Conciencia Fonológica
Conciencia Fonológica
Conciencia Fonológica
Varios estudios apoyan el hecho que aproximadamente el 25% de los niños sin una instrucción
fonológica directa no tienen habilidades suficientes para encarar un proceso de lecto-escritura.
Treiman (1991) propuso un modelo jerárquico y acotado, (ampliamente aceptado) que incluye
TRES NIVELES EN EL PROCESO DE ADQUISICIÓN DE LA CONCIENCIA FONOLÓGICA, Y QUE
SON: la conciencia silábica, la conciencia intrasilábica y la conciencia fonémica (Bizama,
Arancibia y Sáez, 2011, Defior y Serrano, 2011). En estos niveles se incluyen las distintas
unidades subléxicas (sílabas, rimas, ataques y fonemas). La conciencia silábica hace referencia
a la habilidad de segmentar, identificar o manipular conscientemente las sílabas que
componen una palabra. La conciencia intrasilábica se refiere a la habilidad para segmentar las
sílabas en sus componentes de onset y rima. La conciencia fonémica se corresponde con la
habilidad para segmentar y manipular las unidades más pequeñas del habla, lo que conlleva
darse cuenta de que las palabras habladas están constituidas por unidades sonoras discretas o
unidades mínimas no significativas (que son los fonemas.
En relación a las distintas áreas que les comentamos en el apartado de desarrollo, verán
que trabajamos la conciencia fonológica en 5 áreas temáticas (ordenadas de más fáciles a
más difíciles)
1. Escucha activa: Hay que entrenar nuestra capacidad de escuchar los sonidos. La
conciencia fonológica hace referencia a la habilidad para notar/ manipular la
construcción del lenguaje NO la significación es por ello que debemos también
entrenar la habilidad para escuchar.
2. Frases y palabras: Notar que el lenguaje está formado por frases y que estas a su vez
están formadas por unidades más pequeñas que son las palabras.
4. Conciencia de sílaba: la habilidad para notar, analizar y modificar las distintas sílabas
que conforman las palabras.
Actividades de Rimas
Uno de los grandes retos a los que se enfrenta el niño cuando se inicia en el aprendizaje de la
lengua escrita es llegar a comprender la asociación que existe entre las letras (grafemas) y los
sonidos del habla (fonemas). Este logro requiere el desarrollo de habilidades fonológicas
facilitan la reflexión y la capacidad de manipular las subunidades de las palabras del lenguaje
hablado: sílabas, unidades intrasilábicas y fonemas. Son precisamente estas habilidades las
que le permiten al niño comprender las relaciones entre la lengua oral y la escrita.
Por su parte, Signorini y Borzone (en Borzone, 2000) efectuaron estudios con niños hablantes
de español y mostraron una progresión, de menor a mayor grado de complejidad, de las
diferentes habilidades fonológicas medidas: identificación y producción de rimas,
identificación del sonido final, identificación de sonido inicial y segmentación silábica. En
definitiva, los niños desarrollan la conciencia fonológica inicialmente cuando se dan cuenta de
los sonidos del lenguaje, descubriendo que algunas palabras suenan de manera similar, es
decir, riman. Lo que desencadena una reflexión espontánea y deliberada sobre los sonidos de
las palabras, hasta que son capaces de llevar a cabo una segmentación silábica y
posteriormente fonémica.
Organización fonológica
Para Monfort y Juárez (1980) el aprendizaje fonético está marcado por tres características
fundamentales:
1º La globalidad del proceso, según la cual el niño adquiere los fonemas globalmente y no
como una serie de unidades que se agregan unas a otras analíticamente. Es decir, el niño no
aprende a pronunciar letras, sino palabras y frases.
Esto tendrá su importancia a la hora de aprender a leer también, de acuerdo con el uso de los
métodos analíticos y los sintéticos.
2º El desfase entre el sistema perceptivo y el reproductivo. Es decir, que hay que distinguir
entre lo que el niño percibe, y que es motivado por las emisiones del adulto, y lo que el niño
emite y nosotros percibimos.
El niño dice Tetesa en vez de Teresa, o paya, en vez de playa. Si nosotros le decimos Tetesa y
paya, lo desorientamos y no nos entiende.
Por otra parte, el proceso productivo del niño es mejor conocido, puesto que el adulto lo
puede analizar con facilidad; mientras que el perceptivo es peor conocido, porque se resiste
más al análisis.
3º Existe un orden de aparición y unas estructuras de desarrollo muy definidos; casi iguales
en todos los países, aunque con rapidez variable entre los distintos niños.
El niño procede por oposiciones fundamentales. Y a través de ellas va afinando su capacidad
articulatoria.
Así,
- a la apertura máxima /a/ se opone la apertura mínima /b, p, m/, - a la pronunciación oral /p/,
la pronunciación nasal /m/,
- al punto de articulación labial /p/, el punto de articulación dental /t/. Estas oposiciones
básicas están presentes ya en el balbuceo.
