Los Distintivos Bíblicos de La Iglesia Verdadera-3

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LA IGLESIA Y SU FUNDAMENTO

APOSTÓLICO

Por
Julio C. Benítez
MA Estudios teológicos

Miami International Seminary MINTS


La Iglesia y su Fundamento Apostólico 2

Autor: Julio C. Benítez

Actualmente se desempeña como director de la Fundación Instituto Bíblico Reformado de Colombia


IBRC en la ciudad de Bogotá.

Email: [email protected]
www.fundacionibrc.org Teléfonos (57 1) 2441438, (57) 300 2181144 Bogotá D.C. Colombia
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 3

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN, 18
I. ¿POR QUÉ ESTUDIAR LA DOCTRINA DE LA IGLESIA?, 22
II. CONCEPTO BÍBLICO DE IGLESIA, 26
III. COMPRENDIENDO LA ALTA VOCACIÓN DE LA IGLESIA EN EL
PLAN SALVÍFICO DE DIOS, 33
IV. FUNDAMENTO APOSTÓLICO DE LA IGLESIA, 42
V. NATURALEZA Y GOBIERNO DE LA IGLESIA, 53
VI. LA MEMBRESÍA DE LA IGLESIA, 84
VII. EL EJERCICIO DE LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA, 100
VIII. LA CELEBRACIÓN DE LAS ORDENANZAS O SACRAMENTOS, 108
IX. LA PUREZA DOCTRINAL (Confesión de Fe), 132
X. LA UNIDAD DE LA IGLESIA, 141
XI. LA IGLESIA: AGENCIA MISIONERA EN EL MUNDO, 159
XII. LAS RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO, 164

BIBLIOGRAFIA, 170
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ECLESIOLOGÍA
MANUAL DEL ESTUDIANTE Y DEL FACILITADOR

PROPÓSITO DEL CURSO: Los alumnos estudiarán sobre las bases, fundamentos y
características de la iglesia, así como sus marcas y propósito en el plan de redención..
Esperamos que con este material, se logre una buena introducción al tema de la eclesiología
para nuestros alumnos, que les de bases y les permita proseguir con estudios más específicos y
profundos.

TEXTO DEL CURSO: Los estudiantes deberán leer el presente libro en su totalidad. Con el
fin de cumplir los requisitos de lectura es necesario que los alumnos de Licenciatura lean otro
libro, de los recomendados en la Bibliografía, hasta completar 300 páginas, incluyendo las del
presente libro. De la misma forma los alumnos de Maestría deben leer otro libro hasta completar
500 páginas. Se requiere, para todos los alumnos, que lean los textos bíblicos que los autores
proponen como justificación a sus postulados. Recuerden hermanos que debemos tener el
espíritu de los miembros de la iglesia de Berea. Debemos confrontar toda enseñanza con las
Escrituras.

REQUISITOS PARA EL CURSO:

- El estudiante asistirá a una conferencia de 8 horas que dará introducción a la materia.


- Asistirá a 4 reuniones de dos horas durante la semana.
- Leerá el material asignado. Los alumnos de Licenciatura 300 páginas. Los alumnos de
Maestría leerán un texto adicional hasta completar mínimo 500.
- Resolverá las preguntas de profundización formuladas para cada capítulo, las cuales se
encuentran en esta guía.
- Hará una exposición en las reuniones semanales.
- Presentará un examen final.
- Presentará un trabajo escrito.

METODOLOGÍA

Asistencia. La asistencia a la conferencia tendrá un valor del 10% y a los grupos semanales otro
10% para un total de 10% de asistencia. El alumno que adquiera el cassette de VHS o DVD de la
conferencia, tendrá nota como si asistiera, ya que se supone aprovechará el material comprado.
TODA persona debe ver la conferencia, sea presencial o por grabación. Las conferencias son
bendiciones muy grandes que Dios ha dado a éste seminario y que deben ser aprovechadas al
máximo como buenos mayordomos del Señor. EL MODERADOR LLEVARÁ EL RECORD DE
ASISTENCIA Y DILIGENCIARÁ EN LA PLANILLA LA NOTA, INCLUYENDO LA NOTA
FINAL, QUE DEBE SER DADA SOBRE 10.

2. Exposición. Se asignará una exposición durante la reunión semanal a cualquiera de los alumnos
presentes, quien debe poder dar razón de cualquier tema que el moderador le pregunte. Todos deben
estar en capacidad de hacerlo. Dependiendo del número de asistentes en el grupo, se tendrá uno o
más participantes. Deben dividir el número de asistentes por 3 clases, ya que en la última clase se
hará el examen y se presentarán los trabajos, lo cual reducirá el tiempo y no podrán hacerse
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exposiciones. Todo alumno debe al menos tener la oportunidad de exponer una vez. EL
MODERADOR asignará en la planilla una nota final por exposición, que tendrá un valor del 10%
de la nota final.

3. Tareas. Esta guía trae preguntas de profundización para cada capítulo las cuales deben ser
resueltas por el estudiante luego de su lectura semanal. El MODERADOR revisará y evaluará,
DANDO UNA NOTA POR TAREA SEMANAL Y LUEGO DARÁ LA NOTA FINAL SOBRE 10
en la planilla. Tendrá un valor del 15%.

4. Examen. Se aplicará un examen a cada estudiante. Su valor será del 25% de la nota final.

5. Trabajo escrito. Tendrá un valor del 30%. El trabajo cumplirá con todos los requisitos
metodológicos para la presentación de trabajos escritos. Si no está seguro de ellos, por favor
comuníquese con el departamento académico para una asesoría. El trabajo debe realizarse sobre
UNO DE LOS SIGUIENTES TEMAS:

 Las marcas de una verdadera iglesia


 Apologética sobre la absoluta necesidad de mantener el fundamento apostólico.
 El alto llamamiento y la alta vocación de la Iglesia
 El movimiento ecuménico y la unidad de la Iglesia
 La misión salutífera de la Iglesia en medio del mundo circundante
 Los medios de Gracia

8 HORAS DE CONFERENCIA

Primera hora. ¿Por qué estudiar la doctrina de la Iglesia? Y Concepto Bíblico de Iglesia.

Segunda hora. Alto llamamiento y vocación de la Iglesia.

Tercera hora. El fundamento apostólico.

Cuarta hora. Principios fundamentales para el gobierno bíblico de la Iglesia local.

Quinta hora. Membresía y disciplina en la Iglesia.

Sexta hora. La pureza doctrinal y la importancia de las confesiones de fe en la Iglesia.

Séptima hora. La unidad de la Iglesia. Análisis del movimiento ecuménico actual.

Octava hora. La Iglesia y el Estado. Instrucciones para el desarrollo de la materia.


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CRONOGRAMA DE TRABAJO

Cada grupo de estudio se reunirá en el día y hora definidos, luego de asistir a la conferencia. El
curso está dividido en 4 clases para 4 semanas. Cada semana se deben leer los capítulos
correspondientes, resolviendo las preguntas de profundización que indica la presente guía de
estudio.

Primera Clase: Lea los capítulos I, II, III y IV del libro texto.

- El moderador tomará lista y la asentará en la planilla.


- Luego orarán.
- El moderador revisará las tareas de los capítulos correspondientes y colocará una nota de 1 a
10 en la planilla.
- El moderador resolverá si hay inquietudes con alguna parte de la lectura o de las preguntas.
Luego se escuchará las exposiciones de los estudiantes asignados para esta clase. El tiempo de
cada presentación, dependerá de cuantos participen ese día’. El moderador colocará una nota de
1 a 10 en la planilla.
- Compartirán todos, en un foro, sobre los temas más destacados e interesantes, tiempo que
servirá para una mutua edificación sobre el tema.
- El moderador recordará las responsabilidades de la siguiente semana.
- Oración de despedida.

Segunda Clase: Lea los capítulos V y VI del libro texto.

- El moderador tomará lista y la asentará en la planilla.


- Luego orarán.
- El moderador revisará las tareas de los capítulos correspondientes y colocará una nota de 1 a
10 en la planilla.
- El moderador resolverá si hay inquietudes con alguna parte de la lectura o de las preguntas.
Luego se escuchará las exposiciones de los estudiantes asignados para esta clase. El tiempo de
cada presentación, dependerá de cuantos participen ese día’. El moderador colocará una nota de
1 a 10 en la planilla.
- Compartirán todos, en un foro, sobre los temas más destacados e interesantes, tiempo que
servirá para una mutua edificación sobre el tema.
- El moderador recordará las responsabilidades de la siguiente semana.
- Oración de despedida.

Tercera Clase: Lea los capítulos VII, VIII, IX, y X del libro texto.

- El moderador tomará lista y la asentará en la planilla.


- Luego orarán.
- El moderador revisará las tareas de los capítulos correspondientes y colocará una nota de 1 a
10 en la planilla.
- El moderador resolverá si hay inquietudes con alguna parte de la lectura o de las preguntas.
Luego se escuchará las exposiciones de los estudiantes asignados para esta clase. El tiempo de
cada presentación, dependerá de cuantos participen ese día’. El moderador colocará una nota de
1 a 10 en la planilla.
- Compartirán todos, en un foro, sobre los temas más destacados e interesantes, tiempo que
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servirá para una mutua edificación sobre el tema.


- El moderador recordará las responsabilidades de la siguiente semana.
- Oración de despedida.
Cuarta Clase: Lea los capítulos XI y XII del libro texto.

- El moderador tomará lista y la asentará en la planilla.


- Luego orarán.
- El moderador revisará las tareas de los capítulos correspondientes y colocará una nota de 1 a
10 en la planilla.
- El moderador resolverá si hay inquietudes con alguna parte de la lectura o de las preguntas.
- Compartirán todos, en un foro, sobre los temas más destacados e interesantes, tiempo que
servirá para una mutua edificación sobre el tema.
- El moderador entregará las evaluaciones escritas a los estudiantes. Cuentan un tiempo de 30
minutos para resolverla.
- El moderador recogerá los trabajos finales.
- Oración de despedida.
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CUESTIONARIOS PARA CADA CAPÍTULO

Estos cuestionarios deben ser resueltos en un cuaderno de trabajo. Primeramente lea los
capítulos correspondientes del libro texto. No olvide llevar las respuestas a la clase
correspondiente para ser presentadas al facilitador.

Introducción

1. ¿Presente ejemplos concretos de cómo el mundo de las ideas, la ciencia, la


política, la filosofía, la cultura y la religión va cambiando con el correr de los
tiempos?
2. ¿Cree usted que estas cosas no deben cambiar? Explique su respuesta.
3. ¿En qué sentido los cambios son necesarios y de gran valor para la sociedad?
4. ¿Puede la iglesia cristiana ser susceptible de cambios, de acuerdo a la época?
Explique su respuesta.
5. ¿En qué aspectos la Iglesia Cristiana definitivamente no puede cambiar?
6. ¿Será que estamos contemplando una crisis eclesiológica en nuestros días?
Explique su respuesta
7. En materia doctrinal ¿Estamos pasando por una crisis? Explique su respuesta
8. Según tu opinión ¿Qué doctrinas bíblicas son poco conocidas o predicadas en la
Iglesia del siglo XXI?
9. ¿En qué sentido, crees, que el autor habla de un “crecimiento peligroso de las
Iglesias”?
10. Piensa en otros peligros que conlleva para la verdadera fe cristiana el énfasis
actual en crecer, crecer y crecer.
11. Investiga cuáles son los elementos fundamentales que debe contener una
predicación para que realmente sea una exposición bíblica y compártelos en
clase.
12. ¿Cuáles podrían ser las causas por las cuales muchos predicadores modernos no
profundizan en la teología, mientras que los mas reconocidos pastores y líderes
cristianos en los avivamientos del pasado eran profundos conocedores de la
teología Bíblica?
13. ¿Crees que los principios ético-cristianos son violados cuando un pastor o
misionero empieza una nueva Iglesia en una calle donde ya hay otra? Explica tu
respuesta.
14. ¿Es posible hablar de misiones cristianas fuera del contexto de Iglesias locales?
Explica tu respuesta
15. ¿Crees que el actual movimiento ecuménico busca la verdadera unidad de la
Iglesia?

Capítulo I.

1. ¿Cuál es la razón principal por la cual mucha gente que asiste a los cultos de
nuestras iglesias, o que ya son miembros, desconocen el sentido bíblico de
Iglesia?
2. ¿Podrá existir el cristianismo sin la Iglesia?
3. ¿En qué sentido el propósito salvador no está relacionado con individuos sino
con un pueblo?
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4. ¿Qué similitud o diferencias puede haber entre la predicación bíblica y las


charlas de psicología, motivación personal y otras por el estilo?
5. Piensa en distintas formas de cómo podemos despreciar o minimizar la
importancia de la Iglesia local.

Capítulo II.

1. Investiga en varios diccionarios bíblicos o teológicos el significado literal de la


Palabra Iglesia, sus raíces griegas y hebreas, su forma en el Antiguo Testamento,
y su uso en el mundo griego. Comparte en clase los resultados de tu
investigación.
2. ¿Crees que tiene alguna trascendencia para una correcta eclesiología bíblica el
hecho de que el Nuevo Testamento hable más de la Iglesia en su sentido local,
que en el sentido universal?
3. De todas las definiciones presentadas en el libro de estudio sobre el significado
teológico de Iglesia, escoge la que de una manera completa exprese su sentido
bíblico y explica el porque de tu escogencia.
4. ¿Crees que haya alguna diferencia entre la Iglesia Universal y la Iglesia local?
Explica tu respuesta.
5. ¿Cómo le sustentarías a un landmarkista que la Biblia si habla de una Iglesia
Universal?
6. ¿Crees que la Iglesia universal puede expresarse a través de medios diferentes a
la Iglesia local? Explica tu respuesta
7. Escribe tu propia definición para la Iglesia local.

Capítulo III.

1. ¿El cristianismo es una religión, especialmente, de carácter individual o


colectivo? Explica tu respuesta.
2. ¿Corre peligro la identidad individual en el concepto de cristianismo presentado
en este capítulo? Explica tu respuesta.
3. Analiza algunas de las razones que se presentan en el libro de estudio para
afirmar la enorme importancia que tiene la Iglesia en el plan de salvación y
busca apoyo en las Escrituras para afirmarlas o negarlas.
4. ¿Crees que este énfasis en la importancia de la Iglesia puede conducirnos a una
eclesiología parecida a la de la Iglesia Católica Romana? Explica tu respuesta.
5. ¿Cómo podemos presentar este tema a la Iglesia, sin demeritar la importancia de
la Iglesia, pero sin caer en los errores de los Católicos Romanos?
6. Explica la íntima relación que mantiene Cristo con la Iglesia, de la cual
desprendemos los conceptos que estamos desarrollando sobre la trascendental
importancia que ella tiene en el plan de Salvación?
7. ¿Podemos decir que fuera de la Iglesia no hay salvación, sin caer en el error de
la Iglesia Católica Romana¿ Sustenta tu respuesta.
8. ¿Crees que haya incompatibilidad entre la verdad de que Cristo derramó su
sangre por la Iglesia, y que ésta sangre fue derramada por cada persona elegida
para salvación? Explica tu respuesta.

Capítulo IV.
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1. Busca todos los pasajes bíblicos que hablen de la Iglesia como un edificio y saca
una lista de semejanzas que existen entre la construcción de un edificio de
concreto y la edificación de la Iglesia.
2. ¿Por qué la Iglesia de este siglo no puede construirse sobre nuevas bases, siendo
que hoy día tenemos más comprensión científica?
3. ¿Tiene alguna relevancia para la Iglesia de este siglo civilizado el conocer y
considerar de gran importancia lo que los santos han construido a través de los
siglos? Explica tu respuesta.
4. ¿Cuál es el fundamento establecido por los apóstoles?
5. ¿De qué manera la Iglesia edifica hoy sobre este fundamento?
6. ¿Es necesario tener nuevos apóstoles hoy para ser una iglesia apostólica?
7. ¿Cómo afecta la verdad del único fundamento apostólico si decimos tener hoy
nuevos apóstoles?
8. Escriba y sustente varias razones por las cuales consideramos que las Iglesias
Católicas no tienen el verdadero fundamento apostólico.
9. ¿Existe algún sustento bíblico serio para el movimiento apostólico que se está
presentando hoy dentro de un sector de la Iglesia Evangélica?
10. ¿Qué peligros corre la Iglesia cristiana como consecuencia del avance de este
movimiento neo apostólico?
11. Explique por qué Pablo de Tarso es considerado un apóstol, siendo que él no
formó parte de los Doce que anduvieron con Cristo durante su ministerio
terreno. Analice las razones que Pablo presenta en sus cartas ¿Podrá hoy día
alguien presentar esas credenciales? Explique su respuesta.
12. ¿De qué manera las iglesias de este siglo edifican sobre el fundamento
apostólico?
13. ¿A través de qué medios los apóstoles siguen gobernando y supervisando a la
Iglesia?

Capítulo V.

1. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de la naturaleza de la Iglesia?


2. Defina a la Iglesia en su sentido universal.
3. ¿Por qué es necesario hablar de los escogidos, cuando nos referimos a la
membresía de la iglesia en su sentido universal? ¿Será que todos los miembros
de las iglesias locales forman parte de los elegidos?
4. ¿Por qué es absurda la idea de separar la membresía de la Iglesia local con la
membresía de la iglesia universal?
5. Mencione y explique las marcas o señales de una iglesia verdadera.
6. Analice la situación de las iglesias locales a su alrededor ¿Pueden verse las
marcas distintivas mencionadas, en cada una de ellas? ¿Por qué considera que su
iglesia posee esas marcas? ¿Qué debilidad encuentra en su propia congregación,
respecto a las señales como una iglesia verdadera?
7. Cuando decimos que la Iglesia local se compone de las personas que han sido
regeneradas por el Espíritu Santo ¿Estamos afirmando que todos los miembros
son regenerados de hecho? Siendo que nosotros no somos el Espíritu Santo
¿Cómo hacemos para evaluar si una persona es regenerada con el fin de recibirla
como miembro de la Iglesia local?
8. ¿Qué deben hacer los padres creyentes para que sus hijos sigan en el camino de
la fe cristiana?
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 11

9. Investigue de qué manera algunas iglesias ignoran o rechazan algún sistema de


gobierno eclesiástico.
10. Escriba algunos ejemplos de cómo las Iglesias pueden abusar del gobierno
espiritual.
11. Investigue los distintos sistemas de gobierno que usan las iglesias a su alrededor.
Clasifíquelos según corresponda: Episcopal, Presbiteriano, Congregacional,
Independiente, MonoObispal, otro.
12. Analice el modelo que presentamos en el libro de estudio ¿A cuál de los
anteriores sistemas se parece? Explique su respuesta.
13. ¿Será necesario que las iglesias tengan una cabeza visible, como propone el
sistema episcopal practicado por la Iglesia Católica Romana? Explique su
respuesta.
14. Busque varios pasajes bíblicos y explique por qué Jesucristo es la cabeza de la
Iglesia.
15. ¿Será que Cristo también es la cabeza de la iglesia local? Explique
16. Si Cristo es la cabeza de la Iglesia local ¿Qué papel cumplen los pastores?
17. Mencione varias consecuencias prácticas de reconocer a Cristo como cabeza de
la Iglesia.
18. ¿Qué ventajas tiene el reconocer a Cristo como cabeza de la Iglesia, y no aceptar
la supremacía de ningún hombre o Concilio de prelados?
19. Explique la relación que existe entre el Reino de Dios y el gobierno de Cristo
sobre la Iglesia.
20. Escribe un ensayo, de una página, en la que trates de convencer a un Católico
Romano, la manera práctica del gobierno actual de Cristo sobre la Iglesia, siendo
que él no está en persona dirigiéndola, ni aceptamos una cabeza visible.
21. ¿Cuál es el vicario de Cristo en la tierra?
22. ¿Cómo sabemos, por las Escrituras, cuál es el vicario de Cristo?
23. ¿De qué manera gobierna y dirige hoy el vicario de Cristo a Su Iglesia?
24. ¿Explique la relación estrecha que existe entre el Espíritu Santo y la Palabra
Escrita?
25. ¿De qué manera el Espíritu capacitó a los apóstoles para que se convirtieran en
el fundamento de la Iglesia?
26. Presenta algunos pasajes bíblicos que nos muestren a los apóstoles ordenando
ancianos u obispos en las congregaciones locales.
27. ¿Es necesario tener hoy día apóstoles en cada Iglesia? Explique su respuesta.
28. Según Filipenses 1:1 ¿Cuáles son los oficiales válidos en la iglesia local para el
día de hoy?
29. ¿De qué manera los ancianos son continuadores de la obra apostólica?
30. ¿Tienen los ancianos autoridad apostólica? Explique su respuesta.
31. ¿Quién llama primeramente a los hombres para que sean pastores? ¿La Iglesia o
Cristo?
32. ¿Podrá algún hombre reclamar el derecho a ser pastor, argumentando que fue
llamado por Cristo, aunque la Iglesia local no quiera reconocerlo como tal?
33. ¿Por qué es importante que la iglesia local también haya reconocido el
ministerio pastoral en un hombre?
34. ¿Debe un hombre autoordenarse pastor? Explique su respuesta.
35. Mencione las características especiales y los requisitos bíblicos para que un
hombre pueda ser anciano o pastor.
36. El modelo de un solo pastor guiando a la iglesia local ¿Tiene apoyo claro en las
Sagradas Escrituras? Explique
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37. Si una iglesia tiene varios ancianos o pastores ¿Es necesario que todos se
dediquen tiempo completo a la predicación y reciban sueldo? Explique.
38. ¿Puede ser nombrado un hombre para el ministerio de anciano aunque no tenga
el don de la enseñanza?
39. ¿Es bíblico el sistema de escoger a los ancianos o pastores por elección
democrática, o competencia entre dos o más candidatos?
40. ¿Cuál es la función mas importante de los pastores en la iglesia? ¿Por qué?
41. ¿Enseña la Biblia, de una manera clara, cuáles son las funciones específicas de
los diáconos?
42. ¿Cuáles son los requisitos y cualidades que la Biblia exige para que un hombre
sea escogido como diácono?
43. ¿Es correcto que la membresía de la iglesia local escoja a varias personas para
ser diáconos en una reunión de negocios, sin un precio escrutinio de sus vidas y
cualidades?
44. Explique, utilizando varios pasajes bíblicos, la importancia que tiene el oficio
diaconal en la Iglesia?
45. Según lo estudiado en el libro ¿Cuáles deben ser las funciones principales de los
diáconos, en el día de hoy?
46. ¿Son los diáconos jefes o supervisores de los pastores? Explique.
47. Siendo que las Escrituras no instruyen respecto a la escogencia de una junta
directiva ¿Porqué es necesario tener una en la iglesia local?
48. ¿Pueden ser las juntas directivas de una iglesia local consideradas con autoridad
espiritual sobre la misma? Explique su respuesta.
49. ¿Qué papel cumplen los estatutos internos de una iglesia local?
50. ¿Deben los pastores manejar los asuntos económicos de la Iglesia local?
Explique.

Capítulo VI.

1. ¿Por qué no podemos hablar de Iglesia o de pastores sin la presencia de


miembros u ovejas?
2. ¿Cuál es la diferencia entre un asistente y un miembro de la iglesia?
3. Muestre algunos pasajes bíblicos que hablen sobre la membresía en la iglesia
local.
4. ¿Por qué es incorrecto que un “creyente” dilate su decisión de hacerse miembro
oficial en una iglesia?
5. Presente ejemplos bíblicos de cómo los verdaderos creyentes siempre buscaban
hacerse miembros de una iglesia local.
6. ¿Podemos recibir a cualquier persona en la membresía de la Iglesia,
simplemente porque ella lo solicita?
7. Siendo que los creyentes no somos infalibles en el escrutinio espiritual que
hacemos sobre los que solicitan la membresía ¿Debe esto impedir que se exijan
algunos requisitos bíblicos?
8. Haga un resumen de los requisitos bíblicos para que una persona pueda ser
aceptada como miembro de una iglesia local.
9. ¿Cómo hacemos para conocer el valor de la conversión de una persona que
solicita la membresía?
10. ¿Por qué el bautismo es necesario para recibir a alguien como miembro oficial
de la iglesia local? ¿No debe ser suficiente con su profesión de fe?
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 13

11. ¿Es correcto recibir como miembros a personas que vengan de otras iglesias, sin
antes conocer su confesión de fe?
12. ¿Debemos recibir miembros de otras iglesias sin que se le haga una presentación
de nuestros distintivos bíblicos?
13. ¿Por qué no debemos recibir como miembros a creyentes que vengan de otras
iglesias y no compartan todos, y cada uno, de nuestros artículos de fe?
14. ¿Qué debemos hacer con un creyente que viene de otra iglesia, solicita la
membresía en nuestra iglesia, pero no comparte todos nuestros distintivos?
15. ¿Cuáles son las ventajas de tener este filtro doctrinal para la iglesia local?
16. ¿Por qué es necesario exigir una carta de la iglesia de donde procede el
candidato a miembro?
17. ¿Qué debemos hacer con las personas que solicitan membresía en nuestra iglesia
y vienen disciplinados o en rebeldía de otras comunidades cristianas?
18. ¿Cuáles son los deberes de un miembro?
19. ¿Cuáles son los derechos de un miembro?
20. ¿Cuáles son los privilegios y beneficios de hacerse miembro en una iglesia local
bíblica?
21. ¿Cuál es el cuidado que debe tener toda persona que busca una iglesia para
hacerse miembro?
22. Enumere, y sustente bíblicamente, las responsabilidades que los miembros
tienen hacia sus pastores.

Capítulo VII.

1. ¿Cuál ha sido el resultado que ha traído sobre la santidad y la imagen de la


Iglesia ante el mundo, el haber descuidado el sano ejercicio de la disciplina?
2. ¿De donde procede la autoridad de la Iglesia local para ejercer la disciplina?
3. ¿Cuál es la relación entre la disciplina y el ser discípulo?
4. ¿Cuál es el peligro que corre la vida espiritual de un creyente que desacata la
disciplina de su iglesia local?
5. ¿Qué significa la palabra “atar” o “desatar” en el contexto que las utilizó
Jesucristo?
6. Haga un resumen de las razones fundamentales por las cuales una Iglesia local
debe ejercer la disciplina sobre los miembros.
7. ¿De qué manera la predicación de la Palabra es un medio de disciplina
eclesiástica?
8. Presente, en orden, los pasos a seguir en la disciplina eclesiástica, según las
instrucciones de Cristo en Mateo 18:15-19
9. ¿Bajo qué espíritu debe ser realizada la disciplina eclesiástica?
10. Mencione las clases de faltas o pecados que son merecedores de una disciplina
correctiva en la Iglesia.
11. ¿Cuáles son las condiciones que deben darse para levantar la disciplina puesta
sobre un miembro de la iglesia?

Capítulo VIII.

1. Presente su definición de lo que es un medio de gracia.


2. Investigue cuáles son las diferencias que existe entre la concepción Católica
Romana y la Protestante sobre los medios de gracia.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 14

3. ¿Por qué consideramos que la Palabra de Dios es el medio de gracia por


excelencia?
4. ¿En qué sentido los beneficios de las ordenanzas están sujetos a la Palabra?
5. ¿Por qué los evangélicos preferimos usar la palabra Ordenanza en vez de
“Sacramento”?
6. ¿Cuáles son los sacramentos que reconocemos en la Iglesia Cristiana?
7. ¿Por qué no aceptamos como sacramentos los otros que practica la Iglesia
Romana?
8. ¿Son necesarios los sacramentos para la salvación?
9. ¿Por qué todo cristiano debe celebrar los sacramentos?
10. ¿Cuáles son los beneficios espirituales y congregacionales que recibimos de los
sacramentos?
11. ¿En qué sentido la Palabra es un medio de Gracia?
12. Presente testimonios bíblicos que prueben la institución del Bautismo como una
ordenanza del Nuevo Pacto.
13. ¿Cuál es el sello o el testimonio que imprime el bautismo en el creyente?
14. Presente varias razones de por qué todo creyente debe ser bautizado.
15. ¿Qué relación tiene el bautismo en agua con el Bautismo del Espíritu Santo?
16. ¿El bautismo cristiano limpia del pecado original a los creyentes?
17. ¿Puede alguien reclamar ser discípulo de Cristo sin que haya sido bautizado?
Explique su respuesta.
18. ¿Por qué debe ser utilizada el agua en el sacramento del bautismo?
19. Busque pasajes bíblicos donde aparezca la institución de la Santa Cena como
una ordenanza de perpetua celebración.
20. ¿De qué manera desestimamos el valor de la Cena del Señor hoy día?
21. Escriba varias razones de por qué todo cristiano debe participar de la celebración
de la Cena del Señor.
22. ¿Es la cena del Señor un sacrificio?
23. ¿Por qué los evangélicos rechazamos la doctrina de la transubstanciación?
24. ¿Es la Cena simplemente un símbolo, o tiene mayor significado?
25. ¿Puede un creyente de manera aislada celebrar la Cena del Señor?
26. ¿Por qué a veces se denomina a la Cena del Señor como la comunión?
27. ¿Quiénes deben participar de la Santa Cena?
28. ¿Por qué alguien que no ha sido bautizado debe ser excluido de participar en la
Cena del Señor?
29. ¿Qué beneficios trae para el creyente la participación en la Cena del Señor?
30. ¿Qué consecuencias negativas conlleva la participación indigna en la Santa
Cena?
31. ¿En qué sentido debe ser tomada dignamente la Cena?
32. ¿Qué significa discernir el “Cuerpo del Señor”?
33. ¿Cuáles son los elementos que deben emplearse en la Mesa del Señor?
34. ¿Es incorrecto utilizar jugo de uva en la mesa del Señor?
35. ¿Si utilizamos pan con levadura, estamos degenerando el sentido de la Santa
Cena?
36. ¿Qué representan el pan y el vino en la Santa Cena?

Capítulo IX.

1. ¿Cada iglesia bíblica está libre de errores en su doctrina y práctica? Explique.


La Iglesia y su Fundamento Apostólico 15

2. Presente varios ejemplos de iglesias locales en el tiempo apostólico que tenían


ciertos errores doctrinales y de práctica.
3. ¿Debe esto conducir a las iglesias a un descuido en revisar constantemente su
doctrina y práctica, con el fin de amoldarse a las Escrituras?
4. ¿Cuál es el peligro que corren todas las iglesias que no se autoevalúan en su
sometimiento a las Escrituras y dejan que el error doctrinal siga en medio de
ellas?
5. ¿Qué significa convertirse en Sinagoga de Satanás?
6. Mencione varias doctrinas y prácticas novedosas que han ingresado a las iglesias
cristianas.
7. ¿Por qué pocos protestan en contra de estas desviaciones doctrinales?
8. ¿En qué sentido la línea divisoria entre las sectas y las iglesias cristianas cada
día es más delgada? ¿Es esto algo bueno o malo?
9. ¿Por qué son necesarias las Confesiones de fe o credos?
10. ¿Reemplazan a la Biblia los credos o confesiones? ¿Tienen la misma autoridad?
11. ¿Por qué es de poco valor, en este mundo relativista, decir que nuestro credo es
la Biblia, sin detallar las doctrinas?
12. Explique la importancia que han tenido las confesiones de fe en la historia de la
Iglesia Cristiana.
13. Mencione los credos y confesiones de fe que han sido aceptadas por la mayoría
de iglesias cristianas, en determinadas épocas.
14. ¿Por qué es necesario estar de acuerdo con la mayor parte del contenido de las
confesiones de fe históricas?
15. ¿Son estas confesiones infalibles?
16. Mencione algunas diferencias de interpretación respecto a algunas doctrinas,
encontradas en las distintas confesiones de fe.

Capítulo X.

1. ¿Por qué el tema de la unidad de la Iglesia es de vital importancia para todo


cristiano?
2. ¿La unión de la Iglesia es de carácter externo? Explique su respuesta.
3. Presente el testimonio bíblico suficiente donde se habla de la unidad de la
Iglesia.
4. Qué relación tiene la Unidad de la Iglesia con el hecho de que cada creyente es
dependiente de la Cabeza: Cristo Jesús.
5. ¿Es la unión del creyente con Cristo en sustancia y esencia?
6. ¿En qué sentido estamos unidos a Cristo?
7. Explique cuál es la unidad del Espíritu que Pablo presenta en Efesios 4.
8. ¿En qué sentido la realidad de que existe solo un Espíritu de Dios conduce a
guardar la unidad de la Iglesia?
9. ¿Cuál es la “esperanza de nuestra vocación” que nos mantiene unidos en un solo
cuerpo?
10. ¿Cuál es la única FE que une a todas las verdaderas iglesias bíblicas?
11. ¿De qué forma el bautismo es un factor de unidad en la Iglesia?
12. ¿Por qué el ecumenismo actual es contrario al principio de la verdadera unidad
de la Iglesia enseñado en las Sagradas Escrituras?
13. ¿Por quiénes oró Cristo en Juan 17 para que se mantuvieran unidos?
14. ¿Está lo anterior de acuerdo con el movimiento ecuménico que busca la unión
externa de las denominaciones y religiones, sin importar el credo de ellas?
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 16

15. ¿De qué formas podemos expresar ante el mundo la verdadera unidad de la
Iglesia?
16. ¿Es necesario crear estructuras eclesiásticas interdenominacionales para guardar
la unidad de la Iglesia?
17. ¿Cuáles son los peligros que conlleva para la verdadera cristiandad el
involucrarse en cualquiera de los movimientos ecuménicos actuales?

Capítulo XI.

1. ¿Por qué decimos que una Iglesia sin misión evangelizadora es incompleta e
inerte?
2. Presente varias razones por las cuales toda iglesia bíblica debe ser una agencia
misionera en su entorno y en el mundo.
3. De qué manera la Iglesia realiza su labor misionera.

Capítulo XII.

1. ¿Han sido las autoridades civiles y militares ordenadas por Dios? Sustente su
respuesta.
2. ¿Podemos afirmar que las autoridades, aunque estén en contra de Dios y de su
Iglesia, deben ser respetadas como designadas por Dios?
3. ¿Debe la Iglesia local someterse a los asuntos del Estado que sean necesarios
para el buen orden de la sociedad?
4. ¿Es correcto que una iglesia no se sujete al Estado cuando éste trate de coartar
sus funciones y deberes espirituales? ¿De qué manera debe incumplirse?
5. ¿Es conforme a las Escrituras que las Iglesias tengan ingerencia en los asuntos el
Estado y que éste se una a ella?
6. ¿Deben los cristianos participar de la vida pública del Estado?
7. ¿Qué cualidades deben tener los creyentes que buscan meterse en asuntos de la
política de sus naciones?
8. ¿Deben los políticos cristianos ingresar al gobierno con el fin de buscar
beneficios para las iglesias evangélicas?
9. ¿Cuáles son los peligros que conlleva el buscar estos beneficios para los grupos
evangélicos?
10. ¿Deben los políticos cristianos luchar por la libertad religiosa en sus naciones,
aunque esto también beneficie a grupos sectarios? Explique su respuesta.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 17

Introducción

Nos ha tocado vivir en un siglo caracterizado por cambios extremos. La ciencia ha


progresado gigantescamente, las comodidades y las tecnologías avanzadas son la
característica común en todas partes. El mundo de las ideas también es cambiante y,
prácticamente, se ha dado una revolución completa en todo sentido. Las costumbres, la
cultura, las filosofías, los estilos literarios, la música, el vestido, la política y todo lo
relacionado con el hombre van cambiando constantemente de una forma agigantada. La
sociedad actual se jacta de ser muy desarrollada y civilizada, de tal manera que, quien
no comparta este correr hacia lo novedoso, es considerado retrogrado y enemigo del
avance humano.

Pero no solo las esferas sociales, políticas, culturales y científicas cambian rápidamente.
Este fenómeno también está presentándose en el campo religioso. Los distintos credos y
confesiones religiosas se esfuerzan por adaptarse a las corrientes de cada época, de tal
manera que hoy día hayamos a un mundo religioso cambiante. Religión que desee tener
el respeto de la sociedad deberá ser pluralista, relativista y ecuménica. Sus valores
espirituales no deben alienar ni suprimir las expectativas hedonistas y materialistas de
los feligreses. La religión actual debe estar al servicio del hombre y su fin debe ser la
glorificación y deificación del mismo.

Este fenómeno cambiante no ha sido ajeno dentro del cristianismo actual. Numerosas
Iglesias y denominaciones cristianas se enorgullecen de su modernismo y atracción
hacia las nuevas generaciones. Muchos conceptos bíblicos e históricos han cambiado
para dar paso a un cristianismo más contemporáneo y adaptable a las novedades de este
siglo. Doctrinas como la total depravación del género humano como consecuencia del
pecado original son desconocidas, por muchos pastores y predicadores. La suficiencia
de las Escrituras en materia de fe y conducta cada día es resquebrajada para dar paso a
las ideas y necesidades del hombre postmoderno. La doctrina de la santidad es ignorada
por la mayoría y abusada por otros. La paciencia en medio del sufrimiento son
conceptos ajenos a una iglesia “próspera materialmente”. El conocimiento de Cristo, a
través de la Palabra, ha sido reemplazado por un conocimiento místico característico de
las religiones gnósticas de los primeros siglos y de las creencias orientales.

La Iglesia cristiana está atravesando un período de confusión muy grande. Pero en


medio de este caos es necesario que se escuchen nuevamente las voces de los profetas
de Dios que proclaman “Vuelvan al camino antiguo”, “A la Ley y al Testimonio”. Esta
función profética pocos la han querido asumir, porque ella es peligrosa, aleja a los
amigos y atrae el desprecio.

Por otro lado, el siglo XXI es testigo de un crecimiento acelerado y “peligroso” de las
Iglesias cristianas. Es mas, pareciera que el fin principal de toda iglesia local es crecer
lo más rápido posible, en el número de sus asistentes. En ninguna otra época se ha
hecho tanto hincapié en las mega iglesias, en el crecimiento explosivo, en las grandes
masas asistiendo a conciertos y marchas cristianas. El crecimiento en sí no es malo, la
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 18

Iglesia primitiva creció en número de asistentes en poco tiempo. Pero el peligro está en
que el crecimiento actual, muchas veces, es producto de estrategias “humanistas” de
algunas iglesias, y no de la convicción que produce el Espíritu Santo en los corazones
de los incrédulos a través de la clara y fiel exposición de las Sagradas Escrituras. En
muchas ocasiones la predicación moderna, si es que puede llamarse así, carece de los
elementos básicos de lo que debe ser una exposición de las Escrituras. Chistes, historias,
testimonios, motivación personal, psicología, humanismo, principios esotéricos y otros
elementos ajenos a la verdadera predicación bíblica es el contenido de los sermones
actuales en los grandes púlpitos de nuestras ciudades. Aquellos impactantes
avivamientos del pasado, con sus predicadores aferrados a la sana interpretación y
exposición de las Escrituras han quedado atrás. Los actuales motivadores de
avivamientos desprecian el profundo estudio de la teología y las Escrituras, pensando
que con sus impulsos místicos podrán crear algo mejor. Existe hoy día una falsa
dependencia del Espíritu de Dios, puesto que ésta se ha divorciado de Su Santa Palabra.
Calvino, Lutero, Spurgeon, Jonathan Edward, Richard Baxter y otros ministros del
pasado fueron pastores de renombre que dependieron constantemente del Espíritu
Santo, a través de un estudio profundo y conciente de las Escrituras, los cuales, con su
exposición clara, fueron instrumentos para verdaderos avivamientos que condujeron a la
sociedad europea y americana a reales cambios como resultado de una conversión
genuina.

Por todas partes surgen nuevas iglesias particulares, algunas con algún tipo de
organización, otras carecen de los mínimos elementos organizativos. Algunos líderes no
están conformes con los manejos que hace el pastor en la Iglesia, y deciden irse para
empezar una nueva iglesia en otro lugar. Algunos no han podido conseguir un empleo
estable y ven en la creación de una Iglesia la posibilidad de sostenimiento económico,
entonces abren las puertas de su casa e inicia una congregación de creyentes. Las
denominaciones evangélicas también están afanadas por crecer, abren iglesias en barrios
y calles que ya tienen varias congregaciones cristianas.

Como dije antes, el crecimiento no es malo en sí mismo. Somos llamados a proclamar el


evangelio por doquier y a ganar almas para el Señor. La Iglesia de Cristo es misionera y
debe extenderse a lo largo de todo el planeta. Cada día es necesario que surjan
congregaciones cristianas donde se predique con fidelidad el puro evangelio de Cristo.
Es mas, comparto la idea de las Iglesias en las casas, esto es bíblico y se ajusta al
modelo utilizado por los primeros creyentes. Pero lo preocupante con el actual
crecimiento explosivo es que carece de muchos fundamentos bíblicos. Las iglesias
locales, aunque sean en las casas, deben contener los elementos básicos que la
distinguen como tal. Debemos continuar extendiendo el reino de Dios en medio de este
mundo, pero esto debe ser de acuerdo a los principios estipulados por la cabeza máxima
de la Iglesia, es decir, Jesucristo.

El afán de crecimiento ha llevado a muchos líderes y misioneros a desconocer la enorme


importancia que tiene la Iglesia como institución y organismo creado por Cristo para
congregar a todos los salvados. Hoy día muchos inician proyectos evangelísticos
desconectados de la vida normal de la Iglesia, porque, según ellos conciben, la Iglesia es
un organismo anacrónico, arcaico, que debe dar paso a nuevos estilos de trabajo
misionero como los clubes, sociedades y cosas parecidas. Pero hacer esto es desconocer
que Jesucristo vino a establecer su Iglesia, que para él, ella es lo más precioso que hay
en la tierra. Por la Iglesia él sufrió en la cruz, ella es el objeto diario de su obra
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 19

santificadora a través del Espíritu, Jesús la cuida y la perfecciona, porque un día, la


Iglesia será presentada como su esposa en las bodas celestiales. Fuera de la Iglesia no
hay verdadero cristianismo.

A través de este trabajo deseo aportar algunos elementos bíblicos para el buen
funcionamiento de las Iglesias locales, que cada día se extienden por todas las naciones
latinas.

Es necesario dar testimonio al mundo de la unidad en la fe que caracteriza a los hijos de


Dios. Jesús oró por esta unidad y todos los creyentes estamos comprometidos en ella. La
verdadera unidad no está relacionada con el actual movimiento ecuménico, sino que se
dejará reflejar cuando cada Iglesia local se identifique totalmente con la única fe y
doctrina que proviene de las Escrituras. Si todas las iglesias expresan la misma fe
bíblica, el mismo amor entre sus miembros, la misma dependencia del Espíritu, la única
obediencia a los mandatos de Cristo y honran de la misma manera al Dios que les salvó,
entonces el mundo contemplará la unidad de la Iglesia de Cristo. No es necesario crear
superestructuras intereclesiásticas para conservar la unidad de la Iglesia. Lo único
necesario es que cada iglesia local se mantenga fiel a los principios bíblicos; si todas las
congregaciones locales hacen eso, todas serán parecidas y, por todas partes, el mundo
conocerá que creemos una misma doctrina y somos una sola iglesia.

Este trabajo va dirigido a la multitud de pastores y líderes cristianos que se esfuerzan


por traer pecadores al redil de los salvos. A todos aquellos siervos que trabajan por
establecer iglesias locales, pero que anhelan hacerlo en obediencia a la cabeza de la
Iglesia; a todos aquellos que desean establecer iglesias verdaderamente bíblicas.

Es mi oración que el Señor nos ayude a entender estos principios y nos permita ponerlos
en marcha dentro de nuestras congregaciones.

Julio Benitez
Bogotá, Marzo/06
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 20

I. ¿POR QUÉ ESTUDIAR LA DOCTRINA DE LA IGLESIA?

Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas
cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y
baluarte de la verdad (1 Ti. 3:14-15)
Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses
ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé (Tito 1:5).

El siglo XXI ofrece una paradoja muy interesante en el mundo evangélico. Hoy día se
habla de un crecimiento y extensión de las iglesias por todas partes, pero también se
presenta un creciente desconocimiento hacia el sentido bíblico de la Iglesia. Si
preguntásemos a algún “cristiano” de nuestro tiempo que nos definiera la Iglesia, de
seguro escucharíamos respuestas como esta:

- La iglesia es la capilla o el sitio donde nos reunimos para celebrar los cultos
- La iglesia es la organización de pastores y obispos que dirigen nuestra
denominación.
- La Iglesia está compuesta invisiblemente de santos, por lo tanto no sabemos
donde ubicarla, solo Dios la conoce
- La Iglesia es un gigante anacrónico y arcaico que debe dar paso a nuevos
movimientos para atraer efectivamente a los perdidos.
- La Iglesia solamente existe cuando los miembros se reúnen en el nombre del
Señor para celebrar los cultos

Muchos creyentes de este siglo no solo ignoran el significado de la palabra Iglesia, sino
que desconocen su naturaleza, su importancia en el plan de Salvación y su vocación
celestial. Algunos la miran como una institución de antaño, con poca relevancia para el
mundo de hoy, otros la miran como un organismo espiritual, invisible, lejano; por lo
tanto, sin relación inmediata con el creyente. Otros, aunque no la rechazan verbalmente,
si lo hacen cuando no estiman de suma importancia el hacerse miembros de una iglesia
local. Otros enfatizan tanto la iglesia invisible que descuidan su compromiso para con la
iglesia donde el Señor les ha puesto, otros desestiman las decisiones que la Iglesia toma
en materia de disciplina y buscan otra congregación donde le acepten en su estado de
rebeldía. Algunos líderes o pastores de Iglesias se apropian tanto de sus miembros que
dan a entender un desconocimiento de quién es el Señor y Cabeza de la Iglesia. El
panorama que vemos hoy es muy contradictorio, la gente está acudiendo en masa a las
Iglesias, pero por otro lado no se preocupan por estar en la Iglesia de Cristo, por
conocerla, por cuidarla y apoyarla. Muchos estarían dispuestos a brindar todo el apoyo
necesario a organizaciones para-eclesiásticas o clubes de cristianos, pero pocos
consideran de gran trascendencia el papel único de la Iglesia de Cristo en la tierra.

La doctrina de la Iglesia no es una opción de estudio para el creyente, sino que este tema
es parte importante en las Sagradas Escrituras. Solamente, en el Nuevo Testamento, se
utiliza 115 veces el término griego ekklesia (Traducido en español como Iglesia).
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 21

En la teología bíblica es imposible hablar de cristianos sin Iglesia. Los verdaderos


creyentes no solo forman parte de la iglesia universal de Cristo, sino que se congregan
con los santos en una asamblea local. A través de ella el Espíritu manifiesta la gloriosa
unidad que representa el cuerpo de Cristo. El individualismo característico de los
movimientos evangélicos actuales desestima la importancia de una eclesiología bíblica,
en parte, porque pensamos que Jesús vino a salvar a pecadores individuales y lo
importante es profesar fe en él como Salvador y nada más. Pero esto es desconocer el
propósito Salvador que Dios ha tenido desde el principio. Dios no solo ha estado
interesado en los hombres como seres individuales, sino que él ha estado trabajando por
la formación y salvación de un pueblo. El Israel del Antiguo Testamento es una figura
que nos muestra con claridad el sentido colectivo del plan redentor. Una y otra vez se
nos habla del Pueblo de Dios en forma colectiva:

- Ex. 3:7: “… he visto la aflicción de mi pueblo”.


