Tratamiento Aru
Tratamiento Aru
Tratamiento Aru
Los primeros reactores de fangos activados fueron operados en régimen discontinuo, como una
unidad de "llenado-vaciado". Sin embargo, la necesidad de tratar grandes caudales de aguas
residuales y los problemas de control de estas unidades (grandes descargas de caudal frente al
caudal afluente, obstrucción de los difusores de aireación durante la sedimentación, operación
manual del ciclo cuando no se disponía de automatización), obligaron rápidamente a su
transformación en reactores de flujo continuo, abandonándose el uso de estos durante cerca de 50
años (Droste, 1997).
La diferencia entre un reactor de flujo continuo y uno de flujo discontinuo (llenado vaciado) es que
el funcionamiento del primero obedece a una secuencia espacial, mientras que el del segundo sigue
una secuencia temporal. Es decir, un tratamiento de tipo continuo consta de diferentes depósitos,
cada uno con características particulares, por los que fluye el agua y en los cuales tiene lugar una
fase determinada del tratamiento.
El volumen de cada zona determina el tiempo medio en que el agua estará sometida a unas
condiciones ambientales determinadas. Por otro lado, el agua de un reactor de flujo discontinuo
permanece todo el tiempo en el mismo tanque y las diferentes fases del tratamiento se suceden en
el tiempo, en función de los objetivos de depuración que se desea conseguir (Barajas, 2002).
El proceso de fangos activados ha sido desarrollado principalmente para la eliminación de materia
orgánica y de nutrientes (nitrógeno y fósforo). Los microorganismos convierten la materia orgánica
y los nutrientes en compuestos más simples como dióxido de carbono y agua, así como en nueva
biomasa.
Un proceso de fangos activados de flujo continuo consta de diferentes etapas, cada una de las cuales
efectúa una fase determinada del tratamiento. En un proceso de eliminación biológica de nutrientes
(EBN), ciertas bacterias del líquido de mezcla asimilan materia orgánica a la vez que liberan fosfatos
bajo condiciones anaerobias. Bajo condiciones anóxicas (ausencia de oxígeno disuelto pero en
presencia de nitratos) o aerobias, la materia orgánica es utilizada por las bacterias para su
crecimiento y la asimilación de fósforo.
La eliminación biológica del nitrógeno se consigue por dos procesos sucesivos, la nitrificación y la
desnitrificación. En la nitrificación, el amoníaco es oxidado a nitritos y nitratos bajo condiciones
aerobias. Durante la desnitrificación y bajo condiciones anóxicas, los nitratos y los nitritos son
utilizados por bacterias heterótrofas facultativas como aceptores finales de electrones para la
respiración celular; como resultado de ello se produce nitrógeno gas que escapa a la atmósfera, así
como un consumo de carbono orgánico biodegradable (Aravinthan et al., 2000; Drysdale et al.,
2000). Para permitir la desnitrificación y establecer una población de bacterias capaz de realizar la
eliminación biológica de fósforo el agua residual afluente debe contener suficiente carbono
orgánico (Brinch et al., 1994).
El fósforo puede ser eliminado por precipitación química usando sales metálicas de aluminio o de
hierro; aunque este proceso es sencillo y bien conocido, la adición de reactivos químicos al agua es
costosa y origina notables cantidades de fango residual, cada vez más difíciles de gestionar en
vertederos controlados. Los procesos biológicos de eliminación de fósforo despiertan un interés
creciente, debido a su menor producción de fangos y a la posibilidad de conjugarlos con la
eliminación de nitrógeno.
EL AGUA RESIDUAL URBANA Y SUS EFECTOS SOBRE EL MEDIO RECEPTOR
Un agua residual puede definirse como un residuo líquido recogido mediante la red de alcantarillado
para su envío a una planta depuradora (Mujeriego, 1990). El tipo y la cantidad de agua residual
afluente a una estación depuradora reflejan la naturaleza del área a la que sirve, el uso que se le ha
dado y las condiciones del medio de conducción.
El factor que más influye sobre el proceso de depuración del agua residual es, sin duda, su
composición. La procedencia de un agua residual es un aspecto determinante de gran parte de sus
características físicas, químicas y biológicas. La Tabla 3.2 resume los principales contaminantes que
se pueden encontrar en un agua residual y sus posibles efectos sobre el medio receptor.
Según su origen, las aguas residuales pueden ser clasificadas en: 1) domésticas o urbanas, 2)
industriales, 3) agropecuarias, 4) de origen incontrolado (vertidos ilegales, infiltraciones) y 5)
pluviales. Sin embargo, ciñéndonos a los objetivos de esta investigación, al hablar de aguas
residuales nos referiremos a aguas de origen doméstico o urbano (ARU), con alguna posible
aportación de pluviales y/o de procedencia incontrolada.
Las aguas residuales de origen doméstico tienen una composición muy variada debido a la
diversidad de factores que la afectan y a la naturaleza de la población residente (Mujeriego, 1990).
La mayor fuente de contaminación que fluye por las alcantarillas domésticas tiene su origen en los
excrementos humanos y animales (heces y orina) y en menor proporción en las aguas resultantes
del lavado de ropa, preparación de alimentos y duchas. Por otra parte, las aguas pluviales o de
lavado de calles que drenan desde las zonas urbanas aportan también una carga importante de
contaminación (arrastre de materia sólida inorgánica en suspensión y materia orgánica soluble e
insoluble).
