AR 2022 Sábado PM - Busquen La Paz (TRANSCRIPCIÓN)
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AR 2022 Sábado PM - Busquen La Paz (TRANSCRIPCIÓN)
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2 PEDRO 3:14
Sábado Mantengámonos
“sin mancha, sin defectos
y en paz”
Tarde
1:35 Video musical
1:45 Canción 29
1:50 pm
SERIE DE DISCURSOS:
Harold Corkern
Ayudante del Comité de Publicación
Así que tuvimos que quitarnos la vieja personalidad. Pero, una vez que nos la
quitamos, hay que evitar ponérsela otra vez. Por eso, en el versículo siguiente, en
el versículo 23, Pablo nos dice algo que debemos hacer:
Como la vieja personalidad tiene características que pueden destruir la paz, es muy
importante que no volvamos a ponérnosla. En esta serie de discursos veremos
Proverbios 27:2 — “Que te alabe otro, no tu propia boca; que lo haga otro,
no tus propios labios”.
Cuando nos alabamos, estamos siendo orgullosos y damos a entender que estamos
por encima de los demás. Puede que algunos presuman de sus logros, incluso del
éxito que tienen en el ministerio. Esto pasó en el siglo primero. Pablo le escribió a
la congregación de Corinto porque los hermanos estaban teniendo desacuerdos y
estaban perdiendo la paz. ¿Y por qué? Bueno, algunos se habían llenado de orgullo
o mostraban favoritismo a algunos hermanos, como a Pablo, a Apolos o a Cefas.
Estaban demasiado pendientes de sí mismos y de otros hombres. ¿Podría pasarnos
algo así? Imaginemos a unos hermanos que están hablando, y uno de ellos dice:
“Después de intentarlo mucho y de orarle mucho a Jehová, por fin comencé un
curso de la Biblia”. Pero, justo después, otro hermano del grupo dice todo
orgulloso: “Pues yo dirijo cuatro cursos. Dos están yendo a las reuniones y uno se
va a bautizar muy pronto”. ¿Verdad que decir eso podría destruir la paz?
Recordemos: cuando presumimos no estamos imitando a nuestro padre, “el Dios
de la paz”. ¿A quién imitamos? 1 Juan 2:16 dice que la ostentación de las cosas
que uno tiene no proviene del Padre, sino que proviene del mundo. ¿Y verdad que
el mundo está lleno de personas que siempre están presumiendo? Esto lo vemos
Clara: ¡Abuelita!
Abuelita: Hola, Clara, cariño. Lo siento muchísimo.
Clara: No pasa nada. Yo te ayudo. ¡Ay! ¿Cómo estás?
Abuelita: Bien, pero lo siento tanto… [Se le cayó el
plato de comida a la abuela]
Clara: Pobrecita, voy a recoger esto.
Abuelita: Gracias.
Hola a todos, soy Clara, de Happy Jewels, con más ideas para
tu look natural y elegante. A mis nuevos seguidores,
bienvenidos. Y gracias a todos por suscribirse a mi canal. Hoy
les quiero mostrar este juego de accesorios superlindo. Como ven, para estos elegí
un tono pastel que combina muy bien con todo.
¿Estaba la hermana del video presumiendo de lo que no debía? No. En realidad,
Clara era una hermana humilde que cuidaba de su abuela con mucho cariño y
paciencia. Pero ¿se fijaron? ¿Oyeron la manera en la que anunciaba sus productos
de joyería en las redes sociales? Clara dijo: “Si te ves así de bien, te sentirás genial”.
Pero a la otra hermana no le gustó nada. Sintió que Clara estaba presumiendo.
La malinterpretó. Este video nos recuerda que debemos pensar en lo que
podríamos dar a entender con nuestras palabras y acciones.
1 Corintios 4:7 — Pues ¿quién hace que tú seas diferente a los demás? En
realidad, ¿qué tienes tú que no hayas recibido? Entonces, si lo recibiste, ¿por
qué vas presumiendo como si no lo hubieras recibido?
¿Qué nos enseñan estas palabras? En vez de presumir de nuestros logros,
queremos darle a Jehová todo el mérito por las cosas que hacemos. Algunas
personas se sienten orgullosas de su aspecto físico, su popularidad, su dinero, su
posición social, su fuerza física, su talento musical… Pero pensemos en David. Él
era rey de Israel y tenía todas estas cosas. Aun así, nunca presumió, nunca se
volvió una persona orgullosa. Siempre fue humilde. ¿Por qué? En Salmo 113:5-8,
David le da todo el mérito a Jehová. Dijo, hablando de sí mismo, que Jehová se
había agachado para levantar “al humilde”, para alzarlo y “sentarlo con nobles”. Y,
siempre que tenía la oportunidad, David les decía a los demás: “Alaben a Jehová,
¿Qué quiere decir eso? Que nos llena de orgullo tener el privilegio de conocer al
Dios verdadero y tener la oportunidad de que él nos use para cumplir su propósito.
Algo que también nos ayudará a evitar presumir de lo que no debemos es
no hablar tanto de nosotros mismos, sino hablar de las bonitas y excelentes
cualidades que tienen nuestros hermanos. Las personas humildes no presumen de
lo que ellas hacen. Más bien, dirigen la atención hacia los demás y se fijan en
cómo Jehová bendice y usa a otros en su servicio. Si hacemos eso, habrá paz y
felicidad en la congregación. Por eso, hermanos, sigamos esforzándonos al
máximo y evitemos presumir de lo que no debemos. ¿Cómo? Dándole a Jehová las
gracias, la honra y la alabanza por nuestros logros y elogiando a nuestros hermanos
y hermanas por sus bonitas cualidades y por todo lo que están haciendo en el
servicio a Jehová. Si lo hacemos, seguiremos disfrutando de esa paz tan valiosa que
tenemos con Jehová y con nuestros hermanos.
El hermano Seth Hyatt, ayudante del Comité de Servicio, presentará el siguiente
discurso de esta serie, “Evitemos las cosas que destruyen la paz: La envidia”.
Seth Hyat t
Ayudante del Comité de Servicio
1. ¿QUÉ ES LA ENVIDIA? ¿Lo sabe? Es muy importante que sepamos identificar los
síntomas de la envidia. ¿Por qué? Porque la envidia es una forma de odio y es
enemiga de la paz. Si no luchamos contra ella, podríamos llegar a morir en
sentido espiritual.
