Castellani. La Profecía y El Fin de Los Tiempos

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 121

Ciclo de Conferencias

La Profecía
y el
Fin de los
Tiempos
Leonardo Castellani
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Introducción
Éste es un ciclo de siete conferencias dictadas por el R.P. Dr. Leonardo
Castellani entre el 6 de junio y el 18 de julio de 1969 en Buenos Aires, donde quienes
asistimos por gracia de la generosidad y sabiduría del querido Padre Castellani,
tuvimos la suerte de verlo y escucharlo, y cada uno a su modo atesoró algunas de sus
enseñanzas, valorándolas más a medida que pasaba el tiempo, ya varias décadas, de
aquellos encuentros.

Afortunadamente se conservó el audio completo de las mismas, y


generosamente quienes disponían de él lo han puesto en la web, al alcance de todos
aquellos que quieran escucharlo.

No dudamos que el querido Padre Castellani deseaba predicar y dar sus


palabras y su enseñanza a todos, aún entonces en que se podía llegar a unos pocos,
cuando no existía Internet como púlpito capaz de llegar a millones, o al menos a estar
a disposición de ellos, y cuando se le prohibía injustamente publicar en nuestro país y
en América del Sur. Y si aceptaba que se cobrara una modesta suma para asistir por
ejemplo a estas conferencias (a las que doy fe que invitaba también sin pago alguno),
era para juntar los fondos que le permitieran seguir la difusión y prédica a través de la
revista Jauja (que por cierto y llegado el caso también regalaba con gusto).

Hemos reunido el contenido de esas siete conferencias en un archivo único y


también desglosadas por conferencia. Con el objetivo de facilitar su lectura hemos
excluido la breve introducción informal con que solía comenzarlas, ya que son
comentarios en confianza que no hacen al contenido formal de las mismas. No obstante
esas palabras iniciales se conservan en el audio, y de algún modo trasmiten el clima
que imprimió a las charlas y dan algunas pinceladas de su semblanza.

Y es justamente a través del audio de las sencillas y confiadas palabras con las
que abría las conferencias, donde queda ineludiblemente claro y cierto para las
generaciones de entonces y de ahora, que el Padre Castellani quería dar sus enseñanzas
predicando en distintos ámbitos, en forma abierta y gratuita, pues como afirma al abrir
la primera conferencia: ‚Cristo dijo que lo que recibimos gratis lo demos gratis, y lo que sé
acerca de la Sagrada Escritura lo he recibido gratis.‛

Y hacia el final de su segunda conferencia cuenta al auditorio de entonces: ‚A las


bibliotecas yanquis que me piden les envíe gratis la revista ‚Jauja‛, yo les contesto: no tengo
mensaje para Nueva York. No he sido enviado sino a los que perecieron de la Cuenca del Plata
y Río Grande do Sul‛. Y si unimos esto al comentario que citamos antes y a tantos otros

2
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

en que muestra su fidelidad y amor a la hispanidad, tenemos de su propia boca la


expresión de su convicción y deseo de predicar primero e ineludiblemente a la
Argentina, donde Dios lo había enviado en su paso por este mundo, a los países
vecinos y a la hispanidad.

Enlazando apenas estos dos párrafos dichos por él mismo, ya que gracias a Dios
su voz perdura en las grabaciones del audio, a las palabras con que cierra la séptima y
última de las conferencias, vemos que se afirma indubitablemente en su rol de
predicador, cuando expresa su gratitud a quienes lo siguieron a través de estos
encuentros y dice: ‚Voy a hacer como los buenos predicadores, que mandan al Cielo a su
auditorio al fin de sus sermones, diciendo GRACIAS, que para mí y todos deseo. En el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.‛

Por eso no me cabe duda, y no debería caberle a nadie, que todo este material
debe hoy estar a disposición de quienes quieran escucharlo o leerlo, y en primer lugar
en el país al que amó y al que se lo ha legado en su corazón a juzgar por sus palabras
a la hispanidad toda. A todos quienes lo lean creemos honestamente que les alcanza y
corresponde la bendición final con que cerró este ciclo.

Y además y sobre todo, porque sabe Dios cuándo cualquier palabra que nos
haya legado puede germinar en el alma de aquellos que la reciban. Más aún en estos
tiempos en los que los temas que trata parecen actualizarse de modo casi extremo, y
en los que sin embargo y para nuestra gran pena, su obra no ha sido esparcida aún
entre nosotros como debiera haberlo sido.

3
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Primera conferencia del ciclo

La Profecía y el Fin de los Tiempos


Dictada por el R.P. Dr. Leonardo Castellani, SJ,
en la Iglesia del Socorro – Buenos Aires
6 de Junio al 18 de Julio 1969

El conocer profético: estado actual — ―Los Signos‖ — Testimonios contemporáneos -


Sucesos contemporáneos — La Guerra — El Capitalismo — La ―Era Atómica‖ - El porvenir
del mundo: alternativa.

V amos a hablar de las profecías. Al fin y al cabo también Cristo dijo que habrá

sediciones, revoluciones y guerras civiles en aquel tiempo, dice Cristo. En todos los
tiempos ha habido, pero nunca como en este tiempo, la abundancia de desórdenes en
todas las naciones del mundo, no en ésta solamente, es peculiar de este tiempo.

Vamos a hacer un recorrido llano y nada técnico sobre las profecías mayores del
fin del tiempo. Profecías mayores son las llamadas canónicas, o sea que están en la
Sagrada Escritura. ‚Fin del tiempo‛ es la palabra que usa la Escritura para la cercanía de
la Parusía o de la Segunda Venida de Cristo. Nunca jamás dice la Escritura ‚fin del
mundo‛ porque el mundo no va a tener fin. Lo que va a tener fin va a ser la historia del
ciclo adámico, la historia que empezó con Adán, esa va a tener fin.

En una audiencia general del 16 de abril, el Sumo Pontífice destacó como ‚misión
ineludible del hombre de hoy‛, dijo, ‚escrutar los signos de los tiempos‛. Esa palabra ‚signo de
los tiempos‛ ha sido traída hoy a significar vulgarmente cualquier peculiaridad de la
época. Pero Jesucristo la usa en el sentido de signos de los tiempos últimos, y en ese
sentido el Papa y el Concilio la usan seis veces. Las profecías han atraído siempre la
curiosidad de la gente, sobre todo en los tiempos turbados, basta recordar las
muchedumbres que se agolparon en Fátima de Portugal y en nuestros días en
Garabandal de España. La gente se pregunta hoy día adónde va a parar este mundo.
Desde 1914 esa pregunta se ha vuelto ansiosa. Los Testigos de Jehová, que son un
grupo curioso protestante, sostienen que en 1914 se acabó el tiempo de las naciones y
comenzaron los tiempos parusíacos; y se apoyan en un cálculo profético bastante
discutible que dice que los tiempos de las naciones van a durar 2320 años y entonces
se han acabado en 1914. ¿Por qué? Porque sitúan el comienzo donde les parece y
4
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

entonces los hacen terminar en 1914. Pero, en fin, no es descaminado decir que desde
1914 estamos en una nueva época. Pero no es la curiosidad lo más importante. Hay
una cosa más importante en las profecías y es la esperanza. Créase o no, las profecías
tanto privadas como canónicas, han sido hechas para consuelo como dice San Pablo,
‚ad consolationem‛. Con esa intención hablo yo ahora, y no para satisfacer una vana
curiosidad.

Parece mentira, porque las profecías suelen anunciar calamidades, y las


profecías canónicas, la mayor calamidad, la calamidad por excelencia, la mayor
tribulación que ha habido en el mundo desde el Diluvio acá, dijo Cristo. O sea, como
la agonía de este mundo, con todo lo que está dentro de él. Y sin embargo, Cristo
termina su predicción, que está en Mateo, capítulo 24, diciendo que cuando veamos se
cumplen esas cosas, cosas pavorosas por cierto, levantemos las cabezas e incluso nos
alegremos. La razón es que las congojas que nos aquejan ahora y han aquejado también
en otros tiempos a los hombres están descritas de antemano como pasaje a un estado
feliz del hombre. Definitivo. Y esta persuasión de la esperanza es el fuste de la religión
cristiana como fue el fuste de la hebraica. O sea que los últimos dolores, que serán los
más grandes de todos, no son agonía sino parto. Y esta metáfora del parto la usan
literalmente tanto Jesucristo como su discípulo Juan, El Apokaleta.

Así pues, recurrimos aquí contra el miedo al único remedio que hay, que es la
profecía. Me dirán que los que tienen miedo son unos cuantos locos, que la masa de la
gente negocia, junta plata, se casan, se divierte, farrea, va al cine, contempla televisión
y compra revistas descocadas. Y eso lo hacen, preguntaré yo, ¿con tranquilidad o con
afán? Lo hacen con fiebre y afán, para aturdirse, porque tienen miedo, necesitan
aturdirse. La especie de fiebre de diversiones, placeres, pamplinas y liviandades que
sufren hoy día las masas, probablemente tienen detrás el temor y obedecen a la
necesidad de aturdirse. No hay más que ver una cancha de fútbol o un ring de box para
ver el estado de febrilidad en que está la gente, en un estado febricitante y no en un
estado de tranquilidad, ni de diversión, ni de alegría, ni de gozo, ni de júbilo. La
realidad es que hoy día la más grande emoción aislada que domina nuestra vida es el
temor, dice David Lawrence, en ‚USA News & World Report‛, octubre de 1965, una de
las principales revistas de Estados Unidos. Podría multiplicar frases como ésta,
pronunciadas en U.S.A. por gente de gran predicamento. ‚Una plaga de desafuero y
violencia está arrasando ahora el globo‛ dice el Times—el principal diario de los Estados
Unidos- 6 de junio de 1968, es decir hace un año justo, hoy. ‚Ahora surgen la discordia
y la violencia de un extremo del orbe al otro‛, dice el mismo día la revista arriba dicha,
o sea ‚USA News & World Report‛. ‚Más de cien millones de americanos morirían en caso de
un ataque nuclear soviético. Si llegase a incluir los grandes centros urbanos, el número de

5
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

muertos sería de 149 millones‛ dijo el ministro de defensa yanqui en 1965. He aquí la causa
principal del miedo: la bomba. Muchas otras frases de terror como esta trae la revista
protestante Despertar del mes pasado, de la cual hablaremos otro día.

Lo notable es que los yanquis, y los argentinos, que no creen ni quieren creer
nada de las profecías, pasan de un extremo de pesimismo a un extremo de optimismo,
como el autor del libro Nuestro futuro nuclear, el ingeniero nuclear Teller, que después
de anunciar el pavoroso poder y los pavorosos efectos de las bombas que él está
ayudando a fabricar, concluye prediciendo en bajo que eso conducirá a una vida más
feliz de toda la humanidad. Aunque sea, dice él, a costa de la vida de unos cuantos
inocentes. ¿Cuántos inocentes, más o menos? ¿149 millones?

Y este es otro de los efectos del miedo actual: imaginaciones desaforadas de un


futuro paradisíaco de la humanidad al cual no hay que hacerle caso, logrado con las
solas fuerzas del hombre, no se sabe cómo y sin el menor fundamento. Que Cristo va
a dar un futuro paradisíaco a la humanidad es otra cosa, eso lo creemos, pero esas
predicciones de progreso indefinido y de grandes alcances, grandes adquisiciones de
los hombres nada más que con sus fuerzas naturales y sin pensar en Dios—incluso
rechazando a Dios—eso no hay que darle la menor entrada en el alma porque es un
error, es una herejía actual. Obtener el isótopo 238 del uranio, durante la Gran Guerra
Segunda, costó 2000 millones de dólares. Los gastos ya no se cuentan por centenares
ni por millares, ni por millones, sino por millares de millones, es decir por billones
como dicen los norteamericanos. Lo cual, unido a lo gastado para mandar a la luna
esos cohetes o balas huecas con hombres adentro, da una suma no imaginable. Lo
bastante para regalar un millón de dólares a cada uno de los hambrientos de los
Estados Unidos, calcula la revista Time. Y sobra.

Existe hoy la novela de fantaciencia que le dicen, o ciencia ficción, un género


nuevo que se puede llamar de creación yanqui, aunque sus inventores fueron un
francés y un inglés, el cual si examinan verán que se divide en dos netas partes
contrarias de profecías falsas: una que predice horrores y desastres sin medida, y otra
felicidades y ventajas sin medida, todo por medio de la ciencia, o sea de la técnica.
Estas novelas desaforadas y dementes algunas, bien escritas muchas, se pueden llamar
literatura religiosa, porque pertenecen a la actual idolatría de la Ciencia, una religión
mala, por supuesto. Es más pavorosa que las religiones de los antiguos, y también más
prometedora que las religiones de los antiguos fenicios o de Grecia. Pero es una herejía,
una herejía cristiana que parodia la escatología cristiana. La escatología cristiana que
es la ciencia de los últimos tiempos o de las últimas cosas— eso significa ‚escatología‛—
predice una agonía o un parto muy difícil como he dicho antes, y después un estado
de resolución total, de solución total de los problemas humanos y de una nueva

6
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

humanidad a la cual espero perteneceremos, hecha por obra de Dios. Y esto es al revés:
predicen o grandes destrucciones y desastres que pone los pelos de punta o bien
grandes felicidades, conseguido todo sin Dios, sin ninguna clase de Dios, al contrario,
yendo contra los mandamientos de Dios. Es una especie de escatología especial, actual
y herética. Y estos libros de los cuales he leído una cantidad, pero ni siquiera la
centésima parte de los que hay, son los más se leen en Norteamérica, más que las
novelas policiales. Y son libros religiosos en el fondo porque exigen una fe e intentan
dar lo que da la profecía católica, o sea la Esperanza, o lo que da la predicación católica
del infierno por ejemplo, o sea temor. Intentan hacer eso. Toda esta desmesura
intelectual, esta especie de locura—de hecho algunos de estos fantaciencios son locos,
tienen el desprecio de las profecías verdaderas cuyo vacío se llena con profecías falsas.
Despreciando estas profecías supersticiosas e idolátricas, nacidas de la idolatría
de la Ciencia, descansemos en las serias, en las dignas de ser examinadas. Ellas son de
tres clases: profecías naturales, profecías privadas y profecías canónicas. Estas últimas
se reducen a profecías de Cristo, profecías de Pedro y Pablo, y profecías del
Apocalipsis, o sea del Nuevo Testamento, el cual corona al Antiguo Testamento.

Primero, profecías naturales: son las que no proceden de luz sobrenatural, ni


son milagrosas, mas proceden de las facultades cognitivas del hombre, o sea de su
razón, su conocimiento de la historia y una especie de intuición poética que los lleva a
figurarse el futuro porque están empapados del pasado, del cual prolongan las líneas
de fuerza. Así vemos que muchos grandes talentos han predicho el advenimiento de
sucesos próximos, que de hecho han venido. Así por ejemplo, Donoso Cortés predijo
en 1850 más o menos, la caída del Imperio Inglés y el surgir de Rusia, y también la
Guerra Mundial que estaba a más de cincuenta años de distancia. La cual también por
su parte, predijo Federico Nietszche. Y Belloc en su libro El Estado Servil, predijo el
estado actual del neo-capitalismo o neo-liberalismo solapadamente esclavizador, la
restauración del Estado Servil, o sea del estado de esclavitud. Dicho de otra manera, el
mundo cristiano y apóstata, que dice Belloc que es una cosa que iba a venir. Esto lo dijo
hace mucho tiempo, más de 38 años, y vino. Porque hoy día, como dice un amigo mío,
los argentinos no aspiran a otra cosa más que a una esclavitud confortable. Y esclavitud
tenemos bastante.

Esa esclavitud cómoda la proporciona hoy día el liberalismo o el progresismo:


por lo menos la promete, aunque a veces no la proporciona nada. No queremos tanto
desarrollo, queremos más libertad y más tranquilidad, dice la gente pobre y lo que dice
Raimundo Ongaro ahí en este papel. Y quieren la libertad para ir a las canchas de
fútbol, a las tabernas, al cine y al lupanar y para romper incluso las leyes de la familia
si se les antoja. Y las leyes de la ciudad, también. Y van a ver la cantidad de autos y

7
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

televisores y de átomos para la paz que va a fabricar Krieger-Vassena dentro de poco.


Esclavitud confortable, libertad para los vicios, completa falta de tranquilidad.

‚Y en ese tiempo andarán los hombres angustiados por los ruidos del mar y de sus ondas‛,
dijo Cristo. El mar en la Sagrada Escritura significa el Mundo, en contraposición a la
Religión que es significada por la tierra firme, y las ondas del mar son los grandes
sucesos del mundo. Además de los tres hombres geniales que dije arriba, Donoso
Cortés, Belloc y Nietszche, suelen citarse como profetas naturales a San Agustín,
Nicolás de Cusa, Savonarola, Juan Bautista Vico, Kierkegaard, Solovieff, e incluso el
poeta Heine y a Rousseau. Aquí mismo un amigo me decía anoche que Ramón Doll
fue una especie de profeta en la Argentina, porque escribió artículos de crítica hace 30
o 40 años que usted los lee hoy y se ha verificado lo que dijo. Lo que dijo Doll por
ejemplo, acerca de la carrera de Borges: Doll profetizó la obra de Borges y se cumplió
así como él había dicho hace como 30 años. Es decir, son solamente predicciones, no
profecías. Es la agudeza natural de la cabeza de algunos que llegan a ver adelante
porque conocen mucho lo de atrás. Es decir, prolonga lo de atrás y ve lo que va a pasar
adelante.

Segundo: profecías privadas. Las conocemos, hoy día hay muchas. Siempre las
ha habido. Éstas son de índole sobrenatural, cuando no son falsas. De cada cien
revelaciones privadas, una sola es auténtica, dijo San Pablo de la Cruz, fundador de los
Pasionistas. Muy exagerado, evidentemente ¿no? Demasiado poco. Pero la verdad es
que de las modernas, la Iglesia solamente ha aprobado las de Lourdes y de Fátima, y
eso indirectamente, y alguna otra que en Bélgica fue aprobada por los obispos
diocesanos Estas profecías son proferidas para consolar al pueblo cristiano en una
coyuntura dada, o para prevenirlo o para amonestarlo. Son parciales y locales. Si no
tienen nada contra la Fe, la Iglesia suele guardar reserva y no pronunciarse. Algunas
se revelan como fraudes, tal los escritos de la Madre Raffo que se propagaban mucho
cuando yo era muchacho. Otras como engaños subjetivos, tal como los prodigios del
Cristo de Limpias en España, otras de dudosa autenticidad como las profecías de los
Papas de San Malaquías, otras caen pronto en el olvido sin pena y sin gloria tal como
La Saleta, tan ruidosa en su tiempo. Nadie está obligado a creer en una revelación
privada, aunque estemos obligados a no despreciarlas. ‚No despreciéis las profecías‛ como
dice San Pablo. Y cuando las creemos, las creemos con fe humana, no con fe divina.

Y con esto llegamos a las profecías de Fe divina. Para los cristianos, las profecías
de las Escrituras son de Fe y por tanto, indefectibles. Bien sé que hay hoy muchos
llamados cristianos que niegan las profecías, como los racionalistas y los cristianos y
protestantes liberales y los modernistas. Pero éstos son heréticos, no son cristianos,
aunque se incluya entre ellos el celebérrimo comentador del Apocalipsis, P. Ernesto

8
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Alló, del cual hablaremos muchas veces porque es el libro más visto hoy día por los
que quieren enterarse de algo sobre el Apocalipsis. Alló niega el carácter profético del
libro, cuyo mismo nombre es ‚Profecía‛ o ‚Revelación‛, y lo convierte en un poema
filosófico acerca de las persecuciones de las Iglesia: son palabras textuales del P. Alló.
Lo mismo se diga de su discípulo, el judeo-cristiano P. Bonsirven.

Los cristianos creemos que las profecías de las Escrituras son nada menos que
palabras de Dios. Pero la dificultad está en la interpretación, en la cual uno se ve
arrojado a una selva intrincada de opiniones diversas, de donde muchos sacerdotes,
incluso sabios, optan por dejarlas a un lado. Un sacerdote sino sabio, al menos muy
erudito, me dijo un día al verme escribir un comentario sobre el Apocalipsis: ‚ ¡Deje eso!
Todos los que han comentado el Apocalipsis se han vuelto locos o heréticos.‛. Lo contrario es
verdad. Aunque si uno quisiera leer todos los comentarios del Apocalipsis —es
físicamente imposible porque son centenares— claro que se volvería loco. Bastaría con
que comenzara con Isaac Newton, el obispo Pastorini y Ruthenford, el actual cabeza
de los Testigos de Jehová. Así que cito tres ejemplos de los más extravagantes que hay,
de los comentarios más extravagantes.
La interpretación de las profecías canónicas ha ido progresando lentamente
desde los tiempos en que San Jerónimo decía ‚Es un libro que tiene tantos enigmas como
palabras‛, hasta nuestros días en que las grandes leyes de la interpretación est{n
firmemente fijadas. Las cuales son principalmente tres: primero: toda profecía es
oscura; segundo: toda profecía tiene dos sentidos, el typo y el antitypo, es decir, un
suceso próximo y otro suceso mucho más lejano que es el más importante, y tercero:
las profecías se aclaran al aproximarse su cumplimiento.

Además, respecto del Apocalipsis tenemos las dos reglas de la recapitulación y


la historicidad, que vienen desde los primeros intérpretes: San Justino Mártir s. II,
Tyconio s. III, San Agustín s. IV, de los cuales hablaremos más adelante.
‚Recapitulación‛ quiere decir que el Apocalipsis no está escrito en línea recta como un
relato o una crónica histórica, sino que es un relato que llegado un momento, se para
y vuelve atrás y empieza de nuevo. Es la recapitulación que veremos más tarde. Y la
historicidad significa que el Apocalipsis probablemente es una profecía de todo el
tiempo de la Iglesia, desde la Ascensión de Cristo hasta los últimos tiempos, pero con
una referencia constante a los últimos tiempos, como si uno se pusiese ya en el final y
desde allá mirase allá todo el recorrido de la Iglesia hasta ese punto. Eso se llama la
historicidad que comienza en el s. III, más o menos. Pero ya San Agustín había dicho
‚Todo el tiempo que este libro encierra, comienza desde la Primera Venida de Cristo hasta
describir el Fin de los Tiempos, que será cuando su Segunda Venida‛.

9
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Yo me puse a escribir hace seis años un comentario al Apocalipsis,


principalmente para mi propio provecho, a riesgo de ser tomado por herético o por
loco, apoyándome en toda la tradición de diecinueve siglos, justamente porque
encontré en la Iglesia actual una vehemente y extensa sospecha y esperanza de que el
fin del tiempo está próximo. Innúmeros nombres, algunos de la mayor autoridad,
formulan esa sospecha o esperanza: San PíoX, Paul Claudel, Belloc, Dawson,
FrankDuquesne, Maritain joven, Straubinger, y más atrás, Newman, Solovieff, Donoso
Cortés, Josef Pieper; y entre los artistas, Selma Lagerloef, Roberto Hugo Benson,
Antonio Bouchet, Metri; y entre nosotros Gustavo Martínez Zuviría en su novela ‚666‛;
y entre los videntes Ana Catalina Emmerich, las niñas de Garabandal y otros muchos
menores que estos.

Hay dos iglesias protestantes—no sectas porque ahora no hay que llamarlas
más sectas, hay que llamarlas ‚iglesias‛ - aunque de todas maneras si son sectas, siguen
siendo sectas aunque ustedes las llamen iglesias - que predican permanentemente la
cercanía del fin del mundo y casi ninguna otra cosa: los Adventistas y los Testigos de
Jehová. La razón por que todos estos estiman próximos los últimos tiempos es porque
ven o creen poder ver los signos cumpliéndose, unos ven unos y otros ven otros. Pues
saben ustedes que Jesucristo dejó notados unos siete signos de su Segunda Venida, y
mandó estuviésemos atentos a ellos. Los signos que me parece ver más claramente
cumpliéndose son la guerra, el capitalismo y la era atómica.
La guerra: ‚Oiréis guerras y rumores de guerra‛, dijo Jesucristo. Pero, ¿no se ha oído
eso siempre en toda la historia de la humanidad? Sí, pero como ahora, nunca. Desde la
Guerra del ‘14 hasta ahora ha habido en el mundo cuarenta guerras chicas y una
grande. El Papa Benedicto XV en 1917 durante la Primera Guerra Mundial dijo: ‚Jamás
hasta ahora se había visto en el mundo la guerra como institución permanente de toda la
humanidad‛ y eso es verdad y esa es la gran diferencia de los rumores de guerra que
hay hoy en día. ¿Qué diría ahora? En 1943, al acabar la Segunda Gran Guerra, poco
tiempo después, mejor dicho, el gran estratego inglés Capitán Liddell Hart escribió que
vendría otra Tercera Gran Guerra Mundial. ¿Por qué? La razón que él dio: esta tragedia
tendrá tres actos. Este segundo acto que acaba de terminar dejó pendientes todos los
problemas que lo provocaron y algunos empeorados, por cierto. Y el intervalo será más
o menos de veinte años, el tiempo necesario para que los estados mayores puedan
aprovisionarse de nafta y para rellenar de odio los cráneos de la nueva generación,
porque la vieja generación que ya hizo una guerra, no hace otra< pero a los jóvenes hay
que lanzarlos a eso. Se equivocó Liddell Hart en el tiempo del intervalo, porque han
pasado los veinte años ya, pero que una tercera guerra está pendiente ¿quién no lo ve?
Dios nos pille confesados. Menos mal que Cristo añadió en seguida, ‚Pero esto todavía

10
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

no es el fin sino el comienzo de los dolores de parto‛. Usó la palabra griega oudinón que
significa dolores de parto.

Segundo, el capitalismo. El capitalismo es un monstruoso fenómeno actual que


nos quiebra los ojos. Y en el Apocalipsis está descripto el capitalismo de un modo que
también quiebra los ojos. San Juan describe en forma inequívoca el derrumbe
desastroso de la ciudad capitalista a la cual llama ‚la Gran Ramera‛, que puede ser, o
bien una gran ciudad, cabeza del capitalismo, por ejemplo Nueva York o Londres o
Roma. O bien muchas urbes de Europa y de América como creen el Cardenal Newman
y Paul Claudel. O bien simplemente el mismo sistema actual capitalista considerado
simbólicamente como una mujer, una mala mujer. No es que yo crea que esa Gran
Ramera es solamente la ciudad cabeza del capitalismo. Para mí es principalmente la
cabeza de una religión falsa, o bien la actual religión adulterada que apoya o es
apoyada por el capitalismo, porque del texto sacro está claro que esa ramera está
sentada encima de un dragón rojo propaga una falsa religión: ‚Está borracha con la sangre
de los mártires‛, dice San Juan.

Tercero, la era atómica. Visitando en San Juan al Dr. Alberto Graffigna poco
después de los desastres de Nagasaki e Hiroshima me dijo: ‚La bomba atómica está en
el Apocalipsis‛. ‚No creo‛ dije yo, ‚¿adónde?‛. Pero reflexionando bien la encontré. San
Juan dice que el Anticristo tendrá poder para hacer caer sobre sus enemigo ‚fuego desde
el cielo‛. La gran bola de fuego de un kilómetro y medio en Hiroshima (actualmente
calculan que tendrá un diámetro mucho mayor—una legua por lo menos). Estados
Unidos tiene almacenadas cuarenta mil bombas nucleares, más poderosas que las dos
primeras. Rusia, no sabemos cuántas. China ya tiene sus seis o siete bombones de
muerte. En su libro sobre la bomba atómica, dice el filósofo alemán Carlos Jaspers, ‚Hay
que hacer que la humanidad esté atenta a lo que la situación actual tiene de monstruoso: millares
de voces debieran a su modo cada una renovar sin cesar este llamado. No es hora de dormir. La
rapidez de relámpago con que se suceden desde pocos años a los descubrimientos científicos, el
misterio que nos rodea, la fabricación de bombas ante las cuales la de Hiroshima es un juguete
de niños, la Bomba H tiene un poder un millón de veces mayor que la bomba clásica, el cálculo
de los desastres que podrían producir, los peligros de sus ensayos han creado una tensión, una
psicosis, que es peculiar de nuestro tiempo‛.

Pero éste es uno de los que se ilusionan con falsas esperanzas, porque él dice
que hay que arreglar todo eso, que hay que arreglarlo, y para arreglarlo dice que hay
que ser razonables y tener gobernantes razonables, conseguir gobernantes razonables.
¿Cómo vamos a conseguir gobernantes razonables si no se encuentran en el mercado
ni en ninguna parte? Entonces ¿qué vamos a hacer? Si todos los hombres son
razonables, por supuesto que no va haber ningún peligro para la humanidad. Pero ahí

11
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

está la cosa, que desde que el mundo es mundo los hombres no han sido todos
razonables, ni siquiera la mayoría.

Estos signos a mí me parecen claros. Otros, veremos más adelante. Los sucesos
contemporáneos muestran claramente una faz apocalíptica; cada día leemos en los
diarios acontecimientos de miedo: por ejemplo, la bomba atómica, amenaza de la
Tercera Gran Guerra, viajes espaciales que se dirigen en el fondo a la guerra. El
movimiento Unimundista que quiere hacer una sola nación de toda la humanidad,
crisis en la Iglesia, crisis de fe y de autoridad, agitaciones internas en las naciones,
sediciones, tumultos, revoluciones, guerras civiles, hambre. Después de la Segunda
Gran Guerra hubo la mayor escasez mundial de alimentos, dice la enciclopedia World
Book, en 1966. El temor de la explosión, la famosa explosión demográfica que llaman,
la indisciplina de las costumbres, crueldad, descontento general, descomposición de la
filosofía y de las bellas artes, etc. El director de la F.B.I., la policía federal yanqui, Edgar
Hoover, el hermano del ex-presidente, dice un telegrama de Washington el 31 de mayo
del año pasado, arremetió hoy contra los que contienden que hay que reducir al
mínimo el problema de la delincuencia en la nación, achacándolo al gran aumento de
la población juvenil y a las tabulaciones más completas de la policía. Dijo Hoover que
los que tratan de eliminar con explicaciones la verdad tan alarmante y tan
desagradable que traen las estadísticas de criminalidad, van al fracaso.

Yo no he venido para predicar la proximidad del fin del mundo como hizo San
Vicente Ferrer en el s. XIV, y se equivocó. Vengo solamente a traer a los males actuales
la consolación del Hno. Bartfield, el cual en El Salvador pidió permiso para ir a la
enfermería a visitar a un enfermo y le dijeron, ‚Sí, pero no lo aflija más, dígale palabras de
consuelo‛. ‚Osté deja eso por cuenta mía‛ dijo el alemán. Y en efecto, al llegar al moribundo
le dijo: ‚No hay que desafligirse ni tomar poca pena porque todo lo que está pasando no pasará,
y cosas peores vendrán‛. Así cuando las revistas argentinas laicas me dicen que la Iglesia
está en crisis, está por zozobrar, yo respondo: Cristo dijo ‚Cuando yo vuelva, ¿creéis que
encontraré fe sobre la Tierra?‛. Cuando me escriben ‚ ¿Qué pasa con los sacerdotes? O, ¿Qué
me dice del obispo peruano Cornejo?‛, yo respondo, ‚Según San Pablo algún día debe venir
una gran apostasía‛. Cuando me dicen ‚ ¿Están locos los hombres que piensan todavía en otra
guerra?‛, respondo, ‚Cristo dijo que todo eso sucederá, pero no es todavía el fin, sino más bien
el comienzo de algo que será arduo, pero al fin y al cabo feliz‛. Y así sucesivamente. O sea, no
hay que desafligirse ni tomar poca pena porque todo lo que está pasando no pasará y
cosas peores vendrán.

O sea, todos estos males están predichos por Cristo, el cual, después de haberlos
enunciado, concluyó sorprendentemente con estas palabras: ‚De la higuera aprended una
comparación. Cuando veis que retoña y veis las hojitas verdes decís ‘Cerca está el verano’. Así,

12
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

cuando veis todas estas cosas comenzando a suceder, levantad vuestras cabezas porque vuestra
salvación está cerca‛. A esta luz debemos mirar la crisis hodierna y ver que ella plantea
una alternativa: pues o se resuelve o no. Si no se resuelve, bien, entonces dije el
imperativo de Cristo: ‚Levantad las cabezas‛ porque los signos se cumplen. Así como
está ahora esta crisis es la más grave que ha habido en la humanidad, tanto en la
extensión pues es mundial, como en la intensidad pues afecta no sólo al mundo civil,
sino a la Iglesia, la política y la religión, la muerte corporal, la apostasía y la
desesperación del alma.

‚No vivimos en tiempos comunes, esto nunca se ha visto. La moralidad en que hemos
crecido está siendo desechada. Dios ha sido destronado, el sexo ha sido deificado‛, dice un diario
de Australia en 1964. Muchos se contentarían con que las cosas se quedaran así nomás
como ahora, pero no es posible, las cosas se mueven, necesariamente. Y ahora se
mueven para abajo. Los acontecimientos se precipitan, como decía un viejo loco que había
en mi pueblo cuando era muchacho, en tiempos de la Guerra del ’14. ‚Vivimos en una
nación tilinga‛- me dijo un amigo el 25 de mayo - pero aceptémosla, porque aquí nos hizo
nacer Dios y al fin de cuentas no encontraremos otra mejor.‛

La otra alternativa es que el mundo se arregle. Muchas crisis ha pasado el


mundo que se han arreglado, cuando la gente creía no se podían arreglar, como en el
s. XIV por ejemplo: la más conocida en el s. XIV cuando San Vicente Ferrer, como está
dicho, predijo desde Valencia a Irlanda, en toda Europa, que se venía el fin del siglo y
que venía el Anticristo. Para que esto suceda, es decir, la solución de la crisis actual, es
necesaria la conversión de Europa, en la cual tanto esperaron tanto Belloc y su amigo
Chesterton, que trabajaron tanto para traerla. Hay que decir que este inmenso suceso
feliz no contradice las profecías del Apocalipsis, es decir, puede arreglarse la crisis
actual y no sería contrario a las profecías del Apocalipsis, porque en él hay un pasaje
algo oscuro o bastante oscuro que parece predecir un período de paz y de calma, de
corta duración, antes de la aparición del Anticristo, o sea antes del Séptimo Sello.

Esta alternativa la pone Belloc, gran historiador católico, en dos de sus libros
Las Grandes Herejías y Survivals and new arrivals (este último no está traducido)1, y Las
Grandes Herejías, que está traducido. En este libro (Survivals and new arrivals), Belloc
acentúa la posibilidad de una salida diciendo: ‚Vivimos en un estado no solamente de
confusión, desesperación e iracundia, sino también en un momento de oportunidad para la fe.
Todavía no ha aparecido la contra-religión, o sea la última herejía, que se está aproximando. Y
en este momento surge la oportunidad para la Fe de tomar la iniciativa, después de su largo
cerco de trescientos años. Pero otro evento entre estos dos, o sea entre la conversión de Europa

1
La editorial Vórtice acaba de publicar este volumen de Belloc con el título de Sobrevivientes y recién llegados.
13
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

y el advenimiento del Anticristo, yo no veo‛, dice Belloc con el peso de su inmensa


autoridad de historiador. En el otro libro, ‚Las Grandes Herejías‛, el acento está puesto
más bien en la otra eventualidad. De estas dos cosas, dice, una tiene que ocurrir. Uno
de dos resultados tiene que definirse en el mundo actual, y no muy lejos.

Belloc escribe largamente la última herejía que llama ‚El ataque moderno‛ a falta
de nombre mejor. Propone varios nombres, como por ejemplo, el ‚modernismo‛ pero es
diferente, es más virulento que el modernismo del siglo pasado; propone el nombre de
‚alogos‛ ‚aloguismo‛, que significa contra la razón o sinrazón, y otros nombres. Pero la
cuestión es que este progresismo vago que nos está rodeando y tiene tantas formas
diferentes, no tiene nombre propio todavía. Posiblemente el Dragón está esperando
que aparezca un genio religioso maligno, que convierta en una religión universal todas
estas tendencias heréticas que hay por todas partes y eso también está profetizado en
el Apocalipsis y se llama la Segunda Bestia, o sea el Pseudoprofeta.

El ataque moderno, a falta de nombre mejor, que es lo que el siglo pasado se


llamó cristianismo liberal, protestantismo liberal y modernismo, herejía en la cual
Newman, y más atrás el P. Lacunza, vieron a la religión del Anticristo. Su fondo es el
naturalismo religioso que es tan viejo como la Iglesia, o casi. El naturalismo religioso
consiste en borrar el pecado original y todo lo sobrenatural, y apropiarse de todo lo
bueno que trajo la Iglesia como moralidad y como progreso y como comodidades
temporales que trajo a Europa a la cual civilizó. Apropiarse de todo eso y atribuirlo al
talento del hombre, a la cabeza del hombre. Y lo que pasa es que el hombre lo echa a
perder apenas lo dejan solo.

Belloc termina con las palabras con que quiero terminar yo mi disertación: ‚Los
hombres equivocados e ignorantes que hablan ahora vagamente de ‚iglesias‛ están empleando un
lenguaje hueco. La anterior generación podía hablar, por lo menos en los países protestantes, de
‚iglesias‛. La actual generación no puede hacerlo: no hay muchas ‚iglesias‛. Hay una sola: está
por un lado la Iglesia Católica y por otro, su mortal enemigo. El campo está cerrado. Estamos
así ante el problema más trascendental que haya surgido nunca ante el espíritu del hombre.
Estamos pues en la bifurcación de caminos por donde pasarán todo el futuro de nuestra raza.‛

14
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Segunda Conferencia del Ciclo

La Profecía y el Fin de los Tiempos


Dictada por el R.P. Dr. Leonardo Castellani, SJ,
en la Iglesia del Socorro – Buenos Aires
6 de Junio al 18 de Julio 1969

Jesucristo — San Pedro y San Pablo — San Juan Apokaleta — Carácter de las
predicciones — El alegorismo — Predicciones que parecen cumplirse ahora —La
apostasía.

H oy vamos a hablar de las profecías mayores, o sea de las de Jesucristo y de


sus Apóstoles. Hoy es el día del Sagrado Corazón de Jesús que, para los católicos, es
la fiesta de amor de Jesucristo a los hombres, o sea del amor divino-humano de
Jesucristo. Este amor divino-humano de Jesucristo está en los tres recitados que están
en el capítulo XXIV de San Mateo, que encierra cosas tremendas, o por lo menos
cosas sumamente serias. De manera que la debilidad de nuestros tiempos se
acobarda ante esos anuncios, pero esos mismos anuncios proceden del amor de
Jesucristo, porque todo lo que dijo Jesucristo procede del amor de Jesucristo.

No es extraño que haya misterio en la revelación del Dios verdadero, lo raro


sería que el Dios verdadero revelase su naturaleza y les revelase el futuro a los hombres
y que no hubiese misterios allí. Eso sería imposible, ya que entonces sería que Dios es
igual que nosotros. Los que quieren eliminar las cosas duras en la religión cristiana o
en la revelación de Cristo, lo que desean en el fondo es que Dios sea lo mismo que
nosotros, igual que nosotros, y no es igual nosotros. Desean que no haya pecado, que
no haya muerte, que no haya la maldad del hombre y ni la maldad del demonio, que
supriman eso y entonces se van a poder suprimir las consecuencias de todo eso. Si no se
pueden suprimir. Dios no puede suprimir esas cosas sin destruir el albedrío del
hombre y el albedrío del demonio y no destruye las cosas que creó, dice la Escritura:
Dios no aniquila nada de las cosas que creó. Pero el amor de Él lo que hace es
ayudarnos o enseñarnos cómo evitar esas cosas. Es decir, podemos elegir, de manera
que Él nos ha puesto por delante todo lo que hay en la realidad de la vida humana
natural y sobrenatural para que nosotros elijamos nuestra suerte, nosotros mismos.

15
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Estas clases son un poco espinosas porque es materia muy difícil y no debo dar
mis propias conjeturas y mis propias hipótesis, como hice en el libro sobre el
Apocalipsis que escribí, sino que debo dar estrictamente los hechos. O si doy conjeturas
debo advertir que son conjeturas, o que son hipótesis. Por ejemplo, yo no sé cuándo
será el fin del mundo, o el fin del tiempo, porque ‚fin del mundo‛ está mal dicho.
Finimondo dicen los italianos, y ante cualquier desastrosa que haya dicen que es un
finimondo, pero no es el fin del mundo, es el fin del tiempo, o fin del siglo, como dicen
los profetas. Y en esto digo lo mismo que decía Mahoma, al cual una vez le preguntaron
cuándo sería el fin del mundo y él dijo ‚Cuando se muera mi mujer, parecerá el fin del
mundo, pero cuando me muera yo va a ser el fin del mundo de veras para mí‛. Lo cual
concuerda con lo que dijo Benito Mussolini, según cuentan también, que una vez dijo
‚Todos preguntan qué será de Italia cuando se muera Mussolini, pero lo que a mí me preocupa
no es qué será de Italia cuando se muera Mussolini, lo que a mí me preocupa es qué será de
Mussolini cuando se muera Mussolini‛. ‚Debo andar por los setenta, mejores no hacer la cuenta‛
dice un español conocido mío.

Por lo tanto, las profecías escatológicas de Cristo proceden de su corazón, no


sólo porque al prevenirnos de la Gran Apostasía y de la Gran Tribulación les quiebra
el aguijón que es el miedo, sino porque hay en ellas dos cosas singularmente paternas:
una, el enseñar a los fieles a huir de Jerusalén antes de su horrenda destrucción; otra,
el decir que caerían si fuera posible hasta los mismos escogidos ante los milagros del
Anticristo, hablando ya del fin del mundo. Y ese ‚si fuera posible‛ es un inciso de una
gran dulzura, porque quiere decir que no es posible que caigan los escogidos. Y los
escogidos son simplemente los que escogen, como hemos dicho está en nuestras manos
nuestro destino. De manera que los que escogen ser fieles no pueden caer, aunque se
desencadene toda la potencia del diablo y todos los milagros del Anticristo. Y añade
más: por amor a los escogidos serán acortados aquellos días, los días de la tribulación,
que serán, según veremos más tarde, tres años y medio.

Las profecías mayores acerca del fin del tiempo son las del Nuevo Testamento:
Jesucristo, Pedro, Pablo y Juan Evangelista que escribió el Apocalipsis que significa
justamente ‚revelacion‛ o ‚profecía‛. El fenómeno del profetismo se halla no solamente en
la religión cristiana y la hebrea, sino en casi todas las otras religiones, hinduismo,
mazdeísmo, mahometismo, señaladamente en la religión greco-romana, la mitología
greco-romana con sus augures, sus arúspices, sus pitonisas y sus sibilas, que llenaban
hasta con exceso la vida del hombre romano. Aristóteles escribió un tratadito acerca de
las profecías o predicciones que se pueden sacar de los sueños, es decir, es un anticipo
de Freud.

