dicho riesgo procesal, referido al comportamiento durante el proceso o en otro
anterior en la medida que indique su voluntad de no someterse al mismo, por el
planteamiento de una serie de incidentes y excepciones y declaratoria de
rebeldía dictada contra el imputado, determinando el tribunal que el
planteamiento de excepciones e incidentes por el imputado, no constituyen
factores que puedan determinar su voluntad de no someterse al proceso, sino
que simplemente constituye el ejercicio del derecho a la defensa. Empero
consideran que la declaratoria de rebeldía en la audiencia de fecha de 1 de
octubre de 2013 sí se constituye en una circunstancia para determinar la
concurrencia de dicho riesgo procesal”.
II.2.2. El art. 234.6 del CPP, encontró aplicación a partir de que las autoridades
demandadas tomaron en cuenta la existencia de una imputación formal; y no
existen elementos de convicción respecto a que dicho delito sea culposo, como
señaló la defensa del accionante, siendo que tampoco se puso en conocimiento
del Tribunal de apelación elementos de prueba respecto al carácter simplemente
culposo del otro hecho ilícito.
II.2.3. En cuanto a la concurrencia del art. 235.2 del CPP, los demandados
argumentaron que existen elementos de convicción de que el imputado podría
ejercer influencia sobre otros imputados dentro el mismo proceso; remplazando
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las razones del Juez a quo que explicó que el imputado influenciaría a testigos y
no a imputados.
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
El accionante, a través de su representante sin mandato, denuncia la
vulneración de su derecho a la libertad personal por medio de la afectación a su
derecho al debido proceso; toda vez que considera que las Vocales demandadas
no valoraron correctamente la situación jurídica de su detención preventiva,
pues resulta incongruente que habiéndose depuesto “cinco riesgos procesales
de las ocho” su situación debió haber cambiado, en tanto, que no existirían
presupuestos procesales que permitan la restricción de su libertad.
En consecuencia, corresponde en revisión verificar si tales extremos son
evidentes, a fin de conceder o denegar la tutela impetrada.
III.1. Naturaleza jurídica de la acción de libertad
La acción de libertad está configurada en los arts. 125 de la Constitución Política
del Estado (CPE) y 46 del Código Procesal Constitucional (CPCo), como un
mecanismo de defensa oportuno y eficaz para la tutela de los derechos a la vida,
a la integridad física, a la libertad personal y de circulación de toda persona que
crea estar indebida o ilegalmente perseguida, detenida, procesada, presa o que
considere que su vida o integridad física está en peligro.
Bajo los principios y valores del Estado Unitario Social de Derecho
Plurinacional Comunitario, quien despliega toda su fuerza como un
instrumento a favor de las personas para la defensa de sus derechos, así, el
nuevo ámbito de protección de la acción de libertad, que antes se centraba en el
derecho a la libertad física o personal, le otorga a esta acción de defensa
nuevas dimensiones y posibilita al juez constitucional a ejercer un control
tutelar más amplio e integral y, de esta manera, resguardar los derechos a la
vida e integridad física, restablecer las formalidades legales, ordenar el cese
de la persecución indebida o la restitución del derecho a la libertad física o
personal.
Es en ese contexto, que la acción de libertad tiene un triple carácter tutelar,
preventivo, correctivo y reparador, conforme lo ha reconocido la jurisprudencia
contenida en las Sentencias Constitucionales Plurinacionales 0015/2012 y
0129/2012, entre otras. Preventivo porque puede formularse ante una
inminente lesión a los derechos que se encuentran dentro del ámbito de su
protección, impidiendo que se consume su lesión, de ahí que entre los
supuestos de procedencia de esta acción de libertad, previstos tanto por el art.
125 de la CPE, como por el art. 47 del CPCo, se encuentre el peligro al derecho a
la vida y la persecución ilegal; supuestos que la doctrina los cataloga dentro del
hábeas corpus instructivo (tratándose del derecho a la vida), hábeas corpus
preventivo y hábeas corpus restringido, conforme lo ha entendido la
jurisprudencia constitucional contenida en la SC 0044/2010-R de 20 de abril,
entre otras.