La Biblia nos enseña que la envidia tiene dos síntomas. El primero quizás es el más
conocido. Una persona envidiosa quiere lo que otra persona tiene. El segundo
síntoma hace que la envidia sea especialmente peligrosa. La persona envidiosa
no solo quiere lo que otro tiene; también quiere que la otra persona lo pierda.
Veamos un ejemplo. En el siglo primero los líderes religiosos judíos envidiaban a
Jesús porque a la gente le encantaba pasar tiempo con él. Jesús trataba a las
personas, incluso a las más pobres, de una manera muy respetuosa. Y por eso la
gente lo quería. Los líderes religiosos lo envidiaban. Pero, en vez de esforzarse por
cambiar y tratar mejor a la gente, atacaron verbalmente a Jesús haciendo lo posible
por acabar con su buena reputación. Difundieron calumnias sobre él. No solo
querían lo que Jesús tenía; tampoco querían que Jesús lo tuviera. Con razón la
envidia está en la lista de las obras de la carne que aparece en Gálatas 5:21. Es un
sentimiento muy peligroso que tenemos que evitar.
Pero seguramente usted piense: “Yo nunca desearía algo con tantas ganas como
para hacerle daño a alguien con tal de conseguirlo”. Pero, como somos
imperfectos y el corazón es traicionero, sin darnos cuenta, podríamos hacernos
envidiosos.
¿Vieron lo que pasó? Bueno, Emily estaba empezando a sentir envidia. ¿Se fijaron
en que estaba cuestionando los motivos de Clara? Es más, estaba diciendo cosas
que podrían manchar su reputación. Esto podría pasarnos a nosotros. Por eso,
hermanos, ¿qué podemos hacer para luchar contra la envidia? Hay dos cosas que
son muy importantes: ser humildes y estar contentos con lo que tenemos. Veamos
lo que la Biblia dice sobre la humildad. Leamos, por favor, Filipenses, capítulo 2, y
empezaremos leyendo el versículo 3.
¿Qué es ser egocéntrico? Es pensar que uno es más importante de lo que en
realidad es. ¿Creen que los líderes religiosos del tiempo de Jesús, los hermanos de
José, Coré, Datán y Abiram eran egocéntricos? ¿Se creían más importantes de lo
que eran? Sin ninguna duda. Bueno, no olvidemos que esto también podría
pasarnos a nosotros.
Filipenses 2:3 — […] “Humildemente piensen que los demás son superiores a
ustedes” [o piensen que los demás son más importantes que ustedes].
Si tenemos esa actitud, será más fácil que hagamos lo que dice el versículo 4:
Filipenses 2:4 — Mientras buscan no solo sus propios intereses, sino también
los de los demás.
¿Se dieron cuenta de que Emily solo escuchó lo que le convenía? Y, cuando habló
con Jake, su esposo, solo le contó parte de la conversación. No le dijo que Celia
no le había dado su opinión sobre lo que Clara había publicado en las redes.
Además, Celia no la animó a decirle a Clara que dejara de publicar cosas, como le
dijo a su esposo. Nuestros hermanos merecen que les digamos la verdad, pero
Emily no hizo eso, ¿no es cierto? No fue honesta, y eso es algo que puede hacer
mucho daño, como veremos más tarde. Por eso, Jehová quiere que evitemos la
falta de honradez, porque destruye la paz. Jehová quiere que siempre digamos la
verdad, incluso en cosas pequeñas.
Ahora, ¿cuáles son las consecuencias de la falta de honradez? Como vimos antes
en el relato de Labán y Jacob, podríamos romper nuestra paz con los demás. Y,
como Jehová odia la falta de honradez, podríamos romper nuestra paz con él, con
Jehová. Por otro lado, ¿cuáles son algunos beneficios de ser honestos? Aunque en
el momento pudiera parecernos que lo más fácil es no ser honestos, a la larga, ser
honrados nos ayudará a tener buenos amigos. Nuestros hermanos también aman la
paz y por eso desean tener amigos en los que puedan confiar. Y de esta manera
seremos como miembros de un cuerpo que nos pertenecemos unos a otros. Y, lo
que es más importante, tendremos la conciencia tranquila y estaremos en paz con
Dios. Por lo tanto, evitemos la falta de honradez, pues destruye la paz, y digamos
la verdad, incluso en cosas pequeñas. Queridos hermanos, Jehová sabe que somos
imperfectos y que hacer esto no siempre es fácil. Pero Jehová promete ayudarnos y
bendecir nuestros esfuerzos por ganarnos la confianza de nuestros hermanos y
mantener la paz.
Patrick LaFranca
Ayudante del Comité de Personal
1. ¿Habla usted de los demás? ¿No? Bueno, CADA VEZ QUE CONTAMOS ALGO
SOBRE ALGUIEN estamos hablando de los demás.
Como nos interesamos por otros, tal vez digamos: “Me tiene muy preocupado la
salud del hermano Luis” o “¿Escuchaste la experiencia que tuvo la hermana María
en la predicación?”. ¿Está mal que hablemos así de otros? No necesariamente. Aun
así, debemos tener cuidado. En 1 Timoteo 5:13 Pablo habló de la mala conducta
de algunas hermanas que eran chismosas y que se metían en los asuntos de otras
personas. No es necesario que sepamos todos los detalles sobre la vida de los
demás ni que se los andemos contando a otros. Por ejemplo, ¿qué pasaría si el
hermano Luis no quisiera que se supieran detalles sobre su problema de salud? Hay
que respetar la privacidad de los demás. O imagínense que, al contar la
experiencia de la hermana María, acabáramos diciendo: “Ya sabes cómo es ella,
siempre presumiendo de lo bien que le va en la predicación”. Hablar de forma
negativa de los demás podría transformarse en calumnia. Y calumniar es decir algo
falso sobre una persona con la intención de dañar su reputación.
2. Ahora vamos a analizar POR QUÉ LOS CHISMES PUEDEN ACABAR CON LA PAZ.
Imagine que usted contó un chisme sobre alguien y esa persona se enteró. ¿Qué
cara cree que tendrá cuando se la encuentre la próxima vez? Leamos juntos
Proverbios 25:23.