- Lev. 26:12 “Andaré entre vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi
pueblo”.
- Deu. 7:6: “Porque tú eres pueblo santo para el Señor tu Dios; el Señor tu Dios
te ha escogido para ser pueblo suyo de entre todos los pueblos que están sobre
la faz de la tierra”.
- Deu. 21:8: “Perdona a tu pueblo Israel, al cual has redimido, oh Señor, y no
imputes la sangre inocente a tu pueblo Israel”.
- Deu. 33:29: Dichoso, tú, Israel. ¿Quién como tú pueblo salvado por el Señor?
- 1 Sa. 12:22 Porque el Señor, a causa de su gran nombre, no desamparará a su
pueblo, pues, el Señor se ha complacido en haceros pueblo suyo.”.
- 2 Cr. 7:14: si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y
oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces
yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”.

Pero, no solamente el Antiguo Testamento presenta la salvación de Dios relacionada


con un pueblo, sino que el Nuevo continúa con esta perspectiva. Solo que ahora no se
trata de una nación con límites territoriales o relacionadas con una raza especial, sino
que el verdadero pueblo de Dios estará conformada por gentes de todas las naciones,
lenguas y pueblos.

- Mat. 1:21: “Y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a SU PUEBLO de sus pecados”
- Mateo 2:6: Y tú, Belén, de la tierra de Judá,No eres la más pequeña entre los
príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo
Israel.
- Lucas 1:77: Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, para perdón de
sus pecados.
- Hechos 15:13-14: Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones
hermanos, oídme. 14Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los
gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.
- 2 Cor. 6:16: ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Y vosotros
sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: «Habitaré y andaré entre ellos;
yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo»
- Tito 2:14: quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda
iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 22

Vivimos en un siglo que se jacta de sus grandes avances científicos, sociales, políticos,
filosóficos y culturales. También la religión corre en este camino de la innovación y el
“desarrollo”. Las iglesias o denominaciones que se identifican como cristianas cada día
incorporan nuevos elementos a su doctrina, culto y práctica. La “ciencia” y los
descubrimientos de la psicología y la sociología “mejoran” el contenido de la
predicación, la cual ha sido reemplaza por plácidas charlas de superación personal. El
culto de adoración a Dios también ha sufrido grandes cambios: Los himnos con un
contenido doctrinal profuso y firme han sido cambiados por estribillos que se
caracterizan por su contenido doctrinal débil y ritmo musical que “concentra” a las
personas en sus propias emociones y sentimientos. Todo esto ha desfigurado el
verdadero sentido de la Iglesia de Jesucristo. Algunos miran a la Iglesia como un centro
de terapia psicológica, otros como una institución social. Pero el verdadero sentido y
propósito de la Iglesia ha quedado relegado en el olvido.

El apóstol Pablo en 1 Corintios 11:22 exhorta a los creyentes diciéndoles ¿O


menospreciáis la Iglesia de Dios…? Existen muchas formas a través de las cuales los
cristianos podemos menospreciar la Iglesia de Dios: 1. Desconociendo la enseñanza
doctrinal de las Escrituras respecto a la Iglesia. Este tema debe ser investigado por todo
creyente que ama a Cristo y su obra en la tierra, “nuestra peregrinación espiritual debe
conducirnos hacia un aumento continuo de la investigación, aprecio y aplicación de toda
la verdad. La doctrina de la iglesia no debería ser excluida.”1 2. Una mala interpretación,
y en consecuencia una mala aplicación, del concepto de Iglesia invisible. Este tema, mal
explicado, es causante de un desprecio hacia la importancia sublime de la Iglesia local.

No obstante esta gran confusión que reina en el mundo cristiano del siglo XXI, la Biblia
sigue firme y levantando la voz para proclamar que la Iglesia de Cristo es una
institución sagrada con unas características únicas, establecidas hace mas de 20 siglos
por el Salvador y los inspirados apóstoles.

1
Downing, W. R. La Iglesia Neotestamentaria. Iglesia Bautista de la Gracia. Página 2. (CD
BIBLIOTECA PURITANA).
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 23

II. CONCEPTO BÍBLICO DE IGLESIA

A. ¿Qué es la Iglesia?

A esta pregunta muchos darán respuestas diferentes: Unos dirán, es el edificio o la


catedral donde se celebran los cultos a Dios, otros responderán que es alguna de las
denominaciones como la Iglesia Católica, la Iglesia Luterana o la Presbiteriana, otros
dirán que Iglesia es la jerarquía de obispos y sacerdotes y algunos afirmarán que esta es
invisible y por lo tanto no puede ser relacionada con ninguna de las iglesias locales
visibles.

Algunas personas piensan que se puede hablar de Iglesia solamente cuando existe una
organización eclesiástica jerárquica con juntas directivas locales, regionales, nacionales
y mundiales. Otros piensan que no se puede hablar de iglesia cuando los creyentes se
reúnen en casas.

Pero las afirmaciones anteriores están fundamentadas en tradiciones humanas y no en


claros principios bíblicos. La realidad es que las Escrituras, en su definición de Iglesia,
difieren mucho de las concepciones modernas.

1. Significado literal. La palabra “Iglesia” utilizada en nuestras traducciones españolas


de la Biblia es una transliteración del término griego ekklesía, el cual, a su vez, consta
de dos partes: La preposición “ek” (fuera) y la forma nominal “Klesía”, derivada del
verbo “Kaleo” (llamar). Ekklesía, literalmente significa “llamada de” o “llamar aparte”.
Con el fin de tener mayor claridad sobre el uso de la palabra iglesia en las Escrituras
analicemos su significado en el Antiguo Testamento, en el mundo griego y en el Nuevo
Testamento.

a. La versión de los Setenta (Septuaginta) traduce la palabra hebrea “Kahal” por


“Ekklesía” (Iglesia). Tiene el sentido básico de asamblea (Dt. 9:10; 1 Re. 8:65).
Pero también se utiliza con un significado teológico cuando se habla de la
“asamblea de Israel” (1 Re. 8:14) o la “asamblea de los santos” (Sal. 89:5)
b. El mundo griego. Utilizan “ekklesía” para referirse a una asamblea popular
(Hch. 19:32, 39-40).
c. El Nuevo Testamento. Ekklesía es utilizado para referirse a “la asamblea de
aquellos a quienes Dios mismo congrega”2. Se utiliza 115 veces en el Nuevo
Testamento, incluyendo una variante de lectura. Tres veces se refiere a una
asamblea política (Hch. 19:32-41),3 dos veces a la asamblea de Jehová (Hch.
7:38; Heb. 2:12) y Ciento Diez veces se refiere explícitamente a la asamblea de
2
Compendio del Diccionario Teológico. Ed. Desafío. Michigan. 2002. Pág. 393.
3
“El término ekklesía es utilizado 3 veces aquí, en un sentido general o no eclesiástico. Se refiere a un
grupo de personas reunidas con un propósito no específico. Esta asamblea o iglesia estaba conformada
por “la multitud”, “la gente”, “los hombres de Éfeso”. Eran un grupo de hombres que tenían acceso a una
“asamblea regular”. Aparentemente la diferencia entre esta asamblea y la “asamblea regular” era que esta
no estaba organizada de manera ordenada. De cualquier manera, consistía de los hombres de Éfeso que en
otras ocasiones si se habían congregado ordenadamente. “ (Conferencia de Eclesiología por el Pastor
Greg Nichols en la Iglesia Bautista de la Gracia, Santiago. Rep- Dominicana. Febrero 2005).
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 24

Jesucristo. En los evangelios aparece solamente tres veces: Mateo 16:18 y 18:17.
En el primer pasaje Jesús dice que edificará a su Iglesia. Aquí el término
ekklesia es utilizado en su sentido más inclusivo, pues no se refiere a una local
específica. Esta asamblea pertenece exclusivamente a Jesucristo, quien es su
fundador, y él garantiza que será victoriosa y conquistará a pesar de la oposición
del enemigo. En el segundo pasaje, Ekklesía se refiere a un grupo de personas
reunidas en un lugar visible, con el fin de escuchar a un miembro para asuntos
de disciplina. En Hechos se utiliza Veinte veces, incluyendo una variante (2:47;
5:11; 8:1; 8:3; 9;31; 11:22; 11:26; 12:1; 12:5; 13:1; 14:23; 14:27; 15:3; 15:4;
15:22; 15:41; 16:5; 18:22; 20:17; 20:28). Es utilizada para referirse a la Iglesia
local de Jerusalén (8:1), a la Iglesia de Judea y a la congregación de Israel en el
Antiguo Testamento (7:38). Aunque sus miembros no estén reunidos en culto,
de todas formas se sigue llamando Iglesia (Hch. 8:38). Cada asamblea de
creyentes ubicada en las distintas ciudades era considerada una iglesia (14:23),
este pasaje nos deja ver que una Iglesia puede existir aunque no tenga ancianos o
pastores, aunque lo mas saludable es que los tenga.
d. El Nuevo Testamento habla de la Iglesia en un sentido universal (19 veces) pero
da mayor énfasis a su aspecto particular o local (91 veces).

2. Significado teológico. Basados en los pasajes anteriores y otros que no hemos


considerado en este libro, podemos concluir algunos significados teológicos, acordes
con la interpretación que los santos siervos del Señor le han dado en tiempos pasados y
presentes:

a. La Iglesia es la sociedad cristiana de los hijos, del pueblo y del Reino de Dios.
b. “Esencialmente es una institución permanente, divina, una definida, visible,
llamada asamblea de los discípulos de Jesús, consistiendo de una sociedad
colectiva y universal de cristianos, compuesta principalmente de muchas
distintas y locales sociedades de cristianos.”4
c. Pendleton ofrece dos definiciones teológicas para la Iglesia, la primera es una
definición esencial: “Una iglesia es una congregación de discípulos de Cristo,
bautizados, unidos en la creencia de lo que Él ha dicho y comprometidos a
hacer lo que Él ha mandado”, y la segunda definición es descriptiva: “Una
iglesia es una congregación de discípulos de Cristo, bautizados, que le
reconocen a Él como su Cabeza, que confían en Su sacrificio expiatorio para la
justificación delante de Dios, que dependen del Espíritu Santo para la
santificación, que están unidos en la creencia del Evangelio y comprometidos a
mantener Sus ordenanzas y a obedecer sus preceptos, reuniéndose para el culto
y cooperando para la extensión del reino de Cristo en el mundo.”5
d. “La Iglesia es la forma visible y terrena del reino de Cristo y la organización
divina escogida para su adelantamiento y triunfo. Organizada y gobernada por
las leyes del Rey invisible y compuesta de los súbditos del reino celestial, los
cuales por el símbolo de fidelidad han profesado lealtad para con Él.”6
e. Desde el punto de vista de la elección, y según el cumplimiento final del
propósito divino puede ser definida como la comunidad de los elegidos. Desde

4
Conferencia de Eclesiología por el Pastor Greg Nichols en la Iglesia Bautista de la Gracia, Santiago.
Rep- Dominicana. Febrero 2005.
5
Citado por F. Lacuela en su libro “La Iglesia, cuerpo de Cristo”. Ed. Clie. Barcelona. 1973.
6
H. Harvey, La Iglesia. Ed. Clie. Barcelona.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 25

el punto de vista del llamamiento eficaz puede ser definida como el cuerpo de
aquellos que son eficazmente llamados o la comunidad de los fieles creyentes.7
f. La confesión Bautista de 1689 define a la Iglesia de la siguiente manera: “La
Iglesia católica o universal, que (con respecto a la obra interna del Espíritu y la
verdad de la gracia) puede llamarse invisible, se compone del número completo
de los elegidos que han sido, son o serán reunidos en uno bajo Cristo, su
cabeza; y es la esposa el cuerpo, la plenitud de Aquel que llena todo en todos”
(Cap. 26, Párrafo 1).
g. Otras confesiones de fe de las Iglesias reformadas dan las siguientes definiciones
para la Iglesia: “La iglesia es la congregación de los santos (la asamblea de
todos los creyentes)”. Confesión de Augsburgo. “…El Hijo de Dios, de toda la
raza humana y desde el principio hasta el fin del mundo, congrega, protege y
preserva para sí, mediante Su Espíritu y Palabra y en la unidad de la verdadera
fe, una comunidad elegida para vida eterna”. Catecismo de Heidelberg.
“Afirmamos, por tanto, según la Palabra de Dios, que es la compañía de los
fieles que acuerdan seguir su Palabra”. Confesión Francesa. “Creemos y
profesamos una iglesia católica o universal, la cual es una congregación santa y
una asamblea de verdaderos cristianos creyentes, que esperan su salvación en
Jesucristo, siendo lavados por su sangre, santificados y sellados por el Espíritu
Santo” (Confesión Belga).
h. “Una iglesia Neotestamentaria es una reunión de gente llamada fuera.., por la
predicación del evangelio, acompañada por la obra regeneradora del Espíritu
Santo, y bautizada en la fe y comunión del evangelio, a una vida de
conformación a la voluntad de Dios, y a ejecutar la voluntad y perpetuar las
ordenanzas de Cristo hasta que Él venga.”8

B. Iglesia Universal e Iglesia local. Las anteriores definiciones, y los pasajes bíblicos
que analizamos al principio de este capítulo, nos dejan ver dos aspectos de la Iglesia de
Cristo: Su universalidad y su carácter local. En la historia de la teología se ha hablado
de la Iglesia Universal e invisible y de la Iglesia local visible. Algunos han defendido
estas dos características de la Iglesia, mientras que otros, como los landmarkistas niegan
el carácter universal e invisible de la misma. En realidad debemos ser cautelosos y muy
claros al estudiar estos dos aspectos de la Iglesia, pues, una mala comprensión de la
invisibilidad de la Iglesia universal puede conducir a un desprecio o poca estima de la
importancia de la Iglesia local. Por otro lado, las Escrituras presentan la verdad que
Cristo solo tiene una Iglesia, no hay algo así como una Iglesia invisible distinta de la
iglesia visible, esto es absurdo.

1. Universalidad de la Iglesia. Como hemos visto en algunas definiciones teológicas de


Iglesia presentadas al inicio de este capítulo, se le indica como algo general y universal.
Cuando se habla de la Iglesia como la congregación de los santos de todos los tiempos,
que han sido elegidos por Dios para Salvación, a través de Cristo, estamos refiriéndonos
a la Iglesia en términos Universales. Realmente las Escrituras, cuando hablan de la
Iglesia, lo hacen mayoritariamente refiriéndose a las congregaciones locales o
particulares. En pocos pasajes se hace referencia a ella en términos regionales o
universales. Cuando Jesús dijo que él edificaría Su iglesia, se refiere a una sola Iglesia,
es decir, universal. De la misma forma Pablo, en Efesios, utiliza muchas veces el
término Iglesia, no refiriéndose a una o varias iglesias locales, sino a una Iglesia
7
Berkhof, Luis. Teología Sistemática. Ed. T.E.L.L. Jenison. 1995. Páginas 677-678.
8
Cobb, J. E. Manual de la Iglesia Bautista. Casa Bautista Misionera de Publicaciones. Texas. Página 11.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 26

universal o general. Ef. 1:22-23: “Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por
cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que
todo lo llena en todo”. Otros pasajes que hablan de la Iglesia en sentido universal son:
Mt. 16:18; 1 Co. 12:28; Ef. 1:22; 4:11-15; 5:23-25,27,29,32; Col. 1:18,24; He. 12:23.
Las verdades que contienen estos pasajes están relacionadas, especialmente, con la
Iglesia universal de Cristo. Jesús solo tiene una esposa, y esta es la iglesia universal.
Sería imposible hablar de cada iglesia local como una esposa distinta, pues, esto
implicaría que en las bodas del cordero, Jesús tendría numerosas esposas, pero la
enseñanza bíblica es muy clara, Él prepara para sí una sola esposa. Muchas veces se
habla de esta iglesia como invisible, pero debemos ser cuidadosos al hablar en este
sentido, pues, esto se ha prestado para un descuido en los deberes de los creyentes en
hacerse miembros de una iglesia local o particular. Realmente las Escrituras no hablan
de una iglesia invisible y de otra visible, o de una iglesia espiritual y otra concreta. Jesús
solo tiene una iglesia y ésta es visible. Aunque es propio hablar de la invisibilidad de la
Iglesia universal solamente en el sentido de que: “No se puede ver directamente la obra
del Espíritu que une una persona a Cristo. Es invisible porque no podemos juzgar
perfectamente la verdad de la gracia de otra persona. Es invisible porque la Iglesia como
un todo no es aún una realidad terrenal perfecta. Las iglesias visibles son sólo
manifestaciones imperfectas y parciales de la misma. Si bien la iglesia Universal no es
perfecta o completamente visible, es prácticamente visible. No existe un verdadero
cristiano que no confiese el nombre de Cristo y le obedezca externamente.” 9 Jesús
garantizó la perpetuidad de su Iglesia (Mt. 16:18; 24:14; 28:20; Mr. 4:30-32; Sal. 72:16-
18; Is. 9:6,7), no obstante muchas iglesias locales perdieron su norte y se volvieron
apóstatas (Ap. 2:5; cf. 1:20; 1 Ti. 3:14,15). Esto implica que la perpetuidad se refiere
solamente a la Iglesia universal de Cristo. En todos los tiempos el Señor ha guardado
para sí un pueblo fiel, en distintos lugares. Negar la universalidad de la Iglesia de Cristo
conlleva a un aislamiento malsano y perjudicial para los creyentes. Las iglesias locales
no son separadas e independientes totalmente de las otras. Hay un vínculo estrecho que
nos une. Tenemos una sola cabeza, que es Cristo. Dependemos de la guía del único
Espíritu de Dios. Estamos cimentados en la enseñanza de los únicos apóstoles y profetas
de Cristo. Somos bautizados por el Espíritu al mismo cuerpo. “Aunque no tenemos una
promesa absoluta de que nuestra propia iglesia local continuará, sí sabemos que la
Iglesia universal de Cristo siempre continuará visiblemente. La manera en que Él ha
ordenado que eso ocurra es en iglesias locales.” 10 ¿Esta Iglesia universal tiene algún
gobierno que la guíe? La Iglesia universal es gobernada directamente por su cabeza,
Jesucristo. (Col. 1:18; Ef. 4:11-16; 1:20-23; 5:23-32; 1 Co. 12:27,28; Jn. 17:1-3; Mt.
28:18-20; Hch. 5:31; Jn. 10:14-16). La Iglesia Católica, con su cabeza visible a través
del Papa, pregunta una y otra vez a los protestantes: ¿Cómo funciona eso de que Cristo
sea la cabeza de la Iglesia Universal, siendo que él está en el cielo y no en la tierra? ¿De
qué manera ejerce Cristo ese gobierno sobre la Iglesia? La única respuesta que podemos
dar es que “Cristo ejerce su jefatura mediante los representantes en la Tierra designados
por él”11. Jesús gobierna en la tierra a través de su vicario el Espíritu Santo (Jn. 14:16-
18,26; 15:26,27; 16:7-13; Hch. 16:6-10; 2 Co. 3:17,18). El Espíritu Santo inspiró a los
apóstoles y profetas para que sus enseñanzas y directrices gobernaran a la Iglesia
universal. (Mt. 16:16-18; Ef. 2:19-22; Hch. 1:20-26; Ap. 21:14). Estos apóstoles,
autorizados por Cristo, la Cabeza, designaron ancianos o supervisores para las iglesias

9
Waldron, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Santo
Domingo. 1997. Página 317.
10
Ibidem, Pág. 318.
11
Ibid. Pág. 319.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 27

locales, los cuales aunque solamente ejercen una autoridad local, tienen la autoridad
Cristo y gobiernan Su Iglesia.

2. La Iglesia local. La Iglesia de Cristo se expresa solamente a través de Iglesias


locales. Como hemos dicho anteriormente no podemos hablar de dos clases de Iglesias,
solo hay una. Pero esta verdadera Iglesia de Cristo podemos conocerla solamente a
través de su expresión visible en la asamblea local. Si alguien se jacta de pertenecer a la
Iglesia y descuida su deber de hacerse miembro en una asamblea local, el tal no ha
entendido el verdadero sentido que nos enseña la Biblia sobre la importancia de las
iglesias locales. El famoso predicador Dr. Martyn Lloyd-Jones tratando el tema de la
Iglesia en sus dos sentidos: Universal y local, termina afirmando lo siguiente: “No
podemos ver el alma de las personas, pero sabemos que cada persona tiene un alma y
expresa ese hecho a través del cuerpo, a través de la conducta y la vida, lo invisible
manifestándose a través de lo visible. Y eso es ciertamente cierto de la iglesia cristiana.
A parte de las iglesias locales, (no) existe tal cosa como la Iglesia. El cuerpo de Cristo
es una entidad, es algo real y viviente.” Si bien es cierto que algunos miembros de las
iglesias locales no son, de hecho, miembros de la única Iglesia de Cristo, porque en
ellos no se ha dado una obra de regeneración, esto no debe minimizar la urgencia de
todo aquel que ha puesto su fe en Cristo para buscar el ser miembro de las asambleas
que han sido designadas directamente por Cristo como expresión visible de su cuerpo.
Las Iglesias locales no son mas que un grupo de creyentes, regenerados, llamados fuera
del mundo, congregados para la mutua edificación a través de una práctica común de la
predicación verdadera de la Palabra de Dios, la administración de los sacramentos, el
ejercicio de la disciplina, la celebración cúltica y la obra de evangelización. (Hch.
2:41,47; Mt. 18:20; Hch. 2:44; 4:32; 2:42-47).

Veamos algunas definiciones y calificaciones que se han dado a la Iglesia local:

“Una iglesia de Cristo, bien definida y bien establecida, es una compañía de personas
fieles, separada de incrédulos, reunida en el nombre de Cristo a quien adoran en verdad
y obedecen con prontitud. Son una hermandad, una comunión de santos, cada una firme
en su libertad cristiana de practicar todo aquello que Dios le ha ordenado y revelado en
su Santa Palabra” (Cita de Henry Barrow en el libro Cristo amó a la Iglesia).12

12
MacDonald, William, Cristo amó a la Iglesia. Páginas orientadoras. Páginas 12-13.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 28

III. COMPRENDIENDO LA ALTA VOCACIÓN DE LA IGLESIA EN EL PLAN


SALVÍFICO DE DIOS

El propósito de Dios sigue siendo el de salvar a un pueblo para sí. Sigue en pie la idea
de bendecir a un pueblo especial. Jesucristo mismo dijo que el propósito de su misión en
esta tierra es el de edificar un pueblo, el cual fue llamado la Iglesia. (Mateo 16:18). El
libro de los Hechos nos presenta al Señor salvando personas para unirlas a la Iglesia, no
se consideraba la obra evangelística o misionera fuera del contexto de las iglesias.
Hechos 2:47: Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. El
Espíritu Santo, a través de los apóstoles, profetas y ancianos edificaba a la Iglesia, esta
edificación no estaba dirigida, especialmente, a personas individuales, sino que todo el
pueblo de creyentes es edificado por el Señor. Las persecuciones se desataron solamente
sobre los creyentes, pero estos eran identificados en el contexto de la Iglesia como
pueblo. Hechos 12:1. Las cartas apostólicas también insisten en la corporeidad del
Pueblo de Dios. La mayoría de las epístolas tienen como fin edificar, no a una sola
persona individualmente, sino al pueblo de Dios, es decir, a la Iglesia. Incluso, las cartas
que fueron dirigidas a personas específicas, como las de Pablo a Timoteo, Tito y
Filemón, están orientadas hacia la edificación de la Iglesia. 1 Cor. 12:28 enseña que los
dones son dados a la Iglesia para su edificación, no se trata de habilidades espirituales
individuales para un fin individual, sino de un don de Cristo para edificar a todo el
pueblo, como también es afirmado en Efesios 4:9-16. La carta a los Efesios, tiene un
énfasis eclesiológico muy importante, en ella podemos encontrar grandes verdades
desconocidas por muchos creyentes de este siglo. Efe. 1:23 expresa que la Iglesia, bajo
la cabeza gloriosa de Cristo, es depositaria de la plenitud divina. La Iglesia es aquello
que completa a Cristo, así como el esposo es completado por su esposa. Ella es ahora el
templo donde reside la presencia del Espíritu de Dios. Si bien es cierto que los
creyentes somos templo del Señor, esto solo será en dependencia total de la Iglesia
como templo perfecto de la morada de Dios. (Ef. 2:3.-22). Ef. 3:21 Nos deja ver que la
Iglesia es el organismo en la tierra encargado de expresar en perfección la gloria de
Dios. Efe. 5:21-33 contiene verdades gloriosas respecto a la Iglesia: - Es considera
como el cuerpo de Cristo en la tierra, - Jesús es su salvador, - Cristo ama a la Iglesia a
tal punto de haberse entregado por ella, - El ministerio de la Palabra tiene como fin
limpiar constantemente a la Iglesia – Ella está siendo purificada por el Señor para
presentársela a sí mismo como una Iglesia gloriosa, santa, sin mancha y sin arruga, -
Jesús cuida y sustenta a Su Iglesia. Este pasaje reafirma la verdad enseñada en Hechos
20:28, que Cristo vino a salvar a un pueblo para sí. La obra de redención fue realizada
por la Iglesia, como un pueblo.

1 Timoteo 3:15 presenta a la Iglesia como columna y baluarte de la verdad. Ella es la


guardiana y fundamento que sostiene la gloriosa verdad del evangelio. 1 Ped. 2:9-10
habla de la Iglesia como un linaje especial de sacerdotes, una nación santa y un pueblo
adquirido por Dios.

“Es por medio de la iglesia neotestamentaria que Dios ha designado revelar su infinita
sabiduría a los poderes del universo (Ef.3:8-11). En este mundo pecaminoso, rebelde y
ciego, el orden divino ha sido mantenido únicamente en la iglesia neotestamentaria.
(Vea 1 Co.11:1-16, especialmente 2-10; Ef.3:8-11.) El propósito redentor eterno de
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 29

Dios, centrado en la Persona y la obra del Señor Jesucristo, es revelado mediante la


institución de Su iglesia.”13

A través de todos estos pasajes, y muchos mas, vemos que la Iglesia no es cualquier
institución en la tierra, ella es el propósito directo de la obra de Cristo. Es por eso que
los cristianos del siglo XXI debemos volver nuestra mirada hacia un conocimiento
correcto de ella, pues, no amarla, es no amar lo que Cristo mas ama en la tierra. Dios
ama al pecador que se arrepiente, pero más ama a su Iglesia en conjunto. No tengamos
un concepto pobre sobre la Iglesia porque estaremos desestimando al Cuerpo glorioso
de Cristo.

Las iglesias particulares son los cuerpos “por medio de los cuales Dios manifiesta su
multiforme sabiduría a través de la creación de un solo y nuevo hombre tomado de
todas las razas y clases.”14

La Iglesia es más que una organización compuesta por grupos de personas. “El Nuevo
Testamento habla de la iglesia como el edificio de Dios, como su cultivo, su viña, su
templo, su familia, su olivo, su ciudad y su pueblo. También describe su ministerio
como don de Dios (1 Co. 12:28), y del Cristo exaltado (Ef. 4:11), o del Espíritu Santo
(Hch. 20:28). Pablo reconoce la prioridad de la Iglesia de Jerusalén, no a causa de la
importancia personal de ciertos individuos que la componen sino porque esta comunión
de hombres y mujeres era la asamblea de Dios en Cristo. Esto es, él reconoció el hecho
de la acción de Dios y no lo trató como un asunto sujeto a la especulación humana. Así
como la Iglesia es un hecho establecido por Dios, también ella es el lugar donde Dios
actúa para nuestra salvación. Aquí es donde el Señor resucitado sale al encuentro de los
hombres y los transforma de rebeldes hacia su Hacedor en niños de su Padre celestial,
trayéndolos de la enemistad a la paz. La Iglesia celestial es la novia que espera a Cristo,
su Novio (Mr. 2:19,20; 2 Co. 11:2; Ro. 7:1-6, y en especial Efesios y Apoc. 19-21).15

Las Sagradas Escrituras no escatiman esfuerzo alguno en declarar el origen celestial y la


alta vocación de la Iglesia:

- Fue edificada e iniciada por Cristo. Mateo 16:18. Ningún hombre mortal o
sínodo o imperio puede ser considerado como el iniciador de la Iglesia, fue Dios
mismo quien le dio su origen. La Iglesia no está fundada sobre un cimiento
humano, sino sobre la eterna persona de Cristo. Ef. 2:19,20.Teniendo un origen
divino, entonces debe ser considerada como lo más alto en medio de la sociedad
humana. A veces, gracias al denominacionalismo existente, muchos cristianos se
confunden al mirar su iglesia local, como, simplemente, parte de una
denominación, y dejan de verla como el edificio que Cristo mismo está
construyendo.
- Fue comprada por la sangre de Cristo. Hch. 20:28. Toda iglesia verdadera está
conformada por personas que han sido redimidas por la sangre de Cristo. Esta
asamblea de personas salvas (aunque no todos los miembros sean salvos), es un
organismo especial porque al Señor le costó su propia sangre. El precio pagado
por este pueblo fue incalculable. La Iglesia le costó al Señor su propia vida. Los
sufrimientos mas grandes de nuestro Salvador dieron origen a la Iglesia. No solo
13
Downing, W. R. La Iglesia Neotestamentaria. Iglesia Bautista de la Gracia. (CD BIBLIOTECA
PURITANA), Página 57.
14
Nuevo diccionario bíblico Certeza. Página 618.
15
Diccionario de Teología. E. F. Harrison. Desafío. Página 306.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 30

fueron los sufrimientos físicos, sino que a esto se le añade el hecho de que Jesús
llevó sobre sí la culpa y oscuridad de nuestros pecados. Ahora, dependiendo de
lo que algo cueste, a si mismo, esto tendrá su valor. Siendo que la Iglesia costó
la sangre preciosa del Hijo de Dios, entonces su valor es celestial y mas alto que
cualquier cosa preciosa en esta tierra. ¿Habrá algo mas costoso que la sangre del
Dios eterno? Ningún pastor, líder, diácono, o miembro debe tener en poca
estima a un organismo que es tan precioso como la sangre de Cristo. El que
rechaza o tiene en poca estima a la Iglesia, también tiene en poca estima la
sangre de Cristo que fue derramada por ella.
- Fue salvada por Cristo. Ef. 5:25-29. La Iglesia es el objeto del amor soberano de
Cristo. No se trata de un amor general, como el que tiene Dios por todos los
hombres, justos e injustos, cuando hace salir el sol o envía la lluvia sobre ellos.
El amor de Dios por la Iglesia es tan profundo, fuerte e íntimo, que, en la tierra,
solo puede ser comparado por la relación íntima y única que existe entre una
pareja de esposos. Así es el amor de Cristo por la Iglesia. Él la salvó. ¿Es esa la
estima que nosotros tenemos hacia la Iglesia? Cuando una persona hace daño a
la congregación de los santos, ya sea con comentarios dañinos, divisiones,
aprovecharse materialmente de la fe, engañar a los hermanos u otros pecados
enfocados hacia la comunidad cristiana, el tal, no solo hace daño a los hermanos,
sino que afrenta al Salvador eterno, el cual dará, en su tiempo, un castigo
ejemplar.
- Es santificada por Cristo. Ef. 5:26-27. La Iglesia es tan importante para Dios,
que no solo envió a Jesús para que la comprara con su sangre preciosa, sino que
la sigue purificando cada día, puesto que será presentada como la novia sublime
del divino salvador. La Iglesia es santificada por la palabra. Jesús se encarga de
dotar a hombres para que sean pastores y predicadores que proclamen, con
fidelidad, la enseñanza clara de las Sagradas Escrituras. Esta predicación no es
simplemente un discurso sino que es la Palabra de Dios hablada para limpiar de
sus impurezas a la novia de Cristo. Esto implica que todos los creyentes deben
amar con gran devoción ese momento glorioso en el cual el Salvador nos habla,
a través de sus siervos, con el fin de conducirnos a una pureza creciente.
Aquellos que dejan de congregarse están perdiendo la oportunidad de escuchar
la Palabra predicada que puede ayudarles a limpiarse de toda maldad.
- La Iglesia es la esposa de Cristo. Ef. 5:22-32. “Porque os celo con celo de Dios;
pues os he deposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen
pura a Cristo” (2 Cor. 11:2). Por lo general, cuando un hombre escoge a una
mujer para casarse con ella, esto obedece a que su corazón se ha prendado de
esta mujer. Cuando el amor verdadero une a dos corazones, estos deciden unirse
en matrimonio. Jesús, Dios eterno, ha decidido desposarse con la Iglesia, porque
el amor de su corazón es ella. Es imposible amar a Cristo y a la vez pretender
desconocer la importancia de la Iglesia, pues, ella es el delirio de su corazón.
- Es el cuerpo de Cristo. Col. 1:18; Ef. 4:12. La Iglesia no es un club social, no es
una Ong, no es una institución de carácter social, no es una empresa, no es una
organización humana mundial, no es política, ni cosa que se le parezca. Ella es
celestial en su llamamiento. Es más que una organización, es un cuerpo, un
organismo vivo, cuya preeminencia se encuentra en la cabeza, que es Cristo. Los
mas grandes daños hechos a la Iglesia no han venido de los impíos y enemigos
externos de ella, sino de aquellos que, desde dentro, han tratado de tergiversar el
verdadero llamamiento de la misma. La Iglesia es, nada mas y nada menos, que
el cuerpo de Cristo. Todos los miembros verdaderos de la Iglesia han sido
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 31

injertados en ella, y por ende en Cristo, para ser uno con él. Solamente la Iglesia
tiene este alto llamamiento. “Como cabeza de su iglesia, Cristo le da vida y
crecimiento (Col. 2:19; cf. Ef. 4:15,16). Él es su cabeza orgánica. Como su
cabeza también ejerce autoridad sobre la iglesia; por cierto, sobre la totalidad de
la creación, para el beneficio de la Iglesia (Ef. 1:20-23). Si el Hijo de Dios es la
cabeza orgánica y gobernante de la iglesia, entonces la iglesia no depende en
ninguna forma de ninguna criatura, ángel o lo que sea. En un individuo humano,
el cuerpo debe, en gran medida, a la cabeza su vida vigorosa y su crecimiento.” 16
MacArthur hablando de la importancia de la Iglesia como cuerpo de Cristo dice
“Pero la imagen mas profunda, sin paralelo en el Antiguo Testamento, es la del
cuerpo. La iglesia es un cuerpo, y Cristo es su cabeza. Este concepto no se usa
en el sentido de la cabeza de una compañía, sino que señala a la iglesia como un
organismo viviente, unido de manera inseparable por Cristo. Él controla cada
parte del cuerpo y le da vida y dirección.” 17 Cristo como cabeza de la Iglesia, no
solo es el principio de la misma, sino “que es el verdadero manantial de la vida
espiritual de la iglesia”18. La Iglesia, siendo el cuerpo, es el medio a través del
cual Cristo se expresa y manifiesta en la tierra. ¿Podremos en tener en poca
estima a la Iglesia?
- La Iglesia es propiedad del Dios viviente. 1 Co. 1:2; 1 Tim. 3:15; Ro. 16:16.
- Es el edificio de Dios. 1 Co. 3:9. La Iglesias no se construye por la voluntad de
los hombres, sino que ella es edificada directamente por la voluntad de Dios.
Los pastores y predicadores se convierten en instrumentos que utilizan la
Palabra de Dios para llevar a un crecimiento pleno a todos los miembros. Siendo
que para esta edificación no se utilizan las filosofías, dogmas y métodos de los
hombres, sino los principios y el poder de Dios, entonces podemos afirmar que
Dios mismo es quien construye este edificio utilizando a sus servidores. Tener
en poca estima a la Iglesia es desconocer quién está construyéndola. “Pablo usa
repetidamente la imagen de la construcción en sus epístolas. Representa a los
cristianos como el edificio de Dios (1 Cor. 3:9,16) y hace notar que Cristo es el
único cimiento (vv. 10-14; Ef. 2:20). Describe la vida espiritual de los creyentes
como un proceso de edificación (Ef. 4:29; 1 Ts. 5:11). También revela que los
cristianos están siendo edificados juntos en Cristo (Ef. 2:22; Col. 2:7).” 19 Todo
creyente que se aleja del cuidado y comunión de la Iglesia Local está dejando de
ser edificado conforme a los principios bíblicos.
- Dios la está labrando. 1 Co. 3:9. La labor de los pastores y maestros que Cristo
ha dado a la Iglesia, no trabajan para ellos mismos, sino que se convierten en
instrumentos especiales a través de los cuales Dios mismo se encarga de edificar
y dar crecimiento a los suyos. La Iglesia es como un huerto cuyo propietario es
Dios mismo. ¿Podremos vivir lejos de la Iglesia y a la vez pretender estar cerca
de Dios?
- Es la habitación de Dios. Ef. 2:22. Aunque los cielos de los cielos no pueden
contener la presencia sublime del Dios Santo, a él le place tener moradas
especiales entre los hombres. En tiempos prístinos de la nación israelita habitó
en el Tabernáculo y en la época de la monarquía en el Templo de Salomón. Hoy
día ha hecho morada en la Iglesia. “Dios en el Espíritu hace su santuario terrenal
en la iglesia, donde establece su residencia permanente como Señor. Es seguro

16
Hendriksen, William. Colosenses. Desafío. Página 92.
17
MacArthur, John. Colosenses. Portavoz. Página 60.
18
Henry, Matthew. Comentario de Colosenses. Clie. Página 1708.
19
Kistemaker, Simon. Comentario a 1 Corintios. Desafío. Página 122.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 32

que esta figura trajo una percepción vívida de las cosas a las personas que vivían
en medio de templos donde se creía que moraban las deidades paganas, como
era el caso con el templo de Artemisa en Éfeso. Lo cierto es que la Iglesia no es
una cámara secreta y diminuta donde se guarda un ídolo, sino el inmenso cuerpo
espiritual conformado por todos los redimidos, dentro del cual reside el Espíritu
de Dios.20” La Iglesia es “el santuario sagrado de Dios en Cristo y en el Espíritu,
formado de muchas piedras vivas, que se ayudan y sostienen mutuamente a
pesar de su forma diferente y de la distinta posición que ocupan en el edificio.” 21
Las piedras vivas no pueden estar aisladas, pues así no conformarían edificio
alguno. Siendo que la figura del templo representa el lugar donde Dios quiere
tener comunión con su pueblo, podemos afirmar, entonces, que la Iglesia, es el
lugar donde Dios guarda estrecha comunión con su pueblo.
- La Iglesia es el Reino del Hijo amado de Dios. Col. 1:13. Aunque Dios gobierna
soberano sobre toda la creación, Jesús, es reconocido plenamente como Rey
sobre la Iglesia. Ella está compuesta de súbditos que se gozan en obedecerle.
Este es un reinado de luz, verdad, amor, paz, justicia perfecta. Este reino sigue
creciendo cada día con los nuevos súbditos que son atraídos por la fe. Este reino
se expresa hoy en la Iglesia.
- Es la casa espiritual y el templo de Dios. 1 Ped. 2:5; 1 Co. 3:16. Hoy día Dios no
mira mas el tempo de Jerusalén como su casa, sino que ahora él es adorado en
una casa “espiritual”, de acuerdo a las palabras de Cristo en Juan 4 “Dios busca
adoradores que le adoren en espíritu y en verdad”, pero esto no quiere decir que
Dios no tenga un templo especial en esta dispensación, el templo es la Iglesia, la
cual es construida con piedras vivas que reciben su poder vivificador de Cristo.
“La casa espiritual, que es la Iglesia, es una expresión que alude a su condición
de santuario (Comp. Con 1 Co. 6:19; 2 Co. 6:16), pues también el templo
antiguo era llamado casa (v. Sal. 69:9; Is. 66:7). En él ejercen los creyentes su
sacerdocio, no solo por medio de la oración de intercesión, sino también
mediante los sacrificios espirituales (v. Ro. 12:1; Fil. 4:18; He. 13:15,16).” 22
William MacDonald también coincide en afirmar “La casa espiritual está
constituida por todos los creyentes en Cristo, y es por ello lo mismo que la
Iglesia. La iglesia tiene esto es común con el templo del Antiguo Testamento,
que es la morada de Dios sobre la tierra (1 Re. 6:11-13; Ef. 2:22). Pero está en
contraste con el templo, un edificio físico, tangible, hecho de materiales
hermosos pero inertes y perecederos. La iglesia es una estructura edificada con
piedras vivas”23. Siendo que las Iglesias locales son la expresión de la Iglesia
Universal de Cristo, entonces, la comunión local de los santos se constituye en
morada, casa y templo de Dios. Insisto en afirmar que no se trata de la casa o
capilla donde se celebran los cultos, esto no debe ser llamado templo, sino que
me refiero a la comunión de los salvos. Estos, y solo estos se constituyen en el
templo de Dios, en su casa. De esta forma podemos decir que si los hombres
quieren ver la gloria de Dios, deben mirar a su templo, es decir, a la Iglesia. En
la dispensación antigua los israelitas oraban mirando en dirección hacia el
templo de Jerusalén, hoy día podemos decir que si los hombres quieren tener
comunión con Dios, deben mirar a la Iglesia, puesto que a través de ella Jesús
expresa el olor fragante de su gracia y misericordia. Solamente la Iglesia, como

20
MacArthur, John. Comentario a Efesios. Portavoz. Página 112.
21
Foulkes, citado por La Cueva en el comentario de Matthew Henry. Clie. Página 1678.
22
Matthew, Henry. Comentario a 1 Pedro. Clie. Página 1847.
23
MacDonald, William. Comentario a 1 Pedro. Clie. Página 1038.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 33

templo de Dios, ha recibido la autoridad para predicar el evangelio y hacer


nuevos discípulos de entre los hombres. Ella es la guardiana de la verdad: “Para
que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia
del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:14). Si los
hombres desean conocer al Dios verdadero deben acudir a la Iglesia de Cristo.
Quiero que esto quede muy firme en nuestras mentes. No estoy diciendo que las
Iglesias locales son infalibles en su declaraciones, como pretende ser la Iglesia
de Roma, sino que “… la iglesia, cada comunidad de fieles cristianos, tiene el
privilegio y la responsabilidad de mantener en alto la verdad del evangelio para
su propia edificación y para su proclamación a todas las gentes.”24 MacDonald
agrega algo muy importante en su comentario bíblico “Una columna se
empleaba no sólo para apoyar una estructura, sino que a menudo se erigía en un
mercado público para poner avisos sobre ella. Así, era un poste de anuncios. La
iglesia es la unidad en la tierra que Dios ha escogido para proclamar y exhibir su
verdad. Es también el valuarte de la verdad. Aquí, baluarte, conlleva el
pensamiento de fundamento y estructura defensiva. Esto presenta a la iglesia
como aquello que está encargado de la defensa y proclamación de la verdad de
Dios.25” También es importante resaltar que la Iglesia local, como guardiana de
la verdad, no debe intentar crear u originar nuevas verdades. La única verdad
que está bajo su cuidado es la que se nos ha revelado en las Sagradas Escrituras,
como dice MacArthur: “La verdad es la revelación divina, que incluye la verdad
del evangelio, el contenido de la fe cristiana. La solemne responsabilidad de
cada iglesia es sostener sólida, firme e inquebrantablemente la verdad de la
Palabra de Dios. La iglesia no inventa la verdad, y la altera solo a costa de su
juicio. Debe apoyarla y protegerla. Es el tesoro sagrado y salvador dado a los
pecadores para su perdón, y a los creyentes para su santificación y edificación,
que los pueden vivir para la gloria de Dios. La iglesia tiene la mayordomía de la
Biblia, el deber de guardarla como la más preciosa posesión en la tierra. Las
iglesias que usan mal, tergiversan, desprecian, relegan a un papel secundario o
abandonan la verdad bíblica, destruyen su única razón de existir y experimentan
ineficacia y juicio.”26 Los creyentes que se alejan de la comunión de la Iglesia
están expuestos al error y al engaño, pues se han alejado de la protección que
ella ofrece como guardiana de la verdad. Aunque una iglesia local puede alejarse
poco a poco de la verdad y llegar a convertirse en sinagoga de Satanás, de todas
maneras esto no debe ser motivo para andar aislados, sino que debemos buscar
la comunión con aquellos que verdaderamente están comprometidos en estudiar,
comprender, vivir y proclamar con fidelidad, y sin aditamentos, la Palabra de
Dios.

IV. FUNDAMENTO APOSTÓLICO DE LA IGLESIA

24
Henry, Matthew. Comentario a 1 Timoteo. Clie. Página 1749.
25
MacDonald, William. Comentario a 1 Timoteo. Clie. Página 954.
26
MacArthur, John. Primera a Timoteo. Portavoz. Pagina 152.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 34

Las Sagradas Escrituras afirman que Jesucristo tiene su Iglesia, una Iglesia que
permanecerá por siempre, pues las puertas del infierno no podrán prevalecer contra ella.
(Mateo 16:18). Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi
iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Siendo que hay una Iglesia de Jesucristo podemos preguntarnos ¿Cuál de todas las
Iglesias que existen hoy son la verdadera Iglesia de Jesucristo? ¿Y si hay una iglesia
verdadera de Jesucristo, es nuestra congregación local una iglesia verdadera de Cristo?

Del texto bíblico que da inicio a esta sección podemos concluir varias cosas que vamos
a enfatizar en nuestro estudio:

1. El Señor afirma que edificará su Iglesia. El sentido de edificar es que él


construiría su Iglesia como aquel que construye un edificio.
9
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios,
edificio de Dios. 10Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito
arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo
sobreedifica. 11Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el
cual es Jesucristo (1 Corintios 3:9-10).

Este edificio llamado Iglesia tiene un fundamento firme y seguro el cual es Cristo
mismo. Sobre este fundamento los apóstoles pusieron las bases para que el edificio
llamado Iglesia siguiera levantándose con firmeza y seguridad.

Pero otros iban a continuar edificando encima, es decir, la Iglesia de Cristo continuaría
creciendo día a día sobre el fundamento puesto por Cristo y los apóstoles.

Los pastores y maestros que verdaderamente han sido llamados por Cristo tienen la
función de edificar la Iglesia tomando como base el fundamento que ya ha sido puesto.
Ninguno puede decir que está construyendo la iglesia verdadera de Cristo sino edifica
encima del fundamento seguro de Cristo y los apóstoles.

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y


miembros de la familia de Dios, 20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el
edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en quien
vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu
(Efesios 2:19-22).

Nuevamente en este pasaje el apóstol Pablo, así como Jesucristo, habla de la Iglesia
utilizando la figura de un edificio. No porque la Iglesia sea un edificio de concreto, sino
porque esta figura representa con mayor claridad la forma cómo Dios va construyendo
la Iglesia de Cristo.

Pablo dice que la Iglesia de Cristo se va edificando como un templo, día a día, sobre las
bases seguras puestas por Jesucristo, los profetas y apóstoles. Es interesante notar que
esta iglesia de Cristo se edifica y crece constantemente con los creyentes que ahora son
morada de Dios el Espíritu Santo.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 35

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios
escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios
por medio de Jesucristo (1 Pedro 2:4, 5).

