APOLOGETICA
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Adventistas y Evangélicos
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Aunque este artículo lo escribí ya hace varios años, veo que todavía hay mucha gente
que tiene ciertas confusiones con respecto a la Iglesia Adventista del Séptimo Día y
sus doctrinas. También denuncio el paraguas protector de la FEREDE y otras
organizaciones semejantes en otros países como Chile, para traer confusión doctrinal
a los cristianos evangélicos y a la sociedad en general:
Adventistas y Evangélicos
Corren malos tiempos para el pueblo cristiano. Y cuando afirmo esto no lo hago desde
una perspectiva catastrofista por las numerosas herejías y sectas que se mueven en los
aledaños del cristianismo. Es difícil, aunque alguien no se lo crea, encontrar errores
nuevos, que no sean versiones actuales de los que ya tuvieron que enfrentar nuestros
antepasados en la fe, incluso desde los comienzos de la Iglesia de Jesucristo. El
cambio cualitativo que merece mi expresión se refiere a la escasa vigilancia,
conocimiento y compromiso, así como al insuficiente combate que en la lucha por
conservar la ortodoxia de la doctrina están comprometidos los creyentes de forma
general y los líderes de forma particular.
Quizás sean dos de los errores más populares que han resurgido con fuerza en nuestra
España reciente en relación con el mensaje básico del evangelio: la salvación. Por un
lado las nuevas versiones antinomianas, las de la gracia barata, que confunden fe con
asentimiento racional, y arrepentimiento y santificación con obras, etc. Estas ideas son
bien antiguas, tanto que ya hay constancia de bíblica de la preocupación que
ocasionaban en la iglesia primitiva y de cuya refutación tenemos textos en las
epístolas, porque Santiago, Judas o Pablo, (este de una forma muy clara y explícita en
el capítulo 6 de Romanos), tuvieron que salir al paso para condenar y a la vez advertir
a los creyentes. Esta perversión del evangelio fue contundentemente calificada por
Judas como el fruto de la obra de introducción encubierta por parte de hombres
impíos en medio del pueblo de Dios.
La segunda forma del evangelio diferente, es la que cae en el campo opuesto, se trata
de la perturbación legalista y farisaica que tiene en nuestro país como embajador a
una “secta” llamada la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y sobre la que quiero basar
fundamentalmente este artículo.
¿Quien es la Iglesia Adventista del Séptimo Día? ¿Son una secta ó una denominación
evangélica peculiar?
Bueno, pues si aceptamos como secta algo que corresponda con la descripción
anterior, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, es una secta. Pese a quien le pese, y
haya sido defendida por quien haya sido en cualquier ámbito, y alguno de ellos
próximo, e incluso interno al evangelismo. Y esto a pesar también de que exista una
táctica promocionada por ellos, y amparada por algunos nombres y figuras del
evangelismo español, en el caso relativo a nuestro país, que pretendan mostrarlos
como un grupo ó una denominación evangélica peculiar en cuanto a la interpretación
de ciertas doctrinas, pero tampoco más allá que otras denominaciones. Esto ya lo
habían intentado a escala internacional con el testimonio de Walter Martin, aunque
como menciona Cesar Vidal en su Libro “La Otra Cara del Paraíso”, este reconoció
haber sido engañado por los adventistas que habían utilizado con él sugerentes
tentaciones económicas (Mencionado por W. Rea en Pirates of Privilege).
La Historia
Por razón de espacio solo puedo dedicar unas breves líneas para presentar la historia
de la génesis común del adventismo y de Los Testigos de Jehová. Y tenemos que
remontarnos a la segunda década del siglo pasado para descubrir allí a un campesino
ignorante, pero que yo creo que actuaba de buena fe, como fue William Miller, que
preocupado por el fin del mundo creyó encontrar la respuesta a las profecías de
Daniel, predicando y anunciando el advenimiento de Jesucristo para el 21 de Marzo
de 1843, y luego para una fecha indeterminada entre esta y el 21 de Marzo de 1844.
Sin embargo este caudal de gente crédula había que aprovecharlo. Podía ser una mina.
Y, los que aprovecharon en su propio beneficio fueron en primer lugar un tal Hiram
Edson y otro tal Croissier, que pusieron la base ideológica como autores de la doctrina
disparatada y antibíblica de que Jesucristo vino realmente en la fecha anunciada de
1844, pero no a la tierra, sino al “santuario celestial” y “entró en el santísimo
tabernáculo para hacer una expiación especial y borrar los pecados de su pueblo”.