Igual que en Palestina el viento del norte traía nubes negras y lluvia, el chisme trae
malas caras. Porque si la persona se entera de que usted contó un chisme de ella,
cuando se la encuentre, verá que está triste o enojada. Habrá una tormenta y la
relación se enfriará. Claro, si eso ocurre, seguramente usted se sienta mal y pida
“Había una vez un hombre que estuvo diciendo mentiras del sabio del
pueblo. Con el tiempo, aquel hombre chismoso se dio cuenta de que había
actuado mal y fue a pedirle perdón al sabio. Le dijo que haría lo que fuera
necesario para corregir su error. El sabio le pidió solo una cosa. Le dijo al
hombre chismoso que tenía que tomar una almohada, romperla y esparcir
todas las plumas al viento. El chismoso se quedó extrañado por lo que el sabio
le pidió, pero decidió hacerlo. Luego volvió a ver al sabio. “¿Ya estoy
perdonado?”, le preguntó. “Primero tienes que ir a recoger todas las plumas”,
le respondió el sabio. “¡Eso es imposible! El viento ya las esparció por todos
lados”. Entonces el sabio dijo: “Recuperar todas esas plumas que esparciste es
igual de imposible que reparar el daño que causaste con tus palabras””.
Así es, cuando hablamos mal de alguien, ya no hay vuelta atrás. El daño ya está
hecho. Por eso nunca esparzamos plumas en el viento. Si esparcimos rumores,
podríamos llegar a dañar gravemente la paz de nuestra congregación. Encontramos
un ejemplo de esto en Hechos 21:20, 21. Los ancianos de la congregación de
Jerusalén le dijeron al apóstol Pablo que algunos judíos habían esparcido el rumor
entre los cristianos de origen judío de que las enseñanzas de Pablo eran apóstatas y
de que hablaba en contra de la Ley de Moisés. Obviamente, estaban tergiversando
los hechos. Pablo nunca habló de la Ley con falta de respeto; incluso iba a las
sinagogas y usaba las Escrituras Hebreas para razonar con la gente. Esos rumores
podían hacer que algunos cristianos judíos recién convertidos pensaran que Pablo
no respetaba la manera de Jehová de hacer las cosas, y esto podría haber acabado
con la paz de la congregación.
Jake: ¿Lo pueden creer? ¡Y es una precursora! ¿Qué clase de ejemplo está
poniendo?
Mary: ¿Y Emily ha dejado de seguirla?
Así que, antes de decir algo malo sobre alguien, tenemos que meditar. Eso
no significa que tengamos que estar mucho rato meditando, solo que pensemos un
poquito. ¿En qué podría haber pensado Jake para evitar repetir lo que su esposa
dijo sobre el video de Clara? Pudo haberse preguntado: “¿Es verdad lo que estoy a
punto de decir? ¿Es amoroso? ¿Es bueno? ¿Qué van a pensar Harry y Mary sobre
Clara si digo estas cosas negativas sobre ella?”. Otro principio que nos ayudará a
evitar el chisme es el que se conoce como la Regla de Oro, que encontramos en
Lucas 6:31. Jesús dijo:
Lucas 6:31 — También traten a los demás como les gustaría que los trataran a
ustedes.
Así que hay que mostrar empatía, hay que ponerse en el lugar de la otra persona y
preguntarse: “¿Cómo me sentiría yo si alguien dijera estas cosas sobre mí?”.
Para que se cuente un chisme, hace falta alguien que hable y alguien que escuche.
¿Está mal simplemente escuchar un chisme? Sí. Mire lo que dice Proverbios 17:4.
Proverbios 20:19 — […] No te juntes con los que disfrutan del chismorreo.
Así que, hermanos, hagamos todo lo posible por evitar el chisme. Si hacemos eso,
conservaremos la paz y la unidad en la congregación.
Kenneth Cook
Miembro del Cuerpo Gobernante
Las personas que tienen arrebatos de ira con frecuencia no obtendrán la salvación.
En Gálatas 5:20 se incluyen los “arrebatos de ira” entre “las obras de la carne” que
impedirían a una persona heredar el Reino de Dios. En el nuevo mundo no habrá
lugar para personas así.
2. Para entender por qué la ira descontrolada es tan grave, veamos CÓMO esta
PUEDE ACABAR CON NUESTRA PAZ Y LA DE LOS DEMÁS. Si no controlamos
nuestra ira, nos hacemos daño a nosotros mismos y también a los que nos
rodean.
En la siguiente ESCENIFICACIÓN, fíjese en lo que podría hacer que una persona
se dejara llevar por la ira.
¿Los dejó tensos este video? Si es así ya saben lo que puede pasar cuando no se
controla la ira. Ya hemos explicado lo que es la ira descontrolada y también hemos
visto sus consecuencias. La siguiente pregunta es:
Proverbios 25:28 — Como una ciudad invadida que no tiene muralla, así es el
hombre que no controla su genio.
En la antigüedad, las ciudades necesitaban murallas fuertes porque sin ellas podían
ser invadidas muy fácilmente. Eso mismo les pasa a los que no controlan su genio.
Cuando alguien pierde el control se vuelve vulnerable, y es más fácil que lo
Santiago 1:19 — Quiero que sepan, mis queridos hermanos, que todos deben
ser rápidos para escuchar, pero lentos para hablar y lentos para la ira.
Si le pedimos a Jehová que nos ayude a hacer estas cosas, a ser rápidos para
escuchar, lentos para hablar y lentos para la ira, él seguro que nos responderá.
Nos ayudará a ver el cuadro completo del asunto y a ser comprensivos. Así
podremos evitar la ira descontrolada. Pero una advertencia: para que logremos
evitar la ira, debemos elegir muy bien a nuestros amigos. Toda la ayuda que nos da
Jehová y todos los esfuerzos que hacemos no servirán de nada si los amigos que
tenemos son arrogantes, testarudos o se enojan con mucha facilidad. Por eso,
Proverbios 22:25 dice que no aprendamos a andar por los caminos de las personas
que tienen tendencia a la furia.
Bueno, hemos disfrutado de otra serie de discursos que nos ayudará a mantenernos
despiertos, a tener una buena conducta y a librarnos del castigo que muy pronto
recibirá este mundo malvado. Como hemos visto en estos discursos, debemos
esforzarnos mucho por evitar las cosas que destruyen la paz, como presumir de lo
que no debemos, la envidia, la falta de honradez, el chisme y, por último, la ira
descontrolada. Si nos cuesta poner en práctica alguna de las sugerencias para
fomentar la paz que hemos visto hoy, pidámosle a Jehová que nos ayude a cambiar
George W. Bush (Expresidente de Estados Unidos): Tenemos que sentar las bases
para la paz ahora. Queremos que nuestros hijos y nuestros nietos vivan en un
mundo pacífico.