También el apóstol Pedro utiliza la figura del edificio para dar a entender que la Iglesia
de Cristo va construyéndose día a día con la adhesión de nuevos creyentes que se
convierten en piedras vivas para rendir sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo.

No solo la Iglesia de Cristo se va edificando con los nuevos creyentes, sino que las
piedras que ya forman parte de este edificio van edificándose y creciendo. Este es el
objetivo del trabajo de los siervos del Señor.

2. La Iglesia es de CRISTO. “Mi Iglesia”. Jesús no vino a establecer distintas


iglesias que podrían denominarse propiedad u originadas por otros hombres.
Jesús no estaba interesado en edificar distintos edificios que con el tiempo
llegarían a tomar rumbos diferentes y adoptarían bases y fundamentos
establecidos por otros hombres. Él vino a edificar su Propia Iglesia y solo esta
podría ser llamada de Cristo. Ninguna otra.

Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto
por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual ganó por su sangre (Hechos
20:28).

Esta Iglesia sería de Cristo porque él la compró y la ganó con su propia sangre. Es decir,
siendo que él fue sacrificado como el cordero salvador, solo él puede tener el derecho de
propiedad de esta Iglesia. Los pastores no son dueño de esta Iglesia, no pueden cambiar
los fundamentos ni establecer otros, porque el dueño de la Iglesia ha ordenado que todos
deban construir sobre el fundamento que es Cristo mismo.

y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la
iglesia, 23la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (Efesios
1:22).

Jesucristo ha sido declarado por Dios mismo como la cabeza y dueño de la Iglesia,
precisamente porque la Iglesia es su cuerpo. La verdadera Iglesia de Cristo solo tiene un
propietario y este es Cristo. Ninguna persona u organización puede tener los derechos
de propiedad de la Iglesia.

Cuando en este estudio hablemos de la Iglesia verdadera nos estamos refiriendo a la


Iglesia establecida y fundada por Cristo y que pertenece solo a él.

Esta Iglesia verdadera deberá poseer las características y distintivos que le dieron Cristo
y los apóstoles. Sino aparecen estos distintivos entonces no podrá ser una iglesia
verdadera aunque lleve el nombre de Cristo.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 36

Es el propósito mostrar a través de este estudio si nuestras Iglesias son manifestación


de la verdadera Iglesia de Cristo o si estamos perdiendo el tiempo edificando sobre otro
fundamento lo cual nos conducirá a la vergüenza como dice Pablo en 1 Corintios 3:12-
15

Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera,
heno, hojarasca, 13la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará,
pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
14
Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la obra
de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como
por fuego.

Siendo que Jesucristo vino a edificar SU PROPIA IGLESIA, es muy importante para
nuestras almas que tengamos seguridad si estamos en la Iglesia que edificó Cristo o si
estamos en otra Iglesia.

Y esto solo lo sabremos conociendo el fundamento que establecieron Cristo, los


apóstoles y profetas. Cuando sepamos qué establecieron ellos como distintivos de la
verdadera iglesia podremos saber con seguridad si nuestra iglesia local es manifestación
de la Iglesia de Cristo.

También es importante saber si nuestra Iglesia está construyendo sobre los pisos y
niveles que antes de nosotros fueron construidos por los santos siervos del Señor en
estos 21 siglos de historia de la Iglesia. Porque si despreciamos lo que la Iglesia
verdadera ha construido a través de la historia, estamos rechazando la obra del Espíritu
Santo quien también edifica, a través de sus siervos, sobre el fundamento apostólico.
Este es un asunto de gran importancia para todos y no debe ser tomado con ligereza o
sin interés. Dependiendo de si somos o no la Iglesia verdadera de Cristo asimismo
sabremos si somos piedras vivas del templo del Señor u hojarasca que se quemará en el
día del gran juicio.

Las Sagradas Escrituras ponen de manifiesto que la Iglesia tiene un fundamento firme,
el cual fue establecido por Cristo y los apóstoles:

Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella (Mateo 16:18).

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y


miembros de la familia de Dios, 20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el
edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en quien
vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
(Efesios 2:19-22).

Hemos visto que Jesucristo vino para fundar una Iglesia, la cual sería propiedad
exclusiva de él. Esta Iglesia, cual un edificio, sería construido sobre el fundamento
establecido por Cristo y los Apóstoles. Toda iglesia debe construir sobre este
fundamento, de lo contrario será otra iglesia, y dejará de pertenecer al Salvador. Pero
¿Qué significa edificar sobre el fundamento apostólico? En este tema también se
presenta gran confusión hoy día. La Iglesia Romana dice que ellos fundamentan sobre
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 37

los apóstoles en el sentido que ellos reclaman tener los sucesores de los apóstoles, en
cabeza del obispo de Roma, a quien consideran sucesor directo del apóstol Pedro.
Siendo así, ellos se consideran apostólicos porque sus nuevos apóstoles sostienen y
guardan la verdad y la santidad de la Iglesia mediante sus declaraciones infalibles para
cada nueva época. Pero ya sabemos por la historia de la iglesia romana que las
declaraciones de los “sucesores de Pedro” no son infalibles por dos razones
contundentes: Primero, si todos los obispos de Roma son infalibles esto implica que
todos deben hablar conforme a la verdad, pero la verdad es única respecto a algo, no
pueden haber dos declaraciones contrarias con respecto a algo que sean verdad a la vez,
una es falsa y la otra verdadera. Muchos obispos de roma, en el transcurrir del tiempo se
han contradicho en sus declaraciones “infalibes” lo cual muestra que realmente no son
apóstoles inspirados por el Espíritu Santo, y por lo tanto no pueden ser fundamento para
la Iglesia. Segundo, si estos “sucesores” fueran infalibles no entrarían en contradicción
con las declaraciones escriturales de los apóstoles y profetas que participaron en la
confección del Nuevo Testamento, pero ya sabemos que no hay coincidencia en temas
tan importantes como: La salvación, la justificación, la importancia de las buenas obras,
el objetivo del bautismo, la santa cena, los requisitos de los obispos, la importancia
actual de María la madre de Jesús, y muchos mas. Además, las Escrituras no dejan
instrucciones para la escogencia de nuevos apóstoles después de la muerte de los Doce.
Solamente el cargo de Judas el traidor debió ser ocupado por otro varón, pero hay
silencio frente al tema de escoger sucesores. El apóstol Pablo se considera como el
último de los apóstoles (1 Cor. 15:8). “Implícito en el apostolado está la comisión de ser
testigos, mediante palabras y señales, del Cristo resucitado y de su obra consumada. Por
su misma naturaleza dicho ministerio no podía repetirse ni transmitirse, así como no
podrían transmitirse las experiencias históricas subyacentes a los que nunca habían
conocido al Señor encarnado, o no fueran objeto de una aparición posterior a su
resurrección. Si bien el Nuevo Testamento muestra que los apóstoles se ocupaban de
que existiese un ministerio local, no hay indicios de la transmisión de las funciones
característicamente apostólicas a ningún integrante de dicho ministerio. Tampoco era
necesaria tal transmisión. El testimonio apostólico se mantuvo en la obra perdurable de
los apóstoles, y en lo que adquirió carácter normativo para las épocas posteriores, o sea
en su forma escrita en el NT.”27

Aunque dentro del protestantismo evangélico histórico no se han dado movimientos que
pretendan sostener una especie de sucesión apostólica, en este último siglo, algunas
agrupaciones religiosas, derivadas del protestantismo, pero muy alejadas de sus
principios doctrinales, están reclamando tener una especie de “casta apostólica”.
Aunque estos grupos, por su informalidad y carácter populista, no han sustentado una
teología bíblica seria respecto a sus nuevos apóstoles, realmente están influenciando a
gran parte del cristianismo, especialmente en Latinoamérica y África. Estos nuevos
“apóstoles” no son designados por un concilio ecuménico que represente a la iglesia
mundial, como hace el Catolicismo Romano, sino que algún “jerarca”, reconocido a
través de los medios de comunicación como la radio o la televisión, le “unge” como tal
y desde entonces es conocido como un nuevo “apóstol”. Así tenemos hoy día miles de
“apóstoles” en estos grupos. Algo curioso de este movimiento es que los “nuevos
apóstoles” pueden transmitir esta autoridad a otros líderes para que también se
conviertan en “apóstoles”. Realmente no voy a dedicar mucho espacio para analizar
bíblicamente este movimiento, pues, él se cae por su propio peso. Siendo que ellos no
presentan un sustento teológico serio y de piso, sino que se fundamentan en sus
27
Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Ed. Certeza. Páginas 96-97.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 38

supuestas “nuevas revelaciones”, es difícil entrar en una discusión bíblica, puesto que
para ellos la Biblia ha dejado de ser la norma última en materia de fe y conducta, siendo
esta autoridad reemplazada por las experiencias y las imaginaciones elevadas de sus
líderes. Solo voy a comentar dos asuntos: Primero, el mismo principio que hemos dado
para rechazar la sucesión apostólica en el romanismo es válido para este movimiento, y
segundo: No hayamos en las Escrituras que los apóstoles hayan recibido autoridad para
ordenar o transmitir su autoridad a nuevos apóstoles. Las Escrituras nos muestran con
claridad que los apóstoles son nombrados directamente por Jesucristo encarnado (Mateo
10; Hch. 1:2; Ef. 4:1; Ap. 21:14), y cuando fue necesario nombrar al reemplazo de
Judas, esto no fue decidido por los apóstoles sino que seguía siendo prerrogativa de
Dios, quien actuó favoreciendo una especie de “suerte” que no conocemos hoy día.
También es importante observar que toda la iglesia existente en ese tiempo participó en
este proceso (Lea Hch. 1:12-26). Los apóstoles, a su muerte, no designaron sucesores.
Ellos sabían que su ministerio estaba relacionado con los fundamentos de la Iglesia y
que una vez puestos, no era necesario designar más apóstoles. Ellos no dieron
instrucciones para la escogencia de nuevos apóstoles, como si hicieron para la
escogencia de ancianos o pastores, los cuales, de alguna manera, iban a continuar la
obra empezada por los doce, mas Pablo. Los “nuevos apóstoles” que se ufanan hoy de
llevar ese título no tienen ninguna autoridad bíblica para ejercer su “apostolado” y
deben ser tenidos como usurpadores de títulos. También debemos tener en cuenta que
las Escrituras advierten a la Iglesia de los “falsos apóstoles”: Yo conozco tus obras, y tu
arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los
que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentiroso (Ap. 2:2).

Pero ¿Si hoy día no tenemos apóstoles en el sentido de autoridad, cómo podremos tener
iglesias apostólicas? ¿Cómo sabemos si estamos edificando sobre el fundamento
apostólico? Realmente cuando la Biblia habla de la Iglesia como asentada sobre el
fundamento apostólico, está refiriéndose exclusivamente al ministerio especial de los
doce, mas Pablo. Solamente ellos fueron designados para este ministerio fundacional.
“La autoridad apostólica es autoridad mesiánica delegada por cuanto los apóstoles
fueron los testigos comisionados por Cristo, sus emisarios y representantes (cf. Mt.
10:40; Jn. 17:18; 20:21; Hch. 1:8; 2 Co. 5:20), a quienes el dio exousia para fundar,
edificar y administrar su iglesia universal (2 Co. 10:8; 13:10; cf. Gá. 2:7ss).”28

Para entender lo del fundamento apostólico de la Iglesia es necesario recordar las


figuras que la Biblia utiliza para la Iglesia; una de ellas es la de un gran edificio. Un
edificio debe estar cimentado sobre un fundamento firme y seguro. Solamente uno. No
se van construyendo nuevas bases en la medida que nuevas plantas o pisos se van
adicionando sobre los ya existentes, sino que el único fundamento o base puesto al
principio, debe ser tan fuerte y sólido como para sostener los nuevos pisos altos que se
construyen. Siendo que Dios no improvisa, ni es sorprendido por el crecimiento de la
Iglesia en ningún siglo, él tuvo el cuidado de poner un fundamento o base que lograra
sostener todo el edificio. Este fundamento está afianzado en la roca inconmovible que es
Cristo (Mt. 16:18). La Iglesia universal, y en consecuencia toda iglesia local bíblica,
está fundamentada en la roca que es Cristo. La Iglesia se deriva de aquel que la compró
con su sangre, el cual fue constituido como cabeza de ella. Jesús es la roca porque,
además de haberla ganado con precio de Cruz, él se encarga de guiarla, enseñarla y
santificarla. (lea Efesios). Jesús designó a los hombres que se convertirían en ministros
de la misma y les dio el Espíritu Santo para que les ayudara en esta labor.
28
Diccionario Bíblico Certeza. Ed. Certeza. Páginas 147-148.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 39

Jesús, el dueño y Señor de la Iglesia, escogió, designó, autorizó y capacitó a los doce,
mas Pablo, para que se convirtieran en el fundamento firme sobre el cual se construiría
todo el edificio llamado Iglesia. Ellos estuvieron mas cercanos a Cristo que cualquier
otra persona en el mundo, escucharon directamente sus enseñanzas, estuvieron tres años
a su lado, día y noche, aprendiendo las verdades de su evangelio. Los apóstoles fueron
testigos de la resurrección de Cristo y se convirtieron en los portavoces del Salvador
para el resto de la humanidad (1 Cor. 2:9-13), sus enseñanzas tienen el carácter de
normas de fe (Gálatas 1:8; 2 Ts. 2:15), y de conducta (2 Ts. 3:4,6,14). En las Escrituras
hayamos que ellos pueden hacer uso de la autoridad dada por él (1 Co. 5:4; 2 Ts. 3:6) y
sus enseñanzas deben ser tomadas como directos mandamientos de Jesús (1 Co. 14:37).
Entonces, la apostolicidad de la Iglesia actual no se encuentra en los “nuevos apóstoles”
que puedan surgir, sino en la sumisión a las enseñanzas impartidas por los primeros y
únicos apóstoles autorizados por Cristo para este fin, es decir, los doce, mas Pablo. “Ya
que su autoridad dependía de la comisión personal y directa de Cristo, no tuvieron,
hablando con propiedad, sucesores; pero cada generación de cristianos debe evidenciar
su continuidad con la primera generación, y su lealtad a Cristo, sujetando su propia fe y
conducta a la norma de enseñanza que proporcionaron y registraron los delegados
nombrados por Cristo para todos los tiempos en los documentos del Nuevo Testamento,
a través de los cuales la exousia apostólica sobre la iglesia se ha constituido en una
permanente realidad.”29

Todos los ministros y siervos de Jesús que vendrían con el transcurrir del tiempo
deberían ser fieles en continuar construyendo sobre el fundamento establecido por
Jesús, los apóstoles y profetas, es decir, deben enseñar lo que Cristo y los apóstoles
enseñaron. Ni una enseñanza más ni una menos. Salirse de estos límites conlleva al
error y desvía a la Iglesia del rumbo indicado por el Salvador.

Los apóstoles de Cristo recibieron las revelaciones que complementaban el Antiguo


Testamento y que se convertirían en parte de la revelación escrita para el pueblo de
Dios:
Hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el
Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido. Hch. 1:1
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones. Hch. 2:42
Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y
abundante gracia era sobre todos ellos. Hch. 4:33
Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles. 1 Cor. 12:28
Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres,
como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu. Ef. 3:5
Para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos
profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles. 2 Ped.
3:2
Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los
apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Judas 17

El apóstol Pablo insiste en que los pastores o ancianos deben enseñar y edificar a la
Iglesia conforme a la doctrina que ha sido enseñada por los apóstoles:

29
Diccionario Bíblico Certeza. Ed. Certeza. Página 148.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 40

Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por
palabra, o por carta nuestra. 2 Tes. 2:15
Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases
a algunos que no enseñen diferente doctrina. 1 Tim. 1:3
Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las
palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. 1 Tim. 4:6
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto te
salvarás a ti mismo y a los que te escuchen. 1 Tim. 4:16
Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor
Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad. 1 Tim. 6:3
Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende,
exhorta con toda paciencia y doctrina. 3Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la
sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a
sus propias concupiscencias. 2 Tim. 4:2-3
Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Tito 2:1
Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el
que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. 10Si alguno viene
a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! 2
Juan 9-10

“Los apóstoles son “supervisores universales” de la Iglesia y, mediante su testimonio,


son el fundamento (Mt. 16:16-18; Ef. 2:19-22; Hch, 1:20-26; Ap. 21:14). Así, la obra
del Cristo ascendido se continúa mediante su testimonio (Hch. 5:31,32). Estos “testigos”
gobiernan aún la Iglesia de Cristo mediante sus testigos escriturados (El Nuevo
Testamento). El Espíritu está presente para aplicar esa palabra hasta el fin los siglos.”30
Podemos concluir este capítulo afirmando categóricamente que Jesús y los apóstoles
siguen edificando a la Iglesia de este siglo mediante el testimonio escrito (Las Sagradas
Escrituras). Toda Iglesia debe sujetarse fielmente a las instrucciones y enseñanzas de la
Biblia, si desea ser apostólica. Aquellas congregaciones que se han apartado de la
fidelidad a las Escrituras, o han adoptado otra autoridad, llámese nuevas revelaciones,
Papa, nuevos profetas o apóstoles, están edificando con heno y hojarasca, y muy pronto
el Señor de la Iglesia les dirá: “No los conocí”.

V. NATURALEZA Y GOBIERNO DE LA IGLESIA

Cuando hablamos de la naturaleza de la Iglesia nos referimos a la composición y


esencia de la misma.

30
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Página 319.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 41

Ya hemos dicho que la Iglesia de Cristo, en su sentido universal, se compone del


“número completo de los elegidos que han sido, son o serán reunidos en uno bajo
Cristo, su cabeza; y es la esposa, el cuerpo, la Plenitud de Aquel que llena todo en
todos” (Confesión Bautista Cap. 26. Párrafo 1).

Esta Iglesia Universal está compuesta de santos visibles los cuales se reúnen en iglesias
locales. Las Iglesias locales y visibles son la manifestación de la Iglesia Universal.

La confesión de 1689, al respecto, dice: “Todas las persona en todo el mundo que
profesan la fe del evangelio y obediencia a Dios por Cristo conforme al mismo, que no
destruyan su propia profesión mediante errores fundamentales o conductas impías, son y
pueden ser llamados santos visibles; y de tales personas todas las congregaciones
locales deben estar compuestas” (Cap. 26, Párr. 2).

Algunos plantean que pueden ser miembros de la Iglesia Universal e invisible sin
necesidad de unirse con una Iglesia Local y visible. Este concepto es erróneo 31 porque la
manifestación visible de la Iglesia de Cristo solo se da a través de Iglesias locales
visibles. Casi siempre que el Nuevo Testamento habla de Iglesias lo hace en términos de
una COMUNIDAD O ASAMBLEA local de santos visibles reunidos en el nombre de
Cristo.

Si alguien pretende ser miembro de la Iglesia de Cristo pero no se reúne con los santos
visibles en una Iglesia local, no ha logrado comprender la naturaleza de la Iglesia.

Salmo 133:1, 3 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en
armonía! Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.
Hebreos 10: 25 No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Hechos 2:44, 46-47 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común
todas las cosas; 45y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según
la necesidad de cada uno. 46Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo
el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47alabando a
Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos.

Membresía o composición de la Iglesia


Siendo que solo existe una Iglesia de Cristo la cual es universal y se expresa a través de
las Iglesias locales, entonces analicemos cuál es la naturaleza de la Iglesia local.

La Biblia enseña que la Iglesia se compone de aquellos que han sido regenerados por el
Espíritu Santo y han sido traídos eficazmente al arrepentimiento de sus pecados y a la
fe en nuestro Señor Jesucristo.

Hechos 2:47 Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser
salvos. Hechos 6:1, 2; 8:3; 9:1; 9:26; 11:26.

31
Aunque pueden darse situaciones especiales en las cuales un verdadero convertido no encuentra una
asamblea de creyentes en su localidad o nación. Esto sería un caso excepcional, y no le quita su
membresía en la Iglesia Universal. De todas maneras el Señor de la Iglesia proveerá para que prontamente
puedan encontrarse otros convertidos y juntos establezcan una comunidad o Iglesia local.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 42

Siendo que la Iglesia local está compuesta de salvos, y teniendo en cuenta que para ser
salvo es necesario haber creído en Cristo, entonces solo las personas que hayan sido
capacitadas por Dios para creer en Cristo como Salvador y Señor podrán ser miembros
de la Iglesia local.

Algunas iglesias locales solo bautizan a los adultos como iniciación de su vida cristiana
y como un recibimiento a la membresía de la iglesia local, pero con esto no se afirma
que los hijos de los creyentes son paganos y ajenos a las bendiciones de haber nacido en
un hogar creyente.

Es deber de los padres el enseñar a sus hijos la fe cristiana y los principios divinos para
una vida que honre al Señor.

Los padres deben enseñar los mandamientos de la Ley de Dios a sus hijos.
Deuteronomio 6:4-9

Los padres deben criar a sus hijos en disciplina y obediencia al Señor. Efesios 6:1-4

Trataremos a fondo el tema de la membresía de la Iglesia en el capítulo VI.

EL GOBIERNO DE LA IGLESIA

Lastimosamente, en medio de la confusión que se evidencia hoy en el mundo cristiano,


muchos ignoran, desconocen, o abusan lo que se llama el gobierno de la Iglesia.
Algunos rechazan la idea de gobierno y desean tener congregaciones donde “el espíritu”
les dirija en todo lo que hagan, sea esto administrativo, espiritual, cultual, doctrinal o
práctico. Pero ¿Cómo les guía el Espíritu? Esto lo buscan a través de experiencias
extáticas, impresiones en la mente, sueños, visiones y otros medios místicos. Pero la
verdad es que el modelo bíblico no aprueba esta forma de ser guiados o dirigidos. En el
lado contrario encontramos a los que insisten en un sistema jerárquico de gobierno con
una cabeza visible sobre toda la iglesia para que esta sea guardada del error, pero
nuevamente las Escrituras rechazan esta idea de tener una megacabeza visible sobre la
Iglesia. Entre estos dos polos hayamos multitud de sistemas de gobierno eclesiástico, la
mayoría ideadas y acomodadas por sistemas puramente humanos.

Pero ¿Nos da la Biblia algún principio que pueda guiarnos en un modelo bíblico de
gobierno para la Iglesia? Aunque se que el tema es difícil, especialmente por las
diversas interpretaciones que los creyentes le han dado, a través de la historia, a este
asunto, estoy convencido que las Escrituras dan unos principios fundamentales para el
sistema de gobierno de la Iglesia. Todo sistema de gobierno debe contener estos
principios básicos, de lo contrario estará violando la voluntad de la cabeza, que es
Cristo.

UN BOSQUEJO DEL MODELO BÍBLICO DEL GOBIERNO DE LA IGLESIA

Jesús la cabeza de la Iglesia


La Iglesia y su Fundamento Apostólico 43

El E.S. es el vicario de Cristo quien gobierna a través de la Palabra Revelada

Los apóstoles son el fundamento

Los apóstoles ordenaron pastores o ancianos u obispos para que administren la


predicación de la Palabra, las ordenanzas y la disciplina en la Iglesia

Los diáconos son ayudantes de los ancianos en los aspectos materiales de la


congregación.

Los miembros – sin ellos no hay iglesia

Debemos empezar afirmando que toda iglesia bíblica tiene el poder y autoridad,
delegado por Cristo, para administrar sus asuntos espirituales. (Mateo 18:15-20; 1 Co.
5:1-13). “En estos pasajes, el receptor definido de este poder es la Iglesia local. Aun la
iglesia local en Corinto, con todos sus problemas, posee este poder. Su completa
suficiencia es indicada por la mención de las llaves del reino en Mateo 18:18,19. en 1
Corintios 5, se indica esta suficiencia mediante la afirmación de que en su asamblea
estaba presente el poder del Señor Jesús (v. 4) y mediante el mandato de expulsar al
inicuo en los versículos 7 y 13; el origen de este poder es, claramente, Cristo mismo
(Mt. 18:20; 1 Co. 5:3-5). El propósito específico de este poder incluye aun la
excomunión de un miembro de la iglesia (Mt. 18:17; 1 Co. 5:7,13), pero también Mateo
18:20 indica la adoración.”32

Jesús es la cabeza de la Iglesia Universal y de la Iglesia Local.

“La cabeza de la Iglesia es el Señor Jesucristo, en quien, por el designio del Padre, todo
el poder requerido para el llamamiento, el establecimiento, el orden o el gobierno de la
Iglesia, está suprema y soberanamente investido”. Confesión Bautista, Cap. 26, art. 4

- Efesios 5:23: “porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es


cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.” . La Iglesia
no puede tener otra cabeza porque la Iglesia mantiene con Cristo la misma
relación que el esposo tiene con la esposa. Es decir, solo Cristo puede
interesarse completa y perfectamente en el interés y bienestar de la Iglesia,
porque ella es una con él, pues él la compró para si mismo con el propósito
de salvarla, cuidarla y protegerla.
32
Waldrom, Samuel. Exposición de la confesión Bautista de fe de 1689. Evangelical Press. Páginas 322-
323.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 44

- Efesios 5:24: “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las
casadas lo estén a sus maridos en todo.” Este pasaje deja muy claro que la
Iglesia debe obedecer voluntariamente los mandamientos y principios de
Jesucristo. Mas adelante estudiaremos que los pastores son líderes en las
Iglesias locales, pero la Biblia jamás aprueba que estos puedan legislar o
mandar cosas contrarias a lo mandado por Cristo. Las Iglesias locales solo
están obligadas a obedecer a Jesucristo como su cabeza . Esto no quiere decir
que los pastores o ancianos deben ser desatendidos en sus enseñanzas o
exhortaciones, ya que ellos son directamente responsables de administrar el
gobierno de Cristo, solamente basados en los mandatos divinos y no en sus
caprichos o imaginaciones.
- La Iglesia Católica Romana cree que Jesucristo es la cabeza invisible de la
Iglesia, pero también afirma que esta necesita una cabeza visible que
represente o sea vicario de Cristo en la tierra. Esta teoría no encuentra apoyo
en las Escrituras porque la Biblia en ningún sentido nos habla de dos
Iglesias, una invisible y otra visible. Solo hay una Iglesia de Cristo la cual se
expresa a través de Iglesias locales visibles. (Ya hemos visto que podemos
hablar de Iglesia invisible solo en el sentido de que nosotros no podemos ver
cómo el Espíritu de Dios une a un miembro con otro en el cuerpo de Cristo y
en sentido de que nosotros no sabemos quiénes realmente han sido
regenerados por el Espíritu y por ende pertenecen a la Iglesia verdadera). Por
lo tanto siendo una sola Iglesia y un solo cuerpo, solo tiene una cabeza, la
cual es Cristo. Los pastores o ancianos no son cabeza sino mas bien
administradores de la Palabra del Evangelio.
- Alguna vez leí estas palabras: “Antes de la reforma había un Papa en la
Iglesia, después de la reforma hay un Papa en cada iglesia”. Esta frase refleja
el descarrío que ha sufrido la Iglesia en estos últimos tiempos. Nuevamente
está regresando el sistema papal de gobierno autoritario a través de una
persona “ungida”. Muchas Iglesias evangélicas se han convertido en un
nuevo reino medieval dirigido por una persona que se aprovecha de la
necesidad religiosa de las personas para explotarla.

Otros pasajes que nos dejan ver a Jesús como única cabeza de la Iglesia son:

- Efesios 1:22-23: “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza
sobre todas las cosas a la iglesia, 23la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel
que todo lo llena en todo.”
- Efesios 4:15-16: “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo
en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo, bien
concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor.”
- Colosenses 1:18-20: “y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es
el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; 19por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda
plenitud, 20y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que
están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante
la sangre de su cruz.”
- Colosenses 2:9-10, 19: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud
de la Deidad, 10y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 45

principado y potestad y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo


el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece
con el crecimiento que da Dios.”
- Colosenses 3:11: “donde no hay griego ni judío, circuncisión ni
incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y
en todos”.

Jesús gobierna a la Iglesia no solo como su salvador que está unido orgánicamente con
el cuerpo, sino que también lo hace como Rey, él tiene la autoridad y gobierna a su
Iglesia. Mateo 16:18, 19; Mateo 23:8, 10; Juan 13:13; I Corintios 12:5; Efesios 1:20-23;
Efesios 4:4, 5, 11, 12

Jesús gobierna a su Iglesia porque él Instituyó a la Iglesia en el Nuevo Testamento


(Mateo 16:18). Instituyó los medios de gracia que la Iglesia local y visible debe
administrar: La palabra y las ordenanzas: El bautismo y la Santa Cena (Mateo 28:19,
20; Marcos 16:15,16; Lucas 22:17-20; I Cor. 11:23-29). Dio a la Iglesia los oficiales y
la constitución que la rige (Mateo 10:1; 16:19; Juan 20:21-23; Efesios 4:11-12). El
siempre está presente en la Iglesia cuando ella se reúne para la adoración colectiva
(Mateo 10:40; II Cor. 13:3).

Si Jesús es la cabeza de la iglesia entonces no podemos aceptar a un director humano


que actúe como cabeza visible de la misma. No solo la iglesia de Roma viola este
principio, poniendo una cabeza universal visible, sino que muchas iglesias locales y
denominaciones también ponen al lado de Cristo otras cabezas, creando un organismo
deforme. “Se reconoce que Cristo es la Cabeza cuando se le permite controlar las
actividades de la Iglesia, decidir sus asuntos y supervisar cada departamento.” 33
Ninguna persona o junta directiva, o sínodo, o presbiterio o directiva denominacional
tiene la facultad para legislar sobre los asuntos de las iglesias que están a su cargo.
Solamente Cristo, a través de su Palabra revelada, puede dictar leyes y ordenar los
asuntos espirituales de la misma. Cuando un pastor, presbiterio o sínodo legislan sobre
la iglesia están desconociendo la autoridad máxima de Cristo como cabeza y señor de
ella. “Conviene destacar aquí que una cosa es hablar de Cristo como Cabeza y cosa muy
distinta reconocerlo en la práctica. Hay quienes derramarían hasta la última gota de
sangre por sostener que Cristo es la cabeza de la iglesia, pero a la par niegan la doctrina
al asumir la posición de dictadores casi absolutos en la asamblea.”34

Jesús gobierna a su Iglesia como Rey. “El es Rey de cada alma viviente. Él la traslada
del reino de las tinieblas. Él la trae a la sujeción a Él mismo. Él gobierna y reina sobre la
misma. Cada creyente reconoce a Cristo como su soberano absoluto; Señor de su vida
interior así como de la exterior. Le entrega a Él toda la sumisión de la razón, de la
conciencia y del corazón. Hace de Él el objeto de la reverencia, del amor y de la
obediencia. En Él confía para ser protegido de todos los enemigos, visibles e invisibles.
En Él se apoya esperando la ayuda para cada emergencia y para el final triunfo. Es a Él
que se adhiere la lealtad del creyente. El propósito dominante de la vida deviene el
comportarse como buen soldado de Jesucristo, darse y ser usado en Su servicio y en el
avance de Su reino.”35

33
MacDonald, William. Cristo amó a la Iglesia. Páginas Orientadoras. Página 19.
34
Ibid. Página 19.
35
Hodge, Charles. Teología Sistemática. Volumen II. Ed. Clie. Página 231.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 46

Ahora, para entender el gobierno y Señorío absoluto de Cristo sobre la Iglesia debemos
entender que ésta forma parte del Reino de Dios. El Señor reina sobre toda la creación,
sea esta material o espiritual. Nada escapa de su gobierno. Pero la Iglesia expresa de
manera clara y visible el perfecto Señorío y Reinado de Cristo. Las profecías del
Antiguo Testamento apuntaban a esto:

Números 24:17: “Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel”.


2 Samuel 7:16: “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y
tu trono será estable eternamente.”
Isaías 9:6-7: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su
hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno,
Príncipe de Paz. 7Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el
trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en
justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”
Salmo 2:7-8: “Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te
engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión
tuya los confines de la tierra.”
Daniel 7:13-14: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo
venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le
hicieron acercarse delante de él. 14Y le fue dado dominio, gloria y reino, para
que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio
eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.”
Miqueas 5:2: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de
ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio,
desde los días de la eternidad.”
Zacarías 9:9: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he
aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno,
sobre un pollino hijo de asna.”

Todas estas profecías apuntaban hacia le venida, en carne, del Mesías. Esto indica que
Jesús es Rey eterno que gobierna sobre el Reino de Dios. Siendo la Iglesia la expresión
visible y clara de ese reino, en la actualidad, entonces podemos afirmar que Jesús reina
como Cabeza y Señor de la Iglesia. Nadie más puede tener estas aspiraciones. Ni
Obispo, ni sínodo, ni junta de pastores, ni apóstol, no profeta, ni ninguna otra persona.
En el Nuevo Testamento hayamos que Cristo es descrito y catalogado como ese Rey
prometido en las profecías del Antiguo Testamento.

Lucas 1:31-33: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su


nombre JESÚS. 32Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le
dará el trono de David su padre; 33y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin.”
Mateo 3:2: “Y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”
Marcos 1:14 “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el
evangelio del reino de Dios.”

Muchos creyentes interpretan estos pasajes como refiriéndose, exclusivamente, a un


reinado milenial que vendrá antes del fin. Pero es una interpretación muy corta y pobre
el restringir el reinado de Cristo solamente en ese aspecto. El Nuevo Testamento nos
presenta a Cristo Reinando y gobernando sobre su nuevo pueblo, sobre su nuevo Israel,
es decir, la Iglesia. “Nada hay mas cierto, así, conforme a las Escrituras, que el hecho de
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 47

que Cristo es Rey; y consiguientemente si queremos retener la verdad acerca de Él y de


Su obra, tenemos que considerarlo como tal en nuestra teología y religión.”36

Todos los hombres que reconocen el Señorío de Cristo conforman su reino, un reino que
no tendrá fin. La Iglesia es esa comunidad, local y universal, que reconoce el gobierno
soberano de Cristo, pero no un gobierno o autoridad compartida, mas bien Cristo
gobierna absoluto.

Cristo como cabeza y Rey de la Iglesia debe ser reconocido, no solo como Salvador,
sino como Señor y Dios (Jn. 20:28) “entonces evidentemente estamos no sólo obligados
a adorarle, sino también a obedecerle. Tenemos con Él la misma relación que tiene un
esclavo con su amo, excepto que nuestra sujeción a Él es voluntaria y gozosa… Es su
Voluntad y no la nuestra la que debe gobernar nuestra conducta y determinar el uso que
hagamos de nuestras capacidades. Todo lo que ganemos, sea de conocimiento, de
riqueza, de influencia, es de Él. Él, y no nosotros mismos, es el objeto o fin de nuestra
vida. Es Cristo la vida de los creyentes. Su gloria y el avance de Su reino son los únicos
objetos legítimos a los que pueden dedicar sus capacidades y recursos; son los únicos
fines consecuentes con su relación con Cristo, y con el pleno goce de la bendición que
logra la membresía en Su reino.”37

¿De qué manera gobierna Cristo a su Iglesia?

La Iglesia Católica Romana y las Iglesias que utilizan el sistema episcopal de gobierno
acusan al resto de las Iglesias de no tener una cabeza visible que mantenga la unidad
doctrinal de la Iglesia. Pero, realmente estas “cabezas visibles” lo que han hecho es
actuar y legislar contrario a la voluntad de la única cabeza verdadera de la Iglesia.

¿De qué manera práctica gobierna Cristo a la Iglesia actualmente, siendo que él no está
personalmente hoy día gobernando desde Jerusalén o alguna otra ciudad?

El Señor Jesús gobierna a su Iglesia por el ministerio actual del Espíritu Santo quien
es su vicario o representante.

Cuando Jesús estaba próximo a partir de esta tierra consoló a la Iglesia, representada por
sus discípulos, diciéndoles que él continuaría presente en medio de los creyentes a
través del Espíritu Santo. Este vicario continuaría gobernando a la Iglesia inspirando a
los Apóstoles para que recordaran las enseñanzas de Jesús y nos guiaran a toda la
verdad. Juan 14:16-18 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté
con vosotros para siempre: 17el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir,
porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y
estará en vosotros. 18No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. 26 Mas el Consolador,
el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las
cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

El vicario de Cristo se encarga de guiar a la Iglesia para que haga la voluntad del Padre.
Su Palabra revelada es la guía mas segura, como dice Pedro en una de sus cartas, pero él
también puede guiar a los santos mediante impresiones o situaciones que nos indiquen
un trabajo especial. No se trata de impresiones personales, las cuales más bien son
36
Hodge, Charles. Teología Sistemática, Volumen II. Ed. Clie. Página 229.
37
Ibid. Página 232.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 48

imaginaciones de los hombres, sino de sentires que inquietan a todo el liderazgo o la


asamblea para que hagan una obra especial. Hechos 16:6-10: Y atravesando Frigia y la
provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia;
7
y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. 8Y
pasando junto a Misia, descendieron a Troas. 9Y se le mostró a Pablo una visión de
noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y
ayúdanos. 10Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia,
dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.

Realmente Jesucristo sigue gobernando a Su Iglesia, porque el Espíritu Santo es el


mismo Señor. 2 Corintios 3:17,18: Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se
quitará. 17Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay
libertad.

El Espíritu Santo gobierna a la Iglesia porque él es el alma de la misma. Él une a los


creyentes al cuerpo de Cristo mediante su bautismo sobrenatural, el preserva la doctrina
de la Iglesia verdadera dándoles entendimiento para interpretar Su Palabra revelada a
través de los apóstoles y profetas, él habita en la Iglesia puesto que ella es su templo, el
Espíritu guía la adoración de los santos, él da dones especiales a los miembros de la
Iglesia para su edificación constante.

Debo insistir en este punto que la manera eficaz como el Espíritu Santo gobierna a la
Iglesia es a través de la Palabra Escrita. Si una Iglesia o creyente o ministro no conoce,
ni estudia, ni se somete, solamente, a la autoridad de la Palabra Escrita (Biblia), sino
que pretende encontrar otras formas de ser gobernado por el Espíritu, los tales no se
están sometiendo a su real Autoridad, sino que están buscando la guía de sus
imaginaciones o intereses personales. La Palabra de Dios, en su forma escrita, es la
forma perfecta y clara que utiliza el Espíritu Santo para dirigir a la Iglesia de Cristo,
incluso, cuando el Espíritu capacita a hombres para que guíen a la Iglesia, reclama de
estos, iluminándoles, que escudriñen las Escrituras y hablen todo lo que está de acuerdo
son la doctrina bíblica. Sin un sometimiento total a las Escrituras reveladas, no hay
gobierno ni Señorío de Cristo, y mucho menos, guía del Espíritu.

Cristo gobierna, por el Espíritu Santo, a través de los apóstoles

Jesús comisionó a los apóstoles, en la representación de Pedro, para que edificaran


sobre la roca del Evangelio a la Iglesia de Cristo. Todo lo que esté fuera de este
fundamento no pertenece a la Iglesia de Cristo. Mateo 16:16-18: Respondiendo Simón
Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17Entonces le respondió Jesús:
Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino
mi Padre que está en los cielos. 18Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta
roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Las verdaderas Iglesias están siendo edificadas sobre el fundamento establecido por los
Apóstoles, los cuales fueron ordenados como guías de la Iglesia. Aunque ellos no están
vivos para dirigir personalmente las Iglesias, lo hacen a través de las enseñanzas y
directrices que dejaron, por inspiración del Espíritu Santo, en las Sagradas Escrituras.
Hoy día no necesitamos este ministerio apostólico como lo reclama la Iglesia de Roma,
ni como lo predican algunos grupos neo-carismáticos. Efesios 2:19-22: Así que ya no
sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la
familia de Dios, 20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 49

principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio, bien
coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en quien vosotros
también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. (Hch. 1:20-26)
Apoc. 21:14: Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce
nombres de los doce apóstoles del Cordero.

El E.S. capacita y aparta a ciertos varones de la asamblea para que sean los
pastores, ancianos u obispos.

El Nuevo Testamento es claro en presentarnos a los apóstoles ordenando ancianos u


obispos en cada congregación que nacía. Esto nos muestra que es conforme a la
voluntad del Señor, que cada Iglesia local sea dirigida por un cuerpo de ancianos o
pastores. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los
encomendaron al Señor en quien habían creído. Hch. 14:23. Por esta causa te dejé en
Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así
como yo te mandé. Tito 1:5.

Una Iglesia organizada de acuerdo a la mente de Cristo, está compuesta por oficiales y
miembros. Los oficiales son: Pastores u Obispos y diáconos.

Filipenses 1:1: Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo
Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:

Los pastores u obispos o ancianos, deben ser escogidos y apartados por la asamblea,
para que administren la predicación de la Palabra, las ordenanzas y la disciplina.

1 Timoteo 3:1-13. Tito 1:9: 9retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada,
para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que
contradicen.

¿Mono-obispado o pluralidad de ancianos?


En alguna época de la historia de la iglesia cristiana se empezó a imponer la práctica del
mono-obispado, es decir, que solamente un pastor o anciano era necesario para guiar a
la iglesia local. Esta práctica trascendió a las iglesias evangélicas. Por varios siglos una
buena parte de la cristiandad evangélica ha considerado el mono-obispado (un solo
pastor o anciano para cada iglesia) como un modelo bíblico. Pero, creo es necesario
hacer una revisión de esta práctica a la luz de las Sagradas Escrituras. No quiero generar
dificultades entre las iglesias que lean este libro, ni pretendo presentar la última verdad
respecto al tema, pero deseo generar inquietudes sanas que nos lleven a escudriñar la
enseñanza de las Escrituras, de tal manera que nos ajustemos a ella, siendo cada día mas
obedientes a la autoridad de la revelación escrita.

A continuación escribo lo que es mi convicción personal, no pretendo que esto se


convierta en algo autoritativo para el resto. Solo pido que sea analizado a la luz de las
Escrituras.

Las Iglesias deben procurar y orar al Señor para que levante varios hombres como
ancianos, pues, es el propósito de su Cabeza que las Iglesias tengan mas de un pastor u
anciano. Hechos 20:17, 28: 17Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los
ancianos de la iglesia. 28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 50

Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él
ganó por su propia sangre (Fil. 1:1; Hch. 14:23; Tito 1:5).

Los pastores o ancianos no son autonombrados, es Cristo quien los llama mediante la
vocación interna dada por el Espíritu y el reconocimiento de la Iglesia. Quiero resaltar
esto debido a que hoy día hayamos a muchas personas que deciden empezar un grupo
de estudio bíblico en casa, y cuando este grupo ha crecido, la persona que lo inició se
autonombra pastor. Este modelo no es bíblico. La misma congregación debe
reconocerle como tal, y otros ancianos o pastores, deben aprobar el llamado.

Es la voluntad de Cristo, manifestada en la enseñanza apostólica que las iglesias locales


tengan varios ancianos y que estos, además de ser elegidos por la asamblea, cuenten con
el visto bueno de otros ancianos, si los hay. Tito 1:5-7: “Por esta causa te dejé en Creta,
para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo
te mandé; 6el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes
que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. 7Porque es necesario que el obispo
sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al
vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas.”

No hayamos un solo testimonio bíblico donde se apruebe el Mono obispado, es decir, la


Iglesia local siendo gobernada por un solo pastor o anciano. En los pasajes anteriores
hayamos a los apóstoles ordenando varios ancianos en cada iglesia. El mono obispado
es resultado de la voluntad humana. El modelo de un solo pastor o anciano en cada
iglesia local se impuso mucho tiempo después de la Iglesia primitiva, cuando el obispo
empezó a cobrar fuerza como autoridad especial sobre la iglesia local.

Hoy día hay preocupación, en algunas iglesias, por cumplir con este mandato bíblico.
Para ello están designando ancianos que ayuden al pastor en su labor ministerial.
Realmente esto es un adelanto en ajustarse al modelo bíblico. Pero aún faltan muchas
cosas por hacer y corregir. Por ejemplo, ¿Enseña el modelo bíblico que la autoridad del
pastor debe estar por encima del resto de los ancianos? ¿Realmente hay diferencia entre
ser pastor o ser anciano?

Los verdaderos pastores u ancianos deben dedicarse a alimentar y cuidar la Iglesia local.
Estos son humildes servidores que no buscan ser servidos sino que se dedican a ser
ejemplos de una vida piadosa. Si alguien se llama pastor pero no tiene estas
características el tal es falso y lo hace por alguna clase de ganancia personal, llámese
dinero, bienestar o reconocimiento. 1 Pedro 5:1-3 Ruego a los ancianos que están entre
vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que
soy también participante de la gloria que será revelada: 2Apacentad la grey de Dios que
está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por
ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3no como teniendo señorío sobre los que
están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.

En un principio, los apóstoles, cuando la Iglesia era aún naciente, eran los encargados
de nombrar a los ancianos para cada Iglesia que ellos mismos fundaban. Pero en la
Biblia no encontramos ninguna enseñanza respecto a algún cuerpo de ancianos, o
prelados o directivos intereclesiásticos encargados de escoger y nombrar ancianos en las
Iglesias locales. LAS DIRECTRICES apostólicas contenidas en las Escrituras, por
inspiración del Espíritu Santo, son las que deben gobernar y guiar a cada Iglesia local
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 51

para que, de común acuerdo entre los miembros de la asamblea, escojan a sus pastores y
diáconos.

Hechos 6:1-6: En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo
murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran
desatendidas en la distribución diaria. 2Entonces los doce convocaron a la multitud de
los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para
servir a las mesas. 3Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen
testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este
trabajo. 4Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.
5
Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del
Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás
prosélito de Antioquía; 6a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando,
les impusieron las manos.

Los nuevos ancianos o pastores de las Iglesias primitivas, luego de determinado tiempo,
ya no eran nombrados directamente por los apóstoles, sino que cuando estas iglesias
fueron fuertes, eran las encargadas de escogerlos y ordenarlos. I Timoteo 4:14: No
descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de
las manos del presbiterio.

Así también lo afirma la confesión de 1689 cuando dice: “La manera designada por
Cristo para el llamamiento de cualquier persona que ha sido cualificada y dotada por el
Espíritu Santo (Ef. 4:11; 1 Ti. 3:1-13) para el oficio de obispo o anciano en una iglesia,
es que sea escogido para el mismo por común sufragio de la iglesia misma (Hch. 6:1-7;
14:23 con Mt. 18:17-20; 1 Co. 5:1-13), y solemnemente apartado mediante ayuno y
oración con la imposición de las manos de los ancianos de la Iglesia, si es que hay
algunos constituidos anteriormente en ella (1 Ti. 4:14; 5:22); y para un diácono, que sea
escogido por el mismo sufragio y apartado mediante oración y la misma imposición de
manos” (Cap. 26, Párrafo 9).

Las Iglesias locales son las encargadas de sostener a sus pastores u ancianos, y esto
deben hacerlo con alegría y gratitud.

1 Timoteo 5:17,18 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble
honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. 18Pues la Escritura dice: No
pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.

