1 Corintios 3

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1 Corintios 3

1 Corintios 3:1-23 1 Y yo, hermanos [Gr. Adelfos], no pude hablarles como a espirituales [Gr. Pneumatikós], sino como a carnales [Gr.
Sarkikós], como a niñitos [Gr. Nepios] en Cristo. 2 Les di a beber leche y no alimento sólido, porque todavía no eran capaces, y ni aún ahora
son capaces; 3 porque todavía son carnales [Gr. Sarkikós]. Pues en tanto que hay celos y contiendas entre ustedes, ¿no es cierto que son
carnales y andan como humanos? 

Porque cuando uno dice: “Yo soy de Pablo”, mientras otro dice: “Yo soy de Apolos”, ¿no son como hombres mundanos? 5 ¿Qué, pues, es
Apolos? ¿Y qué es Pablo? Solo siervos [Gr. Diakonos] por medio [Gr. Dia—a través] de los cuales han creído; y a cada uno según el Señor le
concedió [Gr. Edoken—dio]. 6 Yo planté, Apolos regó; pero Dios dio el crecimiento. 
Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, quien da el crecimiento.  8 El que planta y el que riega son una misma cosa, pero

cada uno recibirá su recompensa [paga] conforme a su propia labor [trabajo]. 9 Porque nosotros somos colaboradores [Gr. Sunergos] de Dios, y
ustedes son huerto [labranza, campo de cultivo] de Dios, edificio de Dios.
10 
Conforme [Gr. Kata—según] a la gracia [Gr. Charis] de Dios que me ha sido dada, como perito [Gr. Sofos—Sabio] arquitecto [Gr.
Architekton] he puesto el fundamento [Gr. Themelios], y otro está edificando encima. Pero cada uno mire cómo edifica encima, 11 porque nadie
puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 12 Si alguien edifica sobre [Gr. Epi] este fundamento con oro, plata,
piedras preciosas, madera [leña], heno u hojarasca [paja], 
13 
la obra de cada uno será evidente [manifiesta], pues el día la dejará manifiesta [descubrirá]. Porque por el fuego [Gr. Pur] será revelada; y a
la obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará. 14 Si permanece la obra que alguien ha sobreedificado, él recibirá recompensa [Gr.
Mistos]. 15 Si la obra de alguien es quemada [ardiese], él sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, pero apenas, como por fuego [Gr. Pur].
¿No saben que son templo [Gr. Naos] de Dios, y que el Espíritu [Gr. Pneuma] de Dios mora en ustedes? 17 Si alguien destruye [Gr. Phtheiro
16 

—corrompe, deprava] el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque santo [Gr. Hagios] es el templo de Dios, el cual son ustedes. 18 Nadie se
engañe [Gr. Exapateo—engañar completamente] a sí mismo. Si alguno entre ustedes cree ser sabio [Gr. Sofos] en esta edad presente, hágase
necio para llegar a ser sabio. 
Porque la sabiduría [Gr. Sofía] de este mundo es locura [necedad] delante de Dios, pues está escrito: Él prende a los sabios en la astucia de
19 

ellos; 20 y otra vez: El Señor conoce los pensamientos [Gr. Dialogismos] de los sabios, que son vanos. 21 Así que nadie se gloríe [jacte] en los
hombres; pues todo es de ustedes 
22 
—sea Pablo, sea Apolos, sea Pedro, sea el mundo [Gr. Kosmos], sea la vida [Gr. Zoe], sea la muerte [Gr. Thanatos], sea lo presente, sea lo
porvenir—, todo es de ustedes, 23 y ustedes de Cristo, y Cristo de Dios.
3:1-8a. El Cristiano Espiritual
1-3a. El Cristiano Espiritual vs. el Carnal—El cristiano espiritual y el carnal se oponen.
