Castaneda Carlos Atrapado en Lo Tremendo

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ATRAPADO EN LO

TREMENDO

El sistema de conocimiento de Carlos Castaneda

JUAN MORALES

Este libro fue pasado a formato Word para facilitar la difusión, y con el propósito de
que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN

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“ELEVEN” – Biblioteca de la Nueva Era
Rosario – Argentina
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ÍNDICE
Introducción

1. Kalachakra y el Milam Bardo


2. Los decretos de la Metafísica de Conny Méndez y las Convocatorias de Nivelle Goddard
3. Jacobo Grinberg y el Círculo Mágico de Almatriche
4. Las Profecías del Rabino Yeshel Shemer
5. La cámara Kirlian
6. Una salida fuera del cuerpo
7. Bokar Rinpoché y el control mental
8. La conexión de Carlos Ortiz
9. Sai Baba y la guerra del Golfo
10. Chamanismo andino
11. Primer grupo de Carlos Castaneda en España y la promesa de la Libertad Total
12. Segundo día con Carlos Castaneda y la Tensegridad
13. México y Amatlán
14. Pátzcuaro y los Graniceros
15. Las almas recapituladoras de Tzin Tzun Tzan
16. El cristo tarasco que avisa del fin del mundo
17. En busca de Carlos Castaneda perdido
18. Toniná La Negra y las predicciones de Yadeun
19. Carlos Castaneda y el otoño de 1992
20. Taisha Abelar en Pasadena, octubre de 1992
21. Alex Orbito y otros acontecimientos relacionados
22. Fuerteventura y el Código de lo Extraño
23. Tula
24. Los otros brujos
25. Noticia de una conferencia de Taisha Abelar en la Librería Gaia
26. Noticia de una charla de Carlos Castaneda en la Phoenix Book de Los Ángeles
27. Noticia de otra conferencia de Taisha Abelar en la Librería East/West de California
28. El secreto del viaje a Tula en 1993
29. Viaje relámpago a Los Ángeles en busca de Carlos Castaneda
30. Noviembre de 1994: otra vez Castaneda en Madrid
31. Información basura en el mundo de Castaneda
32. Seminarios de Carlos Castaneda, lista de precios y bibliografía
33. El seminario de las brujas en Hawai y los Voladores
34. El segundo seminario de los brujos en México: los cíclicos, las enseñanzas chinas de Clara Grau y las
prácticas de acecho
35. La conferencia de Florinda Donner-Grau y los tres principios de la brujería
36. Una extraña muerte
37. Guerra en Internet
38. Carlos Castaneda y la prensa
39. El primer diario de Lectores del Infinito
40. Los papeles secretos de "The Only Women Workshop"
41. Los Voladores y la disonancia cognitiva
42. Segundo número del diario de Lectores del Infinito
43. Tercer número del diario de Lectores del Infinito
44. La tercera premisa del camino del guerrero
45. El seminario de Los Ángeles del verano de 1996
46. La prueba del alce
47. El campo de batalla final

Contraportada

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Introducción
Un par de años antes del "Millenium Bug", en la calle principal de Glastonbury, en Inglaterra, había una
librería que le ofrecía un homenaje continuado a Arthur C. Clarke. Al año siguiente, camino a Escocia, volando
en la British Airways, volví a tropezarme con un texto de esta especie de Julio Verne del Siglo XXI, autor de
unos ochenta libros de ciencia ficción, y que vivía hacía 35 años en Sri Lanka, al sur de Asia. Clarke acababa
de publicar "3001. Odisea Final", última obra con la que cerró el cuarteto comenzado con "2001, Odisea en el
Espacio", publicada en 1960 y dirigida por Stanley Kubrick para el cine. En "2001, Odisea en el Espacio", con
menos aburrimiento y más colorido, predecía lo mismo que Marshall McLuhan, la llegada del servicio global de
información que, apenas dos años antes de esa fecha premonitoria, ya nos empezó a desbordar. Clarke, sin
embargo, no decía que él ejercitara la predicción, sino que extrapoló al futuro las consecuencias extremas del
conocimiento existente. Fijémonos, no obstante, en una obrita suya del año 1962, "Productos del Futuro", en la
que sugería, entre otros, el siguiente listado de prospectivas futuribles: alunizaje para 1970, aterrizajes en
planetas y radiotelefonía personal para 1980, inteligencia artificial para 1990, librería global para el año 2000,
control del tiempo meteorológico para el 2010, contacto con extraterrestres y bioingeniería para el año 2030,
control de la gravedad para el año 2050, educación por medios mecánicos y vida artificial para el año 2060,
velocidad cercana a la luz en el año 2070, la inteligencia de las máquinas superior a la del hombre en el año
2080, encuentros con entes extraterrestres e interacción directa de la realidad externa con el cerebro para el
año 2090. Y en el año 2100: la inmortalidad. Como bien dice Clarke, y vistos los avances y los arrumbamientos
de los límites autoimpuestos por toda clase de Comunidades Científicas en los últimos veinte años, prever este
escenario no es tanto cuestión de adivinación como de extrapolación prospectiva de los conocimientos actuales
y su desarrollo natural. Una de las tesis más temibles y discretas en las teorías psicobiológicas, comenzó a
tomar cuerpo en los años setenta con el libro "The Selfish Gene", de Richard Dawkins, replicada o mejorada,
entre otros, por Daniel C. Dennett y más recientemente por Aaron Lynch. La cuestión no es baladí y podemos
iniciar su explicación con una sentencia de Bart Kosko, en su "Fuzzy Thinking", de 1993, mientras analiza un
nuevo modo de pensar matemático que no sea blanquinegro, el de la lógica de los conjuntos borrosos: "todas
las ideas vienen de otras". Es el "Nihil novum sub sole" del Eclesiastés. Detrás de esta sentencia se esconde el
hecho de que las ideas son tan substanciales como la materia y, al igual que para el mundo material, se
predica para ellas el principio de que nada se crea ni se destruye, sino que se transforma. De ahí la
imposibilidad de acabar de raíz con cualquier sistema de pensamiento sólo con la mera voluntad de
proponérselo, de hacer el "vacío" mental en una tarea semejante a la que pretendía la fenomenología
husserliana con la "epojé", o lo que pretende el sistema de comprensión del mundo de Carlos Castaneda y su
clan de practicantes del vacío mental. El mundo de las ideas tiene una substancia que hay que tratar
transformándola con ciertos métodos que van descubriéndose poco a poco. De hecho, la academia, con una
estructura bocetada por el filósofo historicista Thomas Kuhn ya en los años 60, se sabe que funciona por
modas que se adhieren a una verdad operativa, verdad que denominan científica porque coincide mayormente
con los hechos frecuentes y eficaces de la época, pero que a medida que son contrastados por otros hechos o
por la evolución de los existentes, va siendo suplida por nuevas verdades que la suceden. El ejemplo clásico es
el de la substitución del paradigma newtoniano por el paradigma einsteniano, y de ahí viene la tecla continua
de "nuevos paradigmas" con que a cada rato se intenta arrastrar al éxito una nueva tesis, como si de una
campaña de CocaCola se tratara. La verdad no existe sino como substancia neutra, substancia eidética, que se
transforma continuamente. La pesantez de la materia eidética es, sobre todo, contrastable en la Universidad,
donde diariamente salen refritos reflexivos basados en citas de lo que otro dijo, o de lo que dijo quien fue
elegido como lumbrera de su época. Este fenómeno es frecuente hasta el aborrecimiento en las facultades de
humanísticas, en las que ideas rancias arrastran durante años a generaciones que no pueden luchar contra
ellas: el kantismo, hegelianismo o germanismo en filosofía, el materialismo histórico en historia, o la
jurisprudencia como columna vertebral del derecho, son casos que sufrimos todos los días, productos que, tras
conocer la dinámica de las ideas como substancia indestructible, inclinan más que a suponer un borreguismo
enfermizo en la enseñanza universitaria, a sospechar que las ideas son entes biológicos inmateriales que
tienen su propio desarrollo independiente de las voluntades de las cabezas en las que perviven. La grandeza
de los descubridores de nuevos conocimientos está, justamente, en dar un giro forzoso al camino reproductivo
que las ideas por sí mismas emprenden nada más contagiar una comunidad de cerebros pensantes sobre los
que descanse la tarea de desarrollar o preservar ese conocimiento específico. Las ideas, ha propuesto Richard
Dawkins, son las unidades básicas de transmisión de la cultura, unidades básicas a las que propone denominar
"meme", cuyos comportamientos son paralelos a los genes que soportan la pervivencia de la vida en el mundo
de la materia. Un "meme" es la substancia básica con la que se elaboran los sistemas de creencias. Los
sistemas de creencias pueden ser, en función de la perspectiva desde la que se les analice, religiosos,
culturales, científicos, políticos, rumorológicos incluso. El "meme", como substancia básica que soporta los
sistemas eidéticos por los que se guían los seres vivos, se encarga de hacer pervivir conceptos tan abstractos
como "dios", tan operativos como "liberalismo", tan abstrusos como "ciencia matemática". No es de extrañar
que navegando por el mundo de las ideas humanas a veces nos dé la sensación de cuánto parecido hay en el
énfasis a la hora de defender una idea científica (el marxismo o la lógica matemática bivalente, por ejemplo),
hasta el punto en que parece que se esté defendiendo una idea religiosa. No es de extrañar, siempre que
entendamos que todos son "memes" más o menos elaborados, pero capaces de sobrevivir y reproducirse. La
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idea de Dawkins llega, apoyándose en una traslación casi paralela del comportamiento biológico de la genética
reproductora de los seres vivos, a la "memética" reproductora de las ideas que guían a esos seres vivos. La
idea de Richard Dawkins, ciertamente conspiranoica, propone que hay seres con entidad propia, los "memes",
cuyo objetivo es perdurar utilizando los cuerpos de los seres en los que se manifiestan, como materia para
inmortalizarse, como "hardware" que nace, crece, se reproduce y muere dando paso a nuevos replicantes. Los
seres humanos, por ejemplo, son la materia dentro de la cual viven y se reproducen los "memes" que han
logrado desarrollar las diversas ideas que esclavizan al hombre y que se organizan, como la materia viva, y se
dividen en especies y subespecies, y buscan, a la postre, su propia supervivencia. Esta tesis de Dawkins, que
sigue en franco desenvolvimiento, posibilitaría un desarrollo paralelo al que Mendel inauguró cuando descubrió
las leyes del comportamiento genético y pudo iniciar un proceso de influencia y conocimiento sobre los nuevos
seres, hasta llegar al día de hoy en que ya se está clasificando el "genoma", o utilizando el rastro del ADN para
perseguir o localizar a quien quiera que sea, o construyendo nuevos seres por la manipulación genética de
materia viva previa. En el mundo de los "memes", pues, sería posible, y sería probablemente una consecuencia
de la voluntad de esos propios "memes", localizar, abortar o reproducir ideas y sistemas de ideas de todo tipo,
religiosos, culturales, científicos, "et sic de coetera". Sería posible emprender una clasificación de unidades
eidéticas básicas con las que construir por encargo inimaginables sistemas de ideas que producirían mundos
de todo tipo. Como se habrá observado, comencé escudándome en un escritor de ciencia-ficción, Arthur C.
Clarke, para hacer posible la elucubración fantástica hasta el punto en el que hemos llegado, y por cierto, la
lista de prospectivas de Clarke no parece ya un objetivo imposible a estas alturas del milenio. Algunos llevan ya
ejercitando prácticamente las ventajas de controlar los "memes", lo cual se puede entender en términos
distintos como controlar la mente. Otro escritor de ciencia ficción ya fallecido, Ronald Hubbard, fundador de la
Cienciología, utilizó muy hábilmente la capacidad de manipulación que hay en los "memes", también Carlos
Castaneda y su grupo y un sinfín de comunidades de control mental que se encargan de sacar jugo pragmático
a la substancia eidética hasta límites insospechados y a los cuales, alegre e inocentemente, catalogamos en
Occidente de "sectas". Si la lista de Clarke va por buen camino, allá por el año 2090 lo habremos entendido, y
se conseguirá, diez años después, la inmortalidad. Claro que los humanos seguirán naciendo, creciendo,
viviendo y muriendo, pero ya se habrán convertido en obedientes células sin voluntad propia, como lo son las
células del ojo que se mueve a través de estas letras que está usted leyendo y que pertenece a usted, y a
cuyas células y cuyo ojo no les queda otro remedio que obedecerlo a usted. En el futuro próximo, si las cosas
siguen por el camino que van, usted será una célula a la orden de su "meme". El doce de diciembre de 1991
conocí a Carlos Castaneda, en Madrid, y sus enseñanzas significaron para mí la culminación del grado de
sospecha con el que, por mi cuenta, me había confrontado a las formas occidentales de pensar y conocer el
mundo. No obstante, la experiencia con Carlos Castaneda fue asaz paradójica, pues, al parecer, tropecé con él
en el periodo más desintegrador, desmitificador y ridículo de su trayectoria. Como resultado quedé, en el
campo del pensamiento, huérfano de todo origen, laico, entumecido por la incoherencia de las formas de
enfrentar el mundo, ya fuera pensando o sin pensar. Sin embargo, en toda esta aventura existencial fue
tomando cuerpo una premisa rara, repetida últimamente por Carlos Castaneda y sus adláteres: "la mente es el
volador", enigmática afirmación que, para entenderla bien, exige una más detallada descripción de los hechos,
de los encuentros y desencuentros con Castaneda, a fin de colmar la curiosidad de quienes gustamos de
explicaciones que nos señalen un camino, o un instrumento descriptible, capaces de intervenir en la realidad
modificándola. Pero el conocimiento no depende de que las comunidades científicas o sociales lo permitan o
no. Y desde luego, el conocimiento del que se habla en este libro, a fuer de ser explícito, es un conocimiento
como el de las artes marciales: sólo lo intenta refutar quien no lo ha visto, pero no quien lo ha vivido, porque
ocurre. Y lo que es más importante: implica muchas y novedosas cosas para esta humanidad a punto de
perderse en la inanidad y en la catástrofe, pero que, como siempre, seguro que se salva por carambola.

1. Kalachakra y el Milam Bardo

Instigado por la persecución del misterio de la meditación sentada, acudí en la segunda mitad de los ochenta
en busca de la Iniciación de Kalachacra, del budismo tibetano, que en su forma más compleja y secreta abarca
la creación de cientos de figuras, y la recibí del Lama Jemgong Kongtrul Rimpoché, uno de los cuatro regentes
del Karmapa, y discípulo de Kalu Rimpoché. Al regresar a la habitación en la que yo me quedaba a descansar,
recitando el mantra transmitido, y a la espera del siguiente día, segundo de los cinco en los que la iniciación
tardaba en recibirse, mientras intentaba hacer el vacío, o sea, parar el diálogo interno viendo las cosas pasar
(lo que en budismo tibetano se denomina "sunyata", o sea, ausencia de toda idea acerca de cómo existen las
cosas), vino sobre mí un chorro de luz brillantísima y amarillísima, que me hizo pegar un brinco de miedo. Me
lancé hacia el interruptor de la luz para prenderla, tropecé en la cama, me caí al suelo, me levanté como pude y
por fin la encendí. Me miré, asustado, al espejo. Abrí los ojos y acepté el hecho casi con normalidad. Y ése fue
el error: el casi. Tan pronto como me ocurrió la casi normalidad, ésta se nutrió de escepticismo. Al punto, y
calculo que en el lapso de un segundo, o sea, en el de muchos nanosegundos, pensé en tres explicaciones
razonablemente válidas para aquel fenómeno: una era la de una alucinación provocada por el estado ya
descrito de tranquilidad superior al normal; otra era la de que tras aquel ribete luminoso había un juego óptico
que producía una ilusión; finalmente, llegué a pensar, incluso, que algún tipo de producto en mi ingesta estaba
afectando a mi percepción normal. Este venerable Lama Jemgom Kongtrul, que cuando lo conocí tenía cerca
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de treinta años, falleció en un accidente de tráfico en la primavera de 1992 en una de las carreteras de Bután,
en los montes himalayos. No obstante, posteriormente, a cuenta de disidencias respecto a una divinidad
iracunda bastante feúcha, Dorje Shungden, con la que hacen prácticas los budistas dependientes del Instituto
Manjursi de Inglaterra, seguidores de Kelsang Gyatso, hubo encontronazos mortales entre los oficialistas del
Dalai Lama y estos tradicionalistas, lo que provocó, se dice, matanza de guardianes del Dalai. Unos llaman
superticioso al Dalai Lama, y otros dicen que Kelsang Gyatso los quiere condenar al infierno budista, un
infierno que en esencia es ilusorio. Cuatro escuelas existentes en el budismo tibetano subsisten en el exilio,
fuera del Tíbet, de donde fueron expulsados en los años cincuenta por los chinos de la revolución de Mao.
Estas escuelas son todas producto de un mismo y secular origen, como si dijéramos los franciscanos y los
jesuitas, entre los cristianos. Tienen los Karmapas entre sus antecedentes a Tilopa, Naropa, Marpa, Gampopa
y Milarepa, por citar a los exponentes que han sido más parabólicos para occidente de la vía budista tibetana
denominada "vajrayana" o "camino del diamante". El linaje Karma Kagyu fue el primero que inició en el Tíbet,
hace siglos, la tradición de búsqueda de las reencarnaciones de sus hombres de conocimiento más
adelantados, una vez éstos dejaban el cuerpo en circunstancias en las que, ciertamente, parecían dominar lo
que el budismo tibetano estima como "estado intermedio" de la muerte, o "bardo" de la muerte. Este sistema se
ha extendido al lamaísmo en general, ha durado hasta nuestros días, y en España se hizo popular a raíz del
descubrimiento de la reencarnación del Lama Yeshe en el niño granadino al que se le puso por nombre Osel.
En el budismo tibetano, hoy día, hay más problemas políticos que problemas de percepción de otras
realidades. La cuestión es que el bagaje de sabiduría y de conceptos entendidos directamente desde la
experiencia de más de mil años, nos ha legado actitudes para encarar lo desconocido bastante eficaces.
Después de quebrar los ritos de paso y las jerarquías que pude, internándome dentro de la práctica concreta
del budismo tibetano, y llegando incluso a estudiar sánscrito y tibetano en un acto de confusión propio de los
que pasan a formar parte de una secta por la absorción de todas las formas externas de relación social
(vestimentas, frases hechas, lenguaje, respeto de horarios, ejercicios disciplinares, hábitos en la comida,
etcétera), entendí lo siguiente: 1) La meditación sentada es un ejercicio de vacío en el que no se define el
objeto o el estado, sino que el maestro budista intenta siempre romper cualquier meta conseguida, con la
intención de proseguir más allá. La meditación sentada es un primer paso para parar el diálogo interno habitual
del humano, diálogo a través del cual se produce su socialización, siendo la socialización el fardo del que hay
que liberar al humano que busca la transcendencia a otra realidad. 2) El tantrismo no es un ejercicio en el que
se intenta vivir una experiencia de placer máximo, sino una sutil experiencia en la que las corrientes de placer o
de dolor que experimenta el ser humano, y que son la causa de su deriva existencial, se consigue que pasen
sin afectarlo, como energía pura, confiriéndole una paz y una iluminación indescriptibles en tanto que quedan
fuera de la posibilidad de apalabrarlas humanamente. 3) El budismo tibetano guarda dos hallazgos
tradicionales: el Milam Bardo y el Bardo de la Muerte. El Milam Bardo, o Bardo del Sueño, es el acceso con la
fuerza o la energía de la conciencia al mundo del sueño. Ejercicios repetitivos, como el Mantram o las
meditaciones en la Yidam, van trasladando la conciencia a otra realidad. Y trasladan al practicante, de hecho, a
otro mundo: el mundo del sueño, el Milam Bardo. 4) En el mundo del sueño han estado otros practicantes,
desde hace cientos de años, antes que nosotros. En una tradición como la reinaugurada por Castaneda se le
llama Segunda Atención. Esos practicantes antiguos, anteriores, de origen históricamente incierto, han
ocupado lugar, han conquistado territorios, como lo ha hecho el hombre en el planeta en el que vivimos. En
cada uno de esos territorios permanecen seres de todo tipo. En el budismo tibetano se han colocado las
Yidam, formas divinales que se clasifican como Airadas o Pacíficas, según infundan paz e iluminación o pavor
y horror. Se trata de ir más allá de sus atributos y de sus formas, que están preestablecidas por los practicantes
que las realizaron en su día. Frente a ellas hay que ejercitar la sabiduría de que todo es ilusorio. El practicante
que lo consigue tiene la posibilidad de superar el vértigo desintegrador de la muerte, momento en el que
atravesará los Bardos, es decir, los Estados Intermedios, y sufrirá un proceso de desintegración y
enfrentamiento a cielos e infiernos. Si ha ejercitado a lo largo de toda su vida, cruzará con éxito, con
inmutabilidad iluminada, el territorio del Bardo de la Muerte, y quedará libre de la rueda eterna de las
reencarnaciones. 5) El budismo tibetano, al crecer como sincretismo de dos culturas que unieron sus saberes,
la del budismo originario de la India y la de la religión bon-po del Tibet, produjo prácticas de enfrentamiento a
situaciones duras: las prácticas del Chod, en las que en plena realización de la Yidam, una vez identificada con
el practicante, se da un segundo paso que consiste en que la Yidam despedaza al practicante y lo devora.
Estas prácticas se llevaban a cabo en cementerios o lugares de semejante cariz. En el contexto en el que
surgieron no dejaban de ser brutales agresiones encaminadas a producir un estado de separación de la
realidad ordinaria que, una vez superada, conferían al practicante el poder de la inmutabilidad para cruzar el
Bardo de la Muerte. 6) El mundo moderno, que no es ya ni occidental, ni no occidental, ha hecho desaparecer
la fuerza originaria del budismo tibetano, ha arrastrado sus hallazgos en lo desconocido a Hollywood y a las
mesas de independencia de la ONU. Las luchas entre facciones pro-Dalai o pro-Manjursi, por no hablar de las
diferencias entre el Panchen-Lama y el Dalai-Lama, marcan el final de una tradición que, ahora sí, vive en la
clandestinidad, fuera de la estructura colorida y folklórica de un pueblo del que el Espíritu del Misterio ha
desaparecido discretamente.

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2. Los decretos de la Metafísica de Conny Méndez y las Convocatorias de Nivelle Goddard

Inserto, pues, en el estudio entre transcendental y antropológico de la experiencia interna, trabé contacto con
una joven en Las Palmas de Gran Canaria. El jaleo comenzó cuando, allá por 1990, tuvo una experiencia
mística, según ella, un ataque de histeria, según un amigo suyo, y ambas cosas según yo mismo. Recuerdo de
su relato místico que ella narraba que se había convertido en una con el universo, que había experimentado el
origen, el final y el eterno devenir de todas las cosas, viendo a la humanidad entera refundida en un solo
humano que evolucionaba en su forma desde mono a superser, y que en ese estado, que comenzó
absorbiéndola en la cocina de la casa en la que vivía, mientras miraba el sol del alba a la hora del desayuno,
llegó a permanecer toda la mañana, e incluso paseó a lo largo y ancho de la playa de Las Canteras hasta que
dejó, poco a poco, de estar poseída por esa experiencia de supraconciencia o conciencia de la Unidad. Hacía
unos años que aquella mujer, profesora de preescolar, había utilizado la técnica de los "decretos", que había
aprendido de un cuerpo popular de conocimiento de origen venezolano denominado "la metafísica de Conny
Méndez". Por el uso de esa técnica había trabado amistad conmigo. Había redactado con sus dedos y escrito
en un papel cuadriculado una afirmación, siguiendo las indicaciones de dicha "metafísica". Estudié en la
Universidad española filosofía occidental, y cuando me hablaban de "metafísica", palabra pedida prestada de
Aristóteles, no admitía otro concepto serio y fiable que el de ese griego loco. Con el tiempo y las experiencias
pude entender que el utilizar inadecuadamente las palabras, académicamente hablando, no tiene la mínima
importancia, siempre y cuando los actos y los sucesos que predican sean eficaces prácticamente en la vida. Y
en efecto, esta entonces joven maestra de preescolar, había utilizado la fuerza del control mental de la
"metafísica" popularizada al estilo de Conny Méndez. Conny fue una venezolana, actriz, cantante, pintora y
escritora, fallecida el 24 de noviembre de 1979, y que predicó una oscura tradición auspiciada por el elusivo
Conde de Saint-Germain, personaje que se supone vivo hace unos siglos, y que habla de que el bienestar y las
metas que nos propongamos en la vida se pueden conseguir en base a "decretos". Los "decretos" son deseos
que se escriben en papel afirmando lo que queremos conseguir, o bien se recitan con una práctica tan
universal como extendida, y que siempre es utilizada por las sectas: se interrumpe el pensamiento en ciertos
momentos, o todo lo continuamente que sea posible, o antes de actos como el comer, el dormir, o el levantarse
al alba; en ese momento se recita mentalmente la fórmula que recoge nuestra ambición. Se dice que si la meta
es "espiritual", o sea, no se corresponde al deseo de un bienestar material, los entes invisibles encargados de
que se produzca lo auspiciado en el "decreto" lo conceden sin efectos secundarios. Lo cierto es que con el
rubro de "metafísica" de Conny Méndez millares de personas, preferentemente mujeres, aúnan las fuerzas
mentales y consiguen pequeñas metas que se proponen según sus respectivos problemas vitales. Una vez
conseguidas esas metas, lo agradecen a las entidades o métodos invisibles que se lo han permitido, y con ello
se enganchan definitivamente a ellos. La fuerza mental desarrollada queda cautiva de la sumisión al rito, al
agradecimiento al ente invisible, o al maestro visible y humano que les ha dado la clave, y se desarrolla más
cuanto más relación de respeto existe con ese ente, método o maestro. Carlos Castaneda mismo cayó en una
trama semejante, según cuenta su ex-esposa, Margaret Runyan Castaneda, en un libro que escribió casi
veinticinco años después de haberlo visto por última vez en 1973 y haberse convertido en un brujo
representante de una oscura tradición mexicana. Efectivamente, Margaret Runyan, en "A Magical Journey with
Carlos Castaneda", publicado por Millenia Press, Canadá, 1997, relata cómo conoció a Carlos Castaneda,
cómo quedó prendada de él y empleó el método de un maestro que, en aquel entonces, ella seguía, llamado
Neville Goddard, método que éste llamaba "imaginación controlada" o "sueño controlado". Margaret Runyan
explica cómo en diciembre de 1955 llegaron a su apartamento en 5301 W. 8th Street, Lydette Maduro y su
amigo Carlos: "Oh Margarita, este es mi amigo Carlos, de Sudamérica". Carlos Castaneda no le dijo nada y ella
quedó intrigada. A los pocos días fue Margaret a visitar a Maduro y, previendo que estuviera allí Castaneda,
llevó consigo un libro, "The Search", escrito por Neville Goddard, y se lo dio a Castaneda. Castaneda le
contestó que él estaría feliz de hacerle a ella un busto en terracota, lo cual era su especialidad. Margaret
escribió en la cubierta del libro su nombre, dirección y teléfono. Carlos prometió leerlo y devolvérselo. Margaret
cuenta que Goddard era un nativo de Barbados que emigró a la costa Oeste donde se instaló como maestro
espiritual. Anteriormente Neville Goddard había tenido un maestro hindú llamado Abdullah. En sus conferencias
mezclaba citas de Platón con otras citas de la Biblia o de William Blake. "Dios es la conciencia del Yo Soy",
decía Neville repitiendo uno de los dictados básicos de esa metafísica popular de que antes hablé, atribuida a
Saint Germain por Conny Méndez, y que también encontramos en Gurdjieff, o en bastantes maestros hindúes.
"Cristo está en vuestra maravillosa imaginación humana", decía Neville: "Todo, absolutamente todo, tiene
significado". Margaret Runyan escribe otras sentencias de Neville: todo está "dentro, en el interior, en la
imaginación, de la cual este mundo mortal es como una sombra... y un día, como Nabucodonosor, usted
encontrará que nunca ha vivido, ni nunca ha muerto, excepto en el sueño". Margaret Runyan esperó a que
Carlos la llamara, pero no ocurrió así. Esperó seis meses. Y entonces empleó una de las curiosas enseñanzas
místicas de su maestro Neville, la que llamaba "imaginación controlada", que consistía en concentrarse
intensamente en una meta hasta conseguir hacerla realidad: "Neville recomendaba a sus estudiantes conseguir
sus deseos utilizando el inconciente a través de los sueños. Les decía que buscaran qué querían conseguir y
que se concentraran en el fin deseado por la noche, antes de caer dormidos. El sueño procesaría las
instrucciones a la mente subconsciente. De esta manera, durante seis meses, enfoqué toda mi energía mental
y un sábado por la noche, a las nueve, en Junio de 1956, Carlos me llamó y me preguntó si podía venir a
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enseñarme algunas de sus pinturas". Margaret le preguntó por Lydette, pero él le dijo que no tenía ni idea de
quien era Lydette. Pensó Margaret que era una broma, pero cuando lo conoció mejor, supo que Carlos
Castaneda borraba así su pasado: pretendía no haber oído hablar nunca de esa persona. Carlos Castaneda
utilizaría luego esta técnica universal, por incorporación, o porque dio con ella en sus investigaciones
posteriores.

3. Jacobo Grinberg y el Círculo Mágico de Almatriche

La maestra de preescolar a quien me he referido trataba a Jesucristo, con quien decía mantener línea directa,
de "Suso", un diminutivo que, a su manera, le acercaba a la experiencia de trabar contacto con ese ente que le
infundía un sentimiento vital de protección. En lo que los hombres averiguamos si Jesucristo es un nombre de
origen hebreo, o arameo, o griego, y luego intentamos ver cómo se escribe correctamente y en qué versículo
exacto de la Biblia está citado por vez primera, para luego dirigirnos con el debido respeto hacia Él,
marcándonos un largo camino que nunca acabamos de recorrer en su totalidad, las mujeres dicen "hola Suso",
y ya están en contacto con ese Ente. La trabazón del armatostre intelectual es lo que enceguece al hombre, al
macho humano, y es lo que le impide entrar en otras realidades con la facilidad, justamente analfabeta, con
que lo hacen las mujeres y su energía particular. Simultáneamente observamos que la sociedad humana está
liderada por los hombres y sus estructuras masculinas, y por eso se desarrolla la técnica de la materia, la
ciencia de lo dual, y la política del paternalismo. Los hombres nunca dirán "hola, Suso", sino que pondrán al
Papa rodeado de vestimentas y ritos con miles de variantes, y hacen que Jesucristo sea una instancia
imposible de alcanzar, excepto si el hombre se muere como los hombres dicen que hay que morir. Hombre
muerto, hombre conocedor, y así nos va en occidente: nos dicen desde niños que vivos nunca podremos saber
nada por la única razón de que no nos lo merecemos. Después de aquellos patatús místicos que le dieron a la
maestra de preescolar, comenzó ésta a comprar la revista "Más Allá de la Ciencia" todos los meses. En uno de
los primeros números de 1990, apareció un aviso de la celebración de un seminario en el Palacio de
Congresos de Madrid. A ese congreso, que pretendía ser sincrético, acudiría Jacobo Grinberg-Zylberbaun, un
mexicano de origen judío, profesor de neurofisiología de la Universidad Nacional Autónoma de México; también
Antonio Karam, tibetanólogo discípulo de lama Chogyam Trungpa y director de la Casa del Tibet en México, y
Yeshel Shemer, un rabino de Tel Aviv, y Don Rodolfo, un chamán mexicano que había sido estudiado por
Jacobo, e Iván Ramón, otro chamán mexicano también estudiado por Jacobo y, finalmente, Carlos Ortiz de la
Huerta, que se anunciaba como "discípulo de Carlos Castaneda", y que hablaría sobre las semejanzas de las
enseñanzas de Don Juan Matus y San Juan de La Cruz. Este título de "discípulo de Castaneda" hizo que
muchos de los que habían leído la obra de Carlos Castaneda, al cual se suponía desaparecido en ésta o en
otras realidades, reserváramos inmediatamente un puesto en el mencionado Congreso de Madrid. Pero en esto
que leí un anuncio que advertía que Jacobo Grinberg iba a dar una conferencia en el Club de Prensa Canaria,
en Las Palmas, club que, a la sazón, dirigía el escritor Luis León Barreto, autor de "Las Espiritistas de Telde".
Se lo dije a la maestra de preescolar y fuimos ambos a atender al conferencista Jacobo. El profesor Jacobo
Grinberg expuso en dicha conferencia su teoría sobre la "lattice", una matriz cuyo origen teórico vinculaba, para
darle cientificidad al tema, a la paradoja matemático-física de Einstein-Jakson-Podolsky, que venía a predicar
algo así como que cada partícula de materia tenía su homóloga en alguna parte del universo. A partir de esta
teoría Jacobo intentaba explicar las experiencia místicas o sucesos milagrosos como las curaciones de la
curandera Pachita de quien él había sido ayudante en México durante unos meses. Jacobo prometía intentar
enseñarnos algo de lo que sabía en un cursillo que daría a la siguiente semana y, para ello, repartió en la sala
un panfletito con la dirección, el teléfono y el precio para la asistencia. La maestra de preescolar y yo nos
miramos y decidimos apuntarnos a ver qué pasaba. Al día siguiente, en efecto, acudí a una consulta de
acupuntura situada en la calle León y Castillo en un viejo edificio con vistas a la bahía de La Luz. Me cobraron
unas pocas miles de pesetas por la asistencia al cursillo que tendría lugar el viernes, el sábado y el domingo en
el Colegio Andalucía, situado en un agradable lugar de la isla. En efecto, acudimos al seminario de Jacobo y
allí recibimos un sincrético abanico de enseñanzas que cubrían desde la meditación vipassana a la danza sufí,
pasando por ejercicios que, decía con gran discreción Jacobo, le habían sido enseñados por Carlos
Castaneda. Todavía recuerdo que uno de estos ejercicios -nos reveló dos o tres- era algo así como apropiarse
de una columna invisible delante nuestro y clavetearla con fuerza a ambos lados de nuestros cuerpos,
cambiando la posición de las manos para cada lado. En aquella ocasión practicamos varias meditaciones,
algunos ejercicios que entrenaban la memoria más allá de su uso ordinario, y unas salidas al patio para
ejercitar pasos de poder, denominados así en alusión a la tradición de Castaneda. Uno de los ejercicios, por
ejemplo, consistía en que en el grupo de treinta y pico personas que constituíamos el seminario de Jacobo
Grinberg fuéramos añadiendo y recitando en nuestras memorias los nombres de los otros participantes en
orden a su colocación. Y aquí viene uno de mis descubrimientos posteriores. Nosotros treinta juntamos las
manos, por orden de Jacobo, y formamos un círculo. Esta es una forma de canalizar cierta energía humana en
la que algunos de los participantes entran en contacto con historias, sensibilidades o entidades que, de otra
manera, se hacen inaccesibles. Lo comparo a la oui-ja o a la escritura automática, utilizada para contactar con
entes invisibles de origen todavía inclasificado. Efectivamente, en ocasiones posteriores tuve la posibilidad de
insertarme en alguna que otra rueda humana, muy utilizada en este tipo de experiencias para aunar estados
meditativos, internalizados, y en los que esa sensibilidad de que hablo circula por las manos y se hace patente
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al resto de los que forman el círculo. Con posterioridad he observado cómo emocionalmente se crean vínculos
entre algunos de los participantes. Este tipo de ruedas son frecuentes entre grupúsculos que practican la
interiorización, probablemente a causa de que el efecto de vínculo se potencia. Jamás he visto que gurús o
maestros poderosos, como Castaneda, Sai Baba, Maharaji, u otros, lo utilicen. Al contrario, nunca dejan que
nadie se acerque a ellos: todos mantienen su "status" como lo mantendría el más estricto jefe de protocolo de
cualquier Jefe de Estado. La práctica del tablero de la oui-ja es otro de los ejercicios que ponen directamente
en comunicación con entidades o sucesos que se manifiestan oscuramente a través de coincidencias o
revelaciones de saberes que supuestamente están a buen recaudo pero que, de una manera inconciente,
pasan a la conciencia ordinaria. La cuestión fue que, efectivamente, estando en uno de esos círculos humanos
auspiciado en aquella ocasión por Jacobo Grinberg, mi vida tomó una velocidad hasta entonces inusitada. A mi
derecha estaba la maestra de preescolar, a la derecha de ella estaba un relaciones públicas de la compañía
Iberia, enfrente de mí estaba Jacobo, a un lado de Jacobo estaba Colastra, un tantín más allá estaba un
industrial canario de la publicidad, a su lado estaba su señora, más al lado estaba el dueño de una librería
esotérica y su señora, y así. Pero ¡pardiez! me entró en aquel momento un dolor de cabeza tan grande que
tuve que abandonar el seminario. Es lo que, con posterioridad, llamé "migraña mágica", en tanto que constituyó
una característica física con la que mi cuerpo reaccionaba inmediatamente en aviso de acontecimientos
relacionados con la cercanía a los extraños seres con los que luego trabaría contacto. Mi cuerpo inconciente
supo que algo pasó. Cuando regresé encontré a la maestra de preescolar muy animada con el Relaciones
Públicas. El Librero pululaba amigablemente conversando con todos. Jacobo Grinberg explotaba el misterio del
poder sobrenatural de quien se sabía conocedor personal del "elusivo" Carlos Castaneda y de muchos otros
maestros de los que había aprendido innumerables ejercicios y trucos para entrenar la mente, o bien, como él
decía, descubrir al Observador, esa conciencia que está fuera de nuestra concreción normal. Colastra y Jacobo
imprimían con su misterio el suficiente encanto a aquella reunión como para que todos tendieran a preguntarles
para saber cosas desconocidas por el común de los mortales. Entretanto vendían libros que Jacobo había
escrito y traído en un maletín, publicados por un Instituto universitario de México, el INPEC, y, realmente, llenos
de curiosas informaciones acerca de chamanismo mexicano. Compré todos los libros de Jacobo Grinberg. En
ellos Jacobo investigaba o proponía la descripción y la posible explicación de los sucesos sobrenaturales o las
aperturas místicas que experimentaban chamanes como Don Lucio de Morelos, Don Rodolfo, Don Iván
Ramón, el propio Carlos Castaneda o lo que se oía decir de Don Juan Matus, Pachita, y algunos más. Y he
aquí que había una segunda edición del seminario de Jacobo Grinberg en Tenerife. Le propuse a la Maestra de
Preescolar ir, cogimos un aerotransportador acuático de la Compañía Transmediterránea y llegamos a
Tenerife. Nos alojamos en el hotel que estaba preparado para celebrar el evento. Pagué de nuevo otros miles
de pesetillas, y a cursear otra vez con Jacobo Grinberg. En esta segunda ocasión me fue muy bien. No hubo
dolor de cabeza porque la circunstancia mágica que me había premonitoriamente advertido de aquella forma,
ya estaba advertida, y no tenía por qué volver a expresarse. De nuevo el vipassana, de nuevo el paso de
poder, y una cosa que recuerdo que era circular todos en fila por un solar de tierra situado al lado del Hotel
Tenerife Tour; mientras circulábamos nos concentrábamos en las manos y con el dedo pulgar de cada mano
íbamos tocando sucesivamente cada uno de los dedos meñique, anular, corazón e índice, y a cada toque
acompasábamos un paso, y a cada paso recitábamos audiblemente las siguientes sílabas sagradas sacadas
del sánscrito: sa, ta, na, ma. Recuerdo que, pese al vacío, pese al silencio interno intentado, sa-ta-na-ma lo
memorizaba por asimilación a Sa-ta-na..., Satanás. Y así íbamos: sa-ta-na-ma... sa-ta-na-ma...sa-ta-na... Al
terminar el cursillo nos tropezamos la profesora de preescolar y yo con Jacobo y Colastra. Jacobo se hizo el
misterioso, no quería rebajarse a hablar directamente con nosotros, o bien se trataba de que estaba ejercitando
el silencio interno, pese a que ya en Las Palmas nos habíamos enterado de que recibía en el local de la Gran
Fraternidad Universal para aconsejar o sanar a quien se lo solicitara, a cambio de un discreto honorario.
Colastra, con los ojos como huevos, nos decía a la Maestra de Preescolar y a mí que se acercaban tiempos
escatológicos, que lamas tibetanos a los que todo el mundo supone gran clarividencia se habían reunido en la
pirámide de Teotihuacán, en México, junto a otros chamanes mexicanos, y que ello era señal de que la
conciencia planetaria iba a dar un vuelco en pocos años. Más tarde, como veremos, sabría que el mentor de
ese encuentro tibetano-mexicano había sido, en parte, Antony Karam, y que por alguna razón de nacionalismo
y espiritualidad clerical, lamas y chamanes, o sus seguidores, habían terminado al palo limpio. En esto que
Antony Karam localizó una fotografía sacada en el transcurso de esos sucesos y en ella aparecía un punto
negro. Agrandada la foto en la parte de ese punto negro, resultó tener la forma de una especie de monstruo
humanoide con alas visto de perfil. Y he aquí que en casi la totalidad de los seminarios dados por Carlos
Castaneda, Taisha Abelar, Florinda Donner y Carol Tiggs, al menos hasta el último al que yo acudí en
setiembre de 1996, se aludía a esa fotografía como demostración palpable de que existen unos seres llamados
"voladores" que están continuamente nutriéndose de nuestra "conciencia de ser", que esos seres "son" nuestra
mente, que para escapar de esos seres debemos generar el silencio interno a fin de acallar la mente, y que de
otro modo no evolucionaremos, sino que terminaremos nuestros días como pasto de tales criaturas que nos
tienen a modo de "comida", como si constituyéramos "humaneros", por hacer la paráfrasis de lo que los
"gallineros" constituyen para nosotros los humanos, y que merece la pena trabajar para romper esa cadena
depredatoria y escapar a otro lugar que, hasta ahora, no sabemos en esta realidad muy bien qué es. Al irnos
de allí, de aquel lugar tinerfeño en el que se había celebrado el segundo seminario de Jacobo Grinberg, olvidé
mi Documento Nacional de Identidad. Sospeché, por mor del código de lo extraño, que aquello era una señal,
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una advertencia de que yo había perdido mi identidad por algo que todavía no me quedaba claro. Era el Código
de lo Extraño, y empezaba una larga aventura en la que, como menos, vería desaparecer en el camino al
Librero, a Jacobo Grinberg y a Carlos Castaneda, y terminaríamos separados todos nosotros.

4. Las Profecías del Rabino Yeshel Shemer

En Junio de 1990 fuimos a Madrid la profesora de preescolar y yo. Había yo estado ya en varios seminarios
de filosofía en los que había escuchado a Noam Chomsky, a Donald Davidson, a Jürgen Habermas, a Karl
Popper, a Thomas MacCarty, a Niklas Lhüman... y de verdad que había terminado harto de observar que estos
autores que habían producido sesudas obras que había estudiado en el curso de cinco años en la Facultad de
Filosofía, eran figuras que no comunicaban nada en especial, que dejaban un sentimiento de vacío existencial,
que producían en mí la nada humilde sensación de que yo estaba menos perdido que ellos a la hora de
comprender y conocer el mundo si nos remitíamos a sus tesis siempre narrables y que no escondían ninguna
otra sabiduría que la que estaba a la vista, bastante poca y además sólo intelectual. Por eso aquel movimiento
de personajes alrededor del conocimiento mágico, que iban de aquí para allá, y volvían de allá para acá, entre
historias de poder nunca visto pero siempre predicado, marcaban, al menos literariamente, un objetivo más
amplio de conocer sobre el mundo que el de los aburridos filósofos de la academia. En lo que yo me planteaba
esto, la Maestra de Preescolar no se planteaba nada, sino que tenía que verlos a todos, hacer los talleres
prácticos con todos, y descubrir mundos nuevos. Habló Jacobo Grinberg; nada especial. Habló Antony Karam.
Muy sesudo, muy budista en sus conceptos. Habló Colastra sobre dietética. Habló Yeshel Shemer, y miren qué
pasó. Le gritaban al rabino vestido de blanco: "¡Fuera, fuera, sionista!". Y el rabino con las manos levantadas
levemente en dirección a los oyentes, soportaba los insultos de que era objeto a causa de sus afirmaciones.
Era Yeshel Shemer, rabino de Tel Aviv. Se trataba de que cada representante mostrara a los reunidos de qué
manera, en su religión o tradición, se interiorizaba el practicante a fin de ponerse en conexión con los mundos
internos, y el rabino Yeshel dio una completa explicación del modo meditativo de la Kabala, en el que bajo una
estructura ampliamente dependiente de los símbolos numéricos, se pone en comunicación el hombre con una
esfera de sabiduría, luz y omnisciencia, que parece situada en lo más alto del ser, y a la que se accede tras el
ejercicio de estados contemplativos que se alcanzan por la continua oración a Yavéh o Dios, como quiera
llamársele. Lo cierto es que, tras entrar en materia, Yeshel no pudo evitar dar ciertas explicaciones de hasta
qué punto el poder de la oración podía cambiar el curso de los acontecimientos. Así fue que se le ocurrió contar
cómo en su sinagoga de Tel Aviv se reunían varios practicantes a orar por la paz y el impedimento de sucesos
sangrientos en la población. El ejemplo concreto fue el de que tuvo una visión en la que se le mostró cómo una
gran masacre iba a tener lugar en Israel, provocada por terroristas infiltrados por mar. Al verlo así puso en
marcha una rueda de oraciones en todas las sinagogas que dependían de él y con ello, decía Yeshel, se evitó
la matanza ya que, unas semanas después, se detuvo a tiempo un barco con guerrilleros palestinos que se
dirigían con armamento y explosivos a la zona de Sidón, y su captura evitó la masacre. Yeshel decía que esto
era un ejemplo de cómo la fuerza de la oración podía cambiar el curso de los acontecimientos, y aquí fue
donde gran parte del auditorio lo abucheó, se puso en pie, y abandonó el lugar, acusándole de efectuar un
alegato político. Yeshel intentó mostrar que no había sido esa su intención y que, no sólo no lo había sido, sino
que pensaba que gran parte de las desdichas que afligían a su pueblo tenían origen en la actitud violenta y
belicista de éste. Sin embargo la gente seguía levantándose y acusando de sionista e imperialista a Yeshel:
"¡Fuera, fuera, sionista!", gritaban. Ni corto, ni perezoso, en la situación adversa en la que se encontró, por
contra, renovó sus fuerzas y fue entonces que empezó a lanzar las siguientes predicciones que, dijo, también
había recibido en visiones durante algunos de sus estados contemplativos: Ocurriría una gran guerra en medio
oriente que incendiaría la zona en una dimensión tal que sería llamada la Tercera Guerra Mundial. En otra
visión había contemplado que en la URSS iba a haber un golpe de estado. En la tercera visión habló de una
cruenta guerra en Europa que llegaría no muy lejos de los países atlánticos. La cuarta visión sería una
hambruna que se extendería inevitablemente por América, desde el sur hasta el Norte, con banderías y
saqueos en todo el continente, incluidos los Estados Unidos. Verdad es que sus aseveraciones, salidas al hilo
de una revelación espontánea, como contrapunto a la energía iracunda que se le oponía por parte del auditorio,
fueron luego convirtiéndose en realidad: apenas dos meses después, Kwait era invadido por Irak y se iniciaba
con ello la Guerra del Golfo, de dimensiones mundiales. Ya en agosto de 1991, más de un año después de la
predicción, Gorbachov era expulsado del poder por un golpe de estado que, al fin, cambió la historia de la
URSS hasta un grado inimaginable, al menos inimaginable en junio de 1990. Por las mismas fechas
comenzaba un conflicto en Yugoeslavia que ha creado tal foco de tensiones en Europa que no resulta extraño
que el continente haya estado a punto de involucrarse en otra guerra. Las certeras predicciones de Yeshel, tal
y como se han ido corroborando posteriormente, parecían ser la confirmación de una tradición profética clásica
entre los judíos, aún siendo cierto que las hambrunas previstas para América y, en especial, Norteamérica, se
hacen bastante difíciles de creer en un grado de desastre tal como el que él apuntó, pero no menos de lo que
era en junio de 1990 pensar en una guerra mundial en el Golfo Pérsico o un golpe militar en la URSS. A pesar
del desdén con el que se admitieron sus palabras, el rabino Yeshel, sin embargo, lo que con más énfasis reveló
fue que el Mesías ya había nacido, que está a buen recaudo en algún lugar, hasta que llegue el momento
preciso de su mostración al mundo, que será alrededor del año 2000 ¿Y qué clase de cosa será ésta, una vez
visto que las restantes profecías del rabino Yeshel no eran "flatus vocis"? La clarividencia no es un fenómeno
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sionista: sólamente es. Por tanto, añadamos esta predicción o revelación, hecha en un momento adverso y
mágico a la vez, a la serie de grandes acontecimientos que están convirtiendo el año 2000 del cómputo
occidental en una fiesta milenarista.

5. La cámara Kirlian

Don Carlos Ortiz de La Huerta también habló en el Congreso. Sus elucubraciones acerca de la semejanza
entre lo predicado por Don Juan Matus, el maestro de Carlos Castaneda, y San Juan de La Cruz, no
interesaron tanto como el qué, el cómo, el por qué y el cuándo había estado él con Castaneda. Y quienes lo
perseguíamos lo perseguíamos por eso. La Maestra de Preescolar se había escapado de la conferencia de
Yeshel porque le pareció una idiotez lo que decía aquel rabino vestido de blanco. Absolutamente ajena a lo que
decía se lo llevó, sin embargo, de calle, y fue la única que, contraviniendo las normas de pureza que prohíben
que un rabino sea tocado por manos de mujer, lo sobó amistosamente cuanto quiso cuando luego, en los
talleres, fue ella la elegida por él dado que la veía como un ser especial al que estaba unido de alguna manera.
Y he aquí que en lo que la Maestra de Preescolar escapó de la mentada conferencia del rabino Yeshel,
aprovechó para ir a retratarse en una cámara Kirlian. El resultado fue el alboroto del camarero, o sea, del señor
encargado de la cámara, quien, al comprobar la foto, vio que no tenía el más mínimo rastro de "aura". Nos
quedamos preocupados porque era como si nos tropezáramos a alguien que no tiene sangre circulando por las
venas. Más adelante ocurriría algo que aclararía el misterio. En un receso de las conferencias, el Relaciones
Públicas de Iberia, el amigo que la Maestra de Preescolar conoció en el seminario de Jacobo Grinberg en Las
Palmas, estaba encargado de la organización interna y aprovechó para sentarnos al lado de uno de los
ponentes, el chamán Iván Ramón. Enfrente permanecía un Don Carlos Ortiz muy circunspecto e inalcanzable,
más allá Antony Karam, sabedor de sánscrito aprendido con Trungpa, y Jacobo Grinberg, a quien sólo le
faltaba flotar de importancia por aquel exitoso evento. Fuerte personaje el chamán Iván Ramón. Por lo visto
había inventado una especie de estructura de carpintería para curar. Era como un temascal "pret-a-porter", a
saber: en su casa de Ciudad de México introducía al paciente en una habitación, lo rodeaba de mantas y en
una sauna de su invención lo hacía pasar sucesivamente de una fuerte temperatura caliente a otra
extremadamente fría. Se producía un efecto sauna parecido al de los temascales practicados por los indios
norteamericanos, y luego pasaba a "limpiar" el aura del paciente con hierbas especiales de romero, con lo que
quedaba curado. No menos curioso era el otro chamán mexicano, Don Rodolfo. Su perorata consistió en
predicar el amor, el amor y Cristo. Don Rodolfo había fundado en México una iglesia espiritualista sincrética, y
allí practicaba sus curaciones. En una conversación que tuvo con la Maestra de Preescolar le predijo que el
Relaciones Públicas y ella se habían encontrado en vidas anteriores y eran almas gemelas. Con el tiempo
averiguamos que se había equivocado: la Maestra de Preescolar no era gemela, sino quintilliza. En un
conversatorio posterior, como Don Rodolfo era uno de los chamanes preferidos de Jacobo Grinberg, quien
siempre lo estaba llenando de electrodos para comprobar cómo Don Rodolfo alcanzaba y superaba el estado
Alpha con gran eficacia electro-espiritual, el chamán avisó a la Maestra de Preescolar de que Carlos
Castaneda era un ser demoniaco que utilizaba magia negra, y que Jacobo Grinberg había convivido con los
brujos de Castaneda en Los Ángeles donde se decía que comían niños y hacían que una mosca se hiciera
gigantesca y lo persiguiera. Las advertencias de Don Rodolfo venían rodeadas de un halo de ominosidad
mítica propia de cuando los dichos pasan de boca en boca y se deforman extraordinariamente. Regresé a
Canarias y allí dejé, en Madrid, a la Maestra de Preescolar. Recuerdo que cuando me despedí de ella en el
hotel Las Alondras, noté algo raro que aún no sabía qué era. La noté distante. Su pulso, su cuerpo, estaba
descompuesto, ligeramente febril. Pensé que sería la menstruación. En el hotel sonaba una canción de la
irlandesa Senead Oconor, me subí al taxi y volvía a sonar la misma canción fatal.

