Los Distintivos Bíblicos de La Iglesia Verdadera-3
Los Distintivos Bíblicos de La Iglesia Verdadera-3
Los Distintivos Bíblicos de La Iglesia Verdadera-3
APOSTÓLICO
Por
Julio C. Benítez
MA Estudios teológicos
Email: [email protected]
www.fundacionibrc.org Teléfonos (57 1) 2441438, (57) 300 2181144 Bogotá D.C. Colombia
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 3
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN, 18
I. ¿POR QUÉ ESTUDIAR LA DOCTRINA DE LA IGLESIA?, 22
II. CONCEPTO BÍBLICO DE IGLESIA, 26
III. COMPRENDIENDO LA ALTA VOCACIÓN DE LA IGLESIA EN EL
PLAN SALVÍFICO DE DIOS, 33
IV. FUNDAMENTO APOSTÓLICO DE LA IGLESIA, 42
V. NATURALEZA Y GOBIERNO DE LA IGLESIA, 53
VI. LA MEMBRESÍA DE LA IGLESIA, 84
VII. EL EJERCICIO DE LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA, 100
VIII. LA CELEBRACIÓN DE LAS ORDENANZAS O SACRAMENTOS, 108
IX. LA PUREZA DOCTRINAL (Confesión de Fe), 132
X. LA UNIDAD DE LA IGLESIA, 141
XI. LA IGLESIA: AGENCIA MISIONERA EN EL MUNDO, 159
XII. LAS RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO, 164
BIBLIOGRAFIA, 170
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 4
ECLESIOLOGÍA
MANUAL DEL ESTUDIANTE Y DEL FACILITADOR
PROPÓSITO DEL CURSO: Los alumnos estudiarán sobre las bases, fundamentos y
características de la iglesia, así como sus marcas y propósito en el plan de redención..
Esperamos que con este material, se logre una buena introducción al tema de la eclesiología
para nuestros alumnos, que les de bases y les permita proseguir con estudios más específicos y
profundos.
TEXTO DEL CURSO: Los estudiantes deberán leer el presente libro en su totalidad. Con el
fin de cumplir los requisitos de lectura es necesario que los alumnos de Licenciatura lean otro
libro, de los recomendados en la Bibliografía, hasta completar 300 páginas, incluyendo las del
presente libro. De la misma forma los alumnos de Maestría deben leer otro libro hasta completar
500 páginas. Se requiere, para todos los alumnos, que lean los textos bíblicos que los autores
proponen como justificación a sus postulados. Recuerden hermanos que debemos tener el
espíritu de los miembros de la iglesia de Berea. Debemos confrontar toda enseñanza con las
Escrituras.
METODOLOGÍA
Asistencia. La asistencia a la conferencia tendrá un valor del 10% y a los grupos semanales otro
10% para un total de 10% de asistencia. El alumno que adquiera el cassette de VHS o DVD de la
conferencia, tendrá nota como si asistiera, ya que se supone aprovechará el material comprado.
TODA persona debe ver la conferencia, sea presencial o por grabación. Las conferencias son
bendiciones muy grandes que Dios ha dado a éste seminario y que deben ser aprovechadas al
máximo como buenos mayordomos del Señor. EL MODERADOR LLEVARÁ EL RECORD DE
ASISTENCIA Y DILIGENCIARÁ EN LA PLANILLA LA NOTA, INCLUYENDO LA NOTA
FINAL, QUE DEBE SER DADA SOBRE 10.
2. Exposición. Se asignará una exposición durante la reunión semanal a cualquiera de los alumnos
presentes, quien debe poder dar razón de cualquier tema que el moderador le pregunte. Todos deben
estar en capacidad de hacerlo. Dependiendo del número de asistentes en el grupo, se tendrá uno o
más participantes. Deben dividir el número de asistentes por 3 clases, ya que en la última clase se
hará el examen y se presentarán los trabajos, lo cual reducirá el tiempo y no podrán hacerse
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 5
exposiciones. Todo alumno debe al menos tener la oportunidad de exponer una vez. EL
MODERADOR asignará en la planilla una nota final por exposición, que tendrá un valor del 10%
de la nota final.
3. Tareas. Esta guía trae preguntas de profundización para cada capítulo las cuales deben ser
resueltas por el estudiante luego de su lectura semanal. El MODERADOR revisará y evaluará,
DANDO UNA NOTA POR TAREA SEMANAL Y LUEGO DARÁ LA NOTA FINAL SOBRE 10
en la planilla. Tendrá un valor del 15%.
4. Examen. Se aplicará un examen a cada estudiante. Su valor será del 25% de la nota final.
5. Trabajo escrito. Tendrá un valor del 30%. El trabajo cumplirá con todos los requisitos
metodológicos para la presentación de trabajos escritos. Si no está seguro de ellos, por favor
comuníquese con el departamento académico para una asesoría. El trabajo debe realizarse sobre
UNO DE LOS SIGUIENTES TEMAS:
8 HORAS DE CONFERENCIA
Primera hora. ¿Por qué estudiar la doctrina de la Iglesia? Y Concepto Bíblico de Iglesia.
CRONOGRAMA DE TRABAJO
Cada grupo de estudio se reunirá en el día y hora definidos, luego de asistir a la conferencia. El
curso está dividido en 4 clases para 4 semanas. Cada semana se deben leer los capítulos
correspondientes, resolviendo las preguntas de profundización que indica la presente guía de
estudio.
Primera Clase: Lea los capítulos I, II, III y IV del libro texto.
Tercera Clase: Lea los capítulos VII, VIII, IX, y X del libro texto.
Estos cuestionarios deben ser resueltos en un cuaderno de trabajo. Primeramente lea los
capítulos correspondientes del libro texto. No olvide llevar las respuestas a la clase
correspondiente para ser presentadas al facilitador.
Introducción
Capítulo I.
1. ¿Cuál es la razón principal por la cual mucha gente que asiste a los cultos de
nuestras iglesias, o que ya son miembros, desconocen el sentido bíblico de
Iglesia?
2. ¿Podrá existir el cristianismo sin la Iglesia?
3. ¿En qué sentido el propósito salvador no está relacionado con individuos sino
con un pueblo?
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 9
Capítulo II.
Capítulo III.
Capítulo IV.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 10
1. Busca todos los pasajes bíblicos que hablen de la Iglesia como un edificio y saca
una lista de semejanzas que existen entre la construcción de un edificio de
concreto y la edificación de la Iglesia.
2. ¿Por qué la Iglesia de este siglo no puede construirse sobre nuevas bases, siendo
que hoy día tenemos más comprensión científica?
3. ¿Tiene alguna relevancia para la Iglesia de este siglo civilizado el conocer y
considerar de gran importancia lo que los santos han construido a través de los
siglos? Explica tu respuesta.
4. ¿Cuál es el fundamento establecido por los apóstoles?
5. ¿De qué manera la Iglesia edifica hoy sobre este fundamento?
6. ¿Es necesario tener nuevos apóstoles hoy para ser una iglesia apostólica?
7. ¿Cómo afecta la verdad del único fundamento apostólico si decimos tener hoy
nuevos apóstoles?
8. Escriba y sustente varias razones por las cuales consideramos que las Iglesias
Católicas no tienen el verdadero fundamento apostólico.
9. ¿Existe algún sustento bíblico serio para el movimiento apostólico que se está
presentando hoy dentro de un sector de la Iglesia Evangélica?
10. ¿Qué peligros corre la Iglesia cristiana como consecuencia del avance de este
movimiento neo apostólico?
11. Explique por qué Pablo de Tarso es considerado un apóstol, siendo que él no
formó parte de los Doce que anduvieron con Cristo durante su ministerio
terreno. Analice las razones que Pablo presenta en sus cartas ¿Podrá hoy día
alguien presentar esas credenciales? Explique su respuesta.
12. ¿De qué manera las iglesias de este siglo edifican sobre el fundamento
apostólico?
13. ¿A través de qué medios los apóstoles siguen gobernando y supervisando a la
Iglesia?
Capítulo V.
37. Si una iglesia tiene varios ancianos o pastores ¿Es necesario que todos se
dediquen tiempo completo a la predicación y reciban sueldo? Explique.
38. ¿Puede ser nombrado un hombre para el ministerio de anciano aunque no tenga
el don de la enseñanza?
39. ¿Es bíblico el sistema de escoger a los ancianos o pastores por elección
democrática, o competencia entre dos o más candidatos?
40. ¿Cuál es la función mas importante de los pastores en la iglesia? ¿Por qué?
41. ¿Enseña la Biblia, de una manera clara, cuáles son las funciones específicas de
los diáconos?
42. ¿Cuáles son los requisitos y cualidades que la Biblia exige para que un hombre
sea escogido como diácono?
43. ¿Es correcto que la membresía de la iglesia local escoja a varias personas para
ser diáconos en una reunión de negocios, sin un precio escrutinio de sus vidas y
cualidades?
44. Explique, utilizando varios pasajes bíblicos, la importancia que tiene el oficio
diaconal en la Iglesia?
45. Según lo estudiado en el libro ¿Cuáles deben ser las funciones principales de los
diáconos, en el día de hoy?
46. ¿Son los diáconos jefes o supervisores de los pastores? Explique.
47. Siendo que las Escrituras no instruyen respecto a la escogencia de una junta
directiva ¿Porqué es necesario tener una en la iglesia local?
48. ¿Pueden ser las juntas directivas de una iglesia local consideradas con autoridad
espiritual sobre la misma? Explique su respuesta.
49. ¿Qué papel cumplen los estatutos internos de una iglesia local?
50. ¿Deben los pastores manejar los asuntos económicos de la Iglesia local?
Explique.
Capítulo VI.
11. ¿Es correcto recibir como miembros a personas que vengan de otras iglesias, sin
antes conocer su confesión de fe?
12. ¿Debemos recibir miembros de otras iglesias sin que se le haga una presentación
de nuestros distintivos bíblicos?
13. ¿Por qué no debemos recibir como miembros a creyentes que vengan de otras
iglesias y no compartan todos, y cada uno, de nuestros artículos de fe?
14. ¿Qué debemos hacer con un creyente que viene de otra iglesia, solicita la
membresía en nuestra iglesia, pero no comparte todos nuestros distintivos?
15. ¿Cuáles son las ventajas de tener este filtro doctrinal para la iglesia local?
16. ¿Por qué es necesario exigir una carta de la iglesia de donde procede el
candidato a miembro?
17. ¿Qué debemos hacer con las personas que solicitan membresía en nuestra iglesia
y vienen disciplinados o en rebeldía de otras comunidades cristianas?
18. ¿Cuáles son los deberes de un miembro?
19. ¿Cuáles son los derechos de un miembro?
20. ¿Cuáles son los privilegios y beneficios de hacerse miembro en una iglesia local
bíblica?
21. ¿Cuál es el cuidado que debe tener toda persona que busca una iglesia para
hacerse miembro?
22. Enumere, y sustente bíblicamente, las responsabilidades que los miembros
tienen hacia sus pastores.
Capítulo VII.
Capítulo VIII.
Capítulo IX.
Capítulo X.
15. ¿De qué formas podemos expresar ante el mundo la verdadera unidad de la
Iglesia?
16. ¿Es necesario crear estructuras eclesiásticas interdenominacionales para guardar
la unidad de la Iglesia?
17. ¿Cuáles son los peligros que conlleva para la verdadera cristiandad el
involucrarse en cualquiera de los movimientos ecuménicos actuales?
Capítulo XI.
1. ¿Por qué decimos que una Iglesia sin misión evangelizadora es incompleta e
inerte?
2. Presente varias razones por las cuales toda iglesia bíblica debe ser una agencia
misionera en su entorno y en el mundo.
3. De qué manera la Iglesia realiza su labor misionera.
Capítulo XII.
1. ¿Han sido las autoridades civiles y militares ordenadas por Dios? Sustente su
respuesta.
2. ¿Podemos afirmar que las autoridades, aunque estén en contra de Dios y de su
Iglesia, deben ser respetadas como designadas por Dios?
3. ¿Debe la Iglesia local someterse a los asuntos del Estado que sean necesarios
para el buen orden de la sociedad?
4. ¿Es correcto que una iglesia no se sujete al Estado cuando éste trate de coartar
sus funciones y deberes espirituales? ¿De qué manera debe incumplirse?
5. ¿Es conforme a las Escrituras que las Iglesias tengan ingerencia en los asuntos el
Estado y que éste se una a ella?
6. ¿Deben los cristianos participar de la vida pública del Estado?
7. ¿Qué cualidades deben tener los creyentes que buscan meterse en asuntos de la
política de sus naciones?
8. ¿Deben los políticos cristianos ingresar al gobierno con el fin de buscar
beneficios para las iglesias evangélicas?
9. ¿Cuáles son los peligros que conlleva el buscar estos beneficios para los grupos
evangélicos?
10. ¿Deben los políticos cristianos luchar por la libertad religiosa en sus naciones,
aunque esto también beneficie a grupos sectarios? Explique su respuesta.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 17
Introducción
Pero no solo las esferas sociales, políticas, culturales y científicas cambian rápidamente.
Este fenómeno también está presentándose en el campo religioso. Los distintos credos y
confesiones religiosas se esfuerzan por adaptarse a las corrientes de cada época, de tal
manera que hoy día hayamos a un mundo religioso cambiante. Religión que desee tener
el respeto de la sociedad deberá ser pluralista, relativista y ecuménica. Sus valores
espirituales no deben alienar ni suprimir las expectativas hedonistas y materialistas de
los feligreses. La religión actual debe estar al servicio del hombre y su fin debe ser la
glorificación y deificación del mismo.
Este fenómeno cambiante no ha sido ajeno dentro del cristianismo actual. Numerosas
Iglesias y denominaciones cristianas se enorgullecen de su modernismo y atracción
hacia las nuevas generaciones. Muchos conceptos bíblicos e históricos han cambiado
para dar paso a un cristianismo más contemporáneo y adaptable a las novedades de este
siglo. Doctrinas como la total depravación del género humano como consecuencia del
pecado original son desconocidas, por muchos pastores y predicadores. La suficiencia
de las Escrituras en materia de fe y conducta cada día es resquebrajada para dar paso a
las ideas y necesidades del hombre postmoderno. La doctrina de la santidad es ignorada
por la mayoría y abusada por otros. La paciencia en medio del sufrimiento son
conceptos ajenos a una iglesia “próspera materialmente”. El conocimiento de Cristo, a
través de la Palabra, ha sido reemplazado por un conocimiento místico característico de
las religiones gnósticas de los primeros siglos y de las creencias orientales.
Por otro lado, el siglo XXI es testigo de un crecimiento acelerado y “peligroso” de las
Iglesias cristianas. Es mas, pareciera que el fin principal de toda iglesia local es crecer
lo más rápido posible, en el número de sus asistentes. En ninguna otra época se ha
hecho tanto hincapié en las mega iglesias, en el crecimiento explosivo, en las grandes
masas asistiendo a conciertos y marchas cristianas. El crecimiento en sí no es malo, la
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 18
Iglesia primitiva creció en número de asistentes en poco tiempo. Pero el peligro está en
que el crecimiento actual, muchas veces, es producto de estrategias “humanistas” de
algunas iglesias, y no de la convicción que produce el Espíritu Santo en los corazones
de los incrédulos a través de la clara y fiel exposición de las Sagradas Escrituras. En
muchas ocasiones la predicación moderna, si es que puede llamarse así, carece de los
elementos básicos de lo que debe ser una exposición de las Escrituras. Chistes, historias,
testimonios, motivación personal, psicología, humanismo, principios esotéricos y otros
elementos ajenos a la verdadera predicación bíblica es el contenido de los sermones
actuales en los grandes púlpitos de nuestras ciudades. Aquellos impactantes
avivamientos del pasado, con sus predicadores aferrados a la sana interpretación y
exposición de las Escrituras han quedado atrás. Los actuales motivadores de
avivamientos desprecian el profundo estudio de la teología y las Escrituras, pensando
que con sus impulsos místicos podrán crear algo mejor. Existe hoy día una falsa
dependencia del Espíritu de Dios, puesto que ésta se ha divorciado de Su Santa Palabra.
Calvino, Lutero, Spurgeon, Jonathan Edward, Richard Baxter y otros ministros del
pasado fueron pastores de renombre que dependieron constantemente del Espíritu
Santo, a través de un estudio profundo y conciente de las Escrituras, los cuales, con su
exposición clara, fueron instrumentos para verdaderos avivamientos que condujeron a la
sociedad europea y americana a reales cambios como resultado de una conversión
genuina.
Por todas partes surgen nuevas iglesias particulares, algunas con algún tipo de
organización, otras carecen de los mínimos elementos organizativos. Algunos líderes no
están conformes con los manejos que hace el pastor en la Iglesia, y deciden irse para
empezar una nueva iglesia en otro lugar. Algunos no han podido conseguir un empleo
estable y ven en la creación de una Iglesia la posibilidad de sostenimiento económico,
entonces abren las puertas de su casa e inicia una congregación de creyentes. Las
denominaciones evangélicas también están afanadas por crecer, abren iglesias en barrios
y calles que ya tienen varias congregaciones cristianas.
A través de este trabajo deseo aportar algunos elementos bíblicos para el buen
funcionamiento de las Iglesias locales, que cada día se extienden por todas las naciones
latinas.
Es mi oración que el Señor nos ayude a entender estos principios y nos permita ponerlos
en marcha dentro de nuestras congregaciones.
Julio Benitez
Bogotá, Marzo/06
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 20
Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas
cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y
baluarte de la verdad (1 Ti. 3:14-15)
Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses
ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé (Tito 1:5).
El siglo XXI ofrece una paradoja muy interesante en el mundo evangélico. Hoy día se
habla de un crecimiento y extensión de las iglesias por todas partes, pero también se
presenta un creciente desconocimiento hacia el sentido bíblico de la Iglesia. Si
preguntásemos a algún “cristiano” de nuestro tiempo que nos definiera la Iglesia, de
seguro escucharíamos respuestas como esta:
- La iglesia es la capilla o el sitio donde nos reunimos para celebrar los cultos
- La iglesia es la organización de pastores y obispos que dirigen nuestra
denominación.
- La Iglesia está compuesta invisiblemente de santos, por lo tanto no sabemos
donde ubicarla, solo Dios la conoce
- La Iglesia es un gigante anacrónico y arcaico que debe dar paso a nuevos
movimientos para atraer efectivamente a los perdidos.
- La Iglesia solamente existe cuando los miembros se reúnen en el nombre del
Señor para celebrar los cultos
Muchos creyentes de este siglo no solo ignoran el significado de la palabra Iglesia, sino
que desconocen su naturaleza, su importancia en el plan de Salvación y su vocación
celestial. Algunos la miran como una institución de antaño, con poca relevancia para el
mundo de hoy, otros la miran como un organismo espiritual, invisible, lejano; por lo
tanto, sin relación inmediata con el creyente. Otros, aunque no la rechazan verbalmente,
si lo hacen cuando no estiman de suma importancia el hacerse miembros de una iglesia
local. Otros enfatizan tanto la iglesia invisible que descuidan su compromiso para con la
iglesia donde el Señor les ha puesto, otros desestiman las decisiones que la Iglesia toma
en materia de disciplina y buscan otra congregación donde le acepten en su estado de
rebeldía. Algunos líderes o pastores de Iglesias se apropian tanto de sus miembros que
dan a entender un desconocimiento de quién es el Señor y Cabeza de la Iglesia. El
panorama que vemos hoy es muy contradictorio, la gente está acudiendo en masa a las
Iglesias, pero por otro lado no se preocupan por estar en la Iglesia de Cristo, por
conocerla, por cuidarla y apoyarla. Muchos estarían dispuestos a brindar todo el apoyo
necesario a organizaciones para-eclesiásticas o clubes de cristianos, pero pocos
consideran de gran trascendencia el papel único de la Iglesia de Cristo en la tierra.
La doctrina de la Iglesia no es una opción de estudio para el creyente, sino que este tema
es parte importante en las Sagradas Escrituras. Solamente, en el Nuevo Testamento, se
utiliza 115 veces el término griego ekklesia (Traducido en español como Iglesia).
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 21
- Mat. 1:21: “Y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a SU PUEBLO de sus pecados”
- Mateo 2:6: Y tú, Belén, de la tierra de Judá,No eres la más pequeña entre los
príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo
Israel.
- Lucas 1:77: Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, para perdón de
sus pecados.
- Hechos 15:13-14: Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones
hermanos, oídme. 14Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los
gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.
- 2 Cor. 6:16: ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Y vosotros
sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: «Habitaré y andaré entre ellos;
yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo»
- Tito 2:14: quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda
iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 22
Vivimos en un siglo que se jacta de sus grandes avances científicos, sociales, políticos,
filosóficos y culturales. También la religión corre en este camino de la innovación y el
“desarrollo”. Las iglesias o denominaciones que se identifican como cristianas cada día
incorporan nuevos elementos a su doctrina, culto y práctica. La “ciencia” y los
descubrimientos de la psicología y la sociología “mejoran” el contenido de la
predicación, la cual ha sido reemplaza por plácidas charlas de superación personal. El
culto de adoración a Dios también ha sufrido grandes cambios: Los himnos con un
contenido doctrinal profuso y firme han sido cambiados por estribillos que se
caracterizan por su contenido doctrinal débil y ritmo musical que “concentra” a las
personas en sus propias emociones y sentimientos. Todo esto ha desfigurado el
verdadero sentido de la Iglesia de Jesucristo. Algunos miran a la Iglesia como un centro
de terapia psicológica, otros como una institución social. Pero el verdadero sentido y
propósito de la Iglesia ha quedado relegado en el olvido.
No obstante esta gran confusión que reina en el mundo cristiano del siglo XXI, la Biblia
sigue firme y levantando la voz para proclamar que la Iglesia de Cristo es una
institución sagrada con unas características únicas, establecidas hace mas de 20 siglos
por el Salvador y los inspirados apóstoles.
1
Downing, W. R. La Iglesia Neotestamentaria. Iglesia Bautista de la Gracia. Página 2. (CD
BIBLIOTECA PURITANA).
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 23
A. ¿Qué es la Iglesia?
Algunas personas piensan que se puede hablar de Iglesia solamente cuando existe una
organización eclesiástica jerárquica con juntas directivas locales, regionales, nacionales
y mundiales. Otros piensan que no se puede hablar de iglesia cuando los creyentes se
reúnen en casas.
Jesucristo. En los evangelios aparece solamente tres veces: Mateo 16:18 y 18:17.
En el primer pasaje Jesús dice que edificará a su Iglesia. Aquí el término
ekklesia es utilizado en su sentido más inclusivo, pues no se refiere a una local
específica. Esta asamblea pertenece exclusivamente a Jesucristo, quien es su
fundador, y él garantiza que será victoriosa y conquistará a pesar de la oposición
del enemigo. En el segundo pasaje, Ekklesía se refiere a un grupo de personas
reunidas en un lugar visible, con el fin de escuchar a un miembro para asuntos
de disciplina. En Hechos se utiliza Veinte veces, incluyendo una variante (2:47;
5:11; 8:1; 8:3; 9;31; 11:22; 11:26; 12:1; 12:5; 13:1; 14:23; 14:27; 15:3; 15:4;
15:22; 15:41; 16:5; 18:22; 20:17; 20:28). Es utilizada para referirse a la Iglesia
local de Jerusalén (8:1), a la Iglesia de Judea y a la congregación de Israel en el
Antiguo Testamento (7:38). Aunque sus miembros no estén reunidos en culto,
de todas formas se sigue llamando Iglesia (Hch. 8:38). Cada asamblea de
creyentes ubicada en las distintas ciudades era considerada una iglesia (14:23),
este pasaje nos deja ver que una Iglesia puede existir aunque no tenga ancianos o
pastores, aunque lo mas saludable es que los tenga.
d. El Nuevo Testamento habla de la Iglesia en un sentido universal (19 veces) pero
da mayor énfasis a su aspecto particular o local (91 veces).
a. La Iglesia es la sociedad cristiana de los hijos, del pueblo y del Reino de Dios.
b. “Esencialmente es una institución permanente, divina, una definida, visible,
llamada asamblea de los discípulos de Jesús, consistiendo de una sociedad
colectiva y universal de cristianos, compuesta principalmente de muchas
distintas y locales sociedades de cristianos.”4
c. Pendleton ofrece dos definiciones teológicas para la Iglesia, la primera es una
definición esencial: “Una iglesia es una congregación de discípulos de Cristo,
bautizados, unidos en la creencia de lo que Él ha dicho y comprometidos a
hacer lo que Él ha mandado”, y la segunda definición es descriptiva: “Una
iglesia es una congregación de discípulos de Cristo, bautizados, que le
reconocen a Él como su Cabeza, que confían en Su sacrificio expiatorio para la
justificación delante de Dios, que dependen del Espíritu Santo para la
santificación, que están unidos en la creencia del Evangelio y comprometidos a
mantener Sus ordenanzas y a obedecer sus preceptos, reuniéndose para el culto
y cooperando para la extensión del reino de Cristo en el mundo.”5
d. “La Iglesia es la forma visible y terrena del reino de Cristo y la organización
divina escogida para su adelantamiento y triunfo. Organizada y gobernada por
las leyes del Rey invisible y compuesta de los súbditos del reino celestial, los
cuales por el símbolo de fidelidad han profesado lealtad para con Él.”6
e. Desde el punto de vista de la elección, y según el cumplimiento final del
propósito divino puede ser definida como la comunidad de los elegidos. Desde
4
Conferencia de Eclesiología por el Pastor Greg Nichols en la Iglesia Bautista de la Gracia, Santiago.