Isaías 48:17, 18 — […] “Yo, Jehová, soy tu Dios, el que te enseña por tu propio
bien, el que te guía por el camino en que debes andar. 18 ¡Si tan solo prestaras
atención a mis mandamientos! Entonces, tu paz llegaría a ser igual que un río.
Los marineros llamaban a sus dioses. Pero Jonás sabía de dónde venía la tormenta.
Así que reconoció que lo que pasaba era culpa suya.
Jonás aprendió que Jehová siempre protege a los que confían en él y lo obedecen.
Si Jehová nos pide que hagamos algo, si él me pide que haga algo yo, si nos da
instrucciones, podemos estar seguros de que nos va a ayudar. La historia de Jonás
nos lo garantiza.
A pesar de todo esto, la gente seguía pensando que podía adorar a Jehová y a Baal
al mismo tiempo. Así que, cuando Josías ya era rey, comenzó una campaña contra
la idolatría.
Daniel: Oh, rey. Las interpretaciones vienen de mi Dios, Jehová. Él sabe qué
soñaste y lo que significa.
Nabucodonosor: ¿Y dónde está tu Dios? ¿Dónde?
Daniel: Yo creo que él… Yo sé que él me revelará tu
sueño. Por favor, dame tiempo.
ROBERT LUCCIONI
Como en el caso de Daniel y de Jonás, a nosotros
Ayudante del Comité también se nos ha dado la tarea de proclamar un
de Publicación mensaje. Y tenemos que ser valientes para hablar
Hace un rato vimos cinco cosas que destruyen la paz y que debemos evitar. Pero
¿qué podemos hacer si ya perdimos la paz? ¿Podemos recuperarla? Y, si es así,
¿cómo? Los invitamos a escuchar con mucha atención la siguiente serie de cuatro
discursos. El hermano John Ekrann, ayudante del Comité de Coordinadores,
comenzará con el discurso “ ‘Busque la paz y vaya tras ella’:
No se ofenda fácilmente”.
John Ekrann
Ayudante del Comité de Coordinadores
1 Pedro 3:11 — “Que se aparte de lo que está mal y que haga lo que está bien;
que busque la paz y vaya tras ella”.
Así que tenemos que ir tras la paz, y hacer eso requiere esfuerzo. ¿Les ha pasado
alguna vez que tenían un trozo de papel en la mano y se lo llevó el viento? Y,
cuando ya casi lo alcanzaban, se volaba de nuevo una y otra vez. Puede que
tengamos que esforzarnos mucho para recuperar el papel. Solo por quedarnos ahí
parados mirando cómo se va volando el papel no vamos a hacer que vuelva. Pues
la paz puede ser como ese papel. De repente, puede salir volando, y entonces
tenemos que ir tras ella o perseguirla para recuperarla. En esta serie de discursos,
veremos cuatro maneras de buscar la paz: no ofendiéndonos fácilmente, pidiendo
disculpas, estando dispuestos a perdonar y, por último, siendo prudentes al hablar.
Como somos imperfectos, es fácil juzgar mal a otros y ofendernos con facilidad.
Fíjense que dijimos “con facilidad”. Esto es importante. Tenemos que evitar sacar
conclusiones precipitadas sin tener todos los hechos. Incluso siervos fieles del
pasado se ofendieron con facilidad. ¿Recuerdan cuando Jesús y sus apóstoles
buscaron alojamiento en una aldea samaritana? Los samaritanos no quisieron que
se quedaran allí. Como vemos en Lucas 9:54-56, Santiago y Juan le dijeron a Jesús:
“Señor, ¿quieres que mandemos que baje fuego del cielo y acabe con ellos?”. Pero
En el siguiente VIDEO, fíjense en lo que ayuda a una hermana a pasar por alto
una ofensa.
Clara estaba muy enojada. Dio por hecho que estaba hablando mal de ella todo el
mundo.
Si nos pasa como a Clara y alguien nos hiere, ¿CÓMO PODEMOS EVITAR
OFENDERNOS FÁCILMENTE? Debemos detenernos y pensar. En Eclesiastés 7:9
encontramos un consejo muy bueno para situaciones como esta. Eclesiastés 7:9
dice:
Deberíamos seguir el consejo que le dio Celia a Clara: “Por favor, cálmate”.
En estos casos es importante pensar en lo que sabemos, pero también en lo que
no sabemos. Quizás solo sabemos lo que nos han contado, pero ¿sabemos todos
los detalles? Clara enseguida creyó lo que le habían contado. ¡Ni siquiera le
preguntó a Celia qué es lo que había dicho! O puede que sepamos lo que se dijo,
pero no con qué intención se dijo. Clara le preguntó: “¿Hablaste […] de mi
canal?”. Y, cuando Celia dijo que sí, Clara automáticamente pensó lo peor.
O quizás juzgamos mal a la persona que nos hirió. Eso fue lo que hizo Clara
cuando le dijo a Celia: “Eres tan mala como Emily”. ¡Y aún no había escuchado la
versión de Celia! Clara le dijo a Celia que ella era la madura, alguien a quien
admiraba. Aun así, enseguida la juzgó mal. Clara no se detuvo a pensar. No pensó
en lo que estaba diciendo. Quizás tenía un mal día. Sin embargo, Celia lo hizo
muy bien. Aunque Clara le habló mal, ella mantuvo la calma y la escuchó.
Mientras Clara le contaba que se sentía sola y que estaba cuidando de su abuelita,
Además, no tenemos por qué ofendernos por todo lo que los demás dicen o hacen;
ni pensar que tenemos que defendernos siempre de todo lo que digan de nosotros.
Si no, acabaríamos agotados. Y probablemente tendríamos muy pocos amigos. Así
que pasemos por alto las pequeñas ofensas. Ahora vayamos a Proverbios 19:11.
¿Qué puede ayudarnos? Ahí, dice:
¿Estamos dispuestos a pasar por alto las ofensas? Como leímos, hacerlo “es un
gesto hermoso”. Pero si no es posible y se trata de un asunto serio, tratemos de
solucionarlo a la manera de Jehová. Mostremos perspicacia, frenemos o
controlemos nuestra furia, detengámonos a pensar, escuchemos con paciencia y,
antes de ofendernos o tomar cualquier acción, asegurémonos de que sabemos los
detalles.