Este disparate fue aceptado por muchos de aquellos desesperados crédulos que temían
tanto al ridículo de volver a sus iglesias de origen, como grande era la ignorancia que
tenían de las Escrituras, y se aferraron a ello con fervor digno de mejor causa. Así
empezó la divulgación y el asentamiento del movimiento adventista. Uno de los
pilares de aquellos principios revueltos fue la visión que tuvo Ellen G. White el 24 de
marzo de 1849, afirmando la cercanía del fin del mundo, para que aquellos que
dudaban en irse, se quedaran por si acaso. A profeta muerto, profeta puesto.
Otro de los que dieron publicidad a ésta versión fue James White, marido de la
anterior, en los libros como “Life Incidentes” (cuyo contenido era un plagio de unos
artículos que escribía otro adventista llamado J.N. Andrews) y que unos años más
tarde su lista viuda, Ellen White, volvió a reescribir, en vista del escaso éxito que
habían recibido los libros en sus primeras ediciones. Solo que ahora, 16 años después,
plagiando los textos en muchos casos de forma textual, pero presentándolos como una
nueva revelación, bajo la inspiración del Espíritu Santo por medio de visiones, se
convirtieron en best sellers que proporcionaron pingües beneficios a la autora y a la
cúpula dirigente, con el asentamiento definitivo de una importante tajada del
movimiento millerista en sus manos. Otra parte quedó en las manos de Russell.
Como toda secta, el propósito de la Iglesia Adventista del Séptimo Día no es predicar
a Jesucristo, sino predicarse a si misma. No trata de presentar el evangelio de
Jesucristo, sino de presentarse a sí misma como el único remedio, y el ámbito
exclusivo del remanente fiel de la iglesia de Jesucristo, donde las demás presuntas
presentaciones del evangelio, son solo partes de una iglesia apóstata, y así mostrar que
no hay fidelidad ni salvación posible que no sea perteneciendo a este grupo.
Es por tanto la primera cuestión que, mientras que los evangélicos siguiendo la
declaración de Pablo en 1ª Corintios 3, y 2ª Cor. 4:5, no se predican a si mismos, sino
a Jesucristo como Señor, los adventistas se predican a si mismos. En la fórmula
baptismal preparada para la afirmación de sus adeptos, y que consta de 13 puntos,
dice en el último: “Acepto que la Iglesia del Séptimo Día es la Iglesia remanente de la
profecía bíblica, y que la gente de toda nación, raza y lengua son los invitados y
aceptados en su compañía. Deseo ser un miembro en esta congregación local de la
Iglesia Universal.”
Bueno y si ellos son la única, fiel y remanente iglesia universal profética y bíblica,
¿quienes somos los evangélicos para ellos?. Pues muy fácil. Su hermenéutica afirma
que la iglesia católica romana es la “ramera” de Apocalipsis capítulo 17, y por
consecuencia lógica y directa las iglesias que tienen su primer origen en la reforma
del siglo XVI, son las “hijas de la ramera”, porque como aquella siguen teniendo en
sus frentes la marca de la bestia, el 666, lo que en su interpretación, también por
revelación divina especial, no faltaría más, corresponde al abandono del descanso
sabático, y la observancia del festivo dominical.
Todas las sectas tienen desarrolladas unas tácticas para hacerse con adeptos, buscando
personas disconformes con la realidad en la que viven, y a la vez que no tienen mucha
personalidad, ni conocimiento, por lo que si logran trabar contacto, con perseverancia,
amistad, y una buena dosis de doctrina adulterada, junto a la acogida cálida en el
grupo sectario, tienen muchas posibilidades de hacerse con una nueva víctima.
Una de sus tácticas que tienen para contactar con personas es a través de un plan para
dejar de fumar. Las personas que quieren abandonar este perjudicial hábito, pero que
buscan ayuda para hacerlo porque reconocen su escasa fuerza de voluntad para
superar la adición al tabaco, ya tienen algunas de las características básicas para ser
contactadas, y si a bueno viene, alcanzarlas luego con sus doctrinas. Además, están
las cuestiones de alimentación vegetariana, con la promoción de alimentos
vegetarianos para vender a los propios adeptos, en este campo cuentan con técnicas
similares a las de la Cienciología. Pero ahora en España, la táctica de la secta nos toca
muy de cerca. Cristianos evangélicos y sobre todo sus hijos están en el punto de mira
adventista.