Rep- Dominicana. Febrero 2005.
5
Citado por F. Lacuela en su libro “La Iglesia, cuerpo de Cristo”. Ed. Clie. Barcelona. 1973.
6
H. Harvey, La Iglesia. Ed. Clie. Barcelona.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 25
el punto de vista del llamamiento eficaz puede ser definida como el cuerpo de
aquellos que son eficazmente llamados o la comunidad de los fieles creyentes.7
f. La confesión Bautista de 1689 define a la Iglesia de la siguiente manera: “La
Iglesia católica o universal, que (con respecto a la obra interna del Espíritu y la
verdad de la gracia) puede llamarse invisible, se compone del número completo
de los elegidos que han sido, son o serán reunidos en uno bajo Cristo, su
cabeza; y es la esposa el cuerpo, la plenitud de Aquel que llena todo en todos”
(Cap. 26, Párrafo 1).
g. Otras confesiones de fe de las Iglesias reformadas dan las siguientes definiciones
para la Iglesia: “La iglesia es la congregación de los santos (la asamblea de
todos los creyentes)”. Confesión de Augsburgo. “…El Hijo de Dios, de toda la
raza humana y desde el principio hasta el fin del mundo, congrega, protege y
preserva para sí, mediante Su Espíritu y Palabra y en la unidad de la verdadera
fe, una comunidad elegida para vida eterna”. Catecismo de Heidelberg.
“Afirmamos, por tanto, según la Palabra de Dios, que es la compañía de los
fieles que acuerdan seguir su Palabra”. Confesión Francesa. “Creemos y
profesamos una iglesia católica o universal, la cual es una congregación santa y
una asamblea de verdaderos cristianos creyentes, que esperan su salvación en
Jesucristo, siendo lavados por su sangre, santificados y sellados por el Espíritu
Santo” (Confesión Belga).
h. “Una iglesia Neotestamentaria es una reunión de gente llamada fuera.., por la
predicación del evangelio, acompañada por la obra regeneradora del Espíritu
Santo, y bautizada en la fe y comunión del evangelio, a una vida de
conformación a la voluntad de Dios, y a ejecutar la voluntad y perpetuar las
ordenanzas de Cristo hasta que Él venga.”8
B. Iglesia Universal e Iglesia local. Las anteriores definiciones, y los pasajes bíblicos
que analizamos al principio de este capítulo, nos dejan ver dos aspectos de la Iglesia de
Cristo: Su universalidad y su carácter local. En la historia de la teología se ha hablado
de la Iglesia Universal e invisible y de la Iglesia local visible. Algunos han defendido
estas dos características de la Iglesia, mientras que otros, como los landmarkistas niegan
el carácter universal e invisible de la misma. En realidad debemos ser cautelosos y muy
claros al estudiar estos dos aspectos de la Iglesia, pues, una mala comprensión de la
invisibilidad de la Iglesia universal puede conducir a un desprecio o poca estima de la
importancia de la Iglesia local. Por otro lado, las Escrituras presentan la verdad que
Cristo solo tiene una Iglesia, no hay algo así como una Iglesia invisible distinta de la
iglesia visible, esto es absurdo.
universal o general. Ef. 1:22-23: “Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por
cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que
todo lo llena en todo”. Otros pasajes que hablan de la Iglesia en sentido universal son:
Mt. 16:18; 1 Co. 12:28; Ef. 1:22; 4:11-15; 5:23-25,27,29,32; Col. 1:18,24; He. 12:23.
Las verdades que contienen estos pasajes están relacionadas, especialmente, con la
Iglesia universal de Cristo. Jesús solo tiene una esposa, y esta es la iglesia universal.
Sería imposible hablar de cada iglesia local como una esposa distinta, pues, esto
implicaría que en las bodas del cordero, Jesús tendría numerosas esposas, pero la
enseñanza bíblica es muy clara, Él prepara para sí una sola esposa. Muchas veces se
habla de esta iglesia como invisible, pero debemos ser cuidadosos al hablar en este
sentido, pues, esto se ha prestado para un descuido en los deberes de los creyentes en
hacerse miembros de una iglesia local o particular. Realmente las Escrituras no hablan
de una iglesia invisible y de otra visible, o de una iglesia espiritual y otra concreta. Jesús
solo tiene una iglesia y ésta es visible. Aunque es propio hablar de la invisibilidad de la
Iglesia universal solamente en el sentido de que: “No se puede ver directamente la obra
del Espíritu que une una persona a Cristo. Es invisible porque no podemos juzgar
perfectamente la verdad de la gracia de otra persona. Es invisible porque la Iglesia como
un todo no es aún una realidad terrenal perfecta. Las iglesias visibles son sólo
manifestaciones imperfectas y parciales de la misma. Si bien la iglesia Universal no es
perfecta o completamente visible, es prácticamente visible. No existe un verdadero
cristiano que no confiese el nombre de Cristo y le obedezca externamente.” 9 Jesús
garantizó la perpetuidad de su Iglesia (Mt. 16:18; 24:14; 28:20; Mr. 4:30-32; Sal. 72:16-
18; Is. 9:6,7), no obstante muchas iglesias locales perdieron su norte y se volvieron
apóstatas (Ap. 2:5; cf. 1:20; 1 Ti. 3:14,15). Esto implica que la perpetuidad se refiere
solamente a la Iglesia universal de Cristo. En todos los tiempos el Señor ha guardado
para sí un pueblo fiel, en distintos lugares. Negar la universalidad de la Iglesia de Cristo
conlleva a un aislamiento malsano y perjudicial para los creyentes. Las iglesias locales
no son separadas e independientes totalmente de las otras. Hay un vínculo estrecho que
nos une. Tenemos una sola cabeza, que es Cristo. Dependemos de la guía del único
Espíritu de Dios. Estamos cimentados en la enseñanza de los únicos apóstoles y profetas
de Cristo. Somos bautizados por el Espíritu al mismo cuerpo. “Aunque no tenemos una
promesa absoluta de que nuestra propia iglesia local continuará, sí sabemos que la
Iglesia universal de Cristo siempre continuará visiblemente. La manera en que Él ha
ordenado que eso ocurra es en iglesias locales.” 10 ¿Esta Iglesia universal tiene algún
gobierno que la guíe? La Iglesia universal es gobernada directamente por su cabeza,
Jesucristo. (Col. 1:18; Ef. 4:11-16; 1:20-23; 5:23-32; 1 Co. 12:27,28; Jn. 17:1-3; Mt.
28:18-20; Hch. 5:31; Jn. 10:14-16). La Iglesia Católica, con su cabeza visible a través
del Papa, pregunta una y otra vez a los protestantes: ¿Cómo funciona eso de que Cristo
sea la cabeza de la Iglesia Universal, siendo que él está en el cielo y no en la tierra? ¿De
qué manera ejerce Cristo ese gobierno sobre la Iglesia? La única respuesta que podemos
dar es que “Cristo ejerce su jefatura mediante los representantes en la Tierra designados
por él”11. Jesús gobierna en la tierra a través de su vicario el Espíritu Santo (Jn. 14:16-
18,26; 15:26,27; 16:7-13; Hch. 16:6-10; 2 Co. 3:17,18). El Espíritu Santo inspiró a los
apóstoles y profetas para que sus enseñanzas y directrices gobernaran a la Iglesia
universal. (Mt. 16:16-18; Ef. 2:19-22; Hch. 1:20-26; Ap. 21:14). Estos apóstoles,
autorizados por Cristo, la Cabeza, designaron ancianos o supervisores para las iglesias
9
Waldron, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Santo
Domingo. 1997. Página 317.
10
Ibidem, Pág. 318.
11
Ibid. Pág. 319.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 27
locales, los cuales aunque solamente ejercen una autoridad local, tienen la autoridad
Cristo y gobiernan Su Iglesia.
“Una iglesia de Cristo, bien definida y bien establecida, es una compañía de personas
fieles, separada de incrédulos, reunida en el nombre de Cristo a quien adoran en verdad
y obedecen con prontitud. Son una hermandad, una comunión de santos, cada una firme
en su libertad cristiana de practicar todo aquello que Dios le ha ordenado y revelado en
su Santa Palabra” (Cita de Henry Barrow en el libro Cristo amó a la Iglesia).12
12
MacDonald, William, Cristo amó a la Iglesia. Páginas orientadoras. Páginas 12-13.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 28
El propósito de Dios sigue siendo el de salvar a un pueblo para sí. Sigue en pie la idea
de bendecir a un pueblo especial. Jesucristo mismo dijo que el propósito de su misión en
esta tierra es el de edificar un pueblo, el cual fue llamado la Iglesia. (Mateo 16:18). El
libro de los Hechos nos presenta al Señor salvando personas para unirlas a la Iglesia, no
se consideraba la obra evangelística o misionera fuera del contexto de las iglesias.
Hechos 2:47: Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. El
Espíritu Santo, a través de los apóstoles, profetas y ancianos edificaba a la Iglesia, esta
edificación no estaba dirigida, especialmente, a personas individuales, sino que todo el
pueblo de creyentes es edificado por el Señor. Las persecuciones se desataron solamente
sobre los creyentes, pero estos eran identificados en el contexto de la Iglesia como
pueblo. Hechos 12:1. Las cartas apostólicas también insisten en la corporeidad del
Pueblo de Dios. La mayoría de las epístolas tienen como fin edificar, no a una sola
persona individualmente, sino al pueblo de Dios, es decir, a la Iglesia. Incluso, las cartas
que fueron dirigidas a personas específicas, como las de Pablo a Timoteo, Tito y
Filemón, están orientadas hacia la edificación de la Iglesia. 1 Cor. 12:28 enseña que los
dones son dados a la Iglesia para su edificación, no se trata de habilidades espirituales
individuales para un fin individual, sino de un don de Cristo para edificar a todo el
pueblo, como también es afirmado en Efesios 4:9-16. La carta a los Efesios, tiene un
énfasis eclesiológico muy importante, en ella podemos encontrar grandes verdades
desconocidas por muchos creyentes de este siglo. Efe. 1:23 expresa que la Iglesia, bajo
la cabeza gloriosa de Cristo, es depositaria de la plenitud divina. La Iglesia es aquello
que completa a Cristo, así como el esposo es completado por su esposa. Ella es ahora el
templo donde reside la presencia del Espíritu de Dios. Si bien es cierto que los
creyentes somos templo del Señor, esto solo será en dependencia total de la Iglesia
como templo perfecto de la morada de Dios. (Ef. 2:3.-22). Ef. 3:21 Nos deja ver que la
Iglesia es el organismo en la tierra encargado de expresar en perfección la gloria de
Dios. Efe. 5:21-33 contiene verdades gloriosas respecto a la Iglesia: - Es considera
como el cuerpo de Cristo en la tierra, - Jesús es su salvador, - Cristo ama a la Iglesia a
tal punto de haberse entregado por ella, - El ministerio de la Palabra tiene como fin
limpiar constantemente a la Iglesia – Ella está siendo purificada por el Señor para
presentársela a sí mismo como una Iglesia gloriosa, santa, sin mancha y sin arruga, -
Jesús cuida y sustenta a Su Iglesia. Este pasaje reafirma la verdad enseñada en Hechos
20:28, que Cristo vino a salvar a un pueblo para sí. La obra de redención fue realizada
por la Iglesia, como un pueblo.
“Es por medio de la iglesia neotestamentaria que Dios ha designado revelar su infinita
sabiduría a los poderes del universo (Ef.3:8-11). En este mundo pecaminoso, rebelde y
ciego, el orden divino ha sido mantenido únicamente en la iglesia neotestamentaria.
(Vea 1 Co.11:1-16, especialmente 2-10; Ef.3:8-11.) El propósito redentor eterno de
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 29
A través de todos estos pasajes, y muchos mas, vemos que la Iglesia no es cualquier
institución en la tierra, ella es el propósito directo de la obra de Cristo. Es por eso que
los cristianos del siglo XXI debemos volver nuestra mirada hacia un conocimiento
correcto de ella, pues, no amarla, es no amar lo que Cristo mas ama en la tierra. Dios
ama al pecador que se arrepiente, pero más ama a su Iglesia en conjunto. No tengamos
un concepto pobre sobre la Iglesia porque estaremos desestimando al Cuerpo glorioso
de Cristo.
Las iglesias particulares son los cuerpos “por medio de los cuales Dios manifiesta su
multiforme sabiduría a través de la creación de un solo y nuevo hombre tomado de
todas las razas y clases.”14
La Iglesia es más que una organización compuesta por grupos de personas. “El Nuevo
Testamento habla de la iglesia como el edificio de Dios, como su cultivo, su viña, su
templo, su familia, su olivo, su ciudad y su pueblo. También describe su ministerio
como don de Dios (1 Co. 12:28), y del Cristo exaltado (Ef. 4:11), o del Espíritu Santo
(Hch. 20:28). Pablo reconoce la prioridad de la Iglesia de Jerusalén, no a causa de la
importancia personal de ciertos individuos que la componen sino porque esta comunión
de hombres y mujeres era la asamblea de Dios en Cristo. Esto es, él reconoció el hecho
de la acción de Dios y no lo trató como un asunto sujeto a la especulación humana. Así
como la Iglesia es un hecho establecido por Dios, también ella es el lugar donde Dios
actúa para nuestra salvación. Aquí es donde el Señor resucitado sale al encuentro de los
hombres y los transforma de rebeldes hacia su Hacedor en niños de su Padre celestial,
trayéndolos de la enemistad a la paz. La Iglesia celestial es la novia que espera a Cristo,
su Novio (Mr. 2:19,20; 2 Co. 11:2; Ro. 7:1-6, y en especial Efesios y Apoc. 19-21).15
- Fue edificada e iniciada por Cristo. Mateo 16:18. Ningún hombre mortal o
sínodo o imperio puede ser considerado como el iniciador de la Iglesia, fue Dios
mismo quien le dio su origen. La Iglesia no está fundada sobre un cimiento
humano, sino sobre la eterna persona de Cristo. Ef. 2:19,20.Teniendo un origen
divino, entonces debe ser considerada como lo más alto en medio de la sociedad
humana. A veces, gracias al denominacionalismo existente, muchos cristianos se
confunden al mirar su iglesia local, como, simplemente, parte de una
denominación, y dejan de verla como el edificio que Cristo mismo está
construyendo.
- Fue comprada por la sangre de Cristo. Hch. 20:28. Toda iglesia verdadera está
conformada por personas que han sido redimidas por la sangre de Cristo. Esta
asamblea de personas salvas (aunque no todos los miembros sean salvos), es un
organismo especial porque al Señor le costó su propia sangre. El precio pagado
por este pueblo fue incalculable. La Iglesia le costó al Señor su propia vida. Los
sufrimientos mas grandes de nuestro Salvador dieron origen a la Iglesia. No solo
13
Downing, W. R. La Iglesia Neotestamentaria. Iglesia Bautista de la Gracia. (CD BIBLIOTECA
PURITANA), Página 57.
14
Nuevo diccionario bíblico Certeza. Página 618.
15
Diccionario de Teología. E. F. Harrison. Desafío. Página 306.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 30
fueron los sufrimientos físicos, sino que a esto se le añade el hecho de que Jesús
llevó sobre sí la culpa y oscuridad de nuestros pecados. Ahora, dependiendo de
lo que algo cueste, a si mismo, esto tendrá su valor. Siendo que la Iglesia costó
la sangre preciosa del Hijo de Dios, entonces su valor es celestial y mas alto que
cualquier cosa preciosa en esta tierra. ¿Habrá algo mas costoso que la sangre del
Dios eterno? Ningún pastor, líder, diácono, o miembro debe tener en poca
estima a un organismo que es tan precioso como la sangre de Cristo. El que
rechaza o tiene en poca estima a la Iglesia, también tiene en poca estima la
sangre de Cristo que fue derramada por ella.
- Fue salvada por Cristo. Ef. 5:25-29. La Iglesia es el objeto del amor soberano de
Cristo. No se trata de un amor general, como el que tiene Dios por todos los
hombres, justos e injustos, cuando hace salir el sol o envía la lluvia sobre ellos.
El amor de Dios por la Iglesia es tan profundo, fuerte e íntimo, que, en la tierra,
solo puede ser comparado por la relación íntima y única que existe entre una
pareja de esposos. Así es el amor de Cristo por la Iglesia. Él la salvó. ¿Es esa la
estima que nosotros tenemos hacia la Iglesia? Cuando una persona hace daño a
la congregación de los santos, ya sea con comentarios dañinos, divisiones,
aprovecharse materialmente de la fe, engañar a los hermanos u otros pecados
enfocados hacia la comunidad cristiana, el tal, no solo hace daño a los hermanos,
sino que afrenta al Salvador eterno, el cual dará, en su tiempo, un castigo
ejemplar.
- Es santificada por Cristo. Ef. 5:26-27. La Iglesia es tan importante para Dios,
que no solo envió a Jesús para que la comprara con su sangre preciosa, sino que
la sigue purificando cada día, puesto que será presentada como la novia sublime
del divino salvador. La Iglesia es santificada por la palabra. Jesús se encarga de
dotar a hombres para que sean pastores y predicadores que proclamen, con
fidelidad, la enseñanza clara de las Sagradas Escrituras. Esta predicación no es
simplemente un discurso sino que es la Palabra de Dios hablada para limpiar de
sus impurezas a la novia de Cristo. Esto implica que todos los creyentes deben
amar con gran devoción ese momento glorioso en el cual el Salvador nos habla,
a través de sus siervos, con el fin de conducirnos a una pureza creciente.
Aquellos que dejan de congregarse están perdiendo la oportunidad de escuchar
la Palabra predicada que puede ayudarles a limpiarse de toda maldad.
- La Iglesia es la esposa de Cristo. Ef. 5:22-32. “Porque os celo con celo de Dios;
pues os he deposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen
pura a Cristo” (2 Cor. 11:2). Por lo general, cuando un hombre escoge a una
mujer para casarse con ella, esto obedece a que su corazón se ha prendado de
esta mujer. Cuando el amor verdadero une a dos corazones, estos deciden unirse
en matrimonio. Jesús, Dios eterno, ha decidido desposarse con la Iglesia, porque
el amor de su corazón es ella. Es imposible amar a Cristo y a la vez pretender
desconocer la importancia de la Iglesia, pues, ella es el delirio de su corazón.
- Es el cuerpo de Cristo. Col. 1:18; Ef. 4:12. La Iglesia no es un club social, no es
una Ong, no es una institución de carácter social, no es una empresa, no es una
organización humana mundial, no es política, ni cosa que se le parezca. Ella es
celestial en su llamamiento. Es más que una organización, es un cuerpo, un
organismo vivo, cuya preeminencia se encuentra en la cabeza, que es Cristo. Los
mas grandes daños hechos a la Iglesia no han venido de los impíos y enemigos
externos de ella, sino de aquellos que, desde dentro, han tratado de tergiversar el
verdadero llamamiento de la misma. La Iglesia es, nada mas y nada menos, que
el cuerpo de Cristo. Todos los miembros verdaderos de la Iglesia han sido
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 31
injertados en ella, y por ende en Cristo, para ser uno con él. Solamente la Iglesia
tiene este alto llamamiento. “Como cabeza de su iglesia, Cristo le da vida y
crecimiento (Col. 2:19; cf. Ef. 4:15,16). Él es su cabeza orgánica. Como su
cabeza también ejerce autoridad sobre la iglesia; por cierto, sobre la totalidad de
la creación, para el beneficio de la Iglesia (Ef. 1:20-23). Si el Hijo de Dios es la
cabeza orgánica y gobernante de la iglesia, entonces la iglesia no depende en
ninguna forma de ninguna criatura, ángel o lo que sea. En un individuo humano,
el cuerpo debe, en gran medida, a la cabeza su vida vigorosa y su crecimiento.” 16
MacArthur hablando de la importancia de la Iglesia como cuerpo de Cristo dice
“Pero la imagen mas profunda, sin paralelo en el Antiguo Testamento, es la del
cuerpo. La iglesia es un cuerpo, y Cristo es su cabeza. Este concepto no se usa
en el sentido de la cabeza de una compañía, sino que señala a la iglesia como un
organismo viviente, unido de manera inseparable por Cristo. Él controla cada
parte del cuerpo y le da vida y dirección.” 17 Cristo como cabeza de la Iglesia, no
solo es el principio de la misma, sino “que es el verdadero manantial de la vida
espiritual de la iglesia”18. La Iglesia, siendo el cuerpo, es el medio a través del
cual Cristo se expresa y manifiesta en la tierra. ¿Podremos en tener en poca
estima a la Iglesia?
- La Iglesia es propiedad del Dios viviente. 1 Co. 1:2; 1 Tim. 3:15; Ro. 16:16.
- Es el edificio de Dios. 1 Co. 3:9. La Iglesias no se construye por la voluntad de
los hombres, sino que ella es edificada directamente por la voluntad de Dios.
Los pastores y predicadores se convierten en instrumentos que utilizan la
Palabra de Dios para llevar a un crecimiento pleno a todos los miembros. Siendo
que para esta edificación no se utilizan las filosofías, dogmas y métodos de los
hombres, sino los principios y el poder de Dios, entonces podemos afirmar que
Dios mismo es quien construye este edificio utilizando a sus servidores. Tener
en poca estima a la Iglesia es desconocer quién está construyéndola. “Pablo usa
repetidamente la imagen de la construcción en sus epístolas. Representa a los
cristianos como el edificio de Dios (1 Cor. 3:9,16) y hace notar que Cristo es el
único cimiento (vv. 10-14; Ef. 2:20). Describe la vida espiritual de los creyentes
como un proceso de edificación (Ef. 4:29; 1 Ts. 5:11). También revela que los
cristianos están siendo edificados juntos en Cristo (Ef. 2:22; Col. 2:7).” 19 Todo
creyente que se aleja del cuidado y comunión de la Iglesia Local está dejando de
ser edificado conforme a los principios bíblicos.
- Dios la está labrando. 1 Co. 3:9. La labor de los pastores y maestros que Cristo
ha dado a la Iglesia, no trabajan para ellos mismos, sino que se convierten en
instrumentos especiales a través de los cuales Dios mismo se encarga de edificar
y dar crecimiento a los suyos. La Iglesia es como un huerto cuyo propietario es
Dios mismo. ¿Podremos vivir lejos de la Iglesia y a la vez pretender estar cerca
de Dios?
- Es la habitación de Dios. Ef. 2:22. Aunque los cielos de los cielos no pueden
contener la presencia sublime del Dios Santo, a él le place tener moradas
especiales entre los hombres. En tiempos prístinos de la nación israelita habitó
en el Tabernáculo y en la época de la monarquía en el Templo de Salomón. Hoy
día ha hecho morada en la Iglesia. “Dios en el Espíritu hace su santuario terrenal
en la iglesia, donde establece su residencia permanente como Señor. Es seguro
16
Hendriksen, William. Colosenses. Desafío. Página 92.
17
MacArthur, John. Colosenses. Portavoz. Página 60.
18
Henry, Matthew. Comentario de Colosenses. Clie. Página 1708.
19
Kistemaker, Simon. Comentario a 1 Corintios. Desafío. Página 122.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 32
que esta figura trajo una percepción vívida de las cosas a las personas que vivían
en medio de templos donde se creía que moraban las deidades paganas, como
era el caso con el templo de Artemisa en Éfeso. Lo cierto es que la Iglesia no es
una cámara secreta y diminuta donde se guarda un ídolo, sino el inmenso cuerpo
espiritual conformado por todos los redimidos, dentro del cual reside el Espíritu
de Dios.20” La Iglesia es “el santuario sagrado de Dios en Cristo y en el Espíritu,
formado de muchas piedras vivas, que se ayudan y sostienen mutuamente a
pesar de su forma diferente y de la distinta posición que ocupan en el edificio.” 21
Las piedras vivas no pueden estar aisladas, pues así no conformarían edificio
alguno. Siendo que la figura del templo representa el lugar donde Dios quiere
tener comunión con su pueblo, podemos afirmar, entonces, que la Iglesia, es el
lugar donde Dios guarda estrecha comunión con su pueblo.
- La Iglesia es el Reino del Hijo amado de Dios. Col. 1:13. Aunque Dios gobierna
soberano sobre toda la creación, Jesús, es reconocido plenamente como Rey
sobre la Iglesia. Ella está compuesta de súbditos que se gozan en obedecerle.
