Capitulo 10

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CAPÍTULO X

AFILADO Y AFINADO DE LAS HERRAMIENTAS

El afilado de los útiles empleados en el ramo de la madera tiene


grandísima importancia, si se quieren realizar trabajos con garantía de
éxito. El rendimiento de las herramientas, previamente afiladas y afinadas
para vencer la tenacidad y la conformación más o menos tortuosa de las
fibras de la madera, se basa sobre su acción cortante.
En toda herramienta cortante hemos de distinguir:
1°. Dos caras o partes planas, la superior y la inferior; está más más larga
que aquélla.
2°. El filo o corte, que es el borde superior, cuyos extremos se llaman
gavilanes.
3°. El bisel o chaflán, que es el corte oblicuo que se da a la cara superior
para formar el filo.
Las herramientas darán un buen rendimiento cuando tengan el filo en
buenas condiciones. Esto se obtendrá con las operaciones de afilar y
afinar.
AFILAR

Es rebajar la hoja de una herramienta que tiene el corte mellado,


embotado o gastado. Deberá afilarse la cuchilla o el formón:
a) Cuando el filo está mellado.
b) Cuando el filo se haya desgastado; el filo redondeado o abrillantado
denota su embotamiento.

Fig. 180 — Hojas mal afiladas.

c) Cuando el bisel se haya redondeado por haberlo asentado mal por


descuido (fig. 180-A, B, C).

Muela de afilar
Consciente esencialmente en una piedra circular, por cuyo centro
pasa un eje que se apoya sobre unos cojinetes, y va montada sobre
una armazón. La propulsión de la piedra se hace con la mano, con el
pie por medio de un pedal, o con un motor (fig. 181). Existen dos
clases de piedras: naturales y artificiales; estas últimas son más
usadas, debido a sus cualidades de corte y duración.

Condiciones de la muela para un buen afilado


1°. Cuanto más fino es el grano, tanto más lisa quedará la parte
afilada, y más fino será el corte.
2°. La muela debe estar bien empapada en agua, de lo contrario el
roce calentará la hoja, con peligro de destemplar el acero.
3°. La piedra de afilar debe estar bien centrada, para que el giro de
la muela sea uniforme.
4°. La colocación de la herramienta dependerá del sentido en que
gira la muela (fig. 182-A y B). Debe obtenerse un bisel plano y
paralelo, y situar debidamente la guía, para que la piedra no se lleve
la herramienta y los dedos hacía abajo, con peligro de perder las
uñas.
5°. Se torneará la piedra con una lima fuerte y grande, cuando el
uso la haya gastado en unos sectores más que otros.

Fig. 182 —Dirección de la rotación

Posición durante el afilado


1°. Tomar la herramienta con ambas manos, apoyarla sobre el
soporte de madera, y situar el bisel hacía la piedra (fig. 183-A).
2°. Mover la hoja lentamente de izquierda a derecha en sentido
horizontal (fig. 183-B), para amoldarla en todo el ancho de bisel, y
no hacer ondulaciones en el corte ni en la piedra.

Fig. 183 —Posiciones durante el afilado

3°. Para afilar la hoja del cepillo basto y del garlopín, en vez de
mantener la herramienta en sentido horizontal, se describirá un
ligero arco de vaivén para dejar el corte algo convexo (fig. 184).

4°. Mantener una presión uniforme de la herramienta contra la


piedra, y vigilar su inclinación (fig. 185).

Fig. 184—Afilado de hojas para cepillos bastos (exagerado).


Fig. 185—A, Bien afilada; B, Mal afilada.
5°. Observar el material que va siendo comido, para evitar el desgaste
innecesario de la herramienta.

6°. Con exceso de presió n, la herramienta se recalienta rá pidamente, se


destempla y se gasta. En cambio, con poca presió n, el filo queda dentado
después del afilado.

Afilado de las gubias

Las gubias se afilan asentando el bisel encima de la piedra de afilar, y


procurando moverlas de manera que quede el filo del perfil deseado, con su
chaflá n correspondiente.

INCLINACIÓN Y FILO DE LAS HOJAS CORTANTES

La inclinación del corte en los formones es de 25 a 40 grados; en los


escoplos (por excepción), de 40 a 45 grados. En ambos, el filo tiene
que ser recto y a escuadra.
Las hojas de la garlopa y los cepillos de pulir tendrán de 30 a 35
grados; y el filo tiene que tener una curva ligeramente convexa.
En las gubias el ángulo del bisel oscila entre 18 y 30 grados.
La inclinación del corte puede variar según la herramienta y la
dureza de la madera.