6. Una salida fuera del cuerpo

La misma noche del día en el que llegué de Madrid sonó el teléfono de madrugada en mi casa de Las
Palmas. Lo cogí, sobresaltado, y era la Maestra de Preescolar. Me llamaba para informarme de que no estaba
en la casa del Relaciones Públicas, lugar donde había quedado alojada, ya que tan pronto anocheció
comenzaron a oírse una serie de ruidos y golpetazos, ante lo cual optó por llamar urgentemente a su amigo,
quien dejó su trabajo en Barajas y llegó al piso. Después de investigar en toda la casa, hallaron un murciélago
en el salón, cosa nada habitual en aquel lugar. Buscó inmediatamente alojamiento fuera de allí y me llamaba
desde el Hotel Diana. A la siguiente noche, de nuevo de madrugada, me llamó el Relaciones Públicas, esta vez
para comunicarme que la Maestra de Preescolar había tenido que ser hospitalizada ya que le había atacado un
fuerte dolor en los riñones. No había peligro, aunque era muy doloroso: piedras en el conducto urinario. Al día
siguiente se había recuperado, y ya no estaba en el hospital, sino en el monasterio en el que tenían lugar los
talleres de los chamanes. Lo que me contó fue crucial para lo que, luego, pasó en el futuro cercano. Regresada
de la clínica, los dolores le venían recidivantemente a la maestra de preescolar. A sus pies venía toda la
cohorte de chamanes y sanadores que estaban en el monasterio, a curarla con sus respectivos saberes. Don
Iván Ramón la bañaba con agua muy fría para luego bañarla con agua muy caliente. Don Rodolfo la cubría de
rezos. Colastra le pasaba un cristal de cuarzo por el cuerpo para tratarla. Y así. Lo cierto es que el dolor
seguía, y la Maestra de Preescolar no tenía fuerzas, o no tenía ganas, de empezar a discutir con cada uno de
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los sanadores si eran efectivos o no los diversos tratamientos, aunque todos lo hicieran con su mejor intención.
Pero el dolor seguía en aumento. Carlos Ortiz de La Huerta estaba presente, y vio cómo la Maestra de
Preescolar perdió el conocimiento, se quedó ida, como una momia. En efecto, a consecuencia del dolor o del
susto, la Maestra de Preescolar había salido del cuerpo, y en ese momento estaba viéndose a sí misma desde
fuera de la ventana, atacada por aquella tropa de curanderos "ad hoc", y ella tan tranquila. Tres años después
se encontró con Colastra y éste le manifestó que a poco de aquello, el cristal de cuarzo le reventó en pedazos
y le dio a él un cólico nefrítico tan grande que tuvo que recibir, a su vez, cuidados médicos de urgencia. La
maestra de preescolar, de una tacada, había traspasado su mal a Colastra y, a la vez, había salido de su
cuerpo con el "doble", con ese cuerpo que, como luego veremos, los brujos mejicanos llaman de "la segunda
atención". Don Carlos Ortiz de La Huerta tomaba nota de todo esto. Volví, de nuevo, a Canarias. Lo único que
pasó de relevancia y de anécdota, según me contó luego la Maestra de Preescolar, fue que una de las noches
Jacobo Grinberg salió pegando alaridos por los silenciosos pasillos del monasterio porque, según confesó a
Don Rodolfo y a Don Iván Ramón, que fueron a calmarlo, le había atacado un espíritu homosexual.

7. Bokar Rinpoché y el control mental

Tres meses después, acudí a un retiro para recibir una iniciación de Anutara Tantra con Bokar Rinpoché, un
alto lama del linaje Karmapa, en Panillo, en las montañas de Huesca. Ya el budismo tibetano estaba
expandiéndose por el mundo con su peculiar folklore. En el budismo tibetano, como el cualquier disciplina en la
que se reciben del exterior unas indicaciones para imaginar dioses, luces o procesos de cualquier tipo, que
incluyen la búsqueda incansable de un silencio sin nombre o una vacuidad abstracta, se está ejerciendo sobre
quienes lo practican el control mental. En la primera ocasión en que me acerqué a un monasterio tibetano, en
los años ochenta, con el Lama Zopa, la expectativa que yo llevaba, de poder encontrarme con una sabiduría
casi milenaria, ya me situaba en un trance, en una aptitud en la que todo lo que percibía iba a ser sagrado, es
decir, distinto a lo cotidiano. Ese es el sistema, tan sencillo como en una clase en la que va a hablar un
profesor: el alumno sabe que no sabe lo que el profesor sí sabe. En occidente el punto de alerta ante el
aprendizaje lo pone el hecho de que hemos de aprender porque de lo contrario no nos van a aprobar en el
examen posterior. Si no nos aprueban en el examen posterior no podremos seguir la meta de nuestra vida, que
en ese momento es alcanzar el máximo grado de conocimiento y destreza para manejar la materia. Pero la
actitud de un discípulo ante un profesor es, ya es sabido en hipnosis, una actitud de trance, de pura percepción
con relajamiento de las capacidades críticas. En occidente sólo se pide, sin embargo, del aprendiz, que ejercite
el raciocinio lógico, casi un ejercicio reiterado de silogismos. En las disciplinas de las escuelas o iglesias que
practican el control mental, sin embargo, se incluyen imágenes y accesos emocionales a esas imágenes o a
estados abstractos. Para efectuar esto es necesario, normalmente, ejercitar la supresión de la reflexión
intelectiva. Y he aquí que, por tanto, mi trance de recepción de un saber misterioso, me hacía apto para seguir
en la imaginación las formas de Tara, la dakini o diosa que hacía de reclamo interno para iniciar el acceso al
estado de budeidad. Fue Tara Verde la primera ocasión. Junto a Tara Verde, que era el ejercicio interno de
meditación, estaba la recitación de un mantram, es decir, una serie de sílabas en sánscrito que se supone que
ejercen un efecto extraordinario en el practicante, y que traen en sí los logros extraordinarios de todos los
practicantes que, devotamente, las han venido pronunciando millones de veces a lo largo de unos cuantos
siglos. Cada mantram, efectivamente, ha sido hallado o transmitido por un ser que ha alcanzado la iluminación,
es decir, el estado de budeidad o conocimiento pleno que se trata de conseguir por el seguimiento de estos
ejercicios de control o disciplina. El mantram, en mi primer caso "Om Tare Tutare Ture Soha", había de ser
recitado cien mil veces. Lo suficiente como para, hecho con la adecuada atención, generar un parón en el
diálogo interno. Cuando se inicia al budismo lo primero que hace el aspirante a seguir el camino de disciplina
es postrarse ante el buda, físicamente, cien mil veces. Son unas postraciones en las que el cuerpo, en tres
tiempos, ha de quedar completamente tirado en el suelo en sentido prono. Según qué personas, se tarda entre
unas semanas o unos tres meses, empleando en la tarea varias horas diarias. Fustigado de tal manera el
cuerpo, se va generando una retirada del sentido del yo, de la autoestima, que va dejando al aspirante lo
suficientemente dispuesto a lo que sea, con tal de alcanzar algo que en la imaginación de cada quien se
presenta como un estado extraordinario de conocimiento total de las cosas y del universo. Ejercicio corporal de
postración, ejercicio mental de vaciamiento de la reflexión por medio de la recitación continua de un mantram
sagrado, y ejercicio de consecución de la vacuidad buscándola continuamente en el estado meditativo con un
intento inflexible, lanzan a muchos afortunados exploradores del interior a otros mundos distintos de éste. Pero,
con todo, el carro que tira del "chela", como en sánscrito se denomina al discípulo, es la obediencia al maestro.
Hay un maestro que sabe y un discípulo que va a recibir el conocimiento. Esta actitud es general en el mundo
del conocimiento. Es una actitud de hipnosis erikssoniana. Es un estado natural que se produce en toda
persona que relaja su reflexión crítica ante quien quiera, sea un charlatán, sea un maestro, sea el sargento o el
capitán de un ejército armado con pistolas, o sea quien quiera que sea. Ése es el secreto: un secreto natural.
Ahora bien, también hay un linaje, es decir, una línea de conocimiento transmitida personalmente de maestro a
discípulo. Esta particularidad es propia de las escuelas de conocimiento sagrado. Es decir, si existe un maestro
con el Conocimiento que quiera que tenga, ese maestro lo transmitirá al discípulo porque es él y no otro; no es
un conocimiento en el que verbalmente se indican unas pautas y se obtiene un resultado, sino que es un
conocimiento mágico, infuso, personalísimo, que se transmite por iniciación. Como una madrea pare a un hijo.
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La iniciación es, externamente, la transmisión de un mantram personal, o una imposición de manos en la que
una energía determinada pasa al discípulo, o la observación de un ritual sagrado por el hecho de que lo indica
quien detenta la fuerza del linaje. El linaje es la forma de referirse a una línea de conocimiento individual,
sagrado, extraordinario y transferible de modo personal. Como una madre pare a un hijo. El linaje no se puede
embotellar, ni almacenar, ni observar: el linaje está porque se accede a él creyendo en él, y si no, no está. Así
estaba yo en Panillo recibiendo más iniciaciones de Bokar Rinpoché, llena mi cabeza de rezos, de mantras, de
canciones sagradas, de postraciones, de una alimentación puramente vegetal, del ejercicio del silencio, y de la
veneración devocional a todo lo que fuera el Lama transmisor del linaje, un ejercicio de humildad extrema que
hacía a todos besar el lugar por donde pasaba el lama representante del conocimiento en persona. Alrededor
de toda postración ante el personaje sagrado que encarnaba el conocimiento había dos cosas que se pueden
expresar así: de un lado, la pretensión de que la adoración al lama y a todas sus pertenencias y objetos
bendecidos y de culto, no es una especie de idolatría, sino es pura reverencia para mostrar la humildad ante la
representación del conocimiento, y desproveerse del yo; de otro lado había la continua amenaza de que si
perdíamos aquella oportunidad habríamos de encarnarnos en otra u otras vidas. Para quien pertenece a un
entorno de control mental de este tipo acostumbra a decirse que cualquier tropezón o pecado o relajamiento de
la disciplina le cuesta muchísimo más que lo que le cuesta a un lego que todavía no ha alcanzado a conocer
que la budeidad es posible alcanzarla. Si yo recibía la iniciación de Kalachacra podría alcanzar la Iluminación
en la siguiente vida o más o menos rápidamente. Pero si hacía burla de algún rito o adminículo sagrado podía
ser castigado con eones de retraso en la evolución de mi ser para llegar al Conocimiento o a la Liberación,
conceptos ambos igual de crípticos. La estrategia del premio y del castigo, contando con el material de control
mental que se está utilizando, es eficaz. Al sexto día bajé del monasterio al pueblo. Allí me metí en un bar y al
ver la televisión vi cómo las tropas de Sadam Hussein se introducían en Kwait ¡Guerra! ¡War!

8. La conexión de Carlos Ortiz

Don Carlos Ortiz de La Huerta era el "quid" de la cuestión para llegar a Carlos Castaneda, a quien, en
realidad, por entonces siquiera pensábamos que se pudiera acceder a no ser por algún tipo de milagro
señalado por el mismísimo Espíritu. Así que, de todos los que lo conocimos en el Congreso de Madrid, no
quedó ni uno que no quisiera hacerle la pelota a Ortiz, por si se rascaba algo. Mi manera de hacerle la pelota a
Carlos fue la de invitarle en navidad a Gran Canaria. Él aceptó en la ocasión en la que, por segunda vuelta,
llegó de nuevo España a seguir impartiendo cursos acerca de la semejanza entre las cosas que decía Don
Juan Matus y San Juan de La Cruz, a unas diez mil pesetas por persona, aproximadamente. Acudí a su
seminario. La Maestra de Preescolar también. En ese seminario estaban presentes El Psicólogo y la Psicóloga,
la Periodista y la Fotógrafa, Carmen la Larga y el compañero de Carmen la Larga, además de una señora muy
petulante cuyo nombre no recuerdo, y un par de personas más. Practicamos una meditación guiada, sacada de
los ejercicios del jesuita indi Tony de Mello y de la Filocalía de los cristianos ortodoxos que se habían
perpetuado hasta la actualidad según la tradición. Ahora bien, estábamos todos con las orejas bien abiertas y
los ojos como huevos, pues sospechábamos cada vez más que, en efecto, Carlos Castaneda mantenía un
cierto contacto con Carlos Ortiz de La Huerta. Tras este seminario de Madrid, Ortiz vino a Gran Canaria.
Hablamos sobre su clásica obra acerca de los Ovni en la época en la que dio una conferencia sobre el tema en
la ONU junto a La Vallée, manteniendo que los Ovni eran un fenómeno ligado al comportamiento mental de los
hombres en cada época. Hablamos de su relación con Carlos Castaneda, hablamos de que Castaneda se
había fijado en él porque vivía en la calle Sierra de Bacatete, lugar en el que Castaneda y sus brujos habían
tenido sus experiencias extraordinarias, y tomando tal coincidencia como una señal, Castaneda lo tenía como
uno de sus contactos en Ciudad de México. Al menos éso me decía Ortiz. Cuando estábamos en Agaete, al
norte de la isla, almorzando, me entró una repentina diarrea y me sumí en un estado febril. Mi cuerpo me volvía
a avisar de algo. Fusilé tres W.C. por el camino. Al día siguiente, el mal de estómago tal como vino se fue.
Eran, de nuevo, las reacciones con las que mi cuerpo avisaba de "algo". Antes de despedirnos, Carlos Ortiz
adquirió un aparato de música en una tienda hindú en la que me señaló a Sai Baba, en una foto, pegado a la
pared.

9. Sai Baba y la guerra del Golfo

No es cuestión aquí de recordar la vida y hechos de Sai Baba. En decenas de libros dedicados a él se explica
que Bhagavan Sri Sathya Sai Baba nació el 23 de noviembre de 1926 en Puttaparthi, un pueblo del sur de la
India, cercano a Bangalore. Uno de los alicientes que tenía Canarias era su antiguo raigambre para la
instalación de comerciantes asiáticos que, de una manera u otra, bordean rutas y buscan puertos francos en
los que poder ofertar mercancía "free tax". Desde hace muchísimos años fueron estos puertos canarios buenos
para los comerciantes orientales, entre ellos ciudadanos indios del sur, de la zona de Bombay. Y por eso ha
sido, a la vez, uno de los lugares a los que primero llegó, fuera de la India, el mensaje de Sai Baba, quien
constituyó su primer grupo de devotos en 1940. La convivencia con la población local ha hecho el resto: a
través del culto de los domingos, en el que se ejercita el estudio en común del "dharma" de Sai Baba, o se
cantan los "bhajan" (cantos sagrados), la presencia de Sai Baba se ha ido haciendo patente por los milagros
que corren de boca en boca, los cuales han ocurrido entre una parte significativa de sus devotos. Cierto
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domingo acudí a buscar a la Maestra de Preescolar al local de Juan Rejón, a donde acudía como devota de Sai
Baba desde mediados de 1990, justamente cuando conoció a otro devoto en Madrid, mientras se quedaba para
asistir a los talleres antes narrados de Jacobo Grinberg y compañía. Era el día en que la Paz se celebraba en
el mundo y, efectivamente, todo parecía, al menos allí, estar en paz. En tanto yo esperaba a que terminara el
culto de los "bhajan" y el círculo de estudios, me entretenía en el transcurso de una partida de petanca en las
arenas del parque isleteño del Castillo de La Luz. Tomaba yo un vaso de agua sin gas con un bocadillo en un
bar, y las bolas grandes se acercaban cada vez con más precisión a la pequeña. Llegado el momento pagué mi
consumición y fui a buscar a la devota. Salían ya ella y otra, junto a los demás, todos portando palomas de la
paz con las diversas acepciones de "paz" en varios idiomas, cuando cruzaron la carretera en mi dirección. En
esto que, de no se sabe donde, surgió un súbdito oriental, presa de una violenta borrachera, y se acercó a
molestar por la fuerza a las devotas damas, a tal punto que tuve que intervenir, contra lo que él opuso un
amago de arte marcial y comenzó a batirse conmigo a golpetazos. Las damas, portando las palomas del "Día
de la Paz", cogieron en el aire las llaves del coche que yo les tiré, entre tanto intentaba despistar al exaltado
oriental, y todos corrimos hacia el vehículo, al cual entramos como pudimos, entre tanto el borrachín propinaba
una lluvia de puñetazos y patadas al coche. En el Día de la Paz piñazos al mayor. Esa contraposición es, por lo
que se puede observar, bastante frecuente con Sai Baba: como un acercamiento a la paradoja para llegar al
fondo de las cosas. ¿Qué cosas? Ocho meses más tarde, la Maestra de Preescolar se propuso ir a visitar a Sai
Baba a la India, y he aquí que estalló la Guerra del Golfo Pérsico. Entonces aquel pequeño percance del "Día
de la Paz" adquirió la plenitud de su significado. La Maestra de Preescolar se empeñó en cruzar los cielos del
entorno iraquí en plena guerra, para ver a Sai Baba. Estas situaciones crecen al "bhakta", al devoto, y lo
provocan a saltar el obstáculo. Sacó el billete de viaje y procedió a vacunarse con "Lariam", un producto
médico contra la malaria. La vacuna, en un caso excepcional no recogido sino como uno entre varias decenas
de miles según el Instituto de Toxicología de Madrid, le provocó un "shock" anafiláctico que casi la mata,
sumiéndola en un estado de impotencia física que impidió que acudiera a ver a Sai Baba.

10. Chamanismo andino

La cuestión prosiguió en que, tras el jaleo de la Guerra del Golfo, la Maestra de Preescolar no cejó en su
empeño de seguir el misterio de Sai Baba. Tuve que llevarla al hospital como cinco veces para que, al final, a
pesar de su shock anafiláctico con Lariam, nunca le diagnosticaran otra cosa que nervios. Histerismo. El gran
descubrimiento fue que sólo con respirar en una bolsa de plástico se le pasaban aquellos estados de
semimoribundez y tetania. Y en medio de sus interminables crisis decidió ir a Barcelona a un retiro de devotos
de Sai Baba. Allí conoció a un músico español de New Age devoto de Sai Baba, de nombre Eduardo, y fueron
amantes. Entonces entendí por qué Carlos Ortiz de la Huerta había adquirido un aparato de música en una
tienda hindú auspiciada por Sai Baba. Las señales admonitorias funcionaban, sólo que hasta que no ocurría el
suceso no se sabía de qué iba la cosa, pero una vez ocurría el mapa se aclaraba y la nueva posición se hacía
nítida. En lo que la Maestra de Preescolar y el músico de Sai Baba se beneficiaban mutuamente, yo estaba en
Barcelona, en mi último retiro de Anutara Tantra, en esta ocasión de la escuela Gelug-pa, y no resistiendo más
aquella enloquecedora disciplina acudí a Class, un gimnasio en el que había un encuentro con un supuesto
chamán boliviano, con la intención de tomarle el pulso a otras posibles fuentes de conocimiento. Aquel chamán
ejercitaba su impartición de conocimiento por medio de la inducción de estados de relajación hipnótica
conseguidos por medio de la música de instrumentos de viento en un ambiente oscuro y con todos los
participantes tirados boca arriba en el suelo. En medio de esa oscuridad el chamán iniciaba un descenso
guiado del cuerpo con el ritmo marcado por la música, a un lugar interior en el que se desarrollaba una catarsis,
o algún tipo de comunión semejante con el ser que llevamos dentro. Las llantinas y desahogos de muchos de
los participantes nos introducían a todos en un ambiente parecido al que se armó con el círculo de Jacobo
Grinberg del que antes hablé. Permanecíamos tirados al suelo, bajamos al interior por una meditación guiada,
nos levantamos en la oscuridad y el chiste estaba en que debíamos procurarnos cada quien una pareja para
"fusionar nuestras energías": resultado, que me encontré fusionado, liado, besuqueado y mangoneado por una
preciosa y joven filósofa que se hallaba allí a título de estudiar el chamanismo andino por intereses
antropológicos propios, ya que acudía con frecuencia a la zona de Ayacucho, en el Perú de Abimael Guzmán y
Fujimori. El chamán andino siguió ejerciendo ese tipo de enseñanzas que se agravaban con otra forma muy
peligrosa de poner contra las cuerdas el instinto de supervivencia, ya fuera introduciendo a los discípulos en
cuevas, sometiéndolos a gruesos ayunos o lanzándolos desde alturas ignominiosas al vacío. Así fue que,
según la última noticia que tuve de este chamán andino, en el verano de 1996, en Bolivia, se le desriscó un
discípulo por un abismo y murió, lo cual hizo que a partir de entonces relajara un tanto el sometimiento a
situaciones peligrosas al que impelía a sus discípulos en las enseñanzas de la Pachamama. De esta guisa, la
Maestra de Preescolar y yo volvimos a vernos en Canarias, un tanto distanciados por las correrías de cada
uno. Luego quedó claro que tal reencuentro sólo fue un interregno previo al final de nuestra relación
investigadora con un solo motivo, que es el que nos interesa aquí: Carlos Castaneda, el elusivo Carlos
Castaneda, llegaba a España para ver a un grupo, cuya elección había sido realizada por Carlos Ortiz de La
Huerta. Aquella mujer y yo decidimos reencontrarnos en una nueva casa, y ocurrió que todas las pertenencias
y recados de la antigua vivienda quedaron atrás. Sin embargo un mensaje urgente y secreto, recibido por el
nuevo propietario del antiguo hogar sí que se nos dio. Por extraño que parezca nos llamaron el 9 de diciembre
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de 1991: Castaneda venía el 11 de diciembre de 1991 a Madrid. Así que tomamos el avión desde Canarias y
llegamos a la mañana siguiente a Madrid, tras gruesos intentos por mi parte para convencer a la Maestra de
Preescolar de que una ocasión como aquella de ser recibidos por un ser de conocimiento que estaba
desaparecido a los ojos del mundo no debía desperdiciarse.

11. Primer grupo de Carlos Castaneda en España y la promesa de la Libertad Total

Fuimos a Madrid, donde era el encuentro. Habríamos de acercarnos a las siete de la tarde, oscura tarde de
invierno madrileño, a una de las transversales de la calle Ferraz. Allí acudimos a la hora pactada. Esperamos,
nerviosos, en el zaguán. Y llegó Carlos Castaneda. Venía en el asiento del conductor de un vetusto vehículo
acompañado por Carlos Ortiz de la Huerta. Subjetivamente, yo estaba lleno de agradecimiento hacia él por
haberme concedido ser uno de sus elegidos para aquel encuentro. Todos estábamos con los pelos erizados y
esa babosa actitud del que respeta al maestro porque espera algo de él. Subjetivamente, pues, mi actitud era
una actitud presta al trance. Sus ojos negros del color de la oscuridad del abismo me miraron, y me
transmitieron que estaban llenos de poder, de fuerza, y de una historia extraña por venir. Pero tales cosas
podemos imaginarlas en cualesquiera ojos con tal de que uno mismo esté preparado para esperar grandes
cosas. Imagine usted que va a visitar en el propio Palacio del Gobierno al primer ministro de su país. La
parafernalia y su actitud prepara el camino para que usted se sienta súbdito y sienta al otro como con una
dignidad de gobierno que usted no tiene y, por tanto, a la mirada del otro atribuirá usted todas las expectativas
que usted tenga. Si va a la casa de alguien más pobre que usted, sus expectativas jamás harán encontrar en él
otra grandeza monetaria distinta de la suya. Sin embargo su primer ministro y el mendigo que acaba de visitar
son seres igual de vivos. Usted les atribuye otros valores en función de la parafernalia que los rodea. Lo mismo
pasaba con Carlos Castaneda, pero en el orden del Conocimiento. Carlos Castaneda ha escrito una serie de
libros que, leídos linealmente, van internando al lector en un universo en el que continuamente se describen
situaciones mágicas. La actitud de un lector es siempre pasiva. Usted no puede leer un libro de principio a fin y
estar en contra totalmente hasta el punto en que deseche todo lo que dice. Si el libro que usted lee no merece
su acuerdo en lo más mínimo, usted lo dejará en las primeras hojas. Si su acuerdo es mediano, ya cayó.
Efectivamente, el internamiento en un texto descriptivo de situaciones que se ubican en una realidad posible,
no en la mera imaginación, como es el caso de Castaneda, hace que la continua interrogación del lector acerca
de la verdad de lo que lee deje en él la duda. Y la duda es el filo de una navaja del que siempre se cae: para
acá, o para allá. Así que muchos lectores, preferiblemente de un nivel intelectual universitario o, como menos,
contracultural, se internaron en la literatura de Carlos Castaneda, literatura en la que Castaneda abría una
grieta de duda en una gran meseta de conocimientos occidentales en crisis: la antropología y la religión. Leer
los libros de Castaneda implicaba, pues, estar preparados para encontrar a un hombre "elusivo", un hombre
probablemente detentador de un "secreto brujo"; y ésa es la actitud pasiva del lector si, además, se encuentra
personalmente con el autor, supuestamente escondido tras treinta años de estancia con los brujos. Ver al
Papa, ver al Dalai Lama, ver al Ayatoláh, o que le llame a usted alguno de estos seres para recibirle, producirá
en usted esa subjetiva actitud pasiva de espectador e, inmediatamente, ese ser adquiere un poder diferencial
sobre usted. Así percibí a Carlos Castaneda: bondad, poder y un futuro incierto con la posibilidad de recibir de
él enseñanzas divinales, mágicas o brujas que liberan de la condición humana y de todas las incomodidades y
debilidades incluidas en tal condición. Y ahí se generó el diferencial. Es como el caso de dos personas que se
enamoran y donde, en el curso de su conocimiento, una tiene que dar más que la otra: se despierta
inmediatamente una situación en la que una de las partes es sumisa y la otra es ama. Yunque y martillo. De
ese diferencial tácitamente aceptado por el maestro y el discípulo, nace un vínculo y una fuerza, nace una
corriente de relación fuerte y sobrenatural en tanto que no cotidiana. Este es el origen, la fuente y la razón de la
religión, de la brujería y del control mental en su modo simple. Entramos en la casa con Carlos Castaneda. No
había que llamarle Castaneda, sino Nagual. Para nosotros, un cúmulo de diez y seis elegidos, era El Nagual.
Estábamos los siguientes: Emilio Fiel, el Psicólogo, la Psicóloga, el Biólogo Catalán A, el Biólogo Madrileño, el
Biólogo Catalán B, Carmela la Larga, el Compañero de Carmela La Larga, la Periodista, la Fotógrafa, Mila, el
Arquitecto de Jardines, la Profesora de Conservatorio, el Marido de la Profesora de Conservatorio, Don Carlos
Ortiz de la Huerta, la Maestra de Preescolar y yo. En realidad, a Emilio Fiel no lo vi, porque vino el primer día,
el 9 de diciembre de 1991, pero, por lo que se oía, sabía más de castanedismo que el propio Castaneda,
mandó a callar a Castaneda y le empezó a enseñar acerca de cómo le subía y le bajaba un no sé qué de su
doble y le salía por acá y le entraba por allá, es decir, comenzó un monólogo de tal manera que Castaneda,
habílisimo para dar él mismo los monólogos, como todo gran maestro, le hizo el vacío, aisló su ego, y Emilio
Fiel no apareció más, sino que formó parte de los ejemplos de Castaneda durante muchos discursos más en
los que se refirió a Emilio, a partir de entonces, como Fidelito Alemán, por lo cuadrado de mente que era.
Castaneda contó varias cosas. Como no se podía tomar nota, sino que se suponía que su enseñanza entraba
invisiblemente, las grabé en mi memoria para apuntarlas luego en un cuadernito. Habló de un tal Gerold
Fuerer, un jerifalte nazi que le curaba en Estados Unidos con homeopatía y ejercitaba un culto mazdeísta.
Habló de la muerte de su abuelo como un último momento en el que tuvo un orgasmo con una querida suya.
Habló de cómo Florinda la grande había desaparecido y se había querido llevar a Florinda Donner, lo cual él
impidió. Habló de cómo tuvo que ir a curarse a Finlandia una hernia que le dio a consecuencia de esta lucha
bruja en la que La Gorda, personaje de sus libros, murió por un aneurisma, y acudió a Finlandia porque no
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podía trasladarse por el mundo de norte a sur, sino en trayectos paralelos al ecuador. Habló de un sinfín de
cosas que están, iguales, escritas en la entrevista de la argentina Graciela Corvalán, de la española Carmina
Font y de casi la totalidad de entrevistas que ha concedido. Carlos Castaneda, en las once ocasiones en las
que lo vi, siempre contó los mismos cuentos, los mismos ejemplos: en realidad lo que tenía que decir era muy
poco. Y se empieza a entender, al menos tras verlo varias veces, que era con su presencia, percibida con
actitud pasiva, con lo que se recibía algo nuevo. Todos, al cabo de un tiempo de conocerlo, decíamos "petit
comité" que el Nagual Carlos Castaneda se repetía, que estaba viejo. En esa ocasión Carlos Castaneda
portaba unos zapatos de deporte marca Mephisto. No reparo en su imagen física, ya aireada: pequeño,
chaparro como él decía, extraño, y sin culo, como él decía. A mí se me parecía, en lo menudo y poderoso a la
vez, en lo exiguo y condensado, en la oscuridad de su piel, en la edad, a Sai Baba. Entre los misterios sin
constatar que soltó estaba el de que si chocamos con alguien con el hombro derecho ganamos energía, pero si
chocamos con el hombro izquierdo la perdemos. Ya nos preocupamos nosotros a partir de entonces, sobre
todo cuando íbamos a un gran almacén, o cuando transitábamos por una calle concurrida, en no chocar por el
lado izquierdo con nadie. Bobeó diciendo que Federico Fellini se había enamorado de Florinda Donner. Nos
aclaró que su sistema trataba de liberarnos del orden social que llevan a la vez cinco mil millones de monos
saltando como locos, en referencia a la humanidad. Los brujos son muy individuales, los brujos están opuestos
al orden social. Advirtió Castaneda, en aquella ocasión, algo que no imaginábamos hasta qué punto sería cierto
en el futuro cercano: Florinda Donner decía que ya era posible abrirse al mundo. Dijo Castaneda que La Gorda
había muerto de un aneurisma, porque quiso cruzar sola el puente al otro mundo, sin haber pasado por el
desafío de la Universidad. Con ella, por tanto, desapareció el puente que existía con Don Juan Matus. Ahora,
por tanto, inician un nuevo puente y forman grupos: éste era el primer grupo en España. Lo más que me llegó,
en el sentido de profundidad mística, si se quisiera llamar así, fue su promesa, en el hall de la casa en la que
por primera vez nos vimos: él nos llevaría a todos los que allí estábamos a la Libertad Total. Él había venido a
tender un puente. Fue una promesa en la que advirtió que unos estarían, y otros no estarían, pero los que
persistieran tendrían el regalo de que él los llevaría a la Libertad Total. Cuando practicáramos y
condensáramos al "otro", decía Castaneda refiriéndose al cuerpo de ensueño, a la hora de verter en el otro
ensoñado todo nuestro ego, necesitaríamos a Castaneda desesperadamente. El Nagual afirmaba que "Eso"
está ahí, que él lo traía, y de manera mágica caería sobre cada uno de nosotros. Don Juan le decía que el
Gran Espíritu te toca cuando quiere, que tú no puedes hacer nada, excepto estar preparado. Esa promesa, esa
alta promesa, percibida en un estado de máxima apertura pasiva por parte mía, y creo que por parte de
algunos de los que allí estaban, martilleó mis esperanzas durante seis veloces años.

12. Segundo día con Carlos Castaneda y la Tensegridad

Al siguiente día, medicado yo con dos antigripales Frenadol, volvimos a ver a Castaneda, y en esta ocasión
acudimos a las afueras de Madrid, a Valdemorillos, a la casa del Arquitecto de Jardines. Allí nos dio Castaneda
más enseñanzas. Carlos Castaneda, por vez primera, empezó a mostrarnos unos ejercicios a los que llamaba
Tensegridad, "tensegrity" en inglés. Eran como una especie de pases al estilo de las artes marciales orientales,
aunque él decía que se trataba de pases mágicos directamente dictados desde la tradición de la brujería
mejicana de Juan Matus, a través de veinte y siete generaciones de naguales, desde la segunda atención o
mundo paralelo a esta realidad cotidiana. Las tareas que Castaneda nos dejaba eran tres: la práctica de la
tensegridad, la atención al ensueño en el momento de dormir, y la recapitulación. En cuanto a la recapitulación
nos dijo que bastaba media hora diaria, primero, luego había que ir a más, y era bueno que se hiciera en una
silla, en algo que, una vez terminada la recapitulación de la vida, se pudiera desechar. Había que recapitular
toda la vida, en cada acción de la vida se creaba un filamento en nuestro huevo luminoso, y se trataba, con la
recapitulación, de hacer desaparecer esos filamentos. Nos ponía como ejemplo a Kayli, a la cual se refería
como Príncipe Olaf, y que luego sería una de las principales Chacmooles o Rastreadoras, la cual, decía
Castaneda, debido a su práctica, parecía ya, en su aspecto energético de huevo luminoso, una perra en muda,
sin casi filamentos, si se la observaba con la mirada de los brujos, con el poder del "ver". Durante la charla la
Maestra de Preescolar gritó si se podía quitar los zapatitos, porque tenía calor. Don Carlos Ortiz de La Huerta
la conminaba a que ni hablar del peluquín, cosa que Castaneda recomendaba siempre: nunca quitarse los
zapatos. Ella, rebelde, pasó de Ortiz y se dirigió a Castaneda, y éste le dijo: "claro que sí", y la Maestra de
Preescolar, con su cabellera triunfante, entendió que había ganado la partida a Ortiz. En la charla, la Maestra
de Preescolar le preguntó a Castaneda que qué opinaba de Sai Baba. Castaneda, que siempre estaba en su
mundo, contestó con su "animus iocandi": "¡baba, baba, baba!" y soltó su habitual rollo de que había conocido
a un baba ("baba" en indi significa padre, y así se llaman habitualmente muchísimos gurús) de quien recibió
unas gotitas sagradas que luego resultaron ser su pis, y de cuya pis los discípulos decían que era sagrada pis,
así como que luego el Baba tropezó en lo alto de la escalera y cayó a sus pies muerto. "Se murió el baboso",
decía Castaneda jocosamente. Esa historia se la oímos en casi todas las ocasiones en que daba una charla.
No la cambiaba. Igual que, según decía, había conocido a Carl Sagan, a Julio Iglesias, a Kevin Costner, al
filósofo Foucault, a Ram Dass, una vez le oí que a Swami Sivananda, y a Alan Watts, de quien gustaba decir
siempre que descubrió que era "puto" porque se lo quiso beneficiar. Me empecé a asfixiar. Me sobrevino un
espectacular ataque de asma. Me mudé detrás de Castaneda. Seguí asfixiándome. Tuve que ir a la cocina; me
estaba poniendo de color azul. Estábamos en las afueras de Madrid y mi asfixia se estaba haciendo grave. Vi
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claro que allí me iba a morir asfixiado, porque lo principal era atender al maestro y nadie estaba dispuesto a
dejar de oír a un ser único en una única ocasión. No sé cómo pude aguantar aquel estado de anoxia, pero lo
aguanté. Al siguiente día me empezó una fiebre alta y seguí tomando antigripales. Y acudimos, por fin, al tercer
encuentro. Era en un gimnasio que había conseguido la Fotógrafa. El dueño del gimnasio, furibundo lector de
Castaneda, lo cedió, con la condición de que no estropeáramos el tatami e hiciéramos los ejercicios de
tensegridad sin zapatos. No podía ser, porque Castaneda hablaba de que estos ejercicios ponen el cuerpo en
una condición que lo hace sensible a unos bichitos energéticos que pueden subir por las patas y comerse al
practicante no avezado. Un cierto guirigay se armó al respecto. Castaneda había prometido que en esta
ocasión iba a llegar con Carol Tiggs, quien, como explicaba en sus libros últimos, era la Naguala, que
incorporaba al Desafiante de La Muerte, un brujo que tiene siete mil años de vida y va fusionándose, por el arte
de mover el punto de encaje, con varios cuerpos a lo largo de su interminable vida. La cuestión era que
también vendría Nury, su hija, hija concebida con La Naguala en la Segunda Atención. Ambas brujas se
pondrían detrás de la sala, y como ellas veían nuestros verdaderos cuerpos energéticos, le ayudarían a
percibirnos a cada uno de nosotros y a "trabajar" con nosotros de alguna manera misteriosa y mágica que no
podríamos comprender. Al llegar allí mi fiebre subía. Entró la Naguala y le di un abrazo que me correspondió.
Prometo que miré sus ojos grises y tenté su apostura de señora con sus años, pero muy bien parecida. El ojo
izquierdo de ella empezó a girar. Juro que fue así, y lo digo yo, un bruto intelectual que nunca he
experimentado nada extraordinario, ni tampoco me he sentido con necesidad de ello: me pareció que tras aquel
ojo había una extraña fuerza, aunque sé que yo estaba bajo trance. Me sentí débil. Bajamos abajo para
aprender y hacer tensegridad mientras Castaneda enseñaba y las brujas vigilaban desde atrás. Éramos los
diez y seis más el dueño del gimnasio. El ánimo de todos era de alta tensión, de vigilar, y de intentar ser los
primeros o elegidos ante el maestro. Castaneda empezó a enseñar los primeros ejercicios o pases mágicos de
la tensegridad. Al segundo o tercer ejercicio me caí al suelo en redondo. Sufrí el primer desmayo de mi vida,
perdí el conocimiento en una secuencia como la que sigue: me vi en un túnel incoloro o gris, que daba vueltas,
y alrededor de mí giraba todo, y conté como miles de pensamientos simultáneos a la vez, como si pudiera
acceder a todos los pensamientos de manera no secuencial. Fue la sensación de unos segundos y caí a tierra.
Castaneda dijo que debía irme de allí y que todo tenía su causa en que yo había tomado antibióticos; huí al
piso alto del gimnasio. Expulsado para no recibir más daños. Mi crisis febril subió. Me sentí apartado de la
sabiduría. Al despedirse, Castaneda me dijo que aprendiera los ejercicios de tensegridad de la Profesora de
Preescolar, que los había practicado todos. Vi cómo se iba Castaneda, La Naguala y su hija Nury. Quedó en
volver en febrero de 1992 de nuevo, para comprobar cómo íbamos, y nos encargó hacer tensegridad,
recapitular nuestras vidas y estar atentos a la hora de entrar en el sueño por si surgía el fenómeno del
ensueño. La Profesora de Preescolar, que siempre había sido una persona enfermiza, parecía llena de energía
y de salud. Yo, que siempre fui saludable y fuerte, quedé febril y débil. Regresé a Las Palmas, caí en cama,
dejé de ir al trabajo durante quince días por primera vez en diez y siete años. Cuarenta grados de fiebre y el
médico, Don Pelayo, me decía que yo no tenía ni gripe, ni nada. Se me ennegrecieron los dientes. Y entré en
crisis. Carlos Castaneda ordenó a Ortiz De La Huerta que llamara a mi casa y preguntó que cómo estaba. En
esa ocasión saqué la cuenta: Castaneda y los suyos vinieron y, entre los billetes de avión y los alojamientos, se
gastaron en esa semana un millón de pesetas. No nos cobró absolutamente nada. No dejó que le invitáramos,
ni que pagáramos nada. Estábamos asombrados de su altruismo, su generosidad y su sabiduría. Del grupo de
los diez y seis, por lo visto, sin avisarnos al resto, comieron en "petit comité" con Castaneda, al menos, los
siguientes: el Psicólogo, la Psicóloga, la Periodista y la Fotógrafa. Los demás empezábamos a pertenecer a un
nivel inferior al de éstos. Al menos en capacidad de acaparar y lamer el culo al maestro. Como en todos los
grupos de control mental.

13. México y Amatlán

Vivimos pendientes todos de la llegada del Nagual en febrero de 1992. No nos fiábamos mucho, ni poco. A
medida que pasaba el tiempo, además, él no contestaba. Sólo había dejado una dirección y un fax pertenciente
a Tracy Kramer, en California, únicamente para que nos comunicáramos en caso grave, pues él previó que
algunos de nosotros lo necesitaríamos desesperadamente en aquel camino de conocimiento que acabábamos
de iniciar. Por pudor no le escribíamos. Aguantábamos, como si quemar esa oportunidad fuera vulnerar con la
curiosidad el regalo que nos había hecho. Yo le envié una postal agradeciéndole su presencia. De agradecido
quedé tanto como de tonto, puesto que ése nunca es el plan del conocimiento. El plan del conocimiento es
impersonal e incompasivo. Nuestras ansias de verle se trocaron en que muchos de nosotros decidimos, ya que
la montaña no venía a Mahoma, que Mahoma fuera a la montaña. A México, pues, acudimos, en el verano de
1992. Nos hospedaría amablemente Carlos Ortiz de La Huerta, en su casa de la calle Amatlán, lugar o centro
de reunión vinculado, de alguna manera, a Carlos Castaneda en el sentido de que él, directamente, había
ordenado a Ortiz y a otras personas de México, que se pusieran en marcha como grupo de trabajo en las
prácticas de los brujos. Y así llegamos a México. Fuimos Carmela La Larga, la Profesora de Preescolar y yo.
Nos recibió un amable Don Carlos Ortiz quien nos llevó directamente al centro Amatlán, donde conocimos a
dos supuestas brujas: Marivi y Perla. Marivi era una rubia fuerte y guapa, y Perla una morena fuerte y guapa.
Se les notaba potentes y misteriosas. Al poco de conocerlas, maravillosamente mejicanas, se nos mostraron
humanas como la vida misma y nos desapareció el terror a sus brujerías. Al cabo de llegar nosotros tres,
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llegaron la Periodista y la Fotógrafa, el Psicólogo, la Psicóloga, el Biólogo Catalán y el Biólogo Madrileño. La
Periodista y la Fotógrafa no hacían sino fumar hachís, porro tras porro, a lo cual se había adherido Carmela La
Larga. La Profesora de Preescolar y yo, que empezábamos a ejercitar mandatos nagualistas tal cual dejar de
fumar tabaco, nos enfurecíamos porque, además, les entraba la habitual tontería del porrero que está en su
onda y descontrola a los que están en la pacífica realidad. Carmela La Larga nos ocultaba que también ella
fumaba, aunque todos lo sabíamos. En cierta ocasión me pareció de tal idiotez el comportamiento que me
levanté dispuesto a dar un par de tortas a la Periodista y a la Fotógrafa. En esto que aparecían, por el centro
Amatlán, Matías y Heikko. Matías era un mejicano de origen alemán que practicaba brutalmente los ejercicios
de tensegridad. Nos pasábamos, a veces, horas por la tarde haciendo series de cientos de pases mágicos,
como si con ello fuéramos conseguir algo que no sabíamos exactamente qué era. Heikko era otro alemán sin
trabajo fijo que andaba de acá para allá. En aquella ocasión Matías estaba ennoviado con Maleni y se
besuqueaban en el coche de ésta frente al centro Amatlán, con gran disgusto de Marivi, que les advertía que el
Nagual había mandado que no follaran: "Ni la puntita siquiera se puede meter". Perla, por su parte, nos
contaba su vida en busca del Nagual. Lo había conocido hacía unos cinco años. Ella, que estaba muy guapa,
había sido mujer de un piloto, tenía una hija, y había vivido muy bien. El Nagual le dijo que debía abandonarlo
todo e irse a vivir sola. Perla entendía que la llamada del Nagual era la verdadera llamada de su vida, pero
siguió tonteando con la comodidad. Cuando las cosas le fueron de otra manera, decidió irse a vivir sola, como
le había dicho el Nagual. Habían transcurrido como dos años desde que el Nagual se lo había insinuado. Ella
abandonó a su marido piloto y se fue a vivir a Nueva York. Desde Nueva York llamó al Nagual y le dijo que ya
lo había hecho. El Nagual le respondió que él no le había dicho nada de eso. Perla, con su vida destrozada, se
las arregló como pudo y volvió a México. Ahora estaba en Amatlán, sin un duro y ganándose la vida de
camarera. Pero ahí no habían terminado las cuitas de Perla. A lo que se ve, de alguna manera, Perla tenía
tentaciones sexuales y se consideraba a sí misma una especie de ninfómana. Yo, que la conocí, lo único que le
vi es que estaba buena, pero el Nagual, encontrándola llena de importancia personal, le dijo que si se creía
puta que ejerciera de puta, y así tenía como tarea el acostarse con todos los habitantes de Amatlán. Cuando yo
estaba allí ya había conseguido cumplir el mandato del Nagual con Heikko, creo, y tenía bastante grima de
hacerlo con Don Carlos Ortiz, hombre asaz cristiano y poco propenso al tonteo amoroso. Lo cierto es que a mí
me dieron ganas de ponerme en la cola, y no crean que no me lamenté de no poder ser uno de los afortunados
castigadores de Perla, a fin de que ésta pudiera quitarse de encima la importancia personal que tenía de
creerse muy señora, cuando que era muy puta, según el Nagual, o al menos según lo que ella le había
entendido al Nagual.

14. Pátzcuaro y los Graniceros

Una de las fascinantes experiencias contadas por Carlos Castaneda resulta ser la habilidad de los brujos para
mudar su apariencia ante los demás, o bien tomar la apariencia de animales o personas. Él mismo, dice, en
sus principios brujos, se convertía en cuervo, como Don Juan Matus, su maestro. Pensando en que todo esto
son cosas mexicanas, todo castanediense letrado, en tanto no se le pase la diarrea mental, busca
equivalencias en la tradición de aquel país. Así vi que, llegado a América Hernán Cortés, aquel filibustero
español que conquistó Tenochtitlán, sifilítico y arqueado de piernas (como recuerda Tompkins), en su segunda
carta de relación, sobre el encuentro con Moctezuma, cuenta: "Venía por medio de la calle con dos señores, el
uno era grande y el otro se fue empequeñeciendo hasta perder la talla de humano para volverse de naturaleza
de reptil, como dragón con alas y plumas coloridas, como del ave que dicen de quetzal y a la vista de nuestro
horror por la mudanza que veíamos, Moctezuma le ordenó a la visión que volviese a sus figuras al nagual
aquel, que luego se nos dijo que era nahualabrije". Con este ambiente siempre presente, fuimos invitados por
Ortiz de La Huerta a ir a Pátzcuaro, un pueblo un tanto apartado de las rutas más habituales, y al cual acudía
Ortiz en su juventud en busca de novias. Agarró el carro y nos dispusimos a un día de camino hacia allá, para
pernoctar y visitar a una antigua amiga suya de origen norteamericano, Gretchen. Sobre los purepechas me
hablaba Carlos Ortiz, nuestro anfitrión, en uno de los bares que pululan por los pasadizos y arquerías de las
avenidas de Morelia, mientras un grueso calor que resecaba el aire, se hacía, a aquellas horas, más duro. Los
sonidos, sospechosamente alterados por la canícula, separados fonema a fonema por el silencio, traían
adonde estábamos una lejana algarabía que se acercaba, sin prisa y sin pausa. Era una turba perredista, es
decir, del Partido Republicano Democrático. Una vez terminó la marcha salimos a estampida con nuestro
anfitrión. Cruzamos medio corriendo la avenida principal de la capital michoacana y nos perdimos hasta llegar
al chevrolet que dejamos aparcado en una de las calles extrarradiales. El sol caía cerca del horizonte montano;
ya en el camino, se ocultó con desesperanza. Una inmensa extensión de nubes comenzó a apoderarse del
cielo de tal manera que, a pesar de la oscuridad que se nos vino encima, al llegar a Pátzcuaro, nada más bajar,
la orondez de mi testuz acusó la caída de gruesos goterones de lluvia purepecha. Era la misma entrada del
poblado adonde nos dirigíamos a conocer a Gretchen, que resultó ser de ojos verdes, cabello rubio y
procedencia californiana. Tronaba y llovía ruidosamente en Pátzcuaro, y aludí a la tormenta. Mirándome, pero
no a los ojos, Gretchen dijo: "Espero que no caiga ningún rayo". Comoquiera que le rogué que no ejerciera el
pesimismo gratuitamente, me contestó que no era por pesimismo sino por certeza que lo decía. Me contó que
durante unos tres años vivió en una construcción a orillas de una carretera norteña del Distrito Federal. La
construcción había que remozarla, y los que moraban allí, una especie de comuneros ejercientes de un culto
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no cristiano, junto a dos electricistas, estaban en ello, cuando un encandilante rayo cayó sobre la torre,
recorriendo el barandal metálico y dejándolo fundido y reducido a esquirlas. Nadie estaba, en ese momento,
apoyado en él, a pesar de que era una escalera de caracol la que conducía al extremo de la torre. Los
electricistas salieron corriendo, y los otros habitantes, tras taponar con trapos las vías de agua, huyeron a sus
cuartos, en el piso de abajo. Mi amiga, Gretchen, se fue a intentar descansar y notó que un líquido blanco le
supuraba por la coronilla, fenómeno que tuvo que soportar una media docena de días. No fue ésta, empero, la
única vez. Le pasó algo semejante en otras ocasiones, una de ellas con su hijo en brazos, al cual tampoco le
afectó la descarga: "Estuve por ir, pero no acudí, a iniciarme con los graniceros", me decía. Bizcocho me
echaba a la boca, mientras Gretchen recordaba esta relatoria, y eran ya tres los tes que habíamos apurado,
entretanto que el incesante tronar no cesaba y la lluvia golpeaba con violencia el techo de madera de la casa
de mi amiga. Durante un instante pensé si acaso era la nostalgia de la ocasión perdida con los graniceros la
que la llenaba de misterio y seriedad. Incapaz de resistir su tristeza interna, que asomaba a grandes pasos
hacia fuera de sus ojos, miré tras la cristalera a la oscuridad exterior. No veía nada. Negro. Todo muy negro,
aunque a cada relámpago parecía como si miriadas de ojos de diablillos poblaran fantasmagóricamente todo el
perímetro de la casa, rodeada de una tupida vegetación, dibujándose en una invisible contraluz las siluetas
amenazantes de los árboles y de una fontana de piedra con un motivo draconiano que centraba el jardín.
Atravesaba mi zona umbilical un miedo ancestral, pero para no cejar en mi hombría ante aquella seria y
misteriosa Gretchen, seguí recio el ademán y leímos el relato de Don Lucio, el granicero, recogido por Jacobo
Grinberg, el judío: "Gobi, una muchacha norteamericana residente en Taxco, fue divisada por un rebaño de
trabajadores del tiempo. Uno de estos espíritus fue atraído por la muchacha. Este trabajador solicitó permiso
para convertirse en protector y guía de Gobi. El permiso fue concedido por el señor, el que previamente se
aseguró de que las intenciones del trabajador estaban dirigidas hacia el perfeccionamiento de la muchacha. El
trabajador, en forma de nube, fue a buscar a Gobi, encontrándose con la desagradable noticia de que ya no
vivía en Taxco. La aspirante fue localizada en Estados Unidos, adonde había ido de visita. El trabajador esperó
a que Gobi tomara el avión de regreso a México y cinco minutos después del despegue, lanzó un rayo al
aparato. Este rayo tocó el aparato cerca de donde se encontraba la muchacha. El avión logró aterrizar y Gobi
subió a otro para continuar su viaje. Nuevamente, cinco minutos después del despegue, el trabajador lanzó otro
rayo al avión, golpeando la ventanilla en la cual se encontraba Gobi. La nave se tambaleó pero continuó su
viaje con una Gobi mareada y casi inconsciente. Al llegar a México, la joven se seguía sintiendo mal y llamó a
un amigo, que la llevó a Don Lucio. Éste, comprendiendo lo que le había sucedido, coronó a Gobi y le informó
que su protector le había regalado dos jardines: el don de curación y el poder de manejar los elementos
atmosféricos". Miré a la triste Gretchen, casi seguro de que asomarían lágrimas a sus ojos: el resplandor de un
relámpago vino a socorrerme en el intento, pero sólo atisbé un raro brillor dentro de aquellas pupilas
nostálgicas, tan nostálgicas como faltas de compasión, un brillor que reinó y convirtió el resto de su semblante,
incluido su blondo pelo, en algo tenue y apagado. La boca de mi estómago estaba insportablemente contraída,
me levanté, me despedí de Gretchen, y bajo la atronadora tormenta corrí por el jardín hacia el Chevrolet. Los
zapatos se hundían en el barro, haciendo más pesados mis pasos, pero había una sensación como de que no
sólo era la pesantez del barro lo que hacía que fuera más torpe al correr, por no decir al huir. Temí lo contrario,
pero el Chevrolet arrancó a la primera. Estaba a punto. Nuestro anfitrión, Ortiz, dio marcha atrás. Las ruedas
deberían haber patinado, pero no lo hicieron. Enfilamos la carretera de tierra en dirección al centro de
Pátzcuaro y ¡por fin! un obstáculo. Algo me decía insistentemente que algún obstáculo tenía que aparecer. Si
no, hubiera sido extraordinariamente peligroso que todo siguiera transcurriendo con normalidad. Un tren de
mercancías de inacabable número de vagones se nos cruzó. La tormenta seguía arrojando rayos. Algunos
caían amenazadoramente cerca, pero no intenté averiguar cuánto de cerca, para no asustarme más aún. Y el
tren pasando, veloz pero eterno, diría que sardónico si se le pudiera apelar con un término humano. Apenas se
oía su ruido, ahogado por el tonante meteorismo. Cuando, finalmente, pudimos cruzar la vía y llegamos a
Pátzcuaro, eran las ocho de la noche. Nadie en la calle, la mitad de las vetustas farolas fundidas, y durante el
trayecto sólo se hicieron visibles dos sombras, todavía no sé si de espectros o de hombres. Ortiz, la Profesora
de Preescolar, Carmela la Larga y yo nos hospedamos en un hotelito oscuro, del que quedaban libres
sólamente un par de habitaciones del sótano.