Correctivo, porque puede interponerse para evitar que se agraven las
condiciones de una persona detenida, ya sea en virtud de una medida cautelar
o en cumplimiento de una pena impuesta en su contra, agravamiento que torna
indebida la privación de libertad personal, y que se constituye en otra de las
causales de procedencia previstas en los arts. 125 y 47 del CPCo, que en la
doctrina se conoce con el nombre de hábeas corpus correctivo.
Reparador, porque puede plantearse para reparar una lesión ya consumada,
en los supuestos en que se verifique una detención ilegal o indebida, sea
directamente o como consecuencia de un procesamiento indebido, al
constatarse que las lesiones al debido proceso se constituyen en la causa
directa para la restricción del derecho a la libertad física o la libertad de
locomoción. Supuestos de procedencia que se encuentran previstos en los arts.
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125 de la CPE y 47 del CPCo, cuando hacen referencia al indebido
procesamiento y a la indebida privación de libertad, y que en la doctrina
reciben el nombre de hábeas corpus reparador y, en su caso, de hábeas corpus
traslativo o de pronto despacho.
La acción de libertad, por otra parte, está dotada de características esenciales
que la convierten en el mecanismo idóneo para la defensa de los derechos
que protege; características que bajo la luz de principios ético morales de la
sociedad plural y los valores que sustentan al Estado redimensionan su
naturaleza como acción exenta de formalismos para la consecución de la
tutela inmediata de los derechos vulnerados, donde el juez de garantías bajo
los principios de la potestad de impartir justicia, previstos en el art. 178 de la
CPE, entre ellos, el de celeridad, servicio a la sociedad, armonía social y respeto
a los derechos, asume un rol fundamental en la búsqueda de la verdad material,
para constatar la lesión al derecho de garantía alegado como vulnerado en la
acción de libertad.
Es en ese ámbito que deben ser entendidas las características esenciales de la
acción de libertad, como el informalismo, que se manifiesta en la ausencia de
requisitos formales en su presentación y la posibilidad, inclusive, de su
formulación oral; la inmediatez, por la urgencia en la protección de los derechos
que resguarda; la sumariedad, por el trámite caracterizado por su celeridad; la
generalidad porque no reconoce ningún tipo de privilegio, inmunidad o
prerrogativa, y la inmediación, porque se requiere que la autoridad judicial
tenga contacto con la persona privada de libertad; autoridad que, inclusive,
puede acudir inmediatamente a los lugares de detención e instalar allí la
audiencia.
III.2. Sobre algunos aspectos esenciales de la detención preventiva
El Código de Procedimiento Penal se sustenta -aunque formalmente- en el
respeto a la libertad individual de las personas, por ello, establece en su art. 7
que la aplicación de medidas cautelares debe guiarse por la excepcionalidad
antes que por la rutina y usanza; estableciendo como regla jurídica que
“Cuando exista duda en la aplicación de una medida cautelar o de otras
disposiciones que restrinjan derechos o facultades del imputado, deberá estarse
a lo que sea más favorable a éste”.
Asimismo, el art. 221 del CPP, reconoce que la libertad personal guarda la
relevancia que le corresponde y dispone de forma taxativa que sólo podrá ser
restringida cuando sea indispensable para asegurar la averiguación de la
verdad, el desarrollo del proceso y la aplicación de la ley. Definiendo el mismo
cuerpo adjetivo penal que las medidas cautelares de carácter personal, se
aplicarán con criterio restrictivo y se ejecutarán de modo que perjudiquen lo
menos posible a la persona y reputación de los afectados.
El art. 124 del CPP, concordante con el art. 236, señala que todas las sentencias y
autos interlocutorios deben ser fundamentados, expresando los motivos de
hecho y de derecho en que se basa la decisión judicial y el valor otorgado a los
medios de prueba. Determinando ambas disposiciones, que la fundamentación
no podrá ser remplazada por la simple relación de los documentos o la mención
de los requerimientos de las partes.
