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02/08/2022 CDMX

PRIMER PARCIAL
NAYDELIN SANCHEZ
REALIZADO POR:

ANTROPOLOGIA
HERNANDEZ

FORENSE

1. RESUMEN
La Antropología Forense es el estudio de
asuntos médico-legales relacionados con
una persona fallecida, por medio de la
examinación y el estudio de los restos del
esqueleto para, entre otras cosas, tratar
de determinar la identidad de la persona,
la forma y las causas de su muerte.

INTRODUCCION
A partir de los restos esqueletizados, y en algunas ocasio-nes, momificados, se pretende
conocer la variabilidad biológica de los desaparecidos: sus características físicas, forma
del rostro, estatura, proporciones corporales, grado de robusticidad, su situación
nutricional, las principales enfermedades que afectaron su estado de salud y dejaron
huella en el hueso y las posibles causas de su deceso
El hueso como tejido y como órgano es afectado durante la vida del individuo tanto por
factores endógenos (desórdenes hemopoyéticos, metabólicos, endocrinos, enfermedades
infecciosas) como exógenos (traumas, marcas de estrés laboral, estrés nutri-cional,
factores culturales). Por tal razón, su estructura se modifica en el tiempo y en el espacio
de acuerdo al principio de la variabilidad filogenética (evolutiva), racial (ancestral),
sexual, ontogénica (durante su crecimiento y desarrollo), indivi-dual (según la intensidad
y tipo de actividad física) y cultural (de acuerdo a las prácticas culturales arraigadas)
ANTROPOLOGIA
La antropología estudia a la humanidad, sus sociedades del presente y del pasado, así como las diversas
culturas y formas de organización e interacción social que ha creado. Conoce y analiza la diversidad
étnica, los procesos de continuidad y cambio sociocultural, las formas de organización social y, en
general, todas las expresiones de la variabilidad humana. Incursiona en el conocimiento del proceso de
hominización y, en ese marco, analiza la co-evolución del Homo sapiens sapiens con otras especies
animales y su relación con el medio ambiente.
Es una disciplina que cuenta con diferentes campos de conocimiento o áreas de especialización que se
han venido desarrollando durante más de un siglo. En este periodo se ha caracterizado por estar en
continuo debate y generación de nuevos conocimientos, lo que le ha permitido abonar al entendimiento y
comprensión de las sociedades humanas, tanto del presente como en el pasado. En todo este tiempo,
también ha creado un amplio bagaje teórico y metodológico, gracias al cual, se ha distinguido de otras
ciencias sociales y naturales.
La antropología ha tenido un importante desarrollo a lo largo de los siglos XX y XXI. Desde su
consolidación, se interesó por conocer a las otras culturas y la interrelación entre el hombre y el medio
ambiente. A lo largo de este tiempo, se ha nutrido del trabajo empírico obtenido durante estancias
prolongadas en pueblos y comunidades diferentes a la sociedad y cultura del investigador, o bien, en el
meticuloso trabajo de reconstrucción arqueológica a partir de los restos materiales dejados por las
culturas y civilizaciones ya desaparecidas. El estudio de la alteridad y la obtención de información de
manera directa y de primera mano, ha sido una de sus características distintivas. Asimismo, ha
contribuido al estudio de los antepasados del género Homo y de otros primates vivos diferentes del
humano.
Aunque la antropología nació para estudiar a las culturas diferentes a la propia, a lo largo del siglo XX y
hasta el presente, su objeto de estudio se ha ampliado y diversificado. Ahora ya no sólo se estudia a
grupos y culturas ajenos, pues cada día avanza en el estudio de la cultura y la sociedad a la que pertenece
el antropólogo. Entre los temas y problemas de su interés antropológico se encuentran un cúmulo de
fenómenos sociales y culturales a los que el antropólogo se aproxima de una manera específica y propia
de la disciplina, donde el trabajo etnográfico, la excavación arqueológica y la observación participante
constituyen sus principales herramientas. Así, el antropólogo aporta al conocimiento de los procesos de
identidad colectiva, tales como las identidades étnicas, nacionales o religiosas y otras expresiones de
identidad social. Asimismo, analiza diversas formas de organización social y busca explicar las
estructuraciones en torno a la desigualdad social originada por las distinciones de clase, etnia, género y
nación. La antropología también estudia los sistemas jerárquicos, sea en sociedades con o sin Estado, así