¿Recuerdan el papel que teníamos en las manos y que se llevaba el viento vez tras
vez? ¿Y si fuera un billete de 100 dólares? Seguro que haríamos todo lo posible
para ir tras él y recuperarlo, porque tiene mucho valor. Pues la paz con nuestros
hermanos es mucho más valiosa que cualquier billete. Cuando la paz con nuestros
Ralph Walls
Ayudante del Comité de Personal
En la Biblia, encontramos el relato de un hombre fiel, el apóstol Pablo, que nos
puso un buen ejemplo sobre pedir disculpas. El relato se encuentra en Hechos 23.
¿El contexto? Un comandante militar romano quería saber por qué los judíos
estaban acusando a Pablo. Así que llevó a Pablo ante los sacerdotes principales y
ordenó al Sanedrín, que era el tribunal supremo judío, que se reuniera. Cuando
leemos el relato de Hechos 23:1-5, nos impresiona ver el valor que mostró Pablo
para defender lo correcto. Pero fíjense también, mientras leemos el relato, en la
humildad que demostró. Hechos 23:1.
En el siguiente VIDEO, veremos cómo una hermana pone en práctica lo que dice
Tito 2:3-5 y aconseja a unas hermanas más jóvenes para que tengan buen juicio.
También veremos cómo una de las hermanas jóvenes evita más problemas y
fomenta la paz al ser humilde y disculparse.
La hermana más mayor pidió perdón, aunque no tenía culpa de nada. Y, además,
animó a las jóvenes a hacer las paces. Se necesita valor, humildad y determinación
para disculparse. Es interesante lo que dice aquí, en Filipenses 2:3.
Así que nuestro objetivo no es ganar una discusión, eso podría ser conflictivo. Y,
cuando hablamos con nuestros hermanos, no buscamos que nos digan que
nosotros tenemos la razón. Eso indicaría que somos egocéntricos o egoístas. Más
bien, como acabamos de leer en Filipenses, queremos ser humildes. Nuestra meta
es ir tras la paz. Aunque pensemos que la otra persona está siendo poco
razonable, debemos disculparnos. ¿Por qué es tan importante que lo hagamos?
Porque de esta forma Jehová aceptará nuestra adoración. Jesús dejó este punto muy
claro en Mateo 5:23, 24.
¿Qué mencionó él que era más importante que hacer un sacrificio? “Primero haz
las paces con tu hermano” y luego, cuando vuelvas, “presenta tu ofrenda”.
La expresión traducida aquí “hacer las paces” significa “reconciliarse”. De esto
aprendemos una valiosa lección: reconciliarse o hacer las paces va antes que los
sacrificios. Y es que la forma de tratar a nuestros hermanos influye directamente en
nuestra amistad con Jehová. Como muy bien dice 1 Juan 4:20…
1 Juan 4:20 — […] El que no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a
Dios, a quien no ve.
Por lo tanto, si nos damos cuenta de que hemos ofendido a un hermano, debemos
poner en práctica el consejo de Jesús. Debemos tomar la iniciativa e ir a hablar con
él. Quizás debamos reconocer que lo hemos herido. Quizás tengamos que
Leonard Myers
Ayudante del Comité de Redacción
Está claro que para estar en paz con los demás tenemos que estar
dispuestos a perdonar. Veamos dos ejemplos.
Ejemplo 1: Un padre y su hija adolescente no se llevan bien. Sus pequeñas
discusiones muchas veces terminan en gritos. La situación se pone tan difícil
que el padre la echa de la casa. Con el tiempo, ella se da cuenta de que tiene
la culpa y le pide perdón a su padre. Pero, en vez de dejar pasar sus errores, el
padre no quiere perdonarla. No está dispuesto a perdonar a su propia hija.
Estas palabras de Jesús se encuentran en Lucas 23:34. Tal vez se refería a los
soldados romanos que lo clavaron al madero y que no sabían realmente quién era.
O tal vez estuviera pensando en algunos de los que pidieron su ejecución pero más
tarde pusieron fe en él. ¿El punto? Jesús estuvo dispuesto a perdonar. ¿Con cuál de
estos ejemplos nos identificamos más? ¿Somos como Jesús, dispuestos a perdonar?
¿O a veces tendemos a ser como el hombre que no perdonó a su hija? Perdonar
no siempre es fácil. La imperfección ejerce mucha influencia en nosotros y, a
veces, nos impide ser compasivos. Cuando alguien nos hace daño, tal vez
tendamos a guardar resentimiento o rencor. Y puede que a algunos nos hayan
enseñado a no perdonar. No es de extrañar que estar dispuestos a perdonar y
buscar la paz sea tan difícil. Aun así, la Biblia nos anima a perdonar con
generosidad.
Analicemos ahora el ejemplo que nos dio Job sobre perdonar. Todos sabemos lo
que le pasó: perdió sus bienes y a sus 10 hijos, tuvo una enfermedad repugnante y
su mujer le dijo: “¡Maldice a Dios y muérete!”. Tres amigos suyos se enteraron de
lo sucedido y decidieron ir a consolarlo. Job 2:13 dice que, cuando llegaron, se
Job 42:8b — […] Mi siervo Job orará por ustedes. Les aseguro que aceptaré la
petición de él y no los trataré de acuerdo con lo tontos que han sido […].
¿Notaron? A pesar de todo lo que habían dicho de él, Jehová le pidió a Job que
orara por ellos. ¿Le dijo Job a Jehová: “Jehová, después de lo que me han hecho,
no pienso perdonarlos”? ¿Les guardaría rencor Job? Veámoslo. Versículo 9, parte b:
Job hizo lo que Jehová le dijo. ¿Qué pasó gracias a que Job fue leal y estuvo
dispuesto a perdonar? Versículo 10:
Job 42:10 — Después de que Job oró por sus amigos, Jehová acabó con el
sufrimiento de Job y le devolvió la prosperidad que había perdido. Jehová le dio
el doble de lo que tenía antes.
El relato sigue diciendo que Job tuvo otros 10 hijos, que vivió 140 años más, y el
versículo 17 dice:
Job 42:17 — Finalmente, Job murió satisfecho tras una larga vida”.
Al estar dispuesto a perdonar, Job recibió la bendición de Jehová y nos dejó un
buen ejemplo.
En el siguiente VIDEO de Celia y Clara, veamos por qué Clara finalmente decide
perdonar.