Este es un reinado de luz, verdad, amor, paz, justicia perfecta. Este reino sigue
creciendo cada día con los nuevos súbditos que son atraídos por la fe. Este reino
se expresa hoy en la Iglesia.
- Es la casa espiritual y el templo de Dios. 1 Ped. 2:5; 1 Co. 3:16. Hoy día Dios no
mira mas el tempo de Jerusalén como su casa, sino que ahora él es adorado en
una casa “espiritual”, de acuerdo a las palabras de Cristo en Juan 4 “Dios busca
adoradores que le adoren en espíritu y en verdad”, pero esto no quiere decir que
Dios no tenga un templo especial en esta dispensación, el templo es la Iglesia, la
cual es construida con piedras vivas que reciben su poder vivificador de Cristo.
“La casa espiritual, que es la Iglesia, es una expresión que alude a su condición
de santuario (Comp. Con 1 Co. 6:19; 2 Co. 6:16), pues también el templo
antiguo era llamado casa (v. Sal. 69:9; Is. 66:7). En él ejercen los creyentes su
sacerdocio, no solo por medio de la oración de intercesión, sino también
mediante los sacrificios espirituales (v. Ro. 12:1; Fil. 4:18; He. 13:15,16).” 22
William MacDonald también coincide en afirmar “La casa espiritual está
constituida por todos los creyentes en Cristo, y es por ello lo mismo que la
Iglesia. La iglesia tiene esto es común con el templo del Antiguo Testamento,
que es la morada de Dios sobre la tierra (1 Re. 6:11-13; Ef. 2:22). Pero está en
contraste con el templo, un edificio físico, tangible, hecho de materiales
hermosos pero inertes y perecederos. La iglesia es una estructura edificada con
piedras vivas”23. Siendo que las Iglesias locales son la expresión de la Iglesia
Universal de Cristo, entonces, la comunión local de los santos se constituye en
morada, casa y templo de Dios. Insisto en afirmar que no se trata de la casa o
capilla donde se celebran los cultos, esto no debe ser llamado templo, sino que
me refiero a la comunión de los salvos. Estos, y solo estos se constituyen en el
templo de Dios, en su casa. De esta forma podemos decir que si los hombres
quieren ver la gloria de Dios, deben mirar a su templo, es decir, a la Iglesia. En
la dispensación antigua los israelitas oraban mirando en dirección hacia el
templo de Jerusalén, hoy día podemos decir que si los hombres quieren tener
comunión con Dios, deben mirar a la Iglesia, puesto que a través de ella Jesús
expresa el olor fragante de su gracia y misericordia. Solamente la Iglesia, como
20
MacArthur, John. Comentario a Efesios. Portavoz. Página 112.
21
Foulkes, citado por La Cueva en el comentario de Matthew Henry. Clie. Página 1678.
22
Matthew, Henry. Comentario a 1 Pedro. Clie. Página 1847.
23
MacDonald, William. Comentario a 1 Pedro. Clie. Página 1038.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 33
24
Henry, Matthew. Comentario a 1 Timoteo. Clie. Página 1749.
25
MacDonald, William. Comentario a 1 Timoteo. Clie. Página 954.
26
MacArthur, John. Primera a Timoteo. Portavoz. Pagina 152.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 34
Las Sagradas Escrituras afirman que Jesucristo tiene su Iglesia, una Iglesia que
permanecerá por siempre, pues las puertas del infierno no podrán prevalecer contra ella.
(Mateo 16:18). Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi
iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Siendo que hay una Iglesia de Jesucristo podemos preguntarnos ¿Cuál de todas las
Iglesias que existen hoy son la verdadera Iglesia de Jesucristo? ¿Y si hay una iglesia
verdadera de Jesucristo, es nuestra congregación local una iglesia verdadera de Cristo?
Del texto bíblico que da inicio a esta sección podemos concluir varias cosas que vamos
a enfatizar en nuestro estudio:
Este edificio llamado Iglesia tiene un fundamento firme y seguro el cual es Cristo
mismo. Sobre este fundamento los apóstoles pusieron las bases para que el edificio
llamado Iglesia siguiera levantándose con firmeza y seguridad.
Pero otros iban a continuar edificando encima, es decir, la Iglesia de Cristo continuaría
creciendo día a día sobre el fundamento puesto por Cristo y los apóstoles.
Los pastores y maestros que verdaderamente han sido llamados por Cristo tienen la
función de edificar la Iglesia tomando como base el fundamento que ya ha sido puesto.
Ninguno puede decir que está construyendo la iglesia verdadera de Cristo sino edifica
encima del fundamento seguro de Cristo y los apóstoles.
Nuevamente en este pasaje el apóstol Pablo, así como Jesucristo, habla de la Iglesia
utilizando la figura de un edificio. No porque la Iglesia sea un edificio de concreto, sino
porque esta figura representa con mayor claridad la forma cómo Dios va construyendo
la Iglesia de Cristo.
Pablo dice que la Iglesia de Cristo se va edificando como un templo, día a día, sobre las
bases seguras puestas por Jesucristo, los profetas y apóstoles. Es interesante notar que
esta iglesia de Cristo se edifica y crece constantemente con los creyentes que ahora son
morada de Dios el Espíritu Santo.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 35
Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios
escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios
por medio de Jesucristo (1 Pedro 2:4, 5).
También el apóstol Pedro utiliza la figura del edificio para dar a entender que la Iglesia
de Cristo va construyéndose día a día con la adhesión de nuevos creyentes que se
convierten en piedras vivas para rendir sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo.
No solo la Iglesia de Cristo se va edificando con los nuevos creyentes, sino que las
piedras que ya forman parte de este edificio van edificándose y creciendo. Este es el
objetivo del trabajo de los siervos del Señor.
Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto
por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual ganó por su sangre (Hechos
20:28).
Esta Iglesia sería de Cristo porque él la compró y la ganó con su propia sangre. Es decir,
siendo que él fue sacrificado como el cordero salvador, solo él puede tener el derecho de
propiedad de esta Iglesia. Los pastores no son dueño de esta Iglesia, no pueden cambiar
los fundamentos ni establecer otros, porque el dueño de la Iglesia ha ordenado que todos
deban construir sobre el fundamento que es Cristo mismo.
y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la
iglesia, 23la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (Efesios
1:22).
Jesucristo ha sido declarado por Dios mismo como la cabeza y dueño de la Iglesia,
precisamente porque la Iglesia es su cuerpo. La verdadera Iglesia de Cristo solo tiene un
propietario y este es Cristo. Ninguna persona u organización puede tener los derechos
de propiedad de la Iglesia.
Esta Iglesia verdadera deberá poseer las características y distintivos que le dieron Cristo
y los apóstoles. Sino aparecen estos distintivos entonces no podrá ser una iglesia
verdadera aunque lleve el nombre de Cristo.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 36
Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera,
heno, hojarasca, 13la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará,
pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
14
Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la obra
de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como
por fuego.
Siendo que Jesucristo vino a edificar SU PROPIA IGLESIA, es muy importante para
nuestras almas que tengamos seguridad si estamos en la Iglesia que edificó Cristo o si
estamos en otra Iglesia.
También es importante saber si nuestra Iglesia está construyendo sobre los pisos y
niveles que antes de nosotros fueron construidos por los santos siervos del Señor en
estos 21 siglos de historia de la Iglesia. Porque si despreciamos lo que la Iglesia
verdadera ha construido a través de la historia, estamos rechazando la obra del Espíritu
Santo quien también edifica, a través de sus siervos, sobre el fundamento apostólico.
Este es un asunto de gran importancia para todos y no debe ser tomado con ligereza o
sin interés. Dependiendo de si somos o no la Iglesia verdadera de Cristo asimismo
sabremos si somos piedras vivas del templo del Señor u hojarasca que se quemará en el
día del gran juicio.
Las Sagradas Escrituras ponen de manifiesto que la Iglesia tiene un fundamento firme,
el cual fue establecido por Cristo y los apóstoles:
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella (Mateo 16:18).
Hemos visto que Jesucristo vino para fundar una Iglesia, la cual sería propiedad
exclusiva de él. Esta Iglesia, cual un edificio, sería construido sobre el fundamento
establecido por Cristo y los Apóstoles. Toda iglesia debe construir sobre este
fundamento, de lo contrario será otra iglesia, y dejará de pertenecer al Salvador. Pero
¿Qué significa edificar sobre el fundamento apostólico? En este tema también se
presenta gran confusión hoy día. La Iglesia Romana dice que ellos fundamentan sobre
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 37
los apóstoles en el sentido que ellos reclaman tener los sucesores de los apóstoles, en
cabeza del obispo de Roma, a quien consideran sucesor directo del apóstol Pedro.
Siendo así, ellos se consideran apostólicos porque sus nuevos apóstoles sostienen y
guardan la verdad y la santidad de la Iglesia mediante sus declaraciones infalibles para
cada nueva época. Pero ya sabemos por la historia de la iglesia romana que las
declaraciones de los “sucesores de Pedro” no son infalibles por dos razones
contundentes: Primero, si todos los obispos de Roma son infalibles esto implica que
todos deben hablar conforme a la verdad, pero la verdad es única respecto a algo, no
pueden haber dos declaraciones contrarias con respecto a algo que sean verdad a la vez,
una es falsa y la otra verdadera. Muchos obispos de roma, en el transcurrir del tiempo se
han contradicho en sus declaraciones “infalibes” lo cual muestra que realmente no son
apóstoles inspirados por el Espíritu Santo, y por lo tanto no pueden ser fundamento para
la Iglesia. Segundo, si estos “sucesores” fueran infalibles no entrarían en contradicción
con las declaraciones escriturales de los apóstoles y profetas que participaron en la
confección del Nuevo Testamento, pero ya sabemos que no hay coincidencia en temas
tan importantes como: La salvación, la justificación, la importancia de las buenas obras,
el objetivo del bautismo, la santa cena, los requisitos de los obispos, la importancia
actual de María la madre de Jesús, y muchos mas. Además, las Escrituras no dejan
instrucciones para la escogencia de nuevos apóstoles después de la muerte de los Doce.
Solamente el cargo de Judas el traidor debió ser ocupado por otro varón, pero hay
silencio frente al tema de escoger sucesores. El apóstol Pablo se considera como el
último de los apóstoles (1 Cor. 15:8). “Implícito en el apostolado está la comisión de ser
testigos, mediante palabras y señales, del Cristo resucitado y de su obra consumada. Por
su misma naturaleza dicho ministerio no podía repetirse ni transmitirse, así como no
podrían transmitirse las experiencias históricas subyacentes a los que nunca habían
conocido al Señor encarnado, o no fueran objeto de una aparición posterior a su
resurrección. Si bien el Nuevo Testamento muestra que los apóstoles se ocupaban de
que existiese un ministerio local, no hay indicios de la transmisión de las funciones
característicamente apostólicas a ningún integrante de dicho ministerio. Tampoco era
necesaria tal transmisión. El testimonio apostólico se mantuvo en la obra perdurable de
los apóstoles, y en lo que adquirió carácter normativo para las épocas posteriores, o sea
en su forma escrita en el NT.”27
Aunque dentro del protestantismo evangélico histórico no se han dado movimientos que
pretendan sostener una especie de sucesión apostólica, en este último siglo, algunas
agrupaciones religiosas, derivadas del protestantismo, pero muy alejadas de sus
principios doctrinales, están reclamando tener una especie de “casta apostólica”.
Aunque estos grupos, por su informalidad y carácter populista, no han sustentado una
teología bíblica seria respecto a sus nuevos apóstoles, realmente están influenciando a
gran parte del cristianismo, especialmente en Latinoamérica y África. Estos nuevos
“apóstoles” no son designados por un concilio ecuménico que represente a la iglesia
mundial, como hace el Catolicismo Romano, sino que algún “jerarca”, reconocido a
través de los medios de comunicación como la radio o la televisión, le “unge” como tal
y desde entonces es conocido como un nuevo “apóstol”. Así tenemos hoy día miles de
“apóstoles” en estos grupos. Algo curioso de este movimiento es que los “nuevos
apóstoles” pueden transmitir esta autoridad a otros líderes para que también se
conviertan en “apóstoles”. Realmente no voy a dedicar mucho espacio para analizar
bíblicamente este movimiento, pues, él se cae por su propio peso. Siendo que ellos no
presentan un sustento teológico serio y de piso, sino que se fundamentan en sus
27
Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Ed. Certeza. Páginas 96-97.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 38
supuestas “nuevas revelaciones”, es difícil entrar en una discusión bíblica, puesto que
para ellos la Biblia ha dejado de ser la norma última en materia de fe y conducta, siendo
esta autoridad reemplazada por las experiencias y las imaginaciones elevadas de sus
líderes. Solo voy a comentar dos asuntos: Primero, el mismo principio que hemos dado
para rechazar la sucesión apostólica en el romanismo es válido para este movimiento, y
segundo: No hayamos en las Escrituras que los apóstoles hayan recibido autoridad para
ordenar o transmitir su autoridad a nuevos apóstoles. Las Escrituras nos muestran con
claridad que los apóstoles son nombrados directamente por Jesucristo encarnado (Mateo
10; Hch. 1:2; Ef. 4:1; Ap. 21:14), y cuando fue necesario nombrar al reemplazo de
Judas, esto no fue decidido por los apóstoles sino que seguía siendo prerrogativa de
Dios, quien actuó favoreciendo una especie de “suerte” que no conocemos hoy día.
También es importante observar que toda la iglesia existente en ese tiempo participó en
este proceso (Lea Hch. 1:12-26). Los apóstoles, a su muerte, no designaron sucesores.
Ellos sabían que su ministerio estaba relacionado con los fundamentos de la Iglesia y
que una vez puestos, no era necesario designar más apóstoles. Ellos no dieron
instrucciones para la escogencia de nuevos apóstoles, como si hicieron para la
escogencia de ancianos o pastores, los cuales, de alguna manera, iban a continuar la
obra empezada por los doce, mas Pablo. Los “nuevos apóstoles” que se ufanan hoy de
llevar ese título no tienen ninguna autoridad bíblica para ejercer su “apostolado” y
deben ser tenidos como usurpadores de títulos. También debemos tener en cuenta que
las Escrituras advierten a la Iglesia de los “falsos apóstoles”: Yo conozco tus obras, y tu
arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los
que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentiroso (Ap. 2:2).
Pero ¿Si hoy día no tenemos apóstoles en el sentido de autoridad, cómo podremos tener
iglesias apostólicas? ¿Cómo sabemos si estamos edificando sobre el fundamento
apostólico? Realmente cuando la Biblia habla de la Iglesia como asentada sobre el
fundamento apostólico, está refiriéndose exclusivamente al ministerio especial de los
doce, mas Pablo. Solamente ellos fueron designados para este ministerio fundacional.
“La autoridad apostólica es autoridad mesiánica delegada por cuanto los apóstoles
fueron los testigos comisionados por Cristo, sus emisarios y representantes (cf. Mt.
10:40; Jn. 17:18; 20:21; Hch. 1:8; 2 Co. 5:20), a quienes el dio exousia para fundar,
edificar y administrar su iglesia universal (2 Co. 10:8; 13:10; cf. Gá. 2:7ss).”28
Jesús, el dueño y Señor de la Iglesia, escogió, designó, autorizó y capacitó a los doce,
mas Pablo, para que se convirtieran en el fundamento firme sobre el cual se construiría
todo el edificio llamado Iglesia. Ellos estuvieron mas cercanos a Cristo que cualquier
otra persona en el mundo, escucharon directamente sus enseñanzas, estuvieron tres años
a su lado, día y noche, aprendiendo las verdades de su evangelio. Los apóstoles fueron
testigos de la resurrección de Cristo y se convirtieron en los portavoces del Salvador
para el resto de la humanidad (1 Cor. 2:9-13), sus enseñanzas tienen el carácter de
normas de fe (Gálatas 1:8; 2 Ts. 2:15), y de conducta (2 Ts. 3:4,6,14). En las Escrituras
hayamos que ellos pueden hacer uso de la autoridad dada por él (1 Co. 5:4; 2 Ts. 3:6) y
sus enseñanzas deben ser tomadas como directos mandamientos de Jesús (1 Co. 14:37).
Entonces, la apostolicidad de la Iglesia actual no se encuentra en los “nuevos apóstoles”
que puedan surgir, sino en la sumisión a las enseñanzas impartidas por los primeros y
únicos apóstoles autorizados por Cristo para este fin, es decir, los doce, mas Pablo. “Ya
que su autoridad dependía de la comisión personal y directa de Cristo, no tuvieron,
hablando con propiedad, sucesores; pero cada generación de cristianos debe evidenciar
su continuidad con la primera generación, y su lealtad a Cristo, sujetando su propia fe y
conducta a la norma de enseñanza que proporcionaron y registraron los delegados
nombrados por Cristo para todos los tiempos en los documentos del Nuevo Testamento,
a través de los cuales la exousia apostólica sobre la iglesia se ha constituido en una
permanente realidad.”29
Todos los ministros y siervos de Jesús que vendrían con el transcurrir del tiempo
deberían ser fieles en continuar construyendo sobre el fundamento establecido por
Jesús, los apóstoles y profetas, es decir, deben enseñar lo que Cristo y los apóstoles
enseñaron. Ni una enseñanza más ni una menos. Salirse de estos límites conlleva al
error y desvía a la Iglesia del rumbo indicado por el Salvador.
El apóstol Pablo insiste en que los pastores o ancianos deben enseñar y edificar a la
Iglesia conforme a la doctrina que ha sido enseñada por los apóstoles:
29
Diccionario Bíblico Certeza. Ed. Certeza. Página 148.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 40
Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por
palabra, o por carta nuestra. 2 Tes. 2:15
Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases
a algunos que no enseñen diferente doctrina. 1 Tim. 1:3
Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las
palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. 1 Tim. 4:6
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto te
salvarás a ti mismo y a los que te escuchen. 1 Tim. 4:16
Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor
Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad. 1 Tim. 6:3
Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende,
exhorta con toda paciencia y doctrina. 3Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la
sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a
sus propias concupiscencias. 2 Tim. 4:2-3
Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Tito 2:1
Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el
que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. 10Si alguno viene
a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! 2
Juan 9-10
30
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Página 319.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 41
Esta Iglesia Universal está compuesta de santos visibles los cuales se reúnen en iglesias
locales. Las Iglesias locales y visibles son la manifestación de la Iglesia Universal.
La confesión de 1689, al respecto, dice: “Todas las persona en todo el mundo que
profesan la fe del evangelio y obediencia a Dios por Cristo conforme al mismo, que no
destruyan su propia profesión mediante errores fundamentales o conductas impías, son y
pueden ser llamados santos visibles; y de tales personas todas las congregaciones
locales deben estar compuestas” (Cap. 26, Párr. 2).
Algunos plantean que pueden ser miembros de la Iglesia Universal e invisible sin
necesidad de unirse con una Iglesia Local y visible. Este concepto es erróneo 31 porque la
manifestación visible de la Iglesia de Cristo solo se da a través de Iglesias locales
visibles. Casi siempre que el Nuevo Testamento habla de Iglesias lo hace en términos de
una COMUNIDAD O ASAMBLEA local de santos visibles reunidos en el nombre de
Cristo.
Si alguien pretende ser miembro de la Iglesia de Cristo pero no se reúne con los santos
visibles en una Iglesia local, no ha logrado comprender la naturaleza de la Iglesia.
Salmo 133:1, 3 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en
armonía! Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.
Hebreos 10: 25 No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Hechos 2:44, 46-47 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común
todas las cosas; 45y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según
la necesidad de cada uno. 46Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo
el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47alabando a
Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos.
La Biblia enseña que la Iglesia se compone de aquellos que han sido regenerados por el
Espíritu Santo y han sido traídos eficazmente al arrepentimiento de sus pecados y a la
fe en nuestro Señor Jesucristo.
Hechos 2:47 Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser
salvos. Hechos 6:1, 2; 8:3; 9:1; 9:26; 11:26.
31
Aunque pueden darse situaciones especiales en las cuales un verdadero convertido no encuentra una
asamblea de creyentes en su localidad o nación. Esto sería un caso excepcional, y no le quita su
membresía en la Iglesia Universal. De todas maneras el Señor de la Iglesia proveerá para que prontamente
puedan encontrarse otros convertidos y juntos establezcan una comunidad o Iglesia local.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 42
Siendo que la Iglesia local está compuesta de salvos, y teniendo en cuenta que para ser
salvo es necesario haber creído en Cristo, entonces solo las personas que hayan sido
capacitadas por Dios para creer en Cristo como Salvador y Señor podrán ser miembros
de la Iglesia local.
Algunas iglesias locales solo bautizan a los adultos como iniciación de su vida cristiana
y como un recibimiento a la membresía de la iglesia local, pero con esto no se afirma
que los hijos de los creyentes son paganos y ajenos a las bendiciones de haber nacido en
un hogar creyente.
Es deber de los padres el enseñar a sus hijos la fe cristiana y los principios divinos para
una vida que honre al Señor.
Los padres deben enseñar los mandamientos de la Ley de Dios a sus hijos.
Deuteronomio 6:4-9
Los padres deben criar a sus hijos en disciplina y obediencia al Señor. Efesios 6:1-4
EL GOBIERNO DE LA IGLESIA
Pero ¿Nos da la Biblia algún principio que pueda guiarnos en un modelo bíblico de
gobierno para la Iglesia? Aunque se que el tema es difícil, especialmente por las
diversas interpretaciones que los creyentes le han dado, a través de la historia, a este
asunto, estoy convencido que las Escrituras dan unos principios fundamentales para el
sistema de gobierno de la Iglesia. Todo sistema de gobierno debe contener estos
principios básicos, de lo contrario estará violando la voluntad de la cabeza, que es
Cristo.
Debemos empezar afirmando que toda iglesia bíblica tiene el poder y autoridad,
delegado por Cristo, para administrar sus asuntos espirituales. (Mateo 18:15-20; 1 Co.
5:1-13). “En estos pasajes, el receptor definido de este poder es la Iglesia local. Aun la
iglesia local en Corinto, con todos sus problemas, posee este poder. Su completa
suficiencia es indicada por la mención de las llaves del reino en Mateo 18:18,19. en 1
Corintios 5, se indica esta suficiencia mediante la afirmación de que en su asamblea
estaba presente el poder del Señor Jesús (v. 4) y mediante el mandato de expulsar al
inicuo en los versículos 7 y 13; el origen de este poder es, claramente, Cristo mismo
(Mt. 18:20; 1 Co. 5:3-5). El propósito específico de este poder incluye aun la
excomunión de un miembro de la iglesia (Mt. 18:17; 1 Co. 5:7,13), pero también Mateo
18:20 indica la adoración.”32
“La cabeza de la Iglesia es el Señor Jesucristo, en quien, por el designio del Padre, todo
el poder requerido para el llamamiento, el establecimiento, el orden o el gobierno de la
Iglesia, está suprema y soberanamente investido”. Confesión Bautista, Cap. 26, art. 4
- Efesios 5:24: “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las
casadas lo estén a sus maridos en todo.” Este pasaje deja muy claro que la
Iglesia debe obedecer voluntariamente los mandamientos y principios de
Jesucristo. Mas adelante estudiaremos que los pastores son líderes en las
Iglesias locales, pero la Biblia jamás aprueba que estos puedan legislar o
mandar cosas contrarias a lo mandado por Cristo. Las Iglesias locales solo
están obligadas a obedecer a Jesucristo como su cabeza . Esto no quiere decir
que los pastores o ancianos deben ser desatendidos en sus enseñanzas o
exhortaciones, ya que ellos son directamente responsables de administrar el
gobierno de Cristo, solamente basados en los mandatos divinos y no en sus
caprichos o imaginaciones.
- La Iglesia Católica Romana cree que Jesucristo es la cabeza invisible de la
Iglesia, pero también afirma que esta necesita una cabeza visible que
represente o sea vicario de Cristo en la tierra. Esta teoría no encuentra apoyo
en las Escrituras porque la Biblia en ningún sentido nos habla de dos
Iglesias, una invisible y otra visible. Solo hay una Iglesia de Cristo la cual se
expresa a través de Iglesias locales visibles. (Ya hemos visto que podemos
hablar de Iglesia invisible solo en el sentido de que nosotros no podemos ver
cómo el Espíritu de Dios une a un miembro con otro en el cuerpo de Cristo y
en sentido de que nosotros no sabemos quiénes realmente han sido
regenerados por el Espíritu y por ende pertenecen a la Iglesia verdadera). Por
lo tanto siendo una sola Iglesia y un solo cuerpo, solo tiene una cabeza, la
cual es Cristo. Los pastores o ancianos no son cabeza sino mas bien
administradores de la Palabra del Evangelio.