15. Las almas recapituladoras de Tzin Tzun Tzan

Atole y tamales, atole y tamales, había en la plaza de Vasco de Quiroga. En medio de una semiventisca
fresca, a las ocho de la mañana, las miradas atravesadas y oscuras de aquellos tarascos me devolvían como a
un paisaje del altiplano. Un letrero avisaba de un lugar en el lago de Páztcuaro en el que se ofrecía pescado.
Gretchen nos advirtió de que ni se nos ocurriera consumir aquel pescado, porque el lago estaba contaminado,
tan lleno de hediondez que ni siquiera se podía nadar en él. A medida que nos iba advirtiendo de su peligro,
una pesada y tupida bruma envolvía la imagen que visualmente me hacía del lago convirtiéndolo en un pantano
del que sobresalían espigas de plantas acuáticas que se mecían despaciosamente con una cadencia como de
peste. Gretchen tenía un gimnasio en Páztcuaro, una academia en la que enseñaba artes marciales, pero
también daba clases de los movimientos de tensegridad que Carlos Castaneda le había enseñado hacía
tiempo. Según nos decía Ortiz, Gretchen había sido una de las alumnas favoritas de Castaneda en la
tensegridad, hasta que la dejó de lado porque ella decidió tener un hijo, un hijo que ahora tenía un par de años.
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Ésa era la razón, decía Ortiz, de su tristeza y abulia. La Profesora de Preescolar, Carmela la Larga y yo nos
asombrábamos: "¿Y cobra por enseñar algo que es secreto y por lo que el Nagual Castaneda no cobra?". Ortiz
contestaba elusivamente que sí. Y nosotros clamábamos justicia al cielo por aquel atrevimiento, por aquella
mancilla de lo sagrado, cuando que ni siquiera teníamos claro que la tensegridad se pudiera enseñar, pues,
hasta lo que sabíamos, consituía una serie de ejercicios que el Nagual Castaneda nos había cedido
exclusivamente a unos pocos para que los practicáramos con la recapitulación, hasta nuevo aviso. Los letreros
publicitando el aniversario de los 500 años de evangelización tupían la plaza con aquel nombre de obispo
conquistador, Quiroga, y había una gran pancarta que decía: "Jesucristo hoy, ayer y siempre 1492-1992".
Cristóbal Colón parecía más vivo que nunca. Un huicholito, indiecito de pocos años que vendía por las calles
para ganarse unos pesos, me tendió un ejemplar de pocas páginas, titulado "Tsitsiquecha, sacerdotisa
purepecha", cuyo autor era Yano Morales Vázquez, y cuya publicación, de quinientos ejemplares, de mayo de
1992, y sin ISBN, en Michoacán, se presentaba apoyada con fondos del Instituto Nacional Indigenista desde su
centro coordinador de la región lacustre de Pátzcuaro. No recuerdo cuántos pesos me costó, pero no mucho
más de algunos miles. Lo abrí y leí: "he recopilado por escrito esta historia oral que se vino heredando de
padre, madre a hijo o a hija, según la regla familiar, quizás nunca se sepa la genealogía completa de esta
familia, lo importante es que se conservó durante más de cuatrocientas cincuenta años. Soy el último que
recibió la herencia cultural ancestral de esta comunidad, a través de mi madre, en forma oral y de lienzos
naturales". Parecía apetecible aquel documento etnográfico. Lo cerré y seguí caminando hasta el traspatio de
la más vieja de las iglesias de Pátzcuaro, dos cuadras más allá de la de Vasco de Quiroga. Gretchen se lanzó
adelante, tras solicitar permiso a unos muchachos que cavaban para un tendido de salubridad pública, y se
dirigió velozmente hacia una puerta húmeda, pétrea, fría, mohosa, que daba entrada a lo que ella llamaba
traspatio pero que a mí me pareció, más bien, el comienzo de una pequeña selva. La humedad arbórea calaba
los huesos, y las mariposas negras y arañas pululaban cortando el aire con aleteos inaudibles y descensos y
ascensos a alta velocidad a través de los hilos de sus intrincadas telas. Gretchen se paró y se distendió, la
Profesora de Preescolar salió corriendo de allí como si aquello le asfixiara, y yo mismo opté por retirarme, no
sin antes observar los restos de lo que parecía un enorme centro ceremonial apesadumbrado por el tiempo y
por las lianas. La Profesora de Preescolar atravesó el patio denominado de Gertrudis Bocanegra como una
exhalación, y entró en el templo presa de una sensación de "regresus ad uterum". Gretchen permaneció, sin
embargo, allí, como esperando algo, pensativa. Me alejé despaciosamente del patio de las lianas, y retomé la
lectura de Yano: "A unos cuantos lustros de años llegando las elecciones de los vecinos que van a ser elegidos
por los lugareños para ser sacrificados sus cuerpos y para ofrendar a las deidades principales de este lugar
durante varias ceremonias del tiempo, de catorce lunas, Tsitsiquecha empieza a rezar al padre sol para ser
elegida también en esas elecciones de ofrendas humanas". Al punto noté que estaba, ni más ni menos que
sobre uno de los centros ceremoniales en los que se llevaron a cabo esos sacrificios relatados el en libro de
Yano, y mi juicio se volvió acusador. Seguí caminando y con los ojos pegados al libro volví a leer: "al amanecer
del día primero de diciembre, Tsitsiquecha corrió a verse en el agua sagrada de la cabecera para ver reflejado
su cuerpo y saber si había sido elegida o no a morir durante cualquier día del año. Vio en el agua el reflejo de
su cuerpo y al cual no le apareció la cabeza, únicamente el cuerpo, y en ese momento demostró alegría por su
elección, nuevamente volvió a reflejar su cuerpo en el agua para confirmación de si era cierto que había sido
elegida a morir, nuevamente su cuerpo apareció sin cabeza". La Profesora de Preescolar lo había conseguido,
ya todos caminábamos en silencio tras ella. Lo que había ocurrido es que ella había averiguado de alguna
manera que aquel lugar respondía a los códigos de los antiguos brujos. Yo estaba pasmado por lo que estaba
leyendo, que incluía descaradamente el sacrificio humano, y seguía sin despegar los ojos de aquel texto:
"llegaron los novicios con la ofrenda humana, bajaron de sus hombros la tsirima donde venía el mancebo que
presentaba la ofrenda, éste se veía agonizante por el suplicio que habría de pasar, los novicios lo entregaron al
sacerdote de Huecopácuaro, éste y sus ayudantes lo recibieron con mucho respeto... el sacerdote menor
presentó el mazo, el sacerdote oficial cogió con la mano el mazo y con éste dio un golpe en la nuca al
prisionero... enseguida los sacerdotes lo volvieron a consagrar y después, rápidamente le sacaron el corazón y
ofreciéronlo acompañado de humo perfumado de la Madre Cutsi". Un vómito de preocupación asomó por mi
garganta ante la atrocidad. Al discutirlo con Gretchen ésta no mostró ni extrañeza ni horror por la descripción, y
sólo optó por dirigir el tema a otro lugar del libro de Yano, en el que se decía: "Se empezaba a acercar el día de
la partida de Tsitsiquecha a los cuatro tiempos sin fin, y en una de esas noches empezó el alma de
Tsitsiquecha a penar. Como a aquello de las cuatro de la mañana, se abrió la puerta de la habitación donde
estaba durmiendo Tsitsiquecha y las demás familias, entró el ánima de Tsitsiquecha y llegó adonde estaba
acostado el cuerpo, para unirse". Gretchen, impasible, me dijo: "Todos los habitantes de este lugar fueron
soñadores y, aunque de manera involuntaria, los actuales todavía lo siguen siendo, porque son continuamente
visitados. Es decir, dominaban a voluntad los sueños y pasándose la mitad de su tiempo dormidos físicamente
estaban no obstante soñando un sueño que era un sueño común. Debajo de muchas de las construcciones de
Pátzcuaro, sobre todo en las iglesias cristianas, hay pasadizos secretos que llegan a la ciudad de Tzin Tzun
Tzan, de los que no se sabe por escrito, pero sí se sabe porque se transmite de sueño a sueño. Gran parte de
los habitantes de Pátzcuaro sabe de esos pasadizos a los que son transportados en sueños, y yo tuve una
pelea con Pita, una señora vecina, porque los soñadores que la visitaban le prohibieron cierto día soñar con un
lugar que, en su sueño, ella había encontrado y que, por lo que se adivina, disponía de cierto tesoro. A los
pocos meses yo soñé con ese lugar, y se lo comenté con detalles, por lo que Pita se enojó conmigo y me
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acusó de introducirme en un sueño que le pertenecía". Gretchen creía haber captado la existencia de un lugar
paralelo a Pátzcuaro, pero poblado de ensoñadores, en vez de por gente de carne y hueso. Los pobladores
patzcuarenses reciben la información en sueños, hay una especie de sueño colectivo. Al bajar por una calle
empinada y empedrada, la que pasa frente a los Once Patios y sale justamente de la zona ceremonial
purepecha, seguíamos comentando sobre la vagancia en pena de las almas antes de la muerte. Discutí sobre
algo que no estaba claro: el si el penar de las almas pasaba por ir por todos los lugares y sucesos de la vida
vivida, o bien se trataba de un sueño más que no recapitulaba los hechos. Me limité a leer a Yano que, en una
nota 21 de la página 23 de su librito, decía: "Ánima es el espíritu de la persona que va a morir y recorre en
forma visible todos los lugares que anduvo en vida, esto lo hace para juntar las partículas de su cuerpo que
dejó en esos lugares y recordar los trabajos que hizo durante su jornada". Este turbio ambiente calaba
inmediatamente en mis expectativas, como en las de Gretchen y en las de Ortiz, dado que Carlos Castaneda
predicaba su brujería bajo los principios siguientes: a) Que existe un mundo que él denomina "segunda
atención", en el que nos movemos con nuestro doble o cuerpo de ensueño, y se trata, en principio, de acceder
a ese mundo. b) Que la disciplina principal para acceder conscientemente a ese mundo o a esa parte de
nuestro ser que hemos olvidado, es la recapitulación, ejercicio que consiste en hacer una lista de todas las
personas y cosas con las que hemos interactuado emocionalmente en nuestra vida, de ahora hasta nuestro
nacimiento, y luego recorrer cada acontecimiento con cada una de esas personas, rememorarlo y revivirlo
frente nuestro y cuando ya esté claro dicho acontecimiento con todos sus detalles mover, inspirando aire, la
cabeza de derecha a izquierda, y a la vez que se inspira se traen hacia el recapitulador los filamentos
luminosos de energía que en su momento quedaron impregnados a la persona o cosa; seguidamente se
procede a expirar de izquierda a derecha haciendo lo contrario: devolviendo a esa persona o cosa los
filamentos o fibras luminosas de energía que se quedaron impregnados en nosotros. Uno de los fenómenos
que se dan en las experiencias cercanas a la muerte, es decir, las experiencias de aquellas personas que han
estado clínicamente muertas durante unos segundos y, por diversas circunstancias, han recuperado la vida, es
el de rememoración instantánea de todos los sucesos que le han ocurrido en la vida, desde su nacimiento
hasta el momento de su experiencia mortal. La tradición de Yano coincide tanto con la balanza del Día del
Juicio Final, según el mito cristiano, como con el método de recapitulación de Carlos Castaneda que él indica
para hacer emerger la conciencia de la "segunda atención".

16. El cristo tarasco que avisa del fin del mundo

En esto que propuso Gretchen trasladarnos a una Iglesia franciscana situada al otro extremo del poblado. Y
la Profesora de Preescolar, dada al ambiente secano, tranquilo y oxigenado de los templos cristianos, al punto
en que, como hemos visto, trataba de "Suso" al mismísimo Jesucristo, seguía delante nuestro a paso ligero
como intentando alejarse del sofoco de la zona tarasca. Tomamos todos el Chevrolet para desplazarnos al otro
lado del pueblo y cuando, habiendo atravesado la plaza, llegamos a un callejón situado justamente dos cuadras
antes de la iglesia franciscana que nos proponíamos visitar, estalló un fuerte trueno sobre nuestro, arreció
como a unos quince metros una cortina de lluvia que se veía avanzar como si estuviera viva, lenta e
inexorablemente, y paró exactamente a una distancia de unos pocos pies. Un trueno solitario sonó, y la lluvia
se hizo muy fuerte, pero contenida en el mismo sitio, simulando una especie de muro acuático. El espectáculo
daba la sensación de haber dividido en dos el mundo. Inmediatamente Gretchen tornó a ponerse nerviosa, en
tanto que la Profesora de Preescolar se relajó. Se trataba de la inversa de la situación anterior. Así como
parecía dividirse el mundo, también en ellas se dividió el ánimo, como si paralelamente hubieran quedado
marcadas zonas distintas en Pátzcuaro: la cristiana y la tarasca, la de la Profesora de Preescolar y la de
Gretchen. No veía Gretchen con satisfacción aquella Iglesia y prorrumpió a hablarnos de qué terrible suceso
había ocurrido allí: "acudí aquí con una compañera que había venido a visitarme, y puestas ante el Cristo cuya
cabeza comenzó a atorarse en 1656, mi amiga cayó sin sentido, fulminada". Después me reveló que justo
desde esa imagen había visto cómo una grieta luminosa se abría hasta llegar al lugar donde estábamos y
proseguía hacia atrás, creando un abismo que dividía en dos al mundo. La imagen de Cristo había sido
construida con técnicas de caña tarasca, y por tarascos, y el 21 de julio de 1656, como consta en una leyenda
que han clavado en el muro de la iglesia, comenzó a moverse su cabeza y a caer hacia abajo, ante una
multitud de testigos. Ese movimiento se ha hecho imperceptible, pero ha seguido durante más de trescientos
años: se dice que cuando la cabeza termine de caer, será el fin del mundo, me comentó Gretchen, sin
explicarme si esa era una opinión o un aserto, ni de quién, ni de cuándo, ni de cómo. Entretanto la Profesora de
Preescolar había quedado extasiada, tranquila, sin apartar los ojos de la fatídica imagen tarasca, construida
con cañas mágicas por quienes pareció que habían sido expoliados, a golpe inquisitorial, de todas sus
imágenes y ritos por crueles conquistadores sifilíticos y arqueados de piernas. La cabeza de la imagen ya ha
llegado a su límite, sólo falta que se rompa y caiga rodando, con el mundo, por los suelos.

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17. En busca de Carlos Castaneda perdido

De vuelta al centro Amatlán nos reunimos con Marivi y Perla. Las charlas arrojaban sobre nosotros extraños
datos que nos sorprendían respecto a la imagen que teníamos del entorno de Castaneda y de Castaneda
mismo. Las cosas, las urdimbres, los orígenes, las historias acerca del mundo de la brujería de Castaneda, así
como los rumores respecto a quienes eran los que lo contactaban nos llenaban de contradicciones, pues lo
teníamos idealizado casi todos por la lectura, ya hubiera sido tardía o temprana, de sus libros. Se hablaba de
Doña Soledad, la bruja, de quien se decía que vivía cerca de la casa de Jacobo Grinberg, al lado de la cual nos
paseó una vez Marivi. Se hablaba de Fausto, contacto preferido de Castaneda en México, y que tenía un
puesto de mando en uno de los grupos editoriales más poderosos del país. En esa editorial se publicaban los
libros de Castaneda, y Carol Tiggs, la Naguala, le llamaba cariñosamente "sobrino". En una de las veladas en
casa de Marivi, Cristina, su gran amiga, que entonces detestaba el castanedismo, me cedió el libro "Rendez
Vous Sorcier avec Carlos Castaneda", de Veronique Skawinska. Libro editado en 1989, en Paris, por Editions
Denoël, Marivi tuvo la deferencia de fotocopiármelo, y venía a dar una semblanza de la estrambótica manera
en que se accedía en aquellos tiempos a Castaneda, a través de indicaciones, casualidades y señales, guiadas
por la intuición, sistema que, normalmente, utiliza todo humano que empieza a comprobar que el mundo es
mágico, que lo que está arriba está abajo, que todo es proyección mental y relación holográfica de todo, y
sobre todas las cosas, sistema que es fomentado por Castaneda y su entorno hasta niveles bien depurados.
Se hablaba, también, de que la bruja Catalina, una de las protagonistas en los libros de Castaneda, podía ser
francesa, y que venía a ser la Aimel Helle relatada en el libro de Veronique Skawinska, quien a su vez, había
estado casada con el cantante griego Demis Roussos. Lo cierto es que de la supuesta bruja Catalina, la Aimel
Helle de Veronique, se comentaba que le había entregado a Carlos Castaneda, a través de Skawinska, un
mapa energético del mundo con la indicación de dónde estaba el punto de encaje de la Tierra, a fin de ayudarlo
a salir del atolladero en el que se metió el Nagual el año en el que La Gorda se murió por intentar, según él,
construir un puente hacia la Segunda Atención. En los libros de Castaneda se explica lo que es la Segunda
Atención, pero no se incide en que el secreto para alcanzarla es una disciplina que consiste en ejercitar sin
pausa la recapitulación y la tensegridad. Tales ejercicios, secretos hasta entonces, sólo revelados en "petit
comité", y luego vendidos en seminarios por precios bastante caros, consistían en el objetivo tras el que ir. Los
libros habían creado una atmósfera de misterio, una atmósfera que hace intuir que el mundo no es lo que
parece, que debe haber una clave. El paso siguiente de quien se interne por ahí, es ir tras esa clave. La clave
de acceso, primero, es el ejercicio de esos dos métodos: recapitulación y tensegridad, legado de la línea de
brujos o naguales mexicanos desde hacía siete mil años. Ya nos maravillaríamos, o extrañaríamos con
posterioridad, de cómo era que siendo este conocimiento ancestral fruto de la tradición mexicana más lacustre,
ocurría que todos los acólitos de Castaneda eran yanquis o europeos. Es más, sus tres brujas acompañantes:
Taisha Abelar, Carol Tiggs y Florinda Donner, eran dos americanas y una alemana, y las Rastreadoras eran
dos norteamericanas y una danesa, y los denominados Elementos todos norteamericanos, un alemán y un par
de argentinos. En nuestra especie de introducción en la "tournée" para meritarnos pisando los lugares clásicos
señalados en las obras de Castaneda en los que habían acontecido los extraordinarios sucesos de la brujería
de Don Juan Matus, fuimos a ver el Zócalo y el banco en el que Don Juan y Castaneda se sentaron y vieron,
energéticamente, morir a un hombre. Fuimos al Café Tacuba el 16 de agosto de 1992 por vez primera, y nos
sentamos, cómo no, en el mismo lugar donde Carlos Castaneda acostumbraba también a ir en sus visitas a
México a comer con nuestros anfitriones. Pasamos por la Iglesia de San Francisco, donde el Nagual les había
enseñado, a los mexicanos que ahora eran anfitriones nuestros, que la estatua de Jesucristo con las manos
cruzadas mientras recibía azotes mostraba un ejercicio de tensegridad que equivalía a llenarse de "energía".
Pasamos, también, frente al Hotel Imperial, número 64 de la calle, y vimos la puerta giratoria que señala
Castaneda en uno de sus libros, puerta en la que recibió un empujón de Don Juan que le teleportó, a través de
los misterios de la Segunda Atención, de tal manera que vino a aparecer instantáneamente en una Agencia de
Viajes situada unas manzanas más allá. Pasamos frente a la Catedral principal, y entre ella y las ruinas recién
descubiertas de Tenochtitlán nos señalaban que Castaneda les decía que el "Emisario" de México, el ser
energético que protege a la Ciudad de México, está situado allí y tiene una altura de unos sesenta pisos. Sólo
lo pueden ver los brujos que "ven". Nos contaban que Castaneda no había podido cumplir su promesa de
volver a Madrid porque tuvo una lucha con los antiguos videntes y perdió energía, que estaba recapitulando los
episodios de los antiguos videntes, y se señalaron como dos meses para que pudiera reponer energía.
Siempre que Castaneda no cumplía con algo era cuestión de energía. Más adelante comprobamos que había
continuamente problemas de energía, pero como éramos neófitos en el mundo de las energía puras, nuestra
crítica frente al incumplimiento de las promesas quedaba anulada "ipso facto". Ya empezaba el Nagual
Castaneda a advertir, según nos contaban nuestros anfitriones mexicanos, que formamos parte de una cadena
depredadora, de uno más de los eslabones, y de ninguna manera somos los reyes de la creación. Por ejemplo,
en una de las subrepticias visitas de Castaneda a México decía: "¿Es que ustedes piensan que los pollos no
cogitan? ¿Qué saben ustedes? Éste es un universo depredador, y así ustedes son también comidos por los
seres alados; esos seres alados chupan de vuestra energía. ¿Cómo? de vuestro yo: son también
depredadores: ustedes comen pollos y ellos se comen vuestro yo". Una de aquellas noches conocimos a Eddy,
quien nos dijo que llevaba diez o doce años tras el camino de Castaneda, y que ya lo iba a dejar porque tenía
un 99,99 por cien de posibilidades de morirse. Vino de Brasil a buscar a Castaneda en los años más difíciles de
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hacerlo, se instaló en México a vivir, abrió negocios, y por fin conoció a Carlos Castaneda. Marivi nos
comentaba, en referencia al método de la recapitulación, que puede intentarse hacerla momento a momento,
es decir, aprovechando los recuerdos que afluyen a veces cuando visitamos lugares donde ocurrieron sucesos
que, de una manera u otra, nos dejaron marcados: "por ejemplo -decía Marivi - cuando oyes música que te
gusta la recapitulas, devuelves su energía y recuperas la tuya, y todos los días te pasas el tiempo con la
atención alerta haciendo lo mismo con todos los sucesos". Ya nos contaba Perla, por su parte, la advertencia
de Castaneda de que había que estudiar y estar informado, y que a eso se debía la desaparición de los
"genaros", o sea, de los brujos con los que Castaneda había iniciado su camino, puesto que los genaros eran
muy lacustres y no estaban por la labor de estudiar y ejercitar la disciplina de esa manera. Carlos Ortiz me
había dicho, no recuerdo bien la ocasión, de una afirmación de Castaneda en la que observaba que estaba
bien en los tiempos que corren estar informado, y que por eso era bueno leer periódicos. Con posterioridad, y
en otro contexto, ya le oiría al Nagual Castaneda justamente lo contrario. Empezamos a comprobar que la
información acerca de las cosas que decía Castaneda no era la previsible cuando Marivi nos dijo que Fausto le
había dicho que el Nagual Castaneda les había dicho que Carol Tiggs y él estaban haciendo el amor, se
cayeron de la cama, rompieron el suelo con el golpe y fueron a tener al piso de abajo. Nos extrañaba esta
información unida al hecho real de que a todos nosotros, al menos a los diez y seis de Madrid, nos habían
dejado claro que de hacer el amor nada de nada, que había que guardar la energía sexual para otros objetivos
distintos a los del placer o la reproducción: los objetivos de los brujos. Matías era uno de los seguidores de
Castaneda en México, y nos comentaba, por su parte, que el Nagual había dicho en California que la Tierra es
un organismo vivo que menstrua cada cien años. También nos aclaró que el Nagual manifestaba que era
conveniente procurar ensoñar manteniéndose el máximo tiempo al hilo del sueño; horas si fuese preciso.
Efectivamente, Matías tocaba un sitar que había traído de una de sus estancias en India, y, además de
propinar larguísimos conciertos de una hora o dos en la Casa de Amatlán, donde estábamos hospedados todos
en aquel verano, lo veíamos intentar, medio dormido y medio despierto, entrar en el ensueño practicando ese
ejercicio de una manera compulsiva. Marivi era una de los principales contactos de Castaneda en México,
independientemente de los que tuviera el Nagual con los brujos que nunca supimos quiénes eran, y ni siquiera
supimos si, en realidad, existían. Marivi, suponíamos la Profesora de Preescolar y yo, era una persona muy
querida, y respetada en el ambiente de la búsqueda de saberes mentales o espirituales. De hecho estuvo
durante años encargada de la realización de seminarios sobre el Cuarto Camino de Gurdjieff en México. Una
de las frases más cotizadas por Marivi aquel verano era "la intención crea el método", y la había dicho Carlos
Castaneda. Había, entre todas los habitantes o visitantes del Centro Amatlán, una, Georgina, que fue en su
juventud una mujer de gran belleza pero que, al ser violada por un brujo del Sindicato del Petróleo, quedó
preparada para ser irresistiblemente seductora. Georgina escapó del encanto gracias al mescal, a una serie de
ingestiones de mescal adquirido en el mercado de Sonora. El brujo violador murió de un accidente, y sus
adláteres entendieron que, de alguna manera, Georgina había sido la causante, y a partir de entonces la
respetaron y no la molestaron más. Estuvimos la Profesora de Preescolar y yo en su casa -por entonces vivía
con Perla- contemplando sus obras de arte, pues era pintora, y nos enseñó un cuadro con un arbusto de
"hierba del diablo" que había sido elogiado, según nos decía, por el propio Carlos Castaneda cierta vez que
estuvo en su casa. En otra ocasión visitamos el museo de Tenochtitlán con Marivi. La referencia era siempre la
de lo que había dicho o no Carlos Castaneda en cada momento. Efectivamente, nos explicó a la hora de
encontrarnos con varios chacmooles -estatuas de piedra en posición de semirrecostados con la barriga como
espacio para las ofrendas-, que había ensoñadores del norte y del sur, y que su estómago era apretado por el
desafiante de la muerte a fin de darle el peso justo para enviarlos a correctas zonas de la segunda atención.
Ése era el secreto que subyacía en el qué eran los chacmooles. Más sorprendidos nos dejó lo que nos
comunicó Georgina: que Nury, la hija de Castaneda, nació y Don Juan Matus se la quitó a sus padres. Después
les invitó, al tiempo, a comer, les dio una aventada de carne y, tras haberse despachado los filetes, les hizo
creer que se habían comido a su propia hija. Don Juan la puso a vivir entre tanto con dos mujeres en la frontera
mexicana. A los siete años le dijo a Castaneda que su hija estaba consumiendo drogas con los originales San
Francisco Greatful Dead, músicos que aún hoy día son bastante famosos en el mundo del rock. Después de
que Nury apareció, traída por Don Juan, a los siete años, volvió a desaparecer en la Tercera Atención, con su
madre la naguala Carol Tiggs. No es exacto, o realmente no se sabe, cual es el concepto concreto de Tercera
Atención, cuando que todavía no se tiene claro qué es la Segunda, pero allí quedó la cosa. Don Juan Matus les
había dicho que aquella chavita no era hija de ellos, sino un ser creado para dar energía al grupo. En ese
verano en el que estábamos nosotros en México se decía que ella estudiaba historia en Argentina, donde
estaba ya preparando su doctorado. Georgina alternaba sus informaciones y pasaba, luego, a explicarnos que
Tonal viene de Tonalchihchi, la diosa de la Tierra, de lo material. Y Nagual es el numero 4 en idioma náhuatl. El
origen misterioso de "nagual" y "tonal" parecía, entonces, hacerse demasiado folklórico. La fuerza de los libros
de Castaneda había hecho que toda referencia arqueológica pareciera débil frente a su explicación nacida del
misterio mismo. Matías, el músico del sitar, un alemán perdido en México, nos comentaba por otra parte que
Florinda Donner afirmaba que había abierto la puerta de una nave intergaláctica en la que podrían entrar sólo
los que estaban muertos. Lo de nave intergaláctica resultó luego, contrastado con los restantes seguidores
mexicanos de Castaneda, que era metafórico, y lo de "estar muertos" se constituyó en un peligroso juego en el
que cualquier tropezón, cualquier enfermedad grave o situación comprometida de los que seguíamos
Castaneda, no era otra cosa que el trabajo del Espíritu para matarnos de alguna extraña manera, de una
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manera mística, y así nos permitiríamos ir a la Segunda Atención o saltar, desprendidos del ego, a territorios
vedados por nuestra actitud y vida cotidianas. También oímos que a Carlos Castaneda, buscado por la mafia
de Miami por orden de Julio Iglesias, y estando ante él, le confesó el cantante que él hacía mal el amor, pero
por lo menos lo hacía todos los días. Esta noticia nos la comunicó Maleni, pero luego pudimos oírla varias
veces de la propia boca del Nagual Castaneda. También conocía Castaneda a Kevin Costner. Y se decía,
asimismo, que Ali McGrau, la artista de "Love Story", estuvo siete años célibe para limpiarse los gusanos,
según había dicho Florinda Donner, ya que comenzaba a saberse entre los castanedienses que además de ser
bolas de energía, las mujeres concretamente, a causa de hacer el amor, tienen su huevo luminoso lleno de las
energías que depositan los hombres en ellas, unos filamentos sólo energéticos por los cuales se alimentan de
las mujeres y se proveen de su vitalidad. Éste es el panorama que se tiene si se mira para las mujeres y para
los hombres con la capacidad de "ver" de que disponen los brujos. La tarea, pues, es, en base a recapitular y
hacer la tensegridad, ir incrementando la conciencia de ser y, por supuesto, no hacer el amor nunca, con lo que
habrán de transcurrir en las mujeres siete años para quedar libres de la carga que representan esos
"gusanitos" dejados por los hombres que se han beneficiado sus vaginas. También se hablaba de que el
Desafiante de la Muerte le dio a Castaneda 160 posiciones del punto de encaje, posiciones que se tenían
reservadas desde antiguo por el linaje de los brujos de México, las cuales revelaba el Desafiante a los nuevos
naguales a cambio de que éstos le cedieran energía para vivir su vida que ya alcanza unos siete mil años. El
Desafiante de la Muerte es ahora Carol Tiggs, la Naguala, es decir, de alguna manera ha vaciado a Carol Tiggs
de su cuerpo y se ha convertido en ella, tal y como viene haciéndolo hace miles de años en una peculiar
transmigración de almas. La Iglesia en la que Carlos Castaneda se había encontrado por vez primera con el
Desafiante de la Muerte era la Iglesia de Tula. Había empezado a convertirse Tula en una ciudad misteriosa
desde aquel verano. Marivi, siguiendo a Castaneda, nos advertía que Tula es un lugar para la audacia final, y
que los montes del alrededor no son reales, sino que han sido puestos allí por los brujos. También el misterio
del dedo gordo empezaba a oírse en aquellas fechas. El 19 de setiembre de 1985 se incendió con luz azul el
dedo gordo de Florinda la Grande y se fue ésta tras un muro, enfadada por la muerte de La Gorda. A la vez
que murió La Gorda murió Lidia, la bruja, y todo cambió. Y desde entonces algo pasó en el comportamiento de
Carlos Castaneda frente al mundo. De segunda mano la Periodista nos dijo que había oído que Castaneda, la
Naguala Carol Tiggs, su hija Nury y el Desafiante, eran los elegidos para dar el golpe al huevo luminoso de la
Tierra. Estas afirmaciones implicaban, aparte el conocimiento de que la Tierra tiene su huevo energético, el
hecho de que ese huevo tiene punto de encaje, como predicaba Castaneda para el hombre, y asimismo, que
estos cuatro tenían la tarea de lanzar a la Tierra a otra realidad, así como un hombre puede resultar puesto en
otra realidad por un golpetazo energético en su punto de encaje. Marivi nos decía que ella veía unas cosas
azules en el rabillo de los ojos cuando tenía energía acopiada por métodos brujos, y Castaneda le explicaba
que se trataba de los "exploradores", especies de seres inorgánicos que nos guiaban por la Segunda Atención,
y que, cuando se captan, sólo hay que tener entereza para agarrarse a ellos y viajar por otras realidades. El
ambiente erickssoniano que se creó tras oír tantas cosas fantásticas relacionadas con el Nagual, a quien
teníamos por referencia indiscutible, nos preparó para creer cualquier cosa, es decir, para que la crítica no
hiciera mella alguna pasara lo que pasara más adelante. También empecé a descubrir que, si admitimos la
descripción de que el mundo es una percepción sintonizada en un punto de encaje energético determinado, es
a través del habla como lo modificamos y lo consensuamos. Advertí que la Profesora de Preescolar tenía la
facultad de creer de rotunda manera en algo hasta tal punto que creaba ese algo. Me había maravillado en su
momento la forma en la que hacía entrar en mundos de fantasía a los niñitos que enseñaba en su parvulario, y
era, tal vez, de ahí, de donde le venía la práctica con la que había conseguido dominar la realidad a su antojo
dentro de los parámetros que su capacidad le permitía. Cuando se habla de un tema con frecuencia, el
ambiente cambia y se torna de la manera en que se le define, o como menos la percepción se focaliza
exclusivamente en la forma en la que se habla de algo. El resto tiende a no existir. El habla es, pues, vehículo
de la existencia de las cosas.

18. Toniná La Negra y las predicciones de Yadeun

En aquel primer verano Don Carlos Ortiz de la Huerta nos ofreció hacer una visita a Juan Yadeun. Georgina
nos había advertido que no era muy blanca la magia que rodeaba a este arqueólogo del INAH, el famoso
Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. Acudimos Carmela la Larga, La Periodista, la Fotógrafa
y yo. Yadeun nos habló de la lucha de Quetzacoatl contra Tecaztiploca, a la vez que en Europa el Cristianismo
luchaba contra el Islam. Era, nos decía, uno de sus hallazgos al calor de su teoría sobre la "arqueología del
movimiento". Yadeun había encontrado a Tzotschoj, el Señor de la Dualidad y de los Cuatro Rumbos, en otoño
de 1989, en Toniná, una antigua ciudad situada en Chiapas. Era, decía Yadeun, la ciudad de la mala onda, se
habían dado cuenta en Toniná de que había llegado el fin, y se decidieron a destruirlo todo. El 20 de Junio del
año 730 acabaron con Palenque, y su reinado de terror duró hasta el año 909. Yadeun había proseguido con el
conteo de estos ciclos hasta la actualidad, y detectó que el 15 de setiembre de 1985 fue el seísmo de México,
el más fuerte de su historia. La tesis de Yadeun era que el terremoto salvó el sistema porque el PRI recibió la
solidaridad internacional. Más bien, observaba yo, venía a ser una disculpa acerca de la poca intensidad de la
catástrofe que había previsto y explicado, incluso, en una exposición de cuadros relativos a su teoría de
arqueología del movimiento, exposición previa al terremoto en la que él mismo había predicho el final de una
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época de una manera más rotunda. La teoría de Juan Yadeun observaba que el mismo día que el emperador
inauguraba las termas de Roma los pinches cristianos quemaban la ciudad. Yadeun, que ya nos había
introducido en su oscura lista de acontecimientos de muerte y renacimiento, nos indicó que debajo de su oficina
estaba el altar de cráneos de Tecaztiploca. La pesantez de toda aquella historia invocada se notaba en el
ambiente, y ninguno de nosotros era renuente a creer que, efectivamente, los restos de muchos sacrificados
estaban a unos metros debajo nuestro. Guerra, agricultura, comercio, tributo y muerte. Guerra contra todos de
1940 a 1980. Entre el 19 junio de 1985 y el 15 de setiembre del mismo año se inaugura Pemex y el edificio de
la Bolsa mexicanos, y ahí se generó el desmadre. Urbanísticamente debió haberse acabado todo, sólo que el
temblor evitó la guerra porque si no Cárdenas hubiera destruido la ciudad. En 1985 México empezó la era
postmoderna, modelo de guerra. El nuevo ciclo empezó en 1978, excepto en México, que lo hizo en 1985,
cambio que, a su vez, nos explicaba Yadeun, agarró a los soviéticos. Juan Yadeun afirmaba, en base a su
teoría, que El Mesías vendrá justamente al planeta cuando se restablezca el nuevo orden comercial mundial,
habida cuenta de que el esplendor de Roma y la venida de Jesucristo fueron a la vez. Entre 1900 y 1940 los
descubrimientos de Einstein acabaron con las religiones. De 1940 a 1978 sobrevinieron las computadoras, y
entre 1980 y 2020, alrededor del año 2004, en los trece años siguientes a aquel verano, sobrevendría un nuevo
Fhuerer, un nuevo Conductor, un nuevo Mesías, ya que trece años antes, es decir, en 1992, la velocidad era
muy grande para un acontecimiento como ése y todo se destruiría. El 19 de Junio de 1988 Yadeun y su equipo
fueron a Toniná a medir el solsticio y la ráfaga de viento de una inesperada tormenta lo tumbó, cayó por un
hueco de las excavaciones y casi muere. Tuvo que ser trasladado a México donde permaneció varios meses
convaleciente. Tiempo después pudieron volver a excavar allí mismo y apareció un antiguo mural hecho por los
habitantes de Toniná con un dios cayendo y haciéndose la misma fractura que se había hecho Juan Yadeun
con el cocazo que se dio en la cabeza. Yadeun creía que con sus descubrimientos en Toniná había destapado
alguna fuerza maligna en el mundo. A partir de ese año no pudo impedir que se siguiera excavando. Había
pedido 200 millones de pesos y le habían dado 800 millones. Quiso parar el proyecto, pero el gobierno se negó
a pararlo. Nos señalaba la foto de un prisionero amarrado y con la cabeza decapitada, en piedra. Yadeun decía
que la contraposición de Toniná era Toetihuacán, y que por aquellos acontecimientos había habido bronca
entre los budistas de Antonio Karam y los representantes de los antiguos mexicanos que llegaron a pedir que
se sacrificara a los monjes que habían venido a hollar sus pirámides sagradas.

19. Carlos Castaneda y el otoño de 1992

En agosto de 1992 había recogido en mi libretita, aparte los datos de interés que ahora reviso, las direcciones
de los seguidores de Carlos Castaneda en México. Al lado de la suya, Marivi, por quien yo sentía un cariño
especial, me había escrito: "Voy a ir a Canarias". O fue una premonición o fue una afirmación de las que se
estilan para conseguir algún objetivo, o sea, de aquellas que denominé al principio de este libro "afirmaciones
metafísicas", porque, efectivamente, Marivi llegó a Canarias a los cinco meses de haber escrito ésto y sin costo
alguno para nadie: el billete que le envié nunca me fue, misteriosamente, cargado en cuenta. Todos los que
estuvimos en México aquel verano de 1992, tras haber conocido a Carlos Castaneda en diciembre de 1991,
habíamos adquirido una especie de obsesión por ver a quien nunca era visible sino a su voluntad: al Nagual
Carlos Castaneda. Ya no era Carlos Castaneda para nosotros, nos advertían: era el Nagual. Su presencia no
era la presencia natural de algo concreto, sino una presencia que producía en nosotros una reestructuración de
nuestra energía, justamente de esa energía que no podíamos ver, pero que sí que veían los brujos. Carlos
Castaneda había empezado a divinizarse, o a misterificarse, o a convertirse en abstracto, en un proceso similar
al de los gurús indis, tibetanos, budistas o de cualquier religión o pelaje, y también de la misma manera en que,
a lo bruto y físicamente hablando, lo hacen los militares de graduación en los ejércitos, con la diferencia de que
éstos tienen exclusivamente el argumento de la amenaza física y patriótica. La amenaza del gurú es no abrir la
puerta del universo de luz y conocimiento que, si existe, nos pertenece a todos, y la amenaza del militar es
cerrar la puerta del honor patriótico a todo aquel que no haga lo que se le ordena. Aunque no hay por qué
definir este fenómeno trascendental en razón a las amenazas. Si subvertimos la meta, el gurú o el maestro o el
líder ofrece, a cambio de seguir sus enseñanzas, la salvación o escapatoria de un destino cotidiano y
decadente que termina en la muerte, en tanto que el jefe militar, a cambio de pertenecer a su ejército y luchar y
dar la vida en la batalla, ofrece el honor de la patria. El error de planteamiento ante el conocimiento de las
sectas o grupos religiosos es pensar o intuir que sus líderes sólo pretenden engañar a sus devotos o
seguidores, y que sólo buscan apoderarse de su dinero. A lo mejor, pero nunca es ése el objetivo principal. El
conocimiento de las sectas es un conocimiento cierto, substancial y poderoso, tan poderoso y cierto como lo
puede ser la mente respecto a la materia, y el verdadero problema es que los líderes y gurús del conocimiento
hacen acopio de una sabiduría que pertenece a todos. Igual que los militares no manejan a sus soldados con la
única intención de tenerlos a su servicio, sino que existe verdaderamente un espíritu que coordina esa locura y
que está detrás de las guerras y de los héroes y detrás, en suma, de la historia de lo que somos. Pues bien,
con ese bichillo dentro estábamos y vivíamos ya quienes buscábamos, de nuevo, la presencia de Carlos
Castaneda ¿Y acaso no había dicho él que lo que nos dejaba era exclusivamente la tarea de hacer la
tensegridad y la recapitulación? Efectivamente, pero aún siendo que esto lo había dicho claro, quedaba tan
claro como que en cualquier religión hay que llevar a cabo un rito. El por qué nunca estaba claro, como
tampoco estaba claro si había que volver a verlo, si se trataba de una salvación escatológica con apertura de
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puertas interdimensionales, si se trataba de que llegaría un momento en el que se transmutarían nuestros
cuerpos o nuestro ser en fuego y desaparecería en la Segunda Atención, et sic de coetera. Ahora bien, el
pensar o esperar todo este tipo de fenómenos extraordinarios no era fantasía por nuestra parte, sino que, al
contrario, en los mentideros "petit comité" de los seguidores de Carlos Castaneda aquí, allá y acullá, se
hablaba de ello porque él lo hablaba a todos cuando los encontraba. Y con esa tensión permanecíamos
siempre en vilo. De esta manera, al hablar con Marivi, en una de las ocasiones, desde Canarias, nos comunicó
que Castaneda estaba en México. La primera reacción de la Profesora de Preescolar y mía, por tanto, fue la de
ir a ver al Nagual. Pero no se trataba sólo de cruzar el Atlántico, sino de que a su vez, al llegar allá, lo más
probable es que el Nagual diría que no quería vernos. ¡No importaba! ¡Gran enseñanza, pues, ya que
habríamos demostrado de lo que éramos capaces para conseguir algo aunque fuera a cambio de nada! Este
obsesivo proceder fue fomentado en todo momento por la actitud de la Periodista y la Fotógrafa, quienes tenían
información directa del Nagual en las ocasiones en la que lo habían visto, de tal manera que ocurría: de un lado
que había información privilegiada, con lo que los que no la tenían la ansiaban, pero se daban cuenta de que
no podían robarla, pues estaba en juego su salvación transfinita en manos del Nagual; y de otro lado se
ejercitaba, al no poseer toda la información, la facultad de esperar a cambio de nada, y cómo no, la de estar a
disposición del Nagual, a vida o muerte, a cambio de nada. El Nagual y sus brujas fomentaron siempre este
secretismo, propio no de su grupo, sino de todos los grupos religiosos o de control mental. Y no es que la
Periodista y la Fotógrafa fuesen privilegiadas totales, pues a su vez a ellas les tocaba aguantar el cierre de la
información que permanecía, a su vez, en manos de otros círculos cada vez más cercanos al Nagual. Esta
estructura estratificada de acceder a la información es clave para la columna vertebral de una secta o grupo
religioso que tiene su vértice en un líder, y la gasolina que la mantiene es una curiosidad por el misterio total,
curiosidad que siempre se espera satisfacer, ya sea al final de la vida, o ya sea dando la vida por ello. Es la
curiosidad natural del ser, personificada y manipulada por un líder que, por su posición, conoce algo más que
usted. No obstante, volviendo a la noticia que nos dio Marivi de que el Nagual estaba en México, la Profesora
de Preescolar se rebeló, pues ya empezó a exigir, de manera natural, que ella tenía el mismo derecho que
cualquier otro a ver al Nagual que el Espíritu le había puesto por meta y faro de su vida. Así que llamó a
Maleni, con quien tenía mucha tecla, y de quien se decía ya que disponía de cierta comunicación secreta con
Castaneda, y le pidió el teléfono del Nagual en su estancia en México. Yo la miraba y me decía para mis
adentros que había enloquecido, pues aquel acto era como pedir el teléfono de Jesucristo para hablar con él si
este apareciera por acá. Pues bien: Hotel María Cristina, México, teléfono 5669688, habitación 324. Lo que
quería la Profesora de Preescolar era preguntarle cuándo vendría a Madrid. Obtuvo la callada por respuesta. A
partir de entonces todos en España, los diez y seis de España, quedamos desperdigados, a nuestra suerte. No
lo volvimos a ver, ni existía oportunidad de volverlo a ver. Cada quien hacía sus ejercicios de recapitulación y
aquella tensegridad desordenada que nos había enseñado. Cuando practicábamos la tensegridad había,
asimismo, un montón de dudas de las cuáles era principal si alguien podía enseñar tensegridad sin que fuera
directamente el Nagual. Ahora resulta que la tensegridad se enseña por videos producidos por Laugan
Production y Cleargreen Incorporated. Entonces resultaba que nadie podía enseñarla.

20. Taisha Abelar en Pasadena, octubre de 1992

Hacía un año que habíamos conocido al Nagual. Habíamos comenzado a comprobar que la ira y el enfado
entre nosotros eran actitudes que avisaban de su próxima venida, o bien de algún acontecimiento relacionado
con él. Mi observación de la actitud de los diez y seis de Madrid, o de la propia Profesora de Preescolar, o mía
misma, me dejó claro que había una especie de reacción energética que hacía que, si se estaba en el camino
de la disciplina castanediense, aflorasen las explosiones de ira como advertencia de que algún tipo de
acontecimiento o noticia relacionado con el Nagual iba a ocurrir. De hecho nos habíamos convertido en seres
que luchábamos como podíamos contra la importancia personal. Había una buenísima camaradería en el
sentido de que nos podíamos insultar diciéndonos las barbaridades más atroces, y todo nos resbalaba. Con
ello no hacíamos sino seguir el mismo comportamiento de Castaneda con nosotros: el de la ridiculización, el
insulto y la desestima, como ejercicios que nos ponían ante el universo limpios como escoplos, desprovistos lo
más posible de "yo". Desyoizados. En el mismo cuaderno de notas en que tenía apuntada las direcciones de
los amigos de México, había señalado una frase del libro de Castaneda "Viaje a Ixtlán" (publicado por Fondo de
Cultura Económica): "No entiendo qué me está pasando. Me enojé y ahora no sé por qué ya no estoy enojado".
Fue escrita, según dice, el 28 de diciembre de 1960. Él mismo, en su aprendizaje, experimentaba lo mismo que
entonces estábamos experimentando nosotros. O bien esta otra frase, también del mismo libro "Viaje a Ixtlán",
relacionada en este caso con la importancia personal, con el ego: "Mientras te sientas lo más importante del
mundo, no puedes apreciar en verdad el mundo que te rodea". Pero, entretanto nosotros proseguíamos con
nuestra disciplina, cada uno por su lado, sin saber para qué exactamente, excepto esa seguridad que da un
objetivo sublime e indescriptible, el 10 de Octubre de 1992, Taisha Abelar (de la cual la única noticia que
teníamos era la de un libro suyo aparecido en el mismo año, en el que se decía que había sido aprendiz de
Don Juan Matus), daba una charla pública en Pasadena. Gracias a Internet, la red de redes que empezó a
funcionar en 1992 como tal, nos enteramos de que, en la librería Alexandría II, de Pasadena, California, el 10
de octubre de 1992, estuvo Taisha Abelar para presentar su libro, noticia comunicada por "John-V-
[email protected]". De lo que allí dijo, que debió ser discrecional en el sentido de que los brujos de
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Castaneda nunca permiten grabaciones, el comunicante rescató cosas como las siguientes. Se puede, según
Taisha, recapitular los sueños o recapitular en los sueños. En la recapitulación normal se inhalará a la izquierda
y se exhalará al centro. Sin embargo, en los sueños se inhalará contra las agujas del reloj y se exhalará al
centro del reloj. Esas son, según Taisha, leyes de la recapitulación. Otra de las advertencias de Taisha era que
el sexo es correcto si se ha recapitulado, pero era ésa una innovación cara a la galería que, en absoluto, se
llevaba a cabo entre seguidores como nosotros, a quienes nos estaba prohibido ejercitar el sexo porque se
daba por hecho que carecíamos de energía dado que éramos todos productos de folladas aburridas de
nuestros padres. Taisha dijo en Alexandría II, también, que debían cubrirse los espejos, pues ellos ponen y
refuerzan la atención en el yo.