16
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

El Apocalipsis lo veremos especialmente en las próximas clases. Las profecías


que Pedro y Pablo agregaron a las de su Maestro son sencillas. San Pablo añade la
profecía de la conversión de los judíos y la descripción del Anticristo, cosas que no
están sino indicadas en los Evangelios. Jesucristo no nombró al Anticristo, no se dignó
nombrarlo, parece que aludió a él en una frase que le dijo a los judíos en sus últimos
días cuando se oponían y discutía acerbamente con ellos, cuando les dijo ‚Yo he venido
en el nombre de mi Padre y no me habéis recibido; vendrá otro en su propio nombre y lo
recibiréis‛. Pero no es seguro que se refiera al Anticristo, porque puede referirse a la
cantidad de falsos cristos que aparecieron después de su muerte y antes de la
destrucción de Jerusalén, dice Santo Tomás. Dice que no es seguro que se refiriese con
este ‚otro‛ al Anticristo, sin embargo puede ser.

Además San Pablo alude continuamente a la Segunda Venida, llegando hasta


jurar por ella: ‚Os conjuro – dice - por la Venida del Señor y nuestra futura conjunción con
Él‛. San Pablo nombra 22 veces a la Parusía con diferentes términos: ‚el día del Señor‛, ‚la
aparición del Señor‛, ‚los últimos tiempos‛, o simplemente, ‚Parusía‛. Y en dos pasajes
difíciles acerca de la Resurrección, San Pablo dice que seremos ‚levantados vivientes hacia
Cristo en los aires‛ — ‚Nosotros ‚que vivimos‛. Pues San Pablo parece creer que la Parusía
está próxima y que él quizá estará vivo cuando llegue. No es que crea eso como cosa
de fe o revelada, sino que eso podría ser, y efectivamente eso podría ser. No sabemos
el día ni la hora. Pero cuando los Tesalonicenses dejaron caer los brazos y dejaron de
trabajar a causa del próximo fin del mundo, los reprendió gravemente diciéndoles que
la gran señal del apartamiento del Obstáculo todavía no se había dado, y repitiéndoles
la palabra del Señor, que no sabemos el día ni la hora. El Obstáculo ¿qué es? Lo
veremos en otro lugar.

Y termina esta exhortación haciendo una descripción del Anticristo,


hablándonos del Obstáculo, una cosa que no sabemos qué es, una cosa que impide que
el Anticristo aparezca, y finalmente diciéndoles ‚el que no trabaja que no coma‛, lo cual
no lo inventó Perón, como ven ustedes.

En cuanto a San Pedro, dice lo mismo que San Pablo y que Jesucristo, que
cuando se aproxime el tiempo ‚entonces los hombres no querrán creer y negarán
obstinadamente que Cristo haya de volver‛. Y ése es otro de los signos. Mas Cristo dijo por
lo menos diez veces que Él habría de volver. Su larga profecía acerca de Su Retorno
llena un capítulo de San Mateo, el XXIV, antes de dos Parábolas que versan acerca de
eso mismo: las Diez Doncellas, o las Diez Vírgenes y los Cinco Talentos, seguida de la
Parábola del Último Juicio y después sigue su pasión y su muerte en el capítulo XXVI.

17
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Este capítulo XXIV debemos considerar ahora, el cual se repite abreviado en los
otros dos evangelios sinópticos, San Marcos y San Lucas. La Parusía está situada como
en el centro de la prédica de Jesucristo. Y lo que hay que notar primero es que después
de anunciar cosas tremendas, Cristo dice que levantemos las cabezas porque nuestra
salvación está cerca. Y después de decir que habrá una tribulación, la mayor desde el
diluvio, y aún desde que el mundo es mundo, empieza a hablar de la primavera,
cuando la higuera reverdece. Y después de decir que de aquel día y de aquella hora
nadie sabe, ni los ángeles del cielo sino sólo el Padre, dice que notemos los signos que
para eso nos dio. Y parece contradictorio, pero no lo es, porque una cosa es saber
exactamente la fecha y otra cosa es su proximidad. El Concilio del Florencia prohibió
que se fijase el año de la Venida de Cristo, porque muchos lo hicieron, muchos ilusos
fijaron el tiempo de la Venida de Cristo, por ejemplo Holzhauser, un gran comentador
del Apocalipsis que dijo que el Anticristo iba venir el año 1911. Y también lo hicieron
después los Adventistas, por ejemplo el fundador de los Adventistas, William Miller
fijó para 1843 el fin del mundo. Después vio que no el fin del mundo no pasaba y
entonces lo postergó a 1854, y así lo han venido postergando hasta ahora los
Adventistas, que al igual que los Testigos de Jehová son los que más predican acerca
de los Últimos tiempos, porque casi no predican más que acerca de eso. La proximidad
sí, y respecto de esa proximidad Cristo repite una y otra vez que estemos vigilantes,
cautelosos y preparados, porque si el dueño de la casa supiese cuando iba a venir el
ladrón estaría despierto y no dejaría saquear su casa, ‚Y así vosotros estad despiertos y con
luces en las manos y ceñido el cinturón, porque no sabéis la hora en que el Hijo del Hombre va
a volver‛ ‚Porque su vuelta ser{ en cierto modo repentina y total, como el relámpago que en un
instante cruza todo el ámbito del cielo, de oriente a occidente.‛ Lo cual, creo, ha de entenderse
así: para los no-creyentes en la Parusía, ese día será una sorpresa absoluta, un rayo en
el cielo sereno; para los creyentes que estarán atentos a los signos, será sorpresiva de
todos modos por lo instantánea y lo súbita. ‚Lo mismo que en los días antes del Diluvio -
dice Cristo - los hombres comían y bebían, se casaban y daban sus hijas en matrimonio, hasta
el día en que Noé entró en el Arca y no lo conocieron hasta que vino la gran riada y barrió con
todo, así será la venida del Hijo del Hombre.‛

El llamado ‚Sermón Esjatológico‛, lo habéis leído, o podéis leerlo. No puedo


explicarlo palabra por palabra porque no hay tiempo, pero voy a dar el núcleo de él
distribuido ordenadamente. Tres cosas hay que notar acerca de él, que son una cosa
sola:

 Primera: Cristo predice a la vez dos sucesos análogos separados por un largo
intersticio, el fin de Jerusalén, próximo, y el Fin del Siglo, más lejos, lo cual los
teólogos actuales llaman el typo y el anti-typo, y es propio de toda la literatura

18
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

profética. Así, por ejemplo, San Juan en el Apocalipsis da el typo que está
describiendo él allí y es la persecución de Nerón y de Domiciano, y el anti-typo es
el fin del mundo. Y Jeremías y Zacarías, por ejemplo, predicen la redención del
hombre por medio de la vuelta del pueblo de Israel del cautiverio de Babilonia,
predicen la liberación del pueblo hebreo que estaba próximo. Y en esa predicción
encierran una cosa mucho más grande, que uno ve que queda enteramente ancha,
que es la redención del mundo por Jesucristo. Y así también Isaías a su vez,
prediciendo la vida de Cristo, la Pasión, los dolores de Cristo y la Resurrección,
predice el triunfo de Cristo en el fin del mundo, engloba en esa predicción una cosa
mucho más lejana que es el anti-typo. Toda la literatura profética es así. Los
apóstoles le preguntaron a Cristo las dos cosas juntas, y Él respondió las dos cosas
juntas: ‚Dinos cuándo serán estas cosas y cuál es el signo de Tu llegada y la consumación
del siglo‛. Estaban sentados en el bordo que domina Jerusalén, el Monte Oliveto, y
era su último viaje a la Ciudad Sagrada, que había de ser esa misma semana la
ciudad deicida. Y mirando el espléndido Templo edificado por Salomón y
reedificado por Esdras se lo mostraron diciendo ‚Señor, mira qué piedras y qué fábrica‛
y Él respondió tristemente: ‚En verdad os digo que no quedará de eso piedra sobre piedra‛.
Y ellos que creían que el Templo de Jerusalén había de durar hasta el Fin del Siglo,
le hicieron la pregunta que dije antes: ‚ ¿Cuándo será eso y cuál será el signo?‛.

 La segunda observación es que los dos sucesos capitales están indicados con
claridad indudable en las palabras de Cristo, de modo que es calumnioso decir que
Cristo produjo un sermón máximamente confuso. Porque dice a los fieles que huyan
cuando vean a Jerusalén cercada por segunda vez, como de hecho hicieron sus fieles
después del cerco abierto de Vespasiano, antes del cerco cerrado de Tito. Les dijo
‚Cuando veáis la ciudad cercada huid cuanto antes: si uno está en el campo que no venga a
buscar sus cosas, si uno está en la azotea que no baje a hacer las valijas, si uno está en la casa
ajena, que no vaya a su casa—cuanto antes huid.‛ Y efectivamente, hubo un cerco abierto
del general Vespasiano durante el cual se podía huir, y entonces huyeron los
cristianos, los judíos convertidos al cristianismo, y se refugiaron en la región
montañosa de Pella. Cristo les había dicho, los que están en Jerusalén que huyan a
las montañas. Y después lo llamaron a Vespasiano a Roma para hacerlo Emperador
y mandó a su hijo Tito, y Tito hizo un cerco durísimo y secluyó por medio de una
valla, ‚vallum romanum‛, toda Jerusalén de manera que no podía escaparse nadie. Y
empezaron a suceder todas esas cosas atroces que narra Josefo, el historiador judío,
en el libro De Bello judaico, De la Guerra judaica, que son increíbles como dice San
Agustín, las atrocidades que pasaron allí, la matanza, la masacre que hubo, la
destrucción del Templo y de toda Jerusalén, de manera que se verificó realmente ya
en figura lo que dijo Cristo que iba a ser la tribulación más grande que ha habido

19
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

desde el Diluvio acá, esa destrucción de Jerusalén. Después del cerco abierto de
Vespasiano, antes del cerco cerrado de Tito, y con eso indicó nuevamente la ruina
de Jerusalén, el typo. Y después dijo que la ira vendría sobre los judíos infieles y
serían pasados a cuchillo, y serían llevados cautivos por todo el mundo, y Jerusalén
sería pisada por los extranjeros hasta que se cumpla el tiempo del Juicio de las
Naciones, lo cual indica el anti-typo. Después de destruida Jerusalén, Jesucristo
sigue diciendo cuál será la suerte del pueblo judío. Y esto está en el texto resumido
de Lucas, en el capítulo XXI. De modo que uno de los rasgos de la profecía se
cumpliría solamente en el typo y sólo figuradamente en el antitypo. Y viceversa;
otro de los rasgos, los signos en el sol, en la luna y en las estrellas se cumplirían más
bien en el anti-typo, y la predicación del evangelio por todo el mundo y muchos
otros signos. De tal manera que, los Santos Padres que he estado repasando hoy, en
general se dan cuenta de que hay dos predicciones juntas acá. Algunos más simples,
a los cuales San Remigio llama ‚lo simples‛, dicen ‚No, todo esto se refiere a la caída de
Jerusalén, ya se ha cumplido‛, pero San Remigio les dice ‚Es demasiado ancha, hay muchas
cosas que coinciden, pero otras no coinciden con la caída de Jerusalén‛. Y San Agustín dice
claramente que la predicción indica las dos cosas, solamente que el acento en el
principio está puesto en una cosa que es la caída de Jerusalén, y en el final está
puesto en otra cosa que es el fin de los tiempos. Y algunos Padres, como San
Crisóstomo, dividen este sermón en dos partes: hasta el versículo 29 y dicen que
hasta aquí se refiere a la caída de Jerusalén, y desde el 29 hasta el fin se refiere al fin
de los tiempos. Pero no es así, en realidad todo se refiere a la caída de Jerusalén y
todo se refiere al fin de los tiempos de acuerdo al estilo profético.

 Tercera observación: esto resuelve sencillamente la gran dificultad que tuvo


perplejos a los intérpretes y fue ocasión de muchas blasfemias. El versículo final qué
dice: ‚En verdad os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto sea hecho‛. Esto
llevó a algunos de los Santos Padres a decir que toda esta predicción se refería
solamente a la caída de Jerusalén, como San Hilario de Poitiers, por ejemplo, y se
verificó por tanto en el año 70. Pero entonces ¿cómo se entenderían las palabras que
siguen en San Lucas? ‚Tened pues cuidado vosotros, que no se entorpezcan vuestros
corazones, en las crápula y en la ebriedad y en las preocupaciones de esta vida, no sea que
sobrevenga sobre vosotros repentino aquel día, porque caerá como una red sobre todos los que
habitan toda la faz de la tierra‛. Porque esto evidentemente no se puede referir a los
judíos y a Jerusalén, sino a una destrucción universal y posterior sobre toda la faz
de la tierra. Sobre este versículo enigmático edificaron los impíos actuales una
escuela de interpretación llamada ‚Esjatológica‛: hay como seis escuelas racionalistas
diferentes en Alemania, encarnizadas en interpretar toda la Escritura en forma
natural de manera que no queden rastros ni de milagro ni de profecía, ni de nada

20
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

por el estilo. Y esta es la última y la peor, en la cual el más conocido es el famoso


Alberto Schweitzer, el santón de Lambarené, al cual celebran tanto los pazguatos de
hoy en día porque fue un santo ateo, tan santo como yo, o menos. Estos pretendían
enseñar que Cristo se equivocó: y por tanto que fue tan profeta, tan mesías y tan
Dios como yo y ustedes. Pues según ellos Cristo creyó que el Fin del Siglo era
inminente y vendría durante su vida, o bien poco después de su muerte. Y adornan
esto con una cantidad de disparates que no hay para qué demorar en ellos. Baste
decir que hay lo menos diez textos de los Evangelios, que demuestran Cristo sabía
que pasarían muchos siglos después de su muerte y antes de su Parusía. Y si no,
¿por qué fundó su Iglesia?, ¿por qué aludió a ella en la Parábola del grano de
mostaza y el trigo y la cizaña? El grano de mostaza es un árbol que va creciendo
lentamente hasta convertirse en el mayor de los árboles dice: la Iglesia. Y en la del
Trigo y la Cizaña donde dice que el tiempo de la mies, después que el trigo y la
cizaña han crecido todo lo posible, es el tiempo de la consumación del siglo. ‚Y este
Evangelio del Reino será predicado en todo el universo y después vendrá el fin‛. ¡Estamos
locos! La predicación en todo el universo no se puede hacer en tres o cuatro años,
sino que pide siglos, como en efecto se hizo. No, la generación que escuchaba a
Cristo vio el cumplimiento de la profecía en el typo, es decir, los Apóstoles y los
discípulos que estaban con Cristo vieron la destrucción de Jerusalén en el año 70. Y
la generación a que pertenecemos nosotros, la estirpe cristiana, pues la palabra
utilizada por Cristo significa también ‚estirpe‛, verá el cumplimiento del anti-typo.
Estirpe porque ahí estaban los apóstoles que representaban a la Iglesia de la cual
somos nosotros, de manera que era una estirpe nueva que nacía, y así la llama San
Pablo ‚generatio nova‛, una generación nueva nacía entonces. Y esa estirpe también
puede decirse que verá todas estas cosas, ‚No pasará esta estirpe hasta que todas estas
cosas sean hechas‛, dice Jesucristo. Pero, no es tan seguro eso, lo que es seguro es que
la destrucción de Jerusalén la vieron los Apóstoles que estaban allí presentes. Santo
Tomás dice esto de que al fin y al cabo nosotros somos la generación cristiana que
empezó con Cristo. Y los Santos Padres no se preocupaban de esta dificultad
racionalista, no se preocupaban mucho porque simplemente decían ‚y< la estirpe
cristiana va a ver el fin de todos los tiempos‛. Pero esta fue suscitada en los tiempos
modernos con gran fuerza por estos sabiazos alemanes, que saben mucho en el
campo de la erudición y de la lingüística, pero este, están enteramente torcidos en
su mente por la impiedad, por el ateísmo.

Ahora bien, ¿cuáles son los signos de este gran suceso dual? Primeramente hay
un pre-signo, o signo remoto que son ‚guerras y rumores de guerra‛, en San Lucas; o como
dice San Mateo ‚Se levantará gente contra gente y reino contra reino y habrá sediciones y
revoluciones‛. Ya hablé de esto en la conferencia anterior, poniéndolo como ejemplo de

21
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

los signos que muchos ven cumpliéndose ahora, en nuestros días. Y añadió Cristo,
‚Pero no es todavía el fin, mas es el comienzo de los dolores‛. Es el comienzo de la parturición,
dice San Jerónimo. Eso siempre ha habido en el mundo, guerra y rumores de guerra,
pero como ahora nunca, como hemos dicho. No lo digo yo, sino que el Papa Benedicto
XV durante la Gran Guerra Primera, notó que como nunca en el mundo, la guerra se
había convertido en institución permanente de toda la humanidad. Que después de
dos guerras mundiales, viene el rearme, el desarme, la conferencia del desarme y la
mar de conferencias por la paz: ‚paz, paz, y no hay paz‛. Desde la guerra del ’14 ha
habido cuarenta guerritas y una guerraza en el mundo, por lo cual yo creo que ese
signo se ha cumplido y conmigo muchos que valen más que yo y que ya nombré.
Después añade ‚Y habrá terremotos, pestilencias y hambre‛ lo cual no falta tampoco hoy
día, y en proporción mayor que nunca en el mundo. En la riquísima República
Argentina, tan proveída de recursos, hay hambre; hambre en varias manchas que hay
en la Argentina: en el norte de Córdoba, en Santiago del Estero, hay hambre
permanente, hay desnutrición de los chicos, mortalidad infantil y hambre permanente
desde hace mucho tiempo. Y los sabihondos nos amenazan ahora con la explosión
demográfica, que según ellos nos va a traer un hambre universal antes de treinta años,
sobre todo en América Latina. Que el diablo sea sordo, es decir que no los oiga... Menos
mal si es, como dijo Cristo, el comienzo de los dolores.

Siguen los signos propiamente dichos, que son tres. Primero: un montón de
pseudo-profetas o sea maestros y propagadores del error, lo cual corresponde a la Gran
Apostasía que predice San Pablo. Segundo: el evangelio habrá sido predicado en todo
el mundo. Tercero: sobrevendrá una gran persecución sobre los fieles, la cual también
nota San Juan Apokaleta: ‚Si eso corresponde a los sucesos actuales, corresponde a cada uno
creerlo o no, porque en eso no tengo ‚palabra del Señor‛ Que como dice San Pablo, es decir
yo no lo sé de cierto. Una cosa es cierta y es que sí ha de venir una gran apostasía, un
universal receso, una infición (infección) de malas doctrinas en todo el mundo, ella
invadirá la Iglesia Establecida o procederá de ella, porque es de todo inconcebible que
si la Iglesia Ecuménica permanece fiel, firme y fuerte en la fe, se produzca una apostasía
tan grande en el mundo. Aquí yerra, según creo, Roberto Hugo Benson, en su Señor del
Mundo, la novela en que describió el Reino del Anticristo, donde pinta una Iglesia firme
y ferviente, aunque muy raleada, en medio de un mundo que sigue la herejía del
Anticristo: el filosofismo, o humanitarismo, o adoración del hombre. No puede darse
eso si no hay al mismo tiempo el auge de una religión falsa, o nuestra misma religión
adulterada, al cabo de la Segunda Bestia o Pseudoprofeta, que es un jefe religioso y
quizás un genio religioso, el cual veremos en la clase próxima m{s detalladamente.
Porque, dice San Juan, ‚Se parece al Cordero, pero habla como el Dragón‛, el cual ayuda a
triunfar al Gran Emperador Plebeyo. Josef Pieper, filósofo alemán que escribió un

22
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

librito muy bueno sobre El Fin del Tiempo, que lo han traducido hace poco al español,
dice que eso será la propaganda sacerdotal a la orden del Anticristo, a semejanza de la
propaganda de los sacerdotes en tiempos de San Juan Evangelista, que fueron el medio
de propaganda de religión del Divus César, o el Divino César, el Emperador de Roma,
por todo el Imperio. Pero nada impide que haya eso, que haya claudicación de muchos
sacerdotes que se pongan al servicio de la propaganda del Anticristo, y al mismo
tiempo haya uno que los dirija: al contrario, eso es indispensable. Es lo mismo que en
el caso del Anticristo colectivo o el Anticristo personal, la discusión esa que se lleva a
cabo muy fuertemente desde el tiempo de los protestantes: si el Anticristo va a ser un
cuerpo colectivo, por ejemplo el comunismo, como dice Selma Lagerloef, la masonería
o lo que sea, o va ser un hombre. ¡Va a ser las dos cosas! Porque es imposible que un
gran movimiento no suscite de su seno un hombre que lo dirija, como el nacionalismo
italiano suscitó a Mussolini, antes que Mussolini, y después el gran hombre le imprime
su sello al movimiento, y lo endereza y lo dirige. Eso es obvio, es una ley de la historia.
De manera que la discusión es vana, esa discusión sobre si será una colectividad o si
será un hombre personal. El teólogo Suárez dice que es de fe que será un hombre
personal, tanto el Anticristo como el Pseudoprofeta o Segunda Bestia.

Aquí puedo hacer un paréntesis acerca de los Testigos de Jehová, porque hay
tiempo. Los Testigos de Jehová, recién los nombré, es una secta protestante aunque
ellos dicen que no son protestantes, que son muy fuertes y trabajan mucho acá.
Predican esto mismo que dije acerca de los signos, ellos dicen que se han cumplido los
signos de la guerra mundial, universal. Y respecto del capitalismo, dicen que la
descripción que hace San Juan en el Apocalipsis no se parece para nada al incipiente y
elemental capitalismo romano, sino que es un capitalismo muchísimo más perverso y
fuerte, y que en los dos capítulos en los cuales describe la Babilonia o la Gran Ramera,
San Juan describe un capitalismo tremendo que oprime a todo el mundo, que tiene un
poder grandísimo y está colmado de riquezas. Y lo tercero es la era atómica. Dicen lo
mismo que he dicho sobre los signos, aunque con mezcla de grandes disparates en
otros puntos.

Soy muy fuertes aquí en la Argentina, y en Norteamérica no digamos... Al


publicar en 1963 un libro que se llama Babylon the great is fallen, God’s Kingdom rules, -
‚Babilonia la grande ha caído, el Reino de Dios dirige (o manda) ‛- que es una especie
de o de enciclopedia o biblia de ellos que contiene toda su doctrina y donde se ve la
interpretación completa del Apocalipsis, ya tenían un millón veintiocho mil adeptos
en todo el mundo. Ese nombre, ‚Testigos de Jehová‛, es tomado de las profecías de
Isaías, fue adoptado en 1931 en una de sus asambleas multitudinarias. Este libro, que
es una especie de Biblia o enciclopedia religiosa, se difundió en una de estas asambleas,

23
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

en Nueva York, en 1953, donde había 258.000 asistentes y 126 estaciones transmisoras
de radio, porque los yanquis siempre hacen todo en una medida colosal< En una
primera edición de un millón de copias, regiamente impresas, que es ésta, se vendía a
un dólar el ejemplar y no obstante ganaron plata, no en balde son yanquis< Muchos de
ustedes quizá los conocen porque van a las casas personalmente a anunciar ‚La
Salvación‛, y muchos les hacen caso. Viven austeramente, o por lo menos proclaman
que se debe vivir austeramente, demasiado austeramente, porque no dejan ni siquiera
fumar, no digamos nada de tomar mate, en eso parece que mi médico homeópata está
adherido a ellos, porque es enteramente enemigo del mate. Y me son simpáticos, a
causa de una sinceridad infantil, una gran piedad y algunos grandes aciertos
exegéticos. Ellos protestan que no son protestantes, aunque ciertamente lo son, pero
están en contra de todas las sectas, a las que llaman ‚denominaciones‛. También están en
contra de la religión católica y todas las otras religiones en general. La única religión
verdadera son ellos, que han existido desde el principio del mundo, pues Adán, Noé,
Enoch, Elías, etc., eran de su entrega, es decir, eran Testigos de Jehová. Y ahora son
muchos más que la religión verdadera porque son ‚Los 144.000 varones vírgenes que en
el cielo siguen al Cordero doquiera va‛, la visión XII. Son ‚la Mujer Águila‛, la visión X. Son
los que van a resucitar primero en el Milenio, la visión XVIII y en suma, son la Jerusalén
Celestial.

Según ellos, en 1914, se acabó ‚el tiempo de las Naciones‛, es decir, eso que dice San
Lucas que Jerusalén sería pisoteada por los extranjeros hasta que llegue el tiempo del
juicio de las naciones. Ellos dicen que el tiempo del juicio de las naciones se acabó en
1914, y que en 1914 comienza una nueva era en el mundo. El tiempo de las naciones
duró 2320 años desde la caída de Babilonia. En 1919 cayó la Gran Ramera, o sea la
Ciudad Capitalista, no sé cómo lo sacan eso, de dónde lo sacan. Y en 1975 va a suceder
algún gran zafarrancho, que no sabemos qué va a ser. Y en el año 2000 viene la
resurrección primera. No la voy a ver entonces, yo, a no ser desde el cielo, espero. El
Anticristo, no se imaginan ustedes quién es. El Anticristo es la ‚Sociedad de las
Naciones‛, las Naciones Unidas, la O.N.U. Y la Séptima Cabeza del Dragón, de donde
sale el Anticristo, ‚Sale un pequeño cuerno que después se hace grande‛ - dice Daniel – ‚y se
convierte en el Anticristo‛, es el séptimo imperio anticristiano y el mayor de todos, o sea
Inglaterra y Estados Unidos. O sea, el imperio real de la raza anglosajona. Y las siete
cabezas del infernal dragón han sido: Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia y
Macedonia, Roma y el imperio dual anglo-sajón que emerge en 1763.

Todas las sectas protestantes, según Chesterton, tienen estos dos caracteres
comunes: anticlericalismo y ultranacionalismo, o sea anti-catolicismo o
antisacerdotalismo y patrioterismo, o sea, iglesias nacionales. Pero éstos aunque

24
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

abundan en la primera nota, o sea anti-catolicismo, porque abominan de todos los


clérigos, católicos o no, no son iglesia nacional como los americanos, ni son patrioteros
yanquis como lo son los Metodistas, al contrario, aborrecen a los yanquis, son
cosmopolitas y en eso se parecen a los judíos, y también en que guardan el Sábado y
no el Domingo, y se rebautizan y rebautizan a los que se les adhieren, con el bautismo
judío de la inmersión, el que usó San Juan Bautista, que también fue Testigo de Jehová
por supuesto.

Me he desviado a este paréntesis porque estos Testigos de Jehová perciben como


cumplidos los tres signos que dije la clase pasada, la guerra, el capitalismo y la era
atómica, lo cual no impide que tergiversen el Apocalipsis como veremos la clase
próxima. El capitalismo descripto por San Juan, ya lo dije, es enteramente superior,
mucho más amplio y más terrible, que el pequeño capitalismo elemental que más bien
era una plutocracia despótica, que existía en Roma en el tiempo de San Juan.

Estábamos hablando, pues, del signo de la Gran Apostasía y los


pseudosprofetas, y afirmé no se puede dar esa apostasía general sin una corrupción o
aflojamiento de la Iglesia Católica. Y esta afirmación hace rechinar los dientes a muchos
ministros del Señor, incluso jerarcas algunos, que por eso quizás no quieren que se
conozca o se comente el Apocalipsis. Y al que lo comenta, si pueden lo excomulgan.
Hay muchos que dicen que la Iglesia Católica está hoy mejor que nunca, que nunca ha
estado tan bien como ahora y que ha ido creciendo en santidad desde Jesucristo hasta
nuestros días, y otros dicen que no, que la Iglesia ha tenido una especie de gran cúspide
cuando Jesucristo y los Apóstoles y después ha ido decayendo hasta nuestros días. Y
eso no le hace ninguna gracia a los que gobiernan a la Iglesia hoy día porque es decir
que ellos son decadentes, es decir están gobernando mal o anda mal la cosa y no se dan
cuenta, entonces se enojan muchísimo contra los que dicen que la Iglesia hoy día no
está mejor que en ningún tiempo. Ni está mejor ni peor que en ningún tiempo, sino
que está un poco mejor y un poco peor, porque en el mundo el bien y el mal llevan
paralelamente esta carrera: que va aumentando el mal y va aumentando el bien
progresivamente a medida que aumenta el mundo, hasta que llegue la gran lucha
decisiva y se liquide esta gran lucha secular, que empezó con la Caída de los Ángeles
desde el cielo. De manera que, eso es lo que dice el profeta Daniel, que le pregunta al
Ángel cuándo serán estas cosas. Hace una profecía del Anticristo y le pregunta al
Ángel cuándo serán estas cosas, y el Ángel le dice que eso está cerrado, sellado, ‚Que el
malo se haga más malo y el bueno se haga más bueno, que el perverso se haga más perverso hasta
que llegue el momento de la decisión‛.
Después sigue el Supersigno o signo definitivo que Cristo llama ‚La
Abominación de la Desolación‛, tomando una palabra de Daniel Profeta. Daniel

25
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

designa así el sacrilegio del rey Antíoco Epifanes, que profanó el Templo de Jerusalén
y quiso hacerse adorar como dios. Y San Pablo dice que el Anticristo se sentará en el
Templo de Dios haciéndose dios. Y antes de la destrucción de Jerusalén los romanos
profanaron el Templo, introdujeron las águilas romanas que eran ídolos en Judea. Los
Santos Padres dan una cantidad de profanaciones diversas como que una estatua de
Venus que Adriano hizo poner en el Templo de Jerusalén, una cantidad de
profanaciones del Templo, pero resulta que no tenían cuidado con la cronología, y
todas esas profanaciones sucedieron después que los cristianos huyeron de Jerusalén a
Pella. Lo que pasó antes—porque la señal que les dio Jesucristo es ‚Cuando venga la
abominación de la desolación‛, que es una palabra hebrea que en criollo podríamos decir
‚Cuando venga la mayor porquería‛, entonces huyan. No hubieran podido huir<con esas
otras profanaciones que vinieron después, cuando Jerusalén ya estaba cercada, ya no
se podía huir. De manera que la profanación a que alude Cristo es que las águilas
romanas que eran ídolos a los cuales hacían sacrificios todos los días los soldados
romanos, entraron al territorio de Judea y entraron a Jerusalén. Esa fue la abominación
de la desolación. Cuando viereis lo abominable en el lugar donde no debe estar, como
dijo Daniel el Profeta, entonces, los que están en el campo que no vayan a Jerusalén,
los que están en Jerusalén que huyan a la montaña, los que están en la azotea de su
casa que no bajen a hacerse la valija< Todo eso dijo Cristo.

Y todavía hay otro signo que dan San Pedro y San Pablo y que está comprendido
en los Falsos Profetas y en la Gran Apostasía, que es la incredulidad de los hombres
ante los signos. San Pablo dice, cuando digan ‚paz y seguridad‛, de golpe vendrá sobre
ellos la ira como los dolores de la preñada. Jesucristo dijo, ‚Como en los tiempos del
diluvio, los hombres comerán, beberán, se divertirán, se casarán y entonces, inopinado, vendrá
sobre ellos el día del Señor‛. Y el primer Papa, San Pedro, en su encíclica segunda, dice
textualmente: ‚El Fin está próximo hermanos‛, capítulo primero. Capítulo segundo: ‚Han
venido falsos profetas en el pueblo, maestros embusteros que han introducido sectas de
perdición‛. Y después en el capítulo tercero, dice: ‚Esta segunda epístola os escribo,
carísimos, para que recordéis las palabras de los santos profetas, porque bien es que sepáis que
vendrán en los últimos días engañadores en mentira que andan según sus concupiscencias
diciendo ¿Dónde está su promesa y su venida? Desde que murieron los antiguos, todas las cosas
perseveran iguales, desde el principio del mundo‛. Se les escapa, porque así lo quieren, que
hubo cielos desde antiguo y tierra sacada del agua y afirmada sobre el agua por el
Verbo de Dios; y que por eso, el mundo de entonces pereció anegado en el agua. Pero
que, ‚Los cielos de hoy y la tierra están, por esa misma palabra, reservados para el fuego,
guardados para el día del juicio y del exterminio de los hombres impíos. No se os escape una
cosa, a saber, que para el Señor un día es como mil años y mil años son como un día.‛

26
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

‚No demora el Señor su promesa, como algunos creen, sino que obra con paciencia, por
amor de vosotros, no queriendo que nadie perezca sino que todos se conviertan, pues vendrá el
día del Señor como ladrón, y entonces pasarán los cielos con gran estruendo, y los elementos se
desintegrarán con el calor y la tierra y las obras que hay en ellas serán incendiadas.‛ Los que
hoy no creen esto son los que creen que la tierra durar{ exactamente hasta el año 13.960,
como dice el padre jesuita Bujanda, todavía más de 12.000 años, dice, que va a durar,
y de dónde lo saca, nadie sabe. O bien, los que dicen que se acabará por enfriamiento
paulatino, como la Luna o Venus, en quién sabe cuánto tiempo, como dice Renán. O
que durará todavía millones de años, como dice el P. Alló. O que no acabará nunca
sino que irá progresivamente evolucionando de bien en mejor, y de mejor en óptimo,
hasta convertirse en un paraíso, o simplemente convertirse en Dios mismo, nada
menos, como dice Teilhard de Chardin. Estos son ignorantes, dice San Pedro, o son
ilusos embusteros: ‚Vendrán ilusos con mentiras‛.

Así que dado hoy una clase más pesimista que un artículo de ‚Azul y Blanco‛ -
Altro que chiste - como dice un oyente que tengo que poner para hacerme ameno. Pero
el único chiste que hay es que sea este cura el órgano de anuncio o información de una
parte importante de la Revelación Cristiana que nadie predica. A las bibliotecas
yanquis que me piden les envíe gratis la revista ‚Jauja‛, yo les contesto: No tengo mensaje
para Nueva York. No he sido enviado sino a los que perecieron de la Cuenca del Plata y Río
Grande do Sul.

Pero es un mensaje de esperanza, no de crueldad. Nuestro gran Borges, en una


poesía, trata de ‚cruel, atroz y truculento‛ a San Juan Evangelista. Y en otro lugar dice
que todos los que creen en el infierno carecen de religión<o sea que millones y millones
de hombres, los más preclaros del universo, carecen de la religión que resplandece en
Borges. Pero tiene razón por desgracia porque las profecías parusíacas son un mensaje
de esperanza para los que creen, más para los que no creen, son realmente crueles,
atroces y truculentas. Los escritores sacros no son periodistas ni locutores para andar
adulando y lambeteando a la gente. Borges está acostumbrado a que lo lamban, por
todas partes, pero Dios no lambe a nadie. En mi tierra dicen ‚lamber‛ y no ‚lamer‛ y es
mucho más latino que lamer porque en latín es ‚lambere‛<

Dios profiere promesas dulcísimas y terribles amenazas en el presupuesto de


que el hombre elige, de que yo elijo mi suerte definitiva. Al despedirse de la
humanidad, no definitivamente, al irse al cielo dijo Jesucristo: ‚El que crea y sea bautizado
se salvará, el que no crea, se condenará. Cuando veis el horizonte turbio y las nubes
sanguinolentas, decís, mañana tormenta. ¡Miopes! Sabéis conocer los signos del clima y no
conocéis los signos del Reino. Cuando veis retoñar la higuera y sus hojitas verdes, decís que ya

27
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

viene la Primavera. Pues bien, cuando veáis que estas cosas comienzan acontecer, levantad las
cabezas, porque está cerca la salvación, está cerca vuestra primavera eterna‛.

28
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Tercera Conferencia del Ciclo

La Profecía y el Fin de los Tiempos


Dictada por el R.P. Dr. Leonardo Castellani, SJ,
en la Iglesia del Socorro – Buenos Aires 6 de
Junio al 18 de Julio 1969

El Apocalipsis: su carácter — Evolución de su exégesis — La exégesis moderna —


Obras de arte apocalípticas – Exageraciones y evasivas.

H oy vamos a festejar el día del aniversario de la muerte de Belgrano, el

creador de la bandera argentina, contemplando el Apocalipsis, del cual fue muy


devoto Belgrano, cosa que no se sabe mucho. Después de la creación de la bandera y
de la batalla de Salta y la de Tucumán, poco tiempo después, se fue a Londres y allí
hizo una edición del libro más importante que se ha escrito en los tiempos modernos
acerca del Apocalipsis, que es el libro de Manuel Lacunza, La venida del Mesías en gloria
y majestad. Ésta es la mejor edición que se ha hecho y la segunda en el tiempo, porque
primero hicieron una edición en Cádiz que Belgrano conocía. Y en el prólogo que le
puso a esta edición suya, dice que esa edición de Cádiz era malísima, que era tan
defectuosa que valía más que no hubiera salido, ya que le atribuían cosas del Anticristo
a Cristo y cosas de Cristo se la atribuían al Anticristo.

Belgrano hace un prólogo donde no descubre su nombre, solamente se ve que


es argentino, porque por ejemplo dice ‚la Capital, la Ciudad de Buenos Aires, de nuestra
amada patria‛. Lo dedica a los americanos y tiene mucho patriotismo americano, como
tenían en ese tiempo, que no consideraban a la Argentina tanto como una cosa
separada, sino como una parte del Imperio Español. Y dice por ejemplo que los
americanos tienen más talento que los españoles, ‚Para que se vea – dice - que aquí hay
gente de m{s talento que los españoles.‛ Y lo dice sobre todo de un diputado de la Junta de
Cádiz, esa famosa Junta de León que gobernaba España durante la invasión
napoleónica, que una vez preguntó qué clase de animales eran esos americanos y con
29
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

quiénes se podían clasificarlos. Así lo dice Belgrano en su prólogo que leeremos un día
de estos, porque hoy tenemos que hablar de la obra de Lacunza, que es importantísima.

Belgrano era milenista y San Martín también, porque él lo indujo a San Martín
por carta, también lo era Juan Ignacio Gorriti, el que bendijo la bandera argentina en
Jujuy, Bartolomé Muñoz que era Alcalde General del Ejército, y muchísimos sacerdotes
argentinos. Belgrano mandó el libro de Lacunza que había hecho editar él a expensas
propias, siendo pobre y siendo una edición cara, de buen papel, en Londres, y mandó
todos los cajones aquí. Aunque quedaron cuatro ejemplares en Londres, que el editor
vendió después a una suma fabulosa de francos a los que se los pedían de Francia, los
vendió en no sé cuántos miles de francos a esos cuatro ejemplares que le habían
quedado<

Como dije, Belgrano los mandó aquí, y se ve que los repartieron entre iglesias,
conventos, colegios, parroquias< por todas partes. ¡Y después los quemaron! Los
quemaron casi todos, poco a poco los fueron quemando. ¿Por qué? Yo no entiendo por
qué los quemaron, pero creo que los quemaron por fanatismo< De manera que yo dudo
de que en esa exposición de las donaciones de Belgrano a la Biblioteca Nacional aquí,
esté un ejemplar de Lacunza. Es rarísima ya, es una curiosidad bibliográfica, a tal punto
que en Londres lo vendían a 50 guineas el ejemplar, tal como yo vi una vez hace mucho
en un catálogo de bibliófilos. Aunque ahora a lo mejor cuesta mucho más, porque 50
guineas son una libra esterlina más un chelín, y la libra esterlina está a más de 800
pesos ahora, de manera que figúrense los miles de pesos que quemaron una cantidad
de gente fan{tica sin saber lo que hacía< En fin, ya hablaremos más de Lacunza y su
obra.

Un oyente de estas conferencias me dijo que leyera los textos que voy a explicar,
que no presumiera que todos los tienen presentes. Así que traduciré la profecía de
Jesucristo, de la cual hablé en la clase anterior, la de San Lucas que es la más autorizada
de todas y donde está más breve, ya que en la clase anterior hablé de la de San Mateo.
San Lucas empieza con el aviso contra los pseudoscristos y pseudoprofetas, sólo que
lo pone una vez y no dos veces como San Mateo. Probablemente San Mateo indica las
dos tandas de pseudocristos y pseudoprofetas que iban a aparecer, los que aparecieron
antes de la destrucción de Jerusalén, ya que consta que entonces aparecieron muchos
diciendo que eran el Mesías y precipitaron a los judíos a su perdición, y los que
aparecerán antes del Fin del Mundo o en el Fin del Siglo, para hablar exactamente.

Después pone lo de guerras y rumores de guerras, o sea el principio de los dolores.


Anuncia después una gran persecución, que se cumplió ya antes de la caída de Jerusalén,
pero no en forma tan extrema como será en el Fin del Siglo. Antes de la caída Jerusalén

30
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

ya había sido la persecución de Nerón, en Roma. ‚Seréis entregados por los padres y los
hermanos y parientes y amigos, y os darán la muerte algunos y seréis odiados de todos a causa
de mi nombre. Pero un cabello de vuestra cabeza no perecerá, en la paciencia poseeréis vuestras
vidas. Cuando veáis a Jerusalén cercada por un ejército, sabed que se aproxima vuestra
devastación. Entonces, los que están en Judea que huyan a la montaña, porque habrá aprieto
grande y grande ira sobre la tierra de este pueblo y caerá al filo de la espada‛. Como se ve, está
hablando de los judíos y no de todo el mundo. ‚Y serán llevados cautivos entre las naciones,
y Jerusalén será pisada por los extranjeros hasta que se cumplan los tiempos de las naciones‛.
Es decir, Jesucristo habla aquí principalmente de la caída de Jerusalén. Distingue
entre las dos grandes catástrofes, el typo y el antitypo. Y distingue un largo intersticio
hasta que llegue el tiempo del juicio de las naciones. Sigue San Lucas ya con los últimos
tiempos: ‚Y habrá señales en la luna, en el sol y en las estrellas, y en las tierras aprietos de las
gentes (habla ya de las gentes, es decir de los gentiles, o sea que ya no habla de los
judíos) por la turbación del ruido del mar y de sus olas‛. El mar en la Escritura significa el
mundo, sus olas las tempestades del mundo, la tierra firme significa la Religión. ‚Por
la turbación del ruido del mar y sus olas, secándose los hombres por el temor y la expectación
que caerá sobre el mundo universo porque se agitarán las virtudes del cielo‛. O sea, en el texto,
griego: se desintegrarán las fuerzas uránicas. Es curioso, yo no sé si Cristo quiso predecir
el tiempo en el que van a desintegrar el uranio y lo van a convertir en bombas
mortíferas que tienen a los hombres secos de angustia, pero la verdad es que en griego,
en el idioma en que fueron escritos los Evangelios, dice ‚uránicas‛, ‚las fuerzas uránicas‛.
No dice ‚las virtudes del cielo‛, al cielo lo llamaban ‚uranio‛ los griegos. No dice ‚las
virtudes‛ en el sentido de fuerzas, de manera que algunos traducen al español ‚las
fuerzas cósmicas‛. De todas maneras, eso es más o menos lo que está pasando ahora.
‚Y entonces verán al Hijo del Hombre venir sobre una nube, con grande potestad y majestad,
pero cuando todo esto comience a hacerse, mirad, levantad vuestras cabezas, porque se acerca
vuestra liberación‛. Y sigue después la parábola de la higuera retoñada que ya
conocemos.