1. “Sino como a carnales” (Sarkikós). ¿Qué es lo que Pablo significa aquí? Quería hablar la Sabiduría de Dios entre los adultos
(1 Corintios 2:6), los espirituales (Pneumatikós), pero no podía tratar en realidad con ellos como espirituales debido a sus
sediciones e inmoralidades.
No es malo ser sarkikós, porque todos vivimos en un cuerpo de carne, pero no debemos vivir conforme o según la carne. No hay
culpa en ser un recién nacido en Cristo [Gr. Nepios], a no ser que ello se prolongue indebidamente (1 Corintios 14:20; Hebreos
5:13ss)
Una de las tragedias en la vida del ministro es que tiene que seguir hablando a los miembros de la iglesia “como a bebés en
Cristo”, que llegan incluso a gloriarse en su prolongada infancia cuando deberían ya ser maestros del Evangelio en lugar de
pertenecer a la lista de la guardería.
El objetivo de Pablo era que todos los bebés llegaran a adultos (Colosenses 1:28).
(1) El creyente “carnal” vive sujeto al poder de la naturaleza adámica vieja que obra en su cuerpo [la carne]. El creyente
espiritual vive sujeto al poder de la nueva naturaleza semejante a Cristo, mientras que su cuerpo es controlado por su espíritu
renacido fortalecido por el Espíritu Santo.
(2) El carnal es un “niño en Cristo”, es decir, nacido de nuevo pero inmaduro y sin crecimiento en la vida cristiana, ignorante
aún de las cosas del Espíritu. En cambio, el cristiano espiritual es maduro.
(3) El carnal sólo puede alimentarse con leche, con enseñanza sencilla. Tiene una bastante limitada capacidad de asimilación.
Es inexperto en la Palabra de Justicia. El espiritual puede recibir la comida sólida de la instrucción doctrinal plena con
aplicación personal.
2. “Les di a beber leche, y no alimento sólido”. Pablo no se gloriaba en hacer sus sermones sin sustancia y descafeinados. La
sencillez no implica ausencia de ideas o pesadez. Es lastimoso pensar en cómo el predicador tiene que recortar las alas del
pensamiento y de la imaginación porque los oyentes no pueden ir con él. Nada obstaculiza tanto la predicación como esta
limitación.
3. “Porque aún son carnales” [Gr. Sarkikós]. Carnal significa adaptado a, ajustado a la carne (Sarx), uno que vive según o
conforme a la carne. Mediante Psychikós Pablo describe al hombre irregenerado, y mediante Pneumatikós al regenerado maduro
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en Cristo, mientras que los que son aún carnales han dado vía a la carne como si fueran aún irregenerados. En una atrevida y
cortante imagen, no carente de sarcasmo, Pablo revela de manera imprescindible a los corintios su verdadero estado. Los celos y
contiendas entre ellos son prueba para él, de que los corintios siguen siendo carnales y caminan como meros hombres
mundanos, y no conforme al Espíritu de Cristo.
3b-8a. Los resultados de la carnalidad—Había celos, riñas y camarillas divisionistas, fruto de un andar a la manera de los
hombres, es decir, a la manera de hombres no regenerados y no de cristianos maduros. El seguir a líderes humanos constituía
una violación directa del principio de la unidad del pueblo de Dios. Los siervos de Cristo, aun cuando tienen diferentes tareas
que cumplir, son uno—tienen un Señor, un Propósito, un Objetivo. Sólo la madurez espiritual hace posible la unidad cristiana.
5. “¿Qué pues es Pablo o Apolos? Servidores” (Diakonos), no líderes de partidos ni de sectas, sino meramente siervos a través
de los cuales los corintios creyeron, y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Por ello ningún ministro del Señor como
Apolos ni Pablo tienen base alguna para el orgullo o autosatisfacción, ni deberían ser hechos ocasión de faccionalismo y
contienda. Esta idea la amplía Pablo en los capítulos 3 y 4 y queda bien clara en el capítulo 12.