No cabe duda de que los cristianos nos enfrentamos a un mundo endurecido que en su
mayoría no quiere saber nada del evangelio, ni de Dios. La frase: “no queremos que
este reine sobre nosotros” sigue resonando hoy quizás con más fuerza que nunca en la
historia. Conseguir que el evangelio sea escuchado es una labor trabajosa en nuestros
días, para llevar a las almas a los pies del “único camino de salvación”, Jesucristo.
Para una secta, esta tarea tiene una dificultad añadida que corresponde a la
presentación de su dogmatismo exclusivista y, sin embargo, necesitan sostener su
tinglado con el mantenimiento y si es posible el crecimiento de sus adeptos.
La táctica diabólica que están usando en España es intentar nutrirse de los hijos de los
evangélicos españoles. No cabe duda de que es más fácil convencer de sus
extravagancias interpretativas con la Biblia a unas personas que aunque no la
conozcan demasiado, al menos la respeten y estén dispuestas a abrirse a un tema
parecido a este: ¿Dime un texto en toda la Biblia donde se mande guardar el
domingo? Y, como nuestros hijos, hablando en términos generales, saben más de la
cláusula de rescisión del contrato del futbolista de moda, o del modisto que hizo el
cuello barco del traje de la infanta, que de los principios fundamentales de las
doctrinas bíblicas, pues son unas víctimas fáciles. Para ello solo tienen que tener
acceso, y ese acceso lo han conseguido engañando a los líderes de sus padres, de lo
que se trata en el ultimo apartado del articulo ¿cómo no les va a resultar más fácil
luego engañar a los hijos?.
Si el punto uno del credo adventista se refiere a las Sagradas Escrituras fuente de la
inspiración divina a través de santos hombres de Dios, esto no es más que un señuelo
para atrapar a incautos. Así, algo más adelante, el punto 16, que se refiere a los dones
espirituales y los Ministerios concluye afirmando que uno de los dones es el de
profecía y “este don es una marca identificativa de la iglesia remanente y fue
manifestado en el ministerio de Ellen G. White. Como mensajera del Señor, sus
escritos son una continuación y fuente autoritativa de verdad provista para el consuelo
de la Iglesia, la guía, la instrucción y la corrección.”
Esto quiere decir que los libros de la Sra. White equivalen en autoridad e inspiración
al contenido de los escritos canónicos de nuestra Santa Biblia. Por lo tanto: “solo la
Biblia”: NO. Si alguien piensa que esto es una imaginación extrema interpretando de
forma exagerada un texto adventista, a continuación pueden ver lo que diferentes
líderes adventistas han afirmado sobre la cuestión:
Declaración de la Sra. White en “Testimonies for the Church”: En la antigüedad Dios
habló a los hombres por boca de sus profetas y apóstoles. En éstos días él habla a
través de Testimonies of His Spirit (Uno de los libros de la Sra. White). Si usted
disminuye la confianza del pueblo de Dios en los “Testimonies”, como El los dio,
usted se está rebelando contra Dios.
Declaración del pastor Stanley Harris en la cinta “Greatest Prophet since John”: Ella
hizo una de las mas grandes obras que jamás he conocido desde el apocalíptico Juan...
Porque ella tenía el mismo don que tenía Daniel...
Raymond Cottrell: Ellen White reinterpretó Daniel para nuestra era. Por eso creo y
estoy plenamente convencido de que Dios habló a y a través de Ellen White... la
acepto como una escritora inspirada...”
Declaración oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en 1928: “Como Samuel
fue un profeta en su día; como Jeremías fue un profeta de Israel en los días de la
cautividad, como Juan el Bautista vino a ser un mensajero especial del Señor para
preparar la venida de Cristo, así creemos que la Sra. White era un profeta para la
Iglesia de Cristo hoy”.
Louis Venden: Ellen White es para esta Iglesia lo que Lucas fue para su generación y
no alguien con menor contribución y autoridad.
Morris L. Venden: La postura que asumimos la última vez fue que el don de profecía
tiene idéntica autoridad que la Biblia...
Raymond Cottrell: Quien escucha a ambos (la Biblia y los escritos de la Sra. White)
con una mente abierta oirá la misma voz hablando a través de ambos, con la misma
autoridad.
Robert Olson: Creo que tanto Ellen White como el apóstol Pablo son verdaderos
profetas quienes escriben bajo la influencia del Espíritu Santo. Tengo idéntica razón
para creer en la inspiración del uno como de la otra.
Philip Follet: ... los escritos de Ellen White son inspirados en el mismo sentido en que
la Biblia es inspirada...
¿Y la gracia?
