Novena Fátima
Novena Fátima
Novena Fátima
¡ Novena de
Navidad!
QUE LAS FIESTAS TRAIGAN MUCHO AMOR, PAZ Y ALEGRÍA
A NUESTROS CORAZONES.
SALUDO FRATERNO DE
NAVIDAD
No hay un momento que nos ofrezca más alegría, emociones positivas, recuerdos
gratificantes y reconciliación con la misma existencia que el tiempo de navidad.
La presencia de los signos como el pesebre, el árbol, las luces, los colores, la
novena y los villancicos son una caricia para el alma.
Es el mensaje de una buena noticia que sigue animando nuestro corazón: Jesús, el
hijo de Dios nació en Belén y sigue naciendo en cada hogar que le abre sus
puertas.
Para la novena de este año queremos invitarlos a hace el camino que la sagrada
familia de Nazaret realizó desde Nazaret a Belén. Cada día los acompañaremos
en sus alegrías y tristezas, esperanzas y desafíos. Hemos preparado un itinerario
de signos, reflexiones y oraciones que nos ayudarán a identificarnos con María y
José hasta llegar a ese lugar hermoso, hasta el pesebre donde con nuestro amor
cubriremos al niño Jesús.
Aprovechemos esta oportunidad, este tiempo de salvación para vivir una navidad
centrados en la familia, compartiendo nuestra fe, fortalecidos por la palabra de
Dios y la oración, que sea la mejor navidad de todas porque en el centro estará
Jesús de Nazaret que ha venido a traer vida y vida en abundancia.
ORACIÓN PARA TODOS
LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les
diste en Tu hijo la prenda de Tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de
una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de
todos los mortales, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno
ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de Tu hijo humanado,
suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las
tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones
con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno,
para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces Gloria al Padre).
ORACIÓN A LA VÍRGEN
MARÍA
Soberana María que por Tus grandes virtudes y especialmente por Tu humildad,
mereciste que todo un Dios te escogiese por madre suya, te suplico que prepares y
dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para
el nacimiento espiritual de Tu adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!, comunícame
algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardaste, para que
nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.
Amén. (Se reza el Avemaría).
ORACIÓN A SAN JOSÉ
¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias
doy a Dios porque Te escogió para tan soberano misterios y Te adornó con todos
los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego, por el amor que
tuviste al Divino Niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle
sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo.
Amén. (Se reza un Padrenuestro).
ORACIÓN AL NIÑO
JESÚS
Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del
santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan
consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que
quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado". Llenos
de confianza en Ti, ¡oh Jesús! que eres la misma verdad, venimos a exponerte
toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una
eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de Tu infancia, la
gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente!,
seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de Tu
divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén.
GOZOS NAVIDEÑOS
Dulce Jesús mío, mi niño adorado ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro!
¡Oh, ¡Divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!
¡Oh, raíz sagrada de Jesé que en lo alto presenta al orbe tu fragante nardo!
Dulcísimo Niño que has sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del campo.
¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor
veamos! Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces
labios.
¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin igual imagen del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da al mísero
amparo!
¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío como riego santo! ¡Ven
hermoso Niño, ven Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor del campo!
¡Ven, que ya María previene sus brazos, do su niño vea, en tiempo cercanos!
¡Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario!
¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado!
¡Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano!
¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos!
¡Prosternado en tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis frases, te dice mi
llanto!
Los peligros no faltarán, por ejemplo, pensar que no tiene sentido celebrar
estas fiestas ante tantas dificultades, perder del camino en compras y gastos
superfluos, desviarnos en angustias y envidias o perder la paciencia con la
rabia y el cansancio. Pero nuestro camino es el mismo Jesús, porque nos dijo
“Yo soy el camino, la verdad y la vida”.
A continuación, como signo vamos a beber cada uno un vaso de agua y decimos:
“Señor danos a beber el agua de la bendición”.
DÍA TERCERO
SIGNO: LA PIEDRA
Seguimos en este caminar, con nuestra mirada puesta en el Salvador que está
por nacer, y junto con la familia, después de encontrar el agua en el camino, hoy
nos encontramos con las piedras, unas de tropiezo, otras donde podemos
sentarnos a descansar, o como nos lo enseña la misma palabra de Dios, a ver a
Cristo como esa piedra angular en nuestras vidas, “La piedra que desecharon los
arquitectos es ahora la piedra angular” Mt 21,42, pero igual son piedras, unas
utilizadas para edificar y otras para destruir.
“Quien escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a un hombre
prudente que construyó su casa sobre roca”. Mt 7,24, el estar siempre en la
escucha contemplativa de la palabra de Dios, nos ayuda a mantener una fe firme,
hasta en los momentos de dificultad, “Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron
los vientos y se abatieron sobre la casa; pero no se derrumbó, porque estaba
cimentada sobre roca” Mt 7,25.