- Alguna vez leí estas palabras: “Antes de la reforma había un Papa en la
Iglesia, después de la reforma hay un Papa en cada iglesia”. Esta frase refleja
el descarrío que ha sufrido la Iglesia en estos últimos tiempos. Nuevamente
está regresando el sistema papal de gobierno autoritario a través de una
persona “ungida”. Muchas Iglesias evangélicas se han convertido en un
nuevo reino medieval dirigido por una persona que se aprovecha de la
necesidad religiosa de las personas para explotarla.
Otros pasajes que nos dejan ver a Jesús como única cabeza de la Iglesia son:
- Efesios 1:22-23: “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza
sobre todas las cosas a la iglesia, 23la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel
que todo lo llena en todo.”
- Efesios 4:15-16: “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo
en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo, bien
concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor.”
- Colosenses 1:18-20: “y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es
el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; 19por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda
plenitud, 20y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que
están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante
la sangre de su cruz.”
- Colosenses 2:9-10, 19: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud
de la Deidad, 10y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 45
Jesús gobierna a la Iglesia no solo como su salvador que está unido orgánicamente con
el cuerpo, sino que también lo hace como Rey, él tiene la autoridad y gobierna a su
Iglesia. Mateo 16:18, 19; Mateo 23:8, 10; Juan 13:13; I Corintios 12:5; Efesios 1:20-23;
Efesios 4:4, 5, 11, 12
Jesús gobierna a su Iglesia como Rey. “El es Rey de cada alma viviente. Él la traslada
del reino de las tinieblas. Él la trae a la sujeción a Él mismo. Él gobierna y reina sobre la
misma. Cada creyente reconoce a Cristo como su soberano absoluto; Señor de su vida
interior así como de la exterior. Le entrega a Él toda la sumisión de la razón, de la
conciencia y del corazón. Hace de Él el objeto de la reverencia, del amor y de la
obediencia. En Él confía para ser protegido de todos los enemigos, visibles e invisibles.
En Él se apoya esperando la ayuda para cada emergencia y para el final triunfo. Es a Él
que se adhiere la lealtad del creyente. El propósito dominante de la vida deviene el
comportarse como buen soldado de Jesucristo, darse y ser usado en Su servicio y en el
avance de Su reino.”35
33
MacDonald, William. Cristo amó a la Iglesia. Páginas Orientadoras. Página 19.
34
Ibid. Página 19.
35
Hodge, Charles. Teología Sistemática. Volumen II. Ed. Clie. Página 231.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 46
Ahora, para entender el gobierno y Señorío absoluto de Cristo sobre la Iglesia debemos
entender que ésta forma parte del Reino de Dios. El Señor reina sobre toda la creación,
sea esta material o espiritual. Nada escapa de su gobierno. Pero la Iglesia expresa de
manera clara y visible el perfecto Señorío y Reinado de Cristo. Las profecías del
Antiguo Testamento apuntaban a esto:
Todas estas profecías apuntaban hacia le venida, en carne, del Mesías. Esto indica que
Jesús es Rey eterno que gobierna sobre el Reino de Dios. Siendo la Iglesia la expresión
visible y clara de ese reino, en la actualidad, entonces podemos afirmar que Jesús reina
como Cabeza y Señor de la Iglesia. Nadie más puede tener estas aspiraciones. Ni
Obispo, ni sínodo, ni junta de pastores, ni apóstol, no profeta, ni ninguna otra persona.
En el Nuevo Testamento hayamos que Cristo es descrito y catalogado como ese Rey
prometido en las profecías del Antiguo Testamento.
Todos los hombres que reconocen el Señorío de Cristo conforman su reino, un reino que
no tendrá fin. La Iglesia es esa comunidad, local y universal, que reconoce el gobierno
soberano de Cristo, pero no un gobierno o autoridad compartida, mas bien Cristo
gobierna absoluto.
Cristo como cabeza y Rey de la Iglesia debe ser reconocido, no solo como Salvador,
sino como Señor y Dios (Jn. 20:28) “entonces evidentemente estamos no sólo obligados
a adorarle, sino también a obedecerle. Tenemos con Él la misma relación que tiene un
esclavo con su amo, excepto que nuestra sujeción a Él es voluntaria y gozosa… Es su
Voluntad y no la nuestra la que debe gobernar nuestra conducta y determinar el uso que
hagamos de nuestras capacidades. Todo lo que ganemos, sea de conocimiento, de
riqueza, de influencia, es de Él. Él, y no nosotros mismos, es el objeto o fin de nuestra
vida. Es Cristo la vida de los creyentes. Su gloria y el avance de Su reino son los únicos
objetos legítimos a los que pueden dedicar sus capacidades y recursos; son los únicos
fines consecuentes con su relación con Cristo, y con el pleno goce de la bendición que
logra la membresía en Su reino.”37
La Iglesia Católica Romana y las Iglesias que utilizan el sistema episcopal de gobierno
acusan al resto de las Iglesias de no tener una cabeza visible que mantenga la unidad
doctrinal de la Iglesia. Pero, realmente estas “cabezas visibles” lo que han hecho es
actuar y legislar contrario a la voluntad de la única cabeza verdadera de la Iglesia.
¿De qué manera práctica gobierna Cristo a la Iglesia actualmente, siendo que él no está
personalmente hoy día gobernando desde Jerusalén o alguna otra ciudad?
El Señor Jesús gobierna a su Iglesia por el ministerio actual del Espíritu Santo quien
es su vicario o representante.
Cuando Jesús estaba próximo a partir de esta tierra consoló a la Iglesia, representada por
sus discípulos, diciéndoles que él continuaría presente en medio de los creyentes a
través del Espíritu Santo. Este vicario continuaría gobernando a la Iglesia inspirando a
los Apóstoles para que recordaran las enseñanzas de Jesús y nos guiaran a toda la
verdad. Juan 14:16-18 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté
con vosotros para siempre: 17el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir,
porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y
estará en vosotros. 18No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. 26 Mas el Consolador,
el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las
cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
El vicario de Cristo se encarga de guiar a la Iglesia para que haga la voluntad del Padre.
Su Palabra revelada es la guía mas segura, como dice Pedro en una de sus cartas, pero él
también puede guiar a los santos mediante impresiones o situaciones que nos indiquen
un trabajo especial. No se trata de impresiones personales, las cuales más bien son
36
Hodge, Charles. Teología Sistemática, Volumen II. Ed. Clie. Página 229.
37
Ibid. Página 232.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 48
Debo insistir en este punto que la manera eficaz como el Espíritu Santo gobierna a la
Iglesia es a través de la Palabra Escrita. Si una Iglesia o creyente o ministro no conoce,
ni estudia, ni se somete, solamente, a la autoridad de la Palabra Escrita (Biblia), sino
que pretende encontrar otras formas de ser gobernado por el Espíritu, los tales no se
están sometiendo a su real Autoridad, sino que están buscando la guía de sus
imaginaciones o intereses personales. La Palabra de Dios, en su forma escrita, es la
forma perfecta y clara que utiliza el Espíritu Santo para dirigir a la Iglesia de Cristo,
incluso, cuando el Espíritu capacita a hombres para que guíen a la Iglesia, reclama de
estos, iluminándoles, que escudriñen las Escrituras y hablen todo lo que está de acuerdo
son la doctrina bíblica. Sin un sometimiento total a las Escrituras reveladas, no hay
gobierno ni Señorío de Cristo, y mucho menos, guía del Espíritu.
principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio, bien
coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en quien vosotros
también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. (Hch. 1:20-26)
Apoc. 21:14: Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce
nombres de los doce apóstoles del Cordero.
El E.S. capacita y aparta a ciertos varones de la asamblea para que sean los
pastores, ancianos u obispos.
Una Iglesia organizada de acuerdo a la mente de Cristo, está compuesta por oficiales y
miembros. Los oficiales son: Pastores u Obispos y diáconos.
Filipenses 1:1: Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo
Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:
Los pastores u obispos o ancianos, deben ser escogidos y apartados por la asamblea,
para que administren la predicación de la Palabra, las ordenanzas y la disciplina.
1 Timoteo 3:1-13. Tito 1:9: 9retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada,
para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que
contradicen.
Las Iglesias deben procurar y orar al Señor para que levante varios hombres como
ancianos, pues, es el propósito de su Cabeza que las Iglesias tengan mas de un pastor u
anciano. Hechos 20:17, 28: 17Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los
ancianos de la iglesia. 28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 50
Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él
ganó por su propia sangre (Fil. 1:1; Hch. 14:23; Tito 1:5).
Los pastores o ancianos no son autonombrados, es Cristo quien los llama mediante la
vocación interna dada por el Espíritu y el reconocimiento de la Iglesia. Quiero resaltar
esto debido a que hoy día hayamos a muchas personas que deciden empezar un grupo
de estudio bíblico en casa, y cuando este grupo ha crecido, la persona que lo inició se
autonombra pastor. Este modelo no es bíblico. La misma congregación debe
reconocerle como tal, y otros ancianos o pastores, deben aprobar el llamado.
Hoy día hay preocupación, en algunas iglesias, por cumplir con este mandato bíblico.
Para ello están designando ancianos que ayuden al pastor en su labor ministerial.
Realmente esto es un adelanto en ajustarse al modelo bíblico. Pero aún faltan muchas
cosas por hacer y corregir. Por ejemplo, ¿Enseña el modelo bíblico que la autoridad del
pastor debe estar por encima del resto de los ancianos? ¿Realmente hay diferencia entre
ser pastor o ser anciano?
Los verdaderos pastores u ancianos deben dedicarse a alimentar y cuidar la Iglesia local.
Estos son humildes servidores que no buscan ser servidos sino que se dedican a ser
ejemplos de una vida piadosa. Si alguien se llama pastor pero no tiene estas
características el tal es falso y lo hace por alguna clase de ganancia personal, llámese
dinero, bienestar o reconocimiento. 1 Pedro 5:1-3 Ruego a los ancianos que están entre
vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que
soy también participante de la gloria que será revelada: 2Apacentad la grey de Dios que
está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por
ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3no como teniendo señorío sobre los que
están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.
En un principio, los apóstoles, cuando la Iglesia era aún naciente, eran los encargados
de nombrar a los ancianos para cada Iglesia que ellos mismos fundaban. Pero en la
Biblia no encontramos ninguna enseñanza respecto a algún cuerpo de ancianos, o
prelados o directivos intereclesiásticos encargados de escoger y nombrar ancianos en las
Iglesias locales. LAS DIRECTRICES apostólicas contenidas en las Escrituras, por
inspiración del Espíritu Santo, son las que deben gobernar y guiar a cada Iglesia local
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 51
para que, de común acuerdo entre los miembros de la asamblea, escojan a sus pastores y
diáconos.
Hechos 6:1-6: En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo
murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran
desatendidas en la distribución diaria. 2Entonces los doce convocaron a la multitud de
los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para
servir a las mesas. 3Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen
testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este
trabajo. 4Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.
5
Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del
Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás
prosélito de Antioquía; 6a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando,
les impusieron las manos.
Los nuevos ancianos o pastores de las Iglesias primitivas, luego de determinado tiempo,
ya no eran nombrados directamente por los apóstoles, sino que cuando estas iglesias
fueron fuertes, eran las encargadas de escogerlos y ordenarlos. I Timoteo 4:14: No
descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de
las manos del presbiterio.
Así también lo afirma la confesión de 1689 cuando dice: “La manera designada por
Cristo para el llamamiento de cualquier persona que ha sido cualificada y dotada por el
Espíritu Santo (Ef. 4:11; 1 Ti. 3:1-13) para el oficio de obispo o anciano en una iglesia,
es que sea escogido para el mismo por común sufragio de la iglesia misma (Hch. 6:1-7;
14:23 con Mt. 18:17-20; 1 Co. 5:1-13), y solemnemente apartado mediante ayuno y
oración con la imposición de las manos de los ancianos de la Iglesia, si es que hay
algunos constituidos anteriormente en ella (1 Ti. 4:14; 5:22); y para un diácono, que sea
escogido por el mismo sufragio y apartado mediante oración y la misma imposición de
manos” (Cap. 26, Párrafo 9).
Las Iglesias locales son las encargadas de sostener a sus pastores u ancianos, y esto
deben hacerlo con alegría y gratitud.
1 Timoteo 5:17,18 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble
honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. 18Pues la Escritura dice: No
pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.
En el pasaje anterior parece haber una distinción entre los ancianos o pastores que se
encargan del gobierno de la Iglesia y otros pastores que se encargan de la predicación de
la Palabra. Pablo instruye que, si es posible, todos los ancianos deben ser sostenidos por
las ofrendas de la Iglesia, pero si no hay posibilidades, deben afanarse en sostener a los
ancianos que predican. Los presbiterianos toman este pasaje para tener dos clases de
ancianos: Ancianos gobernantes y ancianos docentes. Es práctica de la mayoría de
Iglesias Bautistas reformadas, el tener varios ancianos en cada congregación, los cuales
forman un presbiterio encargado de administrar los asuntos espirituales de la Iglesia,
pero solo uno o dos se encargan, tiempo completo, del ministerio de la predicación, los
cuales, por lo general, son los únicos que reciben sustento de parte de la Iglesia, el resto
trabaja secularmente.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 52
La Biblia exige ciertos requisitos para los que anhelan ser pastores, ancianos u obispos:
42
Ibid. Página 141.
43
MacArthur, John. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 122.
44
Henry, Matthew. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Clie. Página 1747.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 54
través de la sujeción de los hijos. Un hombre, que tenga las otras cualidades
para ser anciano, demostrará su capacidad de pastorear una iglesia, si antes
ha pastoreado la iglesia pequeña de su casa. Ha debido saber guiar a sus hijos
en los asuntos espirituales, de lo contrario no está capacitado para guiar a un
grupo mayor.
- No un neófito. El pastor o anciano no debe ser un recién convertido o un
recién bautizado. Debe ser un varón que haya transitado durante algún
tiempo considerable en los caminos de la fe. Poner a un nuevo creyente en
funciones de liderazgo es exponerlo a la tentación del orgullo.
- Que tenga buen testimonio de los de afuera. Los pastores deben tener
reconocimiento moral de los no creyentes. No quiere decir esto que va a ser
aceptado por todos. De seguro que muchos denigrarán de él, especialmente
en lo que se relaciona con su fe religiosa. Pero nadie deberá hablar de su
conducta o testimonio. “La Biblia espera que la vida de todo creyente sea un
testimonio positivo para el mundo que está mirando, y esto es muy cierto en
quienes se desempeñan como pastores. Pablo exhortó a los filipenses a que
fueran “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una
generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como
luminares en el mundo” (Fil. 2:15). Colosenses 4:5 exhorta a los creyentes a
que anden “sabiamente para con los de afuera”. Pedro escribió:
“Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en
lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el
día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” (1 P. 2:12).56
Realmente el pastorado no es para todos. Los requisitos que deben cumplirse son
numerosos, pero esto no quiere decir que difícilmente se encontrarán hombres así.
Recordemos que, debido a nuestra naturaleza caída, la imperfección es la que nos
abruma, pero Dios mismo se encarga de levantar hombres con estas cualidades y de
perfeccionarlos para la obra del ministerio. Definitivamente esto es obra de la gracia. Es
por eso que las iglesias locales deben orar al Señor para que levante hombres idóneos
que puedan ser pastores o ancianos. No debemos apresurarnos en designar para tal
oficio a varones que no llenan todos los requisitos, pues, los resultados van a ser
funestos. Numerosas iglesias han sido divididas y acabadas por hombres que no estaban
dotados con todas estas cualidades. Si Jesús es el dueño de la Iglesia, él se encargará de
dotarla con dones especiales, no debemos apresurarnos.
Las responsabilidades indicadas por las Escrituras para los ancianos o pastores son:
deduce que los oficiales reconocidos de la Iglesia deben ser los encargados
de dirigir estas ordenanzas, siendo que ellos ministran la predicación de la
Palabra. Aunque esto no limita el que, bajos circunstancias especiales y de
gran dificultad para que un pastor ministre los sacramentos, la membresía de
la iglesia delegue esta responsabilidad en algunos hermanos de buen
testimonio.
- El gobierno y la disciplina en la Iglesia. Los apóstoles ordenaron ancianos en
cada congregación para que ellos se encargaran de dirigirla, guiarla y
edificarla, basados en el fundamento de Cristo y los apóstoles (Hch. 14:23).
Siendo así a ellos les compete ser los presidentes en toda reunión de
negocios y estar al frente en el ejercicio de la disciplina eclesiástica, aunque
toda la Iglesia (los miembros) deben participar en esta toma de decisiones
(Mat. 18:17; 1 Cor. 5:2-5).
La Biblia presenta a los diáconos trabajando junto a los pastores u obispos (Fil. 1:1).
Pero ¿Cuáles son las funciones que ellos deben asumir? Realmente existen varias
opiniones al respecto. Algunas iglesias tienen a los diáconos como los administradores o
gerentes de la misma y ellos se convierten en los jefes del pastor. Todas las decisiones o
empresas que el pastor o la Iglesia desean desarrollar deben contar con el visto bueno de
los diáconos. Por otro lado hay iglesias donde los diáconos solo desarrollan labores
sociales para el bienestar de los más pobres.
Harvey, define la naturaleza del diaconado así: “La palabra “diáconos” significa, por lo
regular, el que sirve, un siervo empleado en cualquier ramo; pero se aplica
especialmente en las Escrituras a la segunda clase de oficiales eclesiásticos. De éstos
tenemos probablemente la primera mención en el nombramiento de los siete (Hch. 6:1-
6); porque el trabajo para el cual fueron escogidos – para “servir a las mesas”, o tener
cuidado de los negocios temporales de la iglesia – es uno de necesidad universal y
permanente, al mismo tiempo que se reconoce como distinto de aquel que se asigna para
el ministerio – “la oración y el ministerio de la palabra” – se consigna con el verdadero
“diaconein”, término apropiado para el trabajo del oficio de los diáconos.”57
Alberto Barrientos dice, respecto a los diáconos “fue formado un número de personas
encargadas de atender a ciertos grupos de necesitados. Se les llamó diáconos, y como su
palabra lo indica, su función era servir. Así los diáconos aparecen como auxiliares del
ministerio principal.”58
Un buen número de eruditos concuerdan en afirmar que es difícil probar el origen del
ministerio diaconal relacionándolo con Hechos 6, aunque puede haber una conexión
indirecta.
alimentos (Luc. 4:39; 10:40; Juan 2:5; Juan 12:2). En Romanos 13:4 se
utiliza la palabra diakonos para indicar el servicio de los soldados y policías
para el buen orden en la comunidad; 1 Cor. 12:5 indica que todos los
cristianos ejercemos algún tipo de servicio espiritual (diakonía). Romanos
12:6-8 habla del don de servicio (diakonía), aunque lo mas probable es que
aquí no se refiera al cargo específico de diácono.
Los requisitos para ocupar el cargo oficial de diácono también pueden ayudarnos a
entender cuáles son sus responsabilidades (1 Timoteo 3:8-12):
Para ello es necesario que las Iglesias locales conformen juntas directivas,
especialmente compuestas por un representante legal, un secretario y un tesorero. Estos
cargos no pueden tener el grado de oficiales de la Iglesia, puesto que no tiene ningún
sustento bíblico darle ese significado. No tienen autoridad espiritual como la que si han
recibido los pastores o ancianos. Solamente son colaboradores en asuntos legales y
financieros de la Iglesia.
También es importante que las Iglesias locales tengan sus estatutos o constitución con el
fin de presentarla ante las autoridades gubernamentales, cuando así lo soliciten. Esta
constitución tiene como fin establecer las reglas y normas que guiarán, en asuntos
legales, el buen orden de la comunidad religiosa.
Otros aspecto que deseo tocar en este ítems se relaciona con la participación de la
membresía de la Iglesia local en los asuntos administrativos de la misma. Es saludable y
de buen testimonio, que los pastores o ancianos no se encarguen de manejar los dineros
recolectados en la congregación. En las Escrituras hayamos ejemplos de cómo los
apóstoles y los ancianos se cuidaban de manejar con la mayor transparencia los dineros
u ofrendas de la comunidad cristiana:
Es recomendable que la Iglesia local escoja a creyentes idóneos para que se encarguen
de manejar los asuntos administrativos de la misma. Los pastores deben ocuparse en lo
que les corresponde por instrucción divina. Debemos evitar que los pastores se ven
obligados a gastar sus energías en manejar asuntos materiales de la Iglesia.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 62
Sin miembros no hay Iglesia. Sin ovejas no se necesita pastor. En nuestra definición de
Iglesia decíamos que esta es la “asamblea compuesta por personas que han sido
llamadas por el Evangelio de Cristo para apartarse del mundo, andar en novedad de vida
y glorificar a Dios”. Solamente cuando hay un grupo de personas con estas
características especiales, las cuales se unen por un mutuo acuerdo de vivir en
obediencia total a la Palabra de Dios, podemos hablar de Iglesia. No importa si son 10 o
son miles. Si ellos reconocen la autoridad de Cristo, son una iglesia. No podemos hablar
de Iglesia, ni de pastores, cuando no hay miembros.
somos miembros los unos de los otros.” Efesios 5:28-32: “Porque somos
miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.”
- La Biblia habla de la supervisión pastoral sobre los miembros. Hch. 20:28-
32: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu
Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual
él ganó por su propia sangre. 29Porque yo sé que después de mi partida
entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.
30
Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas
para arrastrar tras sí a los discípulos. 31Por tanto, velad, acordándoos que
por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a
cada uno. 32Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su
gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los
santificados.”
- La Biblia habla de la disciplina en la Iglesia (sobre los miembros). Mateo
18:15-18 “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú
y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. 16Mas si no te oyere, toma
aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda
palabra. 17Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia,
tenle por gentil y publicano. 18De cierto os digo que todo lo que atéis en la
tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será
desatado en el cielo.”
- La Biblia habla de unirse (hacerse miembro) a la Iglesia. Hch. 2:40-42: “Y
con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos
de esta perversa generación. 41Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42Y
perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros,
en el partimiento del pan y en las oraciones.”
- La Biblia habla de que la Iglesia Aumentaba en Número (de miembros), es
decir, tenían una lista de miembros. Hch. 5:12-14: “Y por la mano de los
apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban
todos unánimes en el pórtico de Salomón. 13De los demás, ninguno se atrevía
a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. 14Y los que
creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de
mujeres.”
(Hch. 4:32-35). Los verdaderos discípulos de Cristo se reunían con todos los que
conformaban la asamblea o iglesia local de Jerusalén, de tal manera que el resto del
pueblo los podía identificar como creyentes en el nombre de Jesús (Hch. 5:12-13). Pero
no era una unión esporádica, cuando celebraban los cultos, sino que era más fuerte y
ésta consistía en que todos se identificaban como miembros plenos de la Iglesia local,
con derechos y responsabilidades. No era como algunos pretenden hacer hoy,
simplemente asistir a los cultos, sin ninguna responsabilidad ni compromiso. Este no es
el modelo bíblico para el creyente. Cuando se desataron las persecuciones religiosas en
Jerusalén y sus alrededores ¿Cómo identificaban a los creyentes en Cristo? De seguro el
pueblo y las autoridades podían identificarlos porque eran miembros regulares de las
asambleas locales de creyentes, es decir, no practicaban su fe de manera aislada y
solitaria (Hch. 8:1-3). Los perseguidos eran miembros de la Iglesia como dice Hechos
8:1: “En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en
Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los
apóstoles.”
Cuando los apóstoles y el resto de creyentes fueron esparcidos por otras ciudades y
lugares, predicaron el evangelio conforme al mandato de Cristo, y en todo lugar
establecieron comunidades de creyentes, es decir, Iglesias. Nunca instaron a nadie para
que practicara su cristianismo solitariamente. Cuando se predicó el Evangelio por
primera vez en Samaria, a través de Felipe, los apóstoles enviaron a Pedro y a Juan para
confirmar la obra del Señor. ¿A quiénes fueron ellos? A los nuevos discípulos ¿Cómo
los identificaron? Porque ellos habían conformado una asamblea (Iglesia) en esa ciudad.
Por eso fue sencillo localizarlos y hablarles a todos juntos. No estaban aislados. Cuando
Saulo fue encontrado por el Señor, camino a Damasco, entró a la ciudad y estuvo con
los discípulos de Cristo en esa ciudad. Estos discípulos habían conformado una
asamblea local, así fue como Pablo pudo estar con ellos varios días, aprendiendo las
verdades del Evangelio. Al poco tiempo, después de Pentecostés y la conversión de
Pablo, el evangelio se había extendido por toda Judea, Galilea y Samaria. Pero nos
convertidos no andaban de manera solitaria sino que se unían para conformar iglesias
locales (Hch. 9:31). Las Iglesias locales disfrutaban de paz y tranquilidad, por algún
tiempo. Estas Iglesias locales habían sido conformadas por los creyentes o discípulos de
Cristo. Nadie mas formaba parte de estas iglesias. Los creyentes de Antioquia también
entendieron que debían unirse para conformar una Iglesia local y así fue que lo hicieron,
recibiendo allí, por primera vez, el nombre de Cristianos, con el cual se designó a todos
los creyentes en el Evangelio de Jesucristo.