Fig. 186 —Hoja antes de afinar

AFINAR

Afilada la hoja, suele quedarle una rebaba (fig. 186), que se hace
desaparecer pasándolo por otra piedra más fina. Está operación se
llama afinar. Las piedras de afinar son calizas o artificiales.
Las piedras de afinar deben usarse siempre bañadas en aceite para
obtener mejor filo, para afinar más rápidamente, y para que la
piedra no se cubra con pequeñas virutas de metal, las cuales
disminuirán sus cualidades.

Fig. 187 —Asentado del bisel

Fig. 188 —Asentado de la cara


Normas para afinar bien

1°. Colocar el bisel de la herramienta bien asentado sobre la piedra


(fig. 187).
2°. Mover la hoja a través de la piedra manteniendo un movimiento
en forma de “8” o bien de uno a otro lado, de modo que una pasada
se haga por el bisel y otra por la cara inferior de la hoja (fig. 188).
3°. Procurar que el ángulo entre a cuchilla y la piedra sea el mismo
en todo e recorrido.
4°. Al asentar la cara inferior de la herramienta, mantenerla bien
plana sobre la piedra.
5°. Proseguir el afinado hasta que desaparezcan las rebanadas del
afilado.
6°. Procurar que la piedra de afinar se desgaste uniformemente.
7°. Para evitar que el cepillado deje marcas en la madera, las
esquinas de la cuchilla se han de redondear ligeramente (fig. 189).
8°. Para afinar las gubias se empleará una piedra de cantos
redondeados, que se adapta mejor a la sección de la gubia (fig. 190).

Fig. 189 —Redondear las esquinas

Fig. 190 —Afinado de las Gubias.

Comprobación del filo


Quitar bien el aceite del filo, y mirar a contraluz; si está bien
afinado, no será perceptible el filo. Si se ve una línea fina reflejada,
señal es de que aún no está bien afinado.

Fig. 191 —Comprobación del filo.

Se conoce que un corte está bien afilado o embotado, tocando el filo


con el dedo pulgar o con la uña de este dedo (fig. 191). Si el filo
resbala sobre la uña, hay que continuar el afinado.

OBSERVACIONES
1°. Es de sumo interés acostumbrarse a afilar bien la herramienta.
2°. Si las hojas no tienen filo, se empleará más tiempo en el trabajo, el cual
no resulta limpio ni bien acabado.
3°. Si se afilan debidamente las herramientas cortantes, podrán utilizarse
muchas veces sin necesidad de afilarlas de nuevo; bastará sólo pasarlas
por la piedra de afilar.
4°. Un buen afilado y afinado alargan la duración de la herramienta.
5°. Por el afilado de las herramientas de un carpintero, se juzgará con toda
certeza de la prontitud, limpieza, habilidad en la realización de sus
trabajos.

FILO DE LAS CUCHILLAS

La figura 192 nos muestra el filo de las cuchillas, que consiste en una
ligera curvatura o rebaba cortante, que se hace en los cantos de la
cuchilla, mediante el bruñidor (fi. 193), que es un istrumento de acero bien
pulido.

Fig. 192—A, Cuchilla sin rebaba; B, Cuchilla con rebaba;


C, Cuchilla con chaflán y rebaba.

La rebaba será más inclinada para maderas duras, menos para chapa.
El detalle A muestra la cuchilla con el canto a escuadra antes de sacar la
rebaba, y los detalles B y C, después de sacada. En este último, aparece el
canto biselado.

Fig. 193 —Bruñidor

Las hojas cortan mejor cuando el centro está ligeramente convexo. Las
cuchillas ordinarias tienen dos de sus cantos a escuadra, con doble corte.

Afilado de las cuchillas


Después de un uso prolongado, el corte de la cuchilla se embota.

Fig. 194 —Afilado de las cuchillas

Cuando la herramienta produce polvo en lugar de virutas, es señal


de que necesita afilarse. Para afilar una cuchilla con hojas de borde
a escuadra, se procede como sigue:
1°. Se rectifica el borde mediante una lima plana o la piedra de
afilar, hasta dejarlo recto y a escuadra (fig. 194-A).
2°. Se pasa la cuchilla por la piedra de afinar, y se le quitan las
rebabas frotándola en sentido perpendicular, primero por los cantos,
y después por las caras (fig. 194-B), hasta que los bordes queden
bien afinados y sin rayas.

Fig. 195 —Sacando rebaba con el bruñidor.


3°. Se frota recientemente la hoja con el bruñidor, manteniéndolo plano contra las
caras. Bastan tres o cuatro pasadas para estirar el filo (fig. 194-C).
4°. Se saca la doble rebanada pasando el bruñidor sobre el canto de la hoja (fig.
195); la primera pasada a 90 grados (fig. 194-D), y las siguientes a 85 o 75 grados
(fig. 194-E). La rebaba realiza el pulido de las maderas.