En el pasaje anterior parece haber una distinción entre los ancianos o pastores que se
encargan del gobierno de la Iglesia y otros pastores que se encargan de la predicación de
la Palabra. Pablo instruye que, si es posible, todos los ancianos deben ser sostenidos por
las ofrendas de la Iglesia, pero si no hay posibilidades, deben afanarse en sostener a los
ancianos que predican. Los presbiterianos toman este pasaje para tener dos clases de
ancianos: Ancianos gobernantes y ancianos docentes. Es práctica de la mayoría de
Iglesias Bautistas reformadas, el tener varios ancianos en cada congregación, los cuales
forman un presbiterio encargado de administrar los asuntos espirituales de la Iglesia,
pero solo uno o dos se encargan, tiempo completo, del ministerio de la predicación, los
cuales, por lo general, son los únicos que reciben sustento de parte de la Iglesia, el resto
trabaja secularmente.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 52

La confesión de 1689, respecto al sostenimiento de los pastores, afirma: “Siendo la obra


de los pastores atender constantemente al servicio de Cristo, en sus iglesias, en el
ministerio de la Palabra y la oración, velando por sus almas, como aquellos que han de
dar cuenta a Él (Hch. 6:4; 1 Ti. 3:2; 5:17; HJe. 13:17), es la responsabilidad de las
iglesias a las que ellos ministran darles no solamente todo el respeto debido, sino
compartir también con ellos todas sus cosas buenas, según sus posibilidades (1 Ti.
5:17,18; 1 Co. 9:14; Gá. 6:6,7), de manera que tengan una provisión adecuada, sin que
tengan que enredarse en actividades seculares (2 Ti. 2:4), y puedan también practicar la
hospitalidad hacia los demás (1 Ti. 3:2). Esto lo requiere la Ley de la naturaleza y el
mandato expreso de nuestro Señor Jesús, quien ha ordenado que los que predican el
evangelio vivan del evangelio (1 Co. 9:6-14; 1 Ti. 5:18)” (Cap. 26. Párrafo 10).

Cualidades y responsabilidades del Pastor o anciano

Ya hemos dicho que en el Nuevo Testamento el término Pastor, anciano u obispo


indican un mismo cargo o ministerio. “Supervisor (griego: episkopos) – que muchas
versiones traducen por obispo – es un término que expresa los deberes y
responsabilidades de un pastor. Que es sinónimo de anciano (griego: prebyteros) queda
patente por Hch. 20:17,18, donde a los presbíteros de Éfeso se les llama obispos, así
como por Tito 1:5,7, donde los ancianos nombrados para cada localidad son llamados
obispos. En 1ª de Pedro 5:1-2 se exhorta a los ancianos a pastorear, teniendo cuidado
(episkopúntes – esta palabra falta en unos MSS) de la grey. Fil. 1:1 alinea a los obispos
junto a los diáconos. Finalmente, en un pasaje paralelo al de Tito, 1ª Tim. 3:1 y ss., nos
presenta las cualificaciones pastorales de un obispo. Todavía Jerónimo, entrado ya el
siglo V, dice: “El apóstol enseña claramente que los presbíteros son los mismos que los
obispos.”38

La Biblia exige ciertos requisitos para los que anhelan ser pastores, ancianos u obispos:

- Irreprensible:39 “Significa: Que no se puede sujetar”. El hombre irreprensible


es aquel que nunca podrá ser apresado como si fuera un delincuente, en su
contra no podrá hallarse ninguna falta. Esto no implica que jamás haya
pecado, sino que los vicios evidentes nunca han estado en él, de manera que
todos pueden tomarle como ejemplo de conducta (Fil. 3:17; 2 Ts. 3:9; He.
13:7; 1 P. 5:3). John MacArthur en su comentario a 1 Timoteo presenta
varias razones de porqué los pastores deben ser irreprensibles: 1. Porque son
el blanco especial de Satanás, y él los atacará con tentaciones mas severas
que a otros. 2. Su caída tiene mayor potencialidad de hacer daño. 3. El mayor
conocimiento de la verdad de parte de los líderes, y la responsabilidad de
vivirla, traen un castigo mayor cuando pecan. 4. Hay mas hipocresía en los
pecados de los ancianos que en los de los demás, porque predican contra los
mismos pecados que cometen.”40
- Marido de una sola mujer. Es decir, “un obispo o anciano debe ser un
hombre de moralidad incuestionable, que es enteramente fiel y leal a su
única y sola esposa; que siendo casado, no entra, a la manera de los paganos,
en una relación inmoral con otra mujer.” 41 Algunos han interpretado este
38
Lacueva, Francisco. La Iglesia Cuerpo de Cristo. Ed. Clie. Página 224-225.
39
Literalmente significa “estar por sobre el reproche”. William Hendriksen. Comentario a 1 Timoteo. Ed.
Desafío. Página 138.
40
Hendriksen, William. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 119.
41
Ibid. Página 140.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 53

pasaje como prohibiendo que un hombre viudo, y vuelto a casar, ejerza el


pastorado. Pero esto es ir mas allá del pasaje. La cuestión que surge de este
pasaje, relacionado con la condición de “irreprensible” y la prohibición que
Pablo hace en otros pasajes del divorcio y nuevo rechazamiento, mientras el
los dos cónyuges viven es: ¿Es correcto que un hombre divorciado, por la
razón que haya sido, y viviendo aún su esposa, ejerza el pastorado? ¿No será
esta situación causa de tropiezo para los demás? ¿Esta situación no se
convertirá en estorbo para influenciar en los miembros para que lleven una
vida familiar firme y unida? ¿No utilizará Satanás su divorcio para siempre
estropear su ministerio? ¿Cómo podrá aconsejar a las parejas en conflictos
para que luchen por solucionar sus problemas, cuando él mismo no pudo
sostener su matrimonio? Realmente he tocado un tema álgido en nuestros
días, cuando los divorcios son la moda del día. Conozco los casos de algunos
creyentes que son divorciados porque sus esposas cometieron adulterio.
¿Podrán estos aspirar a ser pastores siendo que ellos no “tuvieron la culpa”?
Esto también ha sido tema de gran debate, pues, aunque muchos culpan a sus
exesposas de haber sido infieles, habría también que preguntarse ¿Qué les
condujo a esa infidelidad? ¿No tendrán también culpa los esposos por el
abandono, la falta de ternura, amor y compañerismo? ¿No tendrán también
culpa los esposos cuando las abandonaban sexualmente por dedicarse a sus
labores espirituales? Aunque con esto no estoy justificando el pecado sexual,
si quiero que reflexionemos sobre las responsabilidades que tiene el esposo
indiferente.
- Sobrio. “Tal persona vive una vida profunda. Sus placeres no son
primariamente los de los sentidos, como los placeres de los borrachos, por
ejemplo, sino los del alma. Está lleno de fervor espiritual y moral. No es
dado a los excesos sino que es moderado, equilibrado, calmo, cuidadoso,
firme y sano. Esto se refiere a sus gustos y hábitos físicos, morales y
mentales”42 La sobriedad se evidencia en un control sobre la lengua (no habla
mas allá de lo que el buen juicio manda, mas bien calla), evitará malgastar el
tiempo en cosas triviales, también controlará los deseos exacerbados de su
estómago, será frugal a la hora de comer, evitará tomar mucho vino, no se
acalorará en las discusiones con otras personas.
- Prudente: “Esta característica es resultado de ser moderado. El hombre
prudente es disciplinado y conoce como ordenar correctamente sus
prioridades. Es una persona seria en cuanto a las cosas espirituales. No se
precipita en el juicio, sino que piensa bien las cosas, es serio y cuidadoso.”43
- Decoroso: “Ordenado” (gr. Kósmios) “es el que se comporta con educación,
con decencia y, como lo dice la etimología, con orden. Ya dice el antiguo
proverbio latino: “Guarda el orden, y el orden te guardará”. Sin orden, no se
puede llevar bien la administración, ni de una iglesia, ni de una casa.” 44 Un
varón desordenado en sus hábitos alimenticios, horas de levantarse y
acostarse, estudios, responsabilidades familiares, sociales y laborales,
difícilmente podrá desarrollar un ministerio efectivo para la gloria de Dios,
es necesario que, antes de ejercer el pastorado, corrija su falda de orden o
decoro, y después si ejerza el ministerio. Un pastor o anciano desordenado
difícilmente expresará el carácter de Cristo en su vida. “El ministerio no es

42
Ibid. Página 141.
43
MacArthur, John. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 122.
44
Henry, Matthew. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Clie. Página 1747.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 54

una ocupación para el hombre cuya vida es una continua confusión de


planes, sin realizar y actividades no organizadas”45 Una persona que anhela
ser pastor debe caracterizarse por tener muy bien ordenados sus hábitos.
- Hospedador.46 “Significa que es amante de los forasteros. Su hogar está
abierto a salvos y a inconversos, y busca ser de bendición para todos los que
acuden bajo su techo.”47 Las Escrituras mandan a los creyentes a que estemos
dispuestos a amar y hacer bien, incluso a los enemigos. Si esto es así para los
creyentes, cuánto mas para los pastores o ancianos. Lastimosamente los
nuevos conceptos de “mega-iglesia” han resquebrajado esta virtud, debido a
que el pastor está tan ocupado en actividades eclesiásticas que no “tiene
tiempo para atender las necesidades de los demás”. Si no tiene tiempo para
atender las necesidades de los miembros de su iglesia, mucho menos la de
los extraños y forasteros. “La puerta de un hogar cristiano, así como el
corazón de la familia cristiana, deben estar abiertos para todo el que llega
con necesidad. Esto es muy cierto para el obispo. Los ancianos no están en
lugar tan elevado que no puedan ser alcanzados. Deben estar disponibles. La
vida y el hogar de un pastor deben estar abiertos para que su verdadero
carácter sea manifiesto a todos los que llegan, amigos o forasteros.”48
- Apto para enseñar. Un pastor, anciano u obispo debe cuidar y alimentar a la
Grey. ¿Cómo la alimenta, cuida y edifica? A través del alimento sólido que
es la Palabra de Dios. Pero este alimento sólido debe ser dado como pastos
tiernos a las ovejas. Es decir, el pastor debe ser un maestro que exponga con
claridad las Escrituras. Esto implica que debe ser un hombre dado al estudio
personal, no solo de las Escrituras, sino de toda ciencia y conocimiento que
le permita manejar diestramente los temas actuales que enfrentan los
creyentes en medio del mundo. “Apto para enseñar indica la suficiente
competencia en el conocimiento de la Palabra de Dios, así como la aptitud
para comunicar a otros las verdades fundamentales del cristianismo. Esto
requiere, por supuesto, haber sido enseñado de forma conveniente,” 49 o como
dice Hendriksen “ninguno será apto para enseñar, si él mismo no es
enseñado”50 En los años maravillosos de la reforma protestante los varones
que anhelaban el pastorado acudían a las academias teológicas donde
recibían valiosa formación bíblica en niveles superiores, luego, en los años
gloriosos de la época puritana, donde la iglesia produjo los mas renombrados
e influyentes predicadores y escritores que sucedieron a la reforma, los
pastores también recibían formación teológica avanzada. Las épocas
gloriosas de la iglesia se han caracterizado por tener ministros bien
formados. Lastimosamente el siglo XXI no se ha caracterizado por esta
constante de preparación en los ministros. Aunque hoy día hay muchos
seminarios e institutos bíblicos, y cada vez surgen mas, el nivel teológicos ha
bajado considerablemente. Creo que, en parte, esto se debe al interés
exclusivo de tener títulos que los acrediten como Licenciados o Doctores en
teología, aunque el nivel de conocimientos ni siquiera llegue al de un
bachillerato en teología. Hoy día muchos pastores, o candidatos a pastores,
han caído en la mediocridad de la época. Afortunadamente aún se conservan
45
Homer A. Kent, Jr., The Pastoral Epistles. Winona Lake, Ind.: BMH Books, 1982, 127.
46
Literalmente Amigo de extranjeros. William Hendriksen. 1 Timoteo. Ed. Desafío. Pág. 142.
47
MacDonald, William. Comentario Bíblico. Ed. Clie. Página 953.
48
MacArthur, John. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 124.
49
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Ed. Clie. Página 1747.
50
Hendriksen, William. Comentario a 1 y 2 Timoteo y Tito. Ed. Desafío. Página 143.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 55

pocos seminarios que exigen disciplina y estudio a sus estudiantes, y no


están interesados en otorgar títulos de una manera rápida y facilista.
- No dado al vino. El apóstol Pablo le había aconsejado al pastor Timoteo que
tomara un poco de vino, a causa de sus frecuentes enfermedades
estomacales, pero insiste en recordarle que nadie puede ser anciano u obispo
si es tomador de vino. Deben evitarse los extremos.
- No pendenciero.51 El pastor no debe ser violento. Debe conservar siempre un
carácter sereno frente a las adversidades, dificultades y discusiones. Un
espíritu violento, así sea de palabras o gestos, generará confusión y reacción
en los miembros, el pastor perderá respeto y aceptación como líder espiritual
si no sabe controlar sus impulsos.
- No codicioso de ganancias deshonestas. No avaro. El pastor debe ser una
persona que sirve al Señor sin ningún interés en lo económico, su confianza
está en el Dios que suple para las necesidades de los suyos, y concentrará
todas sus fuerzas en servir al pueblo de Dios. El obispo o anciano no debe ser
amante del dinero. “Se preocupa por la vida espiritual del pueblo de Dios y
rehúsa dejarse llevar por un fuerte deseo por las cosas materiales.”52
- Amable, apacible. “Describe a la persona que es considerada, cordial,
paciente y cortés, que perdona fácilmente las fallas humanas. Tal persona
recuerda lo bueno, no lo malo. No guarda una lista de todas las cosas malas
que le han hecho, ni guarda rencor.”53 La palabra usada en griego para
amable también describe a una persona que es complaciente o que cede sus
derechos personales ante los demás. “Las cualidades de condescendencia,
equidad, gentileza, racionalidad, dulzura, disposición de ayudar y
generosidad se combinan en este individuo conciliatorio, considerado,
apacible, mas que borrachón.”54 La Biblia advierte sobre los falsos pastores o
profetas que entrarán al redil con el propósito de utilizar la fe de los incautos
para sacarles dinero y bienes con fines netamente personales (1 Ts. 2:5; 1 P.
5:2; 2 P. 2:1-3,14; Jud. 16). En este siglo materialista han salido muchos
falsos pastores, predicando una teología amañada y falsa, con el fin de
extraer bienes materiales, a los codiciosos cristianos que desean tener mas
dinero del que Dios, en su gracia, les ha dado. El trabajo honrado, realizado
con tesón, es el medio que Dios ha dado para que seamos sostenidos
materialmente. Cualquier otra forma que el hombre busque para hacer dinero
rápidamente, así se llame “la fe” o la “siembra” es una corrupción que muy
rápidamente conducirá a las personas a un materialismo dañino. Los pastores
deben ser sostenidos por los miembros de la iglesia local, de acuerdo a las
condiciones y situación económica de ellos. Un pastor no debiera aspirar a
recibir un salario que esté por encima del promedio que reciben sus
miembros. La avaricia o ganancia deshonesta también se relaciona con el
desear obtener provecho personal de la posición de pastor u obispo: Anhelar
reconocimiento personal, buscar provecho para una carrera política, etc.
- Que gobierne bien su casa. Un anciano o pastor debe saber gobernar. “Si
estas dotes de gobierno no se manifiestan en la pequeña casa de su familia,
¿Cómo podrán manifestarse en otra casa mayor, y en medio de problemas de
toda índole, que es la iglesia?”55. El buen gobierno en la casa se hará visible a
51
Literalmente “que no da golpes”.
52
Comentario Bíblico MacDonald. Ed. Clie. Página 953.
53
MacArthur, John. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 127.
54
Hendriksen, William. 1 y 2 Timoteo y Tito. Ed. Desafío. Página 144.
55
Comentario bíblico Mathew Henry. Ed. Clie. Página 1747.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 56

través de la sujeción de los hijos. Un hombre, que tenga las otras cualidades
para ser anciano, demostrará su capacidad de pastorear una iglesia, si antes
ha pastoreado la iglesia pequeña de su casa. Ha debido saber guiar a sus hijos
en los asuntos espirituales, de lo contrario no está capacitado para guiar a un
grupo mayor.
- No un neófito. El pastor o anciano no debe ser un recién convertido o un
recién bautizado. Debe ser un varón que haya transitado durante algún
tiempo considerable en los caminos de la fe. Poner a un nuevo creyente en
funciones de liderazgo es exponerlo a la tentación del orgullo.
- Que tenga buen testimonio de los de afuera. Los pastores deben tener
reconocimiento moral de los no creyentes. No quiere decir esto que va a ser
aceptado por todos. De seguro que muchos denigrarán de él, especialmente
en lo que se relaciona con su fe religiosa. Pero nadie deberá hablar de su
conducta o testimonio. “La Biblia espera que la vida de todo creyente sea un
testimonio positivo para el mundo que está mirando, y esto es muy cierto en
quienes se desempeñan como pastores. Pablo exhortó a los filipenses a que
fueran “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una
generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como
luminares en el mundo” (Fil. 2:15). Colosenses 4:5 exhorta a los creyentes a
que anden “sabiamente para con los de afuera”. Pedro escribió:
“Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en
lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el
día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” (1 P. 2:12).56

Realmente el pastorado no es para todos. Los requisitos que deben cumplirse son
numerosos, pero esto no quiere decir que difícilmente se encontrarán hombres así.
Recordemos que, debido a nuestra naturaleza caída, la imperfección es la que nos
abruma, pero Dios mismo se encarga de levantar hombres con estas cualidades y de
perfeccionarlos para la obra del ministerio. Definitivamente esto es obra de la gracia. Es
por eso que las iglesias locales deben orar al Señor para que levante hombres idóneos
que puedan ser pastores o ancianos. No debemos apresurarnos en designar para tal
oficio a varones que no llenan todos los requisitos, pues, los resultados van a ser
funestos. Numerosas iglesias han sido divididas y acabadas por hombres que no estaban
dotados con todas estas cualidades. Si Jesús es el dueño de la Iglesia, él se encargará de
dotarla con dones especiales, no debemos apresurarnos.

Las responsabilidades indicadas por las Escrituras para los ancianos o pastores son:

- El ministerio de la Palabra: Esta es su función principal, de allí que uno de


los requisitos mas importantes es que el pastor debe estar dotado con la
facultad de enseñar. (Como hemos visto en los requisitos de 1 Timoteo y
Tito). También se le exige que pueda exhortar con sana doctrina y convencer
a los que contradijeren. Su pastoreo está basado en la exposición de las
Sagradas Escrituras para alimentar con buenos pastos a las ovejas del Señor.
- La administración de las ordenanzas. Cuando Jesús dio la gran comisión a
los apóstoles les dijo que bautizaran a los nuevos discípulos. En los Hechos
hayamos a los apóstoles o líderes reconocidos administrando esta ordenanza.
Aunque no podemos hayan un mandato expreso que, de una manera clara,
indique la exclusividad de los pastores para oficiar el bautismo y la Cena, se
56
MacArthur, John. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 135.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 57

deduce que los oficiales reconocidos de la Iglesia deben ser los encargados
de dirigir estas ordenanzas, siendo que ellos ministran la predicación de la
Palabra. Aunque esto no limita el que, bajos circunstancias especiales y de
gran dificultad para que un pastor ministre los sacramentos, la membresía de
la iglesia delegue esta responsabilidad en algunos hermanos de buen
testimonio.
- El gobierno y la disciplina en la Iglesia. Los apóstoles ordenaron ancianos en
cada congregación para que ellos se encargaran de dirigirla, guiarla y
edificarla, basados en el fundamento de Cristo y los apóstoles (Hch. 14:23).
Siendo así a ellos les compete ser los presidentes en toda reunión de
negocios y estar al frente en el ejercicio de la disciplina eclesiástica, aunque
toda la Iglesia (los miembros) deben participar en esta toma de decisiones
(Mat. 18:17; 1 Cor. 5:2-5).

Los Diáconos, sus cualidades y responsabilidades

La Biblia presenta a los diáconos trabajando junto a los pastores u obispos (Fil. 1:1).
Pero ¿Cuáles son las funciones que ellos deben asumir? Realmente existen varias
opiniones al respecto. Algunas iglesias tienen a los diáconos como los administradores o
gerentes de la misma y ellos se convierten en los jefes del pastor. Todas las decisiones o
empresas que el pastor o la Iglesia desean desarrollar deben contar con el visto bueno de
los diáconos. Por otro lado hay iglesias donde los diáconos solo desarrollan labores
sociales para el bienestar de los más pobres.

Veamos algunas definiciones para este cargo:

Harvey, define la naturaleza del diaconado así: “La palabra “diáconos” significa, por lo
regular, el que sirve, un siervo empleado en cualquier ramo; pero se aplica
especialmente en las Escrituras a la segunda clase de oficiales eclesiásticos. De éstos
tenemos probablemente la primera mención en el nombramiento de los siete (Hch. 6:1-
6); porque el trabajo para el cual fueron escogidos – para “servir a las mesas”, o tener
cuidado de los negocios temporales de la iglesia – es uno de necesidad universal y
permanente, al mismo tiempo que se reconoce como distinto de aquel que se asigna para
el ministerio – “la oración y el ministerio de la palabra” – se consigna con el verdadero
“diaconein”, término apropiado para el trabajo del oficio de los diáconos.”57

Alberto Barrientos dice, respecto a los diáconos “fue formado un número de personas
encargadas de atender a ciertos grupos de necesitados. Se les llamó diáconos, y como su
palabra lo indica, su función era servir. Así los diáconos aparecen como auxiliares del
ministerio principal.”58

El diccionario Bíblico Certeza aporta algunos elementos especiales para entender el


sentido bíblico de diácono: “Básicamente, diáconos es un servidor, y a menudo el que
sirve a la mesa, o sea camarero. En tiempos helenísticos también llegó a representar a
ciertos funcionarios del culto y el templo, que sirvieron de base al uso técnico
cristiano.” El apóstol Pablo habla de algunas personas que ejercían diaconía hacia él
(Hch. 19:22; cf. Flm. 13 y quizás Col. 4:7; Ef. 6:21) “el contexto muestra que en estos
casos se trataba de sus ayudantes en la obra evangelística. Diaconía se aplica aquí
57
Harvey, H. La Iglesia. Ed. Clie. Página 83.
58
Barrientos, Alberto. La Iglesia en que sirvo. Ed.Unilit. Página 86.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 58

especialmente a la predicación y la obra pastoral”. “En el N.T. sin embargo, este


término nunca pierde completamente su relación con la provisión de necesidades
materiales y el cumplimiento de servicios (c.f. Ro. 15:25, 2 Co. 8:4)”. Los diáconos
aparecen al lado de los pastores u obispos (Fil. 1:1).

El compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento de la editorial Desafío


dice que la palabra griega utilizada para diácono designa especialmente el servicio. En
el mundo griego significa literalmente “atender a la mesa”, “cuidar de” y “servir”. En
ese sentido todos los creyentes somos llamados a servir. Pero en 1 Timoteo 3:10,13 el
servicio diaconal es tomado en el sentido de un oficial en la Iglesia local. Ellos aparecen
junto a los pastores (Fil. 1:1). “También se halla a los diáconos junto con los obispos en
l Timoteo 3, que nos dice que deben ser irreprochables, moderados, con una sola esposa,
capaces de gobernar bien su casa, sin doblez ni avaricia y que mantengan la fe con
buena conciencia. Que sus deberes eran los de administración y el servicio se puede
deducir de su título, de las cualidades que se les exigían, de su relación con los obispos
y del uso de diaconía en el Nuevo Testamento.”

Un buen número de eruditos concuerdan en afirmar que es difícil probar el origen del
ministerio diaconal relacionándolo con Hechos 6, aunque puede haber una conexión
indirecta.

A pesar de ciertas dificultades encontradas para determinar la naturaleza del cargo


diaconal podemos concluir lo siguiente:

- El término griego diakonos está relacionado con el servicio en las mesas,


esto conlleva a la idea general del propósito de este oficio en la Iglesia. Ellos
deben dedicarse a un servicio especial en el pueblo de Dios.
- El servicio de los diáconos fue considerado muy importante por el apóstol
Pablo, quien da una serie de requisitos para los que aspiraban al diaconado,
así como lo había hecho con el obispado. Realmente esto presenta el servicio
diaconal como algo especial en el ministerio de la Iglesia. Es muy probable
que los diáconos fueran ayudantes directos del trabajo de los obispos y por
ello se requería un buen carácter cristiano de los que aspiraban a ese cargo.
La obra de los diáconos “era y es una tarea gloriosa. Está basada en la
cariñosa preocupación de Cristo por Su Pueblo. Tan cercana a su corazón
está esta tierna solicitud que considera lo hecho al menor de sus hermanos
como si le hubiese sido hecho a él mismo (Mt. 25:31-46).”59
- Filipenses 1:1 presenta a los diáconos al lado de los ancianos, como oficiales
de la Iglesia. Esto nuevamente resalta la enorme importancia que tuvo este
cargo en la iglesia primitiva.
- Aunque Hechos 6 no utiliza el término diakonos para referirse a los hombres
escogidos como ayudantes, en los asuntos materiales de los apóstoles, lo
cierto es que las funciones que les asignaron corresponden al significado
literal de diakonos. Este pasaje nos dejaría ver las principales funciones de
los diáconos: Velar por las necesidades materiales de los miembros de la
Iglesia.
- Solamente en 1 Timoteo y Filipenses se utiliza la palabra diakonos para
referirse a un cargo oficial, pero en muchos otros pasajes se utilizan palabras
griegas de la misma familia para indicar servicios tan variados como: Servir
59
Hendriksen, William. 1 y 2 Timoteo y Tito. Ed. Desafío. Página 150.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 59

alimentos (Luc. 4:39; 10:40; Juan 2:5; Juan 12:2). En Romanos 13:4 se
utiliza la palabra diakonos para indicar el servicio de los soldados y policías
para el buen orden en la comunidad; 1 Cor. 12:5 indica que todos los
cristianos ejercemos algún tipo de servicio espiritual (diakonía). Romanos
12:6-8 habla del don de servicio (diakonía), aunque lo mas probable es que
aquí no se refiera al cargo específico de diácono.

Los requisitos para ocupar el cargo oficial de diácono también pueden ayudarnos a
entender cuáles son sus responsabilidades (1 Timoteo 3:8-12):

- Honesto. Literalmente significa serio o majestuoso. “Un diácono no debe ser


una persona tonta y ligera, una que le da poco peso a los asuntos serios.
Aunque nos es una persona fría y sin gozo, un diácono comprende la
seriedad de la vida”60 El diácono debe caracterizarse por una forma de pensar
y actuar que corresponden con una persona honorable y respetable.
- Sin doblez. La palabra griega utilizada aquí es dilogos que algunas versiones
antiguas la tradujeron como bilingüe, es decir, sin doble lengua. El diácono
debe ser una persona que habla conforme a lo que piensa. No dice una cosa y
está pensando otra. No se contradice. Su forma de hablar debe estar
caracterizado por la honradez, la verdad, la sinceridad y la integridad.
- No dados a mucho vino. La misma prohibición que se hizo para los
aspirantes al obispado. Un diácono (y todo cristiano) debe tener siempre su
mente con los cinco sentidos bien puestos.
- No codiciosos de ganancias deshonestas. Aquí se refiere al hombre que
abraza un cargo porque prevé que podrá sacar ventaja económica de él. Lo
mas probable es que los diáconos manejarían dineros para las obras de
misericordia y benevolencia, y, porque no, los dineros recolectados de las
ofrendas de los miembros, lo cual les mantendría siempre con la tentación de
utilizar esos fondos para asuntos personales, como sucedió con Judas. De allí
que los diáconos debían ser personas caracterizadas por la seriedad en los
asuntos económicos, no avaros ni codiciosos.
- Que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. “Por amor a Cristo el
diácono apto se vigila a sí mismo escrupulosamente en la más íntima unión
con él, esto es, con el más sublime de todos los misterios divinamente
revelados, a saber, “Dios manifestado en la carne” para la salvación, sobre
bases iguales, de judíos y gentiles.” 61 “El misterio de la fe” se refiere al
contenido de la fe, es decir, la verdad revelada en las Escrituras. El diácono
debe ser un conocedor de la doctrina cristiana. Se preocupa por mantenerse
firme en ella, sin fluctuar.
- Deben ser sometidos a prueba primero, y entonces ejercer el diaconado. Esto
implica que los diáconos, así como los obispos, no deben ser neófitos en la
fe. La asamblea local debe conocerlos bien, en su testimonio, en su firmeza
evangélica, en su doctrina. Si toda la asamblea coincide en aprobar sus
cualidades, entonces puede ser nombrado para este importante cargo. No
debe ser algo a la ligera. No se trata de decidir en una sesión de negocios, por
votación, y sin previo estudio, quiénes serán los diáconos. NO. Debe ser un
proceso de varios meses donde todos, los ancianos y los miembros, están
observando cuidadosamente quiénes son aptos para ocupar este cargo.
60
MacArthur, John. Primera a Timoteo. Ed. Portavoz. Página 142.
61
Hendriksen, William. 1 y 2 Timoteo y Tito. Ed. Desafío. Página 151.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 60

Solamente después de este proceso escudriñador, la Iglesia, es decir, todos


los miembros oficiales de la congregación, pueden escoger a los futuros
diáconos. Este es un asunto serio y no debe ser decidido con ligereza. “El
diácono debe estar en condiciones de sostener la prueba de tener los ojos de
toda la Iglesia (¡además de los de afuera!) puestos en él. Si pasa la prueba
con éxito, entonces es irreprochable (literalmente, “para no ser llamado a
cuentas”, sinónimo cercano de irreprensible en el v. 2).62
- Maridos de una sola mujer. El mismo requisito que se solicita de los pastores
u obispos. Deben caracterizarse por la fidelidad a sus esposas, tanto en
pensamiento como en conducta.
- Que gobiernen bien sus hijos y sus casas. Además de gobernar bien sobre sus
hijos, así como deben hacer los pastores, deben administrar los asuntos de
sus casas, es decir, sus bienes, sus posesiones, sus negocios. Si no logran
llevar una buena administración de sus asuntos personales, difícilmente
podrán conducir en buena marcha los asuntos materiales y administrativos de
la Iglesia local.

Responsabilidades legales de una Iglesia local, sus estatutos, la junta directiva

Quiero incluir, en esta parte, algunas observaciones y recomendaciones respecto a


algunas figuras directivas que son necesarias para el buen testimonio y el cumplimiento
de los deberes legales de la congregación. La Iglesia de Cristo es autónoma del Estado,
es decir, no tiene ninguna dependencia de él para su existencia, continuidad y extensión.
Pero, siendo que somos luz y sal en la tierra, debemos dar testimonio de la transparencia
con que manejamos nuestros asuntos, especialmente los que se relacionan con los
bienes materiales que se reciben por concepto de ofrendas, diezmos y otras donaciones.
En esto debemos cumplir con las regulaciones que los Estados imponen sobre todos sus
habitantes, sean personas naturales o jurídicas. Algunas naciones piden que las iglesias
locales se organicen y conformen una junta directiva que los represente legalmente, para
alguna inscripción jurídica ante los departamentos de asuntos religiosos, con el fin de
recibir autorización para abrir cuentas bancarias, tener personería jurídica o cosas
parecidas. Debemos esforzarnos en cumplir con todas estas normas y ayudar al bien del
Estado.

Para ello es necesario que las Iglesias locales conformen juntas directivas,
especialmente compuestas por un representante legal, un secretario y un tesorero. Estos
cargos no pueden tener el grado de oficiales de la Iglesia, puesto que no tiene ningún
sustento bíblico darle ese significado. No tienen autoridad espiritual como la que si han
recibido los pastores o ancianos. Solamente son colaboradores en asuntos legales y
financieros de la Iglesia.

También es importante que las Iglesias locales tengan sus estatutos o constitución con el
fin de presentarla ante las autoridades gubernamentales, cuando así lo soliciten. Esta
constitución tiene como fin establecer las reglas y normas que guiarán, en asuntos
legales, el buen orden de la comunidad religiosa.

Aunque nuestra máxima norma en materia de fe y conducta es la Biblia, ante el Estado


nosotros no podemos presentarnos y decirles, “las normas que guiarán nuestra
62
Ibid. Página 152.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 61

comunidad se encuentran en la Biblia”, puesto que el Estado es secular. Es necesario


redactar una serie de estatutos que, legalmente, velarán por el cumplimiento de los
propósitos de la comunidad religiosa. Esto es muy importante. Allí debe quedar
consignado cuál es el fin de la Iglesia local, sus propósitos, su junta directiva, funciones
de la junta, manejo de dineros, compra y venta de bienes, los requisitos de membresía,
la permanencia y motivos para la expulsión de miembros. Se ha escuchado de casos de
Iglesias que han sido demandadas ante el Estado por haber expulsado a algún miembro
y se han visto en graves aprietos porque en sus estatutos no fueron específicos en
establecer normas para estos casos de excomunión.

Otros aspecto que deseo tocar en este ítems se relaciona con la participación de la
membresía de la Iglesia local en los asuntos administrativos de la misma. Es saludable y
de buen testimonio, que los pastores o ancianos no se encarguen de manejar los dineros
recolectados en la congregación. En las Escrituras hayamos ejemplos de cómo los
apóstoles y los ancianos se cuidaban de manejar con la mayor transparencia los dineros
u ofrendas de la comunidad cristiana:

- Los apóstoles consideraron que su labor estaba relacionada con la


Predicación de la Palabra y la oración, todas sus energías debían ser gastadas
en realizar estas labores. Sus mentes no debían estar ocupadas en asuntos
administrativos o económicos. Es por ello que propusieron a la iglesia local
que escogieran hombres de confianza, llenos del Espíritu, reconocidos por su
seriedad y buena administración, para que realizaran esta función (Hch. 6:1-
4).
- El apóstol Pablo era conciente de las tentaciones que ofrece el manejar los
dineros de la congregación, y prefirió que la iglesia local de Corinto
designara a un grupo de hermanos de confianza para que llevaran los
donativos recogidos a la Iglesia de Jerusalén (1 Cor. 16:1-4).

Es recomendable que la Iglesia local escoja a creyentes idóneos para que se encarguen
de manejar los asuntos administrativos de la misma. Los pastores deben ocuparse en lo
que les corresponde por instrucción divina. Debemos evitar que los pastores se ven
obligados a gastar sus energías en manejar asuntos materiales de la Iglesia.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 62

VI. MEMBRESÍA DE LA IGLESIA

Sin miembros no hay Iglesia. Sin ovejas no se necesita pastor. En nuestra definición de
Iglesia decíamos que esta es la “asamblea compuesta por personas que han sido
llamadas por el Evangelio de Cristo para apartarse del mundo, andar en novedad de vida
y glorificar a Dios”. Solamente cuando hay un grupo de personas con estas
características especiales, las cuales se unen por un mutuo acuerdo de vivir en
obediencia total a la Palabra de Dios, podemos hablar de Iglesia. No importa si son 10 o
son miles. Si ellos reconocen la autoridad de Cristo, son una iglesia. No podemos hablar
de Iglesia, ni de pastores, cuando no hay miembros.

¿Hablan las Escrituras sobre la membresía de la Iglesia? Esto es importante que lo


tengamos bien claro. Porque una iglesia bíblica es aquella que está organizada conforme
a la mente de Cristo. No se trata solamente de crecer y crecer en el número de
asistentes, sino que las Iglesias locales deben tener un crecimiento integral, conforme al
modelo que el Señor nos dejó a través de los apóstoles.

- La Biblia habla de la membresía de la Iglesia. Efesios 4:25: “Por lo cual,


desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 63

somos miembros los unos de los otros.” Efesios 5:28-32: “Porque somos
miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.”
- La Biblia habla de la supervisión pastoral sobre los miembros. Hch. 20:28-
32: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu
Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual
él ganó por su propia sangre. 29Porque yo sé que después de mi partida
entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.
30
Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas
para arrastrar tras sí a los discípulos. 31Por tanto, velad, acordándoos que
por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a
cada uno. 32Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su
gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los
santificados.”
- La Biblia habla de la disciplina en la Iglesia (sobre los miembros). Mateo
18:15-18 “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú
y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. 16Mas si no te oyere, toma
aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda
palabra. 17Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia,
tenle por gentil y publicano. 18De cierto os digo que todo lo que atéis en la
tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será
desatado en el cielo.”
- La Biblia habla de unirse (hacerse miembro) a la Iglesia. Hch. 2:40-42: “Y
con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos
de esta perversa generación. 41Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42Y
perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros,
en el partimiento del pan y en las oraciones.”
- La Biblia habla de que la Iglesia Aumentaba en Número (de miembros), es
decir, tenían una lista de miembros. Hch. 5:12-14: “Y por la mano de los
apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban
todos unánimes en el pórtico de Salomón. 13De los demás, ninguno se atrevía
a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. 14Y los que
creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de
mujeres.”

He insistido hasta la saciedad que todo verdadero creyente en Cristo es llamado a


hacerse miembro en una asamblea local. Es mas, como un resultado automático de su
conversión anhelará congregarse con sus hermanos renacidos. La Biblia nunca presenta
al verdadero cristiano llevando su vida espiritual aislado o separado del resto del cuerpo.
Los discípulos de Cristo, después de la ascensión, se mantuvieron en comunión,
esperando la promesa del Espíritu Santo (Hch. 1:12-14). Ellos sabían que el plan de
Jesús para todos sus seguidores era que se mantuvieron unidos (Juan 17:20-23), como
un solo cuerpo. No se trataba de una unidad espiritual o invisible, como algunos han
planteado, se trata de la unión visible y real en comunidades locales, como sucedió
después de Pentecostés, cuando la Iglesia local de Jerusalén creció enormemente y sus
miembros fueron enviados a otros lugares para sembrar la semilla del Evangelio. Todas
las personas que, en Jerusalén, fueron salvadas mediante la predicación del verdadero
evangelio por los apóstoles, fueron añadidos, es decir, se hicieron miembros, de la
Iglesia local de Jerusalén (Hch. 2:40-42). Los nuevos creyentes entendieron el principio
de la unidad en asambleas locales a tal punto que “tenían todas las cosas en común”
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 64

(Hch. 4:32-35). Los verdaderos discípulos de Cristo se reunían con todos los que
conformaban la asamblea o iglesia local de Jerusalén, de tal manera que el resto del
pueblo los podía identificar como creyentes en el nombre de Jesús (Hch. 5:12-13). Pero
no era una unión esporádica, cuando celebraban los cultos, sino que era más fuerte y
ésta consistía en que todos se identificaban como miembros plenos de la Iglesia local,
con derechos y responsabilidades. No era como algunos pretenden hacer hoy,
simplemente asistir a los cultos, sin ninguna responsabilidad ni compromiso. Este no es
el modelo bíblico para el creyente. Cuando se desataron las persecuciones religiosas en
Jerusalén y sus alrededores ¿Cómo identificaban a los creyentes en Cristo? De seguro el
pueblo y las autoridades podían identificarlos porque eran miembros regulares de las
asambleas locales de creyentes, es decir, no practicaban su fe de manera aislada y
solitaria (Hch. 8:1-3). Los perseguidos eran miembros de la Iglesia como dice Hechos
8:1: “En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en
Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los
apóstoles.”

Cuando los apóstoles y el resto de creyentes fueron esparcidos por otras ciudades y
lugares, predicaron el evangelio conforme al mandato de Cristo, y en todo lugar
establecieron comunidades de creyentes, es decir, Iglesias. Nunca instaron a nadie para
que practicara su cristianismo solitariamente. Cuando se predicó el Evangelio por
primera vez en Samaria, a través de Felipe, los apóstoles enviaron a Pedro y a Juan para
confirmar la obra del Señor. ¿A quiénes fueron ellos? A los nuevos discípulos ¿Cómo
los identificaron? Porque ellos habían conformado una asamblea (Iglesia) en esa ciudad.
Por eso fue sencillo localizarlos y hablarles a todos juntos. No estaban aislados. Cuando
Saulo fue encontrado por el Señor, camino a Damasco, entró a la ciudad y estuvo con
los discípulos de Cristo en esa ciudad. Estos discípulos habían conformado una
asamblea local, así fue como Pablo pudo estar con ellos varios días, aprendiendo las
verdades del Evangelio. Al poco tiempo, después de Pentecostés y la conversión de
Pablo, el evangelio se había extendido por toda Judea, Galilea y Samaria. Pero nos
convertidos no andaban de manera solitaria sino que se unían para conformar iglesias
locales (Hch. 9:31). Las Iglesias locales disfrutaban de paz y tranquilidad, por algún
tiempo. Estas Iglesias locales habían sido conformadas por los creyentes o discípulos de
Cristo. Nadie mas formaba parte de estas iglesias. Los creyentes de Antioquia también
entendieron que debían unirse para conformar una Iglesia local y así fue que lo hicieron,
recibiendo allí, por primera vez, el nombre de Cristianos, con el cual se designó a todos
los creyentes en el Evangelio de Jesucristo.

Si revisamos el testimonio de todo el Nuevo Testamento encontraremos muchos


ejemplos de la membresía en la Iglesia local. Los apóstoles se encargaron de organizar a
estas comunidades de creyentes en todos los lugares. Ellos debían ser admitidos
conforme a ciertos requisitos esenciales como la fe en Cristo, el bautismo y el sincero
deseo de identificarse con los otros discípulos. También tenían responsabilidades como
el participar de los cultos, la Santa Cena, la oración, la extensión del evangelio, el amor
mutuo, la ayuda a los demás, servir en algunos oficios, ejercer los dones, andar
conforme a los principios de santidad bíblicos etcétera. Pero los miembros también
tenían muchos privilegios como ser ministrados por la predicación de la Palabra a cargo
de los pastores y predicadores ordenados para ello, ser confortados y ayudados en sus
momentos de dolor, ser disciplinados y muchos privilegios más. “El discipulado, el
bautismo y ser miembro de una iglesia están íntimamente relacionados en la Gran
Comisión. El discipulado, por tanto, demanda el bautismo, ser miembro de una iglesia y
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 65

la sumisión a los ancianos-maestros de la iglesia. Ser miembro de una iglesia presupone


y demanda un discipulado que se manifiesta en obediencia al Señor.”63

Necesitaríamos escribir otro libro para poder abarcar todo el consejo de Dios respecto a
la membresía en la Iglesia local, pero, creo, que con los testimonios bíblicos anteriores
sea suficiente para demostrar este principio.

Ahora, ¿quiénes pueden ser recibidos como miembros en una Iglesia local?

Requisitos para la membresía en una iglesia bíblica

El asunto de los requisitos para la membresía en la Iglesia local ha generado ciertas


discusiones y controversias, y algunas, con justas razones, entre los teólogos de diversas
corrientes cristianas. Pero esto no debe estorbarnos para encontrar ciertos principios
básicos en las Escrituras. Definitivamente debemos conocer cuáles son los requisitos
esenciales que Cristo y los apóstoles establecieron para recibir a una persona como
miembro de la Iglesia local. Recordemos que la Iglesia no es un club social, es decir, no
recibimos a las personas por que tengan una determinada posición social, o porque sea
altruista, o porque nos caiga bien, o porque sea miembro de nuestra familia. No
recibimos a los miembros por su ciudadanía terrena, situación económica, color de piel,
estudios académicos o por ninguna otra razón parecida. La Iglesia local no es una
sociedad familiar, sectaria, racial o económica. Ella es el cuerpo de Cristo, es la
sociedad de los salvados, de los regenerados, de los llamados a la santificación en Cristo
Jesús. La Iglesia es la sociedad cristiana de los que han sido lavados y comprados por la
sangre del Cordero de Dios. Es el templo del Espíritu Santo y la Casa de Dios. Ella es
columna y baluarte de la verdad. Esto implica que debemos ser muy cuidadosos a la
hora de recibir los miembros de ella. Aunque nuestra imperfección no nos permita
escudriñar con plena certeza y seguridad la obra de fe en cada persona que solicita
membresía en nuestras comunidades locales, no obstante, debemos ser diligentes en
aplicar todos los principios que encontramos en las Escrituras, de tal manera, que
estorbemos la entrada de personas no regeneradas, de lobos rapaces vestidos de ovejas y
de engañadores a nuestras iglesias locales.