En ese sentido, la procedencia de la detención preventiva se sujeta estrictamente
al cumplimiento de los supuestos del art. 233 del CPP; sin embargo, la misma
disposición normativa ordena que la detención preventiva sólo podrá
imponerse ante el “pedido fundamentado del fiscal o de la víctima aunque no
se hubiera constituido en querellante”; involucrando ello, una notoria
consecuencia jurídica que asigna la obligación al fiscal o víctima a fundamentar
el requerimiento de detención preventiva, debiendo asumir por lo tanto la
responsabilidad de demostrar y presentar pruebas destinadas a señalar la
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concurrencia de los elementos que habilitan la imposición de la detención
preventiva. Así, el fiscal o víctima deben fundamentar y explicar que al
imputado le corresponde aplicar esta medida cautelar, sin perjuicio que éste
último, pueda demostrar que no le corresponde la aplicación de detención
preventiva en su contra.
Consecuencia que permite colegir que el Juez debe exigir a los solicitantes de la
aplicación de detención preventiva, las razones y pruebas que le permitan
concluir que corresponde emplear la referida medida cautelar, y en caso de no
haberse expuesto los elementos necesarios que admitan colegir sobre la
habilitación de los presupuestos para la detención preventiva, deberá asumir
que el pedido de la medida cautelar de carácter personal no se encuentra
fundamentado, y por tanto, corresponde su inaplicación y rechazo. Por lo que
de ningún modo podrá el Juez de la causa, fundamentar o subsanar cuestiones
que se dirijan a reforzar la aplicación de la detención preventiva. Razonamiento
que es completamente congruente con el principio del art. 6 del CPP, que
determina que “La carga de la prueba corresponde a los acusadores” en
vigencia plena del principio constitucional de presunción de inocencia, en
conexitud con el art. 7 del referido Código, que determina que en caso de duda
se estará a lo que sea más favorable al imputado o imputada.
Al respecto, la SC 0079/2002-R de 23 de enero, estableció: “la privación de
libertad como una medida cautelar excepcional, sea detención preventiva o formal, sólo
es admisible a solicitud de parte nunca de oficio, y siempre que exista un mínimo de
información que fundamentación”. Por su parte, la SC 1141/2003-R de 12 de
agosto, dejó sentado que el Juez de la causa “deberá contrastar la solicitud
fundamentada del Ministerio Público con los elementos de prueba presentados sobre la
concurrencia de los requisitos, en el marco de las normas previstas por los arts. 234 y
235 CPP”.
III.3. Análisis del caso concreto
En la problemática planteada, el representante del accionante, considera que las
autoridades judiciales demandadas incurrieron en una incorrecta valoración de
la situación jurídica que incumbe a su detención preventiva, puesto que cuenta
con el convencimiento de que los supuestos que se aplicaron para confirmar la
medida cautelar, no se cumplen por falta de racionalidad y coherencia con la
decisión de haber depuesto la mayoría de las causales que el Juez a quo aplicó.
Cabe recordar previamente, que la acción de libertad en el Estado Unitario
Social de Derecho Plurinacional Comunitario, permite al Juez de garantías
ejercer un control tutelar más amplio e integral para restablecer las
formalidades legales y restituir el derecho a la libertad, constituyéndose esta
acción como reparadora de aquellas lesiones consumadas, en supuestos que se
verifique una detención ilegal por violación al debido proceso, por falta de
motivación de resolución que determina la privación de libertad de un
individuo. Ante estos hechos, la acción de libertad, es la medida idónea para la
defensa del derecho a la libertad personal.
Bajo tal entendimiento, este Tribunal Constitucional Plurinacional evidenció
que el Tribunal de alzada, determinó que no todos los presupuestos que señaló
el Auto de aplicación de medidas cautelares de 18 de octubre de 2013,
concurren para la imposición de la detención preventiva del ahora accionante,
sino que asisten tres elementos legales que permiten mantener la decisión de
imponer la medida cautelar. Sin embargo, este Tribunal pudo colegir de la
revisión de la problemática de la presente acción, como de los actuados del
proceso, que los presupuestos que mantuvo el Tribunal de alzada, ahora
demandado, incurren en una contradicción con la esencia protectora de la
libertad que se plasma en la Constitución Política del Estado y Código de
Procedimiento Penal, pues existe falta de relación lógica entre la
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fundamentación expuesta por las autoridades demandadas que coligen con los
presupuestos garantistas expuestos en el Fundamento Jurídico III.3 de esta
Sentencia Constitucional Plurinacional.