como la manera en que las jerarquías y relaciones de poder se relacionan con los procesos políticos
contemporáneos. De igual forma, incursiona en el estudio de las migraciones internas e internacionales,
las relaciones entre cultura y poder, la familia y sistemas de parentesco; y el papel de los objetos en la
reproducción social, entre otras cosas.
HISTORIA DE
LA
antropologia
EN AMERICA LATINA
Las severas medidas socioeconómicas introducidas en América Latina en la década del 60 bajo el
auspicio de las trasnaciona-les, generó una masiva oleada de rechazo a través de fuerzas de oposición
organizadas legalmente y también de grupos armados. La presión de estos últimos condujo en muchos
países a instituciona-lizar la práctica de la desaparición forzada contra los grupos opositores. En
Guatemala a partir de 1966 tomó un carácter masivo, extendiéndose posteriormente a Argentina,
Chile, Colombia y otros países centroamericanos. La gravedad de la situación conllevó a que la
Asamblea General de las Naciones Unidas emitie-ra en 1978 la resolución 33/173, por la cual, se solicitó
a la Comisión de Derechos Humanos la investigación de estos hechos, produciéndose en 1980 la
conformación del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias (Cohen, 1992). En
1975 la figura de la desaparición forzada comienza a utilizarse regularmente en la Argentina durante
el gobierno de María Estela Martínez de Perón contra los grupos Montoneros y otras organizaciones
democráticas, pero adquiere un viso dramáti-co a partir de 1976 cuando se generaliza durante los
regímenes militares, llegando a alcanzar un incremento del 1 000% (Cohen, 1992:26). En 1977 se
establece la organización Madres de Plaza de Mayo, cuyos pañuelos 17 blancos cubriendo las cabezas
de las madres de los desaparecidos se convirtieron en símbolo nacional de protesta contra la
represión militar. Posteriormente se establece en 1983 la Comisión Nacional sobre Desaparición de
Personas (CONADEP), organismo encargado de investigar la situación de los millares de desaparecidos
argentinos. En este contexto la expe-riencia norteamericana se extendió a la Argentina gracias a la
colaboración entusiasta y comprometida de Clyde Collins Snow, auspiciado por la American
Association for the Advancement of Science Human Rights Program (AAAs). En 1986 su iniciativa se
materializa con la conformación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), integrado por
jóvenes antropólogos, arqueó-logos y médicos. Las investigaciones forenses de este grupo tenían dos
objetivos fundamentales: "entregar los restos a los familiares de la persona desaparecida y aportar
pruebas a las causas judiciales entonces pendientes contra los militares acusados de violar los
derechos humanos" (Cohen, 1992:152). Estas investigaciones jugaron un papel importantísimo en la
denuncia de la desaparición forzada que produjo más de 10 000 víctimas durante los regímenes
militares. Las "Madres y Abuelas de Plaza de Mayo" contaron con apoyo científico en la búsqueda de
sus familiares desaparecidos. Posteriormente la experiencia de este equipo forense sin ánimo de lucro
se extendió a países vecinos, tales como Bolivia, Brasil, Venezuela, Guatemala, El Salvador. En
Colombia motivó a su vez la formación de un grupo forense univer-sitario, integrado por docentes de
la Universidad Nacional (Ciencias Humanas, Ciencias, Odontología, Medicina y Arte) y en Chile la
integración del Grupo de Antropología Forense (GAF). En 1992 la American Association for the
Advancement of Sciences (AAAs) Human Rights Program convocó en ciudad de Guate-mala a varios
integrantes de Estados Unidos, Argentina (EAAF), Chile (EGAF), Colombia y de Guatemala con el fin de
establecer en este último país un equipo forense, realizar algunas exhumaciones e integrar a los
colegas latinoamericanos. Posteriormente se efectuaron exhumaciones en El Salvador en donde
recibieron entrenamiento algunos funcionarios judiciales de ese país
IDENTIDAD BIOLOGICA Y DERIVADOS
inicialmente se identifica la biología general del individuo que lo vincula en calidad de miembro de una población, con un sexo específico,
una edad determinada, un patrón racial y características físicas detalladas (estatura, proporciones corporales), en lo que se denomina la
cuarteta básica de la identificación. Posteriormente se procede al diagnóstico de la biología individual de la persona, que incluye las
anomalías óseas, patologías, estado de salud-enfermedad, hábitos de lateralidad y si el cráneo se encuentra en perfecto estado se puede
elaborar una reconstrucción facial del rostro del individuo.