1. Requisito Espiritual: Verdadera conversión. No podemos recibir a


ninguna persona como miembro de la Iglesia a menos que haya hecho
una profesión de fe creíble. Aunque los pastores y líderes de las iglesias
no tienen la capacidad de discernir con total seguridad la sincera
conversión de una persona, es deber de ellos, cerciorarse que el
candidato a miembro comprende las verdades esenciales del Evangelio,
de su situación apartada y rebelde contra Dios, de su necesidad de Cristo
como Salvador y Señor, de su dependencia del Espíritu Santo como
ayudador para crecer mas en Cristo. Esto es muy importante. Aunque
muchas veces esta profesión de fe pueda ser falsificada por algunos. No
me estoy refiriendo a que, si la persona levantó la mano en un culto
evangelístico en señal de conversión, o si firmó una tarjeta diciendo que
creía en Cristo. No me refiero a eso. Mas bien estoy diciendo que el
candidato debe ser interrogado respecto a su comprensión de lo que es el
Evangelio y de su necesidad espiritual de Cristo. Tampoco estoy
diciendo que el conocimiento intelectual de las doctrinas acredite que
63
Waldrom, Samuel. Exposición de la confesión Bautista de 1689. Evangelical Press. Página 322.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 66

alguien sea regenerado, pero este conocimiento debe ser esencial para
que una persona realmente sepa lo que es ser un seguidor de Cristo. En el
testimonio que nos presenta Hechos hayamos que las personas unidas a
las iglesias locales eran aquellas que habían aceptado el mensaje del
Evangelio de Cristo y querían ser sus discípulos. Las primeras iglesias
estaban conformadas por aquellos que “perseveraban unánimes en
oración y ruego”, los que recibían con gusto la Palabra predicada, los que
creían. Los miembros de la Iglesia de Roma eran los “amados de Dios,
llamados a ser santos”. Estos se distinguían del resto de los hombres en
que habiendo sido siervos del pecado ahora habían obedecido de corazón
a la forma de doctrina a la cual habían sido entregados, y libertados del
pecado, habían sido hecho siervos de la justicia. Los miembros de la
Iglesia de Éfeso son llamados por Pablo como “los santos y fieles en
Cristo Jesús, quienes habían recibido vida después de estar muertos en
delitos y pecados. El apóstol Pablo manda a la Iglesia de Tesalónica que
se aparten de todo hermano que anduviere fuera del orden. (2 Tes. 3:6).
No podía mantenerse como miembro de la Iglesia alguien que estuviera
en contra de la profesión y la conducta cristiana. El Nuevo Testamento
requiere que los miembros de las iglesias anden en fe, amor, gozo,
esperanza, puesto que ellos son “hijos de Dios”, “herederos de Dios”,
“coherederos con Cristo”, “luz del mundo” y “sal de la tierra”.
“Claramente tales deberes y relaciones presuponen la religión
experimental como base de unión con una iglesia”64. Los miembros de
las iglesias bíblicas son llamados, en el Nuevo Testamento, como:
Discípulos de Jesucristo (Mt. 22:16; Jn. 2:2; Hch. 6:1), santos (Rom. 1:7;
1 Cor. 1:7; 2 Cor. 1:1; Ef. 1:1; Fil. 1:1), Hijos de Dios (Juan 1:13; 3:3; 1
Jn. 3:1), creyentes (Jn. 3:14-15; Rom. 3:24-28; Col. 2:6-7; Hch. 11:2).
Por todo lo anterior es evidente que la membresía de la Iglesia local debe
estar compuesta por personas regeneradas. La confesión de fe de 1689,
hablando sobre el tema de los miembros, afirma lo siguiente: “Los
miembros de estas iglesias son santos por su llamamiento, y en una
forma visible manifiestan y evidencian (por su profesión de fe y su
conducta) su obediencia al llamamiento de Cristo (Mt. 28:18-20; Hch.
14:22,23; Ro. 1:7; 1 Cor. 1:2, 13-17) y voluntariamente acuerdan andar
juntos, conforme al designio de Cristo, dándose a sí mismos al Señor y
mutuamente, por la voluntad de Dios, profesando sujeción a los
preceptos del evangelio. (Hch. 2:41,42; 5:13,14; 2 Co. 2:6-8).
2. Requisito ceremonial: Bautismo. El Nuevo Testamento presenta a una
Iglesia que bautizaba a todos aquellos que se identificaban como
seguidores de Jesús. Su ingreso a la familia de Dios, o a la asamblea
local, estaba marcada por el símbolo del bautismo. “Así que, los que
recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como
tres mil persona.” (Hch. 2:41). Todo aquel que profesaba fe en la Palabra
del Evangelio debía ser bautizado y así era añadido a la comunidad local
de creyentes. “Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir
el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu
Santo también como nosotros?” (Hch. 10:47). Todos los que eran
injertados por el Espíritu Santo al cuerpo de Cristo, debían ser bautizados
con agua como señal externa de su nuevo estado espiritual. Otros pasajes
64
Harvey, D.D. La Iglesia. Ed. Clie. Página 27.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 67

que presentan a la iglesia bautizando a los nuevos miembros: “Y Crispo,


el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y
muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados” (Hch. 18:8),
“Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús”
(Hch. 20:5). Jesús ordenó a su Iglesia que enseñe el Evangelio (haga
discípulos) y que éstos sean bautizados (Mt. 28:19). “Pero cuando
creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el
nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres” (Hch. 8:12).
3. Requisito Organizacional: Acuerdo y compromiso voluntario con las
políticas de la Iglesia. La confesión de fe de 1689, respecto a la
membresía dice: “Voluntariamente acuerdan andar juntos, conforme al
designio de Cristo, dándose a sí mismos al Señor y mutuamente, por la
voluntad de Dios, profesando sujeción a los preceptos del evangelio
(Hch. 2:41,42; 5:13,14; 2 Co. 9:13)” (Cap. 26, Párrafo 6). Este requisito
es muy importante debido al carácter comunitario de la Iglesia. Es un
grupo de personas unidas en la hermandad producida por Cristo en sus
corazones. Van a compartir juntos la adoración colectiva, la disciplina, el
amor mutuo, el compañerismo, y muchas cosas más. Para ello es
necesario que todos sus miembros se identifiquen unánimemente con las
políticas y reglas de la iglesia local. Si algunos miembros son recibidos, a
pesar de su inconformidad con la política interna de la Iglesia, de seguro
que esto desembocará en problemas muy serios, incluso la división
interna. Cuando hablo de políticas internas de cada Iglesia no estoy
afirmando que la Iglesia local es libre de establecer sus parámetros
conforme a los antojos de un líder o de un grupo de personas. NO. La
Iglesia local debe amoldarse a los principios claros que nos dan las
Escrituras, pues, de lo contrario, no será una iglesia apostólica ni bíblica.
Pero, debido a nuestro pecado y las diversas interpretaciones doctrinales
que, en algunos períodos de la Iglesia, se han dado a las Escrituras, hoy
día tenemos muchas y variadas líneas teológicas y cúlticas que
distinguen a nuestras comunidades. Aunque debo apresurarme a aclarar
que solamente podremos considerar iglesias bíblicas a aquellas que se
mantienen fieles en las doctrinas fundamentales del cristianismo, aunque
haya divergencias en algunos aspectos de menor trascendencia. Debido a
esta variedad, y con el ánimo de no tener una Iglesia cuyos miembros
disienten en asuntos doctrinales, aunque no sea en temas fundamentales,
es importante que los líderes de la iglesia local hagan un examen a los
candidatos que vienen de otras comunidades cristianas. El candidato
debe identificarse totalmente con la interpretación doctrinal de la iglesia
y todas sus políticas, de lo contrario, los miembros recibidos con
algunos desacuerdos, podrán generar ambientes de inconformidad, y,
posiblemente, dividirán a la comunidad local. Aunque esto no debe
impedir que, si un creyente que viene de otra comunidad cristiana y
desea conocer nuestros principios doctrinales, reciba la enseñanza
apropiada para que conozca por qué creemos lo que creemos. Pero, si
después de habérsele explicado y sustentado bíblicamente el fundamento
de nuestra interpretación doctrinal y política interna, y el solicitante
persiste en su tradición anterior, no debe ser aceptado como miembro
sino que se le debe recomendar otra iglesia de igual doctrina y práctica
que la de él. Pero si se presenta la situación de ausencia de otras
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 68

comunidades cristianas en la ciudad o población, a donde pueda acudir


este cristiano que viene de otro lado, puede ser recibido como asistente,
con el compromiso de callar frente a las interpretaciones o políticas que
no comparta con la comunidad local.

Es necesario presentar algunas recomendaciones especiales para la recepción de los


miembros que vienen de otras iglesias locales:

- Los pastores o ancianos de la iglesia receptora deben, si es posible, dialogar


con el pastor de la iglesia de la cual procede el candidato a miembro, con el
fin de conocer las razones exactas de su salida. Hoy día se vive una crisis
eclesiástica en la cual un grueso de la población cristiana tiene en poca
estima a la iglesia local. Esto se evidencia en las actitudes que muchos
asumen cuando son disciplinados o amonestados por la iglesia, algunos se
van de esa comunidad y buscan otra. Todos los pastores debemos amar a la
Iglesia de Cristo y esto implica respeto por las decisiones disciplinarias que
otras iglesias locales determinan para sus miembros. Cuando una iglesia
local recibe como miembro a alguien que salió de la otra comunidad por
asuntos disciplinarios, está desconociendo la autoridad que Cristo le ha dado
a la Iglesia, y por ende, ellos mismos pierden autoridad. Debemos ser muy
cuidados en no recibir creyentes resentidos de otras comunidades.
- A todo creyente que solicite membresía, y viene de otra iglesia local, se le
debe exigir carta del pastor de la otra iglesia. Y de la misma manera, si un
miembro tiene que irse de nuestra comunidad se le debe entregar una carta de
recomendación y testimonio. Si practicáramos esto evitaríamos muchos
peligros en nuestras comunidades. Conozco algunos casos donde las iglesias
abrieron sus puertas a supuestos creyentes que venían de otras ciudades,
mostraban una gran piedad, eran dados a la oración y al ayuno, muy pronto
ganaron la confianza y el respeto de la iglesia, pero todo era un plan para
sacar algún provecho personal, defraudar, y después irse de la iglesia para
engañar a otra. No seamos tan ingenuos. El deseo de crecer numéricamente
nos ha llevado a cometer muchos errores. Cuando recibimos a un miembro
que viene de otra iglesia, y no investigamos las razones de su salida,
podremos estar patrocinando pecados muy graves que no quisieron
reconocer en otro lado.

Deberes y responsabilidades de los miembros de la Iglesia

El propósito por el cual un grupo de creyentes o discípulos se unen a través de un mutuo


acuerdo, para conformar una asamblea local, es el de glorificar a Dios mediante el
cumplimiento de todas las designaciones que Cristo ha dado para estas asambleas. Esto
implica que todos los miembros deben asumir ciertas responsabilidades que permitan la
continuidad de la comunidad y el desarrollo del evangelio en su localidad. Los
miembros de la iglesia deben comprometerse a:

- Asistir a las reuniones y celebraciones designadas. Especialmente guardar el


día del Señor.
- Apoyar en lo económico para el sostén del ministerio, del edificio y otros
asuntos necesarios.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 69

- Promover la edificación y la paz. Ejercer los dones que haya recibido del
Señor, con humildad y sumisión.
- Apoyar y someterse al liderazgo de la iglesia.
- Orar constantemente por la edificación de la Iglesia
- Conducirse en una vida cristiana piadosa, mediante la devoción personal a
Dios, una vida familiar piadosa, el evangelismo personal, uso de la libertad
cristiana y la separación del mundo.65

Deberes de los miembros para con sus pastores.

“Es la voluntad y señalamiento del Señor Jesucristo, el Rey y Cabeza de sus iglesias,
que los miembros de la Iglesia se comporten con sus pastores, como sus siervos
elegidos, que vienen en Su nombre, llevan Sus mandamientos, y llevan a cabo Sus
negocios; y quienes deben ser tratados, en todos los aspectos, en una manera que
corresponda a su oficio. En un sentido subordinado, ellos son embajadores de Cristo, y
deben ser recibidos y estimados en una manera que corresponda con la autoridad y la
gloria de Aquel que los comisiona. Cualquiera que los ignore, insulte o descuide, en la
descarga de sus deberes oficiales, desobedece y rechaza a su Divino Maestro, quien
resentirá intensamente todas las injurias hechas a ellos. Aquellos que entretienen
pensamientos bajos del oficio pastoral, y desdeñan su ministerio que hablan con rechazo
de sus ministros, que levantan un espíritu de resistencia a sus consejos, advertencias y
reproches, ciertamente los rechazan, y no solo a ellos sino también a Aquel que los
envió! Y por tal conducta ellos seguramente incurrirán en gran desagrado a Cristo (Luc.
10:16; 1 Ts. 4:8; 5:12,13).”66

Aunque el Nuevo Testamento no nos presenta a los pastores u obispos como una casta
especial de sacerdotes, sino que son siervos llamados de entre los miembros de la
Iglesia, lo cierto es que la Biblia insiste en que todos debemos darles honor, respeto y
admiración por la labor que realizan. La Biblia, por enseñanza o testimonio, nos enseña
que los miembros de las Iglesias locales deben a sus pastores:

- Sumisión a su autoridad escritural. Somos instados a acordarnos de nuestros


pastores (Heb. 13:7), obedecerles y sujetarnos a ellos, porque velan por
nuestras almas (Heb. 13:17), ya que ellos se han dedicado al servicio de los
santos, es necesario someternos a su autoridad espiritual ( 1 Cor. 16:15,16).
- Honor, estima y amor especial. Pablo manda que los ancianos deben ser
tenidos como dignos de doble honor (1 Tim. 5:17), ellos deben ser
reconocidos como los que presiden en el Señor y se les debe tener en alta
estima y amor por causa de su obra (1 Tes. 5:12,13).
- Asistencia a los cultos y predicaciones. Es necesario respaldar a nuestros
pastores asistiendo a los servicios que oficia para la gloria de Dios. Todo
verdadero pastor sufre cuando ve los asientos vacíos de algunos de los
miembros, que prefieren quedarse en casa, y no asisten a los cultos.
- Oración fervorosa. El trabajo pastoral requiere de una gracia especial del
Señor. Las oraciones de los miembros se convierten en un férreo baluarte y
sostén para que los pastores puedan continuar ejerciendo sus labores con el
65
Bosquejo presentado por el pastor Greg Nichols en su conferencia sobre la Eclesiología durante el mes
de Febrero de 2004, en la Iglesia Bautista de la Gracia, Santiago Rep. Dominicana.
66
John Angel James, El deber de los miembros de la iglesia a sus pastores. Edición resumida del libro
original en inglés “Comunión Cristiana, o la guía de los miembros de la Iglesia” publicado originalmente
en Junio de 1882 en Londres. Publicaciones de la Gracia. Santiago (Rep. Dominicana).
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 70

poder del Señor. Requieren fortaleza espiritual, mental, emocional. Sus


predicaciones deben estar bañadas por el poder de la oración. El apóstol
Pablo siempre pedía a los miembros de las iglesias que oraran por él, para
que cumpliera su ministerio, para que la palabra predicada corriera y fuera
glorificada, para que Dios le librara de hombres perversos y, en fin, para que
Dios le ayudara en todas las cosas (2 Cor. 1:11).
- Guardar, proteger y promulgar la buena reputación del pastor. Aunque los
pastores falsos deben ser denunciados, es deber de los miembros proteger la
buena honra de sus pastores bíblicos. Nunca deberán abrir sus labios para
juzgarlos o criticarlos, sino que defenderán su honor. Cuando se ha
comprobado un pecado especial o la falsedad de un hombre que fue
ordenado como pastor, esto debe ser juzgado por la iglesia en pleno, con la
presencia de otros ministros o ancianos, pero nunca debemos apresurarnos a
demeritarlos. Son siervos del Dios viviente.
- Apoyarlos económicamente. Pablo ordena que los que son enseñados en la
Palabra, hagan partícipe de toda cosa buena al que lo instruye (Gál. 6:6), los
que predican el Evangelio deben ser sostenidos por los que creen en el
evangelio (1 Cor. 9:7,14). Si ellos se dedican exclusivamente a los deberes
de su oficio, entonces deben ser recompensados económicamente para el
sustento de ellos y de su familia (1 Tim. 4:13,15; 2 Tim. 2:4).

Ventajas de estar unidos como miembros oficiales a una iglesia local

Algunas personas, por diferentes razones, tratan de llevar su cristianismo de una manera
privada, sin hacerse miembros de una iglesia cristiana formalmente. Unos no se unen
por traumas ocasionados en iglesias donde anteriormente se congregaban y sufrieron los
abusos de un pastor dictador o, de alguna manera, fueron abusados. Otros no se unen a
una iglesia local porque temen ingresar a un grupo sectario, o porque sospechan de los
pastores que utilizan la fe de las personas para sacar provecho económico, popularidad y
algunos logros políticos. Aunque debe tenerse mucho cuidado a la hora de tomar una
decisión tan importante, como es el hacerse miembros de una iglesia local, esto no debe
ser razón para aislarse. Recordemos que el cristianismo debe vivirse en las comunidades
o asambleas locales constituidas por Cristo. La fe bíblica siempre está relacionada con
la vivencia de un pueblo redimido por Cristo. A continuación quiero presentar algunas
de las razones y ventajas por las cuales todo creyente debe procurar hacerse miembro de
una iglesia local bíblica:

- El Señor Jesús se encarga personalmente de cuidarla, amarla y protegerla.


¡Qué privilegio!
- El Señor la edifica a través de los dones espirituales. Estos dones no son
dados para el provecho individual de los creyentes, sino para el beneficio
colectivo.
- Los dones de pastor u obispo fueron dados para cuidar de las ovejas
(miembros). Sus predicaciones, que son exposiciones de la Escritura,
realmente conducen a un crecimiento constante a los creyentes. Pero el
cuidado pastoral solamente está autorizado en el contexto de una iglesia
local. No es lo mismo escuchar predicaciones a través de la televisión,
Internet o la radio (lo cual no es indebido, siempre y cuando no reemplacen
la asistencia a los cultos), que el estar siendo pastoreados directamente por
los siervos que el Señor mismo ha dado a la Iglesia. Las ovejas que forman
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 71

parte de un redil (iglesia local), y tienen a un verdadero pastor, autorizado


por Cristo, serán guiadas a los tiernos pastos y beberán de un manantial
cristalino.
- Solamente en el contexto de la iglesia local podemos ser bendecidos con los
medios de gracia, como las ordenanzas. El bautismo nos identifica como
hijos de Dios, beneficiarios del pacto de Gracia, regenerados y discípulos de
Jesucristo (Mat. 28:19). Pero este bautismo debe ser realizado
verdaderamente en el contexto de la Iglesia local por los ministros
autorizados por Cristo. Otra bendición enorme que solo se puede recibir
siendo miembros de una iglesia local es la comunión o la Santa Cena. Esta
ordenanza dada directamente por Cristo no puede ser celebrada sino en el
contexto del cuerpo local de creyentes. Aunque muchos tiene a la Cena del
Señor simplemente como un rito sin poca trascendencia en la vida cristiana,
realmente su celebración implica grandes consecuencias para todos los
participantes. La Cena involucra al creyente en la verdadera unidad del
cuerpo de Cristo, quien fue dado por Dios como el pan del cielo para salvar a
su pueblo, y unirlo al Salvador, quien es su cabeza. La cena es llamada la
comunión porque al celebrarla nos identificamos como miembros del pueblo
que ha sido redimido por Dios de entre todas las naciones. La cena del Señor
es algo mas que una simple conmemoración, de lo contrario el apóstol Pablo
no insistiría en que los creyentes la celebren después de un previo examen
personal, de hecho, algunas personas en la Iglesia local de Corinto habían
recibido el castigo divino por una participación indigna, y se encontraban
enfermos, mientras que otros habían muerto por la misma razón. Si esas son
las consecuencias negativas, cuanto más grandes serán los beneficios de una
participación sincera y de acuerdo a las instrucciones bíblicas.
- Un miembro de la Iglesia local podrá ser guardado del pecado mediante la
disciplina. Tanto el Señor Jesús como los escritores del Nuevo Testamento
dieron instrucciones para que las iglesias locales, por la autoridad de Cristo y
los apóstoles, ejercieran disciplina sobre sus miembros. Esto evitará que los
no regenerados perviertan la santidad de la Iglesia, puesto que sus malas
obras serán expuestas a la luz; primero con el fin de traerlos a un sincero
arrepentimiento y, segundo, para expulsarlos del seno de la asamblea local, si
hay persistencia en conductas impropias que afectan el testimonio público de
la Iglesia. La disciplina es como el callado del buen pastor que con punta
afilada hiere y aleja a los lobos vestidos de ovejas que entran al rebaño
encubiertamente para causar daño, pero también la disciplina advierte,
reprende, corrige y encamina por la senda de la santidad a toda oveja que
está siendo tentada por el mal. Esta es una preciosa bendición que solo puede
disfrutarse en el contexto de una iglesia local bíblica.
- Si bien es cierto que los creyentes individualmente son llamados a adorar al
Señor en su vida diaria, el mayor gozo del Señor está cuando su pueblo le
adora de una forma corporativa. Tanto el Antiguo Testamento como el
Nuevo de expresan de muchas maneras esta preciosa realidad. La adoración
colectiva en la asamblea local es considerada por las Escrituras como algo
muy bueno y delicioso (Sal. 133:1), porque expresa la armonía del pueblo de
Dios. La adoración congregacional es comparada con el aceite que suaviza
las heridas, pero, de manera especial, representa la abundante presencia del
Espíritu Santo (v.3). La adoración de la iglesia local se convierte en un
espacio en el cual el alma se refresca, así como el Monte de Sión es
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 72

rejuvenecido día a día con el rocío de la mañana (v.3). En esta adoración


grupal, cuya parte principal es la exposición, el Señor se place en rescatar a
los perdidos, dándoles vida eterna por su santo evangelio predicado (v. 4), y
bendice otorgando más vida, en abundancia, a los que ya le conocen. En el
Antiguo Testamento la casa de Dios estaba representada por el templo de
Jerusalén, pero en el Nuevo Testamento la Iglesia (asamblea) es la casa de
Dios. (1 Tim. 3:15). Ya sabemos que la casa de Dios en estos tiempos no es
un templo físico construido de concreto u otros materiales, sino que éste se
encuentra construida con piedras vivas (1 Pe. 2:5), es decir, con personas que
han pasado de muerte a vida por la fe en Jesucristo como Salvador y Señor
(Jn. 6:47). El Salmo 84 debe reflejar el vivo deseo de todo verdadero
creyente, pues, su mayor deleite se encuentra en adorar a Su Señor, el cual ha
prometido su presencia especial en medio de la congregación de los santos
(Mt. 18:20; Ef. 2:21-22).
- Otra ventaja de ser miembro en una iglesia local bíblica es que las oraciones
comunales hayan gran complacencia en el Señor, y todos nos ayudamos
clamando al Salvador por el resto de los hermanos (Mt. 18:19-20; Stg. 5:16;
Ef. 6:18; 2 Cor. 13:7; Col. 1:9). Incluso, en los momentos de dolor y
enfermedad, el miembro de la iglesia, cuenta con las oraciones de sus
pastores o ancianos (Stg. 5:14).
- El miembro de una iglesia bíblica será guardado del error doctrinal. Gran
peligro rodea al creyente que decide estar por fuera de la membresía en una
iglesia local, su mente queda expuesta a toda clase de error doctrinal, pues,
habita en medio de un mundo religioso lleno de gran confusión, un mundo
donde han salido muchos falsos profetas (Mt. 7:15; 24:11,24; Hch. 13:6; 2
Ped. 2:3; Hch. 20:29; 1 Tim. 4:1-2; Tit. 1:11; Mt. 24:24). Pero los miembros
de una iglesia bíblica son guardados por el Señor a través del ministerio de
los pastores-maestros, quienes tienen la responsabilidad de ocuparse,
primordialmente, en la lectura, la exhortación y la enseñanza (1 Tim.
4:13,15), con el fin de edificar a los santos, evitando que sean víctimas de las
falsas doctrinas y los lobos que se disfrazan de ovejas (Hch. 20:26-32; 2 Ts.
2:15; 1 Ti. 1:3,10; 4:6,16; 2 Ti. 3:18; Ti. 2:1). El conjunto de la Iglesia local
ofrece protección para impedir el avance de la herejía y el engaño, siempre y
cuando se mantengan firmes en la suficiencia de las Escrituras (1 Cor. 14:6;
2 Tes. 2:15; 2 Jn. 9).
- Solo a través de la Iglesia local podrá poner al servicio de la comunidad
cristiana los dones que le han sido dados por el Señor para la edificación de
Su pueblo. Estos dones no son para el beneficio individual, sino el colectivo.
Los dones se complementan unos con otros, y es necesario probarlos para
ver si son reales y vienen del Espíritu de Dios.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 73

VII. EL EJERCICIO DE LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA

Antes de analizar este tema quiero provocar en los lectores una profunda y sincera
preocupación por el tema de la disciplina en la Iglesia, tomando, textualmente, las
palabras de Daniel E. Wray:

En nuestra endurecida y apóstata época, es necesario que la iglesia sea llamada a


volver a la doctrina neotestamentaria de la disciplina de la iglesia. En nuestros días, la
iglesia se ha vuelto tolerante con el pecado, aún y cuando éste sea encontrado en su
propia gente. Esto traerá la ira de Dios sobre las iglesias que sean indiferentes acerca
de su santidad. Las iglesias modernas parecen estar más dispuestas a ignorar el pecado
que a denunciarlo, y más dispuestas a violar la ley de Dios que a proclamarla. Es un
hecho lamentable que muchas iglesias se rehúsan a tomar el pecado seriamente.
Nosotros no tenemos el derecho de dialogar con Dios respecto al pecado. Este fue el
error de Eva. Las sugerencias del tentador debieron haber sido rechazadas
inmediatamente; pero al contrario, fueron discutidas (Vea Gén. 3:1-5). Esta discusión
fue comprometedora y pecaminosa. La iglesia no puede estar en pie delante de sus
enemigos mientras ignore el pecado en sus propias filas (Vea Josué 7:1-26).
Hoy en día la iglesia enfrenta una crisis moral al interior de sus propias filas. Su error
en no tomar una posición firme en contra del pecado (aún en su propio medio), y su
tendencia a estar preocupada por lo que es conveniente, más que por lo que es
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 74

correcto, han robado de la iglesia su poder y su integridad bíblica. Es cierto que,


históricamente, la iglesia se ha equivocado algunas veces en el asunto de la disciplina,
pero hoy en día el problema es francamente un problema de descuido y negligencia.
Sería muy difícil mostrar otra área de la vida cristiana, que sea más comúnmente
ignorada por las iglesias evangélicas modernas, que la disciplina de la iglesia.67

Las Iglesias locales, siendo expresión verdadera de la Iglesia de Cristo, han recibido la
autoridad divina para ejercer disciplina entre sus miembros. “Entendemos por disciplina
la acción que la Iglesia local se ve obligada a tomar con alguno de sus miembros,
cuando éste rehúsa apartarse de un grave error doctrinal o de un pecado notorio y
escandaloso. La disciplina es algo necesario para preservar el testimonio y la pureza de
una Iglesia.”68

La palabra disciplina se deriva del latín “disco” que, literalmente, significa: “Yo
aprendo”. De esta palabra se desprenden los términos “discípulo”, “aprendiz”,
“disciplina”, “enseñanza” y “sumisión”. El Señor Jesús mira a su Iglesia como una
asamblea disciplinada, donde todos son discípulos y desean crecer hacia la madurez. La
ética cristiana debe gobernar las relaciones entre los creyentes. Los principios
establecidos por la Ley de Dios son una norma que delimitan el buen mantenimiento de
las relaciones personales, y, especialmente, la obediencia a Dios. Estas leyes actúan
como una norma preventiva, pero también establecen códigos de ética correctiva.

Ningún miembro de la Iglesia de Cristo debe rechazar o considerar en poca cosa la


disciplina eclesiástica. Jesús la autorizó expresamente para que ejerciera esta labor
correctiva. Primeramente a través de las constantes exhortaciones por la Predicación de
las Escrituras y, segundo, por la acción comunal para sacar el error de ella. Muchos
tienen en poca cosa la disciplina de la Iglesia local, y sin son objetos de ella, prefieren
irse de la misma para otra iglesia, antes que ser corregido. Pero, tanto el que se va de la
iglesia por causa de la disciplina, como el ministro que le recibe en la otra iglesia, no
tienen ni idea del grave pecado que cometen. “Quienes desprecian o desobedecen las
normas disciplinarias de la Iglesia, no pueden pretender apelar a otro tribunal;
sencillamente, desprecian y desobedecen a Dios mismo.” 69 En Mateo 18:18, el Señor
Jesús, dio autoridad especial a la iglesia local para disciplinar a sus miembros, y esto
será tan reconocido por Dios que él toma nota de esa disciplina en el cielo: “De cierto
os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis
en la tierra, será desatado en el cielo.” Esta frase está dicha en el contexto de la
disciplina eclesiástica. En el versículo 15, Jesús presenta el caso de una ofensa cometida
de un hermano para con otro, el hermano ofendido debe hablar con el causante de la
ofensa para buscar el reconocimiento del pecado y el consecuente arrepentimiento, con
el fin de reestablecer el perfecto orden en las relaciones de la Iglesia. El versículo 16
indica que, en caso de una falta de reconocimiento del pecado, busquen a dos o tres
hermanos de buen testimonio en la Iglesia, pero si ante ellos no hay un reconocimiento
del pecado, entonces el caso debe ser llevado a la Iglesia (es decir, a la asamblea local).
La Iglesia reunida con sus miembros, ancianos y diáconos, dirimirán el asunto, y si el
hermano ofensor no reconoce su falta, y se ha comprobado su culpa, entonces debe ser

67
Wray, Daniel E. La Disciplina bíblica de la Iglesia. CD Biblioteca Puritana. Iglesia Bautista de la
Gracia. Página 2.
68
Lacuela, Francisco. La Iglesia, cuerpo de Cristo. Ed. Clie. Página 231.
69
Henry, Matthew. Comentario Bíblico (Obra completa). Ed. Clie. Página 1152.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 75

excomulgado de la misma. Su expulsión de la asamblea local significa que esta persona


ha sido “atada,”70 tanto en la tierra, como en el cielo. De la misma manera, cuando el
creyente arrepentido es restituido a la comunión de la iglesia local, es “desatado” en la
tierra, y así es aceptado en el cielo. “La solemne introducción indica que el Señor
consideraba y todavía considera la disciplina, en la forma descrita en 8:15-18, como un
asunto muy importante. Su descuido significa la destrucción final de la iglesia como
medio poderoso para difundir la luz del evangelio entre sus miembros y entre los
inconversos.”71

La disciplina en la Iglesia debe ser ejercida debido a varias razones:

- La Iglesia debe glorificar a Dios obedeciendo sus mandatos o preceptos. Un


gobierno eclesiástico correcto es requerido para que la congregación pueda
glorificar a Dios. Pablo anima a los ancianos que gobiernan bien,
reconociéndoles su honor especial (1 Tim. 5:17). Un buen gobierno de la
Iglesia incluye la disciplina, pues, Cristo la ha ordenado y también los
apóstoles (Mat.18:15-19; Rom.16:17; 1Cor. 5; 1Tes. 5:14; 1Tes. 3:6-17;
1Tim. 5:20, 6:3; Ti.1:13, 2:15, 3:10; Apo.2:2,14,15,20).

- Recordemos que uno de los propósitos de la disciplina en la Iglesia es


rescatar a los ofensores. El verdadero amor cristiano conduce a la disciplina.
Si un creyente es dejado en su pecado por un supuesto amor hacia él,
realmente estamos mostrando falta de amor verdadero hacia él. La disciplina
busca la corrección y la restauración. Al momento de aplicarla causa dolor,
pero después produce fruto de vida (Hebreos 12:11). No solo debemos orar
por el ofensor sino que es necesario tomar acciones disciplinarias que le
lleven a un sincero arrepentimiento. Pero aunque la disciplina implique la
excomunión, siempre debemos dejar que el amor cubra todas esas acciones.
Aunque su pecado haya hecho daño al testimonio de la Iglesia, no lo
debemos ver como enemigo, sino como un hermano (2 Tes. 3:15).

- Conservar la pureza y santidad de la Iglesia. Si bien es cierto que la Iglesia


militante no es perfecta, a causa de las imperfecciones de sus miembros, no
obstante, ella está obligada a buscar los medios para el crecimiento espiritual
de todos, y esto involucra el ejercicio fiel de la disciplina.

- Amonestar a otros por sus pecados. Cuando la disciplina es aplicada el resto


de la congregación es reprendida y advertida por sus pecados.

70
Gracias a los modernos movimientos neocarismáticos en la Iglesia latinoamericana se ha dado una
errónea interpretación, y en consecuencia un mal uso, a los términos “atar” y “desatar” utilizados por
Cristo en este pasaje. Algunos cristianos creen que ellos tienen el poder en su lengua para atar y desatar
enfermedades, problemas o bendiciones en los demás. Esto es un concepto pagano ligado a los postulados
de la Nueva Era. Solo Dios tiene el poder para hacer o crear cosas con sus palabras. Este pasaje, dado en
el contexto de la disciplina eclesiástica, se refiere a la autoridad que tiene la Iglesia local, como un
organismo vivo y templo del Espíritu Santo, para juzgar asuntos de conducta y doctrina, y, si es necesario,
expulsar a una persona de su membresía. El hecho de expulsar (o también prohibir algo) Jesús lo
denomina con la palabra “atar” y, cuando una persona es restituida a su lugar entre la asamblea local,
entonces se le ha “desatado”. Estas palabras corresponden a la terminología utilizada por los rabinos en su
tiempo y significan “declarar prohibido o permitido, y de ahí para quitar o imponer una obligación”.
(Diccionario Teológico del N.T. Libros Desafío. Página 150).
71
Hendriksen, William. Mateo. Libros Desafío. Página 736.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 76

- Evitar que el castigo de Dios y su disciplina venga sobre toda la


congregación. El pecado de un solo miembro, cuando no es disciplinado,
puede ser causa del desagrado del Señor sobre toda la congregación.
Recordemos las escenas trágicas sobre Israel por tolerar el pecado de algunos
de sus miembros. Todos fueron disciplinados. El Señor mira a sus Iglesias
constantemente y le advierte de no tolerar los pecados de sus miembros.
(Vea las cartas a las Siete Iglesias en Apocalipsis)

La disciplina en la Iglesia debe ser ejercitada de diferentes maneras:

1. Por medio de la sana exhortación pública a través de la predicación de la Palabra. 1


Tim. 1:3; 4:12-13; 5:1-2; 2 Tim. 2:24-26; 3:16-17; 4:1-2. La Palabra de Dios, fielmente
predicada, tiene el poder de revelar el pecado del corazón humano, por muy escondido
que éste se encuentre, y ella, por la aplicación del Espíritu Santo, aparta al creyente de
su rebeldía. Una Iglesia necesitará ejercer menos disciplina correctiva entre mas
predique la Palabra con fidelidad. Recordemos que no todos los asistentes o miembros
de la Iglesia realmente han tenido una obra de regeneración, algunos habrán adoptado la
cultura cristiana, pero su corazón seguirá siendo rebelde. Es por eso que toda
predicación en la Iglesia debe contener el Evangelio y un llamado para el sincero
arrepentimiento.

2. Por medio del consejo privado. Mateo 5:23-24; 18:15-18. Nunca se debe llevar el
caso de pecado u ofensa de un hermano al conjunto de la Iglesia sin antes tratar de
llevarlo al arrepentimiento en privado.

3. Por medio de la acción congregacional pública. 1 Cor. 5:1-13; 2 Tes. 3:6. Cuando se
trata de pecados públicos que afecten el buen nombre de la Iglesia, debe ejercitarse una
disciplina pública, siempre con amor. Esta disciplina tiene como fin el fomentar un
arrepentimiento sincero, o la excomunión del miembro si persiste en su falta.

La disciplina debe ser ejercitada por la Iglesia local. Ella tiene la autoridad de Cristo
para hacerlo. En Mateo 18:15-20 Jesús afirma que las decisiones disciplinarias de la
Iglesia local son tenidas como valederas en el cielo. Esta disciplina debe ser realizada de
acuerdo a la Palabra de Dios y la guía del Espíritu Santo. Los pastores o ancianos son
los encargados de ejecutarla, toda vez que ellos han sido ordenados para ello por la
congregación.

Es importante resaltar el aspecto preventivo de la disciplina. Una iglesia saludable con


pastores o ancianos que cumplen fielmente los deberes de su oficio, predicando y
exponiendo las Escrituras de manera sistemática y clara, evitarán en gran manera tener
que utilizar la disciplina correctiva para con los miembros. Como dice Harvey: “La
disciplina incluye todos los expedientes, por los cuales una iglesia, que tiene el cuidado
de almas, educa a sus miembros para el cielo; tales como su instrucción pública y
privada en el evangelio, el mantenimiento de reuniones sociales para su edificación o
consuelo, y en general el cultivo de un espíritu adaptado para despertar y mantener la
vida cristiana. En todo esto se encuentra el poder principal de una iglesia. Una
condición pura y sana de la vida religiosa en el cuerpo, un espíritu de amor y fidelidad
para con Cristo y la Iglesia, son los medios mas eficaces para asegurar una vida pura en
los miembros individuales; porque entonces la iglesia es un imán espiritual para atraer
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 77

almas a Cristo y a si misma guardarlas.”72

Ninguna Iglesia puede considerar como una opción el ejercer la disciplina preventiva o
correctiva. Recordemos que el carácter santo de la Iglesia, como luz y sal en medio del
mundo, debe conservarse como un estandarte firme e inquebrantable. Cuando la iglesia
es flexible en aplicar los correctivos disciplinarios requeridos por las Escrituras está
permitiendo que la putrefacción del pecado corroa los cimientos de su vocación santa.
“El evitar disciplinar a un miembro de acuerdo al mandamiento de la Palabra de Dios es
en sí mismo un pecado colectivo para toda la asamblea (Vea este principio y fuerte
amonestación en 1 Co.5:1-13).”73 Aunque, algunas veces, disciplinar un pecado
específico en un miembro de la Iglesia puede generar otras complicaciones, de todas
maneras la Iglesia local debe ejercer la disciplina, no puede, ni tiene la autoridad para
declinar este asunto tan importante. “La iglesia que rehúsa ejercer la disciplina, no
podrá demandar el respeto del mundo y tampoco la confianza de sus propios
miembros.”74

La disciplina eclesiástica debe ser realizada bajo un espíritu de amor y consideración.


Por muy grave y dañina que sea la falta cometida, esto no debe ser razón para tratar sin
consideración o misericordia al ofensor. Aunque sea necesario aplicar la más estricta
disciplina por la profundidad del pecado cometido, esto no debe divorciarse del amor
fraterno.

¿Qué faltas específicas deben ser disciplinadas públicamente por la Iglesia?

Este es un asunto muy importante. En el aspecto preventivo es necesario juzgar y


reprender toda clase de pecados, sean estos personales, individuales, colectivos,
internos, externos o de otra índole. La predicación de la Palabra y de la Santa Ley de
Dios es como una disciplina sobre todo pecado. Pero en el aspecto correctivo, es decir,
la disciplina pública, deben tenerse algunas consideraciones: Jesús presenta los
conflictos personales, que no logran solucionarse entre los individuos implicados, y, así,
trasciende a la comunidad. (Mat. 18:15-18); también los pecados cuyo carácter moral
afecta la imagen pública de los miembros de la Iglesia, por ejemplo: adulterio,
fornicación, aborto, borracheras, violencia, codicia, calumnia, robo, etc., (Col. 5:1-13;
Ef. 5:3; 2 Tes. 3:6,11,14-15) y por último los errores doctrinales o desviaciones
heréticas que algunos miembros puedan profesar. Esto debe ser disciplinado puesto que
muy pronto afectará la unidad e integridad de la Iglesia (Ro. 16:17; Gál. 1:6-9; Tit.
3:10-11).

¿Cuándo debe ser levanta la disciplina sobre un miembro de la Iglesia?

Siendo que uno de los propósitos de la disciplina es restaurar al ofensor, la disciplina no


debe quedar como una carga sin fin, sino que, cuando la Iglesia y sus ministros vean que
el creyente disciplinado ha mostrado un sincero arrepentimiento y ha dado la espalda de
manera definitiva sobre el pecado que le condujo a la disciplina, y se ha resarcido el
daño causado, entonces deberán aceptarlo nuevamente en la membresía plena, con todos
72
Harvey, D.D. La Iglesia. Ed. Clie. Página 93.
73
Downing, W. R. La Iglesia Neotestamentaria. (CD BIBLIOTECA PURITANA). Iglesia Bautista de la
Gracia. Página 30.
74
Wray, Daniel E. La Disciplina Bíblica de la Iglesia. CD Biblioteca Puritana. Iglesia Bautista de la
Gracia. Página 3.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 78

los derechos y deberes, en la Iglesia local. Si el creyente disciplinado no muestra un


sincero arrepentimiento y no da la espalda al pecado, o se va de la Iglesia local para
otra, sin que se le levante la disciplina, el tal debe ser tenido como un gentil y de
ninguna manera se le puede levantar la disciplina. La Iglesia deberá seguir orando por él
para que el Señor le rescate de su estado de rebeldía.

Recordemos que la disciplina debe mantenerse o aplicarse sobre los casos de


impenitencia, o falta de arrepentimiento. El creyente debe tener un corazón sensible a la
voz de Dios y acudirá arrepentido ante cualquier amonestación por su pecado.

Para resumir este asunto de la disciplina eclesiástica copio las palabras de Downing
“Existe un propósito múltiple para la disciplina de la iglesia. Se debe hacer con el
motivo de glorificar a Dios mediante la obediencia a su Santa Palabra. El no ejercer la
disciplina cuando las Escrituras lo demandan, deshonra a Dios por la desobediencia (1
Co.5:1-8, 12-13; 10:31). Dios nunca es glorificado por la desobediencia. Un amor
sentimental (es decir, un amor que se deriva de las emociones más bien que del reflejo
del carácter justo y santo de Dios) es pecaminoso si causa que una iglesia se abstenga de
su propia disciplina. La disciplina de la iglesia sirve para el mantenimiento de la pureza
de la iglesia, en la doctrina y en la práctica (Ro.16:17; Tit.3:10-11; 2 Ts.3:6) y es
absolutamente necesaria (cuando la Palabra de Dios y las circunstancias lo demandan).
Además, la disciplina es necesaria para mantener un testimonio piadoso y bíblico en la
comunidad, para la gloria de Dios. Cualquier situación escandalosa o pecaminosa que
llega a ser conocida por la sociedad, trae reproche sobre el nombre y la causa de Cristo.
(Vea el principio de poseer un testimonio apropiado delante de los que están fuera de la
iglesia, 1 Timoteo 3:7.) Finalmente, el propósito es el de restaurar o excluir al miembro
culpable. Si existe un genuino arrepentimiento (es decir, un arrepentimiento mostrado
por los “frutos”, Mateo 3:8; Lucas 17:3), luego puede existir la restauración; pero sin el
arrepentimiento el miembro culpable debe ser quitado de la membresía (Mt.18:17; 1
Co.5:13; Tito 3:10-11).”75

75
Ibid. Página 30.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 79

VIII. LA CELEBRACIÓN DE LAS ORDENANZAS O SACRAMENTOS

La Iglesia está llamada por su Salvador para que sea edificada constantemente. Esta
edificación se da a través de lo que, en teología, llamamos los medios de gracia. Estos
medios de gracia se encuentran encabezados por la Predicación de la Palabra. Ella nos
conduce a un crecimiento sólido en la gracia. Pero también hay otros medios a través de
los cuales somos edificados, como la oración, las celebraciones cúlticas y los
sacramentos u ordenanzas.

La confesión de Westminster define así los sacramentos u ordenanzas: “Los


sacramentos son signos y sellos santos del pacto de gracia (Rom. 4:11) instituidos
directamente por Dios (Mat. 28:19; 1 Cor. 11:23 para simbolizar a Cristo y a sus
beneficios y para confirmar nuestro interés en él (1 Cor. 10:16 y 11:25,26; Gál. 3:27) y
también para hacer una distinción visible de aquellos que pertenecen a la Iglesia y los
que son del mundo, (1 Cor. 10:21) y para obligar solemnemente a aquellos al servicio
de Dios en Cristo conforme a su Palabra (Rom. 6:3,4; 1 Cor. 10:2-16)”. Capítulo
XXVII, párrafo I.

Cuando hablamos de las ordenanzas o sacramentos nos referimos al Bautismo y la Santa


Cena (comunión), las cuales fueron instituidas directamente por Cristo, y son de
obligatorio cumplimiento para todo cristiano. Aunque otras tradiciones aceptan cinco
sacramentos adicionales a los mencionados, realmente no encontramos apoyo bíblico
para elevarlos a la categoría de ordenanzas o sacramentos. “La obligación de continuar
con los ritos sacramentales depende de: (1) Su institución por Cristo; (2) su mandato
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 80

expreso de que sean continuados; (3) su uso esencial como símbolos de actos divinos
que forman parte de la revelación evangélica. Hay sólo dos ritos obligatorios para todos
los cristianos que cumplen estos requisitos. No hay justificativo bíblico para otorgar a
los otros ritos llamados también sacramentales (e.d. confirmación, orden, matrimonio,
penitencia, extremaunción) el mismo rango que el bautismo y la Cena del Señor, los que
desde el principio se asocian conjuntamente con la proclamación del evangelio y la vida
de la Iglesia (Hch. 2:41-42; cf. 1 Co. 10:1-4).”76

Algunos cristianos prefieren no utilizar el término sacramento para referirse al Bautismo


y la Cena, debido, especialmente, al uso que hace la Iglesia Católica Romana de ese
término. Pero he querido incluirla en este libro debido a que ella nos ayuda a
comprender mejor el sentido espiritual de las ordenanzas. El pastor Samuel Waldrom,
exponiendo la confesión Bautista de 1689, explica porqué en esta no se encuentra la
palabra “sacramento” mientras que en la confesión de westminster si: “La gran pregunta
suscitada por la ausencia de esta palabra en la Confesión (1689) tiene que ver con la
conveniencia de utilizar esta palabra. La respuesta depende de lo que queremos decir
con ella. Si el término se nos asocia con un sacramentalismo supersticioso que atribuye
una eficacia salvadora a los sacramentos, probablemente no la utilizaríamos. Si
sacramento es solamente una manera reverente y conveniente de hablar acerca de las
dos únicas ordenanzas de Cristo que hacen uso de emblemas físicos, entonces podemos
hallar que es una palabra útil.”77

Cuando usamos la palabra ordenanza nos referimos especialmente a que Cristo


instituyó directamente ese símbolo, cuando utilizamos la palabra sacramento estamos
diciendo que estos símbolos externos representan una gracia espiritual interna obrada
por Cristo a través de la fe en la Palabra que acompaña estas ordenanzas 78 (misterio).
Así que, nuestro término sacramento, no va mas allá de esta definición. No creemos que
el bautismo y la Cena del Señor sean medios de salvación.

En este punto del estudio podemos preguntarnos ¿Representan alguna bendición


espiritual el ejercicio cristiano de los sacramentos u ordenanzas? De seguro que sí. El
cumplimiento fiel y verdadero de las ordenanzas, junto con una vida cristiana
disciplinada, aseguran bendiciones espirituales para sus practicantes, así como puede
conllevar a disciplina de parte del Señor. “Cuando se los recibe (los sacramentos) como
corresponde, los sacramentos son portadores de bendición para el creyente. Pero dichas
bendiciones no se limitan al uso de los sacramentos, y cuando se les efectiviza,
mediante los sacramentos su otorgamiento de ningún modo entra en conflicto con el
fuerte acento bíblico que se pone en la fe y la piedad. Los sacramentos, cuando se
administran de conformidad con los principios estipulados en las Escrituras, nos
recuerdan continuamente el gran fundamento de nuestra salvación, Cristo en su muerte
y resurrección, como también la obligación que tenemos de caminar como es digno de
la vocación a la cual hemos sido llamados.”79 Harvey, al respecto afirma: “El Espíritu
Santo obra en el alma por medio de la verdad – verdad, sea manifestada en lenguaje o
en símbolo. La verdad es el medio del poder del Espíritu Santo en el hombre. Pero,
puesto que la verdad se manifiesta más vivamente por un símbolo que por lenguaje, y

76
Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Ed. Certeza. Página 1187.
77
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de fe de 1689. Evangelical Press. Página 342.
78
Harrison, E.F., Diccionario de Teología. Ed. Desafío, Pág. 549.
79
Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Ed. Certeza. Página 1187.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 81

puesto que en las ordenanzas está acompañada por una acción distinta del participante –
no escuchándola aquí pasivamente, sino con ascenso pleno del entendimiento, corazón y
voluntad, profesándola y obedeciéndola activamente – la verdad se aprende más
claramente y con más afecto en las ordenanzas, y se hace más eficazmente el medio del
poder del Espíritu en el alma. Su eficacia, pues, puede concebirse como doble.” 80
Harvey explica que las ordenanzas son “Símbolos o representaciones visibles de las
verdades vitales y céntricas del Evangelio” y son “acciones simbólicas en las cuales se
hace una profesión de fe personal en estas verdades.”81

Podría agregar el siguiente beneficio:

Celebrar las ordenanzas, conforme a las instrucciones de las Escrituras, conllevan a


bendiciones como resultado del sometimiento al Señorío de Cristo. Celebrar las
ordenanzas es obedecer los mandatos de Cristo. Jesús dijo que la Iglesia debe hacer
discípulos en todo el mundo “bautizándolos”. Esta ordenanza, entonces, se convierte en
una obediencia a lo que Cristo expresamente mandó. De la misma forma él ordenó que
sus discípulos celebraran la Cena del Señor, hasta que él venga. Las Sagradas Escrituras
son enfáticas en afirmar que la obediencia en el creyente le conduce a numerosas
bendiciones. Él está agradando a Su Señor, está reconociendo que él gobierna sobre su
vida (1 Samuel 15:22; Hch. 4:19; 5:29; Gál. 3:1; Rom. 1:5; 6:16; 16:19; 2 Cor. 9:13; 1
Ped. 1:22; Det. 11:26-28).

