Derecho Penal Economico GRUPO UNO
Derecho Penal Economico GRUPO UNO
Derecho Penal Economico GRUPO UNO
El Derecho Penal Económico surgió como respuesta a una delincuencia perpetrada por
sujetos de alta posición que gozaban de una buena reputación social. Se comenzó así a
hablar del «delincuente de cuello blanco», término acuñado por Edwin Sutherland en 1939
En el siglo XX, los Estados vieron que la economía por sí sola no podía funcionar
simplemente siendo vigilada, y apreciaron la necesidad de intervenir en el castigo de la
delincuencia económica. Así pues, los estados crearon unidades policiales especialmente
destinadas a la investigación y persecución de las actividades delictivas, de ámbito
nacional e internacional, en materia de delincuencia económica y fiscal, y los poderes
legislativos adaptaron sus códigos penales incluyendo figuras penales específicas en
relación a los delitos económicos.
“La mera introducción de la RPPJ no soluciona el problema sin más. De hecho, depende
en gran medida de qué modelo de RPPJ se introduzca, puesto que la mera declaración
de este tipo de responsabilidad, sin dotarle de un contenido lógico y coherente, puede
tener incluso efectos contraproducentes. Así, si se quiere superar esta situación resulta
imprescindible establecer un modelo de RPPJ en el cual la responsabilidad penal de la
persona jurídica no se fundamentará en la responsabilidad penal de la persona física que
conlleva necesariamente la necesidad de identificar una persona física concreta cuya
actuación se “transfiera” a la persona jurídica”.
Es así que, en la doctrina penal se han elaborado diversas tesis para la atribución de una
auténtica responsabilidad penal de personas jurídicas, planteando la atribución de
responsabilidad penal a través de un injusto propio de la organización empresarial, o, en
otros casos, atribuyen responsabilidad penal a la persona jurídica a partir de un injusto
penal cometido por una persona natural.
El Derecho Penal Económico conforma un conjunto de delitos que tutelan como bien
jurídico protegido el orden económico del Estado y las relaciones económicas que
dimanan de los sistemas de producción, distribución y acceso de los consumidores a
bienes y servicios, siempre con una visión de supraindividualidad.
A día de hoy, esta especialidad del Derecho debe abordar el fenómeno de la globalización
y la interrelación de la economía, que ha provocado una transnacionalización de la
delincuencia económica.
Las relaciones económicas cada vez son más complejas y ya no entienden de fronteras.
Por eso, el Derecho Penal Económico ha de conocer una serie de delitos que se cometen
en nuestro entorno, pero que cada vez tienen una mayor relación con los demás países.
Las relaciones económicas actuales están favorecidas por el desarrollo imparable de
Internet, los medios de comunicación y transporte que hacen que los especialistas en
Derecho Penal Económico cada vez sean más demandados.
CORRUPCIÓN
Tipos de Corrupción.
Existen diversas tipologías de la corrupción desde la que hace sólo referencia a la
extorsión y el soborno, hasta las que se refieren a tipos específicos y especiales. Estos
tipos son:
a. Extorsión: Es cuando un servidor público, aprovechándose de su cargo y bajo la
amenaza, sutil o directa, obliga al usuario de un servicio público a entregarle también,
directa o indirectamente, una recompensa.
b. Soborno: Es cuando un ciudadano o una organización, entrega directa o indirectamente
a un servidor público, determinada cantidad de dinero, con el propósito de que obtenga
una respuesta favorable a un trámite o solicitud, independientemente si cumplió o no con
los requisitos legales establecidos.
c. Peculado: Es la apropiación ilegal de los bienes por parte del servidor público que los
administra.
d. Colusiones: Es la asociación delictiva que realizan servidores públicos con contratistas,
proveedores y arrendadores, con el propósito de obtener recursos y beneficios ilícitos, a
través de concursos amañados o, sin realizar estas (adjudicaciones directas), a pesar de
que así lo indique la ley o normatividad correspondiente.
e. Fraude: Es cuando servidores públicos venden o hacen uso ilegal de bienes del
gobierno que les han confiado para su administración.
f. Tráfico de Influencias: Es cuando un servidor público utiliza su cargo actual o sus nexos
con funcionarios o integrantes de los poderes ejecutivo, legislativo o judicial, para obtener
un beneficio personal o familiar, o para favorecer determinada causa u organización.
g. La Falta de Ética: Es un tipo especial de corrupción que, si bien no tiene que ver
directamente con la apropiación ilegal de recursos del gobierno y de ciudadanos usuarios,
sí entraña entre algunos servidores públicos, una conducta negativa que va en contra de
los propósitos y metas de las instituciones públicas. Esta falta de ética se pude observar
cuando determinado servidor público no cumple con los valores de su institución, es decir,
cuando no conduce sus actos con: honestidad, responsabilidad, profesionalismo, espíritu
de servicio, por citar algunos.
Causas de la Corrupción
Las causas pueden ser endógenas (internas) o exógenas (externas): Entre las muchas
causas endógenas (las que tienen que ver con el individuo) podemos enlistar las
siguientes:
a. Causas Endógenas: Las causas que hacen posible este problema se podrían clasificar
en los niveles sociales, económico y político. En lo social, la falta de un servicio
profesional que fiscalice los actos de los gobernantes; insuficiente participación ciudadana
en actos de fiscalización y evaluación de la gestión pública. En lo económico, el
insuficiente pago a los trabajadores públicos genera un descontento y hace posible que la
corrupción tenga cabida en las acciones públicas; asimismo, el desinterés de conocer que
hacen las autoridades con nuestros recursos, el cual conlleva a que dichas autoridades
manejen los recursos públicos sin ninguna inspección.