Conclusiones
a) La adquisición de un fonema supone la adquisición previa de otros que le son Es decir, que
no se puede producir un fonema, si antes no se ha producido otro.
En posición inicial las oclusivas /p/ preceden a las fricativas /f/. - La dental /t/ precede
a la sibilante /s/ y a la gutural /k/.
Los contrastes consonánticos en posición inicial aparecen antes que los intermedios o
finales.
b) El sistema productivo del niño es un sistema cerrado y completo, aunque no coincida con el
del adulto.
En consecuencia, el niño atribuye, por ejemplo, a una letra dos sonidos distintos. La /t/, por
ejemplo, le sirve para realizar la /t/ y la /s/. Así el niño dice pata, correctamente y cata y meta,
por casa y mesa.
c) Cada nueve adquisiciones del niño modifica la totalidad del sistema fonológico anterior, y,
en consecuencia, se inicia un período de crisis en el que el niño, para dar cabida al nuevo
fonema, incurre en una serie de fluctuaciones que puedan dar la impresión de regresión, hasta
que llega a la fijación definitiva de las adquisiciones precedentes y de las posteriores. El niño
fluctuará entre casa y cata; o entre pata y pasa, para acabar diciendo casa y pata, formas
correctas.
DEFICIT FONOLÓGICO
Un estudio con niños de 5 años de clase media de la ciudad de Buenos Aires (Signorini y
Manrique, 1996), puso de manifiesto un patrón de dificultad en distintas tareas de conciencia
fonológica; en orden de dificultad creciente: reconocimiento de rimas, identificación de
sonidos iniciales y finales, segmentación fonológica y omisión de sonido inicial
En un trabajo sobre dificultades de lectura, Jiménez (1996) concluye que la tarea de identificar
sonidos iniciales en las palabras no está asociada al retraso lector, en cambio las tareas de
segmentación e inversión de fonemas diferencian a los buenos de los malos lectores.
Los niños pueden presentar problemas en el habla por fallas en el procesamiento (uso de la
información fonológica para procesar el lenguaje oral) o por fallas en la representación
fonológica (conocimiento almacenado acerca de los sonidos que componen una palabra,
necesario para su reconocimiento al ser oída y que nos permite también discriminarla de
palabras con sonidos similares).
Cuando esto ocurre nos encontramos con dificultades fonológicas relacionadas con el
procesamiento auditivo, las representaciones léxicas, o con la presencia de procesos de
simplificación fonológica que afectan su inteligibilidad. Se trata de dificultades en la
organización de los sonidos que no le permite establecer contrastes en el lenguaje. Estos
problemas se diferencian sustancialmente de las dificultades relacionadas con la articulación
de los sonidos. Aquí el problema es de naturaleza fonética, generalmente causado por
dificultades práxicas y motoras.
En cambio, las dificultades fonológicas van más allá de un problema articulatorio ya que
aunque el niño tenga la habilidad para producir ciertos sonidos puede no ser capaz de
utilizarlos correctamente en el contexto lingüístico adecuado.
Debemos añadir que los niños que presentan dificultades fonológicas suelen manifestar
también retraso en otros componentes del lenguaje, principalmente en el léxico semántico,
puesto que la memoria fonológica es fundamental para almacenar en el diccionario interno
las representaciones léxicas (recuerdo del vocabulario)
Déficit fonético
- Es la dificultad para identificar los contrastes entre fonemas, permitiendo un mejor ajuste a
la pronunciación correcta de estos.
- Los niños presentan una gran dificultad en recordar las características de los sonidos que
oyen, y la manera en que han producido esos sonidos.
1) Rima o aliteración: dos palabras o pronunciaciones comparten un mismo grupo de sonidos.
Se adquiere antes del inicio en el aprendizaje de la lectura, alrededor de los 4 o 5 años.
2) Conocimiento silábico: capacidad para operar con los segmentos silábicos de las palabras.
- La dificultad fonológica estaría dada por un mal manejo y conocimiento de las estructuras
lingüísticas básicas, como son las sílabas y los fonemas.
- Las familias de los niños con dificultades de aprendizajes presentan mayor índice de
desorganización de la vida en el hogar y de comportamientos neuróticos y problemas
socioemocionales.
- Los padres tienen expectativas negativas acerca del futuro escolar de sus hijos, debido a las
dificultades que presenta.
- Tiene que ver con el tipo de lenguaje de la familia y el feedback correctivo. - Puede presentar
problemas auditivos (sensoriales o perceptivos)
- A veces existe alguna alteración anatómica visible en las estructuras que intervienen en el
habla.
CONCLUSIÓN
En conclusión, concebiremos la conciencia fonológica, como aquella conciencia, que tiene cada
persona sobre los sonidos de su propia lengua, lo que implica discriminaciones reflexivas;
facilitando, de esta manera, el establecimiento de los patrones de correspondencia letra-
sonido, implícitos en el proceso de lectura y escritura.