El punto 18 del credo adventista dice que la “salvación es por gracia y no por obras,
pero su fruto es la obediencia a los diez mandamientos”. Vuelvo a insistir que esto no
se trata de la divagación en la interpretación bíblica, sino de otra visión de la Sra.
White pretendidamente inspirada por el Espíritu Santo, y esto para la secta es tan
válido, tan autoritativo como si de una cita bíblica se tratase.
¿Ahora por que se reducen a los diez mandamientos cuando las ordenanzas del
antiguo pacto eran muchas más? ¿Por qué no los sacrificios, ofrendas, fiestas y demás
ordenanzas del pacto mosaico? Porque los teólogos del adventismo han desarrollado
luego una división sacada de mismo cajón que todas sus otras doctrinas: afirman que
hay una división de la ley entre la ley moral y la ley ceremonial. Que la ley abolida es
la segunda mientras que la primera permanece con plena vigente. Basan esta
estrafalaria división en Efesios 2:15 y Colosenses 2:14, entendiendo en base a una
traducción antigua de ambos versículos, que se refiere a ritos ó ceremonias, pero lo
que San Pablo empleó es la palabra griega “dogma”, que significa “decretos”
“ordenanzas” “leyes”.
¿Libre examen?
El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el
Señor no lo hace. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué
menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
(Romanos 14:6,10).
Este es un pasaje que podemos enviar, pero que también podemos recibir de vuelta.
¿Por qué nos juzga usted, dirá en primera instancia un adventista a la defensiva, por
guardar el sábado?. Obviamente ignorando que permanecer en el sentido literal de
tales conceptos representa, en el sentido de las palabras de San Pablo a los Gálatas
(4:10, 11), que no comprendieron en absoluto la predicación del evangelio de gracia.
Pero debemos saber, en primer lugar, que el sábado para los Adventistas del Séptimo
Día, no es una peculiaridad exegética. No procede de una interpretación más ó menos
ortodoxa de la revelación bíblica, sino de las visiones inspiradas de su profetisa. El
credo adventista, en el punto 19 afirma que “el sábado es la señal perpetua de Dios de
su pacto eterno entre El y su pueblo”, y añaden diversos pasajes para justificar la
afirmación, pero la base no es bíblica sino que tiene su origen en una pretendida
visión de Ellen White.
En el libro Life Sketches, cuenta que estuvo en visión en el cielo y vio que “el cuarto
mandamiento era más importante que ningún otro” porque “el Señor le dio una visión
en el santuario celestial” y su ángel acompañante le explicó la importancia de la ley
de Dios. Luego vio a Jesús quien levantó la tapa del arca (de la alianza) y pudo ver las
tablas de piedra en que fueron escritos los diez mandamientos. Estaba asombrada
cuando vio que el cuarto mandamiento justamente en el centro de los diez (esto se le
pasó a Moisés, porque no vio tal cosa, o por lo menos no la consideró relevante para
escribirla) con un suave haz de luz circundándolo. Entonces el ángel le dijo: Este es el
único de los diez que define al Dios viviente quien creó los cielos, la tierra y todo lo
que en ellos hay”.
No se trata de exégesis sino de “visiones”.
Eso no quiere decir que después no hayan buscado textos bíblicos que mal
interpretados, y sacados de contexto, y a la vez fuera del evangelio de la gracia no
intenten encontrar el apoyo para sus estrafalarias visiones. Esta táctica al fin y al cabo
es la misma que ha empleado el catolicismo para los dogmas, primero los diseñó en
base a los intereses de su organización y después buscaron la justificación bíblica que
siempre tiene que ser forzada con calzador y débil.
EL DINERO
Uno de los últimos escándalos financieros fue el que los jefes de la secta mantuvieron
con el financiero Donald Davenport, que se financiaba para sus negocios
especulativos con fondos de los sufridos adeptos, mientras que con los beneficios
financiaba las juergas de los de la cúpula adventista en orgías de sexo y juego, y a los
del escalafón medio les regalaba viajes y vacaciones hasta que quebró, y a la voz de
¡sálvese quien pueda! de esas situaciones, quedaron a la luz pública las comisiones
que cobraban algunos notables adventistas por canalizar el dinero de los incautos, que
a la postre se quedaron sin el.
Ha sido una lucha grande la que han librado los adventistas para pertenecer a la
FEREDE (Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España). Para cualquier
cristiano pertenecer o no a tal entidad es irrelevante para su ministerio, para la
pervivencia de su iglesia local, pero para los Adventistas del Séptimo Día se trataba
de una cuestión vital, y lucharon fuerte por conseguirla, ante el descuido de unos y las
protestas insuficientes de otros. Ahora ya se presentan en muchos sitios diciendo que
“son evangélicos”, que “no son una secta, porque tienen acuerdos suscritos con el
gobierno a través de la FEREDE, y que el gobierno no pacta con sectas”. Cita textual
de una afirmación aparecida hace unos días en un grupo de noticias de religión en
Internet.