En ese sentido, las Vocales de la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental
de Justicia de Cochabamba, ahora demandadas, aplicaron el art. 234.4 del CPP,
primero, modificando el fundamento del Juez a quo, y luego, señalando que la
declaratoria de rebeldía en la audiencia de 1 de octubre de 2013, sí se constituye
en una circunstancia para determinar la concurrencia de dicho riesgo procesal,
cuando el aludido Juez señaló que el presupuesto se aplica debido a que el
imputado habría planteado una serie de incidentes y excepciones, además de la
declaratoria de rebeldía dictada contra el imputado.
En conexión a esta situación, conviene resaltar que respecto a la aplicación del
art. 235.2 del CPP, las autoridades demandadas, también modificaron los
fundamentos del Juez a quo, pues dispusieron que el imputado influenciará a
otros imputados y no a testigos como habría señalado el mencionado Juez; por
lo que resulta necesario entonces, absolver si un Tribunal de alzada se
encuentra habilitado o no para mantener una decisión de detención preventiva
dispuesta por el Juez a quo bajo la modificación de los fundamentos esgrimidos
por este último. Ya que dicha situación estaría siendo denunciada por el
accionante, como vulneración al principio de no reformatio in pejus en las
resoluciones de apelación.
Para ello resulta ilustrativo remitirse a los supuestos fácticos del caso, para
evidenciar que la modificación de fundamentos puede derivar en una
afectación al principio de no reformatio in pejus, si del análisis de los
fundamentos del Juez a quo se puede colegir que no procede la concurrencia de
los supuestos que sustenta la detención preventiva, y en consecuencia,
procedería la revocatoria de la resolución por falta de fundamentación e
inaplicación de los elementos que se citan a efecto de castigar con una medida
cautelar. Así, se tiene que el Tribunal de alzada, ahora demandado, modificó el
fundamento de la aplicación del art. 235.2 del CPP, ya que se deduce que dicho
Tribunal concluyó que no existe posibilidad de que el imputado pudiera influir
en testigos, lo que derivaría en considerar deponer y abandonar la concurrencia
de este supuesto legal; sin embargo, el Tribunal de alzada expresó y argumentó
que sí es posible la influencia de otros imputados, añadiendo en los hechos una
causal que produce que el mismo no revoque la imposición de la detención
preventiva y más bien disponga se confirme la medida cautelar, cuando sin
dicha complementación o modificación correspondería la revocatoria. Situación
que incumple la norma legal contenida en el art. 400 del citado Código, que
determina: “Cuando la resolución sólo haya sido impugnada por el imputado o
su defensor no podrá ser modificada en su perjuicio”; lo que envuelve y alcanza
también a los fundamentos de la resolución cuando de su modificación o
complementación resulte la agravación, confirmación o continuidad de la
detención preventiva, pues sin la misma correspondería el rechazo de esta
medida cautelar.
En cuanto a la aplicación del art. 234.4 del referido Código, se observa que las
Vocales demandadas descartaron la interpretación del Juez de la causa respecto
a que el imputado, mediante una serie de incidentes y excepciones, podría
obstaculizar el proceso, puesto que asumieron que dicha actividad procesal
constituye un ejercicio del derecho a la defensa. Sin embargo, mantuvieron el
criterio de que la declaratoria de rebeldía de 1 de octubre de 2013, sí se
constituye en un supuesto que determina la concurrencia de riesgo procesal; no
obstante, la referida declaratoria de rebeldía fue cuestionada dentro de una
acción de libertad, debido a que se denunció la ilegal notificación con la
providencia que señalaba audiencia de medidas cautelares para el 1 de octubre
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de 2013; además, se resaltó la comparecencia voluntaria del imputado para
someterse al proceso.