Necesitaríamos escribir otro libro para poder abarcar todo el consejo de Dios respecto a
la membresía en la Iglesia local, pero, creo, que con los testimonios bíblicos anteriores
sea suficiente para demostrar este principio.
Ahora, ¿quiénes pueden ser recibidos como miembros en una Iglesia local?
alguien sea regenerado, pero este conocimiento debe ser esencial para
que una persona realmente sepa lo que es ser un seguidor de Cristo. En el
testimonio que nos presenta Hechos hayamos que las personas unidas a
las iglesias locales eran aquellas que habían aceptado el mensaje del
Evangelio de Cristo y querían ser sus discípulos. Las primeras iglesias
estaban conformadas por aquellos que “perseveraban unánimes en
oración y ruego”, los que recibían con gusto la Palabra predicada, los que
creían. Los miembros de la Iglesia de Roma eran los “amados de Dios,
llamados a ser santos”. Estos se distinguían del resto de los hombres en
que habiendo sido siervos del pecado ahora habían obedecido de corazón
a la forma de doctrina a la cual habían sido entregados, y libertados del
pecado, habían sido hecho siervos de la justicia. Los miembros de la
Iglesia de Éfeso son llamados por Pablo como “los santos y fieles en
Cristo Jesús, quienes habían recibido vida después de estar muertos en
delitos y pecados. El apóstol Pablo manda a la Iglesia de Tesalónica que
se aparten de todo hermano que anduviere fuera del orden. (2 Tes. 3:6).
No podía mantenerse como miembro de la Iglesia alguien que estuviera
en contra de la profesión y la conducta cristiana. El Nuevo Testamento
requiere que los miembros de las iglesias anden en fe, amor, gozo,
esperanza, puesto que ellos son “hijos de Dios”, “herederos de Dios”,
“coherederos con Cristo”, “luz del mundo” y “sal de la tierra”.
“Claramente tales deberes y relaciones presuponen la religión
experimental como base de unión con una iglesia”64. Los miembros de
las iglesias bíblicas son llamados, en el Nuevo Testamento, como:
Discípulos de Jesucristo (Mt. 22:16; Jn. 2:2; Hch. 6:1), santos (Rom. 1:7;
1 Cor. 1:7; 2 Cor. 1:1; Ef. 1:1; Fil. 1:1), Hijos de Dios (Juan 1:13; 3:3; 1
Jn. 3:1), creyentes (Jn. 3:14-15; Rom. 3:24-28; Col. 2:6-7; Hch. 11:2).
Por todo lo anterior es evidente que la membresía de la Iglesia local debe
estar compuesta por personas regeneradas. La confesión de fe de 1689,
hablando sobre el tema de los miembros, afirma lo siguiente: “Los
miembros de estas iglesias son santos por su llamamiento, y en una
forma visible manifiestan y evidencian (por su profesión de fe y su
conducta) su obediencia al llamamiento de Cristo (Mt. 28:18-20; Hch.
14:22,23; Ro. 1:7; 1 Cor. 1:2, 13-17) y voluntariamente acuerdan andar
juntos, conforme al designio de Cristo, dándose a sí mismos al Señor y
mutuamente, por la voluntad de Dios, profesando sujeción a los
preceptos del evangelio. (Hch. 2:41,42; 5:13,14; 2 Co. 2:6-8).
2. Requisito ceremonial: Bautismo. El Nuevo Testamento presenta a una
Iglesia que bautizaba a todos aquellos que se identificaban como
seguidores de Jesús. Su ingreso a la familia de Dios, o a la asamblea
local, estaba marcada por el símbolo del bautismo. “Así que, los que
recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como
tres mil persona.” (Hch. 2:41). Todo aquel que profesaba fe en la Palabra
del Evangelio debía ser bautizado y así era añadido a la comunidad local
de creyentes. “Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir
el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu
Santo también como nosotros?” (Hch. 10:47). Todos los que eran
injertados por el Espíritu Santo al cuerpo de Cristo, debían ser bautizados
con agua como señal externa de su nuevo estado espiritual. Otros pasajes
64
Harvey, D.D. La Iglesia. Ed. Clie. Página 27.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 67
- Promover la edificación y la paz. Ejercer los dones que haya recibido del
Señor, con humildad y sumisión.
- Apoyar y someterse al liderazgo de la iglesia.
- Orar constantemente por la edificación de la Iglesia
- Conducirse en una vida cristiana piadosa, mediante la devoción personal a
Dios, una vida familiar piadosa, el evangelismo personal, uso de la libertad
cristiana y la separación del mundo.65
“Es la voluntad y señalamiento del Señor Jesucristo, el Rey y Cabeza de sus iglesias,
que los miembros de la Iglesia se comporten con sus pastores, como sus siervos
elegidos, que vienen en Su nombre, llevan Sus mandamientos, y llevan a cabo Sus
negocios; y quienes deben ser tratados, en todos los aspectos, en una manera que
corresponda a su oficio. En un sentido subordinado, ellos son embajadores de Cristo, y
deben ser recibidos y estimados en una manera que corresponda con la autoridad y la
gloria de Aquel que los comisiona. Cualquiera que los ignore, insulte o descuide, en la
descarga de sus deberes oficiales, desobedece y rechaza a su Divino Maestro, quien
resentirá intensamente todas las injurias hechas a ellos. Aquellos que entretienen
pensamientos bajos del oficio pastoral, y desdeñan su ministerio que hablan con rechazo
de sus ministros, que levantan un espíritu de resistencia a sus consejos, advertencias y
reproches, ciertamente los rechazan, y no solo a ellos sino también a Aquel que los
envió! Y por tal conducta ellos seguramente incurrirán en gran desagrado a Cristo (Luc.
10:16; 1 Ts. 4:8; 5:12,13).”66
Aunque el Nuevo Testamento no nos presenta a los pastores u obispos como una casta
especial de sacerdotes, sino que son siervos llamados de entre los miembros de la
Iglesia, lo cierto es que la Biblia insiste en que todos debemos darles honor, respeto y
admiración por la labor que realizan. La Biblia, por enseñanza o testimonio, nos enseña
que los miembros de las Iglesias locales deben a sus pastores:
Algunas personas, por diferentes razones, tratan de llevar su cristianismo de una manera
privada, sin hacerse miembros de una iglesia cristiana formalmente. Unos no se unen
por traumas ocasionados en iglesias donde anteriormente se congregaban y sufrieron los
abusos de un pastor dictador o, de alguna manera, fueron abusados. Otros no se unen a
una iglesia local porque temen ingresar a un grupo sectario, o porque sospechan de los
pastores que utilizan la fe de las personas para sacar provecho económico, popularidad y
algunos logros políticos. Aunque debe tenerse mucho cuidado a la hora de tomar una
decisión tan importante, como es el hacerse miembros de una iglesia local, esto no debe
ser razón para aislarse. Recordemos que el cristianismo debe vivirse en las comunidades
o asambleas locales constituidas por Cristo. La fe bíblica siempre está relacionada con
la vivencia de un pueblo redimido por Cristo. A continuación quiero presentar algunas
de las razones y ventajas por las cuales todo creyente debe procurar hacerse miembro de
una iglesia local bíblica:
Antes de analizar este tema quiero provocar en los lectores una profunda y sincera
preocupación por el tema de la disciplina en la Iglesia, tomando, textualmente, las
palabras de Daniel E. Wray:
Las Iglesias locales, siendo expresión verdadera de la Iglesia de Cristo, han recibido la
autoridad divina para ejercer disciplina entre sus miembros. “Entendemos por disciplina
la acción que la Iglesia local se ve obligada a tomar con alguno de sus miembros,
cuando éste rehúsa apartarse de un grave error doctrinal o de un pecado notorio y
escandaloso. La disciplina es algo necesario para preservar el testimonio y la pureza de
una Iglesia.”68
La palabra disciplina se deriva del latín “disco” que, literalmente, significa: “Yo
aprendo”. De esta palabra se desprenden los términos “discípulo”, “aprendiz”,
“disciplina”, “enseñanza” y “sumisión”. El Señor Jesús mira a su Iglesia como una
asamblea disciplinada, donde todos son discípulos y desean crecer hacia la madurez. La
ética cristiana debe gobernar las relaciones entre los creyentes. Los principios
establecidos por la Ley de Dios son una norma que delimitan el buen mantenimiento de
las relaciones personales, y, especialmente, la obediencia a Dios. Estas leyes actúan
como una norma preventiva, pero también establecen códigos de ética correctiva.
67
Wray, Daniel E. La Disciplina bíblica de la Iglesia. CD Biblioteca Puritana. Iglesia Bautista de la
Gracia. Página 2.
68
Lacuela, Francisco. La Iglesia, cuerpo de Cristo. Ed. Clie. Página 231.
69
Henry, Matthew. Comentario Bíblico (Obra completa). Ed. Clie. Página 1152.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 75
70
Gracias a los modernos movimientos neocarismáticos en la Iglesia latinoamericana se ha dado una
errónea interpretación, y en consecuencia un mal uso, a los términos “atar” y “desatar” utilizados por
Cristo en este pasaje. Algunos cristianos creen que ellos tienen el poder en su lengua para atar y desatar
enfermedades, problemas o bendiciones en los demás. Esto es un concepto pagano ligado a los postulados
de la Nueva Era. Solo Dios tiene el poder para hacer o crear cosas con sus palabras. Este pasaje, dado en
el contexto de la disciplina eclesiástica, se refiere a la autoridad que tiene la Iglesia local, como un
organismo vivo y templo del Espíritu Santo, para juzgar asuntos de conducta y doctrina, y, si es necesario,
expulsar a una persona de su membresía. El hecho de expulsar (o también prohibir algo) Jesús lo
denomina con la palabra “atar” y, cuando una persona es restituida a su lugar entre la asamblea local,
entonces se le ha “desatado”. Estas palabras corresponden a la terminología utilizada por los rabinos en su
tiempo y significan “declarar prohibido o permitido, y de ahí para quitar o imponer una obligación”.
(Diccionario Teológico del N.T. Libros Desafío. Página 150).
71
Hendriksen, William. Mateo. Libros Desafío. Página 736.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 76
2. Por medio del consejo privado. Mateo 5:23-24; 18:15-18. Nunca se debe llevar el
caso de pecado u ofensa de un hermano al conjunto de la Iglesia sin antes tratar de
llevarlo al arrepentimiento en privado.
3. Por medio de la acción congregacional pública. 1 Cor. 5:1-13; 2 Tes. 3:6. Cuando se
trata de pecados públicos que afecten el buen nombre de la Iglesia, debe ejercitarse una
disciplina pública, siempre con amor. Esta disciplina tiene como fin el fomentar un
arrepentimiento sincero, o la excomunión del miembro si persiste en su falta.
La disciplina debe ser ejercitada por la Iglesia local. Ella tiene la autoridad de Cristo
para hacerlo. En Mateo 18:15-20 Jesús afirma que las decisiones disciplinarias de la
Iglesia local son tenidas como valederas en el cielo. Esta disciplina debe ser realizada de
acuerdo a la Palabra de Dios y la guía del Espíritu Santo. Los pastores o ancianos son
los encargados de ejecutarla, toda vez que ellos han sido ordenados para ello por la
congregación.
Ninguna Iglesia puede considerar como una opción el ejercer la disciplina preventiva o
correctiva. Recordemos que el carácter santo de la Iglesia, como luz y sal en medio del
mundo, debe conservarse como un estandarte firme e inquebrantable. Cuando la iglesia
es flexible en aplicar los correctivos disciplinarios requeridos por las Escrituras está
permitiendo que la putrefacción del pecado corroa los cimientos de su vocación santa.
“El evitar disciplinar a un miembro de acuerdo al mandamiento de la Palabra de Dios es
en sí mismo un pecado colectivo para toda la asamblea (Vea este principio y fuerte
amonestación en 1 Co.5:1-13).”73 Aunque, algunas veces, disciplinar un pecado
específico en un miembro de la Iglesia puede generar otras complicaciones, de todas
maneras la Iglesia local debe ejercer la disciplina, no puede, ni tiene la autoridad para
declinar este asunto tan importante. “La iglesia que rehúsa ejercer la disciplina, no
podrá demandar el respeto del mundo y tampoco la confianza de sus propios
miembros.”74
Para resumir este asunto de la disciplina eclesiástica copio las palabras de Downing
“Existe un propósito múltiple para la disciplina de la iglesia. Se debe hacer con el
motivo de glorificar a Dios mediante la obediencia a su Santa Palabra. El no ejercer la
disciplina cuando las Escrituras lo demandan, deshonra a Dios por la desobediencia (1
Co.5:1-8, 12-13; 10:31). Dios nunca es glorificado por la desobediencia. Un amor
sentimental (es decir, un amor que se deriva de las emociones más bien que del reflejo
del carácter justo y santo de Dios) es pecaminoso si causa que una iglesia se abstenga de
su propia disciplina. La disciplina de la iglesia sirve para el mantenimiento de la pureza
de la iglesia, en la doctrina y en la práctica (Ro.16:17; Tit.3:10-11; 2 Ts.3:6) y es
absolutamente necesaria (cuando la Palabra de Dios y las circunstancias lo demandan).
Además, la disciplina es necesaria para mantener un testimonio piadoso y bíblico en la
comunidad, para la gloria de Dios. Cualquier situación escandalosa o pecaminosa que
llega a ser conocida por la sociedad, trae reproche sobre el nombre y la causa de Cristo.
(Vea el principio de poseer un testimonio apropiado delante de los que están fuera de la
iglesia, 1 Timoteo 3:7.) Finalmente, el propósito es el de restaurar o excluir al miembro
culpable. Si existe un genuino arrepentimiento (es decir, un arrepentimiento mostrado
por los “frutos”, Mateo 3:8; Lucas 17:3), luego puede existir la restauración; pero sin el
arrepentimiento el miembro culpable debe ser quitado de la membresía (Mt.18:17; 1
Co.5:13; Tito 3:10-11).”75
75
Ibid. Página 30.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 79
La Iglesia está llamada por su Salvador para que sea edificada constantemente. Esta
edificación se da a través de lo que, en teología, llamamos los medios de gracia. Estos
medios de gracia se encuentran encabezados por la Predicación de la Palabra. Ella nos
conduce a un crecimiento sólido en la gracia. Pero también hay otros medios a través de
los cuales somos edificados, como la oración, las celebraciones cúlticas y los
sacramentos u ordenanzas.
expreso de que sean continuados; (3) su uso esencial como símbolos de actos divinos
que forman parte de la revelación evangélica. Hay sólo dos ritos obligatorios para todos
los cristianos que cumplen estos requisitos. No hay justificativo bíblico para otorgar a
los otros ritos llamados también sacramentales (e.d. confirmación, orden, matrimonio,
penitencia, extremaunción) el mismo rango que el bautismo y la Cena del Señor, los que
desde el principio se asocian conjuntamente con la proclamación del evangelio y la vida
de la Iglesia (Hch. 2:41-42; cf. 1 Co. 10:1-4).”76
76
Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Ed. Certeza. Página 1187.
77
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de fe de 1689. Evangelical Press. Página 342.
78
Harrison, E.F., Diccionario de Teología. Ed. Desafío, Pág. 549.
79
Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Ed. Certeza. Página 1187.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 81
puesto que en las ordenanzas está acompañada por una acción distinta del participante –
no escuchándola aquí pasivamente, sino con ascenso pleno del entendimiento, corazón y
voluntad, profesándola y obedeciéndola activamente – la verdad se aprende más
claramente y con más afecto en las ordenanzas, y se hace más eficazmente el medio del
poder del Espíritu en el alma. Su eficacia, pues, puede concebirse como doble.” 80
Harvey explica que las ordenanzas son “Símbolos o representaciones visibles de las
verdades vitales y céntricas del Evangelio” y son “acciones simbólicas en las cuales se
hace una profesión de fe personal en estas verdades.”81
El Dr. Martyn Lloyd-Jones aclara algo muy importante respecto a la esencialidad de los
sacramentos: “Pero nos apresuramos a decir que los sacramentos no son esenciales, y
tomamos el pan y el vino no porque creamos que son esenciales, sino porque este
sacramento así se ha instituido y porque nuestro Señor mismo lo ha establecido como
uno de los medios de gracia. Decimos que los sacramentos no son esenciales porque,
según nuestra definición, no añaden nada a la Palabra. Y los sacramentos no transmiten
ninguna gracia específica o excepcional…. La Palabra y los sacramentos jamás deben
separarse…, los sacramentos siempre deben observarse en conexión con la predicación
de la Palabra.”82
¿Quiénes han sido autorizados para oficiar los sacramentos? En la historia del
cristianismo este ha sido un tema de debate. La confesión de Westminster afirma que
solamente los ministros ordenados pueden administrar los sacramentos, lo mismo hace
la declaración de Saboya. La primera confesión Bautista de Londres afirma que todos
los discípulos pueden administrarlos. Mientras que la Confesión de 1689 dice que las
80
Harvey, D.D. La Iglesia. Ed. Clie Página 124.
81
Ibid. Página 125.
82
Lloyd-Jones, Martyn. La Iglesia y las últimas cosas. Ed. Peregrino. Página 44.
83
Hodge, Charles. Teología sistemática (II Tomo). Ed. Clie. Página 510.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 82
ordenanzas “han de ser administradas solamente por aquellos que estén cualificados y
llamados para ello, según la comisión de Cristo”.
Algunos utilizan 1 Corintios 4:1 como sustento para afirmar que solo los ministros
ordenados pueden dispensar los sacramentos. Pero en este pasaje la palabra “misterios”
no hace referencia a las ordenanzas, aunque si habla de los ministros como
administradores.
En la gran comisión, dada por Cristo antes de subir a los cielos, podemos hallar una guía
que nos permita determinar quiénes son los autorizados para suministrar los
sacramentos. Cuando leemos la gran comisión de Mateo 28, y los pasajes paralelos en
los otros evangelios, por lo general pensamos que esta fue dada a todos y cada uno de
los cristianos, pero la realidad es que el pasaje nos presenta con claridad a quiénes
fueron dadas estas palabras. Mateo 28:16 dice: “Pero los once discípulos se fueron a
Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado”. A ellos fue a los que Cristo les dio la
gran comisión. Esto no quiere decir que los miembros están libres de ayudar en la
divulgación del evangelio, pero los directamente responsables son los apóstoles.
Sabemos que los apóstoles no llegaron a todo el mundo con el evangelio, pero ellos
ordenaron ancianos que se encargaran de continuar como administradores en el pueblo
de Dios. “¿Son los ministros ordinarios administradores de Dios? ¡Sí! Tito 1:7 utiliza la
palabra usada en Lucas 12:42 para describir al administrador. El versículo 5 utiliza la
misma palabra que se usa tanto en Mateo 24:45 como en Lucas 12:42 para describir al
administrador como designado o encargado. La aparición de estas dos palabras en este
contexto deja claro que Pablo estaba pensando en Lucas 12:42 al dar estas instrucciones
en Tito 1:5-7. Dios tiene aún administradores en su Iglesia y sobre sus siervos en la
actualidad en el oficio continuo de anciano.”84
Antes de estudiar en detalle el bautismo y la Cena del Señor, es preciso que estudiemos
el tema de la Predicación de la Palabra, siendo que ella es el principal medio de gracia.
Es mas, las ordenanzas infunden bendición en el creyente que las celebra, de acuerdo a
lo mandado por Cristo y con corazón sincero, solamente en el sentido de que ella es
acompañada de la Palabra de Dios.
Un medio de gracia es el canal a través del cual Dios transmite su gracia especial para el
crecimiento y edificación del creyente, con el fin de conformarlo a la imagen de Cristo.
En ese sentido, la Predicación de la Palabra es el medio de gracia efectivo y supremo.
Las ordenanzas, el Bautismo y la Cena, son medios de gracia, pero estando
acompañadas de la Palabra de Dios, en última instancia, es la que produce crecimiento
y bendición en el comulgante, por la aplicación poderosa del Espíritu Santo. Berkhof, a
propósito, declara: “La Biblia no sólo es el principium cognoscendi de la teología
(conocimiento de Dios), sino que es también el medio que emplea el Espíritu Santo para
84
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de fe 1689. Evangelical Press. Página 346.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 83
Hablando en sentido estricto solamente la Palabra de Dios puede ser considerada como
medio de gracia, pues, a través de ella, el Señor se dirige en forma especial a su pueblo
para transmitirles su gracia especial. A través de la Palabra es que la fe llega al corazón
del hombre, por la acción del Espíritu Santo (Ro. 10:17). Ella tiene el poder de limpiar
al creyente (Juan 15:3), producen vida (Fil. 2:16), es efectiva (Is. 55:11), es
santificadora (Ef. 5:26), es viva (Heb. 4:12) tiene la facultad de sanar (Sal. 107:20),
liberar (Juan 8:32), iluminar (Sal. 119:130) y regenerar ( Stg. 1:18). Ella es fuente de
vida nueva (1 Ped. 1:23) y alimento espiritual (1 P. 2:2). Pero la Palabra ofrece todas
estas gracias, solamente cuando el Espíritu Santo la aplica al corazón del hombre. No se
trata de un conocimiento meramente intelectual, sino del poder del Espíritu obrando a
través de y junto a la Palabra.
El bautismo cristiano
La confesión de Londres de 1689, respecto al bautismo, dice: “Es una ordenanza del
Nuevo Testamento instituida por Jesucristo, con el fin de ser para la persona bautizada
una señal de su comunión con Él en su muerte y resurrección, de estar injertado en Él
(Ro. 6:3-5; Col. 2:12: Gá. 3:27), de la remisión de pecados (Mr. 1:4; Hch. 22:16) y de
su entrega a Dios por medio de Jesucristo para vivir y andar en novedad de vida (Ro.
6:4).” Cap. 29, párrafo 1.
Todo creyente en Cristo debe ser bautizado como una señal externa, y un testimonio
ante el resto de la comunidad, de su fe interna y confianza en Jesús como Salvador y
Señor. (Mat. 28:19). Además el bautismo le une formalmente como miembro de la
iglesia local (Hch. 2:41; 2 Cor. 12:13; Gal. 3:27,28).
Otra razones por las cuales todo cristiano debe ser bautizado:
El agua es utilizada como un elemento esencial para bautizar porque así nos es indicado
87
Cobb, J.E., Manual de la Iglesia Bautista. Casa Bautista Misionera de Publicaciones. Página 89.
88
Lloyd-Jones, Martyn, La Iglesia y las últimas cosas. Editorial Peregrino. Página 52.
89
Hodge, Archibald A. Comentario de la confesión de fe de Westminster. Ed. Clie. Página 319.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 86
en la Palabra (Mat. 3:13-16; Hch. 8:36-39; 10:47). El agua en las Escrituras representa
la regeneración (Juan 7:37-38), es utilizada para la ordenación (Ex. 30:18-20), la
limpieza (Ex. 40:7-32), la purificación (Ex. 19:10) y la santificación (Ef. 5:26).
El bautismo debe ser realizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
(Mat. 28:18-20). “El significado de esto es que el bautismo era la identificación o
unificación simbólica del bautizado con aquel en cuyo nombre era bautizado. El
bautismo simboliza unirse uno mismo a Dios mediante pacto: convirtiéndose en su
seguidor o discípulo (1 Co. 1:12-15; 10:2).”90
Esta es otra ordenanza o sacramento legalmente instituida por Cristo, para ser obedecida
por todos los creyentes en todos los tiempos. Tanto la confesión de 1689 como la
confesión de Westminster declaran lo siguiente sobre la Cena del Señor: “… fue
instituida por Cristo la misma noche en que fue entregado (1 Co. 11:23-26; Mt. 26:20-
26), para que se observara en sus iglesias (Hch. 2:41-42; 20:7; 1 Co. 11:17-22,33,34)
hasta el fin del mundo (Mr. 14:24-25; Lc. 22:17-22; 1 Co. 11:24-26), para el recuerdo
perpetuo y para la manifestación del sacrificio de sí mismo en su muerte (1 Co. 11:24-
26; Mt. 26:27-28), para confirmación de la fe de los creyentes en todos los beneficios de
la misma (Ro. 4:11), para su alimentación espiritual y crecimiento en Él (Jn. 6:29,35,47-
58), para un mayor compromiso en todas las obligaciones que le deben a Él (1 Co.
11:25), y para ser un vínculo y una prenda de su comunión con Él y entre ellos
mutuamente. (1 Co. 10:16,17). Cap. 30, párrafo 1 (Confesión de 1689). Cap. XXIX,
párrafo 1 (Confesión de Westminster).
90
Waldrom, Samuel. Exposición de la confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Página 361.