6. “Yo planté, Apolos regó”. Apolos irrigó la iglesia allí, como se ve en Hechos 18:24-19:1, pero el crecimiento lo ha dado
Dios, denotando la bendición continua de Dios tanto sobre la obra de Pablo como sobre la de Apolos, colaboradores juntamente
con Dios en la labranza de Dios (v. 9).
Los informes de avivamiento dan a veces la gloria al evangelista, y a veces al evangelista y al pastor. Pablo la da toda a Dios. Él
y Apolos cooperaron como ministros complementarios.
7. “De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega”. Dios es todo, y nosotros no somos nada más que siervos
colaboradores.
8. “Son una misma cosa”. Por medio de esta atrevida metáfora que Pablo expande muestra cómo el que planta y el que riega
trabajan juntos. Si no se plantara, de nada serviría el riego. Siempre es “conforme a su propia labor”. Dios dará a cada uno la
recompensa que merezca su labor. Este es el pago que cada predicador recibirá de cierto. Puede que aquí abajo reciba poco o
demasiado de los hombres, pero la recompensa debida de parte de Dios es segura, y será justa, por ingratos que sean los
hombres.
3:8b-23. Juzgamiento de las Obras del Creyente
8b-9. El servicio cristiano ha de ser juzgado—Dicho juzgamiento [el Tribunal de Cristo] determinará la recompensa del
creyente o la pérdida de la recompensa. Este juzgamiento en ningún sentido se relaciona con la cuestión del pecado, de la
condenación o de la vida eterna (Romanos 8:1; Juan 5:24). Se refiere únicamente a las obras, no a la salvación.
Se relaciona con la cuestión del creyente carnal y el espiritual, pero únicamente con el creyente y con la naturaleza de su vida y
servicio después de haber sido salvado (2 Corintios 5:10; Romanos 14:8-10). Considera la medida de fidelidad o infidelidad del
creyente en su papel de siervo; por ello la referencia a que somos colaboradores de Dios, a la labranza de Dios, al edificio de
Dios. Trabajamos para Dios, pero también con Él; tal es nuestra dignidad. Más todavía, Él obra en nosotros, por medio de
nosotros y dentro de nosotros para Su gloria.
9. “Colaboradores de Dios”. Este antiguo término (Gr. Sunergos) tiene una nueva dignidad aquí. Dios es el principal socio en la
empresa de cada vida, pero Él nos permite trabajar con Él.
Somos labranza de Dios, tierra labrada de Dios. El granjero trabaja con Dios en el campo de Dios. Sin el sol, las lluvias, las
estaciones del año, el granjero se ve impotente. También somos edificio de Dios. Dios es el Gran Arquitecto. Trabajamos a Sus
órdenes y llevamos a cabo los planes del Arquitecto. Es un edificio. Nunca olvidemos que Dios contempla y se interesa en lo
que hacemos en la parte del edificio donde trabajamos para Él.
10-15. El juicio del creyente por su servicio—La base es el Evangelio de la Salvación del pecado por Cristo. Cristo es el
fundamento. Edificar sobre Cristo como fundamento es una metáfora para el servicio cristiano, que corresponde únicamente a
los creyentes renacidos.
Hay dos tipos de servicio. Ilustración del primer tipo son el oro, la plata y las piedras preciosas, obra del creyente espiritual, y
que resulta indestructible por el fuego del juicio. El otro tipo está representado por la madera, el heno y la hojarasca, obra del
cristiano carnal. Es de carácter destructible y no resistirá la presencia de Aquel cuyos ojos son como llama de fuego
(Apocalipsis 1:14).
Para el creyente renacido la cuestión será recompensa para el creyente espiritual, o pérdida de la recompensa para el creyente
carnal. Con todo, el obrero carnal será salvo, por cuanto la cuestión no es la del pecado, la condenación o la vida eterna. Pero se
salvará como por fuego, con pérdida de toda su obra en el fuego, como el hombre que apenas logra escapar con vida.