21. Alex Orbito y otros acontecimientos relacionados

En diciembre de 1992 la Profesora de Preescolar y yo ya recapitulábamos con regularidad y nos


encontrábamos cada vez más fuertes ejercitando la tensegridad, los pases mágicos que habíamos aprendido
con Castaneda, pases desordenados respecto a los que luego llegarían a venderse por algunos cientos de
dólares, y otros que habíamos traído de México donde se decía que Castaneda había enseñado del orden de
los 400 distintos ejercicios brujos. En esto que un amigo escritor presentaba un libro suyo en La Laguna, en
Tenerife. Allí acudí y en el propio acto de presentación quedé mudo por una fuerte gripe y conocí a la Escritora,
una hermosa y prometedora joven con la que trabé amistad. En la misma mesa de concelebración de la
presentación del libro de mi amigo estábamos el Profesor y la Escritora. Terminamos en una agradable velada
escuchando jazz, y volví a mi isla. Fue entonces cuando Marivi vino a Canarias. Con Marivi se nos ocurrió a la
Profesora de Preescolar y a mí visitar la isla de El Hierro. Y ya conocía yo la propiedad de una playa de rocas
de aquella isla, según la cual, tras bañarse desnudos tarda poco en aparecer alguna aventura de fuerte
componente erótico. Marivi y yo nos despelotamos y nos lanzamos al agua fría del invierno herreño. Marivi
terminó su estancia en Las Palmas, el día de fin de año de 1992, tras gritar los tres, ella, la Maestra de
Preescolar y yo, "¡Intentoooooooooo!" desde la cima de la montaña más alta de La Isleta, como ejercicio en el
que se auspiciaba la venida del Espíritu para adentrarnos en el infinito castanediense. Era como una especie
de rito que emulaba los episodios narrados por Carlos Castaneda en uno de sus libros, con Tuliuno, Tulidós y
Tulitrés gritando "¡Intento!" ante una vela. No obstante, ya se había preocupado el Nagual Castaneda de que
todos supiéramos que el grito de "intento" es una especie de llamada al Abstracto para que se rompa el velo
que nos aparta de otras realidades. En la misma mesa en la que habíamos estado la Escritora, la compañera
del Profesor habló de que Alex Orbito venía a España. En aquel entonces, a pesar de que llevaba mi disciplina
castanediense, no perdía ocasión para entrar en contacto con fenómenos extraños, y éste era uno, sobre todo
emparentado, por su aspecto, con la famosa Pachita, la curandera mexicana de la que Jacobo Grinberg había
sido ayudante y a la cual citaba Carlos Castaneda en "El Conocimiento Silencioso". Así que pacté con la
compañera del Profesor y con el Profesor, en ir a Mallorca, que era donde Alex Orbito venía a practicar su
sanación. Fue, justamente, al día siguiente de esa misma reunión que el Profesor me interrogó acerca de un
artículo que yo había escrito sobre Carlos Castaneda, y a raíz de ello adquirió toda la bibliografía de
Castaneda, lo cual nos dio pie para andar unas semanas comentándola. Él me decía continuamente que había
que ir a buscar a Castaneda a Los Ángeles, y yo me callaba. Llegado a Mallorca, había en el grupo que iba
desde Canarias un físico nuclear, su señora, dos tratantes de mercancías ecológicas, el Profesor y su
compañera, y yo. Alex Orbito, que pertenece a la Unión Espiritista Cristiana de Filipinas, cura desde
enfermedades graves hasta problemas psicosomáticos que parecen no tener causa determinada. Mientras
cura entra en trance, o sea, cambia de actitud y parece concentrado en algo distinto a lo que quienes estamos
presentes percibimos, es decir, en mi caso: la habitación de cinco metros por cinco, la camilla en la que se
tendía el paciente, su ayudante, la ventana, un cubo al que iban a parar los desechos de las operaciones, y un
perchero. Yo había llegado al lugar, clandestinamente elegido, en el que se operaba. Era un enorme caserón,
rodeado de un bosque precioso de altísimos árboles. La explosión de tullidos, enfermos, ricos y pobres, iba
alborotando el ambiente hasta que empecé a ver que los pacientes entraban por un tiempo de uno o dos
minutos y, casi sin recolocarse la ropa o abrocharse el cinturón, salían por la otra puerta, mareados, asustados
o shockeados. Multipliqué cien pacientes por treinta mil pesetas que costaba la intervención, el producto
obtenido por tres días, y me dio como resultados unos cuantos millones de pesetas, por lo que no pude evitar
mi enfado. Así que entré enfadado. Al entrar se clavaron sus ojos, o los ojos de quien estaba dentro de él, en
mí. Estaba Orbito en trance y mis pensamientos parecieron pararse. Vi que era otra cosa. La intervención
puede ser descrita así: entré, me miró con ojos de pupilas muy negras y de mirada fuerte y furiosa. "¡Sentar,
sentar! ¡acostar, acostar!", ordenó con rapidez, y entretanto cumplía yo la orden, nada más acababa de
colocarme, se dirigía su mano con una indescriptible precisión, guiada por no se sabe qué, y a gran velocidad,
al interior del cuerpo físico. Se siente introducción sin dolor, se siente el desgarro de la carne que está siendo
rajada, abierta y penetrada, sale sangre acuosa que desaparece sin que los presentes sepan cómo, a veces
ruido de carnicería, y con la misma una palmadita o un pase de aquellas manos milagrosas cierran todas las
heridas abiertas, que desaparecen tan inexplicablemente como aparecieron. Cuando mete la mano, o se mete
algo que parece la mano, en el cuerpo, al sacarla surgen unos coágulos carnosos, de color blancuzco o de
color ensangrentado, y de diversos tamaños, los cuales tira al misterioso cubo que, a juzgar por las docenas y
docenas de pacientes que pasan en apenas una hora, debería estar repleto de desechos, pero sin embargo
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parece haber poco o nada. El someterme a aquella intervención por ver primera lo hice con otros amigos más
observadores y sensibles que yo, y comentando luego la experiencia entendí que el proceso venía a
materializar algo desde que la mano salía del cuerpo; algo se hacía visible para luego desmaterializarse o
volver al mismo nivel de realidad de donde vino, sin que su ausencia se note donde, antes de que se hiciera
presente, tampoco se notó nunca. O lo que es lo mismo: el sanador muestra que el cuerpo físico es una fijación
perceptiva que puede dejar de serlo, que puede dejar de ser material, y que el concebir el cuerpo como
material es sólo una de tantas posibilidades. Cuando salí de allí lo hice impactado: Orbito me dijo que tendría
que volver. No dejé de pensar en el dinero que me iba a costar. Si esa intervención había costado treinta mil
pesetas, a saber al día siguiente. Pregunté y, efectivamente, quince mil pesetas más. Salí con la intención de
no volver, a pesar de lo extraordinario de lo que había visto y vivido. Por el camino tenía la sensación de que
mis fuerzas fallaban, de que algo dentro de mí se había revuelto. La ayudante de Alex Orbito había leído en mi
ficha que padecía de asma. Lo cierto es que, discutiendo con el resto de los compañeros acerca del dinero que
se movía allí, ellos me justificaron que Orbito llevaba el dinero a Filipinas para sostener a toda su parentela,
que era mucha y pobre. Me autoconvencí de que el dinero y su movimiento de un país a otro era lo de menos,
y sobre todo si teníamos en cuenta esta cuestión de pauperismo filipino, y al día siguiente volví. Entonces ya
me dejé intervenir sin contraponer enojo y me revolvió todo por dentro, me tocó en los lugares que
generalmente se dicen situadas las ruedas energéticas o "chakras", me penetró en el cuello, en el cerebro, en
el pecho, y salí de allí, dispuesto a estar tres semanas sin comentar la experiencia con nadie, a fin de que -se
decía- no se fueran los efectos, sin tomar carne, sin beber, sin hacer el amor y rezando una oración que Orbito
recomienda a sus pacientes. Yo tenía un padecimiento congénito que arrastraba hace más de treinta años, el
asma, y me curé. Hasta entonces la Profesora de Preescolar y yo, que éramos los únicos que vivíamos en
Canarias del grupo de los diez y seis, mantuvimos la disciplina de Castaneda: tensegridad, recapitulación, no
hacer el amor, no tomar azúcares, no tomar alcohol, ni café o bebidas de productos tostados. Sin embargo,
cuando fui a ver a Orbito, algo me trocó éste con su intervención: a las pocas semanas mi actitud cambió y,
contra todo pronóstico, contra toda disciplina, terminé yaciendo en una playa con la Escritora, donde nos
conocimos en sentido bíblico. Me convertí, por tanto, en anatema castanediense, por follador. Y, efectivamente,
el primero de mayo de 1993 fui expulsado de su lado por la Profesora de Preescolar ante el hecho constatado y
confesado de que la Escritora y yo nos hicimos amantes regulares. Las anécdotas en las que se materializaba
el hecho de que haciendo el amor perdía energía para la brujería de Castaneda se multiplicaban segundo a
segundo. Por ejemplo, en una de las primeras ocasiones la Escritora y yo estábamos en un restaurante
comiendo. Ya tenía la aviesa intención de morderle el cogotito cuando he aquí que fui al servicio a orinar. Una
vez en el servicio me saqué el instrumento para mingir y vi que en el orinal había un cartón rojo con dos letras
blancas: CC. "¡Carlos Castaneda!", pensé. Un escalofrío me recorrió la cerviz. En aquel momento en el que me
había sacado la picha para mear tuve que hacerlo encima de aquellas letras que, si no sagradas, sí me
imponían el respeto de los días, semanas, meses y años que ya llevaba ejercitando la disciplina con el oscuro
fin de saltar al otro mundo cuando el Nagual decidiera hacerlo y arrastrarnos a nosotros con él, tal y como se
había extendido entre todos nuestros credos. Me paré sobre el orinal para buscarle alguna razón a aquellas
dos extrañas letras, hasta que averigüé que era la mitad rota de un cartelito con las iniciales de CCOO, es
decir, el sindicato obrero Comisiones Obreras, que casualmente habían caído allí. Así que oriné encima de CC
como si simbólicamente estuviera representando la falta de disciplina que iba a cometer con aquel bocadito tan
rico que tenía en la Escritora. Me cerré la bragueta y volví a hacer manitas con aquella joven. Y después de las
manitas, lo propio. Más carne me fruía, más lejos me encontraba de Castaneda. Y, para regodearme, fui con la
Escritora a la playa, a contemplar el crepúsculo, como corresponde en estos casos. Una vez en la playa, he
aquí que, arrepollinado como un enamorado potranco encima de la joven, vi venir por la izquierda, paso a paso,
haciendo footing, a una amiga de la Profesora de Preescolar y mía a la que, justamente, había yo enseñado los
pases de tensegridad por entonces secretos de Carlos Castaneda. No era cuestión de hacer público mi
escarceo con aquella joven, pues, de todas maneras, todavía esperaba yo deshacer aquel entuerto
antidisciplinar. Aquella amiga de la Profesora de Preescolar y mía, con su chandal, corriendo despaciosamente
hacia acá, parecía llevar el estandarte de la tensegridad de Castaneda que, una vez más, me perseguía como
diciendo: ¡pecador, apártate de la tentación! Ante esto, lo que sí hice fue apartarme de la vista de la amiga de
la Profesora de Preescolar y, como era en medio de la playa y no tenía donde esconderme, trinqué a la joven
Escritora y le hice un arrumaco de tal manera que la utilicé como escudo para ocultar a la amiga de la
Profesora de Preescolar su visión de mí interponiendo a la Escritora. Efectivamente, nuestra amiga pasó y no
se dio cuenta de que era yo, sino que siguió a lo suyo. Pero la playa terminaba un poco más allá de allí. Y la
amiga de la Profesora de Preescolar dio la vuelta y se dispuso a recorrer el trayecto en sentido contrario, de tal
manera que me encontré con el mismo problema pero al revés. Volví a ejercitar la misma técnica de ocultación,
calcé por la joven Escritora, me la puse encima, y la viré para el otro lado, volviendo a ponérmela de escudo
ocultador de mi pecado, y así escapé, pero con la sensación salada de que Carlos Castaneda, a su manera,
me perseguía.

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22. Fuerteventura y el Código de lo Extraño

La Profesora de Preescolar insistió, no obstante, al cabo de unas semanas, y me volvió a captar para la
disciplina castanediense. A mediados de julio de 1993 volvimos a vernos. Para celebrarlo hicimos un viaje
juntos a la isla de Fuerteventura. Al llegar a esta isla, tuve que aparcar para tomar gasoil para el vehículo. Y el
primer lugar en el que aparqué fue el bar Los Ángeles. Ya en Jandía, al sur de Fuerteventura, nos alojamos en
el Hotel Robinson. Cuando nos alojamos discutimos, y el hotel pareció hacerse asfixiante, pero nos calmamos
nada más salir hacia la península de Jandía a visitarla. Cayó el atardecer y la carretera de tierra que llevaba al
faro de Jandía se hacía interminable. En esto que, en una de las curvas, el coche patinó, aunque logré que no
se saliera de la carretera. Ante esa señal la Profesora de Preescolar me rogó que volviéramos, ya que estaba
claro que no debíamos llegar al final. La Profesora de Preescolar me dijo que siguiéramos la señal del derrape,
y vuelta atrás: "no vayas al peligro si no has trabajado, porque estarás débil". Esto significaba, en nuestro
lenguaje sectario, que la falta de disciplina nos ponía en peligro ante situaciones causadas por la debilidad de
la energía de que disponíamos. Ya Castaneda advertía, cada vez que podía, que los que habíamos entrado en
su camino no debíamos exponernos a excesos de comida o gozo, pues resultábamos, por el hecho de haber
entrado en su nivel sutil, más sensibles a cualquier shock energético. Determiné, pues, volver y no llegar al
final. Al hacerlo chocamos de frente con una Luna que se hacía amenazante en aquel erial inmenso que es el
sur de la isla de Fuerteventura. La Profesora de Preescolar iba tensa pero segura a mi lado y retornamos, por
el mismo camino de tierra, al pueblo que estaba bastante cerca de donde nos hospedábamos. Al entrar,
todavía no sé cómo, el vehículo volcó. En una inocente curva de la primera manzana de casas había un
escalón lateral mal señalizado y el coche volcó. Segundo accidente en el lapso de veinte minutos. Con las
cabezas empotradas en el techo y mirándonos uno al otro, la Profesora de Preescolar, llena de una inhabitual
serenidad, me miró como señalándome que mi desenfreno era la causa de todas aquellas manifestaciones
energéticas, de todas aquellas circunstancias fruto de la brujería, y media docena de ciudadanos de aquel
poblado acudieron a auxiliarnos, pusieron el vehículo en pie, sin que hubiese quedado en absoluto afectado por
el percance, y nos fuimos. Uno de ellos nos advirtió que hacía poco que habían puesto unas señales
indicativas del escalón lateral, en el cual habían caído otros incautos anteriormente, pero que, con señales y
todo, éramos los primeros en volcar y quedar con las patas para arriba y la cabeza para abajo. Terminamos
cenando en un restaurante que se llamaba "El Chozo". Al día siguiente, cuando de nuevo íbamos a tomar el
vehículo en el que nos habíamos accidentado en dos ocasiones, nos dimos cuenta de que era un Opel, y que
el nombre de modelo era el mismo del de la casa recién comprada en la que ahora iba yo a vivir. Seguimos a
Betancuria, una ciudadela de viejísimo arraigo, y una señora nos regaló flores de azafrán en el camino. Al final
del viaje terminamos en una oculta cala, en el inhóspito norte de Fuerteventura, y dos águilas sobrevolaban
sobre nuestro, lo cual tomamos como auspicio o señal de que algún final apoteósico íbamos a tener con el
Espíritu del Nagual. Este tortuoso viaje estuvo lleno de sucesitos de los que tomé nota, y llegaron a ser un
mapa del futuro cercano. Al juntarnos la Profesora de Preescolar y yo se producían una serie de señales
indicativas, a causa de que nuestras energías estaban activadas, de alguna manera, por la disciplina que
llevábamos y los brujos a los que nos habíamos acercado. Todos estos sucesos, fuera de lo cotidiano,
constituían un mapa en el que con posterioridad se iba testando el futuro en forma de símbolos metafóricos que
parecían tener la función de ir confirmando el camino. Eran el Código de lo Extraño. A fines del mes de julio
llegó Maleni desde México, con otra amiga, a vernos. Se armó la juerga con el consiguiente cruce de noticias,
incluido el firme propósito de Maleni de seguir al Nagual, por quien lloraba cada dos por tres. Me fui esa noche
a mi nueva casa, donde las esperaría al día siguiente. Fue en esa noche que la Profesora de Preescolar se
empleó en conseguir de Maleni que ésta llamara a Los Ángeles para localizar a Carlos Castaneda. A quien
localizaron fue a Margarita Nieto, que siempre había ejercido de contacto con el Nagual, y la Profesora de
Preescolar le espetó a Nieto que quería ver a Carlos Castaneda, que pronto irían a México y querían ver a
Carlos Castaneda, el elusivo Nagual que en treinta años de ejercicio de la brujería aparecía sólo cuando él
quería. Margarita Nieto, ante la espontaneidad de la petición, quedó en comunicárselo. Y ahí quedó todo. Al
menos todo lo que yo supe, que luego supe que no fue todo. Al día siguiente inauguramos mi nueva casa
haciendo los ejercicios de tensegridad que sabíamos en grupo. Una semana después nos fuimos Maleni y yo a
visitar Tenerife. Y cuando volvimos, el 19 de julio de 1993, la Profesora de Preescolar y Maleni viajaron a
Madrid y de ahí a México. Entre tanto me entrevisté con una amiga periodista palmera que vivía en Tenerife y
me alojé en el mismo hotel en el que había perdido el Carnet de Identidad hacía ya dos años, cuando Jacobo
Grinberg celebró su seminario en Canarias. Al ir a retornar a coger el vehículo, y tras entrevistarme con la
periodista, noté algo raro, lo noté como más amplio, y achaqué la sensación a mi poca familiaridad con el
coche. Le di vuelta a la llave de encendido, puse la marcha atrás y me quise guiar por el espejo retrovisor. No
estaba el espejo retrovisor. Entonces noté que, efectivamente, había ocurrido que habían robado en el coche y
se habían llevado dos cosas: el espejo retrovisor y el asiento trasero. Me dio un ataque de risa que mi
compañera investigadora no comprendió. Me habían robado y yo encima me reía. Le dije que la risa era por la
claridad de la señal, y que el robo no era lo principal, sino el código de lo extraño. Sin espejo retrovisor y sin
asiento trasero: ni podría volver a mirar atrás, ni cargaría en el futuro con nadie.

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23. Tula

El 13 de agosto de 1993 viajé a México, de nuevo al encuentro con los mexicanos y, sobre todo, a intentar
contactar con el elusivo Nagual Carlos Castaneda, a quien, para entonces, considerábamos nuestro Nagual.
Llegué al aeropuerto y allí me esperaban tres mujeres muy apreciadas por el Nagual y con tres destinos
semejantes y distintos a la vez: la Profesora de Preescolar, Marivi y Maleni. La Profesora de Preescolar me dijo
en el mismo aeropuerto que acababa de llegar de Los Ángeles, y me regaló el ejemplar del último libro de
Carlos Castaneda, recién salido, y que ella había adquirido en la librería "Bodhi Tree": "The Art of Dreaming".
Me contó que en Los Ángeles, adonde habían acudido Maleni, Marivi y ella, habían estado con Margarita Nieto,
y su experiencia había sido extasiante. En ese momento me alcanzó el temible dolor de cabeza que me
advierte siempre de que algo va a pasar. Tuve que hospitalizarme en la casa de Marivi y tomé unos seis
comprimidos de "Vivimed" que me dio, amablemente, mi cariñosa anfitriona. Al día siguiente de haber llegado,
el 14 de agosto de 1993, una noticia casi secreta también llegó, y era que Marivi, a lo que parecía, se había
convertido en una apestada, en una castigada por el Nagual. Carlos Castaneda la había elegido como
muñequita de pim-pam-pum. La noticia concreta era que Carlos Castaneda había estado en México y se había
reunido con los españoles en un lugar cerca de la Colonia Irrigación: el Psicólogo, la Psicóloga, el Biólogo
Madrileño, la Profesora de Música, el Marido de la Profesora de Música, el Biólogo Catalán, la Periodista y la
Fotógrafa. El Nagual sólo quiso ver a Georgina, la mexicana, un momentito, pues había sido señalada como
apestada también, y vio aproximadamente a unas cuarenta personas más. No enseñó tensegridad.
Recomendó recapitular. Dijo que estaba buscando gente para trabajar a fin de que, si al menos ponían un
cincuenta por cien de esfuerzo, tirar él por ellos a cuenta del otro cincuenta por cien de esfuerzo faltante, pero
se quejaba de que la gente no trabajaba. Este guineo del Nagual se hizo continuo en las siguientes ocasiones.
Carlos Castaneda dijo que el orden social se come al mundo y sólo queda la esperanza de trabajar para abrir
una grieta por la cual escapar. Carlos Castaneda advirtió que falta poco, que queda poco tiempo, advertencia
que, también, se hizo sempiterna en sus discursos. En mentes absolutamente pulidas como las de quienes ya
estábamos en su alrededor, esto constituía una continua bomba de relojería que ponía a máxima velocidad el
pensamiento de los seguidores. Falta poco, falta poco ¿Para qué? La respuesta: "¡Falta poco!", con más
contundencia, como advirtiendo que no preguntáramos pero que hiciéramos caso: "¡Falta poco! ¡No hay
tiempo!". En esa ocasión Carlos Castaneda advirtió que los ejercicios de tensegridad no son enseñables
porque cuando él los enseñaba "ponía el intento", era "su intento" el que los validaba como pases mágicos.
Eso decía el Nagual Carlos Castaneda, todavía, en el verano de 1993. La Profesora de Preescolar interrogó,
como pudo, a la Profesora de Música, y ésta le dio a entender que la plática de Carlos Castaneda el 13 de
agosto de 1993 en México duró unas cuatro horas, que fue casi para principiantes, y que no se llamó a la
Profesora de Preescolar y a mí porque estábamos quedándonos en casa de Marivi, y Carlos Castaneda no
quería, en esta ocasión, ver a los clásicos de México por, parecía ser, el poco interés que habían mostrado en
el ejercicio de sus enseñanzas. El 15 de agosto de 1993 llegó otra noticia: Marivi dijo que Margarita Nieto la
había llamado a las siete de la mañana, y que invitaba a comer a los españoles que estábamos en México, a
Maleni y a ella, como un acto de ofrecimiento y delicadeza, para disculparse de parte del Nagual Carlos
Castaneda por no haber avisado a los españoles que habían llegado a México. A esas alturas la venida de
Margarita Nieto ya se empezaba a interpretar como consecuencia de la llegada a Los Ángeles de la Profesora
de Preescolar, Marivi y Maleni, lo que fue considerado por los brujos como una señal por la cual debían acudir
a México. La cena sería en el Hotel Camino Real esa misma tarde. Recordé que Carlos Ortiz de la Huerta,
cuando no era un apestado, me decía que Margarita Nieto era la contacto social de Carlos Castaneda en Los
Ángeles, y recordé que Maleni, en Tenerife, cuando comíamos con el Profesor, nos había dicho que por casa
de Margarita Nieto pasaban personalidades como Octavio Paz y otras de semejante rango, cuyos nombres no
recuerdo ahora, y allí platicaban con Carlos Castaneda. Había que tomar nota de todas los sucesos y señales
como ejercicio. En el mundo de los brujos se nos indica siempre que estemos atentos a todo lo que ocurre a
nuestro alrededor para caer en la cuenta de los detalles no ordinarios, pues en los detalles no ordinarios está el
"quid" por el cual detectamos que estamos en el mundo del sueño en vez de en el mundo de lo cotidiano.
Detrás de la mesa que habíamos reservado para comer con Margarita Nieto, en el Hotel Camino Real, había
un gran mural que representaba una tupida selva y unos monos bailoteando de liana en liana. Margarita Nieto
me tocó justo al lado. Era una señal y tomé nota. Y vaya señal, pues, efectivamente, había una charanga, un
mariachi, que armaba tal bulla que no nos oíamos al hablar. Margarita Nieto dijo que de aquello nada, que a
comer a otro lado, y así hicimos, fuimos a otro lugar cerca de allí: "Las Mercedes", en la calle Darwin. Tomé
nota de Mercedes y tomé nota de Darwin. Tres años después sabría lo que esto significaba. Sentados
cómodamente en una mesa del mesón Las Mercedes, Margarita Nieto empezó a discursarnos acerca del
nuevo libro del Nagual y a preguntarnos insistentemente acerca de qué nos había parecido. La Profesora de
Preescolar estaba sentada, ahora, al lado de Margarita, y yo enfrente. Margarita recomendó que debíamos
visitar Cacaxtla, un lugar situado en Tlaxcala, en el que se habían hecho descubrimientos arqueológicos
importantes. Tomé nota de esto como otra señal y, al día siguiente, planteé a la comitiva de españoles si
querían ir a Cacaxtla. Nadie quiso ir. Ellos se fueron a Pauatlán, a hacer un temascal con Miguelito, en una
sauna de un hotel que, por las descripciones que luego me hicieron, era hermosísimo. Yo, siguiendo las
señales que se me presentaban, fui a Cacaxtla. Fui solo, y efectivamente, eso se convirtió en una señal, el que
fui solo. Esa era una clara señal. Y ésa era una importante señal que, por ejemplo, estaba previendo que yo
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estaría aquí, ahora, contando esto a ustedes, apartado de la influencia de Castaneda y su clan de brujos. En la
comida con Margarita Nieto, pues, la Profesora de Preescolar y el Marido de la Profesora de Música se
sentaron a la vera de Margarita, y yo enfrente. Todos lamíamos el culo a la enviada del Nagual Carlos
Castaneda. Yo le comenté, pues ya había leído buena parte del libro de Carlos Castaneda, "The Art of
Dreaming", que parecía que el mundo del Nagual se empezaba a poner oscuro, que para qué tanta exploración
en el mundo de los inorgánicos y de lo desconocido, y Margarita contestaba que era para la aventura del
conocimiento, la aventura de la conciencia, sin más. Margarita nos dijo que era imposible concentrarse en algo
concreto más de 8 minutos, que lo comprobáramos cuando meditáramos. Nos dijo que lo más importante era
recapitular, y que eso es lo que nos daría energía. Con el tiempo la Profesora de Preescolar me contó que el
mayor escalofrío de su encuentro con Margarita Nieto en Los Ángeles le dio cuando ésta, contando el motivo
de la desaparición de La Gorda, personaje de los libros de Carlos Castaneda del cual los brujos dicen que
falleció de un aneurisma por exceso de importancia personal, y que marcó el cambio del nuevo ciclo del
nagualismo, Margarita, repito, reveló que, de alguna manera, todos los que nos acercamos al Nagual
Castaneda entramos en su sueño, su sueño nos atrapa, y él puede hacer desaparecernos por la sola maniobra
de borrarnos de su sueño. Esta posibilidad, captada como real, produjo un fuerte impacto en la Profesora de
Preescolar. Y me lo dijo meses después. La Gorda había sido desaparecida de su sueño por el Nagual y, por
tanto, del mundo. Con el tiempo, cuando supe calibrar y detectar los límites energéticos de la existencia, me fijé
en que yo también fui expulsado del sueño de Castaneda, sólo que no me costó la vida por otras circunstancias
más complicadas de explicar. En nuestro primer encuentro en Madrid había algo de atracción fatal en
Castaneda, pero en los días subsiguientes un ataque de asfixia y una fiebre altísima me expulsaron físicamente
del lugar donde Castaneda impartía sus enseñanzas de tensegridad. Luego, en las ocasiones en que abracé a
Castaneda para saludarlo sentí como un rechazo o un vacío en el plexo solar, cosa que, sin embargo, no me
pasó con la terrible Carol Tiggs, Desafiante de la Muerte. Posteriormente todas las señales me indicaban que
los caminos del grupo de los españoles y el mío nunca coincidían: ellos a Pauatlán y yo a Cacaxtla era un
ejemplo de nuestro continuo desencuentro. Tula sería mi otra experiencia, pues fue el último éxodo a la
Segunda Atención de Castaneda con el grupo de Madrid y los grupos de México, y a mí se me vedó la
posibilidad de estar: Castaneda me lo prohibió. Finalmente, mi contacto con todos, con absolutamente todos
los compañeros del grupo, se rompió radicalmente en 1996, dos años antes de la desaparición de Castaneda.
Volviendo a aquel verano de 1993, al siguiente día, 16 de agosto, nos advirtieron que había reunión en Amatlán
de todos los mexicanos clásicos, para repasar la debacle que implicaba el que, tras unos años de bonanza,
Carlos Castaneda ya no quisiera verlos y tenerlos, en cierto modo, como elegidos. Estaban Haikko, Carlos
Ortiz, Marivi, Maleni, Matías, Georgina y todos los españoles excepto la Periodista y la Fotógrafa, que habían
ido a ver a Juan Yadeun a Toniná, la ciudad maldita. El 17 de Agosto de 1993 llamó Margarita Nieto a Marivi, y
le dijo que, a pesar de que el médico le recomendara que no hiciera tensegridad, por sus dolores de columna,
que sí debía hacerla, y que no parara. Empezamos a enterarnos de que había habido un curso en Arizona. Un
curso de Taisha Abelar y de Florinda Donner para ochenta gentes, del que se rumoreó que se llevó a cabo
para recordar, ya que era, por lo visto, el mayor problema que tenían los brujos: recordar sus correrías en las
otras realidades. Así empezaron las disculpas acerca de los seminarios. Claro que todos nosotros
comenzábamos a considerar vital acudir a esos casi secretos seminarios poco menos que sagrados. El 26 de
agosto de 1993 la Profesora de Preescolar y yo teníamos que volver a España, pues se nos vencían los billetes
de avión. Pero a Marivi la llamó Florinda Donner. Castaneda y ella llegaban en el vuelo 677 de la compañía
Delta Air. Maleni nos había avisado a la Profesora de Preescolar y a mí el lunes de que eso iba a ocurrir. Los
billetes de avión, por casualidad, tenían posibilidad de demora hasta el 19 de noviembre el de ella y hasta el 11
de diciembre el mío. Entretanto, esa tarde, nos tropezamos en la Cafebrería "El Péndulo" a Marta Benegas,
una profesional radiofónica muy famosa en México, y nos presentó a Freddy Arévalo, un chamán inca que
curaba con alucinógenos y que me dio sus teléfonos en Chicago, en Lima y en Cuzco. A las dos de la tarde
encontramos a Marivi y a Maleni, que iban en busca de Carlos Castaneda y Florinda Donner con las dos
españolas que, en adelante, se convertirían en elegidas de entre el grupo de españoles: la Periodista y la
Fotógrafa. Esperamos la llamada para la reunión que se suponía. Nada. Nervios. Por fin se supo que al día
siguiente, a las tres de la tarde, habría conferencia de Carlos Castaneda con Florinda Donner, a quien yo no
había conocido todavía personalmente. El 27 de agosto de 1993, nos vimos todos en Casa Tibet, el organismo
representante del budismo tibetano en México, dirigido por Antony Karam, en la calle Orizaba, número 93.
Todos esperábamos, claro que con la correspondiente cautela de no haber avisado a los mexicanos quienes,
por lo visto, estaban apartados con la pena de no poder ver al Nagual, por ociosos. Lo gracioso fue que, al
llegar allí, los mexicanos que suponíamos penados (Georgina, Perla, Haikko...) estaban, pues se habían
enterado, y nosotros los españoles, que habíamos sido agasajados, bien recibidos y cuidados por ellos, les
habíamos traicionado en su propio país siguiendo las indicaciones secretistas que dimanaban de una alta
esfera que nunca supimos si era el propio Carlos Castaneda o alguno de sus jerarcas inmediatamente
inferiores. Las noticias de los secretos venían de los españoles, que eran quienes nos las transferían con una
cautela semejante a la de los agentes secretos. U obedecíamos o perdíamos la ocasión de estar con el Nagual,
quien, a aquellas alturas, con su sola presencia, producía en nosotros unos efectos que creíamos portentosos y
mágicos, y, aquí estaba el truco, esos efectos no podíamos hacerlos concientes ya que eran efectos en el
segundo cuerpo, en el cuerpo de ensueño, en el mundo de la segunda atención, donde, siguiendo las
enseñanzas contenidas en los libros de Castaneda, Taisha y Florinda, recibíamos el verdadero conocimiento.
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Así que si recibíamos enseñanzas con su sola presencia, lo cual no podríamos testar hasta que con la
persistencia en la disciplina nos hiciéramos verdaderamente videntes, no teníamos otra alternativa que la de
obedecer ciegamente a quien nos daba órdenes, aunque esas órdenes fueran un ejercicio de egoísmo para
con otros, ya que, incluso, ejercitaríamos con ello la "no compasión", es decir, la práctica decidida de una
voluntad impecable, pasáramos por encima de quien quiera que fuese, pues el Espíritu dirigía directamente
nuestras vidas. Allí estuvimos esperando unas dos horas. Me levanté y subí a orinar al piso de arriba. En el
momento de terminar de mingir e ir a bajar de nuevo a mi banqueta, llegó Carlos Castaneda. No nos habíamos
visto desde diciembre de 1991. Sin embargo, me reconoció enseguida y nos abrazamos, lo cual me impactó. Al
abrazarme a él noté una distancia en el pecho como de que no podía, o no me salía, acercarme totalmente.
Empezó Castaneda su discurso y, entre frase y frase, tropezó y cayó encima de una foto de un lama, protegida
en un altar sagrado con sus adminículos budistas. Castaneda se rio diciendo que ya se había ganado con
aquel acto el infierno budista. En esa conferencia, Carlos Castaneda contó cómo, tras la debacle de 1985, en la
que quedó mal con la muerte de La Gorda, se descompuso energéticamente. Tuvo que acudir
desesperadamente a una bruja de otro linaje de naguales de México. Carlos Castaneda reconocía de vez en
vez que hay más linajes de naguales. Era un linaje según dijo, de brujos que, incluso, habían estado cerca del
poder de México en la época del presidente De La Madrid. Vivía la correspondiente bruja en las lomas de
Chapultepec. Lo único que ocurrió es que la bruja, cuando él llegó, bajaba por las escaleras y él oía el ruido de
su taconeo, "toc, toc toc, hola, ya tardabas... toc toc toc, cuanto habías tardado en venir... toc, toc, toc". A
medida en que el "toc, toc, toc" se metía en sus oídos, decía Castaneda, toda su descomposición energética se
fue recomponiendo y, cuando ya la bruja había bajado la escalera, él ya estaba bien. Se despidieron, nunca
más se vieron, porque eso es así, dijo Castaneda, y él sabe que le debe una. Castaneda contó otro favor brujo
que también debía. Lo contó una vez más. Se trataba de un indio "chemeweque" que tenía una marca en la
barbilla que él ayudó a descifrar con sus conocimientos de brujería, y al cabo de los años, cuando Castaneda
se perdió en una tormenta de arena y entró en la segunda atención, ese indio le sacó de allí, protegiéndole con
un camión marcha atrás, gracias a lo cual pudo retroceder de aquel territorio situado en otra realidad en la que
se había adentrado inesperadamente. Castaneda narró la anécdota de que hablando él con Carl Sagan, éste le
porfiaba que la Física era una ciencia porque describía y explicaba una secuencia de pasos con los que se iba
demostrando todo, y él, Castaneda, sin embargo, no podía probar nada de lo que afirmaba. Castaneda le
contestó que Carl Sagan tampoco le probaba nada, a no ser que se tomara el trabajo de estudiar Física I,
Física II y Física III, y no era otra cosa que lo mismo lo que le pedía él, que para probarle los efectos del mundo
de la brujería Sagan estudiara primero Brujería I, Brujería II, Brujería III... y luego podrían hablar con sentido.
Castaneda chisteó: "¿Tiene usted almorranas? no: pues entonces es usted un buen culo". Una señorita muy
guapa y elegante, que estaba allí por primera vez, le preguntó limpiamente: "¿Es usted feliz?". Castaneda le
contestó, con una botella de agua en la mano: "Sí, como un grano en la nariz", y le aclaró luego que la felicidad
desde el punto de vista humano es una memez, que lo único que merece la pena es la Libertad Total, el
navegar en el mar de la conciencia. Finalmente, de lo que recuerdo, le echó un gran piropo a Antony Karam, le
dijo que dejara todo aquello y se viniera con él a Los Ángeles, pues era uno de los que más posibilidades tenía
con el Infinito, de todos los que allí estaban. Castaneda habló de que cuando él escribe no escribe como la
generalidad de los escritores, sino que escribe en sueños, y rescata del sueño lo que ha escrito. Es decir, los
libros de Castaneda son mágicos, y vienen de la segunda atención. De hecho, según Castaneda, "The art of
dreaming" se había perdido, pero las brujas lo rescataron de la segunda atención. Castaneda volvió a hablar
del Nagual Luján, que era chino, y que al llegar a América se pegó un cabezazo con el anterior nagual, lo cual
hizo que fuera, de esta manera, "decubierto" para la brujería, pues un brujo nunca tropieza con nada ni nadie.
Y también habló del nagual Elías, que tenía una colección de objetos traídos de la segunda atención.
Castaneda comentó que cuando hay exceso de yo, se sienten telas de araña en la cara, y hay que bañarse, en
agua de mar o de río, en agua corriente, porque esos ataques de egomanía son peligrosos. Los tres enemigos
en el yo son: la presentación del yo, el galanteo y la importancia personal. La conferencia terminó,
merodeamos lo que pudimos a Castaneda, pero salió, como siempre, subrepticiamente. Y aquí viene lo bueno.
Los españoles, menos la Profesora de Preescolar y yo, se miraban unos a otros con miradas misteriosas, se
picaban los ojos y hacían como que no conocían a nadie. Hola, qué tal, y una sonrisa forzada para la situación.
Todos estaban atentos a algo, y si les preguntábamos miraban para otro lado. La Profesora de Preescolar y yo
nos fuimos con Miguelito y Georgina, dos mexicanos que no andaban con jilipolleces. Al salir de Casa Tibet,
vimos que los españoles acudían en tropel a coger un taxi. Salimos tras ellos, de los cuales se suponía que
éramos colegas, y por toda respuesta ellos corrían más. Mientras más corríamos, más corrían ellos. ¡Pardiez,
nos habíamos convertido en apestados! La Profesora de Preescolar y yo no salíamos de nuestro asombro. Les
gritamos para llamar su atención, y más huían hacia no se sabía dónde. Se montaron a toda prisa en dos taxis
y no nos dijeron ni adiós. Lo que más nos dió fue risa. No nos afectó mucho, pues si se trataba de mezquindad,
ya bastante habíamos ejercitado en toda aquella patraña corriendo detrás de algo que ni siquiera sabíamos
qué era. La Profesora de Preescolar y yo nos fuimos tranquilamente con Georgina y Miguelito a tomar unos
tacos. Después de platicar comiendo tacos, seguimos a casa de Miguelito a comentar la conferencia.
Inesperadamente sonó allí el teléfono. Era Marivi, que nos buscaba a La Profesora de Preescolar y a mí para
que fuéramos en busca de ellos, que estaban con Carlos Castaneda haciendo tensegridad, los ejercicios
misteriosos que sólo algunos elegidos podían aprender, y había ocurrido que Carlos Castaneda había
preguntado por la Profesora de Preescolar y por Ezequiel. Marivi nos había localizado después de varias
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llamadas telefónicas y nos advirtió que fuéramos solos, y que dejáramos atrás a Georgina y a Miguelito. Nos
pareció injusto, así que le dijimos que de eso nada. Pero Georgina y Miguelito, que tenían bien desarrollada la
educación mexicana, nos recomendaron que obedeciéramos, y fuimos, más anchos que panchos. Los
españoles nos habían dado el esquinazo y el Nagual nos había solicitado con exclusividad. El encuentro era en
uno de los almacenes de lujo de Domit, unas tiendas de ropa extendidas por todo México. Llegamos justo
cuando acababa de empezar la tensegridad. Florinda Donner y Margarita Nieto estaban entre los asistentes.
Cuando llegamos, la Periodista y la Fotógrafa permanecían sentadas en primera fila. El Nagual, nada más ver
a la Profesora de Preescolar le dijo que se sentara delante, y les hizo quitar los bolsos que ocupaban el sitio a
la Periodista y a la Fotógrafa. Yo me quedé atrás. Al final aprendimos una serie de tensegridad de 17
movimientos interconectados. El discurso del Nagual fue hasta la una de la madrugada. Yo notaba que el
Nagual no me hacía mucho caso. La verdad es que, teniendo en cuenta que estas enseñanzas son
indescriptibles, tampoco tenía qué preguntar. Pero Margarita Nieto llamaba la atención a la Profesora de
Preescolar, a quien encontraba cambiada ante mi presencia, como si yo le afectara en su manera de ser
independiente. Algo le dijo que nunca supe entonces, pero que sí supe con el tiempo: ella y yo teníamos que
separarnos, puesto que yo afectaba tanto a su personalidad que la anulaba. La Profesora de Preescolar,
empujada por Margarita Nieto, se acercó al Nagual, y el Nagual le dijo que quedaba invitada a ir al día siguiente
a Tula, lo cual era como lo máximo que podía ocurrirnos en el mundo de la Segunda Atención, ya que Tula era
la ciudad en la que había aparecido el Desafiante de la Muerte, y la ciudad en la que el Nagual había recibido
gran parte de sus enseñanzas, y la ciudad en la que Don Juan Matus, el Nagual de Castaneda, tenía una de
sus casas mágicas. Regresamos a casa de Marivi y la Profesora de Preescolar me comentó que le habían
dicho que yo no podía acudir a Tula, que el Nagual decía que yo "estaba raro", que "me podía hacer daño", y
por tanto "Ezequiel no va a Tula". Me entró un pasmo que me arrojó a una noche infernal. Me sentía con uno
de los síndromes de secta más horrorosos que se pueden experimentar, a saber: el elegido al que el maestro
ha decidido salvar es erradicado, y sus propios compañeros son elegidos para un viaje al infinito, viaje del que
tal vez no vuelvan a regresar nunca más, porque desaparecerán por algún arte de birlibirloque, en tanto que el
antiguamente elegido se convertía en basura desechable. Me cagué en la madre que lo parió, brinqué en la
cama de la casa de Marivi, me pregunté mil veces qué había hecho yo para merecer aquella expulsión del
paraíso, maldije las folladas con la Escritora como posible origen de la situación desenergetizada que me había
ocasionado aquel percance fatal. Ciertamente, mi punto de encaje se desencajó. Caí en un estado de ira por la
situación y de pena por mí mismo. Al día siguiente la Profesora de Preescolar partió al encuentro del Nagual,
para ir a Tula. Quedamos en vernos por la tarde, antes de las ocho, ya que a esa hora volvíamos a España. Mi
respiración se entrecortó, me dio un ataque de asfixia, paseé por todo México con Miguelito, esperando,
desesperando, y dándole patadas a las farolas por la calle para recuperarme del mal fario que me había
tocado. La Profesora de Preescolar llegó al filo del plazo para ir al aeropuerto, cuando ya yo no tenía
esperanza de que lo hiciera, y había empezado a imaginar que el Nagual los había arrastrados a todos por una
de sus grietas interdimensionales, hacia el otro mundo. La Profesora de Preescolar me contó el episodio de
Tula, de donde venía impactada. Ese episodio fue motivo de recuperación y rememoración una y otra vez a lo
largo de los siguientes meses. Habían acudido todos los del grupo de los españoles y los mexicanos. El único
que faltaba era yo. Penado. Más miedo me dio. Estaban, también, Fausto, Michael Domit de Almacenes
Autrey-Domit, Perla y Heikko. Condenados a no ir a esa excursión sagrada lo habían sido también Carlos Ortiz
de la Huerta, Georgina y Miguelito. La Profesora de Preescolar me contó que en Tula oyó que los brujos iban
allí para recargarse. Recorrían rápidamente el territorio, para no caer en las fuertes corrientes energéticas de
que habían impregnado aquello los antiguos videntes. La Profesora de Preescolar fue, en el trayecto, en el
coche de Fausto, con el Nagual y con Michael Domit. El Nagual le contó que en el mundo de la segunda
atención hay Papa y Papisa, que los habitantes son más hermosos que aquí, y los perros más chatos. Contó,
acorde a las teorías o mitos más genuinos sobre la Tierra Hueca, que a ese mundo se puede acceder por el
polo norte, lo cual están investigando Taisha y Florinda. El Nagual le habló también de un lugar en el cual están
recogidos todos los sucesos del mundo, pasados y por venir, lugar al cual a Don Juan le gustaba ir, pero que a
él no le interesaba mucho, pues lo único que importaba era la Libertad Total. La Profesora de Preescolar le
decía al Nagual que ya sabía de ese lugar, y que sabía que se le llamaba Archivo Akashico, pues ella había
leído profusamente esa literatura al estilo de la "metafísica" de Conny Méndez en la que influenciaban mucho
los "remakes" decimonónicos de Helena Petrovna Blavatski en "Isis sin Velo" o en "La Doctrina Secreta".
Florinda Donner le habló a la Profesora de Preescolar de que poseía en la isla de Tenerife unas tierras que
heredó de su padre, y que tenía que ir a verlas. La Profesora de Preescolar contaba que la estancia en Tula
trastocó el tiempo y las percepciones. Recordando sus impresiones notaba que los camareros traían comida
sin que previamente fuera pedida, o que cuando se iba a despedir lo fue a hacer de Michael Domit, que es
altísimo, y le parecía estar en una película a cámara lenta en la que nunca lo alcanzaría, así que tuvo que ir
hacia atrás y correr hacia él para poder lograr abrazarlo. En todo el viaje sintió un gran rechazo por Domit, un
asco incipiente, cosa propia de estas brujerías que alteran la ira como muestra de que energéticamente algo
está pasando. Al despedirse del Nagual Castaneda, la Profesora de Preescolar sintió que el Nagual le repetía
contínuamente "¿Será posible que ya no nos vamos a ver más?"; esa frase la impactó de tal manera que
pensó siempre que con aquéllo él le estaba ofreciendo que se quedara en su sueño para siempre, y que no fue
eso lo que ella hizo, lo cual siempre lamentó. Salió de allí desgarrada, como si cruzara una cortina de niebla
semiinvisible. Cruzó la plaza y ella y Marivi corrieron disparadas a comprar cigarrillos, en una tienda enfrente.
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No había nadie en la plaza, cosa extraña en México, un país donde siempre hay alguien correteando de aquí
para allí. Cuando salió de comprar los cigarrillos miró al bar y vio como si todo estuviera en otra burbuja de la
realidad. Supuso que allí pasó algo.

24. Los otros brujos

El 15 de setiembre de 1993 llamé a México, de nuevo, y Carlos Castaneda había vuelto a Amatlán, donde
había dado una charla ante unas ciento veinte personas, incluido el viejo autor mexicano de "Regina", Velasco
Piña, un asesor fiscal muy importante allí y allegado a los concheros. En esta ocasión dijo Castaneda que si
recapitulábamos y apartábamos la importancia personal, aparecería él en nuestras vidas. Por otro lado, la
Periodista y la Fotógrafa, así como el Biólogo Madrileño, se habían quedado en México, y el Nagual dijo
públicamente: que ellas eran lesbianas y drogadictas, y que él que era drogadicto. Ni unas ni otro probaban
drogas en esa época, por supuesto, ni ejercían sexualidad alguna, pero les colocó el san-benito. El Nagual
había comenzado, plenamente, a utilizar los métodos clásicos de los gurús: aplastamiento del discípulo con la
supuesta intención de erradicar su yo, a fin de que pueda éste acceder al conocimiento. En esas fechas nos
llegó una fotocopia de una entrevista de Ken Eagle Feather hecha a Florinda Donner en la revista "Body, Mind
& Spirit", de diciembre de 1992. Ken Eagle Feather había descrito sus experiencias estudiando los trabajos de
Carlos Castaneda en su libro "Traveling with Power", publicado en "Hampton Roads", y disponible en "Eagle
Dynamics", PO Box 37, Tarpon Springs, Florida 34688. Ken entrevistaba a Florinda a cuenta de su libro "Ser en
el Ensueño", y ésta le contestaba, entre otras cosas, que ellos, los brujos, a menudo se veían con las
Hermanitas -Lidia, Josefina y Rosa- y con los Genaros -Néstor, Pablito y Benigno-, personajes que Castaneda
había descrito en sus libros como compañeros brujos del grupo de Juan Matus; y que se veían ya en México,
ya en Los Ángeles. Estas afirmaciones eran fascinantes para nosotros, puesto que nos recordaban que los
brujos de la saga de Castaneda no habían desaparecido todos como por ensalmo, sino que algunos
permanecían. Y nos hacía dudar acerca de que, si ellos estaban, por qué ocurría que Castaneda era el único
que se comunicaba con nosotros. Florinda continuaba diciendo que ellos perseguían cosas distintas a las del
clan de Castaneda, se habían apartado, por así decirlo, del camino correcto, ya que esos brujos iban tras
metas extremadamente similares a la de los antiguos videntes o antiguos brujos prehispánicos. En unas
declaraciones bastante singulares, Florinda Donner revelaba que Néstor, convertido en botánico práctico,
investigaba en plantas de la tundra que, conforme a los cálculos de los brujos, tenían una antigüedad de unos
300.000 años, e intentaba vender su descubrimiento a industriales farmacéuticos japoneses por su altas
propiedades regenerativas, incluida la potencia sexual masculina. Florinda, asimismo, revelaba que la bruja
Lidia buscaba curar el Sida intentando transmitirlo a un árbol. Florinda volvía a decir, públicamente, que La
Gorda había muerto de un ataque de egomanía al querer ser la única que lideraría al grupo de brujos para
saltar a la Libertad, muriendo en el intento por falta de capacidad energética. Finalmente, Doña Soledad, la
temible bruja descrita por Castaneda en sus libros, se había convertido en productora de películas, utilizando la
brujería para pagar las producciones, y su objetivo era conseguir más dólares para producir más películas.
Florinda Donner terminaba diciendo: "cuando La Gorda murió, la mujer nagual, Carol Tiggs, regresó"; se
entendía que había regresado del más allá, de la segunda o tercera atención, donde había desaparecido
durante siete años. Era 1985, y "ello significaba para los brujos que la configuración del mundo de Don Juan ya
no era aplicable a ellos". Con tal explicación Florinda advertía que los tiempos de ocultarse y ocultar la
enseñanza a todos habían terminado, y que se emplearían en propalar por el mundo la tradición que ellos
detentaban. Ése era el panorama que teníamos, y entretanto, nosotros, los del grupo de Madrid, que ahora,
tras los sucesos, se había descompactado, esperábamos a ver cuál sería nuestra tarea en el oscuro engranaje
castanediense.