91
Comentario Bíblico completo de Matthew Henry. Ed. Clie. Página 1523.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 87
Es muy importante resaltar la importancia de la Cena del Señor, en estos tiempos donde
la informalidad, el sincretismo y la devaluación de algunas prácticas cristianas son la
moda del día en algunas iglesias. De allí que Waldrom escriba “Sin atribuir una
significación mágica a la misma, la Cena del Señor es aún una parte tan importante de la
religión cristiana que puede haber pocas cosas más esenciales que entender que la Cena
del Señor. A pesar de ello, muchos cristianos no la entienden suficientemente a
fondo.”92
Esta ordenanza recibe varios nombres en el Nuevo Testamento: - Cenal del Señor. (1
Cor. 11:20) – Partimiento del Pan (Hch. 2:42) – Comunión (1 Cor. 10:16). La Iglesia
Católica y algunas iglesias protestantes en estos últimos tiempos utilizan el nombre
“Eucaristía”, el cual tiene su origen en la acción de gracias que hizo el Señor antes del
partimiento del pan. (El griego utilizado es la palabra “eucharistía”).
Las Escrituras nos presentan muchas razones para celebrar la Santa Cena. Nuevamente
insistimos en que estas ordenanzas no son opcionales para el cristiano, sino que todo
verdadero discípulo debe deleitarse en celebrarlas con el espíritu y la forma correcta. La
Cena del Señor representa y sella grandes verdades espirituales internas en la vida del
cristiano, pero especialmente en la vida comunitaria de la Iglesia. Aquellos que no
acuden a su celebración están perdiendo grandes bendiciones espirituales. A
continuación presento algunas razones bíblicas de por qué celebrar la Santa Cena:
- Porque fue instituida directamente por Cristo (Mat. 26:26-28; Marc. 14:22-
26; Luc. 22:19-20; 1 Cor. 11:23-25). Estos pasajes son evidencia irrefutable
de que Cristo la instauró para que fuera celebrada perpetuamente.
- La Iglesia apostólica celebraba la Cena del Señor el primer día de la Semana
(Hch. 2:42, 46; 20:7; 1 Cor. 10:16 y ss; 11:17).
- La Cena es un memorial que nos recuerda el sacrificio de Jesucristo. De la
misma forma como el pan es partido en la Cena y es dado para que todos lo
coman, el cuerpo de Jesús fue sacrificado u ofrecido a Dios el Padre como
propiciación por nuestros pecados. También la copa del Señor representa la
sangre derramada de Cristo para limpiarnos de nuestras maldades. Siendo
que los elementos de la Cena tienen tan sublimes representaciones, de seguro
que participar de ella es un privilegio que solo los verdaderos creyentes
pueden disfrutar. Siempre que celebramos la Cena del Señor estamos
recordando su muerte en la cruz (1 Cor. 11:26) y declaramos a todos que su
muerte significó la vida para todo un pueblo. La Cena no solo es un
memorial que debemos recordar al momento de comulgar, sino que es un
hecho presente que debe estar siempre en la predicación y mente de la
Iglesia. Todo los beneficios de la gracia son aplicables a nosotros, solamente
por ese hecho histórico del amor de Dios. Nunca debe faltar en nuestra
predicación la muerte de Jesús.
- La Cena es el sello del pacto, del nuevo pacto que Jehová hace con su
pueblo, ahora con una sangre de valor eterna, la sangre de su Hijo amado
(Heb. 8:6-8). El valor ceremonial y teológico de la Cena es elevado y de
trascendencia eterna. Así como Dios usó varias figuras en el Antiguo
92
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Página 366.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 88
Testamento para confirmar los pactos que hacía con su pueblo (El arco Iris
en el pacto con Noé, el sacrificio del cordero pascual en al pacto con Israel),
en el establecimiento del Nuevo y mejor pacto el Señor utiliza la Sangre pura
del Señor Jesucristo. A eso apunta la Cena del Señor. Es el sello del nuevo
pacto. “El culto de comunión, pues, es un recordatorio de que en y a través
de nuestro Señor Jesucristo, Dios ha hecho un nuevo pacto con los creyentes.
Cristo es el mediador del Nuevo Pacto. Él es la cabeza y el representante de
la humanidad en nuevo acuerdo, este maravilloso nuevo pacto que Dios hace
con los hombres y las mujeres.”93 Lloy-Jones insiste en que la Cena del
Señor, no debe quedarse solamente en el acto mismo de comer el pan, tomar
el vino y orar, sino que siempre debe recordar en la mente del creyente que
“al recibir el pan y el vino, Dios nos dice que estamos participando de los
beneficios del nuevo pacto. Los sella para todos nosotros. Sella todas las
promesas de Dios. Nos asegura que murió por nosotros, que estamos unidos
a Él, que hemos muerto con Él y que hemos resucitado con Él. Es como si
nos diera un documento con un sello: “Aquí está, aquí lo tienes”. El nuevo
pacto de Dios con el hombre nos pertenece a nosotros. Lo ha llevado a cabo
con nosotros.”94
- La cena es la gran celebración del pueblo de Cristo. De la misma manera
como la Cena Pascual de los judíos celebraba la liberación de Egipcio, la
Cena del Señor inunda de alegría a los comulgantes porque recuerdan el acto
histórico por el cual Dios propició y ganó nuestra liberación de la muerte, el
pecado y el diablo, mediante el sacrificio perfecto del cordero eterno. (Comp.
Luc. 14:16; Apo. 19:17; Mat. 26:29; Luc. 22:15,18; 1 Cor. 5:7: Ex. 12 y Heb.
11:28). “Este aspecto de banquete pascual, en que Cristo sella con Su sangre
la amistad con los suyos, y Su generoso amor que le induce a darse por Sus
amigos, es lo que hace tan abominables los abusos que puedan cometerse
con ocasión de la Cena del Señor (cf. 1 Cor. 11:17 y ss.).”95
- La cena del Señor también es una señal de la participación que tenemos
todos los creyentes en el Cristo crucificado. La Cena nos recuerda que somos
uno con él, que estamos injertados en su cuerpo, que hemos muerto al
pecado, de la misma forma como su cuerpo murió en la cruz. Pero la Cena,
celebrada el Domingo, día de la resurrección, también nos recuerda que
hemos resucitado con él para andar en Vida Nueva.
- La Cena es la comunión de amor fraterno, llamada en las Escrituras como
“Koinonía” (1 Cor. 10:16-17). A través de ella profundizamos de manera
práctica en el sentido de unidad que tenemos como miembros del cuerpo de
Cristo. Cuando el ministro toma el pan (entero y completo) representando el
cuerpo de Cristo, y luego lo parte y reparte a los comulgantes, está indicando
que ese cuerpo fue partido, y esa sangre derramada, con el propósito de
unirnos en un solo cuerpo para la Gloria de Dios. De allí que siempre debe
haber una profundización en esta verdad, antes de participar en la Cena del
Señor (1 Cor. 11:29). Pues, si participamos de ella, desconociendo estas
verdades que representa, no lo hacemos con la dignidad que merece esta
elevada y gloriosa celebración. La Cena no debe ser tomada tan livianamente
como a veces lo hacemos. Los ministros de la Palabra debieran dedicar un
buen tiempo, siempre que se celebra la Cena, para aclarar estas verdades que
93
Lloyd-Jones, La Iglesia y las últimas cosas. Editorial Peregrino. Página 66.
94
Ibid. Página 69.
95
Lacueva, Francisco. La Iglesia, Cuerpo de Cristo. Ed. Clie. Página 322.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 89
96
Lloyd-Jones, Martyn. La Iglesia y las últimas cosas. Editorial Peregrino. Página 68.
97
Berkhof, Luis. Teología Sistemática. Ed. T.E.L.L. Página 778.
98
Hodge, Archibald. Comentario de la Confesión de fe de Westminster. Ed. Clie. Pág. 330.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 90
.La confesión de 1689, al respecto, dice: “El Señor Jesús, en esta ordenanza, ha
designado a sus ministros para que oren y bendigan los elementos del pan y del vino, y
que los aparten así del uso común para el uso sagrado; que tomen y partan el pan, y
tomen la copa y (participando también ellos mismo) den ambos a los participantes (1
Co. 11:23-26; Mt. 26:26-28; Mr. 14:24,25; Lc. 22:19-22).
1. Estando reunidos los discípulos de Cristo junto con los pastores o ancianos,
2. Tomarán los elementos (pan y vino) y darán gracias al Señor.
3. Esto, acompañado de las palabras que Cristo declaró respecto al pan y la copa
4. Luego lo darán a los discípulos para que coman ambos elementos, lo mismo
harán los ministros.
Solamente los discípulos100 de Cristo. Los creyentes, es decir, aquellos que han sido
bendecidos por la obra de Cristo en la cruz, pueden comprender el significado y por lo
tanto están habilitados para participar de la Cena. Puesto que “los que reciben
dignamente esta ordenanza, participando externamente de los elementos visibles,
también participan interiormente, por la fe, de una manera real y verdadera, aunque no
carnal ni corporal, sino alimentándose espiritualmente de Cristo crucificado y
recibiendo todos los beneficios de su muerte. El cuerpo y la sangre de Cristo no están
entonces ni carnal ni corporal sino espiritualmente presentes en aquella ordenanza a la
fe de los creyentes, tanto como los elementos mismos lo están para sus sentidos
corporales. (1 Co. 11:28; Jn. 6:29,35,47-58; 1 Co. 10:16).” Confesión de 1689, Cap. 30.
Párrafo 7. Siendo que la Santa Cena no confiere ninguna gracia por sí misma, sino que
ella es dependiente de la fe, y toda vez que la Cena no opera por su propio poder (ex
opere operato), “no tiene ningún valor comer el pan y beber el vino si no lo hacemos
con fe… no hay nada en el pan, no hay nada en el vino como tal. La fe es esencial, por
lo que tan solo es para los creyentes”101 sean éstos débiles o “fuertes”.
Los inconversos e impíos están vetados para participar de la Cena del Señor. “Aún
cuando los ignorantes y malvados reciban los elementos exteriores de este sacramento,
sin embargo, no reciben la cosa significada por ellos, sino que por su indignidad vienen
a ser culpables del cuerpo y la sangre del Señor para su propia condenación. Entonces,
todas las personas ignorantes e impías que no son capaces de gozar comunión con él,
son indignas de acercarse a la mesa del Señor, y mientras permanezcan en ese estado,
no pueden, sin cometer un gran pecado contra Cristo, participar de estos sagrados
misterios, (1 Cor. 11:27,29; 10:21; 2 Cor. 6:14-16) ni deben ser admitidos a ellos. (1
Cor. 5:6,7,13; 2 Tes. 3:6,14,15; Mat. 7:6).” (Confesión de Westminster, Cap. XXIX,
párrafo viii.)
Aunque todos los discípulos pueden participar de la Cena del Señor es necesario que,
previamente, hagan un examen introspectivo y necesario para participar dignamente de
la Cena. “Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la
copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio
come y bebe para sí” (1 Cor. 11:28-29). Este pasaje ha sido interpretado de muchas
maneras. Algunos cristianos se restringen de participar en la Cena porque consideran
que, a causa de sus pecados, no son dignos de participar en la Cena. Es mí parecer que
100
Cuando hablamos de discípulos estamos hablando de aquellos que, además de haber prosado su fe en
Cristo para que sea su Señor y Salvador, han sido bautizados conforme a lo mandado en la Gran
Comisión. Una persona que ha profesado fe en Cristo, pero que aún no ha sido bautizado, no debe
participar de la Mesa del Señor porque aún no ha reconocido plenamente el Señorío de Cristo,
obedeciéndole en el mandato del bautismo. Además, solamente los miembros de la Iglesia, como un
cuerpo, pueden entender el significado de la Cena o Comunión. Los demás aún no pueden reconocerle
como un miembro de la iglesia, siendo que no se ha identificado con ellos en el bautismo.
101
Lloyd-Jones, Martyn. La Iglesia y las últimas cosas. Editorial Peregrino. Página 70.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 92
los que hacen eso están interpretando de una manera incorrecta este pasaje, pues,
precisamente la Cena del Señor, representando la muerte sustitutiva del cordero pascual,
es para los creyentes pecadores que, reconociendo su maldad, acuden a Cristo en busca
de su favor. No es necesaria la perfección para poder participar de la Cena. El Dr.
Martyn Lloyd-Jones cuenta una historia interesante al respecto, la cual le sucedió al
profesor escocés Rabbi Duncan: “En una ocasión estaba dirigiendo un Culto de
Comunión y observando lo que ocurría al repartir los ancianos los distintos elementos.
Observó a una mujer abatida en la congregación que estaba llorando copiosamente, pero
al llegar su turno rechazó los elementos que se le ofrecían. Vio cómo rechazaba el vino,
vio cómo rechazaba el pan, y al presenciarlo comprendió exactamente lo que estaba
sucediendo. La mujer era tan conciente de sus pecados que sentía que no tenía ningún
derecho a participar de ese vino. De modo que se levantó, levantando la copa y fue a
ella y dijo: “Mujer, tómalo, tómalo, Él murió por los pecadores”. Eso es perfectamente
correcto. La mujer estaba arrepentida.”102
Todo creyente debe acercarse a la mesa con un corazón arrepentido, sabiendo que sus
pecados han sido la causa principal del sacrificio del cordero de Dios. Cuando veo los
elementos de la Cena, estoy mirando por la fe el cuerpo y la sangre de Cristo, que fue
derramada por mis pecados. Cada uno de mis pecados causó gran dolor al Salvador. La
Cena, siendo un memorial, debe ser tomada con plena conciencia de lo que somos y de
lo que el señor ha realizado por nosotros. Por eso es preciso que antes de llegar a la
Mesa del Señor examinemos nuestros corazones y acudamos a su gracia perdonadora.
“Esa mesa simboliza la santidad de Dios y su presencia sagrada. Habiendo buscado y
obtenido el perdón de sus pecados, el pueblo de Dios puede entrar en la esfera de la
santidad de Dios…. La mesa del Señor no tolera ni la incredulidad ni la
desobediencia.”103
En los últimos tiempos muchas iglesias han dejado de utilizar vino fermentado. Unas
por consideración hacia las personas que han salido del alcoholismo y otras porque
creen que el vino utilizado por Cristo no era fermentado, toda vez que los Evangelios no
dicen literalmente que Cristo usó vino, sino el jugo de la vid. Pero Charles Hodge dice
que el vino usado en la Cena del Señor (“El zumo de la vid” y el “Zumo de la uva”) o el
vino de la Biblia “era un artículo manufacturado. No era el zumo de uva tal como existe
102
Lloyd-Jones, Martyn. La Iglesia y las últimas cosas. Editorial Peregrino. Página 71.
103
Kistemaker, Simon. 1 Corintios. Ed. Desafío. Páginas 436-437.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 93
en el fruto, sino este zumo sometido a tal proceso de fermentación que aseguraba su
preservación y que le daba las cualidades que se le adscriben en la Escritura. Esto nunca
ha sido puesto en tela de juicio en la Iglesia, si exceptuamos unos pocos cristianos en la
actualidad”104 No hay duda que el vino usado por Cristo era fermentado, él se
encontraba inmerso en una cultura vinícola por excelencia. Pero esto no debe ser
problema para los que no deseen utilizar vino fermentado. Podemos usar el jugo de la
uva, pues, no hay obstáculo en las Escrituras para ello y puede ser de ayuda para
aquellas personas que han salido del alcoholismo. Algunas iglesias utilizan vino y jugo
de uva, de esa forma cada persona puede escoger qué tomar.
De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor
indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese
cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe
indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual
hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos
examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; más siendo juzgados, somos
castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo (1 Cor. 11:27-
32).
Aunque las ordenanzas son símbolos que expresan verdades espirituales internas, siendo
que deben ser realizadas con fe, y acompañadas de la efectividad de la Palabra de Dios,
asegurada la presencia de Cristo a través de su Espíritu en medio de la congregación
reunida en su nombre y siendo éstas instituidas directamente por él; de seguro que la
celebración de ellas debe conducir a un crecimiento espiritual si se hizo en el espíritu
correcto o a disciplina de parte del Señor si se pervierte su verdadero sentido.
El apóstol Pablo en el pasaje citado al comienzo de este ítem advierte a los creyentes
que su participación indigna les conducirá a recibir una fuerte disciplina de parte del
Señor. Analicemos el pasaje.
“Cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor”. Sin entrar en los
detalles controversiales de cuál debiera ser la mejor traducción de este pasaje, quiero
resaltar algo muy importante: El pan y la Copa pertenecen al Señor. Aunque fueron
tomados del uso común diario, no obstante han sido apartados para un propósito
especial. El pan y el vino utilizados en la Cena, aunque siguen siendo pan y vino,
cuando se apartaron para este uso, se les pueden llamar el pan y el vino del Señor,
especialmente por lo que ellos están representando. “Así que, cualquiera que participa
de estos elementos sin observar la santidad del Señor, peca contra él.”105
“Será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor”. Cuando los comulgantes se acercan
sin previo examen y confesión a la Mesa del Señor, no solo están profanando la
ceremonia en sí, sino que deshonrar al que está presente en forma espiritual en ella, al
que nos ha invitado a su mesa, es decir, a Cristo. Podemos engañar al resto de los
hermanos, ocultando nuestra falta de examen espiritual y nuestro espíritu no
arrepentido, pero no podemos ocultar esto ante el dueño de la mesa. Él con ojos
escrutadores mira nuestra falta de arrepentimiento. Algunos piensan que no podemos
participar de la Cena del Señor si hemos cometido algún pecado. Si esto es así, ningún
creyente o ministro del Evangelio podría participar de ella, pues todos hemos pecado.
Lo que está indicando estos pasajes es que debemos examinar nuestra condición
pecadora y dejar que la luz de Cristo penetra en ella para que nos haga concientes de
nuestra propia pecaminosidad e indignidad ante el Señor, y como el profeta Isaías
exclamemos con sincero arrepentimiento ¡Ay de mí que soy muerto! O como el apóstol
Pablo ¡Miserable de mí! Entonces, y solo entonces, la gracia del perdón nos limpiará y
hará dignos para participar de esta mesa.
“Por tanto pruébese cada uno a sí mismo”. Esto indica que los creyentes deben
examinarse a sí mismos antes de participar de la Cena del Señor. El ministro debe
dedicar unas palabras de exhortación para el auto examen antes de participar de los
elementos. Esta exhortación también de incluir el examen de la fe, es decir, nadie debe
participar al menos que, en su corazón, realmente haya germinado la fe en Cristo como
el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El ministro debe advertir que solo
los discípulos, aquellos que han sido bautizados como señal de su fe real, están llamados
a participar de la Cena. Nadie más debe incluirse, por que no solo están participando de
una Cena a la cual no fueron invitados, sino que acarrean para sí condenación.
“Porque el que come y bebe, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para
sí”. Cualquiera que participa de la Cena sin el previo auto examen es juzgado por Dios.
Solamente ellos. Aquellos que se han abierto para que la Palabra los juzgue, y
entristecidos por sus desobediencias, acuden a la gracia perdonadora, no serán juzgados.
Una de las cosas que debemos discernir al llegar a la Mesa es “el cuerpo del Señor”.
Kistemaker dice, al respecto, que “los comulgantes deben distinguir claramente entre el
pan que comen en la fiesta de amor (ágape) para nutrir sus cuerpos físicos y el pan de la
Cena del Señor para el beneficio del cuerpo de creyentes. Comemos pan para alimentar
nuestros cuerpos, pero el mismo pan se convierte en santo cuando se aparta para la
Comunión. El acto de diferenciar tiene que ver con el comer el pan, lo cual armoniza
con el contexto inmediato.”107 El juicio del Señor, es decir, la corrección o la disciplina,
vendrá sobre los que no logran discernir la sangre y el cuerpo representado en la Cena
del Señor.
106
Ibid. 435.
107
Kistemaker, Simón. 1 Corintios. Libros Desafio. Página 437.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 95
“Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.” El
resultado de la participación indigna de algunos Corintios en la Mesa del Señor, produjo
enfermedades y hasta la muerte en ellos. No se trata de un “castigo” en el sentido
estricto de la palabra, puesto que Dios castigó nuestros pecados en el cuerpo de Cristo,
cuando estaba en la cruz. Más bien debemos hablar de la disciplina del Señor. Los
creyentes no serán condenados, aun cuando participen indignamente de la mesa del
Señor, porque su salvación está asegurada por el sacrificio perfecto y eterno de Cristo.
Pero esto no los libra de ser disciplinados por Dios. La disciplina busca nuestro
crecimiento espiritual. Ella es necesaria siempre a causa de nuestras inclinaciones
pecaminosas. Aunque no podemos juzgar las enfermedades de los demás creyentes,
sabemos por este pasaje que algunas de ellas pueden ser resultado directo de pecados
específicos, incluso la muerte.
“Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados” Hay dos
formas como Dios nos juzga: A través de su Palabra penetrando en nuestra mente y
corazón, mostrándonos nuestros pecados y conduciéndonos al arrepentimiento; o el
juicio de su disciplina cuando no hemos hecho lo anterior. Dios nos enseña a través de
Su Palabra y a través de la disciplina ¿Cuál de las dos preferimos?
“Más siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados
con el mundo.” “Dios envía castigos individuales para hacer que los culpables vuelvan
al comportamiento correcto, y envía la muerte a algunos en la iglesia para animar a los
que quedan a que elijan la santidad en vez del pecado. Aun en el caso de que el Señor
decidiera castigarnos con la muerte por profanar su mesa, será para disciplinarnos, para
evitar que seamos condenados.”108
108
MacArthur, John. 1 Corintios. Editorial Portavoz. Página 322.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 96
Hemos insistido que la Iglesia de Cristo es apostólica e histórica. Toda verdadera iglesia
debe tener las marcas distintivas que presenta las Sagradas Escrituras. Hoy día, así
como en toda época de la vida de la Iglesia, han surgido congregaciones locales que se
desvían notoriamente de la doctrina y práctica apostólica.
Incluso en el tiempo apostólico algunas congregaciones habían permitido la entrada de
graves errores doctrinales y prácticos, los cuales recibieron la represión del Señor. No
obstante continuaron siendo consideradas iglesias del Señor.
La Iglesia de Corinto. Pablo les llama “Iglesia de Dios” y a sus miembros les da la
designación de santos (1 Corintios 1:1-2). Pero esta Iglesia de Dios, compuesta de los
santificados en Cristo Jesús estaban desviándose del propósito que Cristo estableció
para Su Iglesia: - Había contiendas entre ellos (1 Cor. 1:11-13; 11:17-19) – Su
comportamiento era tan contrario al espíritu cristiano que Pablo les compara con las
personas carnales, con los inconversos (1 Cor. 3:1-4) – Un gran pecado sexual estaba
practicándose en alguno de sus miembros, y la Iglesia estaba distraída manifestando y
entreteniéndose con ciertos dones espectaculares, sin disciplinar al ofensor (1 Cor. 5:1-
2) – Los creyentes estaban defraudándose los unos a los otros (1 Cor. 6:7-8) – Algunos
“profetas” o miembros con supuestos dones de revelación estaban denigrando el nombre
de Cristo, supuestamente dando revelaciones del Espíritu Santo (falsa doctrina) (1 Cor.
12:3) – La búsqueda de dones espectaculares les había conducido al orgullo, el
egocentrismo y la falta de amor (1 Cor. 13:1-2) – La Santa Cena se había convertido en
una fiesta donde muchos se emborrachaban, y no tenían en alta estima el cuerpo y el
sacrificio de Cristo (1 Cor. 11). A pesar de todos los problemas de índole doctrinal,
moral y espiritual que se estaban presentando en esta Iglesia, el Señor aún la sigue
considerando como suya.
Las cartas de Cristo a las Siete Iglesias en el Apocalipsis también dejan ver los errores
doctrinales y de conducta que pueden ingresar a cualquier Iglesia local:
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 97
- Pérgamo. El Señor les llama la atención por retener una falsa doctrina que les
conducía a poner tropiezos espirituales, a la idolatría y al pecado sexual. Apocalipsis
2:12-15
- Tiatira. Esta iglesia consentía la presencia de una falsa profetisa que estaba llevando a
algunos miembros a la fornicación y la idolatría. Apocalipsis 2:18-23
- Sardis. Ellos se jactaban de su vida cristiana, pero en fondo no era así. Sus obras eran
desagradables ante el Señor y habían olvidado el mandato del Señor. Apocalipsis 3:1-4
- Laodicea. Este es el caso de una Iglesia que está a punto de convertirse en Sinagoga
de Satanás. Habían desviado tanto su rumbo que el Señor estaba a punto de vomitarlos.
Apocalipsis 3:14-17
En todos los casos anteriores hallamos a Jesucristo escribiendo a Sus Iglesias, aunque
muchas estaban presentando diversidad de problemas.
La confesión Bautista de 1689, Capítulo 26, art. 3, afirma: “Las Iglesias mas puras bajo
el cielo están sujetas a la impureza y al error”.