El Dr. Martyn Lloyd-Jones aclara algo muy importante respecto a la esencialidad de los
sacramentos: “Pero nos apresuramos a decir que los sacramentos no son esenciales, y
tomamos el pan y el vino no porque creamos que son esenciales, sino porque este
sacramento así se ha instituido y porque nuestro Señor mismo lo ha establecido como
uno de los medios de gracia. Decimos que los sacramentos no son esenciales porque,
según nuestra definición, no añaden nada a la Palabra. Y los sacramentos no transmiten
ninguna gracia específica o excepcional…. La Palabra y los sacramentos jamás deben
separarse…, los sacramentos siempre deben observarse en conexión con la predicación
de la Palabra.”82

¿Son necesarios el Bautismo y la Cenal del Señor para la salvación? Definitivamente


debemos responder, acorde con las Escrituras, no son necesarios para la salvación. Ni el
bautismo salva a nadie, ni la Cena. “Las mismas Escrituras enseñan en todas partes que
Dios mira al corazón; que Él demanda de los hombres caídos simplemente fe en nuestro
Señor Jesucristo y arrepentimiento para con Dios como las únicas condiciones
indispensables de salvación; que todos los hombres tienen libre acceso a Dios, por
medio de la mediación de Cristo, para obtener de Sus manos la remisión de pecados y
todos los beneficios de la redención.”83

¿Quiénes han sido autorizados para oficiar los sacramentos? En la historia del
cristianismo este ha sido un tema de debate. La confesión de Westminster afirma que
solamente los ministros ordenados pueden administrar los sacramentos, lo mismo hace
la declaración de Saboya. La primera confesión Bautista de Londres afirma que todos
los discípulos pueden administrarlos. Mientras que la Confesión de 1689 dice que las

80
Harvey, D.D. La Iglesia. Ed. Clie Página 124.
81
Ibid. Página 125.
82
Lloyd-Jones, Martyn. La Iglesia y las últimas cosas. Ed. Peregrino. Página 44.
83
Hodge, Charles. Teología sistemática (II Tomo). Ed. Clie. Página 510.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 82

ordenanzas “han de ser administradas solamente por aquellos que estén cualificados y
llamados para ello, según la comisión de Cristo”.

Algunos utilizan 1 Corintios 4:1 como sustento para afirmar que solo los ministros
ordenados pueden dispensar los sacramentos. Pero en este pasaje la palabra “misterios”
no hace referencia a las ordenanzas, aunque si habla de los ministros como
administradores.

En la gran comisión, dada por Cristo antes de subir a los cielos, podemos hallar una guía
que nos permita determinar quiénes son los autorizados para suministrar los
sacramentos. Cuando leemos la gran comisión de Mateo 28, y los pasajes paralelos en
los otros evangelios, por lo general pensamos que esta fue dada a todos y cada uno de
los cristianos, pero la realidad es que el pasaje nos presenta con claridad a quiénes
fueron dadas estas palabras. Mateo 28:16 dice: “Pero los once discípulos se fueron a
Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado”. A ellos fue a los que Cristo les dio la
gran comisión. Esto no quiere decir que los miembros están libres de ayudar en la
divulgación del evangelio, pero los directamente responsables son los apóstoles.
Sabemos que los apóstoles no llegaron a todo el mundo con el evangelio, pero ellos
ordenaron ancianos que se encargaran de continuar como administradores en el pueblo
de Dios. “¿Son los ministros ordinarios administradores de Dios? ¡Sí! Tito 1:7 utiliza la
palabra usada en Lucas 12:42 para describir al administrador. El versículo 5 utiliza la
misma palabra que se usa tanto en Mateo 24:45 como en Lucas 12:42 para describir al
administrador como designado o encargado. La aparición de estas dos palabras en este
contexto deja claro que Pablo estaba pensando en Lucas 12:42 al dar estas instrucciones
en Tito 1:5-7. Dios tiene aún administradores en su Iglesia y sobre sus siervos en la
actualidad en el oficio continuo de anciano.”84

Según éstos análisis, lo mas acertado es que los ministros (ancianos-maestros) se


encarguen de administrar las ordenanzas, aunque, en situaciones donde no haya un
anciano ordenado para ello, la Iglesia local puede designar a algunos varones
reconocidos por su buen testimonio y devoción para que lo hagan, puesto que la Iglesia
es la que ha recibido la autoridad de Cristo para celebrar el bautismo y la Cena.

Antes de estudiar en detalle el bautismo y la Cena del Señor, es preciso que estudiemos
el tema de la Predicación de la Palabra, siendo que ella es el principal medio de gracia.
Es mas, las ordenanzas infunden bendición en el creyente que las celebra, de acuerdo a
lo mandado por Cristo y con corazón sincero, solamente en el sentido de que ella es
acompañada de la Palabra de Dios.

Predicación de la Palabra, como medio de gracia

Un medio de gracia es el canal a través del cual Dios transmite su gracia especial para el
crecimiento y edificación del creyente, con el fin de conformarlo a la imagen de Cristo.
En ese sentido, la Predicación de la Palabra es el medio de gracia efectivo y supremo.
Las ordenanzas, el Bautismo y la Cena, son medios de gracia, pero estando
acompañadas de la Palabra de Dios, en última instancia, es la que produce crecimiento
y bendición en el comulgante, por la aplicación poderosa del Espíritu Santo. Berkhof, a
propósito, declara: “La Biblia no sólo es el principium cognoscendi de la teología
(conocimiento de Dios), sino que es también el medio que emplea el Espíritu Santo para
84
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de fe 1689. Evangelical Press. Página 346.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 83

la extensión de la iglesia y para la edificación y nutrimiento de los santos. Es por sobre


todas las cosas la Palabra de la Gracia de Dios, y por tanto, también es el más
importante de todos los medios de gracia.”85

Hablando en sentido estricto solamente la Palabra de Dios puede ser considerada como
medio de gracia, pues, a través de ella, el Señor se dirige en forma especial a su pueblo
para transmitirles su gracia especial. A través de la Palabra es que la fe llega al corazón
del hombre, por la acción del Espíritu Santo (Ro. 10:17). Ella tiene el poder de limpiar
al creyente (Juan 15:3), producen vida (Fil. 2:16), es efectiva (Is. 55:11), es
santificadora (Ef. 5:26), es viva (Heb. 4:12) tiene la facultad de sanar (Sal. 107:20),
liberar (Juan 8:32), iluminar (Sal. 119:130) y regenerar ( Stg. 1:18). Ella es fuente de
vida nueva (1 Ped. 1:23) y alimento espiritual (1 P. 2:2). Pero la Palabra ofrece todas
estas gracias, solamente cuando el Espíritu Santo la aplica al corazón del hombre. No se
trata de un conocimiento meramente intelectual, sino del poder del Espíritu obrando a
través de y junto a la Palabra.

El bautismo cristiano

La confesión de Londres de 1689, respecto al bautismo, dice: “Es una ordenanza del
Nuevo Testamento instituida por Jesucristo, con el fin de ser para la persona bautizada
una señal de su comunión con Él en su muerte y resurrección, de estar injertado en Él
(Ro. 6:3-5; Col. 2:12: Gá. 3:27), de la remisión de pecados (Mr. 1:4; Hch. 22:16) y de
su entrega a Dios por medio de Jesucristo para vivir y andar en novedad de vida (Ro.
6:4).” Cap. 29, párrafo 1.

Todo creyente en Cristo debe ser bautizado como una señal externa, y un testimonio
ante el resto de la comunidad, de su fe interna y confianza en Jesús como Salvador y
Señor. (Mat. 28:19). Además el bautismo le une formalmente como miembro de la
iglesia local (Hch. 2:41; 2 Cor. 12:13; Gal. 3:27,28).

El bautismo ofrece una simbología muy especial:

- Representa la unión íntima del creyente con Jesús, ha sido injertado en su


cuerpo glorioso (Rom. 6:3-11; Gál. 2:19-20; 3:27; Col. 4:4-5).
- Siendo uno solo el bautismo , éste forma parte del sustento espiritual de la
unidad de la Iglesia de Cristo (todos somos uno en Cristo). Ef. 4:5; 1 Cor.
12:13.
- El bautismo representa la Salvación que ha sido obrada por nosotros (1 Ped.
3:21).

Otra razones por las cuales todo cristiano debe ser bautizado:

1. Porque esta es una ordenanza instituida directamente por Cristo y su


cumplimiento debe hacerse en todos los tiempos hasta el fin del mundo.
(Mat. 28:19-20). No hallamos en el resto del Nuevo Testamento ningún
sustento para pensar que esta práctica debía ser abrogada. Todos los
apóstoles continuaron administrando la ordenanza del bautismo,
incluyendo a Pablo. Algunos encuentran un sustento para no practicar el
Bautismo tomando como base la declaración de Pablo “Pues no me envió
85
Berkhof, Luis. Teología Sistemática. Ed. T.E.L.L. Página 729.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 84

Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio” (1 Cor. 1:17). Pero “la


intención de Pablo no es desacreditar al bautismo, sólo sigue el ejemplo
del ministerio terrenal de Jesús. Lo que Cristo hacía era proclamar el
evangelio, dejando que sus discípulos administraran el bautismo a los
creyentes (Juan 4:1,2). Jesús nombró a los apóstoles como pescadores de
hombres (Mt. 4:19), comisionándolos a pescarlos mediante la
predicación. Predicar es echar la red, es la labor apostólica. Bautizar
tiene que ver con juntar los peces y ponerlos en canastas. Como Pablo
tenía que dedicar todo su tiempo y dones a la predicación de la Palabra,
dejó a otros el asunto del bautismo.” 86 Otras personas argumentan que el
bautismo corresponde a los rudimentos de la fe cristiana, pero al autor de
Hebreos dice que debemos dejar los rudimentos de la doctrina para
seguir creciendo en la fe “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la
doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez
el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,
2
de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la
resurrección de los muertos y del juicio eterno” (Heb. 6:1-2). Hay un
principio hermenéutico que es de carácter universal y aplicable a todo
escrito, el cual dice que todo texto debe ser interpretado de acuerdo a su
contexto, de lo contrario será solamente un pretexto para sustentar alguna
posición personal. ¿Qué es lo que viene hablando el autor de Hebreos en
estos pasajes? Desde el versículo 11 del capítulo 5 el autor está dando
una serie de exhortaciones a los cristianos destinatarios para que avancen
en la madurez cristiana. Ellos se habían estancado en su crecimiento
doctrinal. Solamente conocían las bases de la doctrina cristiana, lo cual
era necesario para todo aquel que empezaba a andar en la nueva fe, pero
el ideal cristiano es que todos avancemos y profundicemos en las
doctrinas bíblicas. El autor les compara con los bebés que necesitan
tomar leche porque su organismo no resiste comer cosas sólidas, pero
este bebé de crecer y en la medida de su crecimiento estará capacitado
para comer cosas sólidas. Un bebé no permanecerá siempre en su estado
infante, sino que irá madurando. Lo mismo debe pasar en la vida
cristiana. Todos empezamos como bebé en la vida cristiana, y debemos
conocer las doctrinas básicas como el arrepentimiento, la fe, la necesidad
del bautismo y otras. Sin este paso inicial no hay verdadero cristianismo.
Una persona no nace siendo adulta, todos empezamos como niños. En la
vida espiritual todos debemos empezar con lo básico, pero debemos
seguir creciendo. Esto lo que dice al autor de Hebreos, reprocha la
lentitud de aprendizaje y crecimiento de sus lectores. No querían avanzar
más allá de la fe salvadora, el arrepentimiento y el bautismo. Se
quedaron estancados. Él no está diciendo que estas cosas no son
necesarias, estos son conocimientos y deberes iniciales para todo
creyente, el que no empiece por allí está errado y lo más probable es que
no pertenece al pueblo de los redimidos. El ejemplo bíblico nos indica
que todos los verdaderos creyentes acudían a bautizarse porque esto es
reconocer que se someten a Jesús como Señor, él lo mandó y yo lo
cumplo. Es asunto de obediencia y sometimiento a Jesús, él no solo debe
ser nuestro Salvador sino también nuestro Señor.
2. El bautismo con agua es una representación del bautismo con el Espíritu
86
Hendriksen, William. 1 Corintios. Ed. Desafío. Página 59.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 85

Santo. La Biblia dice que los verdaderos creyentes, en el momento de su


conversión, son bautizados con el Espíritu Santo al cuerpo de Cristo (1
Cor. 12:13). Ninguna persona puede decirse ser salva sino ha sido
bautizada por el Espíritu Santo, pues, éste bautismo tiene como fin la
purificación (Luc. 3:16; Mat. 3:11; Mar. 1:8; Juan 1:26,33; Hch. 1:5;
11:16). En Tito 3:5 se le llama “el lavamiento de la regeneración y
renovación en el Espíritu Santo”. Sin este bautismo espiritual no hay
regeneración ni transformación. Pero el bautismo en agua se convierte en
un símbolo o representación exterior de la obra interna efectuada por el
Espíritu Santo. Bautizarse en agua se convierte en un férreo signo
pedagógico que nos recordará por siempre la obra interna efectuada en
nosotros por el Espíritu Santo. No se trata simplemente de un rito, el
bautismo es un símbolo especial que nos conduce a afirmarnos en la fe.
3. “El bautismo fue hecho por Cristo un requisito previo para la membresía
de una iglesia y el acto inicial de una vida y servicio cristianos. Ningún
acto de servicio para Cristo es completamente aceptable a Él, si el acto
inicial no se ha observado y obedecido.”87
4. Si bien es cierto que el bautismo no tiene como propósito el limpiarnos
del pecado original, o el añadir mas gracia a nuestra salvación, no
obstante el bautismo “es un sello y una señal de la remisión de los
pecados y de nuestra justificación…. El bautismo es algo que nos habla a
nosotros. Al igual que habla el anillo nupcial en el dedo, así habla el
bautismo a los que se bautizan, dándoles una seguridad de que sus
pecados han sido perdonados y que han sido justificados. No son
justificados porque hayan sido bautizados, son bautizados porque han
sido justificados. El bautismo no es el medio de su perdón y justificación,
sino una seguridad de ello.”88
5. La confesión de Westminster declara de manera sublime la importancia
del bautismo cristiano. “El bautismo es un sacramento del Nuevo
Testamento, instituido por Jesucristo… para que sea para ella un signo y
sello del pacto de gracia, del hecho de que está ingerida en Cristo (Gál.
3:27; Rom. 6:5), de su regeneración (Tit. 3:5), de la remisión de sus
pecados (Hch. 2:38; 22:16; Mar. 1:4) y de sumisión a Dios por Jesucristo
para andar en novedad de vida. (Rom. 6:3,4).
6. Archibald Hodge añade esta razón: “El objeto del bautismo es que sea un
signo visible de nuestro pacto del Señor y de nuestra consagración a su
servicio, y por esto es una profesión pública de nuestra fe y un distintivo
de nuestra fidelidad, y entonces nuestra iniciación formal en la Iglesia
Cristiana, y un símbolo de nuestra comunión con los demás cristianos (1
Cor. 12:13).”89

¿Cuáles son los elementos usados en el bautismo?

La Biblia habla de dos elementos externos esenciales. El agua y en el nombre de la


Trinidad.

El agua es utilizada como un elemento esencial para bautizar porque así nos es indicado

87
Cobb, J.E., Manual de la Iglesia Bautista. Casa Bautista Misionera de Publicaciones. Página 89.
88
Lloyd-Jones, Martyn, La Iglesia y las últimas cosas. Editorial Peregrino. Página 52.
89
Hodge, Archibald A. Comentario de la confesión de fe de Westminster. Ed. Clie. Página 319.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 86

en la Palabra (Mat. 3:13-16; Hch. 8:36-39; 10:47). El agua en las Escrituras representa
la regeneración (Juan 7:37-38), es utilizada para la ordenación (Ex. 30:18-20), la
limpieza (Ex. 40:7-32), la purificación (Ex. 19:10) y la santificación (Ef. 5:26).

El bautismo debe ser realizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
(Mat. 28:18-20). “El significado de esto es que el bautismo era la identificación o
unificación simbólica del bautizado con aquel en cuyo nombre era bautizado. El
bautismo simboliza unirse uno mismo a Dios mediante pacto: convirtiéndose en su
seguidor o discípulo (1 Co. 1:12-15; 10:2).”90

Algunos grupos prefieren bautizar solamente en el nombre de Cristo, basados en la


narración de Lucas: “Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que
solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús” (Hch. 8:16). “Cuando oyeron
esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús” (Hch. 19:5). Realmente estos
pasajes no deben representar ningún problema interpretativo si se toman en el contexto
histórico de su tiempo. Los apóstoles, y en especial Pablo, insisten en presentar el
nombre de Cristo como el nombre que revela, en palabra y hecho, la plenitud de Dios.
Esto no quiere decir que los apóstoles estaban rechazando o minimizando la importancia
del Padre o del Espíritu Santo, pero siendo que iniciaba una dispensación especial donde
el misterio de Dios era revelado a través de Cristo, consideraron muy importante resaltar
el nombre de Cristo. Los judíos tenían la revelación del Padre y la del Santo Espíritu de
Dios, pero ahora era necesario insistir especialmente en el nombre de Cristo, al cual
estaban empezando a conocer. Así que cuando bautizaban en el nombre de Jesús, están
diciendo que bautizan a la persona con la autoridad de Jesús, quien reveló la trinidad de
Dios. No podemos tomar estos pasajes para bautizar solamente en el nombre de Cristo,
sino que debemos ser obedientes al mandato explícito que él mismo dio: “Por tanto id, y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo.” Mateo 28:19. “Trenchard opina que el bautismo en el nombre del
Señor Jesús era para los creyentes en el Dios verdadero, de modo que el acto de su
bautismo significaba sobre todo su unión con Cristo, mientras que las naciones en
general habían de ser bautizadas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu
Santo.”91 (Citado por Lacueva)

La Cena del Señor

Esta es otra ordenanza o sacramento legalmente instituida por Cristo, para ser obedecida
por todos los creyentes en todos los tiempos. Tanto la confesión de 1689 como la
confesión de Westminster declaran lo siguiente sobre la Cena del Señor: “… fue
instituida por Cristo la misma noche en que fue entregado (1 Co. 11:23-26; Mt. 26:20-
26), para que se observara en sus iglesias (Hch. 2:41-42; 20:7; 1 Co. 11:17-22,33,34)
hasta el fin del mundo (Mr. 14:24-25; Lc. 22:17-22; 1 Co. 11:24-26), para el recuerdo
perpetuo y para la manifestación del sacrificio de sí mismo en su muerte (1 Co. 11:24-
26; Mt. 26:27-28), para confirmación de la fe de los creyentes en todos los beneficios de
la misma (Ro. 4:11), para su alimentación espiritual y crecimiento en Él (Jn. 6:29,35,47-
58), para un mayor compromiso en todas las obligaciones que le deben a Él (1 Co.
11:25), y para ser un vínculo y una prenda de su comunión con Él y entre ellos
mutuamente. (1 Co. 10:16,17). Cap. 30, párrafo 1 (Confesión de 1689). Cap. XXIX,
párrafo 1 (Confesión de Westminster).
90
Waldrom, Samuel. Exposición de la confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Página 361.
91
Comentario Bíblico completo de Matthew Henry. Ed. Clie. Página 1523.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 87

Es muy importante resaltar la importancia de la Cena del Señor, en estos tiempos donde
la informalidad, el sincretismo y la devaluación de algunas prácticas cristianas son la
moda del día en algunas iglesias. De allí que Waldrom escriba “Sin atribuir una
significación mágica a la misma, la Cena del Señor es aún una parte tan importante de la
religión cristiana que puede haber pocas cosas más esenciales que entender que la Cena
del Señor. A pesar de ello, muchos cristianos no la entienden suficientemente a
fondo.”92

Esta ordenanza recibe varios nombres en el Nuevo Testamento: - Cenal del Señor. (1
Cor. 11:20) – Partimiento del Pan (Hch. 2:42) – Comunión (1 Cor. 10:16). La Iglesia
Católica y algunas iglesias protestantes en estos últimos tiempos utilizan el nombre
“Eucaristía”, el cual tiene su origen en la acción de gracias que hizo el Señor antes del
partimiento del pan. (El griego utilizado es la palabra “eucharistía”).

¿Por qué todos los cristianos deben celebrar la Santa Cena?

Las Escrituras nos presentan muchas razones para celebrar la Santa Cena. Nuevamente
insistimos en que estas ordenanzas no son opcionales para el cristiano, sino que todo
verdadero discípulo debe deleitarse en celebrarlas con el espíritu y la forma correcta. La
Cena del Señor representa y sella grandes verdades espirituales internas en la vida del
cristiano, pero especialmente en la vida comunitaria de la Iglesia. Aquellos que no
acuden a su celebración están perdiendo grandes bendiciones espirituales. A
continuación presento algunas razones bíblicas de por qué celebrar la Santa Cena:

- Porque fue instituida directamente por Cristo (Mat. 26:26-28; Marc. 14:22-
26; Luc. 22:19-20; 1 Cor. 11:23-25). Estos pasajes son evidencia irrefutable
de que Cristo la instauró para que fuera celebrada perpetuamente.
- La Iglesia apostólica celebraba la Cena del Señor el primer día de la Semana
(Hch. 2:42, 46; 20:7; 1 Cor. 10:16 y ss; 11:17).
- La Cena es un memorial que nos recuerda el sacrificio de Jesucristo. De la
misma forma como el pan es partido en la Cena y es dado para que todos lo
coman, el cuerpo de Jesús fue sacrificado u ofrecido a Dios el Padre como
propiciación por nuestros pecados. También la copa del Señor representa la
sangre derramada de Cristo para limpiarnos de nuestras maldades. Siendo
que los elementos de la Cena tienen tan sublimes representaciones, de seguro
que participar de ella es un privilegio que solo los verdaderos creyentes
pueden disfrutar. Siempre que celebramos la Cena del Señor estamos
recordando su muerte en la cruz (1 Cor. 11:26) y declaramos a todos que su
muerte significó la vida para todo un pueblo. La Cena no solo es un
memorial que debemos recordar al momento de comulgar, sino que es un
hecho presente que debe estar siempre en la predicación y mente de la
Iglesia. Todo los beneficios de la gracia son aplicables a nosotros, solamente
por ese hecho histórico del amor de Dios. Nunca debe faltar en nuestra
predicación la muerte de Jesús.
- La Cena es el sello del pacto, del nuevo pacto que Jehová hace con su
pueblo, ahora con una sangre de valor eterna, la sangre de su Hijo amado
(Heb. 8:6-8). El valor ceremonial y teológico de la Cena es elevado y de
trascendencia eterna. Así como Dios usó varias figuras en el Antiguo
92
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Página 366.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 88

Testamento para confirmar los pactos que hacía con su pueblo (El arco Iris
en el pacto con Noé, el sacrificio del cordero pascual en al pacto con Israel),
en el establecimiento del Nuevo y mejor pacto el Señor utiliza la Sangre pura
del Señor Jesucristo. A eso apunta la Cena del Señor. Es el sello del nuevo
pacto. “El culto de comunión, pues, es un recordatorio de que en y a través
de nuestro Señor Jesucristo, Dios ha hecho un nuevo pacto con los creyentes.
Cristo es el mediador del Nuevo Pacto. Él es la cabeza y el representante de
la humanidad en nuevo acuerdo, este maravilloso nuevo pacto que Dios hace
con los hombres y las mujeres.”93 Lloy-Jones insiste en que la Cena del
Señor, no debe quedarse solamente en el acto mismo de comer el pan, tomar
el vino y orar, sino que siempre debe recordar en la mente del creyente que
“al recibir el pan y el vino, Dios nos dice que estamos participando de los
beneficios del nuevo pacto. Los sella para todos nosotros. Sella todas las
promesas de Dios. Nos asegura que murió por nosotros, que estamos unidos
a Él, que hemos muerto con Él y que hemos resucitado con Él. Es como si
nos diera un documento con un sello: “Aquí está, aquí lo tienes”. El nuevo
pacto de Dios con el hombre nos pertenece a nosotros. Lo ha llevado a cabo
con nosotros.”94
- La cena es la gran celebración del pueblo de Cristo. De la misma manera
como la Cena Pascual de los judíos celebraba la liberación de Egipcio, la
Cena del Señor inunda de alegría a los comulgantes porque recuerdan el acto
histórico por el cual Dios propició y ganó nuestra liberación de la muerte, el
pecado y el diablo, mediante el sacrificio perfecto del cordero eterno. (Comp.
Luc. 14:16; Apo. 19:17; Mat. 26:29; Luc. 22:15,18; 1 Cor. 5:7: Ex. 12 y Heb.
11:28). “Este aspecto de banquete pascual, en que Cristo sella con Su sangre
la amistad con los suyos, y Su generoso amor que le induce a darse por Sus
amigos, es lo que hace tan abominables los abusos que puedan cometerse
con ocasión de la Cena del Señor (cf. 1 Cor. 11:17 y ss.).”95
- La cena del Señor también es una señal de la participación que tenemos
todos los creyentes en el Cristo crucificado. La Cena nos recuerda que somos
uno con él, que estamos injertados en su cuerpo, que hemos muerto al
pecado, de la misma forma como su cuerpo murió en la cruz. Pero la Cena,
celebrada el Domingo, día de la resurrección, también nos recuerda que
hemos resucitado con él para andar en Vida Nueva.
- La Cena es la comunión de amor fraterno, llamada en las Escrituras como
“Koinonía” (1 Cor. 10:16-17). A través de ella profundizamos de manera
práctica en el sentido de unidad que tenemos como miembros del cuerpo de
Cristo. Cuando el ministro toma el pan (entero y completo) representando el
cuerpo de Cristo, y luego lo parte y reparte a los comulgantes, está indicando
que ese cuerpo fue partido, y esa sangre derramada, con el propósito de
unirnos en un solo cuerpo para la Gloria de Dios. De allí que siempre debe
haber una profundización en esta verdad, antes de participar en la Cena del
Señor (1 Cor. 11:29). Pues, si participamos de ella, desconociendo estas
verdades que representa, no lo hacemos con la dignidad que merece esta
elevada y gloriosa celebración. La Cena no debe ser tomada tan livianamente
como a veces lo hacemos. Los ministros de la Palabra debieran dedicar un
buen tiempo, siempre que se celebra la Cena, para aclarar estas verdades que

93
Lloyd-Jones, La Iglesia y las últimas cosas. Editorial Peregrino. Página 66.
94
Ibid. Página 69.
95
Lacueva, Francisco. La Iglesia, Cuerpo de Cristo. Ed. Clie. Página 322.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 89

implica su celebración. La Cena es como un instrumento que,


periódicamente, nos ayuda a medir o evaluar nuestro compromiso de amor
para con el resto del cuerpo. Ella es como un cayado que nos vuelve la
mirada hacia el sentido de unidad que tenemos como Iglesia de Cristo. Si
reflexionamos sobre la comunión íntima que debemos mantener como hijos
de Dios, de seguro que al salir de la Cena, habremos incentivado nuestro
espíritu de hermandad, y llevaremos las cargas los unos a los otros. La Cena
es como un anticipo de la perfección que viviremos en el Cielo, cuando todos
juntos, sin distinción, ni discriminación, adoraremos a Dios como Hijos y
hermanos.
- La Cena del Señor al ser tomada por los creyentes, en los elementos del vino
y el pan, representan el alimento y vida espiritual que reciben de Cristo, el
cordero inmolado. En Juan 6:56-58 Jesús dice: “El que come mi carne y bebe
mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57Como me envió el Padre viviente, y
yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.
58
Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron
el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.” El pan de
la Cena también habla de Cristo como el único medio de salvación y la única
forma de recibir la vida perdurable. De la misma manera como es necesario
comer el pan (alimento) para tener vida, se requiere que los hombres se unan
a Cristo mediante la fe. Así como Cristo vivió para su Padre y cumplió con
su perfecta voluntad, nosotros, los creyentes, al comer el pan y beber el vino,
nos identificamos con la entrega de Cristo y anhelamos ser como él.
“Debemos vivir, pues, por el Señor Jesucristo. Él es nuestra vida. Sí, y el pan
y el vino nos recuerdan a Él. Representan, son una imagen, un retrato, de Él.
Al tomar el pan e ingerirlo, al beber el vino y tragarlo, deberíamos decir: “Sí,
debo alimentarme del Señor tal como me dijo. Debo vivir por Él. Debo
tomar de Él. Al igual que tomó del Padre, así debo alimentarme de Él, no de
una forma física, sino en un sentido espiritual. Y el pan y el vino me
recuerdan que debo comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre en
un sentido espiritual si he de ser un cristiano fuerte, viril y vencedor.” 96 Luis
Berkhof también afirma esto al referirse a la Cena: “Representan, no sólo la
muerte de Cristo como el objeto de la fe, y el acto de la fe que une al
creyente con Cristo, sino también el efecto de este acto, en el sentido en que
da vida, fuerza y gozo al alma. Esto se implica en los emblemas usados.
Precisamente como el pan y el vino nutren y dan vigor a la vida corporal del
hombre, así Cristo sostiene y aviva la vida del alma.”97
- La Cenal del Señor “es una señal de la profesión cristiana, una marca de
fidelidad de un ciudadano del reino del cielo.”98
- La Cena del Señor es una ordenanza que ratifica las bendiciones y
abundantes riquezas de la Gracia de Dios para el creyente. Cuando tomamos
por la fe el pan y el vino, representando el cuerpo y la sangre de Cristo,
nuestros corazones son asegurados en que así como nos nutrimos con ese pan
y ese vino, todos los beneficios conquistados por Cristo, en su obra
redentora, ahora son propiedad nuestra, por la eternidad.
- La Cena del Señor también tiene implicaciones escatológicas. Siempre que la
celebramos estamos proyectándonos hacia aquel día en el cual Cristo, el

96
Lloyd-Jones, Martyn. La Iglesia y las últimas cosas. Editorial Peregrino. Página 68.
97
Berkhof, Luis. Teología Sistemática. Ed. T.E.L.L. Página 778.
98
Hodge, Archibald. Comentario de la Confesión de fe de Westminster. Ed. Clie. Pág. 330.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 90

cordero sacrificado, volverá, no en conexión con el pecado, sino como el


Rey vencedor que reinará por siempre con su pueblo. Pablo dice que la Cena
es un recordatorio de la muerte del Señor “hasta que él venga”. Cuando la
Iglesia celebra la Cena está promulgando que un día Jesús regresará por su
pueblo para celebrar la Gran Cena con sus hermanos. “Y os digo que desde
ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba
nuevo con vosotros en el reino de mi Padre” (Mat. 26:29).

¿Es la Cena del Señor un sacrificio?

No. La Cena es un memorial, un recordatorio especial. Como dice la confesión de


Westminster “En este sacramento no es ofrecido Cristo a su Padre, ni se hace ningún
sacrificio verdadero por la remisión de los pecados de los vivos ni de los muertos (Heb.
9:22,25,26,29), sino que solamente es una conmemoración de cuando Cristo se ofreció a
sí mismo y por sí mismo en la cruz una sola vez para siempre, una oblación espiritual de
todo loor posible a Dios por lo mismo (Mat. 26:26, 27; Luc. 22:19, 20). Así que el
sacrificio papal de la misa, como ellos le llaman, menoscaba de una manera abominable
al único sacrificio de Cristo, única propiciación de todos los pecados de los elegidos
(Heb. 7:23, 24, 27, y 10:11, 12; 14, 18).” (Cap. XXIX, párrafo 2). Los que se mantienen
en la convicción de que Cristo es ofrecido cada vez que la Cena es celebrada toman
como base un solo pasaje, cuando Cristo dijo: “Esto es mi cuerpo”. Para ellos el pan se
transforma (transubtanciación) en el cuerpo de Cristo, así cuando el pan es partido están
realizando un sacrificio por el pecado. Esta es una interpretación errónea puesto que,
además de no mirar los otros pasajes que hablan de la Cena como un memorial, se dejan
guiar por un literalismo que es irrazonable y contrario a la lógica bíblica. Jesús dijo
muchas otras expresiones que no pueden tomarse literalmente, sino que representan
alguna verdad espiritual: “Yo soy la Puerta”, “Yo soy la Luz”, ¿Significa eso que Cristo
es literalmente una puerta de madera o de concreto? De seguro que nadie se atrevería a
responder afirmativamente. Cuando Jesús dijo “esto es mi cuerpo”, necesariamente
estaba refiriéndose a que ese pan estaba representado su cuerpo, que había de ser
partido, de la misma forma como el estaba partiéndolo en ese momento. Sería ilógico
pensar que Cristo estaba indicando que ese pan era su cuerpo literal, toda vez que aún
no había sido crucificado. Así que la Cena no es algo mágico donde los elementos
usados cambian su sustancia. Es un memorial. Pero siendo un memorial “debemos estar
seguros de que nuestras mentes y espíritus están intencionalmente ocupados cuando
celebramos esta ordenanza (1 Co. 11:27-29). Debemos, además, estar seguros de que
nuestras mentes y espíritus están bíblicamente ocupados. Si la Cena del Señor es un
Evangelio visible – un memorial de la obra de Cristo, entonces la Cena del Señor jamás
debe aislarse de la predicación del Evangelio.”99

¿Cómo debe ser celebrada la Cena del Señor?

.La confesión de 1689, al respecto, dice: “El Señor Jesús, en esta ordenanza, ha
designado a sus ministros para que oren y bendigan los elementos del pan y del vino, y
que los aparten así del uso común para el uso sagrado; que tomen y partan el pan, y
tomen la copa y (participando también ellos mismo) den ambos a los participantes (1
Co. 11:23-26; Mt. 26:26-28; Mr. 14:24,25; Lc. 22:19-22).

En Mateo 26 y 1 Corintios 11 hallamos un bosquejo de cómo debe celebrarse la Cena:


99
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Página 368.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 91

1. Estando reunidos los discípulos de Cristo junto con los pastores o ancianos,
2. Tomarán los elementos (pan y vino) y darán gracias al Señor.
3. Esto, acompañado de las palabras que Cristo declaró respecto al pan y la copa
4. Luego lo darán a los discípulos para que coman ambos elementos, lo mismo
harán los ministros.

¿Quiénes deben participar de la Cena del Señor?

Solamente los discípulos100 de Cristo. Los creyentes, es decir, aquellos que han sido
bendecidos por la obra de Cristo en la cruz, pueden comprender el significado y por lo
tanto están habilitados para participar de la Cena. Puesto que “los que reciben
dignamente esta ordenanza, participando externamente de los elementos visibles,
también participan interiormente, por la fe, de una manera real y verdadera, aunque no
carnal ni corporal, sino alimentándose espiritualmente de Cristo crucificado y
recibiendo todos los beneficios de su muerte. El cuerpo y la sangre de Cristo no están
entonces ni carnal ni corporal sino espiritualmente presentes en aquella ordenanza a la
fe de los creyentes, tanto como los elementos mismos lo están para sus sentidos
corporales. (1 Co. 11:28; Jn. 6:29,35,47-58; 1 Co. 10:16).” Confesión de 1689, Cap. 30.
Párrafo 7. Siendo que la Santa Cena no confiere ninguna gracia por sí misma, sino que
ella es dependiente de la fe, y toda vez que la Cena no opera por su propio poder (ex
opere operato), “no tiene ningún valor comer el pan y beber el vino si no lo hacemos
con fe… no hay nada en el pan, no hay nada en el vino como tal. La fe es esencial, por
lo que tan solo es para los creyentes”101 sean éstos débiles o “fuertes”.

Los inconversos e impíos están vetados para participar de la Cena del Señor. “Aún
cuando los ignorantes y malvados reciban los elementos exteriores de este sacramento,
sin embargo, no reciben la cosa significada por ellos, sino que por su indignidad vienen
a ser culpables del cuerpo y la sangre del Señor para su propia condenación. Entonces,
todas las personas ignorantes e impías que no son capaces de gozar comunión con él,
son indignas de acercarse a la mesa del Señor, y mientras permanezcan en ese estado,
no pueden, sin cometer un gran pecado contra Cristo, participar de estos sagrados
misterios, (1 Cor. 11:27,29; 10:21; 2 Cor. 6:14-16) ni deben ser admitidos a ellos. (1
Cor. 5:6,7,13; 2 Tes. 3:6,14,15; Mat. 7:6).” (Confesión de Westminster, Cap. XXIX,
párrafo viii.)

Aunque todos los discípulos pueden participar de la Cena del Señor es necesario que,
previamente, hagan un examen introspectivo y necesario para participar dignamente de
la Cena. “Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la
copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio
come y bebe para sí” (1 Cor. 11:28-29). Este pasaje ha sido interpretado de muchas
maneras. Algunos cristianos se restringen de participar en la Cena porque consideran
que, a causa de sus pecados, no son dignos de participar en la Cena. Es mí parecer que
100
Cuando hablamos de discípulos estamos hablando de aquellos que, además de haber prosado su fe en
Cristo para que sea su Señor y Salvador, han sido bautizados conforme a lo mandado en la Gran
Comisión. Una persona que ha profesado fe en Cristo, pero que aún no ha sido bautizado, no debe
participar de la Mesa del Señor porque aún no ha reconocido plenamente el Señorío de Cristo,
obedeciéndole en el mandato del bautismo. Además, solamente los miembros de la Iglesia, como un
cuerpo, pueden entender el significado de la Cena o Comunión. Los demás aún no pueden reconocerle
como un miembro de la iglesia, siendo que no se ha identificado con ellos en el bautismo.
101
Lloyd-Jones, Martyn. La Iglesia y las últimas cosas. Editorial Peregrino. Página 70.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 92

los que hacen eso están interpretando de una manera incorrecta este pasaje, pues,
precisamente la Cena del Señor, representando la muerte sustitutiva del cordero pascual,
es para los creyentes pecadores que, reconociendo su maldad, acuden a Cristo en busca
de su favor. No es necesaria la perfección para poder participar de la Cena. El Dr.
Martyn Lloyd-Jones cuenta una historia interesante al respecto, la cual le sucedió al
profesor escocés Rabbi Duncan: “En una ocasión estaba dirigiendo un Culto de
Comunión y observando lo que ocurría al repartir los ancianos los distintos elementos.
Observó a una mujer abatida en la congregación que estaba llorando copiosamente, pero
al llegar su turno rechazó los elementos que se le ofrecían. Vio cómo rechazaba el vino,
vio cómo rechazaba el pan, y al presenciarlo comprendió exactamente lo que estaba
sucediendo. La mujer era tan conciente de sus pecados que sentía que no tenía ningún
derecho a participar de ese vino. De modo que se levantó, levantando la copa y fue a
ella y dijo: “Mujer, tómalo, tómalo, Él murió por los pecadores”. Eso es perfectamente
correcto. La mujer estaba arrepentida.”102

Todo creyente debe acercarse a la mesa con un corazón arrepentido, sabiendo que sus
pecados han sido la causa principal del sacrificio del cordero de Dios. Cuando veo los
elementos de la Cena, estoy mirando por la fe el cuerpo y la sangre de Cristo, que fue
derramada por mis pecados. Cada uno de mis pecados causó gran dolor al Salvador. La
Cena, siendo un memorial, debe ser tomada con plena conciencia de lo que somos y de
lo que el señor ha realizado por nosotros. Por eso es preciso que antes de llegar a la
Mesa del Señor examinemos nuestros corazones y acudamos a su gracia perdonadora.
“Esa mesa simboliza la santidad de Dios y su presencia sagrada. Habiendo buscado y
obtenido el perdón de sus pecados, el pueblo de Dios puede entrar en la esfera de la
santidad de Dios…. La mesa del Señor no tolera ni la incredulidad ni la
desobediencia.”103

¿Cuáles son los elementos a emplear en la Cena del Señor?

Los elementos a usar en la Mesa del Señor son: El pan y el vino.

En algunas épocas de la historia de la Iglesia han surgido controversias respecto a qué


clase de pan es el que se debe utilizar. Siendo que Cristo utilizó pan sin levadura, debido
a que la Cena fue celebrada en medio de la fiesta de la pascua, muchos insisten en que
la Iglesia debe usar pan sin levadura. Otros no ven complicación alguna en utilizar pan,
aunque tenga levadura, considerando que no es de gran importancia la clase de pan
utilizado. Durante la Reforma protestante no se consideró muy importante el utilizar pan
con o sin levadura, pero la mayor parte de la iglesia evangélica cuestionó el uso de la
oblea u ostia de la Iglesia Católica Romana, toda vez que la hostia no se emplea para el
alimento de las personas, perdiendo el sentido original de la Cena, que representa a
Cristo como el alimento para nuestra vida espiritual.

En los últimos tiempos muchas iglesias han dejado de utilizar vino fermentado. Unas
por consideración hacia las personas que han salido del alcoholismo y otras porque
creen que el vino utilizado por Cristo no era fermentado, toda vez que los Evangelios no
dicen literalmente que Cristo usó vino, sino el jugo de la vid. Pero Charles Hodge dice
que el vino usado en la Cena del Señor (“El zumo de la vid” y el “Zumo de la uva”) o el
vino de la Biblia “era un artículo manufacturado. No era el zumo de uva tal como existe
102
Lloyd-Jones, Martyn. La Iglesia y las últimas cosas. Editorial Peregrino. Página 71.
103
Kistemaker, Simon. 1 Corintios. Ed. Desafío. Páginas 436-437.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 93

en el fruto, sino este zumo sometido a tal proceso de fermentación que aseguraba su
preservación y que le daba las cualidades que se le adscriben en la Escritura. Esto nunca
ha sido puesto en tela de juicio en la Iglesia, si exceptuamos unos pocos cristianos en la
actualidad”104 No hay duda que el vino usado por Cristo era fermentado, él se
encontraba inmerso en una cultura vinícola por excelencia. Pero esto no debe ser
problema para los que no deseen utilizar vino fermentado. Podemos usar el jugo de la
uva, pues, no hay obstáculo en las Escrituras para ello y puede ser de ayuda para
aquellas personas que han salido del alcoholismo. Algunas iglesias utilizan vino y jugo
de uva, de esa forma cada persona puede escoger qué tomar.

¿Cuáles son las consecuencias de participar indignamente de estas ordenanzas?

De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor
indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese
cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe
indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual
hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos
examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; más siendo juzgados, somos
castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo (1 Cor. 11:27-
32).

Aunque las ordenanzas son símbolos que expresan verdades espirituales internas, siendo
que deben ser realizadas con fe, y acompañadas de la efectividad de la Palabra de Dios,
asegurada la presencia de Cristo a través de su Espíritu en medio de la congregación
reunida en su nombre y siendo éstas instituidas directamente por él; de seguro que la
celebración de ellas debe conducir a un crecimiento espiritual si se hizo en el espíritu
correcto o a disciplina de parte del Señor si se pervierte su verdadero sentido.

El apóstol Pablo en el pasaje citado al comienzo de este ítem advierte a los creyentes
que su participación indigna les conducirá a recibir una fuerte disciplina de parte del
Señor. Analicemos el pasaje.

“Cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor”. Sin entrar en los
detalles controversiales de cuál debiera ser la mejor traducción de este pasaje, quiero
resaltar algo muy importante: El pan y la Copa pertenecen al Señor. Aunque fueron
tomados del uso común diario, no obstante han sido apartados para un propósito
especial. El pan y el vino utilizados en la Cena, aunque siguen siendo pan y vino,
cuando se apartaron para este uso, se les pueden llamar el pan y el vino del Señor,
especialmente por lo que ellos están representando. “Así que, cualquiera que participa
de estos elementos sin observar la santidad del Señor, peca contra él.”105

“Indignamente”. Ningún creyente en el mundo es digno, por sí mismo, de participar de


la Cena del Señor. En este pasaje no se trata de esa clase de dignidad. Pablo se refiere a
una conducta y actitud incorrecta cuando nos aproximamos a la mesa del Señor. Es por
eso que debemos juzgar, primeramente, nuestra condición. Podemos acercarnos
indignamente a la mesa del Señor de muchas maneras: Cuando se llega a la Cena
simplemente para cumplir con un rito religioso sin valor teológico o práctico para
nosotros, cuando elevamos la Cena mas allá de lo que ella es y pensamos que al comer
104
Hodge, Charles. Teología Sistemática. Ed. Clie. Página 554.
105
Kistemaker, Simón J. 1 Corintios. Libros Desafío. Página 435.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 94

el pan o tomar el vino estamos creciendo en nuestra salvación, aunque no hayamos


estado atentos a la Palabra y estemos practicando el pecado, es decir, buscamos que la
Cena cubra nuestros pecados y nos asegure la aceptación de Dios. También cuando
participamos de la Cena de Comunión mientras estamos peleados o resentidos con
nuestros cónyuges o hermanos en la fe. Kistemaker agrega “Que los comulgantes se
acercan sin arrepentirse de sus pecados y, entonces, sin examinarse a sí mismos; que
los corintios adinerados desprecian a los pobres; que los comulgantes no agradecen al
Señor, y así el sacramento se convierte en una fiesta frívola.”106

“Será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor”. Cuando los comulgantes se acercan
sin previo examen y confesión a la Mesa del Señor, no solo están profanando la
ceremonia en sí, sino que deshonrar al que está presente en forma espiritual en ella, al
que nos ha invitado a su mesa, es decir, a Cristo. Podemos engañar al resto de los
hermanos, ocultando nuestra falta de examen espiritual y nuestro espíritu no
arrepentido, pero no podemos ocultar esto ante el dueño de la mesa. Él con ojos
escrutadores mira nuestra falta de arrepentimiento. Algunos piensan que no podemos
participar de la Cena del Señor si hemos cometido algún pecado. Si esto es así, ningún
creyente o ministro del Evangelio podría participar de ella, pues todos hemos pecado.
Lo que está indicando estos pasajes es que debemos examinar nuestra condición
pecadora y dejar que la luz de Cristo penetra en ella para que nos haga concientes de
nuestra propia pecaminosidad e indignidad ante el Señor, y como el profeta Isaías
exclamemos con sincero arrepentimiento ¡Ay de mí que soy muerto! O como el apóstol
Pablo ¡Miserable de mí! Entonces, y solo entonces, la gracia del perdón nos limpiará y
hará dignos para participar de esta mesa.

“Por tanto pruébese cada uno a sí mismo”. Esto indica que los creyentes deben
examinarse a sí mismos antes de participar de la Cena del Señor. El ministro debe
dedicar unas palabras de exhortación para el auto examen antes de participar de los
elementos. Esta exhortación también de incluir el examen de la fe, es decir, nadie debe
participar al menos que, en su corazón, realmente haya germinado la fe en Cristo como
el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El ministro debe advertir que solo
los discípulos, aquellos que han sido bautizados como señal de su fe real, están llamados
a participar de la Cena. Nadie más debe incluirse, por que no solo están participando de
una Cena a la cual no fueron invitados, sino que acarrean para sí condenación.