Y ahora pasamos al Apocalipsis, la introducción al Apocalipsis o la parte


externa, que no suelen ser divertidas las introducciones pero hay que hacerlas. Es la
profecía más importante acerca del Fin del Tiempo. Apocalipsis es el último libro de la
Escritura, significa ‚Revelación‛: las lenguas nórdicas, inglés, alemán, danés, lo llaman
el Libro de la Revelación, traduciendo así la palabra griega que las lenguas latinas,
español, italiano y francés han dejado tal cual, ‚apo-kalipsis‛: desde lo escondido o de
lo escondido, o sea, revelación. El libro procede de San Juan Evangelista, y desde las
primeras palabras el autor anuncia que va a profetizar y llama a su escrito o recitado,
‚profecía‛. Se ve que antes de escribirlo San Juan lo recitó muchas veces en su Iglesia. Y
lo escribió desterrado en la isla de Patmos, donde lo habían mandado a trabajar en las

31
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

minas, que era un suplicio de los Romanos, casi peor que la muerte. Un suplicio
tremendo del cual se libró por Providencia, porque lo derribaron a Domiciano y el
Emperador siguiente declaró nulos todos los decretos del tirano prófugo, así que San
Juan salió gracias a eso.

El título completo es: ‚Revelación de Jesucristo, que se la dio Dios Poderoso a mostrar
a los siervos suyos las cosas que se deben cumplir pronto, y las significó mandando al Ángel
suyo a su siervo Juan, el que testimonió el Verbo de Dios, y el testimonio de Jesús el Cristo,
cosas que él mismo ha visto‛. Inmediatamente añade: ‚Dichoso el que lee y oye la palabra de
esta profecía y guarda lo que en ella está escrito, pues el tiempo está cerca‛. Estas dos cosas,
que el libro es profecía y que el tiempo está cerca, se repiten unas siete veces en el
poema, hacia el final. ‚Vengo pronto‛ dice Cristo dos o tres veces a San Juan.
El carácter de este libro es el siguiente: es una profecía, es difícil, no es
incomprensible. La actitud vulgar y grosera de muchos, incluso de sacerdotes y de
profesores, es dejar de lado esta profecía, como si fuese incomprensible y por tanto del
todo inútil. Como si Dios iba a dejar a su Iglesia un mensaje que nadie pudiera
entender: ‚Estos no serán dichosos‛ dice San Juan. Así lo hace, por ejemplo el tan repicado
Nuevo Catecismo Holandés para Adultos, que deja a un lado al Apocalipsis y dice que son
cosas calenturientas. Según los ingleses, que son vecinos de los holandeses, no hay
ningún holandés que sea adulto. Dicen una cosa bastante peor en un refrán que tienen,
pero en fin, viene a significar eso: que los holandeses no son adultos.

En efecto, el libro es oscuro, como lo es toda profecía y más ésta, que versa sobre
sucesos lejanísimos respecto de cuando se escribió, si bien de nosotros mucho más
cercanos por cierto. Y sucesos descomunales, los más grandes y graves de todos. Estos
tres caracteres son ignorados por algunos: que sean comprensibles, de algún modo,
por los que lo dejan a un lado; que sea oscuro, por los que se lanzan a interpretarlo en
crudo, pronunciando innúmeros disparates, porque no hay ningún libro en el mundo
que haya dado ocasión a tantos disparates como éste, como veremos luego en algunos
ejemplos de exégesis. Y lo más grave de todo, los que niegan de un modo u otro que
sea profecía. Hoy día éstos abundan y forman parte de la herejía contemporánea, o del
progresismo si quieren llamarlo así, pues la exégesis del rompecabezas ha ido
caminando durante 19 siglos hasta llegar al estado actual en que, o bien se acepta que
es una predicción de los Últimos Tiempos, o bien se niega rotundamente que sea
predicción alguna, contra la mismísima letra del texto.

No voy a exponer aquí el vericueto que es este camino evolutivo de la


inteligencia del libro, pues sería aburrido y sin gran provecho: un camino lleno de
tanteos, marcha atrás y tropiezos, pues sin duda alguna la inteligencia progresó a
fuerza de resbaladas y aún tumbos. Voy a tocar solamente las grandes viarazas o

32
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

mojones del camino, porque eso sí es útil. O sea, primero los Santos Padres Antiguos,
segundo el Medioevo, tercero la entrada del método histórico, cuarto los Protestantes,
quinto Lacunza y sexto los exégetas actuales.

Entre los Santos Padres Antiguos y los exégetas actuales hay un gran camino
hecho, con un seto de espinas a ambos lados, o sea de errores. El tiempo ha hecho
buenas dos observaciones marginales del gran Bossuet, a saber: la primera es que las
profecías se aclaran al aproximarse su cumplimiento, y la segunda, que esta profecía
puede tener un significado más profundo que el que le dio él. O sea, el derrumbe del
Imperio Romano y las Primeras Persecuciones. En efecto, el ejército de 200 millones de
jinetes que los Padres consideraron imposible (decían que era más bien una alegoría o
bien un ejército de demonios) es hoy perfectamente posible, de chinos y rusos, y de
chinos solos.
Segundo, los monstruosos caballos de acero y fuego corresponden con notable
exactitud a los actuales tanques artillados. Y no se ve cómo un vidente del siglo primero
podría describir mejor los tanques actuales, los tanques de guerra, que como los
describe San Juan allí, como jinetes de color acero que despiden humo, fuego y azufre,
y matan por la cabeza y por la cola. Fue el párroco chileno Eyzaguirre el primero que
enunció esta coincidencia, el primero que vio esto. Es un comentador de Lacunza, o
mejor dicho es un traductor al latín del libro de Lacunza, con lo cual consiguió que lo
aprobaran en Roma, porque el libro de Lacunza estuvo en el Índice mucho tiempo,
hasta ahora, que ha desaparecido el Índice.

Tercero, el desecamiento del río Eufrates, barrera entre el Imperio y la barbarie,


para dejar pasar una invasión del Oriente, que está en la Sexta Plaga, si no me equivoco,
en que los ángeles secan el Eufrates para que puedan pasar los Reyes de Oriente, que
era como decir en aquel tiempo que el Oriente iba a poder invadir el Occidente. Porque
entonces eso era inconcebible, para San Ireneo o San Hipólito, pues allí velaban las
invencibles águilas romanas, y ahora tal invasión es posible y aún inminente, porque
cuando se les ocurra a los chinos van a invadir a Rusia. Los dos milagros del Anticristo
que parecían pura magia negra son posibles hoy gracias a la negra técnica, o sea hacer
bajar fuego del cielo y que el Anticristo pueda hacerse oír y ver en todo el mundo, eso
se puede hacer hoy por medio de la bomba nuclear y la televisión satelital. Y así otros
varios ejemplos, como el Capitalismo sistemado internacional, el Estado Totalitario, la
persecución a los enemigos del gobierno sin grieta alguna para emigrar, etc. De manera
que esto le da razón a Bossuet cuando dijo que una profecía se va aclarando a medida
que se aproxima su cumplimiento.

En los intérpretes antiguos, pongamos hasta el siglo XII, existen todas las
tendencias posibles. Las que existen hoy, que son cuatro o cinco, el alegorismo, la

33
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

interpretación espiritual e incluso el historicismo, formulado en el siglo IV por San


Agustín en esta forma: todo este tiempo que el libro éste abraza, es decir desde la
Primera Venida de Cristo hasta el Fin del Siglo que será su Segunda Venida, en La
Ciudad de Dios, capítulo XX, idea solamente indicada que después van a desenvolver
otros, desde el siglo XIII.

Pero la tendencia general de los Padres Antiguos es esjatológica, es decir que lo


tienen como predicción del Fin del Siglo: o sea interpretar las visiones de Patmos
literalmente y referidas al Fin del Siglo y sobre todo al Anticristo, que es su más vivo
interés desde el siglo I. Es increíble la cantidad de libros que escribieron los Santos
Padres sobre el Anticristo. Todas las demás tendencias están en forma de semilla
solamente, menos el alegorismo que cunde en el Oriente por obra sobre todo de
Orígenes de Alejandría, contradicho firmemente por Andrés de Cesarea y San Basilio,
orientales también. El alegorismo consiste en interpretar figuradamente o
poéticamente las visiones de San Juan, lo cual abunda hoy en día a pesar de que el Papa
Pío XII aunque no lo prohibió, lo desrecomendó, y dijo ‚Interpreten literalmente, busquen
el sentido literal‛. Pero siguen nomás haciendo alegorías... Alegoría es diverso que
símbolo. Símbolo es una cosa concreta que significa otra cosa concreta, como la espada
significa la guerra. Está lleno de símbolos el Apocalipsis, pero no es una alegoría.
Alegoría es una cosa concreta que significa una cosa abstracta, como una barquilla
puede significar la vida humana en Lope de Vega: ‚Pobre barquilla mía / entre peñascos
rota / sin velas desvelada / y entre las olas sola‛, y prosigue representando su vida con sus
peripecias en la descripción de una barquilla. Eso es alegoría. En su libro de exégesis
sobre el Génesis, el Hexamerón, San Basilio, llamado el Grande, reacciona burlonamente
contra el alegorismo de su tiempo, el cual era cultivado incluso por su hermano San
Gregorio Nazianceno, y los compara a los intérpretes de sueños, que serían los
freudianos de aquellos días.

El principal comentarista antiguo es San Ireneo de Lyon a fin del siglo II, con
su Adversus haereses, Contra las herejías, y el primero que aproxima el Apocalipsis a las
profecías de Daniel. San Justino Mártir, antes que él, atribuye el milenismo al Apóstol
San Juan, y el mártir Hipólito, después de él, escribió un comentario del Apocalipsis,
quizás el primero que ha existido, que se ha perdido, pero del cual tenemos fragmentos
en sus otras obras. Casi todos los primeros padres son milenistas. Milenistas significa
los que creen que después de la Segunda Venida de Cristo va a haber un período de
paz y prosperidad sobre la tierra por mil años, o por una gran cantidad de años quizás,
porque ‚mil‛ puede estar puesto por una gran cantidad de años, y esos se llaman
milenistas. Y contra eso se suscita hoy una escuela curiosísima que no quiere que ni se
nombre siquiera al milenismo, o milenarismo como le llaman ellos, que dice que la

34
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

venida de Cristo va a ser simultánea con el Juicio Universal y va a ser todo en un día y
se acabó: no hay mil años de prosperidad.

Casi todos los primeros Padres son milenistas. Entre muchos otros, los
principales comentadores son San Victorino, obispo y mártir, Lactancio, maestro de
San Agustín, el donatista Tyconio en el siglo IV que es importantísimo y al cual
siguieron muchos católicos posteriores, como San Beda el Venerable, siglo VII, el cual
aplica las siete reglas de interpretación que dejó Tyconio, donatista. El cisma de Donato
era una herejía del tiempo de San Agustín, del s. IV. Tyconio redactó con exactitud la
regla de la recapitulación que ya había apuntado Tertuliano en el s. III. Siguen después
San Jerónimo y San Agustín, y se acaba la unanimidad del milenismo entre los Padres,
porque San Jerónimo fue antimilenista encarnizado y San Agustín fue persuadido por
San Jerónimo de que dejase esa opinión judaica, y que hiciese otra interpretación que
no tuviese peligro para los católicos. Entonces San Agustín inventó, o mejor dicho
copió de Tyconio, una interpretación alegórica del capítulo XX del Apocalipsis, que
veremos otro día.

En la Edad Media decae el interés por el Apocalipsis: los doctores se encarnizan


con los Evangelios. El Fin del Mundo parecía muy lejano a la gente de la Edad Media,
la Iglesia iba ganando pueblo tras pueblo y nación tras nación, ‚Las iglesias están llenas‛
decía San Agustín. De manera que a ellos les convenía adoctrinar a todos esos nuevos
cristianos que venían de todas partes, y que a veces eran enteramente bárbaros: enseñar
el latín, enseñar los Evangelios. De manera que el
Apocalipsis se les pierde de vista y lo que hacen es simplemente repetir lo que dijeron
los intérpretes antiguos. Santo Tomás no pone de su parte nada nuevo, sino que repite
lo que ya está hecho entre estos antiguos que ya les he nombrado antes. Ni tampoco
escribió Santo Tomás ningún libro sobre el Apocalipsis. Un comentario al Apocalipsis
que corre como de Santo Tomás y está entre las obras de Santo Tomás, es una
equivocación pues fue de otro Santo Tomás, llamado ‚El inglés‛, discípulo del de
Aquino, que escribió bastante después de Santo Tomás un comentario del Apocalipsis
que vale muy poco. Todos repiten, excepto el español Beato de Liébana, monje
benedictino que creía próximo el Fin del Mundo e interpreta todo el Apocalipsis a esa
luz.

En este tiempo toman gran auge los comentario espirituales como los del falso
Tomás del cual les acabo de hablar, que interpreta todo moralmente, alegóricamente,
de modo tal que si hay tres ángeles, son la fe, la esperanza y la caridad; si hay un caballo
blanco, es la castidad; si hay una espada, es la guerra. De manera que no sirve, yo leí
seis o siete páginas y no pude seguir adelante. San Alberto el Magno, maestro de Santo
Tomás, que también fue muy alegorista pero no del todo, tiene cosas en que interpreta
35
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

literalmente el Apocalipsis, por ejemplo el capítulo de las Siete Iglesias que es el primer
septenario que hay en el Apocalipsis, el cual él lo interpreta como si fuesen siete etapas
de la historia de la Iglesia, y muchos otros lo interpretan así.

¿Qué dice el Gran Doctor Común Santo Tomás? No comentó el Apocalipsis,


comentó a San Mateo en clase. No cayó en la vulgaridad de aplicar el capítulo XXIV
solamente a la destrucción de Jerusalén, sino que lo dividió hasta el versículo 23 en el
que se trata principalmente de eso, y desde el versículo 23, principalmente del Fin del
Siglo. De modo que anticipa la teoría moderna del typo y del antitypo, la cual, entre
paréntesis, no es ya teoría sino una certeza. También comentó la Epístola a los
Tesalonicenses de San Pablo donde se habla del Anticristo. En todos estos comentarios
no hace, como he dicho, más que vehicular lo que habían dicho los Padres Antiguos.

Aquí en el s. XIII viene una gran viaraza: Joaquín de Floris, el abate Joaquín,
seguido de Nicolás de Lira, s. XIV. Es el método histórico, o sea adjuntar al Apocalipsis
la historia profana, considerándolo prácticamente como una historia seguida de la
Iglesia, pero simbólica. Por ejemplo, Nicolás de Lira dice que los Siete Sellos es desde
Jesucristo hasta Juliano el Apóstata, las Siete Trompetas desde Juliano hasta Mahoma;
tercero, las Siete Fialas o Redomas desde Carlomagno a Enrique IV de Germania, etc.
Interpreta todo a su tiempo, Inocencio III y las Cruzadas, pero advierte que el final del
libro pueden ser sucesos aún no cumplidos, y por tanto él no lo sabe pues no es profeta;
así dice.

El pintoresco abad Joaquín de Floris, o de Fiore, o de Fiori, que murió con fama
de santo y de profeta, y después de muerto fue condenado por causa más bien de sus
discípulos, interpreta en forma todavía más disparatada, excepto que recogió aquella
frase clave de San Agustín: que comprendía toda la historia de la Iglesia.
Solamente que lo consideran como una crónica seguida, lo cual no es el Apocalipsis,
que es un libro profético, o sea en estilo apocalíptico o profético, de manera que no es
una crónica seguida. Y éstos toman el libro como si fuese una crónica seguida, y
agarran la historia y se ponen a interpretar todo seguido: esto significa tal cosa, esto tal
otra. Y en eso cayó incluso un intérprete moderno que también murió en olor de
santidad, el Padre Holzhauser, alemán, que hizo una interpretación así y llegó un
momento en que no pudo seguir adelante, porque no podía acomodar la historia de
los tiempos modernos al libro del Apocalipsis. Escribió dos libros sobre el Apocalipsis
que la Iglesia condenó después de su muerte, pero se probó que habían sido
corrompidos por sus discípulos a uno de los cuales, el franciscano Fray Gerardo, el Rey
de Francia lo metió en la cárcel hasta la muerte. Nada más que por haber corrompido
un libro sagrado< ¡Pobre Frondizi entonces, que se copió un libro de Gilson, si lo llegan
a agarrar entonces! El P. Alló califica estas obras de fantasmagoría, sin embargo hay

36
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

que hacerles justicia, ya que contienen cosas notables. Por ejemplo, en estos libros hay
una descripción de la vida y de las costumbres de ese tiempo, siglo XIV, que es
notabilísima, es digna de un gran novelista, hecho por este abad que iba aplicando
minuciosamente todas las cosas de la historia al Apocalipsis.

Los protestantes del siglo XVI adhirieron con fervor a la dirección joaquinista,
sobre todo desde que un discípulo del abad Joaquín, Pedro Juan Oliva, anunció que el
Anticristo era el Papado. Hay pilas de comentadores después que siguen el método
histórico, más los que interesan son los españoles Ribeira, Pereyra, Alcázar, y sobre
todo el gran Juan de Mariana, jesuitas todos, los cuales combinan lo esjatológico con lo
histórico dando en la clave, pues eso es lo que hay hacer. Es que el Apocalipsis es una
profecía de todo el tiempo de la Iglesia, sobre todo de las persecuciones, con referencia
continua a la última persecución: el foco es la última persecución. Esa es mi definición,
pero no mía solamente, pues coincide con San Agustín.

Baltasar de Alcázar es una mezcolanza tal de alegoría, de historia y de


escatología cuya lectura es difícil de aguantar. Por ejemplo, por ahí define al
Apocalipsis como una colección de adivinanzas sacras inventadas por Dios para
enseñarnos los dogmas. Mucho más rápido es enseñar los dogmas sin adivinanzas,
pero él inspiró al protestante Grotius, siglo XVII, y al católico Bossuet que escribió para
refutar a Grotius, o Grossio como decimos los españoles. Bossuet fue seguido por toda
una fila de sucesores católicos como Calmet y Robert de Bercé, y no católicos como
Renán.

Digamos dos palabras: Bossuet tiene al Apocalipsis por una profecía cumplida
en la caída del Imperio Romano, y tomando la historia Romana empieza a hacer
concordar minuciosamente los hechos pasados con los símbolos de San Juan sin
arredrarse ante ningún disparate. Por ejemplo, el ejército de 200 millones de jinetes
viene a reducirse, en la interpretación de Bossuet, a una modestísima y ya olvidada
incursión de los jinetes Partios a través del Eufrates que rechazaron en seguida los
ejércitos romanos. Es decir, le queda grande a la caída del Imperio Romano—le queda
enormemente grande el libro del Apocalipsis, de manera que al final, Bossuet salvó la
ropa diciendo: ‚Yo no niego que este libro puede tener algún otro significado más arcano, algún
significado escondido, del cual yo no me ocupo‛. Así que a Renán le bastó suprimir esta
advertencia de Bossuet para hacer su comentario El Anticristo, racionalista y ateo. En
efecto, interpreta todo el libro del Apocalipsis como cosas ya cumplidas y además
delirantes del Apóstol San Juan, que las sabía algunas y otras las conjeturaba, y otras
simplemente las soñaba. Mas lo que hizo Bossuet fue simplemente poner en limpio el
typo de la profecía de San Juan. Sólo que lo puso, igual que Grotius, demasiado en
37
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

limpio. Buscó demasiados detalles en la profecía, quiere interpretar hasta el último


pelo. Bossuet es importante porque es la raíz de una cantidad de bicharracos, aunque
los bicharracos no tienen raíces, digamos el nido de una cantidad de bicharracos, que
son los que como dije antes, niegan el carácter profético del libro, los cuales son de tres
clases. ¿Qué es lo que hace Bossuet? Si es solamente una profecía de lo que iba a pasar
en el Imperio Romano, fácilmente un hombre un poco soñador y listo podía prever
muchísimos acontecimientos, poniéndolos juntos con los que ya habían pasado. Así
que, de esa manera, niegan el carácter profético del Apocalipsis.

Como dije, son de tres clases: primero, los que niegan que sea profecía, porque
niegan que haya profecía, porque niegan que haya milagros y porque niegan que haya
Dios. Entre éstos están Renán, como ya he dicho, y todos los exégetas racionalistas y
ateos que pulularon en Alemania el pasado siglo y cuya última cría, o digamos rama,
es el tan mentado Schweitzer, el santón de Lambarené. En puridad, Renán no niega
que Dios exista, pero es como si lo negara, porque dice que todo es Dios, como Teilhard
de Chardin, o mejor dicho que todo llegará a ser Dios. El capítulo XVII de L’Antechrist
titulado ‚La fortuna de este libro‛, dice lo siguiente... ‚El Anticristo es el segundo tomo de
una gran historia crítica de la Iglesia primitiva, de los orígenes del cristianismo, que
tiene cinco tomos, el primero es la ya famosa Vida de Jesús, el segundo es del
Anticristo—el único que vale y que hoy se puede leer es el último que es Marco Aurelio,
uno de los últimos perseguidores de la Iglesia.

En el final de este libro del Anticristo, al cual el gran novelista Robert Louis
Stevenson, ahora me acuerdo, lo calificó de ‚demente‛, dice ‚Renán es un demente‛, en
realidad es una novela, una novela bastante truculenta. Dice lo siguiente: ‚Entre las
nieblas de un universo embrionario, contemplamos las leyes del progreso de la vida, la
conciencia del ser creciendo y ampliándose en sus fines, y la posibilidad de un estado final en
que todos seremos sumergidos en un Ser definitivo, en Dios, igual que los innumerables brotes
y yemas del árbol en el árbol, igual que las miríadas de células del organismo viviente en el
viviente. Estado en el que hallará cumplimiento la vida universal; y todos los seres individuos
que hemos sido, viviremos de nuevo en la vida de Dios, veremos en Él, gozaremos en Él y
cantaremos en Él un eterno Aleluya‛. No quisiera estar cantando el ‚Aleluya‛ que a estas
horas debe estar cantando Renán< ‚Cualquiera sea la forma en que concibáis el futuro
adviento de lo Absoluto - no de Cristo - el Apocalipsis no puede dejar de regocijarnos, pues
simbólicamente expresa el principio fundamental de que Dios no tanto «es», cuando que «llegará
a ser»‛. Esta gansada impía tiene el nombre de panteísmo evolutivo: ‚No te preocupes de
ellos: mira y pasa‛. La exégesis racionalista caracterizada por el ateísmo se divide en seis
escuelas, cuyo estudio es inútil para nosotros. La peor de todas es la escuela Babilónica,
encabezada por Günkel, 1903, que es una verdadera Babel.

38
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

En la moderna escuela católica del P. Manuel Lacunza, autor de una obra


monumental titulada La Venida del Mesías en Gloria y Majestad con el pseudónimo de
Juan Josafat Ben-Er, escrita en 1763 y editada en Cádiz en 1815 y en Londres, por
Belgrano, en 1816. Él murió en 1801, de manera que no vio nunca su libro impreso,
pero había venido el manuscrito aquí, a la Argentina, en muchísimas copias,
defectuosísimas dice Belgrano, que corrieron muchísimo y dieron lugar a una
refutación airada de Vélez Sarsfield Baigorria, el padre de Vélez Sarsfield, el padre del
autor del Código. Lacunza se puede llamar argentino aunque nació en Chile, porque
estudió en Córdoba y la mejor edición de su obra, quizás la primera no, seguramente
es la segunda, aunque casi la primera, porque salieron casi juntas con la edición de
Cádiz, que como dije y dice Belgrano en su prólogo, es defectuosísima, más que las
copias que llegaron aquí. Y esta edición la hizo Belgrano en Londres a expensas
propias.

Lacunza es sin disputa el mejor comentador del Apocalipsis en los tiempos


modernos, como atestigua el gran Menéndez y Pelayo, no obstante algunos defectos
de su obra, grandes defectos si se quiere, como son los defectos del genio. Llamarlos
‚defectos‛ es una atenuación porque algunas opiniones del chileno son simplezas o
meros disparates, pero son balanceados por notables intuiciones. Lacunza parece saber
toda la Sagrada Escritura de memoria. Lacunza retrocede hasta los primeros siglos,
saltando por encima de San Agustín, San Jerónimo e incluso Tyconio donatista, hasta
San Ireneo de Lyon, y desde allí interpreta directamente y literalmente la Escritura,
aprovechando por supuesto los aportes de todos los intérpretes mejores. Es superior,
a mi juicio, a Newman, y por tanto a todos los modernos, si bien Newman interpretó
solamente los textos relativos al Anticristo, como veremos en otra conferencia.

Las obras de arte apocalípticas son innumerables. Dejando de lado a los


plásticos, como Alberto Durero, y a los escritores antiguos como Malvenda o
Maluenda, cuyo enorme volumen sobre el Anticristo es más una novela teológica que
una hermenéutica, mencionaremos sólo a los principales entre los actuales: el poeta
español Gabriel García de Tassara, muerto en 1875, Rubén Darío, muerto en 1916,
Donoso Cortés y los novelistas Martínez Zuviría, Roberto Hugo Benson, Selma
Lagerloef y el ruso Vladimir Solovieff, el francés Eduardo Bouchet, el austríaco Koenel
Lerig y un inglés cuyo nombre se me escapa ahora que publicó en la antigua biblioteca
de ‚La Nación‛. Debe haber muchos más que yo no conozco, pero estos son los
principales. Hablaremos hoy solamente de los dos primeros.

39
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Hugo Wast, Gustavo Martínez Zuviría, después de haber dado a luz un notable
ensayo sobre las profecías, El Sexto Sello, publicó una notable apocalíptica en dos
volúmenes, o bien, dos novelas: 666 y Juana Tabor en que tomando el material del
Apocalipsis, lo sitúa en nuestros tiempos con su exuberante inventiva, talento de
narrador y un conocimiento excepcional de la vida religiosa actual. Esa narración
copiosísima está aun enteramente viva. En ‚La Nación‛ diario, había una crítica acerba
de esta novela, creo que era de Alfonso de Laferrere, que es injusta, porque las
cualidades de esta obra de arte son muy superiores a sus defectos, los cuales son
además disculpables por la amplitud del tema, el cual rumió el novelista durante
muchos años. Es una obra que honra a la literatura argentina.

Monseñor Roberto Hugo Benson escribió Señor del Mundo - Lord of the World -
que creo es la mejor de todas las obras enumeradas, exceptuando a Solovieff que puede
ponérsele al lado. Roberto Hugo Benson fue hijo del arzobispo anglicano de
Canterbury, Edgardo Benson White, que escribió un comentario del Apocalipsis. Su
hijo menor se convirtió al catolicismo, se ordenó sacerdote y se apartó de su padre
incluso en el estudio del Apocalipsis, que interpretó literalmente y no alegóricamente
como su padre. Y fue perseguido en forma acre por su padre y sobre todo por su
hermano mayor Edgard, que era también novelista, inferior al cura. Fue un gran
sacudón para los protestantes ingleses que el hijo de su Arzobispo se volviese católico,
que se volviese Monseñor del Papa y un gran talento genial. Hasta hoy no se lo han
perdonado. Murió muy joven durante la Guerra del ’14. Escribió una docena de
novelas, todas buenas, algunas excelentes, pero Señor del Mundo es una obra maestra.
A esta obra debo mi iniciación en el pensamiento religioso: la leía a los 16 años en una
traducción mala, de Juan Mateos, presbítero, de Barcelona, que continúa siendo
reeditada en Barcelona, y en Chile y México.

Por lástima al pobre Roberto Hugo y por amor al arte, tomé el texto inglés no
hace muchos años, y lo traduje mejor, según creo, Señor del Mundo y no El Amo del
Mundo. Cuando estuve en Londres en 1956 busqué por todas partes un ejemplar mejor
que el que yo tengo, sin conseguirlo, y en verdad tengo un ejemplar muy desgraciado.
Incluso en la librería de viejo mayor del mundo, la de Wilkes, que son varias manzanas
llenas de estanterías con libros usados—hay millones y millones de libros usados—no
estaba. Lo busqué en todos lados—en una librería me dijeron ‚No lo va encontrar en
ninguna parte, no existe más esa obra acá. A lo mejor en una biblioteca católica tengan dos
ejemplares y le vendan uno‛. El ambiente protestante de la Gran Bretaña se tragó todos
los libros de Benson, como está tragando los de Chesterton y Belloc, pero existen
traducciones buenas en español o argentino, en francés y en italiano. No se perderá.

40
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Benson toma acertadamente sólo un aspecto del Apocalipsis, quizá el defecto de


Hugo Wast estuvo en querer tomarlos todos juntos, y levanta un cuadro impresionante
de los últimos tiempos, prolongando las líneas de fuerza de su tiempo, o sea a
principios de este siglo. Juliano Felsenburg, un yanqui, llega a ser Presidente de Europa
y Emperador del mundo y es el nuevo salvador del mundo, después de haber atajado
con su enorme personalidad la Guerra de los Continentes. La Iglesia, perseguida por
todos lados, física y moralmente, se mantiene firme en grupos reducidos, como rocas
en medio de un mar tempestuoso, en medio de una universal apostasía. El último Papa,
Silvestre II, un sacerdote inglés llamado Percy Franklin, antes de ser elegido medio
milagrosamente por tres cardenales que quedan vivos después que el Anticristo ha
hecho volar a Roma por medio de bombas (bastante parecidas a las atómicas, Benson
parece que olió la bomba atómica).

Percy Franklin, el héroe de la novela, escondido en Tierra Santa, funda una


nueva orden llamada ‚de Cristo Crucificado‛ y hace frente a la destrucción de Nazareth,
la cual debe seguir a la destrucción total de Roma. Él está en Nazareth con su pequeña
corte, los cardenales y unos cuantos más están distribuidos por el mundo y escondidos,
no se dejan conocer como cristianos. Entonces, por la atracción de un cardenal ruso, el
Anticristo, o sea Felsenburg, se entera de que existe todavía la Iglesia Católica que él
creía que se había acabado, y decide convocar a todas las naciones del mundo para que
manden una flota de aéreos para destruir a Nazareth, que era donde el Papa había
hecho llamar a todos los cardenales del mundo para que se reunieran, porque había
tenido una revelación de que venía el fin de todo. Entonces Felsenburg se dirige a
destruir del todo y definitivamente a la Iglesia, Dios interviene sobrenaturalmente en
el momento apical, y así este mundo pasó y toda la gloria de él. Termina la novela en
un final misterioso e impresionante, parecido a la muerte corporal de un hombre, que
algunos han estimado oscuro y a mí me parece magistral, pues no se puede poner
demasiado claros sucesos de tanta envergadura que sobrepasan la imaginación del
hombre. Toda la novela es de una seriedad y elevación que roza lo sublime.

La última pregunta de este cuestionario o guía que tenemos para esta


conferencia, se refiere a ‚evasivas y tergiversaciones‛, tema que trataré brevemente, para
no ser extenso. Una clase entera y aún un libro entero podrían consagrarse a las
tergiversaciones de este libro sagrado, el que más tergiversado ha sido en el mundo.
Tengo aquí cuatro libros de exégesis llamemos ‚cimarrona‛, de los que me limitaré a
leer los juicios que estampé en las tapas. Son libros editados y vendidos aquí. Hay
centenas de libros como éstos en lengua inglesa, y hay muchos en lengua castellana de
esa editorial Adventista que está en Florida—ha editado dos docenas de libros más o
menos sobre la religión en general, varios sobre el Apocalipsis. Entre ellos Comentarios

41
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

sobre el Apocalipsis por Carlos Elenir, El Paso, Texas, segunda edición. Algunos están
editados en México y enviados aquí a la Librería Aurora, que está en la calle Corrientes.
Tenemos así: Discurso sobre el Apocalipsis por G. M. Lear, Librería ‚Editorial Cristiana‛,
Adventista, Buenos Aires, 1954; La Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo, una
búsqueda de la verdad, por Jorge Murray, presbiteriano, publicado en México y en
Buenos Aires, Librería Editorial Aurora, Corrientes 728; El Milenio: lo que es y lo que no
es, por Jorge Fletscher, México y Buenos Aires, la misma editorial; Defensores
Latinoamericanos de una Gran Esperanza, por Daniel Hammerly Dupuy, edición
sudamericana, Florida, Pcia. de Buenos Aires, adventista. Estos libros tienen valor
desigual, pero todos son tergiversaciones del Apocalipsis.

 Aquí está el libro del que les hablé la clase anterior, que es una especie de
enciclopedia de los Testigos de Jehová que contiene una interpretación total del
Apocalipsis. Yo escribí acá en la fly leaf, como dicen los ingleses, es decir en esta
página en blanco: ‚Es una exégesis demasiado simple de todo el Apocalipsis que tiene
algunos aciertos notables, entre mucha simplonería. Da fechas precisas para los sucesos
postrimeros: 1914, 1919, 1975 y 2000, año en el cual se acaba el mundo‛. La Resurrección
Primera, pues son milenistas, contiene además mechada toda la doctrina de los
Testigos de Jehová, que es simplona: por ejemplo, todas las cosas excelsas y
sublimes que hay en la profecía representan a ¡los mismísimos Testigos de Jehová!
Son heterodoxos y judaizantes; basta decir que rechazan la divinidad de Cristo, al
cual nombran siempre ‚Jesús‛ o ‚Redentor‛, y entre dientes ‚Hijo de Dios‛, pero no
‚Dios‛. La posición de ellos no es la de Arrio sino la de Nestorio, Patriarca de
Constantinopla, condenado en el concilio de Éfeso con la proclamación de la
Teotokos, la Madre de Dios. Arrio dijo que Jesucristo era un personaje excelso, una
especie de superángel, pero creado por Dios—no era Dios. Y Nestorio dijo un poco,
bastante menos, que fue un hombre, hijo de María, que fue Jesús hasta que se
bautizó, y que cuando se bautizó Dios lo llenó con su Santo Espíritu y se convirtió
en un hijo de Dios en cierto modo, es decir, en un santo más privilegiado que todos
los otros santos, y ésta es más o menos la posición de éstos. El autor del libro parece
ser Rutherford, el jefe de los Testigos en 1963. Sabe muchísima Historia Sagrada y
escribe bien, estilísticamente bien. La primera edición fue de un millón de
ejemplares, no sé si hubo otra. También hicieron una traducción completa de la
Biblia que vendieron también en cantidades colosales.

 Éste es Comentarios sobre el Apocalipsis de Charles Elenir, bautista, El Paso,


Texas. Yo lo único que puse en la tapa fue: ‚No hay nada aprovechable. Es un pobre gil,
muy ignorante, temerario y macaneador.‛ Después abajo, puse: ‚Hay algo aprovechable: el
número 666 es aplicado al Papa en latín y griego, página 190.‛ Es decir con el número del

42
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Anticristo, o sea 666, poniéndolo en letras latinas y griegas, uno puede formar la
frase ‚Romano Pontifex‛, por ejemplo. Pero claro, se pueden formar muchísimos otros
nombres, incluso se puede formar el nombre ‚Lutero‛ como hizo Belarmino.
Melanchton, un compañero de Lutero, por un tiempo amigo deLutero, interpretó el
número 666 haciéndolo decir ‚Pontífice de Roma‛, entonces el Cardenal Belarmino,
por broma, del número 666 sacó sin hacer ninguna trampa ‚El Sajón‛, que era el
sobrenombre de Lutero. Y no hay nada más que decir de este libro, es un perfecto
bárbaro el autor.
 Éste es Discurso sobre el Apocalipsis por G. M. J. Lear. El autor es
adventista, jefe de una comunidad adventista en Córdoba, predicador: ‚El autor
expone el libro del Apocalipsis del principio al fin, interpretando ya literalmente, ya
alegóricamente, conforme al libre examen, cayendo en lugares confusos y también en
disparates risibles como el que los Cuatro Caballos de los Siete Sellos representan ¡a Napoleón
Bonaparte! También tiene sentidos justos y razonables tomados de la exégesis tradicional o
de la letra del texto. Parece haberlo leído a Lacunza y haberlo saqueado bastante. Por ejemplo,
dice que la Redoma o Fiala Tercera representa el envenenamiento de la cultura, y la Quinta,
las tinieblas y la confusión en la política‛—que es lo que digo yo en mi libro sobre el
Apocalipsis, lo que me pareció más probable fue eso—‚Hay un afán continuo de hacer
tiros contra el catolicismo, por supuesto que la Gran Ramera del capítulo XVII es la Iglesia
de Roma, conforme a la tradición de las sectas protestantes desde Lucero hasta acá. La nota
general del estilo y de la doctrina del autor es la simplonería que a veces roza la imbecilidad‛.
Me dirán que por lo menos es piadoso: ojalá, pero yo rememoro las palabras de San
Pablo: «Tened cuidado pues en los últimos tiempos vendrán hombres peligrosos que tendrán
la apariencia de la piedad pero no el meollo de ella»‛.

 Jorge Murray, La Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo, una búsqueda


de la verdad: ‚Refutación bastante seria del milenarismo que él llama ‚Dispensación‛, a saber,
del milenarismo carnal, que no distingue muy bien del espiritual, pero él se va al otro
extremo, al alegorismo. El primero que confundió el milenarismo espiritual de los Santos
Padres con el milenarismo carnal del hereje judío Kerinthos, que se llama ‚Quiliasmo‛ por
verdadero nombre, fue San Jerónimo. San Jerónimo hizo una gran macana confundiendo las
dos cosas: una cosa que habían defendido los Santos Padres antiguos y otra cosa que había
surgido de un heresiarca judío converso, que en tiempos de San Juan Evangelista ya había
surgido, y estaba haciendo muchísimo daño en el Oriente, de tal manera que lo ofuscó a San
Jerónimo, lo ofuscó y no distinguió eso del otro milenarismo de los Santos Padres. Sin
embargo, dijo ‚No me atrevo a condenarlo, porque hay muchísimos santos y mártires
antiguos que lo han profesado‛. Pero a veces le parece que es lo mismo el de Kerinthos que el
de los Padres Antiguos. Ya veremos eso. ‚Este doctor de Boston refuta con eficacia por cierto
una secta que se llama ‚Dispensación‛ o ‚Pre-milenio‛—este término es confuso—muy

43
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

propagada en los Estados Unidos según dice, por una Biblia comentada por un tal Dr.
Scoffield. Es simplemente una especie de milenarismo carnal, esta secta de la ‚Dispensación‛,
la cual fue refutada en el s. IV por San Agustín y San Jerónimo. Extraña reviviscencia. No
interesa la fácil refutación de esa secta, perfectamente extravagante, más el autor para
refutarla se va al otro extremo: amilenarismo, como él dice, o sea, alegorismo. Ignora que
puede existir, y existió de hecho, existe y existirá, un milenismo espiritual, el de los Santos
Padres. Al final, por una salvedad de paso, reconoce que el milenismo de los Padres no es lo
mismo que esta ‚Dispensación‛ judaizante que le da tanto cuidado. Era una distinción capital
que debiera haber hecho desde el principio. Pero a semejanza de casi todos los alegoristas,
espera hacer caer todo milenismo atacando al milenarismo carnal, que es una herejía, es decir,
una falsificación. El libro es docto y es instructivo para ver el estado miserable de la teología
protestante en Norteamérica. Error capital de este Murray es interpretar las profecías
ignorando que ellas pueden y deben tener dos sentidos subordinados, el typo y el antitypo.
Esto ha sido probado concluyentemente por el Cardenal Billot a principios de siglo. Por
ejemplo, Murray rehace, con respecto a San Mateo XXIV el trabajo de Bossuet, al cual parece
ignorar, de constatación del typo. Pero Bossuet advierte que «Mi interpretación no excluye
un sentido más arcano», y éste no sabe nada de eso. Con lo cual el sermón esjatológico de
Cristo deja de designar el Fin del Siglo, lo que es absurdo, y este suceso capital se va a la
lejanía, se pierde en las brumas, se envuelve en incertidumbre, con lo cual se pueden
escamotear de él sus rasgos, incluso sus esenciales, como el rasgo de la Gran Tribulación, la
cual ya se verificó en la ruina de Jerusalén. Se verificó ciertamente como bosquejo de la otra.‛
Esto lo publicó la editorial Aurora de la calle Corrientes.

 El Milenio: lo que es y lo que no es, por Jorge V. Fletscher: ‚Exacto como el


libro de Lear, ésta es un refutación de lo que llaman ellos «Dispensación», que es el milenismo
carnal resucitado en Estados Unidos por el Dr. Scoffield y sus numerosos secuaces. A saber:
mil años de prosperidad después de la Parusía con el dominio mundial de la raza judía y la
restauración del Templo y los sacrificios, o sea, la antigua y condenada herejía de Kerinthos.
No tiene interés aquí. El autor deja una puerta abierta, es bautista, no tiene la inquina
habitual contra la Iglesia y sabe bastante, pero anuncia vendrá un gobierno espléndido del
mundo de la raza anglo-sajona, lo cual es en el fondo la misma idea que él refuta. Refuta la
teoría del dominio de la raza judía y predica el dominio de la raza anglosajona, que es lo
mismo, es hacer una raza elegida como hacen los otros y con menos fundamento que los otros,
en este caso sustituye a los judíos por los yanquis‛. Quien se dedicase a leer con atención
la exégesis protestante del Apocalipsis, se volvería loco, o por lo menos tarumba.