25. Noticia de una conferencia de Taisha Abelar en la Librería Gaia

En noviembre de 1993, Taisha conferenció en la Librería Gaia. Nos llegó un extracto de sus consejos. Entre
otras cosas decía que el mundo es energía, que luego emergían las formas, y finalmente la realidad concreta.
Los hombres, conforme a las explicaciones de Taisha, han perdido la habilidad de percibir la energía
directamente. El punto de encaje, situado, para los brujos que ven, detrás de la espalda, se puede mover, a fin
de entrar en otras realidades: por meditación profunda, por la toma de drogas, por fiebre alta, por senilidad, por
privación del sueño, por privación sensorial, o en el sueño natural. Según aquellos brujos somos un huevo
luminoso surgido de las fibras que cruzan el infinito, y encajados en ese infinito en un mismo punto, el punto de
encaje. Si lo movemos es como si nos moviéramos a otras realidades. Taisha explicó que al hacer la
recapitulación no nos sentimos tan diferentes del mundo tras ello, pero ya dejamos de preocuparnos por
pequeñas cosas que antes nos molestaban. Efectivamente, la práctica de la recapitulación nos pone punto por
punto delante de toda nuestra vida, y nos hace recapacitar. Decía Taisha que uno no se resiente tan fácilmente
ante el insulto, ni se muestra débil ante los rituales de seducción. Taisha dijo, también, en la librería Gaia, que
no hay una forma exacta de recapitular que esté totalmente bien o totalmente mal. Comentó ésto ante la
interrogación acerca de las diferencias entre la recapitulación que ella enseña y la que enseñan Florinda
Donner o Castaneda en sus libros, donde las direcciones en el movimiento del cuello cuando se efectúa la
respiración son inversas. Recuerdo que pregunté a Castaneda, en Madrid, en noviembre de 1994, que cuánto
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había que recapitular al día, y lo dejó al albedrío del practicante: "De arriba para abajo, o de abajo para arriba,
si tú quieres", me contestó. No importan estos detalles, lo que importa es, decía Taisha, sacudir el punto de
encaje suavemente con los giros de cabeza. Se debe comenzar con una técnica particular que luego, con el
tiempo, se irá refinando de acuerdo a los dictados del Espíritu. Cuando el practicante tenga una experiencia,
incluso puede recapitularla mientras camina, o mientras lava los platos, simplemente con movimientos más
cortos, respirando pequeños haces de energía. Taisha dijo que ha habido 27 generaciones de naguales del
linaje de Don Juan Matus perfeccionando y poniendo el intento en la recapitulación y la tensegridad, afirmación
que ya habíamos oído en México de boca de Carlos Castaneda. Estos brujos, dijo Taisha, no creen en la
reencarnación, aunque sí que la vida puede ser prolongada una vez que la persona se muere y el punto de
encaje se desvanece. Acerca del proceso de la recapitulación, Taisha advirtió que cuando recapituláramos nos
desengancháramos primero de las viejas cosas, sin empezar con las relaciones cotidianas, pues, de lo
contrario, tendríamos que prescindir de ellas porque se romperían. No debíamos empezar con nuestras
madres, sino guardarlas para el final. Lo mismo había advertido, desde el encuentro de Madrid en 1991, Carlos
Castaneda: "no me recapitulen a mí, ni os recapituléis vosotros unos a otros, pues os perderéis de vista". La
Profesora de Preescolar y yo tuvimos buen cuidado en no recapitularnos, a pesar de que ya Margarita Nieto le
había dicho a ella que me recapitulara urgentemente. Eso prolongó tres años más nuestro contacto.
Justamente ocurrió luego que, cuando las cosas se enconaron y comenzamos mutuamente a recapitularnos,
no volvimos a vernos. Taisha añadió en Berkeley: recapitulación no significa no amar a alguien nunca más, de
hecho querrán a esa persona como la primera vez que la vieron, ya que no habrán asuntos pendientes ni viejas
historias entre ustedes. Taisha hizo un recorrido por las ocupaciones que tienen los brujos de su grupo en la
vida cotidiana: contabilidad, programación de computadoras, biblioteconomía. Todo el grupo tenía estudios
superiores y ella misma ejercía de agente inmobiliaria. "Estamos transmitiendo este conocimiento a todo el que
esté interesado", dijo la bruja, y una afirmación curiosa: "en cierto sentido el Intento les alcanzó a ustedes a
través de los libros, para estar esta noche aquí nuestro Intento los ha barrido hasta aquí a través de nuestros
libros". Ésa era la cuestión, creí yo, en lo que se refiere a la relación de Castaneda y su grupo con la literatura;
no se trataba de idioteces literarias, ni de novelas, sino de captación y embrujo a través de letras programadas
energéticamente desde la Segunda Atención. Una forma nueva, vital y eficaz de hacer literatura.

26. Noticia de una charla de Carlos Castaneda en la Phoenix Book de Los Ángeles

Freedom now en Internet, informó de los siguientes aspectos en la conferencia de Carlos Castaneda en la
Phoenix Book de Los Ángeles. Esta librería, situada cerca de uno de los boulevares más sabrosos de Santa
Mónica, fue en la que apareció, tras siete años desaparecida en la tercera atención, Carol Tiggs, la mujer
Nagual, simbiotizada con el Desafiante de la Muerte, mientras Carlos Castaneda daba una charla en 1985. En
esta conferencia de noviembre de 1993, Castaneda equiparó el suyo con los estilos de la hipnosis, o de la
metafísica simple de Conny Méndez, o el taoísmo, cuando dijo que uno de los pasos para conseguir ensoñar
es ser conciente de estar dormido: "Di cuando te vas a dormir: soy un ensoñador; es una manera de poner
claro tu intento. No tiene nada que ver con que seas o no un ensoñador, la mente no nota esa diferencia". Hay
siete puertas del ensueño, dijo el Nagual Castaneda: "la primera es cuando sabes que estás dormido, cuando
logras eso es que tienes más energía, y entonces estarás más fuerte el día siguiente, si recapitulas seriamente
tu vida puedes recuperar energía; en este primer estado examinas todo lo que hay en el alrededor del sueño,
todos los elementos". Ahora bien, ésta no es la meta de la técnica: "la meta real es ser conciente de los
elementos de los sueños ordinarios. Cuando dormimos, cambiamos los elementos de nuestros sueños. En este
momento nos estamos convirtiendo en una nuevo ser. Don Juan decía que el aquí y el allí son
intercambiables". Esta aseveración abre la puerta a que intercambiemos la realidad equilibrada de lo ordinario
por escenarios verdaderamente surrealistas que, al fin, no hacen sino encubrir, en otros mundos, la energía
pura de lo que somos. A tal fin no es extraño que Castaneda y su grupo, como veremos en los seminarios que
posteriormente empezaron a dar, se descolgaran con las situaciones más ridículas e inexplicables hablando de
ellas como si fuesen reales. Al fin se trata de luchar contra el orden social que nos ha ahormado a existir
linealmente tal y como nos marca nuestro entorno. Los brujos proponen saltos multidimensionales a otras
realidades. Castaneda dijo en Phoenix Book: "El terrible daño que la sociedad nos ha hecho puede ser
corregido mientras dormimos... y el próximo paso es ir del sueño en el que estemos a otros sueños. Para ello
necesitas la energía de la recapitulación y caer dormido en el sueño en la misma posición en la que estás en la
realidad ordinaria... éste es el secreto de las posiciones gemelas, el secreto de los secretos es conseguir ésto,
y para ello sólo necesitamos energía". "Entonces empezaremos a oír la voz del Emisario... y vendrá una ola de
tristeza", señaló Castaneda siguiendo con la secuencia del proceso del ensueño. "Crea la disonancia
cognitiva", recomendó Castaneda. La frase de la disonancia cognitiva es una frase corriente en estudios como
los de Leon Festinger, especialista en psicología de sectas. Carlos Castaneda aludía con frecuencia a ello, lo
cual define la situación en un momento en el que las cosas no encajan, en que algo falla, como en un sueño.
Festinger utiliza el concepto de "disonancia cognitiva" en el sentido de que el ser psicológico puede dividirse en
tres partes: la racional, la física y la emocional, y es ley que afectada una de las partes, las dos restantes
intentan reacomodarse de manera automática. Este efecto biológico es aprovechado por las sectas, dice
Festinger, para arrastrar inconcientemente el ser completo del devoto o seguidor: si se hace ayuno, o se hace
algún ejercicio físico, la atención del practicante se centrará en el cuerpo físico, y el cuerpo emocional y el
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racional quedarán pasivos y expuestos a los mensajes que la secta o grupo religioso mantienen activos a los
tres niveles. Si en vez de un ejercicio físico, hablamos de un ejercicio psíquico, como la recitación de un
mantram o el posicionamiento en un estado meditativo, ocurre lo mismo: el cuerpo físico y el racional quedarán
pasivos y se reacomodarán a la información que entra a través de la psique. Finalmente, si es la razón la que
recibe información, mientras la procesa, los cuerpos emocional y físico quedarán expuestos pasivamente a la
influencia que reciben de un organismo o estructura sectaria o religiosa o de control mental que siempre tiene
en funcionamiento los tres niveles simultáneamente. La disonancia cognitiva es, originariamente, ésta. Carlos
Castaneda la recomienda, con otro interés, pero el principio es el mismo: abobar la compacidad del yo para
poder apoderarse de él. Castaneda continuó en Phoenix Book: "La verdadera revolución es en el próximo
mundo. Es fácil envolverse en protestas políticas, pero todo es distinto desde el punto de vista del hombre que,
de cualquier manera, va a morir". Estas palabras del Nagual están, ciertamente, dirigidas a la línea de flotación
de quien se entrega a la tarea de la justicia social pensando que eso es lo principal y lo único que se puede
hacer en este mundo. Sería como si, realmente, lo único que se pudiera hacer en la selva fuera escapar de ser
devorado por los depredadores. Debe haber algo más. Castaneda atacó otra vez: "Éste es el patrón básico de
la disciplina del brujo: no hagas preguntas estúpidas, no digas yo no entiendo, ni me preguntes por qué, ésto
no tiene una explicación racional, y si quieres saber algo, experiméntalo". "Primero, dijo el Nagual Castaneda,
acepta que vas a morir, porque la muerte no es negociable, todo el que vive va a morir". Es un problema a
resolver: "la respuesta hay que buscarla y debemos aceptar el reto". "Segundo, siguió el Nagual: el más
importante pensamiento de un brujo debe ser la responsabilidad de percibir. Vete al extremo del mundo y
formula el mundo tal y como allí está. Y en el extremo del mundo está la muerte. Llama al intento para que te
sane. No es razonable creer que las alas son la única manera de volar. Hay otras opciones. Pregunta al ser
que va a morir". "Tercero, terminó Castaneda en Phoenix Book: sé responsable de lo que se te ha dado. Si
recibes unas enseñanzas eres responsable de ellas. Estás en deuda por el resto de tu vida. Sólo ejecutándolas
puedes cancelar la deuda. En pago de haberlas recibido debes convertirte en libre, y si rehúsas te conviertes
en un lío". En esta ocasión se encontró Carlos Castaneda con "Chocho", su hijo putativo, tras muchos años de
haberlo perdido de vista. Lo explica la ex-mujer de Carlos Castaneda en su libro "A Magical Journey with Carlos
Castaneda". Al terminar la conferencia, Castaneda se paró ante su hijo y dijo "Oh, aquí está mi Chocho!", y
siguió. Chocho le dijo luego a su madre que "Carlos le había hablado de que él era un brujo y le repitió una y
otra vez que él volvería pronto". Margaret intentó acercarse a Castaneda, pero una de las guardianas de
Castaneda se lo impedía: "¿Usted sabe quién soy yo?", le preguntó Margaret a la guardiana, y la guardiana
asintió que sí, que sabía quien era. Castaneda vino entonces hacia Margaret y le manifestó que estaba
contento de verla, a lo que Margaret le pidió que le firmara su último libro, "El Arte de Ensoñar". Castaneda se
negó, con la disculpa de que estaba muy cansado. Margaret le dijo: "Oh, no te preocupes, ya tengo la edición
en piel de Easton-Press, y esa edición limitada sí la firmaste".

27. Noticia de otra conferencia de Taisha Abelar en la Librería East/West de California

Nos llegó, por nuestros canales de información mexicanos, un comentario sobre una charla que Taisha
Abelar dio en la Librería East/West, de California. Lo sustantivo para mi exposición del los sucesos del clan de
brujos de Castaneda, es que Taisha dijo en esa ocasión lo siguiente. Que no hay método. Que lo importante es
el intento inflexible de recapitular. Que cuando se efectúe el intento adecuado, habrá 27 generaciones de
brujos detrás del practicante. El intento de recapitulación es constante, pero el método varía: 1) intentarlo, 2) no
presumir, ni competir, pues la competición es el soporte primario de la autoimportancia, 3) la disciplina ordena y
armoniza, y la mayoría de la gente hace una lista y trabaja hacia atrás, y 4) en la respiracion la dirección no
importa, lo que sí importa es usar la respiración para recuperar la energía. Taisha Abelar dijo que los niños
perciben energía directamente, sin embargo, cuando crecen, el "Acomodador" los introduce en el mundo de la
realidad ordinaria, y en lugar de ver energía amorfa el niño un día encaja la configuración energética en una
mesa, un juguete o un perro, o un árbol, y ya cayó en el orden social. Respecto al proceso de la muerte, el
resplandor del punto de encaje se desvanece o se apaga rápidamente, pero el resto de los otros filamentos de
energía que conforman el huevo luminoso del ser humano tardan largo tiempo en dispersarse, y este proceso
puede ir mucho más despacio, por ejemplo, si se entierra a la persona en un ataúd de plomo justo después de
sobrevenir la muerte. No se puede aprender a ser un guerrero, sino que eso es simplemente una decisión que
uno tiene que tomar un día por y para sí mismo. Pedir a alguien que nos enseñe a ser guerreros es el
procedimiento equivocado, el procedimiento del "pobrecito yo" para subirse al barco de los guerreros. Mucho
de lo que consideramos que es afecto sólo es el intercambio de favores con otra gente. El guerrero da afectos
sin esperar nada a cambio. El afecto del guerrero es tan imparcial que si se va a una realidad diferente de ésta,
su afecto se extenderá a todos los otros nuevos seres que existan en esa realidad. Somos animales sociales.
Los hechiceros necesitan la energía que se va en el baile social y la energía gastada en la necesidad biológica
del apareamiento la necesitan, asimismo, para alcanzar la libertad. Dijo Taisha: "Rechazamos ser la flor que
florece y muere para propagar la especie". La seguridad de la familia es una de las atracciones mas fuertes del
orden social. Hay un miedo tremendo a estar solo, a morir solo. Pero los brujos deben aprender a estar solos
por largos periodos de tiempo.

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28. El secreto del viaje a Tula en 1993

Parecía que el secreto de los brujos empezaba a desvelarse y las apariciones públicas se multiplicaban. Me
suscribí a la revista "Magical Blend", de Los Ángeles, que parecía haberse convertido en la portavocía oficial
del clan de brujos de Castaneda. En el número de enero de 1994 de "Magical Blend", las tres brujas de
Castaneda eran entrevistadas por Keith Nichols. Florinda Donner-Grau manifestó que ella amaba los libros,
que era una ávida lectora, pero que Castaneda no leía libros desde hacía unos veinte años, y ella sabía eso
porque Castaneda le había regalado toda su biblioteca. Se manifestaba Florinda muy interesada en la
fenomenología del filósofo Husserl, que consideraba un hallazgo intelectual, un hallazgo que se acerca a los
conceptos de la brujería. Florinda leía algo y le preguntaba a Castaneda, entonces él permanecía quieto unos
diez minutos y le daba una explicación exacta de lo que ella había estado leyendo. Florinda decía a Keith
Nichols que sabía que ese conocimiento lo traía Castaneda de alguna parte, y su habilidad no tenía
limitaciones, ya sea que le preguntra sobre física, sobre historia, o sobre cualquier disciplina del saber. Carol
Tiggs terciaba en la conversación con Keith Nichols y afirmaba que esto era posible porque Castaneda estaba
en estado de ensueño y accedía directamente a la fuente del universo. Florinda Donner siguió explicando que
Carlos Castaneda sabía exactamente "tirar de los hilos de información energéticos del universo". Pero lo
grande, lo que nos dio juerga y nos empujó a considerarnos protagonistas de una aventura de la que no nos
habíamos dado cuenta, fue que Florinda dijo en una de sus peroratas: "Recientemente, Carlos llevó a un grupo
de unas veinte personas a una pequeña Iglesia de México (señalada en varios de sus libros), y mientras estaba
en la Iglesia él introdujo al grupo en un estado de ensueño y los hizo viajar a otro mundo". Inmediatamente
hubo llamadas nuestras a México. La Profesora de Preescolar localizó a Margarita Nieto: ¡había sido,
efectivamente, el grupo de los españoles con Domit, Marivi, Cristina y Fausto, quienes habían traspasado la
realidad sin darse cuenta!

29. Viaje relámpago a Los Ángeles en busca de Carlos Castaneda

Ya nos volvimos locos. La Profesora de Preescolar se puso nerviosa, consideró que había perdido la
oportunidad que pintan calva y que, por los pelos, no se montó en el Infinito a cuestas de Castaneda en el
episodio de Tula. El Librero, su señora y nosotros, nos hicimos amigos habituales y hablábamos continuamente
del tema que ocupaba de manera principal nuestras vidas. El Librero quería conocer al Nagual. Les
advertíamos que acercarse a él producía divorcios y dejaba a la gente sin dinero, a cambio de, seguramente, la
libertad total, cosa que no sabíamos qué significaba. Todas estas diatribas transcurrían en un tono jocoso,
medio de veras, medio en broma. En abril de 1994 decidimos acudir a Los Ángeles a buscar a Castaneda.
Necesitábamos imperiosamente verlo. Se había creado una necesidad, una extraña habituación. La Profesora
de Preescolar, el Librero, su señora y yo nos pusimos en Los Ángeles en un santiamén. Margarita Nieto se
escondió de nosotros. Sin embargo, lo pasamos de película, nunca mejor dicho. Desayuné todos los días en el
mismo desayunadero en el que Carlos Castaneda lo hacía cuando era profesor en la UCLA, sintiendo la misma
sensación que un judío ortodoxo en los Santos Lugares de Jerusalén. La Profesora de Preescolar nos enseñó
los sitios que había recorrido en la anterior ocasión. Paseamos por Santa Mónica, almorzamos en el
restaurante donde ella lo había hecho con Margarita Nieto. Imaginamos que detrás de los distintos transeúntes
extraños que paseaban por el boulevar había algún brujo, Doña Soledad, por ejemplo, y nos divertimos
haciendo el bobo. De vuelta a Gran Canaria, nos llegó una invitación desde Arizona, de "Mishka Productions",
5011 N. 83rd Street, Scottsdale, AZ 85250. Esa invitación afirmaba que "presenta a", como en el cine: "Carlos
Castaneda Tensegrity", y proponía un curso en Scottsdale, Arizona, el 25, 26 y 27 de agosto de 1994. Gran
sorpresa: "Este seminario constituye una oportunidad única para estudiar con los practicantes de una de las
más misteriosas tradiciones espirituales". Hablaba la propaganda de 12 movimientos preparatorios para utilizar
la energía sutil del cuerpo. Darían el seminario Kylie Lundhal, Renata Murez y Nyei Murez, que se llamaban
chacmools, enseñadas directamente por Carlos Castaneda y con conferencias de las tres brujas. Y lo mejor:
para registrarse había que pagar 300 dólares a la orden de Mishka Productions, y se podían transferir por Visa
o MasterCard.

30. Noviembre de 1994: otra vez Castaneda en Madrid

En octubre de 1994 viajé a Madrid y me entrevisté, como era mi costumbre, con el Psicólogo y la Psicóloga.
Me contaron que tenían la sensación, en su viaje a México del reciente verano, de estar solos. La amistad de
los componentes del grupo ya no contaba para nada, sólo había un interés común y nada más. La Periodista
parecía ser la elegida y era a la única a quien recibía Fausto, uno de los privilegiados del Nagual Carlos
Castaneda en México. Qué casualidad que tanto Fausto como la Periodista fueran jerifaltes de grandes grupos
editoriales, pensábamos todos. Ahora a Maleni había que llamarla Marcela, porque el Nagual lo había dicho, y
Maleni sólo atendía a la Periodista. Al volver a Tula, donde encontraron la Iglesia, no dieron ni con el cuadro
que había allí, ni con el hotel que también estaba en el momento de la sagrada excursión de los veinte, sino
con otro panorama distinto. Fausto les confirmó, efectivamente, que el grupo de los privilegiados veinte que el
Nagual Castaneda llevó a otro mundo sin que se enteraran habían sido ellos. Un tal Luis, funcionario de
España en Bruselas, había roto la confidencialidad de los elusivos brujos de Castaneda y tenía localizado el
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apartado de correos de ellos en Los Ángeles, localizados a los camareros de las hamburgueserías donde iban
con frecuencia los brujos, y vio a Kylie, y vio a Tycho, la hija de Florinda, y el muy Luis, impertinente como buen
español, se le acercó, y Tycho tuvo que advertirle que ni se atreviera a tocarla. Recordamos que, en el año en
que conocimos a Castaneda, había un tal Emilito, un amigo de Barcelona, que había llegado a México en
busca de Castaneda y, tras encontrarse con él, tal fue el pavor que lo embargó que no quiso ni volver en el
mismo avión que el Nagual, en esa ocasión de diciembre de 1991 en que Castaneda vino a España. Emilito
tomó otro avión distinto y pagó otro pasaje. En México estuvo enseñando karate a dos policías de un pueblo de
Sonora, pero de algo se enteró allá que lo volvió paranoico. Hablaba de que Castaneda se había comido,
literalmente, a su hija, rumor que se extendía siempre por los mentideros de los distintos grupos que han
conocido a los brujos (ya lo había advertido Jacobo Grinberg a través de Don Rodolfo). Sin embargo, la hija de
Castaneda estaba viva e impartiendo seminarios, si es que era su hija. Lo cierto es que Emilito perdió la razón.
Vio venir a Castaneda en Barcelona hacia él, como un fantasma, y en el mismo momento hubo un accidente de
coche y un transeúnte murió. Zurita era otro de los mexicanos misteriosos que unos decían que trabajaba para
el Gobierno como agente secreto, otros que era un charlatán, y otros que tenía un dominio de las masas
bastante eficaz. Castaneda no quería verlo cerca suyo, pues había dado con su paradero varias veces de
manera impertinente. Era Zurita amigo del Librero, y había estado en Las Palmas, en el Círculo Mercantil,
donde ante una audiencia de cientos de personas lloró y emocionó a casi todos los presentes en la
presentación de un sanador. Ese verano informó Zurita de que ya había leído el manuscrito del libro inédito y
de próxima aparición de Carol Tiggs. Si aquello era cierto no sabíamos cómo lo había conseguido, cuando que
los brujos se movían en el más estricto secreto. También se corrió la voz de que Zurita conocía a otro nagual
de la Libertad Total, cuyo paradero mantenía en secreto. Asimismo, surgió ese verano el rumor de que el
Nagual no volvería por México porque había algo de orden personal que se lo impedía. La Psicóloga me hacía
ver que Castaneda no perdía el tiempo en convencer a nadie, que si alguien se ponía hosco él desaparecía,
que él no admitía sino energías que no le fueran a la contra. En México todos los que constituían un grupo de
seguidores de Castaneda estaban separados, enfadados, ya no existía el ambiente de camaradería que
encontramos hacía dos años. El Psicólogo me contó otro rumor: que Castaneda estaba una vez con Fausto en
no recuerdo dónde y el rostro de uno de los presentes empezó a transformarse hasta que apareció Zuleica,
una de las brujas, y Castaneda salió aventado, huyendo. Antony Karam fue llamado a Los Ángeles después de
la conferencia de Casa Tibet del verano de 1993, y les contaba al Psicólogo y a la Psicóloga que había
experimentado allí un continuo estrés en la actitud de los brujos. Opinaba Karam que el camino espiritual es
más tranquilizante, más pacífico, y no se trata de estar continuamente alerta de una manera casi patológica.
Castaneda le pidió a Karam que se quedara, pero Karam le contestó que él tenía mujer y dos hijos que cuidar y
rechazó la invitación. Las llamadas a Karam se pararon desde entonces. El 8 y 9 de noviembre de 1994 fuimos,
de nuevo, advertidos de que Carlos Castaneda volvía en secreto a Madrid. La Profesora de Preescolar y yo
partimos hacia allá. En esta recepción había un nutrido grupo de propios y de extraños, invitados por la
Periodista y la Fotógrafa, que eran, entonces, las anfitrionas oficiales de Castaneda en España. Nos reunimos
todos en L'Alsace, un restaurante a las afueras de Madrid. Estaban presentes dos periodistas ovnílogos y
esoterólogos: Javier Sierra y Manuel Carballal, además de otras personas y un elemento que aseguró a
Castaneda que él tenía más de tres puntas en su cuerpo energético y que "veía" mejor que Castaneda. Pasó
como cuando Emilio Fiel: frente a Castaneda, a los ingenuos forofos de su sistema mágico de Conocimiento les
da por ver más que el propio Castaneda, se ponen nerviosos y si no se les hace caso, gritan. Tienen muy bien
asumidos los conceptos inventados por Castaneda y se los discuten sin ambages a su propio inventor. El
nagual, que llegó impecablemente vestido, con buen aspecto, dijo varias cosas. Me acuerdo de las siguientes.
Don Juan decía que la humanidad es una suma de humanos que van en un río de mierda, y la mierda es
calentita. Cuando viene el nagual y saca a alguno de la mierda y lo limpia, le da frío, y entonces, después de
que se va el nagual, se tiran de nuevo a la caca para volver a estar calentitos. Atención: narró Castaneda que
Carol Tiggs se fue a suicidar y se le cayó el transmisor de velocidades del coche antes de topar contra el muro
contra el que se quería estrellar. Intentó ésto porque estuvo tres meses buscando al nagual cuando volvió del
otro mundo, y no lo encontraba, hasta que se tropezaron en una conferencia en la librería Phoenix de Santa
Mónica, en Los Ángeles. "Un segundo de silencio interno, dos segundos, al cabo de un año tres segundos, y
entonces la línea del medio cuerpo se abre y vemos el infinito que, entonces, sabemos que está ahí desde
siempre", dijo Castaneda. Carol Tiggs y el Desafiante de la Muerte, que está dentro de ella, o es ella, se dieron
cuenta de casualidad de que el ojo de Carol tumba cuando el nagual estuvo tratándose con ella con acupuntura
y se quedó gangoso. Castaneda pensó que era una embolia, pero resultó ser que lo tumbó. Ahora tumba con
los dos ojos, y antes tumbaba sólo con el izquierdo. El Desafiante de la Muerte, internado como inquilino en
Carol Tiggs, la Naguala, puede tumbar a un hombre a cuatro metros de distancia. Recordé lo que me había
pasado cuando le vi el ojo a la bruja Carol Tiggs, en diciembre de 1991, y me abrazó diciéndome: "Hola
Ezzzeqqqquiel!". Me caí a los pocos minutos en la clase de tensegridad, y la fiebre me subió a cuarenta grados,
perdí el sentido, me vi en un túnel y veinte mil pensamientos me acosaron a la vez. Fue importante para mí la
manifestación de Castaneda, en el Hotel Zurbano, cuando fuimos a aprender tensegridad, según la cual en
1991 se le encendió el dedo gordo del pie mientras estaba en la bañera. Pensó Castaneda, en un principio, que
se trataba de una luz que procedía de la ventana, pero cuando se dio cuenta de que no, de que era el incendio
que comenzaba para que el cuerpo posteriormente tomara camino al otro mundo, el inicio del Fuego Interno, se
asustó, salió corriendo y gritando, y se le pasó. A Florinda también le ocurrió el mismo suceso en dos
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ocasiones. No terminaba yo de entender, si conseguir la libertad total se trataba de incendiarse desde dentro y
desaparecer, el por qué salían corriendo cuando el fueguillo les empezaba por el dedo gordo, en lugar de ver
venir el infinito de frente con alegría transcendente. En el turno de preguntas, el autoproclamado supernagual
que habían invitado a la reunión le porfió a Castaneda quién era el que tenía más puntas energéticas.
Castaneda parecía abordado de manera impertinente por aquel joven y yo, ante el caso, para quitar hierro a la
falta de respeto del supernagual con Castaneda, opté por preguntarle a Castaneda que cuánto había que
recapitular al día: "lo que quieras, aunque sea un minuto, lo que hay que hacer es que sea todos los días,
persistentemente, hazlo de arriba para abajo, de abajo para arriba, hazlo como quieras, pero hazlo, todos los
días". Manuel Carballal, o Javier Sierra, uno de los dos, que habían leído "El arte de ensoñar", de Carlos
Castaneda, y habían captado que, por su forma y por la fenomenología, la llamada hija de Castaneda parecía
ser un ente sobrevenido de otro mundo como en los casos de abducciones de extraterrestres, le preguntaron
que qué opinaba él de los UFOS, de los OVNIS: "¿Que qué...?"; que qué piensa de los Ovnis: "Ah! no, no sé
qué es eso". Creo que Carballal y Sierra pensaron que el Nagual estaba senil. El Nagual, como siempre,
pasaba de todo. El Nagual Castaneda prometió volver. Ya sabíamos qué hacer con su promesa. A la salida me
abrazó fuertemente y me dijo que yo estaba muy bien, que tenía muchísimo mejor aspecto que en México, que
siguiera así. Por contra, a la Profesora de Preescolar casi no la reconoció después de tanta camaradería que
había tenido con ella en México. La tensegridad que enseñó la enseñó en el Hotel Zurbano, pero al Biólogo
Madrileño lo penó. No podía acudir. Lo encajó bien el Biólogo Madrileño, que era gran persona y muy humilde.
Le propuse hacer un club de expulsados, pues algo tendríamos en común después de mis propios episodios en
Tula y en la primera vez de Madrid, episodios en los cuales siempre quedé apartado del grupo. Entre los
ejercicios que enseñaba el Nagual había uno que, según nos decía, descubrieron los brujos cuando imitaban a
los voladores, los seres que nos chupan la conciencia, y que en Tula se tiran desde la Iglesia a la pirámide,
desde la pirámide al cerro, y del cerro al infinito. Los naguales van a Tula, dijo Castaneda, porque es un lugar
lleno de voladores chupones, y así se entrenan en lo que han de hacer para no ser chupados. Es como
entrenar con el peligro. Miraba para el Nagual Castaneda. Setenta y pico años encima, y brincaba
violentamente más que todos nosotros con aquellos ejercicios. En un momento se agachó: su mirada lateral
era fantasmal, había tomado un aspecto zoomorfo, con ojos de negritud profunda. Era un brujo en su habitat.
Castaneda explicó, otra vez, que lo de la bolita de luz en el ñoño gordo del pie le había pasado en el Hotel
Cristina de México, y jamás se le ocurrió volver por ese lugar; nos dijo que tal cosa pasó en el año 1991. Pero
recordé que la Profesora de Preescolar lo había llamado allí en 1992, cuando Maleni le había facilitado el
teléfono para preguntarle si vendría a Madrid. Nos mintió una vez más. Nos dijo que Tycho Brahe había muerto
del riñón, reventado de no orinar, porque sólo atendía a sus descubrimientos. El Profesor, que estaba presente
en esa reunión, y yo nos miramos extrañados. Nos dijo después que Unamuno había fallecido de septicemia.
Nos volvimos a mirar, partidos de la risa, el Profesor y yo. Castaneda nos mentía. Todo era una sucesión de
patrañas con ciertos datos. La cuestión parecía ser una continua provocación de la disonancia cognitiva en la
que los datos no tenían que ver si eran fieles o no. Castaneda dijo que la recapitulación y la tensegridad, es
algo para abrirnos al camino de lo abstracto, que no tiene que ser necesariamente el de Don Juan Matus,
camino que él sigue sólo porque fue el que le tocó. Nos comparó a un ejemplo. Un gato quiere ir por sus
propios medios de Los Ángeles hasta la Baja California. Es casi imposible hacerlo para un hombre a pie, pero
vamos a imaginar que el gato lo logra. Pues bien, ésa es nuestra tarea. ¿Y luego qué? Pues que después de
que, tras tantos sufrimientos, llegamos a la Baja California, no sabremos qué va a pasar: la tarea del brujo es
navegar. El Profesor quedó impactado con esta esperanza casi nula de la tarea del brujo. El último episodio de
esta visita del Nagual a Madrid fue simpático. La Profesora de Preescolar mantenía un cierto entente con La
Periodista y la Fotógrafa. En uno de los descansos, la Profesora de Preescolar y nosotros comentamos que el
Nagual se quejaba de que su plan estaba fracasando porque no había encontrado a nadie, ni a uno solo
dispuesto a seguirle. Todos comentamos aquella frase como crucial, dado que todos entendimos que no había
nadie, realmente, dispuesto a seguirle literalmente a Los Ángeles a ejecutar punto por punto sus enseñanzas
¡El Nagual estaba solo y nosotros le habíamos fallado! Y hay que tener en cuenta una cosa: no habíamos
entendido mal, ni siquiera estábamos haciendo una interpretación sesgada de su queja. El Nagual,
ciertamente, había dado a entender eso. Otra cosa es que su intención no fuera esa sino la de enseñarnos con
una metáfora lo malos que éramos todos y lo abandonado que lo habíamos dejado, pero en este caso las
cosas como son: o el Nagual no sabía expresarse con claridad, o no le interesaba hacerlo. La cuestión estaba
en que todos, tras haber estado años siguiendo su rastro, nos encontramos dispuestos a tirar la casa por la
ventana por el Nagual, a seguirle al ifn del mundo si hacía falta. Concretamente la Profesora de Preescolar,
que era funcionaria de enseñanza y había llegado allí con un permiso, estaba dispuesta a no volver a Las
Palmas ni siquiera a buscar dinero para el viaje, sino sencillamente pretendía abordar al Nagual y mostrarle
qué clase de discípulos tenía que ya se iban con lo puesto al día siguiente si hacía falta. La Psicóloga, el
Psicólogo, el Biólogo Madrileño, el Biólogo Catalán, la Profesora del Conservatorio, el Marido de la Profesora
del Conservatorio, el Profesor y yo montamos, inmediatamente, un ejército para ir a Los Angeles a vivir a la
vera del Nagual y salvar su plan, dispuestos a pasar por todo tipo de prueba bruja que nos tocara sufrir o gozar.
El Marido de la Profesora del Conservatorio, alguien más que no recuerdo y yo, planteamos, para subsistir, por
si no se nos materializaba el dinero desde la Segunda Atención, abrir una tienda de jamón de jabugo que, por
entonces, era una mercancía que se estaba recibiendo con interés en USA. Pero ¡Voilà!, allí faltaba alguien: la
Periodista y la Fotógrafa. Y justamente ellas eran las sabias, a quienes el Nagual les daba información
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privilegiada, al menos privilegiada para nosotros. Fuimos, pues, a buscarlas y a plantearles nuestra disposición
a salvar el plan del Nagual, a quien todos los seguidores del mundo habían dejado solo. La Periodista y la
Fotógrafa nos miraron como si fuéramos idiotas y poco menos nos mandaron a tomar vientos. Nos enfadamos,
les pedimos explicaciones y ellas, por toda respuesta, enseñaban una sonrisita displicente como de aquel que
está en el ajo y se lo está demostrando al que no lo está. Más nos enardecíamos. Así que decidimos actuar por
nuestra cuenta. Sólo se atrevió a decírselo al Nagual la Profesora del Conservatorio. Y claro, se llevó un
chasco. Pero al menos vivimos una tarde en la que, si al Nagual le hubiera apetecido, le habríamos entregado
nuestra vida incondicionalmente. Entonces recordé el episodio de Perla: había dejado su hogar. El Nagual le
preguntó que por qué había hecho aquello. Ella le recordó que él se lo había dicho. Y el Nagual le dijo: "¿Quién
te dijo nada de eso, pendeja?". Y recordé también el episodio de Maleni. Entendió esta joven que el Nagual le
había dicho que dejara a su hijita. Maleni la dejó al cuidado de su familia para vivir sola como una bruja. Al final
el Nagual le dijo que se dejara de boberías y de pendejadas, que él no le había dicho nada de eso. Pero
analicemos los hechos. Todo lector de la historias de Castaneda sabe que en sus libros se muestran cosas
como la de que Doña Soledad fue a matar a su hijo, y fue a matar al propio Castaneda, a fin de apropiarse de
sus energías. Y a lo largo de los libros de Castaneda se muestra que la brujería es el ejercicio de la no
compasión, no compasión que, luego, Castaneda explica que se trata de no-compasión con uno mismo. Lo
cierto es que Castaneda se expresaba equívocamente. Castaneda expresaba un mensaje, la gente hacía
locuras y luego, cuando iban a ofrecérselas él decía que quien les había mandado a hacer pendejadas.

31. Información basura en el mundo de Castaneda

A las 10 de la mañana del 14 de Diciembre de 1994 me llamó la Periodista para decirme que había
entrevistado a Carlos Castaneda y que ese artículo saldría en una revista de gran tirada. Me contó que la
entrevista había sido resultado de una larga elaboración, pues el método consistió en una mezcla de faxes que
iban y venían a y de Los Ángeles, con un "remake" de las cosas habladas en las ocasiones en que Castaneda
y ella se habían vi sto. Le dije que tenía otra noticia, pero que no se la daría por teléfono. Se enfadó. Le dije
que, sobre la marcha, tomaría yo el avión e iría a Madrid a contárselo. Así lo hice y quedamos citados en una
oscura plaza de El Escorial, a las diez de la noche. Mi noticia era la aparición en la revista "Magical Blend" de
una, supuestamente, nueva bruja del grupo de Juan Matus: Merylin Tunneshende. La publicación de esta
revelación era de Noviembre de 1994, y se titulaba: "Ensoñando dentro del Ensueño". Algunas perlas
cultivadas de ese texto eran las siguientes: "El antiguo Nagual me enseñó en Arizona al mismo tiempo en que
Carlos Castaneda estaba cambiando de familia de brujos. Carlos dejaba a las Hermanas y a los Genaros, y
estaba en transición hacia su nuevo grupo con Florinda, Taisha y Carol, por razones que él mismo ha
explicado. El problema resultante de esto fue un hueco dejado en el grupo original, y la precariedad de Carlos
para con la tarea que le dejó el Nagual". Más adelante explicaba Tunneshende: "Yo estaba, en ese tiempo,
viajando a través del suroeste de USA y México, recuperándome de la muerte de mi novio. Era profesora de
español con un año sabático para un doctorado. En Arizona, me encontré a un viejo indio americano, a quien
para mi propósito me referiré como Juan Cuervo Negro". Merylin decía que fue entrenada por él "en algunas
prácticas mágicas; entrenada separadamente y luego enviada a México donde encontré a Carlos, a su grupo
original y a un consumado maestro del Ensueño, al cual llamaré Florentín". La noticia de Tunneshende seguía
con que su configuración energética era como la de una mujer nagual, y se esperaba de ella que "cerrara el
agujero en el grupo original, del cual Carlos se había separado". Merylin seguía diciendo que "para una
persona ordinaria, puedo decir que considerar la vida como un sueño en el que se permanece despierto es una
de las más valiosas meditaciones en cualquier disciplina. Esto permite el conocimiento de la naturaleza ilusoria
de todo aquello que llamamos realidad para poder disolver esa percepción en la clara luz blanca, así como
podemos disolver nuestro sueño en la luz". Esta frase tenía todos los ribetes de una mescolanza entre budismo
tibetano y brujería mejicana de Castaneda, lo cual constituyó una tentación para todo aquél que conociera
ambas tradiciones. Una de las partes más morbosas del texto revelador de Merylin era la de que "el antiguo
Nagual dejó el mundo, pero todavía está en él. Él dejó el planeta, pero él es todavía capaz de formar parte de
la vida del planeta si los designios del poder lo crean y abren. Algunos de nosotros consideramos un regalo la
continua posibilidad de su presencia y el cómo saber llegar a él. Éste es el camino que hay que pensar".
Tunneshende se refería a Don Juan Matus. En otra parte decía que "La Gorda (María Tena), a quien yo llamo
la Mujer Mariposa, eligió no escribir, aunque si ella lo hubiera hecho, estoy segura, habría realizado un trabajo
excelente. La Hermanas y los Genaros estaban empleados en otras tareas, y doña Soledad era demasiado
independiente. Todo esto estaba así y tuve que tomarlo en este punto. El propósito de todas nuestras
enseñanzas tal y como han sido impartidas, es percibir la energía directamente". Merylin Tunneshende se
embarcaba luego en la descripción de una historia al estilo castanediense con un tal Don Florentín, con quien
batalló en Catemaco, una ciudad mejicana que, rápidamente, la Periodista y la Fotógrafa me reconocieron
como de inmenso prestigio brujeril. Al final, Merilyn Tunneshende se presentaba como residente en el sureste
de USA, y becada por la "National Endowment for the Humanities" para investigar al pueblo Maya. Nos
desconcertamos ante esto, imaginamos que la familia de brujos y naguales aumentaba y que, de alguna
manera, con el cochambrerío que a Castaneda se le había formado en su grupo, tal y como se había
molestado en decir a lo largo de sus libros, estas afirmaciones no dejaban de tener cierta coherencia en el
mundo fantasioso en el que todos nosotros estábamos inmersos. La Fotógrafa opinó que esta autora no se
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llevaba bien con Castaneda y que tal vez pertenecía al grupo de La Gorda. La Periodista y su amiga me
expresaron como noticia de primera mano que, posiblemente en enero de 1995, vendría otra vez Castaneda a
España. Y me comunicaron que la entrevista que aparecería en una revista en castellano la trataron a través
de Fausto a partir de su último viaje a México, lo que me coincidía con las manifestaciones del Psicólogo en
otro viaje anterior mío a Madrid, cuando me reveló que la Periodista era la única a quien Fausto recibía en uno
de los emporios editoriales de México que publicaba la obra de Castaneda. En el conversatorio me enteré de
que la lista de la recapitulación hay que hacerla antes de empezar a recapitular, y que, normalmente, ocupa
una docena de miles de personas. Entendí una vez más que, si eso era así, la información para salvarse en el
infinito era privilegiada para algunos, pues la Profesora de Preescolar y yo llevábamos haciendo otra cosa
hacía tres años, y nadie nos había corregido ni se había preocupado por nuestra operativa, a no ser que,
supuestamente, hubiéramos estado asistidos invisiblemente en el otro cuerpo, en el cuerpo de ensueño. Me
reiteró la Periodista que elaborar la lista para la recapitulación era una tarea impepinable, que "se lo dijeron".
Se lo dijeron, a saber dónde y cuándo, pero ése era bagaje de su secreto, el secreto que mantenía a estas dos
jerarcas, la Periodista y la Fotógrafa, en una posición de poder cercana al Nagual, al menos la posición más
cercana que había en el grupo de Madrid. Le comenté a la Periodista que me había enterado de buena tinta de
que los derechos de publicación de los libros de Carol o de Florinda se podían comprar por unos 24000
dólares. La Periodista me informó que los videos de tensegridad estaban siendo preparados en USA, y que se
tardó en rodarlos catorce horas. Que la artista y monitora de tensegridad, Kylie, permanecía al final igual que al
principio, sin el más mínimo cansancio. Que Bruce Wagner, el director, estaba detrás de la producción de
Freddy Krueger, el monstruo de terror de la serie televisiva. La Periodista pensaba que lo de Merylin
Tunneshende podía tratarse de alguien del grupo de los brujos rebeldes, o alguno de tantos de los discípulos
falsos de Don Juan Matus que decía Castaneda que hay por Sudamérica. También me reveló que el último
bulo era el de una artista de una película de Marcel Pagnol que andaba diciendo que tuvo una historia de amor
con Castaneda. Y de Los Ángeles le habían dicho que a ver si podía aportar información al respecto. Me
comunicó, como un secreto, que todos los agentes literarios y editoriales del Nagual formaban una asociación o
red de gentes vinculados a él y que le seguían en la práctica de la disciplina de la brujería. Cuando regresé a
Gran Canaria llegué al aeropuerto y nos paró, a otro señor y a mí, la policía: "¿Qué ocurre, qué ocurre?",
preguntábamos insistentemente: "¡Esto debe ser un error!", decíamos ambos, que además, éramos conocidos
por nuestros artículos periodísticos en la región. "Sí, sí, eso dicen todos", comentaba la policía mientras nos
llevaba a una mazmorrilla de retención en el aeropuerto donde nos obligaron a desnudarnos y posar en
calzoncillos. Nos tuvieron detenidos unas horas porque perseguían a un narcotraficante apellidado Morales,
que también era el apellido de nosotros dos. Terminamos ambos Morales, una vez nos soltaron, tomando
whisky y café con leche en el bar del aeropuerto, al lado de un negro yoruba vestido con una túnica blanca que
jugaba al ajedrez con un ordenador.

32. Seminarios de Carlos Castaneda, lista de precios y bibliografía

El 15 de enero de 1995 saltó a la luz pública que Autrey-Domit, el grupo formado por la familia Autrey y la
familia Domit, a la que pertenecía Michel Domit, el Domit que había estado en Tula con el Nagual, quería
comprar la empresa española Galerías Preciados y ampliar capital por 10.000 millones de pesetas. Domit sería
Consejero Delegado y Autrey sería Presidente. La operación se suspendió poco después, pues, justamente
acababa de ocurrir la bancarrota de México, la famosa crisis que acabó con Salinas de Gortari y con los
ahorros de la gran mayoría de la clase media mexicana. El 13 de febrero 1995 vinieron adonde estábamos la
Profesora de Preescolar y yo, el Librero y su señora. El Librero, gran profesional a la búsqueda de lo que fuera,
se preocupó en buscar los libros de Marcel Pagnol. Se trataba de dos novelas de 1963, y esa información que
la Periodista me había dicho que le podía interesar al entorno del Nagual, fuimos a darla por fax a Margarita
Nieto. Finalmente, en lo que discutíamos sobre qué hacer, hablamos el Librero y yo de llamar a Zurita, aquel
famoso agente secreto mexicano a quien Carlos Castaneda no podía ver, para pedirle si sabía de la editorial
del libro de Carol Tiggs, ya que él supuestamente disponía del manuscrito. Habló el Librero con Zurita
presentándose como un periodista de la revista Frontera Científica. Zurita le contestó que no sabía si el libro
estaba publicado o no, pero facilitó otra información: Carol Tiggs, Taisha Abelar, Florinda Donner, las
Chacmooles, Kylie, Bruce, Tracy... ¡Todos!, todos estaban en México dando clases de tensegridad a 500
gentes; podíamos ir, era en Casa Tibet, costaba cien dólares, y se celebraba el encuentro hasta el martes. Le
terminó dando el teléfono de Antony Karam para que lo llamáramos. ¡La apertura pública de Castaneda al
mundo y con contraprestación dineraria! ¡Pardiez! Llamé a la Periodista, que se guardaba siempre los secretos
hasta último momento. Me dijo que había hablado hacía un día y medio con el Nagual. Que lo sabía desde
hacía unos quince días pero que ella no podía ir por motivos laborales. Tampoco nos había avisado. De
España no había acudido nadie. Pero los brujos vendrían a España en unos tres meses aproximadamente a
hacer lo mismo. El Nagual le dijo que él no quería saber nada de esas promociones. Pero, simultáneamente,
habían salido los videos de tensegridad. Y la Naguala tenía la misión de "cambiar de dirección". Los cursos los
estaban dando en un gigantesco gimnasio que habían buscado para la ocasión, pero que tuvieron que dividir el
grupo en dos, para la buena cabida de todos los participantes. Y en Los Ángeles, me terminó de informar la
Periodista, habían abierto un centro de investigación de la conciencia llamado "Chacmool Center", que sería de
acceso público. El 23 de febrero de 1995 me llamó la Periodista y me dijo que el Nagual le había hablado hacía
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unas horas. Que una chica de París estuvo en México y logró que se proyectara hacer un curso en la capital
francesa, lo cual, le dijo el Nagual, aprovecharían para proceder a impartir otro curso en Madrid. Todo esto
ocurriría antes de junio de 1995. Vendrían las Chacmooles, las cuales cobraban a fin de poder vivir de la
enseñanza de los conocimientos de Tensegridad, sin perjuicio de que el Nagual ya mantenía que para que la
gente se lo tomara con interés, el cobro era un buen incentivo. El 25 de febrero de 1995 al Librero le llamó
René, castanediano no oficial y ayudante de los cursos que daba Víctor Sánchez, otro castanediano no
autorizado que se empleaba en enseñar las enseñanzas de Don Carlos, es decir, de Castaneda, a partir de
haber metodizado enciclopédicamente las locuras que Castaneda había ido escribiendo en sus libros. A Víctor
Sánchez, a Carlos Ortiz, y a otros de la égira anglófila, Castaneda los había puesto a parir porque se
dedicaban a enseñar cobrando lo que era imposible comprar ni vender: el camino de la Libertad Total. Y ahora
iban, previa contraprestación, a los cursos organizados por el propio Nagual. René hizo el curso de México, e
informó al Librero de que habría otro curso antes de dos meses, y que lo que se enseñó fue como una especie
de Tai-Chi veloz. Víctor Sánchez no había acudido. El 28 de febrero de 1995 llamé a Marivi. Me dijo que al
Nagual en la conferencia le echaron en cara violentamente lo del cobro, y él contestó que llevaba 25 años sin
cobrar y que la gente sólo le había hecho caso a los que cobraban. Que lo que estaba ocurriendo era porque
ya no hay tiempo. Y que los secretos para la Libertad Total están escritos hace veinte años en sus libros. Por
hablar de libros, veamos que Florinda Donner escribió "Shabono", New York, Delacorte Press, en 1982. En la
edición de Planeta hay una foto de ella. Se traduce al danés en Gyldendal, 1983. Siempre me extrañó que en
este antiguo libro de Florinda Donner, en el que no se hace alusión alguna a Castaneda, ni a su maestro Don
Juan, sino a experiencias un tanto íntimas y femeninas de una antropóloga con los yanomamis, apareciera una
foto de ella misma, cuando que en la tradición de los brujos de Castaneda era crucial el borrar la historia
personal y la no mostración de imágenes ni grabaciones. Con el tiempo averigüé que Florinda Donner no
conocía a Castaneda ni a Don Juan en esa época, que Florinda y sus publicaciones anteriores a "Being-in-
Dreaming" fueron un hallazgo que se insertó a la fuerza en la mitografía que el Nagual fabricó alrededor de un
supuesto Don Juan que, al menos en su grandiosidad y su espiritualidad, fue pura obra de Castaneda. Más
adelante Donner se incorpora al castanedismo con "The Witch's Dream", con prólogo de Castaneda (Simon
and Schuster, New York, 1985). Y en 1991, publicó "Being-in-Dreaming", en Harper San Francisco, ya inserta
en la mitografía castanediense. Otro texto de Castaneda es "Missing Pieces", en "Seis Proposiciones
Explicatorias", México, 1985, en la edición de "El Don del Aguila", con un apéndice de 25 páginas en las que
hace Castaneda un análisis estructural acerca del punto de encaje y del paro del diálogo interno, cosa que
también hace en el prefacio a la edición mexicana de "Being in Dreaming", de Florinda Donner. Existe, así
mismo, un cassette con la voz de Carlos Castaneda, hablando en 1968 con Jeffrey Norton, de 38 minutos, y
correspondiente a un programa de radio, UCB Media CTR Sound/C.366. Graciela Corvalán, en 1979, entrevistó
a Carlos Castaneda y se publicó el resultado en una revista argentina; fue casi la primera de las entrevistas de
Castaneda brujo. Sandra Burton, en "Time", "Magic and Reality", 1973, entrevistó a Carlos Castaneda. Carmina
Font lo hizo en Madrid, en 1991, "Conversaciones con Carlos Castaneda", y fabricó sin permiso un libro de ese
encuentro. Al menos en público, Castaneda se reía o se hacía el olvidadizo acerca de si conocía a esta autora.
Sam Keen, lo entrevistó en "Psychology Today", "Sorcerer's Apprentice", 1975; un poco antes fue la partida de
Don Juan, tal vez en febrero de 1973. Keith Thompson, "New Age Journal", marzo-abril de 1994, entrevistó
también a Carlos Castaneda. Bruce Wagner, el director de los videos de Tensegridad, publicó en marzo de
1994: "The Secret Life of Carlos Castaneda: You Only Live Twice", en "Details". Acerca del "You only live
twice", hay que decir que es el nombre de una canción de James Bond que fue erigida como símbolo en el
seminario que Carlos Castaneda dio en Los Ángeles en julio de 1996, y obedecía el hecho a que esa canción
la había oído Castaneda con Don Juan Matus en un momento álgido de su enseñanza, donde había que
entender que vivimos sólo dos veces: una, la cotidiana, y otra para los sueños, para el mundo de los sueños.
En julio de 1996 aprendimos el baile de la muerte del brujo indio Juan Tuma al son de esta música en el West
Side Pavilion, de la UCLA. Bruce Wagner fue uno de los denominados posteriormente "Elementos", que se
empleó en la enseñanza de la Tensegridad, y era a su vez guionista en Hollywood para Frank Coppola, en
algunos de los capítulos de la serie de terror de Freddy Krueger, así como para una extrañísima película de
Oliver Stone, "Wild Palms", en la que se mezclan los dianéticos con el mundo de los sueños y de la
cibertecnología. En esta interesante película de 240 minutos podemos entrever que tanto los dianéticos de
Ronald Hubbard como los seguidores de Carlos Castaneda, ambos, persiguen la Libertad Total en realidades
aparte. Richard De Mille, en London Sphere Books, 1978, publicó uno de los primeros libelos contra Carlos
Castaneda. Este pobre hombre empleó gran parte de su vida en perseguir a Carlos Castaneda para desmentir
todas las cosas que el Nagual Castaneda decía, acusándolo de charlatanería. Redactó dos tomos sobre un
protagonista, Castaneda, al que nunca vio excepto cuando ya había escrito los dos libros. En ese encuentro,
que De Mille cuenta en su último libro, Castaneda lo saludó muy atentamente e, incluso, le dijo que había leído
lo que había escrito sobre él y que le había gustado mucho.