El significado del Bema. La palabra griega Bema (traducida tribunal, y refiriéndose al tribunal de Cristo), era un término
familiar en los días del apóstol Pablo. El doctor Lehman Strauss escribe al respecto:

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“En el gran estadio donde se celebraban las Olimpiadas de la antigua Grecia había un lugar elevado donde se sentaba el juez de
los juegos. Después que se habían terminado las competencias, todos los que habían ganado se reunían ante el bema para recibir
su galardón o corona. El bema no era un tribunal judicial donde la gente recibía condenas, sino que era el lugar de los premios .
De igual manera, el tribunal de Cristo no es un lugar de juicio y condenación. La vida cristiana es como una carrera y el Gran
Árbitro observa a cada participante. Después que la iglesia haya corrido su carrera, congregará a cada miembro delante del
bema con el propósito de examinarle y concederle el galardón que le corresponda” (God's Plan for the Future, p. 111).
La realidad del bema. Muchos versículos del Nuevo Testamento hablan acerca de ello.
“Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos
antes el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua
confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:10-12).
“La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará...” (1 Corintios 3:13).
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal [Gr. Bema] de Cristo...” (2 Corintios 5:10).
El propósito del bema.
—Consideraciones negativas.
(1) El propósito del bema no es determinar si una persona en particular entra en el cielo o no, pues el destino eterno de cada
persona ya ha sido determinado antes de que él deje esta vida.
(2) El propósito del bema no es castigar a los creyentes por pecados cometidos antes o después de su salvación. Las Escrituras
son muy claras en indicar que ningún hijo de Dios tendrá que responder por sus pecados ya perdonados después de esta vida.
—Consideraciones positivas.
¿Cuál es, entonces, el propósito del bema? Pablo nos dice en 1 Corintios 4:2 que todos los cristianos deben actuar como fieles
mayordomos de Dios: “Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel”.
El apóstol Pedro escribió después de una manera similar: “... minístrelo ... como buenos administradores de la multiforme gracia
de Dios” (1 Pedro 4:10).
En el mundo del Nuevo Testamento, un mayordomo era el responsable de la administración de los bienes de una familia. Era
nombrado por el dueño y se le encargaba que cuidara de que todo funcionara bien. Tenía autoridad para contratar y despedir
personal, para gastar y ahorrar, y era solamente responsable ante el propietario. Su única preocupación era la entrevista periódica
con el amo en la que tenía que rendir cuentas de lo hecho hasta ese momento.
Con este trasfondo en mente, podemos decir que un día todos los mayordomos compareceremos ante el bema de Cristo, nuestro
Señor y Maestro, y que nos pedirán que rindamos cuentas de lo que hayamos hecho con nuestros privilegios y responsabilidades
desde el momento de nuestra conversión.
En resumen, podemos decir que:
(1) En el pasado Dios trató con nosotros como pecadores (Efesios 2:1-3; 1 Corintios 6:9-11; Romanos 5:6-8).
(2) En el presente Dios trata con nosotros como hijos (Romanos 8:14; Hebreos 12:5-11; 1 Juan 3:1,2).
(3) En el futuro Dios tratará con nosotros (en el bema) como mayordomos.
El material que será probado en el bema—En 1 Corintios 3:11 el apóstol Pablo nos explica el hecho glorioso de que, en el
momento de la salvación, el pecador arrepentido es colocado firmemente sobre el fundamento de la Muerte, Sepultura y
Resurrección de Cristo mismo. Su instrucción continua después de la salvación es que edifique sobre este fundamento. Pablo
dice:
“... pero cada uno mire cómo sobreedifica ... y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera,
heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de
cada uno cuál sea, el fuego la probará” (1 Corintios 3:10,12,13).
—Consideraciones negativas. Debemos hacer notar inmediatamente que este pasaje no enseña la falsa doctrina conocida como
el purgatorio, porque son las obras del creyente, y no el creyente mismo, las que serán sometidas al fuego.