 Éste es Defensores Latinoamericanos de una Gran Esperanza, se llama el autor


Daniel Hammerly Dupuy, y está editado acá por esa editorial protestante de
Florida, de la Provincia de Buenos Aires, y es muy interesante el libro. Es un hombre

44
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

que sabe mucho y que parece argentino o chileno, que ha escrito varios libros sobre
temas muy modernos como El mundo futuro, La era atómica, Gestación y nacimiento de
un mundo mejor. Este autor argentino o chileno, parece haber publicado varios libros
escatológicos. Hasta la mitad del libro parece un autor católico, porque no tiene la
ojeriza protestante común contra Roma y alaba grandemente a sacerdotes y
próceres argentinos y españoles, sobre todo a Manuel Belgrano. Por este libro he
sabido que Manuel Belgrano, San Martín, Juan Ignacio Gorriti, Bartolomé Muñoz y
otros próceres argentinos fueron milenistas, tuvieron la opinión milenista espiritual.
Y después también supe que Menéndez y Pelayo fue probablemente milenista, y
que García Tassara, Donoso Cortés y algún otro gran español de ese tiempo fueron
milenistas. Cuando yo andaba averiguando por inferencias y ayudado de Ernesto
Palacio, quién fue el argentino que hizo en Londres la segunda y mejor edición del
libro de Lacunza, éste ya sabía que fue
Belgrano directamente por sus Memorias. Por el prólogo se saca que es un
argentino y del año 1816—de ahí sacamos con Ernesto Palacio y Julio Irazusta que
tenía que ser Manuel Belgrano- pero resulta que ya lo sabía éste y lo sabía el P.
Furlong y está en las Memorias de Belgrano. Dupuy dice ‚la tercera edición‛, pero es
dudoso. Hay una edición hecha en Cádiz en 1815 en tres tomos y una sin fecha en
un tomo de 876 páginas. Que la de Belgrano es la mejor edición, no tiene duda. Al
final se declara adventista, publica un notable credo de su iglesia o secta y tres
ensayos sobre tres puntos principales de esa doctrina, de ese credo: sobre el deber
de celebrar el día del reposo del sábado y lo horrible que es celebrarlo el domingo;
segundo, sobre las setenta semanas de Daniel y su ubicación en los 2300 años que
ellos dicen es el tiempo de las naciones; y tercero, sobre este mismo tiempo, que
terminó en 1944, mientras que según los Testigos de Jehová terminó en 1914. Y ahora
dicen los adventistas que terminó en 1948, cuatro años más tarde, no sé por qué< El
credo adventista es notable< dice lo siguiente: «Creo en un Dios personal<» (éste dice
que lo usan en la iglesia Adventista Argentina) < «Creo en un Dios personal, creador
del universo cuyos miembros lo llaman `Padre Nuestro que estás en los cielos, y cuya
voluntad acatan como sagrada norma de conducta. Creo en Jesús como Hijo de Dios, en su
Encarnación, en la Bienaventurada Virgen María, en la vida inmaculada, en la muerte,
resurrección y Ascensión de Aquel a quien aceptan como Salvador, único mediador, amigo
supremo, Señor y Rey. En el Espíritu Santo como tercera persona de la Santísima Trinidad,
representante de Cristo en la tierra, consolador y guía. En la divina inspiración de las
Sagradas Escrituras que constituyen su regla de fe y conducta» (de los adventistas, y en
materia de doctrina, su autoridad final) «En la vigencia de la Ley de Dios, los Diez
Mandamientos según se registran en el capítulo XX del Libro del Éxodo y se magnifican en
la vida y enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo como expresión suprema del deber hacia

45
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Dios y hacia el prójimo. En la santidad y observancia del séptimo día de la semana, el sábado,
según la disposición del Decálogo; en la creación del hombre a imagen de Dios, en su caída
en el pecado y en la posibilidad de su redención; en la salvación de los hombres por la gracia
de Dios que da a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él crea, no se pierda más
tenga vida eterna. En la conversión o transformación de la vida por la fe en Cristo, mediante
el arrepentimiento del pecado, la aceptación del perdón y la recepción del Espíritu Santo. En
la realidad y validez de una religión práctica basada en el amor, que se manifiesta en la vida
cotidiana mediante la veracidad de las palabras, la honradez en los trabajos y negocios, el
servicio admirable a favor del prójimo, en la lealtad a los principios de la verdad, en el amor
y en la justicia. Que las leyes de la naturaleza fueron establecidas por el Creador y que el
cristiano debe obedecerlas para conservar la salud y pureza de su cuerpo, y por lo tanto debe
evitar todo vicio y abstenerse del uso de bebidas alcohólicas, tabaco, infusiones que contiene
alcaloides (como el mate) y todo otro narcótico, comida y bebida que perjudique la salud. En
un culto espiritual que se dirige a la facultad de la mente y consiste en la lectura y explicación
de la Sagrada Escritura. En la mayordomía cristiana que reconoce a Dios como dueño de
cuanto existe e inspira al creyente a administrar todas las cosas para la gloria de la Divinidad,
para la grandeza de la patria y para el bien del semejante. En la Iglesia guiada por el Espíritu
Santo y dirigida por los pastores, ancianos y diáconos, hombres casados, elegidos por la
congregación, quienes tienen la misión de dirigir el culto, guiar a los fieles y asistirlos. En
los ritos del bautismo, la comunión o cena del Señor, la consagración del matrimonio, la
imposición de las manos y el ungimiento de los enfermos, como solemnes ceremonias
conmemorativas, o simbólicas de las gracias recibidas por la fe. En el bautismo por inmersión,
en el Segundo Advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo en gloria y majestad, en el estado
inconciente de los muertos y la resurrección de la carne, ocasión en que los piadosos recibirán
la vida eterna y los impíos, después de juzgados, serán eliminados para siempre.» Estos no
admiten el infierno, sino que dicen que Dios va a aniquilar a todas las almas de los
malos. Que al fin de los tiempos Dios establecerá en este mundo un reino de justicia,
paz y gozo inefables, como morada de los redimidos, que el universo se verá libre
para siempre de todo rastro de mal gracias al triunfo sempiterno de Dios. Les llamo
tergiversaciones porque éstas introducen en el Apocalipsis sentidos raros, por
ejemplo, encontrar allí al Sumo Pontífice.

Mucho más importante que las tergiversaciones, son las evasiones, porque se
dan en los autores católicos. La evasión del Apocalipsis consiste simplemente en
sustraer su carácter profético, lo cual se puede hacer de tres maneras: primera, ya
mencionada, los que niegan haya profecía porque niegan haya milagros, porque
niegan al Autor de los milagros. Dejémoslos, porque si las profecías son delirio, como
dice el apóstata Alfred Loisy, entonces todas estas conferencias son palabras de loco.
Entre nosotros salió hace poco un librito de esta laya: El nuevo cristianismo del sacerdote

46
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

apóstata Miguel Machalino, publicado por la revista Siete Días en su nº 94: niega todos
los milagros mayores de Cristo, dejando sólo los que se pueden hacer, según él, por
sugestión, que son obra del amor. En consecuencia desaparece la concepción virginal
de Cristo y su Resurrección. En consecuencia el nuevo cristianismo que nos predica
consiste en la desaparición del cristianismo.

La segunda manera es contender que el Apocalipsis es una profecía, pero una


profecía ya cumplida. Hemos visto como el gran Bossuet se escapa raspando de esta
impiedad, o digamos, error; pero no escapa ni Grotius, ni Baltasar de Alcázar, a quien
Grotius o Grossio siguió, ni Renán que estropeó a Bossuet, ni muchísimos otros
comentadores actuales. En ese caso el Apocalipsis es un libro que a nosotros no nos
sirve absolutamente de nada: ya pasó. Y los grandes doctores del pasado, como San
Agustín y Santo Tomás, tendrían que haberlo visto y haberlo dejado simplemente de
lado.

La tercera manera más peligrosa, es decir que es profecía, pero profecía en


sentido amplio. ¿Y qué es profecía en sentido amplio? Es una profecía que no es
profecía. Es por ejemplo, un poema filosófico acerca de las persecuciones de la Iglesia,
como define el Apocalipsis el P. Ernesto Alló, dominico, autor del comentario más
considerable que existe, un libro muy científico, muy erudito y muy pernicioso,
seguido por innumerables exégetas, entre otros, el poeta Claudel, el P. Bonsirven y el
P. Martindale. En el Gran Comentario Católico a la Sagrada Escritura, le encargaron el
comentario al Apocalipsis al P. Martindale que era un famoso jesuita, pero famoso
como ensayista y novelista, no es exegeta. Y hace una interpretación enteramente
aburrida e inaceptable del Apocalipsis. El resumen de este mamotreto empachado y
dañino—es decir, me refiero al libro del P. Alló, es hacer al Apocalipsis una profecía
intemporal, profecía sin tiempo, o sea abstracta, o sea una especie de poesía filosófica
y extravagante de la persecución en general y en abstracto. Y eso para conservar al
libro, dice él, su carácter profético. Hace todo lo contrario, Renán es más lógico al decir
que son delirios.

Como en otro lugar hemos de hablar de Alló, mencionemos a su mayor


discípulo, el P. Joseph Bonsirven S.J. Bonsirven es un judío converso muy docto en
antigüedades judaicas, que publicó en 1951 un comentario del Apocalipsis en la
colección católica Verbum Salutis, de París. Cuando leí el libro me quedé helado viendo
que tenía aprobación eclesiástica del Rector del Instituto Bíblico de Roma, siendo que
es un libro que se debería prohibir, lejos de aprobar. Saquea a Alló y a Bossuet,
entremezcla disparates propios, es incoherente y para colmo es oscuro, interpreta
alegóricamente o bien literalmente según se le antoja. Por ejemplo, las tres ranas del
capítulo XVI son demonios. En fin, no hay tiempo; leeré mi nota en la tapa y después

47
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

de leerlo, como verán ustedes, una nota bien desahogada: ‚Este libro no es una
disertación, es una diarrea. El P. Alló, su maestro, tocado de racionalismo, evacúa al Apocalipsis
de su carácter profético y lo convierte en una especie de gran poema alegórico sobre la filosofía
de la historia, y nominalmente sobre las persecuciones de la Iglesia, así en general. Mas este
desdichado lo convierte en un centón de enigmas extravagantes sin otro contenido que éste: la
Iglesia será perseguida, los fieles serán premiados y los malos serán castigados. ¡Valiente
revelación! Y el título del libro es ‚Revelación de Jesucristo‛. Y estos enigmas estrafalarios del
libro, para mejor, son incoherentes, son inconsistentes, son contradictorios entre sí. El autor
parece atacado de fiebre, y su exégesis es un sueño de enfermo. Si este método, o ausencia total
de método, aprobado por el rector del Instituto Biblico, fuese lícito, ¿en qué deviene la Sagrada
Escritura? En un libro ininteligible, al cual se le puede hacer decir lo que se quiera, un libro in-
importante donde no se puede conseguir ninguna certidumbre, un libro de literatura
fantasmagórica e incluso amente (‚Ezequiel fue un demente‛ dice Carlos Jaspers). En suma, una
lección de f{bulas que ni para los niños sirve.‛

El Cardenal Newman dijo sensatamente que si la Escritura Sacra tiene cien


significados, entonces no tiene ningún significado, que es lo que dice de otro modo el
Papa Pío XII en su encíclica Divino Afflante Spiritu donde recomienda se abandone la
interpretación alegórica y se busque primero de todo el sentido literal, como dice San
Agustín también y Santo Tomás.

Basten estos dos ejemplos de los ‚evasivos‛, o sea de los que despojan al libro de
la revelación, de lo más importante, o digamos, de lo único que tiene. En el libro, hay
una maldición contra éstos, al final. Al principio, hay una bendición: ‚Bienaventurados
los que leen las palabras de esta profecía y cumplen lo que de ellas se desprende‛. Más al final
San Juan dice: ‚Ninguno sea osado en añadir ni quitar nada de la profecía de este libro. Si
alguno añadiere algo, añadirá Dios sobre él todas las plagas que están aquí escritas. Y si alguien
quita de las palabras de libro de esta profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de
la ciudad santa que están descritos en este libro‛.

Y respecto de estos, no hace falta añadir más nada.

48
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Cuarta Conferencia del Ciclo

La Profecía y el Fin de los Tiempos


Dictada por el R.P. Dr. Leonardo Castellani, SJ,
en la Iglesia del Socorro – Buenos Aires
6 de Junio al 18 de Julio 1969

Los Septenarios o Series de 7 de la profecía – Las siete iglesias – Carácter de los otros
Septenarios – Los Cuatro Caballos simbólicos: Monarquía Cristiana, Guerra, Hambre y
Persecución – Las siete plagas.

E n la conferencia anterior hablamos de lo externo del Apocalipsis, de lo que

está alrededor de, que es más fácil. Hoy vamos a hablar de lo interno, del contenido del
Apocalipsis, que es más difícil. Hablamos sobre la evolución de la interpretación del
Apocalipsis que tal vez interesa más a los especialistas que a nosotros, pero puede
servir para ir adelantando ya cosas del interior, o sea cosas sobre el mismo texto del
Apocalipsis. Después hablé de las desviaciones, sobre los tergiversadores y evasores y
también hablé sobre el arte y el Apocalipsis, es decir las construcciones artísticas con
respecto al libro, que son todas cosas alrededor del libro, no de adentro del libro.

Me olvidé de hablar de una realización artística argentina, de Víctor Delhez, que


hizo una especie de planchas grandes de más de medio metro de alto sobre las escenas
del Apocalipsis. Hizo por lo menos treinta planchas grandes que no publicó hasta
ahora. Son muy hermosas porque es un gran grabador, es decir xilógrafo. Las expuso
en Mendoza, después las expuso aquí en Buenos Aires y después en Nueva York y no
consiguió venderlas aún porque nadie le quiso dar el dinero que él pretendía por esas
obras. También hizo un contrato con Kraft para publicar una edición del Apocalipsis,
de esas lujosas, pero al final no se llegó a nada por lo mismo, porque no convinieron
en el precio.

A pesar de que la interpretación ha progresado mucho, aún quedan muchas


cosas oscuras. Por ejemplo, al llegar al Milenio, que es algo que veremos en la clase
próxima, un gran doctor dice: ‚Lo que es el Milenio, lo sabremos cuando se cumpla‛. Pero
49
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

por lo menos podemos saber lo que no es el Milenio, porque ayer leí un libro muy
campanudo, un libro lujosísimo editado hace pocos días, que habla del Milenio y dice
un error fenomenal, dice lo contrario de lo que es el Milenio, porque cuando dice ‚Los
milenistas dicen tal cosa‛ es lo contrario de lo que dicen los milenistas. Ya lo veremos más
adelante.
El Apocalipsis es como la ampliación de la profecía de Cristo sobre su Segunda
Venida. No es de estilo directo, sino simbólico. Por eso los grandes Padres llaman al
capítulo XXIV de San Mateo ‚Apocalipsis abreviado‛. Mejor se podría decir que el
Apocalipsis es un San Mateo ampliado, es el discurso esjatológico ampliado, ampliado
y añadido.

El libro está dividido en 22 capítulos, una división reciente y artificial, del s. XV.
San Beda el Venerable lo había dividido en siete partes. Yo conté simplemente las
distintas visiones, o cuadros, o estampas y después encontré que lo mismo había hecho
un antiguo, Primasius Latinus. Las visiones son las siguientes:

 Mensajes a las siete iglesias

 Visión del libro y del Cordero

 Visión de los siete sellos.

 Signación de los 144.000 elegidos

 Visión de las siete tubas

 Visión del libro devorado

 Visión de la medición del Templo

 Visión de los dos testigos

 Visión de la séptima tuba

 Visión de la mujer coronada

Estas diez primeras visiones son más históricas que esjatológicas, es decir, se
refieren a sucesos que no son todavía el fin. Las siguientes son esjatológicas, o sea
referidas directamente a los Últimos tiempos, y son también diez:

 Visión de las dos fieras

 Visión de las vírgenes y el Cordero

 Visión del Evangelio eterno

 Visión del segador sangriento


50
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

 Visión de las siete fialas

 Visión de la gran ramera

 Visión de su caída

 Visión de reino milenario

 Visión del juicio final

 Visión de la Jerusalén triunfante

Ahora, para la mejor exposición de estas clases, conviene dividir el Apocalipsis


en tres partes: hay que ocuparse primero de los Septenarios, después ocuparse del
Anticristo que es como un pivote central, y después ocuparse de las últimas grandes
visiones que son netamente esjatológicas, es decir, que sin ninguna duda refieren a los
Últimos tiempos.
Los Septenarios

Los Septenarios son series de siete que se suceden con la siguiente peculiaridad:
que el profeta relata hasta el número seis y allí se detiene, el séptimo es siempre la
Parusía. La marcha del Apocalipsis es más bien espiraloide, no es directa y tampoco es
concéntrica, es como un espiral, va avanzando lentamente con avances y retrocesos y
el séptimo es siempre la Parusía. Vuelve atrás y a eso llaman recapitulación, que es
peculiar de este libro y así fue notado desde el principio por Tertuliano, Tyconio y San
Agustín. Se puede decir que San Juan da seis pasos, y al llegar al séptimo retrocede
cinco.

Vamos a ver de este libro el significado de los cuatro Septenarios, de nuestra


interpretación, y digo aquí ‚nuestra‛ y no mía, porque es la interpretación de los Santos
Padres. Las Siete Iglesias es el primer Septenario. Son siete tramos del camino de la
Iglesia hasta su final. Esta interpretación es opinable o probable solamente pues
muchos la rechazan entre los protestantes y entre los modernos. Los siete sellos, que
es el segundo Septenario, viene después. Representan el auge del cristianismo y su
caída, en el tiempo negro, ‚kali-yuga‛ que dicen los hindúes, es decir ‚el descenso‛, hay
un ascenso y un descenso, un descenso muy largo próximo a la Parusía, el tiempo
negro. Esta exégesis me parece indudable, por los Santos Padres y por el texto mismo.
Hay cosas que ya son seguras, en el Apocalipsis, hay cosas que son probables y hay
cosas que son conjeturas. Yo les voy a indicar la calificación de cada cosa que diga.

Después viene las siete trompetas o tubas. Según todos los Santos Padres, son
herejías. Ellos las aplican a las herejías de su tiempo, o hasta su tiempo, y nosotros
también. Pero en nuestro tiempo ya han aparecido muchas otras herejías nuevas que

51
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

no existían en tiempos de San Agustín. Esto es discutible: no que sean herejías, porque
no pueden ser otra cosa, sino que por ejemplo, que la tercera sea el Cisma Griego, que
la cuarta sea el Protestantismo o la sexta, la herejía actual o modernismo.

Las últimas son las siete plagas, el último Septenario. Son castigos de Dios o
calamidades de los últimos tiempos. Estas son muchas más riesgosas, excepto la
primera que es segura.

Ahora, voy a ir viendo uno por uno los cuatro Septenarios con la interpretación
que yo le di en mi libro sobre el Apocalipsis, que a veces es segura y a veces es probable,
solamente discursiva, argumentativa.

El Primer Septenario son las siete iglesias. Son siete mensajes de alabanza,
admonición y amenaza que el profeta dirige a siete iglesias del Asia: Éfeso, Esmirna,
Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea. Probablemente San Juan Evangelista
era el Primado de esas siete iglesias, el Arzobispo digamos, porque él residió en Éfeso
con la Santísima Virgen, a la cual recibió después de la muerte de Cristo, y murió en
Éfeso a los setenta y dos años, según dice la tradición. Ahora bien, estas cartas son
símbolo profético de la historia total de la Iglesia en siete épocas, dicen intérpretes tan
grandes como Alberto el Magno, Holzhauser y Billot, y muchos más.
Pero otros lo contradicen acerbamente, como Swift y Alló. Las dos partes defienden su
opinión con argumentos fuertes, yo no me voy a meter a dirimir su disputa, que cada
uno abunde en su sentir. Personalmente prefiero la primera opinión, y expuse mis
razones y su aplicación a las siete épocas de la Iglesia en mi libro sobre el Apocalipsis.

Por ejemplo y acá está, les voy a leer por lo menos la primera parte del texto
para que vean cómo se pueden aplicar a una época de la Iglesia. Entonces y con
referencia a la Iglesia de Éfeso, que es la primera, dice: ‚Al ángel de la Iglesia de Éfeso,
escríbele: ‚Esto dice El que tiene las siete estrellas en su diestra, y anda en medio de los siete
candelabros de oro.‛ - O sea que primero viene siempre una alabanza de Cristo, unos
epítetos o cualidades - Esto dice: ‚Sé tus obras y tu labor y tu paciencia, y que no puedes
aguantar a los malos, y probaste a los que se dicen ser Apóstoles sin serlo y los encontraste
embusteros. Y tienes paciencia y aguantaste por el nombre mío y no defeccionaste.‛ - Esta es la
alabanza, y después viene el reproche: ‚Pero tengo contra ti alguito: que la caridad tuya de
antes has dejado. Ten memoria pues de dónde surgiste y conviértete, y haz (de nuevo) tus
primeras obras. Si no, vendré contra ti a trasladar tu antorcha de su lugar si acaso no te
conviertes. Pero tienes en tu pro esto: que odias las obras de los nicolaítas como yo las odio.‛

Este sería el primer tiempo de la Iglesia, antes de las persecuciones romanas, la


Iglesia más bien judía y griega. Y con todas las cosas que le dice, las obras, toda su
labor y su paciencia—porque fue riquísima en obras la Iglesia primera de todas—‚No

52
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

puedes aguantar a los malos y probaste a los que se dicen ser apóstoles‛, porque aparecieron
falsos apóstoles como Simón el Mago, ‚y los encontraste embusteros‛. ‚Y tienes paciencia‛,
porque habían dejado los martirios ya, ‚Aguantaste por el nombre mío y no defeccionaste.
Pero tengo contra ti alguito: Que la caridad tuya de antes has dejado‛. Se enfrió la caridad:
primero los fieles ponían todos sus bienes en conjunto para que sirviesen a la
comunidad, a la iglesia, pero después empezaron a aflojar en esto, ya se ve en el
episodio de Ananías y Safira, allí ya se ve que empezaron a trampear y a quedarse con
los bienes. O sea, la caridad eximia y heroica de los primeros cristianos defeccionó
rápidamente. ‚Ten presente de dónde caíste‛—se cayó nada menos que de Cristo, porque
la Iglesia fue fundada por Cristo y los apóstoles—‚Conviértete, y haz de nuevo tus primeras
obras; si no, vendré contra ti a trasladar tu antorcha de su lugar, si acaso no te conviertes‛.
Cuando una época se corrompe, y decae una iglesia como dice acá, Cristo le avisa, la
amenaza, y después retira el candelabro y lo lleva a otra época. Eso ha pasado
continuamente en la historia de la Iglesia. Se han perdido regiones enteras de la
Cristiandad y después ha surgido el candelabro en otra parte.

‚Pero tienes en tu pro esto, que odias las obras de los nicolaítas como yo las odio.‛ Aquí
se refiere a una herejía, la primera herejía, del diácono Nicolás, nombrado diácono por
San Pedro para distribuir las limosnas, que fundó una herejía muy curiosa, y en
seguida aparecen en las obras de San Juan Evangelista donde van a ver que existen los
nicolaítas.
Y dice al final: ‚El que tenga oídos oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor
le daré de comer del Árbol de la Vida que está en el Paraíso de Dios‛. Al final siempre hay una
promesa al que vence, es decir al residuo de los que se conservan buenos cuando una
iglesia decae.

La segunda es Esmirna. Cada uno de los nombres de las iglesias, según las ha
interpretado el Cardenal Billot, realmente parecen significar una época de la Iglesia.
Esmirna significa mirra, la mirra es una sustancia amarga y desinfectante que era usada
para embalsamar y curar heridas. Y esta es la época de las grandes persecuciones, que
comienza con la de Nerón. ‚He aquí lo que dice el Primero y el Último, el que fue muerto y
revivió‛ - es la alabanza de Cristo – Y después dice: ‚Conozco tu tribulación y tu miseria,
pero tú eres rica; conozco la blasfemia de los que se autodicen judíos y no lo son, mas son la
Sinagoga de Satanás‛. Las grandes persecuciones romanas fueron instigadas y atizadas
por los judíos, posiblemente la primera persecución fue producida por una judía
querida de Nerón que se llamaba Popea, sin la cual probablemente Nerón ni se hubiera
enterado de esa secta de los cristianos, porque los romanos al principio creían que era
una secta judía.

53
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Y sigue: ‚Mira, no temas lo que habrás de sufrir: he aquí que arrojará el diablo a muchos
de vosotros a prisión para que sufráis‛. La prisión para los romanos significaba la muerte,
porque las cárceles romanas no tenían esa gran invención de la sensibilidad moderna
de la cárcel perpetua. No, se entraba a una cárcel para ir a la muerte o para salir al poco
tiempo. No había prisiones perpetuas, ni de quince años, ni de ocho años. Había las
minas, una cosa terrible, eso sí, pero prisión no había. De manera que dice ‚Os arrojaron
en prisión‛ - y eso significa ‚os matarán‛ - ‚Y tendréis una tribulación de diez días‛ - o sea,
diez persecuciones, las diez persecuciones romanas, porque si hubieran tenido una
tribulación de diez días es una cosa ridícula, no tiene ningún sentido, no se puede
llamar tribulación siquiera. ‚Hazte fiel hasta la muerte‛ - ahí aparece la muerte - ‚y te daré
la corona de la vida‛. ‚El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. El
victorioso no será alcanzado por la muerte, la segunda‛. Por lo tanto los otros iban a ser
alcanzados por la muerte primera, que es la muerte corporal, la segunda es el infierno.

Y así sucesivamente uno puede ir aplicando lo que dice a cada una de las siete
iglesias, que no hay tiempo, y a cada uno le toca un período de la historia de la Iglesia,
y al llegar al final uno puede saber si está en el último o penúltimo eslabón< Los
primeros son relativamente fáciles, pero cuando uno ya está acercándose a los tiempos
actuales, entonces es cuando se presentan grandes dificultades. Lo malo de estas
precisiones es que todos los intérpretes que las aplicaron creyeron que la edad en que
estaban viviendo era la última, y se equivocaron, lo cual prueba cuán oscuro es el
asunto, excepto el abad Joaquín de Floris que opinó su edad era la quinta.

La segunda parte de los Septenarios son los siete sellos. Los cuatro primeros
sellos dan cuenta de un caballo que surge del libro, porque es un libro sellado que el
Cordero le dio: Jesucristo abre personalmente este libro porque ningún otro lo podía
abrir, lloraban en el cielo porque ninguno podía abrir el libro éste, que es el Libro de la
Historia del Mundo, las profecías de lo que era la historia del mundo. Entonces, el
Cordero rompe los sellos y surge un caballo gigantesco que se pierde en la lejanía: los
cuatro caballos simbólicos. En esta interpretación tengo el apoyo de casi todos los
Santos Padres, de manera que se puede dar por segura, porque es lo que todos los
Santos Padres dicen y no durante un año o pocos años, sino siempre, en mucho tiempo,
esa es la Tradición de la Iglesia.

La Iglesia tiene por fuentes de la Revelación, como saben, la Sagrada Escritura


y la Tradición. La Tradición la rechazan los protestantes, quieren la Escritura sola. Pero
la Tradición entendida de tal manera que no es cualquier transmisión de
conocimientos, sino que es una opinión que unánimemente, o casi unánimemente, los
Santos Padres enseñan durante mucho tiempo. Ahí no puede fallar, es como la Sagrada
54
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Escritura, porque Dios no permite que la Iglesia se equivoque en una cosa de doctrina,
y se equivocaría toda la Iglesia en ese caso. Por eso la Iglesia ha definido la Infalibilidad
del Papa, la Asunción de María y la Inmaculada Concepción, que no están en la
Escritura. Están en la Tradición. Y están definidas como cosa de Fe, como cosa revelada
por Dios. Porque siempre y en todas partes y por todos —‚quod semper, quod ubique et
ab ómnibus‛ - esas tres cosas han sido enseñadas, es la regla de la Tradición, y desde
antiguo han sido practicadas.

El Primer Sello, el Caballo Blanco representaría la propagación y auge del


Evangelio, o sea un período larguísimo. El Segundo Sello, el Caballo Rojo, las grandes
guerras que siguen a la caída de la Cristiandad. El Tercer Sello, el Caballo Negro,
representa la carestía, hambre y miseria. Y el Cuarto Sello, el Bayo o color cadáver, la
última persecución de la Iglesia, junto con todas las otras calamidades de los otros
caballos. Si leen el texto verán que es muy aparente. Después del Cuarto Caballo, el
pálido o cadavérico, los dos sellos que siguen, el Quinto y el Sexto, apuntan claramente
a la Parusía, y el Séptimo liberta las Siete Tubas o trompetas, o sea el tercer Septenario.
La Quinta Tuba son los mártires que claman a Dios venganza desde debajo del altar, y
la Sexta es un gran terremoto, un gran clamor, que sacude los cielos, o sea anuncia la
proximidad de la Parusía. Y la Séptima—ahí retrocede, en vez de decir la Séptima es
la Parusía, vuelve atrás y aparecen las Siete Tubas o Siete Trompetas.

Los Santos Padres en su gran mayoría dicen que el Caballo Blanco representa la
difusión del cristianismo, lo que aparte se hizo por medio de la monarquía cristiana
que duró diez siglos, o doce siglos en Europa. Sobre el Caballo Blanco se sienta un
monarca, un monarca victorioso, ‚doblemente victorioso‛ o ‚siempre victorioso‛ dice él—
‚sale vencedor y a vencer‛ - dice el texto, y lleva en la mano un arco que alcanza lejos: la
monarquía cristiana alcanzó ‚lejos‛, porque llevó el Evangelio a Asia, a África, y sobre
todo a América. En otro lugar hay un caballo blanco sobre el cual cabalga Cristo, por
eso los Santos Padres dicen representa la propagación y el auge del cristianismo. Y eso
se hizo por medio de la monarquía cristiana: los reyes cristianos creían tener autoridad
de Dios, y a pesar de que eran malos a veces, creían que su misión era defender la
Iglesia y defender el Evangelio. Hasta que cayó la monarquía cristiana a fin del 1700
con la decapitación de Luis XVI por la Revolución Francesa. No solamente los reyes de
la Cristiandad, más aún los pueblos cristianos se tenían por misioneros. ‚Rey por la
gracia de Dios‛ se llamaban los reyes y los pueblos se tenían por obligados a propagar
la Gloria de Dios. En nuestros días todavía existe una copla española popular y
soldadesca, o sea de los soldados, que dice:

Soldadito soy del rey

55
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Y por el honor suspiro

Y si muero en la batalla,

Sepan que he muerto por Cristo.

Dura todavía cuando ya no muere por Cristo.

Esta explicación del Corcel Blanco es lugar común entre los exégetas, por eso yo
la doy como segura a esta interpretación de los cuatro caballos. Los dos caballos
siguientes son símbolos suscitados en la Escritura de la guerra y la carestía al caer la
Cristiandad Europea, que duró doce o diez siglos, desde Constantino hasta la
Revolución Francesa, aunque algunos dicen que duró desde que San Remigio bautizó
a Clodoveo y lo hizo Rey de Francia hasta que los ingleses le cortaron la cabeza a Carlos
I, hecho éste que fue el precedente de la Revolución Francesa, y esos dicen que ese es
el tiempo de la Cristiandad. Es lo mismo, más o menos diez o doce siglos, ya que
mucho tiempo duró en Europa la Cristiandad.

Las guerras adquirieron mucha más extensión, ferocidad y continuidad, y la


secuencia de las guerras es la escasez y el hambre, como vemos incluso hoy día: nunca
ha habido tanta hambre en el mundo como después de esas dos Grandes Guerras que
hemos tenido y que hemos visto.

El Quinto Sello muestra a los mártires debajo del Altar que claman a Dios
venganza, porque a los mártires los enterraban bajo los altares, de tal manera que aún
ahora no se puede decir misa si uno no tiene el ara, donde hay reliquias de santos o de
mártires. De manera que el profeta ve a los mártires debajo del Altar pidiéndole a Dios
que vindique la sangre que han derramado, y Él les ha dicho que esperen hasta que se
cumpla el número de sus compañeros que tienen que morir todavía, en el final.

En el Sexto Sello se produce un gran terremoto, clamor y perturbaciones en el


cielo y un gran pavor en el mundo. ‚Porque ha llegado el día grande de Su ira ¿y quién podrá
sostenerse?‛ - dice el texto. La regla de siempre: que al llegar a la Parusía, retrocede. De
modo que vuelve atrás y empieza con el Septenario siguiente, el tercero, que son las
Tubas, las trompetas.

De modo que en nuestra interpretación los sellos cubren toda la historia, desde
el Cristianismo hasta la Parusía, más el Séptimo Sello produce en el cielo un rato de
silencio y después aparecen siete ángeles con siete tubas, Tercer Septenario. No es fácil
decir qué significa esa media hora de silencio. Puede ser un breve período de paz y
prosperidad antes de la catástrofe, puede ser 30 años, puede ser una generación< pero
no se sabe bien lo que significa esa media hora de silencio misteriosa que se produce
en el cielo antes de la Parusía.
56
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Las Siete Tubas están divididas en 4 + 3, lo mismo que las otras dos septenas
anteriores (las Plagas en cambio están divididas en 5 + 2). Las cuatro primeras Tubas o
Trompetas, literalmente tomadas, son catástrofes tan tremendas que no quedaría un
hombre vivo sobre la tierra desde la primera de ellas. ‚Tuba‛ es un instrumento músico
que es una palabra castellana, latina, pero se usa en música y es una trompeta muy
larga y delgada con una boca en la punta que usaba el ejército romano: la tuba. De
donde no se pueden interpretar en literal crudo, como por ejemplo la primera vez,
cuanto cae granizo con fuego mezclado con sangre sobre la tierra, y devasta la tercera
parte de la tierra. Eso es literal crudo, y no se pueden interpretar ciertos textos así,
crudamente, deben tener otro significado simbólico. San Agustín dice que hay que
interpretar literalmente la Escritura, menos cuando no se puede. Literal crudo sería por
ejemplo si en el Génesis, donde dice que Dios hizo abrigos de piel a Adán y Eva,
interpretamos que Dios agarró una tijera y una aguja y les cosió el vestido a Adán y
Eva. No se puede interpretar así, entonces hay que interpretar que Dios los inspiró o
les enseñó a matar animales, sacarles las pieles y hacerse vestidos. De manera que en
el Apocalipsis hay que interpretar literalmente mientras se pueda, cuando no se puede
hay que ver los signos y descifrar los símbolos, y hay muchísimos símbolos. Lo que no
hay que interpretar es alegóricamente, ya el Papa Pío X dijo ‚no interpreten
alegóricamente la Escritura‛. Alegóricamente uno puede interpretar lo que quiera, de
cualquier cosa puede decir cualquier otra cosa, como dice San Basilio.

¿Qué son estas trompetas? Los Santos Padres dicen que son herejías, las cuales
producen las variaciones de las épocas en la historia, los cambios de frente. Como si
dijeran, así como las trompetas producen las variaciones de los ejércitos, como cuando
una trompeta hace cambiar de frente a un batallón, por ejemplo. Y esos son cambios
de frente. Todos los cambios de frente de la historia, que los clasifican en historia
contemporánea, media, antigua, actual, todo eso, son originados por una herejía. La
religión preside todos los movimientos de la humanidad, de manera que las herejías
son las que hacen cambiar de marcha a la humanidad.

Así pues yo tomé la historia de las herejías por Hilaire Belloc y las apliqué a
estas grandes calamidades, y concuerda bastante bien. La Primera Tuba, que cae
granizo con fuego mezclado con sangre sobre la tierra, sería el Arrianismo con las
invasiones de los Bárbaros. Con las invasiones los Bárbaros mataron a muchísima
gente cuando el Imperio Romano ya no podía contenerlos, una cosa increíble<
Solamente algo yo cambié en Belloc, donde él pone la herejía de los Albigenses, yo lo
cambié y puse en su lugar el Cisma Ruso, porque los Albigenses no fueron
propiamente una herejía, fueron una especie de movimiento de rebelión social y
política muy parecido al comunismo actual. De manera que no tomaban el dogma de

57
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

la Iglesia y cambiaban uno de los artículos, por ejemplo la Divinidad de Cristo y


enseñaban ‚Eso no‛, y ponían otro. A rajatabla cambiaron todo el dogma de la Iglesia
diciendo que había dos dioses, uno del bien y otro del mal que luchaban entre sí, y que
los cuerpos los había hecho el dios del mal, o sea el demonio, y que las almas las había
hecho Dios. Y por todo eso sacaban una cantidad de conclusiones increíbles y
horrendas de esa doctrina, condenaban el matrimonio, condenaban comer carne, y una
cantidad de cosas así.

La Segunda Tuba, que es un monte ardiente que cae en el mar sería el


Mahometismo. El Mahometismo inmediatamente que nació empezó a hostigar en el
Mar Mediterráneo a los pueblos cristianos. Fue una calamidad para la tercera parte de
los pueblos cristianos. Cada una de estas calamidades afecta a la tercera parte de los
hombres, dice el Profeta.

La Tercera Tuba, que es una gran estrella del cielo que cayó en los ríos sería el
Cisma Griego. ‚Envenenó los ríos‛, porque el Cisma envenenó los ríos pero no quitó el
dogma. No modificó en nada el Dogma Católico, de manera que no es teología, pero
envenenó al pueblo ruso, y habiéndose separado de la obediencia de Occidente
empezó a crecer una religión supersticiosa, llena de supersticiones, llena de abyección
y sumisión al Zar< De manera que dice el Profeta que los ríos envenenados no mataban,
pero producían enfermedades a los que tomaban agua de allí.

La Cuarta Tuba, que es oscurecerse el sol, la luna y las estrellas en su tercera


parte, sería el Protestantismo. Este sí que oscureció la doctrina. El sol significa la
doctrina en la Sagrada Escritura. Las estrellas significan los grandes doctores, el profeta
Daniel explícitamente llama a los doctores Estrellas del Cielo. Cayeron una gran
cantidad de doctores, fundaron el protestantismo grandes doctores, teólogos como
Lutero, Zwinglio, Calvino, Melanchton y Knox en Inglaterra, que eran doctores, eran
estrellas, cayeron a la tierra y oscurecieron el sol.

Estas cuatro calamidades afectan la tercera parte de la tierra, el mar, los ríos y el
cielo. Producen grandísimas destrucciones y muerte, más las tres tubas que siguen se
llaman los tres ‚Ayes‛. ‚ ¡Ay, ay, ay, de los habitantes de la tierra!‛ (Apoc. VIII:13). Son
anticipaciones del fin, son universales, los anteriores han sido parciales, la tercera
parte.

La Quinta Tuba es la plaga de las langostas que surgen del abismo. El ángel del
abismo abrió una especie de gran cobertura y del abismo surgieron unas langostas
monstruosas, que dicen que representan la herejía llamada Iluminismo o
Enciclopedismo, que viene después del Protestantismo, siglos XVII-XIX, inspirada por
el Protestantismo, ciertamente. Las langostas del abismo tienen una facha monstruosa,

58
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

que no se puede pintar, pero cada uno de sus rasgos, rostros de hombre, cabellos de
mujer, corona de oro falsificado en las cabezas, dientes de león, corazas como de hierro,
unidos como un escuadrón de tanques (o sea los caballos aparejados para la guerra de
los antiguos), cola de escorpión, y límite para dañar a los hombres durante cinco meses.
Cada uno de estos rasgos se puede interpretar bien de la falange de impíos,
encabezados por Voltaire, que justamente en Francia lo llamaban el rey Voltaire, ‚le roi
Voltaire‛. Estas langostas tienen coronas en la cabeza: el inmenso prestigio que empezó
a dar la literatura a los que se dedicaban a la literatura en ese tiempo, se llamaban
‚filósofos‛, y atronaron al mundo desde antes de la Revolución Francesa, de la cual
fueron causa en parte, hasta nuestros días.

¿Y cuánto duró el predominio de esta herejía? El mismo tiempo que duró la


libertad de prensa, porque los diarios son las alas de estas langostas. ¿Y cuánto duró la
libertad de prensa? Desde la Revolución Francesa hasta la Gran Guerra Segunda, 150
años. ‚Podrán torturar a los hombres durante cinco meses de años‛, o sea 150 años. Los
hebreos no tenían esa declinación latina de siglo y medio siglo. Para decir ‚muchos
años‛ usaban la semana, o el mes, o el día. Por ejemplo, las setenta semanas de Daniel
son setenta semanas de años, como se ve claramente. O bien a los años les decían un
tiempo, dos tiempos y medio tiempo, como dice el Apocalipsis. De manera que aquí
‚cinco meses de años‛, 5 x 3= 15 es muy poco tiempo, o bien 5 x 30 = 150 años, que es el
tiempo que duró la libertad de prensa.

Y la prensa representa las alas de estas langostas porque las esparcía por todo el
mundo, porque ésta es una plaga total, es universal, de todo el mundo, no de una
tercera parte del mundo. Y 1789-1939 son 150 años justos. La Revolución Francesa
desató la libertad de prensa: antes de eso no había libertad de prensa: ustedes saben
las tribulaciones que pasó Voltaire, tuvo que refugiarse en Suiza, en la propiedad de
Ferney, porque lo perseguía la justicia del Rey por las obras que escribía. Anduvo
vagando por toda Francia hospedado por los nobles amigos de él, porque también lo
perseguían en Ginebra que era su patria, donde lo desterraron y lo condenaron a
muerte por un libro de él, de manera que no había libertad de prensa. Después de la
Revolución Francesa pudo dedicarse a escribir.

Y después de esta guerra última, ¡se acabó la libertad de prensa! Hoy día no hay
libertad de prensa, son cuentos. Los grandes diarios dependen del capitalismo,
dependen de los avisos de los que aportan capitales, préstamos y todas esas cosas. Y
los diarios chicos en cuanto se descuidan los gobiernos los prohíben, los cierran.
Porque cuando un diario realmente molesta al gobierno, lo corta simplemente, como
cortó acá dos o tres, ‚Tía Vicenta‛ y algunos otros. Se acabó la libertad de prensa.
¿Cuándo se acabó? Cuando empezó la Guerra Mundial Segunda, con la tremenda

59
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

censura que hicieron todos los gobiernos y que ha continuado solapadamente hasta
nuestros días. Pueden reírse de esto, pero si las tubas representan a las herejías, ésta no
puede ser otra herejía, y según los Santos Padres representan a las herejías y no se ve
qué otra cosa podrían representar. San Agustín también las interpretó así y nombró las
herejías de su tiempo. Añadamos que Lacunza juzgó que esta herejía, el filosofismo, o
el enciclopedismo, o iluminismo, o deísmo, como quieran, que había en su tiempo, era
el comienzo de la religión del Anticristo. Lacunza, en medio de cosas simplistas o
extravagantes, tiene notables intuiciones.
Antes de la Séptima Tuba que significa literalmente la Parusía, San Juan
intercala tres visiones. ¿Por qué hace esto San Juan, por qué retrocede antes de la
Parusía? Me parece que el tema principal de su libro y el foco de su profecía es la
Parusía, entonces él toma un aspecto de la historia de la religión y lo va prosiguiendo
hasta llegar al fin, y entonces allí corta porque hay otros aspectos. Él ilumina alrededor
de la Parusía, ilumina los aspectos que la rodean o están alrededor de ella, como si
dijéramos por facetas. Si no las profecías se liquidarían enseguida, si fuera a seguir los
siete sellos hasta el fin, pone las grandes visiones del Anticristo y eso, y entonces las
profecías se acabarían en un momento y quedarían sin ilustrar muchas otras cosas que
acompañan a los hechos sucedidos.

Antes de la Séptima Tuba que significa literalmente la Parusía, la Sexta Tuba


predice algo todavía más monstruoso que las langostas: hay una guerra mundial,
movida por los reyes del oriente, con un ejército de 200 millones de soldados, armados
de un modo que realmente recuerdan los ejércitos actuales, principalmente los carros
de guerra o tanques artillados. Y el profeta dice que es un ejército ecuestre, es decir
montado, no es infantería. Carlos de Gaulle en tres libros que escribió sobre la guerra
moderna dictaminó que las próximas guerras serían motorizadas, una nueva especie
de caballería, que son los caballos de acero que uno ve en la actualidad. La infantería
va a servir para ocupar territorio ya ganado al enemigo pero no va a servir para dar
batalla o para hacer trincheras, eso se acabó: ahora son los tanques los que van a decidir
las guerras. Los intérpretes antiguos no daban pie con bola aquí, un ejército de 200
millones era un imposible. Y un moderno, el P. Alló, dice que son todos los demonios
del infierno (no hay que confundirlo con Ernesto Hello que es un gran escritor francés).
Alló en un dominico que escribió un comentario sobre el Apocalipsis, muy malo me
parece a mí, y que lo voy a tener que citar muchas veces porque es autorizadisímo,
lleno de erudición, y él al llegar aquí dice que son los demonios del infierno. Pero
nosotros sabemos más: un ejército de 200 millones no es imposible, la China sola puede
hoy reclutarlo; y su armamento que parece fantástico, ‚caballos con armaduras ígneas color
acero y las cabezas y las colas que arrojan fuego, humo y azufre‛, recuerdan singularmente

60
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

los modernos tanques de guerra. La Séptima Tuba, como dije, habla directamente de
la Parusía sin género de duda.