De la misma manera como la familia de Nazaret paró y buscó ese lugar cálido
alrededor del fuego del amor emanado por la gracia del Espíritu Santo, nuestra
familia hoy también necesita hacer un pare, construir una fogata con el don que
Dios ha puesto en el corazón de cada uno gracias a la acción del Espíritu y así cada
uno aportar para encender ese fuego que necesitamos arda sin descansar hasta
que derrita todo hielo y dé el calor necesario para continuar el camino que aún
falta. Por eso en este cuarto día de la novena acojamos el fuego del Espíritu Santo
y pidámosle que haga de nuestra familia un hogar cálido lleno de mucho amor.
Nuestro camino en esta novena también ha tenido sus momentos difíciles, ha sido
un año muy duro y nos faltan las fuerzas, necesitamos nutrirnos de ese alimento
que no perece. Nos dice Jesús "Mi comida es hacer la voluntad del que Me envió y
llevar a cabo Su obra” y también nos dice “No trabajen por la comida que se acaba,
sino por la comida que permanece y que les da vida eterna. Ésta es la comida que
les dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él”.
Una nueva oportunidad para seguir nuestro camino hacia Belén y por tanto no
nos podemos detener. Nuestro propósito llegar a la meta, aunque en ese
itinerario haya momentos de frío, soledad, incomprensión o sencillamente haya
fragilidades; por ello hay que prepararse con un buen vestido, un buen abrigo que
proteja tu cuerpo y qué nos haga vigorosos ante las realidades de este mundo. Sin
embargo, debemos dar el Salto de lo netamente físico o individual; El vestido
también debe hacer parte de un solo edredón que proporcione calor humano, que
recobremos la dignidad, que cubra las fragilidades y El ejemplo más claro es el de
una colcha de retazos, este es un elemento muy sencillo en el cual se unen
pequeños retazos de tela para qué, uno a uno, se vaya entretejiendo y se vaya
hilando con sentimientos de cariño, de paciencia, cercanía, afecto, apoyo,
responsabilidad, de cercanía, de comprensión, de compartir.
A continuación, como signo vamos a poner en la cuna del niño Dios los pequeños
pedazos de tela que tenemos dispuesto. Todos decimos “Cúbrenos Señor con el
manto de Tu amor”.
DÍA SÉPTIMO
SIGNO: CASA
Después de ver tantas puertas cerradas, y otras cerrarse, una queda abierta, la
menos esperada, pero nos brinda lo que buscamos, una buena acogida, una buena
atención, un lugar de descanso para recargar fuerzas, es escuchar al mismo Dios
que nos dice: “entra y alégrate conmigo” Mt 25,2.
¿Cuál es esta casa que nos permite entrar a morar en ella? El evangelista Mateo
nos enseña al respecto: “luego entraron en la casa, y vieron al niño con María, su
madre; y arrodillándose le rindieron homenaje” Mt 2, 11. La Iglesia es la casa de
Jesús con las puertas abiertas siempre para todos, dice el Papa Francisco; Dios
siempre ha querido estar en medio de su pueblo, somos nosotros quienes tomamos
la decisión de ir al lugar donde sabemos que Él habita, soy YO quien decido
acercarme o alejarme de Él, de su casa, de su presencia, pero Él siempre está en
su casa, con las puertas siempre abiertas de par en par para darnos acogida a
cualquier hora del día.
Hoy tal vez nuestra familia se encuentre como la familia de Nazaret, cansada por
el camino recorrido, en el que se ha superado muchos obstáculos, se han
alcanzado logros, porque este año no fue del todo malo, en él hemos ganado, pero
las fuerzas se acaban, y aunque la meta se alcanza a vislumbrar creemos no
poder alcanzarla porque los dolores y sufrimientos normales de la vida llegan, la
impotencia aflora, no tenemos claro qué y cómo hacerlo, muchas situaciones se
salen de las manos.
Conviene entonces que en este octavo día de la novena pensemos en ese qué, pues
cada miembro de la familia por pequeño que sea tiene algún detalle para brindar,
de la misma manera como seguramente lo hizo José, pues no solo le dio el detalle
de la compañía sino también las palabras de ánimo que salían cargadas de amor y
esperanza de su corazón; así mismo, María golpeada por los dolores y
sufrimientos de largo camino tuvo el detalle de la sonrisa y los gestos de afecto
que también salían de noble corazón, de esta misma manera pidámosle al Señor
que nos de la gracia de brindar esos sencillos detalles que salen de lo más
profundo de cada uno y se hacen grandes a la hora de compartirlos.
“Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo. Señor, te damos
gracias.
Gracias Jesús por haberte hecho niño para salvarnos. Señor, te damos gracias.
Gracias Jesús, por haber traído al mundo el amor de Dios. Señor, te damos
gracias.
Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos amar
a los demás, Señor, te damos gracias.
Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que da más alegría el dar que el recibir, Señor,
te damos gracias.
Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que lo que hacemos a los demás te lo hacemos a
Ti. Señor, te damos gracias.
Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesús. María, te damos
gracias.
Gracias San José, por cuidar de Jesús y María. San José, te damos gracias.
Gracias Padre por esta Noche de Paz, Noche de Amor, que Tú nos has dado al
darnos a tu Hijo, te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que
dados por tu bondad vamos a tomar, y bendigas las manos que los prepararon, por
Cristo Nuestro Señor, Amén”.
¡Feliz
Navidad!