“Porque el que come y bebe, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para
sí”. Cualquiera que participa de la Cena sin el previo auto examen es juzgado por Dios.
Solamente ellos. Aquellos que se han abierto para que la Palabra los juzgue, y
entristecidos por sus desobediencias, acuden a la gracia perdonadora, no serán juzgados.
Una de las cosas que debemos discernir al llegar a la Mesa es “el cuerpo del Señor”.
Kistemaker dice, al respecto, que “los comulgantes deben distinguir claramente entre el
pan que comen en la fiesta de amor (ágape) para nutrir sus cuerpos físicos y el pan de la
Cena del Señor para el beneficio del cuerpo de creyentes. Comemos pan para alimentar
nuestros cuerpos, pero el mismo pan se convierte en santo cuando se aparta para la
Comunión. El acto de diferenciar tiene que ver con el comer el pan, lo cual armoniza
con el contexto inmediato.”107 El juicio del Señor, es decir, la corrección o la disciplina,
vendrá sobre los que no logran discernir la sangre y el cuerpo representado en la Cena
del Señor.
106
Ibid. 435.
107
Kistemaker, Simón. 1 Corintios. Libros Desafio. Página 437.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 95

“Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.” El
resultado de la participación indigna de algunos Corintios en la Mesa del Señor, produjo
enfermedades y hasta la muerte en ellos. No se trata de un “castigo” en el sentido
estricto de la palabra, puesto que Dios castigó nuestros pecados en el cuerpo de Cristo,
cuando estaba en la cruz. Más bien debemos hablar de la disciplina del Señor. Los
creyentes no serán condenados, aun cuando participen indignamente de la mesa del
Señor, porque su salvación está asegurada por el sacrificio perfecto y eterno de Cristo.
Pero esto no los libra de ser disciplinados por Dios. La disciplina busca nuestro
crecimiento espiritual. Ella es necesaria siempre a causa de nuestras inclinaciones
pecaminosas. Aunque no podemos juzgar las enfermedades de los demás creyentes,
sabemos por este pasaje que algunas de ellas pueden ser resultado directo de pecados
específicos, incluso la muerte.

“Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados” Hay dos
formas como Dios nos juzga: A través de su Palabra penetrando en nuestra mente y
corazón, mostrándonos nuestros pecados y conduciéndonos al arrepentimiento; o el
juicio de su disciplina cuando no hemos hecho lo anterior. Dios nos enseña a través de
Su Palabra y a través de la disciplina ¿Cuál de las dos preferimos?

“Más siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados
con el mundo.” “Dios envía castigos individuales para hacer que los culpables vuelvan
al comportamiento correcto, y envía la muerte a algunos en la iglesia para animar a los
que quedan a que elijan la santidad en vez del pecado. Aun en el caso de que el Señor
decidiera castigarnos con la muerte por profanar su mesa, será para disciplinarnos, para
evitar que seamos condenados.”108

108
MacArthur, John. 1 Corintios. Editorial Portavoz. Página 322.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 96

IX. LA PUREZA DOCTRINAL (Confesión de Fe)

Hemos insistido que la Iglesia de Cristo es apostólica e histórica. Toda verdadera iglesia
debe tener las marcas distintivas que presenta las Sagradas Escrituras. Hoy día, así
como en toda época de la vida de la Iglesia, han surgido congregaciones locales que se
desvían notoriamente de la doctrina y práctica apostólica.
Incluso en el tiempo apostólico algunas congregaciones habían permitido la entrada de
graves errores doctrinales y prácticos, los cuales recibieron la represión del Señor. No
obstante continuaron siendo consideradas iglesias del Señor.

La Iglesia de Corinto. Pablo les llama “Iglesia de Dios” y a sus miembros les da la
designación de santos (1 Corintios 1:1-2). Pero esta Iglesia de Dios, compuesta de los
santificados en Cristo Jesús estaban desviándose del propósito que Cristo estableció
para Su Iglesia: - Había contiendas entre ellos (1 Cor. 1:11-13; 11:17-19) – Su
comportamiento era tan contrario al espíritu cristiano que Pablo les compara con las
personas carnales, con los inconversos (1 Cor. 3:1-4) – Un gran pecado sexual estaba
practicándose en alguno de sus miembros, y la Iglesia estaba distraída manifestando y
entreteniéndose con ciertos dones espectaculares, sin disciplinar al ofensor (1 Cor. 5:1-
2) – Los creyentes estaban defraudándose los unos a los otros (1 Cor. 6:7-8) – Algunos
“profetas” o miembros con supuestos dones de revelación estaban denigrando el nombre
de Cristo, supuestamente dando revelaciones del Espíritu Santo (falsa doctrina) (1 Cor.
12:3) – La búsqueda de dones espectaculares les había conducido al orgullo, el
egocentrismo y la falta de amor (1 Cor. 13:1-2) – La Santa Cena se había convertido en
una fiesta donde muchos se emborrachaban, y no tenían en alta estima el cuerpo y el
sacrificio de Cristo (1 Cor. 11). A pesar de todos los problemas de índole doctrinal,
moral y espiritual que se estaban presentando en esta Iglesia, el Señor aún la sigue
considerando como suya.

Las cartas de Cristo a las Siete Iglesias en el Apocalipsis también dejan ver los errores
doctrinales y de conducta que pueden ingresar a cualquier Iglesia local:
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 97

- Pérgamo. El Señor les llama la atención por retener una falsa doctrina que les
conducía a poner tropiezos espirituales, a la idolatría y al pecado sexual. Apocalipsis
2:12-15

- Tiatira. Esta iglesia consentía la presencia de una falsa profetisa que estaba llevando a
algunos miembros a la fornicación y la idolatría. Apocalipsis 2:18-23

- Sardis. Ellos se jactaban de su vida cristiana, pero en fondo no era así. Sus obras eran
desagradables ante el Señor y habían olvidado el mandato del Señor. Apocalipsis 3:1-4

- Laodicea. Este es el caso de una Iglesia que está a punto de convertirse en Sinagoga
de Satanás. Habían desviado tanto su rumbo que el Señor estaba a punto de vomitarlos.
Apocalipsis 3:14-17
En todos los casos anteriores hallamos a Jesucristo escribiendo a Sus Iglesias, aunque
muchas estaban presentando diversidad de problemas.

La confesión Bautista de 1689, Capítulo 26, art. 3, afirma: “Las Iglesias mas puras bajo
el cielo están sujetas a la impureza y al error”.

Así que cuando hablamos de la pureza doctrinal de la Iglesia no estamos descalificando


a aquellas que, de una u otra manera, conviven con algunos errores de doctrina o
práctica. Pero esto no debe ser excusa para que una Iglesia anide en su seno reconocidos
errores doctrinales o de práctica. Recordemos que la historia es testigo fiel de cómo
muchas iglesias, luego de permitir la entrada, consentirla, anidarla y darle el estatus de
verdad, a una mentira doctrinal, terminó convirtiéndose en sinagoga de Satanás. Ese es
el serio peligro que corre toda iglesia local.

De allí que es necesario revisar constantemente si nuestra doctrina y práctica está


ajustándose al fundamento apostólico. No tenemos la iglesia perfecta en esta tierra, pero
debemos buscar la perfección constantemente (Mat. 5:48).

Hoy día estamos viendo como el desorden, en algunos aspectos de la vida de la Iglesia,
crece y se extiende por todas partes. Cada día surgen nuevas tendencias, movimientos,
doctrinas y prácticas extrañas a las Escrituras, y nadie dice nada. Iglesias reconocidas
por su énfasis en el estudio serio de las Escrituras, sucumben ante estos nuevos
movimientos solo con el fin de conservar a las personas en su seno, o de no ser vista
como anticuada. El modernismo, el postmodernismo, el pluralismo, el relativismo, el
ecumenismo, el pragmatismo, el neopaganismo, el neomisticismo, el esoterismo y otros
movimientos surgidos directamente del infierno están moldeando la doctrina y práctica
de numerosas iglesias cristianas hoy día. Parece que no hubiera un norte definido, sino
que los nuevos vientos cambian su rumbo de tanto en tanto.

La línea divisoria entre las iglesias cristianas de doctrina bíblica y las sectas o iglesias
apóstatas cada día es más delgada. Todas se escudan en la frase “Creemos lo que la
Biblia dice” y cualquier asunto doctrinal queda así resuelto. El Católico Romano que
adora a la virgen y cree que además de la obra perfecta de Cristo es necesario la
intercesión de los santos y el cumplimiento de las buenas obras para la salvación,
mantiene su posición firme en sostener que Cree en la Biblia. El mormón y el testigo de
Jehová también dice que cree en la Biblia. Hoy día hasta lo brujos profesan creer en la
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 98

Biblia. Este es el libro más vendido en el mundo y todos se jactan de conocer alguna
parte de ella: Los políticos la usan para ganar votos, el brujo de la televisión para dar
apariencia de santidad, el escritor para demostrar conocimientos religiosos, en fin, la
Biblia es un libro tan conocido que su mensaje ya no interesa, sino solamente aquellas
partes “positivas” que ayuden a un mundo pluralista y relativista a ser mejor. Hasta los
practicantes de otras religiones como los musulmanes, hindúes y budistas levantan
algunos pasajes de la Biblia como una “ayuda espiritual”. El famoso tele-mercader del
Evangelio utiliza pasajes entresacados de la Biblia para “demostrar” porqué sus
espectadores deben enviarles grandes sumas de dinero. En fin, hoy día, todos los grupos
religiosos dicen creer en la Biblia, a tal punto que decir esa frase realmente no tiene
significado alguno para la verdadera fe. No que la Biblia haya dejado de ser la Palabra
inerrable de Dios y la máxima norma en materia de fe y conducta, sino que ella es
utilizada para sustentar cualquier tontería surgida de la imaginación elevada de los
hombres.

Es por eso que las iglesias cristianas y apostólicas, de todos los tiempos, han
considerado necesario condensar un resumen de las doctrinas principales que la Biblia
enseña, en lo que se ha llamado CONFESIONES DE FE o CREDOS.

Realmente la Iglesia Cristiana es un pueblo confesante. “La Iglesia tiene que confesar lo
que Dios le demanda que confiese en Su Palabra, la cual es suficiente e infalible. Esta
Palabra es el único fundamento para la fe y para la manera de vivir del cristiano.”109

Ya desde el tiempo apostólico las confesiones de fe, aunque estas sean cortas y respecto
a un solo tema, formaron parte de la vida de la Iglesia. Las confesiones nos permiten
distinguir entre lo que los verdaderos cristianos creen y lo que los sectarios o herejes
profesan. En el tiempo de Cristo había muchas personas que profesaban creer algo sobre
Él. Unos decían que era Juan el Bautista, otros decían que era Elías, o Jeremías, o
simplemente un profeta más. Así como sucede hoy. Muchos grupos religiosos profesan
algo sobre Cristo, pero la Iglesia siempre ha estado interesada en Confesar lo que Dios
ha revelado de una manera clara. Jesús quiso enseñarles esto a los que serían el
fundamento de la Iglesia cuando les pregunta “Y ustedes, ¿Qué confiesan que soy yo?”
(Mateo 16:15). La Iglesia siempre debe confesar, en una manera clara y concisa, lo que
sabemos es la verdad revelada.

Los que menosprecian las Confesiones de Fe realmente ignoran el papel crucial que
éstas han cumplido en salvaguardar la verdadera fe desde el inicio de la Iglesia
Cristiana. Algunos dirán ¿Acaso la Biblia no es suficiente en los asuntos de fe y
práctica? Claro que sí. Esa es una de nuestras más grandes convicciones. Solamente la
Biblia es enteramente suficiente. Pero cuando hablamos de Confesiones no estamos
afirmando que ellas reemplacen a las Escrituras, sino que éstas son un resumen o
sistematización de lo que la Biblia enseña con el fin de diferenciar lo que la Iglesia
Cristiana comprende e interpreta y lo que los grupos sectarios profesan. “En su lucha
contra los enemigos de afuera y contra los que enseñan doctrinas erróneas desde dentro,
la iglesia ha sido forzada a pronunciarse sobre lo que cree en virtud del contenido de la
Escritura Santa. Es un error pensar que hay contradicción entre la Biblia y las
Confesiones, puesto que éstas toman todo de la fuente de la Palabra de Dios.”110

109
Confesiones de Fe de la Iglesia. Ed. Clie. Página 9.
110
Ibid. Página 10.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 99

Además del ejemplo inicial que hemos dado de la necesidad de las confesiones (Muchos
creían distintas cosas de Cristo, pero los apóstoles debían confesar lo que sabían era la
verdad de Cristo), encontramos otros ejemplos muy valiosos. Ya en los primeros siglos
de la historia de la Iglesia Cristiana, empezaron a surgir grupos sectarios que tomaban
algunos pasajes aislados de las Escrituras para esbozar doctrinas erróneas sobre Cristo y
la Triunidad. Realmente es difícil, y no muy sano, extraer de un solo pasaje bíblico
doctrinas tan importantes y profundas como la Cristología. No era suficiente con decirle
a las personas “Creemos lo que la Biblia enseña sobre Cristo”, prácticamente con esta
frase era poco lo que aclarábamos. Se necesitaba que la Iglesia analizara todo lo que las
Escrituras enseñan sobre Cristo y escribiera un resumen, en el lenguaje comprensible
para la época, de lo que la Biblia enseña al respecto. Una buena parte de la Iglesia había
corrido detrás de la herejía de Arrio quien enseñaba que Cristo no es el Hijo Eterno de
Dios, sino que había sido creado antes de la historia. Los verdaderos creyentes no
podían permitir que la verdadera fe fuera mancillada por la popularidad de las doctrinas
erróneas de Arrio. No podían quedar en silencio. Así como Pedro y los demás apóstoles
tuvieron que confesar públicamente quién era Cristo, según las Escrituras, la Iglesia
tuvo que redactar un resumen de lo que la Biblia enseñaba sobre la eternidad de Cristo y
la verdad de un Dios trino. Así surgió el Credo de Nicea. No fue el resultado del ímpetu
académico de un grupo de ministros que no tenían nada que hacer y decidieron ponerse
a escribir Credos inoficiosos. Los que tal piensan desconocen, para debilidad de la
Iglesia en nuestro siglo, la importancia histórica que tuvieron esos credos con el fin de
conservar la correcta interpretación doctrinal de las Escrituras.

Si no hubiese sido por confesiones como el Credo apostólico, el Credo Niceno y el


Credo de Atanasio, el error doctrinal se hubiese popularizado en medio de la Iglesia
Cristiana de los siglos siguientes.

Samuel Waldrom transcribe las observaciones de Samuel Miller sobre el Concilio de


Nicea, lo cual nos ayuda a entender la importancia de las Confesiones de Fe: “Cuando
el concilio comenzó a examinar el tema (de la idea de Arrio sobre la divinidad de
Cristo), resultó extremadamente difícil obtener de Arrio una explicación satisfactoria de
sus ideas. No sólo estaba tan dispuesto como el teólogo más ortodoxo allí presente a
profesar que creía en la Biblia, sino que se declaraba dispuesto a adoptar, como suyo,
todo el lenguaje de las Escrituras, en detalle, concerniente a la persona y el carácter del
bendito redentor. Pero cuando los miembros del Concilio quisieron averiguar en qué
sentido entendía ese lenguaje, evidenció una disposición a evadir y equivocar y, de
hecho, durante bastante tiempo, dificultó los intentos de los más ingeniosos de los
ortodoxos por especificar sus errores y sacarlos a la luz. Declaró que estaba
completamente dispuesto a emplear el lenguaje popular en el tema de controversia; y
quiso que se creyera que difería muy poco de la generalidad de la Iglesia. Por
consiguiente, los ortodoxos examinaron los distintos títulos de Cristo que expresan
claramente la divinidad, tales como “Dios” – “el verdadero Dios”, la “imagen misma de
Dios”, etc. – cada uno de los cuales Arrio y sus seguidores suscribieron de buena gana:
reclamando el derecho, sin embargo, de poner su propia construcción sobre los títulos
bíblicos en cuestión. Tras emplear mucho tiempo e ingeniosidad en vano, procurando
sacar a rastras a este habilidoso ladrón de sus escondrijos, y para obtener de él una
explicación de sus ideas, el Concilio se dio cuenta de que sería imposible cumplir su
objetivo tanto en cuanto le permitieran atrincherarse tras una mera profesión general de
fe en la Biblia. Hicieron, pues, lo que el sentido común, al igual que la Palabra de Dios,
había enseñado a hacer a la Iglesia en todos los tiempos anteriores, y lo único que puede
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 100

capacitarla para detectar al habilidoso defensor del error. Expresaron, en su propio


lenguaje, lo que suponían ser la doctrina de la Escritura concerniente a la divinidad del
Salvador; en otras palabras, redactaron una Confesión de Fe sobre este tema; que
invitaron a Arrio y a sus discípulos a suscribir. Los herejes rehusaron hacerlo; y se les
hizo reconocer prácticamente que no entendían las Escrituras como el resto del Concilio
las entendía y, desde luego, que la acusación contra ellos era correcta”. (Citado por
Waldrom del libro The Utility and Importante of Creeds and Confessions, Samuel
Miller, (reimpreso por A. Press, 1987), páginas 33-35).111

De la misma manera en el siglo XVI, el siglo de la Reforma evangélica, fue necesario


que la Iglesia Cristiana volviera a confesar, de manera clara y sistemática, lo que
interpretaban de las Escrituras, respecto a algunas doctrinas que habían sido
tergiversadas por la Iglesia Institucional de su tiempo. Las Iglesias Reformadas
necesitaban confesar de manera pública con el fin de dejar por fuera todo lo que sea
erróneo. “Las grandes confesiones reformadas no pretendían convertir en verdad algo
que no fuera verdad anteriormente; ni se proponen obligar a los hombres a que crean
algo que no estén ya obligados a creer sobre la base de la autoridad de la Escritura”. 112
Las confesiones actúan como un muro que cerca y delimita lo que corresponde a la
verdadera doctrina bíblica que profesan las Iglesias fieles. Cuando decimos “esto
creemos” estamos diciendo, aquellos que no crean esto no pueden formar parte de
nuestra Iglesia. Así de sencillo. Si no confesamos estamos abriendo las puertas de la
Iglesia (y no me refiero al edificio de ladrillo) para que entren herejías y prácticas
erróneas.

Muchas iglesias se jactan de no tener confesiones de fe escritas, pero realmente si las


tienen, tal vez de una manera no formal, pero sí confiesan sus distintivos bíblicos, y solo
tienen comunión con aquellas iglesias que se identifican con sus principios doctrinales.
Si esto es así es porque realmente tienen una confesión de fe. El problema es que
cuando estas confesiones no están en acuerdo y continuidad con lo que las verdaderas
iglesias han confesado a través de la historia, son peligrosas porque pueden contener
claros errores doctrinales.

Otros creyentes rechazan las declaraciones doctrinales de manera escrita y resumida en


Confesiones de Fe porque piensan que esto divide a las Iglesias. Realmente este es uno
de los propósitos nobles de las confesiones de fe: Dividir o separar lo falso de lo
verdadero. Las escrituras advierten que los falsos profetas, falsos apóstoles, falsos
maestros y falsos pastores ingresarán a la Iglesia y tratarán de desviarla (Mat. 7:15;
24:11; 24:24; Mr. 13:22; 2 Co. 11:13; 11:26; Gál. 2:4; 2 Ped. 2:1). De allí que Juan nos
mande probar los espíritus (doctrinas) si son de Dios o si son falsos. Pero como
podemos probar si alguien enseña falsa o verdadera doctrina. Simplemente no le
podemos preguntar ¿Crees lo que la Biblia enseña? Lo mas seguro es que nos
responderá “Si, creo lo que la Biblia dice”, pero él, realmente estará diciendo:”Creo lo
que yo pienso que la Biblia dice”. Allí está el problema. Muchos han utilizado la Biblia
para sostener lo que ellos quieren que la Biblia diga. Pero si nosotros le preguntamos
“¿Crees que la Biblia enseña que Jesús es el Hijo Eterno de Dios, quien no fue creado
sino engendrado eternamente por el Padre, y por lo tanto participa de la misma sustancia
divina con el Padre, y el Santo Espíritu, siendo él Dios y también perfecto hombre?” En

111
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Páginas 16-
17.
112
Ibid. 18.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 101

esta pregunta estamos confesando lo que la Iglesia históricamente ha interpretado de las


Escrituras sobre el tema de Cristo. Cuando formulamos esta pregunta confesional (Así
como la pregunta de Cristo “Ustedes “¿Que dicen acerca de mí?”) estamos delimitando
el círculo que enmarca a la verdadera Iglesia. Todos los que no confiesen esta verdad
quedan por fuera, no son considerados como parte de la Iglesia Cristiana, son falsos
espíritus. Esto no es falta de amor, como algunos han planteado. El amor que no se basa
en la verdad, es tan falso y vacío como una iglesia que profesa doctrinas erróneas.

Todas las verdaderas Iglesias tienen la responsabilidad de ser “Columna y Baluarte de la


Verdad”, ninguna puede estar eximida de esta responsabilidad. Pues, sin la doctrina
correcta ¿Habrá evangelio verdadero? Y si no hay evangelio verdadero ¿Podrá éste
salvar a los pecadores? Esto es de gran trascendencia e importancia para la vida
religiosa de los pueblos. El hombre pecador necesita escuchar la verdadera predicación
del Evangelio en todos los tiempos. Pero solamente la Iglesia puede llevar esta
verdadera predicación, preservando la doctrina correcta, defendiéndola contra el error y
los ataques de los enemigos de la fe.

Pero, siendo que la Iglesia no empezó en este siglo, ni es independiente de la Iglesia de


los siglos anteriores, nuestra confesión de fe debe estar acorde con lo que los Santos han
confesado en los pisos anteriores que se han construido, - por la acción del Espíritu
Santo y sobre el Fundamento Apostólico, teniendo como base a la Piedra Angular
(Cristo) – recordando que la Iglesia, como un edificio, debe crecer coordinada sin
separación ni desconocimiento de lo que ya se ha construido, de manera cierta y
verdadera (Ef. 2:21).
Esto implica que cualquier Confesión de Fe escrita que las Iglesias quieran tener en el
día de hoy, debe contener los elementos y declaraciones doctrinales que se encuentran
en importantes credos como: El Apostólico, el Niceno, el de Atanasio, los Cánones de
Dort, el Catecismo de Heidelberg, La Confesión Belga, La Confesión de Westminster,
la Confesión de Londres de 1689. Todas estas declaraciones doctrinales fueron
aceptadas por una gran cantidad de Iglesias Cristianas reconocidas por su sana doctrina
y práctica.

Siendo que estas Confesiones o declaraciones doctrinales proceden de las Iglesias


militantes, las cuales no son perfectas, es posible que haya diferencias en las
interpretaciones que se hacen de algunas doctrinas particulares, pero que no minan ni
destruyen la ortodoxia característica de las verdaderas iglesias. Esto implica que algunas
de las confesiones, sino todas, cuando tratan diversos temas, pueden ser influenciadas
por el espíritu de la época o el contexto general o las circunstancias en las que fueron
escritas. Esto nos conduce a dos situaciones: Primero, aunque podamos equivocarnos en
la confección de una doctrina en particular, esto no debe impedir el confesar de manera
escrita lo que creemos, tratando de ser lo mas fieles a las Escrituras y a la interpretación
que los Santos de todos los tiempos han dado; Segundo, estos errores deben ser
mínimos, y no en doctrinas fundamentales para la fe cristiana. Las divergencias que
encontramos en estas confesiones son mínimas, mientras que en la mayoría de sus
declaraciones doctrinales son coincidentes.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 102

X. LA UNIDAD DE LA IGLESIA

“Todos los santos que están unidos a Jesucristo (Ef. 1:4; Juan 17:2,6; 2 Co. 5:21; Ro.
6:8; 8:17; 8:2; 1 Co. 6:17; 2 P. 1:4), su cabeza, por su Espíritu y por la fe (Ef. 3:16,17;
Gá. 2:20; 2 Co. 3:17,18) (aunque no por ello vengan a ser una persona son Él 1 Co. 8:6;
Col. 1:18,19; 1 Ti. 6:15,16; Is. 42:8), participan en sus virtudes, padecimientos, muerte,
resurrección y gloria (1 Jn. 1:3; Jn. 1:16; 15:1-6; Ef. 2:4-6; Ro. 4:25; 6:1-6), y, estando
unidos unos a otros en amor, participan mutuamente de sus dones y virtudes (Jn.
13:34,35; 14:15; Ef. 4:15; 1 P. 4:10; Ro. 14:7,8), y están obligados al cumplimiento de
tales deberes, públicos y privados, de manera ordenada, que conduzcan a su mutuo bien,
tanto en el hombre interior como en el exterior (Ro. 1:12; 12:10-13; 1 Te. 5:11,14; 1 P.
3:8; 1 Jn. 3:17,18; Gá. 6:10)” (Confesión de Londres de 1689.Capítulo 27, párrafo 1).

Las declaraciones doctrinales que encontramos en la confesión de Londres (también en


la de Westminster) acentúan una verdad maravillosa respecto a la Iglesia: Su unidad.

Este es un tema de gran importancia para todo creyente. Jesús afirmó que él vino a
edificar SU Iglesia. En los Evangelios, y al comienzo de Hechos es fácil detectar la
unidad de la Iglesia, pues solamente había una asamblea, la Iglesia de Jerusalén. Estaba
conformada por los 11 apóstoles, luego se añadió Matías, y los discípulos que habían
quedado fieles al Señor luego de su ascensión. Esta iglesia muy pronto creció debido a
las conversiones registradas en el día de Pentecostés y la adición de nuevos discípulos
como resultado de la predicación y el buen testimonio de sus miembros.

Después de este inicio florido, se desató en Judea una persecución cruel contra la
Iglesia, provocando el éxodo de muchos de sus miembros y líderes a otras ciudades y
Estados. La consecuencia obvia de este desplazamiento fue la predicación del Evangelio
y la consecuente reunión de nuevos creyentes para adorar al Señor mediante la
predicación de la Palabra. Sabemos que una Iglesia es una asamblea de personas que se
apartan con un fin o propósito específico. De allí que a estos nuevos grupos de creyentes
se les dio la designación de Iglesia. Es así que hayamos la Iglesia de Jerusalén, la Iglesia
de Antioquia, la Iglesia de Éfeso, y numerosas iglesias más. Podemos preguntarnos
¿Continuaba siendo una sola la Iglesia de Cristo, a pesar de los nuevos grupos que se
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 103

formaron en otras ciudades? ¿Cómo podría conservarse la verdad de UNA SOLA


IGLESIA DE CRISTO en medio de las nuevas IGLESIAS LOCALES que estaban
surgiendo, de diferentes naciones, costumbres y contextos?

Creo que si descubrimos este principio unificador en el Nuevo Testamento, podremos


tener claridad sobre el tema de la Unidad de la Iglesia en nuestro siglo XXI.

La confusión ha sido de gran magnitud respecto al tema de la Unidad de la Iglesia.


Algunos sostienen conceptos que contradicen las ideas de otros, es decir, muchos
argumentos son expresados hoy respecto al tema de la Unidad de la Iglesia.

Pero ¿Cuál de todos será el más bíblico? Es una tarea ardua la que debe hacerse para
llegar a una conclusión realmente bíblica. Pero creo que no es imposible. Realmente
esto debiera ser claro para todos los creyentes, porque Jesús, y los apóstoles se
encargaron de establecer ciertos principios para la unidad del cuerpo de Cristo.

Algunos piensan que la verdadera unidad de la Iglesia consiste en la unión externa, a


través de ciertos organismos eclesiásticos, de las diferentes denominaciones o iglesias
existentes en una región, país o en el mundo. Para lograr este tipo de unión es necesario
que las diferentes iglesias o denominaciones sean flexibles en sus posiciones doctrinales
y dogmáticas de tal manera que puedan caber iglesias con creencias y prácticas
contrarias, en otras palabras, el tema de la doctrina bíblica no es la base para esta unión.
Lo importante es que todos podamos trabajar armoniosamente para la extensión del
reino de Cristo.

Por otro lado, encontramos a muchas iglesias que se resisten a cualquier trabajo en
conjunto con otras congregaciones. Para ellos la verdadera unidad es la de la Iglesia
local y, prácticamente, desconocen la existencia de La Iglesia Universal de Cristo.

Como podemos, ver este tema no es tan sencillo ni tan comprendido por la mayoría de
Cristianos.

Como dije al principio, las Escrituras no nos dejan a oscuras respecto al tema de la
Unidad de la Iglesia. Este es un tema de trascendente importancia en la Biblia y no
podemos dejarlo a un lado. Intentemos ahondar en la enseñanza bíblica respecto al tema
y permitamos que el Señor nos guíe a andar por los caminos de la verdadera unidad.

1. ¿Realmente las Escrituras hablan de la unidad de la Iglesia?

Es necesario que empecemos respondiendo esta pregunta, porque, como creyentes


bíblicos, debemos estar seguros de que nuestra doctrina y práctica procede de la
revelación escrita de Dios. Es posible que algunos no se preocupen por el tema de la
unida de la Iglesia debido a que ignoran si las Escrituras hablan de ella. Analicemos
cada uno de los pasajes que establecen principios sólidos para la unidad:

- Juan 17:21. “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me
enviaste.”
- “Edificaré mi Iglesia”. Mat. 16:18. Jesús vino a edificar Una Iglesia.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 104

- Ef. 2:20. “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la


principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien
coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor”. Si existe un solo
fundamento, es porque Jesús está identificando un Solo edificio: La Iglesia. Esto
implica que todos los miembros de las iglesias locales constituyen este único
edificio espiritual.
- La cabeza (Cristo) y el cuerpo. El apóstol Pablo insiste en presentar a la Iglesia
como un cuerpo unido bajo el gobierno de una sola cabeza, es decir, Cristo. (Ro.
12:4-5; 1 Cor. 10:17; 1 Cor. 12:12-13; 1 Cor. 12:27,20; Ef. 1:23; Ef. 2:16; Ef.
3:6; Ef. 4:4; Ef. 4:16; Ef. 5:23; Ef. 5:30; Col. 1:18; Col. 1:24; Col. 2:19; Col.
3:15)
- Las Escrituras presentan a la Iglesia como la novia o la esposa que un día será
presentada ante Cristo, una sola (Ap. 19:7; Ap. 21:2; Ap. 21:9; Ap. 22:17).

Este tema ha sido tratado ampliamente por las Iglesias de todos los tiempos. Mucho más
en estos días de pluralismo, ecumenismo e integración. Las naciones se están uniendo
en grandes bloques económicos que les permitan asegurar su desarrollo, las religiones
están dialogando para encontrar puntos de encuentro que les permita sobrevivir en un
mundo cada vez mas secular y ajeno a la fe religiosa.

Las Escrituras también insisten en presentar la realidad de la unidad de la Iglesia de


Cristo. Pero esta unidad debe ser entendida conforme a los principios divinos y no debe
estar cimentada en las ideas que los hombres tienen de la unidad.

2. ¿Cuál es el fundamento para la Unidad de la Iglesia?

La unidad de la Iglesia está fundamentada en la relación única que cada cristiano


mantiene con Su Cabeza: Jesús.

Es preciso establecer este principio fundamental al hablar de la unidad de la Iglesia.


Recordemos que Jesús es la Cabeza de la Iglesia, por lo cual ningún sínodo,
denominación, cuerpo de pastores o entidades paraeclesiásticas pueden tomar decisiones
respecto a la Unidad de la misma, aparte de lo que Cristo ha dictado. Todas las iglesias
locales deben mantenerse en la unidad que Jesús ha establecido para ella.

La verdadera unidad de la Iglesia está fundamentada en la unidad que los verdaderos


creyentes mantienen con Cristo. En todas las naciones y continentes, cada uno de los
que ha puesto su fe en Cristo, y ha sido regenerado por el Santo Espíritu ha sido hecho
uno con Cristo. “La comunión de los santos no es meramente una alianza humana, ni
tampoco es directa. Por el contrario, los santos están en comunión mediante su unión
común con otro: Jesucristo”113. Siendo hijos de un mismo Padre y compartiendo el
mismo Espíritu que recibimos al estar unidos con Jesús, todos los creyentes guardamos
esta estrecha comunión.

Esto es prueba irrefutable de la comunión férrea que compartimos todos los creyentes.
Aunque no se conozcan, aunque nunca hayan estrechado sus manos, están unidos por el
vínculo perfecto que tienen con Cristo.

113
Waldrom, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Página 336.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 105

Pero, ¿En qué sentido y de que forma estamos unidos a Cristo?

Es importante tener claridad en este asunto, en virtud de la intromisión de corrientes


esotéricas y de la Nueva Era en algunos conceptos y prácticas de las Iglesias modernas.
Estas filosofías enseñan que el hombre puede hacerse uno con el Dios Eterno, a través
de la meditación, la concentración, las buenas obras y otras formas. Pero debemos saber
que la Biblia nos presenta al Dios Eterno como el inaccesible, el Sublime, el que está
por encima de todo, al cual los cielos de los cielos no pueden contener. Ninguna
criatura, por muy inteligente y moral que sea, podrá jamás mezclarse con la sustancia
eterna de Dios. La unión que tenemos con Cristo es de otra naturaleza. De allí que la
Confesión se apresure a aclarar: “Esta comunión que los santos tienen con Cristo, no les
hace de ninguna manera participantes de la sustancia de su divinidad: ni los hace iguales
a Cristo en ningún respecto, y el afirmar tal cosa sería impiedad y blasfemia. (Col. 1:18;
1 Cor. 8:6; Sal. 45:7; 1 Tim. 6:16).” (Confesión de Westminster, Capítulo XXVI,
párrafo 3).

- La unión con Cristo se fundamenta en el plan electivo de Dios (Ef. 1:4). El


Dios eterno a mirado a su pueblo redimido, desde la eternidad, solamente a
través de Cristo, quien es su cabeza federal o representativa. Los creyentes
guardamos esta unidad especial con Cristo, pues en él, Dios ha provisto el
plan soberano de la Salvación.
- Somos uno con Cristo en la relación que guardamos frente a la Ley Santa de
Dios. Jesús, siendo nuestra cabeza federal, ha cumplido perfectamente todas
las demandas de la Ley, no solo en su sentido moral sino en el ceremonial. Él
fue el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Ahora la salvación y
reconciliación que gozamos con Dios, es totalmente dependiente de Cristo,
“De aquí es que nuestro estado legal se determina por el suyo, y sus
derechos, honores y relaciones, son hechos nuestros en compañía de él… Por
esto nuestra vida espiritual se deriva de él, y se sostiene y se determina por
su vida, porque él es nuestra porción (Gál. 2:20).”114
- Somos uno en Cristo porque el Espíritu Santo nos da vida a todos. (Ro. 8:2;
1 Co. 6:17; 2 P. 1:4). Dios Padre ha enviado al Espíritu Santo para que obre
en los creyentes la vida plena que Cristo conquistó mediante su obra de
redención. Este Espíritu, que procede de Dios Padre y Dios Hijo, es “el
órgano de la presencia de Cristo, el medio infinito por el que la plenitud de
su amor y vida y todos los beneficios comprados por su sangre, circulan
libremente de la Cabeza a los miembros.”115

Esta es la unión que tenemos con el Salvador, la única cabeza de la Iglesia. Él nos
compró con su sangre preciosa y ahora le pertenecemos. Toda la vida del creyente está
centrada en Cristo, vive para él, canta para él, ama para él. Todas sus posesiones,
virtudes, logros y alcances le pertenecen a Jesús.

De esta unión mística 116 con Cristo se desprende la unión que tenemos todos los
114
Hodge, Archibald A. Comentario de la Confesión de Westminster. Ed. Clie. Página 299.
115
Hodge, Archibald A. Comentario de la Confesión de Westminster. Ed. Clie. Página 299.
116
Cuando se dice que la unión que mantenemos con Cristo es mística no estamos afirmando que sea
misteriosa en el sentido de que mezcle la sustancia de Cristo con nosotros, o que seamos impregnados de
la esencia divina, es mística solamente en el sentido de que no podemos conocer esta unión al menos que
el Señor nos la revele, puesto que ella es interna y su perfección es tal que no podemos compararla con
ninguna unión en la tierra.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 106

creyentes. Siendo que somos un solo cuerpo con Jesús, entonces todos estamos unidos a
todos. Debemos advertir que esta unión de los creyentes no viola la individualidad, pero
sí afianza la integración y compañerismo del único pueblo de Dios. “Están animados
por el mismo Espíritu, están llenos del mismo amor, permanecen en la misma fe, se
empeñan en la misma batalla y están comprometidos para alcanzar la misma meta.
Juntamente se interesan en las cosas de Cristo y de su Iglesia, de Dios y de Su reino (Jn.
17:20, 21; Hch. 2:42; Rom. 12:15; Ef. 4:2,3; Col. 3:16; 1 Tes. 4:18; 5:11; Heb. 3:13;
10:24,25; Sgo. 5:16; 1 Jn. 1:3,7).117

El apóstol Pablo, en la carta a los Efesios, presenta de una forma maravillosa la realidad
de esta unidad que mantenemos todos los creyentes:

Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que
fuisteis llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los
unos a los otros en amor, 3solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la
paz; 4un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza
de vuestra vocación; 5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y Padre de todos, el cual
es sobre todos, y por todos, y en todos.

En mi libro, “Efesios: Las riquezas de Su gracia”, comentado este pasaje, se logran


interpretar estas verdades fundamentales que mantienen unida a la Iglesia:

“Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz 118. V. 3. La unidad de la Iglesia es un
asunto que ha empezado en Dios. Cuando Pablo dice que debemos guardar la unidad, es porque está
dando por sentado que ella ya existe, ha sido dada por Dios. Los movimientos ecuménicos e
interdenominacionales pretenden encontrar la unidad de la Iglesia, pero esto es absurdo. La unidad ya
está dada por el Señor, nuestro deber es esforzarnos en guardarla. Pero esta unidad no consiste en la unión
externa de las diferentes iglesias locales conformando una gigantesca denominación, como algunos lo han
entendido, o, solamente, en la integración a través de diversas actividades externas intereclesiásticas, esta
clase de unidad no es la que presenta Pablo. La unidad es del Espíritu, es decir, los creyentes somos
hechos partícipes de un solo cuerpo, pero esto solo es obra del Espíritu Santo. En nuestras iglesias locales
somos llamados a esforzarnos con toda solicitud en mantener la paz que debe caracterizar a los redimidos
por el Cordero y en los cuales mora abundantemente el Espíritu de Dios.

Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
un señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
V. 4-6. Para confirmar lo que Pablo viene instruyendo a la Iglesia, es decir, que debemos esforzarnos en
mantener la unidad de la Iglesia, acude a hechos espirituales evidentes que sientan las bases firmes de la
unidad que ya ha efectuado Dios. Esta unidad no es, ni debe ser, el resultado de las ideas humanas, sino
que, como toda práctica cristiana, debe estar fundamentada en la correcta doctrina bíblica. La unidad
cristiana debe conservarse porque solo hay un cuerpo. Jesús compró con su sangre a un solo cuerpo, a la
iglesia. (Efesios 5:23-32). Algunas iglesias se han unido con otras, de distinto credo, para formar una
denominación porque creen que así se expresa la unidad, pero lo cierto es lo contrario, estas uniones lo
que reflejan es el poco esfuerzo que estamos haciendo en la verdadera unidad. La unidad, según las
Sagradas Escrituras, consiste en que todos los creyentes, de todos los tiempos, hemos sido unidos
misteriosamente por el Espíritu Santo en un solo cuerpo. Aunque los creyentes de distintas naciones o
regiones seamos diferentes en algunas cosas, de todas maneras seguimos siendo parte del único cuerpo de
Cristo. Aunque los creyentes de algunas iglesias tengamos diferentes formas de expresar nuestro culto a
Dios, de todas maneras seguimos formando del único cuerpo de Cristo. Hay diferencias entre una y otra
iglesia local, mas bien resultado de nuestras imperfecciones y no del propósito de Cristo, pero si hay
verdadera fe y conversión, seguimos formando parte del único cuerpo. El movimiento ecuménico que
pretende juntar a las Iglesias en una gran estructura religiosa no expresa la verdadera unidad del cuerpo de
Cristo.

117
Berkhof, Louis. Teología Sistemática. Editorial T.E.L.L. Página 540.
118
“… en el vínculo de la paz”; esto es, en el vínculo que es la paz. Bullinger. Clie. Pág. 812.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 107

Otra razón por la que debe guardarse la unidad de la Iglesia es que solo hay un Espíritu. ¿Esto que
significa? La Iglesia de Cristo, que es un solo cuerpo, ha sido unida por el único y mismo Espíritu Santo.
El mismo Espíritu es el que ha llamado eficazmente a los pecadores para que vengan a Cristo. El mismo
Espíritu es el que nos ha convencido de juicio, de justicia y de pecado. El mismo Espíritu es el que ha
producido el nuevo nacimiento o la regeneración en nuestros corazones. El mismo Espíritu es el que nos
ha bautizado al cuerpo de Cristo y nos ha unido con el resto de los santos. El mismo Espíritu es el que ha
dado dones a cada Iglesia local para que puedan ser edificadas. Solo él fue quien inspiró a los apóstoles y
profetas para que establecieran el fundamento sobre el cual la Iglesia de Cristo se edifica día a día. ¿Hay
varios Espíritu Santo? ¿Para cada Iglesia local hay un espíritu diferente que ha efectuado las obras de la
gracia mencionadas anteriormente? No. Entonces, si hay solo un Espíritu que ha operado la gracia en los
creyentes, no queda otra conclusión que la Iglesia es una sola, y que todos los santos formamos parte de
un único cuerpo, de una sola comunidad.

Otro elemento unificador es la esperanza de nuestra vocación. Todos los creyentes, de todos los lugares y
tiempos, hemos sido llamados por Dios para ser santos, para vivir para su Gloria y para ser conformados a
la Imagen de Jesucristo. Esta es la única esperanza que tenemos. No podemos decir que los creyentes de
determinada denominación o región han sido llamados por Dios para tener otra esperanza. Todos
esperamos la misma glorificación. Todos esperamos la misma ciudad celestial. Todos anhelamos el nuevo
cielo y la nueva tierra donde mora la justicia y la gloria de Dios lo llena todo. Esta verdad también debe
hacernos conscientes de la unidad de la Iglesia, y a la vez, debe apartarnos de todo lo que obstaculiza la
paz y armonía entre los hermanos.

Además de los elementos anteriores, otro muy importante es que la Iglesia tiene Un Señor. Todos
reconocemos a Jesús como el Soberano Señor de la Iglesia, el único salvador y a quien debemos
obediencia. Al respecto Erdman dice: El reconocimiento de la soberanía exclusiva de Cristo reúne a los
creyentes y los capacita para reconocer su unidad en Él que es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia,
pero es también el Señor y Maestro de cada uno de los creyentes. El reconocimiento de esta relación
lleva al creyente a una actitud de simpatía y afecto para con todos los que sirven y honran igualmente a
Cristo119.

La Iglesia solo tiene Una Fe. Todas las personas que han sido redimidas e insertadas al cuerpo de Cristo,
la Iglesia, lo han hecho por el don de la fe salvadora que le ha sido dada por Dios. Los santos de todos los
lugares y tiempos han llegado a esa condición a través de la fe en Jesucristo. Nadie ha ingresado a la
Iglesia de otra forma, sin esta fe salvadora es absolutamente imposible. Siendo una sola la fe que nos
salva ¿Acaso esto no nos debe identificar como hermanos y miembros del mismo cuerpo? En el Nuevo
Testamento también se denomina como fe, no solo al modo subjetivo de la misma, es decir, la fe
salvadora, sino al conjunto de la doctrina cristiana, la cual es llamada, teológicamente, la fe objetiva. La
Iglesia de Cristo solo tiene un cuerpo doctrinal: La revelación escrita. No hay más. Las confesiones de fe
y declaraciones doctrinales no son más que resúmenes, en palabras entendibles para la sociedad de la
época, de las grandes doctrinas contenidas en las Sagradas Escrituras. Todos los verdaderos creyentes
utilizamos el mismo cuerpo doctrinal: La Biblia. Siendo una sola Biblia, entonces esto también debe ser
un factor unificador. Todas las Iglesias deben estar sometidas a esta norma máxima en materia de fe y
conducta. Sus doctrinas deben ser escudriñadas e interpretadas de acuerdo al conjunto de enseñanzas de la
misma. Cada Iglesia local debe esforzarse en que todos sus miembros puedan conocer e identificarse con
la interpretación que ella hace de la Biblia, solo así podrá haber armonía y un crecimiento estable. Las
iglesias que no se preocupan por escudriñar las Escrituras y establecer principios doctrinales sólidos para
ser enseñados a sus miembros, muy pronto serán llevadas por las divisiones internas y el error ingresará
con mucha facilidad.

El Bautismo también presenta la gloriosa verdad de la unidad del cuerpo de Cristo, es decir, la Iglesia.
Todos los creyentes deben ser bautizados en una Iglesia local. Este es un mandato de Cristo (Mateo
28:19; Mar. 16:16; Hech. 2:38) y nadie que se llame creyente puede obviarlo, pues, esto sería un acto de
desobediencia flagrante contra el Señor que le salvó. El bautismo no puede ser realizado fuera del
contexto de la Iglesia local, pues, este representa, en cierto sentido, la vinculación de él al cuerpo local de
santos. El bautismo es un símbolo externo que señala la obra interna del Espíritu, el cual le ha regenerado
e insertado al cuerpo universal de Cristo. Todos somos bautizados con ese mismo bautismo.

119
Carlos Erdman. La Epístola a los Efesios. Editorial TELL. Página 86.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 108

Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. V. 6. Otro factor unificador de
la Iglesia de Cristo es el hecho de que tenemos un solo Padre. Jesús dijo en Juan 1:12 Mas a todos los que
le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Todos los
creyentes, de todos los lugares y tiempos, hemos sido adoptados como hijos del mismo Padre, entonces,
siendo miembros de la misma familia nos debe caracterizar la unidad espiritual, puesto que nuestro Padre
también es espiritual. Este Padre que tenemos en común está sobre todos, es decir, gobierna
soberanamente sobre toda la Iglesia120, también es por todos, pues bendice a la Iglesia a través de
Jesucristo y es en todos, porque a través de la persona del Espíritu Santo habita en los corazones de todos
los creyentes.

De todo esto no queda otra conclusión segura que afirmar y reafirmar la absoluta unidad de la Iglesia de
Cristo. Ella es una, aunque la apariencia externa creada por las tantas denominaciones cristianas pareciera
indicar lo contrario. Pero la verdadera unidad es de índole espiritual. Aunque muchas iglesias tengan
formas externas diferentes, los verdaderos creyentes de éstas forman un solo cuerpo de Cristo y no varios
cuerpos. No obstante, todos los creyentes somos responsables de expresar, con un carácter cristiano
inundado de las virtudes de la humildad, la mansedumbre, la paciencia, el amor y la paz, el sentido de
unidad que Dios el Padre, Su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo le han impregnado. Esto debe
evidenciarse en cada Iglesia local y, en el ámbito universal, las verdaderas Iglesias locales deben trabajar
y cooperar unidas en extender el Evangelio del Reino a todas las naciones.”121

¿La unión de la Iglesia significa que todos debemos ser iguales en todos los asuntos y
que todas las Iglesias se unan bajo una misma organización externa?