El último Septenario son las Siete Fialas o bocales de la ira de Dios. ‚Fiala‛, del
latín, significa un frasco de boca ancha, de cuello estrecho, con asa o sin asa. De manera
que yo en mi libro puse mal, puse redoma o vaso—redoma no es, la redoma es otra
cosa, es una especie de alambique, y ‚vaso‛ es demasiado general. La traducción exacta
es ‚bocal‛, con ‚b‛ larga que no usamos nosotros mucho. Los siete bocales de la ira de
Dios, que están puestos después de la pintura del Anticristo, y San Juan los llama los
últimos castigos. Es fácil de ver que se tratan de castigos de Dios a los incrédulos y
pecadores, pero no es fácil determinar en qué consisten concretamente. El primero ha
sido interpretado por los Santos Padres, los demás no. El primero es la sífilis. El profeta
dice ‚Una llaga fea y vergonzosa en los hombres que han cedido al Anticristo‛, o ‚que han
tomado la marca del Anticristo‛. Los autores traducen diferentemente este texto, pero hay
muchos Santos Padres que han visto en estas llagas una relación con el sexo, yo no sé
por qué. Otros han dicho que eran hemorroides. La sífilis no la conocían los antiguos,
no era endémica como entre nosotros, ni sabían que era una enfermedad especial, no
sabían el origen ni la causa. De manera que algunos Santos Padres dicen que van a ser
tumores y otros dicen que serán hemorroides. El latín ‚foedum et pessimus‛ alude a una
enfermedad horrible y pésima y el texto griego dice maligno y doloroso, una enfermedad
maligna y dolorosa.

Las otras fialas las he fijado yo con poca ayuda de la Tradición, fijándome en los
grandes males que aquejan al mundo de hoy por culpa de los hombres mismos, pues
los castigos de Dios suelen ser las consecuencias de los desórdenes humanos, que Dios
no anda armado con un palo matando a los que lo desobedecen. Es el orden moral
sobre el cual está sólidamente fundada la tierra el que castiga, automáticamente a
veces, a sus transgresores. Enumeraré simplemente lo que parecen representar estas
siete calamidades monstruosas antes de la Guerra de los Continentes, porque después
de este Septenario el profeta vuelve, en la Sexta Fiala, sobre la Guerra de los
Continentes, de la cual ya ha hablado en la Sexta Tuba. Primera Fiala, está dicha,
enfermedad venérea.

Segunda Fiala, el mar se vuelve como sangre muerta, ‚El Ángel volcó su bocal en
el mar, y se volvió sangre como de un muerto‛ dice el texto. La descompostura de las
relaciones internacionales, lo que dijo Cristo, ‚Se levantará nación contra nación y se
tendrán odio mutuamente‛. En efecto el mar, por medio del comercio, es el soporte de las
relaciones entre las naciones apartadas, después de inventados los barcos el mar no
separa las naciones sino que las une, por medio del comercio se propagó la civilización
en todo el Mediterráneo, y después más allá. Ahora diríamos que es el aire, pero en ese

61
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

tiempo era el mar el que unía a las naciones. De manera que envenenarse o volverse
sangre el mar, puede querer decir que las relaciones internacionales se van a
ensangrentar.

Tercera Fiala, los ríos y las fuentes se volvieron sangre, es el envenenamiento de


las fuentes de la cultura. En esto coincidimos con varios exégetas actuales. Anteayer
salió la noticia de que el Rin había sido envenenado por un insecticida.¿Es eso? No, no
es eso, aunque podría ser una figura de la tercera plaga. No es eso, porque eso no afecta
a todo el mundo, ni dura mucho. Ahora, los ríos y las fuentes para los antiguos eran
figura de la cultura, porque todos tienen que tomar eso, por ejemplo la Fuente Castalia
para los griegos era la inspiradora de la poesía, y el río Helicón de la filosofía. De
manera que estamos viendo cómo se envenena hoy día la cultura, porque se está
volviendo a algo parecido a lo que decía Tácito en tiempo de la corrupción del Imperio
Romano, que decía ‚Corromper y ser corrompido, a eso llaman cultura‛.

Cuarta Fiala, ‚Fueron quemados los hombres por fuego y calor excesivo‛, es la tortura
de la llamada ‚Ciencia‛, o sea la técnica, pues es sabido que del sol proceden todas las
fuerzas que usan actualmente los aprendices de brujo para ir a la luna por un lado, y
para matar hombres, por otro. Y para tener al mundo atormentado. Hoy salió en el
diario que la televisión en colores, en Norteamérica, difunde unas radiaciones que
hacen daño a la salud, de manera que tres millones de televisores de los quince
millones que hay en Norteamérica los tienen que tirar, los tienen que romper y comprar
otro, o mandarlo a la fábrica para que les mande otro, para que se lo cambien. De
manera que eso es atormentar a la gente, porque ahora con el susto que se habrán
llevado todos van a tener miedo cuando tengan televisión de que no les mande nuevas
radiaciones venenosas.

La Quinta Fiala, ‚La sede de la Bestia se volvió tenebrosa‛. Así tropezamos con una
gran autoridad: Santo Tomás. Dice que la sede de la bestia es el poder político, y que
el poder político ande hoy en medio de tinieblas no me parece muy difícil de creer. Los
políticos no saben solucionar nada, solamente prometer, y los problemas del mundo
se han vuelto más insolubles, se han vuelto inabarcables para la mente humana. Y dice
el profeta que, ‚Se morderán la lengua de desesperación‛, aunque los políticos nuestros, al
revés de morderse la lengua, la sueltan, porque no paran de hablar, de hablar y de
hablar.

La Sexta Fiala, el Ángel vuelca su bocal sobre el gran río Eufrates y lo seca para
abrir camino a los reyes del oriente. Me parece enteramente transparente este signo.
El Eufrates era el límite que dividía al oriente bárbaro del Imperio Romano, por tanto
representa una gran barrera que antes defendía a Europa del Asia, o sea, de lo que el

62
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Kaiser Guillermo II llamó ‚el peligro amarillo‛. Los diarios están repletos de noticias
sobre la intranquilidad del mundo y lo que suscita esa intranquilidad es el Oriente:
China, el comunismo, Rusia, el Vietnam. Antes de la Gran Guerra de Oriente contra
Occidente, el profeta dice una cosa chusca: ¿Se llevará a cabo esta guerra o se
prepararán solamente los hombres para ella? No se sabe, es decir, parecería que se
llevaría a cabo, pero un gran intérprete que es el novelista inglés Roberto Hugo Benson,
del cual ya les hablé, dijo que no, dijo que va a estar inminente una Gran Guerra de
Oriente contra Occidente, con explosivos en los cuales él ya olió la bomba atómica en
el año 1900, y que la iba a parar a esa guerra el Anticristo, y que por eso lo iban a hacer
rey del mundo, o señor del mundo. No sabemos, aunque me parece que el Apocalipsis
dice que se va a llevar a cabo la guerra.

Antes de la guerra esa, aparecen tres ranas que salen de la boca del Dragón, de
la Bestia y del Pseudoprofeta. O sea tres espíritus inmundos al modo de ranas, dicen
las traducciones. Y algunas traducciones dicen que salen tres demonios de la boca del
demonio, porque el Dragón es el demonio, y del Anticristo y del Pseudoprofeta. Es
absurdo que de la boca del demonio salga un demonio. No dice ‚el demonio‛ la Sagrada
Escritura, dice ‚espíritus sucios‛ o ‚inmundos‛. Y la palabra ‚spiritus‛ en latín y la palabra
‚pneuma‛ en griego, espíritu, significa ‚soplo‛ primeramente. De manera que son tres
soplos sucios o inmundos que salen de la boca—uno del diablo, otro del
Anticristo y otro del Pseudoprofeta. Y es así que una biblia protestante que tengo, la
de los Testigos de Jehová, traducen ‚spiritus‛ por ‚expresiones‛: ‚Salieron tres expresiones
sucias‛ – dice - o sea tres ideologías, falsas.

Y cuáles son las tres ideologías falsas que hoy preparan la guerra? Son el
Liberalismo, el Comunismo y el Modernismo, digo yo. San Agustín puso que eran las
tres herejías de su tiempo, los maniqueos, los donatistas y los pelagianos—pues
naturalmente San Agustín no era profeta, ni yo tampoco. Él se equivocó, me parece,
¿pero acaso yo no me podría equivocar, y podrían venir después de estas tres que hay
ahora, unas herejías más malas todavía que esas<? No hay, no puede ser, rotundamente
no. Cuando irrumpió el protestantismo, el Cardenal Belarmino dijo que no podía darse
una herejía más completa, pues negando la autoridad de la Iglesia y poniéndola en el
libre examen de la Escritura, abría la puerta a todos los errores, como de hecho pasó.
Actualmente ese Consejo Mundial de las Iglesias, al cual quieren que entre el Papa
Pablo VI, incluye 234 iglesias diferentes sacadas por el libre examen de la Biblia. Todas
dicen que responden a la Biblia, de manera que sobran 233, porque Jesucristo fundó
una sola Iglesia. ¿Para qué quieren una más? Para ver al Papa entrar con toda esa recua
de herejes.

63
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Pero la herejía actual es más total, pues no sólo niega obediencia a la Iglesia, sino
que niega y anula la Sagrada Escritura, y están falsificándola de la manera más cínica.
Niega hasta la razón, dice Belloc, por lo cual los llama Alogos, ‚no razón‛, es la herejía de
la sinrazón. Belloc y Ronald Knox (notable publicista y escritor inglés) se han burlado
de lo que llaman ellos la mente moderna, la mente debilitada y anemiada de los
hombres de hoy, que no discurren ya fuertemente con la razón. Aceptan todo lo que
les dicen los diarios, o cualquier cosa con tal que tenga la autoridad del negro sobre
blanco, que esté impresa, diga lo que diga. El Padre Knox llama a esa mentalidad
‚Mentalidad de broadcasting‛. Aunque, lo más notable es que esos artículos que él escribió
caricaturizando esa mentalidad < los propagó por radio!

De manera que no parece posible una herejía mayor que ésta, que destruye la
Sagrada Escritura, la razón y la fe en la Iglesia.

Todas estas visiones principales están interrumpidas por visiones menores,


como la medición y profanación del Templo, y varias visiones de la gloria de Dios en
el Cielo, donde le cantan alabanzas y gratitud los cuatro animales, o sea cuatro seres
vivientes. Porque aquí las biblias comenzaron por traducir ‚animales‛ y después se
dieron cuenta de que Zoon significa ‚vivientes‛, - cualquier ser viviente - los
Veinticuatro Ancianos, los Ángeles y los innumerables elegidos o salvados que cantan
su aleluya, o sea su alegría. Es lo que nuestro Borges llama ‚Júbilos Feroces‛, y
ciertamente lo son para los que no van a participar de ellos, más van a ir a otra parte
que esa sí que será feroz. Pero no será culpa de Dios sino de ellos.

Los que cantan los helícoras es el cántico de Moisés después de pasado el Mar
Rojo, el Cántico de la Salvación: ‚Canta el divino cántico de la liberación – tienes el don
ansiado, tienes el sumo don - Canta el divino cántico de la liberación‛.
Antes de los Siete Flagelos, el vidente de Patmos pone la aparición del
Anticristo, o sea de la Trinidad Diabólica: El Dragón, la Bestia del Mar y la Bestia de la
Tierra. O sea, las dos bestias o fieras, porque la palabra Theríon significa Fiera; pero el
uso ha convertido a esta palabra en Bestia, que también está bien. De lo cual
hablaremos más adelante, lo mismo que de la Mujer Águila y de la batalla de
Armagedón. Aquí añadiré algo solamente acerca de la Gran Ramera, que los ingleses
llaman inexactamente la Prostituta Escarlata, porque la bestia primera que ella cabalga
es escarlata, más ella está vestida de blanco, de lino fino, aunque adornada de púrpura
y piedras preciosas.

La Gran Ramera es Roma, dicen triunfante los protestantes, aunque no todos.


Porque el Ángel mismo le dice a San Juan que la mujer impía representa a una gran
ciudad que está sobre Siete Colinas... como Roma. Pero la cuestión es que el Ángel

64
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

después le explica al Profeta que las siete colinas representan siete reinos.
Anteriormente dije que esta mala mujer representa al Capitalismo, pero no solamente
al Capitalismo, sino también una religión falsa y abominable nacida bajo las alas del
Capitalismo. Sea una nueva religión, sea el mismo Cristianismo adulterado, como
interpreta Lacunza (de la Roma Pagana), y por lo cual prohibieron su libro.

Que la Roma pagana, que San Juan tenía antes los ojos, haya sido el modelo de
esta pintura, es más que probable. Pero que la pobre Roma actual sea eso, es disparate.
Que una Roma futura, potente y corrompida, sea, al fin del siglo, la capital del
Anticristo, es cosa que muchos dicen y yo no creo. Me parece que la capital del
Anticristo será Jerusalem.

¿De dónde sacamos esto? Está claro en el texto. El profeta describe a la Ramera
como un gran emporio comercial, por cierto un puerto de mar, que domina en el
mundo entero, que gobierna el comercio internacional, que enriquece a los que la
sirven, que se gloría de que ni Dios le puede hacer nada, y que anda borracha de la
sangre de los mártires y ofrece a todas las gentes ‚el vino de la ira de su fornicación‛, como
dice el profeta con una metáfora rara que evidentemente designa una corrupción
religiosa. Pues en ella se halló la sangre de los mártires y los santos que fueron muertos
en la tierra, prosigue el profeta, es decir que ha heredado toda la responsabilidad de
todos los que han sigo degollados por Cristo.

El cardenal Newman dice que puede ser una Roma futura, o también varias
grandes ciudades capitalistas como Londres, Nueva York, Roma... y Buenos Aires,
puerto de mar. O bien simplemente un símbolo del sistema capitalista, donde quiera
que se asiente. El caso es que el profeta la pinta comerciando con toda clase de
mercerías, incluso el trigo, esclavos y almas de hombres, como llamaban los rusos a
los esclavos; almas les llamaban. Y enumera toda clase de mercaderías, el profeta,
piedras preciosas, cosas de lujos y toda clase de lujos. Y gobernando a los capitanes y
dueños de navíos, por eso parece que es un puerto de mar, que ponen el grito en el
cielo cuando la ven caer. Y caerá y será incendiada en una hora, dice tres veces el texto,
lo cual no era posible antes pero lo es ahora con la bomba atómica. En un lugar dice
en un día, y en otras tres partes dice ‚destruida en una hora‛.

Me dirán que los estoy cargando con prodigios atroces, como dijo una vez
Borges; pero esos prodigios atroces no los crea Dios, creador de la natura, sino los
técnicos actuales contra natura, guiados quizá por el Diablo. Una vez, se presentó ante
el trono de Dios una delegación de la ONU o de la ANO, o como se llame, presidida
por U Tanto (hace referencia U Thant, Secretario General de la ONU en 1969), a quejarse
de las guerras, de los rumores de guerras, de las tiranías, principalmente de la de

65
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Franco, de las matanzas, de la escasez, de las sediciones y revoluciones de la América


Latina, de la confusión política, etc. Después Dios les preguntó: ¿No les gustan esas
cosas? - Noooo, gritaron ellos. Pues entonces - dijo Dios - sin no les gustan no las hagan.
Si se fijan, todos los males del mundo los hacen los hombres, hay un volcán por ahí y
un terremoto por allá, pero eso no es nada al lado de todos los desastres que inventan
los hombres.

Aquí en el capítulo XVIII de la caída de Babilonia, hay un lío que aún no se ha


resuelto satisfactoriamente. La mujer está montada sobre la bestia, pero no se sabe si la
está oprimiendo o no; si va de buena voluntad la bestia, que es el Anticristo, o no,
contra su voluntad. Un exégeta extranjero que está aquí en Buenos Aires pero no quiere
que diga su nombre, ha opinado que la bestia es el Comunismo y la mujer capitalista
lo está oprimiendo, hasta que se levanta el Comunismo enfurecido y la destruye.

Después la bestia tiene siete cabezas y diez cuernos, y el ángel que adoctrina a
San Juan le dice que son siete imperios y diez reyes. Estos diez reyes darán toda su
fuerza a la Bestia, y odiarán a la Forneguera y la destruirán por el fuego. Pero resulta
que, por otro lado, la Bestia, o sea el Anticristo, vence a tres reyes y los demás se le
someten; en dos diferentes momentos del tiempo, tiene que ser. Y resulta que la Bestia
es uno de los siete imperios de las siete cabezas, y se vuelve el octavo sin dejar de ser
de los siete, y es herido de muerte y después revive, con lo cual todo el mundo lo acepta
y venera a causa de su resurrección.

La solución más probable a este lío es que el Anticristo restaurará el Imperio


Romano, que era el último de los siete, y así será octavo y séptimo a la vez; y estaba
muerto y revivió. Esa es la opinión común de los santos padres. Como ven, no parece
que estemos muy cerca de eso. ¿O sí? Hoy día hay un movimiento muy fuerte, los
Oneworlders o mundialistas, que propicia la restauración del imperio de Augusto y
Nerón, en forma de una confederación mundial, sin Jesucristo.

Cuando uno fabrica un sistema cualquiera de interpretación del Apocalipsis,


enseguida parece convincente. Pues es tan grande la incoherencia de sus visiones, que
cualquier orden que se ponga en ellas entusiasma - dijo el cardenal Newman. Pero en cuanto
uno se pone a analizarlo, se le desmorona. Sin embargo el mismo Newman propuso
un sistema suyo, porque no hay más remedio que ordenar de alguna manera las
visiones.
Aquí leo una pregunta que se me ha hecho. ¿Por qué Dios tiene que hacer morir
al mundo de esa manera atroz? ¿No podía matarlo con algunas pastillas? Yo pregunto
a mi vez ¿Por qué Dios tuvo que hacer pasar a su Hijo humanado por la Pasión y la
Crucifixión? ¿No podía hacerlo morir en la cama? ¿Por qué? No lo sabemos. La

66
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

cuestión es que resultó necesario, tanto para Jesucristo como para todo su Cuerpo
Místico, a través de grandes tribulaciones llegar a la Resurrección. Él mismo se lo dijo
a los de Emaús, ‚ ¿No habéis visto en las Escrituras que convenía que el Hijo de Dios pasara
por muchas tribulaciones antes de llegar a su Reino?‛ La razón puede ser ésta: hay maldad
en la tierra, Dios no puede suprimir la maldad en la tierra sin suprimir el albedrío del
hombre, lo cual no va a hacer. Y menos la obstinada maldad del Diablo que apoya a
la maldad humana. Daniel Profeta dice que la maldad irá creciendo, lo mismo que la
santidad, hasta el fin del mundo. Y eso lo repite san Juan Apokaleta. Y ese es el
verdadero progreso que hay en el mundo, un progreso a dos puntas, progresa la
maldad y progresa la bondad hasta el fin del mundo.

Desde que empezó el mundo el hombre ha derramado sangre. Caín y Nemrod,


el hijo de Caín, hasta Stalin y los actuales stalinistas, por ejemplo. Esa sangre clama al
cielo como la de Abel, y los mismos santos del cielo piden a Dios que la vengue. Y la
vindicta de Dios no consiste sino en dejar que los perversos perverseen y se embromen
cada vez más. Dios no va a matar al mundo, sino que el mundo se va a suicidar.
Aunque al final del Apocalipsis aparece Cristo en un caballo blanco con una gran
cuchilla en la boca, y seguido de ejércitos aliados, Cristo no necesita venir a pelear a
facón con Borges ni Cortázar, ni con el Anticristo, el cual ya ha nacido el año 1966,
según dice un astrólogo conocido mío, Solari Parravicini. Dice que nació en Junio de
1966 - 666 - la cifra del Anticristo, o sea que ahora tendrá unos 5 o 6 años, y anda por
ahí escondido. Solari Parravicini hace profecía por medio de dibujos. El otro día el
padre Lorenzetti, que vino acá a oír mi conferencia, dio una conferencia sobre las
profecías de Parravicini y el Apocalipsis, a la cual yo quería ir pero no pude. Son
notables los dibujos de Parravicini que he visto, si es verdad que los ha hecho en la
fecha que ponen ahí abajo, porque entonces ha anticipado muchas cosas que después
sucedieron. Pero, ¿cómo estamos seguros de que un dibujo que se publica ahora lo hizo
en 1942? No sabemos. De todos modos son notables... por lo menos son buenos
dibujos.

Cristo tumbará al Anticristo con un soplo de su boca, es decir, con una palabra,
como dice san Pablo. La espada es un mero símbolo en esa visión de San Juan, en que
aparece con la espada en la boca. Aquí se puede preguntar, y se me ha preguntado:
¿Ud. cree que la Parusía está próxima y estamos en los prolegómenos? Yo no lo sé. Podría
ser viniese el silencio de media hora antes de la Séptima Trompeta, o sea un arreglo
corto de una generación antes del Anticristo. La crisis del Siglo XIV al fin y al cabo se
arregló de una manera esplendorosa que parecía un nuevo renacimiento en el mundo,
y le llamaron Renacimiento a la edad que siguió, y esa crisis se suspendió por un siglo.

67
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Pero enseguida empezó la corrupción otra vez y vino la gran revolución religiosa del
Protestantismo. O sea un arreglo corto de una generación o dos, antes del Anticristo.

El hecho es que varias veces los cristianos creyeron próxima la Parusía y se


equivocaron, y podemos equivocarnos ahora. Pero eternamente no nos vamos a
equivocar, y es mejor equivocarse diez veces creyendo que ya viene Cristo y no viene,
que equivocarse una vez creyendo que no viene y que venga... ¡Como ladrón nocturno!
Es como esos que cada vez que están enfermos se confiesan y comulgan y piden los
santos óleos < ¡Hacen bien!

La razón de esto es que antes de Cristo la historia del mundo seguía una línea
recta, pero después sigue una línea quebrada. San Vicente Ferrer anduvo predicando
por toda Europa que la Parusía estaba cerca, y haciendo milagros para confirmarlo. Y
no se equivocó porque estaba cerca. Pero surgieron en la Cristiandad muchos santos,
una falange innumerable, más de 30 santos conocidos, canonizados, y muchos otros
que no fueron canonizados, surgen en el siglo XIV y XV, y apartaron con su prédica y
sus ejemplos la terrible crisis del siglo XIV, que realmente parecía que no podía andar
más el mundo.

De manera que la historia del mundo se parece a un automóvil que va de Salta


a Jujuy por el camino de cornisa, al borde de un precipicio, aproximándose y
apartándose de él, pero aproximándose cada vez más. Y la razón es que la Parusía
depende de dos libres albedríos, el de Dios y el de los hombres. No está fijada
indivisiblemente, sino que depende de la conducta de los hombres y del capricho de
Dios, digamos. Depende de dos libres albedríos y los libres albedríos no lo pueden
conocer ni los ángeles del cielo siquiera. Ni el Hijo del Hombre en cuando hombre, dijo
Jesucristo, que ni los ángeles del cielo, ni Él en cuanto hombre sabían el día y la hora
de la Parusía. De manera que aunque estemos atentos a los signos y a veces nos parezca
ya ver venir al Rey que viene, sin embargo seguimos trabajando tranquilamente por
ver de mejorar a la Argentina, conforme mandó san Pablo: ‚El que no trabaja que no
coma‛. Y él mismo, que sospechaba que la Parusía estaba próxima, siguió trabajando
como un gigante, o como un enano como dice la gente.

Aunque el Anticristo no haya nacido en junio de 1966, está obrando ahora como
en el siglo I, dice san Juan en su Epístola I, paralelamente a la obra de Cristo. El
Anticristo vendrá, le dice a sus fieles; pero ahora muchos ya se han hecho anticristos.
Es decir los herejes, los heresiarcas y los tiranos son precursores y figuras del
Anticristo, el diácono Nicolás, Mahoma, Lutero y hasta Nieztche y Theilard de
Chardin.

68
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

En tiempos del Anticristo solamente habrá dos hombres libres, el mártir y el


tirano. Todos los demás serán doblegados ante el tremendo poder de la bestia. Pero a
la venida de Cristo se convertirán a Él, como anuncia la Escritura, los que aceptaron en
la frente y en las manos, la marca de la bestia por debilidad. Y la gran mayoría de la
Humanidad se salvará, podemos piamente creer.

69
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Quinta Conferencia del Ciclo

La Profecía y el Fin de los Tiempos


Dictada por el R.P. Dr. Leonardo Castellani, SJ,
en la Iglesia del Socorro – Buenos Aires 6 de
Junio al 18 de Julio 1969

El Anticristo – Su leyenda – El número 666 – Exégesis


Aplicación a nuestros tiempos: José Pieper, Soloviev, Selma Lagerloef

Y a promediando estas conferencias, quiero decir que estoy sumamente

agradecido a todos los que me han acompañado, que me han hecho el honor y el favor
de concurrir a estos encuentros, me doy cuenta que pese a que se me ha dicho que
pareciera ser yo de otro tiempo, de otra época y lugar histórico, porque dicen que debí
haber nacido en el Renacimiento, o mejor aún en el Barroco, como dice mi amigo
Ernesto Palacios. Sin embargo, mirando los que hoy estamos reunidos aquí, me viene
la certeza que no es así, que algo tengo que ver y hacer con la argentinidad, que por
algo estoy aquí y ahora.

Pero si nos fijamos todos los que están hoy aquí presentes conmigo< ¿qué somos
comparados con toda la República Argentina, o comparados simplemente con la
Ciudad de Buenos Aires? Somos poca cosa. Y comparados con la enorme maquinaria
de desargentinizar y descristianizar que está en movimiento en estos tiempos, somos
nada. Pero< ¿somos de veras nada? ¿No puede ser que seamos semilla, fermento, sal?
De esas cosas no hace falta que haya grandes cantidades, y Jesucristo usó estas tres
palabras hablando de sus discípulos: semilla, fermento y sal, y Él sí sabía de lo que
hablaba. La sal no es necesario que se eche a montones, al contrario, eso estropearía los
elementos, un poquitito de sal basta. ‚Sal de la tierra‛. Y aquí hay una deducción bien
interesante ya que Cristo dijo ‚Vosotros sois sal de la tierra‛ ¿Y qué es la tierra entonces?
La tierra es todo aquello que no es sal, es decir todos los que no son los apóstoles y los
discípulos a los cuales se dirigió Cristo en esa ocasión, pero la tierra no es una cosa
muerta, no es una pudrición, no es una basura, porque en ese caso la sal no sirve para

70
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

nada. Son alimentos, es decir es una cosa que sustancialmente es buena aunque sea
sosa e insípida. De manera que esa es una verdad muy importante: que todo lo que
creó Dios es bueno en el fondo, y nunca deja de ser bueno, por más que pueda desviarse
de su verdadero camino y aunque pueda corromperse en la superficie. Porque Dios
puede crear pero el Diablo no puede ‚descrear‛, puede desviar, pero aniquilar las cosas,
desviarlas o estropearlas totalmente, del todo, eso no es posible.
De tal manera que el mismo Anticristo tendrá un Ángel de la Guarda, e incluso
los asesinos no son del todo malos, mientras vivan pueden volverse buenos, sobre todo
si los fusilan, porque esa sería la manera de hacerlos volver buenos< Esto no lo van a
hacer aunque sería la manera de salvarlos, pero se van a morir, y van a dejar que se
vayan en cuerpo y alma al otro mundo, y se pierdan con sus crímenes. Pero mientras
vivan no están cortados de la Misericordia de Dios. Y así hay una cosa que dicen los
Santos Padres y es interesante, y es que en el fin de los tiempos, y a pesar de la
tremenda apostasía que va a causar el Anticristo, detrás del cual se va a ir medio
mundo o más de medio mundo, sin embargo la mayoría de los que vivan entonces se
van a salvar, porque con la Venida de Cristo van a empezar a llorar y a hacer penitencia
los que cayeron en eso por debilidad, por la gran potencia de engaño que va a tener el
Anticristo. De tal modo que así como ha habido una tremenda presión hacia el error,
así también va a haber una misericordia grandísima de parte de Dios. O sea que habrá
45 días o quizás más, ya que en la profecía de Daniel está marcado de una manera
oscura, que después de la Venida de Cristo va a haber un tiempo, que puede ser tres
meses, o puede ser tres meses más 45 días, o sea un mes y medio, en que se pueda
hacer penitencia, y va a hacer penitencia muchísima gente. ‛Feliz aquél que llegue al día
1335 ‚ - dice Daniel.

¿Y después de esto qué viene? Según los milenistas viene un reino próspero de
la Iglesia en el mundo, por mil años o quizás más, hasta el Juicio Final. Y según los
otros, los adversarios o antimilenistas o alegoristas, viene el Juicio Final, viene
inmediatamente después de la Segunda Venida de Cristo, y de eso hablaremos en la
clase próxima.

Los franceses dicen que el hombre sobre el cual se han escrito más libros es
Napoleón I, pero más libros se han escrito sobre el Anticristo, y sobre Cristo más
todavía, por supuesto. El ruso Nikolai Berdiáyev dijo que el Anticristo era la clave
metafísica de la historia. La clave metafísica de la historia es Cristo, pero como el
Ánomos, el hombre sin Ley, es el polo opuesto de Cristo, la encarnación del poderío
de Satán en el mundo, y entonces se puede decir lo mismo de él por analogía con
Cristo.

Este nombre Anticristo, aparece por primera vez en la Epístola Primera de San
71
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Juan, pero se ve que los fieles ya lo usaban, ¿y de dónde lo habrían sacado sino de los
Apóstoles? Porque San Juan dice en su epístola ‚Habláis del Anticristo, el Anticristo
vendrá, pero ya hay muchos que se han hecho pasar por el Anticristo. Todo aquel que niega a
Cristo como Dios que bajó a la carne y se hizo carne, es el Anticristo‛. Es decir los nicolaítas
y otros herejes más que habían surgido ya en el primer siglo de la Iglesia. Entonces lo
habían sacado de los Apóstoles, porque en el Evangelio no está. Cristo no lo nombra,
no toma en su boca el Anticristo sino es en aquellas palabras ‚Yo he venido en el nombre
de mi Padre y no me recibisteis, otro vendrá en su propio nombre y lo recibiréis‛ Palabra que
sin embargo es dudosa, como he dicho ya. Sin embargo hizo una alusión a la Profecía
de Daniel, que trata del Anticristo también. De manera que no es exacto decir que
Cristo pasó por alto el Anticristo, porque aludió al Anticristo, ciertamente.
Ni San Pablo ni el autor del Apocalipsis lo llaman Anticristo. San Pablo lo llama
Ánomos, Hombre sin ley, Hombre de Pecado, Hijo de la Perdición. Y en el Apocalipsis es
llamado solamente La Bestia, o La Fiera. Pero la palabra Anticristo se hizo común en la
cristiandad, y desde el primer momento comenzaron a aparecer vidas o retratos del
Gran Impío. Por ejemplo en San Ireneo, s.II, que dice será judío, de la tribu de Dan, y
que el número 666 significa Latecnos, o sea romano, porque presidirá el gran imperio
romano restaurado, Latecnos o Latino. Desde entonces se multiplican las vidas de un
personaje que no existe todavía. Aún no nació y ya estornudó. Vidas basadas primero
en los datos de la Escritura, segundo en raciocinios sobre esos datos, y tercero en
imaginaciones. Así se forma la leyenda del Anticristo, que tiene su expresión mayor en
el libro enorme de Tomás Maluenda, dominico, de 1644, donde está todo lo que se
había dicho hasta ese año, escrituras, raciocinios y fantasías.

Casi al mismo tiempo dos grandes teólogos jesuitas escribieron sendos libros
del Anticristo, Francisco Suárez y San Roberto Belarmino, y de entonces acá muchos
otros. El mejor de todos para mí, el más fino y científico ‚Uber das Ende der Zeit‛ – Sobre
el fin de los tiempos- Tercera Parte, del gran filósofo alemán Josef Pieper, que es muy
breve, es un resumen de lo que se dice del Anticristo en la Iglesia. Que el Anticristo
vendrá es de Fe, dicen Suarez y Belarmino, ‚De Fe por la Escritura‛, y es así. Que será
un hombre y no una colectividad o un cuerpo moral es también de Fe, dice Suarez
exagerando, es casi de Fe, ‚Próximo a la Fe‛, dicen los teólogos.

Para los no católicos o los que no tienen fe, es un tema enormemente interesante
de la filosofía de la cultura, como dicen los franceses, pues es una figura y un tema
sobre el que están especulando desde hace veinte siglos la cristiandad, y la no
cristiandad también. Es decir, se está escribiendo y se está temblando sobre este ser
que todavía no existe desde hace veinte siglos. ¿Qué quiere decir eso, qué significa?

72
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Como dije es un tema de la filosofía de la cultura, pero el hecho es que hasta hoy día
hay incrédulos que tratan sobre el tema del Anticristo.

La dificultad de esta clase es la abundancia del material. En nuestros días la


leyenda se ha concretado en lo que llamamos las obras de arte apocalípticas, novelas y
dramas, de las cuales conozco nueve, contando la comedia de Juan Ruiz de Alarcón y
las novelas de Dostoievski y Georges Bernanos. Estos dos últimos quisieron hacer
novelas que describieran la perversidad humana llevada al máximo en un hombre, y
los dos dejaron inconclusas sus novelas. Una está en el final en algunas ediciones del
Libro de los Demonios, la novela de Dostoievski donde él predice el bolchevismo. Y la
otra, de Georges Bernanos, es una novela que se llama Monsieur Ouine, que no la acabó
del todo y la publicaron como él la dejó, muy confusa. Él quiere pintar un hombre
enteramente perverso y totalmente sometido a la acción del Demonio, a la inspiración
del Demonio, que es un profesor de lenguas en un pueblo de Francia, y esparce el mal
a su alrededor, sin hacer positivamente nada más, es como una especie de influjo
magnético.
De las cuales como he dicho, aprecio como las mejores Señor del Mundo, de
Benson y el Diálogo III de Soloviev. Yo mismo tengo un retrato del Anticristo que recibí
de Don Benjamín Benavides y transcribí en mi libro El Apocalipsis.

Voy a resumir la breve novela histórica futurista de Vladimir Soloviev, que si


Dios quiere traduciré más tarde del alemán como apéndice de estos apuntes si los
publico. Acá en esta revista de la Universidad Católica, Número 9, un autor
desconocido ha traducido del francés ese relato que está en el Diálogo Tercero de
Soloviev, Breve relato sobre el Anticristo, por Vladimir Soloviev, traducido del francés por S.E.
Puede ser Santiago Estrada, no lo sé<probablemente sea él. Tradujo solamente la mitad
última del relato, y no lo tradujo entero sino que muchas cosas las deja y pone unas
notas resumidas. Por ejemplo los discursos del Anticristo, que Soloviev pone enteros,
él los resume, pone unas pocas líneas y sigue adelante para no hacerlo largo. Yo voy a
resumir todo este relato.

Soloviev fue un filósofo, el único que han tenido los rusos, un hombre muy
piadoso y bastante extravagante, no sería eslavo sino fuera extravagante, que luchó
casi toda su vida por la unión, o reunión, de la Iglesia Ortodoxa Rusa con la Romana,
y entró en esta última, en la Iglesia Romana, antes de morir en 1899. Murió justo el día
en que yo nací, 16 de noviembre de 1899, a los 46 años, después de haber sido
perseguido rudamente por su propia Iglesia, y de no haberle hecho mucho caso.
Prácticamente católico romano desde que escribió La Rusia y la Iglesia Universal,
apología del Papado, uno de sus mejores libros. Poco antes de morir escribió Tres
Diálogos, probablemente lo escribió en alemán, porque la obra no existe en ruso, existe

73
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

en alemán y de ahí la han traducido del alemán al francés, que es una pura obra
maestra de arte literario y teología, teología digamos existencial, que deprime a los
críticos impíos como Maxime Herman, y yo estimo la mejor de sus obras. Maxime
Herman es un crítico francés que ha publicado algunas obras de Soloviev con grandes
introducciones.

Los Diálogos tratan sobre el problema del Mal, y cada uno de sus seis personajes:
el General, el Político, el Señor Z, la Dama, el Príncipe y al fin el Ermitaño Pansofius,
representan cada uno un movimiento ideológico de su tiempo, por ejemplo el
dostoismo, el liberalismo, la tradición antigua rusa encarnada en el General, la ligereza
social de la Dama que quiere arreglarlo todo con palabras< cada uno representa un
movimiento ideológico de su tiempo sin dejar de tener un carácter personal, lo cual los
hace netamente dramáticos. Tiene un valor literario dramático porque no se reduce a
discusiones abstractas, sino que cada uno de los personajes surge con su carácter
propio en los diálogos. Al fin de la obra, como última y definitiva solución al problema
del mal, el Señor Z, que representa al mismo Soloviev, lee una breve narración sobre
el Anticristo que atribuye a un monje finado, Pansofius, que la habría dejado
incompleta.

Esta novelita sobre el Anticristo, de 37 páginas grandes, es la que más se ciñe al


Apocalipsis de todas las que conozco, es decir la invención del autor está casi del todo
ausente, no hace más que traducir el Apocalipsis a términos de la vida o los tiempos
modernos. ‚El siglo XX después de Jesucristo fue la época de la última Gran Guerra, con sus
discrepancias y sus peripecias‛ – así comienza la novela. Resumiré el relato lo mejor que
pueda:

‚En Europa y América han continuado las rencillas entre naciones, el progreso
técnico y la apostasía. Se ha formado una religión sincrética, con fragmentos de todas
las religiones, dominada por el naturalismo. En Asia se han unido el Japón y la China,
fundiéndose por un matrimonio las dos dinastías imperiales, la del Celeste Imperio y
la del Sol Naciente. El primer emperador o Bogdijan, efectúa conquistas en toda Asia,
echa a todos los europeos y deja a su hijo un ejército de 200 millones de amarillos, el
cual con 40 millones de ese ejército vence al ejército ruso, somete a Rusia y ocupa toda
Europa, compuesta entonces por una cantidad de democracias, menos a Inglaterra, que
compra su inmunidad con mil millones de libras esterlinas. El yugo mongol sobre
Europa dura medio siglo, los amarillos se mezclan con los blancos y surge una
población de mestizos. Poco a poco una conspiración secreta para echar a los mongoles
se fue formando en toda Europa, y en todas partes estallaban motines nacionalistas y
matanzas de soldados amarillos.

74
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

El tercer Bogdijan, nieto del Gran Conquistador, movió un ejército desde China
y fue derrotado enteramente en Rusia por una enorme alianza de ejércitos europeos,
los restos huyeron al interior de Asia, y Europa quedó libre, aunque devastada. La
guerra hizo la unión de Europa, en la tal unión se distinguió un hombre extraordinario,
pensador, sociólogo y militar. Era de aventajada hermosura, de costumbre intachables,
muy elocuente, vegetariano y francmasón. De gran fortuna, alcanzó puestos políticos
y en poco tiempo fue conocido en todo el mundo, y empezó a predicar sobre la
Segunda Venida de Cristo diciendo que él era la Segunda Venida, y que Jesús de
Nazareth había sido su precursor. Que el Nazareno había dicho que Él venía a traer la
espada, pero que él venía a traer la paz.

En suma, los judíos lo admitieron como el Mesías, los mahometanos como el


sucesor de Mahoma, y los cristianos modernistas como un superhombre. En su lujoso
palacio de Suiza, a los 33 años, tuvo una noche una visión de Cristo y comenzó a gritar
‚¡No, no ha resucitado!‛- y se tiró a un precipicio, pero fue recogido antes de matarse, fue
recogido al vuelo por otro fantasma que le dijo - ‚Tú eres mi hijo muy amado en quien
tengo mi complacencia‛ - y le ofreció el reino del mundo si postrándose lo adorara, lo
cual hizo y volvió a su aposento en estado de trance o éxtasis. Desde ese día empezó a
escribir un libro titulado El camino abierto para la paz mundial y la prosperidad. Es decir,
hizo un pacto con el Demonio, con Satanás, y después su camino fueron triunfos y una
ascensión continua. Su libro, que era estupendo, tuvo una difusión inmensa.

Una asamblea europea, reunida en Berlín y presidida por la masonería, decidió


confederar y entregar a Europa al Hombre del Porvenir, como su primer presidente. Hizo
una proclama a todos los pueblos del mundo, prometiendo la paz perpetua, y América
se plegó, nombrándolo Emperador Romano, dominó por las armas a los pueblos de
Asia y África que no se le sometían y a las rebeliones nacionalistas, o sea de los que
querían las antiguas nacionalidades. Fijó su sede en Roma, de la cual el Pontífice
Romano se fue, a San Petersburgo. Éste fue el primer año de su reinado.

En el segundo año de su reinado resolvió la cuestión económica, la cuestión


financiera y la cuestión social, y hubo para toda la tierra la igualdad en la saciedad.
Pero cuando el hombre está saciado quiere diversiones, y de eso se encargó el Mago
Apolonio, que era un yoga hindú versado en todas las ciencias ocultas del oriente, y al
mismo tiempo un gran ingeniero electrónico, consagrado sacerdote y obispo. Éste
habló del Hombre del Porvenir, y anunció que en los libros sagrados de la India había
aprendido que el Emperador era el último redentor y salvador del mundo y era de
estirpe y naturaleza divina. Esto instituyó el culto del Augusto, parecido al culto del
Emperador que hubo en Roma. El Emperador a su vez consiguió que el Papa reinante
lo nombrara Cardenal al Mago Apolonio, con miras al Papado. Los cristianos tibios de

75
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

ese tiempo se pasaban por millares al culto del Emperador, quedaron unos 45 millones
de cristianos fieles en el mundo. Muerto el Papa De Gloria Olide, de origen judío, los
cardenales eligieron al cardenal Simón Barionini, que tomó el nombre de Pedro II, y
recordemos que Simón Bar Iona fue el nombre de San Pedro.

El protestantismo se había fundido todo en el luteranismo alemán, presidido


por el profesor teólogo Ernst Pauli, y el cisma griego o Iglesia Ortodoxa Rusa, estaba
gobernada por el Archimandrita Juan, un santo viejo, el cual creían algunos rusos era
el mismísimo Apóstol Juan que no había muerto. Esta fue una superstición que hubo
en la primitiva Iglesia, de que San Juan no iba a morir hasta el fin del mundo. Y San
Juan mismo en su Evangelio, al final, corrige esto diciendo ‚De ahí vino que algunos
discípulos dicen que yo no voy a morir hasta el fin del mundo, y no dijo eso Cristo, sino que le
dijo a San Pedro – Si Yo quisiera que éste quedara vivo hasta el fin del mundo, a ti que te
importa.‛ Pero no dijo que iba a vivir hasta el fin del mundo, aunque de hecho ha
permanecido hasta el fin del mundo con su Apocalipsis. A estos tres los obedecían 45
millones de cristianos que no eran muy favorables al sospechoso del Emperador.