Fig. 196 —Afilado de las cuchillas biseladas. A, Eliminando la rebaja vieja; B,


Rectificando el filo biselado; C, Estirando el filo con el bruñidor; D, Detalle final de
la cuchilla.

5°. Sacando la rebaba de cada uno de los cantos longitudinales, se obtienen cuatro
filos o cortes de cada cuchilla.

La afinadura de las cuchillas biseladas permite sólo la obtención de dos filos o


rebabas, si bien mucho más resistentes. Veamos cómo se sigue:
1°. Con una lima fina y plana, se elimina en el lado de la hoja la rebaba vieja (fig.
196-A).
2°. Se rectifica el borde biselado (que debe ser 45 grados), para dejarlo recto y libre
de mellas. Las pasadas deberán darse en sentido oblicuo y en dirección al borde
(Detale B).
3. Se afina el borde biselado hasta eliminar toda rebaba.
4°. Se pasa recientementeel bruñidor tres o cuatro veces a lo largo de la cara opuesta
al bisel (Detalle C), para preparar la rebaba.
5°. Se frota el bruñidor a lo largo del filo, para doblarlo (Detalle D) con un ángulo
ligeramente mayor de 45 grados. Se aumentará gradualmente la inclinación de las
pasadas siguientes, hasta 75 grados.

OBSERVACIONES:
1°. Cuando la cuchilla no corta, no siempre es necesario recurrir al afilado
con la lima; bastará pasar el bruñidor con la debida inclinación, para
obtener de nuevo un filo cortante (fig. 197).
2°. Una cuchilla bien afilada debe producir virutas más finas que las de los
cepillos, y cortar suavemente a contra veta.
3°. Presionando con exceso con el bruñidor muy inclinado, se produce un
aplastamiento del filo, inutilizándolo para el trabajo.

PREPARACIÓN DE SIERRAS Y SERRUCHOS

Para que una sierra o serrucho esté en buenas condiciones es menester:


1°. Que todos los dientes alcancen igual altura,
2°. Que todos estén a igual distancia.
3°. Que estén alternativamente inclinados, uno a la derecha y otro a la
izquierda, y con igual inclinación en toda la hoja.
4°. Que el ángulo entre dos dientes consecutivos sea igual en todos ellos.
Cortando con los dientes inclinados uno a casa lado (fig. 198), forma un
surco aproximadamente de doble espesor que el de la hoja.

Fig. 197 — Probando a sacar la rebaba con ángulos de inclinación


decrecientes.

Fig. 198 —Los dientes deben inclinarse a uno y otro lado para el paso de la
sierra.

El trabajo o triscado de los dientes, hace que el serrucho corra con


facilidad y sin fricción en la madera.
Para serrar al hilo (fig. 198), obsérvese en A, B, C, la correcta disposición
de los dientes de la sierra. Para este aserrado, los dientes se liman siempre
a escuadra con la cara de la hoja (fig. 199).

Fig. 199— Dientes para dar cortes al hilo

En cambio, es muy distinta la acción del corte de una sierra para tronzar o
cortar a través (fig. 200). Estudiando los detalles, veremos: en A, la sección
de navajas paralelas; en B, los filos de los dientes principiando a cortar por
los extremos; en C, los dientes haciendo el corte completo. Nótese cómo el
trabajo de los dientes deja el camino para que la hoja corra fácilmente.

Fig. 200 —Disposición de los dientes para el aserrado de través.

Los dientes en el serrucho de tronzar, se liman con un ángulo de 30ª 60


grados (fig. 201), y se traban aproximadamente hasta la mitad del grueso
de la hoja.

Fig. 201 —Dientes para dar cortes transversales.

En la figura 202 vemos como corta un serrucho de tronzar. Al principio los


filos de los dientes sólo rayan la madera; luego hienden el centro de la
canal, formando el corte.
Para determinados trabajos, por ejemplo para aserrar maderas verdes, se
obtiene mejor rendimiento dejando el tercer diente recto y no inclinado; así
se encargará él mismo de ir quitando el aserrín que se produce en el corte,
facilitando la rapidez en el trabajo.

Fig. 202 —Serrando a través de la fibra.

Herramientas Necesarias
Para afilar sierras y serruchos necesitaremos: Una prensa o tenaza, limas
planas y triangulares, y triscadores. Las limas deben escogerse de corte
sencillo, y con arreglo a la forma y tamaño de los dientes de la sierra.

Fig. 203 —Triscador.

Fig. 204 —Triscador graduable

Triscadores
Llámanse triscadores o trabas unos instrumentos de acero, con los que se
tuercen alternativamente a uno y otro lado los dientes de la sierra. La figura 203
nos muestra uno antiguo y hoy poco usado, y la figura 204 otro graduable.
Fig. 205 —Limando los dientes del serrucho.