A la cuestión del sábado, dentro de un pragmatismo, se puede le conceder que sea una
peculiaridad inocua. Y además se puede recurrir a que existen algunos escritos
recientes en el que hay voces adventistas dispuestas a afirmar que ellos tienen raíces
en la reforma, porque al fin y al cabo los primeros adventistas salieron de las iglesias
evangélicas norteamericanas del siglo pasado (presbiterianas, metodistas, bautistas,
etc.). Y, si éstas a su vez salieron de los principales movimientos de la reforma, y los
adventistas de aquellas, pues todas tienen la misma fuente. ¿Hay silogismo más
correcto que este?
¿Adivinar hacia donde estaban mirando los que sin reparo les han tendido la mano y
ofrecido asiento en la FEREDE es algo para meditar cuidadosamente? El hecho de
que algo así haya podido ocurrir no es mas que el reflejo de la situación espiritual, de
desidia, descuido, y falta de compromiso. En orden a la honradez hay que reconocer
que únicamente los portavoces de las Asambleas de Hermanos han manifestado su
protesta, pero a lo que se ve insuficiente, porque la secta adventista ya es miembro de
la FEREDE. El hecho de que se les haya obligado a que “por el momento” renuncien,
obligados, a ocupar cargos en el organismo, da un aspecto más feo todavía, parece
que para algunos con tal de retener los cargos están dispuestos a pasar por lo que sea,
y esto para los cristianos evangélicos en España representados tiene que ser un motivo
de meditación. Y para los representantes también porque ostentar tal representación
no es un cheque en blanco para que se haga con esa representatividad lo que venga en
gana, sino que se deben rendir cuentas claras de los actos y decisiones que se tomen
en nombre de todos.
A estas alturas, parecerá que oponerse sea únicamente un campo para incómodos,
belicosos ó revoltosos, cuando no para intransigentes o nuevos cruzados. Puestas así
las cosas, expuestos a la realidad de los hechos consumados, y sin encontrar en nadie
la valentía de asumir los errores, ¿en manos de quien recae la responsabilidad que en
su momento tenía Pablo cuando afirmaba que él “estaba puesto para la defensa del
evangelio” (Fil. 1:17)? Judas en su epístola anima a los cristianos a que contendamos
ardientemente por la fe, que una vez ha sido dada a los santos, pero desde luego los
motivos de contienda en el campo cristiano evangélico suelen ser casi todos, menos la
defensa de la fe. El enemigo no se duerme y obra subrepticiamente. Los vigías ¿hacia
donde miran? ¿En qué se ocupan? ¿Seguiremos compartiendo mesa con los sectarios
que están intentando minar y destruir la fe de los cristianos, abriéndoles nuestro
paraguas protector de miembros de la FEREDE? ¿No corresponde a la mínima
honradez cristiana reconocer la metedura de pata y poner remedio cuanto antes a ésta
situación, en lugar de intentar ocultar al pueblo de Dios, que se dice representar, la
barbaridad cometida? A que suenan frases como: “que los hermanos sean prudentes a
la hora de exponer sus puntos de vista, al volver a sus iglesias, o al informar a otros
sobre lo concerniente a la iglesia adventista”. ¿Es qué con el silencio prudente se
pretende ocultar el imprudente comportamiento de admitir a la secta adventista en la
FEREDE?
Como en toda secta hay los que se benefician, pero también hay los pobres incautos,
la mayoría gente sencilla, que ha sido captada, y que han quedado enganchados en
caminos que a los hombres parecen derechos, pero cuyo fin son caminos de muerte.
El silencio en la denuncia de la secta también tiene la responsabilidad espiritual
añadida para apercibir a aquellos enganchados en las redes de las sectas, y que deben
ser cuando menos advertidos, los manejos denunciados y los errores doctrinales
claramente expuestos. Enfrentar el error a la verdad de Cristo y al evangelio de su
gracia no es una opción, sino una obligación para los creyentes (1ª Corintios 9:16,17).
Recordemos las palabras de San Pedro: Pero hubo también falsos profetas entre el
pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente
herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí
mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los
cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de
vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no
se tarda, y su perdición no se duerme. (2ª Pedro 2:1-3)