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33. El seminario de las brujas en Hawai y los Voladores

Fue a fines de marzo que supimos que el 24 y 26 de marzo de 1995 se celebraba otro seminario en Maui. Un
"Tensegrity Workshop" con Florinda Donner y Taisha Abelar. Carol Tiggs no fue porque se enfadó con Florinda
Donner, a la cual acusó en esa fecha de no tomarse el proyecto de la misión con la seriedad que había que
tomarlo. Fue publicado un informe en Internet desde [email protected]. Hablaron de los "voladores",
especies de seres que se comen la conciencia humana. De acuerdo con Don Juan, dijeron, los voladores nos
comen la conciencia de ser hasta los pies, literalmente; somos como pollos a la espera, en el pollero, de ser
comidos. Mientras más egomaniacos seamos más bien comidos seremos por los voladores. Sin embargo,
podemos producir conciencia de tal manera que hagamos que los voladores nos arrojen, nos vomiten, y no nos
devoren pues, y la conciencia se consigue a través de la disciplina. La conciencia les hace expulsarnos, como
pepitas de aceituna. Taisha habló de que sólo con subir la conciencia de los pies a las piernas ya nos
encontraremos introducidos en mundos fantásticos. La conciencia de Don Juan, alardeaban, cubría su cuerpo
entero. Los voladores son esencialmente energía impersonal, pero depredadores como todos los seres del
universo. En orden a convencernos acerca de que los voladores son algo más que metáforas Taisha enseñó
tres fotos. Se trataba de oscuras sombras flotando en el aire en las montañas mexicanas entre las pirámides de
Teotihuacán. La sombra parecía una figura medio humana en actitud de oratoria y con las piernas dobladas.
Esta foto se tomó con ocasión de un festival entre budistas tibetanos y sacerdotes de cultos tradicionales
mexicas. La cantidad de energía generada por ambos grupos fue tan enorme que los voladores fueron
fotografiados por este film. El 12 de mayo 1995 se publicó una nota en Internet avisando de que el seminario
que iba a hacerse en Londres el 8 y 9 de julio de 1995, quedaba suprimido. Las tres chacmooles explicaban
que el equipo estaba incompleto. Una de las miembros había resultado seriamente tocada, en términos
energéticos, durante una de las prácticas de rutina en el ensueño. Serían necesarios unos pocos meses para
volver a la normalidad, advertían. A principios de mayo de 1995 llegó propaganda de "Kinesis, la Universidad
de La Conciencia". La propaganda decía: "Tensegridad de Carlos Castaneda. Nuevos movimientos básicos
para reunir energía y promover el bienestar. Conferencia con la presencia de las tres brujas. Ejercicios de las
Chacmooles. Sesiones a escoger el 19 y 20 mayo o el 19 y 21 de mayo. Ciudad de México. 600 pesos
mexicanos hasta el 27 abril, 750 pesos hasta el 7 de mayo, 900 pesos hasta el 17 de mayo". Carlos Castaneda
continuaba diciendo lo mismo que en la propaganda anterior: que a los chacmooles les tomó siete años de
trabajo el recopilar las cuatro líneas de pases mágicos, que el video de dichos pases estaba ya a la venta en
USA y sería pronto accesible al castellano. El 11 de mayo de 1995 me habló la Periodista, enfadada porque las
brujas, a su aire, no respetaban a los entrevistadores ya que le habían prometido una entrevista, y luego le
habían dicho que lo habían pensado mejor y no se haría. El 14 de mayo de 1995, Marivi me informó de que un
video sobre Castaneda que emitió en España Canal Plus lo hizo una francesa que contactó con ella y con
Carlos Ortiz para entrevistarlos también, pero no quisieron. Me dijo Marivi que al seminario de México acudirían
mil personas. Michael Domit, el promotor, tenía en proyecto fundar una "Universidad de la Conciencia" y el
Nagual lo estaba animando.

34. El segundo seminario de los brujos en México: los cíclicos, las enseñanzas chinas de Clara Grau y
las prácticas de acecho

Los días 19, 20 y 21 de Mayo de 1995, se celebró el segundo encuentro de Tensegridad en México, Distrito
Federal, y el primero al que acudí con contraprestación dineraria de por medio, tras tres años y medio de
conocer a Castaneda gratuitamente. Antes de entrar al recinto había que rellenar un folleto que pedía relatoria
de las "limitaciones físicas", así como de la "persona para notificar en caso de emergencia", o de datos sobre el
"entrenamiento anterior", y ponía como condición que "el citado estudiante reconoce que el estudio y la práctica
de la tensegridad es una labor física en la que siempre existe un riesgo de sufrir algún tipo de lesión como
resultado de la participación en las actividades normales de clase, o el ensayo de las rutinas en casa. En
consideración al ser admitido al curso de tensegridad, el arriba mencionado estudiante no se reserva para sí el
derecho de ejercer acción legal alguna, presente o futura, en contra de Carlos Castaneda o los instructores, por
concepto de lesiones sufridas durante el estudio o la práctica de la tensegridad, directa o indirecta". Al final,
claro, había que estampar firma y fecha. El recibo del dinero del seminario de enero de 1995 en México, el
primero de todos, decía: "Seminario de los nuevos senderos de la Tensegridad, por Carlos Castaneda.
Donativo por 250 dólares USA en beneficio de la Fundación José María Alvarez-Ciudad de los Niños, Puente
de Piedra, 29, Colonia Torriello Guerra, CP 14050, Tlalpan, México DF". Llegamos a México la Periodista, el
Biólogo Madrileño, el Librero, su señora, mi amigo el Abogado y yo. Nos recibieron Marivi y Maleni. Ya en el
coche de Maleni nos enteramos de que las ganancias del encuentro irían para la Fundación de la Universidad
Kinesis, dirigida por Gracielle y apoyada por Michael Domit, lo cual no coincidía mucho con el donativo al
Hospicio de Niños que se había barajado en el primer seminario. La organizadora de ese evento nos contaría
luego que el resultado de los ingresos menos los gastos arrojaron un 20% para "Kinesis, la Universidad de la
Conciencia", siendo el 80% para los brujos. Esta señora manifestó que ella no pertenecía a nada del Nagual
Castaneda, y que cuando estuvo en los Ángeles le dijo al Nagual que ella tenía un marido y tres hijos y que no
podía seguirlo, a lo que el Nagual le contestó que quién coño le había dicho a ella que lo siguiera. La
organización del curso estuvo plagada de problemas, y cuatro días antes de la celebración disponían de las
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instalaciones de un gimnasio de un colegio de religiosos cristianos, pero éstos, cuando se enteraron de que era
Carlos Castaneda el mentor del seminario, prohibieron que se hiciera en sus instalaciones porque decían que
se trataba de brujería y de drogas, y hubo que buscar urgentemente los salones del hotel Isabel Sheraton, al
lado de la plaza del Ángel, la más emblemática de México DF. Marta Benegas había conseguido para la
promoción de este encuentro bastantes espacios televisivos y radiados, en los que se habló de la tensegridad y
de la obra de Carlos Castaneda y de su grupo. Había algunas vallas publicitarias de 5000 dólares, una de ellas
en la zona de Periférico, en las que se anunciaba la "Tensegridad de Carlos Castaneda", e igualmente había
repartido un cartel informativo y publicitario por gran parte de las librerías de México, por las tiendas de ropa de
Michel Domit, y en casi todos los centros de encuentro y de inquietudes espirituales. Se hablaba de que había
que conseguir un mínimo de participación, como menos 700 gentes, para poder celebrar el evento. Estaban
inscritas unas 400. Se había anunciado también en revistas como "Epoca", una revista financiera de élite de
manifiesta tendencia conservadora. La primera vez se dispuso de quince días para organizar el evento. Esta
vez había habido tres meses para hacerlo. Al día siguiente desayunamos tacos, topes y café de olla con
Miguelito y Edgar. Qué rico. Me contó el Biólogo Madrileño que se oyó decir que la primera vez los brujos
dieron las gracias por la energía, lo cual hizo a más de uno pensar en vampirismo. Al anochecer, en la cena,
también me contaron que en la pasada ocasión hubo una comida con todas las brujas y Michel Domit se
preocupó en decirle a Taisha varias veces que él quería invitarlos a todos. Que no, que no, decía Taisha ante
la insistencia de Domit, hasta que Domit se retiró. Al finalizar, Taisha le dijo a mi confidente que fuera a donde
Domit y le dijera que pagara todo pero que nadie se diera cuenta de que él pagaba. Maleni era jefa de
seguridad, o sea la encargada de dar protección a las brujas y a las Chacmooles cuando entraran y salieran del
recinto. Perla era jefa de edecanes, siendo que los edecanes se encargaban de asistir a los invitados: Domit,
Karam, Lorena, Gracielle, "et alia". Comí deditos de novia en la cafetería Parnaso, de Coyoacán. Son con
canela y zarzamora, y todavía, ahora que se publica este texto, se despachan. Por la noche llegamos al Hotel
Isabel Sheraton, al ladito del ángel de la libertad de México City. Estaban de edecanes Carlos Ortiz, Miguelito,
Georgina, y en seguridad, hotentotes como el Biólogo Madrileño, de gran fuerza física. Perla nos colocó en un
lugar estratégico al Abogado y a mí, por si teníamos que servir a la Periodista. Edgar correteaba de acá para
allá con los cascos de control telemático. Maleni avanzaba impune entre las gentes dando órdenes
inalámbricas con un Walky-Talky. Heikko nos quitó del lugar donde nos había puesto Perla y fuimos a tener
para allá atrás. En esto que un chico poco obediente, basado en que había pagado su boleto, se sentó en uno
de las sillas especialmente reservadas, y el muy cabrón no se quería levantar ante los ruegos de la capitana
Perla; acudió Heikko y se le puso la cara roja de importancia personal, pero el joven, calvo y con gafas de
cristal culo de botella, siguió sentado. Voz de alarma de que venían las brujas, Heikko salió corriendo para un
lado, Perla para el otro, y el carota siguió en el sitio vulnerando el orden. Entró Carol Tiggs. Pensé, como la
conocía, que era una de las jóvenes chacmooles, ya que la criatura que entró a paso de ejecutiva neyorquina
con aires de Sharon Stone, extrema coquetería, y elegante pelo corto, aparentaba unos treinta y pico años.
Cuando la vi en Madrid el 14 de diciembre de 1991 parecía tener cuarenta años para cincuenta, aunque eso sí,
muy bien conservados, pero en esta ocasión, por su barbilla, por sus atractivas manos, por su voz, no tenía
nada que conservar ¡Qué sabrosa! Carol presentó primero a todos los que habían venido con ella, a los cuales
invitó a levantarse de su silla y pasearse ante la multitud al alegre estilo americano: así lo hicieron Taisha,
Florinda, que se levantó pegando brincos, las Chacmooles, Kylie, Fabricio y una señorita que acompañaba a
éste. Carol Tiggs habló de cuando estudiaba en México historia del arte. Caminaba por la calle y dos extraños
hombres, uno más alto y otro chaparrito, se fijaron en ella. El mayor le decía al jovencito chaparro que no la
dejara escapar, y éste le decía insistentemente: "güerita, espera güerita". Carol miró despectiva a aquellos dos
seres, pero el chaparrito, obligado por el de más edad, la quería retener a toda costa, cosa que ella empezaba,
molesta, a impedir. En esto que el viejo soltó un eructo de grandes proporciones, como el de un bisonte, y le
cambió a Carol el punto de encaje, con lo que las ganas de huir se le tornaron en expresiva gentileza hacia
aquellos dos extraños perseguidores. Era el viejo nagual, que la trabó con sus ojos y con un movimiento de la
mano en el aire de izquierda a derecha. El viejo nagual les dijo a Carol y a Carlos que eran como hermanos,
que eran cíclicos, seres dobles cíclicos. El concepto de ciclicidad no es como el de reencarnación. El viejo
nagual les dijo que comparar conceptos de esta tradición con los de otras religiones era inútil. El concepto de
ciclicidad es un concepto que entienden aquellos que pueden percibir la energía de forma directa, cancelando
las unidades interpretativas. Es ése un acto efímero y momentáneo, pero es la labor del brujo. Ciclicidad es una
especie de línea de continuidad energética o agrupamiento de seres humanos. El viejo nagual los comparaba
con las cuentas hiladas en una fibra de energía, siendo que todos los humanos que pertenecen a una misma
línea son como un mismo ser. Los brujos afirman que todos somos cíclicos, que todos pertenecemos a algún
hilo energético. Carlos y Carol pertenecen a un mismo hilo energético y por eso pueden intercambiar sus
sentimientos y experiencias. Los cuatro brujos del viejo nagual, Carlos, Carol, Taisha y Florinda, están
atrapados en una ola gigante de energía que les lleva a todo tipo de lugares sin que por su propia voluntad se
les presente la oportunidad de parar los sucesos. Ellos lo aceptan como guerreros. Nos leyó Carol un poema,
nos lo leyó dos veces, una para nuestra mente lineal, y la segunda para nuestro cuerpo. Era uno de los
poemas preferidos del viejo nagual: Dame, oh dios lo que aún te queda lo que nadie te pide no fortuna, no
tiempo, no salud, lo que todos se niegan a aceptar, la incertidumbre, el desasosiego, penuria y lucha sin fin,
dámelo de una vez por todas ya que no siempre tendré el valor de pedirte lo que aún te queda Carol nos
insistió en que su historia la podíamos tomar como la locura de alguien que necesita un psiquiatra, la boutade
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de un ama de casa, o como una historia de poder. Estamos atrapados en una tela de araña de autoprotección
de lo desconocido que, realmente, no nos protege nada. Tales escudos nos llevan a una pseudoconfianza, y el
viejo nagual les proponía a Los Cuatro que se abriesen a lo nuevo de una forma auténtica y sincera, sin temor
y sin expectativas. El único gozo es el de presenciar cosas inconcebibles y el conocimiento tiene por objetivo
criar entrañas de acero. Carlos y Carol no podían tirar a la basura sus eventos como si fueran irreales. Hay un
lugar parecido a este mundo al cual viajan, decía Carol Tiggs, un lugar en el que la gente envejece y tiene las
mismas preocupaciones que tenemos nosotros en nuestro mundo. Todo empezó hace 35 años, con un suceso
ordinario y doloroso. Acababan de devorar chile con carne y se durmieron. Al levantarse se despertaron en una
cama extraña, cerca del mar suponían, ya que oían el ruido de las olas. En aquel tiempo pasaba que Carol
pensaba que Carlos y el Viejo Nagual estaba aliados para engañarla, lo mismo que pensaba, a su vez, Carlos
de Carol y del Viejo Nagual. Permanecían, pues, dormidos, y llegó una niña que le apuntó con el dedo a Carol
y le dijo que qué hacía en la cama con aquel hombre desnudo. En ese momento se pusieron pálidos y supieron
que se encontraban en lo desconocido. Carlos le dijo agrestemente a Carol que se diera vueltas, que girara
sobre sí, que se revolcara, y así pudieron escapar y volver a despertar en la casa del Viejo Nagual. Este
suceso se repitió varias veces. Se emplearon en viajar a ese mundo vez tras vez hasta que descubrieron que
allí había alguien como Carol, igual que Carol, que tenía una hija, que era aquella niña que le señaló, y que
tenía un esposo. Para llegar allí lo podían hacer de varias maneras, una de ellas era caminar por una calle
empedrada, otra era simplemente levantarse desnudos en aquella cama desconocida. El elemento de terror
era que no podían predecir lo que iba a suceder. La casa de la cama desconocida tenía una ventana de arco y
tras ella aparecía un hombre fumando en pipa, y la primera vez que Carol encontró a aquel hombre Carlos
conducía el coche, el cual paró a petición de Carol, se bajó, saludó al hombre fumador de pipa y él la saludó a
ella; era un hombretón grande y gordo, exactamente igual a Gerald Moore, un actor de películas rodadas en los
años 40. Lo que más interesante le pareció a Carol era su voz, voz que le recordaba la de un investigador
privado que la dejaba en su juventud boquiabierta de admiración. En ese momento Carol sintió miedo de aquel
mundo, al notar que era un mundo desconocido salió corriendo hacia el coche en el que esperaba Carlos,
Carlos había visto al hombretón y gritó: "¡pero si es Gerald!", a lo que Carol lo acalló y le dijo que corriera, lo
cual hizo Carlos conduciendo hasta el sitio por donde habían entrado y retornaron a su casa. Investigaron
todos los films de Gerald Moore y había en uno de ellos una escena que a Carlos le gustaba mucho. Una en la
que Gerald se dirigía a una jovencita y le decía con mucha propiedad: "Jane!". Carlos quería repetir la imagen
en el mundo desconocido, pero siempre que iban, a Carol se le olvidaba hacerlo, perdía la memoria de su
propósito. Poco a poco la jovencita se iba convirtiendo en mujer. Cierta vez entró Carlos en el lugar y el
experimento tuvo consecuencias: Gerald Moore enloqueció al ver a Carlos, gritó que quién demonios era aquel
chaparrito y eso le sentó a Carlos muy mal, ya que si tenía en este mundo problemas con su tamaño, sólo le
faltaba tenerlos también en aquel mundo desconocido; se sentía acomplejado por la circunstancia chaparra.
Empezaron luego a hacer los viajes a ese mundo en solitario. Hasta hace poco no se hablaron de sus viajes.
En el libro de Carlos que escribe ahora hay un capítulo en el que se cuenta esto y que se titula "El retorno de
Carol Tiggs". Carol contó cómo estuvo durante diez años en lo desconocido, donde soñó sueños incalculables,
aunque a ella le dio la sensación de que fueron 10 horas. Al cabo de las 10 horas empezó a soñar que estaba
en Tucson, Arizona, y con sus piernas cansadas y doloridas se encontró caminando como si estuviera
sonámbula, fue en dirección a la calle en la que vivía y no estaba, tampoco estaba el vecindario: era 10 años
después. Le preocupaba no encontrar a sus compañeros. El Viejo Nagual le había hecho esconder paquetes
de dinero en diferentes lugares, previendo un acontecimiento semejante, encontró uno de esos paquetes y se
fue a Los Ángeles, y allí se volvió a encontrar con Carlos Castaneda que daba una conferencia en una librería
de Santa Mónica, la Phoenix Bookstore. Fue una conferencia de dos horas y tuvieron que recuperar 10 años de
ausencia y reajustar las energías, labor que les tomó bastante tiempo. Uno de los sueños en los que se
despertaba lo hacía Carol dentro de esa mujer que era como ella, e intentaba calmarla diciéndole que se
tranquilizara, que era ella, que era Carol Tiggs, que venía de otro mundo. Asegurada su doble de que Carol
estaba allí, aprendió cosas horribles acerca del orden social en el que aquella mujer vivía. Recientemente,
desde hacía un año, Carlos y Carol se veían impedidos para unir sus fuerzas, porque Carlos había sido atraído
a otro mundo. Carol dijo que haría lo que fuera, pero que algún tipo de fuerza los estaba separando al uno del
otro. Esta situación prevaleció hasta un mes antes de esta conferencia, cuando, de pronto, se encontraron otra
vez en aquella famosa cama, desnudos como pajarillos. Carlos corrió a esconderse en el armario de la
habitación, Carol quería cerrar la puerta, y Carlos quería dejarla entreabierta para poder ver. Entró la jovencita
que era su hija y cerró de un portazo la puerta del armario, con lo que Carlos recibió un narizazo que hizo reír a
Carol. Su hija le preguntó que dónde había estado durante todo el día, y en ese momento volvió a entrar Gerald
Moore, surgió una conversación que Carol no recuerda y en ese instante cayó en la cuenta de que Carlos y ella
no habían todavía comentado acerca de la lengua que hablaban en ese mundo. Agarró a la niña, cosa que no
había hecho hasta entonces, y le preguntó que quién era. La niña reaccionó llorando y gritó asustada : "¡No,
mamá, otra vez no, por favor!". Carol vio que era una niña bellísima, y Gerald Moore se había dado cuenta de
que Carol estaba perturbada. Estaban vestidos para salir, y Carol se enfocó en el periódico que leía Gerald. No
era un periódico escrito en inglés, y el tipo de letra era como el Braille, con círculos y triángulos, había fotos de
color y oyó una voz que decía "¡pero si es un periódico real!", punto en el que empezó a gritar y arrojó por la
puerta a Gerald Moore, a quien se veía mucho mejor que en las películas de los años 40, y echó también a su
hija, procurando cerrar con fechillo; trató inmediatamente de sacar a Carlos del armario, pero no había
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agarradera. Carlos le dijo que pisara un punto negro que había en el piso. Carol lo hizo y Carlos salió. Le
enseñó el periódico y le decía "¡Carol, ésto es auténtico!", y pensaron en traerlo, pero ambos sabían que si se
agarraban a cualquier cosa de aquel mundo permanecerían en tal lugar una vida entera, de manera que se
tiraron a dormir en la cama. Carol veía cómo Carlos estaba agotado, con palidez de mafioso siciliano, y ambos
tenían un aliento de león, una halitosis galopante que les obligaba a taparse la boca para no apestar. Carol se
dio cuenta en ese momento de que estaba en el lado equivocado de la cama, saltó hacia el lado contrario, y se
durmieron antes de que la niña y Gerald abrieran la puerta. Carlos le dijo a Carol que se diera vueltas, que
girara sobre ella, y así se pudieron levantar de nuevo en su cama. Repasando todo esto Carol y Carlos han
concluido que en ese mundo hay réplicas de uno y de otro, y que usan ropas de ese mundo, alguna de las
cuales recuerdan. Carol se dirigió a los asistentes y dijo que quizá todo sonara absurdo, pero aseguró que
debajo de todo ello había una certidumbre horripilante que era el hecho de que se despierten dentro de seres
iguales a ellos. Carlos decía que habían sido formulados para viajar en lo desconocido y el Viejo Nagual decía
que el camino del guerrero es como una liga que poco a poco se va apretando alrededor de la vida cotidiana de
los seres humanos. El Viejo Nagual decía que el mundo es como una cebolla con millones de capas, y que
cada capa es un mundo. El Viejo Nagual creía que podemos viajar en todas esas capas. Carol y Carlos se
preguntaban: ¿Hay monos pelones en todas partes de las capas de cebolla o son productos de nuestras
mentes? Carol decía que es imposible contestar a esa pregunta. Las líneas cíclicas pasan más allá de nuestro
mundo. El Viejo Nagual no podía verificarlo, pero Carol y Carlos por su experiencia sabían que es más fácil
encontrar la ciclicidad fuera de este mundo que dentro de este mundo. El Viejo Nagual decía que la electricidad
del mundo de hoy hacía imposible, cada vez más imposible, encontrar esas líneas de ciclicidad. Lo que más le
maravillaba al Viejo Nagual era que Carol y Carlos hubieran encontrado dos personas iguales a ellos. Habían
cancelado el sistema de interpretación al dormir juntos, y el Viejo Nagual les aconsejaba que no creyeran que
eso eran personas, sino que eran ciertamente seres luminosos y que los veíamos como personas porque caían
bajo los efectos del sistema de interpretación habitual. Avisó Carol Tiggs de que Taisha iba a enseñar una
fotografía que Tony Karam consiguió hacer de un ser volador y chupón que estuvo presente en la convención
de la primavera de 1992 en Teotihuacán convocada por budistas y antiguos mexicas. Como ya he dicho, los
brujos creían que como nosotros criamos gallineros, los seres voladores crían humaneros, y así como nosotros
engordamos, matamos y comemos a las gallinas, sin que ellas se enteren mucho de lo que está pasando, con
nosotros los humanos hacen lo mismo los seres voladores, que chupan nuestra conciencia llena de importancia
personal, y mientras más importancia, más chupados. La entidad que se presenciaría en la foto de Tony Karam
es la que los viejos brujos llamaban volador, que da saltos y proviene de un universo de conciencia en busca
de alimento. El ser egomaniacos, el yo, el mí y el para mí, engrosan la conciencia que gusta a los chupadores
volones. El arte de los brujos para hacerse incomibles e inapetecibles para esos seres es lograr que la
conciencia de ser suba de la parte de los tobillos hasta la altura media del cuerpo y automáticamente se pueda
percibir la realidad en términos no lineales. Nos haremos inapetecibles para los voladores a través de la
disciplina, y formas de disciplina hay dos principales: la tensegridad y la recapitulación. Las cuatro líneas de
tensegridad permanecían hasta ahora bajo un voto de silencio como propiedad de cada uno de los cuatro:
Taisha, Carlos, Carol y Florinda. Sin embargo Taisha en su último libro había descrito algunos de los pases
mágicos. Carol dijo que, por fin, después de 35 años se habían acabado los secretos, que los secretos eran
para los pájaros, y que si la tensegridad ayudaba a todos, mejor. A medida que se practicara la tensegridad los
voladores sentirían más repulsión de los practicantes, y dejarán de comerlos, ya que empezaron a devorarnos
a todos desde que éramos bebés y gritábamos el "pobrecito yo!" al que estamos acostumbrados desde la cuna.
Seguidamente pasaron a enseñar los ejercicios de Tensegridad, Kylie, Nyei y Reni. El ejercicio 14, mayor, que
se llamaba "La ventana del vidente", tenía un final apoteósico en el que se gritaba nueve veces "¡Intentooooo!".
Por tanto, la contabilidad aproximada de los "Intentos" gritados en México en esta ocasión, fue: unas 5
repeticiones del ejercicio cada vez, el sábado por la mañana fue una vez, por la tarde otra, el domingo por la
mañana otra, y el domingo por la tarde otra; cada ejercicio incorporaba 9 intentos, y eran unas 500 personas el
sábado y otras 500 el domingo, aunque realmente fueron un diez o un veinte por cien más con las trampitas
que se hicieron a la entrada. Total: 5 ejercicios x 9 gritos x 4 veces x 500 gentes = 45.000 gritos de
"¡Intentooooo!". Lo único que querían las Chacmooles con la tensegridad, decían, era que cada quien la
practicara, y fuera de ahí sería problema de cada cual el organizar su vida. Carlos Castaneda no es un gurú, y
nunca diría qué hacer, sino que dirá cómo es la tabla de ejercicios, enseñará los ejercicios que a él lo han
transformado en plena energía, manifestaban las chiquitas Chacmooles. Los ejercicios del talón del pie que
enseñó Taisha ejercitan esa parte de la anatomía, parte en la que se acumula bastante historia personal, nos
decían. Los participantes tomaban nota de los ejercicios y Kylie preguntaba si quería el público que diera más
tiempo para que cada cual tomara notas más extensas sobre ellos. Contradictoriamente, el Nagual nos había
dicho en Madrid que no se tomara nota, que la mejor manera de aprenderlos era con la memoria del cuerpo
energético. Al día siguiente, de nuevo pareció que llegaban Taisha y las otras brujas. Ya estaba entrenado un
pasillo protector, en vez del famoso triángulo adamantino que no sirvió para nada el día anterior, y que hizo que
el Biólogo Madrileño tuviera que correr tras Florinda y las otras brujas para protegerlas. Así que Perla entrenó
una y otra vez el pasillo de seguridad. Como nueve veces. Me puso a mí de garrulo y me tocó frente a la
Periodista. Enésima prueba, venía Perla desde allá y decía: "¡córranse, córranse!", y efectivamente, por fin, la
Periodista y yo nos corrimos juntos. Así varias veces más. En esto que se oyó un barullo y resultó que las
brujas entraron por la puerta del otro lado del salón, y todo el esfuerzo protector se convirtió en inútil. Taisha
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inició su conferencia. El entrenamiento, dijo, lo llevó a cabo colgada dos años de los árboles. Su maestra, Clara
Grau, era experta en un tipo de arte oriental que utilizaba un palo, lo había aprendido en China, probablemente
en los años 20 ó 30, y más tarde adaptó ese conocimiento, para enseñárselo, a la estructura específica de
Taisha. A veces Clara se quedaba quieta en medio de sus actividades, hasta por el tiempo de una hora. Taisha
contó que, como todos, fue enseñada con los perjuicios perceptuales del cuerpo físico, y asimiló que hay unos
puntos de referencia según los cuales nos percibimos como individuos sólidos. Clara, sin embargo, la mandó a
estar quieta en el claro de un bosque hasta que aprendiera que realmente ella no estaba allí: un día oyó una
quebradura o sonido, se abrió la tierra, se hundió, se sintió más corta o más chiquita, o tal vez la tierra subió, y
percibió que estaba de pie sobre una especie de área amorfa con neblina. Ahí se dio cuenta de lo que Clara
quería decir con que "podemos estar de pie en la tierra" y no "de pie sobre la tierra". De esta manera podemos
traer directamente al área de los tobillos la energía de la tierra. Clara le dijo que los antiguos brujos practicaban
enterrarse en la tierra, pero que no teníamos que tomar esto literalmente, ya que somos brujos abstractos.
Clara le decía a Taisha que los brujos antiguos tenían gran poder de fijación, y que la diferencia entre la
tensegridad y ese intento de los brujos antiguos estaba en esa fijación. El intento de los brujos está incluido en
la práctica de la tensegridad, sólo hay que hacerla y lo demás vendrá solo. La tensegridad es un método para
defenderse de los voladores chupones. Mostró seguidamente, y de nuevo, la foto tomada por Tony Karam en el
equinoccio de primavera en la reunión de Teotihuacán patrocinada por budistas. No es que afirmaran
exactamente que eso era un volador, pero la figura aparecida en la foto servía para producir un shock, ya que
cuando se la observaba reconocían los brujos lo que se les había dicho en su periodo de entrenamiento. O son
voladores o son una extraordinaria mancha, decía Taisha mirando la foto. A estas entidades voladoras la única
energía que no les gusta es la conciencia de ser que ha sido trabajada por el practicante, y de lo que se trata,
pues, es de elevar la conciencia del área de los tobillos hasta que ascienda a la mitad del cuerpo energético. El
volador que observamos en la foto ha adaptado la forma de un ser humano al absorberla de los seres humanos
que aparecen en la parte baja de la foto, los que estaban en la celebración del evento de la primavera en
Teotihuacán. El Viejo Nagual decía que estos seres devoraban nuestra conciencia como si fueran pan tostado.
Taisha siguió contando que al colgarse a los árboles percibía el follaje, no veía el horizonte, y sus puntos de
referencia eran lo alto y lo bajo, el horizonte de arriba hacia abajo. Por eso los pases mágicos que Emilito le
enseñó estaban dedicados a traer energía desde las estrellas, y tuvo que aprender las constelaciones,
especialmente las del zenit, en la latitud del área de México y Los Ángeles. La constelación Corona Borealis, en
forma de herradura, con ocho estrellas, y en ella tres estrellas en forma de triángulo, era el objetivo estelar en
el que concentraban la energía interna. Alguno de los pases aprendidos en este encuentro fueron
específicamente utilizados para atraer la energía de las estrellas. A Taisha, para forzarle el movimiento del
punto de encaje, le inventaron diferentes personalidades y sostenían que a través de esa disciplina se fuerza al
cuerpo energético y se hace que el cuerpo se convierta en pura energía: experimentando situaciones de otra
personalidad. Los brujos la metieron, pues, en lo que llamaban el "teatro de la realidad", una realidad
metodológica que no tiene nada que ver con el "teatro fantasmal", que es lo que hacen los exploradores azul y
naranja para mover el punto de encaje, pero eso es otro tema, nos decía Taisha. Así que Taisha, cuando bajó
de los árboles, tenía el punto de encaje virado hacia dentro, como los hombres, por lo cual urdieron los brujos
sacárselo afuera convirtiéndola en Magdalena, una mujer muy femenina que iba a visitar a Nélida y a Florinda,
que hacían de aristócratas que se remontaban al emperador Maximiliano y a Carlota. Se tuvo que poner mucho
maquillaje, la vistieron muy elegantemente y siempre hacían cosas con su cabello rubio, le ponían flores,
trenzas, moños, y el viejo nagual se hacía el vi ejo verde, en vez de actuar como su respetable tío. La
enseñaban a tejer, a bordar, tocar el piano, cocinar maravillas, hacer pasteles, y clases de francés, porque
finalmente debía encontrar un esposo y así la llevaban a las verbenas. Pero cuando lo empezó a hacer
perfecto le cambiaron otra vez la personalidad de manera abrupta. El Viejo Nagual empezó a comentar con los
otros brujos si le daban un nombre nuevo y la convertían en una mendiga loca, ya que decían que Taisha
quería parecerse lo más a la Virgen María con el corazón roto. Se le hizo una presentación de lo que se quería
de ella, y se negó. Emilito se lo suplicó, la vistieron de harapos sucios, le pusieron melazas en los cabellos, le
pegaron chicles mascados en la cabeza, y le quitaron el maquillaje. En aquel pueblecito todos tenían una
historia, un lugar de donde venían y un lugar a donde iban, así que hacía falta un buen disimulo, cosa de la que
se encargó el Viejo Nagual trayendo a Alfonsina, una mujer que, cuando se la presentaron, parecía de
extracción muy humilde. Se la pusieron como madre, las colocaron en las afueras del pueblo en una casa que
rentó el Viejo Nagual y la echó de donde había vivido hasta entonces. De adorable prisionera del orden social
pasó Taisha a despreciable víctima del orden social. Había un gran trecho de una cosa a otra, por lo que quiso
huir, le dijeron que lo de Alfonsina era temporal, que podía durar una semana, o tal vez un mes, o quizá un año,
o a lo mejor cincuenta años. El Viejo Nagual le dio dos alternativas: volver a vivir la vida de antes de ser bruja y
pensar que todo había sido un sueño, o volver con Alfonsina y quedarse hasta que algo la liberara. El Viejo
Nagual le dio una limosna, subió la ventanilla del coche y se desapareció del pueblo, dejándola allí sin dinero.
Taisha se sentó en un banco de la plaza hasta que vino Alfonsina a rescatarla, le aclaró que no tenían dinero y
que había que mendigar. Los niños le tiraban piedras, otros mendigos le echaban de sus lugares, otras
personas amagaban darle limosna sin dejarle nada, y algunos le ponían, en vez de monedas, insectos en su
mano. Estuvo así meses y meses. Se convirtió en una mendiga con telepatía, con premoniciones, ya que el
diálogo interno se le paró bajo ese stress. Al cabo de un año de vivir así, alguien que entendía la caridad como
una auténtica dedicación, la llevó a su casa, la lavó, la vistió y la dejó nueva. Taisha intentó rescatar a Alfonsina
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de su condición, pero Alfonsina no lo entendía. Volvió Taisha entonces a la casa del Viejo Nagual, lo encontró,
quería rescatar a Alfonsina y se lo dijo. El Viejo Nagual le respondió que lo único que podía hacer por ella era
ser libre, y que no debía responder con tristeza y lástima, sino que su respuesta debía ser la de una guerrera
que acepta lo que sea: la única manera de ayudar a Alfonsina era amarla para siempre, y ése es el intento del
guerrero. Este fue el fin de la conferencia de Taisha. Taisha quebró su voz por el llanto en más de una ocasión.
Era la suya una voz monótona, hipnótica. Mi compañero, el Abogado, hombre fuerte de aventuras lacandonas,
había terminado atorado bajo su silla, con las gafas tiradas en el suelo y aparentaba como sutilmente torturado.
A lo lejos se intuían en otra fila los llantos de la mujer del Librero, y los de muchas gentes más. Kylie siguió
diciendo que gracias a la tensegridad los videntes pueden seguir viviendo hasta los setenta u ochenta años. El
tiempo de Carlos Castaneda era ahora diferente, había que apresurarse, no existía el extenso tiempo de 35
años del que dispusieron los brujos. En referencia al dinero que se había cobrado por la enseñanza de los
ejercicios de tensegridad, comentó Kylie que, en los últimos 35 años, Carlos lo hizo todo gratis, las ventas de
libros en varios países las abandonó a cualquiera y obtuvo poco o nulo beneficio por ello, y después de todo
ese tiempo y de tanta gente con quien entró en contacto, nadie quiso hacer lo que les estaba ofreciendo, y
además se quejaban. Este era un tiempo diferente y estaba claro que aquí se practicaban los movimientos de
tensegridad si se había pagado por ellos, si se había invertido dinero. Básicamente éste era el último disparo
de Carlos Castaneda, lo que quiera que se pueda hacer en esta última barrida es final.

35. La conferencia de Florinda Donner-Grau y los tres principios de la brujería

Al siguiente día habló Florinda Donner. Dio las gracias a Griselle y a Michel Domit, porque habían hecho una
labor impecable, sonrió Florinda. Dio las gracias a Tony Karam por traducir tan maravillosamente. Los brujos,
dijo Florinda, llevan el amor en la cabeza, ya que el corazón es demasiado caprichoso. Nadie está con ellos,
aseguró, ni siquiera los chacmooles, no tienen grupo, no viven juntos, sus vidas son solitarias y aisladas, no
constituyen grupo ni religioso ni de ningún tipo. El camino del guerrero convierte a personas socializadas en
brujos o guerreros. Veamos tres premisas del camino del brujo. La primera premisa es que somos perceptores.
Esto es casi tan tautológico como decir que un calvo es alguien que no tiene pelo en la cabeza. Sin embargo,
aceptarlo con el cuerpo y no sólo con la cabeza es una tarea dificilísima. Los brujos creen que, al nacer, un
bebé tiene una percepción caótica y hacemos todo lo posible para socializarlo muy bien. El mundo es una
interpretación, y los filósofos, especialmente Husserl, querían captar, comprender, qué es lo que es percibir,
percibir sin juicio, pero cuando le preguntaban a Edmund Husserl cómo se podía hacer eso él respondía muy
ofendido: "¡y yo que sé, hijos de la chingada, yo soy filósofo!". Los brujos sí que pueden suspender el juicio,
poner un paréntesis. Para un filósofo llegar al principio es ver cuándo se produjo un pensamiento determinado
por primera vez, pero para los brujos se trata de saber que somos perceptores. Estamos siempre vestidos, y
sabemos que una persona está desnuda si está en el baño, o está en su cama, o en un manicomio, y ésa es la
certeza que utilizó el Viejo Nagual. Para mostrarlo hizo a Florinda lo siguiente: Florinda la grande siempre se
paseaba por la casa con una bata de seda, y el Viejo Nagual siempre decía que se paseaba desnuda. Un día le
dijo el Viejo Nagual a Florinda la grande: "Oye, Florinda ¿por qué no nos enseñas ese cuerpazo que tienes?", y
Florinda la grande se quitó la bata y le dijo a Florinda Donner-Grau: "Oye, güerita, échate un taco de ojos", y
me di cuenta de que no había bata en el suelo, por lo cual averigüé que ella siempre anduvo desnuda. El Viejo
Nagual hizo la misma jugarreta a Carlos Castaneda, y cuando vio a Florinda la grande en pelotas le echó en
cara que por qué estaba tan azorado y en erección al ver a aquella señora desnuda. Carlos se dio cuenta de
que Florinda la grande siempre había andado desnuda. Florinda Donner-Grau dijo que intentaba hacer lo
mismo a las chacmooles, pero las chacmooles son muy racionales y vienen de tres en tres, no se atreven a ir a
su casa de una en una, excepto Kylie. La bata de Florinda la grande era pura energía. Los brujos y los filósofos
están de acuerdo en que percibir es un acto de intento, pero los brujos afirman que es un acto pragmático, en
tanto que los filósofos piensan que es algo intelectual. La segunda premisa de la que vino a hablar Florinda
Donner-Grau era la de que es innecesario antropomorfizar todo lo que percibimos: el brujo se da cuenta de que
lo hacemos continuamente. Carol y Carlos, dijo Florinda, son una sola masa luminosa, se han movido fuera de
los parámetros energéticos del huevo luminoso. Carol y Carlos saben, sin embargo, que allá sigue rigiendo
nuestro sistema interpretativo. Para Florinda resulta inconcebible aceptar que Carol sea el doble de la que
habla y que Carlos sea ese chaparrito perseguido por el artista Gerald Moore. Florinda siguió contando cómo al
Viejo Nagual le importaban un huevo los sueños, y le decía a ella que no le contara sus estupideces, que lo
único que le interesaba era si había estado conciente en el sueño. Ensoñar no es tener sueños lúcidos, sino el
uso del movimiento automático del punto de encaje que convierte el sueño en ensoñar. Cuando el vidente
empieza a ver, habla de frailes sin cabeza, de monstruos, de mujeres sensuales, de hadas. Carlos hablaba con
un coyote que, a su vez, se entendía con él en español, en argentino y en portugués. Florinda contó de una de
sus experiencias antropomórficas: se trataba de una mujer que estaba al lado de su coche mientras conducía
en Los Ángeles, Florinda arrancó cuando el semáforo se puso en verde y la mujer seguía al lado, aceleraba, y
seguía la mujer, dio vuelta en la primera esquina, y seguía la mujer, aceleró a 80 millas de velocidad, y seguía
la mujer al lado de su ventanilla. Acto seguido, Florinda pasó a hablar de lo que significa el viento para los
brujos, algo muy peligroso: hay corrientes energéticas que se mueven como si fueran viento de aire, pero que
no son viento sino corrientes energéticas; se sienten como una brisa. Puso el ejemplo de una profesora de la
Universidad en Los Ángeles a la que atacó un viento energético de éstos, cuando ella salió de su dormitorio
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porque escuchó un ruido, y se le metió por sus partes y la encontraron sus compañeros tirada en el piso y
jadeante. La propia Florinda fue atacada por un viento energético cuando los brujos la subieron a una cima de
una montaña y le dijeron que permaneciera desnuda hasta que una cosquilla la fuera envolviendo y terminara
introduciéndose por sus partes. Florinda quedó allá arriba aburrida, y cuando se iba a ir, efectivamente, vino el
viento, y sin cosquillitas ni nada se fue directo a su coño y tuvo que bajar a toda marcha por el monte hasta que
encontró a los brujos presas de un gran ataque de risa, que se burlaban de ella porque se la había follado el
viento. Por fin, la tercera premisa de los brujos que vino a explicar Florinda es la de que todo lo que percibimos
no es ni bueno ni malo, sino que está ahí. ¿Buscan los brujos a seres dobles para transmitirles el
conocimiento? Florinda decía: "¡No, no buscamos a nadie!". ¿Existe otro grupo de guerreros?: "No. El grupo de
Zacatecas se fue con el Viejo Nagual. La idea de linaje la usamos porque el Viejo Nagual nos la dio como
venida desde la época de la conquista y en aquel tiempo el conocimiento permanecía en secreto por
supervivencia. El linaje de Don Juan va a acabar, pero no el conocimiento ¿Qué pasará con el conocimiento?
No lo sabemos ¡No somos un grupo!, no vivimos juntos, no nos acostamos en una camita todos juntitos, lo
único que hay que esperar es que algo cambie en cada uno de ustedes por la práctica de la tensegridad y la
recapitulación. Venir a Los Ángeles a practicar la tensegridad con nosotros es un absurdo porque no tenemos
ningún grupo, no existe grupo". ¿De qué manera influyen los agujeros u hoyos que producen los hijos en el
cuerpo energético de los padres para poder dar el salto?: "De ninguna manera, contestó Florinda, todos
tenemos el mismo chance. Carol tiene una hija, el explorador azul, y el explorador anaranjado es mi hija, mía y
de un papá que no sé quien es". Florinda, finalmente, explicó que en el libro de Castaneda "El segundo anillo
de poder", se lee que Doña Soledad peleaba con su hijo a muerte para que no le robara energía, pero los
brujos hoy día ya no están de acuerdo con eso, pues han visto a personas con hijos que son trabajadores
incansables: "A la gente casada y con hijos este camino al menos les puede dar un chance en su
impecabilidad". "Nuestro interés como brujos es navegar en el mar de lo desconocido", dijo Florinda, y siguió:
"Yo recapitulaba donde fuera, sólo Taisha lo hizo en una cueva; traten de usar la misma silla, lo más importante
es recapitular sin interrupciones, hacerlo todos los días, sea cinco minutos, sea media hora, sea una hora.
Nosotros lo hacemos en el cine, entrando aquí, saliendo, en todos los lugares. Sólo es importante que la
primera recapitulación sea muy metodológica". Florinda dijo que los movimientos de tensegridad son
movimientos de ensueño que cambian continuamente, y que por eso los modifican cada vez que vienen, y que
por eso se parecen con las danzas mexicanas, o con el kung fu, ya que todo está relacionado. El Viejo Nagual
los cambiaba a cada rato y Florinda se enfadaba, pero es así porque nada es consistente. ¿Todos los seres
queridos que murieron sin saber nada de la energía, qué pasará con ellos? Florinda decía: "se cagaron". ¿Qué
sentido tiene buscar la libertad total si morimos? Florinda contestaba: "El Viejo Nagual se desintegró en energía
pura y, al quemarse, la conciencia total del Viejo Nagual saltó a otra capa de la cebolla ¿Dónde? no lo
sabemos, pero no murió y éste es el afán que tenemos. Sabemos que no hay que morir". Florinda dijo:
"Tercera atención, segunda atención, capas de la cebolla, punto de encaje, son maneras de describir algo para
lo que no hay palabras". Y añadió: "No vamos a robarle a ustedes la energía porque no queremos nada del
mundo cotidiano, lo que les va a pasar a ustedes es que cada vez tendrán más energía. Si en la práctica de la
tensegridad sufren diarreas o desmayos, es normal. La primera vez que hice Tensegridad casi me desmayo, y
la razón para que se sientan molestos es que la conciencia de ser se está moviendo en ustedes". "El
conocimiento nunca ha sido secreto", siguió Florinda, "cada nagual representa la modalidad de su tiempo, y
Carlos Castaneda es muy académico. Como para Don Juan era importante el modo de ser de Carlos, él se
adaptaba ¿Por qué Don Juan hablaba como un filósofo alemán? porque, a fin de adaptarse a los intereses de
Castaneda, se agarraba a las líneas energéticas del universo y recogía información. Castaneda hace lo mismo,
una especie de movimiento con la mano y trinca la solución de las líneas energéticas del universo. Carlos no
ha roto, pues, con la tradición secreta, sino que su tarea fue la de escribir. Para Don Juan ese conocimiento
nunca fue secreto. El Viejo Nagual era un indio Yuma y hablaba perfectamente inglés, español, yaqui y
mazateco". ¿Hay que ser célibe? Florinda contestó: "el Viejo Nagual decía que todos somos producto de una
cogida aburrida porque no tenemos suficiente energía, y nuestra mejor energía es la sexual, la más potente.
Ser célibe es algo totalmente personal, es muy aburrido hacerlo por motivos religiosos. Si alguien se va a
mortificar tanto por no tener sexo, pues que lo tenga. Esta es una pregunta que sólo ustedes pueden contestar.
Dejen de tener sexo por ver qué les pasa. El Viejo Nagual era un viejo verde, pero él tenía mucha energía".
Siguió Florinda: "No es recomendable el ayuno para practicar la tensegridad, es recomendable andar muy bien
comido. Nosotros comemos de todo. Las chacmooles no toman azúcar, ni café, ni alcohol, pero es algo
totalmente personal. El Viejo Nagual me dijo que no tomara azúcar, ni café, ni alcohol. Pero Taisha hace hoy
día unos licores exquisitos ¡exquisitos! El Viejo Nagual comía de todo, pero con mesura. Carlos no es
mesurado. ¡Y yo espero tomarme una tequila esta noche!". En referencia a cuándo y cómo notaremos el
cambio, Florinda advertía: "Frabricio hacía las mismas preguntas y ahora sabe que eso son preguntas inútiles.
Fabricio ha recapitulado toda su vida y ha hecho tensegridad, hasta que algo se movió en su cuerpo y ahora
conoce que eso son preguntas inútiles, sólo se preocupa de su conciencia de ser y de su recapitulación y de la
tensegridad. Hasta que algo cambie en ustedes, en sus cuerpos. Fabricio lo sabe y ya no pregunta".