AFILADO DE UNA HOJA DE SIERRA O SERRUCHO

1°. Se coloca la hoja en la tenaza o tornillo de modo que los ángulos de los
dientes estén a unos 3 mm., de los labios de la mordaza. Si, al limar la
sierra se dejará más margen libre, vibrarían los dientes con peligro de
mellar la lima. Para que el trabajo sea limpio y eficaz, la prensa debe estar
colocada a la altura del codo del que trabaja.

2°. Se igualan, si es necesario, los dientes de la sierra. Si son muchos los


dientes desiguales, se rebajan primero los más salientes, y luego todos, de
modo que la lima, al pasar por encima, toque todos los dientes.

3°. Se triscan los dientes, si es menester, graduando antes el triscador y


pasándolo por cada diente. Se inclina el diente hacía el extremo, a partir de
la mitad o un tercio de su altura. El paso entre dos dientes consecutivos
no debe exceder nunca el doble de espesor de la hoja, y aún se recomienda
algo menos. Por ejemplo: Una hoja de 0’9 mm., de espesor debe tener un
paso máximo de 1’mm.

4°. La traba para la sierra debe contornear y el serrucho de punta, no se


puedes hacer con triscador, debido a la poca anchura de la hoja. Para ello
hay que sujetar la hoja en la mordaza, inclinando los dientes con el empleo
del botador.

Fig. 206 — La lima tiene que ajustarse al ángulo del diente.

OBSERVACIONES:
1°. Para maderas duras y secas es preferible un triscado algo estrecho;
para maderas blandas y húmedas, un triscado normal.
2°. Si a la traba del triscado se le da más diente, se corre el riesgo de
quebrarlo.
3°. Un triscado muy abierto produce exceso de aserrín; requiere mucho
más esfuerzo en el operario y deja en el centro una zona de madera no
cortada por los dientes de la sierra.

Fig. 207 —Forma y dimensión de los dientes para serrados al hilo


Limado de los dientes

El afilado se hace con la lima triangular. Se coloca la herramienta en la


mordaza, con los dientes mirando hacia la izquierda (Fig. 205), y se va
limando de izquierda a derecha un diente tras otro. Hay que llevar la lima
siempre horizontal y perpendicular a la herramienta, sin ladiarla ni
balancearla, y usándola en un solo sentido, de atrás hacía adelante.

Fig. 208 —Forma y dimensión de los dientes para aserrado transversales

Procúrese que la lima ajuste bien al ángulo de los dientes (fig. 206). Dense
dos o tres pasadas de lima, según requiera el afilado, sin hacer demasiada
presión. Las formas y dimensiones de los dientes serán distintas, según el
trabajo que deba realizarse; el grabado 207 nos muestra la mejor
disposición para cerrar al hilo, y el 208 para cerrar a través de la fibra.

OBSERVACIONES:
1°. Es importantísimo no alterar estás operaciones. Primero triscar y luego
limar. Si se invierten, el filo de los dientes, sometidos a la acción del
triscador, se desgasta de nuevo y queda oblicuó, y en una posición poco
apta para cortar.
2°. Si la lima se embota por llenarse sus dientes de limaduras, se limpia
con la carda.

Fig. 209.—Hopja de moldura con perfil compuesto.

Fig. 210 —Afilado de brocas para berbiquí. A, Limando al filo; B, Limando


el gavilán.

3°. El diente largo ahorra tiempo, pero corta con menos precisión. Por el
contrario, el diente corto da mayor precisión y emplea más tiempo.
4°. El ángulo de corte oscila entre 30° y 60°, según la dureza de la madera.
5°. Con el uso prolongado de la sierra, desaparece la traba y se enderezan
los dientes. La brillantez y desgaste de los dientes, nos indica que es
tiempo de afilar de nuevo la hoja.

AFILADO DE HOJAS PARA MOLDURAS


El orden de trabajo será:
1°. Desbastar el corte con limas bastas,
2°. Afilador con limas finas,
3°. Afinarlo con piedras adecuadas.
Para una hoja como la de la figura 209, usaremos limas planas para las
secciones rectas señaladas con el número 1, y para la sección curva 2,
emplearemos lima de mediacaña o redonda.
Como las hojas para molduras tienen perfiles compuestos y variados,
debemos proceder para cada caso del modo más conveniente.

AFILADO DE LAS BROCAS PARA BERBIQUÍ

1°. Se comienza afilando los dos biseles, como indica la figura 210-A, que son los
que penetran en la madera.
2°. Luego, los gavilanes (fig. 210-B), que son los que cortan la fibra, e impiden
que se astille la madera.

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