Muchas personas utilizan las famosas palabras de Cristo en Juan 17:1 “Para que todos
sean uno”, con el fin de justificar un ecumenismo regional, continental y mundial de
todas las Iglesias cristianas, sin importar las diferencias doctrinarias que tengamos
respecto a temas fundamentales como la “Salvación por la sola fe, sola gracia y solo
Cristo”. Pero esta unión es propiciada simplemente por los conceptos pluralistas
humanos. Jesús oró por la unidad de su pueblo, y esto debe motivarnos a buscar de qué
manera podemos expresar esta unión en el mundo de hoy. Pero ¿Quiénes son los que
deben guardar esta unión? Creo que respondiendo esta pregunta estaremos excluyendo
muchas cosas que hoy se consideran unidad, pero que, bíblicamente, no lo son. ¿Por
quiénes oró Jesús en Juan 17 para que permanecieran en unidad? ¿Oró por todos
aquellos que se llaman cristianos? ¿Oró por todas las iglesias y denominaciones que se
hacen llamar cristianas? Miremos por quiénes oró Cristo:

- Por los que tienen vida eterna, habiendo conocido verdaderamente al Dios
Padre y al Hijo que fue enviado. Juan 17:3. Esto excluye de la unidad a los
simples o aparentes creyentes que invaden las Iglesias hoy día. Solamente
están unidos los que tienen gozan de la vida abundante de Cristo, por la
presencia de Su Santo Espíritu.
- Por los que eran del Padre (en decreto eterno: predestinación), que le han
sido dado a Cristo. 17:6.
- Por los que guardan las Palabras de Cristo. (Siendo que Cristo dio una
Palabra, esto implica que todos los que guardan su Palabra tienen la misma
doctrina). Juan 17:6b (Compare Mat. 7:28; 22:33; Luc. 4:32; Juan 7:16,17;
Hch. 2:42; Hch. 13:12; Ro. 6:17; 16:17; Ef. 4:14; 2 Tes. 2:15; 1 Ti. 1:3; 1:10;
4:6; 4:16; 2 Ti. 3:10; 4:3; Tit. 2:1; 2:10; 2 Jn. 9,10). De la misma manera, el
120
También sabemos que Él gobierna soberano sobre todo el mundo, pero en este versículo de Efesios
Pablo quiere enfatizar el Señorío de Dios sobre la Iglesia, pues, sus miembros le pertenecen como hijos, y
de una forma única gobierna sobre ellos, actuando con su gracia especial. Gozamos de un cuidado
especial de nuestro Padre, que no solo nos creó como al resto del mundo, sino que nos adoptó como sus
hijos por el sacrificio de Jesucristo.
121
Benítez, Julio C. Efesios: Las Riquezas de Su Gracia. Fundación IBRC. Páginas 113 a la 119.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 109

apóstol Pablo, cuando presenta la gloriosa realidad de la unidad de la Iglesia,


lo hace, después de haber establecido los principios doctrinales
fundamentales que dan un piso firme a esta unidad. Él no la concebía como
algo externo, donde podían participar cualquier clase de personas o iglesias,
sino solamente los escogidos de Dios, los que han conocido a Cristo
verdaderamente y han sido objetos de su obra de redención, y han sido
llenados por el Espíritu de Dios, de tal manera que ahora viven vidas nuevas,
transformadas y llenas de las Palabras de Cristo. En los pasajes anteriores
podemos ver que solamente los que conocen las Palabras de Cristo (su
doctrina) pueden tener comunión íntima. Sin esta doctrina no hay comunión
verdadera, aunque externamente conformen estructuras bien organizadas y
hagan trabajos sociales o de “evangelismo”, esto solo será obra humana. La
doctrina de Cristo es requisito fundamental para guardar la unidad. Jesús
predicó una doctrina que transmitió a sus apóstoles. A la vez, los apóstoles se
encargaron de escribirla en los libros del Nuevo del Testamento y dejarla
como el fundamento seguro sobre el cual la Iglesia sería edificada. Los
primeros creyentes debían guardar esta doctrina y esto fue lo que hicieron,
ellos se identificaban como los guardadores de la doctrina de los apóstoles y
de Cristo. El apóstol Pablo, por doquier, anunciaba la doctrina de Cristo y de
Dios, instando a los ancianos de cada Iglesia para que se mantuviera fiel a
esa doctrina, enseñándola a toda la congregación. Era considerado un
apóstata o un falso hermano todo aquel que no perseverara en esta doctrina.
La Iglesia de este siglo también está obligada a permanecer fiel al único
cuerpo doctrinal que nos dejó Cristo, los apóstoles y profetas, es decir, las
Sagradas Escrituras. Todo creyente e iglesia que se mantiene fiel a esta
Palabra, está unida a Cristo y, por ende, a todos los verdaderos creyentes.
- Jesús oró por aquellos que recibieron sus Palabras, es decir, la aceptaron con
sincera fe, sin cuestionar ninguna de ellas. Esto de por sí excluye de la
comunión a las iglesias liberales que se atreven a cuestionar algunas
doctrinas, por ser contrarias al espíritu pluralista de la época. Juan 17:8.
- Oró por aquellos que han creído en Cristo, como el Salvador venido de Dios
el Padre. 17:8b. Jesús es el Hijo del Dios Eterno, enviado por Él para redimir
a Su Pueblo, todo aquel que no crea que Jesús es el Hijo Eterno (De la
misma sustancia divina) no está en la comunión de la Iglesia (Esto excluye a
los neo-arrianos como los Testigos de Jehová y algunas iglesias evangélicas
que niegan la divinidad de Cristo), pero siendo que debe creerse que Jesús
fue enviado por el Padre, esto también excluye de la comunión a los neo-
modalistas, como los Unitarios que niegan la existencia siempre presente de
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
- Oró por todos los que habían de creer en todos los tiempos. 17:20

Este pasaje de Juan 17, que es muy utilizado por los grupos ecuménicos hoy día, ¿Qué
clase de unidad presenta para la Iglesia? Creo que las palabras de Cristo son muy claras:
“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean
uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 2La gloria que me diste, yo
les he dado, para que sean uno122, así como nosotros somos uno” Juan 17:21-22. La
122
“Esto no significa que la unidad entre el Padre y el Hijo sea la misma unidad que entre los creyentes y
Dios, pero apunta a que hay cierta analogía. El Padre está en el Hijo y hace sus obras (14:10). El Hijo está
en el Padre. Los don son uno (10:30) y, sin embargo, son distintos. Lo mismo ocurre, en cierta medida,
con los creyentes. Sin perder su identidad, tienen que estar en el Padre y el Hijo.” Morris, León. El
Evangelio Según San Juan, Vol. 2. Ed. Clie. Página 361.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 110

unidad que existe entre la El Padre y el Hijo, es la misma unidad que debe caracterizar a
la Iglesia. Pero ¿De qué manera están unidos el Padre y el Hijo? “Diga lo que se dijere
de los versículos del capítulo 17, es evidente que no podemos tomar esta declaración en
forma liviana o superficial, como si el significado fuera perfectamente claro. Nuestro
Señor trata aquí de la unión mística que existe entre las personas de la Trinidad.” 123 Es
decir, así como el Padre y el Hijo son uno en esencia, todos los creyentes, en sentido
espiritual, somos uno en “mente, esfuerzo y propósito,” 124 porque tenemos la misma
vida que procede de Cristo. Pero también nos une la misma fe, los mismos propósitos, el
mismo amor, el mismo objetivo. Esto es verdadera unidad.

3. ¿De qué manera práctica la Iglesia expresa su Unidad ante el mundo?

Juan 20:21 finaliza con la frase “… para que el mundo crea que tú me enviaste”. Esto
quiere decir que la Unidad de la Iglesia deberá ser vista por “el mundo” y, éstos, al
contemplar dicha unidad volverán sus ojos a Cristo y estarán con mayor disposición
para creer en su mensaje salvador. Hendriksen comenta este pasaje de la siguiente
manera: “Cuando los creyentes están unidos en la fe y presentan un frente unido ante el
mundo, ejercen poder e influencia. Cuando se dividen a causa de luchas y disensiones,
el mundo (sentido ético: el género humano necesitado de salvación) no sabrá a qué
atenerse ni tampoco como interpretar sus llamados testimonios.”125

Es obvio que este pasaje no está diciendo que todo el mundo va a creer en Cristo,
aunque vean la unidad de la Iglesia y sean impactados por ella. Solo creerán los que
estén llamados eficazmente por el Espíritu Santo para salvación. En el contexto del
pasaje Jesús está utilizando la palabra “mundo” para referirse a dos cosas: Al mundo
creado, es decir, al cosmos, y también lo utiliza para referirse a la masa de hombres que
viven sin Dios. Es obvio que en Juan 20:21 se refiere al mundo de hombres que viven
lejos de su presencia, del cual sacará a muchos, así como hizo con los primeros
discípulos, para que sean de su reino especial. Jesús dice, entonces, que estos hombres
podrán tener mayor comprensión de la misión del Mesías al ver, de una manera clara la
unidad de la Iglesia de Cristo.

Esto implica que todos los creyentes estamos comprometidos en expresar, antes el
mundo incrédulo, la eficacia de la obra de Cristo en producir hombres que irradien el
amor y la paz de Dios expresada entre sus hermanos. Pero este amor y esta paz nunca
debe ser “a expensas de la verdad, porque la unidad que se ha conseguido por medio de
tal sacrificio no merece llamarse así.”126

Como hemos insistido de manera casi recalcitrante, esta unidad no es externa, ni se


expresa a través de organizaciones eclesiásticas regionales, nacionales, continentales o
mundiales, pues, casi siempre, para conseguir esta clase de “unión” es necesario
sacrificar la doctrina. Pero las Escrituras si nos presentan ejemplos de cómo podemos
expresar la unidad que nos caracteriza:
123
Lloyd-Jones, Martyn. Unidad Cristiana ¿Cuál es su verdadera base?. Ediciones Hebrón. Página 15.
124
Aunque debemos advertir, nuevamente, que al hablar de unión con Cristo no estamos diciendo que
somos hechos de la misma esencia divina, esto sería blasfemia. Sino que, dependiente de nuestra relación
íntima con Cristo, recibimos la vida eterna que solamente procede de él, por la presencia del Santo
Espíritu de Dios.
125
Hendriksen, William. Comentario del Evangelio según San Juan. Libros Desafío. Página 637.
126
Ibid. Página 637.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 111

- A través de la única doctrina de Cristo. Las Sagradas Escrituras presentan un


conjunto de enseñanzas coherentes. Todos los creyentes deben mantenerse
fieles a esta enseñanza. Creo que ya hemos presentado con suficiente base
bíblica este punto, así que no volveremos a analizar los pasajes Escriturales
que hablan de ello. El mundo sabrá que somos un solo Cuerpo porque
escuchará que todos hablamos una misma cosa. No quiero decir que todos
los creyentes nos vamos a poner de acuerdo en las arandelas y minucias de
todas las doctrinas bíblicas, pues, la historia de la Iglesia nos muestra que
desde un principio, y gracias a nuestro pecado, han surgido estas
controversias. Pero si estamos afirmando que la Iglesia debe expresar una
sola doctrina, sus principios fundamentales beben de una sola fuente y,
siendo así, hablamos las mismas verdades. Todos debemos profesar la misma
fe en las Sagradas Escrituras como inspiradas por el Santo Espíritu, sin error
alguno, y toda suficientes en los asuntos de fe y conducta. Todos debemos
confesar que Jesús es el Hijo de Dios, engendrado mas no creado, Uno con el
Padre, del cual procede el Santo Espíritu. Todos debemos presentar la verdad
del sacrificio eterno y perfecto efectuado por Cristo para la salvación de los
pecadores, sin necesidad de añadir ninguna obra, llámese a esta el bautismo,
las buenas acciones, la mediación de otras criaturas u otra cosa. Todos
debemos creer que la vida cristiana es imposible sin la acción del Espíritu
Santo, quien efectiviza en nuestros corazones la obra de Cristo,
regenerándonos, bautizándonos al cuerpo, santificándonos y guiándonos a
comprender la verdad. Estos son fundamentes esenciales para la fe cristiana,
aquel que no pueda profesar esto, y otras doctrinas, con total convicción y
sin reserva, entonces no pertenece a la Iglesia de Cristo. Si el mundo
incrédulo escucha estas mismas verdades por todas partes, de parte de los
creyentes, muchos serán convencidos de que Cristo es el Salvador. Pero si
algunos que se llaman iglesia predican otra cosa, esto traerá confusión e
incredulidad en el mundo. De allí que las iglesias locales deban estar alertas
frente a los conceptos liberales, en boga hoy día, para expulsar de sus filas a
todos los que no se ajusten a la doctrina bíblica, así sean estos pastores,
maestros, teólogos, obispos, clérigos, líderes, así ocupen el cargo mas
influyente en nuestras iglesias, no debemos permitirles que tomen fuerza y
sigan envenenando al resto del cuerpo. Esta ha sido la tragedia del
cristianismo de los últimos siglos. El celo por la verdad ha decaído. Ahora lo
que nos interesa es estar a tono con los cambios del mundo. Algunos
empezaron rechazando los milagros de la Biblia y la doctrina de la creación
soberana de Dios, para acomodarse al mundo científico que había
“demostrado” el inicio de todo lo creado como resultado de un largo proceso
de evolución, pero las cosas no se quedaron allí, luego aprobaron el
homosexualismo como un estado y una opción de vida normal, la misma
suerte corrió el lesbianismo. Pero una vez ha entrado el gusano de la
apostasía éste no para sino que sigue en su camino destructor, llevando
putrefacción al resto del cuerpo. En este último siglo, se añade la aprobación
del divorcio, el casamiento de hombres con hombres y de mujeres con
mujeres, y por último, el pecado de pecados: El aborto. El derecho de una
persona a matar y asesinar a indefensos bebés. Pero las cosas no llegarán
hasta allí, pronto estas iglesias aprobarán toda clase de aberraciones en
nombre de una sociedad civilizada y pluralista. Animo a todos los creyentes,
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 112

en todos los lugares e iglesias locales, que pidan al Señor sabiduría para
estudiar y entender las Escrituras, de tal manera que puedan estar alertas y no
permitan la entrada de estas doctrinas destructivas en sus congregaciones.
Que el Señor les de valor para enfrentar el error, así este proceda de los
líderes mas respetados y conocidos. Es hora de despertar y decir ¡No mas!
No nos dejaremos robar las preciosas verdades del Evangelio de Cristo. Este
es el gran pecado del ecumenismo actual. Desean manifestar de manera
externa la unidad, pero ¿Cuál unidad? De seguro que no es la que procede de
Cristo, porque si es necesario sacrificar, ocultar o callar las preciosas
doctrinas de las Sagradas Escrituras, entonces no se trata de la unidad de la
Iglesia de Cristo. El mundo del primer siglo fue impactado por una Iglesia
que pregonaba unidad al testificar la misma doctrina en el Cristo Redentor.
En un solo siglo el evangelio se esparció de manera asombrosa por todas
partes. Pero ¿Estos creyentes buscaron unidad externa por medio de grandes
organizaciones ecuménicas? De ninguna manera; ellos se esforzaron en
llevar el olor fragante de la doctrina bíblica: “Así que, los que recibieron su
palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con
otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hch. 2:41-42).
- El pasaje anterior (Hch. 2:41-42) nos deja ver que los cristianos del primer
siglo guardaban comunión unos con otros. Ellos estaban interesados en las
necesidades de los demás. Cuando la Iglesia de Jerusalén padeció gran
necesidad, otras iglesias locales participaron en ayudarles (Ro. 15:25-27).
Los apóstoles exhortaron a las iglesias para que no se olvidaran de la ayuda
mutua (Heb. 13:16). Las Iglesias deben compartir para las necesidades de los
santos, y ser hospitalarios con otros hermanos (Ro. 12:13). Unas y otras
apoyaban para las necesidades de los misioneros, así éstos no hayan sido
enviados por dichas iglesias locales (Fil. 2:24; 4:16). Las Iglesias locales
oraban las unas por las otras y compartían las enseñanzas apostólicas,
recibidas a través de carta (Col. 4:16).
- A través del amor fraternal, producido por la presencia del Espíritu Santo en
los corazones de los regenerados. No me refiero al amor sentimental que hoy
día se promulga, a costa de la verdad. Es un amor fundamentado en el amor
de Cristo. Los creyentes, de todos los lugares, naciones y razas, somos uno
en Cristo y esta verdad debe producir en nosotros un deseo sincero por el
bienestar del resto. Pablo concluye de esta verdad que así como en nuestro
cuerpo, cuando un miembro sufre, el resto del cuerpo sufre. Los sufrimientos
de los creyentes en nuestra iglesia, o en otros lugares o naciones, debe
producir en nosotros un dolor honesto que nos conduzca a orar para que el
Señor les fortalezca y nos provea la forma de cómo ayudarles. Ningún
verdadero cristiano debe ser indiferente al dolor o padecimiento de sus
hermanos. En esto hemos fallado la mayoría de cristianos. En muchos
lugares hayamos creyentes sufrientes que necesitan de nuestro socorro.
- A través del amor fraterno que nos permita aceptarnos, a pesar de algunas
diferencias, no esenciales. Aunque parezca contradictorio con lo que he
declarado anteriormente respecto al moderno ecumenismo, realmente la
unidad cristiana, aunque es espiritual, debe expresarse en la aceptación
mutua, a pesar de algunas diferencias que puedan surgir. Cuando me refiero
a estas diferencias estoy excluyendo las doctrinas fundamentales o, lo que
llama el Dr. LLoyd-Jones, “La verdad esencial”, sin la cual no hay salvación
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 113

(127). El mismo autor insiste en que algunos creyentes, inmaduros en la fe,


pueden tener una comprensión débil, confundida o perturbada, respecto a
algunas doctrinas, pero que esto no lo excluye de la comunión de la Iglesia
de Cristo. “Por ejemplo, puede ser Calvinista o Arminiano en cuanto a la
interpretación de lo que podríamos llamar el mecanismo de Salvación, pero
eso no significa que no tiene la verdad “esencial”. Tal vez no conozca nada
de la doctrina de la perseverancia final de los santos; o no comprenda todo lo
que involucra la doctrina de la Unión del creyente con Cristo; tal vez esté
muy confundido en cuanto a las enseñanzas proféticas, e inseguro sobre
algunos aspectos del bautismo y aun de la gloriosa esperanza final. Pero a
pesar de todo esto es, un “niño”: ha nacido nuevamente por el Espíritu. Ha
recibido el mensaje fundamental de salvación por medio del Señor Jesucristo
y de su obra. No obstante, aunque algunos creyentes e iglesias locales se
queden por algún tiempo en la “debilidad” de una fe flaca y rudimentaria, es
deber de todos crecer en madurez” (Ef. 4:14; 1 Ped. 2:2). Algunos creyentes
piensan que es falta de amor el hacer ver a otros que es necesario conocer
mas respecto a la doctrina de las Sagradas Escrituras, pero es todo lo
contrario, estamos interesados en que todos lleguemos a la unidad y madurez
de la fe. No podemos ser complacientes con la insensatez de algunas
doctrinas o prácticas extrabíblicas que han entrado en el cristianismo. Callar
frente a esto es lo mismo que participar de sus malas acciones y sus
engañosas enseñanzas. Como iglesia del Señor es nuestro deber delatar el
error y señalar a los que están jugando con la fe de las personas para sacar
provecho personal.
- A través de la oración. Pablo dice que todos tenemos un mismo Señor, un
mismo Padre, una misma fe y una misma esperanza. Todos los creyentes
tenemos estas promesas como ciertas. Es por ello que con confianza oramos
al Padre Celestial (Ro. 8:15; He. 4:16). Todos oramos al Padre, tal como nos
lo enseñó Cristo. Oramos en casa y en los cultos congregacionales. Oramos
para dar gracias y también para pedir ayuda. Oramos en momentos de
triunfo, pero también en momentos de tristeza. La oración es común a todos
los verdaderos creyentes. Pero no oramos confiando en nuestros méritos
morales o espirituales, no oramos tratando de convencer a Dios de nuestras
buenas razones par que nos dé lo que deseamos, sino que oramos pidiendo
que su voluntad sea hecha en nosotros, y solamente oramos en el nombre de
Cristo. Es por eso que no podemos orar junto con otras personas que no
tengan a Cristo como el autor y consumador de la fe, pues, esta no es oración
verdadera. Si oro con personas que no creen esto de Cristo, y que no tienen
su confianza solamente en Cristo, estoy convirtiendo la oración común en un
sincretismo blasfemo delante de Dios. No puedo aceptar como verdadera la
oración que otros hacen a Dios buscando otros mediadores. Las oraciones
ecuménicas son una aberración ante Dios, el nombre de Cristo es pisoteado
en esta clase de oraciones, puesto que lo ponemos a la par con otros “grandes
hombres” que vivieron en este mundo. El nombre de Jesús es nombre sin
igual.
- A través de la adoración. La Iglesia es llamada adorar a Dios. Lo adoramos
en nuestra vida diaria y lo adoramos en comunidad. El mundo está viendo
esto, todos los creyentes adoran solamente al Dios verdadero. No adoramos
las imágenes, no adoramos los elementos de la Santa Cena, no adoramos a
127
Lloyd-Jones, Martyn, Unidad Cristiana ¿Cuál es su verdadera base?. Ediciones Hebrón. Página 46.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 114

los santos que han vivido en otros tiempos, no adoramos los lugares
religiosos, no adoramos a ningún hombre, solamente a Cristo. En todo el
mundo contemplan esta unión perfecta. Pero la adoración nos identifica
como uno en Cristo, especialmente, en el día Domingo. Los verdaderos
creyentes saben que Dios ha pedido, desde la creación misma de todas las
cosas, que apartemos un día en especial para dedicarlo a la adoración
colectiva, las obras de misericordia y la evangelización. Uno de los mas
gloriosos espectáculos que la Iglesia da al mundo es este: Todos los
Domingos, muy temprano, los creyentes salen de sus casas, con sus hijos y
familiares, bien vestidos, alegres, sonrientes y gozosos, con Biblia en mano,
rumbo a la capilla, donde junto con otros creyentes cantarán, orarán,
compartirán, leerán las Escrituras, escucharán la predicación y celebrarán la
Cena del Señor. Esto sucede en todas las iglesias locales de un barrio, de una
ciudad, de una nación y de todo el continente. Todo ese día, los cielos se
gozan escuchando las alabanzas y las oraciones de millones de creyentes en
todos los continentes. El mundo se asombra al ver que todos estos, que
profesan fe en el Cristo de Dios, cesan de sus labores y en vez de irse de
paseo al parque o a la playa, acuden temprano y a prisa al lugar de reunión.
Las empresas cierran, los negocios cesan, pero todos confían en que Dios les
proveerá lo necesario para los próximos Siete días. ¿No es esto expresar la
verdad gloriosa de la unidad del Cuerpo de Cristo? Pero no solo van a la
capilla a adorar, sino que estos creyentes procuran adorar a Dios, no
conforme a sus imaginaciones, sino conforme a lo que Dios mismo ha
instruido en las Sagradas Escrituras. Es una adoración sencilla, sin pompa ni
gran parafernalia. El pobre y el rico se encuentran y se sientan en una misma
banca. Al final todos se saludan con gran afecto y amor. Los unos oran por
los otros, y comen del mismo pan y beben del mismo vino. La verdadera
unión de la Iglesia de Cristo se expresa, especialmente, en la congregación
local. Cuando todas hacen lo mismo en todos los lugares del mundo.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 115

XI. LA IGLESIA: AGENCIA MISIONERA EN EL MUNDO

Cuando hablamos de la Iglesia, su naturaleza, su alto llamamiento, su gobierno, sus


miembros, sus ordenanzas, su disciplina y sus señales, no debemos olvidar su vocación
misionera. He leído varios libros que tratan la Eclesiología y, en la mayoría de ellos, no
se hace mención a este importante aspecto.

Si bien es cierto que el propósito principal de la Iglesia es glorificar a Dios, también es


cierto que esta glorificación exige el cumplimiento de nuestra misión en el mundo.

Una iglesia que tiene una doctrina correcta y adora a Dios conforme a las instrucciones
de las Sagradas Escrituras, y es escrupulosa en cumplir con una correcta disciplina, que
celebra puntualmente las ordenanzas y cuyos pastores fueron escogidos de acuerdo a
todos y cada uno de los requisitos bíblicos, pero que se olvida de hacer misión en su
mundo circundante, es una iglesia incompleta, pobre (aunque tenga apariencia de
riqueza espiritual), inerte e infructuosa. Iglesia sin misión es absurdo, de la misma
manera como decimos que cristianismo sin iglesia es imposible. Toda Iglesia local tiene
un compromiso serio con el Salvador, quien, además de ordenar que celebremos las
ordenanzas, mandó a sus discípulos a que llevaran el evangelio de Salvación a todas las
naciones.

Mateo 28:18-20: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en
el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Marcos 16:15-16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado.”

Lucas 24:46-48: “Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el
arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas.”
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 116

Juan 20:21-22: “Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el
Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el
Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los
retuviereis, les son retenidos.”

Las palabras de Jesús, aunque inicialmente fueron diridigas a los apóstoles, incluyen a
la Iglesia de todos los tiempos. Puesto que Jesús vino a edificar su Iglesia, y ésta será
completa hasta que llegue el final de los tiempos, y él último de los santos haya sido
añadido al cuerpo de Cristo; será necesario, entonces, que en todos los siglos, los
creyentes, prediquen el Evangelio en todo lugar, puesto que, solo de esta manera, es
posible que ellos venga a Cristo (Ro. 10:14).

La Iglesia apostólica, que es nuestro modelo a seguir, entendió muy bien su enorme
responsabilidad como portadora del mensaje de Salvación, y no ahorró esfuerzo en
hacer todo lo que estuviera a su alcance para llegar con el mensaje de Salvación a todas
las personas (Hch. 5:42; 1 Ped. 3:15; 2 Cor. 5:18-20).

Ahora, ¿En qué se fundamenta la responsabilidad misionera de la Iglesia?

- Ella es luz y sal para el mundo. (Mat. 5:13; Mat. 5:14-16). La Iglesia,
mediante su testimonio, mensaje y santidad cumple la función de restringir el
avance del mal en el mundo. Esto es cierto solamente de las Iglesias
verdaderas. Porque en este tiempo pluralista y relativista muchas iglesias han
perdido su salinidad y literalmente “no vale más para nada, sino para ser
echada fuera y hollada de los hombres.” La Iglesia es responsable de
restringir el avance de la corrupción en el mundo cuando denuncia los
pecados de la sociedad sin temor, cuando a una voz, en todas partes,
protestamos por la aprobación de leyes inhumanas como el aborto,
denunciamos el atropello a los pobres, denunciamos la injusticia social,
levantamos nuestra voz en contra de la pornografía televisada y toda clase de
pecados de conducen a nuestras naciones en un mundo de maldad cada vez
mas incontrolable. Pero para ser luz y sal, es preciso que la Iglesia misma sea
ejemplo en palabra y conducta. Lastimosamente debido al ecumenismo
reinante en el mundo evangélico estamos reconociendo en nuestro seno a
muchas iglesias y movimientos que debieran ser tenidos como sectas
peligrosas, lo cual ha afectado nuestro testimonio. Iglesias que manipulan a
las personas para que hagan lo que sus líderes desean, iglesias donde se
patrocina la codicia por el materialismo, el chantaje a Dios, el engaño
mediante las falsas profecías y otros fenómenos que hacen daño a la imagen
de la Iglesia. No obstante, todo creyente verdadero y toda congregación
bíblica debe expresar el carácter de Cristo en medio de una generación
maligna, de tal manera que impacte a los demás, atrayéndolos así a Cristo.
- Ella es la encargada de extender el reino de Cristo en el mundo. Cuando
Jesús dijo que el reino se había acercado, estaba hablando de la presencia
redentora del Evangelio, a través del cual, y por la obra completa de Cristo,
los hombres serían librados del tirano reinado de Satanás, y serían
trasladados al reino de Cristo, el reino de la Luz (Col. 1:13). Aunque Dios
reina soberano sobre toda la creación, en esta tierra, la Iglesia es la expresión
mas clara del reinado de Cristo. Todos sus verdaderos miembros son
gobernados por la Palabra de Cristo y se gozan en obedecerlo. Las santas
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 117

leyes de Dios han sido esculpidas en sus corazones, conforme a las profecías
del Antiguo Testamento, y éstos rinden todo honor al Salvador,
sometiéndose a él en todo. Este Reino cada día crece, mediante la
predicación del Evangelio transformador. La Iglesia, literalmente, libera a las
personas de las garras de Satanás y del infierno, y las conduce al reino de la
Luz Verdadera. Esta es la noble misión que tenemos en la tierra. La iglesia es
directamente responsable de cumplir con la evangelización de las naciones.
Las palabras de Cristo en la gran comisión no fueron dadas a las agencias
misioneras ni a las entidades paraeclesiásticas, solamente la Iglesia tiene la
responsabilidad exclusiva de hacer la obra misionera en el mundo. La Iglesia
apostólica entendió bien su responsabilidad y envió misioneros por todas
partes. A veces varias de ellas se unieron para apoyar el envío de un
misionero, pero jamás delegó su responsabilidad en agencias o instituciones
de otra índole.
- El amor de Dios (Juan 3:16). Siendo que la Iglesia es la casa del Dios
viviente y el templo del Espíritu, su sentir debe estar acorde con el deseo de
Dios, quien no quiere la muerte del impío, sino que éste proceda al
arrepentimiento (Ez. 18:21-32). La misión evangelística de la Iglesia consiste
en llamar a los pecadores para que vengan al arrepentimiento (Mt. 3:18; Mt.
9:13; Luc. 3:8; Luc. 24:47; 2 Ped. 3:9). Jesús dice que Dios amó tanto al
mundo, que fue capaz de desprenderse de su Unigénito Hijo, con el fin de
rescatar para sí a un pueblo especial. Ese es el corazón de Dios. De allí que la
Iglesia, en sintonía con el corazón amoroso del Padre, es llamada a anunciar
por doquier las buenas nuevas de salvación, llamando a los hombres a un
sincero arrepentimiento. Este llamado debe ser cuidadoso y bien claro. No
consiste simplemente en crear un ambiente especial con música en tono
menor, suave y emotiva, luego de haber contado un testimonio dramático,
para, entonces, hacer un llamado al arrepentimiento; esta clase de llamados
produce muchos resultados inmediatos, pero pocas conversiones verdaderas.
El llamado al arrepentimiento debe estar precedido de una predicación clara
y sencilla del Evangelio, de la condición humana frente a Dios, de cómo han
ofendido la Gloria de Dios, de la necesidad que tenemos de un redentor y del
camino abierto por Cristo. Pero esta predicación, aunque sea verdadera no
garantiza que todos los oyentes están preparados para arrepentirse, no, es
necesario que el Espíritu Santo obre en él para convencerlo y regenerarlo, de
lo contrario será como intentar darle una medicina salvadora a un cuerpo
muerto, por mucho que se le insista y se le declare los excelentes resultados
de tomar la medicina, él no la tomará verdaderamente porque sigue muerto.
De la misma manera los pecadores, todos nacemos muertos a causa del
pecado, pero es necesario que el Espíritu obre vida en nosotros, de tal
manera que podamos comprender el Evangelio y llegar a un sincero
arrepentimiento. Así que, la iglesia, tiene el deber de anunciar el evangelio
puro de Cristo por doquier, a través de la predicación (Ro. 10:14; Hch. 18:5;
1 Cor. 1:21), invitando a los hombres al arrepentimiento.
- El amor de Cristo (2 Co. 5:14,15). Relacionado con el punto anterior, la
Iglesia debe hacer misión en el mundo porque el amor de Cristo le impulsa a
hacerlo (1 Cor. 5:14). Él dio su vida para rescatar un pueblo para sí, él se
sometió a los terrores de la muerte con el fin de dar vida a los que estaban
muertos, él se hizo pobre con el fin de enriquecer espiritualmente a los
pecadores, él se despojó a sí mismo para hacerse hombre, y estando en esta
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 118

condición salvar a un pueblo especial, él fue al matadero como un manso


cordero por nuestra salvación ¿No deben, estos pensamientos gloriosos,
impulsar férreamente a todas las iglesias en una labor misionera y
evangelística por todas las naciones? Lo que le costó tanto a Jesús, debe ser
también nuestro propósito: Rescatar a los pecadores.
- La Iglesia tiene las llaves de la salvació. (Mt. 16:19; Juan 20:21). La Iglesia,
a través de la predicación efectiva del evangelio, obrada por el Espíritu
Santo, tiene las llaves que abren la entrada de los pecadores al reino de Dios.
De allí que toda iglesia es responsable de utilizar estas llaves llevando el
mensaje de arrepentimiento a todas las personas, a su alrededor, y hasta lo
último de la tierra. No somos cualquier institución, somos el organismo
designado por Dios mismo para que lleve la salvación ganada por Cristo a
los hombres que están muertos en sus delitos y pecados. No debemos
trasladar esta responsabilidad a las entidades misioneras, ellos hacen una
buena labor, pero las iglesias locales tienen la directa responsabilidad de
llevar este mensaje salvador por doquier.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 119

X. LAS RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO

Las autoridades civiles y militares han sido ordenadas por Dios para el bien de los
pueblos y las naciones. “Dios, el supremo Señor y Rey del mundo entero, ha instituido
autoridades civiles para estarle sujetas y gobernar al pueblo (Sal. 82:1; Lc. 12:48; Ro.
13:1-6; 1 P. 2:13,14) para la gloria de Dios y el bien público; (Gn. 6:11-13 con 9:5,6;
Sal. 58:1,2; 72:14; 82:1-4; Pr. 21:15; 24:11,12; 29:14,26; 31:5; Ex. 7:23; 45:9; Dn. 4:27;
Mat. 22:21; Ro. 13:3,4; 1 Ti. 2:2; 1 P- 2:14) y con este fin, les ha provisto con el poder
de la espada, para la defensa y el ánimo de los que hacen lo bueno, y para el castigo de
los malhechores (Gn. 9:6; Pr. 16:14; 19:12; 20:2; 21:15; 28:17; Hch. 25:11; Ro. 13:4; 1
Pe. 2:14). Confesión Bautista de 1689, Artículo 24, párrafo 1.

Las declaraciones anteriores implican que la Iglesia, estando inmersa en la sociedad


civil, debe obediencia, en los asuntos pertinentes, al Estado. Es decir, los asuntos civiles
o temporales de nuestras congregaciones, y que correspondan a una regulación del
Estado, deben estar sujetas a él. Las iglesias deben procurar el bienestar de la nación,
orando por ella y cumpliendo con sus deberes ciudadanos. Para la vida legal de cada
congregación, los Estados solicitan algunos requisitos especiales, debemos procurar
cumplirlos de tal manera que colaboremos con el buen funcionamiento de las
instituciones y organismos de la nación. ¿Qué pasa si un Estado establece leyes que van
en contravía de la misión de la Iglesia? ¿Es necesario sujetarse a ellas? Siendo que las
autoridades civiles también han sido puestas por Dios, ellas deben buscar el bien
común, de acuerdo a los dictados de Dios a través de Su Palabra, pero no siempre las
autoridades están sujetas a la Ley Santa de Dios, sino que van en contra de ella; no
obstante, siguen siendo autoridad y creemos que han sido puestas por Dios. “Habiendo
sido instituidas por Dios las autoridades civiles con los fines ya mencionados, se les
debe rendir sujeción en el Señor en todas las cosas lícitas (Dn 1:8; 3:4-6,16-18; 6:5-
10,22; Mt. 22:21; Hch. 4:19,20; 5:29) que manden, no solo por causa de la ira sino
también de la conciencia”. Artículo 24, párrafo 3. Ahora, si las autoridades civiles o
militares imponen leyes ilícitas que chocan con la misión de la Iglesia y le estorban en
sus labores espirituales o evangelísticas, es necesario entonces obedecer a la máxima
autoridad, a la autoridad de autoridades, es decir, a Dios. Los apóstoles mismos
aplicaron este principio, y decidieron obedecer a Dios, antes que a los hombres, en
asuntos que chocaban directamente con los principios divinos (Hch. 5:29). Pero cuando
se presenta este choque de poderes es necesario tener en cuenta dos cosas:
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 120

1. Aunque la Iglesia no debe ser limitada en sus deberes espirituales por el Estado,
y, cuando se presente este choque sea necesario obedecer a Dios antes que a los
hombres, debe tenerse en cuenta que no podemos actuar de manera arbitraria o
dañina para con la sociedad, sino que buscaremos cumplir nuestro deber de la
manera máxima posible que contribuya al orden general. Puedo explicar este
asunto con un ejemplo muy actual en algunas naciones Latinoamericanas, como
Colombia. En la ciudad de Bogotá está empezando a ponerse en marcha una Ley
de la República que busca organizar el espacio público y segmentar, por
categorías, el crecimiento de la ciudad. A este plan se le denomina el POT (Plan
de Ordenamiento Territorial). Dentro de este proyecto se busca restringir el uso
de los inmuebles de acuerdo al segmento en el cual se encuentren, por ejemplo,
en un lugar designado como residencial no puede utilizarse ninguno de sus
edificios como industrias o colegios. La idea es poner orden en la ciudad. Esto
ha implicado que muchas iglesias locales deberían dejar de utilizar algunos
edificios destinados para la celebración del culto público, lo cual se convierte en
un obstáculo para el adelanto de la obra del Señor en dichos sectores, puesto que
quedarían sin el testimonio de una iglesia bíblica, además muchos de sus
miembros dejarían de congregarse debido a las enormes distancias que les
tocaría recorrer al ser trasladado el edificio de reunión a un lugar aprobado por el
Estado. ¿Qué hacer en este caso? ¿Obedecemos al Estado o a Dios? Debe
tenerse en cuenta que el objetivo de esta ley de organización territorial es bueno
para la sociedad en general. Tener una ciudad ordenada facilita el buen
desarrollo de la misma. Pero es necesario que las Iglesias locales puedan tener
lugares de culto cercanos a las residencias de las personas. Creo que la ley
bíblica, y la ley de la razón nos deben conducir a tomar algunas decisiones:
Primero, buscar un sitio aprobado por el Estado para celebraciones de culto que
quede cercano al barrio, así cumplimos con nuestro deber cristiano y nos
sometemos en esta disposición civil. Segundo, si no es posible conseguir este
sitio adecuado, en las cercanías de la residencia de la mayoría de los miembros,
entonces nos vemos obligados a celebrar los cultos y la obra misionera en las
casas de los creyentes. Pero esto no debe hacerse de manera que viole el buen
orden de la sociedad, sino que debemos procurar el mejor testimonio.
Deberemos realizar nuestros cultos sectorizados, que en una casa no hayan mas
de 20 personas, procurando que el volumen de nuestros cantos, oraciones o
predicaciones no estorbe la tranquilidad de los vecinos. Charles Hodge, tratando
este asunto, afirma “Por cuanto Cristo es la única cabeza de la Iglesia, sigue que
su lealtad es hacia Él, y que siempre que aquellos de fuera de la Iglesia quieran
coartar sus libertades, sus miembros están obligados a obedecerle a Él antes que
a los hombres. Están obligados a resistirse a tales usurpaciones mediante todos
los métodos legítimos, y a mantenerse firmes en la libertad con que Cristo nos
ha libertado. Están bajo la misma obligación de resistir toda indebida asunción
de autoridad por parte de los de dentro de la Iglesia, sea por la hermandad o por
los cargos individuales, o por concilios o tribunales eclesiásticos.”128
2. Cuando la Iglesia se ve obligada a desobedecer un mandato del Estado, por estar
en contra de la libertad religiosa y de conciencia, es decir, en contra de los
mandatos divinos, debemos saber que podemos sufrir el castigo que la Ley civil
impone sobre los infractores. Esto pasó con la Iglesia apostólica. Había una
prohibición estricta frente a la predicación del Evangelio, pero la Iglesia debía
obedecer a la máxima autoridad que les ordenaba predicar este evangelio de
128
Hodge, Charles. Teología Sistemática Vol. II. Editorial Clie. Página 234.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 121

Salvación en todas partes; al hacerlo, ellos estaban violando la Ley del Estado y
su castigo vino sobre ellos. Muchos fueron encarcelados, azotados, maltratados,
enjuiciados, juzgados y otros martirizados.

La Iglesia, en asuntos espirituales, es independiente del Estado. La Iglesia es un


organismo supramundano, y no está limitado por las leyes de este mundo en asuntos
espirituales. Jesús dijo que su reino no era de este mundo. (Juan 18:36). Sus doctrinas,
sus sacramentos, su membresía, sus autoridades espirituales, su disciplina y su culto
deben total y exclusiva obediencia a la Palabra de Dios. La función de la Iglesia, en
medio de la sociedad, es de carácter espiritual y aquí debe quedarse. Ella no está
llamada a interferir en los asuntos temporales del Estado. De la misma forma el Estado
debe procurar el bien común, el desarrollo de toda la comunidad mediante leyes justas,
pero no tiene el deber de meterse en los asuntos espirituales de sus habitantes, sino que
procurará la libertad de conciencia en todos. La Iglesia y el Estado jamás deben
mezclarse. “Cuando la Iglesia se ha apoyado sobre el brazo secular, obteniendo
privilegios de orden temporal, o ha tomado partido en las luchas políticas y sociales,
sólo desastres se han obtenido de tal amalgama.”129

¿Deben los creyentes inmiscuirse en los asuntos del Estado? Esta es una inquietud que
por muchos siglos ha traído controversia en algunos círculos cristianos. Algunos
piensan que los creyentes nada tienen que ver con los asuntos políticos, debido a que
este ambiente está impregnado de corrupción. “El poder corrompe” es la frase clásica, y
en cierto sentido, así es. Una persona que recibe mucho poder para gobernar, y no tiene
límites en sus decisiones, muy prontamente su orgulloso y engañoso corazón le
conducirá a corromperse y convertirse en un tirano. Pero realmente las Escrituras no
prohíben de manera explícita que los creyentes estén involucrados en los asuntos de la
política o el gobierno de las naciones. Por el contrario, encontramos ejemplos bíblicos
de muchos creyentes que fueron llamados al ejercicio político, y fueron de gran
testimonio y bendición para las naciones.

Es mi parecer que los creyentes pueden, y deben involucrarse en la política de sus


naciones. La confesión de 1689 dice; “Es lícito para los cristianos aceptar cargos dentro
de la autoridad civil cuando sean llamados para ello (Ex. 22:8,9,28,29; Daniel;
Nehemías, Pr. 14:35; 16:10,12; 20:26,28; 25:2; 28:15,16; 29:4,14; 31:4,5; Ro. 13:2,4,6);
en el desempeño de dichos cargos deben mantener especialmente la justicia y la paz,
según las buenas leyes de cada reino y Estado; y así, con ese propósito, ahora bajo el
Nuevo Testamento, pueden hacer lícitamente la guerra en ocasiones justas y necesarias.
(Lc. 3:14; Ro. 13:4)” Capítulo 24, párrafo 2.

Pero la labor política de los creyentes debe estar regida por algunos principios
esenciales:

1. Solamente los creyentes, individuales, pueden inmiscuirse en asunto de la


política. La Iglesia no debe ni está autorizada para ello. Su misión en el mundo
es de otra índole. Pero los creyentes, no como miembros del Reino de Dios, sino
como ciudadanos de cada Estado, tienen el deber y la responsabilidad de trabajar
por el bienestar de su pueblo. Y una forma de hacerlo es influenciando en los
asuntos políticos.
2. Los pastores o ancianos de las Iglesias tienen un deber sublime de trabajar en los
129
Lacueva, Francisco. La Iglesia, el Cuerpo de Cristo. Ed. Clie. Página 334.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 122

asuntos espirituales del Reino de Dios, y, de ninguna manera, deben cambiar


este honroso trabajo, para dedicarse a los asuntos temporales de las naciones. Es
contrario a su vocación, y se convierte en un desprecio a ella, cuando mezclan
sus labores espirituales con actividades de la política. El apóstol Pablo,
escribiéndole al pastor de una Iglesia le dice lo siguiente: “Tú, pues, hijo mío,
esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante
muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a
aquel que lo tomó por soldado.” (2 Timoteo 2:1-4). Un pastor que se enreda en
los negocios de la política, muy pronto, verá como su ministerio se enflaquece.
Además, por ética cristiana, no es correcto que un pastor se lance a la política,
porque, en la mayoría de los casos vistos, éstos se aprovechan de su posición de
liderazgo y convierten el púlpito en una tribuna política, rebajando así la
dignidad de la predicación de la Palabra de Dios. El púlpito solamente debe ser
utilizado para proclamar el mensaje claro de la Palabra de Dios, el culto es
solamente para eso, rendirle honor a Dios a través de la predicación, la oración,
los cantos y la celebración de las ordenanzas. En él no debe haber ninguna cosa
extraña. La política no tiene cabida en las actividades eclesiásticas. No podemos
invitar a nuestras cultos a ningún político, así sea miembro de la Iglesia local,
para que exponga sus proyectos de gobierno; eso es ajeno, extraño y perjudicial
para el culto público. Pero los creyentes pueden utilizar otros medios para
promover su campaña política entre los cristianos, sin coacción.
3. Todo creyente que se lance a la vida política de su nación debe tener presente,
que, por sobre todo, es un hijo de Dios. Forma parte del pueblo de los redimidos,
y él también es sal y luz en medio de un mundo corrompido. Él debe saber que
la política en nuestras naciones ha sido rebajada a un sistema corrupto y podrido
por los intereses personales de algunos líderes civiles; de tal manera que debe
pedir la fuerza del Señor para que no sucumba ante este estado de cosas. Esto
implica que solamente los creyentes maduros en su fe, llenos del Espíritu Santo
y dependientes de la gracia divina, deben entrar en este campo de batalla. Un
cristiano que sucumbe ante los medios corruptos de la política, se convierte en
piedra de tropiezo y es vergüenza para el Evangelio. Toda labor que realizamos
en el mundo debe estar bañada de la gracia divina y debe ser hecha para la
Gloria de Dios (2 Cor. 13:7; Col. 3:23). De allí que, en asuntos de la política, los
creyentes deben estar buscando siempre la voluntad de Dios. Un creyente
político jamás comprará votos, ya sea por dinero, bienes materiales, ayudas
sociales, medicamentos u otros medios, esto es corrupción y es comprar la
conciencia de las personas. Siempre buscará sus votos a través de los medios
legítimos de la publicación de sus ideas y proyectos. Los votos deben ser
ganados por la convicción que demos a los electores de la benevolencia
colectiva de nuestros programas. Un creyente político jamás aprobará leyes que
vayan en contra de la Santa Ley de Dios, así esto implique su muerte política.
La Iglesia y su Fundamento Apostólico 123

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