Éste hizo una proclama al mundo anunciando que había resuelto el problema
político con la paz perpetua, el problema económico con la igualdad en la saciedad, e
iba a resolver el problema religioso con la unión de todas las religiones, para lo cual
convocó a un concilio ecuménico en Jerusalén, donde había trasladado su sede,
después de reinar tres años en Roma. Para qué les voy a describir la magnificencia del
regio salón del Palacio Imperial, que Soloviev describe largamente, donde debajo del
trono del Augusto estaban los tres mandatarios cristianos, Pedro, Pablo y Juan con sus
comitivas, y más allá un inmenso público de fanáticos del Emperador. Su discurso que
el cronista Pansofius pone palabra por palabra, se redujo a invitar a los cristianos a
reunirse en él, haciendo espléndidas promesas a cada uno de los tres grupos. A los
católicos les prometió restituir a Roma la sede apostólica y darle todos los dones y
privilegios que les había dado ‚Nuestro Excelso Predecesor Constantino el Grande‛. El Papa
Pedro no respondió una palabra, pero una gran parte de su comitiva, incluso
sacerdotes, monjes y obispos, se desprendió y fue a reunirse con la comitiva imperial.
Luego dirigiéndose a Juan, el Superhombre le prometió fundar en Constantinopla un
gran museo arqueológico cristiano, donde reunir los testimonios de la tradición de
veinte siglos, sobre todo de la Iglesia Oriental. Y una parte de los ortodoxos aceptó el
ofrecimiento y se unió a los imperiales. Y tercero, al Doctor Pauli le prometió fundar
en Berlín un suntuoso instituto público para el estudio científico de la Escritura, y pasó
lo mismo.

Entonces el Cardenal Apolonio se volvió a los tres jefes cristianos exigiendo una
respuesta. Entonces el staretz Juan se adelantó y dijo ‚Nosotros tenemos por nuestra cabeza

76
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

a Jesucristo, por tanto si quieres nuestra adhesión profesa acá públicamente que Jesucristo es el
Hijo de Dios que se hizo Hombre padeció y murió por nosotros, resucitó al tercer día y ha de
retornar al mundo. ‚ El Augusto se levantó lleno de furia, pero Apolonio le gritó
‚Tranquilo, no te muevas‛. Juan el Ruso se adelantó y dijo ‚Hijitos míos: es el Anticristo‛. Y
Apolonio hizo un gran gesto, y una nube oscura surgió en la cúspide del salón, y un
rayo cayó sobre Juan, tendiéndolo muerto a los pies del trono. El Augusto dijo: ‚Habéis
visto todos el castigo de Dios a este blasfemo‛. El Emperador dictó entonces al secretario el
decreto en el que el concilio ecuménico declaraba al soberano Emperador de Roma y
del mundo entero, como su supremo conductor y señor. El Papa Pedro, con el rostro
encendido y la voz trémula dijo ‚Contradicitu! Se niega‛ Y renovó la profesión de Fe del
staretz Juan y excomulgó al Anticristo llamándolo perro sarnoso, y enseguida otro rayo
lo tendió muerto. Todo el mundo comenzó a huir desordenadamente seguido
lentamente por el anciano Profesor Pauli. Así terminó el segundo concilio de Jerusalén.

Los acontecimientos que siguen calcan al Apocalipsis. Los cuerpos de los Dos
Testigos yacieron tres días y medio en una plaza—los Dos Testigos salen en el
Apocalipsis que van a predicar tres años y medio, antes del Anticristo, y van a ser
muertos por el Anticristo, que no sabemos quiénes serán o qué serán, porque la
tradición antigua decía que serían Enoch y Elías, que no han muerto todavía y que iban
a venir a preparar al mundo para la Gran Tribulación. Otros dicen que no, que eso es
demasiado raro, que no puede ser. Aunque también se ha dicho que eso es de fe, dice
que serán dos órdenes religiosas o que serán los dos testamentos, el Antiguo y el
Nuevo, pero son dos testigos que el Anticristo mata y que resucitan a los tres días y
medio. Yacieron tres días y medio en una plaza, y entonces sonó una voz del cielo y
resucitaron y se dirigieron al Monte Oliveto, donde se habían refugiado todos los
cristianos con el Profesor Pauli, y allí dieron la mano a Pedro y lo proclamaron Primado
de la Iglesia. Es decir, los tres jefes de todos los cristianos de entonces hicieron la unión
de las Iglesias ante el rostro del Anticristo. Al mismo tiempo un gran terremoto
destruyó la tercera parte de la ciudad, terremoto que el mago Apolonio detuvo, cuando
ya se estaba deteniendo solo. El Anticristo envió un ejército contra los cristianos a los
cuales se había unido una inmensa muchedumbre de judíos que pedían ser bautizados.
Y Pedro mandó dejasen las armas y se entregasen al ayuno y la oración.

De repente en medio de la noche surgió una inmensa claridad, y en medio de


ella apareció una Mujer vestida de sol con la luna a sus pies y en su cabeza una diadema
de doce estrellas, que empezó a moverse lentamente hacia el sur. El Papa Pedro II gritó:
‚¡Esa es nuestra bandera! ¡Sigámosla!‛. Y todos los cristianos se pusieron en marcha desde
el Monte Sinaí hacia Sión, y entonces desde distintos lugares acudían muchos grupos

77
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

jubilosos de cristianos y judíos, degollados por la policía del Anticristo, los cuales
resucitados reinarían mil años con Cristo. De manera que Soloviev era milenista.

Aquí termina el manuscrito del Eremita Pansofius, o sea Soloviev no se atrevió


a describir la Parusía, como tampoco ninguno de los otros que han escrito novelas
apocalípticas, y han hecho bien. Sin embargo el Señor Z, o sea Soloviev mismo, añade
algunos pormenores que dice oyó al mismo Pansofius, por ejemplo, el pueblo judío
que recibió al Anticristo como Mesías cae en la cuenta de la realidad y se subleva, y el
emperador pierde los estribos y condena a muerte a todo cristiano o judío
desobediente. En el momento en que está por darse una gran batalla sobre el Mar
Muerto, se abre allí un enorme cráter volcánico que a pesar de los sortilegios intentados
por Apolonio devora con sus llamas al Anticristo y al Pseudoprofeta. Aterrados los
judíos corren a Jerusalén, desde donde ven que un relámpago corta el cielo de Oriente
a Occidente, y Cristo en vestiduras regias desciende mostrando en Sus manos las llagas
de Su Pasión.

En tiempos de Soloviev no existían ni el comunismo ni la bomba nuclear, que


sin duda tienen que ver con el Anticristo. Del nombre de la Bestia, 666, o el número de
la Bestia, ya que en latín y en griego los números se ponen con letras, y componer
adivinanzas con números que signifiquen una cosa se llama gematría, los antiguos
eran aficionados a hacer eso, una especie de palabras cruzadas. Del nombre de la
Bestia, 666, Soloviev nada dice, adscribiéndose a la opinión de Belarmino, o sea, que la
opinión más sabia es la de quienes dicen que no saben. Treinta nombres se han
compuesto con esa cifra, en latín, en griego y en hebreo, y también en francés, y el
mismo Belarmino compuso uno en broma: ‚O Saxeinos‛, el Sajón, sobrenombre de
Lutero. También han compuesto de Mahoma, de Napoleón I, de Hitler< han
compuesto muchísimos nombres para decir que eran el Anticristo. La hipótesis que
más me gusta es la de San Ireneo y el Mártir Hipólito, ‚Lateinos‛, que significa Romano,
por creer estos intérpretes, ya en aquellos primeros siglos, cuando el Imperio Romano
estaba boyante, que el Anticristo iba a restaurar el imperio de Augusto, como creen la
mayoría de los Santos Padres.

La otra clase les dije que hay un lío muy grande—hay tres aparentes
contradicciones o paradojas, en lo que dice el Apocalipsis sobre el Anticristo, acerca de
la Bestia del Mar, que se resuelve si uno acepta esta opinión común de los Santos
Padres, que va haber una restauración del Imperio Romano. Es decir que el Anticristo
va a ser la cabeza de un imperio tan bien organizado, tan fuerte y tan implacable como
lo fue el Imperio Romano. Que por lo tanto será uno de los siete y el octavo, y sin
embargo será uno de los siete, dice San Juan. Los siete grandes imperios que se han
sucedido en la historia, son siete cabezas de la Bestia del Mar, de la cual la última es el

78
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Imperio Romano. De manera que la séptima y después la restauración del Imperio


Romano es la octava, y sin embargo es la séptima también, dice San Juan. Se resuelven
esas antinomias o aporías que hay ahí en el Apocalipsis con esa hipótesis de los Santos
Padres.

‚Cuando aparezca, se sabrá‛ dice Bossuet. Efectivamente todavía no sabemos qué


significa ‚666‛ con certeza. Yo he recibido tres o cuatro cartas de gente que me indica
qué significa ‚666‛, y también que está muy cerca la aparición del Anticristo y qué sé
yo: no sabemos. A los que le preguntan a uno cuándo vendrá el Anticristo y si está
cerca o lejos, hay que responder lo que responde Franco a los que le preguntan cu{ndo
se va a ir: ‚Algún día tiene que ser‛, responde él. Pero el día de Franco no está muy lejos.
Cuatro eruditos alemanes han defendido que ‚666‛ puesto en letras hebreas da ‚Nerón
César‛, diciendo que San Juan quiso decir a los cristianos que el Anticristo era Nerón, y
que lo puso así cifrado para que no lo pudieran perseguir por eso, castigar—con una
pequeña trampita que es suprimir la ‚e‛: ‚Nerón C’sar‛, dicen. Que esto sea así, aplicado
al typo de esta profecía, puede admitirse. ¿Pero el antitypo? No lo sabemos. Lateinos,
diría yo.

De la madre del Superhombre, dice Soloviev que fue una dama de costumbres
disolutas que nunca quiso decir quién fue el padre, lo cual está también en la leyenda
aunque con añadiduras y detalles extravagantes y atroces, como se puede leer en la
comedia de Alarcón, ‚El Anticristo‛. Alarcón hace que el Anticristo mate a su madre
como hizo Nerón, pero que haga una cosa que ni Nerón hizo, que la ultraje antes de
matarla. Es la comedia más floja del gran dramaturgo mexicano, es mediocre o
inframediocre, con muy poca Biblia y mucha vulgaridad, sin teología, sin poesía y sin
misterio, reducido el misterio más intocable a un pueril juego de marionetas.

Tiene algunas cosas buenas por supuesto. Tenía talento dramático y sobre todo
un gran versificador era Alarcón, pero el tema le quedaba grande, tomó un tema
demasiado grande. Tiene comedias muy buenas, discretas, pero aquí falló. Y se dieron
cuenta los españoles de aquel tiempo, porque le silbaron la comedia en varios teatros.
Tiene algunas cosas buenas, por supuesto, como ‚El gracioso‛: un judío llamado Galán
que se convierte a la Iglesia, después se convierte al Anticristo, después de nuevo a la
Iglesia, y es gracioso de veras, porque cuando disputa el profeta Elías con el
Anticristo—disputan acerca de la divinidad de Cristo—cuando el Anticristo dice un
argumento fortísimo, que lo aplauden, el judío, que tiene el bonete de los judíos que
llevaban en ese tiempo, se pone el bonete, se vuelve judío. Y cuando Elías le responde
con otro argumento más fuerte, se saca el bonete, se vuelve cristiano, y así anda todo
el tiempo. El profeta Elías que anda acompañado por una dama cristiana llamada Sofía,
lucha con un falso Elías, y después tiene una discusión larguísima con el Anticristo, la

79
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

cual tiene de curioso que los argumentos que el Anticristo da contra la divinidad de
Cristo, son los que daban los judíos de aquel tiempo, s. XVII, y de todos los tiempos, y
son los que dan hoy los racionalistas alemanes contra la divinidad de Cristo, refutados
cien veces. Es decir, dicen por ejemplo, ‚Esa profecía de Isaías se aplica a David, esa profecía
de Jeremías se aplica a Salomón, ésta se aplica al mismo Jeremías‛, de manera que oscurecen,
turban todas las profecías del Antiguo Testamento para que no puedan aplicarse a
Cristo. Cuando llegan a las setenta semanas de Daniel, en que Daniel predijo el tiempo
en que iba a aparecer Cristo, y el tiempo en que iba a predicar y el tiempo en que iba a
ser muerto y la dispersión de los judíos, no hay caso, no pueden arreglarse de ninguna
manera, y entonces han puesto en el Talmud un precepto que dice ‚Maldito sea el que se
pone a calcular las semanas de Daniel‛.

Que habrá de ser un hombre desenfrenadísimo en la lujuria, viene en la leyenda


de un versículo de Daniel mal traducido, porque San Jerónimo tradujo la profecía de
Daniel y tradujo una frase que hay allí en hebreo, la tradujo al latín en la Vulgata, ‚Y
andará en concupiscencia de mujeres‛, de ahí sacaron eso de la gran liviandad y lascivia
del Anticristo. En realidad, lo que dice Daniel es diferente, se vio que se había
equivocado San Jerónimo, Daniel dice ‚Y no respetará a ninguno de los dioses, ni siquiera
al dios de sus mayores, ni siquiera al dios que es la delicia de las mujeres‛. Eso es lo que
tradujeron como ‚Y andará en concupiscencia de mujeres‛. Pero el dios que era la delicia
de las mujeres era Adonis entre los griegos, Tammuz para los sirios; y eso quiere decir
que va a ser adverso a todos los dioses, a todas las religiones. Lo más probable es lo
que pone Soloviev: un hombre de austeras costumbres, por lo menos en lo exterior,
pues habrá de mostrarse parecido a Cristo.

Otras innumerables imaginaciones acerca de su niñez, sus estudios, sus


conquistas, su culto y sus prodigios, no vale la pena recordar. Por ejemplo, dicen que
antes de nacer ya fue poseído por el demonio, que no iba a tener Ángel de la Guarda,
que iba a nacer con todos los dientes, que a los siete años iba él solo por sí mismo a
aprender toda la geometría de Euclides, que el Demonio le iba a revelar muchísimos
tesoros ocultos de manera que iba a ser riquísimo, que iba a ser un hombre más sabio
que Salomón, que iba a apabullar a todos los sabios del mundo con su sabiduría, que
iba a nacer sacrílegamente de una religiosa apóstata y de un obispo cristiano apóstata.

En cuanto a sus prodigios, hay un notable hallazgo hecho por Newman, el cual
dice que probablemente sean prodigios de la técnica científica y no de magia o de
prestidigitación. Lo cual también dijo Selma Lagerloef, en su novela Los milagros del
Anticristo. Es una gran novelista sueca, la cual dice que el Anticristo será el socialismo
y sus prodigios la técnica. San Pablo dice que serán prodigios hechos con el poder de

80
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Satanás, lo cual no dejaría muy bien a la actual técnica de ser cierta la opinión de
Newman, porque estaría dirigida por Satanás.

Que el Anticristo será un hombre particular y no una colectividad, como pone


Soloviev, porque él pone que es un hombre particular, dice el P. Suárez que es de Fe,
exagerando un poco. La disputa surgió en tiempos de los protestantes, cuando dijeron
que el Anticristo no era un hombre sino el Papado, es decir, una sucesión de hombres,
aunque un antiguo, Armasius, ya había adelantado esa opinión. Pero el que la defendió
más acérrimo y a capa y espada fue el P. Lacunza, empeñado en hacer a la masonería
y el filosofismo, que habían suprimido su orden, la Compañía de Jesús, por medio del
Papa Clemente XIV, el mismísimo Hombre de Pecado. Quería hacer que esa herejía que
había en su tiempo, la masonería y el filosofismo, fuesen el Anticristo. Lo siguen hoy
los llamados Testigos de Jehová, que dicen que el Anticristo es, asómbrense ustedes, la
Sociedad de las Naciones y la ONU, y el imperio dual de la raza anglosajona, Inglaterra
y Estados Unidos es la séptima cabeza de la Bestia, o sea el séptimo imperio.
Pamplinas. Pero ésta es graciosa, porque tiene a su propia nación, Estados Unidos,
como parte de la Bestia. En realidad, éstos son judíos, siguen una secta judaica, y más
bien que yanquis son cosmopolitas.

Estas dos opiniones, un hombre o bien una colectividad se pueden conciliar, y


se deben conciliar: son las dos cosas, será las dos cosas. Un gran movimiento a cuya
cabeza estará un hombre. Es una ley de la historia que en todo movimiento se da un
jefe, y ese jefe hace triunfar el movimiento, como Mussolini con el nacionalismo
italiano. Y así también lo pinta Soloviev: la apostasía comenzada suscita al hombre que
la corona. Y es el sentir de los Santos Padres y de San Pablo, que el Anticristo no
precederá la apostasía comenzante, sino que presidirá la apostasía consumada.

Nada dice tampoco Soloviev del Obstáculo, viejo enigma tan disputado. San
Pablo dice a los discípulos de Tesalónica, en la Segunda Epístola a los Tesalonicenses,
para desengañarlos de que aún no era el Fin del Siglo, ‚ ¿No véis que todavía no ha
desaparecido el Obstáculo?‛ y pone esa palabra griega en neutro y después en masculino,
‚Katéjon‛ y ‚Katejoon‛: lo que obstaculiza y el que obstaculiza. ‚ ¿No os acordáis cuando
estuve entre vosotros<‛ - prosigue el Apóstol –‚ ‚<os lo dije?‛. ‚A ellos se los dijo pero a
nosotros no.‛ - se queja San Agustín. Pero el mismo Agustín y el grueso de los Santo
Padres conjeturaron que ‚lo que obsta‛ era el Imperio Romano, y ‚el que obsta‛ era el
Emperador, y que mientras ese Obstáculo no fuera removido, no podía manifestarse el
Anticristo.

Pero el Imperio, ¿no estaba persiguiendo cruelmente a los cristianos? Sí, pero
con su disciplina, su ejército y su sólido cuerpo jurídico, mantenía el orden civil. Y así

81
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

San Juan no ve a Nerón como el Anticristo, sino como una figura o Typo del Anticristo.
Mas cuando cayó el Imperio Romano en Occidente en el año 475, y el último
emperador, Rómulo Augústulo, fue decapitado por el bárbaro Genserico, no apareció
el Anticristo. Los doctores quedaron desconcertados, pero pronto se incorporaron
diciendo que el Imperio Romano en su esencia no había desaparecido, pues se
continuaba el Orden Romano sostenido por la Iglesia, el ejército y los reyes cristianos.
Ni siquiera formalmente desapareció el Imperio Romano, porque duró hasta
Napoleón. El Sacro Romano Germánico Imperio como se llamaba. Había un
Emperador siempre, aunque sea nominal como el último, que fue Maximiliano, no
Francisco, al que Napoleón le quitó el título y fundó la Confederación del Rhin, pero
nominalmente hubo un Imperio Romano siempre hasta el s. XIX.

Santo Tomás en el s. XIII dice tranquilamente que el Imperio Romano ‚no ha


perecido‛, y así lo creo yo también. El Orden Romano consiste en cuatro columnas: la
Familia, la Propiedad, el Ejército y la Religión, que hoy día están atacadas
violentamente, pero no están derribadas aún. Es decir, la romanidad se mantuvo, esa
civilización que crearon los griegos y los romanos y que era el vehículo destinado por
la Providencia para el cristianismo, se mantuvo gracias a que la Iglesia y el ejército
romano no la dejaron caer. Vino una tremenda descomposición política, los bárbaros
invadieron por todas partes el Imperio, al Emperador lo obedecían cada vez menos,
hasta que se llegó a Rómulo Augústulo al que ya nadie le obedecía, y el bárbaro
Genserico le cortó la cabeza. De manera que políticamente se hundió el Imperio, pero
apareció la Cristiandad, una cantidad de reyes convertidos al cristianismo que
reconocían al Papa como cabeza de toda Europa, prácticamente. No lo obedecían
siempre, pero lo reconocían de derecho, Jefe de la Cristiandad. De manera que
permaneció la Cristiandad, que es un nombre de la romanidad, hasta nuestros días.
Ahora, ustedes saben cómo se ataca la familia, cómo se ha corrompido el ejército, en
Rusia, por ejemplo, donde es una calamidad el ejército, a la propiedad la ataca el
comunismo y a la Religión la atacan por todas partes.

Después de la visión de la Caída de Babilonia, muda bruscamente el plano de la


profecía, el cual se hace metahistórico de infrahistórico que era. Es decir, viene la
batalla del Armaggedón, con la derrota del Anticristo y del Diablo, a cargo de
Jesucristo. Después el Milenio y después el Juicio Final, que son los temas de la clase
próxima. O sea, los sucesos hasta ahora predichos pertenecen al orden de la historia
humana, lo sobrenatural actúa por supuesto, pero desde atrás, y ahora se rasga un
velamen e irrumpe lo sobrenatural directamente: la batalla de Armaggedón, los
Ejércitos Celestiales y el pisoteo del lagar lleno de uvas agrestes que destilan sangre,
son figuras: significan la victoria definitiva de Cristo, hágase ella como sea, no

82
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

sabemos. Es un evidente símbolo, la batalla de Armaggedón que está al final del


Apocalipsis. También puede ser figura el Reino Milenario, no lo sabemos. Los
milenistas lo interpretan literalmente, los alegoristas lo interpretan alegóricamente
como veremos en la clase próxima. Así que el consuelo y la alegría del fiel, que este
libro atroz solamente en la apariencia, no solamente anuncia sino que manda, es de
orden sobrenatural, pues está basado en la Esperanza, que es virtud sobrenatural.

Con respecto a la historia común, natural de la humanidad, nuestra historia, el


cristiano debe ser pesimista, porque sabe que va a terminar con una tremenda agonía.
Pero con respecto a toda la historia, debe saber que va a acabar bien, o sea que esa gran
agonía en realidad va a ser un parto, no va a ser una muerte, pero por una intervención
divina directa, por la intervención directa de Cristo. Y otra cosa paradojal le está
mandada: tiene que esperar los bienes eternos y al mismo tiempo no debe despreciar
la Creación y los bienes temporales, sino apoyarlos hasta el último momento porque
como decía al principio, todo lo que está sobre el Universo es bueno en el fondo, y no
como los maniqueos que los tienen por radicalmente malos. Son en el fondo buenos y
su Señor y Dueño es Cristo y no el demonio, que es actualmente un usurpador, que ‚va
muerto‛, como dicen los porteños. ‚Todas las creaturas están actualmente oprimidas y
doblegadas en su naturaleza, pero sin ser destruidas en su naturaleza, esperando con gemidos
su transfiguración en Cristo‛ - dice San Pablo en la epístola que se leyó el domingo
antepasado.

Y aquí está la razón última de todos estos errores: el Demonio no va a abandonar


sus dominios sin lucha. El Apocalipsis lo pinta arrojado del cielo a la tierra, y con
duplicada furia por saber qué poco tiempo le queda. El Dragón es el Príncipe de este
mundo, palabra de Cristo, el cual no le respondió ‚Mientes, no puedes hacer eso‛, cuando
en el Monte le ofreció todos los reinos de la tierra si lo adoraba. Tiene un poder enorme
en el mundo el Demonio, no hay que disimular eso, no hay que engañarse, porque
probablemente era el Ángel o el Arcángel que estaba prepuesto al gobierno de la tierra
y de todas las cosas vecinas. Al pecar, no perdió ese poder, ese dominio, porque los
dominios de los ángeles están calcados en su propia naturaleza, tienen una relación
íntima con la cosa a la cual están prepuestos. No podrían obrar sobre la materia
sensible, porque son espíritus, sino que es una relación especial hecha por Dios cuando
los creó, a una u otra cosa. Por lo tanto, al pecar no perdió ese poder porque no
perdemos nuestras facultades, nuestra inteligencia o nuestra vida al pecar, sino que
simplemente nos desviamos. A la larga puede ser que la perdamos a fuerza de pecados,
pero de suyo un pecado no le quita al hombre los dones naturales que tiene. Y así el
Demonio no perdió sus dones naturales, sino que quedó con ese poder tan asombroso
que Cristo lo llama ‚Príncipe de este mundo‛. Y cuando lo tentó diciéndole que le iba a

83
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

dar todo el mundo si lo adoraba, Cristo no le dijo ‚Eso es macana, no puedes hacer eso‛
sino que le dijo ‚Hay que adorar a Dios solamente‛, pero no recusó esa afirmación del
Demonio. Y San Pablo lo llama más que Príncipe de este mundo, lo llama ‚El dios de este
mundo‛.

Así también en el curso de la historia, lo mismo que en las dos primeras


tentaciones, el Demonio ha trabajado con disimulo y su gran táctica ha sido hacer creer
que no existe, o que puede poco, pero en los últimos tiempos va a jugar el todo por el
todo, y su última carta será ese hombre misterioso, enteramente perverso y entregado
al Gran Perverso, que llamamos el Anticristo.

Cristo en su recitado esjatológico nombró la ‚devastación abominable‛ o


‚abominación devastadora‛ como dijo Daniel Profeta, el cual lo dice en la predicción que
hace del Anticristo, tomando como typo y precursor al tirano Antíoco Epifanes. Tres
veces usa esta frase Daniel, ‚la devastación abominable‛: una vez, cuando Antíoco
destruyó la religión de los judíos, les hizo muchísimos males, suprimió el sacrificio y
profanó el Templo. La segunda vez, cuando en Jerusalén los romanos profanaron otra
vez el Templo entrando con su águilas que eran ídolos al territorio de los judíos, que
lo tenían prohibido, porque los judíos habían puesto como condición al someterse a los
romanos que no iban a entrar ídolos allí, en su territorio. Y la tercera, es el Anticristo,
predicho también por Daniel, y ahí también dice que la desolación abominable va a reinar
en el Templo. Y Cristo aludió a eso: dice ‚Cuando veáis la desolación abominable, o la
abominación de la desolación, donde no debe estar, entonces es el fin‛. Esa palabra hebrea
asumió también San Juan, de modo que la palabra de Cristo enlaza y eslabona la
lejanísima profecía de Daniel con la suya propia y con la futura de Juan Apocalepta.
Así que no es exacto decir que Cristo no aludió nunca al
Anticristo.

El Anticristo representa la condensación de la maldad en un hombre. Las


religiones antiguas tenían también esa idea, por lo menos la hindú y la persa, y si la
maldad tiene que ir creciendo hasta el Fin, como dicen Daniel, Cristo y San Juan, hasta
llegar a la Gran Apostasía y el crimen de la adoración del hombre, tiene que ser así, es
la ley de la historia, como está dicho antes. ‚El Anticristo ya ha cesado de atemorizarnos‛ -
dice Renán - pero cuando apareció Hitler los franceses y los Aliados en general, decían
que era el Anticristo. A nosotros ya ha cesado de atemorizarnos, porque sabemos de
seguro que ‚va muerto‛ como dicen los porteños, pero antes de morir va a dar grandes
estornudos, pues aún no nació y ya estornudó, desde el siglo primero.

Nosotros decimos tranquilamente ‚Ven, Señor Jesús‛ mientras hoy día muchos
profetas del Anticristo, como Kant, Nietzsche, Wells, Proudhon, Lautreamont dicen

84
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

claramente, ‚Ven, Señor Anti-Jesús‛. Pero hay profetas del Anticristo hoy día, que ya
prenuncian la venida del Anticristo y hacen el programa del Anticristo, de modo que
cuando venga no va a tener más que recoger los programas que le han ido haciendo
ya. Por ejemplo Wells, que tiene un programa de cómo hay que gobernar al mundo
por medio del socialismo, que es un programa tremendo del Anticristo. Nietzsche con
su Superhombre, el Superhombre que está tan por encima de los hombres como el
hombre está por encima del mono, y que será comparado con el hombre actual como
el hombre actual es comparado con al mono, es un retrato del Anticristo que hace en
sus obras, y así los otros.

Quiero terminar, si me permiten, ya que hoy no he sido demasiado largo, con la


mención del Anticristo que hace San Pío X en su encíclica E Supremi, una encíclica poco
conocida del Santo Papa Pío X, muy importante. En las cuatro colecciones de encíclicas
papales que tengo, no está en ninguna de ellas, se fijan en la condenación del
modernismo, en la condenación del Syllabus y la condenación de liberalismo, la
comunión frecuente de los niños, pero han dejado a un lado a esa encíclica que no se
puede encontrar, que es difícil de encontrar. Esa encíclica versa sobre el gran
movimiento apostático que había en el mundo en su tiempo, antes de la Primera Gran
Guerra, sobre todo en Alemania, en Inglaterra y muy especialmente en Francia. La
encíclica está dirigida a comentar los sucesos en Francia, donde parecían haber llegado
a una apostasía nacional: la persecución por la que habían echado del país a una gran
cantidad de instituciones religiosas, habían cerrado todas las escuelas católicas. Y
perseguían a los católicos sobre todo en la milicia, en el ejército, porque tenían las
famosas fichas que se descubrieron después, fichas secretas en las cuales se asentaba si
un oficial era católico, de modo que lo fichaban para que no ascendiera.
Incluso si alguno tenía una mujer que iba a misa, aunque él no fuera a misa, lo fichaban
para que no ascendiera. De tal manera que cuando vino la Segunda Guerra, se
encontraron con una cantidad ineptos al frente del ejército y tuvieron que ir a
desenterrar a Foch, a Joffré, y a todos los que defendieron a Francia en la Primera
Guerra, porque los habían arrinconado a todos, los habían hecho retirar.

De modo tal que parecía que Francia estaba perdida. Los españoles llamaban a
Francia ‚La apóstata‛. Entonces Pío X dice, en mitad de su encíclica m{s o menos, dice lo
siguiente: ‚Aquel que esto pondere‛ - es decir todos los acontecimientos y sucesos de
Francia, aunque también en Alemania Bismark perseguía a la Iglesia con el nombre de
‚Kulturkampf‛, la lucha por la cultura—‚Aquel que esto pondere realmente, es necesario tenga
temor si de los males que en aquel último tiempo hemos de aguardar, esta perversidad
de los ánimos no sea una libación y como un exhorto, y de que aquel Hijo de la
Perdición del que habló el Apóstol San Pablo no ande ya por la tierra. Con tan gran

85
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

audacia, con tal furor se ataca la Religión y se impugnan la Escrituras de la Fe y se


contiende quitar los deberes de los hombres para con Dios, y después de destrozados,
borrarlos‛.

Y por otro lado, lo que según San Pablo es propio del carácter del Anticristo, ‚El
hombre con temeridad suma invade el lugar de Dios, levantándose sobre todo lo que se llama
Dios‛, son las palabras de San Pablo sobre el Anticristo. ‚Hasta tal punto que aunque no
pueda borrar del todo en sí toda noción de Dios, borrado empero de sus dominios, se dedica
asimismo a este mundo visible como un templo donde sea adorado‛. ‚Se sienta en el templo de
Dios mostrándose como si fuese Dios‛.

86
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Sexta conferencia del ciclo

La Profecía y el Fin de los Tiempos


Dictada por el R.P. Dr. Leonardo Castellani, SJ,
en la Iglesia del Socorro – Buenos Aires 6 de
Junio al 18 de Julio 1969

- EL ISRAEL DE DIOS –
Destino de Israel – La profecía de San Pablo – La ubicación de la Profecía – Opinión
del Cardenal Billot – La ‚cuestión judía‛ -

M e mandan copias de profecías y revelaciones de estas privadas que hay,


que ustedes conocen ya que son muy divulgadas todas y en general repiten lo
mismo, la de Fátima, Garabandal, La Salette, Lourdes, y casi todas dicen
prácticamente lo mismo, ya se sabe lo que dicen: deploran la corrupción del mundo,
piden que se haga penitencia, que se rece, y a veces amenazan con un desastre. Una
de ellas me parece digna de leer, me la dio un amigo que viene a estas conferencias y
me copió una profecía que yo no conocía, que está tomada del libro Nuestros amigos
invisibles, del Padre José Pucci, de la Orden de San Benito, publicada por Ediciones
San Benito en octubre del año 1968, entrega 654.

En su prólogo dice el mencionado autor; ‚Este tratadito de los Santos Ángeles está
tomado del cuaderno espiritual que por orden de su confesor escribía diariamente la Sierva de
Dios Magdalena de la Cruz, fallecida en el año 1919 en Munich, dotada como otros santos del
don de ver y conversar con su ángel custodio y los ángeles de su confesor y de diversas personas,
y dejó consignadas en esas memorias cosas muy interesantes, que el escritor Richter Von Lamer
reunió en un librito que apareció con la aprobación eclesiástica en Baviera. Dice la Sagrada
Escritura ‚Tendr{s esto por señal, si lo que ac{ el profeta hubiese vaticinado en el nombre del
Señor no se verificare, esto no lo habló el Señor sino que se lo forjó él por orgullo su corazón, y
así no lo temer{s.‛ Desgraciadamente todo lo que anunció Magdalena de la Cruz se está
verificando, y aquí el fragmento de su profecía que me pone es el siguiente: ‚Al presente
trabaja Satanás secretamente y en oculto en el extravío de las almas. Por de pronto no se
levantará ningún segundo Lutero, ahora está empeñado y trabaja Satán entre los jóvenes

87
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

clérigos y futuros sacerdotes para hacer vacilar la moral y la fe de estos seminaristas. Negarán
y combatirán la existencia de los ángeles, el culto de la Santísima Virgen, y pretenderán
considerarla como un agradable sentimentalismo. Considerarán como una afirmación histérica
y exagerada la creencia en su Pureza Inmaculada y su Virginidad. El dogma de la Inmaculada
Concepción lo han de considerar como una deificación de la Madre de Dios. Se levantarán
sacerdotes docentes y maestros que en las cátedras hablarán de la demasía en el culto de María
y de los Santos, y dirán a los fieles que se dirijan directamente a Dios, y no se entreguen tanto
en sus oraciones infantilmente a la devoción e intercesión de los Santos y de María. Esta lucha
sorda y este trabajo secreto de Satanás se ejecuta ya desde hace algunos años, y tendrá Satanás
más éxito que en el tiempo de la Reforma.‛

Yo se la leí a un amigo y me dijo ‚Yo también eso lo podría profetizar‛. Sí, pero no
en el año 1917, hace más de 50 años que se dijo, ahora es fácil decirlo porque ahora se
ve y esto está pasando.

La otra profecía interesante que me mandaron fue de un número de la revista


Selecciones, que habla de una vidente norteamericana que se llama Jane Dixon, de la
cual yo ya había oído hablar ya en revistas yankis, y que era un caso notabilísimo
porque acertó muchísimas veces. Lo más clamoroso es que acertó en la elección y el
asesinato de Kennedy, y eso está enteramente documentado porque apareció en una
revista muchos años antes de que aconteciera. No le pusieron el nombre de Kennedy,
pero salió de un presidente norteamericano que no iba a acabar el cargo y que lo iban
a asesinar. Todo eso está en la revista, inclusive tenemos el número y el año, y eso
puede constatarse que fue dicho mucho tiempo antes. Y así muchas cosas que acertó
esta mujer, y también erró unas cuantas, predijo una cosa que no se produjo. Ahora,
yo no sé qué pensar porque es difícil, porque predice cosas triviales o banales, y los
santos nunca se metieron en eso, predice por ejemplo el resultado de un partido de golf
o quién va a ganar una elección municipal, es decir cosas muy triviales, y a los
conocidos de ella de todo el mundo los atiende y les predice cosas de ninguna
importancia.

Después en las predicciones para el futuro predice algunas cosas raras, predice
que va a aparecer un hombre extraordinario hacia 1980 y lo describe como describen
los católicos al Anticristo, y ella dice que ya está vivo, que ya existe. Y después al final
ella dice que ese hombre va a dar la paz a los hombres de buena voluntad, y eso es lo
que dijeron los ángeles de Jesucristo. Y uno se queda asombrado, porque después de
hacer una descripción de un hombre extraordinario, de una sabiduría muy grande, que
no puede ser otro que el Anticristo, que va a unir todas las religiones en una y que
después va a dominar y a gobernar al mundo entero, después sale diciendo eso que
dicen los {ngeles de Jesucristo< De manera que uno se queda enteramente dudoso de

88
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

la inspiración profética de esta señora, que actualmente tiene unos 46 años, es casada,
católica, con una vida muy correcta, pero está asediada por gente que le pide opiniones.
Roosevelt le pidió opiniones, y le predijo el día que iba a morir, también adivinó el día
que iba a morir Ghandi y dijo que lo iban a asesinar, cosas así.

Hoy tengo que hablar de esta cuestión muy brava de los judíos, ya que esta
clase tiene que versar sobre la Mujer Águila, el reino de los mil años y la conversión de
los judíos, o sea sobre Israel, pues no es posible que no haya algo en los libros proféticos
sobre los judíos, no es posible que estén ausentes en el Apocalipsis.
Los materiales están tomados del libro del Padre Lacunza Manuel, un jesuita
chileno de origen navarro, que es gran apologista de los judíos, tanto que cambió su
nombre por Juan Josafat Iben Ezra, y los judíos argentinos, a fuerza de agradecidos,
deberían reeditar la gran obra de Lacunza, Venida del Mesías en gloria y majestad, pues
no se ha escrito ningún panegírico mejor de la raza judía. Menéndez Pelayo dijo que
no tenemos noticias biográficas del singular jesuita, desjesuitado por Carlos III y
Clemente XIV, lo cual hoy ya no es verdad pues su vida ha sido averiguada por los
historiadores, principalmente por Daniel Hammerly-Dupuy y el Padre Furlong, que
ha publicado tres artículos sobre Lacunza, y los ha resumido en su gran obra reciente
Historia Social y Cultural del Río de la Plata, Tomo II. En una sesuda nota del Tomo IV
De lo heterodoxo, Menéndez Pelayo muy empeñosamente prueba en un capítulo que
Lacunza no fue heterodoxo, dedica aparte un capítulo entero a probar que no fue
herético de ninguna manera, y que su libro fue prohibido por milenistas precisamente.

Aquí en la Argentina un conocido prócer argentino, el Presbítero Valentín


Gómez, creo que apóstata, escribió un libro diciendo que en el libro de Lacunza hay
135 proposiciones heréticas. No hay ni una sola. Menéndez Pelayo dice ‚Una tradición
antigua y venerable, así de los hebreos como de los cristianos, aceptada y confirmada por algunos
de los Padres Apostólicos y por el apologista San Justino, afirmaba que el estado presente del
mundo perecerá dentro del sexto millar, ningún otro mil decían en la edad media, o sea que la
historia no llegará al año 2000. Un mil pasará pero el segundo mil no llegar{‛. Esa es una
tradición que dice que la edad del mundo tiene 6.000 años, empezando de Adán hasta
Cristo 4.000, y de Cristo hasta el fin del mundo 2.000. No se puede mantener hoy día
con seriedad, porque actualmente como saben, los hombres de ciencia le dan al hombre
una vida de millones de años y al mundo muchísimo más, de manera que hoy está
muy desacreditada esa tradición. Pero de todas maneras hay una variedad enorme
entre los hombres de ciencia en cuanto al argumento que dan para probar por ejemplo
que hace 300.000 años apareció el género humano, eso lo dice el famoso Catecismo
Holandés, aunque otros dicen 200.000 y otros 6 millones < Los argumentos en que se

89
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

apoyan son muy deleznables porque no se puede averiguar, es una cosa de la que
simplemente no hay rastros, y se guían por rastros geológicos muy dudosos.

Pero en fin, yo no me hago muy fuerte en esta tradición de los seis millares y
después del millar siguiente de prosperidad, porque sería ridículo delante de la gente
científica. Para los Santos Padres los seis días del Génesis eran a la vez que relato de lo
pasado, anuncio y profecía de lo futuro. En seis días había sido hecha la fábrica del
mundo y 6.000 años habría de durar en su estado actual, imperando después justicia y
bondad sobre la Tierra y siendo desterrada toda prevaricación. Esos son los 1000 años
de prosperidad que se llaman el Reino de los 1000 años o el Milenio. Este séptimo
millar de años llámase comúnmente el Reino de los milenistas o Keriastas. Keriastas
son los milenistas carnales, milenistas o milenaristas, como dicen hoy día casi todos
por el solo gusto de añadirle otra sílaba a una palabra que ya de por sí es bastante larga,
son los milenistas espirituales. Hay que distinguir mucho a los milenistas carnales de
los espirituales, porque son dos gentes diametralmente opuestas. Los milenistas
carnales son una herejía del judío Kerinthos o Cerinto, que apareció en el primer siglo
de la Iglesia y creció mucho hasta el siglo IV, y los milenistas espirituales son los Santos
Padres de la Iglesia, los Primeros Padres.

Todos los primeros Santos Padres de la Iglesia creían en este reino de


prosperidad después de la Segunda Venida de Cristo. San Jerónimo sobre el capítulo
XX de Jeremías, no se atrevió a seguir ni tampoco a condenar esa opinión, ya que la
habían adoptado muchos santos y mártires cristianos como dice el mismo San
Jerónimo, y a cada cual le es lícito seguir su opinión. Lo que desde luego fue
anatemado, fue la sentencia de los milenistas carnales, o keriastas o kerinthianos, que
suponían que esos mil años habrían de pasarse en continuos convites, francachelas y
deleites sensuales.

Hasta aquí Menéndez y Pelayo, pero hay que notar la herejía del judío Cerinto
no fue condenada tanto por los deleites sensuales, que nunca he podido averiguarlos
pues los Santos Padres no los copian, mas simplemente se ponen furiosos contra ellos,
especialmente San Jerónimo, sino principalmente porque judaizaban, ponían en los mil
años del reino de los santos con Cristo la venganza de Israel, el dominio de los judíos
sobre todos los pueblos del mundo, la restauración del templo de Jerusalen, el culto,
ceremonias, el pontífice y el sacrificio de animales. En lo cual infelizmente cae también
Manuel Lacunza en parte, disputando que puede haber también en aquel siglo dichoso
sacrificios de animales por un lado, y el Sacrificio de la Eucaristía por otro.

Menéndez Pelayo se equivoca además en dos puntos, uno en que Lacunza se


ahogó en un lago de la alta Italia, ya que lo encontraron muerto en el arroyo Santerno,

90
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

que pasa por Imola, cerca de Bologna, muerto muy probablemente de apoplejía a los
70 años. Y otro mayor error, que la primera y mejor edición de Londres la hizo el
famoso Marqués de Mora, bolheriano, José Joaquín de Mora, a quien hizo una biografía
el Padre Luis Coloma, lo cual prueba que él no la vio, pues si hubiera leído el prólogo
habría visto que era un argentino. Éste es el libro de Lacunza editado por Belgrano,
que tiene unos cuatro volúmenes de alrededor de cuatrocientas páginas cada uno.