El consumo medio de agua por persona y por día (entre 100 y 400 L/hab.día) determina su
concentración (cantidad), mientras que la dieta y los usos de la población tributaria caracterizan
apreciablemente su composición química (calidad). Las sustancias contaminantes presentes en un
agua residual pueden estar en forma disuelta, de partículas decantables o en un estado físico
intermedio denominado coloidal o en suspensión. En cualquier caso, la mayor parte de los
compuestos presentes en un ARU están constituidos por materia orgánica e inorgánica, nutrientes
y microorganismos. Una considerable parte de estos componentes se encuentra en forma
particulada y, comúnmente, se valora mediante la concentración de materia en suspensión (MES)
(Christensson, 1997).
En general, el ARU contiene un 99,9% de agua. La materia sólida está constituida en un 70% por
sustancias orgánicas como proteínas, grasas y carbohidratos; mientras que el 30% restante es
materia mineral insoluble (sustancias inorgánicas) como la arena, la arcilla y las gravas.
Tabla 3.2. Contaminantes presentes en un agua residual y sus posibles efectos sobre las aguas receptoras (Dewisme,
1997; Matia et. al., 1999).
Las sustancias orgánicas de un ARU están constituidas mayoritariamente por materia fecal, siendo
la contribución diaria de DBO5, por parte de un adulto, de 39 a 42 g; de los cuales 10,3 g
corresponden a orina, entre 24,7 y 30,6 g a materia fecal y de 2,0 a 3,5 g a material de limpieza anal
(Droste, 1997). Además, también contienen hidratos de carbono (celulosa, almidón y azúcares),
grasas y jabones (sales metálicas de los ácidos grasos), detergentes sintéticos, proteínas y sus
productos de descomposición (urea, glicina y cisteína) así como hidróxido de amonio y sales
amoniacales procedentes de la descomposición de complejos orgánicos nitrogenados (Rivas
Mijares, 1978).
La gran diversidad que presentan las aguas residuales hace necesario realizar un estudio concreto
de caracterización, en especial cuando se desean definir estrategias de tratamiento y de aplicación
de tecnologías adecuadas que aseguren la conformidad con la normativa de vertido a cauces
receptores vigente en la zona de estudio. La Tabla 3.3 indica los principales parámetros empleados
para la caracterización de un ARU.
Tabla 3.3. Parámetros comúnmente empleados para la caracterización de un ARU (Directiva 91/271; Escaler, 1997).
Figura 3.4 Clasificación de los diferentes tipos de materia contenida en un agua residual (adaptado de
Droste, 1997).
Aun cuando los resultados de los residuos (total, fijo y volátil) están sujetos a errores apreciables a
causa de la pérdida de compuestos volátiles durante la evaporación (dióxido de carbono y minerales
volátiles en la incineración y óxido de calcio en las cenizas), son los más representativos, junto con
la demanda química y bioquímica de oxígeno, para estimar el contenido de materia mineral y
orgánica de los vertidos líquidos (Rivas Mijares, 1978).
MECANISMOS DE DEPURACIÓN BIOLÓGICA
El principio del tratamiento biológico de las aguas residuales es el mismo que el de la purificación
espontánea en aguas naturales. Se realiza en reactores diseñados especialmente para mantener los
microorganismos bajo condiciones controladas, acelerando el proceso natural de descomposición y
neutralización de los residuos, antes de que las aguas sean finalmente vertidas a las masas de agua
receptoras. En el proceso participan distintas reacciones microbiológicas para eliminar o
transformar diferentes tipos de materia orgánica, nutrientes y muchos otros elementos químicos
tales como el sulfuro y los metales. Estas reacciones pueden ser realizadas bajo condiciones aerobias
(presencia de oxígeno disuelto), anóxicas (ausencia de OD, presencia de nitratos) o anaerobias
(ausencia de OD y nitratos), dependiendo de la vía de degradación empleada.
Asimismo, la biomasa empleada en el tratamiento se puede mantener en suspensión o adherida a
un material de soporte (Lee, 1996; Droste, 1997).
Los tratamientos biológicos se basan en la utilización de microorganismos capaces de asimilar las
sustancias en suspensión o disueltas presentes en el agua residual, a fin de incorporarlas al
metabolismo celular y de obtener energía para sus funciones vitales y promover el desarrollo
somático. Con un control adecuado de las condiciones ambientales (presencia o ausencia de
oxígeno, pH óptimo, temperatura y mezcla) es posible conseguir el desarrollo de una biomasa capaz
de depurar el agua residual hasta alcanzar el grado de tratamiento deseado. Los principales
procesos biológicos utilizados en el tratamiento de un agua residual se resumen en la Tabla 3.4.
Aunque se han desarrollado diferentes tipos de procesos biológicos, los más empleados en el
tratamiento de aguas residuales urbanas son el proceso de fangos activados y la tecnología
biopelícula. Este estudio está dedicado únicamente a los procesos de fangos activados y más
concretamente a los sistemas de flujo continuo.
Tabla 3.4. Principales procesos biológicos empleados en la depuración del agua residual (Metcalf y Eddy,
1995).