REALIDAD PROBLEMÁTICA
Una próxima reforma deberá incluir estos delitos en el catálogo de ilícitos que una
persona jurídica puede cometer.
a) A NIVEL NACIONAL:
1. La regulación financiera exige que las personas jurídicas estén constituidas como
sociedades anónimas para poder desempeñarse como intermediarios financieros y que,
además, cuenten con un programa de cumplimiento que les permita identificar y prevenir
la comisión de delitos en su organización.
b) A NIVEL LOCAL
El aforismo latino que dice “societas delinquere non potest”, la sociedad, la empresa, no
puede delinquir, hasta hace pocas décadas, era enunciado de modo categórico, negando
la posibilidad de sancionar penalmente a las personas jurídicas y reafirmando el
paradigma de la responsabilidad penal individual. A la actualidad, la perspectiva ha
cambiado de tal manera que se busca diseñar un sistema legal que permita la
incorporación de la responsabilidad penal de las empresas.”
“Desde finales del S. XVIII las personas jurídicas comenzaron a tener una participación
más intensa en el tráfico jurídico-patrimonial. Este fenómeno llevó a la discusión sobre la
esencia de la persona jurídica, que dio lugar fundamentalmente a dos posturas
encontradas en la dogmática jurídica. Por un lado, hay que destacar el planteamiento de
Savigny, quien, a partir de un concepto de derecho subjetivo vinculado a la idea de sujeto
individual, negó la realidad jurídica de las personas jurídicas a las que calificó no más que
de una ficción”.
Esta ficción, por otra parte, solamente podría utilizarse en el Derecho civil, pero no en el
Derecho penal, pues en este ámbito las personas son tratadas como seres pensantes y
con voluntad. A este planteamiento se opuso la teoría de la realidad de GIERKE, quien, en
atención a teorías organicistas del ámbito de la biología, consideró que la persona jurídica
era un organismo que podía participar perfectamente en la vida social y, por tanto, tener
una personalidad colectiva real. La persona jurídica expresa su voluntad social a través de
sus órganos.”
Como ya lo hemos señalado, las diversas legislaciones occidentales han ido incorporando
medidas aplicables a las personas jurídicas como consecuencia de la necesidad político-
criminal de proteger los intereses de carácter económico. No obstante, estas finalidades
político-criminales no ofrecen el criterio dogmático que debe tener en cuenta el juez penal
para decidir cuándo imponer una medida a la persona jurídica en un proceso penal. Por
esta razón, resulta indispensable que los estudios doctrinales se encarguen de precisar la
naturaleza jurídica de las medidas aplicables directamente a las personas jurídicas, pues
solamente así podrá determinarse con mayor seguridad los presupuestos de su
aplicación.
En unos casos, la regulación positiva ha sido muy clara al establecer que las medidas
directamente aplicables a las personas jurídicas son penas, tal como sucede en países
como Holanda, Portugal, Noruega, Francia, Finlandia, Dinamarca y Suiza. No obstante, la
forma como se ha regulado la imposición de dichas penas muestra que sus presupuestos
de legitimación son muy distintos o que se ha tenido muy poca claridad sobre ellos. Por
ejemplo, en países como Francia, en donde existe una antigua tradición doctrinal
favorable a la responsabilidad penal de las llamadas personas morales que viene desde
los planteamientos de Mestre, la responsabilidad de la persona jurídica es directa, no
enervando la posibilidad de imponer sanciones penales también a sus órganos o
representantes por el delito cometido.
Por el contrario, en países como Suiza, por ejemplo, la responsabilidad penal de las
empresas se ha estructurado de manera subsidiaria, es decir, que opera solamente en los
casos en los que el hecho no pueda ser imputado a una persona individual por una
defectuosa organización de la empresa. Como puede verse, la legislación penal ha ido
por delante de los desarrollos doctrinales y es por ello que puede apreciarse una cierta
incertidumbre sobre los presupuestos necesarios para imponer una sanción a las
personas jurídicas.
Es evidente que la discusión sobre la naturaleza jurídica de las medidas aplicables a las
personas jurídicas no se agota con decir que son penas, pues con esta afirmación el
trabajo dogmático prácticamente recién empieza. En primer lugar, habrá que precisar, en
la medida en que la pena se fundamente aún en la culpabilidad del autor, cómo se
manifiesta la culpabilidad jurídico-penal de las personas jurídicas.
En este sentido, habrá que esclarecer si la persona jurídica tiene una culpabilidad jurídico-
penal análoga a la de la persona natural o si, por el contrario, su culpabilidad es propia, o
incluso si la sanción penal se basa, para el caso de la pena a las personas jurídicas, en
otros principios funcionalmente equivalentes a la culpabilidad. Pero además debe
resolverse la cuestión de cuál es el injusto realizado por las personas jurídicas, esto es, si
se trata del injusto de resultado realizado por su órganos o representantes, siguiendo así
el alter ego theory o teoría de la identificación, o si se trata de un injusto por organización
defectuosa atribuible directamente a la persona jurídica. En la definición de estos
aspectos reina amplios márgenes de incertidumbre, los cuales deberán ser esclarecidos
de lege lata por la doctrina penal de los diversos países en los que se reconoce la
posibilidad de penar a las personas jurídicas. Sólo así será posible definir los
presupuestos necesarios para imponer una sanción penal a las personas jurídicas.
file:///C:/Users/LOPEZ/Downloads/TEORIA%20DEL%20DELITO%20DPE.pdf
file:///C:/Users/LOPEZ/Downloads/
Responsabilidad_penal_de_la_persona_juridica_y_criminal_compliance___24_10_
2018.pdf