[Emely le manda un mensaje de texto a Clara. Luego la llama por teléfono y le deja
un mensaje de voz]
¡Qué bien razonó Celia con ella! ¿Recuerdan lo que le dijo a Clara para llegarle al
corazón? “Perdonar a alguien te da la oportunidad de imitar a Jehová. No dejes
El verbo griego para “perdonar con generosidad” se relaciona con una palabra que
se traduce como “bondad inmerecida” o “favor”. Cuando este verbo significa
“perdonar”, transmite la idea de hacerlo de forma altruista, generosa. Igual que
cuando le hacemos un regalo a alguien sin esperar nada a cambio. Jehová quiere
que perdonemos con generosidad, tal como él hace. ¿Recuerdan el final del
versículo? “Así que hagan ustedes igual”. Y si lo que nos hicieron no es grave,
pasémoslo por alto. 1 Corintios 13:5 dice que el amor “no lleva cuenta del daño”.
Y Proverbios 19:11 dice que “es un gesto hermoso” pasar “por alto una ofensa”.
Sin embargo, si pensamos que debemos hablar del tema con el hermano o la
hermana que nos ofendió, ¿cuál sería el mejor modo de hacerlo?
Si logramos arreglar las cosas, demos gracias a Jehová. Pero si no, sigamos
pidiendo a Jehová que nos dirija y buscando oportunidades para hacer las paces.
Cuando perdonamos de verdad, tomamos la firme decisión de no guardar rencor.
¡Y qué paz sentimos al hacerlo! Perdonar no significa aprobar una mala acción,
quitarle importancia o fingir que no pasó nada. Si se nos ha tratado injustamente y
Así que, hermanos, ¿qué queremos llevarnos de este discurso? Estarán de acuerdo
en que a veces es muy difícil perdonar. Pero no seamos como el hombre del que
hablamos al principio, que no perdonó ni a su propia hija. Sigamos el ejemplo de
Jehová, Jesús, Job y Clara, y estemos dispuestos a perdonar. Recuerden, perdonar a
alguien nos da la oportunidad de imitar a Jehová. No dejemos pasar esa
oportunidad. Así que vayamos tras la paz estando dispuestos a perdonar.
Gerrit Lö sch
Miembro del Cuerpo Gobernante
¿Por qué resulta tan difícil ser prudentes al hablar? Porque tenemos
que luchar con una fuerza muy poderosa. ¿Qué fuerza? La imperfección. La lengua
tiene mucho poder. Puede hacer mucho bien, pero, por culpa de la imperfección,
también puede causar mucho dolor. Esta idea se expresa muy bien en el libro de
Proverbios. Por ejemplo, Proverbios 12:18 dice lo siguiente:
Proverbios 12:18 — Las palabras dichas sin pensar son como los golpes
de una espada, pero la lengua de los sabios cura las heridas.
Las palabras tienen poder, así que debemos tener cuidado con lo que decimos y
cómo lo decimos. Es posible que todos recordemos alguna ocasión en la que
alguien nos habló mal y nos hizo mucho daño. Pero unas palabras bien pensadas
pueden curar un corazón herido y recuperar una amistad. Como somos
imperfectos, a todos nos resulta difícil controlar lo que decimos. Esto también le
pasaba a Santiago, un discípulo del siglo primero. En el tercer capítulo de la carta
que escribió, él reconoció humildemente que esto es un desafío para todas las
personas. Veamos lo que él escribió en Santiago 3:3-6, 8. Y ahora el versículo 8
dice:
Santiago 3:3-6, 8 — Cuando a los caballos les ponemos frenos en la boca para
que nos obedezcan, también dirigimos todo su cuerpo. 4 Fíjense también en los
barcos: aunque sean muy grandes y los impulsen vientos fuertes, son dirigidos
con un pequeño timón y van adonde quiera ir el que está al timón. 5 Lo mismo
pasa con la lengua: aunque es una pequeña parte del cuerpo, hace grandes
Isaías 61:1 — El espíritu del Señor Soberano Jehová está sobre mí, porque
Jehová me ungió para anunciarles buenas noticias a los mansos. Me envió para
vendar a los que tienen el corazón destrozado, para proclamar libertad a los
cautivos y anunciar que los ojos de los prisioneros serán abiertos por completo.
Mateo, en su Evangelio, aplicó las palabras de Isaías 42:1-3 a Jesús. En Mateo
12:20 dijo:
De estos versículos aprendemos una lección importante. Jesús reconoció que la
lengua tiene mucho poder: poder para herir y poder para sanar. La Atalaya del 15
de febrero de 2015, página 13, párrafo 11, dijo lo siguiente —cito textualmente—:
“Las palabras y acciones de Jesús dieron testimonio de su buen juicio”. ¿Podemos
esforzarnos por imitar mejor a Jesús? Entonces, ¿qué haremos la próxima vez que
nos surja la oportunidad de hablar con prudencia, y así usar bien nuestra
capacidad de hablar?
En el siguiente VIDEO, fíjense en lo beneficioso que puede ser hablar con
prudencia.
Proverbios 15:1 — Una respuesta amable aparta la furia, pero una palabra
hiriente provoca la ira.
Y el 14 dice:
1 Tesalonicenses 5:14— Por otra parte, hermanos, les rogamos que adviertan a
los indisciplinados, consuelen a los deprimidos, apoyen a los débiles y sean
pacientes con todos.
La verdad es que incluso los siervos fieles de Jehová a veces sufren depresión.
¿Cómo los podemos ayudar? Podemos elogiar con sinceridad alguna de sus
cualidades para que vean lo valiosos que son para Jehová. Mostrémosles textos
bíblicos animadores que demuestren claramente que Jehová se preocupa
muchísimo por “los que tienen el corazón destrozado” y “están hundidos en el
David Splane
Miembro del Cuerpo Gobernante
Salmo 133:1— ¡Miren qué bueno es y qué gusto da que los hermanos vivan
juntos en unidad!