Y el prólogo de Belgrano es muy hermoso, aunque no lo firmó Belgrano, sino


que dice ‚El editor a los americanos: La obra titulada La venida del Mesías en gloria y
majestad, escrita originalmente en lengua española por el americano ex jesuita, Abate Don
Manuel Lacunza, bajo el nombre de Juan Josafat Ben Ezra, hebreo cristiano, se ha esparcido
manuscrita por las Provincias del Río de la Plata con tal aprecio y elogio de los literatos que han
podido leerla, cual corresponde a un parto extraordinario del ingenio, en que a un tiempo se ven
brillar la competencia, la claridad, la solidez y la novedad. El crédito bien merecido de la obra
que de aquí ha resultado ha hecho desear su impresión con ansias tan vivas, como lo ha sido el
sentimiento de no poder verificarlo en la ciudad de Buenos Aires, capital de nuestra amada
patria, a falta de empresas competentes‛

Esto no lo vio Menéndez y Pelayo, porque si hubiera leído este tomo habría visto
que no pudo ser José Joaquín de Mora quien hizo esta edición. La crítica circunstancia
del tiempo en que se ha conocido el mérito de esta obra singular, no hubiera impedido
a los muchos apasionados que ya tiene, procurar su impresión en reinos extranjeros, si
al mismo tiempo que lo intentaban no hubiera llegado de Europa un sujeto de carácter
e inteligencia, asegurando haberse ya impreso en España, en la isla de León, o sea en
Cádiz. Esta plausible noticia que hizo desistir de la empresa meditada, al paso que la
avivó, mortificando no poco las esperanzas de seguirla, pues hechos en efecto en varios
rumbos los encargos, jamás se recibió otra contestación que la de no haber noticias de
semejante obra. En esta incertidumbre y cuando casi se hacía creible alguna
equivocación en la noticia recibida, aparecieron remitidos a la biblioteca pública de la
capital, Buenos Aires, por el vicario general castrense del ejército oriental, Don
Bartolomé Muñoz, dos tomitos a la rústica que sólo comprendían la primera parte y
algo de la segunda de la obra.

Después da noticias de esta obra de Cádiz, que salió poco antes de la de él, o sea
de Belgrano, menos de un año antes, que no tenía año ni lugar de impresión. Era
sumamente incorrecta, tanto así que decía que era mejor no tener ninguna obra que
tener una obra de esta manera, porque dice que no sólo es la mala puntuación y la
ortografía lo que hace trabajosa y fastidiosa su lectura, sino que principalmente la falta
de periodos enteros y trueque de palabras es lo que la hace insufrible, siguiéndose de
esto necesariamente que algunas veces se lean despropósitos y no pocas proposiciones

91
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

erróneas y aún heréticas, afirmándose de Jesucristo lo que corresponde al Anticristo y


viceversa. Está en la Biblioteca Nacional todavía esta obra regalada por Bartolomé
Muñoz, que tiene un siglo y medio. Sigue diciendo Belgrano, ‚Estaba anoticiándome de
esto con gran empeño cuando he aquí que inesperadamente me veo en la necesidad de pasar a la
corte de Londres, y desde el punto que decidí hacer este viaje decidí también hacer a mis
compatriotas el servicio de editar y publicar esta obra‛. La publicó a sus expensas, le costó
mucho a Belgrano, que aun cuando no hubiese otra, sobraría para acreditar la
superioridad de los talentos americanos, al mismo tiempo que la suma sandez de un
señor diputado español y europeo que en las Cortes Extraordinarias instaladas en la
isla de León, Cádiz, se hizo distinguir con el arrojo escandaloso de preguntar a qué
clase de bestias pertenecían los americanos, o entre qué clase de ellas se les podía dar
lugar. Entonces dice que le consiguieron una copia bastante correcta que fue de un
dominico llamado Guerra, que se la dieron y él entonces se la llevó a Londres cuando
ya estaba traducida a otras lenguas europeas y aquí en la Argentina habían corrido
muchísimos resúmenes y manuscritos de la obra, muy defectuosos por regla general.

Y dice que apenas acabada de escribir y sin salir a la luz, salió traducida en todas
las lenguas cultas de Europa, como afirma Don Nicolás de la Cruz en su Viaje de Italia,
Tomo V. Me remito enteramente al juicio del Abate Don N. de N, también americano,
quien la tradujo a la lengua latina, es decir que es un sacerdote mejicano que firmó
Cristófilo Tokaltikemus y se llamaba Narciso González. Después hubo otro mejicano
que la tradujo al latín también, se llamaba Juan Manelo. Agrega ‚Espero que mis amados
compatriotas reciban con aprecio éste mi servicio, en el que además de la utilidad común, se
interesa tanto el honor y crédito de los americanos‛.

En efecto, como se sabe ahora Manuel Belgrano fue el editor, es una obra
argentina más que chilena. Antes de ser impresa llegó aquí en copias manuscritas y
resumidas, algunas muy estropeadas, que fueron propagadas por Monseñor
Bartolomé Muñoz, confesor del ejército uruguayo, y refutadas ávidamente por
Dalmacio Vélez Baigorria, padre de Dalmacio Vélez Sarsfield. Sin duda los
historiadores no pueden imaginar la conmoción que produjeron en la Argentina, en
Méjico y en toda Sudamérica las copias manuscritas del libro de Lacunza, defectuosas
muchas de ellas. Prácticamente toda la Argentina junta se dividió en dos partidos, en
pro y en contra de Lacunza, y el libro ya había sido traducido al italiano, francés,
alemán y latín antes de ser publicado.

Una cantidad de hombres notables de nuestro país se hicieron milenistas:


Belgrano, San Martín probablemente, Bartolomé Muñoz, Juan Ignacio Gorriti, Castro
Barros, hasta Sarmiento se hizo milenista parece. El sacerdote apóstata Valentín Gómez
escribió que había en Lacunza 135 proposiciones heréticas, pero como dije antes, no

92
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

hay una sola. El tucumano Juan José Villafañe, que era un jesuita que volvió a la
Argentina cuando Carlos III le dio permiso para volver a estos países, recorrió la
Argentina hablando contra Lacunza. Fue a Santiago de Chile donde se peleó con los
parientes de Lacunza, y escribió un largo y enorme mamotreto que no se publicó nunca
y se ha perdido. Y muchos escribieron aquí contra el libro de Lacunza y también
algunos a favor.

El disparate mayor que hay en Lacunza es esto que he dicho acerca del destino
de los judíos de dominar el mundo entero, menos mal que los convierte primero, pero
luego se convertiría él en un vulgar redactor de la revista judía Comentario. El acierto
mayor que hay en él es la enunciación de la Mujer Águila, emblema que aparece en el
capítulo XII del Apocalipsis y conocéis todos, por el cual en Murillo y todos los cuadros
de la Inmaculada que se pintaron en España, una mujer vestida de sol con la luna bajo
los pies, no calzada de luna como dicen, con una diadema de doce estrellas sobre su
cabeza. Es una mujer que va a dar a luz, y hay un dragón rojo con siete cabezas
diademadas y diez cuernos que quiere tragarse al hijo en cuanto naciera. Nació el hijo
varón, o como dice el texto griego ‚un hijo, una cosa varona‛, al cual Dios lo arrebata a su
mismo trono, pues va a regir a toda la gente con barrote o garrote de hierro. Y la mujer
eligió la soledad para pasar allí 1.260 días, y el dragón luchó con San Miguel, que es el
ángel guardián del pueblo judío según Daniel y fue derrotado, y con su cola barrió la
tercera parte de las estrellas y las echó sobre la Tierra, o son demonios o son Doctores
de la Fe, que en la Sagrada Escritura son llamados ‚estrellas‛ muchas veces<. Y Dios le
dio a ella dos alas como de {guila, y voló al desierto para ser alimentada por Dios tres
años y medio, y el dragón le escupió un aluvión de agua para tragarlo, pero se abrió
la tierra y tragó al río, y se enfureció el dragón y dio la vuelta para hacer la guerra a
sus otros hijos. Y de aquí se paró a la orilla del mar y miró el mar y de allí hizo surgir
al Anticristo. El mar es la representación del mundo en la Sagrada Escritura. Una bestia
informe que tenía como él siete cabezas y diez cuernos, pero las diademas estaban
sobre los diez cuernos y no sobre las siete cabezas. Detalles varios, bonito argumento
para un film de fantaciencia, ¿no?

Esta mujer es evidentemente un emblema o signo, ‚señal grande‛, dice San Juan.
¿Quién es ella? Como el varoncito es indudablemente Cristo, porque dice que fue
puesto a la derecha de Dios Padre y que va a gobernar todo el mundo con cetro de
hierro, solamente puede ser o la Virgen Santísima, o la Iglesia o hija de él. Todos
sabemos que no puede ser María Santísima porque no le pegan ni con cola las extrañas
aventuras que de ella apunta aquí el Profeta, por más que la Santa Iglesia ponga esta
pericopa en la misa de la Inmaculada Concepción. Es lo que llaman ‚interpretación
acomodaticia‛, algunos como Behan en su Vida de María y Urs Von Balthasar en su

93
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

obrita Cordula, aplican este lugar a María Santísima con evidente equivocación o abuso,
ya que no se puede aplicar sino metafóricamente o en forma acomodaticia a la Virgen
Santísima ya que no le pasaron todas estas cosas, de ninguna manera le pasó lo que
dijo el Profeta.

Será la Iglesia. Esto lo dicen muchos, algunos dicen la Iglesia de los primeros
siglos, otros la Iglesia de los últimos siglos. La primera interpretación la deshace
fácilmente el P. Lacunza, la segunda, la Iglesia de los últimos tiempos está más cerca
de la verdad, porque es del todo evidente que esta visión es parusíaca, es decir que se
refiere a los últimos tiempos. A saber, dice que el ‚coso varón‛ va a regir a la gente con
cetro de hierro, y eso lo hará Cristo solamente en su segunda venida en gloria y
majestad, y ni antes ni después. Sale dos veces la cifra del Anticristo: 1260 días o tres
años y medio, que será el tiempo de su reinado nefando según Daniel. Este tiempo
parusíaco que está dos veces en Daniel y cinco veces en San Juan, dicen el pasmarote
de Alló y sus discípulo el P. Bonsirven, que representa toda la duración del mundo, y
esta manera de interpretar es la que burlaban los antiguos con la frase ‚cualquier cosa
puede representar cualquier cosa‛.

Esa frase es literal, San Juan la pone de todas las maneras posibles para que
entendamos que es literal: pone 1260 días, pone cuarenta y dos meses y pone tres años
y medio, ese es el tiempo del reinado del Anticristo. Y está en la Biblia también en otra
frase de Daniel en la profecía del Anticristo, donde pone también esta misma duración
cuando dice un tiempo, dos tiempos y medio tiempo.

Y tercero, cuando dice que como no le puede hacer nada a la Iglesia, en ese
supuesto, o sea en el supuesto que sea la Iglesia, se va a hacer guerra al resto de sus
hijos. ¿Qué resto? No puede ser la Iglesia, si es la Iglesia son todos sus hijos juntos, si
es la Iglesia no hay un resto de cristianos por un lado y por otro lado la Iglesia. De
manera que no puede ser tampoco la Iglesia de los últimos tiempos.
Es Israel, como prueba fehacientemente Lacunza en una larga y profusa
disertación. Lacunza no sabe escribir bien, es demasiado minucioso, cansador, explica
demasiado las cosas, por eso digo profusa disertación. Pero lo es todo Israel, solamente
que el Israel convertido de los últimos tiempos, porque el Israel actual es protervo, no
da a luz a Cristo. Pero el recto Israel, porque Israel dio a luz a Cristo, primero
físicamente por medio de María Santísima, que al fin fue israelita, dice San Pablo que
los judíos son nuestros padres y de Cristo según la carne y de María Santísima también.
Después en los últimos tiempos lo dará a luz espiritualmente, concibiéndolo en su
corazón por la Fe, y después profesándolo Hijo de Dios y Mesías, públicamente, lo cual
es darlo a luz. Y aún quizás por esto, por ser nacimiento moral y espiritual, pone el
texto ese curioso solecismo ‚hijo del género masculino y varón en género neutro‛, porque la

94
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

conversión de los judíos no es una cosa del cuerpo sino del ánimo, del pneuma, que es
neutro en griego.

Hoy día hay muchos judíos que han empezado a concebir a Cristo, aunque no
lo dan a luz porque no admiten la Iglesia. Hay muchos judíos, y entre ellos algunos
famosos como Bergson y otro que escribió la Vida de Bernardita, Franz Werfel, que han
empezado a decir que sí, que Cristo era el Mesías de los judíos y que sus padres se
equivocaron, que hicieron un crimen, que lo mataron. Pero no suelen entrar en la
Iglesia, rechazan la Iglesia, dicen que ellos son crísticos, no son cristianos sino crísticos,
admiten a Cristo pero no entran en la Iglesia ni se bautizan. Bergson se bautizó cuando
estaba por morir, se hizo bautizar, antes de morir, es decir después de darlo a luz.

Y por eso mismo sufrirá furiosa persecución del demonio y le sucederán algunos
percances tremendos, oscuros para nosotros, por ejemplo tendrá que refugiarse en el
desierto, es decir en la soledad, quizás porque será odiada por los otros judíos
inconversos, por los neopaganos idolatrantes del Anticristo y quizás por los mismos
cristianos viejos< es decir por todo el mundo. Y segundo, el diablo enviará contra ella,
la nueva Israel ya bautizada, un río impetuoso que será tragado por la tierra. ¿Será ese
río la persecución de Hitler que amenazó acabar con los judíos, como me dice un judío
converso conocido mío? No lo creo, Hitler no persiguió a los judíos conversos
solamente.

Entonces el dragón, cansado de perseguir a los judíos, que de cabezudos que


son, son capaces de cansar al mismo diablo, da la vuelta y se va a combatir a los
restantes que son de su linaje de ella, dice el Profeta, que no pueden ser sino los
cristianos fieles. Fieles sí, pero bastante ablandados en comparación con estos
cristianos nuevos, estos convertidos. ¿Convertidos por quién? Por Elías y mientras los
cristianos son convertidos por Enoch, decían los Padres Antiguos, sosteniendo que
Enoch y Elías que en la Sagrada Escritura dice que no murieron, son encerrados en no
se sabe qué lugar del mundo para volver a predicar a la gente al fin del mundo, y que
Enoch va a predicar a los gentiles y Elías a los cristianos, hasta que el Anticristo los
mata a los dos. Yo no sé, pero Suárez y el Canónigo Belarmino, grandes teólogos, dicen
que esto es de Fe o casi de Fe. Es decir que Enoch y Elías no han muerto y vendrán en
los últimos días, y son los dos testigos que salen en el Apocalipsis, donde sale la historia
de dos testigos que predican y hacen milagros, y duran también tres años y medio, y
son muertos por el Anticristo y después resucitan.

Los modernos, casi todos, rechazan esto por demasiado raro. Dicen que eso es
alegórico, que significa el Antiguo y el Nuevo Testamento, o bien que significan dos
órdenes religiosas que van a salir en los últimos tiempos, o lo que sea, pero que no es

95
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

la persona de Enoch y la persona de Elías, porque eso les parece muy raro, realmente
es raro.

Después de esto que llama San Juan ‚un signo humano‛, pone el surgimiento de
las dos bestias y su triunfo en el mundo, las dos bestias son el Anticristo y el falso
profeta. Y las siete plagas y la visión de los 144.000 vírgenes, la caída de Babilonia y la
batalla del Armageddon y el Reino de los mil años. Es decir la consumación violenta
de la historia y el advenimiento de la suprahistoria, de la cual vamos a hablar en la
próxima clase si Dios quiere.

Si esta visión representa la conversión de Israel como lo creo, entonces quedaría


resuelta una vieja discusión sobre la profecía de la conversión de los judíos por San
Pablo. ¿Dónde se ubicaría ella? ¿Antes del Anticristo, durante el Anticristo, o después
de él? Algunos Santos Padres, a los que llamaremos algo en broma ‚antisemitas‛,
opinaban que los judíos se adherirían al hombre del pecado como su garde du corps, el
cual sería un judío de la tribu de Dan, que les reconstruiría su religión y el templo de
Jerusalen, y recién después que Jesucristo hubiese derribado y sepultado en el abismo
el Anticristo se convertirían, conforme a aquello de Zacarías ‚Mirarán a Aquel a quien
traspasaron‛. Y esto no todos los judíos sino unos pocos, dice San Gregorio el Magno, lo
cual no tiene ni pizca de gracia ni tenía por qué San Pablo llamarlo ‚Misterio Grande‛.
En la narración del Profeta, la Mujer [guila aparece y es perseguida antes del Anticristo
y de su triunfo, o durante él, por tanto los judíos se convertirían o estarían
convirtiéndose antes del Gran Presidente de Europa y Emperador del Mundo.

El Cardenal Louis Billot, el teólogo más eminente de nuestros tiempos, dijo hace
cerca de 50 años que la conversión de los judíos estaba cerca, o por lo menos estaba
encaminada, pues los judíos se habían reunido en nación en virtud de la Enmienda
Balfour y la empresa Hertz, el fundador del sionismo. No se puede concebir la
conversión en masa del pueblo judío en dispersión si no se reúnen antes en una nación,
dijo con razón el Cardenal Billot. Se equivocó aparentemente, pues el nuevo estado de
Israel, surgido de un modo no exento de maravillas ni de crímenes, no piensa ni por
sueños convertirse al cristianismo, pues se ha revelado una nacioncilla socialista,
belicosa y atrevidaza, como se ve por el caso Eichmann, secuestrado en Argentina por
el gobierno israelí para darle la muerte, violaron la soberanía argentina, la cual por otra
parte está ya tan violada que debe de estar violeta. La verdad es que si Argentina
hubiese hecho eso en Israel, por ejemplo secuestrando a Nazar Baronet que vive
opulentamente en Jerusalen con dinero robado al Banco Nación, yo me hubiera
malignamente alegrado, por lo cual no tengo mucho derecho a indignarme mucho del
otro secuestro, que muestra tranquilamente que ellos son más decididos que nosotros.

96
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Véase por ejemplo lo que dijo hace no más de quince días el jefe virtual de Israel,
o sea el tuerto Moshe o Moisés Dayan, a un reporter yanqui del Express que salió en
primera plana ahora en mayo. Dijo Moshe Dayan, ‚En nuestra historia antigua, en la época
de la construcción del templo por David y Saúl - lo cual es un error porque debe decir
Salomón - los judíos no eran religiosos, se casaban con no judías. La madre de David era
moabita. Yo no soy religioso, no como comida kosher, pero pienso que soy un buen judío porque
hablo la lengua judía y peleo por un Estado Judío. Este Estado no está fundado sobre una idea
religiosa sino sobre la idea de nación.‛

Pero pudiera ser que Billot acabe estando en lo cierto, pues si el actual reino de
Israel o república, no ha logrado reunir a todos los judíos ni con mucho, pudiera ser
que fuese el cristalito catalítico de la precipitación de toda la masa, es decir que con el
tiempo se reuniesen todos. Hay que esperar a ver qué pasa. Si Ben Urion, que estuvo
hace un poco con nosotros, ha leído cinco veces El Quijote, cosa que no creo porque lo
habría leído más que yo, cierto es que no ha leído ni una vez el Evangelio, el cual es
necesario para entender El Quijote.

La profecía de San Pablo es demasiado conocida y asaz clara como para


explicarla ahora, y no hay tiempo tampoco. De esa profecía esta visión de San Juan de
la Mujer Águila sería una composición plástica, y las dos que son una, resuelven
también otra disputa patrística enojosa: a saber, cuántos serán los judíos que se
convertirán, si acaso un tercio de los judíos según un texto de Zacarías, o la mitad como
calcula San Agustín, o todos o casi todos como piensa Lacunza. De las dos profecías
que son una sola, parecería inferirse que son la mayoría por lo menos. El texto de
Zacarías dice así hablando de Israel que acababa de venir del destierro de Babilonia:
‚Despierta espada sobre mi pastor y sobre el hombre que es mi amigo, dice el Señor de los
Ejércitos, hiere al pastor y se dispersarán las ovejas, y volveré mi mano hacia los pequeños. Y
esto pasará en toda la tierra, dos partes serán dispersadas y perecerán, la otra tercia parte
quedará.‛ Como habla a los judíos, suponen los intérpretes que una tercera parte se va
a convertir. ‚Y llevaré la tercia parte por fuego y la quemaré como se quema la plata y la probaré
como se prueba el oro, y llamará mi Nombre y la escucharé y le diré: Mi pueblo eres tú, y ella
dirá Señor Dios mío.‛

La profecía de Zacarías es muy oscura y enredada, pero una cosa es clara y es


que predice el arrepentimiento y la restauración de Israel, entremezclando tres o cuatro
lugares en los que claramente predice a Cristo, por ejemplo ese lugar donde dice
‚Jerusalén, he aquí que viene tu Rey, manso y pacífico montado sobre una asna y sobre el pollino
hijo de la asna‛- que se verificó el día de la entrada de Jesucristo el Día de Ramos.

97
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Los exégetas, siguiendo a San Jerónimo, se esfuerzan por aplicar el vaticinio a la


Iglesia. No se puede totalmente, Lacunza hace saltar esta interpretación forzada.
Muchas expresiones son netamente esjatológicas, incluso hay una especie de retrato
del Anticristo.

También se resuelve la tan traída y llevada cuestión judía. Algunos pretenden


que recite la cuestión judía. Si son ciegos, o tontos, o demasiado vivos no sé. Ahí tienen
un nuevo libro del comunista Juan José Sebreli, La Cuestión Judía, el mismo título del
comunistarca Carlos Marx, La cuestión judía, y entre medio de los dos hay dos docenas
de otros libros de lo mismo, de los cuales los mejores que conozco son los de Belloc,
Los judíos, y el de Meinvielle El judío, en el misterio de la historia. Existe la cuestión judía
y no existe la solución, aquí por lo menos. La solución es difícil y está entre estas dos
soluciones extremas, la de los semitófilos y la de los antisemitas, la de los filosemitas o
semitófilos pretende que los cristianos deben ponerse por debajo de los judíos, que son
más inteligentes y más religiosos que nosotros, lo cual si Lacunza no lo dice, le pasa
raspando.

La verdad es que de los judíos podríamos tomar varias lecciones. Es un pueblo


fuerte para el bien y para el mal, ‚pueblo de nuca tiesa‛ lo llama la Escritura, no son ellos
los que han inventado el tango. Es un pueblo duro, porque ha soportado largamente
la adversidad, es un pueblo fiel a su tradición y a su sangre. Ya no podemos llamarlos
pérfidos en Viernes Santo, Oremus et pro perfidis Judaeis, decíamos antes, o sea Oremos
por los pérfidos judíos, y eso lo sacó el Papa. Eso lo dijo la Iglesia durante diez siglos, no
porque no fuera verdad, sino porque nosotros somos ahora más pérfidos< Pérfidos
siguen siendo, pues esa palabra latina no significa traidores como ahora en castellano,
sino que no quieren y no aceptan la Fe, que resisten la Fe en Jesucristo. Pérfidos en latín
es casi sinónimo de infiel.

En el libro de Lacunza, así como hay algunos disparates, hay un hallazgo


insigne, la inteligencia de las antiguas profecías sobre Israel: Isaías, Jeremías, Zacarías,
Amos y Oseas, que constituyen un verdadero descubrimiento. Veámoslo brevemente.
Esto es lo que dice Menéndez Pelayo cuando refiere que hay cosas nuevas en Lacunza,
pero son cosas nuevas que no vienen del afán de novelerías sino del talento de
Lacunza, que descubrió cosas en las Sagradas Escrituras.

Estas profecías del Antiguo Testamento son muy enredadas, Isaías


principalmente, que está todo desordenado, y para mejor ahora han salido diciendo
que hay dos Isaías y que ninguno de los dos se llamaba Isaías. La exégesis antigua lo
arreglaba muy barato: todo lo que fuese promesas espléndidas de Dios a Israel las
aplicaban a la Iglesia, y si eran demasiado terribles a las almas salvadas en el Cielo, la

98
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Iglesia Triunfante. Y si eran más o menos, a la vuelta de Israel de la cautividad


babilónica. Y todo lo que fuera reprensión, recriminación, increpación o improperio,
lo aplicaban a los pobres judíos actuales, o sea a los pérfidos judíos, y para eso
interpretaban literalmente o alegóricamente según se les antojara. Lacunza los disculpa
diciendo que tenían otras cosas que hacer, estaban lejos de los últimos tiempos. Es decir
que los intérpretes antiguos, de aquellos tiempos, lo que tenían que hacer era edificar
la Iglesia, la cristiandad europea, eso les preocupaba y los últimos tiempos no le
importaban absolutamente nada, o bien muy poco.

Los otros, los antisemitas, ya lo saben ustedes. Profesan que la solución es


exterminar a los judíos.‛No te preocupes de ellos, mira y pasa.‛ Lacunza da una clave para
entender a los profetas antiguos y aún para ordenarlos, dice que Dios contempla a
Israel en cuatro momentos diferentes: primero como la esposa de su adolescencia, el
pueblo elegido, cuidado y protegido por Dios desde Abraham hasta Cristo. Segundo:
como la esposa infiel, arrojada ignominiosamente por el marido a causa de sus
adulterios, los cuales culminaron con el asesinato del Mesías. Adulterios dicen los
profetas a la idolatría de Israel. Tercero: como la esposa arrepentida después de un
castigo implacable que ha durado veinte siglos. Cuarto como la esposa restituida,
halagada y enjoyada más que antes, al final de todo.

Y lo prueba Lacunza con infinitos textos, por ejemplo Ezequiel, Capítulo 20,
desde el versículo 33 al 44, ‚Digo Yo, dice el Señor Dios, que mi mano es fuerte y mi brazo es
tenso y a fuego vivo reinaré sobre vosotros. Y os seduciré de entre los pueblos y os congregaré
de las tierras en que estáis dispersados.‛ Se refiere a los últimos tiempos porque no estaban
dispersos cuando Ezequiel profetizaba, habían vuelto del cautiverio babilónico,
estaban todos reunidos en Palestina. Pero tanto Ezequiel, como Zacarías e Isaías los
ven dispersos por todo el mundo, como están ahora. ‚Y os conduciré al desierto de los
pueblos, y allí juzgaré con vosotros cara a cara, como contendí en juicio con vuestros padres en
el desierto de la tierra de Egipto. Así os juzgaré, dice el Señor Dios, y os sujetaré a mi cetro y os
traeré en vínculo de pacto, en olor de suavidad os recibiré cuando os haya apartado de las tierras
en que estáis dispersados, y os santificaré ante los ojos de las naciones. Y sabréis que Yo soy el
Señor Dios cuando os introduzca en la tierra de Israel, en la tierra por la cual moví mi mano
para darla a vuestros padres, y allí os recordaré de vuestras vidas y de todos vuestros crímenes
con los cuales os habéis maculado, y os disgustaréis de vosotros mismos por todas las malicias
que habéis hecho. Y sabréis que Yo soy el Señor Dios cuando os beneficie por amor de mi Nombre,
y no según vuestras vidas malas ni según crímenes pésimos, oh Casa de Israel‛ - dice el Señor
Dios.

En cuanto a la esposa, primero escogida, después infiel, después arrojada y al


fin reconciliada y colmada, sale pilas de veces en Isaías y en Jeremías, por ejemplo en

99
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

el 54 de Isaías, ‚Porque como mujer abandonada y triste de su espíritu te llamó Jehová, y como
a mujer moza que es repudiada, dijo el Dios tuyo. Por un pequeño momento te dejé; más te
recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento;
más con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo tu Redentor Jehová. Porque esto me
será como las aguas de Noé; que juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra;
así he jurado que no me enojaré contra ti, ni nunca más te increparé.‛

De ese modo se entiende el Antiguo Testamento, tiene razón Lacunza, pero las
promesas espléndidas de la restauración de Israel, tan espléndidas que a veces parecen
andaluzadas, ¿cuándo se han cumplido? Nunca se han cumplido, ni antes ni después
de Cristo. Por tanto se han de cumplir en el futuro, Dios no es andaluz. ¿Cuándo?
Después de la Parusía, en el Reino de los mil años, pues Lacunza es milenista.

Pero la solución del llamado Problema Judío es compleja, porque hay judíos
buenos y judíos protervos, y tanto San Juan como San Pablo hacen esta distinción. Y
como han visto el Profeta también las hace, Dios los increpa por sus crímenes y les
promete que los va a restaurar. San Pablo por ejemplo, los llena de alabanzas por un
lado y de improperios por otro lado. ‚Yo soy de la sangre de ellos y también Cristo‛ - dice
San Pablo - y por otro lado dice ‚Vosotros sois insoportables, sois odiosos al mundo entero‛.

En cuanto a la protervia judía, hoy en día es conocida y replicada hasta de sobra.


Hay un libro reciente, Complot contra la Iglesia, firmado por Maurice Pinay, pero en
realidad hecho por un equipo de sacerdotes durante el Concilio, en dos tomos, que no
es más que una recensión de todas las bellaquerías, tropelías y herejías perpetradas por
los judíos en la cristiandad, que comienza con el comunismo y la masonería. El libro
comienza, pero después retrocede hasta los primeros siglos de la Iglesia, y hace ver
que muchísimas herejías, si no todas, han sido o creadas o ayudadas por los judíos.
Termina con el actual acercamiento amistoso judeocristiano.

El mismo Padre Meinvielle en su libro, amontona otra clase de injurias, incluso


los pasajes del Talmud, brutales y criminales contra los cristianos. No es de extrañar
pues, que el bondadoso San Juan llame a los judíos pérfidos ‚Sinagoga de Satanás‛. Don
Roberto Olejaveska da esta solución: ‚No hay que distinguir entre judíos y cristianos, sino
entre hombres honestos y deshonestos, los honestos para abrazarlos y los deshonestos para
lanzarlos, como decía San Ignacio‛. Pero no sirve, aunque desde luego es verdad, porque
los judíos honestos, cuanto más honestos son, odian más al cristianismo, y los
cristianos honestos, cuanto más honestos son odian más al judaísmo. Y así Unquidan
compuso el epigrama siguiente:

‚Cuando un judío es bueno odia al cristiano

por su fe hacia Cristo, un impostor. Cuando


100
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

un judío es malo es mucho peor, porque es

ateo o mahometano. Y así si es bueno, malo o

regular, nos odian en una u otra

circunstancia, y al cristiano lo trata de

embromar aquí, y en Norteamérica y en

Francia.

Porque en verdad los judíos religiosos profesan el Talmud, al cual lo tienen en


más honor que a la Biblia, que está lleno de cosas tremendas contra los cristianos y
contra el mismo Cristo. Cosas increíbles, que ellos las suprimen naturalmente cuando
traducen el Talmud en las naciones cristianas, como una traducción reciente que han
hecho. Se guardan muy bien de poner que todo cristiano es una bestia, y el que lo mata
no hace un delito sino que hace un acto agradable a Dios, esa es una cosa que ponen,
por ejemplo. Y también hay una Vida de Jesucristo infame, que ni siquiera la imprimen
en hebreo sino que ponen una señal para que los rabinos la aprendan de memoria y
los cristianos no la puedan ver. Sin embargo, los cristianos han llegado a averiguar
todas esas cosas.

De manera que si son religiosos, a no ser que sean de una secta de la cual es
Martín Buber, que es piadosa y parece decente, una secta pequeña que hay en Rusia, y
también en Alemania. Pero si son religiosos son talmudistas, y si son talmudistas odian
el cristianismo. Y si no son religiosos son ateos y odian a todas las religiones.

La solución es compleja, hay que odiarlos y amarlos a la vez. Odiarlos por amor
dice Meinvielle. La solución la da San Pablo en un texto oscuro: Romanos 11:28, ‚Así
según el Evangelio son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección son
queridísimos por causa de los padres.‛ Luego enemigos queridísimos, paradoja. Según el
Evangelio son enemigos porque son adversos al Evangelio, y está lleno San Pablo de
imprecaciones contra los judíos protervos, pero son queridísimos a causa de sus
padres, Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, los profetas y el mismo San Pablo, que son
también padres nuestros, y la Virgen Santísima y Jesucristo.

No hay guerras más duras que las guerras entre el mal. La Iglesia actuó esta
solución en los siglos cristianos, defendiéndose ella con medidas que hoy nos parecen
duras, de las acechanzas judías, que Meinvielle enumera. Pero por otro lado los
defendía de la brutalidad de la plebe y de los malos reyes, llegando en algunos casos a
favorecerlos y aún preferirlos, pero todo su ahínco estaba en convertirlos. Algunos
reyes cristianos, incluso San Eduardo el Confesor, de Inglaterra, y los Reyes Católicos

101
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

de España, los expulsaron de sus reinos, en masa, lo cual hoy nos parece duro e injusto,
pero alegaron que ellos producían demasiadas perturbaciones, pero los reyes sabrían
qué era lo que había que hacer, cuál era su deber. Lo positivo es que hoy día eso no se
puede hacer. Hitler intentó hacerlo y dio de cabeza contra la pared. Ellos habrán sido
Caín, pero Dios prohibió que se matara a Caín.

En la profecía de Zacarías se dice ‚El que os toca a vosotros me toca a mí en la línea


de los ojos‛, dice Dios. Todo esto es poco sabroso, bien nos gustaría probar la solución
de los liberales: tapa, tapa, deja eso, todos somos iguales<

El Padre Meinvielle da por supuesto la solución de San Pablo, pero pone el


acento más bien sobre la protervia de los judíos actuales, llegando a decir: ‚Por medio
del dinero y la prensa, del comercio y de la astucia, los judíos dominan actualmente a todos los
pueblos cristianos‛ En Argentina ciertamente dominan. No puedo ponerme a analizar el
cómo, ya lo hace Meinvielle, y Maurice Pinay y otros. A estos hay que yuxtaponer la
versión favorable, tal vez demasiado favorable, del chileno argentino navarro
semitófilo Lacunza.
¿Cómo vamos a hacer? Para defenderse de un enemigo hay que tener rabia, para
amar a un hermano no hay que tener rabia< así que nos piden una rabia no rabia, bien
paradójica, pero la idea de Lacunza que es la de someternos a los judíos, es peor. Por
esta excesiva inclinación de Lacunza a los judíos, la Inquisición condenó el libro,
creyendo que el autor era un judío disfrazado de cristiano, cuando era al revés, porque
era un cristiano disfrazado de judío.

Las otras razones que presumiblemente se tuvieron para prohibirlo las da


Menéndez Pelayo como sigue: Primero, la demasiada ligereza y liviandad con que
suele apartarse del común sentir de los expositores del Apocalipsis. Pero eso puede
ser que no sea ligereza sino talento y un nuevo punto de vista.

Segunda: algunas sentencias raras y personales suyas en que apenas si se


encuentra registro en ningún reescriturario, como la que el Anticristo no ha de ser una
persona particular. Se encuentra en Clemente de Alejandría, en Tiscornius, en el Abad
Joaquín, en casi todos los de sectas protestantes y otros. Y como la de la total
prevaricación del estado eclesiástico en los días del Anticristo. Yo también creo eso, no
de la totalidad, pero de la casi totalidad. Las durísimas y poco reverentes insinuaciones
que hace acerca de Clemente XIV, el cual había suprimido la Compañía de Jesús. Estas
insinuaciones son tan oscuras que no se entienden, yo no las entendí, pero aun cuando
se entiendan, hoy día no tienen ya importancia, porque los historiadores han dicho de
Clemente XIV cosas mucho peores que las que insinúa Lacunza en su libro.

102
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Cuarto: el peligro que hay siempre en tratar tan altas cosas como misterios y
profecías en lengua vulgar, pero en tiempo de Lacunza ya se hacía comúnmente,
Bosuet, Juan de Mariana, todos los protestantes, etc, y porque de estos reparos ya no
tiene que haber ninguno. Y porque dice Menéndez y Pelayo ‚Notables y ortodoxísimos
teólogos ponen sobre sus cabezas el libro de Lacunza como sagaz y penetrante expositor de las
Escrituras, estiman que hay que sacarlo del Índice‛. Pero no hay para qué hoy día pues el
Índice ha sido suprimido. Pero el problema es no poder leerlo uno, porque el libro
también ha sido suprimido, al menos todos los argentinos. Belgrano mandó a Buenos
Aires prácticamente toda la edición, dejando en Inglaterra tan pocos, que hoy día son
una curiosidad bibliográfica que cuesta 40 o 50 guineas el ejemplar, o sea unos 44.940
o 45.000 pesos cada uno. Belgrano repartió la edición en parroquias, colegios y
conventos, y los quemaron<

Hará unos veinte años fui por casualidad al Colegio del Salvador y allí en un
patio estaban quemando pilas de Lacunzas. Salvé este ejemplar, comprándoselo al
Padre Furlong por cinco pesos. No fue Furlong el bibliotecario el responsable de la
quema, pues Furlong apreciaba a Lacunza y escribió sobre él. Además los quemaron
en el seminario. Debió ser seguramente una orden del Provincial, celosísimo varón que
arrojó al fuego varios millones de pesos y un libro valiosísimo que ya virtualmente
había sido sacado del Índice por Menéndez y Pelayo. Creo que es posible que en
Argentina haya poquísimos ejemplares, hay uno en la Biblioteca Nacional, uno en el
Seminario y dos en el Colegio del Salvador. Por eso digo que los judíos argentinos que
tienen mucha plata según se cree, sería interesante que reeditaran el libro, pero a mí
no me lo sacan por menos de 50 guineas< Y a lo mejor con las notas que le puse vale
60.

Este libro es prolijo y demasiado largo y pesado, como dicen las normalistas.
Lacunza no escribía bien, aunque leyéndolo da una impresión de grandeza y en algún
momento hay un rasgo sublime de inteligencia o de piedad. Lacunza era de gran
piedad, el primero de sus biógrafos, el mallorquino Bestard, que era enemigo suyo o
al menos adversario, y que escribió un libro refutándolo, cuenta que algunas noches
pasaba cinco horas seguidas en oración, arrodillado y con la frente en el suelo. No sé
cómo lo supo. Era muy sobrio, pobre, amable, limosnero, abnegado, muy buen
sacerdote, amigo del silencio, el retiro y el estudio. Vivía de dinero que le mandaban
de Chile y de la magra pensión que le pasaba el Rey Carlos III, pues aún el pasmarote
de Carlos III conservaba en parte del decoro de la gran monarquía española. Les
mandaba una pequeña pensión a todos los jesuitas que primero desterró de sus
dominios, y después consiguió que los suprimieran como orden religiosa. Cuando el
rey en 1.799 autorizó a los jesuitas desterrados que regresaran a sus países, y de Chile

103
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

le mandaron 400 pesos para el regreso, era tarde. Lacunza murió poco después, lo
encontraron muerto en un río al que se iba a lavar, al Santerno, que tiene poca agua
como para ahogar a un hombre, seguramente víctima de una apoplejía o de un ataque
cardiaco.

Lacunza debe ser abreviado y podado, e Izaguirre, un párroco chileno lo abrevió


y lo tradujo al latín, fue a Roma y consiguió la aprobación eclesiástica, no sé cómo, Dios
quiera que no haya sido con coimas. Lo hizo imprimir lujosamente y lo mandó a Chile,
donde el libro está en gran honor, más que el de Lacunza, aunque vale menos pues por
desgracia el párroco chileno le añadió cosas de su cosecha que son infelices. Se quiso
meter a profeta y no lo era. El otro punto flaco de Lacunza es la simplonería con que
describe la vida durante los mil años, y sobre todo el final de ellos. En mitad del
capítulo 20 del Apocalipsis hay una perícopa de unas pocas líneas, del verso siete al
undécimo que me impide a mí ser milenista, no la puedo tragar y soy forzado de decir
que no sé nada, y si no sé nada del medio no sé nada de los dos cabos. Me pliego a la
observación de Pelayo, son dos opiniones libres en la Iglesia, que cada uno abrace la
que le acomoda, o ninguna, que es lo que yo hago. Pero de esto debo hablar largo en
la clase final.

En la próxima clase, que es la final, hablaremos del final del Apocalipsis, de las
dos resurrecciones, del reino milenario y de la Jerusalen Celestial, y un resumen de
todas las otras. Nada más.

104
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Séptima conferencia del ciclo

La Profecía y el Fin de los Tiempos


Dictada por el R.P. Dr. Leonardo Castellani, SJ,
en la Iglesia del Socorro – Buenos Aires 6 de
Junio al 18 de Julio 1969

- REY DE REYES -
Resumen de todo lo dicho – La última lucha – Modo de la Parusía –
Trasposiciones actuales del Milenio – Karl Marx, Teilhard de Chardin -
Condorcet, Víctor Hugo – El ‚progresismo‛

V oy a tratar del Milenio, del capítulo XX del Apocalipsis, que es una cuestión

muy debatida y aquí en la Argentina fue muy actual hace más de 100 años, en tiempos
de la independencia, pues prácticamente toda la Argentina, como les dije, se volvió o
milenista o antimilenista. Después se apagó eso y luego vino una especie de
resurrección del entusiasmo por esa cuestión, encabezado por Gustavo Martínez
Zuviría, Gurdjieff, José Ignacio Olmedo, el P. Segismundo Masferrer y otros jesuitas,
que iniciaron propaganda por un tiempo de la doctrina de Lacunza hasta que les vino
un jarro de agua fría.

Voy a empezar por el final de la conferencia, que trata de las trasposiciones


laicas o profanas del Milenio a la historia común o profana, trasposiciones actuales del
Milenio. ¿Qué es el Milenio? Hemos visto ya la modesta noción de Menéndez y Pelayo
que lo define así: ‚Imperando después -después de la Parusía – justicia y bondad sobre la
Tierra y siendo desterrada toda prevaricación‛ - de acuerdo a lo que dice el Apocalipsis en
el capítulo XX. Esta opinión, que no ha sido condenada, es la de los milenistas o
milenaristas como dicen algunos que tienen ganas de hacer palabras gordas, que es
hoy día rechazada con furia inexplicable por los llamados ‚alegoristas‛ o ‚pasatistas‛, o

105
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

antimilenaristas simplemente, para los cuales esa profecía de San Juan ya se cumplió y
el Reino de los mil años es sencillamente la iglesia actual. Más adelante veremos esto
en particular.

Lo que no se puede opinar ni decir es lo que leo en un libro argentino reciente a


saber, que los milenistas o milenarios como los llama él, sostienen que habrá un largo
periodo de esplendor y paz en la iglesia antes de la Parusía, y después de eso el
Anticristo, la Segunda Venida y el Juicio Final, y listo. Esto no lo sostiene nadie, es un
mero error. Algo parecido sostienen los católicos progresistas, eso sí, pero un milenio
antes de la Parusía, eso no lo ha sostenido nadie, es un simple error. Dice el filósofo
alemán Josef Pieper, en su librito Uber das Ende der Zeit (Sobre el fin de los tiempos), ha
puesto una observación notable, nota que cuando las gentes abandonan la esjatología
cristiana como en el tiempo del iluminismo, inventan después esjatología mitológica.
Porque la gente tiene que saber adónde vamos, y para saber adónde vamos hay que
saber dónde va a acabar todo. Y para saber cómo va a acabar todo hay que tener de
alguna manera una esjatología.

Esjatología significa el conocimiento de las cosas últimas. Un hermano lego


alemán del Colegio del Salvador muy gracioso, el Hno. Bartling, que estaba muy
enfermo, y le preguntaron ¿Usted está contento de morir? - y contestó - Contento, contento
no. Resignado sí, porque si Dios Nuestro Señor quisiera había hombre para veinte años. – Tenía
noventa< y entonces le dijeron - ¿Y para qué quiere vivir más? – Y, para ver cómo acaba todo
esto! – contestó. Así es, la gente necesita tener alguna idea del final, ya que como dijo
Hartman humorísticamente, ‚Si no conoces el futuro, ¿qué puedes saber del presente?‛ Y
Pieper pone como ejemplo a Kant, que inventó la mitología de la paz perpetua,
comenzada en su tiempo según él, cuando comenzaron las grandes guerras actuales.

