Capitulo 10
Capitulo 10
Capitulo 10
Muela de afilar
Consciente esencialmente en una piedra circular, por cuyo centro
pasa un eje que se apoya sobre unos cojinetes, y va montada sobre
una armazón. La propulsión de la piedra se hace con la mano, con el
pie por medio de un pedal, o con un motor (fig. 181). Existen dos
clases de piedras: naturales y artificiales; estas últimas son más
usadas, debido a sus cualidades de corte y duración.
3°. Para afilar la hoja del cepillo basto y del garlopín, en vez de
mantener la herramienta en sentido horizontal, se describirá un
ligero arco de vaivén para dejar el corte algo convexo (fig. 184).
AFINAR
Afilada la hoja, suele quedarle una rebaba (fig. 186), que se hace
desaparecer pasándolo por otra piedra más fina. Está operación se
llama afinar. Las piedras de afinar son calizas o artificiales.
Las piedras de afinar deben usarse siempre bañadas en aceite para
obtener mejor filo, para afinar más rápidamente, y para que la
piedra no se cubra con pequeñas virutas de metal, las cuales
disminuirán sus cualidades.
OBSERVACIONES
1°. Es de sumo interés acostumbrarse a afilar bien la herramienta.
2°. Si las hojas no tienen filo, se empleará más tiempo en el trabajo, el cual
no resulta limpio ni bien acabado.
3°. Si se afilan debidamente las herramientas cortantes, podrán utilizarse
muchas veces sin necesidad de afilarlas de nuevo; bastará sólo pasarlas
por la piedra de afilar.
4°. Un buen afilado y afinado alargan la duración de la herramienta.
5°. Por el afilado de las herramientas de un carpintero, se juzgará con toda
certeza de la prontitud, limpieza, habilidad en la realización de sus
trabajos.
La figura 192 nos muestra el filo de las cuchillas, que consiste en una
ligera curvatura o rebaba cortante, que se hace en los cantos de la
cuchilla, mediante el bruñidor (fi. 193), que es un istrumento de acero bien
pulido.
La rebaba será más inclinada para maderas duras, menos para chapa.
El detalle A muestra la cuchilla con el canto a escuadra antes de sacar la
rebaba, y los detalles B y C, después de sacada. En este último, aparece el
canto biselado.
Las hojas cortan mejor cuando el centro está ligeramente convexo. Las
cuchillas ordinarias tienen dos de sus cantos a escuadra, con doble corte.
5°. Sacando la rebaba de cada uno de los cantos longitudinales, se obtienen cuatro
filos o cortes de cada cuchilla.
OBSERVACIONES:
1°. Cuando la cuchilla no corta, no siempre es necesario recurrir al afilado
con la lima; bastará pasar el bruñidor con la debida inclinación, para
obtener de nuevo un filo cortante (fig. 197).
2°. Una cuchilla bien afilada debe producir virutas más finas que las de los
cepillos, y cortar suavemente a contra veta.
3°. Presionando con exceso con el bruñidor muy inclinado, se produce un
aplastamiento del filo, inutilizándolo para el trabajo.
Fig. 198 —Los dientes deben inclinarse a uno y otro lado para el paso de la
sierra.
En cambio, es muy distinta la acción del corte de una sierra para tronzar o
cortar a través (fig. 200). Estudiando los detalles, veremos: en A, la sección
de navajas paralelas; en B, los filos de los dientes principiando a cortar por
los extremos; en C, los dientes haciendo el corte completo. Nótese cómo el
trabajo de los dientes deja el camino para que la hoja corra fácilmente.
Herramientas Necesarias
Para afilar sierras y serruchos necesitaremos: Una prensa o tenaza, limas
planas y triangulares, y triscadores. Las limas deben escogerse de corte
sencillo, y con arreglo a la forma y tamaño de los dientes de la sierra.
Triscadores
Llámanse triscadores o trabas unos instrumentos de acero, con los que se
tuercen alternativamente a uno y otro lado los dientes de la sierra. La figura 203
nos muestra uno antiguo y hoy poco usado, y la figura 204 otro graduable.
Fig. 205 —Limando los dientes del serrucho.
1°. Se coloca la hoja en la tenaza o tornillo de modo que los ángulos de los
dientes estén a unos 3 mm., de los labios de la mordaza. Si, al limar la
sierra se dejará más margen libre, vibrarían los dientes con peligro de
mellar la lima. Para que el trabajo sea limpio y eficaz, la prensa debe estar
colocada a la altura del codo del que trabaja.
OBSERVACIONES:
1°. Para maderas duras y secas es preferible un triscado algo estrecho;
para maderas blandas y húmedas, un triscado normal.
2°. Si a la traba del triscado se le da más diente, se corre el riesgo de
quebrarlo.
3°. Un triscado muy abierto produce exceso de aserrín; requiere mucho
más esfuerzo en el operario y deja en el centro una zona de madera no
cortada por los dientes de la sierra.
Procúrese que la lima ajuste bien al ángulo de los dientes (fig. 206). Dense
dos o tres pasadas de lima, según requiera el afilado, sin hacer demasiada
presión. Las formas y dimensiones de los dientes serán distintas, según el
trabajo que deba realizarse; el grabado 207 nos muestra la mejor
disposición para cerrar al hilo, y el 208 para cerrar a través de la fibra.
OBSERVACIONES:
1°. Es importantísimo no alterar estás operaciones. Primero triscar y luego
limar. Si se invierten, el filo de los dientes, sometidos a la acción del
triscador, se desgasta de nuevo y queda oblicuó, y en una posición poco
apta para cortar.
2°. Si la lima se embota por llenarse sus dientes de limaduras, se limpia
con la carda.
3°. El diente largo ahorra tiempo, pero corta con menos precisión. Por el
contrario, el diente corto da mayor precisión y emplea más tiempo.
4°. El ángulo de corte oscila entre 30° y 60°, según la dureza de la madera.
5°. Con el uso prolongado de la sierra, desaparece la traba y se enderezan
los dientes. La brillantez y desgaste de los dientes, nos indica que es
tiempo de afilar de nuevo la hoja.
1°. Se comienza afilando los dos biseles, como indica la figura 210-A, que son los
que penetran en la madera.
2°. Luego, los gavilanes (fig. 210-B), que son los que cortan la fibra, e impiden
que se astille la madera.