¿Verdad que estamos de acuerdo con estas palabras de David? Hablando de David,
él sabía lo valiosa que es la unidad. Recordemos que, a lo largo de su vida, hubo
muchas ocasiones en las que él no vio unidad. Tanto al principio como al final de
su reinado vivió guerras civiles, justo lo opuesto a la unidad. Alguien podría pensar
que debió haber sido fácil para los israelitas estar unidos. Después de todo, tenían
las mismas raíces, todos eran descendientes de Abrahán, hablaban el mismo
idioma, el hebreo. Además, tenían antecedentes sociales parecidos. Sus
antepasados fueron esclavos en Egipto, así que ninguno de ellos tenía razones para
presumir de su origen. Aun así, los israelitas buscaron razones para odiarse unos a
otros. El primer rey de Israel era benjaminita. El segundo rey era de Judá. Y eso fue
razón suficiente para empezar una guerra en Israel.
Saltemos ahora al siglo primero. La unidad es tan importante que Jesús pensó en
ella la noche antes de morir. ¿Lo recuerdan? Le pidió a su Padre que sus discípulos
fueran uno, así como él y su Padre son uno. Pero eso no iba a ser sencillo, ¿por qué
lo decimos? Desde un punto de vista humano, no había razones para que los
cristianos estuvieran unidos. A diferencia de los israelitas, ellos no tenían un
antepasado común, no hablaban todos el mismo idioma y sus antecedentes
sociales eran muy diferentes. Piénsenlo: los primeros cristianos eran judíos o judíos
prosélitos. A ellos les habían enseñado que los gentiles eran impuros, no debían
entrar en la casa de un gentil, y mucho menos predicarle. Pero los cristianos
gentiles venían “de todas las naciones que hay bajo el cielo”. La mayoría
no conocía el idioma hebreo ni las Escrituras Hebreas. Habían adorado a dioses
falsos. Algunos habían estudiado en lugares como Atenas, Alejandría y otras
Efesios 4:3-6 — Hagan todo lo posible por mantener la unidad del espíritu
mediante el vínculo de la paz. 4 Hay un solo cuerpo y un solo espíritu, así como
hay una sola esperanza a la que han sido llamados. 5 Hay un solo Señor, una
sola fe y un solo bautismo. 6 Hay un solo Dios y Padre de todos […]
Ahora bien, ¿a qué nos referimos con estar unidos? Estar unidos no significa que a
todos tengan que gustarnos las mismas cosas o que debamos pensar igual. Hay
margen para una variedad de gustos y opiniones. Podemos ver esa variedad en este
programa. No todos llevamos el mismo tipo de traje o las corbatas del mismo
color. ¿Y qué hay de usted? ¿Cuál es su color favorito?, ¿su comida favorita? y ¿su
mascota favorita? En la organización de Jehová hay amantes de los perros y
amantes de los gatos. Y no a todos nos gusta la misma raza de perro o de gato.
¿Alguna vez ha visitado a alguien que tiene una mascota que para él es lo más
bonito del mundo? Y usted, al verle la cara, se preguntó “¿Cómo a alguien le puede
gustar algo tan feo?”. ¡Pues al dueño sí! Somos diferentes, y las mascotas agradecen
mucho eso. La variedad que vemos hoy en el pueblo de Dios seguirá existiendo en
el nuevo mundo. A Jehová le encanta la variedad. ¿Cuántos colores hay? ¿Cuántas
especies de plantas, aves y animales hay? En la creación encontramos cosas
sencillas y complejas, simples y sofisticadas, dulces y amargas, ásperas y suaves.
✴ En algunas culturas, hay familias muy grandes, y todos hablan muy alto
cuando se juntan a comer. Aquello parece un gallinero. Los niños se
molestan unos a otros y no les da vergüenza hablar de cualquier tema. Las
niñas usan la ropa de sus hermanas, a veces sin pedir permiso. Hay quienes
creen que eso está mal, pero para ellas es algo normal, y a sus padres no les
importa.
Pongamos por ejemplo una situación muy común. Cuatro hermanas están
predicando juntas en un territorio rural. Van en auto, y hay muchos kilómetros o
millas entre cada casa. En la primera casa, la que conduce y su compañera se
bajan del auto, y las otras dos se quedan. No tienen otra opción, aquello está
desierto. La señora de la casa hace muchas preguntas. Comienzan un curso de
la Biblia. Ya es mediodía cuando las hermanas vuelven al auto, muy contentas.
Y saben lo que pasa ahora, ¿verdad? Una de las hermanas que se quedó en el
auto dice: “Genial. Nosotras no podremos informar ni un minuto de
predicación”. ¿Qué acaba de hacer? Pues, hablar por ella y por su compañera.
Y, sin darse cuenta, le estaba imponiendo su opinión a su amiga. Si ella
no quiere informar ese tiempo es asunto suyo. Pero habría sido mejor que se
hubiera reservado su opinión.
Cuando vas de visita a algunos países y haces un tour con guía, es muy
probable que uno de los monumentos que quiera mostrarte sea una iglesia, para
ver su arquitectura. Algunos hermanos no tienen ningún problema en entrar en
una iglesia si forma parte de un tour, para ellos es como visitar un museo. Pero
otros, que antes eran miembros de una religión falsa, no entrarían en una iglesia
por nada del mundo, ni siquiera para una boda o un funeral. Para ellos ir a una
iglesia está mal. Los hermanos pueden tomar decisiones diferentes de acuerdo
Bueno, solo hemos visto algunos ejemplos que muestran la gran variedad de
personalidades y de opiniones que hay en el pueblo de Dios.
En primer lugar, nos puede ayudar conocer bien a los hermanos que tienen otra
manera de pensar. Conocer su historia. Eso nos ayudará a no reaccionar mal
cuando tengan una opinión con la que no estamos de acuerdo. Nos ayudará a
no juzgarlos. Pablo fue muy claro al hablar de este tema en Romanos 14:4, una
frase sencilla pero impactante. Vamos a leerla juntos en Romanos 14, les doy un
momento, versículo 4. Pablo dice:
Volvamos a leer la primera frase del versículo: “¿Quién eres tú para juzgar al
sirviente de otro?”. Sabemos lo que hace un juez: declarar a la gente culpable o
inocente. Ese no es nuestro trabajo, el Juez es Jehová. Si cada uno se centra en su
interior, en entrenar su conciencia, mantendremos la paz y la unidad de la
congregación.
Todos queremos ser razonables a la hora de decidir si algo está bien o está mal.