Hoy día estamos viendo como el desorden, en algunos aspectos de la vida de la Iglesia,
crece y se extiende por todas partes. Cada día surgen nuevas tendencias, movimientos,
doctrinas y prácticas extrañas a las Escrituras, y nadie dice nada. Iglesias reconocidas
por su énfasis en el estudio serio de las Escrituras, sucumben ante estos nuevos
movimientos solo con el fin de conservar a las personas en su seno, o de no ser vista
como anticuada. El modernismo, el postmodernismo, el pluralismo, el relativismo, el
ecumenismo, el pragmatismo, el neopaganismo, el neomisticismo, el esoterismo y otros
movimientos surgidos directamente del infierno están moldeando la doctrina y práctica
de numerosas iglesias cristianas hoy día. Parece que no hubiera un norte definido, sino
que los nuevos vientos cambian su rumbo de tanto en tanto.
La línea divisoria entre las iglesias cristianas de doctrina bíblica y las sectas o iglesias
apóstatas cada día es más delgada. Todas se escudan en la frase “Creemos lo que la
Biblia dice” y cualquier asunto doctrinal queda así resuelto. El Católico Romano que
adora a la virgen y cree que además de la obra perfecta de Cristo es necesario la
intercesión de los santos y el cumplimiento de las buenas obras para la salvación,
mantiene su posición firme en sostener que Cree en la Biblia. El mormón y el testigo de
Jehová también dice que cree en la Biblia. Hoy día hasta lo brujos profesan creer en la
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 98
Biblia. Este es el libro más vendido en el mundo y todos se jactan de conocer alguna
parte de ella: Los políticos la usan para ganar votos, el brujo de la televisión para dar
apariencia de santidad, el escritor para demostrar conocimientos religiosos, en fin, la
Biblia es un libro tan conocido que su mensaje ya no interesa, sino solamente aquellas
partes “positivas” que ayuden a un mundo pluralista y relativista a ser mejor. Hasta los
practicantes de otras religiones como los musulmanes, hindúes y budistas levantan
algunos pasajes de la Biblia como una “ayuda espiritual”. El famoso tele-mercader del
Evangelio utiliza pasajes entresacados de la Biblia para “demostrar” porqué sus
espectadores deben enviarles grandes sumas de dinero. En fin, hoy día, todos los grupos
religiosos dicen creer en la Biblia, a tal punto que decir esa frase realmente no tiene
significado alguno para la verdadera fe. No que la Biblia haya dejado de ser la Palabra
inerrable de Dios y la máxima norma en materia de fe y conducta, sino que ella es
utilizada para sustentar cualquier tontería surgida de la imaginación elevada de los
hombres.
Es por eso que las iglesias cristianas y apostólicas, de todos los tiempos, han
considerado necesario condensar un resumen de las doctrinas principales que la Biblia
enseña, en lo que se ha llamado CONFESIONES DE FE o CREDOS.
Realmente la Iglesia Cristiana es un pueblo confesante. “La Iglesia tiene que confesar lo
que Dios le demanda que confiese en Su Palabra, la cual es suficiente e infalible. Esta
Palabra es el único fundamento para la fe y para la manera de vivir del cristiano.”109
Ya desde el tiempo apostólico las confesiones de fe, aunque estas sean cortas y respecto
a un solo tema, formaron parte de la vida de la Iglesia. Las confesiones nos permiten
distinguir entre lo que los verdaderos cristianos creen y lo que los sectarios o herejes
profesan. En el tiempo de Cristo había muchas personas que profesaban creer algo sobre
Él. Unos decían que era Juan el Bautista, otros decían que era Elías, o Jeremías, o
simplemente un profeta más. Así como sucede hoy. Muchos grupos religiosos profesan
algo sobre Cristo, pero la Iglesia siempre ha estado interesada en Confesar lo que Dios
ha revelado de una manera clara. Jesús quiso enseñarles esto a los que serían el
fundamento de la Iglesia cuando les pregunta “Y ustedes, ¿Qué confiesan que soy yo?”
(Mateo 16:15). La Iglesia siempre debe confesar, en una manera clara y concisa, lo que
sabemos es la verdad revelada.
Los que menosprecian las Confesiones de Fe realmente ignoran el papel crucial que
éstas han cumplido en salvaguardar la verdadera fe desde el inicio de la Iglesia
Cristiana. Algunos dirán ¿Acaso la Biblia no es suficiente en los asuntos de fe y
práctica? Claro que sí. Esa es una de nuestras más grandes convicciones. Solamente la
Biblia es enteramente suficiente. Pero cuando hablamos de Confesiones no estamos
afirmando que ellas reemplacen a las Escrituras, sino que éstas son un resumen o
sistematización de lo que la Biblia enseña con el fin de diferenciar lo que la Iglesia
Cristiana comprende e interpreta y lo que los grupos sectarios profesan. “En su lucha
contra los enemigos de afuera y contra los que enseñan doctrinas erróneas desde dentro,
la iglesia ha sido forzada a pronunciarse sobre lo que cree en virtud del contenido de la
Escritura Santa. Es un error pensar que hay contradicción entre la Biblia y las
Confesiones, puesto que éstas toman todo de la fuente de la Palabra de Dios.”110
109
Confesiones de Fe de la Iglesia. Ed. Clie. Página 9.
110
Ibid. Página 10.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 99
Además del ejemplo inicial que hemos dado de la necesidad de las confesiones (Muchos
creían distintas cosas de Cristo, pero los apóstoles debían confesar lo que sabían era la
verdad de Cristo), encontramos otros ejemplos muy valiosos. Ya en los primeros siglos
de la historia de la Iglesia Cristiana, empezaron a surgir grupos sectarios que tomaban
algunos pasajes aislados de las Escrituras para esbozar doctrinas erróneas sobre Cristo y
la Triunidad. Realmente es difícil, y no muy sano, extraer de un solo pasaje bíblico
doctrinas tan importantes y profundas como la Cristología. No era suficiente con decirle
a las personas “Creemos lo que la Biblia enseña sobre Cristo”, prácticamente con esta
frase era poco lo que aclarábamos. Se necesitaba que la Iglesia analizara todo lo que las
Escrituras enseñan sobre Cristo y escribiera un resumen, en el lenguaje comprensible
para la época, de lo que la Biblia enseña al respecto. Una buena parte de la Iglesia había
corrido detrás de la herejía de Arrio quien enseñaba que Cristo no es el Hijo Eterno de
Dios, sino que había sido creado antes de la historia. Los verdaderos creyentes no
podían permitir que la verdadera fe fuera mancillada por la popularidad de las doctrinas
erróneas de Arrio. No podían quedar en silencio. Así como Pedro y los demás apóstoles
tuvieron que confesar públicamente quién era Cristo, según las Escrituras, la Iglesia
tuvo que redactar un resumen de lo que la Biblia enseñaba sobre la eternidad de Cristo y
la verdad de un Dios trino. Así surgió el Credo de Nicea. No fue el resultado del ímpetu
académico de un grupo de ministros que no tenían nada que hacer y decidieron ponerse
a escribir Credos inoficiosos. Los que tal piensan desconocen, para debilidad de la
Iglesia en nuestro siglo, la importancia histórica que tuvieron esos credos con el fin de
conservar la correcta interpretación doctrinal de las Escrituras.
111
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Páginas 16-
17.
112
Ibid. 18.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 101
X. LA UNIDAD DE LA IGLESIA
“Todos los santos que están unidos a Jesucristo (Ef. 1:4; Juan 17:2,6; 2 Co. 5:21; Ro.
6:8; 8:17; 8:2; 1 Co. 6:17; 2 P. 1:4), su cabeza, por su Espíritu y por la fe (Ef. 3:16,17;
Gá. 2:20; 2 Co. 3:17,18) (aunque no por ello vengan a ser una persona son Él 1 Co. 8:6;
Col. 1:18,19; 1 Ti. 6:15,16; Is. 42:8), participan en sus virtudes, padecimientos, muerte,
resurrección y gloria (1 Jn. 1:3; Jn. 1:16; 15:1-6; Ef. 2:4-6; Ro. 4:25; 6:1-6), y, estando
unidos unos a otros en amor, participan mutuamente de sus dones y virtudes (Jn.
13:34,35; 14:15; Ef. 4:15; 1 P. 4:10; Ro. 14:7,8), y están obligados al cumplimiento de
tales deberes, públicos y privados, de manera ordenada, que conduzcan a su mutuo bien,
tanto en el hombre interior como en el exterior (Ro. 1:12; 12:10-13; 1 Te. 5:11,14; 1 P.
3:8; 1 Jn. 3:17,18; Gá. 6:10)” (Confesión de Londres de 1689.Capítulo 27, párrafo 1).
Este es un tema de gran importancia para todo creyente. Jesús afirmó que él vino a
edificar SU Iglesia. En los Evangelios, y al comienzo de Hechos es fácil detectar la
unidad de la Iglesia, pues solamente había una asamblea, la Iglesia de Jerusalén. Estaba
conformada por los 11 apóstoles, luego se añadió Matías, y los discípulos que habían
quedado fieles al Señor luego de su ascensión. Esta iglesia muy pronto creció debido a
las conversiones registradas en el día de Pentecostés y la adición de nuevos discípulos
como resultado de la predicación y el buen testimonio de sus miembros.
Después de este inicio florido, se desató en Judea una persecución cruel contra la
Iglesia, provocando el éxodo de muchos de sus miembros y líderes a otras ciudades y
Estados. La consecuencia obvia de este desplazamiento fue la predicación del Evangelio
y la consecuente reunión de nuevos creyentes para adorar al Señor mediante la
predicación de la Palabra. Sabemos que una Iglesia es una asamblea de personas que se
apartan con un fin o propósito específico. De allí que a estos nuevos grupos de creyentes
se les dio la designación de Iglesia. Es así que hayamos la Iglesia de Jerusalén, la Iglesia
de Antioquia, la Iglesia de Éfeso, y numerosas iglesias más. Podemos preguntarnos
¿Continuaba siendo una sola la Iglesia de Cristo, a pesar de los nuevos grupos que se
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 103
Pero ¿Cuál de todos será el más bíblico? Es una tarea ardua la que debe hacerse para
llegar a una conclusión realmente bíblica. Pero creo que no es imposible. Realmente
esto debiera ser claro para todos los creyentes, porque Jesús, y los apóstoles se
encargaron de establecer ciertos principios para la unidad del cuerpo de Cristo.
Por otro lado, encontramos a muchas iglesias que se resisten a cualquier trabajo en
conjunto con otras congregaciones. Para ellos la verdadera unidad es la de la Iglesia
local y, prácticamente, desconocen la existencia de La Iglesia Universal de Cristo.
Como podemos, ver este tema no es tan sencillo ni tan comprendido por la mayoría de
Cristianos.
Como dije al principio, las Escrituras no nos dejan a oscuras respecto al tema de la
Unidad de la Iglesia. Este es un tema de trascendente importancia en la Biblia y no
podemos dejarlo a un lado. Intentemos ahondar en la enseñanza bíblica respecto al tema
y permitamos que el Señor nos guíe a andar por los caminos de la verdadera unidad.
- Juan 17:21. “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me
enviaste.”
- “Edificaré mi Iglesia”. Mat. 16:18. Jesús vino a edificar Una Iglesia.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 104
Este tema ha sido tratado ampliamente por las Iglesias de todos los tiempos. Mucho más
en estos días de pluralismo, ecumenismo e integración. Las naciones se están uniendo
en grandes bloques económicos que les permitan asegurar su desarrollo, las religiones
están dialogando para encontrar puntos de encuentro que les permita sobrevivir en un
mundo cada vez mas secular y ajeno a la fe religiosa.
Esto es prueba irrefutable de la comunión férrea que compartimos todos los creyentes.
Aunque no se conozcan, aunque nunca hayan estrechado sus manos, están unidos por el
vínculo perfecto que tienen con Cristo.
113
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Página 336.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 105
Esta es la unión que tenemos con el Salvador, la única cabeza de la Iglesia. Él nos
compró con su sangre preciosa y ahora le pertenecemos. Toda la vida del creyente está
centrada en Cristo, vive para él, canta para él, ama para él. Todas sus posesiones,
virtudes, logros y alcances le pertenecen a Jesús.
De esta unión mística 116 con Cristo se desprende la unión que tenemos todos los
114
Hodge, Archibald A. Comentario de la Confesión de Westminster. Ed. Clie. Página 299.
115
Hodge, Archibald A. Comentario de la Confesión de Westminster. Ed. Clie. Página 299.
116
Cuando se dice que la unión que mantenemos con Cristo es mística no estamos afirmando que sea
misteriosa en el sentido de que mezcle la sustancia de Cristo con nosotros, o que seamos impregnados de
la esencia divina, es mística solamente en el sentido de que no podemos conocer esta unión al menos que
el Señor nos la revele, puesto que ella es interna y su perfección es tal que no podemos compararla con
ninguna unión en la tierra.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 106
creyentes. Siendo que somos un solo cuerpo con Jesús, entonces todos estamos unidos a
todos. Debemos advertir que esta unión de los creyentes no viola la individualidad, pero
sí afianza la integración y compañerismo del único pueblo de Dios. “Están animados
por el mismo Espíritu, están llenos del mismo amor, permanecen en la misma fe, se
empeñan en la misma batalla y están comprometidos para alcanzar la misma meta.
Juntamente se interesan en las cosas de Cristo y de su Iglesia, de Dios y de Su reino (Jn.
17:20, 21; Hch. 2:42; Rom. 12:15; Ef. 4:2,3; Col. 3:16; 1 Tes. 4:18; 5:11; Heb. 3:13;
10:24,25; Sgo. 5:16; 1 Jn. 1:3,7).117
El apóstol Pablo, en la carta a los Efesios, presenta de una forma maravillosa la realidad
de esta unidad que mantenemos todos los creyentes:
Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que
fuisteis llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los
unos a los otros en amor, 3solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la
paz; 4un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza
de vuestra vocación; 5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y Padre de todos, el cual
es sobre todos, y por todos, y en todos.
“Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz 118. V. 3. La unidad de la Iglesia es un
asunto que ha empezado en Dios. Cuando Pablo dice que debemos guardar la unidad, es porque está
dando por sentado que ella ya existe, ha sido dada por Dios. Los movimientos ecuménicos e
interdenominacionales pretenden encontrar la unidad de la Iglesia, pero esto es absurdo. La unidad ya
está dada por el Señor, nuestro deber es esforzarnos en guardarla. Pero esta unidad no consiste en la unión
externa de las diferentes iglesias locales conformando una gigantesca denominación, como algunos lo han
entendido, o, solamente, en la integración a través de diversas actividades externas intereclesiásticas, esta
clase de unidad no es la que presenta Pablo. La unidad es del Espíritu, es decir, los creyentes somos
hechos partícipes de un solo cuerpo, pero esto solo es obra del Espíritu Santo. En nuestras iglesias locales
somos llamados a esforzarnos con toda solicitud en mantener la paz que debe caracterizar a los redimidos
por el Cordero y en los cuales mora abundantemente el Espíritu de Dios.
Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
un señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
V. 4-6. Para confirmar lo que Pablo viene instruyendo a la Iglesia, es decir, que debemos esforzarnos en
mantener la unidad de la Iglesia, acude a hechos espirituales evidentes que sientan las bases firmes de la
unidad que ya ha efectuado Dios. Esta unidad no es, ni debe ser, el resultado de las ideas humanas, sino
que, como toda práctica cristiana, debe estar fundamentada en la correcta doctrina bíblica. La unidad
cristiana debe conservarse porque solo hay un cuerpo. Jesús compró con su sangre a un solo cuerpo, a la
iglesia. (Efesios 5:23-32). Algunas iglesias se han unido con otras, de distinto credo, para formar una
denominación porque creen que así se expresa la unidad, pero lo cierto es lo contrario, estas uniones lo
que reflejan es el poco esfuerzo que estamos haciendo en la verdadera unidad. La unidad, según las
Sagradas Escrituras, consiste en que todos los creyentes, de todos los tiempos, hemos sido unidos
misteriosamente por el Espíritu Santo en un solo cuerpo. Aunque los creyentes de distintas naciones o
regiones seamos diferentes en algunas cosas, de todas maneras seguimos siendo parte del único cuerpo de
Cristo. Aunque los creyentes de algunas iglesias tengamos diferentes formas de expresar nuestro culto a
Dios, de todas maneras seguimos formando del único cuerpo de Cristo. Hay diferencias entre una y otra
iglesia local, mas bien resultado de nuestras imperfecciones y no del propósito de Cristo, pero si hay
verdadera fe y conversión, seguimos formando parte del único cuerpo. El movimiento ecuménico que
pretende juntar a las Iglesias en una gran estructura religiosa no expresa la verdadera unidad del cuerpo de
Cristo.
117
Berkhof, Louis. Teología Sistemática. Editorial T.E.L.L. Página 540.
118
“… en el vínculo de la paz”; esto es, en el vínculo que es la paz. Bullinger. Clie. Pág. 812.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 107
Otra razón por la que debe guardarse la unidad de la Iglesia es que solo hay un Espíritu. ¿Esto que
significa? La Iglesia de Cristo, que es un solo cuerpo, ha sido unida por el único y mismo Espíritu Santo.
El mismo Espíritu es el que ha llamado eficazmente a los pecadores para que vengan a Cristo. El mismo
Espíritu es el que nos ha convencido de juicio, de justicia y de pecado. El mismo Espíritu es el que ha
producido el nuevo nacimiento o la regeneración en nuestros corazones. El mismo Espíritu es el que nos
ha bautizado al cuerpo de Cristo y nos ha unido con el resto de los santos. El mismo Espíritu es el que ha
dado dones a cada Iglesia local para que puedan ser edificadas. Solo él fue quien inspiró a los apóstoles y
profetas para que establecieran el fundamento sobre el cual la Iglesia de Cristo se edifica día a día. ¿Hay
varios Espíritu Santo? ¿Para cada Iglesia local hay un espíritu diferente que ha efectuado las obras de la
gracia mencionadas anteriormente? No. Entonces, si hay solo un Espíritu que ha operado la gracia en los
creyentes, no queda otra conclusión que la Iglesia es una sola, y que todos los santos formamos parte de
un único cuerpo, de una sola comunidad.
Otro elemento unificador es la esperanza de nuestra vocación. Todos los creyentes, de todos los lugares y
tiempos, hemos sido llamados por Dios para ser santos, para vivir para su Gloria y para ser conformados a
la Imagen de Jesucristo. Esta es la única esperanza que tenemos. No podemos decir que los creyentes de
determinada denominación o región han sido llamados por Dios para tener otra esperanza. Todos
esperamos la misma glorificación. Todos esperamos la misma ciudad celestial. Todos anhelamos el nuevo
cielo y la nueva tierra donde mora la justicia y la gloria de Dios lo llena todo. Esta verdad también debe
hacernos conscientes de la unidad de la Iglesia, y a la vez, debe apartarnos de todo lo que obstaculiza la
paz y armonía entre los hermanos.
Además de los elementos anteriores, otro muy importante es que la Iglesia tiene Un Señor. Todos
reconocemos a Jesús como el Soberano Señor de la Iglesia, el único salvador y a quien debemos
obediencia. Al respecto Erdman dice: El reconocimiento de la soberanía exclusiva de Cristo reúne a los
creyentes y los capacita para reconocer su unidad en Él que es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia,
pero es también el Señor y Maestro de cada uno de los creyentes. El reconocimiento de esta relación
lleva al creyente a una actitud de simpatía y afecto para con todos los que sirven y honran igualmente a
Cristo119.
La Iglesia solo tiene Una Fe. Todas las personas que han sido redimidas e insertadas al cuerpo de Cristo,
la Iglesia, lo han hecho por el don de la fe salvadora que le ha sido dada por Dios. Los santos de todos los
lugares y tiempos han llegado a esa condición a través de la fe en Jesucristo. Nadie ha ingresado a la
Iglesia de otra forma, sin esta fe salvadora es absolutamente imposible. Siendo una sola la fe que nos
salva ¿Acaso esto no nos debe identificar como hermanos y miembros del mismo cuerpo? En el Nuevo
Testamento también se denomina como fe, no solo al modo subjetivo de la misma, es decir, la fe
salvadora, sino al conjunto de la doctrina cristiana, la cual es llamada, teológicamente, la fe objetiva. La
Iglesia de Cristo solo tiene un cuerpo doctrinal: La revelación escrita. No hay más. Las confesiones de fe
y declaraciones doctrinales no son más que resúmenes, en palabras entendibles para la sociedad de la
época, de las grandes doctrinas contenidas en las Sagradas Escrituras. Todos los verdaderos creyentes
utilizamos el mismo cuerpo doctrinal: La Biblia. Siendo una sola Biblia, entonces esto también debe ser
un factor unificador. Todas las Iglesias deben estar sometidas a esta norma máxima en materia de fe y
conducta. Sus doctrinas deben ser escudriñadas e interpretadas de acuerdo al conjunto de enseñanzas de la
misma. Cada Iglesia local debe esforzarse en que todos sus miembros puedan conocer e identificarse con
la interpretación que ella hace de la Biblia, solo así podrá haber armonía y un crecimiento estable. Las
iglesias que no se preocupan por escudriñar las Escrituras y establecer principios doctrinales sólidos para
ser enseñados a sus miembros, muy pronto serán llevadas por las divisiones internas y el error ingresará
con mucha facilidad.
El Bautismo también presenta la gloriosa verdad de la unidad del cuerpo de Cristo, es decir, la Iglesia.
Todos los creyentes deben ser bautizados en una Iglesia local. Este es un mandato de Cristo (Mateo
28:19; Mar. 16:16; Hech. 2:38) y nadie que se llame creyente puede obviarlo, pues, esto sería un acto de
desobediencia flagrante contra el Señor que le salvó. El bautismo no puede ser realizado fuera del
contexto de la Iglesia local, pues, este representa, en cierto sentido, la vinculación de él al cuerpo local de
santos. El bautismo es un símbolo externo que señala la obra interna del Espíritu, el cual le ha regenerado
e insertado al cuerpo universal de Cristo. Todos somos bautizados con ese mismo bautismo.
119
Carlos Erdman. La Epístola a los Efesios. Editorial TELL. Página 86.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 108
Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. V. 6. Otro factor unificador de
la Iglesia de Cristo es el hecho de que tenemos un solo Padre. Jesús dijo en Juan 1:12 Mas a todos los que
le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Todos los
creyentes, de todos los lugares y tiempos, hemos sido adoptados como hijos del mismo Padre, entonces,
siendo miembros de la misma familia nos debe caracterizar la unidad espiritual, puesto que nuestro Padre
también es espiritual. Este Padre que tenemos en común está sobre todos, es decir, gobierna
soberanamente sobre toda la Iglesia120, también es por todos, pues bendice a la Iglesia a través de
Jesucristo y es en todos, porque a través de la persona del Espíritu Santo habita en los corazones de todos
los creyentes.
De todo esto no queda otra conclusión segura que afirmar y reafirmar la absoluta unidad de la Iglesia de
Cristo. Ella es una, aunque la apariencia externa creada por las tantas denominaciones cristianas pareciera
indicar lo contrario. Pero la verdadera unidad es de índole espiritual. Aunque muchas iglesias tengan
formas externas diferentes, los verdaderos creyentes de éstas forman un solo cuerpo de Cristo y no varios
cuerpos. No obstante, todos los creyentes somos responsables de expresar, con un carácter cristiano
inundado de las virtudes de la humildad, la mansedumbre, la paciencia, el amor y la paz, el sentido de
unidad que Dios el Padre, Su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo le han impregnado. Esto debe
evidenciarse en cada Iglesia local y, en el ámbito universal, las verdaderas Iglesias locales deben trabajar
y cooperar unidas en extender el Evangelio del Reino a todas las naciones.”121
¿La unión de la Iglesia significa que todos debemos ser iguales en todos los asuntos y
que todas las Iglesias se unan bajo una misma organización externa?
Muchas personas utilizan las famosas palabras de Cristo en Juan 17:1 “Para que todos
sean uno”, con el fin de justificar un ecumenismo regional, continental y mundial de
todas las Iglesias cristianas, sin importar las diferencias doctrinarias que tengamos
respecto a temas fundamentales como la “Salvación por la sola fe, sola gracia y solo
Cristo”. Pero esta unión es propiciada simplemente por los conceptos pluralistas
humanos. Jesús oró por la unidad de su pueblo, y esto debe motivarnos a buscar de qué
manera podemos expresar esta unión en el mundo de hoy. Pero ¿Quiénes son los que
deben guardar esta unión? Creo que respondiendo esta pregunta estaremos excluyendo
muchas cosas que hoy se consideran unidad, pero que, bíblicamente, no lo son. ¿Por
quiénes oró Jesús en Juan 17 para que permanecieran en unidad? ¿Oró por todos
aquellos que se llaman cristianos? ¿Oró por todas las iglesias y denominaciones que se
hacen llamar cristianas? Miremos por quiénes oró Cristo:
- Por los que tienen vida eterna, habiendo conocido verdaderamente al Dios
Padre y al Hijo que fue enviado. Juan 17:3. Esto excluye de la unidad a los
simples o aparentes creyentes que invaden las Iglesias hoy día. Solamente
están unidos los que tienen gozan de la vida abundante de Cristo, por la
presencia de Su Santo Espíritu.