—Consideraciones positivas. Según estos versículos, Dios clasifica simbólicamente las obras de los creyentes en las siguientes
seis áreas: oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca. Ha habido mucha especulación acerca de la clase de obras que
se hacen en la tierra que constituirán oro y plata en el cielo. Parece más apropiado notar que estos seis objetos pueden ser
fácilmente puestos en dos categorías:
(1) Aquellos objetos que son valiosos e indestructibles y que resisten el fuego, como el oro, la plata y las piedras preciosas.

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(2) Aquellos que son objetos destructibles y menos valiosos, que son completamente consumidos por el fuego, como son la
madera, el heno y la hojarasca.
Los resultados del bema.
a. Algunos recibirán recompensas.
“Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa” (1 Corintios 3:14).
La Biblia menciona al menos cinco posibles galardones. Estas recompensas son:
(1) La Corona Incorruptible, la cual se dará a aquellos que dominan su vieja naturaleza (1 Corintios 9:25-27).
(2) La Corona de Gloria y Gozo, la cual se dará a los ganadores de almas (1 Tesalonicenses 2:19, 20; Daniel 12:3).
(3) La Corona de vida, la cual se dará a aquellos que triunfan sobre la tentación (Santiago 1:2, 3; Apocalipsis 2:10).
(4) La Corona de Justicia, la cual se dará a aquellos que aman de manera especial la doctrina del Rapto (2 Timoteo 4:8).
(5) La Corona de Gloria, la cual se dará a los pastores y maestros fieles (1 Pedro 5:2-4; 2 Timoteo 4:1, 2; Hechos 20:26-28).
b. Algunos sufrirán pérdidas.
“Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (1 Corintios 3:15).
Después de su conversión, Pablo escribe: “... por amor del cual lo he perdido todo ... para ganar a Cristo” (Filipenses 3:8). Lo
que nos dice toda esta enseñanza es simplemente esto: ante el bema el cristiano carnal sufrirá la pérdida de muchos logros
alcanzados en el pasado, como le sucedió a Pablo, pero con una excepción importante: Pablo quedó compensado con creces,
porque lo perdió todo para ganar a Cristo, mientras que el cristiano carnal no recibirá nada para reemplazar su madera, heno y
hojarasca que el fuego consumió.
c. El pasaje en 1 Corintios 3:14-17 señala en realidad tres clases de edificadores:
(1) El edificador sabio (3:14).
(2) El edificador carnal (3:15).
(3) El edificador impío (3:17).
El edificador inicuo no estará, por supuesto, ante el bema, pero sí estará en el juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-
15). La palabra “destruirá” en 3:17 es Phtheiro en el original griego y aparece frecuentemente asociada en el Nuevo Testamento
con doctrina falsa y maestros corrompidos.
Debemos también observar que nos pedirán cuentas no sólo por lo que hicimos, sino también por lo que podíamos haber hecho
de haberlo hecho, y de lo que hubiéramos hecho si hubiéramos podido.
10. Como perito arquitecto, Pablo no esquiva su parte en el trabajo en Corinto, a pesar de los tristes resultados habidos.
Absuelve a Apolos de responsabilidad por las divisiones. Niega que él mismo, tenga culpa en ello.
Las facciones en el seno de la iglesia eran ahora una realidad, y Pablo fue a fondo en aquel asunto. Dios dio a Pablo la gracia
para hacer lo que hizo. Aquí tenemos el único ejemplo en el N.T. de la antigua y común palabra Architekton, nuestro término
arquitecto. Tekton viene de tikto, engendrar, y significa un engendrador, luego un trabajador en madera o piedra, carpintero o
albañil (Mateo 13:55; Marcos 6:3).