Queremos tener un punto de vista equilibrado de las cosas. ¿Cómo podemos ser
equilibrados a la hora de determinar si algo está bien o está mal? En algunos casos,
la Biblia nos da la respuesta. Pero en otros hay que tomar una decisión. Por
ejemplo, pensemos en la situación de la que hablamos antes, la de entrar en una
iglesia. Puede que donde usted viva esto no sea un problema, pero en algunos
lugares sí lo es. Recuerden que estos discursos son para toda la hermandad
mundial. Así que el tema del que vamos a hablar es un problema para muchos
hermanos, y esperamos que esto les ayude. Esta es la situación:
(1) “¿QUÉ HARÁ FELIZ A JEHOVÁ?”. Eso debería ser lo más importante,
complacer a Jehová. ¿Cómo sabemos qué hará feliz a Jehová? Pues, tenemos
que saber cuáles son los principios bíblicos implicados. Una manera de
averiguarlo es buscando en el Índice o en la Guía de estudio. ¿Qué principios
bíblicos podría tener en cuenta una hermana con un esposo que no es Testigo al
decidir si va a ir a un funeral en una iglesia? ¿Se le ocurre alguno? ¿Qué tal
1 Pedro 3:1? “Esposas, estén en sujeción a sus esposos”. A Jehová le gusta que
una mujer cristiana respete a su esposo, sea Testigo o no. Pero la sujeción que le
debe es relativa. Ella está dedicada a Jehová, no a su esposo. Ella está dedicada
a Jehová, no a su esposo. 1 Pedro 3:1. ¿Qué hay de Isaías 52:11?
“¡No toquen nada impuro!”. “Manténganse limpios”. Bajo la Ley de Moisés, si
una persona tocaba algo impuro, se hacía impura. A muchos hermanos les
resultaría muy difícil escuchar a un pastor decir mentiras sobre la condición de
los muertos. Para ellos sería como tocar algo impuro. Sin embargo, para otros es
como cuando un joven está escuchando en silencio a su profesor decir mentiras
✴ ¿De qué otra manera puede afectar a otros su decisión? Quizás él asista al
funeral y no haga nada incorrecto. Pero supongamos que un hermano nuevo
decide seguir su ejemplo cuando muere un familiar. Podría ceder a la presión
de su familia y participar en actos de idolatría. ¡Qué triste sería eso!
El apóstol Pablo nunca adoró ídolos. Así que a él no le molestaba la conciencia
cuando compraba carne en el mercado que había sido sacrificada a ídolos. Él
sabía que un ídolo no era nada. Pero algunos de sus hermanos habían adorado
esos mismos ídolos antes de hacerse cristianos. Ellos se habrían sentido
culpables comiendo esa carne. Para ellos habría sido como compartir mesa con
los ídolos. La opinión de los hermanos era importante para Pablo. Él estaba
dispuesto a sacrificar sus derechos por el bien de los demás. No queremos ser
desconsiderados y pensar: “Si ese hermano se ofende con lo que yo hago, el
problema es suyo”. Por otro lado, si somos nosotros los que nos ofendemos
fácilmente por lo que hacen los demás, debemos pedirle a Jehová que nos
ayude a ser más razonables.
Hasta ahora, hemos visto que tenemos que hacer feliz a Jehová y tener en
cuenta la opinión de los hermanos.
(3) “¿HE PEDIDO CONSEJO?”. Puede que los ancianos no hayan pasado por la
misma situación que nosotros, pero ellos conocen a mucha gente. Puede que
conozcan a alguien que sí haya pasado por esa situación y sepan cómo la
manejó. O puede que sepan el efecto que tuvo en otros esa decisión. Por
Otra situación en la que los hermanos a menudo les piden consejo a los
ancianos tiene que ver con el uso de las fracciones sanguíneas. “¿Deberíamos
aceptarlas o no?”. El Cuerpo Gobernante no quiere imponerles su conciencia a
los hermanos. ¿Qué dice la Biblia? Bueno, sabemos que dice que nos
abstengamos de la sangre. Pero, cuando se divide en fracciones y estas se
dividen en fracciones cada vez más pequeñas, ¿en qué momento la sangre deja
de ser sangre? Cada uno tiene que decidir por sí mismo. Puede que algunos
piensen: “Bueno, si es una fracción tan tan pequeñita, yo no tengo problema en
aceptarla”. Pero otros dirán: “A mí me da igual. Viene de la sangre. No la
quiero”. Y también se debe respetar ese punto de vista. Pongamos un ejemplo: el
aire está compuesto de nitrógeno y oxígeno. Esos dos gases componen el 99 %
del aire. Así que queda un 1%. El 1% está compuesto de una variedad de gases:
dióxido de carbono, hidrógeno, neón… fracciones pequeñas. Cuando hablen
sobre este tema, los ancianos deben tener cuidado. No deben influir en los
hermanos dando su opinión personal. Por ejemplo, diciendo: “Yo no aceptaría
ninguna”. Deberían limitarse a ayudar a los hermanos a entender los principios
bíblicos, para que ellos tomen su decisión.
Bueno, ¿por dónde vamos? Queremos hacer feliz a Jehová, tener en cuenta la
opinión de nuestros hermanos y pedir consejo.
Hacernos las cuatro preguntas que ya analizamos nos ayudará a tomar decisiones
basadas en los principios de la Biblia en vez de simplemente dejarnos llevar por los
sentimientos.
Veamos ahora cómo unos cristianos maduros siguen estos principios y cómo los
ayudan los ancianos. Las ENTREVISTAS que vamos a escuchar tratan sobre bodas
y funerales, un tema delicado en muchas culturas, como podrán ver.
Bueno, ya hemos hablado de tomar decisiones que hagan feliz a Jehová. Pero
también podemos hacer feliz a Jehová fomentando la paz en la congregación. Y, a
veces, para conseguirlo hay que esforzarse mucho. A veces hay que trabajar y
poner de nuestra parte para que haya paz en la congregación.
¿Y nosotros, los publicadores? Si nos está costando llevarnos bien con alguien, en
vez de pedirle a Jehová que esa persona cambie, deberíamos pedirle que nos
moldee a nosotros, como el Gran Alfarero que es. Pidámosle que nos muestre por
qué trajo a esa persona a la congregación. Recordemos lo que dijo Jesús: “Nadie
puede venir a mí a menos que el Padre […] lo traiga”. ¿Qué ve Jehová en esa
persona que yo no estoy viendo? Todos tenemos la responsabilidad de contribuir a
que haya paz y unidad en la congregación. Que Jehová bendiga nuestro esfuerzo
por lograrlo.
Y ahora cantemos juntos la canción número 113, que nos ayuda a entender lo que
significa tener la paz de Dios.