- Por los que eran del Padre (en decreto eterno: predestinación), que le han
sido dado a Cristo. 17:6.
- Por los que guardan las Palabras de Cristo. (Siendo que Cristo dio una
Palabra, esto implica que todos los que guardan su Palabra tienen la misma
doctrina). Juan 17:6b (Compare Mat. 7:28; 22:33; Luc. 4:32; Juan 7:16,17;
Hch. 2:42; Hch. 13:12; Ro. 6:17; 16:17; Ef. 4:14; 2 Tes. 2:15; 1 Ti. 1:3; 1:10;
4:6; 4:16; 2 Ti. 3:10; 4:3; Tit. 2:1; 2:10; 2 Jn. 9,10). De la misma manera, el
120
También sabemos que Él gobierna soberano sobre todo el mundo, pero en este versículo de Efesios
Pablo quiere enfatizar el Señorío de Dios sobre la Iglesia, pues, sus miembros le pertenecen como hijos, y
de una forma única gobierna sobre ellos, actuando con su gracia especial. Gozamos de un cuidado
especial de nuestro Padre, que no solo nos creó como al resto del mundo, sino que nos adoptó como sus
hijos por el sacrificio de Jesucristo.
121
Benítez, Julio C. Efesios: Las Riquezas de Su Gracia. Fundación IBRC. Páginas 113 a la 119.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 109
Este pasaje de Juan 17, que es muy utilizado por los grupos ecuménicos hoy día, ¿Qué
clase de unidad presenta para la Iglesia? Creo que las palabras de Cristo son muy claras:
“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean
uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 2La gloria que me diste, yo
les he dado, para que sean uno122, así como nosotros somos uno” Juan 17:21-22. La
122
“Esto no significa que la unidad entre el Padre y el Hijo sea la misma unidad que entre los creyentes y
Dios, pero apunta a que hay cierta analogía. El Padre está en el Hijo y hace sus obras (14:10). El Hijo está
en el Padre. Los don son uno (10:30) y, sin embargo, son distintos. Lo mismo ocurre, en cierta medida,
con los creyentes. Sin perder su identidad, tienen que estar en el Padre y el Hijo.” Morris, León. El
Evangelio Según San Juan, Vol. 2. Ed. Clie. Página 361.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 110
unidad que existe entre la El Padre y el Hijo, es la misma unidad que debe caracterizar a
la Iglesia. Pero ¿De qué manera están unidos el Padre y el Hijo? “Diga lo que se dijere
de los versículos del capítulo 17, es evidente que no podemos tomar esta declaración en
forma liviana o superficial, como si el significado fuera perfectamente claro. Nuestro
Señor trata aquí de la unión mística que existe entre las personas de la Trinidad.” 123 Es
decir, así como el Padre y el Hijo son uno en esencia, todos los creyentes, en sentido
espiritual, somos uno en “mente, esfuerzo y propósito,” 124 porque tenemos la misma
vida que procede de Cristo. Pero también nos une la misma fe, los mismos propósitos, el
mismo amor, el mismo objetivo. Esto es verdadera unidad.
Juan 20:21 finaliza con la frase “… para que el mundo crea que tú me enviaste”. Esto
quiere decir que la Unidad de la Iglesia deberá ser vista por “el mundo” y, éstos, al
contemplar dicha unidad volverán sus ojos a Cristo y estarán con mayor disposición
para creer en su mensaje salvador. Hendriksen comenta este pasaje de la siguiente
manera: “Cuando los creyentes están unidos en la fe y presentan un frente unido ante el
mundo, ejercen poder e influencia. Cuando se dividen a causa de luchas y disensiones,
el mundo (sentido ético: el género humano necesitado de salvación) no sabrá a qué
atenerse ni tampoco como interpretar sus llamados testimonios.”125
Es obvio que este pasaje no está diciendo que todo el mundo va a creer en Cristo,
aunque vean la unidad de la Iglesia y sean impactados por ella. Solo creerán los que
estén llamados eficazmente por el Espíritu Santo para salvación. En el contexto del
pasaje Jesús está utilizando la palabra “mundo” para referirse a dos cosas: Al mundo
creado, es decir, al cosmos, y también lo utiliza para referirse a la masa de hombres que
viven sin Dios. Es obvio que en Juan 20:21 se refiere al mundo de hombres que viven
lejos de su presencia, del cual sacará a muchos, así como hizo con los primeros
discípulos, para que sean de su reino especial. Jesús dice, entonces, que estos hombres
podrán tener mayor comprensión de la misión del Mesías al ver, de una manera clara la
unidad de la Iglesia de Cristo.
Esto implica que todos los creyentes estamos comprometidos en expresar, antes el
mundo incrédulo, la eficacia de la obra de Cristo en producir hombres que irradien el
amor y la paz de Dios expresada entre sus hermanos. Pero este amor y esta paz nunca
debe ser “a expensas de la verdad, porque la unidad que se ha conseguido por medio de
tal sacrificio no merece llamarse así.”126
en todos los lugares e iglesias locales, que pidan al Señor sabiduría para
estudiar y entender las Escrituras, de tal manera que puedan estar alertas y no
permitan la entrada de estas doctrinas destructivas en sus congregaciones.
Que el Señor les de valor para enfrentar el error, así este proceda de los
líderes mas respetados y conocidos. Es hora de despertar y decir ¡No mas!
No nos dejaremos robar las preciosas verdades del Evangelio de Cristo. Este
es el gran pecado del ecumenismo actual. Desean manifestar de manera
externa la unidad, pero ¿Cuál unidad? De seguro que no es la que procede de
Cristo, porque si es necesario sacrificar, ocultar o callar las preciosas
doctrinas de las Sagradas Escrituras, entonces no se trata de la unidad de la
Iglesia de Cristo. El mundo del primer siglo fue impactado por una Iglesia
que pregonaba unidad al testificar la misma doctrina en el Cristo Redentor.
En un solo siglo el evangelio se esparció de manera asombrosa por todas
partes. Pero ¿Estos creyentes buscaron unidad externa por medio de grandes
organizaciones ecuménicas? De ninguna manera; ellos se esforzaron en
llevar el olor fragante de la doctrina bíblica: “Así que, los que recibieron su
palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con
otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hch. 2:41-42).
- El pasaje anterior (Hch. 2:41-42) nos deja ver que los cristianos del primer
siglo guardaban comunión unos con otros. Ellos estaban interesados en las
necesidades de los demás. Cuando la Iglesia de Jerusalén padeció gran
necesidad, otras iglesias locales participaron en ayudarles (Ro. 15:25-27).
Los apóstoles exhortaron a las iglesias para que no se olvidaran de la ayuda
mutua (Heb. 13:16). Las Iglesias deben compartir para las necesidades de los
santos, y ser hospitalarios con otros hermanos (Ro. 12:13). Unas y otras
apoyaban para las necesidades de los misioneros, así éstos no hayan sido
enviados por dichas iglesias locales (Fil. 2:24; 4:16). Las Iglesias locales
oraban las unas por las otras y compartían las enseñanzas apostólicas,
recibidas a través de carta (Col. 4:16).
- A través del amor fraternal, producido por la presencia del Espíritu Santo en
los corazones de los regenerados. No me refiero al amor sentimental que hoy
día se promulga, a costa de la verdad. Es un amor fundamentado en el amor
de Cristo. Los creyentes, de todos los lugares, naciones y razas, somos uno
en Cristo y esta verdad debe producir en nosotros un deseo sincero por el
bienestar del resto. Pablo concluye de esta verdad que así como en nuestro
cuerpo, cuando un miembro sufre, el resto del cuerpo sufre. Los sufrimientos
de los creyentes en nuestra iglesia, o en otros lugares o naciones, debe
producir en nosotros un dolor honesto que nos conduzca a orar para que el
Señor les fortalezca y nos provea la forma de cómo ayudarles. Ningún
verdadero cristiano debe ser indiferente al dolor o padecimiento de sus
hermanos. En esto hemos fallado la mayoría de cristianos. En muchos
lugares hayamos creyentes sufrientes que necesitan de nuestro socorro.
- A través del amor fraterno que nos permita aceptarnos, a pesar de algunas
diferencias, no esenciales. Aunque parezca contradictorio con lo que he
declarado anteriormente respecto al moderno ecumenismo, realmente la
unidad cristiana, aunque es espiritual, debe expresarse en la aceptación
mutua, a pesar de algunas diferencias que puedan surgir. Cuando me refiero
a estas diferencias estoy excluyendo las doctrinas fundamentales o, lo que
llama el Dr. LLoyd-Jones, “La verdad esencial”, sin la cual no hay salvación
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 113
los santos que han vivido en otros tiempos, no adoramos los lugares
religiosos, no adoramos a ningún hombre, solamente a Cristo. En todo el
mundo contemplan esta unión perfecta. Pero la adoración nos identifica
como uno en Cristo, especialmente, en el día Domingo. Los verdaderos
creyentes saben que Dios ha pedido, desde la creación misma de todas las
cosas, que apartemos un día en especial para dedicarlo a la adoración
colectiva, las obras de misericordia y la evangelización. Uno de los mas
gloriosos espectáculos que la Iglesia da al mundo es este: Todos los
Domingos, muy temprano, los creyentes salen de sus casas, con sus hijos y
familiares, bien vestidos, alegres, sonrientes y gozosos, con Biblia en mano,
rumbo a la capilla, donde junto con otros creyentes cantarán, orarán,
compartirán, leerán las Escrituras, escucharán la predicación y celebrarán la
Cena del Señor. Esto sucede en todas las iglesias locales de un barrio, de una
ciudad, de una nación y de todo el continente. Todo ese día, los cielos se
gozan escuchando las alabanzas y las oraciones de millones de creyentes en
todos los continentes. El mundo se asombra al ver que todos estos, que
profesan fe en el Cristo de Dios, cesan de sus labores y en vez de irse de
paseo al parque o a la playa, acuden temprano y a prisa al lugar de reunión.
Las empresas cierran, los negocios cesan, pero todos confían en que Dios les
proveerá lo necesario para los próximos Siete días. ¿No es esto expresar la
verdad gloriosa de la unidad del Cuerpo de Cristo? Pero no solo van a la
capilla a adorar, sino que estos creyentes procuran adorar a Dios, no
conforme a sus imaginaciones, sino conforme a lo que Dios mismo ha
instruido en las Sagradas Escrituras. Es una adoración sencilla, sin pompa ni
gran parafernalia. El pobre y el rico se encuentran y se sientan en una misma
banca. Al final todos se saludan con gran afecto y amor. Los unos oran por
los otros, y comen del mismo pan y beben del mismo vino. La verdadera
unión de la Iglesia de Cristo se expresa, especialmente, en la congregación
local. Cuando todas hacen lo mismo en todos los lugares del mundo.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 115
Una iglesia que tiene una doctrina correcta y adora a Dios conforme a las instrucciones
de las Sagradas Escrituras, y es escrupulosa en cumplir con una correcta disciplina, que
celebra puntualmente las ordenanzas y cuyos pastores fueron escogidos de acuerdo a
todos y cada uno de los requisitos bíblicos, pero que se olvida de hacer misión en su
mundo circundante, es una iglesia incompleta, pobre (aunque tenga apariencia de
riqueza espiritual), inerte e infructuosa. Iglesia sin misión es absurdo, de la misma
manera como decimos que cristianismo sin iglesia es imposible. Toda Iglesia local tiene
un compromiso serio con el Salvador, quien, además de ordenar que celebremos las
ordenanzas, mandó a sus discípulos a que llevaran el evangelio de Salvación a todas las
naciones.
Mateo 28:18-20: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en
el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
Marcos 16:15-16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado.”
Lucas 24:46-48: “Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el
arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas.”
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 116
Juan 20:21-22: “Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el
Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el
Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los
retuviereis, les son retenidos.”
Las palabras de Jesús, aunque inicialmente fueron diridigas a los apóstoles, incluyen a
la Iglesia de todos los tiempos. Puesto que Jesús vino a edificar su Iglesia, y ésta será
completa hasta que llegue el final de los tiempos, y él último de los santos haya sido
añadido al cuerpo de Cristo; será necesario, entonces, que en todos los siglos, los
creyentes, prediquen el Evangelio en todo lugar, puesto que, solo de esta manera, es
posible que ellos venga a Cristo (Ro. 10:14).
La Iglesia apostólica, que es nuestro modelo a seguir, entendió muy bien su enorme
responsabilidad como portadora del mensaje de Salvación, y no ahorró esfuerzo en
hacer todo lo que estuviera a su alcance para llegar con el mensaje de Salvación a todas
las personas (Hch. 5:42; 1 Ped. 3:15; 2 Cor. 5:18-20).
- Ella es luz y sal para el mundo. (Mat. 5:13; Mat. 5:14-16). La Iglesia,
mediante su testimonio, mensaje y santidad cumple la función de restringir el
avance del mal en el mundo. Esto es cierto solamente de las Iglesias
verdaderas. Porque en este tiempo pluralista y relativista muchas iglesias han
perdido su salinidad y literalmente “no vale más para nada, sino para ser
echada fuera y hollada de los hombres.” La Iglesia es responsable de
restringir el avance de la corrupción en el mundo cuando denuncia los
pecados de la sociedad sin temor, cuando a una voz, en todas partes,
protestamos por la aprobación de leyes inhumanas como el aborto,
denunciamos el atropello a los pobres, denunciamos la injusticia social,
levantamos nuestra voz en contra de la pornografía televisada y toda clase de
pecados de conducen a nuestras naciones en un mundo de maldad cada vez
mas incontrolable. Pero para ser luz y sal, es preciso que la Iglesia misma sea
ejemplo en palabra y conducta. Lastimosamente debido al ecumenismo
reinante en el mundo evangélico estamos reconociendo en nuestro seno a
muchas iglesias y movimientos que debieran ser tenidos como sectas
peligrosas, lo cual ha afectado nuestro testimonio. Iglesias que manipulan a
las personas para que hagan lo que sus líderes desean, iglesias donde se
patrocina la codicia por el materialismo, el chantaje a Dios, el engaño
mediante las falsas profecías y otros fenómenos que hacen daño a la imagen
de la Iglesia. No obstante, todo creyente verdadero y toda congregación
bíblica debe expresar el carácter de Cristo en medio de una generación
maligna, de tal manera que impacte a los demás, atrayéndolos así a Cristo.
- Ella es la encargada de extender el reino de Cristo en el mundo. Cuando
Jesús dijo que el reino se había acercado, estaba hablando de la presencia
redentora del Evangelio, a través del cual, y por la obra completa de Cristo,
los hombres serían librados del tirano reinado de Satanás, y serían
trasladados al reino de Cristo, el reino de la Luz (Col. 1:13). Aunque Dios
reina soberano sobre toda la creación, en esta tierra, la Iglesia es la expresión
mas clara del reinado de Cristo. Todos sus verdaderos miembros son
gobernados por la Palabra de Cristo y se gozan en obedecerlo. Las santas
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 117
leyes de Dios han sido esculpidas en sus corazones, conforme a las profecías
del Antiguo Testamento, y éstos rinden todo honor al Salvador,
sometiéndose a él en todo. Este Reino cada día crece, mediante la
predicación del Evangelio transformador. La Iglesia, literalmente, libera a las
personas de las garras de Satanás y del infierno, y las conduce al reino de la
Luz Verdadera. Esta es la noble misión que tenemos en la tierra. La iglesia es
directamente responsable de cumplir con la evangelización de las naciones.
Las palabras de Cristo en la gran comisión no fueron dadas a las agencias
misioneras ni a las entidades paraeclesiásticas, solamente la Iglesia tiene la
responsabilidad exclusiva de hacer la obra misionera en el mundo. La Iglesia
apostólica entendió bien su responsabilidad y envió misioneros por todas
partes. A veces varias de ellas se unieron para apoyar el envío de un
misionero, pero jamás delegó su responsabilidad en agencias o instituciones
de otra índole.
- El amor de Dios (Juan 3:16). Siendo que la Iglesia es la casa del Dios
viviente y el templo del Espíritu, su sentir debe estar acorde con el deseo de
Dios, quien no quiere la muerte del impío, sino que éste proceda al
arrepentimiento (Ez. 18:21-32). La misión evangelística de la Iglesia consiste
en llamar a los pecadores para que vengan al arrepentimiento (Mt. 3:18; Mt.
9:13; Luc. 3:8; Luc. 24:47; 2 Ped. 3:9). Jesús dice que Dios amó tanto al
mundo, que fue capaz de desprenderse de su Unigénito Hijo, con el fin de
rescatar para sí a un pueblo especial. Ese es el corazón de Dios. De allí que la
Iglesia, en sintonía con el corazón amoroso del Padre, es llamada a anunciar
por doquier las buenas nuevas de salvación, llamando a los hombres a un
sincero arrepentimiento. Este llamado debe ser cuidadoso y bien claro. No
consiste simplemente en crear un ambiente especial con música en tono
menor, suave y emotiva, luego de haber contado un testimonio dramático,
para, entonces, hacer un llamado al arrepentimiento; esta clase de llamados
produce muchos resultados inmediatos, pero pocas conversiones verdaderas.
El llamado al arrepentimiento debe estar precedido de una predicación clara
y sencilla del Evangelio, de la condición humana frente a Dios, de cómo han
ofendido la Gloria de Dios, de la necesidad que tenemos de un redentor y del
camino abierto por Cristo. Pero esta predicación, aunque sea verdadera no
garantiza que todos los oyentes están preparados para arrepentirse, no, es
necesario que el Espíritu Santo obre en él para convencerlo y regenerarlo, de
lo contrario será como intentar darle una medicina salvadora a un cuerpo
muerto, por mucho que se le insista y se le declare los excelentes resultados
de tomar la medicina, él no la tomará verdaderamente porque sigue muerto.
De la misma manera los pecadores, todos nacemos muertos a causa del
pecado, pero es necesario que el Espíritu obre vida en nosotros, de tal
manera que podamos comprender el Evangelio y llegar a un sincero
arrepentimiento. Así que, la iglesia, tiene el deber de anunciar el evangelio
puro de Cristo por doquier, a través de la predicación (Ro. 10:14; Hch. 18:5;
1 Cor. 1:21), invitando a los hombres al arrepentimiento.
- El amor de Cristo (2 Co. 5:14,15). Relacionado con el punto anterior, la
Iglesia debe hacer misión en el mundo porque el amor de Cristo le impulsa a
hacerlo (1 Cor. 5:14). Él dio su vida para rescatar un pueblo para sí, él se
sometió a los terrores de la muerte con el fin de dar vida a los que estaban
muertos, él se hizo pobre con el fin de enriquecer espiritualmente a los
pecadores, él se despojó a sí mismo para hacerse hombre, y estando en esta
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 118
Las autoridades civiles y militares han sido ordenadas por Dios para el bien de los
pueblos y las naciones. “Dios, el supremo Señor y Rey del mundo entero, ha instituido
autoridades civiles para estarle sujetas y gobernar al pueblo (Sal. 82:1; Lc. 12:48; Ro.
13:1-6; 1 P. 2:13,14) para la gloria de Dios y el bien público; (Gn. 6:11-13 con 9:5,6;
Sal. 58:1,2; 72:14; 82:1-4; Pr. 21:15; 24:11,12; 29:14,26; 31:5; Ex. 7:23; 45:9; Dn. 4:27;
Mat. 22:21; Ro. 13:3,4; 1 Ti. 2:2; 1 P- 2:14) y con este fin, les ha provisto con el poder
de la espada, para la defensa y el ánimo de los que hacen lo bueno, y para el castigo de
los malhechores (Gn. 9:6; Pr. 16:14; 19:12; 20:2; 21:15; 28:17; Hch. 25:11; Ro. 13:4; 1
Pe. 2:14). Confesión Bautista de 1689, Artículo 24, párrafo 1.
1. Aunque la Iglesia no debe ser limitada en sus deberes espirituales por el Estado,
y, cuando se presente este choque sea necesario obedecer a Dios antes que a los
hombres, debe tenerse en cuenta que no podemos actuar de manera arbitraria o
dañina para con la sociedad, sino que buscaremos cumplir nuestro deber de la
manera máxima posible que contribuya al orden general. Puedo explicar este
asunto con un ejemplo muy actual en algunas naciones Latinoamericanas, como
Colombia. En la ciudad de Bogotá está empezando a ponerse en marcha una Ley
de la República que busca organizar el espacio público y segmentar, por
categorías, el crecimiento de la ciudad. A este plan se le denomina el POT (Plan
de Ordenamiento Territorial). Dentro de este proyecto se busca restringir el uso
de los inmuebles de acuerdo al segmento en el cual se encuentren, por ejemplo,
en un lugar designado como residencial no puede utilizarse ninguno de sus
edificios como industrias o colegios. La idea es poner orden en la ciudad. Esto
ha implicado que muchas iglesias locales deberían dejar de utilizar algunos
edificios destinados para la celebración del culto público, lo cual se convierte en
un obstáculo para el adelanto de la obra del Señor en dichos sectores, puesto que
quedarían sin el testimonio de una iglesia bíblica, además muchos de sus
miembros dejarían de congregarse debido a las enormes distancias que les
tocaría recorrer al ser trasladado el edificio de reunión a un lugar aprobado por el
Estado. ¿Qué hacer en este caso? ¿Obedecemos al Estado o a Dios? Debe
tenerse en cuenta que el objetivo de esta ley de organización territorial es bueno
para la sociedad en general. Tener una ciudad ordenada facilita el buen
desarrollo de la misma. Pero es necesario que las Iglesias locales puedan tener
lugares de culto cercanos a las residencias de las personas. Creo que la ley
bíblica, y la ley de la razón nos deben conducir a tomar algunas decisiones:
Primero, buscar un sitio aprobado por el Estado para celebraciones de culto que
quede cercano al barrio, así cumplimos con nuestro deber cristiano y nos
sometemos en esta disposición civil. Segundo, si no es posible conseguir este
sitio adecuado, en las cercanías de la residencia de la mayoría de los miembros,
entonces nos vemos obligados a celebrar los cultos y la obra misionera en las
casas de los creyentes. Pero esto no debe hacerse de manera que viole el buen
orden de la sociedad, sino que debemos procurar el mejor testimonio.
Deberemos realizar nuestros cultos sectorizados, que en una casa no hayan mas
de 20 personas, procurando que el volumen de nuestros cantos, oraciones o
predicaciones no estorbe la tranquilidad de los vecinos. Charles Hodge, tratando
este asunto, afirma “Por cuanto Cristo es la única cabeza de la Iglesia, sigue que
su lealtad es hacia Él, y que siempre que aquellos de fuera de la Iglesia quieran
coartar sus libertades, sus miembros están obligados a obedecerle a Él antes que
a los hombres. Están obligados a resistirse a tales usurpaciones mediante todos
los métodos legítimos, y a mantenerse firmes en la libertad con que Cristo nos
ha libertado. Están bajo la misma obligación de resistir toda indebida asunción
de autoridad por parte de los de dentro de la Iglesia, sea por la hermandad o por
los cargos individuales, o por concilios o tribunales eclesiásticos.”128
2. Cuando la Iglesia se ve obligada a desobedecer un mandato del Estado, por estar
en contra de la libertad religiosa y de conciencia, es decir, en contra de los
mandatos divinos, debemos saber que podemos sufrir el castigo que la Ley civil
impone sobre los infractores. Esto pasó con la Iglesia apostólica. Había una
prohibición estricta frente a la predicación del Evangelio, pero la Iglesia debía
obedecer a la máxima autoridad que les ordenaba predicar este evangelio de
128
Hodge, Charles. Teología Sistemática Vol. II. Editorial Clie. Página 234.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 121
Salvación en todas partes; al hacerlo, ellos estaban violando la Ley del Estado y
su castigo vino sobre ellos. Muchos fueron encarcelados, azotados, maltratados,
enjuiciados, juzgados y otros martirizados.
¿Deben los creyentes inmiscuirse en los asuntos del Estado? Esta es una inquietud que
por muchos siglos ha traído controversia en algunos círculos cristianos. Algunos
piensan que los creyentes nada tienen que ver con los asuntos políticos, debido a que
este ambiente está impregnado de corrupción. “El poder corrompe” es la frase clásica, y
en cierto sentido, así es. Una persona que recibe mucho poder para gobernar, y no tiene
límites en sus decisiones, muy prontamente su orgulloso y engañoso corazón le
conducirá a corromperse y convertirse en un tirano. Pero realmente las Escrituras no
prohíben de manera explícita que los creyentes estén involucrados en los asuntos de la
política o el gobierno de las naciones. Por el contrario, encontramos ejemplos bíblicos
de muchos creyentes que fueron llamados al ejercicio político, y fueron de gran
testimonio y bendición para las naciones.
Pero la labor política de los creyentes debe estar regida por algunos principios
esenciales:
BIBLIOGRAFÍA