Archi es un antiguo prefijo inseparable como en archaggelos (arcángel), archepiscopos (arzobispo), Archiereus (principal o
sumo sacerdote). Architekton aparece en los papiros e inscripciones en un sentido aún más amplio que nuestro uso de arquitecto,
y se empleaba ocasionalmente de los principales ingenieros.
“Cada uno mire cómo sobreedifica”. Los otros ministros que llegaron a Corinto después de Pablo no tenían que echar un nuevo
fundamento, sino sólo seguir edificando sobre lo que ya estaba puesto. Es una pena cuando un nuevo pastor tiene que sacar el
fundamento y comenzar todo de nuevo como si hubiera habido un terremoto. Los carpinteros tienen necesidad de precaución
acerca de cómo llevan a cabo los planes del arquitecto original. Sucesivos arquitectos de grandes catedrales continúan a través
de siglos la ejecución del diseño original. El resultado viene a ser una maravilla para generaciones posteriores. No hay lugar
para caprichos individuales en la superestructura.
11. “Otro fundamento” (Themelios). Pablo tiene a Cristo en mente. Por ello, no hay lugar en la tarima con Jesús para ningún otro
Salvador. Jesucristo es el Fundamento, y es una imprudencia gratuita que otro asuma el papel de fundamento. Es evidente que
Pablo significa que es sobre este único fundamento, Jesucristo, que se debe construir, y sólo de aquel modo que vaya en plena
armonía con el Fundamento, que es Jesucristo.

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12. Oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja. Los materiales duraderos son tres (oro, plata, piedras preciosas o mármol),
y los materiales perecederos también son tres (madera, heno, paja).
“Para un palacio, por una parte, para una choza de barro en la otra” (Lightfoot).
¿Cómo ves la Iglesia de Dios? ¿La consideras un palacio o una choza?
El oro era abundantemente empleado por los antiguos en sus palacios. Sus columnas de mármol y granito siguen siendo la
maravilla y confusión del hombre moderno. Las chozas de madera empleaban heno (hierba, como en Marcos 6:39) y rastrojos,
materiales empleados para mantener unidas las piezas de madera y para recubrir el tejado.
Considérese la pena que recae sobre el trabajo negligente (v. 15) y sobre las personas negligentes (v. 17). La enseñanza puede
no ser siempre viciada y dañina. Puede que sea simplemente indiferente y carente de valor. Un colaborador de Dios en este gran
templo debería siempre dedicar a ello toda su energía.
13. “El día”. El día del bema. La obra de cada uno quedará manifestada. No hay escape de esta prueba final. Por el fuego será
revelada. Se trata de una metáfora que no debe ser entendida como de un significado de purificación, sino la simple prueba tal
como todo fuego prueba. El fuego mismo probará la calidad del material empleado en la edificación. Se usa aquí un pronombre
relativo cualitativo. En la actualidad se descubre, trágicamente, que algunos de los edificios certificados a prueba de fuego no lo
son de verdad cuando finalmente se desata un incendio.
14. “Si permanece la obra de alguno”. Cuando el fuego haya hecho su obra, ¿qué queda? Ésta es la prueba ardiente que la obra
de cada uno de nosotros tendrá que soportar. Y habrá una apropiada recompensa para la obra que resista la prueba (oro, plata,
piedras preciosas).
15. “Se quema”. La obra del hombre arde (sermones, conferencias, libros, enseñanza, todo seco como el polvo). Si bien él
mismo será salvo. Salvación eterna, pero no mediante el purgatorio. Su obra queda quemada total e irremediablemente, pero él
mismo escapa a la destrucción por cuanto es realmente un hombre salvo, una persona verdaderamente creyente en Cristo.
“Aunque, así como a través del fuego”. Es evidente que Pablo significa con su obra toda quemada (v. 15). Es la tragedia de una
vida infructífera, de un ministro que edificó tan deficientemente sobre el verdadero fundamento que su obra ardió a cenizas. Sus
sermones eran palabras vacías, sin un poder edificador. No dejaron marca alguna en las vidas de los oyentes. Es la imagen de
una vida malgastada. Es el que entra en el cielo por la gracia, como sucede con todos los que somos salvos, pero sin llevar
gavillas consigo.