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36. Una extraña muerte

La interrogación a los oráculos es absolutamente ineficaz si no se utiliza algún truco. Eso hice yendo a visitar
a una amiga mexicana que conocí en el seminario de los brujos castanedienses. Le pedí que me predijera el
futuro. El primer principio es que sólo se consigue energía reveladora del porvenir si se espera grandes lapsos
de tiempo. Resulta imposible, o es ineficaz, leer futuros a cada momento. La lectura del futuro ha de hacerse,
preferiblemente, con espacios intermedios de, al menos, un año. Es necesaria y suficiente esa energía
acumulada para poder ver algo. Yo no me leía el futuro hacía quince años, desde que estuve en las riveras del
río Ganges, en 1979, con un adivino hindú. La joven mexicana a la que me estoy refiriendo me hizo una tirada
de las cartas del Tarot. En el momento de hacerlo tocaron la puerta de su acogedor estudio coronado por una
foto de Sigmund Freud, y resultó ser alguien que vendía jabón: ¡ése era el código! En mi diario de anotaciones
escribí: "Jabón". Le dije que parara, que ya era suficiente, y me despedí. El resultado se hizo patente siete
meses después. La revolución pública y mercantil en el mundo de Castaneda no gustó a todos los que, de una
manera u otra, habíamos sido escogidos de entre el común de los mortales para ser recipendarios de secretos
que, en la fecha en la que entramos los diez y seis de Madrid, no eran públicos. Una de las consecuencias fue
que la Profesora de Preescolar y yo no acudimos al magno seminario del verano de 1995 en Los Ángeles. Sin
embargo, sí que acudió, para conocer a Carlos Castaneda, por fin, después de veinte años de buscarlo, el
Librero. El 12 de julio de 1995 nos había llegado propaganda de Cleargreen Incorporated, 11901 Santa Monica
Blvd., Suite 599, Los Ángeles, California 90025: "Tensegridad de Carlos Castaneda", ofertando un curso del 1
al 21 de agosto, otro curso del 28 agosto al 16 setiembre y otro del 25 setiembre al 14 de octubre. Un curso
costaba 1000 dólares, dos cursos 1800 dólares y los tres cursos 2700 dólares. Ante este repatingue la
Profesora de Preescolar y yo acudimos a México y abandonamos Los Ángeles, adonde sí que acudieron el
Psicólogo, la Psicóloga, la Periodista, la Fotógrafa, el Biólogo Madrileño y el Librero. La Profesora de
Preescolar y yo dejamos de lado al Nagual, aunque no la práctica. Y he aquí que nada más llegar a México, mi
amiga la Adivina nos propuso una "limpieza", la cual consistía en acudir a ver a un personaje cuyo nombre era
como el de un detergente de limpieza, Ariel, el cual nos proveería de una hierbas que tomadas como infusión,
limpiarían nuestros cuerpos. Así hicimos, y aunque yo no quise limpiarme, la Profesora de Preescolar sí que
quiso. Y efectivamente, padeciendo de estreñimiento crónico, tomó un vaso de aquel mejunje, y no contenta
con el primer vaso, tomó un segundo vaso, y no contenta con este segundo vaso, pensando que era aquella la
ocasión de su vida, tomó un tercer vaso. Tras el tercer vaso nos fuimos con nuestro anfitrión, Arrieta, a un
centro comercial de Aurrerá, y enmedio de una de las tiendas fui a buscar a la Profesora de Preescolar y no la
vi. Empezamos todos a buscarla, y nadie la veía. Fuimos al pasillo y lo recorrimos de lado a lado, sin
encontrarla. Al cabo de un tiempito apareció blanca como un papel. Venía del servicio donde había defecado
tres golpetazos diarreicos. Su estado era de extrema debilidad, así que optamos por volver a casa. En esto
que, ya de vuelta, nuestro amigo Arrieta, en medio de uno de los atascos de tráfico de Ciudad de México, se
paró en seco y dejó el vehículo mal aparcado al lado de un restaurante Vip. Yo lo miraba atónito, en tanto que
la Profesora de Preescolar notaba venir un cuarto retortijón estomacal. Arrieta salió corriendo y se dirigió al
servicio apartando a empujones a todo el que se le puso al paso. Cuando vino, también lo hizo blanco como un
papel. Nada más llegar al apartamento, la Profesora de Preescolar volvió otra vez a necesitar ir al servicio. Y
así nos pasamos el tiempo, hasta que cerca de la medianoche la Profesora de Preescolar entró en estado de
tetania, por deshidratación, y tuvo que ser hospitalizada en grave estado. El signo "Jabón" que la Adivina me
había dado se había producido: la limpieza se había producido, efectivamente, y señalaba el fin de nuestra
aventura común en el castanedismo. El Librero se puso en contacto con nosotros desde Los Ángeles, donde el
Nagual acababa de comer con el grupo de los españoles en casa de Margarita Nieto, y nos comunicó que
había preguntado por mí. La Profesora de Preescolar se quedó extrañada, pues por ella no había preguntado,
ni se había acordado de su nombre, no obstante la supuesta intimidad a la que habían llegado en el episodio
de Tula. Los españoles se mostraban muy enfadados por lo que estaba ocurriendo en Los Ángeles, con venta
de camisetas T-Shirt con logotipos de Cleargreen Incorporated, bolígrafos de propaganda de la Tensegridad,
videos y libros de los brujos en un mercadillo que, a posta, se ponía en funcionamiento en los intermedios de
las charlas. Incluso se entregó un diploma de asistencia a todos los participantes en el evento, cual si se tratara
un curso de parapsicología. El 1 de agosto de 1995, en México, habíamos acudido Arrieta, la Profesora de
Preescolar, la señora de Arrieta y yo al restaurante Casa Tibet, auspiciado por las mismísimas brujas, conforme
me demostró Cristina en un fax que le había enviado Taisha. Ella, Anthony Karam, Lorena y Marivi iban al
seminario de Los Ángeles del 17 al 22, invitadas. Cristina se había hundido existencialmente después de la
crisis de los tesobonos de México de diciembre de 1994, y el Nagual la llamó y habló con ella dos horas, lo
cual, observaba la Profesora de Preescolar, no coincidía con el trato dado a quienes nos hundíamos vitalmente
en otras partes del mundo sin que dispusiéramos de mimo alguno por parte de él. Cristina, Lorena y Mirivi
regentaban y trabajaban el restaurante de la Casa Tibet. Las dos primeras resultaron atracadas a punta de
pistola el sábado 5 de agosto, les robaron el coche, las llaves y las agendas. Cristina quedaba con ello en
pelotas, como acostumbraba a pasar tan pronto alguien se acercaba al clan de Castaneda más de la cuenta. El
16 de agosto de 1995, Maleni, que no había ido a Los Ángeles, le confesó a la Profesora de Preescolar que los
brujos ya se fueron, que sólo son un sueño, que han soñado un sueño para cada uno y que lo que hay que
hacer es llegar a ese sueño. El mismo día comimos con Carlos Ortiz, que nos comunicó que Jacobo Grinberg
desapareció allá por otoño de 1994; vino la policía judicial a interrogar a varios de sus amigos pero no se
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encontró rastro de él; también nos dijo que Lorena, la esposa de Tony Karam, fue llamada por el Nagual para
que dejara a sus dos hijas y acudiera a Los Angeles a practicar, y Karam se enfadó mucho. E1 22 de agosto
nuestro amigo el Librero volvió a l amarnos desde Los Ángeles, y me comentó que el Psicólogo y la Periodista
no encontraban cabal la afirmación del Nagual de que en los omóplatos hay una glándula que contiene un jugo.
Por su parte, Marivi nos decía, a su vuelta de este seminario, sobre el ejemplo que puso el Nagual acerca de la
hormiga número 52, que es la que da organización al hormiguero; es decir, los entomólogos han comprobado
que un grupo de hormigas es un grupo desordenado hasta que el grupo tiene 52 individuos, y es justo con ese
número cuando el grupo, automáticamente, se organiza. Con ésto el Nagual intentaba decir que los brujos
pretenden conseguir un número crítico de ejercitantes a partir del cual, a nivel energético, algo extraordinario
ocurrirá. Maleni quedó en regresar a despedirnos el 30 de agosto de 1995. Vino y no nos encontró, y por ello
nos dejó una nota en la que decía: "Departamento 601. Hola, vine a verlos y a despedirme de ustedes: no tuve
suerte. Les deseo lo mejor, siempre. Con afecto". Y he aquí que para mi mapa de códigos de lo extraño,
guardé la cariñosa misiva; pues bien, la parte de atrás del papel era la inscripción de los padres de familia del
colegio G.H. para cubrir su aportación anual al programa educacional, y se trataba de la inscripción de su hija
Renata, de la hija de Maleni, para empezar a cursar el grado 5 de primaria a partir de setiembre de 1995. A la
vuelta de la Profesora de Preescolar y mía de México a Madrid, nos reunimos con la Periodista, la Fotógrafa y
la Psicóloga, que llegaban de Los Ángeles, y nos contaron que el hombre que consiga saltar a la segunda
atención, que es donde están Don Juan Matus y los brujos, vivirá 5 mil millones de años, que es lo que vive la
Tierra. Que el punto de encaje energético está en los pies para la gente normal, en la pelvis para los
chacmooles, y encima de la cabeza para los brujos hechos. Que el nagual no da la más mínima oportunidad:
todos están perdidos. Que sospechan los brujos que Taisha hace treinta y cinco años que pactó con los seres
inorgánicos, y que los brujos mismos, a pesar de que se han negado a ello durante un tiempo, han decidido
pactar, y que tal vez los inorgánicos constituyan una naturaleza complementaria que está ahí y que nos puede
ayudar contra los verdaderos enemigos, los voladores, quienes devoran también a los inorgánicos, con
quienes, por tanto, podemos los humanos establecer pactos de conveniencia. También dijo el Nagual
Castaneda que la gente nace ya sin adrenales, y que a Kennedy lo operaron y no le encontraron adrenales. Al
llegar a Canarias nos reunimos con el Librero, que también llegaba de Los Ángeles, y nos amplió la
información. Volvió a repetirnos que el Nagual había dicho que los hombres tenemos 5 mil millones de años de
sabiduría en el cuerpo, incluida en los genes, y que si pasamos a otra capa de la cebolla, viviremos tanto como
le queda al planeta tierra por vivir, puesto que la tierra es un ser vivo en el seno del cual nos alojamos, y los
acontecimientos, incluso catastróficos, que puedan cercenar a la humanidad, son sólo acontecimientos de la
corteza física de la tierra. Decía el Nagual que en el mundo de la segunda atención los brujos ven como un
tubo hacia delante y que él había tomado los caminos laterales, de la derecha o de la izquierda. Pero el Librero
nos dio un dato que nuestros compañeras de Madrid silenciaron por completo. La hijita de Maleni fue objeto de
una maniobra teatral por parte de Castaneda que mantuvo en vilo a todos. El día 15 de agosto dijo que
esperaba que una niña de diez años le dijera que se quedaba en el mundo de los brujos; al día siguiente
estaba apenado porque la niña prefirió a los abuelos y a los tamales; al otro día siguiente pidió la niña volver
desde México a repetir la oportunidad; al día subsiguiente la niña pidió perdón públicamente a los 200
participantes, con gran indignación de los españoles, que entendían que aquello era o una tomadura de pelo o
un juego innecesario con una criatura. El nagual criticó entonces a una periodista que llamó a México a la casa
de la niña para comprobar si era verdad que la niñita había regresado a su hogar. En esa época la Profesora
de Preescolar y Maleni se veían en México, donde nosotros nos encontrábamos, y Maleni estaba,
efectivamente, muy llorona. Finalmente descubrí, con el papel de inscripción de que hablé anteriormente, que
Maleni tenía incluso preparada la escuela en México para su hija Renata, aunque en Seminarios posteriores
tuve ocasión de ver a su hijita, más crecida y flaca a consecuencia de la disciplina de la Tensegridad, que crea
cuerpos andróginos y fibrosos. El Librero nos comentó que, según Castaneda, Florinda Donner le daba de
comer a sus árboles animalitos que mataba, ardillas y gatos, los cuales enterraba al lado de sus árboles
mágicos. Castaneda manifestó su pesar por haber forzado la situación de La Gorda. Si él hubiera sabido que
La Gorda tenía una gran egomanía pero con la conciencia a la altura del pecho (con lo que era un ser
poderosísimo), tal vez no la hubiera forzado a la situación que le costó la vida, y tal vez debería haber esperado
a que la conciencia le hubiera subido encima de la cocorota, donde ya no hay egomanía, pues es posibe que la
egomanía desaparezca si se ejercita la disciplina. Dijo Castaneda que hay 6000 posiciones reales del punto de
encaje, y algunas posiciones fantasmas. Que Clara Grau era una gran practicante de artes marciales, que él
también hizo kung-fu, y Taisha, y que las posiciones del cuerpo en esas artes coinciden a veces con las que
cambian el punto de encaje. El Nagual dice que lo que ellos le han quitado a esas posiciones es la parte oscura
que las hace rituales. Advirtió que la magia de los seminarios no se encuentra al llegar a ellos, sino que
empieza a funcionar ya desde antes de partir hacia el lugar de la celebración del evento. Explicó el Nagual que
al otro mundo se va con los zapatos, con la casa y con todo lo puesto. También explicó, nos dijo el Librero, que
cada uno tiene un número determinado de objetos en los que se ha de fijar atentamente cuando se está en el
ensueño y que, a partir de ese determinado número se salta con cuerpo y todo a otra capa de la cebolla, a otro
sitio del universo. Llegando a nuestra tierra nos reunimos el Abogado y su señora, el Librero, la señora del
Librero, la Profesora de Preescolar y yo. Pasamos unos días en la montaña, en un lugar llamado Cercados de
Araña, cuyo nombre nos rememoraba el apellido originario de Castaneda, y de manera inexplicable, después
de años de amistad, sufrió el Librero un ataque de ira espontánea y se distanció de nosotros aquella misma
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tarde. Al cabo de dos semanas cayó enfermo un viernes y falleció el lunes siguiente. El Librero, muestra de
entusiasmo proverbial por conocer al Nagual Carlos Castaneda, tras décadas corriendo tras él, había ido a Los
Ángeles, lo había conocido, aprendió Tensegridad, regresó, y a los dos meses murió. Era el código de lo
extraño.

37. Guerra en Internet

El 15 mayo de 1995 apareció un aviso de Carlos Castaneda en Internet que decía: "Este mensaje es en
relación a una serie de llamados a sí mismos Maestros del Conocimiento en el trabajo de Carlos Castaneda.
Ya he dicho, a través del Chacmool Center Of The Enhanced Perception, que ninguno de los discípulos que
dicen haber estudiado con Carlos Castaneda lo han hecho. Nunca he tenido estudiantes en los 35 años que
llevo trabajando en esto, excepto los tres chacmooles. Debe ser debido al beneficio o a la gratificación del ego
que ellos utilizan mi nombre para sus cosas. Asimismo, no hay mujer nagual llamada Merilyn Tunneshende que
haya trabajado con Carlos Castaneda. No hay ninguna otra que haya trabajado en ello sin ser Carol Tiggs,
Florinda Donner-Grau y Taisha Abelar. Por otra parte, están los denominados estudiantes de Don Juan y Don
Genaro. No hay estudiantes o discípulos. Sus únicos discípulos han sido Carlos Castaneda, Florinda Donner,
Taisha Abelar y Carol Tiggs, más ocho indios de Méjico que ya han dejado este mundo como brujos. Asimismo,
los únicos discípulos entrenados por Carlos Castaneda son Kylie Lundahl, Reni Murez y Nyei Murez".
Simultáneamente, en plena lucha de información y contrainformación, aparecían, también en Internet, en
"[email protected]", las siguientes contramanifestaciones de Merylin, las cuales considero interesante
reproducir porque, una vez más, nos hace comprobar que todo fenómeno no consensuado y sobre el que cae
la duda del orden social, resulta inmediatamente atacado por contrainformaciones que lo deterioran e intentan
impedir su desarrollo natural: alrededor de todo hecho social incipiente se multiplican las dudas de igual
manera que si introducimos un recipiente bajo el agua ésta penetra por todos sus poros para probar sus
límites. La réplica de Merylin Tunneshende a Castaneda era ésta: "Recientemente he tenido la oportunidad de
enseñarle esta aclaración (se refiere a la que antes he reproducido) a Merilyn Tunneshende y preguntar por su
comentario. Asimismo le pregunté por su parecer acerca de las afirmaciones de Florinda respecto a que Lidia
se entrena para la curación del Sida con la ayuda de los árboles, de que Soledad trabaja como productora de
cine y de lo que dicen los Chacmooles acerca de la muerte de La Gorda y de la partida de los Genaros y las
Hermanitas, acerca del fin del linaje, etcétera, y he sido comisionada por Merilyn para publicar en Internet esta
información: 1. Don Juan: viví durante un periodo de tres años en su casa. Él fue el único que me posibilitó
conocer a Carlos. Puedo describir a la perfección las maniobras de Carlos para que yo no lo conociera. Don
Juan, como es llamado por Carlos en su serie de relatos, fue mi principal instructor, así como el hombre que
conocemos por Don Genaro fue mi maestro del Ensueño. La cuestión es que Don Juan apartó a Carlos de su
mundo en 1980 (nótese al respecto que en ese año las tres brujas comienzan a aparecer y toda referencia
acerca de La Gorda, las Hermanitas y los Genaros comienzan a desaparecer). Carlos no conoce, pues, mi
existencia, y Don Juan me prohibió que fuera a contactar con él a Los Ángeles o siquiera dejarle mensajes a
través de su agente Mr. Ned Brown. El viejo nagual condenó a Carlos a un lugar energético incómodo y, como
cualquiera puede ver, la calidad de sus libros se deterioró en esa fecha. Oí rumores acerca de que Carlos tenía
una personalidad sicótica como resultado de las enseñanzas que había seguido. Asimismo me llegó la
referencia de que fue tratado con litio. Lo que había causado esta grieta era la manera en la que Carlos
buscaba usar la energía, una manera totalmente horrenda para el antiguo nagual. Para protegernos, el viejo
nagual insistió en que La Gorda y yo nos separáramos absolutamente de Carlos. Así que nosotras
desaparecimos. Desaparecimos, cual testigos del FBI, porque "conocíamos demasiado". 2. Carlos y sus
asociados normalmente cuelan energía de los individuos que participan en los seminarios de Tensegridad,
masivas cantidades de energía. Resultado de esto es una especie de vampirismo energético que permite
proveer a Carlos de suficiente energía para hacer el vuelo abstracto, a expensas de otros individuos. El viejo
nagual, como resultado de haber visto los designios del poder en Carlos, desconectó totalmente de las brujas y
de Carlos y los expulsó a realidades de nivel más bajo. Él no revela ésto porque él necesita energía de sus
aspirantes (siguiendo las tradiciones toltecas). 3. Soledad: es definitivamente una hechicera que chupa poder
directamente de los sistemas eléctricos y de los medios electrónicos. Me enseñó técnicas que tanto ella como
Carlos habían practicado y empezado a usar, como evidencia su interés en la producción de videos. 4. La
Gorda: No ha muerto. Carlos quería que se fuera. Él la detestaba y la llamaba "cuervo sagrado" a causa de su
inclinación místico-religiosa. Me recordaba a la Madre Meera en su entrega y propósito. La Gorda entró en el
nagual en 1980 y estuvo entrando y saliendo en esa realidad desde entonces. Entraba en esa realidad con
Soledad y conmigo. Nos transfigurábamos. Soledad y yo regresábamos completamente. Ella no. 5. Lidia y su
investigación sobre el sida: Es verdad que Lidia, y Néstor por tanto, están envueltos en la cura del sida. Me
satisface tal cosa, como naguala de ellos que soy. La razón es muy personal. Literalmente: tengo el virus del
sida. Mi primera novela, "Sacrificio sangriento", de próxima publicación, trata de mi trabajo con mis maestros en
esos temas. Es un hecho del cual tengo documentación. 6. Rosa y Benigno: Ambos son mayas chochiles.
Viven en montañas cercanas a San Cristóbal de Las Casas, en el estado de Chiapas. Ellos interactúan con el
mundo como hombre y mujer, marido y esposa. Es una maniobra de acecho. Corrientemente la revolución está
presente en esa área. Los mayas están intentando recuperar las tierras apropiadas por el gobierno mexicano.
Necesitan el campo para sobrevivir. Es un lugar políticamente volátil. Rosa y Beni han sido comprometidos por
51
los zapatistas, aunque no lo desean. Están bien y atienden programas culturales Mayas en Na Balom, en San
Cristóbal. Se les puede ocasionalmente encontrar en el mercado de la Iglesia de la plaza de Santo Domingo en
San Cristóbal. 7. Carlos Castaneda: La idea de que Carlos ha estado 35 años inaccesible es absurda, como lo
evidencian los continuos encuentros y reportajes de estos años. A él le gusta creer que es inaccesible, pero en
realidad no es tan difícil llegar a él. 8. Escribiendo: Que escribo por mi beneficio es estúpido. He donado los
beneficios de mis artículos a la caridad Nativo Americana, siguiendo las instrucciones del viejo nagual. No soy
la única que visto Armani. Muchos de los beneficios de mis escritos van a la investigación del Sida,
encaminada a mi propia curación y a la continuación de esta información. No escribo para llamar la atención.
Nadie conoce mi nombre real. Merilyn Tunneshende es, obviamente, un sobrenombre. En realidad escribo
como un no-hacer energético. 9. Los Chacmooles: Estas mujeres nunca conocieron a Don Juan ni a Don
Genaro. Nadie que haya conocido a estos dos maestros puede decir que existe rastro de su energía en estas
tres mujeres. Están entrenadas exclusivamente por Carlos. 10. Los seminarios: Los Chacmooles tienen poco
desarrollada la videncia, así como Carlos, aunque Carlos oye la voz del Ver con gran facilidad. Las brujas
nunca estuvieron presentes durante mi entrenamiento. Es interesante hacer notar que en los años ochenta
Florinda fue acusada de plagiar en "Shabono" la obra de un autor chileno. Asimismo, durante ese tiempo
Carlos como Doctor en Filosofía fue cuestionado en UCLA. 11. El fin del linaje: Si tengo éxito con mi labor de
transmutar el virus del Sida, con el nagualismo clásico, seré la nueva naguala y mi conocimiento lo pasaré a las
personas que lo requieran de acuerdo a las instrucciones del viejo nagual acerca del final del milenio y la
necesidad de entrar en las vibraciones de otras realidades. No hay necesidad de más linajes. Si no tengo éxito
en mi tarea, sé que debo morir, de la misma manera en que como dice Carlos Castaneda murió La Gorda". El
8 de Junio de 1995 seguía la guerra en Internet. Amalia Márquez, de parte de Carlos Castaneda, respondía a
estas once afirmaciones de Merylin Tunneshende: "A Merilyn: Merilyn Tunneshende utiliza la terminología de
Carlos Castaneda pero no conoce la esencia de las palabras de Castaneda. En sus cuatro páginas de texto
sólo hay auto-asertos y ésta es la única oposición a lo que Carlos Castaneda dice. En el mundo de los brujos
las autoaserciones que sólo son mí, mí, mí, yo, yo, yo, no tienen lugar. Lo único que nos hace reflexionar
cuando leemos el texto de esta señora es su mala fe". Tras otro seminario, en setiembre de 1995, en Arizona,
el 3 de Noviembre de 1995, Cleargreen anunció en Internet: "Cleargreen Incorporated tiene el gusto de advertir
acerca de la admisión a los seminarios, que después de una cuidadoso examen y una seria deliberación por
nuestra parte, hemos llegado a la conclusión de que no todo el mundo se beneficia de nuestro trabajo". Seguía
hablando de actitudes cínicas, de animosidad, de beligerancia entre quienes acudían a los seminarios, y de
que había que llegar, por tanto, a la incuestionable decisión de que, en adelante, se reservarían el derecho de
denegar la admisión a los seminarios a aquellos que, por unánime consenso, se creyera por ellos oportuno.
Posteriormente se elaborarían, efectivamente, "listas negras", en las que llegaron a estar, por ejemplo, Eddy y
Víctor Sánchez. El 7 de noviembre de 1995 se publicaba en Internet, por "[email protected] (Paul Iannone)",
algo que posteriormente oiríamos como un tópico por parte de Carlos Castaneda: "Carlos Castaneda anda
diciendo que hagan tensegridad y recapitulación y que no se pierda tiempo leyendo sus libros". El 15 de
Noviembre de 1995, también en Internet, Todd Zuccolo decía: "Cuando se me ocurrió leer las notas de una
aparición pública de Castaneda en la librería Phoenix me asaltaron dudas acerca de la identidad de Cleargreen
Incorporated. Entonces escribí al departamento de relaciones públicas de Harper Collins y pregunté por el
trabajo de Carlos Castaneda y sus apariciones públicas respecto a la tensegridad, y se me informó que Mr.
Castaneda no ha hecho recientemente apariciones públicas, y que Mr. Castaneda, autor del libro de Harper
Collins "El arte de ensoñar" no está afiliado a Cleargreen Incorporated". Un día después, el 16 de Noviembre
de 1995, en los "newsgroup" de Internet, se informaba sobre el recientísimo seminario de Castaneda y sus
brujos, por c3. Decía C3: "Bien. Como Cleargreen no ha respondido a mis informaciones acerca del seminario
de Noviembre de 1995, continúo informando: Castaneda enseñó todos los días. Habló de que hay unas fibras
que pasan por el punto de encaje y que se sitúan entre los pies, y que es el único lugar al que los voladores no
pueden ir a comer. Si se rompe el filamento entonces se podrá ser libre. Otras criaturas, como los insectos y
animales, no son comidas por los voladores porque no tienen esos límites. Carlos Castaneda decribió el
ejercicio del fósforo azul. Se coge un fósforo, se enciende y se mira, se mete la cabeza de la cerilla en un poco
de agua para que se extinga parte de la llama: el resultado azul de la llama es lo que intentan los brujos ver".
C3 daba una circense información sobre Carol Tiggs: "Carol Tiggs habló de sí como si fuera una tercera
persona, diciendo que ella no era como la original Carol Tiggs. Pidió voluntarios para que le miraran su ojo
izquierdo, los puso en posicion sentada y luego los tiró al suelo. Pidió luego al resto de la audiencia que
cerraran los ojos y extendió el momento de silencio a todos. Hizo ruidos con un palito, con una fusta". Este
pequeño espectáculo lo presencié posteriormente yo mismo en julio de 1996 en Los Ángeles, excepto la
demostración de empujones por su ojo. A quienes estuvimos allí no llegó más experiencia que la que produce
una sesión de relajación o hipnosis en la que se practique imaginería dirigida. Para bordar la información, C3
decía que Taisha Abelar mencionó que durante la primera noche Silvio Manuel, uno de los poderosos brujos de
los que habla Castaneda en sus libros, había sido visto a través de la puerta en la que se celebraba el
Seminario, y que Carlos Castaneda lo había señalado con el dedo mientras charlaba.

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38. Carlos Castaneda y la prensa

Ya en enero de 1996 la publicidad llegaba a sus límites más amplios. También acudí a un seminario en
México en esa fecha, organizado esta vez por Maleni y por el grupo de México. Comenzó el 25 de enero. Y
Castaneda, situado esta vez en una tarima y sin contacto directo con los asistentes, muy lejos respecto a lo
que yo estaba acostumbrado, dijo, efectivamente: "Tiren los libros que he escrito, tírenlos. Lo que quiere el
linaje de Don Juan es perpetuarse, y yo quiero la libertad". Castaneda, haciendo gala de un control mental
resultante de su disciplina, no parecía estar del todo allí, y decía: "la Tierra es un ser conciente que al guerrero,
en un momento dado, le dice: vete". Al siguiente día, el 26 de enero de 1996, Castaneda afirmó: "No hay
tiempo. Kylie fue al banco y vino diciendo que la reconocieron". Este era el motivo aparente por el cual los
brujos detectaron que la importancia personal había hecho presa de las tres Chacmooles y, por tanto,
quedaron fulminantemente destituidas en este Seminario, las Chacmooles no existían ya porque las agarró la
importancia personal. A la pregunta acerca de cómo se notaba el cambio en el ser a cuenta de la disciplina,
Castaneda contestó que él también había hecho esa pregunta a Don Juan, y éste le dijo que utilizara el
siguiente sistema infalible: "te vas al baño, te bajas los calzones, diriges la posición del culo hacia el Oeste, y si
te puedes pegar un pedo, ésa es la señal de que has cambiado". Castaneda advi rtió que ya no puede conducir
vehículos porque se le quedó su visión fija en uno de los mundos a los que acude con cierta frecuencia, mundo
en el cual la visión es redonda y hay que girar continuamente para fijar el objetivo. El Nagual veía a una
chiquita que iba de atrás para delante y de delante para atrás en la sala del Seminario, se fijó en ella y la
expulsó porque le distorsionaba su horizonte derecho. Es la única vez que vi a Carlos Castaneda irritado, al
menos aparentemente irritado. Asimismo, anunció que se iba a crear un centro fijo en México, "Verde Claro,
Sociedad Anónima de Capital Variable". Declaró: "La ciudad es un humanero y se trata de salir, escapar y ser
una gallina prófuga ¿Y después? ¡Y yo que sé! ¡Esa es la libertad!". En un aparte con el Psicólogo, éste me
comentaba que Castaneda en Los Ángeles había dicho que Don Juan estaba equivocado al querer ir a otros
mundos no humanos, pues eso no es posible, y estaba equivocado al querer forzar el punto de encaje por
delante en vez de por abajo, y estaba equivocado al recomendar no ir con los seres inorgánicos del mundo del
ensueño... todo parecía una equivocación que intentaban rectificar como podían. Volvía Castaneda a hablar en
el estrado: hay que practicar el silencio hasta llegar a 8 segundos, empezando por poco: "yo le preguntaba a
Don Juan que cómo los contaba y él me contestaba que no me preocupara, que había un reloj interno".
Castaneda habló del concepto de "cambiar de carril"; Don Juan lo había hecho once veces, y significaba saltar
al cuerpo energético. Por ejemplo, Don Julián había muerto de tuberculosis y cuando el nagual Elías lo
encontró, lo cambió de carril, siguió teniendo tuberculosis pero estaba bien aposentado en su cuerpo
energético. Le preguntaron: ¿Cómo luchar contra la importancia personal, Nagual?. El Nagual contestó: ¡a
patadas, corazón de melón!. Castaneda siguió: los Voladores son la mente y tenemos con ellos una lucha
gigantesca, los vemos por el rabillo del ojo como sombras a la altura de nuestros pies. El Nagual dice que no
mira a nadie de frente para no crear vínculos, parece que siempre mira al horizonte. Mi experiencia personal,
sin embargo, cuando le conocí, no fue ésa. Para quienes siempre estuvimos extrañados del cambiazo que
experimentaron las historias castanedienses a partir de la muerte de La Gorda, el Nagual dijo en esta ocasión
que, tras ser recompuesto por aquella bruja de Chapultepec de que antes hablé, la bruja que lo curó con el
"toc, toc, toc" de su zapato a medida que bajaba las escaleras de su casa, supo Castaneda que, a pesar de
que La Gorda se había ido, él dirigiría desde atrás, no se pondría nunca al frente, y como renunció a mandar, la
bruja de Chapultepec lo vio, lo dejó por arreglado, y volvió cada uno a lo suyo. Desde entonces el Nagual
Castaneda manda en la retaguardia. En este debut en público, por vez primera en México, aparecían continuas
informaciones en prensa acerca de Castaneda y su brujería supuestamente mexicana, pues ya hemos visto
que, a estas alturas, sus exponentes eran gringos y europeos, y casi nada mexicanos. El 27 de enero de 1996,
en el periódico "La Jornada", la periodista Patricia Vega informaba: "Se acabó el secreto. Carlos Castaneda
está entre nosotros. Por primera vez se difunde públicamente y con anticipación que el mundialmente conocido
autor de Las Enseñanzas de Don Juan imparte directamente sus conocimientos en un seminario dirigido a una
audiencia general. Entre las razones de este cambio de actitud se encuentra el no quererse llevar él la riqueza
del conocimiento chamánico, desautorizar a los impostores que imparten cursos en su nombre y, con lo
recaudado en el seminario, beneficiar a tres instituciones mexicanas de asistencia pública que trabajan con
niños de la calle". Castaneda, recogía Patricia Vega, dijo: "No soy gurú. Yo no puedo permitir o dejar de
permitir nada a nadie ¡Éso es demasiado hindú! A nadie le puedo decir si es un chamán o no; tampoco le
puedo decir que en realidad es un idiota... he realizado indagaciones energéticas y no, no tengo nada de
extraordinario. Yo soy un idiota como todos ustedes". En el periódico "La Jornada" del 29 de enero de 1996, el
periodista Arturo García Hernández escribió: "Carlos Castaneda no conoce a Marcos ni sabe del EZLN; no lee
periódicos; niega ser un gurú o un mesiánico; considera, con Juan Matus, que la compasión y las
preocupaciones sociales son una mentira que se regenera". Y siguieron las preguntas y las respuestas: "¿Qué
opina de Marcos, del EZLN y del levantamiento indígena en Chiapas? ¿Quién? ¿Marcos? No lo conozco. No
tengo idea. Puuucha, estoy perdido!... perdónenme, no conozco ni pizca". Y otra: "¿Cómo concilia esa
preocupación por la humanidad con el desinterés por asuntos como Bosnia, o Chiapas, en los que hay mucho
sufrimiento del hombre? ¡Pero corazonzotes, por favor, el sufrimiento está en todas partes, no solo ahí! Toda la
humanidad genera sufrimiento. Mi madre era una comunista, una panfletista, una proletaria. Yo heredé eso.
Pero Don Juan me dijo: estás mintiendo, dices que te preocupa eso y mira como te tratas tú mismo. Deja de
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aniquilar a tu cuerpo ¿De verdad sientes compasión por tus semejantes? Sí, le respondí. ¿Hasta el grado de
dejar de fumar? ¡Noooo! Mi compasión era una superchería. El muy bandido me dijo: mucho cuidado con los
entretenimientos sociales. Eso son placebos, son el gran chupón. Es una mentira que se regenera".
Finalmente, en "La Jornada" del 30 de enero de 1996, Luis Enrique Ramírez transcribió las siguientes
manifestaciones de Castaneda: "Don Juan me dijo que cuando lograra ocho o diez segundos de silencio la
cosa se iba a poner interesante, y mi pregunta de pedo fue ¿y cómo sé que son 8 segundos? No, corazón, no
es así, no sé quien te dice que son 8 segundos. Algo interno nos lo dice. La cuestión es acumular silencio
segundo a segundo. De pronto llegué al umbral sin saberlo, acumulando segundo a segundo. No existe más la
mente. Sólo ese silencio. Ese silencio tiene más de 30 años. Desde ese silencio les hablo". Al revisar estas
notas y recuperar el archivo de las sensaciones de aquellos días, noto que Castaneda estaba acelerado, no
miraba de frente, y parecía emanar las prisas del "¡No hay tiempo!".

39. El primer diario de Lectores del Infinito

A principios de 1996 Castaneda pasó por alto las fórmulas clásicas y respetuosas de comunicación a través
de publicaciones en forma de libro, y como llevado de una prisa incontrolable, como si no hubiera tiempo que
perder, se dedicó al panfleto. Publicó el primer número del que denominó "Lectores del Infinito". Apareció en
inglés, en Los Ángeles, con el subtítulo de "Diario de hermenéutica aplicada". En España se traduciría
después, en abril de 1996, por medio de una asociación que yo mismo impulsé en su origen: la Asociación para
el Estudio de la Percepción, nombre que la fundadora y yo barajamos como discreto a través de una
conversación telefónica. El Nagual explicaba qué es la hermenéutica, y la definía como un "método filosófico"
que tiene como meta "examinar las bases que estructuran los diferentes aspectos de nuestro mundo", y no
citaba ni a Gadamer, ni a ninguno de los filósofos, pero eso sí, se apropiaba del birrioso concepto de éstos:
"Nuestra intención es enfatizar el concepto práctico de esos chamanes, contrario a la reflexion abstracta de un
método puramente filosófico", y explicaba que "a esto se debe nuestra propuesta de llamarlo Diario de
Hermenéutica Aplicada". Uno de los artículos se titulaba: "El camino del guerrero como un paradigma filosófico-
práctico". Pero la nitidez de la sabiduría castanediense no dejaba, a pesar de estas extrañas memeces, de
estar presente: "Somos perceptores parece ser una afirmación tautológica: una reafirmación de lo obvio; algo
así como decir que un hombre calvo es alguien que no tiene pelo... Don Juan Matus explicaba a sus discípulos
que como organismos, los seres humanos realizan una maniobra estupenda que, desgraciadamente le da una
fachada falsa a la percepción. Los seres humanos toman el flujo de la energía pura y lo convierten en datos
sensorios que interpretan siguiendo un sistema estricto de interpretación que los chamanes llaman forma
humana... en otras palabras, sólo nuestro sentido visual toca el flujo de energía que es el universo, y lo hace
únicamente de manera mínima. Los chamanes aseguran que la mayoría de nuestra actividad perceptual es
interpretación". El 13 de febrero de 1996 envié un borrador de lo que podía ser la Asociación para el Estudio de
la Percepción. Intenté convencer a la fundadora de que lo mejor era una sociedad mercantil, cara a crecer y
acopiar dinero, pero se resistía y eligió el camino del culto puro y no lucrativo. Más tarde me enteré por la
Profesora de Preescolar de que la Periodista y la Fotógrafa habían relegado a la Profesora del Conservatorio
en esta, por entonces, solicitada asociación nagualista, y figuraron como fundadoras las tres. Además, la
Periodista me dijo que, en caso de constituirse en sociedad, querría la titularidad de la mayoría para ella. Todo
se revelaba en una sucesión de traiciones femeninas donde cada una de ellas no parecía nunca perder del
todo el norte. Como en la época de aquellas carrerillas en México para darnos el esquinazo a la Profesora de
Preescolar y a mí.

40. Los papeles secretos de "The Only Women Workshop"

Lo que faltaba, pues, era un "Workshop" exclusivo para mujeres en el que se aclarara la importancia superior
de las mujeres en el mundo de los brujos por su especial energía, así como algunas características únicas de
la Tensegridad para seres con vagina. Efectivamente, a primeros de marzo se celebró ese Seminario "Only
Women". El 21 de marzo de 1996 una asistente española del grupo de los diez y seis me envió un resumen de
sus impresiones y notas en dicho seminario. Me manifestó que el contenido "no ha sido aprobado oficialmente".
Revelaciones de Castaneda fueron, al respecto, que "las mujeres son más inteligentes, pero no están
interesadas en la taxonomía, en establecer categorías. Taxonomizar es una condición masculina". Los
hombres juegan "el papel de pobres nenes a los que ustedes cuidan y apapachan ¿por qué lo permiten?",
decía Castaneda a las mujeres, y seguía: "por sus propias características las mujeres carecen de filosofía
definida, de un sistema de pensamiento que pueda servirles de soporte para sustentar un propósito. El hombre
brujo que ha alcanzado un nivel de sobriedad puede proporcionarles este sistema de pensamiento". Esta otra
revelación es importante al respecto: "Desde nuestro punto de vista el gran error del mundo brujo de Don Juan
era su aislamiento, un aislamiento que había perdurado generación tras generación y que quizás tuviera
relación con la preponderancia femenina de los grupos de brujos. Las mujeres son muy insulares". Castaneda
les pidió a las mujeres que espabilaran: "Ustedes viven de acuerdo a las ideas de los machos y además se las
creen. Eso sí que es locura. Encaren de una vez el hecho de que son mujeres... Sus padres han tardado años
en socializarlas, ahora deben trabajar años para romper esa socialización". Las notas que me pasó esta
asistente acerca de lo que, por su parte, dijo Taisha Abelar, fueron, en lo que estimo interesantes, las
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siguientes: "El mundo de los inorgánicos es femenino: su mundo es algo parecido a un túnel lleno de objetos
irreconocibles a los que no podría dar nombre. Dentro de los túneles escuchas una voz femenina, suave,
melódica y gentil. Es la voz del emisario que nos dice qué es cada objeto, nos explica cómo desplazarnos,
hemos de deslizarnos, no caminar. Al final del túnel hay una luz y en ese lugar existen varios niveles de
conciencia. Algunos son de una oscuridad total, donde sólo se escuchan susurros, otros oscilan entre los grises
y negros de distintos matices. En ese mundo había dos enormes soles, dos puestas de sol y dos amaneceres...
estas entidades pueden proporcionarnos salud y bienestar físico. Si tenemos sobriedad nos vigorizan, nos
trasvasan su energía vibrante. Pero si entramos alocadamente en sus dominios, si carecemos de sobriedad,
resultan debilitantes. Son seres de profunda y vastísima conciencia que no engañan. Su vida es larguísima
para nosotros, casi la eternidad, pero permiten que nuestra pequeña y breve conciencia se aúne a la suya".
Una característica natural para el acceso a esas realidades es el ser mujeres, dijo Taisha: "Como mujeres, yo y
cada una de nosotras somos túneles energéticos, tenemos una línea directa con ese mundo. Cuando lo vi,
supe que yo formaba parte, que yo era ese túnel energético. Somos mucho más que el simple organismo que
nos han dicho que somos. Nuestra línea de acceso a ese túnel energético ha sido cortada por la socialización.
Como mujeres tenemos la urgencia de llevar a cabo una revolución conceptual, acciones prácticas que pongan
fin a nuestra esclavitud y sometimiento hacia los hombres. El coqueteo de la bruja podría definirse como una
energía que emana de su vientre a través de su voz, de sus ojos, de sus movimientos. No importa si ese acto
de coquetería es expresado con un pájaro o con un hombre. A través del acecho tú no intentas dominar ni
controlar a nadie, sino a ti misma. Tenemos que revisar seriamente lo que los comportamientos sociales nos
han hecho creer que es la femenidad, que no tiene nada que ver con lo que verdaderamente significa ser
femeninas. Olviden la posibilidad de una revolución general y masiva, porque el peso del orden social es
enorme y no lo permitirá. Pero esa revolución sí es posible individualmente". Florinda, como hizo Taisha, pasó
a explicar alguna de sus experiencias: "durante un periodo de 30 años un águila ha estado acudiendo a mi
cama, no tiene ninguna actitud hacia mí. Mi vientre me dice que lo que ella me está comunicando es
simplemente: no me molestes. Devora allí sus presas y deja mi cama manchada con sangre. Sé que ese águila
es la personificación de una energía, porque después se transforma y se convierte en una mezcla entre rata y
gato. No es un sueño, sus restos aparecen visibles en mi cama". Florinda seguía diciendo: "Los órganos físicos
tienen funciones secundarias. El cerebro también las tiene. Para los brujos la mente es una instalación extraña
a nosotros. El intento de los pases mágicos es precisamente despertar las funciones secundarias de los
órganos. Normalmente, las personas sólo disponen de un comportamiento o técnica que repiten
constantemente. A los cuatro años de edad ya lo hemos aprendido todo y sólo nos queda repetirnos". Florinda,
conforme a los Papeles Secretos de la Comunicante Anónima, afirmó: "Nuestro derecho de nacimiento es que
somos navegantes. Reclamad ese derecho. Pero la navegación no se hace con el cerebro, sino con el vientre".
En los papeles de la comunicante anónima aparecían también declaraciones de Carol Tiggs: "Es posible el
cambio. La recapitulación y la tensegridad lo hacen posible. Otros lo han conseguido. Aquieten su mente,
terminen con su diálogo mental. Pero si continuamente se están preguntando ¿cuándo volaré? están todavía
muy lejos de conseguirlo. Esa es una pregunta del proceso mental que indica que éste no se ha aquietado".
Esta manifestación de Carol Tiggs me hizo recordar a Fabricio, uno de los denominados Elementos, el cual
siempre permanecía callado y del que le oí decir a Florinda Donner que era ejemplo de que cuando se deja de
preguntar por si se está cambiando es cuando realmente ya ha ocurrido el cambio. Claro que si seguimos
como corderos este dictado ocurrirá que nos callemos obedientemente y tomemos por síntoma de una causa lo
que no es sino una mera disposición vacía del ánimo de un fanático por un grupo de brujos locos que ejercitan
el control mental. Pero no hay manera de demostrar ni que el silencio iluminado de Carol Tiggs ejemplarizado
en Fabricio sea absolutamente cierto, ni que no lo sea. Aunque en esta aventura no hay que demostrar nada a
nadie. Hay que intentarlo. Y si, no obstante, queremos una prueba física del cambio no olvidemos que nos
queda el sistema del pedo al Oeste que meritó Carlos Castaneda en México, y que antes expuse con detalle.

41. Los Voladores y la disonancia cognitiva

En los Papeles de la Comunicante Anónima, apareció la hija del Nagual, Nury, a quien llaman "Blue Scout" y
alrededor de la cual corría la leyenda de que es un ser de otro mundo materializado en éste por obra de las
navegaciones del nagual y de la naguala. La chica dijo: "Conozco la historia de que provengo de otros mundos.
No sé de donde vengo, es un hecho en el que prefiero no enfocarme. Pero sí sé que de allí de donde vengo es
la esencia del estar solo". Esta niña se sentía sola. Los Papeles seguían informando de que "el Blue Scout leyó
el capítulo del libro que está escribiendo su padre... resulta imposible reproducir con una mínima exactitud su
contenido, así como la carga emotiva del Explorador Azul durante su lectura". He visto al Blue Scout, como he
visto a Taisha Abelar, llorando por esas boberías ejemplificantes. Esto viene a colación de que la Periodista,
brusca y fuerte mujer, se deshacía en llantos, al igual que la Fotógrafa, otra mujer de fuerte carácter, cada vez
que oían hablar las sandeces de estos brujos. Parecían especialmente abiertas a otro tipo de información que
proviniera de las brujas, empero hay que decir que, aún respetando lo que decían, no era como para llorar.
Cuando fui a México, en Setiembre de 1996, a despedirme a mi manera de los brujos, vine en el avión junto a
la Periodista, y ésta casi me vuelve loco narrándome una mirada y una frase que Taisha Abelar le dirigió en el
pasillo del Hotel cuando se cruzaron por casualidad en uno de los "break" de ese seminario de Setiembre de
1996: ¡la había saludado, la había besado de manera tan espontánea! Entre tanto, yo subrayaba un texto de
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Sing sobre los comportamientos en las sectas. Y el vuelo de Aeroméxico se alejaba a novecientos kilómetros
por hora del continente americano, hacia Europa. Sigamos con los Papeles de la Comunicante Anónima. Ahora
con Castaneda mismo hablando: "La absoluta uniformidad de la egomanía en el mundo demuestra que
estamos compelidos a actuar como lo hacemos a causa de los voladores, un tipo de seres inorgánicos que
devoran inmediatamente cualquier tipo de reflejo de la conciencia que no sea autorreflejo, lo único que nos
dejan para que sigamos siéndoles útiles. A cambio de nuestra conciencia los voladores nos dan la mente. Por
eso los brujos afirman que la mente es una estructura ajena instalada en nosotros. Éste es el estado
absolutamente serio ante el que cabe alarmarse. Ustedes las mujeres tienen algo más, tienen al menos el
útero. Pero yo no, yo soy un hombre, y mi mente es la mente de un volador". Una de las técnicas utilizadas en
los grupos de control mental es la de buscar un enemigo contra quien luchar e insertar esa idea en los
pertenecientes al grupo, idea que focaliza la atención y provee de un objetivo de atención. Tan antiguo como la
Iglesia Cristiana con el diablo, o el ejército con el enemigo, los grupos de control mental más clásicos en la
humanidad que conocemos. El objetivo continuo de Carlos Castaneda y sus brujas a partir de un cierto
momento que yo dato "circa" 1992, es el de dejar claro que los "voladores" son nuestro enemigo para la
evolución. Como flinfle y poco agradecido ejemplo, a falta de otro más a mano, los brujos ponían o se referían
a una foto de un supuesto volador, hecha por Antony Karam en Teotihuacán, en 1992. Castaneda, en los
Papeles Secretos del "Only Woman Workshop", seguía diciendo de los voladores, nuestros enemigos en la
evolución: "Poner en nosotros esa mente que ni tan siquiera es nuestra resulta una maniobra perfecta, porque
la mente es la que propone y es la que acepta. No hay disensión posible. Y esta mente que no es nuestra
trabaja exactamente en contra de que seamos capaces de hallar una solución a nuestro problema. Esa mente
que no es nuestra toma la idea del volador como algo absurdo, algo que no es real porque, simplemente,
ustedes no lo han visto. Pero si jamás se han disciplinado para verlo ¿cómo pueden negar su existencia?
Afuera sólo hay batalla, de otro modo no habría inteligencia. La inteligencia sólo surge de la presión ¿Qué
promesa es ésa que los voladores nos hacen de la paz del universo? Ahí fuera sólo hay pelea. Tengan en
cuenta las unidades que les hemos dado para intentar salir de esta situación. Si un brujo abre otra puerta
tómenla. Para eso se necesita un espíritu aventurero, de otro modo sólo saldrán de aquí con los pies por
delante ¡Váyanse, con hijos y todo, pero escapen!". El mecanismo lógico reflexivo es correcto, como el misterio
de la santa Trinidad: no lo entienden, no lo ven, por tanto, deben creer. El Nagual era un maestro en provocar
disonancias cognitivas. Aprovechó su circunstancia de emisión activa de información y aprovechó la
circunstancia de percepción pasiva de información de quienes le escuchaban: era un trance. Luego insertaba
una afirmación incontrastable. La mente se fijaba en ello, entretanto el cuerpo físico era ejercitado con
tensegridad, y las emociones eran dominadas con la recapitulación. El resultado psicológico es la caída del
individuo en el grupo de control. Hay un enemigo dentro mismo nuestro, y como nosotros no lo vemos, sino que
sólo nos lo han dicho, trabajaremos duramente para liberarnos de nosotros mismos. Es el machaqueo del ego
que los Maestros del Conocimiento llevan ejercitando hace miles de años con los discípulos. Ronald Hubbard,
con la Cienciología, la Dianética y los Operativ Thetan, ha conseguido resultados óptimos con la misma
técnica. Sigamos con las manifestaciones de Castaneda en los Papeles Secretos de la Comunicante Anónima:
"La suma total de las experiencias de tu vida está en otro lugar que no es la mente. Esa suma total es sublime.
Tu mente no te pertenece. Si decidieran ustedes pensar 24 horas antes de decidirse a decir o hacer cualquier
cosa se alocarían. Por eso, la idea de acumular silencio resulta esencial para los brujos. Cada persona posee
individualmente su propio umbral de silencio, y eso cambia por completo la posición del hombre frente a los
voladores. Estoy enfermo, y si me rigiera por los parámetros de la socialización, si todavía tuviera la mente de
los voladores, iría a un médico. Todos los días viajo a lugares inconcebibles y de tanto brincar me he quedado
vacío. La tensión es excesiva para mí. Yo no hago planes; propongo directamente y las cosas llegan o no
llegan, y si no llegan, entenderé que se trataba de una opción que no tenía energía". En brujería hay que
proponer firmemente, y las cosas llegarán o no llegarán. Si llegan, acertamos. Si no llegan, es que no había
suficiente energía en la propuesta. El propio Castaneda, en sus inicios, tuvo que luchar contra Doña Soledad,
la cual iba a matarlo. Entre brujos o seres que desplegan el poderío del control mental, esto es así. Seguía
Castaneda en los Papeles Secretos: "Realmente no sé qué es lo que ocurriría si una masa suficiente de
personas acometiesen la revolución de desechar su mente de voladores. Ellos están ahí hace dos millones de
años o más ¿Vivieron siempre bajo la misma egomanía?". Castaneda decía, una vez más, según los Papeles
Secretos: "No es exactamente que me preocupen los hombres, mas bien me entristecen. Nuestro plan original
era el de desaparecer, pero entonces, en el año 85 u 87, el regreso de Carol Tiggs lo cambió todo. Ella debía
permanecer al otro lado para abrirnos camino. Aquello nunca había ocurrido antes. Desde entonces no
tenemos quien nos aconseje salvo el infinito, y estamos haciendo lo que el infinito nos ha dicho que hagamos".
En abril de 1996, leí una nueva entrevista, en este caso a los Chacmooles, publicada en una revista inglesa. El
"copyright" era del "Chacmool Center for Enhanced Perception", y de 1995. Reconocían el agradecimiento a
Simon Bridgewalker, y para reimpresiones había que contactar con Toltec Artists, 11901 Santa Monica Blvd, #
598. La leyes de la propiedad intelectual permiten, no obstante, referencias comentadas sobre un texto
registrado. Poco hay que reseñar que nos añada de nuevo qué es el castanedismo actualmente, pero las
chacmooles decían que empezaron a trabajar con Castaneda hace 10 años, justamente en la época de la
debacle de La Gorda, aunque "nuestro trabajo con él nada tiene que ver con su mundo". Añadían que estaban
investigando "para un próximo y gigantesco libro que planeamos publicar algún día, cuyo título hemos
cambiado a lo largo de los años, empezamos a titularlo etno-hermenéutica, pero uno de nuestros mejores
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amigos se apropió del título para su propia investigación. Luego lo cambiamos como un nuevo punto de vista
de la interpretación, y en el presente se llama antropología fenomenológica. Esto revela que Carlos Castaneda
se preocupa por las ciencias sociales". En la misma fecha apareció una entrevista de Bruce Wagner a Carlos
Castaneda, donde se revelaba que Bruce era novelista, guionista y director de cine. Había dirigido el primer
volumen de los 12 pases de tensegridad, y en aquel momento escribía y producía el próximo guion de cine
para TV de Francis Ford Coppola, "White Dwarf". El "copyrigth" de aquella entrevista era de Elemental Films y
para reimpresión había que pedir permiso a "Toltec Artist", y la entrevista se publicó en mayo de 1995 en
"Body, Mind & Spirit". En esta entrevista había una introducción de Gaylynn Baker, en la que decía: "para
añadir excitación, a mediados de 1993 se conoció el anuncio de que Florinda, Taisha y Carol Tiggs, identificada
en los libros como la mujer nagual, darían tres seminarios separados. Los lugares seleccionados eran el Rim
Institute, en Arizona, Akahi Farms, en Maui, y el Esalen Institute, en Big Sur, California. Los seminarios se
llenaron tan pronto como fueron anunciados". Gaylynn Baker recordaba que los videos de la Tensegridad se
habían anunciado en el Rim Institute y que, por fin, se presentaron en 1994 en la Librería Phoenix, de Santa
Mónica, en California. A Castaneda le preguntaba Bruce: "Usted dice que Don Juan tuvo sólo cuatro discípulos:
Taisha, Florinda, Carol y usted mismo. ¿Qué pasó con los otros discípulos que usted mencionó en los primeros
libros?" El Nagual contestaba: "Ya no están con nosotros. En términos de configuración energética, son
dramáticamente diferentes a nosotros, y precisamente por eso, ellos son incapaces de seguir mi guía; no es
que no quieran hacerlo sino que mis acciones y metas no tienen sentido para ellos. No hay otros discípulos en
el mundo de Don Juan". Castaneda comentó que Don Juan les recomendó la práctica de las artes marciales
orientales, inspiración que, supone, le vino de Clara Boehm, una de las brujas cohortes de Don Juan y maestra
de Taisha Abelar, la cual estudió artes marciales en China. Castaneda afirmó que los estudiantes de Don Juan,
de una o de otra manera, han practicado siempre artes marciales. El 18 de abril de 1996 envié 250 dólares
para reservar la asistencia de la Profesora de Preescolar y del Profesor al seminario de julio de 1996 en Los
Ángeles, California. Y reservé, asimismo, habitaciones en el Hotel Century Wilshire. Fue ahí la última vez que
vimos a Castaneda, ella prorrumpió en llanto y yo no veía sino, como los borricos, sólo lo que había en un tubo
delante de mis ojos. La Profesora de Preescolar y yo nos sentíamos mutuamente rechazados, como dos
imanes colocados por la parte en que se repelen. Recuerdo visitar juntos la famosa librería Phoenix Bookstore,
donde había aparecido la Naguala, en una conferencia de Castaneda, tras varios años de exploración por la
Segunda o Tercera Atención, y la misma librería en que Margaret Runyan cuenta cómo Castaneda vio a su hijo
Chocho y a ella misma por última vez. Yo sentía la presencia de la Profesora de Preescolar con dureza, y no
volví a cruzar palabra con ella tras aquel ominoso viaje. A partir de ahí entramos en otro orden de cosas.