DETERMINCION DE LA EDAD
en su rama forense se utiliza el método de reconstrucción biológica, denominado recons-trucción paleoantropológica cuando hace referencia
a material óseo prehispánico o prehistórico. El método de reconstrucción biológica es de carácter analítico, comparativo y complejo, y consiste
en el conjunto de operaciones de carácter científico, encaminadas a la reconstrucción más completa posible de las particularidades biológicas
de los individuos y de su conjunto, recurriendo a sus restos óseos en calidad de fuente de informa-ción. En tanto que estos rasgos se
encuentran en dependencia del medio ambiente biogeográfico y cultural en que se desarrollaron las poblaciones, es importante
contextualizar la 35 reconstrucción biológica en el marco de los procesos sociales y ambientales de su entorno (Alexeev, 1979). Ultimamente
con el entrenamiento que en Estados Unidos y otros países ha recibido el personal forense sobre la identificación de la biología general de la
víctima (sexo, edad, raza, estatura), el papel primordial del antropólogo forense se ha centrado en la reconstrucción de la biografía individual
biológica de la persona, relacionada con anomalías, patologías, estado de salud-enfermedad, hábitos de lateralidad, estimación de la posible
ocupación profesional, la reconstrucción del rostro (Iscan, 1981). La detección de las patologías y traumas ante-mortem permiten reconstruir
tanto las causas de la muerte, como las circunstancias en que ocurrieron. Estos últimos aspectos son de vital importancia para el peritaje
médico-legal. El método de reconstrucción biológica posee tres niveles de análisis: 1- individual, 2- intragrupal, en el seno del grupo, 3-
intergrupal, comparación efectuada entre varios grupos. La estimación de la edad es la primera y más complicada operación que se ejecuta en
el método de reconstrucción biológica o paleoantropológica. Con este fin, se utiliza no un rasgo en particular sino el conjunto de
características orientadoras de la edad, subrayando el hecho de que se refiere a la edad biológica y no a la cronológica; es decir, tiene en
cuenta el estado de formación y consolidación del tejido óseo y dental. Este aspecto se encuentra influido por distintos factores, entre ellos la
actividad física del individuo y el estado de salud-enfermedad que inciden primordialmente, además de las diferencias sexuales y raciales.
Desde el nacimiento hasta la adolescencia, la edad se puede diagnosticar con gran aproximación mediante la observación de la forma y el
estado de metamorfosis de los centros de osificación, la formación y erupción dental y la progresión en el cierre epifisial, como también, por
la longitud de los huesos largos (Krogman, Iscan, 1986; Iscan et al., 1989; Ubelaker, 1989). En los métodos macroscópicos las costillas
esternales por su posición y función constituyen un sitio particular excelente para la observación de la metamorfosis 36 durante la vida del
individuo. La unión costo-condral se localiza en un lugar relativamente estable, poco sujeto a efectos de locomoción, embarazo, parto y peso
de la persona; estos procesos sí afectan el diagnóstico a partir de la sínfisis púbica, la superficie auricular del ilion y de los huesos largos
(Iscan, Loth, 1989: 27-29). La región sacro-ilíaca en sus superficies articulares del ilion y sacro evidencia pocas diferencias sexuales hasta la
pubertad, a partir de la cual se acentúa el proceso de anquilosamiento en las mujeres por la acción de los partos y la locomoción, más que en
otras regiones del cuerpo. Recientes estudios llevados a cabo por Angel y colaboradores (1986; citado por Iscan, Loth: 1989: 31) evidencian que
los estándares originales desarrollados por Todd (1920) y McKern-Stewart (1957), no son efectivos para los individuos masculinos
contemporáneos. Por tal razón, Katz y Suchey (1986) elaboraron unos estándares apropiados a las muestras masculinas. Finalmente, en virtud
de la amplia variabilidad sexual, racial y profesional, los diagnósticos de edad basados en las suturas craneales y la atrición dental se aceptan,
bien como un "indicador sugestivo, azaroso e irreal", de "poco uso" o simple-mente como uno de los elementos constitutivos del método