No se recoge grano como resultado de sus labores en los campos de cosecha. No hay almas en el cielo como resultado de su
obra para Cristo, ni enriquecimiento de carácter, ni crecimiento en la gracia.
16-23. Advertencia solemne para los creyentes carnales—El cuerpo de todo creyente es un templo sagrado en el que mora el
Espíritu Santo. Si el creyente en su estado carnal profana escandalosamente este sagrado recinto, será destruido por medio de la
muerte física prematura (1 Corintios 5:5; 11:30-31).
No sólo se advierte contra los pecados del cuerpo, sino también contra los pecados intelectuales. El cristiano no debe dejarse
atrapar por la sabiduría humana, ni debe gloriarse en el hombre, sino en el Hombre, Cristo Jesús, en Quien el creyente lo posee
todo (Romanos 8:16-17).
16. “Son santuario de Dios”. Literalmente, un santuario (el lugar santísimo) de Dios. La misma imagen de edificio que en el
versículo 9, sólo que aquí se trata del mismo santuario. El Espíritu de Dios hace en nosotros Su morada, no en templos hechos
con manos humanas (Hechos 7:48; 17:24).
17. Destruye (Phtheiro). Es algo terrible derribar implacablemente una iglesia o templo de Dios como un terremoto que derriba
un edificio convirtiéndolo en un montón de ruinas. Este antiguo verbo Phtheiro significa corromper, depravar, destruir. Es un
gran pecado ser un destructor de la iglesia.
Hay en realidad algunos predicadores que dejan tras de ellos la ruina como un tornado a su paso.
“Dios le destruirá a él”. Entonces el castigo es cierto e igualmente eficaz. El destructor de la iglesia será destruido. Hay aquí
suficiente advertencia para hacer reflexionar a cualquier pastor antes de derribar a trozos una iglesia a fin de vindicarse a sí
mismo.
“Santo” (Hagios). Por ello merece un tratamiento reverencial. No es el edificio físico o casa lo que Pablo designa como
“Santuario de Dios”, sino el organismo espiritual del pueblo de Dios en donde mora Dios, “el santuario de Dios, el cual son
ustedes”.
Los mismos corintios habían olvidado, en sus encolerizadas disputas, su santa herencia y vocación, aunque este fracaso no era
una excusa para los cabecillas que los habían llevado a ello. En 6:19 Pablo recuerda otra vez a los corintios que el cuerpo es el
templo del Espíritu Santo, hecho que habían olvidado en sus inmoralidades.

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18. “Nadie se engañe a sí mismo”. Una advertencia que implicaba que algunos de ellos eran culpables de esto. Los sectarios
entusiasmados pueden fácilmente llevarse a un estado de frenesí piadoso, hipnotizándose a sí mismos acerca de su supuesta
devoción a la verdad.
“Si alguno se cree sabio”. Esta falsa sabiduría del mundo, esta arrogancia, ha llevado a contiendas y riñas. Cortémosla.
19. “Insensatez para con Dios”. ¿Cuál es la norma que quiere una iglesia (templo) de Dios, la del mundo o la de Dios? Las dos
normas no son iguales. Es una cuestión muy actual entre nosotros cuál sea la idea que rige en nuestra iglesia.
21. “Así que, ninguno se gloríe (jacte) en los hombres”. La conclusión de la arrogancia queda condenada. El espíritu de
jactancia de partido es una glorificación propia e incongruente con gloriarse en el Señor (1:31).
22. “Todo es suyo”. Pertenece a ustedes. La riqueza del cristiano incluye todas las cosas, a todos los líderes, todo el pasado,
presente, futuro, Cristo y Dios. No hay aquí lugar para contiendas sectarias.

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