Si bien el art. 223 del CPP, señala que: “La presentación espontánea, por sí sola
no desvirtúa los peligros procesales que motivan la aplicación de medidas
cautelares”, es necesario dejar sentado que tampoco la declaración de rebeldía
por sí sola puede constituirse en el fundamento razonable de la imposición de
una medida cautelar de detención preventiva; más si ésta emerge de un
contexto en el cual existen denuncias de ilegalidad de notificación. Por lo tanto,
no es posible fundamentar un supuesto riesgo procesal de fuga del imputado
en la declaración de rebeldía, generada en el contexto de inicio de proceso,
donde el imputado compareció tres días posteriores a la audiencia de medidas
cautelares y si bien no formalizó un incidente de actividad procesal defectuosa
pudo denunciar dicha situación. Ello involucra a criterio de esta Sala una falta
de fundamentación para la imposición de una medida cautelar que responde a
la excepcionalidad y no a la regla.
Corresponde, ahora, hacer referencia a la aplicación del art. 234.6 del CPP, que
encuentra aplicación, según las autoridades demandadas, debido a que el
imputado contaría con otra imputación formal, señalando que no existirían
elementos de convicción a que el delito se hubiera cometido bajo culpa y no
dolo, lo que les conllevó a presumir que esa otra imputación, en la que
sustentan la concurrencia de este supuesto, se sustentaría en hechos cometidos
dolosamente. Lo cual resulta un exceso de las autoridades judiciales, pues de
ningún modo el Juez o Tribunales de alzada podrían fundar una decisión bajo
supuestos sin constatarse y que involucre que los mismos deban ejercer una
presunción negativa; ya que es el Fiscal, quien debe fundamentar la solicitud
de detención preventiva y en caso de no completar este requisito, la autoridad
judicial, con todo el peso de la ley, deberá rechazar la aplicación de esta medida
cautelar, siendo que la restricción a la libertad personal es de carácter restrictivo
y excepcional, según se expuso en el Fundamento Jurídico III.2 de esta
Sentencia Constitucional Plurinacional.
De lo expuesto, es posible colegir que la decisión del Tribunal de alzada no
guarda coherencia con la naturaleza de la medida cautelar de detención
preventiva, y resulta más bien arbitraria, pues se sustenta en argumentos que
no condicen con las normas expuestas en el Fundamento Jurídico III.2 de este
fallo, por lo que adolece de fundamentación que incumple con lo dispuesto en
el art. 124 del CPP, que determina: “Las sentencias y autos interlocutorios serán
fundamentados. Expresarán los motivos de hecho y derecho en que basan sus
decisiones y el valor otorgado a los medios de prueba. La fundamentación no
podrá ser reemplazada por la simple relación de los documentos o la mención
de los requerimientos de las partes”.
Respecto a este punto, la SC 0782/2005-R de 13 de julio, estableció que: “el
Tribunal de apelación, está obligado a motivar y fundamentar su Resolución,
precisando los elementos de convicción que le permiten concluir en la necesidad de
revocar las medidas sustitutivas y aplicar la detención preventiva; a cuyo efecto debe
también justificar la concurrencia de los presupuestos jurídicos exigidos por el art. 233
del CPP y una o varias de las circunstancias establecidas por los arts. 234 y 235 del
CPP, mediante una resolución debidamente fundamentada, conforme exige el art. 236
del CPP, puesto que sólo cuando se han fundamentado debidamente estas dos
situaciones, se puede disponer la detención preventiva”.
Consecuentemente, no corresponde la improcedencia de la presente acción de
libertad por supuesta falta de legitimación pasiva, toda vez que se cuestiona la
fundamentación dilucidada por el Tribunal de alzada.
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Por todo lo expuesto, el Tribunal de garantías, al denegar la tutela solicitada, ha
efectuado un incorrecto análisis de los hechos y compulsa de las normas
constitucionales.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera Especializada; en
virtud de la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional, en revisión resuelve:
1° REVOCAR la Resolución de 8 de noviembre de 2013, cursante de fs. 25 a 30,
pronunciada por la Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de Justicia
de Cochabamba; y en consecuencia CONCEDER la tutela solicitada. Disponer
que las Vocales ahora demandadas, dicten nueva resolución considerando los
Fundamentos Jurídicos de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional;
guardando especial atención a los arts. 7 y 221 del CPP.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional
Plurinacional.
Tata Gualberto Cusi Mamani
MAGISTRADO
Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños
MAGISTRADA
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