42. Segundo número del diario de Lectores del Infinito

En Mayo de 1996 salió el número 2 del denominado diario "Lectores del Infinito", un "Diario de hermenéutica
aplicada". El Dr. Castaneda, como se le alude en este diario, hizo aquí un descubrimiento: "Nota del Autor: a fin
de lograr claridad, en este diario es necesario usar el lenguaje con el mayor alcance permitido. Así, el discurso
filosófico será tan formal como se requiera. Por otro lado, el discurso chamánico será fiel a su expresión
originaria. De este modo entra en juego el mayor alcance permitido del lenguaje". Empezaba el Dr. Castaneda
enseñándonos que "en la disciplina filosófica, intencionalidad es un término originariamente usado por la
Escolástica medieval para definir, en términos de movimiento natural y no natural, el intento de Dios con
relación a su creación". En una demostración de erudición, el Dr. Castaneda seguía más adelante diciendo: "En
el Siglo XIX, Franz Brentano, filósofo alemán cuyo principal interés radicó en encontrar una característica que
separara los fenómenos mentales de los físicos, reestructuró el término intencionalidad". El Dr. Castaneda
seguía apoyándose en la autoridad de aquellos antiguos filósofos locos: "en la disciplina chamanística hay un
item denominado llamando al intento... los chamanes sostienen, tal como Brentano intuía, que el acto de
intentar no se halla en el ámbito de lo físico". A raíz de estas estupideces comparativas, cuatro de los del grupo
de los diez y seis de Madrid, se enrolaron en la Universidad a estudiar filosofía. Pero la verdad se escapa a
borbotones, y el Dr. Castaneda terminaba hablando en serio: "La razón por la cual Don Juan aconsejaba
abstenerse de prácticas y procedimientos es porque, junto con hacer tensegridad o recapitular, o seguir el
camino del guerrero, los practicantes deben intentar su cambio; deben intentar parar el mundo. De modo que lo
que cuenta no es meramente seguir los pasos, lo que es de suprema importancia es intentar el efecto de seguir
los pasos". O sea, no hay método describible en la disciplina de la brujería. En la página 3 de este diario
número 2, decía Castaneda, hablando de los guerreros guardianes, que primero eran llamados chacmooles, y
después, tras la catástrofe egomaniaca de enero de 1996, rastreadores de energía: "Si se usase la jerga
moderna, podría decirse que los rastreadores de energía son "canalizadores" por excelencia. Pero la idea de
canalización implica un cierto grado de voluntad por parte del practicante, quien, como el término lo dice,
canaliza cosas hacia sí mismo o sí misma. Los rastreadores de energía, por otra parte, no imponen su
voluntad. Simplemente permiten que la energía se les muestre". Con su especial método maníaco de criticarlo
todo, Castaneda afirmaba que los ejercitantes del "channeling" canalizan energía para sí mismos, cuando que
es justo lo contrario, y precisamente por ello dicen de sí mismos que ejercitan "channeling", en vez de ser
líderes o lideresas, como sí que lo dijo Castaneda en el sentido de que era un Nagual heredero de 27
generaciones de Naguales anteriores. Efectivamente, una observación exterior y objetiva de los
comportamientos y sucesos de los brujos nos aclararía tal vez que eran un grupo de "channeling" que pareció
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haber heredado la tradición. Recordemos, al respecto, la entrevista radiofónica a Carlos Castaneda, que
encontramos en Internet, hecha en 1968, en la KPFA, y transcrita por Annie Matus. Durante seis años, entre
1960 y 1968, Castaneda fue aprendiz de un brujo yaqui, dice el entrevistador, y explica el propio Castaneda:
"Con el terrible impacto de las enseñanzas de Don Juan, he llegado a comprender que lo importante es estar
aquí y ahora. Y eso implica la idea de entrar en estados de realidad no-ordinaria en lugar de romper los
estados de realidad ordinaria. Yo no experimenté ninguna interrupción en mi continuidad, no creo que sea una
farsa. Pero cuando lo digo, tiendo a pensar que sí fue una farsa". Como cualquier canalizador, Castaneda
dudaba de lo que vivió con Don Juan. Así de sutil e indemostrable es la experiencia bruja, hasta que se cruza
algo inasible por los brutos. Esa entrevista radiofónica seguía: "¿Tiene usted planes para volver a buscar a Don
Juan?". Castaneda: "No, lo veo a menudo. Como a un amigo". El entrevistador: "Ohh! ¿todavía lo ve?".
Castaneda: "Sí, estoy con él, he estado con él un montón de veces desde la última vez que escribí el libro.
Pero en lo que respecta a seguir sus enseñanzas, no creo que pueda. Pienso sinceramente que carezco de los
mecanismos. Mi esfuerzo de comprender su mundo es a mi manera, déjeme decirlo, una forma de pagarle por
esta gran oportunidad. Pienso que si no hago el esfuerzo de traducir su mundo como un fenómeno coherente,
él se irá por el camino en el que ha estado cientos de años, y todo quedará como algo absurdo".

43. Tercer número del diario de Lectores del Infinito

En Junio de 1996 la Asociación para el Estudio de la Percepción envió una carta a sus clientes, en la que
decía que "con el envío de este tercer número del diario de Lectores del Infinito queda finalizada la suscripción
por tres ejemplares que figura a tu nombre. No obstante, queremos comunicarte que Carlos Castaneda, a
través de Cleargreen Inc., ha publicado recientemente un Diario más, el número 4, y que nuestra Asociación
dispone ya de su traducción al español para ser enviada a los interesados. Presumiblemente Carlos Castaneda
editará dos diarios más después del verano, además de una recopilación que, con formato de libro, podría
estar disponible para fines de año". En este número 3, Carlos Castaneda explicaba que "mis tentativas por
publicar este diario se remontan a 1971, cuando le presenté este formato a algunos editores de libros, quienes
lo rechazaron rápidamente porque no concordaba con la noción preconcebida de lo que un diario erudito debía
ser... el título que había pensado para el diario de aquel entonces, era Diario de Etno-hermenéutica. Años más
tarde, encontré una publicación con ese nombre en circulación". La misma historia que nos contaron los
chacmooles refiriéndose a sí mismos, pero en boca del propio Castaneda, refiriéndose a su vez a sí mismo.
Castaneda explicaba que "cuando uno está vacío de pensamientos y ha adquirido algo que él (Don Juan)
llamaba silencio interior, el horizonte aparece a los ojos del vidente como una extensión color lavanda, en la
cual se hace visible un punto color granate. Ese punto granate se expande súbitamente y explota en un infinito
que puede ser leído". Para mayor abundamiento de este espectáculo de color, dispongo de varias camisas T-
Shirt que remedan este escenario, y que adquirí en Los Ángeles en la boutique dispuesta al efecto en el
Seminario de Tensegridad de julio de 1996. No está de más recordar a l s afirmaciones de Florinda, antes
transcritas, en las que hablaba de que el Nagual no necesita leer, sino sencillamente tirar de unas cintas
invisibles, gracias a lo cual accedía a cualquier tipo de conocimiento. La Profesora de Preescolar me dijo
también que él sabía que había un lugar donde todo lo que ha ocurrido, ocurre y ocurrirá en el universo, está
archivado. En este número 3 del Diario del Infinito, Castaneda incluyó un tostón acerca de lo que es
fenomenología según Edmund Gustav Husserl (1859-1938). El tostón era muy básico, y seguramente los
actuales detentadores de la fenomenología en el mundo, autores de las "Analecta Husserliana", no admitirían
la referencia de Castaneda ni en un panfleto divulgativo. Castaneda aclaraba: "a partir de mi asociación con
Don Juan Matus y con los otros practicantes de su línea, llegué a la conclusión -a través de la experiencia
directa de sus prácticas chamánicas- de que el significado entre paréntesis, o la suspensión del juicio que
Husserl postuló como la reducción esencial de toda investigación filosófica, es algo imposible de realizar
cuando se trata del mero ejercicio del intelecto del filósofo. Alguien que estudió con Martin Heidegger, discípulo
de Husserl, me dijo que cuando le pidieron a Husserl una indicación práctica acerca de como realizar esta
reducción, él contestó: ¿Cómo demonios voy a saberlo? Yo soy un filósofo". De la misma manera en que toda
innovación material se hace en base a otra materia preexistente, con las ideas ocurre lo mismo, lo cual alonga
cualquier proposición en el abismo del pasado. De ahí que la sabiduría occidental o, en general, la sabiduría
humana, tenga, necesite apoyarse en lo dicho anteriormente para subsistir. Es la manía de la cita, es la propia
manía de referirse a Husserl, o a Heidegger, por ejemplo, para encontrar apoyo. Es, en otro orden de cosas, el
mismo fenómeno que ocurre de que para transcribir este conocimiento, o esta información que ustedes están
ahora mismo leyendo, previamente ustedes han tenido que aprender a leer los signos que la componen. No
hay un conocimiento absoluto y nuevo, excepto el que nace, si es que nace, del mismísimo silencio
inenarrable. Las ideas son, al fin, como puntos materiales, como ladrillos que vienen y, a lo más, se reformulan.
El mundo de las ideas es tan material como la propia materia en el sentido de que "ni se crea, ni se destruye".
Cuando los sabios occidentales se dedican a citar como loros están bajo esa corriente inevitable de ideas
indestructibles. Cuando se atreven a cambiar su rumbo, estamos ante los nuevos "paradigmas" que tanto ha
popularizado Kuhn. Si escapáramos de ésto tendríamos ese paréntesis y accederíamos a las unidades ínfimas
de saber puro.

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44. La tercera premisa del camino del guerrero

En el referido número 3 del Diario del Infinito de Castaneda, éste seguía proponiendo que la tercera premisa
del camino del guerrero es: "la percepción debe ser intentada en su totalidad. Don Juan decía que la
percepción es percepción, y que carece de bondad o maldad". Y aquí enarboló Castaneda de nuevo su aptitud
narradora para fabular refiriéndose a Don Juan cuando éste le decía: "lo que yo digo no son meras palabras,
sino referencias precisas de mi cuaderno de navegación". Castaneda empezaba a establecer en su texto
contraposiciones respecto a lo que Don Juan decía, y a más parecida era la afirmación de Don Juan a una
metáfora, más empeño ponía en convencernos en que no era tal metáfora. De esta manera: "la primera vez
que mencionó Don Juan su cuaderno de navegación, me sentí sumamente conmovido por lo que tomé como
una metáfora", a lo que Don Juan le contestaba: "¡qué metáfora ni metáfora!, dijo. El cuaderno de navegación
de un chamán no es como ninguno de tus arreglos de palabras". Parece que Don Juan hablaba de que el
Diario de Navegación es algo substancial, más concreto de lo que pudiéramos imaginar, una especie de
registro. Castaneda nos confiesa entonces su pensamiento en el crucial momento en el que hablaba de ésto
con Don Juan: "Cuando le hice esa pregunta estaba pensando, naturalmente, en la historia oral o en la
habilidad de los pueblos para preservar relatos en forma de historias, especialmente los pueblos que vivieron
en tiempos previos al lenguaje escrito, o pueblos que hoy día viven al margen de la civilización". Y Don Juan lo
decepcionaba una vez más: "¡No es una enciclopedia!, dijo, es un diario de navegación breve y preciso". Según
Carlos Castaneda, Don Juan le habló de que los chamanes conseguían percibir directamente la energía tal y
como ésta fluye en el universo, y por su especial disciplina pueden saltarse el proceso racional o intelectivo de
percepción y llegar directamente a la esencia de la energía "sin la intervención de la mente", es decir: "cuando
se encuentran en un estado de silencio interior total". Estas especulaciones o revelaciones de Carlos
Castaneda son interesantes en el sentido de que proponen directamente un salto al vacío eficaz si, en efecto,
se apaga, se borra, toda información anterior. Todo se convierte en acto puro. En un acto con el cuerpo, con
algo más allá de la conciencia que piensa, más allá de la capacidad con la que usted ahora mismo lee.
Castaneda terminaba explicando el alcance que tuvo esta habilidad existencial para los antiguos videntes: "Su
pericia en el manejo de esta fuerza se volvió tan extraordinaria que sus acciones se transformaron en leyendas,
eventos mitológicos que existen únicamente como fábulas. Por ejemplo, una de las historias sobre los antiguos
chamanes que Don Juan contaba, versaba sobre su capacidad de disolver su masa física al enfocar
simplemente su conciencia total y su intento con esa fuerza... nunca quedaban totalmente satisfechos con el
resultado de esta maniobra de disolver su masa. La razón de su descontento se debía a que una vez su masa
se disolvía, también se disolvía su capacidad de actuar. Les quedaba tan sólo la alternativa de ser testigos de
eventos en los que eran incapaces de participar... su ferviente deseo era poder actuar desde su posición
fantasmal de seres sin masa, algo que, Don Juan decía, no se puede realizar jamás". Las técnicas predicativas
de Carlos Castaneda han sido las de un perro viejo en su relación con los que reciben su información. Margaret
Runyan Castaneda explicó en su libro revelador de la etiología, de los principios del Nagual Castaneda, tras
analizar las semejanzas que ella notaba en varios de los episodios narrados por Castaneda respecto a
conversaciones que tenía en el círculo de amigos y en su propia familia, que: "Claramente, partes de las
conversaciones eran falsas, pero Don Juan era real. Era un indio real, alguien al que Carlos iba a ver en sus
viajes. Desde que Castaneda contaba todo de una manera leíble, el don Juan de sus libros se convertía en una
criatura diferente, una construcción amplia y omnisciente constituida a partes iguales por un indio real, la pura
imaginación de Castaneda, la investigación en los libros y docenas de conversaciones y experiencias con
gente como mi hijo Carlton Jeremy, yo misma, Mike Harner, colegas de la UCLA, su abuelo y otros". El recurso
literario más eficaz fue, finalmente, un recurso constructor de mitos por excelencia, el hablar siempre de algo
que dijo un tercero al que se endiosa, se sitúa en un lugar inasible e invisible; figura en la que, por tanto, se
despliega toda la omnipotencia posible, sin que sea factible directamente al lector contrastar nada, excepto
recibir información con la que se va construyendo y reforzando cada vez más la figura. Sócrates, Jesucristo o
Buda, por ejemplo, nunca escribieron nada, siempre se escribió sobre ellos, y realmente la estructura mítica
funciona en el hombre cuando las figuras protagonistas se hacen inalcanzables en el espacio o en el tiempo.
Hasta los crímenes cometidos por quien quiera que sea, se olvidan, y superviven sólo las gestas. Si
pudiéramos ver a tres metros los acontecimientos de un Alejandro Magno (que sacrificó mancebos para purgar
su dolor por la muerte de uno de sus novios preferidos), un Carlomagno, o cualquier emperador de turno, nos
asquearíamos por sus vivencias, cuando que a cientos de años vista nos llega sólo lo que nos dicen sus
monumentos y una historia siempre manca, relatada por los vencedores. Franco o Hitler, dentro de cien años,
serán salvadores de sus patrias. Y Jesucristo, Buda y Sócrates han devenido en criaturas divinas. Castaneda
utilizó el recurso literario constructor de mitos por excelencia. Margaret Runyan dice en su mencionado libro "A
Magical Journey with Carlos Castaneda": "Pocos amigos eran en aquel periodo con los que se sentía Carlos
confortablemente, especialmente Allen Morrison y un costarricense llamado Byron Deore, un estudiante de pre-
psicología en el Los Ángeles Community College. Ellos acudían al apartamento de Carlos en North New
Hampshire Street conmigo y alguna pareja de amigas como Sue, y todos bebíamos y hablábamos hasta la
madrugada". En una de esas reuniones, hacia 1959, "Byron mencionó un par de textos sobre grandes
religiones que había estado leyendo. Mencionó que Buda nunca había escrito nada, y que sólo existían escritos
acerca de lo que él había dicho. Igual que Jesucristo. El discurso del gran maestro de Galilea, nos dijo Byron a
todos, fue escrito por sus discípulos, probablemente afectados por el tiempo, las antiguas escrituras y unos
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mitos en pleno crecimiento. Todos asentíamos, Carlos incluido. No existen pruebas de que estos hombres
dioses filosóficos realmente hayan dicho lo que está escrito en esos textos históricos. Nos han llegado las
palabras de las crónicas, no las de Buda o Jesús. Le interumpí: si yo te digo que he descubierto el camino
fundamental de la vida y te explico exactamente cómo realizarlo, es bastante difícil que tú lo aceptes. Byron
asintió. Carlos asintió. Y seguí: pero si te digo que me lo ha revelado un misterioso maestro que me ha iniciado
en algunos grandes misterios, entonces parecerá más interesante. Es más fácil de aceptar. Como en "The
Razor´s Edge", dijo Allen. Como en "Siddartha", dijo Byron. Carlos asintió como entendiéndolo perfectamente".
La fuerza vital del hombre funciona en un altísimo porcentaje si hay un misterio desconocido, un "mysterium
tremendum" tras el que ir. Desde el objetivo sexual al religioso, pasando por el del poder o el del ahorro, toda la
carrera y el motor del ser humano se reduce a ir tras lo desconocido. Una vez lo desconocido se revela, se
desinfla la fuerza vital. Y Carlos Castaneda habló siempre de Don Juan y de brujos que ninguno conocimos.
Sólo él.

45. El seminario de Los Ángeles del verano de 1996

El 18 de junio de 1996 me envió correo electrónico el Botánico Catalán, ofertándome su apartamento de


becado postdoctoral, situado casualmente a cinco minutos del Pabellón en el que se iba a celebrar el encuentro
con Carlos Castaneda y sus brujos al mes siguiente en los Ángeles. Cuando se lo conté a la Periodista, me dijo
que el Botánico Catalán no pertenecía al grupo de los que, de alguna manera, habían sido escogidos por los
brujos, lo cual me indignó. Luego me enteraría en Setiembre, en México, por boca del propio Botánico Catalán,
que él había sido rechazado por el Nagual. Que le habían dado por energéticamente muerto, al igual que a
Eddy, y al igual que a mí. No obstante, muertito y todo, el Botánico Catalán era una persona llena de
humanidad y, al menos externamente, lleno de disciplina. La Periodista había expulsado ya, a requerimientos,
seguramente, de los rumores que le llegaban desde las jerarquías brujas, a la Profesora del Conservatorio, al
Biólogo Catalán, y al Biólogo Madrileño. Y antes de que me expulsaran, me expulsé yo mismo. El 21 de Julio
de 1996 vi a Carlos Castaneda de nuevo en Los Ángeles. Oí las mismas cosas por parte de los brujos:
Castaneda explicando cómo dejó de fumar, Florinda conminando a recapitular y ejercitar la tensegridad, que Lo
Otro llegaría algún día, y Taisha con sus cosas, en esta ocasión la historia de una casa con la parte de delante
que sólo ven los brujos y a la que por detrás sí que se llega, y con gran trasiego de cosas y de gentes. Por no
hablar de la hija del Nagual, quien, a falta de no saber decir otra cosa, como siempre, leyó el libro de su papá,
Carlos Castaneda, y lloró, para no perder su costumbre. En aquellos días, no siendo suficiente el conocimiento
que impartían los brujos de Castaneda, casi todos los que habían acudido allá, a Los Ángeles, a desembolsar
1.500 dólares a cambio de unas buenas claves para salvarse del infinito depredador, descubrieron que Howard
Lee, tan sólo por 40 dólares, podría recomponer el cuerpo energético de quien se lo pidiese. Efectivamente,
Lee venía a ser el personaje que había recompuesto a Carlos Castaneda tras la catástrofe de la muerte de La
Gorda. Castaneda lo confesó y le dedicó uno de sus libros más preciados. Unos meses antes de conocer yo a
Castaneda, Carlos Ortiz me había dicho que el Nagual se había arrepentido de haber puesto esa dedicatoria
en su libro. El mentado Howard Lee se anunciaba en Internet casi a la vez y en el mismo entorno que Carlos
Castaneda. Reproduzco su propaganda: "Howard Lee. Un seminario con Howard Lee. Un nuevo influjo de
energía para nuestra conciencia interna. Una herramienta transformadora disponible para todos a través de un
proceso creado por Howard Lee, quien posee la habilidad personal de introducirnos en esta particular
frecuencia de supercarga. ¿Qué es esta energía? La Luz de Energía Vital es una sinergia de frecuencias
benevolentes, un elixir de energía entrando en nuestra atmósfera terrestre y fluyendo en todos los que la
requieran. Es un proceso energético en absoluto sectario. Esta energía es un potente aditivo espiritual para
nuestra fuerza vital básica, que nos permite transcender las limitaciones de la conciencia cotidiana y activa
niveles de sanación y transformación celulares. Es necesario un influjo externo de energía para estimular esta
transformación, lo cual es tarea de Howard. Mi papel es servir de conducto de energía. Es sorprendentemente
fácil ser iniciado en la Experiencia de Inducción. Usted sólo tiene que acudir a un seminario de Inducción de
Energía y tomarla. La mayoría de los individuos piensan que acceder a la energía es un proceso laborioso y
pesado. Sin embargo, la inducción a la Energía es un proceso inmediato. En su último seminario Howard
estableció un campo de energía que introdujo a los estudiantes en un estado multidimensional de conciencia
donde sus Yo Superiores instantáneamente recibieron las precisas frecuencias energéticas de la Luz Vital". En
su propaganda, Lee incluía el texto que le había dedicado el propio Carlos Castaneda en su libro "El Fuego
Interno". Y finalizaba el anuncio de Lee: "Nacido en China en 1939, Howard Lee estudió el arte de la
acupuntura y la medicina china con el pionero acupunturista en América, el Dr. Gim Shek Ju. Dotado
naturalmente del don de mover físicamente la energía. Lee estudió el sistema Choy Li Fut de Kung Fu con el
profesor Low Ben, uno de los primeros profesores de Kung Fu en United States. Ha practicado acupuntura y
enseñado Kung Fu durante 25 años. Nacido con la capacidad sanadora de la Luz Vital. A través de décadas de
realización y disciplina, ha sido capaz de recordar el paradigma completo de la nueva curación energética.
Actualmente guía a los individuos interesados a la posesión instantánea de esa energía". Para la información y
el registro en sus seminarios había que dirigirse a River Bookstore, teléfono 451-1224, de California. O ir al 512
Santa Monica Blvd., Santa Monica, CA (Public Parking on 5th Street, South of Santa Monica Blvd.).
Muchísimos de los que acudían a aprender tensegridad en el West Side Pavilion, pasaban por la tarde por el
gimnasio de Howard Lee a que les influyera quien había, años atrás, recompuesto la energía del propio Nagual
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que se abalanzaba sobre todos nosotros desde el mundo de lo invisible. Al siguiente día, el 22 de julio de 1996,
el Nagual volvía con la tecla: "Al recapitular ocurre algo, y es que se entrega la experiencia vital al Águila, como
si se hiciera un nuevo negocio de préstamo con el Águila, porque lo que tenemos es prestado y nuestro error
es tratarlo como nuestro ¿Cuánto dura ese nuevo préstamo, Don Juan? Me dijo que por lo menos diez billones
de años, o sea, lo que dura la Tierra, que es un planeta vivo: ésa es la evolución que se espera del guerrero.
Don Juan ¿lo va usted a conseguir? No sé, pero si no lo consigo, moriré en la batalla: se trata de convertirnos
en pura conciencia, en conciencia aglutinada para llegar a los extremos del universo". Esta siguiente afirmación
de Castaneda, en aquellos momentos, me valió para querer entenderle un poco en su intransigencia y falta de
respeto para con cualquier otra tradición que se le cruzara en el camino. Para mí fue crucial, y vi que la
malcriadez del Nagual, entonces, podía ser comprendida: "Le dije a Don Juan que él era obsesivo como los
católicos, porque me decía que sólo el suyo era el único camino: me dijo que no lo decía nunca en términos
absolutos, sino que se trataba de que yo ya no tenía más oportunidades, ni energía para buscar otro camino,
porque ya había llegado allí. Y con ustedes -nos decía Castaneda a los participantes del Westwood Seminar-
pasa lo mismo, si están aquí no busquen más, su energía ha sido la que los ha traído acá y no tienen para
más". El 23 de Julio de 1996, Taisha dijo acerca del acecho de los brujos: "Cada situación nueva hay que
aceptarla como si la vida fuera en ello, viviéndola olvidando todo el pasado y todo el futuro, sólo hay el
presente, éso es vivir con acecho". Por eso Taisha fue mono, mujer, hombre y mendiga: cuando era mendiga y
hubo aceptado que su condición podía ser para toda la vida, entonces empezó a ver la energía, a tener
telepatía, y sólo entonces se le paró el diálogo interno. El Nagual había dicho que "acechar no es hacer como
un artista de teatro, que a la hora de haber hecho la comedia vuelve a su casa como antes; acechar es hacer la
comedia para toda la vida". Yo estaba reventado. No pensaba. No podía pensar. Sólo podía actuar algo dentro
de mí que estaba debajo, detrás de la conciencia. Mi ser espectral. En este punto noté que mi nueva situación
podría ser una maniobra de acecho si la aceptaba. Algo iba a pasar y no sabía qué. Lo di todo por perdido, y
me propuse que allí caía yo y caerían los demás conmigo. Me propuse aplicarles la misma medicina, y así
aprenderíamos todos. Y por eso estoy aquí yo y usted ahí, detrás de sus ojos, dentro de su cerebro, recibiendo
esta información. Tensegrety T-shirt, a 1500 pesetas, con la leyenda "Readers of Infinity", de las que compré
ocho. Bolígrafos y pisapapeles, un pisapapeles que, inventado por la hija del Nagual, substituye la función que
antiguamente hacía una mera piedra colocada sobre el ombligo para ayudar a la atención del ensueño. Luego
pasaron a vender también una serie de bolitas diseñadas para trabajar puntos de energía determinados que
existen en ciertas partes del cuerpo. Todo con su patente mercantil correspondiente. Allí veíamos pasar a
Merilyn Tunneshende, mujer de tez oscurecida por lo que parecía ser medicación, provista de unos guantes de
conducir motos y unas gafas estrambóticas al estilo Punkies, y que se empleaba en atravesar el pabellón de
lado a lado. Bruce Wagner la sacó cuando se puso histérica señalando al Nagual y diciendo "¡Tú lo vendes, tú
lo vendes!". Otro participante, griego al parecer, la secundó en las acusaciones. Había rusos, alemanes,
italianos, argentinos, españoles, ingleses, algún mexicano, y muchos yanquis. A Eddy, que vino de México, no
lo dejaron entrar porque cuando comprobaron en el ordenador aparecía su nombre y una coletilla: "persona
non grata". Lo mismo le pasaba a Víctor Sánchez. Nosotros comimos con Eddy. Él estaba fuerte, a pesar de
despechado por el Nagual. Yo lo admiraba. Eddy me decía que su vínculo era con el Espíritu. Hoy en día
aprecio su apostura como un ejemplo de la grandeza del hombre ante los Maestros cuando se ponen
impertinentes, que es cuando mejor se ponen. ¡Mierda de Nagual embotellada se vendería a buen precio! Ésto
gritaba irreverentemente un amigo italiano con gran indignación ante aquel mercadillo. ¡Tengo la cabeza llena
de voladores! ¡Mierda de Nagual embotellada se vendería a buen precio! La Periodista y la Fotógrafa,
habilitadas sumisamente como vendedoras del rastrillo de productos de Castaneda, llevaban a cabo la labor de
apertura y cierre con tanta eficacia que no quisieron vender a mi amigo italiano un libro que hizo el Nagual "ad
hoc", en ese seminario. Efectivamente, le dijeron al italiano, quien había hecho cola ordenadamente, que ya
había transcurrido un minuto de la hora y, por tanto, debería regresar a su país y solicitar el libro por correo. Mi
amigo el italiano casi estrangula a la Fotógrafa que, para más inri, en un momento posterior volvió a negarle la
entrada a una reunión especial y secreta que el Nagual daba a los hispanoparlantes, a pesar de que el italiano
hablaba perfectamente el español y vivía en España hacía muchos años, pero advertida por el pasaporte, la
Fotógrafa negó al italiano la salvadora entrada a una reunión especialísima con el Nagual, que luego resultó
ser lo mismo de siempre. Una tarde cené con el Psicólogo, la Psicóloga, la Fotógrafa y la Periodista. Me
contaban, con los ojos llenos de brillo respetuoso, que querían quedarse a vivir en Los Ángeles.

46. La prueba del alce

Se le llama al prueba del alce a un duro test para comprobar la fiabilidad de un vehículo, y consiste en, a la
vista de un obstáculo inesperado, dar un violento volantazo sin frenar y en curva. Hay que superar la prueba
así, y no hay modo de hacerlo más eficaz que éste. Ante una curva en la que se entra a velocidad, pues,
acelerar o mantener el sprint. El vehículo tiene que estar técnicamente preparado, el piloto también, y el asfalto
dará la última palabra. Es como si en la brujería habláramos del cuerpo material, del cuerpo doble y de la vida
misma. El 5 de agosto de 1996, erre que erre. Nueva carta enviada por la Asociación del Estudio para la
Percepción, en la que se comunicaba que Cleargreen Incorporated iba a celebrar en México los días 27, 28 y
29 de setiembre en el Palacio de los Deportes, Pabellón Ferial Este, un nuevo seminario que versaría acerca
de la pasión del guerrero y enfocaría uno de los aspectos mas elusivos de los brujos del México antiguo, que
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consiste en la separación de lo que ahora se conoce como los dos hemisferios del cerebro. Al cabo de una
semana me tropecé con una devota de Sai Baba. Trabamos conversación acerca de su experiencia. Ella había
tenido unas vivencias, una cierta sucesión de extraños eventos en los momentos en que Sai Baba le concedió
varias entrevistas. Estas entrevistas fueron filmadas, y a esas entrevistas acudieron otros compañeros suyos.
Su experiencia, los movimientos que ella sintió que hizo, las cosas de las que habló con Sai Baba, no
coincidían en muchos aspectos con lo que luego contrastó con los videos y con los testimonios de sus
compeñeros. Si ella estaba agachándose a besar los pies de Sai Baba, en el video aparecía cogiendo su
mano, por ejemplo. Parecía ser un fenómeno de los que eran frecuentes entre los brujos que viven en el
ensueño, en otra realidad, a la vez que en ésta. Sai Baba se presentaba como un potente ser que manejaba
con gran pericia la brujería a la que yo estaba acostumbrado. ¡Voilà! Inmediatamente, sin dudarlo, me escapé
de los brujos de Castaneda. Se sale de un sitio si se tiene adónde ir. De lo contrario es imposible. De los
brujos, de los cultos, de las sectas, de los grupos de control mental, que son todos los grupos humanos, sólo se
puede escapar como de los males de amor: un brujo se cura con otro brujo, un dios con otro dios. Preparé mi
último viaje a mi último seminario de Castaneda. Me fui a despedir. El 19 de setiembre mi amiga la diplomática
mexicana me dijo que Eddy y Víctor Sánchez ya no estaban en la lista de personas no gratas, y podían acudir
a los seminarios. El 25 de setiembre me alojé en Madrid en casa de la Periodista y de la Fotógrafa, que me
acogieron muy amablemente. Tuve con ellas un primer encontronazo acerca de su creencia en las estupideces
filosóficas de Carlos Castaneda sobre la fenomenología, a la cual le empezaban a dar excesiva importancia.
Luego tuve otra discusión fiscal, pues la Periodista pretendió llevar en el bolsillo, a costa de su propio pecunio,
dinero a México para el pago de las entradas que ella ha vendido en España. Llegué a México. Marivi estaba
penada y desaparecida. Maleni era la jefa del Seminario. Me pusieron a hacer servicio en la cocina, y Florinda
Donner y la hija del Nagual pasaban por allí como mantequilla derretible, no se les podía ni tocar, ni mirar, de
tan frágiles en que se habían convertido para el mundo cotidiano. Mi amigo el Biólogo Catalán, el gran
humanista, cuidaba de la puerta, cuidaba de que ningún extraño que no hubiera pagado la cuenta u f era a
entrar a aprender los ejercicios para salvarse de este mundo. Me contó que él estaba muerto energéticamente,
según el Nagual. En otro aparte me encontré con Eddy, quien me llegó a decir que el rumor que Castaneda o
su entorno extendió sobre él fue más cruel que decir que estaba sin energía: Eddy había perdido a su novia en
un desgraciado accidente en Tepoztlán, cuando cayó la noche mientras bajaban de la montaña del Tepozteco.
Pues bien, según los brujos, Eddy la había matado. Sólo tomé nota de una cosa que dijo Florinda Donner, un
lugar, el lugar en el que, según ella, están los hombres que no son guerreros: en la Pensión Angulo, casa,
comida y culo. Me salí del club de muertitos energéticos en el que me habían insertado, y acudí a la Pensión
Angulo, casa, comida y culo, a descansar un tiempo. Cuando los primeros exploradores en el mundo sutil se
dan cuenta de lo que pasa, lo lógico es que se intenten hacer reyes para salvar y proteger a los que todavía no
se dan mucha cuenta de lo que hay. Surgen reinados y repúblicas, tiranías y mafias. Nos hallamos al inicio de
la reproducción de las dinastías de reyes-dioses en el mundo sutil del control mental. De vez en vez hallamos
una comuna bucólica donde todo anda bien. Y a veces tropezamos de frente con una devastadora tiranía. Y
este panorama no va a estar siempre igual. Tenderá a globalizarse. Así es el universo depredatorio, antes de
que todo empiece a acotarse de manera violenta en ese mundo selvático de la Segunda Atención. Uno se
vende por un precio. Pero si se matrimonia, ya no hay precio cuantitativo, sino cualitativo: el precio es la vida.
En un grupo de control mental, si no ha habido precio estipulado, se ha entregado la vida. Y si se quiere
recuperar, hay que robar lo entregado, convertirse en francotirador, en facineroso, en pirata de la Segunda
Atención. En Enero de 1997 conseguí visionar una película que había visto el Librero justo antes de ir a
conocer a Castaneda a Los Ángeles. Se trataba de una película de Oliver Stone y Bruce Wagner, "Wild Palms",
en la que aparece uno de los Elementos de la Tensegridad de Carlos Castaneda, el propio Bruce. Se muestra
en ella la posibilidad del "Chip Viaje", la de productos químicos que hacen que la televisión se vea como una
telepresencia de quienes están en el estudio de televisión, personajes que aparecen como si estuvieran
presentes en el interior de la casa del televidente. Pero, lo más importante, en la película se ataca a los
"dianéticos". La productora es "Elemental Films", una de las empresas vinculadas a Cleargreen Incorporated.
Hasta que el estado mundial se preocupe por todos sus ciudadanos de manera eficaz, tendremos que
arreglárnoslas solos. Y puede ocurrir, probablemente, que el estado mundial monopolice el control mental, en
cuyo caso habrá que enrolarse inmediatamente en grupos de control mental silvestres, libres, para evitar el
atontamiento global y la construcción del alma colectiva, objetivo final y natural de la aventura humana. Veinte
meses después de irme del entorno de Carlos Castaneda, el Nagual falleció. Se murió el baboso, como él
mismo decía. Y se murió, dicen, de cáncer de hígado, como el maestro Ueshiba del Aikido, como algún que
otro gran maestro de Tai Chi Chuan, como Krishnamurti. Tengo casi la certeza de que, en parte, la parafernalia
de su desaparición fue preparada por él: se publicó una foto que no era la suya, se dijo a los cuatro vientos que
había fallecido de cáncer de hígado, entre tanto que a los devotos de su sistema se les prometía por Internet, y
en "petit comité", que aquello era un teatro encaminado a encubrir su existencia sobre la tierra, a fin de que
siguieran todos ejercitando la tensegridad, la recapitulación, y otros ejercicios vendidos en diversas
organizaciones del inmenso supermercado espiritual americano y europeo. El mismo mes en que murió
Castaneda, también lo hizo Octavio Paz. Yo diría que casi la misma semana. Pareció que sus destinos, de
alguna manera, estuvieron ligados desde un principio, desde aquel primer libro "Las Enseñanzas de Don Juan",
que abrió a Castaneda la vía por la cual se comunicaría con el mundo de los humanos para intentar desbaratar
el tedioso orden social en el que éstos están inmersos. No faltaron las noticias de quienes lo vieron luego de
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fallecido en México D.F. en persona, pero ya no llegan a mi campo energético esas noticias como algo de
interés, sino que se pierden en la espesura inútil de los tira y encoge de los seguidores en que se convirtieron
todos aquellos que pensaron que alguien aguerrido en el mar de la conciencia como el Nagual los iba a salvar
por su cara bonita de algo que jamás supieron qué era. Castaneda era natural como la vida misma, y se
aprovechaba de la sensación que provocaba, con sus disonancias cognitivas y con su secretismo, en todos los
que lo seguían o perseguían. Varias personas, especialmente mujeres, abandonaron hogares siguiendo algún
guiño suyo, pero luego él les conminaba que por qué habían hecho tal pendejada. Todo era un método casi
paleotibetano, porque no creo que fuera genuinamente mexicano o tolteca, de maltratar el ego de quienes se
acercaban a él, por si así lo perdían y conseguían el conocimiento. Ahora quedan sus libros, esos manojos de
información a los que él mismo quitaba últimamente importancia y emplazaba a tirarlos a la basura. Él estará, a
buen seguro, navegando ya por los océnaos sutiles de la conciencia, origen cierto y único e indestructible de
este universo pobre y físico, batido por emociones, gozos y dolores, que arrumban al hombre a una situación
de continua lucha. Y también quedan las brujas y los seminarios, y los seguidores avergonzados, atónitos e
indignados por no haber saltado a la Segunda o Tercera Atención con quien logró introducirlos en su propia
novela, pero ahora sí, desinflados y contaminados, como restos de PVC espiritual. En realidad Carlos
Castaneda logró desentrañar la clave y salió por la puerta de atrás, mostró a todos los que contactamos con él
que no hay nada a qué agarrarse, y dejó todo lo que quedaba tras de sí, lo suficientemente lleno de cagarrutas
como para que sea imposible ritualizar nada relacionado con él con una mínima probabilidad de seriedad o
parafernalia social. Castaneda, a fuerza de no dejar títere con cabeza, ni siquiera su propia figura, puso a sus
estudiantes solos frente al universo, los hizo alérgicos a los guías, hizo todo lo posible por construir
exploradores, no seguidores.

47. El campo de batalla final

A lo largo de los cuarenta y seis capítulos anteriores he ido narrando los sucesos con la linealidad en la que
ocurrieron en el tiempo, así como he ido señalando datos que, de manera sincrónica, íbamos obteniendo los
protagonistas, de forma que el lector puede ir percibiendo y sintiendo, aunque sea sutilmente, el mismo estado
de trance que los protagonistas sentimos en su momento: la perplejidad, el asombro, la ira, el desánimo, la
euforia, el vacío, la concentración. Si pudiéramos acompañar al relato los ejercicios, los ayunos, las disciplinas,
las dietas y las circunstancias, nos acercaríamos más al estado receptivo y acrítico con que seguíamos aquella
corriente de energía. Y si a todo esto añadiéramos la presencia de los brujos, sus promesas, sus
señalamientos personales a cada uno de los que estuvimos en su cercanía, sus ausencias y los eslogans del
final del tiempo, de la ida sin retorno a la segunda atención, de la desaparición porque el fuego interno les
prendía, el panorama del trance en el que fuimos imbuidos estaría conseguido con cierta fidelidad. La
disonancia cognitiva que, con gran acierto, perseguían los brujos provocar en los grupos secretos anteriores a
la época de la publicidad, de tal manera que el seguimiento conductual de una disciplina física, emocional e
intelectiva, anulara la capacidad crítica en los aprendices, dejaba campo abierto para el señalamiento de un
enemigo que mantenía en tensión continua al practicante: los voladores, presencias o entidades que
constituían nuestra propia mente. Huir de nuestra propia mente provocaría, finalmente, un colapso, un vacío,
del cual, con las mayores garantías, intentaría salir el protagonista asiéndose a lo que le infundiera una mínima
confianza: el propio origen de la doctrina que había liberado al practicante de tamaño peligro. Es decir, el
Nagual y sus brujos. Este esquema estructural se repite, con más o menos elegancia, en todos los grupos de
control mental, religiosos, militares, políticos, mercantiles, deportivos y, en general, de cualquier tipo asociativo.
Y este esquema estructural da pie a dos teorías, igual de conspiranoicas. Una teoría es la de que los seres
humanos forman parte de una cadena depredatoria universal. En el universo conocido los seres vivos
sobreviven gracias a que devoran de alguna manera a otros seres vivos situados en un nivel trófico inferior.
Ahora bien, esta lectura no hay que hacerla sólo en el plano físico y testable, sino intersectando diversos
planos invisibles a nuestra vista y a nuestros sentidos, pero en los que existen quienes nos depredan de la
misma manera que nosotros criamos, matamos y comemos, por ejemplo, pollos, vacas o vegetales. Los
humanos pertenecen, pues, a la granja humana, viven en un humanero como las gallinas viven en un gallinero.
Y ni los unos ni las otras son plenamente concientes. La segunda teoría es la de los memes. Como dije al
principio, arranca de una idea de Richard Dawkins de los años setenta, que posteriormente ha ido siendo
desarrollada por algunos evolucionistas modernos. Los memes son la contraparte intelectiva de los genes. El
gen que forma a todos los seres vivos es el verdadero ser. Cada uno de los seres vivos son meras cáscaras,
vehículos replicantes que sirven para portar a sus reales dueños que se reproducen masivamente con
independencia de que sus portadores vivan bien o mal: los genes. El gen es un ser egoísta a quien sólo le
interesa perdurar. El ser humano, como portador de su estructura genética, es un ser predeterminado a
funcionar de una manera social dentro de la que deberá subsistir disciplinadamente. Su tarea es simple:
reproducirse para perpetuar su estructura genética. El ser humano, así mismo, cree que dirige sus
pensamientos, pero sus pensamientos, las ideas que maneja, siempre le vienen dadas. Todo lo más que puede
hacer el ser humano es intentar reformarlas. Pero para que una idea se reforme ha de reformarse en el entorno
que ha proporcionado esa idea al ser humano que pretende tal cosa. El ser humano, pues, es un punto en una
red. Y en esa red las ideas circulan con independencia de quienes las piensan. También ahí, el ser humano es
sólo un mandado: recibe, procesa y emite, más o menos, las mismas ideas recibidas. Y si acaso alguna vez
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nos encontramos con una idea nueva, revolucionaria, lo más probable es que esa idea misma se haya
desarrollado como una mutación genética. Las ideas, como los genes, mutan, y crecen y se reproducen las que
tienen fuerza de supervivencia, las mejor adaptadas al medio, y desaparecen las que no soportan el medio.
Hay una estructura básica en las ideas semejante al ADN genético, estructuras a partir de las cuales las ideas
se reproducen con códigos propios dentro de su perímetro de control: son los memes, y son egoístas, y
tampoco nos pertenecen del todo a los humanos. Los humanos somos puntos materiales e intelectuales a
través de los que pasan corrientes de energía que funcionan por sí solas y nos obligan, en un gigantesco
efecto marioneta, a movernos y actuar de determinada manera. Esos memes son, pues, substancia invisible
absolutamente ajena a nosotros. Esos memes son mente no humana, son mente social. Son como los
"voladores" de Carlos Castaneda y su clan. En la literatura sobre memética se mantiene por los diversos
autores que la cultivan, que Dios es un meme. Es el meme por excelencia dentro de la especie humana. Detrás
de ese meme hay multitud de memes de grado inferior. Carlos Castaneda y sus brujos, que son en este caso
con quienes hemos lidiado, descubrieron que esto es así, y tienen mecanismos de reacción operativos para
escapar. Pero los memes, a su vez, tienen mecanismos de defensa y por eso siempre se producen
inesperadas e inexplicables contrainformaciones. Ésa es la lucha. Es infinito mi agradecimiento por la suerte de
haberme tropezado de bruces con las invencibles herramientas que el nagual Carlos Castaneda dejó para
navegar en el universo. Está la Regla, la que reveló en diciembre de 1991. Está la recapitulación de Florinda la
Grande gracias a la cual quienes lo conocimos podemos utilizarlo como puente para acceder al resto de los
brujos y a todos los secretos de las veintisiete generaciones, incluido el Desafiante de la Muerte. Está el
Segundo Anillo de Poder, para utilizarlo después de su partida. Está su método de parar el diálogo interno, de
hacer el silencio total y, por tanto, de frenar la dirección del tiempo para virarlo hacia donde convenga, atrás, a
los lados, darle más prisa o enlentecerlo. Está su aviso, utilísimo en estos tiempos de ingeniería biológica: "La
Mente es el Volador". Gracias a su mapa podemos conocer un derrotero para alcanzar el mundo sutil, pues
este mundo en el que usted lee ahora este texto, seguirá su curso, aunque tal vez se salve por carambola.

Contraportada

El doce de diciembre de 1991 conocí a Carlos Castaneda, en Madrid, y sus enseñanzas significaron para mí
la culminación del grado de sospecha con el que, por mi cuenta, me había confrontado a las formas
occidentales de pensar y conocer el mundo. No obstante, la experiencia con Carlos Castaneda fue asaz
paradójica, pues, al parecer, tropecé con él en el periodo más desintegrador, desmitificador y ridículo de su
trayectoria. Como resultado quedé, en el campo del pensamiento, huérfano de todo origen, laico, entumecido
por la incoherencia de las formas de enfrentar el mundo, ya fuera pensando o sin pensar. Sin embargo, en toda
esta aventura existencial fue tomando cuerpo una premisa rara, repetida últimamente por Carlos Castaneda y
sus adláteres: "la mente es el volador", enigmática afirmación que, para entenderla bien, exige una más
detallada descripción de los hechos, de los encuentros y desencuentros con Castaneda, a fin de colmar la
curiosidad de quienes gustamos de explicaciones que nos señalen un camino, o un instrumento descriptible,
capaces de intervenir en la realidad modificándola. Hay seres con entidad propia cuyo objetivo es perdurar
utilizando los cuerpos de los seres en los que se manifiestan, como materia para inmortalizarse, como
"hardware" que nace, crece, se reproduce y muere dando paso a nuevos replicantes. Los seres humanos, por
ejemplo, son la materia dentro de la cual viven y se reproducen los "memes" que han logrado desarrollar las
diversas ideas que esclavizan al hombre y que se organizan, como la materia viva, y se dividen en especies y
subespecies, y buscan, a la postre, su propia supervivencia. Algunos humanos llevan ya ejercitando
prácticamente las ventajas de controlar los "memes", lo cual se puede entender en términos distintos como
controlar la mente. Entre ellos está Carlos Castaneda y su grupo y un sinfín de comunidades de control mental
que se encargan de sacar jugo pragmático a la substancia eidética hasta límites insospechados y a los cuales,
alegre e inocentemente, catalogamos en Occidente de "sectas". Pero el conocimiento no depende de que las
comunidades científicas o sociales lo permitan o no. Y desde luego, el conocimiento del que se habla en este
libro, a fuer de ser explícito, es un conocimiento como el de las artes marciales: sólo lo intenta refutar quien no
lo ha visto, pero no quien lo ha vivido, porque ocurre. Y lo que es más importante: implica muchas y novedosas
cosas para esta humanidad a punto de perderse en la inanidad y en la catástrofe, pero que, como siempre,
seguro que se salva por carambola.

FIN

* * *

Este libro fue digitalizado para distribución libre y gratuita a través de la red
Digitalización: Luis de Cuba - Revisión y Edición Electrónica de Hernán.
Rosario - Argentina
Noviembre de 2002

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