comple-jo, útil "cuando se usa conjuntamente con otros indicadores de edad en el esqueleto" (Meindl, Lovejoy, 1985). No obstante, su
aplicabilidad no hay que desestimarla pues en los casos en que disponemos solamente del cráneo -que se presenta con gran fre-cuencia- su
utilidad se evidencia por la unicalidad de la fuente de información para el diagnóstico de la edad. El radiografiado a pesar de su utilización
práctica desde la introducción del aparato de rayos X y de existir excelentes estudios auxológicos, se usa con menos frecuencia en la determi-
nación de la edad pues requiere de un entrenamiento especializado para interpretar las radiografías, además, existen dificultades en la
estandarización de los filmes y los costos que implica la obtención y utilización de los equipos (Krogman, Iscan, 1986; Walker, Lovejoy, 1985).
Walker y Lovejoy (1985) encontraron en un estudio comparativo de varios huesos que la clavícula representa el mejor hueso para la
estimación de la edad sin importar el sexo. A pesar de estas dificultades es aplicable en los casos en que los restos se encuentren
fragmentados e incompletos. 37 El análisis microscópico de la edad, denominado también análisis histomorfométrico mediante el conteo de
los osteones en secciones delgadas de hueso, es más complicado y presenta una serie de dificultades, entre las que tenemos la destrucción de
los huesos largos para la extracción de los cortes, al igual que la carencia de equipo y personal entrenado (Stout, 1989). A pesar de estos
inconvenientes es de gran utilidad cuando los restos están muy fragmentados y es difícil estimar la edad macroscópica-mente. En Odontología
forense se le conoce gracias a los estudios de G. Gustafson
. El análisis de la periodontosis, la aposición de dentina secundaria, la formación del cemento, la reabsorción y trasparencia
radicular de los dientes se emplean en calidad de indicadores de edad (Kilian y Vlcek, 1989). A. Individuos infantiles y juveniles
1. Sinostosis de los centros secundarios de osificación La estimación de la edad es más probable de ser exacta cuando se
trata de restos esqueléticos de personas que no han alcanzado su madurez biológica o de adultos jóvenes. No obstante, la
evalua-ción de los períodos ontogénicos iniciales dista de ser completa, pues en su mayoría los períodos de osificación y de
formación y erupción dental se han elaborado a partir de muestras norteamericanas y europeas, cuyo grado de
aplicabilidad a poblaciones latinoamericanas aun no se ha estimado. Otros factores como el clima y el régimen alimenticio
pueden incidir en las velocidades de unión epifisiaria. Por otra parte, las edades varían entre distintas poblacio-nes y ambos
sexos. La osificación es más temprana en las niñas que en niños, con un margen que oscila entre los dos a seis años. Dentro
del mismo esqueleto algunos huesos y algunas epífisis se cierran en distintos períodos. Así, el fémur crece principalmente a
expensas de la epífisis distal, mientras que la proximal es poco activa. Por el contrario, el húmero crece gracias a su extremo
proximal. Los huesos del antebrazo crecen básicamente hacia la muñeca, mientras que la tibia y el peroné crecen por igual
hacia la rodilla y el tobillo. Los huesos carpianos de la mano y los tarsianos del pie crecen continuamente de afuera 38 hacia
el centro (Tanner, 1986:49). La madurez biológica se alcanza inicialmente en el tobillo y en la cadera; se continúa con la rodilla
y el codo y finaliza con el hombro y la muñeca
Los esqueletos también pueden suministrar
información sobre aspectos específicos de la dieta
alimenticia y el grado de contaminación ambiental.
El análisis de elementos de traza puede indicar
cambios temporales específicos en la dieta. Así, por
ejemplo, el zinc (Zn) es un indicador de consumo
de proteína animal; el estroncio (Sr) documenta
sobre el consumo de plantas; otros elementos
como el aluminio (Al), el sodio (Na) y el plomo (Pb)
indican polución ambiental, diagénesis y diferencias
metabó-licas (Buikstra et al., 1987). En las
sociedades con jerarquiza-ción sexual se ha
encontrado mayor proporción en contenido de
zinc en los esqueletos masculinos, sugiriendo
mayor consumo de proteína animal en
comparación con la población femenina.

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