Así pues, esta esperanza de un estado definitivo feliz de la humanidad, sea que
se cumpla de acuerdo a los milenistas o bien de los otros, que es los nuevos cielos y
también la tierra, del profeta Isaías, repetida después por Daniel y solemnemente por
San Juan, después de la Parusía y obrada por Dios directamente, fue traspuesta por los
incrédulos modernos al interior de la historia y por las solas fuerzas humanas, y se
llama progresismo. Su dogma es que la humanidad siempre progresa de bien en mejor,
y ha de llegar por tanto a un estado óptimo, paradisíaco, sin tantas historias de
Anticristos y Venida de Cristos y cuentos< O sea, antropológicamente hablando, el
hombre es un bípedo en continua ascensión de cosas viles a cosas más nobles, a quien
se debe respeto por sí mismo y cuyo destino está exclusivamente en sus propias manos.
Hoy celebramos ese triunfo del progreso de llegar los hombres a la luna a recoger 26
kg de piedras, y eso prueba que el mundo anda mucho mejor que cuando yo nací, y
muchísimo mejor que cuando nació mi abuelo< según los progresistas.

106
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Este dogmatón, enteramente contradicho por la historia y por la experiencia,


forma parte, más aún, es el alma, de lo que llamó Belloc la mente moderna y llamamos
la herejía actual. En cualquier discurso de Frondizi, de Nixon o de Krieger Vasena,
pueden encontrarlo en la base. ¡Adelante con el progreso! Hoy es mejor que ayer, y
mañana será necesariamente mejor que hoy.

En vano le pediremos de dónde viene esta revelación, y qué argumento o razón


hay que la pruebe. El Marqués de Condorcet, o sea Marie-Jean-Antoine Nicolas de
Caritat, en su bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano,
nos dirá simplemente que la historia de la humanidad se divide en diez tramos, cada
uno más feliz que el otro. Y que el tramo décimo, de la ciencia experimental, en el cual
estamos nosotros, es felicísimo y va derecho al paraíso en la tierra, después de lo cual
tomó un veneno y se murió. Condorcet era girondino, los cuales eran perseguidos a
muerte por los jacobinos, sus compañeros de antaño, porque entre todos ellos
decapitaron a Luis XVI. Condorcet estaba escondido en casa de una Madame Vernet,
hasta que lo denunciaron, lo aprisionaron, y él en la cárcel se envenenó.

No hay para qué reseñar el camino de esta idea enteramente simplona, de que
el mundo progresa fatalmente. Desde el Renacimiento a donde vayamos la hallamos,
desde Francis Bacon hasta Kant, que es el más asnal profeta de ello, el cual ya viejo
escribió el libros esjatológicos acerca del fin de los tiempos y de la paz perpetua, dos
años antes que muriera el marqués Marie-Jean-Antoine Nicolas de Caritat. Leyendo
los cuales uno no sabe si reír o llorar, pero más bien llorar, porque en el mismo año que
firmaba La paz perpetua, en 1792, la Revolución Francesa estaba haciendo caer cabezas
por centenares en París, en el comienzo de una serie de guerras atroces, que han ido
aumentando y empeorando hasta nuestros días. Y él pone como argumento de sus
temerarias profecías esa misma revolución o subversión francesa, pues basta que ella
vaya contra el poderío de los curas para que sea la señal de la aurora. El habla de la Fe
de la Iglesia, o sea el Anticristo según él, contra la Religión de la Razón, que es la
verdadera religión. Basta esto como digo, para que sea la señal de la aurora.

En fin, para qué seguir< Josef Pieper ha hecho justicia a las burradas de Kant en
su libro Sobre el fin del tiempo. Pieper prosigue el estudio de los seguidores de Kant,
como Fichte e innúmeros epínomos. Baste decir que esa doctrina del progreso empapó
al llamado Iluminismo, que tanto daño hizo a esta nación, al nacer ella en su misma
infancia. Entonces está bien saber que es una trasposición absurda e impía de un
elemento religioso dentro de la razón independizada de Dios. Se hace una fe en un
final feliz intrahistórico de la humanidad, contrariando directamente la esjatología
cristiana, la cual establece un final intrahistórico catastrófico de la humanidad, que es
empero la puerta del verdadero final feliz suprahistórico. O sea que el término de la

107
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

historia para los cristianos es doble, intrahistórico y suprahistórico y obrado


directamente por Cristo. Y ese es el significado en el fondo de la Redención del género
humano por Cristo, el cual se debe a Sí Mismo y a nosotros ese cierre y sello de su
redención y esa toma de posesión de la Tierra de que es Rey.

De modo que este dogma de la Parusía hace eco al dogma de su Pasión y Muerte
y su aparente fracaso personal, del mismo modo que el dogma falso del progreso
indefinido inevitable, o sea el milenismo traspuesto y falso, hace eco al ateísmo que
primero solapado y después abierto, camina desde el Renacimiento a Kant en un
aparente triunfo. Ese triunfo de la humanidad sin Cristo o al margen de Cristo,
encontró su cantor en Victor Hugo, que es un poeta sino grande al menos hábil, fogoso
y arrollador, que en su entusiasmo frenético ante la nubilidad de las naciones y la
revelación de la luz y de la libertad, superó al anciano Papías, patriarca un poco tonto
de los milenistas.
Al mismo tiempo, un judío de cabeza alemana, fundaba científicamente el
comunismo, que es también un milenismo espúreo, y que según él llevará a la
humanidad a través de la dictadura del proletariado a un tiempo paradisíaco terreno,
en el que ya no habrá estado ni gobierno político y nos repartiremos entre todos
equitativamente los bienes de este mundo, y el Cielo se lo dejaremos a los ángeles y a
los gorriones, como dice el poeta comunista Heine.

Justamente cuando Marx proclamaba el Milenio de la humanidad por la


abolición del Estado, el Estado proseguía acelerado el proceso de centralización y
apropiación que vemos hoy día. El Estado es fortísimo en Rusia para empezar, y en
todas partes. No lleva ninguna traza de desaparecer el Estado, lleva el camino de
hacerse cada vez más absorbente, o como dicen totalitario, hasta llegar quién sabe a qué
punto<

Digamos sobriamente que Teilhard de Chardin pertenece a esta recua, pues


enseña una evolución feliz de lo humano, en una mezcolanza de la idea de Condorcet
con el Apocalipsis, por la cual mezcolanza vamos todos sin agonía, ni lucha, ni
apostasía, ni Anticristo, qué tantos cuentos, a convertirnos nada menos que en
diosecitos nuevecitos y flamantes< Teilhard de Chardin se glorió una vez que su
doctrina iba a producir la amalgama o fusión del comunismo y del capitalismo, y
puede que tenga razón.

Todo esto está tratado con brevedad un poco desahogada. Sigue después de la
visión XVI y XVII, de la caída de Babilonia, de la cual ya hablé, las visiones del Reino
Milenario, del Juicio Final y de la Jerusalen Celestial, o sea capítulos XX XXI y XXII.
Había decidido no decir nada del capítulo XX, o sea del Reino Milenario, pues es

108
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

peligroso hoy día incluso el nombrarlo, pero ya lo he nombrado tantas veces que en
fin, preso por mil, pues preso por mil quinientas, y tienen ustedes derecho a saber con
qué se come eso.

Se llaman milenistas o milenaristas los que interpretan literalmente el capítulo


XX del Apocalipsis, y dicen por tanto que habrá dos resurrecciones, de los santos y de
los mártires una, al bajar Cristo del Cielo; después un periodo pacífico y feliz de la
humanidad durante un largo tiempo, sean los años que sean, y al fin de ese periodo la
resurrección total de todos los muertos. Es decir, según los milenistas la resurrección
comienza con la venida de Cristo al mundo, sigue luego un periodo feliz a causa de las
apariciones de los resucitados, que se aparecen como se apareció Cristo después de su
resurrección, y van resucitando otros justos durante el curso de esos mil años, de tal
manera que al final no quedan por resucitar sino los réprobos, y entonces resucitan
todos los réprobos de una vez.

Los alegoristas o pasatistas, por el contrario, dicen que esa profecía ya se


cumplió. Los mil años son esta iglesia actual nuestra, la que tiene ya 2000 años y durará
quién sabe cuántos miles más. Y habrá una sola resurrección junta en el Día del Juicio
Final, cuando se reunirán las miríadas de muertos que han sido, en el Valle de Josafat
para ser juzgados todos en un instante. O sea, en una palabra: los milenistas dicen que
habrá dos resurrecciones y los antimilenistas dicen que habrá una sola.

Los milenistas interpretan literalmente el capítulo XX, donde San Juan dice que
ésta es la primera resurrección, y los antimilenistas interpretan alegóricamente y dicen
que todo ese capítulo significa toda la vida de la Iglesia, 2.000 años o 16.000 años, o los
que quieran ellos. Y eso de la primera resurrección dicen que significa pasar del pecado
a la gracia, esa es la primera resurrección.

Entonces, ¿cómo está este capítulo XX después que San Juan ha contado el
combate de Cristo con el Anticristo, la caída del Anticristo, el encierro del diablo
durante mil años y un periodo feliz? Y dicen: por recapitulación, volvió atrás San Juan
al principio del libro, o por equivocación. Esta es la diferencia entre estas dos digamos
escuelas, es una diferencia diametral. ¿Cómo nacieron estas escuelas? Del siguiente
modo: los primeros Padres de la Iglesia fueron todos o casi todos milenistas, hasta el
siglo IV. Uno de ellos, San Justino Mártir año 160, nos dejó dicho que San Juan, el
autor del Apocalipsis, el Apóstol, fue milenista. Y en el siglo IV, aunque aparecen
cuatro Padres que rechazan el milenismo craso o carnal, no se puede nombrar ninguno
que rechace todo milenismo, o sea el espiritual incluso, supuesto que una es el
milenismo carnal o craso del hereje Kerinthos, y otro el milenismo espiritual de San

109
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Ireneo y los otros, como diez Santos Padres de la primitiva Iglesia, que San Agustín
declaró ‚tolerable‛.

Los Santos Padres antiguos ni sueñan en un dominio mundial de los judíos


después de la Segunda Venida, y mucho menos en una vida de francachelas, convites
y deleites sensuales, como dice Menéndez y Pelayo, y ningún milenista serio cree en
eso. No conozco un solo gran teólogo que haya sido antimilenista desde San Juan hasta
hoy, excepto mi maestro el Cardenal Billot. Puede ser que haya, pero lo dificulto.

En el siglo XV San Agustín, al igual que prácticamente todos, en su sermón 259,


es milenista. En su vejez en el año 426, tres años antes de morir, ya no lo es. Y en su
gran obra De Civitate Dei, el último de sus libros, propone esa nueva interpretación
alegórica que ya hemos visto, que llegó a nosotros vehiculada por innumerables
partidarios. Pero San Agustín no la dio ni como cierta ni como exclusiva a esa
interpretación literal, los que hacen eso son los agustinitos actuales. ¿Qué pasó entre el
Agustín joven y el Agustín viejo? No sabemos de cierto. Probablemente le escribió
desde el Oriente San Jerónimo anciano, a quien San Agustín respetaba enormemente,
que un judío converso, Kerinthos, había suscitado una herejía carnal sobre el Reino de
los mil años que hacía enormes progresos en el Oriente, la cual proponía una cantidad
de embelesos y supersticiones judaicas. San Agustín no habló más del famoso Reino e
inventó la interpretación alegórica, o más exactamente la tomó de un gran adversario
suyo, el Tyconio, donatista que la había propuesto antes. Interpretación alegórica que
a él no lo entusiasma, pero que tuvo un éxito enorme hasta llegar a hacerse un dogma
para sus aceclas en nuestros días, que intentan imponerla a todos con medios lícitos o
ilícitos, medios ilícitos como por ejemplo decir falsedades.

Las notas de todas las biblias en uso, menos la de Straubinger, ponen esta
opinión como única, es decir la alegórica, la nueva, y si se acuerdan de la otra, es decir
de la antigua y tradicional, es para fulminarla como superstición judaica, o como dice
Nacar Colunga ‚Es preciso dejarnos de fantasías y atenernos a los datos de la Fe‛. O sea, el
creer con simplicidad la letra misma del Libro Santo es ‚fantasías‛, y la rebuscadísima
imaginación de San Agustín o de Ticonio se convierte en cosa de Fe. Porque dice
‚atenernos a lo que dice la Fe‛, y no es Fe, son dos opiniones hasta hoy lícitas, como dice
Menéndez y Pelayo.

La llamada Biblia de Jerusalen, pone en nota que la opinión milenista ha sido


desaprobada por la Iglesia. ¿Por qué iglesia? Es una falsedad. Ahora se apoyan en este
hecho que les voy a contar porque nos atañe a nosotros, los de la América del Sur. Hace
unos veinte años vino un decreto de la Congregación del Índice, prohibiendo enseñar
el milenismo en la República de Chile, no condena el milenismo como error sino que

110
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

lo prohibe enseñar nada más, prohibe que lo prediquen. Tampoco dice todo milenismo,
sino que define el milenismo allí, dice ‚<predicar que Cristo va a reinar corporalmente en la
Tierra durante muchos siglos‛. Resulta que los antimilenistas que estaban alrededor del
Papa quisieron condenar al milenismo y no se dieron cuenta que se condenaron sin
querer a sí mismos. Porque ellos dicen justamente que Cristo reina ahora, Cristus
regnat, y ese es el Reino de los Mil años de Cristo. ¿Y cómo reina, reina corporalmente
o no? Reina corporalmente porque está corporalmente en el Santísimo Sacramento. Y
como entonces se dieron cuenta que se habían condenado a sí mismos queriendo
condenar a los adversarios, entonces hicieron otro decreto, en el cual extendieron la
prohibición a toda la América del Sur a partir de Honduras para abajo y lo definieron
de otra manera. Dijeron ‚<Al milenismo que enseña que Cristo va a venir y va a reinaren el
mundo durante mil años visiblemente‛ Sacaron el adverbio corporalmente y pusieron
visiblemente.

Ahora, que Cristo va a reinar visiblemente en el mundo con un ministerio de


defensa, un ministro de trabajo y previsión, un ministro de felicidad privada y pública
como nosotros, eso no lo enseña nadie, ni milenistas ni antimilenistas, nadie enseña
eso. Dicen que Cristo va a volver, va a vencer al Anticristo, y después se callan, no hay
nada más en la Escritura. De manera que aunque yo me pusiera a predicar acá el
milenismo, no faltaría al decreto ese, prohibitorio para toda América del Sur, pero no
me voy a poner a predicarlo.

Entonces fue cuando Martínez Zuviría y sus compañeros que habían publicado
dos libros exponiendo la teoría de Lacunza y exponiendo el milenismo, se asustaron y
se callaron la boca ya definitivamente, porque creyeron que los agarraba el decreto ese
de toda la América del Sur, pero en realidad no los agarraba.

¿De dónde viene todo ese furor sobre algo que la Iglesia no ha condenado ni
condenará jamás, porque no va a condenar a todos sus Primeros Padres, y ese
fanatismo por imponer otra opinión posterior, que lo menos que se puede decir es que
es poética, imaginativa y arbitraria. Yo quisiera saberlo, no lo sé ni lo entiendo, aunque
lo deploro. Yo escribí un comentario del Apocalipsis en el que expuse las dos
opiniones, sin predicar a ninguna, y cuando menos lo pensaba me vino una puñalada
por la espalda desde la oscuridad: los editores del libro, los padres paulinos, recibieron
una orden de no reeditar ese libro ni editar ningún libro mío ni pasado ni futuro. Es
decir que todo lo que escribiere yo en adelante, sea lo que fuere, será necesariamente
herético y está condenado desde ya, en espíritu profético y en perfecta felonía.

Es una cosa enorme y casi ridícula de puro enorme. Está mandado en la Iglesia
de Dios que si algún católico se equivoca, se le avise de su error primero que

111
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

condenarlo, está mandado en el Código de Derecho Canónico, y no se le condene si es


que no se obstina. A mí no me avisaron del error, ninguno, seguramente porque no
había, pero lanzaron el rayo igual.

¿De dónde vino esto? Puesto que dicen que de Roma viene lo que a Roma va,
¿quién fue a Roma portando una acusación? Ya que no fue el Cardenal Caggiano, quien
me aseguró en una carta ‚Yo no fui‛, no queda otro posible según me parece, que el
Director de Criterio, Presbítero Jorge Mejía, el cual enseña en sus clases del seminario
que yo soy milenista. Que le aproveche< El libro se reeditó en Méjico sin mover yo un
solo dedo, lo reeditaron unas monjitas que no tenían la prohibición esa que vino de
Roma a los padres paulinos. Dios sabe cuán odioso que me es revelar todo esto, pero
es necesario hacerlo al menos a públicos ilustrados, no así a la gente menuda pues
conozco tres casos como éste, aunque naturalmente el que mejor conozco es el mío. Y
hay que hacerlo porque estas puñaladas por la espalda parecen casi sacrílegas, son
para la Santa Madre Iglesia no solamente desdorosas sino suicidas, y son una de las
flaquezas del gobierno de la Iglesia que producen el actual desorden. El teólogo alemán
Williamson habló o dijo en un caso parecido, de los estragos de la democracia
impersonal en el gobierno de la Iglesia, pero es mucho peor, es el estrago de la
malignidad personal ingiriéndose en el gobierno de la
Iglesia.

¿Pero usted es o no milenista? ¿Prefiere la opinión literal del reino de Jesucristo


sobre la Tierra después de la Parusía? Quizás fuese milenista si no hubiese en la mitad
del capítulo XX cuatro versículos sobre el ataque de Gog y Magog después de los mil
años, que no puedo tragar, que no entiendo ni jota, y no entendiendo la mitad del
capítulo puedo malentender también el resto. Porque en el medio del capítulo dice que
pasados los mil años Satanás va a ser soltado y va a sublevar a toda la gente de los
cuatro ángulos de la Tierra, Gog y Magog dice, que no se sabe qué es, Gog y Magog, y
esos sublevados van a atacar la ciudad de los santos y el reino de los santos, y le van a
poner cerco y va a bajar fuego del cielo y los va a consumir, y entonces va a venir la
resurrección de los réprobos.
Es demasiado duro y raro eso como de pensar en dos anticristos, en dos juicios
universales. Un gran novelista suizo hizo una novela esjatológica que se llama Gozo en
el cielo, en la cual cuenta esto, describe el milenio a su manera, describe un estado feliz
de la humanidad y de la Iglesia, y después de eso pone la resurrección de los réprobos
que vienen y atacan a los santos, y esos son Gog y Magog, que empiezan a hacerse
grandes grietas en la tierra y empiezan a aparecer malvados resucitados. Pero eso es
una fantasía todavía más intragable que la letra del Apocalipsis.

112
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Entonces, ¿adhiere usted a la opinión de los alegoristas? Menos todavía!


Lacunza ha refutado sin dificultad esa alegoría poniéndola en ridículo. Vean ustedes
mismos, recordemos el texto: aquí en el capítulo XIX dice el Profeta que el Verbo de
Dios con su ejército blanco derrotará al Anticristo y a su poder, o sea a la bestia y a sus
reyes. Y después continúa así literalmente: ‚Y agarrada fue la bestia y con ella el
pseudoprofeta que hizo ante ellas prodigios con los cuales sedujo a los que le siguieron la marca
de la bestia y adoraron su imagen. Y vivos fueron arrojados estos dos en el estanque de fuego
ardiente y azufre.‛

Y continúa luego en el capítulo XX así: ‚Y vi al Ángel descendiendo del cielo, teniendo


en su mano la llave del abismo y una cadena grande. Y agarró al Dragón, la antigua Serpiente,
que es el Diablo y Satán, y lo amarró por mil años y lo arrojó al Abismo, y cerró y selló sobre él,
para que no seduzca más a las gentes hasta que se cumplan mil años. Y después de eso conviene
sea soltado en poco tiempo. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado poder de juzgar.
Y las almas de los degollados, por el testimonio de Jesús y el Verbo de Dios, que no adoraron la
Bestia ni a su imagen, ni aceptaron su marca en sus frentes ni en sus manos, vivieron y reinaron
con Cristo mil años. El resto de los muertos no revivió hasta que se cumplan los mil años. Esta
es la resurrección primera. ¡Dichosos y santos los que participan de la primera resurrección! En
éstos no tiene poder la segunda muerte, más serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán
con él durante mil años.‛

Éste es el famoso fragmento tan debatido. Los milenistas lo aceptan


simplemente tal como suena. Los antimilenistas lo interpretan del modo siguiente: los
mil años del reinado de Cristo son todo el tiempo de la Iglesia, desde el siglo IV hasta
nosotros, la derrota del Anticristo se efectúa en el siglo IV, el Ángel que ata al dragón
en el Abismo es el emperador Constantino, el Abismo es los corazones de los impíos,
el Ángel debe andar atareadísimo con sus llaves para cerrar todos los corazones de los
impíos y que no se escape el diablo de alguno< Los tronos levantados para que los
santos juzguen son los proleptos de los obispos, por ejemplo ese sillón que tenía
Monseñor Copello. La resurrección primera es el pasar del pecado a la gracia, la
resurrección segunda es la resurrección tal cual. La muerte primera es la caída al
pecado, la muerte segunda es la muerte tal cual, y debería haber una tercera muerte, el
infierno o la muerte eterna, pero esa no está. De modo que tenemos aquí un escritor
que sin decir agua va, emplea dos palabras, en dos o tres sentidos diferentes, a dos o
tres líneas de distancia. Es imposible, ningún escritor puede hacer eso. Y siguen las
incongruencias y arbitrariedades, pero con éstas basta y sobra.
De modo que alegrémonos de que Cristo reine ahora en todo el mundo, y que
yo y ustedes podamos ser tentados, por más que el Diablo quiera, porque está
encadenado en el Abismo, que es el corazón de los malvados, por mil años. Así que yo

113
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

contestaría a los que me preguntaran si soy milenista o antimilenista, lo mismo que


Bossuet: ‚Cuando se verifique, sabremos lo que es el Milenio‛. O como César Pico a José
Ignacio Olmedo, parodiando a Mussolini: ‚No me preocupa si hay dos resurrecciones o una
sola, me preocupa resucitar en cualquiera‛. Efectivamente, al pueblo fiel no le es de
importancia o de trascendencia cuál de las dos opiniones sea verdadera, a los exegetas
les resulta de importancia, porque según la opinión que adopten, tienen que
interpretar todo el Apocalipsis y después toda la Escritura de una manera u otra.

Antes de esta predicción del Milenio, sea él lo que fuere, está la visión de una
batalla de Jesucristo contra el Anticristo y sus reyes, y sus capitanes, y sus caballos y
sus paladines, libres y esclavos, y pequeños y grandes, dice el Profeta. La cual batalla
sí que es simbólica sin duda alguna, pues Cristo aparece en un caballo blanco con una
túnica ensangrentada, y una espada que le sale de la boca, que no es lugar de donde
salgan espadas, y significa simplemente la Palabra de Dios, como dijo San Pablo, que
Cristo derribará al Anticristo con un soplo de su boca, es decir con una palabra. Y San
Juan disipa todo malentendido diciendo ‚ Y su Nombre es Palabra de Dios‛. Y el ejército
celestial que lo sigue también en caballos blancos y uniformes blanquísimos, lino
blanco y limpio, representa simplemente el poder regio de Cristo, que tiene, dice San
Juan, escrito en su vestido y en su muslo ‚Rey de Reyes y Señor de los que dominan‛.

Y viene ya el capítulo último, la visión XXª del Apocalipsis, la Jerusalen nueva,


el nuevo Cielo y la nueva Tierra. Bien quisiera yo poder describir aquí la gloria del
Cielo y mandarlos gozosos a sus casas, pero la gloria del cielo, la vida eterna, la
posesión de Dios, es inefable. Tomé el famoso Nuevo Catecismo Holandés para Adultos,
que entre paréntesis es un masacote no apto para hispanos, para ver si me inspiraba
para describir el Cielo. No me inspiró, este catecismo es bastante incoherente, y lo único
que tiene de nuevo es que tiende a rebajar todo lo sobrenatural y a aproximarlo a lo
natural. Por ejemplo, las palabras de San Pablo ‚Ni ojo vio, ni oído oyó, ni corazón de
hombre soñó jam{s lo que Dios tiene preparado a los que le sirven‛, que evidentemente habla
del Cielo y así lo traen todos los catecismos no nuevos, dice el catecismo nuevo que no
hay que entenderlo como del cielo sino como de la fe, y que eso se cumple en esta vida.
Y para describir el Cielo deja de lado el Apocalipsis, diciendo que es un libro de
ardorosas imágenes, pero ojo, que no hay que entender en él cada frase por separado,
lo cual puede decirse de cualquier libro. Y para imaginarnos las promesas del Cielo
propone las siguientes cosas: la música, la primavera, una ciudad moderna iluminada
por la noche, la seguridad de un niño cuando la madre le enjuga las lágrimas, el amor
del hombre a la mujer, la paz y el consuelo de la oración, la liberación de un gran
peligro, la intimidad de una comida entre amigos.

114
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Para Holanda está bien, porque no sé cómo será la ciudad de Holanda de noche,
pero Buenos Aires no es muy entusiasmador, de acuerdo al poeta que dijo ‚El cielo tiene
sus estrellas, la tierra tiene sus burdeles, que no dejan ver la lumbre dellas con sus eléctricos
carteles‛. Y en cuanto a las empanadas y asados con cuero de los amigos, me suelen
hacer daño al estómago, sobre todo cuando discuten de política.

‚Y vi nuevo Cielo y nueva Tierra, pues cielo y tierra de antes ya pasaron, y el mar ya no
es. Y la Ciudad Santa es la Jerusalen Nueva, bajando del Cielo desde Dios, preparada como una
novia engalanada para su varón. Y oí desde el trono una voz magna diciendo: He aquí la morada
de Dios con los hombres. Y morará con ellos y ellos serán su pueblo, y Él con ellos su Dios. Y
secará las lágrimas de sus ojos, y la muerte ya no será ni el llanto, ni el luto, ni la pena, ya no
serán, porque lo de antes ya pasó‛. Con esto me bastaría a mí: que no hubiera más
enfermedades ni insomnios, sin tantas músicas y primaveras, pero San Juan prosigue
largamente la descripción de la suerte de los resucitados, la cual no es fácil: primero es
una novia, después una ciudad. Jesucristo nunca describió el Cielo, se contentó con
compararlo a un convite de bodas, abandonando la simbología erótica del Cantar de
los Cantares. San Pedro hizo una alusión a la transfiguración de Cristo, que él
presenció, y durante la cual dijo ‚Señor, es bueno estarse aquí, hagamos tres tiendas‛. San
Pablo dijo que ‚Ni ojo vio, ni oído oyó, ni corazón de hombre soñó lo que tiene Dios preparado
para los suyos‛.

San Juan habla de la Prometida, que es la Iglesia, que ha estado durante siglos
preparando sus adornos nupciales y llega por fin a las bodas, y entonces cambia
bruscamente de metáfora y la imagina como una ciudad de oro, jade, perlas y pedrería
preciosa. Como se hace también en el Libro IV de Esdras, también es una mujer
primero y después una ciudad ‚Ven te muestro a la desposada, la Mujer del Cordero, y me
llevó en el espíritu a un monte grande y excelso, y me mostró la Ciudad Santa, Jerusalen la
Nueva, descendiendo del Cielo desde Dios‛. La Ciudad Nueva es el mundo de los
resucitados, he aquí la morada de Dios con los hombres, cada uno de ellos puesto en
su lugar y ajustado como una piedra, como una piedra preciosa en un buen edificio. Y
enumera minuciosamente las doce piedras preciosas, y era la fábrica de ese muro de
piedra jade, y la ciudad misma era de oro puro y cristalino, y las bazas del muro
ornadas de toda piedra preciosa: la primera baza jaspe, la segunda baza esmeralda, y
sigue durante doce piedras preciosas.

Es decir, los resucitados son como lo más precioso que hay en este mundo, y
más. Los teólogos dicen que tendrán las cualidades milagrosas que tuvo el cuerpo de
Cristo resucitado, a saber: impasibilidad, o sea no poder sufrir; agilidad, o sea libertad
para moverse con toda velocidad, más que la Apolo XI; resplandor, o sea luz suma, y
sutileza, o sea el poder de pasar a través de los cuerpos inanimados. Es decir que son

115
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

como una cosa que ni hemos visto ni tenemos idea. Y por eso San Juan nos presenta
una ciudad que casi no puede ser, hecha de piedras preciosas y de forma cúbica, o
mejor y más probablemente de forma piramidal, como los famosos zigurats, o
pirámides escalonadas o jardines pensiles de Babilonia, que eran para los orientales
una de las siete maravillas del mundo. Eran plataformas superpuestas que se iban
enganchando en forma de cono, no en forma de cubo. Porque que diga San Juan que
el alto era lo mismo que el ancho y el largo, no quiere decir que tengan que ser cúbicas.
Es una ciudad bastante mayor, casi el doble, que toda la República Argentina entera y
verdadera, en la descripción de San Juan y con las medidas que da él.

Los impíos han blasfemado de esa ciudad milagrosa, diciendo despectivamente


que es una ciudad mineral, un palacio metálico, sin ver que es un muy propio símbolo
de la unidad del hombre restaurado, de la humanidad llegada por fin a su perfección
definitiva, hacia la cual perfección ha tendido por siglos, y ahora mismo tiende en
forma desesperada, pues los progresistas sueñan con un mundo unificado bajo un
gobierno único, one world, suprimidas todas las guerras y convertida la tierra en un
Eden delicioso por medio de la inteligencia del hombre y del átomo para el progreso.
Esa unidad del universo se hará, pero la hará Cristo, quizás sin átomos. Dice el teólogo
ruso Vladimir Soloviev hacia el final de su libro católico Rusia y la Iglesia Universal, ‚La
razón y la conciencia del varón, el corazón y el instinto de la mujer, junto con la ley de
solidaridad y altruismo que forma la base de toda sociedad, no son más que una prefiguración
de la verdadera unidad de vida humana ser mujer, que debe crecer, florecer y dar fruto todavía.
El desarrollo sucesivo de ese germen se cumple por el proceso de la historia, bajo la dirección de
la Providencia, y el triple fruto que ha de quedar es la mujer perfecta, o sea la natura divinizada,
el hombre perfecto, o sea el hombre dios, y la sociedad perfecta de Dios con todos los hombres,
encarnación perfecta de la Sofía perenne. Este concepto de la ‚Sofía Perenne‛ en los libros
hebreos es la Gloria de Dios, que no es un accidente sino una sustancia, para nosotros
sería el Espíritu Santo.

Cierto que en la figura de San Juan parece una ciudad mineral el mundo de los
resucitados, nuestro mundo futuro, pero en ella está el Río de las aguas de la vida,
fulgente como cristal, y está el Árbol de la Vida, que sustentaba a nuestros padres en
el Paraíso, y es alimento y medicina de las naciones, y cada mes da un fruto distinto, y
está el vero sol, que es Dios y la lámpara que es Cristo. Estas son cosas misteriosas que
no sabemos lo que son, pero que representan simplemente una felicidad inefable. ‚Y
me dijo, estas palabras son fieles y veraces, y el Señor, el Dios de los espíritus proféticos, mandó
a su Ángel mostrar a los siervos suyos lo que debe suceder pronto‛ - O mintió San Juan, o no
puede esto tardar esto todavía 16.000 años. - He aquí que vengo pronto y dichoso el que
guarde las palabras de la profecía de este libro. Yo Juan soy el que vio y oyó esto, y oyendo y

116
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

viendo caí de hinojos a los pies del Ángel que me mostrara todo esto para adorarle, pero él me
dijo ¡No, cuidado! Yo soy un siervo tuyo, de los profetas y de todos los que guardan las palabras
de este libro. A Dios tienes que adorar. Y me dijo Cristo: No sellen las palabras de la profecía de
este libro, pues el Tiempo está cerca. El dañino que dañe más y el sucio que se ensucie más, y el
justo se justifique más y el santo se santifique más. Mira, vengo pronto y traigo mi recompensa
conmigo, para pagar a cada uno según su trabajo.‛

Son las palabras que cierran la Profecía de Daniel, con la diferencia que a Daniel
el ángel le dice ‚Sella las palabras, cierra el libro, pues el tiempo del Fin está lejos‛.
Y a San Juan le dice: ‚No cierres el libro porque el tiempo está cerca‛.
Finaliza esta última visión con una proclama de Cristo que dice: ‚He aquí que
vengo pronto, y traigo conmigo el premio, para pagar a cada uno conforme a sus obras. Yo soy
el Alfa y el Omega, (la A y la Z), el Primero y el Último, el Principio y el Fin. ¡Dichosos los que
lavan sus ropas en la sangre del Cordero, así podrán disponer del Árbol de la vida y se les dará
entrada por las puertas de la Ciudad Santa! ¡Afuera los perros, los brujos, los fornicarios, los
asesinos, los idólatras y todos los que hacen y aman las mentiras!‛ ‚Yo Jesús, mandé al Ángel
mío testimoniar esto a las iglesias. Yo soy raíz y estirpe de David, la refulgente Estrella
Matutina‛.

Esta mención de las iglesias junta todo el libro del Apocalipsis con el primer
septenario de las Siete Iglesias, que algunos exegetas modernos quieren sacar del
Apocalipsis diciendo que es otro escrito que se pegó accidentalmente al Apocalipsis
después y que no tiene nada que ver con la Profecía. En realidad, San Juan menciona a
las iglesias en el curso del Apocalipsis, de manera que forma parte de la profecía, y
muchos creen que es una profecía simbólica y bastante vaga de los siete estados o
estadios de la Iglesia en el mundo. Los poetas de todo el mundo han dicho esto mejor
que yo, es decir han descripto el Cielo. El Libro de San Juan al mismo tiempo que
profecía es alta poesía. Todos los poemas del mundo, créase o no, tienen por tema único
la felicidad, expresan ya sea un momento de felicidad, o de nostalgia de la felicidad, o
de falta de felicidad.

Así que para terminar, acudamos a los poetas, al pobre Baudelaire, que describe
su esperanza del cielo justamente de una forma mineral. En su poema Bendición
(Benedictio), que abre el tremendo libro Las Flores del Mal, describe primero las
desventuras del Poeta, con mayúscula, es decir de él mismo, de una forma que no se
puede ir más allá, pues blasfema de su misma madre. Cuando por un decreto de la
deidad suprema, aparece el Poeta en un mundo aburrido, su madre abre el infierno de
su boca blasfema y grita a Dios que la oye chillar compadecido, - y sigue con esos gritos
de su madre, en que realmente ni Job fue más lejos. Y después interrumpe, ‚entre tanto
a cobijo de unas alas de nieve, crece el niño maldito ebrio de luz del día, y en todo lo que come y
117
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

en todo lo que bebe vuelve a encontrar el néctar bermejo y la ambrosía‛. Tan mal no le va, pero
luego sigue con las expresiones de sus compañeros del burgo, y al fin la más tremenda
de su mujer, que primeramente dice que se va a hacer adorar como un ídolo y después
dice: ‚Y, cuando me hastíe de estas farsas impías, posaré sobre él mi mano fuerte y débil pasión,
y mis uñas iguales a las de las arpías, sabrán abrirse paso hasta su corazón. Sacaré como un
pájaro que tiembla y que palpita, su corazón sangriento del pecho que lo encierra, y para que
se regale mi bestia favorita, desdeñoso y soberbio, lo arrojaré por tierra‛.

Pero de golpe el poeta desdichado cambia de registro, se eleva sobre la tierra y


dice: ‚Hacia el Cielo, donde su mirada alcanza un trono espléndido, el Poeta sereno eleva sus
brazos piadosos, y vastos fulgores de su espíritu claro le ocultan el tumulto de los pueblos
furiosos‛ – El tumulto de los pueblos furiosos debe ser Honduras, San Salvador y
Vietnam< – ‚Oh Dios, bendito seas que dais el sufrimiento como divino remedio a nuestras
impuridad, y como el más activo y el más puro fermento que prepara a los fuertes para la
eternidad‛ ‚Yo sé que tú preparas un lugar al Poeta, en las filas ardientes de tus santas legiones,
donde lo esperan huésped de la fiesta secreta, los Tronos, los Querubes y las Dominaciones‛. ‚Yo
sé que el dolor forma la aristocracia sola, do no harán mella el diente del mundo y los infiernos,
sé que es preciso para fabricar mi aureola, juntar los universos y los siglos eternos.‛ ‚M{s las
joyas perdidas de la antigua Palmira, los ignotos metales, las perlas de la mar, por tu mano
engarzados no podrán igualar a mi diadema cierta, resplandeciente y clara, porque no será hecha
sino de pura luz, arrancada a los focos primitivos del ser, del cual aún esos ojos , que yo sé de
mujer, son menos que un espejo deslustrado y marfuz.‛ Marfuz es una palabra árabe que
significa opaco en castellano, estoy contento de mi traducción de Baudelaire, aunque
sé que toda traducción de un poeta lo traiciona.

Dejemos para acabar, el órgano y la trompetería del francés por la apacible vida
de Fray Luis de León. En la oda A Felipe Ruiz, el agustino español trata de lo deleitoso
que será en el Cielo conocer todas las cosas, porque su hipo y su ansia eran de conocer,
de acuerdo a aquel verso de Virgilio que él tradujo: ‚Feliz el que pueda conocer las causas
de todas las cosas‛ ‚Cuándo será que pueda, libre de esta prisión volar al Cielo, Felipe, y en la
rueda que huye m{s del suelo, contemplar la verdad pura sin velo‛ –La rueda que huye más
del suelo es la última esfera celeste, la novena, donde está Dios. Creían que el Cielo
tenía nueve esferas que giraban en torno de la Tierra según el sistema de Ptolomeo –
‚Allí a mi vida junto, en luz resplandeciente convertido, veré distinto y junto lo que es y lo que
ha sido, y su principio propio y escondido‛.

Es curioso como este gran filólogo, escriturista y teólogo, lo que más angurria
tiene de saber es la Astronomía. ‚Quién rige las estrellas veré, y quién las enciende con
hermosas y eficaces centellas; por qué están las dos Osas de bañarse en el mar siempre medrosas.‛
– La Osa Mayor y la Osa Menor son dos constelaciones del hemisferio norte, como

118
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

saben, que giran en torno al Polo Norte y no tocan nunca el mar, están por encima del
horizonte. En la oda más larga Noche serena, el poeta celebra las glorias del Cielo en
general: ‚«Morada de grandeza, templo de claridad y de hermosura, mi alma, que a tu alteza
nació, ¿qué desventura la tiene en esta cárcel baja, oscura?‛

Pero no se olvida de su hipo por la ciencia, de saberlo todo, lo que es, lo que
será, lo que ha pasado: ‚Quien mira el gran concierto de aquestos resplandores celestiales, su
movimiento cierto, sus pasos desiguales y en proporción concorde tan iguales. la luna cómo
mueve la plateada rueda, y va en pos della la luz dó el saber llueve, y la graciosa estrella de amor
la sigue reluciente y bella‛. – No sé lo que es ‚la luz dó el saber llueve‛. – Y sigue el poema –
‚Y cómo otro camino prosigue el sanguinoso Marte airado, y el Júpiter benigno, de bienes mil
cercado, serena el cielo con su rayo amado‛.

Finalmente la oda Morada del Cielo o De la vida en el Cielo, la Oda XIII, que leeré
toda:
Alma región luciente, prado de
bienandanza, que ni al hielo ni con el
rayo ardiente
fallece; fértil suelo,
producidor eterno de consuelo:
de púrpura y de nieve
florida la cabeza, coronado,
y dulces pastos mueve,
sin honda ni cayado,
el Buen Pastor en ti su hato amado.

Él va, y en pos dichosas le


siguen sus ovejas, dó las pace
con inmortales rosas,
con flor que siempre nace
y cuanto más se goza más renace.

Ya dentro a la montaña del alto


bien las guía; ya en la vena del
gozo fiel las baña, y les da mesa
llena,
pastor y pasto él solo, y suerte buena.

119
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Y de su esfera, cuando la
cumbre toca, altísimo subido, el
sol, él sesteando, de su hato
ceñido,
con dulce son deleita el santo oído.

Toca el rabel sonoro, y el


inmortal dulzor al alma pasa, con
que envilece el oro, y ardiendo se
traspasa
y lanza en aquel bien libre de tasa.

¡Oh, son! ¡Oh, voz! Siquiera


pequeña parte alguna descendiese
en mi sentido, y fuera
de sí al alma pusiese
y toda en ti, ¡oh, Amor!, la convirtiese,
conocería dónde
sesteas, dulce Esposo, y, desatada
de esta prisión adonde padece, a
tu manada viviera junta, sin
vagar errada.

Y reiterando a todos mi gratitud, voy a hacer como los buenos predicadores


que los mandan al Cielo a su auditorio al fin de sus sermones, diciendo GRACIAS,
que para mí y todos deseo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
Amen.

120
La Profecía y el Fin de los Tiempos Leonardo Castellani

Índice

Introducción ........................................................................................................................ 2
Conferencia I ...................................................................................................................... 4
El conocer profético: estado actual — "Los Signos" — Testimonios contemporáneos -
Sucesos contemporáneos — La Guerra — El Capitalismo — La ‚Era Atómica‛ - El
porvenir del mundo: alternativa.
Conferencia II ................................................................................................................... 15
Jesucristo — San Pedro y San Pablo — San Juan Apokaleta — Carácter de las
predicciones — El alegorismo — Predicciones que parecen cumplirse ahora —
La apostasía.

Conferencia III ................................................................................................................. 29


El Apocalipsis: su carácter — Evolución de su exégesis — La exégesis moderna —
Obras de arte apocalípticas – Exageraciones y evasivas.

Conferencia IV ................................................................................................................. 49
Los Septenarios o Series de 7 de la profecía – Las siete iglesias – Carácter de los
otros Septenarios – Los Cuatro Caballos simbólicos: Monarquía Cristiana,
Guerra, Hambre y Persecución – Las siete plagas.

Conferencia V ................................................................................................................... 70
El Anticristo – Su leyenda – El número 666 – Exégesis: Aplicación a nuestros
tiempos: José Pieper, Soloviev, Selma Lagerloef
Conferencia VI ................................................................................................................. 87
El Israel de Dios – Destino de Israel – La Profecía de San Pablo – La ubicación
de la Profecía – Opinión del Cardenal Billot – La Cuestión Judía
Conferencia VII .............................................................................................................. 105
Rey de Reyes - Resumen de todo lo dicho – La última lucha – Modo de
Parusía – Trasposiciones actuales del Milenio – Karl Marx,
Teilhard de Chardin - Condorcet, Víctor Hugo – El ‚progresismo‛

Índice ................................................................................................................................ 121

121

También podría gustarte